Si bien habremos de tocar las razones por las cuales los antropólo-
gos se niegan a concederle a los elementos de la indumentaria la misma
atención que a otros aspectos de la cultura, el fin primordial de este
estudio es el de sacar a la luz lo que se ha escrito al respecto y a la vez,
297
desarrollar las bases teóricas y los principios metodológicos apropiados
para darle al tema de la indumentaria un puesto dentro de la antropo-
logía.
298
menos aquellos en la cautividad, se muestran divertidos decorándose
con trapos y cuerdas, pintándose el cuerpo y retozando con ánimo exhi-
bicionista, aunque no se hayan podido establecer nexos de regularidad o
continuidad de estilo en los adornos de los primates. En consecuencia,
el vestirse o adornarse, aún si hemos de concederle la inspiración de
nuestros antepasados pre-humanos, resulta ser un producto esencialmen-
te humano, como lo han sido el lenguaje y la fabricación de herramien-
tas.
299
áreas del mundo, tales como las zonas heladas de Tierra del Fuego y
Australia, donde era de presumirse el uso de prendas protectoras y sin
embargo, no ocurre así. Es de notar sí que aunque los Fueguinos y los
aborígenes Australianos carecen de prendas exteriores de vestir, la cos-
tumbre de pintarse el cuerpo es común entre ambos pueblos.
300
3. La Hipótesis sobre el Pudor
Según esta teoría el vestido llegó a adoptarse para ocultar los órga-
nos genitales, debido a un sentido del pudor y de la modestia y a partik.
de la hoja de parra se evolucionó hacia indumentarias más complejas
(Dunlap, 1928, p. 64; Sanborn, 1926, p. 2).
301
sada la edad de la pubertad se pueden considerar como consumidores y
a la vez, objetos de consumo dentro del "mercado sexual" (p.3 ). En
estas condiciones, la indumentaria
También puede ser verdad el caso de que los primeros adornos con-
sistieron en artículos provenientes de la cacería y utilizados como osten-
tación de los cazadores.
302
Benedict (1931, p. 236 ) hace notar que si bien la diferenciación
de los sexos es un aspecto central de la indumentaria en muchas socie-
dades, existen así mismo regiones en las cuales no es fácil distinguir los
sexos por el vestido que llevan y también otras, donde el vestido señala
el status y los trofeos sociales. Y escribe al respecto que,
303
derna. La primera tiende hacia un estudio de conjunto de las institucio-
nes sociales y de sus mutuas relaciones funcionales, y la otra, hacia una
especialización dentro de una sola institución, como por ejemplo el pa-
rentesco. Esta última corriente ha hecho esfuerzos por integrar la infor-
mación y teorías antropológicas con los resultados de disciplinas afines
como la economía, la política, la psicología clínica y el arte.
304
¡Qué haría su Majestad, fuera un accidente tal a ocurrir: que
los botones simultáneamente se desprendieran y la sólida lana se
evaporara como por arte de magia! ¡Cómo se vería a todos correr
hacia los escondites más cercanos; sería una alta tragedia de Estado
envuelta en una Farsa lamentable; . . . imaginarse toda la textura
del Gobierno, la Legislación, la Propiedad, la Policía y la Socie-
dad Civilizada disuelta en gritos y gemidos. . . ¿Podrá un hombre
concebir a un Duque de Windlestraw desnudo dirigirse a una Cá-
mara de los Lores desnudo? La imaginación, como asfixiada por
un aire Mefítico, se rebela contra sí misma y no concibe escena tal
(Carlyle, 1954, p. 54).
305
también, existe una psicología del velo: por su manera de llevarlo
se puede obtener una idea sobre el ánimo del envelado, así como
entre nosotros es común establecer deducciones parecidas a juzgar
por el sesgo del sombrero.
306
Como punto de partida para estos planteamientos se hace necesa-
rio despojar al hombre de sus atuendos para colocarlo firmemente en un
plano naturalista y no, meramente, en el plano ecológico. Se puede co-
rrelacionar al hombre no solamente con aquello situado fuera de sí mis-
mo sino también consigo mismo en un sentido biológico y filosófico. To-
da su producción, bien sea una lanza, una casa, leyes, poemas o un par
de zapatos, refleja las decisiones dentro de su medio ambiente con el
cual está indisolublemente ligado, si bien una parte es de su propia crea-
ción.
307
El poder comunicativo de nuestra producción puede extender-
se mucho más allá del propósito comunicativo de sus productores.
Al convertirse en posesión comunal la producción afecta el com-
portamiento y la comprensión . . . El poder comunicativo de un
producto no depende en manera alguna de su forma de producción,
ni de la validez de su manifestación (Ibid, p. 30).
308
y Tuner (1967, 1969) han utilizado el concepto "derecha-izquierda"
para estudiar relaciones entre los valores y las divisiones sociales, así
como aspectos del comportamiento. Douglas (1970: vii) lleva las cosas
aun más allá de "derecha-izquierda" para aseverar que "la mayor parte
del comportamiento simbólico debe operar por necesidad a través del
cuerpo humano" (subrayado mío). Sugiere ella además, que una vez
establecidas las categorías sociales, estas entran a modificar la experien-
cia del cuerpo y suministran una estructura cultural para interpretar
las relaciones sociales (p. 65). Sería válido tal vez añadir que el vesti-
do desarrolla papel importantísimo exhibiendo juicios sobre la clasifica-
ción corporal y tal como se ha dicho con anterioridad, estos juicios son
puntos de apoyo para la estructura cultural y las relaciones sociales.
309
La Indumentaria y algunas Interpretaciones Estructurales
310
ra de utilidad. Si bien Bogatyrev no avanza hasta el punto de encontrar
homologías estructurales entre el sistema del lenguaje y el sistema de la
indumentaria, es suya la afirmación de que:
De esta manera Bogatyrev nos anima a consid e rar además de las es-
tructuras formales de la indumentaria, su proyección ética dentro de la
sociedad. Pero para llegar a tal punto habremos de necesitar informa-
ción y datos más allá de los aportados por la indumentaria en sí. Sus
palabras:
311
LA ESTRUCTURA SIMBOLICA DE LA INDUMENTARIA:
1. El Páramo:
2. La Zona Media:
312
3. La Zona Inferior:
313
une en matrimonio y los entierra, pero a estas dos últimas ceremonias le
añaden ellos sus propias celebraciones. Reconocen la influencia de una
gran variedad de espíritus sobrenaturales y con frecuencia recurren a sus
ritos de limpieza para evitar contaminaciones que, según ellos, causarían
enfermedades o la muerte; sobre todo las mujeres y los niños son suscep-
tibles a los espíritus, así, por ejemplo, durante la menstruación, a la mu-
jer se le prohibe realizar la mayoría de sus actividades normales.
314
UN MODELO DE INDUMENTARIA GUAMBIANA
MUJER HOMBRE
316
hombres y carecen de rasgos de construcción o de diseño que indiquen
diferenciación sexual. Todas aquellas prendas usadas por debajo (lel cuello
son tejidas por las mujeres.
317
Una de las dificultades para la interpretación de las prendas y su
ordenamiento general, es que los Guambianos no le confieren valor sim-
bólico a las prendas o a muchos aspectos de su indumentaria, salvo como
medio de su identificación sexual y cultural. Si bien los colores poseen
importancia simbólica en los vestidos de gala, los colores en las prendas
cotidianas son idénticos, excepto tal vez del verde que se observa ocasio-
nalmente en la ruana del hombre ( ¿hombre = hoja de coca? ). De esta
manera, los valores y significados que puedan tener han de ser derivados
del contexto mismo.
Tanto los hombres como las mujeres trabajan juntos en los campos,
se unen para fines sexuales, pero se dividen para cazar (actividad mascu-
lina), y para cocinar, tejer y dar a luz (actividades femeninas). La des-
igualdad presente en este nivel "inferior" revela la mayor importancia
del lado femenino y de la región más baja del resguardo; son las mujeres
quienes confeccionan las prendas del torso y se las pasan a los hombres.
Este ordenamiento asimétrico de lo corporal está balanceado a su vez por
la estructura de lo tocante a la preservación del orden y el ejercicio de la
autoridad dentro de la comunidad.
Los hombres hacen los sombreros y los dan a las mujeres. Simbóli-
camente ellos unen a la pareja al ignorar diferencias entre la izquierda
y derecha, femenino y masculino. El contraste sombrero vs. trajes revela
una estructura simbólica y análoga a la del cuerpo humano, es abajo del
cuello y no arriba, en donde se presentan diferencias anatómicas notables.
Los hombres trabajan los sombreros y a un nivel institucional, son ellos
quienes ocupan los puestos políticos en el cabildo. La función de esta
organización es mantener la unidad entre veredas distanciadas y entre
otras cosas, construir los puentes que las acercan. Además, la política es
un asunto "capital", asunto de hombres; los hombres de poder en Guam-
bia son aquellos que "entienden" y hablan con persuasión y la localiza-
ción del poder político tiende a situarse hacia la parte más alta, la región
oriental del resguardo. De allí han salido más del 90% de los goberna-
dores que ha tenido el resguardo en lo que va de este siglo. Como resul-
tado, la dinámica de los sombreros, yendo de derecha a izquierda, contri-
buyen a la unidad estética de la indumentaria y a su vez a la dinámica
del poder político de derecha a izquierda, de superior a inferior, de orien-
te a occidente y sirve para preservar la unidad política del resguardo.
319
y en el páramo habitan animales salvajes y poderes sobrenaturales de
peligro para el hombre y aun más para la mujer, que puede resultar em-
barazada por espíritus que habitan allí. Toda acción religiosa tendiente a
mediar entre la sociedad humana y la sobrenatural es prerrogativa de los
hombres y, por consiguiente, el sombrero no solo simboliza el status po-
lítico de los hombres, sino también su posición de curanderos, adivinos y
brujos.
320
mediante la colocación de sus prendas. En el caso del diseño la mujer
está simbólicamente asociada a la simetría y el hombre a la asimetría;
así mismo, las mujeres (círculos) están superpuestas a los hombres (trián-
gulos ).
321
querer en soportes del mismo sistema que están tratando de ocultar. En
las tierras de Guambia la función retórica del sombrero es la de comu-
nicar un mensaje de unidad y jerarquía y de asociar éstas con el hombre.
Sin embargo, al examinar sus elementos decorativos encontramos allí
los principios básicos que trata de ocultarnos el sombrero: círculos sobre
triángulos, es decir, las mujeres sobre los hombres.
322
nes diferentes, de las cuales resultan conjuntos "objeto-signo" que
corresponden a niveles de intersección del hombre con la natura-
leza.
323
verdad. Después de leer exhaustivamente lo que se ha escrito sobre el
hombre primitivo y sus vestidos y tras un esfuerzo de cinco años por
tratar de entender la indumentaria peculiar de la tribu en que viví, he
intentado en varias oportunidades enfocar el tema desde el ángulo pro-
pio de estas gentes. No me estoy refiriendo aquí a los filósofos primiti-
vos, aquellos que lanzaron a Levi-Strauss a trabajar por muchos años,
sino más bien al individuo común y corriente, a aquel que si bien no
está dado a las formulaciones mitológicas, sí tiene que afrontar los pro-
blemas existentes presentes en el mito.
Las tallas más primitivas del cuerpo humano son las figurillas fe-
meninas de características sexuales pronunciadas que han sido halladas
en las tumbas Auriñaciences. Estas han sido tomadas como muestras
simbólicas de la fertilidad primitiva y evidencia de la preocupación del
hombre y su respeto por el poder procreativo de la mujer.
3. La Mujer es un "peligro"
324
lizada entre pueblos primitivos. Las mujeres son "un peligro", sobre to-
do durante la menstruación y después del alumbramiento, y han de adop-
tarse medidas especiales para protegerlas de los poderes malévolos tanto
por su propio bien como por el de los demás.
4. La Mujer es "ambigua"
325
El uso de prendas para vestirse y adornarse parece estar funda-
mentado psicológicamente en el deseo del hombre de acompañarse de la
mujer sexual y socialmente y de su poder misterioso para procrear y
menstruar periódicamente. Si tenemos en cuenta sus actitudes ambiva-
lentes hacia la mujer y el deseo de controlarla, el uso retórico, de diver-
sas prendas, por parte de los hombres, para atraerla sería una modali-
dad lógica y efectiva. Resulta halagador pensar que alguien "se viste de
gala" para ganarse nuestra atención, pero al mismo tiempo éste es el
primer paso en el camino hacia las relaciones sexuales, el matrimonio
y la familia. Una vez establecido el uso de una prenda o adorno dentro
de un grupo es claro que puede ser utilizado culturalmente en otras si-
tuaciones, entre las cuales una de las más importantes es la de proteger-
se de los seres supernaturales.
327
NOTA
328
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