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Moniciones Domingo de Pascua

1 de abril de 2018

MONICIÓN DE ENTRADA
¡Aleluya, aleluya, Cristo ha resucitado! Esta es la victoria que reunidos
como hermanos proclamamos y celebramos de manera solemne, unidos
con toda la Iglesia. Hoy es el domingo más importante del año, del que
reciben sentido todos los demás. Esta celebración está revestida de una
alegría inmensa, provocada por nuestra esperanza en la vida eterna: si por
medio del bautismo hemos muerto con Cristo al pecado, sabemos que
también resucitaremos con él. Jesucristo resucitado nos protege y nos
guarda de la muerte definitiva, gracias al Espíritu Santo que ha sido
derramado en nuestros corazones. Dispongámonos, entonces con un
corazón nuevo y lleno de luz, a celebrar estos sagrados misterios
poniéndonos de pie y entonando el canto de entrada.

MONICIONES A LAS LECTURAS


Primera lectura (Hechos de los apóstoles 10, 34a. 37-43)
Por nuestra experiencia en la celebración de la Pascua del Señor, somos
testigos, al igual que el apóstol Pedro, de todo cuanto Jesucristo hizo en
Judea y en Jerusalén y de su muerte en la cruz. Pero atestiguamos con
más empeño su resurrección al tercer día. Por eso hacemos nuestra la
misión de anunciar la Buena Nueva con el testimonio de una vida
resucitada. Escuchemos con atención.
Salmo responsorial (Salmo 117)
El gozo del cristiano es provocado por la convicción que tenemos del
triunfo del Señor sobre la muerte. Por eso proclamamos las maravillas del
Señor y la aclamamos con el salmo 117.
Segunda lectura (Colosenses 3, 1-4)
Gracias a la acción del resucitado en su vida, San Pablo se convirtió en un
hombre nuevo, un misionero que nos invita a aspirar a los bienes de arriba,
a los bienes que realmente nos darán la auténtica felicidad, junto a
Jesucristo glorificado. Escuchemos esta exhortación
Evangelio (Juan 20, 1-9)
En la mañana del domingo, María Magdalena, Pedro y Juan, encuentran
el sepulcro vacío. El Señor Jesús había resucitado, la tumba está vacía.
Para los discípulos es una alegría indescriptible. Atendamos ahora el
mensaje salvador que constituye la base de nuestra fe y de nuestra vida
cristiana: la Resurrección del Señor. Entonamos el aleluya.

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