El juicio de amparo ante los Juzgados de Distrito tiene su origen en el articulo 114 de
la Ley de Amparo y procede en una fórmula simplista contra todo acto que no sea una
sentencia definitiva, laudo arbitral o resolución que ponga fin a un juicio. Por tanto,
hay una gran gama de actos que pueden ser impugnados a través del amparo indirecto,
como se verá en seguida, al estudiar cada hipótesis de procedencia de esta vía.
Amparo indirecto. Reglas para su procedencia, respecto de actos dictados dentro del
juicio, después de concluido y en ejecución de sentencia. No. Registro: 184,221
Jurisprudencia Materia(s):Común Novena Época Instancia: Primera Sala Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XVII, Junio de 2003 Tesis:
1a./J. 29/2003 Página: 11
II..-- A
Ammppaarroo ccoonnttrraa lleeyyeess
I.- Contra leyes federales o locales, tratados internacionales,
reglamentos expedidos por el Presidente de la República de acuerdo
con la fracción I del artículo 89 constitucional, reglamentos de leyes
locales expedidos por los gobernadores de los Estados, u otros
reglamentos, decretos o acuerdos de observancia general, que por su
Cabe decir que para efectos de esta fracción, conforme al criterio sostenido por la
Suprema Corte de Justicia se entiende por leyes, a todo acto de autoridad que sea de
observancia general y que tenga como característica la impersonalidad y la
abstracción, lo que se da en el caso de los tratados internacionales y de los
reglamentos federales y locales; todos ellos son actos que guardan similitud en su
conformación.
El amparo contra leyes se solicita ante Juez de Distrito y en la demanda relativa deben
señalarse según lo dispone el artículo 116, fracción III, de la Ley de Amparo, además
de otros requisitos formales, la ley reclamada y las autoridades responsables de su
expedición y promulgación, esto es, al Congreso y titular del Ejecutivo locales o
federales, según sea el caso, estableciéndose la litis entre los conceptos de violación
propuestos por el quejoso en contra de la ley reclamada y la ley misma, de suerte que
si no existe algún motivo de sobreseimiento, en la audiencia de fondo se tendrá que
dictar sentencia con declaración expresa sobre la constitucionalidad o
inconstitucionalidad de la ley juzgada.
De esta manera para efectos de la procedencia del juicio de amparo contra normas
heteroaplicativas, el gobernado debe impugnar su primer acto concreto de aplicación,
el cual, de acuerdo con diversos criterios sostenidos por la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, puede tener origen, por regla general, en tres formas:
Luego, si bien es cierto que cuando el quejoso se autoaplica una disposición que a la
postre reclamará por inconstitucional o cuando es un tercero auxiliar de la
administración pública el que realiza la aplicación de una norma en perjuicio del
gobernado que la considera inconstitucional, no hay actos de las autoridades
encargadas de la ejecución de ésta que hayan requerido su cumplimiento, esa
circunstancia no implica que exista un motivo manifiesto e indudable de
improcedencia para desechar la demanda de amparo interpuesta en contra de los actos
de ejecución que se imputen a dichas autoridades, toda vez que la posibilidad de
reclamar los actos de ejecución de una ley no se finca en el hecho de que haya sido la
autoridad la que hubiere aplicado la disposición de que se trate en perjuicio del
quejoso, sino en la intervención que hubiere tenido o pudiera tener para hacer cumplir
la disposición que se estima inconstitucional, lo cual puede advertirse de las pruebas y
de los informes que al efecto se rindan en el procedimiento respectivo. Estimar lo
contrario implicaría dejar al promovente en estado de indefensión, en tanto que a
priori se le priva de la oportunidad de allegar los elementos de convicción que
justifiquen la ejecución que lleva a cabo la autoridad ejecutora de la ley impugnada,
por el solo hecho de no haber sido la que realizó el acto de aplicación del precepto
reclamado.
Cuando del estudio del orden jurídico deriva que la norma reclamada en el amparo
debe ser cumplida imperativamente por el gobernado, porque de lo contrario se le
Del artículo 145 de la Ley de Amparo se advierte que es del propio escrito de
demanda o de las pruebas anexas de donde puede desprenderse un motivo manifiesto
e indudable de improcedencia. La improcedencia constituye una excepción a la regla
general, que es la procedencia del juicio de amparo como medio de control de los
actos de autoridad que vulneren las garantías individuales que consagra la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En ese tenor, la circunstancia de que la improcedencia derive del análisis que se hace
de la naturaleza de las normas autoaplicativas y heteroaplicativas conforme a criterios
jurisprudenciales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, o del estudio e
interpretación tanto de las normas generales reclamadas como de los conceptos de
violación en que se plantea una afectación inmediata por su sola vigencia, impide
considerar que el motivo de improcedencia sea manifiesto e indudable, ya que no
puede ser evidente, claro y fehaciente si para determinar su actualización se requirió
No está por demás aclarar que con independencia del desechamiento de la demanda
por cuanto hace a la ley que se tilde de inconstitucional, es posible que esto guarde
autonomía con la procedencia de los actos de aplicación y la demanda pueda
admitirse por éstos, si se reclaman por vicios propio, en cuyo caso el Juez de Distrito
está obligado a estudiar y resolver sobre el fondo de la cuestión de legalidad planteada.
Considerando que en términos del artículo 72 constitucional, las leyes no son más que
los actos que traducen la voluntad del órgano legislativo, los cuales se extinguen
cuando el propio órgano, conforme al procedimiento y formalidades previstas para el
caso, dicta otro para derogar o modificar la ley preexistente; en este sentido, basta que
el texto de la ley declarada inconstitucional sufra alguna modificación, por
intrascendente que parezca, para que cese la eficacia protectora del fallo federal, aun
cuando ese nuevo texto pueda o no coincidir en esencia con el declarado
inconstitucional y adolezca, al parecer, del mismo vicio que dio motivo al amparo,
pues ha de advertirse que este último no se concede contra el contenido de una regla
legal considerada en abstracto, ni contra todas las normas que adolezcan de cierto
vicio, sino en contra de un acto legislativo específico cuya eficacia está regulada por
el artículo constitucional ya invocado.
De esta manera, cuando las obligaciones derivadas de la ley nacen con ella misma,
independientemente de que no se actualice condición alguna, se estará en presencia de
una ley autoaplicativa o de individualización incondicionada; en cambio, cuando las
obligaciones de hacer o de no hacer que impone la ley, no surgen en forma automática
con su sola entrada en vigor, sino que se requiere para actualizar el perjuicio de un
acto diverso que condicione su aplicación, se tratará de una disposición
heteroaplicativa o de individualización condicionada, pues la aplicación jurídica o
material de la norma, en un caso concreto, se halla sometida a la realización de ese
evento.
La única distinción entre ambos tipos de juicios constitucionales radica tan solo en la
posibilidad de promover el amparo contra una ley autoaplicativa desde el momento en
que entra en vigencia, lo cual obedece desde ese momento el acto reclamado estará
ocasionando agravios personales y directos (necesarios para la procedencia del
amparo) en la esfera jurídica del quejoso en el juicio.
Tesis de jurisprudencia 64/2005. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal,
en sesión privada del veinte de mayo de dos mil cinco. No. Registro: 178,128
Jurisprudencia Materia(s): Común Novena Época Instancia: Segunda Sala Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XXI, Junio de 2005 Tesis:
2a./J. 64/2005 Página: 184
Término para celebrara la audiencia constitucional. Por la misma causa del caso
anterior, la Ley de amparo proviene en el mismo numeral que la audiencia
constitucional deberá señalarse, para que tenga verificativo, dentro de un término
perentorio y mas reducido que en la generalidad de los casos. En efecto, en el artículo
156 de la Ley de amparo, se alude al término de diez días, como el tiempo que
mediará entre el auto admisorio de la demanda de amparo y la fecha en que deba tener
Síntesis. Analizando estrictamente el texto de esta fracción (I, art. 114), queda
establecida la procedencia del amparo en los siguientes casos:
1. Contra actos legislativos que sean de carácter autoaplicativo, o sea, que con su sola
entrada en vigor causen agravios al quejoso, como lo ha señalado la Suprema Corte de
Justicia en Tribunal Pleno, las cuales pueden impugnarse vía juicio de garantías desde
que entran en vigor, contando el gobernado con treinta días hábiles para interponer la
demanda respectiva (art. 22, fracción I de esta Ley), o cuando se apliquen por primera
ocasión en contra del gobernado, caso en el siguiente a tal aplicación (art. 21, de la
Ley de amparo), asimilándose la ley autoaplicativa a una ley heteroaplicativa.
Prelación de análisis
Cuando se promueve un juicio de amparo en contra de una ley o reglamento con
motivo de su aplicación concreta en perjuicio del quejoso, el Juez de Distrito no debe
desvincular el estudio de la disposición impugnada del que concierne a su acto de
aplicación. De ahí que el juzgador de garantías debe analizar, en principio, si el juicio
de amparo resulta procedente en cuanto al acto de aplicación impugnado, es decir, si
constituye el primero que concrete en perjuicio del peticionario de garantías la
hipótesis jurídica controvertida y si en relación con él no se actualiza una diversa
causa de improcedencia; de no acontecer así, se impondrá sobreseer en el juicio
respecto del acto de aplicación y la norma impugnada.
Por otra parte, de resultar procedente el juicio en cuanto al acto de aplicación, debe
analizarse la constitucionalidad de la disposición impugnada debiendose pronunciarse
primero sobre la ley, ya que el corolario jurídico inmediato, de resultar
inconstitucional, es el de nulificarla en relación con el quejoso, de modo tal que
ninguna autoridad pueda volvérsela a aplicar válidamente y, asimismo, declarar por
vía de consecuencia la inconstitucionalidad del acto de aplicación, mientras que de ser
constitucional, la consecuencia es que las autoridades puedan aplicársela válidamente,
en el presente y en el futuro, quedando sujeto el acto de aplicación al resultado del
análisis de los vicios propios que se hayan alegado en su contra.
Ya que si bien los aspectos de constitucionalidad deben ser dirimidos y resueltos sólo
por Poder Judicial de la Federación en la vía de amparo, no es menos cierto que al
Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa nada le impide pronunciarse
sobre la validez de un razonamiento específico, cuando tal planteamiento se apoya en
una tesis de jurisprudencia exactamente aplicable a la hipótesis concreta sometida a su
consideración, de donde sólo puede entenderse cumplida su función jurisdiccional al
llevar al caso a estudio el razonamiento propio del criterio invocado declarando así su
nulidad, sin que tal subsunción normativa pueda considerarse como un
pronunciamiento de constitucionalidad; lejos de ello, tan sólo significaría que observó
el contenido del numeral 192 de la Ley de Amparo; que establece que la
jurisprudencia emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es
obligatoria para las Salas, los Tribunales Unitarios y Colegiados de Circuito, los
Juzgados de Distrito, los tribunales militares y judiciales del orden común de los
Estados y del Distrito Federal; tribunales administrativos y del trabajo, locales y
federales. Por tanto, cuando el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en
jurisprudencia ha resuelto que un precepto es inconstitucional, los distintos tribunales
están obligados a resolver en debida observancia a lo dispuesto por el citado precepto,
sin que, por ello, se estime que invade la competencia reservada al fuero federal, de
conocer sobre la inconstitucionalidad de una ley.
Cuando en el juicio de amparo indirecto se reclama una ley con motivo de su acto de
aplicación, el juzgador, al estudiar el fondo, debe pronunciarse primero sobre la ley,
ya que el corolario jurídico inmediato, de resultar inconstitucional, es el de nulificarla
en relación con el quejoso, de modo tal que ninguna autoridad pueda volvérsela a
aplicar válidamente y, asimismo, declarar por vía de consecuencia la
inconstitucionalidad del acto de aplicación, mientras que de ser constitucional, la
consecuencia es que las autoridades puedan aplicársela válidamente, en el presente y
en el futuro, quedando sujeto el acto de aplicación al resultado del análisis de los
vicios propios que se hayan alegado en su contra. Visible en:
Amparo contra leyes. En la revisión, el quejoso conserva interés jurídico para obtener
un pronunciamiento en cuanto a su inconstitucionalidad, aunque se le haya otorgado el
amparo por los actos de aplicación, dado que los efectos que pretende pueden
beneficiarlo en mayor grado. Tesis aislada Materia(s):Común Novena Época Instancia:
Pleno Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: VIII, Diciembre
de 1998 Tesis: P. XCIX/98 Página: 221
Cabe señalar que cuando se reclama una ley que es autoaplicativa y se logra la
protección de la Justicia Federal, el efecto de ésta es que ya no se aplique la ley al
quejoso; pero cuando una ley se reclama por su aplicación y se obtiene la protección
Tal criterio no sería compartido años más tarde, al fallar por mayoría de diez votos el
amparo en revisión número 5232/86, donde se resolvió que los efectos de una
sentencia que declara inconstitucional una ley que haya sido reclamada por su sola
entrada en vigor o con motivo del primer acto concreto de la aplicación, son los de
proteger al quejoso contra la aplicación futura de dicha ley, dado que en el juicio de
amparo indirecto contra leyes, si no aparecen motivos de sobreseimiento, la sentencia
de amparo afecta a la ley enjuiciada, siendo determinante de sus efectos y alcances la
restricción establecida por los artículos 107, fracción II, constitucional y 76 de la ley
reglamentaria, acerca de que el fallo sólo se ocupará, si procediere, de amparar y
proteger a las personas que lo hubieren solicitado, 'sin hacer una declaración general
respecto de la ley o acto que la motivare', limitación de vital importancia que se ajusta
a la llamada fórmula Otero o principio de relatividad de las sentencias de garantías, al
reducir la concesión del amparo sólo al quejoso, sin que la declaración de
inconstitucionalidad beneficie a todo el universo de gobernados.
Así pues la Ley de Amparo permite que el Juez de Distrito haga pronunciamiento
sobre la ley misma, siempre que el amparo se limite al quejoso; lo único que no puede
hacer el juzgador es una declaración general de nulidad de la ley, porque ello
implicaría su derogación o abrogación. El efecto inmediato de la sentencia protectora
contra una ley es nulificar su eficacia jurídica en relación con el quejoso, pues si
mediante el examen de los conceptos de violación el órgano de control constitucional
la consideró conculcatoria de sus garantías constitucionales resolviendo protegerlo y
ampararlo, tal resolución es determinante para que deje de tener validez jurídica y
vigencia para él, sin que ello quiera decir que la ley pierda sus características de
Por vía de consecuencia, si el quejoso solicitó y obtuvo el amparo con motivo del
primer acto de aplicación, al estar fundado en ley inconstitucional, ese acto de
aplicación adolece del mismo vicio, y ninguna autoridad puede volverle a aplicar la
ley que ya se juzgó, dado que las relaciones entre el quejoso y la ley se rigen por la
sentencia protectora. En efecto, las ejecutorias de amparo deben ser inmediatamente
cumplidas por toda autoridad que tenga conocimiento de ellas y que, por razón de sus
funciones, deba intervenir en su ejecución, pues atenta la parte final del primer
párrafo del artículo 10 de la Ley Orgánica de los Artículos 103 y 107 de la
Constitución Federal, no solamente la autoridad que haya figurado con el carácter de
responsable en el juicio de garantías está obligada a cumplir la sentencia de amparo,
sino cualquiera otra autoridad que, por sus funciones, tenga que intervenir en la
ejecución de este fallo.
Por tanto, cuando el quejoso obtiene sentencia favorable contra la ley, los ulteriores
actos de aplicación no le dan acción para reclamar su inconstitucionalidad, porque
siendo el efecto inmediato del fallo protector nulificar su eficacia en relación con el
quejoso, sus alcances serán anular todo acto de aplicación que con base en la misma
norma se llegue a concretar; y cuando la sentencia niegue el amparo, los ulteriores
actos de autoridad sólo pueden ser reclamados en juicio de garantías por vicios
propios de ilegalidad, pero no dan motivo a impugnar nuevamente la ley.
De forma que cuando la Justicia de la Unión concede el amparo contra una ley, el
cumplimiento de la ejecutoria respectiva consiste en que la autoridad responsable se
abstenga de aplicar la ley inconstitucional, en relación exclusivamente con quienes
obtuvieron la protección. Tal es la característica esencial de nuestro juicio de
garantías, consignada en el primer párrafo de la fracción II del artículo 107 de la
Constitución: 'La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos
particulares, limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que
verse la queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley o acto que la
motivare'. En consecuencia, el cumplimiento de la ejecutoria respectiva no estriba en
que el órgano legislativo esté obligado a derogar o modificar, por virtud de dicha
ejecutoria, la ley inconstitucional, pues si por tal se entendiera su obligación,
resultaría que la sentencia de amparo asumiría alcances de declaración general
respecto de la ley, que es precisamente lo vedado por el precepto antes transcrito.
Existiendo sin embargo un criterio distinto en el voto minoritario que emiten los
ministros Sergio Salvador Aguirre Anguiano y José de Jesús Gudiño Pelayo, en el
incidente de inejecución de sentencia 142/94, que señala que contrariamente a lo
resuelto en la sentencia de la mayoría, cuando el quejoso ha obtenido una sentencia
favorable al habérsele concedido el amparo contra una ley por resultar ésta contraria a
lo preceptuado por nuestra Carta Magna, dicho amparo suspende indefinidamente en
el tiempo la aplicación de la ley respecto del quejoso, mientras subsista el vicio de
inconstitucionalidad declarado, en virtud de que el amparo debe entenderse en función
del contenido de la ley misma, el cual fue el objeto de análisis de la sentencia
En efecto, la majestad con que están investidas las sentencias de amparo implica que
su cumplimiento se traduzca en una cuestión de orden público, al constituir la forma
de hacer imperar los mandatos de la Carta Magna y la cual no debe verse disminuida
en función de un acto formal del Poder Legislativo que reitera, materialmente, el vicio
de inconstitucionalidad respecto del cual el quejoso ya obtuvo la protección de la
Justicia Federal. Tratándose del juicio de garantías contra leyes y atendiendo al
principio de relatividad de las sentencias consagrado en el artículo 107, fracción II,
constitucional y 76 de la Ley de Amparo, el cumplimiento de las ejecutorias de
amparo conlleva, a nuestro parecer, que no pueda ser aplicado el contenido de la ley
al quejoso que obtuvo una sentencia favorable mientras subsistan los vicios de
inconstitucionalidad determinados.
El criterio anterior coincide con la tesis clásica sustentada por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación (Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen
XIV, Tercera Parte, página 46.) que dice:
Cuando una nueva ley, ya sea por renovación de la vigencia de la anterior, o por
nueva expedición, contiene los mismos conceptos de la que fue declarada
inconstitucional por ejecutoria de la Suprema Corte, no se debe aplicar a la parte
quejosa en el juicio respectivo, pues el amparo concedido contra una ley suspende
indefinidamente en el tiempo la aplicación de la misma respecto del quejoso,
debiendo entenderse que el principio citado se refiere al contenido de la ley, más que
a la ley específicamente determinada. Lo contrario equivaldría a consentir que los
fallos de la Justicia Federal, pudieran ser materia de continuadas controversias entre
los mismos quejosos y las mismas autoridades responsables, por idénticos actos
reclamados, con menoscabo evidente de la potestad de las ejecutorias relativas y con
recargo innecesario de trabajo y estudio para el Poder Judicial de la Federación.
Amparo contra leyes. Cuando se concede la protección federal respecto del acto de
aplicación, pero no en relación con la ley impugnada, el quejoso conserva su interés
jurídico para reclamar en la revisión que se declare su inconstitucionalidad, pues al
abordarse el estudio correspondiente podría obtener mayores beneficios. No. Registro:
188,313 Tesis aislada Materia(s):Constitucional, Común Novena Época Instancia:
Segunda Sala Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XIV,
Diciembre de 2001 Tesis: 2a. CCXXIII/2001 Página: 363
Por consiguiente, en los casos en que se tilda de inconstitucional una ley por su
afirmada contradicción con otra norma general o ley secundaria, el examen
constitucional precisa de la existencia de la causa de pedir que no se colma con la
exposición de contradicciones entre los textos legales, sino que requiere de la
indicación de la garantía individual violada y de la precisión de razones mínimas que
pongan de relieve la violación del derecho público subjetivo invocado por la norma
general aplicada, de otra manera, por más contraria a la Constitución que resultara la
norma comparativa no aplicada, no podría concederse la protección de la Justicia
Federal.
IIII..-- A
Ammppaarroo C
Coonnttrraa aaccttooss ddee au oriiddaadd aaddm
auttor miinniissttrraattiivvaa
II.-Contra actos que no provengan de tribunales judiciales,
administrativos o del trabajo.
Amparo contra actos de órganos públicos autónomos. Considerando que todos los
actos de autoridad, sea éstas legislativas, administrativas o judiciales, deben estar
apegados al texto de la Constitución, a fin de mantener vigente el orden jurídico y
dable la vida pacífica en sociedad, dentro de un marco de legalidad, debe concluirse
que las autoridades creadas fuera del marco de la división tripartita de Poderes (o sea,
los órganos públicos autónomos, tales como el Instituto Federal Electoral o la
Comisión Nacional de Derechos Humanos), también están obligados a respetar el
texto de la Ley Suprema Nacional, preferentemente en sus relaciones con los
gobernados.
En caso de promoverse amparo contra actos de los referidos órganos, éste seguirá las
directrices del juicio de garantías interpuesto en materia administrativa, por lo que
operan los principios de definitividad, de estricto derecho y de relatividad de las
sentencias de amparo, en la misma forma en que rigen en el caso de substanciarse un
amparo administrativo.
En este caso, el agraviado puede ir en vía de amparo contra los actos atentatorios de
sus intereses, aun sin que se haya agotado en todas sus partes el trámite del recurso de
referencia, siendo admisible la demanda de garantías, conforme a la última parte de
este numeral.
Amparo contra leyes con motivo de una resolución dictada dentro de un procedimiento
seguido en forma de juicio. La excepción al principio de definitividad establecido por
la fracción ii del artículo 114 de la ley de la materia, tiene como presupuesto que se
trate del primer acto de aplicación de la ley. No. Registro: 190,707 Jurisprudencia
Materia(s):Constitucional, Común Novena Época Instancia: Primera Sala Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XII, Diciembre de 2000 Tesis:
1a./J. 35/2000 Página: 133
Para que el juicio de garantías proceda de manera inmediata contra una ley aplicada
dentro de un procedimiento seguido en forma de juicio, sin necesidad de esperar a que
éste culmine, es menester analizar si el acto de aplicación tiene una ejecución de
imposible reparación, porque los efectos legales y materiales alcancen a afectar al
quejoso de manera cierta e inmediata en algún derecho sustantivo, que no sea
susceptible de repararse con el hecho de obtener una sentencia favorable en el juicio,
por haberse consumado irreparablemente la violación. De lo contrario, si la parte
quejosa únicamente alega que se afecta su posibilidad de defensa, implicando
cuestiones meramente procesales, el juicio resulta improcedente y debe sobreseerse
con fundamento en el artículo 73, fracción XVIII, en relación con el 114, fracción II,
Ahora bien, nuevos elementos de reflexión llevan a establecer que la adopción de las
medidas precautorias previstas por el artículo 17 de la Ley de Extradición
Internacional, si bien en términos generales pueden formar parte del trámite de
extradición siempre que el gobierno requirente decida hacer uso de ese derecho, ello
no da inicio formal al citado procedimiento, sino que esto ocurre hasta que se presenta
la petición formal, con los requisitos que establezca el tratado correspondiente y la
propia ley de la materia, según sus artículos 19, 20 y 21, pues es cuando se brinda al
reclamado la garantía de audiencia ante un Juez de Distrito y concluye con el dictado
Por tanto, la medida precautoria que tiene por objeto evitar que la persona reclamada
pueda sustraerse a la acción de la justicia, asegurando la eficacia de la decisión de
extradición no da inicio al procedimiento relativo y, además, es preclusiva, en tanto
que conforme al último párrafo del artículo 119 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, no puede durar más de sesenta días naturales contados a
partir de la fecha en que se haya cumplimentado, por lo que se extingue el derecho de
realizar cualquier facultad procesal no ejercida en ese plazo; lo que no ocurre con las
violaciones procesales que pudieran suscitarse a partir de que se presente la petición
formal de extradición, ya que al tratarse de un procedimiento administrativo seguido
en forma de juicio, en términos del párrafo segundo de la fracción II del artículo 114
de la Ley de Amparo, por regla general, podrán invocarse al tiempo de combatir en
amparo indirecto la resolución que concede la extradición.
Actas de visita domiciliaria. Son impugnables, por regla general, a través del juicio de
amparo indirecto, hasta que se produzca la resolución final en el procedimiento
administrativo. No. Registro: 184,549 Jurisprudencia Materia(s):Administrativa
Novena Época Instancia: Segunda Sala Fuente: Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta Tomo: XVII, Abril de 2003 Tesis: 2a./J. 24/2003 Página: 147
De una interpretación armónica y sistemática de los artículos 10, fracción III y 114,
fracción II, de la Ley de Amparo, resulta que el desechamiento de pruebas del
ofendido, dentro de la etapa de la averiguación previa, debe ser combatido cuando se
promueva el juicio de amparo biinstancial en contra de la resolución de inejercicio de
la acción penal o su desistimiento, por ser éstas las que realmente pueden depararle
perjuicio. En efecto, sostener lo contrario implicaría propiciar el abuso del juicio de
amparo y la multiplicación innecesaria de asuntos, en detrimento de la garantía de
justicia pronta y expedita que tutela el artículo 17 constitucional.
En ese contexto, por un lado, el artículo 125 de la Constitución Política del Estado
Libre y Soberano de Puebla indica de manera categórica que el juicio político es
procedente sólo en contra del gobernador del Estado, diputados al Congreso Local y
Magistrados del Tribunal Superior de Justicia, por las conductas previstas en la
fracción II de ese precepto, de conformidad con el procedimiento establecido en la
Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado de Puebla; por otra
parte, el artículo 126 de dicha Norma Fundamental dispone que para procesar por un
delito del orden común a esos mismos servidores públicos taxativamente señalados, se
requiere que la legislatura, erigida en Gran Jurado, declare por los dos tercios de los
votos de sus miembros presentes si ha lugar o no a formarles causa; lo anterior en
concordancia con la atribución para actuar como Gran Jurado sólo en esos supuestos,
establecida en el artículo 57, fracción XIII, de la propia Constitución Local, de donde
resulta evidente que fuera de esas hipótesis el Congreso del Estado no tiene que
erigirse en Gran Jurado y, en consecuencia, tratándose de procedimientos
administrativos en los que se sancione a servidores públicos o particulares por la
responsabilidad en que hubiesen incurrido, como es el caso en este último supuesto de
los auditores externos del órgano de fiscalización superior del Estado, es procedente
el juicio de garantías en la vía indirecta, al tenor del artículo 114, fracción II, de la
Ley de Amparo.
Amparo indirecto. Procede contra actos emitidos por el congreso del estado de puebla
dentro de un procedimiento administrativo de responsabilidad de servidores públicos,
De los artículos 23, 24, fracción I, 30, 31, primer párrafo y 33 de la Ley Federal de
Competencia Económica, así como 23, fracción I, 25, fracción I, 27, primer párrafo,
30 y 31 de su reglamento, se advierte que el procedimiento de investigación de
prácticas monopólicas seguido por la Comisión Federal de Competencia se compone
de dos grandes etapas. La primera, tendiente a recabar medios de prueba que permitan
suponer la existencia, a nivel presuntivo, de actos o prácticas prohibidas por la Ley
Federal de Competencia Económica.
Actos fuera del Juicio. Entendidos como los actos a los que dan nacimiento los
tribunales, cuando no desarrollan una tarea propiamente jurisdiccional (de dicción del
Derecho). Así por ejemplo, se tiene a la jurisdicción voluntaria o a los procedimientos
paraprocesales en materia laboral, en que al desahogar las conductas que la ley
impone a los jueces (lato sensu), no se está dirimiendo una contienda o controversia
jurisdiccional.
1.- En su segundo párrafo, hace referencia a los actos derivados del incidente
de cumplimiento o ejecución de la sentencia.
2.- En el último párrafo habla de los actos derivados del remate.
Se concluye que los actos después de concluido, son actos dictados con posterioridad
a que la sentencia ha causado estado (sentencia ejecutoria), como es el caso de los
actos de ejecución de una sentencia y los autos propios del remate.
El artículo 114, fracción III, de la Ley de Amparo contiene dos hipótesis derivadas de
lo dispuesto en los párrafos segundo y tercero de dicha fracción; en el primer supuesto,
por regla general, el procedimiento de ejecución de sentencia inicia después de que
causa ejecutoria ésta y culmina con la emisión del auto que reconoce de manera
expresa o tácita el cumplimiento total de la sentencia, o bien, declare la imposibilidad
material o jurídica para darle cumplimiento; en el segundo, la resolución definitiva o
última resolución es aquella en la que se apruebe o desapruebe el remate. Cabe
precisar que, incluso, dentro del procedimiento general de ejecución de sentencias,
surgen otros procedimientos derivados del mismo, en que pudiera llegarse también al
remate; en cualquier caso, tratándose de éste, la "última resolución" es en la que se
aprueba y, con base en ello, el bien es adjudicado. De modo que los demás actos que
se dicten con posterioridad a esa resolución a consecuencia de aquél deben
considerarse, aunque tengan el mismo fin, como autónomos y, por tanto, factibles de
impugnación en la vía de amparo indirecto por sus vicios propios; sin que pueda
decirse que se trata de actos en ejecución de sentencia respecto de los cuales deba
esperarse el dictado de la "última resolución" pues ésta ya fue emitida.
Ahora bien, si se toma en consideración que sólo en este caso específico y respecto de
la referida vía de amparo, el interesado queda eximido de preparar el juicio de amparo,
Cuando lo que perjudica a una de las partes en el juicio laboral es la aclaración del
laudo, procede el juicio de amparo indirecto en términos de lo establecido en la
fracción III del artículo 114 de la Ley de Amparo, pues se está en el supuesto de un
acto emitido después de concluido el juicio, ya que no es parte integrante del laudo
conforme al texto del artículo 847 de la Ley Federal del Trabajo, ni es una resolución
que ponga fin al juicio, toda vez que el artículo 837, fracción III, de la propia ley
laboral, establece que el laudo es la resolución que decide el fondo del conflicto.
Aclaración del laudo. Cuando se tiene únicamente a ese acto como reclamado, procede
el juicio de amparo indirecto en su contra. No. Registro: 180,739 Tesis aislada
Materia(s):Laboral Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XX, Septiembre de
2004 Tesis: II.T.263 L Página: 1713
Amparo indirecto. Procede contra el acuerdo que decreta la deserción del recurso de
apelación, y a su vez declara ejecutoriada la sentencia inicial combatida, en términos
del artículo 114, fracción III, de la ley de amparo. No. Registro: 180,961 Tesis aislada
Materia(s):Civil Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XX, Agosto de 2004 Tesis:
II.2o.C.464 C Página: 1548
El artículo 114, fracción III, de la Ley de Amparo establece que el juicio de amparo
indirecto, tratándose de actos de ejecución de sentencia, puede promoverse contra la
última resolución dictada en dicho procedimiento, pudiendo reclamarse en la
demanda las demás violaciones cometidas durante el mismo que, en su caso, hubieran
dejado sin defensa al quejoso; empero, debe considerarse como una excepción a la
regla anterior, cuando aquellos actos tienen sobre las personas o las cosas una
ejecución de imposible reparación, como lo es el embargo de cuentas bancarias del
ejecutado decretado en el procedimiento de ejecución de una sentencia dictada en un
juicio ordinario mercantil, porque dicho embargo origina una obligación distinta a lo
resuelto en el juicio natural que tiende a privar al quejoso de su derecho de disponer
libremente de los fondos de la cuenta bancaria, lo que evidentemente no podría ser
reparado con alguna actuación posterior, aun cuando resultara improcedente el
incidente de ejecución respectivo, dado que ya no podrá ser restituido del tiempo que
duró el congelamiento de sus cuentas, ni del perjuicio resentido por la imposibilidad
de utilizarlas en su beneficio o por su actividad comercial.
IIV
V..-- A
Ammppaarroo ccoonnttrraa aaccttooss ddee eejjeeccuucciióónn ddee iim
mppoossiibbllee rreeppaarraacciióónn..
IV.-Contra actos en el juicio que tengan sobre las personas o las
cosas una ejecución que sea de imposible reparación;
Para determinar cuándo se trata de actos que por sus consecuencias dentro del juicio
son de imposible reparación, según los artículos 107, fracción III, inciso b), de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 114, fracción IV, de la Ley
de Amparo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha señalado dos criterios
orientadores para determinar la procedencia o improcedencia del juicio de amparo
indirecto, a saber:
Como regla general, los actos procesales tienen una ejecución de imposible
reparación cuando sus consecuencias afectan de manera directa e inmediata
alguno de los derechos sustantivos previstos en la Constitución Federal, ya que
la afectación no podría repararse aun obteniendo sentencia favorable en el
juicio, por haberse consumado irreversiblemente la violación de la garantía
individual de que se trate;
Cuando sus consecuencias afectan a las partes en grado predominante o
superior. Lo cual sucede, por regla general, cuando concurren circunstancias de
gran trascendencia que implican una situación relevante para el procedimiento,
de cuya decisión depende la suerte de todo el juicio natural, bien para asegurar
la continuación de su trámite con respeto a las garantías procesales esenciales
del quejoso, o bien porque conlleve la posibilidad de evitar el desarrollo ocioso
e innecesario del procedimiento. Debiendo resaltarse que siendo la regla
general que las violaciones procesales dentro del juicio se reclamen junto con
Dado que para hacer procedente al amparo con base en esta fracción, se requiere que
el promovente del mismo demuestre la existencia de un acto judicial (resolución) que
tenga consecuencias de imposible reparación. Se dice que un acto es de imposible
reparación cuando se dicte una resolución que de llegar a consumarse haría imposible
que en la sentencia de ese proceso se repusiera el agraviado en un derecho de fondo
que fue desconocido con motivo de la substanciación de un juicio, es decir, que al
momento de dictarse la sentencia definitiva en el amparo no se pueda reponer el
procedimiento, ya que dicho acto no es revisable en la sentencia pues se ha
consumado durante la tramitación del juicio, sin que haya un recurso ordinario para
impugnarlo.
Jurisprudencias aplicables
El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al analizar actos procesales
que afectan a las partes en el juicio en grado predominante o superior, ha establecido,
implícitamente, un criterio orientador para decidir cuándo revisten tales matices y se
tornan de ejecución irreparable, en términos del artículo 114, fracción IV, de la Ley
Violaciones procesales dentro del juicio que afectan a las partes en grado
predominante o superior. Notas distintivas. No. Registro: 180,217 Tesis aislada
Materia(s):Común Novena Época Instancia: Pleno Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta Tomo: XX, Octubre de 2004 Tesis: P. LVIII/2004 Página: 10
Para determinar cuándo se trata de actos que por sus consecuencias dentro del juicio
son de imposible reparación, según los artículos 107, fracción III, inciso b), de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 114, fracción IV, de la Ley
de Amparo, el Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
partido de dos criterios orientadores para determinar la procedencia o improcedencia
del juicio de amparo indirecto, a saber: el primero, considerado como regla general,
dispone que los actos procesales tienen una ejecución de imposible reparación cuando
sus consecuencias afectan de manera directa e inmediata alguno de los derechos
sustantivos previstos en la Constitución Federal, ya que la afectación no podría
repararse aun obteniendo sentencia favorable en el juicio, por haberse consumado
irreversiblemente la violación de la garantía individual de que se trate; y el segundo,
considerado como complementario del anterior, establece que los actos procesales o
formales tienen una ejecución de imposible reparación cuando sus consecuencias
afectan a las partes en grado predominante o superior. De no actualizarse ninguno de
estos supuestos, en el orden previsto, será improcedente el juicio de amparo indirecto
y el gobernado deberá esperar hasta que se dicte la sentencia de fondo para
Acto de imposible reparación. Para efectos del amparo lo constituye la negativa del
agente del ministerio público a asegurar los instrumentos o cosas objeto o efecto del
delito (Legislación del Estado de Jalisco). No. Registro: 183,965 Tesis aislada
Materia(s):Penal Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XVIII, Julio de 2003 Tesis:
III.2o.P.114 P Página: 998
El auto o resolución que no admita la denuncia del juicio a terceros, para que les
perjudique la sentencia que en él se dicte, solicitada por la parte demandada al
contestar una demanda, es un acto dentro del juicio por emitirse en el curso del
procedimiento tramitado ante el Juez de los autos y cuya ejecución es de imposible
reparación al producir, de manera directa e inmediata, un grado extraordinario de
afectación a los derechos sustantivos tutelados por las garantías individuales, y a los
derechos fundamentales que a favor del peticionario de la denuncia consagran los
Denuncia del juicio a terceros. El auto o resolución que niega su admisión, es un acto
de imposible reparación, contra el que procede el amparo indirecto. No. Registro:
190,379 Jurisprudencia Materia(s):Común Novena Época Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XIII, Enero de 2001
Tesis: 1a./J. 39/2000 Página: 17
La jurisprudencia por contradicción de tesis número 4/2001, dispone que entre los
actos procesales que se consideran como de imposible reparación se encuentra la
resolución de la alzada que confirma la de primera instancia que desestima el
incidente de falta de personalidad que se oponga por la parte demandada contra quien
comparece como representante del actor y, para ello, se consideró la extrema
gravedad de los efectos de la violación, su trascendencia específica y los alcances
vinculatorios de la sentencia que llegara a conceder el amparo.
Así, la violación a esta norma procesal constituye, en términos del artículo 114,
fracción IV, de la Ley de Amparo, un acto dictado en el juicio que tiene sobre las
personas o las cosas una ejecución de imposible reparación; ello porque aun cuando el
demandado obtenga sentencia favorable en dicho procedimiento, la falta de
levantamiento de la providencia de lanzamiento desde que consigna las rentas trae
como consecuencia para el enjuiciado la obligación de continuar un juicio que debió
concluir desde la fecha en que se realizó tal consignación y, por consiguiente, se
actualiza la afectación irreparable de aquel derecho que debió respetársele desde que
hizo tal consignación.
Laudo. La omisión de su dictado, a pesar de haber transcurrido el plazo legal para ello,
es un acto de imposible reparación impugnable en amparo indirecto. No. Registro:
182,160 Jurisprudencia Materia(s):Laboral Novena Época Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XIX, Febrero de 2004
Tesis: 2a./J. 8/2004 Página: 226
Acto de imposible reparación. Para efectos del amparo no lo constituye la negativa del
tribunal responsable de inscribir preventivamente la demanda en el registro público de
la propiedad y del comercio, por no afectar de modo directo e inmediato derechos
sustantivos. No. Registro: 181,394 Tesis aislada Materia(s):Civil Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta Tomo: XIX, Junio de 2004 Tesis: XV.3o.5 C Página: 1405
Improcedencia del amparo indirecto, contra el auto que admite a trámite las
diligencias de medios preparatorios a juicio. No. Registro: 181,326 Tesis aislada
Materia(s):Civil Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XIX, Junio de 2004 Tesis:
I.7o.C.14 K Página: 1445
Las medidas cautelares de obra nueva y daño temido decretadas no son de los actos de
ejecución irreparable a que se refiere el artículo 114, fracción III, de la Ley de
Amparo, para que proceda el juicio de garantías en la vía indirecta, porque la
sentencia que decida la controversia resolverá si deben o no subsistir en los términos
decretados, de conformidad con el artículo 227 del Código Procesal Civil para el
Estado de Guerrero, que en su fracción V, establece que: "La providencia cautelar
quedará sujeta a la decisión final que se dicte en juicio definitivo.". En tal virtud, los
actos en mención no se rigen por la regla general de la jurisprudencia P./J. 50/96,
sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en
la página 5, Tomo IV, septiembre de 1996, correspondiente a la Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta bajo el rubro: "ACTOS
PREPARATORIOS DEL JUICIO O PREJUDICIALES. LAS RESOLUCIONES
DICTADAS CON MOTIVO DE ELLOS, SON EMITIDAS FUERA DE JUICIO Y,
POR ELLO, IMPUGNABLES EN AMPARO INDIRECTO.", toda vez que la
resolución que al efecto se dicte en las mencionadas medidas está supeditada a la
decisión final del juicio definitivo, de manera que las medidas tomadas por el
juzgador que conoce de los actos preparatorios que puedan afectar a las partes, se
equiparan a las violaciones procesales previstas en los artículos 158 y 159, fracción
XI, de la Ley de Amparo.
Así es, porque en la citada tesis, lo que enfática y directamente se decidió, fue el tema
relativo a la equiparación del procedimiento administrativo de ejecución (y
tácitamente de los procedimientos similares, como el de verificación aduanera), con
los procedimientos seguidos en forma de juicio; no se ocupó, pues, la Segunda Sala de
manera inmediata y clara, del diverso tema sobre los actos que dentro del
procedimiento tengan sobre las personas o las cosas ejecución de imposible
reparación. Así lo demuestra la propia Segunda Sala al resolver, con fecha posterior a
la de aprobación de la citada jurisprudencia (veinte de marzo de mil novecientos
noventa y ocho), el amparo en revisión 1329/97 concediendo el amparo a la quejosa
V
V..-- A
Ammppaarroo aa ffaavvoorr ddee llooss tteerrcceerrooss eexxttrraaññooss aa jjuuiicciioo
V.-Contra actos ejecutados dentro o fuera de juicio, que afecten a
personas extrañas a él, cuando la ley no establezca a favor del
afectado algún recurso ordinario o medio de defensa que pueda tener
por efecto modificarlos o revocarlos, siempre que no se trate del
juicio de tercería;
Para los efectos del juicio de amparo, en los términos del artículo 114, fracción V, de
la ley de la materia, persona extraña es, en principio, aquella que no ha figurado en el
juicio o en el procedimiento como parte en sentido material, pero que sufre un
perjuicio dentro del mismo o en la ejecución de las resoluciones, sin haber tenido la
oportunidad de ser oída en su defensa por desconocer las actuaciones relativas,
quedando incluida en este concepto, asimismo, la parte que no fue emplazada o que
fue emplazada incorrectamente.
Importa destacar por otro lado, que la afectación que puede resentir una persona
extraña a juicio, no proviene en todos los casos del mismo acto dentro de la secuela
que va desde la demanda hasta el cumplimiento de la sentencia, sino que ello
dependerá de la titularidad del derecho que reclame (y pruebe), sea en relación con el
Lo anterior es así porque cuando dos personas siguen un juicio sin llamar a la que es
titular de los derechos que en el procedimiento habrán de controvertirse, es evidente
que conforme al derecho positivo se le causa un perjuicio a sus intereses
jurídicamente protegidos, tanto desde el punto de vista legal como desde el punto de
vista constitucional, porque las disposiciones ordinarias le dan acciones para
intervenir en el juicio, y desde el punto de vista constitucional en razón de que si los
artículos 14 y 16 de la Carta Magna otorgan a todo gobernado las garantías de
audiencia y legalidad, no puede válidamente discutirse en juicio sobre un bien o
derecho del que es titular una persona a quien no se llamó para que se defendiera.
En tales condiciones, cuando dentro del juicio se controvierten los derechos sobre un
bien respecto del cual un extraño tiene interés, ya el solo procedimiento le causa
perjuicio a su esfera jurídica ordinaria, puesto que las leyes le otorgan las acciones
adecuadas para comparecer e intervenir en el juicio, además de que también se le
Tomando en cuenta lo anterior se denominan terceros extraños a juicio los sujetos que
no siendo partes en el mismo, se ven afectados en su esfera jurídica con motivo del
dictado de cualquier resolución, sea de trámite o se trate de sentencia dictada en el
juicio respectivo. Así, por ejemplo, si en un juicio ejecutivo mercantil se traba
embargo sobre bienes de una persona distinta al demandado, el sujeto afectado por ese
acto de autoridad tendrá la condición de tercero extraño o ajeno al juicio de origen, ya
que la acción respectiva no se enderezó en su contra, sino del deudor original.
Junto a ese sujeto, se encuentra el llamado equiparado al tercero ajeno a juicio quien
siendo parte en el negocio, porque tiene interés en juego dentro del proceso mismo (el
demandado), no se le emplazó legalmente para comparecer a él y el juicio se sigue a
sus espaldas, sin oírlo ni vencerlo en el mismo.
Ahora bien, para efectos de la procedencia de ese juicio a favor del equiparado
extraño o ajeno a juicio, es necesario que no se haya apersonado ni comparecido en
forma alguna dentro del juicio primario o primitivo, pues con cualquier promoción
que se haga por parte de dicho sujeto, automáticamente se estará ostentando como
sabedor de juicio y estará capacitado y legitimado para promover e interponer todos
los recursos ordinarios legales y medio de defensa ordinarios dejando sin efectos la
procedencia del amparo.
Asimismo dicha resolución (la de amparo), puede servir para iniciar el juicio de
responsabilidad civil y hasta la acción penal respectiva en contra de la autoridad que
realizó el emplazamiento ilegal que organizó diversos perjuicios y daños al quejoso
pudiendo extenderse tal acción al gobernado que promovió el juicio ordinario o de la
clase que se quiera imaginar, cuando se compruebe que fue el originador de la
conculcación de garantías, por haber sobornado al notificador respectivo.
Jurisprudencias aplicables
Para los efectos del juicio de amparo, en los términos del artículo 114, fracción V, de
la ley de la materia, persona extraña es, en principio, aquella que no ha figurado en el
juicio o en el procedimiento como parte en sentido material, pero que sufre un
perjuicio dentro del mismo o en la ejecución de las resoluciones, sin haber tenido la
oportunidad de ser oída en su defensa por desconocer las actuaciones relativas,
quedando incluida en este concepto, asimismo, la parte que no fue emplazada o que
fue emplazada incorrectamente.
Por otra parte, sin embargo, este Pleno se aparta del criterio de dicha tesis
jurisprudencial, en cuanto limitaba la causación de la afectación al extraño a juicio
sólo por los actos de ejecución, de donde derivaba que el cómputo del plazo debía
comenzar, en todos los casos, a partir de la ejecución. La separación respecto de esta
parte de la tesis deriva de su desarmonía con la regla fundamental de la primera parte,
así como por la razón de que cuando dos personas litigan entre sí, sin llamar a quien
es titular de los derechos controvertidos, ya el solo procedimiento le causa perjuicio,
tanto desde el punto de vista legal, como constitucional, en virtud de que se sigue el
juicio sin darle la garantía de audiencia; además, si en los casos en que desde el
procedimiento se causa perjuicio al quejoso extraño y tiene conocimiento de ello, se
tuviera que esperar hasta la ejecución, es claro que se apartaría de la regla prevista en
el artículo 21 de la Ley de Amparo, acerca de que el plazo impugnativo debe contarse
a partir de que haya tenido conocimiento de tal acto. El cómputo a partir de la
ejecución se justifica, por tanto, sólo cuando ésta es la única que agravia al quejoso, o
bien, cuando afectándole el procedimiento, tuvo conocimiento del mismo hasta la
ejecución.
De los artículos 4o., 11 y 114, fracción V, de la Ley de Amparo, se infiere que, como
regla general, para determinar qué autoridades han de ser llamadas como responsables
cuando alguien demanda el amparo como persona extraña a un juicio, deben
precisarse los actos autoritarios que afectan los intereses jurídicos del quejoso; y si
bien no puede establecerse, a priori, con precisión, quiénes son autoridades
responsables en esta clase de amparos, sí es posible, dentro de la amplia serie de
situaciones susceptibles de presentarse, llegar a señalar a título ejemplificativo y como
aplicación de la regla general, algunas de las hipótesis más características.
Así, cuando el quejoso, como persona extraña, es titular del derecho o bien que
debaten actor y demandado en un juicio, sufre el perjuicio desde que se inició el
procedimiento sin haber sido emplazado, o haberse realizado el emplazamiento con
vicios que le impidieron comparecer a defender sus derechos subsistiendo el perjuicio
durante todo el juicio y, en su caso, en la ejecución; en esas condiciones, si todo el
procedimiento le causa perjuicio, inclusive la sentencia definitiva y su ejecución (si
hasta ahí se llegó), serán autoridades responsables el Juez y, en sus respectivos casos,
el actuario, el tribunal de segunda instancia y los ejecutores.
En otro supuesto, si los bienes o derechos de que es titular la persona extraña no son
debatidos ni tocados durante el procedimiento, sino sólo por el Juez en su sentencia,
ésta será el acto reclamado y el Juez la autoridad responsable. En otra aplicación de la
regla general, si ni el procedimiento ni la sentencia afectan los intereses del quejoso
extraño, pero sí el mandamiento de ejecución, éste y su cumplimiento serán los actos
reclamados, y serán responsables el ordenador y el ejecutor. Finalmente, si los
derechos del extraño no son tocados por el procedimiento ni por la sentencia, ni por el
mandamiento de ejecución, sino sólo por la ejecución, ésta constituye el acto
reclamado y el actuario o ejecutor será la autoridad responsable.
Ahora bien, para que el demandado pueda reputarse en esas condiciones tercero
extraño por equiparación es menester que no suceda otra actuación que continúe la
sujeción que provocó el emplazamiento, como verbigracia, una notificación que
ordinariamente deba hacerse por boletín, una promoción del propio demandado o su
participación en alguna diligencia, porque los efectos de una notificación legalmente
realizada por boletín continúa con la sujeción que provocó el emplazamiento, y con
mayor razón la participación activa del demandado en el juicio. Por otra parte, es
necesario también que al enterarse de aquella exclusión ya no se encuentre en aptitud
de lograr el remedio dentro del propio juicio natural. De tal suerte que la falta de
notificación personal que se dé, si es seguida de una notificación practicada en forma
legal o de alguna actuación en que intervenga el demandado, no es apta para ser
reclamada en amparo indirecto.
Tercero extraño por equiparación. Es posible adquirir esa calidad durante el juicio,
pese a que se ha contestado la demanda o que, al menos, no se impugnó el
emplazamiento; pero es menester que no se lleve a cabo otra actuación que impida al
demandado considerarse ajeno al procedimiento. No. Registro: 180,438 Tesis aislada
Materia(s):Común Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XX, Septiembre de 2004 Tesis:
IV.2o.C.17 K Página: 1885
Emplazamiento, falta de. Como acto reclamado no hay obligación de agotar los
recursos ordinarios. No. Registro: 204,883 Jurisprudencia Materia(s):Común Novena
Tercero extraño por equiparación. Tiene ese carácter la cónyuge supérstite para instar
el juicio de amparo biinstancial, sin que esté obligada a agotar el principio de
definitividad, cuando hubiere repudiado la herencia respecto de un bien inmueble
sujeto al régimen de sociedad conyugal, si con posterioridad al repudio se hubiere
adjudicado en su totalidad a los coherederos. No. Registro: 180,049 Tesis aislada
Materia(s):Civil Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XX, Noviembre de 2004 Tesis:
XXI.3o.16 C Página: 2036
Jurisprudencias aplicables
VVIIII..-- A Ammppaarroo ccoonnttrraa nnoo eejjeerrcciicciioo ddee llaa aacccciióónn ppeennaall oo ddeell
miieennttoo ddee llaa aacccciióónn ppeennaall
ddeessiissttiim
VII.- Contra las resoluciones del Ministerio Público que confirmen
el no ejercicio o el desistimiento de la acción penal, en los términos
de lo dispuesto por el párrafo cuarto del artículo 21 Constitucional.
En ambos casos, se prevé como requisito de procedencia del juicio de amparo que se
haya agotado el recurso ordinario respectivo, observándose de esa manera el principio
de definitividad del juicio de amparo. En efecto, el texto legal dice que el amparo
procede solo contra la resolución que confirme el no ejercicio o el desistimiento de la
acción penal, confirmación que hace el Procurador General de la República o el de
Justicia de alguna entidad federativa, cuando el ofendido o la víctima por la comisión
del delito, se haya inconformado con esa resolución.
Se aprecia que el sujeto que promoverá la demanda de amparo en este caso, será la
víctima o el ofendido que sea titular del derecho de exigir la reparación del daño o la
responsabilidad civil proveniente de la comisión del delito, en términos del artículo
10, de la propia Ley, teniendo la condición de tercero perjudicado el indicado (si se
impugna la resolución que confirma el no ejercicio de la acción penal) o el procesado
o reo (cuando se ataque la confirmación del desistimiento de la acción penal).