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El Sanjuaninazo: ideología y hegemonía.

Introducción.
En plena hegemonía del neoliberalismo y en medio de la euforia triunfalista del capitalismo
global, tras la caída del socialismo del este, se producen en la provincia de San Juan una serie
de movilizaciones populares que tuvieron su momento de mayor expresión el 26 de Julio de
1995 en el llamado: “Sanjuaninazo”. Este hecho constituye un hito fundamental en la historia
de nuestra provincia y se inscribe en el marco general de la resistencia popular al capitalismo
neoliberal en Argentina. En dicho contexto de ofensiva imperialista, se consolida un bloque
histórico a escala global que expande su “concepción del mundo” al compás del proceso de
dominación económica del capital financiarizado. Este auge neoliberal coincide con una
profunda crisis de las alternativas liberadoras y revolucionarias, que llevó a las clases
subalternas a no pasar el límite de las acciones de resistencia, lo que implica una forma de
conformismo ligada a la aceptación del presunto triunfo definitivo del capitalismo a nivel
mundial. Esto se articula fuertemente con la ideología desideologizadora y despolitizante y
las nuevas tendencias basadas en las ideas posmodernas de desencanto e incertidumbre,
donde la tesis del hoy ya olvidado Francis Fukuyama de "fin de la historia” cuadraba de
manera perfecta.
Ahora bien, para poder comprender como es que aparece el Sanjuaninazo en medio de este
desfavorable contexto, es necesario definirlo no sólo en el marco del bloque histórico
hegemónico sino también como expresión particular de un período del movimiento popular
argentino, caracterizado por el desarrollo de variadas formas de resistencias callejeras y de
reagrupamientos diversos, desarrollados en un contexto en el cual el sindicalismo atraviesa
una crisis que produce importantes fracturas y debates sobre su rol frente a la destrucción del
sistema productivo y el ajuste estructural.
Una reflexión importante que se abre se relaciona a la “fugacidad” del Sanjuaninazo. En
polémica con la visión de Ruffa (2005), aquí considero la no superación de los intereses
económico-corporativos. Por lo tanto, la no superación por parte de las clases subalternas de
la ideología antipolítica instalada como sentido común. Esto es evidente en la medida en que
la acción de los sectores subalternos, mayoritariamente, no prevé en sus objetivos ni la
posibilidad, ni la necesidad de su articulación en términos de disputa por el poder. La unidad

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alcanzada se da únicamente como resistencia al ajuste, es decir que tiene un carácter
defensivo y no logra superar un sentido común que impugna a la política en general, pero no
a la clase dominante en particular, ni al sistema de dominación, por lo tanto, no consigue
consolidarse como bloque político independiente, sino que permanece ligado al bloque
dominante. Dichas consideraciones están bien lejos de invalidar la importancia histórico-
política de las jornadas del 26 de Julio, sino por el contrario, pretenden aportar un análisis de
la resistencia al neoliberalismo desde una mirada crítica y obtener conclusiones, aunque
nunca definitivas y siempre abiertas al debate, en el sentido de un aprendizaje histórico para
los sectores subalternos, no sólo desde el punto de vista de la investigación académica, sino
también como contribución para el estudio y desarrollo de las luchas populares actuales.
La lucha por la hegemonía, la relación estado-sociedad civil, consenso-coerción, etc. son los
aspectos del proceso que más vamos a destacar, concentrándonos en algunos elementos que
consolidan el bloque y los que representan rupturas que, aunque sean embrionarias, ponen en
evidencia la inestabilidad de la dominación. Por lo tanto, aunque no he dedicado un apartado
especial al problema del bloque histórico, el punto de partida es el hecho innegable de que el
Sanjuaninazo se produce en un momento de fuerte supremacía del bloque histórico neoliberal
en el que los negocios financieros controlan el núcleo del sistema y son el centro de la
hegemonía mundial. En este contexto, las clases dominantes expanden su “visión del mundo”
y su ideología que circula y se fragua como sentido común en amplios sectores de las clases
subalternas.
No voy a explicar aquí los condicionamientos estructurales que posibilitaron la emergencia
de la resistencia. Un importante estudio sobre este tema puede encontrarse en el libro: El
Sanjuaninazo – 26 de julio de 1995, cuyos autores son Mario Ruffa y Cynthia López (2005).
En él se analizan, la estructura socio-económica desde los años `60 hasta 1995 y los
acontecimientos políticos, las relaciones de fuerza, los conflictos, los sectores intervinientes,
las alianzas y oposiciones en el marco de la lucha de clases.
Del libro mencionado he tomado la periodización que allí se propone. Para ubicar el análisis,
los autores proponen una periodización, teniendo en cuenta que el Sanjuaninazo no ocurre
solo el día 26 de Julio de 1995 sino que corresponde a un proceso que se inicia el día 8 de
noviembre de 1994 con la irrupción de las primeras movilizaciones y paros por parte de los
sectores sindicales estatales; y culmina el día 4 de agosto de 1995 en el que la mayoría de los

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sectores gremiales llegan a un acuerdo con el Poder Ejecutivo y se desarticula la unidad del
movimiento que despliega la lucha.
La teoría marco, desde la que se analizan los acontecimientos, es la teoría de Antonio
Gramsci. La indagación recaerá sobre la articulación de coerción y consenso, la tensión
dirección y dominación, la problemática de la construcción de hegemonía burguesa y de
contrahegemonía popular, y la cuestión de la ideología que, en conjunto, constituyen los
problemas sobre los que la obra del comunista italiano puede arrojar la luz más clara.
Para la reconstrucción de los hechos y el análisis se han tomado en cuenta indicadores de tipo
estadístico, se han realizado entrevistas y se ha consultado la bibliografía disponible sobre la
cuestión, además de los diarios, los archivos audiovisuales, leyes, decretos y volantes
políticos y sindicales de la época.
A partir de la información obtenida y de la bibliografía consultada se dividirá el trabajo en
dos partes: La primera constituye una crónica descriptiva de los acontecimientos y en la
segunda se analizan los elementos considerados relevantes para el análisis desde la
perspectiva gramsciana.

1. Breve crónica de los acontecimientos.

1.1 Escobar y Rojas: Disputas en las alturas y emergencia de la resistencia.

En el año 1991 el Licenciado Jorge Alberto Escobar, empresario carismático, extrapartidario,


fuertemente apoyado por el presidente de la nación Carlos Menem y en el orden provincial
por los hermanos, José Luis y César Gioja, logra desplazar al bloquismo en las elecciones de
1991. En esta primera etapa, el gobierno será una tarea difícil para el empresario, teniendo
en cuenta además la minoría alcanzada en la Cámara y las profundas divisiones en el
justicialismo sanjuanino que no lo aceptaba en su totalidad.
A pesar del contundente triunfo de Escobar y del fuerte apoyo que la población daba al plan
de convertibilidad impulsado por Menem y Cavallo, pronto se explicitarán las
contradicciones y las disputas entre las diferentes fracciones del partido gobernante y los
legisladores opositores. El primer cimbronazo fue en la Cámara, cuando se produjo lo que se
dio en llamar la "noche de los senadores". Mientras el Gobernador Escobar estaba fuera del
país, en San Juan, la cruzada y el bloquismo formaron una alianza que, en la madrugada del

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jueves 23 de abril, eligió senadores cuyas bancas vencían en el ‘92 y el ’94. La sesión se
desarrolló en medio de gases, gritos y corridas dentro y fuera del recinto legislativo.
Finalmente, se aprobó sin la presencia del bloque oficialista la elección del Dr. Alfredo
Avelín para Senador, desde el año 1992 hasta el 2001; y reelegido el jefe del Bloquismo,
Leopoldo Bravo cuyo mandato concluía en 1995, otorgándole un nuevo período hasta el
2004.
Otra de las dificultades del gobernador, sucedió cuando terminaba 1992. Escobar fue filmado
en una finca que poseía en Jáchal, mientras utilizaba empleados y bienes del Estado en
beneficio propio por lo cual se eleva un pedido de juicio político. A esto se le sumó otro
pedido de juicio político presentado por el Lic. Daniel “Chango” Illanes, en su carácter de
ciudadano. El encuadre jurídico de este segundo pedido de juicio se basó en el art. 181 de la
Constitución Provincial, que sostiene la obligatoriedad expresa de no mantener otro empleo,
arte, profesión o comercio. La denuncia se basaba en la continuidad con sus actividades
anteriores, en las empresas: ESCOBAR S.A.C.I.F.I.; AUTOMOTORES CASAS
S.A.C.I.F.I., TEMPO, DISTRIBUIDORA ZONDA S.R.L., acreditándose la continuidad sólo
con Automotores Casas, a la que elevó su renuncia comunicándola al Registro de Comercio
a comienzos de noviembre de 1992, cuando ya se habían operado transacciones entre Entes
del Estado Provincial (S.E.S.) y AUTOMOTORES CASAS S.A.

El mandatario fue sometido a juicio político y destituido con el voto de la oposición y de


siete de los once diputados peronistas. Su compañero de fórmula; Juan Carlos Rojas asumió
la gobernación y poco más tarde la presidencia del justicialismo. Comenzaba así a abrirse
una profunda fisura en el peronismo sanjuanino.

Juan Carlos Rojas heredará un gobierno débil que además de tener que soportar la baja
proporción de diputados oficialistas en el parlamento provincial, se sumaba el problema
relacionado a su limitada popularidad y legitimidad. Es que los medios de comunicación
construyeron la idea de que este sector del PJ había sido el que encabezó la operación de
destitución contra el gobierno del empresario en quien los sanjuaninos habían confiado, pese
a todo, para llevar adelante los destinos de la provincia. Se produce así una situación en donde
el depuesto gobernador se instala en el lugar de víctima de una maniobra, mientras que Rojas
no puede revertir su imagen de victimario.

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A diferencia de Escobar, Juan Carlos Rojas se muestra como un político más ligado a la
tradición peronista, pero intenta desprenderse, al menos discursivamente, del menemismo.

El gobernador saliente reafirma su popularidad en los comicios de 1993 (elección de


legisladores nacionales) y 1994 (elección de convencionales constituyentes nacionales) en
donde triunfa a pesar de presentarse por fuera del Partido Justicialista, enfrentando
abiertamente al gobierno provincial.

La debilidad del gobernador Rojas lo empuja a una desesperada tentativa por consolidar el
apoyo del partido justicialista, de los intendentes municipales y de los partidos de la
oposición. En este intento, promueve, entre otras cosas, el ingreso de 7.000 nuevos
empleados al Estado, generando así un déficit fiscal que será difícil de sostener.

Hacia el último trimestre del año 1994, cuando las primeras consecuencias del “tequila”
producen dificultades para pagar salarios y profundizan un malestar que hasta entonces sólo
se expresa a través del voto, comienza a instalarse un escenario de agitación política con
importantes manifestaciones callejeras.

En este marco surge el Frente Social, un grupo de organizaciones encabezado por sindicatos
y colegios profesionales que comienza a movilizar las protestas. Todavía en estas primeras
movilizaciones no aparece un gran espíritu combativo, ya que el sindicalismo y la
representación corporativa son, en su mayoría, peronistas y no quieren enfrentarse
abiertamente al gobernador, más aún cuando este tiene un discurso relativamente refractario
al ajuste que exige el gobierno nacional. Sin embargo, comienzan a motorizarse importantes
movilizaciones empujadas por la presión de las bases, a las que debe necesariamente
responder el sindicalismo. Estas primeras movilizaciones constituyen una experiencia en
donde la participación popular juega un papel determinante y que no formaba parte de la
praxis cotidiana hasta entonces en nuestra provincia en los años ’90.

Ante este escenario de protestas, las presiones del gobierno de la nación por más ajustes, y
los conflictos al interior del Partido justicialista, Rojas adopta dos medidas con las que intenta
salir de la situación: la ley de lemas y la convocatoria a un plebiscito para que la ciudadanía
se definiera a favor o en contra de las medidas de ajuste y privatizaciones que exigía el
gobierno nacional.

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El gobierno nacional exige el despido de 12.000 empleados públicos, privatizaciones de
S.E.S. y O.S.S.E. y el traspaso de la Caja de jubilaciones a la nación para hacer efectivo un
préstamo que había pedido Rojas de 10 millones de dólares. Rojas propone plebiscitar las
medidas requeridas por la nación, pero nunca logró llevar adelante esta medida. Según un
volante de la época, firmado por Daniel “Chango” Illanes y Rogelio Roldán, titulado Notas
para la militancia “(…) desde luego, que el gobierno provincial, que ha disputado contra
Escobar, y contra el propio bloquismo, el puesto de legítimo menemista, no va a defender un
plebiscito que, por otra parte, creó para negociarlo.”

Respecto de la ley de lemas, el Licenciado Aníbal Gutiérrez, ex ministro del gobierno de


Rojas, nos dice que significó “(…) buscar un artilugio electoral con el cuál vencer el caudal
electoral que tenía Escobar. (…) acá en San Juan, que no fue el caso de Santa Fe, acá
apareció la Ley de Lemas por que había que quebrar el crecimiento electoral de Escobar,
así de claro.”

Como respuesta a este comportamiento del gobernador, a principios de diciembre de 1994 se


decide nacionalmente intervenir al Partido Justicialista sanjuanino. Rojas se opone
fervientemente a dicha medida y llama a toda la militancia a resistir. El local partidario
permanecerá tomado por 300 personas durante varios días. Guido Freytes es el hombre que
el Consejo Nacional Justicialista elige como interventor del PJ sanjuanino. Freytes comunica
por los medios locales: “Vengo a abrirle las puertas a Escobar.” (DIARIO DE CUYO, 21-
12-94, pág. 1). El temor reinante, instalado por los medios de comunicación, a una
intervención federal, agrava la crisis de gobernabilidad y hacen presentir la renuncia de
Rojas. Finalmente, la situación se define a partir de un fallo de la Corte Suprema de Justicia
sanjuanina, que considera nulo el juicio político a Jorge Escobar y lo repone en el gobierno
a finales de 1994, dos años después de su caída.

1.2. Escobarismo recargado y desarrollo de la resistencia.

El 26 de diciembre de 1994, Jorge Escobar reasumía con una Cámara mayoritariamente


controlada por la oposición.
Escobar va a nombrar al frente del Ministerio de economía a Raúl Benítez y en hacienda a
Francisco Alcoba. Ambos gestionarán un préstamos de diez millones de dólares para
mediados de enero, con lo que se pagarán sueldos atrasados, dándole así un poco de respiro
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a la gestión parte dos de Escobar. Estos funcionarios se muestran abiertamente como aliados
políticos e ideológicos del ministro de Economía de la nación, Domingo Cavallo. (Cao
Horacio 2006:48)

Apenas comenzada su gestión, tras la restitución de su cargo, el gobernador Escobar mediante


Ley de Necesidad y Urgencia N° 6584 declara el estado de Emergencia económica,
financiera y administrativa en la provincia hasta el 31 de diciembre del año en curso, es decir
todo el año 1995. Esta medida significaría el recorte de los salarios, además se promueve el
retiro voluntario y faculta al ejecutivo para la transferencia de las acciones clase “A” del
Banco San Juan, ordena el traspaso de la caja de jubilaciones y declara sujetos a privatización
y/o concesión total o parcial de los servicios u obras cuya gestión se encuentra a cargo del
ejecutivo. (Ruffa y López 2005:70)

Esta medida provocará la fuerte resistencia del movimiento sindical. Papel preponderante
juegan los trabajadores del sector público, quienes serán los afectados más directos de la
implementación de las políticas de “achicamiento” del estado, reducción de salarios y
privatizaciones. La primera gran movilización se realiza el día dos de febrero, convocada
por el Frente Social. Participaron más de tres mil trabajadores que se dirigieron hacia la
legislatura provincial buscando el apoyo de los diputados de la oposición y luego se
dirigieron a la casa de gobierno a pedir una audiencia con el gobernador. Tras la negativa
gubernamental de recibirlos, los manifestantes comenzaron a arrojar piedras, ladrillos y
botellas resultando heridos cuatro policías.
En este contexto los diputados vetan la ley de emergencia pero lo hacen por “defectos de
forma”, en el relato de uno de los manifestantes entrevistados podemos dar cuenta de lo que
esto significa: “afuera de la legislatura se concentraron más de quince mil trabajadores y
nosotros lo consideramos un triunfo, pero no nos dimos cuenta de que el veto, al haber sido
de forma y no de materia significaba que la ley pudiera ser tratada en el mismo periodo
como finalmente sucedió después”.

Los gremios más movilizados y numerosos son UDAP y ATE. ATSA y Colegio Médico
realizan paros a los que se suma ADOS, trabajan a reglamento y cortan las calles en las
afueras de las clínicas, sanatorios y hospitales. Los trabajadores municipales realizan tomas
de los edificios comunales.

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Una de las características de las movilizaciones es la búsqueda de aliados en el poder
legislativo para frenar el plan de ajuste. La mayoría de las movilizaciones presionan a los
representantes de los partidos de oposición para que tomen posiciones favorables a los
pedidos de los sindicatos.

Pero los estatales no son los únicos que realizan acciones de protesta. En marzo, que es la
época de cosecha, los problemas económicos afectan al sector vitivinícola. Los viñateros y
bodegueros medianos y pequeños nucleados en la Cámara Empresaria de Caucete y la
Federación de Viñateros de San Juan realizan una caravana de camionetas y camiones
cargados con uva y las arrojan en la plaza 25 de Mayo y luego en la casa de gobierno en
donde entregan un petitorio al Secretario de Gobierno ante la ausencia del gobernador, piden
créditos para cosecha y acarreo y se manifiestan en contra del Acta Acuerdo Vitivinícola
firmada con Mendoza y preparada por Escobar, Gabrielli (gobernador de Mendoza) y las
bodegas Catena, Peñaflor y Resero. En el acta se fija el precio del vino entre 8 y 12 centavos,
y se establece el destino del 30% de la uva para mosto. También reclaman poder obtener
créditos no usureros ya que los créditos que ofrece el Banco Nación son a tasas muy altas
(28%) y, por lo tanto, inaccesibles e inaceptables. (Ruffa y López 2005:75)

En este contexto de intenso conflicto, la aplicación del ajuste se hace difícil para el gobierno
de Escobar. La cercanía con las elecciones de mayo pone en peligro su continuidad en el
gobierno por lo que se ve obligado a atemperar la situación. Sin embargo, Escobar presenta
su plan de gobierno basado en la reducción de gastos y el incremento de ingresos para dar
solución al déficit fiscal. La reducción del gasto se hará mediante el recorte de sueldos y el
pago en bonos, mientras que los ingresos se obtendrán mediante la privatización de las
empresas públicas y el pedido de préstamos al exterior (Banco Mundial y BID). Ocho
millones al BM para la creación de industrias, 60 millones para la reconversión vitivinícola,
extirpación de parrales y plantación de nuevas variedades; 25 para packing y cadena de frío
y 5 millones para reingeniería y publicidad de los productos de las PyMes. Además, el
gobierno, entrega 170mil dólares para microemprendimentos y anuncia un préstamo de 4
millones quinientos mil pesos para la construcción de viviendas por el Plan Arraigo. Paga el
día 3 a los jubilados cuando venían haciéndolo los días 20 en adelante. Por otro lado, logra
un acuerdo con la intergremial de la salud y UDAP, mediante el cual se pacta pagar sueldo

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en parte con bonos y la deuda de noviembre y diciembre en cuotas y acuerda con los grandes
comercios minoristas para que acepten los bonos al 100%. ATE no llega a un acuerdo con
el gobierno, el titular de este gremio, Héctor Sánchez criticará por los diarios a la dirigencia
de los demás gremios por aceptar el pago en bonos. (Ruffa y López 2005:79)

Las elecciones del 14 de mayo dieron un triunfo rotundo a Escobar, quien obtuvo 64317
votos (48%), en segundo lugar quedó el candidato Caselles del Partido Bloquista con 38731
votos (29 %), y en tercer lugar quedó la Alianza Cívica (Cruzada, PAIS, UCR) con 30404
votos (23%). (Ruffa y López 2005:80)

A la pregunta de cómo en ese contexto de agresión a los trabajadores Escobar logra triunfar
de manera rotunda en las elecciones del 14 de mayo, uno de los entrevistados respondió lo
siguiente: “Escobar había dado indicios de que nos iba pagar los sueldos en tiempo y forma
y nosotros le creíamos. En ese momento no veíamos lo que significaba el neoliberalismo, ni
siquiera hablábamos de eso, algunos partidos de izquierda que nos acompañaban y también
algunos de ATE hablaban de neoliberalismo, pero eso era algo muy raro para nosotros, no
lo teníamos en cuenta. Nosotros solo queríamos que se nos pagara, y yo creo que en eso
estaba toda la gente y eso es lo que explica, para mí, que Escobar ganara las eleccione.”

Además, la mayoría de los gremios (20) se alinean con Escobar a través de la CGT (ATSA,
UDAP, Luz Y Fuerza, UPCN, UOM, UOCRA, SMATA, FOECYT, Mineros, Alimentación,
Telefónicos, Textiles, Madereros, Seguro, Agentes de propaganda Médica, Ceramistas,
Panaderos, Fideeros, Gráficos, Casino). (Ruffa y López 2005:81).

En este contexto, y con la legitimidad dada por el éxito electoral, la legislatura provincial
aprueba a principios de julio la declaración de “Emergencia económica, financiera,
administrativa y previsional” que autorizaba la rebaja salarial, la emisión de bonos, la
eliminación de organismos del Estado, el lanzamiento de un plan de retiros voluntarios y la
transferencia de la Caja de Jubilaciones al Estado Nacional.

El 13 de julio manifestantes del Frente Social apedrearon el Ministerio de Economía de la


provincia en reclamo del pago de sueldos y aguinaldo. El 14 de Julio la CGT local anuncia
paro y movilización para el día 20, aclarando que llegan a ello después de haber agotado
todas las instancias de negociación con las autoridades. (Ruffa y López 2005:87).

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A partir del 17 de Julio la tensión fue creciendo, hasta que el 24 de julio, finalmente, se hace
efectivo el elemento más crítico de la ley de Emergencia Económica: se estableció que habría
una reducción de los salarios de más de $ 400 en un 20 %, salvo los de los docentes, que se
reducían en un 30 %. Paralelamente, se anunció que los sueldos de junio y el medio aguinaldo
serían pagados en cuotas a partir de septiembre.

El 25 de julio, los docentes nucleados en UDAP toman el Ministerio de Educación. El mismo


día cientos de jubilados que debían cobrar en el Banco San Juan, no pueden cobrar. Cortan
el tránsito en Rivadavia y Mendoza e incendian papeles en señal de protesta. “(…) eso ya era
demasiado, los pobres jubilados, imagináte, los tenían con que cobraban hoy, hacían colas
larguísimas, con el frío que hacía y resulta que no que cobraban, al otro día y volvían a ir y
tampoco cobraban. Yo creo que eso irritó muchísimo a la gente, creo que cuando la gente
vio eso no lo toleró, y eso fue lo que hizo que la gente se diera cuenta de lo que estaba
pasando también”, cuenta un entrevistado.

1.3. 26 de Julio de 1995: “El Sanjuaninazo”

El miércoles 26 de Julio se explicitaron con toda fuerza las tremendas contradicciones que
atravesaban a San Juan. La política del ajuste a salarios miserables, se estrelló contra la
resistencia de las columnas de trabajadores que enfrentaron valientemente la balacera policial
disputándole el dominio de la plaza central y manteniendo la toma de edificios públicos.
La jornada comienza con asambleas de trabajadores en los lugares de trabajo y el edificio del
Ministerio de Educación tomado desde la noche anterior.

Los incidentes se iniciaron a las 6 de la mañana cuando un grupo de jubilados comienzan a


concentrarse en la plaza 25 de Mayo e incendian bolsas de basura en reclamo del pago de sus
haberes. “Era indignante ver a los jubilados hacer colas tan largas con el frío que hacía y
que no les pagaran”, comenta uno de los manifestantes entrevistados.

ATSA toma del Ministerio de Desarrollo Humano donde funcionaba la Secretaría de Salud
Pública. Al dirigirse al Ministerio se suman los trabajadores afiliados a ATE, cuando los
manifestantes pasaban por su sede. Al llegar al destino previsto, toman el edificio, e incendian
muebles, papeles y máquinas de escribir.

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Los trabajadores nucleados en ATE realizan una asamblea en el Edificio 9 de Julio donde
funcionaba la sede del Ministerio de Economía, Hacienda y Finanzas, en repudio al plan
económico de Escobar, piden la derogación de los decretos de recortes de salarios y el pago
de haberes adeudados. (Ruffa y López 2005:91)

Los empleados de la Municipalidad de Rawson deciden tomar el edificio comunal. El


personal de Hidráulica corta la Avenida Ignacio de la Roza quemando neumáticos y basura.

Uno de los manifestantes entrevistados expresa su opinión sobre las tomas de edificios
públicos: “No queríamos hacer tanto quilombo pero no nos quedaba otra, en coincidencia
con otros gremios decidimos tomar el edificio 9 de Julio, ATSA había decidido tomar el
Ministerio de Desarrollo, UDAP, el Ministerio de Educación, los municipales tomaron los
municipios, parece que era la única forma de hacernos escuchar, los trabajadores estábamos
desesperados, había que llevar la comida a la casa y no cobrábamos, y encima nos
recortaban el sueldo, era realmente desesperante. Eran protestas pacíficas igual pero
tuvieron más eco en la ciudadanía y en el gobierno.”

La represión comienza en el Ministerio de Desarrollo Humano, cuando llega una dotación de


policías que impiden a los manifestantes ingresar al edificio luego de apagado el incendio
que habían iniciado unos minutos antes. Los manifestantes comenzaron a arrojar piedras a
los agentes quienes se cubren como pueden hasta que llega al lugar una dotación de la guardia
de infantería en un carro de asalto, con escudos, chalecos antibalas, cascos, armas con
cartuchos de goma y gases lacrimógenos.

Pararon el carro de asalto sobre Rivadavia, marcharon cincuenta metros hasta el edificio del
Ministerio y comenzaron a disparar. Luego de unos diez minutos de tiroteo, las municiones
se terminaron y quedaron indefensos. Los manifestantes, que en ese momento estaban a punto
de abandonar la lucha, se encarnizaron aún más y enfrentaron con piedras a la policía, y sin
que los efectivos no pudieran hacer nada más que mirar, incendiaron la movilidad especial
en que la veintena de uniformados había llegado. (DIARIO DE CUYO 27-07-95, pág. 6)

“Comenzaron a reprimir muy violentamente y la gente se enfureció, empezamos a correr


para la plaza y desde allí tirábamos piedras, baldosas, botellas, lo que encontráramos,
después nos dimos cuenta que habían dejado el vehículo, la chanchita, en la Rivadavia y que

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estaba solo, no había nadie cuidándolo, entonces fueron un montón de compañeros a
prenderle fuego mientras nosotros seguíamos tirándole piedras a los milicos”, nos cuenta
un manifestante.

Un remolque de OSSE, que se encontraba estacionado sobre calle Mendoza entre Rivadavia
y Laprida fue incendiado. Uno de los militantes de ATE entrevistado, nos dice “Nosotros no
estábamos de acuerdo con que se incendiara algo que era de todos, porque ese remolque no
era lo mismo que la policía era de una empresa estatal que había que cuidar, si nosotros
estábamos en contra de la privatización de OSSE deberíamos cuidarlo ¿no es cierto? Pero
bueno la gente lo veía como una cosa que era el estado, el gobierno, y todo lo que era del
gobierno estaba mal, generaba rechazo, cuando se incendió la chanchita y el remolque todo
el mundo aplaudía fue como un símbolo de que habíamos ganado la lucha, de que la
represión no nos podía frenar”.

Dos motobombas de la división de bomberos intentaron acercarse al lugar de los incendios


pero fueron rechazadas por las pedradas de los manifestantes por lo que tuvieron que retirarse
sin la posibilidad de extinguir las llamas.

Este fue el momento de mayor algarabía. De modo permanente se sucedían insultos a la


policía, por lo que la quema fue reconocida como una reivindicación muy importante (Ruffa
y López. 2005:93).

Luego de una ardua lucha y con la llegada de nuevos refuerzos, la policía logra dispersar a
los manifestantes, quienes se dividieron en pequeños grupos. El repliegue fue violento.
Algunos pasan por la peatonal y se producen rotura de vidrieras y saqueos; otros deciden ir
a la concesionaria Escobar, propiedad de la familia del Gobernador, y apedrean las vidrieras,
intentando también prender fuego a los vehículos. (Ruffa, López 2005:93). Los últimos
grupos de resistencia se nuclean alrededor de la plaza Aberastain. Allí frente al edificio 9 de
Julio que permanecía tomado y la sede de ATE, sigue la balacera policial y la resistencia de
los trabajadores. La policía continúa la represión con balas de goma y de calibre 9 mm que
no alcanzaron a impactar sobre ninguna persona. Se producen las últimas detenciones. Al día
siguiente se conoció el saldo de los detenidos y heridos. El Diario de Cuyo decía: “Más de
20 personas tuvieron que ser asistidas ayer en distintos centros de salud debido a las heridas

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que presentaban producidas durante la manifestación de los estatales en la capital
sanjuanina en el centro de la capital sanjuanina.” Según el este mismo medio gráfico el
saldo de heridos fue de 6 agentes policiales y 15 civiles. (DIARIO DE CUYO 27-07-95, pág.
7).

Algunos policías con heridas leves no fueron aceptados en la guardia del hospital y tuvieron
que ser atendidos en clínicas privadas. Además fueron detenidas 11 personas.

Cerca de las 14hs la ciudad comienza a volver a la normalidad. El cantautor popular


sanjuanino Daniel Giovenco, ilustra el momento en que la ciudad quedó desolada cuando se
hizo la hora de la siesta en una cueca de su autoría cuyo nombre es “La del Sanjuaninazo”.

“…métale compadre
no mesquine cuero
no me afloje ahora
no lo pille el sueño
y llegó la siesta
sino otra cosa sería San Juan.”
(Fragmento. La del Sanjuaninazo. Daniel Giovenco)

Luego de los acontecimientos, en horas de la tarde, el gobernador Escobar emite un


comunicado por cadena provincial en el que declara asueto administrativo para el día 27 de
Julio. Además opina que no eran muchas personas las que protagonizaron los disturbios que
eran los que no están dispuestos a hacer sacrificios en tiempos de crisis y que por suerte son
pocos y atribuyó a grupos infiltrados de izquierda la organización de los saqueos y
manifestaciones violentas.
El gobierno provincial pide refuerzos de gendarmería nacional. Se ponen a disposición 250
hombres de gendarmería para San Juan. Al día siguiente los edificios públicos aparecen
fuertemente custodiados.
1.4. El ocaso de la lucha y la vuelta al consenso

Tras los disturbios se lanzó un paro general apoyado por todas las ramas del sindicalismo
nacional y los gremios estatales, el que, combinado con el asueto declarado por el gobierno
para la administración pública y el Poder Judicial, tuvo un acatamiento masivo.
El viernes 28 unos tres mil manifestantes se concentraron frente a la catedral, sin que se
produjeran incidentes y Héctor Sánchez de ATE, una de las caras visibles del sanjuaninazo,

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anunciaba para la semana siguiente un plan de lucha mientras afirmaba: “para la otra semana,
estamos seguros, esto se convertirá en un estallido de tipo nacional” (Cao Horacio 2006:51).
El gremio ATSA y el Colegio Médico toman el hospital Rawson.
En este escenario, la Legislatura provincial da marcha atrás y sanciona una ley (la Nº 6.619),
presentada por el bloque de la Cruzada Renovadora, que prohibía la reducción salarial. La
norma fue aprobada con los 22 votos de la oposición (Cruzada Renovadora, Partido Bloquista
y UCR) y, notoriamente, 14 del oficialismo. El gobernador declara públicamente que vetará
esa ley. El Vicegobernador Rogelio Cerdera, expresa “es hora de que nos sentemos todos los
que somos responsables, esto es, el gobierno, dirigencia sindical, dirigencia empresarial, la
iglesia, para asegurar una convivencia armónica en esta provincia”.
El día 31 de Julio se produce una nueva movilización convocada por UDAP, participan tres
mil personas. El edificio del Ministerio de Educación permanece tomado. También hay tomas
en escuelas de 25 de Mayo, Caucete y Jáchal. Al día siguiente una gran columna de ATE
recorre las calles céntricas, queman neumáticos y cortan el tránsito para luego dirigirse al
Ministerio de Educación a solidarizarse con los docentes que mantenían tomado el edificio.
(Ruffa y López, 2005:96)
Por otro lado, el personal de Vialidad Provincial, el personal de Dirección de Protección al
Menor y de la Caja de Acción Social, cortan el tránsito y toman el edificio donde funcionaba
la Caja de Acción Social y rodean el Edificio 9 de Julio. (Ruffa y López 2005:97)
Sin embargo, a pesar de estas acciones aisladas, la lucha comienza a desarticularse poco a
poco. La opinión pública no es favorable a estas acciones. “Ya no teníamos legitimidad, los
medios nos jugaban en contra y le habían ganado la cabeza a la gente, que es algo que no
supimos hacer nosotros”, comenta uno de los entrevistados. Los medios jugaron un papel
preponderante en la deslegitimación de la lucha. Una gran cantidad de artículos contra las
protestas, acusaciones de infiltración subversiva en sintonía con el planteo de Escobar,
llamamientos a la calma y la pacificación, etc.
La mayoría de los gremios comienzan un proceso de negociaciones con el gobierno.
El Colegio Médico levanta las medidas de fuerza tras haber firmado un acuerdo con el
gobierno de la provincia, en el que ceden el 20% de su sueldo básico mientras dure la
Emergencia económica.

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Finalmente, tras una multitudinaria manifestación en las que participan más de cinco mil
personas, el jueves 3 de agosto, la Gobernación dio marcha atrás a los recortes y acordó con
los gremios el pago en bonos de una parte de los salarios.
UPCN acuerda por un salario mínimo de $350. El día 4 de UDAP, ATSA y Viales acuerdan
con el gobierno y levantan las medidas de fuerza.
ATE es el único gremio que mantiene las medidas de fuerza. Se reúnen el 7 de Agosto con
el ministro Benítez pero no aceptan la propuesta que les hace el gobierno. En definitiva el 10
de Agosto ATE recibe una propuesta de pago del 80% en efectivo y el 20% en bonos que
aceptará posteriormente. e
Los manifestantes entrevistados expresan opiniones distintas acerca de los acuerdos a los que
se llegaron con el gobierno: “si lo ves de ahora, con el diario de mañana, como se dice,
puede parecer una traición, pero la mayoría de los trabajadores estábamos de acuerdo en
la negociación porque ya no daba para más, queríamos cobrar como sea y ya habíamos
logrado que no nos recortaran, después nos dimos cuenta que el pago en bonos no era lo
mejor pero no había otra”. Otro de los manifestantes opina en contrario: “se le regaló la
iniciativa política al gobierno, la lucha debería haber seguido hasta que se fuera Escobar y
se constituyera un gobierno distinto que superara la etapa neoliberal, de todas formas eso
era muy difícil, teníamos todo en contra, los medios le hacían creer a la gente que éramos
unos violentos, incluso muchos trabajadores decían que había que parar la mano y la
dirigencia sindical también lo decía, era muy difícil pero desde mi punto de vista había que
continuar.”
2. Análisis de los acontecimientos.
2.1. Sanjuaninazo e Ideología.
La articulación hegemónica del bloque neoliberal en el poder impone en forma de sentido
común la ideología dominante expresada en el desprecio por las ideologías y la política. Esta
ideología desideologizante de las clases dominantes se universaliza de tal modo de
confundirse con la conciencia social. Se impone durante todo el proceso la “concepción del
mundo” del bloque neoliberal.
La apariencia de Jorge Escobar, un empresario “exitoso” presentado como un hombre no
contaminado por los vicios de la política tradicional constituye el primer ejemplo de la
ideología desideologizadora que impusieron los grupos dirigentes. La distancia de este nuevo

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candidato con el estilo político del tradicional peronismo sanjuanino fue expresada como
sigue por el Lic. Aníbal Gutierrez, ex ministro del gobierno de Juan Carlos Rojas, uno de
los entrevistados: “en el partido se había juzgado que el peronismo había perdido en el 87
porque los candidatos eran demasiado peronistas, entonces se consideraba bueno buscar
dirigentes que no estuvieran manchados de peronismo, todas esas ideas neoliberales
representaron una quiebra de los viejos liderazgos ligados a los partidos políticos que se los
consideraban peligrosos para la sociedad [...] había que buscar a alguien por fuera y se lo
busca a este teóricamente empresario exitoso, traído por César Gioja al partido […] y se lo
busca a Rojas para darle una pátina de peronismo a la fórmula, aunque Rojas nunca había
militado pero era hijo de un reconocido dirigente sindical peronista que fue asesinado” Es
este el primer elemento para pensar la articulación hegemónica neoliberal: el rechazo del
conflicto político, la despolitización generalizada y el triunfo de la administración y la
tecnocracia, expresada, difundida e instalada como “sentido común”, es decir como
pensamiento acrítico y ahistórico, incorporado y naturalizado en el pensamiento de las
grandes masas.
Sin embargo, esta pretendida pureza se cae a pedazos cuando Escobar es denunciado por
corrupción, lo cual lo colocaba en el terreno de la “vieja política” nuevamente, ¿Cómo
sostener el discurso del hombre limpio de las mañas y los vicios de los políticos cuando se
demostraba que utilizaba los recursos del Estado en su favor personal? ¿Cómo se sostiene la
idea del achicamiento del estado para eliminar “gastos improductivos” si al mismo tiempo se
aprovechaba personalmente de sus recursos? Nuevamente el terreno de la disputa sigue
siendo el de la ideología y el sentido común. Por un lado el grupo liderado por Rojas trasladan
esa disputa al partido, en primer lugar, lo que provoca la intervención del PJ, y en segundo
lugar plantea la estrategia de democratizar la discusión acerca del plan de ajuste y
privatizaciones a través de un plebiscito que no logra materializar. Por otro lado el grupo
liderado por Escobar golpea al nuevo gobierno a través de los aprietes desde el gobierno
nacional que le daba todo su apoyo al empresario y utilizando a los medios de comunicación
para seguir difundiendo la idea de Escobar como un dirigente traicionado por los políticos
tradicionales de su propio partido. Se atacaba el “populismo estatista” que encarnaba Rojas.
En este sentido, lo que Horacio Cao (2006) plantea como la disputa entre el “ala técnica” y
el “ala política”, es también una disputa por el sentido común.

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Como hemos visto en este trabajo la disputa se resolvió a favor de Escobar. En realidad se
resolvió a favor del sentido común dominante de la época, el victimario terminó siendo la
víctima, el hombre que representaba lo nuevo, o sea la no política, la no ideología, era víctima
de lo viejo, de la política y la ideología. La llamada noche de los senadores y el juicio político
a Escobar representaron en definitiva, para el sentido común dominante, la ofensiva de los
políticos tradicionales frente a la nueva forma de administrar técnicamente el gobierno y el
estado.
La despolitización y la desideologización constituyen, aunque parezca contradictorio, una
ideología orgánica para el nuevo momento histórico. Porque en definitiva el fin de la historia
proclamada por los intelectuales orgánicos del capitalismo mundial implica una posición de
“neutralidad” frente a los hechos, los cuales no requieren de la voluntad política o ideológica
de los líderes políticos o sociales, sino que sólo se necesita dejar operar libremente a las
fuerzas del mercado que son quienes, en definitiva, marcan a partir de ahora, el curso de la
historia, no hay ninguna voluntad política o ideológica que pueda superponerse a la voluntad
del mercado como único regulador de las relaciones sociales.
La moda de la época consistiría en proclamar la existencia de una sociedad de mercado en la
que no caben las ideologías. Ahora bien, esta ideología anti-ideológica, si cabe la paradoja,
se universaliza de tal forma de confundirse con la conciencia social y convertirse en el sentido
común de amplias capas de la sociedad. Las diferencias sociales, aunque intensas en el orden
de lo económico, no alcanzan a manifestarse enérgicamente en el orden de lo ideológico. No
es que las diferenciación de clases haya desaparecido, pero la profundidad de la
transformación que llevan adelante las clases dominantes impregna a la sociedad de tal
manera que la idolología que la explica y la justifica aparece tiñendo la totalidad de la cultura
y el pensamiento en la vida social y es asimilado por amplios grupos sociales como sentido
común.
El sentido intrínseco de la desideologización aparece como evidente: si las ideologías pueden
ser aniquiladas, o al menos, colocadas entre paréntesis, el statu quo de la dominación
neoliberal alcanzaría a prolongarse. Esa presunta desideologización y despolitización se
presentan como correspondiendo a la sociedad que ha llegado a una nueva era, racional,
científica, en la que todos los problemas pueden encontrar una solución técnica sin la
necesidad de apelar a teorías o ideologías políticas.

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La idea del empresario exitoso, que sabe administrar, que cuenta con un equipo técnico, de
tecnócratas (sería la expresión correcta), se conjugan también con la relación “negociadora”
con el gobierno nacional que se instala también como sentido común en la población
sanjuanina, no en este periodo, sino desde tiempo atrás cuando la hegemonía bloquista se
adaptaba a los cambios producidos en el orden nacional. En ello estriba también la derrota
del frustrado intento plebiscitario de Rojas, no se trata de confrontar con el gobierno nacional
sino de hacer bien los deberes para poder obtener fondos del erario central.
Esta pretendida racionalidad de la desideologización adopta en las clases subalternas la forma
de sentido común, o sea, un “agregado caótico de concepciones dispares” (Gramsci Antonio:
1958:125). No se manifiesta como una filosofía homogénea coherente y sistemática, sino por
el contrario como concepción difusa, incoherente, caótica. Esteban Echeverría hablaba de la
necesidad de las “crencias”, que sino por la razón, se impongan “al menos como sentimiento
en el corazón de las masas” (1951:265).
En las entrevistas realizadas encontramos diversas expresiones que dan cuenta de la adopción
por parte de los sectores subalternos de la ideología dominante. La despolitización, la
desideologización aparecen una y otra vez.
“(…) no queríamos hacer política simplemente queríamos que se nos respetaran nuestros
derechos como trabajadores”, manifiesta un gremialista. “En ese momento no veíamos lo
que significaba el neoliberalismo, ni siquiera hablábamos de eso, algunos partidos de
izquierda que nos acompañaban y también algunos de ATE hablaban de neoliberalismo pero
eso era algo muy raro para nosotros, no lo teníamos en cuenta y yo ahora me doy cuenta de
lo que nos decían y era cierto, pero nosotros solo queríamos que se nos pagara”, dice otro.
Y hay más:
“Ellos decían que el Frente Social era un Frente político, aliado de la oposición, pero en
realidad nos habíamos movido en la lucha para que el reclamo se escuchara, no teníamos
ninguna intención política, es más si ves los diarios te darás cuenta que reclamábamos a
toda la clase política, la política no nos representaba.”
“La gente común no creía en la política y nosotros tampoco, nosotros solo pedíamos vivir
dignamente, nunca se nos ocurrió que el Frente Social podía apoyar un candidato o
presentar un candidato propio, el gobierno quería hacer ver a la población que éramos un

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grupo interesado que quería destituir al gobierno pero no era así, defendíamos nuestros
derechos como lo haría cualquiera.”
“Mira yo era peronista pero Rojas se peleaba mucho con el gobierno nacional y todos
sabíamos que si se seguía peleando le cortaban el chorro, no le mandaban plata, ese fue el
problema de Rojas, mientras Escobar demostraba que él podía conseguir plata porque era
amigo de Cavallo y si llegaba Cavallo o alguien mandado por el de la nación, llegaba el
dinero de los sueldos, eso es lo que queríamos todos. En ese momento pensábamos: que
privaticen todo lo que quieran con tal de que nos paguen…”
“El gobierno nos acusaba de izquierdistas pero la verdad es que la gente no sabía ni que
era derecha ni que era izquierda, lo único que sabíamos era que había que armar quilombo
si queríamos cobrar, esa es la verdad.”
Lo que expresan los entrevistados nos está señalando que el sentido común actúa como el
instrumento cultural de la conservación, “la voz aparentemente sensata de la rutina” como
decía Hector P. Agosti.
Nos señala, también, aquello que Marx y Engels aseguraron en La ideología alemana: “la
clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder
espiritual dominante” (1950:48).
Como se puede observar, la ideología desideologizadora y despolitizante representa, justifica
y actúa como garante de las necesidades de los sectores dominantes que ya no se sienten
interpretados por el estatismo regulador, acaso por ello mismo esta ideología de la
desideologización se traslada también a las formas del lenguaje. No se habla ya de pueblo,
clases sociales, sino de “gente”, no se habla de gobierno sino de “administración”.

2.2. Sanjuaninazo y hegemonía.


Los hechos del 26 de Julio revelan, por un lado, que las fuerzas sociales dominantes que
detentan el poder político no pueden ejercitar su hegemonía de manera estable, y por otro,
que las clases subalternas no están aún en condiciones de desplegar una estrategia
contrahegemónica. Así la hegemonía como un proceso “vivido” de dominación política y
cultural, intelectual y moral, se acerca a lo que Esteban Echeverría señalaba como
“creencias”. Esta idea nos lleva a resaltar el carácter dinámico de la hegemonía. La
hegemonía no es nunca un logro definitivo, sino que debe ser continuamente renovada,

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recreada, definida y modificada. La hegemonía aparece entonces como una noción
inherentemente relacional, práctica y dinámica.
Por ello la articulación hegemónica no solo se da en el plano de las concepciones ideológicas,
no se relaciona a una lucha abierta de visiones racionales y coherentes, sino que encuentra
aparatos concretos de reproducción en las instituciones de la sociedad civil tales como los
medios de comunicación y la iglesia, y en instituciones de la sociedad política como la
legislatura, que fueron los lugares más visibles de la articulación hegemónica durante el
proceso. El concepto de hegemonía permite el análisis de los acontecimientos extendiendo y
enriqueciendo la noción de ideología, dotándola de un cuerpo material y un lugar
preponderante en política.
De este modo, la hegemonía se relaciona con toda una variedad de estrategias prácticas
mediante las que un poder dominante obtiene su consenso por parte de los dominados.
La hegemonía escobarista se sostuvo fundamentalmente, aunque no exclusivamente, desde
los medios de comunicación y la Iglesia.
Si observamos las editoriales y notas del Diario de Cuyo durante el proceso anterior al día
26 de Julio, veremos cómo los hechos políticos son presentados siempre en torno a la
legitimación de las medidas de gobierno y la deslegitimación de la protesta social. En varios
artículos se exalta la figura de Escobar como un gran negociador con la nación para conseguir
fondos y poder sostener los sueldos, las protestas sociales son calificadas como actividades
políticas opositoras. Además destacan permanentemente la necesidad de las reformas y las
políticas de achicamiento del estado para salir de la crisis fiscal.
Veamos algunos artículos:
“Ante el ajuste que prepara el gobierno: cooperación para alcanzar el éxito.
Todo el pueblo de San Juan está a la espera de las medidas que vaya a tomar el Gobierno
de Escobar (…) para seguir el rumbo y las condiciones que tendremos pronto para
desarrollar y aumentar las actividades generales, podemos aceptar que pasamos estrecheces
todos, trabajadores, empresarios, gente de campo y el propio gobierno. Pero no todo es tan
difícil y ya se notan síntomas de recuperación. Por otra parte, y como consuelo podemos ver
que Mendoza, calificada como provincia de muchos recursos, acaba de ser advertida nada
menos que por la Fundación Mediterránea, que la situación económica de esa provincia es
de cuidado, y le critica al gobierno la decisión política de haber permitido un aumento más

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que proporcional de los gastos en relación a las posibilidades de crecimiento de los ingresos.
(…) También se le pide a Mendoza la necesidad de desprenderse de empresas públicas como
la de energía (EMSE) para reducir la carga de amortizaciones e intereses de la deuda de los
ejercicios futuros.
San Juan tiene sus penas, es cierto, pero también dependerá mucho de lo que nosotros
hagamos, ya en la esfera del trabajo y la producción, ya desde el gobierno para ir cerrando
la aberturas por donde se escapan grandes recursos que son gastos improductivos y que por
ahora no rinden ni para el gobierno ni para el pueblo. (…) pero lo importante es el
comportamiento de la sociedad toda frente a estas dificultades. (…) nuestra crisis es el atraso
en el que hemos incurrido para cambiar el paso y ponernos entre los países productores, sin
subsidios industriales, explotando racionalmente y con la tecnología más moderna para
exportar todo cuanto producimos. Tiempos difíciles siempre se han producido y estos serán
superados en pocos meses. Ahora todos debemos esperar que el gobierno y el sector privado
aceleren la marcha de sus planes y, si es posible, cooperar para alcanzar el éxito.” (DIARIO
DE CUYO 31-05-95, pág. 7).

Sobre los acontecimientos del 26 de julio Diario de cuyo expresa en su editorial:

“La violencia disociadora.

No existen derechos en una sociedad, por justos que se pretendan, que justifiquen imponerlos
por la fuerza y tampoco hay antecedentes que indiquen el éxito de obtener reivindicaciones
sectoriales gracias a la violencia indiscriminada (…) nada positivo logró la dirigencia que
se quedó en el tiempo de la imposición corporativista, con el agravante de que las posiciones
obcecadas son aprovechadas por la infiltración de la insurgencia disociadora, motorizada
por la especulación doctrinaria del caos. Precisamente la violencia jamás ha sido el método
de reclamo de los sanjuaninos, por lo tanto llama la atención la escalada atípica de
depredación de edificios públicos, casas de comercios y vehículos.

Porque somos hombres de paz y porque hemos soportado con estoicismo los embates de
catástrofes telúricas de mayores consecuencias, -en lo humano con el dolor de 1944 y en lo
económico en 1977-, es que debemos meditaren estos momentos con el espíritu amplio de la
negociación a través del consenso.

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Los trabajadores deben conservar la calma aunque sea difícil sobrellevar el acoso de las
necesidades (…) por eso no pueden aceptarse los tecnicismos y el diagnóstico sobre la
realidad provincial debe ser auténtico, transparente y apto para las negociaciones, de
manera de flexibilizar el ajuste necesario pero no traumático.

Hoy como nunca, se hace necesario dejar de lado los ánimos exacerbados por el reclamo
combativo, la soberbia o el autoritarismo, para allanar el camino hacia un clima de paz y
concordia mediante la concertación, única forma de poner en marcha a San Juan hacia un
destino de grandeza.” (DIARIO DE CUYO 27-07-95, pág. 6).

La Iglesia por su parte, exhorta permanentemente a sostener la paz, a no exacerbar los ánimos.
En sus mensajes está siempre presente la idea de aceptar los cambios aferrándose a dios.

En su mensaje del 4 de enero de 1995 el Obispo Distéfano, ofrece su mediación entre el


gobierno y los sectores que se le enfrentan e insta fundamentalmente a los jóvenes a “creer
en algo y valorar méritos y virtudes más que descubrir defectos”. (Ruffa y López 2005:68).
Sobre los hechos del 26 de Julio el obispo dice en Diario de cuyo: “no aceptamos la violencia,
las protestas nos parecen justas pero no deben alterar el orden de la sociedad, llamamos a
negociar a las partes y a mantener la paz.”

Estas organizaciones o aparatos aparentemente “privados”, funcionan como legitimadores de


la acción política de las clases dominantes. Bussi-Gluksman considera que Gramsci amplía
la noción de estado incorporando a sus mecanismos de funcionamiento a la sociedad civil, es
decir aparatos aparentemente privados que cumplen función estatal organizando su consenso.
En el lenguaje de Gramsci diremos “estado integral”. Resulta paradójico hablar de Estado
integral, y más aún de estado ampliado en un momento en el que se “achica el estado”, sin
embargo, el concepto es válido para el análisis del estado neoliberal. El Sanjuaninazo ofrece
el ejemplo en tanto que el gobierno sostiene su hegemonía a través de los medios de
comunicación y la iglesia que forman parte de la sociedad civil, estos ayudan a construir
consensos legitimando las acciones gobernantes.

Pero en determinado momento, el 26 de julio del 95, el gobierno pierde capacidad de


maniobra legitimadora, los trabajadores ven agotada la capacidad de negociación y comienza
el tiempo más álgido de la lucha. Aparece aquí el momento de la coerción, la represión y el

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enfrentamiento directo. Es el momento en el que el grupo gobernante pierde capacidad
dirigente y revela su función dominante, al menos por un momento en nuestro caso. La
fórmula gramsciana hegemonía acorazada de coerción se invierte y se transforma en coerción
acorazada de hegemonía ya que como vimos tanto el diario como la Iglesia abonan la idea
de la infiltración subversiva para justificar la represión policial.

Aparece la represión, pero también se pone a prueba la resistencia. Se hace evidente la


inestabilidad del consenso logrado hasta el momento, aunque sólo en sus aspectos
superficiales ya que en definitiva las clases subordinadas, apartadas del poder político, no se
han planteado aun la necesidad de desarrollar un proyecto político contrahegemónico. Actúan
resistiendo la política de gobierno, pero sin plantearse una estrategia de poder, sin trascender
los intereses económico–corporativos. Diversas expresiones de los entrevistados dan cuenta
de esta visión corporativa: “lo único que queríamos era cobrar”, “nosotros no hacíamos
política”, etc.

La estrategia principal de los sindicatos antes del 26 de Julio fue la de movilizarse siempre
hasta la legislatura provincial para pedir el apoyo de los legisladores. Aquí la sociedad
política actúa pero a través de sus instituciones representativas y no coercitivas. En un
documento de Daniel Chango Illanes y Rogelio Roldán escrito en diciembre de 1994, titulado
“Notas para la Militancia” se habla del fenómeno del hiperparlamentarismo sanjuanino, es
decir con una fuerte incidencia del parlamento que “a la vez hace difícil la gobernabilidad y
también la protesta popular, porque le da espacio a las dirigencias sindicales para presionar
en el contexto de un sistema, hoy pentapartidario, de representación en la cámara.” Y
continúan: “En San Juan hay cosas que se arreglan en la legislatura para que no se decidan
en la calle”.

Este fenómeno parlamentario también se agotó para los trabajadores cuando deciden la toma
de los edificios públicos. Es ese cambio en la estrategia de la lucha lo que obliga a activar
primero la represión y luego, prohibición del ajuste mediante, volver al diálogo y al consenso
para terminar pactando con los gremios “la flexibilización del ajuste”, como pedía el Diario
de Cuyo, a través del pago en bonos que fueron perdiendo su valor hasta convertirse, con el
tiempo, en papeles sin valor alguno.

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3. Sanjuaninazo: dialéctica de lo viejo y lo nuevo.

Por último, el Sanjuaninazo debe ser analizado como una manifestación local (como crisis
coyuntural) inserto en una profunda crisis de la civilización capitalista a nivel mundial que
coincide con una crisis de las propuestas alternativas al capitalismo, un proceso inscripto por
entero dentro del dramático momento en el que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no
puede aún nacer. Desde esta perspectiva, el Sanjuaninazo que aparece como un hecho
aparentemente aislado, en una época en la que los ideólogos del neoliberalismo habían
decretado el fin de la historia y el triunfo absoluto de la civilización burguesa, es (junto a
otros procesos similares de revueltas y motines, en general protagonizado por trabajadores
estatales, durante los años 94 y 95 en varias provincias del país: La Rioja, Jujuy, Río Negro,
Neuquén, Tierra del Fuego) el modo en que se comienza a reorganizar la lucha política desde
los sectores subalternos y dan cuenta de una ruptura aún embrionaria, contradictoria y carente
de proyecto político independiente, con el modelo capitalista neoliberal que comienza a
descomponerse en el país y en el mundo y revelan el crecimiento lento y contradictorio de
fuerzas subalternas que, como hemos visto, no están aún en condiciones de ejercer una
contrahegemonía en la sociedad civil, pero sí de introducir combinaciones variables de lo
nuevo que se esfuerza por nacer con lo viejo que se niega a desaparecer. Esta dinámica puede
ubicarse fundamentalmente en el terreno práctico, en el cambio de la estrategia de lucha que
obliga al gobierno a desnudar su aparato de represión. El tránsito de la estrategia
parlamentarista a la toma de edificios públicos, en nuestra provincia, así como el corte de
ruta, por ejemplo en Cutralcó, orientan futuras luchas y quedan marcadas como experiencia
que van acumulando los sectores subalternos para el despliegue de nuevos conflictos en los
años venideros.
En este sentido el Sanjuaninazo implicó una cierta transformación, derivada de la práctica de
la lucha, de la salida, al menos por un tiempo, de la quietud y la rutina impuestas por el
sentido común dominante, aún cuando las clases subalternas no han podido desarrollar una
visión del mundo propia y escindida.
Tal vez la mejor expresión de esta dialéctica entre lo nuevo que no nace y lo viejo que no
muere, fue expresada por la cueca de Daniel Giovenco La del Sanjuaninazo. En la letra de
esta canción popular hay un alto contenido épico en expresiones como “madura en los
ranchos la revolución”, “vuelve otra vez el dolor y los cantos libertarios”, etc. que expresan

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una necesidad más que una realidad. Una necesidad de aparición de lo nuevo acompañada de
la crítica de lo viejo, del pacto entre iglesia y estado: “y el curita con el funcionario redactan
un pacto de conciliación”, crítica a la relación de complicidad del poder judicial con la
corrupción y crítica del sistema de represión: “si hay que si balas traidoras/ déjenlas pa quien
roba bien amparao en la constitución”. Esta necesidad de lo nuevo y la crítica de lo viejo
termina por desplomarse no por acción de la violencia estatal sino por la fuerza de la
costumbre: “y llegó la siesta sino otra cosa sería San Juan”. Tal vez sea conveniente
interpretar el final de la cueca de Giovenco como una metáfora de la profundidad de la
determinación de las costumbres sobre las acciones humanas y comprender como actúa la
ideología, el sentido común y las creencias populares dificultando el proceso de aparición de
nuevas prácticas de acción política, aquello que Gramsci denominó: subversión de la praxis.
Esta necesidad aún vigente, obliga a reivindicar el Sanjuaninazo, no como mera evocación
conmemorativa, sino como parte fundamental de la experiencia de lucha de las clases
subalternas, como aprendizaje histórico para librar nuevas batallas que aceleren la muerte de
una sociedad que prolonga su agonía sobre la base de una hegemonía que, aunque debilitada,
no encuentra todavía su negación superadora.

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