EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA
(Giorgio Colli, Italia, s. XX)
Amor a la sabiduría no signifiaba, para Platón, aspiración a algo nunca alcanzado, sino tendencia
a recuperar lo que ya se había realizado y vivido, ya que él veneraba a los sabios del pasado, que
poseían genuina sabiduría y no solo el deseo de poseerla. Por lo tanto, “el amor a la sabiduría”
es inferior a la “sabiduría”. Pero la extensión temporal de aquella era de la sabiduría es bastante
incierta: en ella va incluida la llamada época presocrática (s. V y VI a.C.), pero el origen
(histórico-temporal) se nos escapa; remontando hasta la tradición de la poesía y de la religión
griegas.
Configuración hipotética de los datos a partir de una interpretación del tipo nietzscheana sobre
la tragedia: Dionisio y Apolo, a partir del examen estético y metafísico de éstos, delinea ate todo
una doctrina sobre el surgimiento y la decadencia de la tragedia griega, y después una
interpretación de conjunto de lo griego e incluso una nueva visión de mundo.
La figura del Dios Delfos manifiesta la inclinación de los griegos al conocimiento: sabio no es
quien cuenta con una rica experiencia, quien descuella por la habilidad técnica, por la destreza,
por la astucia, como lo era, en cambio, en la homérica. Odiseo no es un sabio. Odiseo es quien
arroja luz sobre la oscuridad, quien desata los nudos, quien manifiesta lo ignoto, quien precisa
lo incierto. Para aquella civilización arcaica el conocimiento del futuro del hombre pertenecía a
la sabiduría. Apolo simboliza ese ojo penétrate, su culto es una celebración de la sabiduría.
Además, la figura de Delfos expresa que el conocimiento fue, para los griegos, el valor máximo
de la vida. Otros pueblos conocieron y exaltaron la adivinación, pero ningún pueblo la elevó a
símbolo decisivo, por el cual, en el grado más alto, el poder se expresa en conocimiento.
La adivinación entraña conocimiento del futuro y manifestación, comunicación, de dicho
conocimiento. Eso se produce a través de la palabra del dios, a través del oráculo, el que se
comunica con palabras divinas, a esto se debe el carácter exterior del oráculo: la ambigüedad,
la oscuridad, la alusividad difícil de descifrar, la incertidumbre.
Según Nietzsche, Apolo es el símbolo del mundo como apariencia, en la línea del concepto
schopenhauriano de representación. Esa apariencia es a un tiempo bella e ilusoria, de modo que
la obra de Apolo es esencialmente el mundo del arte, entendido como liberación, aunque sea
ilusoria, del tremendo conocimiento dionisíaco, de la intuición del dolor del mundo.
Para Colli, la interpretación de Nietzsche respecto a Apolo no es suficiente, ya que no lo
considera como poseedor de un conocimiento “genuino”, como sí considera a Dionisio. Según
Colli la palabra de Apolo es una expresión en que se manifiesta un conocimiento; siguiendo las
formas según las cuales las palabras de la adivinación en la Grecia antigua se acoplan en
discursos, se desarrollan en discusiones, se elaboran en la abstracción de la razón, será posible
entender esos aspectos de la figura de Apolo como símbolos que iluminan todo el fenómeno de
la sabiduría.
Además considera que la interpretación antitética de Nietzsche respecto al impulso apolíneo y
el dionisíaco como endeble: Apolo no es el dios de la mesura, de la armonía, sino de la exaltación,
de la locura (por su relación con el oráculo y la adivinación: locura profética). Nietzsche
considera que la locura corresponde exclusivamente a Dionisos, y además la limita como
embriaguez, el testimonio de Platón (Fredo) sugiere que ambos tienen una afinidad
fundamental, precisamente en el terreno de la “manía”: juntos, abarcan completamente la
esfera de la locura, y no faltan apoyos para formular la hipótesis -al atribuir la palabra y el
conocimiento a Apolo y la inmediatez de la vida a Dionisos- de que la locura poética sea obra
del primero, y la erótica del segundo. La manía se nos presenta como todavía más primordial,
como fondo del fenómeno de la adivinación. La locura es la matriz de la sabiduría.
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA
(Nicolas Abbagnano, Italia, s. XX)
La filosofía griega procede de Oriente Los principales filósofos griegos habrían tomado de
doctrinas hebraicas, egipcias, babilónicas e indias, no sólo sus descubrimientos científicos sino
también sus concepciones filosóficas más personales. Sin embargo, tal opinión no tiene
fundamento alguno en testimonios más antiguos.
La sabiduría oriental es esencialmente religiosa: es patrimonio de una casta sacerdotal cuya
única preocupación es la de defenderla y transmitirá en toda su pureza. El único fundamento
de la sabiduría oriental es la tradición. La filosofía griega es, por el contrario, investigación. Nace
de un acto fundamental de libertad frente a la tradición, las costumbres y cualquier creencia
aceptada como tal. Su fundamento consiste en que el hombre no posee la sabiduría, indagación
directa para rastrear la verdad más allá de las costumbres, de las tradiciones y de las
apariencias. Por lo tanto, aunque los griegos hayan tenido una influencia de los orientales (pese
a que no hay prueba suficiente para afirmarlo), esto no desacredita la originalidad de los
mismos griegos.
La filosofía no es en Grecia, como en Oriente, el patrimonio o el privilegio de una casta
privilegiada. Todos los hombres pueden filosofar ya que son “animales racionales” y su
racionabilidad significa la posibilidad de buscar la verdad de forma autónoma: “Todos los
hombres tienden por naturaleza al saber” (Aristóteles, Metafísica)
Doble significado de filosofía: 1) Investigación autónoma o racional, cualquiera que sea su
campo de desarrollo; en este sentido, todas las ciencias forman parte de la filosofía. 2)
Investigación particular que en cierto modo es fundamental para las demás, aunque no las
contiene en sí.
Platón contrapone la filosofía de la sofía, a la sabiduría que es propia de la divinidad y también
a la doxa, a la opinión a que se atiene quien no se preocupa de buscar el ser verdadero.
Aristóteles: la filosofía es la ciencia del ser en cuanto ser; pero comprende además las otras
ciencias teoréticas, la matemática y la física, y la misma ética.
Es esencial para la filosofía la investigación, cada ciencia o disciplina humana no puede ser sino
investigación y, como tal, filosofía. Pero, además es filosofía en sentido eminente y propio la
investigación que es consciente de sí misma, la que se plantea el problema mismo del investigar
y así aclara su propio valor respecto a la existencia humana.
Los inicios de la filosofía comienzan a emerger en las cosmologías míticas de los poetas, en las
doctrinas de los misterios, en las sentencias de los Siete Sabios y sobre todo en la reflexión ético-
política de los poetas.
Teogonía de Hesíodos: el documento más antiguo de cosmología mítica. Aristóteles dice que
Hesíodo fue el primero que buscó el principio de las cosas al decir: “Lo primero de todo fue el
caos, después fue la tierra del amplio seno… y el amor que resplandece entre los dioses
inmortales”. El problema es de naturaleza filosófica pero la respuesta es mítica, ya que el caos
o abismo, la tierra, el amor, etc., están personificados en entidades míticas.
Ferécides de Siro (poeta): mito de la creación del mundo con Zeuz, Cronos y Ctonos (tierra); en
este mito aparece por primera vez la distinción entre la materia y la fuerza organizadora del
mundo.
Siete Sabios: se les atribuía agudeza y sentencias morales (Conócete a ti mismo, De nada
demasiado, Es difícil ser bueno, etc.) que pertenecen a la sabiduría practica popular, pero
preludian ya la verdadera y propia indagación sobre la conducta del hombre.
Poetas: el clima en que pudo nacer y florecer la filosofía griega fue preparado por la poesía. La
reflexión moral de los poetas elaboró en Grecia aquellos conceptos fundamentales que habían
de servir a los filósofos para la interpretación del mundo. Por ejemplo, el concepto de una ley
que da unidad al mundo humano se encuentra por primera vez en La Odisea (Homero).
Escuela Jónica: Tales, Anaximandro, Anaximenes, Heráclito
Escuela Pitagórica
Escuela eleática: Jenófantes, Parménides, Zenón, Meliso
Fisicos posteriores: Empédocles, Anaxágoras, los atomistas
Los sofistas: Protágoras, Gorgias. Nombre dado a quienes hacían profesión de enseñar la
sabiduría. Tema de reflexión el hombre y la sociedad (ética)
Sócrates:
Platón:
Aristóteles:
Estoicismo: Doctrina basada en el dominio y control de los hechos, cosas y pasiones que
perturban la vida, valiéndose de la virtud y la razón del carácter personal. Su objetivo era
alcanzar la felicidad y la sabiduría prescindiendo de los bienes materiales.
Epicureísmo: Movimiento filosófico que cubre la búsqueda de una vida feliz mediante la
búsqueda inteligente de placeres, la ataraxia (ausencia de turbación) y las amistades entre sus
correligionarios. No era un hedonismo.
Neoplatonismo: El principio de todo lo existente es la unidad absoluta, lo Uno, llamada la
realidad suprema o gran vacuidad, de la que surgen todas las demás realidades por
emanación. El primer ser emanado del Uno es el Logos (Verbo o Inteligencia) que contiene las
ideas de las cosas posibles. Después, la Inteligencia engendra el Alma como idea, principio de
movimiento y de la materia. El Uno, la Inteligencia y el Alma son las tres hipóstasis de la
Trinidad neoplatónica.
INTRODUCCIÓN A LA METAFÍSICA
(Grondin, Canadá, s. XX y s.XXI)
Se califican peyorativamente como “metafísicas” aquellas reflexiones superficiales o vacías que
nada tienen que ver con lo concreto de la vida. Además hay otro concepto peyorativo de
metafísica, sirviendo para designar tdo aquello que se encuentra más allá de lo físico, esto es,
más allá del mundo sensible, perceptible y material. Por encima del mundo físico que nos
envuelve, que nos oprime, pero que es donde nos encontramos, habría lo que Nietzsche ha
llamado en tono burlesco un “transmundo” metafísico”. Aquí, metafísico es sinónimo de
trascendente, teológico o sobrenatural.
La metafísica designara la corriente de fondo del pensamiento occidental, que parte de los
griegos y llega hasta nosotros, que se pregunta por lo que es y, por tanto, por el ser y sus causas.
Este pensamiento no es a priori nebuloso (porque el ser es quizá lo más inmediato y visible) ni
se orienta obligatoriamente a lo sobrenatural, puesto que lo que intenta pensar es precisamente
lo que es, el ser tal cual existe.
Aristóteles le dio a esta materia el nombre de “filosofía primera”, no sólo porque a ella concernía
el primero de todos los objetos, el ser, sino también, e incluso sobre todo, porque hablar del ser
era también preguntarse por el principio de todo lo que es.
Toda filosofía es metafísica en la exacta medida en la que trata de un ente, una cuestión o un
objeto, considerado por ella más fundamental que todo lo demás (la naturaleza, la razón, Dios,
el sujeto, los valores, la historia, el hombre, la felicidad, la justicia, el sentido).
El misterio por el ser es el origen de la metafísica, para este misterio hay dos grandes
respuestas, que no se excluyen necesariamente: 1) La primera busca explicar por qué hay ser
—o tal ser, nosotros, por ejemplo— más bien que nada. Es el sentido que tiene el «principio de
razón» en un pensador como Leibniz, que se pregunta por las razones por las que las cosas son
lo que son. Este principio, esta esperanza de la racionalidad es lo único que anima todo el
esfuerzo de la ciencia que, desde Platón, si no ya desde el discurso de Parménides sobre el ser,
se entiende como un discurso racional (logos) sobre lo que es (el on, o el ente). 2) Se trata de la
actitud que, más allá de toda perspectiva explicativa, muestra sin más su asombro ante el hecho
de que haya ser y no más bien nada. Aunque puede parecer algo irracionalista, esta postura ante
el ser no es menos rigurosa que la primera. Constata, en efecto, que ninguna explicación explica
en definitiva el ser si no es partiendo del ser. Por más que nos esforcemos en derivar el ser de
un principio superior nunca llegaremos realmente a explicar por qué hay ser y no más bien
nada. Y de ahí la paradoja: el ser, que apela al intento de ser explicado por el pensamiento, se
muestra en sí reacio, en cierto sentido, a cualquier explicación.
La mala conciencia de la metafísica la lleva tanto al escepticismo (no podemos decir nada cierto
sobre el ser) como hacia la mística (el ser es inefable) o a una abierta y resuelta exclusión de la
cuestión del ser (del ser no habría nada que decir, porque se trata de una concepción demasiado
general, por lo que es preciso contentarse con hablar del curso previsible, y por lo mismo
explicable, de las cosas.
Aristóteles define la ciencia que estudia el ser en cuanto ser por su pretensión de universalidad:
mientras que las demás ciencias tratan de un ámbito de objetos bien delimitado, habría una
ciencia más global, pero que Aristóteles deja aquí sin nombre. Siguiendo una terminología más
tardía, la de Husserl y la de Heidegger, podríamos decir que todas las ciencias son «ónticas» en
cuanto remiten a un ente (o a un objeto) determinado, mientras que sólo la filosofía es
propiamente «ontológica» porque focaliza su reflexión sobre el ser mismo, o el ser en cuanto
ser. Pretende ser no sólo más universal que el de las otras ciencias, sino que promete ser a la
vez más fundamental: parece que la reflexión sobre el ser y sus propiedades esenciales debe
preceder a las ciencias especiales, en las que el ser se entiende de manera más específica, como
ser esto o aquello, matemático, físico, etc.
Estudiar el ser es siempre interrogarse también sobre el sentido, o el sinsentido (porque uno
presupone el otro), de nuestra experiencia del ser. La metafísica reconoce sentirse llevada por
una inquietud que puede calificarse como ética o existencial. La cuestión, a veces debatida, de
la prioridad de la ética respecto de la metafísica, o de ésta respecto de aquélla, no requiere en
verdad ser planteada. Toda ética presupone una metafísica o una ontología, a saber, una
comprensión de lo que somos, de la misma manera que toda metafísica se siente aguijoneada
por un planteamiento ético del sentido y de las posibilidades de nuestra existencia.
OTROS
Metafísica: Escinde jerárquicamente el mundo en una esfera sensible y otra suprasensible. Solo
puede entenderse a partir de una relación de jerarquización y de subordinación. Historia de
occidente es la historia de la metafísica, porque ha configurado la realidad a partir de la ficción
de un principio universal que debe ser buscado en el más allá. Esta ficción sustenta toda la
decadencia de la metafísica, porque se supone como el fundamento objetivo e irrefutable, que
dota de sentido y seguridad a la existencia a partir de la negación y la reactividad de sus fuerzas
vitales (arma una casa en medio de la tormenta) anulando, así, la creatividad potencial de los
individuos de configurar otros devenires.
Practican la ciencia jovial: aprender desviándose, perdiéndose, experimentando, librándose del
dogmatismo científico-metafísico, asumiendo infinitas perspectivas e interpretaciones de la
realidad (la interpretación nietzscheana refleja la capacidad creadora, porque no existe
conocimiento objetivo del mundo).
Genealogía: devela las ficciones originales de la época (principios universales, búsqueda de la
verdad absoluta, esencias, fundamentos, origen) que han dotado de sentido a la existencia, bajo
la forma de un destino de la existencia humana, que da todo por sentado en el origen, por lo que
no cabe otra historia que no sea la historia reactiva, no existe ambivalencia de posibilidades.
Pero la historia no es estática, ni está dada desde el orden, sino que está llena de fisuras y
accidentes que no obedecen a ningún sentido.
Remueve todo lo que se ha percibido como inmutable e irrefutable, fragmenta lo que se pensaba
unido y muestra la heterogeneidad de lo que se imagina conforme a sí mismo (identidad).
Rastrea la procedencia (Herkunft) en vez del origen-metafísico, como la emergencia las fuerzas,
no ya como un momento puro originario, sino como irrupción discontinua de lo fortuito.
Reestablece la historia efectiva como fuerzas: SOLO HAY FUERZAS.
CONCEPTOS CLAVES
Ontología: οντος 'del ente. Es la investigación o conocimiento del ser en tanto que es, o del ser
en general, más allá de cualquier cosa en particular que es o existe.
Ser: con esta palabra se intenta abarcar el ámbito de lo real en sentido ontológico general, esto
es, la realidad por antonomasia, en su sentido más amplio: realidad radical. El ser es, por lo
tanto, un trascendental, aquello que trasciende y rebasa todos los entes sin ser él mismo un
ente, es decir, sin que ningún ente, por muy amplio que sea y se presente, lo agote. 1)
Parménides: lo que hay o existe, en general; opuesto a la nada. 2) Platón: la idea, siento ésta:
inmaterial, absoluta, perfecta, eterna e inmutable. 3) Aristóteles: sustancia, compuesta de
materia y forma, las cuales están unidas inseparablemente. 4) Heidegger: olvido del ser, como
confusión entre el ser y el ente.
Óntico: Lo que tiene ser o existe, no es el estudio del ser como lo es la ontología.
Ousio: sustancia en Aristóteles (materiales, eternas), considera que la sustancia es el modo más
propio para hablar del ser, como ser que existe en el mundo; por ello no puede ser predicado
de ninguna otra cosa, sino siempre sujeto.
Metafísica: Parte de la filosofía que trata del ser, de sus principios, de sus propiedades y de sus
causas primeras.
Fenomenología: (φαινόμενoν, 'aparición', 'manifestación) Corriente filosófica muy amplia y
diversa, que se puede caracterizar como un movimiento filosófico que llama a resolver todos
los problemas filosóficos apelando a la experiencia intuitiva o evidente, que es aquella en la que
las cosas se muestran de la manera más originaria o patente.
Epistemología: (ἐπιστήμη (conocimiento) y λόγος (estudio). Es la rama de la filosofía cuyo
objeto de estudio es el conocimiento, el pensamiento en sí mismo. Respondiendo a la pregunta
¿es posible el conocimiento verdadero? Corrientes: empirismo, racionalismo, idealismo,
realismo y escepticismo (negación de la pregunta).
Hermenéutica: (ἑρμηνευτικὴ τέχνη, arte de explicar, traducir o interpretar) es el arte o teoría
de interpretar los textos, especialmente las escrituras sagradas. Intenta descifrar el significado
detrás de la palabra y, con ello, intenta la exégesis de la razón misma sobre el significado.
Logos: (λóγος, razonamiento, razón, argumento, principio).
Lógica: (λογική, dotado de razón, intelectual) ciencia formal que estudia los principios de la
demostración y la inferencia válida