La búsqueda de la identidad
La crisis de identidad
Si bien durante la infancia es importante confiar en otros, sobre todo en los padres,
durante la adolescencia es importante confiar en uno mismo. También transfieren su
confianza de los padres a otras personas, como amigos íntimos o parejas. El amor es
parte del camino hacia la identidad. Al compartir sus pensamientos y sentimientos con
otra persona en quien confía, el adolescente está explorando su identidad posible, y
viéndola reflejada en la otra persona, a través de la cual puede aclarar mejor quien es.
No obstante, la intimidad madura, que implica compromiso, sacrificio y entrega, no se
alcanza hasta haber logrado una identidad estable.
Niveles de identidad
Ambos sexos difieren en su lucha para definir la identidad. Las mujeres se juzgan
según sus responsabilidades y su capacidad para cuidar de sí mismas y de otros. Ellas
tienden a alcanzar su identidad más a través de la cooperación que de la competencia.
Las niñas adolescentes parecen madurar más deprisa que los varones. Estas
diferencias surgen hacia el final de la niñez, aumentan alrededor de los 13 años y son
bastante amplias durante la adolescencia. Cuando los chicos son aún egocéntricos, las
chicas han pasado hacia la conformidad social; y cuando los chicos comienzan a ser
conformistas, ellas se vuelven más autoconscientes. Resulta curioso ver como a
menudo se les concede más libertad e independencia a los chicos que a las chicas a
una edad en la que ellas son mucho más maduras.
Estas diferencias parecen estar relacionadas con las diferentes experiencias sociales de
chicos y chicas, como las diferencias en su forma de jugar o relacionarse entre ellos.
En el juego, las chicas utilizan una estructura más flexible, menos apegada a reglas
rígidas que el juego de los varones; esto puede favorecer el desarrollo del
razonamiento moral. Las chicas suelen formar grupos de interacción pequeños, que
ofrecen más oportunidades para conversar e imitar las relaciones de los adultos que
los grupos grandes de juego que suelen formar los chicos. Los chicos suelen ser
también más competitivos, lo cual puede estimular la impulsividad.
Por el contrario, aquellas que siguen siendo honestas consigo mismas y con los demás
al reconocer sus verdaderos sentimientos y expresarlos de manera apropiada, pueden
mantener una relación saludable con ellas mismas y los demás. Estas chicas tienen
una autoestima alta, se consideran competentes y es más probable que no se
dediquen a profesiones tradicionales.