SEXUALIDAD PATRIARCAL
multitud de niñas y jóvenes pobres debido que a finales del siglo XVlll Olimpe de
al contagio causado por varones mayores Gouges se percatara de que la Declaración
violadores o clientes de prostitución. Pero de los Derechos del Hombre y del Ciuda-
sin llegar al extremo de matar, también dano no era una declaración hecha para las
ejerce su poder el acosador y el cliente de mujeres y que, por tanto, tenía que ser
prostitución. Además, si la .sexualidad tie- completada con la Declaración de los De-
ne lugar fuera del modelo heterosexual, rechos de la Mujer y de la Ciudadana.
entonces las leyes discriminan, cuando no Hoy sabemos que las legislaciones, aun-
castigan directamente, a la vez que am- que lo sean de países democráticos, no son
plios sectores sociales recelan y sancionan democráticas si no contemplan cuestiones
de una manera más o menos silenciosa. como el derecho al aborto, las medidas
La lectura de estos libros nos recuerda contra la violencia hacia las mujeres y el
que aún estamos lejos de alcanzar la trato igualitíirio entre las parejas heterose-
igualdad en el mundo vivido. Los avances xuales y homosexuales, incluida la posibi-
tanto en las leyes como en la percepción lidad de formar familia. Las conferencias
social en países democráticos no han lo- internacionales en torno a los derechos de
grado eliminar los diferentes patrones de las mujeres son un importante centro de
medida aplicados a los individuos en fun- reflexión teórica y de presión sobre los es-
ción de su .sexo y/o el de su pareja; la per- tados para que adopten leyes y medidas
cepción social considera a los enfermos contra la violencia hacia las mujeres y a
del SIDA como viciosos antes que como favor de la salud sexual y reproductiva.
enfermos; las víctimas de la violencia do-
méstica no están fuera de toda sospecha I. Sexualidades
de culpabilidad y, al menos en nuestro
país, su número crece; en la prostitución
Cuando alguien le preguntó a Core Vidal
la estigmatización recae sobre las prostitu-
si su primera pareja sexual era varón o
tas, mientras que a los clientes se les pro-
mujer, él contestó: «por cortesía no se lo
tege justificando «sus necesidades» y pre-
pregunté». De las posibles lecturas que
sei-vando su clandestinidad.
cabe hacer de esta desconcertante res-
Pero que existan océanos de discrimi- puesta podemos aventurar que dore Vidal
nación no debe hacernos olvidar los gran- estaba indicando al periodista algo así
des territorios conquistados. En el camino como: el sexo de mis compañeros sexua-
de estas conquistas por la igualdad siem- les es un asunto íntimo que a nadie im-
pre ha estado el movimiento femini.sta porta, ni siquiera a mí: las intimidades no
que, con aliados ocasionales .según el ob- deben aireai.se. Una posición contraria, al
jetivo de la reivindicación, ha luchado menos en principio, es la que sostiene
contra la sexualidad patriarcal —cuya Ken Plummer en el segundo capítulo del
idea ejemplar de sexualidad es la hetero- libro Sociolof^ía de la sexualidad donde
sexualidad coital reproductiva— contra la desan-olla su concepto de ciudadanía ínti-
maternidad iinpuesta, y contra la violencia ma o la posibilidad de debatir en las esfe-
hacia las mujeres. En algunos países de- ras públicas las maneras de organizarse la
mocráticos estas reivindicaciones se han vida sexual y personal. La ciudadanía ínti-
materializado durante los últimos veinti- ma supone la admisión de las diferentes
cinco años en leyes que han tenido dife- maneras de entender y practicar la vida
rentes grados de justicia y eficacia. personal, maneras que algunas veces son
Más de dos siglos han pasado desde contlictivas. Se trata de formas de familia
ajustan a la idea ejemplar de sexualidad segado que sería deseable. Sosegar el de-
heterosexual coital y reivindica en el capí- bate, desvincular los estudios de prejui-
tulo dedicado a la diversidad sexual escri- cios y miedos, es lo que hacen los autores
to Antonio Nieto"* que ésta deje de ser tra- mencionados al sacar a la luz las diferen-
tada como norma para ser considerada cias que muestran los análisis empíricos
como opción. Aunque en la mayoría de como el caso de que las hijas de madres
los países democráticos estas sexualidades lesbianas tengan una conducta menos
están legal mente autorizadas, no gozan marcada por estereotipos de género.
de iguales derechos como es el caso de Los autores nos desencializan la orien-
los padres/madres lesbigais. En los argu- tación sexual a la hora de valorar factores
mentos de quienes se oponen a que las que influyen en la educación de la proge-
parejas homosexuales puedan tener hijos nie. Aunque tales factores están relaciona-
subyacen aquellas palabras con las que dos con la orientación sexual y con el gé-
empezaba Ana Karenina: «todas las fami- nero, no se identifican con la misma. Entre
lias felices se parecen, las desgraciadas lo estos factores están que las madres lesbia-
son cada una a su modo». Lo que podría- nas son en su mayoría urbanas, de más
mos parafrasear diciendo: «todas las fami- edad que la media de las heterosexuales,
lias heterosexuales son felices, las homo- más cultas y que han tenido que salvar una
sexuales son desgraciadas cada una a su serie de dificultades para llegar a la mater-
modo». Las heterosexuales tienen el ar- nidad, pues aunque hay diferencias según
mazón, vendrían a decir quienes se opo- los países, en ninguno está plenamente
nen a que las parejas homosexuales adop- normalizado socialmente el reconocimien-
ten hijos, para ser felices, mientras que las to del derecho a tener hijos de las parejas
homosexuales no. La armonía se supone homosexuales. No parece difícil de enten-
en las hetero.sexuales, mientras que el der que desde el momento en que la ma-
trauma, o ios traumas, se supone en las ternidad es más pensada existe mayor
homosexuales. Los autores del estudio, competencia y habilidades parentales.
Judith Stacey y Timothy J. Biblarz, mani- Hasta la fecha, los estudios en torno a
fiestan que las investigaciones empíricas las diferencias entre la progenie de ma-
acerca de cómo y en qué influye la orien- dres/padres heterosexuales y la de homo-
tación sexual en las criaturas son cautivas, sexuales no muestran que las criaturas de
o bien del prejuicio,-^ o bien del miedo a estas últimas tengan especiales lacras,
no conseguir que la ley contemple igual- sino más bien, por el contrario, caracterís-
dad entre parejas de heterosexuales y de ticas ventajosas, como la de ser más re-
homosexuales. Los primeros dicen: los hi- fractarias a los estereotipos de género, tal
jos de parejas homosexuales tienen mu- y como se mencionaba anteriormente. De
chos problemas psicológicos y traumas todas formas, «si la orientación sexual re-
por socializarse sin figuras materna y pa- sultara menos importante para los dere-
terna a lo que hay que añadir el estigma chos políticos, podría ser un tema de estu-
social que les acompaña. En el extremo dio mucho más importante para la teoría
opuesto estarían quienes niegan la exis- social».'' El caso es que estos estudios es-
tencia de cualquier problema. El que las tán implicados en el debate político de la
investigaciones transcurran a la par que la igualdad de derechos entre la población
polémica social .sobre las leyes de adop- homosexual y la heterosexual. No deja de
ción por parte de parejas homosexuales, ser una contradicción suponer que las ca-
hace que el debate científico no sea lo so- racterísticas del entorno condicionan en
gran medida la personalidad y conducta tura».'* Los ajustes quirúrgicos que exige
del individuo y argumentar que el hecho el proceso transexualizador pueden inscri-
de ser criado por una pareja homosexual birse como un caso de estética, del poder
no influye en el individuo. Pero el caso es de modelar el cuerpo a la carta, y en este
que defender esta influencia puede enten- caso, a la carta del género.
derse como un argumento en contra de La caita del género es considerada su-
que las parejas homosexuales tengan hi- pertlua por la teoría queer tratada en varias
jos, al dar por supuesto que, si existe in- ocasiones en Sociología de la sexualidad.
fluencia, ésta ha de ser negativa. Esta teoría surge como una crítica a las
La homosexualidad implica una trans- reivindicaciones de gays y lesbianas como
gresión en ei sistema sexo género. A movimientos erróneos, por reclamar iden-
un sexo le han de gustar las personas del tidad, y llega a criticar cualquier etiqueta o
otro sexo. Si le gustan las del mismo tiene clasificación según género o sexo. Los
al menos un elemento en común con los grupos queer tuvieron gran impacto en los
del otro sexo/género. Si la sexualidad es Estados Unidos de América del Norte y en
un constructo social, no en menor grado Gran Bretaña en los noventa, pero escasa
lo es el género y la atribución de un de- repercusión en nuestro país, según el análi-
terminado género a cada sexo. La estruc- sis que Kerman Calvo hace del movimien-
tura de género no es neutra, sino que im- to gay y lésbico en España.
plica una jerarquía. Por tanto, si estamos a
favor de la igualdad entre los humanos 11. Trabajo y sexualidad
tendremos que estar a favor de la desapa-
rición de los géneros. Esta demanda esta- Dos temas de importancia relevante para
ría en contradicción con las pretensiones la vida de las mujeres son producto de la
de los transexuales que desean ajusfar el relación entre trabajo y sexualidad, a sa-
sexo y el género, adapiar el sexo al género. ber, el acoso sexual y la prostitución. El
Respecto al cambio de género y/o sexo primero es una vieja realidad sin nombre
en los transexuales, se puede hacer una hasta que el movimiento feminista la con-
reflexión: desde una perspectiva feminista virtió en reivindicación. El segundo es
los géneros no deberían existir, por lo que una antigua realidad, con nombre también
de opresión de las mujeres tiene tal es- antiguo, en torno a la cual ,se plantea un
tructura, y, por ende, pedir cambio de problema nuevo: ¿es un trabajo?
sexo y/o género'' sería sancionar la exis- En el análisis de Begoña Pernas y Juan
tencia de los géneros. Nos tropezamos Andrés Ligero'^ se insiste en que el acoso
aquí con una situación similar a la de la es la punía del iceberg de la organización
prostitución. Ésta es el modelo de sexuali- patriarcal del trabajo en el que el mando
dad patriarcal, luego no debería de existir, lo sigue ostentando el varón. El acoso, en
pero dado que ya existe ¿qué nos queda?, principio, se entiende cuando es de un su-
¿cómo compaginar el mayor bienestar po- perior hacia una inferior, pero entre igua-
sible de transexuales y prostitutas sin san- les jerárquicos existe, de hecho, una supe-
cionar el sistema de géneros en un caso y rioridad del varón, ya que las mujeres
la sexualidad patriarcal en el otro? Para como grupo están subordinadas a los va-
Esther Núñez la transexualidad «es un rones como grupo. En los estudios esta-
procedimiento por el cual ciertas personas dísticos se pone de manifiesto que se está
cambian su posición en la estructura de en riesgo de acoso si se es mujer, joven,
género a fin de que se respete esa estruc- soltera o separada y sin contrato laboral
regulado. En las mujeres que ocupan jora la calidad de vida de las más margi-
puestos directivos se da poca percepción nales y éste es el principal argumento
de acoso, quizá por la llamada «presun- para la consideración de la prostitución
ción de igualdad». como un oficio, pues poca gente espera
Si tomamos las esferas sexualidad y que el trabajo la dignifique. Quienes están
trabajo, podríamos decir que en el acoso a favor de la abolición de la prostitución
sexual la sexualidad es el ingrediente in- consideran que darle categoría de oficio
deseable del trabajo, mientras que el tra- implica admitir socialmente la opresión
bajo es el ingrediente problemático de la sexual de las mujeres. A esto podemos
prostitución. En el artículo firmado por añadir que es una actividad humana que
Dolores Juliano en la compilación Socio- por sus características es imposible que
logía de la sexualidad se pregunta por sea liberada de sus cargas por la tecnolo-
qué la misma sociedad que genera la gía. No se puede esperar que los avances
prostitución denigra a las prostitutas de tecnológicos sustituyan la figura de la
manera continuada. Pregunta de difícil prostituta de modo similar a como la tec-
respuesta, aunque fácil es observar que la nología de las voladuras sustituyó a los
sociedad nunca respetó las marginaciones picapedreros, porque el cliente de una
que ella misma va creando, no en vano prostituta lo que busca es, por una parte,
son marginaciones. la relación con una mujer y, por otra par-
Si estuviese en nuestra mano invertir te, evitar los inconvenientes de las rela-
los valores sobre las prostitutas, si los va- ciones con una mujer, con un sujeto. Por
lores estuviesen construidos sobre una el contrario, él sí quiere ser tratado como
base racional coherente y no sobre un sujeto, la prostituta debe atender a su
cruce de emociones desprovistas de cual- cliente como lo haría una mujer que lo
quier análisis, podríamos decir que la desea, ha de representar el papel del reco-
prostituta, lejos de ser la imagen del vicio nocimiento del cliente a través de una pe-
y desorden, es la imagen del control, del queña charla, disociando sus emociones
control de las emociones, pues ella es ca- de la situación, por medio del alcohol, la
paz de eliminar el ámbito emocional del meditación, la abstracción, etc., pero el
campo en que los humanos tendemos a cliente olvida, o nunca supo, que para ser
implicarnos emocionalmente con mayor reconocido tiene que reconocer. Desde
fuerza. La prostituta es capaz de poner el esta óptica, exigencia de reconocimiento
cuerpo sin el alma. Sería un ejercicio de sin reconocer, la prostitución es el para-
muerte en el sentido platónico, de posibi- digma del patriarcado: sujeto varón que
lidad de separar el alma del cuerpo. exige ser reconocido por objetos mujeres
a quienes no reconoce. Por eso los varo-
La prostituta se pone al servicio de la nes más típicos se aplican reconocimien-
sexualidad patriarcal por dinero. La única tos recíprocos, negándolos a las inujeres
pasión que le está f)ermitida es la riqueza. en los ámbitos laboral y político.
En este sentido es, la inversión del modelo
clásico de mujer con vocación de servicio La pregunta a la que debemos respon-
a cambio de nada, salvo el afecto. La dernos es: ¿es compatible la mejora de la
prostituta elimina toda cuestión afectiva vida de las prostitutas con la lucha femi-
de la relación sexual. Es la encarnación en nista contra la objetualización sexual de
la mujer de la sexualidad tópica de los va- las mujeres?
rones, sexualidad sin afecto.
Convertir su actividad en un oficio me-
sino reducción embrionaria. La razón Megía,'^ quien desde una postura católica
podemos verla en el hecho de que aquí critica la actual virulencia del pontificado
no es la mujer quien decide, sino el mé- «contra la anticoncepción, incluyendo el
dico, y la maternidad no es rechazada uso de condones para prevenir la transmi-
por parte de la mujer, sino que el aborto sión del VIH/sida, la educación sexual y
selectivo es un medio para lograrla, para '.a Je>| cnalización del aborto». La autora
que sobrevivan el resto de los embru.,- iiace un saludable repaso de las afirmacio-
nes. En este caso la mujer no se c;*?. ne- nes de los filósofos cristianos en torno a
gando a la maternidad y no es ella quien la humanización del feto. Saludable, por-
decide, sino el cuerpo sanitario. que entre los fervientes defensores de la
El libro Interrupción voluntaria del prohibición y penalización del aborto está
embarazo... coordinado por Martha Patri- la jerarquía de la iglesia católica que pos-
cia Castañeda Salgado recoge ocho estu- tula «el der^-cho a la vida desde el mo-
dios que tienen en común la defensa del mento de la concepción» y que promueve
derecho de las mujeres a decidir en torno iniciativas para hacer valer tales principios
a la interrupción del embarazo, expresión en las leyes, tal como nos describe Gloria
que proponen las autoras como alternativa Bernal para el caso de Méjico en el capí-
a la de aborto. Estos estudios se inscriben tulo «El aborto inducido: observaciones
en el debate que tiene lugar en Méjico en sobre el debate reciente».'-^ Consuelo Me-
torno al tema y en la lucha de las femini.s- gía nos recuerda que para los autores cris-
tas por modificar la legislación. tianos no coincidían tiempo de concep-
Como marco de referencia de tales de- ción y tiempo de humanidad, sino que
bates tenemos las conferencias internacio- ésta tenía lugar con la llegada del alma al
nales donde feministas de todo el mundo cuerpo. Las discusiones en torno al mo-
han impulsado acuerdos, propuestas y re- mento de la llegada del alma al feto coin-
comendaciones en torno a la despenal iza- ciden en señalar que ocurre en algún mo-
ción y legislación sobre el aborto. De las mento entre la concepción y el principio
discusiones internacionales en torno al del pataleo, alrededor del cuarto mes de
aborto se ocupa Ángela Alfarache en el embarazo. No fue hasta 1869 cuando el
capítulo «La construcción del derecho al Papa Pío IX empezó a hablar de homini-
aborto como un derecho humano de las zación inmediata.
mujeres»." Las Conferencias Mundiales Del caso de las luchas y la legislación
de la Mujer, cuya primera convocatoria mejicanas se ocupan los capítulos de
tuvo lugar en Méjico en 1975, contribu- Marta Lamas'" y Gabriela Delgado,'-' al
yen a que los derechos de las mujeres, en tiempo que Gloria Elena Bernal"' nos in-
este caso los sexuales y reproductivos, forma del trato que los medios de comu-
sean considerados como derechos huma- nicación mejicanos dan al tema, así como
nos. Ya hemos dicho que la inclusión de de los cómputos de muertes debidas a los
los derechos sexuales y reproductivos abortos en malas condiciones. Cómputos
en los derechos humanos sería una etapa que si no son exactos, precisamente por la
más en el campo de los derechos huma- situación de clandestinidad, aproximan las
nos de las mujeres cuya portilla nos abrió muertes por aborto en este país en torno a
Olimpe de Gouges en 1791. las 1.500 por año. En la cuestión del abor-
En el lugar opuesto a las conferencias to son muchos los países que lo prohiben,
internacionales está la jerarquía católica. algunos que lo regulan y otros que lo or-
A ésta dedica su estudio M." Consuelo denan como en el caso de China, donde
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CRITICA DE LIBROS
pío de esta situación lo constituyen aque- ejercicio saludable que esto sucediese,
llos casos en los que los intentos de rom- porque es de prever que tenga lugar un
per la relación de pareja llevan a un incre- fenómeno parecido al que ocurrió con el
mento de violencia que puede acabar en informe de Kinsey ya referido: al mani-
el asesinato».''^ festar que entre la homosexualidad y la
Hay que señalar la diferencia apuntada hetero.sexualidad no había salto, sino con-
por las autoras entre las causas que las tinuidad, abrió el camino para pensar la
víctimas atribuyen al maltrato y la percep- homosexualidad fuera de consideraciones
ción social de las causas de tal maltrato. morales, pues nadie podía tirar la primera
Para el caso de las víctimas, la mayoría piedra. Para el caso de la misoginia y los
atribuyen el maltrato a trastornos mentales malos tratos, admitir la continuidad entre
y drogas, pero también las actitudes misó- ambos llevaría a una menor tolerancia so-
ginas alcanzan un alto porcentaje en su cial con la misoginia y que pocos pudie-
apreciación de las causas del maltrato. Sin sen tirar la primera piedra de no tener al-
embargo, en las encuestas hechas a la po- gún aire de familia con los maltratadores.
blación en general, aparecen como causas Cabe esperar que si la misoginia se redu-
de tan indeseable situación tactores es- ce, aquellos también. Pero... esto ya es
tructurales como el paro, pobreza, exclu- educación.
sión .social y nivel educativo. Es razona-
ble pensar que la víctima no atribuya las IV. Para Analizar, que no concluir
causas de maltrato a elementos estructura-
les de índole económica, porque ella los
comparte con el agresor, cuando no los Merece la pena resaltar que en las tres
.sufre en mayor medida. Si la situación de obras reseñadas se apunta en numerosas
paro y penuria económica es sufrida tanto ocasiones la importancia de la educación
por el agresor como por la víctima, no como medio para la salud —caso del
puede .ser esta situación la causa de la SIDA— y como medio para lograr la jus-
agresión. ticia social fomentando la actitud positiva
ante las diversas opciones sexuales y el
Ahora bien, las autoras de La voz de rechazo a los malos tratos a las mujeres y
tas invisibles... manifiestan que la inves- a la estigmatización de las prostitutas.
tigación empírica ni ha avalado ni refu- En este .sentido, las autoras de La voz.
tado esta hipótesis de la misoginia como de las invisibles... dedican el último ca-
causa del maltrato, pues si bien se sabe pítulo de su libro a la propuesta de edu-
de la misoginia de los maltratadores, se car para la igualdad y la paz como alter-
desconoce los grados de misoginia de nativa a los malos tratos y apuestan por
los no maltratadores. Poco resultado da- una educación sentimental y emocional
ría en este caso el preguntar a los mal- de los jóvenes en las escuelas. Bo.sch y
tratadores, porque nunca se reconocen Ferrer señalan que «las estrategias [de la
como misóginos. educación] a medio-largo plazo, enmar-
Aún careciendo de estadísticas que nos cadas dentro de la prevención de la vio-
permitan establecer la misoginia como lencia de género, pasan necesariamente
determinante del maltrato, podemos decir por la educación [...]. Implica [la educa-
que todo maltratador es misógino y, sin ción] modificar muchos de los paráme-
embargo, esta relación entre maltrato y tros tradicionales de la educación, revi-
inisoginia casi no aparece en los medios sar los modelos de comportamiento que
de comunicación. No ob.stante, .sería un estamos ofreciendo a niñas y niños, a
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CRITICA DE LIBROS
los/las adolescentes y jóvenes, proponer igualdad entre los sexos. Y ya hemos vis-
y transmitir alternativas positivas de re- to respecto al tema del SIDA que no son
solución de conflictos».-" esferas separadas, sino que hay una corre-
Limitándonos a la enseñanza reglada, lación pwsitiva entre desigualdad entre los
la visión androcéntrica, esto es, la percep- sexos y enfermedad, en el sentido de que
ción del mundo desde la perspectiva del la desigualdad multiplicada con la pobre-
varón, está presente en las disciplinas que za y con la violencia sexual da como re-
se itnparten. Si eliminásemos este andro- sultado que la enfermedad se ceba en ni-
centrismo y fuera posible impartir una ñas y jóvenes pobres africanas.
educación emocional y sexual a los jóve- En definitiva, una educación que pro-
nes ya habríamos recorrido gran trecho mueva realmente la igualdad entre los se-
para la efectiva igualdad entre varones y xos requiere dos métodos: nuevo enfoque
mujeres y el reconocimiento de las diver- de los contenidos y sesiones específicas
sas formas de sexualidad. Asunto que no de educación afectivo sexual. Este nuevo
se presenta cercano, ya que si bien en enfoque consiste en despojar a las asigna-
nuestro país el feminismo entró en las turas que impartimos de androcentrismo,
Universidades hace más de veinte años, esto es, de la unilateral perspectiva del va-
no ha ocurrido así en estadios anteriores rón introduciendo lo que podríamos lla-
de la educación, en la Educación Primaria mar la «ciudadanía íntima» en el CUITÍCU-
y Secundaria, si exceptuamos loables es- lo. Las sesiones específicas de educación
fuerzos por teorizar y ejercer educación afectivo sexual forinarían a los individuos
sentimental y sexual como los de Charo en el reconocimiento y control de las
Altable y M." José Unuzola. emociones, lo que daría modelos de rela-
Limitándonos a la educación escolar, a ciones tan deseables como poco habitua-
ella compete no sólo impartir las discipli- les en la actualidad. Esto nos haría avan-
nas tradicionales, sino educar en valores, zar un gran trecho hacia la igualdad en el
entre los que se encuentran la salud y la mundo vivido.
NOTAS
14. «La lucha por modificar las leyes del aborto 17. Pp. 63-64.
en Méjico», pp. 83-105. 18. «Violencia contra las mujeres y pactos patiiiu-
15. «La intemipción voluntaria del embarazo y cales», en Violencia y Micinlud píilrííircíil (1990), Ma-
las políticas públicas», pp. 153-176. drid, Pablo Iglesias, pp. 39-53.
16. «El aborto inducido: observaciones sobre el 19. P. 46
debato reciente», pp. 107-130. 20. P. 236.