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Conectividad y contenido son cruciales para las tabletas

Son productos nacidos en plena era de internet por ello su dependencia con el acceso a
contenidos alojados en la nube de cómputo. Se estiman más de 50 millones de unidades
vendidas en 2015 en el mundo

Heberto Alvarado Vallejo

@hormigadigital

En marzo de 2010 Apple desvelaba su iPad, la primera tableta electrónica que realmente hacia
tangible ese sueño tecnológico de crear un híbrido que uniera lo mejor del mundo de las
computadoras con los teléfonos móviles, especialmente los Smartphone.

Una combinación, que a primera vista parecía sencilla. Para los más ingenuos solo se trataba de
la adecuación de una plataforma móvil a un tamaño de 10 pulgadas. Sin embargo, el tiempo
demostró que tal apreciación se alejaba y en mucho de la realidad.

Las tabletas que le permitieron a Apple vender más de 8 millones de unidades en su primer
año fueron demostrando, y lo siguen haciendo, que son un producto nuevo. Adecuado a un
usuario que no sólo disfruta de la movilidad, sino de una nueva forma de conectarse con el
mundo.

Esta apreciación, quizás fue un poco ambigua al principio, en dos años ha ido tomando forma.
A diferencia de las computadoras tradicionales, las tabletas nacieron en un mundo donde
internet domina; por tanto, su basamento técnico está en una buena conexión, aderezada con
una interface de usuario, y un “look and feel” distinto al acostumbrado por los PC tradicionales
y adoptados por las portátiles.

El mercado demostró lo negativo que sería para el éxito de una nueva categoría de productos
iniciar su inclusión con las plataformas de otra época de la computación. Cuando irrumpieron
las mini portátiles, un año antes que las tabletas, se pensó que estos equipos con pantalla de
10 pulgadas, revolucionarían la industria. Intel, quizás como ningún otro fabricante, apostó a
estos dispositivos hasta el punto que vaticinó la caída drástica de la demanda de portátiles
producida por una inclinación del usuario a utilizar equipos con el procesador ATOM creado
especialmente para estos híbridos.

El éxito de las mini portátiles duró poco. Luego del lanzamiento del iPAD y la posterior
adopción de la plataforma Android por parte de otros grandes fabricantes, el mercado
entendió que la oferta móvil que ofrecían las mini PC, lejos de acercarse a una evolución, eran
una simple copia en pequeña escala de lo que se utilizó en las primeras dos décadas de la
computación.
El mercado, que venía acostumbrándose a comprar contenidos desde el iTunes y luego desde
las tiendas de aplicaciones de fabricantes de Smartphone, querían repetir las experiencia en su
tableta; una ventaja que las mini portátiles, ni en sus mejores sueños, podían emular.

En la nube

La nube de cómputo, como se le conoce a la mega red de servidores donde se alojan todos
esos contenidos que se descargan desde tabletas, es la médula de estos equipos. Sin conexión
a internet y sin una buena oferta de aplicaciones, esta nueva generación de dispositivos no
tendrían sentido.

Pero más en el detalle, no sólo se trata de contenidos o muchos contenidos. El servicio que se
coloque en una tableta, en forma de aplicación debe ser en esencia útil o lo suficiente original.
Por ello, además de una buena red y cobertura, las tabletas requieren de una cantera de
talentos detectando oportunidades, buscando las opciones de negocio o de servicio.

Es en este punto en particular es donde Venezuela tiene una deficiencia. A pesar de las
adecuaciones y mejoras en las redes móviles, pocos pueden afirmar que una tableta con
capacidad de acceder a redes 3G lo haga de inmediato. Se estima que una explosión de la
demanda de tabletas contribuirá en buena medida a la saturación de la red y por ende a una
mala apreciación del usuario sobre la calidad de los dispositivos.

A la vez, la escasa oferta de contenidos, más allá de las aplicaciones nativas del sistema
operativo o las elaboradas por los medios de comunicación en las tiendas Apps, son
prácticamente inexistente.

Allí buena parte de los retos de quienes coloquen tabletas informáticas. Por una parte deben
crear el mercado y segundo impulsar la creación de contenidos propios. Una premisa similar
deberán asumir los ensambladores locales que deseen armar sus tabletas

Otras limitaciones

Además de la elaboración de contenidos y la consolidación de las redes de alta velocidad en


todo el territorio nacional, quienes deseen colocar una tableta informática con el sistema
operativo Google Android, estarán limitados a la aceptación o no de Google de la marca como
distribuidora del sistema operativo. De comercializar la tableta, sin permisos, las limitaciones
del sistema operativo se exhiben hasta el punto imposibilitar la descarga del Android Market o
el uso de sus aplicaciones.

¿Qué tableta compro?

En un mercado con alta especulación en precios es recomendable esperar que la tableta sea
comercializada por una operadora. Esto le da una garantía al usuario de adquirir un equipo con
garantías, quizás un mejor precio y algunas aplicaciones útiles. Más allá de esto, debe adquirir
un equipo que tenga una tienda de aplicaciones robusta, buenas aplicaciones y conexión a
redes WiFi un desahogo de las redes datos y del bolsillo.

Proyecciones
Informa Telecoms, consultora del sector estima que para 2014 habrá 50 millones de tabletas
electrónicas dispersas en todo el mundo. Analistas del mercado avizoran que Apple dominará
el mercado con al menos el 60% del mercado total con sus iPad.

En 2010 se vendieron 3.65 millones de unidades, casi todas de Apple y en 2015 Cisco predice
que las tabletas generarán el mismo tráfico que el producido por la red global móvil en 2010
que para ese año sumó 4 mil millones de usuarios.

FOTO:

La Motorola Xoom, presentada en enero, fue la primera tableta Android con la versión 3.0,
mejor conocida como HoneyComb

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