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LOS TRABAJADORES DE Deir el -Medina

En este vídeo vamos hablar de manera general de los trabajadores de Deir el-Medina, del poblado
donde ellos vivían y, bueno, y de todas las cuestiones que a grandes rasgos definen a esa población y
al trabajo que realizaban en el Valle de los Reyes.
Recordemos que Deir el-Medina, el poblado de los
trabajadores, se sitúa a medio camino entre el Valle
de las Reinas y el Valle de los
Reyes, en la parte este de la
montaña tebana, muy cerquita
del templo funerario de
Ramsés III.
En esta imagen vamos a ver cómo los trabajadores
iban al Valle de
los Reyes desde Deir el-
Medina subiendo por la
ladera de El-Qurn, que
es la montaña más alta
en esta zona de la
montaña tebana. De hecho, el sendero se aprecia aun perfectamente
porque los viajeros actualmente también lo utilizan para ir al Valle de los
Reyes o para alcanzar la cima de El-Qurn.
Donde vemos el icono situado en este momento, ahí es donde
se encuentra el poblado alto de los trabajadores. Fijaros cómo
en la parte inferior se ve perfectamente el Templo Ptolemaico y
el Gran Pozo que caracterizan la topografía de Deir el-
Medina. Bueno, pues bien, desde ese sendero accedían al
collado donde ahora se sitúa el icono de color azul, y desde
aquí, desde ese poblado, que tiene aproximadamente unas 60
casas, los trabajadores podían bajar directamente al Valle de
los Reyes.
Las excavaciones en Deir el-Medina en realidad se remontan a
la primera mitad del siglo XIX, son unas excavaciones de las
que poca información tenemos. Sabemos, por ejemplo, cómo el cónsul general británico Henry Salt
estuvo realizando operaciones en el lugar, de igual modo que Bernardino Drovetti. Y de aquella época
quedan muchos hallazgos repartidos en los museos.
Pero las primeras excavaciones serias, sistemáticas, son las que comienza a
principios del siglo XX Ernesto Schiaparelli, él comanda la misión italiana en
Egipto. Y, en el caso concreto de Deir el-Medina, es el Museo Egipcio de Turín
quien la financia desde el año 1906 hasta el año 1909.
En esa época se realizaron algunos hallazgos importantes, como por ejemplo la
tumba intacta de Jha, un personaje de la dinastía XVIII de época del rey Amenhotep
segundo.
Esta imagen es de 1924 nos lleva a otro
momento de la arqueología de Deir el-
Medina, un momento definitivo. Tras
Schiaparelli estuvo trabajando en el lugar por
espacio de dos, tres años, Möller del Museo
de Berlín. Pero tras esas intervenciones en
los albores de la Primera Guerra
Mundial, tendremos que esperar a las
excavaciones de Bruyère, del Instituto
Francés de Arqueología Oriental, que son los
que están trabajando
aquí por espacio de cerca de 30 años. Y son los que realmente hacen una
excavación global del poblado de Deir el-Medina, pero también de las
necrópolis asociadas a Deir el-Medina.
Aquí podéis ver la imagen de este famoso arqueólogo francés que, de algún
modo, es el que recupera Deir el-Medina dentro de la importancia que merece
en la arqueología y en la historia de Egipto.
En esta imagen de 1935 vemos cómo, en
realidad, las excavaciones del poblado estaban
en una fase incipiente, casi, casi es difícil
reconocer el Deir el-Medina que todos tenemos
en mente en esta imagen. Se puede ver la
necrópolis parcialmente excavada, así como ese
pequeño sector del poblado.
Hay tres partes importantes en la zona del Deir
el-Medina o cuatro, diríamos. No solo las
necrópolis, la más importante de las cuales
queda al oeste del poblado. Es una necrópolis principalmente de la época ramésida, dinastía XIX y
XX, pero más allá de lo que es el poblado propiamente dicho, vemos en la imagen, hacia la
izquierda, hay un templo claramente reconocible por los muros perimetrales del mismo. Esto es un
templo de época ptolemaica, por lo tanto no
existía aún en la época del Imperio Nuevo. Pero
alrededor de ese templo de época ptolemaica y en
realidad por debajo del propio templo se han
descubierto toda una serie de capillas, que nos
recuerdan también la relación que existía entre las
gentes de Deir el-Medina y sus patronos, y
algunos monarcas, por supuesto.
Más hacia la izquierda, vemos el famoso pozo, donde se utilizó como basurero de modo que,
realmente, mucha información sobre Deir el-Medina ha salido de las inscripciones halladas en dicho
pozo.
Este es un plano de Deir el-Medina,
pensad que Deir el-Medina tiene una
superficie aproximada de unos 5,600
metros cuadrados más o menos, es
decir, muy similar a la superficie que
ocupa la gran sala hipóstila de
Karnak. Simplemente mirando el
mapa, podéis ver cómo se distinguen
varias zonas por el tipo de vivienda
que se ha construido.
Por ejemplo, en el sector de abajo a la
derecha estamos ante la parte más
antigua de Deir el-Medina, la que se remonta a principios de la dinastía XVIII, y en concreto a ese
principio que tenemos documentado en el reinado de Tutmosis I. Pero después, en la época de
Horemheb, es decir a finales de la dinastía XVIII, hubo una renovación y una ampliación del
poblado, que se vería nuevamente afectada en la época ramésida y, en concreto, el punto álgido de
Deir el-Medina es bajo el reinado de Ramsés IV.
Entonces, estamos hablando de una población que va creciendo paulatinamente y que alcanza los
120 trabajadores con Ramsés IV. Por lo tanto, esa es la época en la que se considera que la población
de Deir el-Medina llegó a su máximo.
Las viviendas de Deir el-Medina siguen un esquema básico muy similar. Tenemos un vestíbulo, una
sala a continuación, en la que destaca la columna central que sostiene un techo de una altura superior
al resto, a continuación podemos tener salas que se utilizan como habitaciones, y finalmente la
cocina. Tanto en unas salas, como la cocina, como en otras, podemos encontrar también accesos a
pequeños espacios subterráneos que se
utilizaban como bodegas. Y es más que
factible que incluso a través de
escaleras se pudiera ascender hacia la
terraza de estas viviendas, donde
perfectamente los habitantes de la casa
podían dormir en las noches de verano.
Aquí vemos una imagen de Deir
el-Medina en su estado
actual. Fijaros que parece que
hay un muro que rodea toda la
ciudad. Es un muro que en
realidad podemos definirlo
como la parte posterior, como la
pared posterior, de las
viviendas que se sitúan en la
periferia de esa superficie que
ocupa Deir el-Medina, tendría
pocos metros de altura en origen.
La entrada principal de Deir el-Medina en esta imagen quedaría en la parte izquierda, allí se abre una
pequeña plaza, que desde luego podía servir perfectamente como pequeño lugar de reunión, una
plaza en la que estarían los guardianes de la población. Y a partir de aquí una extensa calle que
prácticamente divide en dos el poblado, es la que, de algún modo, servía para separar el equipo de la
izquierda del equipo de la derecha. Las gentes de Deir el-Medina se denominaban gente del equipo de
la tumba, Esta es la denominación con la que aparecen casi a finales de la dinastía XVIII.
Sobre las gentes de Deir el-Medina tenemos bastante información. El título que recibe el trabajador de
Deir el-Medina es el de () que literalmente podríamos traducir como sirviente en el lugar de la verdad.
Este es un título que también observamos en épocas cercanas al abandono temporal de Deir el-
Medina, durante la fase atonista de Amarna. Pero, en cambio, no encontramos esta titulación a
principios de la dinastía XVIII, que es la época de la que menos información tenemos sobre la
población de Deir el-Medina. También esta gente se la podía conocer como simplemente la gente de
la tumba. Y el grupo de trabajadores muchas veces aparece en la documentación simplemente como
() es decir, el equipo.
La gente de la tumba se divide en dos partes, la del lado izquierdo y la del lado derecho, cada lado
tiene un capataz. Es decir, el capataz es el jefe de cada mitad de ese equipo que forma la población
de Deir el-Medina. Cada capataz tiene un () es decir, un ayudante. Y los dos capataces comparten en
principio un escriba de la tumba, que en una fase más tardía de Deir el-Medina, en época ramésida,
podía estar ayudado por un segundo escriba. Al grupo formado por los dos capataces y el escriba de
la tumba se les llamaba los () es decir, los capitanes. Es la gente más importante de Deir el-Medina.
En Deir el-Medina encontramos trabajadores que operan en funciones muy diversas. Encontramos los
dibujantes, encontramos los escultores, los
médicos, los encantadores de
escorpiones. En realidad podemos hallar
unas funciones muy variadas entre los
trabajadores de Deir el-Medina. Por último,
por ejemplo, asistentes y policías. La figura
de los policías, los () también era importante
por cuestión
de seguridad,
no solo del
poblado, sino evidentemente de la seguridad
del Valle de los Reyes.
Tenemos mucha información sobre el precio de las
cosas sobre lo que cobraban los trabajadores de Deir
el-Medina. Por ejemplo, sabemos que un capataz
cobraba al mes 7.5 khar de cereal. Tengamos en
cuenta un khar equivale casi a 77 Litros.
Un escriba cobraba exactamente lo
mismo. Recordémonos que tanto el capataz como el
escriba formaban parte del grupo de los capitanes.
Un trabajador cobraba 5,5 khar de cereal, por lo
tanto, un poquitín menos que el grupo de los
capitanes. Pero hay que tener en cuenta que muchos
trabajadores de Deir el-Medina podían tener un sueldo extra si a su
función de trabajador se le añadía otra. Por ejemplo, aquel trabajador
que, a su vez, actuara a modo de médico cobraba poco más de 1 khar
que había que sumar a los 5 khar y medio que cobraba como
trabajador. Si ese trabajador, además, actuaba como guardián de la puerta en Deir el-Medina también
cobrara un extra de un khar y medio de cereal.
Tenemos muchos ostraca que nos hablan sobre los motivos por los cuales un
trabajador no iba al trabajo. Este en concreto, que aparece en pantalla, es un
registro que habla de la ausencia en el trabajo de 40 trabajadores durante el año
40 de Ramsés II.
Pues bien, de esos 40 trabajadores se ve en el texto cómo solo dos no tuvieron
ninguna falta durante ese periodo de tiempo. Las faltas generalmente se deben a
causas tan diversas como enfermedad, como que la mujer hubiera tenido un
hijo, pero también aparecen muchas veces causas realmente curiosas, como
podía ser que el trabajador hubiera bebido más de la cuenta.
El lugar principal de Deir el-Medina de donde procede la
inmensísima mayoría de los ostracas, más de 5,000 ostraca, es el
pozo que aparece indicado en esta imagen. Probablemente, en
origen el pozo se diseñó para buscar el agua del nivel
freático. Tengamos en cuenta que Deir el-Medina no tenía accesos
al agua, no había recursos hídricos con lo cual, mediante burros se
tenía que acceder al Nilo para poder llevar agua a la población, y,
claro, esto suponía un coste.
La cuestión es que este pozo probablemente tuvo esa misión, pero nunca se llevó al nivel freático que
diera paso al agua de modo que, finalmente, se convirtió en un basurero. Y lo que para los pobladores
de Deir el-Medina era un basurero, para nosotros ha resultado ser un tesoro, puesto que esos 5,000, o
más de 5,000, ostraca nos aportan una tremenda información sobre asuntos muy diversos de la vida
cotidiana en esta población.
Fijémonos que, gracias a ese basurero, sabemos
precios de más 1,000 productos y también tenemos
noticias sobre la variación de los precios a lo largo de
las dinastías XIX y XX, lo cual nos sirve muchísimo
para ver cómo el precio de la vida y de los productos
fue cambiando a lo largo de este tiempo.
Fijaros que dos sillas en el ostracón Deir el-
Medina 146 aparece con un precio de 30 deben, que
si lo comparamos con lo que cobraba un
capataz, acordémonos que son 7,5 khar al mes, pues
realmente son varios sueldos.
En cuanto a los precios de los productos, como
decía, tenemos una cantidad enorme de productos
perfectamente clasificados por su precio, a
modo. De curiosidad, por ejemplo, un burro lo
tenemos a 26 o a 40 deben, según unos u otros
ostraca, un cerdo, por ejemplo, entre 5 y 7 deben y,
por ejemplo, un cuchillo a 3 deben.
Recordemos el sueldo del capataz, 7,5 khar de
cereal mensuales, equivalen aproximadamente a 15
deben de cobre, con lo cual esto nos sirve para
apreciar realmente el valor de las cosas en función
de lo que estos trabajadores cobraban.
Tenemos también papiros que nos aportan cuestiones un tanto oscuras de la vida de Deir el-Medina.
Y, en este sentido, el auténtico campeón de los asuntos judiciales en Deir el-Medina es Panbeb, un
trabajador que llegó a convertirse en capataz, es decir, uno de los capitanes de Deir el-Medina, pero a
base de un juego muy sucio.
Tenemos un papiro, en el que un trabajador llamado Amennajte
describe uno por uno todos los asuntos, todos los casos en los que
Panbeb se vio involucrado, desde asesinatos, haberse propasado
con mujeres, haber robado, incluso, piezas del ajuar de la tumba de
Seti II en el Valle de los Reyes.
Haber empleado de manera fraudulenta utensilios o personal para
la confección de su propia tumba, haberse peleado con otros
trabajadores, es decir, tiene un historial extensísimo, este personaje
llamado Panbep.
Para la gente de la tumba había tres cosas que eran
fundamentales para disponer. Sería la casa, el (pr), una casa en
Deir el-Medina, por supuesto. Un () o cabaña, un lugar de trabajo,
entendemos por cabaña ese espacio que podían disponer en el
propio valle o en el collado, en la parte alta, a la cual llegaban por
medio de ese sendero que popularmente se conoce como el
Camino Blanco. Y después también, por supuesto, deseaban
tener () una tumba.
En la época ramésida estas tumbas llegaron a convertirse en
auténticos panteones familiares. Y después otra edificación que
de algún modo se relaciona con los trabajadores de Deir el-
Medina es el llamado () o, podríamos traducir, centro de
administración o almacén de la tumba. Es decir, es un edificio que
no se ha localizado o no se ha identificado, pero un edificio en el que se supone se guardaba el
material, el cereal, con el que después podían trabajar o cobrar estos trabajadores de Deir el-Medina.
Tenemos también ostracas que nos hablan de cuestiones de la vida cotidiana,
por ejemplo, el que veis en la parte izquierda, es una reclamación por parte del
trabajador Wen- nefer, de una cabaña que pertenecía a su padre, pero en la
que ahora vivía otro personaje. Con lo cual este asunto se dirimió en un
juzgado preparado en Deir el-Medina, en el que se dirimió sobre esta
cuestión, resultando que Wen-nefer pudo recuperar esa cabaña, pero tuvo que
pagar también el precio de las mejoras que el que se había apropiado de ella
había efectuado en los años en los que ella o en los que él vivió en esa cabaña.
Y en el ostracón de la derecha, por
ejemplo, tenemos una imagen realmente muy bonita. Vemos parte de
una tumba real, en la que están trabajando gentes de Deir el-Medina,
y vemos perfectamente cómo se trabaja. Hay una especie de
andamio, en la que aparecen dos trabajadores, que están picando la
piedra. Y por debajo vemos otros trabajadores que con grandes
cestos cargan con las lascas, los escombros, que han de sacar de esa
tumba.
El poblado alto es el que se sitúa, como hemos dicho, entre Deir el-
Medina y el Valle de los Reyes. Está compuesto de aproximadamente
unas 60 cabañas, edificaciones, que son más simples que las del
poblado de Deir el-Medina, pero no son las únicas. En
el propio Valle de los Reyes podemos recordar, por
ejemplo, las cabañas de los trabajadores de Ramsés
VI, que se situaban por encima de la tumba de
Tutankamon. O, por ejemplo, en la zona de la tumba
de Ramsés X, aquí también se han hallado muchas
cabañas. Son varias las zonas del valle donde este
desarrollo de cabañas de trabajadores tuvo lugar y de
algún modo también sirvieron para la propia protección
del valle.
Los patronos de los trabajadores son el rey Amenhotep I y su
madre, Ahmose-Nefertari. En realidad, no se sabe por qué son
ellos los patronos, cuando la documentación más antigua de
Deir el-Medina la tenemos para la época de Tutmosis I. Por
eso, algún autor ha supuesto que, en realidad, sería bajo este
monarca, bajo Amenhotep I, cuando comenzaría a existir la
población de Deir el-Medina.
Pero, como digo, arqueológicamente esto no ha podido ser
constatado. No obstante, tanto Amenhotep I, divinizado, como
su madre Ahmose-Nefertari aparecen en multitudes de estelas
de Deir el-Medina, así como en representaciones en las tumbas
de estos trabajadores.
No son los únicos a los que las gentes de Deir el-Medina podían tener una
devoción particular. Como dije al principio, hay muchas capillas en Deir el-
Medina, alguna dedicada, por ejemplo, a Seti I, al propio Amenhotep I,
pero también santuarios. Como el de Ptah y
Meretseguer, que queda a medio camino entre Deir
el-Medina y el Valle de las Reinas.
Pero incluso en el Valle de los Reyes, por
ejemplo, recientemente la expedición de la Universidad
de Basilea descubrió un nicho en el que aún se
conservaba, como podéis ver, parte de la decoración polícroma de una diosa que
corresponde a Hathor.
Y en las faldas de El-Qurn, más allá del poblado alto, como podéis
ver en la imagen de la izquierda, encontramos dos grupos principales
de pequeñas capillas. Son realmente de tamaño muy reducido,
construidas con unos pocos bloques de piedra irregularmente
trabajados, pero que, en origen, muchas de ellas tuvieron en su
interior estelas que les pertenecían.
Estas gentes de Deir el-Medina se enterraron en las cercanías del
poblado. En realidad, para la dinastía XVIII tenemos en las faldas de
Qurnet Murai, es decir, al este de Deir el-Medina, toda una serie de
pequeñas tumbas de pozo.
Y también por ejemplo, justo al este de Deir el-Medina hay una
necrópolis donde se ha visto que los difuntos ahí enterados son todos
muy jóvenes, son niños o incluso también se han hallado fetos. Pero,
evidentemente, la parte más importante de Deir el-Medina desde el
punto de vista funerario es toda esa necrópolis que rodea el sector oeste de la ciudad.
Aquí, durante la época ramésida, el paisaje debió ser impresionante, puesto que estamos hablando de
tumbas con superestructuras en las que dominaba una pirámide. Tumbas que
tenían un patio a cielo descubierto, muchas veces precedido por un pilono, y
tumbas a las que en realidad se accedía a través de pozos, como el que podéis
ver en la parte izquierda de la pantalla. Pozos que accedían al ámbito
subterráneo, que en muchos casos resultan ser espacios de gran vistosidad,
como el que podéis ver ahora aquí a la
derecha, de la tumba TT 1, la tumba
Senedjem. Era un trabajador de Deir el-Medina,
de la época de Seti I, Ramsés II, pero su tumba,
descubierta en 1886. Se descubrió intacta y con
cerca de 20 individuos, es decir, esta tumba,
aunque la conocemos como tumba de
Senedjem, en realidad fue un auténtico panteón
familiar, donde aparecen representadas, podríamos decir, tres
generaciones de esa familia.

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