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EL BARQUERO CARON

Solo y en constante agonía, esa es mi vida, esa es mi merecida condena, he pasado


días, noches, años y siglos, ya he perdido la cuenta no solo del tiempo que aquí en
las puertas del infierno se siente doblemente lento, sino también, de cuantas vueltas
le he dado al Aqueronte y más aún de cuantas almas que no por piedad he cruzado
sino porque estoy obligado a estar aquí… rodeado de muerte, esa es mi miserable
vida… una vida donde todos me temen pero al final soy el único que pueden acudir
pues nadie más hace lo que yo hago, pocos tienen el valor de cruzar las puertas del
mismo infierno, solo yo, no importa que tan brillantes fueron en sus vidas, que tanto
fueron amados, o que tanto alguien los extrañara, solo yo tengo el poder de decidir
si atraviesan con mi ayuda o serán almas errantes a la orilla esperando mi
compasión…

Aquí en mi barca, donde solo se ve muerte, se siente el olor nauseabundo de la


tragedia y de la maldad en donde la misericordia no se siente y en donde lo único
importante soy yo y mis decisiones, las almas no tienen poder, ellas no merecen
tenerla, yo soy el amo del rio y me hago valer,

Aquí solo hay sombras, tinieblas y el retumbar de las almas que vagan sin cesar
esperan tener la oportunidad de llegar al valle de la muerte un viaje que los sacara
de una vida en las más crueles penumbras pero que los llevara al destino final donde
según sus actos en vida han merecido pasar su eternidad.

Pocos son los vivos que valientemente han llegado hasta aquí, y que he dejado
pasar, y vaya que eso me ha causado grandes problemas y crueles castigos de mis
dioses, pero recuerdo uno en especial, Dante, el que me negué a llevar pero que,
teniendo a 3 diosas a su favor, no pude dejarlo, aun sabiendo que su alma sufriría
porque su corazón era de los pocos con buenos sentimientos que han atravesado
mi fortaleza. Lo supe desde el terrible temblor que nos azoto, era como sentir la
mismísima fuerza de Dios en contra de la maldad de su pueblo, pero a pesar de la
cara desencajada de Dante y su acompañante, supe que ellos si llegarían al final,
que tal vez este camino de maldad y tragedia les servirían para purificarse, entender
su vida y llegar a la cima a donde todos queremos llegar.

El siguió su camino, seguro de sus propósitos pero yo, aquí estoy nuevamente en
constante lucha con las almas, pobre de mí, tal vez si hubiera sabido mi cruel
destino, otros hubieran sido mis actuares y otras mis decisiones pero, como el
tiempo y la muerte es lo único que no tiene reversa, aquí me quedare, de nada me
vale lamentarme, pues sé que cada uno recibe lo que cosecha y yo no hice más
que maldecir a Dios y negar su poder sobre los hombres.

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