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PREMIO NACIONAL DE CRÍTICA

«Del ARTE CONCEPTUAL al ARTE DIGITAL: La Falta de un Virgilio».

Por «ESCRIBANO DEL ARTE»

Ensayo Largo.

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Del ARTE CONCEPTUAL al ARTE DIGITAL: La Falta De Un Virgilio.

«A la mitad del camino de nuestra vida,

me encontré en una selva oscura,

por haberme apartado del camino recto».

–Dante Alighieri–

LA SELVA OSCURA.

Nos encontramos como escribió Dante, ante una selva oscura, una que posee densidad tanto

en neblina como en vegetación, lo que no nos permite ver más allá de unos metros, una

selva plagada de maleza que no podemos contemplar, pero que sabemos que podemos

hacerlo si nos detenemos y hacemos uso de las herramientas adecuadas para hacerlo como

se debe. Esa Selva: El Arte, es variada, llena de mixturas, de materiales, de olores, de

sonidos, de cuanto movimiento y dimensión puede existir, inventarse o reinventarse. Allí ha

estado desde siempre y solo ha requerido de la acción humana para convertirse en lo que Es

y en aquello que Significa para el hombre: una concatenación de elementos que producen

una sensación en quien ve, escucha y hace suya alguna expresión artística.

Dentro de ésta selva oscura están dos claros que permiten mirar al cielo con los ojos bien

abiertos y con expresiones de asombro y contemplación, son estos claros: el arte

conceptual y arte digital, dos formas de ver y trabajar los elementos que producirán en un

espectador algún tipo de sensación. La primera surgiría en los años setenta y busco/a que el

objeto de contemplación sea reemplazado por una Idea, y que el objeto pueda ser
prescindible posteriormente. El segundo claro, más cercano por ubicación en el camino de

cronos, aun sigue avanzando en la medida que se desarrollan nuevas tecnologías que

permitan manipular digitalmente los elementos que se convertirán en expresiones artísticas

objeto de contemplación futura.

La Idea –elemento principal del arte conceptual– nos permitió apreciar el arte desde otra

perspectiva, una en la que el objeto pasaría convertirse en un elemento de segundo uso y

reconocimiento, ya que sería/rá necesario ese objeto en una primera mirada, solo como

punto de referencia para armar un rompecabezas de ideas que producen/cirán un estimulo

ante los observadores del arte. El objeto se hizo/hace necesario pero no indispensable y la

idea se convertiría en el corazón y razón de una obra artística.

La Digitalización, la búsqueda de transformar por medio de vectores, pixeles y bits, los

objetos del mundo real, nos permite, sustraer la forma del cuerpo físico y representarlo en

una imagen bidimensional o tridimensional que ópticamente puede engañarnos al momento

de tratar de diferenciar lo real de lo digitalizado, de lo virtual –aunque no ha logrado aún

engañar totalmente la mirada del hombre quien desde pequeño se entrena para perder esa

capacidad de asombro que le es innata y que va de la mano de otra cualidad que es la

curiosidad por conocer– , y a pesar de ese querer traducir los objetos físicos a lenguajes

matemáticos –hago referencia a la composición binaria con la que funcionan los

ordenadores y mediante la cual se dan esos procesos de virtualización–, el objeto que se

convertirá en una pieza de arte, posee una forma que en su base, en su origen fue/es física.

La digitalización del arte nos permite apreciar otra perspectiva del arte, una en la que ya no

hay objetos palpables, tangibles, una que prescinde del objeto físico inclusive desde la

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primera mirada, virtualizando mediante una representación digital aquello que se desea

convertir en arte para mover de alguna forma el corazón y la razón humana.

La niebla en esa selva oscura del arte, incomprendida por la mayoría, ve la luz en uno de

esos parajes en el que todos –tanto artistas como observadores del arte– pueden detenerse a

contemplar el arte de manera inmediata, sin tanto estudio de las formas, texturas, modelos

de expresión, inclusive ni siquiera ver el arte desde una teoría que clasifique dentro de una

corriente o sistema según sea la época o según quien haya producido la obra de arte.

Encontramos que esos parajes son esas perspectivas de ver el arte, de entenderlo y de

producirlo. Pero el camino es largo y hay un descamino paralelo que es la misma sociedad

y que no se apropia de lo artístico ya que lo degrada hasta volverlo comercial y vulgar,

entonces solamente mediante perspectivas como la conceptual y lo digital se logra rescatar

del infierno al arte, claro está que la mayor parte del tiempo, pasa en el purgatorio con

aquello que llámanos publicidad, que no hace más que nutrirse del arte para comercializar

productos y satisfacer no necesidades espirituales y contemplativas, sino satisfacer

necesidades físicas en los hombres.

Reemplazando Materiales.

Del arte tradicional en el que el artista pintaba sus cuadros sobre paisajes, situaciones de la

vida cotidiana o retratos de persones importantes, pasando por el arte conceptual, en el que

lo la ideas cobran sentido por medio de abstracciones y de significaciones que el

observador le otorga, hasta llegar al arte digital que depende de las herramientas
tecnológicas para poder desarrollarse, vemos que los materiales y herramientas cambian

para dar como resultado una obra de arte.

En el arte tradicional esas herramientas estaban presentes en: el caballete, el lienzo,

pinceles y pinturas; materiales con los que se iba trabajando para dar como resultado una

obra de arte, dependiendo también del talento del artista. En el arte conceptual, las

herramientas de trabajo son: las ideas, que deben ser parte del cotidiano del artista y al

mismo tiempo deben convertirse en elementos que conciban la obra de arte como algo

perteneciente a los observadores de éste arte, y así se logre dar una obra de arte que

depende tanto del artista como del que observa la obra, para que cobre sentido. En el arte

digital las herramientas son de tipo tecnológico y los materiales prácticamente son

virtuales, de esta manera, lo tangible no se presenta y la obra de arte solo se puede observar

sin la cualidad de ser tocada así sea por accidente o curiosidad. El objeto artístico, –la obra

de arte– ha cambiando con el tiempo y su forma de visibilizarlo también lo ha hecho.

LO REAL, LO VIRTUAL Y LA REPRESENTACIÓN DE LO INTANGIBLE

VISIBLE.

En la contemplación y disfrute del arte, se ha pasado de contemplar un objeto real, físico,

palpable, a contemplar unos objetos contrarios a lo tradicional, intangibles, que nos ayudan

a ver representaciones de ideas, que son el producto de la organización estética y de un

proceso de traducción de objetos físicos a unos de tipo virtual.

La representación virtual de los objetos artísticos, de las obras de arte, de aquellos

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productos que el artista muestra y crea para un mundo –que espera sea contemplativo y

critico con su trabajo–, son muestras de aquello que puede ser real, pero que en materia

física no lo es. Tenemos así que el arte o mejor una fracción del arte, un pequeño claro en

esa selva oscura llena de malezas, de humedad, de trampas naturales, de depredadores, se

desliga de lo tradicional, incursiona –desde hace ya unas décadas– en el acto de

posesionarse de espacios que no ocupan espacio, que no generan volumen, que son visibles

tal como aquellos objetos esculturales producidos en una época en la que la materia prima

brindaba la única opción de hacer, de crear una imagen agradablemente estética del hombre

o de su sociedad una época de renaceres y de ideas luminosas plasmadas en el arte, un arte

físico, muy tradicional.

La representación de lo intangible pero visible, se hace desde la virtualidad, desde el

suponer que aquello que los ojos están viendo, esta allí, cuando en verdad no está, ya que

solo está su representación holográfica, bidimensional o tridimensional, y así con este arte

de tipo virtual, impalpable, digitalizado, vectorizado, mediado por los bits y el pixel, se

desea cada vez más tratar de representar realidades más reales –valga la redundancia–, más

tridimensionales y en una mayor definición que la que pudiera tener un objeto real.

ARTE CONCEPTUAL VS ARTE DIGITAL. ARTE QUE NO ES ARTE

«WORDART»

El arte conceptual al igual que el arte digital, nos ofrecen como a Dante una salida en esa

selva que nos guía hacia un camino de cuevas que circularmente, nos adentra hacia un

infierno de desconocimiento, de las practicas artísticas. Es aquí donde necesitamos de un


Virgilio que nos guíe en búsqueda de la bella Beatriz –quien es el verdadero arte, la

máxima expresión del ser, en la belleza cautivadora del sentir de los hombres en el

mundo–, este Virgilio ha de ser el conocimiento del lenguaje artístico, un lenguaje que nos

permita diferenciar la belleza de la no belleza, lo abominable de lo no abominable, lo puro

de lo impuro.

El arte, tanto conceptual, como el digital se pelean por convertirse en esos Virgilio’s que

nos guían por esa selva y esos círculos infernales, pero al mismo tiempo estas dos formas

de hacer arte y de contemplar arte, se convierten en demonios que nos condenan en su afán

de sobresalir –como todo en el arte–, a un infierno probable, que no deseamos, pero que por

ignorancia, o por vivir bajo los parámetros de una sociedad que se deja seducir mediante el

lenguaje artístico publicitario que surge de una idea, y que terminan convirtiéndose en parte

de nuestro acontecer cotidiano al relacionarlo con algún tipo de producto o marca.

Hace su aparición un arte que no es arte, que es artesanía, manualidad, una forma de

mostrar una idea en función que venda un producto en específico

La relación entre concepto y entre lo digital, hoy en día va muy de la mano, ya que las

herramientas tecnológicas existen, y son los artistas quienes deciden prescindir de estas

herramientas para expresar su arte desde cualquiera de ellas. Y talvez la poca difusión o

práctica de un movimiento artístico condena socialmente a los hombres a una condena a

una tortuosa introyeción de un suplicio marcado por las malas apreciaciones artísticas y por

las malas contemplaciones que se realizan sobre una obra.

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Esa relación de torturador y torturado se introyecta inconscientemente en cada uno de

nosotros y se percibe en la medida en que para obtener un objeto de deseo (que sería el

verse bien), hacemos cualquier "sacrificio" corporal.

DE LA SELVA OSCURA A LA COMEDIA

En la búsqueda de una comedia que nos salve de ese viaje por el infierno al cual nos

adentramos por la espesa selva en búsqueda de Beatriz –Arte– , Dante nos ilustraba un

infierno con sus círculos y recintos en donde colocaba a sus enemigos para imponerse sobre

ellos en la medida en que el estaba de paso por ese infierno para poder encontrarse con su

Beatriz quien lo reconfortaría y quien en esa visión teleológica ella es el símbolo de las

cosas reveladas –así como lo será el arte para nosotros, escojamos ya sea el arte conceptual

o el digital o una integración de los dos-; pero solo logra llegar a ella sin caer en las

tentaciones del pecado –para nosotros el arte sin razón de Ser– con la ayuda de un Virgilio

símbolo de la razón humana, podremos decir que hemos caído en el infierno de vulgarizar

el arte a un estado de comedia en el que nos reinvidicaremos para ser o estar mejor en el

mundo.

Addendum

Finalmente a pesar de no hablar de ningún caso especifico del arte en Colombia, este

ensayo surgió al momento de recordar aquello que Antonio Caro hizo en alguna época, ya

que curiosamente a pesar que hoy de hace uso de ese juguete –obras con arte conceptual-
que el se invento para nuestra sociedad, la cual sigue jugando, mediante la vulgarización

de un ‘Colombia’ en tipografía de Coca–Cola o en el “todo esta muy caro”.

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