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Los niños y la medicalización de la infancia.

La medicalización de la vida cotidiana.

Elegí estos artículos porque plantean un tema que se está dando hoy en día en
nuestra sociedad con la ley de autismo provincial por ejemplo, que desde que
fue sancionada hace un año, ya hay más de 32.000 niños con trastornos del
espectro autista. Además de que se está tratando la ley nacional de autismo.

¿Qué implica medicar a un niño por molestar en clase, no copiar lo que se


escribe en el pizarrón o estar distraído?
¿Cuál es el futuro de una población donde el 90% de la misma esta medicada
porque sufre de algún trastorno del cual la mayoría fue diagnosticado por test
que se completan de forma totalmente subjetiva?
Podemos decir que estas ideas devienen a consecuencia de reducir al
individuo a una máquina orgánica montada y lista para funcionar, como
claramente lo expresa Watson. Respondiendo a la filosofía naturalista, se pone
el acento en el origen orgánico de los hechos psíquicos, tratando de enunciar
explicaciones causales y colocando a todos los individuos por debajo de leyes
generales de conductas.
La medicalización, generalmente, es producto de diagnósticos basados en
observables comportamentales. Y si de conducta hablamos, no podemos dejar
de nombrar al conductismo, el cual fijó como su objeto de estudio a la conducta
en lo que tiene de observable, y planteó un método que se reduce a la
observación y al experimento cuantificable. El fin del conductismo es predecir y
controlar la conducta para adaptarla adecuadamente al funcionamiento de lo
socialmente esperable. Muy marcado por el paradigma positivista -por lo cual
no debemos olvidar cual fue el lema que propuso Comte, fundador de esta
filosofía, a saber, “Orden y Progreso”, el cual no sólo se aplicaba a las ciencias,
sino también a la sociedad-. La medicalización resuelve problemas de conducta
y de aprendizaje para una mejor adaptación de nuestros niños, aunque también
podríamos nombrar aquí a los adultos, lo cual otorga orden. Se ha pasado de
un uso del medicamento con un objetivo de curación a un uso del medicamento
como condición de estar en el mundo, sin querer sonar repetitivo, como
condición de adaptación.
El positivismo trata de demarcar que es científico y que es metafísico
(positivismo lógico) o pseudocientífico (positivismo popperiano). Todas estas
corrientes psicológicas que derivan del naturalismo y que proponen que los
hechos psíquicos tienen un basamento orgánico y que al modificar la
naturaleza bioquímica del cerebro se pueden manipular sus procesos
mentales, son las que se acercan al ideal de psicología científica. El paradigma
positivista impera aún en nuestra sociedad y esto no es un dato menor.
Foucault nos dice que el discurso de todo saber sólo puede ser sostenido en
una sociedad dada y en relación a un modelo histórico social dado. Es por
medio del saber cómo se ejerce mejor el poder. Y éste último produce,
multiplica y distribuye al primero. Sólo éstas corrientes, que cumplen con
ciertas exigencias pertenecen al orden de lo discursivo. Y están, por esto
mismo, habilitadas, avaladas, y en condiciones de decir, simplemente, algo del
orden de una verdad. Todo esto producto de relaciones de poder.
Quizás deberíamos preguntarnos qué es considerado patológico en cada
época
Los niños ya no se portan mal, sino que tienen un déficit.
Pautas culturales. Modos de educar y criar.
Deberíamos, como propone Badiou, pensar que es lo que piensa este siglo de
sí mismo. ¿Que es lo que piensa la sociedad sobre sí misma? ¿Cómo se está
articulando este siglo? ¿Cómo está siendo subjetivado?
Se está produciendo una normalización de lo patológico y una patologización
de la normalidad. Una invención de enfermedades, el marketing de los
medicamentos.
Se desplazó de la idea de enfermedad a la de malestar, lo que propone el uso
del medicamento con el fin de bienestar. La pastilla modifica la conducta, pero
toda pregunta queda obturada. Es la solución rápida y eficaz, sin lugar para
cuestionamientos.
La patologización de la infancia es una extención de la patologización de la
vida cotidiana. Lo que incomoda es anormal y hay un medicamento para eso.
Muchas de las corrientes psicológicas que surgen de la rama naturalista
además de reducir al sujeto a un organismo que debe adaptarse al medio
ambiente, dejan de lado lo social, la historia del sujeto por atribuir sus
comportamientos a causas biológicas. Nadie tiene una vida aislada del
contexto, cada sujeto ya sea niño o adulto tiene sus peculiaridades y lo que se
está haciendo es eliminar esa subjetividad. Esta operación desubjetivante se
da justamente por convertir al sujeto en un instrumento y no sólo esto, sino que
el profesional queda empobrecido, termina siendo un profesional mediocre sin
posibilidades de pensar, solo es un implementador de test sacados de un
manual descriptivo estadistico. Manual donde cada año se agregan trastornos
que se diagnostican de una serie de fenómenos generales que terminan por
incluír a toda la sociedad.
¿Cuál es el fin del DSM? ¿Cuál es la ideología detrás de estas políticas? De
ninguna forma el modo de clasificar es ingenuo. ¿A qué intereses responde?
Foucault plantea que la norma es el elemento que se aplica al cuerpo y la
población para disciplinarlos y regularlos políticamente.
Normal es alguien funcional a la sociedad. La medicina funciona como la
institución de control social de la desviación.
¿Debemos discapacitar a los niños para que puedan acceder a la salud, para
que accedan a derechos?
Es un doble mensaje: “podes acceder, pero si tenés el certificado de
discapacidad. Todavía no estás discapacitado, pero te discapacitamos para que
puedas tener los beneficios del sistema”.
Es así que si esas conductas son diagnosticadas como trastornos psiquiátricos,
los seguros médicos están obligados a cubrir el tratamiento, por lo cual los
laboratorios fabricantes de psicofármacos engrosan sus ganancias de la mano
de la ampliación de estos criterios.

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