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HARVARD
COLLEGE
LIBRARY
 CONGRESO NACIONAL
DIARIO DE SESIONES

DE LA

CÁMARA DE DIPUTADOS
isss

TOMO PRIMERO

CONTIENE DE MAYO 24 A AGOSTO 2(1.

BUENOS

IMPRENTA DE -LA TRIBUNA*, CALLE DE LA VICTORIA NUMERO 31

1863
 A

5060-3

UNIVtkSíT Y
LIBRARY
 III
AOTA
DE LA INSTALACIÓN DEL CONGRESO DE LA NACIÓN ARGENTINA
PRESIDENCIA DEL SEÑOR PAZ,
SESIÓN DEL 25 DE MAYO DE 1862.
En Buenos Aires á veinte y cinco de Mayo de
mil ochocientos sesenta y dos, reunidos en el sa
lon de sesiones^ los Señores Senadores, por Bue
nas Aires, Dr. D-. Valentin Alsina, y Dr. D. Rn
tino de Elizalde; por Catamarca, el Dr. D. Án
gel Navarro y el Dr. D. Gregorio Moreno; por la
de Córdoba, el Dr. D. Dalmacio Velez Sarsfield
y D. Martin Piñero; por la de Corrientes, el Ge
neral D. Juan Madariaga; por la de Entre-Rios,
el Dr. D. Salvador Maria del Carril y D. Eulojio
Bedrnello; por la de SantaFé, D. JoséM. Cullen
y el Dr. D. Lucas Gonzalez; por la de Santiago,
D. Pedro Gallo-y D. Juan Francisco Borges; por
la de Tncuman, el Coronel D. Marcos Paz y el
Dr. D. Agustin Justo de la Vega; y señores Di
putados, Albarellos, Alsina, Blanco, Cantilo,
Cabra!, Castro, Elizalde, Hudson, Ibarra, Garcia
(D .P.) Garcia, (D. Juan Agustin), Granel, Gu
tierrez, Gorostiaga (D. Benjamin), Gorostiaga
[D. Luciano], Lezama, Montes de Oca, Mármol,
Obligado, [D. A. C.], Padilla, Ruiz Moreno, Tor-
rent, Villanueva, Obligado, [D. P.], Zavaleta
OroSo y Quintana; al objeto de que se efectuara
la solemne apertura del Congreso Legislativo de
la Nacion, de conformidad al decreto del Exmo.
Señor Gobernador de Buenos Aires, Encargado
del Poder Ejecutivo Nacional, de quince de Mar
zo del corriente año, presidiendo el acto el Se
fior Paz, como Presidente Provisorio del Sena
do, fué declarada abierta la sesion con quorum
legal, y las comisiones de ambas Cámaras, nom
bradas para acompañar hasta la casa al Exmo.
Señor Gobernador, encargado del Poder Ejecuti
vo de la Nacion, fueron invitadas por el Señor
Presidente á llenar su cometido, lo que partie
ron á efectuarlo.
En seguida el Señor Presidente ordenó la lec
tura [y se hizo] de una nota dirijida por aquel
á la Honorable Asamblea Lejislativa, espresan
do que habiendole comunicado ambas Cámaras
hallarse constituidas en número bastante, felici
tandose sinceramente que la solemne instalacion
del Congreso Nacional pudiera tener lugar el
dia designado por resolucion anterior, tenia el
honor de participar que en ese dia, á las doce de
él se presentaria á hacer dicha instalacion.
Inmediatamente despues, se dió tambien lec
tura de otra nota que acababa de ser introducida
por la que invitando á la vez á los Señores miem
bros del Congreso para que, en ese dia doble
mente memorable para la patria, tuviesen á bien
acompañarlo al templo á rendir gracias al Ser
Supremo por haber alcanzado el hecho de ha
berse inaugurado felizmente las tareas lejislativas
del Congreso.
Terminó con esto la sesion, siendo la una y
media dela tarde.
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 PRESIDENCIA DEL SEÑOR ALSINA

Acta de la sesión de escrutinio de la elección de Presidente y Vice

presidente de la República.

SEÑORES : En Buenos Aires á los GARCIA, [D. J. A.] ñores, Doctor Don Cleto-
PRESIDENTE, cinco dias del mes de Octu GOROSTIAGA, [D. B.]Aguirre, Don Dermidio-
BORGES, bre del año del Señor de GOROSTIAGA, [D. L.]Ocampo, Doctor Don Fran
CARRIL, mil ochocientos sesenta y GUTIÉRREZ, cisco Delgado y Doctor D-
dos, reunidos en Asamblea GRANEL, Manuel Quintana. Abier
DARACT, (D. M.) General, á las dos de la tar LAPRIDA, tos los pliegos por el Señor
DELGADO, de, los miembros del Con LEZAMA, Presidente, se pasaron á
ELIZALDE, (D. R.) greso al márgen anotados, LÓPEZ, aquella al objeto para que
FERRÉ, al objeto de proceder, al MARMOL, estaba constituida. Prac
GALLO, escrutinio de las actas y lis MORENO, ticado y concluido el escru
GÓMEZ, ta de la eleccion de Pre MONTES DE OCA, tinio, el señor Quintana, á
GONZÁLEZ, sidente y Vice-Presidente OBLIGADO, [D. A. C]
nombre de la Comision,
MADARIAOA, de la República, el señor OBLIGADO, [D. P.] anunció su resultado, es
MORENO, (D. G.) Presidente del Senado Dr. ORTIZ, presando el número de su
NAVARRO, D. Valentín Alsina procla OcAMPO, fragios que resultaban en
PINERO, mó abierta la sesion, y or OROÑO, favor de cada candidato
RAWSON, denó se leyese por uno PADILLA, para la Presidencia y Vice-
REDRUELLO, de los Secretarios el arti PIZARRO, Presidencia de la Nacion
VEGA, culo 82 de la Constitucion QUINTANA, (D. M.) en la forma siguiente.
VELEZ SARSFTELD, que determina la forma y Rmz MORENO,
URIBURU, modo en que dicho escruti ROJO,
AXBARELLOS, nio debe hacerse; verifica TORRENT,
ALBINA, [D. A.] da dicha lectura, se proce URIBURU,
AGUIRRE, dió & sacar por la suerte los Vn,LANUEVA,.
BEDOYA, cuatro miembros del Con VELEZ.
BLANCO, greso que, asociados á los ZAVALETA,
CABRAL, Secretarios debian practi ZUVIRIA, (D. F.)
CANTILO, car el escrutinio, en con ZuvntiA, [D. J.]
Civrr, formidad al espresado arti ZAVALIA,
CASTRO, culo. CON LICENCIA,
DEL Rio, Verificado el sorteo, re
ELIZALDE, sultaron para formar la Co IBARRA,
GARCIA, [D. P.] mision escrutadora, los se- QUINTANA, [D. J.]
 Resultado de la eleccion de Presidenie y Vice-Presidente de la Republica, practicado el 5 de
Octvbre i&1862.
PRESIDENTE. V ICE-PRESIDENTIE.
--—• •- 1 —as gg "•B—• ~^-^
B-ntulomé Mitre Paz .t v/m Taboada Ucampo, Sarmiento íe.ez ¿>- fraguara Urdinarrain Roja
Buenos Aires. 25 15 1 4 3 1 1
Córdoba 12 3 4 5
Catamarca. .
Corrientes.. . 11 11
Entre-Rios . . 8 ¡ 3 2 3
Jujui 7 . 7
Mendoza 9 i 9
La Rioja 6 6
Santiago .... 12 12
Salta 9 9 6
San Juan ... 8 2
Santa-Fé .... 8 -8
San Luis 8 i 8
Tucuman . . 10 10
133 ¡ 91 1 16 3 5 3 5 3 6

Buenos Aires, Octubre 5 de 1862.

.:..i . Dermidio Ocampo—francisco Delgado-.- Cleto 8. Aguifrre—Manuel Quintana.
-Bernabé Quintana, Carlos Maria Sarama, Ramon B. Mufiiz,
Secretario le la Cámara de Dipútalos. Secretario del Senado. Secretorio de la Cámara de Diputado*.

En consecuencia el Señor Presidente procla Art. 4.° Comuniquese á quienes corresponda

mó »I Brigadier General Don Bartolomé Mitre,
electo Presidente Constitucional delaRepública
por unanimidad de Sufragios; y al Coronel Doc
tor Don Marcos Paz, Vice-Presidente de la
misma por mayoria.
•Se pasó á cuarto intermedio, para que se for
mulase el proyecto de Decreto que declarará di
cha eleccion, encomendándose de este trabajo á
la 'misma Comision escrutadora.
Vueltos á sus asientos los miembros del Con
greso, el Señor Presidente anunció haberse es
pedido la -Comision y ordenó la lectura de su
despacho, que se -hizo en la forma siguiente:
El Congreso de la Nacion Argentina, -reunido
en Asamblea General, sanciona con fuerza de
Ley:
Art. 1.° Declárase electo Presidente de la Na
cion Argentina, por el término Constitucional,
al Brigadier General Don Bartolomé Mitre.
Art. 2.° Declárase electo Vice Presidente de
la Nacion Argentina por el mismo término, al
Coronel Doctor D. Marcos Paz.
Art. 3.° Señálase para su recepcion el Do
mingo 12 del coiriente á la una del dia.
.[Firmado]—QUIHTAITA, AODBBRK, OCAMPO,
DEIGADO.
Puesto en discusion en general, se aprobó por
unanimidad sin observacion.
En particular se aprobó por igual votacion el
artículo 1 . ° El 2. ° por afirmativa contra uno
y los siguientes hasta el cuarto inclusive por
unanimidad.
Despues de esto el señor Presidente pidió ála
Asamblea se sirviera determinar algo repecto al
ceremonial que debia observarse en el acto dela
recepcion del Presidente y Vice Presidente de
la República; y se acordó que fuera el qre se
observa en Buenos Aires, para la del Goberna
dor. Se autorizó tambien al señor Presidente
á indicacion -del señor Obligado [Don Pastor]
para que dirijiera la palabra al Presidente dela
República, á nombre del Congreso, en dicho acto.
Pasóse en seguida á un segundo cuarto de
intermedio, para levantar la presente acta, al
objeto de que fuese aprobada en la misma se
sion, como se verificó, volviendo á ella los seño
res miembros del Congreso, terminado con esto
la sosion, á las é y diez minutos de la tarde.
 V.LI
PRESIDENCIA DEL SEÑOR ALSINA
Acta de la recepción de Presidente y Vioe-Presidente de la República.
SEÑORES En Buenos Aires, á los do
ce dias del mes de Octubre
PRESIDENTE,
BüRGES, del año del Señor de mil ocho
cientos sesenta y dos, reuni
CARRIL,
dos en su sala de sesiones los
CULLEN,
DABAOT, [D. M.] Señores Senadores y Diputa.
DELGADO, dos [al -márgen], bajo la pre-
ELKALDE, sidencia del señor Alsina, Pre-
FERBE, sidente Provisorio del Senado,
GALLO, al objeto de qiie tomaran po-
GONZALEZ, sesion del cargo el Presiden-
GOMEZ, te y Vice-Presidente de la
MADARIAGA, República, en conformidad á
MORENO, lo prescrito por la ley de 5
NAVARRO, del corriente, se declaró abier-
PIÑERO, ta la sesion siendo la una del
RAWSON, dia, y ordenó el Señor Presi-
REDRUELLO, dente la lectura de las siguien-
URIBURU, tes notas:
VELEZ,
Buenos Aires, Octubre i0 de 1s62.
Al Señor Presidente del Senado Nacional,
Doctor Don Valentin Alsina.
He tenido el honor de recibir la respetable
nota con que el Señor Presidente del Senado me
trasmite copia del Decreto por el cual el Con
greso declara, que he sido llamado por el voto
del Pueblo Argentino, para desempeñar el pues
to de Presidente de la República, y designa el
dia 12 del corriente para el acto de mi recep
cion. Profundamente conmovido por la alta con
fianza que en mi depositan mis compatriotas, y
resuelto á corresponder á ella con toda la con-
«agracion de que soy capaz, concurriré al recin
to del Congreso-.en el dia y hora señalados, á
aceptar solemnemente la responsabilidad de car
go tan honroso como dificil.
Agradeciendo las felicitaciones personales con
que el Señor Presidente ee digna, con tal m«tv-
vo, favorecerme, me complazco en presentarle la
espresion de mi alta consideracion.
Dios guarde al Señor Presidente del Senado.
BARTOLOMÉ MITRE.
Buenos Aireo, Octubre 9 de 1862.
Al Honorable Congreso Legislativo de la Na
cion Argentina.
He tenido la satisfaccion de recibir la nota,
fecha 7 del corriente en que se me comunica la
ley sancionada por Vuestra Honorabilidad, de
clarando la eleccion que ha recaido en mi perso
na, para ocupar el destino de Vice-Presidente
de la República por el término Constitucional.
Al aceptar el alto puesto á que me llama el
voto de los pueblos de la República, me es gra
to hacer presente mi reconocimiento por la hon
rosa distincion que recibo mereciendo la confian
za de mis compatriotas para el desempeño de
cargo de Vice Presidente, al cual consagraré;
ya que no grandes luces de que carezco, por U
ménos la mas decidida contraccion y desvelos,
para contribuir con cuan tome sea dado al afian
zamiento de la situacion de que hoy goza toda
la República y á su engrandecimiento, bajo el
amparo de la libertad y del respeto que siempre
profesaré á sus instituciones.
Me complazco, al mismo tiempo, en agra
 VIII
Iecer las felicitaciones que con tal motivo se
me dirijen en la nota que contesto.
Dios guarde á Vuestra Honorabilidad.
MARCOS PAZ.
Se procedió en seguida á nombrar las Comi
siones de recepcion.
Para la puerta esterior, á los Señores Senado
res Gonzalez y Elizalde.
Diputados, Zavalia, Padilla y Bedoya.
Para la puerta interior á los Señores Senado
res, Carril y Ferré. Diputados, Obligado, Alba-
rellos y Castro.
Se pasó á cuarto intermedio.
Vueltos á la Cámara los miembros del Con
greso, continuó la sesion y habiendo entrado á
ella los Exmos. Señores Presidente y Vice-Presi-
dente electos, tomaron asiento á derecha é iz
quierda del Presidente del Congreso, quien or
denó se diese lectura de los siguientes articulos,
de la Constitucion.
Art. 74. El Poder Ejecutivo de la Nacion se
rá desempeñado por un ciudadano con el titulo
de Presidente de la Nacion Argentina.
Art. 75. En caso de enfermedad, ausencia de
la Capital, muerte, renuncia, ó destitucion del
Presidente, el Poder Ejecutivo será ejercido por
el Vice-Presidente de la Nacion. En caso de
destitucion, muerte, dimision ó inhabilidad de
Presidente y Vice Presidente de la Nacion, el
Congreso determinará que funcionario público
hade desempeñar la Presidencia, hasta que ha
ya cesado la causa de la inhabilidad, ó un nuevo
Presidente sea electo.
Art. 80. Al tomar posesion de su cargo, el
Presidente y Vice Presidente, prestarán jura
mento en manos del Presidente del Senado Qa
primera vez del Presidente del Congreso Cons
tituyente] estando reunido el Congreso, en los
términos siguientes:
El Señor Presidente del Congreso dirijiéndo-
se al de la República, dijo:
Para dar cumplimiento al mandato Constitu
cional, el Congreso os invitó á venir aqui y aho
ra os invita á prestar el juramento de ley.
Puestos todos de pié, el señor Presidente elec
to lo prestó asi:
"Yo, Bartolomé Mitre, juro por Dios nuestro
"Señor y estos Santos Evangelios desempeñar
"con lealtad y patriotismo, el cargo de Presiden-
"te de la República Argentina.
"Si asi no lo hiciere, Dios y la Nacion me
"lo demanden."
En seguida el señor Vice Presidente lo hizo
en los mismos términos.
Terminado el acto del juramento, el Señor
Presidente del Congreso pronunció una alocu
cion correspondiente al caso, que fué contestada
por el Exmo. Señor Presidente de la República,
con lo que terminó la sesion, siendo las dos de
la tarde.
 XI

PRESIDENCIA DEL SEÑOR PAZ

Acta de la sesión de clausura del Congreso Nacional legislativo en el

periodo de 186 2.

SEÑORES: En Buenos Aires, á los ORTIZ, las sesiones del Congreso Na-
ALBINA, veinte dias del mes de Octu OCAMPO, cional.
BOROES, bre del año del Señor de mi¡ ORONO, Dios guarde á V. H.
CARRIL, ochocientos sesenta y dos, reu PIZARRO, [Firmado.]
CULLEN, nidos en el local de sesiones QUINTANA, (D. M.) BARTOLOMÉ MITRE.
DARACT, [D. M.] los Señores Senadores y Di. Rmz MORENO, GUILLERMO RAWSON.
DARACT, [D. J.] putados [del márjen], al objeto
DELGADO, de que tuviera lugar la solem- ROJO, (D. T.)
' v '
Ministerio del )
Interior. ]
FERRÉ, ne clausura del Congreso, en ToRRENT, Buenos Aires, Octubre 1 8 do 1 s6» .
GÓMEZ, conformidad al decreto del
URIBURtJ, [D J. E.] DECRETO :
MADARIAGA, Poder Ejecutivo Nacional de VlLLANUEVA, Habiendo comunicado los
MORENO, [D. G.] 18 del corriente, se declaró VELEZ, Presidentes de ambas Cáma
NAVARRO, abierta la sesion siendo la
ZABALETA, ras, que se ha terminado la
PINERO, una del dia, presidida por ej
ZUVIRIA, consideracion de todos los
REDRUELLO, Exmo. Señor Vice-Presidente
ZCVIRIA, [D. F.] asuntos, para que fueron pro-
VEGA, de laR epública y Presidente
ZAVALIA. rogadas las sesiones del Ho
URIBURU, (D. P.) del Senado, Doctor Don Mar norable Congreso Nacional, el Presidente de la
AGDIKRE, cos Paz República ha acordado y decreta :
BEDOYA, Acto continuo se dió lectura Art. 1° Se señala el dia veinte del corriente
CABRAL, de la siguiente nota del Poder á las doce del dia para la clausura oficial de las
CANTILO, Ejecutivo, y del decreto de su sesiones del Congreso Legislativo.
CASTRO, referencia : Art. 2° Comuniquese, publiquese, é insértese
ELIZALDE, Ministerio del ) en el Registro NacionaL
Interior. f
GARCIA, [Di J. A.] Bnenoe Aires, Octubre 1s de 1s62 MITRE.
GoROOTiAGA, (D B) Al Soberano Congreso de GüILLLERMO RAWSON.
GUTIÉRREZ, la Nacion. Es copia—
GRANEL, El Poder Ejecutivo tiene el RAWSON.
LAPRIDA, honor de adjuntar á Vuestra Leyéronse en seguida igualmente y se apro
LEZAMA, Honorabilidad copia legaliza baron las actas de la apertura de las sesiones del
LÓPEZ, da del Decreto espedido en Congreso, y de la recepcion del Presidente y
MORENO, esta ferha, fijando el dia vein Vice Presidente de la República; despues de lo
MONTES DE OCA, te del corriente á las doce del cual el Señor Presidente nombró las Comisiones
OBLIGADO, [D. P.) dia para la clausura oficial de de recepcion en la forma siguiente :
 Para la puerta esterior : Exmo. Señor Presidente de la República, acom
Los señores Senadores, Cullen y Vega, pañado de las Comisiones de recepcion y de los
Diputados—Torrent, Velez y Granel. cinco Exmos. Señores Ministros Secretarios de
Estado, y habiendo ocupado sus asientos respec
Para la interior : tivos, S. E. el Señor Presidente de la República
Señores Senadores, Madariaga, Daract, (Don pronunció el discurso de clausura terminando
Mauricio) y Navarro. con las siguientes palabras:—Están cerrador las
Diputados—Pizarro, Cabral y Elizalde. sesiones ordinarias del Congreso de Tu. Nacion
Se pasó a cuarto intermedio. Argentina.
Vueltos los Señores miembros del Congreso á En seguida se levantó la sesion siendo las dos
sus asientos, continuó la sesion á la que entró el de la tarde.

. :.

i
CAMARA DE DIPUTADOS DE LA MCIOR

PRIMERA SESIÓN PREPARATORIA

PRESIDENCIA DEL SR ALBARELLOS
SESIÓN DEL 24 DE MAYO DE 1862

PRESIDENTE. E,, Buenos Aires á 24 de gado, D. Martin Kuiz Moreno y de D. Luciano

Alnliiit. Mayo de 1862, reunidos en el Gorostiaga, para el exámen de los Poderes de los
Canillo.
Cantro.
local destinado por el E. del Sres. D. D. que forman la comision anterior. Se
Del Rio. P. E. N. para la reunion del dió cuenta en seguida de una nota del P. E. de la
Ellcalde. Soberano Congreso de la Re Provincia de Buenos Aires, remitiendo las actas
Garcia .1 A.)
GoroBtlaga it. / pública los D. D. electos (del y registros de las elecciones practicadas en la
Carela (P.)
(«orontlaga (I*.) margen) invitados por dicho misma para D. D. al Congreso el dia 13 de Abril
Gutiérrez. E. del P. E. N. á fin de cons último, y de otra del E. del P. E. N. adjuntando
Garzón.
Granel. tituirse en Cuerpo, nombraron unos documentos relativos á la eleccion practica
Ibarra. Presidente interino para las da en la Provincia de Córdoba, ammeiando ha
Lezama.
Moreno. sesiones preparatorias al Dr. berse practicado el escrntinio por la Legislatura
IHáratol. Dn. Nicanor Albarellos y Se de aquella Provincia, manifestando haber invi
monte* de Oca.
Obligado (P.) cretarios interinos á los Sres. tado para esta sesion á los D. D. que de él resulta
Obligado (A. C.) Dn. Ángel Padilla, y Dn. Ma ban y ofreciendo sujetarse á la resolucion que la
Oroiio. II. Cámara se sirviese dictar.
Plzarro. nuel Quintana, quienes toma
Padilla. ron inmediatamente posesion Ambas 'notas fueron destinadas á la Comision
»luiii (.111:1. Revisora de Poderes. Se acordó una nueva
Raiz Kloreno. de sus respectivos puestos.
Velez. En seguida el Sr. Presidente reunion para las 7 de la noche del mismo dia
/: iil.nl. -I ii.
Znblrla (F.) nombró una Comision com levantandose la sesion á las 4 £ de la tarde.
puesta de los Sres. Dres. D. Benjamin Gorostia-
ga, D. F. Elizalde, D. Próspero Garcia D. NICANOR ALBAKELLOS.
Joaquin Granel y de D. Emilio Castro para
examinar los Poderes de los Sres. D. D. electos y Jfcfliucl Quintana,
otra compuesta de los Sres. Drs. D. Pastor Obli- Diputado Secretario. * •
CAMARA DE DIPUTADOS DE LA MCM

SEGUNDA SESIÓN PREPARATORIA

PRESIDENCIA DEL SR ALBARELLOS
SESIÓN DEL ¿4 DE MAYO DE 1 8 (i -2

PUÜSIDF.NTH. Enl?ucnos Aires á -24 de Hudson, y D. Ensebio Blanco y en la de Santa

i Jarcia (J. \. Mayo de 1S<i2, reunidos los Fé D. Kicasio Oroño.
Kllxalde. D. D. electos al Congreso Na- Art. 2.° Aplazase la consideracion de los diplo
Obligado (P.)
Obligado (.V. C:) (-iontil (del margen) en el local mas presentados por los D. 13. electos en la Pro
*!--• rniitl.
<'astro.
destinado para sus sesiones; e¿ vincia de Cordoba hasta que constituida la Ca-
.-.,r. i., P. Sr.Presidente interino, proel a- mara sean examinados y discutidos.
OoroNtlaea (B.)
«.ni nsiiii" :i [. mó abierta l¡i sesion. Leida, Art. Í3.° Comuniquese á los electos para que se
Padllln. aprobada y firmada el acta de presenten á prestar el juramento de ley.
i., 'lllllll.
Pfzarro. la anterior. Si: Presidente.—Se tratará primero de este y
Oroiio. íSV. Presidente.—Las Comi despues entrará el otro.
Cnbrnl.
Zu birla. siones nombradas se han es ¿,t: tiorofitiaga,—La Comision nombrada para
Velez. pedido ya sobre los diplomas verificar los poderes de los Sres. Diputados electos
?Ioreiio.
Ituiz moreno. presentados. Vá á darse lectu al Congreso Nacional, me ha encargado manifes
i::ir/'-n . ra de su dictamen. tar los motivos que la han determinado á acon
Ibnrra.
HutlHOll. La Camara <lc D. D. de la sejar á la Cámara la adopcion del proyecto de de
Zabaleta. Nncinn (h-crcia. creto que acaVia de leerse.
tfoiitendc Oca Art. 1.° Apniebanse los di Desde la hora en que fué nombrada hasta el
Camilo. plomas de los D. D. electos -al momento de venir aqui, la Comision ha contraido
Torren!.
Del Rio. Congreso Nacional en virtud toda su atencion al detenido exámen de dichos
4.ntiorrcs. del decreto de convocacion poderes; y encontrando que la mayor parte de
Alniiia.
n P. espedido por el E. del E. N- ellos eran válidos y se hallaban en buena y debida
techa 15 de Marzo ultimo á saber; en la provincia forma, Ira juzgado que debian ser aprobados.
de Buenos Aires los Srs. l)r. I). Pastor Obligado, Solo han ofrecido dificultades y dudas los di
D. Jose Mármol Dr. D. Adolfo Alsina, Dr. D. plomas presentados por uno de los Sres. Diputa
Manuel Quintana, Dr. 1). Manuel A. Montes de dos por Santa Fé, el Sr. Oroño, y las de los Sres.
Oca, Dr. D. Antonio C. Obligado, Dr. 1). Juan Diputados electos en la Provincia de Córdoba.
A. Garcia Dr. D. Nicanor Albarellos Dr. D. J. Al precederse al exámen de las elecciones prac
M. Gutierrez y D. José M. Cantilo: en la de Tu- ticadas en Santa Fé, el Sr. Granel, diputado tam
euman, Dr. D. Ángel Padilla,.Dr. D. Manuel Za bien por aquella provincia, y que formaba parte
Irnleta; en la de Santiago D. Absalon Tbarra, de la comision creyó que debia abstenerse para
D. Luciano Gorostiaga y D. Fenclon Lozania no aparecer juzgando en causa propia.
en la de Entre Tíios, D. Fermin del Itioy Dr. D. Las dudas sobre esa eleccion proceden de las
Martin Ruix Moreno: en la de Corrientes Dr. D. observaciones hechas por la legislatura de Santa
Jose M. Cabral yD. Juan E. Torren t: en la de Fé en el acta del escrutinio. En ella manifiesta
Mendoza D. Aristides Villannevá. D. Damian habcrnotudo algunas infracciones de la Ley de
 SESIÓN DEL 21 DE MAYO DE 18G2.
elecciones, sin ef-presar cuales sean, y especial
mente un número exesivo de votos en algunas
meaciones electorales. Con este motivo ha remiti
do los registros y actas originales de dichas elec
ciones, para que esta Cámara decida sobro ellas,
como juez único de las elecciones y poderes de
sus miembros.
La comision ha examinado prolijamente dichos
rojistros y actas; y considerando que en ellas cons
ta que el Sr. Oroño era candidato sostenido en
las dos listas que se disputaban el triunfo de la
eleccion en todas las secciones electorales, que rio
ha habido contra su eleccion reclamo ni protesta
alguna v que la misma legislatura de Santa Fé
debe haberla reputado válida al no hacer lugar á
la renuncia que ante ella elevó el Sr. Oroño del
cargo de diputado, ha creido justo aconsejar á la
Cámara la aprobacion de los poderes presentados
por dicho soñor. » de esta Cámara.
Respecto de las elecciones practicadas en la
provincia de Córdoba la comision propone por el
art. 2.° del provecto, que se aplace BU conside
racion hasta que constituida la Cámara, puedan
ser examinadas y discutidas con detencion y
madures:. Al ocuparse de este asunto, la Comision
ha tíjado ante todo en. atencion en la nota del
Encargado del P. E. N. que se leyó esta mañana
en la que ofrece á la Cámara dar cuenta, en el
Mensaje que tendrá el honor de dirijir al Congre
so de la República, de los hechos ocurridos en la
provincia de Córdoba con motivo de la eleccion
de Diputados Nacionales, asi como del proceder
que se adoptó en consecuencia de esos hechos y
«lela nota del Exmo. Gobernador de Córdoba que
reclamaba una resolucion sobre el particular. Esta
promesa oficial ha sido la primera rasion que, ha
tenido la Comision para opinar por el aplaza
miento, del juicio sobre los poderes de los Dipu
tados electos en Córdoba, hasta oir al Encargado
del E. N. y tener todos los datos é informes que
ofrece sobre este grave negocio.
Otra de las consideraciones que determinaron
ála comision ápro¡wner el aplazamiento, es que,
habiendose mandado practicar las elecciones para
Diputados Nacionales en todas las provincias con
escepcion de Buenos Aires, con arreglo á la Ley
Nacional de 4 de Julio de 1859, y estando dispu
esto por algunos articulos de dicha ley, que la
intervencion de las legislaturas de Provincia en
las elecciones nacionales es con el objeto esclusivo
de hacer el escrutinio general de la eleccion, de
biendo en caso que hubiesen protestas, elevarlas
con los antecedentes de su referencia á la Cámara
respectiva; la Comision notaba que la Legislatura
de Córdoba no habia remitido losrejistrosyactas
de elecciones ni las protestas que ante ella se ha-
bian elevado, segun se afirma en una solicitud
dirijida directamente á efcta Cámara por un gran
número de ciudadanos do Córdoba, y que esta
mañana ha sido puesta en manos de la Comision
por el Sr. Presidente.
En esa solicitud se denuncia ademas haberse
mandado suspender las elecciones para diputados
Nacionales por decreto del Gobierno de la Pro
vincia de Córdoba, haberse adulterado el voto de
la campana con elecciones supuestas, haberse he
cho el escrutinio faltando el voto de toda la ciudad
de Córdoba y de algunos departamentos de cam
pana, y haber por último constituidose-en juez la
legislatura de Córdoba de dichas elecciones y
haberlas aprobado, con infraccion de la Consti
tucion y evidente usurpacion de las atribuciones
Por todas estas razones la Comision ha creido
que era prudente aplazar la-eonsideraeion de esto
grave asunto, hasta que constituida la Cámara, y
sin demorar por ello la solemne instalacion del
Congreso Nacional en el dia de mañana, que es el
señalado por el Encargado del E. N. pueda' to
marse tiempo para estudiar detenidamente y reu
nir todos los datos é informes que puedan ilustrar
su juicio, y la pongan en aptitud de decidir con
rectitud é independencia, todas las cuestiones que
esas elecciones han suscitado y que tanta agitacion
han producido en la Provincia de Córdoba.
Sr. Presidente.—Se vá votar.
Sr. Pizarra.— Antes que los D. D. electos por
Córdoba vayan á &er escluidos de este voto, de
searia que la Honorable Cámara tomase en con
sideracion, si es posible hacerse esta separa
cion
Sr. Mármol.—Cuando llegue el caso de lo re
lativo á los D. D. de Córdoba, entonces podrá
hablar el Sr. Diputado.
Sr. Pizarra.—En norabuena.
8r. Mármol.—Aqui no hay proyecto en gene
ral. Claro es que tenemos que ocuparnos de la
materia y por consecuencia seria bueno evitar
nos una votacion, sobre si se ha de ocupar la Cá
mara de este asunto.
Sr. Elizalde.—Eso es lo que se tiene que vo
tar antes.
Sr- Sccretario.—Abraza varias materias.
Sr. Mármol.—Es indiferente.
Puesto á votacion el proyecto en general fuó
aprobado por afirmativa general. Pasóse á dis
cutir el art. 1."
 SES1ÓN DEL ¿4 DE MAV(/ DE 1 *(/":/.
Sr. Oíd¡gado (1). /'.)—Debo votarse por pro--
vjncias; cada una importa una eleccion.
Sr. Elizalde.—Yo creo que no manifestándose
ninguna oposicion á las elecciones á que se refie
re este art. 1.°T es iunecesario hacerse tantas vo
taciones. Ahora si se manifiesta alguna duda
sobre la eleccion de alguna de las Provincias,
entonces vendria bien la idea, pero hasta ahora
no se ha manifestado.
Sr. Alsina.—¿Está comprobada la eleccion de
Santa Fé? ¿Está resuelta la cuestion respecto del
Diputado de que se ha habladoí
Sr. Gorostiaga.—Se ha espedido la Comi"
sion sobre el diploma de uno; en cuanto al otro,
lo hará la otra Comision.
Se rotó y aprobó por afirmativa general el
art. 1.° y se puso en discusion el art. 2.°
Sr. Plzarro.—Xo sé porque se baria con los
P. D. de Córdoba, una odiosa distincion. El Sr.
Miembro Informante de la Comision ha dicho,
recriminando al P. E. de Córdoba, qwe no ha
dado cuenta al Honorable Congreso y á la Cá
mara- de D, D., sobre lo ocurrido en aquella Pro
vincia con motivo de la» elecciones. Siendo estos
sucesos, conocidos públicamente no me parece
que esto sea un motivo bastante, para suspender
la aprobacion ó desaprobacion de esas elecciones,
Tampoco creo que sea un motivo suficiente la
otra razon que indicó el Sr. Miembro Informan
te y es tener que pedir algunos informes que los
D. D. de Córdoba hayan sido admitidos. Aca
ban de aprobarse las elecciones hechas en las
otras Provincias sin otros informes que sus di
plomas, y la de Córdoba parece debe estar en el
mismo caso. La eleccion de D. D. hecha por esa
Provincia debe ser aprobada ó reprobada. Todas
las dificultades que se han objetado, son fáciles
de allanar; y el primer articulo del Decreto de
Convocatoria que acaba de recordarse, dá sun
ciente mérito para que queden admitidos á un
tiempo, todos los SS. D. D. electos segun decre
to del Encargado del E. N.—Este autorizó á las
L. L. de Provincia, para que, con la plenitud de
facultades que habian reasumido, abreviaran los
términos de la ley de elecciones, segun la que
debian elegir sus DD. Reconoció, por lo mismo,
el E. del P. E. N., que podian alterar esa ley, y no
sé porque ahorase pueda desconocerá laLejisla-
tnra de Córdoba la facultad de abreviar los tér
minos ó de restringir, para este caso, las dispo-
ciciones de esa ley, en virtud de la que, se man
daba hacer las elecciones.—Esa misma ley or
dena que iJrupufs dc vn mes iJe mandarse hacer
*.- y que el es-
crntinio so venjiquc defyuev de veneido otro incs,
deuda que ai¡ Jiizo la eleccion: no solo la Lejisla-
tura de Córdoba sino lus de muchas otras Pro
vincias, se han visto en la necesidad de relajar
es:is disposiciones, y abreviar los términos, á fin
de que el Congreso Soberano pudiera instalarse
en el dia señalado. Con esa facultad, con que el
P. E. X. reconoció que podian abreviarse esos
términos, es que ha creido la Lejislatura de Cór
doba estar en su derecho para hacer cesar ó sus
pender por esta vez, los efectos de un otro art.
en que se sometia á la -decision de la Cámara la
aprobacion ó desaprobacion de esas actas, cre
yendo que era de su atribucion el hacerlo. Si
esto no ha estado en su facultad, bueno es que la
Cámara lo diga, pero no es un punto tan dificil
para que no pueda hacerlo sobre tablas, apro
bando ó desaprobando las elecciones de Córdo
ba. Creo mas, creo que la Cámara debe concre
tarse ahora esclusivamente á ver si son ciertos y
positivos los diplomas presentados por los D. D.
de la Provincia de Córdoba. En caso afirmativo
no es justo ni posible separarlos de lu incorpora
cion, por si hay algo que decir al respecto, de
ninguna manera tenderá á aplazar el conoci
miento de este asunto. Si por ventura la Hono
rable Cámara encontrase que no hay mérito pa
ra que se desaprueben las elecciones de los D. D..
de la Provincia de Córdoba, y que tenemos un
diploma lejitimo, hasta cierto punto habriamos
sido injuriados en no ser admitidos.
Por estas razones yo desearia que se tome ya,
en consideracion, si hay motivos para aplazar la
discusion de este asunto, ó si se debe entrar en
ella sobre tablas.
Sr. Zuviria.—Voy á insistir brevemente sobre
la idea que acaba de manifestar, el Sr. Diputado
que me ha precedido en la palabra. Yo voy á
votar contra el art. que se discute, por que no
resuelve ni el si ni el no. Comprendo que la Ho
norable Cámara está obligada á resolver este pun
to porque una ley se lo manda. El objeto de
esta reunion es precisamente el de resolver sobre
la validez de los diplomas de los Sres. concurren
tes; y no encuentro absolutamente razon alguna
para aplazarlo. Yo estaré, pues, con,tra el art. por
cuanto que á las razones que he oido al Sr. Miem
bro Informante no les encuentro otro punto de
apoyo que la ley de 1859.
Esa ley Nacional de elecciones, en verdad que
es la ley suprema, pero se ha olvidado que ella
ha sido dictada para circunstancias normales,
mientras que las del momento, son completamen
te estraordinarias: ha sido dictada, señor para que
li SESIÓN DEL íil DE MAYO DE
marchen con ella los poderes constituidos, y en
laactualidad n0 lo estan. Es imposible, pues, que
esa ley dictada para un regimen regular, pueda
tener su estricta aplicacion cuando no hay pode
res que puedan aplicarla. Recieu se va á instalar
el Soberano Congreso, y dificilmente pueden te
ner aplicacion esas disposiciones. Se ha dicho que
la Lejislatura de Córdoba ha infringido un art.
de esa ley, pero yo preguntaria al Sr. Miembro
Informante. . . .
8r. Goroztiagei.—Permitame.
No hé hablado de infraccion de ley alguna
por la Lejislatura de Córdoba. He dicho (pie la
Lejislatura de Córdoba no ha remitido las actas
originales de elecciones en conformidad á las pres
cripciones de la ley que ordena (pie cuando hay
protestas se manden ....
Si: Zuvina.—No lo ha dicho claramente, pero
es de suponerse porque es claro que si la Lejisla
tura no hubiera infringido esa ley, no hubiera
razon ninguna para pedir el aplazamiento. Pero
la Lejislatura de Córdoba, señor, ha aprobado las
actas, porque se ha creido con razon y con dere
cho para hacerlo, porque el Congreso no estaba
instalado. Tampoco este es un hecho nuevo, es
un hecho que tiene precedentes. En el Congreso
instalada en 185-4 ocurrió un caso semejante, y las
.Legislaturas Provinciales, procedieron á la apro
bacion delas actas de sus respectivos miembros.
Sin embargo, señor, yo desearia rambien que
se me dijera. Con que facultad el Sr. Gobernador
de Buenos Aires ha ordenado la eleccion de los
D. D. Nacionales, ¿Con que facultades ha res
tringido los terminos de esa ley? Es claro, con
las facultades acordadas por las Legislaturas de las
Provincias; y como jamas el Delegado puede te
ner mas facultades que el Delegante, es incues
tionable que la Lejislatura de Córdoba ha podido
suspender por ahora alguno de los articulos de la
ley do elecciones. . . .(bravos)
S(. Presidente.—A. la barra no le es permitido
hacer manifestaciones. . crutinio de las elecciones practicadas en la cam
Si: Zuv'n'ia.—Y bien Sr. Presidente el Sr.
Gobernador de la Provincia de I'uenos Aires asi
lo ha hecho ha restringido los terminos y sin cm-
bartro nadie leba argüido de infraccion. Ahora se
viene desconociendo la fuente dela-Soberania.por
lasola razon de haber el Soberano facultado para
alterar alguna de las prescripciones de la ley. Ni
tampoco es este un hecho nuevo. La Lejislatura
Tucumana hizo lo que ha hecho la de Cordoba, y
recuerdo que la palabra quc ha .empleado es
<-<7'(/'"'<w tales disposiciones de la ley Nacional y
ein embargo veo- que no se tiene en cuenta este
antecedente. Voy mas adelante aun, y si pudiese
ser tachada esta doe¿rina, voy á citar una autori
dad que de cierto tendremos que acatar, hablo de
la Constitucion reformada, hablo de la unica ley
á la cual todos nos hemos sometido.
Es verdad señor que la Constitucion reformada,
dice que cada Cámara será el Juez de los diplo
mas de sus D. D. pero previendo lo que debia
ocurrir en este caso, dispuso tambien que laa LL.
l'i'(u"iiU'luh'Stii'n'</l(ii'<tn fi modo como dcli'uru
hacerse la p)*iinem eleccion; luego la Provincia.
de Córdoba, por medio de su Legislatura, ha podi
do arreglar en esta vez el modo de hacerlo poi
que es la primera vez que se reune el Congreso; y
sinó digaseme ¿Cual ha sido la reunion anterior á
la presente? Entonces señor, tanto por la luz que
ha indicado el Sr. Miembro Informante, cuanto
por la Constitucion reformada, ha procedido la
provincia de Córdoba en su perfecto derecho.
Si: Gorotf'iuga.—No he atírimulo que haya
procedido bien ni mal. Solo he dicho que la
Comision no está en aptitud para informar á la
Cámara sobre este negocio.
La Constitucion que el Sr. Diputado invoca,
(si me permite, completaré esta esplicacion) la
Constitucion Nacional dispone en uno de sus ar
ticulos, que cada Cámara es juez do las eleccio
nes, derechos y titulos de sus miembros en cuan
to á su validez. La ley de elecciones, no ha he
cho mas que repetir y reglamentar esta disposi
cion. La < 'ámara pues, reunida aqui en sesion
preparatoria, es el único juez para decidir sobre
la validez ó nulidad de las elecciones practicadas
en la provincia de Córdoba, como en cualquier
otro distrito electoral de la República.
Y como es de pública notoriedad que sobro
esas elecciones de Córdoba, ha habido un decre
to del Gobierno de aquella Provincia mandando
suspenderlas, sin saberse bien si esta suspension
era limitada á la Ciudad ó si comprendia á toda
la Provincia; como despues se ha hecho el es
paña, sin embargo de faltar el voto de algunos
Departamentos, y el de la seccion mas populosa,
cual es la Ciudad; como la Legislatura de Cór
doba se ha atribuido la facultad de juzgar sobre
dichas elecciones, y en efecto bis ha aprobado v
declarado válidas; y como en fin han habido
protestas sobre todos estos actos, y el Encargado
del Ejecutivo Nacional habia mandado practi
car nuevas elecciones, y promete dar cuenta de
tallada en su próximo Mensaje de todo lo ocur
rido en Córdoba—la comision se presenta ante
la cámara diciendo, que cu el brevisimo tiempo
 SE8ÍON DEL ¿4 DE MAYO DE
que ha tenido, no ha pedido instruirse do este
gruve y complicado asunto, ni formar juicio so
bre él.
Es posible que cuando lo haya examinado de
tenidamente, atentas las dificiles circunstancias
cu que se encuentra la República, y compren
diendo que en la verificacion de elecciones, no
debe emplearse eí rigor del derecho, sino quc de
be tomarse la equidad por regla, la Comision
aconseja á la Cámara que apruebe los diplomas
presentados por los Sres. Diputados electos en la
Provincia de Córdoba.
Por ahora, y sin entrar al fondo del asunto,
ella declara que no puede hacerlo. Pero como no
seria justo ni politico, que la solemne instalacion
del Congreso Arjentino, no tuviese lugar el dia
de mañana, que es el señalado por decreto del
Ejecutivo Nacional, por las dudas y dificultades
solamente que ofrece la eleccion de los Diputa
dos por Córdoba;, la Comision ha /.-reido que de-
bia proponer el aplazamiento de este asunto, has
ta que constituida la Cámara; y tomando todos
los datos y conocimientos necesarios, pueda for
mar exacto juicio sobre negocio tan grave y deli
cado, y fallar con ilustracion ó independencia
(aplausos.)
¿ir. Zumria.—Ei Sr. Miembro Informante de
la Comision me suplica no entre al fondo de la
cuestion; sin embargo yo desearia vivamente po
der hacerlo y desvanecer esas apreciaciones, por
que veo que tienen una base incierta. Pero pues
to que quiere que no entremos al fondo de la
cuesf ion, asi lo haré, sin embargo de que me propo
nia probar que la Comision ha debido espedirse
jM/r el si ó }xir el nó, y precisamente á este objeto
aduje las consideraciones que be espuesto, y ha-
bia dicho que los Sres. de la Comision debian,
siendo jueces como son en efecto, fallar por los
datos que tiene á la vista, puesto que el deber de
un juez, es resolver por los documentos que estan
en su poder, y BU fallo será justo, en cuanto va
ya arreglado á esos documentos
AV. Gurvia.—La causa está en estudio.
tii: Zuviria.—Asi es que cuando no ha encon
trado datos suficientes, me parece que debió es
pedirse en uu sentido ó en otro, segun lo quo-su
razon le indicase. Pero me baste decir que la
Lcjislatura de Córdoba ha procedido, por las ra
zones que be espuesto, estrictamente ajustada al
derecho vá las facultades que creia tener, por ha
ber reasumido todas las que antes existian en el- !
Congreso y Gobierno Nacional y de acuerdo con -
el espiritu y. letra de la Constitucion reformada,- j
-ipie es la que debe, rejirnos en .este caso. Por es- '
tas razones pues, he» creido que los Sres. dela
Comision debian espedirse por el sí ó por el nó,
y ojalá que pudiera llegar el caso de probarle
que debia haberlo hecho del primer modo.
/S-i•. Velez.—No insistiré, Sr. Presidente sobre
los razonamientos que acaba de hacer mi hono
rable cólega; solo me contraeré á los puntos que
ha enunciado el Sr. Miembro Informante para
fundar el porqué no se ha espedido la Coinision
sobre los diplomas de los D. D. nombrados por
la Provincia de Córdoba. Los inconvenientes
son, en primer lugar: algunas protestas que se
han presentado al Sr. Presidente, y que han pa
sado á la Comision. En segundo lugar será, se
ñor, la suspension ordenada por el Gobierno de
Córdoba sobre las elecciones de la Capital, y en
tercero, creo se tomará en cuenta, la nota pasa
da por el Gobierno de la Provincia de Córdoba
al Encargado provisoriamente del Ejecutivo Na
cional.
Sobre el primero diré, señor: que creo que él
es un inconveniente muy débil. ¿Qué vale una
protesta contra la elocuencia de 2,000 votos por
que ha triunfado la lista que nos ha elevado á
nosotros, al rango de D. D. de la Nacion? ¿Qué
importa una protesta semejante? Tambien ha
habido contra-protesta; y por otra parte . ya sa
bemos que las protestas son el recurso de los par
tidos derrotados. Eso ha tenido lugar en Córdo
ba, como sucede en todas partes, donde hay un
partido que marcha con sistema á conseguir sus
fines. Ademas, ¿qué estraño que haya habido
mido, protestas en Córdoba contra la eleccion de
D. D. alli practicada cuando ha habido una lu
cha encarnizada? Esas protestas son de ningun
valor, y en consecuencia no debe aplazarse la re
solucion de este asunto por semejante considera
cion.
Pasemos ahora al otro punto mas grave, al
punto de la suspension de las elecciones, decrctata
por el Gobierno de Córdoba á consecuencia de
la suspension que de hecho habia ya en la Capi
tal. En primer lugar, debo recordar que la ley
de elecciones dice terminantemente, (puedo ci
tar, si se quiere, el articulo) que basta que -haya
dos terceras partes de lasactas de elecciones de
los Departamentos de una Provincia, para que
haya eleccion, y se haga el escrutinio. En Cór
doba hay 21 Departamentos, contándose entre
ellos la Capital. Las elecciones han tenido lugar
en 20, y siendo esto indiscutible, ¿se llenarian la^
prescripciones de la ley, si se anulasen las elec
ciones por Córdoba, porque haya dejado de vo
tar uno solo] La Lejislatura de Córdoba ha
 SESlÓN DEL 24 DE MAYO DE 1862.
obrado perfectamente bien al proceder á hacer
el escrutinio. ¿Por qué? Porque ha habido elec
cion en 20 Departamentos!!' Algo mas, señor.
En la Capital se han cerrado las elecciones el
primer dia,- con igual numero do votos, 177 por
cada lista; en el segundo dia tambien ha habido
igual votacion, y suponiéndose que no hubiera
habido nulidad en las elecciones de la ciudad,
nunca la lista opositora habria podido llegar á
2,000 votos con que hemos triunfado en la cam
paña.
Por consiguiente, apoyándose en la ley electo
ral, la Legislatura de Cordoba ha procedido per
fectamente. No es este tampoco un inconveniente
para que se aplazo la aprobacion de los diplomas
de los D. D. por Cordoba.
Sr. Gorostiaga.—Necesitariamos la comproba
cion de esos hechos.
Sr. Veles.—Se puede pedir.
Sr. Gorostiaga.--Es lo que pedimos.
Sr. Velez.—Se han publicado por los diarios.
Los opositores mismos no han dicho ni una sola
palabra sobre el escrutinio y esta oe la prueba
mas clásica de que ese escrutinio es veridico. Voy
adelante.
En tercer lugar se puede oponer el inconve
niente que traeria el que el Gobierno de Cordoba,
haya reclamado una resolucion del Ejecutivo
Nacional provisorio; pero señor, . ¿Que importa
que el Ejecutivo de Cordoba, lo haya hecho cuan
do no está en las atribuciones del P. E. resolver
sobre ello? Se ha procedido mal, yo no me someto
como Representante de la Provincia de Cordoba,
ni la Cámara se puede someter á ello ....
Sr. Gorostiaga.—Los Sres. D. D. no represen
tan á la Provincia de Cordoba, representan al
pueblo Argentino en esta Cámara.
Sr. Velez.—Es verdad, pero nombrados por la
Provincia de Córdoba. Seguiré, señor, hay otras
razones mas para pedir que se espida la Cámara
resolviendo la cuestion incontinenti.
Córdoba fué la primera Provincia que segundó
el triunfo de Pavon, con el movimiento revolu
cionario que derrocó á sus opresores, ¿seria la úl
tima en venir al- Congreso que se vá á instalar en
el dia glorioso de mañana? (Aplausos)
Y digo esto á la Cámara para que lo tenga en
vista, á fin de que resuelva inmediatamente la
aprobacion de los diplomas de los D. D. por Cór
doba.
8i: Secretario Padilla.—He pedido la pala
bra Sr. Presidente para rectificar un hecho his
tórico que acaba de emitir el Sr. Diputado preo
pinante.
No ha sido Córdoba quien ha respondido pri
meramente al grito que Buenos Aires dió el 11
de Setiembre. Tengo el honor Sr. Presidente de
pertenecer á la Provincia que ha segundado las
miras y seguido los propósitos de Buenos Aires.
Tucuman, el pueblo que me ha honrado con su
voto, ha sido quien ha respondido primero
antes que Córdoba, Sr. Presidente,- á la ban
dera que Buenos Aires ha levantado.
Sr. Presidente.—No es de la cuestion.
Sr. Secretario Padilla.—Era solo con el obje
to de hacer esta rectificacion que pedi la pala
bra.
. Sr. Presidente.—-Bien.
Sr. liuiz Moreno.-^Pido la palabra para pedir
al Sr. Miembro Informante tenga la bondad de de
cirme, puesto que la Comision al mirtmo tiempo
que propone el aplazamiento sobre los diplomas
de los D. D. por Córdoba, indica que la instala
cion del Congreso debe tener lugar mañana. lío
se si la intencion es que tenga lugar ese acto con
los D. D. por Córdoba? Cual es la mente de lu
Comision?
Sr. Gorostiaga.—La mente de la Comision es
la falta de datos para juzgar sobre estas elecciones
y por eso aconseja el aplazamiento de esta discu
sion, para que cuando esté constituida la Cámara
pueda encontrar el espediente que le dé los cono
cimientos necesarios para poder espedirse con
acierto é independencia.
Sr. Presidente.—Si no hay quien tonto la pala
bra se votará.
Sr. Pizarra.—Parece que nosotros no debe
mos votar en este articulo.
Sr. Marmoi-.—rDeseo saber, Sr. Presidente an
tes de entrar al fondo de este asunto que es lo que
importa para los D. D. de Córdoba la suspension
dela consideracion de sus diplomas. ¿Importa el
que no aparezcan mas en el Congreso hasta que
se resuelva la cuestion de si es ó no valida su elec
cion ó si con la presuncion legal de ser bien elec
tos, pueden concurrir á la Cámara, hasta que se
resuelva su cuestion. Deseo una esplicacion de
la Comision á este respecto. Importa la suspen
sion el que los miembros de la Diputacion de
Córdoba, puedan venir á esta Cámara el dia de
la instalacion? ¿Si ó no?
Sr. Gorostiaga.—La Comision Sr. Presidente
no está obligada á entrar en ese punto y todos
los D. D. que tienen un asiento en la Cámara
pueden juzgar delo que debe hacerse en este
caso. La Comision ha tenido la mision de exa
minar los diplomas de los Sres. D. D. por Córdo
ba y lo h¡i hecho del modo que lo ha juzgado
 SESIÓN DEL -2± DE MAYÓ DE 1862.
conveniente. La Comision no puede entrar á dar
esplicaciones ni entrar :ri saber sobre cual seni la
posicion de los Sres. D. D. de Córdoba.
St: Marmol,—Para mí esa es toda la cuestion.
Mañana se vá á instalar el primer Congreso
Lejislativo de la Republica Argentina, despues
de 1810. Yo quiero tener muchos datos, oir mu
chas razones, para que despues de 52 artos de
desgracias, nos presentemos todavia divididos el
dia en que vamos á instalar por primera voz el
Congreso de la Republica Argentina. Muy fuer
tes han de ser las razones que se me den- para
arrancarme mi voto. ¡Acaso no se conoce el
caracter de nuestros pueblos! y eso seria descono
cer los antecedentes que han dividido á las Pro
vincias unas de otras. Creer que la de Cordoba
ha de mirar impasible el acto de repeler á sus
D. D. el dia de la instalacion, no es posible. No
señor, muy graves deben ser las razones que
induzcan á la Cámara de DD. del Congreso Na
cional, á tomar una resolucion que puede ser de
tan graves y funestas consecuencias. Apenas está
la semilla sobre la tierra recien arada; el arbol
d-e la paz no asoma todavia, no revolvamos puea
la tierra porque puede romperse el arbol.
Si se me dice que los D. D. de Córdoba no han
«le venir al Congreso hasta tanto que se examinen
PUS actas, yo no hé de votar por el proyecto. Si
se me dice que pueden concurrir hasta que lle-
¡*non los datos que se desean, acaso yo he de votar
por el proyecto, respetando la ideado la Comision
que pide tiempo para el examen de este asunto.
Es una presuncion legal en favor de ellos, el traer
sus diplomas. Es mas respetable, oficialmente
hablando el juicio de la Cámara Lejislativa de
una Provincia que manda al Congreso el diploma
de los D. D. que han de representar á la Nacion,
que las protestas que vengan firmadas por ciuda
danos, tan buenos como nosotros individualmente,
pero oficialmente no. Para los cuerpos publicos
es mas respetable la palabra oficial de otro cuerpo
que la palabra de un ciudadano que puede estar
preocupado pov las pasiones politicas. La persua-
cion es de que son tales D. D. mientras que la Cá
mara no decide lo contrario. Asi es que en los E. i
TI., en Inglaterra, el Diputado toma asiento y dis
cutela validez de sus elecciones; pero ni en las CC.
ni en los E. U., ni en Inglaterra, entraná examinar
si vienen bien ó mal los diplomas; no señor. Mi
entras no se presenta alguien á discutir el derecho
de algun Diputado á sentarse en las bancas parla
mentarias, no se convierte cu juez la Cámara para
decidir, en el acto de votar, si ha de ser ó no
admitido ó reconocido tal Diputado. Yo tengo,
pues esta duda. Es solamente la concurrencia de
los Sres. D. D. de Córdoba para este acto de la
sesiones preparatorias, ó tambien: es ostensiva íi
las sesiones ordinarias hasta tanto que se decida
el punto en cuestion? Mientras no se resuelva esta
duda, yo hé de votar en contra del proyecto. Si
se resolviese por la afirmativa, por ejemplo que la
Cámara decretase que los Sres. DD. por Córdoba
no concurriesen- á las demas sesiones, yo tomaré
la palabra para hablar del proyecto en si, es decir
que mas bien estemos hasta las í de la mañana
pero que se resuelva definitivamente el punto.
&:- Alsina.—Trabajo me cuesta, Sr. Presiden
te comprender como mi cólega por Buenos Aires
abriga alguna duda sobre el alcance del dictamen
de la Comision. La Comision no solo dice aplaze-
sé la resolucion de este punto sino algo mas: apla
záse la consideracion. Claro está que si pasa ese
proyecto, sinó se toma en consideracion, la elec
cion de esos Sres. DD. por .Córdoba, no son
aprobados sus diplomas, no prestan juramento, y
por consecuencia no pueden tomar parte mañana
en la instalacion del Congreso. Esto no necesita
ni preguntarse siquiera, y estraño que el Sr.
Miembro Informante se haya mostrado tan poco
deferente para contestar, cuando para eso no ha
bia favor que pedir por parte de quien hacia la-
pregunta, pues, era de su deber el decir cual es el
alcance de la resolucion que propone la Comision,
y esto fué lo que se le pidió.
Yo hó de votar contra ese articulo porque creo,
como lo ha dicho el diputado por Buenos Aires
que debemos ir adelante, que no debemos dejar
esta cuestion pendiente, y que]si para ello es nece
sario se difiera la instalacion del Congreso, que
se difiera. Hay antecedentes tan dolorosos en
nuestra vida parlamentaria que este aplazamiento
me hace acordar á los aplazamientos solapados
de la Convencion en Santa Fé, me hace acordar
á la repulsa de los Diputados de Buenos Aires
en el Congreso del Paraná.
Sr. Gorostiaga.—Yo reclamo sobre esa pala
bra. Las intenciones de la Comision son sanisi
mas.
Sr. AlsiiM.—Si no voy á culpar las intencio
nes.
Sr. Gorostiaga.—Vuelvo á repetir, Sr. Presi
dente, que la Comision no puede abrir opinion
sobre la validez ó nulidad de las elecciones prac
ticadas en Córdoba para Diputados á esta Cáma
ra. No ha tenido tiempo para imponerse bien de
este asunto, ni tiene todos los datos indispensa
bles para poder apreciar las diversas cuestiones
que envuelve, y decidirlas con acierto. En la
3
10 SESIÓN DEL ai DE MAYO DE 18G2.
alternativa de postergar la instalacion del Con
greso, ó de aplazar la consideracion y exámen de
los poderes de los Diputados por Córdoba, la
Comision ha optado sin trepidacion por este ulti
mo estremo. No seria en efecto justo que habien
do ya el quorum de Senadores y Diputados, y
pudiendo ser instalado mañana el Congreso, se
demore este acto de tanta importancia nacional,
Bolo porque los Sres. Diputados electos en Córdo
ba no pueden aun ser admitidos en esta Cámara.
Sr. Alsina.—Yo reclamo la palabra, pues, la
cedi para lma observacion.
Sr. Presidente, por las pocas .palabras que dije
anteriormente ya se habrá notado por la Cámara
que estoy por el segundo termino del dilema que
acaba de proponer el Sr. Diputado: ó se aplaza la
consideracion de la eleccion de Córdoba, ó se
difiere la instalacion del Congreso, porque creo
que es el que ofrece menores inconvenientes.
Veo que se levanta el Sr. Miembro Informante
pero como hay muchos otros Sres. de la Comi-
cion, voy á hacer una pregunta para que se dig
nen contestarme.
Para formar ese espediente, que segun parece
vá á ser una cosa monstruosa. Cuales son los
datos que necesita la Comision que le pueden
venir dentro de quince dias y que no los tenga
ya? Es lo que quiero que se me diga.
Sr. Elizalde.—Yo desearia que concluyera de
hablar el Sr. Diputado para poderle contestar.
Sr. Alsina.—Está bien.
Si: ElizaJ.de.—Señor. Es verdaderamente sen
sible que la primera vez que se reune la Cámara
de Diputados de la Nacion Argentina, despues
de tantos infortunios y luchas sangrientas, se haya
ofrecido una cuestion que no, ha debido existir
con un poco de mas patriotismo y moderacion, y
que no nos presentemos todos votando unani
memente por la aceptacion de los diplomas y de
las elecciones que han tenido lugar en toda la
Republica Argentina, ofreciendo el espectaculo
grandioso de ver reunido el Soberano Congreso
de la Nacion en toda su plenitud.
Pero, como ha dicho muy bien un Sr. Diputa
do por Buenos Aires, era necesario que hubieran
razones muy poderosas para que no se admitieran
los diplomas de todos, y se aplazaran la considera
cion de las elecciones que han tenido lugar en
Córdoba. Pero es Sr. Presidente que esas razo
nes poderosas existen, y cuando yo como miembro
de la Comision encargada de dictaminar sobre
los poderes, he suscrito á la suspension de la
aprobacion ó desaprobacion de las elecciones que
han tenido lugar cu Córdoba, es porque á mi í
modo de ver, hay razones muy poderosas para elle;
razones de -verdadero interes público, de que la
II. Cámara de Diputados de la Nacion, no puede
prescindir sin abdicar sus prcrogativas constitu
cionales.
No es mi ánimo ocuparme del fondo de la
cuestion sobre las elecciones de Córdoba, sino
únicamente fundar los motivos que la Comision
ha tenido para aconsejar el proyecto que está en
discusion, proyecto que satisface muy serias exi
gencias, sin comprometer el juicio de la Cámara
sobre tan grave cuestion.
Señor, son del dominio público los hechos que
han tenido lugar en las elecciones de Córdoba.
Ellas se han realizado en virrnd de la órden ó
decreto, que dió el E. del E. N., autorizado al
efecto, por todas las Provincias Arjentinas. La
eleccion empezó á tener lugar en el dia designa
do y cuando continuaba, el Gobierno de Cór
doba dá un decreto suspendiendo la eleccion, no
en la ciudad de Córdoba solamente como se ha
dicho, sino en general
Sr. Alsina.—En el considerando del decreto
está consignado lo contrario.
Sr. Elizalde.—El pueblo de Córdoba se refie
re á toda la Provincia que nombra á los D. I).
Es la voz técnica en el lenguaje constitucio
nal para designar el conjunto de los ciudadanos
del distrito electoral.
La Provincia de Córdoba os un distrito elec
toral, y alli no se ha hecho la eleccion como OH
. Buenos Aires. Alli cuando se ha dicho el pue
blo de Córdoba era refiriéndose
81: Alsi»d:—Pero cual era el considerando.
Sr. -¿7-/£«Wr.—Cuando se ha dicho el pueblo
de Córdoba se refiere á toda la Provincia, del
mismo modo que en el preámbulo de la Consti
tucion Arjentina se dice: "Nos los Representan
tes del pueblo de la Nacion.
Pero voy al hecho.
Se presentaba la primera cuestion.—El Go
bierno de Córdoba, que ordenaba la eleccion en
virtud del mandato del Encarga/lo del Poder
Ejecutivo Nacional, tenia ó nó la facultad de
suspender las elecciones? Yo sostengo, señor,
que no ha estado en sus atribuciones suspender
esa eleccion, cuando no peligraba el órden pú
blico. Esta es una de las razones, señor, para
suscribir al proyecto presentado; pero hay algo
mas. El mismo Gobernador de Córdoba pasó
una nota al Encargado del Ejecutivo Nacional
anunciándole lo sucedido, participándole la sus
pension, de las elecciones, y comisionando á uno
c le los Ministros de su gabinete para qne viuie-
 SESIÓN DEL 24 DE MAYO DB-1862.
ra á conferenciar con él. Tino en electo, y el
Encargado del Poder Ejecutivo Nacional, orde
nó que las elecciones tuvieran de nuevo lugar en
la Provincia de Córdoba como es del dominio
público. Vuélvese y cuando estaba recien en ca
mino y apesar de todo esto, sin esperar la con-tes-
taciou del Encargado del Ejecutivo Nacional, se
hace el escrutinio en la Provincia de Córdoba y
la Lejislatura se abroga una facultad que en la
misma acta que Be ha remitido, se reconoce que
era de la esclusiva competencia del Congreso Na
cional. Yo desconozco á los Sres. Diputados el
derecho con que la Lejislatura de Córdoba, rea
sumiendo la Soberania, segun dicen, ha hecho
el escrutinio. La Provincia de Córdoba que ha
bia delegado facultades en el Gobernador de
Tiuonos Aires, no tenia el derecho de revisar los
poderes originales, arrebatando atribuciones cons
titucionales que no le pertenecian. Esta es la
verdad y la prueba está en que esos sucesos se
han sometido al Ejecutivo Nacional. Yo veo, se-
ñor, que el Encargado del Ejecutivo Nacional
nos dice: yo voy á daros cuenta de estos ante
cedentes, para que con perfecto conocimiento de
causa resolvais lo conveniente.
Esperemos esos antecedentes, y en vista de
ellos resolvamos lo que corresponda. Esto es lo
que importa el proyecto de la Comision, que no
puede ser mas prudente.
Estos son actos públicos muy graves y serios
de que la Comision no ha podido prescindir y
cuando la Comision aconseja á la Cámara que
suspenda la consideracion de este negocio, no es
una ofensa á la Provincia de Córdoba, ni á los
Sres. Diputados que tienen un asiento aqui, es
tratar de esperar á resolver solamente vma cues
tion sumamente grave. Seria lo mas impolitico é
impremeditado que esta Cámara, prescindiendo
de todos los actos públicos, viniera á aprobar una
eleccion cuyo exámen es preciso hacer con deten
cion.
Yo prescindo, seTior, de- entrar al fondo de la
cuestion, porque francamente, no tengo conoci
miento exacto de todos los hechos. Veo que ha
habido protestas, pero prescindo do ello, me vov
á los actos públicos de la Lejislatura y Gobierno
de Córdoba y del Gobierao Nacional y digo que
no se puede prescindir de ellos asi no mas.
Por otra parte, señor, si es de lamentar que no
se encuentre la Diputacion de Córdoba en la
apertura solemne del Congreso, tocio el mundo
comprende que esto sucede por una circunstancia
accidental y que desgraciadamente ha tenido lu
gar. ¡Ojala no se hubiera suspendido esa eleccion
11
que ha dado lugar á tantos desagrados!
Algun Sr. Diputado ha manifestado que se de
bia suspender la solemne instalacion del Congre
so, hasta que se resolviera esa cuestion, pero co
mo ha dicho muy bien otro Sr. Diputado miem
bro de la Comision, de que hay numero bastante
para formar quorum, ¿por qué no se ha de hacer
dicha instalacion?
Estas son, señor, algunas de las consideracio
nes que la Comision ha tenida, para aconsejar á
Vuestra Honorabilidad, el aplazamiento de este
asunto hasta que la Cámara esté constituida.
Ella habria querido proceder de otro modo á fin
de que se hallasen reunidos todos los Diputados
de la Nacion, simbolizandola union arjcntiha,
pero no ha podido prescindir de muy graves y
sérias consideraciones.
Sr. Marmol.—Sr. Presidente, los Sres. de la
Comision especialmente el Sr. Diputado que deja
la palabra, nos revela todo su pensamiento, que
es rechazar la eleccion.
Sr. Elizalde.—Yo no he dicho tal cosa, recti
fico mis propias palabras.
8r. Marmol.—L'na eleccion se compone del
acto de mandar hacer las elecciones, del acto de
practicarse, y del acto de hacer el escrutinio y de
aprobarlas. El Sr. Diputado encuentra que no ha
podido mandarse suspender las elecciones, y que
no ha podido hacerse el escrutinio, lo acaba de
decir.
St: Elizalde.—No señor, he dicho que tengo
dudas y que cuando tenga conocimiento de todos
los hechos, entonces quiza estaré por la acepta
cion de esas elecciones.
St: Marmol.—Iba á proponer una cosa á la
Cámara. Todos desean que la incorporacion de
los Sres. Diputados por Córdoba se realice lo
mas pronto posible. Todos desean, como yo, tener
conocimiento exacto de este negocio. Los Sres.
Diputados miembros dela Comision no dicen lo
que esperan; se refieren unicamente á las pala
bras de la nota del Encargado del Poder Ejecuti
vo Nacional, que ofrece en su iuensaje hablar de
los sucesos de Córdoba.' Me parece adivinar la
mente de la Comision. Bien; si la Comision en
cuentra dificultades para espedirse, que la Cáma
ra avoque el asunto y que lo decida. No tenemos
necesidad de esperar mas y podemos fallar con
los documentos que se han presentado sobre- la
mesa (apoyado) Que se constituya la Cámara en
Comision y se lean los documentos.
Si: Gorostiaga.—Antes se ha de votar el pro
yecto de la Comision.
Sr. Mnrnnil. —Es una mocion prévia.
12 SESiOX DEL 2-i DE MAYO DE 1SG2.
AV. GorssllagtL. —Xo es que á la Comision le
falte voluntad para espedirse.
AV. Marmol.— No he dicho eso, sino que en su
circunspeccion la Comision no encuentra bastante
datos para espedirse; veamos si la Cámara es de
la misma opinion. Una Comision no es sinó un
apoderado de las Cámaras. Si la Comision dice
que tiene inconvenientes para proceder, conozca
los á ver si son bastantes.
AV. jPreaiá0Rte.—$£l Sr. Diputado la propone
como cuestion de orden?
AV. Marmol.—Si señor y está suficientemente
apoyada-
AV. Gorostiaga.—Tío puedo conceder que la
mocion del Sr. Diputado sea una mocion previa.
La Cámara ha nombrado de su seno una Comi
sion para que examinando los poderes que se han
puesto en sus manos, dictamine el proyecto de
resolucion que juzgue conveniente. La Comision
ge ha espedido. El articulo que propone la Comi
sion es de diferir la consideracion y disension so
bre los diplomas de los Diputados electos en la
Provincia de Córdoba, por falta de datos para
formar juicio sobre ellos. Algunos de los Sres.
Diputados por Córdoba han referido el modo
como se ha hecho la eleccion. Han dicho que en
la ciudad de Córdoba, en su totalidad ha habido
libertad de elecciony tambien se ha agregado que
la Lejislatura Provincial estaba en el derecho de
avocar á si el conocimiento de la eleccion practi
cada, de hacer el escrutinio, examinarlo, aprobar
la eleccion y que efectivamente asi ha sucedido,
pero todo esto no consta sinó por el dicho de los
mismos interesados. Para que la Cámara pudie
se formar juicio necesitaria que viniesen esas
actas originales; del mismo modo que han- veni
do las de la Provincia de Santa Fé, que han si
do examinadas y que ha encontrado en ellas ra
zones de equidad para aconsejar que uno de los
Sres. Diputados electos sea admitido. Esto es lo
único.
A/-. Marmol.—En hora buena.
AV. Gorostiaga.—Con el conocimiento que tie
ne de lo sucedido (¡reo que el negocio es grave, y
por tanto aconseja á la Cámara que aplazo la con
sideracion de la discusion de estos diplomas, has
ta que constituida, pueda encontrar el espedien
te que la ponga en situacion de poder fallar so
bre este gravisimo y trascendental negocio.
Por lo demas si ahora la Cámara obliga á los
Diputados á juzgar sobre este negocio, yo decla
ro que no voto ni en pró ni en contra, me levan
to y me abstengo.
AV. Mar-mol.—Será si la Cámara se lo permite.
Aqui no se hacen amenazas. No se puede reti
rar el Sr. Diputado.
AV. Gorostiaga.—Xo digo que me he de retirar.
Xo hay poder humano que me obligue á pronun
ciarme en pró ó en contra.
AV. Als-tua.—¿Y que baria el Sr. Diputado Bi
no puede salvar su voto.
Sr. Gorostiaga.—Me quedo sentado.
Si: AM-na.—Entonces vota por la negativa.
A1i-. Goroíftiaga.—Haré la declaracion y me
dejaré estar sentado.
Sr. Marmol.—Si, yo respeto la libertad de la
Comision consigo misma, pero yo quiero saber
si la Cámara, constituyendosé en Comision en
cuentra que esos documentos son ó no bastantes
para formar juicio.
AV. Gorostiaga.—l$o hay documentos.
AV. Marmol.—Es que creo que no ha de venir
nada mas; que lo mismo que sabemos hoy, hemos
de saber manaria.
Sr. Gorostiaga.—Si el Encargado del Poder
Ejecutivo Xacional dice que nos vá á dar cuenta.
Sr.Elizalde.—Y las notas cambiadas.
Sr. Marmol.—Se han publicado.
-Sr. Gorostiaga.—Sr. Diputado, las manifesta
ciones que se estan haciendo para obligar á la
Cámara á que entre al fondo del asunto, creo
que son una especie de coaccion. Si se pasase un
espediente á manos de un juez y se le dijese que
faltaba tal documento, contestaria (pie no podia
fallar.
Sr. Alsina.—Y si el que lo manda es el juez
superior, ¿porque se opone?
Sr. Gorostiaga.—En casos de conciencia no
hay superior ni inferior.
Sr. Obligado.—Pura no desviarnos del orden
de,la discusion, podriamos pedir que se vote el
articulo del proyecto y si es desechado, entonces
se entrará á la mocion del Sr. Diputado.
AV. Marmol:—Es tpie no podemos votar -el
articulo con conocimiento de causa porque BO
conocemos los documentos que la Comision esti
ma por no suficientes.
AV. Gorostiaga.—Esta mañanase ha nombrado
con asentimiento de la Cámara una Comision
para- dictaminar sobre este punto de Juanera que
hay una resolucion de la Cámara de que ha de
conocer de este negocio por medio de mia Comi
sion. Entonces yo pido que se esté á lo resuelto,
que no sea desairada la Comision.
Sr. Carral.—Xo tengo conocimiento, senor,
del reglamento de debates de esta Cámara para
conocer si la cuestion prévia, propuesta por el
Sr. Mármol, debe tratarse antes que el punto en
 SESIÓN DEL -24: DE MAYO DE 1862.
discusion. Si la cuestion debe discutirse primero.
Y, si me permite la Honorable Cámara, funda
ré brevemente mi opinion respecto a la cansa
que me ha impulsado á apoyar la indicacion ó
mocion hecha por el Sr. Máfmol.
Sr. Gorostiaga.—No está en discusion.
Sr. CaJbral.—SiHO me lo permite el reglamen
to no agregaré nada. Pero, antes de dejar la pa
labra, señor, yo desearia que la Honorable Cá
mara diáfeutiese con mas calma un asunto de
tanta gravedad é importancia y que la exitacion
de las pasiones no se dejase sentir tan acalora
damente en el seno de tan augusta corporacion.
Sr. Rmz Moreno.—Y-o apoyo la mocion del Sr.
Marmol, agregandose que se constituya la Cámara
en sesion permanente, hasta que se decida el asun-
to. Y-a que se hace una cuestion de tanta grave
dad, yaque ella puede traer una division en la
Republica como ha dicho el Sr. Mármol, no es
prudente discutir el pró ó el contra del dictamen
de la Comision.
Cuando la Comision ha venido á manifestar á
la Cámara, que no tenia los datos suficientes,
para aconsejar la aprobacion ó rechazo, es de su
poner que asi sea, pero creo, señor, que si en el
poco tiempo que ha tenido la Comision no le ha
sido posible hacerlo, en toda la noche, en toda la
mañana del 25 podria espedirse la Cámara. Se
dice que el Encargado provisoriamente del Poder
Ejecutivo Nacional, váá presentar una memoria
ó mensaje, dando cuenta de los sucesos, pero los
Ministros, del Gobierno de Buenos Aires, que por
un decreto del Encargado deben entender en los
ftctos del mismo, podrian ser llamados, y pedirles
los datos que se crean convenientes, lo mismo que
de los Sres. D. D. de Cordoba; y sino es posible
terminar en tres horas, que sea en toda la noche,
aunque estemos en sesion hasta mañana, constitu
yéndose la Cámara en sesion permanente, sin que
esto importe decidir sobre el articulo de la Comi
sion.
Sr. Presidente,—La cuestion prévia ha sido
apoyada.
Sr. Goroatifuja.—He heclio una mocion prévia,
sobre esa mocionprevia. He dicho que no puede
la Cámara volver sobre su resolucion tomada esta
mañana, de espedirse en este negocio por medio
de una Comision. Podria haberse espedido di
ciendo: avoquese la Cámara, pero la Comision
se ha espedido y su dictamen está en discu
sion.
8t: Presidente.—Es cuestion de reglamento.
Sr. Obligado.—No hay reglamento.
Sr. Mármol.—No ha sido mi ánimo y pueden
13
creerme los Sres. de la Comision hacerle un de
saire. ¿Qué objeto podria haber en ello? Es
solamente en vista de lo que está sucediendo, que
me decidi, á proponer la mocion. La Comision
dice: no me basta esto que me han dado, pero no
dice que es lo que ha de bastar, ni cuando se le
hade dar y yo tengo la intima persuacion que no
ha de haber mas.
Sr. Gorostiaga.—Yo diré al Sr. Diputado lo
que pediria como miembro de la Comision. Pe
diria las actas originales, para ver si efectiva
mente en toda la Provincia de Cordoba, se habia
hecho la eleccion, menos en la ciudad; para ver
si los Sres. Diputados electos tienen una mayo
ria completa de votos, para ver, en fin, si esa
eleccion no adolece de ningun vicio.
Sr. Mármol.—Para -que comprenda el Sr. Di
putado la sinceridad de mi mocion, yo voy á en
trar en el terreno á donde entraria si mi mocion
se hubiera aceptado. Lo mas que la Comision
podria pedir es lo que acaba de decir el Sr. Dipu
tado, las actas de elecciones. Para lo demas,
para saber si el Gobierno procedió bien ó mal,
mandando suspender las elecciones en la ciudad,
para saber si la Legislatura de Córdoba, ha pro
cedido mal ó bien, aprobando las actas, no nece
sita pedir documentos, son materia de principios
constitucionales y de apreciaciones politicas. En
tonces digo yo, si á esa Camision no le basta lo
que se le ha presentado, si no puede pedir mas
que las actas electorales, veamos si la Cámara
encuentra que lo que hay en la Comision es bas
tante para formar juicio, sin necesidad de las
actas electorales. ¿Por qué? ¿por qué, señor, yo
no quiero que vengan las actas electorales á la
Cámara de Diputados Nacionales de ninguna de
las Provincias, inclusa la de Buenos Aires, poi
que declaro, señor, que en mi conciencia no hay
Diputacion sentada en este lugar que sea la es-
presion-genuina del sufragio publico. ¿Con qué
derecho ese rigorismo para con Córdoba? (ya
que se nos obliga á entrar al fondo) ese rigorismo
con el partido liberal de Córdoba que mas ó me
nos dias despues de Pavon efectivamente ha sido
la primera Provincia que se ha levantado? ¿Con
qué, derecho se han de pedir sus actas, cuando
no se las pedimos á la Provincia de Entre-Rios
despotizada hoy?
Sr. Ruiz Moreno.—No puede quedar sin con
testacion la ofensa que acaba de hacer el Sr.
Diputado á la Provincia de Entre-Rios. No es
cierto que esa Provincia esté -despotizada, tal vez
no hay otra que goce de mas libertad (ruido de
desaprobacion en la barra). No me importan
14 SESIÓN DEL 24 DE MAYO DE 18«2.
las reprobaciones de la barra; yo sé lo que valen
esas reprobaciones.
Sr. Mánnól.—-No es mi ánimo ofender al Sr.
Diputado. El puede tener la opinion que le
parezca,' pero que ponga la mano sobre su cora
zon y me diga: si en una Provincia donde hace
20 años manda un hombre con el cuchillo, se pue
de venir á hablar de la libertad Argentina (es
trepitosos aplausos en la barra.)
Sr. Presidente.-—Si la barra no guarda mode
racion yo la haré despejar.
Si: Obligado. —En nombre de la situacion que
hemos conquistado es preciso que tengamos cir
cunspeccion. A su tiempo no ha de faltar' voz
tan alta que se levante como la del Sr. Diputa-
do, pero no esterilizemoa esta reunion. (Aplau
sos).
Sr. Mármol.—He dicho que no ha sido mi
ánimo herir á nadie, ni quisiera entrar en este
asunto; pero cuando veo tanta austeridad para
con Córdoba hasta querer exigir las actas de sus
elecciones, cuando veo, señor, y tambien se dirá
que es por ofensa, pero soy amigo de los Sres.
Oroño y Granel, cuando veo digo que vienen
con 9,000 votos, por la Provincia de Santa Fé,
que quizá ni ese número de votantes habria. . . .
Si: Oroño.—No necesito defender mi candi
datura, puesto que ha sido aceptada y mis diplo
mas reconocidos, pero aiínque no tuviera S.anta
Fé el número de habitantes que realmente tiene
50 á 60,000, sobre lo que tendria mucho gusto
en dar datos al Sr. Diputado se sabe, por otra
parte señor Presidente, que la eleccion ha sido
muy libre y- espontanea y precisamente alli se ha
visto que no ha habido la menor coacion
Sr. Qwntama.—iPero cual es el asunto que
está en discusion?
Sr. Elizalde.—El proyecto de la Comision.
Sr. Mánnol.—Estoy perfectamente en la cues
tion. No he didio que no haya 8,000 habitan
tes, sino 8,000 votantes, y realmente no los hay.
Y bien, señor, cuando la Provincia de Buenos Ai
res no puede presentarse limpia de fraude en sus
elecciones, cuando acabamos de tener una elec
cion en la cual yo mismo soy Diputado, en que
una sola parroquia ha dado 1200 votos y no hay
ni 400 votantes.
Sr. .Al/rina.—No ha habido tal número de
votos.
Sr. j/(m«oZ.—Bueno ha dado 800.
Sr: Alsina.—Ya vé el Sr. Diputado la dife
rencia.
Sr. Mármol.—No entremos en este punto, por
que todas las elecciones son malas. Mi idea es
que aceptemos todos los Diputados que vengan
porque de lo contrario, si entramos á escudriñar
mucho, uno por uno, incluso los de Buenos Aire»,
nos hemos de quedar sin un solo Congresal.
Bien, Sr. Presidente, siendo los principios do
la Comision pedir las actas de elecciones y sien
do esto lo mas impropio, yo desearia, pues, que
tomándose en consideracion loespuesto, la Cáma
ra oyese la lectura de todos los documentos re
ferentes á la eleccion de Córdoba. Ahora, yo
diré mi opimion respecto de esta eleccion. . Yo
creo, Sr. Presidente, que no es tan cierto que el
Poder Ejecutivo de la Provincia de Córdoba no
tuviera derecho, en un caso dado, .como el Ejecu
tivo de un Estado, para suspender una eleccion.
La primera de las obligaciones de un Gobierno es
la conservacion del órden público y no digo sus
pender una eleccion, actos mas sagrados que esc
pueden ser suspendidos, si el órden público peli
gra. No sé si realmente peligró en Córdoba ó
no, pero no acepto esa tésis general, que en nin
gun caso, puede un gobierno suspender una elec
cion.
Sr. Elizalde.—He dicho cuando no peligraba
el órden público.
Sr. Mármol.—No sé lo que realmente hubo
pero digo, que si el Gobierno de Córdoba vió
amenazada la quietud publica, hizo muy bien en
suspender la eleccion. Pero el Gobierno de
Córdoba, despues de suspendida pasó una no
ta al de Buenos Aires pidiendo que resolviese
sobre el asunto. Resolvió en efecto y con una
justicia que le honra. El Ejecutivo de Córdoba
sin esperar la resolucion de su superior en este
caso, reune la Sala de Diputados y hace aprobar
las elecciones hechas en 20 Departamentos y digo
que- aqui procedió malisimamente, que ni siquie
ra tiene este acto el carácter de lealtad oñcial.
Pero, ¿es un cargo que puede hacerle el Congre
so, ó que pueda hacerse pesar sobre la eleccion?
Cuando mas seria un cargo que pudiera hacer el
Poder Ejecutivo Nacional, pero de ninguna ma
nera nos incumbe á nosotros el hacerlo. Entran
entonces las funciones dela Lejislatura de Cór
doba y dice: vengan estas elecciones hago el es
crutinio y lo apruebo. ¿Qué es en lo que ha he
cho mal la Lejislatura de Córdoba? En hacer el
el escrutinio, no eu dar la aprobacion á las actas.
¿En no mandar las protestas que se dice ha habi
do? Pero, ¿á quién le darémos oficialmente mas
crédito? ¿A la Lejislatura ó á los protestantes
que lo hacen en los diarios? Oficialmente tene
mos que creer mas á la primera. ¿Qué la ley
nacional, se dice, le impone la obl-gacion de
 SESIÓN DEL -24 DE MAYO DE 1862.
mandar al Congreso en este caso, las actas de
elecciones? Pero no olvidemos una cosa, señor
que se ha dicho muy bien por un Diputado de
Córdoba y es que la Constitucion autoriza por la
primera vez á proceder segun la ley anterior de
cada Provincia. Por primera vez es la eleccion
y esta es la primera vez que fijó la Constitucion
reformada. No olvidemos otra cosa, señor, y es
que esa ley Nacional de elecciones no es tal ley
Nacional, desde que haya una sola Provincia de
las que componen la Nacion, que no la reconoce;
no es tal ley Nacional desde que el mismo Poder
Ejecutivo que tiene la Nacion, ha infrinjido ha
ciendo uso de-un Poder Lejislativo que no tiene,
Que estos hechos son consiguientes de otros he
chos anteriores del e-stado revolucionario en que
vivimos y que Córdoba va siguiendo la revolu
cion social y politica en que estamos. Ella ha
creido obrar en la esfera de su Soberania origi
naria, que quiere decir: reasumo mi Soberania,
reasumo aquellos derechos que he delegado en
el Congreso y en el Ejecutivo, pero la parte de la
Soberania Lejislativa no la ha delegado, mien
tras no funcione con sus Diputados al Congreso.
Si esta teoria presentada asi ofrece algunas difi
cultades, será un error si se quiere en la Provin
cia de Córdoba, pero no de esos errores que ata
can los principios de justicia. Pero hay mas.
Esta clase de cuestiones, señor, no solo se debe
considerar por la faz puramente elevada sino
tambien por la faz politica y yo pregunto: ¿Son
circunstancias estas, las que atraviesa la Repu
blica para discutir elecciones que siendo rechaza
das pueden perturbar la armonia con una Pro
vincia importante? y dando aqui una satisfaccion
de caballero cuando he hablado de la Provincia
de Entre RioS, diré que no ha sido mi objeto ofen
der de ninguna manera al General Urquiza, sinó
para materializar diré asi, la conviccion que me
asiste y que quisiera ver inoculadas en todos y
es que no debemos tocar eleccion de ninguna
Provincia, ni aun del mismo Entre Rios, ni aun
de la de Santa Fé con sus 9000 votos. Es un
pensamiento escencialmente conciliador.
Son estas las razones que he tenido en vista
para proponer la mocion que he formulado.
Sr. Twrent.—Las ultima» razones aducidas
por el Sr. Diputado que me ha precedido en la
palabra, me dan la base de lo que voy á decir.
lío tengo formado un juicio definitivo con res
pecto á la eleccion de Córdoba y sin que se
entienda que contraigo un compromiso, diré que
por los datos que he podido recoger, por la lectu
ra que se ha hecho y las publicaciones de los
15
diarios, es muy probable que oportunamente me
pronuncie por su aprobacion. Pero encuentro,
señor, que es necesario examinar esta eleccion con
madurez, y para esto, fuerza es tambien tener to
dos los datos que puedan suministrarnos la luz
que nos falta. El Sr. Diputado ha terminado di
ciendo que él aprueba la eleccion, ó está por que
los Sres. Diputados por Córdoba ingresen á la
Cámara porque quiere que se admiran todos los
que vengan sin investigar la legalidad de sus di
plomas. Notesé señor, que esto le obliga desde lue
go, ú no prestar atencion á vicio alguno de nuli
dad que las elecciones puedan traer. Discurrien
do asi, viene á quedar esta Cámara en una situa
cion bien original, y es necesario no aceptarla ni
por un momento. Razones puramente politicas
no pueden nunca llegar hasta el estremo de ha
cerla renunciar al derecho y al deber de tomar en
consideracion, los vicios que pueden afectar á un
acto tan importante, cual es la eleccion de un
Diputado del pueblo. Por consigiiiente, señor,
por las mismas razones del Sr. Diputado preopi
nantes: es decir por lo mismo que para aprobar sin
examen las elecciones de Córdoba se nece
sita partir del absurdo principio que el pre
pone, soy de opinion que debemos suspender la
consideracion de la eleccion de los Diputados por
Córdoba hasta que vengan esos datos de que hoy
carece la Cámara, y que á mi juicio son absoluta
mente necesarios para resolver este asunto.
La Constitucion dice terminantemente, como
se ha manifestado antes de ahora, que la Cámara
es juez esclusivode la eleccion de sus miembros,
y desde que esta atribucion es tan privativa de
ella, no se puede negar, tenor, que debemos fallar
en calidad de juez sobre esta eleccion; y si esto se
reconoce por todos, no se puede negar tampoco
que es necesario no despreciar los datos que se
ofrecen para resolver esta cuestion con justicia
salvando las dudas que hoy se presentan.
Estas breves razones son las que inclinan mi
juicio en favor del proyecto de la Comision.
Sr. Fizarro.—Pido la palabra con el objeto
de hacer presente que he estrañado oir al Sr.
Miembro Informante de la Comision que se es-
tablccia en el articulo en discusion, el aplaza
miento de la eleccion de los Diputados por Cór
doba por falta de datos, mientras que otro Sr.
miembro de la misma Comision ha sobreabun
dado en ellos, de manera que mas bien parece
estar por la desaprobacion de esas elecciones que
por la suspension propuesta.
Los puntos sobre los que se manifiesta no ha
ber bastantes datos, digo antes de ahora, y vuelvo
16 SESIÓN DEL. 24 DE MAYO DE 1862.
ú repetir tienen los suficientes para que la Cáma
ra se declare en sesion permanente y discutiendo
los, los resuelva. Si es respecto á las protestas
que han venido directamente á la Honorable Cá
mara, estas mmea pueden ser bastantes para des
virtuar los diplomas que tambien han sido pre
sentados á ella. Hav mas aun. Esas protestas
debieron llevarse á la Cámara de Representantes
de la Provincia de Córdoba, segun la ley, y no
á.la Cámara de Diputados Nacionales. Esas
protestas no demuestran otra cosa que la eesalta-
cion de las pasiones, cuando los ciudadanos que
las suscriben, debian haber ocurrido por conduc
to de la Sala de Representantes Provincial y no
lo han verificado como lo manda la ley.
Si es respecto á la suspencion de las elecciones
fuera que se ha observado ya que esta suspension
ha sido solo en la Capital, no en toda la Provin
cia; fuera que se ha hecho notar tambien, que el
considerando de ese decreto, asi lo espresa, no
puede ser de otro modo porque conociendo cuan
vastos son nuestros territorios, no puede creer
nadie absolutamente de buena fe, que habiéndose
tirado ese decreto de 26, pudiera haber llegado á
tiempo á uno solo de los departamentos adyacen
tes. Por cuya razon no puede decirse que se
hayan suspendido las elecciones en toda la Pro
vincia. Sobre esto la Comision no puede tener
duda alguna, ni tampoco la Honorable Cámara,
ni ello puede servirle de motivo para aplazar su.
resolucion. Pero hay mas. En el mismo decre
to se establece que la intervencion de fuerza
armada motivó á tomar esa medida; y no cons
ta que esas violencias se hayan ejercido en toda
la Provincia. Por consiguiente, mal puede com
prenderse que el decreto se refiera sino solo á la
Capital.
Se ha dicho lo bastante sobresi tuvo ó no dere
cho la autoridad de Córdoba para mandar sus
pender las elecciones; yo prescindo averiguar si
ese mandato sea justo ó injusto, y aun concedo
que se hubieran suspendido las elecciones en cua
tro parroquias mas: aun en este caso habria elec
cion: porque segun la ley que rige y que para
algo ha de valer, las dos terceras partes de las
actas bastan para que haya eleccion; y aqui
habia 19 vigesimas partes de esas actas, faltan
do solo la de la ciudad, cosa que no puede desco
nocer la Honorable Cámara.
Se aduce como un motivo para la anulacion de
estas elecciones el quc el Poder Ejecutivo de la
Provincia de Córdoba, haya ocurrido por medio
de uno de sus Ministros al Poder Ejecutivo Na
cional consultando sobreseí procedimiento que
| debia seguir, pero por este simple hecho Jio se pue
de deducir una razon bastante para aplazar la
resolucion de este punto. Ni tampoco el que el
Encargado del Ejecutivo Nacional haya dicho
que se hagan nuevas elecciones, pues la Cámara
tiene derecho para juzgar esto, y puede hacerlo
sobre tablas. Si el Poder Ejecutivo Nacional ha
podido dar esa resolucion, y si por haber faltado
el Poder Ejecutivo de Córdoba á su deber, ha
autorizado este hecho, al mismo Ejecutivo Nacio
nal para proceder en el mismo sentido, la Cá
mara puede resolverlo sin necesidad de prueba;
no hay dificultad alguna áese respecto. Se dice
tambien con sobrada injusticia siendo este un car
go muy amargo dirigido al Poder Ejecutivo do
Córdoba, que habiendo sometido esta resolucion
al Gobierno Nacional ha convocado la Lejislatu-
rayha mandado hacer el ' escrutinio conociendo
de'ante mano la resolucion dada por el E. N. Si
me fuera permitido decir ante la Cámara que es
to es una calumnia, francamente asi lo haria.
Sr. Elizaldt!.—No he dicho eso. He dicho
que se ha hecho el escrutinio, cuando estaba aun
en Buenos Aires el plenipotenciario que manda
ba el Gobierno de Córdoba, cuando estaba aun
pendiente la resolucion y que sin conocerla orde
nó el viage de los Sres. Diputados. Digo esto
para se vea que no hay calumnia.
Sr. Pizarro.—No es el Poder Ejecutivo el que
ha mandado hacer el escrutinio, ni el tenia este
derecho, puesto que esa ley en que tanto se apoya
la Comision le da ese derecho á la Cámara de
Representantes provincial. Mas todavia. La
Cámara de Diputados de Córdoba se ha instalado
recien en esa ciudad, no solo con el objeto de ha
cer el escrutinio de las actas, sino con el principal
de empezar sus sesiones ordinarias y es entonces
y recien entonces, que se ocupó del escrutinios
porque esa misma ley que ha tenido en conside
racion la Comision, espresamente ordena que
verificadas las elecciones se remitan las actas al
Presidente de la Cámara de Diputados de cada
Provincia. Esa Cámara, pues hizo el escrutinio.
Bien pudo la Comision informante fijarse en las
fechas que traen los diplomas de todos los Dipu
tados, á ver si ha podido prever, si ha tenido cono
cimiento alguno la Lejislatura de Córdoba que
el Gobierno de la misma, hubiera mandado tal
emisario, ni cual era la mision de ese Ministro,
Ministro, que habia dejado de serlo. Veanse los
diplomas, y se notará que no ha tenido lugar de
llegar tal acuerdo del Poder Ejecutivo Nacional
cuando algunos de los Diputados ya venian en
marcha, habiendo salido uno de ellos, el 15, dia
 SESIÓN DEL -2-í DE MAYO DE 18(13.
en que no se conocia tal disposicion; y á te que
no tengo objeto en faltar á la verdad, pues, no
tengo el nias minimo interes personal en todo
esto. Es entonces injusto el cargo que se quiere
hacer pesar sobre el Gobierno de Córdoba, que
teniendo autorizado su Ministro cerca del Ejecu
tivo Nacional, ha mandado al mismo tiempo á la
Cámara de Representantes hacer el escrutinio de
esas actas; y es injusto el cargo, si alguno lo crée,
que la Cámara, con ese conocimiento, ha prac
ticado ese escrutinio. Siento que no teuna pre
sente la Honorable Cámara el informe de la
Comision Informante de la Legislatura de Córdo
ba sobre ese punto, deseando como el que mas,
que viniera.
Sr. Gorostiaga.—Me permite la palabra el Sr.
Diputado? Es para recordarle que hay una
constancia oficial en una de las Comisiones por
las cuales se acredita que el Gobierno de Córdo
ba se dirigió á la Sala Legislativa de la misma,
pidiendole una resolucion sobre el escrutinio de
las actas.
Sr. Pizarro.—He sido Representante de la
Provincia de Córdoba y no conozco tal nota y
estoy cierto que el Sr. Diputado no me enseñará
un documento de esa naturaleza.
Sr. Presidente.—Podriamos pasar á cuarto
intermedio y despues continuaria con la palabra
el Sr. Diputado,
Habiendose pasado ú cuarto intermedio y vuel
to losSres. á sus asientos, siguió con la palabra el.
Sr. Pizarro.—Decia Sr. Presidente, que no
hay motivo bastante en que pueda fundarse el
art. en discusion, creo haber demostrado que los
escrúpulos que ha tenido la Comision para abste
nerse de clasificar la validez ó nulidad de las elec
ciones practicadas en Córdoba, no son bastantes.
La razon de esperar á que el Poder Ejecutivo Na
cional informe sobre lo acaecido en aquella Pro-
vincia, no tiene fuerza alguna, porque debe tener
presente la Cámara que si el Poder Ejecutivo
Nacional hubiese encontrado razones poderosas,
las habria hecho presentes hoy mismo, porque
despues será tarde. No es, pues esa una razon
pura que se aplaze la aprobacion ó reprobacion
de las elecciones de Córdoba.
No lo es tampoco el de las protestas introduci
das ante la Cámara, porque segun la ley de elec
ciones esas protestas no han podido venir directa
mente á esta Honorable Cámara, sino que obser
vandose esa misma.ley, debieron presentarse á la
Sala de Representantes de aquella Provincia,
para que ella informara á la Cámara respectiva.
Entonces, esos ciudadanos que han venido hasta
1T
esta Cámara directamente, han infringido esa dis
posicion^ su» protestas no merecen ningun valor,
fuera de que- si se atiende á las firmas que las
suscriben se verá, que son de los mismos oposito
res, que ninguna fe deben merecer, tanto nias,
cuanto que repito,ocurren de un modo inusitado
infringiendo la ley que les señala el camino que
debieran haber seguido. Estas protestas no tie
nen valor alguno, si se atienden á que la Sala de
Representantes de Córdoba ha tomado en consi
deracion todos los vicios que podian haber ocur
rido en esa eleccion, y no obstante lesha prestado
su aprobacion,y es injurioso creer que la Cámara
de Diputados de la Provincia de Córdoba, merez
ca menos credito en sus resoluciones que un nume
ro cualquiera de simples ciudadanos que ocurren,
por medio de una protesta, diciendo que ellas son
nulas. Los mismos candidatos son los que han re
dactado esa protesta y la vienen firmando. Si por
esa razon, si por esa protesta resulta la reprobacion
de las elecciones, vendria á suceder esto que no se
aprueban las elecciones de los Diputados electos en
Córdoba, porque se atiende á los Diputados que
han sido vencidas en esa eleccion; vendria á resul*
tar que no se aprueban esas elecciones practica
das en Córdoba, porque lo estan por la Sala de
Representantes de aquella Provincia, y porque
antes de la sancion de ese cuerpo que algun res
peto merece, se atiende á la protesta de esos aspi
rantes á ser Diputados que fueron derrotados y
vencidos en aquella Provincia, pues son los mie
mos, protestantes.
Tampoco debe tenerse en consideracion, ni es
de valorá mi juicio, como lo he dicho, el que el
Poder Ejecutivo de aquella Provincia haya some
tido á la aprobacion ó reprobacion del Ejecutivo
Nacional la validez ó nulidad de aquellas elec
ciones por haberlas suspendido él en una sola
parroquia, porque ni el uno tuvo el derecho para
hacer esa consulta y someter la resolucion del
asunto al Poder Ejecutivo Nacional, ni este la
tuvo para resolver cosa alguna al respecto, puesto
que segun esa misma ley, y la Constitucion. Refor
mada, solo á la Cámara Provincial le es privativo
resolveren esta primera vez sobre la validez de ta
les actos. Consideraciones todas que pueden te
nerse presente por la Cámara, y que nunca pueden
ofrecer obstaculo para que abra un juicio -recto,
.rectisimo, al respecto, en cuyo caso el art. en dis-
j cusion de aplazar esta aprobacion para despues,
á nada conduce. Es mejor, mil veces mejor el
que francamente se diga: desapruebo la eleccion
; de Córdoba, desapruebo esa eleccion porque quie
ro desaprobarla, fin drtr razon ninguna, que no el
 18 SESIÓN DEL 24 DE MAYO DE 1862.
aplazarlas para despues. Mayores datos no son
precisos.
Por estas razones estoy en contra del art. en
discusion.
¿ír. Gorostiaga.—Gomo miembro de la Comi
sion y para que la Cámara pueda comprender la
gravedad que en este negocio hay, yo desearia
que se tomase conocimiento delas protestas que
se han presentado, se hiciese lectura de los hechos
que aqui se denuncian, de las violencias de que
se acusa en las elecciones, para que vean los Sres.
Diputados si despues de todo esto, pueden, sin
dato ninguno, entrar á juzgar sobre la validez ó
nulidad de estas elecciones. Si asi se decide yo
los pondré en manos del Sr. Secretario porque
son documentos que ha tenido en su poder la
Comision.
Sr. Pizarra.—Me permitirá el Sr. Miembro
Informante que le haga una pregunta? ¿Se ser
virá decirme que ley faculta á los protestantes. . .
Sr. CantUo.—Yo diré dos palabras para con
currir á su propio pensamiento.
Estamos oyendo la defensa de los Sres. Diputa
dos que han venido por Córdoba, defendiendo to
dos los hechos que han ocurrido alli, hasta traer
las á este recinto y sin embargo no hay una voz
que se levante de aquella parte del pueblo que
estuvo en oposicion esponiendo los vicios de la
eleccion. Parece, pues, que lo mas equitativo es
el temperamento que ha tomado la Comision.
Aplazar no es resolver nada. Resolver hoy es
talvez precipitarnos con una resolucion que en
vuelva funestos resultados.
ElSr. Diputado, y á eso me iba ácontraer, dice
que aqui no ha debido venir la protesta, y que.es
firmada por los Diputados vencidos. Se ha dicho,
ó por la prensa ó de otra manera, que la Lejisla-
tura no ha querido aceptar las protestas. Será
verdad lo que ha dicho el Sr. Diputado que esto
ultimo no es cierto, pero la Cámara de Diputa
dos de la Nacion, constituida en este momento en
jurado, tiene que oir antes á ambas partes y no
se diga que este asunto pertenece á una Lejiela-
tura Provincial, puesto que la ley del 59, puesto
que la Constitucion reformada, manda este asun
to cuando está en estado de litis, á la resolucion de
la Cámara de DD. Estamos oyendo á una de las
parte&que nos refiere todos sus derechos, pero ne
cesitariamos saber si es verdad loque algunos han
hecho llegará la Legislatura. Este hecho debe te
ner mucho peso, para resolver este asunto sobre
tablas. Me adhiero al pensamiento de la Comi
sion por cuanto nada resuelve por hoy, y porque si ¡
ee desecha ese proyecto y resolvemos sobre tablas
haremos una injusticia á una parte del pueblo de
Córdoba. Se'ha hecho entender que la Lejisla-
tura de esa Provincia ha puesto á un lado la pro
testa, lo que seria muy grave. Yo no propongo
la cuestion, sinó me¡incliuo al aplazamiento, y creo
que por lo que he dicho quedará satisfecho el Sr.
Diputado.
Sr. Pizarra.—Lejos de satisfacerme, diré con
permiso del Sr. Presidente ....
Sr. Gorostiaga—Tengo la palabra. En el in
terés , en el deseo que tengo de corresponder á
la confianza que se me ha otorgado, querria que
se leyeran las protestas que se hicieron sobre lo*
vicios de nulidad de que es acusada la eleccion.
La Comision declara que ante hechos tan graves
"como los que se denuncian, sin datos suficientes
para juzgar, no se halla en actitud de aconsejar
á la Cámara, á trueque de que se comprenda la
prudencia con que ha aconsejado el aplazamien
to, pido que se haga esa lectura.
Sr. Pizarra.—No me opongo.
Sr. Cantilo.—La lectura de las protestas im
portaria entrar en el fondo de la cuestion.
Sr. Gorostiaga.—No es para entrar en el fon
do del asunto, sino para que se comprenda la
gravedad del pleito como le he llamado.
Sr. Cantólo.—Seria el reverso de la medalla .
de lo que acabamos de oir. Tal vez no sea todo,
tal vez les falte decir algo á los Sres.; eso ven
drá oportunamente.
$r. Gorostiaga.—Faltaria la comprobacion de
esos hechos y la de los Diputados por Córdoba.
8r> Pizarra.—Por eso habia dicho que no me
oponia. Voy á tener el gusto de oir las protes
tas porque no sé que tantas calumnias se oirán
en ellas. Queria preguntar al Sr. Miembro In
formante si él se constituye en apoderado de los
protestantes, porque ellos no tienen personeria
ninguna, no pueden venir sino por el órgano
que manda la ley, y está terminantemente orde
nado que sea por el de la Legislatura de la Pro
vincia; y sin embargo el Sr. Miembro Informan
te de la Comision y otro Sr. Diputado, al pedir
el aplazamiento de la cuestion, dan crédito á
esa solicitud cuya personeria asumen.
Sr. Gorostiaga:—No señor, no nos constitui
mos en apoderados ni aceptamos la personeria
de nadie. Tengo la palabra.
Sr. Cantilo.—Voy á decir dos.
Sr. .Presidante.—No puede hablar mas que
una vez.
Sr. Gorostiaga.—He pedido que se haga lec
tura del documento que ha tomado en considera
cion la Comision, documento de que no se cons
 SESIÓN DEL 24 DE MAYO DE Í862;
tituye responsable, documento que ha venido di
rigido al Presidente de la Cámara.
Sr. Pizarra.—Tiene mas mérito que la voz
de los Diputados por Córdoba y tenga entendido
que soy incapaz de faltar á la verdad.
Sr. J°revidmtr.—¿Ha dejado la palabra el Sr.
Diputado?
Sr. Gorostiaga.—He pedido para continuar,
que se hiciese la lectura del documento que he
indicado.
Sr. Veles.—Pregunto si se entra al fondo de
la cuestion, pues, eso importa la lectura, y si en-
tranw, que se diga.
Sr. -fforofttiaga.—No he de insistir; aunque
no entramos por eso en la cuestion.
Sr. Velez.—No me opongo porque creo que
hay bastante luz para que pueda resolver la Cá-
mara, creo que la luz está hecha.
Sr. Canino.—Yo me opongo á la lectura: el
debate se complicaria.-
Sr. Gorostiaga.—Yo proponia la lectura,- re
pito, para que la Cámara se apercibiera de la
gravedad del asunto, no porque la Comision
crea que los hechos referidos, sean ciertos, y fal
sos los que dicen los Sres. Diputados, no señor,
pero todos esos hechos necesitan comprobarse y
por eso la Comision ha dicho á la Cámara: no
me hallo en actitud de abrir juicio.
Sr. Mármol.—Pido la palabra.
Sr. Presidente.—No puede hablar hasta que
no deje la palabra el otro Sr. Diputado.
Sr. Mármol.—Estoy en su pensamiento; un
poquito mas y vamos á arribará mi proposicion.
Yo he pedido que la Cámara avoque á si este
asunto. El Sr. Diputado Miembro Informante
de la Comision pide la lectura de las protestas;
que se lean, pues, estas, y la-í otras dos ó tres na
tas, y ya tenemos el asunto concluido. No me
opongo, al contrario, acepto su idea.
Sr. Goroxtiaga.—He manifestado el deseo de.
no entrar al fondo del negocio, porque la Comi
sion no puede entrar, puesto que si el Sr. Dipu
tado me dice: todos esos hechos son falsos, yo no
tengo datos para decir que son ciertos, y vice
versa.
Sr. Marmol.—Pero si no es para decirles que
sean verdades ni falsedades, pero digo: ahi están
esos documentos y como se pide la lectura de las
protestas, léanse los otros documentos y enton
ces sabremos de que se trata. Yo mismo no co
nozco esos documentos y estoy persuadido que
no han de venir mas. Veamos si la. Cámara
piensa del mismo modo.
Sr. Gorostíaga.—He dicho al Sr. Diputado
19
cuates son los otros documentos que creia nece
sarios. Creia que deben venir las actas origi
nales de las elecciones, que necesitaba saber la
Comision, lo que importan los 'informes que el
Poder Ejecutivo Nacional ofrece al Congreso, en
el dia de su apertura. Necesita saber tambien
el decreto de resolucion, dado por el Poder Eje
cutivo, cuando ese negocio fué sometido á su re
solucion. La Comision no tiene datos.
Sr. Obligado (D. P.)—Voy á proponer un
medio de transaccion.
Sr. Mármol.—Yo creo, Sr. para concluir con
dos palabras. La base sobre que la Comision es
tableció su primer discurso, la necesidad de reu
nirse mañana el Congreso, y no poder ocuparse
esta noche la Cámara de ese asunto, no me pare
ce atendible, al contrario dije yo que - deseaba
que se entrara al fondo del asunto y s¿; resolvie
ra, para que se incorporaran tambien los Sres.
Diputados por Córdoba y voy á decir una cosa
que se me acaba de comunicar por los Sres. Se
nadores. No se puede reunir mañana el Con
greso sin que las dos Cámaras tengan número
suficiente. Eh bien, los Senadores por Córdoba
acaban de resolver no incorporarse, sino se in
corporan los Diputados por la misma Provincia.
No hay sino 15 Sres. Senadores en Buenos Aires,
si los Diputados por Córdoba no se incorporan,
como me lo han declarado y me han autorizado
para decirlo, no hay reunion.
Sr. Obligado (D. P.).—A mi me ocurre un
temperamento.
Yo precisamente estaba inclinado á adoptar el -
art. en discusion, pero era por la razon .especial,
de no dejar sentado el funestisimo precedente de
que un Gobierno de Provincia pudiera aplazar
cuando quisiera las elecciones, y muy principal
mente ocurriendo esto en una Capital, porque
todos sabemos que los Gobiernos de Provincia,
donde encuentran resistencias en las luchas elec
torales, no es generalmente en las secciones de
campaña, en que por lo regular casi siempre pue
den disponer de la opinion de esas secciones, pero
tambien se me ha hecho presente, que podria va
lerse de este mismo medio cualquiera Gobierno
de Provincia, que viendo perdidas sus candidatu
ras quisiera anular las elecciones, suspendiendo
las en cualesquiera de los departamentos de cam
paña para frustar de este inodo el triunfo de sus
opositores. En la necesidad que tenemos de
proceder á organi/ar el Congreso, despues de to
das las consideraciones que se hanhecho presente,
todo podria allanarse por el temperamento que
voy á proponer. Aceptemos la eleccion de Cór
 1*0 SESIÓN DEL -24 DE MAYO DE 1862.
doba, pero en un art. adicional declaremos, ' que
el Poder Ejecutivo ha exedido sus atribuciones;
y me parece que con esto podemos dejar concluido
el asunto. A la verdad que nosotros no podemos
por mas datos que nos traigan, clasificar con mas
esclarecimiento la conducta de la Cámara Pro
vincial de Córdoba, todos los cargos vendrán so
bre el Poder Ejecutivo^ que es sin duda el que há
ultrapazado sus atribuciones constitucionales por
que no tenia facultad para suspender las elec-
- clones, estando instalada la mesa electoral, que
era el unico juez competente en el ejercicio
de la soberania del pueblo.
. Vamos á ver si salvamos esta dificultad, que es
urgente y politico sanjarla de alguna manera,
evitandolos inconvenientes que este heclio pu-
diera dejar para lo sucesivo.
. Sr. OUiaado (D. A. C.'y—Sr. Presidente, yo
habia pensado no tomar la palabra en este nego
cio, pero el giro que ha tomado la discusion, me
h a hecho abandonar mi proposito.
Un Sr. Diputado ha hecho una mocion, mo
cion que sin haberse puesto directamente en con
sideracion de la Cámara, ha sido discutida. Yo
trataré de probar para que el juicio de la Cáma
ra no se estravie, que esa mocion no importa
una cuestion de orden, como se ha querido pre
sentarla. No es cuestion de orden una mocion
cualquiera, porque se le clasifique asi, sino por la
naturaleza de las ideas que ella envuelva. Lo
que se propone e» el rechazo del proyecto de la
Comision clara y terminantemente y la formula
' que se le dé no es sinó una formula parlamenta
ria, para hacerlo pasar. Una mocion que impor
ta desechar el proyecto de la Comision, no es una
cuestion de órden. Se trata, pues, de aceptar ó
rechazar el proyecto de la Comision.
Yo no quiero entrar al fondo de la cuestion,
porque tendria mucho que decir, pero contrayen-
dome élps términos del proyecto que es álo que
debe contraerse tambien el debate, reconozco el
tino, circunspeccion y prudencia, con que la Co
mision ha procedido, proponiendo este tempera
mento. La prueba evidente la está dando la
Cámara. Se está prolongando indefinidamente
la disension. Va á impedirse tal vez la reunion
del Congreso para mañana; y yo digo entonces:
la Comision ha hecho muy bien salvando esa
dificultad y el acierto d.e la Comision esta proba
do, por la larguisima discusion que ha tenido lu
gar, sin que hayamos entrado al fondo del debate
aunque por parte de los Sres. Diputados por
Córdoba se ha entrado en él, los que tenemos
que hacer objeciones sobre el punto principal del
debate, nos hemos abstenido hasta ahora de ha
cerlo, no hemos dicho nada. Y"o les diré enton
ces á los Sres, Diputados: pongamos en presencia
una de otra la idea del aplazamiento y la de la
consideracion de las elecciones de Córdoba sobro
tablas, y veamos los inconvenientes que tienen.
¿Cual grave inconveniente resultaria pára la pro
vincia de Córdoba, ni para la legalidad de los
titulos de sus Diputados ni para la paz de la
Republica, con el aplazamiento de este asunto?
¿Que importa la simple suspension del exámen
de unas actas y de una eleccion que' talvez sea
valida? Ninguna. Ahora diré, respecto de la
especie de ultimatum que se nos acaba de hacer
en nombre de un Senador, que cargue ese Sr.
Senador con la responsabilidad de no asistir á la
reunion del Congreso, (aplausos)
Yo dejaria, pues, la responsabilidad integra»
los Senadores, si por una simple cuestion de api: -
zamiento no se realizara mañana la reunion del
Congreso. No se trata ahora de rechazar -á los
Diputados de Córdoba; se trata simplemente de
evitar los peligros y males de una prolongada
discusion, que impediria que el Congreso pueda
instalarse mañana, y ademas de pedir nuevos
datos, que dáran tambien nueva luz sobre la
cuestion.
Por otra parte, las garantias y estabilidad de
los derechos de los pueblos dependen de los pri
meros pasos que dé el Congreso; y que males no
podrán surgir mas tarde, si empezamos asi obran
do arbitrariamente y hollando las leyes y po
niéndolas de alfombra á nuestros pies. Digo es
to para probar que no debemos precipitarnos ú
aprobar unas elecciones que ofrecen muy serias
dificultades, y que es preciso dar tiempo á la me
ditacion, y que esto no puede traer sino bien pa
ra todos; porque creo que hay completa indepen
dencia de ánimo en los Sres. Diputados, para
dar su voto-e¡í favor de la eleccion de que nos
ocupamos, si ella es conforme á la ley. Todo es
to es largo y exige tiempo, y estamos para reu
nimos mañana. Si esa reunion no tu viera lugar
por la inasistencia de los Sres. Senadores, car
guen ellos, repito, con la responsabilidad do tal
conducta.
Por eso, pues, encuentro fundadas las razones
de la Comision. Me parece quo habrá verdade
ra cordura en la Cámara, si aceptando el proyec
to de la Comision, procedemos . á la instalacion
del Congreso; y luego, al dia. siguiente, podemos
tomar -en consideracion las elecciones de Córdo
ba. En este sentido yo digo, pues ¿qué pierden
í los Sres. Diputados con esperar hasta pasado mu
 SESIÓN DEL 24 DE. MAYO DE 1SC2.
ñana pava discutir el fondo del asunto?
Estas son las razones que tengo para adherir
me al proyecto de la Comision.
Sr. Zttviria.—Hasta este momento, Sr. Presi*
dente, me habia abstenido de entrar al fondo de
la cuestion, porque asi se dijo que debia hacerlo,
el Sr. Miembro Informante de la Comision, entre
tanto entró posteriormente. Se dijo tambien
por otro señor de la misma Comision que queria
abstenerse y sin embargo entró en él, abundando
en cargos muy inexactos. Asi se ha llevado el
debate y se ha entrado tan profundamente en la
cuestion, que es imposible hacerlo mas. ¡Y sin
embargo, señor, se ha dicho, que solamente se
oye á una de las partes, á los Diputados por Cór
doba, que no habia quien contestase á sus razo
nes, quien rebatiese BUS asertos! No es asi. Los
Diputados de Córdoba han tenido que hablar
para rectificar algunos hechos. No han empe.
zado, no han entrado al fondo del asunto, espre.
samente se¡hau reducido á contestar, dejando pa
sar inapercibidos muchos puntos sumamento gra
ves, que han estraviado el juicio de la Cámara, en
términos que un Sr. Diputado acaba de propo
ner que se acepte la diputacion y se declare cul
pable el procedimiento del Gobierno de Córdo
ba—He aqui como se ha ido entrando de lleno
en la cuestion.
Sr. Oltigado.—No he pedido que se declare
culpable al Gobierno de Córdoba.
Sr. Zuñiria.—La misma cosa con diferentes
palabras.
Por consiguiente, señor, voy ahora á decir algo
sobre el fondo- del asunto.
Se ha atacado, y es el punto culminante, el
procedimiento del Gobierno de Córdoba al man
dar suspender las elecciones, se ha dicho que es
mi acto atentatorio, y lo es efectivamente en cir
cunstancias normales, porque ningun Gobierno
tiene el derecho de hacerlo, pero ?se -han tenido
en cuenta las circunstancias en las - cnales ha
mandado suspender las elecciones? No señor.
Fueron ellas tan estraordinarias que el Gobierno
de Córdoba, no solo estuvo autorizado para ha
cerlo, sino que seria un culpaple, si siendo este
el único medio de contener un tumulto, no lo
hubiera adoptado—E.s esto precisamente lo que
ha hecho el Gobierno de Córdoba. Por consi-
ECuiente, pues, siendo el único recurso para apa
ciguar lma sublevacion que estallaba, en que se
usaban de anuas, en que no se obedecian las ór
denes del Poder Ejecutivo ni menos .las de la
mesa electoral, tuvo razon y derecho, para man-.
fiar suspender las elecciones. . . .
21
í$>. OUigado (D. P.)—He sido Gobernador
de este pais en momentos en que habia exitacion
en la lucha electoral, y sabe el Sr. Diputado lo
que he contestado cuando se me avisó que ya ha
bia algunos heridos en las calles, fué: que cuan
do hubiesen muchos cadáveres se suspenderia la
eleccion para recogerlos, pero que en seguida
continuaria la lucha electoral. (Estrepitosos
aplausos.)
Sr. Zttviria.—-Lo que acaba de decir el Sr.
Diputado, lejos de merecer castigo, me parece la
digna conducta de un Gobierno libre; pero va
mos á ver si militan en el caso actual las mismas
razones. El es distinto y Voy á mirar la cuestion
bajo otra faz.
Cuando se mandaron suspender las elecciones,
habia ya sublevacion de hecho y hacia mas de
tres cuartos de hora ......
Sr. Gorostiaga.—Me permito llamar á la cues
tion al Sr. Diputado. Yo no he entrado en ese
punto.
Sr. Zuviria.—Si callara dejaria de contestar á
cargos muy graves, y estoy en la cuestion.
Decia que cuando el Gobierno de Córdoba de
cretó la suspension de las elecciones, estaban es
tas completamente suspendidas, en términos que
ni su autoridad hubiese valido para que conti
nuasen—Fueron, pues, decretadas únicamente
para disipar los grupos, para quitar el pretesto
de las reuniones y para evitar los males que se
estaban ocasionando cuando ya parte de las actas
estaban sustraidas, cuando el Sr. Presidente, de
la mesa, habia recibido ya dos pedradas y se re
tiró protestando que no volveria mas, cuando los
demas conjueces se retiraron tambien—He aqui,
pues, cuando vino el decreto de suspension y ya-
se vé que alguna razon tuvo el Gobierno para
darlo. Eso por una parte.
Voy ahora á recordar á la Cámara que está sin
\ contestacion un argumento que he hecho, y que
estando en pié como está, resuelve la dificultad.
Antes he dicho que la única ley en este caso es
la Constitucion reformada, la que en su articulo
44 dice: Que las Cámaras de Provincia reglarán
la eleccion de sus Diputados al Congreso por la
primera vez, y yo pregunto ¿Es esta la- primera
vez? Pues, si lo es, la Cámara de la -Provincia
de Córdoba ha procedido con entera facultad al
-.hacerlo—He citado ademas un precedente que
se ha pasado por alto y no se ha contestado, ha-
! c i enrio ver que si se atiende á esos antecedentes
1 no se puede en manera alguna dudar del dere-
j cho con* que. ha procedido la Lejislatura de Cór
doba. Si c.-to es indudable la discusion sobre el
 SESIÓN DEL ¿4 DE MAYO DE 1X62.
mérito de las elecciones, es «temporánea, no
tiene objeto. Yo desearia pues que nos contra
jeramos á este punto. . . .
Sr. Obligado (D. A. £'.)—Sino es ese el pun
to en discusion ¿Gómonos hemos iic contraer
a él?
Sr. Zuriría.—Voy precisamente contra el pro
yecto que trata de aplazar la consideracion de
este negocio, y lo que he dicho es porque se des
conocen los antecedentes de que hecho mérito"
Desde que la Lejislatura de esa Provincia estu^
vo en su derecho, al proceder como ha procedi
do y desde que voy á votar contra ese articulo,
he querido decir claramente las razones en que
me fundo: sobre todo he deseado salvar el cargo
injusto que se ha hecho al Gobierno de Córdo
ba. Por lo demas, séame permitido añadir:
¿Cómo es creible que el partido que habia triun.
lado en tres elecciones seguidas luchando con el
Gobierno, ahora, cuando, tiene en sus manos el
poder y lucha con un partido impotente y de*
sorganizado por tres derrotas, ¿cómo es creible,
digo, que temiese perder? Diré mas, señor. El
primer dia de la eleccion habia 150 votos poco
mas ó menos de parte á parte, en el segundo
apenas votaron 57; quiero pues suponer yo que
todos los votos en el tercer dia hubieran sido
contrarios, habrian en tal caso resultado, cuan
do mas, 200 ó 500, si se quiere, que no podian
" de ninguna manera luchar contra 2,000. —Es el
exeso de la lista triunfante.
Estas razones ciertas, como lo sabe la Hono
rable Cámara, manifestarán que ese decreto del
Gobierno de Córdoba, sin ningun móvil inmo
ral salvó al pais de una revolucion y de sus
amargas consecuencias.
Me escuso de abundar en mas consideraciones,
ni entrar en mas detalles; los que he manifesta
do ahora, solo han tenido por objeto contestar á
los Sres. Diputados que no han tenido motivo
de estar bien enterados de este negocio*
Si: Obligado (D. A. C.)—Yo contestaria, pero
me abstengo en favor de que se vote.
Sr. Obliynrto (D. P.)—¿Como se va á votar?
8i: Elizalde.—Deben haber mas Sres. Dipu
tados.
Sr. Zitviria. —Yo creo, como Diputado de Cór- ,'
doba no debo votar.
. Sr.Ruiz Mweno.—No se trata de una cues
tión personal, si lo fuera podria salvar su voto. •
Sr. Marmol.— En la votacion que va á tener
lugar no scvú á decidirla cuestion, sinóá saber
HÍ se aplaza la discusion ven esto los Dfputados
de Córdoba pueden votar.
Sr. Presidente.—Será lo que disporíga la Cá
mara.
Sr. jífarmol.—Vamos á otra cosa. Xo es es-
trafio que falte la practica, porque en nuestras
Cámaras de Provincia sabido es que los Diputados
electos no toman parte en la eleccion de sus actas
este sistema es nuevo. Yo pregunto. ¿Los Di
putados de Córdoba, si queda suspendida su elec
cion pueden venir despues ála discusion de esta
cuestion? ¿Si ó nó?
Sr. Obligado (D. A. C.)—No señor, porque no
han jurado.
Sr. Presidente.—Se votará si está el asunto
suficientemente discutido los Sres. por la afirma
tiva en pié y resultó afirmativa general.
Sr. Obligado (¿D, A. 6'.)—No pueden votar en
este art.
Sr. Marmol.^-S\ no resuelve nada el art.
<S¡: Quintana.—Van á votar que se discuta la
cuestion principal, nada mas.
Sr.Aísina.—¿Y sinó con que numero quiere
el Sr. Diputado que se vote? En todas las cosas
es necesario la mitad mas uno.
Sr. Quintana.—Acabamos de votar nosotros
mismos, nuestros propios diplomas.
Sr. Marmol.—El derecho es pleno.
Sr. Gorostituja.—De cualquiera manera, es
votar en causa propia.
Sr. Cantilo.—Acabamos de hacerlo nosotros.
Sr. Goro&tiaga. —No he votado por la aproba
cion de mi diploma, está 'sujeto á la resolucion
de una Comision especial.
Sr. Quintana.—Los Diputados elegidos por la
Provincia de Buenos Aires somos 12, si nos hu
biesemos retirado en el acto de la votacion, no
habria quedado quorum-. El resultado, pues, es
que hemos votado en nuestras propias elecciones.
Si los Diputados elegidos por la Provincia de
Buenos Aires han tenido ese derecho. ¿Como es
que uno de esos Diputados viene á negar á los
elegidos por Córdoba el derecho de votar si se ha
de discutir su eleccion? Porque no es otra cosa
lo que se vá á votar.
Sr. Obligado (D. A. 61)—Observaré Sr. Pre
sidente que los Diputados de Buenos Aires no
han votado en su eleccion. Se presentó un pro
yecto, un art. que pudiera haberse puesto á vota
cion individualmente para que cada uno se hubie
ra podido abstener, pero se hizo en general. So
bre todo, si se hubiera cometido un error, es siem
pre tiempo de rectificarlo. ¿Como se puede ar
güir con errores para cometer otros nuevos?
Sr. Quintana.—Yo no he tenido la intencion
de sostener que un error sea la causa generatriz
 SESIÓN DEL 24 DE MAYO DE
tic -otro error. Entre lo que haya pedido el &•.
Diputado y la resolucion de la Cámara hav una
distancia inmensa. El pidió que se dividiese el
art. 1.° pero la Cámara ordenó que no se. luciese
asi. Esa es la sancion de la Cámara y entonces á
nadie se le ocurrió que pudiera haber en eso
error, pero suponiendo que lo hubiera habido.
¿Es comparable aquel caso al actual? En este no
se trata nias que de decidir si se ha do entrar á
considerar la eleccion de los Sres. Diputados por
Córdoba,
Sr. Obligado (J). Á, C.)—Yo le doy la misma
importancia á este acto, que le dan los Sres. Di
putados de Córdoba y esa es la prueba que esto
no es tan simple. En el primer caso nadie obje
tó el procedimiento, nadie se opuso, asi es que el
caso es enteramente distinto. Yo creo que es
regla un ¡versal que nadie vote en causa propia.
¿St: Presidente.—¿Hay alguna mocion hecha
para votar algo?
Sr. (Migado (D. A. 6'.)—lío la hay. Se ha
dicho solamente por los -Diputados de Córdoba
que querian retirarse.
Sr. Presidente:—Es preciso formular alguna
idea.
Sr. Elizalde.-^-Vamos á votar todos.
&: Alsina.—Falta número.
Si: Obligado.—'E\ Dr. Granel se ha retirado.
Sr. Alsina.—Antes de la votacion voy á leer
un art. de la Constitucion para que se tenga pre
sente.
Sr. Obligado (Z>. A. 6'.)—Está cerrado el deba
te; yo tambien tendria que leer alguno.
Sr. Alsina.—Sino ha de tener ninguno que
teer, dejemelo leer á mi señor.
Sr. Garcia (D. J. A.)—Xo hay inconveniente
en que se lea.
Sr. Alsina.—(Leyó el art. 56,)
- Sí: Cantilo.—Ya lo sabemos.
Sr. Alsina.—Es para que no lo olviden.
Puesto á votacion el art. 2.° del proyecto de la
Comision, fué aprobado por 17 votos contra 13
retirandose en segunda del recinto los Sres Di
putados por Córdoba. Habiendose pasado á
cuarto intermedio se leyó y se puso á discusion el
segundo proyecto que es el siguiente.
Lt.i Cerneara de Diputadosde la Nacion Arjent-ina
decreta.
Art. 1.° Apruebanse los diplomas presentados
por los Diputados electos, Dr. D. Francisco Elizal-
de y D. Emilio Castro por la Provincia de Buenos
Aires, Dr. D. Benjamin Gorostiaga por la de
Santiago, Dr .D. Prospero Garcia por la do Tucu-
man, yDr. D. Joaquin Granel por la de Santa Fé.
23
Art. 2.° Comuniquese á los electos para que se
presenten á prestar el juramento de ley.
Sr. Obligado (D. P.)—La Comision quo fué -
nombrada para exáminar los poderes de los Sres.
Diputados que á su vez componian la Comision
que debian exáminar los poderes en general de
los Diputados de las Provincias, no encontró difi
cultad ninguna en aconsejará vuestra Honorabi
lidad la- aceptacion de los poderes de los cinco
Sres. Diputados que indica el proyecto cuya adop
cion aconseja. Al principio del exámen de estos
poderes se ofreció á la Comision algun inconve
niente, porque se denunciaban ante la misma Cá
mara de Santa Fé, vicios ó abusos que habian
tenido lugar en alguno' de los Departamentos
electorales. Pero exáminando las actas electora-
les que se han presentado, la Comision tuvo oca»
cion de poder compulsar los votos ó escrutinio
general; de manera- que aunque las elecciones del
Departamento de San Geronimo que es en el
cpic tuvieron lugar los abusos que se denunciaban
pudieran per declaradas nulas, siempre habria ma
yoria con esceso en favor de la candidatura del
Sr. Granel que era ála que se oponia la del Sr.
Gonzalez pues en cuanto á la candidatura del
Sr. Oroño era aceptada por unanimidad en todos
los Departamentos. De consiguiente no tiene
ningun reparo que hacer por lo que aconseja á la
Cámara la aceptacion de estos poderes.
Puesto el proyecto á votacion fué aprobado en
general, siendolo igualmente en particular.
Sr. Presidente.—Se procederá á nombrar Pre-
gidente Vices y Secretarios.
Sr. Garda (D. J. A.)—Antes es preciso jurar
y el Presidente jura primero.
Sr. Obligado.—El presta juramento ante la
Cámara, y yo propondria que se aceptara el jura
mento que está establecido paralas Cámaras.
Sr. Gorostiaga.—Que se lea el art. de la Cons
titucion (se leyó.)
8r> Obligado.—Adoptaremos esta forma.
Despues de prestar juramento el Sr. Presiden
te lo hicieron todos los demas Sres. Diputados po
niendosé de pié y entendiendo la mano.
Procediose en seguida ála eleccion de Presiden
te, Vice Presidente 1.° y 2.° resultándo electos
los Sres. Dr. D. Pastor Obligado, Albarellos y
Gorostiaga tomando posesion el 1.°de estos Sres.
de la Presidencia.
Sr. Presidente.—Se procederá en seguida al
nombramiento de Secretario.
Sr. Montes de Oca.—Creo que es imposible
desempeñar la Secretaria de esta Cámara con so
lo un Secretario. Entre nosotros hasta la Mun>
 SESIÓN DEL 21 1>E MAYO DE 1862.
cipalidad tiene dos. La Cámara de Represen
tantes como la de Senadores Provinciales, tiene
.dos Secretarios y me parece que es conveniente y
necesario que los tenga esta tambien (apoyado.)
Sr. Ahina.—Sobre eso no' puede haber cues
tion.
Sr. Presidente—Se procederá en ese sentido,
supongo que no hay oposicion.
Sr. Garcia(D. J. A.)—El Reglamento que se
dicte, determinará las atribuciones de ambos.
Inmediatamente se procedió al nombramiento
de Secretarios resultando electos los Sres. Dres.
D. Ramon B. Muñiz yD. Bernabé Quintana.
Sr. Elizalde.—Podrian prestar juramento, si
estan presentes.
Sr. Quintana.—Si señor.
Sr. Canülo.—Cual seria la formula del jura
mento.
Sr. Alsina.—Guardar secreto.
Sr. Presidente.—Se avisa que no hay ninguno.
Sr. Gorostiaga.—Corresponderia ahora que fte
diese conocimiento al Gobierno de las elecciones
que se han hecho de Presidente Vices y Secreta
rios, al mismo tiempo se le comunicase que ha
llandose con un quorum legal estaba en actitud
el Congreso de ser solemnemente instalado.
Sr. Presidente.—Si no hay inconveniente asi
se hará.
Sr. Gorostiaga.—Si la Cámara de Senadores
se encontrase en las mismas circunstancias hará
lo mismo.
Sr. Cantilo.—Como esa apertura está ya desig
nada ante el pais, podrian ya desde ahora quedar
citados los señores.
Sr. Gorostiaga.—No se puede asignar hora
porque le corresponde al Poder Ejecutivo el ac
to de la instalacion.
Sr. Presidente.—Parece que la direccion de la
nota debiera ser á la Cámara de Senadores y esta
la que debiera dirijirse al Poder Ejecutivo.
Sr. Gorostiaga.—Cada Cámara se dirije por
separado, diciendo que hay quorum legal y que
está en actitud de ser solemnemente instalada.
Sr. Elizalde.—Lo mejor de todo seria que se
diese por citada la Cámara.
Sr. Presidente.—Me parece que la 1 seria la
hora mas propia.
Sr. Gutierrez.—Y autorizar al Sr. Presidente
para que se ponga de acuerdo con el del Senado
para que si es posible le dé por convocado para
mañana á launa.
Sr. Albarettos.—Deberia ser mas bien á las
doce.
Sr. Elizalde.—Mejor seria á las once.
Sr. Obligado.—Seria mejor esperar ú que ter
minase la funcion de tabla.
Sr. Garcia (D. J. A.)—No puede terminar á
esa hora.
Sr. Presidente.—A las dos de la tarde queda
concluida.
Sr. Elizalde.—Yo entendia que la instalacion
debia ser antes.
Sr. Garda (D. J. A.)—No habria inconve
niente para que la instalacion fuera á las once.
La mayor parte de los Señores tendrán conoci
miento de esta disposicion y el Sr. Presidente
podrá hacer que llegue esta misma noche al del
Gobierno.
Sr. Obligado.—Se puede pasar una nota avi
sándole que la Cámara tiene actualmente quo
rum legal.
Sr. Presidente.—No hay tiempo.
Sr. Obligado.—Como no ha de haber tiempo
para pasar esas cuatro palabras. No podemos
designar la hora, con tanta mas razon que eso
tendria que pasar á la otra Cámara. Es mas
corto que cada Cámara anuncie que tiene quo
rum legal: es cosa de un instante.
Sr. Quintana.—El tiempo urge. Hoy mismo
se me ha citado á las tres para las dos y la. ma
yor parte de los Sres. Diputados están en el
mismo caso. Yo creo, pues, que no habria in- -
conveniente, que sin perjuicio de la hora que
fijara el Gobierno, la Cámara quedase citada
para tal otra.
Sr. ÍCa/rmol.—Debemos pasar esa nota y es
perar que el-Poder Ejecutivo nos cite, diré la
razon. Tengo entendido, segun las segurida
des que me ha dado un Sr. Senador, que no
habrá Congreso mañana. Para que no resulte,
pues, que venimos y nos tenemos que volver en
seguida, es mejor dar cuenta al Poder Ejecuti
vo que está encargado de la instalacion y que
nos cite cuando le parezca y no darnos por cita
dos para mañana.
Sr. Presidente.—Se puede resolver por una
votacion.
Sr. Cabral.—-Apoyo la indicacion del Sr.
Mármol, porque creo que es lo mas propio y en
otra ocasion, siendo Miembro del Congreso,
tengo presente que asi se ha hecho. La Cáma
ra de Diputados no tiene mas deber que avisar
que se halla en actitud de concurrir al acto so
lemne de la instalacion: esta es mi opinion.
Sr. Présidente.—Siendo apoyada la indica
cion la Cámara puede resolver.
Sr. Elizalde.—No hay oposicion.
Sr. Garcia (D. J. A.)—No habrá inconve
 SESIOX DEL 24- DE MAYO DE 1SC2.
uiente para las once, el Sr. Presidente puede'ha-
eer Ilegal" esta noche al conocimiento del Go
bierno.
.Sr. Obligado.—Lo mejor es' que cada Cá
mara comunique al Poder Ejecutivo previnién
dole la hora.
*SV. Quintana.—El tiempo urge. Hoy mis
mo me han citado á las tres para las dos. No
me parece que habria inconveniente en que se
comunicara.
Sr. Presidente.—lino de los Sres. Secretarios
nombrados, puede ya prestar juramento y entrar
en ejercicio para relevar á los Sres. Diputados
que han desempeñado ese cargo.
Habiendo prestado juramento el Sr. Dr. D.
Bernabé Quintana y ocupado su asiento de Se
cretario se levantó la Sesion á las doce y media
dela noche.
CAMARA DE DIPUTADOS DE LA RACM '

TERCERA SESIÓN PREPARATORIA

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO
SESIÓN DEL 2Ti DE MAYO DE 1862

tín Imitenos Aires á 25 de Oatferrez. potado D. Aristides Vilia-

IIll<la»lI.
Mayo de 18(i2, reunidos en su Ibiri'sl.
AlbarroIIOK imeva y el Secretario Dw lla
A i«liia. narmol.
Blanco.
t:»brui.
Sala de Sesiones los Sres. Di Blonteode Oca, mon Muñiz y tomando pose
Obligado (A. C.)
.
putados (tiel már¿íen) el Sr. Oroiio.
Cantro. l'ndilla. sion de sus respectivos pues
I».- 1 Bio.
fcli/nlde. Presidente pvufhunó abierta ic ui/. Tlurcii». tos se levantó en seguida la
<: arria (J. A.) Torreiit.
<.;<r (l:i I'. la Sesion. Villnmieva*
<¿orostlaga I,. Sesion á las dos de la tarde.
Koro*tlaga (R.;
Uranol, Prestaron juramento el l.)i-
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 26 DE MAYO DE 186L/

PRESIDENTE. En Buenos Aires á 26 de asi es que no es estraño que haya incurrido en

Albarello*. Mayo de 1&62. Reunidos en algun olvido.
ICInm /i. su Sala de Sesiones los Sres. Sr. Mármol.—¿Y el SV. Presidente ha presta
«libra!. Diputados (del márgen), el do juramento?
Canillo.
Castro. Sr. Presidente proel amó abier Sr. Presidente.—No, Sr. como Diputado sim
Del Rio. ta la sesion. Leida el acta de plemente; pero si la Cámara resuelve que antes
Ellzalac.
«arda (/. A.) la anterior el Sr. Alsina ob de entrar á funcionar debo prestar juramento, asi
«García (P.) servó que no contenia el ju lo haré.
GarotiCtaga i,,
Gorostlaga (B.) ramento que en esa sesion ha- Sr. Elizalde.—El juramento como diputado
Granel. bia prestado uno de los Secre basta.
Gutiérrez.
Hndweii. tarios. Sr. Mármol.—-No, tiene que prestarlo como
I barra. Aprobada el acta. Presidente.
Lczama.
• $r. Elizalde.—No me he fi Sr. Alsina.—¿En virtud de que reglamento?
monten de Oca. jado si en el acta se dice que Por el reglamento de la Cámara de Diputado»
Obligado (A. C.)
Oro iio. prestó juramento un Sr. Di no se presta juramento como Presidente, sino
Padilla. putado. como diputado.
ilulntaiia.
Hulz "lor.-iio. 8r. Secretario.—Si, señor. Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece,
Torrcnt. &: Alsina.—Prestó jura para oviar dificultades que han de ocurrir á
ZabaJeta. mento el Secretario tambion. cada momento en el curso de la discusion, resol
Á-r. Eiizalde.—Uno de los dos Secretarios no verá si se ha de adoptar el antiguo reglamento de
mas prestó juramento. la Cámara de Diputados Nacional, ó si se ha de
Sr. Alsina.—Pero no consta en el acta. formar otro, para cuyo efecto se nombrará una
Sr. Elizalde.—iComo dice el acta? Comision. Los Sres. Diputados resolverán.
Sr. Alsina. —Que prestó juramento un Dipu Sr. Obligado.—Puede nombrarse una comision
tado. que proyecfeun reglamento que es bien facil,
Sr. Presidente.—Se adicionará el acta en esa determinados como están los tramites del debate,
pftrte. y espedirse para la sesion proxima.
Sr.- OUigado.—Es costumbre no adicionar el Sr. AJbarellm.—Qne revise el Reglamento de
acta, sino hacer constar las observaciones que se la Cámara de Diputados de la Nacion.
hagan.
Sr. Cantilo.—Parece que seria conveniente á>. Obligado.—Que presente un proyecto de
tambien hacer constar el nombre de los dos Sres. Reglamento teniendo presente ese mismo.
Diputados que hicieron formar quorum. Sr. Albarello*.—Puede revisar ese.
Sr. Elizalde.—No hay necesidad. Sr. Presidente.—En tal caso el nombramiento
Sr. Presidente.—El Secretario que ha formado de la comision que haya de redactarlo deberá
esta acta, no estaba presente en la sesion anterior hacerrio por la Cámara.
 30 SESIÓN DEL 2G DE Tí ATO DE 1862.
f &-:¡ jflitiílde?—Puede nombrarla el Sr. Presi
dente.
Si: Cabral.—Es necesario, seüor que la Cáma
ra adopte provisoriamente un Reglamento para
«b6ervar.el orden de la discusion. Hasta ahora,
-en las sesiones preparatorias, se ha podido pasar
«si pero no podremos funcionar en adelante.
Sr. Cantilo.—Yo diré, Sr. Presidente, que la
Cámara no conoce reglamento alguno, y mal po
dria adoptar un reglamento á ciegas. Mejor es
que nos atengamos en estas dos ó tres sesiones, á
la practica general de los cuerpos deliberantes
mientras la comision se espide;
Sr. Obligado.—La comision puede espedirse
para la primera sesion.
Sr. Presidente.—¿De qué número de Diputa
dos habrá de serla comision que se nombre?
Sr. Garcia.—Con tres bastará.
Sr. Presidente.—Si la Cámara resuelve que sea
- de tres, quedarán nombrados los Sres. Gorostiaga
Cantilo y Torrent.
La Cámara resolverá tambien si se ha de pro
ceder desde ya al nombramiento de las comisiones
permanentes, ó si se ha de postergar este nom
bramiento para otra sesion, porque el que habla,
propiamente hablando, no conoce aun á los Sres.
Diputados que componen la Cámara.
Sr. Obligado.—Mientras no se sancione el re
glamento, no se sabe de cuantos miembros se han
de componer las Comisiones, ni el número de
comisiones que han de haber.
Sr. Presidente.—La Cámara resolverá enton
ces si se ha de dar lectura del Mensaje del Poder
Ejecutivo que quedó pendiente en la Asamblea
General.
.- Sr. Cantilo.—No hay nada establecido que
obligue á oir á la Cámara la lectura del mensaje
del Poder Ejecutivo al menos segun mis recuer
dos. Se dice en la Constitucion que el Poder
Ejecutivo presentará la relacion del estado politico
y administrativo del pais; pero no dice que forzosa
mente se ha de leer. Ademas oiria ía lectura de
un documento que es de pública notoriedad. Soy
pues, de opinion que se pase á la órden del dia.
. Sr. Presidente.—Orden del dia no hay, la for
mará la Cámara.
Si•. Marmol.—Si, hay orden del dia.
Lea el Sr. Secretario el proyecto de la Comision
nombrada para examinar las actas sobre la di
putacion de Córdoba. (Se leyó.)
La Cámara está constituida; puede examinar
las y discutirlas, porque se h* votado, como dice
testualmente, que se aplacen hasta que se cons
tituva la Cámara.
/Sr. Presidente. —Es cierto, Sr. Diputado pero
yo entendia que eso no importaba que debia ocu
parse la Cámara de estas elecciones en la primera
sesion. Sin embargo, la Cámara dispondrá si
quiere ocuparse de este asunto ahora.
Sr. Obligado.—Habiendo caducado las Comi
siones especiales que se nombraron para las pri
meras sesiones preparatorias, y siendo necesario
que todo asunto, por el órden natural y por la
practica general, sea inmediatamente pasado á
una Comision, es necesario que este pase á la
nueva Comision que se nombre para que ella
informe. ¿Quien sostendrá el proyecto, cual
quiera que sea la resolucion que recaiga sobre
este negocio?
Yo creo que es absolutamente imposible sin
faltar á todas las prácticas parlamentarias, entrar
á ocuparse del proyecto de la Comision que ca
ducó.
Mientras no exista un reglamento, mientras
no se nombren las Comisiones, y se determine
algo sobre esto, no puede entrar á discusion, este
asunto, sin que haya un proyecto ó un punto
sobre que discutir. Sinó vamos á eatar divagando.
Sr.,Alsina.—Para no esperar á que se sancio
ne el Reglamento, que ha de determinar las Co
misiones permanentes que se han de nombrar, yo
propondria el nombramiento de una comision es
pecial para que »e ocupe inmediatamente del
asunto de las elecciones de Córdoba. (Apoyado,)
Sr. Presidente.—Esa Comision la nombrará la
Cámara?
Sr. Alsina.—Veremos si pasa la mocion.
. Sr. Presidente.—Está en discusion la mocion
del Sr. Diputado Alsina.
Sr. Marmol.—Yo creo que debe ser la misma
Comision que conoció en el asunto.
Sr. (Jantílo.-^A. mi me -parece señor, tambien,
que deben ser los mismos señores que empezaron
este asunto, si quisieran ellos aceptar la tarea de
terminarlo.
Sr. Gorostiaga.—Habiendo formado parte de
la Comision que aconsejó, se aplazasela considera
cion de los diplomas presentados por los Diputa
dos electos en la Provincia de Córdoba, hasta que
constituida la Cámara pudiese exáminarlos de
tenidamente y discutirlos, apoyo, en prueba de la
sinceridad de mis opiniones en este asunto, la
mocion del Sr. Diputado Alsina, para que sin
esperar la sancion del reglamento, ni el nombra
miento de las Comisiones permanentes, se nom
bre desde luego una comision especial, que dic
tamine é informe á la Cámara sobre este grave
asunto.
 SESIÓN DEL 2(5 DE MAYO DE 1862-. 31
Sr. Ollíyado.—Yo observaré que la practica que esta Comision sea compuesta de tres indivi
general es, que despues qiie una comision se haduos.-
ocupado ya de nn asunto, no pasa á otra comi Sr. Garda.—Puede ser de cinco como fué la
sion. Asi es que yo, por mi parte, estaria por anterior. . .
que se nombrase la misma comision, puesto que Sr. Torrerit.—El Sr. Presidente tiene facul
por poco que ella haya estudiado, siempre ha detad para nombrar la Comision, y está acordado
conocer mas el asunto, que cualquiera otra que que se nombre una Comision de tres ó de cinco
se nombre. Sobre todo, es de practica constanteindividuos.
que un asunto que está en poder de una comision Sr. Presidente.—'Riesa, será de cinco; pero de--
no pasé á otra. be resolverse antes si ha de ser la Cámara ó el
Sr. Torrent.—Es de practica para las Comi' Presidente.
siones permanentes; pero esta ha caducado. Vanos.—Que la nombre el Sr. Presidente.
Sr. Presidente.—Se nombrará á la misma, si Sr. Presidente.—Se nombrará entonces á los
se quiere. Sres. Gorostiaga, Obligado, Garcia, (D. Próspe
Se votará primeramente si se ha de nombrar ro), Oroño y Torrent.
una nueva comision para que examine las actas Sr. Torrent.—Permitame el Sr. Presidente.
de los Diputados de Córdoba, v luego se votará Yo estoy nombrado para la Comision del Regla
si la ha de nombrar el Presidente, y de cuantos mento, que debe espedirse para la próxima se
miembros se ha de componer. sion.
Sr. Garcia.—^o se ha hecho oposision á nada Sr. Presidente.—íCo se si se podrá espedir pa
de eso. ra la próxima sesion.
Sr. Gorostiaga-—Debe votarse si se ha de Sr. Obligado.—-Lo mas pronto posible.
nombrar una comision especial. Sr. Gorostiaga:—La misma observacion, Sr
Presidente, tengo que hacer yo: estoy nombra
Sr. Elizalde.—Despues se dirá si ha de ser la
misma. • do para la Comision del Reglamento. .
Sr. Torrent.—-No puede ser ya la misma co Sr. Albarello».—Creo que una cosa no esclu-
mision. De todos modos, hay que nombrar otra ye la otra.
comision lo que el reglamento esté formado, y no Sr. PresiJemte.-r-^En ese caso, el Sr, Zabaleta
puede pasar este asunto á la comision anterior,sustituirá al Sr. Gorostiaga.
porque esa comision ha caducado ya. • &-r. Obligado-—El Sr. Gorostiaga no se escusa,
Sr. Elizalde.—Sobre eso no hay duda. observa únicamente.
Sr. Torrent.—-Me refiero al dicho del Sr. Di Sr. Presidente.—-Como ya tiene algunas ideas
putado. sobre este asunto yo desearia que continuara.
Sr. Elizalde.—¿El nombramiento de una comi Sr. Gorostiaga:—He estado á la observacion
sion especial es lo que ha propuesto el Sr. líeprc-
que hace el Sr. Diputado.
sÉntante? Sr. Presidente,—>Bien, continuará el Sr. Gc-
Sr. Torrent.—Yo no veo que se pueda discu fbstiaga,
tir aqui, ó que se pueda votar, desde que se re Sr. Torreni.—-Parece que el Sr. Diputado por
suelva por unanimidad, que la Comision ha ca Santiago no pide que se le exima de prestar este
ducado. Luego, es preciso nombrar una comi servicio; pero como la Cámara está interesada
sion nueva, y eso no se puede votar porque va Olí que el asunto de la diputacion de Córdoba se
está acordado. despache á la brevedad posible y esta misma
Sr. Obligado.—Permitanle el Sr. Diputado. brevedad es reclamada para la sancion del regla
Podriamos pasar sin nombrar comisiones per mento, que acaso convendria despachar tambien
manentes hasta que se dé el reglamento, y nonl en la proxima sesion, es dificil despachar los dos
brar una conlisiou especial para ahoirar ese asuntos para pasado manana. Asi es .que á fiu
tiempo. Asi es que lo que se trata, es de nom de no retardar este despacho, me permito hacer
brar una comision especial, y la Cámara puede esta indicacion.
hacerlo. Sr. Goroíst-iaga.—Si hay interes en que se espi
Sr. Elizalde.—Eso es, que se nombre una Co da la comision encargada de la eleccion de los
mision Especial para ocuparse de este asunto. Diputados de Córdoba, pediria que se me eximie
Se votó si se habia de nombrar una Comision se de la comision del reglamento. Creo que el
Especial y resultó afirmativa general. Sr. Torrent dirá lo mismo.
Sr. Presidente,—Se ha -hecho indicacion para Sr. Presidente.—Entonces quedarán nombra
 í!3 SESIÓN DEL 26 DE MAYO- DE 1802.
dos para la comision del reglamento los Sres. dificultad. Pienso por el contrario sobre las ac
Cantilo y Zabaleta, en reemplazo de los Sres. Go- tas delas elecciones de la diputacion de Córdoba
rostiaga j Torrent. j porque eso es mil veces mas grave, como lo prue-
iSV. Mármol.—Yo desearia, Sr. que Be diera ' ba la misma discusion que hemos tenido.
mas tiempo u la comision del reglamento, y que Asi es que yo diria mas bien: que se espidiera
entretanto, paro loque es el orden del debate,se la comision del reglamento para la sesion inme
adoptara cualquier reglamento de los que conoce diata, y que se dejára un poco mas de tiempo á la
la Cámara. Quisiera tambien que sobre el punto otra, puesto que va á ocuparse de una cuestion
principal, que es en este momento el nombra mucho mas grave que el reglamento interior do
miento de las comisiones permanentes, se dejara una cámara, sobre lo cual todos conocen las prac
tiempo al Presidente de prepararse para nom ticas generalmente establecidas.
brarlas, dejando ¡t los Sres. de la Comision que se
La eleccion de los Diputados de Córdoba ha
nombra para hacer el reglamento, un tiempo ¡
promovido una discusion larguisima, y antes de
conveniente, porque en dosdiasno puede hacerse ! decidir definitivamente la Cámara sobre ella, es
tm reglamento tan largo. Es una cosa muy gra
necesario tomar datos y dar algun tiempo para
ve reglar el curso do la discusion, y es necesario j
estudiarlos, porque es un asunto que afecta esen-
meditarlo mucho, teniendo presente la infinidad
cialmeute el sistema representativo; pues se trata
de casos qiie los reglamentos anteriores no han j
de la eleccion de los Diputados que han de dar
previsto, y que han dado lugar á trabas y dificulta- j
la ley. Por tanto, yo creo que deberia resolverse
ile?.
que la comision del reglamento se espida parala
Ahora ultimamente hemos visto publicada una
sesion proxima, dejando mas latitud á la comi
cuestion grave y personal en el. parlamento In
sion que va á ocuparse de las elecciones de la
gles. La Cámara de Diputados ha estado ocu- '!
diputacion de Córdoba.
pandose de los antiguos estatutos, que son regla
mentos antiguos, practicas antiguas; y los hom Sr. Ahina.—No se ha fijado tiempo.
bres mas graves han invocado el reglamento y las j Sr. Obligado.—lie contestado solo á la observa
practicas mas viejas del parlamento Ingles. cion del Sr. Diputado que habló anteriormente.
He leido una discusion, en Beljica sobre el Sr. Quintana.—Creo, Sr. Presidente que este
reglamento, de muehisimas semanas. Los esta ' asunto no vale ni la pena de discutirse. Lo que
tutos de la casa, en el Janeiro son tanbien inpor- se recomienda á los miembros de la Comision
tantishnos. En fin, no se puede decir áuna comi- | encargada de la confeccion del Reglamento, es
sion que haga un reglamento para pasado mañana. I que se espidan á- la mayor brevedad posible.
Ahora, en cnanto al reglamento para el orden Parece que si desgraciadamente la Comision del
do la palabra, ya lo conocemos todos los que tene Reglamento, por cualquiera causa uo pudiese
mos práctica en el parlamento. Ademas, podria espedirse para la próxima sesion, no habriamos
mos adoptar el de la Cámara de Diputados de de hacer coir ella lo que las leyes de Partida dis
Buenos Aires ó el de la del Paraná, dejando ála punen que se haga con los árbitros. El recomen
comision todo el tiempo que necesite para la for darle, pues, ála Comision que se espida para la
macion del (pie va á confeccionar, no considero sesion próxima no importa fijarle un término pe
que sea una tntsa tan sencilla para que se pueda rentorio.
obligar á que se concluya pasado mañana. Aun Si: Presidente.—Creo tambien oportuno dar
cuando existen otros reglamento!?, tal vez sea cuenta á la Cámara del arreglo interno que se ha
necesario modificarlos, ó que la comision crea ne hecho para el servicio de la Secretaria.
cesario introducir algunas modificaciones; démos Como era indispensable proceder en el mo
le, pues, mas tiempo y adoptemos entre tanto mento á dotarla delos empleados necesarios, de
cualquiera que se indique. acuerdo con el Sr. Presidente del Senado, que
Sr. Obligado.—Yo pienso de un modo diame ha procedido del mismo modo respecto de la Cá
tral mente opuesto á lo que piensa el Sr. Diputa mara de Senadores, he dispuesto que la Secreta
do que deja la palabra. Creo que la formacion ria continúe con los empleados de la Cámara
del reglamento es una cosa muy sencilla, puesto Provincial.
que existe una multitud de reglamentos confec Oportunamente s.e presentará á la Cámara de
cionados, de los cuales es facil tomar las disposi Diputados el presupuesto de los sueldos que se
ciones que sean aplicables á nuestras circunstan hayan de acordar por este servicio e'traordina
cias, loque no puede ofrecer ninguna clase de rio.
 SESIÓN DEL 26 DE MAYO DE 1862.
Se vá á dar cuenta de dos notas que han de
bido leerse despues de aprobada el acta.
Se leyó una nota del Presidente del Senado y
otra de la Cámara Lejislativa de San Juan sobre
las elecciones de Diputados al Congreso.
.Sr. Presidente.—Este asunto, si á la Cámara
le parece, podrá pasar á la misma Comision nom
brada para examinar las actas de los Diputados
de Córdoba.
Si: Gorostiaga.—Gomo no es urgente el des
pacho de ese asunto, y como los Diputados elec
tos por la provincia de San Juan no están presen
tes en esta ciudad, podria reservarse para pasar
á la Comision que se nombre despues.
33
Sr. Presidiente.—Tengo entendido que han
llegado ya los Diputados de San Juan y San
Luis.
8r. ElizaLde.—Creo que si.
Sr. Quintana.—Quiere decir que tendremos
eso adelantado.
Sr. Elizalde.—No hay inconveniente en qne
pase á la misma Comision.
Sr. Presidente.—Segun lo acordado, los dias
de sesion serán los lunes, los miércoles y TÍernes,
para la Cámara de Diputados á la una del dia.
Se levantó la sesion á las nueve y media de la
noche.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA IÁCM
KIHIÍ. 2.

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 28 DE MAYO DE 1862

PRESIDENTE. En Buenos Aires á 28 de el Presidente, compuesta de cinco miembros,

Albnrt líos. Mayo de 1862, reunidos en su como las otras.
AKina.
Blanco. Sala de Sesiones los Sres. Di Sr. Presidente.—Si no hay oposicion, se pro
Catira!. putados (del márgen) el Sr. cederá al nombramiento de la Comision que de
(anillo.
Castro. Presidente proclamó abierta be ocuparse del exámen de estos proyectos.
Del Rio. la Sesion. Leida, aprobada y
Ellzalde. Serán nombrados el Dr. Alsjna, el Dr. Quinta
García (X. A.) firmada el acta de la anterior, na, el Sr. Villanueva, el Sr. D. José Maria Ca-
García P. se dió cuenta de los asuntos
Gorostiaga (L.) bral y el Sr. Ruiz Moreno.
GoroMtlaga (B.) entrados; que eran un acuse
Granel. Sr. Cabral.—¿Para qué es la Comision, Sr.
de recibo del Senado, sobre
Gutiérrez. Presidente. •
IIllllMOIl. el nombramiento de Presi
Ibarra. dente, Vices y Secretarios de Sr. Presidente—Para ocuparse de los proyec
Lozanía. tos que ha pasado el Senado.
mármol. esta Cámara, dos notas del
Montes de Oca. mismo acompañadas de dos Sr. Cabral.—Está muy bien, señor.
Obligado ;.l. C.)
Oroño. proyectos y minuta de su re Sr. Zabaleta.—La Comision del Reglamento
Padilla. ferencia que se remiten á la me ha encargado informar á la Cámara, que en
Quintana.
Itiilz Moro no. revision de la de Diputados y el periodo que ha transcurrido desde que ha si
Torren!. una nota de la Lejislatura de do nombrada para presentar á la sancion de V.
Vlllanneva.
Zabaleta. Corrientes adjuntando el acta H. el proyecto de reglamento de debates de esta
del escrutinio practicado de Diputados al Con Honorable Cámara, no ha tenido tiempo necesa
greso por esa Provincia. La 1.a y última fueron rio para espedirse.
destinados al archivo. A cada momento se presentan á la Comision
varios Sres. Diputados proponiendo algunas re
Sr. Presidente.—La Cámara resolverá si se ha
formas, que son radicales en el sistema parla
de nombrar primero una Comision Especial, pa mentario; y estas causas hacen que la Comision
ra que mientras no se despache el reglamento) no pueda espedirsexjon la brevedad deseada.
se ocupe de estos documentos, y presente su dic
Por otra parte: aun en el caso que la Comi
tamen á la consideracion de la Cámara. Esta
sion se espidiera con la prontitud debida, siem
resolverá tambien si la Comision ha de ser nom
pre la Cámara invertiria un tiempo mas ó menos
brada por el Presidente; pero parece que no es
largo en la discusion y sancion del proyecto de
esta materia de resolverse sobre tablas.
reglamento. Por estas consideraciones me ha
Sr. Obligado.—Ya está en cierto modo esta encargado la Comision del Reglamento que pro
blecido que se ha de nombrar una Comision- ponga á la Honorable Cámara la adopcion d»
Especial mientras no se haya espedido la Comi cualquiera de los reglamentos que hay en las Gá-
sion del Reglamento, y creo que debe nombrarla maras Provinciales, ó el del Congreso de año 26.
 86 SESIÓN DEL 28 DE MAYO DE 1862.
Creo que esta indicacion merecerá el apoyo de
la Honorable Cámara»
Sr. Mármol.—Cuando el Sr. Diputado que la
deja pidió hacer uso de la palabra, iba á propo
ner que estos proyectos que han pasado del Sena
do, fuesen despachados en un cuarto intermedio
por la Comision á que se han remitido ahora, pa
ra ocuparnos de ellos hoy mismo, porque de otro
modo no vamos á tener que hacer.
Señor: es preciso tener presente que el nom
bramiento de Comisiones para despachar asun
tos en que no figuran números ó cálculos, no es
mas que una fórmula, para dar una base, ó un
principio de discusion; la Comision por otra par
te no ha de saber mas sobre un punto como este,
que lo que sabia antes de ser nombrada, no nos
ha de traer nada nuevo, porque cada miembro
tiene formado su pensamiento, desde ayer que
han leido esto.
Ya van dos sesiones que estamos pasando
asuntos á Comision, y no hacemos nada. Que
pase, pues, la Comision á un cuarto intermedio,
que formule su pensamiento y que nos traiga al
go de que ocupamos.
Sr. Presidente.-rPñmero hay que tomar en
consideracion la indicacion que ha hecho el Di
putado Zabaleta.
Sr. Marmol.—Por eso es que hago mocion pa
ra que la Comision pase á cuarto intermedio á
fin de ocuparse de estos proyectos, y nos traiga
algo que discutir. No tienen novedad alguna,
no hay materia de discusion, no contiene núme
ros, nada en fin que ofrezca dudas;, es una idea
formulada de este modo: se acepta ó no tal pro
yecto. ¿Y se acepta todo ó se rechaza todo?
Sr. Quintana.—Concluiremos, señor primero
con la mocion del Sr. Zabaleta, y despues pasa
remos á la del Sr. Marmol.
Sr. Marmol.—Reconozco que asi debe ser,
reconozco que quiza estoy cometiendo una im
prudencia con haber interrumpido la indicacion
del Sr. Diputado; pero para que la comision ten
ga tiempo de despachar, debia pasar ya á cuarto
intermedio.
Sr. Quintana.—¿Como vamos á pasar á cuarto
intermedio, antes de resolver la mocion que se
ha hecho?
Sr. Cantilo.—Como miembro de la comision
del reglamento, propongo que antes de prece
derse á otra cosa, se designe cual ha de ser el re-
glamento que ha de regir á la Cámara, como aca
ba* de indicarlo á nombre de la comision el otro
miembro de ella, si ha de ser uno de los reglamen-
tos de las Camaras provinciales, ó el del Congreso
del año 2$.
Creo que los Sres. Diputados convendrán en
que se designe el del Congreso-del año 26, porque
de el está tomado lo sustancial de los demas re
glamentos.
Sr. Alsina.—¿Y donde se encuentra, Sr. ese
reglamento?
Sr. Cantilo.—Donde se encuentran los demas.
Sr. Alsina.—No, Sr. porque los reglamentos
de las Cámaras Provinciales los conocemos casi
todos, lo que no sucede con el del año 26.
Sr. Cantilo.—El reglamento del año 26, puede
aparecer mañana publicado en los periodicos, en
caso que se adoptara; pero la comision aceptará
tambien el reglamento de las Cámaras Provin
ciales de Buenos Aires, si se creyese mas conve
niente.
- Sr. Garcia (D. P.)—Que se fije la mocion si
debe admitirse el reglamento del año 26 ó no,
teniendo presente que cualquiera reglamento que
se adopte, se publicará mañana en los diarios.
Sr. Presidente.—Se va á votar si se adopta
provisoriaménte para reglamento de esta Cámara
el sancionado por el Congreso del año 26.
Se votó y resultó afirmativa general.
Entonces queda adoptado el reglamento del
año 26, mientras no se espida la comision que se
ocupa de formular otro.
Ahora si á la Cámara le parece, se tomará en
consideracion la mocion del Sr. Marmol, si fuese
suficientemente apoyada.
Sr. Garda (D. J. A.)—Yo la apoyo.
Sr. Alsina.—Como miembro de la comision
nombrada, creo que no debe admitirse la mocion
del Sr. Marmol. Por lo que á mi respecta, no
tengo ni opinion formada, y creo que no es un
asunto tan urgente.
Cuando se trataba de constituir la Cámara á
fin de que tuviera lugar la instalacion del Con
greso, comprendo que marchasemos contantapre-
cipitacion pero ahora no veo la razon que nos
impela á proceder segun la mocion del Sr. Mar
mol. Por esa razon, yo he de votar en contra.
Sr. Marmol.—Sr. Presidente yo no exijo que
los miembros de la Comision tengan una idea for
mada sobre todos los proyectos pero hay uno
sobre el cual nadie puede dejar de estar in
formado, y es el que se refiere á ordenar la elec
cion de los electores para la presidencia.
Todos los que están en estos bancos, tienen
obligacion de saber desde mucho tiempo ha, que
la acefalia en que está el pais es peligrosa; y que
un dia que se gane para constituir el Poder Eje
 SESIÓN DEL 28 DE MAYO DE 1862.
eutivo Nacional, es un (lia de adelanto. El pro-,
visoriato actual tiene grandes inconvenientes, Sr.
y no puede decirse que sea este un asunto cons
titucional, estamos pasando por él, porque es esen
cialmente necesario que alguien tenga que man
dar en el pais.
Yo pregunto. ¿Que estudio hay que hacer en
la ley que viene del Senado, para que se mande
practicar la eleccion de los electores? Yo no
comprendo, Sr. Este proyecto podria tratarse
sobre tablas. Sobre el otro relativo á la conti
nuacion del encargado del Poder Ejecutivo Na
cional, recayendo esto en la persona del Goberna
dor de la Provincia, puede haber sus dudas y di
vergencias de uno ú otro género: sin embargo, no
ha de tomar á nadie de nuevo porque son asuntos
discutidos; pero convengo cu que la comision
quiera tomarse un dia ó dos para espedirse sobre
este proyecto, mas no sobre el otro. •
Si: Alsina.—Sobre el primero, creo que no
puede haber inconveniente.
Sr. Presidente.—Podremos dividirla votacion.
Sr. Marmol.—Que pase á cuarto intermedio
la Comision para que despache ese proyecto y
nos traiga algo de que ocuparnos. Y á ese res
pecto Sr.,yaque estamos preparando el campo en
que hemos detrabajai, haré una observacion ála
Secretaria.
Yo siempre he tenido grande aficion á la lectu
ra de los trabajos de los cuerpos parlamentarios, y
eonosco las sesiones de la convencion de la cons
tituyente, y de toda la legislatura Francesa, y
conozco tambien muchos episodios de la lejisla-
tura Inglesa y en todas ellas las actas, Sr. son
cuatro palabras, porque la verdadera, acta, queda
en el diario de sesiones.
Los asuntos de que se ha tratado, alguna que
otra opinion dominante, es lo que constituye el
acta; son cuatro renglones las actas que se han
hecho de las mas grandes sesiones que han con
movido al mundo. Aqui el acta es un cua
derno infolio, que nos hace perder una hora, por
que se mencionan hasta los detalles mas sencillos
del debate.
Hago esta observacion sin pretender hacer re
proche alguno ála Secretaria, y solo en alivio de
ella, porque este medio le es mas comodo; no lo
hago tampoco como mocion, sino como una sim
ple observacion por ver sinos libramos de escu
char la lectura de estos largos cartapacios que se
llaman actas.
Sr. -Presidente.—Seria preciso que recayese
alguna resolucion de la Cámara, porque esto no
es mas que la opinion de un Sr. Diputado, y
37
luego vienen las observaciones ú las actas, si que
da algo suprimido.
Sr. J/amoí-r-rPocas son las observaciones que
se hacen á las actas; pero esta no es mas que una
observacion, que no puede sugetarse á votacion,
porque seria preciso dar eltamaño de las acta?;
es una recomendacion ála secretaria, fundada en
la esperiencia de otras partes. Tampoco no es
nuevo lo que ha hecho la secretaria ahora, ni lo
que digo importa un reproche á ella; es una cosa
general entre nosotros de hablar mucho y de ha
cer poco. Yo hago esta observaciou, por lo que
puede servir á la secretaria, no hago mocion, hago
esta recomendacion unicamente.
Ahora, puede pasar la Comision á cuarto in
termedio para espedirse sobre el proyecto.
Sr. Presidiante.—Si no hay oposicion, se vota
rá si la Comision ha de ocuparse de alguno de
los asuntos, ó de todos los que se le han pasado.
Sr. Elizalde.—Creo que no se ha comprendi
do bieu la proposicion del Sr. Presidente.
Sr. Albarellos.—Yo la he comprendido bien;
pero no sé si se le podrá imponer á la Comision
que despache en cuarto intermedio.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo por mi parte, acepta
ria que la Comision se ocupe de este proyecto
en cuarto intermedio; pero no con la condicion
indispensable de que se espida.
Yo no veo inconveniente respecto del primer
proyecto, porque todos sabemos que la Repúbli
ca no está completamente tranquila, y, que es
urgente proceder al nombramiento de la perso
na encargada del Poder Ejecutivo Nacional.
Ahora respecto al tiempo que se dá á la Comi
sion, pudiera ser que ella tocase algunos incon
venientes y que no pudiera espedirse en cuarto
intermedio. Sin embargo, yo acepto, señor, por
que encuentro que el asunto es de facil solucion.
Sr. Garda (D. J. A.)—La resolucion de la
Cámara, de que la Comision se espida, en cuar
to intermedio no le impone la obligacion de es
pedirse en un cuarto de hora: importa única
mente -declarar que la Cámara no levantará la
sesion, y que los Sres. Diputados no se retirarán
del local de las sesiones, mientras la Comision no
se espida, ya sea en dos ó tres horas, ó en todo el
dia si fuese necesario. Esto es lo que importa el
decidir que la Comision se espida en un cuarto
intermedio.
Sr. Zabaleta.—Yo tambien creo que la vota
cion no importa mas que el deseo de que la Co
mision se ocupe de este asunto en cuarto inter
medio; pero ella puede venir á decir á la Cáma
 38 SESIÓN DEL 28 DE MAYO DE 1862
ra que no ha podido espedirse, y entonces no ha
brá sesion.
. iSr. Quintana.—Creo que estamos perdiendo
el tiempo en discutir una cosa que ya está votada.
Sr. Presidente.—Se va á votar si la Comision
pasa á cuarto intermedio ó no.
Se votó y fué afirmativa.
Se pasó á cuarto intermedio.
No habiendo podido espedirse la Comision,
volvieron á la Sala los Sres. Diputados.
Sr. Quintana.—En cumplimiento del manda
to recibido de esta Honorable Cámara, la Comi
sion pasó á ocuparse inmediatamente del pro-
' yecto sancionado por el Senado. La Comtsion
se ha ocupado de él con toda la detencion com
patible con el corto tiempo transcurrido; y aun
cuando el Senado se espidió sobre este proyecto
en cuarto intermedio, autorizando esto hasta
cierto punto á la Comision para hacerlo dél mis
mo modo, sin embargo, cree la Comision que el
proyecto pasado á la revision de- esta Cámara en
vuelve graves dificultades, sino de derecho, á lo
menos de hecho. Ha creido en consecuencia
que es mucho mas conveniente demorar hasta la
próxima sesion el despacho de este proyecto, que
aventurar á la Cámara una opinion sobre el par
ticular, nada mas que por andar ligero.
Mas como el objeto primordial no es andar li
gero, sino andar bien, viene á pedir que se le-
Vante la sesion, prometiendo despacharlo para
la próxima.
Creo que no podrá encontrar dificultad la Cá
mara para acceder á su pedido.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece, se
levantará la sesion.
S): Garcia (D. P.)—Puede levantarse.
Sr. Presidente.—Volveré á prevenir la necesi
dad de que sean muy exactos los Sres. Diputa
dos para venir á la hora fija, áfin de no demorar
las sesiones. La hora será en adelante á la una.
Sr. Marmol.—¿No seria mejor á las doce?
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece, no
hav inconveniente.
Varios.—Se ha acordado á la una.
Sr. Mármol.—Eso se ha acordado en la ante
sala, y el Senado se reune á las doce. -No sé por
que nosotros no nog hemos de reunir á la misma
hora.
Varios.—Ya está acordado reunirse á la una.
Sr. Presidente.—Ademas desearia que la Cá
mara acordase si se debe proceder ya al nombra
miento de las Comisiones permanentes, segun
el reglamento que se ha adoptado provisoria
mente.
Si á la Cámara le parece, se procederá á este
nombramiento en la próxima sesion.
Sr. Cabral.—Para la próxima sesion.
Sr. Presidente.—Si, señor.
Sr. Cabral.—Me parece muy conveniente.
Sr. Elizalde.—Yo creo, señor, que no se cle-
bia proceder al nombramiento de las Comisiones
Permanentes, mientras que la Comision Especial
del Reglamento no se espida. Yo creo .que no
se ha de demorar tanto tiempo. Ademas, creo
que por el reglamento que hemos adoptado pro
visoriamente solo hay cuatro Comisiones.
Si: Presidente.—Hay cinco, por un articulo
adicional.
Sr. Elisalde.—No sabia eso.
Sr. Presidente.—Creo tambien que debe te
nerse presente una recomendacion que hace el
reglamento de Diputados de la Nacion, es de
cir, que mientras no esté integrada la Cámara,
solo sean tres los miembros de que se han de
componer las Comisiones.
Sr. Zabaleta—El nombramiento no es -interi
namente, Sr. Presidente, se nombran tres, y des
pues se integran las Comisiones.
Sr. Presidente.—Si; pero como este nombra
miento lleva el caracter de interino, supongo
que estas Comisiones no son permanentes.
Sr. Zabaleta.—Desde que hemos aceptado un
reglamento provisorio, las comisiones deben tener
ese caracter.
Se levantó la sesion á las 3 £ de la tarde.
 CAMARA DE DIPUTADOS DE LA MCM

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862

PRESIDENTE. En Buenos Aires, á 2 de la Comision, mucho mas siendo una Comision

Albarello*. Junio de 1862. Reunidos en laboriosa. No obstante, estoy dispuesto á ayudar
Al.ln,,.
Blanco. su Sala de Sesiones los Sres. la, y lo haré con el mayor gusto, cuando se me
< llttl-HÍ.
Diputados (al márgen) el Sr. hiciere el honor de llamarme á su seno; pero np
Canillo.
Presidente proclamó abierta puedo contraerme á los trabajos diarios.
Del Rio. la Sesion. Leida, aprobada y Como hay muchos diputados en esta Cámara
Kllzalde.
García í J . A.) firmada el acta de la anterior, muy capaces de desempeñar este cargo, yo ruego
«arela (P.) el Sr. Presidente nombró las á ella tenga esta deferencia conmigo, porque
Ciorostlaga I..
Gorostlaea (B.) Comisiones de la Cámara, no puedo asistir.
Granel. compuestas del modo siguien
Outlerrez. Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece bas
IllltlKOll. - te:— tantes las razones que ha manifestado el Sr. Di
Ibarra. Lejislacion.
Lezama. putado, se nombrará otro.
marmol. Dr. D. Francisco Elizalde. Sr. Cabral.—Parecen muy atendibles, Sr.
montea de Oca. " " Próspero Garcia.
Obligado (A. C.)
Presidente las razones que ha manifestado el Sr.
Oroño. " " Manuel Zavaleta. Diputado.
Padilla. Constitucional y Estranjera.
Quintana. Sr. Elizalde.—Yo creo, Sr. Presidente, que
Kulz moreno. Dr. D. Juan E. Torrent. no son tan fundadas las razones que ha dado el
Xorrcnt. " José Mármol.
Vlllamievn. Sr. Diputado, para privar á una Comision tan
Zavaleta. " Nicasio Oroño. importante, de su intelijencia y de sus luce?.
Hacúnda. Por otra parte, no creo que la enfermedad de
Dr. D. Benjamin Gorostiaga. que adolece, le prive concurrir á la Comision.
" " Antonio C. Obligado. Sr. Presidente. —Se resolverá por una votr.-
" Eusebio Blanco. cion, ,
Militar. Sr. Garcia (D. P.)—Creo que es de la esclusi-
va competencia del Sr. Presidente, y el Sr. Pre
D. Emilio Castro.
sidente podria resolver este asunto del cual me
" Aristides Villanueva.
parece que no debe ocuparse la Cámara. El Sr.
Dr. " Adolfo Aleina.
Presidente tiene atribuciones para nombrar las
Peticiones. Comisiones, y puede cambiar los miembros sin
D. José M. Cabral. necesidad de una votacion de la Cámara.
Dr. " Juan A. Garcia. Sr. Presidente.—El Presidente tiene atribu
" " Martin Ruiz Moreno. ciones para nombrar los miembros de las Comi
,SV. Mármol.—Ruego ála Cámara quiera es- siones; pero una vez nombrados creo que la Cá
eusarme del cargo de miembro de la Comision mara debe resolver sobre lañ renuncias que se
para que se me ha nombrado. Mi estado de sa hagan. .
lud no me permite contraerme á los asuntos de Sr. Garcia (í). P.)—No creo que la Cámara
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
tenga nada que haccr con el nombramiento de
las Comisiones.
. Sr. Presidente.—¿El Sr. Mármol insiste?
Si: Mármol.—Si, señor, he dicho la verdad.
Sr.'Presidente.—Entonces los sostituirá el Sr.
Dr. D. José Maria Gutierrez.
Sr. Gutierrez.—Parece que es práctica de las
Cámaras (al menos el proceder de las Cámaras
Provinciales que es el que yo conozco) que aun
cuando el Sr. Presidente, por delegacion de la
Cámara, sea quien nombre los diputados que han
de componer las Comisiones, siempre es ella la
que entiende de la aceptacion de las renuncias.
Y yo desearia que se observara este proceder, tan
to mas cuanto que ahora me siento inclinado á
no aceptar la escusacion del Sr. Mármol, por ca
recer, como ha dicho nn Sr. Diputado, de fun
damento bastante, y tambien por honor de las
mismas palabras que pronunció el otro dia el Sr.
Diputado, escitando á los miembros de esta Cá
mara á que hicieran todos sus esfuerzos por lle
nar cumplidamente el mandato que se les habia
conferido.
Sr. Elizaldc.—El Sr. Presidente ha decidido
esto ya.
Sr. Presidente.—Se va á dar cuenta de los
asuntos entrados. El Sr. Gutierrez sustituirá al
Sr. Mármol.
Se leyó el siguiente dictámen de la Comision
Especial relativo al proyecto pasado por el Se
nado, referente á la continuacion de las atribu
ciones anexas al Poder Ejecutivo Nacional.
El Senado y Cámarade Diputados de la Nacion
Aiyentina, reunidos en Congreso, sancionan con
fuerza de ley:
Art. 1.° El Encargado del Poder Ejecutivo
Nacional continuará ejerciendo las atribuciones
anexas á este, hasta que el Congreso Lejislativo
de la Bepúbliea resuelva lo que corresponde.
Art. 2.° Comuniquese, ete.
" Cabral—Alsina— Villamieva.
En disidencia— Quintana.
Sr. Alsina.—Sr. Presidente: la Comision Es
pecial nombrada por la Cámara para dictaminar
\ cerca de los proyectos remitidos per el Senado,
ha prestado á este asunto toda la atencion ....
Sr. Presidente.—No está puesto en discusion
todavia; se está dando cuenta de los proyectos
que han sido despachados. Despues entrará la
Cámara á considerar si se han de discutir ó nó
sobre tablas.
Sr.' Cabral.—Es que se habian repartido.
Sr. Gama (D. J. Á.)—Este proyecto, Sr. Pre
sidente, pasó á la Comision para que se espidie
ra en cuarto intermedio,- y se acordó por la Cá
mara que la Comision se ocuparia de él con pre
ferencia. La Comision no pudo despachar en un
cuarto intermedio y pidió un dia mas y se le ha
dado.
Sr. Presidente.—Groo que no hay inconve
niente; . •
Sr. Ahina. —Yo no propongo ni insisto en que
se consideren ahora los proyectos.
Sr. Presidente.—Yo no tengo embarazo nin
guno; pero es atribucion de la Cámara resolver
si se han de considerar inmediatamente.
Sr. Albarettos.—Se entiende ....
Sr. Mármol.—Si no nos ocupamos de esto ¿de
qué nos vamos á ocupar?
Sr. Presidente.—Es atribucion de la Cámara
y ya he repetido á los Sres. Diputados que no he
de ultrapasar mis atribuciones: no es atribucion
mia fijar la órden del dia.
Sr. Gorostiaga.—Deseaba hacer una adverten
cia, aun suponiendo que se fijase como órden del
dia los proyectos que acaban de leerse, y que la
Cámara entrase inmediatamente á discutirlos,
hay que esperar de todas maneras á que se dé
cuenta de los asuntos entrados, porque hay otras
Comisiones que han despachado tambien.. Yo
formo parte de la Comision de Poderes que ha
despachado dos asuntos; y antes que se resuelva
que pasen á formar la órden del dia, correspon
de que se dé cuenta á la Cámara de ellos.
Sr. Presidente.—Precisamente le habia encar
gado al Sr. Secretario dar cuenta de este despa
cho despues de los otros.
Se dió cuenta de los asuntos despachados por
las Comisiones Especiales, consistentes en los'
proyectos remitidos por el Senado, en el de la di
putacion de Córdoba, y el referente á la aproba
cion del diploma presentado por el Dr. Lapri-
da, elejido Diputado Suplente por San Juan.
Preguntando á \& Cámara el Sr. Presidente si
creia conveniente tratar sobre tablas este asunto,
fué. aceptado.
Sr. Candio.—¿La provincia de San Juan no
ha enviado hasta ahora mas que este Diputado?
Sr. Presidente.—Hay dos; pero el otro no ha
presentado su diploma aun. Habiendose presen
tado solamente los diplomas del Sr. Laprida, es
lo que ha despachado la Comision. Está á con
sideracion de la Cámara el dictámen de la Co
mision.
Buenos Aires Junio 2 de 1862.
La Cámara de Diputados da la Nacion decreta:
Art. 1.° Apruébase el diploma presentado por
 SESIÓN DEL 2 DE JUNTO DE 1862.
el Diputado suplente electo en la Provincia de
San Juan Dr. D. Amado Laprida.
2.° Comuniquese al electo pava que se presen
te á prestar el juramento de ley.
Sr. Presidente.—Se va á votar si se aprueba ó
no el dictámen de la Comision encargada de exa.
minar los diplomas.
(Se votó y fué aprobado por afirmativa general)
El Sr. Diputado por San Juan está en la ante
sala; si le parece á la Cámara, entrará á prestar
juramento.
(Entró el Sr. Laprida, y prestó el juramento
de órden.)
- Segun la indicacion anterior, si ála Cámara le
parece, entrará á ocuparse de los proyectos des
pachados por la Comision Especial, que vinieron
- del Senado.
Sr. Garcia (D. P.)—Creo que no puede en
trarse á considerar los proyectos sin que haya una
mocion al efecto"; es preciso que se haga una
mocion sobre la cual recaiga una votacion, para
poder considerarlos sobre tablas. De otro modo
no podremos entrar á discutirlos. • Entónces, Sr., ofreciendo algunos inconvenien
&: Presidente.—Ya se ha hecho presente á la
Cámara por algunos Sres. Diputados que ha
biendose acordado que estos proyectos pasaran á
ima comision para que despachara en cuarto
intermedio, y no habiendo tenido lugar de es
pedirse, se le acordó mas tiempo; pero luego
que despachó, so imprimieron y repartieron los
proyecto*.
Sr. Garda.—Recuerdo la mocion; fué para que
la Comision despachara los proyectos en cuarto
intermedio, pero no para considerarlos sobre
tablas.
Si: Elizalde.—Puede decidirse por una vota
cion.
Sr. Presidente.—Puede hacer mocion algun
Sr. Diputado.
Sr. Ellztu.de.—Yo hago mocion para que se
consideren sobre tablas.
Sr. Montes de Oca.—Es inútil hacer mocion.
Sr. Alsina.—Pero eso no es mas que dar cuen
ta oficialmente á la Cámara del despacho de las
Comisiones.
Sr. Presidente.—Hay una mocion para que se
consideren estos proyectos sobre tablas. Está en
discusion.
(Se votó lamocion,.y fué aprobada por afirmati
va general.)
Sr. Alsina.—Como habia empezado á decir,
la Comision nombrada por la Cámara estudió
este proyecto con la atencion que él merece.
Despues del cuarto intermedio á que se habia
pasado, la Comision, por indicacion de la Cáma
ra, llamó á varios Señores Diputados, y mani
festaré con franqueza cual era la forma y cuales
las ideas que al principio parecian dominar.
Al principio, Sr. Presidente, parecia que la
mayoria de los miembros dela Comision, estaban
de acuerdo sobre varios puntos en que ahora no
estamos, y en esto yo me incluyo, Sr., porque no
tengo embarazo en decir que por la discusion y
el razonamiento he cambiado de ideas.
Creia la Comision, Sr., que debia cumplirse el
articulo 75 de la Constitucion, que prescribe, la
designacion por el Congreso del funcionario pú
blico que ha de llenar la vacante que haya deja
do el Presidente y Vice Presidente de la Nacion,
y como la Cámara lo sabe, mi colega, el Dr. Quin
tana, pensaba de otro modo. No pudiendo for
mar opinion, nos reunimos al dia siguiente lla
mando al Sr. Ministro de Gobierno y á los Seño
res miembros de la Comision del Senado que
habia dictaminado sobre este asunto, á los Dres.
Velez, Elizalde, Carril y Vega. . .
tes por parte de la Comision la designacion de
ese funcionario, se quiso saber del Sr. Ministro
de Gobierno su opinion á ese respecto, es decir:
se le preguntó qué haria el Gobernador de Bue
nos Aires en el caso de que fuese designado por
el Congreso para llenar la vacante de Presidente
y Vice Presidente de la Nacion, y la contestacion
terminante del Sr. Ministro de -Gobierno fué que
en ese caso, el Gobernador se quedaria en su
puesto de Gobernador y dejaria el de encargado
del Poder Ejecutivo Nacional, porque no queria
encontrarse'de la noche á la mañana de Presi
dente Provisorio de la República sin casa y sin
rentas.
Señor: al principio, yo creia que efectivamente
habia llegado el casó de poner en práctica el art.
75 de la Constitucion; pero ahora soy de diverso
modo de pensar: yo creo que el art. 75 no se pudo
poner jamas en el caso en que hoy nos encon
tramos.
Los Constituyentes, Sr. legislaron para la vida
ordinaria de los pueblos argentinos,ellos suponian
que existieran los poderes constituidos, que exis
tiria el Congreso, que el funcionario público que
debia venir á ser Presidente de la República, no
habia de ser el Gobernador de una provincia, no
se podian poner en el caso de que hubiesen desa
parecido completamente los poderes publicos, y
que solo hubiera quedado el agente revolucio
nario, hoy^con sus consecuencias tambien 'revo
lucionarias.
42 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 18G2.
Al art. 75 dice á falta del Presidente y Vice
Presidente de la Nacion, el Congreso disignará el
funcionario público que ha de llenar la vacante.
Quiere decir, Sr. que la Constitucion ha supuesto
que cuando tiene lugar la desaparicion del Presi
dente y Vice Presidente, existe el Congreso al
mismo tiempo que existe el funcionario que ha
•tle ser designado por él para llenar la vacante de
aquellos.
Esto en cuanto á la cuestion de derecho, acerca
de la cual, lo confieso, puede haber alguna duda,
esto es, sobre si efectivamente debe aplicarse el
art. 75 de la Constitucion al caso actual raro
y estraordinario; pero al lado, Sr. de la cuestion
de principios y del derecho, está la cuestion de
conveniencias.
Parala Comision, Sr. la cuestion vital, era la
siguiente: Sobre Buenos Aires pesa un gran
compromiso, como lo decia un Sr. Diputado en
la Comision, y es el de hacer efectiva la naciona
lidad, llegar á ese fin, y es indudable, Sr. porque
está en la naturaleza de las cosas, que cualquiera
piedra que se ponga en ese camino, se ha de atri
buir á Buenos Aires sobre quien pesan hoy com
promisos especiales á ese respecto.
La cuestion que se suscitó en el seno de la
Comision,. Sr. era este: nombrado el Gobernador
de Buenos Aires, Presidente Provisorio de la
República, ó se queda con el Gobierno de la Pro
vincia ó con el Gobierno Nacional, aunque pro
visorio, ¿conviene en estas circunstancias que el
General Mitre deje de revestir los dos caractéres
que reviste? ¿Convendrá que en la situacion ac
tual de la Republica, el jeneral Mitre deje la
direccion de los asuntos jenerales para conservar
el Gobierno de la Provincia?
• En mi opinion, Sr. lo diré ingénuamente, ni
una ni otra cosa conviene á la Nacion.
Estas son, Sr. las dos bases sobre las cuales ha
jirado la discusion en el seno de la Comision,
bajo el punto de vista de la constitucionalidaddel
acto, y bajo el punto de vista de la conveniencia.
Por ahora me limito á esto, despues volveré á
tomar la palabra para contestarlas observaciones
que puedan hacerse.
Sr. Quintana.—Por mi parte, Sr. Presidente
he tenido un verdadero sentimiento al espedirme
en disidencia con mis apreciables cólegas de la
Comision Especial encargada de dictaminar sobre
los proyectos remitidos por el Senado de la Na
cion ála revision de esta Cámara.
No abrigo la pretension de captarme con mi
palabra el voto de la Cámara; pero, único miem
bro disidente de la Comision, debo á la Cámara
los fundamentos de mi disidencia, con tanta ma
yor razon, cuanto que, en el público, ha dado
márgen á erradas interpretaciones.
Estoy muy lejos de desconocer la urgencia de
crear provisoriamente el Poder Ejecutivo Na
cional, la necesidad de proceder inmediatamente
á la eleccion del Presidente y Vice Presidente
permanentes de la Nacion, ni la justicia de acor
dar nuestra aprobacion á la conducta del Encarga
do del Poder Ejecutivo Nacional, aun por mi
parte no haya estado de todo punto conforme con
algunos detalles de su administracion.
Por el contrario los proyectos que he tenido
el honor de presentar como miembro disidente
de la Comision satisfacen plenamente á tan pre
miosas necesidades, y lo que es mas, las satisfacen
en términos mas acertados á mi juicio que los
aconsejados por la mayoria de la Comision.
Contrayéndome por el único proyecto en dis
cusion, es decir, al relativo á continuar egerciendo
las facultades con que el Gobernador de Buenos
Aires fué investido por algunas de las Provin-
cia¿ que componen la Nacion, debo empezar por
manifestar á la Cámara que este proyecto no está
arreglado en su forma á lo que prescribe el Re
glamento de debates que provisoriamente nos
rige.
Materia de proyecto de ley es toda mocion di
rigida á establecer ó suprimir regla general, impo
ner ó hacer cesar contribuciones y penas pecu-
narias, crear ó abolir una institucion cualquiera.
Mas la mocion que solo tiene por objeto uno
ó mas individuos, que solo sirve para la prepara
cion de una ley, ó que solo trata de un caso espe
cial, no es materia de proyecto de ley, sino de un
simple proyecto de decreto.
A fin de^demostrarlo me bastará citar los arti
culos 48 y 49 del Reglamento á que antes me
referi, son tan terminantes, á mi juicio, que no
dejan duda ninguna de que el proyecto en cues
tion no es materia de proyecto de ley, como acon
seja la Comision, sinó materia de proyecto de
decreto como he aconsejado yo. Esto por lo que
hace á la forma. Paso en seguida á ocuparme
del fondo.
Para que esta Cámara pueda apreciar debida
mente el origen, la importancia y el alcance del
proyecto en discusion, es necesario se sirva recor
darlas circunstancias en que nació la autoridad
de que se trata, y el testo preciso de las autoriza
ciones dadas por las provincias.
Vencidos en la batalla de Pavon los poderes
refractarios del Paraná, retirado el General Ur-
quiza del teatro de la lucha, deshecho el Con
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
greso y reducido el Presidente Derqui á los fo
rajidos de Saá y Virasoro su autoridad desapa
reció por instantes y no tardó en desaparecer su
persona, huyendo á playas estrangeras de la jus
ticia que lo reclamaba en su pais.
Esta acefalia de los poderes nacionales no po-
dia continuar sin gravisimo peligro para la na
cionalidad argentina, y las provincias que asi lo
comprendieron no tardaron, á medida que se los
permitia su respectiva situacion interna, en in
vestir separadamente al vencedor con las faculta
des necesarias para terminar la guerra y para
inau/mrar
o
sobre todo una nueva era constitucio-
nal en resmplazo de la que tan ignominiosamente
Acababa de sucumbir. De esas autorizaciones,
aisladas nació la falta de completa uniformidad
cnie en ellos se advierte. Las provincias de Cór
doba, Tucuman, Santiago, Catamarca, Salta,
Mendoza, y Santa Fé invistieron al Gobernador
de Buenos Aires con todas las facultades que por
la Constitucion corresponden al Presidente de la
República: las de San Juan, Jujni y Buenos Ai
res únicamente le acordaron las facultades nece
sarias para instalar el Congreso y mantener las
relaciones esteriores, y para fallar al mismo tiem
po sobre los negocios internos de carácter urgen
te; y las de Corrientes, la Rioja y San Luis solo lo
autorizaron para la instalacion del Congreso y
mantenimiento de las Relaciones Esteriores, y la
de Entre RioS, formando una escepcion, lo auto
rizó únicamente para la instalacion del actual
Congreso Legislativo' de la República.
Debe ademas tenerse presente que el mismo
Encargado del Poder Ejecutivo Nacional restrin
gió el egereicio de las facultades que le hablan
sido conferidas declarando espontáneamente que
sslo las equitaria en aquellos asuntos de carácter
tan urgente que no pudieran ser demorados sin
grave perjuicio, hasta la instalacion de los pode
res nacionales permanentes.
Esas autorizaciones, tan diversas entre si, se
acuerdan por otra parte sobre un punto de la
mayor importancia cual es el de su division. To
dos ellos dicen que son conferidas hasta la reu
nion del actual Congreso ó hasta que este resuelva
lo que coresponda con arreglo á la Constitucion
Nacional reformada.
Pregunto entonces que importa el proyecto
sancionado por el Senado y aconsejado por la Co
mision? importa meramente la continuacion de
las antiguas autorizaciones? ¿importa mas bien la
concesion de todas las facultades acordadas por
la Constitucion al Poder Ejecutivo Nacional so
bie el todo el territorio de laRepvíblica?
En el primer caso, el proyecto es no solo defi
ciente, sino qae no responde tampoco al voto uni
forme de los pueblos.
Deficiente porque atento el tenor de las an
tiguas autorizaciones, el Poder Ejecutivo Nacio
nal no existirá, legalmente hablando, para las Pro
vincias de Entre RioS, Corrientes, San Luis y la
Rioja que no han investido al Gobernador de
Buenos Aires sino con las facultades necesarias
para la instalacion del Congreso y mantenimiento
de las relaciones esteriores, ni existirá tampoco
para las demas sino sobre asuntos urgentes ó que
no admitan demora alguna, y es inútil detenerse á
comentar los peligros de una situacion semejante.
No responde tampoco el voto uniforme de los
pueblos por que ellos han manifestado espresa-
mente su voluntad de que las autorizaciones con
cedidas durasen únicamente hasta la instalacion
del Congreso áfin de que este resolviese en plena
libertad acerca del particular con arreglo á lo
pres-cripto por la Constitucion Nacional refor
mada.
En el segundo caso, no solo es pésima la redac
cion del proyecto, sino que es hasta inconstitu
cional.
Es pésima la redaccion porque ella espresa
otra cosa de lo que quiere decir; pues no es posi
ble continuar en el ejercicio de facultades que
nunca se han tenido, como queda ya demostrado.
Es inconstitucional, porque importa la creacion
de un provisorio de provisorio, sin cabida alguna
en la Constitucion y hasta en flagrante contra
diccion con el testo del articulo 75 de la misma,
que terminantemente ordena al Congreso proce
der á la eleccion del funcionario público que ha
de desempeñar la Presidencia de la Nacion en
caso de muerte, ausencia, renuncia ó inhabilidad
del Presidentey VicePresidente permanente.
La sancion del proyecto en discusion importa
ria la continuacion de una era revolucionaria que
se detuvo en los arreglos con ITrquiza y en los
indultos para el Chacho, y que acabó de todo pun
to con la instalacion del actual Congreso, como
lo ha reconocido el mismo Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional en la introduccion del Men
saje presentado en ese dia. La autoridad que de
esas circunstancias estraordinarias surgió,, ha
concluido con ellos y el Congreso no puede con
tinuarla sin menoscaba de la Constitucion atento
el cambio feliz que se ha operado en la situacion
del pais. La falta del Congreso lo autorizaba
entonces; la existencia del Congreso lo condena
ria hoy.
Como estas observaciones son de aquellas que
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
no tienen réplica, se ha tratado de persuadir que
el cumplimiento del articulo 75 de la Constitu
cion ofrece todavia algunos inconvenientes insu
perables; pero necesario es reconocer la inesacti-
tud de semejante argumentacion.
Se ha dicho en primer lugar que la Constitu
cion no puede regir un caso extraordinario de la
naturaleza del presente; pero yo responderia
que este caso nada tiene de extraordinario y
que es precisamente cuando el Ejecutivo per
manente que falta, que debe procurarse constitu-
cionalmente á la composicion del provisorio con
arreglo á lo proscripto por el articulo 75 evitan
do toda irregularidad á fin de que acabe por un
poder que principie bajo tan malos auspicios.
Se ha dicho en el seno de la Comision que el
Congreso estaria en su derecho para erigir un
Ejecutivo Nacional en la forma propuesta por la
mayoria de la Comision, de la misma manera
que lo estaria para disponer que los Tribunales
provinciales siguieran conociendo de las causas
referidas á los Tribunales federales; pero esta
proposicion está contradicha por el articulo 75
ya citado que establece la manera de proveer á
la acefalia del Ejecutivo Nacional, mientras que
ningun otro articulo constitucional establece la
manera de proveer á la acefalia del judicial fe
deral.
Se ha alegado tambien en esta Cámara la fal
ta de casa, rentas y demas para, la instalacion
del Ejecutivo Nacional provisorio.
En cuanto á casa, el Poder Lejislativo Nacio
nal, no provisorio, sino permanente está dando
un ejemplo digno de ser imitado. Nadie ignora
que tiene sus sesiones en casa prestada. ¿Qné
inconveniente, habria, pues, en qiie lo estuviera
tambien el Poder Ejecutivo Nacional proviso
rio? Ninguno por cierto.
En cuanto á rentas, el Ejecutivo Nacional pro
visorio ó permanente tendrá todas las rentas que
la Constitucion le acuerda, y su trabajose redu
ciria á relatarlas; mas aun suponiendo que esas
rentas no alcanzaran á cubrir los gastos naciona
les ¿á la par de un pueblo que ha consumido sus
tesoros en la pasada guerra y que paga hasta las
dietas de los diputados que vienen de los confi
nes de la República, puede decirse, que faltarán
al -Ejecutivo Nacional los fondos necesarios para
llevar á cabo la obra de la nacionalidad?
Se ha dicho en el seno de la Comision que fal
taria un poder promulgador de las leyes y decre
tos que el Congreso sancionará nombrando el
funcionario que desempeñe provisoriamente la
presidencia de la Nacion; pero ley por ley to
das tienen que ser promulgadas, y el mismo poder
que ha de promulgar la ley que la Comision en
mayoria aconseja puede promulgar tambieri la
que por mi parte propongo.
Tambien se ha dicho en el seno de la Comi
sion que se tocarian dificultades acerca de la ma
nera de proceder á la eleccion; pero por mi parte
no las alcanzo porque debe á mi juicio preceder
se á esta eleccion nacionalmente en asamblea
general ó por medio de leyes particulares, como
se procede siempre á toda clase de elecciones que
el Congreso deba hacer.
Se ha dicho por último que algunas considera
ciones de politica tales como la incompatibilidad
se oponen por ahora al cumplimiento del articu
lo 75 de la Constitucion; pues ella prohibe es-
presamente que el Presidente ó vice-Presidente
dela Nacion reciban empleos ó' emolumentos de
cualquiera de las Provincias que lo componen.
Asi es efectivamente; pero tenemos la norma
de proceder para este caso en la Constitucion de
los Estados Unidos y on la Provincia de Bue
nos Aires. Por la primera, el Presidente del Se
nado y en su defecto el de la Cámara de Diputa
dos suplen la falta del Presidente y vice-Presi
dente permanentes, sin perder su caracter de Se
nador ó Diputado, y quedando únicamente sus
pendidos en su ejercicio. - Por la segunda suce
de otro tanto; pues el Presidente del Senado su
ple del mismo modo la falta ó ausencia del Go
bernador de la Provincia sin perder por eso su
caracter de Senador, como en los Estados Unido?.
¿Qué inconveniente habria pues para que el
candidato probable, cierto ála Presidencia Pro
visoria dela Nacion la acepte sin perder por eso
su caracter de Gobernador de la Provincia de
Buenos Aires y siendo únicamente sostituido en
su ejercicio por el actual Presidente del Senado
Provincial, como sucede cuando sale á visitarlos
Departamentos de campaña ó se ausenta de la
Capital por otra causa cualquiera del semcio pú
blico?
A mi juicio ninguno; tanto mas cuanto que na
debemos olvidar que si hoy esquivamos la cues
tion, se nos ha de presentar de nuevo dentro de
tres meses con motivo de la eleccion de Presi
dente permanente, si, comó es probable, no está
para entonces federalizada la Provincia entera de
Buenos Aires.
Por lo que hace á las demas consideraciones de
politica que se recuerdan aunque no se enuncian
es necesario tener presente que la cienua de la
politica no consiste en dominar la situacion sa
crificando el derecho ni violando la ley: consiste
 SESIÓN DEL 21DE JUNIO DE 1862.
por el contrario en dominarla por medio de la ley
y del derecho, sin apelar á resortes estraordina-
rios y vedados.
Recuerdo con este motivo las notables pala
bras de un constitucionalista frances al tratar
precisamente de la influencia de las circunstan
cias ó de la politica sobre la ley. Dice que to
das esas violaciones groseras de la ley que dima
nan de la fuerza que las despedaza, ó de la mala
fe que las elude ó las hace mentir, contienen en
si mismas una enseñanza saludable, á saber, que
llevan la desgracia á todo el mundo sin escepcion
de partidos. Paso aun á hacer mas palpable es
ta verdad con los siguientes ejemplos de la histo
ria de Francia.
En el 18 brumario el general Bonaparte, aren
gando en el Consejo de los ancianos, oyó obje
tarse la Constitucion del año 3: "La Constitucion,
esclamó con el acento del furor, la Constitucion!
Osais invocarla? La habeis violado el 18 fructi-
dor; la habeis violado el 22 floreal; la habeis
violado el 30 prarial!"
Cuando en 1823 Chatraubriand, ministro de
negocios estrangeros, publican manifiesto para
preparar los ánimos á la septenalidad, respondió
á los que le objetaban la carta de 18 14: "La re
novacion septenal nada hará que no esté ya he
cho; cuando se ha usurpado la prerogativa real,
la carta ha sido violada; cuando se ha aumenta
do el número de los diputados, la carta ha sido
violada."
Ahora mismo, entre nosotros y en el seno de
la Comision se me ha observado que estaba olvi
dado el articulo relativo al libre tránsito, y que
nada importaba seguir adelante.
Asi pues es necesario tener presente que la
ley es tan inflexible como la encina: puede ser
rota; pero notoriada y una vez rota, no vuelve á
servir jamas para punto de apoyo sin que alguien
salga á objetar como Bonaparte. "La Constitu
cion! Osais invocarla? ó como Chateaubriand.
"Nada se hará que no esté ya hecho! ó como el
miembro de la Comision. "La Constitucion esta
violada en un articulo: no importa seguir ade
lante."
Sr. Alsina.—Bienaventurados, Sr. Presidente,
los que se creen con fuerza bastante*para conver
tir la banca del Diputado en una cátedra de po
litica, de sabia politica! Yo, por mi parte, Sr.
Presidente ¿porque he de negarlo? ¿que ciencia
infusa de politica puedo traer á mis cólegas, si
yo, Sr. tal vez como todos, estoi aun en el apren-
dizage mas completo?
Sr. Presidente: respecto ála forma en que de
be venir el proyecto, si ha de ser proyecto de ley
ó de decreto, no insistiré, solo si diré, porque de
bo decirlo, que el Senado, no habiendose ajus
tado en la forma al reglamento del año 25, que
es el que á mi juicio se ha adoptado por la Cáma
ra de Diputados, es factible que la forma que
adopte no sea la misma que esta Cámara adopte
en casos identicos, ese no es un defecto para mi,
ni hago cuestion sobre eso.
El Sr. Diputado ha hecho un analisis prolijo y
exacto de las autorizaciones que ha recibido el En
cargado del Ejecutivo Nacional de la provincia; y
lo único, Sr. Presidente, que nos ha demostrado,
si mal no recuerdo, es que todas esas autorizacio
nes forman un conjunto completamente etereo-
geneo. Nos ha demostrado que ellas tienen todo
menos homogeneidad, porque efectivamente,
unas lo autorizan para una cosa, y otras para otra
A ese respecto solo hay una cosa positiva, y es
que todas autorizan para reunir el Congreso; pero
el Sr. Diputado decia: ¿que importa esta ley?
¿importa solamente la continuacion de las facul
tades que antes tenia, ó la creacion de un poder
Ejecutivo Nacional tal como la Constitucion lo
prescribe?
La contestacion es clara Sr. la tiene en el ar
ticulo que dice: continuará teniendo lo que antes
tenia. Pero el Sr. Diputado agregaba que to
das estas autorizaciones solo eran concedidas has
ta que el Congreso resolviese lo que corresponda.
Pues bien, el Congreso resuelve ahora lo que cor
responde, diciendo: tenga el Encargado del Pe
der Ejecutivo lo que antes tenia.
Yo pregunto: ¿y ese Poder Ejecutivo irregular,
inconstitucional, como sostenia un Sr. Diputado
dias pasados, no existe en la persona moral encar
gada del Poder Ejecutivo Nacional? ¿que es lo
que le falta á ese Poder Ejecutivo constituido
como está hoy? Lo que hay de positivo, Sr. es
que ese Poder Ejecutivo Nacional, no se concre
ta á sus facultades, es decir, á aquellas que le han
dado las provincias, sino que se sale un poquito
de ellas, es la verdad. Pero el Sr. Diputado ha
tomado la cuestion de derecho, y ha sostenido que
no hay incompatibilidad, y cree, como yo creo
tambien, que lo que se viene á crear, no es un
presidente de la Republica, sino un encargado
provisorio.
Señor: si la Cámara creyese que efectivamente
no hay incompatibilidad, y pudiera venir á tener
lugar el caso que se ha imaginado, de que el pre
sidente del Senado provincial tuviera que llenar
las funciones del Poder Ejecutivo, yo no tendria
inconveniente en juzgar como se aconseja; pero
46 SESIÓN DEL 1 DE JUNIO DE 1862.
aqui yo no veo sino una cosa, que es el bien del
pais, y lo veo tan bien como lo vé el Sr. Diputado
que acaba de hablar.
Parece tambien que el Sr. Diputado está equi
vocado cuando dice que por la Constitucion de
los Estados Unidos en caso de faltar el Presiden
te y Vice presidente, llena la vacante el Presiden
te de el Senado ó 'el Presidente de la Cámara de
Diputados. Creo que el articulo sesto de la sec
cion segunda, dice que en esos casos el Congreso
designará el funcionario que ha de hacer las ve
ces de Presidente de la Nacion.
Ademas el Sr. Diputado nos ha escitado á que
miremos de frente la cuestion, agregando que si
las dificultades que queremos aplazar hoy, nos
han de venir mañana,—¿por qué no les salimos al
encuentro y las vencemos? Pero Sr. al menos yo
lo creo asi: muchas cosas hay que podemos y debe
mos hacer de aquiá dos años; y que sin embargo,
seria imprudente hacer hoy. Cuando recien
empieza á funcionar el Congreso Legislativo, cuan
do se está preparando para constituir el Gobierno
en permanente, la Republica necesita un Gobierno
que gobierne realmente, mientras no se entre á la
vida ordinaria, y esto no puede negarse. Por
ahora, esto es lo que se me ocurre.
Sr. Montes de Oca.—Yo desearia que el Sr.
Miembro informante de la Comision se sirva
decir categoricamente, qué significa el proyecto
de ley que se ha traido á la discusion.
Yo veo que por la letra del proyecto se deduce
que se debe nombrar un Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional; es decir que continúe el
Encargado del Poder Ejecutivo Nacional ejer
ciendo las funciones anexas á ese cargo. ¿No es
asi Sr. Diputado?
Sr. Alsina.—¿No está leyendo el proyecto el
Sr. Diputado?
Sr. Montes ¿le Oca.—Es la Constitucion . .
Si esto es asi el Encargado del Poder Ejecutivo
Nacional es precisamente Presidente Provisorio
de la Republica, que otro Sr. Diputado proponia
que se nombrase, desde luego no habria dificultad
Yo desearia que el Sr. Miembro Informante se
eirviera dar una esplicacion acerca de esto, cuyas
atribuciones de este Encargado son las concedi
das por las Provincias, ó si son las atribuciones
anexas al Poder Ejecutivo Nacional de que ha
bla la Constitucion.
Sr. Alsina.—Voy á satisfacerle.
En primer lugar, tenga entendido el Sr. Dipu
tado que le he de contestar- siempre categorica
mente. Hé dicho, señor, que para mi no va á
crearse un Presidente de la Nacion, sinó mera
mente se van á prorogar las facultades que ya
tiene el Gobierno de Buenos Aires, y á este respec
to le contesto con el testo del art. que dice. "El
Encargado del Poder Ejecutivo Nacional conti
nuará ejerciendo las atribuciones &a. ¿Que quie
re decir continuar? Seguir ejercitando lo que
antes tenia, no dar nada nuevo. Está satisfecho
el Sr. Diputado.
Sr. Montes de Oca.—No señor, sucederia en
ese caso lo que acaba de decir un Sr. Diputado
que el Encargado del Ejeeu tivo Nacional, tendria
ciertas atribuciones dadas por las Provincias de
Salta y Tucuman, ciertas otras dadas por la Pro
vincia de San Luis, otras por la Provincia de
Entre RioS, es decir, que seria al mismo tiempo
Encargado del Poder Ejecutivo Nacional y no-
lo seria; una esplicacion sobre esto seria muy con
veniente para la votacion. Yo no encontraria
inconveniente desde que se asegurase que al ha
cer las C. C. este nombramiento, se le dan al
Poder Ejecutivo las atribuciones del Nacional,
tales cual las dicta la Constitucion. De, otra
manera no comprendo que las Cámaras puedan
tener semejante derecho de continuar dando atri
buciones que no son esas, sinó las que cada Pro
vincia ha querido conceder, atribuciones entera
mente distintas.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Tendré muy poco que
decir respecto á esta cuestion porque habiendo
venido ella á la Cámara de la Provincia, cuando
se trataba de autorizar al Gobernador de Buenos
Aires para ejercer las atribuciones anexas al Po
der Ejecutivo Nacional he manifestado entonces
mi opinion, emitiendola tan claramente como me
era posible. Ademas, despues de las observaciones
que ha hecho un Sr. Diputado miembro de la
Comision que se opone al proyecto tendré muy
poco que agregar. Empezaré desde luego, por
rectificar un hecho relativo á la Constitucion de
Norte America, en cuanto al ejercicio del Poder
Ejecutivo cuando faltan Presidente y Vice; el Sr.
Miembro Informante piensa que en ese caso no
es ejercido aquel en las condiciones que otro Sr.
Diputado estableció.
Por la Constitucion de los Estados Unidos, y
eso puede servirnos de regla, puesto que el art.
es casi el mismo que el adoptado por la Constitu
cion Nacional, se establece que á falta de Presi
dente y Vice Presidente de la Nacion, el Poder
Ejecutivo será ejercido por el funcionario que
determinare el Congreso; pero éste procediendo
muy sabiamente creyó que era mas conveniente --^
dictar una ley estableciendo el modo de ejercer
esa facultad; y entonces estableció por una ley el
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
Congreso, en uso de las atribuciones que le con
feria la Constitucion, que el Presidente del Se
nado, y en su defecto el de la Cámara de Diputa
dos, ejercerian á las atribuciones del Poder Eje
cutivo, cuando faltara el Presidente y Vice-Pre-
sidente de la Republica. Por consiguiente,
nosotros que debemos seguir la jurisprudencia de
la Constitucion de los Estados Unidos bien pode
mos establecer el mismo principio. He querido
rectificar esa asercion, porque efectivamente asi
se hace, aunque no está prescripto en la Constitu
cion, pero si por una ley especial.
Mas viniendo ahora al fondo de este proyecto,
el punto mas notable y el vicio mas insanable que
encierra, es que nos pone en esta alternativa: ó
este Encargado del Poder Ejecutivo Nacional
que vá á continuar ejerciendo atribuciones pro
pias del Presidente ha de tener, como preguntaba
un Sr. Diputado todas esas atribuciones ó no; y
seria de suma importancia una respuesta ....
Sr. IZuiz Moreno.—Ahora voy á contestar.
Sr. Obligado (D. A. C.)—O ha de ejercer, de-
cia, todas las atribuciones anexas al Poder Ejecu
tivo Nacional ó no. Si fuese á ejercer solamente
las atribuciones conferidas por una parte de las
Provincias, ya se ha demostrado que no tiene la
plenitud de las atribuciones Nacionales, que to
das esas autorizaciones han concluido con la ins
talacion del Congreso, y que siendo ellas distin
tas entre si, aun que subsistieran, no podria decir
se que importen propiamente una autorizacion
Nacional; porque hay Provincias que no las han
concedido, sinó para convocar el Congreso.
Si el Encargado de esas atribuciones, no va á
ejercer la mas alta de todas, que es ser Poder co-
lejislador. ¿Para que este nuevo nombramiento,
ni sobre que pueden legislar estas Cámaras? Yo
digo, pues, ó es realmente el Poder Ejecutivo
que. ordena la Constitucion, puesto que vá á ejer
cer todas las atribuciones anexas al Poder Ejecu
tivo Nacional (y aqui viene la necesidad de ha
berse contestado á la pregunta que hizo un Sr.
Diputado) y entonces debe precederse como lo
establece la Constitucion, nombrando al funciona
rio público que ha de desempeñar la Presidencia
interina; ó las funciones del Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional han de quedar limitadas á
las autorizaciones conferidas anteriormente por
las Provincias, y en este caso no podrá aquel con
currir á la sancion de las leyes como poder co
legislador. El Congreso Legislativo no puede
funcionar regularmente, en un órden constitucio
nal, sin un Poder Ejecutivo que pueda poner ve
to á sus sanciones, ó que las haga ejecutar. El de
recho de veto que debe tener siempre el Poder
Ejecutivo se funda en razones de conveniencia,
que no es posible desconocer; los cuerpos colegia
dos están espuestos á dejarse arrastrar por la pa
sion de un momento, ó por la elocuencia de un
orador; y no pueden poseer, ademas, los conoci
mientos prácticos, que deben suponerse en el
gefe de la administracion. Asi es que el Poder
Ejecutivo que se nombre debe ejercer las funcio
nes de co-legislador, y no puede ser entonces otra
que el funcionario público que establece la Cons
titucion.
Yo he de votar, pues contra este proyecto.
Para mi francamente como decia un Sr. Diputa
do la mejor de todas las politicas, es aquella que
se basa en el derecho y la justicia. Cuando se
empieza á suplantarla por medio de espedientes
del momento, se entra en una via sin salida. Una
vez eludida la Constitucion para un caso dado,
queda esta desprestigiada, el poder pierde su
autoridad y fuerza moral, y para mi digo que es
mejor y mas conveniente, que cumpliendo con
la Constitucion en su parte mas esencial, proce
damos á elegir como ella lo manda, al funciona
rio público que haya de desempeñar las funciones
del Poder Ejecutivo Nacional.
Sr. Ruiz Moreno.—Debo declarar como
miembro de la Comision, que el proyecto impor
ta dar las atribuciones del Poder Ejecutivo Na
cional al Encargado. . . .
Sr. Obligado (D. A. O.)—¿Es decir todas?
Sr. Ruiz Moreno.—Y será tambien colegis
lador. f
Sr. Montes de Oca.—¿Pero esa no es la mente
de toda la Comision?
• Sr. Ruiz Moreno.—Si, señor, es la mente de
la Comision; y por ser tal el alcance del proyec
to es que me he adherido á él. Hallándose pre
sente en- la Comision los Sres. Senadores que in
formaron al Senado sobre este asunto, -les pedi
esplicaciones sobre la parte que dice: "El En
cargado del Poder Ejecutivo Nacional conti
nuará ejerciendo las atribuciones anexas á este,
hasta tanto etc. etc.; . . . . " para saber si el pro
nombre este hacia relacion al Poder Ejecutivo
Nacional, y se me contestó que si; que al arti
culo primero no podia dársele otra inteligencia
que la que acabo de espresar.
Y fué precisaménte por esto, Sr. Presidente,
que presté mi asentimiento al proyecto que la
Comision ha tenido el honor de aconsejar á esta
Honorable Cámara.
Se ha hecho argumento de que algunas Pro
vincias, como la de Entre Rios, la de San Luis y
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862
algunas otras, no dieron las facultades del Poder
Ejecutivo Nacional al Gobernador de Buenos
Aires, sino que le autorizaron únicamente para
la convocacion é instalacion del Congreso. Y
yo digo, seüor, que las Provincias no débieron,
ni pudieron hacer otra cosa; las Provincias no
podian lejislar para despues de estar reunido el
Congreso; cualesquiera facultades dadas por
ellas áim funcionario cualquiera que él fuese, no
podian ir mas allá de la instalacion de los cuer
pos representativos de la Nacion, porque solo
ellos pueden dictar leyes que obliguen en toda la
República. Proceder de otro modo habria sido
atentar contra la carta fundamental, que los pue
blos arjentinos han jurado obedecer. Los pue
blos, dice la Constitucion, no deliberan ni gobier
nan sino por medio de mu Representantes; de
consiguiente, hallándose reunidos los Represen
tantes del pueblo anentino, todas las facultades
que las »Provincias han dado al Gobernador de
Buenos Aires, han caducado necesariamente ya.
Pero el que hayan caducado esas facultades, no
importa de ninguna manera que no puedan
continuar, si asi lo dispone el Congreso.
El Congreso no lejisla para tal ó cual Provin
cia; sus resoluciones son obligatorias tanto para
Entre Rios como para Tucuman, como para San
Luis, como para Buenos Aires y las demas Pro
vincias; y diciendo ahora el Congreso:—conti
núe el Gobernador de Buenos Aires ejerciendo
las atribuciones anexas al Poder Ejecutivo Na
cional, asi sucederá, aunque Entre Rios y otros
Poderes Generales no le hubiesen dado autori
zacion alguna. Entre RioS tiene que obedecer
las leyes que en uso de sus atribuciones dicte el
Congreso: y tanto ella como Buenos Aires, Cór
doba, Santa Fé etc. etc.
Asi el Encargado del Poder Ejecutivo Nacio
nal será tambien colegislador.
Mi honorable cólega, el Sr. Obligado ha dicho
que no podia funcionar el Congreso sin que haya
un Poder Ejecutivo; que en un caso dado pueda
observar las leyes: un Poder Ejecutivo coolejis-
lador. Y estoy muy de acuerdo con él; y por
eso, ya he dicho, he suscrito el proyecto que se
discute, porque elevado á la categoria de ley dá
al Gobernador de Buenos Aires las atribuciones
anexas al Poder Ejecutivo Nacional, en cuanto
sea compatible con el estado actual de cosas.
Se quiere, señor Presidente, yendo á la fuente
del derecho público que se ha tocado, aplicar la
Constitucion de la República, en una situacion
enteramente anormal, á un caso que está fuera
de sus prescripciones; que no han podido preveer
los constituyentes; y digo que ni han podido
prever porque ¿cómo se les habia de ocurrir que
llegaria un momento en que hubiésemos perdido
hasta la cabeza de la República, como sucede
hoy?—Todo, todo lo ha echado abajo la revolu
cion; el Congreso ha tenido que reunirse en un
lugar prestado, y estamos por saber aun donde
ha de ser la Capital de la Nacion.
El articulo 75 de la Constitucion que se ha ci
tado, no es entonces para el caso en que desgra
ciadamente nos hallamos; esa prescripcion cons
titucional supone la existencia de parte del Go
bierno; supone que exista el Congreso, que exis
ta la Corte Suprema de Justicia, y que exista so*-
bre todo la Capital; pero no es para el caso ac
tual en que, como ya he dicho, el Congreso desa
pareció con el Poder Ejecutivo; en que la Capi
tal ha desaparecido tambien, puesto que esta*
mos reunidos en otro lugar.
Al elegir un Presidente, provisorio ó perma
nente, es necesario designarle el lugar en que
ha de residir el Gobierno; es necesario darle un
ejército; y mas que todo es indispensable darle
con que vivir; y si nada de esto es posible ¿cómo
se quiere aplicar ese articulo de la Constitucion?
¿Qué figura haria tal Presidente? ¿qué respeta
bilidad tendria un Presidente ambulante y sin
recursos de ningun género?
Seria á la verdad la cosa mas ridicula.
Y por otra parte ¿qué ciudadano se animaria
á aceptar la presidencia provisoria sin los medios
necesarios para sostener el Gobierno, haciéndo
lo respetar?
Ninguno por cierto, á no ser para llevar por
algunos dias el titulo.
Lo que se quiere con este proyecto, lo diré
francamente, es evitar la cuestion de la incom
patibilidad entre el ejercicio del Poder Ejecutivo
Nacional y el de Gobernador de una Provincia.
Se dirá que es una ley de circunstancias, y que
basta esto para ser mala.
Sé bien que hay autores, como el respetable
Donan, que sostienen que las leyes de circuns
tancias importan la ruina de los pueblos; pero
en circunstancias tan especiales, no es posible
atenemos á las principios generales de la ciencia
politica.
Las leyes que ahora se dicten, tienen que re
sentirse de ese carácter de transicion y de irre
gularidad de la situacion porque pasa la Repú
blica.
Pedir que se aplique la Constitucion á un
caso no previsto por ella, es, como se dice vul
garmente, pedir peras al olmo.
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
No veo infraccion alguna á la Constitucion.
Encuentro por el contrario, que el proyecto
por las razones que he tenido el honor de espo-
uer, es no solo de conveniencia, sino de necesidad
absoluta.
Me pongo en el caso que el Congreso diga;—
designase el dia de mañaña para la eleccion del
Presidente provisorio. Y aun asi mism<j no ha
llo que pueda hacerse otra cosa que lo que acon.
neja la Comision.
La Comision invitó al Sr. Ministro de Gobier
no para pedirle algunas esplicaciones, y entre
otras cosas, despues de alguna discusion, se le
preguntó si el General Mitre, dado que fuese
electo Presidente provisorio, aceptaria la Presi
dencia, ó si preferirla quedarse de Gobernador
de Buenos Aires, y declaró ágnombre del Gene
ral Mitre que optaria por lo último, porque no
es juicioso aceptar una Presidencia ilusoria.
Desgraciadamente en estos momentos no po.
demos prescindir de toda persona. Sabido es
que en nuestro pais casi todo se hace aun por el
prestijio personal; y que el único ciudadano ca
paz de corresponder á las miras del Congreso en
la Presidencia, es- el actual Gobernador de Bue
nos Aires por la influencia que le han dado los
últimos sucesos que han tenido lugar en la Re
pública.
Pero quiero dejar áun lado los males que pue
den sobrevenir de elejir otro ciudadano, y solo
llamola atencion de esta Honorable Cámara so
bre lo que antes dije,—que no hallariamos quien
acepte la Presidencia sin darle desde luego un
ejército, un lugar donde resida el Gobierno y los
recursos indispensables. Esta sola consideracion
basta á mi juicio para decidir la sancion del pro
yecto que discutimos; al paso que no aceptándo
le complicariamos imprudentemente mucho mas
la situacion del pais, solo por cumplir en apa
riencia un articulo de la Constitucion.
En el tiempo que ha de trascurrir que no será
corto, desde el primer nombramiento que se ha
ga, hasta el momento que se encuentre un ciuda
dano que quiera aceptar el cargo, el Congreso
no puede estarse ábrazos cruzados; y hay ur.
gentisimas cuestiones que deben ventilarse y
quedar resucitas para cuando se elija el Presi
dente permanente, como la cuestion de la Capi-
trl y otras; pero si no hay un Poder Ejecutivo
Nacional que promulgue y haga cumplir sus dis
posiciones, el Congreso no puede lejislar. En
tonces digo que aun suponiendo que se designe
el dia de manana para la eleccion del Presidente
provisorio, debemos sancionar el proyecto en
49
discusion. De lo contrario el Gobierno Nacio
nal estará en la mas singular acefalia, ó, mas bien
dicho, no lo habrá.
Es pues de todo punto necesario hacer que el
Gobernador de Buenos Aires continúe en e^
ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional.
Si: Montes de Oca.—Pido la palabra.
Sr. Presidente.—Está en discusion en general.
Sr. Mármol.—Yo' creo que puede hablar el
Sr. Diputado.
Sr. Alsina.—Que se declare libre la discu
sion.
Si: Presidente,—Puede hablar el Sr. Diputa
do, si es para dar alguna esplicacion.
Sr. Montes de Oca.—Yo creo que es imposible
discutir este proyecto, mientras se vea la diferen
cia de opiniones que hay entre los miembros del
la misma Comision. El Sr. Miembro Informan
te dice que las atribuciones que se conceden al
Poder Ejecutivo son las concedidas por las Pro
vincias, es la delegacion de las mismas; mien
tras tanto el Sr. Diputado por Entre Rios dice
•que no son sinó las que la Constitucion confiere
al Presidente de la República. Esto es muy
distinto y seria necesario, como dije hoy, una es
plicacion categórica.
Si: Cahral.—Principiaré, Sr. Presidente, ma
nifestando al Sr. Diputado que ha dejado la pa
labra que mimente ha sido al suscribir el proyecto
de la Comision, ley pasada por el Senado, la de
conferir al Sr. Gobernador de Buenos Aires, En-
.cargado del Poder Ejecutivo Nacional interina
mente, las facultades plenas anexas al Poder
Ejecutivo Nacional, para que inmediatamente
asi se pueda constituir un poder colegislador,
que pudiese obrar simultáneamente con el Con
greso Legislativo de la Nacion y he comprendi
do tambien que esta debió ser la mente de mis
honorables cólegas en el seno de la Comision.
Esto en cuanto á satisfacer al Sr. Diputado preo
pinante.
Señor, declararé ante la Cámara, en primer
lugar, que poco me he ocupado de examinar es
ta cuestion bajo el punto de vista del derecho.
Yo salvo, señor, desde ahora, las intenciones pa
trióticas de los honorables Diputados que han
opinado distintamente que yo, y mis honorables
cólegas en el seno de la Comision. Conozco el
patriotismo acrisolado que les anima y ese calor
con que defienden las cuestiones de derecho, y
hay tanta mas razon para ello, cuanto que he.
mos sido los mártires de la conculcacion de las
leyes, 52 años ha. Muy bien, señor, pero en pre
sencia de la esperiencia dilatada de nuestros, in
8
50 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
fortunioSj hay una cuestion suprema que el pa
triotismo y la buena fe deben abordar. En pri
mer lugar, Sr. Presidente; y esta es la cuestion
de conveniencia politica, la cuestion de la patria
y la de la Nacionalidad Arjentina. Señor ¿qué
han sido las Constituciones de la República an
tes de ahora? No han sido otra cosa que los ins
trumentos -de la mala fe de los caudillos para lle
var á cima BUS pasiones y predominio, y digo yo,
pues, señor,—¿conviene que el Gobernador de
Buenos Aires, en estas circunstancias, si se le ha
ce Presidente Provisorio de la República deje de
ser de la Provincia de Buenos Aires? Yo creo
qpe obrar hoy estrictamente, segun el articulo
75 de la Constitucion, seria de suma inconve
niencia para el pais. Cuando el Congreso ini
cia sus puntos de partida recien, cuando aun no
está preparado el terreno, para nuestro labor,
esr señor, un contra sentido querer obrar consti-
tucionalmente, desconociendo en su base el pun
to de partida con que hoy nos hallamos. Hasta
ahora considero, señor, que nuestra marcha es
revolucionaria aun. Desde Pavon, como han
dicho muy bien otros Sres. Diputados han desa
parecido todos los poderes públicos, y esa situa
cion ha venido á colocarse en manos del vence
dor de Pavon, por la voluntad de los pueblos,
que componen la República, sin que nadie pueda
dudar dclas intenciones de ellos aunque las fa
cultades hayan sido distintas. La mente de los
pueblos al conferir esa facultad al Gobierno de
Buenos Aires, no ha podido ser otra que la del
Encargado del Poder Ejecutivo Nacional, hasta
la instalacion del Congreso, al menos asi lo he
creido yo. Bien, pues; he considerado que de
ninguna manera podemos obrar como ha dicho
on Sr. Diputado, bajo el estricto aspecto del de
recho v que por una mera forma se sacrifiquen
las altas conveniencias de la Nacion. Asi es
que no he trepidado, señor, en suscribir con ple
na conciencia, lo mismo que mis honorables có
legas el proyecto que está en consideracion dela
Honorable Cámara. No quiero distraer por mas
tiempo la atencion de los Sres. Representantes,
despues que tan luminosamente se ha tratado la
cuestion y á la verdad en este momento, no se mé
ocurre ninguna objecion á que contestar.
Sr. Marmol. —Sr. Presidente. Dando un poco
de mas claridad y franqueza á la redaccion del
proyecto en discusion, todos los miembros de la
Cámara, unos por una razon, otros por otra, en el
fondo del asunto han de convenirse. La observa
cion hecha por un Sr. Diputado, la duda que le
asalta, de si este proyecto daba al que iba á de-
! sempeñar el Poder Ejecutivo Nacional las atribu
ciones que la Constitucion le determina, ó si le
daba solamente aquellas que han conferido las
Provincias, es sin disputa, la mas trascendental
vde estadiscusion, porque en efecto, si el Congreso
tuviera la mente de no dar mas atribuciones que
aquellas que han concedido las Provincias, come
teria una gravisima falta, se pondria á la censura
con razon, de todo el que estudiara estas mate
rias. Un Congreso no puede hacer medio Pre
sidente ni una tercera parte de Presidente, sea
provisorio ó permanente. Tiene qué dar o toda»
ó ninguna de -las atribuciones de Presidente, no
asi las Legislaturas de Provincias. Habiendo
reasumido cada una la soberania que habia dele
gado en los Poderes Nacionales, ellas han sido
arbitros de delegar esa soberania la parte que
quisieran, por el Congreso, un a vez que recupera
de las Provincias la Soberania que habian rea
sumido, no puede dar como ellas, lo pudieron,
esa parte. Eso es clarisimo y dudo que hubiese
en la Cámara .quien pudiera ponerlo en duda.
Nosotros tenemos que investir átal persona con
todas las atribuciones del Poder Ejecutive Na
cional porque de lo contrario no podemos fun
cionar.
Ahora bien, la Comision por lo que es' hoy, no
está de acuerdo, sin embargo si meditan un mo
mento los miembros que solo han creido deber
dar, lo que ya antes tenia, si meditan un poco
digo, verán el antagonismo que entre lo que dan
y lo que manda dar la Constitucion, existe. La
verdad es, señor, y por eso es que he empezado
diciendo que es cuestion de dualidad, que lo que
quiere el Congreso dar es lo que tiene la Pre
sidencia Provisoria. Yo invoco á cualquiera de
mis cologas á que me interrumpa y me diga si
quiere dar menos,
Aver quien se creé con derecho de hacer un
cuarto de Presidente, sea Provisorio ó Perma
nente, la verdad es que lo que se quiere dar son
todas las atribuciones del Presidente.
8r. Alsina.—¿Quiere que le conteste?
Lo que yo le quiero dar no se lo puedo decir
al Sr. Diputado, pero lo que el proyecto le dá, si,
las atribuciones que antes tenia, porque emplea
la palabra "continuará." Pero voy á agregar
que viendo que hay disidencia en el modo de pen
sar, de los miembros de la Comision, que no se
vaya á buscar la base para la discusion, en sus
opiniones, que se busque en otra parte, en el tes
to del proyecto.
8r. Marmol.—En hora buena. Bien pues, no
iré ya á la Comision, iré al proyecto en si, y digo
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
el Congreso no puede dar lo que dieron las Pro
vincias solamente, porque el Congreso no puede
orear una Presidencia que no mande en la Pro
vincia de Entre RÍOS, en la de San Luis ó en cual
quiera otra, con toda la latitud de las atribucio
nes Nacionales, que no mande en todas aquellas
Provincias que no han dado en toda su plenitud
las atribuciones Nacionales. Éso no puede hacer
el Congreso sin caer, mas que en una falta, en lo
que rechazo á nombre del Congreso, en un absur
do. El Poder Ejecutivo Nacional que nombre
este cuerpo, tiene que mandar á toda la Repúbli
ca en la plenitud de las atribuciones á él anexas. -
Si solo se le dijese: continue usted con lo que
tiene, no teniendo por delegacion ahora esa ple
nitud de facultades se hacia un Presidente sin
las que debe tener. Eh bien, pues, si la mente
del Congreso es dar todas las atribuciones: ¿qué
dificultad hay en decirlo? Asi yo prppondria en
lugar de decir "continuar ejerciendo, ejercerá las
del Poder Ejecutivo Nacional."
Varios Diputados.—Aceptado.
Sr. Cantilo.—Es lo que dice el proyecto.
Sr. Marmol.—El Gobernador de Buenos Ai
res ejercerá las facultades del Poder Ejecutivo
Nacional, es el pensamiento que hay en el fondo
de todos los q'ue quieren hacer ese nombramiento.
Sr. Ruiz Moreno.—Creo que la mayoria de la
Comision está conforme.
Sr. Marmol.—Despues de redactada la indica
cion continuaré.
Ahorá bien, eso es en cuanto á la claridad del
pensamiento, diré en cuanto á la forma.
Señor, es preciso tener presente una cosa: los
candidatos de la revolucion no son la obra de las
asambleas electorales. Las revoluciones hacen
aus candidatos con anterioridad al voto que los
legaliza. Los reyes como los Presidentes que
zurgen de las revoluciones, los han hecho los su
cesos, antes que las Cámaras. No hay, pues, du
da en quien ha de ejercer la Presidencia ó Vice
Presidencia do la Republica, á no ser que el Con
greso viniese á representar una opinion que no
seria por cierto la opinion de los sucesos ni de la
Republica. Estando designada por los ante
cedentes, la persona en quien ha de recaer este
nombramiento, y hallandose esta persona en po
sesion de otro cargo, entra la dificultad constitu
cional, para allanar la que ofrece la dualidad de
esos dos cargos, la de Gobernador de Buenos Ai
res y la de Presidente de la Republica. Señor,
desde las sesiones del Senado sobre la Capital,
yo emiti francamente mi opinion, cuando se iba
á crear esta dualidad. A la luz de la Constitu
cion ella es insostenible, pues la situacion ha sido
creada por los sucesos y por el torrente de la opi
nion, siempre mas impetuosa en las épocas mas
agitadas, que la palabra de un hombre ó la lectu
ra de un código. Sea que el Gobernador de Bue
nos Aires Encargado del Poder Ejecutivo Na
cional lo diga en su mensaje, sea que lo diga to
do el mundo, yo repito que no es cierto que la
revolucion Argentina haya concluido. No lla
mo revolucion á los sucesos que ocurren en el
momento en que se vive sinó el complexo de la
vida de un pueblo que pasa por el trastorno consi
guiente de esa revolucion; y todas las revolucio
nes, tienen sus leyes, tienen su esperiencia y solo
puede echarlas abajo el que es mas fuerte que la
revolucion. Bonaparte echó abajo la revolucion
Francesa, porque era mas fuerte que esa revolu
cion, á consecuencia de su campaña de Italia.
Pero ¿Quien es aqui mas fuerte que la revolucion
Argentina? Ella hace imprescindible la necesi
dad de una Nacion y'esa Nacion está encarnada
en un hombre que tiene dos destinos. Hay in
compatibilidad en el ejercicio de ambos, pero hay
una jurisprudencia politica; hay una situacion
creada ya que obliga á mantener esa dualidad.
Si al principio, cuando las Provincias hicieron
el nombramiento en la persona del Gobernador
de Buenos Aires, las Cámaras que dieron esas
autorizaciones hubieran examinado lo que iban á
dar, si la de Buenos Aires hubiera abierto la
Constitucion y hubiera visto la inconstitucio-
nalidad, el mal constitucional era remediable,
pero una vez creada la cituacion, una vez mar
chando los sucesos en la senda que les marca
ese poder general, que han creado los pueblos,
como se les antoja, sin un trastorno ó cataclismo
en esa revolucion, la cosa seria iináfceihle. Es
este el modo franco, á mi juicio, de encarar el
asunto; estala imperiosa necesidad de que sea
el Gobernador de Buenos Aires quien dirija los
sucesos.
Yo hallo á la luz de la Constitucion incompa
tible el ejercicio de Presidente Provisorio de la
República, con el de Gobernador de una Pro
vincia, pero hallo tambien que la Constitucion
politica, diré asi, de la revolucion, asi lo ordena.
Que si constituimos este poder, no e*> por laca-i-
rencia de recursos, recursos los tiene y seria una
puerilidad decir: no tengo con que salir á la ca-*
lie. La Constitucion indica los recursos y atri>,
bnciones del Gobierno Nacional, pero no tiene
otra cosa, TlO tiene la autoridad moral que dan
los sucesos. El General Mitre fuera de Buenos
Aires, no es el mismo hombre. Mucho como
52 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
hombre se le debe, pero en su persona está en
carnada otra entidad moral. Saquen al Gober
nador da Buenos Aires del centro de los recursos
morales que le dá ese titulo de Gobernador de
Buenos Aires, con el antagonismo que puede
existir de un momento á otro, entre ambos Go
biernos, cosa que á nadie se le ocultará que pue
de suceder y yo repito que no será el mismo hom
bre, apesar de sus calidades personales y de sus
claros antecedentes. El Gobernador de Buenos
Aires tiene la necesidad de concluir esta obra ó
caer bajo las columnas del templo que levanta.
Hay un punto de honor, como lo dije en la Oo-
iniriion para el Gobierno de Buenos Aires y para
los hijoa de esta Provincia al que no podemos
aer indiferentes. Buenos Aires no es hasta hoy
Bmo una Provincia demoledora de lo que ha exis
tido, y no quiero que se pueda echarnos en cara
que solo hemos sido hábiles para demoler y no
para reconstruir. (Aplausos.) Poner claro, afron
tando con valor la dificultad constitucional, ar
rostrando la cuestion que se nos haga de que he
mos infringido la Constitucion, al nombrar un
Gobernador de Provincia, siendo esa la verdad.
Digámoslo tambien y es que va á ejercer las
atribuciones del Poder Ejecutivo Nacional, y
carguemos con la responsabilidad del hecho.
(Aplausos.)
Sr. Gorostiaga.—Con la - modificacion hecha
en las palabras continuará ejerciendo y si se su
prime ademas esta otra frase hasta que el Con
greso dt,, la Republica resuelva lo que corresponda,
yo votaré por el articulo. El viene á importar
entonces lo mismo que el propuesto por el miem
bro disidente de la comision, es decir, el nom
bramiento (^Presidente provisorio de la Nacion
conforme á mlispuesto por el articulo 75 de la
constitucion.
Si por las palabras continuará ejerciendo, se
quiere espresar que se prorogan, como se ha di
cho, Jas facultades que las Legislaturas de las
Provincias confirieron al Gobernador de Buenos
Aires, para ejercer las atribuciones, del Poder
Mjecutivo Nacional ellas no importarian en mi
opinion, la confirmacion de facultad alguna;
porque las Legislaturas de las Provincias no son
competentes, ni han podido dar al Gobernador
de Buenos Aires jurisdiccion ni poderes nacio
nales.
Esta doctrina toma su fundamento de la forma
degobierno trazada en la Constitucion, que es la
de una Republica compuesta, en la que el pue
blo argentino en su capacidad iíimitada y ori
ginaria, delega sus poderes en dos Gobiernos
enteramente distintos: el gobierno nacional y el
gobierno provincial. "Nos los representante»
del pueblo d¿ la nacion argentina (y no de cada
provincia particular) dice el preambulo, ordena
mos, decretamos y establecemos esta Constitucion."
Nuestra forma de gobierno no es la de una
simple confederacion entre Estados independi
entes; sino la de un gobierno federal misto, ó la
de un gobierno nacional incompleto. Nuestra
constitucion no es una alianza ni un contrato,,
sino una verdadera ley fundamental.
Asi cuando las autoridades que ejercian el
gobierno nacional cayeron derrotadas en batalla
campal y al empuje de la revolucion necesaria é
indispensable que contra ellas inició la Provincia
de Buenos Aires, ni los gobiernos ni el pucblojde
cada provincia aisladamente podian asumir los
poderes nacionales. Solo al Gobernador de Bue
nos Aires competia, con el derecho de la revolu
cion triunfante y asentida por los pueblos, y en
virtud de los graves deberes que la victoria le
imponia, asumir provisoriamente la soberania
nacional (aplausos.)
Es tan falsa y peligrosa esta doctrina de la
asumcion por las Provincias de los poderes dele
gados al Gobierno Nacional, como anárquica y
disolvente ha sido la que profesaban las autori
dades nacionales del Paraná, de asumir el Go
bierno de las Provincias cuando intervenian en
el territorio de ellas para contener alguna insur
reccion, ó ápretesto de restablecer el órden pú
blico.
Hago estas observaciones, porque deseo que no
parezca consentida por el Congreso esa falsa doc
trina, que mas tarde podria poner en peligro la
union nacional, y hacer mas dificil la grande
obra que inicia el partido liberal de la Repúbli
ca—obra de consolidacion nacional, de verdad
en las instituciones, de sostitucion de la' justicia
y del derecho al reinado de la pasion y de la
fuerza.
Por lo demas, desde que se ha suprimido la
palabra continuará, no queda ya reparo alguno
que hacer sobre este punto.
Entrando ahora al fondo dela ley que discutí
mos, yo creo que cesando la autoridad nacional
que el Gobernador de Buenos Aires ejercia de
hecho con la reunion del Congreso, y hasta que
sean electos el Presidente y Vice-Presidente per
manentes, tenemos que nombrar un Presidente -
Provisorio de la Nacion.
Este casose halla previsto en el articulo 75 de
la Constitucion. En el se prescribe que á falta
del Presidente y Vice-Presidente de la Nacion,
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862,.
"el Congreso determinará que funcionario pú
blico ha de desempeñar la Presidencia, hasta que
haya cesado la causa de la inhabilidad ó un nue
vo Presidente sea electo."
Este articulo ha sido copiado de la Constitucion
de los Estados Unidos. Conforme á él el Congreso
Norte-Americano dictó una ley, determinando,
que cuando faltasen el Presidente y Vice-Presi-
dentede la República, la Presidencia seria de
sempeñada por el Presidente provisorio del Se
nado, y en defecto de este por el Presidente de la
Cámara de Diputados.
Nosotros aun no tenemos ley alguna eme pro
vea áeste caso. Pero de acuerdo con la disposi
cion constitucional, el Congreso puede nombrar
al Gobernador de Buenos Aires para que desem
peñe la Presidencia de la Nacion hasta que un
nuevo Presidente sea electo. Ninguno tampoco
es mas acreedor que él á este honorifico puesto,
ni mas interesado en consolidar la nueva situa
cion nacional creada por sus esfuerzos y por los
sacrificios del pueblo de Buenos Aires.
Creo que procediendo asi la Cámara se man
tendrá en los limites de la Constitucion, la que
debemos siempre observar y cumplirla, cueste lo
que costare.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece,
pasaremos á cuarto intermedio. .
Sr. Albarellos.—La hora es avanzada.
Sr. Mármol.—Hasta las siete de la noche, hay
tiempo.
Pasaron á cuarto intermedio, y pocos momen
tos despues volvieron á la sala los Sres. Dipu
tados.
8r. Presidente.—Continúa la discusion.
Sr. Mármol.—Diré muy pocas palabra», Sr.
Presidente ....
/SV. Presidente.—Le observaré al Sr. Diputa-
do, que por el reglamento, solo puede hablar una
sola vez en la discusion general.
Sr. Mármol.—Entonces pido que se declare
Hbre la discusion.—(Apoyado.)
Sr. Presld¿uU.—Entonces, continúa libre la
discusion.
Sr. Albarellos. —Es necesario votar; no es sufi
ciente que se apoye.
Se votó y resultó afirmativa.
Sr. Presidente.—Continúa la discusion libre.
Sr. Mármol.—El Sr. Diputado- por Santiago
que ha hablado último. . . .
Sr. Gofost-uuja.—No soy Diputado de Santia
go, soy Diputado jw Santiago, y represento al
pueblo Arjentiuo.
53
&r. Mármol. —Me sorprende altamente que
un hombre de los mas eruditos en materias par
lamentarias que se sientan en esta Cámara, quie
ra hacer un reproche ála palabra Diputado: él sa
be bien que no hay un solo cuerpo parlamenta
rio desde la federacion hasta las monarquias,
que no se diga, designando el punto porque ha
sido electo: el Diputado por tal parte, no el Di
putado de tal parte, como ha dicho el Sr. Dipu
tado.
Sr. Gorostiaga.—Si el pensamiento del Sr. Di
putado es ese, yo estoy conforme.
Sr. Mármol.—He dicho: el Sr. Diputado por -
Santiago. Bien, iba á decir que se han emitido
dos doctrinas, con una de las cuales estoy muy
conforme. En cuanto á las soberanias provincia
les, yo voy mas allá que el Sr. Diputado, y creo
que él, como todos los que me han escuchado,
me habrán oido decir que, á mi juicio, tales so
beranias no existen en las Provincias.
Ahora, en cuanto al otro punto, Sr., séame
permitido decir una palabra, para formar siquie
ra equilibrio con la del Sr. Diputado, porque la
cosa merece la pena.
Ha dicho el Sr. Diputado quo la victoria de
Pavon, da derecho al vencedor para representar
la soberania nacional. La victoria no da dere
cho para representar la soberania de los pueblo»
libres; ese es el derecho de la conquista, y noso
tros no podemos aceptarlo. Mañana podria te
ner Buenos Aires la desgracia de caer vencido
en una batalla campal por un enemigo suyo, y
esto serviria para que nuestros propios enemi
gos se apoderaran de nuestra propia soberania.
En fin, no podemos dejar este precedente, de que
el vencedor tiene derecho de representar la so
berania; tiene el hecho, pero no el derecho.
Buenos Aires nunca se creyó con derecho para
representar la soberania nacional, por haber
triunfado del Gobierno que le habia declarado la
guerra, mucho mas, cuando era su propia nacion.
Buenos Aires representaba un pueblo libre;
Buenos Aires contribuyó á dar libertad á los pue
blos para que ellos hicieran uso de su soberania,
y nunca se consideró con ese derecho que dicft el
Sr. Diputado.
Esto por lo que respecta á la doctrina. Aho
ra, en cuanto al fondo, estoy perfectamente de
acuerdo con todo lo que ha dicho- oi Sr. Diputa
do, al menos en lo que se refiere al funcionario.
Yo creo que efectivamente hay una separa
cion de la Constitucion en lo que vamos á hacer,
y ya dije antes la razon porque he aceptado esa
.14 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862
separacion, e* .decir por la situacion en que nos
hallamos.
Esto era lo tpie i¿ueria esponer.
Sr. Gorostiaga.—La manifestacion que acaba
de hacer e.1 Sr. Diputado que me ha precedido
en la palabra, me hace entender que yo no he
expresado bien mi pensamiento, cuando he ha-
blado de los derechos que daba la victoria de
Pavon al Gobernador de Buenos Aires. La vic
toria de Pavon, imponia-deberos serios á aquel,
para reconstruir los poderes nacionales que por
1» victoria quedaban derrocados. Deberes y de
rechos son correlativos, Sr. Presidente; y esa
victoria, sentida por los pueblos, imponia debe
res al Gobernador de Buenos Aires. Para cum
plirlos era indispensable que tuviese las facul
tades necesarias. He dicho.
8r. Cabral. —Creo que se podria proponer, Sr.
Presidente, si está el punto- suficientemente dis
cutido.
Se votó si el púnto estaba suficientemente dis
cutido, y resultó afirmativa general.
Sr. Obligado.—Será necesario que se lea el ar-
tienlo otm la modificacion que ha adoptado la
Comision.
Sr. Elizalde.—Se va á votar primero en ge
neral.
Se votó el proyecto en general y fue aprobado.
Leyóse el articulo primero con la modificacion.
•Sr. -Mármol.—Se puede dividir en dos frac
ciones ese articulo porque se ha hecho una ob
jecion que es necesario atender.
¿Ir. Presidente.—Retirado el proyecto de .la
Comision, solo entrará con la modificacion pro
puesta.
8r. Albarellos.—Se pide muy comunmente la
division del articulo en dos paites.
Sr. Presidente.—Es que el proyecto de la Co
rri ision estaba redactado en otra forma.
Sr. AMareRos.—Pero la Comision ha acepta.
do esa palabra que no, cambia el fondo; no hay
mas que ponerle.
Sr. Quintana.—La aceptacion que la Comi
sion acaba de hacer de la enmienda propuesta
por el Sr. Diputado Mármol, trae por conse
cuencia necesaria otra enmienda, que se refiere á
¡asegunda parte del periodo.
La idea de la Comision, -como la idea del
miembro que ha propuesto la enmienda y la de
los que la han aceptado, ha sido cumplir de esta
manera con el articulo 75 de la Constitucion.
Para cumplir con eso articulo, pues, no puede
hacerse la eleccion del Gobernadoor de Buenos
Aires para desempeñar la presidéncia provisoria
de la República, hasta que el Congreso lo resuel
va, sinó hasta la eleccion do Presidente y Vice-
Presidente permanentes,.
Sr. Marmol.—Es claro.
Sr. Quintana.—No he concluido. Esplican-
do mi pensamiento, diré que es necesario com
I pletar la idea. De lo contrario, quedaria senta
' do: que despues del cumplimiento del articulo
75 de la Constitucion, el Congreso Legislativo
tendria la facultad de revocar el nombramiento
hecho, cosa que no es admisible.
Para salvar, pues, estas dificultades, es nece
sario redactar al articulo diciendo: el Goberna
dor de la Provincia de Buenos Aires ejercerá
las atribuciones anexas al Poder Ejecutivo Na
cional, hasta la eleccion de Presidente y Vice-
P-re'idente permanentes.
Sr. lliáz Moreno.—\u habia pedido la pa
labra porque no estaba conforme con lo propues
to por el Sr. Diputado que la deja; pero en vista
de 'la adicion que i-1 propone, yo no^tengo incon
veniente en aceptarla.
No creo, Sr. Presidente, que vamos á int'rin-
jir ningun articulo de la Constitucion Nacional;
creo, como he dicho ante*, que no e« posible
cumplir la Constitucion Nacional, porque no
hay medio alguno para el caso particular en
que nos encontramos, caso que sale enteramente
de la Constitucion, no previsto por los constitu
yentes, que no podian proveerlo.
Acepto, pues, la modificacion propuesta por
el Sr. Diputado, porque creo conveniente que el
Gobernador de Buenos Aires continúe ejercien
do las atribuciones del Poder Ejecutivo Nacio-
nal hasta la eleccion de Presidente y Vice-Pre-
sidente.
Sr. Ahina.—Sr. Presidente: no habia pensa
do tomar la palabra, é iba á votar por este pro
yecto; pero ya que la he tomado para adherirme
ú las ideas que ha manifestado mi cólega por
Buenos Aires, aprovecharé esta oportunidad pa
ra decir algo acerca de las doctrinas espuestas
por el Sr. Diputado por Santiago, doctrina nue
va entre nosotros. Como esta doctrina ha sido
considerada ya bajo destaces, yo voy á conside
rarla bajo la tercera.
El Sr. Diputado ha hecho un cargo á las pro
vincias por haber reasumido la soberania des
pues de la batalla de' Pavon, y dijo que esto era
un mal precedente; pero es preciso ponerse en
el caso práctico. Ya se trate de una confedera
i cion pura, ya de una confederacion mixta, la
verdad es que las partes contratantes delegan
siempre en los poderes constituidos una por,
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
cion de soberania: no delegan todo, y la prueba
esquela Constitucion Arjcntina establece que
las provincias conservan todo el poder- que no
han delegado espresamente en los poderes pú
blicos dela Nacion.
Pero, Sr., cuando por la fuerza de las armas,
desapareoe el Congreso y el Gobierno, no solo es
legal la rcasumcion-de la soberania que hacen las
provincias, sinó que por un hecho ageno á la vo
luntad de los pueblos, por la fuerza misma de las
cosas, Viene á quedar reasumida esa misma so
berania, puesto que los poderes en quienes la de
legaron han desaparecido.
. Con la desaparicion, pues, de los poderes en
cuyo favor delegaron esa soberania, vuelve la
soberania de hecho á la fuente en que reside, sin
necesidad de que la reasuman.
$r. Gorostiaga.—Vuelve al pueblo argentino.
Sr. Alsina.—¿Quien compone el pueblo ar-
jeutino? Los diversos pueblos que forman la
República, representados por sus Legislaturas.
Sr. Gorottiaga.—Las legislaturas de provincia
podian ser órgano para contestar á la revolucion
que habia derrocado los poderes nacionales; po-
tlian servir de éco al pueblo arjentino; pero no
podian venir á reasumir lo que nunca habian de-
logado. El Gobierno Nacional no se forma por
delegacion de las soberanias provinciales, se for
ma por eleccion directa del pueblo arjentino.
Esta es la doctrina, consignada en la Constitu
cion de Norte-América, es decir, Republica com
puesta, mista, de unitaria y federal.
Soberania, provincial, Sr., importa atribucio
nes distintas de la Soberania Nacional, y he di
cho que habia tanta usurpaeion en que la Sobe
rania Provincial, por desaparicion de los Pode
res Nacionales, reasumiese la Soberania Nacio
nal, como la habia en que el Poder Nacional,
por haber desaparecido por medio de la revolu
cion el Gobierno provincial, se haga Gobernador,
como sucedió en San Juan, en Mendoza y en
( Y/rdoba: y como ha sucedido en todas las pro
vincias cuando el Gobierno Nacional era el pri
mer conspirador en toda la República.—(Bravo).
Sr. Als-ma.—Estoy conforme en esta última
parte; pero le diré—¿el Sr. Diputado por qué
,so sienta aqui en representacion de la Provincia
de Santiago?—Es en virtud de esareasumcion.
Sr. Gorostiaga.—No represento la provincia
tle Santiago.
Sr. Alsina.—Bien, no le hablaré de Santiago.
Sr. Gorostiaga.—Represento al pueblo arjen
tino, en virtud de la eleccion de un distrito del
pueblo de Santiago.
55
Sr. Alsina. —Si hemos llegado á la situacion
en que nos encontramos, si ha habido batalla de
Pavon, y si ha habido tantas cosas, es en virtud
de la reasumcion de la soberania de la provincia
de Buenos yiires.
Sr. Gorostiaga.—La provincia de Buenos Ai
res se halla en distinto caso porque no habia ve
rificado su incorporacion á la Nacion.
Sr. Albarellos.—Estamos fuera de la cuestion,
Sr. Presidente.
Sr. Alsina.—Si estamos fuera de la cuestion,
es porque ahi me han llevado.
Sr. Ruis Moreno.—Yo presto mi adhesion
á la doctrina del Dr. Alsina. Es tan cierta, que
la Constitucion dice: "las provincias conservan
su soberania no delegada.
Sr. Torrent.—Yo desearia que se fijase con
claridad si la adopcion del proyecto adoptando
el nombramiento, importa un rechazo del que ha
pasado el Senado á la revision de esta Cámara.
Sr. Ituiz Moreno.—Importa una modificacion,
y eir ese sentido, la he aceptado yo.
Sr. Alltarellos.—Nada mas.
Sr. Ridz Moreno.—De otro modo, yo no ha
bria aceptado la enmienda.
Sr. Torrent.—Seria conveniente que so salva
se eso.
Sr. Presidente.—De todos modos tiene que
volver á la Cámara de Senadores.
Sr. Torrent.—El proyecto del Senado importa
crear una autoridad estraordinaria, fuera de la
Constitucion, segun yo comprendo, en virtud de
las razones que se han aducido antes de ahora,
para fundar la necesidad de que la autoridad
nacional existente estraordinaria, continue ó
se confirme por el Congreso Legislativo.
Yo comprendo que la mente del Senado, ha
sido suspender el nombramiento del Presidente
provisorio hasta que el Congreso lo resuelva.
Mientras tanto, faculta al encargado del Poder
Ejecutivo Nacional para que continue en el ejer
cicio de las funciones que antes desempeñaba.
Si el espiritu del proyecto del Senado es este
cuando la Cámara de Diputados dice "elijase Pre
sidente provisorio," ó en otros termiuosque impor
ta el mismo pensamiento, la misma resolucion, "el
Gobernador de Buenos Aires desempeñará las
atribuciones del Poder Ejecutivo Nacional," com
prendo yo, que el fondo del proyecto del Senado,
es rechazado totalmente.
Si la Honorable Cámara lo entiende asi, parece
indudable que deberia salvarse esto á fin de que
la opinion de los Sres. Diputados se forme, respec
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
to á lo que importa el proyecto que se vá á san
cionar.
Señor, si el proyecto del Senado es rechazado
in foíwwi, ó sostituido con otro proyecto, el asun
to que el Senado nos ha remitido no puede con
siderarse ya en todo este año con arreglo á la
Constitucion. Si lo sostituimos con otro proyec
to, puede ser que no sea aceptado por el Sonado,
y entonces sucederá otro tanto. Asi es que el
asunto no podra considerarse ni resolverse en
todo el periodo legislativo actual y de ahi surjirá
el inconveniente de que no tengamos Presiden te
Provisorio ni la autoridad interina que los pue
blos han creado en virtud de la revolucion.
Ha caducado, dicen otros esa autoridad que no
tiene necesidad de continuar y que continua sola
mente porque el Congreso no podia sostituirla
por otra mas legitima. Continuó, señor por que
la revolucion lo exijia asi, y asi lo mandaron los
pueblos que le confirieron el especial encargo de
reorganizar todos los poderes públicos de la Na
cion, mandato que aun no está cumplido integra
mente.
Esto es, pues lo que el proyecto del Senado ha
venido diciendo: queremos reconocer ante el pais
á la mayor brevedad, esa autoridad estraordinaria
aacida do la revolucion que continuará en el
desempeño desus funciones hasta que el Congre
so resuelva lo contrario, es decir, hasta que resuel
va nombrar Presidente Provisorio, ó bien, hasta
que se verifique la eleccion del Presidente en
propiedad.
No es, pues el caso de nombrar el Presidente
Provisorio que el articulo 75 de la Constitucion
establece. Eso es materia de discusion, y siendo
materia de discusion, puede ser objeto de un
rechazo; y siendo objeto de un rechazo podemos
quedarnos sin Presidente y sin otra autoridad que
mande cumplir las leyes que nosotros sanciona
mos. Por eso es que para formar mi juicio prin
cipalmente tengo interes como creo que tendrán
los demas Sres. en que los Sres. Diputados que
proponen la enmienda del proyecto en discusion
declaren esplicitamente si la mente de ellos, es
rechazar /<< tottim, el proyecto del Senado.
8r. Marmol..—La cuestion que propone el Sr.
Diputado, las dudas que le asaltan son aplicables
á todos los proyectos que vengan del Senado y se
modifiquen.
Sr. Torrent.—Pero aqui, (permitame que le
interrumpa,)obra la necesidad de crear una ai>
toridad, y es por eso que el Congreso]se ocupa de
este asunto. Es indispensable proveer á la ace-
falia en que está el pais; y si es rechazado el pro
yecto del Senado, véase el articulo de la Consti
tucion que dice: ningun proyecto de ley dese
chado totalmente en una Cámara podrá repetir
se la consideracion de él en el mismo año.
Hago esta indicacion con el objeto de hacer
notar cual es la mente del Senado y cual el re
sultado que daria el rechazo del proyecto que *e
está discutiendo.
Sr. Ma-rmol.—La misma consideracion que
tiene el Sr. Diputado, la tienen los demas, y la
tendrá á su vez el Senado. Asi es que será un
caso imposible que no tengamos la autoridad que
faltas! se rechaza el proyecto que estamos discu
tiendo. Una cosa es la diversidad de opiniones
que puede haber sobre un punto, y otro es el fon
do. ¿Que es lo que corresponde al Senado hacerf
Que el Gobernador de Buenos Aires ó el Encarga
do del Poder Ejecutivo Nacional continue ejer
ciendo las mismas atribuciones". ¿Que es lo que
quiere la Cámara de Diputados? Lo mismo en
el fondo es la mismisima cosa, no hay mas que
la palabra continuacion que se empicaba y que
era deficiente, y hemos puesto mas claro, y en
cuanto al punto ''hasta que el Congreso resuelva"
¡ no solo porque se ha dicho muy bien, que despu
es de dada esta autorizacion, el Congreso no po
drá retirarla para nombrar otro provisorio, no
solo por eso, pues todos lo sabemos, sino porque
tenemos que nombrar otro, y tenemos que es
perar.
Sr. Torreni.—Es que puede cambiar la opinion.
Sr. Marmol.—El fondo del proyecto del Sena
do, es lo mismo; no hay mas que la Cámara de
Diputados dice claramente lo que quiere el Sena
do; no habiendo en esto modificacion alguna al
proyecto de aquel. Asi es que no puede dejar
de ser aceptado por el Senado, si es que no hay
una insistencia que vendria á poner á la Cámara
de Diputados á remolque de la del Senado.
Si: Torren!. —No es mas que el ejercicio de un
derecho.
Sr. Marmol. —-En ese caso, nosotros ejerce
mos nuestro derecho tambien enmendando el
proyecto.
Sr. Torrent.—Es que debemos tratar de armo
nizar nuestros derechos con los derechos del
Sen<ido.
Sr. Elizalde.—Yo creo que cualquiera que sea
la resolucion que tome esta Cámara con la mo
dificacion que se ha propuesto, no puede con
siderarse que el proyecto del Senado sufre ningun
rechazo. Ea preciso irse al fondo de la idea. A
mi modo de ver, el objeto que la Honorable Cá
mara de Senadores ha tenido en vista al sancio
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
nar este proyecto, no ha sido el nombramiento
de Presidente Provisorio, sino que las atribucio
nes anexas al Poder Ejecutivo Nacional conti
núen ejerciendose por el G-obernador de Bue
nos Aires. Esta es la idea capital que á mi mo
do de ver, ha tenida presente el Senado r este el
pensamiento que se ha sometido á la sancion de
esta Cámara, pensamiento que al parecer, es adop
tado por la mayoria de sus miembros.
De consiguiente creo que no es el caso que el
Sr. Diputado por Corrientes acaba de indicar
es decir, del articulo constitucional que fija la
tramitacion de las leyes. Asi es que la cuestion
debe quedar reducida á si debe decirse el Gober
nador de Buenos Aires ejercerá las funciones del
Poder Ejecutivo Nacional ó el Encargado del Po
der Ejecutivo Nacional que es el que tiene las
relaciones oficiales con el Congreso. Yo creo, á
mi modo de ver, que sobre esto es la unica diver
gencia de opiniones.
Yo me adhiero á que se diga que el Goberna
dor de Buenos Aires continuará ejerciendo las
atribuciones del Poder Ejecutivo Nacional por
que se resuelve dos cuestiones en primer lugar,
que no se nombre Presidente Provisorio de la Re
publica; y en segundo lugar, que no se promueve
la cuestion de incompatibilidad que puede susci
tarse con motivo de esta sancion del Congreso.
Una vez que el Congreso resuelva -que el Go
bernador de Buenos Aires continue con las atri
buciones anexas al Poder Ejecutivo Nacional, ya
no se nombra Presidente Provisorio, y se sabe
tambien que no existe incompatibilidad ninguna
en que el Gobernador de Buenos Aires conti
nue en esas funciones. Ademas, no se necesita
para esto nueva autorizacion de la Legislatura de
Buenos Aires.
Es por esta razon que he de estar en contra de
la indicacion que hace el Sr. Diputado por San
tiago para que se comunique á la legislatura de
Buenos Aires. Esto no es un nuevo nombramiento
no es mas que una confirmacion del Superior
Congreso de la Nacion, de las atribuciones que
la mayoria de las Provincias habian concedido
anteriormente.
Creo, pues, que con la modificacion aceptada
por la Comision, se coadyuva al pensamiento del
Senado, y se satisfacen tambien los grandes pro
positos que se han tenido en vista al sancionar
esta ley.
Sr. Montes de Oca.—Respecto á la observa
cion hecha por el Diputado por Corrientes, se
me ocurrió leer la Constitucion, y he encontrado
que el articulo 71 dice: (Leyó) y dice tambien;
5T
pero "si solo fuese adicionado ó corregido por
una Cámara, se pasará á la otra" Este es el caso
de la segunda parte del articulo; pero yo creo que
no se trata de desechar el proyecto de la Comi
sion, ni de desechar el proyecto que ha venido
del Senado. Francamente hablando, Sr. Presi
dente, el proyecto del Senado mandado á la revi
sion de esta Cámara, faltaba á las reglas de la
Gramatica y de la logica.
Se trataba de dar al Encargado del Poder Eje
cutivo Nacional las atribuciones anexas á este
poder, que le reconoce la Constitucion; y creo
positivamente que esa ha sido la mente del Sena
do, puesto que hemos oido manifestar á los Sres.
miembros de la Comfsion Especial de la Cámara
de Diputados que los Sres. Senadores miembros
de la Comision especial del Senado que concur
rieron á la discusion de este, han manifestado que
lo que ellos pretendian, era dar al Gobernador
de Buenos Aires las atribuciones del Poder Eje
cutivo Nacional. Esta ha sido, por consiguiente
la idea del Senado; esta aparece ser tambien la
idea de la mayoria de la Comision Especial, sin
embargo de que con las esplicaciones que pe(F
al principio de esta sesion, no he tenido la suerte
de ser satisfecho. Las esplicaciones de la Comi
sion sobre cual era la mente de este proyecto,
aparecen completamente distintas entre si; pero
se puede deducir de lo dicho, que la mente de la
Cámara, es que se de al Gobernador de Buenos
Aires las atribuciones anexas al Poder Ejecutivo
Nacional. No comprendo, por consiguiente, cual
es la diferencia que quiere establecer el Sr. Di
putado por Buenos Aires que acaba de hablar.
El dice 'que si se acepta el proyecto del Sena
do tal como viene, no hay incompatibilidad entre
el puesto de Gobernador de Buenos Aires y el
de Encargado del Poder Ejecutivo Nacional,
mientras que si se modifica la redaccion del ar
ticulo, hay incompatibilidad: es una cosa que yo
no comprendo y que no comprenderia aunque
se me estuviese dando esplicaciones un dia ente
ro. Comprendo que el Poder Ejecutivo y Presi
dente Provisorio de laRepública viene á ser una
misma cosa, es decir: la persona que se nombra
en reemplazo-del Presidente y Vice Presidente
de laRepública, cuando por ausencia, ó por cual
quier otra causa, tanto el Presidente como el Vi
ce han desaparecido.
No comprendo tampoco como el Sr. Diputado
por Buenos Aires no ve que con el articulo pro
puesto por la comision, modificado, ultimamente,
no se aparta absolutamente en n/°.da del articulo
75 de la Constitucion, que á mi juicio es bien es
9
ss SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
plicito. El articulo dice: en caso de enfermedad
ausencia de la capital, muerte, renuncia ó desti
tucion del Presidente, el Poder Ejecutivo será
ejercido por el Vice Presidente de la Nacion; y
cuando el Vice Presidente de la Nacion falta,
entonces dice, el Congreso determinará que .fun
cionario publico ha de desempeñar la Presiden
cia. Estamos, pues en un caso idéntico: el Pre
sidente de la Confederacion Argentina, desapare
ció al impulso poderoso del pueblo Argentino
(Me serviré de las mismas espresiones de la mi
nuta) desapareció despues de la victoria de Pa
von; desaparecieron las autoridades federales, y
los pueblos dieron ciertas facultades al General
Mitre Gobernador de Buenos Aires, facultados en
virtud de las cuales nos encontramos reunidos en
este recinto. Este proyecto de ley que se pre
senta, tiene por objeto proveer á una circunstan
cia tan estraordinaria como lo es en efecto la
falta de Presidente y Vice de la República que
han' desaparecido de la escena politica. Por con
siguiente no veo cual sea la razon para votar en
dos partes el articulo que se propone, desde que
la primera y la última, forman un todo.
Sr. EUzalde.—Permitame el Sr. Diputado que
le interrumpa. El Sr. Diputado esta contestan
do á las mismas observaciones que supone que yo
he hecho.
Sr. Montes de Oca.—A las observaciones que
ha hecho, no que supongo.
Sr. EUzalde.—¡Si yo he dicho todo lo contrario!
Sr. Montes de Oca.—Entonces se ha servido
de palabras que me han obligado á entender asi.
Sr. EUzalde.—Yo he estado sosteniendo las
mismas ideas que el Sr. Diputado. Habrá estado
distraido.
Sr. Montes de Oca.—¿Me va á contestar ahora
el Sr. Diputado?
Sr. EUzalde.—Si yo estoy de acuerdo con el
Sr. Diputado.
Sr. Montes de Oca.—Estaria de acuerdo en el
fondo.
Sr. Marmol.—Yo tambien he declarado que
estaba de acuerdo.
Sr. Montes de Oca.—Quiere decir, Sr. Presi
dente, que iio diré mas nada desde que el Sr. Di
putado sostiene que no ha dicho lo que todo el
mundo ha oido.
Sr. EUzalde.—Apelo á la memoria de la Cá
mara, si he estado sosteniendo la modificacion,
diciendo que no importa absolutamente el rechazo.
Sr. Quintana.—Estando de acuerdo, hago
mocion para que la Cámara no continue la discu
sion sobre ese punto.
Sr. Torrent.—Quisiera hacer una observacion.'
con el objeto de ahorrar discusion. Como yo
no estoy conforme con las razones que se me han
dado para impugnar mi pensamiento, desearia
que se resolviese por una votacion, si la sancion
del nuevo proyecto importa el rechazo in totmn
del proyecto del Senado, ó una simple -modifica
cion.
Sr. Albarellos.—Eso no se puede votar, puesto
que es el mismo proyecto del Senado, modificado.
Sr. Torrent—Yo tengo esa duda y por eso
deseaba que la Cámara resolviese lo que he indi
cado.
Sr. EUzalde.—Creo que es iunecesariala vota
cion; creo que es la atante del Senado: no se re
chaza el proyecto.
Sr. Ton-ent.—Si no importa el rechazo, yo lo
acepto.
Sr. EUzalde.—No Sr. todos lo aceptamos en
ese sentido.
Se votó si el punto estaba suficientemente dis
cutido, y resultó afirmativa general.
Sr. Quintana.—Permitame, Sr. Presidente ha
cer una modificacion que yo propuse y que fué
aceptada.
Sr. Alsina.—Hasta que se nombre Presidente,
es necesario poner.
Sr. Montes de Oca.—Pero no hay necesidad
de dividir el proyecto.
Sr. Presidente.—Pero como viene redactado
en otra forma, seria preciso dividirlo en dos.
Sr. Torrent.—Creo que debe votarse todo, tal
como está.
Sr. Marmol.—Si hay dudas entonces no sabe
mos lo que vamos á hacer.
Sr. Garda.—Seria mejor dividirlo, Sr. Presi
dente, porque yo no he de estar por lo que prime
ramente dijo la Comision.
Sr. EUzalde.—Ni yo tampoco.
Sr. Presidente.—Lease entonces la primera
parte (se leyó.)
Se votó esta parte y resultó aprobada por afir
mativa contra uno.
Sr. Presidente.—Ahora entra el 2.° periodo.
Sr. EUzalde.—Creo que debe ponerse: hasta
que el Congreso resuelva.
Sr. Quintana.—Permitaseme observar que yo
hice una indicacion que fué aceptada por la Co
mision; y lo que debe votarse, es lo que la Comi-
sino acepta.
Sr. Albarellos.—No eso.
Sr. Garda.—La Comision tiene derecho á reti
rar lo que quiera sin permiso de la Cámara, y es
lo que ha hecho.
 SESIÓN DEL 2 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Ruiz Moreno.—La indicacion del Sr. Di
putado fué aceptada por un solo miembro de la
Comision: fui yo.
Si: Quintana.—Y el Sr. Alsiua tambien.
Sr. Presidente.—Primero se votará el proyec
to de la Comision. Si es rechazado, entonces
entrará la enmienda, se va á votar el otro periodo
hasta que el Congreso resuelva, &a.
Se votó el 2.° periodo, y filé aprobado por afir
mativa de 21 votos contra 7. En seguida se votó
el art. 2.° y fué aprobado por afirmativa general
quedando el proyecto sancionado asi.
"El Senado y Cámara de Diputados ete.
Art. 1.° El Gobernador de Buenos Aires ejer.
cerá las atribuciones anexas al Poder Ejecutivo
Nacional hasta que el Congreso Legislativo de
la República resuelva lo que corresponde.
Art. 2.° Comuniquese al Poder Ejecutivo Na
cional.
Sr. Presidente.—Ahora la Cámara resolverá,
si ee ha de continuar considerando los otros pro
yectos, ó si se ha de suspender la discusion.
Sr. lilizalde.—Que queden como órden del dia
para otra sesion.
Sr. Presidente.—Quedará designada como ór
den del diala consideracion de los otros proyec
tos que siguen. Me permito recomendar tambi
en la puntual asistencia de los Sres. Diputados á
labora de la citacion.
Sr. Aíbarettos.—Todos hemos venido á la hora.
Se levantóla sesion ála 5 J de la tarde.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIOH
Num. 4.

PEESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL. 4 DE JUNIO DE 1862

• iti:sim:vn . £n Buenos Aires á 4 de Sr. Quintana.—Tiene razon el Sr. Dr. Obli

Albarollos Junio de 1862. Reunidos en gado.
AMna.
Blanco. su Sala de Sesiones los Sres- Sr. Alsina.—La Comision no ha hecho sino
Obral. Diputados (del márjeu), el Sr. dividir los proyectos, debe, pues, seguirse el ór
Canillo.
futro. Presidente proclamó abierta den del Senado.
Del Jilo.
KlIzaJde la Sesion. Leida, -aprobada y Sr. Obligado (D. A. C.)—Debe seguirse el
García (J. A.) firmada el acta de la anterior órden del despacho de la Comision y entonces es
García P. primero el de Presidente y Vice-Presidente.
Corostlaga (L.) se dió cuenta de un acuse de
Gorosttaga (B.) recibo del Poder Ejecutivoal .Sr. Ahina.—Yo diria que el órden del despa
Granel. cho, es primero la aprobacion.
Gutiérrez. nombramiento de Seoretarios-
Hndson. Sr. Presidente.—Si á la Cá Sr. Mármol.—Yo desearia, puesto que hay
Ibarra.
Laprlda. mara le parece por la calidad una Comision encargada de redactar un Regla
l.r/.iiltlii.
del proyecto que aconseja la mento, que tuviese presente este ligero inciden
íHarmol.
JIoiitcN de Oca. eleccion de Presidente, que te. Conozco la falta de reglas entre nosotros, á
Obligado \ . C.) este respecto, pero conozco tambien la regla in
o roño. parece ser mas urjente, podria
Padilla. entrar en consideracion pri variable de todos los cuerpos Legislativos. El
Quintana. Presidente fija la orden del dia, salvo que la Cá
Rulz moreno. mero, sin embargo que viene
Torrent. posteriormente en la Bórden mará le reclamara otra cosa. Los Presidentes
Urlbnru. de las Cámaras no les consulta de que quieren
/abalóla. del di a.
Sr. Alsina.—Todo concluirá esta noche. tratar; dicen esta es la órden del dia, salvo que
Sr. Presidente.—Como ha separado los pro las Cámaras por una mayoria, le digan: quiero
yectos la Comision ocuparme de otra cosa. Cada uno quiere tratar
8r. Elizalde.—Yo- creo que deben tratarse en una cosa distinta. Para mi me es indiferente.
el órden que la Comision los ha despachado. Sr. Presidente.—Sin embargo segun nuestro
iSV. Garaa (D. J. A.)—En la discusion en antiguo Reglamento es á la Cámara á quien per
general deben tratarse todos. tenece hacerlo.
Sr. Presidente.—Es que cada proyecto necesi Sr. Mármol.—Quisiera que lo tuviera presen
ta la discusion en general y particular. Sin em te la Comision para que lo fijara en el Regla
bargo si á la Cámara le parece pueden tratarse mento, porque lo que es el órden en que vienen,
en el órden que se han leido. dependen de mil circunstancias, del cajista, del
Sr. Obligado (D. A. C.)—En el órden que es impresor que pone uno primero que otro. El ór
tán repartidos, primero es el relativo á la elec den que se han repartido no es regla.
cion de Presidente y Vice-Presidente. Sr. Presidente.—De consiguiente resolverá la
Sr. Alsina.-—No señor, primero es sobre la Cámara si se ha de proceder á considerar el pro
aprobacion de la conducta. yecto que trata de la eleccion de electores, para
Sr. í^izalde.—Y es lo mas natural. Presidente en primer lugar.
 62 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 186?.
Puesta esta proposicion ú votacion resultó ne al fin ciertas alteracion es ó restricciones, que ve
gativa contra seis. Entró «u seguida á discusion nian á importar los puntos que no aprobaba, pro
el siguiente: ceder poco serio. Por eso ha aconsejado en ge
El Senado y Cámara de Diputados d¿a- neral la aprobacion de los actos del Encargatkr
Art. 1.° Apruébase la conducta del Goberna del Poder Ejecutivo Nacional.
dor de la Provincia de Buenos Aires, Encargado fh: Ituiz Moreno.—Me veo en el caso de de
del Poder Ejecutivo Nacional, de que dá cuenta clarar á la Honorable Cámara, que no he suscri
en su mensaje al Congreso Lejislativo de la Re to el proyecto que está en discusion, porque n»
pública, declarándose que ha merecido bien de tuve tiempo de ocuparme de él y cuando la Co
la patria, por tan importantes servicios. mision lo presentó á las Cámaras me encontraba
Aft. 2-° Comuniquese &a. enfermo, de manera q-ue no habiendo asistido á
la ultima reunion, no pude poner mi firmani en
&í: Presidente.—Se tratará en el órden que
favor ni en contra.
vienen Tos proyectos.
Sr. Garda (D. J. A.}—Pido la palabra no
Sr. Obligado (D. A. C.)—Estos proyectos ha para hablar del asunto, ni de lo principal de él,
cen relacion á la minuta de comunicacion y todo? en lo que estoy de acuerdo con la Comision pero
forman parte de la órden del dia, de manera que ne-estoy conforme,, ni me han convencido las razo
aeria conveniente que se leyeran á la .vez y se nes del Sr. Miembro Informante, para haber divi
considerarán en general. dido el proyecto en dos.
Sr. Presidente—Si á la Cámara Te paréce que Quisiera sobre esto llamar la atencion del
se agreguen. Sr. Presidente para que una votacion de la Cá
ISr. Alsina.—No lo ha acordado la Cámara. mara lo decida. Los cuerpos colegisladores, se
Sr. Garcia (D. J. A.)—Está en discusion el deben á ei mismos ciertos respetos que les inducen
que vino del Senado. á no introducir variaciones en los proyectos que
Sr. Alsina.—Como acaba de oir la Cámara, reciprocamente se pasen, cuando no son aconse
señor, el Senado remitió un proyecto, cuyo arti jadas por razones de alta importancia; y si bien e»
culo 1.° era la aprobacion de la conducta del Go cierto que habria sido mas propio separarlos dop
bernador de Buenos Aires y su articulo 2.° en- proyectos, como lo ha hecho la Comision, es tam
volvia la prescripcion de proceder al nombra bien indudable que no existe razon alguna de
miento de Presidente y Vice-Presidente de la gravedad para no mantener unidos los dos pro
Nacion. La Comision creyó que eran asuntos yectos, como lo ha hecho el Senado; tanto mas
distintos y- materia de proyectos distintos tam cuanto que el Senado ha sancionado una minuta
bien, y al efecto formuló los que se han 1cido. de comunicacion en que se refiere á los -dos pro
Ahora en cuanto, al primero, que se refiere á los yectos. Llamo la atencion del Sr. Presidente
actos del Encargado del Poder Ejecutivo Na sobre esto, porque soy uno de ios Diputados que
cional diré pocas palabras. En la Comision quieren votar estos dos proyectos formando uno-
ocurrieron muy pocas dudas acerca de la aproba solo, por los respetos debidos al Senado; y en el
cion de este proyecto, sin embargo que refirién modo. como se vá procediendo, parece, que sin
dose á los puntos qne abrazaba el mensaje, algu resolucion espresa de la Cámara, vá á tomarse
nos miembros de la Comision que no estaban otro camino.
conformes con todos, manifestaron algunas resis Sr. Presidente.—Para el orden de la discusion
tencias para aprobarlo> . no ha podido hacerse otra cosa.
Yo por mi parte, señor he suscrito á él, por Sr. Garda (D. J. A.)—Y los que estaa confor
que no veo otra cosa que la aprobacion del con me con el fondo del proyecto ¿como han de votar
junto de una politica, sin que por eso quiera de en contra?
cir que esté conforme en un todo con la totalidad Sr. Elizalde.—Yo creo, señor, que teniendo
de juicios ó puntos que abarca ese mismo men ;resentc tanto la Cámara de Diputados como la
saje. De manera que aqui se presentaban á la de Senadores la disposicion constitucional, sobre
Comision tres caminos: ó aprobaba en general la os tramites que las leyes tienen que observar,
conducta del Encargado del Poder Ejecutivo Na debe ser muy circunspecta cada Cámara en las
cional, proceder que en su opinion era el mas reformas que hagan en los proyectos que vengan
prudente, ó rechazaba el proyecto, -lo que impor sancionados de una á otra y solamente hacer in
taba la desaprobacion de toda la politica lo que novaciones cuando haya un pensamiento radical,
no era justo, ó adoptaba el proyecto poniéndole algo de mucha importancia. Pero, no quiero.
 SESIÓN DEL é DE JUNIO DE
tíccir qne la Comision no haya procedido bien al
dividir el asunto como lo ha hecho. Yo creo que
son dos cosas enteramente distintas las que for
maban la ley del Senado. La eleccion de Pre
sidente no tiene nada que hacer con la aproba
cion de los procedimientos del Encargado del
Poder Ejecutivo Nacional y como esto no impor
ta absolutamente alterar en nada el fondo del
asunto no se puede considerar que se rechaza el
proyecto del Senado, sinó que se acepta el con
junto. Asi yo creo que la Comision ha hecho
muv bien en dividir los proyectos, porque son
enteramente distintos uno de otro.
Sr. Obligado (D. A. -€.)—Sr Presidente, al
fíonsiderar este proyecto, no puede menos que
ligarsele con la minuta de comunicacion que le
es relativa; porque ambos vienen á formar un
aolo pensamiento, que es propiamente la contes
tacion al mensaje del Gobierno. Al rotar con
tra él, rectificaré lma opinion emitida por el Sr.
Miembro Informante de la Comision. No creo
que precisamente votar contra este preyecto, im
porte desaprobar la conducta del Encargado del
Poder Ejecutivo Nacional.
Yo votaré contra él y contra la minuta de
coimmicacion, porque ello importa una contesta
cion al mensaje del Gobierno y soy de opinion
que jamas deben contestarse los mensajes del
Poder Ejecutivo. Es esa una práctica propia
de las monarquias Constitucionales. Alli com
prendo que tiene un objeto la contestacion al
mensaje de la Corona, precisamente es el momen
to en cpie el Ministerio espone álas Cámaras la
politica general del Gobierno; y partiendo del
principio de que «1 Rey manda pero no gobierna
en ese momento, es que el Ministerio trata de
ensayar sus fuerzas, tratar de conocer el prestigio
la opinion que arrastra en las Cámaras. La opo
sicion entonces hace empeOo por su parte en de
mostrar que ha sido mala la politica del ministe
rio. En este caso pues hay un objeto en ocupar
se de la contestacion al mensaje, hay un fin, en
el ministerio, para probar que cuenta con la ma
yoria de las Cámaras, y en la oposicion, para en
rayar sus fuerzas contra él, en el propósito de
derribarlo. Pero en las Republicas no debe exis
tir esa contestacion á los mensajes. Ellos com
prenden distintos puntos, que se refieren á dis
tintas materias. Las Cámaras pueden aprobarlos
en una parte y desaprobarlos en otra; vendria,
pues una discusion larga y prolija, que no tiene
razon de ser ninguna en nuestro sistema Republi
cano, en donde puede ser distinto el modo de ver
entre el Gobierno y las Cámaras sobre varios
puntos, sin que por eso dejen de funcionar regu
larmente ambos Poderes dentro de la órbita de
sus respectivas facultades, como lo observa muy
bien Tocqueville,y ha sucedido varias veces en
Norte América. Alli ha podido estarse en desa
cuerdo sobre algunos puntos entre el Poder Eje
cutivo y el Congreso sin que por esto haya habi
do un choque violento entre, esos dos Poderes.
Estando, pues por teoria general, en oposicion á
la contestacion de todo mensaje he de votar en
contra del proyecto de ley que se discute y de la .
minuta de comunicacion, porque creo, como he
observado antes, que entrariamos en una discu
sion que no traeria resultados practicos, sobre
hechos que aunque estan en parte consumados,
no han dado aun su resultado definitivo. Eal-
taria ver si todos los actos del Poder Ejecutivo
Nacional merecen la aprobacion de la Cámara, y
si ellos dan los resultados que se ha tenido en
vista. Por mi parte, si se entrára en el detalle
de todos los actos que han tenido lugar, indu
dablemente con algunos estaria conforme, pero
no con todos, mas no considerando oportuno ni
conveniente entrar ahora en el exámen do esos
hechos, negaré mi voto á todo proyecto en que se
trate de calificarlos, que esto importe una repro
bacion de la conducta del Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional en todas las partes que el
mensaje abraza.
Sr. Cabral.—Desde luego Sr. yo estaré muy
conforme con la doctrina emitida por el Sr. Di
putado preopinante si estuviésemos en la vida
normal y funcionando todos los poderes públicos
de la Nacion, pero es preciso tomar por base quo
nuestra vida es estraordinaria. Sr. enteoria gene
ral, como ha dicho muy bien el Sr. Diputado no
se contestan los mensages, ni hay objeto de hacer
lo, pero en nuestras circunstancias completamente
estraordinarias se hace una necesidad á mi juicio
una necesidad de conveniencia para el pueblo
Argentino en la aprobacion de una politica, como
ha dicho muy bien mi honorable cólega de la
Comision; politica cuyos hechos han sido ya
comunicados y que estan en conocimiento de
todos los pueblos ó Provincias que componen la
República Argentina. Esos actos indudable
mente Sr. podemos decirlo sin aventurar, son
de la mas completa aprobacion de todo patriota
Argentino. Es delicado, Sr. para un hombre de
altura, dirigirse á la persona, ó hablar de la per
sona, cualquiera que sea su mérito, pero en la
necesidad de emitir una opinion y de dar un vo
to con conciencia, es preciso hacerlo. En esa
posicion me hallo yo en este momento porque el
64 SESIÓN DEL DE 4 JUNIO DE 1862.
General Mitre Gobernador actual do Buenos Ai
res cuyos hechos están á la viata de todos los ciu
dadanos Argentinos aunque su conducta en el
rol de los detalles no pueda haber estado en com
pleta conformidad con todos las opiniones parti
culares en BU conjunto, en BU base de principios,
no podemos menos de declarar que son de su
mas completa aprobacion.
Por estas razones Sr. yo creo de necesidad sea
sancionado el proyecto de la Comision que ha ve
nido del Honorable Senado y creo que en estas
circunstancias es de toda propiedad hacerlo asi.
Por ahora he. dicho.
Sr. Marmol.—Reconozco Sr. Presidente como
tino de mis Honorables Colegas, que debemos ser
muy circunspectos al tratar de las leyes de la
Constitucion Nacional para enmendar las que
vengan de la otra Cámara, asi como, á su vez la
de Senadores con las que van de esta Cámara.
Reconozco eso en principio, en general, pero
es preciso reconocer tambien que hay ciertas en
miendas tan indispensables que es necesario sal
var las dificultades de la tramitacion que indica
la Constitucion.
Desde luego, yo creo que esta ley está mal re
dactada debido á la precipitacion con que el Se
nado procedió en un cuarto intermedio. Asi
tambien estas leyes, Sr. puede decirse, que van
á formar la primera página de una época histori
ca muy remarcable en la República Argentina y
es siempre la. 1.a paginado un libro la que dá
una idea general de la continuacion de la obra.
Por los respetos que se debe cada Cámara i nesac-
titudes muy graves que se prestan á una severa
critica.
Inmediatamente á la lectura de este proyecto,
como á la de la Minuta de Comunicacion que de
be acompañarla y que ha debido leerse conjunta
mente, porque no se pueden discutir ambas cosas
por separado, inmediatamente, digo, se nota que
la base de ellas es una completa inesactitud,pero
una inesactitud nosoloal alcauce de nosotros, sino
al de todos los que vienen á esta casa. La minutado
comunicacion que acompaña este proyecto dice es
tas test nales palabras: "que el Congreso se ha ocu
pado detenidamente del Mensage y que en conse-
cuenpia hizo esto" Sr. esto es completamente falso
ni detenidamente, ni no detenidatuente nos he
mos ocupado del mensage. Los Congresales lo
habran leido en su casa pero el Congreso ni me
dio minutose ha ocupado de é1. Esto ni honro
so seria para el Encargado del Ejecmtivo Nacional,
ni honroso para el quejapmebasu conducta. Seria
como recibir un libro cerrado, no leerlo y decir
está muy bueno. La base, pues, es inexacta y
un cuerpo que se respeta á si mismo, no debo
proceder asi. ¿Que se diria de nosotros si se nos
preguntara cuando nos habiamos ocupado dete
nidamente del mensaje? ¿Que podriamos contes
tar? Es que la Cámara de Senadores no se ha
fijado en esto sin duda, en la gravedad y es que
sabe muy bien que solo ocupándose detenida
mente, un cuerpo politico de un mensaje, puede
aprobarlo, porque muy detenidamente se estudia
para dar la aprobacion.
Creo como un Sr. Diputado lo ha dicho ya
que en las Republicas no se discuten los mensa
jes, sinó cuando son ó importan algo estraordina-
rio, pero creo tambien que si debemos invocar el
mensaje en la ley que nos ocupa, debemos ocu
parnos previamente de él. Pero como no acep
taria este temperamento, porque nos envolveria
en discuhion sobre hechos que ya se han consuma
do y que si bien tienen correlacion con el porve
nir, es mejor que en el porvenir vayamos enmen
dando. Yo creo que seria nociva y aun peligrosa
la discusion de la época pasada y como creo tam
bien que e» un acto de justicia el que el Congre
so dé una espresion de gratitud al hombre de la
República Argentina que representa la actualidad
politica de ella, poniendome en el pensamiento
primordial de la Cámara, en el pensamiento gene
rador de esta ley, yo propondré un a simple de
claracion como se hace en otros paises, frase que
es siempre mas hermosa por su misma simplici
dad y que no se basa en una falsedad.
Yo propondria una alteracion en estos termi
nos la Cámara &a. (ka. declara que el Brigadier
General D. Bartolomé Mitre, Encargado del
Ejecutivo Nacional ha merecido bien de lapat-ria
sin apelar al mensaje, aceptando asi el pensami
ento que hay en la minuta, sin incurrir en la ine
xactitud que he indicado, de lo contrario yo he
de estar en oposicion.
Recuerdo, y muchos de los que estan presentes
recordarán tambien, que por tres años seguidos,
se sostuvo en el Senado de Buenos Aires con mo
tivo del Código de Comercio, una discusion en
su naturaleza, lo mismo. Se pretendia que se
sancionara el Codigo de Comercio sin leerlo, es
decir, dando derecho solamente á que se hicieran
las observaciones que se creyeran conveniente,
por tres años no se pudo conseguir esto. No se
aprobó el Codigo porque no se leia. Al fin se
halló que ern imposible por la ostension del Có
digo, ademas en esos tres años la Camara habia
tenido suficiente tiempo para estudiarlo y hacien
do una declaracion deque no serviria, esto de
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
precedente, reconociendo el mal de una sancion
semejante.
En fin yo propongo ó que se lea y discuta el
mensaje, cosa que no encuentro facil, para poder
partir de una base cierta, ó que no faltemos á la
verdad, lo que se consigue con la indicacion que
he propuesto, porque no solo no me opongo á que
se dé al General Mitre esa recompensa, sinó que
laencuentro muyjusta. Esto es loque propongo.
Sr. Alsina.—Sr. Presidente, respecto de lo
que dijo el primer Diputado por Buenos Aires
que tuvo la palabra, diré que por mas esfuerzos
que se hagan, ellos serán inútiles para probar,
que desechando un proyecto que diga: apruéba
se la conducta del Encargado del Ejecutivo Na
cional, ese rechazo no importa implicitamente
la desaprobacion. A este respecto se estendió
muv poco el Sr. Diputado, como se estendió muy
poco tambien sobre el fondo del proyecto y co
locándose en mejor terreno, como en efecto se
colocó, en el terreno de la minuta; pero es que la
minuta no tiene que hacer nada con el proyecto,
es una nota de remision: esta puede ser inútil, pue
de estar en contradiccion con todas las prácticas
parlamentarias de los paises republicanos, será
una cosa aplicable á los paises monárquicos, en
que se acostumbra dar una contestacion al dis
curso de la Corona, pero eso nada tiene que ha
cer, con el fondo de la cuestion que es aprobar ó
nó la conducta del Encargado del Ejecutivo Na
cional.
Ahora respecto de lo que ha dicho el último
Diputado que habló, yo he dado tambien poca
importancia á esa minuta y no me habia fijado
en las palabras que él ha hecho notar. El dice:
refiriéndose al proyecto que es lo que está en
discusion y no á la minuta, que aquel se funda
ó se basa en una falsedad, mas yo le diré que no
es asi, que el proyecto habla de los puntos refe
rentes al mensaje y no dice si el Congreso discu
tió ó no ese mensaje, ni mucho menos si lo hizo
con cuidado ó sin cuidado. El se pon§ en este
caso: que repartido este proyecto cada Diputa
do lo ha leido, y formado su juicio acerca de la
aprobacion de los puntos culminantes del men
saje.
Por lo demas, yo antes que aceptarla enmien
da del Sr. Diputado estaria por la lectura y dis
cusion del mensaje punto por punto. Yo acep
to mas bien que se apruebe la conducta del En
cargado del Ejecutivo Nacional, aunque no estoy
conforme con muchos de los detalles del mensa-
. je, como no estoy conforme respecto de los asun
tos de Córdoba, como no estoy conforme con la
conducta observada, cuando despues de la bata
lla de Pavon y entrada del ejército en el Rosa-
rio se sostuvieron los derechos diferenciales,
creados por el Congreso del Paraná y creados en
odio á Buenos Aires, en odio á su prosperidad.
Esas declaraciones de haber merecido bien de la
patria huelen á incienso. Ademas, Sr. Presi
dente, si la Cámara sanciona esta declaracion,
sanciona implicitamente la aprobacion; pues es
claro y evidente que si se declara benemérito al
General Mitre es porque su conducta merece la
aprobacion de la Cámara. Lo demas seria mons
truoso.
Ademas, me parece que en estos cuerpos es
mas propia y severa la palabra que dice aprue
bo y no la que declara á un hombre benemérito
de la Patria.—(Aplausos.)
Sr. Presidente.—Es preciso que la barra no
haga estas señales de aprobacion y desaproba
cion, porque la haré despejar.
Sr. Cabral.—Solo añadiré Sr
Sr. Presidente.—Está en general la discusion
del proyecto.
Sr. Cabral.—Dos palabras iba á decir, pero
no importa.
Sr. Mármol.—Permitame hacer presente un
caso y es que no se proyecta nada nuevo con las
palabras hainerecido biende la patria.
Sr. Alsina.—Pero quitese eso y no se dá la
aprobacion.
Sr. Mármol.—No se puede aprobar la con
ducta sin elojiar.
Sr. Alsina.—Pero el Sr. Diputado quita la
causa y deja el efecto: la causa es la aprobacion-
y el efecto es el haber merecido bien ó mal de la
patria.
Sr. Granel.—Será muy cierto Sr. Presidente,
que sea inusitada la contestacion al mensaje, pe
ro las circunstancias estraordinarias en que se ha
colocado la República, despues de . los sucesos
que se han desarrollado, me parece que tambien
justifican, hasta cierto punto los procedimientos
estraordinariosque estamos siguiendo .hasta aqui.
La contestacion al mensaje no importa otra cosa
que el cumplimiento de un deber que el pueblo
Argentino, á quien estamos representando en
este lugar, nos ha impuesto. Al conferir al Gene
ral Mitre algunas y no todas las Provincias de la
República la facultad de ejercerla autoridad del
Poder Ejecutivo Nacional la mayor parte de
ellas, le han impuesto la obligacion de dar cuen
ta á este Congreso del uso que hiciese de esas fa
cultades. Quizá se parte de una base falsa, por
lo que se ha dicho en otra ocasion en esta misma
10
 SESIÓN DEL i DE JUNIO DE 1862.
Cámara que la Soberania de las Provincias se
habia encontrado en el campo do la batalla de
Pavon; pero es que la Soberania de las Provin
cias no podia encontrarse entre los harapos de los
que huian, y si asi fuese, los vencedores no teni
an el derecho de recogerlos. Falla asi en la mayor
parte de sus actos si fuéramos á aceptar semejan
te principio como base solida y segura. Asi, pues,
yo creo que al consultar el mensage no hacemos
eino seguir el voto de los pueblos y cumplir el
mandato que ellos nos han impuesto, es decir,
aprobar, ó no, la conducta del Poder Ejecutivo
Nacional en el ejercicio de las facultades que le
han sido conferidas. Por tanto yo estaré por la
ley propuesta por la Comision.
Dado el punto por suficientemente discutido,
se aprobó en general el proyecto por afirmativa
general. Entró á discusion el art. 1.° •
Sr. Marmol.—Tenga la bondad de redactar
este otro proyecto que presento en sustitucion del
de la Comision en caso que el de esta fuera recha
zado (dictó.)
Voy á continuar Sr. Presidente. Esta decla
racion que hacemos Sr. Presidente ó que propon
go es de un genero que no reconoce mas tiempo
que 74 á 76 años. Antes el mundo no sabia lo que
era. Ha merecido la gracia del Rey, se decia
antes. Despues de la revolucion francesa, se
inventaron dos formulas para premiar á los
hombres. Ha merecido bien de la patria se de
cia para los ciudadanos, se decia para los milita
res, ó ha merecido bien de la República, ó bien
se empleaba otro modo de premiar, ha merecido
un sable de honor. Este era el unico premio que
la Francia daba á sus primeros Generales que
hacian triunfar la revolucion contra siete ejer
citos estrangeros que rodeaban la República. Las
Repúblicas no reconocen otro medio do premiar
y para honor de nuestra civilizacion, ni aun las
monarquias Constitucionales quieren aceptar
otro premio que este. En los momentos en que
hablo acaba de tener lugar en Francia una discu
sion que prueba que en esa Nacion hay todavia
el espiritu de la libertad, no obstante que tiene
un Gobierno que la sofoca. El Emperador Na
poleon pidió una renta vitalicia y hereditaria de
50,000 francos para el General que acaba de ha
cer la espcdicionúla India y que ha conquistado
glorias y tesoros, ó mas bien, mas tesoros que glo
rias para la Francia. Eu medio de ese despotis
mo que pesa sobre esa Nacion, sin embargo las
Cámaras le han negado al Emperador y le han
dicho: no, los primeros Generales de la Nacion
Francesa no llevan mas que una pequeña cinta
colorada para el ojal de su Trac, un sable de ho
nor, ó un bien de la patria. Yo creo que es esen
cialmente Republicano democrático el compren
der, masque al examen prolijo y cuidadoso de la
politica, el sentimiento de los pueblos. La apro
bacion de una politica, supone examen de la mis
ma, supone ilustracion en los actos y tendencia
de esa politica, pero el bien de la patria significa
el sentimiento de los pueblos. Es indudable una
cosa señor, y el hombre público que no tome
por base los hechos de la opinion, procedérá sien>
pre en un dédalo, en una oscuridad completa, es
indudable que en la República Argentina hay
un sentimiento vivisimo en favor del pueblo de
Buenos Aires, sentimiento peligrosisimo para la
paz futura del pais, sinó se sabe recibir con cierta
mesura y no esplotarlo demasiado porque el
entusiasmo es una cosa demasiado grande en los
pueblos, como en los hombres, para que dure.mu
dio tiempo.
Ei sentimiento de gratitud hácia Buenos
Aires es indudable, pero los pueblos siempre
tienen alguna representacion, alguna encarna
cion viva, latente, de sus principios ó de sus mi
ras; y esa encarnacion viva y latente, está ya he
cha por la fortuna ó los sucesos.
Bien, pues Sr. loque se propone, no solamente
está reconocido por los antecedentes de la histo
ria de los paises republicanos, sinó que es la ver
dad, porque existe en el corazon del pueblo argen
tino. Que estan agradecidos. Que estos pueblos
estan agradecidos á Buenos Aires es la verdad:
pero que Buenos Aires tiene una representacion,
tiene un hombre á su frente en la revolucion, no
se puede negar. Lo que es preciso negar, Sr. es
el demasiado poder de que puede disponer el
hombre que la revolucion ha colocado á su frente
pero los meritos dc*ese hombre, la gloria que ha
ya podido adquiri]-, eso no ee puede negar.
Asi, pues, este proyecto, tal como se presenta,
reconoce la fórmula que todas las Repúblicas re
conocen, al mismo tiempo que es la verdad de lo
que existe y no compromete ála Cámara dicien
do la inexactitud mas grande, cual es la de decir
que ha estudiado un mensage que no conoce ofi
cialmente: hablando con circunspeccion de un
Cuerpo Representativo, no puede decirse, porque-
lo conocen los congresales, que lo conoce el Con
greso. Lo habrán estudiado mas ó menos cada
uno en su casa; pero la reunion de todos los Con
gresales aqui, es un cuerpo moral, es el Congreso
y yo digo que este cuerpo no tiene conocimiento
oficial de esc mensage. Asi es que yo creo que
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
es una completa informalidad formular un pro
yecto de aprobacion del mensage que el Congre
so no ha leido.
Es por esta razon, Sr. que yo propongo, en lu
gar de decir que se ha estudiado el mensage, que
ha merecido bien de la patria, porque no es lo
mismo la aprobacion de la politica en general,que
la aprobacion del mensage, que un voto de gracia
dado por la Cámara.
Puede haber errado el General Mitre, Sr. pue
de ser que examinado el mensage, se encuentren
errores en su marcha politica, ó faltas que pueden
traer consecuencias funestas para el pais tan
agradecido, no por sus errores, sinó por sus bue
nos actos. El ha estado al frente dela revolucion
á él le ha cabido la gloria, como le cabia la res
ponsabilidad si su obra fracasase.
Pero de este modo no se compromete la Cáma
ra, porque no aprueba la politica que haya segui
do el General Mitre en todos BUS detalles, como
tendriamos que hacerlo si entrasemos á discutir
el mensage. Se hace la espresion del sentimien
to general, que es lo que. mas directamente le
atañe, por los servicios que ha prestado como
gefe de la revolucion; es la aprobacion del cora
zon.
Yo creo, pues que es consultar el sentimiento
general y consultar tambien la dignidad de la
Cámara; pero no mezclemos en eso la aprobacion
del mensage, que es una cosa tan grave, puesto
que comprende actos tan serios. Creo, pues,
consultar las dos cosas con el proyecto que pro
pongo, y repito que para la Cámara no es lo mis
mo decirle apruébase la politica, que decirle ha
merecido bien de la patria. ,No, Sr. pues una
aprobacion que yo, por mi parte no acepto,porque
no hace honor á la Cámara, una aprobacion sin
saber lo que se aprueba.
Sr. ^lizaMe.—Sr. Presidente: las pocas pala
bras que acaba de pronunciar el Sr. Diputado
por Buenos Aires nos ha revelado su pensamiento
tal vez sin quererlo. Con lo que ha dicho el Sr.
Diputado en. contra del proyecto, ha cooperado
mas en favor del proyecto que ninguno de
los Diputados que lo han sostenido para que esta
Cámara lo acepte como la Comision lo propone.
El Sr. Diputado nos propone una idea, basada
en una reforma, que comprende un pensamiento
que no' es conforme á lo que el Sr. Diputado dice
que acepta en la última parte del proyecto de la
Comision.
E1Sr. Diputado dice q,ue acepta la última par
te del proyecto de la Comision y es lo que signifi
ca la proposicion que ha redactado.
87
Mientras tanto, esquiva la discusion sobre la
aprobacion ó desaprobacion de los actos públicos
realizados por el encargado del Poder Ejecutivo
Nacional. Es decir, Sr. que ee ocupa mas del
hombre, de la persona que la fortuna ha colocado
al frente delos destinos de la República, que de
los sucesos que han tenido lugar, es decir, de la
cuestion verdaderamente Argentina. Todos los
Sres. que tienen asiento en esta Cámara, han de
tener presente las palabras que el Sr. Diputado
acaba de pronunciar; y si se aceptara BU mocion,
rechazando la primera parte del proyecto de la
Comision, toda la República entera, entenderia
que eso significaba la desaprobacion de los proce
deres del Poder Ejecutivo Nacional porque no
se puede, Sr. con yagas y simples palabras desvir
tuar la esencia de las cosas.
El Sr. Diputado ha basado su modificacion en
un sofisma, y llamo asi, Sr. á lo que ha manifesta
do el Sr. Diputado cuando ha dicho que el Con-
gres« no se ha ocupado del mensage. El materia
lismo de la lectura del mensage, no es lo que
constituye oficialmente el conocimiento de esta
corporacion. Este mensage del Encargado del
Poder Ejecutivo Nacional ha sido entregado en
manos del Sr. Presidente, estando reunido el Con
greso, sino en toda su plenitud, en número sufi
ciente. Si no se leyó en ese momento, todos los
Sres. Diputados saben porque; pero la verdad es
que todos los Sres. Diputados tienen conocimien
to de ese documento, como si se hubiera leido en
plena Cámara. De consiguiente, no puede de
cirse porque no ha habido el materialismo de la
lectura, que la Cámara no tiene conocimiento
oficial del mensage, es un sofisma, Sr.y nada mas.
El Sr. Diputado recordará lo que sucedió eu
las Cámaras de Buenos Aires con el Código de
Comercio que el^oder Ejecutivo presentó á su
aprobacion. Precisamente sucedió lo que ahora
qiie el Código de Comercio, jamas se leyó en la
Cámara; se dió por notificada y lo recibio oficial
mente.
Sr. Marmol.—He dicho eso mismo, que fué
recibido despues de tres años de su remision.
Sr. Elizalde.—Pero no se leyó.
Sr. Mármol.—He dicho que no se leyó:
Sr. Elizalde.—Entonces es un recuerdo incon
ducente.
Si: Marmol.—Pasaron tres años, y se estable
ció que lo que se habia hecho con el Código, no
serviria de antecedente.
Sr. Elizalde.—No hubo tal cuestion sobre si
se habia de leer ó nó. La cuestion era sobre si
se habia de votar articulo por articulo, y se noni
63 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
bró una Comision para que dictaminara sobre el
Código á que tuve el honor de pertenecer pero
sobrela lectura material del documento, jamas
hubo cuestion.
Yo creo, por consiguiete, que, como han dicho
algunos Sres. Diputados la sancion de este pro
yecto, importa simplemente la aprobacion de una
politica general, no la aprobacion ni la desaproba-
sino de los detalles, puesto que si la Cámara de
Senadores y su Comision hubiese estudiado el
mensage, hubieran propuesto aquellas alteracio
nes ó variaciones que creyeran convenientes;pero
ese proyecto viene á aprobar una politica que
todos aplauden en la actualidad de la República,
Si el Congreso dijera no apruebo ese proyecto,
esa sancion importaria la desaprobacion de los
actos del encargado del Ejecutivo Nacional.
Por eso digo que las palabras que el Sr. Dipu
tado ha dicho, tal vez sin querer, envuelven un
pensamiento que quiza no tenga, y es desaprobar
la conducta del Ejecutivo Nacional conducta que
yo me hago muchisimo honor en aprobar. Con
esto contesto á las palabras del Sr. Diputado
cuando dijo que era desdoroso para la Cámara,
ocuparse de la modificacion en esta forma. •
Sr. Marmol.—Sr. Presidente: lo primero que
se refiere en estos asuntos, es tomarlos con un poco
de frialdad. Yo no desapruebo la conducta del
General Mitre; pero tampoco la apruebo, mien
tras no se haga objeto de discusion, y digo que
el otro proyecto es preferible á este tal como está
Si se quiere aprobar el mensaje, traigase á dis
cusion, es lo .único que yo digo. Si el Sr. Dipu
tado cree que el silencio respecto al mensaje
puede interpretarse como una desaprobacion, me
hace justicia en efecto, en decir que ese no es mi
pensamiento. Np desapruebo la conducta del
General Mitre; pero tampoco puedo decir en es
ta Cámara, que la apruebo sin haberse discutido:
eso es lo único que digo.
Ahora en cuanto á la discusion, puedo traerlo
al Sr. Diputado á este terreno: ¿es lo mismo ha
ber tenido este documento, cada uno de los Con-
gresales en su casa, que leerlo en el Congreso?
Este será el punto en discusion. Yo opino que
no es lo mismo; dar una sancion de es
ta magnitud, á toda la politica que abraza una
época histórica. De esto no puede hacerse refe
rencia, aun cuando cada Diputado lo haya leido
en su casa. ¿Tiene el Sr. Diputado la convic
cion de que todos han estudiado el mensaje? por
que leer, no es estudiar. Ademas: yo puedo te
ner, por ejemplo, la idea de que tal cosa es buena;
pero otro puede creer que es mala, y tener- mas
razon que yo. La opinion individual ,que cada
hombre haya foimado en su casa, no es la opi
nion de la Cámara.
No es mi mente desaprobar; pero tampoco
puedo decir que apruebo sino se trae á discusion.
Si no se trae á'discusion el mensaje, y el pensa
miento único de la Cámara es dar un voto de
gracia al Encargado del Poder Ejecutivo Nacio-
Bal. ¿A qué referirse á un documento que la
Cámara no conoce oficialmente; lo ha recibido;
pero no lo conoce. Y, ya que se trata de contes
tar á un mensaje, apelaria á los recuerdos del Sr.
Diputado ó de cualquir hombre ilustrado, para
que me digan si saben que algun mensaje se ha
aprobado sin discutirse en ninguna Cámara del
mundo. Por eso digo que no está en el decoro
de la Cámara y que seria una novedad nunca
vista aprobar un mensaje sin discutirse. No se
dirá que los franceses, los ingleses, ni los brasi
leros han hecho una cosa semejante. Todo's lo
lerán en sus casas; pero cuando se trata de apro
barlo, se trae á discusion.
Si se quiere obrar asi, yo estoy conforme por
mi parte tambien, porque quizá en el mensaje
haya puntos sobre los cuales pueda haber contro
versia y no daria resultado alguno, sino ocu
parnos el tiempo que podemos emplear en otras
cosas de mayor importancia. Entonces digo yo:
aceptemos esta frase mas sencilla, y es el único
terreno en que yo me coloco.
Sr. Padilla.—El Sr. Diputado por Buenos
Aires que deja la palabra, reconoció hace un
momento, que los pueblos arjentinos tienen con
traida una deuda de gratitud hácia la persona
del Brigadier General Mitre. Nosotros Sr. Pre
sidente, como representantes del pueblo arjenti-
no, debemos pagar esa deuda, y debemos pagar
la, Sr. Presidente, dándole un voto de gracia con
la sancion del proyecto en discusion; pero debe
mos pagarla sin discusion, sin exámen, porque
los actos en que se ejercita la gratitud, no se dis
cuten, Sr. Presidente. Por esa razon yo hago
mocion, y pido el apoyo de mis honorables có--
legas, para que se dé el punto por suficientemen
te discutido y procedamos á votar.—He dicho.
(Apoyado.)
Sr. Mármol.—Yo- creo, Sr. Presidente, que
hay alguna- confusion en las ideas; quizá esté de
mi parte la falta, porque no me esplique bien:
una cosa, repito es la aprobacion de los hechos
ejecutados por el Encargado del Poder Ejecuti
vo Nacional, y otra cosa es la aprobacion de la
revolucion encarnada en la persona del General
Mitre. No sé si me esplico bien; pero yo lo en
 SESIÓN DEL .4 DE JUNIO DE 1862.
tiendo asi. Ya le he dicho al Sr. Miembro In
formante, que hay el punto A, ó B, en que yo
no estoy conforme, porque el Poder Ejecutivo
Nacional ha procedido como administrador, y ha
procedido como politico; y no se le puede decir
que en todo ha hecho bien: hasta ahi no llega
rá jamás mi gratitud, porque no sé si todo loque
ha hecho es bien hecho. Una cosa es un voto
de gracia por el reconocimiento público hácia
el jefe que ha triunfado, y otra cosa es la apro
bacion de la politica administrativa. Por eso
es que yo queria hacer dos divisiones, y si se
quiere esto último, vamos á discutirlo, aunque
entrariamos á la discusion mas estéril.
Señor: yo no quiero hacer demorar á la Cá
mara que tiene asuntos muy importantes de que
ocuparse; siento no poder votar en favor dc*l
proyecto basado en el exámen del mensaje; pe
ro hasta ahi no puedo llevar mi conviccion.
Sr. Alsina.—El Sr. Diputado cree que debe
declararse al General Mitre benemérito á la pa
tria; pero dice al mismo tiempo que tiene du
das porque puede encontrar en los detalles de
BU politica alguna cosa que no merezca su apro
bacion. Como esos detalles vienen á formar el
conjunto de la politica que no quiere aprobar,
Fi no tiene conciencia de esos detalles—¿por qué
lo declara benemérito á la patria al General Mi
tre? Si yo tuviera esas dudas, Sr. Presidente, pa
ra aprobar su conducta las tendria mucho ma
yores para declararlo benemérito á la patria.
¿Cómo me esplica esto el Sr. Diputado?
Sr. Mármol.—Muy fácilmente, Sr., de una
manera muy sencilla. La revolucion no tiene
detalles, es el sentimiento general do la Repú-
blica. No es porque haya hecho tal ó cual cosa
por la revolucion triunfante y nombro al Gene
ral Mitre como quien nombra al General tal ó
cual;—pero la revolucion está encarnada en ese
hombre, y es á quien están agradecidos los pue
blos arjentinos. ¿Por qué? Por el triunfo, por
el éxito de la revolucion.
Sr. Alsina.—Pero ese éxito, ha tenido lugar
en virtud de otros hechos.
Sr. Mármol.—En virtud de- la batalla de
Pavon.
Sr. Ahina. —Y la batalla- do Pavon vino por
otros sucesos.
Sr. Mármol.—En virtud de la batalla de Pa
von los piieblos han puesto un hombre á la ca
beza de la revolucion, y ese hombre es el Gene
ral Mitre. Decirle al General Mitre: vd. ha
merecido bien de la patria, es decirle:, vd. ha
hecho triunfar la revolucion.
6tf
Sr. Ahina.—Seria preciso hacer una discu
sion personal, perque el proyecto del Sr. Diputa
do es para que se declare benemérito á la patria,
porque en él está encarnada la revolucion; pero
eso nada dice de la aprobacion de los actos de
ese alguien que ha estado al frente de la revo
lucion.
Sr. Mármol.—Digase lo que se quiera Sr.
Sr. Ahina.—No, no hemos de decir lo que se
quiera, sino lo que sea justo.
Sr. Presidente.—Se va á votar si el asunto es
tá suficientemente discutido ó no.
Se votó y resultó afirmativa general.
Sr. Mármol.—He pedido la palabra, no para
entrar al fondo del asunto; pero si para pregun
tar que figura hace ahi el Gobernador de Bue
nos Aires.
Sr. Presidente.—Está cerrada la discusion.
Sr. Albarellos.—Si, Sr., está cerrada.
Sr. Presidente.—Se va á votar si se acepta ó
no el articulo en discusion.
Se vofó, y resultó aprobado por afirmativa de
22 votos contra 6.
En seguida se votó el articulo 2.° y fué apro
bado por afirmativa de 27 votos contra 1.
Sr. Presidente.—Ahora,, se pasará á la conside
racion de los otros proyectos; pero si á la Cáma
ra le parece, pasaremos á cuarto intermedio.
Sr. Albarellos.—Podriamos seguir la discu
sion.
Sr. Presidante.—El cuarto intermedio, lo pue
de determinar el Presidente.
Se pasó á cuarto intermedio.
Despues de algunos instantes volvieron los
Sr. Diputados á ocupar sus puestos.
Entró á discusion el siguiente:—
PROYECTO DE LEY.
Art. 1.° Precédase ála eleccion de Presidente
y Vico-Presidente de la Nacion, dentro de tres
meses desde la publicacion de esta ley-, quedan
do autorizado el Encargado del Poder Ejecutivo
Nacional á acortar los términos establecidos pa
ra estas elecciones en cuanto sea compatible con
la efectividad del derecho electoral del pueblo
arjentino.
Art. 2.° La Junta de electores será nombrada
con sujecion ála ley de 4 de Julio de 1859.
Art. 3.° Comuniquese etc.
Sr. Ahina.—Sr. Presidente: este proyecto
era el 2.° articulo del proyecto pasado por el Se
nado. El articulo 1.° es exactamente el mismo;
se limita al modo de proceder en el nombramien
to de Presidente y Vice Presidente de la Nacion, -
articulo sobre el cual no puede haber inconve
70 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
mente de ninguna especie. Por el contrario, se
ha considerado que es de alta conveniencia que
haya un poder oficial en la República, y es en
virtud de eso que se faculta para acortar los tér
minos de la ley, facultad que la Comision ha
aceptado tambien; y la ha aceptado ademas,
porque en el modo de ser, irregular todavia, de
la República, conviene dar al Encargado del Po
der Ejecutivo Nacional esa facultad.
La Comision creyó tambien, Sr., que nos en
contrábamos en un estado anormal, y que conve
nia decir algo acerca del modo como sé habia de
practicar el nombramiento de la junta de elec
cion. Entonces, la Comision creyó que ese nom
bramiento debi a tener lugar con arreglo ába ley
nacional.
El único argumento sólido que se ha aducido
contra el dictámen de la Comision, debemos
considerarlo de hecho, no de derecho, puesto
que estamos incorporados ála Nacion. De con
siguiente, tanto por los tratados- particulares de
la Nacion, como por la Constitucion misma, está
establecido el modo como debe precederse. ,
Sr. Quintana.—Desearia que el Sr. Miembro
Informante me dijese qué es lo que importa la
facultad dada al Poder Ejecutivo para abreviar
los términos- establecidos, y qué términos son
Sr. Alsvtue.—Si el Sr. Diputado quiere, le di
ré en la discusion particular.
Sr. MánnoL—Si, eso corresponde á la discu
sion particular-
Sr. Quintana.—No hay inconveniente algu
no, demoraré mi pregunta hasta entonces.
Sr. Cabral.—Parece, Sr., que el proyecto no
ofrece dificultad alguna en la discusion en ge
neral, y seria de opinion que se votara.
Despues, en los detalles, los Sres. Diputados
observarán lo que tengan por conveniente.
Se votó el proyecto en general, y fué aproba
do por unanimidad. En seguida se pasó á la
discusion en particular y se leyó el articulo
primero.
Sr. liidz Moreno.—He firmado en disidencia
este proyecto, Sr. Presidente, porque estoy en
oposicion á la segunda parte del articulo que se
ha puesto en discusion.
Por la segunda parte de este articulo, se auto
riza al Encargado del Poder Ejecutivo Nacional
para acortar los términos en cuanto sea compa
tible, dice el proyecto, con el ejercicio de los de
rechos del pueblo arjentino.
Yo hallo, Sr. Presidente que no conviene dar
esa facultad al Encargado del Poder Ejecutivo
Nacional. El término que designa para la elec
cion del Presidente y Vice-Presidente, desde la
eleccion de los electores^ es meaos de la mitad
del designado en la Constitucion, que es seis me
ses antes de concluir su periodo el Presidente de
la República. El término mayor dentro del cual,
segun el proyecte, debe hacerse la eleccion de
electores para nombrar Presidente y Vice-Presi
dente, es de tres meses; y los términos á que alu
de el proyecto en discusion no pueden ser otros
que los designados en la ley nacional de eleccio
nes; es decir, el que se refiere á la reunion delas
Cámaras Legislativas para verificar el escrutinio-
de la eleccion de electores.
Ese término es un mes.
Un mes despues de verificada la eleccion de
• electores, dice la ley, se reunirán las Lejislatu-
ras de Provincia para hacer el escrutinio y es
tender los diplomas. Yo creo que no es posible
acortar el término de un mes, mucho mas cuan
do las Lejislaturas de Provincia puede ser que
no funcionen al tiempo que se haga la eleccion
de electores. EH tal caso- entre la convocacion
delas Lejislaturas y el dia de su reunion, no pue
de trascurrir término mas corto que el de un mes.
De consiguiente ¿qué objeto puede tener esa.
autorizacion al Encargado del Poder Ejecutivo
Nacional para acortar los términos, cuando la
eleccion de Presidente debe tener lugar á los tres
meses de sancionado el proyecto que discutimos?
No veo que haya para acordar esa autoriza
cion conveniencia de ninguna clase.
Por otra parte eso importa una especie de vo
to de confianza ofrecido al Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional; y Rencuentro altamente in
conveniente que se sancione tal cosa. Prescin
do completamente de las personas, y aun juzgo-
que el Encargado del Poder Ejecutivo Nacional
no abusará de esa autorizacion; pero se estable
cerá un mal precedente.
Por estas consideraciones, y otras que creo al
alcance de todos, he de votar contra el articulo
que se- discute.
Sr. Marmol.—Yo creo que debe hacerse un-a
distincion entre los términos que fija la Consti
tucion, y los que fija la ley de elecciones.
Si en efecto, los términos fijados por la Cons
titucion pudieran ser invertidos en esta ocasion,
yo no le prestarla mi votoá ese articulo del pro
yecto, desde el momento que la violamos; pero
si los términos á que se refiere, soa los de la ley
electoral, como efectivamente son, yo no encuen
tro ningun inconveniente: no solamente porque
ya veremos donde existe esa ley -de electores,
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
porque hoy estamoa reunidos aqui precisamente
por haberse abreviado los términos» que esa ley
fija; precisamente se ha hecho la eleccion de
Diputados al Congreso, abreviando los términos
de la ley. Asi es que yo quisiera que el Sr. Di
putado que ha hecho oposicion á este articulo,
me dijera si están violados los términos de la
Constitucion, ó simplemente los de la ley de
elecciones porque son dos opiniones.
Sr. Ruiz Moreno.—Los términos de la Cons
titucion no están violados, no puede decirse de
ningun modo que lo estén; pero ahora se quiere
ir contra la Constitucion. La Constitucion fija
seis meses ....
Si: Elizalde.—¿Qué articulo e» ese que fija
seis meses?
Sr. Ruiz Moreno.—En este momento no re
cuerdo.
Sr. Elizalde.—No hay ninguno, Sr. Diputa
do, es la ley de elecciones.
Sr. Ruiz Moreno.—La Constitucion manda
seis meses antes de que se concluya el periodo
del Presidente y Vice-Presidente.
Sr. Elizalde.—Es la ley de elecciones, que ha
bla de cuatro meses antes, para la reunion de
electores.
Sr. Ruiz Moreno.—Quiere decir que cuatro
meses antes, deben reunirse los electores. De-
consiguiente, la Constitucion designa mas tiem
po que los cuatro meses para la eleccion de elec
tores. Entonces, no se cumple la Constitucion
desde que se asignan tres meses. El término
que señala la ley de elecciones, despues de hecha
la eleccion, para hacer el escrutinio, es el de un
mes; yo no veo con que objeto pudiera acortarse
este término, desde que no es posible que en me
nos tiempo, se reunan las Lejislaturas de Pro
vincia que no estén funcionando al concluirse la
eleccion.
Sr. Marmol.—Antes de concluida la presiden
cia, dice la Constitucion, se mandará hacer la
eleccion, etc. pero es que en el caso presente, se
manda hacerla eleccion 6 meses despues que
concluye el Presidente. No habiendo Presiden
te ahora, y no teniendo el encargado del Poder
Ejecutivo Nacional periodo fijo, no puede hacerse
por 6- meses antes ni dos meses ni dos dias. La
Constitucion no pudo ponerse en el caso de la
situacion presente, y para nada puede invocarse
el termino que la Constitucion fija. Es simple
mente el de la ley de elecciones; pero no hay
cuidado de que este voto de confianza, si tal nom
bre mereciera, importe absolutamente nada, por
que lo mismo es nombrar dentro de 4 meses, que
TI
dentro de tres meses, si es posible. Si falta el
tiempo material, no se hará; pero atendiendo á la
circunstancias, atendiendo á la necesidad eviden
te de regularizar el orden de cosas politicas de
la Republica si la cosa fuera posible hacerse den
tro de ím mes, seria preferible.
Se necesita emplear tres meses; pero se le dice
al encargado del Poder Ejecutivo Nacional vea
Vd. si puede hacerlo en menos de 3 meses. ¡Oja
la pudiera hacerlo en dos!
No hay violacion alguna, puede ser que sea
materialmente imposible, yo no desconozco lo
que dice el Sr. Diputado; pero entonces no se
hará. Pero si puede vencerse el imposible, co
mo se ha vencido para encontrarnos nosotros aqui
que se haga. Puede ser, desde que en menos de
3 meses han venido todos los Diputados aqui.
En esta parte, yo he de estar por el articulo.
Sr. Quintana./~-E&toy en contra de la facultad
que se confiere en la última parte de este articulo
porque estoy perfectamente de acuerdo con las
ideas que acaba de emitir el Sr. Diputado por
Entre RioS.
El Sr. Diputado por Buenos Aires que deja la
palabra, ha dicho que este congreso se ha reunido
en un término mas corto que el de tres meses;
pero olvida que para el dia de la instalacion del
Congreso, el número fué el estrictamente necesa
rio. Apenas, despues de muchisimos esfuerzos,
despues de ponerse vapores á disposision de los
Sres. Diputados, pudimos conseguir el número
de 26; y hoy mismo, despues del tiempo que ba
transcurrido,"1 no está integrado el Congreso, por
que algunos Diputados no han podido llegar toda
via de sus provincias lejanas. Ademas, Sr. Pre
sidente he recibido informes- de personas compe
tentes, que aseguran ser materialmente imposible
acortar el termino de 3 meses.
Mas todavia: no se si la facultad que ese arti
culo acuerda al encargado del Poder Ejecutivo
Nacional se refieren al termino de 3 meses o á
aquellos que le son correlativos. Por esta razon r
yo que anteriormente pedi al Sr. Miembro Infor
mante de la Comision tuviera la bondad de decir
me á que terminos se referia dicha facultad, re
nuevo ahora mi pedido y creo que será bastante
complaciente para satisfacerlo.
Sr. Alsina.—Yo creo que á ese respecto no
puede haber duda. El articulo dice que se facul
ta al encargado del Poder Ejecutivo Nacional
para acortar los terminos de la ley. Este términio
no puede ser otro que el de tres meses dentro de
los cuales se verificará la eleccion, quiere decir
que se acortará en cuanto sea posible el termino
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
asignado á las legislaturas provinciales para con
vocar los electores.
Sr. Quintana.—Tambien lo creo asi. Mien
tras tanto, estamos en desacuerdo con el Sr. Di
putado por Buenos Aires que dió á entender que
el término se referia tambien al de los tres meses
que en el articulo se establecia. Entonces digo
lo siguieute: ó el encargado del Poder Ejecutivo
acorta esos tcrninos, ó no. En el primer caso, en
el caso de q,ue acorte los términos el mismo pro
yecto en discusion reconoce que esa facultad pue
de ser ejercida de tal manera que sea incompa
tible con la libertad del sufragio y pareceria en
consecuencia poco delicado de parte del Encar
gado Nacional ejercerla esponiendoseá ese peli
gro, cuando está en la conciencia de todos que el
Presidente permanente de la República, vendrá
á ser el mismo encargado del Poder Ejecutivo
Nacional.
En el segundo caso, en el de que no acor
te los terminos en cuestion, la facultad viene
á ser innecesaria y como tal superfina. En am
bas casos pues debe ser denegada.
La autorizacion de que tratamos importa por
lo demas un voto de confianza que no es licito
acordar cuando la especialidad del caso no lo re
clama.
Sr. Zulahta.—Yo creo, Sr. Presidente que el
Sr. Diputado que hace oposicion «1 proyecto, par
te de una. base falsa. El está conforme, al pare
cer, en que la eleccion de Presidente)> Vice-Pre-
pidente tunga lugar dentro de tres meses y sobre
eso creo que ningun Sr. Diputado ha manifestado
la menor oposicion.
Sf. Quintana.—Es cierto.
Si: Ztilahta.—Esta designacion de los tres
meses, hace nesesaria tambien la autorizacion al
Encargado del Poder Ejecutivo Nacional para
que acorte les terminos de la ley, puesto que la
ley de elecciones designa que 6 meses antes de
fenecer el periodo del Presidente de la República
debe precederse á la eleccion de los electores, y
la Constitucion previene que los electores deben
reunirse -í meses antes para proceder al nombra
miento de Presidente y Vice, esto es, dos meses
despues de practicada la eleccion de Electores.
De suerte que si la reunion de los electores debie
ra efectuarse á los dos meses, de practicada su
eleccion que es el termino que determina la ley
electoral no quedaria sino un mes hábil desde la
publicacion de esta ley para proceder en toda la
República á la eleccion de Electores, dentro del
cual seria imposible verificarla, y eso importaria
colocar en una pocision muy dificil al encargado
del Ejecutivo Nacional, puesto que es evidente
que se necesita mucho mas tiempo para hacer la
eleccion.
Por otra. parte, creo que no es argumento serio
decir que para esa epoca las legislaturas provin
ciales tal vez no esten funcionando, puesto que
no tenemos conocimiento oficial de ello. Dado
ese caso, se dice, quien sabe cuando se reuniran
las Legislaturas; pueden pasar 6 meses, £ meses
sin que se reuna; pero yo creo que estos argumen
tos que se han aducido en contra del proyecto en
discusion, no son argumentos serios, porque la
necesidad de la pronta reorganizacion de los Po
deres públicos es notoria, y hay ademas la segu
ridad de que no se procederá al escrutinio de los
votos, sinó despues de llegado el número que la
ley prescribe.
¿sr. liais Monno.—Yo noto, Sr. que el termi
no que designa el proyecto para la eleccion de
electores, y el termino en que han de reunirse los
electores para elegir Presidente y Vice-Presiden-
te, es el de los mismos dos meses que previene la
ley de elecciones. Si despues de hecha la elec
cion han de reunirse las Cámaras provinciales,
y se señalan 3 meses por el articulo en discusion
para la eleccion de Presidente y Vice claro es
que han transcurrido los mismos dos meses.
El Sr: Diputado por Tucumau, dice que no
son objeciones serias. Yo no se si son mas serias
las que él acaba de hacer á la Comision, puesto
que él mismo ha reconocido que bien pudieran
no reunirse las Legislaturas provinciales ni en i
ni en 6 meses. Desde que reconoce eso, recono
cerá con mucha mas razon que no podran reunir
se en menos tiempo que en un mes. De consi
guiente, creo que lo que ha objetado no es tam
poco una objecion seria.
Sr. Zalaleta.—Yo le haria una pregunta al S.
Diputado por Entre-Rios que deja la palabra.
Puesto que él hace oposicion á la última parte
del articulo en discusion, y admite que se esta
blezcan 3 meses para la eleccion de Presidente y
Vice-Prcsidente de la República ¿como ee consi
gue eso sin acortar los terminos establecidos por
la ley electoral?
Sr. Rulz Moreno.—-Voy á contestarle. Se ha
ce la eleccion de los electores, y al mismo tiempo
se convocan las Legislaturas provinciales, porque
es de suponer que ha de trascurrir mas de mes y
medio para hacer la eleccion de Presidente y
Vice-Presklentc. Ademas, es de suponer tam
bien que el encargado del Poder Ejecutivo Na
cional no vaá guardarse esta ley cu el bolsillo, y
 SESIÓN DEL i DE JUNIO DE 1862.
espedirá los decretos necesarios para que se haga
la eleccion de electores desde luego.
Sr. Zavaleta.—¿Y desde cuando se cuentan los
tres meses.
. Sr. Ruiz Moreno.—Desde el dia de la pro
mulgacion de la ley.
Sr. Zavaleta.—Se necesitan dos meses para que
se practique la eleccion de electores, y - algunos
dias para practicar el escrutinio.
Sr. Ruiz Moreno.—Un solo dia para practicar
el escrutinio.
Sr. Zavaleta.—Pero algunos dias se deben fijar.
Sr. Ruiz Moreno.—La ley lo designa dos me
ses antes dice y entonces, mal puede acortarse el
termino de tres meses.
Sr. Zavaleta.—No se trata de acortar el termi
no de tres meses.
Sr. Garcia (D. P.)—Voy á llamarle la aten
cion al Sr. Diputado por Entre-Rios, sobre la
realidad de las cosas. El proyecto que el acepta
dice que la eleccion de Presidente y Vice-Presi-
dente, se hará dentro de tres meses de la publi
cacion de la ley. Suponiendo que el Poder Eje
cutivo Nacional, inmediatamente de recibida, le
de cumplimiento, se necesita al menos dos meses
para que en toda la República se haga la eleccion
de electores, puesto que cerca de un mes es pre
ciso, para que esta ley sea efectiva en toda la
República, y que se de el tiempo necesario á los
electores para reunirse. A los dos meses de la
publicacion' de la ley, es necesario que esté hecha
la eleccion de electores, y sino se acortan los ter
minos que la ley de elecciones señala para quese
haga el escrutinio de la eleccion de electores,
solo á los tres meses de la publicacion de esta ley
es que quedarán • nombrados los electores. ¿Y
cuando van á reunirse los electores para hacer la
eleccion de Presidente y Vice-Presidente? Indu
dablemente despues de los tres meses. Asi, pues
ó es necesario acortar ese termino que prefija la
lejr de elecciones, para que se haga el escrutinio
de la eleccion de electores, ó es necesario alargar
el termino de tres meses.
Sr. Eliz-alde.—Eéto es lo que quiere decir el
proyecto.
Sr. Garda (1). I3.)—Establecido, pues el tér-
inino de tres meses para la eleccion de Presidente,
es necesario acortarlo, haciendolo el Congreso,
ó facultando el Congreso al Poder Ejecutivo.
Sr. Quintana. —Entonces yo me permitiré
preguntar al Sr. Diputado, que significa lo sigui
ente: "acortar los terminos establecidos por la ley
&a." Si lo unico que se permite acortar al Po
der Ejecutivo es el termino que corre entre la
73
eleccion y el escrutinio ¿que peligro corre la se
guridad del derecho electoral del pueblo Argen
tino?
Sr, Elizalde.—Es que se facultará tambien
para acortar algunos otros terminos.
Sr. Quintana.—Pero eso es lo que no se le
quiere permitir. Digamos entonces que se fa
culta para acortar otros terminos. Yo pregunto
entonces ¿cuales son esos otros terminos?
Sr. Zavaleta.—Para la reunion de electores,
y para practicar la eleccion de electores.
Sr. Quintana.—¿Cuales son los terminos que
la ley de elecciones Nacional establece, los termi
nos que esta autorizado á acortar el encargado del
Poder Ejecutivo Nacional por este articulo?
Sr. Zavaleta.—Los que la ley Nacional previe
ne que despues de iui mes de practicada la elec
cion de electores, se practique el escrutinio y
despues se haga el nombramiento de Presidente.
Estos son los terminos á que se refiere el proyecto.
Sr. Quintana.—A eso voy.
Sr. Garda (D. J. A.)—Y si me permite el
Sr. Diputado voy á contestar á una pregunta
que se ha hecho y es la siguiente: ¿Qué tiene
que ver esto con la efectividad del derecho ar-
jentino? Tiene, y mucho.
Por la ley de elecciones á que se refiere este
articulo no es necesario que hayan venido las
actas de elecciones de todos los departamentos
ó secciones de que se compone un distrito elec
toral. Para hacer el escrutinio basta que exista
la mayoria ó las dos terceras partes. Se me
dispensará que no conozca mucho esa ley que
todos conocemos poco. Basta, decia, que haya
las dos terceras partes de las mesas de que se
compone el distrito electoral. Es necesario,
pues, que al acortarse el término de un mes no
se imposibilite esa reunion de las dos terceras
partes; es decir, que al acortarse los términos
se tenga presente lo mismo que se tuvo en cuen--
ta cuando la eleccion de Diputados al Congreso,
en que se acortaron los términos, pero de un mo
do razonable, para que pudiese obtener la Le-
jislatura el número de rejistros suficientes de las
mesas que debian componer la eleccion.
Sr. Quintana.—Yo creia, señor, que no ha
bia visto bien en este negocio; pero me acabo de
convencer que habia visto muy bien. El Sr.
Diputado que deja la palabra está equivocado.
Si no concurren las dos terceras partes de las
mesas electorales de un distrito, haya ó no haya
pasado el mes que establece la ley de elecciones,
haya ó no haya pasado el tiempo que el Encar
gado del Poder Ejecutivo Nacional hubiere se
11
74 SESIÓN DEL -i DE JUMO DE 1862.
ñalado, el escrutinio no puede hacerse. Pues
entonces—¿si sabe esto como dice lo otro? Su
póngase que el Encargado del Ejecutivo Nacio
nal hubiere disminuido el término á 25 dias y
que las dos terceras partes de las mesas electora
les del distrito no hubieran concurrido al térmi
no fijado—¿se haria -el escrutinio?—No, porque
la ley lo prohibe. Entonces no habrá peligro
para el derecho electoral del pueblo arjentino,
entonces es inútil esa última claúsula.
Sr. Mármol.—Yo quisiera que los Sres. que
están sosteniendo esta discusion, se fijaran en
la poca importancia que ella tiene. Si mate
rialmente es imposible no se hará; si el Poder
Ejecutivo Encargado no puede -verificarlo nos lo
dirá, pero no tiene importancia alguna.
Dado el punto por suficientemente discutido,
se aprobó el articulo 1.° por afirmativa contra
dos, entrando en seguida en discusion el articu
lo 2.»
Sr. Mármol.—El Sr. Miembro Informante de
la Comision, refiriéndose á este articulo, cuando
se ocupó del proyecto en general, estableció una
proposicion, que tocada muy de paso por el, muy
de paso la contestaré tambien, porque es de ne
cesidad y despues entraré al articulo. El Señor
Miembro Informante ha dicho, que á juicio de
la Comision las elecciones debian hacerse con
arreglo á la ley de 4 de Julio, por cuanto des
pues de incorporado Buenos Aires á la Confede
racion, la Lejislacion de la Confederacion Ar-
jentina, rije en toda la República Arjentina—¿No
es esto?
Sr. Alsina.—La Lejislacion via Constitucion.
&: Mármol.—Yo rechazo plenamente seme
jante proposicion. Diré claro, que á mi juicio.
la Lejislacion de la antigua Confederacion,
mientras no se llenen ciertas formalidades nece
sarias, rio rije para la Provincia de Buenos Ai
res. Dicho esto de paso, entro al articulo.
Señor, parecerá una paradoja decir que este
articulo compromete un gran principio social de
la República Arjentina. La Provincia de Bue
nos Aires ha hecho un gran servicio, cuyo valor
no se ha conocido todavia, cuando hizo ciertas
reformas á la Constitucion Nacional, ó mas bien,
cuando hizo ciertas reservas en ella: un gran ser
vicio á la República al poner de acuerdo con
esas reservas los pensamientos y conveniencias de
todo el Continente Américano—La Provincia de
Buenos Aires dijo: acepto los tratados públicos
que ha hecho la Confederacion, pero no acepto
el tratado con la España y la Nacion le recono
ció esta reserva. ¿Qué motivo tuvo Buenos Ai
res para no aceptar este tratado y qué servicio
es este que prestó á la República? El moti vo
que tuvo fué estar basado ese tratado en la ley
de ciudadania, hecha por la Confederacion Ar
jentina, ley que en el andar del tiempo, despoja
ria á la República de todos sus hijos y la con
vertiria en un Estado poblado de estranjeros.
La ley de ciudadania de 7 de Octubre de 1857,
fué elevada á la categoria de compromiso inter
nacional, en el tratado de 9 de Julio de 1859.
El tratado con la España, en la parte referente á
la ciudadania, no es sino el principio consigna
do en la ley de Octubre del 57. Rechazó, pues,
este tratado por el principio de ciudadania que
envolvia, nocivo al porvenir de la República,
contrario á los intereses de la América entera.
Ahora Wen, la ley de elecciones á que se refiere
la Comision está basada sobre la ley de ciudada-
nia contra la que protestó Buenos Aires. La
ley de elecciones ordena que para votar se pre
senten los hombres con los derechos y estando
en el ejercicio de la ciudadania. El Sr. Secre
tario puede leer el capitulo 2.°, articulo 7.°, inci
so 2.° de la ley de elecciones.—(Se leyó.)
Muy bien, por consiguiente está invocada la
ley del 4 de Julio del 59 y la ley de 7 de Octubre
del 57 en el tratado con la España y el unico pun
to del rechazo que se dió por parte de Buenos
Aires, fué lo referente á la ciudadania. Seria
establecer el antagonismo mas original y que ser
viria de fundamento para una negociacion ulte
rior, que por fuerza tiene que venir, por mas que
el Gobierno la quiera esquivar, negociacion que
tiene que venir mas ómenos tarde, y que cuanto
mas tarde sea, mas complicada será, un preceden
te muy funesto para esa negociacion, es el que
nos pudiera decir el negociador Español. ¿Como
vienen á invocar la reserva que hicieron en 1860,
cuando en 62 admitieron el principio en que
estaba basado el tratado sobre que protestó? Esto
63 concluido para Buenos Aires, Por consigui
ente no se puede invocar para toda la República
la ley de 4 de Julio sin comprometer á - Buenos
Aires en esa ley que no puede aceptar. Asi, pues,
señor, prescindiendo de entrar en la cuestion, por
no ser la oportunidad de si está ó no vigente la
Legislacion de la antigua Confederacion para
Buenos Aires, sin entrar á examinar lo que im
porta en si la ley de elecciones, pero cuya clasi
ficacion no temo en avanzar, diciendo que es la
mas odiosa para la mayoria en un pais Repúbli
cano y que dá infaliblemente el triunfo al Poder
Ejecutivo y ateniendome solo al punto que he
tocado, votaré en contra del articulo y propondré,
.j
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
pues que no hay otro medio, y puesto que no hay ra los otros casos, prevengamos el mal y preven-
una ley de elecciones, que estas se hagan en la gamoslo reformando la ley relativa, pero mien
forma que se ha hecho la eleccion de Diputados tras tanto esto no tenga lugar, yo creo que estas
al actual Congreso. elecciones deben practicarse con arreglo á esa ley
Sr. Alsina.—Sr. Presidente: respecto ála cues que no es otra cosa que la reglamentacion de un
tion del tratado de España que el Sr. Diputado principio Constitucional.
por Buenos Aives acaba de promover, debo hacer &: Marmol.—Si creyese necesario entrar á
presente que hay una especialidad y es que los examinar esta ley, yo diria á la Cámara que ella
efectos de ese tratado con la España fueron salva ha entendido por distrito electoral, loque no ha
dos para Buenos Aires por medio de una reforma sido la mente de la Constitucion y que la regla
especial en la Constitucion, reforma que en la mentacion es contraria al espiritu de la misma.
misma está consignada. "Distrito electoral" no quiere decir que se elija
Eespecto de la proposicion que empezó sentan por una sola lista, en todos como ordena la ley
do, diré, que me veo en la necesidad ahora de res- lo que quiere decir es que aquello que se llama
tringir algo de su latitud; talvez no espresé bien distrito electoral está obligado, en un dia dado á
nii pensamiento. Pero, á este respecto no pue dar tal número de electores para la eleccion de
do dejar de decir qiie el articulo de la ley elec Presidente, pero el modo de darlos, no manda la
toral que se invoca, no es sinó el cumplimiento Constitucion que sea en la forma que la ley de
de un articulo de la Constitucion, articulo que no termina, porque es una forma materialmente im
ha sido modificado, sin embargo que Buenos Ai posible; si llega el caso se demostrará. Distrito
res pudo haberlo hecho, cuando revisó la Cons electoral es la"ciudad de Buenos Aires en un dia
titucion de la antigua Confederacion. El arti dado del año para la eleccion, y sin embargo se
culo 3± dice: que cada Provincia formará un dis vota en distintas parroquias, apesar que por esta
trito electoral y la ley órganica no hace sinó re' ley para la inmensa ciudad [de Buenos Aires no
glamentar ese principio con arreglo al fundamen puede haber sino una sola mesa para recibir los
tal de formarse un solo distrito electoral. Ahora votos .... Pero no quiero entrar en el exámen de
bien mi proposicion no es que Buenos Aires por la ley. A lo que quiero que se me conteste es á
el hecho de incorporarse á la Nacion, acepta to lo siguiente.
da su legislacion, sino aquella parte que no es ¿Como se salva este inconveniente de haber
otra cosa que el cumplimiento de la prescripcion rechazado el tratado con la España, por la nuli
Constitucional, sobre la cual pasó Buenos Aires dad que envuelve á respecto de la ciudadania y
sin hacer observacion alguna, cuando pudo veri votar la ley sobre que ese tratado reposa? ¿Que
ficarlo. contestaria el Gobierno cuando se le dijera en
i
Señor, respecto de la incorporacion yo tengo lma negociacion que tiene que venir? ¿Como en
solo que recordar algunos pocos antecedentes. 1860 me rechazó el tratado y en 1862 lo aprueba,
¿Estamos incorporados, si ó no, á la Nacion? Aqui puesto que aprueba esta ley? Buenos Aires tiene
es preciso tomar las cosas no como queremos que que decir para ser logico, no acepto para nada la
pasen sinó como son en si. Tomar la actualidad ley de ciudadania dada por la Confederacion,
tal como es y aceptar sus consecuencias. Tene pero tambien no acepto las causas de ese tratado.
mos que cumplir sinó todas las leyes que ha da De lo contrario es establecer un antagonismo entre
do ese Congreso, al menos las que ha dado regla esta legislacion-y la de 1860. Este es el punto
mentando articulos de la Constitucion que no he de la discusion. Por lo demas, repito, no entro
mos observado. Pero mirando la cuestion bajo en la cuestion de si las leyes de la Confederacion
otro punto de vista. Se habla de los peligros nos rigen; de si esa ley es buena ó mala, no señor.
que ofrecerá mas tarde esta disposicion, pero. Que Para la Provincia de Buenos Aires desde que se
inconveniente hay paraqueya incorporados pida le manda hacer ostensivas esas leyes, yo tengo
mos mañana mismo la reforma de esa ley? Pero que saber si ellas son ó no aplicables, y yo digo,
vamos ahora á la cuestion practica. ¿Para que esta Provincia está en condiciones especiales; no
estamos dando esta ley? Para que se nombre podemos decir, acepte Buenos Aires la ley de
Presidente, y Vice Presidente delaNacion. Veo elecciones, porque eso importa aceptar la de ciu
tanpocos candidatos para esta eleccion que me dadania y yo sostengo que tendria justisimo dere
parece, que aun cuando se forme un solo distrito cho. Para obviar esta dificultad y en atencion
ó no, el resultado ha descrei mismo. Ahora pa á que se requiere que estas elecciones sean he
76 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
chas lo mas pronto posible, propongo que se acep
te el mismo temperamento que ee ha aceptado
para la reunion del Congreso, por la misma razon
que dice el Sr. ,Diputado. Entonces obviamos
la dificultad mandando practicar las elecciones
de electores en la misma forma que la de Diputa
do al Congreso y creo que no son mas importan
tes la de los primeros que las de los segundos.
Propongo el inconveniente y ofrezco la manera
de"salvarlo.
Sa. Alsina.—Voy ti hacer una observacion Sr.
Presidente.
Como el Sr. Diputado ha traido la cuestion á
ese terreno, ella varia de aspecto y es bastante
seria. El no puede abrigar la menor 'duda que
haya de ser mas simpatica que ámi. . . .
Sr. Marmol.—Ninguna duda.
Sr Alsina.—El principio de la ciudadania na
tural, principio que debo decir, he sostenitlo
prácticamente en las calles de Buenos Aires con
tra franceses é ingleses, cuando pretendian ve
nir aqui y no estar sujetos ^á la Lejislacion del
pais, ese principio está escrito en la Constitucion
Reformada Yo diré al Sr. Diputado, respecto
del tratado con la España, respecto del princi
pio de ciudadania, que si la Constitucion de la
Confederacion reconocia como principio la ciu-
dadania de origen, nosotros al revisar la Consti
tucion, no solo hicimos las reservas necesarias,
sobre ese tratado, sino que consignamos, como
principio, el de la ciudadania natural. De ma
nera que el Gobierno Español, puede dar la in
terpretacion que quiera, pero no puede servirle
de punto de partida la resolucion que tomemos
sobre el modo de elejir los electores, porque en
este caso vuelvo á repetirlo, lo único que se ha
ce es ejecutar una disposicion Constitucional.
Pero, si á mi se me pasase por la imajinacion
que dictando esta ley abriamos una puerta á la
España para que hiciese sus reclamos, la recha
zaria completamente porque estoy tan interesa
do en ello como el Sr. Diputado.
No volveré á tomar la palabra, ni entraré en
mas detalles.
Sr. Mármol.—Yo si insistiré, porque conside
ro de suma gravedad, no digo por nosotros, no
para el acto de las elecciones, sino por el antece
dente que vaá dejar. Yo comprendo muy bien
la importancia que se vá á sacar despues en una
negociacion; mas diré. A estar estrictamente al
espiritu del articulo que ha citado el Sr. Diputa
do, por ese modo de ver, si esa ley rije, la Cons
titucion al establecer en una de sus reformas que
la ley de ciudadania se daria ajustada al princi
pio de ciudadania natural, ha derogado esa ley
que está fundada en un principio Constitucio
nal. Pero de todos modos, yo no he traido esta
cuestion, sino para que los Sres. Diputados pe
sen en su ánimo estos dos estremos y vean cvial
es mas inconveniente: mandar hacer las eleccio
nes en la forma que se ha hecho la de Diputa
dos al Congreso, que nada viola, que no hace si
no acatar y seguir un principio, que acaba de es
tablecer; ó dejar un argumento poderoso, con
tra la República en la negociacion que venga.
La España tiene un interes vivisimo en sostener
ese tratado y desgraciadamente es preciso con
fesarlo que desde la caida del Dr. Derqui se ha
pasado un tiempo precioso que puede costar ca
ro. Todo lo que se hizo fué mandar un hombre
á Montevideo que anduvo yendo y viniendo y
nunca pasó de alli.
Bueno, señor, atendiendo siempre, á la nego
ciacion que mas tarde ó mas temprano ha de ve
nir, no quisiera dejar este precedente.
Sr. Cabral.—Pido la palabra, para pedir bre
vemente, señor, que mi objeto al suscribir este
proyecto ha sido que se haga la eleccion de Presi
dente de la República cuanto antes, salvando los
derechos y prerogativas del pueblo arjentino.
No encuentro inconveniente en aceptar lo pro
puesto por el Sr. Diputado por Buenos Aires,
desde que se hace presente á la Cámara los incon
venientes que traeria el espediente contrario.
No sé si mis honorables cólegas, los demas miem
bros de la Comision y el Miembro Informante,
pensarán lo mismo. Creo, por otra parte, señor,
que esto no merece la pena de detenernos, des
pues de la discusion que ha tenido lugar.
Sr. Quintana.—Como miembro disidente de
la Comision he dado forma al pensamiento del
Sr. Mármol y he proyectado un articulo 2>° que
puede leer el Sr. Secretario.—(Se leyó.)
Puede, señor, sostituirse esta redaccion á la
otra.
Sr. Garda (D. J. A.)—El Sr. Diputado por
Buenos Aires que habló primero, ha manifestado
los inconvenientes politicos que pueden resultar
de aceptar el articulo de la Comision y quizá lo
seguiré yo en ese terreno; pero el Sr. Diputado
agregó tambien que habia indicado el remedio y
me parece que se ha equivocado. El remedio no
está en lo que propone, y esto por pequeñas difi
cultades de detalle pero que debe vencer el Con
greso, porque sino las vence no puede adoptarse
ese remedio.
La ley por la cual se eligieron los Diputados
al Congreso por Buenos Aires dividió la provin
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
cia en ocho secciones electorales, que elegian 12
Diputados en diversas proporciones, y si bien es
facil concebir la misma regla para elegir 24 elec
tores, no es lo mismo cuando se trata de 28. Por
otra parte esa ley que sirvió tambien para la
Convencion Provincial no determina quien apro
bará las elecciones, y por ese motivo fueron apro
badas por la Convencion Provincial, y ahora por
el mismo Congreso. Por estas pequeñas dificul
tades de detalle, esa ley, tal como está no puede
ser adoptada para la eleccion de electores de
Presidente y Vice-Presidente de la Nacion. Es
necesario que ella sea reformada y el Sr. Diputa
do Mármol sabe como todos, que en materias de
ley electoral, no hay autoridad alguna que pue
da tocarlas, sino el Congreso, es decir, que ni
el Poder Ejecutivo Nacional tendria facultad de
ocuparse de esos dos puntos importantes, á saber:
relacionar el número de electos con los distritos
y determinar la autoridad que habrá de aprobar
las elecciones, ni lo tendria tampoco la Cámara
Provincial. Es necesario, pues, que indicado el
inconveniente, se busque el remedio, no ahi, por
que ahi no existe.
Sr. Mármol.—El inconveniente es—¿dónde se
meten los 4 electores que han de figurar por los
2 Senadores?
Sr. Garda (D. J. A.)—Si señor, y tambien
quien ha de aprobar las elecciones, materia de
que no se ocupa la ley, y sobre las cuales nadie
puede deber minar nada, ni el Poder Ejecutivo
Nacional, ni las Cámaras de la Provincia. Es
necesario que la determine el Congreso.
Sr. Mármol.—Señor, los cuatro electores en
trarán donde puedan, dos por la ciudad, dos por
la campaña; es materia reglamentaria. ¿De
dónde salió la division que se hizo para los Dipu
tados Nacionales?
Sr. Garcia (D. J. A.)—De las Cámaras Le-
jislativas.
Sr. Mármol. —Ahora que son 28, asi como e-
Poder Ejecutivo acudió á las Cámaras y dijo:
¿cómo divido estos 7? Dirá: ¿cómo divido es
tos 28?
Sr. Garda (D. J. A.)—Permitame que le di
ga que la Provincia estaba entonces en la pleni
tud de sus derechos—No se procedia partiendo
de una disposicion anterior del Congreso ....
Sr. Mármol.—Si ahora se le dice haga vd. sus
elecciones por su ley.
Sr. Garúa (D. J. A.)—Es que no puede el
Congreso hacer esa delegacion.
Sr. Mármol.—El Congreso puede decir: haga
77
por esta vez lo que hizo antes, y el resto de la
Nacion por la ley Nacional.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo encuentro en la Cons
titucion reformada, señor, salvada la dificultad
que ha espuesto el Sr. Diputado. Lo que quie
re decir el proyecto de la Comision, al menos
segun yo lo entiendo, es que se hagan las elec
ciones con sujecion á las formas proscriptas en, fa
Ley Nacional; pero no quiere decir que en Bue
nos Aires no vaya á ejercer el derecho de sufra-
jio, los que son ciudadanos segun sus leyes.
El articulo 71 dice, es verdad, que los tratados
con las Naciones estrangeras son leyes que obli
gan á toda la República; pero respecto al trata
do con la España que dispone sobre ciudadania,
ese mismo articulo hace una escepcion en favor
de Buenos Aires.
Se vé claro, pues, que la Constitucion ha pre
visto que podia llegar el caso actual: y de su
verdadera y genuina intelijencia resulta que en
Buenos Aires pueden ejercer el sufrajio los ciuda
danos, que lo son segun sus leyes, y en las demas
Provincias los que lo son con arreglo á la Ley
Nacional de ciudadania. Por consiguiente no
existe la dificultad que se ha manifestado.
Pero ademas hay otro articulo en la Constitu
cion que dice: "el Congreso dictará leyes gene
rales sobre naturalizacion y ciudadania con su
jecion al principio de la ciudadania natural,"
por lo que puede considerarse derogada la Ley
Nacional sobrq¡ciudadania en lo relativo al pun
to en cuestion.
Y aunque nada se diga ahora sobre el particu
lar, no debe entenderse que porque se mande ha
cer las elecciones en Buenos Aires por la Ley
Nacional, se deroga lo que la Provincia tiene
adoptado sobre ciudadania.
. Sr. Gutierrez.—Me parece que en vista de to
das las dificultades que ocurren, hay un espe
diente muy sencillo que satisfaciendo á unos y
otros, muestra el mejor camino para salir de ellas.
La dificultad que resulta de peneren practica
la ley nacional de elecciones, segun un Sr. Dipu
tado consiste en que vendria á quedar 'por ello en
vigencia para Buenos Aires el tratado con la Es
paña; y aunque á este respecto estoy con lo que
dijo un Sr. Diputado pBr Entre RioS, de que no
puede considerarse derogado indirectamente lo
que de una manera terminante establece la cons
titucion, y que de hecho todos los ciudadanos de
Buenos Aires, aun quedando el proyecto como
está, ejerceran los derechos del sufragio; sin em
bargo, desde que todos estamos conformes en
que asi suceda, y en que asi debe ser, no me
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
parece que haya inconveniente Alguno en que
esto se consigne en la ley, sin abandonar
el terreno en que la Comision se ha colocado. Asi
diciéndose que la Junta de electores será elegida
por la ley de la Nacion sin que rijapara Buenos
Aires el articulo que hace referencia al tratado
con la España, con arreglo á la Constitucion, me
parece que se salvan todos los inconvenientes; y
digo con arreglo á la Constitucion, para que no
se crea que es estaiuia escepcion nueva que hoy
se introduce. Yo creo que si los Sres. de la Co
mision meditan esta adicion, cuyos términos pue
den cambiarse ó mejorarse, encontrarán .que es
el mejor camino que puede adoptarse para satis
facerlas exigencias que se han señalado.
Sr, liuiz Moreno.—Está salvada lia dificultad
porque el articulo no dice que todos los ciudada
nos en la Republica Argentina, hayan de votar
precisamente con arreglo ála ley de ciudadania
que regia en la Constitucion, sinó que esas dis
posiciones han de regir al resto de la Nacion y no
á Buenos Aires.
Si: Gutierrez.—Es un Articulo respecto del
cual se abrigan dudas ¿que inconveniente hay en
establecer claramente el sentido que todos le dan?
Sr. lluiz Moreno.—La ley de elecciones Na
cionales no dice nada respecto á la ciudadania.
8r. Quintana.—¿Que inconveniente tiene en
que se consigne?
Sr. Ruiz Moreno.—Ninguno.
Sr. Montes de Oca.—To veo Sr. Presidente,
graves inconvenientes en que la Cámara adopte
el 2.° articulo del proyecto que se acaba de leer.
En primer lugar esta ley es casi desconocida de
todos nosotros. Es una cosa que me sorprende
que la Comision haya aconsejado que se practi
quen en toda la Republica las elecciones de elec
tores para nombrar Presidente y Vice-Presidentc,
cuando creo que.ha de ser la conviccion de la
Comision misma; que ella no es conocida de los
miembros del actual Congreso.
Sr. Guiierrez.—Es de presumir que el Sr. Di
putado la conozca, porque ha votado diplomas
de Diputados electos por esa ley.
Sr. Montes de Oca.—No es de presumir por
que por lo que acaba de decir se vé que no la
conoce.
No existe la razon que nos movió á tres Dipu
tados, al Sr. Marmol, al Sr. Obligado y á mi, á
presentar un proyecto, que lo retiramos porque
el Dr. Quintana habia presentado otro igual.
Con esto proyecto nos proponiamos dos cosas: 1.°
no mandar practicar elecciones en la República
por una ley que nosotros mismos no conociamos;
y en segundo lugar evitar el igualar el actual
Congreso Argentino, con los antecedentes de un
Congreso que no ha sido nunca la representacion
de la voluntad de los pueblos, que no ha sido
Congreso Argentino, sino de las trece Provincias,
y esto con tanta mas razon, cuanto que encontra
mos en la Constitucion articulos que nos auto
rizaban á mandar practicar las elecciones tal
como se propone en el proyecto presentado por
el Sr. Diputado Quintana. En efectoei nosotros
recordamos lo que dice el articulo 37 de la Cons
titucion y el 41 (Leyó). Yo sostengo que este es el
caso de la primera vez y quien lo puede dudar,
que se reune un Congreso Lejislativo Argentino.
Hasta ahora ha sido un Congreso de trece Pro
vincias, en que Buenos Aires no estaba represen
tado, y ¿como nosotros Representantes del pue
blo Argentino podemos dictar una ley que obli
gara á Buenos Aires, cuando Buenos Aires no
habia tenido participacion en ella, cuando ii0
habia reconocido semejante cosa, y cuando pre
cisamente seria su voluntad rechazar esa ley com
pletamente? De lo contrario el derecho electoral
del pueblo Argentino, por esa ley vendria á ser
completamente burlada en la práctica.
Por estas razones yo estaré en contra del art.
que se discute, y apoyaré calorosamente el pro
yecto que ha presentado el Sr. Diputado Quin
tana.
Sr. Obligado (D. A. £7.)—Habia pedido la
palabra cuando la pidió tambien el Sr. Diputado
que la deja, para hacer algunas observaciones en
el mismo sentido que él. Efectivamente habiamos
presentado tres Diputados un proyecto de en
mienda al articulo 2.° del proyecto de la Comi
sion; pero sabiendo que uno de los miembros
de la misma lo aceptaba y lo iba á presentar,
desistimos de nuestro proposito. A mas de las
consideraciones que se han espuesto por A-arios
Sres. Diputados para rechazar el articulo 2.° del
proyecto de la Comision, es preciso que se tenga
presente, que una ley que no ha sido promulgada
no tiene porque ser conocida, y no se puede man
dar ejecutarla como obligatoria. De la ejecu
cion de esa ley seoriginarian cuestiones, como- se
ha observado, y el pueblo no podria ampararse de
ella, porque no conoce los derechos que le otorga.
Esta seria en todo caso, una observacion muy
poderosa; pero aunque no lo fuese, la ley tiene
tales vicios, que yo por mi parte, jamas la acepta
ria sin enmiendas. Primero diria traigase esa
ley, vamos á examinarla, vamos á ver si es con
forme ála Constitucion, vamos á ver si garante
los derechos del pueblo. Pero, digo, que no los
 SESIÓN DEL ¡t- DE JUNIO DE 1862.
garante absolutamente, que es una ley de es
camoteo, es una ley hecha para perpetrar la su
premacia del Poder Ejecutivo. Muchos de los
que tomaron parte en el Congreso de 1853 no
estan conformes tampoco -con la interpretacion
del articulo de la Constitucion en que pretende
fundarse esa ley. Muchos sostienen que esa in
terpretacion no es conforme con el espiritu del
articulo Constitucional. Pero de todos modos,
esa ley ha venido solo á favorecer al Poder
Ejecutivo, porque teniendo él una influen
cia decisiva en la campana, hará siempre pre
valecer esa influencia sobre la de la ciudad.
Es precisamente lo inverso de lo que debiera ser.
Esa ley tiene por objeto ahogar el voto de la ciu
dad, ^/or el predominio de la campaña en donde
imperan generalmente los caudillos, quienes for
maban antes los Congresos á su agrado, pero hoy
que se ha triunfado sobre ellos no se puede despo
jar del derecho electoral ála ciudad.
'Mucho tendria que observar sobre esa ley.
Esos tres dias que se fijan no tiene mas objeto de
dar lugar al fraude; y aunque no tengo un com
pleto conocimiento de esa ley cu todos sus detalles,
esc solo vicio es mas que suficiente motivo para
rechazarla. Sostengo ademas, y lo sostengo con
los pactos en la mano, que las leyes dadas por
los Congresos anteriores, no obligan de ninguna
manera á Buenos Aires; puesto que Buenos Aires
no tomó parte en la confeccion de esas leyes.
¿Como se .podria imponer á Buenos Aires, la obi
servancia de leyes que no conoce, que no -contri
buyó á formar? Me parece pues, que todos los
inconvenientes se salvarian aceptando la idea de
uno de los Sres. Diputados diciendo: háganse las
elecciones para electores .de Presidente y Vice
Presidente, como se practicaron las de Diputa
dos al Congreso. Si se pasára á un cuarto inter
medio todo esto podia arreglarse facilmente, por
que ello no presenta mayor dificultad.
La Constitucion lo ha establecido ya; ha dicho
cuantos han de ser los electores por las Provin
cias, de manera que pasándose á un cuarto inter
medio, facilmente se haria una redaccion que
salvase los inconvenientes que ha indicado un
iSr. Diputado. Yo haria, pues indicacion en este
sentido (apoyado.) . señor, todas las leyes de elecciones, como los
Sr. Mármol.—Yo habia creido con toda sin
ceridad, que el modo como encaré la cuestion
seria lo bastante para llevar la persuaclen al
ánimo de mis honorables cólegas. Este asunto
tiene muchas faces; yo creia que con manifestar
una sola era bastante, pero desgraciadamente no
ha sido asi. Entonces tengo que seguir en esa
tarea para llegar á la discusion de la ley de la
Confederacion y de los pactos por parte de
Buenos Aires.- Por mi parte no lo hago por es
piritu de terquedad; aqui no hay politica, no hay
nada, pero tal es la persuacion, lo fascinado que
estoy por el inconveniente que va á traer mas
tarde, que he de decir, todo lo posible para es
torbar que se haga lo que se pretende por el arti
culo.
Señor, voy á decir dos palabras respecto de
la ley. Jamas habrá sido honrado de la manera
mas esplendente, el papel mas sucio que puede
salir de un carro de basura. No hay nada mas
sucio en la Lejislatura de la Confederacion que
«sta ley, hecha espresamente para el triunfo de
la tirania. No hay Poder Ejecutivo que con -
esta ley en la mano, permita que el pueblo gane
las elecciones; que una parte, del pueblo no tie
ne el derecho de llevar un Diputado á las Cá
maras; los que sostengan lo contrario, no la han
estudiado. Yo si lo he hecho y voy á decir lo
siguiente para que el pueblo do- Buenos Aires
que me oye, como los Diputados todos, sepamos
la manera como se hacen las elecciones; y com
prendan lo que hay sobre esta ley.
Por ella, no se puede votar sino por el con-
junto de la Diputacion en todos los puntos, es
decir, hay que elejir 12 Diputados en todas par
tes, á una misma hora, en tres dias. Muy bien:
todo el mundo sabe que la campaña está á las
órdenes del Poder Ejecutivo, aqui como en to
das las Provincias, pero en la campana no hay
elecciones populares, propiamente hablando, y
esto que aqui sucede, sucede en todas partes del
mundo. Bien pues, el único contrapeso que el
Poder Ejecutivo tiene en his Provincias es la
ciudad. Asi, vetándose por los 12 ála vez y
haciéndose un escrutinio general, aquellos 12 que
salen por la campaña son los que tienen siempre
la mayoria. Esta es la verdad, calculada en esa
ley, para que los Gobernadores de las Provincias
ganen siempre las elecciones,—y yo pregunto
—¿el primer acto del Coiígreso será arrojar sobre
Buenos Aires una iniquidad semejante?—No es
posible, como no lo es tampoco quo se pueda ga
nar una eleccion contra el Gobierno. Y bien,
reglamentos de los cuerpos colejiados, tienden
siempre á dar garantias á las minorias. Yo no
me cuido de las mayorias--, me cuido de prote-
jer las minorias, y yo digo:—¿cómo una minoria,
que haya en Buenos Aires, supongamos, que
opina de distinto modo, que el Poder Ejecutivo,
no ha de tener derecho de llevar un Diputado
80 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
para que hable á nombre de sus principios ó
ideas?—(Aplausos.)
Pero nunca se conseguiria con semejante ley y
digo:—¿Si, pues, es posible no someternos á ella,
si es necesario salvar, á la República de seme
jante iniquidad, porque no decimos desde el mo
mento, nómbrese ya una Comision para que re
dacte una ley' de elecciones? Desde que es posi
ble nombrar una Comision, desde qup es posible
hacer la eleccion, del mismo modo que se ha he
cho la de Diputados al Congreso,—¿por qué no
echar fuera esta ley de la discusion? Yo iria
aun mas lejos. No me gusta la politica floja,
pero diria: haga cada Provincia su eleccion segun
su ley propia. Pero no hago politica. Esto ha
sido calculado positivamente para el daño de los
pueblos y beneficio de los Gobiernos.
Bien, nosotros que no tenemos ningun interés
en esto, que no se trata de cuestion politica, to
dos deseamos que se haga ^la eleccion.—¿Qué in
conveniente se presenta para que adoptemos lo
que he propuesto?—El único ha sido el presen
tado por un Sr. Diputado, pero eso es de regla
mentacion nada mas. Ninguna observacion sé
ria se ha hecho á este respecto.
Ahora viniendo al otro punto que ha tocado el
Sr. Diputado por Buenos Aires, Dr. Obligado,
de que no se pueden imponer leyes á un pueblo,
que no tiene obligacion de recibirlas, sin que ha
ya tenido parte en su discusion, Buenos Aires
tendria derecho de pedir cuenta á los Represen
tantes y decirles—¿cómo me están dando leyes
que para mi no han sido dictadas, cuando por la
Constitucion reformada yo tengo el derecho de
tomar parte en su discusion y votarlas?—Noso
tros no hemos venido para eso.
, No hemos venido para eso,i Sr., yo no quie
ro ningun voto para Buenos Aires, y es el
lenguaje que se me ha oido siempre, porque
no quiero nada que no sea ostensivo á toda
la República Arjentina. Si en mi mano es
tuviera, yo diria: ¡no!, porque ninguna pro
vincia, ningun pueblo, es acreedor á semejante
estafa.
Señor: esa ley es confeccionada espresamente
para estafar el sufrajio popular; pero ya que no
podemos decir eso, digamos al menos sálvese al
go, como el tratado de Espana. Esa ley, como
dijo muy bien el autor de la mocion, no puede
servir á toda la República. Se dijo, sálvese
Buenos Aires y si se hubiera podido decir sálve
se San Luis, sálvase la Rioja, se hubiera dicho
lo mismo: yo, Sr., concienzudamente, rechazo se
mejante complicidad. .
Sr. Obligado.—Creo que fué apoyada una mo
cion que yo hice para pasar á cuarto intermedio,
á fin de introducir una modificacion, y fue sufi
cientemente apoyada.
Sr. Presidente.—Fué suficientemente apoya
da, pero la Cámara no resolvió nada. Asi es que
la Cámara tiene que resolverlo por una votacion.
Sr. Cabral.—Si ha sido apoyada, debe votarse.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece, se
votará si se acepta ó no la indicacion hecha por
el Sr. Diputado por Buenos Aires, para pasar á
cuarto intermedio á fin de adicionar el articulo.
Se votó y resultó afirmativa de 15 votos con
tra 13.
Se pasó á cuarto intermedio.
Pocos momentos despues volvieron á lósala.
Sr. Presidente.—Continúa la discusion del ar
ticulo con la adicion propuesta, como acaba de
leerse.
Sr. Garda (D. P.)—No pretendo sostener
una discusion sobre este punto; pero voy á fun
dar mi voto en oposicion al articulo que se ha
leido, con muy pocas palabras.
El articulo en discusion dice que la eleccion
debe hacerse lo mismo que se ha hecho la elec
cion de Diputados al Congreso, es decir, que en
la provincia de Buenos Aires va á regir su ley
provincial. En esto veo falseado completamen
te el articulo 37 de la Constitucion.
Todos los ataques que he oido, contra la ley
electoral, vienen directamente contra este arti
culo, porque este articulo dice que cada Provin
cia se ha de considerar, para los efectos de esta
eleccion, como un distrito electoral. Es decir,
que adoptado el articulo en discusion vienen á
descentralizarse completamente las mesas elec
torales de la Provincia, pues por el sistema que
se propone para la eleccion de electores, va á re
sultar que tales electores; van á salir con tantos
votos de tales ó cuales departamentos. Y en lu
gar de formarse una mesa central, van á hacerse
tantos cuantos departamentos hay. En esto,
repito, veo completamente falseado el ' principio
Constitucional. Si se me allanare este inconve
niente, no tendria obstáculo alguno en votar á
favor del articulo: no hago alto en la disposi
cion de la ley electoral, pero si en el articulo
Constitucional que rije á todas las Provincias,
como rije á Buenos Aires despues que sus Dipu
tados se han incorporado al Congreso.
Por estas consideraciones, he de votar en con
tra del articulo.
Sr. Mármol.—Efectivamente, Señor: el arti
culo de la Constitucion dice eso; pero lo que hay
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
que averiguar ahora, es que quiere decir distrito
electoral, el Sr. D. E dice que á su juicio distrito
electoral, quiere decir una sola votacion, por
una sola lista. Y yo; á mi juicio, distrito elec
toral, no importa eso. Puede importar eso; pe
ro puede importar" otra cosa. A mi juicio, lo
que la Constitucion manda, es que cada Provin
cia haga la eleccion por tal número de Diputa-
dosreso quiere decir distrito electoral; pero eso
-es materia de la ley, no es materia de la Consti
tucion. Lo que se dispone sobre la manera de
hacerla votacion no es materia Constitucional y
si administrativa. Es distrito electoral la Pro
vincia porque está elijiendo sus Diputados, y el
dia que los elija, ese dia se convierte la Provin
cia en distrito electoral; pero eso es materia de
la ley, no es materia Constitucional.
Por ejemplo: la ley de eleccion de la Confede
racion, mandaba que cada ciudad tuviese una
mesa, y que cada parroquia de la campaña, tu
viese otra. Si estuviéramos haciendo la elec
cion, se haria esta pregunta: ¿cómo hace mia
ciudad de 120 ó 130,000 habitantes, donde hay
8 ó 12,000 electoras, para votar en una sola me
sa? ¡No caigamos, señor en el error de lejislar
tal cosa, porque seria materialmente imposible
realizarlo.
En este ó en otro cualquier punto, hay la re
nuncia de un individuo, la muerte ó la separa
cion del cuerpo, por cualquiera causa; y por este
individuo, tiene que votar todo el Estado, que
conmoverse todo el Estado por un solo individuo.
¡Entre tanto, la ley puede decir muy bien: se
convierte en distrito electoral, y se divide en
tantas secciones electorales, que darán tantos
Diputados, segun el censo de la Provincia, sin
faltar al principio Constitucional.
Sr. Garda (D. P.)—Pido la palabra.
Sr. Montes dv Oca.—Si me permite el Sr. Di
putado, yo la habia pedido para contestar.
Sr. Garda (D. P.)— Voy á observar muy lige
ramente á lo que acaba de decir el Sr. Marmol.
Sr. Cábral.—Crecyme debe considerarse, Sr.
Presidente, el proyecto de la Comision antes que
este.
Sr. Presidente.—Se ha aceptado por la Cáma
ra que se discutan los dos; se votará primero el
de la Comision.
Sr. Garda (D. P.)—Si -la Comision no ha
aceptado el proyecto, tiene que entrar primera-
menteel proyecto dela Comision.
8r. Presidente.—Se estan discutiendo los dos á
la vez; pero se vota primero el de la Comision.
Sr. Garda (D. P.)—Yo tenia la palabra. No
81
to que el Sr. Diputado por Buenos Aires, que mo
ha precedido en la palabra, ha padecido permita
me decirle, una equivocacion, cuando habla de las
distintas mesas que deben ponerse en los distri
tos electorales para la votacion. El cree que
cuando se considera como un solo distrito á una
provincia, debe ponerse unicamente una sola
mesa ....
Sr. Marmol.—Una mesa en la ciudad, y una
mesa en cada parroquia de la t;ampaña, dice la
ley.
Sr. Garda (D. P.)—En cada parroquia de la
campaña, y en la ciudad, se • pondrá una sola
mesa, es decir, en cuanto 6 las mesas no hay al
teracion; pero la votacion es de otro modo, puesto
que los escrutinios, no se cierran en cada departa
mento, en cada parroquia; vienen á la mesa cen
tral para que allisehagaelescrutiuio en general;
alli se suman los votos, y se sabe cual de los candi
datos ha obtenido mayoria.
Por lo demas, no he encontrado nada, nada
absolutamente, que me convenza de que no se
falsea el articulo constitucional adoptando para
Buenos Aires la ley provincial que figura en el
articulo.
Sr. Montes de Oca.—Antes de contestar al Sr.
Diputado, desearia preguntarle si se ha fijado
bien en el articulo á que dice que se falta termi
nantemente. ¿Es el articulo 37? Discúlpeme
que le pregunte esto, porque me sucedió en la
última secion, que un Sr. Diputado dijo que esta
ba enteramente de acuerdo conmigo cuando yo
le hice algunas observaciones combatiendo su
discurso en el que sostenia ideas opuestas á las
mias.
Sr. Garda (D. P.)—Debe suponerse que me
he fijado perfectamente bien.
Sr. Montes ¿le Oca.—Pues creo que en el
número esta equivocado.
Sr. Garda (D. P.)—Bien, si me he equivoca
do en el número acepto la indicacion; pero no
puedo equivocarme respecto al testo del articulo,
el número poco importa.
Sr. Montes de Oca.—Habia pedido ki palabra
para demostrar que en este proyecto no se afecta
el articulo 37 de la Constitucion, que se refiere á
la composicion de la Cámara de Diputados, noso
tros estamos discutiendo la manera como se ha
de hacer el nombramiento de electores para ele
gir Presidente y Vice-Presidente de la República.
Sr. Garda (D. P.)—Permitame una rectifica
cion: el articulo de la Constitucion que habla de
las elecciones de electores, se refiere al articulo
12
82 SESIÓN DEL i DE JUNIO DE 1862.
que be citado. De modo que es lo mismo citar
este que el otro.
Sr. Marmol.—No es cuestion de número.
Sr. Montea de Oca.—Si no quiere ó si le in
comoda al Sr. Diputado que me interrumpe, no
diré mas. Hay dos articulos de la Constitucion
que son los que debemos tener en cuenta. El 41
que dice: (Leyó) y asi lo ha hecho .Buenos Aires
para la reunion de este Congreso. No se ha
tenido en vista la ley de elecciones nacional,
sino que por una ley provincial, hemos sido elec
tos en toda regla Diputados por Buenos Aires y
ocupamos un asiento en este Congreso.
Hay otro articulo de la Constitucion, el 81,
que dice (Leyó) Se refiere precisamente al arti
culo 41 que acabo de leer. De manera que si
Buenos Aires pudo elegir Diputados para este
primer Congreso, sin observar la ley nacional, por
iguales motivos puede nombrar electores para' la
primera eleccion de Presidente de la República
Argentina sin atenerse ál articulo á que sehabia
referido el Sr. Diputado.
Esto en cuanto al Sr. Diputado- En cuanto-
al proyecto que hemos presentado algunos Dipu
tados, formulado durante el cuarto intermedio
en las ante salas, creo que llenará los deseos de la
mayoria de la Cámara. Yo, por mi parte, pien
so Sr. Presidente, que no está en el ánimo de los
Sres. Diputados obligar á Buenos Aires á que
reconozca y obedezca una ley en cuya confeccion
no ha tenido intervencion alguna y que tiene
gravisimos inconvenientes en la práctica. Creo
ademas, que es hasta desdoroso para el mismo
General Mitre, hoy Encargado del Poder Ejecu
tivo Nacional cuando se le acaba de acordar la
facultad de acortar los terminos que se prescriben
para la eleccion de Presidente, que el nombra
miento de electores se haga segun la ley nacio
nal, esto seria darle los medios seguros de hacerse
elegir por la influencia legal si se quiere, que por
la ley nacional puede ejercer en estas elecciones
el Gobierno cuya influencia es siempre poderosa
en la campaña. Y que necesidad-hay de dar ni
pretesto A los enemigos de la situacion para que
nos critiquen, cuando está en la conciencia de
todos, que es la voluntad del pueblo Argentino,
nombrar al General vencedor en Pavon, Presi
dente de la República?
Algunos de los Sres. Diputados han afirmado
que en las -elecciones de la antigua Confederacion,
el Poder Ejecutivo hacia elegirlos electores que le
convenia por su influencia sobre los gefes y autori
dades de la campaña, haciendo que los votos de es
ta predominasen sobre los votos de las ciudades,
de los centros de poblacion. Y es necesario y con
veniente que ahora no se diga ni se sospeche seme
jante cosa respecto de Buenos Aires donde po
dria dejarse sentir la influencia de su Gobernador
que no necesita sino del voto enteramente libre
del pueblo aqui y en toda la República para ser
el gefe del Poder Ejecutivo Nacional.
Por otra parte fuera de estos inconvenientes,
hay otras consideraciones que han de influir para
que este proyecto se adopte. -Apuntaré unadeellas:
cuando todavia, forzoso es decirlo, no hay gran
apego en el pueblo porteño á la nacionalidad,
cuando recien se trata de establecerla sobre bases
convenientes y honrosas para todos es peligroso,
es anti politico querer imponerle una ley que ni
siquiera conoce que es para el como un libro cer
rado que es preciso abrir primero para leerlo y
meditarlo despues.
Buenos Aires acaba de hacer la eleccion de D;.
putados al Congreso por la ley provincial; y solo
por ella, por esa ley que respeta y no por una
que le es desconocida, dictada sin su anuencia ó
intervencion, ley por otra parte malisima que
burla la libertad del sufragio, se prestará de bue
na voluntad á practicar la eleccion de electores
para Presidente de la República.
Por estas razones, hemos presentado este pro
yecto, esperando tener el apoyo de nuestros hono-
rablas cólegas para que se sancione desde luego.
Sr. Alsina.—Esta en discusion.
Sr. Montes de Oca.—Se estaba discutiendo,
habiendo sido suficientemente apoj-ado,
Sr. Obligado.—Porque un Sr. Diputado tomó
la palabra.
Sr. Elizalde.—Pueden leerse los dos proyec
tos, desde que se ha estado discutiendo sobre los
dos.
Sr. Presidente.—Se cerrará la discusion. S»
va á votar si el punto está suficientemente dis
cutido.
Se votó y resultó afirmativa General.
•8r. Presidente.—Se va á votar el articulo tal
como lo ha redactado la Comision.
Sr. <7a5>viZ.Pueden leerse los dos proyectos,
para formar juicio. (Se leyeron.)
Sr. Presidente.—Se va á votar si se acepta ó
no en particular como lo ha presentado la Comi
sion.
Se votó, y resultó negativa de 19 votos contra t).
Sr. Presidente.—Ahora se va á leer el que
han presentado los Diputados en disidencia. (Se
Leyo.)
Sr. Cabral.—¿Está cerrada la discusion?
Sr. Elizaliie.—Sobre este proyecto, no.
 SESIÓN DEL 4 DE JUNTO DE 1862.
Sr. Montes de Oca.—No se ha cerrado la dis
cusion sobre este proyecto.
Sr. Uizalde.—No puede estar cerrada.
Sr. Presidente.—Se cerró la discusiondel pun
to, y estaban en discusion particular los dos ar
ticulos.
Sr. Elizalde.—Pero el Sr. Presidente no ha
puesto en discusion el proyecto presentado últi
mamente.
Sr. Presidente.—Precisamente es lo que he
hecho.
Sr. Elizalde.—Asi habrá sucedido; pero algu
nos Diputados quieren hacer observaciones sobre
este proyecto, y pueden hacerlo.
Sr. Garda (D. J. A.)—Si se hubiera cerrado
la discusion, debiera volver á abrirse.
Sr. Ciibral.—Yo he aceptado el pensamiento
de los Sres. que aceptaron la modificacion, en el
concepto de que se haria la eleccion de electores
para Presidente y Vice-Presidente, de la misma
manera que se habia hecho para los Diputados
de la Nacion; pero no sé si los Sres. que han mo--
dificado el articulo, han introducido alguna otra
modificacion.
Sr. Mantea de Oca.—De detalle.
Sr. Cabral.—De detalle, pero de alguna im
portancia. Dice que la mitad por la ciudad y la
mitad por la camparla, y esa parte reglamenta
ria, creo que corresponde á la Legislatura de la
Provincia. Yo estoy conforme en que se haga
la eleccion como se hizo para los Diputados al
Congreso. Por esa razon no me conformo con
la redaccion, sin embargo de estar conforme con
el pensamiento.
Sr. Garda (D. J. A.)—Señor Presidente:
reunido y funcionando el Congreso la Lejislatu-
ra de la Provincia, no tiene mision que ejercer
cuando se trata de la eleccion nacional. Cuan
do se trata de una eleccion puramente nacional,
es al Congreso á quien corresponde esclusiva-
inente reglamentar la ley que ha de servir. Los
inconvenientes que apuntó mas temprano el Sr.
Diputado Marmol, se han salvado con la redac- .
•fcion que se propone en esta materia, la legislatura
provincial nada tiene que hacer por que no es
materia de su competencia; se trata de elegir
Presidente y Vice-Presidente de la nacion argen
tina, no de la Provincia de Buenos Aires.
Sr. Cabral.— Pero yole diré al Sr. Diputado
el pensamiento delos miembros de la Comision.
Sr. Alsina.—¿Como es el articulo? (Se leyó.)
8í: Cábral.—He hablado respecto á mi juicio;
lie creido que la eleccion, segun la opinion de
los miembros de la Comision, como la de los de
mas miembros de la Cámara, debia ser para el
nombramiento de electores como se hizo para
los Diputados de la nacion. En estos terminos
sencillos; como la eleccion pasada, nada mas, sin
entrar á los detalles que pueden traer mas ó me
nos conveniencia.
Sr. Obligado.—Yo observaré al Sr. Diputado
que manifiesta esas dudas, que el temperamento
que se ha tomado, es á falta de la existencia de
una ley electoral de la Nacion sancionada por el
Congreso. Se ha objetado que el Congreso ten
dria entonces derecho de imponer una ley á Bue
nos Aires, ahora y siempre lo tendrá puesto que
el Congreso Nacional tiene derecho de dar una
ley de elecciones, á la cual tendrian que sugetar-
se las provincias y Buenos Aires pero como no
existe una ley sancionada por el Congreso y
admitida por Buenos Aires, se ha encontrado
conveniente mandar hacer la eleccion de Presi
dente, sin entrar á hacer una discusion larga y
prolija deesa ley de elecciones. Entonces he
mos dicho: aceptemos la ley de elecciones de la
Provincia de Buenos Aires para las elecciones
que se han de practicar en ella, modificada sola
mente en aquella parte indispensable para hacer
posible la eleccion de electores. Asi es que el
Congreso parte del derecho de legislar sobre la
materia; y al decir que se elija por la ley de Bue
nos Aires, no quiere decir que se acepta completa
mente, puesto que no será aplicable'en todas sus
partes. Por consiguiente, eso no altera tampoco
el orden de la eleccion en las provincias, desde
que solo por la ley de Buenos Aires, se establece
que se elegián doce Diputados por la ciudad y
doce por la campaña.
Sr. Quintana.—Cuando en disidencia con la
Comision, presenté un articulo relativo á la for
macion de la junta de electores, ese articulo, Sr.
Presidente, decia que la junta de electores seria
elegida en la misma forma que lo fueron los Di
putados del actual Congreso. La mente de ese
articulo, no era dejar á la legislatura provincial
la reglamentacion de la disposicion de este art.
de la ley. Sin embargo, en el curso de la dis
cusion, el Sr. Diputado por Buenos Aires, Garcia
opuso algunos inconvenientes. Significó que la
Cámara de Diputados del Congreso, tenia dere
cho de reglamentar esa misma ley, por referirse
á un negocio de caracter puramente nacional.
Encontrando la Cámara exactas las observacio
nes del Dr. Garcia, adhirió ála indicacion pro
puesta por otro Sr. Diputado por Buenos Aires,
para que pasaramos á cuarto intermedio, á fin de
proveer esa dificultad. Entonces la Cámara teni
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1863.
endo que ser logica con los antecedentes anterior
mente establecidos, es decir aceptar el agregado
propuesto á ese articulo, aceptó la proposicion
del Dr. Garcia.
Sr. Alsina.—¿Como dice el articulo? (Se leyó.)
Sr. Quintana.—Ya la Cámara Provincial no
tiene nada que hacer con esto.
Sr. Garcia, (D. J. A.)—No puede el Congreso
delegar en la Cámara provincial, la facultad de
reglamentar una eleccion nacional.
Sr. Elizalde.—Descaria que volviera á leer el
artúnilo. (Se leyó) Yo creo, Sr. Presidente, que
seria bastante con la primera parte de la ley. No
creo que la Cámara de Diputados Nacional, deba
entrar en la reglamentacion de esta ley. Parece
que deberia decirse simplemente: los electores
deberán, ser nombrados en la misma forma que
los Diputados al Congreso.
Sr. Garciáf (D. J. A.)—El Congreso no puede
delegar la facultad de reglamentar las elecciones
nacionales. Recuerde elSr.DD. que deja la pala
bra que se discutió primeramente la ley de elec
ciones para convencionales, por lalegislatura pro
vincial, y no se determinó quien reglamentaba
la eleccion, por que se dijo que era la misma
convencion quien debia aprobarlas. Recuerde
el Sr. Diputado cuando se trató de la eleccion de
los Diputados al Congreso cuales fueron los suce
sos que tuvieron lugar, cuando fueron á incorpo
rarse los Diputados del Paraná. Ahora es nece
sario, pues determinar quien .aprueba la eleccion
de las juntas electorales, y esta facultad no pue
de delegarla el Congreso; tiene que decir cual es
la autoridad que debe aprobar esas elecciones: si
ha de ser la Cámara de Diputados de la provin
cia ó la Asamblea General; pero el Congreso, no
solo no puede delegar la reglamentacion de una
ley, sino que es de su deber hacerlo. Asi es que
las dos unicas dificultades que se presentan, pue
den salvarse con sus palabras.
Sr. Marmol.—Yo creo que el articulo está
perfectamente.
Sr. Presidente.—Se vá á votar si el punto está
suficientemente discutido.
Sr. Misalde.—Hagame el gusto de volver á
leer Sr. Secretario.—(Se leyó.)
Entiendo que por la ley que ha regido en la
Confederacion, no corresponde á las legislaturas
provinciales hacer el escrutinio. De consiguien
te no sé por que vamos á hacer esta iunovacion,
determinando que la Cámara de Diputados pro-*
vincial haga el escrutinio. . Puede ponerse: la
legislatura de Buenos Aires, por que la legisla
tura de Buenos Aires no es la Cámara de Dipu
tados; la legislatura son las dos Cámaras, eegun
la constitucion provincial.
Sr. Obligado—Puede agregarle eso.
Sr. Montes de Oca.—Creo que la Cámara lo
aceptará unanimemente.
Sr. Quinterna.—Permit&me, Señor Presidente.
¿Como va á hacerse la aprobacion? ¿Por la Cá
mara de Diputados, ó por la Asamblea General?
Sr. Presidente.—Por la Asamblea General.
Sr. Quintana.—Por la Constitucion, la Asam
blea, no puede dictar leyes.
Sr. Elizalde.—No vá á aprobar leyes, vá á
aprobar el escrutinio.
Sr. Quintana.—La Cámara puede hacerlo por
delegacion del Congreso; se trata únicamente de
la eleccion de electores. Por lo demas, el asun
to no vale la pena de reunir la Asamblea Ge
neral.
Sr. lílizalde.—Es que la Cámara de Diputados
sola no es nada, ni para dar una ley, ni para
ejercer ningun acto. El cuerpo Legislativo de
Buenos Aires, son las dos Cámaras. Asi es que
la Asamblea General por delegacion del Con
greso, puede aprobar las elecciones en este caso
estraordinario en que nos encontramos.
Sr. Quintana.—Bien, Sr. estoy conforme; pon
gamos Asamblea General, que es mas claro.
Sr. Elizalde.—Para igualar á las demas pro
vincias, pongamos Asamblea.
Sr. Garda (D. J. A.)—Tenga la bondad de
leer otra vez, Sr. Secretario.—(Se leyó.)
Sr. Montes de Oca.—Mejor es poner Legisla
tura. (Se puso legislatura.)
Sr. Elizalde.—Lea el articulo como queda en
definitiva. (Se volvió á leer con la palabra legis
latura, en vez de Asamblea.)
^Conocer, dice?
Sr. Secretario.—Si señor.
Sr. Montes de Oca"— Conocer en su eleccion,
significa decir que han sido aprobadas.
Sr. Obligado.—Pero es que cuando un art. de
la, ley de una Provincia, se encuentra en contra
diccion con una ley de la nacion, la Provincia
tiene que subordinarse á la ley de la nacion.
Sr. Gutierres.—Pero si la nacion da una ley
contra las leyes de una Provincia, la Provincia
está en su derecho para no observarla.
Sr. Obligado.—La Provincia tiene que subor
dinarse ála ley de la nacion.
Sr. Elizalde.—Esta es la única provincia que
tiene dos Cámaras; es esencial la ecepcion. (Se
votó si el asunto estaba suficientemente discutido
y resultó afirmativa general.)
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Presidente.—Se votará ahora si se acepta
ó nó el art. presentado por el Sr. Diputado en
disidencia, con la modificacion. (Se votó y resultó
aprobado por afirmativa de 16 votos contra 11.
Se leyó el art. 8.)
Sr. Jfontes de Oca.—Creo que este art. debe
modificarse, que no debemos comunicar la ley al
Poder Ejecutivo solamente, sino tambien á la-
Legislatura de la Provincia. Parece que seria
hasta respetuoso.
Sr. líarmol.—No, señor, asi no mas; si estas
Cámaras no se entienden sino con el Poder Eje
cutivo Nacional. (Se votó el art. y resultó apro
bado por afirmativa general y el proyecto quedó
sancionado asi.
El Senado y Cámara de Representantes.
Art. 1.° Precedase á la eleccion de Presidente
y Vice-Presidente de la Nacion dentro de tres
meses desde la publicacion de esta ley, quedando
autorizado el Encargado del Poder Ejecutivo Na
cional á acortar los términos establecidos para
estas elecciones, en cuanto sea compatible con la
efectividad del derecho electoral del Pueblo Ar
gentino.
2.° La junta de electores será nombrada en la
misma forma que los Diputados al actual Con
greso, debiendo los electores correspondientes á
la Provincia de Buenos Aires ser elegidos la mi
tad por la Ciudad y la mitad por la Campaña
y conocer en su eleccion la Legislatura de la Pro
vincia reunida en Asamblea General.
3.° Comuniquese al Poder Ejecutivo.
Sr. Elizalde.—Yo voy á hacer una indicacion
¿fin de que si merece el apoyo de la Cámara, se
proceda en consecuencia. Creo, señor, que esta
Cámara debe ocuparse de la ley de elecciones
nacional; que se debe nombrar una Comision Es
pecial, ya sea la Comision de Legislacion, ó la
que corresponda, para que presente á la"Cámara,
un proyecto de ley de elecciones. Creo que es
un asunto de la mayor importancia.
Sr. García (D. J. A.)—Cualquiera de los Srer.
Diputados tiene el derecho de presentar un pro
yecto.
Sr. Mármol.—Tengo entendido que se ha
presentado un proyecto en el Senado.
Si: Ahina.—Está pendiente un proyecto en
el Senado; podriamos concluir de una vez.
Sr. Presidente.—Si la Cámara lo acuerda, po
dremos continuar ....
Sr. Zavaleta.—Todavia hay dos asuntos de
la órden del dia.
Sr. Elizalde.—Xa minuta, no es mas que el
proyecto que se ha discutido.—(Se leyó).
85
Sr. Ahina.—Sr. Presidente: la Comision ha
prestado poca atencion á la minuta, porque la
consideró como una nota de remision meramen
te. Muy poco puede decirse en favor y en con
tra de ella; solo se indicó por un Sr. Diputado
por Buenos Aires que ella estaba en abierta con
tradiccion con las prácticas de estos paises. Por
lo demás, confieso que no habia estudiado los
documentos, y por eso me he adeherido á que se
suprimiesen las palabras con el mayor cuidado,
porque efectivamente era una falsedad, conio di
jo el Sr. Diputado por *Jhienos Aires. Asi es
que quitándole eso se salva el inconveniente.
Sr. Elizalde.—Iba á decir que por una modi
ficacion tan insignificante, no merece la pena de
reformar la minuta para pasar á la otra Cámara;
es una modificacion puramente de forma.
Sr. Alsina.—Es pequeña á juzgar por el es
pacio que abrazan las palabras; pero no es pe
queña si se tiene en cuenta que eso es completa
mente falso.
Sr. Mármol.—Pero digame, Sr. Diputado,
¡por Dios! ¿es cierto que nos háyamos ocupado
con cuidado?
Sr. Elizalde.—Es que . el Sr. Diputado cree
que ocuparse con cuidado es leer el mensaje; pe
ro yo creo que no merece reformarse una san
cion del Senado por una insignificancia que no
merece la pena.
Sr. Obligado.—Para evitar la dificultad de te
ner que acudir á enmendar la minuta, creo que
seria mejor suprimirla. Parece que la ley ha di
cho todo lo que debia decir sobre el particular,
y esa minuta es poco conforme con las prácticas
parlamentarias. Ademas, el Sr. Presidente, en
la notado remision, podria espresar algunas de
las ideas contenidas en la minuta.
Sr. Elizalde.—El Presidente no puede hablar
á nombre de la corporacion.
Sr. Obligado.—Digo que el Presidente puede
decir cuatro palabras de cortesia, Al hablar del
proyecto, puede vaciar en la nota algunas pala
bras del mismo proyecto.
Sr. Elizalde.—Pero no los conceptos de la mi
nuta.
Sr. Obligado.—No digo eso; pero desde que
no es necesaria, puesto que con el proyecto están
llenados los objetos, yo creo que podria suprimir
se la minuta, diciendo á respecto de ella cuatrti
palabras.
Sr. Zavaleta.—Creo que no ha sido apoyada.
Si: Quintana.—Está apoyada.
Sr. Garda (D. P.)—Yo no aceptaré la indi
cacion del Sr. Diputado que acaba de dejar la
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
palabra, porque es contra el Reglamento de es
ta Cámara. Detener un proyecto, detener una
sancion, que ha venido del Senado, no se puede:
la Cámara de Diputados tiene que rechazarla ó
enmendarla, porque sino seria un desaire atroz
hecho á la Cámara de Senadores.
Sr. Obligado.—So trata de la supresion de la
minuta.
Sr. Garcia (D. P.)—Tiene que recaer una
sancion de la Cámara.
Sr. Obligado.—Que se rechazo entonces, pues
to que estamos diciendo que contiene conceptos
que la Cámara no puede admitirlos, desde que es
evidentemente cierto que nos háyamos ocupado
detenidamente del Mensaje. Asi, pues, se tra
ta de desechar la minuta, por innecesaria.
Sr. Garcia (D. P.)—Yo acepto el rechazo, y
voto en contra de la minuta; pero suprimirla,
no puede «er.
Sr. Quintana.—Me permitiré hacer una mo
cion.
- Señor: se acordó que se discutiera la minuta,
en laintelijencia de que no habia de ofrecer di
ficultad; pero despues de la discusion general,
va á tener por necesidad que reformarse en la
discusion particular, puesto que hace referencia
á un proyecto de ley sancionado por el Senado
que ha sido dividido en dos. Hago, pues, mo
cion para que se levante la sesion, porque no veo
motivo alguno para ¡salir de los hábitos ordina
rios de la Cámara, (apoyado.)
Sr. Cantilo.—Yo me opongo á esta mocion.
Sr. Quintana.—Tambien podriamos estar has
ta las tres de la mañana!
Sr. Mármol.—No solamente he de apoyar to
da indicacion para continuar la sesion, sinó que
la he do hacer tambien para que entremos mas
temprano: á la 1 es tarde. Pero voy á la cues
tion.
Hay en este "asunto mucho de ridiculo, Sr.
Presidente, y mucho de desagradable, especial
mente á los que no tenemos el ánimo, como creo
que se encuentran todos los Sres. Diputados, no
quiero evadir un acto de justicia, que verdadera
mente se debe y por eso fui el primero que pre
senté el proyecto, pero si aceptáramos esta mi
nuta tal como está, por mas que los Sres. Dipu
tados no lo quieran, por mas que no sea su men
te, vamos á- quedar como unos grandisimos em
busteros. No es cierto que nos háyamos ocupa
do detenidamente, y si yo agregase ahora que la
Cámara se ha ocupado por tres dias consecuti
vos, seria tan inexacto y nadie lo aceptaria. Se-
Dor. esto es faltar á la verdad descaradamente.
El Congreso no solo se ha ocupado con mucho
cuidado, sino que sin cuidado ninguno. . . .
Sr. ÁXbarettos.—Diga que la Cámara de Di
putados no se ha ocupado, pero no puede decir
lo del Senado.
Sr. Gutierrez.—Es que se ha ocupado; son he
chos conocidos de toda la República.
, Sr. Aíbarello'.—Decir que el Senado no se ha
ocupado, es decir miente el Senado.
Sr. Mármol.—Sino se ha ocupado, si yo he es
tado en la sesion del Senado.
Sr. Elizalde.—Él Sr. Diputado toma muy
materialmente Irs palabras.
Sr. Mármol.—Iba á decir, esta es la parte quo
tiene de ridiculo la cuestion en que estamos.
Bien, si volvemos al Senado la minuta borrando
las palabras con cuidado es decirle que es falso,
Sr., no sé como salir de este pantano. .Yo por
mi parte no sé que partido tomar; todo lo en-
cuentro malo; votaré por lo que quieran. Malo
es dejarla como está, malo es volverla al Senado
con la supresion indicada. Podria . volver á la
Comision á ver si ella le encuentra alguna sali
da. Sin embargo se ha hecho una observacion
de mucho peso, y es que se refiere á un proyecto
que no sabemos si será aprobado. '
Sr. Elizalde.—Solo se refiere al proyecto pa
ra el nombramiento de Presidente y Arice-Pre-
sidente.
Sr. Quintana. —No podemos decir que se.a
ley.
Sr. Garda (D. J. A.)—Todavia la discusion
de ambas Cámaras. . . . Tenga la bondad de no
interrumpirme, voy á decir probablemente lo
mismo que el Sr. Diputado.
Si bien es cierto que no es ley todavia, tiene
que serlo forzosamente', porque -uon arreglo á la
Constitucion Nacional, sean ó no aceptadas las
enmiendas, que ha hecho esta Cámara, el articu
lo í.° ha de quedar vigente y por consecuencia
la minuta no quedaria inútil. Con 'hacer efec
tiva la parte de esa ley que manda hacer la elec
cion de Presidente y A'icc-Presidente. ¿Qué in
conveniente hay de seguir ocupándose de una
minuta que oportunamente se puede mandar al
Poder Ejecutivo, que nunca puede quedar inú
til, como parece indicarse.
Sr. Alsina.—No es, señor, la minuta lo que
puede quedar en el aire sino el proyecto, porque
esta minuta se pone en el caso que se acompañe
al Gobierno dos proyectos: uno sobre la aproba
cion de la conducta, otro sobre el nombramiento
de Presidente Aprobada esta minuta por la
Cámara de Diputados, pasa al Poder Ejecutivo
 SESIÓN DEL i DE JUNIO DE 1862.
pero el Poder Ejecutivo no encuentra adjunto á
ella el documento.
Si: Garda (D. J. A.)—No pasará hasta que .
se sancione el proyecto.
Sr. Alsina.—Tampoco puede hacerlo el Pre
sidente con la minuta.
Sr. Lezama.—Que se aplaze la consideracion
de esta minuta hasta que se resuelva la otra
cuestion.
Sr. Gurvia (D. J. A.)—¿Entonces quiere decir
que el Presidente se guarda el proyecto san
cionado?
Sr. Ahina.—Que vaya inmediatamente al Se
nado y cuando el Senado le haya impreso el ca
racter de ley ....
Sr. Garcia (D. J. A.) —Y entonces se queda
esperando á que se sancione la minuta. Sus
pender la discusion de la minuta no me parece
acertado; esta es la única oportunidad que debe
haber para tratarla.
Sr. Ruiz Moreno.—He creido oir decir que
era ley. ^,
Sr. Garcia (D.J. -4.)—No señor.
Sr. Ituiz Moreno. —Porque aunquotlo sancio
nen las dos Cámaras no es ley, desde que el Po
der Ejecutivo puede vetarlo.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Uno de los Sres. de
la Comision ha propuesto que se suspenda la
consideracion de la minuta.
Sr. Garcia (D. J. A.)—No ha sido apoyado.
Sr. Zavaleta.—No se puede suspender la con
sideracion de la minuta, pues, ella forma parte
de los dos proyectos. Tan es asi que se refiere á
ambos. Dice en el párrafo segundo, sirvase
leer el Sr. Secretario (leyó). En este párrafo se
refiere ála primera ley sancionada, aprobandola
conducta del Encargado del Poder Ejecutivo Na
cional. Tenga la bondad de leer el siguiente
párrafo—(se leyó.) Se refiere, pues, á las dos
leyes que acabamos de sancionar, es parte de
ellas y no puede suspenderse su consideracion.
Van los proyectos como están sancionados al Se
nado, y, como ha dicho muy bien un Sr. Diputa
do, tiene que guardárselos hasta que la Cámara
de Diputados se ocupe de la minuta: esto me
parece imposible.
Sr. Altí na.—Pero póngase en el otro caso.
Dice el último párrafo—(leyó). Es falso, reci
birá esta nota mañana y no es cierto que haya
recibido. . . .
/Sr. Elizalde.—Se pasará con la ley.
Sr. Alsina.—Si se sanciona esta minuta hoy.
Sr. Elizalde.—No se remite hasta que esten
aprobadas las leyes.
Sr. Mármol.—No voy á insistir. Encuentro
fundadas muchas de las razones para que pase ú
la Comision. Encuentro tambien muy razona
ble lo que se acaba de decir, pero fijese . la - Cá
mara en esas palabras. Eso es materia imposi
ble; no digo los respetos debidos al Senado,
aunque el concilio que se va á reunir en Roma
me viniese á decir, que el Senado se habia ocu
pado con cuidado del mensaje, le diria que es
taba jugando. Puede muy bien. pasar la minu
ta, pero francamente es un poco fuerte.
Sr. Zavaleta.—Es decir, que la minuta de co
municacion- no importa que se haya dado cuento
del mensaje á la Cámara, pues ella puede resol
ver que no se lea en aquel momento, pero que. ,
se imprima y mandarse á cada uno de los Dipu
tados, los que pueden haberla estudiado separa
damente, de manera que no se opone esto con lo
que ha dicho el Sr. Diputado.
Sr. MarmtíL—Pero es que no sé que se hayan
ocupado.
Sr. Garcia (D. J. A.)-—El mismo Sr. Dipu
tado fué quien hizo mocion para que no se leye
ra el mensaje, dando por razon que ya era cono
cido, y que era mucho mejor que los Sres. Dipu
tados lo volvieran á leer en su casa. Se dió en
trada al mensaje, hasta so empezó á leer por el
Sr. Secretario y entonces el Sr. Diputado dijo:
ya sabemos todos lo que dice. Tenian pues, las
Cámaras conocimiento oficial.
- Sr. Ruiz Moreno.— Se está discutiendo .en
particular, cuando la discusion está en particular.
Sr. Presidente.—Se puede tratar sobre todos
los puntos en general.
Sr. Oroño.—Que se vote en general.
Dado el punto por suficientemente discutido
se aprobó la minuta en general por afirmativa de
21 votos contra 6. Entrando en seguida en par
ticular.
8r. Marmol.—Pido que con arreglo al regla
mento se vote por particular. Lea el Sr. Secre
tario y yo le diré ha^ta donde —(leyó.)
Sr. iLlizalde.-^Lo que hay que votar en pri
mer lugar es el proyecto tal cual lo presenta la
Comision y si es desechado vendrá la mocion del
Sr. Diputado.
Sr. Alsina.—Pero podemos pedir que se vote
por partes.
Puesta á votacion la 1.a parte fué aprobada por
afirmativa de 18 votos contra 9, lo mismo que el
parrafo segundo. Despues de leido el tercero
dijo el—
Sr. Torrent. —Voy á hacer una indicacion que '
no me propongo fundar. Yo desearia que se
 SESIÓN DEL 4 DE JUNIO DE 1862.
agregase ahi donde dice: que en gran parte se elejir el Presidente y Vice-Presidente de la Re
debe á V. E.y alpueUo de Buenos Aires. (No pública sin pérdida de momento, y con este pro
fué apoyado.) pósito se ha ordenado su eleccion en el modo
En seguida se aprobó el parrafo 3° lo mismo necesario para conseguirlo.
que el 4.° y el 5.° por igual número de votos que El importante mensaje de V. E. comprendien
dando sancionada asi. do materias variadas que son objeto de l,eyes
MINUTA DE COMUNICACION. especiales, será estudiado por las comisiones res
Al Encargado del Poder Ejecutivo Nacional: pectivas para la confeccion de esas leyes.
' El Congreso Legislativo de la República, se ha Al dirigirme á V. E. á nombre del Congreso,
impuesto con el mayor cuidado del importante tengo el honor de reiterarle mis respetos.
mensaje que V. E. ha tenido á bien dirijirle, y Dios guarde á V. E. muchos años.
no ha podido dejar de inclinarse, ante la Divina MARCOS PAZ.
Providencia, por la visible proteccion que le ha Carlos M. Sarama.
Secretario.
dispensado á la República y á V. E. para hacer
Sr. Presidente.—La Cámara resolverá si se ha
salir la unidad argentina radiante y feliz, asegu de continuar la sesion.
rado por el imperio de la moral, de la justicia y de Sr. Garcia (D. J. A.)—La Cámara Provincial
la constitucion, de las ruinas y el caos que pare está citada para las 7 de la noche.
cian hacerlo imposible, cuando se disolvian los
poderes públicos que la regian, al impulso pode Sr. Presidente.—Quedará señalado para la
roso del púeblo argentino. órden del dia de la proxima sesion el asunto rela
El representante lejithno de este pueblo, no tivo á los Diputados de Córdoba. Me permito
apareceria animado de las grandes ideas que fun someter á la consideracion de la Cámara una du
dan las Naciones, sinó para el ódio estéril que da que me asalta en este momento. Por prime
solo preside á la destruccion, si al recibir el depó ra vez se mé-ha pedido la remision-al Poder Eje
sito sagrado que ha entregado V. E. no empezase cutivo de la ley sancionada en la sesion anterior
por declarar ante la República toda que en gran con la firma conjuntamente de los dos Presiden
parte se debe á V. E. tan grande resultado, san tes, y como nada de esto hay previsto en el Regla
cionando la ley que tiene el honor de acompañar mento, pido alguna esplicacion.
á V. E. como una debida recompensa nacional. Varios Sres. Diputados.—Asi debe ser, no hay
Pero, aun están incompletos los poderes per inconveniente.
manentes dela Nacion, y es urjente proceder á Se levantó la sesion á las 6 % de la noche.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA JTACIOfl
fium. 5.

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

... SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862

En Buenos Aires & 6 de de los fundamentos ,que la han inducido á adop

Albarello». Junio de 1862, reunidos en tar la resolucion que propone y lo hago esperan
AUlna.
Blanco. su Sala de Sesiones los Sres. do que mis cólegas de la Comision, tomarán
Oubral. Diputados (del márjen) el Sr. oportunamente parte en el debate para ilustrarlo.
Canillo.
Caslro. Presidente proclamó abierta Como se observa á primera vista la resolucion
Del Rio. la Sesion. Leida, aprobada y que se propone es una medida de mero trámite,
Kllzalde
«arete (J. A.) firmada el acta de la anterior, tendente á procurar á la Comision, datos que ne
«arela (P.) se dió cuenta de una nota del cesita para formar su juicio, y ofrecer á la Cá
Corogtlaga (1,.)
«oroütlaga (lí.) Encargado del Poder Ejecu mara un proyecto definitivo en la cuestion pen
Granel. tivo Nacional , remitiendo diente. . Los documentos que ha tenido á la vis
«atiérre*,
Ibarra. otras del Gobierno de Córdo ta y que ha podido consultar no son suficientes
I.aprldu. ba; se entró en seguida & la
Lezama.
á suministrar la luz que se requiere, para for
marmol. órden del dia con la conside mular una resolucion justa y conveniente en es*
monte* de Oca. racion del siguiente proyecto te grave asunto. Haré una breve reseña de lo
Obligado (A. C.)
Oroío. de la Comision de Poderes sucedido en las elecciones en Córdoba, de su im
Padilla. sobre las eleccciones de Cór
Quintana.
portancia relativa, para que se convenza la Cá
Kulz moreno. doba: - . mara de la necesidad de proporcionarse los da
Torreot. TROYECTO DE DECRETO.
VlIjHUiieva. tos que se demandan.
Zabaleta. La Cáma.ra de Diputados de .Como es del dominio público, señor, en la
la Nacion, decreta:—' Provincia de Córdoba las elecciones se han prac
Art. 1.° Pidase al Gobierno de la Provincia ticado con una escitacion tan grande que han
de Córdoba por conducto del Encargado del Po llegado á provocar, por parte del Gobierno de
der Ejecutivo Nacional los rejistros, actas, pro aquella Provincia, medidas estraordinarias que
testas y demas antecedentes relativos & las elec afectan directamente el derecho sagrado del su
ciones practicadas en dicha Provincia para Di frajio y que han podido llegar, hasta compro
putados al Congreso Nacional los dias 25, 26 y meter la verdad del acto electoral. Las elec
27 de Abril último. ciones alli fueron suspendidas por un decreto
Art. 2.° Comuniquese al Encargado del Po Gubernativo, que se fundaba en que el pueblo
der Ejecutivo Nacional. se encontraba en la imposibilidad absoluta de
Obligado— Gorostiaga— Torrent— Gar emitir con libertad el sufrajio, porque fuerzas de
da—(En disidencia) Orar1o. linea del primer cuerpo del ejército de Buenos
Sr. Torrent.—Sr. la Cámara ha tomado cono Aires, bajo las órdenes de su comandante en ge-
cimiento del proyecto que la Comision ha for fe, el General Paunero, habian tomado una par
mulado y sometido á su consideracion. Por ticipacion directa en las. elecciones, llegando
encargo de la referida Comision, de que formo hasta pretender imponer al pueblo por la fuerza,
parte, me cabe el honor de informal- á la Cámara •candidaturas que él rechazaba. El solo funda
13
 90 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
mento de este decreto revela la gravedad del
asunto y esto solo tambien impone á la Cámara
el deber de marchar con gran prudencia en su
resolucion. Grandes intereses, grandes princi
pios y grandes pasiones hay que tocar en esto,
de manera que es necesario estudiar este nego
cio con cordura y calma. Por esa razon es que
la Comision cree que la Cámara debe proporcio
narse mas datos, basarse en documentos mas
auténticos y sobre ellos fundar su fallo, pero voy
adelante.
Los fundamentos del decreto del Gobierno de
Córdoba suspendiendo las elecciones en toda la
Provincia, fueron inmediatamente contestados
por el comandante en Gefe, del primer cuerpo
del Ejercito, como tambien por una porcion de
los ciudadanos de Córdoba y aun de la misma
mesa escrutadora. Estos niegan todos los hechos
denunciados por el Gobierno, dicen que este pro-
, cedió asi animado de un espiritu de parcialidad
- en favor de una de las listas que combatian en
la arena electoral, y aunque esto es dificil resol
ver, y acaso no conviene hacerlo tambien, sin
embargo debe pesar en nuestro espiritu, por cuan
to del tenor del decreto del Gobierno de Cór
doba, algo se deduce en este sentido. En ese
decreto el Gobierno clasifica á los opositores como
opositores al Gobierno lo que parece querer decir
que el Gobierno se declaraba parte en esas elec
ciones. Si esto es asi, aunque no nos sea dado
investigar los sentimientos que inspiraron el pro
ceder del Gobierno de Córdoba, autoriza con
bastante razon para, temer en él, como en todos
los hombres en casos semejantes la presencia dé
una pasion que puede muy bien haber inclinado
sus procedimientos, desnndandolos en parte al
menos de ese caracter de imparcialidad y de jus
ticia que debieran haber tenido. El Gobierno
de Córdoba dictó, pues, su decreto y despues de
dictarlo, sometió la resolucion del asunto á la
decision del Encargado del Poder Ejecutivo Na
cional, pidiendole al mismo tiempo dictase las
medidas convenientes á fin de que el pueblo de
Córdoba, libre de la presion en que decia se encon
traba, pudiese ejercer el derecho de safragio con
la libertad necesaria. De esta nota, lo mismo
que del decreto se deduce que la mente del
Gobierno de Córdoba fué suspenderlas elecciones
en toda la Provincia, pidiendo, al efecto, autori
zacion al Encargado del Poder Ejecutivo Nacio
nal para mandarlas repetir. Pero sucede, señor,
que las actas vienen delos departamentos de cam
paña, se reunen mas de dos terceras partes de
ellas, y el Gobierno que acababa de pedir al En
cargado del Ejecutivo Nacional una disposicion
conveniente para quese practicasen nuevas elec
ciones ese mismo Gobierno se dirige á la Lejisla
tura invitandola á que proceda á practicar el es
crutinio de las actas.
Proceder es este un tanto contradictorio y cuya
verdadera causa no hemos podido averiguar. Sin
embargo, es preciso notar tambien que la Lejis
latura de Córdoba respondió con identica solici
tud á la iniciativa del Gobierno pero encontran
do que por la Constitucion Nacional corresponde
á cada cámara el conocimiento y juicio de las
elecciones, derechos y titulos de sus miembros
encuanto á su validez, dictó una ley derogando
esta disposicion fundamental y declarandose con
esclusivo derecho para juzgar de la validez de
esas elecciones, por el hecho de haber la Provin
cia reasumido su Soberania. Tenemos, pues, ya
á la Lejislatura de Córdoba por invitacion del
Gobierno, convertida en juez de las elecciones
con evidente menoscabo de los inviolables dere
chos de esta Cámara. El resultado de esa ley
núla es el que se ha remitido y sirve de diploma
á los Diputados electos por Córdoba.
Resulta de todo, señor, que el Gobierno de
Córdoba ha tomado una parte activa en las elec
ciones y aunque nuestro juicio se inclina á reco
nocerle calidades distinguidas que deben hacerle
obrar con justicia y rectitud, no podemos conve
nir de todo punto en que no haya estado anima
do de cierta parcialidad en favor de la lista' de
los Diputados electos. Este mismo sentimiento
pudo tambien predominar en la Lejislatura de
aquella Provincia, quiero decir, en ella figuran
como Diputados de la Provincia, autores de esa
ley, una gran parte de losJDiputados electos por
ella á las Cámaras Nacionales, es decir, que aun
que como poderes publicos merezcan, ó deben
merecer fe los actos que de ellos emanen, cuando
hay dudas, cuando hay reclamaciones, reclama
ciones tan serias que han llegado hasta provocar
una ingerencia por parte de los altos poderes de
la Nacion, y aun de la Provincia, debe esto tener
se en cuenta para la resolución oportuna.
El diploma presentado por los Sres. Diputados
de Córdoba y la ley en que se funda, significan
desde luego lo siguiente que en la eleccion de
Córdoba ha habido reclamaciones y protestas -de
una porcion de ciudadanos. Hay otros actos pú
blicos que revelan tambien que ha habido abuso»
en esa eleccion, y estos abusos han sido acusados
por ambas fracciones. Digo que esto ha pasade
en la Provincia de Córdoba, no solamente porque
consta de documentos públicos, sinó por la misma
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
ley de esa Lejislatura Provincial, por la cual se
declara ellajuez unico de las elecciones de sus Di
putados lo que significa que en esas elecciones, han
existido esas dudas que era indispensable resol ver
para la espedicion de los diplomas porque de lo
contrario esa ley habria sido inutil.
Sabido es que por la ley Nacional, que esa
Lejislatura ha derogado, solo en caso de protestas
deben- los antecedentes ser remitidos á la Cáma
ra Lejislativa, para que juzgue de la eleccion,
luego al decir la Lejislatura, que ella se declara
unico juez de la eleccion, revoca .Ja disposicion
contenida en la ley Nacional, declarando implici
tamente que existen protestas y dudas que ella
va á resolver. Cuales son estas, no lo sabemos
en su totalidad. La Comision no puede denun
ciarlas, deben constar inmediatamente de las
actas v es por eso que pide que esas actas vengan
aqui.
Bien, pues, señor, resulta de lo que dejo espu
esto que un-a porcion de esas dificultades que
ofrece la eleccion de Córdoba para ser aprobada
inmediatamente, debe constar de las actas y que
por consiguiente es de todo punto necesario que
vengan para que examinandolas la Comision, pue
da perfeccionar su juicio y la Cámara resolver
definitivamente
Pero no se crea que la Comision entiende que
las elecciones de Córdoba estudiadas en si mis
mas esten viciadas forzosamente de nulidad, no
encuentra antecedente que justifique esa sospe
cha que puede ó no ser verdadera, tiene dudas,
pero en cambio hay razones tambien que pesan
en su animo y que le inclinan-á esperar que esas
elecciones sean validas y que esa validez resulta
rá del examen de las actas. Asi yo pienso, señor
ranto por que la Lejislatura de esa Provincia, lo
asevera, cuanto por que los candidatos electos, ó
que resultan electos, considera la Comision que
son muy dignos del sufragio de su pais natal y
dignos tambien de acompañarnos en esta Cáma
ra, por sus antecedentes politicos, por la rectituír
de sus intenciones, por su patriotismo acreditado.
Cuando los candidatos reunen estas calidades
estimables no es aventurado suponer que"el pue
blo haya verdaderamente acordadoles su voto.
Pero, para confirmarse en esta grata idea que por
si sola no es fundamento legal es necesario, repi
to, que los unicos documentos que deben compro
barla se exiban, y se conozcan, siendo con este
objeto que la Comision pide que vuestra honorabi
lidad sancione el proyecto que se ha leido.
Sr. Orarlo.—Voi á permitirme, Sr. Presidente
esponer brevemente á la Honorable Cámara, los
motivos que me han decidido á manifestarme en
disidencia con el dictamen de la mayoria de la •
Comision.
- Cuando se inició esta cuestion en este recinto,
voté en contra del aplazamiento propuesto por
la Comision de poderes, .porque créia entonces
como ahora, que los documentos publicados y lai/
notas cambiadas entre el Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional y el Gobernador de Córdoba,
asi como todos los demas antecedentes que eo'bre
este asunto se conocen, arrojaban suficiente luz
para discutir y fallar esta cuestion con la breve
dad que su importancia reclamaba.
Habiendo sido nombrado posteriormente
miembro de esta Comision, he tenido ocasion de
examinar y estudiar detenidamente los hechos
que de una y otra parte se alegaban, y que han
servido de fundamento á mis Honorables cólegas
para proponer el espediente cuya adopcion se •
aconseja á esta Honorable Cámara.
Estos hechos Sr. revelan evidentemente que el
Gobierno de Córdoba se ha visto colocado en una
situacion estrema y peligrosa, y obligado por
consecuencia á suspender las elecciones de dipu
tados Nacionales en la ciudad, como único medio
de evitar la inminente perturbacion que se disig-
naba por la ajitacion de las pasiones.
La tranquilidad publica, Sr. estaba indudable
mente amenazada, y era deber del Gobierno en
tales circunstancias impedir todo trastorno que
pudiera comprometer la paz y el bien estar del
pueblo cuyos. destinos se le habian confiado.
Con este fin, pues, espidió el decreto suspendi
endo las elecciones cuyos conciderandos demues
tran el laudable proposito de aquel Gobierno.
Pero de este hecho que nadie niega, y que los
mismos documentos confirman, no se puede de
ducir que las elecciones no hayan tenido lugar en
los demas Departamentos de la Provincia con la
mas perfecta regularidad.
Yo prescindo Sr. de la cuestion de competen
cia que se quieren proveer. Ella vendrá cuando
se trate de averiguar si la Lejislatura de Córdoba
ha obrado bien ó mal. Ahora solo nos incumbe
inquirir si ha habido ó no elecciones, y si estas
han dado el resultado de constituir Diputados
por esa Provincia al Congreso Nacional, á los
ciudadános que esperan á las puertas de esta C?-
marasu soberano fallo.
Que importa, Sr. que el Gobierno de Córdoba
haya procedido bien ó mal, que la Lejislatura
haya cometido un error en la interpretacion que
ha dado á la ley de elecciones, creyéndose por ella
autorizada para derogar uno ó varios articulos
n SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
de esa misma ley? Que .importa todo esto, si
aparte del proceder de los poderes públicos de
Córdoba, hay un hecho claro y confesado por.los
mismos que pretenden la nulidad de las elec
ciones? .
Estehecho, Sr. resuelve por si solo la cuestion
pues el importa el triunfo de una mayoria de seis
mil votos contra cuatro.
Desde luego, Sr. no creia justo que esta Hono
rable Cámara por patentizar su desaprobacion á
las autoridadesde Córdoba, que se dice han infrin-
jido la Constitucion y las leyes, fuera á condenar
tambien la voluntad popular libremente manifes
tada en esas elecciones en el ejercicio de un dere
cho que esas mismas leyes les acuerda.
Los principios, Sr. se hermanan siempre con
la politica, y si es verdad que esta Honorable Cá
mara está en el deber de demostrarse mui celosa
de sus prerogativas y derechos, no lo es menos
tambien que militan altas conveniencias Nacio
nales en favor de la admision de la diputacion
de Córdoba. La buena politica Sr. el interes del
pais, y el deseo de evitar todo trastorno, que en
las circunstancias presentes seria de malisimo
efecto, debe aconsejar á esta Honorable Cámara
la aceptacion de la diputacion de Córdoba.
Cuando los Diputados de casi todas las Provin
cias Argentinas se encuentran ocupando sus pu
estos en las bancas del Congreso ¿porque hemos
de detener á los Diputados por Córdoda á las
puertas de este recinto?
Porque hemos de privar á la Nacion del con
curso de las luces y del patriotismo de esos Dipu
tados, por debatir cuestiones de mera forma que
ceden de su importancia en presencia de la gra
ve situacion por que atraviesa la República?
Porque hemos de olvidar la importancia de la
Provincia de Córdoba y el interes imperioso de
que sus Diputados ocupen un asiento en el Con
greso?
No debemos desconocer tampoco los esfuerzos
que ha hecho esa Provincia por la libertad de la
República, á cuyo entronizamiento debemos el
que hayamos podido venir á sentarnos en este
lugar en representacion de la Nacion pacificada
y redimida.
Córdoba, Sr. ha sido una de las primeras Pro
vincias que ha respondido con heróicidad al pen
samiento de libertad, que partiendo de Buenos
Aires se ha derramado despues en toda la Repú
blica.
El Sr. miembro informante ha hecho referen
cia á los antecedentes publicados, y deduce de
ellos que ha habido vicios en las elecciones de
Córdoba; pero olvida que si es verdad que hay
algunos hechos que indican esos vicios y que
arguyen nulidad, hay muchos otros que no com
prendo por que razon se ha suprimido en la
publicacion que se ha hecho de los documentos
relativos á este asunto. Ellas prueban Sr, que
los hechos no son tal cual han sido relatados.
Y de aqui nace que nos encontramos en una seria
dificultad, por que lo que unos documentos afir
man los otros niegan.
El General Paunero, dice por ejemplo que no
ha habido intervencion de la fuerza militar en el
acto de la eleccion.
Mientras que el Gobernador sostiene que la
ha habido.
Tres delos miembros.de la mesa escrutadora,
afirman el procedimiento del Gobernador, que
personalmente se dice fué á suspender la elec
cion; pero los otros tres protestan contra esta
aseveracion. Luego, pues, esos hechos están
unos con otros en completa contradiccion, y no
podemos tomarlos por consecuencia, por base ni
punto de partida de una resolucion que deje á
Córdoba sin representacion.
Entre tanto, Sr., la misma protesta de que 6e
hace mérito, suscrita por varios ciudadanos de
Córdoba, cuyos nombres no conocidos y de cu
ya autenticidad nadie puede responder, porque
era necesario que ella se hubiese elevado por el
órgano que corresponde; esos mismos ciudada
nos digan, confiesen implicitamente que han te
nido lugar las elecciones, y que en ellas ha triun
fado la lista de Diputados que están hoy en esta
ciudad. Se pretende que esas elecciones ven-
drian á ser nulas por no haberse verificado en la
ciudad, lo que solo puede apoyarse en la falsa
apreciacion que se hace del espiritu de la ley,
que dice terminantemente:—"cuando las dos
terceras partes de las secciones electorales ha
yan practicuado las elecciones, la Cámara de Di
putados de la Provincia hará el escrutinio y
proclamará á los Diputados electos." Esto es
justamente lo que lia hecho la Lejislatura de
Córdaba.
Por estas consideraciones, Sr., estoy en oposi
cion al proyecto de la Comision, reservándome
para mas adelante esplanar algunas ideas si lo
creyese conveniente.
iSr. Garda (D. P.)—Dos veces he sido nom
brado para formar parte de la Comision encar
gada de dictaminar sobre los poderes que se han
presentado por los Diputados por Córdoba. La
primera vez, suscribi á la indicacion de que ee
suspendiera su consideracion, porque efectiva
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
mente no habiamos tenido el tiempo material,
ni aun para leer todos los documentos de su re
ferencia; pero ahora, en la última ve?, no ha su
cedido eso. Con el tiempo bastante para estu
diar todos esos documentos, á lo menos por mi
parte, y los datos que la Comision tenia ála vis
ta, puedo asegurar ante la Cámara que estoy en
aptitud de juzgar y tallar definitivamente sobre
el asunto de los Diputados por Córdoba, y es
por esa razon que he firmado en disidencia el
dictámen de la Comision. De "consiguiente, no
puedo adherirme al proyecto en discusion; pro
yecto que arroja la idea de que los rejistros y las
actas son indispensables para fallar en la cues
tion.—A mi juicio, ni los rejistros, ni las pro
testas, de que ha hablado el Sr. Miembro In
formante, son antecedentes necesarios, é indis
pensables para resolver el punto en cuestion.
El Sr. Miembro Informante de la Comision,
se ha estendido algo relativamente á las pro
testas.
Yo voy á seguirlo en ese camino, sin salarme
absolutamente de la cuestion, pues solo me pro
pongo probar que el proyecto de decreto que
aconseja la Comision, es completamente iune
cesario. No se necesitan los rejistros ni las ac
tas para entrar al fondo de la cuestion, ni los
considero antecedentes necesarios para probar
mi objeto. Yo voy á tomar los hechos que se
denuncian como causa de la nulidad de las elec
ciones; hechos que se encuentran en las protes
tas.
El primer hecho, es que las elecciones inicia
das en la ciudad: de Córdoba se suspendieron á
consecuencia de un decreto dado por el Gobier
no. ¡Pero Sr.! para probar un hecho de esta
clase no necesitamos absolutamente de los 're
jistros ni de las actas, porque es un hecho com
pletamente probado, que nadie pone en duda, y
que todo el mundo lo sabe. En la ciudad de
Córdoba han sido suspendidas las elecciones á
consecuencia segun he indicado, de un decreto
dado por el Poder Ejecutivo de esa Provincia;
hecho que está plenamente justificado por la
existencia misma del decreto del Poder Ejecuti
vo y por las notas cambiadas entre ese Poder
Ejecutivo y el Encargado del Ejecutivo Nacio
nal. En una palabra; no encuentro objeto útil
en la remision de los rejistros y las actas, pues
que estas piezas no tienen aplicacion, porque de |
ellos no vamos á sacar prueba alguna que acla
re el hecho de que en la ciudad de Córdoba se
suspendieron las elecciones.
Segundo hecho: que la mesa se instaló en un
lugar despoblado de un departamento de Cór>
doba.
Señor: Este hecho tampoco se puede probar
con los rejistros y las actas, porque aun supo
niendo el caso de que el encabezamiento de los
rejistros esté datado en tal lugar, nosotros no •
somos completamente competentes para cono- •
cerlo; seria preciso conocer ese lugar de la pro
vincia de Córdoba, aparte de que es de presumir
que los rejistros y las actas electorales, estén en
perfecto acuerdo con las disposiciones de la ley.
Segun se dice en la protesta, los que forma
ban la mesa estaban interesados en el triun
fo de una lista: no es natural, pues, que esos
hombres se condenen á si mismos; no es na
tural que esos hombres interesados en el triun
fo, hayan puesto en los rejistros y actas un he
cho que pruebe la nulidad de las elecciones.
Sr. Torrent.—Permitame observarle que se
sale de la cuestion.
Sr. Garda (D. P.)—Voy á mi objeto Sr. Di
putado: voy á probarle que los rejistros y las
actas no son necesarias. La cuestion se versa
únicamente sobre los hechos contenidos en la
protesta: voy á concluir, Sr.
Sr. Torrent.—El Sr. Diputado tiene la bon
dad de permitirme dos palabras?
Sr. Garcia (D. P.)—Muy bien, Sr.
Sr. Torrent.—Observo que el Sr. Diputado se
ocupa en resolver los cargos que se hacen en esa
protesta, que puede considerarse apócrifa. No;
la Comision no dice que esos hechos sean ciertos,
ni dice que esas protestas sean justas. La Co
mision dice únicamente que ha habido protestas;
pero no sabemos como son ni de que carácter.
Asi es que el Sr. Diputado puede ahorrarse la
tarea de nombrar documentos de los cuales la
Comision no se ha ocupado.
Sr. Quintana.—El Sr. Diputado está en su
terreno; no está obligado á ceñirse á los hechos
que cita la Comision.
Sr. Garcia (D. P.)—Voy á ceñirme única
mente á los hechos denunciados en las protes
tas, que son la base de los procedimientos de la
Cámara: no se trata todavia de averiguar si esos
hechos son ciertos ó falsos; se trata de saber si
esos hechos pueden ser probados por los rejis
tros y l/or las actas que se piden en el proyecto
de decreto. ¡Vea, pues, el Sr. Diputado si es
toy en el terreno de la cuestion!
El tercer hecho, Sr. Presidente, denunciado
en las protestas, es que en los departamentos
del Rio 3.° y 4.°, y otros que no recuerdo, se

SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
han arrancado votos por la violencia, por la pre
sion, por la fuerza, por la promesa, &a., &a.
Tampoco creo que semejantes hechos, que se
desprenden completamente del acto de la vota
cion, puedan probarse por los rejistros y por las
actas—Los rejistros, Sr. Presidente, solo contie
nen la espresion de los votos, el nombre de los
votantes, y nada mas. En los rejistros jamas se
dice: este voto ha sido dado por la violencia, es
te es consecuencia de la presion, este otro, con
secuencia de una promesa; nada de esto se dice
en los rejistros. Es pues, necesario buscar otras
pruebas que no podemos encontrar en los rejis
tros, y tenemos que valemos de otros documen
tos, no de rejistros, no de protestas, que es lo mas
inconducente para hallar las pruebas que se tra
tan de obtener en hechos de esta clase.
Pero señor: se dice en ese proyecto de decre
to que es indispensable que los rejistros vengan,
porque deben venir. En mi concepto, los registros,
pertenecen, por regla general, al archivo de la
Legislatura que hace el escrutinio, y solo deben
salir de alli, ó cuando la Cámara que ha hecho
el escrutinio informa á la Cámara Nacional
acompañando esos rejistros y todas las actas que
se hayan hecho, ó cuando los rejistros y las ac
tas son un antecedente indispensable para fallar.
El primer caso está fuera de cuestion, porque la
Cámara Provincial no ha informado.
Respecto al segundo caso, creo- haber demos
trado que los rejistros no son, ni pueden ser un
antecedente necesario; que ellos no pueden ser
vimos para probar los hechos denunciados;
únicos hechos sobre los cuales debe recaer la
cuestion.
Por lo demas, Sr. Presidente, encuentro en
medio de todo esto un hecho perfectamente ave
riguado, un hecho sobre el cual la Cámara no
puede tener duda, tal es el escrutinio.
Sr., contra el escrutinio no hay protesta; el
escrutinio hecho por la Legislatura de Córdoba,
da mayoria completa á los candidatos que se
han presentado aqui para congresales. Y tan
no está contestado este hecho, que en la misma
protesta, se confiesa claramente que la lista con
traria ha obtenido mayoria de sufrajios.
Se dice por otra parte que la Lejislatura de
Córdoba ha faltado á su deber; que ha debido
mandar los documentos relativos á este asunto.
Pero aun considerando que la Lejislatura de
Córdoba haya faltado á su deber, eso no quiere
decir que los rejistros y las protestas sean indis
pensables para fallar en esta cuestion.
I
Señor: se dice que laJLejislatura de Córdoba
ha dado una ley echando abajo algunos de los
articulos de la Constitucion Nacional; pero esto
tampoco quiere decir que las actas y rejistros
son necesarios para fallar en esta cuestion; esa
es una cuestion muy distinta. Repruébese la
conducta de la Lejislatura de Córdoba, reprué-
bese los actos del Gobernador de Córdoba, há
gase todo lo que se quiera; pero aqui nosotros
somos jueces únicamente de la eleccion. Lo
que corresponde hacer, es que la Cámara, en
vista del procedimiento empleado en las eleccio
nes, diga: apruébase ó repruébase la eleccion de
los Diputados de Córdoba. Eso es lo que cor
responde hacerse, Sr. Presidente.
Y bien, Sr., mientras nosotros estamos discu
tiendo aqui sobre meras formas, inconducentes
quizá, Córdoba, la provincia de Córdoba, que
ha sufrido cuantos sacrificios le ha impuesto la
tirania, presenta hoy el triste espectáculo de un
volcan, pronto á lanzar la lava sangrienta—Los
partidos completamente divididos, agotan alli el
diccionario de las injurias; quizá descuidan el
enemigo comun, quizá descuidan al partido per
sonal que está acechando la oportunidad de per
turbar aquella provincia y poner obstáculos á
los grandes propósitos de la revolucion encabe
zada por el pueblo de Buenos Aires.—(Bravos y
aplausos en la barra.)
Sr. Presidente.—Se le previene á la barra
que es necesario que guarde un poco mas de cir
cunspeccion.
¿>r. Garda (D. P.)—Voy á permitirme, Sr.,
ser franco, como lo he sido siempre en casos se
mejantes. Antes que Diputado, antes que juez
de elecciones, he sido hombre de partido; y co
mo hombre de partido, me hago un honor en de
clarar bien alto que no he de declinar de mis
ideas mientras que el enemigo comun.no esté
hundido en el polvo para siempre; quiero ser
constante agitador de la revolucion encabezada
por Buenos Aires; no quiero ser la rémora, ador
nada hipócritamente con unas cuantas pájinas
de la Constitucion. —(Aplausos.) Algo mas,-
Sr.: quiero pasar por asesino de meras formas,
antes que pasar por asesino de la patria arjenti-
na, porque eso importaria no cortar esta cues
tion.
He pasado por Córdoba, Sr. Presidente; he
notado los ánimos de los partidos; y muy poco,
muy poco, falta para que esos partidos se vayan
á las manos; el deber de la Cámara es apagar la
primera chispa del incendio, y no permitir que
ese incendio cunda por todas las provincias.
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
No: quiero que la Cámara corte de una vez la
cuestion que hoy se ajita por los partidos poli
ticos, y para esto, yo uo veo ningun inconve
niente.
Es por estas consideraciones, Sr. Presidente,
que estoy en disidencia con el dictamen de la
Comision y he de votar en ese sentido, como lo
he manifestado al comenzar mi discurso.
Sr. Marmol.—Seré muy breve, Sr. Presidente
en esta cuestion, porque creo que la opinion de
los Sres. Diputados debe estar ya formada despu
es de tantos dias que ha habido para estudiarla.
Empezaré por estrañar que la Comision no
haya presentado en este asunto el unico punto
grave de él que podia efectivamente ofrecer di
ficultades para la admision de los Diputados de
Córdoba, y el único tambien de la verdadera
competencia de la Cámara. Pero, en fin, ella lo
ha olvidado, y no quiero contestarlo.
Lo que unicamente propone la Comision,
como lo ha dicho el miembro informante de ella,
es un mero tramite; esas han sido sus palabras.
Las cuestiones de esta gravedad, no pueden es
tarse prolongando por meros tramites; es necesa
rio que tengan una solucion. No hay nadie que
no conozca, aqui y /nera de aqui la importancia
politica de este asunto.
Si se nos trajera alguna cuestion fundamental
en que peligrase algun principio, ya lo entiendo;
pero se nos trae un mero trámite como se nos ha
dicho, trámite que durará un mes ó mes y
medio. Para que vengan los rejistros, será
necesario esperar 20 dias ó un mes; y un mes
en espectativa, en los partidos politicos como exis
ten en Córdoba, como se acaban de describir por
un honorable Diputado, es proceder, Sr. Presi
dente, sin la circunspeccion que el pueblo cuestos
casos debe observar, cuando peligra la tranquili
dad pública. Pero yo me pongo en el caso de
que estos registros vinieran. No repetiré lo que
ha dicho el Sr. Diputado que deja la palabra, so
bre la imposibilidad de encontrar en la nomen
clatura de los individuos que forman los registros
la verdad de estas cosas, por que es materialmen
te imposible. Ni aun consultando todos los docu
mentos, no hemos de encontrar la verdad; seria
necesario levantar sumarios; seria necesario man
dar una comision á Córdoba que levantase un
»nmario alli mismo, para averiguar la verdad de
lo que ha sucedido.
Que conclusiones ciertas puede sacar esta Cá
mara de lo siguiente: un hombre decente, carac
terizado, nada menos que con el puesto de Go
bernador de una provincia, invoca BU honor, para
decir que las fuerzas del General Paunero, han
coartado la libertad del sufragio. El General
Paunero, á su vez, tan decente como el Gober
nador de Córdoba, representando al Gobernador
de Buenos Aires en su caracter militar, invoca
tambien su honor y dice: no ha habido coaccion.
En vista de esto ¿como juzga la Cámara sobre
quien tiene razon? Mas, se ha llevado este asun
to, el Gobernador por su parte y el gefe militar
por la suya á una cuestion de hechos; pero ellos
dicen: apelamos á la conciencia, como si la con
ciencia pudiera fallar en los hechos. En un asun
to de hechos, fallan los ojos, los oidos. Sin em
bargo, á pesar de los documentos que existen,
cada uno apela á la conciencia. ¿Como vamos
á fallar, pues, nosotros en vista de esos documen
tos? Podremos decir que el uno tenia mas razcn
que el otro; pero eso no será mas que dar nuestra
opinion, y por eso no se puede fallar.
Entre tanto, hay un hecho incontestable y es
que la eleccion ha sido hecha por diez y nueve
departamentos.
Hay otro hecho, y es que la ley que ha regula
rizado esas elecciones, manda que las dos terce
ras partes de los departamentos voten, para for
mar eleccion. Hay otro hecho, y es. el que la
legislatura que hace el escrutinio, no habla de
aprobacion; y esa legislatura á quien oficialmente
debemos respetar, dice: hay tal número de voto?.
Hay otro hecho, y es que los opositores no pre
sentan igual número de votos.
Si, pues, la Cámara entiende que debe avocar
se este asunto, de estos 4 puntos de la cuestion
electoral, debe deducirse la verdad, no de todos
los otros documentos, por que es materia impo
sible.
Los que son amigos personales, fuera de este
recinto del General Paunero, ó del Sr. Posse,
creerán, lo que quieran, en la palabra de uno y
otro; yo creo en la palabra de los dos, y no se lo'
que vendrá á resultar. Lo mismo sucederá res
pecto de la palabra de los otros, por que nadie tie
ne derecho de creer mas al uno que al otro.
Comolos dos invocan el honor y la conciencia, yo
no se á quien creer; esta es la verdad.
Los registros, Sr. no han de dar mas luz que
los documentos oficiales que hemos leido sobre
este asunto. Por consiguiente de esos hechos
establecidos, de que ha habido elecciones, cíe que
ha habido mas de dos terceras partes de los de
partamentos que han votado, de que ha habido
escrutinio, de todos estos hechos es que debe partir
la Cámara para formar sn juicio.
96 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
En cuanto á la importancia politica, yo no la
abordaré, no Sr. por que no se nos ha traido esa
cuestion y respeto su prudencia en esta parte;
pero como dice un Sr. Diputado que ha dejado
la palabra, es de interes politico zanjar esta cues
tion, que quizá podria calificarse como una im
prudencia de la Cámara, si insistiera en el espe
diente que propone la Comision.
En ese sentido, pues, es preciso partir de los
antecedentes que existen, y yo he de dar mi voto
en contra de ese dictamen, pidiendo á la Cámara
que avoque este asunto y resuelva esta cuestion.
Eso será menos peligroso que mandar hacer nue
vas elecciones y que mandar buscar datos que no
han de dar mas luz en esta cuestion.
Sr. Torrent.—He oido, Sr., las razones que
se han aducida para impugnar el proyecto de la
Comision; veo que los Sres. que han hablado,
lo han hecho con la habilidad que les -distingue,
emprendiendo la defensa de un hecho indefini
ble. Se ha hablado de nulidad, de vicios en la
eleccion, &a., &a. La Comision, Sr., ha dicho
que ha encontrado en los antecedentes de este
negocio, datos suficientes para sospechar que
existen vicios; pero se ha abstenido de determi
narlos, porque no los conoce. Se. dice que la
eleccion es el resultado del escrutinio; pero el
escrutinio presenta un resultado que no puede,
aceptarse; porque consta de documentos públi
cos que no ha habido eleccion en la capital; y
como esta da el mayor número de sufragantes,
puede suceder, Sr., que los Diputados electos,
tengan apenas una mayoria de quince ó veinte
votos, mayoria que puede no representar el su-
fr»jio general y no convencernos de que esa
mayoria es superior relativamente al número de
votantes, es decir, que los Diputados electos re
presentan la espresion de la voluntad del pue
blo. Para resolver estas dudas necesita la Cá
mara, tener esos votos y esos rejistros á la vista.
Repito que la cuestion es esta: en Córdoba se
han denunciado abusos en esas elecciones hay
documentos que prueban que existieron; se sabe
tambien que una parte del pueblo ha protesta
do contra ellas. Luego, es un deber de justicia,
mandar traer aqui todos los antecedentes que
únicamente pueden darnos luz en este asunto, á
fin de fallar con toda prudencia y rectitud.
Se ha dichQ que la actualidad politica de Cór
doba aconseja que esta Cámara apruebe las elec
ciones, porque los partidos politicos que se aji-
tan alli agotan el diccionario de las injurias pa
ra denigrarse reciprocamente; que la patria co
mun está en peligro, y que el deber de esta Cá
mara, en vista de estas consideraciones, es pro
ceder á aprobar inmediatamente las elecciones
de Cordoba.
Sr. Garda (D. P..)—A resolver la cuestion,
Sr. Torrent.—Da lo mismo; pues esa es la
mente del Sr. Diputado, pero cualquiera que
sea la actualidad politica de Córdoba—¿Qué fo
mento puede dar á las pasiones de los partidos
que alli se ajitan, la resolucion que la Cámara
adoptase diciendo: traiganselas actas? Nadie,
Sr., se ajitaria por esto.
fQné efecto va á producir en Córdoba, de que
manera se va á conmover nuevamente á los par
tidos militantes alli? Yo no lo comprendo, Sr.
Un solo argumento, una consecuencia puede de
ducirse de aqui, y es que puede ser muy bien
que el partido del Gobierno, se resista á entre
gar estas actas; pero este argumento probaria
un a abierta resistencia á las sanciones de esta
Cámara, no que no se debe mandar que esas ac
tas vengan. Yo no espero del Gobierno ilus
trado de Córdoba que cometa el error tan funes
to, de negar á esta Cámara la base de su sei^ pe
ro si ese Gobierno pretendiese consumar tan cul
pable falta, entonces yo digo que la Cámara de
Diputados, por su honor, por su dignidad, para
garantir su existencia constitucional estaria en
el deber de ordenar el cumplimiento de su in
violable sancion.
Es decir, pues, Sr., que la resolucion de esta
Cámara no puede absolutamente afectar á los
partidos de Córdoba, sino en el caso de que el
partido del Gobierno se resista á la entrega de
esos documentos; pero esa razon no desti-uye la
que hay para hacerlos venir sino que por el con
trario debe confortarnos en la conviccion de que
esto es necesario, y que no debemos permitir
que quede subsistente la duda de si seria ó no
obedecida la Cámara en un acto tan lejitimo.
Yo tambien creo, Sr., que el enemigo comun
no está del todo estinguido en la República; pe
ro por esa misma razon, creo que esta Cámara
debe empezar sus augustas funciones procedien
do con una imparcial justicia, para mostrar que
está distante de imitarlo.
Señor, se nos dice que las elecciones de Córdo
ba adolecen de vicios, y las Cámaras no deben
cerrar los ojos á esa parte del pueblo de Córdoba
de ese pueblo cuyo mérito acaba de recordar con
oportunidad un Sr. Diputado: todos son hijos de
ese púeblo heroico; tantos los de una lista como
los de la otra, todos son dignos y . acreedores á
nuestra consideracion. Nos demandan justicia;
y nosotros no nos hemos de dignar siquiera estu
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862:
-diar las piezas que pueden suministrarnos datos
para ejercerla con quien la meresca.
El enemigo comun nos observa, y debemos re
cordar por lo mismo que los ciudadanos argenti
nos, los liberales mismos que han protestado con
tra estas elecciones, pueden decirnos en presencia
de él que hemos dado una resolucion menospre
ciando los derechos del pueblo, desoyendo las
quejas de esos ciudadanos que no fueron escu
chados.
Señor: yo creo que en esto imitariamos al ene
migo comun, si nos negasemos, por consideracio
nes de segundo orden, ¿i administrar justicia.
Los fastos del pasado Congreso estan llenos de
ejempros semejantes. Yo creo que es dificil qre
se presente una reclamacion fundada en hechos
y en documentos tan serios como los que sirven
de apoyo á las reclamaciones de la cuestion de
Córdoba; y por lo mismo, yo pido únicamente
que la Cámara se detenga á estudiar el- negocio;
que no marche con precipitacion, que no, por no
agraviar el partido que alli manda, deje de cum
plir su deber. Esto es lo único que aconseja la
Comision, en la intelijencia, Sr., de que esta
sancion no puede ofender al pueblo de Córdoba.
Ella no importa desconocer el timbre de sus glo
rias, todo lo contrario: eso prueba que el pue
blo de Córdoba le merece mucha consideracion,
cuando al tratar de este negocio que le afecta
tan vitalmente lo toma con tanta calma, con
tanto estudio, con tan serio interés. Eso prue
ba tambien que esa fraccion del pueblo de Cór
doba que ha protestado, nos merece una justa
solicitad y que no ha alcanzado nuestro despre
cio solo porque no está en el poder.
Esto es lo que yo comprendo que importa la
resolucion que la Comision aconseja, y por esto,
creo que la Cámara no puede dejar de aceptarla.
Señor: de todo esto resalta un hecho práctico.
La Lejislatura de Córdoba le niega con insisten
cia á la Cámara de Diputados de la Nacion el
derecho de ser juez en la eleccion de sus miem
bros, y de este hecho parte la aprobacion de los
diplomas de los Diputados electos. Yo pre
gunto: ¿reconocer los diplomas que tienen por
base una usurpacion de la atribucion de la Cá
mara, no importa reconocer que esta Cámara
puede ser despojada de ellas impunente?—bien,
pues, vindicar la Cámara su dignidad, salvar los
derechos que la Constitucion le acuerda—¿se
consigue acaso garantir su existencia para lo fu
turo aceptando esas elecciones por diplomas que
vienen aprobados sobre una base tan abusiva co
mo atentatoria?
La Lejislatura de Córdoba dice que en virtud
de haber reasumido su soberania, ella es el juez
privativo de las elecciones de sus Diputados.
Sobre esto hay diferentes opiniones. La rea-
sumcion de la soberania, en mi concepto, no im
porta otra cosa que el acto de negar obediencia á
los poderes públicos existentes; pero por este he-,1 -
cho, la Lejislatura de Córdoba no asume su so-
berania orijinaria, ni se convierte en constitu- •
yente; y por tanto no puede su poder alcanzar á
herir las disposiciones de la Constitucion Nacio
nal.
La Constitucion de la República dice termi
nantemente que esta Cámara es el juez esclusi-
vo de la eleccion de sus miembros, y la Lejisla
tura de Córdoba, no ha podido dictar una ley en
contrario. Pero, esa Lejislatura dice que solo
ha delegado en el Gobernador de Buenos Aires,
las atribuciones del Poder Ejecutivo Nacional,
es decir, que las atribuciones del Poder Ejecuti
vo no residen en ella ni en el Ejecutivo tle la
Provincia. Yo acepto esta base y digo: que la,
Lejislatura de Córdoba, ni en cuanto á lo que á
su Provincia corresponde, tiene las atribuciones
del Poder Ejecutivo Nacional. Esa ley que ha
dictado en virtud- de esas atribuciones que se ha
abrogado— ¿quién Ja promulga, quién la manda
cumplir? ¿Es el Gobernador de Córdoba?—No
señor. Pues qué!—¿olvida esa Cámara, que ha
tomado una disposicion de caracter nacional,
derogando una ley nacional, y que es el Poder
Ejecutivo de la Nacion quien debe ponerle el
"cúmplase"?
Por consiguiente, el procedimiento empleado
para la aprobacion de los diplomas de los Dipu
tados de Córdoba, es nulo, y nulos tambien los'
efectos de él.
Sr. Garda (D. P.)—Llamo á la cuestion al
Sr. Diputado: nadie ha alegado que la Lejisla
tura de Córdoba ha dado una ley nula; no se.tra • .
ta de saber si los diplomas do los Diputados de
Córdoba son válidos; se trata de resolver si ese
proyecto de decreto debe pasar ó no.
Sr. Torrent.—Resulta, pues, de aqui que esos
liplomas no tienen la suficiente validez para
fundar en ellos una resolucion, es decir que- no
hay medios hábiles para conocer cual es el ver
dadero- resultado de las elecciones de Córdoba, y
que apareciendo evidenciado que ellas fueron
realmente practicadas, es necesario, indispensa
ble para fallar sobre su legalidad procurarse los
datos que se piden y que pueden resolver esta
seria dificultad.
Sr. Calral.—Sr. Presidente: este asunto de-
14
 98 SESIÓN DEL 6 DE ÍUNIO DE 1862.
masiado grave ó importante, lo he creido claro y
de facil resolucion para la Cámara de Diputados
de la Nacion: Sr. soy hombre de principios, por
que soy hombre de partido; y soy hombre de par
tido porque soy hombre de principios declaro
esto antes que todo. Pov consiguiente, abordaré
. esta cuestion bajo el aspecto politico y de las
conveniencias de la Nacion, porque entrar & dis-
. cutir sobre la legalidad ó ilegalidad de las elec
ciones de Córdoba, Sr. parece hasta impertinente
despues que han sido admitidos los Diputados
de otras provincias sin esos escrúpulos, mucho
mas : cuando han habido manifestaciones tam.
bien de sus legislaturas, tachando esas elecciones.
Debo, Sr. un alto respeto ó. esta . Cámara y á
mis Honorables cólegas, y no quiero traer indi
vidualidad alguna respecto á las elecciones, por
eso escuso hacer una designacion.
Señor: estando como estamos aun, obrando re-
volucionariamente ¿es posible que la Cámara de
Diputados de la' Nacion se detenga en meras for
mas, porque no son otra cosa los documentos que
se han sometido al juicio de mis Honorables Có
legas y á la Cámara de Diputados? Para fallar
en este asunto, señor lo único que manifiesta con
claridad, es que ha habido una desinteligencia
desagradable, entre el Comandante en Gefe del
cuerpo espedicionario en Córdoba, el General
Paunero, y el Gobernador de aquella provincia.
Esto, Sr. es lo mas disgustante que puede haber
para todo corazon patriota, para todo ciudadano
argentino; y en tales circunstancias es un deber
imprescindible de la Cámara de Diputados de
la Nacion, hacer cesar esta division inmediata
mente.
El único espediente que puede ofrecerse, á su
juicio, á su patriotismo es resolver este asunto
de un modo definitivo ó ya ingresando los DD.
electos por la provincia de Córdoba, ó dejando de
ser asi. Adoptar el espediente de tramite acon
sejado por la mayoria de -la Comision, me parece
Sr. que en crear un gravisimo inconveniente.
Cualquiera rémora que se ponga en este negocio,
será interpretada de un, modo muy desagra
dable, tatito por las dificultades que puede traer
á la Republica, cuanto por la actitud en que que
dan personalmente los Sres. Diputados electos
por la provincia de Córdoba.
Es posible, Sr. que aun estando entre nosotros
cu el suelo argentino, el Chacho en los bosques
de la Rioja, y el enemigo permanente de nuestras
libertades, existiendo aun en el poder, que no
trato de designarlo por que todos lo conocen, es
posible que nos detengamos en estos detalles?
¡por Dios! yo no quiero esperar por un solo mo
mento del patriotismo de la Cámara de Diputa
dos de la Nacion una resolusion en ese sentido.
Por consecuencia, Sr. sin pretender ocupar por
mas tiempo la atencion de la Cámara, yo votaré
en contra del proyecto que la mayoria de la Co
mision ha presentado.
Sr. Gorostiaya.—Deploro como el que mas,
la profunda division en que han caido nuestros
amigos politicos de Córdoba, con motivo de la
eleccion general de Diputados para la formacion
de esta cámara y preveo los males que de ella
pueden venir á hacer mas dificil la consolida
cion de la obra que iniciamos, y que el triunfo
de la revolucion ha puesto bajo la responsa
bilidad del partido liberal de la República.
Quiero espresar con esto, Sr. Presidente, que
al tomar parte en este debate, sosteniendo el pro
yecto de decreto presentado por la Comision á
que pertenezco, deseo hacerlo con toda impar
cialidad y en la calma de las pasiones.
En el proyecto se propone á la Cámara, que
pida, por el conducto que corresponde, al Gobi
erno de Córdoba, los registros, actas, protestas y
demas antecedentes relativos ála eleccion prac
ticada en aquella Provincia para Diputados al
Congreso Nacional en los dias 25, 26 y 27 del
mes de Abril ultimo.
Las cuestiones que esta proposicion envuelve,
se presentan naturalmente al espiritu en.el orden
siguiente.
A quien compete, la facultad de verificar las
elecciones, y de juzgar sobre los poderes de los
Diputados de .esta Cámara.
Para decidir sobre la validez ó nulidad de las
elecciones practicadas en la Provincia de Cór
doba, son necesarios los registros, actas, protes
tas y demas antecedentes relativos á ellas?
La primera cuestion está resuelta terminante
mente por el articulo 56 de la constitucion. "Ca
da Cámara, dice, es juez de las elecciones, dere
chos y titulos de sus miembros en cuanto á su
validez."
Esta soberania de la Cámara en materia elec
toral comprende no solamente el derecho de exa
minar los registros y verificar las elecciones de
sus miembros, sino tambien el de mandar levan
tar sobre ellas las indagaciones é informes que
creyese convenientes.
No podria ser de otra manera. Todas. las
facultades relativas á la existencia de una Cáma
ra, á nadie puede conferirse, sino á la Cámara
misma. Si en una autoridad cualquiera recono
ciese esta Cámara el derecho de decidir sobre las
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
elecciones y poderes de sus propios miembros,
ella abdicaria por el mismo acto su soberania é
independencia. Si esta Cámara reconociese ese
derecho en la Legislatura de una provincia, con
sentiria en una absurda trasposicion de poderes,
y admitiria un instrumento que podria servir
para destruir la existencia del Gobierno Nacional
y acabar de una vez con la unidad ya tan com
prometida, y de esta desgraciada República Ar
gentina. -
Sin embargo, la Legislatura de la Provincia
de Córdoba ha sancionado la ley de 14 del mes
anterior, atribuyendose la facultad de examinar
y aprobar ó reprobar las elecciones de Diputados
practicadas en aquella Provincia; y usando efec
tivamente de esa facultad ha aprobado al dia
siguiente dichas elecciones.
Examinemos los fundamentos y disposiciones
de cfn ley.
"La Honorable Asamblea Provincial, dice, en
uso de la soberania que tenia delegada al COD.
greso Nacional, y que reasumió por ley de 19 de
Diciembre del año proximo pasado, sanciona con
fuerza de ley lo siguiente." En la sesion anteri
or he tenido ya el honor de manifestar á la Cá
mara, que esa asumcion de la soberania nacional
por las Provincias, era en mi opinion, contraria
á la forma de Gobierno que establece la Cons
titucion, que es la de una República compuesta
en' la que los representantes delpueblo argentino
(como dice el preámbulo) y no de las provincias
delegan su soberania en dos gobiernos enteramen
te distintos, el nacional y el provincial. No
insistiré por tanto mas sobre este punto.
• Pero aun suponiendo que esa ley no impor
tase una usurpacion de los poderes nacionales
¿son justas sus disposiciones?
"Suspendense, dice el art. 1.° por esta vez los
efectos delos articulos 23 y 26 de la ley de elec
ciones dada por el Congreso Nacional en 1859."
Ante todo, ha podido la Legislatura de Córdoba
derogar ó suspender las disposiciones de una ley
nacional? Se responde que si, alegando la doc
trina dela asumcion dela soberania nacional por
la acefalia de las autoridades que la ejercian.
Pero la misma Legislatura de Córdoba, habia por
la ley de 19 de Diciembre ultimo, y en uso de la
soberania reasumida, autorizado al Gobernador
de Buenos Aires, para convocar y hacer efectiva
la reunion del nuevo Congreso; y el Gobernador
de Buenos Aires usando de esta delegacion espi
dió el decreto de 15 de Marzo, ordenando que
con arreglo á la Constitucion reformada y á las
99
demas leyes vigentes de la materia, se procediese
á la eleccion de los Senadores y Diputados que
deben integrar el Congreso Nacional. Esas leyes
no son otras que la ley de elecciones de 4 de Ju
lio de 1859, unica que rige sobre el particular.
Por consiguiente, la Legislatura de Córdoba
no pudo suspender los efectos de esa ley, ni legis-
far sobre las elecciones de Diputados, por haber
delegado esa facultad en el Gobernador de Bue
nos Aires, y haber este mandado que se practi
caran con arreglo á la constitucion reformada y
á la¿ demtts leyes vigentes de la materia. ,-
Pero se dice que el Delegado autorizó á acor
tar los terminos señalados por la ley electoral y
que por tanto las Legislaturas de Provincia han
podido tambien alterarla en sus otras disposicio
nes. Mas el acortamiento de dichos terminos-
ademas de no afectar en nada lo esencial de la
ley, era aconsejado por la necesidad imprescin
dible de llegar lo mas pronto posible á la reorga
nizacion nacional. Esto mismo acaba de hacer
el Congreso en la ley sancionada ultimamente,
ordenando la eleccion de Presidente y Vice-Pre-
sidente de la Nacion, sin que por esto haya crei
do infringir la constitucion ni violar ley alguna.
Se alega tambien que la facultad de la Legisla
tura de Córdoba para derogar los articulos 2o y
26 de la ley de elecciones, dimana de la disposi,
cion del articulo 41 de la Constitucion. ¿Que
dice este articulo? "Por esta vez las Legisla
turas de las Provincias reglarán los medios
de hacer efectiva la eleccion directa de los
Diputados de la Nacion; para lo sucesivo el
Congreso espedirá una ley general." Como se
vé, por este articulo se impone al Congreso la
obligacion de dictar una ley general de eleccio
nes; pero como no habia aun Congreso, y era ne
cesario elegirlo, se dejó á las Legislaturas provin
ciales la facultad de reglar la eleccion, hasta que
se dictase la ley nacional.
Ahora bien, la Provincia de Córdoba ka usa
do por repetidas veces de ese derecho. Para
ella ha habido Congreso Nacional, y ley de elec
ciones dictada por él; ley que ha sido observada
en aquella Provincia desde su promulgacion, y
con arreglo á la cual se han, mandado practicar
las elecciones de Diputados para la formacion
de esta Cámara. ¿Cómo se hace entonces, un
argumento tan destituido de fundamento?
Analizemos ahora la disposicion de esa ley
sancionada por la Lejislaturade Córdoba.
"Suspéndense por esta vez, dice el articulo
1.°, los efectos de los articulos 23 y 26 de la ley
100 SESIÓN" DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
de elecciones dada por el Congreso Nacional en
1859."
Séame permitido recordar lo que esos articu
los disponen.
"Un mes despues de verificada una eleccion,
prescribe el articulo 23 se reunirán las
Lejislaturas de Provincia . ... al objeto eaclusivo
de hacer escrutinio general de la eleccion y pro
clamar los Diputados que resulten nombrados."
Es decir que, segun este articulo, las Lejislatu-
ras de Provincia no tienen otras facultades ni
mas atribuciones, que las de una mesa escruta
dora.
"En ningun caso podrá la Lejislatura, dice el
articulo 26, desechar las actas electorales: si hu
biese dudas ó protestas, la resolucion correspon
de ála Cámara Nacional de Diputados en la
eleccion de sus miembros .... pudiendo la Sala
manifestar su juicio por medio de un informe
acompañado de las actas y rejistros orijinales.
Las protestas deberán presentarse ante la Lejis
latura Provincial, para que sean elevadas con
los antecedentes de m refereiwiq á la Cámara
respectiva."
Es evidente que este articulo no importa mas
que confirmar y reglamentar la disposicion de
la Constitucion, que hace á cada Cámara juez
único de la eleccion de sus miembros. Por con
siguiente, aun admitiendo que la Lejislatura de
Córdoba hubiese podido suspender los efectos de
la ley de elecciones, ella no ha podido en nin-
gun caso derogar la Constitucion Nacional, ni
asumir la'omnipotencia del poder constituyente.
Resulta pues, bien demostrado, que esta Cá
mara es el juez único de las elecciones de sus
miembros en cuanto á su validez; y que la Le
jislatura de Córdoba al dictar la ley de 14 de
Mayo último, y juzgar sobre las elecciones prac
ticadas en aquella Provincia, ha- escedido sus po
deres y ha obrado sin jurisdiccion.
Revindicado asi este derecho de la Cámara,
viene ahora la segunda cuestion que indiqué al
principio.
Para decidir sobre la validez ó nulidad de las
elecciones practicadas en la Provincia de Córdo
ba, son necesarios las rejistros, actas, protestas y
demas antecedentes relativos á ellas?
Para el esclarecimiento de este punío, es me
nester recordar sumariamente los hechos princi
pales.
La Cámara conoce ya el decreto expedido por
el Gobierno de la Provincia de Córdoba fecha
26 de Abril último, mandando suspender las
elecciones. No ocuparé por ahora su atencion
sobre la cuestion de si el gobierno de aquella
provincia ha podido ó no dictar, semejante de
creto. No trataré tampoco de averiguar si
la suspension de las elecciones era ostensiva á
toda la Provincia de Córdoba, ó se limitaba so
lamente á la ciudad. Prescindiré tambien por
ahora discutir si las elecciones practicadas en la
campaña de Córdoba, son válidas, cuando no ha
habido eleccion en el centro mas populoso de
aquella Provincia, en la ciudad de Córdoba.
Séame solo permitido al recordar ese decreto, ma
nifestar el pesar que he esperimentado, por la
gravisima imputacion que en él se hace al pri
mer cuerpo del ejército de Buenos Aires, que
tanta parte tuvo en la gloriosa batalla de Pavon,
y tanto contribuyó á la libertad de la misma Pro
vincia de Córdoba; y especialmente al batallon
1.° de linea, muy conocido en esta ciudad por
haberla guarnecido durante muchos años, sien
do siempre un modelo de disciplina y de órden.
Pero no es á esta Cámara, Sr. Presidente, ea al
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, es
al General en Gefe de su ejército á quien com
pete pedir amigablemente las esplic.aciones ne
cesarias para poner á salvo el lustre de sus ar
mas y el honor de sus soldados.
Con motivo de ese decreto y de las elecciones
practicadas en la campaña de Córdoba, un gran
número de ciudadanos de aquella Provincia han
dirijido una solicitud á esta Cámara, pidiéndole
que declare nulas dichas elecciones. En ella se
aducen graves cargos contra el Gobierno de
Córdoba, se alega haberse adulterado el voto de
la campaña con elecciones supuestas, y haberse
cometido otros fraudes; y se dice, en fin, que pa
ra que esos hechos no pudieran ser examinados
por esta Cámara y quedasen ocultos, la Lejisla
tura de Córdoba se habia constituido en juez y
habia aprobado las elecciones, usurpando evi
dentemente atribuciones que no le competen.
Para el esclarecimiento de estos hechos, es ne
cesario examinar los rejistros, actas y protestas
relativos á aquellas elecciones; y la Lejislatura
de Córdoba ha debido remitir los orijinales, en
cumplimiento de lo dispuesto por el articulo 26
de la ley de elecciones.
Resulta pues, Sr. Presidente, que á esta Cáma
ra corresponde esclusivamente el derecho de
juzgar sobre la eleccion de Diputados practica
da en la Provincia de Córdoba—y que para po
der decidir con acierto la cuestion que sobre cija
se ha suscitado, procediendo no conforme al de
recho estricto, sino tomando por regla la equi
dad, y averiguando con buena fe y con la con
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
ciencia de jurado la realidad de los votos—son
necesarios los rejistros, actas y demas antece
dentes relativos á ellas; y es de esperarse por
tanto que la Cámara adoptará el proyecto de
ley que propone la Comision.
'Voy ahora á hacer por conclusion una obser
vacion que me ha sujerido la nota del Gobierno
de Córdoba que se leyó al principio de e-sta se
sion, dirijida al Encargado del Ejecutivo Nacio
nal. Se dice en ella que las elecciones practica
das en aquella Provincia son hechos cumplidos,
y sobre los cuales la Lejislatura ha pronunciado
ya como juez un fallo irrevocable. Estoy muy
distante de aceptar como hechos consumados,
los acontecimientos de ayer, y de tal caracter
que á ellos deban subordinarse las prerogativas
soberanas de esta Cámara y la Constitucion,
jamas me suscribiré como el humilde servidor
de los sucesos, y diré siempre que cuando ellos
se hallan aun subjudice, y no han constituido
todavia un órden de cosas asentido por la auto
ridad ó por el pueblo, debe hacerse con tales he
chos consumados lo que se hace con las construc
ciones ilegales que embarazan las vias públicas,
destruirlas}7 alinearlas al órden que deben ob
servar.—(Aplausos.)—Despuea de un cuarto iii-
termedio á que se pasó, el—
Sr. Ifudsvn.—Señor Presidente, como he de
votar en contra del dictamen de la Comision
me hallo en el deber, en esta vez, de espresar
los fundamentos que tengo para dar .ese voto
Seré muy breve. El punto me parece bastante
discutido; mis honorables cólegas que me han
precedido en la palabra oponiéndose al dictámen
de la Comision, la han ilustrado lo -bastante en
cuanto á los hechos que se refieren á las eleccio
nes de Córdoba aprobadas por la Lejislatura de
aquella Provincia. Esos hechos están pronun
ciados con arreglo á las leyes. Pero debo lla
mar la atencion de la Honorable Cámara sobre
otro punto que he visto no se ha tocado y es, Sr.
que en el presente asunto la Cámara de Dipu
tados inviste el caracter y desempeñalas atribu-
ciones, de juez, de gran jurado. En este carac
ter no puedela Cámara proceder de oficio, que
tal es lo que aconseja la Comision. Es muy
terminante la ley electoral. Ella dice: que en
casos que haya prostestas, las que se elevaran á
la Lejislatura de la- Provincia, será el único caso
que esas Lejislaturas remitirán las actas origi
nales, rejistros, protestas y demas para que la
Cámara juzgue y falle. En este caso no hay
protestas, la Lejislatura ha mandado los escruti
nios diciendo que de ellos resultan eloc^s Dipu
101
tados los que se nombran. No ha venido pro
testa alguna. Ahora bien, la Cámara de Dipu
tados Nacional no puede, señor, no le es permi
tido conocer, porque lo que aconseja la Comi
siones abrir un proceso, seguir adelante abriendo
un término de prueba, y esto no le es permitido
á la Cámara. La Cámara es con los antecedentes
que le vienen de la Lejislatura que falla y juz
ga. Yo pido la atencion dela Cámara sobre es
te hecho, y por ello y por lo demas, á que me
adhiero, que han dicho mis honorables cólegas
que se oponen al dictámen de la Comision, vota
ré porque el no se admita.
Sr. Ruiz Moreno.—Hago mocion para que se •
declare el punto suficientemente discutido.
Sr. Obligado (D. A.)—Sr. Presidente, des
pues de los luminosos discursos de mis honora
bles cólegas de la Comision, el Miembro Infor
mante y otro Sr. que habló sosteniendo el pro
yecto, muy poco puedo agregar por mi parte pa
ra inclinar á la Cámara á que lo acepte.
Es sensible que los que se oponen á él, no
presenten formulada claramente una idea con
traria; porque esto de decir que se. ocupe inme
diatamente la Cámara de resolver el asunto es .
muy vago. Yo quisiera ver formulado un pro
yecto en oposicion al que presenta la mayoria de
la Comision, para que confrontándolos, viéra
mos cual es el que presentaba menos inconve
nientes, y cual era el mas conforme á los princi
pios que debe seguir la Cámara. Pero ya que
los Sres de la oposicion no han querido dar for
ma á su pensamiento, y se han limitado á decir
que se ocupe la Cámara de- resol ver la cuestion,
voy á tomar por punto de partida lo que ha di
cho uno de los Sres. Diputados que se opusieron
primero al proyecto, diciendo: que «ntre dos
testigos, uno que niega, y otro que afirma, sien
do autoridades que deban tener igual crédito y
merecer igual fe, no habia otra regla á que ate
nerse, que á los hechos. Tomando, pues, por
punto de partida los hechos, yo sin clasificarlos,
voy á ir recordándolos á la Cámara, y despues
diré á los Sres. Diputados que poniendo la ma
no sobre su corazon, y teniendo presente el ju
ramento que han hecho de observar la Consti
tucion, digan si es posible negar su voto al dic
tamen de la Comision y dar su aprobacion á las
elecciones practicadas en Córdoba. Empezan
do, pues, por el hecho de la suspension de las
elecciones, vamos viendo los principios que se
han infrinjido encada paso deesas elecciones.
El Poder Ejecutivo de Córdoba suspendió las
elecciones sin limitacionalguna. El no se re
 102 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE ISGí.
fiere, en su decreto á la ciudad, sino dice: he juzgar sobre la validez de las elecciones, eran
suspendido las elecciones para Diputados, na los mismos que resultaban electos; y entonce*
da mas. Por lo tanto, pues, la suspension tiene yo contestando á la observacion que hace el Go
el caracter de general. ¿Puede un Gobierno bierno de Córdoba en su nota al Encargado del
hacer suspender las elecciones para Diputados á Poder Ejecutivo Nacional, le diria que alli juz
las Cámaras Nacionales, y promover la aproba gaban como jueces y parte. En todas partes
cion mas tarde de esas mismas «lecciones des del mundo, digo, está prohibido á los jueces fa
pues de suspendidas? llar en su propia causa.
Adonde va entonces ú parar la independencia Sr. Orono.—Eso no consta en los documentos
de los pueblos y la libertad del sufrajio, si un que han venido á la Comision.
. Gobierno siempre que encuentre que vá perdien Sr. Obligado (D. A. C'.)—Si señor.
do las elecciones, tuviera el medio de hacerlas Sr. EUzalJc.— Si señor, están en los docu
suspender en una parte, y despues encontrando mentos de la Comision.
que le han sido favorables en otras donde' no se Sr. Oroño.—¿En cuales?
han suspendido, venir á decir, en vista de los he &: Elizahh:—En los documentos está el acta
chos favorables, apruébanse las elecciones. Creo" de la sesion que tuvo lugar en Córdoba. En
que el simple hecho de suspender las elecciones esa sesion asistieron 15 Diputados y O de ellos
habria sido bastante motivo para declararlas son los nombrados Diputados al Congreso ....
anuladas. Pero, la Comision tratando de proce Sr. Presidente.—Tengan la bondad los Sres.
der con la mayor cordura, tratando de encontrar Diputados de observar el órden del Reglamento.
un medio de aprobar esas elecciones, pide los an Sr. Obligado (D. A. C.)—Consta, pues, de las
tecedentes necesarios para partir de una base actas y los documentos que se han repartido que
segura. Estos antecedentes se le niegan y la nna gran parte de los Diputados de la Provin
Lej isiatura de Córdoba siguiendo los pasos del cia de Córdoba, que han sancionado una ley de
Poder Ejecutivo, y lo que es mas singular toda- rogando una disposicion Constitucional, son los
vi a por instigacion de ese Poder Ejecutivo que mismos que han resultado Diputados electos al
acababa de someter el caso á la decision del Po Congreso Nacional. No hago mas que recor
der Ejecutivo Nacional, deroga la ley que le dar simplemente este hecho, puesto que un Sr.
impide ser juez en la eleccion. Pero como va Diputado ha dicho que es cuestion de hechos.
mos en la cuestion de hechos, observaré de paso, Pero, prescindiendo de todo esto, y viniendo á la
que encuentro identitud de nombres entre los cuestion puramente de derecho, dejando á un
miembros que componian la Comision de Dipu lado las personas, que segun aparece de los an
tados y los individuos que han resultado electos. tecedentes citados, juzgaron en su propia causa,
Pero no conociendo las personas, tomo por base, sostengo que no han podido derogar la ley de
y desearia que se me rectificara, un periódico de elecciones, y el articulo 56 de la Constitucion
Córdoba que dice: Diputados para el Congreso que dá á las Cámaras Nacionales el derecho de
Nacional é indica los que conocemos'y en segui juzgar las elecciones de sus miembros.
da agrega: Diputados de la Lejislatura que vo Sr. Marmol.—Me permito observar que el Sr.
taron por la ley que los autorizaba á juzgar so Diputado está fuera de la cuestion.
bre sus propias elecciones y en virtud de la cual Sr. Obligado (D. A. C.)—Voy relatando he
se declararon tales Diputados silos que habian chos, puesto que se ha dicho que la cuestion es
sido electos y eran, segun esa relacion un Sr de hechos.
Si: Oroño.—En igual caso .están los otros Sr. Garda (D. P.)—Vaya al fondo de la cues
Sres. miembros de la mesa escrutadora. El Sr. tion.
Diputado va fuera de la cuestion. Sr. Obligado (D. A. C.)—Yo soy dueño de
Sr. Obligado (D. A. C.)—Voy citando estos presentar del modo que me parezca mis argu
hechos, y es bueno que los tenga presente la mentos.
Cámara al resolver. Estoy en la cuestion y ten Sr. Garda (D. P.)—Llamo á la cuestion.
go derecho á citar lo sucedido. Continúa, pues, Sr. Presidente.—Está en la cuestion.
la relacion citada—Dr. Zuviria, Dr. Garcia, Sr. Garda (D. P.)—Que se vote si está en- la
otro de los Diputados electos, Dr. Moreno, y cuestion.
otros mas: bien, pues, tenemos aqui que una Sr. Obligado (D. A. C.)—Esto es querer co
gran parte de los Diputados que atrepellando la artar la libertad de la discusion. .
Constitucion y la ley se abrogaban el derecho de Si: Presidente. —Al orden.
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
¿V. Quintana.—El Sr. Diputado Garcia está.
en su derecho parallamar á la cuestion (aplausos.)
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Está en la cuestion.
Sr: Presidente.—Es preciso que !a barra guar
de moderacion, pues sinó la haré despejar.
Sr. Marmol.—Permitaseme la palabra un mo
mento, hagalo por condescendencia. Sr. Pre
sidente, yo no es por coartar la palabra á nadie,
ni tomo jamas la palabra, pero ni el anterior Di
putado Sr. Garcia, ni el Sr. Obligado están en la
orden del dia. Yo tengo mucho gusto en oirles,
pero la orden deldia es si se piden ó no los regis
tros y actas, no si el Gobierno ó la Legislatura
han procedido bien ó mal.
Sr. Alsina.—Perfectamente.
•SV. Presidente.—La Cámara resolverá si el Di
putado está en la cuestion.
&r. Marmol. —El Sr. Diputado por Corrientes
es el que ha establecido la cuestion en su verda
dero terreno.
£!r. Gorostiaga.—Yo creo que la he establecido
perfectamente bien: si esta Cámara puede hacer
ó no ...
Sr. Alsina.—No está en el proyecto.
iS>'. Gorostiaga. —Eeo supone el proyecto, es la
primera cuestion, es la cuestion de competencia.
Sr. Hudson.—Nadie le niega la competencia.
Sr. Presidente. —Si se duda que el Diputado
está en la cuestion, mi deber es hacer de modo
que lo declare la Cámara. .
Sr. Ruiz Moreno.—Lo decide el Sr. Presidente.
Sr. Cantilo.—Porque no se ha de dar á la dis
ension toda la latitud necesaria.
Sr. Garcia, (D. J. A.)—Seria curioso que en
la ciudad de Buenos Aires se tratára de coartar
ta libertad de la palabra.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Yo citaba antece
dentes, por que queria demostrar que es absoluta
mente indispensable por lo menos, que la Cáma
ra traiga á si todos los conocimientos de este
negocio; y para probar esta proposicion y esa
necesidad, cito incidentalmente, pues, los hechos
que justifican el dictámen de la Comision y esos
hechos que justifican su proceder, son los actos
que han tenido lugar; porque SiíI ellos no habria
porque pedir las actas de elecciones. Es preciso
demostrar que la Lejislatura de Córdoba no ha
teuído derecho para arrogarse esas atribuciones y
referir todos los hechos que vengan á comprobar
esaidea.
Despues de esto, yo decia que era preciso que
se formulára una proposicion en contra del dictá
men de la Comision, por que entonces se veria el
*103
punto en el que se iba á poner esta Cámara, san
cionandose loque la Comision propone ó lo que
se ofreciera en contraposicion. Asi, aunque la
oposicion no lo ha manifestado claramente, es evi
dente que quiere la aprobacion de las eleccione?.
Pero [Cual es el decreto que podria sancionarse,
en esta Cámara? La Lejislatura de Córdoba ha
dicho á nadie le doy el derecho de aprobar ó no
las elecciones, ni de decidir sobre esto. Por otra
parte, aprobar ó desaprobar supone juzgar, juz
gar supone tener datos; y yo digo en virtud de
cuales, en virtud de que antecedentes puede esta
Cámara decir que se aprueben, cuando todos
los que se presentan inducirian á desapro
barlas. En los documentos que han venido,
que no son los escrutinios, sinó la ley, te
dice unicamente han resultado electos tantos
Diputados con tantos votos, pero no" Be re
fiere ninguna otra circunstancia. Sin embargo,
es evidente que existen protestas en esa Lejisla
tura y nosotros no podemos aprobar las eleccio
nes desoyendo la voz de esos ciudadanos. que han
protestado, pasando sobre el hecho irregular in
justificable que un Gobierno monde suspender
las elecciones. Yo le preguntaria á los Sres. que
proponen la aprobacion ....
Sr. Quintana.—Los otros proponen la repro
bacion, uo empieze á juzgar las intenciones. Yo
le hé de.hacer la pregunta al reves.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Pero si eso es lo que
resulta.
Sr. Quintana.—No señor, por que puede re
chazarse este proyecto y rechazarse las elecciones.
Sr. Presidente.—Continua con la palabra el
Sr. Diputado.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Es imposible conti
nuar en este sistema de interrupciones.
Voy pues, á entrar á consideraciones de otro-
órden.
Se ha dicho que deben aceptarse estas eleccio
nes por razones de conveniencia. Yo creo que
no existen tales razones; en presencia de dos par
tidos que se disputan el triunfo en una Provincia
no puede haber nunca conveniencia en proceder
atropelladamente desconociendo los derechos de
una delas partes, porque si aprobamos las elec
ciones que es la consecuencia que infaliblemente
tendrialugar de desechar este proyecto, vendria á
resultar que esas protestas que se han dirigido á ,
la Lejislatura de Córdoba y que no ha querido -
trasmitirnos, que todas esas peticiones, que todos
esos ciudadanos habrian quedado sin ser oidcs y
yo digo. ¿Quc conveniencia puede haber en-qv.e
la Cámara de Diputados Nacionales, se muestre
 SESIÓN DEL 6 JDE JUNIO DE 1862.
tan parcial hácia uno de los dos partidos que exis
ten en Córdoba? Mientras que pidiendo las ac
tas y registros referentes á esa eleccion, examinan
dolas, atendiendoá esas protestas, viendo si sonó
no fundadas, pronunciará su voto decisivo, que
si despues de examinado todo, fuera de aproba
cion, no tendria de que quejarse la otta parte. Si
por el contrario, dá su resolucion sin recibir estos
datos, puesto que ya se ha dicho que no hay ni
actas ni registros, sino un simple resultado del
escrutinio se espone á ser parcial. Ademas digo
que de la nota que se acaba de leer, pasada por el
Gobierno de Córdoba al Nacional, resulta que la
eleccion en el distrito principal, cual era la Capi
tal, fué suspendida por orden del Poder Ejecutivo
que en otro punto no hubo eleccion, y de una su
maria que se hizo levantar en Córdoba respecto
de otro punto, resulta que se acusa de no haber
habido eleccion alli y de ser falsos los votos. De
modo, pues, que sin saber cual es el número de
votos de la minoria, no se puede saber si resulta
rian con mayoria, teniendo en cuenta lo que aca
bo de referir, los Diputados que se presentan co
mo electos por la Provincia de Córdoba.
Pero de todos modos, es preciso que la I/ejis.
latura y el Gobierno de Córdoba, reconozcan el
derecho que esta Cámara tiene para pedir esos
antecedentes; y entonces, despues de recibirlos,
si de ellos resulta que todo lo que se aduce en esas
protestas, no importa un vicio de nulidad, se apro
barán las elecciones. Si hoy las aprobáramos,
asi no mas, no tendriamos base para hacerlo; al
contrario, lo hariamos sabiendo, que se habia fal
tado al derecho y sin tener ningun género de
datos ála vista en atencion de ese hecho; y digo,
que esto no se puede hacer por la Cámara.
Repito, pues, por lo tanto, que el temperamen
to propuesto por la Comision es el único que ra
cionalmente se debe aceptar, porque teniendo á
la vista todos los antecedentes de que he hecho
mencion, podrá la Cámara discutir y fallar con
conocimiento de causa. Por consiguiente, he de
votar por el proyecto de la Comision.
Sr. Zabaleta.—Pido la palabra.
Sr. Presidente.—La discusion está en general
y no se ha declarado libre.
Sr. Zavaleta.—No es para entrar al fondo de
1 .v cuestion, sinó para levantar una imputacion
ijue se ha hecho al Gobierno de Córdoba, con
quien se muestra muy severa la Lejislatura res
pecto de sus procedimientos.
Un Sr. Diputado ha hecho una imputacion
grave que la considero falsa. . . .
Sr. Presidente.— Será preciso que llame al or
den al Sr. Diputado.
Sr. Zavaleta.—Es una imputacion que puede
levantarse.
Un Sr. Diputado miembro de la Comision ha
afirmado ante la Cámara que el Gobierno de Cór
doba en la nota remitida hoy por el Encargado
del Poder Ejecutivo Nacional, sanciona la teoria
de los hechos consumados; que los hechos consu
mados deben subsistir siempre aunquehayan sido
en violacion del derecho. Creo esta imputacion
falsa y creo de mi deber contestarla para que no
pase inapercibida y por que no resulta eso de la
nota del Poder Ejecutivo de Córdoba. El dice,
Sr. Presidente la Lejislatura Provincial se ha
considerado juez esclusivo de la validez de las
elecciones de los Diputados que vengan, por
aquella Provincia, al Congreso y entonces ha di
cho bien el Gobierno do Córdoba, aunque pueda
haberse equivocado al manifestar que la Lejisla-
tifra no podia volver sobre sus actos, puesto que
ha fallado como juez. Queria recordar tambien
á la Cámara puesto que tengo la palabra que uno
de los Sres. que firman esa nota, es una protesta
tambien contra los hechos consumados ó contra
la opinion que ha supuesto el Sr. Diputado por
Santiago.
Sr. Marmol.—Como este proyecto no tiene im
portancia en particular porque una vez aceptado
ó rechazado queda concluido el asunto, yo pedi
ria- que se declarara libre la discusion (apoyado.)
Habiendose resuelto asi por la Cámara, siguió
con la palabra el-
Sr. Marmol.—Seré muy breve Sr. Presidente,
porque creo que contrayendose al proyecto que
forma la orden del dia es preciso salirse de la
cuestion, para pronunciar largos discursos. ,
Solo observaré, Sr. Presidente que la contesta
cion de los Sres. miembros de la Comision, á escep-
cion del primero que habló, que sus discursos son
contrarios á los principios que establece. El ul
timo Sr. Diputado dice: en presencia de esos he
chos que hay, pongase la mano sobre su concien
cia y diga si pueden votar; consecuencia de esto,
que el desaprueba porque el se habrá puesto la
mano sobre su conciencia y sin embargo no desa
prueba, y sin embargo que pide otras cosas para
juzgar un hecho que está ya resuelto en su pen
samiento segun sus palabras. Y ¿Que cosa pide?
Los registros, lo que importala nomenclatura de
Córdobeses,- poro, ¿como sabemos, si tales Cór
dobeses viven ó han muerto, por que los registros
no son otra cosa que nombres propios?
Sr. Obligado (D. A. (7.)—¿Y si no toma esos
datos con que juzga?
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Mármol.—Permitame: esta es la contra
diccion que encuentro. Si se dice que esos he
chos forman tales antecedentes por los que no
«e pueden aprobar esas elecciones ....
Sr. Obligado (D. A. C.)—Le observaré al Sr.
Diputado. He dicho si fuera á juzgar las elec
ciones con los datos que existen,, todos ellos in
ducen á reprobarlas, pero como á mas de esos
datos, pueden existir otros, pidiéndolos, enton
ces sabremos como resolver.
Sr. Márrrutl.—Es lo mismo que digo.
Se establece este priiícipio: el Gobierno de
Córdoba no ha podido hacer lo que ha hecho, la
Legislatura tampoco. Consecuencia: no hay elec
cion. Si no han podido hacer lo que han hecho,
dice el Sr. Diputado, norepruebo las elecciones
y vengan los rejistros, que es el único dato que
pide. ¿Quién no sabe lo que son los rejistros?
Son nombres propios cuya autenticidad no es po
sible vcrificav. ¿Cómo vamos á saber aqui si tal
ó cual individuo que esta en el rejistro electoral,
vi ve ó no eit Córdoba? Eso es imposible.
Sr. Torrent.—Ahi tiene la base. Es sabido
que por la Constitucion las actas públicas de las
autoridades merecen fe. De las actas aparecerá
que las autoridades de la Provincia de Córdo
ba, constituidas por la ley con el encargo de reci
bir el sufrajio de los ciudadonos fueron las que
intervinieron en ese acto, y esas autoridades, la
mesa escrutadora dando fe de la verdad del
sufrajio prestado, será lo que la Comision tenga
para espedirse. Son documentos públicos que
merecen fu.
Sr. Márnuil.—¿Y como es que no le merece
fe el documento auténtico que pasa k Cámara
de Diputados?
Sr. Torrent.—Bajo el principio falso de que
está en el derecho de hacerlo.
Sr. Miirmol.—Si está en el derecho de hacer
el escrutinio. Porque le dá crédito á la me
sa y no so lo dá á la Legislatura. La aprobacion
es otra cosa, pero el neto de hacer el escrutinio
es derecho de cada Lejisl atura. Yo compren
deria mas -bien que la Comision dijera: en pre
sencia de los documentos, desapruébase la elec
cion, por estas y otras razones, pero pedir los re
jistros, es completamente inútil. Yo me pongo
en el mejor caso, que vengan esos rejistros y di
go no hemos adelantado un solo paso. Si la Co-.
mision ó uno de sus miembros ha interpretado
nuestras intenciones, no lo niego, que es la ver
dad y lo digo, que queremos aprobar las eleccio
nes pero ti mi vez interpreto las suyas v saco en
105
consecuencia que lo que propone la Comision
es precisamente no admitirlas.
Sr. Torrent.—No es cierto.
Sr. Mármol.—&& mismo modo quo han in
terpretado nuestras intenciones, interpreto yo
| las suyas y digo que no hagan con la Diputacion
! de Córdoba lo que en ciertos pueblos de Oriente,
que las victimas que iban á ser sacrificadas eran
llevadas al patibulo coronadas de flores.
Yo respetaria la circunspeccion de la Comi-
j sion si pidiera algun documento que importara
algo, pero los rejistros no pueden dar luz al
guna.
Sr. .Torreni.—Le haré una pregunta al Sr.
Diputado.
¿Silos rejistros no sirven para nada, si no pue
den contribuir al esclarecimiento de la vertiad,
para que el articulo de la ley do elecciones,
manda que cuando haya dudas y protestas las
Legislaturas remitan esos documentos para la
resolucion que corresponda?
Sr. Mármol.—Para salvar á las Lejislatnrae
de Provincia de la responsabilidad. . . .
Sr. Torrent.—No es para eso.
Sr. Mármol.—Yo me pongo en el caso de que
se pidan esos documentos, y que vengan; nos en
contramos con 2,000 nombres de cordobeses y
entonces yo declaro que no vendria á la sesion
en que esos nombres se leyeran, por que no
sé quienes son, porque no los conozco ven el mis
mo caso están los Sres. de la Comision que aun
que noson todos de Buenos Aires, la mayor parte
residen aqui. No sabemos esos tales nombres,
y podriamos ser el juguete de una burla pesada.
Sr. Gorostiaga.—No se dejará burlar la Cá
mara.
Sr. Mármol.—$Y cómo lo habria de evitar?
¿Vaá mandar á Córdoba con lo.; reji^tros y lla
mar á revista para verificar los uo'uhres?
Pero, hay otra cosa. Yo no he querido en
trar en esta cuestion, pero se están yendo muy
lejos algunos Sres. Diputados. El último que
ha hablado ha dicho que no sabe que i neonve
nientes son esos que puede haber para mandar
las actas, pero yo le digo que nos hemos puesto
en el mejor caso. ¿Mas si no envian los docu
mentos que pedimos?
Sr. Obligado (D. A. C.)—-Esa será una ra
zon de mas para pedirlos.
Sr. Mármol.—Entonces entra la cuestion de
competencia entre la Provincia y la Nacion.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Obedecerá,.
Sr. Mármol.—Q no, que no somos tan obe
dientes los Arjentinos.
15
 106 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Presidente.—Es necesario que guarden el
órden los Sres Diputados.
Sr. Cábral.—Al órden.—(Risas.)
Sr. Mármol. —He aqui. Sr. Presidente, que
sin quererlo, vamos á formar un espiritu de cuer
po. Por mas hiperbólica que ella parezca, acep
temos la idea de que resista Córdoba. Véase la
nota del Gobernador, que acaba de pasar; es un
hecho que no tiene quien lo levante. No entro
á defender la validez de esa nota; pero estables-
co lo que hay. Supongamos el easo que no
mande Córdoba los documentos; que diga que
ha procedido bien, defendiendo los derechos de
la reasumcion de la soberania; que entra en
cuestion el Congreso y la Provincia. ¿Quién
dirime la cuestion?—la fuerza, Sr. Presidente,
porque el Congreso entregaria esta cuestion al
Poder Ejecutivo Nacional para que hiciera res
petar la sancion del Congreso.
Sr. Albarettos. —Se le intimaria á Córdoba,
como á cualquiera otra provincia que no cum
pliese con la ley.
Sr* Mármol.—Digame el Sr. Diputado. ¿Cree
que en la situacion actual de la República Ar-
jentina seria conveniente que el partido liberal
se ponga á darse de balazos?
Sr. Albarettos. —Si la autoridad de este Con
greso no fuese respetada. Cual seria el porve
nir de este pais.
Sr. Marmol.—El pais no ha de sucumbir con
admitir los Diputados por Córdoba; del unico mo
do que ha de sucumbir es si el partido liberal em
pieza á darse de balazos; pero yo no me he queri
do poner en el caso de una negativa, he querido
ponerme en el caso de que se cumpla la resolu
cion que se aconseja, y que mande los documen
tos; y aun asi mismo no encuentro utilidad nin
guna, por que esas actas han de venir tan perfec
tas, Sr. que rio hemos de encontrar un solo defec
to que ponerles; perfectisimas han de venir. Son
muy vivos ya los Argentinos en este negocio de
elecciones, aqui como en cualquiera parte de las
provincias. Si no, apelo á Santa Fé, con permi
so de mi honorable colega. Han de venir, pues,
perfectamente los rejistros, y entonces resultará,
que apesar de la declaracion que ha hecho, de
que es malisimo el proceder del Gobierno y dela
Lejislatura para ser lógica, despues que vengan
los documentos, tendrá que aprobar las eleccio
nes.
Yo, señor, por esta razon, rechazo el proyecto
dela comision, por que lo creo inconducente al
objeto que se propone. En esto, hallo mas serio
el punto de la cuestion como la ha encarado uno
j de los Sres.Diputados, es decir, la competencia de
la Legislatura de Córdoba, pero la cuestion do
los registros de las elecciones, no es seria.
Sr. Elizalde.—Señor; el solemne é interesante
debate que estamos presenciando, viene á justifi-
carel tino y la circunspeccion con que la Comi
sion de Poderes que esta Cámara nombró en SUB
sesiones preparatorias, procedió al aconsejar que
- se demorase ln consideracion do este asunto, -has
ta que la Cámara se hallara constituida legal-
mente; y ese mismo espiritu de moderacion y do
prudencia, es el qué va presidiendo en la Comi
sion actual para aconsejar u esta Cámara el pro
yecto en discusion. Yo, por tanto, le he de pres
tar mi voto diciendo muy pocas palabras en apo
yo de todo lo que. ha dicho el Sr. miembro infor
mante que tan luminosamente ha tratado esta
-cuestion.
Yo creo, señor, que este asunto de las eleccio
nes de Córdoba, por masque quiera decirse por
algunos Sres. Diputados quex es preciso ceñirse
á tales ó cuale.-¡ palabras del proyecto que está en
discusion, forma un conjunto, y todos los Sres.
Diputados estánen su derecho para emitir libre
mente sus opiniones sobre cualquiera de los in
cidentes que se relacionan con él.
La diputacion de Córdoba, Sr. Presidente, se
ha presentado á esta Cámara, no como Diputados
que viene á constituir el Congreso, sino como
plenipotenciarios que presentan sus credenciales
ante el Congreso de que van á formar parte, esto
ha sido, Sr. el caracter con que se ha presentado
la diputacion de Córdoba, y esta diputacion, ha
hecho lo queno se hace nunca, lo que no hicieron
ni los Diputados de Buenos Aires cuando fueron
á formar parte del Congreso del Paraná, cuando
todavianose habia incorporado á la Nacion la
provincia de Buenos Aires. Estos Diputados no
desconocieron jamas á la Cámara de Diputados
Nacional el derecho de ser juez en las elecciones
que habian tenido lugar: y la diputacion de Bue
nos Aires sostuvo el derecho de concurrirá las
sesiones preparatorias para tomar parte en la
discusion de sus diplomas con arreglo^ las pres
cripciones del reglamento de la Cámara de Di
putados, pero jamas desconoció en esa corpora
cion el derecho de ser juez en la eleccion de sus
miembros. Esto tenia lugar, señor, cuando la
Provincia do Buenos Aires no se habiu incorpo
rado toduviaá la Nacion, y cuando, por tanto, no
le obligaban todos los actos que se habian reali
zado bajo aquel gobierno y bajo aquellas Cá
maras.
Mientras tanto, Señor, hoy se nos viene pro
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.-
sentando, como he dicho antes, como plenipoten
ciarios con credenciales parajustificar su mandato
desconociendo las atribuciones constitucionales
que esta Cámara tiene, para juzgar de la eleccion
de sus miembros.
Yo creo, Señor, que si la Cámara de Diputa
dos Nacional ac-íode á esta pretension, cerran
do los ojos ante consideraciones tan poderosas,
comete un acto que no está en sus atribuciones
realizar. La Cámara de Diputados Nacional,
no puede abdicar una prorogntiva contra la Cons
titucion, por mas que su buena voluntad sea ad
mitir la Diputacion de Córdoba. Sin que se
tomen ciertos datos, ciertos antecedentes, yo le
desconozco,, como Diputado miembro de esta
Cámara, el derecho de abdicar las atribuciones
que la Constitucion le dá.
Señor, despues de estar decretada por el encar
gado delEjecutivo Nacionalla eleccion en la pro
vincia de Córdoba, se sabe que el gobierno de
aquella provincia, mandó suspender las eleccio
nes, no en la ciudad como se ha dicho y como
otra vez he tenido ocasion de decirlo, sinq en
toda la provincia. No hay mas que leer un consi
derando del decreto del gobierno de Córdoba, que
dice: llágase la eleccion en el pueblo pero en el
lenguaje constitucional no sollama pueblo á una
de tantas fracciones ó distritos de que forma par
te. Asi, por ejemplo, cuando se dice en el pre
ámbulo de ia Constitucion Nacional: nos los Re
presentantes del pueblo argentino, lomiímo que
se dice el pueblo de Córdoba, se refiere al pueblo,
al conjunto que forma la seccion electoral. Es
ta filé la inteligencia que el Gobierno de Córdo
ba dió á su decreto; y cuando mandó á su minis
tro cerca del Encargado del Poder Ejecutivo Na
cional en la nota que le sometió, dice clara y ca
tegoricamente que tal decreto 'suspendió las elec
ciones, de Diputados al Congreso; pero des
pues que se suspendieron esas elecciones ha
biendose heclio el escrutinio de las que ha
bian tenido lugar en algunas parroquias de
campaña, y viendose que ese escrutinio daba un
resultad^ ventajoso á la lista que el Gobierno pa
trocinaba, como el mismo Gobierno lo declara
oficialmente, clasificando debando opositor á los
ciudadanos que ejercian su derecho, fué enton
ces que se acordó que se hiciera el escrutinio, y
que se reconocieran como Diputados á los que.
habian tenido mayoria de votos.
Decia, señor, que cuando menos hay un mo
tivo de duda sobre la imparcialidad de que los
Diputados se aprueben sus propios diplomas,
desde que la Lejislaturade Córdoba, se reunió
107
.con 13 Diputadas, y desde que 6 de esos Sres.
Diputados han resultado electos' en propiedad,
y como suplentes.
No diré nada, señor, sobre el proceder de la
Lejislaturade Córdoba, ni sobre el proceder i»-
constitucional del Gobierno, porque todos los
Sres Diputados que combaten el proyecto de la
Comision, han reconocido la iuconstitucionali-
dad con que han procedido el Gobierno y la Lc-
jislatura, proceder que creo no podrá sostenerse
en el terreno constitucional. Yo pregunto, ae--
ñor, si nosotros podemos prescindir completa
mente de las atribuciones constitucionales d^
esta Cámara, sobretodo, despues de los actos
j que han tenido lugar, despues de la nota última
que el Gobernador de Córdoba ha dirijido, en
que desconoce en el Gobierno Nacional la facul-
i tad de mandar hacer nuevas elecciones. A mi
modo de ver, yo no le hago uu reproche por eso;
pero esa nota dice que no hará elecciones el Go
bierno de Córdoba; refiere lo que ha sucedido,
sometiendo á la decision de esta Cámara la apro
bacion ó reprobacion de las elecciones, es decir,
la decision de aquella Lcjiílatura, y he hecho
muy bien á mi modo de ver, en no dar cumpli
miento al decreto del Poder Ejecutivo, hasta
que esta Cámara no se pronuncie.
Yo no creo, señor, «pie haya sido la mente del
Gobierno de Córdoba, desconocer en la Cámara
Nacional el derecho de conocer en la eleccion
de esos Diputados, porque eso seria declararse
en rebelion contra el Congreso Nacional; yo no
creo tampoco, Sr. Presidente, que hay ninguna
razon de conveniencia pública que nos autorize
para prescindir de tan graves consideraciones,
aceptando la diputacion de la Provincia de Cór
doba, sin que se remitan los antecedentes nece
sarios para que esta Cámara, en vista de ello, re
suelva lo que corresponda. Al contrario, señor:
creo que si hoy esta Cámara prescindiendo de
todos los antecedentes que han tenido lugar, da
una sancion aceptando la diputacion de Córdo
ba, despues del desconocimiento que se hace de
las atribuciones constitucionales de la Cámara
de Diputados Nacional, si se aceptara, digo, la
diputacion de Córdoba, estableceriamos un an
tecedente funestisimo, que ajitaria muchisimo
mas los partidos internos de Córdoba.
Creo ipie consultando eso mismo, consultando
las conveniencias politicas, y las conveniencias
de la misma Provincia de Córdoba, ea nuestro
deber dar mas tiempo para considerar este asun
to, y espero que esto ha de dar un resaltado mu
 108 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
cho mas favorable que el otro temperamento que
se propone.
Yo quisiera estar, Sr. Presidente, en todos los
detalles que han tenido lugar, que son del do
minio público, sobre las elecciones de Córdoba!
' Sin embargo, yo me creo en el deber de contes
tar á uno de los cargos principales que se hace
en un considerando del decreto del Gobierno de
Córdoba. Para suspender las elecciones, no
trae mas motivo que decir que algunos soldados
. del batallon 1.° de linea de Buenos Aires, impe
dia al pueblo el ejercicio del sufrajio. Yo ereo,
Sr., como ha dicho uno de los miembros de la
Comision, que debemos levantar este cargo que
se ha hecho al ejercito de Buenos Aires que ha
ido á libertar á Córdoba.
Un Sr. Diputado por Buenos Aires ha dicho,
que en presencia de la palabra autorizada del
General Paunero, en presencia de la palabra au
torizada del Gobernador de Córdoba, no sabe por
quien decidirse; pero yo creo, Sr., que la opinion i
pública sabe por quien ha de decidirse en este
asunto.
El Gobierno de Córdoba ha dicho que que
daban suspendidas las elecciones, que la mesa
de escrutadores estaba disuelta. Mientras tan
to, Sr., la nota en ipie se mandan suspender las
elecciones de Córdoba, se dirije precisamente á
la mesa de escrutadores reunida, lo que prueba
que la mesa no estaba disuelta. Los tres escru
tadores opositores al Gobierno, en la protesta
que hicieron por la suspension (pie el Gobierno
hacia de las elecciones, dicen que es incierto que .
concurrieran los soldados de linea á las eleccio
nes, que solo asistieron algunos á la formacion de
la mesa; pero como la mesa fué mista, no llegó
el caso do votar. Yo todavia dudaré, Sr., de la
veracidad de lo que dicen estos tres, Sres, opo
sitores al Gobierno, porque puede considerárse
les parciales; pero no dudo de la nota que dirijen
los otros dos escrutadores. Uno de los Diputa
dos que ha venido ásentarse en esta Cámara, di
ce que es la verdad lo que dicen los otros escru
tadores, cuando afirman que no ha ido á votar la
fuerza de linea de Buenos Aires. Lo mismo di
ce otro escrutador partidario de la lista ministe
rial. Es decir, que los partidarios del Gobierno
de Córdoba, dicen que los escrutadores dicen la
verdad, cuando aseguran que no han ido á votar
las tropas do Buenos Aires, y por consecuencia,
el cargo hecho al ejército de Buenos Aires que
ha ido á sacrificarse por la libertad delos pue
blos, e¿ un cargo injusto. En consecuencia, es
tamos en nuestro derecho para declararlo tal,
levantando asi el cargo que se ha hecho á las ar
mas de Buenos Aires.
No quiero decir mas, Sr. Presidente, porque
estoy un poco fatigado; he de votar por el pro
yecto de la Comision.
Si: Altiina. —Es esta la segunda vez que el Sr.
Diputado que deja la palabra toca esta cuestion
trayendo á juicio el decreto del Gobierno de
Córdoba, y contrayéndose á interpretar su testo
y su espiritu, dice que el espiritu de un articulo
por lo menos, era suspender las elecciones en to
da la Provincia; pero hay un considerando que
dice que fué en la ciudad. Otro considerando,
dice: que en presencia del batallon de linea en
la ciudad de Córdoba.— (Leyó.)—Ahora bieuT
¿cuál era el ejército cuya presencia impedia el
ejercicio del sufrajio en la campan!i? Si la pre
sencia del batallon 1.° de linca impedia las elec
ciones de la ciudad. ¡Por qué se mandaron sus
pender las dos, las de la ciudad y las de la cam
paña? Una de dos: ó se mandaron suspender
en toda la Provincia las elecciones, y no tuvo-
efecto alguno la orden, porque las elecciones se
hicieron, ó no se mandaron suspender y enton
ces está equivocado el Sr. Diputado.
Ahora, Sr., respecto ai proyecto de la Comi
sion, no será mia la culpa si en esta cuestion el
razonamiento tiene que encerrarse dentro de li
mites muy estrechos, porque es la Comision la
que loba querido asi, limitándose á decir que se
pidan las actas, rejietros, protestas y demas an
tecedentes. A. este respecto, á los argumentos
que se lian hecho por los que estamos contra la
admision de ese proyecto, no hay que contestar:
no importan los rejistros otra cosa, sino trazar
la nónima de los individuos; pero con eso no
podremos averiguar si hay fraude. Si en esos
rejistros, apareíe, por ejemplo, un Juan Fernan
dez que no existe, y que sin embargo aparece
votando 20 veces, ¿cómo se va á probar que ese
individuo existe, para fallar de la validez de su
acto. Esos actos no son otra cosa que la fórmu
la legal, que se da á esos rejistros, no importan
otra cosa en resúmen puede estar* seguro el
Señor Miembro Informante de que las actas
y los rejistros no le han de dar luz alguna
para averiguar que se ha procedido con' toda le
galidad? Pero es que cnanto mas fraude haya
habido, tanto mas empeño debe haberse puesto
en guardar todas las formas, y yo estoy seguro
que se han de haber guardado do tal manera,
que no han de tener nada que observar.
Ahora, en cnanto-á las protestas ¿quó podrán
decirnos de nuevo? Todo lo que puede decirse en
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862. J09
materia, de protestas. Esas protestas, Sr., y bres propios, y que de las actae poco puede de
esos rejistros que se piden, lo mismo que las ac ducirse; pero eso no es cierto, señor!
tas, no vendrán absolutamente á arrojar luz al Cuando en presencia de esos antecedentes ju¿
guna en esta cuestion. Solo, vendrán á arrojar gue esta Cámara, lo que haga, será muy bien he
luz para una cosa: para descubrir en toda su cho. No hay otro medio de salvar los princi
desuudez y fealdad las pasiones que dividen á pios comprometidos en ese acto dela Lejislatu
(Córdoba en estos momentos, nuda mas; y por ra; no hay otro medio de que el pueblo se vea
cierto que bien vale la pena de evitar un escán defendido en sus mas sagrados derechos, sino
dalo, que es lo único que nos va á traer la remi mandar por una sancion de la Cámara que ven
sion de las actas y los rejistros en esta situacion, gan aqui, ante el único juez competente las ac
- (ruando la prudencia nos aconseja todo lo con tas, para que él examine y resuelva sobre ellas.
trario. Me valdré de un ejemplo para probarlo. . ¿No
podria suceder, Sr., que la mayor parte de la
8r. Torren t.—Habla quedado con el compro
Provincia de Córdaba haya protestado contra
miso pendiente de contestar á una pregunta que
esas elecciones? ¿No podria suceder que hayan
me dirijió un Sr. Diputado por Buenos Aires,
llevado una protesta á la Lejislatura, firmada
el Sr. Mármol, y era: ¿por qué debia dar mas te
por 8 ó 10,000 ciudadanos de Córdoba? ¿E» ó
á los actos públicos de ciertas autoridades de
no posible este caso? Pues bien: la Lejislatnra
Córdoba, que á los actos de la Legislatura de la
es la encargada de mandar los documentos á
Provincia que era mas caracterizada? Se entien
esta Cámara y de dar te sobre ni ceas protesta*
de, Sr., que los actos públicos de una autoridad,
fueron hechas por ciudadanos de Córdoba, ante
de una Provincia, merecen fó cu otra, en cuanto
la mesa ó ante las autoridades competentes..
no se invaden atribuciones, en cuanto sean le-
Vease, pues, como viniendolas protestas por el
jitimas; y es un perfecto derecho de las mesas
órgano de la Legislatura, como lo manda la ley
escrutadoras, dar testimonio de todo lo que pasa
entonces precisamente son para nosotros acepta
con referencia á las elecciones. Este testimonio
bles y merecen fé esos documentos. Esto es lo
ha debido ser otorgado por las mesas, por esa au
que se quiere; esto es lo que la Cámara debe pe
toridad que la ley crea, y en ese acto, esa auto
dir; no son simplemente nombres aglomerado» lo
ridad merece completa fe ante esta Cámara; no
qiie se pide y se quiere obtener.
asi, Sr., el neto de la Legislatura de Córdoba, que
No, Señor, son documentos indispensables
>te basa en un hecho prohibido por la ley. Por
son fundamentos para una resolucion justa que
tanto, esos actos no han podido merecer fe para
es lo que la Cámara necesita tener presente, para
pronunciarse Ja Cámara en esta cuestion. En
juzgar el acto. Esto es lo que la Comision acon
esto hallo yo la diferencia. Desde que la Cáma
seja, es decir, no aceptar como base de nuestra»
ra conviene éu que ese es un acto nulo, atenta
resoluciones esos diplomas nulos espedidos bajo
torio á la Constitucion Nacional, debe la Cáma
un abuso que los electos presentan hoy. Para
ra convenir en una cosa, y es: que esos actos no
obrar la Cámara como un verdadero juez, tiene
pueden servir de punto de partida para la apro
que llamar á si los registros y las actas, y yo creo
bacion de las elecciones por parte de esfe Cuer
que el espediente es muy sencillo. No me ciega
po. Sino se reclaman las actas, sino se recla
pasion alguna, y aprovecho esta oportunidad
man los rcjistros, sino se reclaman las protestas,
final para declarar, Sr. que no me mueve la in
todos los antecedentes que deben estar á nuestra
tencion de rechazar los Diputados de Córdoba.
vista para formar juicio exacto sobre las eleccio
Al principio, cuando se anunció este asunto, de
nes que han pasudo, tendriamos que aceptar co
claré que mi juicio se inclinaba en favor de su
mo base de exámen de .esas elecciones esa san
admision y repito ahora que tengo un vivo deseo
cion refractaria, culpable, si se 'me permite la
de que esos Dipu.ados entren á esta Cámara;
espresion de la Lejislatura de Córdoba contenida
ellos son nuestros hermanos de causa, y hombres
en el diploma que se ha presentado, y que es el
muy dignos de representar al pueblo argentino
documento que la Cámara aprobaria admitien
por su patriotismo y por su talento.
do la diputacion de dicha Provincia.
Todo lo que pasa en Córdoba, relativamente á
Se ha dicho tambien, ó acaba de decirse, que la division de los partidos, son cosas completa
esos documentos no suministran datos lumino mente estrañas para mi y no hago otra cosa que
sos, ó suficientes para esclarecer la cuestion. Se deplorarlo por que reconozco en ambos partidos,
lia dicho que los rejistros apenas contienen nom á miembros del gran partido de la libertad. Qne
110 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
vengan pues, Sr. esos documentos; yo tendré mu-
ohisimo interes, y pondré imíeho empeño en en
contrar razones para que vengan cuanto Entes á
sentarse esos Señores en este Congreso. Esto
mismo lo han manifestado varios de los Señores
que han suscrito el proyecto. En cambio, al
gunos de los que se oponen á él, han dicho su
pensamiento con claridad, y han manifestado
que quieren aprobar ya las «lecciones de Córdo
ba. Es por esa razon sin duda, que los Señoies
miembros de la Comision, sin juzgar intenciones
anunciaron que esta era la mente de algunos Sres.
Diputados y los miembros de la Comision, . lejos
de ocultar su pensamiento á este respecto, decla
ran que desean que los Diputados de Córdoba
ingresen á esta Cámara; y que solo quieren sal
var la dignidad de este cuerpo dejando satisfechos
á esos partidos que en Córdoba se agitan, como
lo conseguiriamos tal vez pronunciando en este
asunto con imparcialidad y con rectitud, un fallo
justo que todos respetarian.
Sr. Rmz Moreno.—No habia pensado decir
nada, Señor, en este asunto, por que despues de
los 3 ó 4 discursos primeros me pareció que no se
habia de adelantar un paso. Sin embargo, como
oigo que se repiten argumentos inexactos, creo de
necesidad decir dos palabras. Se acaba de decir
Señor, que se pretende aprobarlos diplomas pre
sentados por los Diputados de Córdoba, cuando
esos diplomas estan basados en un proceder cri
minal de la Legislatura de la provincia de Cór
doba; no es exacto, Sr. No se ha pretendido
que se aprobasen los diplomas presentados por
los Diputados de Córdoba, porque la Legislatura
de Córdoba los haya aprobado. No, Señor, se di
ce y es la verdad por los que creemos inaceptable
el dictamen de la Comision, que el proceder dela
Legislatura de Córdoba, aun cuando haya sido
altamente atentatorio á la Constitucion Nacional
no puede viciar en manera alguna las elecciones
que han hecho los ciudadanos de Córdoba: un
acto posterior, no vicia un acto anterior.
Yo quiero suponer que el proceder de la Legis
latura de Córdoba haya sido atentatorio á la
Constitucion y estoy conforme con los Sres. Di
putados en que naha tenido facultad para juz
gar de la validez ó nulidad de las elecciones de
los Diputados pero creo tambien, de que esta Cá
mara puede revindicar sus derechos, como lo está
haciendo en este momento, juzgando esos actos.
Aprobando á reprobando la Cámara de Diputa-
pos de la Nacion las elecciones de los Diputados
elegidos en Córdoba, no hace otra cosa que ejer
cer esa facultad que le da la Constitucion.
¿Que es pues lo que se dice que pretende esta
Cámara delegar en la provincia de Córdoba*
Nada, Señor: yo no quiero delegar nada, ni re
conocer en la Legislatura de la provincia de
Córdoba la facultad, que se ha arrogado pero di
go, que aun que sea criminal el proceder de la
Legislatura de Córdoba, aun cuando el Gobierno
haya atentado contra los derechos del ciudadanp
digo que ese proceder posterior á la eleccion, no
vicia el acto de la eleccion que es anterior. Lo
que va á resultar. Señor, practicamente del es
pediente aconsejado por la Comision, os que en
todo este periodo Legislativo, la provincia de
Córdoba no va á tomar parte por medio de su»
representantes, en l¡i# sanciones del Congreso
Nacional: esto es lo que vá á resultar.
Dentro de tres ó cuatro meses se cierran las
sesiones ¿y qué tiempo va á tardar el espedien
te que aconseja la Comision? Supongamos que
la Lejislatura de Córdoba dice: no hay protes
tas,' y remite los rejistros orijinales—¿qué hace
la Cámara? ¿á quién da crédito? ¿Se ha de
creer mas á 300 0400 ciudadanos cuyas firma»
aparecen en lo que se dice protesta, que á la Le
jislatura de Córdoba; sobre todo cuando esas fir
mas no vienen legalizadas de ninguna manera?
No tengo motivo para creer que esas firmas no
son auténticas; pero no tengo tampoco motivos
para creer que lo sean, puesto que no se
acompañan con los requisitos indispensables al
electo. No quiero creer tampoco en lo que di
ce el Gobernador de Córdoba, ni en lo que dice
el General Paunero, porque pienso que ninguno
de esos espedientes es legal, ni conduce á nada.
Nosotros no vamos á juzgar de la conducta del
Gobernador de Córdoba, ni do la conducta del
ejército de Buenos Aires. No, Sr., vamos á
juzgar, de la eleccion, del momento OH que 1on
ciudadanos ejercian el derecho del sufrajio, nada
mas. Despues, si se quiere entrar á juzgar si la
Lejislatura hizo bien ó mal, reprnébese la con
ducta de la Lejislatura de Córdoba si hay causa,
y de ese modo se revindican los derechos de la
Cámara, ejerciendo la facultad que la -Constitu
cion le acuerda de juzgar del acto de la eleccion.
Hacer lo que se pretende; anular la eleccion
porque ha conocido ó juzgado de ella la Lejis
latura de aquella Provincia, es sentar una pési
ma doctrina; porque asi se deja al arbitrio de las
Lejislaturas de Provincia hacer con sus malos
procedimientos, que se den por nulas las eleccio
nes de Diputados al Congreso Nacional.
Repito, Sr., y llamo sobre esto la atencion de
la Cámara, que un acto posterior, no puede vi
 SESION DEL <i DE JTNIO DE 1862. 111
ciar otro anterior, cuando este no depende de les los correspondientes titulos para que se pre
aquel. senten ante la Cámara Nacional.
8r. Presidente. —Se va á votar si el punto es En cuanto á las consideraciones politicas y de
tá suficientemente di.-scutido. circunstancias, que la Cámara acaba de tener en
Se votó y resultó negativa de 15 votos con- i vista, se ha dicho lo bastante, y creo escusado
tra 13. repetirlo.
tSV. Pi'esidentc. —Habiendo resultado negati- j Por el articulo segundo del proyecto en discu
va del proyecto presentado por la Comision, sion, se desconoce completamente la facultad con
TlO hay ningun otro. que la Lejislatura de Córdoba ha procedido en
Sr. 3fdrnuil.—Si no hay otro, se redacta. este asunto, suspendiendo los efectos de la ley
Sr. Garcia (D. /*.)—Hay en poder del Secre- , nacional de elecciones y arrogándose el conoci
t.ario un proyecto que han presentado los miem- ¡ miento de ellas, cuando .el principio consignado
bros disidentes de la Comision. en la Constitucion, es que la Cámarade Diputa
8r. Presidente. —Se va ó leer el proyecto que \ dos es el verdadero juez en estos casos.
va á entrar en discusion. Tales son las consideraciones que hemos teni
PROYECTO DI-; DECRETO- do en vista, Sr., para presentar á la Cámara el
proyecto que se ha leido. • -
Isi Cámara de Diputadoa de la Nacion, de Sr. Presidente.—Es preciso levantar la sesion;
creta:— este proyecto es muy grave. Ademas 61 debe
Art. 1.° .Apruóbanse los diplomas que acre ser apoyado por tres Sres. Diputados, y oren
ditan Diputados al Congreso, electos por la Pro que C:t3 no lo ha sido.
vincia de Córdoba, á los Sres. D. Antonio del Varios Sres. Diputados apoparon el proyecto.
Viso, D. Fenelon Zuviria, D. Francisco de Pau Sr. Obl'tyado.—Propongo que solevante la se
la Moreno, Dr. D. Luis Velez, D. Tomas Gar sion, porque este proyecto es muy grave.
zon y D. Laureano Pizarro. Sr. Mármol.—-Yo propongo que no se levan
Art. 2.° Comuniquese á los electos para que te; que se acabe este asunto.—(Apoyado.)
«« presenten áprestar el juramento de ley.
Sr. Presidente. —La Cámara resolverá si Be
Garda— Orono.
ha de discutir sobre tablas.
Sr. Garda (D. P.)—Despues de la larga dis
cusion que ha presenciado la Honorable Cáma Sr. Garda (D. P.)—Está discutiéndose sobre
ra, muy poco queda que decir para fundar el pro tablas.
yecto en discusion. Sr. Presidente.—Se ha puesto en discusion;
La resolucion que acaba de adoptar la Cáma- ahora la Cámara resolverá t<¡ se ha de discutir
r», rechazando el proyecto de la Comision, im sobre tablas ó no.
porta establecer el principio, de que todos los Sr. Obligado.—Qnc lo resuelva la Cámara.
hechos consignados en las protestas están im Si: Elizalde.—Puede votarse.
probados, pues que sobre ellos no puede ya ad Sr. Garcia (D. 71.)—No hay necesidad de
mitirse prueba alguna despues de aquella reso votar.
lucion; y partiendo de este antecedente, puede Sr. Elizalde.—Es mas, corto.
sostenerse con fundamento, que son válidos los
diplomas que han presentado los Diputados por Sr. Garda (D. J. A.)—Que se vote ai se ha
de tratar sobre tablas ó no, que eso importa vo
Oórdoba, mientras no se resuelva que la elec
tar si ha de pasar ó no á Comision.
cion ha sido nula.
En medio de todos los hechos consignados en Sr. Cantilo.—Yo voy á proponer que la se
la protesta solo hay uno perfectamente averi sion continúe hasta que quede.resuclto este asun
guado; quiero referirme al hecho de que en la to, bien sea por medio de este proyecto ó bien
ciudad de Córdoba fueron suspendidas las elec- por medio de otro.
r.iones en virtud de un decreto del Poder Ejecu Los que han oido la discusion del proyecto
tivo} pero contra este hecho, Sr. Presidente, anterior, que pedia que vinieran las actas, ha
tenemos la disposicion de la ley de eleccio brán tenido ocasion de comprender que los que
nes, que ordena que, toda vez que haya dos ter han combatido el proyecto de la Comision, co
ceras partes de la-s actas de las parroquias, se mo la Comision misma, han querido condenar la
procederá al escrutinio y á la aclamacion de los conducta de la Lejislatura de Córdoba. En es
que obtuviesen mayoria de sufrajios, espidiéndo to hay probablemente uniformidad de ideas; pe
112 SESIOX DEL 6 DE JCINIO DE 1862.
ro esta cuestion es muy grave, y por eso yo he
votado por el proyecto cie la Comision; mas co
mo no echa querido aplazar esta cuestion, y se
ha desechado el proyecto de la Comision, yo
creo conveniente ahora que la Cámara se decla
re constituida en sesion permanente hasta ter
minar este asunto.—(Apoyado.)
Sr. Presidente.—Por lo menos, que debemos
pasar á un cuarto intermedio.
Sri Obligado.—Yo habia hecho indicacion
que se levantase la sesion; puede votarse si se
ha de levantar.
Sr. Mármol.—Yo hice tambien una indica
cion que fbé apoyada.
Sr. Torrent. —Observo que la minoria de la Co
mision hapresentado un proyecto que va átraer
una discusion rm>y larga. Recien ahora vamos á
discutirlos documentos que acreditan las eleccio
nes de Córdoba; vamos á tratar de aprobar ó re
probar las elecciones. Esta es la discusion que
va á surgir, y á este respecto no dudo que habrá
opiniones encontradas; quizá necesitamos tan
to tiempo como el que hemos empleado para re
solver sobre el primer proyecto. Ademas tene
mos que ceder el local á la Cámara Provincial
que está citada para las 7 de la noche.
Sr. Mármol.—Hay un espediente muy senci
llo: no hablemos y votemos.—(Aplausos.)
Sr. Presidente.—Se votará primero la indica
cion de si se suspenda ó no la discusion del
asunto.
Se votó y resultó negativa de!5 votos contra 13.
Sr. Presidente.—Continúa la discusion en ge
neral.
Sr. Obligado.—Yo encuentro una especie de
contradicion, que no es estraña en un proyecto
presentado tan precipitadamente, sin tiempo nin
guno para reflexionar, y despues de una sesion
tan larga, es imposible entrar á considerarlo de
tenidamente; pero á primera vista presenta una
contradiccion muy singular y muy chocante.
Mientras que por el articulo segundo se desa
prueba la conducta de la Legislatura y del Go.
bierno de Córdoba, relativamente á su proceder
respecto de estas elecciones, veo que por el arti
culo primero, esas elecciones se aprueban. ¿Pero
bajo que base, con que antecedentes, se aprueban
esas elecciones, habiendo sido atentoria la con
ducta del Gobierno y de la Legislatura de Cór
doba? Si la aprobacion de esas elecciones ha
sido contraria á la Constitucion y á las leyes, en
que basamos esta aprobacion que vamos á hacer
nosotros ahora? yo encuentro una contradiccion
muy chocante entre estos dos articulos del pro
yecto de la Comision. - ¿Como es que por el arti
culo primero, se dice "apriu'bansc las elecciones''
y por el segundo se desaprueban inplicitamente?
Estas elecciones se componen de las diferentes
elecciones de la campaña, con esclusion de la*
de la ciudad de Córdoba que fueron suspendida*
¿Como se sabe que las personas incluidas en 1*
lista cuya aprobacion se propone han tenido ver
dadera mayoria? ¿Porque asi lo dice la ley que
sancionó la legislatura? Pero es que todas la.*
protestas que existen, son otro? tantos documen
tos que merecen tomarse en consideracion.
A este respecto me veo en la necesidad de de
cir algunas palabras, en vista del singular proyec
to que se ha presentado ultimamente.
Señor: se ha hecho levantar una sumaria infor
macion en Córdoba de la cual resulta, (pie en
uno de los departamentos, el de San Alberto, quo
aparece con setecientos cuarenta y nueve votos,
no ha habido eleccion. Multitud de vecinos de
esc departamento, han prestado declaracion jura
mentada, y han declarado que en tales punto*
no ha habido eleccion. Otros individuos, pre
cisamente de los que componian la mesa electo
ral, han declarado tambien bajo juramento, que
la mesase habia reunido en un desierto, y que
no sabian el nombre de ese parage. Otros, inter
rogados si conocian algunos de los individuos
del departamento que hubiesen votado, declara
ron, los mismos miembros que habÍan compues
to la mesa, que no habia concurrido ningun indi
viduo del departamento.
Bien, pues, habiendo declaraciones juramen
tadas de que no ha habido tales votaciones,
cuando los mismos vecinos del departamento han
declarado que no conocen á un solo individuo
de los que han votado ¿puede aceptarse esa elec
cion? Hay"otra protesta que dice que esos datos
existen alli depositados en la Cámara de Diputa
dos de Córdoba.
Y no son estos los únicos abusos de que se acu
sa á las autoridades de Córdoba haber cometido
en las elecciones para Diputados Nacionales; se
citan otros hechos y antecedentes de cuya exac
titud no es posible juzgar por el momento.
Entonces porque es que se aprueban las elec
ciones, con que titulos, con que datos, cuando no
se sabe que tales individuos han resultado verda
deramente electos por mayoria de votos? Creo
pues que hay una completa contradiccion, á juz
gar por la impresion que he recibido por la siui--
pie lectura del proyecto, entre el art. 1.° y el 2.°
que presenta la Comision, puesto que no hay titu
lo alguno para aprobar las elecciones.
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
Yo podria entrar en otras muchas considera
ciones, sino fuera la precipitacion con que se
presenta este proyecto, precipitacion que no dá
lugar á meditar, mucho mas cuando no estamos
preparados en este momento, para entrar á discu
tir las elecciones. Por lo tanto, no podremos es
tudiar todos los documentos que existen para
justificar si esas elecciones lian sido ó no legales.
Por consecuencia, señor, sin perjuicio de es
tenderme mas-despues cuando oiga hablar algo
sobre el particular, yo declaro-que he de votar
nontra el proyecto, porque es completamente
Bontradictorio en sus dos articulos.
Sr. Garcia (D. P.)— Voy á probarle al Sr. Di
putado que acaba de hablar, que no hay ninguna
contradiccion entre el primero y el segundo ar
ticulo.
Sr. Marmol.—Cuando se entre á la discusion
particular; eso no es de la discusion en ge
neral.
Sr. Garda (D. P.)—Voy á hablar de todo el
proyecto Decia que iba á probarle al Sr. Dipu
tado por Buenos Aires, que no hay ninguna con
tradiccion entre los dos articulos.
Por el articulo 1° se aprueban los diplomas
de los Diputados electos por Córdoba. Este^
como se vé se versa sobro el derecho que la Cá
mara tiene para aprobar ó rechazar las elecciones.
Por el 2.° articulo se dispone ó se declara que la
Legislatura de Córdoba ha sido atentatoria á la
constitucion. ¿Qué importa esta declaratoria,
¡íeaor Presidente? Importa decir que la ley que
ha dado la Legislatura de Córdoba, merece desa
probarse. Asi es que ese articulo 2.° no se refie
re al escrutinio, por ejemplo, que es la materia
de la eleccion, que es el fundamento que debe
tomar la Cámara para fallar sobre la eleccion
misma; se refiere únicamente al hecho de haber
declarado la Legislatura de Córdoba que por esta
vez quedaba sin efecto la ley que derogó. Eso
e» lo que importa Sr. el articulo. Como se ve,
pues, se pueden aprobar los diplomas de los Di
putados, y se puede reprobar la ley que ha dado
la Legislatura de Córdoba, sin que haya en esto
contradiccion alguna.
Sr. Garda (D. J. A.)—Sr. Presidente: yo voté
en favor del proyecto de la Comision, porque
deseaba encontrar en los datos que se remitieran
de conformidad con esa sancion, elementos sufi
cientes para prestar mi voto á la aprobacion de
los diplomas de los Diputados por Córdoba. Yo
deseaba reformar la primera impresion que se
presentaba á mi juicio, y encontrar en alguna
113
parte la constancia oficial, auténtica, fidedigna,
de que esos ciudadanos habian merecido el voto
de la mayoria del pueblo de Córdoba, para ocu
par un lugar en esta Cámara; pero rechazado ese
dictamen, obligado á formar mi juicio sin otroK
elementos que los que resultan de los datos que
ha tenido & la vista la comision de esta Cámara.
yo me veo en la dolorosa necesidad de negar mi
voto al proyecto que se ha presentado por los Srce.
de la Comision, en disidencia.
No encuentro elementos bastantes para juzgar
que esa eleccion ha sido hecha cual corresponde,
con arreglo á las leyes vigentes; encuentro por el
contrario, que si el fraude no ha existido, ha podi
do existir, y quizá es probable. Sr. Presidente
el Poder Ejecutivo, tiene derecho en todas partes
para ejercer una influencia legitima con los ciu
dadanos que se uniforman con su politica, y po
der asi, indirectamente, tomar parte en las elec
ciones. Pero, e-sta influencia no debe pasar de
ciertos limites, nunca debe llegar á la violencia,
ni á la coaccion y mientras tanto, señor, hay nn
acto oficial del Gobierno de la Provincia de Cór
doba que nos dá motivo á sospechar que no ha
habido por su parte toda la imparcialidad nece
saria. •
El Gobierno de Córdoba en el decreto de 26 de
Abril en que arrojaba un vejamen, sobre las ar
mas de Buenos Aires existentes en la ciudad de
Córdoba, habla en el considerando del choque
que se preparaba á causa dela lucha promovida
por el bando opositor al Gobierno. ¿Cual es Sr.
este bando opositor^ ¿Es un bando opositor á la
politica general del pais? ¿Es un bando opositor
á la Constitucion Nacional ó á los principios que
triunfaron en Pavon? En esta sesion hemos oido
á un Sr. Diputado por Tucuman, que lamentaba
la division existente hoy en los miembros del
partido liberal en Córdoba, y que nos decia muy
juiciosamente, es de lamentarse que se haya di vi
dido en dos bandos, cuando el enemigo comun
está espiando la ocasion de alzarse contra oi or
den de cosas establecido.
El bando opositor á que se refiere el Gobierno
de Córdoba, no es pues un bando opositor á la
politica general del Gobierno, ni á la Constitu
cion Nacional, ni á los principios que reinan en
la República, desde la batalla de Pavon. Es un
bando opositor en materia de elecciones, es decir
que el Gobierno tenia lista de candidatos,y que
usaba directamente de todos sus medios, puesto
que asi lo declaraba en un documento oficial.
Cuando un Gobierno señor, se deja llevar has
16
 114 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
ta hacer una declaracion oficial de tal importan
cia, hay motivo bastante para presumir de que
ese Gobierno no ha prescindido de emplear los
medios de que puede disponer un Poder Ejecu
tivo para hacer triunfar los candidatos que abier-
• lamente protegia. Este antecedente, Sr. Presi
dente, bastaria para suspender el juicio del que
se encontrase dispuesto á aprobar las elecciones,
y para que les negase la aprobacion desde que
no pudiera tener la conciencia de que en ese acto
electoral no habia habido fraude, y que los ciu
dadanos concurrieron al acto en el libre ejercicio
en sus derechos. Pero mas aun Sr. Presidente.
El Gobierno de Córdoba suspendió las elecciones
Ya otro Sr. Diputado ha hablado de lo que im
portaba esta suspension. El decia:. este decreto
se refiere á laciudad ó ála provincia de Córdoba,
pero contrayéndomc á la ciudad de Córdoba
recuerdese lo que se ha dicho en esta misma Cá
mara, hace pocos dias, acerca de-la influencia res
pectiva de la ciudad y campaña. Cuando se tra
ta de una eleccion en que vota la Provincia co
mo un solo distrito electoral, véase la perniciosa
influencia que se dejaria en manos de los Pode
res Ejecutivos sancionando el que pudieran, cu
ando quisieran, suspender las elecciones en la
• ciudad, alli donde su influencia puede ser mas
victoriosamente contrariada.
Despues de esto, el mismo Poder Ejecutivo
que suspendió las elecciones en la ciudad, sancio
na que se haga el escrutinio de los votos recogi
dos en las secciones de campaña. Pero, en estas
secciones ¿qué ha sucedido Sr. Presidente?
Quede 20 secciones electorales, en una ó dos no
ha habido eleccion y en ocho, apesar de toda la
influencia de que dispone el poder oficial y de
que hay motivos para creer, que asi lo hizo, por
tos antecedentes indicados, en ocho departamen
tos triunfa la lista opositora.
Señor, interpretando, ó derogando la ley de
elecciones que rige en la Nacion, la Lejislatura
de Córdoba hizo el escrutinio de laa actas, y se
pretende cohonestar este proceder en lo referente
al escrutinio, puesto que dejo la otra cuestion á
los Sres. que tomen la palabra, diciendo que exis
tian las dos terceras partes de actas queexije la ley
de elecciones, pero Sr. Presidente, tomemos de la
leysuespiritu, el espirítuque vivifica, no la letra
que mata. Laley Nacional dice: que al mes de prac
ticadas las elecciones se hará el escrutinio y que
eete no se verificará sin que esten las dos terceras
partes de las actas de los distritos en queso haya
practicadolaeleccion. La disposicion de laleySr.
Presidente quepuedeserjuzgada, dediverso modo,
no ha tenido evidentemente otro objeto que evi
tar que no se aprecien en el acto del escrutinio á
aquellos distritos mas lejanos, por consiguiente,
menos poblados, que no han tenido tiempo para
concurrir al acto. Pero no se puede suponer ni
por un momento que la ley de elecciones hubiera
querido contar como un solo distrito el del cen
tro mas importante de poblacion que tiene una
Provincia, y que consintiese en su supresion. En
las elecciones que acaban de tener lugar la lista
que ha triunfado ha llegado á tener 6,000 votos
y la vencida 4,000 hay una diferencia de 2,000
votos. Mientras tanto, he oido asegurar á perso
nas competentes que en otras elecciones la ciudad
de Córdoba ha dado 2,600 á 2,800 votantes. Co
mo sabria la Cámara de Diputados de la Nacion,
cual seria el voto de ese número de votantes y si
hubiese concurrido á favor de la lista vencida, no
habria sido distinta el resultado de la eleccion?
Citaré á este respecto el proceder seguido en ma
teria electoral por las Cámaras de la Provincia
de Buenos Aires. Aqui las 12 parroquias de la
ciudad votan conjuntamente. Algunas veces
han dejado de votar una, dos ó mas parroquias y
sin embargo se ha aprobado la eleceion cuando
se ha considerado que atendiendo al número de
los votantes, á cualquier lado que se hubieran
inclinado, la mayoria siempre habria sido áfavor
de la lista que hubiese tenido mayor número de
votos. Pero, cuando han dejado de votar aque
llas parroquias mas importantes de poblacion, no
se ha aprobado la eleccion, y este es el unico pro
cedimiento racional. Faltandole, pues, la base
de criterio necesario para poder aprobar esas
elecciones, y no teniendo ó no habiendo querido
la Cámara que se busque alli donde debia bus
carse, no le queda mas recurso que rechazar las
elecciones y que se realicen por los medios que
la ley previene.
El proyecto que so presenta en su art. 2.° decla
ra atentatorio el proceder dela Sal si de Represen
tante de la ciudad de Córdoba; si pasa, lo acom
pañaré con mi voto en esta parte; pero se ha olvi
dado el proceder del Gobierno de Córdoba y
mientras tanto, Sr. Presidente, ese Gobierno en
ese acto, ha atentado al mas sagrado de los dere
chos de un pueblo. En los actos electorales, el
pueblo solo es Soberano; toda otra autoridad
queda suspendida, existiendo solo la indispensa
ble para la conservacion del órden público y
entonces el Gobierno, sus Ministros, todo debe
ceder ante la mesa electoral que es en quien viene
á refundirse toda la plenitud de la Soberania
popular. Hay un dia solo en quo el puoblo rea
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
dame BU Soborania delegada, y ese clia es el mo
mento en que vá álas urnas á depositar su voto,
por que fuera de ese derecho, no le queda sinó el
nao de la revolucion.
Dado el punto por suficientemente, discutido se
puso á votacion el proyecto en general resultan
do esta empatada, por 14 votos contra 14.
>*ír. Presidensc.—Sigue la discusion.
Sr. Elizaldi:—SeDor, hasta ahora, como lo
han dicho los miembros de la Comision anterior
mente, la Cámara no ha querido entrar de lleno
al fondo de este negocio, y por eso es que ha de
sechado un temperamento que era el mas con
veniente de todos, un temperamento de pruden
cia que veniau presidiendo los consejos de la
< Comision desdela de los diplomas en que tuvo
orijen. Pero, ahora, señor, que la Cámara ha
rechazado el temperamento propuesto por la
Comision, una vez desechado el medio de traer
las actas, de traer los rejistros para verificar, si
non ó no ciertos los hechos denunciados y justifi
car el proceder de la Cámara de Diputados de
la Provincia de Córdoba^ una vez que se nos ha
i;errado la puerta para adoptar este tempera
mento, que tengo la conciencia que habia de dar
un resultado favorable para que nos trajese el rc-
aultado de la eleccion que no fuese la espresion
del triunfo de un partido, sino la armonia de las
dos fracciones, en que está dividido el partido li
beral de la Provincia de Córdoba, una vez, digo,
que se nos han cerrado las puertas, yo creo que
debe rechazarse completamente esta diputacion
de Córdoba, que se nos presenta como plenipo
tenciarios á un Congreso.—(Ruido en la barra.)
Sr. Presidente.—Las señales de aprobacion ó
desaprobacion están prohibidas.
Sr. ElizoMt. —Estoy en mi derecho, no me
ha de imponer la barra, ni ahora, ni nunca.—
(Bravos.)—Sr., los vicios de que adolece la elec
cion que ha tenido lugar en la Provincia de Cór
doba, en vista de los documentos que son del do
minio público, sin entrar en otros detalles, para
mi envuelven una nulidad completa. Se nos
ha dicho, Sr., que el resultado del escrutinio ge
neral, dá una mayoria de 2,000 votos, á la lista
que ese Gobierno patrocinaba y yo digo, Sr., que
la Cámara Nacional no tiene porque traer ájui
cio ni co-mputar ese número de votos. Los vo-
tosdados despues que el Gobierno de Córdoba
suspendió las elecciones, son como no tomados y
yo reputo qne no ha habido tal votacion. ¿Poi
qué se han de computar los votos que se han re-
cojido al dia siguiente que el Gobierno de Cór
doba suspendia las elecciones? Yo digo -que
116
esos votos son nulos, no los cuento y que de con
siguiente el escrutinio falla en su base. ¿Quién
ha dicho, señorj que en algunos departamentos
próximos á la Capital al tener conocimiento que
el Gobierno habia suspendido las elecciones, los
ciudadanos no se han abstenido de votar? Creo
que es muy posible que teniéndose conocimien
to en la campaña que el Gobierno habia dado un
decreto suspendiendo las elecciones, los ciuda
danos se hayan abstenido de votar y asi se espli-
ca el resultado del escrutinio general. Hay par
tidos en que solo han .votado 50 individuos,
otros en que han votado 78, otros cu que han vo
tado 81, otros en que no ha habido votacion.
La lista opositora resulta triunfante en ocho sec
ciones de campaña, y de aqui deduzco que es
muy posible que en presencia del decreto del Go
bierno, los ciudadanos se hayan abstenido de vo
tar, y que de consiguiente no haya habido elec
cion popular. Como ha dicho muy bien un Sr.
Diputado que ha hablado anteriormente, aun
suponiendo que en los departamentos de cam
paña hubieran votado, es muy posible, señor, que
si el distrito principal de la Provincia de Córdo
ba, su ciudad hubiera sufragado, se habria equi
librado, tal vez, el número de votos con que re
sultaba triunfante la lista ministerial. Pero,
hay algo mas señor. Una parte de los ciudada
nos, una parte muy importante de los ciudada
nos de Córdoba han manifestado públicamente
que en algunos departamentos de campaña no
ha habido eleccion: que los 700 votos de San
Alberto, son votos falsos y no tengo conocimien
to que esa asercion haya sido desmentida. La
mesa escrutadora no se hallaba instalada en el
lugar que la ley designaba, y esto solo constituye
una nulidad que envuelvela de los votos recibi
dos.
Ademas, Sr. Presidente, yo creo que en este
negocie no tenemos que atenernos precisamen
te á los detalles de la eleccion, debemos tambien
tomar el conjunto del acto, debemos traer ájui
cio los actos delos poderes públicos, y cao debe
influir en el ánimo de los Diputados para votar
en este asunto. No somos jueces de derecho, si
no un gran jurado que si con la mano sobre
nuestra conciencia, creemos que las elecciones
no han tenido lugar, estamos cu nuestro derecho
para decidirlo asi, y mandar que vuelvan á prac
ticarse las elecciones.
El Gobierno de Córdoba ha declarado que las
elecciones no han tenido lugar en aquella Pro
vincia. La Lejislatura de Córrlol.a por la ley
que dió, con caracter retroactivo, porque la Cor.»
Í16 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
titucion faculta á la Lejislatura para reglamen
tar el modo, como se ha de hacer la eleccion,
pero no la faculta jamas para decidir sobre el
hecho anterior, acerca del cual lejisla. Yo digo,
señor, que la ley reasumiendo esa atribucion,
para juzgar un hecho, es una ley de caracter re
troactivo, que no puede considerarse subsisten
te. Si la Lejislatura de Córdoba se hubiera li
mitado á reglamentar el modo como debia ha
cerse la eleccion, estaria en su derecho, pero vi
no á decir despues de la eleccion, despues que se
habia hecho el escrutinio, yo tengo derecho para
resolver en este asunto, y lo dicen, Sr. los mismos
nombrados, lo que se debe tener presente.—Di
go que esa ley es nula y que nosotros no pode
mos prescindir de los actos de los poderes públi
cos de la Provincia de Córdoba, que lo han de
clarado asi.
Yo creo, Sr. Presidente, por estas considera
ciones, que no esplayo mas por no fatigar mas
tiempo ála Cámara, que ella con plena concien
cia debe decir: se declaran nulas las elecciones
de Córdoba y contéstese á su Gobierno que man
de practicar nuevas.
Sr. Mármol.—Sr. Presidente, yo oreo segun
el resultado de la votacion, que ha dado un em
pate, 14 en pró y 14 en contra, cuando la ante
rior dió 15 contra 13, creo, decia, que puede ha
ber habido alguna equivocacion por parte de al
gun Sr. Diputado, que suponia que con aprobar
el proyecto en general, se aprobaba tambien el
articulo 2.° que desaprobaba la conducta del Go
bierno de Córdoba. Por si tal fuera, hago pre
sente que estamos en la aprobacion en general y
que el Diputado que asi piense, puede en la dis
cusion en particular, opinar como le parezca.
Sr. Elizalele.—Puede haber sucedido tambien
que algun Sr. Diputado estuviera en contra del
proyecto de la Comision, porque esté resuelto
á rechazar la Diputacion de Córdoba; no quie
re lo menos y quiere lo mas.
Sr. Mármol.—Puede ser.-
Sr. liuiz Moreno.—Sr. Presidente, siento te
ner que contestar á un hecho que ha menciona
do el Sr. Diputado por Buenos Aires, Sr. Eli-
Ealde.
Ha dicho entre otras cosas que en uno de los
departamentos, el juez,del distrito formó la me
sa en otro lugar que en el que debia formarla,
dando en esto crédito á datos que le han dado los
opositores á la aprobacion de las elecciones 'de
Córdoba. Yo tengo otros datos, señor, pero no
quiero dar crédito ni á anos ni á otros. Los da
tos que tengo de ciudadanos muy respetables de
Córdoba, son entre otros que el juez de ese distri
to, se vió obligado á hacerlo asi, porque un ofi
cial á la cabeza de un escuadron le Jmpidió for
mar la mesa en el lugar designado por la ley.
¿Qué hacer en ese caso?
No quiero decir que haya sido acertado el pro
ceder del juez territorial; pero indudablemente
que ese solo hecho prueba que se ha ejercido
coaccion por parte de la fuerza armada.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Pero eso lo que
prueba es que no habla eleccion.
Sr. Rulz Moreno.—Prueba que la habia.
Se ha repetido nuevamente que no podemos
prescindir de los actos de la Lejislatura; pero
precisamente no prescindimos, y la prueba es
que el proyecto propone desaprobarla conducta
de la Lejislatura de Córdoba, por haber dado esa
ley que se dice atentatoria, atribuyéndose la fa
cultad de aprobar las elecciones. Esa es la
prueba de que no aprobamos la conducta de la
Lejislatura, como no vamos á aprobar fe elec
cion en virtud de ella, sino el acto dela eleccion,
que practicaron los ciudadanos de Córdoba y no
la Lejislatura. Se ha dicho que el decreto del
Poder Ejecutivo de Córdoba, suspendiendo las
elecciones, era ostensivo á toda la Provincia.
No sé si la mente fué esa, -pero lo que hay de
real y positivo es, que aunque esa hubiera sido
la mente del decreto, era materialmente im
posible que ese decreto pudiera tener cumpli
miento en toda la Provincia. De consiguiente
se vé, pues, que ha habido eleccion en la mayor
parte de los partidos, y en virtud de esto como
de las demas consideraciones que se han aduci
do, he de dar mi voto por el proyecto.
Sr. Cabral.—Pido la palabra únicamente para
proponer á la Honorable Cámara, en mérito de
la gravedad de este asunto, se suspenda la
sesion.
Sr. Mármol. —Ya está resuelto lo contrario.
Sr. Cabral.—En esto no consulto mas que la
mejor ilustracion; en un asunto tan delicado,
no quisiera que se dijese que procediamos con
precipitacion.
Sr. Alsina.—De 14 contra 14 no vamos á
salir.
Sr. Cabral.—:Muy bien, no insisto.
Sr. Laprida.—He pedido la palabra para ma
nifestar el modo como he de votar el proyecto en
general. Desde un principio he estado por él
atendiendo á las conveniencias generales del
pais. He pasado tambien por Córdoba y he via-
to la exitacion en los departamentos y en que
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
está aquel pueblo. Creo que en ciertas circuns
tancias delicadas y graves como estas, por el
bien general del pais se deben sacrificar ciertas
cosas que pueden llamarse de forma. Al pensar
asi declaro que no me guia la politica de los he
chos consumados de que ha hablado otro Sr. Di
putado, porque la considero la politica del cri
men y de la inmoralidad. Esta politica de los
hechos consumados es la que ha ensangrentado
al pais, es la que ha pesado muy principalmente,
produciendo horribles males, en la Provincia de
mi nacimiento. No me guia, pues, esa politica
que ha dicho el Sr. Diputado, sino puramente la
idea del bien general; de que la República no
vaya á sufrir el mas pequeilo trastorno en la
marcha que lleva, sobre todo, como ha dicho
muy bien un Sr. Diputado, cuando no hemos
salido todavia del estado revolucionario, cuan
do vamos marchando á conseguir la verdadera
organizacion del pais, que es la única que espe
ro ver, pues no lo ha estado antes, desde que ha
faltado de ella Buenos Aires.
Estos temores son los que me deciden, apesar
que no dejo de reconoce]- los errores que haya
en la eleccion de Córdoba. Al mismo tiempo
quiero hacer presente que yo me guio en este ca
so por mi conciencia. Un Sr. Diputado ha di
cho que no sabe como decidirse en 'este punto,
que hay acriminacion de una y otra parte, pero
yo le diré que soy dueño de mis creencias; y
por eso creo que es falsa la acusacion que se ha
ce al General Paunero y á la fuerza que él man
da. Y es por este motivo que quiero se consig
ne en el acta este pensamiento. Al mismo tiem
po condenola conducta del Gobierno de Córdo
ba. No digo nada de la Lejislatura, porque lo
haré en el articulo 2.° El Gobierno de Córdoba
segun mi modo de ver, ha procedido mal, pero
no por esto se debe condenar á los Diputados,
desde que el pueblo mal ó bien ha hecho BUS
elecciones.
He querido consignar estas ideas para que se
entienda el como doy mi asentimiento al proyec
to de la Comision.
Sr. Obligado (D .A. C.)—Los que han presen
tado el proyecto que está en discusion, nos han
dado completamente la victoria. El articulo 2.°
es la declaracion esplicita de que hay una infrac
cion de ley por parte de la Lejislatura.
Sr. Orarlo.—La discusion está en general.
Sr. Presidente.—Pero ahora se ha abierto
nuevamente la discusion.
Sr. Garda (D. J. A.)—To pediria al Sr. Di
putado que no hiciese uso de la palabra, pero el
117
derecho lo tiene para volver á hablar desde que
se ha abierto nuevamente la discusion.
Si: Presidente. —Es esto lo que he dicho.
Sr. OUiyado(D. A. (7.)—Desistiré de la pa
labra.
Sr. Oroño.—Quizá he estado equivocado, pero
de ninguna manera ha sido mi animo impedir
que hablase el Sr. Diputado.
Sr. Obligado (D. A. C.)—No tengo empeño.
Sr. Presidente.—Puede continuar con la
palabra.
Si: Obligado (D. A. C.)—Iba á decir que ha
biamos conseguido la victoria completamente,
pues, lo que sosteniamos era el derecho, y el dere
cho nos está plenamente reconocido por el ai t.
2.° Por el se reconoce, pues, que la Lejislatura
de Córdoba ha ultrapasado sus atribuciones y ha
infringido la ley; pero como ella ha procedido de
acuerdo con el Poder Ejecutivo de Córdoba,, co
mo el Poder Ejecutivo mandó suspender las elec
ciones, ese Poder Ejecutivo ha incurrido en igual
falta con ese procedimiento. Ahora, pues, en
vista de estos antecedentes, aquellos actos ilega
les no merecen fe; y la Cámara hoy aprobando
esas elecciones carece absolutamente de datos que
la justifiquen. Yo desearia, que se indicara un
solo dato de que la Cámara esté en posesion. en
favor de la legalidad de las elecciones fuera de la
ley de la Legislatura de Córdoba, ley que hemos
declarado que ha sido dada contra todo derecho.
Entonces, pues. ¿Cual es el antecedente cual es
el .dato, con que la Cámara hoy vendria á aprobar
esas elecciones? ¿Se van á aprobar, por conside-.
raciones de politica, como dicen algunos Sres.
Diputados para evitar conflictos? Hasta han lle
gado á decir que debian aprobarse por que la
Lejislatura de Córdoba no obedeceria una resolu
cion contraria, cuando á mi modo de ver esa seria
la principal razon para desechar las elecciones,
para imponer á esa Lejislatura el sometimiento
á las decisiones del Congreso de la Nacion. Yo
estoy perfectamente satisfecho del resultado de la
discusion por que considero ....
Sr. Ahina.—Entonces vá á votar en favor del
proyecto.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Estoy conforme con
el resultado moral, aunque triunfe el proyecto,
porque hemos conseguido la victoria del derecho,
Sr. Quintana.—Es que votando á favor del
proyecto yo voto en favor del derecho.
Puesto nuevamente á votacion el proyecto en
general, resultó empatada la votacion, y verifi-
cadose nuevamente y dando el mismo resultado
dicidió el Sr. Presidente por la negativa.
118 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE Ibu2.
Sr. Elizalde.—Resaltando negativa del pro
yecto, resulta por consiguiente, rechazada la
Diputacion de Córdoba.
Sr. Presidente.—No es mi animo rechazarla,
votando por la negativa.
Sr. Alsina.—¿Y cual es el ánimo del Sr. Pre
sidente?
Sr. Presidente.—Es que el proyecto tenia dos
pensamientos distintos.
Sr. Marmol.—Pero es necesario saber como
queda la Diputacion de Córdoba.
Si: Elizalde.—Queda rechazada.
Sr. Torrent.—Hay que sostituir este proyecto
por otro. Yo hago mocion para que se levante
la sesion, en vista de la gravedad con que se
presenta este asunto. El merece mucha medita
cion y por todo esto hago mocion por que se le
vanteJa sesion.
Sr. Ruiz Moreno.—Se ha acordado ya que no
puede levantarse la sesion. Desechado el pri
mer proyecto de la Comision, no queda mas
medio, ó se aprueban ó se desaprueban las elec
ciones, y por consecuencia pido al Señor Se
cretario se sirva redactar un proyecto. No
queda mas medio, la Cámara lo ha declarado asi
por mayoria, que aprobar ó desaprobar las elec
ciones.
Sr. Obligado.—Está rechazado y no hay mas
que hacer.
Sr. Presidente.—Si no se me ha dejado fundar
mi voto. Yo lo he hecho rechazando el proyec
to en general que tenia dos articulos. Podriamos
pasar á cuarto intermedio para dar tiempo á
reflexionar.
Sr. Ruiz Moreno.-—Hay una resolucion de la
Cámara, pero aunque no la hubiera, el buen sen
tido aconseja que se concluya esta noche misma,
cualquiera que sea el resultado de la votacion.
Sr. Elizalde.—Yo creo lo mismo.
Sr. Ruiz Moreno.—El proyecto que propongo
es el art. 1.° del otro(seleyó) art. 2.° comuniquese.
Sr. Elizalde.—Yo habla pedido la palabra pri
mero que ninguno de los Sres. Diputados des
pues que fué rechazado el proyecto anterior, por
que entendia que era preciso dar forma al pen
samiento de la Cámara, nada mas; es decir, re
dactar un proyecto diciendo "decláranse nulas
las elecciones practicadas en la Provincia de Cór-
doba en los dias 24, 25 y 26 de Marzo" 2.° comuni
quese &a. &a. por que para mi Sr. Presidente la
votacion que ha tenido lugar importa eso. Pido
al Sr. Secretario se sirva redactarlo.
Sr. Zavaleta.—Preguntaria al Sr. Diputado
que acaba de hablar, si el proyecto debe ó no ser
votado.
Sr. Elizalde.—Si señor.
. Sr. Quintana.—Primero el del Sr. Moreno.
Sr. Presidente. —Deseo fundar mi voto, Lu
jaré á las bancas y que suba el Sr. Vice Presi
dente.
Habiendo bajado el Sr. Presidente le reempla
zó en su puesto el Sr. Vice Presidente.
Sr. VicePresidente.—Hay dos proyectos 'pre
sentados.
Sr. Obligado (D. Á. O.)—La practica parla
mentaria es que todo proyecto desechado como
el que acaba de serlo, importa el rechazo de la
idea principal de manera que no hay que votar
otro, sino pasar la comunicacion al Poder Ejecu
tivo. A este respecto podria citar mas de vein
te casos.
Sr. Alsina.—Pero este es un caso especial.
Sr. .Marmol.—Por esa regla, como se desechó
el comuniquese, no se.paede comunicar tampoco.
Sr. Obligado (D. P.)—Deseaba esplicar nii
voto, y es lo que vengo á hacer en este momento.
Al darlo por la negativa al proyecto que acaba
de ser desechado, he sido consecuente con lo que
desde el primer momento, dije en la primera 'no
che cuando no estabamos aun constituidos en Cá-,
mara. He votado por la negativa, porque no se
condenaba al Poder Ejecutivo de Córdoba, que.
es el que realmente ha infringido todas las formas,
dejando precedentes para -lo venidero, por los cua
les siempre seria coartada la libertad de los pue
blos, en las luchas electorales. No es mi animo,
como .no lo fué desde aquella primera noche,
rechazar las elecciones, por mil consideraciones
que se han espuesto, pero si condeno la conduc
ta del Poder Ejecutivo que nunca ha tenido facul
tad para suspender las elecciones con prescinden-
cia del procedimiento del Poder Lejislativo, por
que al fin suponiendo que tuvieran ó no conoci
miento los mismos miembros que -iban á entender
en sus actas, desde que los convocaban y les pre
sentaban las actas y escrutinios, ellos no hacian
mas que verificar las funciones de escrutadores.
Este ha si do el motivo .porque he rechazado el
proyecto, no habiendo sido mi ánimo rechazar el
primer articulo sino el segundo, porque no tenia
j medios porque aceptarlo.
Sr. Marmol.—Entonces el Sr. Diputado que
deja la palabra y que ocupaba la silla presiden
cial, convendrá que su voto ha hecho mucho mal
á su pensamiento.
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
Si'. Vice Presidente.—Permitame que le diga
que no hay nada en discucion.
Sr. Alsina. —Hay dos proyectos.
Sf. Vice Presidente.—Veamos cual se ha de
discutir; la Cámara debe decidir.
Sr. Elizalde.-—Que decida la Cámara.
Si: Quintana.—Sobre ese particular no se
neeesita*votacion. El orden que se signo en la
discusion es el de la presentacion de los proyec.
tos. El primero fué el del Sr. Moreno, y es el
primero que debe ponerse á jcliscusion.
Sr. Elizalde. —Eá necesario proceder con cir
cunspeccion. No es cosa que por un juego de
voces se cambie el fondo de la cuestion, por que
con volver el Sr. Presidente á su lugar y cam
biándose la forma se haria un juego de palabras,
nada mas. Lo que ha importado la sancion dela
Cámara, es el rechazo dela Diputacion de Cór
doba.
Si: Marmol.—Entonces que vote la Cámara si
esa ha sido su mente.
Sr. Vice Presidente.—Entonces yo quiero ha
blar y bajaré á mi puesto. (Risas.)
Si: Eliizalde.—No podemos estar haciendo este
cambio de palabras.
Si: Quintana.—He pedido la palabra.
Sr. Mármol.—Yo la tenia.
Si: Vice Presidente.—No puedo dar la palabra
á nadie: no hay nada en discucion, la Cámara
decidirá que proyecto se pone á discusion; pero
yo diré que si el Sr. Presidente ha concluido ven
ga á ocupar su asiento. (Risas.)
Sr. Gorostiaga.—Yo no me he de oponer á ¡
que se ponga en consideracion cualesquiera de
los dos proyectos.—Quiero solamente llamar la
atencion de ¡a Cámara sobre las consecuencias
de la dimision y votacion de los diversos proyec
tos que se han tomado en consideracion en esta
sala.
La Comision de poderes presentó su proyecto
aconsejando que se practicase una dilijencia que
consideraba necesaria para la formacion de BU
juicio, y poder fallar con acierto sobre la vali
dez de las elecciones practicadas en Córdoba.
Desechado este proyecto por la Cámara se dijo
porlosSres. Diputados que votaron en contra
de él: votaremos en contra, y queremos que se
ponga en discusion la cuestion, de si se aprueban
ó reprueban las elecciones de Córdoba. Con es
te motivo, los miembros disidentes de la Comi
sion que no habian presentado niiigun proyecto,
formularon uno que la Cámara ha tomado en
consideracion y desechado. El pensamiento do
minante de ese proyecto es la aprobacion de las
119
elecciones practicadas en Córdoba. Esta ha si
do la intencion de todos los que votaron, y dese
chado el proyecto en general, queda rechazada la
Diputacion de Córdoba.
Sr. Quintana.—Ilabia pedido desde hoy la
palabra.
Sr. Mármol.—Yo la tengo. En este negocio
debemos proceder, como no es de dudar que pro
cederán los Sres. Diputados, con toda lealtad.
Lo que ha importado la votacion es el rechazo
de la Diputacion de Córdoba, pero como el Sr.
Presidente dice, en presencia de este resultado,
rechazo la forma, de manera que el Presidente
dice tambien, no cuenten con mi voto. . . .
Sr. Elizalde.—No dice eso.
Sr. Mármol.—Debemos, repito, proceder con
lealtad. El Sr. Presidente dice: yo no he 'que
rido decir esto, y ha bajado de su puesto á de
cirnos lo que realmente quiso decir.
Sr. Elizalde.—No desvirtúe el rechazo.
Sr. Mármol.—Pero si el Sr. Presidente dice:
me he equivocado. . . .
Si: Presidente.—Permitame que no he dicho
que me he equivocado, sino que no me han deja
do tiempo para fundar mi voto.
Sr. Mármol.—El Sr. Presidente dice que
quiere votar por la aceptacion de los Diputados
de Córdoba, pero declarando que el Poder Eje
cutivo ha procedido mal.
Sr. Presidente.—Tan mal ó peor que el Po
der Lejislativo.
Sr. Mármol.—Ha debido á mi juicio votar
por la afirmativa, por el proyecto en general, y
despues en particular, votar como él creo conve
niente.
Si: Elizalde.—Pero aquel proyecto está re
chazado.
Sr. Mármol.—No señor.
Sr. Elizalde.—Eso será por otro proyecto que
se presen te.
Sr. Alsina.—Yo voy á adicionar el proyec
to presentado por el Sr. Moreno.
Sr. Gutierrez.—$\ la Cámara ha admitido un
reglamento, no se puede decir que ese proyecto
entra en discusion ahora.
Si: Alsina.—La Cámara resolverá si se ha de
tomar en consideracion ó no, (continúo dictan
do): se declara que el proceder del Gobierno de
Córdoba ....
Sr. Presidente.—Si es el articulo 2.°. ...
Sr. Ahina.—Si, señor.
Sr. Mármol.—Si se está hablando de la elec
cion:
120 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Presidente.—Desde que se está proce
diendo tan lijeramente, sin haber querido pasar
á un cuarto intermedio siquiera, tiene que haber
esta confusion.
Sr. Elizalde.—Vamos á votar la mocion del
Sr. Torrent, entonces.
Sr. Alsina.—Pero déjeme concluir esto: se
declara que el proceder del Gobierno de Córdo
ba, mandando suspender las elecciones, ha sido
atentario á la Constitucion y á las leyes. —(Va
rios Sres. Diputados toman á un tiempo la pa
labra.)
Sr. Mármol.—¿Quiere el Sr. Presidante reves
tirse de la autoridad que le dá el reglamento?
¿Quién habla, señor?
Sr. Presidente.—¿Cuantas veces he pedido á
los Sres. Diputados que guarden el órden?
Sr. Alsina.—Continúo dictando: 3.° Comu
niquese, &a.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo creo conveniente pro
poner uu proyecto conteniendo un solo articulo.
Sr. Alsina.—Quiere decir que yo acepto el
del Sr. Diputado, y agrego eso.
Sr. Albarellos. —Por eso digo que para armo
nizar la discusion, ya que vamos poniendo arti
culos tras articulos, discutamos el que se ha pro
puesto primero, y despues puede formularse
otro con relacion al Gobierno de Córdoba.
Sr. JElizalde.—Señor; yo creo que en el ca
racter que va tomando la discusion, debiamos
suspender la sesion aceptando la mocion hecha
por el Sr. Torrent, á fin de uniformar un poco
las ideas: hay una confusion grande en las ideas
de unos y otros, y pienso que el mejor medio es
cerrar la discusion.
Sr. Garda(D.J. A.)—Ademas, ha llegado la
hora de reunirse la Cámara Provincial.
Sr. Montes de Oca.—Yo pido, señor Presiden
te, en vista de las distintas opiniones que acaba
mos de oir, creyendo que es el único medio de
encontrar la verdad, que se vote de nuevo y se
reconsidere el asunto. De ese modo, habiendo
manifestado algunos Sres. Diputados cual era su
voluntad al votar por la negativa del proyecto,
comprenderemos perfectamente, lo que significa
la votacion que no hemos comprendido bien
ahora. Parece que es muy razonable lo que
propongo á mis Honorables cólegas, y creo que
no tendrán inconveniente en aceptar esta indica
cion.—(Apoyado.)
Sr. Quinta/na.—La verdad neta, positiva para
todo el mundo, es que la aprobacion de las elec
ciones de Córdoba, tiene en esta Cámara, quin
ce votos, contando con el del Sr. Presidente,
que decide en caso de empate: esta es la verdad
neta. Yo pregunto: .¿puede permitirse que que
de consignado como resultado de la votacion, la
reprobacion de los Diputados por Córdoba, por
14 votos contra 15? ¿Puede permitirse que ha
gamos una ley sancionando lo que la Cámara n o
ha querido sancionar, habiendo votado el Sr.
Presidente contra el proyecto, no por lo que te
nia el proyecto, sino por lo que no tenia, cuando
el procedimiento que debió seguir (salvo mejor
opinion del Sr. Presidente) debió ser votar por
el proyecto, y en la discusion particular proponer
una adicion al proyecto?- Esta es la verdad.
Sr. Albarellos.—Esta fuera de la cuesrion.
Sr. Quintana.—No me interrumpa! Estoj
en mi derecho.
Sr. Presidente. —Llamo álos Sres. Diputados
al órden. (Murmullos en la barra.)
Parece que en la sesion mmediata tendre que
pedir á la Cámara permiso para hacer desalujar
la barra, puesto que no quiere guardar la circuns
peccion que corresponde.
Sr. Quintana.—Continúó. Yo dccia, Sr. Pre
sidente: una de dos, ó se acepta la reconcidera-
cion propuesta por un Sr. Diputado por Buenos
Aires, el Sr. Montes de Oca, y entonces se arri
bará al resultado verdadero de la opinion conque
ha votado la Cámara, que era la aprobacion de
las elecciones de los Diputados por Cúrdova,
con la reprobacion ó no reproba cion de los
actos del Poder Ejecutivo de aquella provincia;
ó tendremos que la sancion del proyecto que se
ha votado como ley, encierra una mentira, cual
es, la de que la voluntad de la Cámara es recha-
sar las elecciones de Córdoba.
Sr. Mármol.—Puede repetirse la votacion; es
el espediente que el reglamento aconseja.
Sr. Presidente.—La modificacion propuesta
por el Sr. Diputado Torrent, es la que se ha apo
yado primero, y deben entrar á votacion por su
órden.
Sr. Elizalde.— Si, señor, es lo que debe votarse.
Sr. Presidente.—¿Tiene la bondad de repe
tir la mocion?
Sr. Torrent.—Yo propuse que se suspendiese
la sesion para continuar la discusion en la próxi
ma. Esta indicacion fué apoyada, falta votar.
Sr. Mármol.—¡Como se puede proponer eso,
señor!
Sr. Quintana.—Supongo que la mocion del
Sr. Torrent no estará á votacion, sino en discu
sion. En tal caso.se objetará sobre ella.
Sr. Mármol.—Yo impugnaria la .mocion del.
Sr. Diputado Torrent por el decoro mismo de la
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
Cámara. Es sobrfe eso de la votacion, que el
público que nos está oyendo, observará que no
nos hemos podido entender en la votacion; y es
el voto del Sr. Presidente, permitame decirselo,
que sin quererlo, ha comprometido este debate:
Ya sabemos cual es su opinion; ya sabe tambien
el Sr. Presidente lo que hay, i- entonces votará
eegun su opinion.
Sr. Presidente.-—Permitaseme decir cuatro
palabras. Yo no he comprometido el debate y
-•es el Sr. Diputado quien mas ha impedido decir
mi opinion, esta es la verdad.
Sr. Marmol.—Yo desearia entrar en esta dis
cusion particular; quisiera que se votase en segui
da de esto.
Sr. Presidente. —En caso de volver á discutir
el proyecto, yo pido con la lealtad que me es
caracteristica, que se me deje bajar á presentar
un proyecto, por que mi animo es no dejar im
pugnes á estas autoridades de Córdoba, para que
no se repitalo que se ha hecho.
Sr. Gorostiaga:—En vista de las esplicaciones
qne acaba de dar el Sr. Presidente sobre los moti
vos que han determinado su voto decisivo, me
permito pedir á todos los Sres. Diputados que
han acompañado á la comision á sostener su pro
vecto, .que no nos neguemos á que se tomen en
consideracion y se discutan cualquiera de los dos
que se han presentado ultimamente. Mostrare
mos asi la circunspeccion y el espiritn de equi
dad con que procedemos en este asunto.
Sr. Elizalde.—Señor: rechazado el proyecto
como lo ha sido, es claro que la Cámara tiene que
ocuparse, para dar fin á este asunto, de algun
otro proyecto. Para proceder á esto, debemos
aceptar la mocion del Sr. Diputado por Corrien
tes. Vamos á levantar la sesion; vamos á prepa
rar algun proyecto que satisfaga el deseo de to
dos. Tal vez entonces, meditando mejor el
asunto, teniendo presente que la hora es avanza
da, podemos dejar la sesion para otro dia, y en
tonces podemos presentar un proyecto que se
armonize mas con las diferentes opiniones que se
han emitido. Ademas, la Cámara de Diputados
Provincial está para reunirse en este momento, y
yo creo que debemos aceptar la mocion del Sr.
Diputado Torrent, sin que esto importe que que
da concluida la discusion del asunto.
Sr. Al&ina,— La Cámara ha resuelto por una
votacion, que se concluya el asunto en esta noche.
- Sr. Elizalde.—Pero hay otros Sres. Diputados
que han hecho mocion en sentido contrario.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo no veo dificultad para
qne. el asunto concluya esta noche; no cabe pre
121
sentar mas proyecto que el de la aprobacion 6
reprobacion de las elecciones hechas en Córdoba.
Esto no puede ser sino materia de un solo arti
culo; no hay remedio; todo lo demas, son subter
fugios, permitaseme decirlo.
Sr. Mármol.—Yo apruebo lo que dice el Sr.
Gorostiaga. Formúlese un proyecto: "desaprué-
banse las elecciones de Córdoba:" "apruebanse
las elecciones de Córdoba." Yo acepto eso por
que es de lo que estamos tratando.
Sr. Elizalde.—Que se formule la mocion del
Sr. Diputado Torrent.
Sr. Ruiz .Moreno.—Observo que la mocion del
Sr. Diputado Torrent, necesita dos terceras par
tes de votos, por que importa la reconsideracion
de lo resuelto por la Cámara, de que no se levan
taria la sesion ....
Sr. Elizalde.—Eso fué sobre el otro proyecto,
que fué rechazado, y sobre el cual no se puede
volver; es preciso reabrir la discusion de nuevo.
Sr. Quintana.—Está equivocado el Sr. Dipu
tado por Buenos Aires; no ha sido sobre el pro
yecto presentado por los miembros de la Comi
sion, ha sido sobre la aprobacion ó reprobacion
de las elecciones de Córdoba, en el deseo de la
Cámara de que ese negocio quedase definitiva
mente concluido.
Sr. Cantilo.—Yo he sido quien hizo la "mocion
para que este asunto quede terminado en esta
noche.
Sr. Mármol.—Pero formúlese el proyecto: si
se rechazan ó no, ó si se aprueban.
Sr. Presidente.—Entraremos por BU orden; ese
es el proyecto propuesto por el Sr. Diputado
Rniz Moreno.
Sr. Albarellos.—Que se vote, señor.
Sr. Marmol.—Votese, y despues puede agre
garse en la discusion particular todo lo que se
quiera, tanto respecto de la Legislatura como res
pecto del Gobierno.
Sr. Presidente.—Es que ya no se quiere agre
gar; se presenta un articulo único.
Sr. Mármol.—En la discusion en particular,
puede agregarse, Sr.
Sr. Obligado—¿Y si no pasa el agregado?
Sr. Mármol.—No pasará.
Sr. Elizalde.—Póngase á votacion el proyec
to como lo ha presentado el Dr. Ruiz Moreno. -
Sr. Ruiz Moreno.—Observo que una cosa e»
la aprobacion de las elecciones de Córdoba, y
que otra es reprobar la conducta del Goberna
dor y de la Lcjislatnra. Respecto á esto últi
mo, puede presentarse un proyecto distinto, en
otra sesion, mañana, pasado, cuando se quiera
17
122 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
presentar, la aprobacion de las elecciones, no
Importa la aprobacion de la conducta del Gober
nador y de la Lejislatura de Córdoba.
Sr. Gorostiaga. —¿Qué inconveniente tiene el
Sr. Diputado para aceptar la mocion del Sr. Al
ina?
Sr. liuiz Moreno.—Porque algunos Diputa-
dos que han. votado por esa mocion, han de vo
tar en contra del articulo que yo propongo.
Sr. Gorostiaga.—Es lo mismo.
Sr. Ruiz Moreno.—La mocion es reprobando
la conducta del Gobernador y la Lejislatura de
Córdoba. Supongamos que no se quiera repro
barla: entonces vamos á enredar el asunto de
las elecciones de Córdoba con la conducta del
Gobernador y de la Lejislatura, y no vamos á
concluir.
Sr. Marmol.—No se enreda, señor, el que no
quiera votar no votará.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo no propongo mas que
lo relativo á la eleccion de Córdoba.
Sr" Presidente.—Entonces yo voto en contra.
Sr. Mármol.—Proponga entonces otro pro
yecto.
Sr. Ruis Moreno.—Declaro qiie no nos en
tendemos porque el Sr. Presidente que está por
la aprobacion de las elecciones dice que ha de
votar contra ese articulo.
Sr. Presidente.—No nos entendemos porque
la Cámara no quiere pasar á un cuarto interme
dio para formular ideas.
Sr. Albarellos.—Aqui debemos concluir, Sr.
Sr. Alsina.—Cuarto intermedio, no es levan
tar la sesion.
Sr. 07WÍ0.—Para salir de esta dificultad, po
dia nombrarse una Comision Especial que pre
pare un proyecto. Como esa Comision ha de
ser nombrada por el Sr. Presidente, podia nom
brarla compuesta de los diversos miembros que
están en divergencia.
Sr. Mármel.—No, Sr., eso es interminable.
Sr. Etízalde.—Yo apoyo la indicacion del Sr.
Oroüo.
Sr. Cantólo.—Yo desearia vivamente que no
continuásemos dando este espectáculo: la Cáma
ra no se entiende porque no quiere entenderse.
Yo apoyo la indicacion, Sr. Presidente, de pasar
á cuarto intermedio, con la condicion de que to
dos los Sres. presentes han de volver; aqui no
hay subterfujios.
Se pasó á cuarto intermedio.
Vueltos á la sala los Sres. Diputados, se leyó-
el proyecto redactado durante él.
Sr. EUzalde.—Pido la palabra.
Sr. Montes de Oca.—Habia creido completa
mente inútil hablar sobre este proyecto; pero veo
que los Sres. Diputados que han hecho . oposi
cion á esta idea, pideij la palabra, ine ha pare
cido conveniente hacerlo.
Yo creo que la redaccion de este proyecto,
comprende la idea votada por la mayoria de la
Cámara, es decir, por los que pensamos que la
eleccion de Córdoba debe ser aprobada, pero que
se debe reprobar la conducta del Gobernador y
de la Lejislatura que conoció de su validez. Co
mo ya se ha discutido tanto, desde esta mañana,
sobre este asunto, creo, inútil agregar mas pala-
labras.
Sr. Elizalde.—Voy á decir dos palabras para
fundar mi voto, porque yo he de votar en contra
de este proyecto.
Yo creo que este proyecto es lo mas irregular;
creo íu:i-.; que una Cámara séria, un poder pú
blico de la importancia de la Cámara de Dipu
tados Nacional, no debe declarar atentatorios y
abusivos los poderes públicos de una Provincia,
con relacion á un objeto dado, y á renglon se
guido, aprobar los actos atentatorios contra las
leyes y la Constitucion, que esos poderes han co
metido. Algo mas: yo, si fuera Diputado de la
Provincia de Córdoba y la Cámara de Diputa
dos Nacional diera una sancion de este género,
declarando atentatorios los procederes del Go
bierno y de la Lejislatura de la Provincia, yo,
declaro que en lugar de ese Diputado, no toma
ria asiento en el Congreso.
Es por esa razon, Sr. Presidente, que conside
ro contradictorio el proyecto en si mismo: que
no se pueden declarar atentatorios y abusivos,
los actos de esos poderes, y al mismo tiempo re
conocer lo que se ha hecho por los mismos pode
res que han violado la Constitucion.
Queria decir estas palabras para fundar mi voto.
Sr. Montes de Oca.—Le haré una, pregunta si
me permite.
Sr. Elisalde—Si, Señor.
Sr. Montes de Oca.—¿Qué haria el Sr. Dipu
tado si siendo abusivos y atentatorio» los proce
deres del Gobernador de Córdoba y de su Lejia-
latura, hubieran sin embargo resultado con ma
yoria de votos los que hacian oposicion á ese
Gobierno?
Sr. Jílisalde.—No haria nada, no declararia
nunca atentatorios los procederes, reconoceria
los actos.
 SESIÓN DEL- 6 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Montes de Oca.—Si habian sido atentato
rios los actos—¿Los reconoceria?
Sr. Elizalde.—No reconoceria nada.
Sr. Presidente.—-Vamos á la cuestion.
Sr. Alsina.—No se trata de reprobar una se
rie de hechos; este proyecto designa cuales son
los hechos de esos poderes públicos cuya conduc
ta se reprueba. De manera que no puede te
ner lugar lo que dice el Sr. Diputado Elizalde.
Ademas BC ve que lo que se aprueba, son hechos
anteriores á los actos abusivos que se reprueban,
como dijo un Sr. Diputado por Entre Rios; y
esos actos posteriores, na pueden viciará un he
cho anterior.
Sr. Már-mol.^-Sr. Presidente: para mi hay una
tosa superior á las elecciones de Córdoba, una
cosa superior á las conveniencias, una cosa su
perior ála politica dela Nacion, y es el respeto á
la dignidad de la inteligencia humana. Yo nun
ca contribuiria á una cosa que fuese contradicto
ria de la razon humana.
Se me ha visto como he defendido este asunto
en el sentido de la conveniencia general, sin en
trar para nada á discutir sobre la legalidad de las
elecciones de la diputacion por Córdoba, y mi
voto no puede ser sospechoso; pero yo declaro
que mi voto ha de ser opuesto á una contradic
cion semejante ála que contiene ese proyecto.
A. eso nunca podré suscribir: aprobar la eleccion
y desaprobar la conducta de -los que han hecho la
eleccion, es una contradiccion.
Despues de eso, una prolija y muy ilustrada
discusion, seria la que tendria que preceder al
derecho de esta Cámara para sancionar esarepro-
bacion. Mas aun: ¿que quiere decir atentatorio
á la constitucion? violarla constitución, es lo que
quiere decir. Entonces habrá que sufrir una y
otra consecuencia, y la Cámara de Diputados
que es el fiscal de esta causa, tiene que entablar
la acusacion, por violacion de la Constitucion,
ante el Senado. No, Señor, esto no tiene contes
tacion.
Yo no suscribo sin decir con la lealtad que
Labio siempre, que yo apruebe los procederes del
Gobierno de Córdoba, ni de su Legislatura, por
que no he manifestado una sola opinion sobre
esto, ni tengo sobreesto mi opinion fundada, por
que'no se ha tratado la cuestion como se debia
tratar. Apesar de eso, yo no puedo suscribirá ese
antagonismo entre los dos articulos, y declaro
que estaré siempreen consecuencia de lo que he
dicho en favor dela aceptacion de la diputacion,
pero de ningun modo por lo que se quiere sancio
nar respecto de los poderes, por que envuelve
12»
consecuencias á que esta Cámara no se habla de.
prestar.
Sr. Alsina. —Habiendo suscrito al proyecto, y
habiendo oido al Sr. Diputado que deja la pala
bra, creia. que este se hubiese estcndido algo
mas para probar la propocision con que empezó
su discurso. A estar á las palabras del Sr. Di
putado se diria que los que hemos firmado ese
proyecto, no tenemos sentido comun, que somos
unos imbéciles. Esto es lo que se deduciria, por
que dice ¿como se vá á reprobar por un articulo
la conducta de aquellas autoridades (voy á em
plear sus mismas palabras) que han autorizado la
eleccion, y aprobar la eleccion por otro articulo?
Su argumento parece concluyente; pero lo que
hay respecto del Poder Ejecutivo, es que mandó
suspenderlas elecciones; y respecto delaLejisla-
tura, que se ha tomado atribuciones que no le
competian, tales como la de aprobar las elec
ciones.
Ahora respecto del punto constitucional, Sr.
Presidente, todo lo relativo á las elecciones de
sus miembros, es privativo de la Cámara de Di
putados. No se trata aqui de la acusacion de
que habla el articulo constitucional, para lo cual
se requieren ciertos tramites, se trata solamente
de una declaratoria. Por la constitucion, á la
Cámara de Diputados solamente corresponde
entender de la eleccion de sus miembros; pero
como ha habido un poder que se ha tomado atri
buciones que no le competian, la Cámara hace
esta declaracion.
Sr. Mármol. —Vamos á votar; yo he de votar
en contra.
Sr. Quintana.—Pido la lectura del articulp,
por que creo que el Sr. Diputado Marmol, no ha
usado de las palabras del articulo. (Se leyó.)
Sr. Quintana.—Abusivo, no dice atentatorio;
y aunque dijera atentatorio, se comprende bien
que una violacion de la Constitucion, puede di
manar de malicia, ó proceder de un simple er
ror acerca de la competencia de un cuerpo para
tal ó cual acto, en cuyo caso no importando un
crimen la infraccion, no trae la necesidad de un
jnicio,y como consecuencia de ese juicio la de un
castigo.
No habia pensado por lo demas tomar la pa
labra en esta discusion demasiado larga ya; pe
ro como se nos ha hecho aparecer en una de
aquellas contradicciones que no escapan al buen
sentido, tengo necesidad de demostrar que ella
no existe.
Si el número de votos que el escrutinio da á
favor de los diputados por la Provincia de Cor
124 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862. .
doba, fuese un resultado directo de la suspension
de las elecciones cu la ciudad ó del hecho de ser
juzgada esa eleccion por la Cámara Provincial,
entonces habria efectivamente contradiccion en
tre la admision deesos Diputados y la reproba
cion de los hechos mencionados.
Mas como estos hechos son posteriores al ac
to de la eleccion, ninguna influencia han teni
do-sobre ella y no hay, en consecuencia contra
diccion entre la r.dmision de los Diputados elec
tos y la desaprobacion de la conducta del Go
bernador y de la Lcjislatura de la Provincia de
Córdoba.
Si: Obligado. —Yo creo que no podrá salvar
se un inconveniente constitucional que resulta
ria de la aprobacion de este proyecto. . Si esta
disposicion pasara asi, tendria que ir á la otra
Cámara, á obtener la sancion del Senado. Lo
único quc dice la Constitucion, es que cada Cá
mara es juez de las elecciones, derechos y titu
los de sus miembros. Por consecuencia, el jui
cio de la Camara, no puede estendcrsc á mas; pe
ro una disposicion como esta, que trata de la re
probacion del proceder del Gobierno y de la Le-
jislatura, tiene que pasar ú la otra Cámara, para
obtener la sancion de las dos. Véase, pues, to
do lo que tendriamos que andar, porque es indu
dable que no puede ser sancionada por esta Cá
mara sola. Yo, por esta razon, he de votar en
contra del proyecto en general, porque veo una
completa contradiccion entre los dos articulos.
Sr. Montes de Oca.—Despues de las palabras
proferidas por un Sr. Diputado por Buenos Ai
rea que impugna el proyecto que se ha presen
tado, solo debo decii : que asi como él respeta la
inteligencia humana, yo respeto la inteligencia
de los miembros de esta Cámara y creo que si el
Sr. Diputado hubiera meditado sus palabras, no
80 las hubiéramos oido.
Como Diputado al Congreso ha debido juzgar
de las elecciones de Córdoba, teniendo en cuenta
todos los motivos que han obrado en el ánimo
de la Comision Especial y de esta Cámara; y sin
embargo dice—que no votará por este proyecto,
en primer lugar por que vé en él una contradic
cion que se ha demostrado evidentemente que no
existe, y en segundo lugar porque no quiere abrir
opinion acerca de la conducta del Gobernador
de Córdoba. Esto es precisamente lo que no
puede hacer ningun Diputado por respeto á la
razon y á la justicia. Una y otra debian obligar
al Sr. Diputado á manifestar si creé que el Go
bernador y la Lejislatura de Córdoba han proce
dido ó no abusivamente con tanto mas motivo
cuanto que el proyecto que hemos presentado no
significa la reprobacion de la conducta del Go
bernador y de la Lejislatura de Córdoba. No
aceptamos los actos emanados de este Goberna
dor y de esta Lejislatura en la eleccion de Dipu
tados al Congreso y aprobamos los actos emana
dos del pueblo que es quien ha elegido á los Di
putados que esperan á las puertas del Congreso.
Creo que esta contestacion será suficiente.
Sr. Gorostiaga. —-Que se vote. —(Apoyado.)
Sr. Mái-inoJ.—Una esplicaeion personal, no
la tomo por ofensa. En apoyo de mis palabras
respecto ala contradiccion, dice que el Sr. Gui-
zot, que es una gran reputacion en el mundo,
acaba de encontrar que en su vida de Cronwell
habia una completa contradiccion.
Si: Quintana.—No me he dado por ofendido
absolutamente, he demostrado que no habia con
tradiccion, nada mas.
Sr. Mármol. —Bien, ahora voy áesto: la incul
pacion de que omito mi opinion sobre la Lejis-
latura y el Gobernador de Córdoba, no es tan
justa. Creo que no os tan facil como lo cree el
Sr. Diputado abrir juicio sobre la conducta del
Gobierno y de la Legislatura de Córdoba: tendria
que tocar muchisimas cuestiones, hasta la opinion
de muchos de los que están sentados en esta Cá
mara. Ademas tendria que tomar el orden ge
neral de la república, para ver donde está la ile
galidad dela cosa. Es cuanto puc-do decir.
Ahora puede votarse.
Sr. Presidente.—Serná votar si el punto está
suficientemente discutido ó no.
Se votó y resultó afirmativa general. En se
guida se votó si se aprobaba en general el si
guiente proyecto, y resultaron 14 contra 14.
PROYECTO DE DECRETO.
La Cámara de Diputados de la Nacion, de
creta.
Art. 1.° Declárase abusivo el proceder del Po
der Ejecutivo de Córdoba mandando suspender
la eleccion de los Diputados.al Congreso, y de su
Lejislatura haciéndose juez de la validez de la
misma.
Art. 2.° Apruebase la eleccion de los Diputa
dos de la Provincia de Córdoba D. Antonio del
Viso, D. Fenelon Zuviria, D. Francisco Moreno,
D. Tomas Garzon, D. Luis Veloz y D. Laureano
Pizafro.
Montes de Oca—Alsina— Quintana.
Sr. Presidente.—¿Desea la Cámara que se
vuelva á discutir?
Varios.—No, señor.
 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Elizalde.—Podria repetirse la votacion |
para cumplir el reglamento.
Se volvió á votar y resultó la votacion de 14
votos contra 14.
Sr. Presidente.—Decido por la afirmativa.—
(Aplausos en la Larra.)
Sr. Elizalde.—Voy á decir dos palabras, Sr.
Presidente. Aun cuando he sido uno de los DD.
que he atacado el procedimiento de los poderes
públicos de la provincia de Córdoba, tanto de la
Lejislaturacomo del Gobierno; yo creo, Sr. Presi
dente, como ha dicho un Sr. Diputado que n0
está en atribuciones de esta Cámara sola, hacer
una declaratoria semejante. Creo que el arti
culo Constitucional que declara ála Cámara juez
único eu la eleccion de sus miembros, no le dá
facultad para con este motivo, hacer una declara
cion de este género.
Ademas de esta razon, y de lo que se ha dicho
anteriormente, apareceria una contradiccion muy
grande en la Cámara, haciendo una declaratoria
semejante, y á renglon seguido aprobando los
actos que se han realizado por aquellos- poderes.
8r. Quintana.—Sin decir nada acerca de la
contradiccion, tanto por estar perfectamente de.
mostrada, cuanto por que se trata unicamente del
articulo primero, agregaré dos palabras respecto
de las razones que ha manifestado el Sr. Dipu
tado para negar su voto al articulo en discu
sion.
Le niega su voto, no porque esté disconforme
con la declaracion que el articulo hace, sino poi
que no cree que sea de la competencia de la Cá
mara. . .
Por mi parte soy de opinion diversa: creo que
esa declaracion es de la competencia de la Cá
mara.
Si cada Cámara tiene por la constitucion el
derecho esclusivo de juzgar acerca de las eleccio
nes, titulos y derechos de sus miembros, cómo,
negar á esta Cámara el egercicio de este derecho?
Aun Suponiendo por lo demas que esta Cáma
ra careciese del derecho de hacer la declara
cion que el articulo discutido encierra, el Sr. Di
putado no deberia oponerse á su sancion, sino
requerir por el contrario la revision del Senado
para que pasase por los trámites que las demas
leyes.
Sr. Obligado.—Pediria que se hiciera leer el
encabezamiento del articulo, por que esta Cáma
ma no tiene derecho, al ocuparse de las eleccio
nes, para sancionar el articulo primero como está
encabezado. Ese articulo deberia ocuparse sim
plemente de la eleccion de los miembros de esta
125
Cámara, no tiene la Cámara absolutamente dere
cho ninguno de juzgar de otra cosa que de la
validez del acto de las elecciones. ¿Que tiene
que ver la conducta del Gobernador de Córdoba
y de la Lejislatura, con el acto de las elecciones*
Yo he de votar contra ese articulo por esa ra
zon, y por que creo que no corresponde á esta
Cámara por si sola una sancion semejante. Es
por eso que he pedido que se lea el encabezamien
to, por que es un decreto que yo 1& niego á esta
Cámara el derecho de dar. (Se leyó.)
Esta Cámara no puede decretar eso, no tiene
atribuciones para ello.
Sr. Ruiz Moreno.—Como he de votar contra
este articulo primero, quiero decir dos palabras.
No estoy conforme con la idea emitida por el Sr.
Diputado por Buenos Aires, por que aunque la
mayoria de esta Cámara juzgase que al decidir
del acto de las elecciones, pudiera reprobarse la
conducta de las autoridades provinciales, puede
haber opiniones distintas en el Senado, y enton
ces podian surgir cuestiones bastante serias.,
Yo no hallo en esto conveniencia de ninguna
clase ni encuentro que pueda hacerse al tratarse
de las elecciones, como se acaba de decir Yo
estoy por que se repruebe la conducta de la Le-
jislatura de Córdoba; pero creo que debe hacerse
por separado.
En cuanto á la conducta del Gobernador, yo
desearia mas datos. Yo no se si el Gobernador
de Córdoba se ha visto en la necesidad d« dar ese
decreto; no tengo datos. Poi' consecuencia, aun
que le prestaria mi voto á la reprobacion de los
poderes de Córdoba, no loharia en el mismo pro:
yecto en que se aprueban los diplomas.
Por esta razon unicamente, he de votar en
contra del articulo primero, apesar de que he de
votar en favor del segundo.
Sr. Préaidente,—Se va á votar si el punto está
suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa general. En se
guida se votó el articulo primoro, y resultó ne
gativa de 17 votos contra 11.
Sr. Torrent.—Diré-mny poco. Votaré en
contra de este articulo por las razones que he ver
tido hablando en contra de la idea en general.
Soy de opinion que la conducta de los poderes
públicos de Córdoba, afectan directamente la
eleccion; que por consiguiente, esa conducta que
compromete el acto de las elecciones y la verdad
del sistema representativo es abusiva, y debe re
chazarse energicamente por la (/ámara de Dipu
tados; pero comprendo tambien que esta reproba
cion no puede hacerse sin el rechazo de las elec
136 SESIÓN DEL 6 DE JUNIO DE 1862.
ciemes alli practicadas, despues de desechado el
dictamen dela Comision,y por todo eso y otras
consideraciones mas que se han emitido, yo he
de votar en contra de este articulo.
Sr. Presidente.—Previendo que podrá ser em
patada la votacion del articulo segundo, no se si
me será permitido bajar á fundar mi voto.
Sr. Elizalde.—Naturalmente, si llega el caso.
Sr. Presidente—Por eso he querido prevenirlo.
Se votó si el asunto estaba suficientemente dis
cutido y resultó afirmativa general.
En seguida se votó el articulo: resultó otra vez
empatada la voracion.
Sr. Presidente.—Ahora ha llegado la oportu
nidad, me parece de que suba el Sr. Vice Presi
dente á ocupar mi puesto.
Bajó el Sr. Presidente y subió á presidir el
Vice.
Sr. Obligado (D. P.)—He de ser muy breve
por que muy poco tengo que decir. Voy á ma
nifestar al público cuales han sido los motivos
que me han inducido á rechazar el articulo que
está en discusion.
Como es notorio á todos mis honorables cole
gas, he dicho antes que yo no podia dejar pasar
sin condenar la conducta de la§ autoridades de
Córdoba, respecto de las elecciones. Por eso fué
que á mi insinuacion, se consiguió redactar el
proyecto que está en discusion, consignando en
su primer articulo la desaprobacion de la con
ducta de las autoridades de la provincia de Cór.
doba en la eleccion de Diputados para la Cáma
ra Nacional. Habiendo sido rechazado ese arti
culo, yo prefiero que sean rechazados los Dipu
tados de la provincia de Córdoba, y que se prac
tique nueva eleccion, antes que queden impug
nes los atentados que se han cometido contra la
soberania del pueblo, al hacer uso del derecho
electoral.
Volvió á presidir el Sr. Presidente, bajando el
Vice. En seguida se votó el articulo, y resultó
afirmativa de 14 votos contra 14.
Sr. Presidente.—Yo estoy por la negativa.
Sr. Elizalde.—Ahora viene el otro proyecto.
Sr. QwntanaJla.y otra votacion despues de 1»
1.a aunque el resultado es el mismo.
Para hacer una observacion. El proyecto es
deficiente, pues falta la órden para proceder á
nueva eleccion.
Sr. Garda (D. J. A.)—Redáctese esa indica
cion. Se hizo del modo siguiente.
La Camarade Diputados dela Nacion decreta.
Art. 1.°Decláranse nulas las elecciones practi
cadas en la Provincia de Córdoba en los dias 25
26 y 27 de Abril ultimo, de Diputados al Congre
so Nacional.
Art. 2.° Comuniquese al Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional para que disponga, se proce
da á nueva eleccion.
Votado en seguida resulto empatada por 14
votos contra 14- Puesto nuevamente en discu
sion.
Sr. Ruiz Moreno.—Observo que los Diputa
dos de Córdoba quedan como Quevedo: ni suben
ni bajan.
Repetida nuevamente la votacion, y habiendo
resultado igualmente empatada, la resolvió el Sr.
Presidente por la afirmativa. En la discusion
en particular.
Sr. Gorostiaga.—Me permitiré agregar estas
palabras:^/iwfl Diputados al Congreso Nacional.
Puesto el articulo á votacion en particular,
despues de las votaciones que prescribe el Regla
mento, en caso de empate, votó el Sr. Presidente
por la afinnativa quedando sancionado el pro
vecto como se ha trascrito.
Se levantó la sesion ú las 8 £ de la noche.
CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862

PRESIDENTE. En Buenos Aires á 11 de j Sr. l^residente.—Antes de entrar á considerar

Albarrlloi Junio de 1862. Renuidosen el proyecto que formará la órden del dia, debo
Alslna. su Sala de Sesiones los Sres. espones á la Cámara que ha presentado su diplo
itlii !l--.<.
Cabra!.. Diputados (del márjen) el Sr. ma el Diputado por Mendoza, Sr. Civit. Si á
Cutllo. Presidente proclamó abierta la Cámara le parece pasaremos á cuarto inter
4'antro.
Del Rio. la sesion. Leida el acta de la medio para que la Comision se espida.
Bllcalde Sr. Mármol.—Que pase la Comision.
Carela J. A.) anterior.
«¿arela (P.) Sr. Torrent. —Al principio Sr. Garcia (D. P.)—Entonces no quedaria
Civrofttlaga '-- número.
Corontlaga K. del acta, refiriéndose á opinio
Oranel. nes vertidas aqui, se pone en Sr. MármoL—El que no quede número, no
(¿ntlerrez. es razon, porque muchas veces se levantan los
I barra. mis labios que la Comision
Laprlda. no creia que los vicios que se Sres. Diputados á fumar no habiéndolo y sin em
Lezama. bargo continúa la sesion.
Mármol. encontraban en las elecciones
«oiii.--. iif Oca. de Córdoba, no erau vicios de Sr. Garcia {D. P.)—Se levantan algunos Di
Obligado (A. C.)
Oroño. nulidad. Parece que no es lo putados del lugar; pero sigue teniendo conoci
Padilla. que yo dije. miento de lo que pasa en la sesion desde la
Quintana.
Ruiz moreno. Si: Secretario.—Puede rec puerta esterior del salon. No sucede asi, cuan
Torremt. tificarse. do los Sres. Diputados van á ocuparse de un
Vlllanaera.
Zabaleta. Se Tejó aquella parte del asunto estraño. Ademas el Sr. Diputado sabe
acta. acaso si los miembros de la Comision de peticiones
Sr. Torrent.—Dije que la Comision creia que tienen que hacer observaciones sobre el Regla
examinados los antecedentes, podia encontrarse mento?
que esos vicios no eran de tanta gravedad. Sr. MármoL—¿Cómo he de saber eso, señort
Sr. Secretario.—Es la idea que he querido Bien, pasemos á cuarto intermedio.
emitir, estará mal esplicada á juicio del Sr. Asi se hizo.
Diputado. Algunos momentos despues volvieron á la sa
Aprobada y firmada en seguida el acta se dió la los Sres. Diputados y se leyó el siguiente dic
cuenta de Tma nota de la Lejislatura de San tamen de la Comision de peticiones.
Luis remitiendo el acta del escrutinio practica La Cámara de Diputados de la Nacion Arjen-
do para Diputados al Congreso por aquella Pro tina, decreta:
vincia. Otra del Presidente del Senado avisan Art. 1.° Apruébase el diploma presentado por
do recibo de la nota en que se nombra al Go el Sr. Diputado electo por la Provincia de Men
bernador de Buenos Aires, Encargado del Po doza D. Francisco Civit.
der Ejecutivo Nacional y del proyecto de la Art. 2.° Comuniquese al P. E. N. y avisese
Comision encargada de confeccionar el Regla al electo para que concurra á prestar el juramen
mento. to de ley.
128 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
Sr. JSlizalde.-L-Creo, Sr. Presidente, que de-
beria ponerse de la Nacian Arjentina, cu el en
cabezamiento, porque está ordenado por un arti
culo constitucional.
Sr. tíuiz Moreno.—Se usa indistintamente.
Sr. Elizalde.—No, en la sancion de las le
yes, se usa la palabra Nacion.
Sr. Mármol.—¿Esto es ley?
Sr. Elizalde.—Es un decreto ó ley.
Sr. Ruiz Moreno.—La Comision no insiste.
Sr. Elizalde.—Hago la observacion porque
me parece mas arreglado á la Constitucion.
Se votó el proyecto en general, con la-correc-
cion propuesta por el Sr. Elizalde, y resultó afir
mativa general. En seguida se votaron suQesi-
vamente los dos articulos del proyecto, y fueron
aprobados en la misma forma.
Sr. Gutierrez.—En este articulo, Sr. Presiden
te, es preciso observar que no se determina la
comunicacion al Poder Ejecutivo, y el Gobier
no necesita conocer oficialmente quienes son los
Diputados de las Cámaras.
Sí: Presidente.—Si á la Cámara le parece, se
le podrá agregar: comuniquese al Poder Ejecu
tivo. —(Se le agregó.)
Si la Cámara lo tiene á bien, podria tomárse
le juramento al Sr. Diputado, porque creo que
está en la antesala.
(Entró el Sr. Civit y prestó juramento toman
do posesion de su puesto.)
Sr.- Marmol.—La observacion hecha por el
Sr. Diputado por Buenos Aires, me sugiere la
idea de hacer una mocion á la Cámara antes de
entrar á la órden del dia. Es una cosa muy
breve.
Señor: efectivamente la Constitucion manda
que en las leyes se use de la palabra Nacion.
Esta fué una transaccion que se hizo en la con
vencion de Santa Fé, en la que unos querian
que se les diese el nombre de República ó de
Confederacion, y otros el de Provincias Uni
das, &a. Se hizo esta transaccion, para las leyes,
como dice la Constitucion; pero, Sr., yo confie
so que la transaccion tiene mucho de ridiculo,
no obstante que está en la Constitucion; pero
me será permitido usar de esta palabra. Yo
no conozco Nacion que se llame Nacion: lo cier
to es que hemos quedado COH una República sin
nombre; porque tiene muchos, pero no tiene
ninguno, aunque se dice que se puede usar indis
tintamente de todos los que se le atribuyen.
Pero el hecho verdadero, es que esta es una
República. Desde el principio yo insisti en que
este fuera el nombre oficial; pero algunos Sres.
muy federales, entre ellos el Sr. Sarmiento, me
decian: no, le adivino su pensamiento. Efecti
vamente, para los que son verdaderos federalis
tas, la palabra República no viene bien; pero yo
digo: que cuando hagamos leyes, ya que no
tenemos nombre, venga bien ó no venga, use
mos dela verdad. Ya se sabe que es Nacion:
yo he visto las leyes de la Nacion Inglesa, y otras
mas y nunca he visto poner en ellas sino el Impe
rio, la República, y eso basta; pero yo no conozco
Nacion que se llame Nacion. Asiesquepido que.
no siendo ley, se pueda usar indistintamente de
cualquiera otro nombre, el de República por
ejemplo en los decretos, en los acuses de reci
bo ó. en cualquier otra cosa de las Cámaras que
no sea ley, que es para el único caso que lo man
da la Constitucion.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo apoyo la mocion, pero
creo que es necesario que se formule un pro
yecto.
Sr. Mármol.—-Bastará que lo acuerde la Cá
mara, puesto que es una cosa interna de ella.
Sr. Ruis Moreno.—El Reglamento dice que"
no se sancionará nada que no sea introducido en
la forma de proyecto de ley, de decreto ó de mi-
unta.
Sr. Mármol.—Es para el uso interno de la
Cámara..
Sr. Presidente.—Podria agregarse en uno de
los articulos del Reglamento.
Sr. Mármol.—No es obligatorio para nadie,
.sino en las leyes; pero esto no es ley ni decreto
lejislativo, porque decreto lejislativo es cuando
concurren las dos Cámaras.
Sr. Oroño.—Creo, Sr. Presidente, que no
siendo ley puede usarse indistintamente de las
palabras República Argentina ó Nacion Arjen-
tina, como lo establece la Constitucion. Por con
siguiente será iunecesario.
Sr. Mármol.—Pero como ha habido este ante
cedente, que se ha querido sostener que debe
usarse de la palabra Nacion, digo que para un
caso como este, cuando es una cosa del fuero- in»
ternó de la Cámara, debia permitirse usar de la
palabra que se quisiera.
Sr. Elizalde.—Está permitido, Sr. Diputado;
he dicho que en los actos que tienen el caracter
de ley debe emplearse esa palabra.
Sr. Marmol.—Pero esto no es ley, señor.
Sr. Elizalde.—Tiene el caracter de una san
cion Lejislativa.
Sr. Mármol.—No, Señor, no es eso.
Sr. Elisalde.—La distincion de ley ó decreto,
no destruye la esencia de la cosa.
 DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Rfármol.—Yo no insistiré.
Sr. Eiiznlde.—Yo creo que no se puede votar
lo que propone el Sr. Diputado.
Sr. Máfmol.— ¿Que mal le encuentra?
Si: Elizalde.—Por que se contraria el espiritu
fie la Constitucion que dice que debe emplearse
esa palabra paralos actos de caracter Lejislativo.
>SV. Mármol.—No dice eso, Señor, dice para la
sancion de las leyes.
,SV. Elizalde.—En los casos que no sean leyes,
sv puede usar de cualquiera de las otras palabras.
Sr. Mármol.—Yo he de usar siempre la pala
bra República Argentina, por que es lo único
que conozco y no pondré la palabra Nacion, sino
en las leyes, por que la Constitucion lo manda
impondré la palabra Nacion por que es un so
lemne desatino decirla nacion tal, hace tal cosa;
porque segun lo que la Constitucion determina,
no es Nacion, es República. Nacion puede ser
una Monarquia, un Imperio. Nacion es la Tur-
quia tambien, y la palabra Nacion en el lenguaje
oficial no se ha empleado nunca. Eso fnó una
transaccion que se hizo en Santa Fé para salir del
apuro en los momentos en que ibamos á procla
mar las reformas.
Sr. Oroño.—Yo pediria, Sr. Presidente, que se
leyese el articulo de la Constitucion. (Se leyó.)
•SV. Mármol.—Yo he hecho esta indicacion poi
que ha da tener su partido mas tardo.
Sr. Cabral.—Desearia que el Sr. Diputado
mocionante me esplicase bien su mocion.
Sr. Mármol.—Que en todo lo que no sea ley,
pueda usarse de las palabras República Argen
tina, Confederacion ó Provincias Unidas.
-SV. Elizalde.—%\ Sr. Diputado viene á inter
pretar un articulo constitucional con esta mocion.
Es necesario tener presente que el reglamento
Kace distincion de lo que es ley, de lo que es mi-
nnta de comunicacion y de lo que son actos con
caracter de leyes. El nombre de decreto ó de
ley, no cambia la esencia de la cosa; y no se pue
de por una mocion como la que el Sr. Diputado
propone, venir á resolver una cuestion de este
género. No es pues tan sencillo lo que el Sr.
Diputado propone, por que puede ser contrario
á lo que la Constitucion establece.
Sr. Presidente.—Como ha sido suficientemente
apoyada, debe ponerse á votacion.
Sr. Garda (D. J. A.)—Lo que se pone inme
diatamente á votacion, son las mociones de or
den pero una interpretacion de la Constitucion,
respecto de hi cual habria mucho que decir, es
pecialmente sobre la distincion de lo que son
leyes ydecretos, es un negocio grave.
129
Sr. Mármol.—Retiro mi mocion, Sr., porque
el Sr. Diputado halla que es asunto muy grave.
Sr.Elizalde. —Yo digo que es contraria á lo
que la Constitucion establece.
S¡: Mármol. —Si, puede comprometer la paz
pública.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece,
puede leerse el proyecto de reglamento.
Sr. Cantilo.—He depositado en la mesa un
proyecto y pido que se lea. (Se leyó.)
Señor: las ultimas sesiones que tuvierpn lugar
en esta Cámara, nos privan por algun tiempo de
que la diputacion de Córdoba ocupe su lugar en
esta Cámara y esta no desea sin duda que se
retarde la incorporacion de los Diputados de
Córdoba estando en su mano el acortarlo. Este
proyecto no necesita, por consiguiente que se
funde estensamente; tiende simplemente á dis
minuir el plazo, sobre todo aquel que designa
que el escrutinio se haga un mes despues de he
cha la eleccion. Como esto tiene ya un prece
dente, yo creo que la Cámara adherirá á este
proyecto, y que el Senado no le pondra óbice
alguno, puesto que el Congreso desea estar in
tegrado lo mas pronto posible, y los Diputados,
de la Provincia de Córdoba incorporados en el.
Pido, por consiguisute el apoyo de jnis honora-
rablas cólegas, si encuentran conveniente este
proyecto. (Apoyado.)
Sr. Presidente.—Pasará este proyecto á la
Comision de Lejislacion.
Sr. Cantilo.—Debe ser á la de negocios consti
tucionales.
St: Ruv¡ Moreno.—Es ála de Lejislacion, por
que es un asunto que trata de acortar los térmi
nos de una ley.
Sr. Presidente. —Pasará á la de Lejislacion
entonces. Se va á entrar á la órden del dia.
Si la Cámara no dispone otra cosa, se dará lec
tura del proyecto de Reglamento.
Sr. Quintana.—Yo haria mocion para que se
suprimiera la lectura, porque es he suponer que
todos los Sres. Diputados lo hayan leido ya.
Por consiguiente, seria ocupar el tiempo sin pro
vecho.
Sr. Obligado.—Podria ponerse á votacion ti
tulo por titulo.
Sr. Alsina.—Pero leyéndolo todo, porque yo
he recibido el proyecto de Reglamento hoy á las
11, con la citacion, y no sé si habrá algunos otros
Diputados que se hallen en el mismo caso: omi
tase la lectura en en general, pero póngase á vo
tacion articulo por articulo.
18
130 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
> Sr. falisalde.—Mejor es por titulos; que se
lea el primero. —(Se leyó el primer titulo.)
8r. Alsina.—Yo desearia saber, Sr. Presiden
te, que quiere decir esto de que el tratamiento de
la Cámara será el de Honorable.
Sr. Zabaleta.—Honorable Cámara.
Sr. Alsina. —Entonces póngase, Honorable
Cámara.
Sr. Canillo.—Es cuestion gramatical que el
tratamiento de la Cámara, sea el de Honorable,
quiere decir que será el de Honorable Cámara.
Sr. Ofmo.—Yo creo que primeramente debia
votarse el proyecto en general, para obviar tiem
po. Podria leerse todo el Reglamento, y en se
guida, todos los articulos que no fuesen observa
dos, darlos por aprobados. Asi andariamos mas
lijero.
Sr. Elizalde.—Votar por titulos es lo mismo.
Sr. Oroño.—Pero necesariamente debe votar
se en generall
Sr. Elizalde.—Bien, que se vote.
Sr. Oroño.—Por seguir el órden establecido.
Sr. Presidente.—Para eso será necesario leer
lo todo.
Sr. Oroño.—Es de presumir que se haya leido
por todos los Sres. Diputados. Que se suprima
la lectura y que se vote en general.
/Sr. Marmol.—No hay inconveniente; pero
este titulo que se ha leido-, va á entrar en dis
cusion?
Sr. Presidente.—Se va á votar en general y
despues se votará por articulos.
Se va A votar si se acepta en general.
Se votó y resultó afirmativa general.
En seguida entró en discusion el titulo 1.°
Sr. Mármol.—Tiene la bondad de leer el ar
ticulo 4.-.°—(Se leyó.)
Yo no estoy de acuerdo con este articulo,- ni
lo estaba cuando se discutió en el Senado de la
Provincia un articulo idéntico. En el Senado
de Buenos Aires, ha llegado el caso práctico, de
conocer la impropiedad de él.
Ahora 20 ó 25 dias, con motivo de estarse
componiendo la sala, se reunió el Senado en las
oficinas de Secretaria de esa Cámara. Yo hice
presente que alli no podiamos hacer sesion, y los
Sres. Senadores convinieron en eso, y tuvimos
que esperar á que se compusiera- la Sala.
A estar á los términos de este articulo, solo
aqui puede tener sesión el Senado del Congreso
y la Cámara de Diputados. Asi es que, no so
lo hay el inconveniente de tener que funcionar
las dos Cámaras en el mismo edificio, sino que
puede caerse el techo, y entonces ¿dónde vamos
! á estar? Tendremos que esperar á que se com
ponga. Despues de eso, suñor, este Congreso
debe funcionar donde se reuna la mayoria cuan
do no pueda reunirse en el local determinado pa
ra sus sesiones. Si viniese un caso de fuerza
mayor, de un terremoto, de un desplome del
edificio, ó por la fuerza de los sucesos politicos
—¿qué hariamos?
No se olvide el Congreso que estamos en una
casa prestada; que mañana el dueño de la casa
puede pedirnosla porque la necesita; porque es
preciso ponerse en el caso de que la Provincia
de Buenos Aires, ó su Lejislatura nos la pidiera;
y estaria en su derecho de hacerlo Aporque le per
tenece.
Yo estaria, pues, porque se suprimiera este ar
ticulo, para que el Congreso tenga sesiones don
de esté, la mayoria. Claro está que mientras
tenga este local ó cualquier otro, es en él donde
debe reunirse; pero es mejor dejarle esa libertad,
no decirle que precisamente ha de tener sus se
siones en tal casa, ó en tal sala.
Yo no. he de estar por esto, y pediria que s«
suprimiese este articulo.
Sr. EHzalde.—&-i en una casa particular se
reunen 18 Senadores, ¿es de opinion el Sr. Dipu
tado que habrá sesion?
Sr. Mármol.—Si hay algun inconveniente
que les impida reunirse en el local de la sesion,
si, señor. ¿No se ha reunido la Convencion
Francesa en una cancha de pelota?
Sr. Quintana.—Estoy perfectamente de
acuerdo con el Sr. Diputado por Buenos Aires,
el Sr. Mármol; pero creo tambien que él con
vendrá conmigo en que debe haber un lugar de
signado para las sesiones ordinarias. De lo
contrario resultaria el inconveniente de que la
mayoria podria caprichosamente reunirse en el
local que se le antojase. El articulo de la Co
mision está bien; la verdad es que algo le falta,
como es espresar que en caso de que haya algun
inconveniente ocasionado por fuerza mayor, ó
por cualquiera otra circunstancia que impidiese
lareunion en el local de las sesiones, podrian estas
tenerse, por ejemplo, en el local que el Presidente
designase, ó la misma Cámara. De consiguien
te, en lugar de pedir la supresion, haria mocion
para que se agregue: salvo los caws de fuerza>
mayor.
Sr. Mármol.—Es lo mismo.
Sr. Alsina.—Entonces está demas en caso al
guno.
Si: Quintana.—Entonces quedaria bien de la
manera siguiente: los Diputados no formarán
 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1869-.
rwrpofueradel local de i*ut> sesiones, salvo /n los
s d^fuerza mayor.
Si: Elizalde. —No hay mas que suprimir caso
iSV. Quintana.— ¿Dónde se van á reunir eiv
•toncos los Diputados?
"SV. Márnifl.—En el medio de la calle.
8t: Elizalde.—Salvo los casos de tuerza ma
yor, no mas.
Sr. ^Quintana. —Bien.
Sr. Zavaleta.—Yo creo que el articulo tal co
iii0 lo propone la Comision está bien. Cuando
dice el articulo que los Diputados no formarán
cuerpo en caso alguno fuera del local de las se
siones, supone que la Cámara tiene un local des
tinado para ellas, no precisamente tal ó cual sa
lon. Si por algun accidente, ó caso fortuito co
mo se dice, no pudiera reunirse en un local, la
CYnnara designará otro cualquiera, y ese será
el de sus sesiones. Este articulo, pues, quie
re decir que no puede entrar á deliberar en otro
lugar, sin previo acuerdo de la Sala.
íSV. Quintana.—El articulo está mal redacta
do; y la-mejor prueba que podria darse, serian
las mismas palabras del Sr. Diputado. Dice: la
Cámara, con arreglo á este articulo, no podrá en
caso alguno reunirse fuera del local de sus sesio
nes, salvo que la Cámara determine otro. Pe
ro ¿cómo lo determina si no puede reunirse
sino en el local de sus sesiones? Si fuera de ese
local no puede haber sesion, ¿dónde se reune pa
ra determinar otro?
Sr. Zavaleta. —Como lo determina el Sr. Di
putado.
•SV. Quintana.—Pero dice que en caso alguno
puede reunirse sino en el local de las sesiones.
Sr. Marmol.—Le pondré un caso práctico,
hiperbólico pero práctico: que vengamos un dia
v que nos encontremos con las puertas cerradas.
) Dónde vamos á resolver, si la sala esta cerrada?
En la calle donde esté la mayoria. Puede suce-
iler eso, y lo que yo quiero que no se vincule, es
la existencia de la Cámara á tal ó cual local, sinó
que se reuna donde haya mayoria, en los casos
de fuerza mayor.
AV. Zaval¿ta.—Yo no insisto en la redaccion
tal como está. No se si los otros miembros de
la comision están conformes.
Sr. Elizalde.—Creo que la modificacion que
propone el Sr. Diputado no destruye el pensa
miento de la comision, porque es la misma cosa.
Asi es que yo creo que la Comision no debe te
ner inconveniente en aceptarla.
181
Sr. Zavaleta.—Quedaria siempre el mismo in
conveniente.
Sr. Elizalde.—Quiere decir que cuando haya
caso fortuito ó fuerza mayor, la Cámara designa
rá donde haya de reunirse.
Sr. Presidente.-—Si á la Cámara le parece, se
votará si se acepta la modificacion propuesta por
elSr. Diputado por Buenos Aires.
Sr. Elizalde.-—Si se aceptan todos los articulos.
Sr. Presidente.—Puede haber algunos articu
los sobre los cuales haya que observarse.
Sr. Cantllo.—Por mi parte, y creo que es el
pensamiento de la Comision, cuando se viene con
un proyecto tan inmenso, no se viene á hacer hin
capié en determinados articulos, ni hacer cues
tion de amor propio. La Comision presenta á la
Cámara este proyecto, para que ella, haciendo
las veces de Comision genecal, lo discuta é intro
duzca las enmiendas que crea con venientes: pero
yo creo que este articulo prevee algo mas de lo
que se ha dicho, porque el impide á los Diputa
dos que hagan las veces de corporacion reunien
dose en tal ó cual punto, puesto que previene
que esta Cámara no formará cuerpo, sino cuando
está en sesion ó deliberando.
Sr. Quintana.—Es lo mismo que prevee el
articulo modificado, salvando los inconvenientes
que presenta la redaccion.
Sr. Zavaleta.—El articulo, es una reglagenera1.
Sr. Quintana.—El reglamento es una ley co
mo cualquiera otra, y debe preveer tanto los ca
sos generales como los especiales.
Sr. Presidente.—Se va á votar se se acepta la
modificacion propuesta en el articulo 4.°
(Se votó y resultó afirmativa general.)
Sr. Quintana.—El articulo trece dice: (leyó).
Estoy conforme con él; pero propongo esta adi
cion: y lopondrá en conocimiento del Poder Eje»
cutivo y de la Cámara de Senadores. Creo que
á este respecto no habrá dificultad alguna y por
eso me abstengo de fundar la enmienda.
Sr. Cantilo.—Por mi parte no hay inconveni
ente, tanto mas, cuanto que creo que está en otra
parte.
Sr. Elizalde.—Creo que está mas adelante.
Sr. Zavaleta.—Al menos hay un' articulo que
dice que se comunicará á la Cámara de Senadores.
Sr. Quintana.—Pero me parece que este es el
lugar oportuno.
Sr. Presidente.—Sirvase indicar la adicion
(se leyó.)
Se va á votar si se acepta ó no el articulo con
la adicion que acaba de leerse.
Se votó y resultó afirmativa general. En seJ
132 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
guida se votaron todo* UH articulos contenidos
en el titulo 1.° y resultaron aprobados por afir
mativa general. Leyóse el titulo 2.°
Sr. Marmol.—El articulo 17 habla de sesiones
secretas. Yo por mí parte, me he de- oponer á
las sesiones secretas, y no e-s de ahora hace mu
chos años que en iguales circunstancias he mani
festado mis ideas á este respecto.
Yo no concibo secretos en el sistema repre
sentativo; no alcanzo á comprender que negocios
del púeblo se deben reservar al pueblo mismo.
Las Cámaras no son consejos de estado, no son
ministerios; son delegados del pueblo que trabajan
delante del pueblo. Desde Atenas, desde el ti
empo de los Romanos, las leyes, los negocios pú
blicos, se han hecho en las plazas públicas, siem
pre en presencia del pueblo. En Inglaterra,
Sr. el pueblo mas libre de la tierra, no se sabe
lo que son secretos. Los secretos están en el Go
bierno, no en las Cámaras; los pueblos se han re
servado, diré asi, de hecho, el delegar parte de
su soberania. Los ingleses se han reservado de
hecho, el derecho de venir á oir en el Parlamen
to, lo que esos delegados hacen: el secreto equi
vale siempre, ó alguna debilidad que se quiere
ocultar al pueblo, de parte del Gobierno, ó algun
sacrificio que se quiere echar sobre sus hombres,
y que solo despues de arrojado se lanza á la pu
blicidad. Nada bueno, consultando las conveni
encias, los derechos y los intereses del pueblo, re
quiere secreto, cuando hay secreto es porque algo
s3 teme de la censura pública.
Bien, señor, eso por una parte, por la otra la
ineficacia de la disposicion. ¡Secreto entre un
centenar de hombres! es materialmente imposi
ble. Será posible en otras partes, no en nuestro
pais. Yo no recuerdo una sola sesion secreta
habida en las Cámaras de Buenos Aires, que á
dos cuadras de aqui, no se le digaá uno todo lo
que se ha dicho en la Cámara; pero mas: yo he
asistido á sesiones secretas, y me han contado el
secreto antes de entrar á las Cámaras por per
sonas que no pertenecian á ellas con mas el
aumento de los comentarios y el campo inmenso
á que se prestan á la imaginacion estos asuntos.
Asi es que si es una cosa como cuatro la presentan
como cincuenta. Por consiguiente, como esta
no es materia de gran discusion, escuso entrar en
pormenores mas estensos, é insinuo mi opinion
en contra del secreto de las Cámaras.
Sr. Canillo.— Señor: el Congreso del año 26,
que no desdeñaba la públicidad de sus actos, con
greso verdaderamente liberal, debatió larga
mente este punto. Un hecho de circunstancias
vino á aclarar las dudas que ya no eran mnchan,
que se tenian á este respecto. Fué la discusion
de la convencion con el Brasil. Entonces se dijo
que era uno de los asuntos que convenia al pue
blo que los Representantes deliberasen en la Cá
mara, en la tranquilidad de una deliberacion se
creta, para que las pasiones del sentimiento pú
blico exaltado por la lucha, en presencia del ene
migo, no perturbasen el ánimo del legislador.
Entonces se dijo si nosotros tenemos que aceptar
alguna vez tales ó cuales condiciones, tendremos
I que decir las razones por que las aceptamos, y
esas razones pueden ser llevadas á conocimiento
del enemigo, circunstancia por la cual no serian
aceptadas las condiciones. Yo pregunto, sino
podriamos encontrarnos nosotros alguna vez en
! ese caso y si no convendria entonces que las Cá
lmaras no dieran publicidad á ciertas razones de
' circunstancias.
¿Qué inconveniente hay pues para que en esos
casos haya sesion secreta?
Yo estoy por la publicidad; pero parece que
las palabras del Sr. Diputado tienen mas fuerza
aparente que real. La publicidad en la Repú
blica Argentina, está reducida á una fraccion
minima de su poblacion, y el público que nos
escuche, no será nunca mas que una pequeña
parte dela República, público que aldiasiguien-
te se renovará, y ya no tendrá la hilacion de lo
que se habia escuchado.
El secreto no es bueno; pero las conveniencias
públicas autorizan ciertos secretos sobre asuntos
de que depende la salvacion pública; y á este
respecto, yo apelo á las prácticas de otros paises
y á los antecedentes del Congreso del año 26.
Sr. Mármol.—Señor: yo no he dicho que la
Comision haya inventado este articulo; es efec
tivamente del Reglamento del año 26; pero por
que en el año 26 se puso ese articulo, no es una
razon para ponerlo en el año 62 porque se encu
entran cosas muy malas que se hicieron en el año
26, no solo aqui, sino en todas partes del mun
do—del año 26 á hoy, median 36 años.
Bien, señor, dejemos á un lado quien ha he
cho el articulo, y vamos á lo que importa.
Todo lo que el Sr. Diputado ha dicho es que
puede venir un caso de guerra, como sucedió el
año 26, en el que sea necesario no hacer conocer
al pueblo, ó á el enemigo, el asunto de que se es
tá tratando. Si hay algun caso en el que yo
creo que se debe hacer conocer al pueblo los
asuntos de que se trata, es precisamente' en los
casos de guerra, porque no son los Representan
tes los que van -á morir á los campos de batalla.
 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
;Kiel pueblo! —(¡Bravos!) —No son los Repre
sentantes los que dan de su bolsa el dinero que
se va á emplear en l¡i guerra, ni los que pagan
las contribuciones. Es el pueblo el que lo hace
(aplausos.)
Sr. Cantilo.—Los Representantes, por el he
dio de serlo, no dejan de concurrir á las contribu
ciones, ni de ser ciudadanos como los demas.
i>->: Mármol.—El hecho de que vaya uno ó
mus Diputados á la guerra, eslaescepcion; pero
la regla general, -es que los Representantes se
quedan en el parlamento y el pueblo sale á cam
paña. Si es, pues, para los casos de guerra repi
to que no comprendo que objeto tiene el secre
to, cuando es sobre el pueblo precisamente que
va-á recaer el perjuicio.
Se dice que es para que no lo sepa el enemigo,
pero que! ¿el enemigo serán los marroquies, ó
los de Angola, para que no sepan lo que se está
haciendo en la guerra? Tales belijerantes, ni
merecen el nombre de enemigos.
Se dice que es muy pequeño el pueblo que nos
escucha, pero cuatro hombres que fuesen tienen
el derecho de salir de aqui é ir á la prensa y pu
blicar lo que hubieran oido; mientras que cuan
do es secreta la sesion, el fiscal del Estado tiene
el derecho de meter en la Cárcel al que haya vio
lado un secreto. Estos cuatro hombres que vie
nen aqui tienen el derecho de publicar, como lo
he dicho, lo que se haya discutido, mientras, que
si cerramos la puerta nadie tendrá el de revelar
lo que haya oido. Despues de tomar el punto en
teoria general haré presente al Sr. Diputado que
esta Cámara no trata de asuntos diplomaticos,
eso corresponde al Senado el que hará de su
capa un sayo. Yo Senador diria lo mismo, no
quiero secretos, pero Diputado lo digo con doble
razon, por que no encuentro los asuntos á que el
Kr. Diputado se refiere. En este sentido mien
tras no oiga otras razones que me convenzan, ó
un caso práctico que requiera ocultarse al pueblo
yo he de estar en contra.
Si: Ccmtilo.—Pidola palabra para despejar
en esta breve contestacion, todo lo que no sea
contraerse á la cuestion y dejar al pueblo quieto
á quien muy á menudo parece que se tuviera el
prurito de citarse. Este articulo contiene los
mismos términos que el del Reglameuto del año
26, no olvide el Sr. Diputado que el pueblo li
bre por exeleneia, que el pueblo modelo, los Es
tados Unidos, establecen sesiones secretas.
Sr. Mármol.—No, señor.
Sr. Cantilo.—Si, señor.
133
Sr. Mármol.—No conozco semejante disposi
cion. .
Sr. Obligado (D. A. C.)—Si señor, se esta
blece. -
Sr. Cantilo.—El que no conozca la disposi
cion el Sr. Diputado no es negar el hecho.
•Sr. Mármol.— No scñor, pero voy á decirle
mas.
Ahora mismo, para tomarle cuenta al Minis
tro de la Guerra sobre cierta malversacion de
fondos, sobre cierta construccion onerosa al Esta-
; do, dice terminantemente: se reunieron en co-
; misiones secretas, no en, sesiones secretas. Yo
, deseo que me muestren el testo del articulo.
Sr. Cant-do.—El testo dice terminantemente
estas palabras: cuando el Presidente dirija una
comunicacion confidencial á la Cámara de Di
putados, el Presidente de la Cámara- de Reprc-
- sentantes ordena á los ugieres que sean evacua
das las tribunas y no queden dentro de ellas si
no las personas juramentadas.
No invento nada.
Sr. Mármol.—No le digo que invente, pero
aunque fuera en el cielo, yo diré que no debe
ser asi. Yo por mi parte estoy cansado, de los
ejemplos de los Estados Unidos, que se citan
todos los dias, para pedir que se apliquen á la
América latina y que se abdique el sentido co
mun para ir á remolque de los Estados Unidos.
Hasta ahora he oido que haya habido una sesion
secreta en Inglaterra, pueblo libre verdadera
mente. Yo no -reputo pueblo libre un pueblo
que tiene cinco millones de esclavos.—(Aplau
sos.)—Repito que no he leido hasta ahora que
haya habido sesion secreta en Inglaterra.
Sr. Cantilo.—Siento mucho que hable el Sr.
Diputado de un modo tan poco honroso para los
Estados Unidos y ensalce tanto á la Inglaterra.
Para los hombres que reconocemos la República
como una de las mejores formas de Gobierno,
es preciso que no olvidemos que alli hay una
testa coronada.
¿V. Presidente.—Es preciso que los Sres. Di
putados observen el órden de la discusion. •
Sr. Mánnol.—He de votar en contra de todo
secreto, es todo lo que tengo que decir.
Sr. Zavaleta.—He estrañado mucho que el Sr.
Diputado que hace oposicion al articulo que es
tablece las sesiones secretas, haya repudiado los
antecedentes ó procedimientos de las practicas
de los Estados Unidos y haya citado como una
práctica dignado imitarse aqui, nosolo los proce
dimientos de la Inglaterra, sinó lo que es mas las
procedimientos de las Repúblicas antiguas de la
 134 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 18fi2.
Grecia, Repúblicas que han sido siempre tumul-
tuosasy anarquicas. Poro el Sr. Diputado que
hace oposicion, se ha puesto en un caso en que
delx; haber necesidad de sesion secreta pero ese
caso no llega á esta Cámara; dice pues, que ella
no se ocupado tratados diplomaticos, con lo que
desconoce completamente una atribucion inhe
rente á ambas Cámaras y que acuerda la Consti
tucion. El inciso 19 del art. 67 de la Constitu
cion dice, (leyó.) Vea, pues, el Sr. Diputado, si
la Cámara tiene que ocuparse de asuntos diplo
maticos.
Creo por otra parte que' en Buenos Aires mis
mo se ha tocado la utilidad de las sesiones secre
tas. Creo que alguna vez se ha debido la salva
cion del pais á las sesiones secretas, por tratarse
de ciertos asuntos de un carácter que no podia
conocer el pueblo en esos momentos.
<SX Mármol,—No conozco sesion secreta nin
gun a que haya sal vado á Buenos Aires, sin duda
no habré estado en el pais.
Sr. Zavaleta.—En una emision de millones.
Sr* Marmol.—¿Que quiere que robemos en
secreto?
Sr. Ahina.— Creo, Sr. Presidente que efec
tivamente debe haber cosas en que las Cámaras
pueden y deben reunirse en sesiones secretas.
Debemos dejar establecido el principio general
tratando de restringirlo en la práctica. Yo pro
pondria, señor, se suprimiera de este titulo las
palabras "á peticion del Poder Ejecutivo." Creo
que esto debe decidirse á juicio de la Cámara y
solo cuando ella lo diga será secreta la sesion. A
este respecto me apoyan las palabras de un Sr.
Diputado que dijo, que no podia haber inconve
niente en dejar esto á la apreciacion de las Cá
maras.
Sr. Granel.—¿Y como va á juzgar si el asunto
es secreto ó no? Si es en público ya no hay se
creto. El asunto que venga del Poder Ejecutivo
con el carácter de secreto tiene que tratarse en
sesion secreta, pues, de lo contrario seria público
y entonces no habria objeto en la sesion se
creta.
Sr. Cantilo.—Repetiré 16 que habla dicho an
tes. El Reglamento de los Estados Unidos dice:
siempre que el Presidente dirija una comunica
cion reservada á la Cámara debe haber sesion
secreta. La reserva, pues, viene ya de antemano
y en cierto modo la Cámara no tiene derecho de
hacer lo contrario.
Sr. Ahina.—En lo relativo al Reglamento, la
Cámara es juez único, lo demas no me parece re
gular el librar al Poder Ejecutivo la disposicion
de señalar las sesiones secretas.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Yo hé de votar por
el articulo de la Comision por que encuentro evi
dente que puede haber muchos casos en que sean
necesarias las sesiones secretas. Sin dejar de ser
cierto todo loque ha dicho el primer Sr. Dipu
tado yo le haria uiui observacion, que puede tal-
vez tranquilizarle. La Cámara no puede resol
ver nada, contra la publicidad, por lo tanto las
sesiones secretas no son para tomar resoluciones
definitivas que puedan perjudicar al pueblo. Las
sesiones secretas son paKa considerar precisamente
ciertos asuntos de caracter reservado, y muy
comunmente lo hace en Comision, pero tiene que
darle publicidad antes do imponer en ejecucion,
de lo contrario el pueblo tendria el derecho de
declararla nula. Asi es que las sesiones secretas
son en casos de tratados, á tal estrenuo que se le
prohibe al Senado dar publicidad á ninguna dis
posicion, mientras que el Poder Ejecutivo no
diga que debe hacerse. Habria una porcion de ca
sos. en que eso seria necesario, separandonos de la
falta de conocimientos é ignorancia de las masas
y del calor que siempre hay en esos casos que-
aconseja apartar de su vista ciertas cosas para
defender mejor sus propios intereses. Por lo tan
to creo ,yo que todo queda salvado, desde que se
pueda decir que no habrá resolucion ninguna so
bre sesiones secretas, que no sea dada por la Cá
mara misma. No sé como puede nadie negar
que haya casos en que sea de mucha convenien
cia la reserva.
Si: Zavaleta.—Pero el Sr. Diputado ha habla
do de los tratados diplomáticos.
Sr. Mármol.—Le digo que precisamente en
una República es donde debe darse á los trata
dos diplomaticos toda publicidad.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Y se le dará despues
de la discusion.
Sr. Mármol. —Sabe lo que sucede es esto. Se
reune en secreto la Cámara y despues de termi
nar y resolver lo que le parece, dice que entre el
pueblo, pero ya está hecho todo. Esa reserva
venia bien en la diplomacia del tiempo de Riche-
lieu, pero no concibo que en una época como la
actual y sobre todo en pueblos como los nuestros
se les haga secreto de cosas que le pertenecen tan
directamente. No señor, es que el Gobierno tie
ne vergüenza de decir: tengo que hacer esta conce
sion al estrangero, ó tengo que tender esta red.
La diplomacia debe ser franca, [debe ser lo que
un hombre de bien que puede hablar en todas
partes á cara descubierta. Si público hubiera
 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
sido el tratado con la España, por que yo llamo
secreto el haberlo discutido en el Paraná, si la
Ilepública en un gran centro de poblacion hubie
ra oido lo que él importaba no habria habido la
mano de Derqui para ratificarlo. (Aplausos.)
Sr. Presidente. —Es necesario que la barra
guarde la circunspeccion debida.
Sr. Mármol.—Precisamente los tratados pú
blicos es lo que nias requiere la publicidad. La
diplomacia debe ser clara y franca y mejor dicho
M na República Americana no debe tener trata
dos con nadie. El grande error nuestro, á escep-
cion del tratado de 25 de febrero de 1826, que
respeto por las causas que lo produjeron, todos
los tratados llevan una grande responsabilidad
sobre sus autores. Es con leyes, con concesio
nes de su derecho público interno que deben LEU
cer saber al estrangero, las franquicias del pais en
que tiene que vivir, pero abrir los rios, facilitar
su navegacion, debe hacerse por decretos, pero
no comprometerse con tratados. Toda Repúbli-
tsa Americana es infinitamente débil ....
Sr. Zavaltta.—Es inútil todo eso, por que tene
mos que ocuparnos de esas cuestiones diploma-
ticas.
Sr-. Mármol.—No he oido.
Sr. Zavaleta.—Que es inutil todo eso que está
diciendo el Sr. Diputado.
Sr. Mármol.—Si al Sr. Diputado le gustan
tanto los secretos, á mi me parece que á lo que
se debe dar mas publicidad es precisamente á los
tratados.
Sr. Elizalde.—Yo no soy partidario de las se
siones secretas, pero tambien creo que no se de
be cerrar la puerta para que ellas tengan lugar
cuando grandes acontecimientos
Sr. Már-mol.—¿Cómo cual?
Sr. Elizalde.—Voy á contestar al Sr. Diputa
do que desde hoy se está escapando por la tan
gente.
Sr. Presidente.—Tengan la bondad los Sres.
Diputados de observar el órden de la palabra.
Sr. Elizalde.—Cuando empezó á hablar el Sr.
Diputado manifestó que el único caso en que po
dia ser secreta la sesiou seria en la de los trata
dos.
Sr. Mármol.—No he dicho semejante cosa.
Sr. Presidente.—Tenga la bondad de espe
rar á que concluya el Sr. Diputado que despues
contestará-por su órden.
Si: Elizalde.—Y por eso le digo que se está
escapando por la tangente.
Probablemente el Sr. Diputado estaba olvida
do. El decia que la Constitucion solo exijia el
135
acuerdo del Senado en los tratados, pero se le
; demuestra que la Cámara, de Diputados debe
\ entender en ellos, y -entonces dice, en ese ca
so no es necesario el secreto, xííe le dice al Sr.
Diputado que esa es la práctica establecida en
las mas grandes Naciones, niega el hecho, se le
prueba que es asi, pero dice, no me importa.
No puede negar, pues, que hay casos en que
sean necesarias las sesiones secretas, cuando, por
ejemplo, el Gobierno que realiza un tratado, por
motivos especiales dice á la Cámara, á los Dipu
tados del pueblo que es conveniente la reserva.
No puede, pues, negar el Sr. Diputado que hay
conveniencia muchas veces en no dar publici
dad á esos motivos de alta politica.
Yo creo, señor, que cuando el Gobierno por
ejemplo, diga á las Cámaras: tengo que daros
cuenta en sesion secreta, de un asunto de impor
tancia, la Cámara no puede decir: no le oigo en
reserva, hemos de abrir las puertas para que to
do el mundo se imponga, y es por esto que es
preciso conservar el articulo. Será muy conve
niente que las Cámaras sean muy cautas para
decretar las sesiones secretas, pero eso no impi
de que pueda haberlas. Es esto lo que queria
decir. „
Sr. Mármol.—Sr. Presidente, no tendré mu
cho que contestar á la tangente del Sr. Diputa
do, que se escapa por el agugero—(risas)—No
tengo mas que decir sobre esta cuestion. He
hecho la manifestacion de mis opiniones res
pecto de las sesiones secretas y tengo tanto mas
motivo para ello cuanto que he oido en estos
mismos dias que serán probablemente secretas
ciertas sesiones que están por venir y es en ese
sentido que he hablado.
Sr. Cabral.—Con permiso del Sr. Presidente
diré dos palabras.
Creo, señor, partidario de las sesiones pú
blicas, como el que mas, que de cualquiera
manera aun sancionado este articulo en el Re-
glamento, cuando venga un asunto del Poder
Ejecutivo con ese caracter de reserva, la Cáma
ra estará en su pleno derecho para acordar que
sea pública y si hubiese necesidad de que lo sea,
tendrá que hacerlo asi. No repetiré lo que han
dicho con tanta ilustracion, mis honorables cóle
gas sobre las prácticas de las Naciones mas ade
lantadas de la tierra que por cierto se dice pro
fesan nuestros mismos principios politicos. Res
peto, aparte de esto, el celo patriótico del Sr. Di
putado pue ha hecho oposicion al articulo.
Sr. Quintana.—Los Diputados que han sos
tenido la posibilidad de las sesiones secretas, no
136 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
han podido menos que reconocer la exactitud de ' ben tener lugar, ó por resolucion de la Cámara,
las razones apuntadas por el Sr. Diputado por . ó por peticion del Poder Ejecutivo y tratámloít;
Buenos Aires, pero han agregado que la exis j de las sesiones estraordi narias, pueden tener In-
tencia de las sesiones secretas quedaba confiada gar ademas de esto, estando en sesion, por indi
á la discrecion del Poder Ejecutivo ó de la Cá cacion de un Diputado apoyado de otros tres y
mara. Esto, señor, es inexacto. El articulo 18 sin necesidad de señalar el asunto y fuera de la
autoriza la celebracion de sesiones secretas,- no sesion por cinco Diputados señalándolo. Yo
por resolucion de la Cámara, ni á peticion del hago notar los inconvenientes, para introducir
Poder Ejecutivo, sino simplemente por peticion en el articulo una pequeña modificacion que
de un Diputado, apoyado por tres y eso sin nece ! restringiese su latitud, como una tercera parto
sidad de decir el asunto de Diputados ó algo en ese sentido.
AV. Zavafeta.—Trataremos de eso cuando lle Sr. Zaoaleta. —Creo que el Sr. Diputado ii0
guemos alli. ha comprendido bien el articulo que ha leido.
Sr. Quintana.—Cuando corrija Sr. Diputa Es cierto que un Diputado apoyado por tres,
do, corrija bien, porque correjir mal es poco lu puede pedir la sesion secreta, y no manifestar
cido. Estoy hablando del articulo 18. los motivos que para ello tenga, pero una vez
Sr. Presidente.—Está en discusion todo el ti Acordada la sesion va el Diputado y da sus ra
tulo. bones y entonces la Cámara acuerda si ha de ser
Sr. Quintana.—Ademas del articulo 18 está ó no secreta la sesion. Esto no quiere decir que
el 19 que autoriza la celebracion de sesiones se forzosamente ha de ser secreta la sesion, sino
cretas, por peticion de cinco Diputados dejando que el Diputado en una sesion pública no puede
por el articulo 20 al arbitrio del Presidente, la manifestar su objeto, ni la Cámara puede ne
designacion del dia en que se ha de realizar. Yo garse á su pedido, sin saber los motivos. -La
creo, que esto es dar mucha latitud á la exis Cámara uo estima conveniente ocuparse del
tencia de las sesiones secretas y desearia alguna asunto en sesion secreta, pues, no la acuerda.
restriccion á este respecto. , Sr. Quintana.—El Sr. Diputado ha probado
Sr. Alsina.—Se refiere á las estraordinarias. que ha entendido muy bien el articulo, porque
Sr. Elizalde.—Tres pueden pedir una sesion ha dicho efectivamente que la sesion secreta
estraordinaria, pero la mayoria decide. vendrá á consecuencia de la peticion de un Di
Sr. Quintana.—No me negará que el articu putado apoyado por tres, cuando la peticion se
lo 19 dice: "si la dicha peticion de sesion estraor haga durante la sesion.
dinaria se hiciese fuera de sesion, se dirijirá al Sr. Cantilo.—Vendrá ó no vendrá.
Presidente y deberá ser escrita y firmada, por Sr. Quintana.—La Cámara necesitaria una
cinco Diputados al menos, y espresar siempre el votacion para determinar que no va á ser secre
asunto ú objeto."—Art. 20: el Presidente, luego ta sino pública. ¿Pero ese remedio le queda 6
de recibir la peticion procederá á disponer la no en los demas casos?
respectiva citacion para el dia y hora que mejor Sr. Zavah-ia.—No le comprendo.
estime, segun sea el asunto ó circunstancias del •

caso." A virtud de estos articulos, reconozco Sr. Quintana.—Cuando la Cámara ha resuel

exacta la observacion para el primero de los in to que sea secreta y despues encuentra que- no
convenientes, pero no para el 2.° vale la pena.
Sr. Mizalde.—Lo que le rectificaré es que Si: Zavaleta.—La sesion secreta es para es-
creo, puede ser la sesion á pedido de tres Dipu plicar; para ver si vale ó no la pena, si la Cám a-
tados. ra ve que no tiene importancia entonces decla
Sr. Quintana.—Estamos halando en general ra que no hay sesion secreta.
de las sesiones secretas ó públicas, sin determi Sr. Quintana.—Mi objeto va mas lejos; es el
nar las ordinarias ó estraordinarias. Dice el siguiente: si esa es la idea no está erpresada en
articulo 18: la habrá estraordinaria, sea secreta el articulo, lo que espresa es una cosa distinta.
ó pública, siempre &a. &a. Yo pregunto—¿En caso que el Poder Ejecutivo
Despues vienen los articulos que he citado an pidiese á la Cámara una sesion secreta, ó en el
tes. El Reglamento le impone á la Cámara la caso que la Cámara hubiese resuelto que la hu
obligacion de designar dia y hora, no la de acor biese, que se empezase á celebrar asi y que la
dar ó negar las sesiones secretas. Por consi Cámara encontrase que no merecia la pe
guiente las sesiones secretas no solamente pue- na de tal cosa, qué haria? No veo ningun
 SESIOX DEL 11 DE JUJSTIO DE 1862.
medio; de manera que el que me ofrece el Sr.
Diputado es limitado á ciertos casos.
Sr. Zavaleta.—Respecto de las sesiones secre
tas pedidas por el Poder Ejecutivo, hay una ra
zon de alta importancia, y es que el Poder Eje
cutivo quiera ser oido espresamente en sesion
secreta: si la Cámara le dijera no: el Poder Eje
cutivo podria contestar, "no quiero imponer á la
Cámara de tal negocio" y por eso es que debe
darse cuenta en sesion secreta.
Sr. Quintana.-^-Haré una observacion sobre el
art. 2.° El Presidente luego de recibir la cita
cion, dice, procederá á disponer la respectiva cita
cion para el dia y hora que mejor estime segun
sea el asunto ó circunstancias del caso. Las se
siones estraordinarias siempre tienen por motivo
algun suceso que demande alguna resolucion ur
gente, ó hechos de suma importancia. En tal
caso creo que seria conveniente no dejar al arbi
trio del Presidente la facultad de señalar cuando
haya de celebrarse la sesion. Asi yo creo que
debe limitarse esta facultad, á que debemos ten
der siempre cuando no haya necesidad, diciendo:
"el Presidente luego que reciba la peticion proce
derá á disponer la respectiva citacion para el dia
siguiente."
Sr. Zavaleta.—No hay inconveniente.
Sr. CantUo.—Como las sesiones están señala
das y son ordinariamente tres por semana, el Di
putado que pida la sesion, señalará uno de esos
dias.
iSi: Zavaleta.—La Cámara no tiene obligacion
de tener precisamente tres sesiones por semana.
Sr. Cantilo.—Estoy de acuerdo con la mocion
del Sr. Diputado porque lo aclara.
Sr. Quintana.—Se puede poner para el pro
ximo dia habil, apesar que las sesiones ordinarias
deberán postergarse á las estraordinarias, por que
estas siempre tienen por motivo el interes público.
Sr. Cantilo.—El objeto es que haya reunion,
se llama estraordinario á estas por el asunto.
Sr. Presidente.—Se votará el art. 20.
Sr. Quintana.—A ver como ha quedado (se
leyó.)
Sr. Zavaleta.—Deberia ponerselo?- lo menos
por que puede ser de horas el asunto.
Sr. Quintana.—Entonces á lo mas.
Sr. Zavaleta.—A mas tardar.
Sr. Cantilo.—Yopropondria al Sr. Diputado
que ha hecho la enmienda, si aceptaria mas bien
que se dijese: la citacion se hará para el dia que
los cinco Diputados indiquen.
Leido asi el art. 20 fué aprobado por afirmativa
general.
137
Sr. Garda (D. J. A.)—Debe votarse el 17.
Sr. Alsina.—Por que yo he propuesto una en"
mienda.
Sr. Elisalde.—Desde que se está, siguiendo
este órden, desde que se objeta el art. debe vo
tarse.
Si: Alsina.—Voy á votar contra este art. poi
que no quiero acordar al Gobierno el derecho de
dar la órden para que haya sesion.
Sr. Presidente.—¿Propone algo el Sr. Dipu
tado?
Sr. Alsina.—La supresion.
Sr. Quintana.—-Yo propondria un art. dicien
do esta idea, que "toda vez que iniciada una se
sion secreta la Cámara resolviese por una vota
cion, que no debiera serlo, se luciese pública."
St: Cantilo.—Eso es lo que dice.
Sr. Quintana.—No señor. El art. 18 dice la
j habrá estraordinaria, sea secreta ó pública, siem
pre que el Poder Ejecutivo la pida. Si estando
en sesion &a. &u.
La Cámara no es juez sinó se reserva esta fa
cultad. Por eso propongo un art. consignando
en el que la Cámara se la reserve.
Sr. Elizalde.—Vamos á votar.
Sr. Presidente.—¿La Comision acepta la mo
dificacion?
St: Cantilo.—Is'o señor.
Puesto á votacion el art. 17 tal como lo propo
nia la Comision, fué aprobado por 15 votos con
tra 12.
Si: Obligado (D. A. C.)—Esta aceptacion no
obsta á que por otro articulo pueda reservarse la
Cámara la facultad de hacer públicas las sesiones.
Sr. Gutierrez.—Yo he votado este art. porque
creo que está siempre en su derecho la Cámara
para resolver lo que dice el Sr. Diputado. No
es obligatorio sinó facultativo.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Por lo tanto siendo
secreta la sesion es preciso poner otro art. por el
cual pueda declararla pública.
Sr. Zabaleta.—Si siempre tiene que haber se
sion secreta.
Sr. Marmol.—Es preciso guardar cierta logi
ca. Aqui no habia mas que ó suprimir la sesion
secreta ó dejar el titulo como lo habia presentado
la Comision. Desde que no se ha hecho lo pri
mero no se puede negar al Poder Ejecutivo la
facultad, el derecho de pedir la sesion secreta y
esto para someterse despues al juicio de la Cáma
ra si ha de considerar ó no oi asunto en sesion
secreta. Eso seria hacer un desaire al Poder
Ejecutivo desde que un poder publico declara
que hay necesidad y una vez que la Cámara de
19
138 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
Diputados acepta que la hay en general, no se
puede poner en discusion ei el asunto vale la
pena ó no. Yo encuentro que se debe dejar al
Poder Ejecutivo ese derecho.
Si: Obligado (D. A. C.)—Está basándose en
un error. Lo que se dice es esto; el Gobierno
tiene el derecho de pedir esa sesion pero una vez
instruida la Cámara del asunto que la motiva, es
del derecho de ella discutirse si realmente merece
tratarse asi. - Es preciso decirlo por que de lo
contrario podria traer dudas.
Sr. Marmol.—Es verdad que es mucho mejor,
pero una vez que el Gobierno ha pedido esa reu
nion, es mas conveniente otorgarsela.
Sr. Elizalde.—Se puede votar el titulo.
Sr. Presidente.—¿Ño se propone una modifica
cion al art. 18? ^ Vice-Presidente, y debe inclinar el ánimo de la
Sr. Quintana.—No señor, es á otro art,.
Sr. Garda (D. J. A.)—Que se propondrá des
pues.
Puesto á votacion el titulo 2.° fué aprobado
por afirmativa general.
Sr. Quintana.—Se hab-ia dicho, Sr. Presidente
que la votacion de este titulo no obstaba á la adi
cion en él de un articulo.—(Se leyó la adicion.)
Sr. Alema.—Entrará como 18.
Sr. Quintana.—No veo que haya inconvenien
te para aceptar ese art. que es la idea de la ma
yor parte de los miembros de la Cámara.
Sr. Presidente.—Pero donde se ha de colocar.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Puede entrar como
art. 21, para abrazar todas las sesiones.
Sr. Alsina.—¿Como quiere que esprese cuan
do no se refiere á sesiones estraordinarias.
Sr. Elizalde.—A ver como ha quedado el art.
(Se leyó.) ,
Sr. Quintana.—Queda bien por que el art. 19
y 20 tratan de sesiones secretas.
Sr. Alsina.—Vea de que trata el 20: el Presi
dente luego de pedir la peticion procederá á dis
poner la respectiva citacion &a. &a.
Sr. Quintana.—Viene bien aqui el articulo
porque no es mas que un inciso del anterior, y se
habla de sesiones secretas ordinarias ú estraordi-
nafías.
Puesto á votacion el articulo tal cual se habia
'propuesto, fue aprobado ppr afirmativa general.
Se pasó á cuarto intermedio, despues del cual
se leyeron dos notas del Poder Ejecutivo.
Sr. Canillo. —Iba á hacer una indicacion y es
que no teniendo para la sesion inmediata, órden
del dia, podia aplazarse esta discusion y tratar
mas bien los asuntos de que so acaba de dar
cuenta.
Sr. Presidente.—¿En cuarto intermedio 6 sc-
bre tablas?
Sr. Quintaría.—Hay un proyecto presentado
sobré una de las notas del Poder Ejecutivo.—
(Se leyó el proyecto.)
Sr. Cantilo.—Ahi falta el articulo 2.% pero
es de órden. Este articulo Sr. Presidente es
una transcripcion del relativo á los electores.
Sr. Presidente-.—Permitame, no se ha resuel
to que se trate sobre tablas.
Puesto á votacion si se habia de considerar
sobre tablas este proyecto, asi se resolvió por
afirmativa contra 1.
Sr. Cantilo.—Decia Sr. Presidente, que este
articulo está casi redactado ert términos idénti
cos al relativo á los electores para Presidente y
Cámara á sancionarlo, la necesidad imperiosa de
que el Congreso esté instalado y que hi Diputa
cion de Córdoba ocupe cuanto antes su puesto
en este lugar.
Aprobado en general el proyecto, entró en
discusion el articulo 1.°
Sr. Alsina.—Aunque se vé bien cual es la
ley á que hace referencia este articulo se debe
poner la fecha: 4 de Julio de 1859.
Sr. Garda (D. J. A.)—Si tiene la bondad el
Sr. Secretario de leer la nota que ha venido.
Sr. Cantilo.—Esa ley fué sancionada en el Pa
raná en 1.° de Julio, pero fué promulgada el 4
que es la fecha que se acostumbra designar en
la ley.
Sr. Garda (D. J. A.)—¿Tiene la bondad de
leer la nota que acaba de venir del Poder Ejecu
tivo?—(Se leyó.)
Me parece que seria oportuno determinar en
la ley que se va á sancionar que término es el
que se autoriza á abreviar.
Sr. Elizalde.—Los de la ley de Julio.
Sr. Garda (D. J. A.)—Pido que se lea.—(Se
leyó.)
Parece que seria oportuno indicar que térmi
no es el que se determina.
Sr. Elizalde.—Los términos de la le}' de Julio.
Sr. Garda (D. J. A.)—Entonces, en lugar de
eso, debia decirse: los términos de la ley de Julio.
Sr. Cantilo. —El término á que se refiere el
articulo, es el tiempo designado para hacer el
escrutinio, que es un mes despues de la eleccion.
Sirvase leer el articulo 23.—(Se leyó.)
S¡: Garda (D. J. A.)—Propongo que se di
ga: Se autoriza para acortar el término que de
termina ese articulo.
Sr. Elizalde. —¿No hay ningun otro término? -
 SELION DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
Si: Garda (D. J. A.)—No hay ningun otro.
Si: Quintana.—Si no hay ningun otro puede
quedar como está.
Sr. Presidente.—Creo que hay otro término.
Sr. Alsina.—El Gobierno sabe lo que pide,
señor. ¿Por qué darle mas de lo que pide?
Sr. Cantilo.—Estamos considerando los inte
reses de la Provincia de Córdoba. Si conviene
darle mas, no hay inconveniente.
Sr. Alsina.—Yo considero'otra cosa.
Sr. Presidente.—Como no ha sido aceptada
la indicacion, se votará el articulo como está.
Sr. Cantólo.—Yo no la acepto en el sentido
de darle á este articulo la latitud que tiene la ley
que anteriormente hemos sancionado-.
Sr. Garda (D. J. A.)—Los Sres. Diputados
olvidan que la ley anteriormente sancionada era
para otra cosa muy distinta. Alli se trataba de
la eleccion de electores para Presidente y Vice-
Presidenle de la República, y habia varios tér
minos que podrian acortarse: el término de la
eleccion de electores, el término para hacer el
escrutinio, y el término en que debian, reunirse
los electores. Ahora se trata de una cosa com
pletamente diferente. Se trata de la eleccion de
Diputados que no se ha hecho, y para la elec
cion de Diputados de este Congreso, el único
término que se ha acortado, es el que determina
el articulo 23, que es el mismo término que se
trata de acortar para las elecciones de Córdoba,
á fin de que se hagan como se han hecho en to
das las demas Provincias.
Sr. Caniilo.—Se puede intercalar entonces,
aunque parece que no vale la pena.
Sr. Garda (D -J. A.)—En lugar de decir "los
términos de la ley," debe ponerse: el termino
que-determina el articulo 23.
Sr. Elizalde.—En la ley de elecciones se de
termina el término que se ha de fijar.
Sr. Cantilo.—Parece que es otro término el
que establecia la ley anterior, porque creo que
se fijaba un mes despues de la promulgacion del
decreto, para hacer la eleccion. Asi es que de
be intercalarse en el articulo: para acortar el
término establecido en el articulo 23 de la ley de
±de Julio de 1859.
Sr. Gorostiaga.—Pediria la supresion de la úl
tima frase, porque no tiene objeto.
Sr. Elizalde.—Creo que la observacion del Sr.
Diputado por Santiago, es muy atendible. ¿Pa
ra qué se va á- decir [en cuanto sea compatible
con el derecho electoral del pueblo arjentino?
Se supone que el pueblo ya ha votado.
139
Sr. Garda (D. J. A.)—En la eleccion de
Presidente y Vice-Presidente, habia otra cosa.
Sr. Elizalde.—¿Cómo dice el art.?—(Se leyó)
Sr. Mármol. —Aun cuando lo que voy á ob
servar ha pasado ya en otra sesion de la Cámara
no creo que eso sea un inconveniente, porque pre
cisamente empezamos una vida nueva en que
á cada momento estamos observando impropie
dades.
Yo encuentro que es muy largo este titulo de
Encargado del Poder Ejecutivo Nacional; basta
ria decir el Poder Ejecutivo, puesto que está en
cargado del Poder Ejecutivo Nacional. Como
ya sabemos como se ha hecho esta delegacion, y
todo lo demas, hablemos solamente del Poder
Ejecutivo. Ya se sabe, tambien, que es Nacio
nal, porque el Congreso no se entiende con el
Poder Ejecutivo Provincial. ¿Para qué emplear
una serie de nombres para determinar una sola
cosa? Parece, pues, que seria mejor emplear de
aqui en adelante, el titulo de Poder Ejecutivo,
nada mas.
Sr. Alsina.—No es Poder Ejecutivo, como lo
determina la Constitucion; es una cosa estraor-
din aria que hemos creado, que no -está en la
Constitucion ni en ninguna parte.
Sr. Garda (D. J. A.) —Yo haria mocion para
que se ponga: autorizase al Gobernador de Bue
nos Aires Encargado, &a., es decir, se pongan
dos palabras mas en lugar de quitarse.
Sr. Mármol. —Asi se empeora la cosa; pero
yo digo que es Poder Ejecutivo, porque tiene
atribuciones del Poder Ejecutivo y del Presi
dente de la República, ese Presidente de la Re
pública sin nombre, que tiene atribuciones del
Poder Ejecutivo, no deja por eso de ser Poder
Ejecutivo.
Sr. Granel.—Es Encargado no mas.
Sr. Mármol.—¿Por qué es Encargado deja de
poseer la cosa?
Sr. Garda (D. J. A.)—La posee pero no tie
ne el nombre.
Sr. Albarellos.—Son tres ó cuatro palabras .i.
mas ¿qué ahorro es ese señor?
Sr. EKsalde.—Puede votarse el articulo con
la modificacion, puesto que parece que-está acep
tada por el Sr. Diputado autor del proyecto.
Sr. Presidente.—Se vá á votar si se halla su
ficientemente discutido ó no: resultó afirmativa ..
general.
Se votó en general; y resultó la misma afir
mativa.
En seguida se votó el articulo 1.° y resultó
aprobado por afirmativa general, asi como lo
 SESIÓN DEL 11 DE JUNIO DE 1862.
fué inmediatamente el articulo 2.a, quedando T"Art. 2.° Comuniquese al Encurtid» del Poder
sancionado asi: Ejecutivo Nacional.
El Senado y Cámara de Diputados de la Na Ahora resolverá la Cámara si se ha ile eonti-
dan Arjentina, dba. nuarcon la órden del dia.
Art. 1.° Autorizase al Encargado del Poder Sr. Quintana.—Ya está resuelto por la (Ja
Ejecutivo Nacional, para acortar el término es mara que se deje para la sesion próxima.
tablecido en el articulo 23 de la ley de 4 de Ju Se levantó la sesion :-i las 4 y media.
lio de 1859, paralas elecciones mandadas prac
ticaren la Provincia de Córdoba.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 13 DE JUNIO DE i862

PRESIDENTE. Ell Buenos Airea & 13 de Leyóse el. titulo 2.°

Albarcllos. Junio de 18G2.—Reunidos Sr. Alsina.—¿Está alterada la numeracion?
A Mina.
Blanco. en su Sala de Sesiones los Sr. Elizal.de.—Si, Sr., porque se sancionó un
Cabral. Sres. Diputados (del már- articulo mas.
< .1 titilo.
Clvlt. jen) el Sr. Presidente pro Sr. Alsina.—Eso debe hacerse cuando se ha
Castro. • ya concluido, sino, nos Vamos á confundir.
Eltzalde
clamó abierta la sesion. Lei-
«. »i-/-J:t .1 . A.) da, aprobada y firmada el ac Sr. Eiizalde.—Si, es mejor.
García (P.) ta de la anterior se dió cuen Yo estoy conforme con todos los articulos que
Coroíitlaga . : \ . , .
«¿orOsllaga (B.; ta de una nota del Goberna contiene este titulo, menos el que figura bajo el
Granel. número 29, que dice: (Leyó.)
Gutiérrez. dor de la Provincia de Salta,
Ibarra. adjuntando el decreto de la Yo creo, Sr., que el Presidente no debe tener
Laprlda. voto, sino cuando la votacion sea empatada, co
E.ezama. Lejislatura por el cual se le
montes de Oca. encarga del Gobierno de la mo ha sido la práctica de todos nuestros parla
Obligado (A. < , mentos, y no darle voto para que cuando quede
Oroño. Provincia y otra de la Lejis-
Padilla. latura remitiendo el acta del una minoria de uno sobre la mayoria, pueda de
Quintana. cidir la votacion ó empatarla. Yo creo que esta
Huix moreno. escrutinio practicado por la.
Torrcnt. misma de los Diputados al reforma que propone la Comision, aunque tiene
Yllluiiucva. algun precedente en otros paises, ataca en cierto
Zabaleta. Congreso por aquella Provin
CON AVISO cia. Se destinaron á la Comi modo el principio constitucional de las mayorias.
Del Rio. Por ejemplo: la constitucion dice que el Presi
M:triin,!. sion de Peticiones.
8r. Presidente.—Estas piezas relativas á la dente de la Cámara de Senadores, solo vota
eleccion de los Diputados por Salta, pasarán á cuando la votacion está empatada. Yo encuen
la Comision de Poderes para que despache opor tro alguna analogia entre este articulo de la
tunamente, ó en cuarto intermedio. Constitucion y el del Reglamento de la Cámara
£t: Zavaleia.—¿Se han presentado los diplo de Secadores, y creo que esa analogia debe bus
mas? carse tambien por la Cámara de Diputados.
Sr. Presidente.—Si, Sr.; pero los Diputados Considero, Sr. Presidente, que si aceptamos
no estén presentes. el articulo que la Comision propone, le damos
¿V. AlbareUos.—Entonces parala próxima se dos votos al Presidente, es decir: cuando hay 13
sion. votos contra 14, por ejemplo, la Comision nos di
Sr. Presidente.—Puede espedirse tambien la ce que en ese caso debe votar, y si empatada vo
(/omision, despues, cuando pasemos á cuar.to in tacion, importa el rechazo del proyecto. Yo
termedio, por no interrumpir la sesion. creo que eso importa darle dos votos al Presi
Sr. Eli&alde.—No hay inconveniente. dente.
Se pasó á la órden del dia con la continuacion Ademas, Sr., yo no veo la conveniencia que
de la discusion del proyecto de Reglamento. resulte de que el Presidente vote en estos casos.
142 SESIÓN DEL 13 DE JUNIO DE 1862.
Ei preciso tener presente todas las atribuciones
que el Reglamento dá al Presidente: él es quien
dirije la discusion, quien dirijo la votacion y tie
ne gran influencia en el debate, como es noto
rio; y creo que cuando hay mayoria absoluta en
la Cámara, que es mayoria de uno sobre la mi-
tad, es inconstitucional y contrario á la ley co
mun que. el Presidente venga á destruir esta ma
yoria.
Yo no creo necesario, señor, estenderme de
masiado sobre este punto, y por tanto pediré que
se suprima esa parte del articulo dejando sola
mente al Presidente, el derecho de decidir la
votacion cuando esté empatada, como se ha
practicado siempre.
Sc Zavaleta.—La Comision, Sr. Presidente, al
proponer este articulo, que es indudablemente
una reforma en nuestro sistema parlamentario,
ha tenido presente el Reglamento de las Cáma
ras de los Estados Unidos. Ella ha tenido tam
bien noticia de que el Senado Oriental, en su re
glamento, ha adoptado igual .disposicion.
Por otra parte, señor, creo que las objeciones
que se .han hecho á este art. carecen de funda
mento.
Ha dicho el Sr. Diputado que acaba de dejar
la palabra, que este art. ataca la ley de las mayo
rias. Parece muy falso ese argumento, Sr. Pre
sidente. La Cámara se compone de Diputados
electos por el pueblo que forman la República,
y el Presidente de la Cámara de Diputados es
uno de esos Diputados electo tambien por el pue
blo. No se puede decir, señor, cuando la Cá
mara estuviese dividida por la mitad, que habia
mayoria en pró ó en contra de algun proyecto; y
me parece, Sr. Presidente, que cuando la Cáma
ra está dividida por la mitad, cuando es notorio
que el Presidente de la Cámara. es un Diputado
de la Nacion, y algo mas se puede decir, porque
hasta cierto punto es el Diputado mas caracteri
zado, puesto que ha merecido el sufragio de la
Cámara para presidirla, me parece, decia, que es
contra la misma Constitucion privarle de votar.
Pueden suceder, Sr. Presidente, muchos casos
en que la opinion del pais esté dividida, y sin
embargo, se daria una ley de la mitad de la Cá
mara contra la otra mitad; es decir, la mitad de
la Nacion podria imponer una ley ála otra mitad,
lo cual seria un absurdo á mi juicio.
El Presidente puede tomar parte en la discu
sion, conforme álas prácticas parlamentarias de
todo el mundo; puede fundar su opinion y puede
decidir con su voto la votacion cuando haya sido
empatad a. Entonces ¿con qué titulos se dice que
el Presidente con su voto viene á destruir la ley
de las mayorias?
El argumento que se ha dado, respecto del
Presidente del Senado, me prueba á mi que el
Presidente de la Cámara de Diputados tiene de
recho á votar. El Presidente del Senado, es el
Vice Presidente de la Confederacion, y sin em
bargo la Constitucion le acuerda el derecho de
votar al Vice Presidente de la Nacion que es un
miembro del Poder Ejecutivo en casos de empate.
Es de notar que el Presidente del Senado es,
como he dicho ya, un miembro del Poder Ejecu
tivo que no ha sido electo, diré asi, como repre
sentante del pueblo argentino Entonces yo
digo: si el Vice Presidente de la República, i¡ue
es el Presidente del Senado, vota en casos
de empate por qué no ha de votar el de la
Cámara de Diputados tambien, sinó en el caso
de empate? Yo creo, Sr. Presidente precisa
mente consultando la ley de las mayorias, que es
falso decir que al Presidente de la Cámara de
Diputados se le dan dos votos. Poco importa,
señor, que al parecer importe eso, cuando no lo es
en realidad, y cluro es que cuando la votacion
esté empatada, no puede decirse que está dese
chado el proyecto.
Por estas consideraciones, Sr. yo creo que de
be quedar vigente el art. que propone la Comi
sion.
Sr. Garcia (D. /*.)—Yo te de votar en con
tra del art. que se está discutiendo. He escu
chado con atencion las razones espuestas por. el
Sr. miembro de la Comision para sostener el art.
en discusion. Solo cita como razon el preceden
te del Reglamento de los Estados Unidos y la
circunstancia de que el Presidente de la Cámara
de Diputados es electo como todos los répresen
tantes del pueblo argentino, dos hechos que, en
mi concepto, no pueden en manera alguna fundar
el art.
Prescindiendo delos precedentes establecidos
en el Reglamento de los Estados Unidos voy al
fondo del asunto—prescindo tambien de la justi
cia que habria en dar al Presidente de la Cáma
ra de Diputados un voto que debe tener.
Es necesario fijarse en los inconvenientes que
ocurririan en la sancion misma de la ley ó del de
creto que haya de dictarse para ver si conviene
ó no aceptar el voto del Presidente. Ante todo,
debemos estar álaprescripcion de la Constitucion.
A mi juicio, como ha dicho muy bien, un Di
putado por Buenos Aires, es diametralmente
opuesto el articulo que se discute á nuestra cons
titucion. Ella ha establecido que el priu
 SESIÓN DEL 13 DE JUNIO DE 1862.
cipio de la mayoria es indispensable para cualquier
sancion. No hay, pues, sancion alguna sin mayo
ria de votos y en este caso, solo quedaria á la Co
mision el recurso denegar que una sancion nega
tiva no es sancion. En mi concepto, tan sancion
es la negativa como la afirmatiya. La ley en dis
cusion dice que para sancion afirmativa se nece
sita un voto sobrela mitad; pero que para sancion
negativa basta el empate. Es decir que al Pre
sidente se le viene á dar dos votos, uno para el
empate y otro para decidir en el caso que deter
mina el art. de la Comision, resultando de esto
la sancion negativa.
Por todo argumento, y prescindiendo de otras
razones, citaré para que oiga el miembro infor
mante de la Comision el art. 28 de la Constitu
cion que tiene aplicacion á este caso.
Hablando de his renuncias de los Diputadcs
drce el citado art. "pero basta la mayoria de uno
sobre la mitad de los presentes, para decidir de
las renuncias que voluntariamente hagan."
Si esa renuncia es empatada con el voto del
Presidente, la Comision dice en BU art. que esa
renuncia es rechazada; pero ¿donde está el voto
sobre la mitad que forma la mayoria, de acuerdo
con al art. Constitucional. Este es el caso que
quiero que me resuelva la Comision ¿Como
conciliamos esto? Resulta empatada la votacion
en el caso de renuncia de un Diputado. Y la
C ¡omision dice que esa renuncia no es aceptada.
Entonces es el caso de la negativa. Sin embar
go, yo veo que el art. constitucional requiere uno
.sobre la mitad para que esa renuncia sea acep
tada ó rechazada. He dicho.
Sr. Albarellos.—Yo pienso del mismo modo
que el Sr. Diputado que deja la palabra, aunque
él va á buscar en la Constitucion esos ejemplos.
Yo los tomaré del mismo Reglamento que se es
tá discutiendo y que se ha aceptado en general.
Quisiera que íue dijera alguno de los miembros
de la Comision, cómo es que se dan dos votos al
Presidente: habrá justicia y todo lo que se quiera
para que tenga un voto como todos los demas
Diputados, pero no hay justicia para que tenga
dos. El art. 171 del Reglamento que discuti
mos dice: un voto sobre la mitad del número de
loa Diputados concurrentes á la votacion, hácen
decision. Entonces, supongamos que hay 27 Di
putados presentes, y el Presidente 28, si votan
14 contra 13, y el Presidente vota con la mino
ria, triunfará la minoria, porque entonces quedan
14 contra 14, y vuelve á votar el Presidente por
que es el caso de empate. Asi es que si el objeto
de 'a Comision no es dar dos votos al Presidente
143
¿como salva esta contradiccion? esta es una cues- -
tion de hecho. ¿Cómo se salva tambien la con
tradiccion del Reglamento con el art. 171? No
necesitamos ir á la Constitucion, porque por re
gla general, segun el mismo Reglamento, tanto
para formar leyes, como para formar decreto, el
art. 171 es terminante. En la necesidad, pues,
de darle voto al Presidente, se lo damos en el
único caso en que podemos acordárselo, que es en
el caso de empate; pero de ningunamanera darle
dos votos, porque entre darle dos votos y no darle
ninguno, yo estaria por no darle ninguno.
Ademas, no se le quita ninguna prerrogativa
con no darle mas que el solo voto que debe tener
en los casos de empate, y es -mas natural y mas
lógico darle un solo voto y no dos. Ningun ejem
plo de los Estados LTnidos, puede convencerme
de la justicia y conveniencia que puede haber'
en que el Presidente tenga dos votos; puede ser
que en alguna parte los tenga; pero eso no es una
razon para que nosotros lo hagamos. .
Contésteme, pues, la Comision, si quiere con
cederle dos votos al Presidente. Si quiere darse
los, es otra cosa; pero? como concilla este articulo
con el articulo 171?
Sr. Cantilo.—Los Sres. que se oponen á este
art. creen que es contrario al principio, que no
puede discutirse entre nosotros, el principio de la
nyiyoria; es decir, esa mitad mas uno que la re
presenta en estos casos. Precisamente la Comi
sion, al aceptar este art. que es testualmente el
que trae el Reglamente de la Cámara de Repre
sentantes de los Estados Unidos, ha querido bus
car la verdad de ese principio^ y ha dicho: es
una ficcion que, estando 40 Diputados reunidos,
incluso el Presidente de la Cámara, que tambien
es Diputado, es una ficcion buscar con la supresion
del voto del Presidente, la mayoria, puesto que
si la Cámara está dividida por la mitad es sin el
voto del Presidente, que puede venir, ó bien á
aumentar la mayoria, ó bien á aumentar la mino
ria, pues no siempre ha de empatar.
Si la Cámara está dividida por la mitad, por
que no tiene opinion ninguna sobre el asunto de .
que se trata, y quiere dejar subsistente la situfe-
cion anterior, ¿porqué se ha de hacer la ficcion
de decir que no se ajusta este proceder al princi
pio de la mayoria? Cuando la Constitucion dice
la maywia de lospresenics, incluye tambien al
Presidente, y está de acuerdo con ella lo que la
Comision ha aconsejado. Asi, pues, lo que con"
cede la comision al Presidente, no son dos votos
como se dice. Lo que la Comision dice, es que
cuando la Cámara se divida en una situacion en
144 SESIÓN DEL 13 DE JUNIO DE
que sea necesario buscar la mayoriade uno sobre
la mitad de los presentes, puede votar el Presiden-
dente, para averiguar la verdad, y esto repito no
quiere decir que haya de votar empatando siem
pre, sinó que la cuestion que se debate, no cuen
ta en realidad con el apoyo de la mayoria. De
este modo es como viene á conocerse la verdad.
Cuando la Cámara se divide por la mitad sin
el Presidente, ¿qué sucede si este no vota? Que
hay dos fracciones iguales, pró y otra en contra,
que cada una de ella tiene la conciencia de lo
que sostiene, sin decidir la cuestion. Luego vie
ne el Presidente y decide: Entonces, la verdad
está en aquel voto que viene á agregar el Presi
dente á"una de las dos fracciones. ¿Porqué no
buscar, pues esta misma verdad cuando esta ma
yoria sea sin el Presidente que debe tener tam
bien voto? Creo, pues, que es el falseamiento del
principio la negacion del voto al Presidente.
Sr. Albarellos.—'¿Y cómo sale la mitad?
Sr. Cantilo.—El art. dice un voto sobre la
-mitad de los concurrentes, es decir, incluso el
Presidente. Asi es que no hay contradiccion.
Sr. Albarellos.—¿Cómo ha de haber uno so
bre la mitad?
8r. Elizalde.-^B.Ky uno sobre la mitad antes
de votar el Presidente. ¿Porqué ha de votar en
tonces el Presidente? Supongamos que hay 19
contra 20, ya hay uno sobre la mitad, y de con
siguiente, no debe votar el Presidente.
Sr. Zavaleta.—¿Entonces el Presidente está
en su casa?
Sr. Albarellos.—Si lo hace votar en ese caso,
con el primer voto en favor de la minoria, hace
empate, y despues, con el 2.° voto hace mayoria.
Sr. Zavaleta.—Voy á devolverle el argumento
El art. 48 de la Constitucion dice: bastará uno
sobro la mitad de los concurrentes. Yo supongo
el caso contrario al que ha propuesto el Sr. Di
putado y digo: votan trece contra catorce; pero
no vota el Presidente ¿cómo puede decirse en
tonces que hay uno sobre la mitad?
Sr. Albarellos.—Entonces no se le dá voto al
Presidente, porque ya hay uno sobre la mitad.
Sr. Zavaleta.—Bastará la mayoria de i;uo so'
bre la mitad de los presentes, dice el art. y el
Presidente vota para ver si hay mayoria de uno
sobre la mitad de los presentes.
Sr. Alñarellos.—La. cuestion se reduce á si se
le ha de dar al Presidente uño, ó dos votos. Yo
digo que se le dan dos.
Sr. Zavaleta. —No se ha probado hasta ahora
que se le den dos votos al Presidente.
Sr. Albarellos.—Si hay 14 contra 14, salen 15
con el del Presidente.
Sr. Zavaleia.—Quiere decir que la Legislatu
ra deja la cosas conforme estaban antes; y como
ha de haber alguna ley vigente, sigue rigiendo
esa ley. Si un Diputado presenta su renuncia y
hay empate, quiere decir que continua siendo Di
putado, quiere decir que la Cámara no admite la
separacion de ese. Diputado.
Sr. Garda (D.P.)—Es el caso dela negativa.
Sr. Zavaleta. —Yo le pongo el contrario y el
Sr. Diputado no me saca la mitad.
Sr. Cantilo.— Los proyectos desechados en un
periodo Legislativo, no pueden ser presentados á
la con sideracion de la misma Cámara hasta el
periodo siguiente, segun el art. constitucional.
Viene un proyeto, y es desechado por que el
Presidente ha agregado un voto ála minoria y ha
causado empate. Yo pregunto si esa sancion
está en el caso del art. Constitucional.
Sr. Quintana.—Indudablemente porque tan
leyes la negativa como la afirmativa.
Si: Zavaleta.—No hay tal ley dela negativa.
Sr. Quintana.—Tan es- ley, que no puede pre
sentarse el proyecto en todo ese año.
Sr. Zavafóia.—Es claro, porque el articulo de
la Constitucion dice: que no puede tomarse en
consideracion las sanciones de ese año; pero co
mo he dicho antes, eso importa decir, que la
Cámara no ha querido ocuparse del asunto. Pa
rece pues que está mucho mas clara la verdad
del principio de la ley de las democracias, de
que la mitad no puede imponer á la otra mitad,
y no hallo la razon en que puedan fundarse los
Sres. Diputados para decir que la mitad impon
dria á la otra mitad, puesto que se quiere supri
mir las funciones legales del Presidente que
concurre tambien.- ¿Acaso el Presidente que
está presidiendo está ausente? Entonces, cuan
do la Constitucion dice la mayoria de uno sobre
la mitad—¿mandamos al Presidente á su casa?
¿No está aqui el Presidente? La única manera
de saber si realmente hay mayoria, es esa, por
que de otra manera, la mitad va á hacer una lev
contra la otra mitad, y ese es un principio muy
disolvente.
Sr. Garcia (D. P.)—Me he convencido, se-
ñor, Presidente, de que este punto no es cuestio
nable, y voy á proponer una enmienda al arti
culo. Es la siguiente: en caso de empate, el
Presidente tendrá voto decisivo.
Sr. Cantilo.—El Sr. Diputado cree que no de
be votar el Presidente, porque quiere dejar las
cosas como estaban antes.
 SESIÓN DEL 13 DE JUNIO DE 1862.
Sr. OUigado (D. A. C.)—Señor Presidente:
para poder resolver bien-esta cuestion, es preci
so atenderá los principios del sistema represen
tativo y seguir sus consecuencias. Indudable
mente, que el principio verdadero es que no se
puede despojar al Presidente, por el hecho de
serlo, de su caracter de Diputado. Todos los
individuos nombrados por el pueblo para repre
sentarlo en el Congreso tienen el derecho de vo
tar en todos los actos lejislativos: esta es la teo
ria verdadera del sistema representativo: si al
guna delas Provincias, por ejemplo, manda dos
Diputados al Congreso y uno de estos es elejido
Presidente—¿con qué titulo se puede despojar á
esa Provincia nada menos que de la mitad de su
Representacion en el Congreso. Es preciso que
prueben esto para poder privar al Presidente
del derecho de votar, cuando su voto puede pro
ducir el empate.
No he podido comprender absolutamente cual
es 1» razon que hay para decir, que el Presiden
te tendria dos votos en ese caso. El Presiden
te decide de dos maneras, una es cuando hay
igual número en favor ó en contra de un proyec
to cualquiera, entonces el Presidente decide la
aprobacion, ó el rechazo. La otra es, cuando
hay un voto mas ó menos en favor de un pro
yecto, porque entonces el Presidente dando el
suyo puede producir el empate; pero siempre no
será mas que un voto, decisivo es verdad en
ambos casos; pero en manera alguna puede im
portar esto tener dos votos el Presidente. Vie
ne á dar el misino resultado que cuando una Cá
mara aprueba un proyecto y otra lo rechaza en
su totalidad, que queda suspendido el asunto;
que es lo mismo que cuando una Cámara está
dividida por mitad: no hay sancion, quedan los
hechos subsistentes cuales fueron. Asi es que
yo no puedo comprender de donde se imajina
que esto importe dar dos votos el Presidente.
Esa votacion del Presidente como he dicho
antes, puede tener dos resultados: puede venir
á aumentarla mayoria, y entonces hay sancion,
ó puede producir empate, y entonces no hay san
cion, ó mas bien la hay negativa, y quedan las
cosas en el estado en que estaban. Por conse
cuencia, no existen los dos votos.
Otro Sr. Diputado ha hecho consideraciones
de otro órden, que mas bien tieuden á probar
que el Presidente no debe votar en ningun caso;
pero en contra de esto, está en primer lugar el
voto que le pertenece como Representante, en
segundo lugar, el derecho que tiene el Presiden
te de tomar parte en la discusion; en tercer-lu
145
gar, que no se puede exijir á un hombre que ha
sido elevado al puesto de Presidente, que sea tan
ageno á las cuestiones politicas, que deba per
manecer indiferente en su asiento. No creo,
pues, que haya razon para despojar al Presiden
te de su voto. Sobre todo, si alguna hubiera,
seria para despojarlo en todos los casos, y no pa
ra hacerlo en uno y no en otro.
El derecho de votar acordado al Presidente
de la Cámara, tanto en el caso de empate como
cuando su voto pued a producirlo, está apoyado
tambien en las prácticas parlamentarias de las
asambleas de los paises mas adelantados del
mundo en estas materias. -Asi se practica en
las Cámaras de los Estados Unidos de Norte
América; y Mr. Jefíerson, que ha sido por muchos
años Presidente del Senado de aquella Repúbli
ca, sostiene en su manual del derecho parla
mentario, que debe tener voto el Presidente de
la Cámara enlos dos casos indicados.
Apoyándome, pues, en la práctica de los Esta
dos Unidos, y en las razones que he espuesto an
tes, he de votar porque el Presidente tenga vo
to tambien en el caso de que con él pueda pro
ducir el empate.
Sr. Quintana.—Dos clases de autoridades se
han traido, Sr. Presidente, en apoyo del articu
lo en discusion, la autoridad de los precedentes
y la autoridad de las razones en que se ha fun
dado la Comision para proponerlo á la acepta
cion da la Cámara. Respecto á la primera au
toridad, se reduce todo al Reglamento de los
Estados Unidos y al del Senado de la Repúbli
ca Oriental. A este respecto no repetiré lo que
ha dicho ya un Sr. Diputado, de que no basta
que en otras partes se haya hecho y me limitaré
á agregar que contando el Reglamento de las
Cámaras de los Estados Unidos muchos años de
existencia, y no habiéndose seguido su ejemplo
mas que por un Reglamento de las Repúblicas
Americanas, deben haber sido muy débiles las
razones que movieron á aceptarlo. Respecto á
la otra autoridad, aducida' en apoyo del articu
lo, á mi modo de ver ha sido victoriosamente
combatida, y no siendo bien notorias las venta
jas de la iunovacion que se nos propone, debe
mos rechazarla.
Ha dicho el Sr. Diputado que deja la palabra
que no hay razon para privar á la representacion
de una provincia tal vez de la mitad de los votos
que le corresponden. A esto contestaré que las
provincias no tienen representacion en este cuer
po, que los Diputados son Diputados de la Na
cion, no delas provincias.
20
146 SESIÓN DEL 13 DE JUNIO- DE 1862.
St: Obligado.—A una parte del pueblo diré
entonces.
Sr. Quintana.—Los Diputados, decia, Sr.
Presidente, no son representantes de las provin
cias que los elijen, y por consecuencia esas pro
vincias no quedarán privadas de la mitad de su
representacion, porque todos los Diputados de
la Nacion tienen el deber de velar por los intere
ses de todas las provincias, asi como por el de la
provincia por la cual han sido electos.
Ha dicho ademas que no hay razon para pri
var al Presidente del voto que como Diputado
debe corresponderle.
Creo efectivamente, que si fuese conciliable el
voto del Presidente con lo que la Constitucion
exije, ya sea para la afirmativa ó para la negati
va, que es la mayoria sobrela mitad, no debiera
negársele el voto al Presidente. Diré mas toda
via: que la lójica de ese principio nos llevaria
hasta decir que jamas debiera dejar de votar el
Presidente, fuese que causara empate ó no por
que en ningun caso debe ser desechado por inú
til; pero ese sistema tiene el inconveniente que
ya se ha apuntado, y sobre el cual no debo insis
tir por temor de repetir las observaciones adu
cidas.
En el caso de que el voto del Presidente agre
gado á la minoria cause empate, no hay quien
decida la cuestion y desde que la votacion queda
empatada no hay proyecto de ley. Mas toda-
via: segun la creencia de los Sres. miembros de
la Comision, no podria presentarse ese proyec
to á la consideracion de la Cámara en todo ese
periodo, es decir, que si el voto del Presidente
no importa un voto doble, importa por lo me
nos un voto de mucho mayor alcance que el vo
to de cualquiera de los otros Diputados. La fa
zon es obvia. En el caso de empate votando
todos los Diputados presentes esceptuado el
Presidente, este decide, de modo que el voto de
un Diputado no es bastante para pronunciar el
rechazo de una ley en el caso de empate. Mas
en el caso contrario, de que la mayoria de los vo
tos presentes es de uno sobre la mitad, entonces
el voto del Presidente decide el rechazo de ese
proyecto de ley, y trae en consecuencia prohi
bicion de que pueda ser considerado por la mis
ma Cámara en todo ese periodo lejislativo. Por
tanto, si no importa un doble voto, importa por
lo menos un voto de mucho mayor alcance que
el de cualquiera de los otros Diputados.
Sr. Obligado.—Las observaciones que acaba
de hacer el Sr. Diputado tienen en verdad cierta
fuerza aparente; pero lo que resulta en este caso
es lo mismo que sucede cuando hay disconformi
dad entre dos Cámaras, que una sanciona un pro
yecto y otra lo rechaza en su totalidad. ¿Qué
resulta entonces? Que no hay proyecto, no que
no haya ley, porque eso importa declarar que las
leyes anteriores subsisten. Lo mismo sucede
cuando una Cámara está dividida por mitad; por
consiguiente, la objecion que se hace, á ser fun
dada, seria igualmente aplicable t.1 caso de las
dos Cámaras, porque ningun proyecto tiene san
cion cuando no hay mayoria en las dos Cámaras,
y una sola no tiene el privilegio de dar una ley.
Asi es que el empate producido por el voto del
Presidente no importa otra cosa, sinó que no
hay sancion afirmativa, y que por consecuencia,
las leyes anteriores rigen. Lo mismo diré res
pecto del caso que tiene lugar cuando se hacen
observaciones por parte del Poder Ejecutivo so
bre una sancion de las Cámaras. Entónces se
necesitan las dos terceras partes de votos para
insistir en la resolucion, y si no se encuentran
dos terceras partes de votos, no hay sancion afir
mativa.
Creo, pues que la objecion que se ha hecho,
no puede en manera alguna destruir el principio
que es el derecho que tiene el Presidente de votar-
Sr. Montesele Oca.—Yole voy á citar álos Sres.
de la Comision, el caso practico que tuvo lugar
con motivo de la discusion sobre los diplomas de
los Diputados por Córdoba.
Si hubiera habido trece Diputados que hubie
ran estado por la aprobacion y catorce que hu
biesen estado en contra, rijiendo el reglamento
con el articulo que propone hoy la Comision, y
el Presidente se hubiera inclinado entonces en
favor de la minoria ....
¿Que hubiera resultado? Habria resultado en
tonces que los Diputados de Córdoba, ni hubie
ran sido admitidos, ni hubieran sido rechazados,
es decir, que habrian quedado verdaderamente
como Quevedo. Me parecp, pues, que ninguno
de los Sres. Diputados miembros de la Comi
sion, ni ninguno de los Sres. Diputados que sos
tienen este articulo podrian resolver de otra ma
nera el caso que he puesto como ejemplo.
&: Cantólo.—Me parece muy sencilla la solu
cion de la cuestion que al Sr. Diputado le parece
muy grave. Si era un proyecto que decia: acep-
tanse los Diputados por tal provincia, y era re
chazado ¿que resultaba? que eran rechazados;
pero si quebada empatada la votacion, entonces
quedaban en la situacion anterior, y era preciso
presentar un segundo proyecto diciendo anúlau-
selas elecciones por tal partv.
 SELION DEL 13 DE JUNIO DE 1862.
8r. Montes de Oca.—Eso era lo que precisa
mente queria que me contestase. Quiere decir
que la Cámara dá al presidente dos votos, uno
para agregarlo á la minoria para formar en el ca
so supuesto un número igual á catorce contra ca
torce, y otro para decidir la cuestion: rechazándo
se entonces el proyecto por que habria un núme
ro igual en favor y en contra, esos Diputados
hubieran sido rechazados ....
Sr. Obligado. —Esa es la consecuencia.
>Sí-. AlbareUos.—Pero es darle dos votos al
Presidente.
f,r. Montes de Oca.—Iba á proponer, Sr. Pre
sidente que se votara, por que por mas que se dis
cuta este articulo no se va á poder probar que lo
blanco es negro, y vice versa. Está perfectamen
te demostrado por el testo y espiritu de este
articulo, que lo que se quiere dar al Presidente
de la Cámara es un doble voto, miéntras que el
Presidente de la Cámara de Diputados es un re
presentante como cualquier otro.
Sr. Quintana.,—Ha dicho el Sr. miembro de
la Comision que en el caso de que el proyecto
hubiera dicho: "apruébanse las elecciones de los
"Diputados por la provincia de Córdoba," esa
aprobacion habria sido rechazada por el voto
del Presidente agregado al de la minoria.
Sr. Cantólo.—Permitame. Entonces el pro
yecto habria sido rechazado porque la Cámara
se habria dividido por la mitad.
8): Quintana.—Es decir que la eleccion ha
bria sido reprobada, y que habria necesidad de
proceder á nueva eleccion. Ahora yo le pongo
el caso contrario. Supongamos que el proyecto
hubiera sido: "rccházause laselecciones practica
das en Córdoba." Entonces, dividida la Cámara
por la mitad, habria venido á rechazar el pro
yecto y á aceptar los diputados por Córdoba.
Sr. Obligado.—Eso no era resolver: habria
sido desechado el proyecto, y entónces habria
venido otro que hubiera sido aprobado ó dese
chado. En la Cámara de Diputados de los Es
tados Unidos, con motivo de la eleccion de Pre
sidente, habiendo tenido sesiones diarias, no sé
cuantos dias se discutió una cuestion análoga
hasta arribar á una votacion definitiva. En el
caso de que habla el Sr. Diputado habia que
presentar otro proyecto, y si ese proyecto hu
biera sido rechazado, no habria sancion, porque
era á consecuencia del empate.
. Sr. Quintana.—Precisamente el Sr. Diputa
do acaba de dar mas fuerza á mi objecion. Si en
el caso de que un proyecto que aconsejase el re
chazo Jio fuera aceptado por la Cámara, por
147
la mayoria de uno sobre la mitad fuese nege-
sario presentar otro proyecto, que dijera, "aprué
banse las elecciones," y la no adopcion del pro
yecto primero no importase la aceptacion de los
Diputados, digo que la no aceptacion del pro
yecto que aconsejaba la aprobacion de la elec
cion, tampoco podria importar el rechazo, de la
eleccion, y entonces seria necesario presentar otro
proyecto mas todavia. Pero si este último pro
yecto que hubiera sido empatado por el voto del
Presidente, no importaba ni la aprobacion ni la
reprobacion de las elecciones, entónces no se
podria tampoco mandar hacer nuevas elecciones.
¿Porqué? porque para practicar nuevas elecciones
era necesario que las anteriormente practicadas
hayan sido desechadas por una mayoria legal.
Yo no diré que es probable este caso; pero si di
ré que es posible y basta que sea posible para
que nos fijemos mucho en este articulo. O hay
sancion ó no hay sancion. Si la 'hay entón
ces la Diputacion de Córdoba habria sido admi
tida ó rechazada, segun la forma del proyecto.
Sr. Obligado.—Para no confundirnos, es ne
cesario que solo demos á los términos la impor
tancia que propiamente tienen. Una votacion
empatada sobre un proyecto cualquiera, es cla
ro que importa su rechazo; pero á un proyecto
desechado puede sostituirse otro sobre el mismo
asunto; y en cuanto al caso del proyecto sobrela
eleccion de los Diputados por Córdoba, á que se
ha referido el Sr. Diputado á que contesto, yo le
diré, que dado el empate, habrian podido presen
tarse otros proyectos en sostitucion; y que seria
mas que improbable, que sobre ninguno de ellos
pudiera arribarse á formar una mayoria; lo cual
no puede racionalmente suponerse.
De todos modos, siempre que resulte el empa
te en difinitiva sobre un proyecto de ley cual
quiera, eso importa que el proyecto queda dese
chado; y está en el mismo caso de un proyecto
sancionado por una Cámara y rechazado total
mente por la otra; lo cual está previsto por la
Constitucion, y puede suceder muchas veces; asi
es que la objecion que se ha hecho contra el vo
to del Presidente no me parece fundada.
Sr. Albarellos.—Puede votarse.
Dado el punto por suficientemente discutido
se puso á votacion el articulo 20 propuesto por la
Comision y fué desechado por negativa contra f/.
Sr. Garda (D. P.)—Tenga la bondad de leer
el Sr. Secretario la redaccion propuesta,—(Se
leyó.)
tSr. Alsina.—Diré simplemente señor, que co
mo he de votar en contra del articulo 172 que
148 SESIÓN DEL 13 DE JUNIO DE 1862.
dice: si una votacion se empatare- se abrirá una •
nueva discusion^ se repetirá en seguida la vota- j
don y si esta volviera ti -ser empatada decidirá 1
el Presidente.
He de votar digo contra este articulo porque
no quiero otorgar al Presidente esta facultad; 1
me abstengo señor de fundar mi voto.
Sr. Garda (D. P.)—Me abstengo de fundar
mi redaccion por lo mismo que el Sr. Diputado
se abstiene de fundar su voto.
Sr. Alsina.—He dicho esto para que se con- i
signe.
Sr. Cantilo. —¿Es decir que es suprimido el ;
articulo de la Comision por las razones que ha
oido la Cámara, se suprime el segundo.
Sr. Quintana.—Si hemos aceptado el voto del
Presidente, pero no lo hacemos como lo proponia
la Comision.
Sr. Cantilo.—Pero un Sr. Diputado dice ....
Sr. Alsiiía.—Pero no pienso fundar mi voto
porque seria inútil.
Sr. Elizalde.—Es una opinion personal.
Sr. Gutierrez.—En caso de empate decidirá
el Presidente.
Sr. Elisalde.—¿Como es la redaccion?—(Se
leyó.)
Sr. Quintana.—Yo propondria, porque no
hay necesidad de variarla redaccion de la Co
mision, sino en aquellas palabras necesarias: "en
caso de empate deberá votar el Presidente."
Sr. Albarellos.—En caso de empate tendrá
voto decisivo.
Puesto & votacion el articulo 29, modificado
fué aprobado por afirmativa contra 2.
Sr. Presidente.— Continúa la discusion sobre
los demas articulos.
Sr. Cantilo.—Dice el articulo 22: "su cargo
durará dos meses y medio, pudiéndose reelejir:"
tal vez es una novedad en la práctica seguida
pero la Comision se esplica esto diciendo: que
como cuando se nombra el Presidente es en la
última sesion de la Cámara y antes de su apertu
ra, no están reunidos todos los Diputados de la
Nacion, asi es que se proveé á la necesidad de
este nombramiento y se deja á los venideros ra
tificar este voto ó elejir otro nuevo. En cuanto
á los Vice-Presidentes sigue la misma regla.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Iba á hacer una ob
servacion al articulo 31 que dice: "en el caso
prevenido en el articulo anterior, el Presidente
fco podrá ocupar su puesto, sino despues de cer
rada la discusion &a. &a."
Yo no veo porque el Presidente no deba ocu
par su puesto anterior, en el caso en que el
Vice-Presidente quisiera hablar y esto ya ha su
cedido hace poco y lo recordarán los Sres. Dipu
tados.
Sr. Cantilo.—No me opondré, pero diré do»
palabras. Esto se formuló para que el Presiden
te fuese lo mas ageno posible al debate.
Sr. Elizalde. — ¿Pero como escapa el Sr. Di
putado á la observacion que se le acaba de ha
cer y por que priva al Sr. Vice-Presidente de
fundar su voto?
Se votó en seguida y quedó suprimido el ar
ticulo 31.
Sr. Alsina.—Sr. Presidente, entrelas atribu
ciones que dá este Reglamento al Presidente.
está la de desechar los pliegos que repute inad
misibles avisándolo á la Cámara. Yo ci-eo que
no debe ser considerado como juez, sino como
órgano por el cual va el pliego á la Cámara. A
este respecto desearia tuviera la bondad de es-
plicarme la Comision que razones ha tenido para
librar al juicio del Presidente la facultad de
admitir ó no un pliego, por grave que sea.
Sr. Cantilo.—La Comision ha encontrado esta
prescripcion en todos los Reglamentos y que
riendo dar algunas razones para esta disposicion
se ha dicho: aquellos documentos ó papeles que
sean indecorosos y que bastaria que el Presiden
te lo comprendiera asi para que no vengan á
traer á la Cámara una lectura inconveniente.
Sr. Quintana.—Ademas hay otro inconve
niente. Conociendo ese pliego la Cámara re
suelve lo contrario. ¿Se manda buscar el pliego?
&r. Cantilo.—Si el papel ha veniÜo aqui en
demanda de algun desagravio, ó pidiendo algun
ciudadano
Sr. Alsina.—Pero no se ponga en casos es
peciales.
Sr. Torrent.—Yo creo que debe conservarse
de alguna manera.
Sr. Alsina.—Yo creo que por indecoroso que
sea un pliego, debe ser la Cúinara quien sobro
él decida y no librarlo á la voluntad del Presi
dente, porque no es mas que el órgano por don
de viene el asunto al conocimiento de la Cá
mara.
Sr. Presidente.—¿El Sr. Diputado propone algo?
Sr. Alsina.—La supresion del iuciso. Lo de
mases ponerse en el caso de que sea un loco
quien haga el escrito, pónganse tambien en el
caso que no sea un loco.
Sr. Cantilo.—Puede suceder tambien esto
que viniese una nota sin firma.
Sr. Alsina.—Eso se ha hecho ya otras veces:
la Secretaria manda á su oficial á la oficina res
 SESIÓN DEL 13 DE JUNIÓ DE 1862.
pectiva, para hacer notar la falta, y alli se llena
ese vacio.
Sr. Quintana.—Propongo lo siguiente: "reser
var los que fueran inadmisibles instruyendo de
todoá la Cámara en la proxima sesion."
Sr. Monies de Oca.—Yo hago mocion para
que se borre completamente. Veo entre las atri
buciones del Presidente, la de recibir y abrir los
pliegos á esta Cámara y desde entonces, hay
necesidad de instruir ála Cámara. •
Sr. Quintana.—Pero hay otro art. que dice:
que todos los proyectos que entran deben leerse.
«Sr. Montes de Oca.—Cuando lleguemos alli
hablaremos. . veces la espresion dominante de la Cámara, lo
Sr. Quintana.—¿Y que inconveniente tiene
en aceptar esa redaccion, si esa es su idea?
Sr. Montes de Oca.—Es una repeticion inútil
yo insisto en que se borre el art.
Sr. Presidente.—Se votará primero el art de la
Comision..
Leido este fué aprobado por 27 votos contra 3.
Sr. Garda (D. J. A.)—Desearia que los Sres.
de la Comision tuvieran la bondad de contestar
me con arreglo al art. 22 quien preside á la Cá
mara, durante el receso, por que es necesario
que quede un Presidente.
Sr. Elizalde.—No queda nadie.
Sr. Garcia (D. J. A.)—Debe quedar alguien
que presida á las proximas sesiones preparatorias.
Sr. Presidente.—Observaré á la Cámara que
en el periodo en que se cierra las sesiones, que
dan algunos trabajos pendientes.
Sr. Elizalde.—Entiendo que cuando las Cá
maras están á punto de cerrarse, resuelven lo
que se ha de hacer.
¿ir. Oroño.—Yo quisiera que se modificase el
art. 21 ó 22 formando uno solo de los dos. El
21 dice: antes dela apertura del Congreso, la Cá
mara en sesion preparatoria nombrará á plurali
dad de votos un Presidente y yo agregaria cuyo
cargo durará todo el tiempo de las sesiones. Es
un inconveniente Sr. Presidente, la eleccion de
Presidente á cada paso. Las razones que se
han aducido por un miembro de la Comision
uo me satisfacen. El ha dicho que se ha
querido conciliar que al hacer el nombra
miento en las sesiones preparatorias, no están,
por lo general todos los Diputados y que por con
siguiente es •privarle del derecho que tienen á
esta eleccion. Cuando se hace la apertura de
las Cámaras están todos los miembros del Congre
so ó la mayor parte y por consiguiente no existe
el Inconveniente de que ha hablado el Sr. Miem
bro de la Comision y lo presentaria sin duda el
que se tuviera que estar eligiendo cada dos me
ses, Presidente. Yo votaré, pues, por el art. con
la modificacion que he indicado. •
Sr. Zavaleta.—El cargo de Presidente en una
Asamblea deliberante tiene las atribuciones que
acaban de leerse. El Presidente segun la par
cialidad que manifiesta durante sus funciones
puede hacer mucho bien á los de su parcialidad
ó mucho mal á los que no lo sean. Es pues nece
sario atender á este inconveniente, lo que se lo
gra con lo que propone la Comision. Por otra
parte el nombramientode Presidente es muchas
que puede variar, como es muy frecuente en las
cuerpos Representativos. Por esto es que la
Comision ha querido conservar el articulo del
Reglamento de la Cámara de Diputados de la
Nacion.
Sr. Oroño.—Por las mismas razones que el Sr.
Diputado acaba de esponer, se vé el inconveni
ente que traeria la eleccion de Presidente cada
dos meses y medio. Si es tan variable laopinion
de la Cámara y si esa fuera una razon para hacer
lo que la Comision propone, tendriamos que re
petir esa eleccion mas á menudo y estariamos
haciendo elecciones cada mes, conforme á la ma
yoria de la Cámara en tal ó cual sentido. Si la
Cámara teme la influencia del Presidente, que
puede ser contraria en tal ó cual sentido, esa mis
ma Cámara que quiere huir de esa influencia,
tiene el poder por la mayoria de huir de tal ó
cual disposicion que el Presidente con su voto
quisiera consagrar. Mientras tanto hay el incon
veniente dela repeticion de las elecciones y las
atribuciones del Presidente son muy señaladas.
Si: Zavaleta. —¿Que peligro habria en repetir
las elecciones?
Sr. Oroño.—No peligro sinó incon veniente
repetir una eleccion, hecha ya y esto sin resulta
do alguno.
Sr. Cautilo.—La mente de la Comision, como
dije al principio, era que al hacer este nombra
miento, se dejase al resto de la Cámara, emitir
una opinion sobre su Presidente permanente,
puesto que en las sesiones preparatorias viene
poco mas de la mayoria de los miembros y en
tonces queda una tercera parte, cuando menos,
de la Cámara de Diputados sin emitir un voto
que debe tener. Es tambien con el objeto de
mantener un Presidente que tenga siempre la
confianza de la Cámara y como puede ser que el
que desempeñe ese puesto lo merezca, queda li
 150 SESION DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
bre la Cámara para reelegirlo y en ese caso se
hace la votacion en media hora.
Sr. Orofío.—¿Y entonces por que hacerlo?
Sr. Cantilo.—¿Y si no inspirase confianza? No
es decir que merezca acusacion su modo de pro
ceder, sinó que por sus opiniones, se inclina á
uno ú otro lado. Las funciones de Presidente
tienden á darle la posicion de Juez y por eso se
buscala mayor imparcialidad posible, y por eso
dice el Reglamento, BC elegirá Presidente dos
veces durante el periodo Lejislath*i pudiendo no
obstante ser reelegido.
Sr. Torrent.—Apoyando la mocion que ha he
cho el Sr. Diputado por Santa Fé, diré que las
razones que oigo á varios de Ios Sres. de la Comi
sion son las que me deciden á uniformar mi opi
nion con las del Sr. Diputado que acabo de nom
brar.
Se dá como una razon poderosa para sancionar
esa disposicion el que el Presidente pueda con
ducirse mal en sus funciones y por que en tal
caso es necesario y conveniente reservar á la
Cámara el derecho de removerlo. Esto se dice
despues de haber reconocido que las funciones
de Presidente son importantes, que tiene en mu
chos casos que hacer de Juez, y á este funcionario
y á este juez en casos graves se le impone la
condicion de ser removido de su puesto,
Sr. Zavaleta.—No es remocion.
Sr. Torrent.—Ponganse los Sres. en el caso de
que este Presidente se plegue á la idea de la
mayoria por conservar ....
Sr. Quintana.—Muy poca conciencia ha de
tener ese Presidente que por conservar su puesto
ha de seguir una opinion contraria á la suya.
Sr. Torrent.—Poca conciencia se supone en el
- Presidente cuando se crée que pueda plegarse á
un partido.
Sr. Quintana.—Puede hacerlo por efecto de
sus ideas y convicciones, que es cosa muy distin
ta de plegarse, por el de deseo seguir siendo
Presidente.
Sr. Torrent.—No por el deseo de seguir sien
do Presidente, sinó por tener esa grande influen
cia, puede tener un interes positivo en ello y no
ser imparcial. El Sr. Diputado sabe mejor qui-
TA que yo, que á ciertos jueces se les acuerda el
caracter de inamovibles, precisamente por guar
dar su independencia.
Lo tinico que puede pesar en el animo es la ra
zon de que no todos los Diputados se encuentran
precisamente en las sesiones preparatorias, pero
es un inconveniente que cede en presencia de
otras razones. Tampoco se encuentran muchos
Diputados cuando la Cámara empieza á funcio
nar y asi mismo legisla sin que esto ofrezca un
inconveniente. Por estas razones estoy de acu
erdo con la opinion enunciada por el Sr. Dipu
tado por Santa Fé.
Sr. Laprida.-—Yo tambien estaré con el Sr.
Diputado que acaba de hablar, que el Presidente
se elija por una sola vez. El único inconveniente
que veo es el que se ha indicado ya, que todos
los Diputados no esten presente á la eleccion, pero
eso puede quedar salvado. Puede suceder eso
por la primera vez pero despues hagase el nom
bramiento al fin de las sesiones, cuando esten
presente casi todos los Diputadosy entónces no
existirá este inconveniente para lo futuro. Esta
es una de las razones que tengo para adherirme
- á la modificacion propuesta.
Sr. Elizalde.—Yo creo que los Sres. Dipu-
j tados que han propuesto la modificacion al art.
de la Comision no bandado ninguna razon de
fundamento para que no se acepte el temperamen
to que la Comision propone. Yo creo que el Presi-_
dente de la Cámara debe ser la represion genui
na de la mayoria de la misma. No entiendo un
Presidente que represente la minoria y creo que
siempre que se consulte á la Cámara sobre cual
debe ser la persona que haya de desempeñar la
Presidencia, no está demas que se haga con algu
na repeticion. Esta consideracion, agregada á
la otra que se ha hecho tambien de que en sesio
nes preparatorias, cuando se nombra Presidente,
no concurre generalmente sinó un número dimi
nuto de los miembros que compone la Cámara es
muy atendible. El Sr. Diputado propone otro
temperamento. Dice que al fin de las sesiones PC
nombre Presidente, pero es que para las proxi
mas sesiones vienen nuevos Diputados.
Sr. Orono.—Pero es que la renovacion no se
hace sinó cada dos años.
Sr. Elizalde.—El temperamento que propone
el Sr. Diputado podria servir cuando mas para
este año, pero en el proximo tendriamos la misma
dificultad yen un Reglamento, no se pueden con
signar disposiciones semejantes.
Sr. Presidente.—Se votará primero los dos
art. de la Comision.
Puesto á votacion si se aceptaban ó no los art
21 y 22, asi se resolbió por afirmativa contra 9.
Sr. Cantilo.—Me ocurre una duda? No seria
conveniente poner al fin del articulo 32 acom
pañando sus actos con la firma del Secretario.
Sr. Garcia (D. J. A.)—Ya se sabe.
Sr. Obligado.—Está mas adelanto.
Se puso á discusion el titulo 8°.
 SESIÓN DEL 13 DE JUNIO DE 1862.
Sr, Garda (l). J. A.)—Yo creo que podria
agregarse un art. para suplirá una deficiencia de
lo que se ha establecido" sobre sesiones prepara
torias. ¿Quien preside á la primera de esas se
siones? Creo que hay inconveniencia en repetir
eso de la Presidencia del mas anciano. Ademas
que durante el recoso hay trabajos importantes
en la Secretaria que no quedan concluidos. Po^-
dria agregarse, pues, un art. que los Presidentes
y Vice Presidentes que estuvieran en ese momen
to ejerciendo el cargo, fuesen los que quedaron
encargados de la Policia de la casa y presidiesen
n la I.1 sesion preparatoria.
Sr. Alsína.—Son Diputados que se van, los
secretarios continuan esos trabajos.
Sr. Quintana.—Son bastantes los Secretarios
Sr. Garda (D. J. A.)~iY si la sesion se pro
Ion "ase vamos á hacer una nueva eleccion de
CT
Presidente? ¿Que se hace?
Si: Zavaleta. —El Poder Ejecutivo convoca al
Congreso.
¿ír. Gai^oia (D. J. A.)—'tDesde cuando se cu-
entimlos dos meses y medio?
Sr. EÜzffMe.—VesÚQ el 1.° de Mayo.
Sr. Garda (D. J. A.)—¿Y en esta vez desde
cuando?
Sr. Cantilo.—Ese no es caso reglamentario;
«erá materia de una declaracion de la Cámara"'
Estamos procediendo en la inteligencia que el
-cargo de Presidente tiene muchas ventajas sobre
el de Diputados y yo creo que el Presidente mu
chas veces no desearia su puesto.
Aprobado el titulo 3.° se pasó Á cuarto inter-
rnudio, despues del cual se dió cuenta del despa
cito de la Comision do diplomas, sobre los Di
putados de Salta.
Sr. Ruis Moreno.—La Comision se ha hecho
cargo de los documentos remitidos á la Cámara
do Diputados y encuentra en debida forma la
eleccion de estos Sres. Hay un departamento
cuya eleccion es viciosa, pero no importa para la
validez de la eleccion, por que el total de votos
e-r tres mil y tantos y ese departamento solo ha
(lado 244 con la circunstancia que los votos apa
recen en favor de los mismos individuos, ademas
iie que por la ley con las dos terceras partes es lo
suficiente para aprobar una eleccion. Estas son
las razones quo ha tenido hu Comision para for
mular el proyecto que se ha leido:
Despues de aprobado el proyecto en general
por afirmativa general, observó el.
Sr Zavaleta.—Creo que debe ponerse por los
Diputados electos.
Sr. Ruiz Moreno.—Si seUor.
151
Se aprobó en particular el proyecto por afir
mativa general, quedando sancionado .asi:
La Cámara de Diputados tfe la Nacion: de
creta:
Art. 1.° Apruébanse los diplomas presenta
dos por los Diputados electos en la Provincia de
Salta, Dr. D. Joaquin Bedoya, D. José E. Uri-
burú y D. Cleto Aguirre.
Art. 2.° Comuniquese al Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional álos fines consiguientes, y á
i los electos, para que se presenten á prestar el ju-
j ramento de ley.
Se prosiguió discutiendo el titulo 4.° del Re
glamento: 1.a seccion.
Sr. Montes de Oca.—Desaria que se me dije
ra en que articulo está consignada la obligacion
que tiene el Secretario de firmar los documen
tos con el Presidente. Un Sr. Diputado hizo
mocion al discutirse el titulo S.°, con motivo del
articulo 32, para que se consignara y entónces
algun Sr. Diputado dijo que no habla necesidad
porque estaba mas adelante, pero yo no lo en
cuentro.
Sr. Cantilo.—En este momento no puedo
decir donde esté, pero la Comision lo tuvo pre
sente.
Sr. ElizaMe.—Puede agregarse en el articulo
sancionado antes.
Sr. Quintana. —O puede ponerse aqui como
un inciso 8.°
Sr. Zavaleta. —Por algun error de redaccion
se ha suprimido.
Sr. Ahina.—La práctica es esa: autoriza el
Secretario respectivo porque se reparte el traba
jo por mes.
Sr. Cantilo. —¿Se servirá decir el Sr. Diputa
do donde debe ir?
Sr. Alvina.—Entre las obligaciones del Se
cretario redactor de actas, debe ser la primera
porque es la mas importante.
Sr. Zavaleta.—Es mejor ponerlo en la segun
da seccion; es mas propio.
Sr. Montes de 6>«r.—Viene á serlo mismo.
Puesto á votacion si se aceptaban los articu
los desde el 33 hasta el 36 inclusive, fueron apro
bados por afirmativa general: en discusion la
seccion 2.*
Sr. Montes de Ooa. —Propongo que en el ar
ticulo 37 se diga: "el Secretario redactor de ac
tas autorizará los documentos firmados por el
Presidente."
Sr. Elizalde.—Es un art. separado.—(Se leyó.)
Sr. "Presidente.—Se votará.
Sr. Alsina.—Está aceptado.
152 SESIÓN DEL 13 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Quintana.—Dice el articulo 40: "llevará
por separado cuadernos y libros de actas reser
vadas, las cuales serán leidas y aprobadas en
una sesion inmediata, que será tambien secreta
y trasladadas en la misma forma detalladas en
los articulos anteriores." Deseaba saber de la
Comision si este articulo ordenaba una sesion
secreta nada mas que para la lectura del acta ó
si, se remite la lectura á otra sesion secreta, vi
niese cuando viniese.
Sr. Zavaleta.—El pensamiento de la Comi
sion es que eso se haga en la sesion inmediata,
para que entonces se puedan hacer las correc
ciones necesarias.
Sr. Quintana.—Eso precisamente envuelve
un inconveniente muy grande y es que la segun
da aprobacion necesitaria otra y otra y otra y asi
hasta lo infinito.
Sr. Canillo.—Tal vez falta á esteart. ser mas
esplicito. La sesion inmediata, dice y eso se
puede hacer no abriendo las puertas de la Cáma
ra hasta despues de estar aprobada y despues de
hacer constar el Secretario que esa acta fué apro
bada y firmada.
Sr. Quintana.—Pero de esa sesion secreta es
necesario levantar acta.
8r. Zavaleta.—No hay sesion.
Sr. Quintana.—Si la hay; por que se llama •
sesion no solo aquella en que se toman disposi--
nes importantes, sinó toda reunion- de un cuerpo
deliberante en que se toma una resolucion cual
quiera ya sea de importancia ó no, en ese caso el
procedimiento seria infinito, puesto que seria ne
cesario levantar un acta de cada acto por separado.
Sr. fclizalde.—En esa sesion secreta en que se
diera cuenta de la sesion anterior se podria levan
tar en el acto, la acta de esas sesiones, por que la
sesion que se haga con ese solo objeto tiene que
ser sumamente corta.
Sr. Alsina.—Será corto, largo, grande ó pe
queño, pero en esa sesion secreta se tiene que dar
cuenta de la ultima sesion secreta.
Sr. Elizalde.—Pero en esa segunda sesion no
solo se aprueba el acta de la anterior, sinó la del
mismo momento.
Sr. Alsina.—Para mi es una cosa nueva.
Sr. Albarellos.—¿Porque? ¿No se hace lo mis
mo en Asamblea General? Que se cierre esa
a ?ta y, se lea cuando venga otra sesion secreta.
Sr. Cantólo.—Tendria este inconveniente que
una Cámara aprobaria le que no hizo ni conoció.
Sr. AlbarellvH.—Lo mismo sucede-en Asamblea
General.
Sr. Quintana.—La Cámara es la misma aun
que cambia en las personas.
Sr. Cantilo.—Ya he dicho que me parece poco
esplicito el art. Podria hacerse de este modo: des.
pues de aprobada el acta de la anterior, suspen
der un breve tiempo Ja sesion, para que los Se
cretarios dijesen en seguida reunidos los Sres.
Diputados aprobaron el acta de este procedi
miento.
Sr. Quintana.— Pero de eso es preciso levan
tar acta tambien.
Sr. Garda (D. J. A.)—Esa acta"se aprueba en
el mismo momento.
Sr. Ohliijado(D. A. f-.)—Es lo que se ha he
cho siempre.
Sr, Cantilfi.—La Comision adoptará cualquier
temperamento? Si el -Sr. Diputado que ha ma
nifestado dudas quisiera proponer algo?
Sr. Quintana.—Yo no tenia medio alguno
por eso hice notar el inconveniente.
Sr. Obligado. (I). A. (7.)—La practica ha sido
esa.
Sr. Garda D. J. A.')—En las sesiones secre
tas no hay taquigrafos.
Sr. Presidente.—Segun este Reglamento, ha
de haber taquigrafos, porque tienen que prestar
juramento. Quiere decir que no hay ninguna
modificacion que hacer.
Sr. Albarcü-os.—Se harán en la sesion veni
dera.
Sr. Presidente.—Entónces se votarán todos
los articulos contenidos en esta sesion, tal como
los propone la Comision.
Si: tíuiz Moreno.—Con la adicion respecto
del Secretario.
Sr. Presidenie.—Si Señor.
Sr. Elizalde.—Eso ya se votó.
Sr. Presidente.—No, señor, se dejó para
aprobarlo despues.
Se-va á votar si se aprueba esta seccion con la
modificacion propuesta en el articulo 31.
Se votó y resultó aprobada por afirmativa ge
neral.
Sr. García (D. P.)—Puede levantarse la se
sion, porque ya es tarde.
Sr. Presidente.—Continuará entonces la dis
cusion en la sesion próxima.
Se levantó la sesion á las cuatro y media tle
la tarde.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA IACM
Num. 8.

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862

En Buenos Aires á 16 de no tomaban parte en las sesiones secretas, y por

Albarello». Junio de 1862; reunidos en esta razon es que no prestaban juramento de
AMna.
lilnlK-0. . su Sala de Sesiones los Sres. desempeñar fielmente su cargo.
Cabral. Diputados (del múrjen) el Sr. La Comision ha creido que debia proponer á
«anillo.
<lvlt. Presidente proclamó abierta la Cámara esta iunovacion, áfin de que los ta
Castro. la sesion. Leida, aprobada y quigrafos puedan concurrir á las sesiones secre
JBel Blo.
Kllzalde firmada el acta de la anterior tas. Muchas veces sucede que no conviene dar
Garría « . A.) al público los asuntos que han sido motivo de la
García (P.) prestaron juramento los Sres.
Coroirtlaga I..; Diputados electos por la Pro sesion secreta; pero pasado algun tiempo, cesa
Gorostlaga u,
Granel. vincia de Salta, Dres. D. Jo ese inconveniente y la Cámara manda publicar
Gatlerrez. sé TJriburú, D. Joaquin Be las sesiones que han tenido lugar. La Comision
I Larra.
Lapridu. doya, y D. Cleto Aguirre. pues, ha creido que puede ser conveniente que
I. ir,mía. Se dió cuenta en seguida de esas sesiones se publiquen integras y por eso es
marmol.
JIontes de Oca. dos acuses do recibo del En que ha propuesto esa iunovacion.
Oroño. cargado del Poder Ejecutivo Sr. Elizalde.—iComo dice el art? (Se leyó-)
Padilla.
Quintana. Nacional sobre la ley que se Sr. Marmol.—Opino, Sr. Presidente, por que
Torrent. le comunicó acortando el tér el nombramiento de los taquigrafos sea hecho por
Vlllnnueva.
Zabaleta. mino paralanueva eleccion de el Presidente,—cuando llegue á haber alguna
CON AVISO. Diputados en Córdoba y so vacante. El nombramiento hecho por la Cá
Obligado (A. C.)
Kulz moreno. bre la nota de la aceptacion mara, tiene el inconveniente de que la persona
de los diplomas de los Diputados por Salta; que fn quien recae tiene que continuar en su destino
se destinaron al archivo. mientras no venga otra vacancia. Es dificil pro
Se pasó á la órden del dia con la lectura de ceder asi en los cuerpos colegiados, en que gene'
la seccion tercera del proyecto de Reglamento. raimente hay mucha espontaneidad para acep'
Sr. Presidente.—Se va á votar si se acepta ó tarlos, y mucho retraimiento para destituir. Ade
no esta seccion segun se ha leido. mas, su buenaó mala conducta puede no depen
Se votó y resultó aprobada por afirmativa ge der dela voluntad del empleado, sinó simple
neral, i mente de su mas ó menos habilidad en el arte
Entró en discusion el titulo 5.° que profesa.
• Sr. Zavaleta.—El articulo 52 que ha leido el Si se toma un taquigrafo nuevo, y resulta que
Sr. Secretario, no figuraen el proyecto reparti no es bueno, hay que someter esto en presencia
do. Por lma equivocacion, no se halló en el de él, para que la Cámara decida si se ha de des
orijinal que se mandó á la imprenta, y en este tituir ó no; ella hace el nombramiento: ella sola
articulo la Comision ha propuesto una innova puede destituirlo. Es mejor, pues, dejar esto al
cion que altera la práctica que se ha seguido Presidente. Sise vé con el tiempo que el taquí
hasta ahora. Antes de ahora, los taquigrafos grafo no es bueno, y se sabe que hay otro, enton
21
 154 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
ees el Presidente hará lo que mejor convenga.
Estoy, pues, por que la eleccion sea hecha por
el Presidente. (Apoyado.)
Sr, Zavaleta.—Como miemhro de la Comision
yo no insistiré en que sea la Cámara precisamen
te quien nombre los taquigrafos, sin embargo^
diré lo que ha sucedido en la Comision. La
comision ha encontrado en diferentes reglamen
tos, que el nombramiento de los taquigrafos es
hecho por las Cámaras, y no ha creido que habia
razon poderosa para introducir una iunovacion
en esta parte. Es por eso que ha dejado ese art.
como lo ha encontrado en los otros reglamentos
pero no insiste en él.
No se si los demas Sres. Miembros de la Co
mision aceptaran la indicacion del Sr. Diputado.
Sr. Cantilo.—Podria quedar entonces el art-
asi. El Presidente nombrará dos taquigrafos.
Sr. Presidente.—Tenga la bondad de leer, Sr.
Secretario el art. como queda redactado. (Seleyó.)
Sr. Zavaleta.—Deben suprimirse las palabras
defuera de su seno.
Sr. Alsina.—Esie es un articulo nuevo que
parece que no ha sido repartido. Tenga la bon-
ban el Sr. Secretario de volverlo á leer. (Se leyó.)
Desearia, saber Sr. Presidente que se entiende
por "asistencia simultanea" ¿es venir á la sesion
los dos, ó asistir los dos al acto de la sesion para
funcionar á la vez?
A$T. Zavaleta.—Desde que dice simultanea
mente, no puede ser de otro modo.
Sr. Alsina.—Es que para eso hay un inconve
niente que no sé como podria allanarse; seria
preciso que hubiese cuatro taquigrafos para en
trar dos á la vez, por que dos taquigrafos no pue.
- den estar 4 ó 6 horas trabajando, por que es im.
posible. La practica ha sido asistir simultanea
mente; pero despues como no se puede estar tanto
tiempo, asiste una hora cada taquigrafo; y mi,
entras el uno toma los discursos, el otro puede
traducir. Creo, pues, que no es necesario que
asistan los dos á un tiempo, puesto que no hay
necesidad de que los dos traduzcan lo mismo.
Sr. Albarellos.—Yo creo que no quiere decir
fao el reglamento, sino que concurran & la sesion
tos dos.
Sr. Alsina.—¿No ha oido, señor?
Sr. Albarellos.—No quiero decir que esten
escribiendo los dos, sino que asistan los dos, y es
como debe entenderse.
Sr. Canillo.—La Comision ha seguido en este
articulo, la practica actual, y lo que ha querido
establecer es que ambos taquigrafos concurran
4 la sesion no que ambos estenescribiendo; que
ellos distribuyan el trabajo como lohacen actual
mente, pero que ambos concurran á la sesion.
Sr. Marmol.—Yo creo que debe quedar el
art. como está, por que los taquigrafos, deben
concurrir á la Sesion los dos, simultaneamente.
Lo que hay es una cosa, señor, y es que es nece
sario tomar mas taquigrafos, como es necesario
tomar mas empleados. Es una economia mal
entendida la que va estableciendosé en este cuer
po, multiplicar el trabajo de los hombres, recar
garlos demasiado, es inutilizar el trabajo. Los
taquigrafos estan asistiendo á cuatro Cámaras, y
si á la noche hay Cámara provincial, por ejemplo
estos taquigrafos no tienen tiempo material para
traducir lo que en este momento estan taquigra
fiando. Mañana á-las doce, hay Senado y no
tiene tiempo material, para traducir lo que en
esta noche hayan escrito.
Una vez que demore un dia esta traduccion . .
¡Adios! entra la confusion, y no pueden desem
peñarse dos taquigrafos que no son de primera
fuerza, como los de Inglaterra, por ejemplo que
dicen ser los primeros del mundo. Dos taquigra
fos para cuatro Cámara? seria- una cosa nunca
vista.
Sr. Zavaleta.—La Cámara no nombra sinó dos.
Sr. Marmol.—Es que el reglamento puede
decir eso, que nombra dos; pero no los que sir
ven á las otras Cámaras.
Sr. Albarellos.—Eso no puede decir el regla
mento.
Sr. Marmol.—Digo que la Comision hace bien
en aconsejar por el proyecto de reglamento que
vengan dos taquigrafos á esta Cámara; pero en
lo que hace mal, es en estar nombrando los mis
mos taquigrafos de las otras cuando hay los bas
tantes en el pais. Sea que la Cámara los nom
bre, sea que los nombre el Presidente, hay que
traer mas taquigrafos á estos cuerpos deliberan
tes, por que es imposible que pueda desempeñar
se un hombre cuando el tiempo material le falta
aun que sea de primera fuerza, para la traduc
cion. Sabido es que lo taquigrafiado en una hora
necesita dos para la traduccion.
Sr. Garcia (D. J. A.)—¿Es una indicacion
que hace el Sr. Diputado para que quede el arti
culo tal como está, ó quiere poner algun taqui
grafo nuevo, ó dos mas, por que los hay en el
Sr. Alsina.—Mientras no haya cuatro taqui
grafos ¿como quiere que asistan los dos simulta
neamente? De todo lo que ha dicho, solo resulta
probado que es malo el articulo de la Comision.
 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
>Sr. Marmol.—Digo que la Comision hace bien
en establecer que los taquigrafos asistan simul
taneamente álasesion.
ftr. Alsina.—Mientras sean dos, no pueden.
Sr. Marmol.—Pero pueden venir mas. Lo
que hay es que estos mismos dos asisten á las
cuatro Cámaras.
fir. Alsina.—Es que yo no hago discurso al
aire.
&í: Marmol.—¿Como al aire? señor, si el dis
curso es á la tierra.
Sr Alsina.—Es al aire. Si hubiera otro ta-
quigrafo, vendria- bien; pero tomemos las cosas
como son. No hay mas que dos. ¿Como se hace
como pueden asistir alternativamente?
Sr. Marmol.—Xo que me parece verdadera
mente al aire, es enojarse por eso.
Sr. Alsina.—No, señor; pero asi como al Sr-
Diputado le dá por hacer discursos al aire, á mi
me dá algunas veces por alzar la voz. ¡Cada
uno tiene su flaco!
Sr. Marmol.—No sé lo que habrá traido el ene
jo del Sr. Diputado.
Sr. Alsina.—Es el apropos.
Sr. Marmol.—Creo que esta indicacion puede
bastar, Sr. Presidente, para saber lo que se ha
de hacer.
Sr. Cantílo.—Si la Cámara adopta este arti
culo, quiere decir que establece el juramento de
los taquigrafos. Por lo que hace á mi, aunque
individuo dela Comision, no insistiré en esta
parte, desde qite se indica la necesidad de cam
biar ó renovar los taquigrafos, segun la necesidad
dela Cámara. Asi mismo, si se quiere dejar el
juramento, apesar de ser atribucion del Presi
dente el nombramiento, puede quedar.
Sr. Marmol.—Si, señor desde que se ha esta
blecido que deben concurrir á las sesiones secretas
debe quedar.
¿sr. Canillo.—Era una observacion simple
mente.
Sr. Presidente.—Se votará si se halla sufi
cientemente discutido el titulo ó no.
(Se votó y resultó afirmativa.)
Enseguida se Votó el titulo como quedó acor
dado, y se aprobó por afirmativa general. Entró
á discusion el titulo 6.°
Sr. Marmol.—Señor de todos los titulos del
reglamento, este es sin disputa el mas importan
te, por cuanto se roza mucho con ambas Cáma
ras. Hace mucho tiempo. que hay un pensa
miento que no carece de ejemplo, y es el de las
comisiones mistas, el de las comisiones de ambas
Cámaras, no para que dictamine, por ejemplo, la
155
Comision de Lejislacion de la Cámara de Dipu
tados con la Comision de Lejislacion del Senado,
por que-esto no podria ser, sino para oir su opinion
y atraerla si es posible á participar de la opinion
de la Cámara de Diputados (estoy poniendo un
ejemplo:) á fin de que cuando vaya el proyecto á
la Cámara de Senadores, y á la Comision á que
pase, tenga conocimiento de el. Esto es hasta
cierto punto, la union de ambas Cámaras por me
dio de sus Comisiones. Para esto seria necesario
ponerse de acuerdo las dos Cámaras; pero me
parece que un articulo en este titulo podria faci
litar, sin darle un caracter imperativo, el acuerdo
de ambas para arribar á la reunion de las Comi
siones mistas. Un articulo que dijera, por ejem
plo. "Con el acuerdo de la Cámara de Senado
res, las Comisiones de la Cámara de Diputados,
para todo despacho de ley, se unirán á las Comi
siones, de igual clase de la Cámara de Senadores,
Y dejarle al Presidente la facultad de dirijirse al
de la Cámara de Senadores á fin de que hubiera
igual compromiso por parte de aquella. Asi,
cuando la Comision de negocios constitucionales
por ejemplo se reuna, da parte á la %del Senado,
para unirse las dos.
Yo propongo esta idea, y la redaccion la haré
en dos minutos. Si á la Cámara le parece.
Sr. Za/oaleta.—Yo creo, Sr. Presidente sin en
trar á discutir la conveniencia de la idea propu.
esta por el Sr. Diputado que deja la palabra, qut-
esto no puede ser materia del reglamento. La
Cámara de Diputados podria establecer que las
Comisiones de su seno se reunieran con las Co
misiones correspondientes de la Cámara de Sena
dores para discutir sobre los asuntos que se les
pasase, pero esta Cámara no puede establecer
regla alguna respecto delas Comisiones de la
Cámara de Senadores ni el Presidente de esta
puede ponerse de acuerdo con el otro Presidente
ni se puede imponer á las Comisiones, obligacion
alguna que no este impuesta por el reglamento.
Sobre todo este reglamento es completamente in
terno, de la Cámara de Diputados y vamos á
confundirlo con el de la Cámara de Sena
dores.
Creo, pues, que no puede aceptarse la indica
cion del Sr. Diputado por esa razon.
Sr. Marmol.—Todo depende de la redaccion.
Si se dijera las comisiones harán tal cosa, previo
conocimiento á este respecto de la Cámara de Se
nadores, quedaria salvada la dificultad.
Sr. Zavaleta.—A mi juicio, creo que es convo.
niente,las comisiones mistas, una vez resuelta por
156 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
la Cámara; pero el modo de hacerlo, es puramen Yo opinaria que una vez despachado el asunto
te mecánico. ¡n un caso muy raro, que no haya orden del dia,
Sr. Cantilo.—Las dudas que sugiere el Sr. Di i1 Presidente lo reparte, como tal para que ven
putado que acaba de hablar, deben atenderse en gan los Diputados á su tiempo á discutirlo, y no
mi opinion; pero no es este el momento oportuno. citar á la Cámara, para darle cuenta del despa-
Hay reglas comunes de las dos Cámaras, que se ;ho de la Comision.
acuerdan por una y otra, por medio de comisio Sr. Zavaleta.—Creo. Sr. Presidente que la idea
nes nombradas al efecto. Entónces cada Cáma del Sr. Diputado por Buenos Aires que acaba de
ra sanciona un reglamento, en que se establecen iablar, es disminuir el número de Sesiones, á
ías reglas comunes de ambas, y en ese reglamen menos que no haya discusion pendiente sobre los
to, no solo se establece la disposicion que ha pro objetes que formen la orden del dia, y se funda
puesto el Sr. Diputado sino que abraza tambien üi que ne debe haber sesion esclusivamente para
otras circunstancias, como por ejemplo, la inscrip dar cuenta de los asuntos entrados. Yo creo.
cion y la firma de las leyes, que deben hacerlo Sr: Presidente que no debe aceptarse eso. La
ambos Presidentes, la comunicacion, y rectifica Cámara puede acordar, despues de darse cuenta
cion, de los testos, que deben hacerlo tambien del despacho de la Comision, ocuparse inmediata
ambos Presidentes con el Secretario respectivo; mente, sobre tablas, de los asuntos que la Comi
pero esa es materia de un reglamento especial. sion haya despachado, y con el espediente que
Cuando llegue el caso, que será despues que ha propone el Sr. Diputado eso seria imposible.
yamos concluido con este, se tratará de darle al Por otra parte no puede decirse que la Cáma -
gun camino á la indicacion propuesta. ra no tenga que hacer, por que varios Diputados
Sr. Albarellos.—¿Qué diferencia hay entre «1 pueden presentar proyectos, que puwden impor
"art, 61 y el 62? tar muchisimo discutirlos inmediatamente. Si
Sr.Za¿valeta.—Puede suprimirse el 62. se adoptara la idea que el Sr. Diputado propone
Sr. Cantilo.—El articulo que aparece bajo el se retardaria mucho mas la discusion de esos pro.
número 62, puede suprimirse. yectos, y en tal caso, sufriria mas bien un perjui
(Asi se acordó.) cio, el servicio público.
Sr. Marmol.—¿La Cámara cita para dar cuen La practica que ha citado, de queno concurrian
ta de los asuntos entrados? los Diputados parece que no debia invocarse,
Sr. Cantilo.—Es mas adelante. por que las Cámaras Provinciales, no pueden
Sr. jElizalde.—Es en este mismo titulo. servirnos de norma, por que ellas funcionan sin
Sr. Zavaleta.—Es el art. 134 dietas, mientras que las Cámaras de Diputados
Sr. Mizalde.—Es correlativo con este. del Congreso, están gastando una gran cantidad
Sr. Cantílo.—Lo que dice el Sr. Diputado por de pesos. Asi es que esta, no porque se diga
Buenos Aires, es exacto; el Presidente no puede que no hay orden del dia, no debe concurrir.
reputar como orden del dia, segun este regla Por consiguiente, yo creo que el art. debe quedar
mento, los asuntos que no hayan entrado. conforme está.
Sr. Marmol.—Ahi iba yo. Sr. Mármol.—Quisiera que el Sr. Diputado
Sr. Presidente.—-Por el art. 27 es atribucion se fijase en el hecho practico, tal como lo voy á
del Presidente designar los asuntos qfie deban establecer, para ver que no se pierde tiempo algu
formar la orden del dia. no en recibir el Presidente en su casa, por ejem
Sr. Marmol.—Los Sres, de la Comision me plo, el despacho de la Comision:* no hay orden
permitirán observarle, que seria mas conveniente del dia para mañana, y en vez de citar á la Cá
establecer, como está establecido en la Cámara mara á fin de informarle de que la Comision ha
de Senadores de la Provincia. . Cuando una Co dado cuenta de esto, cita para ocuparse de este
mision despacha, no reune el Presidente á la Cá asunto. De manera que lejos de perder tiempo
mara, para decirle que tal comision ha despacha como dice el Sr. Diputado lo gana. En vez de
do. Se veia, Sr. un caso practico, que no venian decir el Presidente venga mañana á oir esto, y
los Diputados á esa sesion y hacian muy bien. vayanse en seguida á sus casas dice venga á ocu
Los hacian venir desde su casa, en una ciudad parse de este asunto y esta es la citacion que se
tan grande como esta, para decirles el Presiden daria á los Diputados. Si hay alguno que quie
te ya despachó la Comision—otro dia trataremos ra presentar proyectos, tanto mejor; si se quieren
del asunto: no venia nadie. hacer interpelaciones para la Sesion siguiente lo
 SELION DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
mismo. Lo que yo no quiero es que haya sesion
para sentarse aqui y mandarse mudar en seguida.
Sr. Zaealeta. —No puede saber el Sr. Diputa
do cuanto durará Ja impresion de los proyectos.
Sr. ¿Carmel.—Media hora; pero suponga este
caso practico: hoy no hay sesion, y la comision
dice aqui está este despacho; no hay orden del
dia para mañana; y el Sr. Diputado propone que
se reuna mañana la Cámara para saber que ha
despachado la Comision. Yole propongo que se
reuna mañana la Cámara para ocuparse de este
apunto ¿Quien gana mas tiempo? indudablemeír
te yo.
Sr. Canillo.—La distribucion de los proyectos
que entran nuevamente á la Cámara para ser en
seguida considerados como orden del dia, tienen
ademas otro inconveniente que el que ha apun
tado el miembro de la Comision, y es que pueden
sorprender á muchos Diputados con el asunto
de que se va á tratar, sin el tiempo necesario
para estudiarlos. Esc dia de anticipacion es una
ventaja para los asuntos mismos de que se va á
tratar, por que no siempre la discusion ha de ser
tan trivial y tan prolongada como la del regla
mento.
jSr. Zaval¿to.—La indicacion del Sr. Diputado
tiende á violar el articulo de la Constitucion que
dice: (Leyó.)
Adoptandose la indicacion del Sr. Diputado
pueden pasar hasta ocho dias sin que haya sesion
y 6¡n acuerdo de la otra Cámara.
&r. N-ifiíiol.—Yo digo que en el caso de no
haber orden del dia, en vez de citar á la Cámara
para irse, se cita para trabajar, y eso no es perder
tiempo. . Sr. Cabral.—Es decir que- eorrfjiendo la últi
Yo me pongo en el caso, que no haya orden del
dia, c.aso que no me podrá negar el Sr. Diputado
porque mañana la Cámarade Senadores no tie
ne orden del dia.
Sr. Zui-aleta.—Ese no es precedente.
Sr. Marmol.—¥evo es un ejemplo de que en
cada Cámara puedo llegar el caso de no tentr
orden del dia.
o>. Z«y;í?t-ta.—Aqui solamente resolvemos si
tiene de que ocuparse ó no.
Sr. Presidente.—Se va á votar, si se acepta ó
no este titulo como se halla en el proyecto con
la supresion indicada.
(Se votó y resultó afirmativa general.)
Entró en discusion el titulo 7.°.
Sr. Quintana.—En el art. 76 necesariamente
hay algun error, dice: y "á escepcion de las mo
ciones de sustitucion, supresion, adicion ycorrec-
cion de que hablan los art. 110 y 111." Esos
15T
articulos hablan de cosas muy distintas y los arts.
á que este se refiere, son probablemente el 128 y
129.
Sr. Presidenta.—Indudablemente ha sido un
error.
Sr. Quintana.—Será un error do copia nada
mas, y queria saber eso para continuar.
Sr. Cantilo.—Es eso, señor.
Sr. Quintana.—Dice el Sr. Miembro Infor
mante de la Comision, que es exacta la observa
cion que acabo de hacer; que los articulos á que
ha querido referirse, son el 128 y el 129 en lugar
del 110 y el 111 que se encuentran en el proyec
to repartido. Entonces objetaré que está de
nias decir: á escepcion de las cucótiones de orden
y de las indicaciones verbales de que habla el
art. 129, todo asunto deberá ser presentado en
forma de proyecto.
La deduccion lógica de este art. es que todos
esos proyectos citados, pueden ser presentados de
viva voz, ó que no ce necesario presentarlos por
escrito. Mientras tanto, los articulos 128 y 129
dicen que deben ser presentados por escrito. De
manera que debe ser suprimida esa parte.
No se si me he esplicado bien, pero parece muy
claro lo que observo.
Quiere decir, que por el art. 76 los proyectos de
sustitucion, supresion, adicion y correccion pue
den ser hechos verbalmente; mientras que por
los art. 128 y 129, necesariamente han de ser pre
sentados por escrito de manera que hay contra
diccion en estos dos articulos, y para correjirloB,
ó es necesario modificar los articulos 128 y 129,
ó suprimir esta parte del art. 7¡,.
ma parte de este .art. queda bien.
Sr. Quintana.—Lo que quiero que se suprima
es lo siguiente: (leyó.)
Sr. Cantólo.—Es en efecto atendible la obser
vacion del Sr. Diputado. Desde aqui, y desde
mucho mas adelante, es una trascripcion casi lite
ral de otro reglamento, y no seria estrafio que BC
hubiera incurrido en alguna contradiccion.
Sr. Mizalde.—Entonces es preciso suprimir
esa parte del art.
Sr. Quintana.—Lo que propongo es la supre
sion de las palabras siguientes: "y á escepcion de
las mociones de sustitucion, supresion, adicion y
correccion de que hablan los articulos 110 y 111"
dejando lo demas.. •
Sr. Presidente.—Se va á votar si está el punto
suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa.
En seguida se votó todo el t!t.ilo con la modi
158 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
ficacion introducida, y resultó aprobado por afir
mativa general. Entró en discusion el titulo 8.°
el cual se votó inmediatamente y resultó aproba
do en la misma forma que el anterior.
Leyóse el titulo 9°.
Aprobado el titulo 9°. por afirmativa general
lo fué tambien el 10 entrando en seguida en dis
cusion el 11.
Sr. Marmol.—Señor, yo estoy en oposicion
á todo este titulo y espero que lo estará el Sr.
Miembro de la Comision que sostiene lanecesidad
de perder tiempo, por que estas sesiones en Comi
sion, no son sinó para hacerlo perder. No hay mas
que ver, no diré los antecedentes de las Cámaras
á que hace tiempo asisto, el mismo titulo está
diciendo la infructuosidad de este proceder. El
no se circunscribe á cosa alguna determinada no
hay votacion; habla cada uno lo que quiere; ha
bla sobre el punto que le dá la gana de manera
que la discusion sa vuelve una torre de Babel.
Despues se entra á sesion, entre tanto se ha per
dido el tiempo, se ha malgastado el espiritu que
se debiera haber empleado de otro modo, se han
arraigado las opiniones, y lejos de estar los ani
mos dispuestos á la transaccion ó avenimiento, lo
están mas bien aferrados á su idea. Este es el
resultado practico que se obtiene, con estas sesiones
en Comision. Yo opino que una Cámara entre
á BU debate ordenado y regular desde el primer
momento. Las comisiones se pueden tener en
antesalas. Por lo tanto concluiré diciendo que
yo he de votar en contra de este titulo.
Sr. Zavaleta.—No acepto el reproche que aca
ba de hacer el Sr. Diputado de que perdemos tie
mpo con este temperamento. Por otra parte,
creo que todo lo que tiende á ilustrar un asunto,
no es tiempo perdido. Señor, la disposicion de
constituirse la Cámara en Comision está tomada
de varios Reglamentos y como lo dice tambien
uno de los articulos solo tendria lugar en aque
llos asunios en los que recaiga una resolucion de
la Cámara, asuntos que sean muy importantes.
Dice elSr. Diputado que en la discusion en Co
mision los Diputados pueden hablar cuantas ve
ces quieran, pero yo le contestaré que esto con
tribuye mucho á ilustrar las cuestiones.
Por otra parte, tampoco no se pierde tiempo
con-esta disposicion que propone la Comision.
Ella se circunscribe á la discusion en general, la
que puede declararse libre, como es de practica y
esto no importa otra cosa que declarar libre la
discusion en general; creo, pues, que se consigne
el objeto de ilustrar la cuestion y no se pierde
tiempo; asi psque juzgo que debe quedar el titulo
tal como está.
Sr. Marmol.—Pido la palabra para decir dos.
El mismo Sr. Diputado lo dice: tratando en
general un asunto se puede declarar libre ladisen.
sion. Por consiguiente, con esas dos discusiones
lo general y lo particular, se consigue todo. Pero
dice el Sr. Diputado las discusiones en Comision
sirven para ilustrar mas el asunto, esa será la
'mente del Sr.Diputado por que yo comprendo y
lo saben muy bien los Sres: Diputados que las
mejores leyes ?on aquellas que se hacen adapta
das ul pais en que han de regir. Asi diré que en
nuestra raza latina, toda ley que abre vasto cam
po ála discusion irregular como es esta, lejos de
servir para ilustrar, á lo único que contribuirá es
á la confusion. Si fueramos sajones, de cierto
que no tendria los mismos inconvenientes. Ha
blo por la esperiencia de ocho años en las Cáma
ras mas agitadas que ha tenido la República Ar
gentina. He asistido á todas las sesiones en Co
mision y no ha sido todo nías que una ungolina
y no hemos de tener asuntos mas serios que los
de las Cámaras de Buenos Aires. Yo digo que
cada vez que hemos constituido la Cámara en
Comision ha sido para salir todos con fiebre. No
debe fundarse esta disposicion en que la Comi
sion la haya encontrado en otros reglamentos, lo
reconozco asi, pero cuando hacemos mia ley nue
va, hagamosla aplicable á nuestro modo de ser,
á lo que practicamente sucede. No recuerdo una
sola sesion en Comision en que np se hayan en
contrado los espiritus mas agitados que nunca sin
arribarse á nada en la discusion tanto en la
Asamblea General como en cada Cámara en par
ticular'. Fundado en estas razones y siguiendo
el pensamiento de la Comision de perder el me
nos tiempo posible Cs que propongo. . . .
Sr. Zavaleta.—La Cámara sola no es la Asam
blea.
Sr. Marmol.—Si he dicho que tanto en una
como en otra, no ha dado resultado alguno la BC-
sion en Comision. Por eso digo, fundado en el
conocimiento practico, no por gusto de oponerme
y del conocimiento que tengo de todos Kis hom
bres, y de mi mismo, que toda sesion en que se
abra la puerta para hablar, no ha de dar resal
tado alguno.
Sr. Quintana.— Desearia preguntar- una cosa
á la Comision. ¿Asu juicioel titulo 11 tiene al
gun objeto que no pudiera ser alcanzado de otra
manera, que el Reglamento no señalé De otro
modo. ¿El objeto de la discusion en (.'omision no
puede ser alcanzado del mismo modo, por medio
de la discusion declarada libre? Lo pregunto por
que si es asi el titulo es inutil.
 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Albarellos.—Parece que es para dar mas
latitud.
Sr. Quintana. —Es para dar mas desorden.
Sr. Cantilo.—Es claro que cuando se consti
tuye la Cámara en Comision, lo resuelve asi es-
presamente y lo resuelve en vista de la natura
leza del asunto que quiere tratar y como esa dis
cusión tiene tanta latitud, sin embargo que no es
tan libre que pueda discutirse en medio del albo
roto y de la angolina, tiene la ventaja que todos
los Diputados puedan enunciar sus opiniones y
manifestarla sobre cualesquiera punto. De todos
modos habria sido una reformaá la que la Comi-
«ion no se babria decidido desde que ella encuen
tra esa disposicion en todos los Reglamentos y
principalmente en el delos Estados Unidos que
es el que ha tenido en vista. Ademas, repito,
tiene esto una inmensa ventaja y es que asi pue
den bablar aquellos Diputados que no tienen bas
tante resolucion ó voluntad de entrar en las dis
cusiones ordenadas y sostenidas.
Sr. Torrent.—Aunque quizá no me toca con
testar, puesto que no pertenezco á la Comision,
como comprendo de distinta manera el objeto de
esta disposicion que se ha encontrado en todas
partes, voy á manifestarlo.
Yo creo que la solucion ¿e ase punto se en
cuentra en el articulo 102 del mismo reglamento.
El objeto de la discusion en Comision es recoger
unicamente las opiniones individuales de todos
los Diputados tomar conocimiento de ellas, de
las mas culminantes y volver cada Diputado ásu
casa á estudiar el asunto para al dia siguiente
dar la resolucion definitiva. Cuando la Cá
mara se constituye en Comision no se resuelve
el asunto, sino que se preparan los Diputadospara
venir con mas luces, á dictar la resolucion que
corresponde y por consiguiente difiere en mu
cho, Bustancialmente de la discusion en gene
ral, y de la discusion libre. En este sentido la
considero útil y como tal votaré por la aproba
cion del titulo.
Dado el punto por suficientemente discutido
«e aprobó el titulo 11 por 22 votos contra 6. En
tró á discusion la seccion primera del titulo 12.
Sr. Alsina.—Desearia que el Sr. Miembro de
la Comision me esplicase el articulo 117 y me di
jera si hay dos clases de discusion libre: una en
que se pueda hablar cuantas veces se quiera y
otra solo dos.
Sr. Zavaleta.—La Comision ha introducido
una iunovacion en las practicas parlamentarias
que se conocen en las Cámaras Provinciales. La
discusion en general de que habla la primera
159
parte del proyecto quiere decir que es una discu
sion tal cual en la practica la conocemos, en que
cada orador puede tomar la palabra cuantas ve
ces quiera, pero la Comision creyendo que debia
proteger á la minoria, acordandosele alguna am
plitud ha dicho: (leyó el articulo.)
Pero al mismo tiempo para que esta minoria no
ejerza cierta especie de coaccion sobre la Cámara
ha creido que debia limitarse á esta disposicion,
permitiendose solamente que puedan tomar los
Diputados dos veces la palabra.
Sr. Alsina.—Ya no es libre. ¿Porque lallazna
libre.
Sr. Garda (D. J. A.)—Media libre. -
Sr. Alsina.—O cuarta parte libre.
Sr. Zavaleta.—Se establece libre con esa limi.
tacion.
Sr. Alsina.—¡Que libre ha de ser!
Yo Sr. Presidente que parto de un hecho dis
tinto, no temo á las minorias, no temo la coac
cion impuesta por las minorias, sino todo lo con
trario. Aceptaria mas bien el principio consig
nado en la ultima parte del articulo y es que
siempre que la tercera parte pidiese que fuese li
bre la discusion, lo fuese en efecto, y no con esa
restriccion de una ni dos veces.
Sr. Gurvia (D. J. A.)—Apoyado.
Sr. Zavaleta.—Yo no me opondria.
Sr. Presidenie.—Se leerá el articulo como que
da modificado. (Se leyó.)
Sr. Cantilo.—La intencion del Sr. Diputado
es que solicitada por una tercera parte sea libre
la discusion sin restriccion alguna?
Sr. Elizalde.—Quiere que no lo resuelva la
mayoria sino á pedido de la tercera parte.
Sr. Cantilo. —El proyecto establece eso mismo.
Sr. Elizalde.—Este articulo tal como es, tiene .
dos partes la primera que se refiere á la discusion
libre que la Cámara acuerda por mayoria y la 2.*
que dice que cuando es la tercera parte, en ese
caso los Diputados pueden hablar dos veces y tí
Sr. Diputado propon e una modificacion sobre el
conjunto del articulo diciendo que á pedido de
una tercera parte se declare libre la discusion. Yo
creo que debe quedar como lo propone la Comi
sion, creo que la discusion libre debe concederse
solo cuando la Cámara lo acuerde, no á pedido
de una tercera parte, pero que si los miembros
que componen esta tercera parto, quieren hablar
mas de una vez se les acuerde. La discusion li
bre enteramente, acordada asi tiene sus inconve
nientes y la Cámaraeslo que debe cbeidir. Debe
quedar, pues á mi juicio el articulo de la Comi
sion.
160 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Alsina.—Pero entonces como ha de ser
libre la discusion.
Sr. Elizalde.—Porque sale del orden regular.
Sr. Alsina.—'Llamele entonces estraordinaria,
pero no libre.
Sr. Elizalde.—Como el articulo dice: solicitada
que la discusion sea libre, lo resolverá la Cáma
ra por mayoria pero si no hubiera sinó la tercera
parte se podrá hablar dos veces.
Sr. Albarettos.—Es mejor suprimir esa última
parte.
Sr. Marmol.—Esto se parece á la ley de que
habla Figaro sobre libertad de imprenta.
Sr. Candio.—Eu nada.
Sr. Marmol.—Hay libertad para escribir todo
menos sobre esto y sobre esto otro. Todo el mun
do habla dos veces una, la que le permite el Re
glamento, otra con pretesto de las rectificaciones
siempre hablamos dos veces. Es raro el Diputa
do que al cabo de algun tiempo, no haya hecho
uso de las rectificaciones y le haya servido este
pretesto para pronunciar un discurso. Esto es
una proteccion á la minoria y sin embargo no le
dá nada, no le dá mas que lo que tendria sin
esta disposicion. Es preciso qiie la Comision
complete su pensamiento en proteger á la mino
ria, lo cual le honra mucho. Efectivamente la
minoria sin este amparo que se presenta está su-
jetaáloque la mayoria decida cuando quiera
cerrar un& discusion y obtener el triunfo por me
dio delos votos. La Comision ha dicho supon
go que la minoria es una tercera parte, demosle
el derecho de hablar, ya que no podemos darle
la facultad de triunfar. Hasta aqui es muy acep
table el pensamiento de la Comision pero darle
la facultad de hablar todo el tiempo que quiera
y no dos veces, por que eso, repito, lo tiene sin
necesidad que la Comision lo diga.
Sr. A!b<(n:llos.—L& minoria no se puede pro-
tejer nunca. Es una generosidad que no tiene
lugar en ninguna parte. En vano seria esta dis
posicion, puesto que el Reglamento tiene un art.
para hacer cerrar la discusion'
Sr. Alsina.—Todavia no ha llegado eso.
Sr. AlhareHos. —Si la minoria tiene que estar
sujeta á la mayoría; si esta es generosa la mino
na vá bien, pero si la mayoria no quiere dejarla
hablar con pedir que se cierre la discusion está
todo concluido y no tiene mas que sufrir el orden
establecido en el universo entero. Por eso creo
inntil esa parte del articulo.
Sr. C',ntiil<-'.—La Comision ha tenido presente
las condiciones en que se hallan á veces las mi
norias y considerando que el reglamento debe
establecer algo respecto de aquellos Diputado»
que la forman ha dicho: la minoria sin embargo
que representa una tercera parte de la Cámara
puede pedir la discusion libre y sin mas otorgarla.
Dada esta base, viene la segunda consideracion.
La discusion libre tampoco tendria limite en este
caso y es preciso que lo tenga y hr. dicho la Co
mision no improvisando, sino tomando de otros
reglamentos, es verdad que no de raza latina,
limitemosla palabra por dos veces, tíin embar
go si la Cámara crée conveniente puner, tres,
puede hacerlo. Mi pensamiento ha sido que la
minoria tenga el derecho de hablar, de no ser
ahogada por la mayoria, pero con algun limite.
Nosési los otros Sres. miembros de la Comision
estan conformes en que se ponga <ji '. pueden
hablar tres veces.
Si: Ahina.—El limito no lo vaya á buscar el
Sr. Diputado en esc punto sinó en qnn un hom
bre no puede .estar hablando siempre.
Sr. Zavaleta.—Puede hablar diezdias.
Sr. Ahina.—z'Por que lo teme el i?;-. Diputado?
Por otra parte, que oradores hay aqui para que
esten hablando un mes.
'Sr. Albarel/os.—Que se vote.
Se dió el punto por suficientemente discutido.
Sr. Albarettos.—Yo pediria que se votara por
parte.
-Sr. Presidente.—Se votará todo el titulo.
Sr. A/barellos.—Yo voy á votar en contra.
Sr. Presidente.—Se votr.rá el articulo 117.
Sr. Alsina.—Entonces voy á formular mi pen
samiento para que se tenga presente: "solicitando
la tercera parte de los miembros prc-scntes que la
discusion sea libre asi lo declarará la Cámara."
Sr. Albarettos.—Entonces queda iuútilla parte
anterior, por que basta que una tercera parte lo
pida para que la dicusion se declare libre, mien
tras que en el parrafo anterior se dice que la Cá
mara lo ha de resol ver por mayoria.
Sr. Presidente.—Se vá á leer la redaccion.
Sr. Eiizalde.—Yo voto por el arliculo de la
Comision por cuanto resuelve que la mayoria
declare que la discusion sea libre.
Sr. Presidente.—Por eso se votará primero el
articulo de la Comision.
Sr. Albarettos.—Yo pido que se vote por par
tes y no el titulo.
Sr. Presidente.—El órden es votar el articulo
discutido y despues el titulo.
Sr. Albarettoz.—Entonces yo tendré que votar
en contra del titulo.
Sr. Presidente.—Si es el articulo.
Puesto á votacion la primera p«rte del articulo
fué aprobado por 23 votos contra 6. En discusion
la segunda parte.
 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Presidente.—Se votará tal cual está pre
sentado por la Comision.
Sr. Garda (D. J. A.)—Podria votarse por
periodos esta segunda parte, pues, que ella com
prende dos pensamientos.
Sr. Marmol. —Tiene razon.
Sr. Elizalde.—Pido la palabra para decir que
no la tiene. Acaba de votarse, en la primera
parte que la mayoria de la Cámara decide que sea
libre la disension y no se puede por la indicacion
que se propone venir á decir "á pedido de la terce-
rapartequede libre,"porque entonces queda des
truida la primara parte. Asi es que hay .que votar
el punto de la Comision que dice: cuando la terce
ra parte de los Diputados solicite que la discusion
»ea libre asi se declarará al solo ei-ecto de poder
hablar dos veces -cada Diputado.
Sr. Gar/:ia (D. J. A.)—Sr. Presidente siento
tener que ocupar la atencion de la Cámara sobre
este negocio del Reglamento que debemos con
cluir lo mas pronto ppsihle, pero me veo obli
gado á ello. En la primera parte de este arti
culo no- se ha decidido que sea por mayoria. Se
lo voyá demostrar al Sr. Diputado, oigame como
3e lo demuestro. La parte del articulo sancio
nado dice: (leyó una parte del articulo.)
Es decir, esta parte del articulo establece la
facultad de la Cámara y en seguida viene la se
gunda parte ....
Sr. Eiizalde.—¿Como lo declara sinó por ma-
yoria?
Sr. Garcia.—Si el Sr. Diputado me deja con-
€luir sabrá como es.
Testuíilmeme no dice el articulo que por ma
yoria. Dice con arreglo á su sentido literal y á
au espiritu, que la Cámara tiene la facultad de j
declarar libre la discusion. En seguida viene la ;
escepcion y establece que para este caso especial
no se necesita mayoria, lo que puede facilitarse
por varios procedimientos. De manera que todo
»e conciliaria poniendo una frase que dijese que
para esta disposicion de declarar libre la discusion
bastaria el que una tercera parte de los Diputa
dos lo pidiesen.
Sr. Albardlos.—Yo declaro que he votado este
articulo comprendiendo que cuando el dice "que
la Cámara lo declarará asi," importa que lo hará
por una votacion y pido que se diga si es asi ó no
pues, en el caso afirmativo no tiene lugar la ob
servacion del Sr. Diputado.
Sr. Gurfí!.a-(D. J. A.)—Votaremos en dos
partes. .
Sr. Elizalde.—El Sr. Diputado nos viene á
proponer una votucion que importa destruir lo
161
votado antes. Cuando se La votado eme la Cáma
ra decida si hade ser libre la diwmt-ion, se enti
ende que es por resolucion de la mayoria, esto es
muy claro.
Sr. Garcia (D. J. A.)—En este negocio todo
debe ser de buena fe;ño está comprometido interes
alguno politico, pero por la misma razon estraño
la tenacidad con que se oponen los Síes. Dipu
tados á una cosa que se acaba de hacer, y es q«e
la parte del articulo que falta por votarse y que
comprende dos pensamientos diversos se vote
separadamente. Se leé la primera, se vota; de
manera que los Sres: Diputados que esten por
todo el articulo de la Comision, votarán asi.
Sr. Presidente.—Se votará; es el camino mae ,
breve.
Sr. Garc-ia(D. J. A.)—Se oponen los Sre».
Diputados á que se vote por partes y voy á decir
loque resultaria sise votase todo el articulo. Yo
y todos los Sres. Diputados que estan conmigo
y que piensan -que basta que la minoria pida que
la discusion sea libre para que se declare asi, vo
taremos en contra. ¿Que resultado dará esté?
Que no solamente cuando la minoria pida quela
discusion sea libre no se declarará a¡>i, sino que
ni se le deja siquiera el derecho de hablar dos
veces.
Sr. Presidente.— Se votará en dos periodos.
Sr. Albarellos.—Yo he declarado que mi men
te era votar como lo he manifestado.
Sr. Presidente.—Y la Cámara declara lo con
trario. Se votará por partes la segunda parte de
este articulo. Tenga la bondad dejeer el Sr.
Secretario.
Se leyó la 2.* parte.
Sr. Zavaleta.—Que declare la Cámara si e»
ha de votar asi.
Sr. AlbareUos.—No puedo comprender que asi
se vote.
Sr. Quintana.—Eso no se puede votar; no e»
materia de votacion Sr. Presidente.
Sr. Presidente.—Lo han pedido algunos Sres.
Diputados.
Sr. Quintana.—Cuando algun Sr. Diputado
pide que se divida un periodo asi se hace.
Sr. AlbareUos.—Cuando es divisible pero este
no lo es.
Sr. Presidente.—Es necesario que guardemos
órdenómebajo de este asiento.
Sr. Marmol.—Yo creo Sr. Presidente que los
Sres. Diputados que tanto se oponen á que paee
este articulo al fijarse en la minoria, pueden dé.
c-inar sin temor de su formulado no division del
articulo, teniendo presente que si es cie. to que
 DEL 16 DE JUNIO -DE 1862.
division, no votarán
pero, me parece, señor, que
de mas generosidad con la
minoria. Como no tengo la esperanza de estar
y como tengo la firme conviccion
4© pertenecer á la minoria, no es estraño
q\m£ome con insistencia este punto para sostener
ya que la Cámara no ha querido entrar en este
debate de tanta trascendencia y que parece de
tan, poca monta, que la proposicion del Sr. Gar
cia debe aceptarse. Si ella no es perfectamente
ajustada á la logica con el articulo anterior vo
tado, á lo menos es perfectamente ajustada ti las
conveniencias de generosidad que debe tener la
mayoria con la minoria y aquellos individuos de
esta Cámara que tengan la esperanza de pertene
cer á la mayoria deben ser mas generosos.
Sr. Canillo.—Antes de entrar al articulo diré
dos palabras. Con motivo de esta discusion el
Sr. Diputado que la deja, ha buscado su coloca
cion desde ahora en la minoria y desde ahora
tambien está asignando el lugar á los Diputados.
Sr. Marmol.—No he oido hablar al Sr. Dipu
tado.
Sr. Cerntílo.—Estoy por que quitemos estos
pequeños tropiezos y no formemos por un arti
culo de Reglamento mayorias y minorias.
La proposicion que hizo un Sr. Diputado por
Buenos Aires de que se vote este periodo por
partes, no puede aceptarse despues de la sancion
que ha recaido de la Cámara.
Vendria implicitamente á quedar desechado lo
mismo que se acaba de aceptar.
Sostengo, pues, este articulo tal como está y
no me suscribo ni en la mayoría ni en la minoria
ni en el centro ni en los estremos.
Sr. Albarellos.—Yo iba á hacer la misma ob
servacion, pero entiendo que la palabra queda
siempre libre á los Diputados. Cuando se trata
de un proyecto en sus articulos en particular
despues de haber sido aceptado en general, pue
den hablar cuantas veces quieran.
Sr. Alsina.—¿Y si se rechaza en general?
Sr. Afbarellos.—Voy á contestarle. Cuando
se rechaza un proyecto en general es por que
hay mayoria y aunque la minoria hable cien ve
ces lo mismo ha de suceder.
Sr. Alsina.—Poco favor les hace á las mayo
rias.
Sr. AlbareUos.—Yo le digo al Sr. Diputado
que si me traen mayorias que atrepellan la jus
ticia y todos los sentimientos honrados, habrá
peligro, pero no cuando sea compuesta de hom
bres libres. Las minorias tienen que sufrir siem
pre las consecuencias de las mayorias, por qtie
ese es el orden establecido en todas partes. A -
hora en cuanto á que se divida este periodo pura
votar, yo digo que eso es imposible, que es indivi
sible y yo que he estado por que se .dividiese el
anterior párrafo, no puedo permitir que con este
ee haga lo mismo.
Sr. García (D. J. A.)—Sr. Presidente; me
asombro de ver coino se resiste que se vote por
partes este articulo. Es un hecho que tiene pre
cedentes en las Cámaras de Buenos Aires donde
se repite todos los dias. Yo he visto votar hasta
una sola palabra. En la Convencion de la Pro
vincia de Buenos Aires, Sr. Presidente en que-
han tenido asiento casi todos los Diputados que
lo tienen hoy aqui por la misma Provincia, al vo
tarse la fórmula del juramento se decisi que los
Diputados á la Convencion cumplirian fiel y
legahnente las obligaciones, y esta palabra provo
có una calorosa discusion y fué votada separada
mente del articulo. Lo mi«no importa aqui la
segunda parte del articulo que se discute. La
primera es una concesion, la segunda es una res
triccion. Los que estan por conceder todo. ¿Co-
mo-van á votar por la afirmativa ó por la nega
tiva? Hay otro articulo del Reglamento ya san
cionado, el 83 que establece que la proposicion
que se ha de votar se ha de proponer de una ma
nera clara y terminanante, de manera que resul
te una proposicion simple y hace un cuarto
de hora que estoy pidiendo que ee reduzca
esta parte del articulo á una proposicion tal
que no pueda ser admitida en una parte y
rechazada en otra. . Yo acepto la primera parte
del articulo y rechazo la otra. Pido, pnes, la
observancia del articulo 83 sancionado.
Sr. Zavaleta.—Sr. Presidente, los Srea. que
pidejí que se divida en dos partes, este periodo
bel articulo piden una reconsideracion de la san
cion anterior de la Cámara. Esta ha establecido
ya por una sancion, la regla general para la dis
cusion libre; y ahora se trata de establecer una
proposicion enteramente contraria; asi, pues, los
que sostienen esta ultima proposicion piden una
reconsideracion de lo ya resuelto y con arreglo
al Reglamento que estamos discutiendo, en la
parte ya sancionada, para ellos se necesitan las
dos terceras partes de votos de los miembros pre
sentes. Estamos ocupados de la escepcion esta
blecida á la regla general. La regla general dice
la Cámara resolverá que la discusion sea libre,
pero ahora dice bastará la minoria, pero solo para
hablar dos veces. De todos modos rata es mía
 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
mocion de reconsideracion y como tal necesita el
apoyo de las dos terceras partes.
Sr. Granel.—Pido la palabra para decir Sr,
Presidente que precisamente en virtud del arti
culo 83 que se ha invocado, es que debemos votar
el segundo periodo sin division alguna. Por mas
que han dicho los Sres. Diputados para probar
que debiera dividirse, con ello no se haria sinó
una monstruosidad, decapitar el periodo cuando
lo uno depende de lo otro. Se ha sancionado
va que la Cámara ha de declarar si ha de ser li
bre ó no la discusion; pero esta sancion, como to
das las de la Cámara tiene que ser por mayoria.
Sr. Garda (D. J. A.)—Podria aceptarse si el
articulo dijese, para que una discusion sea decla
rada libre la votacion será por las dos terceras
partes desus miembros. ¿Si esto fuera el segundo
periodo habria contradiccion? Claro es que no.
Sr. Elizalde.—Quedarisí destruida la primera
parte.
Sr. Garda (D. J. A.)—Determinariala forma
ile la votacion.
Sr. Granel.—Se ha citado lo que se hizo en la
Convencion de Santa Fé sobre eljuramento, pero
eso eran condiciones que se exigian de los Dipu
tados alli, mas aqui son cosas de un mismo orden
de un mismo pensamiento: se declara libre la
discusion por mayoria, pero hablar dos veces eso
se concederá cuando una tercera parte lo pida.
Sr. Marmol.—Creo Sr. Presidente que se pue
de obviar esta discusion, por que encuentro razo
nable lo que dice el Sr. Diputado volviendo so
bre el articulo ya votado, cosa que es de practica
é introduciendo la reforma que se propone; votar
el articulo tal como está y en seguida votarlo con
la reforma propuesta.
Sr. Torrent.—Yo me opondré á la indicacion
que acaba de hacerse por que encuentro que no
hay tal contradiccion entre el primer periodo y el
segundo. Se ha dicho ya por los mismos que se
oponen á la division de este segundo inciso que
el importa la escepcion de la regla general esta
blecida en el primer periodo. Si importa pues,
la escepcion á la regla general, no veo, señor,
romo haya contradiccion en votar con separacion
un inciso de otro. En la primera parte se dice:
"cuando un Diputado pida que la discusion sea
libre, la Cámara lo declarará asi" y esta segunda
parte dice cuando "no sea un Diputado sinó la
tercera parte deberá acordarse la discusion libre
para hablar dos veces." Se vé, pues, que son pen
samientos contrarios.
Sr. Cantólo.—La primera parte no dice: la Cá
mara lo declarará asi, sinó que puede declararlo
pero en la segunda tiene que declararlo.
Sr. Tórrent.—Es muy distinto, luego es la
escepcion á la regla general y no habria contra
diccion en votar ambos periodos. Asi es que yo
estaró por que se divida el periodo por incisos
para votar.
Sr. Elizalde.—No comprendo efectivamente
la observacion que acaba de -hacer el Sr. Dipu
tado que deja la palabra y otro Sr. Diputado por
Buenos Aires que habló antes.
En la primera parte del articulo que se ha vo
tado se ha determinado que sea la Cámara, en to
dos los casos quien decida si la discusion ha de ser
ó no libre y por el segundo inciso propuesto en
la forma que quieren los Sres. Diputados resulta
ria que siempre que la tercera parte pidiera que
la votacion fuera libre, asi deberá acordarse. ¿Co
mo no se vé que hay contradiccion entre una y
otra proposicion?
Sr. Torrent.—Quiere decir que cuando sea
menos de la tercera parte, quien tal cosa pide
deberá votar la Cámara.
Sr. Mizalde.—Es que la segunda parte del art.
dice que cuando la tercera parte de los miembros
pida la votacion libre, se tiene que acordar asi;
luego viene á quedar destruida la primera parte,
que hace juez á la Cámara.
Sr. Torrent.—Cuando lo pida menos dela ter
cera parte la Cámara lo decide.
Si: Elizalde.—Pero es que en el otro case
pidiendolo la tercera parte, no tiene que resolver
la Cámara. Por eso le digo al Sr. Diputado que
son proposiciones contrarias. Hay que resolver
uno de estos dos puntos: ó que sea libre la discu
sion, declarandolo asi la Cámara ó que para ello
baste el pedido de la tercera parte, no hay mas
alternativa y no comprendo lo que un Sr. Dipu
tado sostiene que se puede votar separadamente
este periodo. El principio general establecido
en la parte votada es que la Cámara decide cu
ando haya de ser libre la discusion y por eso esta
segunda parte es como escepcion, no para decla
rar libre la discusion, sinó para poder hablar dos
veces. Asi- es que no puede dividirse la segunda
proposicion del articulo de la Comision.
Sr. Torrent.—Considero sumamente claro, no
veo que haya contradiccion en lo que se propone
El articulo establece que cu ando un Diputado ó
mas, que no alcancen á formar la tercera parte,
pidan que la discusion sea libre solo la mayoria
puede acordarlo, pero cuando sea una tercera par
te quien lo pida entonces con ello queda resuelto.
Es una concesion que se otorga á la tercera parte
164 SESIÓN DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
que se supone representa un pensamiento en la
Cámara, que se supono debe ser considerado y
atendido al solo objeto da poder emitir con toda
libertad sus opiniones. El objeto os evidentisimo
y, esta disposicion no destruye la contenida en el
primer iuciso.
. Sr. AlbwrelloB.—Voy á hacer una objecion.
¿Cuando la minoria que no alcanza á una tercera
parte pide que' la discusion sea libre que se hace?
Sr. Torrent.—Se vota.
Sr. Albardlus. —¿Y entonces como ha de en
contrar mayoria cuando no ha podido llegar niá
la tercera parte? Somos 40 Diputados presentes
12 piden que se declare libre la discusion. ¿Como
quiere el Sr. Diputado que al votar tengan ma
yoria?
8r. Torrent.—Puede haberla al tiempo de vo
tar aunque no todos los Diputados se hayan deci
dido á apoyar la indicacion.
Sr. Albarellos.—Pero si eso no puede sor; es
como ei á uno le ofreciesen diez y no quisiera
aceptar sino cinco. Eso es imposible.
Si: Znealetq.—Hay un medio muy sencillo de
salir de la diñ-cultad y es que se vote tal como lo
propone la Comision. Los que esten por que la
discusion sea enteramente libre, votarán en con
tra y ellos propondrán otra cosa, si es desechada
la primera proposicion.
Sr. Alsina.—Ellos no proponen nada sinó que
Be divida el articulo.
Sr. Presidente.—La Cámara decidirá si se ha
• de dividir ó no, puesto que se duda que sea atri
bucion del Presidente.
Puesto íi votacion si se habia de dividir el
segundo periodo resultó negativa de 21 votos
contra 7.
Rectificada nuevamente esta votacion dió el
mismo resultado y se leyó todo el periodo integro.
Sr. Quintana.—Antes de votar voy á fundar
mi voto que daré en contra de este inciso y lo.
hago, no por que me parezca demasiado, lo que
en el se acuerda sinó al contrario, muy poco. Es-
taesla razon mas bien quiero nada que semejante
cosa; para mala luz mejor es quedarse á escuras.
Puesto á votacion el periodo fué aprobado por
afirmativa de 18 votos contra 9.
Sr. Presidente.—Creo que en este titulo no
hay modificacion; se votará toda la secion.
(Se votó y resultó aprobada por afirmativa ge
neral.)
Sí á la Cámara le parece, pasaremos á cuarto
intermedio.
(Asi se hizo, y algunos momentos despues vol
vieron á la sala los Sres. Diputados.)
Sr. Presidente.—Continua la discusion de la
Bcct-ion 2.a
• Bi no hay quien haga uso de la palabra, me
permitiré observar á la Cámara, que el articulo
131 dispone que cuando una resolucion sea apro
bando totalmente un proyecto remitido por la
Cámara de Senadores, se comunicará ú esta y al
Poder Ejecutivo siendo la practica que >:e encuen
tra establecida, que vuelvan al Senado, las leyes
que vienen de alli por que es el Senado quien se
comunica directamente con el Poder Ejecutivo
Hago presente esto á la Cámara, por si se quiere
hacer alguna iunovacion.
Sr. Zavaleta.-^-Creo que las leyes han sido
devueltas, con modificaciones, á la Camara de
Senadores.
Sr. Presidente. —Es que la Cámara de Sena
dores es quien las comunica siempre al Poder
Ejecutivo. •
Sr. Zavaleta.—Yo creo que no es de practica.
Sr. Prfuidente.—Yo no tengo mas antecedentes
que lo que se me ha insinuado, y entiendo que
esto proviene de qae en la Secretaria del Senado
es donde existe el libro donde se asientan todas
las leyes sancionadas por la Nacion, las cuales
van autorizadas por los dos Presidentes y los
Secretarios.
Sr. EUzcdde.—La constitucion no dice nada
dice unicamente que aprobado un proyecto por
las dos Cámaras, pasa al Poder Ejecutivo.
Sr. Preiñde-nle.—Es preciso tener presente
que el libro de las leyes existe en el Senado, y
creo que de ahi proviene eso.
Sr. Zavaleta.—Podriamos suspender la discn
cion entonces para informarnos.
Sr. Cabral. —Yo recuerdo un dato. Cuando
fué votada por el Gobierno del Paraná la Cons
titucion politica de la Provincia de San Juan, se
entendió directamente con la Cámara de Dipu
tados por que fué donde encontró inconveniente;
y el Presidente de la Cámara de Diputados man
dó el resultado de la Ley, complementada ya.
Asi es, que si mal no recuerdo, creo que indis-
tintamentc las dos Cámaras se entienden con el
Poder Ejecutivo cuando llega áser complemen
tada la ley en alguna de ellas.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara l« parece ae
suspenderá la discusion de este titulo.
Sr. Torrent.—Parece preferible suspender la
sesion, la hora es avanzada.
Sr. Cc&rcia (D J. Á.) —No hay motivo para
suspender la consideracion del articulo
Sr. Marmol. —Creo que ladificult¡ul se reduce
á saber si el Presidente de la Cámara de Dipu
 fiESION DEL 16 DE JUNIO DE 1862.
tados ha de firmar conjuntamente con el Presi
dente del Senado.
Sr. Presidante.—No señor, si la debe pasar
el Presidente de la Cámara de Diputados al Pre
sidente del Senado.
Sr. Garda (D. P.)—Yo no habia entendido.
Toda vez que la Cámara de Diputados sanciona
una ley pasad ¡i por el Sen ado. tiene que vol ver ála
Cámara de su origen con la firma del Presidente
de la Cámara de Diputados. Alli la firma el
Presidente del Senado tambien y la comunica al
Poder Ejecutivo.
Sr. 'Alsina.—¿Y cuando un proyecto ha ido
de la Cámara do Diputados vuelve al Senado
otra vez?
Sr. Garda. —Vuelve á la Cámara de su origen
y entonces le pone la firma el Presidente del
Senado.
Sr. Presidente. —Habia observado, que creia
que «se procedimiento, provenia de que el gran
libro de asiento de las leyes de la Nacion reside
en la Secretaria del Senado y por eso creia que
»iempre eran remitidas por alli al Poder Ejecu
tivo.
165
Si: Garcia(D. P.)—No señor Presidente, las
dos Cámaras tienen su libro para llevar el asi
ento de las leyes. Toda vez que una ley, es re
mitida por la otra Cámara tiene que volverá la
Cámara de su origen. Alli el Presidente de esa
Cámara, le pone su firma, y se remite al Poder
Ejecutivo. De esto no tengo absolutamente
duda alguna.
Sr. Torrent.—A estar á la esplicacion del Sr.
Diputado parece que el articulo está en completa
contradicion con esa práctica, por que dice",
(Leyó.) _
Quiere decir que no es la Cámara de su origen
sino la Cámara en que tiene sancion definitiva.
Sr. Zavaleta.—Entónces está mal.
Sr. Presidente.—Parece mas prudente suspen
der la consideracion de este articulo hasta tomar
ideas mas exactas.
Sr. Torrent.—Si señor, parece mejor suspen
der la sesion.
Sr. Presidente.—Entonces se suspenderá la
sesion.
(Se levantó la sesion á la 4 i de la tarde.)
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA JACM

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862

PKKSIDBNTB. En Buenos Aires á 18 de sidentes y las de ambos Secretarios. Esto pruo

Aibareiioc Junio de 1862, reunidos en su ba, pues, que lo que determina el Reglamento
Abdna. sala de sesiones los Sres. Di en su articulo 131, es mas bien materia de ley,
Bedoya. putados (del margen) el Sr. que de Reglamento. Por tanto, creo que debe
Blane«.
CabraL Presidente proclamó abierta mos votar el titulo con la supresion de este arti
Oantllo. la sesion. Leida, aprobada y culo, hasta que la Cámara resuelva sobre lo que
CMC.
Castro. firmada el acta de la anterior se debe hacer, de acuerdo con la de Senadores.
Bel Rio. se dió cuenta de un acuse de . 8r. Cantilo.—Como miembro de la Comision,
Kllzaldc
Ctarrla (J. A.) recibo del Encargado del Po no me opongo á la supresion de este articulo; ya
Gorostlaga (L.) der Ejecutivo Nacional sobre la Cámara acordó en la sesion anterior que el
Granel.
nkarra. la nota que se le remitió co Presidente firmase las leyes que se comunican al
tiaprlda. municandole la aceptacion Poder Ejecutivo, conjuntamente con el Presiden
del diploma del Sr. Civit Di te del Seuado. Habiendo, pues, esta resolucion
Bloutes de Oca. putado por Mendoza que se de la Cámara, parece que debia continuar a»-
ebUgHdo (A. C.)
O roño. destinó al archivo. mientrasno se averigua cual es la practica legal
Quintana. á que se ha referido el Sr. Diputado. Asi es quo
T*rremt. Acto continuo se pasó á la
Cribara. órden del dia con la lectura pormi parte puede suprimirse, con esta esplica
•abaleta. de la seccion 2.a del Regla cion.
CON AVISO.
García (P.) mento. Sr. Mármol. —Haré una pregunta. Hay un
Sutlerrez. articulo que dispone que cuando dos tercerae
Oorostiaga (B.) iSr. Albarellos.—En esta
t'adilla. seccion hay un articulo que partes de los miembros de la Cámara, apoyan la
Raíz moreno. indicacion de volver sobre un articulo ya votado
Vill»niieva. quedó pendiente en la sesion
anterior, seria bueno que la Comision dijera algo este tendrá lugar: pero no entiendo bien si co»
á su respecto. estas dos terceras partes se formará resolucion, ó
Sr. Zavalet-a.—El articulo 131 del proyecto si estas dos terceras partes sirven solamente para
presentado por la Comision y que promovió du apoyar la indicacion para que la Cámara la vote.
dasen la última sesion, creo que debe ser supri Sr. Albarellos.—Para apoyar no mas.
mido del Reglamento. Sr. Mármol.—Cuando se hace mocion de ór
La practica que indicó el Sr. Presidente, que den, y es apoyada por dos miembros, entonces 1»
se seguia hasta ahora en la remision de las leyes, Cámara vota si se ha dehacer tal ó tal cosa. ^Aho
es la que efectivamente se seguia, anteriormente ra dice el articulo dos terceras partes de los mi
ysefundaen unaley del Congreso del Paraná, embros, tendrán que apoyar esta mocion par»
sancionada en 1856. Esa ley espresaba que la reconsiderar. Yo pregunto: ¿bastará esto para
nota de remision seria pasada siempre por el entrar en la reconsideracion, ó estas dos tercera*
Presidente del Senado; pero que el testo de la partes inducen á la votacion?
ley estaria autorizado oon la firma de ambos Pre- Sr. Albarelk¡B.—TZño es.
 SKSION DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
-#i% Marmol.—Bien, en cnanto á la otra cues
tion, yo cico que habiendo por medio una ley que
tío conocemos, mejor seria estar al tramite natu
ral, siguiendo la tramitacion misma de las leyes,
ea decir que aquella Cámara que le dá la última
aancion, sea quien las comunique al Poder Eje
cutivo. Por ejemplo viene del Sonado un pro
yecto de ley; lo aprobamos aqui. Entonces, nu
estro Presidente, lo comunica al Poder Ejecutivo
por que ese .es el trámite que establece la Cons
titucion. '
Una ley que es aprobada por ambas Cámaras
se! comunica al Poder Ejecutivo. ¿Quien la Co
munica? La comunica la Cámara en que baya
recibido la última sancion; este tramite parece
mucho mas natural. Asi es que yo soy de opi
nion que cuando venga una ley del Ronado y sea
aprobada por esta Cámara, nuestro Presidente la
comunique al Poder Ejecutivo.
- Yo no puedo esplicarme esa especie desuperio.
nidad sobreesta Cámara que se quiere dar al Se
nado: que se vuelva á él la ley, que se le avise
para que él la comunique al Poder Ejecutivo fir
mándola junto con el Presidente de la Cámara
de Diputados. Yo no puedo entenderlo, franca.
mente, necesitaria que alguien me lo esplicase.
Sr. Zavalela.—No sostengo yo la preminencia
de una Cámara sobre la otra Sr. Presidente he
querido únicamente, citando la práctica estable
cida, hacer presente ála Cámara que este articu
lo del proyecto de Reglamento, es reglamentando
en cierto modo el articulo constitucional que dice
qne sancionado un proyecto por ambas Cáma
ras, debe pasarse al Poder Ejecutivo. Por eso es
que he manifestado que oao debe ser materia de
ley, no de Reglamento, por que la Cámara de
Senadores puede disponer una cosa, y la Cáma
ra de Diputados otra.
- Sr. Marmol. —Tiene razon; yo no me opongo
A que sea materia de ley; pero mientras no se de
la ley, creo lo mas racional que sea esta Cámara
quien comunique al Poder Ejecutivo las leyes
cuando, vengan del Senado, y reciban su última
sancion en esta Cámara. Por que esa practica
que se invoca, nola conocemos nosotros, ni cono.
comos el fundamento que tiene. Alguna razon
•debe tener por que no se practican las cosas sin
Tambien nosotros podemos decir que este Con-
eo es nuevo, que hasta cierto punto está desli
gado del Congreso anterior, y podemos citar tam'
-•bien la practica de nuestras Cámaras. La prac
tica dela Legislatura de la Provincia de Buenos
Aires, es que cuando una ley pasaba del Senado
; y la Cámara de Diputados la aprobaba el Presi-
j dente dula Cámara do Diputados era quien la co-
¡ municaba al Poder Ejecutivo: .practica por prao.
tica, ahi va otra. Digo, pnes, que este Congreso
! no tiene practicas todavia, y no habiendo una
disposicion á este respecto, reconociendo como
dice el Sr. Diputado que debe ser materia de ley
mientras no se dicte esa ley puede establecerse
i la practica que se ha seguido aqui, quo es que el
! Presidente de la Cámara de Diputados comuni-
! que las leyes que han tenido sancion definitiva
i en esta Cámara.
Sr. Zavalcta.—¿Entonces la opinion del Sr.
j Diputado es que quede el articulo?
Sr. Marmol.—Si, señor, porque parece que
está de acuerdo con lo que digo.
Tenga la bondad de leerlo Sr. Secretario. (Se
leyó.)
Si, señor ....
Sr. Cantllo. —Digo nuevamente, señor, que no
conozco la ley que se ha citado; pero-at eudiendo
á lo que se dice que ellaprevee,yo le prestaré mi
asentimiento en este sentido. La practica que
solía citado de las Cámaras Provinciales, es muy
defectuosa, mientras la que establece, que los
dos Presidentes firmen una ley, garante mejor
el testo, por que siempre podrá decirse cual es el
verdadero para cada Cámara; mientras que, san
cionado un proyecto en una Cámara, y pasado á
la otra en un simple papel, un descuido cualquie
ra puede alterar la letra; es fácil que se altere el
testo. Mientras tanto, segun la • Constitucion
debe decirse. El Senado y Cámara de Diputa
dos han sancionado tal ley, y la practica del Con
greso del Paraná á que se ha referido el Sr. Di
putado está mas en armonia con ese articulo dee-
dc que esa practicá establece que ambos Presi
dentes le pongan firma á un solo testo. Asi roiB-
mo, no es todavia autentico mientras el Poder
Ejecutivo no le ponga su firma. Asi es que el
testo será aquel que tenga la firma de ambos
Presidentes con sus respetivos Secretarios,- nia»
la del Poder Ejecutivo de la Nacion. Estos de
talles tienen la ventaja de poder ir por un camino
conocido, á encontrar cual ha sido la ley que la
Lejislatura ha sancionado. Esto es lo que se dice
que establece esa ley, que yo no conozco: pero
cuyos fundamentos encuentro en el Reglamento
de los Estados Unidos.
Ahora, respecto de la práctica presente, como
la Cámara ha autorizado al Presidente para qne
continue en ella, no hay inconveniente en que
asi continúe, desde que mas adelante se puede
reformar; comp se hace ahora hay la ventaja de
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862. 169
que ambas Cámaras pongan, por medio de los ellas que el testo, enviado al Presidente de la
Presidentes, el sello á la ley que han sancionado union, es esacto, que no está interlineado, que no
una y otra. tiene párrafos, por que una ley debe ser comuni
Sr. Marmol—Apesarde que no haré insisten cada al Poder Ejecutivo sin ellos, para que no
cia en que no la firnlen los dos Presidentes, la haré se pueda agregar nada en el testo. Este es el
sin embargo en cuanto á quien la ha de comu modo de proceder en los Estados Unidos con res
nicar al Poder Ejecutivo. pecto al testo de las leyes. Asi es que yo pediria
No insistiré^en la primera parte, no por las ra que la Cámara continuase en la practica quepro"
zones que ha dado el Sr. Miembro Informante de visoriamente hemos adoptado, hasta que mas ade
la Comision, sino por que el testo viene firmado lante deteniendonos un poco en esto, se modifi
por el Presidente del Senada con una nota, y so que ó se suprima.
bre ese testo trabaja la Cámara publicamente sin Sr. Marmol.—Yo insisto Sr. en no reconocer
alterar una palabra de lo que viene de alli, si lo como una mejorado la ley, el medio- que se pro
encuentra bueno, y le pone su firma el Presidente pone. El testo queda en el libro de la -Secretaria.
de la Cámara de Diputados. Entonces se comu Sr. Cantilo.—Mientras no tenga la firma del
nica al Poder Ejecutivo; pero la firma de los dos Presidente de la República, no podemos llamarle
Presidentes no le dá mas perfectibilidad ála ley; testo.
le dará mas pomposidad, mas magestad, y en ese Sr. Marmol.—Entonces queda en el archivo
sentido no me opongo; pero esto, que ha de ser de la casa de Gobierno; pero que mal hace al
el Presidente del Senado quien comunique la testo, el que la comunique el Presidente del Se
ley¡mientras no oiga una razon que me convenza nado ó el de la Cámara de Diputados.
estaré siempre contra esa preemimencia del Presi Sr. Alsina.—¿Cual es la práctica que invoca
dente del Senado, que no tiene fundamento por el Sr. Diputado?
que pueden comunicarla tanto el uno como el Sr. Cantilo.—El Presidente de la Cámara
otro. La preeminencia que ciertamente tiene el manifestó que habia sido invitado por el del Se
Senado, está en los asuntos de que trata, en los nado á poner su firma en las leyes sancionadas.
asuntos de que se ocupa no en prerogativa de Sr. Alsina.—Conozco eso, es simplemente res
posicion. Asi es que sin hacer insistencia en lo pecto ála comunicacion.
primero, insisteré en que la Cámara de Diputados Sr. Caniilo.—No ataco esa parte.
cuando ella apruebe la ley, sea quien la comunique. Sr. Alsina.—Bien, de manera que no hay
>Sr. Cantilo.—Diré dos palabras mas: si se práctica; pues de eso se trata.
acepta la indicacion del Sr. Diputado, va á resul Sr. Cantilo.—Pero en el caso que no se resuel
tar que queda suprimida la autorizacion dada al va algo dejaremos subsistente lo que se ha hecho
Presidente para que continúe como se ha acor hasta ahora.
dado, mientras no se fesuelva lo contrario. Para Sr. Marmol.—No siendo esta materia cons
resolver lo contrario, tendremos que detenernos titucional, y ya que no tenemos una práctica
en averiguar que es lo que nos conviene adoptar. debemos proceder del modo mas racional, y el
No es por la preeminencia, sinópor estableceruna modo mas racional, es que las leyes se comuni
regla fija y permanente, que asentimos á que el quen por el Presidente de aquella Cámara que
Senado comunique las leyes, á fin de que no vaya ultimamente las sancionó.
una ley porla Cámara de Diputados y otra por Sr, EUzaJée. Yo he de estar por .la supre
la Cámara de Senadores y para que la ley no sion de este articulo porque creo que todo esto
tenga dos testos. El modo de proceder de las Cá que se está discutiendo, debe ser materia de una
maras Provinciales, es lo mas irregular que hay; ley especial, y no del Reglamento de una de las
no se sabe cual es el verdadero testo de la ley: dos Cámaras. Yo no entiendo que el Presidente
una Cámara la pasa á la otra y el Poder Ejecu del Senado solamente, sea quien comunique las
tivo la manda publicar: ¿donde está el testo en el leyes al Poder Ejecutivo Nacional. Creo que debe
archivo de cada Ministro? Tan no conviene que determinarse"que sean los dos. Lo que hay es
sea asi, que el reglamento de los Estados Unidos que las leyes van al Presidente del Senado, por
dice que debe haber una comisión permanente, que en alguna parte tiene que estar el libro en
compuesta de un Senador y de dos Diputados, que se ponen las leyes, que autorizan los dos Pre
para que despues de sancionada una ley, la revi sidentes. Es por eso que entiendo que la- prác
sen y la firme el Presidente de cada Cámara in tica ha sido, que los proyectos sancionados por la
formando los miembros respectivos á cada una de Cámara de Diputados vuelvan al Senado para
23
170 SESIÓN DEL 18 DE JLTNIO DE 1862.
que se anoten en el libro único en que se asien
tan las leyes. Cada Cámara tiene un libro de
las leyes que salen de ella; pero las leyes que sa
len definitivamente, se consignan en un solo li
bro, y ese libro está en la Secretaria del Senado.
Asi es que, no es por que el Presidente del Sena
do las comunique, sinó por eso.
Sr. Zavaleta.—Yo creo que es el Presidente
del Senado quien comunica.
Sr. Elizülde.—Pero es por eso, y las razones
que ha manifestado el Sr. Diputado por Buenos
Aires son justas. ¿Qué preeminencia tiene el
Presidente del Senado para eso?
Sr. Marmol.—Eso mismo, de que ha de haber
un libro en el Senado, es inhibicion ála Cámara
de Diputados de tener el suyo para las leyes que
hayan tenido la ultima sancion eusu seno ¿quien
ha impuesto eso?
Sr. Elizalde.—Es materia de unaley, como he
dicho antes.
Sr. Marmol.—Entónces, no parta de que hay
un libro.
Sr. Elizalde.—Es que el Sr. Diputado no pue
de negar la conveniencia de que en alguna parte
debe estar el asiento de las leyes.
Sr. Marmol.-.—Es que estan invocando prác
ticas que yo no conozco. Se ha dicho que en
el Senado hay un gran libro ¿quien ha mandado
hacer ese libro?
Sr. Elizalde.—Como hay que hacer algo, los
Presidentes se han puesto de acuerdo para ver
como marchan;
Sr. Marmol.—Yo creo,Sr. que es una medida
conciliable la que yo propongo. Yo no insisto
en que sea un solo Presidente el que firme las
leyes, porque indudablemente hay mas forma
lidad en que las firmen los dos; pero quien ha de
comunicar, el Presidente del Senado? Yo digo
no, señor; déjese á cada Presidente su libertad,
porque hasta el acto de comunicar una ley, es nn
acto muy importante; no sabemos si con el andar
del tiempo si el Senado y la Cámara de Diputa
dos marcharán en armonia; no sabemos si puede
estar en el interes del Senado postergar una ley
por un dia ó dos. No, señor, la Cámara de Di
putados debe tener, como la Cámara de Senado
res, iguales prerogativas en este caso, á fin de
poder comunicar las leyes que ha'ya sancionado.
En cuanto á la forma celo mismo.
Sr. Zavalcta.—Entónces que se suprima el art.
Sr. Quintana.—Yo reconozco como el Sr. Di
putado que la reglamentacion de los tramites
debe ser objeto de una ley; pero si él admite que
la Cámara ha tenido facultad para autorizar al
Presidente á fin de que haga lo que antes se hacia
á este respecto debe admitir tambien que tiene
facultad para ordenar provisoriamente lo mismo.
Tanto en la observacion del Sr. Marmol como
en las respuestas que se le han dado hay dos co
sas que distinguir. Una de estas es el mayor
grado de autenticidad delaley, que se consigue
con que el proyecto á remitir ai Poder Ejecutivo
como la espresion de la ley, vaya autorizado por
el Presidente de ambas Cámaras. Asi se consi
gue el mayor grado de autenticidad; pero la re
mision hecha eselusivamente por el Presidente
del Senado, no se la dá. Tiende unicamente á
acordar en su favor una preeminencia que la cons
titucion no le acuerda y que no hay razon de nin
gun género para acordarle.
Se ha dicho que el único objeto queso busca
es que haya un solo conducto para comunicar las
leyes; pero, como ha observado el Sr. Diputado
por Buenos Aires, ningun inconveniente hay en
que sean dos los conductos en vez de uno solo. La
prueba de que no hay inconveniente alguno, es
la misma práctica que se ha seguido en las Cá
maras Provinciales, sobre la cual hasta ahora ha
llegado á mi noticia que haberse suscitado obser
vacion de ningun genero acerca de truncamiento
de la ley ó de cambio de palabras el ingun mal
se ha seguido absolutamente de que ambos Pre
sidentes comuniquen, ó de que comunique el
Presidente de la Cámara donde la ley ha recibido
su sancion definitiva.
Ilay otra rázon que persuade de la convenien
cia de que asi sea. Toda ley tiene su origen en
una Cámara; pero recibe, dire asi, el seilo de su
sancion en la otra. Es pues natural que esta la
comunique aun cuando mas no fuera que para
ahorrar el tiempo que se perderia en esos viajes
inútiles desde que las leyes definitivamente san
cionadas en esta Cámara tuvieran que volver al
Senado para ser comunicadas al Poder Ejecutivo.
Sr. Presidente—Se votará si se suprime ó no
el articulo-.
¿ír. Quintana.— Si se acepta ó no el articulo,
por que para que se retire el articulo presentado
por la Comision, es necesario que haya previa
mente permiso de la Cámara.
Sr. Marmol.—Quiere decir que si es aprobado
el articulo, será el Presidente dela Cámara, de
Diputados quien comunique.
Si: Presidente.—Entonces pondremos á vota
cion si se acepta ó no el articulo 131.
Se votó y resultó afirmativade 14 votos contra 12.
Subsistiendo entonces el articulo, pondremos
á votacion toda la seccion segunda.
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
Se votó- y fué aprobada por afirmativa general.
En seguida entró en discusion el titulo trece.
Sr. Elizalde.—Yo creo, señor, que en el arti
culo primero de este -titulo, hay un error de re
daccion, que haciendo una trasposicion, queda
rla . perfectamente bien. Dice el articulo 132
(leyó) y el articulo 20 dice (leyó.) Creo que la
segunda parte del primer articulo debe estar en
lugar de la primera, y quedará el articulo de esta
manera (tayó haciendo la trasposicion) y despues
el otro articulo.
Sr. Zavaleta.—Por mi parte, no hay inconve
niente.
Sr. Marmol.—Supongo que la Comision á ese
respecto no tiene inconveniente, por que es exac
ta la observacion .... entonces, Sr. yo voy á otra
cosa.
Yo me.opongo á esta exhibicion de los Dipu
tados que se establece por el primer articulo de
este capitulo, dice "el Presidente llamará á sesion
media hora despues, y si no hubiera número, se
lerá el nombre de los que no hayan venido, y de
lo*s que hubiesen dado aviso;" á esto llamo yo ex
hibicion de los Diputados. Esto se tentó una
vez, Sr. Presidente, en la Cámara de Diputados
de Buenos Aires; pero no se tentó dos, por que
el público que cóncurre á las sesiones, es siempre
propenso, aqui como en otras partes, á tomar las
cosas por el lado ridiculo; y como hay mucho de
ridiculo en venirse á la Cámara á decir que no
hay sesion, acabó por silvarlos á todos y no qui
sieron volver otra vez á exhibirse.
Es por esto i{iie yo aceptaria cualquiera otro
medio pero no este.
íSV. Obligado (D. A. C.)—Iba á pedir la palabra
precisamente para decir lo mismo que acaba de
indicar el Sr. D. que la deja; asi es que he de votar
tambien porque se suprima la segunda parte de
ese articulo. Es de esperarse que no haya nece
sidad de emplear medios semejantes para com.
peler á los Diputados ála asistencia regular á las
sesiones de la Cámara; pero si se quisiera publi
car los nombres de los inasistentes, no habria
necesidad de entrar á sesion para venir á decir
unicamente que no hay número; pues esto seria
ridiculo como lo ha observado muy bien un Sr.
Diputado, bastaria-ordenar esa publicacion á la
Secretaria de la Cámara, que siempre toma los
nombres de todos los asistentes.
Sr. Zavaleta.—No le doy mucha importancia
al articulo á que se ha referido el Sr. Diputado
que deja la palabra, mucho mas, cuando la Cá
mara ha sancionado ya una medida contra los
inasistentes; me parece que es el articulo 1.°
171
sirvase leerlo el Sr. Secretario. (Se leyó) Bien,
parece que con esto basta. Asi es que yo retira
ria el articulo, quedando en tal caso el inciso pri
mero, que dice-asi (lo leyó.)
Sr. Alsina.—¿Y para el caso de que haya pa
sado la media hora designada?
Sr. Elizalde.—Puede retirarse.
Sr. Zavaleta.—Si se quiere puede suprimirse
la media lyyra.
Sr. -blizalde.—iEstÁ sancionado el articulo 10?
Sr. Zavateta.—Ya está sancionado.
Sr. Elizalde.—Entonces queda la primera
parte.
Sr. Zavaleta.—Podria ponerse: "el Presidente
llamará á sesion, llamando la atencion con la
campanilla."
Sr. Elizalde.— Como está es lo mismo. El
-articulo dice: "el Presidente llamará á sesion pro
clamando que está abierta la sesion, con tantos
Sres. Diputados."
Sr. Albarellos.—Pero sin campanilla.
Sr. Marmol.—Vamos á otra cosa. Hay una
atribucion que leda este reglamento á la Cámara
y que yo opinaria por que se la diera al Presiden
te, y es la de pasar á .cuarto intermedio. Esta
atribucion del Presidente, debe ser un poco mas
lata que la que dá nuestro reglamento: el Presi
dente tiene la direccion de la Cámara; él conoce
cuando la Cámara está fatigada, ó mas bien, no
la Cámara, porque esta no tiene motivo para fati
garse nunca sino cuando el orador está fatigado,
entonces cuando él conoce que el orador necesita
un momento de descanso, invita á la Cámara, á
pasar porun momento ála ante sala, sin necesi
dad de consultarla sin necesidad de poner al que
esté hablando en el disgusto de decir estoy fati
gado. Esto lo hace la civilidad y la atencion del
Presidente. Cuando hay demasrada confusion,
cuando hay opiniones encontradas, cuando con
ciba que es fácil arreglarlas en una conversasion
particular, entonces el Presidente levantala se
sion y dice: vamos á pasar á cuarto intermedio:
dejar esto á la discrecion, al tacto y á la civilidad
del Presidente, sin necesidad de esta consulta á
la Cámara. Hago, pues esta observacion.
Sr. Zavaleta.—Como la Cámara no se ha de
oponer nunca cuando el Presidente la consulte.
Sr. Obligado.—Yo creo que debe subsistir el
articulo, por que puede haber muchos casos en
que convenga continuar la discusion; no se pue
de dejar enteramente á discrecion del Presidente
la facultad de cortar la palabra y esa pretension
de consultar el Presidente á la Cámara quiere
decir que será con el consentimiento de ella.
17a SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Mannol.—Lo que yo quiera es que no haya
la forzosa necesidad de consultarlo, y puede agre
garse esto para salvar el inconveniente que es-
presa el Sr. Diputado "salvo que la Cámara exija
tó contrario."
Sr. Cantilo.—'No, por que el Sr. Presidente no
puede levantar la sesion sin permiso dela Cáma
ra, mientras que asi podria hacerlo. El regla
mento da derecho al Presidente cuando está oyen
do hablar á uu hombre dos horas, fatigado, es.
puesto á la perturbacion de las ideas, de invitar
lo á descansar.
Sr. AVbardloa.—Lo tiene por este articulo.
Sr. Marmol.—No, señor, no lo tiene sin usar
de esta formula desagradable: si á la Cámara le
parece ....
Sr. Obligado.—¿Como es la fórmula que pro
pone el Sr. Diputado? Parece que la fórmula
de consultar es mas cómoda puesto que el Presi
dente está espuesto á que un Diputado le diga
que no.
Sr. Marmol.—Pero eso no ha de suceder, que
haya un Diputado tan imprudente que le diga
no señor no se mueva de aqui. Como es muy
remoto que haya un hombre tan mal criado,
debemos dejaral Presidentela libertad dehacerlo.
Sr. Alñardlos.—Pero si el hombre no se fa
tiga y quiere seguir hablando ¿por que le han de
cortar el discurso?
Sr. Marmol.—El lo dirá entonces.
Sr. Cantilo.—Lo que propone el Sr. Diputado
por Buenos Aires, es lo que dice este articulo:
(leyó) hay otro articulo mas que dice (leyó.) Esto
es lo que ha propuesto el Sr. Diputado, es decir
el Presidente suspenderá la sesion, salvo que la
Cámara resuelva lo contrario.
Sr. Marmol.—Si alguno se opone, entonces se
pondrá á votacion.
Sr. Albardlos.—Eso dice el articulo.
Sr. Marmol.—Por el articulo el Presidente
tiene que poner á votacion si se ha de levantar ó
no.
Sr. Albaréllos.—No, Señor, si la Cámara quie
re, no hay necesidad de poner á votacion.
Sr. Marmol.—Bien, señor, esta es cuestion de
apreciacion.
Sr. Torrent.—Yo estoy conforme con la indi
cacion que presenta el Sr. Diputado por Buenos
Aires que acaba de hablar. Considero que el
Presidente que tiene la direccion del debate, de
be tener esa facultad, por que es fuera de toda
duda que en muchas ocasiones, es sumamente con
veniente pasar á un cuarto intermedio, muy prin
cipalmente cuando hay una discusion acalorada
en que los Diputados empiezan por no entender
se. Aqui, en muchas ocasiones, se ha visto que
la proposicion de un cuarto intermedio hecha
por el Presidente, ha dirimido cuestiones que aca
so no se hubieran dirimido en todo el dia. En
ese sentido, yo creo que debe facultarse al Pre
sidente para que por si solo pueda llamar á cuar
to intermedio: es una suspension breve, que en-
nada puede perjudicar al asunto principal; por
consiguiente, yo he de estar por la indicacion del
Sr. Marmol.
. Sr. Cantilo.—Lo que ha dicho el Sr. Diputado
mas abona por la necesidad del cuarto interme
dio, que por la necesidad de facultar al Presiden
te, para cuando él lo crea conveniente, suspen
der la sesion. La necesidad del cuarto interme
dio, está consignada en el reglamento, y lo que
acaba de pretender el Sr. Diputado lo está tam
bien, es decir, que si la Cámara se opone á que se
levante la sesion, se vota la indicacion del Presi
dente. La consulta, ya se sabe como se hace, es
un acto de simple urbanidad.
Sr. Quintana.—Podria votarse Sr. Presidente.
Sr. Presidente.—Se votará entonces el arti
culo 138.
Se votó y resultó aprobado por afirmativa con
tra seis.
Sr. Obligado.—Yo desearia que se enmendara
el articulo 141 que dice: "cinco Diputados al me
nos, pueden pedir que una discusion se cierre,
&a. Yo creo, que abogando en favor de las
minorias que es en favor de quien es preciso dar
todas las garantias sobre el derecho de hablar, de
recho que nunca debe privarse, debe enmendarse
este articulo por el cual la mayoria puede ejercer
una especie de despotismo contra las minorias.
De este modo, la mayoria tiene el medio de evi
tar que la luz se haga, cerrando la discusion en
un tiempo dado. Por tanto, aunque parece que
esta cuestion ha sido dilucidada por la Cámara
en la discusion de un articulo que tenia el mismo
objeto, yo por mi parte, que tuve la desgracia
de no asistir á la sesion anterior, quiero manifes
tar que habria votado en favor de la minoria.
Sr. Akina.—Consecuente coa la idea emitida
en la sesion anterior apoyo calorosamente la mo
cion, y no es un favor para la libertad individual
el que busco; es una garantia que pido, no para
la minoria de hoy, sino para la minoria de siem
pre, y espero tener el apoyo de mis cólegas.
Ademas, Sr. Presidente sino pasase esta indi-
cicion, seria preciso modificar el articulo 125, ya
admitido, que dice: Qeyó.)
Este articulo se ha aprobado yá, y es preciso
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
evitar, que el voto de la mavoria venga á destruir
completamente la bondad v conveniencia de este
articulo.
Sr. Zavaleta. — Como lo ha reconocido el Sr.
Diputado que ha propuesto la reforma de este
articulo este punto ha sido resuelto ya por la Cá
mara en la sesion anterior. La Cámara ha re*
ííouocido ya, que la minoria no debe prevalecer
sobre la mayoria; ha reconocido ya que eso seri
na arma peligrosa en poder de la minoria, j
cuando se dan reglas, señor, para gobernar á la
mayoria, deben darse tambien, para gobernar i
la minoria, no dejar en su poder, armas peligro
sas. Una vez resuelta la cuestion, pues, yo creo
que la Cámara debe votar el ar¿. tal como está
por que la mision de esa reforma, importaria la
destruccion del principio de que la mayoria debe
prevalecer sobre la minoria. Esto seria como
he dicho antes, dejar en manos de la minoria una
arma que se ha reconocido, que es muy peligrosa
Ademas este pimto ha sido discutido largamente,
y apesar de todo, una votacion muy numerosa
decidió en favor del pensamiento de la Comision.
Yo por esta razon, me opongo á la enmienda que
se propone. . do tener alguna vez. Ademas yo creo que es
Sr. Alsina. —No me detendré Sr. Presidente
en discutir la doctrina tan absoluta del Sr. Dipu
tado sobre las minorias y mayorias pero yendo al
fondo del asunto en discusion diré, que sea cual
fuese la resolucion de la Cámaraquedamodiiicado
este articulo por el 125 que dice: la discusion
serálibre aun cuando el proyecto no tuviera mas
que un solo articulo, pudiaulo por tanto cada Di
putado hablar cuantas veces pida la palabra.
Por consecuencia digo que habiendo cinco indi
viduos que pidan que se cierre la discusion se
viene á echar abajo este articulo que he citado y
no es verdad que puedan hablar cuantas Areces
quieran. ¿Como me salva este inconveniente el
Sr. Diputado?
Sr. Canillo.—Por el Reglamento Sr. Presi
dente no se quiere ahogarla voz de la minoria,
ninó por contrario él tiende á poner valla á la ma
yoria para que la verdad se haga oir. El arti
culo que está en discusion es tomado precisamente
de una Cámara que los Sres. Diputados que se
oponen reconocerán que es una de la» mas libres
que ha existido y cuyos actos revelan que ha de
jado la m.i.3 amplia latitud á la palabra, lo que
conocen la mayor parte de los Diputados aqui
presentes. Este articulo es copiado á Ja letra del
e los Ilegitimen tos de la Cámara de Diputados
y del Senado de Buenos Aires. Alli se dice
173
precisamente lo que se acaba de leer y voy á.per-
mitirme repetir la lectura. (Leyó.)
Sr. Obligado (D. A. O.)—Ese es otro caso, la
razon es otra.
Sr. Atsina.—La consecuencia del articulo es
lo que yo deseo saber.
8r. Mizalde.—Voy á decir scñor que no existe
la contradiccion que ha dicho un Sr. Diputado
porBuenos Airesentre la sancion de este articulo
y el sancionado con el número 125. Por el Re
glamento, en la discusion en general, se puede
hablar solamente un a vez por cada Sr. Diputado
y otra para dar pequeñas esplicaciones; yen par
ticular cuantas veces se quiera y esto es lo que
ordena ese articulo. Pero la sancion de este
otro articulo por el que cinco Diputados pueden
pedir que se cierre la discusion, no quiere decir
que quede derogado el 125, sinó que una discu
sion debe tener un término, por que un Diputado
no puede hablar cien veces y entonces á pedido
de cinco Diputados decide la Cámara si se ha de
cerrarla discusion, no destruyendo los derechos
que los Diputados tienen adquiridos sinó áfin de
poner un término á esos derechos, por que lo han
una cuestion resuelta. Es la mayoria de la Cá
mara quien debe decidir. Yo combatiré la tira
nia de la mayoria, pero el derecho de la minoria
debe tener un término y las minorias tambien
tienen tiranias. Por otra parte, hemos visto,
como lo ha presenciado el Sr. Diputado que en
las Cámaras de Buenos Aires ha estado rigiendo
este articulo durante ocho años, y nunca se ha
presentado el caso ....
Sr. Alsina.—Si señor se ha presentado.
Sr. Klizalde.—Quien sabe si era justo. Yo
digo que muy rara vez en las Cámaras Provin
ciales se ha coartado la libertad de la palabra, al
menos no recuerdo ninguna y sin embargo, este
articulo es el mismo que ha regido en esas Cáma
ras. Sobretodo, en alguno ha de residir el dere-
¡ho de resolver la cuestion. Si una minoria
quiere estar hablando siempre, en alguien ha de
residir el derecho de hacer que no hable indefi
nidamente.
Sr. Alsina.—No tenga miedo el Sr. Diputado.
Sr. Elizalde.—Pwo en alguien ha de residir
¡1 derecho de poner termino ála cuestion. Si el
Sr. Diputado quiere estar hablando cien veces.
Sr. Alsina.—Pero espere á que me canse.
Sr. Elizalde.—Pero como puede dejarse al
diputado la libertad de ocupar á la Cámara con
un asunto, durante tanto tiempo. Yo creo que
la mayoria debe siempre resolver en definitiva
174 SESIÓN DEL 18 DE JUMO DE 1862.
todas las cuestiones, mientras que aqui parece j Sr. Marmol. —De cierto que decide en favor
que se quiere establecer que la minoria venga -á de la peticion.
imponer á la mayoria lo que esta no quiera hacer. Sr. Elizalde.— Por que lo supone.
Ahi viene el buen sentido de la mayoria .... Sr. Marmol.—Porque esa es 1» naturaleza "de
Sr. Alsina.—¿La minoria entonces no tiene las cosas.
buen sentido? ¿Porque espera el Sr. Diputado Sr. Elizalde. —La prueba es que nunca ha au-
que la minoria prolongue un debate puramente codido en las Cámaras de Buenos Aires.
por capricho? Sr. Presidente.—Tengan la bondad los Sres.
Sr. Elizalde.—Pero es preciso decir quien Diputados de-guardar el órden.
decide la cuestion. Sr. Marmol.— Toda mayoria tiende siempre á
Sr. Álsina.—El buen sentido de la minoria. triunfar pronto. No hablemos de esta Cámara,
Sr. Candio.—El articulo es mas liberal todavia hablemos como hombres de letras, no de esta*
que el del Reglamento de la Cámara de Dipu chiquitas Cámaras, sinó de las de 900 miembro*
tados. El Reglamento Provincial dice tret Re. En ellas la mayoria está compuesta en su mayor
presentante? al menos, y la Comision pensando parte, de nulidades. Sabe el Sr. Diputado que
en la minoria y pensando mucho, ha dicho cinco. en Francia, en el centro de la civilizacion, se lia.
Sr. Marmol.—Sr. Presidente yo no creo que - maba vientre á la parte, como diré, á la parte
haya habido en la Comision ningun pensamiento . carnuda (risas) Las mayorias siempre estan in
de opresion á la minoria. Tía sucedido lo que j teresadas en triunfar pronto. Sabe bien el Sr.
prevei cuando se queria que despachase la Comi- j Diputado y no le hablo de nuestras Cámaras sinó
cion en 24 horas. Un reglamento no es una de las del unmdo entero, sabeque-en las minoria*
cosa tan sencilla y que pueda arreglarse facil está representado el pensamiento popular.
mente. Se le dijo despache lo mas pronto posi- . Sr. Elizalde.—Eso quien sabe.
ble y entonces ella ha tomado el Reglamento de Sr. Marmol.—La minoria siempre representa
las Cámaras como la fuente mas liberal. No ha el pensamiento popular.
liecho una cosa nueva; este articulo todos lo Sr. Elizalde.—El socialismo era representádo
conocemos, pero que no se discutiese el articulo por la minoria en Francia y sin embargo no era
cuando se hizo el Reglamento de las Cámaras de la opinion dominante ni popular dela Francia.
Buenos Aires que haya existido con trabajos ó Sr. Marmol.—Indudablemente la mayoria
si» ellos, eso no quita que cuando se traiga á interesada en salir lo mas pronto de una cuestion
consideracion se puede encontrar que él es mons ha de apoyar el pedido du (ñuco Diputados. En
truoso. Un Sr. Diputado ha dicho que es pre este momento no hay mayorias ni minorias, pero
ciso precaverse de las tiranias de las minorias hoy por mi mañana por ti, como vulgarmente se
Esta frase para mi confieso que es nueva. dice y esto es lo que me hace aceptar el número
Sr. Elizalde.—De las dos. de votos que se ha propuesto.
Sr. Marmol.—Tirania de la minoria es frase Sr. Zaraleta.—Si no se ha propuesto nada,
nueva y no comprendo esa tirania; son cosas que Sr. Elizalde.— Se pide que para esto sean ne
se desvirtuan y se oponen completamente por cesario las dos terceras partes de votos, mientras
que la tirania no está ni en hablar poco, ni en tanto que para una ley que obligue á todo el pais
hablar mucho, ni en hablar bien ó mal, está en solo se quiere la simple mayoria.
el voto y como en la minoria nunca puede triun Sr. Marmol.—Hay ciertos casos que no son
far en el voto, no puede ejercer tirania. Tirania decididos por la mayoria de votos y hay ciertos
de hablar seria nunca vista, cuando mas seria una actos del parlamento que se deciden por las dos
incomodidad pero no una tirania. Pero le pre terceras partes.
gunto al Sr. Diputado tratando del articulo, no Sr.- Elizalde.—Esa es la escepcion.
del pensamiento de la Comision. "' ¿Como es po Si: Marmol.—No creo realmente que exista
sible que se deje á cinco hombres el derecho de un gran peligro con esta disposicion; pero á mi me
decidir si una cuestion está bastante discutida? ha sucedido muchas veces en las Cámaras de
Sr. Elizalde.—Le voy á contestar que no son Buenos Aires estar empeñadisimo en una cues
cinco Diputados quien lo decide sinó la Cámara tion, ver que habia mucho que decir sobre la ma
en mayoria: vea que diferencia hay. teria y salir de atras de mi banco algun hombro
Sr. Marmol.—A eso voy. Cinco Diputados que estaba durmiendo y decir: la hora es avan
que piden que se vote .... zada y la mayoria pedir que se votase. Digo que
Sr. EJzalde.—Pero la Cámara decide. en esta Cámara como en todas ha de haber gente
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
que á su tiempo ha de desear que la sesion se con
cluya. No son grandes los temores que me agi
tan, pero deseo amparar á la minona en el uso
de la palabra, ya que sobre el voto no puede haber
cuestion, puesto que es el acto mecánico de le
vantarse y sentarse. Si estamos en minoria, por
que asi nos conviene, si en mayoria, ya que le
hemos de ganar con el voto, dejémoslo hablar.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Haré una observa-
• cion para contestar al Sr. Diputado miembro de
la Comision que habló primero. Cuando dije
que este era el pensamiento de la Cámara, fué
por el conjunto de las ideas, no por que haya
identidad entre este y otro articulo. Aqui no se
trata de declarar libre la discusion sinó que no
venga una mayoria á ahogar la voz de la minoria.
Por lo tanto hay una diferencia radical entre este
y el otro articulo.
La otra observacion que creo que es de priuci.
pio, es la siguiente. Por regla general, los dere
chos y garantias que la Constitucion acuerda no
se pueden suspender sinó por las dos terceras
partes de votos, y asi cuando se trata del derecho
de hacer uso de la palabra es una facultad Cons
titucional: ella no puede suspenderse sinó por las
dos terceras partes de votos. Digo, pues, que
por esta razon, como por las demas que se han
dado en favor de la minoria, debe aceptarse la
•modificacion propuesta.
Sr. Albarellos.—¿Cuando se cierra la discusion ?
Si: Quintana.—Cuando las dos terceras par
tes lo decidan.
Sr. Albarellos.—Y si una minoria quiere por
ese medio demorar la sancion de una disposicion
cualquiera ¿por que le han de quitar el derecho
á la mayoria?
Sr. Quintana.—Nadie se lo quita.
Sr. AUxtrdloa.—Tengo la palabra.
Sr. Quintana.—No la tiene por que no la ha
pedido.
Sr. Albarellos.—Pido la palabra.
¿ir. Presidente.—Tiene la palabra.
Sr. Albarellos.—¿Porque-se lo quiere quitar á
la mayoria ese derecho de qerrar la discusion en
un asunto de caracter politico, por ejemplo?
Precisamente en esa clase de asuntos es que los
hombres se apasionan, y precisamente en ellos
vá la suerte del pais. Yo no quiero que se den
garantias á la minoria, aunque yo perteneciese á
ella, que no sean basadas en la justicia, y que sean
en contra de las conveniencias del pais. Es pre
ciso no d-. ¡jar estas cosas al capricho de los hom
bres, y tambien garantir ala minoria para que
pueda haciír uso libremente de la palabra; pero
175
tambien es necesario poner un limite á ello, y me
parece que todo se concilia diciendo que la ma
yoria sea la que decida. Me parece que esto es
lógico con los principios y las conveniencias, y
por eso estoy por el articulo de la Comision.
Sr. Quintana.—No he estrenado que el Sr.
Diputado que deja la palabra se haya espresado
en el sentido que lo ha hecho, puesto que le he
oido decir que quiere protejer á la mayoria á todo
trance.
Si: Albarellos.—No he dicho eso.
Sr. Quintana.—-Yo se lo he oido, pero sobre
todo no me interrumpa.
Sr. Albarellos.—No me ha podido oir eso.
Sr. Quintana.—Pregunto al Sr. Presidente,
si tiene el derecho el Sr. Diputado de interrum
pirme; creo que no puede.
8r. Presidente.—Asi es.
Sr. Quintana.—Sastisfccha la duda que tenia
respecto al derecho para interrumpirme del Sr.
Diputado, continuaré.
Habia dicho que no estrenaba que se espresara
de la manera que lo ha hecho, por que le he oido
decir que queria dar toda la garantia posible á la
mayoria, al menos esta era la idea en el fondo, si
no las palabras.
Pero como se ha observado por algunos Sres.
Diputados, la mayoria, por el hecho de serlo, está
garantida de los avances de la minoria. Es pre
cisamente á la minoria á quien es necesario dar
las garantias posibles, cuando menos, Sr. Presi
dente para el debate. Parece tambien que nosotros
pidieramos alguna cosa que fuera irregular que
quisieramos negar á la mayoria el hecho de serlo
y las ventajas consiguientes. No señor, es que
hay diversas clases de mayoria, asi como diversos
grados de minoria. Hay mayoria relativa, hay
mayoria absoluta, que consiste en tener un voto
sobre la mitad, y hay la mayoria de las dos ter
ceras partos que es necesaria á veces para cierta
clase de actos. Asi tambien hay diversas clases
de minorias, de uno de dos, de tres de cinco
miembros, minorias insignificantes que no pue
den tener el derecho de prolongar el debate,
minoria de una tercera parte que es una minoria
importante que debe tener cuando menos libertad
para el debate á no ser que se pretenda ahogar la
palabra que pueda tal vez llevar la conviccion al
ánimo de una mayoria ofuscada.
No se puede por otra parte suponer que una
minoria tan grande abrigue siempre la intencion
de prolongar inutilmente un debate cuando al
fin la ley ha de ser sancionada por la mayoria de
un voto sobrela mitad; pues no pretendo como
176 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE
lo ha dicho un Sr. Diputado, que no se cierre la
discusion mientras haya uno que quiera hablar.
sino mientras haya una tercera parte de la Cá
mara que crea que debe continuar, de suerte que
no niego ála mayoria el derecho de concluir con
el debate sino que exijo para hacerlo, el voto de
las dos terceras partes de los miembros presentes
á la sesion.
Por lo demas no comprendo, Sr. Presidente,
que en un pais donde la libertad de la discusion
ha sido tal vez llevada hasta la exageracion se
quiera que el debate no continue aunque lo soli
cite una tercera parte de la Cámara y que un
solo voto, por decirlo asi, tenga el derecho de
cerrarlo aunque el punto en cuestion sea uno de
aquellos en que vale mas perder un dia discuti
endo inutilmente que ganarlo corriendo el peli
gro de negarse á oir razones que podrian influir
decisivamente en la Sancion de la Cámara.
Por estas razones y las demas que se haii emi
tido votaré en contra del articulo propuesto por
la Comision del Reglamento.
Sr. Zavaleta.—Sorprende Sr. Presidente el giro
que ha tomado este debate. A estar á lo que
dicen los Sres. Diputados que se oponen al art.
de la Comision debe hacerse una grande iunova
cion. La minoria debe prevalecer sobre la ma
yoria, ella debe hacer la ley; la Constitucion hace
mal en decir la mayoria hace la ley. El Sr. Di
putado dice que si una tercera parte pide que la
discusion continue debe continuar en efecto y
dice que no hay peligro, cuando es probado que
entre nosotros hay el vicio de hablar, cuando es
probado Sr. Presidente que en ocho anos de vida
parlamentaria en que se han regido las Cámaras
por un articulo igual, no se han tocado los incon
venientes que se han indicado. Un Sr. Dipu
tado ha dicho: la minoria es el saber pero enton
ces digamos francamente, la minoria hace la ley.
Otro Sr. Diputado ha tratado de deslumhrar
i la Cámara y dice el derecho de usar de la pala
bra es un derecho Constitucional y solo se puede
•suprimir por dos terceras partes de votos, No sé
de donde ha sacado eso el Sr. Diputado los dere
chos Constitucionales no se pueden suprimir ni
por unanimidad completa de la Cámara. . . .
Sr. Obligado.—Es decir, por ejemplo, para
enmendar un articulo Constitucional se necesitan
las dos terceras partes de votos. Sin embargo
digo que este es un derecho Constitucional. No
he hecho un argumento directo ....
Sr. Zavaleta.—Vamos á celebrar entonces una
Convencion Constituyente.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Pero solo las dos ter
ceras partes de votos, pueden hacer esa declara
cion, alterando un derecho establecido por 1*
Constitucion.
Sr. Zavafeta.—Decia pues, que los Sres. que
hacen oposicion quieren cambiar las cosas. En
todas partes es reconocido que la mayoria debe
hacer la ley, mientras tanto los Diputados dicen
no, la minoria, porque es la que representa el
pensamiento popular.
Sr. Alsina.—¿Quien ha dicho eso?
Sr. Zavaleta.—Lo ha dicho el Sr. Marmol.
Sr. Obligado (D. A. C.)—No ha dicho eso.
Sr. Alsina. —Siento que no esté presente.
Sr. Zavaleta.—La prueba es que estamos dis
cutiendo eso mismo, llevamos seis (lias en el Re
glamento que no tiene importancia alguna. Ha
ria indicacion para que se votara.
Sr. Alsina.—Podria formular su pensamiento -
el Sr. Diputado.
Sr. OUigado (D. A. C.)—Cinco Diputados ha»
pedido que se cierre la discusion y entonces yo
digo que eso sea resuelto por las dos terceras par
tes de votos.
Sr. Elizalde.—Primero se votará el articulo
de la Comision.
Dado el punto por suficientemente discutido
se puso á votacion el articulo de la Comision el
que fué desechado por trece votos contra 12.
Sr. Presidente.—Se rectificará la votacion.
Sr. Quintana.—Se puede rectificar si algun
Sr. Diputado tiene duda.
Sr. Cantilo.—Sobre el modo de votar hay una
práctica en otras partes que la Comision no ha
agregado á este reglamento. Y es, que cuando
se vaya á votar alguno de la mesa dice hay tan
tos votantes para que se sepa el resultado de la
votacion. ¿Cuantos Diputados hay.
Sr. Presidente.—26 con el Presidente.
Leido el art. como lo proponia el Sr. Obligado-
fué tambien desechado por 13 votos contra 1?.
Sr. Bedoya.— Parece muy natural que despu-
es de desechado este articula se acepte el otro.
Sr. Cantilo.—Puede haber habido error.
Sr. Elisaldv,—Que se rectifique la votacion
anterior.
Hecho asi resultó aprobado el articulo l4I
propuesto por la Comision por afirmativa de 13
votos contra 12. En seguida se aprobó todo el
titulo 13. Se pasó á cuarto intermedio despues
del cual se puso á discusion el titulo 14.
Sr. Alsina.—Sr. aunque la Comision sostiene
cad» uno de los articulos de su Reglamento, como
la madre amorosa al hijo de sus entrañas, le voy
á pedir me acompañe á fin de suprimir este art.
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
J47, porque es claro que se tiene que suspender
la sesion si no hay número.
Sr. Cantilo.—Por lo que hace-á mi no tengo
inconveniente, pues, no -es un hijo que yo haya
engendrado.
Sr. ZavaMa.—Si se empeña mncho el Rr. Di
putado suprimiremos el articulo.
Sr. Alsina.—Gracms, esta demas.
Sr. Albarellos.—El articulo 148 dice: que la
orden del dia manuscrita 6 impresa se repartirá
con la competente anticipacion. ¿Cual es esta
anticipacion? Lo pregunto por que he recibido
orden del dia á veces á la oracion, pocos momen
tos antes de venir á la sesion.
Sr. Cantilo. —Eso es prudencial.
Sr. Albarelhs.—Seria bueno poner 24 ó 48
horas.
Sr. Garda (D. J. A.)—Pero para eso- debia
haber un Escribano público que diera fe.
Sr. Quintana.—Suponga que un articulo dije
ra que á las 24 horas debiera repartirse la orden
del dia y que por un descuido no se hiciese. ¿No
habria de haber sesion por eso?
Sr. Albarelloe.—Pero la mayoria tendria la
orden del dia.
Sr. Quintana. —Entonces es mejor dejarlo
como está.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Hay otro articulo
que dice que la orden del dia debe anunciarse
con anterioridad asi es que cuando algun Dipu
tado tenga interes, buen cuidado tendrá en to
marla en la Secretaria.
Sr. Quintana.-—En este articulo 145 observaré
que se dice que antes de entrarse á la orden del
dia, ó despues de cerrada la discusion, pueden
presentarse proyectos ó hacerse indicaciones ver
bales que no se refieren al asunto que forme la
orden del dia. Yo pediria que,se suprimiera esto
despues de cerrada una discusion ó que se pu
siera despues de votado.
Sr. Zavaleta.—Es la idea de la Comision.
Se puede poner despues de terminado un pro.
yecto.
Sr. Quintana.—Hago mocion para que el art.
se redacte del modo siguiente.
Leida la redaccion propuesta y puesta á vota
cion junto con el titulo 14, fué aprobado por afir.
rnativa general. Leyóse y se puso á discusion
el titulo lf/.
Sr. Marmol.—A escepcion de una pequeña
modificacion, ó supresion de una palabra que
indicaré en uno de los articulos desearé que todo
este titulo Hea ostensivo á los Miembros delP. E
tambien. No son solo los Diputados los que
171
pueden en este recinto faltar al órden y arrojar
invectivas ó palabras que no sean adecuadas al
lugar. Ahora mismo acaba de suceder en España
el hecho siguiente. El Ministro de Gob.ierno clasi
ficó de anarquicas y antimonarquicas las palabras
de un miembro de la minoria; entonces él y todos
sus amigos pidieron que la Cámara rechazase la
clasificacion hecha por el Ministro. Con este mo
tivo se armó un debate que ha durado muchos
dias, segun las sesiones que se han publicado y la
minoria anunció por ultimo que se retiraria de la
Cámara, cualesquiera que fuesen las consecuencias
de su desobediencia á los reglamentos, que
no asistirian mas á ella, sinó se rechazaban
esas palabras, y asi se hizo en efecto. Se vé, pues
que un Ministro puede faltar al orden, puede
lanzar palabras indecorosas ú ofensivas y que se
le puede llamar al orden como á los Diputados.
Asi es que propongo que en lugar de Diputado
se diga ningun individuo en esta Cámara ó ningu
no de los Diputados ni Ministros &a. Aunque
yo preferiria lo primero. Si esto es apoyado (fue
apoyado.)
Sr. Alsina.—¿Y no ser-a lo mismo poner al
fin un articulo.
Sr. Obligado (D. A. C.)—¿Cual era la altera
cion.
Sr. Marmol.—O bien generalizarlo con la pa
labra individuo en vez de Diputados ó hacer os
tensivo á loa Ministros. Yo preferiria, como he
dicho lo primero.
Sr. OUi<jado(D. A. C.)—Yo creo que estan
comprendidos los Ministros, pues, este articulo se
refiere A los oradores.
Sr. Alsina.—En efecto emplea la palabra
orador.
Sr. Obligado (D. A. C.) —Estoy conforme con
lo que dice el Sr. Diputado.
- Sr. Alsina.—Podria agregarse "el Sr. Minis
tro" segun sea el caso.
Sr. .Quintana.—Pero puede ser que no esté
orando ante la Cámara sinó que tomela palabra
interrumpiendo.
Sr. Alsina.—Ya ora entonces.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Todo el que habla
poco ó mucho está orando.
Sr. Cantólo.—Seria menester detenerse un poco
porque parece inconveniente decir. Sr. Minis
tro I)n. fulano de tal.
Sr. Alsina.—Se especifica el ramo.
Sr. Cantilo.—De cierto que el Sr. Presidente
si tal cosa sucede sabrá á quien dirigirse.
Sr. Zavaleta.—En el articulo 166 en vez de
24
178 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE
tres miembros poner cinco, pues, es un caso grave.
Sr. Ahina.—Yo pondria 10.
Sr. Zavtdeta.—La Comision propone cinco. "
Sr. Alsiita.—Yo apoyo.
Si: Marmol.—Esto no so ha de poder hacer sin
una ley previa.
Sr. Cantilo.—Pero en este articnlo es preciso
ponerlo.
Sr. Marmol.—Lo se muy bien.
Sr. Presidente.—Se va á votar.
Sr. Marmol.—Yo le suprimiria al articulo 153
el adverbio indebidamente.
Sr. Ahina.—Es por que puede venir un arti
culo que lo permita en ciertos casos.
Varios.—Está bien.
Sr. Alsina.—Hay otro articulo por el cual pue
de ser interrumpido.
Sr. Zavaleta.—S'i, cuando salga notablemente
de la cuestion.
Sr. Presidente.—S'e vaá votar, si el punto esta
suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa.
Sr. Alsina. —El articulo 1C5 sancionado esta
corregido.
Sr. Presidente—Es el 16C.
Sr. Alsina.—Entonces, voy á proponer algo
sobre el articulo 165. Creo que si para las casos
mas sencillos, sehaexijido que sean cinco miem
bros, es lo ménos que puede exijirse para este
caso.
Sr. Quintana.—El articulo 16C, complementa
el 165 por que dice que si resulta afirmativa
el Presidente nombrará una comision especial de
tres miembros para que decida lo que se ha de"
hacer.
Sr. Eltzalde.—En el ultimo, se ponen 5 miem
bros en lugar de 3.
Sr. Presidente.—Se va á votar si se acepta el
titulo 15, con las enmiendas propuestas en los
articulos 1C4 y 166.
(Se votó y resultó .afirmativa. Entró en dis
cusion el titulo 16.)
Sr. Ztivaleta.—El último articulo ha quedado
suprimido.
Sr. Garcia (D. J. A.)—Para ser lógica la
Cámara con la sancion anterior, debe suprimirse
la última parte del articulo 169, que acuerda á
todo Diputado el derecho de exijir que se vote
por partos todo articulo ó periodo que contonga
varias ideas.
Sr. Zcvaleta.—Lo que propone el Sr. Diputa
do es que se suprima el derecho de pedir, que se
separe tal ó cual parte de un articulo.
Sr. Garria ( D. J. A.)—La Cámara ha sancio- i
nado ayer, que aunque se pida eso, no debe conce
derse.
Sr. Cantllo.—No señor.
Sr. Obligado (D. A. ('.)—Eso no se puede
negar.
Sr. Garda (D. J. A.)—Pues se le niega.
Sr. Presidente.—Se va á votar el titulo 16 con
la supresion del articulo 173.
Sr. Alsina.—Pediria que se dispusiera que
constara en el acta que voto contra el articulo
162, q¿ie habla del voto del Presidente en casos
de empate.
Sr. Marmol.—¿Hay algun articulo que auto-
rize á los Diputados á pedir que conste su voto
en el acta? Sino pediria que se pusiera.
Sr. Zaraleta.—Puede ponerse despues de este
articulo. (Leyó.)
Sr. Quintana.—En lugar del 163, podia po
nerse.
(Se apoyó la indicácion del Sr. Marmol en el
articulo 173.)
Sr. Presii lente.—Se va á votar el titulo 16 con
el agregado que acaba de hacerse.
(Se votó y resultó aprobado por afirmativa
general. En seguida entró en discusion el titulo
17.
Sr. Alsina.—Descaria, Sr. Presidente que la
Comision, me dijese si no cree que puede haber
sesiones en las cuales no deba asistir ninguno de
los Ministros del P. E. N. Puede haber sesiones
en que la Cámara esté llamada á ejercer nn acto
de su jurisdiccion privativa, en 'que el asunto
pueda ser tle tal naturaleza, que el Gobierno no-
pueda ser admitido como poder colesgilador
Supongamos el caso de que la Cámara se reun.
para discutir su presupuesto, ó que «e reuna para
tratar de la aprobacion ó de la reprobacion de los
diplomas de los Diputados. Yo creo que en esto
ca?o, los miembros del Gobierno no tienen á que
venir aqui, ni tienen para que manifestar su opi
mon. Yo tengo esta duda.
Sr. Cantilo.—Por lo que hace al que habla,
no se me habia ocurrido, francamente, que pudie
ra haber asuntos en que fuesen escluidos los Mi
nistros como ajentes del otro poder colegislador,
pero el caso que se ha citado, de que se reuna la
Cámara para tratar de su presupuesto, creo que
escluye de hecho á los miembros del P. E. por que
ellos no pueden venir á intervenir en asuntos que
no sean materia de ley, sino puramente regla
mentarios de cada Cámara: pero en cuanto á la
regla general no puede decirse que es intempes
tiva la asistencia de los Ministros. Por mi parte
no estaba preparado para responder á la objecion
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
quesehace pero creoque los Ministros del P. E.
deben concurrir siempre ([ue nohaya algun incon
veniente.
Sr. Zavaleta.—Solo en uno de los- casos que
ha citado el Sr. Diputado que ha hecho la^pre-
gunta, creo que no deben concurrir los Ministros
y es en el caso de que la Cámara se reuna para
jusgar de la validez de los diplomas presentados
por sus miembros, porque ella es el único juez.
Respecto al presupuesto de la Cámara franca
mente Sr. Presidente yir tengo dudas, sobre la
atribucion de la Cámara de Diputados por que
creo que ha padecido un error, ámi juicio el Sr.
Diputado al decir que es una cosa privativa de
tu Cámara por que no hay ningun articulo cons
titucional que la acuerde esa facultad. Asi es
que me parece que seria aventurado, decir que
los Ministros no podrán asistir cuando se discuta
el presupuesto de la Cámara por que la Constitu
cion no dice mas sinó que las Cámaras votaran
sus presupuestos.
Respecto á la otra observacion, creo que no
llegaria el caso, me parece, de que los Ministros
vengan cuando la Cámara se esté ocupando de
los diplomas que hayan presentado sus Diputa
dos. De consiguiente, creo que el articulo pue
de quedar asi.
Sr. Bedoya.—No hay objeto en privar á los
Ministros que vengan aqui. Si la cuestion de
que se trata no les incumbe absolutamente, es
claro que no se llamarán ni ellos tomaran parte
en ella. En otras partes, los Ministros asisten
siempre á todas las sesiones, reservandose ellos
el derecho de tomar parte ó no, en las cuestiones
que se ventilen. Cuando se trata de la aproba
cion de los diplomas, es claro que los ministros
no toman parte; pero nada importa que esten sen
tados en sus bancos. Asi es que el único caso
que yo encuentro que no deben concurrir los Mi
nistros, es en el de la sesion secreta; pero en los
demas, los Ministros asisten y toman parte en la
discusion, dando su opinion cuando es preciso.
Hi no es preciso quedarán sentados en sus bancos;
pero por que seau Ministros no seles puede pri
var del dc-recho que tienen de asistir á todas las
sesiones.
Sr.-Aliti¡ia. —Que vayan á la barra.
8r. Bcrfoya. —Es que tienen aqui su puesto, y
no es en la barra. En Europa por ejemplo los
Ministros tienen sus bancas y van alli todos los
dias; si quieren tomar parte en la discusion, la
toman, xi \¿ preguntan alguna cosa, contestan
cuando tienen que contestar.
Sr. Alsina.—La cuestion no es de que vengan
179
los Ministros ó no, la cuestion es que dice el art.
que los Ministros pueden venir á tomar la palabra
en la sesion que quieran. Mientras tanto, ya se
han anunciado dos sesiones, en que los Minis
tros no pueden tomar parte.
Sr. Bedoya.—Yo creo que en la sesion secreta
es el tínico caso ....
ói-. Alsina,—Pues sabe el Sr. Diputado mas
que yo, por que dice que pueden estar sentados
oyendo.
Sr. Bedoya.—Es que pueden haber indicacio
nes en esa misma sesion, sobre las cuales pueden
hablar.
Sr. Marmol.—Desde luego, Sr. Presidente yo
pediria que ss suprimiese el articulo 1.° de este
titulo. Por la Constitucion los Ministros tienen
obligacion de venir álas sesiones, no solamente
el derecho, sinó la obligacion, está en la natura
leza misma del poder de que son Secretarios. Des
de que no puede concurrir la persona que repre
senta al P. E. concurre por medio de sus secreta
rios á un acto que es comun á los dos poderes, al
• Lejislativo y al Ejecutivo, como es la formacion
de las leyes. Ademas concurren á otra cosa, y
es á dar esplicaciones que sobre todos los actos
del Gobierno sin escepcion de uno solo, le pue
den pedir los Diputados. Asi se ve, Sr. en todas
partes que jamas falta algun representante, del
P. E. en los bancos de la Lejislatura, como lo he
visto muchas veces en el Brasil, en las dos Cá
maras, á una misma hora, el Senado en el Campo
de Santa Ana, y en la plaza de Palacio la Cáma
ra de Diputados á veinte cuadras una de otra; si
empre hav alguno de los Ministros,mmca está el
P. Lejislativo sin la presencia del Ejecutivo. Bien
á ese respecto, yo pediria que se suprimiera el art.
1.° por que no solamente pueden concurrir, sinó
que tienen obligacion de hacerlo asi los Minis
tros. Asi es que yo no les diré, tienen obligacion
pe^ro tampoco les diré pueden.
Sr. Zavaleta.—'¿lia. concluido el Sr. Diputado?
&: Marmol. —No; pero puede hablar el Sr.
Diputado sobre este punto, por que yo voy á ha
blar despues sobre el otro.
Sr. Zavaleta.—Puede continuar el Sr. Dipu
tado.
Sr. MarMol.—Tba. á tocar otro punto, y por
eso queria que el Sr. miembro de la Comision,
hiciera primero las observaciones que tiene que
hacer sobre este, y despues pasariamos al otro.
Sr. Zavaleta.—Parece que el Sr. Diputado que
acaba de dejar la palabra, se funda para decir
que los Ministros, tienen el deber de venir á las
Cámaras en que forman parte del Poder Colegis
180 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 18*2.
lador, puedo decir asi, por que ellos forman parte
del P. E. pero los Ministros no son el P. -E.; el
Presidente de la República es oi poder Colegis
lador.
Sr. Marmol.—He dicho- que no pudiendo ve
nir la persona, viene por medio de sus secretarios.
Sr. Zavaleta.—T3ieii, dice que no pudiendo ve-
ir el P. E. vienen los Ministros.
Si: Marmol.—Eso dice la Constitucion.
Sr. Zavaleta.—El articulo de la Constitucion
dice que pueden ser llamados.
íír. Marmol.—Hay un articulo y no puede de
jar de haberlo, que dice que pueden venir.
Sr. Zavaleta. —Puede leerse el articulo de la
Constitncion.
Se leyó el articulo 63.
Es lo unico que dice.
Sr. Cantilo.—El articulo 92 de la Constitucion
dice: los ministros pueden concurrir á las sesio
nes del Congreso y tomar parte en BUS debate?;
pero no votar.
Sr. Jzlisalde.—El articulo del reglamento es lo
mismo que el de la Constitucion.
Sr. Marmol.—Si es el articulo Constitucional
¿para que lo ponen? No recuerdo el articulo de la
Constitucion; pero hay uno que impone la obli
gacion á los Ministros de concurrir.
Sr. Zavaleta.—No, señor, pueden venir, dice
el articulo.
Sr. Marmol.—Yo sostengo que por la natura
leza de ese poder de que esos Ministros son re
presentantes, tienen obligacion de venir aqui
cuando se trata de confeccionar una ley cual
quiera. Esta es 'mi teoria por que no solo tienen
derecho de venir, sinó que tienen obligacion de
estar aqui, y aqui toco el otro punto que queria
tocar mas adelante, para contestar no precisa
mente sobre lo que dice este art . que dcierniina que
si la asistencia de los Ministros noes sobre el asun
to de que se esta tratandole, determinará el dia en
que han de venir y se les mandará avisar para
que vengan. No, Sr. Presidente no es ese el
aistema parlamentario. Todos los que estamos
aqui leemos las sesiones de todas partes, por las
cuales se vé que en ellas le salta un Diputado á
un Ministro y le pregunta lo que le da la gana.
Sr. Zavaleta.—Pero el Ministro á veces no
contesta.
Sr. Marmol.—Que esté en su derecho es otra
cosa pero le iba á preguntar al Sr. Diputado. ¿No
es esto una especie de ceremonial, esto de avisar
con anticipacion y conmover toda la ciudad para
que venga el Ministro á una sesion, cuando es
del deber delos Ministros, contestar cuando sole
pregunte ¿que hay sobre esto? por que ellos tienen
obligacion de saber lo que tienen en su cartera-
ó lo que tienen en sus manos como Ministros.
Sr. Zavaleta.—¿Entonces quiere obligar á lo»
Ministros á que concurran á todas las sesiones?
Sr. Marmol.—No quiero obligarlos, lo que
quiero es suprimir el articulo por que tienen
obligacion de venir, no quiero imponerles esa
obligacion en un reglamento interno por que se
ria ridiculo poner una cosa que puede y no puede
hacerlo, como una especie de servicio. No señor
dejo la doctrina en pié, por (pie alguna vez la
hemos de hacer valer. Asi es que vienen los
Ministros cuando- les conviene venir, tampoco
tienen que estar aqui siempre, (pie estemos tra
bajando, como se hace en todas partes del mundo
no donde el sistema representativo, esfá en
pañales, permitaseme la espresion, como en nu
estro pais. Yo no me acuerdo haber leido nin
guna sesion del parlamento britanico, ni del par
lamento brasilero, en (¿ue no hayan estado lotí
Ministros. En Chile sucede lo mismo, en todas
las sesiones, á cada momento, son interpelados
por los Diputados. Aqui, siguiendo el dicta
men del reglamento de Buenos Aires la Comi
sion dice que se le ha de avisar al Ministro antes
para que venga. Es por eso que yo opino poi
que se suprima este articulo.
Sr. Cantilo.—La práctica que acaba de citar
el Sr. Diputado se refiere á lospaises monárqui-
no constitucionales donde los Ministros sostienen
ludias ardientes en los parlamentos, porque es su
politica la que en ellos se juzga y es de su suerte
que alli se decide, de la caida de un Ministerio
por un voto de la mayoria; pero no cae el gobier
no, propiamente hablando, no cae un sistema;
lo que puede caer es una politica. Es lo que su
cede en el Brasil, es lo que sucede en Inglaterra,
lo que sucedia en Francia.
En los Estados Unidos no es eso lo que pasa,
pues los secretarios del Presidente no pueden
asistir á las sesiones del Congreso. Puede en
efecto encontrarse aqui un Ministro, siendo el
blanco de esos asaltos á que se ha referido el Sr.
Diputado; peroel Ministro tiene una respuesta
muy sencilla sino quiere entrar en materia de
improviso, en cuestiones graves de politica. No
estoy autorizado, dirá; pediré instrucciones al
Presidente de la República acerca de lo que he
de contestar sobre esa ú otra cuestion. Sobre
puntos administrativos, esotra cosa, siempre po
drán entrar en discusion en sus ramos respectivos
que tal vez ellos solos dirijan; pero la politica no
es asi, ella debemos entender que depende de una
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
entidad mas elevada. Por esto pues es que no
doy importancia á la concurrencia diaria de los
Ministros, y aun puede llegar ella á perjudicar á
la administracion.
En cuanto á la supresion del articulo, pW que
no obliga á la concurrencia de los Ministros, re
cordaré que la constitucion dice podrán asistir,
no dice dieran. El articulo propuesto no hace
masque consignar como regla interna de está
Cámara lo que dice la Constitucion: solo se ha
consignado lo que ella dice á este respecto. A-
demas: obligar á los Ministros á que asistan á to
das las sesiones, haya ó nó asunto que haga ne
cesaria su presencia, traeria grandes trastornos
en la administracion, cuando esa asistencia, como
ya dije, no los obliga á discutir asuntos graves
sin tener instrucciones para ello, pues no debe-
mos olvidarnos que el Ejecutivo es el Presidente
de la República. Por consiguiente, no debemos
hacer iunovacion alguna en este punto, sino
dejar que los Ministros puedan venir, previnien
doles de antemano sobre los asuntos que vayan ú
tratarse, para que no los tomen de sorpresa los
asaltos de algun Diputado que se ha preparado
durante algunos dias al efecto: seria encontrarlo
desprevenido para parar golpes parlamentarios
que pueden tener por fines grandes intereses
politicos. No hay pues duda de que la misma
conveniencia de las cosas de que se vaya á tratar
exije proceder con urbanidad con el otro poder.
Asi se procede en el parlamento ingles; alli no se
sorprende á los Ministros con interpelaciones
emboscadas, sinó que se les previene dias antes
de la discusion para que respondan.
Sr. Marmol.—No, señor; no invoque eso como
un axioma.
Sr. Cantilo.—Cuando la cuestion es grave, se
procede asi.
Sr. Marmol.—No hay regla; unas veces se cal
cula seis meses antes la proposicion de que va á
íHirjir la interpelacion, y otras no. El Sr. Dipu
tado sabe muy bien que en tiempo de nuestra
emigracion cuando leiamos las discusiones de la
convencion francesa, velamos nosotros mismos
los asuntos que se prestaban áinterpelaciones, en
flor, diré asi.
Sr. Cantilo.—El caso es distinto.
Sr. Marmol.—Yo contesto á lo que cita como
axioma. Por lo demas, ese temor del asalto á los
Ministros, para eso son Ministros y ganan sueldo.
Sr. CanlUo.—No habia pensado en esto último
digo que como secretarios del Presidente del Po
der Ejecutivo, pueden esquivar el entrar en cues
181
tiones de trascendencia, y el asalto queda sin re
i
sultado.
Sr. Zavaleta.—La cuestion queda salvada con
í el articulo.
Sr. Aguirre.—Voy á pedir una modificacion.
Desde que la Constitucion establece que los Mi
nistros pueden asistir álas sesiones del Congreso
cuantas veces se les antoje no puede haber cues
tion sobre eso. Siendo por otra parte conve
niente la asistencia de los Ministros, para dar las
esplicaciones que se quieran pedir; yo propongo
esta modificacion. "Los Ministros asistirán á
las sesiones y tomarán parte en el debate, pero
no pueden votar" en vez de decir: los Ministros
pueden asistir &a.
Sr. Cantilo.—El reglamento no hace mas que
trascribir literalmente el nrticulo de la Constitu
cion.
Sr. Aguirre.—Por eso es que me parece una
redundancia.
Sr. Cantilo.—Es regla interna.
Sr. Agvirre.—No tenemos que reglamentar
nada para los Ministros, sinó para nosotros. >
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece se
votará, para ambar á una resolucion . . . .
Se va á votar si se acepta el articulo tal como
lo presenta la Comision.
(Se votó y resultó afirmativa contra dos.)
Sr. Elisalde.—Creo que no habia número al
tiempo de la votacion.
Sr. Zuvaleta.—Si no habia número, es preciso
repetir la votacion.
(Se volvio á votar el articulo y resultó afirma
tiva contra cinco.)
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece,
podemos suspender la discusion.
Sr. Zavaleta. —Falta un titulo muy corto.
Sr. Elisalde.—Hay que votar el titulo que se
ha estado discutiendo.
• Sr. Presidente.—Se va á votar, si se acepta el
titulo 17 presentado por la Comision.
(Se votó y resultó aprobado por afirmativa ge
neral. En seguida entró en discusion el titulo 18.
Sr. Quintana.—Me parece, Sr. Presidente que
el personal de la Secretaria es bastante diminuto.
No hay sinó dos Secretarios y tres oficiales, que
uno de ellos desempeña las funciones de oficial
de sala. En las Secretarias de las Cámaras Pro
vinciales, hay en cada una 3 auxiliares y dos .ofi
ciales de sala, que ayudan á los demas oficiales de
Secretaria en el trabajo. Asi es que siendo nece
sario, creo que la Comision no tendrá dificultad
en aceptar el aumento de empleados que propon
go, tanto mas cuanto que los mismos Secretarios
182 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 18C2.
han manifestado que son necesarios para atender
con regularidad al servicio de la Secretaria.
Sr. Zavaleta.—Cuantos propone.
Si: Quintana.—Dos oficiales de sala.
Sr. Zavaleta.—La Comision habia creido que
la Secretaria tal cual está organizada, estaria
bien servida pero habiendo tomado informes de
los Sre*. Secretarios, estos han manifestado que
no se podia desempeñar bien el servicio de la Se*
crctaria con la dotacion de empleados que tienf-
Por otra parte la Cámara de Senadores tiene dos
oficiales de sala, como propone el Sr. Diputado
y se comprenderá que siendo esta una Cámara
mucho mas numerosa que la de Senadores necesita
mas empleados. Asi es que yo acepto la modi
ficacion.
Sr. Montes de Oca.—Pw las mismas razones
aducidas, por los dos Sres. Diputados que acaban
de dejar la palabra, yo habia presentado á la Se
cretaria una modificacion, no solamente de este
articulo sino del siguiente que dice. (Leyó.)
Siendo tan avanzada la hora, parece inutil ha
1ilar mucho sobre este asunto; pero yo creo que es
imposible que la Secretaria esté bien servida con
los empleados que determina el articulo de la
Comision. Al mismo tiempo que propongo esa
modificacion, propondré tambien á los Sres. de
la Comision, la supresion del articulo 182.
Sr. Cantilo.—El que habla del traje negro.
Sr. Quintana.—Primero trataremos de este
otro articulo.
Si: Granel.—Por un articulo que se ha sancio
nado, se ha dado á la Cámara de Diputados algo
que antes no tenia, es decir, comunicarlas leyes
al P. E. que traerá un trabajo mayor para la
Secretaria, por que tendrá que tener un libro
de leyes que antes no tenia. Asi es que viene á
hacerse mas necesario el aumento de los emplea
dos que se han propuesto.
Sr. Elizuldc.—Parece que la redaccion del
Sr. Montes de Oca es aceptada.
Sr. Cantilo.—Parece que esa redaccion supri
me la dependencia inmediata del Presidente.
Sr. Secretario.—No, señor. (Se leyó el articulo.)
Sr. Alsina.—Esto que estamos haciendo, creo
que es fuera de lugar; la oportunidad será cuando
se discuta el presupuesto de la Cámara entonces
so -fijará el número de empleados. ¿Que importa
'decir ahora dos oficiales, cuando al hacerse el
presupuesto podemos decir uno.
Sr. Quintana.—Yo creo que es mas natural
organizar la Secretaria de una manera perma
nente; f'l presupuesto varia todos los años.
Sr. Cantilo.—Podria ponerse la Secretaria será
servida por oficiales de mesa y demas empleados
que designe el presupuesto.
Si: Elizaldc.—Yo apoyola indicacion del Sr.
Dinutado Cantilo.
™. Quintana. —Entonces diremos. Por lo*
empleados que determine el presupuesto. (Ati
se acordó.)
Sr. Montes de Oca. —El articulo 181 tambien
hay que suprimirlo.
Sr. Presidente.—Se va á votar si se aprueba la
modificacion del articulo 1T9 y la supresion del
180.
Se votó y resultó afirmativa general.
Ahora, creo que hay alguna modificacion en el
articulo 181, por que no queda bien como está.
Sr. Elizaldc.—No señor por que dice: los em
pleados mencionados en los articulos anteriores.
Sr. Preridtnte.—Entonces queda bien porque
los articulos anteriores los menciona.
Sr. Quintana.—liaré indicacion para que se
presente el presupuesto en la sesion próxima.
Sr. Presidente.—Inmediatamente que se haya
formado el presupuesto se presentará. Supongo
que el articulo 181 queda tal cual está, es decir,
es atribucion del Presidente proponer los respec
tivos presupuestos.
Si't Zavaleta.— Si señor.
Sr. Cantilo.—Aqui hay un articulo que parece
que la Cámara no apoyará con entusiasmo, que
es el 182, el cual prescribe que el Presidente
de la Cámara estará de traje negro, pero segun
las reglas del decoro parece que no debe prescri
birse. Tal vez esto esté demas; pero esto y mu
cho mas hemos encontrado en el reglamento de
los Estados Unidos. Por ejemplo no se puede
pasar por delante de un Diputado mientras tiene
la palabra, mientras que entre nosotros, nuestras
distracciones nos hacen cometer esa Jaita de ur
banidad. Ademas este articulo esta tomado tes-
tuahnentedel que rige en la Cámara Provincial
de Buenos Aires. La Comision ha querido tra
erlo á la consideracion dela Cámara de la Nacion
á ver si ella quiere conservarlo ó desecharlo.
Sr. Marmol.—Yo no solamente apoyo el art.
relativo al Presidente, sino que propondré que
sea estensivo á todos los Diputados. (Apoyado)
Señor, no hay que democratizar tanto las cosas-
hay en Buenos Aires quien recuerda el hecho
siguiente.
El Presidente del Congreso del año 182C, pidió
permiso á la Cámara para que el General Alvear
entrase con leviton, por que estaba un poco res
friado. Estos habitos de cultura, diré, asi, no
son estráños en la República Argentina y cito
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
este hecho, porque hay muchos testigos presen
ciales. En todas partes, en los parlamentos, se
vé que sus miembros van en trage de diploma
ticos.
Sr. Alsina.—Xo seran tan frios como esto$ ó
tendran estufas.
Si: Marmol. —No estamos hablando de las es
tufas, y hubiera sido mejor que los encargados de
la compostura de esta Cámara, en vez de hacer
ese parapeto en que está el Presidente han debido
poner una chimenea, ó una estufa; pero crea el
Sr. Diputado lo que he dicho áese respecto. Aho
ra en cuanto á lo que prescribe el articulo creo
que debe ser ostensivo á todos por que todos tie
nen igual sensibilidad para el frio; pero es preci
so evitar lo que se ha visto aqui muchas veces,
que un Diputado ha entrado á la Cámara en vuel
to en su capa. Asi es que yo hago estensivo el
articulo á todos, para que todos concurran detra
je negro, de frac: yo aun que soy enfermo, vendré
asi.
Si: Montes d<i Oca.—Yo creia que no era ne
cesario dar razon alguna para pedirla supresion
de este articulo. Diré sin embargo que si me
parece ridiculo que un articulo del Reglamento
prescriba el color del traje del Presidente mas
ridiculo me parece todavia prescribir que los Di
putados vengan ajustados á tales y cuales reglas
en su traje. Me parece, pues que es una cosa
que no puede defenderse y creo inútil entrar á
contestar las ideas del Sr. Diputado que deja la
palabra puesto que seria emplear mal el tiempo,
ocuparse de un a cosa de tan poca importancia.
Si: Marmol.—Lo que ha dicho el Sr. Dipu
tado dando la clasificacion de ridiculo, no prueba
sinó una cosa: que enlo que ha estudiado, no ha
tenido ocasion de hacer estudio del ceremonial,
cosa que no hay en estos paises; lo que halla ri
diculo el Sr. Diputado se encuentra hasta en las
tarjetas de invitacion álos Ministros Plenipoten
ciarios; y al representante nada menos que de
todo un Gobierno cuando recibe invitacion de
otro Ministro, se le prescribe como ha de entrar
á su casa. En las cortes de Inglaterra y otros
paises se recibe á los Ministros con un ceremonial
como este por que el vestido es una parte inte
grante de la cultura.
Sr. Zavaleta—Se le está haciendo muchos ho
nores al articulo.
Si: Jfnntcs de Oca.—Yo no he hecho estudios
especiales pobre este punto, por que me parece
el punto ridiculo. Contestaré sin embargo que
he leido alguna cosa. Entre las cosas que he
leidoseiior, he visto que el Presidente delos Es
183
tados LTnidos anda vestido como cualquiera de
los ciudadanos; que Franklin cuando fue á Enro
pa, fue vestido de leviton y calzado con unos
gruesos zapatos. Sin embargo Franklin repre
sentaba á un gran pueblo y consiguió para ese
pueblo el ausilio de la nacion mas poderosa sin
andar vestido de frac y corbata blanca. Asi es
que yo creo, que aunque el Presidente no venga
vestido de frac, ha de ser respetado y ha de ha
cer respetar el reglamento. En un pais republi
cano como el nuestro no tienen fundamento se
mejantes ideas.
Si, Garcia (D. J. A.)—Voy á decir dos pala
bras á la Cámara en contra de este articulo. El
Sr. Diputado ha citado las practicas de las cortes
Europeas; pero yo le diré que en Buenos Aires
la única institucion que no participa hasta cier
to punto del caracter republicano, como las de
mas instituciones politicas, pues que se rige por
las leyes del tiempo de la monarquia, es el tri
bunal de Justicia, por que hasta hace poco tiem
po los camaristas entraban en traje de etiqueta,
sin embargo, el Tribunal de Justicia, con toda
austeridad, con toda la solemnidad de sus fun
ciones, de que no se desprende j"amas, ha renun
ciado al frac, y ha tomado el paletó. Claro está
que es necesario presentarse decente; pero creo
que no es necesario establecer esto en el regla
mento.
Si: Elizalde.—Puede votarse.
(Se votó el articulo y resulto negativa.
Sr. Cantilo.—En el articulo 61, falta necesaria
mente alguna palabra debe decir (lcyó( falta en
virtud de acuerdo.
Sr. Presidente.—Desearia conocer el espiritu
dela Cámara respecto del articulo 181 que dice.
El Presidente propondra ála Cámara los res
pectivos presupuestos, y las dotaciones de todos
los empleados mencionados en los articulos ante
riores Es decir que el Presidente podra fijar el
número de empleados y los sueldos.
Si: Quintana.— Y despues la Cámara resuelve.
Sr. Presidente.—Entonces se va á votar si se
acepta ó no el titulo 18, con las modificaciones
que ha recibido.
(Se votó y resultó aprobado por afirmativa
general.)
El reglamento quedó sancionado asi.
TITULO I.
DE LOS DIPUTADOS.
Art. 1.° Los Diputados serán incorporados á la
Cámara por el acto de Juramento que prestarán
en los términos, siguientes:
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 18fi2.
"¿Jurais por Dios y estos Santos Evanjelios
"desempeñar debidamente el cargo de Diputado,
"y obrar en todo en conformidad á lo que pres.
'cribe la Constitucion Nacional?—Si juro—Si
''asilo hiciereis, Dios os ayude, y sinó él y la Pa
tria os lo demande."
Art. 2.° Este juramento será leido por el Presi
dente en voz alta estando todos de pié.
Art. 3.° El tratamiento de la Cámara será el
de Honorable, mas sus miembros no lo tendrán
especial.
Art. 4.° Los Diputados no formarán cuerpo
fuera de la Sala de sus sesiones, salvo los casos de
fuerza mayor.
Art. 5.° La mitad mas uno de los Diputados
formará Cámara.
Art. 6.° Ningun Diputado podrá ausentarse
dela Capital, durante la época de las sesiones, sin
permiso de la Cámara.
Art. 7-° Todo Diputado desde el dia en que sea
recibido, estará obligado á asistirá todas las se
siones.
Art. 8.° El que se considere impedido acciden
talmente, dará oportuno aviso, y por escrito al
Presidente, mas si el impedimento fuere durable
como igualmente en el caso que su inasistencia
hubiese de ser por mas de tres sesiones continua
das, ó si tuviese que ausentarse de la Capital por
mas deocho dias, solicitará el permiso de la Cá
mara, no pudiendo dejar de concurrir á ella mién
tras no le sea acordado.
Art. 9.° Cuando algun diputado se haga notar
por su inasistencia, el Presidente pedirá á la Cá
mara la resolucion especial que las circunstancias
del caso hagan oportuna; la que puede igualmente
ser reclamada por cualquier diputado.
Art. 10. Toda Tez que por falta de número
suficiente para constituir Cámara, no pudiese ha
ber sesion, el Presidente mandará publicar en
los periódicos los nombres de los que hubieren
concurrido y de los que no lo hubieren hecho
espresando si con aviso ó sin él, siendo obligacion
de los concurrentes esperar media hora despues
de la designada para la sesion.
Art. 11. En el caso de inasistencia de la mayo
ria do Diputados que frustre notablemente la
realizacion de las sesiones, la minoria queda auto
rizada para reunirse en la sala, y acordar medidas
de prudencia, que empeñen á los Diputados ina
sistentes.
Art. 12. Cuatro dias ántes de la apertura de
las Cámaras todos los Diputados existentes en la
Capital, se reunirán en sesiones, preparatorias á
fin de examinar y calificar los poderes ó creden
ciales de los Diputados no incorporados, empe
zando por aquellos que no ofrezcan dificultad y
reservando para lo último los que presenten al
gunas.
^jos Diputados que presentasen sus diplomas
podrán tomar parte en la discusion de sus pode
res, pero no votar sobre su validez.
Los poderos despues de calificados serán archi
vados.
Art. 13. Organizada la Cámara, el Presidente
lo pondrá en conocimiento delP. E. y del Senado.
TITULO II.
DE LAS SESIONES EN GENERAL.
Art. 14-. Abiertas que sean las Cámaras, la di,
Diputados empezará sus trabajos legislativos, de
biendo hacerse en su primera reunion el nom
bramiento de las Comisiones.
Art. 15. La Cámara fijará de tiempo en tiempo
los dias en que deba haber Sesion, y la hora en
que deba empezar.
Art. 16. Serán sesiones ordinarias, las que se
celebran en los dias fijados: las que se celebren
en otros dias, ó durante el receso, serán estraor-
dinarias.
Art. 17. Las sesiones serán públicas; pero puede
haberlas secretas á peticion del P. E. ó por reso
lucion de la Cámara.
Art. 18. La habrá estraordinaria, sea secreta ó
pública, siempre que clP. E. la pida. Si estan
do en sesion, pidiese un Diputado la celebracion
de una sesion estraordinaria, y esta peticion fuese-
apoyada por tres Diputados al ménos, la Cámara
designará acto continuo el dia y hora; debiendo
el dicho Diputado espresar el asunto ú objeto de
ella, si hubiese de ser pública; pero sin estar obli
gado á revelarlo, si hubiese de ser secreta.
Art. 19. Si la dicha peticion de sesion estraor-
dinaria, se hiciese fuera de sesion, se dirijirá al
Presidente, deberá ser escrita y firmada por cin
co Diputados al ménos, y espresar siempre el
asunto ú objeto.
Art. 20. El Presidente, luego de recibirla peti
cion, procederá á disponer la respectiva citacion
para el dia que los cinco Diputados le indiquen,
Art. 21. Si se hubiese iniciado una sesion se
creta, la Cámara podrá hacerla pública, siempre
que lo juzgue conveniente.
TITULO ttl.
DEL PRESIDENTE.
Art. 22. Antes de la apertura del Congreso, la
Cámara en sesion preparatoria, nombrará un Pre
sidente á pluralidad devotos.
 SESIÓN DEL 18 DE JUJSÍIO DE 1862.
Art. 23. Su cargo durará por dos meses y me
dio, pudiendo ser reelejido.
Art. 24. En los mismos términos y por igual
tiempo, la Cámara nombrará dos Vice-Presiden-
tes 1.° y 2.°
Art. 25. Los Viee-Presidentes no tendrán asien
to especial, ni mas funcion que la de ejercer la
Presidencia cuando el Presidente se halle impe
dido.
Art. 26. Si llegada la hora de la sesion, no hu
biese asistido el Presidente ocupará su silla el
Vice-Presidente 1.° ó el 2.° en su defecto, que la
dejarán cuando se presente el Presidente, instru-
yéudolo del asunto que se trate.
Art. 27. El nombramiento de Presidente y
Vice-Presidentes se pondrá en noticia del Poder
Ejecutivo y de la Cámara de Senadores.
Art. 28. Las obligaciones y atribuciones del
Presidente son: sostener el reglamento, proceder
con arreglo á él, mantener el órden de la Cáma
ra, dirijir las discusiones, llamar á la cuestion y al
órden, fijar las votaciones, proclamar las decisio
nes de la Cámara, designar los asuntos que han
de formar la órden del dia, recibir y abrir los
pliegos dirijidos á esta en presencia de uno de
los Secretarios, retener los que fuesen inadmisi
bles, instruyendo de ello á la Cámara, en la pro
xima sesion, proveer lo conveniente á la mejor
policia y al órden y mecanismo de la Secretaria,
uombrar los Diputados que hayan de componer
las comisiones, hacer citar á sesiones ordinarias
y estraordinarias, presentar á la aprobacion de la
Cámara los presupuestos de sueldos y gastos de
ella, nombrar los oficiales y demas subalternos
despedirlos cuando halle en ellos ineptitud, desi!
dia ó desobediencia, pudiendo ponerlos encaso de
delito á disposicion del Juez, con los anteceden
tes, contratar la publicacion periódica inmediata
de las sesiones de la Cámara y la del diario de se
siones correspondientes á cada periodo legislativo'
en fin ejercer los demas actos y funciones que en
este reglamento se detallan.
Art. 29. El Presidente no podrá votar, ni dis
cutir, ni abrir opinion desde su asiento sobre el
asunto en discusion.
Art. 30. En caso de empate el Presidente ten
drá voto decisivo.
Art. 31. Cuando el Presidente quiera tomar
parte en la discusion, prevendrá oportunamente
al Vice-Presidente 1.° ó en su defecto al 2.° para
que presida.
Art. 32. Solo el Presidente podrá hablar á
nombre de la Cámara, pero no podrá contestar
ni comunicar á su nombre sin su previo acuerdo.
185
TITULO IV.
DE LOS SECRETARIOS.
Art. 33. La Cámara nombrará á pluralidad
respectiva dos Secretarios de fuera de su seno
con la dotacion que les acordará la ley del pre
supuesto, y que dependerán inmediatamente del
Presidente.
Art. 34. Ambos se recibirán de sus respectivos
cargos prévio juramento, que prestarán ante el
Presidente de desempeñar fiel y debidamente, y
de guardar secreto siempre que la Cámara lo
ordene.
SECCIÓN 1.»
OBLIGACIONES COMUNES Á AMBOS SECRETARIOS.
Art. 35. En la Cámara los Secretarios guarda
rán en los asientos el órden de antigüedad ó el
de edad si en aquella fuesen iguales.
Art. 36. Es obligacion comun á ambos Secre
tarios.
1.a Alternar por meses en la redacion de las
actas, y en la organizacion é impresion de lae
publicaciones de las sesiones de la Cámara, esta
blecidas por el art. 28.
2.a Hacer por escrito el escrutinio en las vota
ciones nominales, llevando en esto la voz el re
dactor de actas y cuidando de determinar el ná-
mero de los votantes.
3.a Computar y verificar el resultado en las vota
ciones hechas por signos.
4.* Anunciar el resultado de toda votacion, é
igualmente el número de votos en pró y en
contra.
5.a Desempeñar los demas trabajos que el Pre
sidente, en uso de sus facultades económicas, les
diere para el mas pronto despacho.
6.a Auxiliarse mutuamente y ejercer por ente
ro las funciones del que se halle impedido.
7.a Organizarán y pasarán al Presidente los
presupuestos de sueldos y gastos de la Secretaria
y de la Casa.
SECCIÓN' 3.'
OBLIGACIONES DEL SECRETARIO RKDACTOR UK
ACTAS.
Art. 37. El Secretario redactor de actas auto
rizar álos documentos firmados por el Presidente.
Art. 38. Estenderá en un cuaderno el acta de
cada sesion, salvando al final las interliueaciones
y tostaduras; la leerá en sesion, y aprobada que
sea, y rúbricada por el Presidente, la firmará.
Art. 39. En las actas deberá:
1.° Espresar los diputados que hayan compues
to la Cámara, como los que hayan faltado con
aviso, sin él, ó con licencia; los reparos, corree
85.
186 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
clones, y aprobacion del acta anterior; los asun
tos, comunicaciones y proyectos de que se haya
dado cuenta, su distribucion y cualquiera resolu
cion que hubiesen motivado.
2.° Indicar las discusiones, fijar con claridad
las resoluciones, arreglándose en todo al titulo
9.° y concluir designando la hora en que se le
vante la sesion y laórden del dia para la siguiente.
Art. 40. A la mayor brevedad hará trasladar
las actas al libro de ellas, que llevará, y en el
que todas serán firmadas por el Presidente y por
él, archivando el mencionado cuaderno.
Art. 41. Llevará por separado, cuadernos y li
bro de actas reservadas, las cuales serán leidas y
aprobadas en una sesion inmediata, que será tam
bien secreta, y trasladadas en la misma forma
detallada en los articulos anteriores.
Art. 42. Llevará igualmente el libro ordenado
en el articulo 190.
SECCIÓN 3.»
OBLIGACIONES DEL SECRETARIO ENCARGADO .DEL
DIARIO.
• Art. 43. El Secretario encargado del Diario,
leerá todo lo que en la Cámara se ofrezca, á escep-
cion del acta y otros asuntos, que para equilibrar
el trabajo, destine el Presidente al otro Secretario.
Art. 44. No habiendo taquigrafos redactará las
discusiones del modo mas exacto posible, entre
gando los discursos á sus autores para su revisa-
cion y correccion en Secretaria, recojiéndolos des
pues de pasadas 48 horas y organizando con ellos,
y con el auxilio del acta respectiva, el Diario de
cada sesion,que pasará para su inspeccion á la Co
mision de Peticiones. Si los Diputados no devol
viesen sus discursos correjidos en el término de
signado, deberá el Secretario correjirlos y darlos
al diario.
Art. 45. Cuidará de las impresiones estableci
das por el articulo 27; practicando ó haciendo
practicar, todas las diligencias y tareas consi
guientes; y procurando siempre que salgan á luz
á la mayor brevedad posible.
Art. 46. Toda duda ú obstáculo que en el cur
so de estas operaciones hallase, la consultará ó
avisará á la misma Comision y observará sus reso
luciones.
Art. 47. Habiendo taquígrafos, no redactará las
discusiones; pero cuidará de obtener brevemente
de los taquigrafos las traducciones de ellas, pro
cediendo en seguida del modo detallado en los
articulos anteriores.
Art. 48. Es de su especial incumbencia:
1.° Hacer llegar á los miembros del Congreso
y á los Ministros, tanto la urden del dia como las
impresiones de la Cámara.
Art. 49. El Secretario más antiguo tendrá á su
cargo las atribuciones siguientes:
1.a Cuidar del arreglo, y conservacion del Ar
chivo General y custodiará en uno especial, bajo
de llave que tendrá consigo, cuanto lleve el ca
rácter de reservado.
2.a En las vacantes de oficiales y demas emplea
dos subalternos, proponer al Presidente, sujetos
idóneos, y cuando conozca que no lo son lo pon
drá en conocimiento de aquel, á fin de que los
despida si lo halla á bien.
Art. 50. El otro Secretario tendrá á su car/Tcí
°-
la percepcion y distribucion de las dietas y viáti
cos de los miembros de la Cámara, y el manejo
de los fondos de Secretaria, bajo la inspeccion
inmediata del Presidente.
TITULO V.
DE LOS TAQUÍGRAFOS.
Art. 51. El Presidente nombrará dos taqui
grafos, con la dotacion que les acordará la ley del
presupuesto.
Art. 52. Antes de tomar posesion del cargo,
prestarán juramento ante el Presidente en los
mismos términos que los Secretarios.
Art. 53. Sus obligaciones serán:
1.a Concurrir puntual y simultáneamente á las
sesiones de la Cámara.
2.a Traducir á la mayor brevedad los discur
sos de cada sesion, entregándoles en seguida al
Secretario respectivo.
TITULO VI.
DE LAS COMISIONES.
Art. 54. Habrá cinco comisiones, compuesta
cada una de cinco miembros, y denominadas: de
Negocios Constitucionales, de Legislacion, de
Hacienda, de Milicia, y de Peticiones y Pode
res.
Art. 55. Cuando no hubiese suficiente número
de Diputados, las comisiones se conpondrán de
tres, hasta que por la incorporacion de nuevos
miembros puedan ser integradas.
Art. 56. Compete ála de Negocios Constitucio-
na^5,examinar y dictaminar, sobre todo proyecto
ó asunto de carácter Constitucional, politico y
diplomático; sobre tratados y negocios Interna
cionales.
Art. 57. Compete á la de Legislacion, exami
nar y dictaminar sobre todo proyecto ó asunto
relativo á la legislacion civil, criminal y correc
cional, á la administracion de justicia, á la reli
gion, al clero y culto y á la instruccion pública.
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
Art. 58. Compete á la de Hacienda, examinar
y dictaminar sobre todo proyecto ó asunto relativo
al sistema de hacienda en todos BUS ramos, al
comercio, obras públicas, tierras, minas, moneda,
i-ábricas, y átodojénero de industrias.
Art. 59. Compete á la de Milicia, examinar y
dictaminar sobre todo proyecto ó asunto corres
pondiente á este ramo.
Art. 60. Compete á la de Peticiones y Pode
res, examinar y dictaminar sobre toda peticion
ó asunto particular que no competa á alguna otra
comision y sobre las elecciones de los Diputados.
Le compete tambien intervenir en lo concerniente
á la organizacion y publicacion del Diario de
Sesiones, con arreglo á lo dispuesto en los arti
culos 45 y 46.
Art. 61. Cuando un asunto sea de carácter mis
to, competirá á las respectivas comisiones que
procederán reunidas.
Art. 62. Si al destinarse un asunto, ocurriese
duda acerca de la comision á que competa, la
decidirá en el acto la Cámara.
Art. 63. La Cámara podrá nombrar para los
asuntos que juzgue conveniente comisiones espe
ciales ó autorizar al Presidente para que las nom
bre.
Art. 64. Toda comision puede pedir á la Cá
mara, cuando la gravedad del asunto ó algun mo
tivo especial lo demande, el aumento de BUS
miembros, ó bien el que se le reuna alguna otra
comision.
Art. 65. Los miembros de cada comision nom
brarán, á pluralidad respectiva un Presidente y
un Secretario de ellas.
Art. 66. Los miembros de las comisiones per
manentes continuarán en ellas durante tbda la se
sion anual, á no ser relevados mediante resolucion
de la Cámara.
Art. 67. Los Vice-Pre&identes de la Cámara,
pueden ser miembros de las Comisiones, ya per
manentes ó ya especiales.
Art. 68. Para formar comision, es necesario la
concurrencia de la mayoria de sus miembros.
Art. 69. Las comisiones tendrán sus reuniones
en la casa de la Cámara, sin que les sea permi
tido hacerlo en otra parte.
Art. 70. Si sucediese que la mayoria estuviese
impedida, ó se rehusare á concurrir ála comision
deberá la minoria ponerlo en conocimiento de la
Cámara, la cual sin perjuicio de acordar lo que
estime oportuno respecto de los que faltaren,
procederá á, integrar la comision con otros miem
bros.
Art. 71. Toda comision, despues de considerar
18T
un asunto, y de convenir uniformemente en los
puntos de su dictámen ó informe á la Cámara,
acordará si este ha de ser verbal ó escrito. En
el primer caso, designará el miembro que lo haya
de dar y sostener la discusion. En el segundo,
designará el redactor de él, y aprobada que sea
la redaccion, designará el que haya de sostener
la discusion.
Art. 72. Mas, si en una Comision, no hubiese
uniformidad, cada fraccion de ella hará por sepa
rado su informe, verbal ó escrito, y sostendrá la
discusion respectiva.
Art. 73. Las Comisiones, despues de despachar
un asunto, lo avisarán al Presidente de la Cáma
ra, quien instruirá de ello á esta como se estable'
ce en el art. 28.
Art. 74. La Cámara hará por intermedio del
Presidente los requerimientos que juzgue nece
sarios á la Comision que aparezca en retardo: y
no siendo bastante, la Cámara la emplazará.
Art. 75. Todo proyecto despachado por una
Comision y el informe escrito de esta, si lo hubie
se, serán enviados á los diarios para su publica
cion, despues que se haya dado cuenta á la Cá
mara.
Art. 76. Los asuntos emanados con opinion
abierta de una Comision no pasarán áotra.
TITULO VIL
DE LA PRESENTACION Y REDACCION DE LOS
PROYECTOS.
Art. 77. A escepcion de las cuestiones de órden
y de las indicaciones verbalas de que habla el
titulo IX, todo asunto que presente ó promueva
un Diputado deberá ser en forma de proyecto.
Art. 78. Todo proyecto será, ó de ley, ó de de
creto, ó de comunicacion.
Art. 79. Se presen tará en forma de proyecto de
ley toda mocion ó proposicion dirijida á crear,
reformar, suspender, ó abolir una ley, institucion
pena ó regla jeneral.
Art. 80. Se presentará en forma de proyecto
de decreto, toda mocion ó proposicion que tenga
por objeto una resolucion particular ó una con
cesion, ó caso especial, ó bien uno ó mas indivi
duos.
Art. 81. Se presentará en forma de proyecto
de comunicacion toda mocion, ó proposicion diri-
jidaá contestar, recomendar, pedir ó esponer algo.
Art. 82. Todo proyecto se presentará escrito y
firmado.
Art. 83. Ningun proyecto de ley ó de decreto,
como ningun articulo de ellos, será motivado, ni
contendrá mas que la espresion de la voluntad.
193 SESIÓN DEL 18 I>E JUNIO DE 1862.
Art. 84. Se procurará reducir todo articulo á Art. 95. En tal caso, hecha que sea dicha pro-
una proposicion simple, ó tal, que no pueda ser posicion, fundada por su autor y apoyada como
admitido en una parte y repelido en otra. cualquier otra mocion, se pasará inmediatamente
TITULO VIII. á discutirla y á votarla. Si resulta negativa, se
DE LA TRAMITACION DE LOS PROYECTOS
Art. 85. Cuando el P. E. presentáre algun pro
yecto, será leido, y pasado sin mas trámite á la
Comision respectiva. Lo mismo se observará
con las sanciones que pase el Senado.
Art. 86. El Diputado que presente un proyec
to, pedirá se lea esponiendo en seguida, el objeto
y fundamentos de él; y se remitirá á la respectiva
comision, si fuese apoyado al ménos por dos Di
putados.
Art. 87. Si el proyecto no tuviere dicho apoyo
no será tomado en consideracion: pero se hará
mencion de él en el acta.
Art. 88. Todo proyecto leido en la Cámara,
sea ó no apoyado, será enviado álos diarios para
su publicacion.
Art. 89. Ni el autor de un proyecto que esté
aun en poder de la Comision, ó que se esté ya
considerado por la Cámara, ni la Comision que
lo haya despachado, podrán retirarlo, á no ser por
resolucion de aquella, mediante peticion del au
tor, ó de la Comision en su caso.
Art. 90. Ninguna sancion podrá ser reconsi
derada, á no ser por mocion hecha y apoyada por
las dos terceras partes de los Diputados, que se
hallaren presentes.
Art. 91 Todo asunto presentado á la Cámara,
puede ser tratado sobre tablas, si asi lo determina
la pluralidad, prévia una mocion al efecto.
TITULO IX.
DE LAS CUESTIONES DE OKDEN Y DE LAS
INDICACIONES VERBALES.
Art. 92. Es cuestion de órden, toda proposicion
verbal, cuyo objeto sea aplazar por tiempo deter
minado ó indeterminado, una discusion iniciada
ó que vá á iniciarse, pero sin sostituir á ella otra
proposicion ó asunto-.
Art. 93. En tal caeo, hecha que sea dicha pro
posicion, fundada por su autor y apoyada como
cualquier otra mocion, se pasará inmediatamente
. á discutirla y á votarla, y se diferirá el asunto
que se iba á tratar ó que se estaba tratando, si
resulta afirmativa: si negativa, se volverá á él.
Art. 94. Es tambien, cuestion de órden, toda
proposicion verbal cuyo objeto sea, que una dis
cusion iniciad a, ó que vá á iniciarse, quede sus
pendida mientras se considere otra proposicion,
ó asunto de distinta naturaleza, que en aquel
momento ocurre ó se promueve.
continuará con el asunto principal: si afirmativa,
se discutirá y resolverá la nueva proposicion 6
asunto; y concluido se Volverá al asunto suspen
dido.
Art. 96. Es igualmente cuestion de órden, toda
proposicion verbal, cuyo objeto sea, que la Cá
mara por algun motivo ú ocurrencia especial, se
desvie, respecto de algun asunto de las disposi
ciones de este Reglamento, especialmente de las
relativas á la introduccion y tramitacion de los
proyectos, al órden de la palabra, y al órden de
la discusion.
Art. 97. En tal caso, hecha que sea dicha pro
posicion, fundada por su autor y apoyada como
cualquier otra mocion, se pasará inmediatamente
á discutirla yá votarla, precediéndose en seguida
segun fuese el resultado dela votacion.
Art. 98. En la discusion de las cuestiones de
órden, y en general de toda mocion, el autor po
drá hablar dos veces, y los demas Diputados una
sola.
Art. 99. El apoyo que necesita toda cuestion
de órden, y en general toda mocion, es el de dos
votos al menos, salvolos casos en que este Regla
mento fije otro número.
Art. 100. Es indicacion verbal toda proposi
cion que no siendo proyecto ni cuestion de órden
se verse sobre incidencias del momento, ó sobre
puntos de poca importancia.
Art. 101. Las indicaciones verbales no necesi
tan apoyo, aunque puedan tenerlo; y hechas que
sean serán inmediatamente votadas, sinó hubiese
oposicion, ó en caso de haberla, lo serán despuea
de un corto debate en que el autor podrá hablar
dos veces y los demas Diputados una.
Art. 102. Las indicaciones verbales que se re
fieran al asunto que esté en discusion, pueden
hacerse durante esta, la cual no se reputará sus
pendida por ellas; mas las que se refieran á otroa
asuntos distintos del que se está tratando, solo
podrán hacerse como lo dispone el articulo 94--
TITULO X.
DEL ORDEN DE LA PALABRA.
Art. 103. El que sostiene de oficio la discusion
de un proyecto ó el autor de él, tendrá derecho de
hablar el primero y el último.
Art. 104. En el caso de oposicion entre el autor
de un proyecto y el informe de la Comision, el
autor tendrá derecho de hablar el último.
Art. 105. Despues de haber hablado el enear
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
gado de la Comision y el autor de la mocion ó
renunciado á hacerlo, tendrá derecho á la palabra
el que primero la pidiere.
Art. 106. Sidos Diputados pidieren áun tiem
po la palabra, la obtendrá el que se proponga ha.
blar en contra, si el que le haya precedido hubie
se hablado en pró, y vice-versa.
Art. 107. Cuando la palabra sea pedida simul
taneamente por dos ó mas Diputados, que no se
hallen en el caso previsto en el articulo anterior,
el Presidente acordará por si la prioridad, cuidan
do de preferir el que no haya hablado á los que
ya lo hubiesen hecho.
TITULO XI.
DE LA DISCUSION DE LA CÁMARA EN COMISIÓN.
Art. 108. Antes de entrar la Cámara á consi
derar en su calidad de cuerpo deliberante, algun
proyecto ó asunto, podrá constituirse en comision
y considerarlo en calidad de tal, con el objeto de
cambiar ideas, y de conferenciar é ilustrarse pre-
liminarmeute sobre la materia.
Art. 109. Para constituirse la Cámara en comi-
•ion, deberá preceder peticion verbal de uno ó
mas Diputados, acerca de la cual se decidirá so
bre tablas.
Art. 110. Acordado que sea, la Cámara nom
brará un Presidente y un Secretario, pudiendo
serlo los mismos que desempeñan estos cargos.
Art. 111. En la discusion en comision, no se
observará, si se quiere, unidad de debate; pudien
do en consecuencia cada orador hablar indistinta
mente sobre los diversos puntos ó cuestiones que
el proyecto ó asunto comprenda.
Art. 112. Podrá tambien cada orador hablar
cuantas veces pida la palabra, la cual se otorgará
por el Presidente al que primero la pidiere, y Ei
es pedida á un tiempo por dos ó mas, tocará al
que aun no hubiese hablado, mas, si ninguno de
los que la pidan hubiere hablado ó si lo hubieren
hecho todos ellos, el Presidente la otorgará al
que mejor estime.
Art. 113. En estas discusiones no habrá vota
cion.
Art. 114. Cuando se halle á bien, se podrá á
invitacion del Presidente, ó á peticion de un Di
putado apoyada por cinco al menos, declarar cer
rada la conferencia.
TITULO XII.
DE LA DISCUSION EN SESIÓN.
Art. 115. En sesion, todo proyecto ó asunto
despues de despachado por la respectiva Comision
pasará por dos discusiones: la primera, en gene
ral; y la segunda en particular.
189
SECCIÓN 1.'
DE LA DISCUSION EN GENERAL.
Art. 116. La discusion en general se versará
sobre el todo del proyecto ó asunto, tomado en
masa, ó sobre la idea fundamental de él.
Art. 117. En ella cada orador solo podrá hablar
una vez para fundar en pró ó en contra; y otra
vez para solo esplicar concisameute lo que juz
gare habersele entendido mal; pero observándose
respecto del que sostenga la discusion, y del au
tor del proyecto lo prevenido en el titulo 10.
Art. 118. No obstante lo establecido en el arti
culo anterior, á peticion de un Diputado breve
mente fundada, y competentemente apoyada, po
drá la Cámara, sin discusion y sobre tablas de
clarar libre esta discusion; en cuyo caso, podrá
cada Diputado hablar cuantas veces lo halle á
bien; pero observándose por el Presideute, ea
cuanto al órden de otorgar la palabra, lo preve
nido en el dicho titulo 10. Solicitandose que la
discusion sea libre por la 3.a parte de los miem
bros presentes, se deberá declararlo asi, pero.cada
orador solo podrá hablar dos veces.
Art. 119. Durante la discusion en general de
un pi oyecto, sea libre ó nó, puede presentarse
otro preyecto sobre la misma materia, en sostitu-
cion de aquel.
Art. 120. El nuevo proyecto, despues de leido,
de fundado, y de competentemente apoyado, ni
pasará por entónces á Comision, ni tampoco será
tomado inmediatamente en consideracion.
Art. 121. Si el proyecto que se discutia, fuese
desechado ó retirado, la Cámara decidirá, por
una votacion, si el uuevo proyecto ha de ser pa
sado á Comision, ó si ha de entrar inmediata
mente en discusion, procediéndose en seguida
segun fuese el resultado de la votacion.
Art. 122. Si se hubiese presentado mas de un
proyecto durante la dicha discusion en general de
otro, se observará el órden prescrito en los dos
articulos anteriores: pero llegado el caso de deci
dirse que entre inmediatamente en discusion;
entrará primeramente el que haya sido leido pri
mero; y solo siendo este desechado ó retirado,
entrará el que haya sido leido en seguida del pri
mero; y asi sucesivamente.
Art. 123. Cerrada que sea la discusion y hecha
la votacion, si resultase desechado el proyecto en
general, concluye toda discusion á su respecto;
mas si resultase aprobado, se pasará á su discusion
en particular.
Art. 124. La discusion en general será omitida
cuando el Proyecto ó asunto haya sido prelimi nar-
mente considerado en Comision de la Cámara, en
190 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
cuyo caso, esta luego de constituida en sesion, se del tiempo bastante que dará el Presidente para
limitará á votar si se aprueba ó no el proyecto en observaciones ó correcciones de ella, quedará apro
general. bada, y será rubricada por aquel y firmada por
SECCIÓN 2.» el Secretario.
DE LA DISCUSION EN PARTICULAK. Art. 135. En seguida el Presidente dará cuenta
á la Cámara.
Art. 125. La discusion en particular será en
1.° Delas comunicaciones oficiales que hubie
detalle, artículo por articulo, ó periodo por perio
se recibido, haciéndolas leer por el respectivo Se
do, y recayendo sucesivamente votacion sobre
cretario; pero los meros informes del Gobierno
cada uno.
Art. 126. Esta discusion será libre, aun cuando solo serán anunciados sin leerse.
el proyecto no tuviese mas de un artículo, pudien- 2.° De los asuntos que las Comisiones hubiesen
despachado, sin hacerlos leer, y anunciando que
do por tanto cada Diputado hablar cuantas
serán repartidos oportunamente; á no ser que á
reces pida la palabra, la cual, sin embargo solo
se otorgará, guardando el órden establecido en el propuesta de él ó por indicacion verbal de algnn
Diputado, acordase la Cámara el considerarlo
titulo 10.
sobre tablas.
Art. 12T. En esta discusion se observará rigo
rosamente la unidad del debate; y. en consecuen. 3.° De las peticiones ó asuntos particulares que
hubiesen entrado, por medio de sumas hechas
cia, el orador que saliese notablemente delacues.
por Secretaria que se leerán.
tion, será llamado á ella, con arreglo á lo que -dis
4.° De los proyectos que se hubiesen presentado,
pone el titulo 15.
precediéndose entónces segun los articulos 85 v
Art. 128. Ningun articulo, ya sancionado, de
86.
cualquier proyecto podrá ser reconsiderado du
Art. 136. Podrá la Cámara acordar que so omi
rante la discusion del mismo proyecto; á no ser
ta la lectura de alguna pieza oficial, por estensa,
por peticion de un Ministro, ó por mocion de un
ó por cualquier especial motivo; bastando enton
Diputado, apoyada por una tercera parte al me
ces que el Presidente anuncie su objeto ó conte
nos de los Diputados presentes.
nido.
Art. 129. Durante la discusion en particular
Art. 137. El Presidente, á medida que se vaya
de un proyecto puede presentarse otro ú otros
dando cuenta de los asuntos entrados, irá desti
articulos que, ó sostituyan totalmente el articulo
nándolos á las Comisiones respectivas; teniendo
que se esté discutiendo; ó supriman algo de él,
presente á este respecto lo establecido en los arti
ó lo adicionen, ó alteren su redaccion.
culos 56, 57, 58, 59, 60, 61 y 62.
Art. 130. En cualquiera de los cuatro casos de
Art. 138. Cumplido que sea lo que disponen
que habla el articulo anterior, el nuevo articulo
los articulos anteriores en la parte que hubiese
ó articulos deberán presentarse escritos; prece
lugar, se pasará ála discusion dela órden del dia,
diéndose entónces del modo que acerca de la
teniéndose presente en ella las disposiciones de
discusion en general de proyectos, queda estable
los titulos IX, X, XII, XIV y XV.
cido en los articulos 120, 121 y 122.
Art. 131. Con la resolucion que recaiga acerca Art. 139. El Presidente podrá, consultando á
la Cámara, suspender la sesion por un cuarto de
del último articulo de un proyecto, queda termi
hora.
nada toda discusion á su respecto.
Art. 140. Cuando no hay quien tome la pala
Art. 132. Cuando la resolucion sea aprobando
bra, el Presidente cerrará la discusion, poniendo
totalmente un proyecto remitido por la Cámara
de Senadores, ademas de comunicarse al Poder á votacion: si el proyecto, articulo, ó punto, está
Ejecutivo, como lo ordena el articulo 69 de la suficientemente discutido ó nó.
Constitucion, se avisará en respuesta, á la men Art. 141. En caso de negativa, seguirá la dis
cionada Cámara. cusion; y encaso de afirmativa, pondrá inmediata
mente á votacion: si se aprueba ó nó.
TITULO XIII. Art. 142. Cinco Diputados al ménos pueden
DEL OKDEN DE LA SESION. pedir que una discusion sea cerrada; cu cnyo caso
Art. 133. Cuando se hubiese citado á sesion, suspendiéndose ladiscusion, el Presidente pondrá
el Presidente llamará á reunion, proclamando la peticion á votacion, y se procederá segun fuese
abierta la sesion con (tantos) Diputados. el resultado de esta.
Art. 134. El Secretario respectivo, leerá entón Art. 143. La sesion no tendrá duracion deter
ces el acta de la sesion anterior, la cual, despues minada, y el Presidente consultará á la Cámara
 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
cnando juzgue que es hora de levantarla, estando
a BU resolucion.
Art. 144. Siempre que cinco Diputados al me
nos pidan que la sesion sea levantada, el Presi
dente pondrá inmediatamente la peticion á vota
cion, y se procederá segun su resultado.
Art. 145. Al levantarse la sesion, el Presidente
anunciará el asunto de la siguiente.
TITULO XIV.
DISPOSICIONES JENERALES SOBRE LA SESIÓN Y
DISCUSION.
Art. 146. Antes de entrarse ála órden del dia ó
despues de cerrada una discusion, pueden presen
tarse proyectos, ó hacerse indicaciones verbales,
que no se refieran al asunto que forme la órden
del dia.
Art. 147. Cuando se vaya á proceder á votacion
el Presidente hará llamar á los Diputados que se
hallen en las piezas interiores.
Art. 148. Si durante la sesion se retirasen Di
putados de modo que no quede el número exijido
! lante: en caso de afirmativa el Presidente pro-
por el articulo 5, quedará aquella suspendida.
j nunciará en voz alta la fórmula siguiente:
Art. 149. La órden del dia, manuscrita ó im
presa se repartirá con la competente anticipacion
á todos los Diputados y á los Ministros.
Art. 150. Ningun Diputado podrá ausentarse
durante la sesion sin dar aviso de ello al Presi
dente.
Art. 151. En ningun caso se dirijirá la palabra
sinó al Presidente, ó á los Diputados en jeneral.
Art. 152. Se evitará en lo posible el designar á
los miembros de la Cám-ara por sus nombres.
Art. 153. Queda prohibido el argüir ó impu
tar mala intencion.
TITULO XV.
DE I.A.S INTERRUPCIONES Y DE LOS LLAMAMIENTOS
Á LA CUESTIÓN Y AL ORDEN.
Art. 154. Ningun orador puede ser indebida
mente interrumpido mientras habla.
Art. 155. Solo el orador que fuese interrum
pido, tendrá derecho para pedir al Presidente que
haga observar el articulo anterior, y asi lo hará
este.
Art. 156. Puede sin embargo ser interrumpido
un orador cnando saliese notablemente de la
cuestion, ó cuando faltase al órden.
Art. 157. El Presidente por si, ó á peticion de
cualquier Diputado, deberá llamar á aquel á la
cuestion.
Art. 158. Si el orador, ú otro, pretendiesen no
haber salido de ella, lo decidirá inmediatamente
nna votacion sin discusion, y continuará aquel
con la palabra.
101
Art. 159. Un orador falta al órden cuando
incurre en personalidades, insultos, espresiones 6
alusiones indecorosas.
Art. 160. En tal caso, el Presidente por si ó á
solicitud de cualquier miembro pedirá á la Cá
mara autorizacion para llamar al órden al orador.
Art. 161. Hecha esta peticion, si el orador con
viene en que se ha escedido, se pasará adelante
sin mas ulterioridad y seguirá él su discurso.
Art. 162. Mas si no conviene, se le dará la pa
labra para que se esplique óse defienda.
Art. 163. Acto continuo y sin discusion, la
Cámara decidirá por una votacion, si hay ó no
lugar á pronunciarse.
Art. 164. Si resulta negativa, ae pasará adelan
te prosiguiendo el orador su discurso; mas si
resultase afirmativa la Cámara se pronunciará
inmediatamente por otra votacion sin discusion,
sobre si otorga al Presidente la enunciada autoriza
cion, ó nó.
Art. 165. En caso de negativa, se pasará ade-
Señor Diputado ó Señor Min istro . . . .la Cá
mara llama ávd. al órden.
Art. 166. En el inesperado caso de que un Di
putado incurra en falta mas grave que la prevista
en el articulo 161, la Cámara á invitacion del
Presidente ó á peticion de cualquier miembro,
decidirá por una votacion sin discusion si es 6
no llegado el caso de usar de la facultad que le
declara el articulo 58 dela Constitucion.
Art. 167. Resultando afirmativa, el Presidente
nombrará una Comision especial de cinco miem
bros, que proponga la medida que el caso de m inde.
TITULO XVI
DE LA vorAcioír
Art. 168. Los modos de votar serán dos sola
mente: el uno nominal, que se daráá viva voz y
por cada Diputado, invitado á ello por el Presi
dente: el otro por signo, que consistirá, ó en po
nerse de pie, lo cual espresará la afirmativa, ó en
quedarse sentado, lo cual espresará la negativa.
Art. 169. Será nominal toda votacion par»
elegir
Art. 170. Toda votacion por signos, se contrae
rá á un solo y determinado articulo, proposicion
ó periodo; mas cuando sea inevitable que un artí
culo ó periodo contenga varios miembros ge vota
rá por partes, si asi lo pidiese un Diputado.
Art. 171. Toda votacion se reducirá á la afir
mativa ó negativa, precisamente en los términos
en que esté escrito el articulo, proposicion ó pe
riodo, aue se vote.
 192 SESIÓN DEL 18 DE JUNIO DE 1862.
Art. 172. Un voto, sobre la mitad del número
de Diputados concurrentes á la votacion, hace
decision, salvo los casos de los articulos 45 y 58
de la Constitucion.
Art. 173. Si una votacion se empatare, se abri
rá una nueva discusion se repetirá en seguida la
votacion, y si esta volviese á resultar empatada,
decidirá el voto del Presidente.
Art. 174. Ningun Diputado podrá dejar de
rotar, ni protestará contra la resolucion de la
Cámara, en caso alguno, pero si pidiere que su
voto conste en el acta, asi se hará.
TITULO XVII.
Di LA ASISTENCIA DK LOS MlNISTKOS.
Art. 175. Los Ministros pueden asistir á cual
quier sesion y tomar parte en el debate, pero no
votar.
Art. 176. Todo Diputado puede pedir la asis
tencia de uno ó mas Ministros para los objetos
indicados en el articulo 63 de la Constitucion.
Art. 177. Si los informes que el Diputado de
sée, se refiriesen á asuntos que se estén tratando,
ó que vayan á tratarse en la Cámara, y BU peti
cion fuese apoyada por otro Diputado al menos,
se acordará inmediatamente la citacion del Mi
nistro ó Ministros.
Art. 178. Mas si los informes se versasen sobre
actos del Gobierno, ó sobre negocios que no estén
ante la Cámara, deberá esta pedir su asistencia
para el dia que ella determine, y se avisará todo
al Ministro ó Ministros requeridos.
Art. 179. En la sesion que este llamamiento
motive, despues de usar de la palabra el Dipu
tado, interpelante y el Ministro, podrá usar de ella
cualquiera de los demas Diputados.
TITULO XVIII.
DE LOS EMPLEADOS Y DE LA POLICÍA DE LA CASA.
Art. 180. La Secretaria será servida por los ofi
ciales de mesa y demas empleados que determine
el presupuesto de la Cámara. Dependerán inme
diatamente de los Secretarios, y sus funciones
serán determinadas por el Presidente.
Art. 181. El Presidente propondrá á la Cáma
ra en el respectivo presupuesto, las dotaciones de
todos los empleados mencionados en los arti
culos anteriores.
Art. 182. Sin licencia del Presidente dada á
virtud de acuerdo de la Cámara, no se permitirá
entrar en el recinto de cllaá persona alguna que
no sea Diputado ó Ministro.
Art. 183. La guardia que estéde faccion en Jas
puertas esteriores de la casa, solo del Presidente
ecibirá órdenes.
Art. 184. Queda prohibida toda demostracion
o señal bulliciosa de aprobacion ó desaprobacion.
Art- 185. El Presidente mandará salir irremisi
blemente de la casa á todo individuo que desde
la barra, contravenga al articulo anterior.
Si el desórden es general, deberá llamar al ór
den, y reincidiendo, suspenderá inmediatamente
la sesion hasta que esté desocupada la barra.
Art. 186. Si fuese indispensable continuar la
sesion y se resistiese la barra á desalojar, el Pre
sidente empleará todos los medios que considere
necesarios hasta el de la fuerza público, para
conseguirlo.
TITULO XIX.
DE LA OBSERVANCIA Y KEFOBMA DEL
REGLAMENTO.
Art. 187. Todo Diputado puede reclamar la
observancia de este Reglamento, si juzga que ee
contraviene á él, y el Presidente lo hará obser
var.
Art. 188. Mas si el miembro á quien se supon
ga contraventor, ú otro, pretendiese no haber
contravencion, lo resolverá inmediatamente una
votacion sin discusion.
Art. 189. Todas las resoluciones que la Cáma
ra espida, á virtud de lo prevenido en el articulo
anterior, ó que espida en general sobre puntos de
disciplina ó de forma, se tendrán presentes para
los casos de reformar ó corregir este Reglamento.
Art. 190. Se llevará un libro en el que se re
gistraran todas las resoluciones de que habla el
articulo precedente, y de las cuales hará relacion
el Secretario respectivo, siempre que la Cámara
lo disponga.
Art. 191. Cuando este Reglamento sea revisado
y corregido, se insertarán en el cuerpo de él, y
en sus respectivos lugares, las reformas que ee
hubiesen hecho.
Art. 192. Ninguna disposicion de este Regla
mento, podrá ser alterada ni derogada por resolu
cion sobre tablas, sino únicamente por medio de
un proyecto en forma, que seguirá la misma
tramitacion que cualquier otro.
Art. 193. Si ocurriese alguna duda sobre la
inteligencia de alguno de los articulos de este
Reglamento, deberá resolverse inmediatamente
por una votacion de la Cámara, prévia la discu
sion correspondiente, si, á juicio de la misma,
fuere necesario.
Art. 194. Todo miembro de la Cámara tendrá
ttn ejemplar impreso de este Reglamento.
Sr. Cantilo.—Ha quedado terminado el Re
glamento; pero ha quedado terminado de una
manera que la Secretaria se verá en muchas difi-
 8ESION DEL 18 DE JUNIO DE 1862. 193
cultades para ponerlo bien. Asi es que yo haria i mision. (Asi se acordó.)
indicacion para que se nombrase una Comision Sr. Presidente.—Para la sesion inmediata,,
que se encargue de aclarar todas las alteraciones ; formará la orden del dia el presupuesto de la Cá
que en el se han hecho. mara.
Sr. Síizalde.—Puede encargarse la misma Oo- Se levantó la sesion á las 5 de la tarde.

'--5
 CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIOK
JVitin. 10.

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862

raBsn>BKTB. En Buenos Aires á 23 de Se votó y resultó aprobado por afirmativa ge

Afrnlrrc. Junio de 1862, reunidos en su neral.
Aübarelloc.
AUloa. sala de sesiones los Sres. Di En seguida se votaron sucesivamente y fueron
Sedoya. putados (del márgen) el Sr. aprobados por afirmativa general los dos artículo,
Fllsnrí _
í's ¡ir«l Presidente proclamó abierta del proyecto.
Oantllo. la sesion. Leida, aprobada y Sr. Presidente.—Estando los Sres. Diputado*
í!.tvlt.
Cavtro. firmada el acta de la anterior electos, se les llamará para que presten juramentos
Del BIo. se dió cuenta de un acuse de Entraron y prestaron el juramento de órden.
•ülzaldo
García I A.) recibo del E. del P. E. N. so incorporándose en seguida ála Cámara.
arria (P.) Pasóse á la órden del dia con la lectura de! pre
Oranel.
bre la nota que se le remitió
Untlérrez. avisandole la aceptacion de los supuesto, de sueldos y gastos de la Secretaria- de
•barra. la. Cámara, presentado por el Sr. Presidente.
D.aprtda. diplomas de los Diputados por
la Provincia de Salta. Se des Sr. Presidente.— Si á la Cámara le parece, po
Marmol. drá tomarse en consideracion sobre tablas este
•roño.
tinó al archivo.
Padilla. Sr. Presidente—Habiéndo presupuesto, ó pasarlo á la Comision de Hacienda
Quintana. para que dictamine en un cuarto intermedio.
Ral* Uloreno. se presentado los diplomas de
Torrent. los Diputados por San Luis, Sr. Garcia (D. P.)—Creo que este asunto no
Uribura. se puede considerar sobre tablas; es menester for
tf lllsnncva. la Comision se ha espedido so
Cabálela. bre ellos. Se va á dar cuenta mular un proyecto para que una Comision lo
CON AVISO.
del dictámen de la Comision. venga á sostener aqui. De otro modo no hay
Corostlaga (I/.)
CloroBtlaga (B.)
quien sostenga absolutamente el debate; ademas
La Cámara de Diputados de
Monte» do Oca. este proyecto, no es proyecto, es un presupuesto
OMlgndo (A. C.) la Nacion, decreta:
que está sin encabezamiento; no sabemos si es de
Art. 1.° Apruebanse los diplomas presentados
la Cámara de Diputados ó del Congreso; es indis
por Dn. José P. Ortiz y Dn. Julio Zuviria electos
pensable saber esto.
Diputados al presente Congreso por la Provincia
de San Luis. ¿Sr. Presidente.—Es el presupuesto de sueldos
2.° Avisese alP. E. para los efectos consiguien y gastos de la Secretaria de la Cámara de Dipu
tes y á los electos para que concurran á prestar tados de la Nacion.
juramento. Sr. Garda (D. P.)—Se comprende que es de
Si á la Cámara le parece, se podrán tomar en la Cámara de Diputados de la Nacion; pero no
consideracion sobre tablas. se sabe si debe sancionarlo la Cámara solamente
Sr. AUbareUos.—No hay inconveniente, puede ó el Congreso, es decir si necesita la sancion de
votarse. • las dos Cámaras ó no, y para esto, es preciso
Sr. Presidente.—Se votará entónces si se aprue pasarlo á una Comision.
ba en general el proyecto presentado por la Co Sr. Presidente.—La Cámara resolverá si ha
mision de Peticiones que acaba de leerse. de pasar a la Comision de Hacienda para qne
196 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
cuarto intermedio, presentando un
.proyecto.
Sr. Cantólo.—Seria menester averiguar antes
gilosSres. miembros.de la Comision de Hacienda
han concurrido, por que creo que no está pre
sente uno de ellos.
Sr. Presidente.—El Sr. Gorostiaga (D. B.)
miembro de la Comision está ausente.
Sr. CantUo.—¿Habria inconveniente para apla
starlo hasta la sesion proxima?
Sr. Jdizalde.—Mejor seria integrar la Comi
sion para este solo objeto.
Sr. Quintana.—La Comision puede despachar.
Sr. Marmol.—¿No hay ningun miembro de la
Comision de Hacienda?
Sr. Presidente.—Hay uno solo.
Sr. Marmol.—Entonces puede integrarse con
un miembro, ó asosiarse la Comision de Legisla
cion con el miembro de la Comision de Hacienda.
Sr. Presidente.—Entónces se hará asi, y pasa
remos á cuarto intermedio.
Se pasó á cuarto intermedio, y pocos momen
to» dospues volvieron á la Sala.
Sr. Presidente.—Continúa la discusion: va á
leerse el dictamen de la Comision de peticiones.
(Se leyó.)
Sr. Elizalde.—La Comision, Señor, á cuyo
nombre hablo, se ha ocupado del presupuesto
presentado por el Sr. Presidente y ha creido de
ber mantenerlo tal cual se ha presentado, con la
única diferencia de proponer un oficial de Sala.
Para esto, la Comision ha llamado al Sr. Presi
dente y álos Sres. Secretarios á fin de imponerse
de los trabajos respectivos, y ver si era ó no nece-
§ario aumentar este empleado. Despues de es
tas esplicaciones, la Comision ha creido deber
Aconsejar la adopcion de este nuevo empleado,
por que es necesario.
La Comision ha creido que debia despachar
el proyecto en forma de ley, por que por la Cons
titucion Nacional, solo al Congreso corresponde
determinar los gastos de la Nacion, y no ha crei-
que es de la atribucion de una sola Cámára fijar
estos gastoa, como sucedia con arreglo á la Cons
titucion provincial.
Es todo lo que tiene que decir la- Comision para
aconsejar la adopcion del proyecto.
Sr. Alsina.—Desearia saber, Sr. Presidente, si
eate proyecto pasará al Senado.
Sr. Mizalde.—Si, señor.
Sr. Alsina.—De manera que el Senado podrá
modificar esta ley, constituyéndose en juez de las
necesidades internas deesta Cámara, disminuyen
do un empleado ó un sueldo. ¿Es esto, señor?
Sr. Elizalde.—Si, señor.
Sr. Alsina.—Yo he de votar contra esta parte
del proyecto, que hace de un decreto interno de
la Cámara, una ley sugeta, como acaba de decirse
á modificaciones del Senado, derecho que no creo
pueda concederse, por que entoneosla ley estaria
espuesta tambien á ser vetada por el P. E. Yo
creo que esta es una materia especial, que la Cá
mara ejerce una jurisdiccion privativa de ella,
porqueella solo sabe cuales son las necesidades
internas que tienen que llenarse. Por consiguien
te, yo creo que los presupuestos de las Cáma
ras deben ser votados por las Cámaras respectivas;
al menos asi ha sido la práctica observada por las
Cámaras de Buenos Aires.
Aun cuando la Constitucion Nacional no da á
cada Cámara el derecho privativo de ellas de vo
tar su presupuesto por separado, se la da la
Constitucion Provincial de Buenos Aires y asi
ha sido la practica que durante ocho años ha re
gido á las Cámaras Provinciales, practica que
invoco por que algo vale y merece ser respetada
cuando no hay nada en contrario:
Sr. Garcia (D. P.)—Como único argumento
para oponerse ála forma en que viene presentan
do el proyecto de la Comision, se trae la practica
de las Cámaras de Buenos Aires. Es realmente
muy respectable la practica de las Cámaras de
Buenos Aires; pero cuando tenemos por Adelante
el testo espreso de la Constitucion Nacional que
está sobre todas las practicas, debemos estar á
ella. Hay un articulo de la Constitucion (atribu
cion 1.a del Congreso, articulo 67) que dice: fijar
anualmente el presupuesto de los gastos de la Ad
ministracion de la Nacion. Yo comprendo, señor,
segun este articulo que el presupuesto de gastos
que ha venido á la Cámara, tiene que sancionar
se por las dos Cámaras,sea que él tenga el nombre
de presupuesto general, ó presupuesto parcial.
Llamo presupuesto parcial, aquellos presupuestos
que corresponden á las Cámaras, aquellos presu
puestos qr.e corresponden á los Departamentos
del Gobierno, ó á los Departamentos del P. J., Jos
cuales vienen á formar el conjunto d#l presu
puesto general. Ademas hay otro articulo de la
Constitucion, que dice que el Gobierno no podrá
sacar un medio, asi, un medio, del tesoro nacio
nal, sino con arreglo á la ley ó presupuesto san
cionado por ambas Cámaras.
Quiero, pues, que para contestar á esta doctina
perfectamente sentadaen la Constitucion, en loa
articulos que he citado, se me diga cual es la
atribucion que la Constitucion dá á esta Cámara,
 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
ó ala de Senadores para sancionar por si aola
una ley. Una cosa son los gastos de la Secreta
ria, y otra cosa es el nombramiento de empleados
de Secretaria que corresponde á cada Cámara.
La doctrina que se sostiene, de contrario vendria
en cierto modo á relajar el sistema mismo estable
cido por la Constitucion.
Sancionado el presupuesto por la Cámara de
Diputados tendria que pasársele al P. E., pero el
P. E. podria decir, esta no es ley, yo no puedo
librar sobre la Tesoreria, porque segun un arti
culo de la Constitucion, yo no puedo pagar sino
en virtud de una ley, es decir, en virtud de una
sancion de ambas Cámaras. Que la Cámara de
Diputados tenga la facultad de hacer su regla
mento, de nombrar sus empleados eso no quiere
decir que tenga la facultad de dar una ley por si
aola, creando empleos y dotándolos, porque lle
vando adelante esta doctrina, tendriamos que el
mismo Gobierno podria crear ios empleados que
necesite y dotarlos, diciendo: esto es de mi atribu
cion esclusiva, puesto que la Constitucion me dá
el derecho de nombrar los empleados. Otro tan
to podria decir la Corte de Justicia, que tambien
tiene el derecho de nombrar sus empleados y de
hacer su Reglamento: todas aquellas corpora
ciones que tienen atribuciones de esta clase, como
la es la Cámara de Diputados en su caso, se lan
zarian á sostener iguales prerogativas.
Estas son las razones que ha tenido la Comi
sion en vista para aconsejar á la Cámara una ley,
y no un decreto esclusivo de esta Cámara, por
que la Comision cree que la Cámara no tiene
facultad para dar un decreto de esta clase y man
dar que sea cumplido por el P. E. que tambien
es co-legislador.
Sr. Alsina.—Yo no venia absolutamente pre
parado para entrar en esta cuestion, y creo que
el Sr. Diputado venia preparado.
Yo no he dado, señor, como única razon los an
tecedentes de nuestras Cámaras, mas yo le pre
gunto al Sr. Diputado sino le parece ridiculo que
el Senado enmiende el proyecto que hoy le man
damos rebajandole cincuenta pesos al Secretario,
ó aumentándole, ¿no le parece que está en la
naturaleza de las cosas que estas materias que
son del servicio interno queden á juicio de cada
Cámara, es decir, que cada Cámara diga quiero
tal empleado con tal dotacion? El articulo de la
Constitucion que ha citado el Sr. Diputado no
hace mas que sentar el principio general para las
cosas que son materia de ley, que están sugetas
al veto del P. E.
En cuanto á lo que ha dicho, que pudiera su
ceder que el P. E. quisiera arrogarse esa misma
facultad, son temores imaginarios que no pueden
realizarse, porque el P. E. no tiene antecedente
alguno para establecer esa práctica, mientras
que las Cámaras si lo tienen y desearia que el Sr.
Diputado me dijera cual ha sido la práctica que
se ha seguido en el antiguo Congreso de 1» Con
federacion.
Sr. Garcia (D. P.)—Voy á principiar por
decirle.
8r. Presidente.—Creo que la Cámara no toma
rá á mal que la discusion sea libre.
Si: Elizalde.—No hay inconveniente.
Sr. Garda (D. P.)—Voy á decirle cual ha
sido la práctica de la Confederacion y la de los
Estados Unidos.
Sr. Alsina.—La del pais no mas.
Sr. Garda (D. P.)—Bien, la práctica en la
antigua Confederacion, ha sido que cada Cáma
ra haga el presupuesto, fije los gastos y cree los
empleos, y estos presupuestos pasan por la san
cion de ambas Cámaras. Esta ha sido la práctica
constante.
Sr. Alsina.—Ese es el Presupuesto General,
señor, pero yo no le pregunto eso.
Sr. Garda (D. P.)—El presupuesto de cada
Cámara, ha sido sancionado por las dos, y voy á
recordarle al Sr. Diputado un hecho que tuvo
lugar el año pasado. Como se habia establecido
la costumbre, de acuerdo con el articulo Cons
titucional, sancionar los presupuestos de ambas
Cámaras, por una y otra, en forma de ley
el Senado de la Confederacion, creó un empleo
muy subalterno de la Secretaria por que le hacia
falta. Fué la cuestion á la Cámara de Dipu
tados y la Cámara de Diputados le negó al Sena
do el derecho de crear ese empleo. El Senado le
arguyó con la necesidad que tenia de él; pero la
Cámara le contestó que no: pásela en forma de
ley, y entonces le daremos sancion, y el Senado
tuvo que ceder.
En cuanto al derecho que el Senado puede te
ner para decir que el Secretario de la Cámara de
Diputados debe tener cien pesos en vez de ciento
cincuenta, ese temor puede tenerlo en todas las
leyes. Lo mismo sucede respecto de los gastos
que tiene el P. E. para el servicio interno de las
oficinas, porque tiene el Senado, como tiene la
Cámara de Diputados el derecho de decirle al P.
E. que el oficial mayor del Ministerio, por ejem
plo, no debe tener mil pesos; pero á eso están
espuestas todas las leyes. Creo, pues, segun está
establecido perfectamente por un articulo de la
Constitucion, que el presupuesto de la Cámara
 198 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
debe ser materia de ley, puesto que forma parte
del presupuesto general de la administracion.
#?>. Alsina.—Todo esto es estraordinario, señor
tan estraordinario es que puedo citarle el ejem
plo de lo que ha sucedido con nuestras dietas que
nosotros mismos hemos dicho por una ley lo que
vamos á ganar. Yo le pregunto al Sr. Diputado
si el Gobierno puede vetar esta ley.
Sr. Garda (D. P.)—Tambien puede vetarla;
es la regla de las leyes; son tres poderes los que
intervienen en la confeccion de las leyes.
Sr. Alsina.—Está bien, señor yo votaré en
contra.
Sr. Quintana.—Como el Senado, Sr. Presi
dente, ha sancionado su Reglamento en el cual
ha establecido el número de sus empleados
Sr. Presidente.—Creo que no.
Sr. Quintana.Creo que si, tengo entendido que
en ese Reglamento se ha organizado el personal
de la Secretaria, creando ios empleados que de
ben servirla, y esa parte del Reglamento está
rigiendo. Sin embargo, no ha pasado esa parte
del Reglamento á la consideracion de está Cá
mara. Desearia saber si la Comision ha tenido
presente este antecedente.
Sr. Garda (D. P.)—Si, señor.
Sr. Quintana.—Entonces yo pregunto cuál es
la razon que ha tenido el Senado para no pasar á
revision de esta Cámara esa parte del Reglamen
to, es decir, aquella qiie establece el personal de
la Secretaria, aquella que crea empleados para
cuya creacion nosotros tenemos obligacion de
pasarle el presupuesto que hagamos para este
mismo objeto.
Sr. Garda (D. P.)—Yo creo que la Cámara
de Diputados no tiene obligacion de ceñirse á la
practica del Senado, puesto que tiene una ley ge
neral á que atenerse. La Constitucion le dice,
que es atribucion del Congreso sancionar este
presupuesto. Quiere decir que ájuicio de la Cá
mara el Senado ha faltado á su obligacion, ó no
se ha ceñido completamente á la ley, si, como se
dice, se ha atribuido la facultad esclusiva, de
«racionar su presupuesto de gastos. Pero yo
supongo que lo que ha hecho el Senado es mera
; mente provisorio por lo que respecta al presu
puesto. El nombramiento de empleados debe
tener por base una ley; ley que no ha dado el Se
nado.
Creo pues, como lo he dicho, que lo que ha he
cho el Senado es provisorio; pero mas tarde ven
drá la ley que debe sancionar esa Cámara y la de
Diputados con arreglo á la Constitucion. Digo
esto por lo que respecta á aquella Cámara, que
por lo que hace á nosotros cumplamos con nues
tro deber por nuestra parte, pasando el presu
puesto al Senado. Esa Cámara hará sus obser
vaciones si quiere, volverá el proyecto con esas
observaciones ála Cámara de Diputados y la Cá
mara de Diputados verá si quiere admitirlas 6
no, es decir, correrá él toda la tramitacion de una
ley.
Si: Quintana.—Al dirijir esta pregunta á la
Comision, no he tenido la intencion de sentar
que esta Cámara debe proceder del mismo modo
que el Senado ha procedido. He querido única
mente advertir á la Cámara que como conse
cuencia lógica, necesaria, indispensable de la
resolucion que la Comision aconseja, como con
secuencia de la necesidad de que pase á la otra
Cámara el proyecto de ley que organiza el perso
nal de la Secretaria, sueldos y gastos, se establece
implicitamente que el Senado ha faltado, aun
que sin intencion á los preceptos de la Constitu
cion que mandan que los empleados y el presu
puesto no puedan ser creados por tma sola Cá
mara. Entonces, nos hallariamos en el caso de
proceder sobre el particular, del mismo modo que
dice el Sr. Diputado que procedió la antigua Cá
mara de Diputados respecto de la antigua Cáma
ra de Senadores y vease como el punto no es tan
sencillo como á primera vista parece, por que
puede llevarnos á una diferencia con la otra
Cámara, y una diferencia que versa sobre un
punto importante, cual es las atribuciones de las
Cámaras sobre el asunto de que se trata.
Para salvar este inconveniente que apunto, ha
dicho el Sr. Diputado miembro de la Comision
que deja la palabra, que el Senado no ha hecho
sino algo de provisorio; pero le observaré que está
completamente equivocado; pues el Senado ha
sancionado un reglamento, no provisorio, sino
definitivo.
Sr. Elisalde.—Yo creo, señor, que no dcbemo»
tener paranada en cuenta lo que el Senado haya
hecho. Yo entiendo que no se ha hecho por el
Senado nada definitivo, sino que provisoriamente
se han creado los empleados, con la asignacion f
me parece, que tenian los empleados del Congre
so del año 26; pero aqui se trata de un punto
constitucional. Los Sres. Diputados que se opo
nen, debian demostrarnos que cada Cámara tiene
derecho de votar el presupuesto con arreglo á la
Constitucion; pero es lo que no ha podido demos
trar el Sr. Diputado por Bueuos Aires que pri
meramente habló. El Sr. Diputado ha invocado-
la práctica de las Cámaras de Buenos Aires; pero
ep.a práctica está basada en un articulo espreso d»
 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
la Constitucion Provincial que da á cada Cámara
el derecho de votar esclusivamente sus presu
puestos. Asi es que esa práctica era legitima,
puesto que se basaba en la Constitucion; pero
para nosotros no es asi, puesto que la Constitu
cion Nacional establece lo contrario, y por la
misma observacion que ha hecho el Sr. Diputado
ée "que no tenemos práctica alguna debemos
ceñirnos al testo de la Constitucion, sancionando
el proyecto en la forma que se ha presentado.
iSh: Alsina.—Y si fuese rechazado el proyecto
en general por el Senado?
iSr. Jílizalde.—Es como toda ley.
Sr. Alsina.—Quiere decir que no habria Con
greso.
Sr. Elizalde.—Es que el Sr. Diputado se pone
en un caso que no puede suceder.
Sr. Alsina.—Desde que es una ley como cual
quiera otra, es preciso ponerse en ese caso.
Sr. MizaMe.—Desde que es una ley como
cualquiera otra ¿por qué el Sr. Diputado me quie
re hacer una escepcion de todas las leyes, cuando
todas se votan asi? Es una ley como cualquier
otra; pero no se puede suponer que el Senado re-
chaze en general una ley de esta naturaleza, que
no puede serde otro modo. Si hubiera un capri.
eho, no habria otro remedio.
Sr. Quintana.—El Senado no ha hecho nada
de provisorio. En el asunto en discusion hay dos
cosas que considerar; la creacion de los empleos,
y la dotacion de los mismos empleos. El Sr. Di
putado que deja la palabra, ha respondido que el
Senado en cuanto ála dotacion de los Empleados
de Secretaria, no ha hecho sinó asegurarles pro
visoriamente los miamos sueldos que tenian los
empleados del Congreso del año 26; pero lo que
él no ha dicho, ni ha de decir, es que la organiza
cion del personal de la Secretaria, y la creacion
de los empleados correspondientes no está esta
blecida por el reglamento definitivo. Eso es lo
que no ha de decir.
Sr. Mizalde.—No digo eso.
Sr. Quintana.—Me alegro de que no lo diga.
Sr. Elizalde.—Eso no importa nada á mi cues
tion: lo que el Senado haga á mi no me importa
yo tengo la Constitucion por delante, y es lo que
me rije, no lo que haga el Senado.
Sr. Quintana.—No estoy muy distante de
convenir con el Sr. Diputado, yo creo lo mismo
que él; pero creo que no es un asunto tan sencillo
y ha sido mi objeto llamar la atencion de la Cá
mara, sobre este asunto que puede ser de grave
dad aunque parece sencillo.
Asi es que si sancionado por esta Cámara el pre
199
supuesto del personal de la Secretaria y la crea
cion de los empleados, es necesario el acuerdo de
las dos Cámaraspara hacer ley, la deduccion lójica
que de eso resulta, es la siguiente: que el Senado
ha violado la Constitucion, sancionando su pre
supuesto de empleados, y que esta Cámara esta
ria menoscabada y en la obligacion de reclamar
sobre esa usurpacion. Es sobre esto que yo quie
ro llamar la atencion de la Cámara.
¿>r. Garda (D. P.)—La Cámara de Diputados
no es juez del Senado.
Sr. Quintana. —Si, señor, es juez en lo que el
Senado usurpe las atribuciones de la Cámara de
Diputados.
Sr. Garda (D. P.)—No usurpa, y si usurpa
eso vendrá mas tarde; mientras tanto, esta Cáma
ra debe cumplir con su obligacion, sancionando
el presupuesto en forma de ley, porque corres
ponde que recaiga sancion de las dos Cámaras.
Si hay lugar á la cuestion que puede venir entre
las dos Cámaras eso vendrá mas tarde, porque
este asunto puede considerarse dividido en dos,
uno por lo que hace á la sancion de la ley, y otro
por lo que hace á la falta que ha cometido el Se
nado. Si es que el Senado lo ha hecho inten-
cionalmente y sostiene su doctrina, despues vere
mos como se resuelve; pero eso no debe detener
nos para sancionar una ley que está perfecta
mente de acuerdo con la Constitucion.
Sr. Quintana.—Yo no he dado forma á mi
idea: hago mocion para que se suspenda esta dis
cusion, á fin de que pueda cada uno recojer loo
datos convenientes, y para no proceder con lige
reza en un asunto que puede traer una desinte
ligencia respecto de las facultades de ambas Cá
maras y que puede ser bastante grave. Yo no
digo nada sobre los peligros que puede traer; pero
yo no tengo miedo.
Sr. Garda (D. P.)—Yo tampoco.
Sr. Quintana.—Pero en un asunto como este,
creo que no es conveniente proceder con ligere
za, sino tomando el tiempo necesario para tomar
los datos convenientes por que vale la pena de
no tener disgustos.
Sr. Bedoya.—Deseo hacer una indicacion, y
es que esta cuestion se va á tratar por ambas
Cámaras cuando se trate del presupuesto general
Entonces, en elpresupuesto general, se presentará
el presupuesto parcial del Senado, la Cámara de
Diputados lo aprobará, lo adicionará ó lo recha
zará; entonces es cuando debe tratarse de esta
cuestion. Ahora nosotros no sabemos nada, -por
que el Senado no ha comunicado la ley, y de
 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
consiguiente no sabemos con seguridad en que
forma ha sancionado el presupuesto, mientras
que cuando se considere el presupuesto general,
entonces cada Cámara entra de lleno á usar
de BU derecho. El Senado puede sancionar
lo que quiera mientras no tenga la forma de ley;
pero mientras tanto no se le dá ni un medio á los
empleados. Cuando venga el presupuesto gene
ral, la Cámara de Diputados usando de su dere
cho, verá los empleados que ha nombrado el
Senado.
Sr. Quintana.—Hago mocion para que se lea
el reglamento del Senado, á fin de que se vea si
hay algo relativo á la creacion de empleados, es
á la sancion que yo me refiero, no es á una san
cion que ha de venir, sino á una sancion que ya
está dada.
Sr. Mizalde.—No se trata de eso. ¿Que tiene
que ver esa cuestion con nuestros empleados?
Esos empleados que el Senado ha puesto en su
reglamento, se pasará una nota al encargado del
E. N. y el encargado del E. N. no les pagará un
medio, porque con arreglo á la Constitucion,
toda ley tiene que pasar por la sancion de las.
dos Cámaras.
Sr. Ahina.—Tambien el Poder Ejecutivo
Nacional puede volver la ley que le mandamos
nosotros.
Sr. Elizalck.—Pero eso ya es muy diferente.
Sr. Zavaleta.—Sr. Presidente: como ha dicho
muy buen un Sr. Diputado la Cámara no tiene
conocimiento oficial de lo que ha acordado el
Senado respecto al servicio de la Secretaria; no
puede decirse que el Senado ha usurpado las
atribuciones del Congreso creando empleados.
Por otra parte no es un motivo que pueda dete
ner á la Cámara en la consideracion del presu
puesto que se ha leido. Si la Cámara de Sena
dores, como ha dicho un Sr. Diputado, ha crea
do empleados y ha asignado sueldos, quiere de
cir que al recibir el proyecto de ley remitido por
esta Cámara, se apercibirá que ha procedido sin
facultad sancionando un proyecto, que no sabe
mos si lo ha sancionado por otra parte. Si el Se
nado insistiera en lo que se ha dicho, en creer
que tiene facultades para crear empleados y do
tarlos, entonces no habria inconveniente ningu
no que nos detenga á nosotros tampoco para san
cionar nuestro presupuesto como corresponde.
Si el Senado se apercibiera que no tiene facultad
para hacer lo que ha hecho, entonces diria: no
siendo de mi atribucion esclusiva, vaya este pro
yecto á la Cámara de Diputados. Asi es que la
unica cuestion que hay que resolver, es ver si la
Cámara de Diputados tiene derecho para crear
empleos y asignarles sueldos. Pero la Constitu
cion es terminante; ella determina cuales son las
atribuciones del Congreso y cuales son las atribu
ciones privativas de cada Cámara. Las atribu
ciones del Congreso son sancionar el presupuesto
general de la administracion, y este presupuesto
parcial es una parte del presupuesto general.
Mientras tanto, en las atribuciones privativas de
cada Cámara, no hay disposicion ninguna que
las autorice á crear por si sus empleados-}- dotarlos.
Es muy sabido, Sr. Presidente, este principio
constitucional: cada poder no tiene mas atribu
ciones que las que le estan marcadas por la carta
fundamental, Asi, pues, en presencia del arti
culo 67, inciso 7.° que dice (leyo) la Cámara debe
ocuparse del proyecto que se ha presentado sin
temor ninguno, sin peligro de que el Senado ven
ga á entorpecer los trabajos, sobre todo cuando
hay la ventaja de que el Senado puede decir:
vuelva á la Cámara de Diputado porque esto es
de su atribucion esclusiva.
Sr. Marmol.—Yo creo, Sr. Presidente, que
cuando se normalice la marcha de los poderes
administrativos de la República, han de tener,
como dice el Sr. Miembro de la Comision que
acaba de hablar que votar su presupuesto de gas
tos como otra ley cualquiera; pero á mi juicio, lo
que motiva esta cuestion es queso pierde de vista
el punto de partida y es que estamos recien
organizando los poderes publicos y que no pode
mos empezar por lo que tiene que ser el fin.
Por ejemplo: mañana elegimos Presidente de la
República y sale solo para su casa: no lleva ni
Ministros, ni empleados ni porteros, ni nadamos
que su persona. Ese hombre empieza por llamar
á alguien para que lo acompañe; sns Ministros
empiezan por nombrar oficiales para que le
redacten las notas y estos nombran subal
ternos.
A estos empleados hay que asignarles sueldos
porque asi tiene queser desde que esten sirviendo
sino ¿quien hace las leyes, quien copia las notas?
El presupuesto vendrá despues que esten organi
zados los poderes publicos en su parte adminis
trativa ó económica; pero al principio, todo tiene
que nacer de ellos mismos. Asi, pues, el Senado
ha hecho muy bien en nombrar los empleados y
asignarles sueldos, porque no pueden servir de
valde mientras no llegue la época del presupues
to, época en que se discutiran esos empleos.
Siguiendo, pues, ese camino, reunida la Cá
mara de Diputados nombra sua Secretarios. En
tonces, como no han de estar impagos se les asig
 SESIÓN DEL 23 DE JUMO DE 1862.
na sueldos. ¿Cuando se discutiran estos sueldos?
Cuando venga el presupuesto general.
A mi juicio, pues, el Senado ha hecho lo que
debia hacer, y la Cámara de Diputados hace tam
bien lo que debe cuando forma su presupuesto de
gastos y se lo manda al P. E. para que este sumi
nistre los fondos necesarios para estos gastos; y
estas planillas es lo que ha de formar el presu
puesto general que ha de venir despues para ser
discutido. Sino la situacion del P. E. por ejem
plo, seria la situacion mas ridicula del mundo,
porque no podria nombrar un empleado sin que
antes la Cámara le votara su sueldo.
Es preciso tener presente que principalmente
el Gobierno de la República está todavia en em
brion diréaei,y tiene necesidad por el momento de
crear todos los empleados que son indispensables.
Asi, pues, estando de acuerdo con la doctrina de
la Comision, creo que debe pasarse esta planilla
al P. E. para que él mande los fondos necesarios
para estos gastos mientras no venga el presupuesto
general. Asi es como yo entiendo, de lo contrario
seria fijar un mal precedente para el mismo P.
E. que quien sabe cuantos empleados tiene ocu
pados en el servicio de lo que tiene á su cargo,
empleados que no han podido ser presupuestos
por las Cámaras por que ellas no se han ocupado
del presupuesto. Cuando venga el presupuesto
general, estos empleados pueden ser escluidos ó
aumentados. De consiguiente, yo creo que sin
temor alguno de violar la Constitucion, puede
pasarse este presupuesto al P. E. tanto mas, cuanto
que el Senado ha dado ya el ejemplo, á fin de
que el P. E. remita los fondos necesarios, lo cual
estoy seguro que lo ha de hacer, por que él se ha
de encontrar en la misma situacion.
Sr. Aguirre.—Considero que el Sr. Diputado
que deja la palabra no se ha fijado bien en lo que
actualmente está hecho, que es precisamente lo
que se eesije cuando hay una situacion anormal.
Asi es que lo que se ha hecho por la Cámara de
Diputados nombrando secretario para hacer las
notas y porteros para que llevasen la citaciones fué
precisamente para llenar las eesijencias de una
situacion anormal; pero ahora se trata precisa
mente de normalizar, de darle forma legal á esto
que ya está hecho, y es claro que no ha de seguir
otra regla que la indicada por la Constitucion en
vez de lo que indica el Sr. Diputado. Esta tra
mitacion durará dos dias,y entre tanto los emplea,
dos, seguiran funcionando perfectamente. San
cionado aqui el presupuesto, pasa al Senado y el
Senado lo examina; despues pasa al P. E. y se
empezará á pagar los empleados segun esa ley.
201
Si esa ley sufre algunas modificaciones, que dis
minuyan los sueldos ó alguna cosa semejante,
esas modificaciones empezarán á regir desde el
dia en que Be hagan, y miéntras tanto los em
pleados estarán recibiendo el sueldo que tienen
asignado hasta ahora. Asi es que si es por la
situacion anormal, ella estará salvada de este
modo, y la ley empezará á regir desde el dia en
que se le ponga el "cumplase" no hay pues nece
sidad de infringii la constitucion sin objeto algu
no; ahora tratamos de darle forma legal á lo que
anteriormente se ha hecho, y antes de violar la
Constitucion en esa parte, mas vale dejarlo hasta
que el presupuesto se sancione definitivamente-
iSr. Quintana.—Habia pedido, Sr. Presidente
que se leyese el artículo del reglamento del Se
nado por el cual nembra definitivamente sus em
pleados. (Se leyó.)
Está bien, basta para que la Cámara se haga
cargo.
Sr. Presidente.—Se va á votar si el punto está
suficientemente discutido 6 no.
Se votó y resultó afirmativa.
Sr. Marmol.—Yo acepto el proyecto en cuanto
á lo que contiene en si, y no lo acepto en cuanto
á lo que respecta á la otra Cámara.
Sr. Elizalde.—Puede votarse el proyecto en
general.
Sr. Quintana.—Siendo ley este proyecto, ¿tie
ne que pasar á la otra Cámara?
Sr. Garda (D. J. A.)—Si, señor.
Sr. Alsina.—La admiBion del proyecto en ge
neral, no importa la sancion de que ha de pasar
á la otra Cámara; no importa tal cosa. Despues
en la discusion particular, será euando se trate de
la forma, es decir, si se ha de cambiar el encabeza
miento, ó si ha de ser sancionado por la Cámara
de Representantes sola ó por las dos.
Sr. Zavaleta.—Eso es, la forma puede ser otra.
Sr. Presidente.—Está en discusion particular.
Sr. Alsina.—¿Como empieza? (Se leyó.)
Sr. Zavaleta.—Ahora tiene que pasarse á la
discusion del articulo primero.
Sr. Elizalde.—¿Como quiere votar en parti
cular el encabezamiento que la Constitucion man
da para todas las leyes?
Sr. Quintana.—Sorprende que esta observa
cion se haga ahoia despues que se ha callado al
decir que esto importa una ley.
Sr. Elizalde.—¿Como no he de callarme, si es
la forma de todas las leyes?
Sr. Ruiz Moreno.—Para no perder tiempo
mejor es poner á votacion si ha de eer proyecto
de ley ó de'decreto.
87
202 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Zavaleta.—Yo pediria que se leyera la par
te del reglamento que habla de la discusion en
particular.
Sr. Alsina.—¿La discusion en general eobre
que versa? Sobre la idea fundamental, como lo
dice el reglamento que el Sr. Diputado ha redac-
tado.
Sr. Zavaleta.—Sobre la forma tambien señor.
Sr. Alsina.—Tenga la bondad de leer el arti
culo del reglamento.
Sr. Zavaleia.—Se ha procedido con equivoca
cion, se puede votar otra vez.
Sr. Alsina.—Yo no he votado por equivoca
cion.
Sr. Presidente.—Mejor es que se ponga á vota
cion el encabezamiento de la ley.
Sr. Marmol.—Permitame que se va formali
zando la cosa: en primer lugar, no se ha jugado
limpio en una cosa tan sencilla que la debiamos
de estar conversando como amigos; mas no haber
abusado de nuestra sinceridad.
Yo he dicho muy claro cuando esto se iba á
poner á votacion, que me hallaba en un conflicto,
qu e si la votacion en general importaba aceptar
todo el proyecto, con el encabezamiento, yo no
podia aceptarlo aun que deseaba aceptar lo
que contenia. Fué entonces que dijo el Sr. Di
putado Alsina: no. señor, no importa eso, respec
to de la forma discutiremos despues en particular
Nadie contestó, y despues que se ha votado, se
nos dice: no, ya no se puede hablar.
Sr. Elizalele.—No, señor, nadie dice eso.
Sr. Marmol.—Pues yo voy á hablar: yo digo
Sr. Presidente, que no le he dado importancia á
esta cuestion porque participando de las doctri
nas de la Comision, he dado las razones porque
se habia separado esta vez, á mi juicio, de la re
gla general el Senado, y nosotros debiamos de
imitar su ejemplo, mucho mas, cuando se están
organizando los poderes de la República y cuando
el presupuesto general de ella no está aun en esta
do de presentarse á la Cámara. Dije, pues, que
no era llegado aun el caso de la aplicacion de la
doctrina constitucional, y que por esta razon seria
conveniente seguir el ejemplo del Senado; pero
se insiste en que este tiene que pasar á la Cámara
de Senadores para que ella lo modifique ó lo
rechaze. Yo entónces, tengo derecho de pedir
que la Cámara declare si en el caso que el Senado
no se ponga en igualdad de circunstancias con
nosotros, tenemos ó no derecho de exijirle que
se ponga: si ájuicp delosSres. de la Comision
es tan rigurosamente constitucional la doctrina,
ellos no pueden abdicar la facultad y el derecho
que tiene esta Cámara para examinar tambien á
su vez el presupuesto del Senado.
Sr. Elizalde.—Sin duda.
Sr. Marmol.—Entonces no podrá consentir
como miembro de la Cámara, que el Senado le
examine todo su presupuesto, si ella no le manda
el suyo, y es lo que quiero que la Cámara declare.
Sr. Zavaleta. —Hay un articulo de la Constitu
cion que dice que es objeto de una ley, y ahi
está el juicio del Senado en ese articulo.
Sr. Marmol.—Pero si el Senado no hace lo
mismo que nosotros ¿tenemos ó no el derecho de
exijir que lo haga.
Sr. Zavaleta.—No llegará el caso.
Sr. Elizalde.—¿Por que no hace una mocion?
Sr. Marmol.—Por que no me la ha de apoyar
el Sr. Diputado.
Sr. Elizalde.—Puede ser que si.
Sr. Marmol.—Entónces yo digo que para evi
tar esto sigamoslo que ha hecho prudentemente
el Senado: asignar á los empleados el sueldo que
han de gozar, y pasemos esta planilla al P. E.
que estoy seguro que no le ha de poner vetó.
Sr. Zavaleta.—El Senado tampoco le ha de
poner veto.
Sr. Marmol.—Lo que yo quiero es guardar
cierta regularidad con los procedimientos de la
Cámara de Senadores.
Sr. Aguirre.—Mas consideracion merece la
Constitucion.
8r. Marmol.—Yo creo que debemos guardar
el respeto á la Constitucion para cuando se trate
de cosas mas serias, no para el presupuesto de la
Secretaria, de que nadie se ha de ocupar, mucho
mas cuando recien se esta organizando la admi
nistracion del Senado.
Sr. Bedoya.—Veo que es una cuestion ente
ramente fuera del caso la que se ha suscitado.
Esta es una ley que está sujeta por consiguiente,
como todas las leyes, á la sancion de ambas Cá
maras.
En cuanto al temor del Sr. Diputado, de que la
otra Cámara no presente el presupuesto, es un te
mor enteramente infundado, por que la Constitu
cion previene como se ha de proceder. De con
siguiente, es una cuestion enteramente fuera del
caso la deque el Senado haya sancionado un re
glamento que establezca provisoria ó permanen
temente la organizacion de los empleados, por
que eso no importa nada para que esta Cámara
nombre los suyos y les asigne los sueldos y
mande el presupuesto al Poder Ejecutivo. Si
nosotros hubieramos sancionado eso en el regla
mento tampoco importaria nada.
 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862. 203
Sr. Mármol.— Me refiero á los sueldos mos cual es la mente del Senado, es decir, si con
Sr. Aguirre.—Yo creo que el reglamento de sidera que es de su atribucion privativa sancionar
Senado no asigna sueldos. su presupuesto, ó si cree que lo debe pasar á esta
Sr. Elizalde.—"£\ Senado ha dicho que mién Cámara. Yo no he invocado para nada lo que ha
tras no se resuelva el punto se les asigne las can hecho el Senado, para oponerme á esto, porque
tidades del presupuesto del año 26. creo que no debe invocarse.
Sr. Marmol.—Pues es lo que hacemos noso Sr. Presidente.—Como el Sr. Diputado se opo
tros.
ne á la forma en que está, si ha de ser ley ó no.
Sr. Elizalde.—Pero por que no se ha de san Sr. Bedoya.—Aun que no sea ley, hay formula
cionar una ley determinando los sueldos?
establecida.
Sr. Mármol.—Lo que hacemos nosotros es
asignar sueldos provisoriamente, por que hoy to Sr. Elizalde.—No merece la pena de que 1»
do es provisorio. Cámara se esté ocupando de este asunto; puede
Sr. Torrent.—Desearia saber como consta que ponerse á votacion si se admite ó no la forma en
el Senado ha sancionado sueldos, por que en el que la Comision propone la ley.
reglamento no aparecen. Sr. Alsima.—Teniendo entendido que la fór
Sr. Elizalde.—No hay acto alguno mula que yo presente es esta: la Cámara de Di
Sr. Aguirre.—No Ib sabemos oficialmente. putados ha sancionado, &a.
Sr. Torrent.—Por el reglamento, no se asig- Sr. Presidente.—Entonces se va á votar si se
> nan sueldos, lo que quiere decir que el Senado acepta ó no la forma en que se ha presentado este
ha guardado silencio sobre los sueldos que debi- proyecto.
an ganar los empleados, en lo cual ha reconoci Se votó y resultó afirmativa de 21 votos con
do implicitamente que no tiene derecho de con tra 6.
signar los sueldos. Asi es que yo quisiera saber Sr. Oroño.—Yo creo Sr. Presidente, que esta
ai la Comision tiene algun antecedente á este res cuestion envuelve dos cosas enteramente distin
pecto. tas, porque el proyecto de la Comision conprende
Sr. Elizalde.—No tiene alguno. atribuciones que son comunes á ambas Cámaras
Sr. Marmol.—Pero lo sabe. y atribuciones que son privativas de una sola.
Sr. Elizalde.—Le he oido decir al Sr. Presi El presupuesto que va á sancionar' el Congre
dente que se habia acordado asignar á los em so, no importa la creacion de los empleados con su
pleados el sueldo que tenian por la ley del Con dotacion. La Cámara puede nombrar por si so
greso del año 26. la los empleados que juzgue necesario para el
Sr. Presidente.—Que el presidente del Senado servicio interior de la misma Cámara; pero no
habia tomado por base el presupuesto del año 26. puede efectivamente fijarles los sueldos sino por
Sr. Torrent.—Lo habia tomado por base ¿para medio de una ley que pase á la revision de la Cá
qué? mara de Senadores. Veo, pues que se ha estado
Sr. Garcia (D. P.)—Mientras no se vote el confundiendo una y otra cosa; que se ha creido
presupuesto. que la Cámara de Senadores tiene facultad tam-
Sr. Presidente.—No hay sancion del Senado. iien para intervenir en el nombramiento de los
Sr. Ahina.—Del silencio del Senado, Sr. Pre ¡mpleados de esta Cámara, lo que es atribucion
sidente, no se pueden sacar las consecuencias que •rivativa de ella misma.
saca el Sr, Diputado por Corrientes que deja la No es asi la fijacion de los sueldos, porque
palabra. El dice que el Senado no ha hecho so es repito materia de una ley de ambas Cáma
nada definitivo, que no ha creado empleados ni ras. Por eso es que yo he dicho que estaba en
ha asignado sueldos; pero eso no prueba tanpoco favor del proyecto pero sin convenir en la forma
que el Senado ha de pasar á esta Cámara su pre en que viene redactado, porque el nombramien
supuesto cuando lo sancione. to de los enpleados de secretaria compete esclu-
Respecto del hecho de que el Senado ha toma eivameute á la Cámara de Diputados;perola crea
do por base los procederes del Congreso del año cion de los sueldos es materia que requiere la
26, no sabemos sino que el Senado ha dicho; son sancion de ambos cuerpos.
estos los sueldos, son estos los empleados que sir Sr. Elizalde.—La Comision no ha hecho sino
van á la Secretaria, mientras el Presidente no so una pequeña modificacion al presupuesto presen
meta á la sancion de la Cámara el presupuesto tado por el Presidente, que consiste en el aumen
particular de ella; pero hasta entonces no sabre to de un oficial auxilar, que tanto los Sres. Secre
 204 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
tarios como lo* 8 res. de la Comision, han creido
que debia aumentarse para el mejor servicio. En
todo lo demas, está exactamente igual al que ha
presentado el Sr. Presidente.
£}r. Oroflo.—Insisto señor en la indicacion
que he hecho antes, que la creacion de empleos
no incumbe á la Cámara de Senadores pues, veo
que se confunden las dos cosas.
Sr. Presidente.—La Cámara ha votado ya la
formula.
Sr. Oroño.—Estamos discutiendo el articulo
1.° que envuelve las dos cosas.
Sr. Mizalde.—¿Comova áponerse un empleo
sin la asignacion correspondiente.
Sr. Orof1o.—La Cámara crea tantos empleos;
oficial primero, oficial segundo &a. y el mismo
proyecto de ley dice: que tendrán el sueldo que
ae les asigne por la ley del presupuesto. Mandan
do esto al Senado podria resultar que la Cámara
de Senadores dijera: yo no acepto el oficial 2.° y
eutonces la Cámara de Diputados se encontraria
sin ese oficial que indudablemente es muy nece
sario. El sueldo no puede dejarlo de votar la Cá
mara, pero no puede hacerla designacion de los
empleados.
Sr. Cabral.—Pido la palabra.
Sr. Presidente.—La tiene el Sr. miembro de la
Comision.
Sr. Garda (D. P.)—El Sr. Diputado que deja
la palabra, dice: que la Cámara de Diputados
tiene la esclusiva competencia para crear los em
pleos. Por única contestacion me tomo la liber
tad de preguntarle ¿donde está en la Constitucion
esta atribucion que el dá á la Cámara de Dipu
tados? Yo no la encuentro, como no la tiene
tampoco ni el P. E. ni el Poder Judicial.
Sr. Alsina.—Tiene la bondad de decirme el Sr.
Diputado cuales fueron esos articulos dela Cons
titucion que citó antes?
Sr. Garda (D. P.)—No los recuerdo en este
momento.
Sr. Elizalde.—Inciso 7.°
Sr. Alsina.—Yo se lo puedo leer. El dice:
fijar anual mente el presupuesto de gastos de la
Nacion, y aprobar ó desechar la cuenta de inver
sion.
Sr. Presidente.—El inciso 17 del articulo 67
dice crear y suprimir empleos.
Sr. Alsina. —Por eso preguntaba si habia al
gunos otros articulos.
Sr. Cabral.—Era para manifestar unicamente
que el Sr. Diputado preopinante, por Tucuman,
ha espresado mi mismo pensamiento- Queria
hacer una rectificacion al Sr. Diputado que habia
dejado la palabra antes de ahora y que habia su-
frido'una equivocacion en esto y es que la Cámara
puede crear empleados con la dotacion que se
asigna en el presupuesto, puesto que esto es atri
bucion del Congreso. He querido rectificar esta
equivocacion.
Sr. Oroño.—No es equivocacion. La Cámara
de Senadores creando los empleados que ahora
le sirven, ha obrado perfectamente bien y la Cá
mara de Diputados lo habria hecho lo mismo. Es
natural que cuando se crea un empleo que es ne
cesario para un cuerpo como este, la otra Cámara
en lo relativo al sueldo no lo desechará, porque
es imposible que lo haga, porque no es juez en
las necesidades internas de una Cámara.
Sr. Marmol.—Me contraeré á la parte de los
sueldos que es lo que mas importa. Yo opino
Sr. Presidente porque se acepten los sueldos como
estaban en el presupuesto que ha servido de base
al actual, en 1826. No sé porque razon se le
quitan á los Secretarios 16 pesos, pues, tenian
166 en aquella epoca. Debe tenerse presente
una cosa y es que 166 pesos pagados entonces á
16 por onza, seria muchisimo mas que los mismos
166 á 17 pesos por onza, por que lagente que re
gula estas cosas, lo ha de hacer asi. Ciento cin
cuenta pesos á 17 por onza son 8 onzas y una frac
cion las que al cambio importan mas ó menos dos
mil quinientos pesos. La vida en Buenos Aires
hoy es dificilisima y yo profeso una doctrina, no
por el favoritismo, sinó es la aplicacion que de
ella he hecho constantemente para ser bien servi
do el Estado, es necesario pagar bien al emplea
do. Esta es la doctrina tambien de los E. CT.
donde se les paga y bien, pues, de esa manera
pueden ser removidos el dia que no sirvan bien.
Ese es el sistema ingles tambien, donde se lleva
á tal punto que cuando un solicitante llega con
su memorial en busca de un empleo, se le indaga
su estado, el número de sus hijos y sirvientes,para
ver si con el sueldo que va á recibir, puede man
tener á su familia.
Yo creo, pues, que los Secretarios del Congreso
Nacional, cuando los dela Provincia, mal pagos
como estaban, como todos los empleados, tienen
casi esto mismo y puesto que se toma por base el
presupuesto del año 26, debe ponerseles 166 pesos.
Sr. Elizalde.—La Comision se ha ocupado algo
de la cantidad que se asigna álos empleados y
ha encontrado que el sueldo es bastante regular.
Cada Secretario tiene por este presupuesto 150
pesos al mes y que calculandosé las onzas á 17
pesos fuertes y 25 pesos papel por cada fuerte,
viene á resultar que cada Secretario recibe aliñes.
 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Marmol.— No me haga esa cuenta.
Sr. Elizalde.—Es la que tengo que hacer y le
estoy diciendo al Sr. Diputado que calculando á
25 pesos papel, vienen á recibir los Secretarios
8750 pesos. Si se calcula á 20 pesos vendrian á
recibir 3,000 y los Secretarios de las Cámaras
Provinciales tenian solo 2,200. De manera que
cree la Comision suficiente sueldo. Lo que mas
conveniente seria aumentar es el sueldo de los
Taquigrafos, pero teniendo presente que los ac
tuales son al mismo tiempo de la otra Cámara y
teniendo presente que durante el resto del año
reciben su sueldo, ha creido conveniente mante
ner el que se fija. Yo creo que es bastante lo
fijado.
Sr. Garda (D. P.)—Podia votarse.
&r. Marmol.—El Sr. Miembro de la Comision
toma por base el precio del oro en este momento,
pero es preciso que se tenga presente que este es
un precio violento, de circunstancias especiales y
que los trabajos del Gobierno hoy existente en
esta localidad como es probable que lo sea del
Gk>bierno Nacional, son tendentes á levantar el
crédito del papel moneda en Buenos Aires, cosa
en que está interesado, no solo el pueblo, sinó la
Nacion y el Sr. Diputado sabe que se está discu
tiendo en las Comisiones de las Cámaras Provin
ciales un proyecto tendente á dar mayor valor a^
papel. No me tome por base la onza á 430 pesos
cuando sabe
Sr. Elizalde.—La base de la Comision es 20
por uno.
Sr. Marmol.—Yo habia entendido 25.
Sr. Elizalde.—Ademas no pueden bajar mu
cho las onzas.
Sr. Marmol.—Hay que tener presen te una cosa
El dinero hoy no vale, ni aqui ni en todo el mun
do, lo que valia ahora 10 anos, y disminuye su
yalor cada vez mas. Ahora vale un 24 p§ me
nos de lo que valia el año 35. Asi no se encuen
tra un hombre que diera materialmente hablando
mas de 15 duros por una onza de oro. Es nomi
nal, pues, el precio de 17 pesos. Ahora mismo
en el asunto del presupuesto en Francia el Sr.
Fould ha sostenido que no ha aumentado porque
los 1,500 millones del presupuesto actual equi
valen á los 1,200 del año 35. La vida en Buenos
Aires es cada dia mas cara. Los que estamos
al frente de las familias lo sabemos bien, no los
solteros. Buenos Aires es quiza uno de los pai
ses mas caros del mundo y creo que toda vez que
podamos dotar á nuestros empleados de una
manera que les dé una vida decente, aunque mo
desta y los ponga á cubierta de toda tentacion.
306
Sr. Elizalde.—Los Secretarios estan libres.
Sr. Marmol.—No me refiero á los Sres. Secre"
tarios. Hablo en general. Un Tesorero que
tiene en Buenos Aires los caudales públicos.
Sr. Elizalde.—Creia que se referia el Sr. Di
putado á los empleados de la Cámara.
Sr. Marmol.—Creia mal, me refiero á todos
los empleados.
Yo digo que no comprendo porque esta base
tan pobre y tan pequeña. El año 26 los Secre
tarios tenian una onza mas y entonces valian los
articulos de consumo un 30 pp§ menos. ¿Por
que hemos de ser menos generosos que el Congre
so del año 26. Yo opino porque se dé la misma
cantidad que en 1826.
Sr. Alsina.—Pido la palabra para observar
apoyando la indicacion que los Secretarios de la
Cámara tienen una atribucion mas ó deber por
el Reglamento, me parece cual es el correr con
la distribucion de las dietas de los Sres. Diputado».
Esto importa, hasta cierto punto imponerles una
obligacion para lo que no hay compensacion
alguna, tienen que distribuir 400 y tantos mil
pesos mensuales.
Es sabido que cuando se corre con esta clase
de caudales se dá alguna cantidad para perdidas.
Asi yo estaré por que se les aumente el sueldo.
Sr. Quintana.—Yo estoy de acuerdo con la
idea emitida por elSr. Diputado por Buenos Ai
res que propone dar á los Secretarios el mismo
sueldo que gozaban en 1826 y ampliando su mo
cion lahago estensiva á todos los demas empleados.
Sr. Marmol.—Esa es mi proposicion.
Sr. Quintana.-Esta.moB de acuerdo: yo laapoyo.
Sr. Bedoya.—Yo pido la palabra para apoyar
la indicacion hecha.
Sr. Gyrda (D. P.)—Como miembro de la Co
mision yo acepto la indicacion del Sr. Diputado
por Buenos Aires tanto para los Secretarios como
para todos los demas empleados. Hay equidad
en eso y no debemos hacer cuestion sobre canti
dades tan pequeñas.
Sr. Elisalde.—No tengo inconveniente es tan-
poca cosa.
Sr. Quintana.—Respecto á Taquigrafos no
hay nada en el presupuesto del año 26, por conse
cuencia no estan comprendidos en la mocion que
hemos apoyado hago mocion para que en lugar
de 90 pesos sean 100 los que seles asigne (apoyado)
Sr. Presidente.—Como se habla de votar el
presupuesto del año 26, en él hay dos oficiales de
sala y en cuanto á la ordenanza tambien hay una
diferencia de diez pesos.
Sr. Elizalde.—Que le hemos de hacer.
206 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862.
Sr. Marmol.—Habla el presupuesto de un ofi
cial de sala y ya tenemos por lo que se ha leido
que el Senado ha nombrado dos oficiales y ha
hecho mny bien. Toda la vida hemos visto dos
oficiales de sala en Buenos Aires sea en las Cá
maras Nacionales ó Provinciales, y recuerdo que
en la Cámara de 1 840, que fué la primera á que
por mi desgracia asisti, vi, y me lo han repetido
los ancianos, los dos oficiales sentados para aten
der á todo lo que se necesitaba. Un oficial de
sala es muy poco. ¿Si se enferma quien cuida de
lo que se pueda ofrecer? Los Secretarios no de
ben bajar de su puesto y ha sucedido, no ha mu'
chos dias que un Senador tenia un papel y se-an-
daba buscando quien lo venia á recibir y los Se"
¿retarios hicieron bien en no bajar, habloen cuan
to á su deber oficial, no en cuanto á su deber de
civilidad, pero el resultado fué que se tuvo al Se
nador con su papel en la mano durante 10 ó 15
minutos, mientras se buscaba un oficial. Ahi
al lado de los Secretarios deben estar siempre para
lo que se ofrezca. Yo digo, pues, que deben ser
dos, como han sido toda la vida y poruna sencilla
razon, por que tiene que haber siempre una per
sona á disposicion de los Sres. Diputados para
mandar cualqiiier cosa, para mandar al interior
de la casa. Yo quiero restablecer la tradicion
del servicio de las Cámaras y Congreso anterior.
(Apoyado.)
Kr. Cabral.—Bien se votará por partes.
f}r. Presidente.—Como la Comision ha acep
tado todas las mociones.
Sr. Ci/oit.—Seria preciso leer todo el articulo.
Preguntaria á la Comision si las atribuciones
del portero son especiales á la Cámara de Dipu
tados ó pertenecen tambien al Senado.
Sr. Presidente.—Tiene una pequeña retribu
cion por el Senado. Se leerá el articulo todo. (Se
leyó.)
Sr. Marmol.—Yo he propuesto dos oficiales
de sala.
Sr. E-Azalde.—Si señor se acepta, ya que se
toma por base el presupuesto del año 26.
Sr. Presidente.—El año 26habia una ordenan
za, ahora se ponen dos.
Sr. Alsina.—El Sr. Presidente está tomando
parte en el debate.
Sr. JSlisalde.—Yo le observo á la vez que en
el presupuesto presentado por el Sr. Presidente
estaban las dos ordenanzas.
Sr. Presidente.—El oficial 3.° y los dos oficiales
de sala vienen á quedar con el mismo sueldo.
(Se signió leyendo el articulo.)
Sr. Alsina.—Esa igualdad entre los sueldos
no me parece razonable; el oficial 3.° tiene atri
buciones muy distintas á las de los oficiales de
sala.
Sr. Elizalde.—Que se le ponga 60 pesos. (Apo
yado.)
Sr. Alsina.—Mas bien eso.
Sr. Granel.—Veo que en las modificaciones
que se -han hecho al presupuesto presentado hay
una que hacer todavia. A los Taquigrafos no
se les ha aumentado en relacion con los aumen
tos hechos sin embargo que á los Sres. Secretarios
se les ha puesto una onza de oro mas y á los Ta
quigrafos solo ....
Sr. Quintana.—Esta en proporcion.
Sr. Granel.—Es preciso tener en vista una
consideracion yes que tienen una obligacion mas
la de asistir á las Sesiones secretas, cosa á que no
estaban obligados en las Cámaras Provinciales.
Sr. Elizalde.—Yo creo que están bien con la
asignacion que se les ha señalado. Hay que te
nerse presente que las actuales son de las doa
Cámaras y que por consiguiente reciben dos suel
dos y que no trabajan en los 7 meses del año
que no funcionan las Cámaras.
Sr. Oroño.—Como he de votar en favor del
proyecto, voy á esplicar como lo he de hacer.
Estol conforme en lo que tiene relacion con
oficiales 1.° 2.° no asi en lo que tiene relacion con
los de sala. Entiendo que bastaria los que tiene
ya el Senado poniendose de acuerdo los Presiden
tes. Seria mejor aumentarles el sueldo que crear
mas plazas. Lo mismo digo del portero.
Sr. Marmol.—Es preciso observar que noso
tros estamos haciendo una cosa contraria á nues
tra obligacion por efecto de las circunstancias.
Las Cámaras debian funcionar en locales se>l
parados y todo lo que hagamos debe ser calculado
sobre esa base, por que estamos defraudando al
pais de la mitad del trabajo que nos impone^
Cinco meses de trabajo son los que se nos im.
ponen, entretanto solo trábajamos dos meses y
medio por efecto de estar las dos Cámaras en un
mismo local. Por consiguiente es en ese senti
do que vamos separando, por que no se puede
marchar asi.
Sr. Oroño.—Entonces estaria bien. Dado el pun.
to por suficientemente discutido se aprobo el art.
1.° por afirmativa general, entrando en seguida
á discusion el art. 2.°
Sr. Alsina-—¿Cuales son los gastos comunes á
ambas Cámaras?
Sr. Elisalde.—Varios, el alunbrado á gaz por
ejemplo-
Sr. Marmol.—Quiere tener la bondad de vol
ver á leer el Sr.Secretario, (se leyó.)
 SESIÓN DEL 23 DE JUNIO DE 1862. 207
No hay gastos comunes á ambas Cámaras; el Cerrada la discusion se aprobaron por afirma-
mismo gaz, no es gasto que lo debemos presuponer tiva general los articulos 2.° y 3.° del presupuesto,
nosotros. Los dueños de casa cuando lo convi quedando sancionado asi.
dan á uno para una reunion alumbran y pagan. Presupuesto ¿le la Secretaria de la Cámara «fe
Sr. Elizalde.—Puede ponerse gastos eventua Diputados de la Nacion.
les.
Sr. Marmol.—Asi es 100 pesos, y aun es muy Al mes al aflo
Dos Secretarios con 166 f al mes 333 $ 4,000
poco, por que en sesiones como las que hemos te
Un Oficial 1.° 100 1,200
nido hasta las 9 de la noche, el Sr. Presidente ha
Un idem 2.° 66 f 800
debido mandar á una fiambreria á traer un.o pas-
Un idem 3.° 60 720
telitos .... Dos Oficiales de sala y auxiliares
Sr. Presidente.—Llamo al órden al Sr. Dipu.
de la Secretaria con 50 100 1,200
tado; es preciso que no se convierta esto en cha
Dos Taquigrafos con 100 200 2,400
cota. Un Portero 30 360
Sr. Marmol.—Yo no he dicho que vaya á com
Dos ordenanzas con 20 pesos uno 40 480
prarlos el Sr. Presidente, he dicho que ha debido
Art. 2.° Asignase para gastos las
mandar. Yo no soy capaz de decir una groseria.
siguientes partidas.
Sr. Presidente.—Al órden.
Impresiones y diario de sesiones. 290 3,480
Sr. Marmol.—Estoy en la cuestion.
•Gastos eventuales 100 1,200
Sr. Presidente.—Que decida la Cámara.
ídem de escritorio 15 180
Sr. l'lizalde.—Vamos á acabar ponganse 100
pesos. 1,335 16,020
Sr. Marmol,—Cuando estemos en una larga
sesion, que mande el Sr. Presidente .... Art. 3.° Comuniquese al E. del P.
Sr. Presidente.—O que cada Diputado saque E. Nacional.
-le su bolsillo. Se levantó la sesion á las 4 ^ de la tarde.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA MCM
Mim. 11.

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 4 DE JULIO DE 1862

PRESIDE*TE. En Buenos Airea á 4 de Ju. Sr. Presidente.—Si no hay inconveniente se

Albarclloc. lio de 1862, reunidos en su hará como propone el Sr. Diputado.
Alstna.
Agnlrre.
sala de sesiones los Sres. Di Sr. Garda (D. P.)—Creo que lo que corres
Bedoya. putados (del margen) el Sr. ponde es integrar la Comision de Hacienda, no
Blance. agregarle otra. Asuntos de esta clase hemos de
Cabral.
Presidente proclamó abierta
Cantilo. la sesion. Leida, aprobada. tener todos los dias. No veo que haya tanta gra
ClTlt.
Castro. y firmada el acta de la ante, vedad pues, solo se trata de arreglos de Aduana
Ellzalde rior se dió cuenta de los asun que piensan hacerse. Debe, pues, solamente
Carola (J . A.)
García (P.) tos entrados: consistentes en integrarse la Comision.
Goroitlaga (B.) un acuse de recibo del P. E. Sr. Cantilo.—Como la integracion de las Co
Goroatlaga (L.)
Grauel. N. á la nota en que se le comu misiones ha quedado aplazada hasta que esté
Gutiérrez. nicó que la Cámara habia completo el número de Srs. Diputados y como
H>arra.
Laprtda. aprobado los diplomas de los faltan todavia 16 ó 18, por lo que solo se han re
Lezama. Sres. Ortiz y Zubiria Diputa ducido las Comisiones á dos ó tres miembros, es
montes de Oca.-
Obligado (A. C.) dos electos por la Provincia por lo que yo pedia la reunion de las dos Comi
Ortlz. de San Luis, otro acuse de siones ....
Oroño.
Padilla. recibo á la ley del Congreso Sr. Garcia (D. P.)—Pero entonces lo que co-
Quintana. ordenando la eleccion de Pre raesponde es que se integren con el número de 3.
Rulz norenOi
l"rlburu. sidente y Vice-Presidente de Sr. Presidente.—Asi está hecho.
Vlllanucva. la República y de un proyecto Sr. Garda.—Entonces no hay lugar á integrar
Zabaleta.
Zuilrla. •'- sobre uniformidad de las leyes las. Yo creia que faltaba alguno de los 3 miem
CON AVISO. aduaneras. bros.
Del Rio.
Marmol. Los dos primeros fueron Si. Cantilo.—Segun el reglamento, las Comi-
destinados al archivo, y el último á la Comision siones deben ser de 5; hoy estan formadas solo de
de Hacienda. 3. Habia considerado que la importancia de es
Sr. Cantilo.—Me parece que por la gravedad te asunto exijia que hubieran mas miembros pa
del asunto y puesto que la Comision de Hacienda ra despacharlos y aconsejasen ála Cámara sobre
no está integrada, habria conveniencia en que se él, y por eso pedia la reunion de las dos Comisio
pasase á dos Comisiones el proyecto que se acaba nes.
de leer; á la de Hacienda asociada de la de Legisla- Sr. Albarelloa.—Si la Comision de Hacienda
cion. no manifiesta dificultades para el despacho de
A mi juicio es de gran trascendencia para este asunto. ¿Que necesidad hay de aumentar la
merecer este procedimiento, tanto mas cuanto que Comision? Ella se creéra suficiente para despa
a Comision de Hacienda no se halla integrada y char.
en el asunto se versan materias en las que ten Sr. Obligado.—La Comision de Hacienda no
dria que entender la Comision de Legislacion. puede manifestar pensamiento alguno, desde
28
210 SESIÓN DEL 4 DE JULIO DE 1862.
que nadie puede hablar en su nombre. Por lo Sr. Albarellos.—La Comision dirá si necesita
que hace á mi no me opondria á que se aumenta ausilio.
se el numero de los miembros de la Comision
Sr. Presidente.—Sino hay otra observacion se
proporcionandoles mas luces.
Sr. Quintana.—Creo que no ha sido apoyada levantara la sesion.
la mocion. Se levantó la sesion á las 2 de la tarde;
CAMAEA DE DIPUTADOS DE LA MCM
Núm.

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 11 DE JULIO DE 1862

PRESIDENTE. En Buenos Aires á 11 de brarse una Comision especial ó por lo menos au.
Alslim. Julio de 1862, reunidos en su mentarse el número de la de Negocios Constitu
Albarelloi.
AffiUrre. sala de sesiones los Sres. Di cionales. No son mas que tres los miembros que
Bedoya. putados (del margen) el Sr. la componen y en el Senado se aumentó hasta 7
Blanco.
Cabra!. Presidente proclamó abierta su número, por la naturaleza misma del asunto.
c antilo. la sesion. Leida, aprobada y Este procedimiento es perfectamente reglamen.
ClTtt.
Castro. firmada el acta dé la anterior tario. Yo indicaria, pues que cuando menos, se
EUzaldc. se dió cuenta de los asuntos aumente hasta 7 el número de los Sres. de la
García ( J. A.J
García (P.) entrados á saber. De una no Comision.
Gorostlaga B. ta del Presidente del Senado
Goroitlaga f L.) Sr. Montes de Oca.—Yo habia pedido la pala
Ibnrrn. .¿q acompañando el proyecto so.
Laprltlit.
bra para decir exactamente lo mismo.
bre Capital sancionado por
Lezanin. Sr. Presidente.—La Cámara dirá si ese nom
marmol. aquella Cámara, de otra nota
montes de Oca.
bramiento se ha de hacer por el Presidente.
del mismo acompañando el
Obligado (A. C.) Sr. Marmol.—Hay tres proposiciones, Sr. Pre
Oroño. presupuesto de sueldos y gas
Orttic. tos de la Secretaria de esta Cá sidente una, si se ha de aumentar la Co.
Padilla. mision actual de Negocios Constitucionales-
Quintana. mara, con la adicion de un
Torrent. art. 3.° referente á la manera otra si se ha de integrar hasta el número de 7
l"rlbllrtl.
de hacer el pago de los sueldos y la última, si se ha de nombrar una Comision
VilIanneva.
Zavaleta. y el presupuesto sancionado especial para este asunto. La que yo apoyo es
Zubliia. esta ultima, nola de -integrar la Comision exis.
CON AVISO por la misma Cámara, deter
Del|RJo minando los sueldos y gastos tente, hasta el número de 7 Diputados sinó que
Gutierre*. se nombre por el Sr. Presidente, una Comision
Granel. de su Secretaria. Se dió tam
bien cuenta del despacho de la Comision de Ha especial (apoyado.)
cienda en el proyecto relativo á las Aduanas Na Sr. Cantilo.—De acuerdo con la necesidad de
cionales. El primero fué destinado á la Comi aumentar el número de la Comision, que haya de
sion de Negocios Constitucionales y los dos ulti dictaminar en este asunto, propongo que se asocie
mos á la Comision de Hacienda. la de Lejislacion, á la de Negocios Constitucio
Sr. Presidente.—La Cámara resolverá si este nales. Son Comisiones que se tocan, en cierto
proyecto de federalizacion de la Provincia de modo, con relacion al fondo del asunto. De
Buenos Aires debe pasar á la Comision de Nego manera que estamos de acuerdo en que se au
cios Constitucionales ó si se ha de nombrar una mente el número de Sres. que han de dictaminar
Comision especial para que sobre él dictamine. sobre este proyecto y yo hago indicacion para que
Sr. Elizalde.—Parece que debe pasar á la ee reunan las dos Comisiones que he indicado
Comision de Negocios Constitucionales. Sr. Presidente.—Se votaran las indicaciones
Sr. Obligado (D. A. £7.)-Yo creo que debe nom- por su órden.
 212 SESIÓN DEL 11 DE JULIO DE 1862.
Sr. Obligado (D. A. C^Para evitar que haya
tantas proposiciones que votar, yo indicaria que
se nombrara una Comision especial (apoyado.)
Sr. Mizalde.—No veo la necesidad de nom
brar una Comision especial. Desde que estan
nombradas todas las quo el Reglamento señala/
los asuntos que entran á la Cámara pasan á la
respectiva. Este proyecto está en las mismas
condiciones que el que pasó, en sesiones anterio
res, á la Comision de Hacienda. Tan grave es
uno como otro y no comprendo la necesidad de
nombrar una Comision especial.
Sr. Ruiz Moreno.—El Reglamento mismo au
toriza, la mocion que se acaba de hacer, cuando
la Cámara lo crea conveniente: y en cuanto á la
importancia del asunto, no puede ser mayor ....
Sr. Elizalde.—No niego el derecho.
Sr. Ruiz Moreno.—Y la conveniencia me
parece palpitante, desde que el asunto es sinó el
mas importante,- al menos uno de los mas impor
tantes que han de ocupar la atencion del Con
greso. En el Senado se nombró una Comision
especial, apesar de existir las ordinarias.
Sr. Elizalde.—No las habia; se nombró la Co
mision especial antes de serlo las otras.
Sr. Ruiz Moreno.—Ademas este asunto es de
una naturaleza mista; comprende varios ramos,
al menos, á estar al proyecto sancionado por el
Senado, puesto que no se trata solamente, de la
cuestion capital, sino tambien respesito á la situa
cion que debe tener en adelante la Provincia de
Buenos Aires; del mismo modo que sobre los es
tablecimientos que le son especiales; todo lo que,
abraza distintos ramos.
Sr. Presidente.—Se votará la primera propo
sicion; si se ha de nombrar una Comision espe
cial.
Sr. Garda (D. J. A.)—La primera proposi
cion no es esa.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Yo la retiro y sos
tengo solamente la segunda.
Sr. Garda (D. J. A.)—No la puede retirar
sin permiso de la Cámara.
Sr. Obligado (D. A. C.)—He dicho; ó integrese
la Comision, ó nombrese una especial; de mane
ra que lo que se ha apoyado es la idea general.
Sr. Presidente.—Se votará.
Puesta á votacion la siguiente proposicion; si
se ha de nombrar ó no una Comision, que dicta
mine sobre este asunto; fué desechada por nega-
3;[nva de 18 contra 9. En seguida fué sancionada
•° pgr lO votos contra 8 la de aumentar hasta 7 el
:-"'Mífi8rB-:8e los Srs. que componian la Comision
de Negocios Constitucionales.
Sr. Elizalde.—Yo hago indicacion ahora para
que estos cuatros Diputados sean nombrados por
la Cámara. (Apoyado.)
Sr. Presidente.—Se votará tambien.
Sr. Garda (D. P.)—No hay necesidad de vo
tar, esto corresponde ála Cámara.
Sr. Obligado (D. A. C.)—El nombramiento
de las Comisiones corresponde al Presidente.
Sr. Garda. (D. P.)—Corresponde á la Cáma
ra y el Presidente necesita autorizacion de la
misma para nombrar una Comision especial.
Sr. Cabral.—Esta no es especial.
Sr.Elizalde.—Yo creo que es necesario una
votacion de la Cámara.
Sr. Presidente.—Una votacion lo decidirá.
Sr. Alsina.—Es decir que vá á ser una Comi
sion muy particular; una parte nombrada por la
Cámara y otra por el Presidente.
Sr. Elizalde.—Es por que nunca se ha visto
que se aumenten las Comisiones-
Sr. Alsina—Al contrario es lo que se ha visto
siempre, lo que no se ha visto es lo que se aca
ba de proponer ....
Sr. Elizalde.—Poco importa.
Sr. Alsina.—No digo lo que importe, sinó lo
ridiculo de la cosa.
Puesto á votacion si la Cámara habia de hacer
el nombramiento de los 4 Diputados para aumen
tar la Comision, asi se resolvió por 19 votos con1
tra8.
Sr. Ruiz Moreno.—¿Se sirve decir el Sr. Se
cretario, cuales son los miembros que componen
la Comision de Negocios Constitucionales?
Sr. Secretario.—Los Sres. Torrent, Oroño y
Gutierrez.
En seguida fueron nombrados los Sres. Elizal
de, Uriburu, Gorostiaga y Mármol.
Prosiguióse dando cuenta de los asuntos entra
dos: se leyó el proyecto de presupuesto de la Cá
mara de Diputados con la modificacion introdu
cida por la de Senadores.
Sr. Presidente.—No sé si esto debe pasar á la
Comision por la modificacion que trae.
Sr. Garda (D. P.)—Tiene que volver á la
Comision.
Sr. Cantilo.—O tratarse sobre tablas.
Sr. Obligado (D. A. (7.)—La comision puede
despachar en cuarto intermedio.
Sr. Presidente.—Pasará á la Comision la que
luego en cuarto intermedio despachará.
Iba á preguntar á la Cámara si quiere consi
derar ya los asuntos impresos ó si se han de seña-
lar para la órden del di a de la próxima sesion.
 SESIÓN DEL 11 DE JULIO DE 1862.
Sr. Garcia (D. P.)—Que se fije para la órden
del dia de la 1.a reunion.
Sr. Elizalde.—Desearia preguntar si no está
impreso el proyecto remitido por el Poder Eje
cutivo.
Sr. Atsina.—Alú está, al final.
Sr. Presidente. —Se fijará para la órden del
dia de la sesion próxima.
Un Sr. Diputado por Catamarca ha presentado
BUS diplomas, de manera que en un cuarto inter
medio podria despachar la Comision.
Desearia observar algo antes de pasar á cuarto
intermedio. Una de las atribuciones del Presi
dente es, contratar la publicacion del diario en
que deben publicarse las sesiones y tambien el
diario anual de las mismas. Para lo primero, se
encuentran varias dificultades siendo la primera,
la no devolucion, por los Sres. Diputados de los
disciirsos dentro de las 48 horas y tambien el no
poder repartirse, por que delos diarios que exis-
ten, ninguno quiere hacerse cargo, de ese trabajo'
Si á la Cámara le parece podria suspenderse cía
publicacion y proceder inmediatamente á la otra.
Sr. Canillo.—Es lo único que queda quehacer.
El objeto que tuvo la Comision del Reglamento
al establecer esa condicion, esc deber, era que
no se demorase la circulacion de los discursos
hasta que se hiciese el diario de sesiones que vie
ne despues de cerrado el periodo Lcjislativo y
para que el pais conociese lo que el Congreso
resuelve.
Si: Presidente.—Hay algunos inconvenientes.
Sr. Canillo.—Yo creo que la Cámara no ten
drá dificultad en aprobar la indicacion del Sr.
Presidente.
Sr. Presidente.—Se procederá á contratar la
impresion del diario de sesiones y mas tarde se
verá lo que se ha de hacer sobre la publicacion
periódica.
Pasaremos á cuarto intermedio. (Asi se veri
ficó.)
Vueltos los Sres. Diputados se dió cuenta del
despacho de la Comision de Haciendo, relativa
mente á la modificacion propuesta por la Cámara
de Senadores al presupuesto de la de Diputados
que es la siguiente.
Art. 3.° Los sueldos y gastos de los anteriores
articulos seran pagados en moneda corriente de
Buenos Aires, á razon de 20 por uno.
Sr. Gorostiaya.—La Comision de Hacienda,
Sr. Presidente no ha trepidado en aconsejar á la
Cámara la adopcion del articulo agregado por el
Senado, en el proyecto de ley sancionado en esta
Cámara, sobre sueldos y gastos de su Secretaria,
213
Las rentas con que se atiende, por ahora, á los
gastos Nacionales, consisten en el papel moneda
de Buenos Aires. Nada mas justo que el Go
bierno satisfaga sus gastos en la misma especie de
moneda en que percibe sus rentas; y en la necesi
dad de fijar un cambio, para arreglar su conta
bilidad, para poder arreglar su presupuesto y
equilibrar sus rentas con sus gastos, nada mas
conveniente tambien, que fijar su cambio. Este
á primera vista, parece menor que el corriente de
plaza, pero sin embargo, es el precio en que se ha
fijado el Gobierno y tambien, la Comision de
Hacienda de esta Cámara, en el proyecto de ley/
sobre Aduanas Nacionales, que está á la órden del
dia de la próxima sesion. ,
Sr. lluiz Moreno.—He de votar en contra de
la adicion propuesta por el Senado. La hallo
poco equitativa y sumamente perjudicial para
los empleados. Por ella viene á hacerse una
escepcion á la regla general, para el pago de los
emplea"doscn la Provincia de Buenos Aires. Se
aduce como razon para esto, que es el precio, rela
tivo á la moneda de oro, en que se ha fijado el
Gobierno, y la Comision de Hacienda en el pro
yecto que pronto entrará á discusion. Verdad
es que era necesario y conveniente fijar un tipo,
un precio, en el que debian abonarse los derechos
de Aduana, pero esto no es una razon para que á
esa disposicion se ajuste el pago de los empleados
de Secretaria. Si como sucede actualmente el
papel moneda viene á estar en depreciacion
considerable, respecto al peso fuerte ú onza de
oro, y en vez de estar á 20 pesos por 1, está á 25
ó 30, los empleados recibiran una tercera parte
del sueldo asignado y con ellos se viene á hacer
una escepcion odiosa, respecto á los sueldos de
los demas empleados de la Provincia y relativa
mente tambien con los Diputados de la Nacion,
á quienes se les paga segun el precio corriente
del metálico en plaza. De otra manera, se dismi
nuiran mucho los sueldos. Yo no veo absoluta
mente razon algun a para que la Cámara sancione
la adicion hecha por el Senado. Si este reputa
exesivos los sueldos, que proponga las diminu
ciones que juzgue conveniente, pero no una dis
posicion que es muy odiosa y perjudicial á los
intereses de los empleados.
Yo por estas consideraciones he de votar en
contra de la modificacion propuesta por el Se
nado.
Sr. Gorostiaga.—Quiero contestar á una ob
servacion que acaba de hacer un Sr. Diputado
por Entre RioS, respecto á la odiosidad de este
articulo adicional, creyendolo limitado á los gas
 SESIÓN DEL 11 DE JULIO DE 1862.
tos y Bueldosdo las Secretarias de las Cámaras
porque no es asi. Esta base para convertir, los
eneldos en metalico, á papel moneda, á razon de
veinte por uno, es la misma en que se ha fijado
el Gobierno para el pago de todos los sueldos esta-
blecidos á metálico. Si se ha comenzado por
los sueldos y gastos de las Secretarias de las Cá
maras, mañana vendrá un proyecto de ley para
que todos los sueldos se paguen de la misma
manera.
Respecto de lo que se ha dicho relativamente
al pago de los sueldos de los empleados de la Pro
vincia, no puede establecerse comparacion. Los
empleados de la Provincia reciben su sueldo en
papel moneda y por consecuencia, ellos son los
que sufren cuando el papel moneda se deprime.
Un empleado por ejemplo, que gozaba 2,000 pe
sos, de la moneda de Buenos Aires, y que equi
valian á 100 patacones cuando el cambio es alto
recibe menos de esos 100 patacones, cuando está
bajo aunque nominalmente recibe siempre 2,000
pesos. Mientras tauto á los que se les abona en
metálico no les sucede lo mismo; no tienen que
temer las oscilaciones del cambio, pues, reciben
su sueldo á razon del cambio del dia en que se
verifica el pago. Pero este procedimiento traeria
un desorden rentistico considerable. El Gobierno
no podria calcular sus rentas con sus gastos y des
de que lasprimeras son pagadas en papel moneda,
desde que se admita esa moneda, en pago de im
puestos, á razon de veinte por uno no hay injus
ticia en que se acepte esta misma base para pagar
los sueldos de la Secretaria.
Sr. Ruiz Moreno. —Todavia no está sancionado
ese proyecto.
iS/v Gorostiaga.—Pero yo trato de probar,
como es que no hay una escepcion odiosa, al fijar
que los sueldos, de los empleados de la Secretaria
fuesen pagados al veinte por uno. Esto es lo
que he querido decir.
Sr. Marmol.—Yo no creo que en la mente
del Senado,ó en la de la Comision haya existido
la idea de hacer una escepcion odiosa con estos
empleados, pero se han puesto en un caso futuro,
el de que habla el proyecto repartido y que como
ha dicho muy bien un Sr. Diputado por Entre
Rios, no sabemos Bi pasará, ó si será sancionado.
Hay varias consideraciones, ademas de las es
puestas por el Sr. Diputado que he nombrado,
para rechazar esta modificacion introducida por
el Senado.
En primer, lugar, Sr. es lo que tiene de ilusorio
ese cambio en general, y lo que tiene de dañino
en particular. Dañino en particular, porque
perjudica á los empleados, é ilusorio en general>,
porque todos sabemos que es incierto que un
patacon se pueda encontrar por veinte pesos.
No está á discrecion de los Gobiernos, el dar al
metalico el valor que quieran que tenga en papel
No señor. El Gobierno puede decir: yo pa^o
en plata á razon de tantos pesos papel por onza,
y recibo la moneda del mismo modo, pero el
comerciante es libre de pagaren metálico ó en
papel al precio fijado; y por cierto que cuando se
diga los derechos de Aduana pueden pagarse en
plata, ó en papel moneda á razon de veinte por
uno, el comerciante ha de preferir este último me
dio. Pero, al empleado no se le deja esta alter
nativa. Si el Gobierno le dijese: pago los suel
dos en metálico, ó á razon de veinte por uno,
buen cuidado tendria el empleado, de ir á recibir
el suyo en la moneda que mas le conviene. De
otro modo. ¿Que queda de la ley que asigna á
un empleado 100 pesos fuertes, si en realidad no
recibe sinó 75 á 80 pues que haciendoseles el pa
go del modo que se propone, se le rebaja un 20
p£¡ ? Asi pues, el empleado que goza 100 pesos
de sueldo no recibe sinó 75 ú 80, de manera que
se viene á hacer una reforma considerable en los
sueldos y de una manera inusitada. Se trata
ahora de los empleados de esta Cámara, pero yo
digo lo mismo de todos los de la administracion.
El Gobierno no puede fijar el valor del oro; es
quitar, repito, un 20 pg á los sueldos, y no hay
razon alguna para creer que el oro, por mas pro
yectos que sS esten haciendo, ha de bajar al pre
cio de 320 pesos por onza. He oido á personas
muy competentes (porque yo estoy muy lejos de
serlo) que es una de tantas ilusiones que se forman.
El Gobierno de Buenos Aires no ha de conseguir
fijar el valor del oro, sinó poniendo un Banco,
que descuente á la vista el papel moneda. Con
decretos no se ha de obligar al comercio á que
pague el oro por tal ó cual precio.
Yo creo que esto importa una rebaja de un 20
p§ y no dandose razon alguna para hacer tal
cosa, no estando aun votado el sistema general á
que ha aludido el Sr. miembro de la Comision
juzgo que la Cámara no debe aceptar la modifica
cion, enviada por la Cámara de Senadores. No
hablemos de que esto se igualará en adelante,
puesto que los proyectos á que se ha aludido, pue
den, ó no, ser sancionados.
Sr. Gorostiaga.—Oidas las observaciones, muy
atendibles que acaba de hacer el Sr. Diputado por
Buenos Aires, por mi parte, como miembro de la
Comision, no tendria inconveniente en que este
asunto se aplazase, para tomarlo en consideracion
 SESIÓN DEL 11 DE JULIO DE 1862. 213
despues de discutida y sancionada la ley de vayan hasta el punto de obligar al Gobierno á
Aduana, donde se encuentra esa base para la que pague en metálico, cuando se le abonan sus
conversion del metálico en papel moneda. El rentas en papel moneda. La observacion, co
pago de los sueldos y gastos Nacionales á razon mo se ha de hacer la conversion del metálico; y
de veinte por uno, forma parte muy principal de como esta base se vá á discutir el lunes, me pare
* un sistema general. De manera que discutiendolo, ce que no hay inconveniente, en demorar hasta
oyendo al Sr. Ministro de Hacienda que ha redac entonces la resolucion de la modificacion pro
tado los proyectos, que se trataran bien pronto puesta por el Senado; tanto mas, cuanto que fal
despues, que se haya resuelto sobre ellos, pode ta oir alSr. Ministro de Hacienda, autor de la ba
mos mas tarde, tomar en consideracion lo relativo se fijada y cuyas razones será muy conveniente
á los presupuestos de los sueldos y gastos de las tener en consideracion.
Secretarias del Congreso. Sr. Ruiz Moreno.—No puede abrirse juicio
£r. Ruiz Moreno.—Se presenta un inconve sobre este proyecto: quien sabe si se admite.
niente, Sr. Presidente para proceder como lo ha ,Sr. Gorostiaga.—Psra. el lunes está fijada su
indicado el Sr. Diputado. Los empleados de la discusion.
Secretaria van á estar privados del pago de sus Sr. Ruiz Moreno.—Pero no será ley hasta que
sueldos, pues, la discusion del proyecto que está lo sancione el Senado.
repartido para el Mnss, vá á durar talvez una Sr. Gorostiaga,.—El lunes, repito, vamos á dis
semana en esta Cámara y otro tanto en la de Se cutir ese punto y me parece que no hay inconve
nadores. Van á trascurrir 15 dias, por lo menos mente en esperar hasta entonces, puesto que la
y entiendo que hasta hoy estos empleados no han demora no es grande. Pero si los Srs. Diputa
recibido sus sueldos. Asi, lo- que debia hacerse dos que quieren rechazar la adicion propuesta
es sancionarse hoy, lo que está determinado, lo por el Senado, insistiesen, yo pediria que se lla
que se practica respecto de las dietas de los Sres. mase al Sr. Ministro de Hacienda. Esto que pa
Diputados y Senadores y dentro de veinte dias, rece muy insignificante, forma la base de un sis
se resuelve otra cosa si se crée conveniente. tema de Gobierno en este momento, y no debe
Sr. Gorostiaga.—Mas se han de perjudicar los mos con observaciones muy á la ligera, tomar
empleados con rechazar este proyecto, pues, con una resolucion. Sobre todo, la base es, que los
ello se ha de retardar mas tiempo una resolucion sueldos en metálico se han de pagar, y deben pa
cualquiera. garse, en papel moneda, porque asi se recaudan
Sr. Marmol.—Será facil entendernos talvez. los impuestos que componen las rentas del Go
No creo que se ha de tardar tanto tiempo para bierno.
la discusion y sancion de los proyectos repartidos La cuestion está en que precio se ha de hacer
ó que formaran la órden del dia para la próxima. la conversion, si al veinte por uno, si al veinte y
Asi, lo que debe hacerse es, regular los sueldos cinco, ó al corriente de plaza, el dia del pago.
de los empleados de las Cámaras, como se hace Esto lo discutiremos el lunes y lo que entonces se
con las dietas, de los Diputados y Senadores a* resuelva se aplica á este caso.
Crogreso, es decir, al precio corriente del metá Sr. Obligado (D. A. £)—Sin desconocerla tai
lico. No creo que puedan hacerse observaciones erzade las razones que se han aducido en contra"
sobre este proceder, en el Senado, ni insistir en de la adicion hecha por el Senado en el presu
su anterior resolucion, desde que en la nota de puesto de esta Cámara, yo he de opinar, como
remision se espliquen las razones porque la Cá mi cólega-de la Comision de Hacienda, para que
mara de Diputados no ha aceptado aquella; des se aplace su discusion hasta que se considere el
de que se le diga que se espera sancionar el pro proyecto repartido. Esta reduccion de los suel-
yecto de ley relativo al cambio del metálico, para ¿os en metálico á papel, á razon de 20 por 1, está
incluir á estos empleades en el órden de los •n armonia con el plan general que el Gobierno
demas. Me parece que este temperamento con- ha concebido. El Sr. Ministro de Hacienda que
«lia todo. ha propuesto ese plan y que ha dado, en las reu
, >Sr. Gorostiaga,—Es, cuestion de mas ó menos niones de la Comision algunas de las razonep
tiempo, la fijacion de este punto. Se fijará el que para ello le han guiado, debe ser oido, y como
valor del peso fuerte al 20, al 25 ó al corriente de esto responde á un pensamiento general de Ja
plaza, para el pago de las contribuciones como administracion, bueno y conveniente es que espe
para el pago de los sueldos. No me parece que remos á oir las que el Gobierno tiene para pro*
l«a observaciones que hacen los Srs. Diputados poner esa resolucion.
 216 SESIÓN DEL 11 DE JULIO DE 1862.
Hay una consideracion que es muy grave y
que debe tenerse presente por la Cámara. Es
sabido que al mismo tiempo que estos sueldos es
tan calculados á metálico, la mayor parte de las
rentas se pagan por ahora, en moneda corriente.
De manera que el Gobierno no puede arreglar,
ni es posible hacerlo, hasta tanto que no se fije
una base de conversion, entre el metálico y la
moneda corriente. Esta consideracion, como lo
vé la Cámara, es de mucha importancia, y merece
un poco de detencion y estudio.
Creo, sobre todo, que estando pendiente el pro
yecto de ley de Aduana, en el que se trata de fi
jar una proporcion entre el papel moneda y el
oro, debemos esperar la resolucion que sobre ello
recaiga, y oir las razones del Sr. Ministro de Ha
cienda. La única objecion á este procedimiento
es la demora que sufrirá el pago de los sueldos
delos empleados de la Secretaria, pero ademas de
que ya el lunes próximo entra á discusion ese pro
yecto, mayor seria la que resultará desechando la
modificacion propuesta por el Senado, puesto que
tendria que volver á esa Cámara.
Yo reproduzco la indicacion para que se sus
penda la discusion de este asunto, hasta que se
haya sancionado el proyecto quo entra á discu-
cion el lunes próximo. (Apoyado.)
¿ir. Quintana.—Voy áproponei un medio, Sr.
Presidente que creo conciliará las diferentes opi
niones que acaban de manifestarse.
Es imposible desconocer las razones en que
todas ellas se apoyan. Hay efectivamente con
veniencia y hasta necesidad, de fijar la conversion
de los sueldos asignados en metálico, á papel mo
neda, de un modo seguro. Por otra parte, no
hay justicia tampoco en disminuir los sueldos
votados por la ley, por medio de esta conversion
j/ero de todas maneras el articulo cuya adopcion
se propone por la Comision de Hacienda, no pue-
de regir á los meses devengadosya, pues, la ley
solo rige para lo futuro, es decir para los meses
posteriores. Entonces, sin perjuicio de aplazar
para despues que se haya sancionado la ley de
Aduana, la consideracion de este articulo, podria
sancionarse ahora que se pagasen inmediata
mente los sueldos devengados ya, por los emplea,
dos de la Secretaria de la Cámara de Diputados
y que se continuasen pagando con arreglo al cor
riente de plaza, que es el mismo punto de partida
que se ha tomado, para el pago de los sueldos de
los Diputados que estamos aqui sentados, hasta la
resolucion definitiva.
Creo queasise conciliarian todas las opiniones.
tSr. Cantilo.—La indicacion que acaba de ha
cer el Sr. Diputado importa una sancion de las
Cámaras y como se ha reconocido el principio,
que esta es una ley que tiene que pasar por la do
ble discusion, no puedo aceptar la indicacion que
se propone, puesto que los mismos perjuicios que
estan sufriendo hoy los empleados, por la demorar
del pago de sus sueldos, van á proseguir por ese
procedimiento.
Sr. Quintana.—Yo creo que no sucederá. El
proyecto de ley que propongo, indudablemente
tiene que pasar á la sancion de la otra Cámara,
pero es que el no puede ofrecer dificultad alguna
mientras que el proyecto de ley de Aduana ha de
dar lugar áuna discusion detenida, tanto en esta
Cámara como en la otra. Asi, pues, repito que
esto me parece concilia todas las opiniones y no
se tiene que esperar ála resolucion del plan que
vá á desenvolverse en la ley de Aduana.
Sr. Aguirrc.—Pido Ja palabra con el objeto
de apoyar la indicacion de los Sres. Miembros
de la Comision, que piden el aplazamiento de
este asunto hasta qiie se resuelva, ó se sancione la
ley de Aduana. En cuanto á las observaciones
que acaba de hacer el Sr. Diputado que deja la
palabra, son enteramente inadmisibles. Es claro
que los Secretarios y demas empleados han de
recibir sus sueldos con arreglo á lo establecido
anteriormente, porque la ley, se refiere para en
adelante, no tiene efecto retroactivo. Todas las
observaciones que se han hecho, fuera del aplaza
miento, no tienen aplicacion. El aplazamiento
se ha dicho que será hasta el lunes en que se con
sidere la ley de Aduana y aun dado que se pro
longase un mes mas la discusion, con ello no reci
birian perjuicio los empleados, puesto que se les
abonarian sus sueldos hasta entonces, segun la
base actual. Y en cuanto á la demora, bastaria
una indicacion del Sr. Presidente.
Sr. Quintana.—No me ha entendido el Sr.
Diputado lo que hé dicho, sin duda porque no
me he esplicado bien y por eso ha indicado que
mis observaciones son inadmisibles. El Pres;.
dente no puede mandar nada. . . .
Sr. Aguirre—Hará una indicacion al Gobierno
Sr. Quintana.—No puede mandar nada, por
que no hay ley alguna sancionada, diciendo que
los empleados hayan de gozar de tal -y tal sueldo;
recien se está tratando de eso y como se han maní-
festado inconvenientes para admitir que la reduc
cion del metálico al papel moneda, sea de20por
1, desde que el mismo Sr. Diputado reconoce que
la resolucion que se tome no ha de afectar á los
sueldos devengados, no veo inconveniente para
que se sancione una ley provisoria diciendo: "loa
 SESIÓN DEL 11 DE JULIO DE 1862.
empleados gozaran de tales y cuales sueldos, los
que seran abonados segun el eorriente de plaza.''
Esto no importa prejuzgar sobre el plan general
de que se ha hablado.
Sr, Presidente.—Si me permiten los Sres. Di
putados propondria una idea que ya se ha pues
to en práctica para'obtener el pago de algunos
gastos. El Presidente se ha dirigido al P. E-
pidiendole una corta cantidad, á cargo de lo que
resultase en el presupuesto. Si la Cámara auto
rizara al Presidente, podria hacer lo mismo, res
pecto de los empleados de Secretaria, tomando
como base minima lo que en el articulo propone
el Senado, y despues se abonarian segun lo que
resultase.
Sr. Cantilo.—No tendria inconveniente en
prestar mi adhesion á lo que propone el Sr. Pre
sidente pero será me parece, despues que se haya
resuelto el punto de que nos ocupamos en este
momento. Aceptar la indicacion de que por
una ley especial y provisoria se designe el sueldo
de los empleados, seria desechar en el fondo, el
proyecto del Senado y ademas tendria el mismo
inconveniente de demora. Me parece que los
intereses se concillan, aplazando este asunto 4, C
ú 8 dias mas y en ese tiempo, el Sr. Presidente
puede poner en práctica lo que nos acaba de decir
&: Presidente.— Sancionar una ley es dese
char el proyecto del Senado y por eso he pro
puesto el procedimiento que he indicado.
AS'?: Garda (D. J. A.)—Me parece que la Cá
mara debe aceptar la indicacion que acaba de
hacer el Sr. Presidente de autorizarle para reca
bar del P. E. el dinero necesario, para atender á
217
esas premiosas necesidades, porque yo tambien
estoy por el aplazamiento de esta cuestion. El
aplazamiento no quiere decir que se sancione la
ley que se ha repartido para la próxima sesion,
no señor, sinó esperar á que se sancione este plan
de Hacienda, de que nos han hablado los Sres. de
la Comision y hasta que se determine por regla
general, como se han de pagar los sueldos que
estan asignados en metálico. El proyecto que
se ha repartido determina el modo como se han
de cobrar las contribuciones, pero eso no es bas
tante para determinar como se han de pagar los
sueldos de los empicados; eso es materia del plan
de Hacienda de que se nos ha hablado.
Por lo tanto el aplazamiento puede ser mas
largo aun, puede llegar á ser de uno ó dos meses
y la indicacion del Sr. Presidente lo consulta todo.
Sr. Presidente.—Se va á votar si se aplaza ó
no la consideracion del proyecto, en los terminos
propuestos por los Sres. miembros de la Comision
de Hacienda.
Se votó y resultó afirmativa de 23 votos contra 5.
Sr. Presidente.—Es decir que el Presidente
queda autorizado por la Cámara para proceder
del modo como se ha indicado.
Sr. Quintana.—No, señor; la Cámara no pue
de autorizar al Presidente.
Sr. Llizalde.—Es un acto privado.
Sr. Quintana.—Pero la Cámara no autoriza al
Presidente porque no puede autorizar.
Sr. Presidente.—Bien, la órden del dia para
la sesion inmediata será los proyectos despacha
dos por la Comision de Hacienda.
Se levantó la sesion álas cuatro de la tardo,
29
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA IACM
IV mu. 13.

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862

PRKSIDBNTE. En Buenos Aires á 16 de aprobaban las actas y las listas electorales, segun
Albarelloc Julio de 1862, reunidos en su decia el decreto. Como en las mismas actas se
Aislnn.
Aitulrrr.
sala de sesiones los Sres. Di- transcribia el escrutinio que se habia practicado,
Bedoya. putados(al marjen) el Sr. Pre la Comision en esta parte cree que no hay
Blanee. sidente proclamó abierta la
Oabral.
inconveniente en aprobarla, y dijimos: desde que
«-anillo. sesion. Leida, aprobada y fir tenia esos elementos necesarios para juzgar de
CtTlt.
Castro. madael acta de la anterior las elecciones, podian aprobarse.
Del U lo. se dió cuenta de una nota del Habia otra dificultad: estas actas venian im
Kllzalde Presidente del Senado acom
Garría (J. A.) presas y autorizadas unicamente por la firma del
Gorostlaga (B.) pañando los proyectos sancio oficial 1.° del Ministerio de Gobierno que desem
Goroctlaga (JU.) nados por aquella Cámara
Granel. peñaba el ministerio de la provincia de Cata
Ibarrn. sobre la construccion de un marca y es por lo tanto un funcionario del P. E.
Laprtda. ferro-carril del Rosario á Cór
I. fiama.
Esto hizo vacilar por un momento la opinion
marmol. doba que fueron destinados á de los miembros de la Comision, que creian que
9Ionte» de Oca. la Comision de Hacienda. los diplomas debian venir autorizados por un
Oroño.
Ortlz. Sr. Presidente.—Si á la funcionario del cuerpo lejislativo; pero la Comi
Obllsrndo (A. C.) Cámara le parece, podrá to
Padilla. sion encontró sinembargo bastante antenticidad
Quintana. marse en consideracion sobre en los diplomas para que por aquella circunstan
Raíz moreno. tablas este proyecto presen- cia no fueran rechazados.
Torrcnt.
Vriburu. tado por la Comision de peti Estos son los fundamentos que ha tenido la
Yillanneva. ciones.
Zavaleta. mayoria de la Comision para proponer á la Cá
ZBrtrla. Sr. Qarcia(D. J. A.)—Creo mara la aprobacion de los diplomas.
CON AVISO. que convendria discutir so Sr. Ruiz Moreno.—Estoy en disidencia con
García (P.)
Gutiérrez. bre tablas esto, como es de la mayoria de la Comision, Sr. Presidente, por
práctica. que encuentro defectos graves, y sobre todo por
Sr. Elizalde.—fío hay inconveniente. que no hallo arreglado á las disposiciones de la
Sr. Garda (D. J. A.)—La Comision, señor ley estas elecciones. En el acta que aparece, la Le
examinó el diploma presentado por D. Dermidio gislatura de Catamarca se ocupa de asuntos en
Ocampo, electo Diputado al Congreso por la Pro teramente estraños al escrutinio; funcionando co
vincia de Catamarca, y la mayoria de la Comi mo cuerpo deliberante en vez de funcionar como
sion aconseja á la Cámara su aprobacion. La junta escrutadora; pero eso no es todo. La junta
Comision ha tomado en consideracion el acta de pone en discusion el escrutinio, y sanciona un
la sesion que tuvo lugar en la Legislatura de Ca decreto aprobatorio de él; y lo que es mas, no
tamarca, en la cual se hizo el escrutinio de la aparece ni la firma del Presidente ni del Secre
eleccion practicada sancionandose en seguida por tario de la legislatura como debia venir. El acta
aquella Legislatura un decreto por el cual se que se ha remitido es un impreso; no tiene ningu
220 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
no de los requisitos que necesita para que pueda
decirse que es un documento auténtico; no viene
sino autorizado por el oficial 1.° del Ministerio de
Gobierno, y la firma del oficial 1° no puede darle
autenticidad álaacta de laLejislatura. La auten
ticidad se la da la corporacion que forma esc docu
mento, que es la lejislatura: de alli es que unica
mente puede salir con autenticidad; pero este es
un documento impreso. Por esta y otras consi
deraciones que en caso necesario manifestaré be
de votar en contra del dictámen de la Comision.
Sr. Presidente.—Se va á votar si se aprueba
ó no en general el proyecto en discusion.
Se votó y resultó aprobado por afirmativa de
18 votos contra 13, quedando sancionado asi.
Z* Cámara de Diputados de la Nacion decreta.
Art. 1° Apruébase el diploma presentado
por el Diputado electo por la provincia de Ca-ta-
marca Dn. Dermidio Ocampo.
Art. 2.° Comuniquese al E. del P. E. N. a
los fines consiguientes y al electo para que se
apersone á prestar el juramento de ley.
Pasandose á la discusion en particular, se vo
taron y fueron aprobados sucesivamente los dos
articulos del proyecto por igual número de votos.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece se
incorporará el Sr, Diputado por Catamarca que
está en la antesala.
Entró el Sr. Ocampo, prestó juramento y se
incorporó en seguida.
Sr. Presidente.—Antes de entrará considerar
la órden del dia, creo de mi deber recordar á la
Cámara que por el reglamento, á los dos meses y
medio debe precederse al nombramiento de otro
Presidente. El término de dos meses y medio
vence el 15 de Julio; asi es que yo creo que debe
precederse al nombramiento del nuevo Pre
sidente.
&r. Quintana.—Podria dejarse para la próxi
ma sesion.
Sr. Elizalde.—Creo que no habrá inconve
niente en hacerlo ahora mismo.
Sr. Canillo.—Propiamente no se ha vencido
el término; se hizo la eleccion á fines de Mayo, y
estamos recien á mediados de Julio.
Sr. Presidente.—Pero en estos casos, cuando
se empieza á funcionar de un modo estraordina-
rio, es preciso estar al término marcado.
Sr. Canillo.—El término de 2 meses y medio
no está vencido.
Sr. Obligado.—Es suponiendo que debia em
pezar desde el 1.° de Mayo.
Sr. Canillo.—Por mi parte no tengo incon
veniente.
Sr. Presidente.—Parece que la Cámara está
conforme entonces. Se va á proceder al nombra
miento de Presidente y Vice- Presidente.
Se procedió á la votacion nominal y resultó
electo para Presidente el Dr. Obligado (D. P.)
Sr. Presidente.—Suplicaria á la Cámara que
me eximiese de continuar en este puesto, y lo
hago porque me parece que tengo derecho á ser
reemplazado.
Sr. Elizalde.—Pero hace tan poco tiempo que
el Sr. Presidente desempetia esas funciones. . . .
Sr. Presidente.—Pero el que me debia reem
plazar, debia entrar ya.
Sr. Elizalde.—Ha estado muy poco tiempo
Señor.
Sr. Presidente.—Bien, se va á proceder al
nombramiento de Vice-Pres! dente primero.
Se procedió á la votacion y resultó electo para
Vice-Presidente primero el Sr. Albarellos y para
Vice-Presidente segundo el Sr. Castro.
En seguida se pasó á la órden del dia poniendo
se en discusion el proyecto despachado por la
Comision de Hacienda sobre Aduanas Nacio
nales.
Sr. OlU(jado(D. A. (7.)— Sr. Presidente: voy
á manifestar á la Cámara las razonas que la Co
mision do Hacienda ha tenido para proponer la
adopcion del proyecto que acaba de leerse.
Al entrar Á considerar el proyecto presentado
por el P. E. sobre arreglo de las Aduanas Na-
cionales, la Comision tropezó con una grave difi
cultad, y erala falta de poderes en el Congreso
para legislar sobre la materia, antes de dar cum
plimiento á los pactos con que fué incorporada la
Provincia de Buenos Aires al resto de la Repú
blica. Por el pacto de 11 de Noviembre de 1859,
se estableciala garantia del presupuesto de Bue
nos Aires; y reglamentada esta disposicion por
el articulo 12 del pacto de 6 de Junio ife 1860,
se determinaba que el Gobierno de Buenos Aires
continuaria con la administracion de todos los
objetos comprendidos en el presupuesto de 1859,
aun cuando porla Constitucion debian ser admi
nistrados por lasautoridadesnacionales, hasta que
incorporados los Diputados de Buenos Aires al
Congreso, se determinára lo que correspondiese.
Ademas, como medio de hacer efectivas lasgaran-
tias acordadas á la Provincia de Buenos Aires,
por el articulo 8.° del convenio de 11 de Noviem
bre, y por el articulo 104 de la Constitucion mis
ma, se establecen tambien ciertas reservas de
derechos no delegados, y muy particularmente
aquellas reservas que se hubieran estipulado por
pactos especiales al tiempo de su incorporacion.
 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
Por tanto, pues, á juicio de la Comision, es una
condicion prévia é indispensable entrar á deter
minar el modo de hacer efectiva la garantia del
presupuesto de Buenos Aires, antes de entrar el
Congreso á legislar sobre las Aduanas de la Pro
vincia y á disponer de su producido.
La Comision habria podido limitarse á ma
nifestar estas dificultades á la Cámara; pero no
ha querido prescindir de ellas y propone su solu
cion, para poder entrar á la consideracion del
proyecto sobre Aduanas Nacionales, que es á
juicio de la Comision muy importante no solamen
te bajo el punto de vista de los intereses materiales^
de los intereses del comercio, sino por otras con
sideraciones de un órden politico de may/.r
alcance.
Para entrará la union verdadera de la Repú
blica, es preciso que vaya desapareciendo toda
idea, todo obstáculo, que pueda recordar la divi
sion anterior de los pueblos entre si. Nosotro;
estamos en una posicion muy especial todavia?
hemos estado legislando de un modo para la Pro'
vinciade Buenos Aires y de otro modo para el
resto de la República. Cuando se trató de la elec
cion de los Representantes de la Nacion, se man
dó practicar la eleccion para Buenos Aires por
una ley, y para el resto de la República por otra;
es decir los Diputados que estamos sentados aqui
unos hemos sido elegidos por una ley, y otros por
otra. Esto no debe continuar, y es preciso em
peñarnos en que cese cuanto antes esa irregulari
dad, para hacer efectiva la union de los pueblos
de la República, que deben estar regidos por una
ley comun.
Ha sido, pues, en este sentido, que la Comision
ha querido proponer que se entreguen al Gobier
no Nacional todos aquellos objetos que por su
naturaleza y por la Constitucion le corresponden.
Para esto era necesario entrar á definir el modo
de hacer efectiva la garantia acordada á la Pro
vincia de Buenos Aires por los pactos; porque
eino debia continuar la Provincia con la admi
nistracion de los objetos nacionales comprendidos
en su presupuesto hasta que se determinase el
modo de hacer efectiva esa garantia. Al propo
ner este proyecto la Comision, no ha hecho otra
cosa que seguir el mismo espiritu de que se mues
tra animado el Gobierno que, en su mensage es
pecial al Congreso, ha manifestado la imposibili
dad de marchar sin que se le entreguen todos los
objetos nacionales, y se le den todas las atribu
ciones que por la Constitucion le son propias.
Asi es qup, uno de los puntos sometidos á la con-
- sideracion del Congreso por el mensage especial
221
á que me he referido, es determinar lo que corres
ponda á la Provincia ó á la Nacion con relacion
al tratado de 11 de Noviembre de 1859; como lo
dice aqui el mensaje (1ey°.) Despues agrega.
(leyó.)
La Comision se ha adherido completamente al
pensamiento del Gobierno en la parte en que ha
reclamado del Congreso una resolucion á este
respecto. La Comision cree tambien, que es pre
ciso dar á la organizacion del P. E. toda la soli
dez que es propia de ese poder y darle con buena
voluntad todas aquellas atribuciones que por la
Constitucion le corresponden necesariamente.
Quizás pueda hacerse una objecion á este res
pecto, y es la siguiente: puesto que por la Cone-
titucion le corresponden todas esas atribuciones
al P. E. ¿que necesidad hay de dar una ley espe
cial que venga á" acordarselas? Yo me anticiparé
á contestar á esa objecion.
El modo como se ha organizado el P. E. entre
nosotros, es irregular; puede decirse que está fuera
de la Constitucion. El Encargado del P. E. N.
no ha sido nombrado ni en la forma, ni en las
condiciones que la Constitucion establece para
ejercer el P. E. Toda votacion para el nombra
miento de Presidente ó del individuo que haya
de suplirle debe ser nominal, y aqui se ha sancio
nado una ley nombrandolo; el P. E. por la Cons
titucion, no puede confundirse con el- poder pro
vincial-, y aqui está confundido, porque el encar
gado del P. E. N. y el P. E. de la Provincia, está
en una misma persona. Despues de esto, la ley
por la cual se creó el P. K N. se referiá á autori
zaciones anteriores acordadas por las provincias;
autorizaciones que no siendo todas uniformes,
eran algunas hasta dudosas, en virtud del modo
como sehabian conferido. En el' deseo pues de
resolver todas estas dudas y de dar toda la fuerza
de autoridad que debe tener el P. E. dandole to
das aquellas atribuciones qup le corresponden
como tal P. E. de la N. es que hemos querido dar
por una ley toda la fuerza que debe tener ese
poder, cuyo- origen ha sido tan irregular.
Sin esta ley, podia ser objetable la autoridad
del Gobierno bajo ciertos respectos, con mucha
razon, puesto que efectivamente el Gobierno Na
cional que tenemos hoy, no es precisamente el
P. E. N. creado por la Constitucion. Asi es que
á mi modo de ver, no-está-d-e mas para darle fuer
za, acordarle todas las atribuciones propias del
P. E. N. por medio de una ley.
Estas son las razones que ha tenido la Comision
para proponer á la consideracion previa de la Cá
mara, este proyecto, antes de entrarse á tratar
222 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
del proyecto sobre arreglo de las Aduanas Na
cionales.
Sr. Mizalde.—Voy á proponer, señor, algunas
dudas á la Comision, á fin de conocer verdadera
mente el espiritu del proyecto que está en discu
sion.
Yo entiendo, Sr. Presidente, que este proyecto
en la forma que está redactado, unicamente se
refiere á lo que tiene relacion con la Provincia de
Buenos Aires, como ha dicho muy bien el Sr.
miembro informante de la Comision. Por el art-
1.° del proyecto, se dice que el Encargado del P.
E. N. entrará inmediatamente en posesion y ple
na administracion de todos los objetos que segun
la Constitucion le pertenecen y estan bajo su
jurisdiccion en todo el territorio argentino.
Yo entiendo que hoy, sin sancionar etta ley
el Encargado del P. E. N. que reviste la autori
dad que el Congreso le ha dado, tiene jurisdic
cion sobre todos los objetos nacionales que se ha
llan en el territorio argentino. Asi es que, se le
vé disponer, por ejemplo, de las Aduanas del
Interior, de las Aduanas de Entre Rios y Corri
entes, como se ha visto por un decreto dado ulti
mamente. De consiguiente, esta ley se refiere
solo á lo que tiene relacion con la Provincia de
Buenos Aires.
Desearia, pues, saber si este es el pensamiento
dela Comision.
Sr. Obligado (D. A. £)—No señor; la Comi-
eiou ha querido establecer una regla general. Lo
que cita el Sr. Diputado respecto de las Adua
nas de Entre Rios y Corrientes, está provisto pré
viamente por el P. E. y cuando se propuso esta
ley no estaban realmente á su disposicion las
Aduanas de Entre Rios y Corrientes: fueran por
las causas que fueran, el hecho práctico es que no
estaba en posesion de ellas.
La Comision no puede responder porque no
tiene antecedentes para ello, cuales son las atri
buciones propias del P. E. que todavia no han
sido entregadas por algunas provincias; pero la
Comision ha querido darle esas atribuciones, fue
ran las que fueran.
Yo me habla anticipado ya á las objeciones
del Sr. Diputado y he dicho que el P. E. no ha
sido constituido segun lo prescribe la Constitu
cion. Entonces, digo, para darle fuerza al P. E.,
debo estar en ejercicio de todas las atribuciones
que le corresponden; que como no estaba en pose
sion de todas esas atribuciones, era menester
acordarseles por medio de una ley. Entonces,
por lo menos, no habrá que objetar á ese respecto.
&r. Elizalde.—Cualquiera que haya sido la
forma en que haya sido nombrado el E. del E.
N. para mi, ha estado en su perfecto derecho
para disponer de las Aduanas de Entre Rios y de
Corrientes, y no se necesitaba de una ley especial
para que lo hiciera.
Yo entiendo, señor, que esta ley no puede refe
rirse sinó á lo que se relaciona con la Provincia
de Buenos Aires. Es preciso tener presente to
dos los antecedentes que ha habido á este respecto.
Por el tratado de 11 de Noviembre se estipuló
(leyó el articulo 8.°) Es decir que por el tratado
de Noviembre se hacen dos distinciones, ó dos
clases de reservas. La Provincia de Buenos Ai
res se reservó todos los establecimientos publicos
que por la constitucion federal correspondian á la
nacion ,esceptuandose unicamente la A d u ana;pero
se le garantia el presupuesto de año de 1850.
A consecuencia de este tratado de Noviembre
el Gobierno Nacional entendió que la Provincia
de Buenos Aires debia entregar desde ya sn
Aduana, su ejército y todo lo que constituia el
presupuesto de 1859, siendo nacional. El Go
bierno dela Provincia de Buenos Aires retistió
á esta pretension del Gobierno Nacional decla
rando que durante el término de la garantia, la
Provincia de Buenos Aires debia tener la admi
nistracion de estos objetos. Suscitada esta duda,
vino entonces el pacto de Junio á dirimirla, y se
acordó por el articulo 12 lo siguiente (leyó.)
Es decir: que por el articulo 12 del pacto de
Junio se ordenó que el Congreso resolviese en la
relativo al Ejército, á la Aduana y á los demas
objetos comprendidos en el articulo 8.° del con
venio de Noviembre; pero lo que la Provincia de
Buenos Aires se habia reservado espresamente
por el articulo 7.° como era el Banco y la Univer-
sidad,por Ejémplo, eso no estaba comprendido en
esto. Asi fué, señor, que cuando vino la conven
cion provincial de Buenos Aires se propuso la
reforma del articulo 104 de la Constitucion, que
puede leerla el Sr. Secretario. (Se leyó.)
Esta última reforma Sr. que BC propuso en la
convencion provincial al articulo 104 de la Cons
titucion, era con el objeto de poner á salvo para
la Provincia de Buenos Aires las condiciones
bajo las cuales se habia incorporado á la Nacion;
porque el tratado de Noviembre, como muy bien
se ha dicho, fué un tratado de paz y un pacto de
union. Es decir: Buenos Aires tomó la- garantia
por este articulo de que se reservaba para si lo
que espresamente se habia reservado por los
pactos.
Yo creo, señor, que el proyecto de la Comision
tiende principalmente á destruir el articulo 104
 SESIÓN' DEL 16 DE JULIO DE 1862.
de la Constitucion qus fué sancionado en la Con
vencion ad hoo. Entiendo, señor, que es á la
Provincia de Buenos Aires á quien corresponde
declinar de esos privilegios, de esas concesiones
que se reservó al incorporarse á la Nacion.
Creo que una vez que entremos ála Nacion,to-
das las Provincias deben ponerse en las condicio
nes constitucionales, en lo que estoy conforme;
pero yo entiendo que esá la Provincia de Buenos
Aires á quien le corresponde renunciar á esos
derechos que se reservó espresamente antes de
entrar á la union.
Por el proyecto de la Comision, señor, viene á
resultar que queda nacionalizado todo lo que
comprende el presupuesto de 1859; y yo le pre
guntaria á la Comision, por ejemplo, si la Univer
sidad queda nacionalizada.
Sr. Obligado (D. A. C.)—No, señor.
• Sr. Elizalde.—Por eso es que yo digo que creo
que el Sr. Diputado estácon mis ideas.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Habla de los objetos
nacionales segun la Constitucion, y la Constitu.
cion no dice que la Universidad de la Provincia,
sea nacional.
Sr. Elizalde.—Las Universidades son nacio
nales; fijese en la Constitucion, que donde habla
do las atribuciones del Congreso, dice que corres
ponde al Congreso reglamentar todo lo relativo
ála enseñanza.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Es decir que el Go
bierno Nacional puede establecer Universidades;
pero la Universidad es provincial.
Sr. Elizalde.—Es decir que por este proyecto
viene á quedar nacionalizado lo que se relaciona
con el ejercito, con la Aduana. .
Sr. Gorostiaga (D. 2?.)—Lo que es nacional
segun la Constitucion, debe ser declarado tal por
el Congreso segun el articulo 12 del pacto de Novi-
. embre.
Sr. Elizalde.—Por eso es que estoy manifes
tando dudas, para que la Comision me las satis
faga, y veo con mucho placer que me dicen que
la Universidad por ejemplo, es provincial, y el
Banco tambien. Es decir que en resumidas cuen
tas todo esto se reduce unicamente á nacionalizar
la Aduana, y el Ejército, reservando para la pro
vincia de Buenos Aires todo aquello que por el
pacto de Noviembre se reservó.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Daré una breve es-
plicacion sobre el articulo que se discute.
Por él se prescribe que el Encargado del P. E.
Nacional entre inmediatamente en posesion y
plena administracion de todos los objetos que
segun la Constitucion corresponden y estan bajo
la jurisdiccion del Gobierno Nacional, no sola
mente en la Provincia de Buenos Aires, sino
tambien en cualquier punto del territorio de la
República. Esta disposicion comprende pues, la
toma inmediata de posesion de las rentas nacio
nales, y la administracion y cuidado de todos los
objetos que la Constitucion ha puesto bajo la
esclusivajurisdiccion y guarda del Gobierno ge
neral, como el Ejército, el arreglo de las postas y
correos generales, la seguridad de las fronteras.
La autoridad del P. E. Nacional será robuste
cida asi, para que sin mas demora revindique de
los Gobiernos de Provincia las atribuciones Na
cionales que ellos asumieron despues dela victo
ria, y que algunos todavia las ejercen. Asi cesará
tambien la confusion de jurisdiccion que ann
existe de hecho entre ambos Gobiernos; y cuan
do nos llegue por ejemplo, la noticia que los indi
os han asaltado una de las Diligencias que vienen
del interior de la República al litoral, el pueblo
sabrá que no es Gobierno alguno de Provincia,
sino el P. E. Nacional, quien debe responder de
tal suceso, como único encargado de la seguridad
de las fronteras.
Sr. Elizalde.—Estoy precisamente manifestan
do estas dudas para que me las esplique el Sr.
Diputado, á fin de estar por el proyecto; pero
aclarando el sentido del proyecto. Es decir que
por el proyecto viene á resultar que en nada
queda afectado el articulo 104 de la Constitucion
ni se afecta en nada los pactos ni las convencio
nes por las cuales Buenos Aires hizo ciertas re
servas, reservas que solo Buenos Aires puede
renunciarlas, y es adonde yo queria venir.
Sr. Marmol.—Si me perdona la imprudencia,
le haré una pregunta.
Sr. Elizalde.—Si, Señor.
8r. Marmol.—¿El Diputado es de opinion-
que el articulo 104 no debe tocarse?
¿!r. Ellzalde.—Yo trato de examinar este pro
yecto y veo que en manera alguna ataca al ar
ticulo 104.
Sr. Marmol.—Pero es de opinion que no de
be tocarse el articulo 104?
Sr. Elisalde.—Es lo que trato de examinar á
la luz del proyecto de la Comision, por que si
del proyecto de lá Comision resulta que se viene
á afectar el articulo 104 de la Constitucion, yo
le negaria al Congreso el derecho de votarío-
Por eso es que yo quiero que la Comision me
dé esplicaciones.
Sr. Marmol.—Me alegro mucho de oirlo.
Sr. Elizalde.—Por qua yo estoy por que se
mantengan los pactos por los cuales Buenos Ai
224 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
res se ha hecho ciertas reservas que solo Buenos
Aires puede renunciarlas.
iSr. Marmol.—Le tomo la palabra: unaley que
afecta el articulo 104, no está por ella el Sr.
Diputado.
Sr. Eiisalde.—Tómeme la palabra yo no vo
to por una ley que afecta la Constitucion. Yo
he tomado la palabra con el objeto de que la
Comision manifieste su pensamiento. Una vez
que la Comision nos dice que esta ley no afecta
en manera alguna á los pactos, ni á ninguna de
las estipulaciones bajo las cuales se ha incorpo
rado Buenos Aires, yo no tengo inconveniente
ninguno que oponer.
Sr. Marmol.—Sr. Presidente: yo creo que no
debemos tener tantos temores de violar los pac
tos de Noviembre y de Junio, porque aun cuando
el Congreso dictase una ley que atacase las pre-
rogativas de Buenos Aires, sobre esa parte, seria
como sino dijera nada el Congreso puesto que
al recibir la ley Buenos Aires, como parte con
tratante, diria que no cumpliria lo que le manda
ba el Congreso. El Congreso puede dictar lo
que quiera: en materia de tratados, el Congreso
no es soberano. Si afecta algun punto del tra
tado que establece las condiciones de incorpora
cion en algunos de los estados argentinos, siendo
parte de la Constitucion Nacional esas reservas,
el Estado se negará á cumplir la ley del Congreso
y estará en BU derecho. Por consiguiente, no
debemos tener tantos temores por eso.
Por lo que hace al proyecto de la Comision, no
ataca felizmente ninguna de estas reservas; élle
da al P. E. N. una cosa que efectivamente nece
sita. No es tanta la necesidad de plata, porque
plata tiene alguna el P. E. con solo el nombra
miento que ha recibido del Congreso; pero lo que
no tiene el P. E. es un solo soldado; el poder que
hace las veces de Presidente de la República no
tiene un solo soldado; se está sirviendo del Ejér
cito de Buenos Aires hasta este momento; y como
Encargado del P. E. N. no puede disponer del
Ejército de Buenos Aires sin haber recibido de la
legislatura de la Provincia una autorizacion es.
pecial á ese respecto. El servicio que está ha
ciendo con la fuerza armada, es como gobernador
de Buenos Aires, no como P. E. N. El proyecto
de la Comision le da eso, le da la fuerza.
Despues de este proyecto, la fuerza pública
pasa á ser del P. E. N. y deja de ecr de la provin
cia de Buenos Aires. Entonces, como ha dicho
muy bien uno de los Sres. de la Comision, el pais
tendrá derecho de reclamar del P. E. N. el cum
plimiento de su obligacion, en cuanto á la con
servacion del órden público, en cuanto á la ga-
rantia de nuestras fronteras. No hay, pues, te
mor alguno, señor, en este proyecto; y aun que
>muchas de esas reservas establecidas en el pacto
de Noviembre pasaran al ejercicio del poder
nacional, aun cuando se violentase la letra de
ese pacto no hay temor alguno deque de ese acto
resulte algun daño, ni para Buenos Aires ni para
la República.
Me pongo en el caso de que la Universidad
pasase á ser nacional. ¿Que mal habria en esoí
Porque todo eso tiene remedio, desde que
queda á Buenos Aires el otro de parte con tratante
si alguna de las reservas de los pactos fuese ataca
da por una ley del Congreso.
Sr. Goro&tiaga (D. B.)—Al examinar el pro
yecto de ley sobre Aduanas Nacionales presen
tado por el Poder Ejecutivo, la Comision de
Hacienda notó desde luego que en él se hallaban
comprendidas tambien las Aduanas de Buenos
Aires. Pero como estas y todos los objetos nacio
nales incluidos en el presupuesto de 1859,queda-
ron bajo el regimen y administracion del Go
bierno de Buenos Aires, segun el articulo 12 del
convenio de 6 de Junio de 1860, hasta la resolu
cion del Congreso sobre esta materia y sobre el
modo de hacer efectiva la garantia de dicho pre
supuesto, la Comision creyó indispensable decidir
previamente este punto, á fin de que nacionali
zadas dichas Aduanas, pudiera el Congreso
legislar sobre ellas.
A juicio de algunos esta decision será inutil;
porque sí la ley de federalizacion de toda la Pro
vincia de Buenos Aires, que acaba de tener san
cion en el Senado, fuese tambien aprobada en
esta Cámara y en la Lejislatura provincial las
Aduanas de Buenos Aires y todos los objetos
nacionales ubicados en esta Provincia, queda
rian por ese acto bajo el regimen y esclusiva le-
jislacion del Gobierno Nacional.
Pero en contra de esta opinion debe tenerse
presente, que la federalizacion de la Provincia
de Buenos Aires ha sido recien sancionada en el
Senado, que tiene todavia que discutirse deteni
damente en esta Cámara, y si, lo que no es de
esperarse, fuese tambien aprobada aqui, tendria
aun que recorrer otras dos instancias en la Legis
latura Provincial. Pasarán por consiguiente dos
meses cuando menos, antes de la resolucion defi
nitiva de ese proyecto. Y como la ley sobre
Aduanas Nacion ales es una de las mas urgentes,
porque un Gobierno sin rentas y sin tesoro no
puede vivir mucho tiempo, la Comision juzga de
acuerdo con los Sres. Ministros de Hacienda y
 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862,
Gobierno, qne seria impolitico y muy perjudi
cial postergar la sancion de esta ley hasta la
resolucion definitiva del referido proyecto de
federalizacion.
Cualquiera que sea ademas el éxito de la ley
de federalizacion sea que se apruebe ó que se
rechaze, el deslinde de lajurisdiccion nacional y
provincial en Buenos Aires, seria siempre nece
sario, y conforme á los pactos y á las prescripcio
nes de la Constitucion.
Despues de las esplicaciones dadas por mi
honorable cólega de la Comision de Hacienda
me ha parecido que no era de mas agregar estas
otras, á fin de que la Cámara pueda con mas datos
formar su juicio sobrela ley que se discute.
Sr. Ministro de Ifadend&.—Habiendose he
cho alusion á las declaraciones del Ministro de
Gobierno, voy á decir dos palabras no mas á
nombre del Gobierno. El proyecto en cuestion
señor, no ha sido presentado por el Gobierno pero
le ha sido sometido despues en la Comision de
Hacienda. Yo he recibido, Sr. Presidente y
aceptado el encargo de declarar á la Cámara, á
nombre del Gobierno, que sin haber sido presen
tado por él lo acepta, y aun lo crée conveniente
en todos los casos, como se ha dicho, sea que las
Cámaras Nacionales y Provinciales, acepten ó no
el proyecto de federalizacion de la Provincia, él
será siempre un paso dado hacia el deslinde de
los intereses Nacionales y Provinciales y acaso
ninguna oportunidad se presentaria mejor, para
el pueblo, para el pais todo, que la actual. Es
todo, lo que tengo que decir sobre el proyecto
primero que se ha querido anticipar al de Aduana
en el que estoy mas preparado.
Dado el punto por discutido dijo el.
Sr. Ministro de Hacienda.—Me voy á permi
tir hacer una observacion, que se me habia olvi
dado, con motivo de alguna otra que hizo un Sr.
Diputado para esclarecer un punto.
Se nombró el Banco de Buenos Aires y el
Gobierno considera que en ningun concepto, ni
por ningun pretesto, el Banco puede darse á la
Nacion. Se habla de los objetos contenidos en
el presupuesto de 1859 y en él no figura para
nada el Banco.
Sr. Elizalde.—Yo hepedido solamente que se
esclarezca bien ese punto.
Puesto á votacion el proyecto en general fué
aprobado por afirmativa general: en discusion el
articulo 1.°
Sr. IíuÍ2 Moreno.—Voy á proponer la supre
sion de laúltima parte de este articulo que con
sidero absolutamente innecesaria y hallo tam
225
bien un defecto de redaccion. Dice: "El E. del
P. E. N. entrará inmediatamente en posesion y
plena administracion de todos los objetos que se
gun la Constitucion pertenecen al Gobierno Na
cional."
Me parece que está completo el articulo con'
esto y no es exacta tampoco la redaccion, porque
la Aduana no está bajo la jurisdiccion Nacional
la de Buenos Aires está bajo la jurisdiccion del
Gobierno de la Provincia.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Se refiere solamente
á la Constitucion.
S?: Gorostiaga(D. E.)—Es una disposicion'
general;el articulo 2° comprende á Buenos Aires
Sr. Ruiz Moreno.—Si se hace constar en el
acta, no hay inconveniente.
Puesto á votacion el articulo 1.° fué aprobado
por afirmativa contra uno, siendolo de igual modo
el articulo 2.° En discusion el 3.°
Sr. Marmol.—Señor, yo hallo que no debiera
mencionarse la deuda esterior, porque ella de
suyo pasa áser Nacional, y aun cuando no puede
ser la mente, sin duda de la Comision, pero pare
ce, á la lectura de este articulo que solo durante
el término de la garantia, ó años que faltan para
su cumplimiento, se va á llenar la parte del pre
supuesto de Buenos Aires en que figura la deuda
esterior.
No quisiera hablar de la deuda exterior pero
eso es claro que debe pasar á la Nacion y desea
ria que se pusiese algo que aclarase la redaccion.
Sr. Ministro de Hacienda.—Señor, asi deberia
ser como se propone, poro voy á manifestar que
no es conveniente y siento tener que hacerlo^
pues, con ello tengo que tocar una cuestion que
ha sido la llaga que nos ha estado royendo por
muchisimos años: la division, y ese ha sido el
escándalo que ha aparecido ante el mundo.
Señor, la deuda esterior, actual de la Provin
cia de Buenos Aires, está bajo el nombre de la
Provincia de Buenos Aires y el Gobierno no cu
enta con la adquiescencia de los tenedores de la
deuda para que pase áser Nacional, siento tener
que declararlo asi. Sin embargo hay un prin '
cipio que no deja de tener fuerza á este respecto
en lo esterior y es que las Confederaciones son
poderes que pueden deshacerse, no asi la unidad
de las Provincias. Asi es que la deuda de Lon '
dres y los contratos que de elia se han originado,
estan hechos por la Provincia de Buenos Aires
solamente, por su Gobierno Provincial. Creo
por honor del pais, que hoy los tenedores de esa
deuda se conformarian en recibir, á la vez que la
garantía de Buenos Aires la de todala República
30
228 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1362.
pero no está seguro de ello el Gobierno y eso se
tuvo en vista cuando el pacto de 11 de Noviembre
Parecia que Buenos Aires queria cargarse con
una deuda tan grande, pero es que esto nacia de
la naturaleza de las obligaciones, y contaba ade
mas con los medios de satisfacerla. Hoy no será
asi, en hora buena; el Gobierno procurará, por
honor del pais, que la Nacion cargue con ella,
pero es preciso contar con la adquiescencia de loa
tenedores de esa deuda. Pero hay mas sobre es
te negocio; hay un acto reciente que no he querido
esponer anteriormente, pero que juzgo de nece
sidad hacerlo ahora.
Los empresarios, del camino de fierro á Córdo
ba, hace 7 años señor, despues de haber hecho
tentativas laudables lo mismo que los agentes de
la Confederacion, para conseguir los fondos con
que llevar á cabo esa obra, no podian conseguirlo
porque no se veia, por parte de los prestamistas,
Binó áBueuos Aires, y no querian dar nada sin
Buenos Aires. Hoy mismo, en contestacion á
una nota del Gobierno anterior de la Confedera
cion firmada por mi, ofreciendo á los Empresarios
un 7 p® de garantia para la construccion de ese
camino; hoy mismo, despues de realizado el ór
den en la República, á ultima hora escriben esos
Sres. diciendo: estamos dispuestos á ejecutar la
Empresa, pero requerimos la aprobacion espresa
de Buenos Aires, para esa garantia. Esto no es
una ofensa á nadie, porque en Europa no cono
cen otro crédito todavia, que el de Buenos Aires.
Asi es que no contamos todavia, repito, con la
adquiescencia de los tenedores de esa deuda, y
por eso he creido necesario hacer esta declara
cion, para sostener la redaccion propuesta. No
dudo que esa deuda pase á la Nacion, si es que
alguna vez hemoa de ser Nacion, pero hoy no
podemos hacer nada.
Sr. MarBwl.—Sr. Presidente, yo no insistiré
mas en este asunto. El es de una grande impor
tancia, especialmente para lo que mas me preo
cupa hace algun tiempo y esta declaracion dáí
Sr. Ministro me servirá en el momento opor
tuno: por hoy me satisface que quede asi el
articulo.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Diré brevemente la
razon porque la Comision ha incluido en el pre
supuesto provincial la deuda exterior.
La Comision reconoce que debe nacionalizarse
la deuda procedente del empréstito que la Pro
vincia de Buenos Aires contrajo en Londres en
1824, por la inversion que vino á darse á una
gran parte de ese capital en objetos nacionales, y
poroue tomadas las aduanas de Buenos Aires
para la formacion del tesoro nacional, aduana»
que constituyen la renta principal de esta Pro
vincia, es de justicia que la Nacion cargue con las
obligaciones á que esas rentas estan afectas.
Pero como esto traeria una iunovacion en el
contrato, que no podria operarse sin el consenti
miento de los acreedores y del deudor primitivo;
y como la sancion de esta ley es de urgente nece
sidad en concepto de la Comision, ella cree que
el Congreso debe dictarla autoritativamente y sin
consulta de nadie, reduciendose por ahora á las
disposiciones de los pactos de 11 de Noviembre
de 1859 y 6 de Junio de 18G*, y sin perjuicio de
la resolucion que en adelante pueda adoptarse
sobre el particular. En esos pactos se dice, que
la Nacion garante á la Provincia de Buenos Ai
res su presupuesto del año de 1859, hasta cinco
años despues de BU incorporacion, para cubrir
BUS gastos, inelusive la deuda interior y exterior.
Sr. Bedoya.—Pido la palabra con el objeto de
hacer indicacion para que se aumente alguna que
dé un caracter transitorio á esta disposicion, como
realmente lo tiene. Está reconocido quela deuda
esterna algun dia pasará á ser Nacional y en esta
disposicion no se encuentra ese carácter;seria pre
ciso al menos darselo diciendo:hasta mteva resolu
cion del Congreso, ó cosa semejante, porque de
lo contrario, seria muy irregular que apareciera
esta ley asi.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es una ley que se
refiere á convenios y pactos y yo diré mas yendo
un poco adelante.
Esta es una cuestion de regalias. La deuda
es poder, y el poder se lo ha reservado Buenos
Aires. Yo lo declaro, aunque parece una para
doja, pero es un poder muy grande, el poder
del crédito, y ese poder se lo reservó espresamente
Buenos Aires en el pacto de Noviembre no lo ha
abandonado nunca, prescindiendo de todas las
otras leyes y derechos que he espuesto. Asi, por
ejemplo, Buenos Aires abandona sus compromi
sos, con relacion á la deuda esterna, tómela la
Nacion, dice, pero Buenos Aires tiene afectas
sus. tierras al pago de la deuda y la Nacion dice
yo no tengo poder sobre ellas. Asi, pues, yo pe
diria que no se iunovase nada, para no suscitar
cuestiones.
Sr. Bedoya.—Habia hecho esta observacion
para obtener que se espresara el mismo pensa
miento del Sr. Ministro que el Gobierno se iba
á ocupar de ese asunto, pero puesto que hay in
convenientes, ya ella no tiene lugar.
Sr. Ministro de Hacienda.—Si señor, se ocu
pará.
 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862. 227
Sr. Ruiz Moreno.—Dela declaracion que aca años la Nacion me garantirá mi presupuesto de
ba de hacer el Sr. JLftnistro de Hacienda resulta 1859, inclusive la deuda esterna é interna, pero
una contradiccion. Antes habia dicho que esa por cinco años nada mas. Pasado ese tiempo, el
deuda tenia que pasar á ser Nacional y ahora pacto establece que la Aduana, es decir, que la
acaba de declarar que será Provincial .... renta sea Nacional y tras de la renta, vá la hipo
Sr. Ministro de Hacienda.—No ho declarado teca de la renta, Ta deuda. Si hubieramos llega
tal cosa. He dicho que retenia una deuda y do á ese plazo, si el de la garantia se hubiese
poder .... cumplido, claro es que no habria cuestion, la deu
Sr. Ruiz Moreno.—Yo entendia que por e da pasa á ser de la Nacion, á menos de un arre
pacto de Noviembre que recuerdo perfectamente glo entrelos dos Gobiernos. Sf los acreedores
no se reservaba la deuda sino solamente una ga no aceptaban la responsabilidad del Gobierno
rantia mientras que esa deuda pasaba á ser Na Nacional y si del de Buenos Aires un arreglo en
cional. Eso dice el pacto eu su espiritu y letr tre los dos Gobiernos era bastante, pero ahora es
porque es claro que pagando la Nacion esa deuda otra cosa. Ahora nosotros nos anticipamos á dar
ella no puede 3er Provincial. Yo puedo tener lo que nos sirve de garantia, es decir la cosa mis-
la obligacion de pagar la deuda de otro individuo ma,es decir entregar le Aduana y solo se. estipula
sino tengo parte en ella. Yo creo como el pri por esta ley, que el Gobierno Nacional llevará
mero, que esa deuda debe ser Nacional, porque el deficit del presupuesto de la Provincia, hasta
sé perfectamente que el empréstito que se hizo que se cumpla el término de la garantia, hasta
que ocasionó esa deuda, se destinó A objetos NP 1865 ó 66 en que espira y se dice: inclusive la
cionales, en su mayor parte. Por consecuencia deuda interna. Propiamente hablando yo diria
no me negaré nunca á que ellas sean Nacionales como lo manifesté desde que tomé la palabra:
ni puedo tener pretensiones á que pese sobre Bue desde que entregamos la deuda, debemos proce
nos Aires esclusivamente.pero no encuentro exac der ya como procederiamos dentro de dos años,
to, que por el pacto de Noviembre Buenos Aires es decir dando el crédito tambien; pague usted
'se reservara esa deuda, porque vendriaá resultar esto que es de la Nacion. Pero como las razo
que la Nacion pagaselo que realmente no le per nes que ha espuesto el Sr. Ministro, muy aten
tenece. Esto es lo que se deduce del espiritu del dibles en cuanto á la cosa misma, y mas atendi
tratado. ble para mi, en otra cuestion que ha de sobre
Sr. Ministro de Hacienda.—Eso del espiritu venir, establécese que durante tal término el Go
no puede pasarse, porque los espiritus se pueden bierno Nacional llenará el deficit. No hay, pues
interpretar como se quiere. inconveniente, pero es incuestionable lo que al
Sr. Gorostiaga (D. l3.)—Dice terminante gunos Sres. Diputados sostienen, que cuando se
mente la deuda esterior. laya concluido la garantia, tiene que pasar la
Sr. Ruiz Moreno.—Para la garantia. Que so deuda á la Nacion. Creo que debemos votar.
lea el articulo. Dice garante la deuda, no que Dado el punto por suficientemente discutido
se la reserve Buenos Aires. se aprobó el articulo 3.° io mismo que el 4.°
Sr.Elizalde.—Para que ella pague lo que Pasóse en seguida á 4.° intermedio, después del
debe. cual, se puso á discusion el proyecto relativo álae
Sr. Ruiz Moreno. —No puede entenderse que aduanas.
la Nacion garanta lo que es suyo. ¿Como voy á Sr. Gorostiaga(D. jff.)-Al examinar el proyecto
garantir yo lo que es mio. le ley sobre Aduanas Nacionales, presentado por
Sr. Gorostiaga (D. B.)—No hablamos sinó de ¡1 Poder Ejecutivo Nacional, la Comision ha in-
lo que está convenido en el pacto. La Nacion se .roducido algunas enmiendas y modificaciones,de
compromete á garantir el presupuesto, inclusive acuerdo con el Sr. Ministro de Hacienda. Aun
en el la deuda esterior ó interior. Me parece que asi la ley viene todavia con imperfecciones, algu
la letra no puede ser mas clara y terminante. nas de las cuales seran quiza corregidas á la luz
Sr. Marmol.—Creo que todos tienen razon en de la discusion; pero otras tendran que subsistir
esta cuestion. por algun tiempo, como consecuencia de la nece
El pacto de 11 de Noviembre declaró que la sidad constitucional de uniformar la lejislacion
aduana de Buenos Aires era Nacional. Pero Aduanera en toda la República; como conse
no teniendo recursos con que vivir, si se entrega- cuencia del desórden rentistico que nos ha legado
ja en ese momento la renta, y por otras razones el extinguido Gobierno de la Confederacion; y
-- ÍOQC. -"o pRe-nso mencionar, se dijo: por cinco como efecto de los impuestos extraordinarios que
 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
228
tuvo que establecer el Gobierno de Buenos Aires No se ha podido ocultar al Gobierno la conve
parala amortizacion del papel moneda y fondos niencia que en ello habria, pero propiamente di
publicos emitidos para atender álos gastos de la cho, no se vá á sancionar una ley de Aduana,
sinó una ley de circunstancias, que declara" vigen
última guerra. ,
Esta es la única esplicacion que tiene que dar tes en todas las Aduanas dela República las le
por ahora la Comision. Cuando se discutan en yes y tarifas que actualmente rigen aqui. No
particular los articulos del proyecto de ley, ó se hay tales inconvenientes ni convendria en un
anticipará á exponer las consideraciones que crea término tan adelantado del año entrar á consi
convenientes ó se limitará á responderá las obje derar una ley en la que quien sabe cuantas alte
ciones que se opongan. raciones podrian introducirse. No se trata, pues,
Sr. Elizaldo.—Yo voy á hacer una observacion de una ley de Aduana, sinó de llenar un a necesi
general, Sr. Presidente sobre el todo del proyec dad inmediata y de grandisima trascendencia,
to, pereque no afecta al fondo de la parte dis cual es declarar que son uniformes en toda la
República las mismas tarifas que en Buenos Ai
positiva de la ley.
Creo, señor, que no es conveniente la forma en res, poniendo en práctica inmediatamente aquello
que se presenta esta ley. Por ejemplo por el que no puede ponerse de otro modo, sinó prece
articulo 1.a se dice: "la ley de Aduana y las res diendo esta declaracion, es decir, el libre tránsito
pectivas tarifas de Avaluos vigentes en la Pro- de todas las mercaderias en la República. Si
«vincia de Buenos Aires regiran en todas las fuesemos á hacer ahora una revisacion especial
«Aduanas de la República." delas leyes dictadas para este ano, ó tendriamos
Yo erco que el Congreso debe votar la ley art. que aceptarlas sin discusion ó que demorarnos
por articulo, y no referirse á otra ley. Estoy quien sabe cuanto tiempo, porque yo mismo ten
conforme en que se adopte, porsupuesto; la ley dria que proponer mil modificaciones á la ley
de la Provincia sobre Aduanas, pero quiero que actual de Aduana. Lo que se trata es decir; las
esa ley de Buenos Aires se ponga en el cuerpo de leyes que reglan en la antigua Confederacion y
esta, porque sinó, sancionada esta ley resultaria la actual de la Provincia de Buenos Aires for
que era necesario ocurrirá buscarla de la Pro maran una sola, uniformando los pequeños pun
vincia. Creo que no se debe privar al Congreso tos en que hubiese diferencias. Seria muy incon
de proceder asi, porque habrá muchos Diputa veniente alterar las tarifas aunque fuesen en su
dos que quisieran talvez objetarlos articulos de beneficio. Asi es que traida á consideracion deta
esa ley, lo que no pueden hacer en esta forma. Asi llada la ley de Aduana de Buenos Aires ó tene
es que, sin pretender que esta idea prevalezca, mos que sancionar todos los articulos, ó que ha
creo que debe incluirse en el cuerpo de esta ley, cer un estudio muy detenido y concienzudo para
toda la parte dispositiva de la de Buenos Aires. saber si el sistema de aranceles es bueno ó si con
Creo que las leyes de impuestos deben votarse vendria mas bien innovarlo. Pero no se trata
articulo por articulo, para evitar lo que sucedió hoy de eso, sinó de algo mas importante por el
en tiempo de Rosas. Por la ley de Papel Sella momento, que es dar vida, por decirlo asi, á la
do de 1833, se dió la de 34, y asi sucesivamente República. Voy ahora al fondo del pensamiento.
de manera que en el año 48 ó 49, para conocer la En 1860 se igualaronlas tarifas y aranceles de
ley, era preciso tener presente diez á la vez. Soy Aduana y entonces, sin detenerse en la considera
de opinion por lo tanto que debe procederse del cion de articulo por articulo pudo decir el Go
modo que indico, pues, ademas de lo espuesto, bierno lo que dice ahora el Congreso: son unifor
juzgo que mucha parte de la ley Provincial de mes las tarifas en todas las Aduanas de la Re
Buenos Aires no debe, ni puede, figurar en la pública, tomando para ello un tipo y de esa ma
Nacion. Alli hay una porcion de disposiciones nera pudo uniformar su sistema aduanero. Las
que son de la localidad, que no pueden aplicarse tarifas y las leyes son identicas, pero la Confede
á las otras Aduanas de la República. racion creó derechos adicionales, como Buenos
Sr. Ministro de Hacienda.—No las hay. Aires las creó por su parte tambien y esto es lo
Sr. Elizalde.—"$° ataco el fondo del pensa que tratamos de uniformar. Citeme el Sr. Di
miento, pero la forma es viciosa. No sé si el Sr. putado ó algunos de los otros Sres. del Congreso,
Ministro tendria inconveniente en aceptar lo que un articulo sustaucial ó material, en el cual dis
crepen las leyes. Nada vale que haya ó no deu
de Hacienda.—Voy á decir por dores en el Rosario, ni algunos otros detalles por
que no se ha hecho lo que el Sr. Diputado pro ese estilo. Sobre todo, si se fuese á legislar para
pone.
 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
cada localidad, tendriamos una inmensa ley la
que nunca puede entrar en todos los pormenores.
Ademas ya dije que esta no es una ley de Adua
nas sinó una ley ad hoc, para igualar las tarifas,
"i o me opondria absolutamente á que tratasemos
de hacer una nueva ley que traeria gravisimos
inconvenientes. Lo que puede hacer el Congre
so es inmediatamente despues de esta sancion,
ocuparse de una ley de Aduana para 1863 y pro
curar que ella sea lo mas perfecta posible.
Por otra parte, toda dilacion que haya en la
sancion de esta ley causaria gravisimos inconve
nientes á todo el comercio que está en la especia.
tiva de esta ley. Yo pediria al Sr. Diputado que
no insistiera en su mocion.
Sr. Elizalde.—Voy á decir. Estoy de acuerdo
con la idea, no quiero que se haga modificacion
en la ley existente, pero francamente, me parece
que es irregular ese procedimiento.
Sr. Ministro de Hacienda. —Iba á decir que no
es este el solo caso en que se sanciona una ley
haciendo referencia á otras. Mas le diré, la ley
de Aduana está repartida en toda la República,
de manera que todo el mundo la conoce.
Sr. Elizalde.—Yo hago una observacion que
me parece muy atendible. Los Sres. Diputados
de las Provincias quiza no conocen la ley.
S.': Ministro de Hacienda.—Yo declaro que
son iguales las tarifas y deben creerme. El que
no sabela ley debe pasar por lo que le digan, y yo
aseguro que son las mismas.
Si: Elizalde.—No creo, que es bueno este pro
cedimiento.
. Si: Ruiz Moreno.—Pido la palabra.
Si: Gorostiaya. —Yo la he pedido para apoyar
lo que dice el Sr. Ministro de Hacienda pero si
el Sr. Diputado por Entre Rios tiene que hablar
en contra, yo lo haré despues.
Sr. Ruiz Moreno.—Voy á votar eu contra del
proyecto en general, porque estoy en desacuerdo
con la forma en que viene, no solo por lo que ha
dicho el Sr. Diputado por Buenos Aires sinó por
que vienen mezclados diversos asuntos. Nada
tiene que ver el segundo asunto que figura como
principal en el proyecto, con el primero que es la
uniformidad de las tarifas y leyes de Aduana.
Aqui se trata, no solo de las leyes aduaneras y
de las tarifas, sinó de la deuda Nacional y de la
de la Provincia de Buenos Aires cosas que son
enteramente distintas. Podriamos estar de acu
erdo en el primer punto, y en completo desacuer.
do coii el segundo. Lo que ha espuesto el Sr.
Ministro de Hacienda es muy atendible, pero
eso mismo me convence de la necesidad de copiar
229
aqui le ley de Aduana. Si la ley de Aduana de
la Confederacion y la de Aduana de Buenos Aires
son iguales; si las tarifas lo son tambien,entonces
no hay la urgencia de sancion del proyecto; pues
la marcha administrativa ha de ser la misma
siendo las leyes identicas.
¿Que dificultad hay en seguir aplicandolas co
mo está aqui?
Esto con respecto, á la urgencia, y ademas, re
pito, que encuentro dos asuntos diversos que nada
tiene que ver el uno con el otro.
Hé de votar, pues, en contra del proyecto en
general.
Sr. Goroztiaga (D. B.)—He'manifestado ya Sr.
Presidente, que no deben estrañar que la ley que
discutimos, tuviese muchas imperfecciones. Su
principal objeto no es fijar los derechos de im
portacion y exportacion que han de satisfacer en
las Aduanas nuestros consumos y productos; sino
uniformar la legislacion aduanera para toda la
República, en cumplimiento de las prescripcio
nes, de la'Constitucion,y de los pactos. La union
nacional será nominal, mientras las mercaderias
que han aduanado ya en Buenos Aires, y son
despachadas de removido para el consumo de las
demas Provincias, tengan que satisfacer en las
otras Aduanas Nacionales nuevos derechos. A
reparar este desorden tiende la ley propuesta,
armonizando las tarifas y aranceles que regian
en la Confederacion y en Buenos Aires.
Por consiguiente, aun admitiendo la conve
niencia de variar la forma en que viene dicha ley
y do insertar en ella la que rige en las Aduanas de
Buenos Aires, ya sea formando un capitulo apar
te ó agregandola á continuacion, siempre resulta
rá que la mira principal del Congreso en la san
cion de esta ley, es la conciliacion de la legislacion
aduanera de las dos fracciones en que estaba divi
dida la República.
Sr. Zavitleta.—De acuerdo con el Sr. Miembro
Informante de la Comision que deja la palabra,
en cuanto á que el Congreso no puede alterar la
ley de Aduana ni las tarifas vijentes en la Repú
blica, creo sin embargo que la forma que se le ha
dado al proyecto de ley, es de ley de impuestos.
El articulo 1.° dice: (leyó) El declara, pues,
vigente la ley de Aduana de la Provincia de
Buenos Aires. A esto llamo yo establecer im
puestos, y la forma lo dice muy claramente. Por
otraparte: el proyecto que está en discusion, tam
bien tiene varios articulos por los cuales se pro
pone fijar el valor del papel moneda de la Pro
vincia de Buenos Aires.
Yo no se si la Comision ha tenido presente que
230 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1802.
asignando un valor al papel moneda de la Pro
vincia de Buenos Aires, puede llegar el caso de
que se concedan privilegios á unas localidades
respecto de otras, contra lo proveido por la Cons
titucion Nacional.
Sr. Gorostiaga(D. B.)—Cuando entremos á
la discusion en particular trataremos de eso.
Sr. Zavaleta.—Es que yo haria indicacion para
que se incluyeran los articulos de la ley de Adua
na de Buenos Aires para que los estudiara la Co
mision, y viera si se ajustaban ó no á las prescrip
ciones de la Constitucion.
Sr. Bedoya.—Teniendo presente las razones
espuestas por el Sr. Ministro y por el Miembro
Informante de la Comision, comprendo la necesi
dad de que termine cuanto antes esta ley. Sin
embargo, considero que para uniformar la ley de
Aduana en toda la República, el Gobierno algun
trabajo ha de tener que hacer en la ley de Adua
na de la Provincia de Buenos Aires. Por ejem
plo: la ley de Aduana de la Provincia de Buenos
Aires en su capitulo 3.° se ocupa de "las relacio
nes comerciales entre el Estado de Buenos Aires
y las otras Provincias. Esto hay que suprimirlo.
Sr. Ministro de Hacienda.—Eso lo dice la ley
nacional tambien.
Sr. Bedoya.—No lo dice.
Sr. Ministro de Hacienda.—No la ha leido,
leala, y verá que en lo sustancial es lo mismo.
Sr. Bedoya.—No digo que sea sustancial, digo
que el Gobierno ha de tener que hacer algunas
variaciones.
Sr. Ministro de Hacienda.—Ninguna.
Sr. Bedoya.—¿Ninguna, señor? ¿Hasta las
palabras rigen en la ley de la Nacion?
Sr. Ministro de Hacienda.—Lea la ley de la
Nacion y verá.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Dice que los proyec
tos y manufacturas de la República Argentina
son libres de todo derecho.
Sr. Bedoya. —Eso está incluido en el capitulo 1.°
Sr. Ministro de Hacienda.—Le diré el objeto
de declararlo asi laley. Antes, las producciones
de las Provincias Argentinas, no eran tratadas
como producciones de las Provincias Argentinas
lo cual era una cosa muy particular; y como era
conveniente declarar que las producciones de las
Provincias Argentinas eran argentinas en todas
las Provincias, se hizo esa declaracion.
Sr. Bedoya.—Eso mismo está declarado en el
capitulo 1.° pero digo que el Gobierno Nacional
ha de tener necesidad de presentar á la nacion
una ley modificando la que hoy rige aun que sea
con la clasificasion de nueva ley, y digo que en
lugar de Estado de Buenos Aire£,como dice esta
ley, debe decirse de la Nacion, sin que esto im
porte decir que no es la misma ley. De consi
guiente, digo que el Congreso puede examinar
rapidamente los articulos de la ley de Buenos Ai
res sin hacer modificaciones fundamentales, pues
to que para toda la Confederacion como para
la Provincia de Buenos Aires se ha adoptado ya
una ley para todo este año. Asi es que yo creo
que puede examinarse rapidamente la ley de
Aduana de Buenos Aires para darle la forma de
la ley de Aduana que debe existir en un solo
cuerpo,agregandolaá los articulos que hay en este
proyecto. Esto no puede ser objeto de disension
desde que todos los Sres. Diputados comprende
mos que no es posible entrar á hacer modifica
ciones sustanciales, sino no modificaciones insig
nificantes. Asi es que en pocas horas se habrá
discutido la ley, y esa ley será la que el
Gobierno hara imprimir para mandar á todas las
Aduanas de la República. De otro modo, el
Gobierno por si va á tener que hacer esas modi
ficaciones, por que no se puede hacer circular la
ley asi; pero ese es un trabajo mecánico, del mo
mento. Hay tambien algunas cosas que es pre
ciso suprimirlas, como es un articulo que habla
de la introduccion de los efectos de ultramar por
la via terreste, cosas que estan prohibidas por la
ley de Buenos Aires.
Sr. Ministro de Hacienda.—Ya se ha suplido
eso, por leyes especiales.
Sr. Bedoya.—Por eso es que hay quehacer una
nueva impresion. Por ejemplo por la Aduana de
Salta se establece la importacion, y por la de
Jujui tambien.
Sr. Ministro de Hacienda.—Para que com
prenda la Cámara que lo que ha querido el Go
bierno es hacer un gran beneficio á los pueblos,
yo objetare tambien que en esa ley se establecen
cosas que no tienen nada que ver con la ley de
Aduana, y entre tanto tienen que ir en la ley,
porque no se puede hacer nada sino se determina
ya lo que corresponde con relacion á los intereses
materiales; pero las ideas estan ligadas. El ob
jeto que el Gobierno ha tenido para proponer
esto, es que el Congreso tiene que ocuparse de la
revisacion de las leyes de Aduana y dictar la ley
para el año 63.
Entonces el Congreso tendrá tiempo de estu
diar muy detenidamente todos los defectos que
la ley actual pueda tener; pero por ahora hay
que continuar asi, dejando esos pequeños defec
tos para que los arregle el Gobierno, porque son
de la parte administrativa. Sino, tendriamoa
que entrar en una discusion muy larga y muy mi
 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
nuciosa, tanto mas, cuanto que todos quieren ha
blar aun sobre los puntos en que estan conformes
seria tma segunda ediccion del Reglamento.
Repito que no es ley de Aduana que mas bien
es una declaratoria de los principios constitu
cionales respecto á las leyes que rigen en toda la
República; es una ley que encierra un pensa
miento mas alto, porque su mira principal es
uniformar cnanto antes las tarifas de Aduana en
toda la República, declarando al mismo tiempo
cuales la ley de Aduana que rige. Este es el
objeto que el Gobierno ha tenido para proponer
la asi; no es por capricho, sino porque vamos á
perder muchisimo tiempo en discutir la ley de
Aduana que no se puede dar sino estudiandola
muy despacio. Asi es que lo qué se propone no
es mas que esto: la ley de la Provincia de Buenos
Aires es la que que ha de regir en toda la Repú
blica, nada mas, hasta que la nacion legisle sobre
las Aduanas. Es, pues, una declaracion del
Congreso, no es ley de Aduana es una referencia
que se hace, como se haria de la ley de Indias, ó
de las leyes de partida. El objeto no es masque
no perder tiempo, y acaso no valoran los Sres.
Diputados todala importancia de esta ley. Ademas
tendria que pasar tambien á la otra Cámara, y
Dios sabe si allino se ponen dificultades sobre
esos detalles.
Yo aconsejaria, pues, á la Cámara que no se
detuviese en detalles de tan poca importancia y
que se preocupase del fondo de la ley, cuyo objeto
es bonificar los intereses materiales de los pue
blos. No perdamos, pues, tiempo en discutir
detalles de tan poca importancia como es lo de si
se ha de agregar los articulos en el cuerpo de la
ley. Este es el objeto que se ha propuesto el Go
bierno pero en fin, el Congreso puede resolver lo
que le parezca mejor.
Sr. Bedoya.—Otra irregularidad aparece aqui
y es que esta ley se ocupa de las tarifas de ava
luos.
Sr. Ministro de Hacienda.—Aqui dice que las
tarifas no rigen. Eso es distinto. Las tarifas de
avaluo que rigen en la Confederacion son distin
tas de las de Buenos Aires, son lasque se man
daron regir siendo yo Ministro en la Confedera
cion; pero es esencialisimo declarar cuales son
los que rigen.
Sr. Bedoya.—Yo habia hecho la indicacion en
la crencia de que los Sres. Diputados estan per
suadidos de la urgencia que hay en sancionar esta
ley, como ha dicho el Sr. Ministro; y como las
modificaciones tienen que hacerse de algun mo
do, porque no se puede decir: en todas las Adua
231
nas de la República rige la ley de Buenos Aires
yo creo que podrian hacerse ya esas pequeñas
modificaciones.
Sr. Ministro de Hacienda.—Eso se hace por
medio de una circular, porque corresponde á la
parte administrativa. A veces hay que variar la
disposicion en cada localidad, segun las circuns
tancias, y la ley no puede entrar en esos detalles.
En la Aduana de San Juan, no pueden regir
estas tarifas,y como esto, hay muchieimos detalles.
Sr. Bedoya.—Eso será en cuanto al nombra
miento de empleados; pero la disposicion será la
misma.
Sr. Ministro de Hacienda.—No, señor, hay
que variarla disposicion misma, por ejemplo, lo
que está sujeto á los tratados con Chile, requiere
una disposicion especial para aquella localidad;
pero todo eso es administrativo.
Sr. Bedoya.—Yo creia que habia de ganarse
tiempo con hacerlo que yo proponia, porque igual
discusion ha de haber en el Senado. Mientras
que dandole esta forma, que es la forma que por
ahora conviene darle á la ley, no se perderá tiem
po alguno, ni habrá oposicion tampoco, puesto
que se mejora la ley de Aduana.
Sr. Marmol.—Por mas poderosas, como lo son
en efecto, que sean las razones que ha manifes
tado el Sr. Ministro, me permitiré suplicarle que
tenga presente la posicion de los legisladores-,
tenemos deberes que cumplir, deberes que la
Constitucion nos impone. Yo soy el primero en
apoyar la urgencia de esta ley; pero las leyes no
solamente tienen fondo, tienen tambien forma
constitucional, forma que no podemos prescindir
de ella. Por ejemplo: en una ley no podemos
decir «ino La Nacion. Ya vé, es una palabra,
una cosa insignificante, y sin embargo, es nues
tro fleber adoptar esa forma que no está en nues
tra voluntad adoptar otra por mas deseos que
tengamos de prescindir de ciertas formas. Asi
es que cuando se dice, la ley de tal parte, es nece
sario una de dos: ó dejarle al P. E. la facultad de
poder hacer enmiendas en esa ley para arreglarla
álaformade que el Congreso no puede prescindir
porque no puede delegar la facultad legislativa
de una coma, ó tiene que sugetarse á la forma
que prescribe la Constitucion. Asi, se dice: Es
tado de Buenos Aires ¿pero que significa esto?
Quien no sabe que no es. Mientras tanto, no
podemos sancionarlo como ley porque nos está
vedado, ni está en nuestros deseos. Son palabras
son pequeñas cosas; pero son prescripciones lega
les á que no podemos renunciar sin faltar á las
obligaciones que nos impone la ley, de dar tal
forma.
232 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
Asi es que por mas tiempo que perdamos, no
podemos prescindir de ciertas cosas; pero si el
Senado no tiene sesion mañana, podemos reunir-
nos para tomar en consideracion las razo
nes que se estan dando, tanto las que son de for
ma como las que ha dado otro Sr. Diputado por
Entre RioS, porque efectivamente, esta ley abra
za varios puntos, y tambien nos es prohibido por
el Reglamento dar una ley que trate de asun
tos tan diversos.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Son asuntos relativos
á la ley de Aduana.
Sr. Mármol.—¿Podria destinarse los dineros
de la renta de Aduana á la construccion de acue
ductos, ú otra cosa semejante?
Sr. Ministro de Hacienda.—No ponga hipó
tesis en la ley. ¡Cómo acueductos! ¿Donde hay
acueductos en la ley?
Sr. Mármol.—No me ha comprendido el Sr.
Ministro: le digo que asi como se destinan fondos
de la renta de Aduana para la amortizacion del
papel moneda, se podrian destinar tambien para
el establecimiento de aguas corrientes.
¿>r. Ministro de Hacienda.—&Y qué diria el
Sr. Diputado si nos pusieramos á volar ahora? Se
dina un desatino. No senor; están ligados, y tan
ligados, que no los ha de poder desprender el Sr.
Diputado.
Sr. Mármol.—El destino de los fondos, es
independiente de la recaudacion de las rentas.
Sr. Ministro de Hacienda.—Absolutamente
no, señor, porque están ligados por las leyes de
la Confederacion, y no podemos hablar de esas
leyes sin tratar de los objetos á que son destinados
hoy mismo. Yo no quiero hacer cuestion de
amor propio; pero todo estará salvada con no de
cir la ley de Aduana. Diga: los aranceles de
Aduana y tarifas de avaluo, no diga la ley; pero
yo digo que si se tratara de la revision de la ley
de aduana (lehablaré prácticamente al Sr. D. por
que él no está en los detalles minuciosos que no
valen ni la pena de estudiarlos,) seria imposible
preveer todos los casos en la ley, porque ya ha
llegado el caso de que en algunas partes no se ha
podido encontrar ni veedores; en ciertas Adua
nas, ni pagándolos, se han podido encontrar
y ha habido que suplirse sin ellos.
Sr. Bedoya.—Eso se deja á discrecion del Go
bierno.
Sr. Mini&sro de Hacienda.—Por eso digo que
tienen que hacer enmiendas tan concienzudas
como esta, y que los Sres. Diputados no las van
á poder hacer en la ley. Yo les propongo que
las hagan con mas descanso, mañana mismo, des
pues de sancionada esta ley, pueden ocuparse de
dar una ley completa para el año 63.
Sr. Mármol.—Yo no trato de alterar la dispo
sicion, sinó de la forma; ha dicho muy bien el Sr.
Diputado cuyas ideas estoy sosteniendo, porque
propiamente no son mias; pero ha dicho perfec
tamente que donde dice EstecZo de Buenos A-ires,
por ejemplo, hay que enmendarlo. Yo le digo al
Sr. Ministro que nosotros no podemos dejar pasar
ni una coma.
Sr.Ministro de Hacienda.—¿Donde está Es
tado do Buenos Airesl Quiza ha hecho la cita
sin saber lo que ha citado.
Sr. Bedoya.—Si, señor, está.
Sr. Ministro de Hacienda.—Será un error da
imprenta: todo-está bajo el nombre de Provincia
de Buenos Aires.
Sr. Bedoya.—Es sancionada en el año 62.
Sr. Ministro de Hacienda.—Si, señor, en el
61; pero desde la jura de la Constitucion no se
usó oficialmente mas que el nombre de Provincia
de Buenos Aires.
Sr. Elizalde.—Puede ser que sea en medio de
la ley, alguna referencia á cuando era Estado.
S. Bedoya.—En el articulo 20 debe decir: fue
ra de la RepíMica; pero dice fuera del Justado.
Sr. Ministro de Hacienda.—Lo mismo hay que
poner, señor, donde dice fuera de la Provincia;
hay que poner: fuera de la República. Lo mismo
es donde dice almacen del Estado que es un nom
bre genérico que se aplica á todas las cosas del
fisco.
Sr. Bedoya.—En tres partes hay que cambiar
esa palabra Estado por la de Jiepubliea.
Sr. Mármol.— Creo que nada se perderia con
que este proyecto vuelva á la Comision para
discutirlo mañana, tomando en consideracion las
observaciones que se han hecho.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Me opongo, Sr. Pre
sidente, ála proposicion que acaba de hacerse,
para que este proyecto de ley vuelva á la Comi
sion de Hacienda. Si se cree que él adolece de
imperfecciones y defectos que deban corregirse,
estas enmiendas pueden hacerse aqui mas facil
mente, que en el seno de la Comision.
Para decidir sobre la indicacion que se ha he
cho, de que en esta ley deben insertarse todos
los articulos de la ley de Aduana de Buenos Ai
res y no referirse simplemente á ellos, no es pre
ciso que el asunto sea reconsiderado por la Comi
sion.
En cuanto al otro argumento que se ha hecho
para apoyar aquella proposicion, basta leer con
atencion el proyecto, para convencerse que en el
 SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1862.
no se comprenden asuntos estraños á la materia
de que BC trata. Aun los articulos mismos rela
tivos al destino que debe darse al producto de los
dereclaos adicionales, tienen conexion necesaria
con la ley de aduanas nacionales.
Obligado el Congreso á uniformar esta legisla
cion, se propone por el proyecto en discusion, que
los derechos adicionales que se cobran en las
aduanas de Buenos Aires, rijan tambien en todas
las otras aduanas nacionales, quedando- abolidos
los que estaban establecidos en ellas. Pero como
estos derechos adicionales habian sido creados
tanto en Buenos Aires como en la Confederacion
con objetos especiales, y habian sido afectados al
pago de ciertos creditos; es de justicia que al modi
ficarlos ahora para uniformarlos, se provea al
mismo tiempo sobre la aplicacion que debe ha
cerse del producto de ellos, conforme á las leyes
anteriores y á los derechos adquiridos bajo su
imperio.
Sr. Obligado (D. A. £)— Habia pedido la
palabra, Sr. Presidente, para contestar á la pri
mera objecion que se habia hecho respecto á la
forma del proyecto. Yo creo que la forma del
proyectoos irreprochable: pues es usual, tanto en
tre nosotros como en todas partes, hacer referen
cias á las leyes existentes, tanto para derogarlas,
como para alterarlas ó modificarlas, lo mismo que
para darles nueva fuerza, ó para adoptar algunas
de sus disposiciones. Siempre se supone que la
legislacion existente es conocida de todos, y noso
tros hemos partido de ese principio. Asi es que
no hemos hecho mas que referirnos á la ley exis
tente como es de uso general en la legislacion de
todas partes.
Si solo se tratára pues de que la ley de Aduana
y la respectiva tarifa de avalúos, que ha estado
vigente hasta aqui en la Provincia de Buenos
Aires, continuáran rigiendo en ella en adelante,
bastaria hacer iuia simple referencia á aquella ley
pero como lo que se propone es hacer estensiva
su aplicacion á todas las Aduanas de la Repú
blica, me parece que no puede haber inconve
niente, y que toda dificultad quedará salvada,
dando lectura ante la Cámara de la ley de Adua
na que se trata de declarar vigente; y que aunque
podria haber sido incluida en el testo de la ley
que se discute, no es esto necesario, desde que
aquella otra ley sea conocida.
Sr. Ministro de Hacienda.—El Gobierno ha
declarado bajo su firma aqui, que los aranceles
que se mandan regir, son identicos á los que es
tan rigiendo en Buenos Aires.
Sr.. Obligado (D. A. C.)—Yo hice la indicacion
233
con el objeto de satisfacer á los que hacian obje
ciones, por que creo que quedarian satisfechos.
Sr. LUzalde.—Yo he hecho objecion porque
estoy contra el sistema de referencias, en toda ley
yo estoy porque se ponga los articulos en el cuer
po de la ley.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo he sostenido
lo contrario, por que estoy contra el sistema de
dilaciones innecesarias.
Sr. Mizalde.—Yo estoy por. que rija la legis
lacion de Buenos Aires por que no se modifique
en nada; pero estoy contra esta, forma de dictar
leyes.
Sr. Bedoya.—Me parece que el medio pro
puesto por>el Sr. Miembro de la Comision, de que
se imprima y se reparta la, ley, dilataria muchi
simo mas que si se trageralaley para tenerla á la
vista. Francamente, no podemos ocuparnos de
esto con conciencia sin tener conocimiento de
esa ley, sin oiria leer siquiera. La mayor parte
de los Sres. Diputados manifiestan que no la
conocen, y el Sr. Ministro-de Hacienda no quiere
creer en eso.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Por que no la
conocen? Yo no tengo Fa culpa; la ley está en
todos los registros oficiales, hasta en los almana
ques.
Sr. Cantilo.—Furnias Cámaras de la Provin
cia es justa la observacion; pero para el Congreso
no: el legislador provincial no necesitaria conocer
esta ley; pero el de la nacion si'.
Sr. Bedoya.—Por eso yo haria mocion para
que se levante la sesion por serla hora avanzada,
y si no tiene sesion el Senado, mañaoa continua
remos la discusion. •
Sr. Obligado (D. A. (7.)—Pasado mañana es
1b mismo.
Sr. Bedoya.—Si no, puede resultar lo que ha
indicado elSr. Diputado por Buenos Aires: va á
haber confusion en las fdeas, y quizá resulte
negativa.
Sr. Ministro de Hacienda.—Eso no, porque
tambien podria aceptarse el proyecto en general
y ser deshcchado en particular. Si el pensamiento-
es favorable, puede sancionarse en general y
hacerse despues todas las modificaciones que se
quieran. Por consiguiente, puede votarse el
proyecto en general.
Sr- Gorostiaga (D. B.)—El proyecto de ley
que se haya en discusion, en mi- concepto, lo que,
importa es si ha de haber ó no legislacion adua
nera: esto es lo que importa la sancion del pro
yecto en general. Al discutirse en particular,
31
23é SESIÓN DEL 16 DE JULIO DE 1S62.
pueden tomarse en consideracion todas las obser
vaciones que han hecho los Sres. Diputados y
discutirse tambien el articulo 1.° que dice: (Leyó)
Entonces pueden ponerse todas las enmiendas
que se quieran, y copiar toda la ley de Buenos Ai
res pero yo no veo que ninguno de los Sres. Di
putados segun las observaciones que se han he
cho, niegue- su voto al proyecto que es el cumpli
miento de una disposicion constitucional que al
atribuir al Congreso la facultad de legislar sobre
las Aduanas Nacionales, dice que esa legislacion
debe ser, uniforme.
Sr.EUzalde.—Yo le preguntaria á los Sres.
de la Comision que objecion séria hay que hacer
á la ideado que se incluya la ley de Buenos Aires.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Qué objecion
eeria hay para que se admita el proyecto en ge
neral.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Por ahora, yo pediria
que se cerrase la discucion y que se votase el pro
yecto en general?
Sr. Canttto.—La cuestion de forma ha ido de
senvolviéndose de tal manera, que ya uno de los
Miembros de la Comision se adhiere á uno de los
puntos que en mi opinion,es el que ha dado origen
á la mayor parte de esta discucion. Yo recelo
que una votacion del proyecto en general, dé un
resultado negativo, y traiga consecuencias que no
está en el espiritu de la Cámara ocasionar.
La cuestion de forma de que se trata, tene ma
yor importancia de lo-que parece. Si este arti
culo lo aplicase la lagislatnra de ia Provincia, ó
fuera una ley de la provincia, es indudable que
esta ley no tendria los óbices á que da origen
dictándola el Congreso. Si esta ley se dictase
para las 13 Provincias que componian la Confe
deracion, sucederia lo mismo; pero dictandola el
Congreso actual, es preciso que nos acerquemos
siquiera á la forma ordinaria en que se deben
dictar las leyes. En el fondo, esto no es sinó dic
tar una ley de- Aduana para las trece Provincias
de la Confederacion, ó aplicar la ley de una Pro
vincia á toda la nacion, y para eso no me parece
que el Congreso necesite, para que la ley sea na
cional, sinó ponerle el sello de su voto.
Para allanar estos inconvenientes, pues, no digo
que se discuta la ley de la Provincia de Buenos
Aires, sinó que se haga conocer. De consiguiente
me adhiero á la indicacion del Sr. Diputado para
que se imprima un ejemplar de la ley de la Pro
vincia, no porque el Congreso no pueda alterar
hoy las leyes aduaneras, como me parece haber
oido decir á un Sr. Diputado, porque haya com
promiso para no legislar durante este año en ma
terias de aduana.
Sr. Ministro de Hacienda.—Por mi parte de
claro que tiene derecho de legislar, como lo está
haciendo ahora misuao.
Sr. Cantólo.—Tiene esa facultad, puesto que
mañana mismo puede establecer otros derechos
para el resto del año. Bien, pues; he dicho que
la votacion general, con motivo de estas disiden
cias, puede venir á tener un resultado negativo
de la voluntad de la Cámara y fracasar el pensa
miento que se quiere ejecutar. Como yo no de
seo que tal cosa resulte, me adhiero á la indica
cion que ha hecho el Miembro de la Comision de
Hacienda, para satisfacer á los Sres. que no se
oponen á la ley; pero que quieren darle una for
ma mas legal. El Sr. Ministro comprenderá que
esto no es hacer oposicion en manera alguna; el-
Congreso obra en este caso tratando de ajustarse
á las formas y nada mas.
Sr. Bedoya.—Podemos votar la ley en general
y despues continuar la discusion en particular,,
teniendo la otra ley á la vista.
Sr. Elizalde.—Yo le preguntaria á los Sres.
de la Comision, qué objecion seria hacen á que se
estudie la ley.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Y qué objecion
seria hay para oponerse á que se discuta en gene
ral?
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Por ahora, yo pediria
que se cerrase la discusion y que se votase en ge
neral el proyecto.
Sr. Presidente.—Se va á votar si el punto está
suficientemente discutido ó uo.
Se votó y resultó afirmativa general. En se
guida se votó si se aprobaba ó no el proyecto en
general, y resultó aprobado por afirmativa contra
uno.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece,
levantaremos la sesion para continuar pasado ma-
ñana.
Se levantó la sesion á las cinco de la tarde.
CAMARA DE DIPUTADOS DE LA IACM
iVuin. 14.

PRESIDENCIA DEL SE OBLIGADO

SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862

-RESIDENTE. En Buenos Aires á 1 8 de Ju . ley general de Aduana para toda la República.

Albarrllo». lio de 1862, reunidos en su sa Sr. Ministro de Hacienda.—No hé de entre
Alvina.
A K «Ir re. la de Sesiones los Sres. Dipu' tener mucho tiempo á la Cámara, sobre cual sea
Bedoya. tados(al marjen) El Sr. Presi lo mas conveniente en este caso, porque creo que
Blanco.
Cmbral. dente plocamó abierta la Se en esa discusion prévia, se ha de gastar mas tiem
Canillo. sion. Leida aprobada y firma po que en la otra.
Clrlt.
«-••tro. da el acta de la anterior se pa La observacion mas formal que se hizo en la
Del Rio só á la órden del dia con la sesion anterior fué, que los Sres. que componian
Eltzalde.
García (X. A. discusion del articulo 1°. del la Cámara de Diputados del Congreso Nacional,
García (P.) 2.° proyecto de la Comision de estaban en la necesidad de conocer la ley de
Croroctlaga ii,.)
Gorostlaga B. Hacienda. Aduana de Buenos Aires antes de votar esta tal
Granel. Sr. Gorostiaga (D. B.)—A.l cual se presentaba; pero ninguno de esos Sres .
Ibarra.
Lapridu. tomarse en consideracion el puede alegar que no conoce la ley Nacional. Co
Lezama. articulo 1.° de la ley que está mo he declarado que ambas son,en sustancia exac
Montes de Oca.
Ortlz. en discusion, la Comision de tamente iguales, yo voy á decir el porque y para
Oroño. Hacienda no tiene inconve que no se crea que hay algun pensamiento en
O Migado (A. C.)
Ocampo. niente alguno en que de acu esto, para que no quede 1a menor duda, voy á
Padilla. proponer que en vez de decir: la ley de Aduana
Ruis moreno. erdo con las indicaciones que
Torren*. hicieron algunos Sres. Dipu de Buenos Aires se diga la ley de Aduana de la
l-rlbiirii.
Vlllanueva. tados en la sesion anterior, en Confederacion de tal fecha, regirá en toda la Be-
Zavaleta. vez del articulo 1° se in corpore pública. ¿Puede haber alguna objecion sobre
Zublrla.
CON AVISO la ley de Aduana de Buenos esto? Todo el mundo conoce esa ley. De mane
Gutiérrez, Aires, haciendose en ella las ra que esto me parece acallar á todos los escru
marmol.
Quintana. modificaciones de palabras y pulos.
las otras necesarias á la Nacion. Respecto de la tarifa pediria que rigiese la de
Sr. Ministro de Hacienda.—¿La Comision pro Buenos Aires porque es mas revisada, y mas ajus
pone que se incorpore á esta ley el testo de la de tada á los precios actuales. Creo que este pro
Buenos Aires? cedimiento evitará la perdida de tiempo, que
Sr. Gorostiaga (D JS.)—Digo que la Comi debe ser empleado en cosas mas importantes y la
sion no tiene inconveniente en aceptar la modifi discusion de la ley de Aduana, para el año proxi
cacion de formas que proponian algunos Sres. mo, merece una discusion mas detenida.
Diputados que en vez del articulo 1.°se incorpo Sr. Elizalde.—Yo me alegro mucho que la Co
rára la ley de Aduana de Buenos Aires haciendo mision de Hacienda se haya adherido á que se
se en ella las modificaciones de palabras, y las incorpore en esta ley, la de la Provincia de Bue
otras que fueran de evidente necesidad, de mane nos Aires. El temperamento que nos propone
ra que la ley de Aduana de Buenos Aires fuese la el Sr. Ministro es el que subsistia antes. La obje
236 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862,
cion principal que se ha hecho á la no incorpora
cion de la ley de Buenos Aires en esta, es porque
debia estar incluida toda la parte dispositiva de
esa ley; pero si se aceptara la idea de que fuera la
de la Confederacion, vendriamos á quedar en el
mismo caso y yo entonces sostendria mas bien
el articulo primitivo de la Comision. La razon
principal qiie Be ha tenido presente para pedirlo,
es, como lo han dicho muchos Diputados que
tuviera presente la Cámara toda la parte disposi
tiva de esa ley y con el temperamento del Sr. Mi
nistro quedamos en el mismo caso. Yo creo que
aceptando el temperamento que adopta la Co
mision en un cuarto de hora se vota toda la ley,
desde que el espiritu que prevalece es no iuno
varla y con ese procedimiento, creo que se ahorra
mas tiempo.
Sr. Oroño.—El temperamento que propone el
Sr. Ministro de Hacienda creo que resuelve la
cuestion. Las dos leyes, tanto la de Buenos Ai.
res como la dela Confederacion, son casi iden
ticas en su totalidad, pero habrá algunas dispo
siciones en la de Buenos Aires que será necesario
separar, porque iria á perjudicar los intereses del
comercio de la Confederacion. Por ejemplo, si
se adoptare la ley de Buenos Aires quedaba pro
hibido el comercio que se hace, por la cordillera
con la República de Chile.
Pero adoptando la ley Nacional , queda
todo salvado y habremos arribado á la solu
cion de la cuestion. No habrá motivo de duda
ninguna para nosotros y no *veo inconveniente
alguno tampoco para que la Cámara adopte ese
temperamento. Soy tambien de la misma opi.
nion de algunos Sres. Diputados que piensan que
el proyecto de ley de la Comision debe ser divi
dido, por estar compuesto de materias que deben
eer objeto de leyes distintas. Todo lo que tiene
relacion con la reglamentacion de las Aduanas,
debe ponerse en una sola ley para complementar
este trabajo, dejando, todo lo que es materia de
ley de Hacienda que debe comprenderse en una
ley por separado. Sin embargo, sobre esto no
haré cuestion, pero creo, como lo he dicho, que
con lo que propone el Sr. Ministro queda resuelta
toda duda, toda dificultad.
Sr. Bedoya.—Yo insistiré en lo que habia in
dicado en la sesion anterior, que se vote por
capitulos, teniendo á la vista estas ó las otras le
yes. La razon que tengo para esto, ademas de
la forma, de que es conveniente que ellas se vo
ten articulos por articulos, es que la ley de Adua
na de la Provincia de Buenos Aires contiene
dos disposk iones que me parecen muy convenien
tes y benéficas para el comercio y que no estan
en la de la Confederacion. La primera es por
ejemplo, que la ley de Aduana de la Confedera
cion dice: que se pagarán los derechos de espor-
tacion al contado y la otra. . . .
Sr. Ministro de Hacienda.—Lo mismo, al con
tado; no hay diferencia alguna y ya he dicho que
son identicas ambas leyes.
Sr. Bedoya.—Ahora que tenemos á la vista
las dos podemos decir que son identicas.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo he declarado
que lo son y lo repito. Los derechos se pagan
aqui al contado y todo el mundo lo sabe.
Sr. Bedoya.—Pues, aqui no dice eso. (Leyó.)
Sr. Euiz Moreno.—Ahi hay una equivocacion.
Ese articulo se refiere á cuando la Aduana se
hace cargo de los articulos del comerciante.
Sr. Bedoya.—No señor, si lo dice terminante
mente el articulo.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo digo que se
pagan al contado.
Sr. Oroño.—Ha sido costumbre pagarlos asi.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es esto ademas,
de la ley consuetudinaria.
Sr. Bedoya.—Si es asi, está bien.
Sr. Ministro de Hacienda.—Veo con gusto
que un Sr. Diputado se adhiere á la propuesta
que he hecho y tomo la palabra solamente porque
quiero rectificar un hecho por que si él pasara sin
rectificacion, estaria en contradiccion con las
palabras del Gobierno.
Hé declarado que las leyes son sustancialmente
las mismas. El que diga la de Buenos Aires que
no se permitirá el tránsito de mercaderias por
otras Aduanas que las fluviales, no importa ab
solutamente nada, pues, existe un tratado con
Chile, el que está sobre todas las leyes. Cual
quiera que hubiese sido la disposicion que se to
mara nunca habriamos podido suprimir el co
mercio con la República de Chile. Hago esta
rectificacion para que no se crea que el Gobierno
tiene el deseo, en manera alguna, de herirlos dere-
establecidos.
Sr. Oroño.—No lo he creido asi.
Sr. Bedoya.—Hay otro articulo que dice: "la
Aduana admitirá á depósito todos los articulos
&a. y en la de la Confederacion admitirá á depó
sito todo articulo sujeto á derechos. Fuera de
esta diferencia, y de alguna otra insignificante,
las dos leyes son iguales.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es mejor la ley
de Aduana de la Confederacion en este caso.
Sr. Bedoya.—Eso es segun el sistema que ee
tenga en vista.
 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862. 237
Si: Ministro de Hacienda.—En la práctica Sr. Gorostiaga (D. B)—La mocion es estaque
no se admite á depósitolos articulos que no pagan en lugar del articulo 1.° que dice: la ley de Adua
derecho; asi es que es mejoria ley de la Confe na y las respectivas tarifas &a. accediendo asi á
deracion. la indicacion y á los deseos manifestados por muv
Sr. Bedoya.—Podriamos proceder á votar. Si chos Diputados la Comision no tiene inconve
se trata de ganar tiempo, el estarlo perdiendo no niente que en vez de hacerse esa referencia á la
es el mejor modo de conseguir el objeto. ley de Buenos Aires se ponga esa misma ley, y
Sr. Presidente.—Se votará el articulo de la entonces empezaria de este modo." El Senado y
Comision. Cámara de Diputados &a. Capitulo 1.° de la,
Sr. Ministro de Hacienda.—¿La Comision entrada maritima; y luego lo demas de la ley de
acepta el temperamento que yo propongo? Buenos Aires con aquellas ligeras modificaciones
Sr. Gorostiaga (D. E.)—El inconveniente que que debe recibir, por efecto de las circunstancias
tiene es que no conoce la ley de la Confederacion. y de hacerse Nacional esa ley. La Comision ha
Temeria que al aceptar esa ley se introdujera creido que debia mostrarse condescendiente con
algun desorden, si ella tiene diferencia con la de la indicacion de algunos Sres. Diputados.
Buenos Aires. Sr. Presidente.—La otra proposicion que es
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo le respondo bueno se tenga presente es poner el articulo 1.°
que no tiene ninguna; por la gracia de Dios soy tal como está, con la diferencia de referirse á la
Ministro de la Confederacion y de la Provincia ley de Aduana de la Confederacion sin inter
de Buenos Aires. calarse en el testo.
Sr. Elisalde.—Con esc temperamento no ade Sr. Ministro de Hacienda.—Nada maa.
lantamos nada. Dado el punto por suficientemente discutido,
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Si es asi, como Miem se puso á votacion la siguiente proposicion. "Si
bro de la Comision, no tengo inconveniente en 'se acepta la modificacion propuesta por la Co-
aceptar esta indicacion. Los Miembros de la Co . "mision de Hacienda en los terminos que acaba
mision han creido que debian condescender con ''de fijarla el Sr. Miembro Informante," la que
los deseos é indicaciones de algunos Sres. Dipu fué aprobada por afirmativa de 23 votos contra 9.
tados y por eso ha dicho que no tenia inconve Sr. Presidente.—Se irá leyendo por capitulo.
niente alguno en que se incorporara la ley de Sr. Gorostiaga (D. B.)—Si señor.
Aduana de Buenos Aires en este articulo. Sr. Elizalde.—Podria votarse por articulos.
Sr. Presidente.—¿La Comision adhiere á la Sr. Ministro de Hacienda.—Tenemos que ha
indicacion del Sr. Ministro? blar de muchas cosas. Yo tengo que objetar Á
Sr. Obligado D. A. C.—Yo insisto en la de este primer articulo.
que se incluyala ley de Aduana de Buenos Ai Sr. Presidente.—Se va á leer (se leyó.)
res en el articulo 1.° porque habiendose hecho in. Sr. Ministro de Hacienda.—Vamos á legislar
dicacion en la sesion anterior para que esto se concienzudamente. ¿Sobre este articulo tengo que
hiciera y convenido que se leyera, creo que lo decir que por la ley de Aduana de Buenos Aires
habran hecho los Sres. Diputados y desde enton . se admitia libre de derechos el carbon de lefla
ees estaran en aptitud de votar con conciencia. por la de la Confederacion no.
Yo por mi parte no conozco la de la Confedera Sr. Gorostiaga (D. B.)—Pero segun el con
cion. De manera que si se admitiese el med io cepto del Sr. Ministro este articulo e» libre de
propuesto por el Sr. Ministro volveriamos á las derechos, desde que proponia la ley de Buenos
mismas dificultades. Aires al principio.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo pido que se Sr. Ministro de Hacienda.—Es preciso que
vote mi proposicion. lo sepan. Como se trata de perfeccionar la ley
Sr. Presidente.—Es necesario votar la de la vamos á hacerlo. Yo queria que este trabajo se
Comision. verificara para 1863, pero si vamos á hacer ahora
Sr. Ministro de Hacienda.—Es una cuestion una ley de Aduana hagamosla en toda re^la.
privia que propongo, votose y desechenla. Sr. Albarellos.—Pero si el Sr. Ministro ha di.
Sr. Alsina.—Lo que propone el Sr. Ministro cho que esta es la misma ley que la de Buenos
no es una cuestion previa. Aires.
Sr. Presidente.—Debe votarse primero la mo Sr. Ministro de Hacienda.—Yo digo las dife
cion que propone la Comision. renclas, pero si no quieren no haré observacion
Sr. Ministro de Hacienda.—Muy bien. alguna.
 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1SC2.
Si: 'Obligádo (D. A. €'.) —Puede hacer las ob
servaciones que quiera, pero la Cámara hará muy
bien en sancionar lo que le parezca'.
Si: Ministro de Hacienda.—Yo no he querido
en lo mas minimo coartar la libertad de la Cá
mara. Si no pudiera hacer algunas observacio
nes, mi presencia aqui seria inutil.
Sr. Obligado (D. A. O.)—Puede hacer cuantas
quiera.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Y entonces para
que hace esa declaracion el Sr. Diputado? Yo
estoy manifestando que la ley Nacional dice tal
cosa y la Provincial tal otra.
Sr. Alsina.—Pero entonces no existo hoy la
misma urgencia que antes de ayer.
Si: Ministro de Hacienda.—No vuelvo sobre
la cuestion votada, pero puesto que se ha querido
entrar en los detalles de la ley, yo manifiesto las
diferencias que existen; pero si se cree que eso
es necesario, declaro que me callaré la boca.
Si: Elizaldc.—No señor, el Sr. Ministro hace
con ello un verdadero servicio.
Sr. Alsina.—Queria saber si hoy no hay ur
gencia.
Sr. Ministro de Hacienda.—Si la hay y por
eso propuse el otro temperamento.
S-i: Gorostiaga (D. 13.)—No habiendo observa
cion ó modificacion que hacer al articulo que se
vayan votando.
Sr. Ministro de Hacienda.—No se crea que
vengo á perder el tiempo, desgraciadamente no
tengo ni salud, ni tiempo que desperdiciar.
He querido solamente manifestar las diferencias
que habian entre una y otra ley.
Sr. Presidente.—Se votará.
Sr. Cantilo.—Me parece que no se puede per
der tiempo si se procede como se ha indicado y
si el Sr. Ministro se sirviera indicar las diferencias
de las leyes ....
Sr. Ministro de Hacienda.—Y no hablar mas.
Sr. Cantilo.—Yo digo que el Sr. Ministro está
haciendo un verdadero servicio desde que mani
fiesta las diferencias. Lo que no quiere la Cáma
ra es votar lma nueva ley de Aduana, si no cono
cer la diferencia entrela de la Confederacion y
la de Buenos Aires.
Sr. Alsina.—Yo hé de votar, sean cuales sean
las esplicaciones por la ley de Aduana de Buenos
Aires. Es una cuestion resuelta ya por la Cá
mara. Ella ha dicho aceptase la ley de Aduana
de Buenos Aires para que rija en toda la Repú
blica.
Sr. Elizalde.—Ese es el espiritu, pero no obs
ta á que se hagan algunas observaciones.
Puesto á votacion el articulo 1.° de la ley de
Aduana de Buenos Aires fué aprobado por afir
mativa general. En discusion el segundo.
Si: Ministro de Hacienda.—Aqui no encuen
tro mas que una diferencia, que en Buenos Ai
res la ceniza de soda paga el 5 p^ y en la Con
federacion no se admitia sino al 15 p.S¡
Sr. Gorostiaga (D. _ff.)—¿No hay alguna otra
diferencia?
Sr. Ministro de Hacienda.—No puedo res
ponder.
Sr. Gorostiaya (D. B.)—Llamo la atencion
del Sr. Ministro que por la ley de Aduana de
Buenos Aires no se declaran libres de derechos
todos los materiales para minas.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es cierto, yo tra
taba de proponer eso.
Sr. Zuvvria.—Yo no he pagado derecho algu
no por esos articulos.
Sr. Elizalde.—¿Y habria inconveniente en
incluirlo en la ley?
Sr. Ministro de Hacienda —No lo creo, lo
considero muy justo.
Sr. Zumria (D. J.)—Está de acuerdo con la
ordenanza vigente.
Sr. Ministro de Hacienda.—La ordenanza no
es la ley de Aduana.
Sr, Presidente.—Puede formularse la altera
cion que se propone.
Sr. Ministro de Hacienda.—Esto debia haber
sido incluido en el articulo 1.°
Sr. Alsina.—La ley que hacemos es solo para
cuatro meses, de manera que no vale la pena de
hacer alteracion alguna. Yo estaria, por que
despues presentase el Sr. Ministrola ley de Adua
na que ha de regir en 1863, y entonces en ella se
consignasen todas las enmiendas que sojuzgasen
oportunas.
Aprobado el articulo 2.° se puso á discusion el
3.° el que fué tambien aprobado lo miamo que el
4.° En discusion el 5.°
Sr. Bedoya.—Aqui es donde entraria la coca
es un articulo que tiene la ley de la Confedera,
cion, es un articulo de importacion muy impor
tante.
Sr. Oroñ;o.—He notado que se ha votado por
la Cámara, quizá sin apercibirlo, el primer arti
culo que ofrece inconvenientes en su forma. Se
ha dicho que el pensamiento era aceptar la lej'
de Aduana de Buenos Aires y tenemos por resul
tado que se empiezan á hacer modificaciones á
esa ley agregando cosas que estaban en la ley
 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 18G2.
National. Para eso era mejor aceptar la indica [• tar cinco. Esta diferencia hace que en lugar de
cion del Sr. Ministro de lo contrario, vamos á te. ' dirigirse el comercio á la Provincia de Entre Ri
ner una nueva ley. os, vá al Estado Oriental. Yo creo que el Sr.
Sr. Garda (D.P.y—Kingun Diputado se ha Ministro de Hacienda comprenderá la justicia
impuesto la obligacion de votar por los articulos de esta observacion.
de la ley de Aduana de Buenos Aires cada uno
tiene la libertad da aceptar ó rechazar el que le Sr. Ministro de Hacienda.—Me voy á permi
tir hablar, porque esto efectivamente toca al bol
parezca. Lo unico que se ha votado es la forma. sillo.
Sr. Oroño.—No se ha votado la forma sola
mente. Ha de ser, creo, materia de largas y detenidas
Sr. Garda (D. P.)—Hemos declarado por el discusiones, la conveniencia de quitar, reducir, ó
primer articulo lo que consideramos que es dig aumentar los derechos sobre la yerba. Hasta es
no de scrlo;pero en los demas cualquier Diputado una cuestion en que van á tomar parte los filóso
es dueño de proponer la modificacion quo le fos y la medicina tambien. Pero por ahora y
parezca. sin haber dedicado á esta materia un estudio
Sr. Bedoya.— Yo creo que no hay en esto alte concienzudo, me permitiré observar que este
racion alguna y me parece que la coca debe po. derecho importa mas do un 10 p§ de las entra
nerse aqui. das de la República. De manera que es preciso
Sr. Ministro de Hacienda.—Todos los produc mirarse mucho antes de suprimirlo.
tos de las Provincias Argentinas, dice la ley de Sr. Oroño.—No pido la supresion, sinó la dimi
-Buenos Aires son libres de derechos. nucion.
Sr. Oroño.—Eso era muy bueno cuando Bue Sr. Ministro de Hacienda.—Voy á permitir
nos Aires estaba separado de la Confederacion me pedir á la Cámara que haga alto aqui y estu
pero hoy seria malo, malisimo. die el asunto. No es para oponerme, pero quisiera
Sr. Bedoya.—Es indispensable consignar en proporcionar á la Cámara todos los datos nece
la ley la eoca. sarios para que sabiendo lo que produce aqui y
Sr. Presidente.—Si los Sres. no manifiestan en la Confederacion, pueda disponer lo que le
apoyo no se puede poner en el articulo. (Fué apo parezca con conocimiento de causa.
yado) y"se leyó el articulo con esa modificacion. Sr. Aíbardlos.—Eso será para despues.
Sr. Ahina.—Se votará por partes, la coca irá, Sr. Gorostiaga (D. /i.)—Deseo hacer Sr. Pre
por separado. Yo he de votaren contra. sidente una ligera observacion para contestar á la
Sr. Bedoya.—Si hay un articulo del estran- mocion propuesta por el Sr. Diputado por Santa
gero que produce un fuerte derecho. Fu.
Sr. Alsina.—Xo ha de ser fuerte en los meses Proponia una modificacion al articulo 5.° de
que falta. la ley que revisamos, disminuyendo el 20 p§
Sr. Bedoya.—Ha de seguir. sobre la yerba mate en el deseo de atraer el comer
Sr. Alsina.—La Cámara ha resuelto queseria cio de tránsito, que se hace para el Estado
incorporada la ley de Buenos Aires sin alteracion Oriental. El comercio de tránsito nunca se atrae
asi que la votacion fuó si se aprobaba ó no la ley por la baja ó alta del derecho. Los derechos los
de Aduana do Buenos Aires. pagan los consumidores, se cobran sobre la mate
Sr. Preaidente.—Fué: si se incorporaba en el ria que se consume. El modo de traerlo es esta
articulo 1.° la ley de Aduana de Buenos Aires. blecer el depósito y de cierto que si se quiero
Sr. Zavaleta.—Con modificaciones. atraer ese comercio que van con preferencia al
Sr. Alsina.—Yo tengo derecho para pedir Estado Oriental, que se establezca el depósito
que se vote por separado la coca. en la Aduana de la Concordia y se den otras fran
(Se leyó asi el articulo.) quicias. Pero que no so funde el plan sobro los
Sr. Oroño.—Ya que se trata de hacer supresio derechos, porque ellos so pagan- sobro la yerba
nes, ó de aumentar aquello que es conveniente que se consume. Pero sobre todo esta es materia
propongo la supresion del derecho de 20 p§ á la grave y que deberá discutirse cuando so tome en
yerba mate y lo propongo, señor, parque ese dere consideracion la ley de Aduana de la República
cho tan alto lleva todo el comercio de ose arti Sr. Oroño.—El comercio se atrae por la baja
culo que se hace por el alto Uruguay, al Estado de los derechos. Desde que hay un pueblo que
Oriental, desde que alli el derecho que se paga recibe esa yerba, por la que no se paga sinó dos
es de dos reales, mientras qne este viene áimpor- reales, y otro enfrente en el que se tiene que abo
240 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862.
nar cinco, eB claro que los comerciantes han de
preferir el primero.
Sr. Goroatiaga (D. jff.)—¿No creé el Sr. Dipu
tado que irian con preferencia alli donde no se
tuviese que pagar nada?
Sr. Orono.—Pero á alguna parte se han de
llevar y mientras no esté establecido el depósito
convendria aceptar el medio que propongo. Pero
voy á decir todo mi pensamiento. Tiende mi
proposicion á evitar el contrabando que se hace
de la yerba introduciendola á Entre Rios.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Eso es otra cuestion.
Sr. Canillo.—Empezaré por observar, y esto
puede poner punto á la discusion, que la mocion
no hasido apoyada.
(Fué apoyada.)
Voy á decir dos palabras en contra de ella y
es que se procederia á pasar la esponja como ha
dicho el Sr. Ministro, por este derecho sin datos
bastantes para resolver, por simples referencias
que hace un Sr. Diputado por que se paga en el
Salto y la Confederacion Argentina. Tendria
mos que por esta supresion se resolvia una cues
tion muy séria entre esos dos puntos y me parece
que sin preparacion de la Cámara, sin proveer
al mismo tiempo al deficit -que vá esta supresion
á dejar en el presupuesto, no procederiamos con
cordura. Sin embargo estoy muy dispuesto,por
que no soy ageno á lo que sobre esto pasa en la
costa Oriental, á apoyar una determinacion que
equilibrara este comercio, pero no á hacer guer
ras aduaneras. Ni preparado siquiera estoy para
semejante cuestion y creo que la Cámara se
encuentra en el mismo caso. Sobre todo habria
que proveer al deficit que resultaria de la supre
sion de este derecho y ya estamos á mas de me
dio año corrido. Para el próximo se puede hacer
la mocion que yo apoyaré probablemente.
Sr. Ruiz Moreno. —lie dt votar en favor de
la mocion del Sr. Diputado por Santa Fé, porque
esa mocion importa dar un incremento á la ren
ta. Como ha dicho perfectamente en virtud de
la baja del derecho que se paga por la yerba en
el Salto, todo el comercio de la República Argen
tina se ha ido á la República Oriental. Es im
posible, señor, que en la gran estension que tiene
la costa del Uruguay y la Provincia de Entre
Rios es materialmente imposible, digo, impedir
el contrabando. Seria necesario elementos de
vigilancia, un personal tan numeroso, que el
aumento que pudiera dar á la renta, el mayor
precio que se cobra de derechos por ese articulo,
se iria en los sueldos de los empleados iudispen-
sables. De otra parte habria indudablemente
un aumento considerable para la renta, pues, no
se iria el comercio al Estado Oriental, y no se
haria el contrabando. En este momento no es
posible reducirá cifras el monto de lo que produ
ce este derecho, para probar cual debe ser el
aumento. Se ha tratado esta cuestion en la Cá
mara Provincial de Entre Rios, después que se
desconocieron las autoridades Nacionales y es
una cosa averiguada que resultaria un aumento
de mas de 20 p§ bajando los derechos. Se dice
que esto importaria una guerra aduanera, pero
puede contestarse que es al contrario, que del
Estado Oriental ....
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Pero se sancionó
la ley en esa Provincia?
Sr. Ituiz Moreno.—Se sancionó la ley en la
Cámara, pero fué vetada por el P. E. de la Pro
vincia. Por estas ligeras consideraciones, apoyo
la mocion del Sr. Diputado por Santa Fé, cre
yendo que aun en estos cuatro meses produciria
un aumento considerable en la renta.
Sr. Cabral.— Simplemente para decir que
votaré por el articulo tal cual está y creo que la
Cámara no está preparada para entrar en esa
modificacion que viene á alterar el presupuesto
y la renta.
Sr. Ruiz Moreno.—Voy á hacer otra observa
cion, creo que la modificacion que se quiere
introducir aqui, está ya en el articulo pues, el
dice: y todos los ramos de comestibles.
Sr. Bedoya.—Desde luego la coca no es comes
tible.
Sr. Elizalde.—Pue&e votarse el articulo.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo creo que está incluido.
Sr. Ministro de Hacienda.—Tengo que decir
algo nuevo. Acaba de venir una nota impor
tante del P. E. ¿Querria permitir la Cámara su
lectura? Entretanto se iria pensando sobre la
coca.
Sr. Presidente.—La Cámara decidirá, pues,
por el reglamento no se puede interrumpir la
unidad del debate.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Puede suspendese
esa lectura hasta que se verifique la votacion de
este articulo. Pongalo el Sr. Presidente á vota
cion tal cual está y en seguida la adicion, propu
esta por el Sr. Diputado por Salta, es decir, que
entre los articulos mencionados se incluya tam
bien la coca.
Sr. Ruiz Moreno.—Falta un Diputado.
Sr. Presidente.—Hay número desobra.
Sí-. Cantilo.—Por el reglamento es preciso que
concurra.
Puesto á votorion el articulo 5 * fué aprobado
 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862.
por afirmativa geueral lo mismo que la adicion
propuesta por afirmativa contra 1.
En seguida se leyó una nota del P. E. Nacional
sobre la deuda de la Confederacion.
Sr. Presidente. —Pasará á la Comision de Ha
cienda. Continua el debate.
Leyose el articulo 6.°
Sr. Bedoya.—En la ley de la confederacion
existe una diferencia con este articulo. Dice que
será libre la importacion por tierra el maiz y ha
rina de maiz. Hago notar esta diferencia que
existe entre las dos leyes, por que me parece ¡m
dispensable consignarla en este articulo.
Sr. Ministro de Hacienda.—Esta es prima
hermana de la coca.
Sr. Alsina.—Van saliendo muchos parientes.
fir. Ministro de Hacienda. —Si, señor; en el
Senado tambien se le ha de agregar algo. El
maiz y la harina de maiz fué eceptuado con jus
ticia por la ley nacional; pero sereferia á intro
ducciones pequeñas para consumo de jentes muy
pobres de las Provincias del Norte, especialmente
la de Jujui donde se permite la introduccion libre
del maiz; pero es suponiendo que esa introduc
cion nunca podria ser en una cantidad que per
judicara las rentas del pais.
x- Sr. Uriburu.—He pedido la palabra para ha
cer una pequeña esplicacion. El objeto que nos
proponemos ahora, es uniformar en lo posible las
leyes que estan vijentes en la Provincia de Bue
nos Aires con las que deban rejiren el resto dela
República. El Sr. Ministro ha hecho notar muy
bien antes de ahora, que las leyes aduaneras se
votan todos los años para que las modificaciones
sean con arreglo á las necesidades del comercio á
fin .de que no causen perturbaciones. Las dos
leyes que estamos examinando simultaneamente
estan en vigencia en Buenos Aires y en las otras
Provincias de la República. Sancionada lisa y
llanamente la de Buenos Aires tendremos que
desatender algunas disposiciones convenientes que
contiene la ley que ha estado vigente en las otras
Provincias. Si, por el contrario, adoptamos sim
plemente la que ha regido en el resto de la Repú
blica, desatendemos quizá otras disposiciones que
comprende la ley de Buenos Aires. De suerte
que, lo que vamos á hacer ahora, es poner de
acuerdo una ley con otra, agregando á una lo que ,
á la otra le falta. Asi es que yo no encuentro
est rano que vayamos haciendo el exámen de las
dos para complementar una con la otra, y por
esa razon es que yo acepto la indicacion pro
puesta por el Sr. Diputado.
Sr. Blanco.—Iba á hacer presente que el arti
241
culo que está en discusion se refiere á la entrada
maritima; y que habiendose hablado en el capi
tulo 3.° de la entrada terrestre, creo que era. alli
la oportunidad de hacer la observacion que hace
el Sr. Diputado por Salta.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo observaré
sin embargo que se trata de suprimir el capitulo
3.° in totum, y que por consecuencia, el único
lugar de ponerla es este.
Sr. Blanco.—Pero será remplazado por el de
la ley de la Confederacion.
Sr. Minissro de Hacienda.—No tiene, por eso
se puso aqui.
Sr. Gorostiaga (D. B.')—Pido la palabra para
declarar que la Comision no tiene inconveniente
alguno en que se agregue en el articulo 6.° en
discusion, esas palabras de la ley de Aduana de
la Confederacion que proven á una necesidad,
cual es la importacion por tierra aplicable á las
Aduanas de Salta, Jujui y Mendoza.
Sr. Ruiz Moreno.—Encuentro un inconve
niente en sancionar el articulo tal como está. Di
ce: "Se pagaran 30 ps. por fanega." Estoes ha
blando de la moneda de Buenos Aires; pero no
podemos decir esto nnsmo respecto de la Repú
blica, porque no sabemo si será aceptado el papel
moneda al 20 por 1. De consiguiente, no pode
mos anticiparnos á hacer una variacion en los
derechos en virtud de pagarse á papel moneda:
debemos de legislar en el concepto de la moneda
de oro ó plata, porque no podemos poner los
derechos de Aduana á papel moneda. Yo creo
que esto seria sancionar de-ante mano lo que es
objeto de discusion para despues.
Por esta razon, yo propongo que los derechos
se cobren en la misma moneda que establece la
ley de Aduana de la Confederacion.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es decir. ¿El
Sr. Diputado propone que se pague en Buenos
Aires por cada fanega de trigo un peso plata, y
12 reales por cada fanega de maiz?
ST-. Ruiz Moreno.—O que se uniforme. -
Sr. Ministro de Hacienda.—Entonces vamos
á entrar á la cuestion del papel.
Sr. Ruiz Moreno.—No se puede proceder de
otro modo; precisamente es una de las cuestiones
que tiene que decidirse: si ha de admitirse el
papel moneda de Buenos Aires en toda la Repú
blica.
Sr. Ministro de Hacienda.—La cuestion es si
se ha de desprestigiar ó de desheredar el papel de
Buenos Aires. Entonces vamos á entrar á la
cuestion, desde que vamos á cuestionar si lew
32
 242 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862.
derechos del trigo se han de pagar en papel ó en
plata.
¿fy. Ruiz Moreno.—En la Aduana de la!.Con.
federacion era en plata, y no puede ser obligato
rio el papel moneda todavia.
Sr. Ministro de Hacienda.—Por eso digo que
vamos á entrar a la cuestion, porque vamos á to.
mar un incidente de ella por el todo.
•Sr. Ruiz Moreno.—Pomo entrar en la cues,
tion, es que propongo ese medio de avaluar los
derechos; pero despues vendrá el articulo que
habla de si se ha de admitir el papel moneda en
las demas Aduanas de la República.
Sr. Gorogtiaga (D. B.)—En un articulo de la
ley se establece el modo de cobrar los derechos
en papel segun el precio corriente del metálico,
y de cierto que no hay inconveniente alguno en
que se diga aqui, papel, como no la habria en que
se digese, metálico. Cuando llegue el articulo
que habla del papel, ahi será aplicable la obser
vacion del Sr. Diputado. Hay un articulo que
dice el metálico será á tal precio, y los derechos
en metálico, seran cobrados en papel á tal precio.
La cuestion, pues, será fijar el precio; pero no
hay inconveniente alguno en que se fije alter
nativamente papel ó metálico.
Sr. Ruiz Moreno.—El inconveniente es que
vamos á legislar tomando por base una moneda
que es variable; que no puede el P. E. ni el Con
greso fijarle tal precio por mas que quiera. Deci
mos 30 ps. pero pueden resultar alteraciones en
los derechos de Aduana en muchas partes. Su
pongamos que no se admita al 20 por 1, entonces
resultaria una alteracion considerable en los dere
chos de Aduana. De ahi es que resultan los
inconvenientes que indudablemente surgirian sj
sancionamos la ley refiriendonos al papel moneda
Sr. Gorostíaga (D. Jí.)—Eso lo va á encontrar
en las tarifas de avalúos de Buenos Aires que se
mandan observar en todas las Aduanas de la Re
pública.
Sr. Ruiz Moreno.—Por eso es que propongo
la variacion. Supongamos que las tarifas dicen
30 $ papel. Si esos 30 8 se van á considerar por
lo que valen, valdrán mas ó menos.
Sr. Mizalde.—Cuando venga la base que
habla de esto, entonces, segun la resolucion defi
nitiva que se adopte, quedará implicitamente
modificado este articulo.
Sr. Ruiz Moreno.—Entonces vamos á poner
un tipo variable en vez de ser fijo.
Sr. Orono.—Yo creo que no tendrá ningun in
conveniente el Sr. Diputado por Entre RioS para
esperar á cuando se trate de discutir el articulo
que establece el 20 por 1. Entonces llegará el
caso de hacer la observacion que hace. Desde
que estamos adoptando la ley de Aduana de
Buenos Aires es claro que todos los precios que
se fijen han de ser en papel, lo mismo que los pre
cios de las tarifas, desde que son tambien las de
Buenos Aires. Para reglamentar el precio del
papel, era menester tambien reglamentarlas tari
fas, porque nada habriamos conseguido con re
glamentar esto dejando subsistentes las tarifas.
Creo, pues, que todavia no es la opurtunidad de
traer esa cuestion.
Sr. Ruiz Moreno.—Me parece que no me ha
comprendido ....
Sr. Presidente.—Creo que se está invirtiendo
demasiado tiempo, desde que no ha sido apoyada
la indicacion.
Sr. Ruiz Moreno.—Propongo que se reduzca
á plata, ó á 30 $.
Sr. Ministro de //oi;zV;wfo—Tambien prejuzga
el Sr. Diputado la cuestion, con la reduccion de
30$.
Sr. Ruiz Moreno.—La Provincia de Buenos
Aires es una, y las demas son trece.
Sr. Oroño.—Supongamos que no se admitiera
el papel de la Provincia de Buenos Aires en las
demas Provincias. Entonces estos 20 $ queda
rian reducidos al cambio que corresponde á 20 $
papel.
Sr. Zavaleta.—Creoque es iunecesario adicio
nar este articulo, por que dice (leyó) Pero no
siendo moneda nacional, hay que agregarle por
lo menos; papel moneda de Buenos Aires.
Sr. Ministro de Hacienda.—Tiene razon: apo
yo, Sr. Presidente, la indicacion del Miembro de
la Comision. Se debe poner: papel moneda de
Buenos At-res.
Se leyó el articulo con la modificacion.
Sr. Gorostíaga (D. B.)—Antes de ponerse á
votacion Sr. Presidente, parece que podria agre
garse: ó su equivalente, para que no se creyese
que precisamente debe pagarse en esa moneda.
Sr. Ministro de Hacienda.— Ya. está en otro
articulo.
Sr. Gorostíaga (D. J?.)—Sin embargo, podria
agregarse.
Sr. Ministro de Hacienda.—Entonces tendria
que ponerlo en una porcion de articulos; con
ponerlo en uno solo es bastante.
Sr. Gorostíaga (D. B.)—Está bien, no insisto,
desde que en otro articulo se habla de esto.
Se votó el articulo con la adicion propuesta y
resultó aprobado.
Se leyó el articulo 7.a
 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862.
Si: Ministro de Hacienda.—Sustancialmente,
es lo mismo que la ley Nacional.
Se votó el articulo y fué aprobado por afirma
tiva general,. del mismo modo que lo fué eu se
guida el articulo 8.°
Pasóse en seguida al capitulo 2.° "De la entra
da maritima." Leyose el articulo 9.°
Sr. Ministro de Hacienda.—El ganado de cer
do estaba tambien en la ley de la Confederacion
pero aqui está escluido. Yo no sé porque no han
de pagar los cerdos.
Se votó el articulo y fué aprobado.
Entró en discusion el articulo 10.
Sr. Oroño.—En vez de lo que dice este articulo
señor,yo propondria: "las producciones ó fabrica-
piones nacionales que no estan espresadas en el
"articulo anterior, seran libres de derecho."
Sr. Ministro do Hacienda.—Entonces es mejor
poner la redaccion de la ley nacional que es mas
clara (lev°.)
Sr. Oroño.—Muy bien, señor.
Sr. Zavaleta.—"Todos los frutos nacionales no
"espresados" ¿no seria mejor?
Sr. Oroño.—Yo creo que asi queda bien.
Sr. Zuviria.—Debe espresarse el cobre tam-
bicn-
Si: Ministro de Hacienda.—Se ha puesto el
oro y la plata, porque era lo que antes pagaba
derecho y ahora no paga.
Sr. Gorostiaga (D. £.)—Con esa modificacion
queda comprendido el articulo 11 tambien.
Sr. Ministro de Hacienda.—Si, señor.
Sr. Presidente.—Se va á votar entonces si s»
acepta ó no la sustitucion de los articulos 10 y 11
de la ley de la Provincia, por el articulo 10 de
la ley de la Confederacion.
Se votó y resultó afirmativa.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece,
pasaremos á cuarto intermedio.
Asi se hizo. Despues de él, continuó la se-
si on, y sé leyó el capitulo 4.°
Sr. Oroño.—Aun que se ha sancionado ya el
capitulo 2.° yo desearia introducir un articulo á
ese capitulo, articulo que está en el proyecto de
la Comision, y es el siguiente: (Leyó.) Creo que
vendria muy bien en este capitulo, porque hasta
ahora estan pagando derechos las mercaderias
que se introducen por la Aduana de Entre Rios
y por las demas Aduanas de la Confederacion,
contrariando asi una disposicion nacional, que
establece la libertad de derechos para todos los
articulos que salen de una Aduana para otra.
Creo, pues, que no habrá ningun inconveniente
-para agregar este articulo del proyecto de
243
la Comision,que viene bien aqui por la naturaleza
de las materias de que se trata.
Propongo esta modificacion por si los Sres. de
la Comision creen conveniente Aceptarla.
Si: Ministro de Hacienda.—Yo creo que en
el cuerpo de una ley de Aduana Nacional, no. se
puede introducir un articulo que importe decir:
no se puede obrar contra la Constitucion. Esta
ley de todos modos se tiene que discutir, y ahora "
solo vienen bien aquel las disposiciones transitorias
pero no derogar una disposicion que existe ....
Sr. Oroño.—Desde que estamos uniformando
la legislacion, yo creo que es conTeniente.
Sr. Ministro de Hacienda.—Por una ley gene
ral, no puede decirse sin contradiccion: no pa
garan derechos en ningun punto de la Repáblica
los efectos que hayan pagado en otro; eso es
natural.
Si: Oroño.—Si es natural. ¿Por que no lo
dice?
Sr. Ministro de Hacienda.—Pero esa es una
disposicion transitoria.
Si: Ahina.—¿Por que es transitoria?
Sr. Ministro de Hacienda.—Por que no es
general.
Sr. Oroño.—Hasta ahora, esos articulos pagan
derechos en las Provincias.
Sr. Ministro de Hacienda.—Estan pagando,
y por eso se establece en la ley lo que ha de ha
cerse, á menos que no se tratara de dar mas ley
que las simples tarifas de Aduana; pero desde
que es indispensable que los demas articulos de
esta ley se consideren ¿porque pues, venir á pc-
ner esta disposicion alli donde vendria á ser una
especie de pegote?
Sr. Oroño.—Yo no insisto, señor; lo proponia
por que creia que estaba mejor aqui.
Sr. Presidente.—El capitulo 3°. creo que la
Comision de Hacienda ha convenido en que ee
suprima. Entonces se votará sise suprimen ó no
los articulos comprendidos en el capitulo 3.°
Se votó y resultó afirmativa general.
Sr. Presidente.—Pasaremos al capitulo 4.°,
que ahora será el 3.° (Se leyó.)
Sr. Ministro de Hacienda.—La ley de la Con
federacion dice (leyó.) A mi me parece que es
mejor dejar hecha una esplicacion de por que se
decia esto en el articulo. Era con el objeto de
permitir en depósito ciertos frutos de las Pro.
vincias; pero no es conveniente ahora que los
articulos libres de derechos, vengan á causar es
te gravámen al Estado, admitiendolos en depó
sito, por que es un gravámen innecesario. Porcon-
secuencia seria mejor la redaccion de la otra ley^
244 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—No conozco bien la
ley dela Confederacion; pero preguntaria al Sr.
Ministro si por esa ley todas las Aduanas estan
habilitadas para recibir depósitos.
Sr. Ministro de Hacienda.—Todas las Adua
nas que se han declarado puertos mayores; pero
hay algunas que estan habilitadas para la intro
duccion y otras para depósito, segun las locali
dades.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Era para darle al ar
ticulo una redaccion, conforme á eso.
Sr. Ministro de Hacienda.—Se entiende que
es puerto alli donde haya Aduanas que el Go
bierno ha declarado sujetas á depósito. Si los
articulos van á las Saladas, aun que haya un des
tacamento de aduanas, alli no se admiten depó
sitos; es donde el Gobierno haya declarado es-
presamente que es Aduana sujeta á depósito.
Sf. Gorostiga (D. B.)—Es lo que pregunto: si
todas las Aduanas estan habilitadas.
Sr. Ministro de Hacienda.—De ninguna ma
nera; estan reglamentadas por leyes especiales
del Congreso. Para habilitar un puerto, se nece
sita una ley especial del Congreso, por que ni
oí mismo Gobierno puede hacerlo.
Sr. Oroño.—Todas las Aduanas esteriores,
Señor.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—¿Reciben depositos?
Sr. Ministro de Hacienda.—No señor.
Sr. Oroño.—No se deposita nada, porque nada
va; pero reciben tambien.
Sr. Ministro de Hacienda.—Sololas que estan
habilitadas por leyes especiales.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Todas las Aduanas
de Entre RioS ¿son Aduanas de depósito? No,
señor; el Sr. Diputado por Entre Rios puede
decirlo.
Sr. Ruiz Moreno.—No, señor.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—¿Y las de Corrientes?
Sr. Ministro de Hacienda.—Tampoco.
Sr. Torrent.—Conforme con lo que acaba de
hacer notar uno de los Miembros de la Comision,
en que este articulo quiere decir que se admitiran
á depósito todos los articulos que se introduzcan,
yo creo que é1 trae inplicitamente comprendida
la disposicion de que todas las aduanas admiti
ran á depósito todos los articulos que se introduz
can en ellas. Como hay una escala de Aduanas,
por la cual unas tienen el depósito libre, otras
estan unicamente habilitadas para la esportacion
y otras apenas para la importacion, seria conve
niente determinar de alguna manera cuales son
esas Aduanas, á fin de que no produzca confu-
cioneste articulo.
Sr. Granel.—Se podria decir, Sr. Presidente,
que las Aduanas que reciben depósito, recibiran
unicamente los articulos que pagan derechos.
Sr. Bedoya.—Considero que la redaccion como
está es suficiente. Dice (leyó) Es decir que la»
Aduanas admitiran alli donde estén habilitados
los puertos.
Sr. Torrent.—Se puede poner: Aduanas habi
litadas para depósito.
Sr. Ministro de Hacienda.—Eso no es mas que
perfeccionar la redaccion; pero en la práctica no
ha habido dificultades, por que está declarado
cuales son las Aduanas. Ahora si los Sres. quie
ren ser mas escrupulosos puede decirse "Aduanas
competentemente habilitadas para depósito."
Sr. Gorostiaga (D* B.)—Yo creo que asi que
da mejor el articulo.
Sr. Blanco.—Yo creo que hay otro medio me
jor: las Aduanas declaradas de depósito porque
hay una ley de la Confederacion que declara cua
les son esas Aduanas.
Sr. Ministro de Hacienda.—Pero, señor! i n añ a-
ña podemos considerar que es conveniente habi
litar otras. Mejor es poner: "competemente habi
litadas."
Se leyó el articuló con la adiccion propuesta
por el Sr. Ministro.
Sr. Presidente.—Está en discueion.
Si: Ministro de Hacienda.—"Todo articulo
"angeto á derechos de importacion," es mejor.
(Se puso asi.)
Sr. Presidente.—Se va á votar si se acepta ó
no este articulo.
Se votó y fué aprobado. Entró en discusion
el articulo 15.
Sr. Ministro df Hacienda.—Es lo mismo que
el de la ley de la Confederacion.
Se votó y fué aprobado.
Leyóse el articulo 16.
Sr. Ministro de Hacienda.—Esto no existe en
la ley de la Confederacion, absolutamente; se ha
dejado á la parte administrativa, y creo que esto
no ofrecerá dificultades.
Se votó el articulo y fué aprobado.
Leyóse el articulo 17.
Sr. Ministro de Hacienda.—Sustancialmente,
eslo mismo que el de la Confederacion, con la
diferencia de que el otro está mejor redactado.
Se votó el articulo y fué aprobado, lo mismo
que lo fueron en seguida sin variacion alguna
los articulos 18 y 19.
Leyóse el articulo 20.
Sr. Ministro de Hacienda.—Hay que poner:
para el estrangero, en lugar de fuera de la Pro
vincia.
 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862.
Se votó este articulo con la modificacion y fué
aprobado, lo mismo que lo fué en seguida el arti
culo 21.
Leyóse el articulo 22.
Hay que modificarlo conpletamente (leyó) Hay
que ponerlo asi: "la Aduana permitirá el libre
"tránsite por agua delas mercaderiasen depósito
"de un punto á otro de laRepublica."
Sr. Presidente.—Se va á votar si se acepta ó
no la sustitucion de este articulo.
Se votó y resultó afirmativa. En seguida se
votó el articulo 23 y se aprobó tambien.
Se leyó el articulo 24.
fr. Ministro de Hacienda.—Esto está supri
mido en la ley Nacional.
Sr. Oroño.—Creo que podria decir: de una
Aduana á otra.
Sr. Ministro de Hacienda.—Está suprimido
todo, por que ya no puede existir, desde que es
para las Provincias. Lo único que puede tran
sitar por tierra, son los efectos que han abonado,
escepto aquellos á que so refiere el tratado de
('hile, que es una cosa especial y que mañana
puede concluir, ó hacerse otro tratado; peí o la
ley nacional no tiene nada de esto, ni creo que
sea útil tampoco porque es de mera reglamentacion
administrativa. Yo propongo que se suprima.
«Sr. Presidente.—Se va á votar si se suprime el
articulo que se ha leido.
Se votó y resultó afirmativa.
Pasóse en seguida al capitulo 5.° Leyóse el
articulo 25.
Sr. Minisiro de Hacienda.—La ley nacional
agregaba este articulo para suprimir otro, y en
cabezaba este articulo por esto. (Leyó.) Y se
calculaban, agregaba despues. Todo lo demas
es igual. Asi es que la ley nacional dice: " los
derechos se calcularán por vistas acompañados
de veedores." Puede leerse todo el articulo. (Se
leyó.)
Sr. Presidente.—-El articulo 25. ¿No tiene
modificacion.?
Sr. T&inistro de Hacienda—Hay que susti
tuirlo por este otro.
Sr. Gorostiaga (D. .#.)—Los articulos 28 y 29
son los que quedan suprimidos, es decir: hay que
hacer un solo articulo de los articulos 25, 28 y 29,
porque los articulos 28 y 29 de la ley de Aduana
de Buenos Aires,proveen al modo como se ha de
hacer el aforo, es decir, por medio de vistas
acompañados de veedores.
Sr. Ministro de Hacienda.—Si señor, por eso
es mejor dejar la ley de la Confederacion.
Sr. Presidente.-Se vá á vo+» - --Vidii susti
245
tuir este articulo por el articulo 25 de la ley de
la Confederacion.
Se leyó el articulo de la ley de la Confederacion.
Sr. Goroatiaga (D. B.)—¿No seria mejor deter
minar las tarifas de avaluos.?
Sr. Ministro de Hacienda.—Eso está en otro
articulo.
Sr. Presidente.—Se vá á votar si se acepta
la sustitucion del articulo 25 por el que acaba
de leerse. (Se votó y resultó afirmativa.)
Leyóse el articulo 26.
-SV. Ministro de Hacienda.—Esto es inaplica
ble á la Confederacion. Asi es que se puso esto
en la ley nacional dandole al Poder Ejecutivo
mas latitud. (Leyó.) Hay que nombrar una
comision do comerciantes y vistas, como dice la
ley de Buenos Aires, para hacer la designacion
y aplicar las tarifas. En toda la República, no
habria otro medio de hacerlo; pero es bueno que
el Gobierno tenga toda la latitud necesaria para
saber que miembros debe emplear en las Comi
siones, segun las distintas localidades, para to
mar conocimiento de lo que se ha de fijar en las
tarifas. Por la ley provincial, el Gobierno está
inhibido de hacer eso; pero es mejor darle esa fa
cultad al Poder Ejecutivo, para que nombre las
Comisiones. Asi es que el articulo 21, rempla
zará al que se acaba de leer. (Se leyó el ar
ticulo 21.)
Sr. Gorostiaga (I). B.)—A mi me parece que
este artículo provee principalmente á una cosa,
y es como deben hacerse las tarifas de avaluo, en
todas las Aduanas de la República. Entonces.,
esa parte del articulo 1.a del proyecto de ley que
ha quedado en suspenso, puede remplazarse por
un articulo que diga asi " las tarifas de avaluos
vigentes en la Aduana de Buenos Aires, regiran
en todas las demas de la República"
Sr. Ministro de Hacienda.—Eso es mejor de
jarlo para despues de sancionada la ley.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Es sobro el modo eo-
mo han de formarse las tarifas.
Sr. Ministro de Hacienda.—Ahora viene otro
articulo que dice que se tomará por tipo tal
tarifa. (Leyóse el articulo 21. )
Sr. Presidente. —Se vá á votar si se acepta ó
no la sustitucion del articulo que acaba de leerse.
Se votó y resultó afirmativa. Leyóse el arti
culo 27.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es sustancial-
mente lo mismo. Fué aprobado.
Sr. Presidente.—Los articulos 28 y 29 quedan
suprimidos: w~ -e votará si se suprimen 6 -- ".
846 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE' 1862.
Se votó y resultó afirmativa. Leyóse el arti
culo 30.
Sr. Ministro de Hacienda.—Creo que el ar
ticulo de la ley uaeional es mucho mas corto, y
deja mucha mas latitud. No sé si en algunos
puntos podrá traer algunos inconvenientes: y co
mo puede traerlos, para complementar la ley
nacional es mejor dejar esto al arbitrio del P Eje
cutivo, desde que es nna cosa puramente regla
mentaria. Yo creo que-seria prudente suprimirlo.
Sr. Oroño—Puede leer el Sr.-Secretario el ar.
ticulo de la ley nacional. (Se leyó.)
Sr. Ministro ¿le Hacienda.—Asi queda bien,
por que deja mas libertad de accion.
Sr. Presidente.—Se vá á votar si se acepta ó
no la sustitucion por el articulo que acaba de
leerse.
Se votó y resultó afirmativa. En seguida se
votó el articulo 31, y se aprobó tambien. Leyó-
»e el articulo 32.
Sr. Oroño.—Eá preciso espresar la clase de
moneda.
Sr. Ministro de Hacienda.—Si, señor, moneda
corriente de Buenos Aires.
Sr. Bedoya.—¿Al contado?
Sr. Ministro de Hacienda.—Si, señor.. Aqui
se pagaba al contado, y como no se ha hedio
alteracion en la Confederacion, tambien se paga
ahora al contado como aqui. Puede agregarse
un articulo adicional diciendo: "igualmente se
"satisfaran al contado los derechos."
Sr. Oroño.—Tomando la-misma proporcion, es
decir, de 1,000 $.
Sr. Ministro dc Hacienda.—No, señor; todo
de contado.
Sr. Gorostiaga(D. B.)—Puede ser materia de
otro artículo.
Sr. Ministro de Hacienda.—El total de los
derechos de esportacion se pagan al contado en
todas partes.
Sr. Oroño.—Yo me permitiré preguntarle ej
los derechos de esportacion van á aumentarse con
la mitad, porque entonces seria justo y conve
niente que no se pagara todo al contado, sino la
mitad.
Sr. Ministro de Hacienda.—Van & aumen
tarse en todas partes lo mismo.
Sr. Oroño.—Yo mo referia A todos, tanto en
Buenos Aires como en la Confederacion.
Sr. Ministro de Hacienda.—No hemos de te
ner para todas esas fiestas. Si empezamos á qui
tar derechos, nos vamos á encontrar recargados-
pero hay otru cosa: desde ahora le prometo que
el que no quiera pagar al contado, tiene la fran -
quicia de pagar en letras; pero pagan un interes
al Gobierno.
Sr. Elizalde.—Por eso tiene que ser pruden
cial.
Sr. Ministro de Hacienda.—Si, señor; el Go
bierno lo hace con las personas que tienen garan-
tia.
Sr. Presidente.—Puede redactar el Sr. Minis
tro la adicion.
Sr. Ministro de Hacienda.—"Los derechos de
"esportacion se pagaran en su totalidad de eonta-
"do, y se adeudaran en el punto de su primer
"embarque."
Sr. Presidente.—¿Esto va como un articulo
por separado, ó como un inciso?
Sr. Ministro de Hacienda.—Como articulo
separado se leyó.
Sr. Presidente-—Se vaá votar si se aprueba 6
no este articulo*
Se votó y fué aprobado leyóse el articulo 34.
Sr. Ministro de Hacienda.—Esto era. bueno
parala Provincia", pero en la ley Nacional no
hay nada, es puramente administrativa.
Sr. Presidente.—Se va á votar si se suprime ó
no este articulo.
Se votó y resultó afirmativa.
Entró á discusion el 35.
Sr. Ministro de Hacienda.—No tiene objeto^
Sr. Oroño.—Puede poners3 de esta manera el
articulo tal cual está y agregar "sin perjuicio do
"lo quese establezca.
Sr. Ministro de Hacienda.—Aqui viene la lej
general. Se puso en la Provincial porque era
cosa local, del momento.
Sr. Elizalde.—Hay que hacer mencion de lo»
nerechos adicionales.
Sr. Ministro de Hacienda.—De muchas cosas
hay que hacer mencion.
Se aprobó el articulo 35 y se puso á discusion
el 36.
Sr. Civit.—Antes de terminar, señor, desearia
introducir, no un articulo pero por lo menos agre
gar al primero algo que no ofrecerá inconveniente
declarando libre la introduccion de articulos para
la esplotacion de minas. Se ha olvidado el con
signar eso y aunque está sancionado- eí articulo
1.° creo que la Cámara no puede tener inconve
niente en hacerlo ahora.
Sr. Ministro de Hacienda.—No debo haber
inconveniente, porque de hecho se hacia en la.
Confederacion>
Sr. Zuviria.—Puede ponerse: "elaboracion!
"de minas y beneficio desus metales."
 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862.
Sr. Ministro de Hacienda.—La palabra esplo-
tacion abarca todo.
Sr. Zuviría (D. J.")—Ea diferente cosa.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Pero que cosas
traen para el beneficio de las minas?
Sr. Zuviria D. J.-El azogue el ladrillo infusible.
Sr. Alba) ellos.— Pero eso se trae para otros esta
blecimientos.
Sr. Ministro de Hacienda. —No importa, el
Gobierno tomará las precauciones necesarias,para
que solo sea libre de derechos lo que vaya para
minas.
Leida la adicion fué aprobada por afirmativa
general.
Sr. Presidente. —Iba á proponer á la Cámara
alguna forma de redaccion para continuar. Todo
esto está en el articulo 1.° del proyecto de ley
que ha presentado la Comision.
Sr. Bedoya.—¿La tarifa no es la misma que
hoy.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es un poco mas
benéfica, pues, ha sido revisada despues que los
productos han disminuido en su valor y ademas
es mas completa.
Sr. Presidente.—Si á la Cámara le parece la
Comision podria redactar la forma.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—La que propongo es;
capitulo tanto, "disposiciones generales," conti
nuando este.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo propondria
que se dijera la ley de Aduana en la República
Argentina será la siguiente. Segundo, la tarifa
deavaluos será tal. Esta formame parece la mejor
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Es un inciso de mn-
clios capitulos.
Sr. Ministro de Hacienda.—Borrense los capí,
tulos.
Sr. Presidente.—¿La Comision acepta la redac
cion del Sr. Ministro de Hacienda?
Sr. Gorostiaga(D. B.)—No hay inconveniente
en que se ponga un articulo 1.° en que se dijese
regirá en todas las Aduanas de la República, la
siguiente ley de Aduana.
Sr. Cantllo.—¿Y respecto de la tarifa será in
cluida en el cuerpo de la ley.
Sr. Ministro de Hacienda. —Si señor.
Sr. Cantilo.—¿No proviene de un decreto del
Poder Ejecutivo?
Sr. Ministro de Hacienda.—Pero en este caso
me parece que seria dar demasiadalatitud al Go
bierno y ademas es bueno que la ley determine
desde ahora, cual es la tarifa que ha. de mandar
oí P.E. que rija; puesto que hay dos en vigencia.
24T
Sr. Bedoya.—En la Confederacion, me parece
se dió una ley haciendo estensiva la de Buenos
Aires.
Sr. Mfyiistro de Hacienda.—Pero como esan,>
regia, sinó otra, bueno es que ae designe ahora
Sr. García (D. P.)—Todo está en saber si a
tarifa de avaluos es materia de ley ó de decreto
Ami juicio es de esto último y el Gobierno tiene
facultades para uniformarlas, ciñendose al artí
culo Constitucional que le dice que deben Ber
uniformes.
Sr. Ministro de Hacienda.—Está bien.
Sr. Cantilo.—Esto entraria en seguida de lo
que acaba de votarse, pero ni aun asi me parece
necesario.
Esto ha venido, como ilustracion para la Cámara
y no para hacer materia de ley. La tarifa pro.
viene de una Comision nombrada por el P. E
que ha hecho de ello un decreto obligatorio. AEI
es que no hay mas que dejar que el P. E. proceda
como lo entienda mejor.
Sr. Ministro de Hacienda.—Ya lo ha dicho la
ley: el P. E. determinará las tarifas, pero como e«
por la primera vez que se va á proceder, parecia
conveniente decirlo en la ley.
Sr. Cantilo.—Es imposible que el Congreso
pueda decir nada sobre hilo de «carreta y pañne-
los de seda. A mi me parece, pues, que lo mejor
es dejar esto al P. E.
Sr. Ministro de Hacienda.—El Poder Ejecu
tivo por ese medio, podria alterar toda la ley de
Aduana.
Srf Elisalde.—Yo creo quo ne está en el mis
mo caso la ley de Aduana que la tarifa de avalú
os y por las razones que ha manifestado el Sr.
Ministro de que por ser la primera vez se esprc-
se la tarifa, no veo que inconveniente haya en
que so diga "la tarifa de avaluos vigente en Bue
nos Aires, regirá en toda la »República, "y BC
salva toda dificultad."
Sr. Ministro de Hacienda.—Es un exeso de
desprendimiento de parte de la Cámara, á favor
del Poder Ejecutivo-
Sr. Elizalde.—No veo que inconveniente ha
bria en que se dijese en la ley de Aduana: la ta
rifado avaluos vigente en Buenos Airea.
Sr. Gorostiaga (D B.)—Eso dice el artículo.
Sr. Elizalde.—Entonces se debe adoptar el ar
ticulo de la Comision.
Sr. .Gorostiaga (D. .Z?.)-Y entonces se pondrá
la tarifa de avaluos vigentes en Buenos Aires.
Sr. Bedoya.—Es un articulo identico á un
decreto del P. E. dado en el Paraná.
Sr. Gorostiaga (D. B.) —Ahora se ha gresciiu
 248 SESIÓN DEL 18 DE JULIO DE 1862.
1
dido de la form a que debe llevar esta ley. Se ha la República, la siguiente ley de Aduana. Lnego
dicho si vamos á hacer un capitulo con el titulo vendrá el articulo 2.° sobre la tarifa.
de disposiciones generales y poner en él todas Sr. Oroño.—Es mi pensamiento.
estas, ó si se vá á hacer un inciso del articulo I.°, Sr. Ruis Moreno.—Podria dividirse en titulos
un inciso con todos esos capitulos. porque no puede lijarse como un solo articulo
Sr. Mizalde. —-Yo creo que debe ser asi. esta ley.
Sr. Ministro de Hacienda. —Esta no es ley de Sr. Gorostiaga (D. B.)—¿Cual es el último
Aduana solamente, comprende cosas mas graves. capitulo.
Sr. Garcia (D. P.)—La Comision habia pro Sr. Secretario.—El cuarto.
puesto una forma. Retirar el articulo 1.° y en Sr. Gorostiaga (D. B.)—Lo que yo proponia
su lugar copiar la ley de Buenos Aires. como Miembro de la Comision de Hacienda es:
Sr. Elizalde.—Talvez seria mejor hacer dos que se abriese un capitulo 5.° y como primer art.
leyes. de ese capitulo se pusiese: la tarifa de avaluos
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Pero si todo es mate vigente en Buenos Aires cta. y se siguiese con
ria de ley de Aduana; si no hay materias estra- los demas articulos del proyecto primitivo.
üas &. la lejislacion aduanera. Sr. Alsina.—¡Capitulo con un solo articulo.
Sr. Ministro dv Hacienda.—El Gobierno no Sr. Gorostiaga {D. B.)—Capitulo compuesto
aceptaria la ley dividida, cualquiera que sea la de muchos articulos.
resolucion del Congreso respecto de los demas Sr. Elizalde.—¿Cual es el último articulo.
articulos. Sr. Secretario.—El Si.
Sr. Elizalde.—Votemos entonces como ar Sr. Elizalde.—Entonces, capitulo 5.° art. 35.
ticulo 1.° Puesta á votacion la proposicion hecha por el
Si: Oroño.— Yo habia propuesto antea de aho Sr. Miembro de la Comision de Hacienda, fué
ra lo mismo, que se incluyera en esta ley todo lo aprobada por afirmativa general.
que es relativo á ley de Aduana, dejando ciertos Sr. Garcia (D. P.)—No se han votado los
articulos que me parece son materia de leyes se titulos.
paradas. Por ejemplo desde el articulo 1.° .... Sr. Elizalde.—Pero este no tiene que llevar
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Eso es otra cuestion. ninguno.
Cuando entremos á esos articulos podrá el Sr. Sr. Gorostiaga (D. B.)—No tendria inconve
Diputado hacer las observaciones que juzgue niente en que se pusiera alguno.
oportunas. Sr. Ministro de Hacienda.—Se le podria poner
Sr. Oroño.—Entonces lo mejor es, desde que "disposiciones generales" aunque la verdad es
el Congreso ha hecho nacional la ley de Aduana que son transitorias, no generales.
de Buenos Aires, en lugar de decir la ley de Sr. Gorostiaga (D. B.)—El primer articulo
Aduana y las tarifas de avaluos regiran &a. se seria pues, este, "las tarifas de avaluos vigentes
diria simplemente: el Senado y Cámara de Di en Buenos Aires regiran en todas las demas
putados de la Nacion sancionan .... aduanas de la República."
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Eso es lo- que BD ha Sr. Ministro de Hacienda. —Hasta fines del
dicho. corriente año.
Sr. Oroño.—Es que creia haber oido á un Sr. Sr. Gorostiaga (D. B.)—Bien.
Diputado que se pusiese el articulo como estaba Leida esta redaccion fué aprobada por afir.
en el proyecto de la Comision. mativa general.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—O se abre un capitulo Sr. Ruis Moreno.—Comolos demas articulos
aparte á consecuencia del sancionado, compren van á ofrecer discusion detenida y la hora e¿t
diendo como articulo 1.° de ese capitulo: la tari avanzada, yo pediria que se levantara la sesion-
fa de avaluos de Buenos Aires &a. óla ley de (Apoyado.) ,
Aduana que acaba de sancionarse se considera Sr. Presidente.—Debo dar cuenta á la Cámara
como un inciso del articulo 1.° que comience que se han recibido los diplomas de los Sres.
por estas palabras, ú otras semejantes: el Con Diputados por Jujuy y que se han pasado á la.
greso sanciona con valor y fuerza de ley lo sigui Comision de Peticiones. En seguida. •
ente: articulo 1.° regirá en todas las Aduanas de Solevantó la sesion á las 4 J dela tarde.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA SACION
Num. 15.

PRESIDENCIA DEL SE OBLIGADO

SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862

PRESIDENTE. En Buenos Aires á 21 de tiva general del modo siguiente, prestando en

Albarcllos Julio de 1862, reunidos en su seguida juramento dicho Diputado.
A Hiña, Bala de sesiones los Sres. Di La Cámara de Diputados de la Nacion decreta.
Bedoya. putados (al márjen) el Sr. Pre Art. 1.° Apruebase el diploma presentado
Blanco. sidente proclamó abiertala se
Cal* ral. por el Diputado electo por laProvinciade Jujuy
Cantilo. sion. Leida,aprobaday firmada Dn. Jose de la Quintana.
< iiil. el acta de la anterior se dió
Castro. Art. 2.° Comuniquese al E. del P. E. N. para
Il.-l ItK> cuenta de dos acuses do reci
lili/nido, los efectos consiguientes y al electo para que ee
García (I. A. bo del P. E. De una nota del
apersone á prestar el juramento de ley.
García (P.) Presidente del Senado comu
Go rostíala fX.)
nicando que aquella Cámara Despues de prestar el juramento el Sr. Quin
Crorostlaga U.
Qranel. habia sancionado el proyecto tana, se pasó á la órden del dia, dándose lectura
Ibarra.
de ley disponiendo que el E. del articulo 30 de la ley de Aduana.
Laprldu.
Lozanía, del P. E. N. tomase posesion Sr. Ruiz Moreno.—La ley que estableció dere
narmol. chos adicionales, tanto en la República, como en
nontes-deOca. de todos los objetos que la
Obligado (A. C.) Constitucion declara Naciona la Provincia de Buenos Aires afectó este derecho
Ortlz. á un ramo especial de la deuda. Deseo que la
Oro ño. les; de un acuse de recibo del
Ocampo. mismo á la nota en que se le Comision esplique si su mente es derogar la ley
Padilla.
Rulz moreno. comunicó el nombramiento de de derechos adicionales de la Confederacion, que
Torrent. Presidente y Vices: fueron des cesen los efectos de esa ley, es decir, que no se
Cribara.
Vlllanneva. tinadas al archivo. En seguida cumpla lo dispuesto y que los derechos adicio
Cávateta. nales que se hacian ostensivos á toda la Repú
Za-rlrta. se dió cuenta del despacho de
CON AVISO la mayoria de la Comision de blica, tienen por único objeto, atender á la deuda
Quintana. de Buenos Aires.
Gutiérrez. Negocios Constitucionales so
bre el proyecto designando capital provisoria de Sr. Qorostiaga (D. JB.)—La Comision de Ha
ía República, del dictamen de la minoria de la cienda al aceptar esto articulo 2.9 tal cual fué
misma, proponiendo otro proyecto en remplazo presentado en el proyecto pasado porel Gobkrnp.
del pasado por el Senado, y de un proyecto de la entendia, que por este articulo no se hacia otra
Comision de Peticiones aconsejando la aproba cosa que hacer estensivos á otras Aduanas de la
cion del diploma presentado por el Diputado República, los derechos adicionales de importa
Quintana electo por la Provincia de Juj ni. cion y esportacion, establecidos en la Provincia
Leyóse en seguida el despacho de la Comision de Buenos Aires. En el articulo siguiente ee dá
de Peticiones relativo á los diplomas del Dipu aplicacion al producido de ese derecho. Cuando
tado suplente por la Provincia de Jujuy el que entren á consideracion esos articulos el Sr. Dipu
con la correccion (electo) propuesta per el Sr. Di tado por Entre Rios podrá hacer las observaciones
putado Garcia (D. P.) fué aprobado por afirma- que estime convenientes. Lo que »es por este
33
 250 SESIÓN DEL 31 DE JULIO DE 1862.
artículo 2.° no 66 trata de otra cosa que de unifor
mar la jurisprudencia aduanera, haciendo osten
sivos estos derechos, á todas las Aduanas de la
República.
Sr. Ruiz Moreno.—¿Sin determinar los efectos?
Sr. Gorostiaga (D. B.)—En los otros articulos
se habla de eso, y entonces será la ocasion en que
el Sr. Diputado pueda hacer las observaciones
que estime oportunas.
Sr. Garda (D. P.)—Voy á permitirme pro
poner á la Comision una modificacion de forma
en este articulo; y voy á hacerlo, porque creo que
debe ser consecuente con la sancion del primer
dia. Al considerar el articulo 1.° á fin de que
rigiese la ley de Buenos Aires se ha puesto toda
ella; y si la Comision no tiene inconveniente, po.
dria hacerse aqui, en este articulo lo mismo. En
vez de referirnos á los derechos adicionales esta
blecidos por la ley de Buenos Aires creo que
debieramos copiar esa ley.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Pero esto no es mas
que el tanto por ciento.
Sr. Garda (D. P.)—Yo no propongo esto sinó
por la forma.
Sr. Gorostiaga (D. B)—Contesto al Sr. Dipu
tado: no se hace mas que decir que el tanto por
ciento de los derechos adicionales de Buenos Ai
res se harán ostensivos para la Nacion.
Sr. Garda (D. P.)—Si yo lo que unicamente
digo es, que se esprese para ser consecuentes con
lo sancionado anteriormente.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Son derechos creados
por leyes especiales, pero no hay inconveniente,
aunque no sé como espresarlo.
Sr. Oroíio.—La ley de Buenos Aires no se
puede copiar, porque contiene otras materias que
son agenas á nuestro mandato. Uno de sus arti.
calos establece la creacion de cinco millones de
papel moneda del pais,y por un articulo 2 ° se esta-
blece el derecho adicional, para la amortizacion
de esa emision. Pero en el deseo de satisfacer al
Sr. Diputado por Tucuman podria redactarse en
estos terminos: crease un derecho adicional. . . .
Sr. Gorostiaga (D. B.)—No admitiré la modi.
ficacion en esos términos, porque el Congreso no
va á crear, tales derechos; ya están creados.
Sr. Oroño.—Pero se establecen para toda la
República.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—El Congreso los hace
estensivos para toda la República.
Sr. Ministro de Hacienda.—Para los que no
conocen la ley, en todos sus detalles, talvez les
parezca muy sencilla la de Buenos Aires que creó
un derecho" adicional de 5 p§ á la importacion
y 2 i p3 á la esportacion. Hay mas que incon
venientes en nombrar la ley Provincial. Es ver
dad que en el artículo anterior se ha dicho que
las tarifas rijan en la República toda, mientras,
que para ser consecuentes con lo que propone un
Sr. Diputado no solo es necesario enumerar todos
los derechos, sinó tambien todos los que se van á
abolir por este articulo. Aqui se dice, cesan tales
derechos, y entonces se verá como la redaccion es
penosa y dificil y que no tiene objeto.
Sr. Zavaltta.—Apoyando la indicacion que ha
hecho el Sr. Diputado Garcia, yo me permitiré
preguntar á los Miembros de la Comision, si las
mercaderias que pagan derechos especificos, tam
bien estan gravadas con derechos adicionales.
Sr. Ministro de Hacienda.—No, señor.
Sr. Garda \D. PJ]—He querido saber de los
miembros de la Comision si habia inconveniente
en determinar el derecho adicional que la ley de
Buenos Aires fija á tales y cuales articulos. No
he tenido presente una regla general porque no
es posible; ya sé que los derechos adicionales son
sobre tales y cuales articulos.
Sr. Ministro de Hadenda.—Entónces, si es
asi, vamos á decir: estendiéndose á todas las adua
nas Nacionales los .derechos adicionales estable
cidos por tal ley.
Sr. Elizalde.—Creo que asi quedaria bien.
Sr. Ministro de Hadenda.—Esto no altera
nada, son formas de redaccion.
Sr. Bedoya.—Me parece que asi vamos á com
plicar mas el asunto.
Sr. Ministro de Hadenda.—Por eso decia que
creia bastante la redaccion de la Comision.
Sr. Garda (D. P).—Creo que lo que acaba
de proponer el Sr. Ministro es la misma cosa que
proponia la Comision, haciendo una simple refe
rencia á laley de Buenos Aires, y es precisamente
eso lo que queria evitar, para ser consecuentes
con la votacion del articulo anterior. Por eso pido
á la Comision que redacte el articulo como le
parezca, evitando esas simples referencias.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Precisamente la redac
cion que propone la Comision es en consecuencia
con la aceptada en el articulo 1.° votado por la
Cámara, que dice: las tarifas de avaluos vigentes
en-.Bucnos Aires regiran en las demas Aduanas
de la República. Viene el articulo 2.° y dice:
los derechos adicionales de 5 pg á la importacion
y 2 £ á la esportacion, son estensivos á toda la
República. ¿Que inconveniente hay en esto?
Sr. Garda [D. P.]—No es al articulo 1°. que
me refiero. Como anteriormente se dijo: la ley
de Aduana de Buenos Aires regirá en todas las
 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
«temas de la República, y como la Cámara no
aceptó esa redaccion sinó que se incluyera toda
esa ley, lo mismo quiero que se haga ahora.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—La Comision aceptó
lo que se propuso porque creyó que ella no alte
raba en nada el proyecto. ¿Que inconveniente
hay en decir: son ostensivos á todas las Aduanas
de la República, todos los derechos adicionales á
la esportacion é importacion de la ley de Aduana
de Buenos Aires?
Sr. Padilla.—De acuerdo con los Diputados
que hacen oposicion á la forma del articulo,opino
porque no hay necesidad alguna de hacerse refe
rencia á la ley de Buenos Aires. Creo que puede
redactarse en esta forma: establecese tambien el
5 pg sobre la esportacion y 2 J á la importacion,
siendolos derechos establecidos por las leyes de
tal fecha. Me parece que asi se consigue el obje
to y hay consecuencia con la forma acordada a^
articulo 1°.
Sr. Gorostiaga (D. J?.)—Como Miembro dela
Comision me he de oponer á esa redaccion. Por
liuir de una simple referencia á las leyes de la
Provincia de Buenos Aires, es decir, por huir de
la verdad de un hecho, porque esas leyes son las
que han creado los derechos adicionales, se viene
á reducir el articulo átales terminos, que aparece
el Congreso, creandolos, cuando no hace otra cosa
que estender los derechos adicionales existentes
en una de las Aduanas, y que son mayores que
ios que existen en las otras de la Confederacion,
en el deber en que está de uniformar la legisla,
clon Aduanera. Si los derechos adicionales hubie
sen sido creados por leyes Nacionales tal vez ha
bria sido mas dificil hacer esto. De todos modos
no vamos á crear tales derechos, sinó los que ya
existen, afectos en la Provincia de Buenos Aires
á la amortizacion de su papel moneda.
Sr. Garda [D. P.]—No he pretendido huir
de la verdad al proponer la modificacion de forma
que he indicado. Precisamente iba á buscar la
verdad, iba á buscar el hecho, para sentar los
derechos adicionales que es conveniente fijar á
tales y cuales articulos. El Sr. Diputado miem
bro de la Comision acaba de decir que el Con
greso no viene á crearlos, que ellos están creados;,
mas la mision del Congreso, no es hacer esten-
sivos á toda la RepiYblica, ya sean ordinarios ó
estraordin arios. El Congreso viene á usar de la
atribucion que le corresponde creando los quejuz
gue oportunos, por autoridad propia. Las leyes
de Buenos Aires como las de la Confederacion,
no son leyes para el Congreso. El puede dejarlas
á un lado si asi le parece. Decir que se ha de
251
tomar por hecho irrecusable la ley de Buenos Ai
res que cria derechos adicionales, es negar al
Congreso la facultad que le corresponde, cuando
está claray terminante la atribucion que la Cons
titucion le dá para establecer los derechos que le
parezca. Este mismo principio ha reconocido el
Sr. Diputado de la Comision cuando se ha pres
tado á la sancion del articulo que se sancionó
anteriormente. El aceptó el principio que de-
bian detallarse los derechos ordinarios estable
cidos y no sé como ahora viene á sostener lo con
trario, tanto mas cuanto que esa ley ha sido va
riada en muchos de sus articulos, y eso es lo que
ha sancionado antes el Congreso.
&r. Gorostiaga (D. .ff.)—Quiero dar una espli-
cacion.
Señor, el Sr. Diputado dice que el Congreso es
árbitro legal, absoluto, para hacer lo que quiera
en materias de legislación aduanera; yo digo que
si, pero con la limitacion de su mandato, porque
el no es omnipotente. Digo yo que procediendo
asi el Congreso, no tendria facultad para variar
los derechos adicionales creados por Buenos Ai
res. El Congreso no puede hoy tomar la Aduana
de Buenos Aires y repudiar los gravamenes que
se hayan impuesto con muy altos objetos, como
han eido los de sostener la ultima guerra, contra
el Gobierno de la Confederacion, gnerra cuyo
triunfo permite que el actual Congreso esté reuni
do aqui y se ocupe de la legislacion aduanera. No
es, pues tan absoluto el principio que sienta el Sr.
Diputado que el Congreso pueda hacer lo que
quiera en estas materias. Esos derechos son gra
vamenes que pesan sobre la renta de Aduana de
Buenos Aires. El Gobierno tiene que tomar sobre
si esos gravamenes, y eso sin entrar á considerar
si el resto de la República debe contribuir ó no á
los gastos que sehicieronj- quedieron porresulta-
do echar por tierra al Gobierno de la Confederacion
haciendo posible con ello la union Nacional.
Digo, pues, que no encuentra inconveniente
alguno la Comision en declarar que los derechos
adicionales que rijen en la Aduana de Buenou-
Aires creados por tales leyes, sean ostensivos á
toda la República. En el articulo anterior ya-
sancionado se ha dicho: las tarifas de avaluos vi
gentes en Buenos Aires son ostensivas á toda la
República.
Sr. Elizalde.—Voyá decir cuatro palabras.
De acuerdo con las ideas que acaba de mani
festar el Sr. miembro de la Comision, yo creo que
la redaccion que propone, satisface los deseos del
Sr. Diputado que á ella se opone, desde que en el
articulo no se hace simple referencia de la ley
252 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
sinó que se menciona el derecho adicional que
está marcado. Como ha dicho muy bien el Sr.
Diputado de la Comision, y sobre esto es que he
pedido la palabra, no es un derecho nuevo sino
uno que existia anteriormente y el cual es preciso
tenerlo presente para poder cobrar los derechos.
Yo pues, apoyo la idea del Sr. miembro de la Co
mision.
Sr. Orono.—Estoy de acuerdo tambien con la
idea que ha manifestado el Sr. miembro de la
Comision en cuanto á la fórmula del articulo en
discusion, pero no lo estoy con el principio que ha
establecido de que no puede el Congreso legislar
variando el derecho adicional establecido por la
Provincia de Buenos Aires que fuó destinado á
un objeto especial. Tan puede variarlo, señor,
que la misma ley comprendiendolo asi, dice: que
en caso de no poder continuar cobrandolo en la
Aduana de Buenos Aires,la Lejislatura de la Pro
vincia procurará los medios de sostituirlos por
algun otro. Luego, pues, no estaba obligado el
Congreso á sujetarse forzosamente á ese derecho
adicional. Asi es que él puede vanarlos, como ya
lo ha hecho en otra ocasion ....
Sr. Gorostiaga (D. JB.)—He dicho que tiene
poder en abstracto, pero que no es justo que usa
ra tal procedimiento ....
Sr. Oroño.—El Congreso puede variar esa ley
eldia que quiera sin dejar por eso de proveer de
fondos á la Provincia de Buenos Aires para lle
nar la falta que ellos dejarian.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—He dicho desconocer,
no variar.
Sr. Oroño.—Es lo mismo. Pero como he dicho
antes yo creo que no hay que hacer alteracion
alguna á este articulo, sinó hacer estensivo el de
recho adicional de la Aduana de Buenos Aires
á todas las Provincias, es decir, crear un derecho,
ya Bea sobre la base de Buenos Aires ya sobre
cualquiera otra. Pero, desde que se juzga mas
conveniente este, no veo porque no se pueda apro-
bar el articulo tal como lo propone la Comision.
Sr. Marmol.—Yo no entraré en la ultima par
te que se ha tocado y que sin embargo envolveria
una cuestion muy seria, cual es, el derecho del
Congreso para legislar sobre la Aduana de Bue
nos Aires y desconocer aquellos derechos que esta
se habia creado para atender ála parte de su
deuda interna, porque las emisiones de papel
moneda son una ley interna de la Provincia y los
derechos de importacion eran recursos con que
se habia provisto para satisfacer esa deuda. Yo
no negaré al Congreso el derecho que hoy tiene,
despues de la ley que se ha sancionado, para to
mar posesion el P. E. N. de la Aduana, y para
echar abajo los derechos, haciendo lo que le dé la
gana pero es preciso que no se olvide q' no siempre
se puede hacer uso del derecho, porque hay otros
principios que aconsejan su abstencion. Cuando
la Provincia de Buenos Aires acaba de abdicar
los suyos, de conservar por tres años mas la
Aduana en su poder, porque tal era el derecho
que le daban los pactos,nadie ha pronunciado una
palabra, capaz de garantizar á Buenos Aires que
era la cosa misma, es decir, que el unico modo de
garantirle que tenia la Nacion, era dandole la
cosa misma. Podria haber dicho: no entiendo
de garantias morales, no señor, pagueseme con la
Aduana. Ese era el verdadero terreno en el cual
se habia colocado Buenos Aires y del que nos
hemos separado. Confiamos en la palabra de la
Nacion, esperando como es natural, que ella
atienda por la propia moralidad de su Gobierno
por las conveniencias públicas, al gravamen que
pesa sobre la Aduana de Buenos Aires. Por con
siguiente, ni iniciar se debo esta cuestion y no
entraré en ella.
Pero en cuanto á la cuestion de forma que se
ha suscitado he estado esperando alguna razon
que demuestre la necesidad ó conveniencia de
no nombrar á Buenos Aires, que es lo que no se
quiere, mas no se ha dado ninguna. Se dice que
es para que esté en consonancia con el articulo 1.°
pero precisamente lo está.
Si fueramos á fundar la ley, como hacia el
antiguo derecho Español, á dar la razon, la
jurisprudencia de la ley, diriamos: debiendo des
pues de incorporarse Buenos Aires prevalecer la
ley do Aduana en toda la República, habiendo
existido dos legislaciones aduaneras, y no debien
do existir sinó una sola en adelante, y existiendo
en la Provincia de Buenos Aires un derecho
adicional de tanto por ciento, que no puede dero
garse por estar afectado á tal ó cual cosa, el Con
greso estiende este derecho á toda la República.
Pero no pudiendo fundarse la ley, se toma por
punto de partida alguna de las dos legislaciones
que han existido, para poner todas en armonia y
se dice: existiendo derechos adicionales en la
Provincia de Buenos Aires se hacen estensivoí
á todas las Aduanas de la Nacion. No veo en
esto sino un procedimiento claro y lógico. Se
nombra á la Provincia de Buenos Aires porque
de ahi t/e parte. Asi si se hubiera tomado por
punto de partida la legislacion anterior de la
antigua Confederacion se habría dicho: la antigua
ley sobre tal cosa se hace ostensiva á Buenos Ai
res, porque no comprendo otro modo de hablar,
 SESIÓN DEL al DE JULIO DE. 1862. 253"

sinó diciendo do dondü se parte, y sobro todo atender á la deuda de Buenos Aires con todas las
diciendo la verdad. Sa ha tomado al contrario rentas Nacionales, en la parte de derechos dife
pn* punto de partida, la ley de Buenos Aires. renciales, pero despues de las esplicaciones ul
¿Que mal hay en esto? No digo que mal; sinó timas, del Sr. miembro Informante, veo que esa
que falta de logica se puede encontrar. ¿Sino se es la verdadera mente.
procede asi tendriamos que echar abajo los dere Si: Gorostiaga (D. /?.)—No es esa. Si me per
chos adicionales de Buenos Aires y entonces en mite voy á esplicarle.
trabamos en otra cuestion mucho mas seria. Asi Lo unico que me habrá oido decir es que los
pues, una vez admitida esta idea, no encuentro derechos adicionales creados por la Provincia de
una forma mas clara que la propuesta por la Co- Buenos Aires eran pañi atender á la amortizacion
miaion. de papel moneda y de los fondos publicos emiti
Sr. Garcia (D. 7'.)—Pido la palabra con el dos por las leyes á que se refiere. Pero no digo,
objeto de decir que no conviene absolutamente ni he podido decir, ni el proyecto tampoco lo dice
suscitar esa cuestion y para cortarla voy á retirar que los derechos adicionales creados por esa ley
mi indicacion, aceptando lo que acaba de propo que hoy se declaran ostensivos á todas las Adua
ner el Sr. miembro Informante de la Comision. nas de la República, que el producido de estos
Sr. Gorostiaga (D. S.)—El articulo quedaria derechos, sea precisamente para atender á la
entonces, así; achuran ostensivos á todas las adua amortizacion del papel moneda y fondos publicos.
nas de la República los derechos adicionales de No lo he dicho, ni lo dice el proyecto en discusion.
tanto por ciento á la importacion y esportacion. S¿-. Ruh Moreno.—Veo Sr. Presidente que
Si: Aguirre.—Pido la palabra con el objeto en parte es siempre lo que digo, sinó en todo la
de hacer una indicacion de otro genero que las inteligencia que he dado al artículo. Por la men
queso han hecho. Nadie ignora que las indus te de la Comision se vé que con los derechos adi
trias en nuestro pais, ganadera y agri<:ultora,han cionales de la Provincia Bolo se ha de atender á
q-edado sumamente paralizadas despues de la la amoitizacion del papel moneda cuyas emisio
guerra. Eu este sentido propondria que en vez nes ....
de decir que la importacion pague 2 ¿ p§ y la Si: Gorosliaga (D. B.)—Tampoco es eso, per-
esportacion 5 se diga lo contrario, con el objeto mitame que le interrumpa. En los otros articulos
de proteger esas industrias. verá el Sr. Diputado que la Comision no propone
Sr. Ministro de Hacienda.—SI es apoyada que todo el producido de los derechos adiciona
la indicacion tomaré la palabra, sinó no. les en Buenos Aircp, una vez nacionalizada la
Sr. Cantilo.—Podria leerse el articulo pro- Aduana, sean para atender ála amortizacion del
p. esto por la Comision. [Se leyó.] papel moneda creado. . . .
Sr. Aguirre.—Desearia que el Sr. Ministro tu Sr. Ruiz Moreno.—Como esas esplicaciones
viera la bondad de decirme la diferencia que exis aclaran verdaderamente la mente do la Comision
te y lo que producen los derechos de esportacion no tengo inconveniente en votar por el articulo.
é importacion. Pero habia entendido y habla dicho espresamente
Sr. Ministro de Hacienda.—Eso está con tes el Sr. miembro Informante de la Comision, que
tado por la ciencia. En todos los paises la impor desde que el producto de este derecho adicional
tacion y la esportacion se equilibran. estnba afecto por leyes especiales de Buenos Ai
Sr. Aguirre.—Pero en nuestro pais es una
res para la amortizacion.
escepcion.
Sr. Qorosf-iaga (D. B.) —He dicho que una
Sr. Ministro de Hacienda.—No sé realmente
lo que suceda, pero es regla sabida lo que acabo vez nacionalizada la Aduana con el producto de
de indicar, que un pais produce lo mismo que los derechos adicionales, debia atenderse para los
consume. Puede haber alguna diferencia pero objetos que fueron creados por leyes especialesde
ha de ser muy pequeña. Buenos Aires.
Sr, Ruiz Moreno.—Despues de las esplicacio- Sr. Ruiz Moreno.—Acaba de decir otra cosa
nes que dió el Sr. miembro Informante dije que el Sr. Diputado ó nó le entiendo.
votaria en favor de este articulo: poro despues de Sr. Gorostiaga (D. ¿?.)—No digo que el total
otras que hadado posteriormente, me encuentro estó destinado á esos objetos, sinó que del pro
en la necesidad de votar en contra. Cuando dió ducto de la Aduana de Bueno- Aires, no de la
las primeras entendi que me habia equivocado al del Rosario, se destinaran en part" pnra los obje
pensar que la mente de esto articulo era solo tos que fueron creados; ya he dicho que vienen
254 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
otros articulos y entónces podrá decir lo que quie
re el Sr. Diputado.
Leido el articulo tal como lo proponia el Sr,
miembro do la Comision fué aprobado por afir
mativa general: en discusion el 31.
Sr. Aguirre.—To propondria que en vez de la
1.' parte de este artículo se dijera: por su valor
con relacion al oro, con el objeto de que se ten
ga un término fijo de comparacion, como es el
oro, para que de esa manera no esté sujeto á las
oscilaciones del cambio.
Sr. Ruiz Moreno.—Apoyo la indicacion del
Sr. Diputado por Salta. Yo creo, Sr. Presidente
que el Congreso no puede determinar lo que se
propone en este articulo, no solo porque es perju-
dicialisimo á la hacienda pública, sinó porque es
contrario abiertamente á lo que dispone la Cons
titucion de la República. Que es perjudicial, no
es necesario demostrarlo. Admitiendo el Go
bierno Nacional el papel moneda de Buenos Ai
res á razon de 20 por 1, y estando el papel como
está, á mas de 400 pesos por onza, hay una sobra
en cada una de mas de 60 y tantos pesos, casi un
20 p§ lo que viene á dar al fin del ano una pér
dida de un millon de pesos fuertes. El objeto que
se propone el Gobierno es muy laudable, el de
fijar un valor al papel moneda de la Provincia de
Buenos Aires, pero es cosa averiguada que por
leyes y decretos no se consigue el objeto. El úni
co modo de fijar ese valor, es que haya un fondo
amortizante, suficiente, de manera que el tenedor
de papel moneda cuando quiera pueda presentar
se al Banco y cambiarlo por onzas de oro. Lo
demas, no ha de producir ningun resultado, tony
al contrario, dará una pérdida efectiva para la
renta pública. He dicho que contraria la Cons
titucion de la República. Esta en el articulo 67
inciso 1.° dice: bien entendido que estacomo las
demas contribuciones Nacionales podrán ser sa
tisfechas en la moneda que fuese corriente en las
Provincias respectivas, por su justo equivalente.
De consiguiente, no es posible establecer en una
ley: el papel moneda se ha de recibir por tanto,
porque es contrarió repito á un articulo espreso
y terminante de la Constitucion. El 20 por 1 no
es el precio corriente. Asi es pues, que este art.
no solo importa un perjuicio grandisimo para el
tesoro, sinó que es contrario al tenor espreso de
la Constitucion reformada. Por estas considera
ciones apoyo la indicacion hecha por el Sr. Dipu
tado por Salta.
Sr. Zavaleta.—Antes de entrar al fondo del
artículo que está en discusion, desearia saber del
Sr. Ministro de Hacienda si actualmente se reci
be en las demas Aduanas de la República, el pa
pel moneda de Buenos Aires y en que proporcion .
Sr. Ministro de Hacienda.— Se admite en
pago de derechos en las Aduanas de la Repúbli
ca que están hoy bajo el dominio del P. E. if.
pero en ninguna se recibe, como moneda corrien
te por la simple razon que no tiene de antemano
fijado un tipo.
Sr. Zavaleta.—Pero habi» un decreto Nacio
nal de tal fecha.
Sr. Ministro de Hacienda.—Entonces se reci-
biacuando se uniformaron las tarifas aduanera*
de 1860, porque era necesario determinar iina
base, sin la cual no se podia marchar. De otra
manera habria sido imposible el fijar una propor
cion equitativa, uniformar las tarifas y por eso
se fijó el 20 por 1 para recibir la moneda de Bue
nos Aires. Despues vino la guerra y el Gobierno
Nacional declaró nulo ese decreto y por conse
cuencia quedaron vigentes las disposiciones de
una y otra parte.
Sr. Zavaleta.—Continuaré Sr. Presidente.
He manifestado ya al Sr. Ministro porque he
hecho la anterior pregunta, pero encuentro en el
mensaje del E. del P. E. N. estas palabras: que
da asimismo establecido que los deudores pueden
satisfacer &a.
Aqui pues tenemos que el papel moneda do
Buenos Aires era admitido en las demas Adua
nas con arreglo á un tipo fijo, único que podia
determinarse porque tenia un valor invariable é
intrinseco. Esta misma practica que se estableció
en el Rosario ó en las demas Aduanas de la Re
pública, me prueba que pretender fijar un tipo,
al papel moneda de Buenos Aires diferente del
que le dá el curso actual, es una medida que no
se realizaria absolutamente. Las monedas necesi
tan su valor real y esto no se los dá las leyes y
tan es asi, que aquellas monedas que tienen un
valor intrinseco, aunque lleven un valor escrito,
no son admitidas por ese valor sinó por el oro,
Asi, señor Presidente, yo creo que por mas que,,
lo digamos es imposible conseguir lo que se pre
tende. Si arribamos á ese resultado, encuentro
entonces que el articulo viene á afectar varias
disposiciones de la Constitucion. Una de ellae es
la que ha citado el Sr. Diputado por Entre Rios,
que anteriormente habló. Ella ordena que el pa
pel moneda de las Provincias será admitido e»
las demas, pero á su justo precio. Encuentro ade
mas otro articulo en la Constitucion que deter
mina en cierta manera los principios en que de
ben regirse nuestras legislaciones Aduaneras.
Dice: que nuestros derechos eean iguales en todas
 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
partes; que no se concedan ventajas á un puerto
con respecto á los otros y veo que aceptado el
articulo de la Comision,se infringen todos estos art;
primero, porque no existiendo el papel moneda
en relacion con el valor que se le asigna, vá á su
ceder que en Buenos Aires se pagan menos dere
chos que en la Provincia de Mendoza, en la de
Salta, donde no tiene circulacion ese papel, ó lo
que es lo mismo, importa establecer derechos di
ferenciales. Se infringen como he dicho, los prin
cipios reconocidos por la Constitucion que nos
rige, y en consecuencia, no puede admitirse tal
cual está el articulo presentado por la Comision.
Yo reconozco que es preciso que la República
haga lo posible para dar crédito á este papel mo
neda, pues, que el ha contribuido á traernos la
situacion en que nos encontramos, pero creo que
es mal medio pretenderlo hacer por leyes.
Yo votaré en contra del articulo en discusion
y propondria que en BU lugar se adoptara la indi,
cacion hecha por el Sr. Diputado por Salta á que
ae estableciera otro tipo: por ejemplo, el que cor
responde actualmente con arreglo al valor de las
onzas de oro.
Sr. Ministro de Hacienda.—Verdaderamente
señor, esta es una cuestion de mucha importan
cia, en la que no es estraño que varien las opi
niones y mucho que hacer hay todavia para arri
bar al convencimiento.
Desde luego, por las palabras que he oido, si
ellas no tienen otro sentido que el que espresan
literalmente, se ha de poder arribar á esa convic
cion, y con ella á la organizacion de la República
¿ la organizacion financiera, que es la base de
todo. Persuadido como digo, de que no está muy
distante de que convengamos en estas ideas, veo
que se empieza por reconocer que el papel de
Buenos Aires debe tener crédito en toda la Re
pública no solamente por los servicios que ha
prestado, sino por los servicios que está llamado
á prestar como base de la hacienda pública. Re.
conocido esto, señor, ¿cual es el medio de darle
crédito? Estender su circulacion.
Bien, señor, el punto sobre el cual yo nunca
estaré conforme, es que pueda darse circulacion
al papel de Buenos Aires mientras que este papel
no tenga una designacion de valor fija, mientras
esté sujeto á las altas y bajas, mientras que ten
ga todas las oscilaciones que hoy tiene.
En pequeño, tenemos un ejemplo práctico,aqui
en Buenos Aires: no obstante estar la circulacion
reducida solamente á Buenos Aires, cada dia se
desmonetiza el papel,prec¡s»mente porque no tie
ne base fija de valor, porque no hay esperan/a d
255
darle base metálica algun dia. Por esa razon loe
que quieren la depreciacion det papel, temen su
demasiada apreciacion, y se esfuerzan por irlo
desmonetizando dia á dia, no solo en las transac
ciones con el estrangero, sinó en las transacciones
internas.
Se dice entre otras cosas, como axioma sentado
por la ciencia, que no se fija el valor del papel
por leyes ni decretos; pero yo diré que precisa
mente por leyes y decretos es que se fija el valor
del papel moneda, segnn sean concebidas esa*
leyes ó esos decretos, scgun la base que ellos ten
gan.
¿Quien ha dicho que los escedentes de papel en
todos los paises del mundo no han sido traidos á
un limite de valor por medio de la conversion
en deuda?
¿Quien ha dicho que no? le puedo citar rail
ejemplos. La mayor parte de los paises que han
tenido y tienen papel, con retirar un escodente
dado do la circulacion, le han dado á ese papel
mayor valor; y por medio, de leyes y decretos se
impide en el1. os tambien que el pap«l se aprecie
demasiado, porque tambien ocasiona perjuicios
graves si él llega á tomar un valor que no debe
tener.
Puedo citar el ejemplo de los E. U. que en me
dio de una guerra terrible, han emitido inmensas
cantidades de papel moneda; pero los E. U. han
dicho: todas las tesorerias delas Aduanas recibi
ran en pago de los derechos, este papel por tal
precio: y las Aduanas lo han recibido, y los E
U. se han de salvar, porque todos lo reciben con
confianza, sinembargo de que la guerra está muy
lejos de terminar? Y de que proviene esa confi
anza. No proviene de que haya mas ó menos me
tálico en las areas del estado: 1 a confianza,la cons
tituyen la moral de los pueblos, la moral del pais
y los medios de riqueza que tenga el pais; la con-,
fianza que haya sobre el porvenir. La tranquili
dad y el progreso: eso es lo que constituye el
crédito de una Nacion. Tan es asi, señor, que
Buenos Aires que al principio Cenia onzas de oro
en caja para cambiar su papel por su valor escri
to, vió al poco tiempo que ese papel no valia ni
la 7.a parte de su valor y luego, ni la vijésima
parte; porque ese oro fué arrancado, porque no
habia bastante moralidad, bastante riqueza, 6
bastante esperiencia, para mantener el crédito.
No son, pues, las onzas de oro las que han de
propender á laconvertivilidaddel papel, cuando
esos bancos estan á disposicion del Gobierno. Si
estuvieran enteramente fiados á manos particu
lares, entonces si; pero cuando son armasen ma
250 SESIÓN DEL 21 D E JULIO DE 1802.
nos de los Gobiernos que pueden echar mano de
ese oro para atender á otras necesidades aunque
sean estas necesidades supremas, entonces, no
puede haber estabilidad en el valor del papel.
En cuanto á la incoustitucionalidad de la me
dida de que ha hablado un Sr. Diputado, me
permitiré observaren primer lugar, que es pre
ciso probar ántes que lo que se fija no seria su
justo equivalente, para decir que es inconstitu
cional el articulo que se propone; pero eso seria
materia de una discusion en la cual el Gobierno
no haria fuerza: pónganle cualquier precio, que
el Gobierno no hara fuerza sobre eso.
Sin embargo, grandes consideraciones morales
han llevado al Gobierno á fijar el precio propu
esto. En primer lugar, por los antecedentes, y en
segundo lugar,por que tratándose de la Provincia
.de Buenos Aires de un presupuesto que está ga-
rantido,presupuestoquefué confeccionado en una
época en que el cambio estaba al 20 por 1, cuando
la mayor circulacion del papel ha venido á depre
ciar su valor, el Gobierno tiene que propender á
que el valor de este papel se fije en aquel punto.
El presupuesto de 1859, ha fijado el sueldo de
los empleados con relacion al 20 por 1, no en el
concepto de 25 por 1, y los demas gastos han sido
fijados en la misma relacion. El Gobierno par
tiendo de esta base, no ha querido inventar un
precio en favor de Buenos Aires para perjudicar
al resto de la Nacion, y solo ha querido tomar la
base que ha considerado mas equitativa, desde
que sn primera mira es propender al crédito de
toda la Nacion. El Gobierno cumple en esta par
re con un deber moral en salvaguardia de su mis
mo honor y del honor de su crédito, mas si aun
asi el Congreso creyese que en esto hay una ofen
sa á los intereses del resto de la República, debe
quedar persuadido que Buenos Aires no Tiene á
entablar con la Nacion una cuestion de pesos. No
señor, póngase un tipo menor; sacrifiquese, &Í
se quiere otro poco á los intereses de la Provincia,
que eso no importa nada con tal que se salve el
principio de que el papel que ha prestado servi
cios que todo el mundo reconoce, sea recibido por
toda la Nacion, para que su circulacion se esti.
enda al comercio de toda la República. Asi es
que el Gobierno no insistirá mucho en la cues
tion de cnanto vale; póngasele menor valor, si se
quiere, que el Gobierno no ha de venir á hacer
cuestion de eso.
Ahora, las conveniencias de la fijacion de va
lores que se ha propuesto, deben quedar incues
tionables por las consideraciones que voy á es-
poner.
Decir que el papel Be ha de recibir por su justo
equivalente, ó al precio que se recibiese en Bue
nos Aires, cuando so vayan á pagar en papel mo
neda los derechos en la Aduana del Rosario, por
ejemplo, es decir que nadie puede¡ saber ú que
atenerse; y asi el resultado seria que el papel de
Buenos Aires, continuaria escluido de la circula
cion en la República.
Miéntras tanto,' saflor, el papel de Buenos Ai
res está llamado á figurar en primera linea en
todala República y entónces continuarian osci
lando, diróasi, todos los intereses de la Provincia
y tendriamos lamina de la hacienda pública si
no se adoptara esta medida. Se jira sobre Bue
nos Airea [y se ha de continuar jirando, porque
aqui se centraliza la mayor parte del comercio,]
órdenes de todas las Provincias, yla mayor par
te de los gastos nacionales, se hacen con fondos
de las entradas de Buenos Aires, puesto que la
Aduana del Rosario no dá ni aun para cubrir los
déficits de los presupuestos Provinciales, y sobre
ese puntome contraeré mas adelante.
Sr. Oroño.—¿Los presupuestos provinciales?
Si: Mitiiiftro de Hacienda.-—Si, señor,los pre-
j supuestos que han de venir.
Sr. OroÑfl.—jE) de Santa Fé?
Sr. Ministro da Hacienda. —Hablo en general
no me refiero á Santa Fé. En consecuencia, la
mayor parte delos gastos Nacionales han de ser
pagados, como se está haciendo hoy, de las en
tradas de la Aduana de Buenos Aires aumentan
doselas entradas y debiendo recibirse todas ellas
en metálico, claro es que el pais se va á encontrar
con un gravamen que va á redundar en perjuicio
de la República, porque desde que los derechos
se manden percibir en metálico el papel no ten
drá valor. Yo creo que no puede ser este el ánimo
de los lejisladores de la Nacion, porque estoy
persuadido que ellos no quieren la ruina del pa
pel de Buenos Aires, porque eso seria quererla
ruina de la hacienda pública nacional.
El articulo constitucional á que se ha hecho
refercncia,dice:que las monedas se recibiran por
su justo equivalente, y si se cree que lo que se
fija es mucho, póngase un tipo menor; pero diga.
se un tipo dado, porque sino es imposible órden
ninguno en la hacienda pública, puesto, que no
fijar valor al papel, seria dejar al arbitrio de los
administradores de las rentas públicas la fijacion
pudiendo asi jugar con el valor del papel mone
da. Asi es que si esto llega á tener efecto, vamos
á dejar al arbitrio de los administradores de ren
tas, el poder recibir á un precio y pagar á otro
distinto. Si esto es en Buenos Aires el mas gran.
 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862. 257
de de los males. ¿Que no seria en las estremida- depreciacion del papel moneda, y de haber ma
des de la República si se dejara al arbitrio de los nifestado que las grandes naciones han hecho
empleados públicos el fijar el precio corriente en siempre todos los esfuerzos posibles para conser
ilaza del papel? Seria, señor, establecer derechos var el valor de su papel moneda, yo creo que
diferenciales, segun el tiempo en que se pagaran estamos sancionando un articulo que es el des
los derechos á papel. ¿Quien lo fijaba con exac crédito del papel moneda. Estamos hablando de
titud en los puntos lejanos de la República? ¿Te integridad y derechos Provinciales, y de los dere
nemos algun telégrafo eléctrico para comunicar chos dela Nacion, en fin, estamos hablando de
á toda la República cual es el valor del papel dos Naciones en una sola. Yo creo que mientras
moneda, para cobrar derechos iguales en todas no se diga Banco Nacional, y no Banco Provin
partes? No, señor, por ese medio, tendriamos cial, deuda único-nacional vamos á entrar en las
lerechos diferenciales de una Aduana á otra; mismas dificultades.
tendriamos que en San Juan, por ejemplo, se Si: Ministro de Hacienda.—No hay ningun
cobraria ménos que en Mendoza, y que en Santa acto del Gobierno ni del pueblo que semejante
Fé ménos que en Entre Rios. Esto es bajo la cosa justifique.
hipótesis de que en Buenos Aires tu viera circula Sr. Aguirre.—Entre tanto el articulo lo dice
cion, que bajo la reduccion que se propone, niego asi.
¿ue aqui mismo tendria circulacion, porque ven S¡: Ministro de Ha•cicnda.—Tampoco no pue
drian á hacerle competencia al papel, las mone de ser de otro modo.
das de oro y de plata estrangeras y nacionales, y Sr. Aguirre.—¿Entónces consignamos en un
aqui mismo, en Buenos Aires, se reduciria á un ! articulo la separacion?
circulo muy estrecho la circulacion del papel. Sr. Ministro de Hacienda.—¿Quien ha dicho
Indudablemente el articulo constitucional no eso?
se opone á que al papel se le determine un tipo Sr. Aguirre.—Que hagamos del papel una
por justo equivalente, y lo justo equivalente, deuda nacional, yo admito; pero . . . .
puede determinarlo el Congreso. Ademas; ténga_ Sr. Ministro de Hacienda.—Eso vendrá á su
se bien presente que cada 6 meses, cada año cuan . tiempo. Pues que. ¿Quiere hacer eso sin consul
do mas, el Congreso tiene que revisar esta ley, y tará las Provincias? Si queremos hacer todo con
puede cambiar el tipo dela reduccion del papel. tanta perfeccion, novamos áhacernada y habre
Asi como varian las tarifas de avaluos, puede mos esterilizado nuestro tiempo. Nadie ha auto
variarse siempre el tipo del papel; pero es nece rizado á ningun Sr. Diputado para creer que
sario que se haga siempre por un término dado, queremos consignar la separacion en ese articulo.
para que no haya durante él variacion alguna. Sr.Ruiz Moreno.—El Sr. Ministro contestan
Asi como se admite conveniencia en la estabili do á las observaciones que se han hecho nos ha
dad y fijeza en la tasa de los impuestos, se ha dirigido un cargo á los que nos oponemos 'al art.
reconocido igualmente la conveniencia de la fija Ante todo, yo voy á rechazar por mi parte ese
cion prévia de las tarifas de avaluos, puesto que cargo.
la moralidad administrativa está altamente inte Se dice que Buenos Aires no hace cuestion de
resada en que no haya juego con el valor de los pesos y que nosotros hemos creido que se trataba
lerechos; y este juego que puede haber, es lo mns de utilizar á la República en beneficio de Buenos
inmoral para la administracion pública. Aires. Yo Sr. Presidente, me he sentado en este
Del mismo modo para el pago de derechos, no lugar para defender tanto los derechos de Bue
BC puede dejar al arbitrio de las localidades, fijar nos Aires, como los de Jujui ó de Entre RioS, y
el valor de la moneda en que han de percibirse no creo que el Gobierno Nacional quiera perju
sino determinar de antemano un tipo comun, á dicar ála República por favorecer los intereses
fin de que la moneda en que han de pagarse es. de Buenos Aires de ninguna manera; y si asi
tos derechos tenga un precio igual en toda la Re fuera, atacaria esta disposicion del Gobierno, no
pública. Este es el fin que se propone el Go porque sea del Gobierno de Buenos Aires porque
bierno por medio de esta ley. lo mismo baria si fuera del Gobierno de Entre
No recuerdo que se hayan hecho otras observa- , RioS. Para mi las Provincias que componen la
clones que aquellas á que me he referido; pero si Nacion, tienen todas iguales derechos; lo mismo
las hubiera, las contestaré como me sea posible. Entre Rios, que Buenos Aires, que San Luis.
<Sr. Aguirre.—Apesar de las observaciones No es, pues, porque crea que el Gobierno Na
que acaba de hacer el Sr. Ministro respecto de la cional trate de perjudicar á la Nacion por favo..
31
258 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
recerá Buenos Aires que yo ataco el proyecto;
pero si, por los malos resultados que yo creo que
indudablemente ha do traer la medida que se
propone.
Bien, señor: yo creo que no conviene en mane
ra alguna, ni al Gobierno Nacional ni á la Pro-
rinciade Buenos Aires, que el papel circule en
toda la República: yo pienso que' esto es ruinoso
para la renta pública, y mas ruinoso todaviapara
el crédito de Buenos Aires.
Ha dicho el Sr. Ministro que decidimos ex
cátedra, que las leyes no fijan el valor de la mo
neda; pero lo dice la ciencia; lo dice mas que todo
la práctica, la esperiencia, y para hacerlo patente
me basta mencionar lo que ocurrió despues que
se creó el papel moneda eu la Confederacion.
Cuando se creó ese papel moneda, se mandó reci
bir en todas las Aduanas de la República, y eso
fué lo bastante para que el papel moneda no con
servara su valor. Lo mismo ha sucedido en algu
nas Provincias que han emitido billetes; aunque
los Gobiernos los han recibido en las oficinas fis
cales por su valor escrito, sinembargo, ha decaido
BU precio considerablemente. Pero hay mas, se
ñor: si fuese posible, por una ley ó por un decre
to, fijar el valor del papel moneda ¿no lo habria
hecho desde luego el Gobierno de Buenos Aires?
Claro es que el precio del papel ya estaria fijado;
y si no lo ha hecho, es porque depende de las
alteraciones del comercio y de otras muchas cir
cunstancias. Esto no necesita ni demostrarse si"
quiera; m echar mano de la ciencia; el buen sen
tido lo dice.
Si bien es cierto que las operaciones de crédito
pueden llegar á establecer un precio fijo al papel,
nunca será por medio de leyes ni de decretos; de
ninguna manera. Ademas, señor, este proyecto
ataca no solo el articulo de la Constitucion á que
me he referido antes, sino los dos articulos que ha
mencionado el Sr. Diputado por Tucnman. El
articulo 12 de la Constitucion reformada esta
blece: que no se puede acordar preferencias á un
puerto respecto de otro; y repito que esta ley
establece derechos diferenciales.
Sr. Ministro de Hacienda.—Permitame que
le interumpa, no puede haber diferencias desde
que esta ley vá á regir tanto en Buenos Aires
como en toda la República, y lo que se admite en
Buenos Aires se admitirá en todas partes.
Sr. Ruiz Moreno.— Eso dice el articulo sigui
ente y yo me ocuparé de él aunque no está en
discusion todavia; porque no se puede discutir el
uno sin el otro.
Sr. Gorostiaga (D. Ji.)—Esas observaciones-
las hará el Sr. Diputado cuando llego el art. 4.°
Sr. Ruiz Moreno.—No podemos dejar de refe
rirnos á ese articulo. Si se quiere hacer admitir
el papel en toda la República,sucederá lo siguien
te: que fijando el precio de la onza de oro en 340
y no pagándose en Buenos Aires los derechos en
otra moneda que en papel, y diga en Buenos Ai
res porque no es posible hacerlo en toda la Repú
blica, y tanto peor si asi sucediera, digo que ven
dria á resultar una pérdida para el Gobierno de
mas de un millon de pesos fuertes; y habrá un
fuerte derecho diferencial, casi de un 20 p§ para
el comercio de las otras Provincias que paguen
los derechos en oro.
El mismo perjuicio habrá para el Tesoro Nacio
nal determinándole otro valor.
Es un error juzgar que el comercio hade reci
bir el papel por el valor que el Congreso le deter
mina.
Por todo esto sostengo que no se debe ni con.
viene fijar un valor á la moneda papel.
En la práctica ha de resultar lo que he dicho;
que solo en Buenos Aires y en alguna otra Pro
vincia se pagarán los impuestos en papel, y la&
otras Provincias que pagan en metálico pagarán
un 20 p§ mas, lo cual ya seria establecer una
notable diferencia respecto del abono de los dere-
chos-en el resto de la República.
Otro de los inconvenientes que lo he apuntado
al Sr.Ministro para que se reciba el papel en toda
la República, es que no es posible, por ejemplo,
en Salta y en las otras Provincias que necesitan
un mes ó mas para que les llegue la noticia de la
alteracion del cambio, pagar los derechos al pre
cio corriente en esta plaza; puesto que no puede
llegar la noticia á aquellas Provincias sino des
pues de un mes.
De consiguiente ese articulo del proyecto es
contra la Constitucion reformada, que establece
la igualdad en los impuestos; porque de todos
modos estableceriamos la desigualdad, ya sea
que se fije un precio al papel, ya sea que se man
de pagar por su justo equivalente.
Yo sé muy bien que el pacto de union, el con
venio celebrado el 6 de Junio de 1860, en su art.
18, dice que el Gobierno Nacional admitirá en
las Aduanas Nacionales el papel moneda do
Buenos Aires,pero admitiéndose solo en la Adua
na de Buenos Aires ya deja el Gobierno Nacio
nal cumplido lo que prometió al • Gobierno de
esta Provincia.
Por estas ligeras observaciones, creo haber
hecho notar que se perjudica notablemente el
Tesoro de la Nacion con admitir el papel mono
 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
da de Buenos Aires en toda la República, ya sea
que se le fije un valor, ya sea que se mande reci
bir por su justo equivalente.
Es pues inadmisible el articulo del proyecto
que se discute.
Con este articulo se perjudica á la Nacion por
la diminucion de su renta, y á la Provincia por
el demérito que vendrá á tener su papel. Y mas
que todo á su sancion se oponen tres articulos de
1 a Constitucion dela República. He de negarle
mi voto.
Sr. Ministro de Hacienda.—La ultima mocion
que acaba de hacerse, importa la derogacion del
articulo que se ha sancionado ya, estableciendo
que las tarifas de avaluo de Buenos Aires regi
rian en toda la República ....
Sr. Aguirre.—En cuanto al valor del papel, no
se ha sancionado nada.
Sr. Ministro de Hacienda.—Las tarifas do
avaluo, se pagarán en papel moneda, y algun
valor se le ha de fijar.
Sr. Ruiz Moreno.—Digase mas bien que se
admite en Buenos Aires que es donde se cobra
las dos terceras partes de las rentas.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Y como se hace
para uniformar los derechos?
Sr. liuiz Moreno.—Recibiendo el papel por su
justo equivalente.
Sr. Ministro de Hacienda. —Entonces lo que
es conveniente para la Nacion, no es convenien
te para Buenos Aires?
Sr. Gorostiaga (J). B.) Ninguna disposicion
constitucional se infringe á mi juicio, por el art.
que discutimos. Habiendose sancionado ya por
la Cámara, que las tarifas de avaluos vigentes en
la Provincia de Buenos Aires, regirán en todas
las Aduanas de la República y haciendose por
ellas en papel moneda el aforo de las mercaderias
era indispensable fijar un precio para la reduc
cion de dichas tarifas á moneda metálica. A esta
necesidad atiende el articulo 3.°
Si la sancion de esta ley no fuera tan urgente
si el dificil trabajo de conciliar la ley de Aduana
de la Confederacion con la que rige en Buenos
Aires, determinando al mismo tiempo las moue.
das en que deben satisfacerse los derechos, y fijan,
do las relaciones de las diferentes que circulan en
ambas fracciones de la República, á fin de uni.
formar los impuestos y organizar la renta nacio,
nal, pudiese tener espera; la Comision de Ha
cienda habria propuesto la formacion de una
nueva tarifa de avaluos en moneda metálica. Pero
•teniendo ella que optar entre la tarifa de la Con
federacion hecha en 1860 y que es notablemente
baja, y la que acaba de publicarse en Buenos Ai
res, ha preferido esta última, sinembargo de ser
en papel moneda, por considerarla mas exacta, y
para que no se perjudique enormemente la renta.
El precio de 20 pesos papel por uno metálico
para la reduccion de las tarifas, ha sido propuesta
por el Gobierno, y el Sr. Ministro de Hacienda
ha manifestado que no podia alterarlo, porque
confiaba que ese seria el precio corriente, luego
que se sancione el proyecto pendiente ante las
Cámaras Provinciales, para retirar de la circula
cion el exeso con que la recargaron las ultimas
emisiones.
La Comision de Hacienda deja por este moti
vo el articulo 3.° en los mismos terminos en que
le proponia el Gobierno, reservandose sin embar
go algunos de sus miembros el derecho de opo
nerse cuando fuera discutida en esta sala.
La baja en el valor del papel moneda no pro
viene unicamente, como se ha dicho, de la mayor
cantidad emitida ó del exeso en la circulacion..
Procede en mi opinion, de muchas otras causas;
de la considerable baja del precio de nuestros
productos, por ejemplo; de los trastornos ocasio
nados por la reciente guerra civil; de la falta de
confianza en la estabilidad del nuevo Gobierno
Nacional; y hasta de los caprichos de la opinion
pública. No es por consiguiente que sobre el papel
moneda, sino que los negocios faltan.
Asi pues, dadas las tarifas de avaluo en papel
moneda, es necesario determinar un precio para
su conversion á metálico. Seria preferible que
este precio fuese el que actualmente tiene el pa
pei, para no perjudicar la renta; pero aun cuando
fuera menor, entiendo que no por eso se violaria
la Constitucion. Esta solo exige que sea^w su-
justo equivalente, cuando haya de satisfacerselas
contribuciones nacionales en moneda puramente
provincial.
Sr. Presidente. —Si á la Cámara le parece,pasa-
remos á cuarto intermedio.
Asi se hizo y pocos momentos despues volvie
ron á sus asientos los Sres. Diputados.
Sr. Zavaleta. —Sr. Presidente: principio por
reconocer la altura con que ha procedido el Go
bierno en esta cuestion. No he creido, ni nadie
puede creer que se hubiera propuesto favorecer
á Buenos Aires con perjuicio de las demas pro
vincias de la República: creo únicamente que su
objeto ha sido fijar el justo equivalente del papel
moneda de Buenos Aires, con arreglo á lo que
prescribe la Constitucion Nacional.
Los discursos del Sr. Ministro y el del Sr. Mi
embro Informante de la Comision, han probado/
 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
á mi juicio, que es una necesidad, fijar un tipo á
la moneda para la reduccion de las tarifas, no solo
por las diferentes monedas que habrá en la admi
nistracion de todas las Aduanas, sinó tambien
porque, estando en circulacion en toda la Repú
blica el papel moneda de Buenos Aires, no ha
bria en estas diferentes localidades un precio cor
riente que fijara la relacion respectiva entre el
oro y el papel.
Pero creo tambien, Sr. Presidente, que despues
de las últimas palabras del Sr. Ministro y del Sr.
Miembro Informante,que han manifestado que no
insisten precisamente en que el tipo designado en
eljproyecto sea cual fuere el que se acepte por esta
Cámara, sinó su justo equivalente con arreglo al
cambio actual, ó como ha dicho el señor miembro
de la Comision, á razon de 24 pesos papel por
cada peso de plata, yo creo que eso salva la difi
cultad y se consigue asignar un tipo al papel
moneda, para la reduccion de las tarifas á oro.
Esto es tanto mas necesario,Sr. Presidente, cuan
to que se trata ahora en este articulo, como antes
lo he manifestado de la tarifa de avaluos, y sino
se establece su justo equivalente, esto es, el valor
respectivo del oro y del papel, puede suceder
muy bien que en algunas aduanas se pague un
20 pg menos de derechos, porque estaria en el
arbitrio de los administradores fijar el valor del
oro, como mejor les parezca. Asi es que acep
tando la indicacion del Sr. Miembro Informante
yo creo que debe votarse el articulo, fijando el
tipo para la reduccion de las tarifas á razon de
24 pesos papel por uno plata.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Atentas las obser
vaciones que se han espuesto sobre este articulo,
propongo que se fije el precio de cuatrocientos
pesos por onza de oro para la reduccion de las
tarifas de avaluos de papel moneda á metálico.
Este cambio se aproxima mucho al precio que
actualmente tiene el papel moneda; puede decir
se que es el término medio de sus variaciones.
La renta por consiguiente no sufrirá asi grande
perjuicio en el aforo de las mercaderias.
Sr. Cabral.—Por mas que he oido las razones
y los fundamentos ilustrados que han espuesto el
Sr. Ministro y los Sres. miembros de la Comision
de Hacienda, con sentimiento digo, Sr. que ellos
no han podido obrar en mi ánimo para confor
marme con el artículo que se discute. Asi es que
tendré que votar en contra de él, si es que no se
adujeran otros fundamentos para convencerme
de lo contrario.
Yo creo, señor, que no es posible fijar con jus
ticia ni con propiedad un tipo á la moneda cir
culante de Buenos Aires,sin que exista un fondo
amortizante de convertibilidad á la vista.
La ciencia económica, señor, lo demuestra
claramente,y todos los economistas, sin que haya
necesidad de mas demostracion que la simple re
ferencia.
Se dice, señor, que hay una necesidad forzosa
como efectivamente lo es asi de uniformar toda
la legislacion aduanera, ó las tarifas de aduana
en toda la Nacion, y para eso es necesario fijar
un tipo ála moneda circulante de Buenos Aire»
puesto que esta Aduana es el punto principal de
la percepcion de las rentas ordinarias, porque en
ella se cobra las dos terceras partes de los dere
chos, como se ha dicho.
Muy bien, señor: yo creo que puede salvarse
esa dificultad de otra manera, porque aun acep
tando como se ha aceptado ya las tarifas de avaluo
reducidas á moneda corriente, es decir las tarifas
de avaluo de la Provincia de Buenos Aires para
toda la Nacion, yo creo, señor. que siendo esta
Aduana como ha dicho muy bien el Sr. Ministro
de Hacienda, el punto central de la administra
cion de todas las Aduanas, yo creo quc podria
muy bien con un mes de anticipacion, fijarse á
metálico, por medio de un cálculo aproximado,
el modo de percibir las rentas en todas las adua
nas. Y creo que esto podria hacerse, impartiendo
se con anticipacion por el Sr. Ministro de Ha
cienda, esas tarifas á todos los administradores
de rentas nacionales, consiguiendose tambien de
esa manera uniformar el modo de pagar los im
puestos.
Yo no quiero fatigar á la Cámara, señor, des
pues de todas las consideraciones que se han adu
cido sobre esta cuestion; pero por estas breves
consideraciones declaro que no ha podido entrar
en mi conviccion la necesidad de fijar ese tipo,
porque porotra parte, considero que se perjudica
rá enormemente el tesoro nacional con la fijacion
de este precio al papel moneda.
Sr. Grand.—Creo, Sr. Presidente, que para
obviarlas dificultades que ofrece la sancion de este
articulo, y vencer las resistencias que se presen
tan en la Cámara, deberia reconsiderarse el artí
culo primero que se ha sancionado, reduciendo
las tarifas de avaluo á metálico. Por este medio
se conseguirá armonizar, no solamente los intere
ses de las aduanas del interior de la República,
sino tambien los intereses del papel moneda de
Buenos Aires porque reducido este avaluo áplata
daria este resultado: que el interes del comercio
de Buenos Aires lo llevaria á apreciar el papel
 SESIOJST DEL 21 DE JULIO DE 1862.
moneda corriente, parapodcr pagar con menos
papel los derechos avaluados en plata.
Este seria, á mi juicio el medio de consultar
los intereses generales del pais, salvar la resis
tencia que ha encontrado el articulo que está en
discusion.
Sr. Ruis Moreno. —Yo creo, Sr. Presidente,
que no hay necesidad de reconsiderar semejante
cosa, porque no u:c parece que ha sido el ánimo
de la Cámara votar lo que ha mencionado el Sr.
Diputado por Santa Fé, es decir, establecer como
tipo para el aforo el papel moneda de Buenos
Aires. No, señor, y estan cierto esto que cuando
dije yo que per ese articulo se resolvia la cuestion
principal, el Sr. Ministro dijo que no, que de
ninguna manera. En esc sentido, pues, es que se
ha votado. Yo, sin embargo, comprendiendo el
argumento que podria hacerse, voté en contra;
pero no puedo comprender de ninguna manera
que la Cámara haya votado que el maiz y el trigo
por ejemplo paguen 30 $ papel moneda de Buenos
Aires y que haya querido establecer por aquella
sancion como regla general que el avaluo ha de
ser en papel moneda de esta Provincia, porque
eso hubiera sido prejuzgar ligeramente una de
las cuestiones mas importantes de que vá á ocu
parse el Congreso.
Yo creo que lo que debe hacerseles reducir á
metálico las tarifas, calculando el equivalente del
papel moneda, nada mas.
Se ha dicho, que el maiz y el trigo vale 30 $
Pues bien, que se reduzcan á plata esos 30 $, eu
lugar de fijarse las tarifas de avaluo en papel
moneda de Buenos Aires, porque desde que este
papel es tan variable, hay que fijar necesaria
mente los derechos en metálico.
Yo propongo para el caso de que sea rechazado
el articulo, la redaccion siguiente: "la reduccion
"delas tarifas de avaluo en papel moneda se hará
por "su justo equivalente," que es lo que dice el
art. 67 de la Constitucion. Admitiendo en pago de
los derechos nacionales con un tipo determinado
una moneda que varia segun las alteraciones del
comercio, viene á infringirse el articulo citado de
la Constitucion, como lo he demostrado antes;
porque aun que un articulo de esta ley diga, á
tanto se ha de recibir en las aduanas el papel de
Buenos Aires, no ha de fijar el valor del papel de
ninguna manera. Puede ser que esto se consiga
mas tarde, cuando se ponga un fondo amortizan
te en el Banco para retirar el papel de la circula
cion. Entónces podria fijarse el valor del papel;
pero es imaginario creer que hade conseguirse
por medio del articulo que está en discusion.
Yo propongo, pues, esa redaccion para el caso
de que sea desechado el articulo quo discutimos-
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Daré algunas esplica.
clones para desvanecer las dudas que acaban de
manifestarse sobre este articulo.
líe dicho ya porque razon se han preferido las
tarifas de avaluo quo rigen en las Aduanas de
Buenos Aires. Una vez admitidas, y fijudo el
tipo para su reduccion á metálico, es lo mismo
que si estuviesen formadas en esta moneda. El
Congreso no puede entrar ahora á hacer esta re
dnccion; la harán los contadores de aduana y los
comerciantes al liquidar los derechos que adeuden
las mercaderias despachadas.
En cuanto á las otras observaciones que ha
hecho el Sr. Diputado por Entre RioS, son anti
cipadas y no corresponden áeste articulo. Cuan
do entre á discusion el articulo siguiente, en qu*
se determina las monedas en que deben satisfacer
se los derechos de aduana, estarán en su lugar, y
se examinará si la Constitucion se quebranta, fi
jando al papel moneda un precio menor que el
coriente en plaza.
Si: Ruis Mbreuo.-Scñ& necesario revisar esto.
Sr. Ministro de. Hacienda.—No son mas que
49 paginas do escritura ó impresion pequena.
Sr. Ruiz Moreno.—Si es necesario emplear
11, 15, 20 dias para esta revisacion, no es tiempo
perdido absolutamente.
Sr. Goroístiaga (D. -B.)—El Sr. Diputado que
dejala palabra, confunde el aforo de las merca
derias con el importe delos derechos. La tarifa
de avaluos solo tiene por objeto fijar el precio de
los efectos, y establecer una pauta para el cobro
de los derechos de importacion y exportacion-
nada mas.
Sr. Ruiz Moreno.—'Voy á probar al Sr. Di
putado que es impracticable lo que propone la
Comision.
Se dice, estableciendo las tarifas á papel mone
da, no se establece un tipo variable, pues, tantos
pesos papel vale un articulo, pues, se convierten
en metálico. Aqui sancionamos una falsedad y
es que no es posible aplicar la ley en las demás
Provincias fuera de Buenos Aires;y voyádemoe-
trarlo en pocas palabras.
Se dice, por ejemplo, tales y tales articulos
pagan tanto por ciento, porque las cuentas se ha
cen á oro, lo que es razonable. Pero. ¿Como se
aplica la ley en las demas Provincias? ¿Como te
sabe, en la de Corrientes, en la de Santiago, lo.
que vale el papel moneda?
Sr. Gorostiaga (D. ü.)—Con el articulo que
dice que una onza de oro vale 400 pesos.
Sr. Ruiz Moreno.—Valdrá para el Gobierna
262 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
la onza de oro 400 pesos, pero el papel con relacion
al oro, vendria á pagar mas ó menos ....
Sr. Gorostiaga (D. JB)—Ni mas, ni menos.
Sr. Iluiz Moreno.—No encuentro demostrada
la observacion.
Sr. Obligado (D. A. C.}—Creo, Sr. Presidente
que no seria conveniente tomar una resolucion
en este momento, sobre cuestion tan importante.
Este articulo está intimamente ligado con el inte-
resgeneraly me parece que seria conveniente vol
viera ála Comision, para que en vista de las ob
servaciones hechas y escuchando al Sr. Ministro
de Hacienda
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo estoy aqui.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Es muy dificil fijar
el tipo en el momento. Viene el articulo siguiente
en que se dice: el pago de los derechos que se
adeudaren, podrá efectuarse en cualquiera de las
monedas que determina la ley Nacional, ó bien
en papel moneda.
Bien pues, la iey Nacional de 1860 dice en el
articulos.° (leyó.)
Esto prueba que la moneda Nacional no tiene
su valor, porque si asi fuera, no habria necesidad
de ponerle tal limitacion, ni obligar á los particu
lares á recibirla á razon de 17 pesos la onza,
pudiendo resultar de aqui el establecimiento de
otros derechos diferenciales,en favor de lamoneda
Nacional. Por lo tanto, pues, pueden estudiarse
todos estos articulos como el verdadero pensa,
miento dela Cámara y volviendo el asunto á la
Comision, esta proponga lo mas conveniente.
oyendo al Sr. Ministro de Hacienda. (Apoyado.)
Sr. Gorostiaga (D. B.)—El Sr. Ministro está
aqui.
Sr. Obligado )D. A. C.)—No se puede impro
visar sobre estas materias.
Sr. Marmol.—Yo no acepto esta indicacion ,
porque no encuentro que se saque nada absoluta
mente con mandar este aiunto ála Comision, yo
considero claras las esplicaciones del Sr. Miem
bro Informante. En una Nacion donde no hay
moneda Nacional propiamente hablando, einó
dos que es el oro y el papel moneda de Buenos Ai
res, la Comision ha tomado el tipo mas justo y
dijo: en cualquiera parte de la República, en
Santiago, en Jujuy, en San Juan, en Mendoza
se abonáran los derechos de esta manera.
Sr. Ministro de Hacienda.—Ahora voy á de
cir sobre eso.
Sr. Marmol.—Se hace la cuenta, tantos pesos
papel divididos por 400 pesos que vale la onza,
son tantas, pagueme las que resulten. Es una
cuestion de saber dividir.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Pero la cuestion es
precisamente si 400 posos han de representar un a
onza de oro.
Sr. Marmol."La. cuestion era otra. Se habrá
fijado un tipo al que no accediala Cámara, por
que se creia que era arbitrario; conforme se fija
ba ese se podia fijar otro cualquiera, porque no
tenia base real. Hoy el oro descansa sobre base
muy diferente, sobre 400 pesos la onza. Ante»
decia la Comision un peso, duro valdra 20 peso»
papel pero ya volvió sobre eso. Esto será lo que
haya que decidir, sobre lo demas, no comprendo
que pueda haber discusion. Un Sr. Diputado
dice, que con un mes de anticipacion puede el
Gobierno man dar ál as Provincias el precio cor
riente del oro. ¿Pero como puede saberlo?
Sr. Cabral.—Por medio del cálculo.
Sr. Ministro de Hacienda.—Seria lo ma»
arbitrario.
Sr. Marmol.— Seria meterse el Gobierno á
agiotista. Asi aceptada la tarifa de avaluos y es
tando esta en papel moneda y no siendo esta la
de toda la República, es necesario fijarle un tipo.
Lo único sobre que puede haber cuestion, es en
este tipo, nada mas.
Sr. Ministro de Hacienda.—Todavia puede de
ciree mas abundando sobrelo que acaba de decir el
Sr. Diputado y el Sr. Miembro Informante de la
Comision. Puede sancionarse el articulo que im
porta solo decir tantos pesos metalicos, vale cada
onza nada mas. En el articulo puede decirse: no se
recibe la moneda cordobesa ó cualesquiera otras,
aunque eso es materia de leyes especiales. ¿Que
inconveniente, ni que cuestion puede haber en
decir que para todos es igual el precio del meta
lico, en cuanto á los derechos de tarifa"
Sr. Marmol.—Iba á continuar.
Hay que tener presente otra cosa y es que
esta Lejislatura no puede terminar sus sesione!
sin darla ley de aduana para el año que viene y
en ella tenemos que hacer algunas observaciones
muy graves, que no se han hecho en esta ley, por
las circunstancias especiales y en la necesidad,
real, y positiva que tiene el Gobierno de una ley
general de aduana. No sé como se puede com
prender un Gobierno Nacional sin dar una legis
lacion aduanera comun á toda la República. Por
mi parte yo he de tener que hacer muy séria»
observaciones á este artículo. Sobre estos dere
chos, es preciso tener presente (y permitaseme
esta digresion de dos palabras) que se nos escapa
el comercio de la República mediterranea. Que
ocho Provincias se nos van á Chile, á Bolivia.
Que un aumento en los derochos es un gravisimo
 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
mal que so hace, no solo al comercio, sinó á la
sociabilidad Argentina. Por ahora no hago mas
que apuntar este inconveniente. Por el momento
no se trata sinó de señalar un tipo y sobre eso no
puede haber cuestion: la fijacion del tipo es indis
pensable.
8r. El.izaldc.—Yo voy á decir dos palabras so
bre la cuestion de órden que ha propuesto el Sr.
Diputado Obligado. No voy ú decir nada sobre
el fondo dela cuestion. Creo que este punto debe
fijarse por la Cámara porque veo que no hay
pensamiento fijo cu la Comision. Un Sr. Dipir
tado que parece que es miembro de esa Comision
manifiesta una idea de fijar el tipo en 24 pesos
uno. Otro, señor, manifiesta que encuentra dudas
«obre cllo,nosotros no podemos decidir entonces.
Sr. Ministro de Hacienda. —La Comision no
^« la Cámara.
Sr. Gorostiaya (D. B.)—Estoy hablando á
nombre de la Comision.
Sr. Elizalde.—Pero como veo variedad en el
modo de pensar do sus miembros; como uno de
los Sres. que la componen manifiesta dudas. . . .
Sr. Gorostiaga (D. B.)—¿Que tiene eso de
particular? De ninguna manera puede importar
que cuando he tomado el nombre de la Comi-
cion no lo haya tomado debidamente; entretanto
el Sr. Diputado ha dicho, que parece que la Co
mision no tuviera pensamiento fijo.
Sr. Elizalde.—Digo que sobre ese punto del
tipo, no hay pensamiento fijo, puesto que el Sr.
Diputado ha presentado un proyecto fijandolo
en 20 por 1 y ahora otro señor propone 24. Yo
llamo á eso no tener pensamiento fijo, y estoy en
mi derecho. No digo que haya invocado mal el
nombre de la Comision sinó que en una materia
tan grave no es estraño que no tengan un pensa
miento fijo, como quizá no lo tenemos nosotros"
Sr. Obligado (D. A. C.)—Señor, antes de vol'
ver del cuarto intermedio, mi cólega de la Comi,
sion me propuso este nuevo tipo de reduccion y
yo le contesté que estaba bien, pero es claro que
en aquel momento yo no pude reflexionar con
calma sobre el punto. Ahora habiendo visto el
otro articulo que se liga tan estrechamente con
este y oido opiniones tan divergentes y distintas
me ha parecido que era mas conveniente que vol
viera á la Comision. Repito que efectivamente
el Sr. Miembro Informante me dijo que iba á
hacer la indicacion, pero no está bastantemente
meditada, y por eso me parecia mas prudente
que volviera todo á la Comision.
Sr. Marmol.—Pido la palabra para hacer una
observacion. Los asuntos que despacha una Co
263
mision luego que esta informa, pertenecen' ya á
la Cámara.
Sr. Presidente.—Como la indicacion ha sido
suficientemente apoyada, se votará.
Sr. Ministro de Hacienda.—No pretendo ocu
par mucho tiempo á la Cámara.
Digo que ella puede resolver lo que le parezca
pero observaré que la opinion de la Comision no
es decisiva. Dentro de muy poco tiempo va á
ocuparse de revisar esta misma ley; ahora no se
trata sinó de tomar posesion de las Aduanas Na
cionales para formar el tesoro comun. Hoy mis
mo no podemos ejecutar una porcion de leyes
que se acaban de sancionar, y el Gobierno está
esperando para poder dividir materialmente los
intereses Nacionales de los Provinciales. Asi
pues, es de todo punto necesario sancionar ya esta
ley; estamos cobrando derechos dobles, el comer
cio está interrumpido y es necesario que ya ter
mine este estado de cosas.
Puesto en seguida á votacion, el volvia este
asunto á la Comision fué desechada esa propo
sicion por negativa general.
Sr. Cantilo.—Para proceder la Cámara á o«u-
parse, hasta llegar á la adopcion ó rechazo de
punto, es necesario que el Sr. Ministro declare
si adopta el tipo propuesto por un Sr. Diputado.
Sr. Miniitro de Hacienda.—Voy á hablar
francamente.
El Gobierno no aceptaria la ley, le haria toda
la resistencia legal, si la Cámara no fijara un tipo
de reduccion, porque es la base sobre que repo.
san todos sus planes financieros. En cuanto al
tipo, lo deja enteramente á la voluntad de la Cá
mara.
Sr. Cabral.—Es decir respecto á la tarifa de
avaluos.
Sr. Ministro de Hacienda.—Si señor.
Sr. Cabral.—Respecto á la percepcion de de
rechos no creo que hay dificultad.
Sr. Presidente.—El tipo fijado por la Comision
Sr. Gorostiaga (D. B.)—De 400 pesos.
Sr. Cantih.—¿Por onzas de 16, ó de 17?
&r. Albarellos.—Es lo mismo.
Sr. Cantilo.—Es un poco oscuro todo esto. Nofl
encontramos con la ley Nacional sobre monedas
de la Confederacion, como la moneda Nacional
no existe, y si una porcion de monedas estrange-
ras, pregunto si son onzas de 16 ó 17 pesos.
Sr. Ministro de Hacienda.—Lo mismo es-
dividiran 400 pesos entre 17.
Sr. Bedoya.—Habia pedido la palabra para
hacer notar que en el articulo que nos ocupa de lo
que estamos tratando es de la reduccion de la.
tarifa.
364 SESIÓN DEL 21 DE JULIO DE 1862.
Sr. Ministro de Hacienda.—No señor.
Sr. Bedoya.—Continuaré Sr. Presidente.
La reduccion de las tarifas, de papel moneda
á metálico se hará en conformidad al decreto
&a; entonces yo encuentro que todos los argu
mentos que se hacen, desaparecen completamen
te por que se ha estado tratando simplemente de
que nos'vemos en la necesidad de hacer circular
el papel moneda por todas partes de la Repú
blica y esto trae una dificultad, la falsificacion,
Pero si se tratara solo de hacer la reduccion, es
cosa indispensable, no puede haber discusion
sobre ese punto. Sin embargo no podemos en
trar á discutir sobre la cuestion seria de la com-
veniencia de hacer ostensivo el papel moneda á
toda la República, y otros puntos que nos ocupa
rian mucho tiempo. Es preciso, pues, fijar el
tipo, pues le encuentro una ventaja muy grande
En el Rosario, la moneda Cordobesa se considera
como moneda Nacional y la onza de oro de esa
moneda vale 21 y 21 £ pesos; entretanto al Go
bierno Nacional se le pagan 17. Asi creo que el
fisco ra á ganar con esta nueva disposicion. Do
manera .que hay una doble ventaja. Por esta ra
zon yo votaré por el articulo.
Sr. Aguir-re.—Yo haria indicacion para que
se autorizase al Gobierno afin deque él hiciese la
reduccion á precios determinados.
Sr. Minisiro de Hacienda.—Eso no acepta ef
Gobierno.
Varios Señores.—Que se vote.
Dado el punto por suficientemente discutid*
se aprobó el articulo 31 por 24 votos contra 9.
A pedido de varios Sres. Diputados se levantó
la sesion á las 4 £ de la tarde. .
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA JACIOff
XHIH. 16.

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862

FKESIDKXTE. En Buenos Aires á 23 de favor de los cupones de la deuda cstrangera, que

Albarellos. Julio de 1862, reunidos en su en virtud de la convencion de 25 de Octubre, «o
AUlna. sala de sesiones los Sres. Di se pueden escluir. porque están garantidos por
Aculrre.
Bedoya. putados (al márjen) el Sr. Pre una convencion celebrada con la Inglaterra, la
Blanco. sidente proclamó abiertala se Francia y la Cerdeña. Segun este tratado, no
«-abral.
Canillo. sion. Leida,aprobaday firmada solamente se pueden admitir en pago de derechos
Clvlt. el acta de la anterior se dió do mercaderias, sinó que deben recibirse por
Castro.
Del Bío cuenta de una nota del Presi cualquiera clase de derechos que se adeuden en la
ICli/llliir. dente del Benado,acompaQan- Aduana. Por consiguiente, yo creo que no se
García (JT. A.
García (P.) do el proyecto de ley sancio puede dictar una ley, que está en oposicion á una
Gorostlaga fL.) nado en aquella Cámara sobre convencion celebrarla por la República con Na
Granel.
Ibarra. tierras Nacionales y de un ciones estranjeras.
Laprida. acuse de recibo del E. del P. Si: Ministro de Hacienda.—¿No hay Miem
Lezanta.
marmol. E. N. ála nota en que se lc bro Informante?
Hontea de Oca. comunicó haberse aprobado e &: Presidente.—Esta enfermo, no puede asis
Ortls.
Obligado (A. C.) diploma del Sr. Quintana,I)i- tir.
Ocampo. putado por la Provincia de St: Mini&tro de Hacienda. —¿El Sr. Diputado
Padilla.
Q u 1 u tana (J.) Jujui El 1° pasó á la Comision hace objecion á que el papel se reciba en las Adua
Rula moreno. de Hacienda y el 2.° fué des nas de la República.
Torrcnt.
Urlburn. tinado al archivo. Sr. Aguirre.—No, señor; decia que podia
Vlllanueva. En seguida continuose la ponerse en el articulo que está en discusion este
Zaraleta.
Zuvlrla. discusion pendiente con la lec agregado: "al cambio corriente de plaza con rela
CON AVISO cion al oro, ó bien en papel moneda de la Pro
tura del articulo 32 do la ley
Gutiérrez. de Aduana. vincia de Buenos Aires al cambio do 400$ la
Oroño.
Quintana (SI.) Sr. Agitirre.—Este articulo onza."
ofrece dos observaciones que hacer. La primera Sr. Ministro de Hacienda.—La ley dice que
para guardar correlacion con el articulo anterior las monedas de oro se recibirán por tales ó cuales
en que se ha determinado un tipo para el avaluo valores. ¿No conoce el Sr. Diputado la ley de 1 ."
de las mercaderias, yo creo que podria ponerse de Octubre?
asi "para las provincias: al cambio corriente de Sr. Aguirre.—No, señor.
plaza con relacion al oro, ó bien en papel mo Sr. Ministro de Hacienda.—Está publicada^
neda de la provincia deBuenos Aires, al cambio La ley de 1.° de Octubre dice: "la moneda de oro
de 400 $ la onza." A. se recibirá por tanto, laB. por tanto, y la C.
La otra, observacion que tengo que hacer á por tanto:" ya está determinado como se han de
este articulo, es donde dice: "quedan escluidos, recibir las monedas.
«fea." Yo creo que debe ponerse una escepcion en Sr. Aguirre.—Entónces limito mi indicacion
35
566 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
á lo que he dicho con respecto á los cupones.
Sr. Ministro de Hacienda. — A ese respecto
hay un articulo espreso.
Sr. Aguirre.—Pero el articulo no está com.
pleto.
Sr. Ministro de Hacienda—Otro articulo dice:
"del producido dclos derechos, se pagará lo que
corresponde á los cupones," lo cual es un bene
ficio para los tenedores. No hay inconveniente
en que sean pagados en Tesoreria; pero en de
fecto de pagarse por la tesoreria, deben ser admi
tidos como dinero en la aduana; pero eso es en
defecto del pago.
Sr. Aguirre.—Parece que eso contraria la ley.
Sr. Ministro de Hacienda.—No se contraria,
absolutamente, porque sino se pagan por la teso
reria, se admiten en pago de derechos. De ma
nera que esto es asegurar mas el pago, que es lo
que desean precisamente los tenedores de los cu
pones. Si los tenedores los quieren vender á los
comerciantes para el pago de derechos, pueden
hacerlo; pero ya se sabe que se pagan directa
mente por la tesoreria. Si todas las leyes que die
ramos fuesen comoesta,nunca se favoreceria mas
al crédito. Si los cupones, repito, no se pudieran
pagar por la tesoreria, se recibirian como dinero
en la aduana; pero eso no quiere decir que no
serán pagados por la tesoreria, sinó que pueden
ser recibidos en la aduana, y todo esto se ha he
cho en beneficio esclusivo de los tenedores del
crédito de la Nacion, precisamente porque no
era una deuda provincial.
En cuanto á lo demas, á que el papel se reciba
en las provincias por un valor relativo al de 400
$ la onza, yo creo que esa cuestion estaba ya re
suelta, porque me parecia que todos estaban de
acuerdo en la conveniencia de que el papel se
estendiera á todas partes. Como el Gobierno va á
recibir en papel las dos terceras partes d« las
rentas de aduana, y como el Gobierno no ha de
gastar aqui esas dos terceras partes, tiene que
mandar pagar en la misma moneda que recibe
los gastos de las provincias.
Sr. Aguirre.—Ahi está la dificultad.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Quiere que le
diga lo que sucede en la práctica? Estoy recibien
do todos los dias comunicaciones de todas las Pro
vincias, y por ellas se ve que no hay tales dificul
tades, pues nos estan pidiendo que mandemos
papel para pagar los gastos, porque es mas facil
hacer los pagos en papel que en plata;pero. ¿Quien
va á rechazar el papel desde que tenga la entrada
libre en todas las aduanas, desde que pueda pa
garse con él losderechos? Si hubiera alguna di
ficultad, todos deberiamos propender á allanarla,
porque es un nuevo medio de circulacion que se*
dá á la Nacion. ¿Que mal puede haber en esto?
Si el Gobierno dice, yo recibo y no pago ¿que
va á hacer con el exedente del papel? Si recibe
dos terceras partes de los derechos en papel, y
no puede gastar mas que un tercio en papel, que
va á hacer con el otro tercio?
¿Va á caer en la bancarrota? ¿Que interes hay
en desterrar el papel como si fuera un enemigo-
terrible, cuando todos entramos en- comun á go
zar de los beneficios que él nos proporciona? Yo-
habia creido que la Cámara habia decidido ya
esta cuestion, y no comprendo que mal puede
haber en esto.
Sr. Garda (D. P.)—Estoy completamente de
acuerdo con lo que acaba de decir el Sr. Ministro
respecto dela admision del papel en toda la Re
pública, porque creo que es conveniente á Bue
nos Aires y á todas las Provincias. Sobre epto no
hay absolutamente ninguna duda para mi.
En cuanto al cambio que debe tener el papel
moneda para ser recibido en las Provincias ó en
i todas las Aduanas de la República como en Bue-
! nos Aires, creo que es indispensable tomar algun
temperamento. No sé si el Sr. Ministro tendrá
aígoque oponer ála teoria de establecer el precio
corriente del papel moneda de Buenos Aires con
relacion al oro, tanto en la Aduana de Buenos
Aires como en todas las demas de la República.
De este modo podriamos salvar el inconvenien
te que presenta el articulo constitucional que
dice: "que las monedas provinciales se han de
recibir en las aduanas nacionales por su justo
equivalente."
Quisiera oir al Sr. Ministro sobre esto: á ver si
le parece que convendria fijar un tipo, como se
ha hecho anteriormente,ó dejar el precio corrien
te del papel ccn relacion al oro.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo creia haber
me estendido mucho sobre el particular en la
sesion anterior, y algunos Sres. Diputados con
migo, paja demostrar, no solo la conveniencia,
sino la indispensable necesidad, si queremos esta
blecer un órden administrativo, si queremos
desterrar la inmoralidad de la administracion
do establecer un tipo fijo, invariable para
recibir el papel moneda de Buenos Aires, tan
to mas, cnanto que esta ley es rcvisable cada
año, y las tarifas cada 6 meses. Mas señor, la ley
que se está dictando se va á revisar dentro de 8
meses, el periodo no puede ser mas corto. Por
consiguiente, los perjuicios que puedan resultar
del establecimiento de esc tipo,no pueden sernin
 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862. 267
gunos, y la necesidad de establecerlo es evidente Colectores fijar el precio del vino, en Jujui, por
por que ya se hace notar. Mientras tanto, decir ejemplo? Eso seria establecer derechos diferen
precio corriente, es decir nada; es dejar entera ciales, porque los mismos que lo han mandado,
mente al arbitrio de los particulares, fijar el- pre dirian: en Buenos Aires vale tanto y en Entre-
cio que ha de tener el papel respecto del oro, es Rios no vale sino tanto. Ahora, en cuanto al
establecer verdaderamente derechos diferenciales tipo que ha de fijarse, si se cree injusto lo que
. en todas las Aduanas de la República, por que es propone el Gobierno, el Congreso puede sancio
imposible determinar en un dia dado, cual es c nar cualquier otro; pero es indispensable que se
precio corriente del papel en todo el pais. fije un tipo.
Es decir que mientras que en Buenos Aires, El que se ha designado, el Gobierno lo consis
por ejemplo recibieramos derechos á razon de dera injusto, porque es perjudicial á lostenedore-
400 $ la onza, podrian estar recibiendo en las dc papel moneda, pero no ha querido hacer obje
otras provincias á razonde 450 ó de 330. Entón ciones. Asi es que si 340 $ no sirve, porque se
ces no podriamos saber absolutamente cuanto considera bajo, enhorabuena, fijese en 400; pero
produce la Aduana; los administradores tendrian no deje de fijarse un tipo, porque sinó es material
el poder de cobrarlos derechos como se les anto mente imposible la igualdad de derechos en -la
jara ponerlos en cada Aduana; tendriamos que República.
quedar al capricho de los que quisieran declnestc Estas son las razones que tengo para decirle al
es el precio corriente. ¿Quien determina el pre Sr: Diputado que el Gobierno cree indispensa
cio corriente en Mendoza, en San Juan, en Sal ble, absolutamente indispensable, la fijacion de
ta? ¿Quien garante que ese precio corriente que un tipo.
ae establece alli, hade ser el precio corriente de
Sr. Garda (D. P.)—Respecto al avaluo no
Buenos Aires? Entónces ¿donde está la igualdat
insisto; pero sostengo la teoria contraria respecto
de la contribucion?
al pago de derechos en papel. Por lo mismo qne
Señor: esta es otra materia no ménos grave
tiene por objeto señalar un tipo fijo para que
que se ha decidido despues de algunos años de
haya igualdad dc-derechos en todas las Aduanas,
discusion y se ha decidido aqui de conformidad
es indispensable que las aduanas provinciales la
con lo que se ha hecho en otros paises bien
reciban por su justo equivalente. Yo tomo por
adelantados. Cuando se trató de la cuestion delas
tipo el oro. Asi, el comerciante que viene á pa
tirifas, de avaluo, ss"preguntaba. ¿Que razon 1ny
gar en Buenos Aires paga nn peso plata; y en la
para decir que los efectos valen tanto, y á este
Aduana de Salta, por ejemplo, se paga tambien
precio so han de aforar en toda la Repú
un peso plata; no importa que ese peso plata val
blica? ¿Por que no ee dice al precio corriente de
ga en Salta 22 pesos papel y en Buenos Aipjs 24.
plaza? Precisamente para evitar las designalda-
Yo voy, pues, á la uniformidad en los derechos,
de3,es que el legislador ha preterido decir que los
y de este modo, viene á resultar que en Salta se
efectos valen tanto, y se aforaran á este precio,
ni mas ni ménos; porqué no so puede estar al paga el mismo peso plata que se paga en Buenos
Aires y es precisamcntente la teoria contraria ia
capricho de la alta ó baja de los efectos, segun
que viene á establecer derechos diferenciales.
las especulaciones delos particulares. El lejisla-
dor ha dicho: yo no quiero queme hagan variar Si se toma por tipo el papel moneda de Bue
los derechos. Yo quiero fijar un valor por nos Aires como es una moneda variable, resul
que asi conviene á la moral de la administracion tará que el comerciante que paga 20 $ papel por
y al mismo tiempo sé cuanto se me ha de pagar. un articulo dado,y como en Salta no puede tener
Esta es señor, una cuestion que fué decidi 20 pesos papel para pagar,tiene que hacerlo con un
da hace muchos años, aqui y en otras partes, lo peso plata que vale 24ó 2ft, pesos papel. Es decir
mismo que en la Confederacion. ¿Y qué razon que viene á establecerse derechos diferenciales
ha tenido la Confederacion y los demas paises mientras que del otro modo, vendrá á resultar
para decir en sus tarifas de avaluo: esto vale ;omo he dk-ho,que el comerciante de Buenos Ai
cada pipa de vino? ¿Qué razon ha habido para res pagará en la Adtíana de Buenos Aires ijn
hacerlo? Ninguna, sinó la buena administracion )PSO plata, lo nH^no que lo pagará el comer-
que es una de las primeras necesidades, y eso no ;iante de Salta.
se consigue sino con la igualdad de derechos en Quisiera,pues, que se salvaran esos iuconvenien
todas partes. es para no establecer en las provincias derochos
¿Como vamos á dejar, señor, al arbitrio de los diferenciales, como se establecen p-jr este articulo,
863 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
Sobre esto es que no he oido contestar al Sr. Mi
nistro.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo diré simple
mente que no veo probada la proposicion de que
segun este proyecto, se va á pagar aqui 20 $ y
en Salta 24, creo yo la completamente falsa.
La base en metálico, está dada en las tarifas,
puesto que se reduce á tantos pesos la onza. Ma-
. terializaré el asunto: una arroba de aceite, vale
400 $ y segun la reduccion do esta tarifa, equi
vale á uno onza de oro. Por consecuencia, en to
das partes se ha de pagar una onza de oro de
derechos por la arroba de aceite. Ahora viene
otro articulo que dice: esa onza de oro puede pa
garse en papel moneda; y en todas partes, tanto
en Buenos Aires como en cualquier otro punto,
se pagan los derechos con relacion á 4-00$ que
vale la onza. ¿Donde estan los derechos diferen
ciales? O soy muy obtuso, ó esos argumentos me
caen como si se me cayera la casa.
Sr. Garda {D. P.) —Los comerciantes de
Buenos Aires pagan un peso papel ó un peso
plata; pero como en Salta no hay papel, tienen
que dar un peso plata.
Sr. Ministro de Hacienda.—Precisamente á
eso voy. Los comerciantes son mas vivos que los
politicos, y han de ir mas adelante. ¿Quien le ha
dicho al Sr. Diputado que el Gobierno Nacional^
noha'de remitir papel para los gastos nacionales?
el Gobierno tiene que remitirla moneda que reci
be. Hoy mismo,el colegio de Córdoba dice que no
puede marchar sin subvencion, sin que lo favo
rezca Buenos Aires y pide que le demos papel
moneda; y eso eslo qnele hemos de mandar, Sr
para que se remedie como se remedia Buenos Ai
res. ¿Gomo han de desairar el papel? (Aplausos.)
Esta es cuestion de prohijar ó de desheredar el
papel moneda de Buenos Aires que haservido en
todas las nececidades y al cual le debemos el
asiento que tenemos en esto lugar. (Aplausos.)
Señor; he dicho que el ejército de Buenos Ai
res que está todavia en las provincias, no exijo
el pago de sus sueldos en otra cosa, porque la
administracion del Rosario no tiene un peso con
que pagar y todo tiene que salir del tesoro de
Buenos Aires. ¿Y se quiere dejar que el valor
del papel sea victima de los especuladores de la
bolsa? No, señor, que vaya el papel; que á ese
papel lo reciban en todas par¿i* en pago de los
derechos de Aduana.
Ahora mismo, acaban de llegar los presupuestos
de dos provincias, benemeritas sin dud>, que no
habian recibido jamas subvencion del Gobierno
Nacional, la Provincia de Tucuman y la de San
Luis, y el Gobierno está dispuesto á cubrir el
deficit, que es como la mitad del presupuesto-
pero lo ha de hacer en papel. ¿Por que no ha de
servir el papel? Si sirve para nosotros, ha de
servir para que circule en toda la República.
Sr. Garda (D. P.)—Yo he dicho- que con
viene que circule en toda la República.
Sr. Ministro de Hacienda.—Todo el comer
cio de las Provincias lo recibe, y con el pagará
los derechos; vamos á centralizar la renta; vamos
á recibir los derechos en papel, y vamoslá pagar
los gastos en papel. ¿Se quiere establecer que en
las otras provincias se pague en plata y que sola
mente en Buenos Aires se pague en papel? ¿Es
esta lma Provincia desheredada? No, señor, Bue
nos Aires no puede consentir en que el papel sea
desheredado y cree con justicia que la Nacion
debe contribuir á la apreciacion de este papul
que ha sido la base de nuestro crédito, la base de
nuestra salvacion. ¿Y que mal puede resultar do
esto, desde que el papel es aceptado en todas
partes? Si todo lo que fueramos á recibir se fuera
á gastar en la Provincia de Buenos Aires,enhora-
buena; pero desde que no se va á gastar todo en
la Provincia, si no que se va á gastar en la Na
cion tambien, claro es que es preciso mandarlo
ála Nacion.
Sr. Garda (D. P.)—Estoy de acuerdo con
que circule en todas las Provincias; pero no es
esa mi objecion.
Sr. Affuirre.—Creo que el Si-. Ministro de Ila-
ciuuda ha declarado de antemano que se estable
cerian bancos sucursales en todas las provincias
De otro modo, no comprendo la cuestion como la
comprende el Sr. Ministro. Yo, comerciante,
tengo que pagar derechos á papel á razon de á
400 $laonza
Sr. Miniairo de Hacienda. —¿Quien le ha di
cho 400? ¿Está aceptado eso? ¿Quiere que le
materialize las cosas? Un comerciante tiene una
onza de oro; va á la bolsa y compra 400 $ papel
pero no paga los derechos aqui, sino que va con
el papel y paga los derechos en Salta con los 400
pesos.
Sr. Aguirrc. —Pero se establecerán sucursales.
Sr. Ministro de Hacienda.—Las sucursale»
las establecerá el comercio, si quiere.
Sr. Garda (D. P.) —¿No puede el Sr. Minis
tro indicar a'gun temperamento para arreglar
este articulo como se arregló el anterior, ó encu
entra el Gobierno algun inconveniente en que 60
deje el papel moneda al libre cambio?
Sr. Ministro de Hacienda.—He repetido 100
veces que el Gobierno no puede aceptar eso, y
 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
que el temperamento que se acepta para Buenos
Aires tiene que estenderse á las demas provin
cias.
Sr. Garda (D. /'.)—¿Que tipo le fija?
Sr. Ministro dc Hacienda.—El que quiera la
Cámara.
Sr. Garda (D. P.)—Como no está el miembro
de la Comision, yo no propongo nada.
Sr. Zapalota.—Yo no creo que en la última
sesion, la Cámara haya decidido la cuestion,
asignando al papel un tipo con relacion á la onza
de oro, porqrte razones muy diferentes, indujeron
á la Cámara á aceptar ese articulo.
Estando las tarifas que se han sancionado cal
culadas á papel moneda, era necesario fijar un
tipo para la reduccion de las tarifas á metálico
para que los comerciantes supieran exactamente
las cantidades que debian adeudar por derechos
de Aduana.
Pero la cuestion cambia hoy completamente
de aspecto. Los derechos de Aduana se pagan
por letras, segun dice la ley misma, á tres y seis
meses. Si para la reduccion de las tarifas de ava
luo, era indispensable fijar un tipo, porque no
circulando el papel moneda en todas las Provin
cias, no podria tener un precio corriente, ahora
no existe esa necesidad, y nos basta ceñirnos
estrictamente á las palabras de la Constitucion,
para el pzgo de los derechos El papel moneda
tiene siempre su precio corriente en su principal
mercado que lo es Buenos Aires, y el es conocido
de todos. Desde que las letras se van á pagar á
tres y seis meses, se sabe perfectamente, ó puede
saberse, cual era el precio corriente del papel
moneda en la epoca en quo fueron j i radas.
Yo encuentro, Sr. Presidente, que hay un gran
inconveniente para aceptar el articulo tal como
lo propone el Sr. Ministro, y creo que ese articulo
seria tambien desventajosisimo para Buenos Ai
res. El papel está ahora á 400 $la onza;dentro de
dos mesi-s, cuando la Nacion, completamente re-
organiziula, entre en su vida ordinaria, el papel
moneda, ent-anchando su circulacion por toda la
República, es" indudable que va á tomar una
grande importancia, y es de esperar que en vez
de continuar depreciandose, su valor será mucho
mas alto que el tipo que ahora se le quiere asig
nar, y entónces seria, la asignacion de este tipo
incuestionablemente una desventaja para Bue
nos Aires.
Yo creo, pues, Sr. Presidente queso salvarian
las dificultades de esta manera; puesto que se pa
gan los derechos en letrasjiradas ácierto término
puesto que toda la administracion de las Aduanas
puede averiguar perfectamente cual es el precio
96»
[ corriente que tiene el papel en Buenos Aires,con
respecto al metálico, puede pagarse en la época
del vencimiento, ya sea en metálico ó en papel
moneda, con relacion al valor que el papel tenia
cuando las letras fueron jiradas.
Yo creo, Sr. Presidente,que estos inconvenien
tes los tocamos ahora, porque entramos recien
á legislar para toda la República, á uniformar la
legislacion aduanera, y esto con la precipitacion
que las circunstancias demandan. Hemos tenido
que aceptar las tarifas de avaluo de Buenos Ai
res en papel, en vez de hacerlo en metálico, y
ahora tenemos que aceptar la circulacion del pa
pel en toda la República.
Como he dicho antes, si el Gobierno hubiera
estado persuadido de la conveniencia que hay
de que circule por todas partes el papel moneda
de Buenos Aires, no habriamos tocado estos in
convenientes para la fijacion del precio,por cuan
to ya tendria su precio corriente en todos loe
mercados, y habria alcanzado un valor mucho
mas alto que el tipo que se le quiere asignar hoy.
Asi es que yo propondria que se reciba en pago
de derechos el papel moneda en toda la Repúbli
ca, con relacion al valor que el papel tenia en
Buenos Aires con relacion al oro, en la época en
que fueron jiradas las letras.
Sr. Ministro de Hacienda.—No contestaré por
que es una repeticion de lo que se ha dicho; no
hay argumento nuevo.
Sr. Zavaleta. —Pero ahora tiene un precio cor
riente.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Qué precio cor
riente? No entiendo eso.
Sr. Zavaleta.—Las letras de Aduana, se jiran
con tal fecha, y en esa techa el papel moneda ha
de tener un precio corriente con relacion al oro.
Sr. Ministro de Hacienda. —Todo eso es me-
tafisico. •
Sr. Zavaleta.— Se jira una letra en favor de la
Aduanas de la República por tantos posos plata.
Esta letra que se jira hoy, se va á pagar dentro
de dos meses. Supongamos que dentro de dos
meses, esta Aduana no sabe el valor que tenia el
papel en Buenos Aires cuando se jiró la letra.
Sr. Ministro de Hacienda.—Entonces pagaria
lo que le diera lagana, porque eso seria darle
opcion á pagar lo que se le antojase; el remedio
seria 20 veces peor que el mal. Supongamos que
cuando se aceptó la letra, estaba el papel á 400
$ y que al tiempo de pagarla habla bajado á 380,
entónces pagan plata; si baja la onza, paga en
papel.
Sr. ZavaMa.—Pero paga la misma cantidad
270 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 18C2.
Sr. Ministro de Hacienda.—Señor, esto se
estáconvirticndo en una cátedra escolástica. Yo
no puedo contestar á los mismos argumentos que
ya he contestado á otros Sres. Diputados, ¡i quie.
nesme he esforzado por satisfacerlos con la ma
yor claridad; he dicho á nombre del Gobierno
duplo, que represento en este momento,cuales son
las razones positivas que tiene para oponerse á
qne se deje al arbitrio de los administradores la
fijacion del valor del papel.
Sise hace lo que dice el Sr. Diputado, es decir
•i se autoriza al comerciante ú pagar por su jus
to equivalente. ¿Quién va á pagar en papel en
las provincias? Nadie. ¿Y que sucederá? Que en
Buenos Aires tendrá que vemlerse por oro para
pagar los gastos nacionales.
Sr. Zaoaleta.—Si se jira una letra por tres
onzas, con arreglo al cambio de 1,200 $. ¿Que
inconveniente hay entpie el comerciante pague
las tres onzas, ó los 1,200 $ papel.
Sr Ministro eifí Hac'unda.— ¿Poro no diceque
no quiere fijar el cambio, que quiere dejarlo á
opcion de los interesados? Entónces los interesa
dos vaná ponerse á pelear con los administra
dores, y tendrian que venir á Buenos Aires á
saber cual es el precio. Si resulta que pagando
en plata, paga mas, entónces el comerciante no
paga en plata, y vice versa.
Sr. Zavaleta. —Eso resultará siempre.
Sr. Marmol.—Descaria que el Sr. Diputado
que hace oposicion al articulo, ó mas bien, que
quiere que la ley establezca que se pague los de.
rechos al precio corriente, desearia digo que me
resolviese estas dos dudas que voy á someterle.
¿Como haria el Gobierno para formar su plan de
recursos todos los años? ¿Como haria el Gobierno
para formar BU presupuesto?
Sr. Zavaleta.—Lo formaria en metálico.
Sr. Marmol.—Pero como en Buenos Aires no
Be paga sino en papel, como el Gobierno no recibe
sino papel, en pago de los derechos en la princi
pal Aduana de la República tendria que com
prar el metálico; pero. ¿Como formaria su pre
supuesto, como podrá saber á como estaria el
metálico, para saber cuanto ha de tener un em.
picado?
Sr. Zai'ahta.—Como se hace ahora.
Sr. Marmol.—Eso es en cuanto á Buenos Ai-
res,pero si como dice el Sr. Diputado que se page
en Buenos Aires en papel yen el resto de la Re
pública en plata, recibiendosela principal renta
en papel, y teniendo que pagar el Gobierno en
plata. ¿Como haria pura formar su presupuesto
elaño que viene, como sabria cuanto iba á tener
cada empleado?
Sr. Zavaleta.—Los derechos que se reciben
en papel, se calculan por su justo equivalente.
Sr. Ministro de Hacienda.-—Entónces se pon
drian en marcha los empleados para ir á cobrar
donde el papel, estuviera mas alto.
Sr. Marmol.—Yo no puedo concebir órden
administrativo sin fijar un tipo á las diferentes
monedas. Asi lo dije el otro dia, asi lo creo hoy.
La cuestion será cual es el tipo, como ha de ha
cerse la conversion; peros! no ha sde haber un
tipo fijo yo no puedo concebir órden administra
tiva. Yo vuelvo á preguntar. ¿Como se haria
para formar el presupuesto del año que viene,
quien tendria el espiritu adivino para saber como
estará el oro el año que viene. Ojala lo supiera
yo; me luiria millonario. Quisiera que se me sal
vase esta dificultad.
Sr. Hu'tz Moreno.—Por mas que se ha trata-
tado de ridiculizar, señor, las objeciones que se
han hecho al articulo ....
Sr. Marmol.—Yo no ho tenido semejante
intencion.
Sr. Ministro de Hacienda.—Aludirá á mi
entónces.
Sr. IZuiz Moreno.—No me refiero á nadie en
particular. Yo creo Sr. Presidente sumamente
perjudicial, como dije en la sesion anterior es
tablecer forzosamente la circulacion del papel, no
solo para la Nacion, sino mas inconveniente
todavia para la Provincia de Buenos Aires, por
que determinar un valor al papel de Buenos Ai
res, es establecer indudablemente derechos dife
renciales, ya sea que se fije la onza en 400, 500, ó
310. Si se fija el tipo que se ha tomado, el de
400 $, es indudable que se hace un perjuicio al
crédito del Banco, porque es mas que probable
que no baje de 400 $ la onza,que es el precio que
fija el Gobierno, por el contrario ha de subir. Y
si le fija en 340, de todos modos, siempre se ven
drian á establecer derechos diferenciales fuertisi
mos.
Se diceque el Gobierno tiene necesidad de pa
gar en papel; pero yo digo que por mas que se
perjudique el Gobierno en algo, no es convenien
te que se pague en papel, por que esto importa '
hacer circular forzosamente el papel moneda de
Buenos Aires en toda la República; y por mas
que esto quiera hacerse, señor, no BC ha de con
seguir, como la práctica lo ha demostrado ya
En algunas Provincias no ha de entrar, por
mas que los mismos Gobiernos lo quieran intro
ducir, porque los pueblos lo resisten; y tienen ra
zon para no admitirlo. Se me dirá que son erro
 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
ros y preocupaciones; pero errores y preocupa
ciones que no se pueden quitar por medio do le
yes; preocupaciones que es necesario hasta cierto
punto respetarlas. Yo creo que no son desti
tuidas de fundamento las prevenciones que pue
de haber en las Provincias contra el papel mone
da de Buenos Aires.
Sabido es que el Banco no tiene un fondo
amortizante, que pueda responder al papel que
hay en circulacion. (Risas en la barra.)
Las risas de algunos tontos de la barra no des
truirán la verdad de lo que digo.
De los tontos no me importa: pueden reir cuan
to quieran.
Sr. Marmol.—Es que en un Diputado está
comprometido el honor de todo el cuerpo; y na
die puede reirse.
Sr. Ruiz Moreno.—Han de ser algunos locos.
Decia que no ofreciendo seguridades el papel
moneda para las demas Provincias, claro es que
ha de ser recibido con alguna depreciacion; y que
entónces, la circulacion del papel moneda de toda
la Ilacion, veudria á perjudicar á Buenos Aires y
hasta podria traer la bancarrota del Banco. Este
papel para Buenos Aires, para el comercio de esta
plaza, ofrece seguridades y en Buenos Aires siem
pre será admitido, aunque haya en su marcha mas
ómenos alteraciones; pero esa misma seguridad no
la tiene ni pueden tenerla las demas Provincias
¿Y siendo esto verdad, qué resultado darla la cir.
c.ulacion forzosa? Que con la depreciacion de la
moneda de Buenos Aires se perjudicaria nota
blemente Buenos Aires.
Se dice tambien que el Gobierno necesita for
mar el presupuesto; que no puede formarlo sino
bajo la base de que se reciba el papel moneda á
tanto, pero redúzcanselas tarifas de avaluo á orc/
señor, y entónces el Gobierno sabrá cuantas son
las entradas y cuantos son los gastos.
Es indudable que hay necesidad de admitir el
papel moneda de Buenos Aires en la Aduana de
Buenos Aires, es de justicia tambien; y es cierto
tambien que de aqui resultarán algunos incon
venientes; pero aunque pierda algo el Gobierno,
es menor este mal que el perjuicio que la circula
cion forzosa del papel, causaria á todas las Pro
vincias y á Buenos Aires mismo.
Se ha dicho que es de justicia que el papel
moneda circule en la República, porque con el
papel moneda se han hecho tales y cuales cosas
porque con 61 se ha libertado ála República.
Yo respeto, señor, las opiniones de cada uno.
Pero no tengo la voluntad de irrogar una inju
ria al pueblo de Buenos Aires y por esto no quie
271
ro creer que en cambio de la libertad que se dice
llevó á las Provincias, quiera hoy mandarles su
ruina.
No pienso tampoco que despues que Buenos
Aires fuese ú pelear para echar fuera á los ladro
nes de las Provincias como se dice, quiera hoy
irlas á esplotar.
No puedo pensarlo señor, de ninguna manera.
A ser asi, Buenos Aires habria ido á quitar
obstaculos á sus malas miras, y no á echar ladro
nes.
Tal resultado aparecerá sancionando el arti
culo que discutimos.
A su sancion se oponen varios articulos de la
Constitucion que antes he mencionado; uno de
los cuales prescribe que las monedas que corrie
ren en algunas Provincias se reciban por su justo
equivalente.
Si no viese los inconvenientes que he apuntado
para que el papel circule en toda la República,
nole baria objecion alguna; pero es para mi
evidente que ello traeria muy notables perjuicios
para la Nacion y para la Provincia.
Hay mas, señor, en la emision de billetes de
Banco, no tiene ingerencia alguna el Gobierno
Nacional; es enteramente provincial, y no puede
convenir ála Nacion que se haga circular en toda
ella desde que depende esclusivamente de una
Provincia. Tal vez al Banco no le con venga tam
poco establecer sucursales en las Provincias, y
este es tambien otro inconveniente para la circu
lacion del papel en toda la República.
No es aceptable, pues, el articulo del proyecto
que nos propone el Encargado del P. E.
Sr. Ministro de Hacienda.—Debo declarar al
Sr. Diputado que no ha sido ni ánimo ridiculizar,
algunas de sus proposiciones, como lo ha mani
festado al principio de su discurso; y que no
esperaba un reproche tan duro como el que nos
ha dirijido confundiendonos con los ladrones.
Sr. liuiz Moreno.—He dicho que la circula
cion de la moneda, podria dar un resultado per
judicial á las provincias; pero no he querido de
cir lo que el Sr. Ministro dice ahora.
Sr. Marmol.—Yo creo que se está haciendo
una grande exajeracion en este asunto. El pro
yecto no hace obligatoria la recepcion del papel
moneda ni la establece como moneda única, por
que todo el que no quiera pagar los derechos en
papel moneda, puede pagarlos en plata. Si el
comercio delas provincias, no quiere recibir el
papel moneda, está en su derecho, y nadie le obli
ga á recibirlo. Ahora. ¿Como hará el Gobierno
para pagar lo que es nacional? Entremos en el
872 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
análisis, y veamos lo que tiene que pagar el Go
bierno. En la provincia de Entre RioS, en la
Aduana del Paraná y la de Gualeguaychú
Sr. Ruiz Moreno.—A la Aduana de Entre
Rios, no le perjudica en nada, sea que circule ó
no el papel.
Sr. Marmol.—No hablo por eso, hablo de los
puntos en que haya empleados nacionales, que el
Gobierno los pagará en plata ó en papel; pero yo
voy al perjuicio que puede producir la introduc.
cion del papel moneda. En la provincia de En
tre Rios, habrá unos 20 empleados nacionales, y
en la provincia de Corrientes otros tantos. A mi
me parece que con el sueldo de 25 hombres, no
se va á introducir el papel moneda en las provin
cias. Asi es que aun que el Gobierno dijera que
iba á pagarles en papel moneda de Buenos Ai.
res, seria unicamente un perjuicio para los em,
picados, y no para el comercio de la provincia-
que desde que no tiene obligacion de recibirlo, lo
recibirá ó no. En Salta, la Administracion de
Correos y la Aduana, tendran 4 empleados. En
San Juan, en Mendoza, en Jujui, tendrán una
docena de empleados, que son los que el Gobierno
Nacional tiene que pagar. Lo que podria intro
ducir mayor cantidad de papel, serian los subsi
dios que por la Constitucion debe dar el Go
bierno á las provincias para llenar el deficit de
los presupuestos; pero no se ha de pretender
obligar al Gobierno Nacional, á que por hacer
este servicio á las Provincias, se perjudique él
pagando en una moneda distinta de la que reci
be en pago delos derechos.
Yo no veo pues grandes peligros. Si fuera una
cosa obligatoria, tendrian lugar muchas de las
objeciones que ha hecho el Sr. Diputado; pero no
alendo obligatoria, no se viene á establecer los de
rechos diferenciales que cree el Sr. Diputado.
Asi es que yo pienso que sobre este punto no hay
cuestion, porque ya se ha probado que no hay
otro modo de hacerlo, y que no se establecen tales
derechos diferenciales.
Sr. Ruiz Moreno.—Si ese papel moneda no
circula en las provincias, se perjudica á los em
pleados, por que pagandoles en una moneda, que
no circula, tendrán que venderla por lo que les
dieren.
Sr. Marmol.—Entónces ya no es al comercio
es á los empleados. Ya conviene el Sr. Diputado.
Sr. Ruiz Moreno.—No convengo, absoluta
mente; es una nueva observacion que hago.
Sr. Marmol.—Pero yo le digo que no es obli
gatorio para el comercio.
Sr. Ruis Moreno.—Si el papel no es obliga
torio, sino circula ibr/oaamente, se perjudica al
empleado, y entonces el Gobierno no tendrá
quien le sirva.
Sr. Ministro do Hacienda. —A papel, sobran
los empleados, Sr. Diputado.
Sr. Marmol.—Ya se declara, que no es el
comercio, sino los empleados.
Sr. Ruiz Moreno.—No declaro, señor: digo
que ademas del perjuicio quq trae á las provin
cias, perjudica tambien á los empleados, supo
niendo que no circule forzosamente. Con res
pecto á las subvenciones, el Gobierno Nacional,
subvencionará á las provincias en la moneda que
tenga y los Gobiernos Provinciales la cambiarán
por otra.
Sr. Ministro do Hacienda.—De manera que
teniendo Buenos Aires, que recibir papel, y teni
endo que pagar á los empleados de la Nacion en
plata, el Gobierno tendrá que mandar á la Con
taduria que liquide los sueldos de los empleados
de la nacion á metálico, para pagarles en plata,
cueste lo que cueste; pero eso no es igualdad.
Desde que vamos á hacer un tesoro comun, es
preciso tomarlo como está, porque no hemos de
hacer un montoncito para Buenos Aires, y otro
para las provincias.
Sr. Ruiz Moreno.—Recibiendo el papel por
su justo equivalente, el Gobierno no tiene nada
que perder.
Sr. Ministro de Hacienda.—Entónces se nos
van á sublevar los empleados, y en lugar de aten
der á sus obligaciones, se van á ir á jugar á la
bolsa.
Sr. Ruiz Moreno.—Por eso es que veo incon
venientes en la fijacion del precio, mientras que
si el Gobierno recibe por su justo equivalente,
pagará por lo mismo.
Sr. Ministro de Hacienda.—Entónces, los
comerciantes por un lado, y los empleados por
otro,nos van á poner entre dos fuerzas irresistibles
pero permitame que le diga que Buenos Aires ha
pasudo 8 años de lucha, recibiendo en papel y
pagando á sus empleados la misma cantidad que
los pagaba, cuando las onzas tenian un precio mu
cho menor, y nos han sobrado empleados. Mién
tras tanto, sino fijamos un precio al papel, se
introduciria el fraude en todas las oficinas públi
cas, cooperando asi á la ruina del papel, estable
ciendo una desigualdad injustificable. Entónces,
los empleados de nuestras oficinas, se irian al
punto adonde se pagara en metálico, para reci
birlo que los otros dejaban de recibir aqui.
Sr. ¿lizalde.— -En la discusion del articulo an
terior, señor, yo voté en contra de él porque no
 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
estaba conforme con el tipo de 400 $ que se habia
fijado á la onza. Yo entendia que era un precio
exorbitante el que se fijaba á la onza, y que no
se debia tomar por base el precio que actualmente
tiene, debido á cansas extraordinarias.
Ahora, la onza vale 405 $ ó lo que valga; pero
ha habido motivo? especiales y unagran acumula
cion do emisiones. Es preciso tener presente que
esas emisiones se van disminuyendo considerable
mente con el fondo amortizante que se destina
para la redencion del papel. De consiguiente,
aeñor, yo votaria por este articulo si el Sr. Mi
nistro se prestara á aceptar una modificacion, es
decir, que en vez de 20 por 1, se dijera 22 por 1,
que viene á salir á razon de á 374 $ la onza, pero
le negaré mi voto al articulo, señor, si se mantu
viera el mismo tipo que se habia fijado, porque
considero que es depreciar demasiado el papel
moneda de Buenos Aires.
<$>. Ministro de Hacienda.—Ya he declarado
que el Gobierno no hace cuestion del tipo. El
Gobierno no dijo nunca que seria tal 6 cual pre
cio; indicó que lo que el creia propio y legitimo
ora el precio de 310 $ la onza, ó el 20 por 1, que
era el valor que tenia la onza antes de las ultimas
emisiones; pero para el Gobierno si bien esta era
una materia que estaba relacionada con el cré
dito del minmo papel,no era el punto primordial.
No siendo una cosa exorbitante, por ejemplo, que
He tomara algo ménos del precio que tenian ahc-
ra tres años, dejó eso ájuicio de la Cámara, para
que pusiera lo que creyera mas conveniente y
" armonizara mejor todos los intereses existentes de
la provincia y de la República. Asi es que no
hay insistencia sobre ese punto, porque el Go
bierno acepta loque la Cámara crea justo. De
consiguiente, la fijacion de un tipo mas ó ménos
alto, es materia secundaria hasta cierto punto, y
1* Cámara puede fijar aquel tipo que crea que
concilla mejor todos los intereses.
Sr. Elizaldc.—Entónces está con mis ideas el
Sr. Ministro, desde que considera que es injusto
tomar el tipo de 400 $ para hacer la reduccion de
las tarifas. . . .
Sr. Ministro de Hacienda. —El Gobierno cre
yó que era muy alto; pero no ha hecho oposicion
porque no queria insistir sobre ese punto.
Sr. Marmol.—No se puede comprender entón
ces que razon ha habido para fijar el tipo de 400
pesos «¡i las tarifas de avaluos.
Señor, la Cámara al tomar eso tipo ha querido
reposar sobre la verdad práctica, todo lo demas
«erán ilusiones que se aproximarán mas ó ménos
¿ la verdad: dentro de poco puede suceder qn«
273
bajen las onzas, pero el hecho es que están á mas
de 400 pesos hoy. No se puede pensar nada se
guro sobre esta materia. La esplicacion que me
dá el Sr. Diputado que acaba do hablar, e» una
de tantas, porque todo el mundo piensa que han
de bajar ó subir las onzas, ni nadie puede tener
la ilusion que hayan de descender á 372 ó 375.
Si: Elizalde. —Debemos tomar un tipo razo
nable, el de 400 es una cosa estraordinaria.
Sr. Marmol.—Y cuando lleguen á 375, no ha
de faltar quien piense que es un precio ostra-
ordinario tambien.
Sr. Elizalde.—Esto seguro el Sr. Diputado que
nunca ha de bajar de ese precio.
Si: Marmol.—Han de bajar las onzas si asi
les conviene á los que juegan. Si pudiesemos acer
tar con el precio que han de tener en tal época,
estariamos ricos.
Creo que el precio de 400 pesos por onza, salva
la dificultad que se siente muy séria entre lat
Aduanas litorales, diré asi, del Rosario y Entre
Rios, con la de Buenos Aires, porque efectiva
mente en la del Rosario un peso plata vale 34
pesos moneda de Buenos Aires y si se ponia m>
tipo menor, Buenos Aires vendria á pagar 21
ó 22.
Sr. Elizaldc.—Pueden pagar en papel.
Sr. Marmol.—Y sjno lo hay.
Sr. JSKzalde.—iPorqué no lo ha do haber!
Sr. Marmol.—Lo mejor es proceder bajo )a
base de 400 pesos, tanto mas cuanto que, hac«
muchos meses que las onzas están á mas de eee
cambio y sobre esto nadie me convencerá; y sinó
digaseme donde se venden onzas á 375 pesos para
ir á comprarlas. Sin etóbargo yo no hago insis
tencia alguna, digo porque he votado en los artí
culos anteriores y porque he de votar tambien en
este.
¿V. Uriburu.—Despues de haber escuchado
todas las razones que se han dado en pró y en
contra del articulo que se discute he formado mi
opinion á cerca de él y he de darle mi voto, con
dos modificaciones quo me parece conveniente y
necesario introducir en su testo. La una es rela
tiva al tipo 20 por 1, pues habiendose aceptado
antes por tipo, el de 400 pesos por onza, es indu
dable que ahora debe determinarse el mismo
tipo, modificando en ese sentido el presente artí
culo.
La otra modificacion porque opino, es referente
y afecta solo á la forma á su turno la indicaré.
Aqui tenemos dos intereses que conciliar. Por
una parte como lo ha dicho muy bien el Sr. Mi
nistro de Hacienda nosotros buscando una igual
38
 274 SESIÓN DEL 23 J)E JULIO DE 1862.
dad quizá ficticia, no podemos desmonetizar el
papel moneda de Buenos Aires. Si lo desmone
tizamos, lo que se conseguiria sino procurasemos
darle curso general, perderiamos en la renta Na
cional una tercera parte,porque como se ha dicho
por la Aduana de Buenos Aires vamos á percibir
las dosterceras partes de las rentas generales. Por
esa razon, yo aceptaré la parte del articulo que
se refiere ála recaudacion de los derechos de
Aduana en papel moneda á razon de 400 pesos
por onza, que es el tipo del articulo anterior y á
que por necesidad tenemos que conformarnos.
En- cuanto á que se establecen derechos diferen
ciales, aceptado el pago de los derechos en pape¿
moneda, no es exacto. Hemos hecho la convcr.
aion de la tarifa á 400 pesos, que es casi el valor
actual de la onza de oro, de suerte que en las otras
Aduanas de la República, donde se haya de pa
gar los derechos en metálico, se abonaria la mis
ma cantidad de oro ó papel moneda que en esta
donde es seguro que.en general se hará en la úl'
tima especie. Se dice que el papel no tiene un
valor constante, que puede variar,pero esta no es
una ley de carácter'permanente. Asi, si se altera
de tal modo la relacion actual entre el valor del
metálico y el papel, el Congreso modificará la
presente ley, fijando en ella un tipo diferente.
Bien pues, hecha la modificacion de que he habla.
do, he de votar por el articulo.
En cuanto á la de forma, creo que no habrá
inconveniente en que se acepte por los Sres. de la
Comision. Dice el articulo: el pago de los dere-
choá que se adeudaren, tanteen las Aduanas de
la Provincia de Buenos Aires, como en todas las
demas de la República tfea. y me parece que
debe darse la disposicion, sin señalar dos entida
des diferentes.
Sr. Ministro de Hacienda.—Que se diga: en
todas las Aduanas de la República: tiene mucha
razon el Sr. Diputado.
Sr. Cabral.—Pido la palabra.
Sr. Presidente.—Pasaremos á cuarto inter
medio.
Vuelto los Sres. Diputados á BUS asientos tomó
la palabra el.
Sr. Calrral.—Iba á decir unicamente dos pala
bras Sr. Presidente respecto al articulo en discu
sion. Señor, desde que se creede necesidad, como
es indudablemente, la fijacion de un tipo, para la
percepcion de los derechos de las rentas Nacio
nales, yo creo, señor, que habiendose sancionado
el articulo anterior, con el tipo de 400 pesos por
onza de oro, con concepto á la tarifa, se guardaria
una consonancia, en el cálculo apr"xiirv-.fiFO á ¿a
realidad del cambio, asignando la misma canti
dad al art culo en discusion. Forestas razones yo
a«epto la idea de algun Sr. Diputado que ha
hecho esta misma indicacion antes de ahora y
votaré en conformidad por el articulo.
Sr. Bedoya.—Pido la palabra solamente con
el objeto de preguntar al Sr. Ministro, cu ules son
las medidas que piensa tomar el Gobierno
para evitar la falsificacion del papel moneda que
va á circular en las Provincias. Es una simple
pregunta, pites, en cuanto é lo demas, estoy de
acuerdo con el articulo y con las mociones hechas.
Sr. Ministro de Hacienda.—La recaudacion
de los pagos que se hagan en papel moneda, es
tará establecida en las cajas Nacionales, que son
puntos determinados y centros de poblacion. En
esos puntos habrá administradores de las Cajas
Nacionales, á los que se les enviará todos los da
tos necesarios para comprobar siempre la iden
tidad de los billetes de Banco, y todas aquellas
circunstancias reservadas,cuyo conocimiento pro
porciona el Banco á sus empleados, para que
puedan conocer inmediatamente cualquier fal
sificacion. Las falsificaciones no se han de intro
ducir nunca por las Provincias, porque siendo la
circulacion nmeho menor, se tonta mas precau
ciones por los comerciantes. Ellas siempre tienen
lugar en los grandes centros de poblacion, asi
que tanto alli como aqui, con las precauciones
erdinarias,será lo suficiente y no creo que pueda
haber temor alguno.
Sr. Bedoya.—Estoy satisfecho.
Sr. Zuviria.—Despues de lo sancionado en los
articulos anteriores en relacion al que nos ocupa,
no habria otra cosa que hacer que la modificacion
de poner en lugar de 20 por 1, 400 pesos por
onza; y tambien la correccion que ha hecho un
Sr. Diputado por Salta. Quiero ahora demostrar
con una teoria sencilla y con hechos practicos, la«
ventajas dela introduccion y circulacion de papel
moneda en las Provincias interiores. Hay mu*
chas Provincias para las que un retorno igual al
valor del consumo de mercaderias estrangeras,
les es imposible; ya porque no lo tengnn, ó por
las dificultades del tráfico.
Probaré con un hecho prácticolas ventajas de
que he hablado. Al Rosario fué el punto donde
se introdujo por primera vez el papel moneda,
con motivo de la permanencia alli del Ejercito
de Buenos Aires. Al poco tiempo de circular ese
papel, cuya aceptacion se creyó dificil, pero que
era muy natural fuese lo contrario, por la escasez
de moneda en el interior de la República, se esta.
Mecieron casas de cambio que lo pagaban con
 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
mas óménos ventajas que las que tenia en Buenos
Aires y algunos de los compradores de ese papel
lo venian á negociar á Buenos Aires ganando de
un cinco á diez por ciento á lo mas. Por cónsi.
guieate tiene mucho mérito el papel moneda de
Buenos Aires en las Provincias del interior coino
Córdoba y Salta. Córdoba por ejemplo, tiene su
comercio establecido con Buenos Aires y no
siempre el comerciante tiene como mandar su
retomo á esta plaza; le es pues sumamente ven
tajoso, procurarse el papel moneda, comprándolo
aqui, y mandarlo sin costo alguno de conduc.
cion y sin el gravámen y dificultades inherentes
á los retornos que hoy tenemos, que son, la onza
de oro, la moneda boliviana, ó los frutos en épo
ca de baja.
La Provincia de Salta hasta ahora su mayor
comercio lo tiene con Chile, por las dificultades
enunciadas y las que le ha presentado la Aduana
del Rosario, vendria á tenerlo con Buenos Aires
en cuyo caso, no teniendo el retorno suficiente
para el pago de sus compromisos aqui, se serviria
con gran ventaja del papel moneda, pues, sus
articulos de retorno son suelas, oro y plata. El
oro tiene que pagarlo alli á un precio exesiva-
mente alto, lo mismo la plata pina. Lo sé por
que he hecho negocios de Chile con Salta y he
tenido necesidad de comprar el oro y plata á un
precio, igual, ó talvez mayor, al que se pagaba
au Chile. En cuanto ála suela, ni aunque se tra.
jesen 50,000 de Salta, su valor no bastaria á pa
gar el valor del consumo de mercaderias, por mil
circunstancias que no es del caso referir. Por
consecuencia, seria aceptado el papel de Buenos
Aires con mucho mérito.
Enlo que no estoy de acuerdo es en el modo de
hacerlo circular. Bastaria para que hubiese papel
moneda, que las subvenciones que tienen que
hacerse.á l¡is Provincias, se hiciese eu papel mo
neda, ío mismo qu-e el pago de sueldos & los cm.
oleados Nacionales. Entónces el comercio, po
•iria procurarselo con anticipacion y la cantidad
necesaria. Tampoco estoy de acuerdo en la forma
de hacerse el avaluo. Se dice, un articulo tal se
avaluará á tantos pesos papel moneda al cambio
de 400 pesos la onza: yo dina de otro modo: tal»
articulo se avalua á tal precio en metálico, que
non tantos pesos papel, al cambio de 400 pesos la
onza; porque en el segundo caso, se le dá una
seguridad al comerciante que no tiene en el 1.°
de saber que el avaluo hecho por las Aduanas
interiores es exactamente igual al que se hacc
aqui ....
276
Sr. Ministro cíe Hacienda.—Es exactamente
lo que se hace por la ley.
Sr. Zuviria.—No en el segundo caso; voy Á
demostrarlo.
Supongamos que el papel de Buenos Aires ee
fija para la ley de Aduana á ra/on de 400 pesos
por onza y dice el comerciante de Salta: yo tengo
que pagar á razon del avaluo de unaonza de oro,
cuyo valor es invariable en toda la República,
y en todo el mundo; pero en el sentido contrario
alli puede valer 400 pesos la onza, pero aqui no
por estar el cambio á 400 y tantos. Vease, puce,
la diferencia; pero para hacer esta modificacion
en la tarifa de avaluos, tendriamos que volver
atras, es decir, reconsiderar ese articulo y tal vea
perder un tiempo muy precioso, para cuestiones
importantes que vienen detras. Ademas teniendo
que volverse á tratar este asunto en el Congreso
y bien pronto, seria conveniente sancionar «1 ar
ticulo con las dos modificaciones indicadas.
Se dió el punto por suficientemente discutido.
Sr. Presidente.—Para guardar el órden de In
votacion,habrá que leerse el articulo tal cual está.
No haasistidoel Sr. Miembro Informante de la
Comision para aceptar ó rechazar las me
propuestas.
Sr. Uriburu.—Entiendo, señor, que tato arti
culo segun el concepto de la Comision, se encuen
tra ya modificado, en el sentido que ya lo indi
qué antes, porque ella ha establecido relacion é
identidad entre este y el sancionado anterior
mente pues que en ambos proponia el tipo de 20
por 1. Asi, desde que se ha introducido la modifi
cacion en el anterior de 400 pesos por onza debe
hacerse en este lo mismo. Debe tambien admi
tirso me parece, la otra modificacion que he pro
puesto.
Sr. Presidente.—No sé cual es la redaccion
que se va á votar.
Sr. Ministro de Hacienda.—Como no he teni-,
do tiempo de leer el reglamento de la Cámara,
deseo saber si es imperativo.
Sr. Marmol.—No señor.
Sr. Presidente.—Para proceder con urden era
necesario principiar por el proyectodela Comision
Sr. Ministro de Hacienda. —El Gobierno ace¡p
ta gustoso la supresion propuesta.
La cuestion está en el cambio. El Gobierno
proponia 20 por 1, y parece que eso se ha recha
zado. El Gobierno pues, admitirá lo que mas ae
acerque.
Sr. EUsalde.—^\ Sr. Ministro rceptaria el
tipo de 22 por 1?
Sr. Ministro de Hacienda.— Gomo no. ElGo-
270 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
bierno propuso 20, como lo mejor, pero la Cáma
ra es dueña de hacer lo que le parezca.
Sr. Uriburu.—En el órden de la votacion, está
establecido que se vote el proyecto de la Comi
sion, y yo entendia que se debia votar con la
modificacion de 400 pesos, porque eso estaba en
relacion con el articulo anteriormente sancionado.
Sr. Mizalde.—El articulo de la Comision en
rigor debia votarse, es el que scha leido, el que
establecia el tipo de 20 por 1, porque lo sanciona
do en el articulo anterior, no tiene nada que ver
con este, pero si la Comision acepta la indicacion,
que se ponga 22 por 1, asi debe votarse.
Sr. Aíbardlos.—Primero el 20 por 1.
Si: Cabral.—Y despues las mociones por su
orden?
Sr. Torrent.—Debemos votar por partes.
Puesta á votacion la primera fué aprobada por
afirmativa contra 1. Leida la segunda parte fué
desechada por negativa general.Puesto á votacion
en seguida el tipo de 22 por 1 fué negado por 24
votos contra 6,sicndo sancionado por 19 votos con
tra 11 el tipo de 400 pesos por onza, lo mismo que
el resto del articulo. Se puso eudiscusion el arti-
posterior.
Sr. Ministro de Hacienda. —En cuanto al co
bre me permitiré decir que el Gobierno está
tomando medidas, ya, para retirar el exedente.
Ya ha empezado á recibir remesas, para amorti
zarlo, á fin de que se mantenga por su valor real
como moneda necesaria, pero es una moneda
cuyo valor nominal no está en relacion con su
valor intrinseco.
Sr. Oroño.—Yo creo que el medio de arribar-
mas pronto á lo que piensa el Gobierno, es que le
admita el cobre en todas las Aduanas de la Re
pública. No veo inconveniente para que se haga
asi. Es cosa averiguada]que aqui se paga la mayor
parte de las rentas Aduaneras, entónces es mas
prudente sacarlo de la circulacion.
Sr. Ministro de Hacienda.—La moneda Bo
liviana tambien es una plaga y no la hemos de
recibir sinó por su valor intrinseco.
Sr. Ruiz Moreno.—Voy á decir algo respecto
de la moneda Boliviana.
Sobre ella no sucede lo mismo que con el papel,
tiene un valor intrinseco de manera que puede
establecerse que pueda recibirse á razon de 22
pesos la onza y no veo que pueda haber en esto
inconveniente.
8r. Ministro de Hacienda.—Voy á apuntarle
uno muy pequeño; que si es difícil conocer un
papel falso, no sé de que medio nos valdriámos
para conocer la plata Boliviana. De manera que
uo ofrece garantia alguna.
Sr. Alsina.—Lo mas conveniente es que no se
reciba por ahora.
Sr^Bedoya.—-Y hay dos clases de plata Boli
viana , una mejor que otra.
Sr. Ministro (le Hacienda.—El último peeo
es de buena le}-.
Sr. Bedoya. —Y el otro malisimo.
Sr. Eiizalde.—Lo mejor será limitarse al cobre.
8r. Zuviria.—Se ha introducido una cantidad,
falsa de los Estados Unidas pero aqui como en la»
Provincias, el comercio no se engaña y le dará
su verdadero valor. Asi no habria inconveniente
en que aqui PC admita la plata Boliviana, segun
el corriente de plaza, lo mismo que el cobre.
Sr. M-miiftro de ITaciendf,—Ño tengo incon
veniente.
Sr. Zurciria.—Puede tambien continuar abo
nandose esc derecho en moneda Nacional.
Sr. Bedoya.—Yo me opondré á esa modifica
cion. E&toy muy convencido que en las Provin
cias donde circula 1, plata Boliviana, como una
necesidad, se acepte, pero donde no circule como
aqui, no hay ventaja alguna en recibirla.
Sr. Ministro de naciendo,.—No le temo.
Sr. Bedoya.—¿Quien reglaria ese derecho de
igualdad?
Sr. Ministro de Hacienda.—A mime tocó el
honor de decir cuando se dió la ley sobre mone
das estrangeras, que se recibiria la Boliviana, por
su valor, real, intrinseco, y no por el nominal.
Antes era obligaotori, hoy no. Asi, si se le antoja
alguno traer una inmensa cantidad de Boliviano»
se lo pagarémos por su justo valor, intrinseco, lo
-mismo que si se trajera cualquiera mercaderia.
Asi es que no veo inconveniente alguno.
Sr. Bedoya —Hay uno sério. Esto importaria
contrariar un principio establecido que es forzosa
la circulacion del papel moneda, y no habria
necesidad que exista esta otra moneda. Ademas
ne es lo mismo que una mercaderia, porque co
mo se ha dicho muy bien, hay muchisimas falsi
ficaciones y es muy peligroso introducirla en una
Provincia donde no es conocida.
Sr. Aguirre.—Es una cuestion que está resuel.
ta por si misma; al fijar la reduccion creo que ee
ha tenido en vista consignar un principio de igual-
-.dad, pero que no existe. Nadie ha detraer carga
mentos de cobr« ni plata Boliviana, porque á
nadie le haria cuenta. De manera que esto e»
puramente nominal.
Sr. Bedoya.—Quien sabe, es una cosa que se
hace sin necesidad y que puede esponernos á
algunos peligros.
Sr. Marmol.—Puedo asegurar que se considera
 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
por los mas grandes hombres, como una de las
mas grandes calamidades la plata Boliviana y
que uno de los motivos que se dan para la guerra
entre el Perú ....
Sr. Ministro de Hacienda—Esos grandes hom
bres tendrian razones particulares.
Sf. Marmol.—Es preciso cuidar que no entre
en el pais fierro por plata, y que no circule una
moneda ....
Sr. Ministro de Hacienda. —Tiene mucha ra
zon, pero le digo que no lo recibirémos como
moneda' sinó como mercaderia.
Sr. Marmol.—¿Se va á poner en la Aduana una
oficina de quimica para reconocer la plata Boli
viana?
Sr. Ministro de Hacienda.—Daré algunos da
tos sobre este punto. Se ha estado vendiendo la
plata Boliviana por su valor real hasta 22 pesos
por onza y los que se han tomado la molestia de
comprar plata Boliviana á 22 pesos, han hecho
un mejor negocio que con los cueros. Asi es que
aqui no se recibe sinó por su valor intrinseco. En
el Estado Oriental se ha prohibido su introduc
cion, pero con eso no se ha conseguido nada. No
veo inconveniente alguno y si conveniencias en
permitir la circulacion de la moneda Boliviana.
Crea el Sr. Diputado que aqui los comerciantes
no se chupan el dedo. Ellos toman todas las pre
cauciones necesarias y saben distinguirla muy
bien. El mal estaria en decir: se recibe precisa
mente á tal precio; lo demas no causa daño
alguno.
Sr. Cantilo.—Pido la palabra para hacer cons
tar que he de votar por este articulo negandome
á la indicacion de fijacion de precio que se ha
hecho por unSr. Diputado. Esto es como si decla
rase aqui el Gobierno que en cambio de derechos
va á recibir una mercaderia y considerada asi la
moneda Boliviana, no hay riesgo alguno, desde
que se haya de recibir por su valor intrinseco y
no por el precio de 20 ó 22.
Sr. Marmol.—Hay una moneda despreciada
y depreciada en todo el mundo, que es la del
cuño de Bolivia.
Sr. Ministro de Hacienda.—Y ain embargo se
busca hoy y se paga muy bien. Acaba de recibir
el Gobierno por cuenta del Gobierno Nacional
una cantidad por la que hay muchisimos compra
dores.
Sr. Bedoya.—Haré una pequeña observacion
La moneda Boliviana circula en la mayor parte
de las Provincias y la Cordobesa que es la Na
cional y que es de plata ....
Sr. Ministro de Hacienda.—Un poco peor que
377
la Boliviana. Yo la he hecho analizar y e» como
acabo de decir, de manera que se está recogiendo
en el Banco para venderla por chafalonia.
Sr. Bedoya.—En las Provincias del Norte se
tiene la idea, que la plata Boliviana es mejor.
Sr. Ministro de Hacunda.—Yo hice hacer el
analisis quimico y se me demostró que la moneda
Cordobesa era la peor.
Sr. Marmol.—Eso lo dice el Sr. Ministro, por
que no están aqui los Diputados por Córdoba.
Sr. Ruis Moreno.—Al proponer que se hiciera
la reduccion de la moneda Boliviana, no fué mi
ánimo proponer que se estendiera á la Aduana
de Buenos Aires, de ninguna manera. Propuse
que se fijara el valor, pero el mas infimo posible.
Difte el articulo en discusion que 'se recibirá al
precio corriente de plaza, pero este ee menor
generalmente que el de 22 y el de 22 es un valor
intrinseco. Respecto al Boliviano falso, no tiwne
valor alguno, á no ser que viniera para algun
herrero. Creo, pues, que fijandosele desde ja su
valor intrinseco, no habrá peligro de ningun géne
ro. Pero de todos modos no fué mi intencion
hacer ostensiva esa moneda á la Aduana de Bue
nos Aires. Que se reciba el cobre para llegar
mas pronto al objeto que se propone el Gobierno
pero que el Boliviano no se reciba.
Sr. Ministro de Hacienda.—Voy á agregar
dos palabras mas, para probar que es imposible
fijar el precio de la moneda Boliviana. En esta
hay dos distintas, una mejor que otra, pero am
bas tienen el cuño Boliviano. Pero hay mas
Quien sabe si en este momento se está variando el
tipo de esa moneda. ¿Quien puede garantirnos
que no venga otra?
Sr. Zuviria.—Habia dicho yo que convendria
la adopcion de la moneda Boliviana, se/nm BU
precio corriente en plaza. Es imposible desterrar
la de las Provincias del interior, porque tienen
comercio con Boliviay el Perú de donde viene
asi como creo imposible que circule en Buenos
Aires porque tiene ya su moneda que es el papel
Nunca se perjudicaria el Gobierno ó la Aduana
del Rosario, en recibirlas segun el precio que el
comercio mismo le dé. Las falsificaciones á que
estan sujetas las monedas, vienen del estrangero.
no de Bolivia, asi como se falsifica la onza de o.-o
el papel moneda y cualesquiera otras. El come -
cio conoce muy bien esas falsificaciones yprocur.i
separarlos de la circulacion. Ahora hay dos mone
das en Bolivia; la antigua y una nueva, segun un
sistema decimal, que se considera aun de mejor
ley que la otra y aun mejor tambien que la Cor
dobesa, pero tiene ménos peso. Por consiguiente
J78 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
no podria designanse á tanto la onza, porque un
peso en cuartos de la moneda solo vale seis reales
de otra.
De modo que no veo inconveniente alguno
para que la Aduana reciba esa moneda por el
precio que le dé el comercio.
Sr. Alsina.-Débe votarse el articulo por partes-
Sr. Bedoya.—Que se ponga á votacion hasta
el cobre.
Sr. Alsina.—Si se admite la plata Boliviana ó
no.
Sr. Marmol.—Es mejor fórmula si se ha de
admitir la plata Boliviana.
Sr. Presidente.—Votaremos el articulo de la
Comision.
Sr. Alsina.—Es mas sencillo el otro procedi
miento.
Sr. Garcia (D. J. A.)—Que se vote por perio-
do§.
Sr. Ministro de Hacienda.—Lo mejor es la
proposicion del Sr. Marmol.
Puesta á votacion la siguiente proposicion: "si
se admite ó no en la Aduana de Buenos Aires la
plata Boliviana, por su valor en plaza, con rela
cion al oro" quedó aprobada por 19 votos contra
10. En seguida se sancionó lo demas del arti
culo poniendose el siguiente en discusion.
Sr. Torrent.—He votado por la aprobacion del
articulo 30 y tantos que se refiere á la admision
del papel moneda de la Provincia de Buenos Ai
res, porque he comprendido las altas razones de
justicia que tal cosa aconsejaban y por las mis
mas me voy á permitir pedir á la Cámara una
medida análoga con respecto al papel moneda
de Corrientes.
Cuando en 1841 empeñada la Provincia en
la guerra contra Rosas, tenia en campaña dos
ejercitos numerosos, habia gastado en su equipo
todo su pequeño tesoro, al estremo que se encon
traba reducida á la mayor miseria y á ser vencida
por falta de recursos. Esta era la situacion entón
ces. Cerradas sus puertas al comercio de Buenos
Aires su Aduana no producia rentas y las que
debia producir, la contribucion directa, no se po-
dian imponer ni percibir, por la sencilla razon
que los capitales imponibles habian sido destrui
dos por la misma guerra, y por la mas sencilla
todavia, de que los contribuyentes se encontra
ban fuera de la Provincia, con las armas en la
mano, defendiendo la libertad de la patria comun .
Fué entónces, señor, que recurrió al medio estre
mo del establecimiento del papel moneda, con
tando por cierto, que la Nacion una vez libre de
•a barbaro tirano, no permitiria que la Provincia
de Corrientes sufriese un solo dia mas el peso de
cea deuda contraida en obsequio de todos. Los
sucesos se produjeron desgraciadamente de un.
modo distinto, y puede decirse asi, apénas hace
seis meses que Corrientes goza de libertad, escaso
tiempo para reparar los males sufridos y arraiga
dos por desgracias de 25 años.
Bien pues, la admision del papel moneda de4a
Provincia de Buenos Aires en las Aduanas de la
República, es 'ostensiva á las Aduanas dela Pro
vincia de Corrientes. Esta moneda, como mas
apreciada, aumentará naturalmente la deprecia
cion dela de Corrientes, acerca de lo cual voy á
decir algo tambien.
Como la esportacion de Corrientes consiste
principalmente en ganados que se llevan á los
Saladeros delas costas del Uruguay, en el comer
cio que hace por la via del Paraná con Bueno»
Aires, los articulos son retornados en su mayor
parte en oro, lo que hace exesiva la demanda de
este metal. Los tenedores de él aprovechan las
urgencias de los comerciantes, haciendoles pagar
precios fabulosos, de donde resulta que las onzas
tienen una fluctuacion en su valor con frecuencia
de 100 á 150 pesos. Esto dice bien claro que
alli no hay posibilidad do comercio. El papel
moneda para pueblos mercantiles es un bien
equivoco, para pueblos pequeños es una calami
dad; porque engendra la instabilidad de las for
tunas, y la amenaza constante de la bancarrota.
Es urgente por todo esto que espongo, atender
á la situacion de Corrientes y es de justicia Na
cional que el Congreso se apresure á reparar los
males que ese pueblo está sufriendo por causa de
los bienes que se empeñó en procurar para la
patria comun, pues de lo contrario seria él el
único que no hubiese de reportar las ventajas de
que los demas gozan. Afortunadamente hemos
alcanzado una época de reparacion y de justicia
y me complazco en declarar que en virtud de
representaciones privadas que he hecho, he
podido saber que el Gobierno estima la justicia
de estas ideas y se halla dispuesto á prestar su
concurso para remediar este mal que aflijo á Co
rrientes, segnn las manifestaciones que el Sr. Mi
nistro de Hacienda me ha hecho el honor de
espresarme á nombre del Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional.
Estas ideas generales que espongo ála considera
cion de la Cámara, me permitirán volver á tratar
este asunto en otra ocasion, con mas detencion.
Por lo pronto pido que siendo evidente que el
papel moneda de la Provincia de Corrientes, fué
establecido pura y esclusivauiente con objetos
 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
Nacionales para sostener la guerra contra Rosas,
siendo un hecho que el representa una pequeña
cantidad; siendo claro que ningun perjuicio trae
ria ála Nacion el reconocer un acto de justicia,
yo creo que debe consignarse, en reemplazo del
articulo que se discute, una disposicion que mas
adelante me permitiré redactar, en caso que lo
que dejo espue^to merezca el asentimiento de la
Cámara, es decir, la conveniencia de reconocer
como deuda Nacional ó tomar la Nacion sobre si
la amortizacion de ese papel.
Sr. Ruiz Moreno.—Voy á votar en favor del
articulo que se discute, pero introduciendo una
mocion. Encuentro de justicia las razones que
acaba de manifestar el Sr. Diputado por Cor
rientes pero tal como está redactado el articulo
lo encuentro defectuoso: En él se dice que se
pagará en papel monedado Corrientes en la re
lacion que dicho papel tiene con el de Buenos
Aires. Creo de necesidad fijarle el valor respec
to del oro. El papel de Buenos Aires es una
moneda variable de manera que el de Corrientes
no puede tener tampoco un precio fijo. Asi es
que es de necesidad que BU valor sea fijado con
relacion al oro y no con relacion al papel moneda
de Buenos Aires. Yo creo que la Comision no
tendrá inconveniente en aceptar esto, que no
varia la idea principal.
Sr. Cabra!.—Pido la palabra para apoyar la
indicacion hecha por elSr. Diputado preopinante
mi cólega de Corrientes. Escusaré repetir todos
los antecedentes, porque los conoce yala Cámara
porque los conoce tambien la Nacion. Creo, señor
que es de toda justicia esa indicacion, en el
último sentido que se ha hecho, con tal de salvar
la Provincia de Corrientes de ese gravámen. La
cantidad en circulacion, no estoy seguro de decir
lo en este momento, si es de un millon y medio,
que al cambiojde 250 pesos onza,importarian 6,000;
yo creo que cantidad tan pequeña como esta para
la Nacion, en un acto de tantajusticia, seria muy
oportuno reparar ese mal, ya desde luego por
medio de una operacion del Banco de Buenos
Aires ó de cualquiera otra que escogitase el Go
bierno Nacional.
Para esto simplemente he pedido la palabra.
Despues que formule el pensamiento el Sr. Di
putado que ha hecho la mocion, si fuere necesario
volveré á tomarla.
Sr. Torrent.—Habia esperado oir algunas
observaciones en la Cámara para formular la pro
posicion que tenia en vista, pero creo prudente
hacerlo ya. En virtud de lo que se ha dicho creo
qua en justicia se podia decir: podrá recibirse
270
tambien en todas las Aduanas de la República,
el papel moneda de la Provincia de Corrientes
lo mismo que sucede con el de Buenos Aire?.
Sobre este punto, yo tendré mucho gusto en
oir al Sr. Ministro de Hacienda, si algunas obje
ciones serias se ofreciesen.
Sr. Ministro de Hacienda.—Señor,el Gobierno
como ha dicho muy bien el Sr. Diputado por
Corrientes, que acaba de hablar, reconoce la jus
ticia de todo lo que ha dicho y está dispuesto,
por su parte, en cuanto le sea posible, á propender
á la amortizacion de ese papel. El monto de él no
puede embarazar en manera alguna al tesoro
Nacional, ni en atraer un nuevo elemento de
perturbacion en el órden administrativo y econó
mico. Esa perturbacion se introduciria sin embar
go, aceptando la proposicion del Sr. Diputado
para zanjar la cuestion. La dificultad naceria
precisamente de que hay ya un papel moneda
Nacional. No puede ser el ánimo de la Provin
cia de Corrientes otro, que el de amortizar esa
deuda lo mas pronto posible.
Segun tengo entendido, por los datos que ha
tomado el P. E. la Provincia de Corrientes, no
puede emitir mas papel. Yo creo que el monto
del que hay en circulacion, es de un millon y
quinientos mil pesos que al valor corriente de
plaza, importará 5 ó 6,000 onzas. Yo creo, señor,
queso consultarian las conveniencias de la Pro
vincia de Corrientes y las de la Nacion, estable
ciendo que el papel moneda sea redimido inmedia
tamente, lo cual puede hacerse facilmente de dos
modos. El primero es declarar que en la Pro
vincia de Corrientes se recibirá en pago de dere
chos, á tal tipo; y á medida que se reciba, se
amortizará directamente, es decir: que tonga esas
entradas menos el tesoro de la Nacion hasta con
cluir con esa deuda.
Hay tambien otro modo de desmonetizar el
papel diciendo: el Gobierno paga á la vista el
papel moneda de Corrientes, á tal precio, y no
lo admite en la Aduana. Hay estos dos medios,
y cualquiera de ellos es aceptable, porque el Go
bierno cree que los dos salvan el crédito de la
Provincia de Corrientes y no pueden perjudicar
á la Nacion: cualquiera de los medios es exelente,
porque no traen ningun gravámen y retiraremos
ese papel que al fin nada cuesta al tesoro de la
Nacion, porque nada importan 6,000 onzas de oro
repartidas en todos los pueblos de la República
Asi es que puede admitirse cualquiera de los dos
medios.
Sr. Torrent.—El de pagar á la vista acepto.
Sr. Ministro de Hacienda. —Es mejor para la
280 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
administracion misma. Yo mismo redactaré le
proyecto: el tesoro nacional pagará á la vista el
papel moneda de Corrientes, á tal precio.
Sr. Elizálde.—^Propone el Sr. Ministro una
ley aparte?
Sr. Ministro de Hacienda.—No, señor, en la
misma ley, en un articulo aparte.
Sr. Torrent.^Yo preferiria que se redimiese
con papel moneda de Buenos Aires, tanto porque
este seria un nuevo vinculo que ligase á la Pro
vincia de Buenos Aires con la de Corrientei,
como por evitar el conflicto que podria traer la
desmonetizacion repentina; porque en Corrientes
se recibe todo lo que es de Buenos Aires, y resulta
rla un conflicto de la desmonetizacion repentina
de tanta cantidad de papel, porque seria dejar ein
moneda á la Provincia. Yo propondria, pues, esta
redaccion: "en las Aduana» de la Provincia de
Corrientes, podran satisfacerse los derechos con
su papel moneda, á tal precio,quedando autoriza
do el Gobierno para cambiarlo ála vista con papel
de Buenos Aires, de acuerdo con el Gobierno de
la Provincia de Corrientes;" porque indudable
mente hay que consultarselo.
Sr. Ministro ¿le Hacienda.—El otro medio CB
mucho mejor, porque puede tocarse la cuestion
constitucional. Nosotros podemos legislar aqui,
en esta ley sin consultar al Gobierno de Corrien
tes, es decir, de la otra manera que yo propuse,
y es lo mas sencillo, porqué no tenemos que
consultar ánadie.
Sr. Torrent.—Es muy lenta.
Sr. Ministro cíe Hacienda.—Pero es lenta la
amortizacion tambien.
Sr. Torrent.—Entónces no será ála vista.
Sr. Ministro de Hacienda.—El Gobierno lo
recibe en pago de las contribuciones, cuando
quieran pagarselas, á tal precio; y ese papel reci
bido, lo amortiza.
Sr. Torrent.—Luego, el Sr. Ministro está por
la primera proposicion!
Sr. Ministro de Hacienda.—Es mejor, porqué
no tendremos que consultar al Gobierno de Co
rrientes,porque el Gobierno Nacional puede hacer
lo que quiera con loque reciba.
Sr. Bedoya.—¿No seria mejor que nos ocupara
mos de la ley, dejando esto para una ley aparte.
Sr. Ministro de Hacienda.—Al legislar sobre
la moneda de Corrientes, tenemos que decir algo.
Sr. Bedoya.—Pero dejemoslo para mañana.
Sr. Marmol.—Yo iba á apoyar al Sr. Diputado
que indicó que esto pasara á Comision, porque
podemos indudablemente legislar sobre el papel
de Corrientes, sino precisamente por las mismas
razones que se han dado, por otras que se podrian
dar para librar á Corrientes de ese mal, porque
el Congreso tiene los mejores deseos; pero antes
es necesario que se garanta otra cosa, y es que el
Gobierno de Corrientes no podrá emitir mas
papel.
Sr. Torrent. —No puede emitir mas, por las
leyes vigentes.
Sr. Marmol.—Esa es una cuestion que no se
puede tocar.
Sr. Canuto.—La ley que propone el Sr. Dipu
tado, es de un carácter permanente, miéntras
que la ley que estamos discutiendo, debe revisar
se dentro de tres ó cuatro meses. Por consiguiente,
soy de opinion que se presente un proyecto por
separado. Yo apoyo la indicacion del Señor Di
putado, porque encierra una idea que yo la iba
á sugerir: no habria dicho en todas las Aduanas;
pero si habria dicho que en Corrientes, se pagaran
los derechos con aquel papel. Por otra parte, el
articulo no hace mas que consignar lo que dice
la Constitucion; y como considero que esta dis
posicion es de un carácter permanente, me pare
ce que la Cámara tiene que apoyar la idea en
este sentido. Por consiguiente, hago mocion para
que se aplaze este asunto sin perjuicio de conti
nuar la discusion de esta ley.
Sr. Elizalde.—Desde que hay que ocuparse
Sr. Diputado, de las Aduanas, hay que ocuparse
tambien de la Aduana de Corrientes y legislar
sobre el papel de esa Provincia.
Sr. Cantilo.-No es un articulo que se ligue con
los demas, y yo creo que debe suspenderse la
sesion para ver lo que puede resultar.
Sr. Calral.—Yo creo aceptable la indicacion
del Sr. Ministro en los términos que ha redacta
do el articulo. Sin embargo, creo que debe dejar
se libertad al Sr. Diputado mocionante para que
pueda formular un proyecto de ley separado.
. Yo apoyaria inmediatamente la indicacion,
porque creo que sin perjuicio de lo que quede
establecido en el articulo, puede mejorarse la
amortizacion del papel moneda, por medio de
otros espedientes que sugeriria ese proyecto de
ley, porque el uno no impide los otros. En ese
sentido acepto la indicacion del Sr. Ministro.
Sr. Cantilo.—Son dos ideas, una á recibirlo en
pago de derechos, y otra á desmonetizar el papel.
Yo hago mocion para el aplazamiento.
Sr. Bedoya.—Yo hago mocion para que la
indicacion que se ha hecho respecto del papel
moneda de Corrientes, pase á Comision para que
formule un proyecto. La razon que tengo para
esto, es que no podemos fijarle un tipo á un papel
 SESIÓN DEL 23 DE JULIO DE 1862.
que no lo conocemos. Ademas esta es una disposi
cion que no podemos darla por un articulo de una
ley cie carácter transitorio como es esta. Por eso
hago mocion para que ocupandose la Comision
de. la indicacion que se ha hecho, presente un
proyecto de que nos ocuparemos en la próxima
sesion, dejando ahora en blanco este articulo,
Sr. Marmol.—Yo entiendo que no se le puede
mandar á la Comision que formule un proyecto:
se le pasa un proyecto, no se le dice formulo un
proyecto.
S): Cantilo,—Lo formulará entónces el Sr. Di
putado por Corrientes.
Sr. Marmol.—Que lo formule y lo presente.
Sr. Granel.—Yo creo que la dificultad que se
presenta, es mas aparente que real. Se puede
sancionar el articulo tal como está en la ley de
Aduana que nos ocupa, y dejarlo que se ha de
hacer con este papel moneda para resolver sobre
él por medio de una ley especial.
Yo creo que el Sr. Diputado que ha hecho la
mocion, podria presentar á la Cámara un proyec
to sobre lo que ha de hacerse con el papel moneda
de Corrientes, y seguir la tramitacion que corres
ponde segun el reglamento.
Si: Elizalde.—No se puede sancionar el arti
culo tal como está, sin determinar el valor relati
vo dcla moneda de Corrientes, y esta seria la
única objecion séria que podria hacerse á la san
cion del articulo. De consiguiente, si se va á
votar erarticulO,fijando la moneda no hay incon
veniente en aceptarla indicacion que ha hecho
el Sr. Ministro de Hacienda para amortizar el
papel desde ya, y creo que con la redaccion que
ha hecho se satisface todo.
Sr. Ministro de Hacienda.—La única objecion
séria que puede hacerse, es que no saben los Sres.
Diputados el valor que debe fijarse: el Gobierno
se libra completamente á los datos que se le han
trasmitido por personas respetables, que no puede
dudarse de ellas. Por consecuencia, para una
cosa tan insignificantc,el Gobierno cree que es lo
bastante eso, y los datos que ha dado el Sr. Di
putado. Asi es que el Gobierno cree que no hay
embarazo alguno y ha redactado el art-culo en
esta forma. (Leyó.)
Sr. Canillo.—La única objecion que hago, es
que esta ley concluye de aqui ápoco tiempo, y
tendremos que legislar sobre el papel moneda de
Comentes.
Sr. Garda (D. J. A.)—E\ Sr. Ministro indicó
dos ideas que no se escluyen, como se ha dicho,
y por las cuales queda remediada la situacion
monetaria de la Provincia de Corrientes. Parece
281
que no se cree conveniente la fijacion de un tipo
si al mismo tiempo no se piensa en el modo de
amortizar el papel convirtiendolo en papel mone
da de la Provincia de Buenos Aires. Pero desde
quehaya inconvenientes para adoptar esta idea,
yo creo que puede determinarse un tipo fijo con
arreglo al cual se haga la amortizacion.
Sr. Zavaleta.—Yo estoy muy de acuerdo con
que se acepte el papel moneda de Corrientes, no
solo en la Aduana de aquella Provincia, sinó en
todas las Aduanas de la República. Asi, pues,
estaria conforme con la redaccion de cualquiera
de los articulos propuestos,sinó fuera que tambien
se hace oposicion al prmcipio que he sentado
antes, respecto del papel moneda de Buenos Ai
res. He querido decir estas cuatro palabras.
Sr. Elizalde.—Creo que nadie ha hecho indica
cion para que se acepte el papel moneda de Cor
rientes en todas las Aduanas.
Sr. Zavaleta.—Digo que desearia que se acep
tase en todas las Aduanas.
Sr. Ministro de Hacienda.—Yo creo que la
Cámara ha tomado bastantes conocimientos, y
creo que está en su ánimo aceptar esta indicacion.
Leyóse la redaccion propuesta por el Sr. Mi
nistro.
Sr. Torrent.—Yo habia entendido que debia
recibirse forzosamente.
Sr. Ministro da Hacienda.-t-No, señor, el que
quiera lo dá, el que no quiera que lo tenga; pero
desde que no tiene mas curso que alli, natural
mente han de ir alli. Tampoco escluye que se
diga por otra ley que es obligatorio.
Si: Torrent.—Una medida tomada por parte
del Congreso para que se reciba el papel moneda
de Corrientes, hará un efecto inmediato. Estando
boy á 250 pesos la onza, y fijandose el maximun
del valor, resultará que cuando el papel moneda
de Corrientes tome mas mérito en el mercado,
nadie pagará los derechos con ese papel, y la
amortizacion se hará imposible.
Sr. Ministro de Hacienda.—Que lo tenga;
pero desde que no se reciba en las oficinas nacio
nales, no está desmonetizado. El que no quiera
redimirlo,-que lo tenga. Mientrastanto, si se quie
re hacer esto por una ley aparte, es preciso acor
darlo con la legislatura provincial y el Gobierno
Nacional, y es del único modo que puede obli-
;arse á los tenedores de papel á que forzosamen
te lo den; pero para decir; yo recibo ese papel, ó
lo cambio ála vista á tal precio, es'indispcnsable
acordarlo con la legislatura provincial.
Sr. Torrent.—Entónces pongamos con relacion
/xl oro. Si el Sr. Ministro me permite, voy á hacer
37
282 SESION DEL 23 DE JULIO DE 1862.
lo posible por demostrarle el mal (pie va á pro mo ya esto toma un cararter de e-er demasiado
ducir. largo, pediria que se levantase la sesion porque
Ya he hecho una breve reseña de la situacion estoy muy fatigado; continuaremos en otra
de Corrientes. . . . sesion.
Sr. Ministro de Hacienda.—Permitame. Co Se levantó la sesion ála 5 de la tardo.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA MCM

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862

PHl'.SIDENTE En Buenos Aires á 28 de referente al papel moneda, tanto de Buenos Ai

Albarello*. Julio de 1862, reunidos en su res como de Corrientes, fijandole un valor con
sala de sesiones con asistencia relacion á la onza de oro.
Aitnirrc.
Bedoya» del Sr. Ministro de Gobierno De aqui provino la disposicion de que el papel
Blanco. los Sres. Diputados (al már- moneda de la Provincia de Corrientes,se recibiese
Cabral.
Cantilo. jen) el Sr. Presidente procla á razon de 250 pesos con relacion á la onza de
f ivlt. mó abierta la sesion. Leida, oro. La 2.a parte, relativa á la amortizacion in
>'nitro.
Ellzalde. aprobada y firmada el acta de mediata, fué tambien emanada de las declaracio
García (-1. A. la anterior se entró á conside nes que hizo el Sr. Ministro, de que el Gobierno
García (P.)
Gorostlaga 11. rar el articulo 34 del proyecto encontraba justa esa medida, y que tenia medios
Goroitlaga (L.) que formabala órden del dia. faciles de hacerla práctica.
Granel.
í barru. Sr. Gorostíaga (D. B.)—Yo La Comision de Hacienda, en posesion de
Laprldu. no pude asistir á la sesion en estos antecedentes, podrá dar su opinion á este
Lezama.
narmol. que se discutió este articulo. respecto.
monte» de Oca. Ignoro si las modificaciones Sr. Garostiaga (D. B.)—Que se fije un pre
Ortl*.
Oroño. propuestas por el Sr. Ministro cio para el cambio del papel moneda de Corrien
Obligado (A. C.) deHacienda,habiansido acep tes, y se destine á su amortizacion la renta que
Oeampo.
Quintana .",!.-. tadas ó no por mis cólegas de producen las Aduanas de aquella Provincia; son
Quintana (J.) Comision de Hacienda.
Kiiiz moreno. las dos enmiendas que acaban de proponerse al
Torrent. Sr. OUic/ado (D. A. (7)-Yo articulo que discutimos. La Cámara no debe
IrilMiru. no estaba presente cuando se
Vlllanneva. admitir á mi juicio una ni otra.
Zavaleta. adoptóla modificacion de este Aun cuando no he estado conforme con la fija
CON AVISO
° Del Rio articulo. cion de un precio legal al papel moneda de Bue
Gutiérrez. Sr. Gorostiaga (D. JB.)— nos Aires, creo sin embargo que las considera
Padilla. Entónces,pido al Sr. Presiden
7.u> Irla ciones que se han tenido en vista al sancionar
te que ponga en discusion el articulo tal como esta medida, no militan respecto del papel mone
lo ha presentado la Comision, dejandose para to da de Corrientes.
mar en consideracion, la modificacion propuesta Habiendose dispuesto que las contribuciones
por el Sr. Ministro de Hacienda en el caso de nacionales puedan satisfacerse en papel moneda
que fuera rechazado este articulo. de Buenos Aires, se ha juzgado indispensable
Leyose el articulo de la Comision. fijarle un cambio, para no dejar en- la incertidum-
Sr. Torrent.—Yo observo, señor, que este artí bre, ó á la arbitrariedad de los administradores
culo ofrece algunos inconvenientes, y él hace sen de Aduana la determinacion del precio corriente
tir la necesidad de la presencia del Sr. Ministro al tiempo de la liquidacion ó pago de derechos.
de Hacienda, que si mal no recuerdo, declaró Pero el papel moneda de Corrientes no ha sido
que el Gobierno solo aceptaria una disposicion nacionalizado; queda siempre como una moneda
284 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
Provincial meramente. Con ella pueden abonarse
los impuestos nacionales queso adeuden en argue
lla Provincia, por su justo equivalente, es decir,
al cambio corriente en plaza con relacion al oro.
Este cambio es cierto, y es conocido por los admi
nistradores de rentas en la fecha misma del pago
de cualquier impuesto. Esto es lo que se practica
en la Provincia de Corrientes hasta hoy, y lo que
prescribe tambien la Constitucion.
Ménos admisible me parece la otra proposicion
de que se destinen á la amortizacion de ese papel
moneda, las rentas que se recauden en las Adua
nas de Corrientes. Cuando no puede todavia
calcularse á cuanto ascenderán las rentas y gastos
nacionales, cuando se ignora aun si podrá equi
librarse el presupuesto, la Cámara no debe decre
tar mas gastos que los que sean indispensables
para la existencia del Gobierno Nacional, y que
su crédito y honor le exijan. Por mas respetable
que sea el origen del papel moneda de Corrientes,
seria imprudentísimo comprometerse hoy á resc i-
tarlo, empleando una parte considerable de la
renta, con que deben cubrirse los gastos ordinarios
de la administracion.
Sr. Elizalde.—Como se vé, señor, el articulo
es del todo iunecesario: no hace mas que repetir
lo que está establecido en la Constitucion Nacio
nal por regla general; pero yo creo que desde
que se establece ó se fija un articulo permitiendo
el pago de derechos en papel moneda de Corrien
tes, es preciso fijar un tipo con relacion al oro,
es decir, asignarle un valor como se ha hecho
con el papel de Buenos Aires. Si se dice solamente
se recibe en pago de los derechos de Aduana el
papel de Corrientes ¿como se hace la liquidacion
de los derechos? Aqui viene la misma cuestion
que hemos discutido sobre el papel moneda de
Buenos Aires.
El Sr. Miembro Informante ha sostenido las
conveniencias de cortar las oscilaciones del cambio
para hacer la apreciacion delos derechos. Precisa
mente en la provincia de Corrientes, es donde
esas oscilaciones son estraordinarias,porque segun
se me ha dicho, á veces sube 100 $ la onza. EB
necesario, pues, fijar un tipo, sinó, no se puede
hacer la liquidacion. Asi, yo estoy porque con
viene suprimir completamente el articulo, ó que
se fije un precio al papel. Por tanto, yo he de
votar contra el articulo como está, porque estoy
de acuerdo con lo que ha propuesto el Sr. Minis
tro de Hacienda.
Sr. Gorostiaga (D. B)—Yo no he asistido ála
sesion anterior en que se fijó un cambio legal al
i ?. moneda de Buenos Aires para el pago de
impuestos nacionales, á razon de cuatrocientos
pesos por onza. Si hubiese estado presente, habria
votado contra esa disposicion.
Entiendo sin embargo, que el motivo principa
de esta medida, ha sido no dejar á la arbitrariedad
de los administradores de rentas la determinacion
dal valor de una moneda cuyas variaciones son
tan frecuentes. Pero este inconveniente no sur
giria en las Aduanas de Corrientes respecto del
papel moneda que circula en aquella misma
Rrovincia. Alli como en Buenos Aires, se sabe
diariamente cual es el estado del cambio ó el
precio del papel moneda. Este no dependeria por
consiguiente de la voluntad de los colectores de
rentas, sino del corriente de plaza.
Si la designacion de un valor oficial al papel
moneda de Corrientes, es con el objeto de deter
minar su importe en metálico, para proceder
inmediatamente á su conversion; no creo que Ja
Cámara pueda por ahora atender á esta preten
sion, por mas plausible que sea el deseo de librar
á la Provincia de Corrientes de los gravisimos
males que le causa su papel moneda. Aun no se
conoce á cuanto ascenderá la renta nacional, ni
si ella alcanzará á cubrir los gastos mas indis
pensables del Gobierno general.
Lo único pues que por ahora puede hacerse, es
admitir el papel moneda de Corrientes en pago
de las contribuciones nacionales que se adeuden
en aquella Provincia al precio corriente ó por su
justo equivalente, como dice la Constitucion.
Sr. Cantilo.—Como tuve ocasion de manifes
tarlo en la sesion anterior; este articulo no dice
nada, y podria suprimirse de .la ley quedando
subsistente el sancionado respecto á que el papel
moneda de Corrientes sea apreciado con relacion
al de Buenos Aires, porque si le quitamos esa
parte al articulo, entonces quedaba netamente el
articulo constitucional. Como la Comision viene
ahora á quitar esa parte al articulo, viene á ser
iunecesario su consideracion, puesto que solamen
te quedala prescripcion constitucional. Tanto
la Provincia de Corrientes como la de Buenos
Aires tienen derecho por la Constitucion ápagar
los impuestos nacionales en su moneda. Por
consiguiente, como no dice nada mas que eso el
articulo, yo votaré por su supresion; pero al mis
mo tiempo recordaré que hice otra indicacion en
apoyo de la mocion del Sr. Diputado por Corri
entes, relativamente al papel de, esa Provincia.
Dije entonces que siendo esta una ley que debia
ser revisada dentro de poco tiempo, no debia
incluirse en ella nada que fuese relativo á ese
 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862. 285

papel, respecto del cual era necesario legislar de . da de Buenos Aires en las Aduanas de la Repá-
\ blica, dije yo: iguales razones militan para que
«na manera directa.
Ahora, como no está presente el Sr. Ministro el papel moneda de Corrientessea tambien admi
de Hacienda que creyó, por el contrario, que sible en las Aduanas de la República, y para
debia incluirse en la ley que se discutia la dis adoptará su respecto 'una disposicion análoga.
posicion respecto á ese papel moneda, yo apoyo Recordé, señor con este motivo, que este papel
la indicacion para que el Sr. Diputado por Co fué creado en Corrientes en momentos en que la
rrientes ó cualquier otro presente un proyecto Provincia levantaba dos ejércitos para conbatir
en forma ó que lo haga la Comision de Hacienda la tirania de Rosas, último esfuerzo de la Provin
porque este articulo es innecesario. cia de Corrientes, es decir, cuando ya no le que
Sr. GorosÜaga (D. 5.)-íQue inconveniente daba dinero y cuando sus hijos se armaban para
resulta de que se repita en este articulo, lo mismo ir á ofrecer su vida en homenaje á la libertad de
que la Constitucion dispone? No hay que alar la patria, el Gobierno cargó con esta deuda que
marse por estas repeticiones. Ojalá que todas las pesa hasta hoy sobre la Provincia. Hoy la Nacion
leyes que el Congreso dicte, sean siempre una en los momentos en que celebra su libertad, en
copia de la Constitucion y de los principios que mi concepto, debe apresurarse á aliviar á la Pro
vincia de Corrientes de esta injusta carga.
ella establece.
Sr Tarrent—Señor, preciso es tener presente (Aplausos.)
lahistoria de este articulo; este articulo tomó su El Gobierno hizo justicia á estos fundamentos,
origen «elusivamente de lo que habia sancionado y dijo: no porque la Provincia de Corrientes sea
la Cámara con relacion al papel moneda de la una Provincia inferior en riqueza y en poder, no
Provincia de Buenos Aires. Al declarar este porque esté lejos, de nosotros debemos permitir
papel admisible en todas las Aduanas de la Re dejarla en una desigualdad odiosa con Buenos
pública, fundandonos en que con 01 se habia Aires solo porque está presente y porque es pode
cooperado á la libertad de lapatria, que ese papel rosa. (Aplausos.)
habia servido para sufragar los gastos de la re El Gobierno dijo, que esto es muy justo y lo
eíente guerra, que ese papel por consiguiente dijo en voz alta, y añadió: "no es sacrificio para
merecia qu3 la Nacion se empenase en darle "la Nacion prestar este remedio á la situacion
crédito, se encontró, ó se declaró que el medio "dolorosa de la Provincia do Corrientes."
de apreciarlo era hacerlo admisible en todas las Yo pido á la Cámara tenga presente estos,
Aduanas de la República; pero esta sola idea antecedentes, porque sin duda ellos han de influir
presentaba inconvenientes para declararlo admi mucho en la sancion de este articulo. Muy bien
sible con relacion al oro por su justo equivalente si las razones de justicia, si las razones de mora
segun el corriente de plaza, porque existiendo lidad militan con igual fuerza con respecto á lar
alli una moneda mas depreciada, el comercio admision del papel moneda de Buenos Aires que
preferiria pagar con esta moneda que con el con respecto á la del papel moneda de Corrientes
papel de Buenos Aires. Se tiene, ya que la sola hay otras razones de alta economia politica que
declaracion de que el papel moneda de Buenos la hacen indispensable y necesaria. Declarado
admisible el papel moneda de Buenos Aires en
Aires fuese admisible por su justo equivalnnte,
las Aduanas dela República, penetrará tambien
era una disposicion ineficaz paralos objetos que
en la Provincia de Corrientes; circulará alli como
ee proponia el Gobierno que era dar crédito al
papel, porque ála verdad vendria á resultar que circula ya hoy con la estimacion que el pape1
el papel no se admitiria. Entonces, la idea que tiene,no solo porque es una moneda mas apreciada
que la moneda de Corrientes, sino porque la
sugirió el Gobierno para hacer practicar la
admision del papel de Buenos Aires fué la deque plaza de Buenos Aires está ligada por fuertes
se fijase un valor con relacion al oro; y. por la vinculos con los mercados de Corrientes. Enton
mayoria de la Cámara, que queria que esta dis ces, esa moneda que tiene poco valoren plaza no
puede entrar en competencia con el papel moneda
posicion fuese efectiva, que queria agradecer con
de Buenos Aires y quedará sin valor alguno.
hechos y no con ilusiones los servicios que este
Vease, pues, porque la idea de fijarle un valoi
papel moneda habia prestado, aceptó, aun con
los inconvenientes que laley ofrece, la disposicion á este papel para ser recibido en las Aduanas,
venia á responder á una necesidad, despues de
de fijarle un valor con relacion al oro.
Muy bien, señor: teniendo presentes las razo- haber sancionado el primer articulo que declaraba'
nee porque se declaraba admisible el papel mone- admisible el papel moneda de Buenos Aires.
 286 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
Si se introduce en Corrientes el papel moneda
de Buenos Aires de cierto que el papel de Cor
rientes sufrirá oscilaciones tan grandes,' que
tendremos que ese papel vendrá á quedar suma
mente depreciado, y tanto la fortuna particular
como el comercio, esperimentaran fuertes altera-
eioneSiOcasionandole tal vez la ruina.
Sin embargo, señor yo no insistiré en que se
consigne precisamente en este articulo la 'lispo-
sicion que establece la amortizacion del papel
moneda de la Provincia de Corrientes; pero
- fundandome en estas razones, pediré, señor, que
se consigne en la ley el reconocimiento por parte
de la Nacion de la deuda que ese papel representa.
Hagamos alguna cosa que importe el reconoci
miento por parte del Congreso de que ese papel
debe ser amortizado por cuenta de la Nacion, y
á su tiempo, yo haré la indicacion que creo con
veniente.
Haré presente otra cosa. Señor: la Aduana de
Buenos Aires como todas las Aduanas dela Re
pública, es nacional segun la Constitucion, pero
Buenos Aires, antes de entregar la Aduana á la
Nacion exijo con mucha justicia el reconocimiento
de ciertos créditos de ciertos gravámenes á que
está afecta esa Aduana, y el Congreso se los
reconoce. En el mismo caso se encuentra la Pro
vincia de Corrientes, la Provincia de Corrientes,
garantió su papel moneda con sus tierras y ren
tas públicas, rentas que entregó á la Nacion. La
caduca Confederacion, tomó á la Provincia de
Corrientes sus Aduanas, y todo esto tuvo que
-relegarse al olvido porque asi convenia á los
dominadores de ese tiempo y porque entonces no
hahja quien reclamase que esas rentas de Adua
na estaban afectas á la amortizacion del papel
moneda, por la sencilla razon de que no habia
tampoco quien hiciera justicia; pero á mi juicio
es un acto de incalificable injusticia que la Na
cion continúe con la Aduana por un solo dia, sin
antes proveer al remedio del mal que ese papel
moneda está produciendo, mal que debia ser
aliviado con el producido de esa misma Aduana
Lo contrario importa lo mismo que decirle al
pueblo; dadme lo que producis, que yo no os daré
lo que os hace falta.
Creo que lo que he dicho habra satisfecho al
Sr. Miembro Informante de la Comision. Por
mi parte, sentiria una gran satisfaccion que se
aceptase esta medida en atencion á los grandes
intereses de la Provincia de Corrientes, medida
que hoy parece que se trepida en adoptar.
&r. CiaSrrai.—Deeeoeejueoar brevemente, Sr-
Presidente, los motivos que me indujeron á apo
yar la mocion hecha por mi cólega, el Sr. Dipu
tado por la Provincia de Corrientes en la sesion
anterior, respecto al papel moneda. Ante todo,
señor, declaro que en este lugar soy Diputado do
la Nacion antes que otra cosa. Como hijo de
aquella Provincia, no se podrá estrailar Sr. Pre
sidente, que yo apoye con ardoroso patriotismo,
los antecedentes, ó el origen glorioso, diré asi,
del papel moneda dela Provincia de Corrientes
que ha anunciado ya mi honorable cólega.
1 o dije, señor, en la sesion anterior que estaria
desde luego por la modificacion propuesta por el
Sr. Ministro de Hacienda, dejando á salvo los
derechos que tenia mi cólega de presentar un
proyecto por separado respecto de la pronta
amortizacion de esc papel moneda.
Como se ha dicho en la sesion anterior, el
valor de este papel no puedo ascender, reducido á
metálico por el tipo de 250 pesos sino á la suma
de 5 ó 6,000 onzas de oro, puesto que no son
mas que 1.000,000 £ de $ papel los que hay en
circulacion.
Bien, señor: ya que se tuvo la idea justa y
honorable de hacer ála Provincia de Corrientes
esta reparacion; yo no puedo menos, como Dipu
tado de la Nacion que apoyar calorosamente ese
pensamiento, aun cuando no me hallaba absoluta
mente dispuesto para manifestar mis ideas en
este momento. Ahora, con un juicio mas formado
sobre el particular, creo que el articulo propuesto
por el Sr. Ministro de Hacienda es de toda justi
cia, y es digno del Congreso tomar una resolucion
cualquiera que dé mas esperanza de redimir el
pajel moneda de Corrientes. He dicho.
(Aqui entra un discurso del Sr. Gorostiaga
que no se publica en esta sesion por no haberlo
devuelto á la Secretaria en esta fecha 7 de Enero
de 1863; y que se verá al final, núm. (1)
Sr. Mármol.—Yo creo que habriamos gana
do mucho tiempo, si nos hubieramos ceñido á los
términos del articulo en discusion. Se hace la
historia del papel moneda de Corrientes, y se
mencionan las causas honorificas, atendibles, que
ha tenido, porque se cree que está en discusion
si debe ó no amortizarse. No estamos en eso;
lo que está en discusion es el articulo que la Co
mision ha propuesto. Por consiguiente, podre
mos evitarnos de hacer la historia lamentable
de ese papel, como podemos evitarnos de hacer
otras historias de ese género. No se trata tam
poco de si ha de circularen todas las aduanas el
papel de Corrientes: no es ese el punto en discu-
sion, eritiiuiuo perdiendo el tieiupo eit materias
que no han de tener resultado. Lo único que
 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862. 281
forma la cuestion en este momento, es dcelarai sente que fui llevado á hacer la historia del papel
si se ha de fijar un tipo de conversion al papel moneda de Corrientes, su situacion actual, y la
moneda de Corrientes ó no, si ha de tener un va del comercio, tan dolorosa, por cuanto el Sr.
lor con relacion al oro ó no;' ó si se le ha de asi'f-
O
Miembro Informante de la Comision, Diputado
nar el valor que tenga, para recibirlo en pago de por Santiago, se estendió en decir que no reco-
los derechos. Estaos la verdadera cuestion. nocia justicia en que el Congreso se ocupase de
Respecto de esto yo quisiera que la Comision la amortizacion del papel moneda de Corrientes.
me dijera¿ qué mal hay para la Nacion, puesto Sin embargo para concretar la cuestion, dejaré
que es do los intereses Nacionales que debemos de contestar á lo que ha dicho el mismo Sr. Di
ocuparnos, que el articulo diga: que se pagarán putado con mas lucidez que justicia y á fin de
en papel moneda de Corrientes á un tipo fijo de abreviar la discusion, á fin que esta ley tan im
240 $ la onza, por ejemplo. Puede haberlo para portante quede pronto sancionada, diré que estoy
la Provincia en todo caso, para el demérito del pa conforme con que se fije un valor al papel moneda
pel; pero los Sres. de la Comision que dicen que de Corrientes. Desearia ahora que la Comision
se han ocupado de este asunto en el seno de ellas se sirviera decirme si tiene inconveniente en acep
podrán decirnos que mal traeria ála renta na tar como claúsula final del articulo las siguientes
cional el que la ley diga: que se recibe el papel palabras: "hasta que el Congreso resuelva sobre
moneda de Corrientes en pago de derechos á ra su amortizacion." Si el Sr. Diputado tiene la
zon de 250 § la onza. bondad de esntestarme, continuaré luego.
Sr. Obligado (D. A. O.)—No sabemos si ^ Sr. Gorostiaga (D. B.)—Como Miembro de la
250 $ de esa moneda, son el equivalente de una Comision, me opondré á lo que ha dicho el Sr.
onza de oro. Por eso es que la Comision no Diputado por Buenos Aires sobre la fijacion de
admitió esa fijacion, porque no tenia datos. un precio y respecto dela claúsula que se quiere
Sr. Mármol.—Si la onza vale menos de 250$ agregarlo tengo inconveniente alguno,desde que
nadie ha de pagar en papel, pagará en oro, Si ello no importa imponer obligacion de resolver
la onza vale mas, el Gobierno será el que gana. sobre este negocio. Ya he indicado que el Sr.
Por consiguiente, yo encuentro que el Gobierno Diputado puede presentar un proyecto sobre
nacional no pierde. Que á nombre de los intere ese punto, el que seguirá los tramites de órden.
ses provinciales, que á nombre del crédito del ^ Si: Torrent.—La razon que tengo,es la declara-
papel moneda de Corrientes, se dijera que no se áon solemne, que hizo el Gobierno en la sesion
le fijara un valor, lo entiendo; pero que á nom anterior, por medio del Sr. Ministro de Hacienda
bre do la Nacion se diga que eso es malo, no lo diciendo: que reconocia la justicia con que el
comprendo. Congreso ó la Nacion, tomase sobre si la deuda
Por consiguiente, Sr., yo creo que reducida á del papel moneda de Corrientes, conociendo los
estos términos simples la cuestion, de lo que de males inmensos que está causando á esa Provin-
be tratarse, es de si se asigna ó no un valor al cia,viendo la necesidad de amortizarlo cuanto
papel de Corrientes. antes. Añadió tambien que era muy facil al Go
Es de lamentar la ausencia del Sr. Ministro de bierno sin mayores sacrificios para la Nacion,
Hacienda; pero está presente el Sr. Ministro de amortizar ese papel. Con esc pensamiento es
Gobierno que podrá decirnos algo á este respec peraba yo que el Sr. Ministro de Hacienda, pre
to. El Sr. Ministro de Hacienda dijo que no podia sentara un proyecto en ese sentido y algo tam
.hacerse los cálculos de recursos, que no podia bien habiamos hablado á ese respecto.
hacerse los presupuestos sin fijar un tipo de con
version al papel que hubiera en la República. Es por esto que he referido el hecho, como no
Yo pienso, señor, que se debe fijar el tipo de dudo que el Gobierno continuará en sus mismas
240 $ por onza al papel moneda .de Corrientes, ideas, me contentaré por ahora con que se
atendiendo, como he dicho, á que la Nacion no sancione esa clausula final, hasta que el Congreso
recibe daño alguno, y que ese es un precio tér resuelva sobre el punto en cuestion.
mino medio, que hoy tiene la onza de oro en la Sr. Ministro de Gobierno.—Sr. Presidente
Provincia. entro con desconfianza en esta materia agen a á
¿Sr. Torrent.—El Sr. Diputado que deja la mis conocimicntos,-y si he venido á tomar parte
palabra, con ese tino que le es peculiar, ha pre- en la discusion, es solamente porque se ha crei
serit<*dc 1~ cuo^ticn CTÍ cii^^^^^^^^^tATn-oTií-r IT ^<TJ do que deberla asistir á ella algún miembro del
disculpa de lo que dije anteriormente, haré pre- Gobierno. Voy a decir lo que entiendo relativa
288 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
mente á esta cuestion del papel moneda de Cor Sr. Torrent.—Hubiera deseado no tener que
rientes. tomr.r la palabra masen esta cuestion cuya dis
Señor, el Gobierno reconoce de suma justicia cusion va prolongandose demasiado; pero los tras
que el papel moneda de esta Provincia, que tan cendentales conceptos que ha emitido el Sr.
importantes servicios ha prestado ála causa de Miembro Informante de la Comision en su últi
la libertad, sea reconocido como deuda de la Na. mo discurso me obligan ú hacerlo.
cion. No crée, sin embargo, que sea este el mo Dice el Sr. Diputado que el Sr. Ministro de
mento de decidir como haya de amortizarse. Hacienda aceptó el fijar un valor al papel mone
Cree que por ahora bastará que se le fije un valor, da de Corrientes, partiendo del hecho que él iba
un valor convencional, 250 pesos, por ejemplo, á amortizarse. Puede en efecto haber influido
por onza de oro. Cree ademas que la Cámara en algo esta consideracion y yo que entré en la
debe ser consecuente con su sancion anterior cuestion de muy buena te y que no tuve la mente
fijando tambien un valor determinado á este de sacar ventaja alguna desmesurada para Cor
papel, como ha fijado al de Buenos Aires para rientes, no trepidé, señor en que se aceptase el
que por ól sea recibido en las Aduanas Naciona- alto cambio de 250 pesos, porque la amortizacion
les,conlos que ciertamente será muy beneficiado, de ese medio circulante, aun bajo esa base, es
por cuanto no podrá dejar de tener al ménos el conveniente para el comercio de Corrientes, y
valor porque la Nacion lo reciba. cuando digo sil comercio de Corrientes, lo digo
Ahora en cuanto á su amortizacion, no es este tambien para todos. Si señor, no deseaba que la
el momento de considerarla. Este papel no im amortizacion se hiciera paulatinamente y que el
porta una suma considerable, pues, entiendo que papel adquiriera crédito haciendose gravoso á la
no pasa de 6 millones de pesos. Nacion. Es indudable que los tenedores de ese
&r. Cabral.—Uno y medio millon solamente. papel ganarian con la apreciacion paulatina, no
Sr. Ministro dv Gobierno.—Mejor, en vez de lo desconozco; pero no quiero que pague la Na
fijar entónces una amortizacion paulatina, como cion un millon de pesos fuertes, quiero que haga
la que vendria á tener por el proyecto, amortiza el pequeño sacrificio de 6,000 onzas de oro para
cion que tendria graves inconvenientes, pues que redimirlo, por cuanto está causando hoy tanto
apreciandose gradunlmente vendria á resultar daño. Por eso acepté la mocion del Sr. Ministro
que el que quedase, representara siempre el mis de Hacienda y hago esta declaracion para que se
mo valor metálico, sino mas creo, que puesto que vea con cuanta sinceridad entré yo en esta cues
la circulacion es tan corta, seria mas conveniente tion.
amortizarlo de una vez, sobre lo que con mas Se dice que la Cámara no puede cargar con la
meditacion podria presentarse un proyecto es responsabilidad de fijar un valor al papel moneda
pecial en este mismo periodo legislativo, ó bien de Corrientes, porque esto importan a causar daño
en el próximo. al tesoro Nacional. En este sentido ha hablado
Miéntras tanto, repito, el Gobierno cree de el Sr. Diputado con mucho calor sobre la respon
justicia que al ménos so dé á este papel un valor sabilidad que estajdisposiciontraeria ála Cámara,
recibiendolo la Nacion por 240 ó 250 pesos la y yo digo, señor, ¿porqre no se piensa en 1R
onza como se propone la objecion que ha hecho responsabilidad que caeria sobre el Congreso y
uno de los miembros de la Comision de que no el Gobierno Nacional, si como efecto infalible de la
sabe cuanto representa ese papel, no me parece admision del papel moneda de Buenos Aires, en
fundada. Están aqui Diputados de Corrientes, y la Provincia de Corrientes, el papel moneda dela
la Cámara no puede ménos que prestar entera misma Provincia se depreciase mas de lo que es
fe á lo que sobre ello digan tá! ¿Querria ebta Cámara asestar con su propia
iSr. Torrcnt.—En el periódico oficial está el mano, un puñal en el seno do esa benémerita
cambio. Provincia? ¿Hay alguno que reconociendo esta
Sr. Ministro d/¡ Gobierno.—La Cámara debe verdad se negará á evitar el mal terrible que he
dar crédito á sus palabras, y entónces ya hay una indicado, no prestando su voto para que se fije
base cierta, sobre la que puede proceder. un precio á ese medio circulante? ¿No se vé cnal
Creo que estas esplicaciones, satisfarán á los seria el resultado de no hacerlo? El papel mone
Sres. que deseaban saber cuaJ era la mente del da de Corrientes no seria recibido ni por 500 pe
Gobierno sobre esta cuestion. sos la onza. . . .
(Aqui entra otro discurso del Sr. Gorostiaga • Sr. Goroftiaga (D. B.)—No ha de suceder, es
que se encontrara al final. (2) tá equivocado.
 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
Sr. Torrent.—Señor, era preciso que yo entra
se en detall es muy minuciosos para probar como
se verificaria ese fenómeno, pero basta á mi pro
pósito decir, que con un millon de pesos de es»
papel está el cambio á 250 pesos por onza y ha
llegado hasta el de 300. Un papel que no tiene
crédito suficiente, en el momento que aparezca
otra moneda mas apreciada, caerá infaliblemen
te.
Véase, pues, que, como medida de alta justi
cia, es que me mueve á pedir que se amortice ese
papel, ó que por lo menos, no se le dañe; y se le
dañaria, señor, indudablemente, no asignándole
un valor fijo.
No por ser hijo de esa Provincia hablo en es
tos términos. La circunstancia de haber nacido
alli, de residir alli, no intervienen en mis opinio
nes sinó como un medio de tener conocimiento
exacto de la situacion monetaria de esa Provin
cia.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—El Sr. Diputado par
te de un falso supuesto. Seria necesario que
demostrase primero que la consecuencia de reci
bir el papel moneda de Buenos Aires, seria la de
arruinar el papel moneda de Corrientes; y no lo
demostrará. Con la esperiencia de lo sucedido
en todo el mundo se puede probar lo contra
rio. Si esa moneda no existiese, si el papel mo
neda de Buenos Aires no fuese á.la Provincia de
Corrientes, el papel de esta Provincia tendria
menos valor.
Sr. Torrent.—Voy á demostrar al Sr. Diputa
do que está en error.
Sucede en efecto lo que él dice cuando las mo
nedas que circulan en el mercado tienen un valor
intrinseco. Asi el peso Boliviano introducido
aqui puede .venderse por su valor como metal y
no influirá en la depreciacion de la moneda de
papel. Pero la moneda de papel que no tiene
valor intriiuseco, que se lanza á la circulacion
por medios forzosos, y para satisfacer las necesi
dades monetarias del mercado, no es admitida si
nó aquella que se necesita para los cambios. De
aqui resulta, señor, que cuando superabunda en
el mercado decae de su valor, ó vice-versa, se
gun tambien la abundancia del oro.
Yo no dudo que el papel moneda de Buenos
Aires será el que los comerciantes prefieran, para
sus cambios, será el que sirva para las transaccio
nes mercantiles y desde entonces, el de Corrien
tes, como moneda de cambio se hace iunecesaria
indudablemente.
Señor: cuando el comercio en Corrientes está
siempre sobre si, cuando recibe el papel en BUS
2S!>
manos como un fierro candente, y cuando se le
presenta otra moneda de mucha mas estimacion
aunque de la misma naturaleza de la que alli
existe. ¿No la preferirá? La apreciacion de una
no importa la depreciacion de la otra?
Concluiré aqui; temo fatigar á la Cámara pro
siguiendo por mas tiempo.
Sr. Cobral.—Simplemente añadiré Sr. Presi
dente, que estaria en las ideas del Sr. Diputado
miembro de la comision sino se hubiera fijado un
tipo al papel moneda de Buenos Aires. Habién
dose fijado ese tipo, creo que debe hacerse lo mis
mo que con el de^5orrientes, para atender en par
te, como se acaba de decir ó manifestar, por el
Sr. Diputado que me ha precedidoen la palabra,
para atender en parte, digo, al estado doloroso del
papel moneda en aquella Provincia, y al mal que
ella causa. . Es evidente, Sr., que esa moneda
aun en un a proporcion tan corta, pues no ascien
de mas que á un millon y medio de pesos, no cir
cula sinó en una parte de la misma Provincia.
En los departamentos de Curuzu-Cuatiá y de
mas, se sabe que circula en pequeña cantidad j
con un demérito grandisimo. Es el Boliviano
y son las onzas de oro las monedas circulantes
en aquellos departamentos. Esto hará compren
der á la Cámara el estado ruinoso de ese papel
moneda, y yo creo, señor, que son muy atendi
bles las razones que mi cólega, por Corrientes
ha manifestado respecto á la depreciacion de esa
moneda con la concurrencia de la de Buenos Ai
res. Se sabe que aquella plaza, en sus pequeñas
transacciones, cualesquiera que ellas sean, tienen
sus relaciones mercantiles con la de esta Capi
tal. Por consiguiente, nada dificil será la cir
culacion del papel moneda de Buenos Aires, co--
mo se ha hecho ya en pequeña escala, despues
dela jornada de Pavon. Asi es señor, como he
dicho antes y repito ahora, creo de toda justicia
que se haga con el papel moneda de Corrientes,
lo mismo que con el de Buenos Aires, es decir,
que se le fije un tipo y se acepte el articulo con
la pequeña modificacion que se ha propuesto.
Sr. Mármol.—Pido que se cierre la discn-
cion. (Apoyado.)
Sr. Bedoya.—Pido la palabra.
Sr. Presidente.—Se ha apoyado la indicacion
y se vá á votar.
Sr. Elisalde.—Desde que hay un Diputado
que quiere hablar no debe cerrarse la discusion.
Sr. Torrent.—Por mi parte desearia oir al Sr.
Diputado.
Sr. Bedoya.—Es para hacer una pregunta al
Sr. Diputado.
 290 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
Desearia saber de que modo consigue que pue cosa que yo apoyaré en caso oportuno, no me
da indroducirse el papel moneda de Buenos Ai parece que por ahora habria objeto en tomar
res en la Provincia de Corrientes, por medio de esta medida, de fijar un tipo, sinó cuando se tra
la ley de Aduana. Por ejemplo, se dice, que se te del otro punto.
admitirá el papel moneda de Buenos Aires en Sr. Torrent.—Yo le pediria al Sr. Diputado
pago de los derechos de Aduana, en todas las que no dejara de prestar su valioso voto á la in
Aduanas de la República. ¿Creé el Sr. Diputa dicacion propuesta. Si ella no se adoptara, pa
do que en Corrientes preferiran pagar en papel saria mucho tiempo antes de poder tomar una
moneda de Buenos Aires teniendo á la mano el resolucion definitiva y en ese caso se realizaria
de esa Provincia. el temor que he manifestado, que ese papel mo
Sr. Torrent.—El que lo tenga lo preferirá, si neda va á ser la ruina del comercio de Cor
se admite este papel por los medios que establece rientes.
la ley. Este articulo no bate sinó declararla Sr. Bedoya.—Unos opinan de este modo, y
admision y desde entonces circulará. Por ejem otros no creen que la fijacion del tipo traiga
plo los empleados han de ser pagados con ese ningun bien.
papel. Sr Elizalde.—Como despues que se cierra la
Sr. Bedoya.—Me parece que no lo han de ser, discusion, no se puede hablar, yo pido la pala
por que se vé que las entradas de Aduana en la bra para fijar bien las ideas y se establezca bien
Provincia de Corrientes son suficientes. la votacion. Lo que quieren los Sres. de la
Sr. Torrent.—La Aduana produce 300,000 pe Comision es que se vote, que en la Aduana de
sos anuales, ¿quien le ha dicho que no basta? Corrientes se reciba en pago de derechos el papel
Sr. Bedoya.—Por eso mismo es que digo, que de esa Provincia. Esto no se puede poner á vota
no habrá quizá que mandar papel moneda de cion de la Cámara por que importaria el voto ne
Buenos Airea. gativo de la misma
Sr. Torrent.—Lo mandaran los comerciantes Sr. Gorostiaga. (D. B.)—Algo mas.
para comprar frutos. Ya circula en el mercado Sr. Elizalde.—Con su relacion al oro por su
de Corrientes y yo declaro que se me ha manda- justo equivalente. Digo que esto no se puede
de papel moneda de Buenos Aires. votar por la Cámara porque poco importaria el
Sr. Bedoya.—Iba solamente á esto, que la voto negativo desde que la Constitucion dá á las
ley de Aduana no establece un medio nuevo de Provincias el derecho de pagaren la moneda que
circulacion. En las otras Provincias induda tenga curso en esas Provincias.
blemente tendrá curso el papel moneda de Bue Sr. Gorostiaga. [D. -B.]—Pero por el mero
nos Aires puesto que con el se pueden pagar las hecho que hay muchos Diputados que no qui -
rentas de Aduana y tambien que el Gobierno ren que sea por su justo equivalente, ya vé el
general con él pagará los empleados, pero en Sr. Diputado que es preciso votar.
Corrientes no ha de suceder eso Sr. Elizalde.—Eso no se puede votar ni es
Sr. Torrent. —Permitame que le interrumpa. materia de discusion. Lo que se tiene que vo
Los comerciantes de Buenos Aires que tienen tar es si se ha de fijar ó no á la moneda circulan
sucursales en Corrientes, mandarán este papel te en Corrientes
moneda, que está cotizado á 400 pesos por onza Sr. Gorostiaga. (D. 2?.)—Si se admite que el
para pagar sus derechos en la Aduana. Ahi tie primero es perfectamente Constitucional debe
ne el Sr. Diputado la introduccion del papel mo admitirse que el segundo es contraia Constitu
neda. Sobre todo el comercio lo desea y clama cion.
por el papel monedado Buenos Aires de manera
Sr. Elizalde.—Es una deduccion muy avanza
que no duda que se ha de hacer efectiva la circu
da. ¿Por qué han de ser contrarias las dos co
lacion. sas? Una cosa es que se reciba en pago de dere
Sr. Bedoya.—Deseaba saber etto solamente,
chos el papel de Corrientes, y otra cosa es que
por que habia creido que la ley de Aduana no
se diga á razon de 250 pesos la onza.
introducia una modificacion al medio circulante,
y me parece todavia ver eso. Va á quedar el Sr. Garcia (D. P.)—La Constitucion dice por
papel moneda en la misma situacion que hoy se su justo equivalente.
encuentra. Por eso sin desconocer las razones Sr. Elizalde.—La Constitucion no prohibe que
que se han aducido muy poderosas para probar se fije precio. Ya se ha fijado al de Buenos Ai
la conveniencia de la amortizacion de ese papel, res.
 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 186*. 291
Sr. Garda (D. P.)—Eso es anti-constitucio. Sr. Mármol.—¿Ha declarado el Sr. Ministro,
nal. si ó nó, que queria un tipo.
Sr. Gorostiaga (D. £.)—Se ha querido bene Sr. Elizalde.—Si señor.
ficiar con ello al pueblo de Buenos Aires y se le Sr. Mármol.—Pues es eso lo que estoy dicien
lia causado un mal inmenso. do.
Sr. Albarellos.—Asi es. Sr. Albarellos.—Pero no es lo mismo que sean
Sr. Elizalde.—No se afeeta en nada la Cons 500.
titucion porque se señale un precio fijo. Sr. Mármol.—Ha declarado mas: que el Go
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Yo pediré á la conclu- bierno no reconocia que hubiera inconveniente
cion de esta ley la reconsideracion de ese articu alguno en el tipo de 400. Todo esto ha pasado
lo, si la Cámara apoya mi pensamiento. (Aplau aqui y ahora no sé por que causa se dice: todo
sos.) está muy malo, reconsiderese.
Sr. Mármol.—Yo habia pedido que se cerrase Sr. Presidente, yo pido una cosa, hago mocion
la discusion, pero ya que la vuelven á abrir los para que esta ley se suspenda hasta que haya un
SS. DD. y que traen la cuestion al nuevo terre Ministro de Hacienda. No es esto de la incum-
no del entusiasmo, yo tambien me voy á entusias vencia del Sr. Ministro de Gobierno; él no tiene
mar. (Aplausos.) obligacion de conocer este ramo. Ha venido por
Sr. Elizalde.—No he votado por el tipo de un acto de deferencia á sus amigos, nada mas
400. Sin embargo estas son materias en que el poder
Sr. Mármol.—Aqui hay dos opiniones: una administrativo tiene que figurar aqui y asi se es
porque es inconstitucional el haber fijado el pre tá viendo el fenómeno siguiente: que el Gobier
cio, otra porque es mucho y en esta entra el Sr. no por la boca de dos Ministros, el de hacienda
Diputado que acaba de hablar. competente en el ramo y el de Gobierno que ha
Sr. Elizalde.—Si señor, ce un verdadero sacrificio en venir, dice: debe
Sr. Mármol.—Bien pues.. En esta Cámara ha fijarse un precio al papel moneda de Corrientes.
declarado el Sr. Ministro de Hacienda á la faz Los DD. de esa Provincia, organos competentes
de los SS. DD. y á nombre del Gobierno, que dicen tambien: eso conviene y se vé, pucí, que esa
solo fijando un tipo aceptaba la ley, que sinó la Provincia por sus órganos mas caracterizados y
rechazaba. Un Gobierno que viene y declara: el Gobierno Nacional tambien, aseguran que este
no quiero ley de Aduana si no se fija un tipo, procedimiento es bueno, mientras tanto la Cá
declara lo siguiente: no quiero Aduana. Un Go mara dice malo. ¿Con quién se discute? Es
bierno que declara que no quiere Aduana, decla pues necesario que esté aqui el poder administra
ra que no quiere seguir mandando. Eso es lo tivo. Como esta cuestion vamos á tener veinte
que importaba la declaracion del Gobierno aqui. en los articulos que siguen. Ya se pide la refor
No concibo un Gobierno que no tenga ley de ma de uno que el Gobierno ha sostenido.
Aduana, pues importaria decir que todos nos fue Sr. Gorostiaga (D. B.)—A su tiempo usaré
ramos á nuestras casas. de mi derecho, pidiendo la reconsideracion del
El Ministro de Hacienda ha repetido por vein articulo indicado, sean cuales sean, las opiniones
te veces consecutivas, que no se opone á ningun del Ministro de Gobierno. En este puesto no he
tipo, que no hace cuestion del precio del oro, que abdicado de mi razon.
lo que queria era un tipo. De otro modo: se fijó Sr. Mármol.—Yo no digo que abdique, sinó
aqui 300 y tantos pesos, se pasó á cuarto inter que, con quien discutimos.
medio y uno de los miembros de la .Comision vol Sr. Gorostiaga (D. B.)—Discuto con quien
vió diciendo que estaba conforme con el Sr. Mi quiera discutir..
nistro .... Sr. Mármol.—Por la misma razon que no hu
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Era para la tarifa de bo sesion en el dia anterior, es decir, por falta
avaluos. de Ministro de Hacienda, digo ahora que sus
Sr. Mármol.—No señor. pendamos la discusion.
Sr. Albarellos.—El Sr. Ministro dijo 22 por 1. Sr. Gorostiaga (D. B.)—Me he de oponer á la
Sr. Mármol.—Se le preguntó si tenia incon indicacion que acaba de hacerse que se suspenda
veniente en el tipo de 400 pesos y contestó que la discusion.
nó, aunque preferia el otro; cito á toda la Cáma Sr. Presidente.—Desde que la indicacion no¡;
ra por testigo. ha sido apoyada ....
Sr. EVuwMtí.—Fue despues de la votacion. Fué apoyada.
Í92 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
Si: Mármol.—Yo desearia oir la palabra del
Sr. Ministro de Gobierno.
iSr. Obligado (D. A. C.)—Yo habia pedido la
palabra.
Sr. Cabral.—-Yo tambien pero la cederé.
Sr. Obligado (D. A. C.)—Sr. Presidente, cuan
do en la primera sesion que tuvo lugar sobre es
te proyecto fué rechazado el .tipo de 20 por 1,
que establecia el Gobierno en el proyecto presen
tado á la Cámara, yo pedi, despues que se fijó en
400, que volviera el asunto á la Comision para
que de nuevo fuera alli considerado; porque á
consecuencia de las alteraciones que se habian
introducido en el mencionado articulo, era preci
so alterar los siguientes. La fijacion del tipo
de 400 pesos por onza ha de producir un gran per
juicio al papel moneda de Buenos Aires. En es
te caso, como sucede siempre, la infraccion de
los principios dá las mismas consecuencias; es un
mal principio el fijar arbitrariamente el valor del
papel moneda ....
Si: Montea de Oca.—Pero la Constitucion di
ce: que se fije el valor de la moneda: es equivoca
cion.
Sr. Obligado (D. A. C.)—No es equivocacion;
pues la Costitucion no se refiere al papel mone
da, que no teniendo un valor efectivo, es suma
mente variable; pero si se ha de fijar su valor, no
debe admitirse el tipo de 400 pesos por onza, por
que esto seria perjudicar al papel moneda de
Buenos Aires, impidiendo que pueda adquirir un
mayor valor, cuando todas las circunstancias con
curren á demostrar que ese papel ha de conti
nuar apreciándose cada dia mas. La amortiza-
tion; que no puede menos que continuarse, la si
tuacion tranquila del pais, el desarrollo crecien
te del comercio y otras muchas causas han de
contribuir indudablemente á ir dando valor al
papel moneda de esta Provincia; y entre- tanto,
por la ley que se discute se viene á decir: 400
pesos de papel no valdran mas que una onza de
oro; de manera que se quiere colocar al papel mo
neda de Buenos Aires en peor condicion que á la
moneda nacional de plata, que por ley de la
extinguida Confederacion de 1. ° de Octubre de
1860 debe recibirla el Gobierno Nacional por su
valor escrito, que es un valor nominal, por el
cual nadie la recibe en el comercio. Esto impor
taria establecer, aunque indirectamente, una cier.
ta especie de derechos diferenciales en favor de
los puertos donde circula esa moneda.
Por estas consideraciones, me parece necesario
estudiar este asunto con alguna detencion; y
por lo tanto, apoyo la indicacion que ha hecho un
Sr. Diputado para que se suspenda la discusion
hasta que haya un Ministro de Hacienda que pue
da tomar parte en ella.
Sr. Cabral.—La razon es clara, desde que en
las provincias argentinas se vuelvan u pagar los
derechos por los efectos que entren en las adua
nas de la República. El mal estar ha tenido lu
gar antes de la batalla de Pavon, por el entredi
cho del Gobierno de la Confederacion con la
Provincia de Buenos Aires; pero siendo este un
perjuicio tan palpable, yo creo que apesar de no
poder concurrir el Sr. Ministro de Hacienda, de
be continuar la discusion dela ley, puesto que loa
articulos que quedan no ofrecen mayor dificul
tad. Por esta simple razon, Señor, yo votaré con
tra el aplazamiento del proyecto.
Sr. Montes de Oca.—Habia pedido la palabra,
Sr. Presidente, para manifestar que estoy com
pletamente de acuerdo con la mocion hecha por el
Sr. Diputado por Buenos Aires, Sr. Mármol, con
tanta mas razon, cuanto que veo que la opinion
del Sr. Miembro informante que firma el pro
yecto, está en abierta y terminante contradiccion
con el proyecto que ha presentado y firmado.
Por esta razon, y para poder oir tambien la opi
nion del Sr. Ministro de Hacienda que no ha po
dido concurrir á esta ni á la anterior sesion, me
adhiero á la mocion de aplazamiento que se ha
hecho. Respecto á la mocion hecha anterior
mente á la del Sr. Mármol, creo que no ha sido
suficientemente apoyada; y aun cuando lo hubie
ra sido, seria necesario ver lo que dice el regla
mento respecto de la reconsideracion de un arti
culo que ha sido discutido y sancionado.
Sr. Gorostiaga (D. E.)—No he hecho mocion,
he anunciado que pensaba hacerla.
Sr. Montes de Oca.—Habia comprendido que
la habia hecho.
Sr. Mármol.—La única mocion apoyada, es
la que yo he hecho para que se aplaze, la
consideracion de este asunto.
Sr. Ministro de Gobierno.—He pedido la pa
labra Sr. Presidente para decir, que por parte
del Gobierno no hay inconveniente alguno en
que continue la discusion de este importante
proyecto.
Creo que la Cámara despues de tres largas se
siones, está ya suficientemente ilustrada sobre la
materia. Creo tambien que las vistas del Sr. Mi
nistro de Hacienda son conocidas, puesto que la
Cámara ha tenido ocasion de oirlas ampliamen
te en las discusiones que ha habido; y creo por
último, que los Sres. de la Comision, que han
conferenciado detenidamente con el mismo Sr.
 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1362.
Ministro de Hacienda, están suficientemente ha
bilitados para sostener el proyecto en discusion.
Por otra parte, este proyecto es muy importante,
por cuanto es necesario uniformar sin pérdida de
tiempo las Aduanas de la República. Es noto
rio que las Aduanas del interior, cobran hastahoy,
derechos por los efectos que van despachados por
la Aduana de Buenos Aires; y es este un incon
veniente gravisimo que es necesario remover
cuanto ántes.
Si ha de esperarse á que concurra el Sr. Mi
nistro de Hacienda, quien sabe cuando será; yo
no puedo precisar, ni puedo decir cuando habrá
Ministro de Hacienda, ni si el Sr. Ministro de
Hacienda actual, desistirá ó insistirá en su re
nuncia como mas bien parece hacerlo. Creo,
pues, que no hay inconveniente alguno en con
tinuar esta discusion.
Si fuera á esperarse que viniera el Sr. Minis
tro de Hacienda,pasaria tal vez el objeto de la
ley, puesto que tendria que ir al Senado, y cier
tamente que en 15 dias mas no estaria sanciona
da. Miéntras tanto, esta ley es reclamada como
una necesidad pública, y ademas no es una ley
de carácter permanente, puesto que ha de ser
revisada todos los años, ó mas bien dicho, den
tro de 2 meses ha de traerse nuevamente á dis
cusion. Entónces, si se hubieran deslizado algu-
gunos errores, podrá enmendarse; pero es prefe.
r ibíe que haya una ley, aunque tenga algunos
defectos, á que no haya ninguna.
Sr. Mármol.—Desde que el Sr. Ministro dice
á nombre del P. E., que no cree conveniente
aplazar esta cuestion, sobre esta declaracion, va
ya la reponsabilidad de lo que siga. Yo no insis
tiré en mi indicacion; pero solamente por esta
declaracion, no por las razones en que ella se
funda.
La principal razon de la declaracion del Sr.
Ministrp, como acaba de decirlo, es que es necesa
rio uniformar las Aduanas, porque en algunas se
cobra derechos por los efectos que han aduanado
en Buenos Aires. A mi me sorprende oir esta
declaracion. Yo entiendo que si no hay ley de
Aduanas nacionales, la Constitucion del Estado
prevéo ese caso. Es evidente que hoy no hay sinó
una sola Nacion, que no hay provincias separa
das. Por consiguiente, es facultativo del P. E.
dar un decreto para que los efectos aduanados en
Buenos Aires, no paguen derechos en las demás
Adrianas de la República. Yo oigo con sorpresa
esto. Despues de tres meses que ha tenido el
Gobernador de Buenos Aires las facultades del
P. E. de la República, existiendo la Constitu
293
cion, se venga á decir que porque no hay ley de
Aduana, se pagan dobles derechos.
Asi es que, no por esta declaracion, sinó por lo
que el mismo Gobierno dice por boca del Sr. Mi
nistro, que no importa que haya Ministro de Ha
cienda para discutir este proyecto de hacienda;
yo retiraré mi indicacion.
Sr. Huis Moreno.— Parece que se necesita
una declaracion de la Cámara para retirar una
mocion que ha sido apoyada.
Sr. Albarellos.—Es que la mocion ha sido re
tirada.
Sr. Euiz Moreno.—Creo que el Reglamen
to dice que no puede retirarse sinó con el con
sentimiento de la Cámara.
Sr. Elizalde.—Puede votarse, es mas corto.
(Se votó la mocion de aplazamiento propuesta
por el Diputado Mármol, y resultó negativa
contra tres votos.) •
Sr. Presidente.—Continua la discusion del ar
ticulo.
Sr. Torrent.—Yo he pedido que se votase si
el punto estaba suficientemente discutido.
Sr. Ruiz Moreno.—Es de necesidad aclarar
la votacion.
Sr. Elizalde.—Los que estamos por la fijacion
de un valor al papel moneda de Corrientes, es
claro que estamos en contra del articulo de la
Comision.
Sr. Uribum.—Seria conveniente que la Co
mision modificase el articulo.
Sr. Gorostiaya.—La Comision espera que se
vote si está suficientemente discutido.
Sr. Presidente.—Bien, los que no estén con
formes con el articulo de la Comision, estarán
por la negativa. Se va á votar primero si el
punto está suficientemente discutido, ó no,
(Se votó y resultó afirmativa general. En se
guida propuso la votacion del articulo.
Sr. Mármol.— Si el articulo es rechazado,
entónces se pondrá: á razon de 440 $ la orna,
en lugar de lo que dice el articulo, ó 250,—para
mi es indiferente.
Sr. Gorostiaga.—Pueden agregarse las pala
bras que la Comision admitió á indicacion del
Sr. Diputádo por Corrientes: interin se provéa
á su amortizacion.
Sr. Quintana. —Desearia saber, Sr. Presi
dente, si esta última cláusula importa la obli
gacion de ocuparse inmediatamente el Congreso
de esto.
Sr. (forostiaga.—En el concepto de la Comi
sion, es cuando el Congreso quiera, cuando el
294 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
Congreso resuelva. Puede ponerse: hasta que
se provéa á su amortizacion.
Sr. Mármol.—Es claro, Señor: eso no sig
nifica nada.
Sr. Quintana.—¿Podrá borrarse entónces?
Sr. Mármol.—No significa nada, porque es
claro que todo papel existe basta que se amorti
zo, como toda persona existe hasta que se mue
re.
(Se votó el articulo de la Comision, y resultó
aprobado por afirmativa de 17 votos contra 14.
Entró en seguida á discusion el articulo 35.)
(Aqui entra un discurso del Sr. Gorostiaga
que se encontrará al final con el núm. 3.)
Sr. Mármol.—Señor, yo creo como dijo uno
de los Sres. de la Comision: "felices siempre que
hagamos leyes de acuerdo con la Constitucion."
Me anticipo á decir que es mi teoria; pero quiero
contestar al Sr. Ministro de Gobierno. Ya que
ha dicho que no es necesaria la concurrencia del
Sr. Ministro de Hacienda, quisiera que me dijese
el Sr. Ministro de Gobierno, cual es la idea que
ha tenido el Gobierno al estar copiando en esta
ley los articulos de la Constitucion; porque sien
do este un articulo de la Constitucion, no puede
derogarlo el Congreso. Entónces ¿para qué lo
pone en una ley ordinaria? No basta que se di
ga: pero no es malo, vetémoslo—porque podria
mos estar haciendo leyes, copiando la Constitu
cion, inútiles.—Quisiera, pues, que el Sr. Minis
tro de Gobierno me dijera porque se pone esto
en la ley.
Sr. Qowstiaga (D. JB.)—Yo me anticiparé á
• darle la esplicacion del articulo. El tránsito por
agua es permitido; el tránsito terrestre no es per
mitido. El objeto, es derogar una disposicion
existente durante la separacion en que ha estado
Buenos Aires dela Confederacion, es decir, de
rogar la ley que permitia el tránsito terrestre de
las mercaderias. Ademas hay otras repeticiones
y si el Sr. Diputado quiere introducir alguna
modificacion á ese respecto, no hay inconvenien
te.
Sr. Mármol.—Todo lo que era originado poi
nuestra separacion, está derogado por nuestra
Union. No encuentro objeto alguno; ya esta
mos incorporados al Congreso los DD. de Bue
nos Aires; los derechos diferenciales sobre e
tránsito terrestre han desaparecido. ¿A qué me
lo ponen en la ley?
Sr. Gorostiaga (D. B.)—No ha desaparecido
el tránsito terrestre por el hecho de la incorpora-
cion.
Sr. Mármol—¡No tiene nada de malo! pero
no tiene nada de malo tampoco, que se diga en
a ley: que son ciudadanos argentinos los que naz
can en el territorio de la República.—Esto está
,ambien en la Constitucion.
Si-. Ministro de Gobierno.—Señor Presidente:
yo no he dicho ni he podido decir que scaindife-
•ente la presencia del Sr. Ministro en esta dis
cusion; considero por el contrario que es muy
mportante, porque yo estoy muy lejos de reu
nir los conocimientos que él tiene sobre estas
materias, y muy distante de poder satisfacer las
objeciones que se hacen al tratar de negocios aje
nos á mis conocimientos, como lo son á la mayor
parte de los Sres. que no han hecho estudios es
peciales sobre materias ecónomicas.
He dicho simplemente que despues de tres
largas sesiones que la Cámara habia consagrado
á este proyecto, estaba suficientemente ilustrada
y que no juzgaba indispensable la presencia del
Sr. Ministro de Hacienda; pero de esto, á decir
que sea indiferente su presencia, hay mucha dis
tancia.
Ahora, en cuanto á la pregunta que el Sr. Di
putado ha hecho, creo que ya ha sido contestada
por otro Sr. Diputado. Yo le preguntaré á mi
vez, que mal hay en recordar aquellos preceptos
de la Constitucion que no han estado en vijencia
por el órden de cosas en que hemos vivido hasta
ahora. Ciertamente que no es necesario, indis
pensable; pero ¿qué mal hay? ¿No es mejor que
se repita?
Sr. Mármol.—Yo no he dicho que haya mal
ninguno.
Sr. Gorostiaga (D.B.)—Voy á dar una esplica
cion mas para probar que no importa una simple
repeticion de lo prescripto por la Constitucion.
EÍ indispensable derogar la ley existente en la
Provincia de Buenos Aires, que permitia el trán
sito terrestre de las mercaderias; y el Congreso
bien podia dar una ley permitiendo el tránsito
libre de las mercaderias que se dirigiesen á Chile
por tierra, lo mismo que las mercaderias que se
introdujesen por la Aduana de Mendoza fuesen
tambien libres de derecho en todo el litoral; pe
ro esta medida traeria gravisimos inconvenien
tes, y por eso el gobierno ha querido derogar esa
ley. Asi es que aqui se dice: no hay tránsito ter
restre.
Sr. Cantílo.—Entónces, insistiendo en la in
dicacion anterior, pediria que no fuesemos á. vo
tar ese articulo de la Constitucion, por cuanto-
si resulta negativa, no habriamos hecho nadí? .
Aoí co que puuiiu iuuuciiso el aiticulo á ia prohi
bicion del tránsito de las mercaderias.
 SESIÓN DEL 28 EE JULIO DE 1862.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Yo me opondré, Sr.
Presidente, á esa indicacion, porque las leyes de
Aduanasen las que dan una idea en el esterior
de la lejislacion mercantil de un pais. La dispo
sicion de la Constitucion, se queda en la Consti
tucion; pero cuando se quiere saber á que estado
de liberalismo llegan las leyes mercantiles de un
pais, se vá á ver la ley de Aduana. Asi, pues, es
preciso que en la ley de Aduana conste que las
mercaderias que hubiesen aduanado en una pro
vincia, tienen el tránsito libre en todo el territo
rio. Yo creo que despues deestaesplicacion de
be darse el punto por suficientemente discutido;
es una ley importante, y en cuestiones de palabras
nos estamos ocupando dos ó tres horas; es una
ley importantisima que debió haberse votado des
de el primer dia.
Sr Mármol.—Es preciso que se aplique la Co
mision esa teoria, de la brevedad en sus discusio-
nes.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Me la aplico, señor;
si no se hirieran observaciones, yo no diria nada.
Sr. Mármol.—Ya lo creo; pero vamos á esto:
yo pido que se vote por partes este articulo.
Sr. Quintana.—Este articulo contiene una
disposicion prohibitiva, y no contiene la sancion
penal, que es consiguiente.
Sr. Orc<iio.—Se declaran los efectos en co
miso.
Sr. Ministro de Gobierno. —Es sabido que la
infraccion im ^orta el comiso de las mercaderias,
es decir, se declaran como contrabando.
Se votó si el punto estaba suficientemente dis
cutido y resultó afirmativa.
En seguida se votó el articulo y resultó apro
bado, asi como lo fueron en seguida los articulos
36 y 3T.
(Aqui sigue un discurso de Sr. Gorostiaga que
se publica al fin con el núm. 4-)
Sr. Ruiz Moreno.—Yo aplicaria á este arti
culo la doctrina que sostuvo el Sr. miembro in
formante cuando discutimos el articulo relativo
al papel moneda. El Sr. miembro informante
dijo que no podiamos pagar lo que se dice debe
mos sin antes ver porqué debemos, y á cuanto
monta la deuda; y yo creo que debe hacerse es
to, tanto respecto de Buenos Aires como respec
to de las demás Provincias.
Yo no digo que no se pague por la Nacion lo
que debe Buenos Aires, ni que sea injusto
atender á los gastos hechos por esta Provincia,
pero sabido es que hay una deuda crecida en el
resto de la República, que debe atenderse equita
tivamente.
295
Supóngase que la Aduana de Buenos Aires
producirá dos terceras partes del monto del de
recho adicional, como se ha observado.
¿Y qué declaracion quiere sacarse de esto?
iAcaso que debe pagarsejcon preferencia la deu
da de Buenos Aires.?
Singular modo de razonar. El impuesto
adicional, como los derechos ordinarios, lo paga
el consumidor, y lo que produce la Aduana de
de esta Provincia, en su mayor parte lo pagan
las demás, esto ei un axioma entre nosotros.
No hay, pues razon de ningun jénero para pre
ferir en el pago la deuda de Buenos Aires.
Foresta consideracion y algunas otras que es-
pondré si hubiera discusion, votaré contra este
articulo.
Pero nada mas conveniente que separar este
articulo de la ley de Aduana, porque el contiene
una disposicion que no es transitoria, como laley
que nos ocupa, y mas que todo porque versa sobre
materia que ninguna relacion inmediata tiene
con la ley de Aduana. Esta ley ha de ser revisa
da todos los años, y el articulo en discusion no
versa sobre cosa que pueda variarse: trata del
abono de la deuda.
Sr. Gorostiaga.—No es sinó hasta fines del
año.
Sr. Ruis Moreno.—Entonces en los meses
que restan del año, el derecho adicional no va á
producir tal vez ni la mitad de lo que se destina
para el abono de esa deuda. Lo que quiere de
cir que todo el derecho adicional vá á ser absorj
vido por la cantidad que se fija aqui.
Sr. Elizalde.—Se tomará la parte proporcio
nal, porque el articulo dice 25.000,000 al año.
Sr. Ruiz Moreno.—Como en los meses que
faltan no vá á producir los 25.000,000, se tomará
lo que produzca el derecho.
Dejando por el momento la cuestion principal
debo hacer notar que este articulo como el que
BÍgue,es completamente ajeno á la ley de Adua
na.
No sé que tenga nada que ver el pago de la
deuda, con laley de Aduana: es materia de una
ley distinta. .
Por otra parte al tratarse del pago de la deuda
de Buenos Aires, debe tambien tratarse del pa
go de la deuda nacional; en esto hay una conve
niencia remarcable para el crédito de la Nacion.
No es muy dificil que arreglado el pago de una
deuda, quiera dejarse en peor condicion la otra.
Hvo Tü<">'i5oTt para qu^ separando <?tito ?.n\ TO-
yecto en discusion, se presente en un proyecto
 296 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
especial, que verse esclusivamente sobre el arre ciona, ese otro articulo es completamente iluso
glo de la deuda toda. (Apoyado.) . rio.
(Aqui un discurso del Sr. Gorcstiaga que se Mal puede decirse que con el resto del produci
bailará al fin eon el núm. 5.) do del derecho adicional se atenderá la deuda
iSV. Ruiz Moreno.—El Sr. miembro informan Nacional, como dice el articulo siguiente, si todo
te reconoce que no es posible que en lo que falta lo que produzca el derecho adicional lo va á ab-
para terminar el año, produzcan los derechos sorver Buenos Aires.
adicionales 25.500,000 $. Y sin embargo dice el Además, ya está sancionado que ningun docu
Sr. miembro informante que el articulo no ten mento de crédito se reciba en pago de derechos.
drá duracion mas que hasta fines de Diciem Por consiguiente los bonos ó cupones de la deu
bre. da estrangera no se admitirán en adelante en las
Si esto es asi ¿á qué consignar en la ley lo que Aduanas.
no es cierto? ¿á qué decir que del producido de Sr. Gorostiaga (D. B.)—Viene otro articulo
los derechos adicionales se destinan 25.500,000 $ sobre eso.
al pago de la deuda de Buenos Aires, cuando Sr. Ruiz Moreno.—Desde que se habla de la
sabemos que esos derechos no darán la mitad de deuda Nacional tiene relacion con este articulo.
esta suma? La deuda toda debe atenderse igualmente.
El articulo que se discute tiene relacion con Páguese, ya que asi se quiere á Buenos Aires,
otro que dice—que del resto del producido de hasta el último real de los gastos de la guerra úl
los derechos adicionales se destinará una canti tima; pero no echemos por tierra el crédito de
dad en la proporcion que corresponda, para la la Naoion.
amortizacion y pago de la deuda nacional; si ya Sr. Gorostiaga (D B.)—Los cupones se paga
sabemos que los derechos adicionales no darán rán en la tesoreria.
la mitad de la cantidad que se destina al pago Sr. Obligado (D. A. C.}—Yo creo que el
de la deuda de Buenos Aires. ¿Cuál es el resto Sr. Diputado comete un error en la interpreta
de que nos habla la Comision en el articulo men cion del articulo. Lo que dice el articulo es: se
cionado? Bien claro está que ninguno. destinará la suma de 25.500,000 $ anuales. Por
¿Qué resto queda donde se saca el todo? consignente, en este año se sacará una suma
Para mi el proyecto de la Comision importa relativa á los meses que faltan para concluir
mandar pagar la deuda de Buenos Aires, y de el año. Como esmuy probable que muchos
satender por lo ménos en todo este año y el si de loa efectos que no pagan derechos, por la
guiente, la deuda de la Nacion. razon de la diferencia de las leyes que existian,
Esta es la consecuencia lójica que se despren vengan á aumentar el derecho adicional, y en
de del proyecto. Y mientras tanto se grava á tónces producirá una suma mayor de 25:500,000$
todas las provincias con un derecho adicional. que producen actualmente, hemos tomado por
¿Qué razon hay para no mandar pagar la deuda base el producido de los derechos adicionales-
de las demás provincias, la deuda Nacional, actuales. Asi es que lo que se ha querido por
cuando se les grava con nuevos derechos? ¿Qué el articulo, es limitar la cantidad, destinada á la
se pretende imponer derechos á todas las provin amortizacion, porque probablemente será mas
cias para pagar solo la deuda de Buenos Aires? de los 25.500,000$ anuales.
Foresta ley se modifican los derechos adicio Sr. Rui2 Moreno—Yo veo que ño es equita
nales que se cobran en la República, para aten tivo, decir proporcionalmente. Ha dicho el Sr.
der á compromisos especiales, algunos de ellos Diputado miembro informante de la Comision,
con subditos de otras Naciones, compromisos que que como la Aduana de Buenos Aires ha de pro
de ninguna manera nos conviene ni podemos de ducir mas, es natural que saque mas para pagar
satender. sus deudas: esto no es equitativo. Si bien es cier
Si hay justicia para mandar pagar la deuda de to que por uno de los articulos anteriores, se dice
Buenos Aires, no la hay ménos para pagar en la que los derechos de esportacion se pagarán
misma forma la deuda del Gobierno Nacional. en el primer puerto de su embarque, los de
Esto no admite discusion. rechos de importacion se han de cobrar casi todos
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Eso entrará en la con aqui, y cobrandose casi todos los derechos de
sideracion del articulo siguiente. importacion aqui, lo que produzca esta aduana,
Sr. Ruiz Moreno.—Yo rae ocupo del negocio no pertenece escJ'isivamente £ Buenos Airea,
en el articulo en discusion, porque si este se san pertenece á la Nacion.
 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
Sr. Gorostiaga.—Por eso mismo se ha puesto
\\.TÍ limite.
Sr. Ruiz Moreno.—Ha dicho el Sr. Miembro
informante que ha calculado lo que puede produ
cir la Aduana.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Lo que produce.
Sr. Ruiz Moreno.—Pero dice que en propor
cion á lo que produzca en el tiempo que falta.
Entónces va á ser absorvido completamente el
derecho adicional por la deuda de Buenos Ai
res.
Sr. Obligado.—El Sr. Diputado ha conveni
do en que el derecho ha de producir mucho mas
de los 25.000,000.
Sr. Ruiz Moreno.—Ya veo que es una mate
ria agcna á la ley de Aduana que vamos á san
cionar, y no sé porque en esta ley hemos de le
gislar respecto á la deuda, cosa que no tiene nada
que ver con la ley de Aduana.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Pido que se vote si
está suficientemente discutido el articulo.
Se votó y resultó afirmativa contra uno. En
seguida se votó el articulo y resultó aprobado
por afirmativa de 25 votos contra 6-
Entró en discusion el articulo 39.
Se leyó el articulo 11 del primitivo proyecto.
Sr. Ruiz Moreno.—En este articulo, Sr. Pre
sidente, no hay nada que convenga dejar subsis
tente: todo él debe rechazarse.
Este articulo comprende dos partes.
En la primera se dice:—"Del resto del produ-
"cido del derecho adicional, se destinará una su-
"ma mensual para atender á la amortizacion de
"loa documentos de crédito Nacional." No se
determina todavia por este articulo nada; no se
destina para la amortizacion y pago de esa deuda
ninguna suma; este articulo solo importa una
promesa, y un-Congreso al dar una ley no debe
prometer; debe mandar ó prohibir.
Se hace pesar sobre los pueblos un fuerte im
puesto para pagar la deuda, y esa deuda se deja
impaga; no se manda pagar aun.
jQué proceder es este señor?
¿Será posible que esta Cámara sancione el ar
ticulo que aconseja la Comision?
Espero que nó, señor; la verdad y la justicia
triunfarán.
Que se haga con una deuda lo que se hizo con
la otra; que se pague la deuda de la Nacion co
mo se manda abonar la de Buenos Ayres: esto
ce lo justo.
La segunda parte del articulo la encuentro
muy perjudicial al crédito del Gobierno. No en
297
tiendo que significa que un Gobierno compre
sus mismos créditos.
Respeto mucho el juicio de la Comision de
Hacienda; pero no obstante no he podido conven
cerme de la conveniencia de la medida que
aconseja y mucho ménos de su moralidad.
LTn Gobierno que se declara en bancarrota no
merece la consideracion de nadie, y cuando la
bancarrota proviene de mala fe con el desprecio
mas notable se le hace espiar su proceder.
Y por el articulo en discusion se declara ofi
cialmente la bancarrota.
Cosa rara, señores que un proyeto que dá en
tierra con el crédito del Gobierno Nacional, nos
haya si-do presentado por el mismo Gobierno.
Vetaré contra el proyecto.
(Discurso del Sr. Gorostiaga se verá al final
de esta sesion con el número 6.)
Sr. Mármol.—Pido la palabra.
Sr. Orono.—Yo la tenia.
Sr. Presidente.—Es cierto; tiene la palabra.
Sr. Elizalde.—Podria leerse antes el articulo á
que se refiere el miembro informante de la Co
mision. (Se leyó.)
Sr. Oroño.—Señor Presidente:
Voy á insistir en la mocion que hice en la se
sion anterior, pidiendo la modificacion del arti
culo en discusioi\.
Deseo que se determine la cantidad que se des
tina ála amortizacion de los bonos, billetes y li
bramientos jirados 1nsta el 1. ° de Abril del año
61.
El articulo anterior, sancionado por esta H.
Cámara, provee á la amortizacion de las emisio
nes de papel moneda de Buenos Aires, hechas
en el año 60 y 61 para los gastos de la guerra, y
desde que esto se ha hecho reconociendo un prin
cipio de justicia, que consisto en respetar las
obligaciones contraidas, no hay razon para no pro
ceder del mismo modo en la amortizacion de los
documentos á que antes he hecho referencia.
Es menester, señor, que esta II. Cámara so dé
cuenta de la diferencia que existe entre la deuda
interior de Buenos Aires, y la deuda interior de
la Nacion, que al fin vendrán á convertirse en
una sola, porque esto es lo que importa formar
una Nacion en vez de dos.
La deuda interior de Buenos Aires está repre
sentada en billetes que tienen una circulacion
ilimitada, que son un capital activo en manos de
los tenedores que lo emplean con provecho en
todo género de especulaciones. Entre tanto, la
deuda de la Confederacion está representada en
titulos ó documentos que no tienen valor alguno,
39
298 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 18(52.
que no son propiamente un capital, sinó simple
mente una promesa de pago.
Para que se comprenda la exactitud de esta
observacion, bastaria preguntar ¿quienes han
perdido BU capital ó arruinado sus fortunas á
causa de las emisiones del papel moneda? Nin
guno señor: siendo notorio por el contrario, que
todos en esta Provincia han aumentado sus me
dios de existencia. Pero no puede decirse lo mis
mo respecto de las demás Provincias, cuyo comer
cio se ha arruinado en su totalidad, precisamen
te por la circulacion de esos documentos sin cré
dito. Sin crédito señor, porque el mismo Go •
bierno que contraia esas obligaciones, las desa-
tendia despues para dar preferencia á otras ma
yores.
Otro tanto parece que se quiere hacer ahora,
reduciendo á la amortizacion por licitacion to
dos aquellos documentos para cuyo pagafuó crea
do el derecho adicional de 6 y 3 por ciento que
estaba establecido.
Si queremos, pues, adoptar una resolucion
equitativa, que lleve el sello de la imparcialidad,
y justicia que debe caracterizar los procedimien
tos de esta H. Cámara; que salve los derechos
adquiridos per los tenedores de esos papeles, y
restituyala vida al comercio delas Provincias
aniquiladas por la guerra y por los desórdenes
rentisticos del Gobierno pasado, principiemos
por respetar las obligaciones y derechos de todos,
pues es asi como se funda el crédito de las Na
ciones y como se consolida el Gobierno sobre
bases perdurables.
Si la deuda de Buenos Aires es evidentemente
sagrada, no lo es ménos la de las demás Provin
cias, que consiste en su mayor parte en sueldos
de los empleados de la Administracion Nacio
nal.
Pretender postergar el pago de esta deuda
porque se le supone un orijen vicioso, por ema
nar de compromisos y obligaciones contraidas por
un Gobierno inmoral, es desconocer el principio
de la solidaridad del Gobierno, y el interés bien
entendido del pais. Si hubiese alguna razon pa
ra repudiar esos documentos por el mal uso que
hizo del poder el Gobierno de Dcrqui, la habria
igualmente para desmonetizar el papel moneda
de Buenos Aires por la aplicacion dolorosa que
el tirano Rosas hizo de este medio circulante.
Con este pppel, señor, llosas afianzó su tirania,
ensangrentó la República, proscribió á sus mejo
res hijos, llovó la desolacion y la muerte á todas
panes, levantó piramides de cadáveres en los
pueblos, y corrompió la conciencia del pueblo
argentino.
Cuando algunas Provincias Argentinas combi
naron sus esfuerzos para derrocar al bárbaro ti
rano, en cuya gloria le cupo una parte muy prin
cipal á la Provincia de SantarFé, y vinieron á
coronar el espléndido triunfo de la libertad en
la batalla de Caseros, se encontraron en presen
cia del papel moneda de Buenos Aires, que ha
bia sido el medio de destruccion que habia em
pleado el tirano de la República. Pero á nadie
se le ocurrió entónces venir á vengar en los tene
dores de ese papel los horrores que el tirano y
sus seides habian cometido. ¿Qué culpa tenian
señor, los que habían aceptado ese papel en cam
bio de las cosas que de buena voluntad, ú obliga
dos por la fuerza de los caprichos sangrientos del
tirano, se veian precisados á vender?
Y digo entónces; señor, ¿qué- culpa tienen los
que han recibido esos documentos en pago de
sus sueldos ó en cambio de objetos que el Go
bierno Nacional les adeudaba, de los errores y es-
travios dela politica de aquel Gobierno?
Es preciso salir de este circulo vicioso, y que
consideremos la -cuestion bajo su única faz. Las
cuestiones economicas señor, no se resuelven con
disertaciones de politica.
La palabra libertad empleada con frecuencia
en este recinto en materias ajenas completamen
te á su significado, en materias que requieren
solamente el exámen de las cifras, puede ser una
bella y oportuna frase para despertar el entu
siasmo y arrancar algunos aplausos de la barra;
pero ella no consuela á los que sufren ni remedia
el mal presente. Es preciso no olvidar Sr. que
con la palabra libertad, de que tan mal uso se
ha hecho, se ha anegado el mundo en sangre, y
hasta ahora son muy pocos los pueblos que pue
den vanagloriarse de ser verdaderamente li
bres.
Pero hay mas señor, desde que esta II. Cáma
ra ha votado para Buenos Aires 58.275,200 pe
sos papel moneda incluyendo las partidas de su
presupuesto garantido, ¿porqué no destinar
300,000$ á la amortizacion de esos documentos,
que si bien hoy están en manos de comercian
tes, ellos han servido para matar el hambre de
pobres militares?
Sr. Gorostiaga.—Si el Sr. Diputado tiene
algun dato oficial, como el que ha tenido la Co
mision para fijar lo relativo á Buenos Aires,, la
Comision lo aceptará.
Sr. Oroño.—No tengo dato oficial ni puedo
tenerlo, desde que no hay ninguna memoria p«
 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
blicadaporel Ministerio de Hacienda; pero si ten
go un cálculo que he formado sobre todas las
Aduanas de la Confederacion.—Por él se deduce
que el derecho adicional alli establecido producia
300,000$. Entónces pues, asi como se dice: se
destinan 25.500,000 á la amortizacion del papel
moneda de Buenos Aires, tomando for base el
producido del derecho adicional aqui estableci
do, ¿porqué no se destinan los 300,000$ para el
pago de los libramientos y demás créditos que
pesan sobre la Confederacion?
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Por falta de datos.
Sr. Oroño.—Ya se los demuestro al Sr. Dipu
tado, y aun cuando ellos no fueran completamen
te exactos, basta haber hecho estensivo el dere
cho adicional á toda la República.
No es justo, señor; gravar con mas impuestos
las producciones de las provincias, para decirles
en seguida á esos mismos contribuyentes:—"no
les reconozco los créditos que tienen contra la
Nacion, quedan ustedes desheredados." No hay
razon señor, para hacer esta distincion entre los
créditos de la Nacion y los de la Provincia de
Buenos Aires, porque como ha dicho muy bien
el Sr. Diputado por Entre-Rios, nos encontraria
mos en el caso de proceder del mismo modo res
pecto del papel moneda de Buenos Aires.
Sr. Mármol.—Señor Presidente, yo habia de
jado pasar inapercibidas algunas objeciones que
se habian hecho al articulo que anteriormente se
votó y si hubieran sido pronunciadas en otras
circunstancias y bajo la generosidad de senti
mientos con que todos procedemos, las habria
contestado.
Al oponerme á este articulo pido á la Cámara
que no vote por él, por las razones que voy á
dar.
Puesto que él ha sido comparado con el ante
rior, debo establecerla diferencia que existe entre
la deuda de Buenos Aires y la otra que vá á ser
comprendida.
La Nacion al reconocer á Buenos Aires su
deuda interna, no ejerce un acto puramente de
justicia Constitucional no señor. Nx? hace tam
poco un acto de generosidad: cumple con un de
ber. No se olvide que Buenos Aires contrató con
laNacion la entregado las rentas Nacionales des
pues de 18C5; pero recuerde la Cámara que para
esa época quedarian abolidos los derechos de es-
portacion y se conservaba á la Provincia de Bue
nos Aires como á todas las demas, esta inmensa
fuente d? recursos internos: el fruto que paga de
rechos de esportacion quedaba como materia im
ponible dentro de la Provincia de Buenos Aires.
299
Ella da ya, todas las rentas á la Nacion y no exi
ge que se anticipen los dos ó tres años, que fal
tan para la estincion de los derechos de esporta
cion; dá y no recibe.—¿Bajo que equidad, bajo
que justicia diria la Nacion: recibo la renta de
Buenos Aires y no acepto la responsabilidad de
su deuda? Entónces Buenos Aires podria de
cirle: no entrego mi renta hasta que se cumpla
el término, ó bien dénseme los derechos de es-
portacion. Hay, pues esta inmensa diferencia
que es preciso no perder de vista. Asi la Nacion
al reconocer la deuda interior de Buenos Aires
de que forman parte las emisiones de papel mo
neda y de fondos públicos, no hace mas que
cumplir con un deber, puede decirse asi.
Sr. Oroño.—Yo creo que el Sr. Diputado es
tá equivocado; el se refiere al presupuesto g"-
rantido y sobre eso ya hemos votado una ley.
Sr. Mármol.—Pero Buenos Aires estaria en
su derecho de decir; yo no concurro coti las ren
tas Nacionales hasta concluidos los cinco años,
porque esa enmienda fué muy pensada. En
trando ahora en el articulo en cuestion, diré Sr.
Presidente con respecto de lo que ha dicho la
Comision, ni ella ni el Gobierno saben á lo que
monta esa deuda Nacional, porque tampoco tie
nen motivo de saberlo. Recuérdese que ni los
archivos del Paraná estan aqui; que la Comision
no puede proceder en casos tan graves sinó por
datos oficiales y el Gobierno se encuentra en la
misma situacion. Pero fuera de esto, y es lo
mas grave para mi, no se sabe el origen de esa
deuda
Sr. Ruis Moreno.—Se sabe en su mayor par
te; aqui tiene los datos si los quiere el Sr. Dipu
tado.
Sr. Mármol.—Vamos á ver.
Sr. Ruiz Moreno.—Deuda consolidada. (Le
yó.)
Sr. Mármol.—Esos son los titulos, pero no es
lo que yo digo. Un hombre puede llamarse Na
poleon y ser un patan.
Sr. Oroño.—Este articulo se ha votado tam
bien. Si la cantidad, es, realmente la que nece
sita Buenos Aires para amortizar
Sr. Elizalde.—Pero es el cálculo del presu
puesto.
Sr. Oroño.—Mas adelante tenemos otra parti
da de 6.500,000$ papel.
Sr. Mármol.—No hablo de las cantidades, si
nó del motivo de la deuda. El Gobierno tiene
mucha razon al decir: nombro una Comision pa
ra que examine que deudas son las de la Nacion
antes de pagarla yá mi juicio, procediendo con
300 SESIÓN DEL 28 DE JULIO DE 1862.
toda equidad asi debe hacerse. No me bastan
los titulos de la deuda, porque hay algunas que
debe pagar la Nacion inmediatamente, hay otras
que debe postergarlas; y otras tambien que debe
estirparlas. Asi es que el Gobierno sin saber que
deuda es esta, no puede mandar pagarla ....
iSr. Ruiz Moreno.—Es una deuda que estaba
reconocida, no se trata de la no liquidada, de nin
guna manera, al ménos he hablado en ese senti
do.
Sr. Mármol.—No quisiera francamente entrar
en esa cuestion. Me he mirado mucho en mis pala
bra». Yo sé que entre esa deuda hay sueldos, de
empleados y para mi no hay nada mas respetable
que el trabajo personal; sobre esto nada diré. El
sueldo del militar, en teoria para mi, es lo mas
alto que hay, es el cdhtrato que hace un hombre
con la patria de recibir tanto y dar su sangre,
abriéndose una carrera para llegar á la gloria.
Pero todos loa principios generales tienen sus
escepciones. Asi, si entre esos sueldos viniese el
de Donjuan Saá, yo diria no le pago. Digo que
no he de votar, ni la Cámara por decoro tampoco
debe hacerlo, no he de votar á ojos cerrados,
porque se abone la deuda de la anterior Confede
racion, porque seria esponernos á caer en la mas
grande burla de nosotros mismos , Sr. Mármol.—Pero como ni el Sr. . Diputado,
Sr. Ruiz Moreno.—Por no pagarse á Don
Juan Saá, va á perjudicarse á los otros acreedo
res que son legitimos.
Sr. Mármol.—Con respecto á sueldos de em
pleados civiles, fíjese en esto la Cámara, no son
ya los primitivos tenedores de esos billetes los
que han de recibir su importe; no es ni el em
pleado civil ni el militar, son los sanguijuelas de
esta pobre tierra, en cuyas manos están mono
polizados esos papeles y que los han comprado
por una miseria. Se vé, pues, que hay que te
ner presente muchas cosas. Asi puede recono
cerse esa deuda, pagarle un bajo interés pero
nunca abonarla al contado ....
Sr. Ruiz Moreno.—No se van á pagar asi: la
cantidad asignada no alcanzará á un 20 porciento.
Sr. Mármol.—Yo tengo por regla general de
mi conducta, !• hago aqui como lo he hecho en
las Cámaras Provinciales, no votaré créditos á
ojos cerrados.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo los conozco.
Sr. Mármol.—Vote entónces el Sr. Diputado,
pero yo no lo hago. La Cámara debe insistir en
que se siga el camino que el Gobierno indicaba;
nombrar una Comision.
Sr. Ruiz Moreno.—¿Y lo que está averiguado
y liquidado porqué no se ha de pagar? ¿Porqué
no se han de pagar los sueldos de los empleados
civiles y militares.
Sr. Mármol.—Ya he dicho mi modo de pensar
sobre ese punto.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Los Sres. DD. están
fuera de la cuestion. No se trata de eso, sinó de
destinar parte del producido de los derechos
adicionales á los mismos objetos que las leyes
respectivas señalaban, de la misma manera que
se ha hecho en Buenos Aires.
ni yo, sabemos á lo que los destinaba el Señor
Derqui ....
Sr. Ruiz Moreno.— No son de Derqui.
Sr. Mármol.—De Urquiza entónces.
Sr. Ruiz Moreno.—Gobierno legal.
Varios Seriares.—Podia levantarse la sesion.
Sr. Presidente.—Iba á proponer á la Cámara-
que si queria continuar BUS trabajos en los dia*
que el Senado no tiene sosion, podria verificarle
mañana tendremos sesion.
Se levantó la sesion á las 5 J de la tarde.
 CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL DE30JULIO DE 1862"

PRESIDENTE. En Buenos Aires á 30 de Cámara debe tomar en consideracion, y para sal

Albarellos. Julio de 1862, reunidos en suvarle, adoptar una resolucion cualquiera. A mi
AUlna. juicio, esta seria que tuvieramos sesion todos los
sala de sesiones con asistencia
Aguirre.
Bedoya. del Sr. Ministro de Hacienda dias que sea posible á consecuencia del local.
Blanco. losSres. Diputados (al már- Por ejemplo, maDanael Senado no tiene sesion y
Cabra!.
Canillo. jen) el Sr. Presidente procla podriamos entónces reunirnos. De ese modo,
Clvlt. mó abierta la sesion. Leida, adelantariamos algo ma§ en la tarea que aun nos
Cantro.
DelBlo aprobaday firmada el acta de resta que concluir. Creo que este es el único
Kllzalde. la anterior. espediente, atendida la imposibilidad de tener
Gorontlaga B.
Gorontlaga d.) Sr. Padilla.—Antes de en un local apropósito para funcionar las Cámaras
t¿arria (P.) trar á la órden del dia voy á separadámente.
Garria (J. A.
Gutiérrez. bacer una indicacion pidien Pido pues, el apoyo de mis honorables cólegas
Ibarra. do que la Cámara la tome en para la mocion que hago. (Apoyado.)
Laprldtt.
Lezania. consideracion y adopte una Sr. Ruiz Moreno.—Sin embargo que no es
Tlurmol. resolucion. toy en desacuerdo con la mocion que se acaba
Montes de Oca.
Ortlz. Hasta abora Sr. Presidentede hacer, me parece que el reglamento se opone
Orouo. á ella, disponiendo que las sesiones sean un dia
Obligado (A. C.) van corridos dos meses del
Ocampo. si y otro nó.
periodo legal de las sesiones y
Padilla. Sr. Garda (D. P.)—No es disposicion regla
(Inlntana ; ir.) en este tiempo, poco ó nada
Quintana (J.) hemos becbo, relativamente á mentaria: es una disposicion de la Cámara sola
Raiz moreno. mente.
Torrent. lo mucho que nos queda que
lírtbnrn. bacer. Igual tiempo casi fal Sr. Ruiz Moreno.—Si es asi, está bien.
Vlllaniu -.:,.
Zavaleta. ta para que el periodo Cons Sr. Ahina.—Se necesitará, en todo caso el
ZnFlrta. titucional de las sesiones conacuerdo del S nado, porque hay un convenio,
cluya, y sin embargo, tenemos todavia pendien puede decirse, entro ambas Cámaras, á ese res
te la ley de Aduana; tenemos la ley de eleccio pecto.
nes; tenemos la ley de ciudadania; tenemos la Sr. Presidente.—Se resolverá por una vota
deuda Nacional; el proyecto de autorizacion al cion.
!'. E. para construir un ferro-carril del Rosario Puesta á votacion, la mocion hecha por el Sr.
a Cordoba, y en fin, muchos otros asuntos impor Diputado Padilla, fué aprobada por 22 votos con
tantisimos. De manera, que indudablemente, tra 11.
las sesiones se van á tener que prorogar, y en En seguida se entró á la órden del dia.
este caso, yo veo, Sr. Presidente, mucha dificul- Sr. Gorostiaga (D. J?.)—Por el articulo 2. °
tud para que podamos reunirnos oportunamen
de la ley que discutimos, se ha declarado esten-
te en el periodo de 1863.
ivos á todac las Aduana; los dcrt-cLoo
Creo que este es un inconveniente sério que la les de importacion y esportacion, creados por le-
302 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
etepeciales de la Provincia de Buenos Aires,
étro articulo se ha establecido que del pro
ducto total de dichos derechos adicionales, se des
tinará una suma igual á la que ellos producen
en las Aduanas de Buenos Aires, y que segun el
cálculo del presupuesto provincial, ascienden á
veinticinco millones quinientos mil pesos, para
atender á las emisiones del papel moneda y fon
dos públicos, para que fueron creados.
Por el articulo que se pone ahora á discusion,
se propone hacer lo mismo con los créditos á que
estaban afectos los derechos adicionales que re-
giau en las Aduanas de la Confederacion, es de
cir, que se destine una suma igual á la que pro-
ducian esos derechos, para amortizar los bonos,
billetes de tesoreria y libramientos anteriores al
1.° de Abril de 1861.
Solo que de acuerdo con las observaciones es
puestas por algunos Diputados -en la anterior se
sion, la Comision de Hacienda cree que en vez
de hacerse la amortizacion por licitacion públi
ca, debiera ser á la suerte.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Dequé modo se
efectuaria la amortizacion á la suerte?
Sr. Gorostiaga (D. S.)—Entiendo que el Po
der Ejecutivo fijaria un plazo para la presenta
cion de esos documentos de crédito Nacional á
cuyo pago estaban afectos los derechos adiciona
les, y una vez clasificados y averiguado su impor
te, se podria facilmente hacerla amortizacion á
la sueite con las formalidades de costumbre en
tales casos.
Sr. Ministro de Hacienda.—Considero im
practicable ese procedimiento. Para tomar ra
zon de todos los documentos, del monto total
de esa deuda, seria preciso un larguisimo tiempo,
una clasificacion prévia y existiendo todos estos
créditos en documentos ó billetes de un valor
diverso, no creo que ganaria nada el pais, con
el procedimiento que se propone y los tenedores
de esos documentos, serian perjudicados. El
Gobierno en esta deuda como en lo relativo al
papel moneda, no ha querido innovar nada de
lo que existia, sin perjuicio de que el Congreso
resuelva lo que convenga mejor, por el proyec
to especial que sele ha pasado. El Gobiernono
ha querido, ni podido hacer otra cosa que con-
aiguar hasta una nueva disposicion del Congreso,
lo que existia dispuesto de antemano. Asi ha
dicho: destinase de los derechos adicionales una
suma para amortizar el papel moneda igual á
la que ya estaba señalada anteriormente: destina
se ai pago ue los documentos du crédito de la
Confederacion una suma igual á la que hoy se
destina. Como hoyr cuando llegue esta amor
tizacion á tener ejecucion, acudirán los tene
dores de esos papeles á solicitar del Gobierno
que sean tomados en pago.
Hoy lo hacen los tenedores, van á los comer
ciantes y venden los documentos, para que es
tos los entreguen á cuenta de derechos. Si se
adoptara la proposicion de la Comision, creo
que el Gobierno se encontraria embarazado para
proceder, ó al menos habria dificultades.
Yo creo un perjuicio directo para los tenede
ros de esos documentos, que no pueden esperar
largo tiempo y que tienen un derecho adquiri
do por las leyes anteriores. A mi me parece
que todo esto tomaria muchisimo tiempo v lo
manifiesto ála Cámara para que no tome una
resolucion sin meditarla antes.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Si el Sr. Diputado
que ha tomado la palabra me permite, daré una
breve esplicacion.
Cuando la Comision propone que la amortiza
cion de los créditos á que estaban afectos los de
rechos adicionales que regian en las Aduanas de
la Confederacion, se haga á la suerte, se funda
en el descrédito que resultaria al Gobierno Na
cional de llamar á licitacion pública para la com
pra de deudas que él mismo se habia comprome
tido á satisfacer á la par. Que los documentos
de crédito se cotizen eu plaza por un precio me
nor que su valor escrito, puede muchas veces no
depender de la voluntad del deudor; pero que él
mismo saque á remate público sus deudas para
extinguirlas por el menor precio posible, no pue
de hacerse sin perder el crédito, y quizás sin in
moralidad.
Sr. Mármol.—Ee, con gran disgusto, Sr. Pre
sidente, que voy á decir muy pocas palabras so
bre esta adicion, con el objeto de esponer las ra
zones de mi voto negativo: disgusto que se conci
be facilmente, puesto que el voto negativo en
este caso, hiere intereses particulares, y natural
mente esto es un sacrificio de tantos que en este
lugar, como en todo puesto público, tienen quo
hacer los hombres. No me lleva animosidad de
ningun género hácia persona alguna. No sé en
que manos están esos billetes yannquelo supiera
procederia del mismo modo. El Ínteres público
es el que consulto en este caso y si hiero el inte
res individual, lo hago en cumplimiento de mi
deber. Desearia siempre asuntos en que se con
cillasen todos los intereses, pero no todos los asun
tos concilian estos dos estremos.
y. -i > n -¥-» .1 , . t ,
iytísuo luü£u, Oí. JL iiñjiui.ui.1,, v..iii.Jtj uuLiitrcn
una espinosa proposicion de esta parte de la ley,.
 SESIÓN DEL 30 EE JULIO DE 1862.
porque en ella se rozan, ó mas bien dicho están li
gadas intimamente las cuestiones politicas y socia
les en la República Argentina. Basta decir
para comprender todo lo peligroso que seria en
trar al fondode este asunto: baste decir que este
pago que se manda hacer, es un proceso diremos
asi, de la revolucion emprendida por Buenos Ai
res y acatada y victoreada hoy, por toda la Re
pública.
No comprendo, no me es posible comprender
como puede concillarse el desconocimiento de
la, legalidad de un Gobierno, la acusacion de BU
arbitrario, de sus procedimientos todos, hasta el
estremo de ir con las bayonetas á derrocarle, y re
conocer en seguida como legales, los créditos con
que se sostenia y con los que hizo el arbitrario,
y perpetró los crimenes que ocasionaron su ruina.
Por consiguiente seria preciso entrar en un gran
xjxámen de las causas que han producido la revo
lucion, de los males que ese Gobierno hizo á la
República, con los fondos que administraba, los
que le servian parala corrupcion, para el daño
para derramar la sangre misma delos pueblos; y,
yo por mi parte, sol» arrastrado muy violenta
mente querria entrar hoy en esta cuestion. Asi
es que diré solamente que es bien estraño se ha
ga ahora esto, siendo un Congreso que desde
el primer momento de su instalacion., desde su
primera sesion preparatoria, se declaró desliga
do de toda solidaridad con el Congreso anterior,
por cuanto esta declaracion partia de un princi
pio claro como la luz, es decir, que este era el
primer Congreso dela Nacion Argentina, mien
tras que el otro era un Congreso de una Confede
racion de Estados Argentinos que no representa
ba toda la Nacion: que por consiguiente no po
diamos ligarnos á las tradiciones de ese Congre
so sin que hubieran pasado por el crisol del ac
tual. Esto llegó á tal punto que no quiso el pre
sente, ni aun aceptar el reglamento de aquel Con
greso, para no establecer un principio de solidari
dad entre ambos, y cuyo Congreso llegó hasta co
meter el escándalo Legislativo, diré asi, por el voto
de todos nosotros, mandando hacer una eleccion de
Presidente, bajo dos leyes electorales distintas.
Sin embargo, apesar de estos antecedentes,
para el pago de la deuda Nacional, en el que es
tán envueltos actos reprensibles, vendriamos á
npoyarnos en las leyes de aquel Congreso y des
de ese momento, nos hariamos solidarios de la
Legislacion que hemos repudiado. Todas citas
consideraciones nos podrian arrastrar á discuáo-
Bien, pues, evitando entrar en esta parte de la
303
cuestion y viniendo á la economica,[diré que cuan
do menos, por la moral de este cuerpo, toda deu
da, todo crédito del pais, de cualesquiera de los
Gobiernos que han precedido al actual, que man
de pagar el Congreso, este debe saber su origen,
su procedencia. No basta el documento, es ne
cesario conocer la legitimidad con que se dió es
te documento: la verdad que encierra y si real
mente habia tal deuda. Esto sucede hasta en
las transacciones particulares. No bastan la pre
sentacion de un pagaré, sinó que, es preciso la
aceptacion de la persona; muchas veces sucede
que se niega que uno tenga la obligacion de pa
garlo.
Del articulo en discusion resulta Sr. Presiden
te, por las esplicaciones dadas por la Comision
en la sesion anterior, que no se sabe cual es el
monto de esa deuda. Que no se sabe á cuanto
asciende, ó ascenderá el derecho adicional, con
que se habrá de satisfacer esa deuda; que no se
sabe tampoco su origen; de manera que no sabe
mos nada, porque no basta que se diga que tal
ley mandó pagar; que son billetes de Tesoreria,
libramientos &a., esos son los titulos, digo yo,
pero no sabemos la justicia de todos esos docu
mentos. Por ejemplo, diré lo que anoche decia
un Diputado del Interior: no tengo la certi
dumbre, pero tengo motivos para sospechar que
entre esos libramientos y pagarés, está parte de
la cuenta de Juan Saá, despues de su invasion á
San Juan. Un pagaré puede estar muy bien
firmado por la Tesoreria, por el Ministro, &a., te
ner todos los requisitos necesarios y sin embargo,
tener un origen impuro. Pero se dirá: entre
ellos habrá algunos que no lo tengan, que sean
sagrados; asi es que yo no los rechazo, no digo ni
quesean buenos ni malos y por eso es que digo
que hasta por decoro do la Cámara, deben exa
minarse primeramente y puesto que se vá á nom
brar por el proyecto del Gobierno quien debe
hacerlo con la deuda pública Nacional, pase esta
tambien á esa Comision, para que ella nos pre
sente su juicio.
Al proponer esto, lo hago por dos razones. En
primer lugar, conocer la verdad de esta deuda y
en segundo, conservar la lógica de nuestros proce
dimientos, no haciéndonos solidarios de todo lo
que hizo el Congreso anterior. Asi ea que re
chazaria el articulo de la Comision y despues di
ria: estos fondos que se han de recolectar por el
derecho adicional en el resto de la República, ó
mas bien, del derecho adicional general, puesto
para atender á los créditos que resulten privile
304 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE1862
giados, ó con calidad de prelacion, en el exámen
que haga esta Comision, destinándolos á los sub
sidios que están pidiendo las Provincias, ó que
pasen á la Tesoreria Nacional.
Yo por consiguiente, he de votar en contra del
articulo y he de aceptar cualquiera de estos tres
temperamentos, Bi el articulo es rechazado.
Sr. Ruiz JMoreno.—Ké de votar en favor del
articulo, tal cual lo presenta el Sr. Miembro in
formante de la Comision.
El Sr. Diputado que le ha hecho oposicion ha
dicho: que tiene mucho pesar en hacerlo y yo
debo repetir lo mismo relativamente á los con
ceptos que ha vertido. Me causa sumo pesar
ver sentadas doctrinas que considero sumamente
atentatorias á la unidad de la Republica Argen
tina, y aunque no es la primera vez que tal cosa
sucede, las he dejado pasar en silencio por no
traer una discusion intempestiva y cuyo resul
tado fuera funesto. Pero ya no es posible, señor,
guardar silencio por mas tiempo.
Se dice: este Congreso no debe tener solidari
dad con el anterior; las leyes del Congreso ante
rior no deben respetarse por el actual. Esta ea
una doctrina, que aunque las intenciones del Sr.
Diputado sean sanas, y me complazco en reco
nocerlas asi; me permitirá que le diga que es
muy anárquica. Yo he formado parte de ese
Congreso y apesar de que durante mi corta
permanencia estuve casi siempre en la minoria,
no considero que no deban respetarse por eso las
leyes que el sancionó. No he sido de los que
han aprobado los actos todos del Gobierno de la
Confederacion. Soy uno de los que reprobaron
con su voto la conducta del Dr. Derqui en Cór
doba, y si hubiese estado en todo tiempo en el
recinto del Congreso, de cierto que no hubiera
prestado mi voto á algunas de sus disposicio
nes.
Pero esto me da acaso el derecho de decir
que los actos de aquel Gobierno no deben res
petarse?
Singular teoria, señor, la que nos predica el
Sr. Diputado por Buenos Aires.
Un Gobierno constituido legalmente, segun la
ley fundamental que regia á las Provincias, era
el que habia en el Paraná, y sus disposiciones,
las de aquel Congreso merecen tanto respeto
como las que este Congreso puede sancio
nar.
Asi, pues, la deuda á que se refiere el articulo
en discusion, proviene de disposiciones tomadas
ó consentidas por ese Congreso legalmeute cons
tituido. Importa poco, que en él hubiesen ma
los ciudadanos; pero lo cierto es, que el fué orga
nizado con arreglo á la ley fundamental que re
gia á la Nacion: merecen, pues, sus actoa lo
mismo que los que resulten de las sanciones del
actual, entero respeto.
La deuda de que nos ocupamos, proviene del
déficit de los presupuestos sancionados, en debi
da forma, y por consecuencian debe ser acatada,
debe pagarse—Desconocer esta deuda, es desco
nocer los actos de un Congreso legal, de un Go
bierno legal tambien. Importa poco que el
origen de esa deuda haya sido en parte impuro;
lo que debe preocuparnos es que en su descono
cimiento se envuelve el descrédito de la Nacion.
Los tenedores de los bonos, ó billetes emitidos
por el Gobierno Nacional, se han hecho propie
tarios de esos billetes, y desconocer ó rechazar el
pago de ellos, es atentar contra la propiedad par
ticular; y la propiedad particular es inviolable,
segun lo declara la Constitucion de la Repú
blica.
No digo, que se paguelo que no es justo, lo
que no sea tal deuda Nacional, ni tampoco deci
mos por este articulo, cual es lo que se vá á pa
gar, porque no podemos hacer tal cosa, pero,
porque el Congreso actual no conozca los dife
rentes créditos que componen esa deuda—¿He
mos de perjudicar á los acreedores legitimos?
No señor. Culpa será nuestra, si no hemos es
tudiado lo que es de nuestro deber estudiar; aun
que respecto de algunos Sres. Diputados, talvez
sea por no haber tenido á la mano los documen
tos necesarios. Pero por nuestra falta de conoci
miento no podemos castigar á los acreedores del
Gobierno. ¿Adónde iriamos á parar si se dijera
que debe desconocerse, desmonetizarse el papel
moneda de Buenos Aires, porque él sirvió á Don
Juan Manuel Rosas para ensangrentar á la Re
pública?
Es la misma cosa, señor.
Tal seria el resultado de la aplicacion de la
doctrina del Sr. Diputado por Buenos Aires.
No me negará el Sr. Diputado que hace opo
sicion al articulo, que Don Juan Manuel Rosas
hizo mal uso del papel moneda de Buenos Aires;
y sin embargo, cuando las otras Provincias del
litoral, libertaron á la República y especialmente
á Buenos Aires en Caseros, á nadie se le ocurrió
desconocer el papel moneda de Buenos Aires.
El crédito de la Nacion, señor, está sumamen
te interesado en el pago de la deuda, y en el pa-
f\ 4-í--^ i-i->>i---*-<-\ fir»»fir- er\n vi o/5 í 1\ ' ^
£O i u... PIÜII.» (.-.^11- - -,. r "S.L. .
Un Gobierno que no paga las deudas de su an
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
teeesor por protestos fútiles, es un Gobierno de
tramposos.
Yo no me esplico como el Sr. Diputado por
Buenos Aires con tan buenas intenciones para
con la Nacion, se pone á declamar contra el re
conocimiento y pigo de la deuda.
No entro en otras consideraciones por no
agriar la discusion.
&: Mármol.—Señor, el Sr. Diputado que de
ja 1» palabra, me hace justicia y se lo agradezco,
al salvar mis intenciones—No deseo anarquizar
al pais, pero el Sr. Diputado apesar de salvar
mis intenciones, clasifica de anárquica ,1a doctri
na que ha sostenido este mismo Congreso, no yó;
de no reconocer solidaiidad con el anterior. Par
timos de distintos puntos. Vá á ver el Sr. Di
putado como no es anarquica esta doctrina y co
mo la que él sostiene, salvando tambien sus in
tenciones, es inmoral: voy á tratar de demostrar
lo.
Señor, el Sr. Diputado parte de este principio:
ha habido un Congreso de la Nacion Argentina,
de la República Argentina, pero yo le digo; no
hay tal República Argentina sin Buenos Aires y
pues no estuvo Buenos Aires en aquel Corgreso,
no hubo Nacion Argentina. Aquel Congreso
fué de unas Provincias reunidas, pero no do la
República Argentina. Lo contrario, no sé en
que Constitucion ha podido establecerse, ni en
que mapa puede existir una Nacion Argentina
sin Buenos Aires.
Ha habido un Congreso legal, y yo he sido el
primero que lo he sostenido contra mis propios
amigos, como he sostenido tambien que el Pre
sidente era legal, pero legal de una Confedera
cion que hoy no existe, no de la República Ar
gentina.
Ahora, habiéndose constituido la República,
estando todos sus miembros, representados en el
Congreso. ¿Se hace el actual, solidario, sin pré
vio exámen de todo lo que eso Congreso usurpa
dor, aunque legalmente constituido, usurpador
del nombre de la República Argentina, hizo á
nombre de ella? Esta ha sido la cuestion, veste
mismo Congreso la ha decidido por un no.
La doctrina del Sr. Diputado nos llevaria á
esta otra consecuencia. ¿Tiene la República ac
tual lu obligacion de reconocer como legal todo
lo que hizo aquel Congreso? Y aqui, volviendo
á salvar sus intenciones de hombre, le digo que
ella envolveria una inmoralidad muy errando. Saá
ha sido reconocido Brigadier General de la Re
pública Argentina. . . .
Sí: Ru-iz Moreno.—El Congreso no le ha da
do el voto.
Sr. Mármol.—Se lo ha dado el Presidente.
Si: Ruis Moreno.—Sin las condiciones exiji-
das por la Constitucion.
Sr. Mármol.—Yo le pregunto mas. Hay un
Capitan General en la República cuyo titulo no
sé de donde ha salido? Quiere que lo reconoz
camos tambien? (Aplausos.)
No señor, no podemos aceptar la solidaridad
de los actos de aquel Congreso. Como medidas
conciliatorias, como medida de órden, hemos di
cho: las leyes de la antigua Confederacion, pasen
por el crisol de la República Argentina, sean
examinadas por su Congreso, á medida que ra
yan ocurriendo los casos para no hacernos soli
darios de actos y medidas que han traido el des
conocimiento de aquellas autoridades. Para no
caer en este monstruoso contrasentido, se ha to
mado el temperamento, no solo Constitucional,
no solo histórico, sinó equitativo y juicioso de
salvar al actual Congreso de la solidaridad, por
medio del examen prévio de los actos de aquel
Congreso. Digo históricos, porque no hay Repú
blica Argentina, donde no esté la Provincia de
Buenos Aires.—Digo constitucional, porque la
misma Constitucion que rejia en la Confedera,
cion Argentina daba ese derecho u la Provincia
de Buenos Aires, y digo equitativa y juiciosa
porque si hoy dijeramos: "rijen todas las leyes
de la Confederacion," el partido que ha derroca-
cado aquel Gobierno, vendria A reconocer lo mis
mo que combatió, y nosotros no hemos hecho la
revolucion para reconocer al Capitan General
ni á Saá, ni todos los actos de aquel Congreso.
(Aplausos.)
No es una doctrina anárquica la que se ha esta
blecido en este Congreso y no soy solo responsa
ble de esa doctrina, sinó todo el Congreso que
ha aceptado, desde el 2-i de Mayo la no solidari
dad con los actos de aquel.
Pero, repito, señor, que he querido de toda
buena fe evitar de entrar en esta cuestion. Aei
es quo, he presentado sériamente mi proyecto y
he dicho: no acepto el articulo de la Comision y
en caso que él se rechazo, se dirá: que el sobrante
de los derechos adicionales, se destinará, reser
vándose para el pago de la deuda que resulte con
prelacion, ó bien destinarlos, á los subsidios que
piden las Provincias, ó pasarlos al tesoro públi
co. Ahora agregaré una palabra mas.
Reconozco la pravedad de la situacion oue
atravesamos como el que mas; conozco que esta
situacion tiene alarmada diré asi, á la sociedad
40
306 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
Argentina por una cuestion á la que debemos
entrar sin pérdida de tiempo, está sostenida por
esta desgraciada cuestion de Capital. No quie
ro anticipar discusiones, quiero huir de ellas; no
quiero cargar con la séria responsabilidad de
ponerlos espiritus en mas perturbacion. Asi es
que declaro, que teniendo estas ideas, no he de
entrar en la cuestion á que se me quiere arras
trar.
Sr. Ruiz Moreno.—No puedo dejar de contes
tar á lo que acaba de decir el Sr. Diputado.
No creo, seilor, que el Congreso haya sanciona
do el desconocimiento de los actos del pasado
Congreso; al minos, no recuerdo en que sesion
haya el actual tomado esa resolucion, ni lo he
oido decir: como tampoco que antes debieran
examinarse todos los actos de ese Congreso, to
das las leyes para que sean obligatorias hoy.
Dije, señor, que era una doctrina anárquica,
y lo es efectivamente porque importa la division
y el trastorno de la República. El Sr. Diputado
por Buenos Aires sostiene que por que faltaba
Buenos Aires de la Confederacion, no habia Be-
pública. Pérmitame decirle que, á mi juicio,
se equivoca. Porque falte un estado de una
Confederacion, ó de una República, no por eso
deja de existir esta. Porque se separe uno ó
dos de los cantones Suizos, no por eso dejará de
existir la Suiza; porque se separe uno de los Es
tados que componen la Union Norte-América
na no dejará de existir esa Nacion. No porque
haya faltado, pues, Buenos Aires—una de las
Provincias Argentinas—ha dejado de exietir la
República.
Asi lo han comprendido sin escepcion las Na.
ciones Estrangeras.
Mas de una vez se ha separado una Provincia
ó Estado de la Nacion que formaban parte, sin
que esa Nacion haya desaparecido, ni cambiado
BU nombre.
Despues de la guerra con el Brasil, la Provin
cia Oriental se nos desligó para ser una Nacion,
independiente; y no obstante las Provincias Uni
das del Plata ó la República Argentina no dejó
de existir.
En la separacion que hemos estado, nosotros
y no Buenos Aires teniauios derecho para llevar
la bandera nacional.
En hora buena queso hayan dado por el Con
greso Nacional, leyes que no rijan á la Provincia
do Buenos Aires, como la de ciudadania y otras;
pública.
Me dice el Sr. Diputado que Saá es Brigadier;
pero aparte de que esto no es exacto porque no
tuvo el Presidente al efecto el acuerdo necesario
¿qué importa en la cuestion?
Sr. Torrent.—El Senado del Paraná dió el
acuerdo para hacerlo General.
Sr. Ruiz Moreno. —Debemos prescindir delas
personas—Ya he dicho antes que no todos los
actos do aquel Congreso son buenos para mi;
pero los respeto.
Ahora con respecto á la deuda; circunscribién
dome á ese punto, pues, lo demás no es del caso,
diré que proviniendo ella del déficit que dejaron
los presupuestos, es de necesidad proveer á su pa
go, y de esto no so puede prescindir. Tan cier
to es esto, que una parte de esa deuda, fiinó to
da, ha sido implicitamente acatada por el Encar
gado del P. E. Nacional. Una parte de esa deu
da pertenecia á los bonos ó billetes de Tesoreria,
cuyo origen conoce perfectamente el Sr. Minis
tro de Hacienda; y yo no sé porque pueda poner
se en duda que es de toda justicia pagarlos. Co
mo dije antes, desconocer esa deuda seria lo mis
mo que si despues de la batalla de Caseros se hu
biera querido desconocer el papel moneda de
Buenos Aires, porque Don Juan Manuel Rosas
hizo mal uso de él.
Es de muy urgente necesidad atender al pago
de ladeada nacional, y por lo tanto he de votar
en favor del articulo que ha propuesto el Sí.
Miembro Informan te de la Comision.
Sr. Ministro de Hacienda.—Haré pocas ob
servaciones sobre el particular.
Traida la cuestion á este terreno, el Gobierno
no viene preparado á emitir opinion alguna,
porque es muy grave, tal vez una de las mas
fundamentales.
El articulo de la ley de Aduana en lo que dis
pone no sanciona ningun principio, no innova
nada al estado actual de cosas en la U-jislacion
aduanera, sinó que trata de armonizarla, por un
corto periodo de tiempo, sin perjuicio de que el
Congreso mañana mismo, establezca doctrinas
generales sobre el reconocimiento, consolidacion
y pago de la deuda Nacional. Repito, que pue
de ser esa una cuestion muy larga, muy grave,
que afecta muchos intereses, tanto de los hom
bres del partido que triunfó, como del que cayó.
Acaso los peor tratados, respecto al pago de suel
dos, han sido los hombres del partido liberal.
Asi sin entrar en esta cuestion, que es sumamen
te grave y en la que se necesita un alto patriotis-
* *. ll*
componen el Congreso para decidirla, no creo
que haya peligro ni para la moral, ni para la
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
renta pública en que por ahora se continue, por
fresó cuatro meses mas, haciendo lo que se hace
hoy.—Despues del triunfo obtenido por el parti
do liberal se sigue pagando, para evitar asi nue
vas perturbaciones—Procedimiento el mas pru
dente en momentos tan criticos como los que
atravesamos. Pi hay algo de inmoral en esa
deuda, como el Gobierno ha presentado con tiem
po un proyecto, la Cámara puede ocuparse del
asunto y decir cual es lo bueno y lo malo que
haya en la deuda Nacional.
La deuda de !a antigua Confederacion hasta
el 30 de Abril de 1861, está calculada del modo
siguiente: segun la memoria de Hacienda últi
ma.
Deuda consolidada $ 4.225,037 18
Bonos, billetes de tesoreria y li
bramientos " 2.803,699 52
Documentos sin librar " 464,173 28
Deuda al Brasil " 743,750
ídem al Colegio Monserrat. . . " 12,256
$ 8.248,915 98
El total, pues, de la deuda, era de 8.248,000
pesos, tal es lo que resulta de los datos suminis
trados por el mismo Gobierno caido. En la ley
de 24 de Julio á que se refiere la de Aduana ac
tual, es decir, los documentos de crédito que se
reciben en la Aduana Nacional son: billetes de
Tesoreria, libramientos de ejercicios no venir! dos
y bonos antiguos de diversas emisiones. Con es
tos conocimientos, puede, la Cámara decidir lo
que le parezca, pero repito, que el Gobierno no
está preparado para entrar en la cuestion de fon
do y ha presentado su proyecto, para que las Cá
maras examinen esa deuda y la mande pagar ó
nó, segun resulte del exámen.
Sr. Torrcnt.—Voy á hacer una lijera observa
cion, ó mas bien una breve pregunta. Desearia
saber que inconveniente habria para la ley de
Aduana, en postergar el pago de esta deuda. Si
padeceria la ley (le Aduana, en su cáracter de tal,
suprimiendo este artículo,. ó la disposicion que se
refiere ála deuda Nacional, dejándola para tra
tarse despues, por una ley separada.
AV. Ministro de Hacienda.—Nada, en si la ley
de Aduana nada sufrirá. Los que se consideran
con derechos adquiridos, los terceros poseedores
son los que se pueden considerar agraviados.
Sr. Torrent.—Yo hago mocion para que se
suspenda ó retire este .articulo, esperando TH/.TR o.ppen lior;r ñor CRfi iTírdín fií O-ní >;<»•,> o ,,-;,},,j
resolver el punto, la discusion de la ley especial, No; no es áélá quien se hiere por esta medida;
que puede presentarse, tan 1uego0 como la Comi ese Gobierno ya no existe. Pero se hieren si,
307
sion de Hacienda lo crea conveniente. De es*
manera se salvará una dificultad que el Sr. Mi
nistro de Hacienda acaba de declarar que es
grave. (Apoyado.)
Sr. Oroño.—Creo que despues de haber san
cionado esta Honorable Cámara el articulo por
el cual se destina 25.500,000 pesos para la amor
tizacion de las emisiones hechas por Buenos Ai
res en 1860 y 61, tomando por base lo que produ-
cia el derecho adicional establecido con ese fin;
no puede prolongarse la discusion, ni demorarse
la sancion del articulo de que nos ocupamos. Si
otra cosa se hiciera señor, seria desconocer un
principio de eterna justicia:—No debemos hacer
con los demás lo no que no querriamos se hiciera
con nosotros.
Los 25. 500,000- pesos destinados á la amortiza
cion del papel moneda, importan 1.275,000 pe
sos plata, y esto independientemente de cantida
des que se han mandado pagar en otra forma, y
de las que habrá que reconocer, en virtud de
compromisos anteriores, ó emanadas de los dere
chos que le están garantidos por los pactos. Entre
tanto, lo que habrá que destinar para la amorti
zacion de los bonos, billetes y libramientos girados
hasta el primero de Abril del año 61, será única
mente la suma de 300,000 pesos. Véase pues,
cuan insignificante no es esta suma comparada
con la anterior.
Por otra parte señor, lo que se vá á hacer por
esta ley no es nuevo, ni introduce ninguna in
novacion. Lo ha hecho ya el Encargado del P.
E. Nacional respetando las leyes existentes, pues
son los únicos documentos que se han estado re
cibiendo en la Aduana del Rosario y demás de
la Confederacion.
Cuando el Sr. General Mitre entró á aquella
ciudad y tomó posesion de E,U Aduana, mandó
suspender el pago de todo documento girado
despues del 1. ° de Abril, 'continuándose sin
embargo, el recibo de aquellos que estaban li
quidados hasta esa fecha, y para cuyo pago se
habia creado el derecho adicional.
Con que derecho, pues, el Congreso vendria
ahora á hacer ostensivos los derechos adicionales
establecidos en Buenos Aires á toda la Repúbli
ca, á gravar con ese fuerte impuesto las produc
ciones de todas las Provincias, para decirles des
pues:—Ustedes que tienen convertidas todas sus
fortunas en esos papeles de créditos, no recibirán
nada, quedan ustedes desheredados. Se pretende

308 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
intereses muy legitimos que están por demás li
gados á los de la Provincia de Buenos Aires-
Se atacan derechos adquiridos, y no puede ser
estala mente ni los deseos del Congreso cuya mi
sion es esencialmente reparadora. - Los pueblos
no deben pagar los estravios de sus malos gober
nantes; y si esto no fuese asi^tcndriamos siguien
do esa falsa doctrina, que hacer pesar sobre los
tenedores del papel moneda el castigo de los cri
menes que Rosas cometió, porque con ese papel
moneda, el tirano de la República cambió la
prosperidad de las Provincias en ruinas, desola
cion y sangre. (Aplausos.)
Esa deuda señor, proviene eu su mayor parte
de los sueldos de la Administracion nacional.
Y porque hemos de dejar de pagar porque se su
pone que entre esos sueldos están los de Juan
Saá? Adonde iriamos á parar con semejante doc
trina? Vamos á castigar á todos por darnos el
gusto de castigar á Saá? No puede ser esto asi;
no habria justicia, no habria equidad, y el Con
greso, Señor debe serla mas alta espresion del
respeto del Gobierno por los derechos delos pue
blos. Si Saá es criminal, como lo es sin duda,
acusésele en buen hora, hagasele comparecer an
te los Tribunales del pais; pero respétense los
derechos adquiridos, y asi se habrá dado un al
to ejemplo de moralidad politica.
Yo no creo señor, que el medio propuesto por
la Comision resuelva toda dificultad, y que debe
mos por consiguiente adoptarlo como el mas con
veniente que pudiera ofrecerse.
Las cuestiones economicas señor, se resuelven
por la demostracion y por el exámen de las cifras,
y yo me permitiré ahora hacer una ligera obser
vacion para tranquilizar á esta Honorable Cáma
ra, disipando hasta donde es posible, las dudas
que pudiera abrigar respecto á la importancia de
los recursos del Tesoro Nacional para atender al
pago de esta deuda.
El derecho adicional del 2£ p.§ establecido
sobre la importacion, supongo que no producirá
ménos de un millon de pesos en todas las Adua
nas de la República, y de novecientos mil el im
puesto sobre la exportacion. Este cálculo está
basado sobre datos oficiales que pueden sufrir
mas ó ménos modificacion, segun las circunstan
cias del pais, y por efectos de otras causas que
concurren unas veces á aumentarla renta ó á dis
minuirla.
La Provincia de Buenos Aires produjo en
18C-1 r--ñnifntrvo iy,ií ppcuv; fucH.09, cuando el dn-
recho adicional era solo del 2$ p. § sobre la im
portacion, y del 2£ p.§ sobre la esportacion. De
1
>
modo que. habiéndose aumentado este derecho,
y hecliose ostensivo á toda la República, debemos
creer con fundada razon que no bajará el produ
cido de este impuesto de 2.000,000 de pesos.
Hemos destinado por el articulo sancionado
yá, un millon doscientos setenta y cinco mil pe
sos para la amortizacion de las emisiones del pa
pel moneda. Luego es justo destinar tambien
una suma equivalente al producido del derecho
adicional establecido en la Confederacion, á la
amortizacion de los documentos de créditos á cu
yo pago estaba afecto el producido de aquel im
puesto.
Desde que hemos tomado la rentado las Adiw-
nas de la Confederacion, esjusto que carguemos
tambien con la responsabilidad de pagar sus
compromisos, que en general son muy sagrados,
y bajo todos aspectos atendibles
Sr. Zavaleta.—Comprendo que la cuestion de
que se ocupa actualmente la Cámara es de mu
cha gravedad; comprendo que nosotros no pode
mos decir que no se paguen los documentos de
crédito nacional á cuyo pago estaban afectos los
derechos adicionales creados por leyes de la Con
federacion, porque habria una injusticia en eso,
pero creo tambien que el Congreso no puede de
cir que se pagí en todos esos créditos. Yo creo
que el deber del Congreso, Sr. Presidente, es
clasificar esa deuda, conocerla por si propio, pa
ra ver si esos documentos son legitimos, si cau
san obligacion como dicen los jurisconsultos.
Debemos recordar que las revoluciones se han
hecho siempre á nombre de los derechos concul
cados, y la acusacion capital que pesaba sobre
esos poderes públicos, ha sido la dilapidacion de
las rentas públicas. ¿Cómo vamos á decir ahora
que se paguen esos créditos sin prévio exámen?
Eso seria reaccionar contra la obra de la revolu
cion.
Si decimos que no se paguen, resultaria entón
ces que muchos créditos legitimos nose pagarian.
Creo, pues, que en esta disyuntiva, no hay mas
que un solo medio: que los derechos adicionales
deben destinarse al pago de la deuda pública de
la Nacion; pero despues que se haga la corres
pondiente clasificacion y liquidacion.
Por eso, Sr. Presidente, para que no fueramos
á incurrir en alguna injusticia, pediria la susti
tucion del articulo de la Comision, por otro arti
culo que pido al Sr. Secretario que tenga la bon
dad de leerlo.
Sr. Presidente.—Estamos discutiendo la mo
cion de aplazamiento.
 SESIÓN DEL 30 EE JULIO DE 1862.
St: Elizalde.—E&tá en la cuestion el Sr. Di
putado.
Se leyó el articulo.
Sr. Zavaleta.—Creo que el articulo tal cual
está redactado, no hiere los derechos de nadie.
Loa que se crean con conciencia poseedores de
créditos lejitimos contra la Nacion, tienen la se
guridad de que sus créditos serán satisfechos^
puesto que esos fondos van á destinarse á ese
objeto. Tambien obvia un inconveniente que
tiene el primitivo articulo de la Comision, que
establece la amortizacion por licitacion pública.
Yo creo que este es un inconveniente, porque no
encuentro razon para que la amortizacion se ha
ga asi, desde que no se conoce el monto de la
deuda, y puesto, que el miembro informante de
la Comision reconoce que esto es jugar con su
propio crédito.—Mientras tanto, por el articu-
\) tal como lo he presentado, se reserva el
producido de los derechos para la amortiza
cion de esa deuda. Algo mas: como se va á
liquidar préviamente la deuda, se va á conocer
su monto, y entónces puede hacerse la amortiza
cion por sorteo, sin atacar en nada el crédito de
la Nacion.
Por estas razones yo he de votar en contra del
articulo de la Comision y en favor del que he
presentado.
- Sr. Cabral.—Iba á decir simplemente dos pa
labras. Quiero huir ante todo, Sr. Presidente, de
las cuestiones politicas que no quiero traer al se
no de la Cámara, estemporáneamente; son cues
tiones graves de que mas de una vez tendrá que
ocuparse la Cámara.
Contrayéndome,"pues, simplemente al articu
lo en discusion, estando en mis ideas lo que ha
propuesto el Sr. Diputado preopinante, yo acep
taré la modificacion que ha hecho, porque creo,
Sr. Presidente, que antes de la clasificacion de
la deuda Nacional, no debe ordenarse ningun pa
go de crédito alguno, cuya procedencia no sea
tan conocida como es la deuda de Buenos Aires,
que fué contraida por salvar á la República.
Por estas razones, señor, yo votaré contra el
articulo propuesto por la Comision, adhiriéndo
me á la modificacion que ha propuesto el Sr.
Diputado por Tucuman.
Sr. Ruiz Moreno.—Yo no he de opinar por el
aplazamiento de la consideracion de este articulo,
porque se ha sancionado ya el articulo anterior
respecto á la deuda de Buenos Aires. Al discu
tirse ese articulo, propuse el aplazamiento para
que se separase de la ley de Aduana todo lo re
lativo á la deuda, incluso la de Buenos Aires.
309
Como no fué apoyada mi mocion, no veo la ra
zon que haya para suspender la consideracion
aqui, de lo mismo que ha sido sancionado en el
articulo anterior.
Sr. Gorofstiaga (D. ü.)—¿Qué es lo que está
en discusion, Sr. Presidente?
¿/r. Presidente.—La mocion hecha por el Sr.
Diputado, por Corrientes, para que se suprima
el articulo.
Sr. Gorostiaga (D. JB.)—Entiendo que no es
mocion de órden la que tiende á suprimir un ar
ticulo, puesto que si el articulo es desechado,
queda suprimido: la mocion que tiende á supri
mir un articulo que está en discusion, no es mo
cion de órden.
Sr. Bedoya.—Yo no tendria inconveniente en
votar por el artículo tal cual lo ha presentado la
Comision, aunque tengo muy sérios escrúpulos
sobrela legalidad de la deuda que vamos á pa
gar, pprque todo se encuentra salvado en la re
daccion, dice asi: (leyó. Es decir: es una medida
transitoria que las circunstancias del momento
nos hace tomar; pero yo creo que están salvados
todos los escrúpulos—porque yo nunca me per
donaria, francamente, pagarle los sueldos á Saá.
—Sin embargo, veo que es una necesidad admi
nistrativa atender de alguna manera á esa deuda
hasta que el Congreso se ocupe de eso, lo cual no
podrá hacerlo quizá tan inmediatamente como
ha dicho un Sr. Diputado. Por consiguiente,
yo creo que es conveniente continuar atendiendo
á esa deuda como se ha hecho hasta la fecha, has
ta que el Congreso se ocupe de la ley que tiene
entre manos.
Sr. Mármol.—Voy á hacer solamente dos li- ,
gcras rectificaciones, pero no por deseo alguno
que tenga de entrar en esta cuestion. Todo lo
contrario. En primer lugar, el Sr. Diputado
que deja la palabra dice que es de necesidad pa
gar esta deuda. Esta palabra necesidad, puede
aplicarse á toda deuda: toda deuda es necesario
pagarla, porque lo está exijiendo el acreedor, y
porque el crédito del deudor lo exijo tambien.
Asi es que es necesario satisfacer siempre la deu
da.
Aqui, lo único que queremos saber, es cual es
lo- que vamos á pagar: nada mas: no se trata de
no pagar. Esto en cuanto al Sr. Diputado.
Ahora, en cuanto á lo que tanto se ha dicho,
y respecto de lo cual todos Jos Diputados de
Buenos Aires, parece que nos hubieramos conve
nido pn paardar la mayor moderacion posible, yo
no diré sinó una sola palabra, aunque son millo
nes las palabras que pudiera decir respecto á lo
310 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
que se ha hecho con el papel moneda de Buenos
Aires.
Ya hemos hecho esto, se dice, ya hemos desti
nado de los derechos adicionales 25.500,000
de pesos para pagar los gastos de la guerra. Bien,
señor, yo creo que no se puede poner en paran
gon una deuda desconocida cuando ménos, por
que no diré que sea malo cuanto viene del Sr.
Urquiza y Derqui; pero al ménos no es conoci
da.
Sr. Ruiz Moreno.—Tampoco nosotros conoce
mos el uso que ha hecho el Gobierno de Buenos
Aires de la deuda y sin embargo hemos votado
por su amortizacion.
Sr. Mármol.—Si el Sr. Diputado le ha negado
au voto porque no sabe en que se han emplea
do los dineros de Buenos Aires, yo se lo diré: en
levantar ejércitos, para ir á correr á loa Chachos,
á los Chivengos y al Sr. Capitan General hasta
meterlo en su estancia. En eso se han empleado,
toda la República lo sabe.
Sr. Del Eio.—Está muy guapo el Sr. Diputa
do. Pido Sr. Presidente se sirva llamarlo al ór
den, sinó me veré en la obligacion de contestar
le, porque no puedo consentir que se insulte aqui
al Sr. Gobernador de Entre-Rios, y tendré que
contestar á esos insultos; pero el Sr. Presidente
debe llamar al Sr. Diputado al órden para que
despues no me toque la campanilla cuando yo
hable.
Sr. Cabral.—Solo dejando este lugar, puede
dejar de escuchar lo que se dice.
Sr. Mármol.—Es hasta donde se puede llevar
la tolerancia de una Cámara, no protestando
contra las palabras del Sr. Diputado, contra quien
hago violentos esfuerzos por contestar con la ma
yor calma posible. No se insulta al Gobernador
de Entre-Rios: es un hecho histórico, público,
que el General Urquiza que mandaba en Pa
von corrió hasta meterse en su estancia; no es un
insulto, es un hecho público.
Sr. liuiz Moreno.—Eso no es de la cuestion.
pero se trata de agriar los ánimos. ¿A qué vie
ne eso?
Si: Mármol.—Estoy diciendo en que se em
plean los dineros.
Sr. Ruiz Moreno.—Eao lo dice el Sr. Diputa
do, yo no lo sé, y por eso he negado mi voto.
Varios.—Pasemos é cuarto intermedio, Sr.
Presidente.
Sr. Mármol.—No hay necesidad, puede votar
se.-
Sr. Alsina.—Sinó vamos á pedir la palabra
todos.
Sr. Presidente.—Pasemos á cuarto interme
dio.
Asi se hizo.
Despues de algunos instantes volvieron á la
sala los Sres. Diputados y continuó la discusion
del articulo 39.
Sr. Ruiz Moreno.—Creo que se ha discutido
bastante y que puede darse el punto por sufi
cientemente discutido y votar el articulo. Hago
mocion al efecto. (Apoyado.)
Sr. Torrcnt.—Yo habia hecho una mocion que
fué apoyada, y es con el objeto de decir algo so
bre ella que tomo la palabra.
El Sr. Diputado por Tucuman Dr. Zavaleta, ha
redactado un articulo en sustitucion del que se es
tá discutiendo. En el fondo, es lo mismo que el
que yo he propuesto en mi mocion. Por consi
guiente yo retiraré el mio y me adheriré á la idea
propuesta por el Dr. Zavaleta.
Sr. Mármol.—Yo creo que debe votarse pri
mero el articulo de la Comision; si es rechazado,
entonces entrará el que ha propuesto el Sr. Di
putado por Tucuman.
Sr. Montes de Oca.—Yo creo que seria muy
conveniente antes de votarse, que el Sr. Minis
tro se sirviese decir si en vista de este arti
culo propuesto por la Comision, la amortizacion
se vá á estender á todos los créditos que se pre
senten. Si van á ser préviamente clasificados,
entonces no habrá ningun inconveniente en adop
tar el articulo que la Comision presenta.
Sr. Elizalde.—Por el articulo 2. ° que pro
pone la Comision, el Gobierno tiene el derecho
de clasificar todos esos créditos, es decir, porque
tiene obligacion de reglamentarlos, para formar
de todos esos documentos varias series de titulos
de un valor dado y numerarlos, para poder hacer
efectiva la suerte. Es lo único que tiene que
hacer el Gobierno, y esta operacion no puede
ménos de ser larga.
Sr. Ruiz Moreno.—Es claro que el Gobier
no no vá á pagar lo que no sepa que se debe.
Sr. Ministro de Hacienda.—Por la ley del '2-1
de Julio se tienen que pagar todos los libramien
tos, bonos y billetes de tesoreria emitidos por el
Gobierno Nacional hasta el 1. ° de Abril do
1861. Esto es lo que tiene que pagar el Gobier
no, y no puede entrar á clasificar la deuda por
que no tiene los medios de hacerlo. Los docu
mentos, los billetes de tesoreria, no dicen absolu
tamente deque provienen; son titulos al porta
dor. Por consecuencia, tiene aue tomar todos
esos titulos, renovarlos por otros del mismo valor
y numerarlos.
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
Sr. fíuiz Moreno.—Supongo que los billetes
de tesoreria no tienen duda.
Sr. Ministro de Hacienda.—Los billetes de
tesoreria, mientras estnve al- cargo del Ministerio
de la Confederacion, se arbitró ese medio para
pagarlos. Despues de mi salida del Ministerio,
no sé lo que se habrá hecho hasta Abril: tal vez
se habrán dado muchos billetes; pero yo no quie
ro suponer que se hayan dado indebidamente,
estoy muy lejos de decirlo, porque sin tener da
tos positivos nnnca haré un cargo á nadie. Me
faltan, pues, datos sobre estos docmentos; pero el
origen de ia deuda proviene del año 53, es decir,
es tan remota como todo eso. Asi es que hay una
parte de billetes de tesoreria emitidos por el Go
bierno de que yo formé parte, conozco de que
provienen: fueron para pagar los sueldos que no
podian satisfacerse con las entradas del tesoro y
todos los que eran empleados públicos, recibian
esos sueldos bien ó mal. Ahora si estaban bien
ó mal sentados en sus puestos, esa es otra cues
tion. Es una tésis muy larga.
Sr. Montes de Oca.—Entónces debemos enten
der que por ese articulo presentado por la Comi
sion, esos documentos no van á ser clasificados?
Sr. Ministro de Hacienda.—No, señor; arre
glados en su forma material para efectuar el sor
teo, nada mas.
Sr. Montes de Oca.—Queria saber esto antes
de dar mi voto, porque lo daria en el caso de
que el Gobierno clasificara los documentos; pe
ro no clasificándolos, de ninguna manera.
Sr. Ministro do Hacienda.—Por ejemplo: el
Gobierno no podria decir si -los sueldos del Pre
sidente son ó no legales hasta el 1. ° de Abril.
Si el Congreso dijera que no era legal esto ó
aquello, seria otra cosa; pero desde que el Con
greso no da una base para la clasificacion, el Go
bierno no puede hacerla.
Ademas, señor, todos esos dociunentos son al
portador y no se sabe el origen de la mayor par
te de ellos.
Sr. Cantilo.—Como voy á votar por el arti
culo presentado por el Sr. Diputado por Tucu-
man, voy á dar algunos datos á la Cámara para
hacer ver que él solo se refiere á una parte de la
deuda, es decir, á 9 ó 10.000,000 que se presen
tan como deuda Nacional.
De una publicacion recientemente hecha, re
sulta quo hay una deuda consolidada de esta ma.
nera: (Leyó.) Todo esto, agregándole como
1.750,000$ en que se calculan ]f/& gastos hechos
por el «jrouieruo de la uomeueracion, asciende á
una suma de 9.000,000 y pico.
311
Bien, el Gobierno se ha dirijido al Congreso,
diciéndole que es necesario consolidar la deuda
flotante de la Nacion. Se vale de ese término, y
en seguida viene la uniformidad de la legislacion
aduanera, con motjvo de lo cual se dice que es
necesario pagar loé créditos nacionales; pero en
estas dos clasificaciones, está incluido al parecer
todo lo que debe la Confederacion, es decir, lo
que debe ser declarado como deuda de la Nacion,
mas ahora no se trata de eso, sinó de tres parti
das de diversas emisiones, es decir, cerca de
3.000,000 de duros. A eso solo se refiere el pro
yecto que se presenta.
Ahora, respecto de los demas créditos, el Sr.
Ministro se servirá decirme si han de pagarse por
tesoreria.
Sr. Ministro de Hacienda.—No, señor, por
ninguna parte, escepto los cupones de la deuda
estrangera que ya está sancionado por una ley.
Todo lo demas no se pagará mientras el Congre
so no determine.
Sr. Cantólo.—Es que la ley que estamos dis
cutiendo, manda pagar solo tres clases de deu
das, y entónces, lo que va á dejarse de pagar, va
á colocarse en la categoria de los demás créditos
cuyo pago no está previsto.
Sr. Ministro de Hacienda.—La ley dice: con
tinuemos pagando esos créditos, en general hasta
que el Congreso determino lo que debe hacerse.
Sr. Canillo.—Yo traduzco la ley de otro mo
do, es decir: continuemos pagando estas tres cla
ses de deuda que he mencionado.
Sr. Ministro de Hacienda. —Todo está inclín-
do; continuemos pagan cb hasta que el Congreso
determine sobre el todo.
Sr. Cantilo.—La Cámara está en el deber de
atender á la deuda; pero le es imposible hacerlo
sobre el todo porque le faltan datos. Hay mu
cha justicia en mandar pagar alguna cosa; pero
eso no es reconocer que los dineros que se han
dado, sea para que tengan todos iguales d rechos.
La mocion que se ha presentado, tiende á igualar
estos créditos, y por eso yo la he apoyado.
Se votó si el punto estaba suficientemente dis
cutido y resultó afirmativa.
Sr. Ruiz Moreno.—Puede votarse por partes.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es decir, que lo
que se vá votar no es el proyecto priginario, sino
el articulo de la Comision.
Sr. Elizalde.--i&o lo acepta el Sr. Ministro?
Sr. Ministro de Hacienda.—No lo creo con
veniente, porque este proyecto, manda que el
Cjobieruo pague trea veces mas de lo que iba á
pagar. Los tenedores de esos documentos, ee
312 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE1862
contentan hoy con recibir la tercera parte de BU parte del valor del documento; eso vendrá des
valor, se dan por satisfechos, y no se hiere nm pues; yo esplicaré como es que los tenedores no
gun derecho; pero ahora se manda que se pague reciben ni la 4.a parte.
á la par. Si no hubiera quien los vendiese por Se votó el primer periodo del articulo y resultó
la tercera parte, el Gobierno los pagaria á la par; rechazado por negativa de 19 votos.
pero desde que hay quien los venda, el Gobierno Sr. Quintana (D. Jf.)—Ahora es inútil la
los pagará por lo que se los den. Es decir, que 2.fl parte.
este proyecto manda que se pague por un valor Sr. Presidente —Entónces se votará el articu
tres veces mayor, que lo que decia el proyecto del lo propuesto por el Sr. Diputado por Tucuman.
Gobierno. (Se leyó.)
Sr. Quintana. (D. M.)—Entiendo que lo que Sr. Quintana (D. M.)—Es decir, que este pro
debe votarse primero, es el proyecto que primi yecto presentado por el Sr. Diputado por Tucu-
tivamente presentó la Comision. man, introduce una alteracion, puesto que dice
Sr. Ministro de Hacienda.—Iba á observar que se pagará una parte, no la misma suma que
porque parece que es la práctica basada en todos antes se pagaba.
los antecedentes parlamentarios. Despues que Sr. Mármol. —Es que está en relacion con el
la Comision presenta un proyecto á la Cámara, articulo anterior, que dice que de los derechos
este proyecto ya no pertenece á la Comision, si adicionales se destinan 25. 500,000 para la amor
nó á la Cámara; y la Cámara es quien debe en tizacion del papel moneda de Buenos Aires, y
mendarlo ó sustituirlo. Yo creo que la- Comi el resto, destinase, &a.
sion no tiene derecho para sustituir un proyecto Sr. Quintana (D. M.)—Por eso es que digo
que está en poder de la Cámara, cuando se le quo se destina una suma mayor probablemente,
antoje. De otro modo, la Cámara esta, quedaria que la que antes se destinaba, porque no es lo
siempre sujeta á las Comisiones. mismo que lo que producian los derechos adicio
Queria observar esto para que no nos embara- nales, y por eso yo he de estar en contra.
zemos en la discusion. Sr. Elizalde.—Por el articulo que ha propues
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Creo que todo esta to el Sr. Diputado por Tucuman, resulta que lo
ria allanado con que el articulo se votara por que queda del producido de los derechos adicio
partes: la 1.a parte es conforme al proyecto que nales, se guarda para atender á la deuda publica
presentó al Gobierno y al articulo que primera Nacional, no á estos tres objetos á que estaban
mente presentó la Comision. La 2.a es sobre si destinados, sinó á toda la deuda de la Nacion.
• se ha de hacer la amortizacion por la suerte ó por Sr. Ministro de Hacienda.—La voz prefcri-
licitacion. Puede leer el articulo el Sr. Secreta Ue, creo que debia cambiarse por legitimos.
rio, y el Sr. Ministro encontrará que la 1.a parte Sr. Mármol.—En toda liquidacion general,
es conforme con la redaccion del proyecto primi hay siempre créditos con prelacion.
tivo y con el presentado por el Gobierno. Sr. Ministro de Hacienda.—Entónces ¿qué
(Se leyó.) se hace con los no preferidos?
Sr. Mármol.—Entran en otro órden.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es igual al del
Sr. Ministro de Hacienda.—Ponga nominal
Gobierno, mas preciso y mejor.
si esa es la intencion.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Entónces es mejor Sr. Mármol.—Esa es la intencion. Los suel
que se vote por partes. dos de la plana militar y de los empleados civi
Sr. Mármol.—Es necesario qiie se tenga pre les, son preferibles. .
sente que los.que hemos de votar por el proyecto Sr. Quintana (D. M.)—Yo creo que el adje
que hemos presentado el Sr. Zavaleta y yo, de tivo 2>rcferiUe no comprende efectivamete, ni los
bemos estar en contra de este periodo del arti- créditos que deben ser satisfechos, ni los que ten
culo. gan prelacion, ni los que no la tengan. Asi e»
Sr. Quintana (D. M.)—Es entendido; no hay que yo creo que debe ponerse: todos los créditos
mas que votarlo por partes, legitimos, y para salvar la observacion del Sr.
Se leyó la 1.a parte del articulo. Diputado Mármol, puede decirse: en la escala
Sr. Granel.—El Sr. Ministro tendrá la bon que determine.
dad de decirme como se refibpn ííctru¡ITnr,nte eeos Sr. Mdrmf?. —Ponga legítimos, no hay incon
documentos de crédito en las Aduanas? veniente.
Sr. Ministro de Hacienda.—Por la tercera Se puso legitimos.
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
Sr. Presidente.—Se váá votar si se aprueba
ó toó el articulo como acaba de leerse.
Se votó y resultó afirmativa de 24 votos contra
9. Léyose el articulo 40.
Si: Oroño.—Pido la palabra para proponer la
supresion de este articulo, porque lo creo inne
cesario.
En la ley anteriormente sancionada por esta
Honorable Cámara, se ordenaba que el Gobier
no Nacional pusiera á disposicion del Gobierno
deln Provincia de Buenos Aires, la suma que de
termina jiara llenar estas exijencias precisamente.
En esa suma está incluida la de 6.500,000$ que
se asignan por este articulo. Por consiguiente se
ria escusado poner este articulo en la ley, y seria
una repeticion ó una redundancia. Por tanto,
propongo la supresion de este articulo.
Sr. Ministro de Hacienda.—Efectivamente;
por el tratado de Noviembre, quedó el Gobierno
obligado á pagar las sumas necesarias para aten
der á la amortizacion del papel moneda; pero en
eso no está incluido el presupuesto del 59, por
que esa suma babia sido sancionada algunos me
ses antes. Asi es que en lo literal de la ley no
están incluidos los 6.500,000.
Sr. Oroño.—Quiere decir que no estan com
prendidos en el presupuesto?
Si: Ministro de Hacienda.—No, señor, no es
tan comprendidos, porque cuando se sancionó el
presupuesto, no existia todavia esto.
Sr. Oroño,—Tendremos que entregar treinta
y tantos millones, en lugar de 25.500,000.
Sr. Ministro de Hacienda.—¿Quién hizo esa
liquidacion?
Sr. Oroño.—Yo, Sr. Ministro, tomando por
base los documentos oficiales.
Sr. Ministro de Hacienda.—Todo lo quc sea
justo hay que entregarlo á Buenos Aires.
Sr. Orono.—El pago de las emisiones del afio
59 está comprendido en el convenio de union, y
á eso se refiere la ley que hemos sancionado.
Sr. MiniMro de Hacienda.—No está compren
dido en el presupuesto. Por el pacto se garante
todo lo que estaba; pero supongamos que sean
43.000,000 de pesos. ¿Cuanto produce la renta de
Buenos Aires? 123.000,000 de pesos.
Sr. Oroño.—No voy áeso. yo voy únicamente
á que es innecesario el articulo aqui, puesto que
está comprendido en la garantia de la emision.
Sr. Ministro de Hacienda.—Pero no está en
el presupuesto del 59, porque el presupuesto se '
sancionó antes de la guerra. Vino la guerra, y
entónces se emitieron esos millones que no están
en el presupuesto.
SIS
Sr. OroTio.—Entónces no habria obligacion de
asignar esta suma.
^Si: Ministro de Hacienda.— Yo creo que na
die lo niega.
Si: 0jw70.-—Acaba de negar ahora la Cámara
el derecho que tienen otras Provincias para esto
mismo.
Sr: EKgaldf.—'&Q es lo mismo, y sobre todo,
es revivir la discusion anterior sobre los docu
mentos de crédito.
Sr OroKo.—Yo he querido hacer una simple
esplicacion de loque importaoste articulo.
Sr. Ministro de Hacienda.—Ya se ha sosten;-
do eso, señor, y no ha pasado.
Sr. Oroño.—Yo no he querido oponerme 'al
pago de esa cantidad, sinó que he creido innece
sario el articulo, puesto que esto mismo está ir i
cluido en la ley que se sancionó anteriormente.
Si: Presidente.—Se va á votar si el punto esIá
suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa. En seguida se
votó el' articulo y resultó aprobado por afirmati
va contra 3. Entró en discusion el articulo 41.
Sr. Mármol.—Tenga la bondad el Sr. Secre
tario de escribir estas palabras "y de aquella que
corresponda á la Provincia de Buenos Aires
despue* de arreglada convenientemente." Ahora
diré porque hago esta indicacion.
Sr- Presidente: esta es una de esas deudas que
no so pueden discutir. El pais, cualquiera que
sea el Gobierno que lo haya presidido, se ha com
prometido por medio do su ser moral, de su go
bierno con las Potencias Estrangeras. Por con
siguiente es una cosa indiscutible, aun cuando
resultase del exámen que el Gobierno habia sido
poco consultor de las conveniencias públicas y
sc'pudiera probar que hubiera podido hacerse otra
cosa mejor; pero es preciso que la Cámara se pe
netre de que la convencion con agentes de Fran
cia y de Inglaterra, n(Va ha sido hecha á conse
cuencia de perjuicios originados por la Nacion
ni de perjuicios originados por el Gobierno Na
cional. No, señor, es á consecuencia de perjui
cios originados por las Provincias, en cada loca
lidad. Los estrangeros reunidos, representado»
poP sus autoridades nacionales, hicieron valer
sus derechos por los perjuicios causados en tal 6
cual provincia. Entónces la Nacion hizo suyo
este reclamo, discutió y arregló sus términos de
pago. La Nacion hizo lo que debia hacer en el
estado en que habia quedado la República Ar
gentina, y las circunstancias dificiles de recursos
en que cada Provincia se encontraba; pero hó
aqui pue ocurre un caso en el cual la Nacion
41
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
tiene que reclamar algo de Buenos Aires, y Bue
nos Aires algo de la Nacion. Ocurre el caso de
que los reclamos de la Provincia de Buenos Ai-
rea que hoy hace parte de la Nacion, no figuran
en esta convencion.
Independientemente la Provincia de Buenos
Aires, durante su separacion, habia emprendi
do un ajuste con los agentes Estrangeros; pero
se hace la union, se incorpora Buenos Aires, y
esta Provincia signe haciendo arreglos con
los poderes Estrangeros sobre los reclamos de la
Provincia. Hé aqui que la Nacion tiene que
reclamarle á la Provincia de Buenos Aires, y de
cirle: no puede la Provincia de Buenos Aires ha
cer convenciones con los agentes Estrangeros,
porque es un derecho que á mi me pertenece.
Pueden empezarlas y puede concluirlas duran te
su separacion, siempre que sean reconocidos sus
actos por los Poderes Estrangeros; pero una vez
incorporada de hecho y de derecho, la Provin
cia de Buenos Aires no puede firmar convencio
nes con ningun agente estrangero, porque es un
acto de la soberania que solo me corresponde á
mi; porque claro está que si las Provincias tu
viesen derecho de firmar convenciones, mas tar
de, aunque esa Provincia se incorpore, el otro
poder contratante, no vendria sobre la Nacion,
sinó sobre la Provincia, como parte: seria el mas
raro fenómeno el ver una guerra ó un bloqueo
que río fuera sobrela Nacion, sinó sobre una par
te de ella; seria lo mas ridiculo. Además, aqui
entra la parte constitucional, cada provincia ha
delegado la parte de soberania esterna en el Go
bierno Nacional. Por consiguiente, el Gobierno
Nacional no puede consentir en que la Provin
cia de Buenos Aires haga convenciones con el
Estrangero. *•
Vamos á ver ahora la cuestion por la otra parte.
El Congreso no puede consentir que Buenos
Aires, como parte integrante de la Nacion, co
mo parte constituyente al tesoro comun, no pue
de consentir en que Buenos Aires contribuya &\
pago de los cupones, es decir, á la deula estr^n-
gera, á los perjuicios sufridos por los estrangeros
en otras Provincias, sin que la Nacion á su vez
no cargue con los compromisos de Buenos Aires'
es decir, con los reclamos tambien estrangeros
contra la Provincia de Buenos Aires; porque re-
sultana lo siguiente: que Buenos Aires, como
parte de la Nacion, pagaria los compromisos ori
ginados en Corrientes, en Entre-Iiios, Mendoza,
SíXTl •T":1T1 &i*.- v (Tipio TVovílPin TIPT.O los su
yos, porque nadie los paga. Esto no seria equi
tativo; esto no es constitucional.
Buenos Aires no puedo estar contribuyendo
al pago da los cupones que representan los per
juicios del estraugero causados en las Provincias
Argentinas, mientras que las Provincias Argen
tinas no paguen tambien la parte que les corres
ponde por los arreglos rpie se hagan de la deuda
esteriorde Buenos Aires.
Como este es un punto que ha de tratame en
las Cámaras Provinciales de Buenos Aires, pare
ce que cumpliendo con su deder los Diputado»
de ellas, tienen que pedir que esta deuda
sea arreglada por la Nacion, para que el teso
ro comun pague esa parte de la deuda de
de Buenos Aires, como Buenos Aires paga
la de las demás Provincias. Por eso agrego es
tas palabras que pido al Sr, Secretario se sirva
leerlas poniéndolas en su debido órden.
Se leyó el articulo con la agregacion-
Me refiero á la deuda; hago esta indicacion
porque es esencialmente constitucional, y sobre
todo, justa. He dicho.
Sr. Ministro de Hacienda. —Yo creo que los
principios que sostiene el Sr. Diputado, son in
cuestionables; y nadie podrá negar que la Na
cion tiene, por honor de la Provincia y de la
Nacion misma, que tomar sobre si el pago de
esa deuda esterior, diplomática, puede decirse
pero no me parece á tiempo, proponer esto aho
ra; desde que no hay deuda reconocida, ni se sa
be el monto de ella, ni en que forma se hurá el
pago. Asi es que yo creo que seria mejor no
introducir esto en la ley, que no viene á ser mas
que una declaracion de principios.
Sr. Mármol.—Una declaracion de principios
que evitará otras cuestiones. No se trata de es
tipulaciones diferentes, sinó de establecer este
principio: la deuda diplomática, esterna, de la
Provincia de Buenos Aires, la ha de pagar la Na
cion; esas dos palabras nada mas.
Sr. Ministro de Hacienda.—Es natural; pero
creo que eso no debe ponerse en una ley transi
toria como es la ley de Aduana. Además, toda
el mundo sabe que el pago de las diversas esti
pulaciones de Buenos Aires, se pagan en fondo»
públicos ó en moneda corriente; y que en la Na
ion se pagan en metálico, con tanto ó cnanto
interés. De manera que es una cosa muy distin-
u.
Sr. Cant-llo.—Yo no apoyo la mocion porqua
;1 Gobierno está ocupándose ya del arreglo con
os agentes Estrangeros, arreglo de que este Con-
reso ilfVbe ocuparse dentro de poco. Asi es que
creo que no tiene objeto, y puede aplazarse para
cuando llegue la oportunidad.
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862. 315
Sr. Ministro de Hacienda.—Además de eao, ' Sr. Presidente.—La Cámara resolverá por una
sabemos que ia Legislatura Provincial, tiene que votacion.
conocerlos principios á que esa ley ha sido arre Sr. Torrent.—Por no haber sido suficiect-,
glada, y sin la sancion de la Lejislatura de la mente apoyada la indicacion del Sr. Diputado
Provincia, no hay nada. Asi es que lo que ha no tomé la palabra, sobre ella, algo habria teni
hecho el Gobierno, no es mas que proponer. do que decir. Como se declaró cerrado el deba
Sr. Mátinal.—Cada vez me ratifico mas en te, seria preciso que volviese á ponerse á discu
mis ideas, por lo mismo que estoy oyendo decir sion, para poder hablar al respecto.
al Sr. Diputado, y al Sr. Ministro. El Sr. Di Sr. Alsina.—Que se reabra la discusion.
putado ha dicho que el Gobierno está haciendo Sr. Presidente. —Se votará.
un arreglo, y el Sr. Ministro dice que no, que es Sr. Cantilo.—Sin votar puede hacerse.
á la Legislatura de Buenos Aires á quien corres Sr. Presidente.—Para uniformar las opinio
ponde, que el Gobierno no pueda hacer ningun nes será mejor votar.
arreglo. Puesto á votacion si se reabria la discusion-
Sr. Ministro fie Hacienda.—-El Gobierno no sobrela adicion del Sr. Mármol, resultó negativa
ha hecho ningun arreglo. de 1T votos contra 16.
Sr. Cantito.—¿No ha convenido las bases con Sr. Elisa.de.—Entiendo que no se abre la dis
los agentes Estrangeros? cusion, pero se votará la indicacion del Sr. Már
Sr. Mármol. La Lejislatura de Buenos Ai mol, si él insiste.
res no tiene nada que ver con esto; tiene que de Sr. Torrent.—Entiendo que esto importa un
cir: esto no es de mi competencia. Por consi voto en contra.
guiente, no hago mas que establecer eso, ya que Sr. Garda (D. J. A.)—Pero si no insiste el
se va á establecer, como se ha d« pagar la deu Sr. Diputado.
da arreglada. Yo digo: ¿Y la que se vá á arre Sr. Torrent.—Yo pediria entónces,, si se vá á
glar? Intempestivo nunca puede ser, desde que votar en silencio, que se me permitiera usar de
está precisamente en el lugar donde debe estar. la palabra, porque tengo que decir algo en con
Yo íÍO insisto, si no se quiere poner: lo que tra.
Sr. Elizalde.—Que se rectifique la votacion.
yo he querido hacer es establecer un punto
Sr. Ministro de Hacienda.—El Sr. Diputado
de partida. que inició este asunto quisiera retirar su indica
Sr. Presidente.—Se vá á votar si el punto está cion ....
suficientemente discutido. Sr. Mármol.—No tengo inconveniente, aun
Se votó y resultó afirmativa. En seguidase vo que me quedo con gran curiosidad de saber lo
tó el articulo, y fué aprobado por afirmativa ge que tiene que decir mi honorable amigo.
neral- Se leyó el articulo 42 de la ley en discusion.
Entró en discusion el articulo 42. Sr. Torrent.— Aunque parezca importuno,
Sr. Mármol.—¿No ha sido apoyada la indica- puesto que el Sr. Diputado por Buenos Aires ha
i-ionl dicho que tendria gusto en oirme, y como creo
Sr. Alsina.— Yo la he apoyado. que nada se ha resuelto, desearia saber si se puc-
Sr. Mármol.—Déjela, ya ha pasado. hablar sobre su indicacion.
Sr. Alsina.— Como adicion podria votarse. Sr. Presidente.—Parece que no desde que el
Sr. Diputado ha retirado su mocion.
Sr. Mármol.—No tengo inconveniente: ya el Puesto á votacion el articulo 42, fué aprobado
Gobierno ha dicho lo que se vá á hacer. por afirmativa general.
Sr. fiuiz Moreno.—Nadie niega ese princi Sr. Ruiz Moreno.—Antes de terminarse la
pio, señor. ley por este articulo, creo de necesidad que la
Sr. Alsina.— Si los reconoce el Sr. Diputado Cámara se ocupe de la mocion hecha por un Sr.
jquó inconveniente hay en consignarlo? Diputado y apoyada por mas de la mitad de ella.
Tenga la bondad de leer la adicion, Sr. Secre Me refiero ála reconsideracion que se ha solicita
tario. do.
(Se leyó.) Sr. Gorostiaga(D. J?.)—Antes tiene que vo
¿Qué peligro hay en consignar la misma doc tarse toda la ley.
trina que todos reconocen? S/f. Tlui?. Morrón —Cre'? nn? osfo cric! últi
Sr. ¿avalela.—Todo lo que sea verdaderamen mo articulo.
te deuda Nacional, la ha de pagar la Nacion. Aprobado el articulo 43 dijo el.
 316 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
Sr. Mármol.—En el articulo que hemos su
primido se hablaba de los derechos adicionales,
supongo que no habrán quedado suprimidos tam
bien.
Sr. Ministro de Hacienda.—No señor.
Sr. Gorostiaga (D. £.)—Terminada la san
cion de esta ley ....
S>: Presidente.—No se ha votado aun el últi
mo articulo.
Sr. Mármol.—Permitame Sr. Presidente. An
tes de comunicarse la ley, cada Diputado está en
el derecho de proponer un nuevo articulo.
Sr. Presidente.—No es sobre esta ley.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Es precisamente so
bre ella.
De acuerdo con la indicacion que hice en la
sesion anterior y en virtud de las razones que es
puse contra la proposicion de fijar un precio al
papel moneda de Corrientes, razones que son
aplicables tambien á los inconvenientes de fijar
un precio á los de Buenos Aires, hago mocion
para que se reconsidere el articulo da esta ley, que
ha fijado el precio de 400 pesos por onza de oro
al papel moneda de Buenos Aires, como mone
da admisible al pago de derechos de importacion
y esportaeion, en todas las Aduanas de la Repú
blica. Para que esta mocion pueda tener efecto
ee necesita un grande apoyo de esta Cámara.
(Fué suficientemente apoyado.)
Sr. Presidente.—Si hay alguna duda se leerá
el articulo del Reglamento.
Sr. Cabral.—La tercera parte es solamente
para el apoyo, ahora se votará.
Si: Cantilo.—Que se lea el articulo del Regla
mento.
Se leyeron los articulos 128 y 129.
Sr. Mármol.—Está bien; han sido en regla.
Sr. Presidente.—Está en discusion.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Una vez que la Cá
mara ha abierto la discusion sobre el articulo ya
sancionado. Yo propongo que en vez del tipo
fijado de 400 pesos, se diga: ó Men en papel mo
neda de la Provincia de Suenos .Airts al. cam-
lvio corriente en esta plaza.
¿>r. Ministro de Hacienda.—Al corriente.
.¿Cuando? ¿Al presentarse una peticion para el
despacho, o en el momento del aforo?
Sr. Gorostiaga (D. S.)—Será en el momento
del pago y entónces será cuando la Aduana vea
al cambio en que deban satisfacerse los derecho?.
Sr. Ministro de Hacienda.—He hecho esta
pregunta para saber cual es el espiritu de la Cá
mara, á fin de poder proceder.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—¿El Sr. Ministro no
se opone?
Sr. Ministro de Hacienda.— Sostengo mis
opiniones como el primer dia. Pero ¿para qué
he de repetirlas? Creia que la Cámara se habia
convencido que era imposible la buena y moral
administracion de las rentas de la República, si
antes no se fijaba el valor del medio circulante
qre sehabia de recibir en pago de derechos, y
que graves males resultarian de sujetarse á las
oscilaciones dianas de esa moneda; que habria
dificultades entre el Gobierno y el comercio. To
do eso lo manifesté tan estensamente, que creia
completamente inútil volver sobre ello. ¿La Cá
mara, despues de eso quiere volver á oir las ra
zones que impulsan al Gobierno á preferir la fi
jacion de un tipo?
Dije anteriormente, y lo repito ahora, que tal
cosa no era justa, ni moral, y que meparecia muy
dificil, ó imposible, establecer algun órden admi
nistrativo, sin fijar un tipo á la moneda papel de
Buenos Aires, porque entrañamos cada dia, en
una gran vacilacion de ideas, y de dificultades po
sitivas, á consecuencia de las oscilaciones del
cambio. Que si hoy está reducida su circula
cion, ála Provincia de Buenos Aires, se haria
estensivaá todas las de la República, desde que
es moneda admisible en todas las Aduanas. Esto
traerá infaliblemente, perjuicios al Erario públi
co y al buen arreglo de la Hacienda.
Pero no quiero insistir en esta cuestion que se
ha hecho de suyo ya demasiado pesada Repe
tiré solamante que no tengo razon alguna
para volver de mis ideas, ni el Gobierno tampo
co, es decir, del convencimiento en que estamos
de la conveniencia que hay para fijar un tipo al
valor del papel moneda. Mas decididamente que
nunca, piensa hoy el Gobierno de ese modo, pe
ro la Cámara puede ordenar lo que mejor
le parezca. En caso de desecharse el articulo ya
sancionado, el Gobierno hará lo posible para dar
cumplimiento ála ley, aunque preveo que surji-
rán dificultades grandisimas, para establecer al
gun órden administrativo.
Sr. Elizalde.—Señor, cuando se discutió esto
asunto anteriormente, yo voté en contra de la fi
jacion del tipo de 400 pesos, por parecerme exe
sivo, y creo que la opinion me acompaña hov.
Sin embargo, no he de estar, porque se diga al
corriente de plaza, pues, creo que es necesario
segundarla idea del Sr. Ministro de Hacienda,
de fijar un tipo, á la moneda; pero, poniéndosele
el de 22 pesos papel por peso fuerte. No eó si
el Sr. Ministro de Hcienda tendrá inconvenien
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
te, puesto que ha reconocido que es demasiado
el tipo de 400 pesos.
Sr. Ministro de Hacienda—Voy á decir á
la Cámara dos palabras, sin insistir mucho en es
te punto.
E1 precio que fijaba el Gobierno de 340 pesos
es al que debemos aspirar á que llegue el papel
moneda; de manera que, lo que mas se aproxi
me á ese tipo, será lo mas conveniente—El Go
bierno admitió el de 400 pesos, porque era me
jor aceptar un tipo alto, que no dejar al acaso,
el valor y monto de las entradas públicas—Asi,
pues, repetiré ahora que lo que mas se aproxime
al tipo que el Gobierno indicó, será mucho mas
benéfico para los intereses legitimos del pais.
Sr. Alsina.—Sr. Presidente, yo he apoyado
la mocion para que se reconsidere el articulo por
dos razones; la primera, se ha dado ya por el Sr.
Ministro de Hacienda y el Sr. Diputado por Bue-
nosAires que habló primero. Creo que el tipo
fijado es demasiado alto y que esta circunstancia
viene á traer la depreciacion del papel moneda,
cuando por el contrario debemos propender á su
apreciacion y circulacion.
La otra es porque en mi opinion el Congreso
no tiene derecho para establecer un tipo á la mo.
neda de Buenos Aires. Creo que eso le está
negado completamente por el articulo 67 de la
Constitucion. Los precios de la moneda circu
lante «io se decretan sobre ellos, no se legisla;
as el comercio quien los estipula. El inciso 1. °
del articulo 67 de la Constitucion dice; Atribucio
nes del Cangrezo: legislen' soüre las Aduanas es
tenores y establecer los derechos de importacion
loa Guales asi como las avaluaciones sobre que
recaigan serán uniformes en toda la Nacion: bien
entendido que esta, asi como las demas contribu-
rioue-'s Nacionales, podrán ser satisfechas en la
moneda que fuese corriente en las Provincias
respectivas, por su justo equivalente.— Ahora,
bien, sefior, yo pregunto ¿Cuál es el justo equi
ralente? No es el que se determina por una ley
sinó aquel que tenga la moneda corriente pro
vincial con relacion á una moneda metálica iija-
Por esta razon he apoyado la mocion para la re.
consideracion y he de votar contra cualquiera
precio que se estipule. El precio equivalente es
lo que en derecho se llama justo precio, de mane
ra que el que tenga en plaza, es el justo equiva
lente. Tanto valdria esto, como si la Constitu
cion dijera: justo precio, en lugar de justo equi
valente.—No se resuelven de otra manera, Sr.
Presidente, las cuestiones que nacen de contra
tos entre particulares, cuando se compra á oro, y
317
se hace el pago en papel moneda ó vice-versa.
Por estas razones votaré contra cualquier tipo
que quiera fijarse.
Sr. Ministro de ITacienda.—IL&ré dos obser
vaciones—Creo que hay un error de apreciacion
al referirse el Sr. Diputado á la Constitucion
¿que mas derecho hay para que los corredores de
la bolsa designen el justo equivalente, ó que lo
designe la Cámara? yo no veo ninguna diferen
cia.
No tienen mas derecho los que están jugando
á la alza ó á la baja que el que tiene el Con
greso para decir los aforos sobre los cuales
se aplican los derechos, deben ser tales ó cua
les.
El Gobierno no entiende infringir en lo mini
mo los preceptos Constitucionales. El Gobierno
puede decir, yo recibo mia contribuciones en tal
moneda aunque esté apreciada ó depreciada.
¿Quién le puede quitar ese derecho? Por ejem
plo, los fondos de las Naciones han llegado á va
ler mas que á la par y sin embargo el Gobierno
ha dicho no pago mas ni lo doy.
Sr. Alsina.—Permitame el Sr. Ministro. No
se trata de esos casos especiales; se trata de una
sancion del Congreso que tiene que adaptarse al
precepto constitucional. El Congreso no tiena
la libertad de disponer lo que le parezca sobre
ese punto—¿Quiere tener la bondad de decirme
el Sr. Ministro donde está ese justo equivalente
de 400 pesos?
Sr. Ministro de Hacienda.—Pero el Congreso
tiene el perfecto derecho para fijarlo y no dejar
lo ála voluntad de los especuladores, tanto mas
cuanto que, hay consideraciones de mucha im
portancia, como la de arreglar las rentas Nacio
nales.
Sr. Gorostiaya (D. B.)—Cuando he propuesto
que la Cámara reconsidere el articulo de esta
ley, sancionado en la sesion anterior, en que se
fija el precio de cuatrocientos pesos por onza
al papel moneda de Buenos Aires, como moneda
admisible en pago de impuestos nacionales; no
ha sido precisamente porque el precio señalado
sea alto ó bajo, sinó porque creo que el Congreso
no tiene facultad para fijar á su arbitro un pre
cio h'gal á dicho papel, y aunque la tuviese no
conviene hacerlo.
El articulo de la Constitucion que acaba de
recordarse, prescribe que las contribuciones na
clonales podrán ser satisfechas en la moneda que
fuese corriente en cada Provincia, por su justo
equivalente; es decir, por el precio que esa mo
318 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
neda tuviese en plaza coa relacion á la moneda
metálica.
Cuando en un contrato á metálico entre par
ticulares se pone la claúsula ó su equivalente en
moneda corriente, es claro que no se deja al arbi
trio de las partes fijar cual sea este, sinó que se
refieren al precio de plaza en el dia del pago.
Asi pues, cuando la Constitucion dice, que los
impuestos nacionales podrán satisfacerse en la
moneda corriente de una Provincia, por su justo
equivalente, presupone el precio de plaza altiem
po de verificarse, el pago, y no un precio oficial.
Pero á mas de inconstitucional, seria tambien
inconveniente la fijacion de este precio al papel
moneda de Buenos Aires.
El papel moneda, como que no tiene valor pro
pio, es una medida en los cambios la mas varia
ble del mundo, lo mismo en Buenos Aires que en
cualquiera otra parte donde exista. Puede va
riar á consecuencia de pagos que haya que ha
cerse en el esterior con remision de moneda me
tálica; por emisiones exesivas; y por los movi
mientos y hasta por los caprichos de la opinion
pública. Varia tambien y se deprecia por efec
to del agio, y tambien por la falta de confianza
en la situacion politica de un pueblo.
Apesar de la ley del Congreso, estas causas de
variacion subsistirian siempre; y el Gobierno
Nacional seria enormemente perjudicado, al te
ner que recibir el papel moneda en pago de con
tribuciones nacionales por el precio legal, aun
cuaudo fuese mucho mas bajo que el precio de
plaza.
Se ha preguntado, porque el Congreso no po
dria hacer, lo mismo que hacen todos los dias los
corredores en la Bolsa? Pero señor, los corredo
res y los comerciantes, no son los árbitros ni los
reguladores del precio del papel moneda, aun
admitiendo que algunas veces sea este precio
efecto del agio meramente y de la especulacion.
Hay causas de variacion entre las que poco ha
he enumerado, que no dependen de la voluntad
de los corredores y de los comerciantes.
Puede decirse que en estos momentos atrave
samos una crisis comercial y politica. Nuestros
productos han bajado considerablemente de pre
cio, en los mercados de consumo. Salimos re
cien deuna desastrosa guerra civil que ha tras
tornado á todo el pais. Los gastos extraordina
rios que con motivo de ella se han hecho; la gran
cantidad de papel moneda y fondos públicos que
Be han emitido, y muchos otros motivos y cir
cunstancias, han determinado la depreciacion
que sufre hoy el papel moneda de Buenos Aires.
Estemal no se remedia fijando oficialmente
un precio al papel moneda. Si los reguladores
pudiesen hacer este milagro, no habria pais en
el mundo que no adoptase moneda tan cómoda y
tan barata.
Fundado en estas consideraciones votaré, por
que el precio del papel moneda de Buenos Aires ,
para el pago de contribuciones nacionales, sea el
que fuese corriente en plaza el dia del pago.
Sr. Cantilo.—El apoyo que ha tenido la mo
cion de reconsideracion, puede reconocersele por
móvil dos circunstancias: uno lo subido del tipo
que se señaló y otra la faz Constitucional que ha
observado un Sr Diputado. En cuanto á lo se
gundo, la observacion que ha hecho el Sr. Minis
tro de Hacienda me parece que responde perfec
tamente á la prescripcion Constitucional. En
cuanto al tipo, el Sr. Diputado que ha hecho la
indicacion, se ha olvidado que la Comision de
Hacienda de que forma parte habia establecido
uno
Sr. Gorostmga (D. B.)—Ya he dado muchas
esplicaciones sobre ese cargo.
Sr. Cantilo.—No estamos haciendonos cargos
mutuamente. Yo apoyaré en esta vez la indica
cion que no apoyé entonces, que se baje el tipo
de 400 pesos por onza y se acepte la indicacion
del Sr. Elizalde.
Sr. Ministro de Hacienda. —Voy á observar
á la Cámara dos palabras, sin insistir *en una
cuestion que todos conocemos. Voy á manifes
tar, lo que practicamente vá á resultar de esta
ley. Hoy la Aduana, la Colecturia y algunas
otras oficinas, reciben 120 y tantos millones de
pesos en contribuciones delaProvincia. Separado
lo que debe darsele á esta quedarán 70 \i 80 mi
llones para pasar á la Nacion. Hoy la Provincia
en todas sus contribuciones no tiene cambio fijo.
Tal cosa ha de pagar tantos pesos papel y tales
empleados han de recibir tantos pesos papel de
sueldo. La cuestion es sencilla, pues, se depre
cia el papel, los empleados suplen, en general
hablo, pero no hay inconveniente ninguno para
el Gobierno—Con el mismo papel que recibe
por las contribuciones, con ese mismo paga—Con
pequeñas escepciones, la contabilidad no tiene
el menor motivo de perturbacion ni inconve
nientes.
Pero ahora, vamos á decir: la Nacion se hace
cargo de las entradas de la Provincia de Buenos
Aires en su casi totalidad, pero la Nacion no
quiere hacer su base rentistica el papel moneda
sinó que quiere tomar un tipo métalico y recibir
ese papel, como una moneda secundaria, como
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
recibimos el Boliviano, en una palabra, con arre
glo al valor que el mercado le dé cada dia. Ya
puede la Cámara considerar, cuanto aliciente
va á añadir el Gobierno al espiritu de especu
lacion á la alza y á la baja, cuanto aliciente
vá á tener el comercio para pagar ménos y tan
claro me parece todo esto que creo inutil entrar
en ninguna demostracion. De manera, en fin,
que vá á suceder que el papel moneda salga de la
Tesoreria para comprar oro con que pagar los
gastos Nacionales ¿Desmonetizamos ó no el -pa
pel?
Estas son las consideraciones que ha tenido el
Gobierno para pedir la fijacion de un tipo al pa
pel moneda, lo demas seria traerle á las condicio
nes de la plata boliviana.
Estas son las observaciones que tenia que ha
cer presente á la Cámara, para que se aperciba
que el perjuicio que vá á resultar paralas rentas
no fijando tipo al papel moneda, es de suma im
portancia.
Sr. Albarellos.—Preguntaria si la tarifa de
avalúos queda en esta reconsideracion sanciona
da, ó si debe enmendarse alli el precio.
Sr. Alsina.—No señor.
Sr. Albarellos.—Tiene razon el Sr. Ministro,
el Erario vá á sufrir un gran perjuicio.
Sr. Presidente.—Se va á votar.
Sr. Albarellos.—¿Qué se vá á votar?
Sr. Presidente.—Primero el articulo que se
reconsidera, y luego las distintas modificaciones
que se han introducido.
Dado el punto por suficientemente discutido
se puso á votacion el articulo reconsiderado, el
que fué desechado por afirmativa contra 8.—Le
yóse en seguida el propuesto por el Sr. Gorcstia-
ga-
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Bien entendido que
lo único que se ha reconsiderado, es solo la parte
del articulo que se modifica.
Sr. Canillo.—Hay dos modificaciones que ha
cer.
Si: Alsina.—Preguntaria al Sr. Diputado por
Hantiago si no cree conveniette que se diga algo
respecto de la época en que debe hacerse el pa
go al preoio corriente.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Lo mismo sucede
con la fijacion del tipo; es al tiempo del pago que
BC hace la liquidacion.
Sr. Mármol.—Yo preguntaria como se fija el
precio el diadcl pago en la Aduana de Salta?
Como se sabe alli el cambio corriente del papel
moneda, no habiendo télegrafos eléctricos para
trasmitir las noticias?
319
fsr. Gorostiaga (D. B.)—Creo que toda vez
que no haya precios corrientes en una plaza, el
comerciante tiene el recurso de pagar en plata,
Sr. Ruiz Moreno.—Pero entónces volvemos á
la disension.
Sr. Presidente.—-El autorde la mocion dá una
esplicacion.
Sr. Gorostiaga (D. 2?.)—Contestando á la
pregunta que se me hace por un Sr. Diputado,
diré que creo que el Gobierno tiene la facultad
de arreglar esto.
Sr. Ministro de Hacienda.—De manera que
tiene una facultad que no tiene el Congreso.
Sr. Gorostiaga (D. B.)- El Gobierno podrá
pasar de tiempo en tiempo el precio del cambio
y los administradores no estarán obligados á otra
cosa que á liquidar al último precio corriente.
Sr. Albarellos.—i? la tarifa de avalúos?
Si: Gorostiaga (D. B.)—Eso no tiene nada
que ver con esto.
Sr. Ruiz Moreno.— Yo pediré la palabra
puesto que todos hablan.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Yo no queria hablar,
he hecho uso solamente de la autorizacion del
Sr. Presidente.
Sr. Ruiz Moreno.—Entónces que se declare
abierta la discusion, yo tengo que hablar.
Varios Señores. — Que SQ vote.
Dado el punto por suficientemente discutido -
s3 puso á votacion el articulo propuesto por el
Sr. Gorostiaga el que fué desechado por 19 vo
tos contra 14. En seguida fué desechada igual
mente la redaccion propuesta por el Sr Elizalde
por 23 votos contra 10.
Sr. Elizalde.—Pero de algun modo tiene que
quedar la ley.
Sr. Alsina.—Yo propongo que en lugar de
decirse por su precio equivalente, se digan las
palabras de la Constitucion y que despues el Go
bierno interprete la ley come debe.
Sr. Ministro de Hacienda. —Entónces nos
van á hacer un cargo tremendo; si eso ya ha si
do desechado; eso importaria darle facultades
estraordin arias al Gobierno.
Sr. Montes de Oca.—Creo que estamos discu
tiendo porque no nos comprendemos. A mi
me parece que hubiera sido sancionado el arti
culo propuesto por el Sr. Ministro de Hacienda
si hubiera significado lo siguiente: en vez de
decir al cambio corriente en plaza, decir: en la
plaza que tengan que pagarse los derechos
Sr. Elizalde.—Digo que esto no es posi
ble.
Sr. Ministro de Hacienda.—Me permitirá
820 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 186-2
observarle que en esa parte no hay miedo que
haya papel en las otras Aduanas, porque desde
que se diga, que se abonaran por su justo equi
valente, no vá á salir un solo peso de Buenos
Aires. No hay que hacerse ilusiones, no ha de
haber papel y tan cierto es eso qus aunque está
ordenado que este se reciba en todas las Adua
nas de la República, á las arcas del erario no ha
entrado ninguno.
Sr. Montes de Oca.—¿Pero con que paga el
Gobierno los gastos que tiene que hacer en las
Provincias?
Sr. Ministro de Hacienda.—Compra lag on
zas con el papel de Buenos Aires.
Sr. Montes de Oca.—Pero el Gobierno ha de
clarado que iba á pagar con papel moneda.
Sr. Ministro de Hacienda.—Er& bajo la hi
pótesis de darle una base, pero repito, es preci
so no hacerse ilusiones, no ha de haber papel en
las Provincias.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—La proposicion del
Sr. Alsina ha sido apoyada, yo pediria que se
votase.
Sr. Alsina.—Por su justo equivalente, en vez
de decir: al comente de plaza.
Sr. Mármol.— Yo me habia abstenido de to
mar parte en esta discusion, porque temo despues
del paso de esta Cámara, que cualquiera cosa
que hagamos, mañana parezca mal, en una
materia que cambia cada momento, cual es el
precio del papel moneda, y porque hay una
cuestion verdadera de principios, la que ha pro
puesto el Sr. Miembro Informante de la Comi
sion. El pidió la reconsideracion por un caso
Constitucional, es decir, á su juicio no se debia
fijar precio al papel; pero otros señores, lo han
reconsiderado y han votada por ella por creer
que el tipo fijado era muy alto. Se ha Abierto la
puerta á esto y puede suceder, si fijamos un tipo
que mañanase diga, que es alto ó bajo, segun
como se mire el cambio el dia anterior.
Pero iba á decir respecto, de la inconstitucio-
nalidad de la fijacion del precio, que es verdad
que la Constitucion manda que se reciban en
cada Provincia las rentas, por su justo equiva
lente, en las monedas que cada una tuviese; pero
se ha olvidado una cosa, y esque el pensamiento
que el Gobierno tuvo al hacer Nacional el papel
moneda do Buenos Aires, no siendo verdadera
mente Nacional sinó" de una Provincia, al permi
tir se recibiese en todas las Aduanas, tenia dere
cho de decir, yo lo recibo á tal precio. Si solo
se tratara de recibir la renta de Buenos Aires,
entónces vendria bien el término Constitucional,
pero repito, que el pensamiento del Gobierno
es otro. De manera que yo digo, sinó se fija
un tipo al papel moneda de Buenos Aires, que re
cibe la Nacion ¿coino se salva el siguiente
inconveniente? que las Provincias con cuatro
renglones de una ley pueden hacer quebrar
á la Nacion, porque no legislando esta sobre
el papel moneda, el dia que estén repletas
las arcas del Gobierno Nacional, con una ley
emitiendo 200 millones de pesos, puede la Pro
vincia de Buenos Aires poner en bancarrota á
ese Gobierno.
Pero señor, ya que se fijó un tipo, era preciso
sostenerlo; es conveniente no proceder como los"
niños de escuela.—Solo hay- una cuestion real
mente, como he dicho, la Constitucional, pero ya
he indicado tambien las razones que prueban
que la Cámara designando un tipo al papel mo
neda de Buenos Aires, no intrinje la Constitu
cion. Indisputablemente es necesario un tipoy
el Gobierno no puede aceptar esa ley sin ese re
quisito; la resistirá por sus medios legales.
Sr. Ministro de Hacienda.—Ya he hecho
notar los inconvenientes que traeria; que no res
pondia de los resultados de la ley, pero no quiero
hacer nueva discusion.
Sr. Mármol.—Antes ya se le fijó un tipo, aho
ra el designarle otro, seria cosa de niños
$•. Ahina.—Creo que en esta materia, como
en ninguna otra, yo no me dejo llevar como los
niños de escuela.
Sr. Mármol.—No me refiero al Sr. Diputado,
Sr. Alsina.—Ni en estas materias, ni en nin
guna otra, deja de influir en mi, como he dicho,
la politica. Para mi es indudable, señor, que las
palabras de la Constitucion no admiten otra in
terpretacion que la que le ha dado el Sr. Diputa
do por Buenos Aires, porque se refieren preci
samente al papel moneda que circula en las Pro
vincias. Por consiguiente, se refieren al papel
moneda que circula en la Provincia de Buenos
Aires; y como ha dicho muy bien el Sr. Diputa
do Mármol en la sesion anterior, eso es naciona.
lizar el papel de Buenos Aires.
La Provincia se ha reservado la facultad de le
gislar y administrar el Banco, es decir: que si se
quiere hacer Nacional el papel moneda de Bue
nos Aires, hay que pedir consentimiento á laLe-
gislatura de la Provincia, puesto que por el pac
to de 11 de Noviembre, ella se reservó, como he
dicho, la facultad de lejislar y administrar el
Banco. Entónces, el Congreso no puede tomar
una medida para nacionalizar el papel de Bue
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
nos Aires, sin consultar préviamente á la Legis
latura Provincial.
Si se fija un tipo cualquiera al papel de Bue
nos Aires, yo creo, señor, que se infringe la
Constitucion, no solo en el inciso 1.° del articulo
67, sinó tambien en el espiritu de los ar
ticulos 12 y 16. Además, el tipo de 400 pesos,
es demasiado alto, y con eso, no solamente se
perjudica el papel, sinó que se perjudica tambien
á la poblacion, porque desde que se fija ese pre
cio, quiere decir que no ha de bajar de alli. FÍ
se fija menos, tambien se perjudica la Provincia;
porque si se fijan 3(!0 pesos, por ejemplo, y sube
la onza á 400 pesos, entonces tenemos derechos
diferenciales en las Provincias, con infraccion
del articulo 12 de la Constitucion, que dice: que
deben ser uniformes los derechos en toda la Re
pública. Si la onza baja de 400 pesos, entonces
resultará que en Buenos Aires se satisfarán los
derechos en papel, y en el resto de la República
en oro, porque aun suponiendo que el papel b¡-
je, lo natural es suponer que la mayor parte del
comercio de las Provincias pague en oro, porque
no tenga papel, y entonces habrá una diferencia
notable en el modo de pagar los derechos, es de
cir: no son uniformes los derechos en toda la Re
pública. Se infringe, pues, el articulo 12 y 10,
y notablemente el 67, que ha citado el Sr Dipu.
tado por Buenos Aires.
Peristas consideraciones, yo creo que es ab
solutamente necesario decir que se reciba el pa.
pei moneda de Buenos Aires por su justo equiva
lente, como dice la Constitucion literalmente
Sr. Ministro de Hacienda.—Me prmitirá el
Sr. Mármol, primero que lo nombre, porque no
puedo distmguirlo de otro modo, y despues que
le haga una rectificacion sobre algunas referen
cias que ha hecho respecto de las declaraciones
del Gobierno.
Yo declaré á nombre del Gobierno, que él baria
nso de todos los medios que la ley le dá para opo.
nerse á esta ley; pero no fué sobre loque ahora
BC trata, fué para el caso de que no se le diese en
esta misma ley, el derecho de reclamar antes de
la entrega dela Aduana que se le entregáran las
cantidades para satisfacer los gastos de la Pro
vincia.
Respecto al punto que ahora se discute, he
mencionado todos los inconvenientes que trac.
ria la no fijacion del tipo; pero acerca de ese otro
punto, dije, y lo repito ahora, porque tengo el
encargo de decirlo á nombre del Gobierno: que
hará siempre cuestion de eso, porque sena cier
tamente hacerle la mas grande injusticia á Bue.
321
nos Aires tomarle su Aduana, sin reservarle lo
que le corresponde para satisfacer sus gastos.
Por lo demás, no se crea que la esposicion de
los inconvenientes que he hecho, no sancionán
dose la ley como se propone, no se crea que el
Gobierno hace cuestion de ese punto, ni hago
cargo ninguno tampoco á la Comision de Hacien
da q' ha cambiado tantas veces de opinion sobre
el tipo; porque son cuestiones nuevas donde todo*
estamos estudiando ó ensayando cuestiones que
solo en la práctica van á ser resuelta^. Por con
secuencia, no hago cargo ninguno, mucho menos
desde que el Gobierno no ha ocultado desde la
primera sesion, hablando sobre la fijacion de nn
tipo al papel moneda, que este proyecto estaba
combinado con leyes que se Iiabian presentado a
la Legislatura Provincial, porque no podia pres
cindir ni por un momento, de la voluntad de la
Provincia, desde que á la Provincia correspon
dia el Banco.
Estaba, pues, libado este proyecto de Aduana,
con otro proyecto presentado á la Legislatura
Provincial; y si entónces tenia esta Cámara de
recho para variar el proyecto, despues del recha
zo que ha recibido alli el otro proyecto, tiene
ella doble libertad para vanarlo. Asi, pues, en
cuanto á las dificultades que traerá la fijacion del
tipo, insisto en la que antes espusc.
Ahora, en cnanto á que el proyecto sea consté
tucional ó nó, ya he dicho la razon porque ro
creo que se infnnja'la Constitucion. Si el Gobier
no no trata de hacer uso Nacional del papel, no
podrá satisfacer sus gastos, y á este respecto re
cuérdese lo qu« he dicho antes: que todaslas ren
tas de las Provincias no son bastantes, ni con
mucho, para satisfacer los gastos Nacionales. EB
decir, que la Provincia de Buenos Aires vá á
contribuir con una gran suma á los gastos Na
cionales, mientras que las Provincias no van á
contribuir á los gastos de la Provincia de Bue
nos Aires. Hé ahi, Sres. la razon, la convenien
cia y la justicia del uso del papel moneda de
Buenos Aires.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Con la fijacion da
un precio legal al papel moneda de Buenos Ai
res, para el pago de las contribuciones naciona
les en todas las Aduanas de la República, son
enormes los perjuicios que puede experimentar
la renta. Ni el Sr. Ministro de Hacienda, ni
los Sres Diputados de esta Cámara, pueden cali
cular exactamente hasta donde 1 legarian esos
perjuicios. De cierto que ningun comerciante
ha de pagar los derechos de Aduana en papel
moneda al precio legal, si este fuese mas alto que
42
322 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
el corriente de plaza; usará solamente de esta
moneda cnando gane con ella, no cuando se per
judique. Solo la renta pública, será la que que
de sujeta á las pérdidas siempre,y nunca á las ga
nancias del cambio.
Pero esta iiscusion va ya muy larga y no debe
ocupar por mas tiempo la atencion de la Cáma
ra. Votaré por la proposicion del Sr. Diputado
Alsina.
Sr. Bedoya.—Yo he votado contra la recon
sideracion de este articulo, porque no he encon
trado razon alguna en que pudiera apoyarse esta
reconsideracion.
La Cámara habia creido conveniente fijar el
tipo de 400$ por onza, tanto para la reduccion de
las tarifas, cuanto para el pago de los derechos.
Yo no veo que haya ocurrido nada de particular
para hacer variar la opinion sobre esto, y por
eso he votado en contra de la reconsideracion.
Ahora vamos á votar una mocion que se ha
hecho, que importa la no fijacion de tipo, y digo
yo: en el caso que sea rechazado eso ¿en que que
damos?
•Sr. Ruiz Moreno.— Se propondrá otra cosa.
iSr. Bedoya.—Por eso voy á hacer mocion para
que subsista el articulo tal cual está en la ley.
Varios.—Ya fué rechazado.
Sr. Bedoya.—Yo lo presento de nuevo, y por
eso hago mocion para que se considere inmedia
tamente despues, si es rechazado este articulo.
Sr. Mármol.—¿Para que se reconsidere la re
consideracion?
Sr Bedoya.—Yo hago una mocion y propon
go eso, asi como otros han propuesto otra cosa,
porque algo es preciso que haya, sinó vamos á
quedar sin nada.
Sr. Aíbarettos.- Cuatro palabras voy á decir.
Yo habla votado en favor de la mocion que hizo
el Sr. Miembro de la Comision, creyendo que era
sumamente conveniente que se fijase un tipo.
Como el de 400$ era muy elevado, me conforma
ba con apoyarlo con la esperanzado que se acep
tase otro menor; pero habiendo sido rechazada
esa mocion, rechazado tambien el tipo de 22, y
no quedando nada, acepto ahora la mocion que
ha hecho el Sr. Diputado que deja la palabra
para que vuelva á quedar el tipo de 400 pesoá,
porque es necesario que haya un tipo.
Sr. Presidente.—Bien, se tendrá presente
para el caso que sea rechazada la mocion que se
va á votar.
Sr. Ur-íburv.— Cuando se discutió primera
mente el articulo que ha sido reconsiderado y re
chazado, di mi voto en favor de él, manifestando
mi juicio á su respecto, y voté sobre todo, por las
observaciones que hizo en su apoyo el Sr. Minis
tro de Hacienda; pero ahora, traido nuevamente
á consideracion este negocio, la Cámara ha teni.
do á bien rechazar ese articulo que fijaba un tipo
de 400 pesos por onza para hacer el pago de los
derechos de Aduana. Despues, se han rechaza
do sucesivamente todos los tipos que se han pre
sentado, lo que me hace concebir que, ó en la
Cámara hay una fluctuacion de ideas completa
á este respecto, que no hay idea fija en la mayo
ria, ó que la idea de la mayoria de la Cámara es
la de no aceptar la fijacion de un tipo determi
nado para la conversion de la moneda.
En este caso yo creo que lo que debe hacerse
es dejar las cosas como existian, es decir, que se
ponga el precio corriente.
Sr. Albarcllos.—Eso no ha existido nunca, por
que fué lo único que no se admitió.
Sr. ITribum.—Entónces que se formulen su
cesivamente todas las indicaciones que se han d&
• votar.
Sr. Presidente. —Se vá á votar si el punto está
suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa.
En seguida se leyó y se puso á votacion la indi
cacion propuesta por el Sr. Diputado Alsina.
Sr. Gai'da(D.J. A.)—Es decir que vamos á
sancionar que el papel moneda de Buenos Aires
se reciba por su justo equivalente, y que la mo
neda Nacional de plata se reciba por un valor
mayor que su justo equivalente. Llamo la aten
cion de los Sres. Diputados sobre esto.
Sr. Alsina.—Está cerrada la discusion, vamos
votar.
Se votó y resultó negativa de 20 contra 12.
Sr. Ruiz Moreno.—Hago mocion para que se
suspenda la sesion.
Sr. Elizalde.—No, señor, vamos á ver si san
cionamos algo.
Sr. Garda (D. J. A.)—Que se vote el 23 por
uno.
Sr. Albarellos. —Hay una mocion pendiente
para que quede el tipo de 400 pesos, como esta
ba antes.
Sr. Ministro de Hacienda.—Sisome permi
te decir una palabra, recordaré á la Cámara que
tiene tiempo para pensar en dos ó tres meses, y
entonces podrá variar el tipo si no le gusta este.
Sr. Bfdoya.— Si hasta ahora no hemos tocado
ninguna dificultad con este tipi ¿porqué lo he
mos de quitar.?
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
Se leyó el articrlo poniendo el tipo de 400 pe
sos por onza.
Sr. Garda (D. J. A.)—Yo observo á la Cá
mara que un articulo rechazado, no se puede re
considerar en el acto.
Sr. Elizalde.—Yo creo que no es exacta la
observacion que hace el Sr. Diputado. La Cá
mara sancionó el articulo tal como se proponia,
y el articulo quedó sancionado.
Ahora se ha pedido la reconsiderad on del ar
ticulo, y yo entiendo que un articulo que ya está
sancionado, no debia votarse desde que no
se, haga lugar á la reconsideracion, porque es cla
ro que tiene que quedar subsistente el que fuó
sancionado antes.
Sr. Garda (JD. J. A.)—Es que se ha votado
su rechazo.
Sr. Elizalde.—Se pide la reconsideracion de
esa votacion, porque es preciso entenderse de al
guna manera.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Hago mocion para
que se suspenda la sesion, porque este negocio es
grave y no puede tomarse en consideracion asi.
(Apoyado)
Sr. Elizalde.—No-creo que con suspender la
discusion Í.Q arribará á nada.
Sr. Bedoya.—Estamos cambiando todos los
dias.
Sr. Alsina.—Exajera el Sr Diputado, no se
cambia todos los dias.
Sr. ATbarellos. —Yo creo que debe quedar
subsistente el tipo de 400$.
Sr. Presidente.—Hay una mocion hecha pa
ra que se levante la sesion, y ha sido apoyada.
Sr. Bedoya.—Es la mocion que yo hice.
Sr. Mármol.—Yo creo que la consecuencia mo
ral, que se saca del debate,esque el articulo que
estaba, debe quedar; es lo que debe hacerse, y no
se necesita para esto ir á meditar á su casa. Yo
opino, pues, que no se pierdan tantos dias.
Sr. Alsina—Yo he apoyado la indicacion
para que se levante la sesion, porque si bienes
una consecuencia moral la que saca ti Sr. Dipu
tado, no me parece que sea una consecuencia le
gal.
Sr. Gorostiaga (D. B.)—Hay una mocion de
6rden-para que se levante la sesion.
Sr. Bedtnja.—¿No acabamos la ley entónces?
Sr. Mármol.—Votemos en contra los que no
queremos que se levante la sesion.
Se votó si se levantaba la sesion ó no,y resultó
negativa de 21 votos contra 13.
Sr. Torrent. —Yo creo que lo que realmente
resulta, señor, de todo lo que acabamos de ver
323
respecto de esta cuestion, es que el voto de la
mayoria, está porque se fije un tipo; que en lo
que únicamente se difiere es en el valor que se
debe dar al oro con relacion al papel moneda.
Por consiguiente, conservando cada uno sus ideas
particulares, resultará disminuida esta mayoria
que solo está en desacuerdo en los detalles. Yo
invito pues á lonSres Diputados, que están por
que se asigne un tipo al papel, que renuncien á
la fijacion del tipo que cada uno quiere fijar, y
aceptemos el articulo que se habia sancionado.
Sr. Bedoya.—Es precisamente la razon por
que yo habia propuesto la aceptacion del articu
lo. Ademas, es necesario agregar que esta es
una medida transitoria,y que vamos á ocuparnos
nuevamente de esta cuestion en el año próximo,
entonces se fijará otro tipo; pero mientras tanto,
conservemos esta puerta que no hemos tocado
las dificultades que presenta.
Sr. Padilla.—Yo creo necesario, Sr. Presi
dente, fijar un tipo al papel moneda. No he de
hacer hinca pié en que ese tipo sea el de 400 pe
sos por onzaó el de 22 por 1: para mi es indiferen
te cualquiera de los dos tipos. No creo que el
tipo de 400 pesos sea muy alto, ni creo tampoco
que sea muy bajo el de 22 por 1. Por eso he de
votar por cualquier tipo que se señale á la onza,
bien sea el de 400 pesos por onza, ó el de 22 por
1. Asi es que yo formulo la votacion de este mo
do: si se restablece ó no el articulo que se ha re.
considerado (Apoyado)
Sr. Cantilo.—Sms. conveniente que hubiera
luz, porque sinó, puede haber confusion en la
votacion.
Sr. Presidente.—El Sr. Gorostiaga y el Sr.
Zabaleta se han retirado por estar enfermos, asi
es q' solo treinta Sres. Diputados estan presentes.
Sr. Albarellos.—Hay los bastantes puede vo
tarse.
Si: Presidente.—Se va á votar si se restable
ce el articulo que existia, y cuya reconsideracion
se pidió.
Se votó y resultó aprobado el articulo por
afirmativa de 21 votos contra 9.
La ley de Aduana quedó sancionada asi:
CAPITULO I.
DE LA ENTRADA MARITIMA.
Art. 1.° Son libres de todo derecho ásu intro
duccion el oro y la plata sellada y en pasta, lae
piedras preciosas sueltas, las imprentas, sus útiles
y el papel de uso esclusivo de imprimir, las pren
sas litográfieos, los libros, y papeles impresos, los
ganados para cria, las plantas de toda especie, las
frutas frescas, leña, carbon, de leña idem de pie
dra, postes para corral cal, y todos los articulos es
 324 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862
elusivamente destinados á la esplotacion de mi
nas y beneficio de sus metales.
Art. 2.° Pagarán cinco por ciento de su valor
el oro y la plata labrada ó manufacturada con
piedras preciosas ó sin ellas, las telas de seda bor
dadas de oro y pjata, todo instrumento ó utensi
lio con cabo ó adorno de los mismos metales, las
máquinas para uso ó ejercicio de alguna indus
tria, las lanas para bordar y el hilo y seda para
coser ó bordar, los azogues, sal comun y ceniza
de soda, salitre, yeso, piedra de construccion,
los ladrillos, duelas ó alfagias, palos para arbola
duras, maderas sin labrar preparadas para cons
truccion maritima, el bronce y acero sin labrar,
cobre en galapagos ó planchas, plomo en planchas
ó barras, hierro en barras, lingotes, planchas ó fle
jes, hoja de lata, soldaduras de estaño, cera sin la
brar, talco, oblon, bejuco para sillas, alambre para
cercos, carey, alquitran, brea, arados, y má
quinas para agricultura, y en general toda ma
teria primera para el uso de la industria.
Art. 3.° Pagarán un 8 p.§ las telas de seda
de toda especie.
Art. 4.° Pagarán un quince p.§ las manu
facturas y tejidos de lana, hilo ¡ó algodon, las
pieles curtidas, las obras de metales escepto las
de oro y plata, la ropa hecha y calzado, el papel
de todas clases, escepto el de imprimir, los ins
trumentos ó utensilios de arte, las drogas y todos
los demas articulos que no estén comprendidos
en las otras disposiciones de la ley.
Art. 5.° Pagarán un veinte p.§ el azúcar, ta.
baco, yerba mate, cafe, té, cacao, coca, aceite de
oliva, sal de mesa y todo ramo de comestibles y
los caldos y bebidas espirituosas en general.
Art. 6.° Se esceptuan del articulo anterior el
trigo que pagará 30$ papel moneda de Buenos
Aires por fanega, la harina que pagará igual su
ma por quintal y el maiz 20$ dela misma mone.
dapor fanega, siendo libre la importacion por
tierra de harina de maiz.
Art. Y.° El derecho de eslingaje para los efec
tos que no entran al depósito, será de un peso
moneda corriente por cada ocha arrobas, ó su
equivalente en volúmen, segun la clasificacion
de boltoe que hará el Poder Ejecutivo.
Art. 8.° Los liquides en casco?, serán medidos
ó rehenchidos al tiempo de su despacho sin acor
darse sobre ellos otra merma que la que efectiva
mente resultare. Paralos embotellados, si á los
interesados no conviniesen inspeccionarlos, se
lea acordará un cinco p.g por rotura.
CAPITULO II.
DE LA SALIDA MARITIMA.
Art. 9.° Pagarán un cinco p.§ de su valor á
su exportacion los cueros vacunos y caballares
de toda especie, los de muias y de carnero, las
pieles en general, las garras de eneros vacunos y
lanares, la carne tasajo y salada, las lenguas sa
ladas, las plumas de avestruz, los huesos, ceniza
de huesos, astas y chapas de astas, cerda, la
nas, sucia y lavada, aceite animal, sebo y grasa
derretida y en rama, y el ganado vacuno,cabal]sr
de cerda, y lanar en pié.
Art. 10.° Todo otro producto y artefacto de
las Provincias Argentinas que no va espresado
en el articulo anterior, asi como el oro y la piate
sellada ó en "pasta, es libre de derecho á su ex
portacion.
CAPÍTULO III.
DEL DEPOSITO Y TRANSITO.
Art. 11.° Las Aduanas competentemente ha
bilitadas admitirán á depósito, todo articulo que
se introduzca, sujeto á derecho de importacion.
Art. 12.° El depósito se hará á discrecion del
Gobierno en almacenes del Estado ó de parti
culares, ó bien á flote en el puerto bajo la inmc
diata dependencia de la Aduana, no siendo res
ponsable el Fisco por perdida ó deterioro de
mercaderias en depósito particular, y siendo en
este caso de cuenta del introductor los gastos
de almacenaje y eslingaje.
Art. 13.° Corresponde en todo caso al P. E.
la reglamentacion del deposito en almacenes par
ticulares; queda él igualmente facultado para
reglamentar el servicio de peone3 de Aduana, en
todo ó en parte, por cuenta de los interesados, en
cuyo caso, quedarán estos exentos del derecho
de eslingaje que corresponda.
Art. 14.° El término por el cual se admitan
las mercaderias á depósito, es limitado al plazo
dedos años contados desdela fechado la entra
da del buque, siendo aquellos de despacho forzo
so para consumo ó transito vencido este tiempo,
pudiendo sin embargo renovarse el depósito pré
vio exámen de las mercadcrias y pago de alma
cenaje y eslingaje devengados.
Art. lo.° El derecho de almacenaje y eslintra-
je será pagado á la salida de las mercaderias del
depósito,yse regularán poruna tarifa que forma
rá y revisará cada año el Poder Ejecutivo, sobre
la base del gasto efectivo del depósito, escepto
para los bultos de seda manufacturadas en
neral, que pagarán un octavo p.g al mes sobro
su valor en depósito.
 SESIÓN" DEL 30 DE JULIO DE 1862.
Ar. 16.° El mes empezado de almacenaje se
considerará para el cobro, mes concluido.
Art. 17.° Las mercaderias que se estragesen
en tránsito para el estrangero, quedan eesentas
del derecho de almacenaje y eslingaje por los
primeros doce meses do su depósito
Art. 18.° El Fisco es responsable de los efectos
depositados en sus propios almacenes, salvo en
caso fortuito, inculpable ó de averia, producido
por vicio inherente á los efectos ó sus embases.
Art. 19.° La Aduana permitirá el libre trán
sito de mercaderias en depósito por agua de un
punto á otro de la República.
Art. 20.° La Aduana permitirá igualmente li
bre de derechos el trasbordo de toda mercancia
dentro del término de noventa dias, contados
desde el dia de la entrada del buque introductor.
CAPÍTULO IV.
DE LA MANEKA DE CALCULAR LOS DERECHOS.
Art. 21.° Los derechos se arreglarán por Vis
tas acompañados de Veedores, y se calcularán
en los articulos de importacion sobre sus valores
en depósito,y en los productos de exportacion so
bre suj valores en plaza al tiempo de su embar
que, con escepcion de aquellos que por su
naturaleza pueden ser clasificados y aforados
préviamente, cuyos derechos se calcularán por
una tarifa de avalúos formada bajo la misma ba
se de precios.
Art. 22.° El Poder Ejecutivo hará la designa
cion y fijará cada seis meses los avalúos de las
mercaderias y productos que hayan de incluirse
en la tarifa de que habla el articulo anterior.
Art. 23.° Siempre que una manufactura se
compusiese de dos ó mas materias que tengan
designado por esta ley, diferentes derechos, se
cobrará el que corresponda á la que debe pagar
mayor derecho.
Art. 24.° Las mercaderias que resultasen ave
riadas al tiempo de su despacho, serán aforadas
por el precio que produjesen en remate público,
con deduccion del derecho correspondiente.
Art. 25.° En caso de diferencia entre el Vista,
Veedor é interesado sobre el aforo de alguna
mercaderia ó efecto del pais, no incluidos en la
tarifa de avalúos, se suspenderá su despacho has
ta allanar las dificultades, y no pudiendo avenir
se, tendrá la Aduana el derecho y podrá tambien
«ír obligada á quedarse con el articulo por el
avalúo que le quiso asignar, pagando su importe
en letras de Receptoria.
Art. 26.° Los comerciantes aceptarán letras,
pagaderas á seis meses preciaos, si pasase de mil
pesos papel moneda de Buenos Aires, el im
porte del derecho: el que no pasare de esta suma
será satisfecho al contado.
Ar. 27.° Los derechos" de esportacion se paga
rán en su totalidad de contado y se adeudarán en
el punto de su primer embarque.
Art. 28.° Se autoriza al Poder Ejecutivo para
que pueda permitir la libre introduccion de se
millas destinadas á la agricultura, y asi mismo de
aquellos articulos que á su juicio considere es-
elusivamente destinados al culto divino, y sean
pedidos por curas de las iglesias ó mayordomos
de cofradias; los instrumentos ó utensilios para
las ciencias, las máquinas para la plantacion de
nuevas fábricas ó industrias, los muebles y her
ramientas de los inmigrantes y las cosas destina
das esclusivamente á su establecimiento.
CAPÍTULO V.
Art. 29.° Las tarifas de avalúos vijentes en
las Aduanas de Buenos Aires, regirán en todas
las Aduanas de la República hasta fin del cor
riente año.
Art. 30.° Serán tambien ostensivos á todas las
Aduanas, los derechos adicionales de 2J p.§ á
la importacion y del 5 p.§ á la esportacion, crea
dos por las leyes de la Provincia de Buenos Ai
res, de fha. 27 de Junio y 4 de Setiembre de
1862, cesando los establecidos por la ley Nacio
nal de fecha 24 de Julio del 61.
Art. 31.° La reduccion de las tarifas de ava
lúos de papel moneda á metálico, se hará á razon
de 400 pesos por onza de oro.
Art. 32.° El pago de los derechos que se adeu
daren en todas las Aduanas de la República, po
drá efectuarse en cualesquiera de las monedas q'
determina la ley Nacional de 1.° de Octubre de
1860, ó bien en papel moneda de la Provincia
de Buenos Aires, al cambio mencionado de 400
pesos la onza de oro, á opcion de los interesados,
quedando escluido todo documento de crédito
para el pago de derechos.
Art. 33.° Podrán tambien abonar los derechos
de Aduana, en las Aduanas de la República en
moneda Nacional de cobre por su valor nominal,
ó bien en plata boliviana por su valor en plaza
con relacion al oro.
Art. 34.° En las Aduanas de la Provincia de
Corrientes, los derechos podrán ser tambien sa
tisfechos en papel moneda de dicha Provincia
por su justo equivalente con relacion al oro, has
ta que se provea á su amortizacion.
Art. 35.° Las mercaderias que hubiesen adeu
dado derechos de importacion en una Aduana
cualquiera de la República, podrán transitar li
bremente en todo el territorio de esta, quedando
 SESIÓN DEL 30 DE JULIO DE 1862.
prohibido el tránsito terrestre de aquellos que no
los hubiesen satisfecho.
Art. 36. Los frutos del pais pagarán los dere
chos correspondientes de esportacion en el pri
mer punto habilitado de su embarque, no pu-
diendoen consecuencia transitar por agua los que
no los hubiesen adeudado.
Art. 37.° La escepcion del derecho de almace
naje y eslingaje, establecido para las mercaderias
que se estrajesen en tránsito, dentro de los doce
meses de su depósito, se entenderá solamente pa
ra los que se despacharen para el estrangero.
Art. 38.° Del producido total de los derechos
adicionales de que trata el articulo 2.°, se desti
nará la suma anual de 25.500,000 pesos papel mo
neda corriente de Buenos Aires, segun los presu-
puestosde dicha Provinciapara atender en la pro
porcion que corresponde, á la amortizacion de las
emisiones de papel moneda y fondos públicos, con
Arreglo á sus leyes de 27 de Junio, 4 de Se
tiembre de 1861 y 20 de Enero de 1862.
Art. 39°. El resto del producido de esos dere
chos, será reservado para atender con él oportu
namente á los créditos que resulten lejitimos, del
exámen y liquidacion que se hará de la deuda
pública Nacional.
Art. 40.° Del producido de los derechos ordi
narios, se destinará la suma anual de 5.500,000
pesos papel moneda de Buenos Aires, que deter
mina el decreto del Gobierno de esta Provincia y
fecha 12 de Diciembre de 1860, para atender á la
amortizacion de las emisiones de papel moneda
de 1858.
Art. 41.° Igualmente del producido de los de
rechos ordinarios, se destinará la suma que cor
responda, para satisfacer cada año los vencimien
tos de cupones de la deuda Nacional estrangera;
emitidos en virtud de las convenciones de 25 de
Octubre de 1858.
Art. 42.° Esta ley empezará á regir á los quin
ce diasdespuesdesu publicacion en las respecti
vas localidades de las Aduanas de la República.
Art. 43.° Quedan derogadas todas las leyes y
disposiciones de Aduana, ú otras, que estén en
contradiccion con la presente.
Art. 44.° Comuniquese, &a.
Sr. Presidente.—Se fijará como órden del dia
para la sesion inmediata, el proyecto despacha
do por la Comision de negocios constiIucionales
sobre capital.
(Se levantó la sesion á las 5 \ de la tarde)
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA ITACIOfl

PRESIDENCIA DEL SR CASTliO

SESIÓN DEL r DE AGOSTO DE 1862

PRESIDENTE. En Buenos Aires á 1° de mos que el proyecto del Senado que se ha intro
Albarello*. Agosto de 1862,reunidos en su ducido en esta Cámara es iunecesario, injusto
AUlna. sala de sesiones, los SeOores. é inconstitucional.
Agnlrre.
Bedoya. Diputados (al márjen) con asis (Apoyado.)
Blanco. tencia del Sr. Ministro de Go Sr. Presidente—Se va á votar si se declara ó
Cabral.
rantllo. bierno, el Sr. Presidente pro no libre la discusion.
ClTlt. clamó abierta la sesion. Leida, Se votó y resultó afirmativa general. En se
Castro.
Del Rio aprobaday firmada el acta de guida se leyeron el dictámeu y proyecto de la
Ellsalde. la anterior. Comision en mayoria y el dictámen y el proyec
García (.1. A.
García (P.) Sr. Presidente—Antes de to de la minoria, como siguen :
Gorostlaga B. pasar á la órden del dia, debo Honorable Señor :
Crorootlaga ti*.)
Oranel. prevenir á la Cámara que de La Comision encargada de dictaminar sobre
Ibarra. seando tomar la parte que me
Laprlda el proyecto de ley pasado en revision por el Se
Leaama. fuese posible en la discusion nado en que determina la época en que debe fi
IHarmol.
montea de Oca.
del asunto de que se va á tra jar la capital permanente de la República y fe
Ortlz. tar,voy á bajardeeste asiento. deralizar provisoriamente la Provincia de Buenos
Orono.
Obligado (A. C.)
No hallándose presente el Vi- Aires, tiene el honor de aconsejar á V. H. su
Ocampo. ce-Presidente 1.°, pido al Sr. adopcion, por la razones poderosas que ha tenido
Padilla.
Quintana (J.) Vice-Presidente 2.° se sirva presente, y que el miembro informante espon-
Quintana (91.) presidir la sesion. drá. •
Rnlz moreno.
Torrent. Bajó el Sr. Presidente de Dios guarde á V. H. muchos años.
I rlhuril. la tribuna y subió á presidir Sala de Comisiones, en Buenos Aires
Vlllanneva.
Zavaleta. el Sr. Vice-Presidente 2.° á 18 de Julio de 1862.
CON AVISO. Sr. Montes de Oca.—Sien
Gutiérrez. Juan E. Torrent—José E. Uriburu—
Zavlrla. do gravisima la cuestion de Francisco de Elizalde—José M.
que vamos á tratar, cuestion que afecta honda Gutierres.
mente los intereses de la Provincia que se pre
tende fedcraliza r y de la Nacion Argentina, yo PROYECTO REMITIDO POR LA CÁMARA DE
hago mocion para que la disension sea entera SENADORES.
mente libre; de manera que todos los Diputados El Senado etc.
podamos dilucidar esta cuestion sosteniendo el Art. 1° En el próximo periodo lejislativo de
pro y el contra de ella, es decir : sosteniendo por 1863, el Congreso Nacional determinará el pun
todos los medios posibles el pro, aquellos q' crean to que haya de ser capital permanente de la
resulta un bien para la provincia de Buenos Ai República.
res y para la República, federalizando esta Art. 2.° Durante el término de tres años con
provincia; y sosteniendo el contra los que crea- tados desde la publicacion de esta ley, las auto
 328 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
ridades nacionales continuarán residiendo en la
ciudad de Buenos Aires, lo cual como la provin
cia, queda federalizada en toda la ostension de
su territorio.
Art. 3.° La provincia de Buenos Aires du
rante el mismo término queda bajo la inmedia
ta y esclusiva direccion de las autoridades na
cionales, con las reservas y garantias espresadas
en la presente ley.
Art. 4.° Los derechos especiales adquiridos
por los habitantes de la provincia de Buenos Ai
res, por sus leyes vigentes relativamente á gra
dos militares, pensiones; jubilaciones, retiros y
privilegios industriales, quedan garantidos has
ta que el Congreso sancione las leyes que han de
rejir á toda la República sobre estas materias.
Art. 5.° Los tratados escluidos por el articulo
31 de la Constitucion Nacional para la provincia
de Buenos Aires, seguirán escluidos mientras
permanezca federalizada.
Art. 6.° Las Municipalidades existentes en la
provincia de Buenos Aires y las que se estable
cieren por ley del Congreso, tendrán el derecho
esclusivo de votar sus presupuestos é impuestos
municipales, nombrar y destituir su presidente,
en la forma que determina la ley, ser electos por
voto directo del pueblo del municipio, garantién
doseles las propiedades y rentas q' hoy tienen por
las leyes vigentes, sin que en ningun caso pueda
el Congreso dictar una ley sobre estas materias
desconociendo los derechos enunciados en este
articulo.
Art. 7.° Se crearán los empleados administra
tivos necesarios, parala mejor espedicion de los
negocios, mientras la provincia de Buenos Aires
esté federalizada.
Art. 8.° Invitase á la provincia de Buenos
Aires, á renunciar en bien de la Nacion, las re
servas que hizo á la ley comun por el articulo
104 de la Constitucion*
Art. 9.° Todas las propiedades de la provincia
de Buenos Aires y sus establecimientos públicos
de cualquier clase y jénero que sean, seguirán
correspondiéndole; quedando (sujetos aquellos que
por su naturaleza son nacionales, á la Lejislacion
Nacional, pero siendo del dominio de la Pro
vincia.
Art. 10. Durante el término de la federali-
zacion queda garantido el presupuesto de 1859,
en la parte que es provincial.
Art. 11. Durante el mismo término, los bie
nes y establecimientos de la Provincia de Bue
nos Aires, serán administrados ponias autorida
des nacionales, pero no podrán ser enajenados,
sino aquellos que es permitido hacerlo por sus le
yes vigentes y con sujecion á ellas, cuyas leyes
no podrán ser alteradas.
Art. 12. El Banco y Casa de Moneda que-
i da perteneciendo á la Provincia de *Buenos
I Aires, debiendo ser administrado y lejislado por
las autoridades nacionales, durante el término
de la federalizacion, sin poder hacerse nuevas
emisiones de papel moneda, ni estender sus ope
raciones fuera de la Provincia. Vencido el térmi
no de esta, pasará á las autoridadas provinciales.
Art. 13. Todos los deberes y empeños con
traidos por la Provincia de Buenos Aires, qnc
por su naturaleza son nacionales, pasan á cargo
de la nacion, y los que son provinciales, serán
atendidos por esta, solo mientras dure la federali
zacion, podiendo con este objeto invertir el pro
ducido de los bienes de que puede disponer por
las leyes vigentes.
Art. 14. Cuando las autoridades nacionales
pasen á residir ála Capital, la actual Legislatu
ra de la Provincia de Buenos Aires, volverá al
ejercicio de sus funciones, prévia convocatoria
que hará el Presidente do laRepública, y si la
convocacion no tuviere lugar por cualquier mo
tivo que fuese, podrá la lejislatura reunirse por
si misma.
Art. 15. Esta ley será presentada á lejislatu
ra de la Provincia de Buenos Aires, para su
aceptacion, á la brevedad posible en la parte que
lees relativa.
Art. 16. Comuniquese al Encargado del Po
der Ejecutivo Nacional.
A la Honorable Cámara de Diputados de la.
Nacion.
La minoria encargada de dictaminar sobre el
proyecto de Ley pasado en revision por el Se
nado en que determina la época en que debe fi
jarse la Capital permanente de la República, y
federaliza la Provincia de Buenos Aires, tiene
el honor de proponer á V. H. el rechazo total do
dicho proyecto, y la adopcion del adjunto que la
Comision presenta en sostitucion de aquel; y en
cumplimiento de lo dispuesto por el articulo 72
del Reglamento.
El miembr» informante espondrá verbalmeu-
te las razones en que se funda este dictámen de
la ia¡ noria de la Comision.
Dios guarde á V. H. muchos años.
José Mármol—N. Oroño—José B.
Gorostiaga.
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862
PROYECTO PRESENTADO POR LA MINORÍA DE LA
COMISIÓN ESPECIAL.
PROYECTO DE LEY.
El Senado y Cámara de Diputados etc.
Art. 1.° Las autoridades que ejercen el Go
bierno Nacional, continuarán residiendo en la
Ciudad de Buenos Aires, hasta que se establez
ca, conforme á lo dispuesto en el articulo 3° de
la Constitucion, la Capital de la República.
Art. 2.° El Encargado del Poder Ejecutivo Na-
ñonal hará preparar convenientemente los edi
ficios en que hayan de funcionar el Congreso, el
Presidente, los Ministros, y demas oficinas pú
blicas del Gobierno Nacional.
Art. 3.° Los archivos del Congreso, Ministe
rios, Contaduria, Tesoreria, y de todas las oflci,
nas del estinguido gobierno de la Confederacion-
que existen en la ciudad del Paraná, serán tras
ladados á la mayor brevedad posible al lugar de
la residencia provisoria de las Autoridades Na
cionales.
Art. 4.° Comuniquese al Encargado del Po
der Ejecutivo Nacional y á la Lejislatura de la
Provincia de Buenos Aires para su conocimiento.
Mármol— Oroño— Gorostiaga.
Sr. Elizalde—La Comision encargada de dic
taminar sobre la ley sancionada por la II. C. de
Senadores de la Nacion, designando la época en
que debe fijarse la capital de la República, fe-
deralizando provisoriamente la provincia de
Buenos Aires, me ha hecho el honor de encar
garme de manifestar á V. II., las razones que ha
tenido para adherirse en un todo al proyecto
sancionado por aquella. II. Cámara. Paso, Sr.
Presidente á cumplir el encargo que se me ha
confiado.
Al iniciarse este debate, Sr. Presidente, es ne
cesario tener presente la situacion solemne en
que se encuentra la República Argentina, y que
están fijas sobre nosotros las miradas de todos
los argentinos que anhelan de corazon la ventu
ra y la felicidad de esta patria, tan perseguida
por el infortunio, tan trabajada por la anarquia
y el despotismo. Debemos tener presente, Sr.
Presidente, que este es el primer Congreso Legis
lativo de la Nacion Argentina que se reune en
toda su plenitud, bajo los auspicios de la liber.
tad y de las instituciones que han sabido conquis.
tar sus buenos hijos, trabajando sin descanso por
establecer el imperio augusto de la Ley, sobre la
voluntad caprichosa y arbitraria de los despo
tas. Esto nos impone deberes muy sérios que
cumplir á los que hemos merecido el alto honor
329
de venir á representar aqui la soberania del pue
blo Argentino.
Al tratarse, Señor, de esta importante cues
tion, de que tal vez depende el porvenir feliz dei
pais, ó su intranquilidad, es necesario, Señor que
nos desprendamos de todo sentimiento apasiona
do, de toda prevencion personal, y tratemos es
ta cuestion á la luz de los principios, ante la ra
zon fria é imparcial, consultando los intereses
permanentes de la Nacion.
Nada mas natural, Sr. Presidente, en estos ca
sos, en un parlamento compuesto de hombres li
bres, que la divergencia de opiniones; pero de
bemos salvar siempre las intenciones, conside
rando que ellas son llenas de patriotismo y de
rectitud, puesto que solo tratamos de] buscar el
bien del pais. No olvidemos tampoco, que so
mos todos miembros del gran partido liberal de
la República Argentina, y que nos debemos la
mayor consideracion al tratar de estas grandes
cuestiones.
Bajo la influencia de estas ideas, Sr. Presiden
te, paso á ocuparme de la cuestion que forma
la órden del dia, esponiendo, en términos gene
rales, las poderosas razones que la Comision ha
tenido para adherirse al proyecto que está en dis
cusion.
La Comision, Señor, de acuerdo con el pro
yecto de ley sancionado, por una inmensa ma
yoria en la Cámara de Senadores Nacionales, de
acuerdo con las vistas politicas del Encargado
del Poder Ejecutivo Nacional, viene á pedir á
esta Cámara su concurso y su apoyo, para que sea
ley de la Nacion, la q' está en discusion, ley Señor
que como se ha visto por los trámites que ha cor
rido en la otra Cámara, ha costado inmensos traba
jos hasta el sacrificio de convicciones propias poi
tal de arribar al resultado que se consideraba
mas conveniente.
Esta cuestion, Sr. Presidente, puede conside
rarse bajo dos puntos de vista principales: con re
lacion al derecho -constitucional, con relacion á
las conveniencias politicas que puede haber en
su adopcion.
La Comision al examinar esta ley, Sr. Presi
dente, ha tenido en vista cuales la actualidad de
la República Argentina y el derecho público que
la rige. El articulo 3° de la Constitucion na
cional reformada por la Convencion ad hoct de
terminaba que los poderes nacionales debian resi
dir. no en la ciudad de Buenos Aires como se
determinó por la Constitucion de 1853, sinó por
una ley especial que el Congreso dictára,—y es
te es el punto de partida de la cuestion.
43
330 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
Nosotros venimos aqui á llenar un mandato
constitucional. Dos ideas principales, Señor, se
presentaban á la. consideracion de la Comision al
ocuparse de este asunto: ó las autoridades nacio
nales deben residir en la provincia de Buenos
Aires, ó las autoridades nacionales deben residir
fuera de Buenos Aires. La mayoria de la Comi
sion, Señor, se ha adherido ála idea de que por
algun tiempo es absolutamente indispensable
que las autoridades nacionales residan en la pro
vincia de Buenos Aires; pero ¿como se hacia pa
ra que esta idea se llegára á realizar? Aqui se
presentaban, Señor, varios temperamentos. El
primero de ellos, era fijar una capital permanen
te de la República; pero la Comision ha creido,
Señor, que no era conveniente fijar la capital de
la República Argentina por ahora, no solamente
porque el Congreso no está integrado todavia
con todos los Diputados de la Nacion que á su
juicio deben concurrir á tomar parte cuando se
decida el punte de la Capital permanente de la
República, sino tambien por consideraciones po
liticas de actualidad, que aconsejan dar un poco
de tiempo para que las ideas se vayan formando,
á fin de tomar una resolucion mas acertada.
¿Como se concilia la idea, Señor, de que las
autoridades nacionales residan en la Provincia
de Buenos Aires? Se ofrecian para esto v arios
temperamentos: ó residir las autoridades nacio
nales en la ciudad de Buenos Aires, dividiendo
su territorio, como se habia establecido por el
S. C. del año 26, ó federalizar toda la.provincia
de Buenos Aires, para que en ella residan las
autoridades nacionales durante el tiempo en que
se designe que esta esté bajo su inmediata di
reccion; ó permitir la co-existencia delos dos po
deres en la provincia de Buenos Aires. La pri
mera idea, Señor, la de dividir la provincia de
Buenos Aires, no ha encontrado éco absoluta
mente en la Comision, pues consideraba que la
opinion pública la rechazaba.
La idea de la federalizacion de la provincia, de
Buenos Aires, es el pensamiento, Sr. Presiden-
te, que ha predominado en la Comision, que ha
predominado en el Senado Nacional y en los
consejos del Gobierno Nacional.
La idea de federalizar la provincia de Buenos
Aires, Sr. Presidente, no es inconstitucional,
como se ha dicho, pues no afecta ningun articulo
de la Constitucion. Para esto, Señor, es ne
cesario recordar los antecedentes constituciona
les que hay en el pais, relativamente á esta cues
tion de capital.
Por la Constitucion de 1853, la designacion de
capital de la República, era un punto constitu
cional. Asi es que por un articulo se designaba
que la capital fuera la ciudad de Buenos Aires,
en la cual debian residir los poderes nacionales,
segun una ley especial que se dictaba al efecto;
pero ese articulo, Sr. Presidente, virtualmente
fué destruido por el pacto de Noviembre, que,
salvando la integridad del territorio de la pro
vincia de Buenos Aires, implicitamente dejaba
sin efecto el articulo de la Constitucion de 1853
sobre capital. Asi es que, cuando en la Conven
cion provincial de Buenos Aires, sejtrató deja re
forma del articulo 3°, muchos SS. Diputados con
sideraban iunecesario reformar espresamente el
articulo 3° de la Constitucion de 1853, porque lo
consideraban ya reformado virtualmente por el
pacto de Noviembre; pero áfin de evitar dificul
tades, sin que esto diera autoridad á la conven
cion nacional para rechazar la reforma que la
provincia de Buenos Aires hacia en el articulo
3°, determinando que la capital se designaria
por el Congreso, por una ley especial, se hizo la
reforma de la Constitucion de 1853, de manera
que la designacion de la capital, se convirtió por
esa reforma en materia legislativa.
Bien, pues, Sr. Presidente; la Constitucion de
1853, no podia prever de ningun modo el caso
actual en que se encuentra la República Argen
tina. Por la Constitucion de 1853, se designaba
capital, y por consiguiente, no podia suponerse
nunca la existencia de los poderes nacionales
sin que hubiera una capital donde residieran;—
Pero, como por el articulo 3° de la ConstitucioH
de 1853 tenia que ser sometida á la aprobacion
de Buenos Aires, á quien se le reconocia el dere
cho de aceptar ó rechazar ese articulo, como la
provincia de Buenos Aires, no admitió la Co
mision que venia del Congreso constituyente, pa
ra presentar á Buenos Aires la Constitucion que
contenia ese articulo 3°^ fué necesario que el
Congreso de 1853 destruyera de hecho el articu
lo 3° que determinaba que la ciudad de Buenos
Aires fuera la residencia de los poderes nacio
nales. Entónces, dictaron unaley sobre lo que se
debia haber, dado el caso de que la provincia de
Buenos Aires, no hubiera aceptado la Constitu
cion; y fué entónces, Señor, que se dictó unaley
federalizando á una provincia Argentina para la
residencia de los poderes nacionales, pero el caso
actual no está previsto por la Constitucion, por
que la Constitucion no dice nada para el caso de
que haya autoridades nacionales sin que se ha
ya designado la capital de la República, que es
el caso en que nos encontramos al presente.
 SESIÓN DEL 1a DE AGOSTO DE 1862.
En virtud de una ley del Congreso constitu
yentede 3853, se estableció la capital provisoria
y en ella han existido los poderes nacionales, no
en virtud de la Constitucion, sinó en virtud
de la ley especial que el Congreso constituyente
dió sobre la residencia de los poderes nacionales.
Ahora, hecha la revolucion por Buenos Aires,
derrocados los poderes públicos que existian en
la Confederacion, nos encontramos, Señor, que
no es aplicable la ley que se dió por el Congre
so estableciendo la capital: nos encontramos que
la Constitucion no habia previsto el caso, ni lo
que debia hacerse en el caso de que se tratase de
constituir los poderes nacionales. Asi es que
todas las 'provincias confirieron al gobernador
de Buenos Aires, la facultad de convocar el Con
greso; pero quedando pendiente la cuestion so
bre la Capital.
Se dice, Señor, para combatir la idea de la fe-
deralizacion de la provincia de Buenos Aires,
que ella [ataca la Constitucion, por cuanto des
truye el ser politico de una provincia Argentina
y rompe el equilibrio que la Constitucion ha
querido fijar, para hacer el contrapeso de los po
deres nacionales. Yo creo, Señor, que es un
falso principio de derecho constitucional decir
que no se puede disminuir el número de las 14
provincias que componen la Nacion Argentina.
El articulo 13 de la Constitucion dice:
"Art. 13. Podrán admitirse nuevas provincias
en la Nacion pero no podrá erijirse una Provin
cia en el territorio de otra ú otras, ni de varias
formarse una sola, sin el consentimiento de la
Lejislatura de las Provincias interesadas y del
Congreso."
Es decir, Señor, que por este articulo consti
tucional, el número de las 14 provincias que
componen la Nacion Argentina no es un núme
ro infalible, que no pueda alterarse; que las 14
provincias argentinas, pueden ser 12 ó 10, siem
pre que las provincias y el Congreso lo consien
tan; uo es un número cabalistico, del cual no
pueda precindirse.
Se dirá á esto Señor, que se puede reducir el
número de las provincias, pero que no se puede
hacer absorcion por el poder nacional del terri
torio de ninguna de ellas; pero esto no está pro
hibido por ningun articulo espreso de la Cons
titucion. La Constitucion consiente que se pue
de suprimir el ser politico de una provincia, y no
dice si ha de ser para adherirse á otra ó si ha de
ser para que residan en ella los poderes naciona
les, federalizando toda la Provincia. Por ejem
plo: si el Congreso dice que queda federalizada
331
la provincia de Santa-Fé para la residencia de
los poderes nacionales, ó queda federalizada la
ciudad de Buenos Aires con tal limite, yo creo
que la Constitucion no se opone á esto.
Se podrá decir, Señor, que no hay convenien
cia, se podrá decir que esto rompe en cierto mo
do el equilibrio que tiene que buscarse para que
no se establezca un poder nacional que no tenga
contrapeso en la República; pero seran conside
raciones de un órden politico, consideraciones de
apreciacion; pero no se puede decir que hay
ningun articulo de la Constitucion, afecto, pues
to que ella espresamente lo autoriza, ni se des
truye tampoco el ser politico de la provincia.
Lal Comision-, Señor, ha considerado que a)
establecerse la federalizacion de una provincia
argentina, como se estableció en años anteriores
por el mismo Congreso constituyente, supone
que no era la mente de esa Provincia afectar en
manera alguna los principios constitucionales.
Ahora, Sr. Presidente, la Comision [cree que
hay razones de alta conveniencia politica para
que se establezca por algun tiempo la federali
zacion de la Provincia de Buenos Aires.
Señor: la República Argentina acaba de salir
de la situacion mas desastrosa que se puede su
poner, ha habido una lucha permanente de los
partidos, y estamos hoy, puede decirse, reposan-'
do de todas las fatigas porjque hemos pasado, pe
ro no podemos decir ni asegurar, que el partido
de la libertad en la República Argentina, está
completamente consolidado todavia. Tenemos
el partido de la barbarie que ha estado comba
tiendo al partido de la civilizacion, nos está
acechando para sacar partido de nuestras divi
siones mismas, sin comprender que estas divisio
nes son de principios, y que todos hemos de estar
de acuerdo cuando se trate de combatirlo. Es
necesario, pues, consolidar este órden de cosas
á que hemos llegado despues de tantos sacrificios,
consolidar los poderes públicos de manera que
se hagan efectivas las instituciones, ¿Y como se
consigue esto, Señor? Hay dos medios: ó tomar
por base el poder público de la provincia de Bue
nos Aires, único que existe en !a actualidad en
la República Argentina capaz de dar base de
garantia á la causa de la libertad; ó destruir todos
los elementos que existen en la provincia de
Buenos Aires, para entregarlos al Gobierno Na
cional que se establezca fuera del territorio de
Buenos Aires.
La Comision ha entendido, Señor Presidente,
que la garantia de la paz y del órden en la Re
pública Argentina, está hoy precisamente en los
332 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
elementos de la provincia de Buenos Aires, poi taban comprendidos en el presupuesto garanti
que son los únicos elementos verdaderamente de do por el pacto de Noviembre, no afectaban en
fuerza, puede decirse asi, que dan garantia y con manera alguna, el peoyecto de ley que se estaba
fianza en la situacion. Si hoy no se tomase por discutiendo sobre la residencia de los poderes
base el poder de Buenos Aires, los elementos nacionales, y fué bajo esa intelijencia, bajo esa
morales y materiales de que dispone, para sobre base, que yo adheri al proyecto. Efectivamen
ellos fundar al Gobierno nacional, es muy posi te, Señor, la ley sancionada por la Cámara Na-,
ble, Sr. Presidente, que este órden de cosas no cional no importa otra cosa que la sancion de lo
tenga una verdadera estabilidad. Estudiese la que se estabablecia en el articulo doce del pacto
situacion ^actual de la República Argentina, de seis de Junio. La Provincia de Buenos Ai
veanse los" elementos constitutivos que existen res habia reclamado la administracion, princi
en todas ias provincias, empezandopor el litoral y palmente del ejército y de la aduana, durante el
acabando por la que se encuentra en los confines. término de la garantia. El Gobierno de la Con
Vemos que en todas partes, Señor, estan los par federacion no lo entendia asi: sostenia que se de
tidos en lucha permanente, apesar de que el par bia garantir el presupuesto de la Provincia de
tido liberal por la influencia de los últimos Buenos Aires; pero que la administracion de los
acontecimientos predomina en toda la Repúbli objetos nacionales, correspondia al Gobierno
ca; pero eso no se puede considerar todavia como Nacional. Fué para salvar esta dificultad que
una cosa sólida y duradera. Esta es la razon se estableció el articulo doce del pacto de Junio,
principal, Sr. Presidente, que la Comision ha dejando al Congreso Nacional la decision de esa
tenido para adherirse á la idea de la federaliza- cuestion; y el Congreso Nacional; por la ley que
cion de la provincia de Buenos Aires, al ménos hemos sancionado dias anteriores, ha venido á
por algun tiempo. resolver la cuestion que le fué encomendada por
En la conciencia de todos, Señor, está la idea el articulo 12 del pacto de Junio. Pero esa ley
de que estamos pasando por una situacion vidrio no tiene nada que hacer con la ley de que es
sa; y no sabemos que sucederia mañana, sinó da tamos ocupandonos ahora: una cosa es que se
mos una base sólida de estabilidad y poder al reciba el Gobierno Nacional de lo que le corres
Gobierno Nacional, que es quien ha de cimentar ponde con arreglo á la Constitucion, y otra cosa
el órden en toda la República. Yo no sé, Se es la ley que trata de la residencia de ese poder
ñor, si dejando de hacer esto, se realizarian nacional.
nuestras esperanzas. Nosotros hemos declarado por una ley sancio
A esto se dice, Señor, 'que puede arbitrarse nada en dias anteriores, lo que tenia que sancio
nn medio que armonizo todas las ideas; que se narse en cualquiera época, fuera en el periodo
conserve la autonomia de la provincia, al mis actual, fuera en el año que viene; porque efecti
mo tiempo que se dé al Gobierno Nacional todos vamente no hay Gobierno Nacional posible, des
los elementos necesarios para garantir el órden de que todos los objetos que por la ley le corres
y la paz en la República. Se dice tambien, que ponden esten, bajo la jurisdiccion de los Gobier
con la ley que se ha sancionado últimamente nos provinciales. Asi es que, fuera hoy ó fuera
por el Congreso Nacional, -poniendo en manos mañana de todos modos teniamos que ocuparnos
del Gobierno Nacional, todos los elementos na de la garantia del presupuesto de la Provincia
cionales que correspondian á la provincia de de Buenos Aires. Pero ahora no se trata de eso,
Buenos Aires, se tienen los elementos suficientes se trata de saber donde ha de residir ese gobier
para dominar la situacion. no nacional á quien se le dieron las atribuciones
En primer lugar, diré, Señor PresHente, que que se le confirieron por la ley anterior. Yo no
la ley que se ha sancionado ultimamente por es veo, pues, que exista contradiccion alguna en
ta II. C., á la cual he tenido el honor de prestar tre una y otra ley, ni que una ley escluya la otra.
le mi voto, en manera alguna viene á contrariar Señor: en el seno de la Comision se suscitó es
el pensamiento del Gobierno y de la Comision, ta misma dificultad. Uno de los miembros de
«obre los puntos que he indicado. la Comision, viendo que la Comision de Hacien
Cuando se trató de esa ley, Señor, yo interpe da de esta Cámara habia despachado un proyec
lé á los señores de la Comision y al Sr Minis to de ley, poniendo en manos del Ejecutivo Na
tro de Hacienda que se hallaba presente, y ellos cional los objetos nacionales comprendidos en
manifestaron que el proyecto que ponia en ma el presupuesto de 1859, garantido por el pac
nos del Ejecutivo Nacional los objetos que es to de Noviembre, llamó al Señor Ministro á fin
 SESIÓN DEL 30 DE AGOSTO DE 1862.
de preguntarle si consideraba que una ley pudie
ra en manera alguna afectar á la otra, y el En
cargado del Poder Ejecutivo, por el órgano de
eu Ministro, manifestó que absolutamente no te
nia nada que ver una ley con la otra. Fué en
esa intelijencia que votamos esa ley, Señor.
Ahora, Sr., la coexistencia de los dos poderes,
Sr. Presidente, en la provincia de Buenos Aires
que se propone como un temperamento para ar
monizar las ideas, yo entiendo, como lo entien
de la Comision, que traerá las mas graves difi
cultades. En primer lugar, Señor, la coexisten
cia que se propone por la minoria de la Comision,
es una coexistencia enteramente transitoria, es
decir, que ese proyecto contiene el pensamiento
intimo de sacar de Buenos Aires los poderes na
cionales, es decir: mientras no se sacan de Bu3-
nos Aires, los poderes nacionales residen aqui
las autoridades Nacionales.
Entiendo, Sr. Presidente, que no hay conve
niencia alguna para la República y ménos pa
ra Buenos Aires, en que se saque de Buenos
Aires por mucho tiempo los poderes Nacionales.
Ademas, Señor, no pueden escaparse álainte-
lijenciade ninguno, cuales serian las graves difi
cultades que nacerian de la residencia de los
dos poderes en la provincia de Buenos Aires.
Estas cuestiones no son nuevas en el pais. No
hay mas que leer las disensiones del Congreso
de 1826 y ver las manifestaciones del Ministro
del Señor Rivadavia y de los principales orado
res de ese Congreso, para ver cuales fueron los
inconvenientes prácticos que se tocaron en la
Provincia deBuenos Aires, cuando residian aqui
las Autoridades Nacionales y las Provinciales.
A cada momento se presentaban dificultades en
tre el Gobierno Nacional y el Gobierno provin
cial. Se dió una ley declarando nacionales las
fuerzas veteranas, de toda la República;y cuando
el Presidente de la República nombraba el jefe
quehabiade mandar esas fuerzas, elGobiernode
Buenos Aires protestaba contra la misma ley, que
él habia pedido su sancion como Encargado del
Poder Ejecutivo Nacional. Tratándose de las
cuestiones administrativas del pais;tanto de poli
cia, como de correos,como dehacienda pública,
alli están los diarios de sesiones que demuestran
todas las dificultades que surjieron en la práctica
de esa idea, hasta que se convino que no era po
sible absolutamente la coexistencia del Poder
Nacional con el Provincial, ejerciendo ambos su
accion en un mismo punto. Asi es que, la Co-
r.iision cree que eso es lo mas irrealizable y lo
que ha de tr^- mas graves inconvenientes en la
práctica. Han de tocarse, Señor, las mas graves
dificultades en la apreciacion de la competencia
de los funcionarios públicos, por mas bien des
lindadas que esten en la ley las respectivas atri
buciones de los poderes—es en la práctica, Se
ñor Presidente, en que se han.de ver esas dificul
tades.
Para la Comision, Señor, no hay mas que dos
medios de resolver la cuestion capital, ó estable
cerla en Buenos Aires ó fuera de Buenos Aires;
pero la idea de la coexistencia pura y simple que
se propone—que encuentra éco, Señor, en una
parte muy pequeña de la opinion, es la idea mas
inconstitucional de todas, y no sé como se ataca
como inconstitucional el proyecto de federalizar
la Provincia de Buenos Aires, por un término
dado, y se sostiene otro que es mas inconstitu
cional.
Por la Constitucion Nacional, Señor Presi
dente, los Poderes Nacionales tienen que residir
en un territorio en que ejerzan esclusiva jurÍB
diccion.
Voy á permitirme recordar á la (;ámara algu
no de esos articulos constitucionales. El inciso
27 del articulo 67, hablando de las atribuciones
del Congreso, dice: t
"Ejercer una lejisl acion esclusiva en todo el
territorio de la Capital," y hablando de las atri
buciones del Poder Ejecutivo Nacional, dice que
"es el jefe inmediato de la Capital de la Repúbli
ca" y hay otro articulo que no recuerdo ahora que
dice que el Presidente de la República es el Je
fe inmediato del territorio donde residan las ar-
toridades nacionales. Es decir, Señor, que por
la Constitucion, las autoridades nacionales no
pueden residir sinó en un Territorio donde ejer
zan jurisdiccion. Entonces yo digo; residiendo
las Autoridades Nacionales en la Provincia de
Buenos Aires, quedando esta Provincia en toda
su estension bajo las inmediatas órdenes del Go
bernador de ella y de su Lejislatura Provincial,
el Poder Ejecutivo Nacional, como el Congreso
Nacional, no pueden ejercer la jurisdiccion de
que habla la Constitucion. Esto si que es incons
titucional, Sr. Presidente! es contra el testo es-
preso de la Constitucion, la cual determina que
donde existan las Autoridades Nacionales, nin
guna otra Autoridad puede tener jurisdiccion.
Se dice á esto, Señor Presidente, que esto es
transitorio, que es para que haya capital mien
tras no se designe la capital permanente; pero la
Constitucion no autoriza semejante coexistencia
de poderes. Por consiguiente, el proyecto que
la minoria de la Comision propone, es entera
 334 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
mente inconstitucional; es el mismo proyec
to, desperfeccionado, pnede decirse así, que
un Señor Senador por Córdoba presentó en la
Cámara de Senadores. Pero aquel proyecto, Se
ñor, era al fin ajustado á los principios de la
Constitucion, por que el articulo primero empe
zaba determinando donde debia ser la Capital;
y miéntras las Autoridades Nacionales no se
trasladaban á aquella localidad, decia que co
existieran los poderes durante ese corto perio
do. Pero este proyecto que la minoria de la
Comision presenta á la Cámara, no es asi, por
que no determina donde ha de ser la Capital de
la República sino que establece simplemente la
coexistencia. Asi es que el otro proyecto (in
conveniente á mi modo de ver) era ajustado al
testo cspreeo de la Constitucion, mientras que
el proyecto que presenta la minoria de la Comi
sion, es enteramente inconstitucional, puesto
que no designa el punto donde debe ser la ca
pital.
Estas son, Señor Presidente, las consideracio
nes jenerales que la Comision ha tenido para
adherirse al pensamiento del Senado. La Co
mision no entiende, Señor Presidente, que este
proyecto afecte en lo minimo los derechos de la
Provincia de Buenos Aires. Por el contrario,
todos los articulos de este proyecto tienden pre
cisamente ádar garantias á la Provincia de Bue
nos Aires, para que ninguno de sus derechos, ni
ninguna de sus prerogativas, puedan ser ata
cados.
La Comision, Señor, no ha dejado tambien de
tener presente la oposicion que encuentra la
idea de la Comision y del Gobierno, de federa-
lizar la Provincia de Buenos Aires; no ha deja
do de tener presente lo que se anuncia, que
este proyecto ha de encontrar gran resistencia
en la Lejislatura dela Provincia. Si, Señor, la
Comision ha tenido presente esto tambien; pero
la Comision considera que no nos es dado formar
un juicio anticipado sobre lo que pensaran los
poderes públicos de la Provincia; á nadie le es
dado en ningun tiempo anticiparse á contar los
votos ni á decir cual es la opinion de los Dipu
tados, opinion que se ha de formar á la luz de
la discusion. Entónces la Provincia de Buenos
Aires, tiene derecho de aceptar ó no esta lay,
sea por el órgano de la Lejislatura, sea por el ór
gano de nna convencion, que si lo cree conve
niente, está en su perfecto derecho para convo
carla; pero nosotros tambien estamos en nuestro
derecho para consultar los intereses jenerales de
la Nacion, y esto es lo que la Comision cree mas
conveniente. Si la Provincia de Buenos Aires
cree que no conviene que Buenos Aires sea la
Capital de la República, que sus poderes pú
blicos asuman esa responsabilidad.
Por mi parte, Señor, como Diputado Nacio
nal, y como hijo de la Provincia de Buenos Ai
res, siempre me haré un honor de haber soste
nido la conveniencia de que Buenos Aires sea
Capital de la República Arjentina. Asi, pues,
si la Provincia de Buenos Aires cree que no de
be ser la Capital, que sus poderes públicos asu
man esa responsabilidad.
Esto es cuanto tengo que decir, Señor, sobre
el proyecto en jeneral. Al entrar en la conside
racion de los articulos en particular, me haré un
honor en contestar á las observaciones que se me
hagan.
Sr. Gorostiaga, (D. Benjamin)—Señor Presi
dente: La minoria de la comision nombrada pa
ra dictaminar sobre el proyecto de ley sanciona
do por el Senado, en que se federaliza la Provin
cia de Buenos Aires en toda la estension de su
Territorio, para residencia de las Autoridades
Nacionales, y se aplaza el establecimiento de la
Capital permanente de la República—me ha en
cargado esponer verbalmonte ante la Cámara,
las razones en que se funda el rechazo total que
propone de dicho proyecto, y la adopcion del que
presenta en sustitucion.
Llamada esta Cámara á decidir una de las mas
graves é importantes cuestiones que pueden so
meterse á su deliberacion, no desconocerá la ne
cesidad de examinarla detenidamente y con la
mas seria reflexion, por mucho que parezca dis
cutida y agotada ya la materia.
La minoria de la Comision respeta el patrio
tismo y el acreditado ingenio de los oradores que
en la otra Cámara, han aconsejado y sostenido la
sancion de esa ley; y estima en mucho la opinion
de los honorables Diputados que proponen hov
su aprobacion. Deplora tambien no aumentaV
con sus votos ese poder de uniformidad que seria
de desearse en la sapcion de una ley de tanta
gravedad y trascendencia y que ha merecido el
prestigioso apoyo del Encargado del Poder Eje
cutivo Nacional. Pero ante los vicios capitales
de que ella adolece, ha comprendido que una
mayoria ó uniformidad de circunstancias y de
errores jamás pueden constituir nna vo^nd-
(aplausos) que el respeto por los hombres debe
ceder al respeto por la ley, y que el honor de los
principios debe prevalecer siempre sobre la afec
cion hácia las personas. (Bravos!)
Sr. Presidente—Tenga la bonjfe la barra de
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
guardar circunspeccion y silencio, porque yo ha
ré cumplir el reglamento.
Sr. Gorostiaga—Respecto á mis sentimientos
personales, yo me he repetido eobre este malha
dado asunto, lo que me he dicho siempre en las
'ocasiones difíciles de mi vida: cuanto mas penosa
es la situacion, mas debe consultarse lo que se ha
llamado la verdadera brújula de los hombres pú
blicos—el cumplimiento de nuestro deber, con
lealtad y con valor, por mas dificil que sea.
La disposicion dominante en la ley que discu
timos, es la federalizacion de la Provincia de
Buenos Aires.
Definamos ante todo lo- que se entiende por
federalizacion de una Provincia. Segun el de
recho constitucional que nos rige: federalizar una
Provincia es ponerla bajo la inmediata y esclu-
Bi va jurisdiccion de las Autoridades Nacionales;
ó en otros términos, es aniquilar su Gobierno
propio, absorver su soberania, destruir sus insti
tuciones. (Aplausos.)
¿Tiene el Congreso poder para sancionar este
acto? Las Autoridades Nacionales no violarian
BUS obligaciones mas sagradas hácia las Provin
cias, y minarian por su base la forma de Gobier
no que el pueblo argentino se ha dado? Tamaña
usurpacion y tan grave atentadO, podria-n acaso
encubrirse bajo el pretesto de la necesidad, ó dis
frazarse con argumentos de conveniencia, cuando
son evidentes los males que acarrearian á la Re
pública entera, y especialmente á ls Provincia
de Buenos Aires?
Ruego á la Cámara quiera escuchar con in-
duljencia el análisis de estas cuestiones.
Llama la atencion desde luego y es de estra-
ñarse, que una ley como la que se nos propone,
por la que se aniquila el gobierno propio de una
Pruvincia y se destruyen sus instituciones, haya
sido iniciada y sancionada en el Senado, quien
por el orijcn y naturaleza del mandato de sus
miembros, es el guardian especial de la sobera
nia de las Provincias, y tiene la severa obliga
cion de velar sobre sus derechos, y de mantener
siempre intacta la linea de separacion entre el
Poder Nacional y el Provincial
Para examinar la cuestion sobre la falta de
poderes del Congreso en la sancion de esta ley,
es necesario recurrir á la Constitucion.
La Constitucion, Señor Presidente, es la for
ma de Gobierno delineada y escrita por ia mano
poderosa del pueblo arjentino. La Constitu
cion es cierta y fija; contiene la voluntad per
manente del pueblo y es la ley suprema del
pais. Es superior al poder del Congreso, y solo
335
puede ser revocada 6 cambiada por el poder que
la hizo. El Congreso es la creatura de la Cons
titucion; debe su existencia á la Constitucion, y
deriva todos sua poderes de la Constitucion.
Todos sus actos tienen que ser conformes con
ella, so pena de nulidad. La Constitucion es la
obra, ó la espresion de la voluntad del pueblo
mismo en su capacidad ilimitada, orijinaria y
soberana, La ley es la obra ó la espresion de la
voluntad del Congreso en su capacidad deriva-
tii a y subordinada.
La autoridad delegada en la Constitucion por
el pueblo arjentino, ha sido confiada á dos go
biernos enteramente distintos—al Gobierno Na
cional y al Gobierno Provincial—y la parto que
cada uno de estos ha recibido-, ha sido subdivi-
dida á su vez en tres diferentes porciones, con
fiadas al poder Lejislativo, ejecutivo y judicial.
Como el Gobierno Nacional ha sido formado
para responder á grandes necesidades jenerales,
y atender á ciertos intereses comunes, sus pode
res han sido definidos y son en pequeño núme
ro. Como el Gobierno provincial por el contra
rio, penetra en todos los detalles de la sociedad,
sus poderes son indefinidos y en gran número,
se estienden á todos los objetos que siguen el
curso ordinario de los negocios y afectan la vi
da, la libertad y la prosperidad de los ciudada
nos.
Asi pues nuestra Constitucion ha definido con
cuidado las atribuciones del Gobierno Nacional,
y despues de enumerarlas y especificarlas, ha de
clarado que todos los poderes no comprendidos
en la definicion, entran en las atribuciones de
las Provincias. "Las Provincias conservan to
do el poder no delegado por esta Constitucion al
Gobierno federal," dice el articulo lO4. El Go
bierno de Provincia viene á ser la regla por tan
to y forma el derecho comun;—el Gobierno Na
cional es la escepcion.
Sentados estos principios, y con la Constitu
cion en la mano, preguntamos ¿dónde está el ar
ticulo, cual es la disposicion que esplicita ó im
plicitamente faculte á alguna de las autoridades
ijue ejercen el Gobierno Nacional, para privar á
una Provincia de su Gobierno propio y aniqui
lar su soberania politica? Léase una por una
todas las atribuciones que la Constitucion con
fiere al Congreso, al Presidente y ú. Poder Ju
dicial de la ÍÑ acion, y oígase cuai de elíab com
prende semejante facultad? Ninguna, Sr. Pre
sidente. Es que la existencia de los Gobiernos
de Provincia, no depende de las leyes Naciona
les; es que el Congreso es tan impotente para
 336 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1852.
abolir los Gobiernos de Provincia, como para
disolver la Nacion.
[Bravos!]
La Constitucion está en manos de todo el pue
blo, todos pueden leerla, y como entre las atri
buciones del Congreso que ella enumera, no se
encuentra la de aniquilar el Gobierno interior
de una Provincia, todos sabrán que al decretar
el Congreso la extincion del Gobierno de la Pro
vincia de Buenos Aires para suplantarse en él,
excede sus poderes y comete una evidente usur
pacion.
[Aplausos]
Sr. Presidente—Haré despejar la barra, si
continúa delante de la importancia de este de
bate, faltando á su deber.
Sr. Gorostiaga—Pero esta falta de poderes
del Congreso para federalizar la Provincia de
Buenos Aires, podrá acaso suplirse y ser revali
dado el acto por la aceptacion y libre consenti
miento de la Lejislatura ó del pueblo de Buenos
Aires! No, Señor; ni la Lejislatura, ni el pueblo
de Provincia alguna, puede abdicar su sobera
nia ni renunciar su Gobierno propio, para dele
garlo ó refundirlo en el Gobierno Nacional. Se
ria conferir á éste otras atribuciones 'y mas po
deres que los que la Constitucion le dá; seria al
terar las relaciones de derecbo y el equilibrio
de poderes del Gobierno Nacional y del Provin
cial, de cuyo mantenimiento dependen la per
feccion y duracion de nuestro edificio politico.
Ninguno de los poderes constituidos tiene se
mejante facultad: y la Constitucion no es un con
trato, del que puedan apartarse las partes cuan.
do quieran; es una ley fundamental, que solo
puede ser abrogada legalmente ó reformada, por
el poder soberano que la hizo, por el pueblo ar-
jentino representado en una convencion consti
tuyente.
Las Autoridades Nacionales violarian además
sus mas sagradas obligaciones hácia las Provin
cias, y minarian por su base la forma de Gobier
no que el pueblo arjentino se ha dado.
Segun el articulo 105 de la Constitucion, las
Provincias "se dan sus propias instituciones lo
cales y se rijen por ellas; elijen sus gobernado
res, sus lejisladores y demás funcionarios de Pro
vincia, sin intervencion del Gobierno Federal."
Es tan claro y tan terminante este articulo,
queá mi juicio, no hay hombre dotado de algu
na razon que no comprenda, que seria infrinjido
en todas y cada una de sus palabras con la fede-
ralizacion de la Provincia de Buenos Aires; la
cual no se rejiria entónces por sus propias ins
tituciones locales, ni elijiriayasus gobernadores,
aus lejisladores ni sus demás funcionarios de Pro
vincia; sinó que seria gobernada con la inter
vencion y direccion esclusiva del Gobierna Fe
deral.
El articulo 5°. de la Constitucion dispone qne
"cada Provincia dictará para si una Constitu
cion bajo el sistema representativo republicano,
de acuerdo con los principios, declaraciones v
garantias de la constitucion Nacional, y qr.e ase
gure su [administracion de justicia, su rójimcn
municipal y la educacion primaria. Bajo estas
consideraciones el Gobierno federal garantiza á
cada Provincia el goce y ejercicio de sus insti
tuciones."
Como la Constitucion de la Provincia de Bue
nos Aires llena las condiciones requeridas en es
te articulo, es evidente que el goce y ejercicio
de ella, está garantido por el Gobierno Nacio
nal. En este concepto, la Constitucion de la
Provincia de Buenos Aires, como K de cual
quiera otra Provincia, forma parte de la Consti
tucion Nacional, y su observancia ligaá las Au
toridades Nacionales, como si estuviese inserta
testualmcnte en ella.
Ahora bien, el pueblo de Buenos Aires, segun
la Constitucion de esta Provincia, elije y cons
tituye sus Poderes Lejislativo, Ejecutivo.y Ju
dicial; y estas autoridades, que forman su Go
bierno propio, quedarian abolidas con la federa -
lizacion de la Provincia.
Por el articulo G". de la Contitucion se garan
te tambien á las Provincias la forma republicana
de Gobierno. Entiendo por Gobierno republi
cano aquel cuyos poderes derivan solamente del
pueblo, cuyos administradores no conservan sus
empleos sinó durante un tiempo limitado, y no
los deben sinó á su buena conducta y á la elec
cion de sus conciudadanos.
¿El Gobierno Nacional suplantándose al Go
bierno interior de la Provincia de Buenos Aires,
seria para esta un Gobierno republicano? Claro
es que no; los poderes del Gobierno Nacional en
tal caso, no derivarian esclusivamcnte del pueblo
de Buenos Aires, ni las autoridades que lo com
ponen, serian de su esclusiva eleccion.
Resulta por consiguiente que el Congreso fal
taria á sus obligaciones hácia las Provincias, san
cionando la federalizacion de Buenos Aires y
aniquilando su Gobierno propio, cuya existencia
esta colocada por la Constitucion bajo la pode
rosa tuicion y garantia del Gobierno Nacional.
¿Cómo se llamaria la accion del que obligado
á garantir el dominio y el goce de una cosa, fue
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862. 337
se el primero en arrebatarla? ¿Que nombre tiene bre de estado cree practicable ni posible
el acto del tutor que atentase contra los dere entónces, el establecimiento de un gobierno
chos que la ley ha puesto bajo su guardia; ó e central y unitario, sobre tan escasisimas y dise
del depositario que usurpára los bienes que se minadas poblaciones
han confiado á su cuidado? Son tan severas las Por otra parte, nuestra Constitucion ha sido
palabras de que el derecho se vale para marcar copiada del único modelo de verdadera consti
estos hechos, que no debo repetirlas, por respeto tucion federativa que existe en el mundo, de la
á la Cámara. Pero el Gobierno Nacional co Constitucion de los Estados Unidos de América;
meteria un acto semejante, si en vez de garantir Constitucion que ya podemos decirlo, sale victo
á la Provincia de Buenos Aires el ejercicio y e riosa de lamas difícil prueba, áque la Pro
goce de su Constitucion local, le arrebatase su videncia pudiera sujetar las libres instituciones
Gobierno propio y la sometiese á su inmediata de un pueblo.
y esclusiva direccion. Esta constitucion señaló un grande descubri
Con la federalizacion de la Provincia de Bue miento en la ciencia poh'tica. Del detenido es
nos Aires, se minaria tambien por su base la for tudio de todas las confederaciones que prece
ma de Gobierno que el pueblo arjentino se ha dieron á la Union Americana de 1789, solo se
dado. deducia que eran malos los cimientos en que
Figura de retórica, decia en el Senado el Sr. hablan sido fundadas, y que ellas no prestaban
Ministro de Gobierno, esplicando sus palabras mas servicio, segun la bella espresion de un es
"La Nacion y las trece Provincias." Con la fe critor de génio, que el q' prestan los fanales pues
deralizacion de la Provincia de Buenos Aires, tos cerea de los escollos que se deben evitar, pero
serian algo mas que eso, serian la verdad: una que dejan incierta la ruta qre es preciso seguir.
Nacion gobernando á trece Provincias. Ten Hago este recuerdo del origen de nuestra cons
driamos la unidad hasta el Arroyo del Medio, y titucion, para autorizarme una vez por todas á
la federacion mas allá. Imitariamos á Rosas citar en esta discusion el ejemplo y la jurispru
que gritaba federacion, federacion! al mismo dencia de los Estados Unidos.
tiempo que establecia en la República la unidad La Constitucion de Estados Unidos despues
mas odiosa. •
de redactada con madura reflexion y el mas
[Aplausos.] grande cuidado, fué sometida á las Convencio-
El Gobierno Nacional reforzado con el Go- »es nombradas por el pueblo de cada uno de los
bferno propio de la Provincia de Buenos Aires, Estados, para su ratificacion. Sus disposiciones
seria un poder sin contrapeso, que acabaria con todas, fueron discutidas en estas convenciones
las instituciones federativas de la República. compuestas de los primeros hombres del pais
Imajinándose este poder, decia mi ilustrado ami- En la Convencion de New-York se hallaba
(TQ el Sr. Sarmiento: "Las Provincias incapa Hamilton, uno de los redactores de la constitu
ces, como se han mostrado hasta aqui y han de cion, hombre eminente de Estado, gefe del par
mostrarse muchos años por falta de grandes tido repúblicano, y ministro de hacienda, des-
centros de poblacion, de hacer respetar sus de aues, del Presidente Washington. Contestando
rechos, no ofrecerian resistencia alguna á la ar Hamilton al cargo que se hacia, de que un go
bitrariedad á que la falta de costumbre y de bierno tan enérgico y con tan ámplios poderes
conciencia pública arrastra á los Gobiernos." como el que se constituia, podria en un pais
Pero el régimen unitario seria no solo con ;an estenso y despoblado degenerar facilmente
trario á la Constitucion jurada, sino impractica in despotismo, esponia las plausibles y fundadi-
ble tambien, supuesta la grande estension de imas observaciones que voy á permitirme leer
nuestro territorio y la falta de poblacion. as, y que tanta aplicacion tienen á la cuestion
La República Argentina abraza una superfi que nos ocupa.
cie de terreno, equivalente á doscientas mil "Si los gobiernos de Estado fuesen " abolidos
leguas cuadradas, comprendiendo en ellas esas 'decia, la cuestion tendria una faz muy diferen
soledades que la geografía denomina, Patago- te; pero esta idea es inadmisible. Ellos son
nia, Pampa, y Chaco. En este oceano de ter 'absolutamente necesarios al sistema, su existen-
reno, se hallan catorce provincias, cuyos habi 'cia tiene que formar un principio cardinal en
tantes á manera de los naúfragos de Virgilio ¡la constitucion mas perfeeta que pudieramos
rari nantes in gurgite vasto, apenas alcanzan liacer. Insisto en que no puede estar nunca
á componer un millon de almas. ¿Que hom :en el interes ó deseo de la Legislatura Nacio
44
338 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1852.
"nal, la destruccion de los gobiernos de Estado.
"Ninguna ventaja puede provenir de ello; por el
"contrario, perderia el Gobierno Nacional un
"apoyo indispensable, una asistencia necesaria
"para la ejecucion de las leyes, y para llevar su
"influencia al hogar del pueblo. La union de-
"pende de la voluntad de los Gobiernos de los
"Estados en la eleccion del Presidente de la Re-
"pública y la de sus Senadores. El golpe ases
tado á los miembros tendria que causar, inevi
tablemente una herida fatal en la cabeza, y la
"destruccion de los Estados produciria subita-
"mente un suicidio politico.
"¿Puede £l Gobierno Nacional hacerse cul-
"pable de esta locura? Que lo induciria á
"ello? Que tentaciones podria tener? Agre-
"gar nuevos honores á su posicion? Aumentar
"la fuerza nacional? Multiplicar los recursos
"nacionales? Se hará mas respetable ante las
"Naciones estrangeras,- ú en presencia de sus
"conciudadanos, con robar á los Estados sus
"privilejios constitucionales? (Es Halmilton
"quien habla) Pero imaginad por un momento
"que un tal frenesi politico se apoderase del Go
bierno; suponed que sancionase tal atentado.
"Ciertamente que el seria del todo impráctica-
"ble. Asi se ha demostrado suficientemente por
"la razon y la esperiencia. Se ha probado que
"los miembros en las Repúblicas han sido y
"siempre serán mas fuertes que la cabeza.
"Jamás, concluye, los Estados podrán perder
"sus poderes, sin que antes se hayan arrebatado
"las libertades todas del pueblo Americano.
"Ambos tienen que marchar juntos, que soste-
"nerse mutuamente, ó que sucumbir bajo un
"destino comun."
Esta es tambien nuestra doctrina constitucio
nal. El Congreso por consiguiente no puede de
cretar la extincion del Gobierno de.la Provincia
de Buenos Aires; porque usurparia poderes que
no tiene, violaria sus mas sagradas obligaciones
hacia las Provincias, conculcaria nuestra forma
de gobierno y pondria en peligro las libertades
todas del pueblo Argentino.
Que resta entónces á los defensores de la fede-
ralizacion? El pretesto de la necesidad? La con
veniencia de consolidar el Gobierno Nacio
nal? Pero no hay Gobierno que meresca este
nombre, sin el poder de los principios; no hay
gobierno nacional, sinó conforme á la consti
tucion, apoyado en el derecho, en la opinion
pública y en las apchas bases de la soberania
provincial.
Saltar sobre la constitucion, cuando ella es
un obstáculo, como se ha dicho en el Senado se
ria la violacion de nuestros juramentos, la in
surreccion contra el derecho, la sedicion del po
der contra la ley.
La necesidad! Pero la República Arjentina
está tranquila; el enemigo no golpea á sus puer
tas. El estandarte de la rebelion no ha apare
cido en ningun punto del territorio. Si hay
ajitacion en la opinon pública, si falta la fe y
asaltan dudas sobre el establecimiento del Go
bierno Nacional—la causa única de esta pertur
bacion social, es esa ley revolucionaria cuya san
cion se nos propone.
[Aplausos.]
El mismo Encargado del Poder Ejecutivo Na.
cional ha manifestado en el Mensaje al Congreso
de seis de Junio último, que para consolidar la
nueva situacion creada por el pueblo de Bue
nos Aires y dar á la nacionalidad bases incon
movibles, era necesario: ó poner desde luego
á disposicion del Gobierno Nacional todos los
objetos que por la Constitucion le corresponden
y están bajo su jurisdiccion en el territorio de
Buenos Aires; ó bien, federalizar esta Provincia,
poniéndola bajo el Gobierno esclusivo de la Au
toridad Nacional. Una ú otra cosa.
El Congreso ha sancionado ya la ley que yo
inicié en la Comision de Hacienda de esta Cá
mara, mandando que el Poder Ejecutivo tome
inmediatamente posesion de todos los objetos
nacionales comprendidos en el territorio de Bue
nos Aires; quedando asi esta Provincia reduci
da á las simples condiciones 4e una provincia
federal, segun la Constitucion.
Estando por tanto á las mismas palabras dtl
precitado Mensaje, no hay ya necesidad alguna
que sirva de pretesto para la federalizacion de la
Provincia de Buenos Aires. La sancion de es
te atentado pondria por el contrario en peligro
la union nacional.
La historia de nuestro propio pais, nos ofrece
un triste ejemplo sobre el particular que no de
bemos olvidar.
El Congreso Jeneral le las Provincias Uni
das del Rio de la Plata, que se reunió en esta
ciudad y en este mismo recinto en el mes de
Diciembre de 1824, sancionó la ley fundamen
tal de 23 de Enero de 1825. Por el articulo 3°
de esta ley se disponia: "Que hasta la promul
gacion de la Constitucion que habia de reorga
nizar el estado, las Provincias se rejirian por sus
propias instituciones." Pero este mismo Con
greso dictó, ántes de la promulgacion de la
Constitucion la ley de cuatro de Marzo de 182,*
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
Por esta ley se declaraba Capital del Estado á
la ciudad de Buenos Aires, con un territorio li
mitado. Por los articulos 7 y 8 se disponia, que
en el resto del territorio se organizaria una Pro
vincia por una ley especial, y que en el entre
tanto dicho territorio quedaria tambien bajo la
direccion de las Autoridades Nacionales. Es
decir, que por esa ley se nacionalizó provisoria
mente toda la Provincia de Buenos Aires, y se
aniquiló su Gobierno propio.
La Cámara sabe que esa famosa ley fué muy
discutida en aquel memorable Congreso. La
combatieron ilustrados y eminentes patriotas
como los Doctores Castro, Pasos, Gorriti, Zava-
leta y otros. Pasó por mayoria de votos; fué
ganada parlamentariamente; pero quedó perdi
da en la opinion pública.
Es de creerse que la presidencia del Sr. Riva-
davia y el Congreso Nacional hubieran desapa
recido juntos con la sancion de esa ley, si la Re
pública no se hubiese hallado entónces compro
metida en una guerra estranjera. Cayeron mas
tarde; y en pos de la disolucion Nacional, vino
el aislamiento de las Provincias, la guerra civil,
y la tirania con todo su cortejo de crimenes, de
lágrimas y de sangre.
[Aplausos.]
Se duda que la ley de cuatro de Marzo fuera
la causa ó el protesto principal de esos males?
Oigase entónces loque decia el Gobernador Dor-
rego en su Mensaje á la Lejislatura de Buenos
Aires de 14 de Setiembre de 1827. Despues
de espresar que un delirio de politica quitó á la
Provincia de Buenos Aires su propia adminis
tracion, dice: "En la restitucion de la Provin
cia se presenta un gran motivo de confianza. La
profunda herida que se hizo en el corazon de los
buenos con la resolucion del Congreso de 4
de Marzo de 1826, reclamaba este acto de justi
cia. De él dependia la paz interior de los pue
blos, el buen órden y respeto de la República;
es decir, su existencia misma; porque el dia en
que asomó la idea de extinguir sus institucio
nes, fué el instante que vió nacerlas justas que
jas de las demás Provincias hermanas y abrió la
puerta á la desolacion y discordia."
Ante este tristisimo ejemplo, no teme esta
Cámara reproducir con la federalizacion de la
Provincia de Buenos Aires ,los funestos resul
tados, las mismas calamidades que cayeron so
bre la República con la ley de 4 de Marzo
de 1826?
Aplazado el establecimiento de la Capital per
manente de la República, lo único que se nece
339
sita es fijar el lugar de la residencia provisoria
de las Autoridades Nacionales. A esta necesi
dad responde el proyecto que ha presentado la
minoria de la Comision. Se dice qne segun él
tendrian que coexistir en un mismo lugar el Go
bierno Nacional y Provincial, y que esta coexis
tencia de dos Gobiernos supremos en una mis -
ma ciudad, tiene gravisimos inconvenientes.
Pero como ambos Gobiernos son enteramente
distintos, y no han de obrar sobre los mismos
objetos, nada hay en la naturaleza de la sobera
nia politica que impida la residencia de ambos
Gobiernos en un mismo punto del territorio;
como existen los poderes Ejecutivo, Legislativo y
J udicial de una misma Provincia.
Podria recordar en apoyo de este punto el
ejemplo que nos presenta la historia de los Es
tados Unidos. Pero me siento muy fatigado y
voy á terminar.
Creo haber demostrado, que el Congreso no
tiene poder para aniquilar el Gobierno propio de
la Provincia de Buenos Aires y suplantarse en
él; que tal acto importaria la violacion de sus
mas sagradas obligaciones hácia las P rovincias, y
la destruccion de la fonna de Gobierno que el
pueblo arjentino se ha dado; y en fin, que causa-
ria gravisimos males á toda la República y en es
pecial á la Provincia de Buenos Aires.
Rechazo por tanto con toda la enerjia de mi
alma la sancion de la ley que nos propone la
mayoria de la Comision. Las necesidades que
se invocan en su apoyo, son necesidades de cir
cunstancias, que pasan; miéntras que la Cons
titucion y los principios violados, subsisten siem
pre, deshonran á los poderes que los conculcan
y pierden á las naciones.
[Aplausos.]
Pido la sancion del proyecto presentado por
la minoria de la Comision en sostitucion de
aquel. Por él se concilian los altos intereses
de la Nacion con la vida propia de la Provincia-
de Buenos Aires; la que á nadie conviene que
muera, ni que duerma tampoco, sinó que intere
sa á todos, que viva, y esté siempre despierta,
para mantener la Constitucion, defender las pre-
rogativas de las Provincias y velar por las liber
tades todas del pueblo arjentino.
[Aplausos prolongados,]
Se pasó á cuarto intermedio.
Vueltos los Señores, tomó la palabra el—
Sr. Ministro de Gobierno—Sr. Presidente,
despues de las largas é ilustradas discusiones que
el Senado de la Nacion, consagró á esta impor
tante cuestion; despues de las declaraciones que
340 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
hice en su seno á nombre del Gobierno, la opi
nion del Gobierno es ya conocida á su respecto.
Ella es conocida de la mayoria de los Señores
Diputados que tienen un asiento en esta Cáma
ra,- que asistieron á aquellas discusiones, ó pu
dieron leer sus estractos en los diarios de esta
ciudad.
La opinion del Gobierno, es hoy, Señor, la
misma que era entónces. Ella está refundida en
el mensaje que el Poder Ejecutivo pasó en 6 de
Junio al Congreso. En él dijo que, para formar
los poderes públicos de la Nacion, para consoli
dar el órden general, era necesario, ó bien que
se pusiesen á disposicion del Gobierno Nacional
todos aquellos elementos de poder que le perte-
necian por la Constitucion, existentes, tanto en
la Provincia de Buenos Aires como en las otras
Provincias; ó bien, que se diera á los poderes pú
blicos, la base del Gobierno de Buenos Aires.
Y esta es la misma opinion que tiene hoy el En
cargado del Poder Ejecutivo Nacional. La Na
cion es posible, la Nacion será una realidad, siem
pre que Buenos Aires, como indudablemente lo
hará, y lo ha hecho ya, ponga á disposicion del
Poder Ejecutivo Nacional, todo aquello que por
la Constitucion le pertenece.
El Gobierno se limitó entónces, á hacer esta
declaracion. No dijo cual de los estrenios que
proponia era el mas aceptable: dejó á la ilustra
cion del Congreso que lo decidiera. Sin embar
go, fué obligado á pronunciarse; fué obligado á
declarar cual de los dos estrenios era en su opi
nion mas aceptable. " Habia creido que era mas
digno de él, que era mas conforme á los verda
deros intereses de la República, que la decision
de esta gravisima cuestion, fuera espontánea de
parte de las Cámaras, y naciera del Congreso
mismo. Pero, tanto en la Comision que nombró
el Senado, cuanto en la misma discusion del pro
yecto, fué interpelado y obligado á formular una
opinion. Entónces el Gobierno dijo, que, de los
dos estremos que habia propuesto en su mensa
je aceptaba, con preferencia, ó creia mas conve
niente, aquel que, resolviendo 1» cuestion de lo
que pertenecia al Poder Ejecutivo Nacional,
dentro de la Provincia de Buenos Aires, con la
cuestion de la Capital, federalizaba esta Pro
vincia.
Puesta la cuestion en estos términos, habien
do llegado á esta simple fórmula, á que la ha
traido el ilustrado debate que tuvo lugar en el
Senado, puede reducirse á esta proposicion:
¿Conviene mas la federal izacion de la Provincia,
ó la coexistencia? Es inútil traer á la discusion
otras teórias, otras soluciones, que se han presen
tado en el curso de ia discusion. El debate está
pues, reducido á una fórmula simple, por fortuna
y es sobre ella únicamente que ha de rolar la
discusion.
En la que tuvo lugar en el Senado, el Gobier
no hizo presente las razones que tenia para in
clinarse en favor de una de estas dos soluciones
y voy á permitirme manifestarlas tambien ahora.
Señor, la situacion en que se encuentra la Re
pública Argentina es verdaderamente solemne.
Si por una parte, se tributa respeto al Gobierno
Nacional, si las resoluciones del Congreso son
respetadas, como se ha visto ya, por la Lejisla-
tura de Córdoba que aceptó la órden de practicar
nuevas elecciones; si el porvenir que se presenta
es visiblemente halagüeño; por otra, está en la
conciencia de todos que si de esta vez no se hace
la Nacion, si de esta vez no se organiza definiti
vamente, esta Nacion que tantos sacrificios ha
costado, quien sabe cuando llegará á organizarse
despues! La imaginacion retrocede espantada
ante el espectáculo que presentaré la República
si se rompiera hoy el vinculo de union que liga á
la Provincia de Buenos Aires con sus demas her
manas.
En pos de esta separacion vendria necesaria
mente el caos; vendria la anarquia, vendria la
guerra civil, que haria estériles todos los esfuer
zos hechos para alcanzar la situacion en que hoy
nos encontramos.
Y bien, Señor, esta situacion solemne impone
deberes muy sagrados al Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional, y al Congreso mismo. Cuan
do el partido liberal de la República, que está
representado en este recinto, ha alcanzado una
situacion, que dificilmente podia esperar mas sa
tisfactoria, tiene una inmensa responsabilidad
para con las generaciones futuras, si la dejára
escapar sin llegar al fin deseado.
El Poder Ejecutivo sobre quien mas directa
mente pesa esta responsabilidad, ha meditado
muy sériamente, cual era el camino que debia
seguirse, para que no se malográran tantos es
fuerzos, tantos sacrificios, y entre las dos solucio
nes que se presentaban á la cuestion mas dificil,
que ha preocupado jamas los espiritus, ha elegi
do aquella que ofrecia mayores probabilidades
de un éxito seguro.
El Poder Ejecutivo entiende que federalizada
la Provincia de Buenos Aires, la organizacion
de la República es segura; él responde del éxito:
no habrá entónces inconveniente alguno, no ha
brá obstáculo de ningun género, que pueda opc
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862
nerse á que la Nacion alcance una época de tran
quilidad, de reposo, de paz, de organizacion de
finitiva. No cree que la coexistencia de las Au
toridades Provinciales, con las de la Nacion en
esta misma ciudad, ofrezca iguales probabilida
des de éxito; no diré que sea imposible.
Cree, empero, el Gobierno que el resultado no
es tan seguro; cree que pueden surgir las difi
cultades que todo el mundo prevée de antemano;
y entónces, entre dos soluciones, una que asegu
ra el éxito, que concluye para siempre con las
revoluciones y la anarquia en que hemos vivido,
prefiere aquella que dá la seguridad del éxito.
Sin embargo, como he dicho, Señor, el Go
bierno no considera que sea esta la única solu
cion posible. Como antes lo he declarado, como
lo he declarado tambien en el Senado, si la fede-
ralizacion de Buenos Aires no es aceptada, si es
rechazada, el Gobierno seguirá entónces el otro
camino, aquel que acepta el pueblo y si el pue
blo se equivoca, el Gobierno preferirá equivo
carse con él, antes que imponerle una solucion
que rechazo.
Señor, otra consideracion mas ha tenido el
Gobierno para inclinarse á la federalizacion. La
República Argentina puede considerarse como
un guerrero que despues de haber batallado lar
gamente, se encuentra con heridas que sangran
todavia, y necesita imperiosamente tranquilidad
y reposo.
Ante esta necesidad, sentida tanto por el pue
blo de Buenos Aires, como por las demas Pro
vincias, es indispensable ante todo, asegurar la
tranquilidad y el reposo de que tan urgente
mente necesitamos, para reparar los males in
mensos que nos han legado el desórden y la
anarquia en que por tantos años hemos vivido.
La federalizacion de la Provincia de Buenos
Aires responde, mas que ninguna otra idea á esta
imperiosa necesidad; y si ella no hubiera sido
tan duramente combatida, sinó se hubiera tra
tado con tanto artificio de hacerla impopular,
seguramente habria triunfado.
El Gobierno creo, Señor, inspirarse en las tra
diciones de la historia de nuestro propio pais
cuando sostiene que la coexistencia de las dos
Autoridades, en una misma ciudad, y en el mis
mo territorio, encontraria grandes dificultades-
El Sr. Diputado, Miembro informante de la
minoria de la Comision ha recordado tambien
nuestra historia, pero me permitirá decirle que
la ha recordado imperfectamente—Es cierto, Se
ñor, este mismo pensamiento que hoy discuti
341
mos surjió en el Congreso de 1824—La ley de
aquel Congreso que nacionalizó el territorio de
Buenos Aires, es la misma ley que hoy se pre
senta á la sancion de este Congreso.
El Señor miembro informante ha dicho, que
esa ley fué el orijen de todas las desgracias que
sobrevinieron despues, y ha invocado para pro
barlo las palabras del Coronel Dorrego—Señor,
yo me siento fuerte en este lugar cuando, en
apoyo de la ley que se discute, puedo invocar el
testimonio del Sr. Rivadavia, en contraposicion
al del Coronel Dorrego.
Del Señor Rivadavia, fundador del cré
dito público, del sistema representativo, de la
Sociedad de Beneficencia; en una palabra, de
todas las instituciones que hacen hasta hoy la
gloria del pueblo de Buenos Aires; en contrapo
sicion ála del Coronel Dorrego—el Coronel re
volucionario, que preparó el camino á la tira
nia de Rosas. Invoque enhorabuena el Señor
miembro informante semejante autoridad; yo se
la abandono; que si yo necesitára invocar algu
na para probar la exeleucia del pensamiento que
hoy se discute, me bastaria decir que él fué com
batido por el partido que precedió á Rosas ....
Sr. Gorostiaga—Fué combatida por el Doctor
Gorriti.
Sr. Ministro de Gobierno—Poi el partido fe
deral.
Sr. Gorostiaga—El Dr. Gorriti nunca perte
neció al partido federal.
Sr. Ministro de Gobierno—Digo que es cier
to que esta misma ley fué combatida ....
Sr. Mármol—Permitame el Sr. Ministro. ¿El
invoca el apoyo del Sr. Rivadavia para esta ley?
Sr. Ministro de Gobierno—Si, Señor: la ley
que el Sr. Rivadavia propuso al aceptar la pre
sidencia, nacionalizaba todo el territorio de la
Provincia de Buenos Aires, y en su mérito, la
Provincia de Buenos Aires fué colocada bajo la
administracion de las Autoridades Nacionales,
miéntras se organizaba una Provincia con la
parte que no se reservaba para la Capital; y esto
es precisamente lo que sustancialmente se pro
pone hoy en la ley que ee discute.
Decia, Señor, que cuando en Febrero de 1826
se dió la ley nombrando Presidente al Sr. Ri
vadavia, luego sintió él que no podia marchar
con tm Gobierno Provincial; y ocho dias despues,
presentó al Congreso el proyecto que naciona
lizaba todo el territorio de Buenos Aires, mién
tras erijiria una Provincia en la campaña.
Se ha dicho que esta ley fué el origen de nues-
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 18G2
tras desgracias; yo digo que fué al contrario el
origen de una época de prosperidad y de gloria.
Estábamos entónces empeñados en la guerra con
el Brasil; y es evidente que, sinó se hubiera cons-
- tituido una autoridad fuerte, no habriamos ob
tenido los triunfos que ilustraron nuestras armas;
ni ostentarian nuestros templos las banderas que
arrancamos á nnestros enemigos.
(Aplausos)
Voy ahora á otra parte del discurso del Señor
Diputado, que ha combatido la idea de la fede-
ralizacion, bajo el punto de vista de la mas ó me
nos constitucionalidad de la medida.
Señor. si el Gobierno se hubiera penetrado de
que esta ley atacaba un solo articulo de la Cons
titucion, no la hubiera presentado, hubiera re
currido á los medios que la misma le dá para
revisarla, si la hubiera creido indispensable para
conseguir la organizacion nacional. Pero, ha
creido que en nada absolutamente ataca ella á
la Constitucion. Antes de ahora se han aducido
argumentos en ese sentido, argumentos que re
produciré despues. Quiero autes contestar al
último Señor Diputado.
El ha hecho un bellisimo discurso para probar
que el Congreso no tiene poder para destruir el
régimen de una Provincia, que este acto impor
taria un ataque al régimen republicano, bajo el
cual vivimos; pero ha perdido su tiempo, porque
nadie ha podido negar semejante cosa. ¿Quién
ha dicho que el Congreso tenga derecho para
destruir el régimen de una Provincia? Quien ha
podido 'suponer semejante cosa? Esto ha sido
reconocido en las discusiones que ha habido en
el Senado y alli se ha dicho tambien: que el
Congreso puede sancionar esta ley con entera
libertad, pues, siempre quedará á la Provincia
de Buenos Aires el derecho de decidir si quiere
ó no ser federalizada.
Al sancionar la ley que se discute, el Congreso
no hará otra cosa que decir que, para organizar
definitivamente la Nacion;para constituir los po
deres públicos y dar garantias de órden y de esta
bilidad, despues de la época revolucionaria en
que hemos vivido, es necesario que la Provincia
de Buenos Aires, haga el sacrificio— si sacrificio
puede llamarse, —de renunciar por un término
limitado á su vida propia hasta tanto que el
Gobierno nacional, sea bastante fuerte para ha'
cerse respetar en todas partes.
Si la provincia de Buenos Aires no quiere ha
cer este sacrificio supuesto que lo sea, conside
rando que hay otro medio de conseguir este
mismo resultado; si quiere conservar su vida pro
pia, nadie podrá violentarla, porque el Gobier
no Nacional mas que ningun otro, está en el
deber de garantir á todos, las prerrogativas y
derechos que la Constitucion les acuerda.
El Gobierno ha considerado que es un deber
suyo perseverar en esta grande obra que ha ini
ciado y ha de perseverar hasta donde sea posible.
Aceptará la co-existencia; pero la aceptará con
ménos fé, con menos seguridad de hacer y cons
tituir la nacion bajo bases sólidas y duraderas.
Creo, Señor, que se pierde el tiempo en que
rer presentar al Congreso como invadiendo atri
buciones ajenas. Esta ley, como se ha dicho,
es un contrato, que ha de ser presentado á la
provincia de Buenos Aires, para que lo acepte
si lo encuentra aceptable. Si no, no lo acepta
rá, y estará en su perfecto derecho, sin agraviar
á nadie.
El Sr. Diputado se ha preocupado tambien
mucho de lis provincias y del poder federal; pe
ro él ha mirado la cuestion bajo un solo punto
de vista. Ha dicho que para que exista el Go
bierno federal, es preciso que existan los estados,
porque los estados constituyen su fuerza. Es
cierto; pero es acaso ménos cierto que para que
existan los Estados, es necesario que exista el
poder general, que ha de guardar el órden y el
equilibrio entre todos?
Oportunamente recordó lo que yo habia di
cho: que la situacion de la República Argentina
se componia de una nacion y de 13 provincias,
que hacian otra nacion. Esta fué, Señor una
figura, que están de moda las figuras, pero figura
que se acerca mucho.
Han existido, en efecto, por muchos años una
provincia que era una nacion, y 13 provincias,
que eran tambien una nacion, con dos legisla
ciones distintas, con dos aduanas distintas, con
dos créditos distintos, y hasta puede decirse con
dos sentimientos distintos de nacionalidad.
Se trata ahora de hacer de estas dos naciones
una. El Sr. Diputado se preocupa mas del po
der de las provincias, que del poder general, y yo
le digo que para que existan esos estados, para
que exista la Nacion, es necesario que el poder
general tenga poder para hacerse respetar; es
necesario que el poder general no quede á mer
ced del poder de los estados, porque seria entón
ces una burla, un juguete. Ttal es, Señor. la
situacion en que la co-existcncia viene á colocar
al poder general.
Si el poder general quedára como simple
huésped en la provincia, la provincia seria mas
poderosa que el poder general; porque es preci
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862
so decirlo: la provincia de Buenos Aires, con
un régimen umtario, con una poblacion que es
la tercera parte de la República, puede sola, tan
to, como las otras trece. Lo ha demostrado la
esperiencia. Es preciso, pues, que el poder ge
neral no quede dependiente del poder de los es
tados.
Yo no diré que Buenos Aires aceptada la co
existencia, ejercerá presion sobre el poder gene
ral; pero es posible que lo ejerza, y esta sola po
sibilidad basta para dejar librada al acaso esta
grande obra que hemos principiado, y que tan
grandes sacrificios cuesta ya.
Al considerar, Señor, esta ley, y al querer
aplicar á ella los preceptos de la constitucion,
prescindamos de Buenos Aires por un momento.
Yo preguntaria al Sr. Diputado, si se tratára,
por ejemplo, de federalizar la Provincia de San
Luis, ¿cree él entónces que habria peligro, que
se romperia ese equilibrio de que nos ha habla
do? Le preguntaré mas: si el Congreso declara
se que la ciudad de San Luis fuera la capital,
¿habria peligro entónces en federalizar su terri
torio? Ño, Señor, no habria peligro para nadie.
Aun mas: si el Congreso resolviese que la Ca
pital de la República fuera la ciudad de San
Luis, es fuera de duda que no quedarian ele
mentos para hacer una Provincia del resto de
su territorio y seria entónces forzoso, indispensa
ble federalizarlo.
El Sr. Diputado que ha combatido esta idea,
no ha demostrado como la federalizacion es con
traria á la Constitucion. Ha presentado á las
Provincias como si fueran una entidad que por
ningun motivo pudiera desaparecer; pero no se
ha hecho cargo de los argumentos que se han
aducido en contra. El ha tenido buen cuidado
de olvidar que un articulo de la Constitucion
bien claramente permite que una Provincia pue
de desaparecer, porque permite que puede
anexarse á otra; renunciando á su vida propia,
en beneficio de ella, y si esto permite la Consti
tucion, ¿porqué no ha de permitir que una Pro
vincia pueda renunciar á su vida propia en be
neficio del poder jeneral? A esto se objeta que
se rompe el equilibrio. El equilibrio se rompe
rá segun sea la Provincia. Si es San Luis, si es
Santa-Fé, el equilibrio por cierto que no se alte
rará. Pero no insistiré mas, Señor, porque de
searia que la accion del Gobierno se hiciera sen
tir lijeramente sobre las deliberaciones de este
cuerpo. Es preferible que los Señores Diputa
dos se pronuncien libremente. Aquella opinion
que reuna mayor número de votos, el Gobierno
343
la aceptará, cualquiera que ella sea. Si se in
clina á la federalizacion de la Provincia, es por
que cree que ella responde mejorálas necesida
des y á las esperanzas de todos. Es porque asi
evita la responsabilidad que caeria sobre él, so
bre el Congreso y sobre el pueblo entero si esta
oportunidad tan propicia para organizar la Na
cion, fuese malograda.
Una observacion última me permitiré, sin em
bargo, acerca de la coexistencia.
Señor: muy justamente so ha dicho que la ca
pital es á los Estados como el corazon al cuer
po humano: asi como el corazon hace correr la
sangre á todas las estremidades del cuerpo, asi la
vida parte de la capital á todas las estremidades
del territorio de los Estados. No se me citará
un solo ejemplo de una Nacion que no tenga
una capital. Miéntras tanto, el proyecto de la
minoria de la Comsion, váá presentar el fenó
meno verdaderamente singular de una Nacion
que no tiene capital.
Sr. Gorostiaga—El otro proyecto tampoco.
Sr. Ministro da Gobierno—El territorio de
Buenos Aires es la capital provisoria de hecho.
Sr. Gorostiaga—Nuestro proyecto dice lo
mismo.
Sr. Ministro de Gobierno— No es exacto: de
ja subsistente el poder provincial, sin un palmo
de terreno donde ejercer jurisdiccion el Gobier
no jeneral.
Señor: esta idea de la capital no es una idea
abstracta. Se ha visto en todas las naciones de
fender con el mayor calor, con el mayor entu
siasmo, el punto que se ha declarado capital, sin
consideracion á sn importancia, como á una en
tidad moral. La union Americana se ha estreme
cido á la noticia de que el ejército del Sud se
acercaba á la capital, y sabido es que Washing
ton es una ciudad de tercer órden. Los pueblos
todos han considerado á la capital de un estado
como á la cabeza que dirije sus destinos, y han
hecho siempre un punto de honor el defenderla.
La organizacion de la República sin capital, vi
viendo, por decirlo asi, de prestado y á la mer
ced de un Gobierno de Provincia, seria un es
pectáculo curioso, pero que, es muy de temerse,
habria de durar muy poco.
Señor: yo he estudiado tambien la Constitu
cion americana, he leido sus autores, y he visto
que ellos, en las grandes cuestiones de su vida,
cuando se trata de los grandes intereses de la
Nacion, no son tan escrupulosos respecto de las
formas. Yo preguntaria á los Señores Diputa
dos que se inspiran en esa lectura, si creen que
 344 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862
la esclavatura es una institucion que se armo
niza con las declaraciones de la Constitucion
americana. Estoy seguro que me han de con
testar que es ella la negacion de todas y de ca
da uno de sus articulos. ¿Cómo es entónces que
subsiste? Preguntaria nuevamente. Es, Señor,
que no siempre es posible lo bueno ni lo justo.
En la vida de los pueblos muy frecuentemente
la perfectibilidad á que el jénero humano se en
camina,, el rigorismo de las formas, tiene que
ceder ante los deberes que imponen la existen
cia, la tranquilidad y la paz. Yo no tengo, Sr.,
ese fanatismo ó esa relijion de las formas, de
que tanto alarde se hace. Las respeto como el
que mas; pero no quisiera que pudiera jamás ha
cerse al Gobierno el reproche de que, por res
petar las formas, habia disuelto la Nacion.
[Aplausos.]
Sr. Mármol—Señor: yo no voy á pronunciar
un discurso, quiero solamente fijar un poco la
pericia del Gobierno en esta cuestion. Mucho
hemos de adelantar con e?to, y yo espero la de
ferencia de parte del Ministerio para que me dé
una idea clara, neta, de cual es la posicion del
Gobierno en este asunto. Voy á esplicarme.
El Sr. Ministro ha empezado por declarar
que el Gobierno se sostiene en los términos de
su mensaje. Enhorabuena. ¡El Gobierno di
jo en su mensaje: para que pueda marchar el
pais, se necesita una de dos cosas: ó que se dé al
Gobierno Nacional todos los objetos que por la
Constitucion le pertenecen al Poder Ejecutivo
de la Nacion, incluso lo que pertenece á la Pro
vincia de Buenos Aires, ó que se dé por asien
to de las Autoridades Nacionales á la misma
Provincia de Buenos Aires. Eso fué lo que pi
dió el Gobierno; eso mismo declara ahora el Sr.
Ministro.
Durante la discusion del Senado, el Gíbicrno
encontró que no se habia resuelto por el Con
greso la diyuntiva en que se habia colocado, y
entónces tuvo ocasion de cooperar á la idea de
dar por asiento al Gobierno Nacional la Provin
cia de Buenos Aires. Hasta ahi el Gobierno era
lógico, procedia de acuerdo con su mensage.
Necesito una de dos cosas, habia dicho, y estaba
alli sosteniendo una de dos cosas; pero hé aqui
que en el intermedio de la discusion del Senado
y la discusion presente, se ha antepuesto la san
cion de tfna ley que dá al Poder Ejecutivo Na
cional el primero de loa puntos que ponia en su
diyuntiva, es decir, que el Gobierno ya está en
posesion de todo lo que queria tener, una de lus
dos cosas que queria el Gobierno.
Ahora, mi primera interrogacion es esta ¿Ha
mediado entre la fecha del mensage y el dia en
que vivimos, alguna circunstancia nueva, desco
nocida de la Cámara, que ponga al Gobierno en
la necesidad de pedir mas de lo que pidió? El
pidió una de dos cosas, y una de las dos cosas se
le ha dado. Yo no puedo esplicarme mas claro
para obtener una contestacion clara tambien.
Una de las dos cosas se le ha dado, ya está en
posesion de ella. ¿Qué ha mediado desde la fe
cha del mensage hast»el presente para que ahora
pida las dos cosas? (Aplausos) Esta es la prime
ra interrogacion.
Sr. Ministro de Gobierno—Creo, Sr. Presi
dente, que la contestacion que busca el Sr. Di
putado, la hubiera encontrado en lo que ante
riormente he dicho. El Gobierno dijo que de
dos maneras podian constituirse los poderes pú
blicos de la nacion: ó bien dando al poder na
cional aquello que le correspondia por la Cons
titucion, aun en la provincia de Buenos Aires,
ó bien resolviendo con la cuestion capital esa
misma cuestion. He dicho recientemente, Sr.,
que el Gobierno cree que es mucho mas conve
niente el 2° estremo que habia puesto en su
mensage. No pide dos cosas, como dice el Sr.
Diputado.
Si: Marmol—Es que ya tomó la primera.
Sr. Ministro de Gobierno—Es que eso de to
dos modos tendria que darsele.
Sr. Mármol—El pidió dos cosas, y si debian
darsele de todos modos. ¿Para qué puso en su
mensage, cuando lo ha repetido el Sr. Ministro
que necesitaba una de las dos: ó bien ef que per
tenecia al Gobierno Nacional, ó bien el Gobier
no de la Provincia de Buenos Aires? Ya se le ha
dado lo q' pertenecia al Gobierno nacional; ya lo
tiene en sus manos, y ahora dice: deseme tambien
el Gobierno de Buenos Aires. Yo pregunto ¿por
que ha mudado -
Sr. Ministro de Gobierno—No ha mudado
absolutamente nada; el Gobierno es consecuen
te con lo que dijo en la Cámara.
Sr. Mármol—No; en la discusion de la Cáma
ra de Senadores no le habian dado una de dos
cosas. Ahora ya el primer punto está resuelto,
y el Gobierno tiene que declarar lo siguiente, so
pena de no encontrar una contestacion que sa
tisfaga: que alguna razon ha habido para que
habiendo obtenido uno delos dos puntos capita
les que fijó en su mensage, venga ahora á esta
Cámara á pedir el otro.
Sr. Ministro de Gobierno—Permitame que
le observe que el otro estremo contenia implici
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
tamen te esto otro. Sise le daba al Gobierno la
fuerza de Buenos Aires, se le daba entónces tam
bien todo lo que tenia la provincia de Buenos
Aires.
Sr. Mármol—Entonces le pregunto yo ¿Por
qué estableció la diyuntiva? Si en un punto
estaban comprendidos los dos ¿porqué estable
ció la diyuntiva?
Sr. Ministro ¿e Gobierno—El Gobierno no
dice que no fuera posible hacer la Nacion con
lo que se le ha dado; pero dice que ese medio no
ofrece suficiente garantia, porque es ineficaz.
Sr. Mármol—¿Para que lo pidió entónces, si
es ineficaz?
Sr. Ministro de Gobierno—Cree que es me
jor que se le de esto, y pide lo que le conviene
mas; esta es la cuestion, considerela asi el Señor
Diputado.
¿ir. Mármol—Bien, Sr. Presidente, no quiero
fatigar mas al Sr. Ministro con este diálogo. Se
VR que es una cosa clara, Señor, que el Gobier
no no se contenta con lo que le pertenece al Go
bierno de la nacion; que quiere mas, que quiere
tambien el Gobierno de la Provincia de Buenos
Aires (supongo que esto no me lo negará el Sr.
Ministro) quiere los dos gobiernos, yo como he
dicho antes, quiero fijar cierta proposicion clara,
al alcance de todos.
Aqui se trata, Señor, no de dar al Poder Eje
cutivo lo que por la Constitucion le pertenece,
se trata de darle los dos Gobiernos, el de la Na'
cron y el de la provincia. Ahora bien: el Sr-
Ministro dá una razon para esto, y dice: la si
tuacion es grave; hay un partido, ha dicho tam
bien el Sr. miembro informante, contrario que
está de pié. Segun el Sr. miembro informante,
esta asociacion del Gobierno de Buenos Aires
por el Gobierno Nacional, es para tener poder
con que combatir al partido contrario que aun
existe en la República; pero segun el Sr. Minis
tro de Gobierno, se vé otra cosa: que el Gobierno
á quien se teme es al gobierno de Buenos Aires.
El Sr. Ministro ha dicho estas palabras: "puede
ser que no suceda; pero es posible que el Go
bierno de la provincia ponga en presion al Go
bierno de la Nacion." Estas son las palabras
que ha dicho el Sr. Ministro ahora múmo. Lue
go, digo yo, el Gobierno á quien se teme, es el
Gobierno de Buenos Aires, y se ve el caso raro
de que el mismo Gobierno de Buenos Aires,
venga á decir que teme del Gobierno de Buenos
Aires.
(Aplausos, risas y murmullos en la barra.)
Señor: cuando no se asume una posicion cla
345
ra, es muy fácil caer en estas notables contra
dicciones; pero hay mas, Sr. se pide el poder de
Buenos Aires. Yo no se que poder es este, des
pues de lo que se ha dado al Gobierno de la
Nacion, ni se que ningun Gobierno del mundo
tenga sinó un poder compuesto de tres elemen
tos: plata, fuerza y opinion. No conozco Go
bierno de este mundo repito, cuyo poder no sea
compuesto de esos tres elementos. Fuerza se le
ha dado, plata, se le ha dado, opinion
no se la puede dar nadie; eso lo gana el Gobier
no con sus actos. [Sr. Obligado, D. A. C.—
muy bien] ¿Que mas quiere de este pobre pue
blo de Buenos Aires? ¿Que desaparezca su le
gislatura y su Gobierno? ¿Que temor es este, tan
ofensivo á un pueblo que acaba de sacrificarse
por esta union nacional, por este mismo Con
greso que hoy existe aqui? ¿Que medio es este
tan ofensivo, que amaga destruir su propia obra?
Buenos Aires, ha sacrificado en obsequio de
las provincias su dignidad misma; hemos podi
do estar pisados por el casco del potro de el
Atila Argentino por ir á dar libertad á la pro
vincias, y la primera recompensa que se nos
viene á ofrecer por nuestro sacrificio, es pedir
nos el suicidio de nuestra provincia!
(¡Bravos!)
¿Que importa que pase á buenas manos? -No
hablo de eso, Señor, hablo de las instituciones,
que cualesquiera que fuesen los que las exijan, es
exijir la muerte politica de la Provincia de Bue
nos Aires. Bien claro lo dice el pensamiento
del Gobierno: mi temor es de la provincia de
Buenos Aires; no es de ese enemigo de Buenos
Aires, que está en pié, es de la provincia de
Buenos Aires.
Yo digo ¿Pero que contrasentido es este, que
el mismo Gobierno que se ha dado la provincia
que ha triunfado con el contingente de su san
gre, sea el que desconfie y la insulte.
(¡Bravos!)
Señor: yo me habia propuesto no tomar la pa
labra en esta cuestion, lo habia dicho asi á mi»
amigos, y tengo para esto mis razones. No es
pero, Señor, ni tengo la lisongera esperanza de
conquistar la opinion de la mayoria de la Cá
mara. He deseado que esta cuestion termine
lo mas pronto posible, esta cuestion que como los
piratas Argelinos aborda y pone ¡contribucion
á todo el mundo, salga del Congreso lo mas
pronto posible, para que sea echada á pique por
el Gibraltar de nuestro mar politico: por las
Cámaras de la Provincia.
(Aplausos sostenidos en la barra.)
•45
346 SESIÓN DEL lc DE AGOSTO DE 1862.
Sr. Presidente—Si la barra no guarda cir
cunspeccion, la haré desalojar.
Sr. Mármol—Señor, he querido solamente que
se penetre bien la Cámara de que el Gobierno
dobla sus exigencias; que habiéndonos pedido
al principio de la discusion uno de los dos estre-
mos, en la diyuntiva que espuso, hoy nos piden
los dos estrenios, esto es lo que he querido que
conste bien; pero agregaré una palabra mas. Se
ñor, á la parte constitucional que ha sido abor
dada por el ilustre miembro de la Comision en
minoria, voy á tocar un punto que él ha des
cuidado, y es, Señor, que este proyecto del Se
nado hiere algo que no pertenece solo á la Cons
titucion del Estado, algo que no está en la mano
del Congreso tocarlo, es el pacto con que la Pro
vincia de Buenos Aires se asoció á la Nacion.
La Provincia de Buenos Aires, por el pacto de
Noviembre, entró con su personalidad de Pro
vincia á incorporarse á la Nacion, y esta obliga
cion de los dos contratantes, vino á ser parte de
la Constitucion, en el articulo 104, por ese ar
ticulo se vé que los pactos con que la Provincia
ee ha incorporado, son parte de la Constitucion;
y ni el Congreso ni las Cámaras Provinciales,
tendrian derecho de violar el pacto de Noviem
bre borrando la personalidad politica con que la
Provincia entró á la Nacion, porque esa condi
cion ha sido remontada ála categoria de articulo
constitucional, y solo una convencion constitu
yente, de la Nacion Argentina, tiene derecho de
derogar un articulo constitucional.
Yo me separo del sistema federal, me separo
de todas las doctrinas del Sr. miembro infor
mante y reto á los Sres. Diputados y al Ministro
á que me nieguen que la Provincia de Buenos
Aires ha entrado conservando su personalidad
politica, por el pacto de Noviembre que desde
que ha sido elevado á la categoria de articulo
constitucional, no puede ser derogado ni por las
Cámaras de la Nacion, ni por las Cámaras de la
Provincia.
Sr. Torrent—Yo acepto el reto.
Sr. Elizalde—Yo tambien.
Sr. Marmol— Me alegro mucho. Una vex,
Señor, establecida asi la cuestion, establecida
asi la posicion del Gobierno, desearia oir á lo*
Sres que me han contestado, y dejaré la palabra
para replicarles despues.
Sr. Garda (D. P.)—Es, muy tarde, Señor
podiamos levantar la sesion.
(Se levantó la sesion á las 5 de la tarde.)
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA UGM

PRESIDENCIA DEL SR CASTRO

SEbxION DEL 4 DE AGOSTO DE 1862

PRESIDENTE l*ro En Buenos Aires, á 4 de alguna resolucion á este respecto para salvar la
AUlna. Agosto de 1862; reunidos en dificultad.
Agnirre.
Bedoya. su sala de sesiones con asis Sr. Cantilo—La lectura del articulo del Re
Blanco. tencia del Sr. Ministro de Go glamento, aclarará la duda.
Cabral .
Cantilo. bierno, los Sres. Diputados (Se leyó el Reglamento.)
> Ivlt. (del márgen) el Sr. Vice Pre Sr. Presidente—Como no está previsto lo que
Castro.
Bllzalde. sidente 1° proclamó abierta debe hacerse en este caso, y no se puede nom
barcia J. A. la sesion—Leida, aprobada y
García (P.)
brar un Presidente provisorio, el Presidente tie
Cíorostlaga B. firmada el acta de la anterior- ne que presidir siempre.
Uorostlaga ti,.) Sr. Presidente—Antes de
Granel. Sr. Cabral—Yo creo que no hay inconvenien
Ibarra. pasar á la órden del dia de te alguno en que el Sr. Presidente presida la
Laprlda searia prevenir á la Cámara
Lozanía. sesion.
marmol. que deseando tomar parte en
montea de Oca. Sr. Obligado—Entónces quiere decir que es
el debate, presidiera el Sr.
Ortlz. taré inhibido de tomar parte en la discusion?
Oroño. Vice-Presidente 2°
Obligado (A. <-. i 8r. Cabral—Puede bajar cuando quiera to
Obligado, (D. P.)
El Sr. Castro—En el mis
mar parte.
Ocampo. mo caso me hallo yo. Cuan
Padilla. do el Sr. Vice-Presidente 1° Sr. Obligado (D. P.) Es que no puedo bajar
Quintana i n.) cada 5 minutos.
Quintana (J.) desee tomar la palabra, en
Knlz moreno. tónces subiré á la tribuna. Sr. Castro—No se si el Sr. Vice-Presidente
Torrent. 1° querrá tomar parte en todos los incidentes del
f ribiiru. Sr. Presidente—Yo diria
Vlllnmifvn. debate, ó si solamente piensa dar su opinion
Zaraleta. lo mismo: que cuando el Sr.
CON AVISO. Vice-Presidente 2° quiera to fundando su nota.
Del Rio mar parte, yo presidiré. Sr. Vive 1°—Puedo tomar parte en todos
Gutiérrez.
Znvlrla. Sr. Obligado (D. P.)—Es los incidentes.
tuvimos de acuerdo con el Sr. Castro para que Sr. Castro—Le hacia la pregunta porque yo
presidiera en la sesion anterior, porque no se no pienso tomar parte en todos los incidentes
hallaba presente el Sr. Vice-Presidente 1°. Asi del debate, solamente fundaré mi voto.
es que si el Sr. Vice-Presidente 2° quiere dirijir Sr. Gorostiaga—Despues de lo que acaba de
la discusion ahora, yo no creo que tendrá em manifestar el Sr. Vice-Presidente 2°, no hay in
barazo. conveniente ninguno para que el Sr. Vice-Presi-
Sr. Castro—Quedamos de acuerdo porque el dente 1° tome parte en todos los detalles de la
Sr. Presidente manifestó que deseaba tomar par discusion, presidiendo el Sr. Vice-Presidente 2"
te en todos los incidentes del debate; pero yo Sr. Quintana—El Sr. Vice-Presidente 1° que
me encuentro en igual caso que el Sr. Vice-Pre- en este momento está presidiendo la sesion, pi
sidente 1°, de modo que la Cámara debe tomar dió al Sr. Vice-Presidente 2° que subiera á re
 348 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862
emplazarlo. Ahora que el Sr. Vice-Presidente
2° se presenta á presidir. ¿Cual es el inconve
niente del Vice Presidente 1°? porque ahora se
está poniendo en contradiccion con lo que antes
proponia.
Sr. Presidente—No tengo inconveniente; pe
ro habia dicho el Sr. Vice- Presidente 2° que se
hallaba en el mismo caso.
(Bajó el Sr. Vice-Presidente 1° y subió á pre
sidir el Vice-Presidente 2°)
Sr. Torrent—Sr. Presidente: como miembro
de la Comision "de Negocios Constitucionales,
firmante del dictámen que aconseja á V. II. la
adopcion del proyecto pasado por la H. Cámara
de Senadores, me encuentro en el deber de to
mar la palabra en este solemne debate, para
contribuir á sentar sobre la base augusta de la
razon y de la ley, la sancion que á juicio de la
Comision en mayoria debe adoptarse en este di
ficil asunto.
Sentiré no poderme estender cuanto quisiera
en esta cuestion, porque me encuentro algo in
dispuesto en este momento. ¡
Entro vacilante, Sr. en la cuestion, no porque
mi conciencia que aumenta cada dia se debilite,
ante los obstáculos que á la ley se oponen, sinó
porque comprendo que con mi sufragio, con mi
débil palabra, voy á contribuir, á resolver una
cuestion en que se cifra la paz y la ventura de
mi patria. Apenas he empezado mi vida pública;
poco he andado en el camino de la existencia, y
no tengo ese caudal de recursos que en la carre
ra prolongada del hombre ofrece el mundo, al
juicio y al acierto, "que se llama esperiencia y
que se convierten para los demas en señales que
se van dejando en la marcha para mostrar á los
que signen los obstáculos que deben evitar; pero
en cambio he devorado con avidez un libro sa
grado, escrito con la sangre y con las lágrimas de
nuestros hermanos. Ésa historia ha vigorizado
bastante mi razon y fortalecido mi espiritu para
aborrecer la tirania, y buscar en todo tiempo,
conesclusiva dedicacion, los medios de salvarla
libertad del pueblo que por desgracia no tiene
todavia en todas partes, en nuestra naciente Re
pública, un templo digno donde rendirle culto,
en .vez de ofrecerle como hasta aqui en holocaus
to la sangre de ilustres mártires.
Como sabeis, la' Comision se encontró dividida
en estacuestion; pero eso no debe sorprendernos,
Señor: la gravedad del asunto hacia indispensa
ble esta oposicion en las vistas. En las grandes
cuestiones, no puede ménos de haber diversidad
de opiniones, pues de lo contrario no habria pro
piamente cuestion.
El Sr. miembro informante de la mayoria de
la Comision, ha espueáto con lucidez y á gran
des rasgos, las razones que la han inducido á
aconsejar la adopcion del proyecto. A su vez,
la Comision en minoria, ó el miembro informan
te de la minoria, ha hecho oir su voz elocuente
en esta cuestion, para fundar el proyecto que en
reemplazo de aquel ha confeccionado.
Sobre estos antecedentes que vienen obrando
en el ánimo de la Cámara, voy á ocuparme de la
cuestion.
Señor, la gran cuestion Argentina está á la
órden del dia en la Cámara de Diputados de la
Nacion. Los pueblos todos la designan con esé
nombre; con ese nombre nos la ha enviado el
Senado; asi se la conoce tambien en el pueblo;
asi nos la ha legado la historia, y asi la han lla
mado los grandes varones de 1826, todos la de
signan y la han designado con el nombre que
verdaderamente tiene y todos la conocen por él;
pero parece que apesar de la popularidad de ese
nombre, muy poco han penetrado en su esencia,
y muy pocos conocen lo que hay en el fondo de
ella. Se diria, Señor, que la gran cuestion Ar
gentina se ha asimilado tanto á las personas,
que ha llegado á parecerse á dos hombres que
tienen la rara habilidad de hacerse conocer en
su fisonomia externa unicamente, ocultando de
un modo impenetrable sus verdaderas intencio
nes? Pero sea de esto lo que fuese. Entraré ya á
ocuparme del fondo del asunto.
Señor, al tratar la cuestion de capital, busca
mos en la Constitucion de la República una
disposicion que terminantemente nos resuelva
la duda que representa, de si es ó no permitido
federalizar toda una provincia para constituirla
en capital de la República. La Constitucion,
en su letra solo nos .responde que la República
debe tener una capital—y aqui somos llevados
necesariamente á buscar en su espiritu lo que
ella no espresa lo bastante en sus palabras.
Si para resolver este punto es necesario invo
car las doctrinas y la Constitucion de los Esta
dos Unidos de la América del Norte, que ha
servido de modelo á estos paises. Si es necesa
rio consultar sus costumbres, sus procedimientos,
su historia en fin, no es ménos cierto que con
preferencia, debemos consultar la nuestra; de
bemos atender á nuestros precedentes constitu
cionales, á nuestra historia, á nuestras costum
bres, á nuestros antecedentes todos.
Señor: _los pueblos dei Plata han vividoi
 SESIÓN DEL á DE AGOSTO DE 1862
siempre bajo el régimen de la unidad, ó bajo la
unidad de régimen, desde la época del colonia-
ge en que obedecia la autoridad de un Virey
hasta 1852 en que bajaba estrepitosamente el
que los dominaba en nombre de la federacion.
Este hecho de todos palpado, de todos conocido;
este hecho que ha variado de circunstancias y
en la historia politica de la República Argenti
na, y que reaparece con igual variedad de colo
res aunque siempre en el mismo, debe tenerse
en cuenta indispensablemente cuando se trata
de organizar la Nacion.
Esto no puede negarse, es decir, que la uni
dad por el derecho, y la unidad por el hecho,
ha sido siempre la forma de gobierno por la
cual se ha regido la República Argentina. Es
indudable, Señor, que el dogma primordial de
nuestras instituciones es la existencia de la Na
cion, y á ella deben propender todos los esfuer
zos de todos los hijos de la Patria. En esto di
ferimos de los Estados Unidos de la América del
Norte, donde la soberania de los estados, ó la
existencia local, precede á la existencia de la
Nacion.
Muy bien, Señor: la dependencia de los esta
dos de la República Argentina de un centro co
mun, ó lo que es lo mismo, la vida unitaria que
ella ha hecho, se confirma en cada acto de su
vida pública. Una agitacion politica en el cen
tro, una perturbacion mercantil, una desgracia
ó un triunfo en Buenos Aires, se hace sentir in
mediatamente en todo el territorio de la Nacion
como un golpe asestado en la cabeza que ha
ce desfallecer las fuerzas de todo el cuerpo.
Las provincias no pueden formal- nacion sin
Buenos Aires, Buenos Aires no puede vivir sin
las provincias.
Esto se repite á cada instante y se acepta como
un axioma. O será, Sr., que la unidad de régi
men es su único ser posible? O será, Señor, que
la República Argentina no llegará á ser feliz,
hasta que los pueblos, deponiendo sus mezqui
nas preocupaciones locales, se resignen á traer
aqui su Gobierno, su representacion, su autori
dad comun, aqui ála orilla de ese gran rio de
donde ha recibido su bautismo? Pero, Señor, yo
no defiendo la unidad de régimen. Todos es
tos antecedentes vienen sin iendo como de con
trapeso á otros hechos que descentralizan hasta
cierto punto la primitiva unidad, como son las
guerras intestinas, las distancias, y esos hábitos
de semi-independencia que han contraido los
pueblos en sus largas luchas, que los han obli
gado indudablemente á gobernarse por si mis
349
mos. Este hecho multiple, estos antecedentes
que no se pueden absolutamente desconocer, nos
ponen en el caso de resolver otras cuestiones
constitucionales, de donde tomaron sus inspira
ciones los Diputados del Congreso Constituyen
te de 1853 que, reconociendo á las provincias
esos derechos federales que, mas que la razon, los
hechos les acordaban, constituyeron tambien
cierta fuerza centralizadora, en el Gobierno ge*
neral con su soberania propia, introduciendo en
esta parte la forma unitaria que conservase for
tificado y garantido el vinculo nacional, la exis
tencia de la Nacion.
Dictaron, pues, la Constitucion de 1853, y con
referencia á esta cuestion de Capital, tuvieron
presente que no habia nacion Argentina posible
si la capital no se traia á Buenos Aires. Es de
cir, pues, que para poder reconocer la indepen
dencia federal en los estados, para entregarlos á
su propio gobierno, á sus propios recursos, era in
dispensable, absolutamente indispensable que
la iniciativa, la direccion politica y administra
tiva saliese de un centro civilizado del Gobier
no general, saliese de Buenos Aires. Asi fué,
Señor, que sobre este punto encontraron los cons
tituyentes de 1853 que era absolutamente indis
pensable apartarse de las tradiciones de los Es
tados Unidos de la América del Norte.
Los constituyentes del año 1853 dieron, pues
la Constitucion, y declararon que la ciudad de
Buenos Aires seria porque debia ser por la na
turaleza la Capital de la República Argentina.
No me detendré, Señor, en examinar las opinio
nes particulares de cada uno de los Sres. Dipu
tados que tomaron parte en aquel debate. Basta
decir que, todos unanimemente, convinieron en
que la capital de la República debia estar nece
sariamente en Buenos Aires. Uno solo se pre
sentó en disidencia, y eso por razones transito
rias de actualidad. La ley de capital fué acom
pañada de una declaracion que espresa el pen
samiento del Congreso constituyente, y voy á
permitirme, Señor, leer á la Cámara un párrafo
de esa declaracion que dice asi:
(Leyó)
"Intereses de todo genero constituyen á Bue
nos Aires una especialidad en la familia argen
tina. Antes dela revolucion y despues se han
ejercido alli y desde alli el poder general de la
colonia y de la Nacion. Buenos Aires es por
estola mas alta espresion de nuestras necesida
des, de nuestros caprichos, de nuestra politica,
de nuestra fuerza intelectual, pqder y génio. El
Congreso ha engastado este hecho multiple en
 350 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE* 1852.
la Constitucion con las esperanzas lejithnas
que haya alimentado, con. los derechos que ha
ya producido y aun con los abusos que á su arri
mo se hayan creado
El Congreso- se ha abstenido de cometer el
crimen de decapitar el Estado; pero no ha queri
do reincidir en el error de hacer cabeza de la Be-
pública á la mas fuerte de sus provincias
Muy bien, Señor: el Congreso Constituyente
de 1853, es decir, la soberania originaria de 13
provincias Argentinas,, declararon que sacar la
capital de Buenos Aires, era cometer crimen
de decapitacion del Estado; y á la íederalizacion
de toda la provincia apellidaron, simplemente
error. Mas como es imposible que Buenos Ai
rea consienta en la decapitacion, de su Provin
cia, optamos hoy por el error, aceptando sus in
convenientes para salvar el crimen.
Buenos Aires, no estaba incorporado á la Na
cion, Buenos Aires resistió al exámen de la Cons
titucion. Y que hizo el Congreso entónces? No
abrogó su ley de capital, dictó una ley proviso
ria, porque siempre comprendió que en el ins
tante en que Buenos Aires se incorporase á la
nacion, seria necesariamente la cabeza de toda
la república. Dictó pues, Sr., la ley de capital
provisoria por la cual federalizaba toda una pro
vincia argentina. Este hecho tiene una signifi
cacion especial, y es, Señor, la necesidad de no
estirpar de la Constitucion Argentina esa ten
dencia al sistema central, á la Constitucion uni
taria que nuestras tradiciones, que nuestras glo
rias nos legaban. Comprendió que ya que la
ciudad de Buenos Aires, no podia ser capital de
la República, era indispensable que ella tuviese
una capital relativamente fuerte, para llenar la
mision que en otro caso hubiera desempeñado el
pueblo de Buenos Aires, tengo en mis manos
Sr. Presidente, la importante nota en que el Go
bierno nacional comunicó al Gobierno de Entre-
Rioa la federalizacion de todo el territorio de la
provincia. Permitaseme dar lectura de ella.
(Leyó)
MINISTERIO DEL V
INTERIOR. y
Paraná, 11 de Marzo de 1854
Al Exmo. Gobernador delegado de la Pro
vincia de Ent\re-Ttios D. Antonio Crespo.
El Exmo. Sr. Presidente de la Confederacion
ha resuelto en consejo de Ministros fijar la resi
dencia del Gobierno federal en la ciudad del
Paraná, Capital de la Provincia de Entre-Rios,
consultando as' las altas con veniencfas, de la Na
cion, el mejor éxito de las recientesinstituciones
que ella se ha dado, Y LOS INTERESES DE'
LA PROVINCIA DISTINGUIDA CON ES
TA DISPOSICIÓN.
Esta declaracion importa la elevacion de estm
ciudad al rango de Capital Provisoria de la Con
federacion y la faderalizacion de toda la provin
cia de Entre-Rios, poniendola bajo el gobierno
y legislacion esclusivas de las autoridades nacio
nales conforme á lo proscripto por la ley del So
berano Congreso Constituyente fecha 13 de Di
ciembre último. Para que esta determinacion
pueda hacerse efectiva y pueda decretarse cons-
titucionalmente su cumplimiento, el infrascrip
to, Miuistro del Interior, tiene el honor, por ór
den de S. E. el Sr. Presidente de comunicarla á
V. E. á fin de que se sirva elevarla al conoci
miento de la H. S. de Representantes de esta
Provincia, solicitando su prévio asentimiento y
la ad-opcion de las medidas lejislativas á que ella
de lugar.
Dios guarde V. E. muchos años.
Firmado—JOSÉ BENJAMÍN GOROSTIAGA.
[Sensacion.]
¿>r. Gorostiaga—Yo voté en contra de esa ley,.
Sr. Diputado, y á su tiempo manifestaré las
razones porque lo hice.
Sr. Torrent—No, Señor, voy á darle una satis
faccion al Sr. Diputado.
La Cámara conocerá desde luego que es im
prescindible la necesidad en que nos encontra
mos de hacer referencia á estos antecedentes
históricos. No ha sido mi intencion acusar al
Sr. Diputado miembro importante de la minoria,
de una grande inconsecuencia en su vida pú
blica. '
Sr. Gorostiaga—Ya he dicho que he votado
en contra de esa disposicion.
Sr. Torrent—Tanto peor; pero no he querido
hacerle un cargo de inconsecuencia, porque
mal podria hacerselo cuando creo que obró bien.
Bien, Señor: si el espiritu de nuestras institu
ciones, si el mandato de nuestra Constitucion,
es respetar la soberania de los Estados que son
la vida de la nacion, si sobre este punto impor
tantisimo debemos regirnos por las declaracio
nes, doctrinas y teórias de los Estados Unidos
de 1» América del Norte, ¿que nombre tiene el
"tutor que constituido por la ley para guardar
"los intereses deT pupilo, es el primero que los
"usurpa despojandolo de ellos en su provecho
"particular?" ¿que nombre tiene, Sr. Presidente
el que creado para velar por la independencia,
por la soberania, por la integridad de los estados
es el primero que decreta su desaparicion?. Dicen.
 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 186z.
que el derecho le asigna un nombre que por res
petos de la Cámara no se puede decir aqui. Pe
ro, no Sr. Presidente, no ha habido usurpacion,
no ha habido crimen, era la extincion de la guer
ra, era la necesidad, la vida de los pueblos ar
gentinos, lo que se hallaba empeñado en esta
ley de capital.
Muy bien, señor: permitáseme ahora traer á
la memoria los dolorosos sucesos de 1826. En
los debates de la sesion anterior, se atribuyó á
una ley semejante, los desastres que siguieron á
* aquella aciaga época; pero tío es cierto Señor,
que el Sr. Ilivadavia cuya ilustracion y patrio
tismo es hoy para nosotros si se me permite la
espresion, un dogma de fe, no es cierto, digo,
que el Sr. Rivadavia que presentó entónces esa
ley como el único medio de resolver el proble
ma de la felicidad de los pueblos Argentinos
sea el responsable del resultado que alcanzaron
los pueblos. Esta ley fué resistida, y es necesa
rio recordar los argumentos de que sus adversa
rios se valieron. La principal razon en que se
fundaron los que combatieron esta ley, fué que
Buenos Aires, iba á perder el imperio de BUS
propias instituciones, sin que estas instituciones
le fuesen retornadas con otras. Decian que era
prematura- esta ley, que debia darse despues
que la Constitucion de la República se hubiere
promulgado, á fin de que en ese lapso de tiempo,
la provincia de Buenos Aires, no estuviese á
merced de la voluntad de los gobernantes, sinó
ijue continuase siempre regida por las institucio
nes vigentes.
Con estos y otros"argumentos semejantes, se
combatió esta ley en este mismo recinto en 1826.
La ley fué discutida, como se ve, y la ley pasó;
pero si esta ley ha sido la causa de las desgra
cias que subsiguieron á esa época dolorosa, ¿co
mo es, Señor, que despues que sus adversarios
lograron el mando y la direccion de los negocios
públicos, y que la derogaron lejos de hacer la
felicidad de la patria, labraron su ruina? Esto es
lo que debemos tener presente, lo que no debe
olvidarse un solo instante.
Pero, Señor: el Coronel Dorrego, citado por
el Sr. Diputado por Santiago, fué el primer ada
lid contrario en esa lucha, uno de los gefes de
la federacion que contribuyó poderosamente á
disolver la Nacion. Y su primer paso, ¿cual
fué, Señor? ¿Reconocer la soberania de los Esta
dos? No, Señor, asumió el mando de la provincia
y como encargado de los asuntos de paz y guerra
de la Nacion, se constituyó de hecho en poder
nacional, con residencia en la Capital de la Re
35 1
pública. Entre nosotros, los federales, Señor
han sostenido la soberania de los Estados á la
manera que los Estados Unidos, existe, es decir,
con preferencia á la soberania nacional, pero eso
lo hicieron solamente para engañar el amor pro
pio de las respectivas localidades. Despues de
Dorrego, vino Rosas ¿Y habrá necesidad, Señor,
que yo recuerde ese periodo de nuestra negra
historia? ¿Tendré necesidad de decir que de la
muerte de la ley de Rivadavia, nació el monstruo
de la tirania?
Ahora, Señor, permitaseme tratar una mate
ria de la mas alta importancia que se refiere á
esta cuestion capital y que esplica en mi enten
der todo el mecanismo de la máquina que noso
tros queremos organizar.
Todos los elementos peores de la República
de las respectivas localidades, han servido cons
tantemente á la federacion; y todos los elemen
tos inteligentes y honrados de la República, por
el contrario, han estado del lado del sistema de
centralizacion. Yo pregunto, Señor, ¿porqué?
Este hecho debe indudablemente tener una ra
zon intima, que lo hace, diré asi necesario. Si,
Señor, la tiene, y basta observar que es lo que
se ha llamado federacion ó independencia pro
vincial en nuestra República. Son pueblos muy
perfectibles, como se ha dicho muy bien, por
que mantienen escelentes cualidades de mejora
miento; pero desgraciadamente sus masas sobre
pujan en poder; sus costumbres están muy per
turbadas aun por la accion descentralizado™ de
la guerra. De esto nace que el sistema electo
ral de nuestra democracia que crea los Gobier
nos con arreglo á la voluntad de los pueblos es
en ellos negativo, resultando que los que se apo
deran del mando de las respectivas localidades,
no son sin duda los hombres de mas virtudes,
sinó el hombre de sable, el gaucho armado; de
manera que la Nacion se disuelve, ó engendrala
tirania cuando tiene que reflejar la vida particu
lar de cada Estado. Si la Nacion recibe única,
mente el ser que cada estado le comunica repre
sentando ellos la absorcion local, esa nacion de
be necesariamente, siendo la copia fiel de los Es
tados, representar tambien el monstruo del des
potismo, del absolutismo. Por el sistema cen
tral, ó por el sistema misto, por el contrario, esos
estados reciben parte de su vitalidad de la in
fluencia saludable del centro civilizado, y entón
ces, Señor, la vida nacional es mas fácil, mas le
gitima mas libre tambien. De aqui resulta que
en todas las épocas han estado al servicio de esa
causa los elementos disolventes, los elementos
 352 SESIÓN DEL 1° DE AGOSTO DE 1862.
ciegos de los pueblos interiores de la República.
Por esa razon, Sr., si los federales de 1826 vuel
ven el rostro á contar el número de sus adeptos,
encontrarán en primera fila á Rosas, Quiroga,
Aldao, es decir, á los "asesinos de los pueblos.
Tambien en 1826, siguieron á estos'algunos hom
bres honrados; pero á poco tiempo se aleccionaron
con la esperiencia y retrocedieron espantados
para ir á llorar en el destierro junto con el vir
tuoso Rivadavia en espiacion de sus errores.
(Aplausos)
He dicho antes, Señor, que los elementos. de
independencia provincial no pueden descono
cerse ni dejar de tomarse en consideracion para
la organizacion politica de nuestra Nacion; pero
segun los antecedentes que brevemente he enu
merado á ese respecto, es indudable que esa in
dependencia Provincial, tiene que ser atempe
rada, modificada, por la influencia de un centro,
por la direccion de una cabeza mas inteligente,
mas moral y mas libre.
Por otra parte, Señor, yo creo que designar
á Buenos Aires capital de la República, no e3
inferirle un daño, no es matar su soberania. Yo
pienso Señor, que es designarle un gran bien y
para que se me crea lo diré con las palabras de
un porteño ilustre "yo amo mucho á mi pais,
decia el gran Rivadavia, y se muy bien que no
le doy la muerte, sinó que lo elevó muy alto."
Las instituciones que regirán en todo el territo
rio federalizado, son tan liberales, como las que
puede tener Buenos Aires y los que influirán en
sus destinos, son sus propios hijos, son sus her
manos, son argentinos. Aqui están, Señor, mu
chos de ellos, y el pueblo ve lo que es el Congre
so de la Nacion. Yo creo que el pueblo de
Buenos Aires en ningun tiempo se considerará
denigrado, ni amagado en sus derechos porque
legislen sobre su territorio los Representantes
de la nacion de Mayo.
Sin embargo, Señor, yo no debo entrar en es
ta cuestion. Yo comprendo muy bien que el
pueblo de Buenos Aires es juez de su destino, y
03 por eso que el Congreso resolverá q' se le con
sulte préviamente para la sancion de esta ley.
Miéntras tanto, como representante lejitimo
de la Nacion, yo que de buena fe considero que
en vez de perjudicar la importancia politica de la
provincia de Buenos Aires con esta ley la bene
ficia, entiendo que es de mi deber poner sobre
su frente esta gran corona, despues de los sacri
ficios que ha hecho por la libertad de la Re
pública. Si ella no la acepta, si ella la re
chaza, usará de su derecho; pero no dirá la his
toria, Señor, que el Congreso Argentino negó á
Buenos Aires, el primer lugar en la gran familia.
(Aplausos.)
Ahora, Sr. Presidente, un compromiso de ho
nor contraido en esta Cámara en la sesion ante
rior, me lleva á dirijir mi barquilla hácia el Gi-
braltar de la Cámara, mi honorable amigo el Sr.
Mármol.
(¡Bravos!)
Yo navegaré por el mar tranquilo de la ra
zon; el aire suave de la justicia soplará mi vela,
y tengo fe en que el soberbio peñon, en vez de
despedazarme, me prestará su benéfica sombra.
(Aplausos.)
No sé si he entendido bien lo que espuso el
Sr. Diputado por Buenos Aires á quien me refie
ro. El dijo que con arreglo á los pactos que
Buenos Aires celebró para unirse con la antigua
Confederacion, con arreglo al articulo 104 de
la Constitucion de que esos pactos hacen parte,
no se puede federalizar el territorio de la pro
vincia. Si estoy en error, deseo que me recti
fique.
Sr. Mármol—Exactamente.
Sr. Torrent—Muy bien: por el articulo 1. °
del pacto de Noviembre, Buenos Aires se decla
ra parte integrante de la República Argentina.
Por el articulo 5. ° , dispone entre otras cosas
que se reservará la integridad del territorio de
Buenos Aires, el cual no podrá ser dividido sin
el consentimiento de su lejislatura. Creo que
á este articulo se ha referido.
Sr. Mármol—Al articulo 104 de la Constitu
cion.
Sr. Torrent—Todo lo que hay en el pacto de
11 de Noviembre referente á la integridad del
territorio de Buenos Airea, está en el articulo
5. ° La Constitucion de la República, dice que
los pactos con que Buenos Aires se incorpora á
la Nacion, deben ser respetados. Por consi
guiente, nosotros estamos cumpliendo con el
pacto. Nosotros no tratamos, en primer lugar
de dividir el territorio de la provincia, pero na
cionalizamos todo su territorio, y lo sometemos
á la aprobacion del pueblo de Buenos Aires con
sultando su voluntad en el acto que se trata de
tocar á su integridad como el pacto lo establece.
Por Consiguiente, Señor, yo no veo como el ar
ticulo 104 de la Constitucion pueda oponerse á
la ley que se está discutiendo.
Sr. Montes cíe Oca—Pido la palabra.
Sr. Mármol—Si el Sr. miembro informante
quiere contestar como se comprometió, puede
hacerlo.
 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862
Sr. Elizalde—Lo haré mas adelante, en esta-
misma Besion.
iSr. Montes de Oca—Yo habia pedido la pala
bra.
Sr. Presidente—La tiene el Sr. Mármol.
Sr. Mármol—Es sensible, Sr. Presidente, que
hombres que tienen en el fondo de la conciencia
politica una misma idea respecto de nuestro pais,
nos encontremos desgraciadamente en esta cues
tion combatiendo nuestras propias ideas.
En mucho de lo que ha dicho el Sr. Diputado
por Corrientes, en la primera parte de su discur
so, sobre el sistema que conviene á nuestro pais,
considero que ha dicho una gran verdad. Yo,
Sr. soy el mas ardiente apóstol de la teoria uni
taria; pero ya no se trata de eso. Nosotros nos
encontramos obligados á un sistema. Ojalá que
el Sr. Diputado y yo nos encontremos alguna
vez en un Congreso constituyente en nuestro
pais, y seremos dos sacerdotes de esa religion
unitaria; pero no se trata de eso. El pais se ha
dado ya una Constitucion ó un sistema, y no po
demos entrar á discutir si la soberania provin
cial es mala, si la centralizacion del poder pú
blico de la República es buena. Es una cues
tion resuelta.
El pais no solo se ha dado una Constitución,
sinó que pesa sobre nosotros la responsabilidad
de su cumplimiento. En esta parte, pues, yo no
puedo acompañar al Sr. Diputado aun cuando
le acompaño en sus creencias, en cuanto á que
en el sistema unitario y el sistema federal mis
mo, se ha determinado siempre que Buenos Ai
res sea la capital. Sin quererlo, el Sr. Diputa
do que ha sacado tanto partido oratorio de esta
verdad, sin quererlo, digo, ha estado haciendo
un sutil sofisma.
Se llama Méjico á una República que está en
la América del Norte, y Méjico se llama su capi
tal. En el Rio de la Plata, hay un Estado que
se llama Buenos Aires, y hay una ciudad capital
que se llama Buenos Aires. En la aplicacion de
estos nombres está el sofisma del Sr. Diputado.
Cuando el Sr. Rivadavia pretendió hacer de
Buenos Aires la Capital, no fué del estado de
Buenos Aires, no fué de la provincia de Buenos
Aires, sinó de la ciudad de Buenos Aires. Aho
ra no se trata de la ciudad de Buenos Aires, que
es otra cosa muy diferente, sino de la provincia
de Buenos Aires. Cuando los Gobiernos fede
rales ó localistas han hecho de Buenos Aires la
capital, no la han hecho tampoco de la provin
cia de Buenos Aires, sinó de la ciudad de Bue
nos Aires. Se ha hecho mucha impresion con
353
este nombre de Buenos Aires, que parece con
fundido á primera vista, pero tomando el escal
pelo para hacer el análisis, muere el sofisma, y se
verá que nadie ha querido jamas en la Repú
blica Argentina hacer de la provincia de Bue
nos Aires la capital de la Nacion, sinó de 1*
ciudad de Buenos Aires, que es otra cosa muy
distinta. Aqui, pues, me parece deshacer todos
los argumentos en que tanto ha insistido el Sr.
Diputado, y sobre los cuales me parece que ha
llevado el convencimiento á la imaginacion, por
que á la razon, no puede ser, despues de este
análisis.
La cuestion estaba reducida á lo siguiente:
¿Es constitucional federalizar la provincia d«
Buenos Aires? ¿Si ó nó? Los que nos oponemos,
decimos: no, no es constitucional. Los que la
sostienen, dicen si, es constitucional, aunque no
está en los términos de la Constitucion, aunque
no se encuentra en ninguno de sus articulos.
Sobre este punto divagabamos, y en la duda de
como resolviamos esto, viene el Sr. Diputado y
nos presenta la maza con que se le ha de dar el
golpe mortal á la Nacion, y declaro que por uií
parte no tenia presente esos documentos aun
que habia leido la opinion de los que hicieron
la Constitucion. Parece que los que la hicie
ron sabian lo que estaban haciendo, que eran
mas competentes que lo que somos nosotros en
este momento, que estamos á 12 años de ellos.
La Constitucion, segun se acaba de leer decla
ra que no incurre en el error de hacer capital á
la provincia de Buenos Aires. De manera, puef,
que aquello que no se encuentra testualmente
negado por la Constitucion, se encuentra testual
mente negado por los que hicieron la Constitu
cion, en documentos de su época y de ellos mie
mos>
Yo le doy gracias al Sr. Diputado quo ha cor
tado la cuestion por su base. Yo tenia dudas
si positivamente la Constitucion se oponia al
caso de federalizar la provincia de Buenos Aires
"no caeremos en el error de hacer capital á la
provincia de Buenos Aires." Eso declararon
loa constituyentes: hacer de Buenos Aires; pero
de Buenos Aires la ciudad, pues. Esto, Señor
es para mi una cosa concluiente, y no quiero
hablar mas despues de lo que ha dicho. Pero
el Sr. Diputado ha querido contestar á lo que
yo estableci el otro dia, y me veo en la necesi
dad de esponer á la Cámara las razones que he
tenido para declarar: que si todas las doctrinas
espuestas por el Sr. Rawson y el Sr. Gorostiaga
respecto del sistema federal sobre la indepen.
 354 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862.
dencia y existencia propia de los estados, no son
bastantes; si realmente por la Constitucion Na
cional pudiera en laRepública Argentina fede-
ralizarse los estados, hay sin embargo un estado
que no puede federalizarse, y es el Estado de
Buenos Aires. Para esto me fundé en los pactos
y en el articulo 104 dela Constitucion. Los opo
sitores no se habian amparado de este articulo,
y tras de este punto es que yo amparo á la pro
vincia de Buenos Aires.
Voy, Señor, á demostrarlo, me parece, no se
si será presuncion, pero con bastante claridad
para llevar el convencimiento á los que no ten
gan el ánimo preocupado, ó dispuesto á resistir
ála luz dela verdad.
¿Quiero el Sr. Secretario leer lo que le he mar
cado en el libro que le entregué, que es el preám
bulo del convenio de 11 de Noviembre?
(Se leyó.)
Muy bien: fijese bien el Sr. Diputado en las
palabras, porque yo he de sacar partido de esto
Como provincia, con todos los derechos y pre-
rogativas que acuerda la Constitucion á las pro
vincias, me incorporo á la Nacion. El territo
rio federalizado, es propiedad de la Nacion
mientras esté federalizado. Yo pregunto si in
corporarse como miembro federal con todas sus
prerogativas, es lo mismo que entregarse á la
Nacion.
Es preciso, señor, establecer otra cosa—Bue
nos Aires no hizo parte de la Confederacion—
Buenos Aires habia sostenido por muchos años
este principio : no reconozco esa Confedera
cion, yo me incorporaré á ella cuando quiera,
y con las condiciones que quiera—La Na
cion le contestó: tiene vd. razon, examine, es
tablezca en la Constitucion las reformas que
quiera, y en efecto Buenos Aires puso sus
condiciones y dijo: "reservándome esto y lo
otro, me incorporaré y la Nacion le contestó :
muy bien, "acepto"—Algo mas, queriendo an
ticiparse para lo futuro, á todas las eventualida
des y peripecias que pudieran acontecer, dice
Buenos Aires, por medio de la Convencion de
la provincia: no me bastan los pactos, todavia
quiero que estas condiciones que hemos puesto
queden establecidas en un articulo constitucio
nal, porque al fin, 1o3 pactos pueden ser deroga
dos por consentimientos de ambas partes, mién
tras que una vez colocadas sus bases en la Cons
titucion, no pueden serlo—Asi establecimos en
la Convencion Provincial, una reforma á la
Constitucion que dice—Tenga la bondad de
leer el Sr. Secretario.
(Leyó el articulo 104 dela Constitucion.)
Muy bien; de manera que desconfiando de la
existencia futura de los pactos, dijo Buenos Ai
res: Yo quiero que esto se incluya en la Consti
tucion, que anticipemos esa reforma, y quedó el
articulo constitucional, de este modo: "no solo
los derechos no delegados conservan las Provin
cias, sinó aquellos que se hayan reservado por
sus pactos" y como Buenos Aires se reservó el
establecer las condiciones con las'que se incor
poraria como provincia, con los fueros de tal, ha
venido á ser una parte de la Constitucion respe
tar esos fueros y derechos—Perojvoy mas adelan
te—Lea el Sr. Secretario el articulo 7. ° del
pacto 11 de Noviembre.
(Leyó.)
Muy bien—Pone por condicion en el pacto
de 11 de Noviembre que los establecimientos de
cualquiera clase que sean, pero habla aqui de lo
provincial, es decir, que ellos han de ser lejisla-
dos y gobernados por las autoridades de la pro
vincia, y esto lo reconoce la Constitucion, como
derecho Constitucional—Yo pido á los Sres Di
putados que se fijen, que me interrumpan, si
hay sofisma, si hay interpretacion violenta en lo
que estoy diciendo —Vuelvo á establecer mis-
conclusiones—"Buenos Aires se incorporó ti la
Nacion con condiciones;—entre ellas está que
ha de ser siempre provincia,—que sus estable
cimientos y propiedades han de ser lejisladas por
sus autoridades, y la Constitucion dijo enton
ces: "está bien"—Asi, pues, no son los pactos sinó
la Constitucion la que tal cosa establece, y des
de entónces yo sostengo, que aunque quisiera el
Congreso y la provincia misma, no se puede ha
cer lo que se pretende, porque seria necesario
derogar el articulo constitucional, y para eso no
tenemos derecho nosotros.
Asi es que no solo hay teorias generales, sinó
casos especiales (y aqui me permitiré decir á los
Sres. que han hecho esposicion de doctrinas fe
derales: que han olvidado otra parte de este mis'
mo articulo 104) El dice: las Provincias conser
van sus derechos no delegados, es decir, le impo
nen la obligacion de conservarlos; no se delega
lo que la Constitucion determina que esté en tal
ó cual poder. En el poder provincial ha esta
blecido tales derechos y recomienda á las pro
vincias que los conserven: esto en general. Pero
ademas de las disposiciones generales y doctri
nas, sienta las disposiciones -.particulares de la
Provincia de Buenos Aires, sienta sus pactos
elevados á la categoria de articulos constituciona
 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862.
lea. A esto me han de contestar los Sres. Dipu
tados.
Pero bien, señor, ¿como conocemos todavia la
inconstitucionalidad de este proyecto? pues que
de la parte de conveniencia no hemos hablado
aun los miembros que presentamos el proyecto
en minoria, pues, nos reservamos hacerlo en el
lugar oportuno: estamos hablando, por ahora de
la parte Constitucional. ¿Como conoceremos,
como llevaremos el convencimiento al ánimo de
nuestros cólegas, sobre lo inconstitucional de este
proceder? Si no valen nuestros argumentos re
curriremos á los suyos propios, yo pido á la Cá
mara preste atencion á las citas que voy á hacer,
para que se vea que una causa defendida en los
términos que van á leerse no necesita ser atacada,
pues, su defensa misma nos dá el triunfo.
Lea Señor Secretario las palabras que he mar
cado en un discurso del miembro informante de
la Comision del Senado.—Veáse en ellas el golpe
mas mortal que puede darse á la ley que se está
discutiendo por uno de sus defensorres.
(Leyó la parte del discurso del Dr. Alsina
(D. Valentin) á que habia aludido.)
Basta señor ¿Qtre mas puede decirse? ¿Hemos
dicho nosotros algo parecido? ¿Y todo ello se dice
defendiendo el proyecto de ley? ¿Como se puede
concebir que despues de esta declaracion se vote
por este proyecto? Lo esplicaré señor.
Hay una doctrina nueva, que yo llamaria de
poco tiempo, y que dice: esto es malo, esto es ab
jurar, esto es violentar el espiritu federal, pero
\wrpoco tiempo por efecto de la necesidad po
demos hacerlo, y esta es la conclusion de la co
mision en el Senado—Pero ¿Cual es el principio
politico y social que queda en pié con la doctrina
que se puede hacer todo lo malo, siendo por po-
fío tiempol
Aplicada esa doctrina á la moral social y do
méstica, la sociedad viene á ser un caos. Esto
es malo, dirá la moral social, pero un ratito-se
puede hacer—Aplicado á la politica, ¿Que ga-
rantia queda en pié? No, señor, los principios
son inmutables, aquello que no se puede hacer
para siempre, no se puede hacer por un mo
mento, y un principio, lo mismo que una verdad,
no se puede violar por un momento, sin que la
violacion quede para siempre.
(Aplausos)
Apurados los sostenedoras del proyecto por
loa que le han combatido en el Senado y fuera
de él, sale otra doctrina y dicen: no, esto no es
contra la Constitucion, pero es fuera de la Cons
355
titucion ¿Que significa semejante proposicion!
Señor, los Congresos Lejislativos no hacen sinó
lo que está dentro de la Constitucion. ¿Que quie
re decir fuera de la Constitucion? Aquello que
no está espreso en ella, y si semejante doctrina
hubiera de prevalecer, yo pregunto—¿Cual es
el articulo de la Constitucion que nos prohibe
admitir la candidatura del principe Maximilia
no? Como ella está fuera de la Constitncien
podriamos aceptarla sin duda.
Señor, no puedo concebir como se establecen,
en materias tan sérias, que van á pasar á la pos
teridad, argumentos de este género: yo no sé
que quiere decir estar fuera de la Constitucion.
El Sr. Rawson, la persona mas competente
en estas materias, en su discurso blindado, diré
asi, en el que se estrellaban las palabras de SUB
contrarios, á la manera que caen las gotas de
agua sobre un cristal,haciendo ruido pero sin tras
pasarle, el Sr. Rawson, digo, les llevó hasta sus úl
timas trincheras. ¿Que contestaron entónces? Sa
len con una nueva teoria—Ya no era fuera de
la Constitucion, ya no era contra laJConstitucion,
era ley acróbata.
(Risas.)
Estamos en presencia de las autoridades Na
cionales, estamos en presencia de los grandes
intereses de la patria, si encontramos un estor
bo, saltanoslo y vamos adelante, asi se decia en
el Senado.
Yo no he conocido Congreso de volatines; los
Congresos no saltan, ni los Gobiernos tampoco;
y los Gobiernos y los Congresos que saltan, se
caen.
No tenipndo de que ampararse, ni en que
apoyarse dicen: pero si esto es inconstitucional,
tambien lo es la coexistencia. ¡Vaya un argu
mento!—Se les ha probado que la coexistencia
es precisamente el régimen federal que es
tan coexistiendo las autoridades federales en
todos los Estados á la vez. No he de ser yo
el que sostenga que él es un buen sistema; ya
esplicaré á su tiempo proque lo proponemos,
pero no es inconstitucional, es otra cosa. Se
olvida sin embargo, que no se estatuye la coexis
tencia, sinó la residencia de los poderes, mién
tras se hace la capital— Una nacion que vá á te
ner un Congreso que vá á dar la capital, este tie
ne que estar en alguna parte, y miéntras eso no
se realiza, están coexistiendo, residiendo provi
soriamente las autoridades Nacionales con las
locales—¿Se pretende señor, que este Congreso
como los antiguos dioses de la fábula, estén vi
viendo sostenidos por los rayos de la luz? En algu
 356 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862.
na parte del suelo Argentino tienen que estar las
autoridades Nacionales, y en ese momento, como
en el presente, está coexistiendo con las autori
dades de la Provincia. Asi señor, creo (y fue
lo único para que toméla palabra)que aun cuando
la Constitucion permitiera que una provincia
ae federalizase, cosa que niego absolutamente,
pero permitiendolo en hipótesi*, digo que hay
una provincia que no puede serlo, y que esa es
Buenos Aires, por la especialidad de sus pactos,
por la especialidad de haber sido hecho para
qlla espresamente, el articulo 1(M de la Consti
tucion, y miéntras que no se diga que Bue
nos Aires se ha incorporado á la Nacion en cali
dad de Provincia, y con el derecho de legis
lar en las cosas que le pertenecen; miéntras
no se me pruebe que se ha incorporado con
ese derecho y que el articulo 104 no le am
para; miéntras no se me pruebe que el Congre
so puede romper el articulo constitucional, yo
declaro que es inconstitucional el proyecto de
la mayoria de la Comision.
Sr. Montes de Oca—Yo habia pedido la pa
labra para hablar en contra del proyecto de la
mayoria, de man«ra que seria mas conveniente,
que usára de ella alguno de los Sres. que lo de
fienden.
Sr. Cabral—Yo habia pedido la palabra tam
bién.
Sr. Obligado—Pasaremos á cuarto intermedio
Sr. Cabral—Como determine la Cámara; si
está fatigada.
Sr. Elizc&de—Pasaremos á cuarto intermedio
despues que concluya el Sr. Diputado.
Sr. Cabral—Ante la poderosa palabra, Señor
Presidente, del espléndido paladin de esta Cá
mara, poco podemos decir que algo importe los
que estamos lejos de esa altura. El tiene pose
sion de su asiento, domina este auditorio y su
voz que repercute en este recinto, le da el aplo
mo suficiente en este lugar. Pero yo, Señor, que
he evitado hasta este momento, tomar parte en
la discusion de esta Cámara, porque no he creido
de necesidad el hacerlo, voy á permitirme ocu
par por algunos momentos su atencion, esperan
do su indulgencia en el uso que haga de la pa
labra.
Diré ante todo, Señor, para salvar mis inten
ciones, asi como salvo tambien las de los Señores
que sostienen el proyecto de la minoria de la Co
mision, pues, apoyo, señor, el de la mayoria, que
yo he creido desde un principio que está dentro
de los términos de la Constitucion, la federali-
üacion, ó nacionalizacion de todo el territorio de
la provincia de Buenos Aires, por el término de
tres años, como la mayoria de la Comision lo ha
establecido.
Por la letra espresa del articulo 3. ° de la
Constitucion Nacional, que con tanta repeticion
se ha leido en esta Cámara, se vé, señor, que eso
es permitido, y no diré como el Sr. Diputado
que deja la palabra, que está fuera de la Cons
titucion sinó en los términos de ella, desd» que
no está contra ella—Esta es mi conciencia ple
na, y por eso no he encontrado inconveniente
alguno, por lo que hace á la parte del derecho
constitucional.
Su articulo 3. ° dice: "las autoridades que
ejercen el gobierno federal residente en la ciu
dad que se declare Capital de la República por
una ley especial del Congreso, ect,"—Es decir,
señor, no hay limite puesto al territorio que de
ba federalizarse—Puede ser el de una provincia,
como el de dos, como puede ser un retazo de una
sola: esto es claro y terminante.
Respecto al articulo 104 de la Constitucion
Nacional en que tanto ha inculcado el Sr. Di
putado que ha dejado la palabra, y que sostiene
el proyecto de la minoria, diré solo, que eso de.
pende de la voluntad de la Cámara provincial de
Buenos Aires—Ellas son las que han de discutir
esta cuestion—Si ellas despues de examinar to
do lo que Buenos Aires se ha reservado por los
pactos, rechazan el proyecto de federalizacion,
quedará rechazado y se tomará otro espediente.
Muy bien: esto por lo que hace á la parte del
derecho—Ahora por lo que respecta á la parte
del proyecto de la minoria de la Comision, que
no designa capital alguna, ó sea residencia
legal á las autoridades Nacionales, ó al Gobierno
Nacional, y que por consiguiente estableciendo
la coexistencia, señor, establece ya de hecho el
alejamiento de las autoridades Nacionales de
Buenos Aires, importa decir que esas autorida
des están demas en este lugar, y deben buscar
cuanto antes, donde establecerse.
Señor, desde un principio, he creido yo que
en la situacion del pais era embarazosisima toda
coexistencia de poderes públicos, mucho mas en
Buenos Aires, y no me detendré en detalles de
ningun género, para demostrar esta verdad.
Bien, Sr. Presidente, hecha esta salvedad y
anticipadas estas declaraciones, voy á permitir
me estenderme algo mas en las razones y funda
mentos, que creo poderosos para emitir mi su
fragio, como lo haré á su tiempo, en favor del
proyecto de la Comision.
Sr. Presidente este gravisimo asunto para la
 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862
Nacion Argentina, tiene muchas y multiplica
das faces, que merecen ser estudiadas con la
mas séria detencion, por el Congreso; y tan es
asi señor, que de la solucion de esta cuestion
depende el porvenir de nuestra nacionalidad,
de nuestras instituciones y el de una paz verda
dera que haga la felicidad de los pueblos, es de
cir, delos pueblos regidos bajo el imperio de la
ley protectora de los sagrados derechos del
hombre. Yo con la conciencia del patriota y
como Representante de los derechos que me
han encomendado, creo que en la actualidad del
pais, debe ser tratada esta cuestion, con pre
ferencia, muy eschmvamente, bajo su aspec
to politico y bajo el de las circunstancias espe
ciales que deben tenerse en cuenta antes que
todo; circunstancias que importan hechos, Sr.
Presidente, ante los cuales la lógica de las teo
rias os nada.
Señor, existe en la conciencia pública un he-
cho reconocido umversalmente y es: que la ciu
dad y Provincia de Buenos Aires, que se hallan
hoy al frente de la reconstruccion Nacional, os
el único nucleo de poder moral y material para
tan grandiosa laboracion; y por otra parte pro
curando evitar las opiniones estremas de los que
quieren va que se establezca la capital permanen
te en Buenos Aires, yde los que esto rechazan,
vo me inclino con el sentimiento sincero del pa
triotismo, al temperamento prudente de la resi
dencia do las autoridades Nacionales en la ciu
dad y Provincia de Buenos Aires, con su territo
rio feder-alizado, por un tiempo dado como lo es
tablece el proyecto de la mayoria de la Comision,
por tres aiíos, con cargo de volverse á tomar en
consideracion este asunto, dentro del término de
un año, persuadido de que solamente asi, pueden
prepararse los elementos indispensables, para
que las autoridades Nacionales puedan funcio
nar cu otra capital que no sea Buenos Aires, si
esto hubiese de suceder—Yo acepto este tem
peramento en el presente caso, como la idea que
mas satisface los intereses y opiniones en anta
gonismo, es decir, la del provisoriato de la ca
pital por tres arios, en la ciudad y Provincia de
Buenos Aires, como lo establece el proyecto de
la mayoria de la Comision.
Por otra parto, Sr. Presidente, yo creo, con
toda la fuorx.a de mis convicciones, lo cual es
obvio á la ilustracion de los Sres Representantes,
í|ue existe una necesidad imperiosa de organizar
la marcha normal de las autoridades Nacionales
en la áctualidad del pais con su permanencia en
Buenos Aires, porque aun cuando esto tiene sus
357
inconvenientes, tambien es de evidencia que es
el único espediente posible para asegurar nues
tra nacionalidad, salvandola de un inminente pe
ligro de disolucion—Ante la consideracion su
prema de este hecho, del ser ó no ser de la Re'
pública, ante la realidad iunegable del estado po
litico de los pueblos argentinos en general, ante
la magnitud de la obra de reconstruccion ¿Quien
puede creer que llegado el momento de designar
la capital permanente de la República, se hu
biera ella de establecer fuera de Buenos Aires?
Nadie señor, y si tal idea seria completamente
imprudente, es decirla de sacar de Buenos Aire*
las autoridades Nacionales, no lo seria ménos
establecer en ella la peligrosa coexistencia d«
las mismas.
Señor, para que se conozca bien este hecho,
para que se comprenda la verdad de mi aserto,
me permitiré esponer una sola consideracion
histórica, de reciente data.
Los pueblos argentinos, señor, es decir lae
Provincias antes de la batalla de Pavon, diga
seme ¿Que rol politico representaban? La verdad
sea dicha, Sr. Presidente, pero esas provincias
y sus ciudadanos no representaban otro rol que
el de pueblos oprimidos, con ciudadanos escla
vizados por oscuros mandatarios; y bien, señor,
¿cual era el faro 'le salvacion, cual la áncora de
esperanza de esos pueblos desgraciados, de esos
ciudadanos infelices en tan triste y acerba situa
cion? Buenos Aires, señor, y el benemérito ar
gentino que rige sus destinos, Buenos Aires, Sr.
Presidente, que en su terrible y constante lucha,
contra el partido bárbaro de la República, ha
sido el único representante verdadero de la opi
nion del pais, en los últimos nu ve años, repre
sentante tambien de los principios santos que
obraron en la nlente.de nuestros padres, cuando
se operó nuestra emancipacion politica y en vir
tud de lo que se llamó con orgullo un dia á
nuestra patria, Provincias Unidas del Rio dela
Plata.
(Aplausos.)
Buenos Aires, Sr. Presidente, que por una
mision providencial, ha sido encargada de velar
constantemente desde el 11 de Setiembre de
1852, por las libertades de sus hermanas oprimi
das; Buenos Aires, pues, señor, era para las pro
vincias, la única esperanza de vida que se irra
diaba esplendente, en el horizonte. Desde los
atroces atentados de San Juan y de Cordoba, en
1861— Fuera de Buenos Aires, no encontraban
otra cosa en perspectiva las Provincias que lá
grimas, luto y sangre -¡Maldicion á sus tiranoal
358 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862.
¡Bendita sea Buenos Aires!
Bien, señor Presidente, si todos estos hechos
son una verdad incuestionable, si Buenos Aires
librado á sus propias fuerzas ha sido la única
Provincia capaz de salvar nuestras libertades, si
ha sido el áncora de salvacion para las Provin
cias, si ha sido, en fin, el todo para nosotros, y el
origen de la venturosa situacion en que nos ha
llamos. ¿Como pretender que no sea hoy el centro
de accion del Gobierno general? Yo digo, señor
(permitáseme esta espresion) q' seria una insensa
tez politica, sacar fuera de esta Provincia la Ca
pital, ó establecer en ella una coexistencia peli
grosa, de poderes públicos.
Bien Sr. Presidente, diré algo mas aun—A
todo Argentino inteligente y de sentimientos
patrioticos, que haya trabajado y sacrificadose
por las libertades de su patria en dilatados años,
no se le puede ocultar, ni ménos ser él indife
rente á la situacion politica actual, de los pue
blos argentinos—Hablando en general, con es-
cepcion de Buenos Aires, señor, que rompió el
11 de Setiembre de 1852, la ominosa dictadura
de un mentido libertador, todas las demas Pro
vincias, cual mas, cual ménos, han tenido que
sufrir los males consiguientes á una tirania ini
cua que invocando burlescamente la Constitu
cion, pisoteaba la libertad, las instituciones
y derechos, para gozarse mejor en el marti
rio y opresion de sus victimas. —Estos son
hechos que han pasado á la vista del mundo y
que no pueden contradecirse—Entónces yo pre
gunto, y me dirijo á los Sres. Diputados de la
oposicion, esos pueblos, harto trabajados por la
accion deleterea del despotismo, de los Gobiernos
personales y de hombres estremamente inicuos
como mandatarios, esos pueblos que recien ayer
han respirado las dulces auras de libertad, desde
el 17 de Setiembre de 1861 ¿En que condicio
nes morales y politicas han quedado? ¿En que
estado se encuentra su poder material y moral
en órden á apoyar la gloriosa revolucion triun
fante hoy, para que pueda surgir de él el impe
rio de la paz y del órden? ¿En que condiciones
se encuentran? Es una verdad amarga, Sr. Pre
sidente, pero es una verdad, que es preciso de
cirla en esta solemne ocasion—Esos pueblos, se
ñor, se encuentran en estas circunstancias so
lemnes en pésimo estado respecto á las condicio
nes enunciadas—No puede ser de otra manera,
señor, despues de haber soportado por tanto
tiempo la accion deleterea, ó corrosiva, del mal
que sobre ellas han derramado á manos llenas,
aus mandatarios despóticos y que los esfuerzos
desesperados de los hombres de inteligencia,
accion y patriotismo que en ellas pudieran encon
trarse, no podian ser sinó en muy pequeña es
cala por falta de elementos, contentándose en
tal estremo con guardar dentro de sus pechos
hasta el sagrado fuego que triunfó en los inmor
tales campos de Cepeda y de Pavon.
(Aplausos.)
Y bien señor, todos estos hechos son de una
verdad incuestionable. ¿Como pretender, en
circunstancias tales, sacar la Capital de Buenos
Aires, ó dividir su territorio, ó establecer en el
una coexistencia absurda é imposible? Señor, yo
considero que en el estado aítual de revolucion
en que se encuentra el pais, los únicos elemen
tos de que puede disponer el Gobierno Nacional
para conseguir la grande obra que todos anhe
lamos, son los que se hallan reunidos en Buenos
Aires, y que esos deben estar prontos y á la ma
no del que la haya de llevar á cabo.
Yo creo, pues, señor, por estas poderosas ra
zones, que cuando ménos, por un tiempo dado,
Buenos Aires tiene que ser la capital de la Re
pública, por el imperio de la razon individual y
por el imperio de la razon pública tambien, que
es la suprema ley que preside la existencia de
las Naciones.
Por ahora he dicho, Sr. Presidente.
Sr. Mármol—Un momento Sr. Presidente.
Voy á decir dos palabras dando las gracias al
Sr. Diputado por las amables que él me ha diri-
jido.
Tenga la bondad de leer el Sr. Secretario el
párrafo señalado.
(Leyó.)
Eso lo dice uno de los miembros de la Comi
sion del Senado.
Sr. Cabral—Es cuestion de apreciacion.
(Aplausos.)
Se pasó á cuarto intermedio. Vueltos los Sres.
diputados.
Sr. Montes de Oca—Si fuera posible, Sr. Pre
sidente, esperar milagros en este siglo en que
solo á la electricidad y al vapor les es licito rea
lizarlos, yo como el Genc-ral Mitre, tribuno do
este pueblo en las célebres sesiones de Junio que
precedieron á la gloriosa y memorable revolu
cion del 11 de Setiembre, pediria con fervorosa
devocion que la elocuencia del cielo bajara en
lenguas de fuego sobre mi cabeza, para que asi
inspirado, cada una de mis ideas fuera un relám
pago que iluminára los anchos horizontes de la
cuestion capital, cada una de mis palabras un
trueno que conmoviera á la asamblea en favor
 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862.
ile la provincia de mi nacimiento y cada uno de
mis argumentos un rayo que fulminara á los
sostenedores del provecto de federalizacion de
Buenos Aires.
(Aplausos.)
Sr. Cabral—Muchas gracias, Señor, ya nos
quiere matar.
Sr. Alsina—No se asuste el Sr. Diputado. Es
una figurado retórica.
Sr. Montes de Oca—Pero como esto no es
posible, y como por otra parte representante li
bremente elegido por el pueblo libre de Buenos
Aires, para satisfaccion de mi conciencia y de
mis comitentes, debo manifestar con franqueza
mi opinion, voy á esponer las razones en que la
fundo, aunque preveo que mis palabras han de
tener la duracion y el poder del fuego fatuo y
aun cuando como leves átomos de polvo, ellas
sean arrastradas al abismo del olvido en los tor
ren tes de elocuencia con que el Sr. Ministro y los
Sres. Diputados sostenedores del proyecto, ame
nazan ahogarnos..
Sr. Ministro de Gobierno—Muchas gracias.
St: Montes de Oca—Es un deber el que cum
plo, oponiéndome como argentino y como porte
ño con todas las fuerzas de mi voluntad á un
proyecto anti-patriótico que no constando sinó
de 16 aiticulos, afecta, desconoce y conculca nada
menos que 30 articulos de la Constitucion Na
cional; echa por tierra de un solo golpe todo el
edificio de la Constitucion Provincial de Buenos
Aires; olvida ó desprecialos pactos preexistentes
á ambas Constituciones y especialmente el del
11 de Noviembre como acaba de probarlo el dis
tinguido paladin de esta Cámara; hace á uu laclo
las declaraciones de la Convencion Provincial
y de la Nacional que se reunió en seguida y que
reconocieron y proclamaron el derecho que asis
tia á esta Provincia de incorporarse á la Nacion
con las garantias y prerogativasque habian sido
consagradas en esos pactos.
Y antes de engolfarme en otras consideracio
nes, me será permitido citar algunas palabras que
deben ser creidas, pues que son nada menos que
la manifestacion escrita del pensamiento del Ge
neral Mitre, actual Encargado del Poder Ejecu
tivo Nacional, en la Convencion Provincial. En
el informe que como miembro informante de la
comision especial, presentó entónces dicho Gene
ral, refiriéndose á los legisladores de Santa Fé
que faltando á las prescripciones del sistema fe
deral, dictaron una ley de capital semejante ála
que habian dado los legisladores unitarios de
1826, decia lo siguiente:
"Este carácter de la ley de capitalizacion del
año 1826, escapó sin duda á los legisladores
de Sta Fé, llamados á constituir una Confede
racion, y no advirtieron que minaban el sistema
federal por su base, en el hecho de despojar de
su ser politico á uno de los miembros de la aso
ciacion."
Como, pues, podria dejar de oponerme á un
proyecto que en tan reducido número de articu
los despedaza pactos y constituciones, declara
ciones solemnes que el pais ha oido, ha leido y
ha aplaudido, los juramentos prestador por los
SS. y DD. al actual Congreso y echa por tierra
las bases y puntos de partida del sistema fede
rativo que nos rige, obrando á la manera de esos
venenos de terrible eficacia que en pequeñisimas
dosis afectan honda y fatalmente la salud y
la vida !
Cómo, cuando en la invasion peligrosa que
hace de garantias y derechos, este proyecto insa
ciable de violaciones, concede facultades estra
constitucionales al P. E.? porque no se me ha
de citar un solo articulo de la Constitucion que
autorizo ó permita siquiera que el Gobierno Na
cional y el Congreso, administren en particular
una provincia al mismo tiempo que la nacion en
su conjunto. •
Y como, diré tambien, cuando siendo la princi
pal mision de este Congreso estudiar y resolver
definitivamente la cuestion capital, este proyecto
tal vez sin intencion de sus autores, la aplaza
evidentemente y es por lo tanto insidioso?
En efecto, por uno de sus articulos se dispone
que la Capital de la República sea designada en
el próximo periodo legislativo, es decir en Ü863;
y por otro que la Legislatura de la Provincia de
Buenos Aires, debe dejar de funcionar desde el
momento mismo en que dicha Provincia quede
federalizada, para no volver á la vida ó mejor
dicho, para no resucitar como Lázaro á los tres
dias sinó á los tres años de muerte aparente ó
real.
Suponiendo ahora que al discutirse el año ve
nidero la cuestion capital, fuera designado todo
el territorio ó solo la ciudad de Buenos Aires ó
cualquier otro punto de la inmensa ostension de
su Provincia, habiendo desaparecido por el pro
yecto su legislatura propia, á que legislatura,
contestéseme, si hay contestacion posible, á esta
pregunta bien significativa, á que legislatura di
go, se presentaria esta ley que no es licito supo
ner—fuese mandada respetar y obedecer sin que
el pueblo de Buenos Aires legitimamente repre
sentado, dijera que la aceptaba? Se desenterra
 360 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1852.
ria para ese acto á la legislatura muerta ó se pre
sentaria la ley á otra de nueva y mostruosa crea
cion?
Sr. Jiedoya—En la ley de capital se dirá eso.
Sr. Elisalde—Yo pediria que no se interrum
piese al orador.
Sr. Montes de Oca—No, Señor, que se me in
terrumpa, yo he de contestar á todo y á todos.
Sr. Elizalde—Seria mejor que siguiera el Se
ñor Diputado.
Sr. Montes de Oca—Pero el Sr. Diputado ha
leido el proyecto?
Sr. Bedoya—Si, Señor.
Sr. Montes de Oca—Pues le voy á probar al
Sr. Diputado que si lo ha leido, no lo recuerda
bien ó no se ha fijado en él.
Sr. Bedoya—Dice el proyecto que dentro de
tres años se señalará la Capital, de manera que
el Congreso puede decir antes:—Convóquese á
la Legislatura Provincial.
Sr. Alsina—Para que despierte del sueño en
que ha estado sumergida.
Sr. Elizalde—Es mejor que siga el Sr. Dipu
tado; que no le interrumpan.
Sr. Montes de Oca—En una discusion tan gra
ve y tan solemne, cuando estamos ocupándonos
• de la árdua cuestion capital, que nos ha desqui
ciado por tantos años, que ha costado tantas lá
grimas y tanta sangre, importa mucho no dejar
sin contestacion ni una simple interrupcion.
Decia el Sr. Diputado en un aparte que me
permito clasificar de estemporáneo, que la ley
que se dicte designando la Capital de la Repú
blica, dispondrá tambien cual ha de serla Legis
latura que entienda de ella. Semejante aser
to se contesta con una sola pregunta. Una
vez adoptado el proyecto de federalizacion de
toda la Provincia y condenada á cuarteles de in
vierno (no, que esto es poco) cesante su Legisla
tura, olvidada y muerta, queda alguna legisla
tura ó cosa que se le parezca?
Voy á leer los articulos que le dicen respecto.
(Leyó.)
Por consiguiente tan luego como se federalize
la Provincia, su Legislatura desaparece lógica y
forzosamente de la escena pública. Yo decia
pues ....
Sr. Bedoya—Ya le contestaré oportunamente.
Sr. Monte* de Oca—Hágalo ya el Sr. Dipu
tado.
Sr. Jiedoya—SI se decide—que á los tres años
la Legislatura Provincial debe pronunciarse so
bre este punto, se pondrá otro articulo que dirá:
—se convoc-a ála Legislatura Provincial.
Sr. Montes de Oca—Este aparte me servirá
para tocar incidentalmente la cuestion bajo el
punto de vista fisiológico, lo que no ha de estra-
ñar la Cámara en un médico que sd deja arras
trar á hacer comparaciones entre las manifesta
ciones de la salud y de la vida del hombre y
las leyes de la salud y la vida del cuerpo social.
Por este proj-ecto se pretende que el Congreso
Argentino sea un nuevo sol que con sus rayos
que pueden calcinar el cuerpo de los seres orga
nizados, puede tambien resucitar á los muertos.
La fisiologia nos enseña que las sanguijuela!
heladas y las moscas sumerjidas en el agua, sa
cuden la paralisis de su cuerpo yerto é insensi
ble, al contacto vivificador de los rayos del sol.
La Legislatura de Buenos Aires condenada
por el Congreso á ser sepultada bajo el hielo del
olvido y á ahogarse en el mar de la injusticia,
segun lo pretende el proyecto y lo dice el Sr. Di
putado—podrá ser llamada á la vida siempre que
la quiera calentándola con sus rayos, este Con
greso, nuevo sol que ha de resucitar legisladores
que son algo mas que moscas y sanguijuelas.
(Aplausos.)
Seguiré Sr. Presidente.
El que no tiene los hábitos oratorios y la
dificil facilidad de los oradores que acaba de
oir la Cámara, no puede pronunciar uu discurso
que valga la pena de ser escuchado, cuando es
interrumpido con tanta frecuencia; pero como lo
que únicamente ambiciono es manifestar mi opi
nion, voy adelante persuadido de que se me ha
de disculpar.
Dije que entre las razones que pbraban en mi
ánimo para oponerme al proyecto de la mayoria,
era una de ellas su carácter insidioso; y croo ha
ber demostrado que significa mas de lo que dice
y dice menos de lo que debiera decir—y en esto
salvo las intenciones de sus autores, refiriéndome
solo á lo que aparece escrito.
El Congreso no hade resolver, sostienen algu
nos, que una parte del Territorio de esta Provin-
ia ó toda ella, sea permanentemente fedcraliza-
da é importa poco por consiguiente ó nada im
porta que no hava Legislatura en Buenos Aires;
pero acabamos de oir la autorizada palabra de
un Sr. Diputado por Corrientes que haciendo
honor y favor. . . .
Sr. Cabral—Justicia.
Sr. Montes de Oca—Y justicia á Buenos Ai
res, ha dicho, que no podia ser otra la Capital
de la República; y esta es sin duda, la opinion
de la mayoria de esta Cámara y probablemente
del Congreso.
 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862.
A quien se consultará, pues, vuelvo á repeti rio
cuando nsi resuelta la cuestion, se formule la ley?
No se me ha contestado ni se me contestará sa
tisfactoriamente.
Aun cuando los intereses de Buenos Aires
sean dañados, y sus esfuerzos y sacrificios des
conocidos, aun cuando la voluntad de este pue
blo sea manifiestamente contrariada, no habrá
Legislatura que proteste ni otra protesta posible
que la revolucion!
Este proyecto ademas (sea dicho con perdon
de sus autores) ofende al buen sentido y es con
tradictorio: esta verdad resalta á la simple lectu
ra de cada uno de sus articulos. Por algunos
parece quererse la federalizacion provisoria, por
otros la permanente y por otros ni una ni otra
cosa' Importando la federalizacion del terri
torio, que el Gobierno Nacional ejerce en él ju
risdiccion, hay sin embargo articulos que hacen
reservas especiales en favor de Buenos Aires. El
proyecto es una confusion entre deberes y dere
chos de la Nacion y la Provincia que hacen apa
recer una Nacion dentro de una Provincia y una
Provincia que no es sal ni agua, ni Provincia ni
Nacion, siendo las dos cosas al mismo tiempo
contra la elocuente sentencia de Shakespeare—
to be w nut to lie.
Pero no solamente ofende el buen sentido este
proyecto incalificable, sinó que provoca y desafia
á la opinion pública.
El Sr. Ministro de Gobierno en un largo dis
curso que puede dividirse en dos partes, ha sos
tenido lo contrario. Antes de rebatirlo diré lo
que ese discurso me ha parecido. Su primera
p:irtc me ha recordado el sermon de un sacerdo
te sobre las virtudes de cierto santo. Habia
predicado tan bien, que sus feligreses le rogaron
que se encargase del mismo sermon al año si
guiente; y subiendo al púlpito el sacerdote les
dijo: Señores, hace un año hoy que os prediqué
un sermon sobre este mismo asunto, y desde en-
tonces no séque haya hecho el santo que conme
moramos ningun otro milagro, y por lo tanto no
se me ocurre nada que decir de nuevo.
Asi ha sido la 1. * parte del discurso de S. S.,
la repeticion substancial de lo que tantas veces
han dicho los sostenedores del proyecto, es decir
argumentos gustados contra los cuales mis obje
ciones serian tambien una cansada repeticion.
En cuanto ti su 2. 9 parte, permitame felici
tarlo el Sr. Ministro, por que realmente los
conceptos que ha vertido hacen honor al ilus
trado orador y al Gobierno liberal que repre
senta aqui.
36t
Sr. Ministro—Muchas gracias, Sr. Diputado.
Sr. Montes de Oca—No hay de qué, Señor;
digo lo que siento.
El General Mitro, ha dicho el Sr. Ministro de
Gobierno, cree que los que tienen el deljer de •
velar por los intereses públicos no deben desma
yar ante las primeras dificultades que se opon
ga ásu politica; que la nacion, es decir la union
'de los argentinos, era posible por cualesquiera
de los medios que habia propuesto el Gobierno
en su nota; que estaba autorizado para decirlo
á la Cámara; y que finalmente el Gobierno lle
vará adelanto la Nacionalidad anhelada, acepta
da la espresion de la voluntad de los pueblos.
Y cnal es esa libre voluntad? Los pueblos ar
gentinos y especialmente el de Buenos Aires,
principal interesado en esta cuestion,. han mani
festado ya por las voz elocuente de su tribuna
parlamentaria y de su prensa, que no quieren la
federalizacion provisoria ni permanente de es
ta Provincia.
Oponiéndose, pues, este proyecto á las mani
festaciones de ese gran poder que se llama la
opinion pública, debia ser energicamente com
batido por el Sr. Ministro aqui presente; porque
de otra manera sus opiniones de hoy, aparecerian
en contradiccion con las que sostuvo en la sesion
pasada. Si, Señor Presidente, este proyecto es
un guante que se arroja al rostro de los hombres
pensadores de la República en su situacion ac
tual; y puesto que el Sr. Ministro dijo: que el
Gobierno aceptaria la espresion de la voluntad
del pueblo, debe poner su talento al servicio de
la oposicion que hacemos al proyecto impopular.
Es necesaria la ley, se dice, cuando se agotan
las buenas razones, porque dá al Gobierno cen
tral el poder moral y material que le falta, no
obstante haberse demostrado en esta Cámara
que no hay tal necesidad.
Si en otras circunstancias diferentes de las
actuales en que incorporados al Congreso los
Diputados por Buenos Aires, y encargado del
Poder Ejecutivo el vencedor de Pavon, todos
los buenos Argentinos se hallan animados de los
mejores deseos de realizar la union sobre las
bases inconmovibles de la libertad y de la paz, se
hubiera pedido á este pueblo que entregara sus
fuerzas y su tesoro,su aduana y su ejército, lo digo
sin temor de que se me desmienta, sus represen
tantes lejitimos habrian contestado— nó, y ha-
brian contestado bien; porque asi rico y fuerte
el pueblo de Buenos Aires, seria el amparo y
el sosten de sus hermanos y la única esperanza de
salvacion en la República Argentina.
47
 362 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862
Entre tanto nosotros los Representantes por Bue
nos Aires en este Congreso, comprendiendo la bue
na voluntad del pueblo, y deseando no esquivar
esfuerzos ni sacrificios en bien de la patria comun,
• hemos sido los primeros en apoyar ardientemen
te la ley que se acaba de pasar al Poder Ejecu
tivo, por la cual no solo se le autoriza sinó que
se le manda que entre inmediatamente en po
sesion de todos los objetos nacionales que existen
en la provincia. Qué mas se puede pedir á un
pueblo que tiene elementos de vida propia,' que
ha podido crecer y fortalecerse en el aislamiento,
cuando entrega sus tesoros y su fuerza, no reser
vándose ni aquellos elementos que han sido y
son esclusivamente suyos?
Es esta ó nó una prueba de la bueng voluntad
del pueblo de Buenos Aires? es este ó nó un des
mentido á los que nos llaman separatistas?
La voz autorizada del Sr. Ministro nos hace
saber que el Gobierno cree: que la Nacion es po
sible por cualesquiera de los dos medios que se
proponen.—Bien, pues, desechemos y abando
nen sus mismos autores el proyecto tan peligroso
cuan iunecesario de federalizacion de una Pro
vincia que solo anhela tener tantos derechos y
garantias como las mas pobres y desiertas Pro
vincias que constituyen la union.
Pero, Sr. Presidente, si lo que nos falta á los
que nos oponemos á este proyecto no son razones
en contra sinó tiempo suficiente para esponerlas.
La armonia entre los poderes públicos es con
veniente y necesaria para la felicidad comun.
Si se aprueba este proyecto y con la sancion de
ambas Cámaras del Congreso, pasa en consulta á
la Legislatura provincial, tribunal de última ins
tancia en esta cuestion, quien duda ni por un
momento, de que ésta lo ha de rechazar in limine,
porque no pueden los Representantes de Buenos
Aires faltar al juramento solemne por el cual
están obligados á observar fielmente la Constitu
cion de la Provincia. Para .que esponernos cier
tamente á un desaire desagradable que puede ser
el anuncio, el primer paso de un rompimiento
entre la provincia y la Nacion?
En vista, pues, de lo que acabo de esponer li
geramente y sobre lo cual he de volver mas des
pacio al hablar de cada articulo en particular,
bien, puede repetirse lo que dije al principio:
este proyecto de ley tan poco meditado, tan lleno
de contradicciones é inconvenientes solo puede
compararse á esos venenos poderosos que en dó
sis infinitamente pequeñas (sean 16 gotas por los
1^ articulos que contiene) pueden ocasionar con
mociones crueles, enfennedades terribles y la
muerte misma del individuo á quien por igno
rancia, por error ó poi descuido se le propina.
(Aplausos.)
Yo debo decir, Sr. Presidente, que he entrado
á esta cuestion con toda calma, que no usaré
miéntras tenga la palabra, sinó de las armas que
la civilizacion pone al alcance de los hombres
cultos, es decir de la razon que penetra y con
vence á los que quieren dejarse penetrar y con
vencer. Diré tambien que yo no veo enemi
gos en los que sostienen las ideas contrarias—
no veo sinó amigos estraviados, que por exceso
de amor á la patria se apartan del sendero que
debiera conducirnos al Capitolio á la sombra de
las l4 bandera? quo simbolizan las. 14- hijas de la
Diosa de Mayo—No veo en los que siguen ese
camino, sinó un error que puede traer gravisimos
inconvenientes y que seria necesario que cada
uno de nosotros hiciera los mayores esfuerzos de
patriotismo, para que no se consumara.
Con este motivo recordaré—que la mayor
parte de los Diputados que en las Cámaras legis
lativas de Buenos Aires, nos opusimos á que se
instalara aqui el Congreso, somos los mismos
que nos oponemos ahora á que se federalize la
provincia. Algunos mal intencionados y otros
incautos, creyeron ó aparentaron creer que hacia
mos entónces oposicion al General Mitre, que
éramos separatistas y por consiguiente deseabn-
mos la disolucion y el caos.
Yo por mi parte, Sr. Presidente, cuando co
mo Diputado á la Cámara provincial de Buenos
Aires, me opuse á que se instalara en esta capi
tal el Congreso, no fui en mi conducta movido
por odio al Geueaal Mitre á quien respeto y apre
cio como á uno de los hombres que ha hecho
mas esfuerzos por la libertad de la patria, como
á uno de los mas distinguidos miembros del par
tido unitario, ni por odio á la nacion Argentina,
puesto que soy nacionalista de corazon, y creo
que es el gran desideratum de todos los hombres
pensadores de la República Argentina.
Me oponia concienzudamente, leyendo en el
horizonte politico el porvenir de esta cuestion,
y á fe que no me he equivocado.
Y que hombre de corazon y de luces, podrá
creernos animados de malas pasiones hácia la
nacion y hácia nuestros compañeros de causa, á
nosotros miembros del partido de la libertad,
hijos de la provincia generosa que compartió
siempre el pan con sus hermanas y con ellas ha
caido al abismo de la desgracia ó se ha alzado al
cénit de la felicidad?
(Aplausos.)
 SESIÓN DEL 4 AGOSTO DE 1862
Nos opusimos franca y lealmente porque te
miamos que la instalacion del Congreso en esta
capital, traeria como consecuencia lógica no yá
la federalizacion provisoria sino la permanente
de todo ó de la principal parte de su territorio.
Los que nos combatieron entónces podrán decir
ahora si nos estrellabanlo;; como Don Quijote
contra los molinos de viento, si nos batiamos con
fantasmas ó si haciamos frente con acertada pre
vision álos sucesos que se precipitaban sobre nues
tras cabezas.
" Temimos que Buenos Aires nuevo Cristo de
los pueblos Argentinos, fuera condenado en otro
Gólgota á redimir con su martirio los pecados
de los caudillos y de los federales que estan to
davia alzados en la República amenazando su
tranquilidad.
Temimos que en prémio de sus grandes es
fuerzos é inmensos sacrificios, se le quisiera ceñir
la corona de espinas que enalteciendo el espiri
tu postraria el cuerpo de la mas grande, mas
fuerte y mas rica provincia de la República.
No quisimos arrojar una piedra en el camino
que debe recorrer el carro triunfal de la liber
tad argentina, no. Eso sentaria bien á los Ur-
quiza á los Derqui, á los enemigos constantes 6
implacables del partido de la civilizacion; para
los que estan espiando sinos dividimos con moti
vo de estas cuestiones, y venir entonces á poner
se del lado del mas débil y traer la dislocacion
y la rnina de la República.
Nos oponemos, Sr. Presidente, á una ley inne
cesaria, inconveniente, injusta, con la cual bro
tarán trastornos p.or todas partes y sin la cual es
posible y fácil la union fraternal, sin perjuicio
de una provincia á la cual se pretende arran
carle despues de haber dado cuanto podia dar,
derechos y garantias; sin perjuicio de la Nacion,
la por que el contrario necesita tener siempre en
Buenos Aires el brazo fuerte para dominar á
los caudillos cuando y donde quiera que se le
vanten. Yo no comprendo que bienes y hono
res redundan para la provincia de Buenos Aires,
con su federalizacion.
Como pretenden los sostenedores del proyecto
honrar y engrandecer á Buenos Aires, haciendo
desaparecer del firmamento argentino la estrella
que debiera conducir álos Reyes magos de la na
cionalidad por el sendero de la ley. hasta el tem
plo en que se cobija todavia envuelta en los pa
ñales de la infancia, el verdadero redentor de los
pueblos de la America española, la libertad?
(Aplausos)
¿iV. Mármol—Bravo.
303
Sr. Montes de Oca—Yo no lo comprendo.
No se engrandecen asi los pueblos condenados al
silencio y al olvido.
Varios de los oradores que han tenido la pala
bra han probado que sobre todos los vicios de
esta ley, está su inconstitucionalidad. Yo á mi
vez, sin pretender aterrar con el número al
Señor Ministro ni á los Señores Diputados soste
nedores del proyecto y menos al Señor miembro
informante de la comision, no puedo dejar de
decir que son nada menos que 25 los articulos
de la constitucion desconocidos ó conculcados,
y como pienso tomar repetidas veces la palabra
en esta inagotable cuestion, si el tiempo y la
Cámara me lo permiten, he de ocuparme de cada
una de estas infracciones en particular.
Ahora, me parece oportuno pasar en revista
las diversas faces de esta cuestion desde que se
inició en las Cámaras Nacionales. Asi veremos
como luchando tenazmente unos y otros hemos
llegado á un resultado en que está bien dibujado
el puesto de cada una de las dos ideas culminan
tes—residencia y federalizacion.
La primera idea sostenida en el Senado Nacio
nal por el miembro informante de la Convencion
ad hoc, fué que debia federalizarsc permanente
mente toda esta Provincia. Esta idea sugerida
ya en las Cámaras Provinciales y derrotada alli
no por los votos sinó por medio de la discusion,
reapareció en el Senado para ser abandonada
por su mismo autor, el miembro informante de
la comision especial que en mayoria, presentó un
proyecto de federal izacion provisoria.
Pero estaba en error, Sr. Presidente—Antes
de formularse esta idea se habia presentado otra.
El Encargado del Poder Ejecutivo Nacional an
ticipándose á las Cámaras, habia en su mensage
propuesto otra solucion. —Yo necesito, dijo, para
poder garantir la paz pública y realizar la union,
que se me dé una de estas dos cosas; ó todos los
olrjetos nacionales que la Provincia de Buenos
Aires administra ó la misma Provincia como ba
se de reconstruccion—es decir la Provincia toda
federalizada.
Cuando se leyó este mensage en el Senado
Nacional, fué inmediatamenre destinado á una
comisioa especial, y ésta propuso entonces la fe
deralizacion provisoria, designando por Capital
la ciudad de San Nicolas de los Arroyos.
Viendo los Señores Ministros la oposicion ar
diente que se hizo á esta idea y queriendo con
ciliar los ánimos, trabajaron como última espre-
sion del pensamiento del gobierno, un proyecto
que me voy á permitir clasificar con permiso del
 SESIÓN DEL i DE AGOSTO DE 1862.
Sr. Ministro, de absurdo y monstruoso y que
puede llamarse Costa-Riestra, porque los Sres.
Ministros fueron sus autores y sostenedores en el
Senado, proyecto que resucitaba la olvidada mi
tologia, dandonos en la República Argentina,
una parodia del Dios Jano, una autoridad con
dos cabezas ó mejor dos caras, de las cuales una
miráse á la Nacion entera—el Presidente, y otra
á la provincia de Buenos Aires—el gobernador.
Esta idea peregrina era no solo la violacion do
•as constituciones nacional y provincial, sinó
ana ofensa á la buena razon. Un Presidente
Gobernador, dos ministerios para la misma dua
lidad y .... pero para que hablar de un proyec
to que si hubiera sido convertido en comedia y
puesto en escena, solo por respeto á sus distin
guidos autores, no habria sido silvado.
(Risas.)
Sr. Ministro de Gobierno— Permitame que le
haga una ligera indicacion. Es lo mismo que
el que sostienen hoy los Señores Diputados por
el cual se realiza tambien lo que dice el Señor
Diputado de la fábula. El Gobierno de Buenos
Aires representa á la República con dos Legis
laturas y dos Ministciios. Asi es que no es tan
ridiculo el proyecto de la Cámara de Senadores.
Sr. Montes de Oca—Yo no he tenido la idea
de ofender al autor atacando la obra. La idea
habia sido poco meditada como el Señor Minis
tro lo declaró despues.
Sr. Ministro de Gobierno—Ese proyecto esta
ba basado en el órden de cosas existente.
Sr. Montes de Oca—El órden de cosas exis
tente es provisorio, lo que no quita que sea ma
lo y la prueba de esto la estamos palpando. Este
Gobierno se olvida y repudia á la Provincia.
Nuestro órden de cosas es el siguiente—una le
gislatura provincial y un Gobernador que es in-
cidentalmente Encargado del Poder Ejecutivo
Nacional y un Congreso donde están los Repre
sentantes del pueblo y de las Provincias Argen
tinas.
Por el proyecto Costa-Riestra, el Presidente
seria forzosamente Gobernador ó lo que es lo
mismo no habria Gobernador, y el Ministerio se
dividiria en Nacional y Provincial.
Si: Ministro de Gobierno—No están mas que
cambiados los roles—El Gobernador es hoy Pre
sidente y en el otro proyecto el Presidente seria
Gobernador; pero no quiero insistir por no inter
rumpir al Sr. Diputado.
Sr. Montes de Oca—Yo podria preguntar des
pues de lo espuesto por el Señor Ministro—en
tiendes, Fábio? pero aun suponiendo que exista
la paridad que yo niego, hay una diferencia ra
dical en una y otra situacion: todo lo que pasa
hoy es provisorio, efecto de las circunstancias
anormales que atravesamos; y los Sres. Ministros
pretendian en su proyecto hacer permanente un
mal de circunstancias. El Presidente que seria
Gobernador por ser Presidente y que tendria
dos Ministerios distintos, seria justiciable ante
la Legislatura de la Provincia y de la 'Nacion
seria ...
Sr. Ministro de Gobiei-iw— Esto no es del (^-
so, Señor.
Sr. Montes de Oca—Está bien, Señor—le agra
dezco la interrupcion y apercibiéndome de que
seria fastidioso proseguir la historia de este pro
yecto que ha vestido tantos colores como el ca
maleon, la suspendo aqui, llamando la atencion
sobre un hecho notable y es que el Gobierno no
ha tenido, ni tiene en este asunto opinion fija.
Si en los articulos en que se estatuye-—que in
mediatamente se ha de federalizar toda la Pro
vincia de Buenos Aires, y que la Capital ha de
ser designada en el próximo periodo legislativo,
disponiéndose que la federalizacion dure tres
años, y decretándose al mismo tiempo el aniqui
lamiento de la Constitucion, Legislatura y auto
ridades de la Provincia, si en esos articulos no
hay violaciones de la Constitucion Nacional y
de los pactos, yo preguntaria, despues de todo lo
dicho, como se entiende la garantia que esa Cons
titucion acuerda á las Provincias en su vida pro
pia, y en cual de sus articulos ha concedido al
Congreso el poder de despertar y adormecer Le-,
gislatnras, de hundirlas en el abismo y de resu
citarlas cuando lo crea conveniente?
La garantia de las Autoridades y Constitucio
nes Provinciales establecida en la Constitucion,
si pasaje esta ley, seria mas que una ilusion una
burla—y el poder abusivo conferido al Congreso
una mostmosidad ináudita. Nuevo Spallanzani,
fisiologista que cnocrrando entre dos papeles de
astraza animáculos infusorios, ha enseñado que
se les mata secándolos y se les vuelve á la vida
humedeciéndolos, el Congreso tendria la facul
tad de secar y humedecer á su antojo las Legis
laturas Provinciales, quitándoles ó dándoles una
vida que seria entónces bastante precaria, y ten
dria sobre estos cuerpos el poder que no se ha
reservado Dios mismo sobre el cuerpo del hom
bre y de -los animales superiores ,cuya vida no
dá y quita sinó por una sola vez.
Qué significaria, pues, esa garantia ilusoria y
qué valor tendrian las Constituciones Provincia
les, si pasase esta ley que al tratar de la Capital
 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862.
ó nada dispone ó insidiosamente resuelve quesea
permanente.
Y sinó yo pregunto al Señor miembro infor
mante de la comision, qué significa en términos
constitucionales—federalizacion de la Provincia
de Buenos Aires?
Significa que será la Capital de la República?
Sr. Elizalde—Provisoria, Señor Diputado.
Sr. Montes de Oca—Entónces los autores del
proyecto han faltado á un articulo terminante
de la Constitucion que dice: que las Autoridades
Nacionales ejerciendo jurisdiccion, residirán en
la Ciudad que se declare Capital de la Repúbli
ca, y nadie llamará Ciudad á todo el territorio
de una estensisima Provincia.
Sr. Elizalde—Yo le contestaré al Señor Di
putado.
Sr. Montes de Oca—Le oiré con gusto y le re
plicaré sinó me convencen sus razones; pero ya
estoy muy fatigado y deseo terminar cuanto
antes.
El Señor miembro informante y el Sr. Minis
tro han dicho que es mil veces preferible la fe
deralizacion de la Provincia ála coexistencia que
creen peligrosa, dificil y hasta imposible;—y pa
rodiando el primero á Napoleon cuando que
riendo que sus soldados cerráran los ojos á los
peligros de la campaña de Egipto y los abrieran
solamente á las esperanzas mas lisongeras, les
decia para entusiasmarlos y conseguir sus pro
pósitos "soldados, de lo alto de estas pirámides
cuarenta siglos os contemplan," nos dice: que
desde los confines de la República la vista de las
generaciones actuales está fija en los Represen
tantes del pueblo argentino; lo que significa tra
ducido al lenguaje vulgar, que debemos votar á
favor de la federalizacion y no de la coexistencia.
Parodiando el Señor Ministro de Gobierno al
Señor miembro informante, nos ha hablado de
'las generaciones que vienen— y yo he compren
dido que su discurso quena decir: tened en cuen
ta lo que vais á hacer, Señores Diputados—mi
rad que si no estais á favor de la federalizacion,
habeis de responder á las generaciones futuras;
y yo á mi vez parodiando á ambos oradores, sin
querer hacer una arma para atraer prosélitos, de
bo decir—que desde el primer momento en que
se corrió la voz de que se trataba de federalizar
esta Provincia, es fama (yo refiero lo que me han
contado) que se oyen sordos rumores en el Ce-
monterio público, que se han conmovido las lo
zas de los sepulcros que encierran á nuestros pri
meros hombres, y que levantándose en altas ho
ras de la noche sus espectros, han hecho repetir
365
en los ecos palabras roncas y amenazadoras contra
los autores y sostenedores de este proyecto, por
que piensan las generaciones pasadas, que las
conmociones y luchas que han de seguirse á esta
ley, han de llevar á unos y á otros á buscar un
asilo seguro á la sombra de los sauces funerarios;
y ellas han de"pediros entónces cuenta, autores y
sostenedores de esta idea perturbadora, de lo que
habeis hecho de la Provincia, que no ha ahor
rado esfuerzos y sacrificios por la libertad, de lo
que habeis hecho de Buenos Aires.
(Aplausos.)
Sr. Ministro de Gobierno—Ha olvidado una
circunstancia y es que los muertos de la Recoleta
salieron á votar.
(Risas y aplausos en la barra.)
Sr. Manies de Oca—En efecto salieron á pro
testar contra el Sr. Ministro, como protestarán
ahora si se promulga la ley que combato.
Y pasando á otra cosa, en la última sesion di
jo el Sr. Ministro—que seria una cosa nunca
vista, una nacion sin corazon.
Si: Ministro de Gobierno—Sin Capital dije.
Sr. Montes de Oca—Dijo Su Señoria que la
Capital era el corazon, sin el cual el cuerpo so
cial como el humano, no puede existir; pero es
ta doctrina deberia inducir al Sr. Ministro á sos
tener y proclamar el sistema unitario, en el cual
partiendo de un solo centro las arterias que han
de alimentar á todo el cuerpo, sin ese centro
cesa la circulacion y por consiguiente la vida.
Bajo el sistema federal, que yo considero ina
plicable é inconveniente en la República Argen
tina, estensa despoblada y compuesta de pro
vincias que muchas de ellas no tienen elemen
tos de vida propia, pero que sin embargo es el
que la carta 'constitucional nos ha impuesto y
del que no podremos libertarnos ahora, sinó cuan
do el convencimiento de su impracticabilidad
haya penetrado en los espiritus de los que go
biernan las riendas del estado y de los hombres
bien intencionados de toda la República; bajo
este régimen cada pueblo tiene ó mejor dicho,
debe tener como sucede en la América del Norte,
condiciones y elementos de vida propias, y si
cada uno cede de sus prerogativas y derechos
para formar un todo que se llama el gobierno
central, no le entrega el corazon del que no pue
de desprenderse sinó con la vida; no hace sinó
prestarle fuerza y riqueza que le devuelve el po
der federal, protegiendo sus intereses y facilitán
dole las ventajas de la asociacion.
El sistema federal es una asociacion de pue
blos que se unen como los individuos por vincu
366 SESIÓN DEL é DE AGOSTO DE 1SG2.
los intelectuales y morales y reservándose cada
uno su corazon.
Corte un pólipo el Sr. Ministro y cada uno de
sus pedazos es un nuevo animal con los órganos
necesarios para la vida individual, porque el pó
lipo dicen los naturalistas, es una coleccion de
individuos, como es una reunion de pueblos la
República federal, que pueden separarse vivien
do cada uno por si y para si.
Sr. Elizalde—No me propongo, Señor Presi
dente, hacer un largo discurso, sinó únicamente
seguir á los señores oradores que han combatido
al proyecto de la Comision, en el órden de las
ideas que se han manifestado á la Cámara.
Debemos lisonjearnos, Sr. Presidente, del mo
do como se sostiene este debate en la Cámara,
porque verdaderamente habria sido de sentir
que por cuestiones incidentales, no hubiera reina
do la armonia que debe esperarse cuando trata
mos de intereses tan vitales para el pais.
El Señor Diputado por Santiago, en la sesion
anterior, clasificó al proyecto que está en discu
sion de revolucionario. Es decir, Señor, que
tanto el Gobierno Nacional como el Senado, la
Comision, ó los miembros que sostienen esta ley,
somos acusados de ser cómplices de un acto revo
lucionario. Yo creo, Sr. Presidente, que esto
no puede dejarse sin contestacion.
Sr. Gorostiaga—Eso es deduccion.
Sr. Elizalde—El Señor Diputado ha clasifi
cado de revolucionario al proyecto.
Sr. Gorostiaga—Eso si he dicho.
Sr. Mármol—Los hombres podemos presen
tar proyectos malos y papeles de todo género,
que den por resultado un acto malo, sin que los
hombres seamos malos.
Sr. Mizalde—Es una deduccion un poco for
zada; pero no voy á decir nada, he querido sola
mente levantar un cargo, porque cuando trata
mos de cuestiones tan sérias, no se puede presen
tar á los poderes públicos y á los Diputados que
vienen con su conciencia á discutir los intereses
del pais, no se les puede hacer aparecer ante el
pais como que vienen á comet r un acto revolu
cionario, queria solamente levantar este cargo y
no hacerlo de ninguna manera.
Habia pensado decir algo mas sobre esto; pero
atendiendo, Sr. Presidente, á otra de las deduc
ciones del Sr. Diputado por Santiago, que ha
hecho, recordando los antecedentes históricos de
miestro pais, paso á decirle que es probablemente
por que ha bebido en fuentes mas impuras.
Si no recuerdo mal, él ha atribuido á la ley del
Soberano Congreso del 1826 que designó la Ca
pital de la Nacion, los disturbios y las desgracias
que sobrevinieron con motivo de la disolucion
del Congreso y de la Presidencia del Sr. Riva-
davia.
AV. Gorostiaga—He dicho que en concepto del
gefe, la diso lucion nacional de aquella época,
fué con motivo de la ley de 4 de Marzo, fué la
causa principal.
Sr. Elizalde—Es lo mismo que estoy diciendo.
Sr. Gorostiaga—No es lo mismo.
Sr. Elizalde—Estoy en las ideas del Sr. Di
putado, es decir: no cito la autoridad de Dorre-
go, autor de tantas desgracias, como autoridad
legitima, como la ha citado el Sr. Diputado pa
ra demostrarnos que la ley de capital de 1826 ha
bia sido la causa de la disolucion del Congreso.
Yo le voy á demostrar al Sr. Diputado que la
autoridad que ha citado es la mas incompetente,
y que yo no la hubiera traido á este recinto.
Sr. Gorostiaga—Yo he dicho que el coronel
Dorrcgo entendia asi; pero yo no aceptolas doc
trinas del coronel Dorrcgo, ni me hago respon
sable de su conducta. Desmienta el Señor Di
putado que el coronel Dorrego no ha dicho las
palabras que yo cité.
&r. Elizalde—Bien, sigo hablando, Sr. Pre
sidente. Instalado el Congreso Constituyente
en 182Í, naturalmente la primera cuestion que
surgia en el Congreso, era la designacion de la
capital de la República. El Congreso de 1825,
siguiendo las tradiciones de todos los Congresos
Nacionales, que se han reunido en el pais, poi
que no ha habido uno solo que se haya reunido,
aun el de 1853, que se creó bajo los auspicios
del orden, todos los Congresos que se han reunido,
decia, han reconocido, Señor, la conveniencia
de establecer en Buenos Aires la capital de la
República. El Sr. Rivadavia, siguiendo las
tradiciones de nuestro pais, siguiendo las tradi
ciones del sistema colonial que estableció el vir-
reynatodel Plata, con la residencia en la ciudad
de Buenos Aires, el primer acto que realizó, fué
presentar al Congreso de la Nacion, la ley por la
cual se declaraba á Buenos Aires capital de la
República.
Nosotros, Señor, siguiendo las mismas tradicio -
nes de nuestros padres, siguiendo las tradiciones
de todos los Congresos Argentinos que se han
reunido, venimos á sostener lo mismo: que con
viene la residencia en Buenos Aires de los poderes
de la Nacion. Presentada esa ley al Congreso, fué
discutida y muy combatida, Señor, pero no fué
combatida la idea primordial : no, Señor. Los
que combatian la conveniencia de la ley de ca
 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1862
pital del Señor Rivadavia, se fundaban en razones
de otro órden para combatirla. El Congreso inme
diatamente que se reunió, discutió una ley en que
hacia una declaracion de los principios que se es-
tablecian, y unos consideraban que era materia
constituyente, y otros consideraban que miéntras
no se dictabala Constitucion, las Provincias de
bian regirse por sus autoridades propias. Este
era el argumento principal que hacian los que
combatian la ley de Capital. El Señor Castro,
el Señor Vidal, y muchos de los Diputados de
Buenos Aires, sostenian que miéntras no se die
ra la Constitucion Nacional, no podia el Con
greso; ocuparse de la ley de Capital. Esta fué la
oposicion qiie tuvo la ley de Capital en el Con
greso no fué la idea de establecer permanente
mente la residencia de los Poderes Nacionales,
sinó que no debia darse la ley de capital, miéntras
no se diera la Constitucion. Esta es la verda
dera filosofia de la opinion del Congreso de 1825,
sobre la ley de Capital.
Esa ley, Señor, no trajo la disolucion de la
República, porque fué sancionada cuando los
pueblos estaban dispuestos á cumplirla; fueron
las violencias de Dorrego, quien poniéndose de
acuerdo con los caudillos del interior, trataron
de levantar el estandarte de la independencia
provincial, es decir: sobreponer la bandera de la
localidad sobre la bandera de la Nacionalidad.
Fué Dorrego á nombre del sentimiento local,
quien cooperó abiertamente á la disolucion na
cional.
Esto, Señor, es la verdad que está en la con
ciencia de todos los hombres de esa época, por
que yo he tenido ocasion de hablar con muchos
de ellos, y todos dicen lo mismo.
Dorrego, Señor, que no habia estudiado bien
las instituciones de los Estados Unidos, trató de
establecer en Buenos Aires un Congreso tenien
do por base las ideas de la federalizacion pura,
es decir, las ideas de la Confederacion de los Es
tados Unidos de 1777, sin acordarse que cometia
un verdadero anacronismo. Invocando las teo
rias de esa época, la Constitucion se sancionó;
pero la Constitucion que se sancionó en los Es
tados Unidos en 1789, no fué bajo la base de la
federalizacion pura; fué bajo la base del sistema
misto, de la federalizacion y de la unidad; fué
una transaccion que se hizo para la composicion
de la Cámara de Diputados; fué 'Washington,
que combatiendo la idea de la federalizacion pu
ra, decidió la cuestion en el Congreso.
Entonces Dorrego quiso establecer la federa
lizacion pura de 1777, y no la federalizacion
367
mista de 'Washington de 1789; pero este era el
pretesto que tomaron para combatir la presiden
cia, para combatir al hombre que queria estable
cer el sistema de la unidad de la República.
Asi, Señor, creo que las causas que se han de
signado para combatir esta idea, son enteramente
inaplicables. Fueron los facciosos, Dorrego á la
cabeza,.que lo combatieron, y al fin lograron en
tronizar la tirania.
El Señor Diputado por Santiago, tambien nos
ha dicho que el proyecto que está en discucion,
venia á afectar los articulos 5. ° y 105 de la
Constitucion Nacional, por los cuales las Pro
vincias se habian reservado su soberania. Antes
de seguir adelante, se me olvidaba que debia con
testar aqui á un Señor Diputado por Buenos Ai
res, el Señor Mármol, que me permito nombrarlo.
Dijo que no le habia de demostrar que en años
anteriores se habia pretendido la nacionalizacion
ó la federalizacion de toda la Provincia de Bue
nos Aires. Yo le digo al Señor Diputado que
este fué el pensamiento del Congreso de 1825.
La ley de 1826, de 4 de Marzo, establecia que
la Capital de la República fuera la Ciudad de
Buenos Aires, designándole un limite que toma
ba la Boca, el puente de Marquez, las Conchas
y la Ensenada, y que del resto de la Provincia
de Buenos Aires se formára una Provincia; pero
miéntras tanto, ese resto de la Provincia queda
ba á las órdenes del Gobierno general.
Sr. Mármol— ¿Y cual era el pensamiento?
Sr. Elizalde—Nacionalizar la Provincia ente
ra, porque entónces no habia federalizacion, el
Congreso era nacionalista. Se estableció, pues,
que miéntras no se diera la ley constituyendo
los poderes de la Provincia, Buenos Aires que
daba nacionalizada.
Sr. Alsina—Entónces para que se empleaba
la palabra federalizacion?
Si: Elizalde—Ahora voy á decirle.
Sr. Mármol—Le presentaré la cuestion mas
sencilla. El Señor Diputado invoca el pensa
miento del Congreso, y dice: el pensamiento del
Congreso fué nacionalizar la ciudad de Buenos
Aires con un pequeño rádio, pero miéntras no
liabia Autoridades Nacionales, se federalizaba
odo.
Sr. Elizalde—Voy á seguir el órden de mis
ideas, porque el Señor Diputado no me ha de
interrumpir. Yo ^ oy á demostrarle la proposi
cion que he sentado, es decir, que no es la pri
mera vez que todo el territorio de la Provincia
de Buenos Aires se pone á las órdenes del Go
bierno general.
 3GS SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1852.
Sr. Alsina—Ya no es lo mismo.
Si: Mármol—¿Pero cual es el pensamiento?
Sr. Gorostiaga—Esa no es la proposicion que
se ha sentado. Yo no he atribuido al Señor Ri-
vadavia la muerte politica de la Provincia de
Buenos Aires.
Si: Elizalde—Quien sabe cual seria el pensa
miento de los Señores que presentaban un pro
yecto como transaccion, y que querian establecer
un sistema. Hay mucho que hablar sobre si fué
ó no el pensamiento del Señor Rivadavia divi
dir la Provincia de Buenos Aires. Eso es muy
cuestionable; pero mi objeto es este: demostrar
que no es un pensamiento nuevo el que el Go
bierno y la comision proponen; que no es la pri
mera vez que ha sido presentado, es decir, si no
es todo el territorio de la Provincia de Buenos
Aires, nacionalizar todos los establecimientos
para que estuvieran bajo la direccion del Gobier
no general. Recuerdo que el Ministro del Se
ñor Rivadavia, convocó á una conferencia oficial,
y de esa conferencia oficial, resultó que era ne
cesario establecer la centralizacion del poder que
debia residir en una sola autoridad, porque no
habia como entenderse. No hay mas que ver,
Señor, como dije en la sesion anterior, los nota
bles discursos de los Señores Agüero, Gomez y
otros, para comprender los inconvenientes prác
ticos que se tocaban en la Provincia de Buenos
Aires para funcionar los dos poderes.
Sr. Mármol— Entónces no habia Constitu
cion.
Sr. Gorostiaga—El Doctor Zabaleta y el Doc
tor Pazos, no dijeron nada de eso.
Sr. Elizalde—El Doctor Castro lo dijo.
Sr. Gwostiaga—El General Las Heras y mu
chos otros marchaban inmediatamente para re
sistir la federalizacion de la Provincia de Bue
nos Aires.
Sr. Elizalde—Los hombres partidarios del
General Las Heras fueron los primeros que se
adhirieron á la idea del Señor Rivadavia.
Sr. Gorostiaga—El Ministro del General Las
Heras no quiso aceptar el Ministerio en la admi
nistracion del Señor Rivadavia.
Si: Elizalde— Y\ Congreso se preocupaba mas
de la seguridad del pais, de la salvacion del pais,
que de la ley de capital. Fijese el Sr. Diputado
en los términos del informe de la Comision en
cargada de dictaminar, que dice: el pais se ocu
pa mas de su libertad y de su seguridad que del
régimen constitucional. Entónces el pais esta
ba en guerra con el Brasil, no estaba seguro, y
la idea principal que dominaba en el Congreso,
su salvacion antes que nada. Asi, Señor, resul-
ta tambien demostrado que Buenos Aires no ha
renunciado al derecho de ser capital de la Re
pública.
El Sr. Diputado por Santiago, cuyas ideas es
toy contestando, decia que este proyecto de la
Comision ataca los articulos 5. ° y 105 de la
Constitucion, por los cuales las provincias han
conservado su soberania no delegada, y se han
reservado el derecho de intervenir en la designa
cion de la ley de capital, y ha citado autorida
des en apoyo de esta idea; el Sr. Diputado por
Buenos Aires nos ha recordado tambien - el
preámbulo del articulo 1. ° del pacto de No
viembre, por el cual la provincia de Buenos Ai
res se incorporaba á la Nacion, conservando sus
prerogativas provinciales.
Señor: la República Argentina por espacio de
8 años, ha estado dividida en dos fracciones, una
que representaba las 13 Provincias Argentinas
que se reunieron en Congreso en 1853, y la pro
vincia de Buenos Aires, que no quiso adherirse
al acuerdo de San Nicolas. Despues de gran
des luchas, despues de las grandes desgracias
que sobrevinieron, Señor, vinimos á celebrar el
pacto de 11 de Noviembre, que como se ha di
cho muy bien, fué un tratado de pazcon la Na
cion, pero fué un tratado que, como dijo el Sr.
Sarmiento en la Convencion provincial, fué he
cho ante la boca de los cañones. Buenos Aires,
se incorporó á la nacion y dijo: me incorporo á
la República Argentina con las reservas que
hago por el presente convenio. Desde ese mo
mento, Señor, la provincia de Buenos Aires en
tró á la par de todas sus hermanas á formar par
te de la República Argentina. No se puede de
cir, pues, que la provincia de Buenos Aires, co
mo ha dicho el Sr. Diputado por Buenos Aires,
es la única que no puede nacionalizarse, ni fe-
dcralizarse, porque la provincia de Buenos Ai
res se encuentra hoy como todas las demas, bajo
el amparo de la ley eomun. Las reservas que
se han hecho espresamente por los pactos, no
afectan en manera alguna el punto esencial,
el derecho constitucional.
La provincia de Buenos Aires, Sr., se incor
poró á la Nacion con todas las prerogativas que
tienen las demas, y no se puede decir hoy que
es una provincia á la cual debe aplicársele una
jurisprudencia distinta de la de las de más Provin
cias Argentinas. No, Señor, la provincia de Bue
nos Aires se reservó por el articulo 7. ° del pac
to de Noviembre, la integridad de este territorio;
y como se consignó esa reserva en el articulo
 SESIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1861a
104 de la Constitucion, se dice que se elevó á la
categoria de articulo constitucional y que la
provincia de Buenos Aires, no tiene derecho á
ceder su territorio para]residencia de las autori
dades Nacionales. Yo digo, Señor, que con la
adquiescencia de los poderes públicos de Buenos
Aires, con la adquiescencia de sus autoridades
legitimas, la provincia de Buenos Aires puede
ceder su territorio.
Sr. Mármol—Para incorporarnos á la Nacion
hicimos esas reservas, que están elevadas á la
oategoria de articulo constitucional.
Sr. Elizalde—Pero la Nacion no puede opo
nerse á que la Provincia renuncie á esos privi
legios. Estoy probándole al Señor Diputado que
ha venido á sostener una tésis falsa, como es la
de que aun cuando la Provincia de Buenos Ai
res consintiera en la federalizacion de su territo
rio, no puede hacerlo. Esto es lo que yo com
bato, y digo que para renunciar á ese privilegio,
no necesita la Provincia consultar á la soberania
originaria de todos loa pueblos Argentinos; por
que las reservas que se ha hecho Buenos Aires
por los pactos, son privilegios locales, de que la
Provincia puede renunciar cuando lo crea con
veniente.
Sr. Gorostiaga—Es que no solo renunciará á
sus privilegios, sinó á su existencia, y para esto
es que digo que no tiene poder ninguno.
Sr. Elizalde—Despues le contestaré Sr. al Di
putado. Lo que estaba diciendo era para de
mostrarle al Señor Diputado por Buenos Aires,
que está en su derecho para renunciar á esos
privilegios que ningun poder del mundo tiene
derecho á quitarle. Esa es mi proposicion.
Sr. Mármol—La Nacion, por medio de la
convencion Nacional de Santa-Fé, aceptó la
reforma que hacia parte de la Constitucion.
Sr. Elizalde—Estoy diciéndole al Sr. Dipu
tado que el articulo 104 de la Constitucion que
garante las reservas y las prerogativas que se
reservó por los pactos, no le quita á las localida
des que han celebrado esos pactos, el derecho de
renunciar á esos privilejios. Esa es la teoria
que yo estoy combatiendo, porque yo estoy de
acuerdo con el Señor Diputado en que las garan
tías que Buenos Aires se ha reservado, nadie
puede quitárselas. Los pactos, son la garantia
bajo la cual Buenos Aires se ha incorporado
á la Nacion, y no hay poder ninguno que se las
pueda quitar, es decir: Buenos Aires se ha in
corporado á la Nacion en virtud de un tratado
de paz, en virtud de un contrato que ha hecho
con el resto de la República; 7 se ha incorporado
86O
bajo tales bases; pero la provincia de Buenos Ai
res puede renunciará esos privilegitH ruando lo
considere conveniente. Yo creo que esto es in
cuestionable, y que no afecta en manera alguna
aí articulo Constitucional.
Sr. Gorostiaga—Yo pido al Sr. Diputado que
me conteste ....
Sr. Elizalde —Yo he aceptado el roto hecho
por otro Sr. Diputado por Buenos Aires y á el
le estoy contestando —Despues lo hart- con el
Sr. Diputado. Asi, segun los principios que .sos
tiene el Sr. Diputado por Buenos Aires, resu!t¡i-
ria lo siguiente: que por el hecho de habtrse re
servado Buenos Aires tales y cuales derechos pa
ra entrar en la Nacion, habria renunciado á ser
la capital de la República. El dice: desde qut,
se ha establecido en la Constitucion y pacto* la
integridad del territorio de la Provincia de Bue
nos Aires no pudiendo este ser dividido, y no pu-
diendo tampoco una provincia ser capital de l¡i
República, resulta que Buenos Aires no tiene el
derecho de serlo
Sr. Mármol— Cierto.
Sr. Elizalde—$Y como croe el Sr. Dip.itado
que puede h.-.ber sido nunca la mente de la Pro
vincia de Buenos Aires, renunciar al derecho de
ser la capital de la República?
Sr. Mármol—Se lo he de mostrar ai Sr. Dipu
tado con los nombres propios.
Sr. Elixdde—No me lo mostrará.
Sr. Mármol—¿Quiere q"e se lo muestre yai
Sr. Elizalde—Lo hará en otro momento.
Yo queria traer á los Sres. Diputados á ese ter
reno, es decir, que nunca la Provincia ha renun
ciado al derecho de ser la Capital de la Repúbli
ca, si las Provincias Argentinas y ellu misma
reconocen (pie debe serlo ¿cómo se puedo ¡supo
ner que ella haya abdicado semejante prerogu-
tiva? Eso seria poner á Buenos Aires cu peores
condiciones
Sr. Mármol— Ella ha creido ponerse cu mejo
res y ha dicho: no quiero ser capital.
Sr. Elizalde—Es que yo sostengo que ser v-a-
pital es una grandisima cosa, y no se puedo supo
ner
Sr. Mármol—Habrá hecho mal la Conven
cion, pero ella lo hu dicho y eso es lo que voy á
mostrar al Sr. Diputado, no son mi? pa' abras:
no quiero eer capital ni chica ni grande.
Sr. Elizalde—¿En doiulc ha dieho eso!
Sr. Mármol—Ya se lo mostraré.
Sr. Elizalde— Puede hacerlo ahora minmo.
Sr. Mármol—Lea el Sr. Secretario el articulo
2. ° del Redactor de la Convencion.
370 SESIÓN BEL 4 DE AGOSTO DE 1862
Sr. Elizalde—Que me vá á hacer leer las opi
niones de los Convencionales!
Sr. Mármol—Es la opinion de la Convencion.
Sr. Elizalde—Está en error; unos pensaban
que Bs. Aires debia ser la capital, otros que nó.
Sr. Quintana—Yo creo que está equivocado
el Sr. Diputado.
Sr. Elizalde—Lo que yo digo es que jamás
Buenos Aires ha renunciado al derecho de ser
la Capital de la República, miéntras tanto el re
chazo de esta ley
Sr. Gorostiaga—Nunca ha renunciado Bue
nos Aires á su Gobierno propio—Puele tener
su Gobierno propio y la capital en cualquier
punto del territorio—Pruebe el Sr. Diputado
que la idea de Capital escluye el Gobierno pro
pio.
Sr. Elizalde—Yo iré alli mas adelante—El
Sr. Diputado está de acuerdo conmigo.
Sr. Gorostiaga—No es esa la cuestion—Prue
be el Sr. Diputado lo que acabo de decirle.
Sr. Elizalde—Esa es otra cuestion á la que
iré mas adelante; no me quiera sacar el Sr. Di
putado de este terreno—Pediria al Sr. Presiden
te que se mantuviera la unidad del debate.
Sr. Presidente—Como no reclamaba el Sr.
Diputado.
Sr. Elizalde—No reclamaba, porque pensaba
que fueran ligeras interrupciones.
Se deduce de todo, que segun las doctrinas del
Sr. Diputado por Santiago que él está de acuer
do conmigo, para combatir la del Sr. Diputado
por Buenos Aires, es decir que el Sr. Diputado
por Santiago reconoce como yo, que la capital
pueda establecerse en cualquiera parte del terri
torio de Buc nos Aires.
Sr. Mítrmol—Es otra cosa.
Sr. Elizalde,—Segun las ideas del Sr. Diputa
do, desde que el considera al articulo Constitu
cional como articulo de fé, y por el que se debe
salvar la integridad del territorio, resulta que á
ninguna parte puede ir la Capital
Sr. Mármol—Ni siquiera la palabra integri
dad he pronunciado.
Sr. Elizalde—Esa es la idea, decia, señor, que
Buenos Aires no ha renunciado nunca al dere
cho de poder ser la capital, ni sus poderes públi
cos han entendido que por todas las restricciones
que han hecho, haya abdicado ese derecho; y so
bre ío cual es necesario decir algo de paso—Es
preciso tener presente las circ instancias especia
les bajo la impresion de las cuales se tenian esas
opiniones á qi.e ha aludido el señor Diputado
por Buenos Aires—Cuando existia en la Confe
deracion un Gobierno enteramente hostil á la
politica de Buenos Aires, contra el cual habia-
mos estado luchando tanto tiempo, no era estra-
ño que en Buenos Aires, se opinara porque loe
poderes Nacionales no residieran aqui, pues BC
tenia la conciencia que esos poderes hostiles ha-
bian de venir á gobernar ála Provincia de Bue
nos Aires—Eso influia mucho en la opinion que
cada uno tenia entónces. Ahora cuando no te
nemos nada que temer, se viene á sostener que
Buenos Aires ha renunciado al derecho de ser
capital de la República; yo digo que no es asi—
Los pactos bajo los cuales la Provincia de Bue
nos Aires se incorporó, no tienen nada que ver
sobre la cuestión capital—Los pactos, señor, se
refieren precisamente á otra cosa: se refieren á la
Administracion de los objetos Nacionales. Bue
nos Aires no queria entregar al Gobierno de la
Confederacion, su aduana, sus establecimientos
todos, que por la Constitucion son Nacionales,
porque no se le daban garantias suficientes, ó por
que no tenia la necesaria confianza—Fué para
salvar eso, para conservar la administracion de
esos objetos Nacionales que era lo único que po
dia garantir su órden de cosas, que Buenos Ai
res hizo esas reservas; pero de ninguna manera,
el articulo de la Constitucion, sobre la division
del territorio se refiere á los pactos, y ese articu
lo mismo que salvaba la integridad de la Provin
cia de Buenos Aires, dice que puede hacerse lo
contrario, con anuencia de su legislatura—Es
decir, pues, que nunca se ha desconocido á los
poderes públicos de Buenos Aires el derecho de
aceptar ó nó la division del territorio, ó lo que
consideren mas conveniente á los intereses gene
rales de la Nacion, y á los particulares de Bue
nos Aires.
Señor, á este respecto de la renuncia de los po
deres públicos de Buenos Aires, voy á decir poco
mas, porque me encuentro muy fatigado. Yo
creo que no agredimos en lo minimo los intere-
reses de la Provincia de Buenos Aires, con acep
tar la ley en discusion, al contrario; si algunas
observaciones debieran hacerse á esta ley, no es
precisamente por los hijos de la Provincia de
Buenos Aires, no señor—Los que debian comba
tir esta ley, mas bien, son los Representantes de
las Provincias del interior que pueden conside
rar, que federalizando la Provincia de Buenos
Aires, se rompe en cierto modo el equilibrio, y
no oponiéndose á ella, dan la mas grande prueba
del buen espiritu que anima á los hombres del
interior—Cuando ellos dicen, nosotros no nos
oponemos á que se lleve á cabo la organizacion
 SESIÓN DEL í DE AGOSTO DE 1862.
Nacional, tomando por base precisamente el
poder de la Provincia de Buenos Aires, dan la
mas grande prueba de deferencia que se puede
pedir, y es asi como yo he considerado la opinion
de los Sres. Diputados de las Provincias del in
terior, que sostienen la conveniencia de colocar
en Buenos Aires la residencia de los poderes
Nacionales.
Los derechos de Buenos Aires, repito, no son
agredidos en ninguna manera con tal disposicion,
y como lo dije al informar, como Diputado de
la Nacion y como hijo de la Provincia de Buenos
Aires, me haré un honor de haber sostenido la
371
conveniencia de que residan en Buenos Aires
los poderes Nacionales: lo único que siento, es
que ella no sea permanente, porque entiendo,
señor, como ha dicho muy bien el Sr. Diputado
por Buenos Aires, el señor Mármol, cuyas pala
bras me voy á permitir citar y con las cuales con
cluiré. (Leyó.)
Sr. Mármol—La ciudad.
Sr. Elizcdde—Si, señor.
(Siguió leyendo.)
En seguida se levantó la sesioná las 5 y cuar
to de la tarde quedando con la palabra el Sr.
Alsina.
 CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA IACM
l¥um. 21

PRESIDENCIA DEL SR CASTKO

SESIÓN DEL 6 DUAGOSTO DE. 1862.

ío.
la patria; nunca, señor, entraré en una cuestion
\lbarrllox. Agosto de 1862; reunidoa en con el calor vivo, con la fe ardiente que hoy me
A BTiHrro, su sala de sesiones, con asisten determinan á tomar la palabra para combatir
Bedoya. cia del Sr. Ministro de Gobier una idea. Y este hecho, señor, tiene una espliea-
Blanco.
Cabral. no, los Señores Diputados (a cion muy sencilla: para mi, la federalizacion
Canillo. márgen), el señor Vice-Presi de la Provincia de Buenos Aires, es la condena
Clrlt.
Del Rio dente 2' proclamó abierta la cion de su pasado, con todos sus infortunios, con
Ellsalde. sesion. Leida, aproba y fir. todos sus sacrificios, con todas sus glorias; es el
«arela ( J. A.
García (P.) mada el acta de la anterior. guante arrojado á las pasiones, tanto grandes co
Gorostlaga B.
Goroctlagm ijL.) Sr. Orof1o—Quisiera recor mo pequeñas, para que conmoviéndose y agitan
Granel. dar á esta Honorable Cámara dose, dén vida ó llagan resucitar partidos que
Ibarra.
Baprlda que un señor Diputado por mas tarde nos devoren! Es la justificacion de
l.rZHlnu. Tucuman hizo mocion dias las pretensiones bastardas que los enemigos de
marmol.
Ronfea de Oca. pasados para que esta Cáma Buenos Aires nos trajeron mas de una vez en la
Ortlc. ra tuviera sesion en todos los punta de sus bayonetas bastalas puertas de esta
Oroiio.
Obligado (A. C.) dias que no la tuviera el Se" ciudad; es la primera piedra que se coloca para
Obligado, (O. P.) nado. La importancia de es' que, cuando la época ó los sucesos lo quieran, se
Orampo.
Padilla. ta cuestion hace necesario que levante sobre ella el edificio del despotismo! Es
Quintana (J.) se tome en consideracion esa el asesinato de un pueblo cuya muerte se decre
Quintana (Itl.)
Rulz moreno. mocion, que yo la repito aho ta ó se pide por aquellos que mas interesados de
trlburu. ra porque sé no tiene mañana bian estar en la perpetuidad de esa vida, por ra
Ylllanueva.
Zaraleta» Besion el Senado. zones de conveniencia y de politica, como por
CON AVISO. Sr. Zavaleta.—Es atribu consideraciones de gratitud! Es la violacion
Torrent. cion del Presidente citar siem lagrante del articulo 29 de la Constitucion, pro-
Gutiérrez.
Xuviria. pre que no haya sesion. libitivo y condenatorio de las facultades estraor-
Sr. Mármol—El Sr. Presidente del Senado, dinarias! Es por último, la negacion mas abso-
me ha dicho que mañana no tiene sesion, por uta de los principios constitutivos del sistema
que no tiene asunto de que ocuparse, está espe federal, pues la federalizacion de todo un estado
rando que despachen las Comisiones. y de un estado como Buenos Aires, es una mos-
Sr. Presidente—Si no hay oposicion se citará truosidad por cuyo invento debia espedirse á los
para mañana. autores la patente respectiva.
(Asi quedó acordado.) El mensaje especial del P. E. Nacional pi
Sr. Alaina—Sr. Presidente: tendré un asien diendo al Congreso una resolucion sobre la
to por algunos anos en los cuerpos deliberantes cuestion de la capital y sobre la relativa á los
de mi pais, asistiré á los grandes debates, deba pactos, pasó en el Senado, como la Cámara no
te» en que se ventilen los intereses mas altos de lo ignora, á una Comision especial. En el seno
374 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
de ceta Comision, Sr. Presidente, se discutió
mucho, tal vez mas que en el S enado mismo,
por razones y accidentes que todos conocen. La
Comision creyó desde luego, que debia empezar
por resolver la cuestion capital sobre la cual tu
vo varias conferencias, y el tema de la discusion
en estas versó sobre el modo de resolver la si
guiente cuestion: ¿qué hacemos de Buenos Ai
res, cual será su destino? --
CTn miembro de esa Comision sostuvo al prin
cipio con calor la conveniencia de que Buenos Ai
res viviese. Otro propuso que se le cortase la
cabeza, inventando no se qué especifico para que
el resto del cuerpo conservase su vitalidad, ape-
sar de la decapitacion. Otro mas lógico y mas
resuelto, nuevo Alejandro en el acto de cortar el
nudo, sostuvo que lo mejor era administrar á la
Provincia de Buenos Aires un veneno pronto y
eficaz, que lo privase de la sensibilidad moral y
politica, por todos los siglos de los siglos, Amen.
En presencia de ideas tan encontradas, la vi
da, la decapitacion y la muerte, los miembros
de la Comision creyeron que debian tranzar pa
ra cumplir el mandato recibido; que era preciso
que cada individuo cediese algo de sus opinio
nes, y se lanzaron á buscar la base de esa tran
saccion, creyéndola encontrar en el narcotiza-
miento de la Provincia de Buenos Aires, por un
tiempo determinado; pero designando, desde ya,
como capital permanente, á la ciudad de San
Nicolas de los Arroyos. Transaccion ilusoria,
imaginaria, Señor Presidente, porque la federa-
lizacion provisoria de la provincia, es la federali-
zacion permanente; y la suspension momentánea
de su ser politico, su muerte para siempre. No
sé Señor Presidente, si en el seno de esa Comi
sion, compuesta mas bien de quimicos que de le-
jisladores del pueblo argentino, se discutió mu
cho ó poco sobre la clase de narcótico que debia
administrarse á la Provincia: parece que á ese
respecto estuvieron tambien divididas las opinio
nes; pero como en ninguno de los articulos del
proyectose encuentra designado el especifico, su
pongo que lo dejaron á la parte administrativa ó
reglamentaria del Poder Ejecutivo. Pero lo que
si sé, es que los Senadores que sancionaron esa
ley, malos quimicos ó ciudadanos negligentes, no
tuvieron presentes, al sancionarla, los efectos per
niciosos de los venenos narcóticos sobre la econo-
mia del hombre como sobre la economia de los
pueblos. Ellos olvidaron, Señor Presidente, que
aquellos traen necesariamente con jestiones al ce
rebro, aflojamiento de los miembros, y siguiéndo
se de toes todo la paralisis y aun la muerte. Y si
el patriotismo de los miembros del Senado Ar
gentino no fuese para mi una garantia de buena
intencion, por lo ménos, yo diria que no pudiendo
matar á Buenos Aires, se consolaban con la idea
de que pasado el periodo del letargo despertase
el pueblo de Buenos Aires no como antes viril,
bravo é inteligente, sinó raquitico, cobarde y
atolondrado.
(Aplausos y tumulto en la barra.)
iSr. Presidenie—Ruego nuevamente á la bar
ra que se abstenga de hacer estas manifestacio
nes, porque la Cámara debe merecerle un poco
de mas respeto.
Sr. Alsina—Un señor Diputado por Santiago,
señor Presidente, ha tratado estensamente la
cuestion, bajo el punto de vista del derecho fe
deral: ha probado con hechos inconcusos y COTÍ
doctrinas claras y salvadoras á la vez, que la fc-
deralizacion de Buenos Aires, mina por su base
el sistema federal consagrado en la Constitucion
que nos rije.
Como porteño, señor Presidente—porque yo
en ningun acto de la vida puedo olvidar que lo
soy, porque no puedo, ni debo, ni quiero olvidar
lo—agradezco al señor Diputado por Santiago
el calor con que ha combatido la idea monstruo
sa de suprimir el ser politico de la Provincia en
que naci, y lo felicito por la erudicion con que
lo ha hecho, abriendo á la discusion horizontes
tan luminosos como nuevos y desconocidos.
Sobre la federalizacion,Sr. Presidente, conside
rada bajo el punto de vista que he indicado, muy
poco tengo que decir, porque no seria sinó un
reflejo pálido y cansador de lo que han dicho y re
petido mis amigos. A este respecto considero
agotada la cuestion y el resultado de la votacion.
Señor Presidente, sea.cnal fuere, será impotente,
lo declaro desde ahora, para amenguar el triunfo
moral de nuestras ideas en el terreno de l¡i razon
y del derecho.
Sin embargo, prescindiendo ahora de la doc
trina considerada en abstracto y de su fi'osofin,
yo diré señor Presidente, que en los Estados
Unidos se preocuparon algo los espiritus con es
ta cuestion de designacion de C pital: se divi
dieron las opiniones y surgieron varius combi
naciones; peroá nadie se le ocurrió, señor Presi
dente, y provoco á que se me contradiga, la idea
de federalizar, por ejemplo, todo el territorio del
Estado de Virginia para hac^r de él el asiento
de las autoridades Nacionales. Si esta idea hu
biera nacido, estoy seguro que Washington, hu
biera sido el primero en combatirla, cuino con
traria á los principios de libertad y de igualdad
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
que fueron el credo politico de toda su vida, pu
ra é inmaculada como el aliento de Dios.
Sin embargo, Sr. Presidente, sinó en la letra,
en el espiritu de la Constitucion Norte America
na, hay algo que se opone abiertamente á la fe-
deralizacion de toda una provincia, bay algo que
lo prohibe espresamente. Un articulo de la cons
titucion de los Estados Unidos, el que determina
las atribuciones del Congreso, hablando del dis
trito que puede darse para servir de asiento á
las autoridades nacionales limita á diez millas
cuadradas la área de territorio que los Estados
pueden dar para asiento de las autoridades Na
cionales. De manera, señor, que esta limitacion,
que esta fijacion de espacio, es una prohibicion
tácita y espresa al mismo tiempo de la federali-
zacion de todo un Estado. Esta es la única dis
posicion que se encuentra en la Constitucion
Norte Américana sobre capital ó residencia de
los poderes nacionales. Disposicion sapienti
sima, porque propende á conservar el equilibrio
de los poderes, y á robustecer en vez de debilitar
la fuerza de los Estados particulares. El articu
lo correlativo de la Constitucion Argentina, no
dice nada á ese respecto, porque se limita sim
plemente á consignar que corresponde al Con
greso lejislar sobre el territorio federalizado. El
articulo correlativo de la Constitucion de los
Estados Unidos, es el que limita á diez millas cua
dradas el territorio que los Estados pueden dar,de
manera que la diferencia consiste en que la Cons
titucion de los Estados Unidos, limita á diez mi
llas cuadradas el territorio, y la Constitucion
Argentina faculta al Congreso para lejislar so
bre el territorio federalizado, sin determinarlo.
Con este motivo, recordaré lo que decia en la
Convencion de Buenos Aires uno de nuestros
primeros politicos en apoyo de la reforma de un
articulo Constitucional. "Es digno de observarse,
deciael doctor Veloz, que siempre que la Consti
tucion Argentina se separó de la de los Estados
Unidos, fué para cometer un error: siempre que
los constituyentes del 53 se separaron del testo ó
del espiritu de la Constitucion Norte Americana,
fué para sacrificar los derechos de los hombres ó
do los estadoá"—Observacion tan juiciosa como
exacta.
Pero dije al empezar, señor Presidente, que
debia darse una patente de invencion á los auto
res del proyecto; pero me equivoqué; no son ellos
los primeros inventores, pon mas bien los perfec-
cionadores de la idea. El honor ó la verguenza,
segun se mire la cuestion del invento—pertenece
al general Urquiza. Rechazada en 1853 por
375
Buenos Aires la Constitucion que nos trajo la
chnsma colorada, Constitucion que designaba á
Buenos Aires por capital de la República, nom
brado Presidente de la República el general Ur
quiza Gobernador de Entre-Rios, cuando tuvo lu
gar aquel nombramiento, fué necesario resolver
esta misma cuestion. ¿Y cómo se resolvió, señor
Presidente? Se resolvió como el Senado ha que:
rido que sea resuelta, ¿y como quiere hoy el gene
ral Mitre que esa cuestion sea resuelta? exacta
mente, del mismo modo que el general Urqui
za quiso en aquella época que fuese resuelta. Es
decir: el general Mitre quiere hoy que sea re
suelta, federalizando toda la Provincia de Bue
nos Aires, ci mo entónces quiso el General Ur
quiza que se federalizase toda la provincia de
Entre-Rios. Yo no hago comparaciones de per
sonas; son los hechos históricos los que ee encar
gan de hacerlas resaltar y si resulta alguna se
mejanza entre hombres que tan poco se parecen,
no es mia la culpa, sinó del General Mitre, que en
circunstancias idénticas quiere y hace lo que quc-
ria y hacia el General Urquiza en circunstancias
tambien idénticas.
No me detendré á examinar las causas que
impulsaron al General Urquiza á obrar asi: ellas
eon del dominio público: este hombre acostum
brado á ser el Gobernador vitalicio y único del
Entre-Rios, tuvo celos del Gobernador que PC
nombrase en su lugar, fuese quien fuese: ese
Gobernador podia hacerle sombra, ese goberna
dor podia arrebatarle una parte de su prestigio,
ese gobernador podia hacerlo mia mala jugada;
como vulgarmente se dice, y oi general Urquiza,
hombre ambicioso y astuto a la vez, dijo: "lo
"mejor es suprimir el ser politico de la provincia
"de Entre-Rios: no hagamos pruebas peligrosas,
"porque aunque el que se nombre ha de ser do
"los mios, los hombres son muy desagradecidos
"y muy pillos. Lo mejor "es suprimir tempo-
"ralmente el ser politico de- la provincia de En-
"tre-Rio.s: cuando deje de ser Presidente, por
gue desgraciadamente este cargo no es vitali-
"cio, volveré á tomar el mando de la provincia
''á cuyo fin será desfcderalizada."
No tengo necesidad de advertir á la Cámara,
señor Presidente, que jamás oi de boca di-1 gene
ral Urquiza estas palabras; pero apostiiri:/ a que
eso fué lo que dijo en resumen y en s isí¡incia.
Efectivamente: concluye el término de l:í presi
dencia baja Urquiza, sub> De qui, se .!••- lera-
lizala Provincia de Entre-Rios y el G n\ Ur
quiza se hace cargo nuevamente de' Gobeierno
en el cual hasta hoy se conserva.
 376 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
Estos hechos históricos, Señor Presidente, que
acabo de referir, vienen á probar que el Senado
no ha hecho mas que plagiar los manejos astutos
del General Urquiza. Yo no haré al General
Mitre la ofensa de creer que él procede movido
por las mismas causas que movieron á Urquiza,
me limito á establecer los hechos, dejando á ca
da imo la libertad de sacar las consecuencias que
lejitimamente se desprendan.
Pero el Señor Ministro de Gobierno en la se
sion anterior, teniendo antecedentes tan frescos,
tan recientes sobie la federalizacion de todo un
Estado, como los que acabo de recordar, no hizo
mencion de ellos: la razon se comprende fácil
mente, no le convenia, y retrocediendo cuarenta
años atrás, fué á buscar en la ley de capital del
Señor Rivadavia, antecedentes en que apoyar
las doctrinas que sostiene. El Señor Ministro di
jo con ese motivo que se consideraba fuerte cuan,
do apoyaba sus ideas en la autoridad del Señor
Rivadavia. Yo á mi vez me considero tan fuer
te como el Señor Ministro, aunque en la genera
lidad de los casos seré mas débil, cuando levanto
mi voz, como en este momento lo hago, para re
chazar la injuria que tanto el Señor Ministro co
mo el miembro informante, han hecho á la me
moria de aquel argentino tan ilustre como des
graciado.
No es exacto, Señor Presidente, como se ha
dicho falsificando la historia, que por la ley de
capitalizacion del año veinticinco se federalizaba
todo el territorio de Buenos Aires: fué solamente
la nacionalizacion de la ciudad, con una área re
ducida, lo que se sancionó; y del resto de man
daba formar una nueva Provincia. Lo que hay
es que como era preciso que alguien se hiciera
cargo provisoriamente del territorio que queda
ba sin nacionalizar, se hizo cargo el gobierno
general; pero ni este se federalizaba tampoco. La
ley na lo dice. Ademas, señor Presidente ese
ejemplo no podria tener aplicacion al caso actual,
porque nadie ignora que la ley fué hecha para
servir de base al sistema unitario que empezaba
á levantarse sobre la anarquia y el desquicio en.
ironizados por los caudillejos federales. Ade
mas, Señor, yo creeria ofender el decoro y el
buen sentido de mis cólegas, si me propusiese de
mostrar que los sistemas federal y unitario tie
nen pocos puntos de contacto y que lo que no es
monstruoso bajo el régimen del segundo, tal vez
lo sea bajo el régimen del primero
Con motivo, Señor Presidente, de esta cuestion
tan fecunda sobre la Capital, es admirable loque
se ha ejercitado el ingenio para inventar sutile
zas y sofismas. Se ha dicho, por ejemplo, en la
sesion anterior: que la federalizacion de toda la
Provincia, podia estar fuera de la Constitucion,
pero no contra la Constitucion.
Tal vez sea verdad que tratándose de ciertas
cosas pueda decirse que están fuera de la Cons
titucion y no contra ella: pero tratándose de
imponer Á un estado confederado un sacrificio ó
una carga, yo no encuentro, señor, otro princi
pio aplicable al caso, que el que está consignado
en el articulo 104 de la Constitucion, por el cual
las provincias conservan todo el poder que no
han delegado espresamente en los Poderes Na
cionales, por el mismo ptaco fundamental. Es
asi, señor, que en la Constitucion no se encuen
tra, no se me citará un solo articulo en virtud
del cual un estado esté obligado á hacer renun
cia y entrega de su soberania para dársela, á las
autoridades nacionales, luego el proyecto bajo
este punto de vista, es completamente anti-cons-
titucional, y como no podian especificarse en la
Constitucion, ni todos los derechos, ni todos
los deberes, el articulo 33, que se armoniza
perfectamente con el 104 que acabo de men
cionar, dice que la consignacion de ciertos de
rechos y ciertas garantias en la Constitucion,
no importa la negacion de otros principios
ni de otras garantias no enumeradas pero que
nacen ó emanan de la soberania del pueblo
De manera, señor, que si el sacrificio de la
soberania local de un estado no está prohibi
do espresamente por la Constitucion, lo está por
el espiritu de los articulos 104 y 33. ¿Seria po
sible, señor Presidente, que la Constitucion di
jese que eran sagrados los- derechos que emanan
de la soberania, que se entienden existentes aun
que no se mencionen, y que al mismo tiempo
abandonase esa soberania al capricho y á la arbi
trariedad? ¿Que código penal seria aquel, señor,
que al sancionarse una pena para el que hiere,
sancionara, al mismo tiempo, la impunidad f art.
el que mata? ¿Como se llamaria aquella ley qu
cubriendo con su manto los principios que ema
nan del derecho de propiedad, estableciese al
mismo tiempo, la impunidad para el robo y la
espoliacion?
Indudablemente, señor Presidente, que bien
analizados, los articulos 104 y 33 de la Consti
tucion, pueden considerarse como la fórmula ó
como la sintesis de todo un derecha federal, sa
bio y concienzudo.
En la Constitucion Argentina, señor Presi
dente, solo encontramos uno, el articulo 3. ° que
sea aplicable directamente á la cuestion capital.
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
Pero yo digo que si tomamos la cuestion con
buena fé, mirándola á la luz de la lealtad y el
patriotismo, la encontramos resuelta claramente
por ese articulo. El articulo 3. ° dice : (Leyó).
Ahora bien ¿Qué es lo que el proyecto en discu
sion exije de Buenos Aires, señor Presidente?
¿Es el territorio que haya de federalizarse como
dice el articulo citado? No, señor, se le exige
todo su vasto territorio, no él que haya defede
ralizarse. Y aqui, señor Presidente, observaré
que tratándose de la aplicacion de] ,esa disposi
cion constitucional á un caso práctico, no sé co
rno algunos Sres. Diputados quieren darle á ese
articulo, que en el fondo es una carga impuesta
á los estados, no sé como quieren darle, decia,
una interpretacion ostensiva; pero como iba di
ciendo, el proyecto exije de Buenos Aires, todo
su territorio, el sacrificio de sus instituciones, de
su Gobierno, y de sus Cámaras, le exije la renun
cia de pactos que le han costado arroyos de san
gre, y que no debe por cierto á la generosidad de
LTrquiza, y en virtud de los cuales se incorporó
á la Nacion; se le exije toda su soberania terri
torial, puesto que se queda sin un palmo de ter
ritorio, se le exije que desaparezca, como provin
cia, del mapa de la República, se le exije, sobre
todo, su soberania politica para entregarla á los
poderes Nacionales.
Despues de este ligero exámen, señor Presi
dente, ¿podrá decirse todavia que el caso no es
tá previsto? ¿podrá pretenderse que dentro de
esas pocas palabras, "el territorio que haya de
federalizarse," está comprendido todo lo que aca
bo de enumerar? Pero, señor Presidente, impo
tentes para sacar partido del articulo 3. ° , van á
parapetarse tras el articulo 13, los sostenedores
de la federalizacion, articulo que estatuye lo si
guiente: (leyó el 13).
Yo iré á buscarles alli y fácil me será vencerlos
en ese último atrincheramiento legal. Bien, se
ñor, dos son las observaciones que asaltan al es
piritu, asi que se oye lo que acaba de leerse. La
primera es que tratándose de la federalizacion
del territorio que ha de servir de capital, ese ar-
.ticulo dividido en tres partes, no contiene nin
guna disposicion que sea aplicable al caso que
nos ocupa. Es completamente ageno á la cues
tion, porque ninguna de las tres partes, com
prende natia relativo á federalizacion ó á capital. .
La segunda, señor Presidente, es que el ter
cer caso es completamente imaginario, ilusorio,
porque miéntras estemos regidos por el sistema
federal, no haya temor, señor Presidente, de que
una provincia quiera nirse á otra.
377
Un ligero análisis probará á la Comision que
es impertinente la cita del articulo 13 para re
solver la cuestion capital, acerca de la cual solo
puede invocarse el articulo 3. ° y los principios
generales, sobre que está basado el sistema fede
ral. En efecto, él estatuye que el número de
provincias puede ser disminuido por la union de
dos ó mas, en una.
Bien analizado el articulo, señor, se vé que
no importa otra cosa que la autorizacion legal
para que pueda tener lugar un pacto inter pro
vincial: dos legislaturas consultando los intere
ses reciprocos, toman la iniciativa para formar
una sola, dos legislaturas en una sola, dos Go
biernos en uno solo, dos provincias en una sola,
y el Congreso con su sancion ó aprobacion pone
el sello final á la union.
Vamos á ver, ahora, cuales son los efectos de
semejante convenio: veamos si se parecen en al
go á los efectos necesarios é inmediatos de la ley
que se pretende dar federalizando todo un
Estado.
Pongámonos en la hipótesis de que Buenos
Aires declara que su voluntad es unirse á la
Provincia de Santa-Fé, y que el Congreso con
sienta. En primer lugar, segun el articulo que
analizo, el 13, la [iniciativa corresponde á las
provincias y el consentimiento al Congreso: se
gun el articulo 3. ° , único referente á capital, la
iniciativa corresponde al Congreso y el consen
timiento á las legislaturas interesadas en la ce
sion. En segundo lugar, y esto es lo grave, en
el caso del articulo 13, el territorio de Buenos
Aires, seguiria siendo provincial, no proderia
por un solo instante este carácter ni los diversos
derechos que son inherentes; miéntras que efec
tuandose la federalizacion para servir de asiento á
las autoridades Nacionales, su territorio deja de
ser provincial, pasa á ser propiedad de la Na
cion, y, como consecuencia necesaria, pasa á ser
rejida por una lejislacion que le es estrañay por
un gobierno para cuya confeccion solo fendrá
una parte minima é indirecta. Y si á mi me
fuera dado optar entre la union de Buenos Aires
á otra provincia y la federalizacion, lo declaro,
con franqueza, optaria por lo primero, porque
deja algo á Buenos Aires, miéntras que la fede
ralizacion todo le quita, todo le arrebata.
Sobre todo, yo prefiero para Bs As. la paternidad
amorosa del padre natural aunque pobre, á la tu
tela legal de un tutor, tal vez cruel é interesado. .
La Convencion de Buenos Aires, Señor Presi
dente, nombró de su seno una Comision especial
encargada de presentar el plan do reformas, co
49
378 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
mision que publicó su informe. Aunque ya se
ha hecho mencion de algo de esto, yo le voy á
pedir al Señor Secretario que tenga la bondad
de leer lo que le he marcado al principio del in
forme de esa Comision. Como he visto que ha
causado mala impresion la cita que se ha hecho
de Dorrego, voy á ver si puedo deshacer esa ma
la impresion, citando palabras del General Mi
tre, Encargado del Poder Ejecutivo Nacional, y
candidato necesario y presunto parala presiden
cia de la República. Diré de paso á la Cámara,
Señor Presidente, que si no fuera porque quiero
evitar el molestarla, haria leer todo; pero me li
mitaré á pedir la lectura de lo que decia entón
ces el General Mitre, porque yo pienso ahora
como él pensaba entónces.
(Se leyó.)
Bien, Señor Presidente: en la Convencion de
Buenos Aires, con motivo de la reforma del ar
ticulo 3. ° , se suscitó un debate en que varios
Señores Diputados propusieron que fuese modi
ficada la reforma, en el sentido de que quedase
establecido claramente que Buenos Aires no se
ria jamas la Capital de la República; pero estas
ideas no tuvieron eco, y predominó la de que,
estando garantida la integridad de la Provincia,
por los pactos, toda reforma á este respecto era
iunecesaria y superflua, desde que no podia
traersela Capital á Buenos Aires, sin afectar esa
integridad tan solemnemente garantida.
Tenga la bondad Señor Secretario de leer lo
que dijo el Doctor Velez.
(Se leyó.)
Esta era la opinion, Señor, del Doctor Velez,
y asi fundó su voto. Al irse á poner á votacion
el articulo 3. ° , reformado por la Convencion,
todos los convencionales, con escepcion de aque
llos que se encontraban aqui juramentados para
votar en todo por la negativa, votamos por esa
reforma, sancionando, cuando ménos con nues
tro silencio, la inteligencia que las palabras del
Doctor Velez y el asentimiento de la Conven
cion, ciaban á la reforma del articulo 3.
Ahora sirvase leer el señor Secretario aquella
parte del Redmtor que vá señalada al márgen.
(Se leyó.)
Como la Cámara vé, jamás se levantó una voz
mas elocuente y mas energica contra la federa-
lizacion de Buenos Aires y aun contra la idea de
traer la capital á cualquier punto de su territorio,
que la del mismo General Mitre. Hoy se sos
tiene el proyecto en discusion con argumentos de
circunstancias y de actualidad, pero yo pienso
hoy, como pensaba el General Mitre hace dos
años—es decir, que altas consideraciones de poli
tica, no de actualidad, sinó de todos los tiempos,
condenan enérjicamente el pensamiento, ya de
federalizar todo el territorio de Buenos Aires, ya
el de establecer la Capital de la República en
cualquiera parte de él.
He dicho que he querido que se léan esos do
cumentos para deshacer la mala impresion que
al parecer habia causado en el Ministro de Go
bierno y en el miembro informante, la cita de un
documento histórico que lleva al pié la firma del
Coronel Dorrego.
Yo no haré, Señor Presidente, el proceso de
este personaje, ni lo calificaré con epitetos des
honrosos, porque me repugna revolver las ceni
zas de los muertos; y mucho mas las de aquellos,
Señor Presidente, cuya vida turbulenta y cuyo
fin trágico,solo nos enseña,que si bien la ambicion
prudente y limitada conduce algunas veces á la
práctica de la virtud y de las grandes acciones, la
ambicion loca y desmedida conduce á errores y á
crimenes contra la patria, que se purgan mas tar
de en el banquillo de los criminales vulgares.
(Aplausos)
El Señor Ministro y el miembro informante
establecieron con alguna exactitud los hechos
históricos; pero sacaron consecuencias que yo no
esperaba, sobre todo, que rechazo.
El miembro informante decia que la ley de
capitalizacion, no fué mas que un protesto del
Coronel Dorrego para combatir la presidencia,
y yo le digo: séamos francos, la verdad es que
ese pretesto se convirtió en bandera, que esa ban
dera reunió un partido, que ese partido logró ser
poderoso, que ese partido poderoso escaló el po
der, que escalando el poder, echó abajo la presi
dencia; y que aunque su Gefe murió trágica
mente en Navarro, ese partido degenerando, mi
nuto por minuto, hora por hora, enlutó por 30
años á la República Argentina.
Sr. Cidral—Eso es lo que queremos evitar.
Sr. Alsina—Es cuestion de apreciacion, co
mo tiene costumbre de decir el Señor Diputado.
(Risas en la barra.)
Iba á decir que la verdad es, que ese pretesto .
convertido en bandera, nos trajo la situacion que
dió á la República Argentina 30 años de sangre,
30 años de calamidades. Ahora, pues, sean cua
les fueren las circunstancias actuales, sea cual
sea la actualidad de la República, el recuerdo his
tórico traido por el miembro informante, me ha
ce temblar, Señor Presidente, no de miedo por
mi que nada valgo, sinó de miedo por la patria
que vale mas que todos nosotros juntos, y si ese
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
protesto me digo, trajo á la República 30 años
de sangre; y si ese protesto, SeQor, fué la capital
en Buenos Aires, yo, antes de votar por un pro
yecto que es el guante, imprudente, arrojado á
la esperiencia y ála historia, me dejaria arrancar
el corazon.
(¡Bravos!)
Pero haciendo á un lado, Señor Presidente,
todo lo que es doctrinario, tomando la historia
contemporánea, yo diré, Señor, que desde el año
52, Buenos Aires ha vivido luchando diariamen
te por conservar intactos sus fueros provinciales.
Ese ha sido su gran desideratum. En nombre
de la soberania provincial, en nombre de sus fue
ros provinciales, rechazó el acuerdo de caciques
que se sancionó en San Nicolas de los Arroyos.
En nombre de esa soberania, hizo la revolucion
de Setiembre. El trapo de la revolucion, el
trapo colorado, levantó en 1852 en la campaña
15000 montoneros que los recibimos á cañonazos
en nombre de la integridad de los derechos pro
vinciales de Buenos Aires. Urquiza aliado con
Lagos, presentan á nuestra aprobacion la Consti
tucion del 53 que señala á Buenos Aires como
Capital de la República y la saludamos á balazos.
Llega el 14 de Julio y el sol de ese dia, Señor
Presidente, ilumina el triunfo espléndido de las
armas de Buenos Aires y la derrota vergonzosa
de sus enemigos. Despues de los iunumerables
combates parciales que tuvo que sostener Buenos
Aires, pára rechazar las invasiones que nos man
daban del otro lado, invasiones capitaneadas por
Lamela, por Chirino y por Calfucurá, Buenos
Aires al fin, cansado de verse humillado, conmo
vido y agitado diariamente por esas invasiones
vandálicas, se puso de pié y formó un ejército; y
ese ejército, Señor Presidente, fué derrotado en
Cepeda.
Vino Urquiza á Buenos Aires, golpeó sus
puertas y. ... lo diré de paso, en vez de juntar
se pueblo, Cámara y Gobierno, para sucumbir
peleando, en vez de dar el grito tremendo, Aüila
ad Portas, se hizo un tratado, que aunque igno
minioso para Buenos Aires, le garantióla unidad
é integridad de su territorio. Digo ignominioso,
porque siempre lo son aquellos tratados que se
hacen sin la libertad bastante, teniendo al frente
un enemigo poderoso y vencedor como lo era en
tónces el General Urquiza.
¡Cosa estraordinaria! Despues de su derrota
alcanzaba todavia Buenos Aires, lo que ahora se
le quiere arrebatar despues del triunfo.
Aqui, Señor Presidente, sin ser acróbata, usa
ré de la palabra del Diputado Mármol, tengo
379
que dar un salto, porque quiero pasar por enci
ma de cierta época, de ciertos sucesos, y pido á
mis cólegas que hagan de cuenta que no me oyen
sinó que leen mi discurso, y que se encuentran,
derepente con dos ó tres renglones de puntos
suspensivos.
(Risas)
Rechazada, Señor Presidente, la diputacion
de Buenos Aires en el Congreso del Paraná, todo
el edificio de la fraternidad y armonia se vino
abajo, porque no podia ser de otro modo, porque
su base habia sido la violencia, porque no se fun
da la fraternidad por medio de la inmoralidad,
porque es una utopia pretender borrar todo un
pasado empapado en lágrimas y sangre por medio
de abrazos ó cosas semejantes, entre el verdugo
y la victima.
Sin embargo, Señor, la actualidad se habia
sostenido asi hasta que tuvieron lugar los hechos
trajicos de San Juan la lejislatura do Buenos
Aires, dió una ley autorizando al Gobernador de
Buenos Aires, actualmente Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional, para que removiese los
obstáculos que se oponian á la entrada de los
Diputados de Buenos Aires al Congreso. Esta
ley, Señor, no interpretó el sentimiente pi-iblico,
por el contrario, lo falseó, porque fué una ley en
capotada, porque -no era la espresion intima
del deseo de Buenos Aires. ¡Qué Congreso, ni
qué Congreso, qué Diputados ni qué Diputados!
Nadie se acordaba ya de eso. Era que nos ama
gaba un peligro, y por eso se daba la ley; por eso
se levantaba el pueblo, el pueblo que hubiera re
chazado con energia la guerra si se le hubiera
hecho comprender que el único resultado de
ella, seria dar entrada al Congrso del Paraná á
sus Diputados, Congreso de quien nadie se acor
daba. Pero la razon era otra: acababa de tener
lugar la matanza do San Juan, la soberania de
esta Provincia habia sido brutalmente atrope
llada, y Buenos Aires se levantaba como un so
lo hombre para que no hicieran con él lo que se
habia hecho con San Juan. Comprendiendo
Buenos Aires lo critico y solemne de la situacion,
hace un esfuerzo supremo -y pone en pié un
ejército de 20,000 hombres; con este ejército, á
tambor batiente pasa sin resistencia ese obstácu
lo que hasta entónces habia sido para nosotros
el Rubieon de las antiguas edades, busca al ene
migo, lo encuentra, lo ataca, lo aniquila; desapa
rece la Presidencia, el Congreso, todo, solo que
da Buenos Aires de pié dictando la ley del ven
cedor á la República Argentina. Inmediata
mente, señor Presidente, se reorganiza la Na-
 380 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
cion sobre la base de la Constitucion reformada, nalidad un estorbo, porque, segun algunos, Bue
bajo el imperio de las ideas de Buenos Aires, vic nos Aires incomoda á la Nacion despues dé ha
torioso por todas partes; bajo la presion de sus berla salvado.
soldados que marchan hasta los Llanos de la Señor Presidente: si este proyecto llega á ser
Rioja á hacer efectiva alli tambien la emancipa ley de la República, el dia en que ella se pro
cion de las provincias, á hacer efectiva alli tam mulgue, va á ser un dia de duelo para Buenos
bien la realidad de las instituciones provinciales. Aires y de júbilo paralos enemigos de Buenos
Bien, Sr. Presidente, despues de tanta ajita- Aires, de gran placer para estos. Esto se com
cion llegó el dia deseado por todos, el 25 de Ma prende-, Señor, hablo de los enemigos de Buenos
yo; se reune el Congreso, se instala solemnemen Aires, no hablo de los enemigos del pueblo, por
te, y el primer paso de ese Congreso, Señor, la que un pueblo como Buenos Aires no puede te
primera idea notable é importante á que preten ner enemigos, hablo de los enemigos de sus ideas
de dar una forma, la primera pretension que tan envidiosos de su grandeza. Estos se lison
manifiesta, es matar á la provincia de Buenos jearán y se llenarán de contento por la desapa
Aires, suprimiendo su ser politico.; Proceder ricion del ser politico de Buenos Aires, miéntras
particular, proceder incomprensible! En medio que el general Urquiza, vencido, habrá venido á
del desquicio universal, Señor Presidente, las li quedar en mejor condicion que Bueuos Aires,
bertades públicas, como las instituciones provin porque la provincia de Entre-Rios conserva sus
ciales, sucumben en todas partes, solo en Buenos instituciones y su gobierno propios que es lo que
Aires se salvan. Viene la revolucion, viene se quiere arrancar á Buenos Aires. Los enemi
en seguida el triunfo de las ideas de Buenos Ai gos de Buenos Aires se reirán, y se reirán con
res, ideas que se derraman por todos los ámbitos razon, Sr. Presidente, de lo que hacen los unita
de la República. Los miembros del actual Con rios ó liberales cuando se trepan al poder.
greso, naufragan tambien como todos; pero cuan (¡Bravos!)
do ya se creian perdidos, se salvan como la fami . . destruir su propia obra, esterelizar sus propios
lia de Noé en un arca sagrada, la provincia de sacrificios. Pero no he dicho impremeditada
Buenos Aires: se acercan á la costa, pisan tierra mente, señor Presidente, que el dia que desapa
firme; y atacados todavia por el maréo de la tor rezcan las autoridades provinciales será un dia
menta revolucionaria, embargadas todavia sus de duelo para Buenos Aires. No, señor, lo será.
facultades por el miedo y la sorpresa, no se ocu A este respecto la opinion pública está muy bien
pan, Señor Presidente, de conservar esa arca en formada, debo decirlo. No lo estaba -asi hace
que se han salvado; no se ocupan de cuidarla, y tres meses; la verdad es que el pueblo no com-
en vez de carenarla para que en circunstancias prendia lo que importaba la federalizacion de la
idénticas pueda volver á salvarse en ella la Re Provincia: tanto en los Clubs como en las Cá
pública como ahora se ha salvado, por el contra maras provinciales, cuando se trató de la reu
rio, Señor Presidente, todo su anhelo es destruir nion provisoria del Congreso en Buenos Aires,
la, echarla á pique, como si quisieran que ni algunos tribunos se propusieron engañar la opi
vestigios quedasen de ella! (¡Bravos!). . . .en vez nion pública con pobres argumentos que hicie
de guardarla por gratitud y conveniencia como ron su efecto. Voy á decir cosas que muchos
una reliquia sagrada, como un depósito tambien de los Diputados que han venido no las han de
sagrado. Quien le hubiera dicho á Buenos Ai saber. Como se queria entonces madurar la.
res, Señor Presidente, que los últimos cañonazos idea de traerla Capital aqui, se le hacia creer al
de su ejército disparados en Pavon á la turba co pueblo de Buenos Aires que el único medio de
lorada injitiva, no serian otra cosa que la salva fú no dar lo que estaba obligado á dar, era traer la
nebre, precursora segura de su muerte! capital aqui, y decian: si la capital sale tenemos
(¡Bravos!) que dar la aduana, el ejército, las viudas, los in
¡Qué desencanto para los que queremos de válidos; tenemos quedar todos los edificios pú
buena fe que haya Nacion Argentina, tener que blicos, hasta el edificio dela aduana, se le ha
convencernos de que la Nacionalidad es un mons cia creer que este iba á ser embarcado y trans
truo que para empezar á vivir y para continuar portado á Santa-Fé. En fin, de todas maneras
viviendo, necesitase le sacrifique la vida de Bue se procuró engañar el sentimiento público en las
nos Aires, no solo para que esa vida le sirva de Mmaras provinciales y en los clubs, tocando la
alimento, porque eso irada seria, sino, lo que es uerda del egoismo y con raciocinios propios so-
mas amargo, para quitar del camino de la nacio amente del que á sabiendas vá á ser estafador y
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
tramposo. Hasta se hizo uso de argumentos co
mo los que van á oir los Sres. Diputados. Se de-
cia, por ejemplo, que todos los crimenes que han
tenido lugar en el Paraná, se habian cometido
por causa de la localidad en que residian las au-
ridades; que si ese gobierno hubiera estado en
otra parte que en el Paraná, no hubieran tenido
lugar tantos delitos como si el origen del mal no
hubiera estado en los hombres, sinó en la atmós
fera de la ciudad del Paraná envenenada por las
emanaciones de la tierra. Es preciso, decian
otros, que esos Diputados vengan á inclinarse
ante la magostad del pueblo porteño. Otros de
cian, en el Senado, que era preciso evitar hasta
la circunstancia de que los Ministros del Go
bierno Nacional salieran á la puerta de la calle
en mangas de camisa y en chancletas á to
mar mate como ellos mismos lo habian presen
ciado; que el único medio de evitar ese es
cándalo era traer aqui la capital. Es pre
ciso que esos Diputa los vengan aqui á ce
pillarse con el roce de los porteños, se decia por
último. Estos son, señor, los argumentos de mala
ley con que se estravió la opinion pública de
Buenos Aires. Los llamo de mala ley, porque
son patrañas con que se estravió la opinion pú
blica, formándola en favor de la reunion proviso
ria del congreso en Buenos Aires.
Felizmente, Señor Presidente, puede decirse
hoy que Buenos Aires rechaza la federalizacion,
porque comprende todo el significado de la pa
labra, y porque el suicidio no tiene ni anteceden
tes, ni ejemplo en la vida de los pueblos; y diré
mas, señor, y es que este es el sentimiento de las
Cámaras provinciales: ellas no pueden, señor,
sin faltar al juramento que han prestado, de sos
tener, observar y hacer observar la Constitucion
Provincial, no pueden consentir en el suicidio que
se les quiere imponer: organizadas para fomen
tar la vida de la Provincia ¿como votarian por la
muerte?
A este respecto, yo debo hacer una observa
cion con motivo de lo que dijo el Señor Miem
bro Informante en la sesion anterior. El dijo, Se
ñor, que el congreso, fuerte en su derecho, por
que tenia derecho para pasar esta ley á las Cá
maras provinciales, no debia preocuparse de la
cuestion de si estas aceptarian ó no la ley. Pa
ra mi, Sr. Presidente, este es un consejo impo
litico é imprudente: no es este el modo de pro
ceder. Yo temo mucho que esta ley sea desai
rada por la Legislatura Provincial, que, co
mo consecuencia necesaria, se establezca entre
ambos cuerpos una especie de separacion ó de
381
frialdad. Un hombre, en principio jeneral, puede
hacer uso de su derecho: pero vienen situaciones
en que la conveniencia y el deber le aconsejan
casi imperiosamente, ó renunciar al derecho ó
aplazar su ejercicio.Si esto puede decirse dei hom
bre en sus relaciones limitadas, de individuo con
individuo, y tratándose de actosqueno son tracen-
dentales en la sociedad; ¿qué no podrá decirse
de un cuerpo respetable como el Congreso Arjen-
tino y en el cual mas debe esperarse del patriotis
mo y la prudencia que de la ilustracion y del
talento- La solidez del edificio que se levanta
exijo, hoy, mas que nunca, que exista fuerte é
indisoluble el vinculo entre los poderes públicos
de la nacion y los poderes públicos de la provin
cia.
La Cámara no debe asombrarse de que Bue
nos Aires rechace la federalizacion. Señor, du
rante diez años, Buenos Aires ha hecho conquis
tas, en todos sentidos, tanto en lo moral, como
en lo material, como en lo intelectual, conquis
tas que bien merecen llamar la atencion y ser
estudiadas por el filósofo, por el politico y por el
economista. Durante diez años, la Provincia
de Buenos Aires no ha sido Provincia confede
rada, sino un estado independiente con el libre
ejercicio de su soberania esterior é interior; pro
vincia que ha creado hábitos é interesas que no
pueden ser arrancados violenta y repentinamen
te. ¿Cómo estrañar que Buenos Aires resista
á esa transicion repentina, de pueblo indepen
diente á território federalizado? ¿Cómo preten
der que debe dejar lo conocido por lo descono
cido, lo cierto por lo dudoso, y, como el perro de
la fábula, abandonar los bienes reales que posée,
por la promesa que so le hace de darle otros en
cambio, pero promesa que tal vez no pase de pa
labras y de meras palabras? Es tal mi conviccion
Señor Presidente, de que la federalizacion es
una calamidad para Buenos Aires, que cuando
oigo sostener lo contrario, me confundo y no
puedo darme cuenta de como puede pretenderse
que Bueuos Aires por su propia conveniencia
debe dejar de ser.
Yo comprenderia, Señor, que se adujeran,
otra clase de argumentos; que se dijera por
ejemplo: la federalizacion no conviene á Buenos
Aires; pero es el último y el único sacrificio que
se le exije para que la nacion viva, para que la
base de la nacion sea sólida. Si se dijera esto,
aunque para mi seria una pretencion muy exa
gerada, fácil seria descubrir en el fondo del ar
gumento cierto patriotismo por parte de los que
quieren la federalizacion; pero sean francos:
S82 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
no nos vengan con que se le quiere dar un pre
mio á Buenos Aires, con que se le quiere poner
una corona, fúnebre en mi opinion. Francamen
te: por mi parte, no creo semejantes cosas.
Y no se diga, Señor Presidente, que en este mo
mento, siendo Diputado del pueblo argentino, mi
ro la cuestion solamente bajo el punto de vista de
los intereses de Buenos Aires. No, Señor, porque
á este respecto, profeso un principio ó un axioma
que es este: todo lo que es perjudicial para Bue
nos Aires, es perjudicial á la República; todo lo
que es benéfico para Buenos Aires, es benéfico
para las demas provincias. Asi es que habiendo
demostrado que la federalizacion es dañosa para
Buenos Aires, como créo haberlo demostrado,
y que es perjudicial tambien para toda la Re
pública Argentina, mi conciencia como Diputa
do de la nacion queda tranquila.
Pero á mas de esto, hay otra razon que puedo
llamarla sustancial. Séan cuales séan los hom
bres que hoy rijen los destinos de la República,
para mi el principal vicio de esta ley está en que
créa un poder monstruoso en la República, mons
truoso, porque viene á formarse—si puedo em
plear esta palabra—del poder intrinseco de toda
la Provincia de Buenos Aires, mas el poder mo
ral y material que tengan las autoridades nacio
nales. No solo crea un poder monstruoso, sino
que mata el único poder que puede servir algu
na vez para equilibrarlo, el único que está llama
do á ser el centinela avanzado, pronto siem
pre á dar la voz de alarma al primer amago de
la arbitrariedad ó la anarquia. Ya esté la ca
pital en Buenos Aires ya en otra parte, mi con
viccion esquela presidencia contará con el apo
yo decidido de la opinion y de la sangre de este
pueblo, siempre que asi lo exija el órden, la li
bertad y la ley. Se ha dicho tanto, Señor Presi
dente, ya sobre la ley que el Congreso ha san
cionado dando al éncargado del Ejecutivo Na
cional los objetos nacionales de que Buenos Ai
res podia considerarse como depositario, que na
da diré á ese respecto. Solo si diré de paso que
Buenos Aires ha dado por esa ley en obsequio
de la Nacion, mas de lo que estaba obligado á
dar. Hay palabras cuyo sentido no se puede
terjiversar, ideas ante cuya claridad son impoten
tes todos los sofismas con que se pretenda oscu
recerlas. Sobre esto, se han hecho en la Cáma
ra, puede decirse, demostraciones matemáticas.
El Gobierne ha pedido dos cosas. Una de ellas
se le ha dado gpor qué pide la otra? A este
respecto no se ha dado una contestacion apesar
de haberse repetido la pregunta, pregunta que
vuelvo á repetir con la esperanza de oir alguna
cosa que me satisfaga.
Para mi, Señor Presidente, esta cuestion tuvo
siempre una faz bajo la cual no podia ser consi
derada sin arrivar fatalmente á la conclusion
de que Buenos Aires no puede ser federalizada
ni ahora ni nunca; sin atentar contra la Consti
tucion. Me refiero, Señor Presidente, al articu
lo 104 que habla de los pactos con que Buenos
Aires ingresó á la Nacion.
A este respecto hubo en la Cámara un reto.
El reto fué aceptado; pero yo no he oido nada
en contestacion. Mi razonamiento matemático
puede decirse es el siguiente:
No se puede traerla capital á ningun puuto del
territorio de Buenos Aires, sin afecttr su inte
gridad. Esa integridad fué salvada por el pacto
de Noviembre. Ese pacto de Noviembre está
garantido por el articulo 104 de la Constitucion
está puede decirse vaciado en el. Luego, no se
puede traer la capital á Buenos Aires sin afectar
la integridad, sin afectar por consecuencia, el
articulo 104 de la Constitucion.
La demostracion, es, como dije, matemática; y
aparecerá mas resaltante todavia, teniendo en
cuenta los principios que voy á desenvolver lige
ramente.
Señor, en estas materias, sobre toda considera
cion de conveniencia y de politica, hay un prin
cipio en la ciencia constitucional, que es lo mis
mo que un axioma en las ciencias exactas y es
que ya que se trata de una Constitucion unitaria
ó federal, esa Constitucion no puede ser refor
mada ni alterada, sinó por los medios que la
misma Constitucion determina. Pero el miem
bro informante de la Comision dice: si se sostie
ne que el beneficio de,los pactos no se puede re
nunciar, se sostiene implicitamente que Buenos
Aires no puede ser nunca la Capital de la Repú
blica—Yo me tomé la libertad de interrumpir
al Sr. miembro informante, diciendole que yo
aceptaba las conclusiones y para ello he dado ya
las razones que tenia—Sin embargo, agregaré
ahora, Señor Presidente, que el Señor miembro
informante que es abogado, debe saber que hay
derechos y privilegios que no se pueden renun
ciar, porque la renuncia afecta derechos de ter
cero, y me p arece que el de que tratamos se en
cuentra en este caso—Buenos Aires no podria
renunciar el privilegio que los pactos le acuer
dan, y en virtud del cual no puede ser federali-
zado, sin herir los derechos é intereses de los
demas pueblos arjentinos, desde que la integri
dad de Buenos Aires ha sido salvada no por un
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
articulo de su Constitucion, sinó por la carta
fundamental de todos los pueblos arjentinos. Co
mo la idea capital del proyecto es la federaliza-
cion de Buenos Aires, á ella he circunscrito mis
observaciones, reservándome el derecho de vol
ver á tomar la palabra segun el giro del debate.
En la discusion en particular, la tomaré varias
veces, señor, con la mira de probar y poner de
manifiesto, todas las monstruosidades que encier
ra el proyecto en discusion—Por ahora, señor,
he concluido; y despues de haber fundado mi
voto, siento cierta satisfaccion interior, ese bien
estar muchas veces inesplicable, que esperimen-
ta el hombre de bien, cuando vé que ha proce
dido con sujecion al juramento que lo liga y á la
conciencia que lo impulsa.
(Prolongados aplausos.)
Sr. Garda (D. P.)—Señor Presidente, no me
detendré mucho en esta cuestion!
No pretendo traer nada nuevo al debate; ¡tan
to se ha discutido ya sobre esta materia!
Voy á procurar seguir al Sr. Diputado por
Buenos Aires que deja la palabra en las obser
vaciones quo ha hecho en contra del proyecto—
Siento que al principiar su discurso le haya da
do un carácter que no tiene, un carácter grave,
muy semejante á un proceso criminal.
Ha dicho con otras palabras: el proyecto con
tiene un crimen, hay criminales que lo defien
den—Hasta cierto punto, yo disculpo al Señor
Diputado, porque, al parecer, procede en esto
impulsado por un sentimiento exagerado de pa
triotismo—Pero me permito advertir al Señor
-Diputado que, si estas observaciones se hacen
con el objeto de coartar la libertad delos Dipu
tados que sostenemos el proyecto, ellas no produ
cirán efecto alguno: todos sabemos que la barra
del pueblo de Buenos Aires, no usa puñales
para resolver las cuestiones.
Entraré ahora en la cuestion procurando to
mar los puntos principales que ha tocado el Se
ñor Diputado por Buenos Aires. Ha principia
do sus observaciones por el punto de derecho y
limitándose al articulo Constitucional ha dicho:
que el proyecto que sostiene la mayoria de la Co
mision, es anti-Const;tucional—Señor, cuando
se habla de la inconstitucionalidad del proyecto
en discusion, se habla igualmente de una prohi
bicion establecida por la Constitucion, parafede-
ralizar todo el territorio de una Provincia, con
el objeto de declararla Capital, y en esc caso so
lo encuentro yo, como ha encontrado un Señor
Diputado por Buenos Aires, un articulo, el arti-
"ulo 3°, que habla espresamente del caso de la fe-
383
deralizacion de un territorio—Pero ese articulo
3° lejos de establecer una prohibicion sobre el
particular, lejos de prohibir que pueda federali-
zarse un territorio, lejos de prohibir que todo el
de Buenos Aires pueda ser designado para Ca
pital de la República, parece que lo consiente—
Tan ha sido este el pensamiento de los constitu
yentes, tan creian ellos que podia federalizarge
odo el territorio de una Provincia, que al copiar
el articulo de la Constitucion delos Estados Uni
dos á que se ha referido el señor Diputado que ha
dejado la palabra, eliminaron la claúsula de ese
articulo por el cual no se permite sinó federalizar
tal radio, diez millas cuadradas—De modo es,
pues, que el articulo de la Constitucion de los
Estados Unidos, establecia esa condicion, mién
tras que la nuestra no lo hace—No sé si en esto
hicieron bien ó mal los constituyentes; pero este
es el hecho que nos manifiesta cual fué su pensa
miento: delegaron en el Congreso la facultad de
señalar para capital el radio de territorio, que se
juzgase mas conveniente.
Pero, señor, ya que no encontramos un arti
culo espreso de la Constitucion que diga que
puede fedei alizarse el territorio todo de una Pro
vincia, vamos á buscar en otros una analogia—
Yo me permitiré insistir sobre lo que se ha dicho
relativamente al articulo 13 á que se ha referido
el Señor Dipatado preopinante—No hé encontra
do fundamento, permitame que le diga, en las
observaciones que ha hecho á ese articulo en
contestacion á los argumentos, que respecto á él
se adujeron.
El articulo 13, permite que dos Provincias
puedan reunirse en una, es decir, en la práctica,
de este articulo desaparece completamente una
provincia, desaparece su ser Provincial : esto
es muy claro—Dos Provincias separadas tie
nen el derecho de mandar cuatro delegados al
Senado, que es el tipo del sistema federal—Reu
nidas, aolo les queda el derecho de mandar dos.
—De modo que una de ellas ha desaparecido
completamente, no tiene representacion ....
&r. Altina—¿Y cuantos Diputados?
Sr. Garda (D. P.)—Voy allá, Señor. Res-
pecto de la Cámara de Diputados sucede una
cosa semejante—No se establece diferencia en
el número de Diputados; pero ella está en esto,
Señor Diputado—Dos Provincias separadas tie
nen derecho á considerarse como dos distritos
electorales; reunidas se consideran como uno—
En una palabí a, todos los derechos, todas las
obligaciones inherentes á la Soberania Provin
cial, han cesado completamente—No se puede
384 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
decir como lo ha dado á entender-el SeCor Dipu
tado por Buenos Aires, que se reunen para au
mentar lasoberania de una de ellas. . . .
Sr. Alsina—No he dicho eso.
Sr. Garda (D. P.)—Lo ha dado á entender.
Señor, esa reunion de dos Provincias que re
funde su autoridades Provinciales, poder Lejis-
lativo, Ejecutivo, y Judicial, ete., es la prueba
mas evidente de que las Provincias se han reser
vado el dereclw de abdicar su sér politico, es el-
hecho mas evidente de que ellas no se han liga
do irremisiblemente á gobernarse por sus pro
pias autoridades locales aisladamente tomadas.
Pero-, señor, las observaciones de los oposito
res al proyecto, van mas allá todavia—Se desen
tiénden de la analogia exacta ú oportuna que
presenta el articulo 13, el cual no habla, como
dice el Señor Diputado que deja la palabra, del
caso de la federalizacion del territorio, pero que
indisputablemente, presenta un argumento pa
ra probar que una Provincia puede renunciar
su Soberania. Van ellos mas allá, repito, y di
cen: la Provincia de Buenos Aires no tiene de
recho para abdicar su sér politico Provincial, ni
para hacer cesion de su territorio—Como se vé,
traida la cuestion á este terreno, á mi juicio,
ella cae inmediatamente bajola jurisdiccion Pro
vincial—No corresponde al Congreso resolver
el punto—El articulo 3° de la Constitucion ha
reconocido el derecho que tienen las Provincias,
para pronunciarse en el caso de sesion del terri
torio—Pero puesto que las observaciones van á
resolver una cuestion que á mi juicio cae bajo la
jurisdiccion Provincial, yo las seguiré tambien
y digo: una Provincia puede abdicar su sér poli
tico, puede codsentir en ser nombrada Capital.
Señor, yo encuentro un articulo Constitucio
nal que permite que la Constitucion pueda ser
reformada en toda ó parte, á propuesta del Con
greso y por consentimiento de las Provincias
confederadas; esto, en una Convencion General.
Quiero suponer, Señor Presidente, que por este
medio hemos llegado á cambiar el sistema, que
en vez del federal que hoy tenemos, adoptá
semos otro que centralizase la Soberania local
de los Estados, desapareciendo por ese medio, las
soberanias provinciales. Este es un principio que
nadie puede negar. De manera que el trámite de
una Convencion General, nos resuelve la duda y
nos prueba que cada Provincia se ha reservado el
derecho de abdicar su sér politico, su sér Provin
cial.
Una vez averiguado que cada Provincia se ha
reservado la facultad de renunciar á su ser poli
tico, falta solo saber cual es el trámite que se se
guiria en el caso presente.
Cuando solo se trata de la Soberania Provin
cial de Buenos Aires tan solo hay materia cons
tituyente respecto de ella; pero no respecto de
las trece restantes.
El Congreso como poder general y encargado
de velar por el pais, pais entero, tiene amplias
facultades para prestar su consentimiento, es de
cir, consentir que la Provincia de Buenos Aires
abdique su ser Provincial, pues que en esto no
hace otra cosa que usar de la facultad que trece
Provincias le han delegado, para los casos en que
respecto de ellas no hay materia contituyente.
No habiéndo, pues, por esta parte, materia cons
tituyente, como he dicho, el Congreso es compe
tente para hacerlo—Pero no sucede asi, respec
to de la Provincia de Buenos Aires—La cuestion
presenta en este caso materia constituyente y en
tónces el pueblo de Buenos Aires es quien tiene
que decidir, porque ya hemos averiguado que
cada Provincia se ha reservado el derecho de
abdicar su Soberania—y digo que el pueblo de
Buenos Aires tiene que decidir este punto, por
que su Lejislatura no puede obrar en estos casos
—La Lejislatura de Buenos Aires tiene faculta
des limitadas; la Lejislatura de Buenos Aires no
puede suprimir los poderes públicos, no puede
echar abajo las instituciones de que ella misma
proviene; puede renunciar su mandato, pero no
puede decidir este punto—Es entónces el pueblo
de Buenos Aires el que tiene que pronunciarse
en este caso por medio de una Convencion, pues
to que es averiguado ya que los pueblos de las.
Provincias se han reservado la facultad de abdi
car su Soberania.
Como se habrá notado, Señor Presidente, yo
he aceptado para mis observaciones, los hechos
aunque falsos, en que se han basado los argu
mentos del Señor Diputado que me ha precedido
en la palabra; y lo he hecho asi, para colocarme
en el peor terreno, para hacer ver que no son
tan ciertas sus doctrinas— Quiero referirme prin
cipalmente al hecho del nombramiento de Capi
tal, al hecho de la cesion del territorio, hechos
que para mi son falsos.
No hay nombramiento de Capital, no hay fe
deralizacion propiamente dicha, no hay sesion do
territorio —Señor, entre lo que se pide en el pro
yecto en discusion y el nombramiento de la Ca
pital, hay una inmensa distancia- Por el pro
yecto en discusion solo se pide que se permita á
los poderes públicos que puedan ejercer algunas
de sus funciones, en el territorio de Buenos Ai
 SESIÓN DEL fi DE AGOSTO DE 1862-.
res—Por el nombramiento de Capital se acuer
da al poder central el derecho de ejercer, en toda
su plenitud, las atribuciones que le dá la Consti
tucion Nacional—Por el proyecto en discusion
solo se pide el uso del territorio de Buenos Ai
res—Una Provincia que ha consentido en el
nombramiento de Capital, trasmite inmediata
mente en el Gobierno General, todos los dere
chos que tiene sobre las cosas; hay realmente ce
sion de territorio—En ese caso aplicando la doc
trina á nuestra cuestion, el Gobierno Nacional
podria disponer del territorio de Buenos Aires,
podria legislar con amplia facultad, administran
do todo. En el caso del proyecto no; no puede
disponer de un palmo del territorio de Buenos
Aires —Propiamente hablando no hay, como
he dicho ya, federalizacion; por el nombramien
to de Capital la hay—El articulo 3° establece co
mo condicion indispensable, sine qua non,
que para que haya federalizacion debe haber
cesion del territorio.—Sin cesion de territorio,
dice ese articulo, no hay federalizacion.
Por el proyecto en discusion no se pide, como
se ha dicho con tanta repeticion, la muerte poli
tica de Buenos Aires, no se pide que abdique sus
facultades, se pide nada mas que un simple rece
so de los poderes públicos de la Provincia; por el
nombramiento de Capital, ella desaparece com
pletamente.
Estas son las diferencias que encuentro yo
entre lo que se pide en el proyecto y el nombra
miento de Capital que ha sei vido de base á las
objeciones en contra del mismo.
Se dice tambien que no conviene absoluta
mente ála Provincia de Buenos Aires traer la
capital aqui, que no conviene traer aqui el Go
bierno Nacional. En ciianto á la cuestion de
conveniencias para Buenos Aires, yo me permi
tiré declinar, para ante el poder competente, pa
ra ante la Provincia y la Lejislatura de Buenos
Aires, que con mas datos que yo decidirán el
punto. Iré á la cuestion de conveniencias Nacio
nales.
Desde que para hacer estas observaciones, se
toman hechos falsos, yo me permitiré insistir so
bre lo mismo que he indicado, que no se trata de
nombrar Capital, que es la base y tema de las
observaciones hechas.—No se trata, repito, de
dar todos los elementos de la Provincia de Bue
nos Aires.—Convengo hasta cierto punto, en que
si tal cosa se hiciera, traeria quizá la ruina de la
República, pero niego el hecho: no hay Ca
pital.
Tomemos por base los hechos que conocemos.
385
¿Cual es el estado del pais? Esta es la única cues
tion práctica, cuestion que no puede resolverse
por la teoria que se establece, de que no convie
ne nombrarse una gran Capital.—Señor, es nece
sario buscar la verdad de los hechos para decidir
la cuestion de conveniencias. ¿Cual es el estado
del pais? Sr. Presidente, el Gobierno del Para
ná, suprimiendo las principales garantias, vic
iando las leyes, entronizando el crimen y hasta
degradando el sér humano, habla trabajado pro
fundamente aquellos pueblos.—En lucha cons
tante con Buenos Aires, habia creido que el bár
baro sistema que adoptára, lo haria triunfar—El
elemento salvaje de que disponia y con el que ava
sallaba á aquellos pueblos, era el mismo con que
contaba para dominar tambien á Buenos Aires.—
Pero aun no habia desaparecido, Sr. Presidente,
en aquellos pueblos el sentimiento de la patria
Arjentina.—Es menester, decia el Gobierno Na
cional, que desaparezca el poder de ese pueblo
único que me ofrece resistencia; y en su obra de
disolucion, valiéndose de la fuerza bruta, acudia
presuroso toda vez que se levantaba el menor
grito de libertad.—El partido que la defendia,
estaba á punto de desaparecer para siempre.—
Los débiles aceptaban la politica del Gobierno
del Paraná, los demas hacian una resistencia im
potente, ó salian de sus Provincias, porque el
brazo del Gobierno del Paraná estaba levantado
sobre sus cabezas.
A impulsos de esta politica, Sr. Presidente, á
impulsos de los crimenes sin cuento, cometido»
por aquel Gobierno, los pueblos de la Repíiblica
se encuentran hoy impotentes para llevar por si
solos una vida nropia. Anu los amenazan esos
elementos creados por el Gobierno del Paraná: y
es por esto que haré los mayores esfuerzos para
evitar la division del partido de la libertad en
una cuestion de este género, pues con ella ven
dria la ruina de todos.
Tal es el estado del pais; y yo pregunto. ¡En
qué pueblo de la República Arjentina, fuera de
Buenos Aires puede instalarse el Gobierno Na
cional? ¿De qué pueblo de la República puede
sacarselos elementos que se necesitan para arre
glar y gobernar la República. Sacar en estofl
momentos el asiento del Gobierno Nacional de la
Provincia de Buenos Aires, sacarlo cuando mas
necesita de sus elementos, es esponerlo á que ab
dique sus facultades, es esponernos á que el Go
bierno Nacional caiga en poder del mismo par
tido . . .
Sr. Alsina—¿Y quien quiere que salga de
aqui?
50
 386 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
Sr. Garcia (D. P.)— Ilay tres pensamientos,
entre ellos, el de sacar la Capital, no se dice la
palabra, pero existe el pensamiento ....
Sr. Ahina—Pensamientos quien sabe cuantos
hay.
Sr. Garda (D. P.)—Ya que se me ha inter
rumpido voy á hablar del proyecto de la mino
ria....
Sr. Alsiiia—Si no es para que hable del pro
yecto de la minoria, sinó para que no discuta
bajo bases falsas.
Sr. Garcia (D. P.)—Se dice, y lo ha repetido
el Diputado por Buenos Aires, que al Gobierno
Nacional se va á entregar todo lo que le pertene
ce, ó estaba administrado por la Provincia de
Buenos Aires, que son realmente los objetos Na
cionales y que con ellos el Gobierno Nacional no
necesita de la Provincia de Buenos Aires. A mi
juicio no es esto lo único que necesita, no es
plata, no es fuerza, necesita tambien populari
dad, como ha dicho muy bien un Sr. Diputado
por Buenos Aires. Tuvo mucha razon ese Sr.
Diputado para decir que la popularidad no se
entrega sinó que se gana; pero por lo mismo, yo
quiero que el Gobierno Nacional esté en situa
cion de poderlo conseguir, pidiendo consejos á
quien d¡i la popularidad. Solo asi creo que pue
de gobernar, de otro modo no es posible que
marche.
El Gobierno del Paraná tenia los elementos
de la plata y de la fuerza y sin embargo ¿qué
ha hecho sin la popularidad de Buenos Aires?
Sin tsto nada se puede conseguir.
Al traer á exámen tambien el proyecto que ha
presentado la minoria de la Comision estable
ciendo la coexistencia de los poderes Nacionales,
yo no ejtoy de acuerdo con algunos Sres. Dipu
tados que han atacado este proyecto por la faz
anti constitucional como medida provisoria, yo
no la considero asi. Yo la rechazo como incon
veniente, pues, como medida provisoria indica
una necesidad. La coexistencia la tenemos ya y
desde que se propone como medida provisoria no
puede decirse que es inconstitucional. Destrui
dos los poderes públicos Nacionales, los que se
reconstruyeron despues necesitaron reunirse en
alguna parte, para nombrar Capital, ó hacer cual
quiera otra cosa de una necesidad nrjente. Hé
ahi la coexistencia y como medida provisoria,
repito, no la creo inconstitucional, puesto que
el Congreso se reune precisamente para llenar
un objeto constitucional, tal es el de desig
nar una Capital. La rechazo como inconve
niente, he dicho, porque creo que dos poderes
superiores no pueden funcionar en un mismo
territorio, teniendo jurisdiccion sobre las mismas
cosas y los mismos hombres. Tengo para es
to tambien presente los ejemplos que nos pre
senta la historia de los Estados Unidos. Ten
go presente lo que sucedió en Filadelfia con
el Congreso que alli se reunió. Tengo tam
bien presente el motivo y los hechos que traen á
exámen los comentadores de la Constitucion.
Estos dicen que las dificultades que se sentian
con motivo de la coexistencia de los poderes,
obligó al Congreso á dictar el articulo de aquella
Constitucion, designando el radio en que debian
funcionar los Poderes Nacionales,separando com
pletamente la jurisdiccion Provincial de la Na
cional. •
Recuerdo en este momento, lo que ha dicho el
Sr. Diputado por Buenos Aires. El cree que el
primer autor del proyecto en discusion, es el Je-
neral Urquiza. Puede ser que el Sr. Jeneral
Urquiza huya estado de acuerdo con este pro
yecto, pero le diré al Sr. Diputado que el Jene
ral Urquiza ha cambiado de opinion: ahora está
en contra, y en este pensamiento lo acompañan
Derqui, Calvo, Barra, y puedo garantirle al Sr.
Diputado de toda la corte federal de aquellos
mundos, porque -en ello ven la muerte del caudi
llaje. Es este proyecto, el que va á salvar á la
República y su ejecucion la que va á traer la
muerte del enemigo comun.
Alguna causa secreta hay para que nuestros
enemigos hablen nuestro propio lenguaje, para
que vengan á unirse á los opositores de este pro
yecto. Para mi los guia 'a c msideracion de que
nuestros amigos politicos, no conocen la situa
cion del pais y nuestros enemigos ven en el triun
fo de este proyecto su ruina infalible.
Señor, no creia que se trajere á la discusion el
nombre de Urquiza para armonizarlo con la idea
que contiene este proyecto y esto me ha obliga
do á recordar este antecedente que ahora repito:
nuestros enamigos están de acuerdo con los oposi
tores, lo siento por nuestros amigos, por el honor
del partido mismo.
Creo haber dicho lo bastante, Sr. Presidente,
para fundar mi voto y contestar de paso algunas
de las observaciones que ha hecho el Sr. Diputa
do por Buenos Aires.
Se pasó ácuario intermedio 3' vueltos los Se
ñores Diputados a sus asientos, tomó la palabra
el—
Si: Orarlo—Sr. Presidente: La discusion que
ha tenido lugar sobre el proyecto de federaliza-
cion que se nos ha pasado en revision por el Se
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
nado, me trae á la memoria uno le los hechos
mas remarcables de nuestra historia.
Me recuerda, señor, que en este mismo recin
to se reunia el Congreso del año 26, compuesto
de los hombres mas notables de nuestro pais,
para tratar de resolver el problema de nuestra
organizacion politica, constituyendo la Nacion
y dotándola de una capital.
Despues de 38 años de martirios, en que la
República Arjentina ha vivido fluctuando entre
la anarquia y el despotismo, nos encontramos
por una feliz combinacion de circunstancias en
el mismo punto de partida, y en presencia de la
misma cuestion que se nos presenta bajo las mis
mas formas, es decir, con los mismos inconve
nientes y peligros que tenia antes y despues de
aquella época memorable.
La repeticion de este fenómeno, si me es per
mitido llamarlo asi, se esplica por las mismas
causas .que frustraron la noble y patriótica in
tencion de los lejisladores del año 26. Ellos
iban á constituir el pais cuando apenas se habian
disipado las tinieblas del año 20, cuando esta
ban palpitantes aun los desastres de aquella épo
ca luctuosa, cuando estaban vi vos todavia los re
cuerdos y los odios que dejára esa lucha encar
nizada entre dos elementos opuestos que se dis
putaban el poder.
Otro tanto acontela el año 53.—El Congreso
Nacional reunido en Santa Fes elaboraba la
Constitucion al calor de las inspiraciones de un
partido; y esa Constitucion, señor, por mas altos
que fuesen sus propósitos, por mas que en ella se
hubiesen consultado los derechos de todos los
pueblos Arjentinos, tenia inevitablemente que
encontrar invencibles resistencias en los que
profesaban distintos principios, ó combatian en
las filas opuestas.
Hé ahi, Señor Presidente, porque se han ma
logrado esas tentativas de organizacion, porque
han sido estériles tantos sacrificios, porque nos
encontramos por colocar de nuevo la base del
edificio augusto de nuestras instituciones, que
hace cincuenta años que ha debido levantarse
por honor del pueblo Arjeutino, y para poner á
cubierto sus mas preciosos, sus mas caros dere
chos.
Por lo tanto, Sr., al tratar esta cuestion, de
cuya acertada solucion depende el porvenir fe
liz de nuestro pais, conviene que volvamos Ja
vista hácia el pasado; que nos demos cuenta de
las causas que verdaderamente han producido
los males que ha esperimentado nuestro ¡'pais;
que pesemos con imparcialidad y prudencia los
387
hechos que nos han precedido, para que podamos
adoptar una resolucion conveniente en el senti
do que la justicia, la paz, y el bienestar de los
pueblos nos exije.
Cierto es señor Presidente, que siempre que
se trajo á discusion la designacion del punto que
debia ser Capital de la República, surjieron muy
graves dificultades; dificultades que no nacian
precisamente de la naturaleza de esta cuestion,
sinó de que se mezclaban en el fondo de ella
algunos cálculos politicos, mas bien que el deseo
sincero de construir la Nacion sobre la base de
la igualdad de intereses y ventajas.
Los pueblos Arjentinos y sus lejisladores, tu
vieron siempre la conciencia que la Capital de la
República debia estar á las orillas del Rio' de la
Plata. Se fijaban principalmente en la ciudad de
Buenos Aires que habia sido largos años la resi
dencia del Gobierno ^Colonial, la Capital del
Virreinato que tenia en su favor la tradicion.
La razon era obvia:—es la misma que hoy
tienen los que quieren resucitar este pensamien
to que parecia estar fuera de toda discusion.
Buenos Aires es efectivamente, señor, una
gran ciudad, formada y enriquecida con todas
las exigencias que reclama la moderna civiliza
cion. Su comunicacion inmediata con el mun
do, la abundancia de capitales y de industrias
que dan vida y vigorizan su comercio, la liber
tad de su prensa, su adelantada lejislacion, y las
garantias que ha sabido conquistar para todos los
derechos del hombre, señalan desde luego á la
ciudad de Buenos Aires, como el punto mas íi
propósito, si se quiere, necesario, paradla Capital
de la Nacion.
Todos convienen en que esto seria lo mas con-
iVrme á los deseos de los pueblos, en que es la
única solucion que satisface el interés bien en
tendido de Buenos Aires y el interés de la Na
cion; pues es la únicp, solucion definitiva de la
cuestion argentina, que como se ha dicho muy
bien, se reduce toda á la manera ó á las condi
ciones con que Buenos Aires ha de entrar á for
mar parte de la Nacion. Pero cuando se ha
tratado de legitimar este pensamiento, de for
mularlo en Ley de la Nacion, Buenos Aires ha
sido la primera en oponerse ásu realizacion, por
que no quiere consentir en la desmembracion de
su territorio, en la separacion de su antigua Ca
pital.
Y entonces, la exageracion de las ideas, el es-
travio del sentido politico de los hombres que
mas inmediatamente influyen en los negocios
públicos, ó la conciencia de la necesidad de cons
388 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
tituir un Gobierno fuerte para impedir la reapa
ricion de los caudillos, ha traido la cuestion al
terreno de la federalizacion. La federalizacion
de la Provincia de Buenos Aires, se dice, resuel
ve todas las cuestiones pendientes, satisfacelas
exigencias de la situacion, evita los peligros del
porvenir, y pone en manos del Gobierno Nacio
nal los elementos de poder y de fuerza que ne
cesita para consumar esta grande obra, tantas
veces empezada y otras tantas interrumpida.
Pero pretender Sr. que la capital de la Na
cion debe ser la Provincia de Buenos Aires poi
que tiene en sus manos los medios de organizar
el poder Nacional, es desconocer los principios
que constituyen el gobierno fjderal, es olvidar
los antecedentes históricos de nuestro pais, para
dejarse llevar de las conveniencias transitorias
con prescindencia de las prescripciones de nues
tra ley fundamental.
Esos medios no son de Buenos Aires, son dela
Nacion, y están á disposicion del Gobierno Ge
neral, ya sea que resida en Buenos Aires ó fue
ra de él. La Constitucion se los ha dado para
que pueda responder con ellos del cumplimiento
de los altos deberes que le ha impuesto.
Fuera de esto Sr. ¿como es creible que Buenos
Aires que no ha querido consentir en la federa-
lixacion de una parte del territorio, consienta en
la federalizacion de .toda la Provincia? Como es
creible que consienta cn£la muerte de su ser po
litico, en la pérdidajdesu soberania originaria, en
cambio de mayores peligros para su misma li
bertad y la de toda la República? Pero aun
cuando consintiera Buenos Aires, o! Congreso
no debia ni proponer siquiera este pensamiento
porque el es contrario al espiritu de la Constitu
cion en virtud de la cual estamos sentados en
este lugar, rompe el equilibrio establecido por
la misma Constitucion entre el poder Nacional
y el poder Provincial, destruye virtualmente el
principio de la soberania del pueblo é introduce
desde luego una descomposicion general en el
mecanismo de la Nacion.
Pero se ha creido salvar estos inconvenientes
tederalizandu la provincia solo por el término
de tres años, es decir, mientras funciona el Pre
sidente próximo á ele 'rse, miéntr si es
posible ó no la existencia de la Nacion en la
nueva forma que se le pretende dar. Pero tan
inconstitucional es federalizar la Provincia por
un dia como federalizarla por veinte años, te
niendo ademas el grave inconveniente de que
a-jto no resuelve la cuestion, la aplaza única
mente para cuando sea mas dificil quizas su re
solucion , dejando en perspectiva un porvenir
preñado de dificultades y peligros.
En el órden politico como en el órden moral,
la violacion de los principios no se mide por el
tiempo de su duracion, sinó por el hecho de ha
ber sido conculcados. La violacion dela virtud,
ha dicho muy bien un Sr. Diputado por Buenos
Aires, no se estima por el tiempo mas ó menos
dilatado, porque una vez violada, la reparacion
es imposible.
El proyecto de ley que nos ocupa, Sr. envuel
ve la esperanza para los que resistimos la fede
ralizacion de Buenos Aires, de que terminados
los tres años esta provincia reaparecerá mas
fuerte y poderosa que nunca para entrar de nue
vo en el goce de su ser politico. Pero cierta es
peranza puede tranquilizar á los que ven con
dolor la desaparicion de la provincia de Buenos
Aires, de Sus instituciones propias, solo porque
ven la cuestion del lado del interés de Buenos
Aires; yo confieso Sr., que á mi me inquieta en
sumo grado, porque la considero á la luz de los
principio?, en el interés de la Nacion, la reapn-
ricion de esta Provincia a ocupar su lugar al
lado de sus hermanas. Comprendo Sr. el cú
mulo de dificultades y peligros que han de sur-
jir inevitablemente de la resurreccion de e?ta
Provincia, y que si hasta ahora ha sido dificil
un acomodamiento racional, doblemente lo será
despues.
Tres aüos de vida de Nacion harán imposible
la existencia d < Huenos Aires en las condiciones
de Provincia federal, y tendremos entonces el
pesar de verla separada, ó de ver roto el sistema
federal aceptado libremente por los pueblos; ve
remos entónces convertida en realidad la figura
retórica del Sr. Ministro de Gobierno,—de trf-
ce Provincias y una Nacion.
Pero hay mu Sr.—Si la federalizacion de
Buenos Aires, es como se ve resistida por la ma
yoria de esta poblacion, es de suponer que ro
subsista los tres nños el órden de cosas que se
trata de establecer, ó <)ii sus resultados hayan
sido negativos. Las combinaciones politicas que
no se fun.lan en los principios, clan frecuente
mente frutos nocivos, resultados perniciosos.
Pero sinó fuese asi, si esta idea fuese general
mente aceptada, y si lo.s beneficios que 1 Capi
tal ha de producir despertasen interes por con -
servarla, es . ral creer entónces que 'a Capital
no saldrá mas de <i<ini, que el mismo Congreso
por IísLmismos motivos que hoy parecen incli
narlo á votar por la federalizacion provisoria, ha
de votar la federalizacion permanente. Y si asi
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
no fuera, tendremos entónces otro peligro.—Ve
remos reproducirse la lucha entre Buenos Aires
y los pueblos—Buenos Aires pretendiendo con
servar la capital, y los pueblos esforzándose en
sacarla fuera de su territorio.
Esto es, ¡Sr. lo que lójicamente tiene que suce
der, no hay que dudarlo.—El Gobernador de
Buenos Aires que va á ser al mismo tiempo el
Presidente de la República no podrá atender
con igual solicitud los intereses de todos los pue
blos; ocupado del mecanismo interior de esta
vasta Provincia tiene que sentirse embarazado
por las exijencias locales en el curso de los ne
gocies nacionales;—tiene pues, que satisfacer á
Buenos Aires y descontentar á los pueblos, ó que
satisfacer á los pueblos y desagradar á Buenos
Aires. De esta alternativa, forzosa, inevitable,
no podemos escapar.
Pero ¿á que ir tan lejos Sr.? á qué discurrir so
bre el porvenir que escapa casi siempre á la pre
vision de las mas aventajadas intelijencias, cuan
do tenemos en nuestro apoyo para resistir la
federalizacion de la Provincia de Buenos Aires,
el testo de la Constitucion que hemos jurado y
las doctrinas de los principales publicistas de la
Nacion que nos ha servido de modelo?
Que ese proyecto, Sr., es inconstitucional, no
necesito demostrarlo, despues de los luminosos
discursos que se han vertido en esta H. Cámara
por los Sres Diputados que me han precedido
en la palabra. Ellos han probado hasta la evi
dencia que no solo no puede el Congreso federa-
lizar una provincia, sinó que no puede la Lejis-
latura de la Provincia mioma consentirla.
No puede el Congreso Sr., por que es un po
der subordinado, que tiene que ajuatar sus pro
cedimientos á la Constitucion á que debe su
existencia. Declarar una provincia capital do
la Nacion seria no solo violar su mandato, sinó
los principios sobro los cuales se ha constituido
la Nacion, desconociendo la esencia del Gobier
no federal. Lo mismo digo de la Lejislatura de
la Provincia. Esa Lejislatura Sr. tiene su ori-
jen en una Constitucion que principia por de
clarar que la provincia de Buenos Aires es parte
integiante de la Nacion, y que adopta para su
gobierno la forma republicana federal.
Ei ejemplo que se ha citado de la Provincia
de Entre RioS, federalizada por una ley del Con
greso del 53, lejos dd fortificar las opiniones que
se han emitido en esta Cámara, ese precedente
sirve precisamente para rebatirla.
Son bien conocidas, Sr. las razones que tuvo
el Congreso de Santa Fé para dar aquella ley que
389
declaraba capital la residencia del Gobierno Na
cional, al reves de lo que se trata de hacer ahora
determinando la capital donde ha de residir el
gobierno federal. Las circunstancias no fueron,
pues, las mismas, porque el pais estaba empe
ñado en una lucha ardiente; pero de todos mo
dos el ejemplo no es digno de imitarse.
Se han dicho Sr. en esta misma Cámara por
el hombre que se halla al frente de los destino»
del pais estas notables palabras que confieso que
me conmovieron profundamente—"Vamos á
fundar el gobierno de la justicia para todos, el
gobierno de la verdad, que es el gobierno de Dios
sobre la tierra."
Y entónces Sr. porque hemos de principiar
por violar nuestra Constitucion? porqué hemos
de principiar por una mentira solemne? porque
mentira seria el gobierno federal, dándole por
cabeza la provincia mas rica, mas estensa, y mas
llena de elementos.
Si se tratase de constituir un Imperio en vez
de una República federativa ya constituida, y se
me propusiera la provincia de Buenos Aires por
capital y residencia de su Majestad Imperial, yo
no me opondria á este pensamiento, aunque no
habria ningun precedente en que apoyarlo.
Sabido es, que la única testa coronada que
existe en la América del Sud tiene su asiento en'
la Ciudad del Janeiro, sin mas territorio que el
que abraza la ostension de su poblacion. La
Francia reconoce 9/mo capital y residencia de
Napoleon III la ciudad de Paris,—La España
ha establecido la mansion de sus Reyes en la
Villa de Madrid—La Rusia, la autócrata Rusia,
buscando no hace muchos años donde fijar su ca
pital, fué á establecer el pedestal de su trono
Imperial en medio de los inmensos pantanos en
que hoy está San Petersburgo.
No hay pues, ejemplo de ningun Imperio, de
ninguna República grande ó pequeña, que haya
dado por capital de la Nacion á todo un Estado,
á toda una Provincia.—Y no porque estas na
ciones tengan por capital una ciudad, son menos
fuertes, menos poderosas; por el contrario lo son
tanto que ha llegado á infundir sérios temores el
gobierno de las grandes ciudades, y que profun
dos pensadores atribuyen las frecuentes convul
siones de la Francia al gobierno de Paris. Y
asi PC esplica porque los Estados de la Union
Americana han establecido sus capitales en lo»
pueblos de segundo órden, huye:ido do los gran
des centros de poblacion y de comercio.
La República Arjentina estableciendo su ca
pital á imitacion de los Estados Unidos en una
 400 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
aldea, no dejaria por eso de ser lo que es, ni de Aires con la ley del año 26, ó la capital fuera de
llegar al complemento de los altos destinos que Buenos Airas.—El primero fué el pensamiento
la Providencia le tiene deparados. Lo que este del Sr. Rivadavia, de ese hombre tan patriota
pais necesita para ser grande y feliz, es que las como desgraciado, de ese hombre cuyo nombre
instituciones que se ha dado sean una realidad, se invoca á cada instante pero á quien no se
que no sean simplemente una promesa seducto quiere imitar. Si Rivadavia hizo bien, como no
ra. Y esas instituciones, Sr., dejarian de ser puede desconocerse, realicemos pues su pensa
desde el momento que se federalizara á la pro miento.
vincia de Buenos Aires, por que se minaria por Si hay una voz en esta Cámara que se levante
su base al sistema federal. para proponerlo yo le prestaré mi apoyo. (Hé
Esta idea Sr., solo puede tener cabida en la dicho.)
cabeza de los hombres que piensan que es posi- Si: Presidente—Tiene la palabra el Sr. Obli
- ble alguna vez sustituir el sistema que los pue gado.
blos han adoptado como mas conforme á sus Sr. Cabral—Fido la palabra para despues.
intereses y derechos, por el sistema unitario 'en Si: Obligado—Yo voy á hablar en el mismo
sayado con tan tristes resultados. Pero esta es sentido que lo acaba de hacer el Sr. Diputado
una quimera tanto mas peligrosa, cuanto mavor
por Santa Fé, de manera que seria mas conve
sea el número de los que la acarician, pues no
niente que usára de la palabra el Sr. Diputado.
nos daria otro fruto que llevarnos nuevamente á
Sr. Cabral—Difícil es, Sr. Presidente aun ha
luchar, á la guerra civil.
ciendo esfuerzos pura recojer mis ideas, tener
Un Sr. Diputado por la Provincia de Corrien presente las diferentes faces en que ha sido tra
tes, comprometido á probar en la sesion anterior
tada esta gravisima cuestion; pero obligado por
la constitucionalidad de la federalizacion, se ha
la solemnidad del asunto, me veo en la preci
esforzado cu demostrar que no es posible el go
sion de tomar la palabra y molestar, por algu
bierno federal en la República Arjentina, y que
nos momentos, la atencion de la honorable Cá
seria por consiguiente mas conforme á sus nece
mara.
sidad el establecimiento del gobierno central.- -
El Sr. Diputado ignoraba sin duda un hecho que Principiaré declarando que bajo la faz Cons
demuestra con incontestable elocuencia la opi titucional, he tratado ó considerado este asunto,
nion de la provincia de su nacimiento. Cuando muy brevemente, perque lo he visto muy claro
el año 26 se dió la constitucion unitaria, la pro y creo que no debe considerarse sinó en la parte
vincia de Corrientes fué la primera en protestar práctica, que es la politica, el estado politico del
contra esa Constitucion, y uno de sus Diputados pais. Cuando oigo hablar mucho, Sr. Presiden
que habia votado su adopcion, se vió obligado á te de Constitucion, de federalizacion, de sistema
condonarse a la ausencia de su suelo natal, es unitario, de sistema federal, me imajino oir á
piando su error lejos de sus comprovincianos. aquellos predicadores vulgares que á fuerza de
Yo no estraño Sr. que algunos Diputados por voz estentorea y de lanzar gritos sobre su audi
Buenos Airos aun cuando en este asiento repre torio, pretenden producir la conviccion. . . .
sentan solo á la Nacion, 00 preocupen tanto de Sr. Alsina—Cuestion de apreciacion, como
las intereses de Buenos Aires; de todo aquello tiene costumbre de decir el Sr. Diputado
que pueda perjudicarle ó convenirle. Pero si Sr. Cabral—Asi es, señor.
me sorprende que los Diputados de las Provin Sr. Ahina—Es que algunos pomo tener pul
cias, que conocen el sentimiento dominante de mones no gritan.
todas ellas, y sus verdaderas necesidades, estén Sr. Cabral -—Parece, Señor, que se ha traido
en favor de un pensamiento que lo juzgo contra el propósitole exitar la opinion del pueblo en
rio al voto de los pueblos este negocio, haciéndole tomar una parte en fa
Por estas consideraciones, Sr. Presidente, he vor de los que sostienen el proyecto de la mino
de votar por el rechazo del proyecto que se nos ria dela Comision. Señor, se ha repetido hasta
ha pagado en revision por el II. Senado. He el fastidio lo que hiere hasta cierto punto los
adherido á la coexistencia por que era preciso sentimientos de la vida pura de los hombres que
optar entre las dos ideas que vienen debatiéndo opinan de distintos modos en este lugar; se ha
se desde algun tiempo; pero no por que crea que repetido, digo, hasta el fastidio que la opinion pú
ella resuelve la cuestion. Para mi no hay sino blica del pueblo de Buenos Aires rechaza el pro
dos medios— ó la capital en la ciudad de Buenos yecto tal cual lojha propuesto la mayoria de la
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
Comision. Pero, para mi Sr Presidente,e8te asun
to cuando menos es muy dudoso. Encuentro que
la opinion está muy dividida á este respecto por
lo que he oido en las manifestaciones de los eír
culos, y de amigos particulares. Pero, Sr, aunque
el gobierno en este momento retirase su idea
respecto ála federalizacion del territorio de Bue
nos Aires, aunque sintiese tambien, con dolor y
pena, que la opinion pública no apoyaba mis
sentimientos en esta cuestion, yo no puedo, se
ñor, ante los dictados de mi conciencia, votar en
contra y creo que hay derecho para que se res
pete esa pobre conciencia mia.
' Ha sido, Señor, una cosa muy dolorosa á mi
espiritu oir un argumento que me ha desencan
tado hasta lo mas intimo; y es el de queBs.Aires
habia renunciado en la Constitucion ó en los
pactos á ser ella la Capital de la República.—
Confieso, seBor, que no se me habia ocurrido una
cosa semejante y que lo oigo con pena; porque
yo he creido siempre que la, Provincia de Bue
nos Aires que ha hecho inmensos sacrificios por
la libertad de la República, especialmente des
de el año 52 hasta el 61, no podia abrigar senti
mientos de esta natimileza, ó que tuviese propo
sitos de este jénero. Yo creo, Señor, que esta
cuestion tal cual la propone el proyecto de la
mayoria de la Comision, no nos coloca en el
caso de tratar el asunto Capital de un modo de
finitivo y permanente, pues, de lo que se trata
es solo de una Capital provisoria, que solo ten
drá la duracion de tres años, con cargo de tra
tarse de la definitiva dentro de uno. Será en
tónces, señor, que con mayor reposo, con mejor
esperiencia, pueda ella ser considerada. Yo no
creeré jamas que el pueblo generoso de Buenos
Aires, á quien en todos los actos de mi vida, he
mostrado que idolatro, renuncie jamás á la glo
ria ó al lugar distinguido de ser la Capital de la
República, si el Congreso le determina ese
puesto.
Se dice, Señor, se habla mucho del pasado,
de matar los derechos politicos de la Provincia,
de hacerla resucitar á los tres años ó al tercero
dia. Se ha presentado esta cuestion bajo el
punto de vista mas odioso; pero, Señor, como
ha dicho muy bien mi honorable cólega, es
cuestion de apreciacion. Yo creo en mi con
ciencia, Señor Presidente, que al cambiar su ser
politico provincial Buenos Aires, por el ser po
litico de ser cabeza de la República Argentina,
con sa territorio federalizado, no pierde absolu
tamente nada, mucho mas cuando existe la con
viccion de que asi va á salvarse la República,
401
poniendo en manos del Gobierno Nacional este
conjunto de elementos de organizacion.
Señor: los pueblos han depositado su confian
za en Buenos Aires de un modo muy significa
tivo, despues de la victoria de Pavon, y creo
que no puede dudarse en ningun sentido de esa
confianza.
Recuerdo en estos momentos, las sublimes pa
labras de un distinguido orador frances, del
eminente Vergniaud, que decia asi: "cuando los
pueblos se prosternaron por primera vez ante
el sol, llamandole padre de la naturaleza, acaso
lo vieron entre negras y[apiñadas nubes precur
soras de terribles borrascas. Ciertamente que no:
era porque aparecia en el espacio radiante de
esplendor, innundando asi el Universo con la luz
y la fecundidad "
Digo yo, en igualdad de casos, con el su
blime pensamiento del orador frances, cuando
los pueblos Argentinos han mirado en la provin
cia de Buenos Aires su libertador, y le han lla
mado el ángel de la victoria ¿seria acaso porque
abrigasen recelos ó desconfianza en BU modo de
pensar respecto de la Nacionalidad Argentina?
Ciertamente que nó, Señor Presidente: los pue
blos han procedido asi, porque han visto que ese
pueblo generoso, lleno de valor y lleno de abne
gacion, se ha lanzado contra las hordas de los
bárbaros, haciendolas sucumbir para siempre en
los inmortales campos de Pavon. De un pueblo,
Señor, que ha procedido asi, ¿como no esperar
la generosidad de complementar su obra de Na
cionalidad? Es imposible, Señor. En fin, quiero
ceder la palabra y oir al Señor Diputado que la
ha pedido.
Sr. Olligado—Yo tenia la palabra Señor
Presidente; pero parece que convendria levan
tar la sesion porque la hora es avanzada.
. Sr. Mármol—Permitame un minuto. Como
no me.ha nombrado el Sr. Diputado, yo me nom
bro: yo soy el que ha dicho que por los pactos,
la Provincia do Buenos Aires, ha renunciado á
ser capital de la República. No me este cam
biando los nombres, ni confundiendo la ciudad
con la Provincia, porque sea igual el nombre de
la ciudad con el de la Provincia. Por si acaso,
queria decir esto.
_ Sr. Obligado—Yo pediria que se levantara la
sesion, porque querria hablar con mucha eaten-^
sion, y no podemos estar hasta la noche.
Sr. Mármol—Que hablo otro entónces.
Sr. Obligado—Bien, yo cedo la palabra por
si alguno de los Señores Diputados quiere hacer
uso de ella.
402 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
Sr. Uriburu—Puesto que el Señor Diputado apreciándose con inexactitud, razon por la que
no hace nso de la palabra, aun cuando no te ha sido necesaria la rectificacion que acabo de
nia la intencion de tomar parte activa en el de hacer.
bate, por ahora haré algunas observaciones re Hecha ella, voy á dedicar algunas lijeras ob
lativas al punto que ultimamente se ha tomado servaciones á lo que acaba de decir el Señor
en consideracion y á otro que ha sido indicado Mármol, no obstante haber sido antes contesta
recientemente por el Sr. Diputado por Santa- do esto mismo por el Señor miembro informan
Fé, el Sr. Oroño. Empezaré por este, Señor. te de la Comision y por otros Señores Diputa
El Señor Diputado ha sostenido la inconstitu- dos que han tenido sucesivamente la palabra.
cionalidad que encierra la idea formulada en el El Señor Diputado sostiene: que por el hecho
proyecto que se discute: que tan ilegitimo seria de haber convertidosc mediante la disposicion
adoptar esa idea por un instante, como adoptarla del articulo 104 de la Constitucion, los pactos
perpetuamente. Yo que formulé en la Comi celebrados al incorporarse Buenos Aires á la Na
sion, cuando se discutia el dictámen que se ha cion en materia constitucional, esta Provincia
presentado al debate, un razonamiento semejan ha quedado colocada legalmente en condiciones
te al que se ha aludido, me hallé muy distante de escepcionales respecto á las demas de la Repú
dirijirlo en ese sentido sinó enotro muy diferente.blica, esto es que desde que en los pactos se re
En efecto, si las ideas contenidas en el proyecto conoce la personalidad provincial de Buenos Ai
fuesen inconstitucionales, fuesen opuestas á la res, nadie puede alterar ni modificar ahora las
Constitucion, indudablemente que habria tanta condiciones en que esa personalidad es alli reco
violacion de los principios, tanta injusticia, tan nocida. Tal es el razonamiento del Señor Di
ta ilejitimidad en adoptarlas por au instante, putado.
como en adoptarlas perpetuamente; pero no es Pero no hay exactitud en asegurar que Bue
contra esta verdad de evidencia, repito, que se nos Aires se encuentre en condicione? escepcio
ha dirijido el razonamiento que ha queiido con nales con respecto á las demas provincias de la
contestarse y á que con insistencia se ha alu República; porque si bien los pactos garanten á
dido. aquella el goce de ciertos derechos en su vida de
Los que aconsejamos la adopcion del proyec provincia federal, la Constitucion garante á to
to, necesariamente sostenemos que no es opues das la posesion de los que son inherentes al ejer
to á las presci ipciones de la Constitucion: ello cicio de la soberania local, en las condiciones
no podria ser de otro modo. Los fundamentos que la misma Constitucion lo tiene establecido.
que apoyan nuestro juicio han sido aducidos ya Todas las provincias, San Luis al par de Bue
en parte, y lo serán con mayor amplitud toda nos Aires, tienen derecho de regirse por sus pro
via en el curso del debate. pias instituciones, como de ejercer esclusiva-
Aun cuando la federalizacion de toda una mente la jurisdiccion que procede de la soberania
Provincia parece que hiere de alguna manera la local en sus respectivos territorios; peto todo es-
indole de las instituciones federales, por cuanto tocon las limitaciones que contiene la disposicion
lejos de robustecerse el elemento urovincial, lo del articulo 3° de la Constitucion, es decir: con la
debilita con la supresion de un estado que ha facultad de parte de las mismas provincias de
ce psisar á lo administracion y mando esclusivo transferir á la Nacion estos derechos con el ter-
del Gobierno Nacional, tal acto con todo no se ritorio,siempre que quisiesen cederlo pnra hacer
halla prohibido por nuestra Constitucion. A la capital de la República, una vez que el Con
juicio mio, la federalizacion de la Provincia de greso lo hubiese solicitado por una resolucion
Buenos Aiiis, con el carácter de permanente ó espedida con tal sentido.
con el de una larga duracion, seria solo inconve La disposicion del articulo constitucional ci
niente á la buena administracion de la Repúbli tado, está pues modificando y limitando la lata
ca; y es indudable que la inconveniencia dismi comprension que en ausencia de ella, podria atri
nuye hasta desaparecer á medida que se limita la buirse con razon á otras disposiciones de la Cons
duracion del hecho que la ocasiona. Un acto titucion que antes se han citado tambien en este
legal y Iejitimo puede ser perjudicial; pero lo debate. Por ella se establece que una provin-
será tanto ménos, cuanto menor sea el tiempo cie podrá ceder ó rehusar su territorio cuando
se le pida por el Congreso para hacer la capital
'Estos son1 la estructura
10:ilii\ O'lOtUúdi. 111
y el sentido del razo- de la República,, habiendo por consiguiente en
namiento a que se ha hecho referencia, pero el primer caso de dejar la provincia do ejer
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
cer sobre el territorio cedido, que no se circuns
cribe á determinada parte, los derechos que con
exactitud se ha dicho estaria obligada á conser
var en los casos ordinarios.
Por ahora solo queria hacer estas breves ob
servaciones apropósite de lo que se ha dicho
por los Sres. Diputados á quienes me he referido,
reservándome para despues, aducir con mas es-
tension las razones que han determinado mi jui
cio en favor del proyecto que se discute.
Sr. Mármol—Yo contestaré brevemente, co
mo brevemente se ha tratado de este punto con
argumentos muy dignos de ser atendidos. La
Constitucion basando todo el sistema sobre los
derechos no delegados de los Estados, declara
que todo aquello que no está delegado en el Go
bierno Nacional, está reservado en las provin
cias. Este es el sistema federal; pero ademas se
ha convenido en otra cosa: en la reserva de los
derechos que cada Estado esceptúe de la delega
cion, al tiempo de su incorporacion. Yo le pre
gunto al Sr. Diputado, devolviéndole argumento
por argumento: si la provincia de Santa Fé, al
incorporarse á la Nacion, hallándose en las con
diciones que se halló Buenos Aires, hubiera
dicho al incorporarse, que venia á la Union bajo
la condicion de que nunca seria capital el Rosa-
rio, si esta fuese su acta de incorporacion, y la
Constitucion hubiera reconocido que los pactos
de incorporacion no pueden violarse ¿cree el Sr.
Diputado que el Congreso podria designar al
Rosario como capital? ¿Si ó no?
S): U-ríburu —En primer lugar, Sr. Diputado,
la paridad no es. exacta, no obstante los términos
hábiles de la comparacion. Yo no creo que la
Nacion haya hecho tratados con las provincias
sobre la incorporacion, porque el pacto funda
mental de la incorporacion, es la Constitucion.
Sr. Mármol— Yo le digo que la Nacion le re
conoció á Buenos Aires el derecho de pactar con
ella, y que desde que pactó, le reconoció mas
que derechos de provincia, y creame Sr. Dipu
tado que oigo sus ideas con muchisimo gusto,
sin ningun espiritu de partido, lo quiero traer al
terreno de los principios.
Yo le digo al Sr. Diputado que la Nacion re
conoció en Buenos Aires mas que una provincia,
puesto que trató con ella, como pueden tratar
dos potencias estrageras, porque solo entre po
tencias estranjeras se trata bajo la mediacion de
naciones estranjeras. Desde que la Nacion
aceptó la interposicion oficial del Gobierno del
Paraguay, por medio de un Ministro de primer
rango en la escala diplomática, desde que Bue
403
nos Aires aceptó tambien esa intermediacion, se
encontraron dos potencias lma en frente de la
otra, porque solo entre dos soberanias se presen
ta un ajente estranjero á tratar de la paz de
ellas. Esto, como hombre de letras, no lo pue
de desconocer el Sr. Diputado. Cuando el Je-
neral Garibaldi invadió la Sicilia, el rey de Ñá
poles pidió la mediacion del gobierno francés, y
el gobierno francés le contestó que no podia ha
ber interposicion entre un gobierno y sus súbdi
tos. Aqui, pues, la Nacion reconoció la sobera-
nia de la provincia, admitiendo la interposicion
de los gobiernos estranjeros. Entónces estipuló
su pacto Buenos Aires y dijo: yo entro á la Na
cion, reservándome el derecho de gobernar y de
lejislar todo lo que á la provincia pertenece, y
en esto yo no invento una [palabra, porque ahi
está el articulo que dice que "serán lejislados y
gobernados por ella todos los establecimientos
de propiedad pública" esto es, pues, reconocer la
existencia de un gobierno provincial con el de
recho de gobernar y lejislar todas las «cosas de
su provincia. Asi es que la provincia dijo en
f,-l preámbulo del tratado de incorporacion: me
incorporo con todos mis derechos de Provincia,
y con todas mis prerogativas de tal, mediante la
interposicion de un poder estranjero. Esta fué
pactado y ratiticado por im cuerpo que repre
sentaba al pueblo argentino en su soberania ori
ginaria, como lo era la Convencion de Santa Fé,
esencialmente constituyente, Convencion que
dijo: ese pacto lo hago parte de la Constitución
Nacional, porque eso quiere decir el articulo
104 de la Constitucion. Una vez hecho articulo
constitucional, ya no puede el Congreso por si
solo, en su mandato limitado- derogar ese pacto,
sinó una convencion constituyente de la Nacion
Argentina. Por consiguiente, no puede decirse
que los pactos de incorporacion no son un obstá
culo para la federalizacion de la provincia. Asi,
pues, lo que es preciso atacar, no es si hubo
pactos, ó si los pactos deben ser respetados ó no:
lo único que debe atacarse, es si se reservó ó no
Buenos Aires su ser provincial en dichos docu
mentos. Es en este terreno de la discusion que
yo quiero oir al Sr. Diputado.
Sr. Zamleta—Sr. Presidente: Despues de los
brillante discursos que he escuchado en esta Cá
mara, no pretendo traer nueva luz á este debate:
pero siendo la materia en discusion de tanta
gravedad y transcendencia, pues que á ella se
halla intimamente ligado el porvenir de la Re
pública, voy á manifestar los motivos que me
51
 404 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE Í862.
inducen á prestar mi apoyo al proyecto remiti
do por el Senado.
La cuestion, de que se ocupa esta Cámara, es
por lo monos tan antigua como la revolucion, y
como lo ha reconocido un Señor Diputado, ha
sido el escollo contra el cual han venido á estre
llarse todos los ensayos de organizacion. La
atencion pública, con razon, está completamen
te absorvida por ella, y espera con ansiedad el
fallo de los Representantes de la Nacion, que
están llamados á resolverla, segun lo encuentren
mas conveniente á los intereses del pais.
En una cuestion de esta naturaleza, es de
sentir, Señor Presidente, que se la haya saca
do de su verdadero terreno, es decir, del dere
cho constitucional, para llevarla al terreno de
la pasion politica. Es de deplorar, Señor, que
se haya tratado de concitar las pasiones del pue
blo contra el proyecto de ley que se discute. Es
de deplorar, que desde esta Cámara se haya lan
zado sobre el Senado Argentino, y sobre todos
los sostenedores del proyecto, el epiteto de vio
ladores de la Constitucion, y esto, dicho dogmá
ticamente, sin el menor asomo de duda.
Sr Presidente: como he dicho, el pais, ahora
que ha vuelto la cuestion á la órden del dia, se
halla completamente preocupado de ella. Entre
tanto, al tener conocimiento todos los pueblos
de la República del triunfo obtenido por Buenos
Aires en los campos de Pavon, al tener conoci
miento de la caida del poder que pretendia esta
blecer el despotismo en toda la República, no
importando aquel triunfo la caducidad de las
instituciones, sinó la remocion de los obstáculos
que se oponian á la práctica de las mismas, todos
se han preguntado cual seria el medio mas eficaz
para reconstruir la Nacionalidad sobre bases só
lidas, para establecer el gobierno de la libertad
en el órden, un gobierno que respetando las
conquistas alcanzadas en aquella gran jornada
garanta los beneficios de la paz á todos los
miembros de la asociacion.
La conciencia pública. Sr. Presidente, ilustra
da por lo historia argentina, conducida por el
instinto de la propia conservacion, arribó á una
solucion, que á BU juicio era la única salvadora.
Examinando el mapa politico de la República,
encontró en él constantemente en lucha, desde
el principio de la revolucion, dos elementos con
trarios: uno, el elemento organizador y civilizado,
otro, el elemento desorganizador y bárbaro. En
contró que el elemento civilizado, se encontraba
en el centro de las poblaciones, diseminadas á
grandes distancias, y rodeadas por todas partes
por la inmensidad del desierto y por la barbarie.
Entónces se dijo; ¿cual es el medio de dar garan
tia al nuevo órden de cosas, cual el medio de dar
el poder necesario al elemento organizador, para
que asegure la paz, las instituciones, y destruya
todo el elemento bárbaro, que era mucho mas
poderoso que el elemento organizador? Dijo en
tónces: el único centro de civilizacion, el único
que ha conseguido salvar BUS instituciones, el
único que ha estado constantemente con el arma
al hombro, sea la base del nuevo poder que se
funde. Arribando á este resultado, dijeron: la
capital de la República, no puede ser otra que
Buenos Aires, para que el poder general se ins
pire en los sentimientos de ese pueblo, para que
el poder general busque su apoyo moral y mate
rial en un pueblo ilustrado, grande y práctico
en las instituciones, no en las pequeñas pobla
ciones separadas entre si por inmensas distancias,
donde la civilizacion ha probado prácticamente
que es impotente contra la barbarie: es necesa
rio que la capital sea en Buenos Aires para poder
presentar al mundo entero el hecho material, pa
tente de la Nacionalidad: es necesario, por últi
mo, que la capital de la República sea Buenos
Aires, para que el pueblo de Buenos Aires sea
el inspirador, el censor y hasta el justiciero mis
mo, para valerme de las palabras de un escritor
frances, de las Autoridades Nacionales, si acaso
eran bastantes temerarias para conculcar las le
yes fundamentales.
No se me oculta, Señor Presidente, que esto
es consagrar el principio de la preponderancia
de las grandes capitales, y lo digo, Señor Pre
sidente, en contestacion á todos losSeñores oposi
tores al proyecto que hablan del sacrificio que
se impone á Buenos Aires, que hablan de la
muerte de esta Provincia, y que hasta nos han
tratado de envenenadores y asesinos.
(Aplausos.)
Yo creo, Señor Presidente, que no se hace
ningun mal á Buenos Aires: que la República
se salva, y que es la única solucion posible en
la actualidad; creo, que Buenos Aires esta siem
pre garantido por el poder de la opjnion que
es bastante para contener á los poderes públi
cos en la órbita de sus atribuciones.
Yo diré como uno de los Señores Diputados
que han hablado en contra del proyecto: todo
lo que es perjudicial á Buenos Aires, es per
judicial para la Nacion; todo lo que perjudica
á la Nacion, perjudica á Buenos Aires. Ahora
bien, cambiando los términos diré: todo lo que
es ventajoso para la República, es ventajoso
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
para Buenos Aires; todo lo que es perjudicial á Como ha dicho muy bien mi honorable cólega
la República, es perjudicial á Buenos Aires. por Tucuman, los articulos relativos de nuestra
(Aplausos.)
Una vez arribado á este punto, no hay, pues,
vacilacion posible respecto de la conveniencia
de establecer la capital de la República en Bue
nos Aires. Falta ahora ni camente mirar la
cuestion bajo el punto de vista constitucional.
Para esto, me permitiré establecer algunos
antecedentes que demuestran que nuestra Cons
titucion y nuestras instituciones, son muy dife
rentes y mucho mas centralistas que las de los
Estados Unidos del Norte.
Se nos está comparando, Señor, con las colo
nias inglesas, que han sido independientes en
tre si aun antes de su emancipacion de la Ingla
terra; que cada una tenia su gobierno propio, y
que unas delas oteas se hallaban completamente
divididas por intereses y preocupaciones opues
tas.
Estos antecedentes hacian, fatal la forma fe
deral de Gobierno en aquel pais, y ha debido
reflejarse en sus intituciones. Asi vemos que
el Congreso no podia prohibir la importacion
de esclavos, sinó despues de pasado cierto pe
riodo de años, y ménos aun'abolir la esclavatura
cediendo á los diferentes intereses que se halla
ban en pugna, y ahora despues de sesenta y tan
tos años, estamos presenciando los terribles efec
tos que ha producido ese monstruo que ha ido
creciendo sin cesar hasta que ha venido por úl
timo á dividir la República en dos grandes frac
ciones, y que se está devorando los caudales y la
sangre de la Nacion.
La relijion, tambien ha sido otro anteceden
te en favor del sistema federal, y el Gobierno
General no tiene atribucion ninguna con respec
to á los cultos. Es por esto que los Estados par
ticulares lejislan sobre la esclavatura y tienen
el derecho de darse por si propios la lejislacion
civil, criminal y de mineria. Tienen tambien en
algunos casos facultad de imponer derechos
de importacion y exportacion, y de hacer con
venciones con las potencias estrangeras, atrbui-
ciones todas que por nuestra Constitucionper-
tenecen al Gobierno General. Creo, pues, que
no hay términos de comparacion posible entre
nuestra Constitucion y la de los Estados Unidos.
Queria, Sr., llegará este punto para hacer ver
á la Cámara que nuestras instituciones admiten
una interpretacion, que tienda á hacerlas menos
federales que las de la Union Americana.
Dicho esto, voy á ocuparme de la cuestion ba
jo el punto de vista constitucional.
405
Constitucion, son completamente diferentes á los
de la Constitucion de los E. Unidos. La Consti
tucion de los Estados Unidos , hablando de las
atribuciones del Congreso, dice (leyó). Limita,
pues, el territorio sobre el cual puede ejercer ju
risdiccion á 10 millas cuadradas, miéntras que el
nuestro dice simplemente [leyó], este no determi
na que estension de territorio deba federalizarse.
Asi es que los constituyentes interpretando el art.
constitucional, no fijaron para capital de la Re
pública un distrito de diez millas cuadradas, sinó
que fijaron la ciudad de Buenos Aires con un
rádio bastante grande para formar una Provin
cia poderosa. Hemos visto tambien que la Co
mision del Senado presentó un proyecto de ley,
asignando para capital de la República, un ter
ritorio que tenia novecientas leguas cuadradas;
y nadie ha dicho Sr. Presidente, que semejantes
ideas fueran atentatorias á la Constitucion.
. Yo pregunto, pues, á los Sres. opositores don
de está el limite que marca la Constitucion al
territorio que haya de federalizarse? ¿donde ha
dicho: hasta aqui no mas ha de llegar? Yo digo,
que si puede llegar hasta el Rio de las Conchas,
puede llegar tambien hasta el Salado ó Patago
nes, porque el articulo constitucional no dice
hasta. dondeha de llegar.
Sr. Alsina—,;Donde está aquel articulo de la
Constitucion por el cual una provincia pueda
dar no solamontc parte de^ su territorio, sino
algo mas?
En ninguna paite.
Sr. Zavaleta —El articulo 13 de la Consti
tucion, cuyo objeto es robustecer el elemento
provincial, creo que no ha sido interpretado le-
jitimamente; y por ese articulo puede hacerse
de dos provincias una. Se ha dicho que no pier
den su autonomia, incorporándose Tma á otra.
Yo digo, que si Buenos Aires y Santa Fé se in
corporasen la una á la otra, es indudable que
Santa Fé, que tiene la quinta parte de la pobla
cion de Buenos Aires, vendria á ser completa
mente absorvida, y estaria gobernada por Bue
nos Aires, no por si misma.
Se ha hablado tambien, Sr. Presidente, del
pacto del 11 de Noviembre, como si fuera con
trario á la ley que está en discusion; se ha que
rido colocar á Buenos Aires en una situacion
escepcional respecto de las demas provincias.
Yo creo, Sr., que Buenos Aires se ha incorpora
do como las demas, conservando su vida de pro
vincia, y que no hace al caso invocar ese tratado
 SESIO.N DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
cuando estamos ocupados de esta cuestion. Creo
que si las demas provincias de la República
pueden ser federalizadas en su totalidád, para
ser capital de la República, puede serlo tambien
Buenos Aires apesar de los pactos.
Se ha tlicho, Sr. Presidente, por un Diputado
por Santa Fé que habló antes, que esta ley que
estatuoa discutiendo, vá á ser la bandera que se
va á dar á las provincias para que promuevan la
anarquia; que esta ley es contraria á la opinion
manifestada por ellas.
Yo creo, Señor, que las Provincias no levan
tarán ninguna bandera; creo nias, creo que in
terpretando fielmente los sentimientos de esas
Provincias, estamos cumpliendo con un deber,
al pedir la federalizacion de Buenos Aires. Yo
me precio, tanto como el Señor Diputado de
conocer los sentimientos de las Provincias; he
estudiado la opinion, y conozco tambien la ma
nifestada por sus órganos lejitimos: todas, á
escepcion de la Provincia de Santa-Fé y la de
Entre-Rios, estan conformes en que la Capital
de la República sea Buenos Aires. El caudilla
je no necesita de bandera, porque es un parti
do personal, le basta cualquiera. Pero diré mas:
el caudillaje tiene una bandera, puesto que en
la ley que acaba de sancionar la Cámara de Di
putados, y que pasará probablemente en la Cá
mara de Senadores, no se ha reconocido la
inmensa deuda que pesaba sobre la Confedera
cion, porque eso podria encerrar grandes esplo-
taciones, por que ro se conoce de que proceden
esos titulos. Esta es una bandera que podria
tambien levantarse é invocarse como argumento
contra todas las medidas que adopte el Con
greso.
Por otra parte, el mismo Sr. Diputado ha di
cho, que establezcamos la Capital tal cual la
estableció la ley del año 26. Yo, entónces le
digo al Sr. Diputado á mi vez: esa ley tambien
suscitó una bandera.
Sr. Oroño—No, Sr. Diputado, fué el sistema
que CAÍ adoptó entónces.
.SV. Zabaletar—Fué la ley tambien, Señor, y
es claro: ¿cual seria la bandera que levantaria el
caudillaje una vez sancionado este proyecto de
ley? Seria la que han levantado siempre: que
Buenos Aires, ya de suyo muy importante, iba á
ser mucho mas poderosa todavia, é iba á domi
nar á toda la República, es decir, dirian lo mis
mo que dijeron el año 26. Desde que todo el
poder estuviera en Buenos Aires, estando aqui
el Piesidente de la República, tendria igual_ra-
-iOtt
zon entonces el caudillaje para levantar esa
bandera.
Se dice tambien, Sr. Presidente, por algunos
i Sres. Diputados, que es un fantasma el caudi-
' llaje. Sin embargo, un Sr. Diputado por Bue
nos Aires, ha demostrado lo contrario, haciendo
un cuadro exelente, de gran colorido, del caudi
llaje en la provincia de Entre Rios. Tan existe,
Señor, el caudillaje, tan es cierto que ha de vol
ver á presentarse en la arena politica, que, no
hace mucho, el P. E. se ha visto obligado á tran -
zar con el Chacho; y sabemos que Sáa, el terror,
la celebridad del gobierno caido, está asechan
do el momento oportuno para lanzarse sobre
nosotros, y venir á producir nuevas perturbacio
nes y nuevas luchas.
Creo, pues, que no puede decirse: no haya
temor ninguno del caudillaje. Y entónces, yo
digo, demos al Poder General todos los elemen
tos necesarios para que pueda hacer prácticas las
instituciones, para que pueda restablecer el ór-
den,"donde quiera que él sea alterado, para que
pueda estinguir radicalmente el caudillaje. Yo
digo mas: demosle todo el poder necesario para
quitar al caudillaje, hasta la intencion de venir
á perturbar la paz, porque es un principio de
derecho criminal, que si las leyes deben tomar
todas las medidas necesarias para que el crimen
no quede impune, lo es tambien, que conviene
mas que eso mucho mejor prevenirlos, esto es,
impedirlos. Es decir, que estamos en el deber de
darle al poder general elementos bastantes, has
ta para quitar al caudillaje la voluntad de per
turbar el órden.
Es con violencia, Sr. Presidente, que tomo
parte en esta cuestion, sobre todo, en la parte de
derecho constitucional. Teniendo presente, Sr.
Presidente, la felicidad de cada una de las pro
vincias, donde en la última época porque hemos
atravesado, ha tenido lugar una guerra asoladora
en la cual no se respetaba la vida y la propiedad
de los ciudadanos, me ha preocupado mas la
idea de dar á este poder que se va á fundar, los
medios de impedir estos males. Me ha preocu
pado tambien, Sr. Presidente, la idea de que los
elementos que se dieran á este poder central,
fueran elementos tales, que solo se pudiera dis
poner de ellos en beneficio del pais. Digo esto
Señor Presidente, porque este poder reside en
un pueblo ilustrado, grande, práctico en las ins
tituciones, en una palabra, que el gobierno Ge
neral no puede usar de ese poder, sinó para el bien
de los pueblos, asi como el Gobierno de Buenos
Aires, no puede disponer del poder de Buenos
 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862.
Aires sino para el bien de la provincia. Yo
aqui, felicitaré, despues de haber manifestado
la violencia que me he hecho, á todos los Seño-
res de la oposicion que han consagrado toda su
imaginacion, todos sus esfuerzos y todo su talen
to á probar la inconstitucionalidad de la medi
da. Todos ellos han vivido en Buenos Aires, ó
en sus inmediaciones: solo han oido de lejos el
ruido de las tormentas que hemos sufrido, y se
han visto libres de los déspotas que en el in
terior disponian á su antojo de la suerte del pais,
de la vida y propiedad del ciudadano. Aqui,
han podido muy bien discutirse todas las gran
des cuestiones, bajo todas sus faces; pero los que
hemos vivido entrela barbarie, donde se han co
metido atentados de todo género, tratamos ante
todo de salvar las instituciones, la vida de los
pueblos. Estas son, Sr. Presidente, las conside
raciones que me han inducido á votar en favor
del proyecto en discusion.
Sr. Mármol— Como la hora es muy avanza
da, Sr., no emplearé sinó un minuto. Es para
no dejar pasar inapercibida una cosa que tiene
mucha fuerza en el ánimo del público, y que los
Sres. que acaban de hablar en favor del proyec
to hacen uso de ella. Es de mi deber, como opo
sitor, no dejar pasar inapercibidas, faltas que
dañan á mi idea y á mis amigos.
Buenos Aires no puede gozar de escepcion nin
guna despues de BU incorporacion, ha dicho el
Sr. Diputado; pero yo le digo entónces que ten
ga la bondad de decirme, de convencerme, por
. que puede ser que esté en error respecto á este
punto, ¿qué significa lo que dice testualmente
el articulo 104? El articulo dice que & mas de
los derechos comunes á todas, se reserva aque
llos que se hubiese reservado por los pactos.
Siendo solo Buenos Aires la que ha hecho pac
tos, yo creo que Buenos Aires es una escepcion
de la regla comun.
Sr. Zabaleta—A mas de todos los derechos, se
reserva todos los derechos comunes á todas las
provincias.
Sr. Mármol—El Sr. [Diputado ha dicho que
Buenos Aires, despues de incorporado, está en
igualdad de circunstancias.
Sr. Zabaleta—Respecto á este punto, es de
cir, Buenos Aires tiene asegurado su ser politi
co como las demas provincias.
Sr. Mármol—Entónces ¿Qué es lo que se ha
reservado por los pactos?
Sr. Zabaleta—La garantia del presupuesto.
Sr. Elizalde—No nos podemos entender.
Buenos Aires se ha reservado la integridad de
467.
su territorio, y sin el consentimiento de la pro
vincia de Buenos Atres, no se puede destruir la
integridad provincial. ' .
Sr. Mármol—Tenga la bondad de leer el ar»
tículoY.0
(Se leyó.)
Es decir que todo lo que es de- la provincia,
tiene que ser gobernado y lejislado por ella.
Sr. Elizalde— Pero la provincia puede renun
ciar á ese privilegio.
Sr. Mármol—Permitame; he establecido la
premisa, déjeme sacar la consecuencia. Gobier
na y lejisla todo lo que es suyo: esta es la pre
misa. Este reconocimiento, se ha elevado á la
categoria de articulo constitucional, porque la
Constitucion dice que lo que la Provincia de
Buenos Aires se ha reservado por los pactos es
constitucional, segun el articulo 104. Luego, no
puede venir el Congreso, con an poder limitado,
á legislar sobre eso.
Sr. Elizalde—Nadie niega eso. Lo que yo
le digo es que la provincia puede renunciar á ese
privilegio.
Sr Mármol—Lo que yo sostengo es que aque
llo que la Constitucion manda que deben reser
var los estados, no pueden renunciarlo.
Sr. Elizalde—Pero el Sr. Diputado ha soste
nido, como han sostenido todos los demas que
la administracion del ejército y de la aduana de
Buenos Aires, correspondia á Buenos Aires, por
el pacto de Noviembre, y ya ha visto como lo
hemos renunciado.
Sr. Mármol—Eso no es constitucional, es la
reserva de la garantia .
Sr. Elizalde—Entra en el pacto.
Sr. Mármol -Despues de la garantia vino el
pacto de Junio, complementario del pacto de
Noviembre, y este pacto dijo que el Congreso
deliberaria sobre la garantia. Ya hemos deci
dido, y nos hemos conformado con eso.
Sr. Zabaleta— Permitame una pregunta. ¿El
Sr. Diputado no acaba de apoyar la idea del Sr.
Diputado por Santa Fé, de que aceptemos la
ley del año 26?
Sr. Mármol—Yo no le he apoyado; pero no
vaya á creer tampoco que para mi es mala la
ley del año 26.
Sr. Oroño—Tenga la bondad de leer lo que
he indicado.
(Se leyó).
Creo que es bastante para llevar el conven
cimiento.
Sr. Elizalde—Nadie lo niega; yo he sido uno
de los que lo ha sostenido con mas calor.
403 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
Sr. OroHo—'Yo he de probar que no puede discusion porque la hora es avanzada, hago mo
renunciar á ese privilegio, que la provincia no cion para que se levante la sesion, con cuanta
puede consentir en que se federalice. mas razon, cuanto que mañana la hay.
$r. Quintana—No pudiendo continuar la Se levantó la sesion á las 5 y media.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA JACIOS

PRESIDENCIA DEL SR CASTKO

SESIÓN DEL Y DE AGOSTO DE 1862

VICB-P,DENTE a». En Buenos Aires, á 7 de con ánimo tranquilo en busca de la justicia y de

Agosto de 1862—Reunidos la verdad.
AUIna. en su sala de Sesiones, con Debo decir á la Cámara que jamás he tomado
Agulrre.
Bedoya. asistencia del Sr. Ministro de parte en un debate en que haya tenido mas ple
Blanco. na conciencia de un éxito final favorable, sin
Cabral. Gobierno, los Señores Dipu
Cantllo. tados (al márgen) el Sr. Vice- perjudicar los derechos sagrados de Buenos Ai
ClTlt.
£llzalde. Presidonte 2.° proclamó abier res y sin dejar de conciliar en la resolucion que
«arela ( J. A. ta la sesion. Leida, aprobada y ee tome, las prescripciones de la Constitucion
García (P.) que todos estamos obligados á obedecer.
Gorostlaga B. firmada el acta de la anterior
Gorovtlaga CL.) se entró á la órden del dia, La designacion de la Capital de la República,
Granel. seria una cuestion sencilla y de muy fácil solu
Ibarra. continuando la discusion pen
Laprida diente. cion, si la República se encontrára en sus con
Lezama.
marmol. 8r. Obligado (D. A. C.) diciones normales de existencia y si la que se
montea de Oca.
Aunque en la sesion anterior, propone, hubiera de ser conforme á los princi
Ortlz.
Oron». Señor Presidente, habia pedi pios constitucionales.—Pero, desgraciadamente
Obligado, (D. P. )
do la palabra, no hice de ella Señor, ni la Republica marcha en esta armonia
Obligado (A. C.)
Ocampo. uso, tanto porque la hora era con las instituciones que se ha dado, ni la solu
Padilla.
bastante avanzada, cuanto cion que se ha propuesto se encuentra ajustada á
Quintana (J.)
Quintana (IH.) porque consideraba que la los terminos rigorosos de la Constitucion —De
Kulz moreno.
mayoria de la Cámara debia estos dos puntos nacen todas las dificultades que
Torrent.
Vlllanneva. encontrarse demasiado fatiga en el debate se sienten.
Zaraleta.
da y tambien porque pensa Despues de la revolucion del año 10, habia
CON AVISO.
ba pedirle su benévola aten grande vacilacion en las opiniones de los hom
Del Blo
Gutiérrez. cion, particularmente á los bres públicos, sobre el órden politico que se
Zuvlrla. habia de establecer, despues de conquistada la
Cribara. Señores de la mayoria, por
que me parece que hemos de llegar á un comun independencia de nuestro pais.
asentimiento—Voy ahora á entrar de lleno en Entre ellos habia quien sostenia que lo mejor
la discusion del proyecto. que convenia para estos paises, era la monar
Si este proyecto se discutiera entre adversa quia proponiendo como candidatos, A algun
rios politicos, muy dificil seria- que pudieramos descendiente de los Incas, ó al principe de Luea.
llegar á algun avenimiento; pero cuando se Esto prueba, pues, que la conciencia de la revo
discute entre amigos que parten de un mismo lucion, no estaba heclia entonces. — Pero el
punto, que marchan guiados por im mismo pen instinto del pueblo Argentino, era superior á la
samiento y que van en busca de un mismo fin, sabiduria de sus hombres eminentes y por un
es muj fácil que lleguemos á entendernos, siem sentimento general entramos en el camino dé
pre que entremos y marchemos en la discusion, las formas republicanas.—Despues, vino la cues
410 SESIÓN DEL 7 DE
tion de los partidos politicos, y entraron en lucha
el unitario y el federal.—Todas las notabilida
des de nuestro pais pertenecian al partido unita
rio y sin embargo el instinto de los jmeblos fué
mas inteligente que ellos, y se. estableció el
sistema federal.
Puesto que se han traido á discusion ambos
sistemas politicos de Gobierno, séame permitido
hacer unapequeña defensa del partido federal.—
Este es la última espresion de la ciencia poli
tica.—Es cierto que nosotros al adoptarlo, no
estabamos preparados para ponerlo en ejecucion,
pero hemos pasado medio siglo de luchas conti
nuas y de sacrificios para establecerlo, como ley
de la Nacion.—Fuera de los inconvenientes que
pueda tener, yo creo que es preciso hacer es
fuerzos supremos, para realizarlo antes de volver
á nuevos ensayos politices.—Pero de todos mo
dos, yo diré como un célebre escritor de derecho
Constitucional : este es un hecho, y un sistema
que completa toda la historia Argentina.
Hoy pues está fuera de duda, fuera del de
bate, si se ha de establecer la nacionalidad, bajo
el sistema unitario ó federal, de manera que par
tiendo de este hecho, debemos establecer, todas
las leyes que dé el Congreso, en armonia con la
ley fundamental, que es la base de nuestro
sistema politico.
Felizmente en las largas discusiones que han
tenido lugar en el Senado y aun en esta misma
Camara, se ha llegado á convenir en ciertos pun
tos esenciales.—Hoy todos están de acuerdo, al
menos, nadie propone lo contrario, en que no es
posible entrar á designar defiuitivnmente la Ca
pital de la Republica —Esto mismo tuve el ho
nor de sostener, por primera vez, en las Cama
ras Provinciales, cuando se trataba de traer la
reunion del Congreso á Buenos Aires.
Yo decia entónces: no es tiempo de decidir
esa cuestion, estamos en un periodo de transi
cion, de ensayo, en el que no es posible ni conve
niente, ocuparse de ello—Yo digo ahora: entre
estas dos dificultades, entre el estado imperfec
to de nuestra organizacion social, en que verda
deramente no se practica en todo su rigor el sis
tema federal, y la necesidad de no apartarnos de
la Constitucion, hay un medio que viene á salvar
la dificultad—El articulo 3° de la misma, imi
tando en todo á la de Norte América establece
que las autoridades Nacionales que ejercen el
Gobierno federal residan en la ciudad que se de
clare Capital de la República por una ley espe
cial del Congreso, prévia cesion hecha por una
ó mas Lejislaturas Provinciales, del territorio
AGOSTO DÉ 1862.
que haya de federalizarse"—Se pone en dos ca
sos la Constitucion; en el caso que esté funcio
nando ordinariamente, y en el que entren á crear
se recien los poderes públicos, porque estable
ciendo la Constitucion que el Congreso ha de de
terminar, donde hayan de residir las Autoridades
Nacionales, previa cesion de las Lejislaturas Pro
vinciales, supone que el Congreso y todas las
Autoridades Nacionales, estén funcionando sin
Capital permanente—Supone tambien, que tie
ne una Provincia el derecho de negar su consen
timiento á esa cesion: luego el proyecto que pre
senta la minoria do la Comision, está en los tér
minos de la Constitucion. El Congreso, pues,
puede estar residiendo en un punto cualquiera
de la República, sin que por eso el territorio esté
federalizado, porque no puede federalizarse sinó
aquel que esté designado como Capital perma
nente de la República.
Todas estas discusiones no habrian tenido lu
gar si hubiera existido Capital.
Se dice que la ley del año 26 lo determina,
pero como ha observado muy bien un elocuente
orador en la Convencion de Buenos Aires, siem
pre que la Constitucion federal se ha apartado
de su modelo, no ha hecho sinó incurrir en error,
y si se hubiera tomado el testo de la Constitucion
Norte Américana tal como es, no habrian exis
tido estas cuestiones—Alli se determinaba que
no pudiera ser la Capital sinó con un radio de
diez millas deestension y se establecia al mismo
tiempo, con suma claridad, el órden que debia
seguirse, de manera que resultaba perfectamen
te claro que debia hacerse esa designacion prévia
la cesion del territorio, por las Lejislaturas Pro
vinciales, á la aceptacion del Congreso—Efecti
vamente, señor, yo creo que el Congreso absolu
tamente no puede dar esta ley. En Norte Amé
rica cuando se trató de designar la Capital, se
presentaron tres Estados, Virginia, Mariland
y Rodisland, haciendo cesion de su territorio—
La Legislatura del Estado de Maryland lmbia da
do una ley por la cual ofrecia al Congreso su ter
ritorio incluyendo la ciudad de Baltimore. que
es la tercera ciudad de la Union—Es, pues, en
presencia de estos actos de las Provincias, que el
Congreso no dió la ley de Capital sinó tomó una
resolucion, por la cual autorizaba al Presidente
de la Union para nombrar una Comision com
puesta de tres individuos, para que dijera cual
de- aquellos lugares era mejor para la reunion
del Congreso—De manera que yo digo, que es
tando á los términos rigorosos de la Constitucion,
el Congreso actual carece del derecho de dar
esta ley.
 SESIÓN .DEL 7 DE AGOSTO DE 1862
Pero si no lo dijera la Constitucion, el buen
sentido lo diria. ¿Cual es la situacion del Con
greso en la Provincia de Buenos Aires? Vamos
á discutir esta cuestion durante mucho tiempo,
de manera que por uno ó dos meses van á estar
paralizadas multitud de leyes interesantisimas
para la República—Despues que hayamos deci
dido el punto, el Presidente de la República tiene
que presentarse ante las puertas de la Lejislatura
Provincial, como un solicitante particular, como
una viuda que pide pension, solicitando de la
misma la sancion del actual proyecto, esponién
dose con ello á que le dé con las puertas en la
cara. Digo que esto no es noble ni digno; que
no es digno ni noble que el Congreso y el Presi
dente se pongan en semejantes condiciones—
Resultaria de aqui que la República veria un es
pectáculo, por cierto nada digno, que habria una
Lejislatura que tenia mas poder que el Congre
so y el Presidente, y por consecuencia se despres-
tijiarian las autoridades Nacionales. Yo diyo,
pues,' que el Congreso no debe colocarse en una
situacion semejante, sinó autorizar al Presiden
te para que consultando las conveniencias gene
rales, pueda entablar una negociacion con las
Provincias y obtener un terreno conveniente pa
ra federalizarse—Entre tanto el Congreso puede
estar coexistiendo en cualquier punto de la Re
pública—El derecho que tiene el Poder Ejecuti
vo para ejecutar las leyes, y el Congreso para
darlas, es un derecho que se puede ejercer en to
dos los ámbitos de la misma—Para lo único que
no lo tiene, es para ejercer jurisdiccion local en el
punto en que se coloque, y tiene ese derecho por
que le es propio, porque lo necesita para ejercer
BU mandato, porque sinó lo tuviera seria impo
tente. ¿Como puede ser que ese Poder Ejecuti
vo que puede declarar una Provincia en estado
de sitio, que puede ejercer multitud de otras
atribuciones las. mas importantes, no teaga el
derecho de colocar su permanencia eu un punto
dela República?
Es, pues, un derecho perfecto el que tiene, él
está establecido en la Constitucion, y seria de la
sabiduria del Congreso, no esponerse al recha
zo que puede sufrir de una Provincia y á perder
un tiempo precioso, que le reclaman multitud
de disposiciones útiles.
Creo, pues, que queda demostrado que el Con
greso no puede dar esta ley, y que aunque lo pu
diera, no le convendria hacerlo, porque se espon-
dria á quedar desprestigiado.
En apoyo de la coexistencia, como medio legal
y Constitucional, está la práctica de los Estados
411
Unidos, en donde despues de dada la Constitu
cion, permaneció el Congreso federal en New
York y luego diez años en Filadelfia coexistien
do, sin inconveniente de ningun género y con
este motivo rectificaré un hecho histórico á que
se refirió un Sr. Diputado pov Tucuman. Digo
que hubieron disturbios en Filadelfia, pero eso
pertenece á una época anterior. , Despues de
sancionada la Constitucion no hubo ningun gé
nero de disturbios ni agitaciones: estuvo tranqui
lamente ejerciendo su mandato hasta que en
1,800 pasó á residir á otro lugar. Despues de
esto hay otra razon muy poderosa. La ley que
se propone es un contrato entre la Nacion y una
Provincia, pero por este contrato la Provincia se
despoja de todos sus derechos y Buenos Aires
queda inutilizada en- una parte muy esencial.
Por la Constitucion Nacional, y segun todos los
comentadores de los Estados Unidos, el poder
judicial es precisamente el eje sobre que gira to
da la máquina Constitucional—Para que se vea
todo el alcance é importancia que se ha dado
siempre á la existencia del Poder Judicial, que
viene á quedar suprimido totalmente para la
Provincia de Buenos Aires, voy á permitirme
leer algunas palabras de Stori—Dice respecto
al Poder Judicial.
(Leyó.)
Se viene, pues á crear un poder despótico, res
pecto de la Provincias de Buenos Aires, porque
despues de sancionada esta ley no queda nada
de Poder Judicial, para resolver el contrato. Si
mañana, por mala inteligencia de la ley, ó por
cualquiera otra razon llegara á faltarse á las con
diciones de este contrato, no habria ni poder á
quien quejarse, del despojo que se hacia de sus
derechos.
Este proyecto de ley concede realmente ga-
rantias, pero ¿Que es la ley sin el Juez que la
aplica? Yo desearia llamar la atencion de los
Señores Diputados sobre este punto—En el caso
que he indicado, no quedaria mas camino que la
revolucion, porque repito ¿Quien tendria perso
neria suficiente para hablar en nombre de la
Provincia de Buenos Aires, requiriendo el cum
plimiento de las estipulaciones consignadas en
su contrato? El Poder Judicial, digo, es el su
premo Juez para decidir esta clase de cuestio
nes, pero es que por el proyecto actual, se ha sr.-
primido totalmente el Poder Judicial, con relr.-
cion ála Provincia de Buenos Aires.
Véase, pues, si es posible que los Lejisladores
de Buenos Aires, acepten este convenio en que
se dá la muerte á la Provincia, y cuando no que
da nadie que pudiera reclamar su cumplimiento
52
412 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862
La federalizaeíon "provisoria de la Provincia
es completamente contraria á la Constitucion—
Ya he dicho que la Constitucion no reconoce Bi
nó dos términos: ó están los poderes Nacionales
en la Capital, y entonces ejercen jurisdiccion, ó
no lo estan, y entonces ya no la ejercen—Asi que
estableciéndose aqui una jurisdiccion territorial,
ella está completamente fuera de los términos
de la Constitucion.
Un Señor Diputado por Tucuman, que habló
el segundo en la sesion anterior, se empeñó en
sostener que la federal izacion de una Provincia
entera era conforme á la Constitucion; pero ese
Señor Diputado, aunque hubiera probado su
proposicion, no habrá demostrado que el proyec
to en discusion, es conforme á la Constitucion.
De modo que, de su misma demostracion re-
resultaria, aun suponiendo que ella fuera exac
ta, que puesto que lo que se propone no es la
federalizacion definitiva de la Provincia, el pro
yecto seria contrario á la Constitucion—Pero le
diré respecto al articulo trece que ha citado, que
hay una gran diferencia, en que una Provincia
se divida en dos, ó que de dos se haga una—
Alli hay confusion de poderes, pero no absorcion
de poderes, ni abandono de derechos, al contra
rio, puede decirse, que una Provincia no delega
sus poderes, y por consecuencia no es el mismo
caso de federalizacion. En esta como acabo de de
mostrarlo abdica todos sus derechos; el Congreso
lejisla sobre esa Provincia, mas cuando una
Provincia se liga á otra, su liga es comun, sus
prescripciones tambien son comunes—Pero to
do eso no sucede aqui, como creo ya haberio de
mostrado—Señor, ¿qué razones se dan para pro
poner la federalizacion temporal de Buenos Ai
res? Se ha lecurrido á los antecedentes del año
veinte y seis—Yo no sé como se insiste todavia
en volver á traer ese antecedente en favor de la
federalizacion y en oposicion á la coexistencia
de poderes. Cuando se estableció la coexistencia
no existia la Constitucion, pero no solo no exis
tia, sinó que no estaban deslindadas las atribu
ciones del Gobierno Provincial y del Presidente
de la República, ni aun estaban sancionadas las
bases del sistema que se habia de fundar en la
República. Todavia no se habia definido si ella
se habia de regir por el sistema unitario, ó por
el federal. Por consiguiente ¿Que estraño es que
aparecieran dificultades entre dos poderes que
no tenian definidas sus funciones?
Sin embargo, la ley de Capitalizacion no na
ció de dificultad ninguna.—El Sr. Rivadavia se
recibia de la Provincia el 8 de Febrero de Ib26
y con fecha 9 del mismo ya presentaba el
proyecto de Capitalizacion de Buenos-Aires ;
luego el pensamiento de la Capitalizacion de
Buenos-Aires, no nacia de dificultades existe"-
tes, puesto que ellas no habian podido tener lu
gar.—Pero aun suponiendo que hubiera suce
dido lo que dicen los Señores Diputados, las
dificultades eran muy naturales, puesto que no
estaban definidas las atribuciones de uno y otro
poder. Mas cuan diferente es hoy! que no hay mas
que tomar la Constitucion'en la mano y ver cua
les son las atribuciones del P. Ejecutivo Nacional
y del Provincial? Porque, pues, se supone que
puede haber choque entre ambos ?—No veo por
que habia de haber mas dificultades para ejercer
el Goberno general, sus atribuciones peculiares,
que si ese Goberno residiera en otra parte. —La
distancia no puede tener influencia ninguna en
esos choques; lo mismo habrian de tener lugar
aqui estando reunidos ambos poderes, que si
estuvieran situados á largas distancias. —El cho
que viene, ó puede surjir, del ejercicio de las
atribuciones de ambos poderes, pero de ninguna
manera de la distancia.—Asi no creo que pue
dan existir tales dificultades;*cada poder tiene
su orbita de accion y la tranquilidad no puede
turbarse, manteniendose ambos en ella. — Un
poder, tanto Nacional, como Provincial que sa
liera do la esfera que le pertenece, causaria si el
trastorno, pero entonces lo mismo es, que esten
situados aqui, ó que residan en cualquiera otra
parte; la distancia no puede evitarlos ó aumen
tarlos.
El Señor Ministro de Gobierno en una sesion
anterior dió una segu, idad, que puede haber
influido en el ánimo de los Señores Representan
tes, y por lo mismo me veo en la necesidad do
desvanecerla, no encontrando fundadas sus ase
veraciones.—El dijo, he tomado sus palabras:
" Que el Poder Ejecutivo Nacional eiitendia
que federalizada la Provincia, la organizacion
de ¡la Republica es cierta y responde del éxito "
Como esta seguridad del Señoi Ministro puede
influir algo, repito, en el animo de los Señores
Diputados, yo me permitiré hacer algunas obser
vaciones sobre ella.
El Gobierno Nacional actual, es el Gobierno
de la Provincia de Buenos-Aires, y en cuanto al
ejercicio de las atribuciones Nacionales, las
ejerce solo interinamente y por poco tiempo.—
Dentro de un mes estará elegido el Presidente
de la Republica. ¿Que medios tiene el Gobierno
de la Provincia de Buenos-Aires, ni que fé puede
darse á esa seguridad para responder de la orga.
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
nizacion de la Republica ? Comprendo que esa
seguridad nace de un noble deseo del Señor
Ministro, y de profundas convicciones indivi
duales, pero no puedo ir mas allá, puesto que el
Señor Ministro, como su Gobierno va á concluir
dentro de poco tiempo
Sr. Ministro de Gobierno—En este lugar
hablo con la persona moral del Gobierno.—El
Gobierno no se compone de tal ó cual persona,
y tan Gobierno será el Presidente que venga
como el actual.—El Gobierno que venga ha de
tener el mismo sentimiento y sobre todo, el Go
bierno actual está en la obligacion de asegurar
los medios que entiende que son los que han de
conducir á la union (Aplausos.)
Señor Obligado. (D. A. C.)—Yo queria decir
pues, como hay la creencia general que el Go
bernador actual ha de ser el Presidente de la
República ....
Sañor Ministro de Gobierno.—No se olvide el
Señor Diputado que el Gobierno actual es una
persona moral.
Estoy representando ahora al Gobierno Na
cional, no al de la Provincia.
Señor Obligado. (D. A. C.) —Aunque lo diga
el Señor Ministro nadie puede olvidar que es el
Gobernador de la Provincia de Buenos-Aires el
que inviste hoy ese caracter, que el mandato que
ejerce es un mandato interino, que dentro de
poco tiempo va á tener que abandonar. — Asi
aunque el Señor Ministro habla con su concien
cia, cuando dá tal seguridad, ella no debe tener
fuerza ninguna para el Congreso. — Asi, pues,
yo que estoy en contra de la federalizacion, estoy
on el deber de desvanecer una segundad que está
destituida de fundamento.
Señor Ministro de Gobierno. — El Gobierno
quiere dejar el camino preparado para el que
venga despues.
Señor Obligado (D. A. C.) —Esa seguridad no
debe hacer fuerza ninguna en la Cámara para la
decision de este asunto, y es para desvanecer cual
quiera impresion que pudiera haber hecho la pa
labra del Señor Ministro, que he tocado este
punto.
Un Señor Diputado en la sesion anterior hizo
una observacion que no desearia dejar sin con
testacion. —Voy á tomar sus palabras de los dia-
rioa por si son ciertas, pues no desearia incurrir
en algun error.
(leyó.)
Voy á responder á esta observacion del Señor
Diputado.
Puede ser que nuestros enemigos estén con
413
nosotros en este caso, pero ha equivocado las
causas que á ellos los han impulsado. — Son
nuestros enemigos politices los que han ufado de
loa poderes fuertes, son ellos los que han com
prendido que federalizando á Buenos-Aires se -
creaba un poder fuerte, y como le conocen le te
men, y por este medio han creido aniquilar la
Provincia de Buenos-Aires.- -Nuestros enemigos
no tienen fe en el ejercicio de la libertad; creen
que de su ejercicio, que dandole mayor amplitud
vendrá el desquicio y el desórden. — Por eso es
que ellos dicen estamos con los que sostienen la
conveniencia de la federalizacion de Buenoe-
Aires, puesto que creen que con el estableci
miento de los principios y de la libertad no po
dremos llegar á la organizacion Nacional.—Esa
es la idea que los guia.—Ellos dicen ¿Que podrá
ser un Gobierno residiendo en Buenos-Aires á la
par del Gobierno Nacional ? Será un Gobierno
débil —Ellos no creen que el poder estará en la
opinion pública de Buenos Aires, porque no sa
ben que el mas grande poder de la tierra, es el
poder de la libertad—Esa es la causa porque es
tan al parecer de nuestro lado. Dicho esto voy
á pasar á otro punto importante de la cues
tion.
Este proyecto tiene otro grave inconveniente
de que no se puede desprender la consideracion
de la Cámara. Si se tratara de federalizar la
Provincia 1e Bs. Aires permanentemente, al me
nos, habria un pensamiento fijo; y si prevalecie
ra hoy esa idea pareceria indicar la de preferir
el sistema unitario; pero no puedo comprender,
como cabe en cabeza politica la idea de la fede
ralizacion temporal de Buenos Aires—Buenos
Aires es el punto civilizado hoy en la República,
es el punto donde existen radicadas las institu
ciones y la libertad; es el punto que creen todos
debe servir de base á LVorganizacioii Nacional, y
cuando esto se pretende, se empieza por destruir
este centro de accion y de poder, para entregar
lo á otra lejislacion. De modo, pues, que el fe
deralizar la Provincia de Buenos Aires por tres
años importa decir: todas las conquistes que ha
hecho á costa de diez años de sacrificios; todas
las libertades que ha adquirido á costa de tanta
sangre derramada, todo debe entregarlo á un po
der distinto; todo vamos á darlo y á cambiar la
lejislacion actual—Sin-cmbargo, á los tres años
despues de esta desaparicion, vuelve la Provincia
á recuperar lo perdido, lo entregado anterior
mente. Pero, señor, ¿Que pais es este en que es
tamos ocupados en hacer y deshacer? No puedo
concebir que pensamiento poitic, puede haber
414 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
en tal cosa, sinó fuera el de federalizar la Pro
vincia permanentemente.
Por otra parte, cuantos no serian los incon
venientes que de tal cosa resultarian! El meca
nismo de la Provincia de Buenos Aires es suma
mente complicado, como que tiene una organi
zacion completa. El Congreso, y no hay mas
que ver el tiempo que va transcurrido y las le
yes que hemos dado, el Congreso, decia, ¿Como
puede atender bien á los intereses de la Provin
cia de Buenos Aires, siendo como son, tan com
plicados? ¿Como puede ocuparse de la lejislacion
de la Provincia y de la Nacion? Tan dificil es
esto que el Congreso de los Estodos Unidos que
tiene un pequeño radio de territorio, y que por la
Constitucion debe ejercer en él jurisdiccion, no
se ha ocupado todavia de ejercerla en mucha
parte. Asi es que en el distrito de Colombia en
la parte que pertenece á Virginia rigen las le
yes de Virginia y eu el de Maryland rigen las
de Maryland—«Como puede este Congreso que
tiene que atender á todas las necesidades de la
Nacion, ocuparse de las de Buenos Aires. Yo
creo que habria una inmensa dificultad para rea
lizar el hecho.
Pero señor, sinó fuera cierto como creo ha
berlo demostrado que el Congreso no tiene el
derecho de dictar la by de Capital, antes que se
haga prévia cesion, por uno ó mas Estados; si no
estuviera demostrado ya por los luminosos de
bates que han tenido lugar en la Cámara del
Senado y en esta, que en ningun caso el Con
greso tiene el derecho de federalizar una Pro
vincia entera, y aun suponiendo que lo tuviera;
sinó estuviera demostrada la inconveniencia pa
ra el Congreso mismo, de determinar un radio
tan estenso para Capital, nada menos que una
Provincia entera; pues, tomando por base el cal
culo del Sr. Martin de Mussy por el que Buenos
Aires representa proximamente ocho Provincias
de toda la República. ¿Cual no seria el incon
veniente que resultaria de la mezcla de los dos
sistemas? En una parte federacion y en la otra
unidad? ¿Que organizacion posible hay en esto?
¿Que modo es este de preparar la organizacion
de la República? Pero, digo, prescindiendo
eompletamente del derecho, prescindiendo tam
bien de las conveniencias generales. ¿Como se
espera, como se cree que la Provincia de Buenos
Aires pueda consentir en abdicar su soberania?
Yo digo que la misma Lejislatura de Buenos Ai
res no tendria el derecho de hacerlo. Puede
rechazar esta ley, y rechazandola estará en los
términos de la Constitucion; para aceptarla no
tiene mandato. La Constitucion de Buenos Ai
res dice:
(Leyó.)
Por consiguiente, pues, esos Representantes
no tienen el derecho de reunirse al Congreso
Nacional, sinó bajo la base del sistema federal.
Ellos no pueden en ningun caso, faltando al ]u-
ramento que han prestado, no pueden aceptar
esta ley. Tendria, cuando menos, que crearse
una Con vencion especial; pero ni aun esa podria
decidir este punto.
Por lo tanto, pues, ¿Que objeto hay en que
el Congreso vaya con su proyecto ante la Lejis-
latura de Buenos Aires, para recibir un comple
to rechazo? Y lo sufriria, á no dudarlo, tanto por
que la Lejislatnra no tiene el derecho de abdicar
su soberania, y la de la Provincia, cuanto por
que ese procedimiento es contrario á los precep
tos mismos, los mas esenciales del sistema fede
ral. El pueblo de Buenos Aires tendria el de
recho para reconvenir á sus Diputados, si tal co
sa hicieran, diciendoles ¿A donde estan las leyes
que os he entregado? ¿A donde estan los dere
chos que he confiado á vuestra guarda? No creo,
pues, que haya una Cámara de Bs. As., que pue
da aceptar esta ley; ni su mandato se lo permi
tiria, ni las conveniencias de la Provincia, ni de
la República entera tampoco.
Sr. Ministro de Gobierno—Señor Presidente,
consecuente con las declaraciones que he tenido
el honor de hacer á esta Cámara á nombre del
Gobierno, me habia abstenido hasta ahora de to
mar una parte activa en este solemne debate.—
Lo he seguido con el mayor interes; hé aplaudido
los bellos discursos, los brillantes pensamientos
que se han vertido. '— He apurado eu silencio
tambien ciertas alusiones, ciertos discursos con
puntos suspensivos, que hubiera sido- de desear,
no se hubieran oido en este recinto.
Señor, el Gobierno ha dicho que aceptaria
aquella decision que reuniera mayor número de
voluntades, y menos resistencias ofreciera.—Ha
dicho tambien que presta su apoyo decidido al
proyecto en discusion.
Ha dicho por último que no quiere contrariar
la voluntad del pueblo; y que cualquiera que ella
sea ha de acatarla, ha de respetarla, porque este
es el primer deber de todo Gobierno, cuya exis
tencia y cuyo poder estan basados en el dogma
sagrado de la soberania del pueblo.— Consecuen-
tercomo he dicho, con estas declaraciones, me
habia abstenido hasta ahora de tomar una parte
activa en el debate.
 SESIÓN DEL 6 PE AGOSTO DE 1862
, Debo felicitar á la cámara por la altura con
que lo ha conducido.
Grande cosa es, Señores, la discusion ante un
pueblo libre! Merced á ella, merced á la luz que
brota del choque de las opiniones encontradas al
impulso de la elocuencia de contrarios oradores,
como brotan chispas de fuego, al choque del pe
dernal; la oscuridad en que apareció envuelta es
ta cuestion de la capital, váse disipando. Poco á
poco han ido eliminándose aquellas soluciones
que parecian racionales al principio; y la cues
tion, como se ha visto, ha quedado reducida á
una fórmula simple; federalizacion,—coexisten
cia. Al fin hemos de acabar por entendernos
todos, porque vamos todos en pos de la verdad,
cediendo á la ley suprema de la democracia, á la
voluntad de la mayoria, que la discusion habrá-
ilustrado y hecho aceptable.
El proyecto al que ha prestado el Gobierno au
apoyo, ha sido tan duramente combatido, líásele
presentado con tan negros y siniestros colores,
que por mas abstencion, que quisiera tener, ya
no es posible al representante del Gobierno dejar
de sincerar ese apoyo que le presta. Se ha dicho
que es un proyecto revolucionario; que es absur
do; que es monstruoso que es ofensivo al pueblo
de Buenos Aires; se ha dicho hasta que es un
crimen. Lo ménos de que se le acusa, es de ser
atentatorio á la Constitucion. Ante acusaciones
semejantes, la voz del Gobierno debe hacerse oir,
dede sablir á su defensa y sincerarse de tan gra
ves cargos, porque el Gobierno no puede apare
cer prestando su apoyo á proyectos revoluciona
rios, inmorales y atentatorios á la Constitucion.
Es, pues, un deber procurar demostrar con
toda la enerjia que me sea posible, que el pro
yecto á que el Gobierno ha prestado su apoyo,
no es revolucionario, no es absurdo, no es inmo
ral, no es atentatorio á la Constitucion, y que
lejos de esto, consulta los intereses permanentes
y bien entendidos de la Nacion y del pueblo de
Buenos Aires, y está perfectamente ajustado á
las prescripciones constitucionales.
Voy á probarlo, no con el tema gastado de la
Constitucion, que para mi no es la fuente donde
principalmente deba buscarse la solucion de esta
cuestion, que para mi nada vale cuando se trata
do la vida ó muerte de la Nacion, porque entiendo
que la Constitucion se ha hecho para la Nacion,
y no la Nacion para la Constitucion; voy á soste
ner el proyecto, decia, no con el tema ya tan ma
noseado de la Constitucion, sinó remontándome
á la base del sistema que nos hemos dado; y exa
minando á la luz de la historia y de las doctri
415
nas mas autorizadas, cuales son sus necesidades
y sus vicios, y cuales los medios con q' debemos
combatirlos, muy especialmente en nuestra ma
nera de ser. Pido á la Cámara me disculpe, si
ocupo un tanto su atencion, cuando ya el debate
pareceria agotado.
La historia dirá, señores, si el sistema federal
ó el unitario, estaba destinado á hacer la felici
dad del pueblo argentino. Yo he dicho antes,
y no 'tengo embarazo en repetirlo; el sistema
unitario es imposible en la República, y por mas
fe, por mas elocuencia que á su servicio pongan
los que se han declarado sus Apostoles, predican
en vano á un pueblo que no quiere ser converti
do. El sistema federal responde á uno de los
sentimientos mas grandes y mas arraigados en
el corazon humano; al sentimiento de indepen
dencia :—A ese sentimiento que mueve al hijo á
alejarse de la casa de su padre, abandonando sus
halagos para buscar en la lucha diaria de la vida
una existencia propia; á ese sentimiento, que ha
inspirado á los pueblos los mas grandes sacrifi
cios, y las mas grandes revoluciones.
Pensar en que despues de cincuenta años de
Gobierno propio, Entre-Rios, Córdoba, Corrien
tes, Santiago renunciáran á la Independencia de
que han gozado, aunque haya sido para despe
dazarse, para someterse sin reserva á un gobier
no general y centralizado, e* pensar (en mi opi
nion) en utopias; pensar en lo imposible. Seria
necesario para alcanzarlo, librar una batalla en
cada provincia, y llamo yo imposible, lo que ha
de conseguirse, y depende del éxito de catorce
batallas.
El sistema federal es pues una necesidad de la
actualidad de la 'República; y al consagrarla la
Constitucion que nos rige, y que hemos jurado,
no ha hecho otra cosa sinó reconocer lo que la
voluntad de los pueblos habia sancionado de an
temano.
Y si se me preguntase si ello es una fatalidad
ó una fortuna, no tendria embarazo de contestar
lo que he tenido ocasion de decir ya antes cuan
do esta cuestion estuvo á la órden en las CC.
Provinciales. El sistema federal es, á mi jaicio,
el que mas conviene, aun teóricamente, á la ac
tualidad, de la República, pues que, si es cierto
que el sistema unitario es el mas apropósito para
constituir un poder fuerte, el federal se armoniza
mas con la libertad; y yo prefiero la libertad al
poder. Y si no tuviera mas autoridad en que
apoyarme que la de la Union Americana, en
tiendo que ella me bastaria.
í Qué nacion supo jamas combinar mejor la
 416 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
libertad con la fuerza? ¿Qué ejemplo nos pre
senta la historia de una prosperidad tan asom
brosa ?
Partiendo de este antecedente; admitido qu
no hay mas gobierno posible en la República qu
el federal, porque él es el que los pueblos han
aceptado y han jurado, forzoso es examinar la
naturaleza de este poder, forzoso es examinar su
esencia, para buscar en ella la solucion del pro
blema que tratamos de resolver. Es, señor, en la
manera de funcionar este poder, es en su natura
leza, en que mejor que, en articules oscuros y
dudosos de la Constitucion, hemos de encontrar
la solucion mas conveniente de las necesidades
de la situacion.
La materia es nueva, y por ello me perdonará
la Camara si entro en algunas esplicaciones que
aunque elementales, conviene recordar y hasta
cierto punto vulgarizar.
El sistema federal, es señor, la reunion de va
rios Estados que, conservando parte de su inde
pendencia, parte de su soberania, delegan la
otra parte en un gobierno general, que los re
presente en el esterior y conserve el órden en el
régimen interno. El sistema federal es un com
puesto de dos poderes, el poder de los Estados
al poder general. Armonizar estos dos poderes
de manera que elj poder general sea bastan
te fuerte, para hacerse respetar, para mantener
el órden interior, para garantir á los Estados de
los peligros del estrangero, sin que por ello peli
gre la libertad de los Estados, y aquella inde
pendencia que necesitan para su vida propia, es
un problema de una solucion dificil en estremo,
y que estaba reservado al pueblo americano ha
cer posible, para gloria de la humanidad.
Si el poder de los Estados es necesario para
garantir las libertades del ciudadano, el poder
general no lo es ménos para evitar los peligros
de la anarquia y de la impotencia. Una Con
federacion de Estados en que el poder general,
impotente, estuviera avasallado por el poder de
los Estados, seria una burla; seria el falseamien
to mas completo del mismo sistema federal.
El gran peligro que corre este sistema; el
riesgo inminente que amenaza á toda federaliza-
cion, ó Confederacion de Estados, es la invasion
del poder de los Estados sobre el poder general,
que lo reduzca á la impotencia.
Voy á probar esta asercion; primero con la
historia de los pueblos que nos han precedido en
la practica de este sistema; y despues con auto
ridades de los fundadores de la Union America
na, que no podrán ser recusadas.
Entre las confederaciones de la antiguedad,
la mas considerable fué la de las Repúblicas grie
gas; asociadas bajo el consejo llamado de los
Amphyctionos.
Los miembros que la componian, conserva
ban el carácter de estados independientes. El
consejo tenia autoridad general para hacerla paz,
para hacer la guerra, para decidir las controver
sias entre los diversos miembros.
Este aparato de poder parecia en teoria y en
el papel, ampliamente suficiente para llenar los
objetos de la asociacion. Muy diferente fué,
sin embargo, la teoria á la practica.
Los poderes públiccs, eran elejidos por dipu
tados nombrados por los ciudadanos en su capa
cidad politica, y ejercidos sobre ellas en el mis
mo carácter.
De aqui se orijinó la debilidad, el desórden, y
finalmente, la ruina de la Confederacion.
Los miembros mas poderosos en vez de ser
contenidos en la obediencia y el iespeto á los
demas por el Consejo, tiranizaron sucesivamen
te á los débiles. Ni aun los peligros de la guer
ra esterior, ni aun la presencia del inmenso ejér
cito de Xerxes, bastaron á contener los celos, las
rivalidades; y al fin la Confederacion por falta
de un poder general bastante fuerte para hacer
se respetar de todos, fué presa de los Macedonios
y despues de los Romanos.
La liga llamada Achea fué otra sociedad de
Repúblicas griegas. El vinculo de union era en
ella mas fuerte, y su orgauizacion mejor calcu
lada. Las ciudades que componian esta liga,
conservaban su jurisdiccion municipal. El sena
do en que estaban representadas todas tenia el
derecho esclusivo de hacer la paz ó la guerra, de
nombrar un magistrado superior, que tenia el
mando del ejército, y una parte muy importante
de toda la administracion. Las intrigas delos
Víacedonios y de los Romanos, atizandolas riva-
idades de los diversos miembros de esta liga, de-
ñlitaron el vinculo de union. Y roto él, las
armas de Roma, encontraron poca dificultad en
completar la ruina, que su astucia habia prepa
rado. De este modo aquella liga, última espe
ranza de la libertad de la Grecia, ¡concluyó bajo
íl peso de las cadenas, en que hasta hoy gimen
us ciudades, tan florecientes y tan libres en otro
iempo.
Pero voy á citar ejemplos mas recientes.
La Confederacion Germánica, está basada so-
)re el sistema feudal de la edad media. Es una
:onfederacion de Estados Soberanos. Los pode-
es públicos están confiados á una Dieta, que
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
representa los diversos miembros de la Confede
racion y áun emperador, que es el poder ejecu
tivo. La dieta, legisla para todo el Imperio. El
emperador está encargado de hacer cumplir sus
leyes.
Considerando el bien combinado plan de esta
Confederacion, deberia creerse que ella escapa
rla á la ley general. Sin embargo, nada es me
nos cierto. El principio en que reposa, de que
el imperio es una reunion de soberanos; de que
la dieta es una representacion de soberanos, na
ce á esta confederacion un cuerpo sin nervio, in
capaz de contener en obediencia á sus diversos
miembros, espuestos á los peligros del estrange-
ro, y sujeto á incesantes ajitaciones intestinas.
De todo esto resulta que la Confederacion Ger
mánica, que por su posicion, por su poblacion
de 56 millones de habitantes, inteligentes, labo
riosos y fuertes, podia ser la primera potencia
Europea, apenas pesa en la balanza del conti
nente.
Por último, señor, los Cantones Suizos nos
presentan el ejemplo de una Confederacion en
la que el vinculo comun es tan débil, que puede
casi llamarse nominal. Los cantones no tienen
tesoro, no tienen tropas, y hasta puede decirse,
que no tienen un gobierno comun. Su impoten
cia, su misma debilidad, asi como la rivalidad de
sus poderosos vecinos, son su garantia, y acaso,
la única razon de su existencia.
Solo, Señor Presidente, la union americana ha
podido escapai á la ley fatal del sistema federal,
solo ella ha podido hasta ahora hacer un gobier
no de diversos Estados, capaz de hacerse respe
tar en el interior y en el esterior, y libre al mis
mo tiempo. Estaba reservado, dice un célebre
escritor, al pueblo americano, demostrar por su
conducta y por su ejemplo, que los hombres
son capaces de establecer un buen gobierno por
la eleccion y reflexion, sin que su Constitucion
dependa del acaso ó de la fuerza. ¿Y porque se
ñor Presidente han alcanzado este grandioso
resultado? Porque para el pueblo americano el
poder general es superior al de los Estados, por
que para nuestros hermanos del norte, el poder
general, el vinculo sagrado de la union, es antes
que todo.
Creo, señor, haber demostrado con los ejem
plos mas notables de la historia, que el vicio
radical que tenemos que combatir en nuestro
sistema, es la debilidad, la impotencia del poder
general, y que el medio de escapar á la disolu
cion en que cayeron los que nos han precedido
417
en la práctica del mismo sistema, es robustecer
ese poder general.
Voy ahora á probar con las doctrinas de aque
llo que hemos tomado por modelo, y cuyas pa
labras á cada paso se invocan, que las lecciones
de la historia no son sinó las lecciones del cora
zon humano, fuente de todas las histórias, y de
todas las Constituciones.
Voy á probar con las doctrinas mas autoriza
das, que el gran peligro que amenza á toda Con
federacion es la invasion del poder de los Estados
sobre el poder de la Nacion; en una palabra, el
avasallamiento y la impotencia del poder ; ge
neral.
Sr. Mármol—,Esta no es Confederación; no
esté confundiendo el Sr. Ministro federacion con
Confederacion.
Sr. Ministro de Gobierno—Voy á citar, repito
las doctrinas de los americanos del Norte, cuya
autoridad no podrá negar el Sr. Diputado, ni los
demas señores que á cada paso las invocan: ellos
saben mejor que nosotros, lo que conviene al
sistema que adoptaron, y que nosotros no hemos -
hecho otra cosa que copiar.
Sr. Mármol—Pero le repito al Sr. Ministro que
Confederacion no es lo mismo que. federacion;
que está haciendo citas que no pueden, ser acep
tadas por hombres de letras. (Aplausos.)
Sr. Ministro de Gobierno—Mi propósito tien
de á probar que la necesidad mas imperiosa del
sistema que hemos adoptado, y especialmente de
nuestra actualidad, es robustecer el poder gene
ral, para que no sea él una burla y un juguete
del poder de los Estados. Comprenderá ahora
el Sr. Diputado á donde voy. Por lo demas, fe
deracion y confederacion es lo mismo para mi
objeto.
Continúo la hilacion de mi discurso.
El libro mas precioso, el que mas respetan los
ciudadanos de la Union Americana, en materia
constitucionales es el "Federalista"—Es él una
coleccion de articulos tcon que los hombres mas
competentes, los que mas parte tomaron en la
formacion de la Constitucion de 1788, acompa
ñaron su discusion, para hacer resaltar los peli
gros que debian evitarse, y para hacer notar des
pues las ventajas conquistadas y los vacioa que
aun habian quedado en esa misma Constitucion,
tan sábiamente elaborada.
Todo este precioso libro respirala mas sublime
doctrina federal. Pero en nada inculcaron tanto
sus autores como en la necesidad de robustecer
el poder general, para que fuera él capaz de
llenar las altos fines de su mision.
418 SESIÓN DEL 6 DE AGOSTO DE 1862
El principal objeto de estas páginas, decia
ílamilton, es inculcar que el peligro que mas
amenaza nuestra existencia politica, es que los
Gobiernos de los Estados lleguen al fin á minar
los fundamentos de la union.
Basta, Sr. Presidente, detenerse un momento
á pensar en la Constitucion del sistema federal,
para percibir claramente la realidad de ese pe
ligro.
El poder jeneral se compone de los elementos
que los estados han querido abandonarle. El po
der general vive, por decirlo asi, á espensas del
poder de los Estados. Una tendencia natural en
el corazon humano impulsará siempre á los Esta
dos á reaccionar contra el poder jeneral que con
siderarán, sinó como un usurpador, por lo ménos
como un rival.—"Siempre será mas facil," dice
el mismo Hamilton, cuya autoridad invocaré
Biempre con placer, "que el Gobierno de los Es
tados avasalle á las autoridades nacionales, que
no que el Gobierno Nacional avasalle á la auto
ridad de los Estados. La prueba de esta verdad
se encontrará en el mayor grado de influencia
que el Gobierno de los Estados tendrá siempre
sobre el pueblo; circunstancia que nos enseña
que hay una debilidad inherente é intrínseca en
todas las Constituciones federales, y que nunca
se tomarán demasiadas precauciones en su orga
nizacion para darle toda aquellafuerza que sea
compatible con los principios dela libertad. La
superioridad y la influencia á favor de los Esta
dos, resulta en parte de la composicion etereoje-
nea del Gobierno Nacional; pero principalmente
de la naturaleza de los objetos á que la atencion
de los Estados se dirije. Es un hecho bien cono
cido en la naturaleza humana continua elmismo
Hamilton, que sus afecciones son siempre tanto
mas débiles, cuanto mayor es la distancia y
mayor la diversidad del objeto á que son diriji-
das. Asi como el hombre es siempre mas ape
gado á su familia que á su barrio, á un barrio
mas que á la comunidad en jeneral, asi tambien
«1 pueblo de cada Estado será siempre mas ligado
por sus afecciones hácia el Gobierno local, que
hacia el Gobierno de 1& union."
Señores: estas hermosas palabras son la filo
sofía del corazon humano.
Los individuos que dependen inmediatamente
de los Estados, que reciben los beneficios direc
tos de su administracion, que han depositado en
su administrado i do justicia, civil y criminal,la
garantía de sus intereses, de su familia, de su
misma vida, en igualdad de condiciones, siem
pre tendrá mas vivas simpatias por el poder de
que inmediatamente dependen y cuyos benefi
cios tocan á cada paso que por el poder general,
cuya esfera de accion, ejercitándose sobre la
masa general de los ciudadanos, solo produce
beneficios que hieren ménos el ánimo del pueblo,
y les inspirarará ménos sentimientos de gratitud
y obligacion. El contacto diario en los diver
sos ramos de administracion, la comunidad de
intereses, los beneficios de cada dia, ligan de tal
modo á los ciudadanos al Gobierno del Estado á
que pertenecen, que le aseguran un imperio tan
decidido sobre ellos que constituirán un com
pleto contrapeso, y frecuentemente un peligroso
rival al Gobierno de la Union. Por el contra
rio, el poder federal, es por su naturaleza débil,
y el m énos aparente para reprimir las liberta
des públicas. Solo es fuerte por el apoyo que le
presten los Estados, y solo obtendrá este apoyo
en cuanto haga la felicidad; y garanta la tran
quilidad de todos. Un poder que recibe toda
la fuerza de la afeccion y de la simpatia de los
gobernados, seria débil el dia que quisiera abu
sar de él.
Muchas citas, y muy 'caracterizadas, podré
aducir, señor, en apoyo de esta doctrina, ella es,
ein embargo, tan trivial para todo el que haya
hecho el estudio mas superficial de la materia,
que creeria ofender los respetos de esta Cámara,
insistiendo en probarlo que nadie puede negar.
Doy entónces por sentado que el gran peligro
que hay que reconocer en el jénaro de Gobierno
que hemos aceptado, es el poder de los Estados
av asallados al poder general: que lo haga impo
tente para contener la anarquia, para la defensa
esterior, para guardar la tranquilidad del inte
rior; para evitar en una palabra, el desquicio, el
desórden, la disolucion en que vendrán necesa
riamente ácaer los Estados, sinó hubiera una ley
comun para todos, y una mano vigorosa que la
hiciera respetar y obedecer.
Bien, Señor, sentado este antecedente; habien
do probado la necesidad de robustecer el poder
general del sistema á que por la Constitucion y
por nuestro juramento estamos ligados; habien
do probado que es la anarquia, que es la impo
tencia del poder general en gran peligro que de
bemos evitar, y no ese mentido despotismo con
que se nos quiere amenazar; volvamos los ojoa
á nuestra actualidad y hagamos á ella la aplica
cion de estos principios inconcusos, y que nadie
podrá negar, sin declararse supinamente igno
rante en materias constitucionales del sistema
federal.
Y bien, si algun ejemplo elocuente á la vez
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
que doloroso, pudiera citarse, de los males áque
puede conducir el falseamiento de la doctrina
que dejo espuesta, es, señores, la República Ar
gentina. Los males que ha producido ese sen
timiento de barrio, ese sentimiento de localidad,
las mezquinas pasiones de provincialismo, espan
tan á la imajinacion. Examinada nuestra histo
ria á la luz de la filosofia, no tienen nuestras des
gracias otro orijen que la impotencia del poder
central, la prepotencia del poder de los Estados.
Toda nuestra historia es la historia de la lucha
sangrienta de ese gran principio: el poder de los
Estados, el poder de la Nacion, la federacion,
que representa la descentralizacion; el poder de
loa Estados, el provincialismo; el poder de la Na
cion, la centralizacion, la obediencia á la ley co
mun. La civilizacion, el caudillaje; última es-
presion con que el pueblo, con ese instinto su
blime que ha recibido de Dios para definir las
grandes cosas, ha clasificado los partidos que han
combatido en nuestra sangrienta lucha de cin
cuenta años.
No necesito, señor Presidente, recordar los
hechos históricos que caracterizan esta grande
lucha, porque son ellos demasiado conocidos.
Artigas, Ramirez, Lopez, Quiroga, Rosas,
simbolizando cada uno una época igualmente
desastrosa, no son otra cosa que la encarnacion
de ese sentimento de localisiio, que es la cárco
ma del sistema federal, de que se decian ellos
defensores.
Cincuenta años de la práctica de esta doctrina,
cincuenta años de lucha, cincuenta años de
desconocimiento de los principios mas vulgares
del sistema federal, han llegado á pervertir las
ideas, y doloroso es decirlo, el poder general ha
sido vencido. El poder de los Estados, es todo
en la República; el poder de la Nacion, es nada;
el poder de los Estados, tiene toda la afeccion y
todo el respeto de los ciudadanos; el poder de la
Nacion, no inspira sino desconfianzas y temores.
No citaré los hechos remotos de nuestra histo
ria, porque ellos nos avergonzarian demasiado, y
porque se podria decir que nos hemos correjido.
Voy á cita.r hechos recientes, hechos irrecusa
bles, para probar que somos hoy lo mismo que
eramos antes. La Cámara percibirá entónces
cual es la situacion en que se encuentra colocado
el Poder Nacional, y so penetrará de que ro
bustecer y prestijiar ese poder, es la necesidad
mas imperiosa de la actualidad de la República.
La Lejislatura de Córdoba desconoce el acto
mas lejitimo del Congreso, que anula unas elec
ciones y manda praticar otras—Si obedece, si
419-
manda hacer nuevas elecciones, es solo por de
ferencia, por patriotismo. ¿Qué le importa á
Córdoba la autoiidad del Congreso? ¿No es ella
Estado Soberano que no tiene que dar cuenta á
nadie? ¿No sabe tanto su Lejislatura como el
Congreso? Entre-Rios entrega sus aduanas, pero
las entrega por gracia, cuando podia retenerlas
porque se le deben cientos de miles de pesos, y
si las entrega, es á condicion de que su deuda
será reconocida y atendida con preferen cia. ¿Qué
le importa á Entre-Rios que haya ó no haya te
soro Nacional? primero es su deuda, que Entre-
Rios es tambien Estado Soberano y privilejado.
Sr. JRuis Moreno. —Entre-Rios no ha dicho
tal cosa.
Sr. Ministro de Gobierno.—Dice, Señor.
Sr. Ruis Moreno—He sido encargado preci
samente por el Gobierno de Entre-Rios, para de
cir lo siguiente, que declaraba la Lejislatura
de Entre-Rios: yo entrego mi aduana, pero como
me faltan recursos para vivir, pido que en cum
plimiento de la Constitucion, se me subvencione;
pero no dijo mas, si no que se la diera algo á
cuenta delo que se le debe.
Sr. Ministro de Gobierno.—Ha dicho que es
pera, si señor, todos esparamos ¿porqué no espe
ra Entre-Rios á que se aregle la deuda general
de la Nacion? ¿que derecho tiene ella á ser aten
dida con preferencia á loa demas acreedores, que
tambien esperan?
(Risas y murmullos en la barra.)
Sr. Ruiz Moreno—Pero Entre-Rios no ha di
cho que entrega la aduana á condicion de que se
le pague. Ha dicho que el Gobierno Nacional
está obligado á subvencionarla, pero aunque tie
ne derecho á pedir subvencion, no ha querido
pedirla, pide lo que es de justicia, que se le dé
algo de lo que se le debe, no como condicion
inevitable.
Sr. Ministro de Gobierno—Corrientes nada
entrega todavia, aunque dice que entregará; y
yo espero que entregará en efecto.
El pueblo de Catamarca se arma. en favor de
los Gobernadores que se disputan la silla del
Gobierno ¿para qué ha de consultar, ni ha de
someter sus diferencias al Gobierno General que
decida cual de los gobernadores ha sido elejido
constitucionalmentc?
Los Gobernadores de la Rioja y Santiago se
apasionan, toman parte por uno ú otro goberna
dor.—¿Porque no han de intervenir ellos que
son soberanos? ;Qu3 les importa que la Consti
tucion haya reservado al Gobierno General,
53
 420 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
única y esclusivamente, intervenir cuando su
intervencion fuese requerida?
Sr. Gorostiaga—Han ofrecido su mediacion
pacifica, porque el Encargado del Poder Ejecu
tivo no hace nada.
Sr. Ministro de Gobierno—Porque su poder
no está aun consolidado; porque la descentrali
zacion es completa, porque no hay quien le obe
dezca, y si le obedece es por favor. Buenos Ai
res; ¡la culta Buenos Aires! Oh! este capitulo es
elocuente!
Cuando se trató de reunir el Congreso en es
ta ciudad, la misma ardiente oposicion que hoy
se siente se suscitó; no parecia sinó que. como
oportunamente se observó, el Congreso fuera
temible como una peste.
Sr. Mármol—No se dijo eso. Se dijo que no
se trajera el Congreso porque lo que se queria
era federalizar la Provincia. Vea si acerté! pe
ro yo no hablé de peste.
Sr. Ministro de Gobierno—El hecho es que se
temia, y no se queria ni aun su residencia tem
poral en Buenos Aires, como si fuera un objeto
de horror.
La generacion actual, la generacion viril, la
que toma una parte cu las luchas diarias de la
democracia, se ha criado y se ha formado en la
lucha de diez años contra el poder Nacional.
Este Poder, por desgracia, tuvo por representan
tes á Urquiza, á Derqui, y su recuerdo viene
siempre acompañado para esa generacion con el
de las degollaciones de San Juan, de los atenta
dos de Córdoba, de la dilapidacion mas escan
dalosa de la hacienda pública. La generacion
actual que ha vivido bajo la influencia del po
der del Estado de Buenos Aires, que ha recibi
do sus beneficios inmediatos, tiene todas sus
simpatias por ese poder. El Poder de la Na
cion, solo la inspira desconfianza y temores.
Apenas tiene nociones de lo que es este poder,
y acaso no lo conociera, si no fuera por el hecho
de haberlo combatido y vencido. Vamos ade
lante.
Llega el momento de incorporarse Buenos
Aires, á la Nacion.—No hay reserva, no hay
garantias que basten á tranquilizar sus temo
res.—La desconfianza que le inspira ese Poder
Nacional es tal, que eleva á la categoria de ar.
ticulos constitucionales las reservas que hizo en
su pacto de Union, para que no puedan ser to
cadas, y esté ella segura de conservar intactos
todos sus recursos, todo su poder, para que en
todo tiempo esté garantida contra los atentados
de este temido Poder Nacional, de que habian
sido victimas los pueblos de San Juan y de Cór
doba. Justo es confesar que Buenos Aires tenia
sobrada razon.—El Poder Nacional no podria
estar en peores manos, y todo cuanto hiciera pa
ra evitar caer en ellas, era perfectamente justi
ficado. Y por último, señores, para no [fatigar
mas vuestra atencion con esta afligente pintura
de nuestra educacion cu materias de constitu
cion federal. ¿Que otra cosa es esta discusion
en que estamos empeñados, sinó un incidente de
esa eterna lucha del espiritu de localidad, de
poder de los Estados contra el Poder General?
Los pueblos ofrecen todos a porfia á Buenos Ai
res las inmensas ventajas de ser la capital de la
Nacion. Todos la brindan el alto honor de ser
la cabeza que dirija y que presida á esta era
grandiosa de paz y de progreso que se presenta
delante de nosotros, si tenemos bastante cordu
ra para aprovecharla. Y Buenos Aires rehusa
este honor y estas ventajas! Buenos Aire vacila
por lo menos!
Jamas, señores, ese sentimiento de localidad,
que Ilamilton clasificó de pasiones de barrio, ja
mas llegó á una estremidad semejarte—La re
sistencia que encuentra el pensamiento de hacer
á Buenos Aires la capital de la Nacion, es la
mayor exageracion de ese sentimiento que nos
presenta la historia. Buenos Aires no quiere
desprenderse de su capital; sus representantes
resisten que la Provincia entera se coloque al
frente de la Nacion, porque son todavia mas po
derosos para ellos los sentimientos locales; y por
que, tomando equivocadamente las preocupacio
nes pasageras del pueblo, preocupaciones que
han de desaparecer á la luz de las conveniencias
y de la razon, por una resistencia que no existe
en el fondo, rehusan remontarse á los grandes
sentimientos de la Nacion, de la union.
Decia, señor, que el sentimiento de localismo
habia producido un verdadero fenómeno social,
el de una ciudad á la que se la ofrezca ser la capi
tal de la Nacion y lo rehuse; y lo voy á probar.
Desafio á los señores de la minoria á que me
citen un solo ejemplo de una ciudad que haya
rehusado semejante honor, tamaño beneficio.
Sr. Montea de Oca—No se ofrece la ciudad
sinó todo el territorio.
Sr. Mármol — Con perdon del Señor Ministro
yo le desafio á que me encuentre una capital en
todo el mundo, del tamaño de la que quiere te
ner el Sr. Ministro, sin escluirle la capital de la
Gran China, que es la mas grande del mundo.
Sr. Ministro de Gobierno—Mas grande ce
Lóndres.
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
Sr. Mármol—No, perdone ....
Si: Ministro de Gobierno—Bien, no tratamos
de dar lecciones de geografía. Lo que dice el
Señor Diputado viene en apoyo de lo que sosten
go. Buenos Aires no quiere ser capital de la
República, ni aun la ciudad misma, porque la
provincia no quiere desprenderse de su capital,
que es la mitad de su fuerza que quiere conser
var entera para garantirse contra ese temido Po
der Nacional. Rehusa el presente de la capital
con que se le brinda, porque entiende, ó se la
hace entender que es un presente griego. Si la
minoria nos dijera que la provincia de Buenos
Aires, consiente en que la-ciudad sea la capital,
y que la opinion pública no la resiste, yo lo
aceptaria desde ahora; pero es que la opinion
pública. resiste tanto ó mas la division del ter
ritorio, separada la capital para hacer del resto
otra provincia, que la misma federal izacion de
su territorio.
Bien, Señor. Todo esto no es sinó el efecto
de esc temor quo se tiene al Poder Nacional, y
no otra cosa. Yo desafio nuevamente á los seño
rea Diputados, á que me citen una sola ciudad
en el mundo á la que, habiéndole ofrecido ser
capital, lo haya rehusado.
El Sr. Marmol—Buenos Aires.
El Sr. Ministro de Gobierno—Es la única
precisamente.
Cuando esta cuestion estaba á la órden del dia
en la Union Americana, la lucha que alli se
empeñó, lucha ardiente, como la que ha susci
tado entie nosotros, fué porque todas las ciuda
des principales querian ser la Capital. Nueva
York, Baltimore, Filadelfia, Georgetewn, Ja-
mestown, todas querian para si esto gran bene
ficio. New York ha hecho crecidos gastos y
grandes sacrificios para recibir y alojar al Con
greso, y seria una ingratitud, decian sus diputa
dos, que se fuera á otra parte. El pueblo corre
riesgo do amotinarse. Baltimore alegaba que
fos beneficios de la residencia de la autoridad
nacional, debian ser comunes para los del Sud,
y para los del Norte. Otras ciudades hacian
valer su ventajosa posicion, la salubridad de su
aire, hasta la baratura de sus viveros. Todas en
una palabra, se disputaban el privilejio de tener
en su territorio la autoridad suprema de la Na
cion, reputándolo como un gran favor.
Sr. Gorostiaga—Las discursos que se pronun
ciaron en esa época, llevaron la capital á un
desierto.
Sr. Ministro de Gobierno—La capital se lle
vó á un desierto, porque todos la querian, por
421
contentar á todos; nosotros la llevaremos al de
sierto, porque nadie la quiere. Esa es la dife
rencia.
Sr. Gorostiaga—Es porque los principios re
publicanos asi lo exijen.
Sr. Ministro de Gobierno— Los principios re
publicanos no dependen de que la capital sea
grandeó chica.
Sr. Gorostiaga—Depende Señor . . .
Sr. Ministro de Gobierno—Depende de la
costumbre de los pueblos. Yo le citaré al Señor
Diputado la capital mas grande del mundo que
es la mas libre de todas; la ciudad de Lóndres,
que representa un reino entero, es la mas libre
de todas.
Sr. Quintana—Eso es bajo el régimen de la
monarquia, no bajo el régimen republicano.
Sr. Montes de Oca—Yo creo que lo mas con
veniente seria no interrumpir al Señor Ministro
Sr. Ministro de Gobierno—Bien, Señor, si
guiendo adelante, digo que este poder nacional
despreciado por todos, que nadie quiere, que
no tiene poder para hacerse obedecer, no puede
llevar á cabo la union, si no se robustece y pres
tigia.
Digo que es preciso que le sean dados los ele
mentos necesarios para cumplir la dificil y deli
cada mision que se le ha encomendado; y par
tiendo de este antecedente, que creo haber de
mostrado suficientemente, digo entónces que el
único medio, el medio mas seguro, de robustecer
ese Peder Nacional, es identificarlo con el poder
de la provincia de Buenos Aires, único poder
fuerte y prestigioso en la República—Si! —ese
Poder'Nacional que nace á la República desva
lido, huérfano, despreciado por todos, necesita
que Buenos Aires, cual madre cariñosa, lo reci
ba en su seno, lo alimente y lo sostengo hasta
que adquiera fuerzas y vigor para marchar solo.
Su—Ese Poder Nacional que nace á la Repúbli
ca con el pecado original de los atentados desus
predecesores, los Derqui, los TIrquiza; que nace
acompañado del recuerdo de los crimenes de
San Juan, de la dilapidacion escándalosa de la
hacienda pública,—necesita que Buenos Aires,
lo bautice con su nombre, para quo aparezca
prestigioso y no sea un objeto de desconfianza, y
de oprobio! Si, ese Poder Nacional que viene
arrastrado por la corriente de nuestra revolu
cion, necesita que Buenos Aires lo recoja, como
recojió á Moises la hija de Fharaon, para que él
la conduzca á la tierra de promision, como Moi-
sea condujo al pueblo de Dios (Bravos)—á la
tierra de promision, que es la Nacion, que es la
422 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1S62
Union de la familia Argentina. La union es el '
fundamento de la Constitucion Americana; la
union ha sacrificado el pueblo americano, el
principio sagrado de la libertad y de la dignidad
del hombre;—por no romperoste vinculo sagra
do, gimen en la esclavitud cuatro millones de
seres humanos—¿Y habrá de perecer entre no
sotros la union del pueblo argentino, porque lle
gue á tropezar con cuatro articulos de una Cons
titucion, que puede ser reformada?
.Sh Gorostiaga—Yo no puedo comprender
Señor Presidente, que en esta Cámara se digan
semejantes cosas.
(Aplausos y murmullos en la barra.)
Sr. Presidente—Pido á barra nuevamente que
se abtenga de hacer estas demostraciones, sinó
pediré permiso á la Cámara para hacerla de
salojar.
Sr. Ministro de Gobierno—Es sabido que en
todas épocas, el espiritu de localismo ....
Sr. Alsina—Mejor seria no interrumpir.
Sr. Ministro de Gobierno—Si, porque yo no le
he interrumpido al Sr. D. en sus proclamas.
(Aplausos en la barra).
Sr. Ahina—¿Si? Yo ahora le contestaré.
Sr. Granel—No puede continuar la discusion
asi. A cada instante la barra está interrum
piendo y faltando al respeto al Congreso, cuando
se están discutiendo los grandes intereses de los
pueblos.
Sr. Ahina—Yo no le he de contestar ahora al
Sr Ministro con puntos suspensivos, porque le
he de decir la verdad clara.
Sr. Quintana—Es preciso pedir que la barra
ilo haga ningun jénero de demostracion; que le
pida que guarde silencio, tanto cuando aplaude
como cuando silva.
Sr. Ministro de Gobierno—Continuo Sr. Pre
sidente: decia que si hemos de tener Nacion, an
tes que la Constitucion que tanto se empeñan
los Sres. DD. en sostener, es preciso que tenga
mos union, porque sin la imion no hay Constitu
cion. El pueblo americano nos justifica este
proceder, porque antes de los articules constitu
cionales, ha mirado el principio fundamental de
la union. El pueblo americano ha reconocido la
esclavitud que es la violacion del principio de la
dignidad del hombre, solamente por la union —Y
nosotros señores, cuando se trata de la felicidad
delos pueblos Arjeutinos ¿estaremos eternamente
parándonos en unos miserables articulos consti
tucionales que no valen nada, porque pueden ser
reformados?
Sr. Garostiaga—Yo he jurado observar la
Constitucion de la Nacion, y no permito que se
llamen miserables á los articulos de la Consti
tucion.
Sr. Ministro de Gobierno—Está perfecta
mente bien dicho. Ante el sacrificio de la liber
tad y de la dignidad del hombre, son miserables
los articules de cualquier Constitucion.
Sr. Montes de Oca—No debemos interrumpir
al Sr. Ministro; debemos dejarlo hablar, porque
el Sr. Ministro es muy cortes, no nos inter
rumpe.
Sr. Ministro de Gobierno —Señores, creo que
he probado suficientemente que en la situacion
de la República Arjentina, cuando el poder está
descentralizado, cuando el Poder Nacional no
tiene elementos con que hacerse respetar, es
indispensable, no diré el sacrificio, porque no
hay tal sacrificio en mi opinion, sinó que Bue
nos Aires alimente ese poder, lo reciba en su
seno, le dé su nombre, hasta que él tenga vida
propia, para hacerse respetar y hacer la felicidad
de los pueblos, que es su mision.—¿Qué se con
testa á todo esto? Vanas declamaciones. Se dice
que se quiere asesinar a la Provincia de Buenos
Aires, que se la quiere matar, que se la quiere
decapitar. Palabras, señor Presidente, palabras,
y nada mas que palabras, diré yo con el poeta
inglés.
Se dice que se van á matar, que se van á ase
sinar las instituciones de Buenos-Aires. Nadie
se toma el trabajo de analizar cuales son esas
instituciones, que se van á asesinar; y la frase
hace su efecto. Yo voy á probar que ninguna
de las instituciones de Buenos Aires va á peli
grar con la federalizacion de su territorio.
Abro nuestra Constitucion y leo: "Art. 14.
"El Gobierno del Estado de Buenos Aires es
"popular representativo. Art. 15. La sobera-
''nia reside ordinariamente en el pueblo, y su
"ejercicio se delega en los tres poderes, Lejisla-
"tivo, Ejecutivo y Judicial."
Esto es, señor, lo que yo entiendo por las insti
tuciones de Buenos Aires. La forma republica
na, y la division é independencia de los tres
altos poderes, en que el pueblo ha delegado su
soberania, para garantir sus libertades.
Y bien, pregunto ¿vamos á traer acaso algun
monarca con la federalizacion; vamos á recono
cer alguna soberania esterior, vamos á cambiar
la forma Repúblicana que nos rije? No, señor; la
forma republicana no consiste en que haya un
Gobernador ó un Poder Ejecutivo que se llame
Gobernador, porque lo mismo es que se llame
Presidente; no consiste en que haya una Sala
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862:
provincial que se llame Asamblea General, por
que lo mismo ea que se llame Congreso- La
esencia de la Constitucion consiste en la division
de los tres poderes que representan la soberania
del pueblo; consiste en que haya Poder Ejecu
tivo, Poder Lejislativo y Poder Judicial, mien
tras estos poderes existan y jiren independientes,
dentro de su órbita respectiva, no peligran las
instituciones. La Provincia de Buenos Aires
federalizada, va á conservar todas sus institucio
nes, todas las leyes que se ha dado, todas sus ga
rantias. Está en la conciencia de todos que
federalizada la Provincia de Buenos Aires, será
tan libre y tan independiente, como lo es hoy.
La propiedad de los individuos será garantida,
sus personas respetadas, ya sea que la autori
dad que la rije se llame Presidente, ó se llame
Gobernador. La Provincia de Buenos Aires
fué puesta el año 26 bajo el réjimen de la auto
ridad Nacional, del Presidente y del Congreso.
Segun la frase favorita de los Señores de la mi
noria de la Comision, fué asesinada. Mientras
tanto, abro el libro de nuestra historia y veo
que esa Provincia asesinada se cubria de gloria
en los campos de Ituzaingó; veo que su bande
ra se paseaba triunfante en el Rio de la Plata
ante las naves brasileras.—Abro el libro de
nuestras leyes, y veo que el Congreso, que el
Poder Ejecutivo bajo la presidencia del Sr. Riva-
davia, dieron las mas grades instituciones de que
hasta hoy se honra el pueblo de Buenos Aires.
La ley de enfiteusis acabó con la dilapidacion de
la tierra pública. El Departamento Topográfico
aseguró la propiedad particular; la Sociedad de
Benificencia, las Escuelas públicas, la Universi
dad, el Banco, el credito público; en una palabra,
las instituciones que hacen hoy la gloria de Bue
nos Aires, tuvieron origen ó fueron perfecciona
das bajo la Presidencia. Se me dirá que es mas
natural que sea la Legislatura de la Provincia
de Buenos la que dicte sus leyes. No lo nega
ré. Pero no hay tampoco gran inconveniente,
en que sea el Congreso, sobre todo por un tiempo
limitado. El Congreso será siempre un cuerpo
mas repetable, mas ilustrado que cualquier Sala
de Provincia. No se ofendan los Señores Di
putados y Senadores de Provincia que puedan
oirme. Esta doctrina no es mia, es de Hamilton.
Basta para probar su exactitud, pensar que el
Congreso se elijo en toda la República, y las
Cámaras de una Provincia, en solo una Provin
cia. Es entonces natural que la eleccion sea
mas acertada y mejor cuanto mas estensa sea la
esfera en que se elije. En 1860 la Lejislatura de
423
Buenos Aires dio cuatro leyes. Eh 1861 tres;
en 1862 una, advierto que no llamo leyes á las
de contribuciones y elecciones que no son siem-
prelas mismas. ¿No podrá el Congreso dictar
ocho leyes en los tres años que esté federalizado
el territorio de Buenos Aires?
Es tanta la necesidad que de leyes tenga Bue
nos Aires? que por tener unas pocas mas, supo
niendo que el Congreso no pudiera darlas, haya
de poner en riesgo la ley de todas las leyes, la
union del pueblo argentino?
Sigo ahora la lectura interesante del libro de
nuestras leyes.
El último decreto que encuentro- en el Rejis-
tro Nacional es uno que fija el derecho- de alum
brado; lo cito solamente para formare! contras
te; y al pasar al Rejistro de la Provincia hiere
mis ojos lo siguiente:
"Agosto 16 de 1827.—Art. 1.° El coronel
D. Juan Manuel Rosas, encargado de la cele
bracion y conservacion de la paz con los indios,
queda especialmente autorizado para ir prepa
rando lo necesario á la ostension de las fronteras
del Sud, y fomento del pueblo de Bahia Blanca,
cuanto para la formacion de un plan que abrace
todos los detalles necesarios, para la conserva
cion de todos los objetos que quedan espresados,
á fin de proceder á su ejecucion, previa la auto
rizacion de la legislatura," R. O.
El primer acto del gobierno de la Provincia
que sucedió á la Presidencia, fué nombrar á Ro
sas Comandante General de Campapa.- ¡Singu
lar coincidencia! Es que los instintos perversos
del gaucho, que no tenia mas horizonte que los
limites de su estancia; es que las estrechas pasio
nes del localismo habian vencido al Poder de la
Nacion, ¡ojalá jamas hubiera resucitado la Pro
vincia para caer en semejantes manos! ¡Cuantas
lágrimas, cuanta desolacion, cuanta sangre, no
se hubiera ahorrado la República!
Pero se ha dicho que la ley del año 26, fué una
ley de circunstancias, arrancada por la presencia
del enemigo. Sr. Presidente: tenemos hoy al
frente un enemigo mas terrible que el Brasil.
Ese enemigo es el poder de los estados, es la
descentralizacion, la impotencia del poder gene
ral. Ese enemigo, es la guerra civil, la anarquia,
la disolucion en perspectiva; ese es el enemigo
que golpea á nuestras puertas, y que yo temo
mas que la misma guerra estrangera, si estu
viéramos unidos los Argentinos todos.
Pero se dice tambien que hay otro medio que
puede dar los mismos resultados, qjie puede lie
424 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862
varaos á la union; —la coexistencia. Vamos á
ver que es la coexistencia.
La coexistencia, señor, es colocar al Poder Na
cional dependiente del poder de los Estados, es
decir, no darle al Poder Nacional nna base se
gura de poder, dejarlo á merced de que mañana
el Gobernador ó la Lejislatura de Buenos Aires,
que pueden llegar á ser hostiles, le digan, no
quiero ya que permanezcais aqui, mandaos inu-
dar á otra parte.
Pero hay mas. Se tira con bala en esta discu
sion, decia un orador distinguido en las memo
rables sesiones de Junio. Yo diré que se ha
tirado con bombas á los sostenedores del proyec
to; se les ha llamado asesinos, envenenadores,
se han invocado los rayos del cielo contra ellos;
poco ha faltado para gritarse: ¡á la Únteme!
Yo no usaré de estas armas, pero usaré de otras
porque tengo derecho de usarlas, despues que ha
usado de ellas la minoria, pretendiendo encontrar
contradiccion en las opiniones de los que sostie
nen el proyecto con las que virtieron antes.
Despues levantaré este cargo de inconsecuencia.
Y puesto que están á la órden del dia las figuras,
yo tambien haré la mia. Yo*, pobre orador ina-
4*t
pereuiído,.voy á encontrarme con el orador llin-
daoofíe^t& Cámara; pero fuerte con las armas
que énílfcmome ha dado, cual nuevo (<Monitor"
que aparece como una cáscara de nuez sobre las
aguas del Océano, voy á embestir á ese pode
roso "Merrimac," voy á perseguirlo hasta encer
rarlo en su fortaleza de Gibraltar de donde
espero que no saldrá mas en esta discusion.
Transportémonos, Sr. á las sesiones que tuvieron
lugar en esta misma Cámara el año pasado so
bre esta misma cuestion. El Sr. Rawson fué
el primero que inició la idea de que las dos auto
ridades, la provincial y la nacional, podian resi
dir en una misma ciudad. Un Sr. Diputado
que tiene asiento en esta Cámara, Senador en
tónces, sostuvo lo contrario. Pido á la Cámara
permiso para leer sus elocuentisimas palabras.
Debo declarar antes que siento verdadero pesar
en teiHir que usar de estas armas: pero se me ha
dado el derecho, y si las uso, es suya la culpa,
porque encontrándonos divididos en campo ene
migo, no supo escoger las que no pudieran da
ñarle. Yo no podria decir nada mejor que lo
que ha dicho el Sr. Diputado sobre la cuestion.
<Sr. Mármol—Permitame que le interrumpa. . .
Sr Ministro de Gobierno—Tiene que oir el
señor Senador; el ha hecho leer opiniones muy
autorizadas, y yo quiero autorizarme con la
suya.
Sr. Mármol—Cuando la paz de Campo For-
mio, Bonaparte dijo á los comisionados del
Austria: no vengo á imponer mi voluntad, ni
quiero hablar siquiera do lo pasado, firmad esto,
y asunto concluido; y les presentaba la paz que
imponia, y en la que bien se consultaba ese
pasado de que ni hablar qucria.
El señor Senador deja la palabra que no quiere
hablar de la cuestion de unidad, y es el único
que ha sabido contestarme en este terreno, y el
que mas ha impuesto sus ideas al fondo del
asunto.
Sin aceptar sus ideas, no abandonaré sin es
fuerzo ese punto, como desea el señor Senador;
separándose de su colega, ha pasado un terreno
nuevo, demostrando, para salvar los temores de
la capitalizacion, que es posible la coexistencia
del Poder Nacional con el Poder Provincial,
trayendo en su apoyo casos idénticos en los Es
tados Unidos.
Nadie ha sostenido lo contrario, es bien sa
bido que no hay imposibilidad legal en la co
existencia del Gobierno Nacional y del Gobierno
local; y el señor Senador no tenia necesidad de
buscar tan lejos ejemplos prácticos para sostener
su teoria, puesto que en nuestra historia les en
cuentra—Aqui mismo, en Buenos Aires, hemos
tenido una Presidencia y un Gobierno local que
funcionaron á la vez, pero asi salió ello.
En derecho, en teoria, el Sr. Senador tiene
razon. Pero llevada esta teoria á la práctica y
aplicada á nosotros, pues de nosotros se trata, la
imposibilidad, que no nace del derecho, nace de
los hombres y de las cosas; y la coexistencia de
los poderes públicos se hace imposible por los
peligros que la acompañan.
Sr. Ministro ctf Gobierno—Siento aqui no
tener la hermosa voz del Sr. Diputado por San
tiago, para que oyeran todos lo que voy á decir.
(Continuó leyendo.)
<{Y LA COEXISTENCIA DE LOS PODE-
RES PÚBLICOS SE HACE IMPOSIBLE,
POR LOS PELIGROS QUE LA ACOM
PAÑAN."
El orador hace leer las atribuciones del presi
dente de la República; el señor Marmol con
tinúa:
Dueño el presidente, como se vé de toda la
fuerza pública, como de las reutas nacionales, y
apoyado por los poderes locales desde que se
han prestado á recibirlo en la provincia, desde
este momento quedan estos sin voz, sin accion
y sin prestigio propio, sometidos como se hallan
á la influencia del Poder Nacional, y de hecho
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862
entónces la provincia queda convertida en ver
dadera capital, á las órdenes, no ya de sus
propias autoridades, sinó de la autoridad fede
ral. En este caso, la desaparicion politica de
la provincia es el peligro que se corre con la
coexistencia.
La autoridad local, por el contrario, volviendo
sobre si, puede querer revindicar moralmente su
prestigio y su accion desenvuelta y libre en todo
el territorio de la provincia; y en este otro caso
viene el encolamiento, el desacuerdo, el roce, y
por último, el choque y la anarquia quizá: pues
tales son las consecuencias probables de la co
existencia del Poder Nacional con el Provincial,
que al fin son ejercidos por hombres sujetos ála
influencia de intereses ó caractéres contrarios.
Estos peligros son reconocidos y declarados
virtualmente por la Constitucion de los Estados
Unidos y por la nuestra, cuando colocan á los
Poderes Nacionales en un territorio que les per
tenece, y que se conserva, con el nombre de ca
pital, bajo la sola jurisdiccion Nacional. Es por
eso esprofesamente que acabo de hacer leer en
las atribuciones del Ejecutivo, el mando directo
de su capital, que la Constitucion le confiere.
El Sr. Senador á quien contesto, abandone
por un momento la teoria, y como hombre prác
tico, medite en los peligros que trae consigo la
práctica de esa teoria, diganos si es posible que
haya en el Gobierno ni en nadie la idea de traer
el Poder Nacional á que resida en Buenos Aires,
coexistiendo con el poder local, para que viva
sin prestigio y de prestado, si el poder local se
mantiene en sus atribuciones y goces provincia
les; ó para que se haga de esta provincia una ca
pital de hecho si su gobierno abdica su posicion-
y se entrega á la influencia del Poder Nacional.
Como hombre práctico, como hombre sincero,
el Sr. Senador no puede creer que tal sea el pen
samiento de nuestro Gobierno. No; por camino
nias descubierto y mas llano, el proyecto que
combato, va buscando la capital de derecho,
siendo su primer paso la instalacion del Con
greso.
Sr. Ministro d# Gobierno—Creo que el golpe
es mortal. Por lo ménos, tenemos un adversa
rio ménos en esta cuestion.
Nadie podria pintar con colores mas vivos los
gravisimos inconvenientes, sinó la imposibili
dad de la coexistencia. El Sr. Senador me ha
prestado BU elocuencia para defender el proyecto
de la comision, y para probar que el proyecto
que él ha presentado y firmado, es imposible.
Debo darle un millon de gracias.
425
Despues de este bellisimo discurso porque lo
es en efecto, nada podria yo agregar que no
fuera pálido.
Sr. Mármol— He dé pedir la palabra para
probar que no estoy muerto.
Sr. Ministro de Gobierno—Muy bien; oiga
entónces el Sr. Diputado.
A mas de la autoridad del Sr. Mármol puedo
incocar la del Dr. Alsina, en contra de ese mis
mo proyecto. El Dr. Alsina sustuvo tambien
que la coexistencia traeria gravisimos peligros.
Pero me olvidaba decir, señor, que el Sr. Dipu
tado cuyas palabras he citado, nos ha prestado
mas auxilio en esta cuestion que el que necesi
tábamos. El Gobierno habia dicho que la co
existencia era posible, aunque acompañada de
gravisimos inconvenientes en la practica, y que
por consiguiente que no era el medio que se de
biera adoptar. Pero el Sr. Diputado ha ido
mas adelante, nos ha probado que es imposible.
Voy ahora á probar con los antecedentes de
nuestra historia, esos gravisimos inconvenientes
de la coexistencia, que tan oportunamente ha
hecho palpables el Sr. Marmol, y de paso con
testaré al último señor Diputado, que dejó la pa
labra, y dijo que no se habian sentido ningunos
en 1826, cuando por un breve tiempo existieron
en esta ciudad la autoridad nacional y la pro
vincial.—Voy á probarle con una autoridad
que él no podrá recusar; con la palabra del
Sr. Dr. Agüero, que mil veces mas dignamente
que yo, ocupaba el lugar que ocupo en esta
Cámara, cuando se debatia esta misma cuestion
en aquella fecha. Decia el Sr. Agüero en la
sesion del 25 de Febrero de 1825, que—habia
estado en los dias que han precedido, oyendo
con la mayor satisfaccion la discusion en que se
habia ocupado el Congreso, para decidirse sobre
este importante negocio, y habia pensado no
volver á tomar la palabra hasta que los señores
no hubiesen acabado de derramar toda la luz,
que era de esperar de sus conocimientos y celo
sobre una cuestion, que va á decidir en la opi
nion del que habla, de la suerte del Estado:
pero, me veo forzado á tomarla para recordar al
Congreso lo que dije en la alocucion con que
abri la discusion presente, y acabar de convencer
de la imposilidad de que subsistan á un mismo
tiempo el Poder Ejectivo Nacional y el Go
bierno de la Provincia. A esto solo me con
traeré, reservándome para otra ocasion decir todo
lo que aun resta que decir sobre la cuestion.
Dije entónces que la medida era de una necesi
dad absoluta; entre la multitud de razones, que
426 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
aduje para demostrarlo, fué una, quizás la prin
cipal, el choque que era de temerse entre la auto
ridad Nacional y Provincial: choque que iba
arrancar no de la posicion falsa, en que se halla
ba el Gobierno Nacional, como con equivocacion
se ha dicho, sinó por la posicion falsa, humillan
te en que se hallaba el Gobierno de la Provincia
despues de haberse constituido el Nacional; por
que un Gobierno que habia tenido todo el crédito
interior y esterior, que habia adquirido por sus
servicios, por la liberalidad de sus principios, y
sobre todo, por haber estado desempeñando provi
soriamente por espacio dejnas de un año el Poder
Ejecutivo Nacional, no podia descender de gol
pe á representar en la República un papel tan su
balterno, como el que necesariamente era forza
do á representar, desde que era constituido el
Poder Ejecutivo General.
Añadi entónces, que esto, que á primera vis
ta no parecia sinó un recelo, ya era un hecho,
pues que el primer paso que habia dado el Presi
dente de la República, habia sido el principio de
este choque, que mucho antes debia haberse re
celado; choque el mas injusto por parte del Go
bierno de la Provincia, y sobre injusto, el mas
ilegal en la forma y en el modo con que él habia
empezado á tener lugar, por cuanto parecia na
tural, obvio y llano que el Gobernador de la Pro
vincia, si alguna queja tenia del Presidente de la
República, se dirijiese al Congreso, de quien
emanaba la autoridad de este; pero él, olvidan
do este medio llano, se habia dirijido á la sala
Provincial, dando, señores, porque es necesario
decirlo, dando, el escándalo á todos los pueblos
de la union, quizá, y aun sin quizá, poniendo en
conflicto, la seguridad, y tranquilidad de este
pueblo, causando alarmas que pueden ser de una
trascendencia la mas funesta á los primeros
intereses del Estado, en los momentos de estar
la Nacion comprometida en una guerra, para la
cual no están reunidos los elementos nenesarios."
Bien, Señor: cuando puedo apoyarme en una
autoridad semejante, cuando puedo invocar el
testimonio de los Señores Alsina, Mármol, Agúe-
ro y Tejedor, que sostuvo tambien la inconve
niencia de la coexistencia en la Cámara de Repre
sentantes de la Provincia, diré con el Dr. Ve-
lez: me encuentro bien cuando estoy con los Ro
manos; me encuentro bien cuando estoy con los
mios. Si tuviera, empero, que invocar el testi
monio de los Dorrego, es decir,de los enemigos de
la Nacionalidad, de los que le prepararon el ca
mino á Rosas; y tras autoridades semejantes,
encontrara las figuras sangrientas, de Artigas de
Ramirez de Quiroga, diria entónces, me aver
guenzo de encontrarme en mala compañia.
(Aplausos.)
Voy ahora á otro terreno, Señor Presidente.
Se han escandalizado algunos de los Señores
Diputados, cuando dije que la Constitucion po
dia ser un inconveniente para la sancion de esta
ley. Moderen un tanto los Señores de la mino
ria de la Comision su susceptibilidad constitu
cional, que voy á demostrarles que ella es exage
rada.
Doy de barato, diré en el lenguaje franco y
popular que hace tan picantes los discursos del
Señor Senador Velez, doy de barato á los Seño
res de la minoria, que el proyecto ataque cin
cuenta articulos de la Constitucion. ¿Porqué?
Si la federacion es el único camino para llegar
á la union del pueblo argentino, sinó hay otra
manera de resolver el dificil problema como no
pudieron resolver nuestros padres ¿habremos de
detenernos ante esos 50 articulos? habremos de
ir á la disolucion, á la anarquia, á la guerra ci
vil, porque tropecemos con ellos? Es acaso la
Constitucion un circulo de fierro que nos es
treche hasta la muerte, sinó podemos salir de él?
¿Es acaso la Constitucion una barrera que no
pueda salvarse y contra la que haya de estre
llarse la felicidad del pueblo.
¿Hase hecho la Nacion para la Constitucion
ó la Constitucion para la Nacion? ¿La union la
felicidad del pueblo, ha de anteponerse á la
Constitucion, ó la Constitucion á la felicidad del
pueblo?
No, Señor, cuando se trata de una cuestion
de vida ó muerte, cuando los mismos señores de
la comision han reconocido ser la presente, BU
mas ó ménos constitucionalidad es una cuestion
de forma.
Los señores que combaten el proyecto, no
lo combaten porque sea inconstitucional, sinó
porque no está con sus ideas; su pretendida in-
constitucionalidad, no es sinó una barrera tras
la cual se parapetan. Si creyeran ellos que era
una idea saludable, que era la salvacion de la
República; y si la Constitucion no fuera para
ellos un mero pretesto para rechazar lo que no
les 'conviene, ó no les gusta, debian aeptarla
y por un último articulo decir: reúnanse los
pueblos para reformar la Constitucion en aque
llo que se oponga á este proyecto salvador.
Nosotros,'que creemos que el proyecto de la
Comision no ataca ningun articulo de la Consti
tucion, estamos perfectamente en nuestro dere
cho cuando pedimos su aceptacion. No hablen
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
pues, tanto los Señores Diputados de la Consti
tucion; busquen otros argumentos, que los que
usan ya están gastados; pues que, sea ó nó cons
titucional el proyecto, si no hay otro camino pa
ra la union de la República Argentina, ese pro
yecto debe aceptarse, convocándose á la vez una
convencion que borrará dela Constitucion esos
supuestos articulos, que no pueden ser una traba
para la felicidad de la República.
Espero á los señores Diputados en esto terre
no. Les invito á que por un momento prescin
dan de la Constitución, y demuestren si la fede-
ralizacion es buena ó es mala en si; si hay ó no
otro camino para cerrar el periodo revoluciona
rio en que hace medio siglo vivimos envueltos.
No se me diga que la i'ederalizacion es mala,
porque c¿ contra la Constitucion; porque yo con
testaré que hay cosas muy buenas que son con
tra la Constitucion, y por ello las Constituciones
se reforman y se cambian cuando las necesida
des de los pueblos lo requieren. Pero, es segu
ro que los señores de la minoria no han de venir
á este ti-n'cno, porque seria abandonar la única
arma de que astutamente se han apoderado para
atacar el proyecto; seria declararse vencidos.
Yo no les seguiré tampoco en ose tema gasta
do de la Constitucion. Veo á hombres serios,
pensadores, á los hombres que mas derecho tie
nen á la confianza del pueblo, divididos, veo
que unos sostienen que este proyecto es incons
titucional, y otros que no; y en esta duda mi
ánimo, por lo menos vacilaria; y si no tuviera
una conciencia perfecta de que el proyecto es
arreglado á la Constitucion, no sacriñVaria una
medida de quo depende la existencia de la Na
cion, á meros escrúpulos constitucionales, por
que no puede haber ya otra cosa sobre el parti
cular. Demurstreseme que hay otro medio para
que el P. E. pueda hacer efectiva la union y la
paz de la República; que este resultado puede
alcanzarse sin que Buenos Aires ponga al eer-
vicio do la Nacion todo su poder, sin que la
preste hasta su nombre. Y miéntras esto no se
me demuestre, pensaré siempre que la Consti
tucion nada vale en la cuestion que nos ocupa.
¿Y que dificultad habria en convocar á! los
pueblos para que borraian, si fuera "necesario, de
esa Constitucion los articulos que pudieran ser
un obstáculo á su felicidad?
Señor: creo que he derrotado al grueso del
ejército enemigo; creo que les he vencido, que
no tiene nada que contestar ante las lecciones
de la historia y ante el análisis que he hecho de
nuestras instituciones.
427
He demostrado con nuestros precedentes histo
ricos, con la reseña de nuestra actualidad, que el
Poder Nacional, que nadie quiere, de quien to
dos desconfian, que nace sin prestigio, seria im
potente para hacer la union y la felicidad del
pueblo Argentino, si Buenos Aires no lo recibe,
no lo ampara, no lo prestigia; si, como se quie
re, se le deja tirado en el medio de la calle para
que sea el juguete y la burla de todos.
(Aplausos.)
No, Señor seamos francos, y puesto que, como
he dicho, se tira con bala, contestemos con bala
tambien nosotros: lo que hay tras de esta oposi
cion, no es la Constitucion, es el sentimiento de
localidad que quiere á Buenos Aires antes que
la Nacion. Es que los Señores Diputados de la
minoria no se han penetrado franca y sincera
mente de esta verdad, la Nacion vale tanto co
mo Buenos Aires, la Nacion es la salvacion de
todos y de Buenos Aires tambien; sin la Nacion
no hay salvacion, ni para Buenos Aires, ni para
nadie.
Señor: demos una mirada á nuestro pasado
.... ¡vergüenza da decirlo! ¿Que espectáculo
presenta la república? La ruina de las provin
cias, por 'la anarquia y la barbarie. Nos admi
ramos del adelanto material de Buenos Aires
porque se han construido en 50 años unas pocas
casas. La Australia era el año 10 una simple
colonia, un presidio, y hoy es un imperio pode
roso.
Nosotros en 50 años no hemos sabido remon
tarnos mas arriba de las mezquinas pasiones de
barrio en que vivimos envueltos; hemos estado
vegetando miserablemente, en comparacion al
progreso que ha llevado la civilizacion á otras
naciones. En el siglo de la electricidad y del va
por, hemos seguido el progreso lento de la natu
raleza, cuando no nos hemos despedazado. Bus
quemos, Señor, la fuente del mal; ataquemos de
frente la causa de nuestras desgracias, que es la
descentralizacion, el desprestijio de la autoridad
nacional; vamos á resolver la cuestion radical
mente, como es nuestro deber, y si algun arti
culo de la Constitucion se opusiese al pensa
miento regenerador, al pensamiento salvador,
reformémoslo; vamos á robustecer á ese Poder
Nacional, que ha de mantener la paz, que ha
de hacer la felicidad de los pueblos, felicidad
que no puede sacrificarse por un respeto irre
flexivo y fanático á una Constitucion, que como
todas, puede ser reformada.
Señor, como decia, he destruido el grueso del
ejército enemigo, porque he derribado ese atrin
54
428 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862,
cheramiento de los articulos de la Constitucion,
tras del que se habia guarecido, y en que tanto
se ha perdido el tiempo.
Voy ahora á rebatir los otros argumentos que
se han venido haciendo, como guerrillas en re
tirada.
Ha dicho un señor Diputado que el proyecto
de ley era monstruoso. Parodiando al Dr. Al-
berdi, á quien olvidó nombrar, en la parodia
que hacia de las opiniones vertidas en esta Ca
mara, dijo que la República Argentina con la
federalizacion de Buenos Aires, representan a un
cuerpo raquitico con lma cabeza de jigante.
Sr. Montes de Oca—No he dicho eso, señor,
pero ahora lo digo. Dije que era montruoso el
proyecto que llamé Costa—Riestra; pero lo digo
ahora.
Sr. Ministro de Gobierno—Como dijo el Sr.
Diputado tantas cosas en contra del proyecto,
crei que lo habia dicho; pero puesto que ahora
lo dice, es lo mismo. Bien, señor, acepto que el
proyecto sea monstruoso; pero es que esa mons
truosidad existe en la naturaleza de las 'cosas,
en la naturaleza de nuestra manera de ser. Dije
antes, que la República Argentina se componia
de 13 Provincias que hicieron una Nacion, y
una Provincia que fué tambien una Nacion; y
aunque sea-esto una figura, es una figura que se
acerca mucho á la verdad. El equilibrio entre
los poderes públicos, entre el poder de los Esta
dos y el poder jeneral, es la base del sistema fe
deral. Este equilibrio está roto en la Repúbli
ca, porque [hay un estado, que representa y
puede tanto como los otros trece— La monstruo
sidad, existe pues, en nuestra misma Constitu
cion, en nuestro modo de ser. — Bien, Señor, no
sé si el Sr. Diputado á quien contesto, y que
trajo esta cuestion al terreno de la medicina, é
hizo su exámen fisiolójico, no sé, decia, si será
homéopata; pero si no lo es, como hombre
ilustrado, debe saber que es un principio de la
ciencia homeopática, ó mas bien, es la base del
sistema, similia, evmiMbus, curantur. —Admi
to, como he dicho antes, que la federalizacion de
la Provincia de Buenos Aires sea una mons
truosidad, pero hay otra monstruosidad que es
preciso curar.
Despues de 50 años de tratamiento, ese enfer
mo que se llama República Argentina está muy
grave, está desanclado, está de muerte por falta
de fuerza, por falta de poder.
Digo yo entónces, démosle la homeopatia; una
monstruosidad se cura con otra monstruosidad,
similáa, similflnts, curanfair.
Señor: Sigo adelante, se ha dicho que el pro
yecto era una mentira, se ha dicho que, si se fede-
ralizaba la provincia de Buenos Aires poi tres
años, no habria seguridad de que volviese á la
vida.—Citaré para desvanecer esta objecion las
palabras con que Mádison contestaba en el Con
greso Americano á los que se oponian á que fue
ra Filadelfia la residencia delas Autoridades Na
cionales por diez años.—Se decia, entónces, como
se dice hoy, que si el Congreso y las Autoridades
Nacionales iban á Filadelfia por diez años no
saldrian jamás de su recinto. Madison dijo entón
ces: "las leyes que hacemos no son irrevocables;
como las de los Medas y los Persas. ¿Qué mas
podemos hacer nosotros que dictarlas? ¿Como
podremos garantirnos contra su derogacion"?
Si la objecion que se nos hace fuera valedera,
es aplicable á todas las leyes que pudieramos dar,
y la consecuencia seria que no dieramos ninguna,
por temor de que pudieran derogarse. Si aque
lios que vengan despues de nosotros no tienen-
respeto por los actos de sus predecesores, ó por
el bien público, ningun poder tenemos nosotros
para obligarles á que lo tengan. Pero yo me
lisonjeo, agregó que algun respeto se ha de te
ner por el bien público, y por la palabra empe
ñada del Gobierno
El tiempo dió la razon á Madison, Señor Pre
sidente. A ios diez años, las autoridades de la
Union se trasladaron á Washington. ¿Porque
no hemos de esperar nosotros que la ley que hoy
sancionamos, sea igualmente respetada?
Se ha dicho tambien que el proyecto es con
tradictorio.
Sr. Montes de Oca—Eso si dije yo.
Sr. Ministro de Gobierno—Vry á probar que
la contradiccion está de parte de los Señores Di
putados que lo combaten. Los Señores Diputa
dos á la vez que dicen que Buenos Aires va á
ser asesinada, dicen que la Provincia va á domi
nar á toda la República. ¿Como se entiende en
tónces si muere, ei va á ser asesinada? ¿Como es
que va dominar?
Sr. Mármol—Yo r.o he dicho eso.
Sr. Gorostiaga—Yo no he dicho la Provincia
sinó el Poder Nacional reforzado con el Poder dé
la Provincia de Buenos Aires, lo cual ataca por
su base la forma federal que tanto ha elojiado el
Señor Ministro, y está consagrada en nuestra
Constitucion.
Sr. Ministro de Gobierno—Pero hay otra
contradiccion mas palpable. Mentidos unitarios,
falsos apóstoles de la unidad, los que combaten
 SESIÓN DEE 7 DE AGOSTO DE 1862.
eljproyecto, predican una unidad que el pueblo
rechaza, como unidad imposible.
Miéntras tanto, no aceptan aquella unidad de
poder que se les ofrece, que se les está brindando.
Se ha querido poner en contradiccion las opi
niones de algunos de los Señores que sostienen
este proyecto con opiniones anteriores.
El Señor Ministro de Hacienda en una sesion
de esta misma Cámara, decia muy espiritual-
mente: para mi, el derecho Constitucional prin
cipia desde Pavon. Yo diré con mas verdad:
para mi, la responsabilidad de las opiniones,
principia desde Pavon.
Antes de esta batalla, la República estaba di
vidida en dos partidos, uno que representaba á
Buenos Aires, otro que combatia á Buenos Aires.
Las opiniones que entónces se virtieron eran
opiniones de circunstancias, opiniones por las
i-uales no se puede responsabilizar á nadie. La
misma Constitucion fué aceptada por el paeblo
de Buenos Aires bajo cierta presion. La Con
vencion de Buenos Aires se encontró ante la di
ficultad de una minoria juramentada para votar
en contra de todas las reformas, ó ante el temor de
que las reformas que se hicieran, no fueran acep
tadas por la Convencion de Santa-Fé. ¿Y esa
Constitucion es la que se nos quiere presentar
como un circulo de fierro, del que no se -puede sa
lir? La felicidad de los pueblos, señor, no está
cu la Constitucion, si no en las costumbres. La
Francia ha jurado no sé cuantas Constituciones,
y recuerdo el dicho chistoso de un Presidente,
que habia de iurar la Constitucion, decia, que
tenia el honor de haber jurado siete Constitucio
nes; pero no por no haber jurado tantas Consti
tuciones; Francia es menos libre.
La Inglaterra, señor, no tiene Constitucion
sinó la tradicion de sus costumbres, y sin em
bargo es la nacion mas libre: la palabra que sa
le del Parlamento ingles, hace temblar á los ti
ranos, y alienta á los que luchan por la libertad.
Se ha dicho por último, que el Congreso Na
cional ha dado ya al Poder Ejecutivo lo que él
pedia, es decir, uno de los dos estrenios de su
mensage. Señor, si quisiera hacer uso de los
argumentos de que se han valido los Señores
Diputad os en esta Cámara, diria que ellos tienen
derecho de hacer estos argumentos sin traicio
nar los sentimientos de sinceridad que no deben
jamas abandonarse.
El señor miembro informante de la comision,
cuando se discutia en esta Cámara la ley que
mandó poner á disposicion del Encargado Nacio-
al los objetos que le pertenecian, interpeló álos
429
Señores Diputados para que le dijeran si enten
dian que esa ley se oponia al proyecto de fede-
ralizacion, que habia ya sancionado el Senado, y
se le contestó que nó.
Con este mismo objeto, interpelaron al Señor
Ministro de Hacienda en el seno de la Comision,
para saber si el Gobierno entendia que ese pro
yecto contrariaba en algo el pensamiento del
Gobierno y se dijo que nó. Asi es que los Se
ñores Diputados no tienen derrecho de repetir
este argumento sinó traicionando sus mismas opi
niones.
Pero el Gobierno,está en su perfecto derecho
para sostener que no se le ha dado lo bastante;
que necesita algo mas; que necesita una residen
cia fija, que necesita identificarse con el pueblo
de Buenos Aires para poder marchar. No hay, •
pues, contradiccion alguna en los términos del
mensage con la ley que hoy se discute: lo que se
le ha dado por ley al Gobierno Nacional, es lo
que se tenia que darle y no se le podia negar.
He molestado tal vez demasiado, la atencion
de la Cámara y voy á concluir ocupandome del
último argumento de los señores de la oposicion.
Ellos dicen, que el proyecto es impopular, que
va á estrellarse contra la opinion de las Cámaras
dela Provincia de Buenos Aires. Señor, yo no
sé cual sea la opinion del pueblo de Buenos Ai
res; creo que la opinion de los hombres sensatos,
será aquella que se concilia mas con la estabili
dad de las cosas, salvando la libertad. Creo que
los hombres sérios, que desean la prosperidad
del pais, los hombres que tienen intereses perma
nentes, que consultan el bienestar general, no se
han de dejar alucinar, por las palabras de muer
te, asesinato, decapitacion y demas que se han
pronunciado calculadas para producir efecto,
pero que no significan nada. Han de mirar que la
Nacion se va á hacer sin que la libertad peligre
para nadie. Y sobre esto de opinion, recordaré
un hecho muy significativo. Cuando fui llama
do á ocupar el lugar que tengo en la Adminis
tracion del pais se inició esta gran cuestion de
Capital. Un Señor Senador entóaces, con cuya
amistad me honro, y cuya sinceridad reconozco,
me dijo que lamentaba que el primer paso de mi
vida pública, fuera á estrellarse contra convic
ciones hechas que habia de hacer fracasar «1 pro
yecto que entónces se discutia. Confieso que
me alarmó la observacion, pero examiné mis
convicciones y vi, despues de haber reflecciona-
do maduramente que no habia peligro ninguno
para Buenos Airea, en que aqui viviera el Con
greso, y sostuve con todo el calor que me fué po
430 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
sible, esa idea que se creia impopular. Ella fué
aceptada por una gran mayoria de las Cámaras
y creo que es hoy la mas popular en el pueblo,
el pueblo que concurre á estas 'sesiones con el
mayor interes. Creo que el pueblo de Buenos
Aires se cubriria de luto el dia que se retirara el
Congreso de esta ciudad. No sé repito, cual se
rá la opinion de la mayoria del pueblo; no sé, si
será impopular el proyecto; y si lo fuera no lo
estrafiaria. El rechazo del proyecto, como'he
dicho, halaga las pasiones, las pasiones que nos
han trastornado, envueltos en un mar desangre,
desde tiempos atras, halaga el sentimiento mas
grato al corazon humano. El pueblo por instinto
puede querer tal vez que Bs. Aires no pierda su
existencia politica, y esc sentimiento exagerado
por la elocuencia que se ha puesto al servicio del
sentimiento del localismo, no entrañaria que hi
ciera impopular la idea de la federalizacion. Se
ñor, todos los que han iniciado las grandes ver
dades, han encontrado tenaces resistencias.
Cristo fué crucificado.—La libertad del pen
samiento, el principio sagrado de la soberania
del pueblo perseguido de Europa, tuvo que asi
larse en los bosques de la América del Norte—
Pero la verdad se hizo al fin; los pueblos con
cluyen por persuadirse de que mas vale sacrifi
car una parte del amor propio, que no esponer
la realidad de las cosas.
El Gobierno, Señor, no ha contado tampoco
con los votos de la Legislatura de Buenos Aires.
Tiene sus convicciones hechas; cree que de los
caminos que hay que seguir, el de la federalizn.
cion es el mas seguro, es el que nos ha de llevar
á la union, y el que no ofrecerá obstáculo alguno.
El gobierno no se ha preocupado de la opinion
de la Lejislatura Provincial. Cree que la opinion
del pueblo pesará mas que sus votos; y si este
proyecto fuese desechado hoy, no seria sinó un
accidente de esa grande lucha.
La verdad se ha de hacer, y el pueblo de Buc.
nos Aires, se ha de convencer de que los que pro
ponen el sacrificio temporal, si sacrificio fuese el
renunciar á su Gobierno propio por un tiempo
limitado, le proponen su propio bien, el de toda
la Nacion, consultando sus verdaderos y perma
nentes intereses.
El Gobierno de Buenos Aires, 'habrá llenado
entónces su deber. Cuando procede con su con
viccion sincera, cuando tiene en vista la union
Nacional, no debe en mucho preocuparse deque
el proyecto pueda ó no ser rechazado por las Cá
mara; <!'- Buenos Aires—En el mismo caso es
tán los Señor Diputados del Congreso. Ellos
no deben preocuparse del modo de pensar de la
Legislatura de Buenos Aires, cuando nadie, por
otra parte, puede saber como pensará, á no ser
que ya se hayan contado y confabulado los vo
tos. La cpinion del pueblo ha de prevalecer so
bre la opinion de los Diputados.
Si el pueblo cree que la federalizacion es con
veniente, que ella consulta los verdaderos inte
reses de Buenos Aires, esos mismos Diputados
de Buenos Aires, han de tener bastante patrio,
tismo para sacrificar, hasta cierto punto, sus opi
niones, y votar por "aquello que desea el pueblo
de Buenos Aires.
(Aplausos.)
Sr. Elizalde—Es preciso que la barra guarde
moderacion.
Sr. Presidente- -Tendré que cumplir el re
glamento.
Sr. Marmol —Pido la palabra
Si: Presidente—La otorgaré cuando se deci
da el punto sobre las manifestaciones de la barra -
Sr. Elizalde—Es preciso dar garantias á las
palabras de los Señores Diputados.
Si: Presidente—Se ha leido el reglamento va
rias veces; se ha amonestado á la barra en dis
tintas ocasiones y no ha obedecido—Es necesa
rio que la Cámara decida; si este incidente con
tinua, yo declino la responsabilidad del puesto
que ocupo.
Sr. Mármol—Los aplausos han sido al Sr. Mi
tro.
Si: Presidente—Los aplausos se cambian, de
un momento á otro en silvidos
Sr. Mármol— Que sea por la ultlma vez.
Sr. Montes de Oca—Ni los aplausos ni los sil
vidos coartan la libertad de la palabra.
Si: Presidente —La Cámara resol verá es*e in
cidente.
Si: APHirellos—El Sr. Presidente no necesita
consultar á la Cámara, ahi está el reglamento.
Se pasó á cuarto intermedio.
, Vueltos los Señores, se leyó el articulo del
Reglamento relativo á las manifestaciones de la
barra.
Si: Presidente—Continua la discusion.
&r. Mármol— Señor Presidente, estoy conven
cido do que la táctica empleada por el Sr. Mi
nistro de Gobierno, en su impetuoso y personal
discurso, debe contestarse con otra táctica con
traria, con la de la calma y circunspeccion —
Conocedor de las exenas de los Parlamentos,
no es nuevo para mi, ni es nuevo tampoco en
nuestro pais, que un ministerio que se vé derro
tado por ln razon en una discusion solemne, an
tes de confesar su derrota, venga á buscar una
conflagracion oi la opinion y poderes públicos.
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862
Esta táctica gastada es la que hey emplea el
Gobierno, saliendo de los limites de la circuns
peccion de los debates, y aun puedo decirlo
con conocimiento especial, saliendo de los li
mites del carácter individual, tranquilo y mesu
rado del Sr. Ministro de Gobierno—Su dis
curso ha sido en esta Cámara como una bom
ba destinada á herir las pasiones de todos y
las del pueblo que nos escucha. Mal táctico
seria yo, mal conocedor tambien de la situacion
y de las conveniencias actuales de la República,
si arrebatado por heridas personales, quisiera se
guir al Ministerio en el terreno á que quiere
conducirnos, y lo ayudaria, sin yo saberlo, en el
plan que se puede haber trazado.
Permitame la Cámara contestar en dos pala
bras á lo que me es personal, antes de entrar al
fondo de la cuestion, y á lo que voy á proponer.
Las citas que ha hecho relativamente á mi,
tenian por objeto encontrar contradiccion, entre
mis doctrinas en el Senado de Buenos Aires y
la firma que he puesto al proyecto que está en
discusion, ligereza imperdonable en un hombre
de Estado! Cito ála Comision que firmó conmi
go ese proyecto; cito al Sr. Aguirrc, cito al Sr.
Ortiz, miembros de esta Cámara, que no están en
la Comision, y que .no se como piensan en la
cuestion presente, les pido que digan que no es
cierto que yo esté por el proyecto de la minoria,
si se los he dicho asi.
Sr. Ortiz— Es cierto, señor.
Si: Ministro de Gobierno—El proyecto está
firmado por el Señor Diputado.
Sr. Mármol—¿Pero que no sabe el Señor Mi
nistro que los proyectos que firma una Comision
no obliga á sus miembros? El proyecto de un a
Comision en minoria no es sinó una apertura de
discusion, que no obligan la opinion de los que
lo firman. El Gobierno no quiere, por razones
que ha dado, que se nombre Capital en la situa
cion actual, pero en alguna parte ha de residir
este Congreso. Lo está haciendo ahora en Bue-
nrs Aires, pues, que siga residiendo, dijo la mi
noria de la Comision, y de este modo nos armoni
zamos con el pensamiento del Gobierno y con
la necesidad indispensable que esté en alguna
parte, miéntras no se nombra la Capital, puesto
que el Gobierno no quiere que se haga. Ante esta
refleccion yo acepté este medio de discusion, y lo
he repetido á todos, en el acto que sea rechazado
el proyecto de la mayoria, entraremos á discutir
donde se ha de nombrar la Capital. ¿Que dice
ahora el Señor Ministro?
Sr. Ministro de Gobierno—Dice que es con
431
tra todos los precedentes de las Cámaras; que
no he visto hasta ahora venga firmando un pro
yecto que no sea conforme con sus ideas ....
Sr. Marmol—Entonces el Señor Ministro no
recuerda como son los procedimientos de las
Cámaras—Un miembro de la Comision, puede
firmar en disidencia ó reservarse sus opiniones
para esponerlas ....
Sr. Ministro de Gobierno—Lo hubiera dicho
antes el Señor Diputado, lo hubiera declarado
asi ála Cámara, para no hacerme incurrir en
error.
Sr. Mármol—Lo está sin embargo el Sr. Mi
nistro, puesto que he dicho en plena discusion
en uno de mis discursos, que no convenia con la
coexistencia de los poderes públicos, y esperaba
el momento oportuno para manifestarlo asi—Asi
tambien lo he dicho al Señor Ortiz, al Señor
Aguirre; á los miembros de la Comision, como
lo sabe el Sr. Oroño ....
Sr. Oroño—Es verdad.
Sr. Mármol-fÍQ dicho que cuando concluyera
mos esta discusion, si el proyecto era rechazado
entrariamos inmediatamente á designar la Capi
tal, porque la coexistencia no puede traer bien
ninguno á esta tierra—No se me toma á mi en
contradiccion, no lo crea el Señor Ministro—
Pero voy á entrar ahora al asunto.
Ahora, señor, á nombre de la República Ar
gentina, á nombre de la verdad de nuestra histo
ria, que no es por culpa de los caudillos, que no
es por culpa de la anarquia que nuestro pais ha
derramado su iangre, sinó por culpa de sus ma
los mandatarios, voy á hacer una solemne pro
posicion en este Congreso, por la cual se vá á
definir, si es en efecto un Congreso que está su
jeto á la ley de la Constitucion, ó si es una cor
poracion de hombres dispuestos á seguir ciega
mente un propósito.
Señor, invito leal y claramente al Señor Mi
nistro de Gobierno, antes de formular la propo
sicion que voy á hacer, lo que por primera vez,
tiene lugar en este pais, con los términos parla
mentarios de uso, á retirar su proposicion, sus
palabras, contra la Constitucion Nacional.
Sr. Ministro de Gobierno—Señor Presidente,
acepto la invitacion que me hace el Señor Di-
putado, para dar una esplicacion que no vá á
contradecir nada de lo que he dicho en el calor
de la disension—He dicho articules miserables,
pero lo he dicho en comparacion de un gran
principio—Yo decia que la union habia sido el
credo politico de las Estados Unidos y que á
este sentimiento dela loiion habian ellos sacri
432 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862
ficado hasta la libertad del hombre que es el
principio mas grande de la humanidad, hasta la
libertad, y habian sacrificado cuatro millones de
de seres humanos ante ese gran principio—En
tonces decia, cuando se trata de la libertad de
cuatro millones de hombres, los articulos de una
Constitucion, que pueden borrarse por una Con
vencion Constitucional, articules que el pueblo
puede borrar, esos articules son miserables y ante
la magnitud de este objeto, ante la inmensidad
de este sacrificio, nadie me podrá negar, que los
articulos de una Constitucion son miserables.—
Esa es la primera esplicacion y creo que los hom
bres de buena fe verán que no hay contradic
cion en mis palabras
Sr. Marmol—Permitame el Señor Ministro.
Sr. Ministro de Gobierno—Voy á concluir,
despues hablará lo que quiera el Sr. Diputado.
He dicho, partiendo de la base de que la
union de la familia Argentina es la grande aspi
racion de este Congreso, que es el grande pen
samiento que debe dominarle, y que supongo
desea buscar y encontrar el medio, de hacer la
union posible, union que buscamos hace cin
cuenta años y que puede escapársenos de un
momento á otro, he dicho, que ei los Señores
que combaten el provecto, lo combaten porque
es inconstitucional, no lo es de ninguna manera;
que acepten conmigo que el proyecto es salva
dor, es necesario y entonces agreguen un arti
culo en la ley, que diga: refórmese la Constitu
cion en cuanto se oponga á este proyecto.
Esta es la mente que ha presidido á todo mi
discurso, y nadie me podrá decir que él pueda
considerarse "por falta de respeto que el Go
bierno presta & la Constitucion.
El Gobierno ha tenido mas poder que la
Constitucion y el pueblo de Buenos Aires sabe
el uso que él ha hecho de ese poder—Si hubie
ra sido otro su objeto, no habria convocado tan
pronto al Congreso.
Lo ha hecho para decir: ahi teneis el poder
general que yo tenia ....
<SV. Mármol—Reclamo mi derecho á la pala
bra. No me puede estar esplicando el Señor
Ministro hasta mañana ¿Retira ó nó el Ministro
los términos siguientes: la Constitucion no me
importa nada
Si: Ministro de Gobierno—He esplicado ya
en que sentido lo he dicho.
Sr. Mármol—Yo no hablo de sentido. El Sr.
Ministro ha dicho: la Constitucion no me impor
ta nada, no vale nada, BOU miserables articulos
de la Constitucion.
Sr. Ministro de Gobierno—Ya lo he esplica-
do. No es la gran cuestion si es ó nó Constitu
cional el proyecto, sinó si hay otro medio de rea
lizar la Nacion y la felicidad del pueblo y si el
Señor Diputado me dice que hay otro, lo acepto,
señor,—Pero sinó, yo he dicho y repito, si este
es bueno y si está en oposicion á la Constitucion
refórmesela Constitucion.
Sr. Gorostiaga—La union está hecha.
Sr. Marmol—No me doy por satisfecho Se
ñor Presidente. Aqui no hay nada de personal.
El Poder Ejecutivo viene ante el Poder Lejis-
lativo de la nacion y le dice: para dar esta ley,
no se preocupe el Congreso de la Constitucion.
La Constitucion no vale nada, la Constitucion
no importa nada. Estas son las palabras que
ha dicho el Señor Ministro.
Sr. Ministro de Gobierno—No las tome aisla
damente. Si yo divido las frases del Señor Di
putado le haré decir una porcion de disparates.
Sr, Marmol—Ha dicho el Señor Ministro que
para esta ley la Constitucion no vale nada.
Sr. Ministro de Gobierno—En el sentido que
puede reformarse la Constitucion.
Sr.Elizalde—Podria seguir adelante el Señor
Diputado ocupandose del fondo del asunto.
Sr. Ministro de Gobierno—Como no he de
acatar la Constitucion! Digo que si la Constitu
cion estorba para seguir este camino, debemos
reformaala.
Sr. Mármol—Desdo que el Señor Ministro
dice esto ultimo, que el Gobierno 'acata la
Constitucion
Sr. Ministro de Gobierno—Pues no.
Sr. Marmol—Lo voy á traer á este otro ter
reno. Entonces tiene que tomar el asunto á la
luz de la Constitucion. Es un dilema del que
no puede escapar: ó t^ma el asunto fuera de la
luz de la Constitucion, diciendo que no ^ ale na
da, ó como ha dicho, acata la Constitucion, y
entonces tiene que tomar el asunto á la luz de la
misma
Sr. Ministro de Gobierno—Me permitirá el
Señor Diputado que le haga una ultima in
terrupcion.
Señor Presidente, en la discusion anterior he
demostrado en la Cámara de Senadoies, que en
esta misma he hecho todos los esfuerzos posibles
para conseguirlo, que este proyecto no ataca la
Constitucion; he hecho argumentos en ese sen
tido, hasta donde mas he podido. No debia in
sistir ahora por no repetir lo que ya ha sido
dicho por los Señores Diputados. Hé querido
presentar la cuestion en un horizonte mas vasto.
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
Doy por supuesto que el proyecto no ataca
la Constitucion y bajo esta base he partido.
Sr. Mármol—El Señor Ministro de Gobierno
ha venido á esta Cámara á decir: no consideren
ustedes este proyecto á la luz dela Constitucion,
&inó del interes de la union. No consideren
ustedes el interes del barrio, veinte veces lo ha
repetido y llamó intereses de barrio, á la Pro
vincia mas grande de la Republica Argentina.
Yo digo, Señor Presidente, que si hubiera en
Buenos Aires verdadero sistema representativo,
el Señor Ministro presente , seria llamado ante
las Cámaras á dar cuenta de estas palabras
como Ministro de Buenos Airos, porque no se
olvide que la base de su posicion oficial, es la de
Ministro de Buenos Aires, no de la Nacion.
¿Como viene á decir, no se ocupen ustedes de
los intereses de barrio? ¿Como viene á decirnos
el Gobierno de Buenos Aires, yo soy un obsta
culo, echenme á la calle porque no sirvo para-
nada? Yo digo, que si hubiera verdadero siste
ma representativo, el Gobierno seria interpelado
esta noche y las Cámaras le dirian ¿Que está
usted diciendo del Gobierno que le hemos con
fiado?
Pero, Señor, ¿Que nos ha dicho, (entrando ya
á la cuestion) que nos ha dicho el Gobierno, por
la voz de su Ministro? ¿Como resuelve la duda
actual? ¿Que luz nueva ha traido al debate?
Ninguna, señor.—¿Que argumento de los que la
oposicion ha hecho, no está en pió todavia? Des
pojese á Buenos Aires de su ser Provincial y en
treguese al Poder Nacional, para que haya un
poder Nacional fuerte: este es el fondo de su
discurso. Yo digo, como el Señor Ministro, la
República en efecto necesita un Poder Nacional,
ei pero con la Constitucion; este Poder Nacional
no ha de tener mas poder que el que le dá la ley:
todo otro poder es una usurpacion, Señor Presi
dente. Buenos Aires, Señor, esta Provincia sobre
la cual hoy se esfuerzan los espiritus para saber
como aniquilarla, ha dado ya á la Nacion, todo
lo que tenia obligacion de darle por la Constitu
cion Nacional. Buenos Aires no tiene obligacion
por la ley que ha jurado de dar un ejercito al
Gobierno Nacional, la tiene de no conservar un
Ejército, pero no de darle un Ejército hecho y
armado. Sépase mas, sépase que esos hombres
que el entrega con el fusil al hombro, la mayor
parte tendria derecho de venir al Gobierno y
decirle: yo tengo un contrato para servir al Go
bierno de Buenos Aires, y este no tiene el dere
cho deponerme al servicio de otro Gobierno.
Sin embargo, la Provincia entrega á la Nacion
433
un Ejército, aunque como digo, no tiene la obli
gacion de hacerlo—Pero hay mas todavia, se lo
dá armado con las armas del Parque de Bue
nos Aires, las que son compradas con la plata
de la misma y lu hace sin decir una palabra—
Pero aun hay mas todavia. El está obligado
á dar las reutas Nacionales, el dia mismo que la
Nacion entregue á la Provincia, los objetos so
bre que recaen los derechos de esportacion, pa
ra que tenga con que vivir y sin embargo la ge
nerosa Provincia cierra Jos ojos á su situacion
presente Provincial, y dice á la Nacion: tome
mis rentas, no me acuerdo de los derechos de
esportacion.
Pero hay mas todavia—Paja contener ese
poder bárbaro que desde diez años está siendo
la amenaza sangrienta y -continua de los hom
bres ilustrados de la República, necesita el Go
bierno, se dice, del poder de Buenos Aires, pero
pregunto yo ¿Cuando Buenos Aires no ha ci
tado del lado de la bandera que defiende la ci
vilizacion? ¿Hoy mismo Buenos Aires, sola con
sus propios recursoj no ha dado libertad á las
Provincias? ¿Porqué teme de Buenos Aires el
Gobierno Nacional, á Buenos Aires, carne de su
carne, huesos de sus huesos. No hay tal temor,
son palabras vanas, son palabras mentidas, son
sofismas con que se quiere engañar al espiritu.
No es el temor á los caudillos es el temor al
Gobierno de Buenos Aires, esta es la mas gran
de ofensa que se nos está haciendo. ¿Pues aca
so el caudillaje que puede amenazar á Tncu-
man, que amenaza á Santiago, que amenaza á
Salta, á Jujui, no es el mismo que ha de ame
nazarnos tambien? ¿No tendria el poder Nacional
á mas de lo que ya se le ha dado el contingente
espontáneo de todo un pueblo que sabe lo que es
la tirania y lo que vale el espiritu de la libertad?
Xo hay tal temor, son sombras fantásticas, con
que so quiere amendrentar la imaginacion del
pueblo. No es pues temor de que le falte poder
al Poder Ejecutivo, es el temor de Buenos Aires,
de esta rebelde Buenos Aires, como la llaman
y voy á mostrar hasta donde llega su resolucion.
Señor, se ha esprimido, puedo decirlo asi el in
genio, para procurar alucinar con palabras el es-
,iritu inocente do nuestros cólegas que llega
ban á Buenos Aires, para hacerles creer que aqui
hay un partido separatista que á lo que tiende
es ála disolucion de la República—Y bien señor,
Buenos Aires ha vivido diez años separado de
la Confederacion. Los Ministros estrangeros
lian golpeado la puerta, han venido á decirle,
constituyase independiente, lo reconocemos —En
434 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862
el Ministerio existen notas en este sentido.— pero las personas no pueden formar cuestion en
Puedo citar hechos, pero que no me es permiti esta Cámara. El unko objeto grande, seria
do tal vez revelar, para asegurar á la Cámara la independencia de la Provinciade Buenos
de toda buena fe que el reconocimiento de la Aires, pero lejos de abrigar semejante idea, Bue
independencia de Buenos Aires, estaba en nos Aires ha declarado terminante mente, tie
nuestras manos—Bien, Buenos Aires ha estado ne el compromiso de honor de reorganizar los
sitiado, Buenos Aires ha triunfado de sus enemi poderes que el mismo ha destruido. Seria es
gos y jamás ha participado de esc espiritu de se tupido, repito, pretender hacer hoy lo que no
paracion y cuando despues del triunfo entrega hemos hecho, cuando hemos tenido fuerza y
BUS armas á la Nacion, se viene todavia á decir poder suficiente para realizarlo.
que quiere ser independiente! Esto, señor, es ¿Que queda, pues, Señor en pié de todos
hasta obrar de mal sentido, diré mas, hasta es una cuantos argumentos se hacen? Si cuando se
obra que forma el proceso de quien tal cosa nos escapan los sostenedores del proyecto del
dice—¿Qné partido estúpido seria este que cuan terreno de la Constitucion, se vienen á las con
do ha tenido el poder en la mano, no ha hecho veniencias, les demostramos con los hechos, les
lo que se supone vá á hacer cuando entregue probamos, que las conveniencias positivas del
ese poder? Pero aun, mas, señor. pais estarian en sostener el Gobierno Nacional,
Si hubiera un partido de separacion en la Re- y no en estorbar su marcha, ¿Hemos creado
pública Argentina—Yo digo, señor, que habria acaso nosotros la situacion actual de este de
en ello mas que un crimen porqué la indepen bate? ¿No nos encontramos enfrente de un pro
dencia no es un crimen en un Estado, la in yecto que aniquila el ser politico de la unica
dependencia os la obra de sus medios y de sus Provincia organizada en la Republica? ¿Y es,
fuerzas; cuando tiene medios y fuerzas el adquie Señor, (fijese la Cámara en este antecedente que
re el derecho por ese solo hecho—Seria otra co la historia no sabria definir) es á los hombres de
sa peor, seria una estupidez, Señor Presidente, la actualidad de Buenos Aires, á quien se viene
pensar en los momentos en que se desenvuelve á hacer un cargo de defender las instituciones
en Europa un plan politico, tendente á destruir Provinciales, cuando esa ha sido la bandera con
la independencia de los pueblos Sud-America que hemos triunfado? ¿No es á ese espiritu
nos, venir á romper de un golpe los únicos fun que debe el Señor Ministro el asiento que ocupa
damentos que quedando la República Argen en este lugar? ¿Que ha hecho Buenos Aires,
tina. sinó defender las instituciones Provinciales?
No soy federal, Señor Presidente, ni lo he si. Luego lo que hago yo en nombre de mi partido,
do nunca, pero soy mas Nacionalista que muchos es sostener las instituciones de la Provincia que
que serian probablemente mañana separatistas. conquistó con su revolucion del 11 de Setiem
Si, pues, no hay ningun temor racional, ni bre, esponiendo yo mi cuello por ella. ¿No se
fundado en la historia, ni fundado en el presen recuerda el manifiesto que la Provincia dió?
te peligroso de América para decir que ese espi. Mandese á la plaza publica y que se queme la
ritu de separacion pudiera encarnarse en un correspondencia oficial tenida con todos los Go
partido fuerte y poderoso, si, pues, se sabe que biernos del Paraná, sosteniendo los derechos de
tenemos el peligro comun de nuestra vida, mas Buenos Aires. Mandesénos á la hoguera, por
que de nuestra vida, el peligro comun de nuestros que hemos dicho que prefeririamos perecer antes
hijos, como puede creer el Gobierno Nacional, que perecieran la& instituciones Provinciales.
salido de nuestro propio seno, que mañana el Todas las reformas hechas á la Constitucion,
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires ha ¿Que son, que importan? La conservacion señor,
de ser independiente? ¿Que logica seria la de los intereses de los Estados, no de los inte
nuestra? ¿Se teme como dijo el Señor Ministro reses de la Nacion, porque esa fué siempre la
de Gobierno, que retiro las rentas que dá? doctrina de Buenos Aires.
sPero que objeto tendria Buenos Aires en hacer Pero hay mas, aun,—El Señor Ministro de Go
oposicion al Gobierno Nacional? ¿Cambiar de bierno, de esa misma Provincia, se ha olvidado
personal? ¿Pero á quien ponemos mejor que al de un articulo de la Constitucion de ella que
Gobierno de nuestro pais? ¿Que objeto ten dice: Buenos Aires es un Estado federal, con
driamos en derrocar al Presidente futuro y po el libre uso de su soberania esterior é interior
ner otro? De todos modos, nunca seria un hasta que la delegue en un Gobierno Nacional,
ataque á Ja Nacionalidad, sinó á las personas, se decir, la esterior la delega en un Gobierno
 SESIÓN DEL 7 DE AGOSTO DE 1862.
Nacional. Se olvida aun mas. La gran refor
ma que á la Constitucion General se hizo, fué la
del articulo 6°, que nadie ha hecho valer en este
Congreso, porque declaro que no habia pensado
volver á tomar la palabra, ni hacer uso de los
infinitos argumentos, que todavia, puedo emitir
fcQue quiere decir ese articulo? No importa otra
cosa que separar la Provincia de las atribuciones
del Poder Nacional, salvo los casos que estipu
la. No quiso ni tervencicn Nacional de ningun
genero, y sin embargo es lo que se viene á pro
poner hoy.
Pero, Señor, no quiero entrar en el dédalo
de los argumentos contra ó fuera de la Consti
tucion, que se hacen valer; no quiero entrar tam
poco al de las conveniencias, sinó al terreno que
mas se esplota, al terreno con que se preocupa
mas los animos de los Diputados de las Provin
cias cuando se les dice: suprimamos el Gobierno
de Buenos Aires, porque sin ello no hay nacion.
Yo les digo, con el corazon del pueblo, porque
sé como palpita, yo les digo: no temais, es el
pueblo mas generoso de la tierra; no estorbará
la marcha del Gobierno Nacional, absolutamente
no. - Nó quiere dar mas poder que lo que la
Constitucion dá; no quiere hacerse á la sombra
de ella un dictador ilustrado de la Republica.
Pero, Señor, en medio de todo y pidiendo
disculpa al Señor Ministro si en el calor de una
improvisacion llena de agitacion, puedo haber
dicho algo que hiera al Gobierno, porque no es
mi intencion hacerlo y mucho ménos con su
persona; prescindiendo de esto y dando como no
oidas sus alusiones personales, que de cierto no
esperaba, diré á la Cámara, que veo en el fondo
del discurso del Señor Ministro, allá envuelta
entre los nubarrones del ataque, tma idea diplo
mática, que seria bueno explicára, y lo invito
lealmente á ello, porque puede ser que llega
ramos á una conciliacion.
Ha dicho, poniendo á esta ley un articulo,
por el cual se convocára al pueblo á derogar los
articulos de la Constitucion, que estuvieren en
contradiccion, que el Gobierno en ello no tendria
inconveniente. Si efectivamente lo ha dicho,
seria bueno que lo esplicára, porque puede ser
que esté mas cerca de él, de lo que piensa.
Sr. Ministro de Gobierno— Señor Presidente,
yo estraño mucho que el Señor Diputado que
dejala palabra, haya encontrado en las mias alu
siones personales—No he hecho sinó valerme de
las mismas armas de que el se ha valido, en el
deber de defender al Gobierno de la inculpa
cion que se le hizo. He ido á busc-ar las autorida
435
des que crcia podian convenir á mis propositos.
Dije entónces: que se nos habia tirado con bala, y
que era preciso contestar lo mismo. El fué el
primero que hizo leer las doctrinas del Redac
tor para probar que el Gefé del P Ejecutivo
Sr. Mármol—¿Yo señor? Lo que he hecho leer,
fueron los discursos de la Cámara de Senadores.
8r. Ministro df Gobierno— Entiendo que el
Señor Diputado ha hecho leer la contradiccion
en que se encontraban los sostenedores del pro
yecto, hay con sus opinonos anteriores. Pero
diré aparte de esto, porque lamento que el Señor
Diputado cuyo talento admiro y cuya sinceridad
le honra, haya encontrado en mis palabras algo
mas que el uso parlamentario de las mismas ar
mas que ha empleado, nada mas.
Despues de esta esplicacion, contestaré á lo
que dice el Señor Diputado.
Pregunta si el Gobierno, luego de aceptado el
proyecto en discusion, aceptaria que se pusiera
un articulo, diciendo: que se llame á una Con
vencion para reformar los articulos de la Cons
titucion que estuvieran en oposicion. Señor, el
Gobierno desde el principio ha sostenido, que el
proyecto está perfectamente ajustado á los tér
minos de la Constitucion. Por consiguiente, ha
de combatir el articulo que se ponga llamando á
una Convencion. Los Señores Diputados que
están en oposicion, si creen que el proyecto es
conveniente, si creen que merece su apoyo, de
ben- votarlo y en. seguida proponer el articulo
que he indicado y discutiremos entónces si se ha
de convocar al pueblo ó no.
Sr. Mármol—Es otra cosa de lo que yo habia
entendido—Yo habia entendido, Señor Presi
dente, que el Ministerio tomando una posicion
diplomática, como generalmente toman los Go
biernos en estos casos, una posicion de transac
cion, cuando hay estas crisis en la opinion, creia
que queria poner un articulo que dijera: "consul
tese la presente ley al Congreso Constituyente
para salvar esas dudas en que estamos".
Yo por mi parte, desde ahora le digo que
le daba mi voto al proyecto, ei la Nacion
quiere derogar el articulo Constitucional, y
poner en el articulo 1", en vez de ciudad,
provincia. Yo no tendria inconveniente, si es
que la Nacion lo quiere y si lo quiere la Pro
vincia tambien; pero como no reconozco que
haya mas poder pue un Congreso Constitu
yente para resolver esta cuestion, digo que ni
Congreso ni la Provincia de Buenos Aires pueden
resolverla sinó un cuerpo constituyente de la
Nacion.
436 SESION DEL 7 DE AGOSTO DE 1862
Ahora, si hay esta duda, apelese á un Con
greso Constituyente, y miéntras tanto, resida el
Gobierno como hasta aqui. Asi es que yo aun
que he pensado que el proyecto era bueno, no
me encuentro competente para sostenerlo. Digo
pues, que esta idea en materia tan séria, que
afecta el sistema nada menos, no me considero
con mandato para borrar lo que dice la Constitu
cion.
Sr. Ministro de Gobierno—Me felicito de lo
que acaba de decir el Señor Diputado que deja
la palabra, porque veo que principiamos á en
tendernos. Reconozco la buena fe con que ha
procedido, y lo felicito sinceramente, porque se
haya justificado dela contradiccion en que apa
reció encontrarse por la lectura que hice de su
discurso. Quedo pues, completamenre satisfe
cho, y no le haré al Señor Diputado cargo algu
no por inconsecuencia en sus opiniones.
Sr. Presidente—Si á la Cámara le parece, se
levanta la sesion.
Se levantó la sesion á las 5 de la tarde.
 CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA JACIOS

PRESIDENCIA DEL SR CASTRO

SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862

*-° En Buenos Aires, á 8 de ¿La federalizacion de todo el territorio de la Pro

Albarellos. Agosto de 1862, reunidos en vincia durante esta residencia de las Autoridades
Alxliia.
Agnlrre. su sala de Sesiones, con asis Nacionales, ó la simple residencia, conservando
Bedoya. tencia del Señor Ministro de la provincia sus autoridades y su soberania local?
•lauco.
Cabral. Gobierno, los Señores Dipu Al primer punto, contesta el proyecto do la ma
Cimillo. tados (al márgen) el Sr. Vice- yoria de la Comision; y del segundo, se ocupa el de
Clvlt.
Del Rio Presidnnte 2.° proclamó abier la minoria. ,
Ellzalde. ta la sesion. Leida,japrobada y La discusion del proyecto de la mayoria de
García ( J. A. la Comision, ba dado por resultado ser victorio
García (P.) firmada el acta de la anterior,
Gorosttaga n. se entró á la órden del dia, samente batido por los que se oponen á él como
Gorostlaga f L.)
Grauel. continuandola discusion pen inconstitucional. Asi sucedió desde el primer
Ibarra. diente. momento en que se trajo á consideracion en el
Laprlda
Lezama. Se. Presidente—Continua Senado, miéntras que sus mas ardorosos defen
narmol. la sesion. sores tuvieron que confesar que era inconstitu
montea de Oca.
Ortlz. Sr. Obligado (D. P.) cional, sosteniendo que para llenar su objeto,
Oroño.
Aunque desde el principio era necesario saltar por la Constitucion. Traido
Obligado, (P. )
Obligado (A. C.) habia anunciado que tomaria á la discusion de esta Cámara, ese mismo pro
Ocampo.
parte en esta discusion, y lo yecto, se ha pretendido aun sostener su compa
Padilla.
Quintana (J.) habria hecho con gusto segun tibilidad con los principios de la Constitucion
Quintana (.11.)
me fuese permitido, por el que nos rije; pero ha tenido el mismo resultado
Rnlz moreno.
Torren!. giro que ella ha tomado, me llevando la derrota hasta el estremo de obligar al
Vlllauneva. Señor Ministro á producirse en los terminos mas
Zavaleta. limitaré solamente á esplicar
mis opiniones, en la necesi inconvenientes, tales como los que ha escucha
CON AVISO.
dad en que me encuentro de do la Cámara en la sesion anterior.
Gutiérrez. Pero dejando á un lado todo esto, porque co
Zuvlria. pedir que sean consignadas
en el acta, puesto que no he de poder concurrir mo he dicho antes, mi objeto es solo esplicar mi
á la votacion con mis honorables cólegas, para opinion, y dejando tambien de un lado la cues
rechazar como desearia el proyecto presentado tion de derecho Constitucional; y prescindiendo
por la mayoria, desde que he de estar presidien tambien, sinó recuerdo mal, de algunas alusio
do en el acto de la votacion. nes poco favorables que nos ha dirijido el Señor
Ministro, sobre el grado de buena ó mala fe, que
Creo, Señor Presidente, que la cuestion que tengamos los opositores á este proyecto, porque
nos ocupa puede plantearse en estos términos. si no estoy estraviado en mis recuerdos, el Se
Partiendo del punto de vista de que todos esta
ñor Ministro ha dicho que si tuvieramos buena
mos convencidos en que es necesario que las Au fe habriamos aceptado el proyecto presentado
toridades Nacionales residan por ahora en Bue por la mayoria de la Comision, y propuesto un
nos Aires ¿qué ofrece ménos inconvenientes?
articulo, por el cual se convocase una Conven
43S SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862.
cion Nacional; dejando aparte tambien algunos
otros conceptos de deslealtad con que el Señor
Ministro nos ha querido favorecer, cuando ha
dicho que los miembros de la Comision de Ha
cienda al presentar el proyecto por el cual se
daba al Poder Ejecutivo Nacional los objetos
que se habia reservado Buenos Aires, dijo que
no bflbiamos sido leales, porque no habiamos
rechazado el pensamiento ó algo parecido.
Yo fui testigo, por un incidente, de la con.
testacion que se dió al Señor Ministro de Ha
cienda por los Señores Miembros de la Comision
que están presentes. Habiendose dado cuenta
al Señor Gobernador, del proyecto que se san
cionó, algunos Señores de la Comision revela
ron con toda franqueza al Señor Ministro, que
el pensamiento que aquel proyecto envolvia,
era el de rechazar el proyecto de la federaliza-
cion. Entónces dijo el Sr. Ministro, que el Sr.
Gobernador impuesto aun de este pensamiento
que envolvia aquel proyecto, habria contesta
do, que él lo aceptaba, cualquiera que fuera el
resultado del proyecto de la federalizacion y aun
creo que el Señor Ministro de Gobierno se halla
ba presente en aquella conferencia. Pueden
rectificar los Señores de la Comision.
Sr. Gorostiaga—Es exacto.
Sr. Ministro de Gobierno—Esa era la inten
cion intima que tenian los Señores Diputados;
pero no la revelaban.
. Sr. Obligado (D. P.)—Entónces no habia fal
ta de lealtad.
Sr. Ministro de Gobierno—El Señor Gober
nador dijo: sea 'cual sea la intencion que haya,
yo la acepto.
Sr. Obligado (D. P.)—Es que se dijo que tal
era la intencion.
Sr. Ministro de Gobierno—La intencion ocul
ta.
Sr. Obligado (D. P.)—Al Señor Ministro de
Hacienda se le ha dicho terminantemente, y con
franqueza, con la misma que se la reveló al Se
ñor Gobernador.
Sr. Ministro de Gobierno—Yo invoco la bue
na te del Señor Miembro Informante; el me ha
dicho que no se oponia al otro proyecto, y en
eso me he fundado.
Si: Gorostiaga—Puede no estar en contradic
cion con el otro; pero la sancion de uno, hacia
innecesaria la sancion del otro.
Si: Ministro de Gobierno—Pero la Comision
no creia encontrar contradiccion"entre uno y otro
proyecto.
Sr. Obligado (D. P.)—Lo que yo quiero ha
cer ver, es que no ha habido deslealtad.
&r. Mármol—Siempre es mejor quedarse con
las dos cosas.
Sr. Obligado (D. P.)—Bien Señor, dejando
aparte todas estas consideraciones, y tomando la
cuestion bajo el punto de vista á que la ha queri
do traer el Señor Ministro á la consideracion de
la Cámara, dejando áun lado los principios del
derecho constitucional que nada importan para
el Señor Ministro, la tomaremos en el sentido
filosófico ó práctico.
El Señor Ministro ha dicho: que debemos ir á
examinar el corazon humano, para sobre este
exámen basar lo que es mas conveniente á la sal
vacion del pais en estos momentos. Yo creo
que todos sus raciocinios ampliados en este sen
tido, al ménos en mi opinion, han producido
nn efecto contrario á lo que se proponia el
Señor Ministro, por la razon muy sencilla
de que la opinion manifestada por todo el mun
do, por todos los medios que pueden manifes
tarse, por la prensa, en los circulos sociales, en
las luchas electorales, por todos los medios que
se pueden manifestar, está probando que la opi
nion rechaza el pensamiento que le queremos
imponer por la violencia.
Yo creo que el Gobierno debió haberse persua
dido por los testimonios que ha tenido á la vista,
que el sentimiento popular, rechaza el proyecto
de la mayoria de la Comision, y lo rechaza con
justicia; pero dejando aparte, como he dicho,—la
cuestion del derecho, vengamos á la cuestion de
conveniencias.
Se dice que es necesario rodear de prestigio y
de todo el poder moral que tiene Buenos Aires
á la Autoridad Nacional—digo moral, porque el
poder material ya lo tiene, puesto que lo ha en
tregado Buenos Aires. Bien ¿qué es lo que falta
ahora? Precisamente el único medio que con-
cilia las dificultades, es el proyecto de la minoria
de la Comision, puesto que por él se propone la
residencia que es necesaria por ahora en Buenos
Aires de las Autoridades Nacionales. Este pro
yecto, pues, aceptado por el gefe del Encargado
del Ejecutivo Nacional, es claro q' conciliaria la
opinion divergente, y rodearia al Poder Ejecuti
vo de todo el apoyo que se le ha prestado para
elevarlo á la altura á que está elevado el general
Mitre, á estremo de ser proclamado Presidente
de la Nacion.
Por otra parte, este no es sinó un ensayo. Si
el diera malos resultados, seria fácil remediarlos.
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 18G2
Miéntras tanto, está en la conciencia de todos,
que no debe dudarse de la opinion de la provin
cia de Buenos Aires, que siehipre le ha de ser
favorable, y ha de rodear de prestigio al General
Mitre.
No demos lugar, Señor, á que un pueblo que
ha combatido tanto tiempo, que ha hecho sacri
ficios de todo género para conservar sus derechos
y prerogativas, tenga que maldecir la hora en
qiie se puso al frente de una cruzada liberta
dora, para tener que abdicar su existencia al dia
siguiente. Yo no sé como puede concebirse que
el ejército, que la Guardia Nacional y el pueblo
todo, que han hecho sacrificios tan dolorosos por
la defensa de sus derechos, puedan abdicar des
pues de haber triunfado.
Yo pediria, Señor, que se tenga bien presente
por los Honorables miembros del Congreso la
consideracion que voy á manifestar. Si este pro
yecto pasa en esta Cámara, producirá el efecto
contrario del que se quiere buscar; porque al re
cibir el rechazo que)parecc indudable de la Legis
latura Provincial, habrá dejado profundamente
divididos los intereses de la Nacion y los de la
localidad; pero hay mas: habrá dejado tambien
(lo que para mi, como amigo particular del Ge
neral Mitre, como amigo de la Nacion, no de
seo) el desprestigio del General Mitre.
Yo pido, pues, que en virtud de estas conside
raciones, que deseo se consignen en la acta, se
termine esta discusion, que va tomando ya un
carácter de muy larga, borrascosa y apasionada,
y procedamos á votar el asunto.—He dicho.
Sr. Presidente—Antes de continuar la sesion,
ya que el Señor Presidente ha manifestado su
opinion, le pediria que pasara á ocupar su puesto.
Bajó el Señor Castro y subió á presidir el
Señor Obligado.
Si: Presidente— E\ Señor Montes de Oca te
nia la palabra.
Sr. Montes de Oca—Era para hablar en con
tra del proyecto, y creo que hay algunos Señores
Diputados que quieren hablar en favor.
Sr. Cantillo—Yo soy de opinion que hablase
aquel que va á impugnar el proyecto.
Si: Ag turre—Yo voy á hablar en contra de los
dos proyectos.
Sr. Presidente—Bien tiene la palabra el Señor
Agnirre.
Sr. Aguirre—Como estoy en oposicion á los
dos proyectos que han presentado las dos Comi
siones, y he de votar á su vez en contra de los
dos; quiero préviamente dar la esplicacion de mi
voto, al mismo tiempo que me permitiré presen
439
tar un nuevo proyecto á la Cámara, para que se
le tenga en consideracion á su tiempo.
He visto que en esta cuestion de tanto inte.
teres para el pais, se ha buscado para su solucion
dos estremos que están en pugna con la filosofia
que debieramos haber sacado de nuestra historia,
con el espiritu y letra de la Constitucion que r/os
rige, y con las necesidades mas vitales de la ac
tual situacion.
Con la filosofia de la historia, digo, porque solo
durante el régimen colonial, se puede concebir
que la Provincia de Buenos Aires con las dimen-
ciones que tiene, pudiera ser capital del inmenso
territorio que abrasaba el Virreynato del Rio de
la Plata, para poder con la magnitud de esta
Capital contrabalancear, sinó imponer, al poder
de las demas Provincias que formaban el Virrey-
nato. Añadiendo á esta consideracion que la
Nacion entónces tenia que ser gobernada por un
autoridad estraña y despótica, siendole por con
siguiente necesario un gran poder para ser respe
tada.
Por la misma razon se estatuyó, loque en nues
tros dias es un contrasentido, que el puerto úni
co de todo el Verrcynato fuera la ciudad de Bue
nos Aires, para que un gobernante tuviera las
llaves de las rentas aduaneras, ó sea la mayor su
ma del tesoro público —Pero es un axioma poli
tico que la division interior de un pais debe es
tar en relacion con la forma ó sistema de gobier
no que la rije: tal que si para un gobierno abso
luto ó despótico es conveniente que la capital ó
residencia de la autoridad sea un gran centro de
poblacion que imponga con su peso al resto de
la Nacion; para un pais libre, en que el pueblo
es soberano, y la autoridad el resultado del roto
espontáneo del pueblo, conservar tal despropor
cion de fuerzas entre la capital y el resto de la
Nacion no puede conducir á otro término que al
despotismo—Y tal ha sido el resultado de nues
tros gobiernos que han sabido aprovecharse de
este sistema, miéntras Buenos Aires ha sido la
capital de hecho de la República, con el protesto
de encargarse de su politica estcrior: sus hom
bres, sus ideas y sus errores han dominado á la
Nacion. Mas t. davia, el haberse perpetuado de
hecho hasta ahora poco el régimen colonial de
fijar el inmenso territorio de Buenos Aires como
único centro comercial y politico de la Repúbli-
a, ha dado otro resultado como en la antigua
Roma, mas que sus ventajas geográficas, que
niéntras en la una se ostentara la ilustracion y la
•iqucza, las Provincias se encontráran sumidas
en la barbarie y en la miseria; miéntras estas
 440 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862.
vistieran harapos, en la otra se cubrieran de púr
pura; y miéntras en launa ee levantára el espiri
tu del hombre hasta el heroismo, en las otras es
tuviera muerto hasta olvidar el sentimiento de
sus propios deberes.
No obstante, asi como la Italia toda reclama
á Roma como su antigua capital, á la que están
unidos sus recuerdos de gloria y de sufrimientos,
y aun sus crimenes, como el único desideratum
de la unidad italiana; asi tambien las Provincias
reclaman á Buenos Aires como capital, porqué
con ella están vinculados sus'recuerdos de glo
ria en la lucha de la independencia, y los sufri
mientos y sangre vertida en la guerra civil, y
tambien como el desideratum de la nacionalidad
argentina; pero no ya la Roma con el poder omni
modo de los Césares, sinó en las proporciones de
un pueblo libre: no ya^Buenos Aires, con su in
menso territorio, su puerto único, y el poder ab
soluto de los Virreyes, sinó tal cual conviene
para sostener el equilibrio necesario en el siste
ma federal que nos rige, y llenar de este modo el
pensamiento mas patriotico de los mas grandes
nombres de la República.
Yo veo al través de la federalizacion que se
nos propone, la continuacion de nuestra lamenta
blé historia. Es cierto que tenemos confianza en
el representante de los principios, que hoy han
triunfado, y que es el llamado á regir nuestros
destinos; pero es preciso que algun a vez empeze-
mos á legislar permanentemente y para los pue
blos; no siempre de un modo transitorio y para
los hombres.
Si pues, la federalizacion, ó sea la designacion
de un tercio de la Nacion para Capital nos po-
dria conducir al despotismo; la coexistencia no
puede ménos de llevarnos á la anarquia; dos Cá
maras, dos Senados, dos Gobiernos, legislando y
gobernando á la vez, vendrianá establecer preci
samente una competencia de autoridad, en que
la Nacional absorveria por su mayor prestigio e¿
Poder Provincial, y este, tratando de reaccionar
sobre aquel, se pondria en choque ó en desacuer
do, produciendo de este modo, sino el despresti
gio del Poder Nacional, inconvenientes para su
marcha normal.
Decia que estos proyectos estaban en oposi
cion al espiritu y letra de la Constitucion, asi
pues en el articulo 3.° dice "que las Autoridades
Nacionales residirán en la ciudad que se declare
capital ete." es de suponer interina ó permanen
te; y al decir ciudad, ha querido limitar el terri
torio en que habia de ejercer su dominio. En
oposicion tambien al articulo 5.° que prescribe
al Gobierno Nacional garantir las instituciones
locales. Asi mismo al articulo 67, inciso 27, en
que dando al Gobierno Nacional, jurisdiccion
esclusiva en el territorio federalizado, quita toda
otra ingerencia á la autoridad local.
Dije tambien que estos proyectos estaban en
pugna con las exijencias de la situacion, porque
habiendo, por primera vez, en toda la República
triunfado la causa de los principios, no debemos
ser nosotros los primeros en separarnos en cosa
alguna de ellos; pero al mismo tiempo, debemos
rodear á la Autoridad de todo el prestigio legal
de poder que se^ace necesario, para afianzar el
órden, y destruir cualquier tentativa de anar
quia que surja de entre los malos elementos que
se encuentran en toda la República. Y este fin
creo, se concilla federalizando tan solo la ciudad
de Buenos Aires, de donde no es posible arrancar
los objetos nacionales que debe administrar el
Gobierno Nacional.
De este modo, Buenos Aires en vez de ser ca
beza de si; provincia, lo será de catorce provin
cias, quedando el resto de ella bajo la adminis
tracion de un Gobierno local, y salvadas integras
sus instituciones, y su vida propia de Provincia;
al mismo tiempo que el Gobierno Nacional dis
pone de cierta suma de elementos que le son in
dispensables.
Sr. Oroño—Yo no he venido á este lugar á
hacer cuestion de amor propio de las altas cues-
tienes que se debaten en esta Honorable Cá
mara.
He firmado el proyecto de.la coexistencia, por
que, tratandose de la federalizacion de toda la
provincia de Buenos Aires, si esta no podia de
cirse que era lo mas conveniente, por lo ménos
se salvaban en él los principios que son la moral
á que debe ajustarse la conciencia de todo hom
bre público.
Con la coexistencia, no se infrigia ningun pre
cepto constitucional: por el contrario, ella está de
acuerdo con el principio que establece la Consti
tucion para la organizacion del Gobierno federal,
y con la manera de funcionar de todas las Autori
dades Nacionales y Provinciales que coexistan
en todas las provincias. Pero dije que si hubiera
una voz que se levantase para proponer la capi
tal en Buenos Aires conforme á la ley del año
26, yo votaria por esa proposicion, porque es
mi pensamiento, porque tengo la conviccion de
que esto seria el medio mas seguro para resol
ver la cuestion argentina, que hace 50 años que
nos ocupa, que consiste en darle lo que le corres
ponde á la Nacion, tumando por base la igualdad
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862.
y la justicia,"que es el fundamento en que repo
sa la existencia de todas las naciones.
El proyecto, pues, que acaba de presentar el
Señor Diputado por Salta, llena ese objeto, es
decir resuelve la cuestion permanentemente, que
es lo que conviene á los pueblos y por eso me
adhiero á él.
Hago esta declaracion, Señor Presidente, pa
ra que no se interprete como una contradiccion
eíi mis opiniones, el hecho de haber firmado el
proyecto de la coexistencia y el apoyo que le he
prestado al Señor Diputado por Salta.
Sr. Cantilo—Señor: no me mueve la preten
sion de pronunciar un discurso sobre esta cues
tion, despues de cnanto se ha dicho en este lu
gar, pero me mueve el deber, de que no me creo
exhonerado, de dar las razones de mi voto.
Apesar de que conozco cual es el estado del
espiritu en esta Cámara, he estado atento, Señor,
á cuanto se ha dicho en pró y en contra en este
largo debate. Todas las dndas, todos los temo
res, toda las modificaciones que han sufrido las
ideas, á medida que la luz de la discusion ha
alumbrado todas las faces de esta cuestion tras
cendental, han venido á probar que se han estra-
viado en el camino incierto de las ideas, hasta
los hombres mas pensadores.
Es cierto, Señor, como se ha dicho en esta Cá
mara, que la Legislatura de Buenos Aires resistió
hasta la simple residencia del Congreso entre no
sotros. Creiase que con eso iba á ser resuelta im
plicitamente la cuestion que en este momento
nos ocupa, y se resistió á la residencia tempora
ria del Congreso; y con mucha mas razon recha
zaria in limine la residencia comun de los Pode
res demla Nacion y de los Poderes de la Provincia.
Desde entónces acá, hemos adelantado mucho
terreno, desde que vemos que hay en esta Cáma
ra Diputados que pertenecieron ála Cámara Pro
vincial, que no encuentran inconveniente, y
creen por el contrario consultar los grandes in
tereses de la República, adhiriendo, no ya á la
residencia del Congreso solamente, sinó á la
existencia comun de los poderes de la Nacion y
de los de la Provincia. Es que en este lugar res
ponden á deberes"de otra naturaleza, comprenden
la gran responsabilidad que han aceptado, y los
grandes intereses afectados por una resolucion
de esta importancia.
Vease, pues, cuales han sido las ventajas de
este largo debate, y permitaseme esta digresion
—vease cuan cierta era la opinion de los Diputa
dos de las Cámaras Provinciales, que dimos nues
tro voto por la residencia temporaria del Con
441
greso; vease cuan cierto era que no resolviamos
implicitamente la gran cuestion de que nos esta
mos ocupando. Hemos adelantado mucho, di
go, porque hoy se sostiene por mis ilustrados
amigos que sostenian la inconveniencia de la re
sidencia provisoria del Congreso, se sostiene la
utilidad de la existencia comun de ambos Pode
res, el de la Nacion y el de la Provincia; pero no
hemos adelantado tanto en cuanto á si conviene
ó nó la solucion permanente de esta cuestion.
¿Y cual será esta solucion? Únicamente la que
establece la Constitucton, cuando dice que los
Poderes Nacionales deben residir en territorio
propio. ¿Y porque, señor no entramos de lleno
en esa cuestion? Porque nuestras conciencias ti
tubean, porque no tienen la evidencia de que de
signando un punto, se resuelven como convienen
las grandes cuestiones anexas á la capital de la
República.
Se ha invocado aqui un nombre que hace in
clinar de respeto á todo Argentino cada vez que
se pronuncia: se ha invocado para iluminar
nuestra inteligencia, el nombre de Rivadavia;
se han enumerado las instituciones que fundó;
se han mencionado hasta las palabras de sus con
versaciones intimas relativamente á la suerte del
pais, pero cuando nos encontramos con uno de
los pensamientos en que mas se detuvo é1, pen
samiento que envolvia en su alta inteligencia la
solucion dela gran cuestion Argentina, entón
ces decimos:—error de Rivadavia; entónces con
denamos á Rivadavia.
Yo me permito decir á mis honorables cólegas:
que no es verdad que todos nosotros nos hemos
detenido lo bastante en esa idea; que no es ver
dad que sea imposible, que sea un grandisimo
mal la capital en la ciudad de Buenos Aires. Si
en este mómento en que queremos huir de la
dificultad, yo trajese la cuestion á su solucion,
designando la Capitalfpermanente, y presentase
á la Cámara unos cuantos nombres de localidad,
me parece que la veria reunirse en diferentes
grupos, y no habria una resolucion que satisfa
ciese la opinion pública, ni la conciencia de la
Cámara. Es, Señor, que no nos hemos- deten ido
á estudiar las conveniencias de resolver ya la
cuestion de la Capital, es que condenamos sin
debido estudio el pensamiento de Rivadavia; es,
Señor, que tal vez no hemos visto, si ese pensa
miento es adaptable al sistema iederal.
Pero puesto que no estamos en este momento
ocupándonos de designar la Capital permanente,
puesto que no tenemos ya sinó^dos términos pa
ra resolver esta cuestion, es decir, la iederaliza
 442 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1362
cion de la Provincia y la existencia coimm de
las Autoridades Nacionales y de las autoridades
de la Provincia, y á estos dos términos se ha li
mitado el General Mitre, iniciador de esta gran
de cuestion, pido permiso ála Cámara para leer,
la parte del mensage que á este punto se refiere.
(Leyó.)
En estos dos términos fué planteada la cues
tion en el Senado. El Senado, despues de haber
consagrado á esta cuestion dos largas sesiones,
optó por la federal izacion de la Provincia; pero
Señor: yo, que siento mi corazon ensanchado
cada vez que veo que la discusion de esta Cá
mara toma mayores proporciones, no me siento
inquietado, cuando veo que las pasiones, toman
su parte en este debate. Por el contrario, me
parece que son las válbulas de la opinion, las
válbulas del sentimiento público, que insensible
mente va formando su conciencia sobre la solu
cion definitiva que debe tener esta cuestion.
Se ha dicho en esta Cámara y en la de Sena
dores, que la federalizacion viola la Constitu
cion. Inteligencias de ambas Cámaras han sos
tenido esto, é inteligencias de ambas Cámaras,
dicen que la federalizacion no viola la Consti
tucion.
Yo recuerdo haber oido en el Senado á un
hombre, cuya rectitud rte'principios no es dudo
sa, poner su firma al pie del proyecto, sostenien
dolo, presentándolo al pueblo de Buenos Aires
como el único medio posible de resolucion tem
poral de la cuestion presente, é invitándole al
sacrificio á que ese proyecto le conducia. Des
pues de esto, Señor, cuando ménos, hay motivos
para dudar de si realmente la federalizacion vio
la la Constitucion, ó si ella es permitida ó no por
la Constitucion.
Pero, Señor: todo esto era bueno, me parece,
para cuando este debate se anunció recien en es
ta Cámara, antes de la ley que el Congreso san
cionó, ley en que no he visto detenerse lo bastan
te á la Cámara para sacar la consecuencia de
que este proyecto ya no tiene razon de ser. De
jemos á un lado la intencion con que haya sido
presentado el proyecto. Es verdad que cuando
vino á esta Cámara, hubo cierta sensacion en
ella, y todo el mundo parecia comprender que ha-
bia algun velo que cubria ese proyecto, y nadie
se atrevia á levantarlo, á punto que un Señor
Diputado, llegó á decir: "Despues de esto, no
me traigan ya el proyecto de federalizacion."
No se discutió el proyecto, apénas se hicieron
alli declaraciones sobre él. Yo, por mi parte,
desde que vi que ese proyecto iba á ser sancio
nado, dije para mi que el proyecto de la federa
lizacion era concluido, y queria formar mi con
ciencia respecto á su constitucionalidad, respec
to á sus conveniencias. Hemos visto combatir
lo con grande lucidez en ambas Cámaras; pero
se dice que la ley que se sancionó, hace iunece
sario este proyecto. Esa ley dice.
(Leyó.)- 1
Este articulo, iunecesario, desde que la Cons
titucion da al Poder Ejecutivo Nacional la Ad
ministracion de estos objetos, no decia nada,
era la reproduccion de una prescripcion consti
tucional; pero venia otro articulo que decia todo;
era el objeto esencial de la ley. Este otro arti
culo fué considerado indispensable.
(Leyó.)
Seria preciso que antes, yo enumerase todo lo
que esto significa. Por ejemplo, que á la pro
vincia de Buenos Aires, no le quedan mas que
10 ú 11 millones de renta; que la aduana no ten
drá un empleado que dependa de Buenos Aires;
que la administracion de correos, que el ejército,
todo, pasará á las ordenes del Gobierno Nacio
nal. Eso era todo lo que pedia el Gobierno Na
cional, es decir, elementos de fuerza y de crédi
to, porque elementos de opinion no se dan,
porque la opinion no se decreta. Ademas el Ge
neral Mitre no necesita pedir esta opinion, por
que la opinion apoya al General Mitre, en todos
sus actos, la opinion lo ha llevado hasta presidir
la obra de la Nacionalidad, opinion que le ha da
do el poder de reunir aqui á los Representantes
del pueblo Argentino para hablar con toda li
bertad, como lo hacen en este momento. No
era, pues, una ley de opinion la que el Gobierno
necesitaba; eran los elementos de fuerza, los ele
mentos de poder que están dentro de la Constitu
con.
Esto no lo podia tener miéntras Buenos Aires
no hubiera arribad o á obtener del Congreso laga-
rantia que se dejó á un lado, miéntras la federr.-
izacion se decretaba.
Entónces, Señor, despues de esta ley, ¿ como es
que nos ocupamos de esto ? ¿ Como es que nos
ocupamos de la conveniencia de la federalizacion
y de la constitucionalidad del proyecto? Esta
es la razon porque yo voy á votar en contra, y
cuando estoy diciendo estas palabras, Señor,
me encuentro con el espiritu sereno, ageno á pre
venciones, porque busco la luz de la verdad; y
no se entienda que esto quiera decir que me ad
hiera á no sé que oposicion de que algunos Seño
res Diputados han crcido conveniente hacerse
cargo, porque yo no veo una oposicion que le
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862.
vante otra bandera en contra de la que aqui veo
levantada en alto, es decir, la única que flamea
en toda la repúblida, el simbolo puro de las glo
rias Argentinas. Por lo demas, todos somos due
ños de manifestar nuestro modo de ver en esta
cuestion, asumiendo la responsabilidad ante el
pais de nuestros acto?.
Y, tengo confianza, Señor, en los resultados
de la politica generosa que preside los destinos
del pais, y no quisiera poner el menor tropiezo á
esa politica, porque comprendo que aun hay
grandes obstáculos que vencer; pero no olvidemos
tampoco que eran muchisimos los obtáculos que
habia cuando Buenos Aires se puso de pié para
decir: la nacionalidad argentina sin caudillo, la
nacionalidad argentina con la Constitucion de
1860.
Podria enumerar los motivos en que se funda
esa confianza; pero son iunecesarios. Sin em
bargo, dire que uno de ellos, es la declaracion
digna del Gobierno, de que si la federalizacion
que el cree necesaria todavia, es rechazada, cual
quiera que sea la|solucion que se dé á la cuestion
presente, el Gobierno no ha d» abandonar esta
obra grandiosa, porque está pronto á llevarla á
cabo con el apoyo del pais.
Creo haber dicho le bastante para dar la razon
de mi voto contra el proyecto de federalizacion
de la provincia.
Sr. Bedoya—Procuraré contestar brevemente,
Señor Presidente, á las objeciones que acaban de
hacerse al proyecto en discusion.
La principal de estas objeciones es que, ha
biendose resuelto por el Congreso que el Encar
gado del Po der Ejecutivo Nacional entra en
plena administracion de los objetos nacionales,
tiene ya este todo lo que necesita para organizar
la Nacion. En mi concepto, no son estos los ver
daderos términos de la cuestion, pues no debe
mos ocuparnos solamente de lo que se ha dado
al Gobierno y de la importancia de esos elemen.
tos, que no es tanta como se dice; sinó de fijar la
residencia de las Autoridades Nacionales del mo.
do mas conteniente, atendida la situacion espe
cial en que se encuentra el pais.
Antes de pasar mas adelante, diré algo, con.
testando á lo que repiten incesantemente que
ya se ha dado todo al Gobierno Nacional. Lo
que se le ha dado consiste en las rentas y el ejér
cito; pero esas rentas, muy reducidas hoy con
motivo de la crisis que hemos atravesado, están
hipotecadas á una deuda inmensa, y el ejército,
segun las palabras de un Señor Diputado por
Buenos Aires, podria de un momento á otro di
443
solverse, porque, habiendo sido formado por esta
Provincia, no tiene compromiso alguno con la
Nacion. Se ve pues que el todo de que se nos
habla no es gran cosa, sobre todo si se considera
la situacion á que tiene que hacer frente el Go
bierno Nacional, situacion harto dificil por cier
to, pues no debemos perder de vista por un mo
mento, que el partido vencido no está deshecho, y
que sus numerosos proselitos están siempre dis
puestos á entrar de nuevo en la lucha, porque
cuentan para esto con el elemento bárbaro, que
desgraciadamente es muy considerable en todo el
pais.
Volviendo á la cuestion principal, yo creo Se
ñor Presidente que la federalizacion de esta Pro
vincia, para dar en ella asiento á las Autoridades
Nacionales; es la única solucion que responde
cumplidamente á las exijencias de la actualidad
sin perder de vista los intereses de Buenos Aires,
cuyos derechos permanentes s3 encuentran salva
dos en el proyecto que nos ocupa. En los momen
tos actuales, para organizar el pais, se necesita una
base sólida que sirva de fundamento á la nueva
obra del partido liberal, y al mismo tiempo una
suma de elementos bastante para dominar la si
tuacion. Esta reunion de circunstancias no la
encontrarian las Autoridades Nacionales sin la fe
deralizacion de la Provincia de Buenos Aires,
pues por una parte, faltando lajurisdiccion, falta-
ria esa base tan necesaria,y por otra, los elemen
tos serian insuficientes, si no tenian las Autorida
des Nacionales el concurso inmediato del pueblo
de Buenos Aires, cuyo poder acaban de sentir
nuestros enemigos en Pavon. Ademas, este pue
blo que tantos sacrificios acaba de hacer, soste
niendo la causa de la libertad argentina, será el
mejor guardian que pueda tener el Gobierno Na
cional; asi como el mejor correctivo para mante
ner á las Autoridades en los limites de la. ley, por
medio de la presion legitima que ejerce una opi-
ninion pública, ilustrada y digna.
Se ha hecho valer como una objecion impor
tante para impugnar el proyecto, la consideracion
de que el partido caido tomaria como bandera las
pretendidas infracciones de la Constitucion que,
se dice, encierra el proyecto que discutimos. Yo
creo Señor Presidente, que este temor es del todo
infundado: no es tan rigorista en eso de princi
pios, como se le quiere suponer ese partido, lo
que si le ha de servir de señal para lanzarse de
nuevo á la lucha, será vernos débiles y divididos.
Esto lo dice la historia. Si no se dá al Gobierno
la fuerza suficiente para hacer respetar su auto
ridad, el órden y las leyes que dictamos, no ten
56
444 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1S62
drian mas apoyo que las bellas razones que se
aducen al sancionarlas, y esto desgraciadamente
no influye sinó en el ánimo de los hombres ilus
trados, que son la minoria en nuestro pais.
Contestaré á una objecion que presentó el Se
ñor Presidente, cuaiído hizo uso de la palabra.
Ha dicho que esta ley era resistida por la opi
nion pública, y que si ella fuera sancionada, el
Gobierno entraria en la marcha administrativa
enteramente desprestijiado. Efectivamente, se
ria grave esta consideracion, y mereceria toda
la atencion de esta Cámara, si no fuera que el
peligro que señala, es del todo imaginario, pues
to que si la opinion pública es adversa á esta ley;
lo que sabremos mas tarde por el voto de las
Cámaras Provinciales, ella no podrá tener
efecto.
Se ha dicho tambien que nos esponemos á un
desaire, del que pueden surgir dificultades y ma
la inteligencia entre las Autoridades Nacionales
y Provinciales. No encuentro mérito para que
tal suceda. Esta ley está sujeta á ciertos trámi
tes, y en el cumplimiento de esos trámites no
puede haber ni desaire ni ofensa para nadie.
Se ha querido exitar el espiritu público dicien
do que la ley de federal izacion hace desaparecer
la Provincia de Buenos Aires, destruyendo BUS
instituciones. A este argumento se puede res
ponder con el tenor de esta misma ley, que en
la mayor parte de sus articulos reconoce y ga-
rente el sér permanente de la Provincia, y la
subsistencia de sus instituciones. No se trata
pues, de destruccion, ni de muerte, lo que se
quiere es que la Provincia de Buenos Aires pres
te sus fuerzas á la Autoridad Nacional naciente,
para que pueda llevar á cabo la grande obra de
reconstruir la Patria Argentina.
En cuanto á las irregularidades que se ha di
cho contiene el proyecto, y que yo reconozco
con toda franqueza, comprendo que ellas traen
su orijen de la situacion verdaderamente dificil
y complicada en que nos encontramos. Por esto,
la ley ha debido consultar lo que por ahora con
viene á los grandes intereses del pais, y hacer
una ley de circunstancias, y de carácter provi
sorio, dejando para mas tarde, cuando salgamos
de las dificultades que nos rodean, el fijar la Ca
pital permanente de la República. Cuando lle-
true este caso, yo estaré enteramente de acuerdo
con las ideas que, en apoyo de la Capital de Ri-
vadavia, ha emitido el Señor Diputado que me
ha precedido en la pal abra; pero por ahora, creo
que la solucion mas conveniente que se puede
dar á Ja cuestion que nos ocupa, es la que propo
ne la mayoria de la Comision. Por consiguiente
votaré por el proyecto.
St: Montes de Oca—Voi á ceder la palabra al
Señor Diputado Quintana, pero artes contestaré
lacónicamente al Señor Diputado por Salta.
En la penúltima sesion habia yo dicho. Señor
Presidente, que esa ley que se nos presentaba
bajo el disfraz de un obsequio ó favor á la pro
vincia de Buenos Aires, era el caballo de Troya,
el presente griego; que por ella parecia no esta
blecerse sino la federalizacion provisoria, cuando
importaba la permanente, pues no debiendo
darse la Capital de la. República haste el año
próximo y no pudiendo existir entónces segun
se deduce de la misma ley, la Legislatura Pro
vincial, podria designarse esta ciudad ó cualquier
otro punto del territorio de Buenos Aires para
Capital y no habria autoridad alguna en toda la
Provincia, que pudiera oponerse á esta resolucion
en la cual no se consultaria al pueblo de cu va
suerte se dispondria con toda libertad.
A esta objecion basada en el testo mismo del
proyecto, tan clara y terminante, me contestó el
Señar Diputado á quien me refiero: que me ha
bia de probar en la sesion mas próxima mi equi
vocacion ó error,demostrándome que como ahora,
existiria entónces la Legislatura que deberia en
tender en este asunto"y que por lo tanto no
podria disponerse de toda ó parte de la Provin
cia de Buenos Aires, sin que intervinieran sus
representantes legitimos en esa cesion; y como
esa promesa no se me ha cumplido, como ha
quedado hasta ahora en suspenso, yo -pediria al
Señor Diputado que se aprovechase de la opor
tunidad que en este momento se le ofrece, para
contestarme.
Sr. Bedoya—El Señor Diputado dijo que la
ley fijaba uná época de tres años durante la que
fatalmente estaria muerta la Legislatura.
Sr. Montes de Oca—No lo dije yo, lo dice el
proyecto.
Sr. Bedoya—A esto contesté al Señor Dipu
tado en ese momento, que el Congreso cuando
tratase de dar la ley de Capital Permanente,
derogaria el articulo que pone en receso á la
Legislatura de Buenos Aires y la convocaria para
un dia determinado y á fin de que entendiera en
el asunto.
Sr. Montes de Oca—Pero si no puede ser, Se
ñor. El otro dia dije al Señor Diputado que ó
no habia leido el articulo ó no se habia fijado
en él. Le pido ahora que le preste su atencion.
Dice el Articulo. "En el próximo periodo
legislativo ( 1863 ) el Congreso Nacional deter
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862.
minará el punto que haya de ser Capital per
manente de la República"; y en el Articulo
siguiente establece el proyecto. "Que durante el
término de la federalizacion (tres años contados
desde la publicacion de la ley), los Poderes Na
cionales continuarán residiendo en la ciudad de
Buenos Aires, la cual como la Provincia, queda
federalizada etc."
No sé si todavia comprenderá el Señor Dipu
tado, que federalissada la Provincia toda, pueda
funcionar su Legislatura propia.
Sr. Bedoya—Yo entiendo que la federaliza
cion puede dejar subsistentes las leyes y esta
blecer ciertas clausulas con cierta jurisdiccion
»1 Gobierno Nacional.
Sr. Montes ds Oca—Entónces entiende que
quedará la Lejislatura?
Sr. Bedoya—No Señor.
«Sr. Quintana—Como voy á hablar ahora, si
el Señor Diputado me permite, yo le esplicaré
al Señor Diputado Bedoya lo que significa la
ley.
Sr. Montes de Oca— Está bien, Señor; pero
fijese el S.ñor Diputado en que la objecion que
se comprometió á destruir el Señor Bedoya, es
la siguiente : el proyecto de ley que discutimos
no deja en la Provincia de Buenos Aires Legis
latura que pueda intervenir en la fijacion de Ca
pital permanente de la República.
Sr. Bedoya—El Señor Diputado crée — que el
Congreso no tiene facultad para decir : no será
dentro de tres años, será mañana mismo, cuando
haya de trasportarse la Capital ? Le digo—que
esta ley no es fatal, que puede revocarse cuando
se crea necesario.
Sr. Montes de Oca—Estábamos perdiendo el
tiempo. El Señor Diputado confiesa ahora—que
por lo ménos hay que modificar la ley
Sr. Jíedoya— Ya he dicho—que el Congreso
puede mandar convocar la Lejislatura.
Sr. Montes de Oca—Entónces el Señor Dipu
tado comprende, ó mejor dicho quiere, que que
de funcionando la Legislatura Provincial.
Sr. Bedoya—Claro es.
Sr. Montes de Oca—Mas vale asi.—Reconoce,
pues, el Señor Diputado que no puede ni debe
mandarse á su casa á los Representantes del pue
blo de Buenos Aires, que son los únicos que leji-
timamente tienen intervencion y deben ser con
sultados en todo lo que respecta á la suerte pre
sente y fuHira de sus coihiteutes.
(Se pasó á cuarto intermedio, despues del cual
el Señor Presidente concedió la palabra al Se
ñor Quintana, D. Manuel).
445
,Sr. £rraneZ—Observaré, señor, que yo habia
pedido la palabra con mucha anterioridad y que
la cedi entónces. Lo hago notar, porque yo te
nia el derecho de hablar ahora aunque la cedo
nuevamente al señor Diputado.
Sr. Presidente—No habrá sido cuando yo pre
sidia.
Sr. Montes de Oca—Permitaseme una pa
labra.
En el momento de pasar á cuarto intermedio,
un señor Diputado por Tucuman ofreció contes
tar victoriosamente á las observaciones que yo
habia hecho al señor Diputado por Salta, pro
bando que esta ley llamada de federalizacion
provisoria, significaba federalizacion permanente;
y como creo muy conveniente oirlo, yo le recuer
do su propósito, á fin de que lo cumpla ahora,
para que pueda tomar en consideracion sus ideas
el Diputado que va á oponerse al proyecto y que
tiene la palabra.
Sr. Padilla—El señor Diputado por Buenos
Aires ha hecho una observacion que á mi juicio
es contra los intereses de los principios que sos
tiene, y voy á demostrarlo.
El señor Diputado por Buenos Aires, dice,
que fedcralizaiido la Pi ovincia de Buenos Aires
temporalmente, se va á la federalizacion perma
nente de ella, por cuanto no hay un Poder Legis
lativo á quien consultar la ley.
Pero, esto, sañor Presidente, como he dicho,
léjos de favorecer al señor Diputado, le es con
trario, porque, siendo por la Constitucion nece
saria la consulta á la Legislatura de la Provincia
cuyo territorio se trata de federaliz¡ir,es claro que
en ese caso no se estableceria la Capital 0*1 Bue
nos Aires, como el señor Diputado pretende que
sucederia infaliblemente.
Pero, ademas el señor Diputado por Salta que
habló antes que é1, ha dicho y con mucha razon,
que en la ley de Capital podia y debia ponerse
un articulo, convocando á la Legislatura de Bue
nos Aires, para que resuelva sobre ese punto.
Por otra parte, en el proyecto que discutimos
se ha previsto al caso de la observacion que hace
el señor Diputado, puesto que el Art. 14 dice:
"Cuando las Autoridades Nacionales pasen á re
sidir á la Capital, la actual Legislatura de Bue
nos Aires volverá al ejercicio de sus funcio
nes etc." Luego está previsto el caso para de
aqui á los tres años; p3ro suponieado que la ley
de Capital permanente se dicte en el año entran
te, en las próximas reuniones del Congreso, en
tónces, digo yo, si en este proyecto se ha previs
to al primer caso, en la ley de Capital se pondrá
 446 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862 .
na articulo diciendo lo mismo, y desde luego la
observacion del señor Diputado por Buenos Ai
rea carece de fundamento.
Sr. Montes de Oca—No carece señor.
Sr. Quintana— Yo contestaré al señor Dipu
tado.
Sr. Padilla—Desearia que el señor Diputado
me manifestase la duda que aun le queda.
Sr. Mantes de Oca—Si, señor.
Sr. Quintana—Dificil, muy dificil, se ha he-
eho ya señof Presidente, traer ideas nuevas á es
te ilustrado debate; pero su solemnidad es £al, es
tal tambien la gravedad, la magnitud, la tras
cendencia del asunto sobre que versa, que no he
debido ni he querido tampoco eludir el sagrado
compromiso en que estamos, de manifestar los
fundamentos de un voto que va, tal vez á deci
dir, y para siempre, de los destinos de la patria.
Me felicito, por lo mismo, de no haber tomado
la palabra en la sesion anterior. Es probable que
no hubiera podido guardar toda la tranquilidad
necesaria al ocuparme de los conceptos tan im
premeditados como inexactisimos, que 9! Señor
Ministro de Gobierno vertió en el calor de la
improvisacion, sobre el Código fundamental de
nuestras garantias y de nuestras libertades.—
Hoy, señor, haré todos los esfuerzos posibles'
para guardar esa calma, si es que calma puede
guardar un Diputado por la Provincia de Bue
nos Aires, cuando se discute un proyecto de ley
en el cual, á la manera que Armodio envolvia
su puñal entre las flores, envuelve tambien el
golpe de muerte asestado á las instituciones de
la Provincia mas culta, mas grande, mas pode
rosa y liberal que todas las que componen la
República Argentina, de Buenos Aires en una
palabra.
A la simple lectura del proyecto en discusion,
la primera observacion que inmediatamente sur-
je al espiritu, es el vacio que hace acerca del
punto primordial que esta ley está llamada á
decidir, es decir, de la fijacion del punto que ha
brá de servir para Capital permanente del Go
bierno Nacional.
Dictada la Constitucion Nacional de 1853, el
Congreso que la sancionó, se vió en el deber de
complementar el Art. 3° dictando la ley sobre
Capital"permanente de la República y lo cum
plió copiando, por decirlo asi, la ley de 4 de
Marzo de 1826.—Conocidas son las causas que
entónces obstaron á hacer práctica aquella ley;
y conocido es tambien el arbitrio á que el Con
greso acudió señalando la ciudad del Paraná
como Capital provisoria de la República, federa-
,
lizando el territorio todo de la Provincia de En-
tre-Rios.
Este arbitrio á que el Congreso acudió, demos
traba la esperanza que abrigaba de que con el
andar del tiempo^la ley complementaria del Arti
culo 3° pudiera ser una -realidad.—Los sucesos
que se desenvolvieron y principalmente el pacto
de Noviembre y la reforma del Art. 3° que fue
su consecuencia, frustraron las esperanzas del
Congreso Constituyente, porque la reforma tuvo
precisamente por objeto echar por tierra la ley
de Capital que habia sancionado, estableciéndose
en su lugar que las Autoridades Nacionales resi
dirian en el punto que el Congreso Legislativo
deolarase para Capital de la República, con las
demas condiciones que alli se estipulan.
Reunido pues el Congreso Legislativo, des
pues de la batalla de Pavon, parece que el pri
mer encargo despues de constituido el Poder
Ejecutivo, debia ser precisamente el de dar un
asiento á esas Autoridades Nacionales , cum
pliendo el mandato que el Art. 3° habia puesto
sobre sus hombros.
Asi lo comprendió el Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional, y asi lo comprendió tambien
el Senado á quien se dirigió por un mensaje es
pecial con fecha 6 de Junio. —Pasó el asunto á
la Comision competente y esta Comision en el
primer proyecto que presentó á la consideracion
del Senado, no solamente establecia la residen
cia temporal para la residencia de las Autorida
des Nacionales, sino que tambien señalaba á San
Nicolás de los Arroyos con un pequeño radio
para Capital definitiva y permanente de la Re
pública.—Vino la discusion de este proyecto y
presentado entonces por uno de los señores Mi
nistros, á nombre del Encargado del Poder Eje
cutivo Nacional, proyecto de ley que chocaba
de frente con uno de los Articulos de la Consti
tucion que nos rije, el asunto volvió á la Comi
sion acompañado al mismo tiempo de un tercer
proyecto presentado por uno de los señores Se
nadores por Córdoba.—Que pasó en el seno de
esa Comision no puedo decirlo ; pero si puedo
decir lo que todo el mundo sabe : que ese pro
yecto volvió tal cual habia sido anteriormente
presentado á la Cámara de Senadores, fuera de
una pequeña novedad y esa novedad era unos
puntos suspensivos en el lugar que antes se ha
bia fijado para Capital permanente de la Repú
blica.
No recuerdo que se haya dado una esplicacion
satisfactoria de este cambio pequeño en aparien
cia; pero tan gravé en el fondo que importaba
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
precisamente la falta de cumplimiento por parte
de la Comision, del encargo que el Senado le ha"
bia dado de proyectar la Capital permanente de
la República, en cumplimiento del Art. 3° de la
Constitucion.
En las sesiones del Senado no se creyó conve
niente llenar este vacio, sinó que se puso en su
lugar una frase, una mera frase, diciendo que el
Congreso de 1863 se ocuparia de dar la ley de
Capital permanente. Se sancionó en seguida el
proyecto que está hoy á la consideracion de esta
Cámara.
Por mi parte este es el principal inconveniente
del proyecto en discusion. El tiende á perpe
tuar las agitaciones de la opinion, continuar la
vaguedad é incertidumbre á cerca del punto tan
capital como es la residencia futura y perma
nente de las Autoridades Nacionales. No he
oido razon alguna que pueda justificar este va
cio tan notable, cuando la fijacion de la capital
era eh objeto primordial ó al menos debia serlo,
del proyecto sometido ála consideracion del Con
greso. Asi pues, no solamente los antecedentes
del asunto, sinó la Constitucion y las convenien
cias mismas del pais, reclaman la designacion del ¡
lugar para la residencia permanente de las Auto
ridades Nacionales, y lo reckman con tanta mas
razon, cuanto que, si bien es cierto, como ha di
cho el señor Ministro de Gobierno en la sesion
anterior, que la Capital permanente es á la Re
pública lo que el corazon es al cuerpo humano,
no comprendo porque se quiere hacer vivir á esta
República poniéndole un corazon prestado. Cual
quiera diria que la mania del provisorio se ha
apoderado del Congreso.
Combatido el proyecto bajo el punto de vista
de lo que le falta, voy á considerarlo ahora bajo
el punto de vista delo que le sobra.
El punto culminante del proyecto en disen
sion es la federalizacion de la Provincia entera
de Buenos Aires, durante el término de tres
años. Para combatir este proyecto como in
constitucional, como atentatorio de los derechos
ó soberania local de la Provincia, como tendente
á introducir una verdadera revolucion en el re
gimen Constitucional que hemos adoptado, em
pezaré por indicar que esta Constitucion tiene
precisamente el mismo carácter de la Constitu
cion Norte Américana; que ninguna de las dos
han establecido el sistema federal puro, ni tampo
co el unitario, puro y que ambos han optado por
un sistema misto,, mas en armonia con las cir
cunstancias y las aspiraciones de los respectivos
paises, mi objeto al hacer estas indicaciones, es
447
justificarlas referencias que á esa Constitucion
pudiera hacer en la continuacion de mi discurso.
Un Señor Diputado por Santiago ha conside
rado ya este proyecto ó el articulo relativo á la
federalizacion, bajo el punto de vista de los
principios generales que rigen el sistema repu
blicano federal. Nada puedo agregar á su
profunda esposicion, ni aunque pudiera, encon
traria entónces la necesidad de hacerlo; puesto
que nada, absolutamente nada, se ha contestado
á los principios que entónces sentó, ni á las con
secuencias que de ellos dedujo, ni á las aplica
ciones que de ellas hizo.
Lo ha considerado tambien con relacion á los
articulos de la Constitucion que nos rige y en
ese terreno es que algunos Señores Diputados le
han contestado. Por consiguiente; encuentro
necesidad y tengo voluntad de ocuparme bajo
ese punto de vista del proyecto en discusion.
Ante todo, convengo con los Señores Dipu
tados que han reconocido que el articulo tercero
de la Constitucion es el que mas directamente
se contrae al punto principal de la discusion y
aunque su testo ha sido, tantas veces, recordado
en esta Cámara, me permitiré hacerlo una vez
mas.
"Las autoridades, dice, que ejercen el Go
bierno Federal residen en la ciudad que se de
clare Capital de la Republica, por una ley espe
cial del Congreso, prévia cesion hecha por una
ó mas Lejislaturas Provinciales del territorio
que haya de federalizarse."
Entre otros Señores Diputados, uno por la
Provincia de Salta observó muy oportunamente
que sinó era la letra espresa de este articulo,
cuando ménos su espiritu claro, lógico y conclu-
yente tiende ú limitar el radio que debe darse
para Capital Permanente de la Republica. Las
palabras por las cuales puede conocerse sn espi
ritu, son bien esplicitas. No dice en Ja Provin
cia, sinó eii la ciudad que se declare Capital de
la Rcpublica y luego agrega: Prévia eosion del
territorio que haya de fecieralizarse, porque ni
existe ni puede imajinarse una ciudad en el
aire, ni que deba estar limitada sin territorio al
guno. Hasta los pueblos de campaña, tienen
lo que se llama su ejido. Era, pues, natural,
que la ciudad Capital tuviese sn pequeño radio
de territorio adyacente.
En apoyo de esta misma inteligencia un
Señor Diputado por Buenos Aires, recordó las
palabras de uno de los articulos de la Constitu
cion Norte Americana, que limitaba á diez
millas cuadradas el radio que podia asignarse
 448 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
para Capital Permanente de los Estados Uni responde, pero hay paridad entre ambas co^as:
dos, en uno como en otro la Soberania desaparece.
Hay otra observacion fundamental sobre este El numero de 14 Provincias deja de ser un nu-
asunto y tan fundamental que destruye todos muro cabalistico y necesario, ese numero no será
esos soflamas, segun los cuales, no habiendo en cabalistico, si asi si quiere; pero el espiritu del
ese articulo una restriccion, clara, neta, espresa Articulo 13, su sentido y su tendencia como se
de la estension de territorio que deba pertenecer ha hecho notar muchas veces y como es ne
é. la Capital de la Republica, puede este llegar cesario recordarlo siempre, es fortificar el Poder
hasta el Salado, hasta Patagones, hasta la tierra del Estado no el Poder Nacional, demasiado
del fuego —Acepto el modo de argumentar de fuerte ya por todas las atribuciones qua la Cons
los partidarios de la federalizacion, pero no me titucion le acuerda.
detengo sobre el Arroyo del Medio, sinó qi'e pa
Un procedimiento contrariotenderia á romper
sando mas adelante agrego, que sinó hubiera li
el equilibrio que necesariamente debe existir v
mitacion esplicita ni implicita para la área que
que la Constitucion ha tenido buen cuidado de es
debe federrJizarse como Capital Permanente, no
tablecer entre los Poderes Nacion:d y Provencial.
tabria dificultad para que se estendiera hasta la
El equilibrio de ambos poderes es la base sobre
frontera de Córdoba, hasta el pié de los Andes,
que reposa el s:stoma federal. Una vez rota
y entónces resultaria un absurdo, que salta á pri
todo el sistema desaparece.
mera vista cual seria una Nacion regida por un
sistema federal y convertida toda en Capital una Ninguna delas Provincias en particular tiene
Nacion constituida bajo el sistema federal, don por otra parte, el deber de garantir la existencia
de no existierael Estado que es el eje de esa má de las instituciones de las otras Provincias de la
quina que se llama Gobierno Nacional, que es el Republica. Este deber ha sido especialmente
resorte necesario, indispensable, para la existen impuesto al Gobierno Nacional, por el articulo 5
cia del Gobierno Federal. Despues de esta ob de la Constitucion, segun el cual dadas ciertas
servacion que á mi juicio destruye completa condiciones, el Gobierno Nacional garante las
mente los sofismas á que antes me referi, apénas instituciones de cada Provincia. Por consi
necesito agregar que una de las reglas mas vul guiente la Soberania Provincial, que es el con
gares de la lógica es que el argumento que junto de todas esas instituciones, debe ser
prueba demasiado, nada prueba. conservada y garantida por el Gobierno Nacio
Otro de los argumentos de mas importancia nal que en ningun caso puede absorverla.
que se han aducido en apoyo de la federaliza Supóngase que todavia quedaria alguna dudii
cion, ha sido sacado del articulo 13 de la Cons acerca de si los articulos 3, 5 y 13 de la Consti
titucion.—Ha sido ya victoriosamente rebatido tucion, se oponen ó no á la federalizacion de la
por varios de los Señores Diputados que ha Provincia de Buenos Aires. En tal caso á falta
hablado en el sentido en que yo lo hago.—Sin de una prescripcion espresa de la Constitucion,
cmbargoha sido reuovadoy por consiguiente me seria necesario acudir á las consecuencias que
hallo en la necesidad de refutarlo, empezando logicamente surjen de los demas articulos de
por recordar tambien que el testo de ese articulo la misma y á la aplicacion de los principios ge
dice: Podrán admitirse, nuevas Provincias en nerales del sistema federal. Con este motivo,
la Nacion, pcrono podrá erijirse una Provincia se han recordado ya por varios Señores Dipu
en el territorio de otra ú otras, ni de variasfor tados, multitud de articulos de la Constitucion,
mar una sola sin el consentimiento de la Le- cuya indole es no debilitar el Poder Provincial
jislabura de las ProvLicics ingresadas y del y garantir por el contrario el libre ejercicio de la
Congreso.—Los términos claros y espiicitos de Soberania local. Es por consiguiente inutil re
este articulo importan un permiso ó consenti petirlos una vez mas.
miento que la Constitucion acuerda para que Se ha querido decir que el articulo 3 de la
puedan admitirse nuevas Provincias en el gre Constitucion importa una modificacion de los
mio de la Union ó para que las ya existentes se articulos 5° y 104 de la misma. No hay abso
refundan en una ó mas.—Ni una palabra de lutamente una palabra en el articulo. 3° que an-
este articulo es tendente á acordar la facultad torize á pensar as!. Como tampoco el articulo 3°
de designar una Provincia para Capital de la de la Constitucion, habria tenido por objeto
Republica.—Que dos Provincias se refundan en modificar articulos que le son posteriores y que
una, pero que de una se haga Capital exacto, se naturalmente no existian cuando fué sancinado
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
puesto que el órden numérico establece que el
articulo 5° y K)4 son posteriores al 3°, aunque
ellus perteuezcan al mismo código.—Las leyes
posteriores, son modificativas, son derogatorias
de las anteriores, pero jamas puede suceder lo
contrario. Esto aparte, de que no es licito su
ponerse que un articulo de un código, pueda
tener la mision, ni la intencion de revocar los
otros.
Hasta aqui en cuanto á la federalizacion
de lma Provincia en general, que en cnanto á la
federalizacion de la Provincia de Buenos Aires
en particular, hay otro obstáculo insuperable y
es el que nace de los pactos de 11 de Noviembre
y 6 de Junio y del articulo 104 de la Constitu
cion que las ha elevado á la categoria de mate
ria Constitucional.
Se ha dicho perfectamente, y no ha podido
'contestarse, que un individuo tiene el derecho
de renunciar los privilegios constituidos á su
favor, pero cuando esa renuncia vá á afectar á
terceros regidos por el mismo código, ese indi
viduo no tiene el derecho de hacerlo por si solo.
El pacto de 11 de Noviembre, el tratado de 6 de
Junio complementado por el articulo 104 de la
Constitucion, garantiendo la personalidad poli-
tica de la Provincia de Buenos Aires, pusieron
su autonomia á cubierto de esta ley.
Se han citado, se han hecho leer los pasajes
en queespretamente se consagra esta deduccion.
Si todavia hubiese alguna duda recordaria
que tambien se ha hecho escuchar la palabra
autorizada del mismo Encargado del Poder Ejr-
cutivo Nacional, miembro entonces de la Con
vencion Provincial.
Desalojados asi los defensores del proyecto
presentado por la mayoria de la Comision del
terreno Constitucional, han apelado al de la
politica, al de las conveniencias, al de la necesi
dad. Para mi, no hay mas politica que la que
consiste en hacer practicas las prescripciones de
la ley y los mandatos de la Constitucion. Lla
mar politica la ciencia que consiste ó puede
consistir en falsear la aplicacion de esas prescrip
ciones ó violar los principios del derecho es
incurrir en un funesto error. Esa ciencia, no es
la de la politica, será la ciencia de la impoli
tica. La razon de estado es impotente contra
la* prescripciones de la ley. La conciencia,
donde los principios del derecho tienen su asilo
sagrado, rechaza esa funesta teoria de la razon
detestado ó de la politii-a. En estas circunstan
cias tengo muy presente las palabras memora
bles de un escritor de nuestros dias. Poco mas
449
ó menos decia: el absolutismo rodea siempre lo*
confines de la libertad y enando abro el libro
de la historia y encuentro que todos los falsea
mientos de los principios han sido siempre co
bijados con el mentido protesto de la razon de
estado, entonces no trepido en ponerme del lado
de esa virgen que se llama la conciencia y apar
tarme de esa prostituta que se llama la razon de
estado.
Se ha apelado tambien á la teoria de los Go
biernos fuertes, teoria que no debiera hacerse
oir en el recinto de esta Cámara. Diez años de
continuados sacrificios en que Buenos Aires ha
agotado sus tesoros y derramado la sangre de
sus hijos desde el Plata hasta los Andes para
fundar el Gobierno de la Constitucion en con
traposicion al Gobierno de los hombres son so
bradas para desterrar de entre nosotros tan
peligrosa como funesta teoria. Si es malo en
carnar el absolutismo en un hombre, es mucho
peor todavia hacerlo en la ley. Dura, fria,
inconmovible, carece de los sentimientos gene
rosos que pueden abrigar el hombre y suavizar
su dominio. La muerte misma, acontecimiento
natural y necesario en el hombre, es accidental
é iunecesario cala ley, de modo que el mal que
pasa con el hombre tiende á perpetuarse con la
ley.
El -proyecto de la mayoria de la Comision
tiende y hará en el órden politico, lo que la na
turaleza hace por capricho en el orden fisico.
Este fenómeno ha sido designado con las pala
bras, un cuerpo de pigmeo con cabeza (U gigante.
El resultado será siempre el mismo: el pequeño
cuerpo agoviado bajo la enorme cabeza no podrá
marchar con libertad. Esa es siempre la conse
cuencia infalible de toda inversion de los princi
pios ó de las leyes que rigen el equilibrio, ya
sea en el orden fisico, como en el social ó po
litico.
El Poder Nacional será tan fuerte, como la
Constitucion lo ha hecho, aunque el proyecto de
federalizacion no sea sancionado por el Con
greso. Tendrá siempre todas las atribuciones,
todos los poderes, todas las facultades que la
Constitucion ha dado al Gobierno Nacional.
Todo lo ha de conservar, ea decir, que será
siempre tan fuerte como debe serlo por la
Constitucion.
¿Que se pretende entonces por la ley de la fe
deralizacion? ¿Se pretende erigir un poder mas
fuerte -que el que la Constitucion ha creado?
Pero entonces, esa pretension es manifiestamente
450 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
inconstitucional: En un ápice que el Poder
Nacional esceda de las facultades que la Consti
tucion le acuerda, en ese ápice habrá sido vio
lada la Constitucion.
Entre nosotros no son tampoco los Gobiernos
débiles los que nos han perdido el pais.
El mal ha venido siempre de parte de los Go
biernos fuertes.
No tengo necesidad de estenderme sobre este
punto de nuestra historia; me bastará remitir á la
Cámara álas discusiones que tuvieron lugar en
Junio de 1852. En este mismo recinto, el Dipu
tado Sarsfield, probó hasta la evidencia, que eran
los Gobiernos fuertes los q' habian hecho siempre
la desgracia de la República. El único sostenedor
de los Gobiernos fuertes, fué entónces el Ex-Mi-
nistro de Instruccion Pública, cuya opinion me
reció la reprobacion del pueblo, reprobacion que
la feliz actualidad le la República ha confirma
do de una manera indeleble.
Se dice que Buenos Aires por medio de la fe-
deralizacion va a dominar á toda la Nacion y
que todas las provincias van á quedar sujetas á
un imperio. Pero yo preguento: ¿Para que
necesita Buenos Aires de semejante dominacion,
de semejante imperio? Buenos Aires no nece
sita de semejante imperio ni dominacion.
Tiene de sobra con la legitima influencia que
le dan sú posicion, su cultura, su poblacion y su
riqueza. Lo que se conseguirá con el proyecto
en discusion seria convertir ála Provincia en
instrumento de la dominacion de las demas. Y
aun cuando Buenos Aires dominará en realidad,
esa dominacion seria á costa de su autonomia y
tengo derecho para creer que semejante sacrifi
cio seria demasiado grande para obtener en cam
bio una dominacion no solo innecesariay estéril
sinó perjudicial y funesta sobre todo.
Pero es tan inconstitucional, tan impolitico y
tan inconveniente el proyecto en discucion,
que para obtener su sancion, se ha invocado en
su apoyo recuerdos de una época de grata memo
ria para nuestro pais. Se ha dicho que este pro
yecto es lo mismo que hizo el Congreso del año
26, dictando la ley del 4 de Mayo del misino año,
entre ambas épocas hay una diferencia que no
alcanzo como haya podido escapar á los que han
invocado ese recuerdo.
La Constitucion que se proyectaba en 1826, y
poco despues fué sancionada, era una Constitu
cion unitaria. Por ella, Buenos Aires perdia su
autonomia politica, como la perdian todas las
demas provincias. Mas hoy, sucede todo lo
contrario.
Por la Constitucion que nos rijo, Buenos Aires
conserva como todas las demas provincias de la
Republica, su autonomia politica. De manera
que por la Constitucion del año 26, no se quita
ba á Buenos Aires nada que se dejase á las
demas provincias, miéntras hoy se pretende qui
tarle á Buenos Aires lo que se le deja á la última
de las provincias, es decir, sus instituciones pro
vinciales. Pero ¿para que estenderme mas en la
demostracion de lo impolitico, de lo .¡inconve
niente, de lo monstruoso, que es dar aun que sea
provisoriamente uoa mitad de la República por
capital de la otra mitad? El Señor Ministro de
Gobierno aceptó que ese articulo era monstruo
so, que la idea era efectivamente monstruosa;
pero apeló á una figura para justificar esa mons
truosidad. Dijo que era un principio de la ho
meopatia: "similia similibus owantur;" es de
cir, curar los males con los mismos males. El
Señor Ministro de Gobierno olvidó que la ho
meopatia
Si: Ministro de Gobierno—Yo le contestaba
al Señor Montes de Oca que era médico; pero el
Señor Diputado debe contestarme con el dere
cho—iio me arguya con la medicina.
Sr. Quintana—Es que despues de haberle
contestado con el derecho, quiero tambien con
testarle su medicina politica ya que el Señor Mi
nistro se creyó en el caso de arguir con ella.
Decia, pues, que el Señor Ministro habia oi
viciado que la homeopatía es un réjimen repro
bado por nuestros tribunales de medicina y que
suponiendo lo contrario, la homeopatia aplicada
á la politica daria los peores resultados; porque
si los males politicos ó sociales han de ser cura
dos con los mismos males, tendriamos entónces
que curar la confiscacion con la confiscacion, el
destierro con el destierro y la muerte con la
muerte, &. La homeopatia aplicada á la politi
ca, seria en definitiva el antiguo réjimen del ta-
lion.
Vamos, sobre todo, á hacer un ensayo de re
construccion final, ensayo que ha fracasado du
rante largos años. Las instituciones provincia
les de Buenos Aires, son las que nos han salvarlo
en medio delas tremendas crisis por que hemos
atravesado. ¿Es conveniente, politico, ni previ
sor, Anonadar esas mismas instituciones, echar
por tierra esa poderosa máquina, destruir ese
norte salvador?
Por lo demás, muy pocos son los Señores Di-
putados que defienden la federalizacion de la
Provincia, como la espresion de un gran sistema
politico y la mayor parte aceptan e&te proyecto
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
como la mas dura y la mas triste de todas las ne
cesidades de la época. Pero esa necesidad es ima-
jinaria: no existe como el mismo Gobierno lo ha
reconocido en el mensaje pasado á la Honorable
Cámara de Senadores—En él se propone uno de
los dos estremos, y el Gobierno ha dicho que
cualquiera de los dos bastaba para hacer efectiva
la nacionalidad. Uno de ellos lo tiene ya, por
la ley que se ha sancionado ordenando que el Po
der Ejecutivo tome inmediatamente posesion de
todos los objetos nacionales—El Señor Ministro
Miisuio, ha declarado que con ese medio tiene
bastante para la reconstruccion nacional, aunque
considera que el otro medio es mas seguro; pero
desde que lo que se ha dado basta, la necesidad
desaparece—No es, pues, la federalizacion lo
que nos hace falta; nos hace falta mas fe en el
¿sito de la obra, un poco mas de esa fe que
alienta á los hombres y salva á los pueblos de
sus mas tremendas crisis.
Alguien ha pretendido negar á esta ley el ca
rácter de una verdadera federalizacion,á causa de
los tratos, restricciones y contrapesos, que impo
ne á los Poderes Nacionales; pero cuanto mas
partidario de la federalizacion fuera yo, tanto
mas rechazaria por la dignidad de los Poderes
Nacionales el proyecto en discusion, á causa pre
cisamente de esos mismos tratos, restricciones
y contrapesos.
En sostitucion de este proyecto, ha sido pre
sentado por la minoria de la comision, otro so
bre residencia de las Autoridades Nacionales.
No me detendré en hacer su defensa; pero si di
ré que la federalizacion de una provincia entera
no tiene otro antecedente en el mundo politico,
que la federalizacion de Entre-Rios en 1853,
miéntras que la residencia tiene un precedente
mas autorizado en la República Modelo, de don
de, hemos copiado todas nuestras instituciones.
El Congreso vá á optar entre ambos proyectos.
Por mi parte, fiel á la Constitucion y al dere
cho, no trepido en caer vencido proclamando
que la lederalizacion es inscontitucional, iune
cesaria é impolitica.
¿/V. Ziibaleta—Algunas palabras que ha pro
nunciado el Señor Diputado que acaba de ha
blar, y otras que pronunció en la sesion anterior
el Señor Diputado Obligado, me obligan á en
trar de mievo en el debate.
El Señor Diputado Quintana, entrando á exa
minar la cuestion bajo el punto de vista Consti
tucional, y contestando á los argumentos que
habia hecho interpretando el articulo 3°, ha di-
elio que mis argumentos, por probar demasiado,
451
nada, probaban. Ha dicho tambien que si se
gun esa interpretacion podia declararse la pro
vincia de Buenos Aires capital de la República,
podria tambien declararse capital todo el terri
torio de la. República, desapareciendo asi la
Nacion y la forma de Gobierno que hemos
adoptado. Pero el Señor Diputado ha olvidado
que esto tiene un limite, y es que para que haya
capital, es preciso que haya nacion; y puesto
que lo que se trata de hacer es la capital de la
República, es necesario que exista esa República
á la que quiere darse la capital. Asi, pues, mi ar
gumento ha tenido un limite natural; y devol
viéndole al Señor Diputado el mismo que me
ha hecho, le diré respecto del articulo trece: si
con arreglo al articulo trece, pueden admitirse
nuevas Provincias á la Nacion, y hacerse de
dos ó mas Provincias una sola; sin que por eso
pierdan su autonomia politica, valiéndome de su
mismo argumento, diré entónces, que todas las
Provincias podrian reunirse en una sola.
Pero volviendo á la interpretacion que se ha
dado al articulo 3° de la Constitucion, voy á
permitirme manifestar á la Cámara que en el
sistema federal no hay inconveniente para que
las ciudades sean estados federales. En la Con
federacion Germánica
Sr. Alsina—Esas son ciudades libres.
Sr. Zavaíeta—Convenido, Señor, pero 3 o no
encuentro ningun articulo de la Constitucion
que prohiba que una ciudad, que tenga pobla
cion y los elementos de vida que se requieren
para vivir como estado federal pueda ser tal es
tado federal aunque no tenga mas territorio que
el comprendido dentro de sus muros. Entóncee,
pues, pudiendo ser una ciudad, un estado fede
ral de la República, con arreglo al testo literal
de la Constitucion, diremos que esa ciudad, que
es tambien una provincia ó estado federal, puede
ser designada Capital de la República, miéntras
que segun los opositores al proyecto, no podria
ser.
Ahora, respecto á lo quo dijo el Señor Dipu
tado Obligado, que insiste apesar de que lo rec
tifiqué ayer, diré que yo no he atribuido los dis
turbios de Filadelfia, á las causas que el Señor
Diputado ha indicado.
Sr. Obligado —Creo que es otro Señor Diputa
do por Tucuman el que lo dijo.
Sr. Zabaleta—Creo, pues, que la cuestion de
que tratamos ahora es encontrar el tempera
mento mejor para resolver todas las dificultades
que 1 ¡a: t :i ¡il n -¡-u i lacen imposible la organizacion
de la República. No se han encontrado sinó
5?
452 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862.
dos temperamentos: uno, el que aconseja la ma A.ires y á su Gobierno. Asi, pues, Buenos Ai
yoria de la Comision, y el otro, el que aconseja res y su Gobierno son los que entre nosotros han
la minoria, es decir, la coexistencia. Pero este conquistado el derecho á la gratitud del pais, y
proyecto de coexistencia, que parece que viene es este Gobierno propiamente, quien podria re-
sin padres, porque si vamos á investigar bien idir sin peligro en cualquier punto del territo
su orijen, resultaria que no es ni la espresion de rio, y no el Gobierno General, que nace sin pres-
la minoria, este proyecto, además de que no re ijio, que es conocido mas bien por antecedentes
suelve las dificultades de la situacion, es incons odiosos y que tiene que adquirir recien titulos
titucional. que lo hagan acreedor al respeto público.
La parte del discurso del Señor Mármol que Creo que un Señor Diputado por Buenos Ai
se leyó en la sesion anterior, ha probado clara res, con el objeto de probar que la oposicion
mente los inconvenientes de la coexistencia. que se hacia al proyecto no era oposicion al En
Además, no podemos nosotros adoptar todos los cargado del.Poder Ejecutiuo Nacional, hablando
ejemplos, todos los ensayos que se han hecho en de que el tribuno del pueblo les merecia sus
los Estados Unidos, por las mil condiciones di simpatias, dijo: la prueba de esto es, que el Con
ferentes en que se hallan los dos paises. greso ha sancionado sin dificultad ninguna, la
La coexistencia en los Estados Unidos, no ley que autorizaba al Poder Ejecutivo Nacional
presentaba ningun inconveniente sério; pero para que entre en posesion de todos los objetos
aqui los presenta muy graves. nacionales; y que á no haber sido el General Mi
Conseguido en los Estados Unidos el gran desi tre, no habria pasado indudablemente esa ley.
deratum de las colonias inglesas, que era la eman Yo digo que esta misma declaracion, hecha por
cipacion de la Inglaterra, todas las pasiones po un Señor Diputado por Buenos Aires, destruye
liticas, toda la actividad, todas las facultades que completamente el proyecto presentado por la
se pusieron enjuego en esa gran lucha, se en minoria de la Comision; porque si se han entrega
contraron en el reposo. Entónces todos se de do sin dificultad los objetos Nacionales, solo por
dicaron al cultivo de la tierra, á las artes, al co que era el General Mitre el Encargado del Po
mercio, contribuyendo por todos los medios al der Ejecutivo Nacional, quiere decir que no
aumento de la fortuna pública y privada. Pais siendo el General Mitre tal Encargado ó dejan
esencialmente industrioso y mercantil, no era do de serlo
estreño, Señor, que recuperára pronto el tiempo Sr. Montes de Oca—Está equivocado.
perdido y adquiriera nuevas riquezas, nuevos Sr. Zabaleta—¿No ha dicho eso?
elementos de Yida y de progreso. El Congreso, Sr. Montes de Oca—No, señor.
apesar del poco poder que tenia, fué sin embar- Sr. Zabaleta—Tampoco me hace falta ....
<*o el que llevó á cabo la obra de la emancipa Bien, Señor, continuando en lo que dije respec
cion americana: él fué quien formó sus ejércitos, to de los Estados Unidos, diré que durante la
y fueron esos ejércitos dirijidos por los Genera administracion de Hamilton, las Legislaturas lo
les nombrados por el Congreso los que asegura cales se atribuyeron el derecho de vetar las leyes
ron en los campos de batalla la independencia del Congreso, despues de 8 años de vida Cons
de las colonias. Esto revela que los Estados titucional, cuando el sistema federal estaba per
Unidos, ó sea el Gobierno que los representaba fectamente radicado ya. Y yo digo: si en los Es
tenian derechos adquiridos á la gratitud de to tados Unidos, en condiciones mucho mejores que
das las Provincias; y esa gratitud los hacia con las nuestras, sucedió eso, que las Legislaturas lo
formarse con cualquier punto del territorio que cales se creyeron con el derecho de vetar las ré-
se designara para la residencia del Poder Gene soluciones del Congreso, Aporqué, sin hacer ofen
ral; y como para ellos era una cosa tan sagrada sa ninguna al pueblo de Buenos Aires, no hemos
el Gobierno General, los Gobiernos y las Lejisla- de suponer que es mucho mas probable que su
turas locales, debian respetarlo indudablemente. cediera eso entre nosotros, cuando precisamente
Entre nosotras sucede lo contrario: entre no principiamos á ensayar la vida nacional, cuando
sotros la mayor parte de las Provincias, tienen recien tratamos de organizar la Nacion? Yo
una poblacion pastora, que fácilmente se entre creo que es mucho mas posible entre nosotros y
ga á la guerra, el Gobierno General nace abso que por consecuencia es mucho mas peligrosa la
lutamente sin prestijio ningiftoo, entre nosotros, coexistencia en la República Arjentina.
esta perspectiva de union, de organizacion, Se ha dicho que la Autoridad Nacional y las
la debemos únicamente al pueblo de Buenos autoridades locales coexisten al mismo tiempo en
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862.
los Estados particulares. Es verdad, Sr. Presiden
te, pero coexisten, segun los términos espresados
por la Constitucion, no en los términos que esta
blece la coexistencia el proyecto presentado por
la minoria. La coexistencia de que habla el
proyecto, no es la misma de que habla la Cons
titucion, por que la Constitucion impone al Con
greso el deber de dar la ley designando el punto
que debe ser la Capital de la República. La
coexistencia legal ó Constitucional es la que re
sulta del ejercicio simultáneo, y en el mismo ter
ritorio, de la jurisdiccion aplicada ya á los obje
tos Nacionales ó Provinciales. Es indudable que
el Congreso podia funcionar en cualquiera de los
Estados; pero miéntras tanto, el deber de él es
dar la ley de capital, es decir, que coexista para
cumplir un precepto Constitucional, pero el Con
greso no puede decir: no doy la ley de Capital, y
admito la coexistencia.
Sr. Obligado —De modo que el Sr. Diputado
está por el proyecto de la minoria?
Sr. Zabaleta—Digo que el deber del Congreso
ea designar la Capital; y aunque el proyecto de
la mayoria no designa cual es la capital de la
República, sin embargo la idea que encierra, es
dar una Capital provisoria. En ese sentido es
que hemos estado discutiendo hasta ahora. Esto
es lo que queria esplicar, Señor, y creo que bas
ta por ahora.
Sr. Alsina—Aunque estaba resuelto á tomar
la palabra desde la sesion anterior, sobre todo
para contestar á lo que dijo el señor Ministro
del barrio de Buenos Aires, en la sesion de ayer,
ahora me voy á limitar únicamente á contestar
dos observaciones que ha hecho el Señor Dipu
tado por Tucuman, que. me han llamado la
atencion. La primera, porque no la he enten
dido, y la segunda por haberla entendido dema
siado.
Trayendo antecedentes de lo que se ha hecho
por la Legislatura de los Estados Unidos que se
consideraban con derecho para vetar las resolu
ciones del Congreso, ha presentado este hecho
como un argumento en apoyo de la federaliza-
cion de la Provincia de Buenos Aires, es decir,
ha dicho que es necesaria la federalizacion pa
ra que la Lejislatura de Buenos Aires no vete
las leyes del Congreso.
Sr. Zabaleta—He dicho eso combatiendo la
coexistencia.
Sr. Alsina—Eso es; que se federalice la pro
vincia de Buenos Aires, porque existe el peligro
de que la Lejislatura de Buenos Aires vete las
leyes del Congreso.
453
Sr. Zabaleta—No he dicho eso.
Si: Alsina—Pero estableció la proposicion.
Sr. Zabaleta— El Señor Diputado no me ha
entendido.
Sr. Alsina—Bueno me basta, pero me queda
cuando ménos la duda. Ahora voy á la otra
observacion.
El Señor Diputado por Buenos Aires, que
dejó la palabra, combatiendo el proyecto de la
federajizacion, por ridiculo y por absurdo, dijo
que sinó tenia limites el territorio que haya de
federalizarse, bien pudiera suceder que se fede-
ralizase toda la República. El Señor Diputado
por Tucuman, contestando á esto dijo: no, es
que eso tiene un limite, y es la Nacion; para que
haya capital, es preciso que haya Nacion; pero
yo me pongo en otro caso y digo: si por el arti
culo 3.° puede federalizarse toda una Provincia,
puesto que por el articulo 13.° puede hacerse de
una ó mas Provincias, una sola, yo puedo pre
sentar un proyecto diciendo: federalizase el ter
ritorio de las Provincias de Buenos Aires, Santa
Fé, Entre-Rios, para asiento de las Autoridades
Nacionales, y en verdad que el Diputado que
sostiene que el articulo 3.° no se opone á la fede-
ralizacion de una Provincia, no podrá sostener
que mi proyecto es contrario á la Constitucion;
y lo invito desde luego á que combata mi pro
yecto, el de lafederalizacion de las Provincias,
bajo el punto de vista constitucional.
Sr. Zabaleta—Convenido.
Sr. Al&ina—Me basta, Señor; es con ese obje
to que habia pedido la palabra.
Sr. Montes de Oca— Conticuere omnes, inten-
tique ora tencbant—dice Virjilio en el segundo
libro de su Eneida; y nosotros hemos hecho ayer
lo que él dice, oyendo en el mayor silencio y
con toda atencion al Señor Ministro de Gobier
no que se remontó á las nulfes en álas de la ins
piracion, olvidándose cual otro Icaro, de que sus
álas eran de cera y habian de derretirse al calor
de los rayos del sol de la elocuencia fulminados
por el Señor Mármol.
(Aplausos).
Sr. Ministro de Gobierno—Lo veremos.
Sr. Montes de Oca—Está bien —A pesar de
que el Señor Ministro se considera un nuevo
Monitor, en lo que dando talvez pruebas de mu
cho talento, las dá ciertamente de muy poca mo
destia, voy á citarle un hecho sucedido con un
abogado vulgar que se propuso ganar un pleito
fatigando al auditorio—El empezó asi su dis
curso: cuando César á la cabeza de sus lej iones,
iba á pasar el Rubicon El Presidente del ti i
454 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
bunal entónces temiendo que el abogado relatá
ra minuciosamente todos los hechos ocurridos
desde aquel momento hasta el suceso de que se
trataba, le cortó la palabra, diciéndole: supon
gamos que César ha atravesado ya el célebre Ru-
bicon, que ha dado la batalla de Farsalia, que
ha sucedido cuanto tenia que acontecer desde
entónces hasta hoy, y vamos al caso.
Yo no hago aplicacion del cuento, pero el Se
ñor Ministro nos ha hablado de las antiguas
Repúblicas, hasta de Repúblicas desconocidas
en la historia de la humanidad; nos ha referido
muchas cosas que, ámi juicio, no venian al caso,
y despues, profundamente admirado y enamora
do de la belleza de su discurso como Narciso de
la hermosura de su persona, nos ha mirado de
hito en hito satisfecho de su obra y nos ha dicho:
yo he triunfado: todos los argumentos de los Se
ñores Diputados nada valen; abandonen, pues,
el terreno de la Constitucion en que los he der
rotado y vengan á batirse conmigo al terreno
de las conveniencias, si persisten en el intento
de hacer fuego á la bandera de la Nacionalidad
Arjentina.
El Señor Ministro en ese largo introito, ha
querido ponernos en la picota, presentándonos
ante el pueblo como separatistas y enemigos de
la situacion actual, á los que creemos que la
union arjentina es hoy el desideratum de los
buenos.
El habia dicho en las sesiones anteriores, que
no queria entrar al fondo de la cuestion para de
jar al Congreso en plena libertad de resolver lo
que juzgára mas conveniente á la felicidad del
pueblo, sin que pesase en su ánimo la opinion
del Gobierno; pero temiendo que se le tomára
la palabra, se ha echado atrás al dia siguiente,
y cargado de libros, diarios y folletos, ha ve
nido á probarnos quff los opositores al proyecto
no tenemos razon, que solo él la tiene, y que el
sistema federal es el único posible, no solamente
en la República Arjentina sinó en el mundo en
tero porque es el último esfuerzo del progreso
humano.
Ha usado de argumentos de todo jénero pa
ra destruir el edificio aéreo que él mismo ha
bia levantado para darse el placer de deshacerlo,
y sus argumentos nos han probado á todas lu
ces, que el sistema federal no nos conviene, que
el unitario es el único practicable entre no
sotros.
Pero no es estreño que el Señor Ministro ha
ya incurrido en contradicciones, desconociendo
hasta la base del sistema federal, cuando se ha
olvidado de que como miembro del Gobierno
de Buenos Aires, está obligado á respetar la
Constitucion—y ha tenido el valor, porque se
necesita valor para eso, de presentarse en esta
Cámara á sostener que los articulos de la Cons
titucion son miserables, y que es preciso pasar
sobre ellos, cuando se quiere fundar sobre bases
sólidas la Nacion Arjentina.
Nos dijo tambien el Señor Ministro—que el
peligro de toda federacion es el poder de los
Estados y para apoyar esta asercion citó al
gunas palabras de Hamilton; pero, si tuviera la
bondad de contestarme, le preguntaria ¿cnándo
y porqué escribió Hamilton esas palabras?
Ese hombre de Estado pensaba asi, cuando no
habia mas Poder Nacional reconocido por los
pueblos, que el Congreso; y ese poder multiplice
sin fuerza y sin médios de hacerse obedecer, no
podia realizar la felicidad de los Norte-Ameri
canos.
8i: Ministro de Gobierno—Escribia para to
das las épocas.
Sr. Montes de Oca—Hamilton escribia, es
cierto, para todas las épocas; pero se referia es
pecialmente á aquella ' época de dificultades
y peligros en que los Estados reservándose mu
chos derechos y garantias, muy poco que/ian ce
der al poder central que era, hasta cierto punto,
ilusorio. Una vez establecido por los esfuerzos
de Washington y tantcs" otros patriotas, el Go
bierno central, y unidos los Estados con los es
trechos vinculos de la fraternidad, venian á ser
ya innecesarias ó por lo menos redundantes las
palabras de Hamilton que habian hecho su
época.
Esas palabras citadas por el Señor Ministro
corresponden á la situacion critica de la Améri
ca del Norte, en que amenazaba por todas par
tes la separacion de los Estados apénas ligados
por lazos inconsistentes; y yo quisiera que el Se
ñor Ministro se sirviera decirme ahora—en qué
libro ó en qué pájina de los libros escritos por
Hamilton, ha leido: que ese estadista haya dicho
que el verdadero peligro de las federaciones con
siste en que haya un estado mas fuerte y grande
que los demás, y que éste debe por consiguiente
decapitarse.
El crée deber deducir de las palabras de Ha
milton, que siendo grande la Provincia de Bue
nos Aires, debe achicarse—Como Buenos Aires
es grande, y su cabeza es alta, quiere el Señor
Ministro imitar al tirano Siciliano que cortaba
en sus jardines las mas altas adormideras, sig
nificando—que debia hacerse lo mismo con los
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862.
ciudadanos mas altamente colocados en la so
ciedad; y nos 'propone que le cortemos la cabeza
para igualarla asi á las demas Provincias Arjen-
tinas.
Si Buenos Aires es fuerte, debilitemos su po
der, nos dice— Averiguemos donde están los ca
bellos de este nuevo Sanson, para postrar su
brazo; que el SeDor Ministro parece no tener in
conveniente en ser la nueva üalila que ha de
cortar esos cabellos.
[Aplausos].
Buenos Aires es rica, dice el Señor Ministro.
Empobrescámosla, pues ¿pero no es mucho me
jor que imitando al orador de la antiguedad que
empezaba y terminaba sus discursos, esclamando
(telenda Carthago, ya que no quieren verá Bue
nos Aires grande, fuerte y rica, clamáran los na
cionalistas quand méme "delenda Buenos Aires"
bórrese esta Provincia del mapa politico.
[Aplausos].
¿Cómo podria probarme á mi el Señor Minis
tro que estas son las doctrinas sostenidas por el
Coronel Hamilton? Pues qué Hamilton no fué
Ministro de los Estados Unidos, que todos ellos
no tienen exactamente la misma ostension y
fuerza, y no pudo gobernar bien la famosa Repú
blica apesar de esas diferencias irremediables?
Cómo podria sostener el Señor Ministro que bajo
la presidencia de "Washington, todos los Estados
tenian poder, riqueza y poblacion igual?
No podrá sostener semejante cosa, porque la
historia desmentirá sus palabras.
No, señor, si queremos constituir la Nacion
bajo el sistema federal, es preciso tomar las pro
vincias como son; y no empezar por arrebatar
les derechos que han conquistado previamente.
El equilibrio que se busca con la federalizacion,
esta nueva piedra filosofal, no se ha de encon
trar quitándole á uno para darle á otro lo que á
juicio del Señor Ministro le sobra á aquel y le
falta áeste; ese equilibrio se conseguirá con el
contrapeso de los poderes públicos provinciales
Y generales—y si los pueblos llamados á formar
la union, no tienen los medios de existencia que
no pueden crearse por decretos, declaréseles ter
ritorios, y sean Estados federales solamente
aquellos que tienen la ostension, fuerza y rique
za necesarias.
Una prueba, dice el Señor Ministro, de que la
-situacion actual de la República es mala, despues
de haber asegurado el Gobierno en documentos
públicos que es buena, es que no se obedece al
Poder Ejecutivo Nacional, y cita los recientes
ejemplos de Córdoba, Entre-Rios y Catamaron.
455
Pero que es lo que ha sucedido en Córdoba, Se
ñor Presidente? S u Lejislatura desconoce al Con
greso, sosteniendo que ella es el único juez de la
eleccion de los Diputados que esa provincia man
da á la Asamblea Nacional—y con este proceder
pone en peligrola Union dice el Señor Ministro.
Ha procedido bien la Lejislatura Cordobesa? No,
yo he sido uno de los que hemos condenado su
conducta; pero no olvidemos, Señor Presidente,
que eso efecto que reprobamos, ha tenido causas
que el Gobierno Nacional conoce y á las que no
puso remedio en tiempo oportuno; y que para
juzgar un hecho, es necesario estudiar sus antece
dentes.
Si los Gefes del Ejército de Buenos Aires no
hubieran ido al interior de la República á dejar
se nombrar Gobernadores, como los Generales
de Napoleon so hacian aclamar reyes, no hubié
ramos tenido que lamentar el suceso á que me
refiero.
(Aplausos.)
La Provincia libertadora mandó su ejército á
libertar á las demas Provincias, y si sus gefes no
hubieran dado pretesto al escándalo, aceptando
puestos que debieran haber rehusado abierta
mente, la Lejislatura de Córdoba no habria pre
tendido rebelarse contra el Congreso.
En cuanto á Entre-Rios, las dificultades que
han sobrevenido y sobrevendrán alli, reconocen
tambien una causa que el Gobierno Nacional
debió remover. Es la condescendencia del Ge
neral Mitre despues de Pavon, con el General
Urquiza, el enemigo eterno de nuestras institu
ciones y libertad, la que ha motivado y motiva
las resistencias que la Provincia de Entre-Rios
opone á la reorganizacion actual.
Y si en Catamarca ha habido un escándalo
que todos lamentamos, es porque el Poder Eje
cutivo Nacional, permite que intervengan los
Gobernadores de las Provincias circunvecinas,
no haciendo sentir alli oportunamente su poder
y su influencia.
Con la misma elocuencia que ha desplegado
el Señor Ministro, hablaba en esta misma Cáma
ra el célebre Dr. Aguero, Ministro delgran Riva-
davia, pero no recuerdo que hiciera uso de argu
mentos que como las armas de dos filos, hieren
al agresor y al agredido y que demuestran siem
pre la sin razon del que discute.
El Señor Ministro exagerando la necesidad de
un gobierno fuerte para impedir la disolucion
que crée—que nos amenaza, ha dicho: que no le
basta el dinero que se le ha proporcionado, ni el
ejército de Buenos Aires que es la fuerza, ni el
concurso de la opinion que se le ofrece espon
456 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
táneo y entnsiata para asegurar la paz, y la li
bertad de la República; pero el Señor Ministro
es insaciable— que quiere, pues, si los recursos,
el poder y la buena voluntad de los patriotas no
le bastan?
Ya se ha demostrado elocuentemente aqui que
el poder de los Gobiernos republicanos en los
paises libres, reside en la opinion pública; y
cuando ademas de este concurso, se le entregan á
un Gobierno las rentas de un Estado importan
te y un ejército equipado y armado, que mas le
falta para hacer la felicidad de un pueblo que
solo ambiciona el órden y la paz?
Yo no quiero creer—que el Gobierno ilustra
do y liberal de mi pais, piense como aquel tira
no bárbaro que pretendia que para gobernar á
un pueblo eran necesarias tres í—festa, forea,
fariña.
No, los Gobiernos como el nuestro que cuentan
con los elementos que hemos puesto á su dispo
sicion, tienen el poder y la fuerza necesarias y
mas que suficientes para realizar la felicidad del
pueblo, ein exigirle inútiles y graves sacrificios.
En seguida el Señor Ministro, ha tenido á
bien atribuir nuestra oposicion al proyecto á un
espiritu mezquino de localismo y de barrio. Es
la primera vez que se nos hace aqui esta incul
pacion que rechazo con todas las fuerzas de mi
voluntad.
Combatimos esta ley porque la consideramos
peligrosa, injusta y subversiva del sistema fede
ral, no porque ella importe solamente un avance
injustificable contra esta Provincia; pero ¿cómo
se puede estrañar que los hijos de Buenos Aires
tengamos amor á esta tierra en que hemos naci
do, nos hemos educado y hemos gozado de las
condiciones que ligan al hombre al suelo y le ha
cen reconocer una madre amorosa en la patria
que les proporciona todos los consuelos y satis
facciones de que se puede rodear la vida?
Le causa admiracion al Señor Ministro que
nos propongamos los Diputados por Buenos Ai
res sostener los derechos de la Provincia de nues
tro nacimiento?
Pregunte entonces á los Lapones que arras
tran su existencia sobre los hielos del polo si
cambiarian su patria por las fertiles campiñas del
medio dia; á los tostados habitantes de los de
siertos de África si prefieren las riquezas de la
zona templada á las producciones de su pais;—
& los pobladores de los paises sacudidos por con
tinuos terremotos y azotados por horribles tem
pestades, si abandonarian sus lares por los pala
cios de las grandes ciudades que los huracanes
y temblores respetan? y ellos os dirán, Señor
Ministro—que nó; y ellos probarian como nos lo
enseña la historia, que por defender palmo á pal
mo sus costas inhospitalarias, sus áridos desiertos,
sus escabrosas montañas, son capaces de hacer
los mas gigantescos sacrificios.
[Aplausos].
¿Y queréis que los hijos de Buenos Aires no
se levánten unisonos á defender los derechos del
pueblo grande, fuerte y rico que ha sido su cuna
y será su tumba?
(Aplausos.)
El Señor Ministro nos ha dicho tambien que
él queria que el Encargado del Poder Ejecutivo
Nacional se igualara ó se acercara por lo ménos
en fuerza é influencia al Poder central de los
Estados Unidos; pero yo que he leido la Consti
tucion de la América del Norte y que tengo en
Ja mano la de nuestra patria, no sé qué diferen
cia haya entre uno y otro Gobierno.
Si el Gobierno Norte Americano tuviera mas
poder por la Constitucion que el nuestro, yo
le daria la razon al Senor Ministro; pero ese
mismo Hamilton cuyas opiniones ha citado
con insistencia, sostenia que el poder conferido
al Presidente de los Estados Unidos era bastan
te para hacer el bien del pueblo y quejio era
conveniente darle mas, porque entónces podria
el Gobierno central absorver los poderes locales,
y desaparecerian subyugados por la fuerza domi
nadora del poder jeneral los Estados federales,
desapareciendo con ellos el sistema federal.
Violemos la Constitucion, ha esclamado en
tónces el Señor Ministro, porque sus miserables
articulos se oponen á mis planes.
Sr. Ministro de Gobierno—No he dicho seme
jante cosa. Reformemos la Constitucion, si es
necesario, he dicho.
Sr. Monte* de Oca—Dijo que pasáramos por
sobre los articulos de la Constitucion, si era pre
ciso, porque esos articulos nada valian.
Sr. Ministro de Gobierno—Cuando llegue mi
turno, le contestaré.
Sr. Montes de Oca—Y precisamente todos los
ejemplos de la vida pública de los Estados Uni
dos que se han citado, no prueban sino una sola
cosa: que siempre que se violan los grandes prin
cipios que deben rejir las sociedades libres, esos
sublimes ejemplos de justicia que la civilizacion
y el cristianismo proclaman, suceden el despotis
mo, la anarquia ó la revolucion como consecuen
cia de esas violaciones de las leyes eternas.
Qué ha acaecido á los Estados Unidos por ha
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
ber violado sus lejisladores el gran principio de
la libertad del hombre? Que hoy se ven anega
dos en lágrimas y sangre y amenazados de diso
lucion; y ei la union se salva en esa grave crisis,
8erá este milagro debido al esfuerzo de sus me'
jores hijos. La única vez que la República mo
delo ha violado los principios, ha recibido el
condigno castigo de su funesto error.
Pero ya convencido el Señor Ministro de que
sus ejemplos y citas probaban lo contrario de lo
que él pretendia demostrar, agregó: que Bue
nos Aires nada iba á perder con la federaliza-
cion. pero no se tomó S. S. el trabajo de pro
bar este aserto que daria muchos votos al pro
yecto que discutimos.- Solo dijo, que esta Pro
vincia tendria Poder Ejecutivo y Lejislativo
como las demas que componen la union.
Entre decir y probar hay una diferencia in
mensa, y no pudiendo el Señor Ministro negar la
verdad de las cosas y dejando los comprobantes
de su proposicion á la penetracion de esta Cáma
ra, hizo el propósito de no insistir mas en una
cuestion que eraá su juicio, desimple amor pro
pio, porque para Buenos Aires seria la misma co
sa que si>Gobernante se llamára Presidente de
la República ó Gobernador de la Provincia; co
mo si fuera cuestion de amor propio ó de egois
mo ó de orgullo injustificado, lo que es nada mé
nos que la vida politica ó la muerte de un gran
pueblo.
Y para inspirarnos en seguida amor á la Na
cion y desprecio á la Provincia que se quiere
tratar como á vencida despues de su espléndida
victoria, se dirijecl Seílor Ministro á la Cámara y
nos dice—sabeis cual fué el último neto de la
Nacionalidad Argentina? la memorable batalla
de Ituzaingó—y cual el primero de Buenos Ai
res, cuando volvió ásu aislamiento de Provincia?
el nombramiento de Rosas para comandante
General de campaña!
Y es un hijo de Buenos Aires quien lo ha di
cho! pero se olvidó el Señor Ministro de agregar
que fué precisamente á este pueblo y á los es
fuerzos generosos de sus mejores hijos,, á quienes
se debió principalmente el triunfo de Ituzaingó,
y que este mismo pueblo tan calumniado, contra
jo una deuda que pesa todavia sobre él, para sos
tener y terminar la guerra del Brasil; y se olvi
dó tambien de completar la historia de los actos
provinciales que empezaron con el nombramien
to de Rosas, agregando—que su 2.° acto fué con
denar al tirano como reo de lesa patria y el 3.°
todavia muy reciente, postrar al caudillaje en
la jornada de Pavon! (Aplausos)
457
Es necesario que el Gobierno central se cons
tituya aqui, agregó despues el Señor Ministro,
para que la vida de la Nacion como la del cuer
po humano parta, desarrollando la fuerza y la ri
queza, del centro á la circunferencia. Pero aun
que le parezca mal á S. S. que yo eche mano de
la ciencia fisiológica para combatirle, ha de sa
ber que la ley del desarrollo cen^rifuglo, no presi
de á la organizacion del cuerpo humano ni al
desenvolvimiento progresivo de la sociedad.
Es de la periferia ó de la circunferencia ha
cia el centro, que los tejidos y los órganos del
hombre se desarrollan y cuando todos los apa
ratos de las distintas funciones están dibujados
en la trama orgánica, dirijiendose de afuera aden
tro, se acercan y se unen y vinculados todos los
órganos entre si, empieza recien la vida centri
fuga propiamente dicha con el aparecimiento del
corazon.
Asi tambien se desarrollan los pueblos—No
crecen, estableciéndose primero grandes ciudades
con hermosas plazas, magnificos paseos, soberbios
edificios etc., sinó que se edifica aqui y allá
un rancho, aparecen mas allá quintas y chacras
y se establecen luego estancias, y abriéndose vias
de comunicacion y levantándose poblaciones de
distancia en distancia, se van multiplicando y
acercando; y entónces aumentando los habitan
tes y sus necesidades y civilizándose -gradual,
mente, se levantan poco á poco las ciudades, que
cuando han llegado á cierto grado de desarrollo
como cuando está organizado ya el corazon del
hombre, dan lugar al movimiento centrifugo ó
de espansion.
Pero pasemos á otra cosa—El Señor Ministro
no se ha contentado con todo lo que nos ha dicho
y ha hecho tambien tal vez sin meditarlo, una
injuria á la Legislatura Provincial.
Sr. Ministro de Gobierno—Yo no he dicho
ninguna injuria: he dicho si -que el Congreso que
se elije en una esfera mas grande representará
siempre un mayor número de hombres ilustra
dos, porque no es lo mismo elejir entre 300 que
en 30,000.
Sr. Montes de Oca— De lo que le acabamos
de oir al Señor Miuútro que es poco mas ó mé
nos lo que habia avanzado ántes, se deduce:
que el Congreso ha de dictar para Buenos Aires
mejores leyes que su Lejislatura propia.
.Sr. Ministro de GoMerno—T&n. buenas.
Sr. Montea de Oca—Entónces para que ha
de cambiar: que siga como hasta aqui; pero yo
sostengo que no hay mejor Lejislatnra que aque
lla que conoce bien al pais, para el cual vá á le
*53 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
jislar y que es compuesta de hombres nacidos ó
avecindados por muchos años en él. El Con
greso compuesto de hijos de las distintas Provin
cias, nmehas de ellas remotas, aun cuando sean
muy sábios y dignos de toda consideracion y
respeto, no podrá nunca llenar el vacio que
dejenla Lejislatura Provincial.
Despues de estas observaciones y creyendo el
Señor Ministro haber rechazado bajo los muros
de Gibraltar á los paladines de la oposicion,
completamente desarmados, ha imitado á Napo
leon que se colocó él mismo la corona, y se ha
decretad^ la palma del triunfo, declarándose
vencedor en la discusion; pero lo mismo decia
despues de Pavon Don Santiago Derqui á sus
amigos los federales: el General Mitre está sitia
do en San Nicolás de los Arroyos; y el General
encerrado en los nruros de San Nicolás salió de
alli á paso redoblado, tomó posesion del Rosario
y su ejército triunfó nueva y definitivamente en
la Cañada de Gomez.
(Risas y aplausos.)
No contento con cantar victoria se dirijió lue
go contra mi el Señor Ministro, preguntándome
si era homeópata—¿Qué diria S. S. si yo le pre
guntára, si como hombre de estado, es partidario
del réjimen que el despotismo practica en el Pa
raguay?
No, el similia simililus curantur no es axio
ma de la medicina fisiolójica y racional, como
no es tampoco dogma de la politica, por aquello
de que si un clavo saca otro clavo pueden que
darse los dos.
(Bisas.)
La tirania se cura con la libertad y no con el
despotismo—la disolucion con el órden y no con
la anarquia. Asi tambien el ópio que se pretende
administrar á la Lejislatura de Buenos Aires se
neutraliza con el cafe que es el antidoto de «se
veneno.
[Aplausos].
No es estrafto que el que quiere curar m: mal
con un mal semejante, al sostener que el pro
yecto no afecta en nada á la Constitucion, se ha
ya olvidado de la demostracion de su teoria.
El nos llamó mentidos unitarios, porque dijo
que nosotros no queriamos la unidad de réjimen
que él mismo ha combatido, y que ahora no po
demos discutir porque estamos bajo las horcas
caudinas del sistema federal—Pero S. S. debia
dejarse de averiguar si somos verdaderos ó falsos
unitarios y dedicarse solamente á probar, no á
decir, que el proyecto es conveniente y consti
tucional.
¿Para qué ese trabajo si ha declarado que era
popular? agregando momentos despues que no
podia hacerse contra él un argumento de las ma
nifestaciones de la opinion pública, porque ésta
podia estraviarse; de lo que parece deber dedu-
cirse que el proyecto es popular, aun cuando lo
condene la opinion pública, porque el Señor Mi
nistro recordando á Luis XIV que decia "el Es
tado soy yo," pretende que él es el único repre
sentante y el órgano jenuino de esa opinion.
(Aplausos).
O crée el Señor Ministro, que siendo bueno el
proyecto, nada importa la manifestacion eviden
te de la opinion pública? Es verdad que antes
habia dicho S. S. que en estas materias solo de
bia tomarse en cuenta la opinion de la gente
sensata—y probablemente como el fraile Aldao
resolvia por decreto que los unitarios eran locos
el Señor Ministro nos hace el favor de conside
rarnos insensatos.
Ahora interpelo á los Señores abogados á fin
de que segun la ley, digan si se nos debe nom
brar tutor ó curador.
Si: Albarellos—Con intervencion de la medi
cina.
Sr. Montes de Oca—Intervendrá el Señor
Doctor. Terminó el Señor Ministro su discurso
pidiendo mas poder para el Gobierno Nacional,
apesar de habérsele probado que tiene recursos
y fuerza .suficiente para hacerse respetar y obe
decer. Qué mas necesita, pues? digalo el Señor
Ministro que ha insistido tanto en la necesidad
de aumentar el poder del Gobierno.
Digalo, pero tomando- ejemplos de otros pue
blos que no sean los Estados Unidos de la Amé
rica del Norte—Qué actaba en efecto de suceder
alli? Los Estados del Sur se levantaron contra
sus hermanos del Norte en nombre de la bárba
ra institucion de la esclavitud, amenazando en
su levantamiento á las libertades del mundo en
tero. Qné hizo entónces su Presidente Lincoln
que tenia ménos poder que el que queremos dar
le, al Gobierno del general Mitre? Presidente de
un pais republicano y libre, cuyo verdadero po
der estriba en la opinion, que es la fuerza, tomó
la hermosa bandera de las estrellas, la colocó en
la mano derecha dela estatua de Washingthon, y
dirigiéndose al pueblo que lo rodeaba, habló asi:
''la patria está en peligro, ciudadanos de la
América del Norte: necesito soldados y dinero
para combatir la rebelion: ayudadme á triunfar,"
y los americanos libres y verdaderamente repu
blicanos, se lazaron cumo un solo hombre ju
rando consagrar su fortuna y su vida á la salvacion
 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 1862
de la patria y perseguir á los rebeldes hasta los
confines de la República.
Eso es lo único que hacen y que piden los Go
biernos democráticos levantados al poder por ía
opinion.
(Aplausos.)
En fin, señor Presidente, voy á terminar. No
recuerdo que otras observaciones haya hecho en
su largo discurso el Señor Ministro de Gobierno.
He contestado á todas aquellas que he tenido
presente, sin órden, con desaliño, con poca medi
tacion tal vez, y me queda un triste desconsuelo.
Siento que el Señor Ministro de un Gobierno li
beral é ilustrado, que él mismo ha dado pruebas
de ilustracion y liberalidad y que ha perteneci
do álas Cámaras de Buenos Aires, quiera que
esas Cámaras, que nos han dado leyes é institu
cienes que son nuestro orgullo y nuestra gloria,
y han levantado en alto los principios salvadores
de las sociedades humanas, desaparezcan de la
escena pública condenadas al silencio y al olvido.
Los antiguos Griegos y especialmente los Ate
nienses, condenaban injustamente al ostracismo
á aquellos ciudadanos que por sus méritos y ser
vicios llegaban á conquistar renombre y alta po
sicion, para que no tuvieran ocasion de convertir
se en despótas y de arrebatar las libertades del
pueblo, como si esos prohombres que se habian
levantado en el concepto público á la altura de
sus sacrificios por la patria, pudieran volver con
tra ella las armas con que habian abatido á los
enemigos de la Grecia.
El Señor Ministro imita á los Griegos, imita á
aquel que aburrido de oir llamar siempre el jus
to á Aristides, votó por su ostracismo,—(Aplau
sos)—y quiere que siguiéndose aquellas prácticas
que la justicia y la gratitud condenan, relegue
mos á la muerte politica á la Lejislatura de Bue
nos Aires para que no se convierta en caudillo,
— pero en caudillo de quien? en caudillo de la
opinion pública de esta Provincia.
Ojalá fuera siempre asi, porque entónces ten
driamos la seguridad de que esa Legislatura se
ria el guardian de la libertad.
Siento tambien sobremanera, Señor Presiden
te, que el Señor Ministro reflexionando sobre el
alcance de sus palabras, no nos haya levantado
la condenacion de separatistas que nos ha fulmi
nado.
Sr. Ministro de (fMcrno—No he dicho seme
jante cosa.
Sr. Montes de Oca—Ha dicho que nuestras
palabras y la oposicion que haciamos al proyecto
significaban —que eramos enemigos de la union.
459
Sr. Ministro de Gobierno—No, Señor, que
querian robustecer el poder delos Estados, cuan
do precisamente el que conviene robustecer es
el de la Nacion. No he dicho que fueran sepa
ratistas absolutamente.
Sr. Montes de Oca—Por lo ménos lo ha dado
á entender—Todos hemos comprendido que el
Stíñor Ministro ha querido decir—que sostenien
do nosotros la conveniencia de no dar mas de
lo que se ha dado ya al Poder central, tratába
mos de desprestigiarlo y anularlo. Yo desearia
haber comprendido mal.
Sr. Ministro de Gobierno—Lo ha comprendi
do mal en efecto.
Sr. Montes de Oca— Pero Hay, Señor Pre
sidente, un individuo en la barra que está desa
gradado sin duda porque hablo.
Sr. Presidente—No lo he notado.
Sr. Alsina—Es un empleado de la casa de
Gobierno y si sigue, voy á decir como se
llama.
Sr. Montes de Oca—Terminaré ya—Cuando
naciones circunvecinas amenazan nuestra inte-
grida-d territorial, cuando mas que nunca es ne
cesaria la union de los Arjentinos, porque en la
union está la fuerza como lo dice el escudo de
armas de la Béljica, ¿porqué arrojar ni la sombra
de la duda sobre las intenciones de los que nos
oponemos á este proyecto y que sin embargo so
mos partidarios y sostenedores de la union ar-
j entina?
Háganse á un lado esos pretestos y esas insi
nuaciones reprochables al defender la ley.
El Gobierno Brasilero, aprovechándose de
nuestra debilidad y desunion, se está apoderan
do con el derecho elástico del uti possidetis de
muchas leguas de terreno que nos pertenecen; y
el Paraguay, valido tambien de nuestras disen-
ciones, h aco cuando le parece, incursiones vandá
licas á quemar los yerbales de la Provincia de
Corrientes.
Ante estos y otros avances, ¿quién no ha de
buscar en la union la fuerza necesaria para ha
cer respetarla bandera azul y blanca, iluminada
por el sol de la libertad?
Si, Sr. Presidente, la imputación de separa
tistas que se nos hace encubiertamente, es una
calumnia --La verdad es que creando fantasmas
y. acumulando sombras, se quiere ocultar la feal
dad del proyecto que combatimos, pero la razon
y la justicia quo nos acompañan, se han de abrir
paso á travéz de esas fantásticas sombras, como
58
460 SESIÓN DEL 8 DE AGOSTO DE 186U
la flor de los hielos, rompelas capas de nieve que (Aplausos).
la cubren para lucir sobre ellas BU brillante co En seguida se levantó la sesion, quedando con
rola. la palabra el Señor Garcia [D. Juan A]i
 CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA KACIOíf
Num. «4

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862

PRESIDENTE En Buenos Aires, á 11 de &r. Presidente—Bien, entónces, se agregará la

Albareilo». Agosto de 1862, reunidos en Comision de Guerra.
Ahtlna.
Agntrre. su sala de Sesiones, con asis Se pasó á cuarto intermedio. Vueltos á la
Bedoya. tencia del Señoi Ministro de Sala los Señores Diputados, se leyó el dictámen
•Naneo.
Gobierno, lo& Señores Dipu de la Comision.
Canillo. tados (del márgen) el Sr. Pre Sr. Torrent—Señor: los documentos de que s«
<!!*».
Castro. sidente proclamó abierta la ha hecho lectura¡ .pasados á esta Cámara por el
Del Uto sesion. Leida, aprobada y E. del Poder Ejecutivo Nacional, revelan que
Kllxaldc.
García <J. A.) firmada el acta de la anterior, los sucesos que se denuncian haber tenido lugar
«arela (P.) se dió cuenta de una nota del en la Provincia de Corrientes, vienen caracteri
Gorostlaga B.
E. del Ejecutivo Nacional re zados de una positiva insurreccion contra lag
«ranel. mitiendo los antecedentes
Ibarra. autoridades legales de aquella Provincia. Por
Laprida que notician la revolucion esto solo, su gravedad es grande y su trascenden
JLexamti, que ha tenido lugar en la
Marmol.
cia incalculable. Se comprende, pues que el E.
Monte* de Oca, Provincia de Corrientes con. del Poder Ejecutivo Nacional, debe adoptar con
Ortlz. tra las autoridades constitui
Orolio.
energia y con prontitud todas aquellas medidas
Obligado, (A.C.) das, y pidiendo al Congreso que conduzcan al'restablecimiento de la paz pú
•campo. blica de aquella Provincia, ahogando el crimen
Padilla.
la declaracion del Estado de
sitio en todo el territorio de y la anarquia que parece empieza á renacer co
Quintana (SI.)
Role Moreno.
esa Provincia, y la autoriza mo en tiempos anteriores. Es por esa razon que
Torrcnt. cion para movilizar sus mili la Comision ha creido aconsejar á la Honorable
Vrlburu.
Vlllauneva.
cias. Cámara la adopcion de este proyecto que con
Xavaleta. Sr. Presidente—Pasará á tiene en si todas las medidas que la Constitu
CON AVISO. la Comision de Negocios cion permite adoptar en estos casos, es decir
Gutiérrez. las mas enérgicas, las mas eficaces.
Xnrlrla. Constitucionales, pero si á la
Cámara le parece, por la urgencia del caso, po Es cuanto tengo que decir á nombre de la Co
dríamos pasar á cuarto intermedio, miéntras se nnsion.
espide la Comision, suspendiendo la órden del Sr. Ministro de Gobierno—Poco tengo que
dia, agregar, Señor Presidente, á lo que acaba de de
(Apoyado.) cir el Señor miembro informante de la Comi
Sr. Elizalde—¿A que Comision va á pasar? sion. Lo que el Gobierno pide es perfectamen
Sr. Presidente—A la Comision de Negocios te ajustado á los articulos de la Constitucion
Constitucionales, pero tal vez seria conveniente que indica en su nota; y solo agregaré ahora
que se le asociase la Comision de Guerra. que el Gobierno ha considerado conveniente
Sr. JLlizalde—TL&Q iba á decir. tomar medidas prontas para reprimir la revolu-
é62 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
cion que aparecia en Corrientes. Asi es que el
Gobierno" ha tomado ya sus medidas, y tal véz
ya esté en camino el Señor Ministro de Guerra,
para tomar las medidas en el mismo campo don
de es necesario acudir para poner término á un
estado de cosas tan lastimoso.
Sr. Presidente—Se va á -votar si el punto cs
tá suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa. En seguida vo
tóse el proyecto presentado por la Comision y
resultó aprobado por afirmativa general.
Acto continuo se pasó á la discusion en parti
cular, con la lectura del articulo 1.°
Sr. Ruiz Moreno—Se sirve el Señor Secreta
rio decirme el término porque se pone en es
tado de sitio?
Sr. Secretorio— Por el término de 60 dias.
Sr. Ruiz Moreno—Yo creo que la Constitu
cion habla del término.
Sr. Oroño—La Constitucion no fija término.
Sr. AlbareUos—^Porqae se fija ese término?
Sr. Oroño,—Porque se cree, Señor, en las lar
gas distancias de la provincia de Corrientes y
por el lugar donde ha asonado la revolucion, se
cree que el Gobierno Nacional no podrá en me
nos tiempo llenar los objetos de la autorizacion.
Ademas, la Cámara autoriza por otro articulo
al Poder Ejecutivo, para acortar los términos en
los casos que lo crea necesario.
Sr. Albarellos—No es porque yo quiera que
se fije un término mas breve, sinó porque no
fijando término la Constitucion, creo que es
mas conveniente dejar mis latitud al Gobierno.
¿Porqué fijarle dos meses desde que las distan
cias son tan largas y no se sabe cuales serán las
dificultades que se tocarán para sofocar la revo
lucion? Puede ser necesario mucho mas tiempo,
y desde que la Constitucion no fija término
alguno, seria mejor dejarlo al arbitrio del Po
der Ejecutivo Nacional, ó que ese término fue
ra lo mas largo posible, por si se cree necesario
emplearlo para llenar los objetos de la ley. Por
esa razon preguntaba á la Comision con que ob
jeto se señalaban dos meses.
Sr. Alsina—No encontrando, Señor Presi
dente, ningun articulo de la Constitucion que
obligue al Congreso á fijar un término durante
el cual pudiese el Poder Ejecutivo hacer uso de
las facultades que le otorga el estado de sitio,
yo he manifestado en el seno de la Comision la
misma opinion del Señor Diputado que deja la
palabra. Yo creo que en circunstancias como es
tas no es prudente establecer un término fijo,
porque bien puede ser que el término de dos me-
ses sea poco, ó mucho, pero desde que no hay ar
ticulo de la Constitucion en contra, creo que lo
mas politico es autorizar al Poder Ejecutivo pa
ra declarar en estado de sitio p«r el término que
las circunstancias lo requieran.
Sr. Oroño—La Comision ha tenido en vista
algunas otras circunstancias que espondrá á la
Honorable Cámara. Es una de las facultades
del Congreso declarar en estado de sitio una ó
mas Provincias; pero esta es una facultad muy
delicada que no puede conferirse al Poder Eje
cutivo sin que tenga alguna restriccion para ga
rantirse de los abusos que se pudieran cometer.
En la Provincia de Corrientes no se han prac
ticado aun las elecciones de electores para nom
brar Presidente y Vice-Presidente de la Repú-
blica. Falta que hacer tambien las elecciones
de los Diputados para el Congreso Nacional; si
se dan facultades por un término ilimitado, tan
to el Poder Ejecutivo de Corrientes como el Po
der Ejecutivo Nocional mismo, podrian abusar
de esa facultad para conseguir su objeto en esas
elecciones. La Provincia de Corrientes, aunque
está distante de la de Buenos Aires, no está en
un punto en que no pueda resolverse esta cues
tion dentro de quince ó veinte dias. Por consi
guiente, la Comision se ha puesto en el caso de
que la revolucion se hubiera hecho ostensiva á
otros Departamentos de la Provincia, y que esto
pudiera demandar mas tiempo para sofocarla;
pero no ha creido que pudiera necesitar mas de
sesenta dias. Miéntras tanto, lia creido que se
ria inconveniente dar un término ilimitado, de
jando en el Poder Ejecutivo la facultad de pro
longarlo, mucho mas cuando hay que hacer en
aquella Provincia la elecion de electores, como
he dicho ántes.
Sr. Cubral—Yo creo que está en error el Se
ñor Diputado, porque creo que las elecciones
para electores, han debido practicarse en los
dias 27 y 28 del mes pasado.
Si: Oroño—Ya existia la perturbacion en esos
dias; y para que haya elecciones, es necesario ha
cer cesar el estado de sitio.
Sr. Cabral—Ya. antes de ahora, ha tenido 1n-
gar un caso análogo en la Provincia de Corrien
tes, que, estando en estado de sitio, teniendo qne
hacer eleccion de Diputados para el Congreso,
ha mandado cesar el estado de sitio en los dias
de la eleccion. De consiguiente, Señor, yo-apoyo
la indicacion hecha por un Señor Diputado pa
ra que se autorice al Poder Ejecutivo, para dc-
eclarar la Provincia de Corrientes en estado do
 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
sitio por el tiempo que lo requiera la situacion
de Comentes.
Sr. Ministro de Gobierno—Yo creo, Señor,
que siendo tan fácil la comunicacion con la Pro
vincia de Corrientes, basta el término de sesen
ta dias. Si hubiere necesidad de prolongar el
estado de sitio, el Poder Ejecutivo lo hará pre
sente á las Cámaras, porque las Cámaras esta
rán reunidas. Por consiguiente, no veo la ne
cesidad de poner un término ilimitado, cuando
es mas racional que se limite.
Sr. Garcia (D. P).—Yo creo que no hay nm
gun inconveniente en fijar el término de dos
meses. Dado el caso que dentro de dos meses
cesase el Congreso, entónces quedaria la facul
tad en el Poder Ejecutivo, porque el articulo 86,
iuciso 19 de la Constitucion, dice:
[Leyó].
De modo que está obviado el inconveniente
que ha indicado el Señor Diputado, porque po
drá entónces el Presidente declarar en estado de
sitio, si es que los dos meses no fuesen bastantes.
Sr. Torrent—Estas declaraciones que se ha
cen sobre el proyecto son indudablemente de
mucha gravedad y de gran trascendencia. De
bemos recordar que por esta ley se suspenden
las garantias individuales; y cualquiera que sea
la Provincia de la República Arjeutina en que
se suspendan las garantias individuales, y creo
que no debe hacerse por un término indefinido.
En muchas Constituciones se encuentra la fija
cion de un término á la declaracion del estado
de sitio, y recuerdo ahora que la Constitucion
de Chile y de Méjico tienen esta declaracion. Si
en la nuestra no hay esta fijación, es convenien
te que el Congreso establezca que la declaracion
del esta.do de sitio tenga un término fijo, que
no se libre á la voluntad del Poder Ejecutivo
la facultad de prolongarlo indefinidamente. Asi
es que despues de las declaraciones del Señor
Ministro de Gobierno, que crée que no se nece
sitan mas de dos meses para obtener los resulta
dos que la ley se propone, yo creo que debemos
adoptar el proyecto tal como está.
Sr. Albarellos—Si los inconvenientes que en
cuentran los Señores que creen que debe limi
tarse el término, son por razon del abuso que el
Gobierno pueda cometer, desde que las Cáma
ras vaná concluir, queda al arbitrio del Poder
Ejecutivo prolongar ó no el término. Asi es que
mejor es no hablar nacía sobre el término, por
que de nada sirve que el Congreso señale ahora
nn término. Vemos siempre que las guerras
civiles toman cuerpo con facilidad, y puede ser
463
necesario prolongar ese término; pero yo no me
empeño, lo hago únicamente por las convenien
cias de la Provincia de Corrientes, y porque en
Buenos Aires nunca se ha fijado término para
esto.
Sr. Ahina—En vista de la declaracion hecha
por el Señor Ministro, yo no insistiré en mi
indicacion. Si el Poder Ejecutivo Nacional crée
que es bastante dos meses, yo creo que debemos
dejarlo asi, porque él es quien debe saber lo que
vá á hacer.
Sr. Cantilo—Parece que no hay cuestion des
de que el Poder Ejecutivo, que es el encargado
de mantener la paz pública, crée que es conve
niente ese termino. Asi es que despues de la
declaracion que ha hecho el Señor Ministro, pa
rece que podria votarse.
Sr. Presidente—Se vá á votar si el punto está
suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa. En seguida se
votó el articulo primero y fué aprobado por afir
mativa jeneral'
Entró en discusion el articulo segundo.
Sr. Mármol— Quiere tener la bondad el Se
ñor Secretario de leer la nota del Poder Ejecu
tivo ó mas bien el Señor Ministro podria decir
melo. ¿El Poder Ejecutivo solicita la moviliza
cion de las milicias de Entre-Rios?
Sr. Ministro de Gobierno—El pensamiento'
de autorizar al Poder Ejecutivo para movilizar
las milicias de Entre-Rios, ha nacido en el seno
de la Comision. El Gobierno no ha pedido, pe
ro tengo autorizacion del Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional para decir que él tiene con
fianza en que si fuese necesario movilizar las mi
licias de Entre-Rios, el Gobierno de aquella
Provincia le prestará todo el apoyo que fuese
necesario.
Sr. Mármol—Yo creo, Señor Presidente, que
con la fuerza de que dispone el Ejecutivo Nacio
nal, la fuerza de linea y las milicias mismas de
Corrientes, hay mas que de sobra para sofocar
esta revolucion; porque yo creo, segun he oido
al Señor Diputado por la Provincia revolucio
naria, que esto no es de tanta gravedad.
Sr. Torrent—Pero puede ser.
Sr. Mármol—Yo creo que es una cuestion
personal, nada mas, y creo que aun será sofoca
do por las mismas autoridades de Corrientes,
por los datos que se me han trasmitido. No es
que dude de que las fuerzas de Entre RioS se
pongan á las ordenes del Poder Ejecutivo Na
cional, porque no tengo ningun dato para decir
oficialmente lo contrario. Asi es que me pare
464 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
ce que se alnilta demasiado el peligro con movi
lizar tanta gente, con hacer tanto aparato de
fuerzas. A mas de la fuerza de linea y las mi
licias de Corrientes, BC movilizan tambien las mi
licias de Entre RioS; yo oigo decir que tres ó
cuatro comandantes de campaña que se han le
vantado, porque el Gobierno ha dado cierta posi
cion oficial á Cáceres. Yo no creo que esto pueda
tener un carácter Nacional, \m carácter politico-
creo que es puramente personal, local, y mi ob
jeto es que no se dé á entender que es tan grande
el peligro, que se necesitan tantas fuerzas. Yo no
me opongo; pero preferiria que no se movilizara
tanta gente. Si se requiere, claro está que el
Poder Ejecutivo que es el responsable del ór
den público en estos casos, vendrá á pedir lo que
necesite.
Por este motivo, me limitaria solamente á la
movilizacion de las fuerzas de Corrientes, porque
creo que tiene lo suficiente con la fuerza que tie
ne el Poder Ejecutivo á sus órdenes.
Sr. Alsina—Observaré simplemente, Señor
Presidente, que no es obligatorio movilizar las
milicias. Aqui sepeimite al Poder Ejecutivo
movilizar las milicias de las dos Provincias, y
el Poder Ejecutivo verá si es necesario ó nó mo
vilizar las milicias de Entre Rios. Por eso es
que la Comision aceptó este pensamiento-
Sr. Mármol—Yo no quisiera estenderme en
esto, porque considero que lo primero es el res
tablecimiento del órden; pero haré presente otra
circunstancia que parece debe ser muy atendida
por la Cámara.
Yo por mi parte, diré que si me encontrase
en el Gobierno, de ningun modo movilizaria las
fuerzas de Entre Rios para invadir á Corrientes;
porque apenas vinieran las fuerzas de Entre
RioS á Corrientes, se sublevarian los ánimos á
consecuencia de la larga division en que han
estado estas dos provincias. Asi es que yo nunca
tomaria fuerzas de Corrientes para invadir á En
tre Rios, ni de Entre Rios para invadir á Cor
rientes. En fin, haga la Cámara lo que quiera;
pero yo pido que esto se vote por separado.
Sr. Torrent—Ante el pensamiento de que se
reprima las insurrecciones que pueden tener lu
gar, es necesario deponer toda otra razon abs
tracta que pueda impedir ese resultado. El Go
bierno de Corrientes en la nota que pasa al Po
der Ejecutivo Nacional, declara que no conoce
todavia el origen ni la magnitud de la revolu
cion hasta este momento. Con este motivo, no
ha faltado quien llegue hasta decir que los revo
lucionarios tienen connivencia con fuerzas ó in
dividuos que están asilados en la provincia de
Entre-Rios. Por esta consideracion que parece
alnnentar el peligro, juzgará la nacion que la
provincia de Entre-Rios, lejos de promover dis
turbios y coadyuvar á la guerra, se hallaba en
disposiciones de prestar los auoilios que el Go
bierno solicite. Eso de que las fuerzas de la pro
vincia de Entre-Rios vayan á Corrientes, no creo
que llegue ese caso.
Sr. Mármol—¿Para qué lo pone entónces?
Sr. Torrent—En la misma provincia de Entre
Rios, si hubiese montoneras como suele aconte
cer, con conocimiento del Gobierno de aquella
localidad, con el ausilio del Gobierno Nacional,
movilizando las fuerzas de la frontera, por ejem
plo, se las obligaria á prestar obediencia al jefe
respectivo, imposibilitándolas por ese hecho
mismo de cooperar á la revolucion. Miéntras
tanto, si el peligro fuese tan grande, si la revo
lucion tomase un carácter que hasta ahora no
le encontramos, es decir, que tomara nn carác
ter nacional, entónces se comprende desde lue
go, que la movilizacion de las milicias de Entre
Rios puede ser muy conveniente. Sin embargo,
yo no insistiré tampoco sobre esto.
Sr. Moreno—Por las razones que acaba de
esponer el Señor Diputado por Corrientes, creo
que es inútil la modificacion del proyecto, á fin
de que se pueda sofocar cualquiera montonera
que pudiera asilarse en la frontera de Entre
Rios. Yo puedo asegurar á la Honorable Cá
mara, que tanto el Poder Ejecutivo como las Cá
maras Lejislativas de aquella provincia, se han
de prestar con gusto á cualquiera medida que
tome el Poder Ejecutivo Nacional con ese ob
jeto.
Sr. Cdbral—Yo creo que las consideraciones
traidas ante la honorable Cámara por el Señor
Diputado por Buenos Aires, Señor Mármol, son
muy atendibles. Todo el mundo sabe que desde
el Pago Largo á esta fecha, hay desgraciadamenr
te prevencion entre esas dos provincias; y creo
muy prudente, Señor, que en esta ley ni siquiera
se indique la idea de movilizar fuerzas de Entre
RioS, porque pudiera interpretarse de un modo
abusivo por los habitantes de la provincia de
Corrientes. Ademas yo creo que no hay necesi
dad, porque al Poder Ejecutivo le sobran ele
mentos para sofocar la revolucion, mucho mas
siendo como se dice, que hasta ahora no se le
conoce grandes proporciones, revolucion que pa
rece hecha entre ciertos jefes de la provincia con
motivo de la llegada de Cúceres.
Por estas razones, Señor, yj votaré por la
 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
primera parte del articulo; pero no por la parte
que habla de la movilizacion de las milicias de
Entre Rios.
Sr. JMármol—Que se vote por partes, porque
yo estoy de acuerdo con todo el articulo, ménos
esa parte.
Sr. Presidente—Se va á votar si el punto está
suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa. En seguida se
puso á votacion la primera parte del articulo
2°, y resultó aprobada por afirmativa contra
cinco. Puosta á votacion la segunda parte de
este mismo articulo, fué aprobada por afirmativa
general, lo mismo que lo fueron en seguida los
articulos 3° y 4°.
El Senado y Cámara de Representanies, etc.
Art. 1° Declárase en estado de sitio todo el
territorio de la provincia de Corrientes, por el
término de sesenta dias desde la publicacion de
la presente ley, quedando el Encargado del Po
der Ejecutivo Nacional autorizado para acortar
este término, si hubiesen cesado las causas que
lo motivan.
Art. 2° Autorizase al Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional para movilizar las milicias
d.e Entre Rios y Corrientes, á efecto, de sofocar
la rebelion en esta última, y para hacer los gas
tos que esta medida demandare.
Art. 3° El Encargado del Poder Ejecutivo
Nacional dará oportunamente cuenta al Con
greso Nacional del cumplimiento de la presen
te ley.
Art. 4° Comuniquese al Encargado del Po
der Ejecutivo Nacional.
Sr. Presidente—Ha terminado el proyecto,
vá á entrarse á la órden del dia.
.Sr. Castro— Señor: voy á romper el silencio
que me he impuesto y hablar con el lenguaje del
corazon, único que debe usar quien no ha cur
sado las aulas, y quien no ha hecho profesion de
la vida pública, por mas que la revolucion y los
sucesos me hayan hecho figurar en la politica de
mi pais: voy á romperlo, Sr. Presidente, porque
debo á la Nacion Argentina cuyosderechos repre
sento en este lugar, una breve esplicacion del
voto que he de dar en esta cuestion, y porque
quiero rechazar las inculpaciones que se nos ha
cen á los que no aceptamos el proyecto, puesto
que se nos dice que negándole nuestro voto, apo
yamos las ideas de los mashorqueros de la Re
pública.
Miembro del partido de la libertad que im
propiamente se ha denominado unitario en la
465
República Argentina, no creo ser inconsecuente
con sus tradiciones, negando mi voto al proyecto
del Senado, por mas que se diga que ese proyecto
era el del Señor Rivadavia; que es tambien la
ley que sancionó el Congreso del año 26. No
puedo tampoco aceptar los testos federales que
se han citado en esta Cámara, porque si hubiéra
mos de buscar apoyo en lo que dijeron ó hicie
ron los federales de aquella época, yo diria que
era malo negarle el voto á ese proyecto, porque
no son autores dignos de fe, los que han sembra
do de cadáveres á la desgraciada República Ar
gentina; pero afortunadamente para mi, Señor
Presidente, no necesito recurrir á fuentes tan
impuras para hallar buenas razones para fundar
mi voto.
El proyecto es inconstitucional, ypara demos
trarlo, no he de molestar á la Cámara, porque
ya lo han hecho con notable lucidez otros Seño
res Diputados. No he de decir tampoco, como
algunos de mis honorables colegas, que el siste
ma unitario es perfecto; ni que el federal no es
bueno, porque esto no es del caso; lo que yo he de
decir que es malo, es no tener ningun sistema,
que es lo que se pretende establecer con el pro
yecto que se discute, puesto que si el fuese acep
tado, no seriamos regidos por el sistema unitario
ni por el federal, sinó por una ley que crea un
sistema nuevo, que, ciertamente, no sé como lo
he de denominar.
Se dice, Señor, que los enemigos del órden,
de la paz pública, están de pié; y esta es una ra
zon mas por la cual yo voto contra ese proyec
to, porque esto es repetir lo que los espiritus dé
biles nos aconsejaban, cuando el partido de la li
bertad pasaba por una época de prueba; cuando
la prensa enemiga llenaba de lodo á nuestros
primeros hombres, en virtud de la libertad que
tanto para nosotros como para los malos ciuda
danos, habiamos conquistado, se nos decia: aho
gad la libertad de la prensa, porque ella vá á
anarquizar el pais. Cuando nuestros enemigo»
degollaban á prisioneros indefensos, tambien &se
nos decia; matad como ellos hacen; pero noso
tros contestamos: nó; de ese modo no se ci
menta la paz pública, no se cimenta la liber
tad—y jamás el partido liberal quiso imi
tar á sus enemigos, jámas ha engañado á los
pueblos, ni aun en medio de la adversidad en que
muchas veces se ha encontrado. ¿Y lo haria aho
ra que ha vencido, ahora queso halla en el po
der, ahora que ha dominado en toda la República
Arjentina, iria á decirle: la libertad que os ofreci
era solo un medio de llegar al poder, voy á borrar
466 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
la Constitucion una vez que me hallo en el? No
Señor Presidente; esto no podemos decirlo noso
tros.
Nosotros, todos miembros de ese noble partido
que ha representado la verdad, no podemos de
cir eso y por eso es que espero, apesar de la de
bilidad de mi palabra, conquistar los votos de
los que sostienen el proyecto.
Creo Senor que ese proyecto es altamente in
conveniente al crédito del partido que represen
tamos en la Cámara, es decir, al crédito del par
tido de la libertad. Cuando Buenos Aires se
puso á la cabeza del pronunciamiento regenera
dor, dijo que lo hacia para garantir los derechos
de los Estados, agredidos por el Poder Ejecuti
vo Nacional. Entónces fuimos al campo de ba
talla; alli conquistamos los derechos de los Es.
tados ¿y ahora vendriamos al Congreso á decir:
no, los derechos que conquistamos en el campo
de batalla para los Estados son una mentira?
No, señor: esto no puede decirse en esta Cáma
ra y creo que ella no lo dirá; pero no quiero mo
lestar mas á la Cámara, porque mi palabra es
débil; me limito solamente á decir como lo he
manifestado ya, que he de votar contra el pro
yecto en discusion.
Sr. Garda (D. J. A.)—Señor Presidente: se
ré breve, muy breve, mas de lo que pensaba.
Cuando acaba de darse cuenta en la Cámara, en
esta misma sesion, de los sucesos que están de
senvolviéndose en la Provincia de Corrientes,
pienso que debe tratarse de hacer todo lo posi
ble por apagar la hoguera que puede encenderse
eu la República Argentina. Me limitaré por
anto á manifestar, lo mas brevemente posible,
los fundamentos de mi opinion; porque aun
cuando he de votar por el proyecto en discusion
los fundamentos de mi voto, difieren de los que
"ian servido de apoyo á los Señores que lo han
sostenido.
Hasta ahora Señor Presidente, me habia abs
tenido de tomar parte en esta discusion, no solo
por las circunstancias que acabo de indicar, sino
porque queria dejar á voces mas autorizadas que
la mia, la tarea de defender el proyecto del Se
nado; y tambien, porque ese proyecto, tal como
se propone á la revision de la Cámara, no satis
face totalmente mis aspiraciones.
Creia, Señor Presidente, que habia llegado ya
el dia de que el Congreso Argentino resolviese
de una manera definitiva la gran cuestion qu
tiene divididos á los pueblos hace 40 años. Pen
«aba que nunca se proporcionaria una ocasion
mas ventajosa para resolver esa cuestion, en un
sentido favorable á la libertad y á los principios,
que en este momento, en que las armas de Bue
nos Aires, triunfantes, han asegurado una era
de libertad para la .República; en que no hay por
parte de todos los pueblos que componen la Re
pública, sentimientos de malquerencia ó de odio
sidad hácia la Provincia de Buenos Aires. Pe
ro el Senado ha pensado de otro modo, el
Senado ha querido que quede todavia esta
cuestion pendiente, dando lugar á que se agiten
todavia mas los ánimos en la preparacion de los
elementos que han de contribuir á su solucion.
En la imposibilidad, pues, de hacer triunfar con
mi voto otras ideas, debo aceptar el proyecto
que ménos se oponga á aquel pensamiento que
á mi juicio, debe ser la solucion denitiva do
esta cuestion.
Ya que esta cuestion de la capital ha caido
una vez nias, como la roca de Sisifo que llevada
hasta la cumbre de la montaña se desplomaba
en el mar, para hacer asi eterno el pesado traba
jo á que estaba condenado, quitemos al menos
los obstáculos que nos impedirán llevarle hasta
la cumbre.
Señor Presidente: declaro que soy partidario
del sistema unitario; he jurado la Constitucion
federal, la respeto, la cumpliré y la haré respe
tar y cumplir en cuanto de mi dependa; pero cre
yendo que no hay otro sistema de Gobierno po
sible para la República Argentina que el siste
ma unitario, he de tender con todos mis esfuer
zos á buscar la reforma de la Constitucion por
los medios pacificos que ella misma establece.
Este es el motivo principal porque habria vota
do con entusiasmo por la federalizacion perma
nente de la provincia de Buenos Aires, para ca
pital de la República Argentina; porque la pro
vincia de Buenos Aires con sus elementos de
Gobierno, y con todos los que ha sabido con
quistar dignamente con sus propios esfuerzos
durante diez años, no se encuentra en las condi
ciones necesarias para ser provincia federal.
Ademas, esos mismos elementos de Gobierno y
de vida propia que posee en su seno, han de ha
cer de esta provincia el obstáculo mayor para
que pueda regir en la República Argentina ese
mismo sistema unitario, si alguna vez los hom
bres públicos de la Nacion, piensan que ha lle
gado la época de reformaren ese sentido la Cons
titucion Argentina.
Acepto por otra parte, Señor Presidente, hasta
cierto punto la teoria brillantemente descnvuel
 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
ta por el Señor Ministro de Gobierno en la
sesion anterior, acerca de los inconvenientes que
presenta para la union, la fuerza de los Estados
de que se compone una federacion: la acepto,
Señor, porque es una observacion que se funda
en los hechos y en la indole de la naturaleza hu
mana. Los pueblos todos siempre tienden á su
independencia, á su separacion, y esto no es un
crimen; -es un derecho legitimo. Todo pueblo
qne se siente con fuerza bastante para vivir por
si, y con los elementos necesarios para gobernarse
á. si mismo, tiende necesariamente á su indepen
dencia; porque encuentra—y con sobrada razon
— que vale mas gobernarse á si mismo por sus
propias instituciones, haciendo uso de sus propios
recursos, de sus propios hombres, que ligar su
suerte álos demas pueblos, quizá no tan interesa
dos en su felicidad local. Pero aunque es un de
recho de los pueblos, que no se les puede negar,
derechos que ha conquistado Buenos Aires, con
heróicos esfuerzos durante diez años, no es quizá
lo mas conveniente usar de ese derecho, porque
los pueblos deben sacrificarlo todo ante la idea
de la union Nacional.
Yo no digo Señor, que haya en Buenos Aires
separatistas; pero si aseguro, sin temor de equi
vocarme, que si no los hay, los habrá. La sepa
racion es la consecuencia á que nos han de lle
var los instintos naturales, y hemos de buscar la
separacion como el remedio á todos los males que
nos pueden aquejar en la Union Argentina. Yo
mismo, Señor, que creo que hemos llegado á una
época en que todo debe sacrificarse para conse
guir la union nacional, el dia que esta union pe
ligrase, seria tambien separatista, para que al
ménos, en medio de la borrasca, se salvase la
provincia de Buenos Aires, para que pudiera
ser de nuevo la piedra sobre la cual se edificase
en una época mas favorable, la Nacionalidad Ar
gentina.
Yo no hago un reproche á los separatistas fu
turos, y si los hay actualmente en la República,
tampoco se los haré, porque ese es un derecho y
hasta cierto punto es una necesidad delos pue
blos como de los individuos.
¿Cómo, pues, combatir estas tendencias natu
rales de los pueblos á su separacion, cómo -com
batirlas, cuando existan como en Buenos Aires
los elementos bastantes para que puedan buscar
ese resultado? Identificando la existencia de
Buenos Aires con la existencia de la Nacion, ha
ciendo depender su felicidad y su desgracia de
la felicidad ó de la desgracia de la Nacion Ar-
jentina, haciendo que viva para laNacior y por
467
la Nacion. Teniendo todos sus recursos, todos sus
elementos, todos sus hombres, al servicio de la
Union Nacional, Buenos Aires dejaria de tener
delante de sns ojos la bandera de su independen
cia propia, y fijaria sus miradas únicamente en la
bandera de la Nacion Arjentina . . y cuando quie
ro esto, Señor Presidente, es porque para mi los
intereses que están vinculados con la Union Ar
jentina, son de tal naturaleza, que creo que ante
ellos debe ceder toda otra consideracion. Es nece
sario que la América del Sud no esté dividida
en pequeñas Repúblicas, reducida á una impo
tencia tal, que con cuatro buques pueda esta
blecerse en ella un bloqueo por cualquiera na
cion estranjera; es necesario que la Nacion Ar
jentina pueda hacerse respetar, porque tiene de
recho á aspirar á ser una de las primeras poten
cias de América.
Señor: en esta Cámara se ha hablado ya mu
cho á este respecto; se ha hablado contra los
Gobiernos fuertes, que tienden siempre á hacer
se despóticos; se ha hablado contra los Gobier
nos grandes, que son el peligro, segun se decia,
para la libertad de los pueblos.
Señor Presidente: los Gobiernos mas ó ménos
fuertes , no son un pehgro para la libertad de
los pueblos, por poca que sea la fuerza de que
ellos dispongan, los Gobiernos tienen siempre la
bastante para esclavizar á los pueblos que no
tienen el aliento suficiente para sacudir su yugo.
Cuanto mas débiles, cuanto mas pequeños son
esos Gobiernos, mas espantosa es la tirania que
ejercen. Francisco II, bajo los muros de Gaeta, era
un tirano mas espantoso, mas indigno de consi
deracion que Napoleon I, glorificando, aunque
despotizando la Francia. Pero, Señor Presiden
te, á esos republicanos puristas, yo les voy á ci
tar una autoridad que no me la ha de rechazar
ninguno. El gran capitan de los tiempos mo
dernos, el republicano sin tacha, Garibaldi, que
ha combatido por la libertad en todas partes del
mundo, en el Pacifico como en el Rio de la Pla
ta, en Europa como en América, ha puesto to
dos sus esfuerzos al servicio de la unidad italia
na, para conseguir asi hacer de la Italia un Go
bierno fuerte, poderoso, que haga respetar Ja ban
dera tricolor.
Yo, Señer Presidente, que quisiera dar una ba
se firme 41a Nacionalidad Arjentina, acepto este
proyecto de federali¿acioa provisoria de la Pro
vincia de Buenos Aire-i, como el único medio
que hará ménosdifie.il qu.iel Congreso venidero
sancionela fedeíalizacioa permanente de esta
Pro\incia, que para mi será el primer paso en la
59
468 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
via de la reforma constitucional. Yo quiero dar á que llevó la cuestion en la sesion anterior, y
una base firme ála Nacionalidad Arjentina para refutar la estraña teoria que nos desarrolló, fal
que no Be edifique sobre arena, porque con tan seando la verdad histórica; y al mismo tiempo
frájil cimiento, las bóvedas del templo se han de para hacer patente la diferencia que hay entre
desplomar sobre nosotros. la centralizacion y la unidad.
[Aplausos]. Sabido es que ningun Estado de los antiguos
No me estenderé mas, Señor Presidente, por ni de los modernos ha tenido mas centralizacion
que ya he manifestado que en estas circunstan que el imperio romano; pero ninguno tampoco
cias, pensaba únicamente limitarme á dar los ha tenido ménos unidad. El imperio romano te
fundamentos de mi voto. Deseo que él no pon- nia súbditos que profesaban casi todas las relijio-
tribnya á sancionar un error, porque los errores ues conocidas entónces; (me refiero á la época
de los cuerpos lejislativos, se pagan siempre con que nos mencionó en su discurso el Señor Minis
la sangre de los pueblos. tro) los súbditos del imperio se diferenciaban
He dicho-. profundamente en costumbres y en intereses: que
Sr. Presidente—El Señor Diputado por Tu- aunque reconocian todos á un mismo señor, se
cuman quedó con la palabra. gobernaban por instituciones distintas, y obede
Sr. PadiUa—Yo la cedo al Señor Diputado cian á diversas leyes. Los pueblos y ciudades
porEntre-Rios, si ha de hablar en contra del pro de que se formaba el grande imperio eran no
yecto. solo estraños en costumbres, en relijion, en sus
Sr. Jíuis Moreno—Voy hablar contra el pro medios, usos y prácticas mercantiles, y en lejis-
yecto. lacion de todo jénero; sinó que tampoco todos
Mucho hay que decir aun; pero para no fasti eran de una misma condicion ni rango en el im
diar demasiado á la Honorable Cámara, seré perio—Una ciudad era colonia, otra era mera
breve. mente tributaria, otra formaba parte del imperio,
Ante todo debo observar una cosa muy nota alguna gozaba de especiales privilejios como el
ble, Señor; y es que tanto el Señor Ministro de de batir moneda, &a., &a.: todo era variedad.
Gobierno como el Señor Diputado que habló el Pero á la vez ¡qué mayor centralizacion, cuan
último en favor del proyecto, han confundido dos do los emperadores tenian monopolizados to
cosas muy diversas: la unidad con la centrali dos los poderes del Estado! Ellos tenian la fa
zacion del poder. Una diferencia remarcable cultad de hacer las leyes y de ejecutarlas: eran
hay entre estas dos ideas. emperadores y sumos sacerdotes: César y Pontí
Puede concebirse un Estado en que el poder fice era la misma cosa. Eran dueños absolutos
esté centralizado hasta el estremo, sin que haya de todo el imperio.
en él unidad de régimen: testigo de esta verdad ¿Y cuál fué el resultado de este poder sin limi
el gran Imperio Romano. Puede existir un es tes? La historia nos lo ha dicho—El imperio ro
tado, una Nacion con unidad—sin centralizacion mano, dice un autor respetable, cayó abrumado
considerable, como la Grecia en los tiempos an bajo el peso de su propia grandeza, saltando en
tiguos. mil pedazos á penas se quebró el aro de hier
La cuestion de federalizacion de toda una ro que mantenia juntas, pero no unidas sus infi
Provincia, la mas importante de la República, nitas piezas.
no es, pues, cuestion de unidad; es cuestion de La Grecia, cuyo ejemplo nos citó tambien el
centralizacion. Señor Ministro, nos ofrecela idea realizada de
Hay unidad en la República; la hay en sus unidad sin centralizacion; y esta Nacion se go
instituciones, en sus creencias relijiosas, en su bernó perfectamente y progresó durante muchos
lenguaje, y en gran parte en el órden económico años, sin que hubiere una potestad central dema
j administrativo. siado poderosa. Y fué cuando llegaron á domi
Lo que se quiere es la centralizacion del narla los emperadores romanos, especialmente
poder, mas allá de lo que permite la Constitu que »e atrazó y cayó en desgracia.
cion de la República; lo que se quiere es que el Vése, pues, como la unidad y la centralización
Congreso ultrapase laa facultades para investir pueden existir la una sin la otra en el mismo
de un poder omnipotente al Ejecutivo Na grado.
cional. No me esplico porqué se hace confusion de
Séame permitido, Señor, auxiliarme de la his ideas tan diferentes.
toria para seguir al Señor Ministro en el terreno La centralizacion consiste en reunir en una
 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
misma autoridad un número crecido de atribu
ciones: la unidad consiste en que se ejerzan estas
atribuciones de una manera uniforme y constan
te, ya sea por una ó por varias autoridades.
Asi esplica estas dos ideas un tratadista mo
derno.
Con lo dicho creo haber contestado la parte
histórica del discurso del Señor Ministro,—y ha
ber sentado con alguna claridad, la diferencia
q«e hay entre la unidad y la centralizacion.
Lo que se pretende conseguir por este proyec
to no es la unidad: no Señor.
El Diputado que dejó hace un momento la
palabra, el Señor Garcia, quiere votar en su fa
vor, porque á su juicio este proyecto, elevado á
la categoria de ley nos conducirá al sistema uni
tario.
Error lamentable—No se er.gañe el Señor Di
putado, este proyecto no nos conducirá al siste
ma unitario de ninguna manera; nos conducirá
si al despotismo de un pueblo sobre los demas,
y esto es todo.
Hablo como Representante de la Nacion, no
hablo como provinciano. Ya los Señores Dipu
tados por esta Provincia han demostrado los in
convenientes y males que les traerá la ley de fe-
deralizacion.
No me ocuparé, pues, de la Provincia de Bue
nos Aires, tanto por lo dicho, como porque mi
voz pudiera ser sospechosa á sus hijos. Me ocu
paré de patentizar cuanto es perjudicial y malo
el proyecto en discusion para las otras Provin
cias: para toda la Nacion.
Voy á citar autoridades al Señor Ministro y á
los sostenedores del proyecto que por cierto no
me pueden rechazar. Voy áleer algo delo di
cho á propósito de la cuestion capital por un pu
blicista Norte Americano—ya que ellos están de
moda. Mr. Carey se ha espresado hace muy
poco en los términos siguientes:—
"La asociacion local y voluntaria hecha en
"mira de las diversas necesidades de la vida en
'•las varias Provincias, unidas á un grande Esta-
"do centralizado, desapareceria completamente,
"y seria reemplazado por una asociacion for
jada.
"Dad á la capital del Estado todos los elementos
"politicos de riqueza y de grandeza, retirándo
los de los centros esparcidos en el territorio y la
"capital del Estado tendrá un acrecentamiento
"súbito, pero el movimiento cesará en el pais
"que depende de un centre politico y comercial.
"Con el acrecentamiento de la centralizacion,
469
"se disminuirá la fuerza de cohesion que reune
"las familias y las hace resistir á la atraccion de
"la Capital.
"La centralizacion debilita ó destruye en mu-
"cha parte los vinculos de la familia, y tienden
"á favorecer la ereccion de grandes ciudades á
"costa de todo el pais.
"Las páginas de la historia demuestran con
"una irresistible evidencia que la tendencia á la
"asociacion, acrece en todas partes, en proporcion
"al número y á la fuerza de los centros locales
"de atraccion—Multiplicad estos centros, el uno
"por el poder oficial, el otro por sus puertos, por
"el desenvolvimiento agricola, ó por industrias
"especiales, y habreis conseguido la mejor orga-
"nizacion posible. La peor de todas, un único
"centro de atraccion general."
Las partes del notable discurso que voy citan
do, contienen una doctrina incontestable; y ella
basta para echar por tierra las palabras y decla
raciones sofisticas conque se pretende justificar
una infraccion palpable á la Constitucion de la
República: la federalizacion de toda una Pro
vincia para hacerla Capital.
Si no se conserva el equilibrio entre las fuer
zas centralizantes y las fuerzas decentralizantes,
todos los otros Gobiernos locales caerian en rui
na y sus átomos irian á reunirse al nuevo centro
de gravedad, dice Mr. Carey—Y tal es lo que su
cederia en la República Argentina, si se diera
por Capital la mas estensa y la mas importante
de sus Provincias: las demas vendrian á ser com
pletamente absorvidas por la Capital.
El publicista que he citado, termina diciendo:
"La centralizacion mata en el hombre de laa
"Provincias hasta el sentimieto de sus primeros
"deberes, pues que mide su poder y lo compara
"con el poder del centro que ha atraido toda la
"riqueza y todos los talentos, y los ha puesto en
"sus manos todo el poder social creado por la
"Constitucion."
No puede esto ser mas claro y terminante con
tra la federalizacion de toda una Provincia para
Capital.
Pero se dice—es de necesidad rodear de pres
tigio y dar poder al Gobierno Nacional; la anar
quia nos amenaza; nuestros enemigos van á le
vantarse para derrocar al Gobierno etc. etc.
Tan pobres argumentos están ya muy gasta
dos; son los mismos argumentos que se hacian el
año de 1835, cuando se dió la suma del poder pú
blico á D. Juan Manuel Rosas. Tenga la bon
dad de leer Señor Secretario, lo que acabo de
é70 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 18G2
entregarle señalado —Advierto que no pretendo
hacer comparacion de personas, como dijo uno
de mis honorables cólegas; ocupo á la Honora
ble Cámara con esta lectura, para que observe
que la doctrina con que se sostiene la convenien
cia de federalizar esta Provincia, es la misma
con que se hizo emperador Napoleon I, traicio
nando la primera República; la misma con que
se hizo emperador Napoleon III, traicionando
la República del 48; y la misma con que se hizo
despota á D. Juan Manuel Rosas.
Se leyó lo siguiente:—
Sesion del b de Marzo de 1835.
"No puede ocultarse á Is penetracion de los
Señores Representantes que es de una necesidad
urjente establecer un Gobierno firme y vigoroso
que preserve al pais de los horrores de la anar
quia, y que lo salve de hundirte en el abismo que
nuestros implacables enemigos le preparan.
"La existencia de la patria peligra; y si pasan
algunos dias mas sin que se ponga al frente de
los negocios públicos un gobierno que tenga res
petabilidad esterior como interiormente, y que
al mismo tiempo establezca el órden y seguridad
de nuestra Provincia, tal vez no tenga remedio.
Felizmente, Señores, existe entre nosotros un
gran ciudadano, el que por el voto de la opinion
pública, y por el libre sufrajio de la Honorable
Representacion Provincial,fué llamado hasta por
tercera vez á presidir los negocios publicos ....
"Le pedimos que salve el pais de la anarquia,
que le preserve de esta situacion tan azaroza, y
últimamente que nos saque de este caos ; (Aplausos)
pero á este fin es necesario colocarle en aptitud
de poder obrar este gran bien. Ya en otra
época no ménos aflictiva que la presente, JM in
vestido d honorable ciudadano á que hago refe
rencia este gran poder confacultades estraordi
narias.
"El salvó entónces la patria, y no abasó de
ese tremendo poder; y la salvará otra vez y no
abusará j aí nus del pudor que se le confia."
Pido á Ja Cámara se fije en lo que sigi:e:
Se leyó.
Sesion del siete de Marzo de 1835.
"Si tendemos la vista á las Provincias del in
terior, verémos alli por una parte pretensiones
exajeradas, que tienen la tendencia de humillar
nuestro suelo, de destruir nuestro comercio y de
ostinguir todae las fuentes de la prosperidad pú
blica Por otra parte se ha acumulado
una deuda que pasa ya de diez millones; los gas
tos son estraordinario?, y se necesita emprender
una sábia reforma que se estienda á todos los ra
mos de la administracion, y esto no puede ha-
ceilo una mano débil, es preciso que lo haga una
muy robusta; y sin esto, el pais no hará sino mar
char rápidamente á su ruina
"Tambien, Señores, hacemos recaer este po
der omnimodo en un ciudadano que por su desin
terés y justificacion, y por sus relevantes servi
cios se ha hecho el idolo de todo el pueblo, y él
no querrá manchar esta buena opinion, abu
sando del poder."
Véase, Señor como se han venido á repetir
los mismos argumentos, por algunos Señores
Diputados y el Sr. Ministro, y hasta las mismas
palabras que se decian en este lugar, cuando se
quiso dar y se dió la suma del poder público á
D. Juan Manuel Rosas.
A hora se nos dice consultemos al pueblo; en
tónces tambien se consultó al pueblo
Sr. Ministro de Gobierno—Permitame que
le interumpa. Lo mismo se decia en el Congre
so de 1S26, cuando el Señor Rivadavia pedia la
Nacionalizacion de Buenos Aires; el Señor Ri
vadavia contestó dando la libertad mas amplia,
las instituciones mas liberales, que son hasta la
gloria de Buenos Aires.
Lo que el Señor Diputado debe probar es que
el Gobierno de hoy tiene alguna analogia con el
de Rosas.
El Señor Diputado puede citar aqui las doctri
nas mas extravagantes contra la religion, y sin
embargo no podria decirse que ella no existe.
Vanos Señores Diputados—No debe inter
rumpir el Señor Ministro al Señor Diputado que
tiene la palabra.
Sr. liais Moreno—Autorizo al Señor Minis
tro para que me interrumpa cuantas veces quiera.
Sr. Ministro de Gobierno—Pero era tan cho
cante la comparacion que hacia el Señor Dipu
tado entre el Gobierno actual y el de Rusas, que
yo no podia ménos de protestar contra semejante
aserto.
(Aplausos.)
¿ir. Ruiz Moreno— Tic dicho antes precisa
mente para que no se juzgase aludido el Se
ñor .Ministro y el actual Gobierno, que no hacia
comparaciones [Aplausos] ....
- Sr. Ministro de Gobierno—Le decia, porque
está repitiendo el Senor Diputado que queremos
dar facultades estraordinarias; pero federal izada
ó nó la Provincia de Buenos Aires, ahi está el
Congreso, ahi estará el pueblo de Buenos Aires,
 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1362
siga el Señor Diputado en ese camino
(Ruidos.)
Sr. Alsina—Siga el Señor Diputado, está per
fectamente bien; siga.
(En la barra— que no siga. Si, si, que siga.)
Sr. Cantilo—Quiero saber, Señor Presidente
quien delibera en este recinto.
Sr. Presidente—Continua con la palabra el
Señor Diputado por Entre Rios.
Sr. Ministro de Gobierno —No lo interrumpi
ré mas.
Sr. Ruiz Moreno —Repito que puede inter
rumpirme cuantas veces quiera el Señor Minis
tro. No me molestan sus interrupciones. La
verdad se ha de decir.
Sr. Ministro de Gobierno—No Señor, no lo
interrumpiré.
Sr. Ruiz Moreno—Habia dicho que no hacia
comparaciones, ni puedo tachar al Gobierno ac
tual de déspota—no Señor. Esté tranquilo el
Señor Ministro.
Seguiré pues.
Se nos dice á los que combathnos el proyecto,
—queremos robustecer al Gobierno para garan
tir la libertad y las instituciones.
Yo me permitiré decir, como un ilustre escri
tor—"prefiero la libertad peligrosa á la servi
dumbre tranquila."
Palabras que copiaba en los "Debates,"
cuando era periodista el actual Encargado del
Poder Ejecutivo Nacional, no hace aun seis
años.
Mejor es realmente que peligre la libertad, y
no que estemos ó lleguemos Á estar en la escla
vitud.
No digo que sea déspota, repito una vez mas,
el Gobierno actual.
Pero ha de durar él eternamente? ¿Seguirá
en buen camino? ¿Que sucederá dentro de un
ftño? No lo sé—Las personas me importan po
co—Es necesario rodear la libertad de todas las
garantias posibles, á fin de que no volvamos á
tener lo que despues del año de 1835. ¡Los re
cuerdos del año 40 me horrorizan!
Se dice, Señor, la República no está comple
tamente en paz; que aparece mia sublevacion;
¿pero qué importa todo esto? ¿Acaso el Gobier
no no tiene los medios y el poder que necesita?
¿fío tiene á sus órdenes un ejército considerable?
Ya que el Señor Ministro nos citó á Hamil-
ton, lo recordaré la pintura que hacia el federa
lista del estado de Nurte América ocho años des
pues de declarada su Independencia y en mo
mentos de darse la Constitucion.
471
El federalista decia:
"Se puede decir que hemos llegado casi al úl
timo estremo de la humillacion politica
Hemos contraido deudas con los cetranjeros y
con los conciudadanos, con el fin de servir á la
conservacion de nuestra existencia politica, y el
pago no está asegurado todavia por ninguna
prenda satisfactoria Nos liallamos en ttn
estado que no nos es posible mostrarnos sensi
bles á las ofensas y repelerlas; no tenemos ni
tropas, ni tesoro, ni Gobierno. No podemos ni
aun quejarnos con dignidad El cré
dito público es un recurso necesario en los casos
de grandes peligros, 3 nosotros parece quo he
mos renunciado á él para siempre. El comercio
es la fuente de las riquezas de las nacionos; pe
ro el nuestro se halla en el último grado de ani
quilamiento Para abreviar detallos
¿cuál es el sintoma de decrepitud politica,
de pobreza y de anonadamiento de que puede
lamentarse una nacion favorecida que no se cuen
te en el número de nuestras desgracias politicas?"
Tal es la pintura que hacia el federalista del
estada de la Union Norte Americana al darse la
Constitucion.
Y por cierto que nosotros no nos hallamos «n
tan desesperante situacion.
Y al recibirse 'Washington del Gobierno, no
obstante el mal estado de su pais, no pidió como
condicion para gobernar que se federalizase pa
ra capital todo un Estado. No, Señor, 'Was
hington no pidió para Capital todo un Estado,
apesar de que la situacion de Norte América era
mil veces peor que la nuestra. No hizo mas
que cumplir y hacer cumplir la Constitucion
que dieron los Representantes de esc gran pue
blo.
La mala situacion de la República no justifi
caria, pues, la a Jopcion de medidas de estejé-
nero.
De todos modos, aunque se diga que la doctri
na que sostengo no es buena, por lo ménos prue
ba una cosa con la historia, y es que la contra
ria, la que sostiene el Señor Ministro, ha servido
siempre y sirve para entronizar déspotas en el
poder. Y la doctrina con quo se hacen los dép-
potas y tiranos, no puede ser buena.
No hallo malas condiciones en el actual En
cargado del Poder Ejecutivo Nacional y futuro
Presidente de la República; pero cuando se tra
ta de poner á cubicrt» las garantias individua
les, de guardarla lib- rtad, nada impartan hs
nombres propios.
Quiero mas libe'-; -id peligrosa, Señor Presi-
472 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
dente, que servidumbre tranquila; no me gusta
la paz de los esclavos.
Se busca mal la fuerza del Gobierno —No se
equivoque el Señor Ministro; no busque fuerza
donde solo puede hallar un falso medio de ase
gurar el poder. La fuerza ha de encontrarla el
Gobierno en la opinion pública. No hay Go
bierno -verdaderamente fuerte, sinó aquellos que
mas respetan las garantias individuales: la li
bertad.
Mas fuerte y estable fué el Gobierno de 'Was
hington que el de Napoleon, á pesar de que el
humilde Presidente de la gran República, no
tenia la vigésima parte de las facultades y
atribuciones gubernativas que el soberbio empe
rador de los franceses.
Sucede con los Gobiernos como con los meta
les; nada falso es fuerte. La verdad es el prin
cipio de duracion y de vida de todas las cosas.
Sar,cionemos la federalizacion de toda esta Pro
vincia, que es una infraccion chocante de la Cons
titucion Nacional, y daremos debilidad al Go
bierno, en vez de la fuerza que el busca. Uu Go
bierno cuyo poder se basa en la mentira, en el
falseamiento de la ley de que debe ser guardian
celoso, es un Gobierno sin condiciones de dura
cion; á mayor poder contra la Constitucion, mé
nos estabilidad, y por consiguiente ménos fuer
za. Una armadura demasiado pesada, deja in
móvil al que la lleva.
Se ha discutido mucho sobre si la federaliza
cion de toda una Provincia es ó nó contraria á la
Constitucion; pero he notado una cosa, y es que
los que combatimos el proyecto, nos hemos dete
nido mucho en la Constitucion, miéntras que
los sostenedores pasan sobre sus articulos como
si fuesen brasas.
Los que sostienen el proyecto, no se han dete
nido á probarnos en que articulo se funda este
proyecto.
El Gobierno se ha creido ofendido, porque se
ha dicho que es un proyecto monstruoso; y lo es
en efecto.
Hay un articulo dela Constitucion reformada,
el articulo 31, que dice que los tratados ratifica
dos despues del pacto de 11 de Noviembre de
1859, no obligan á la Provincia de Buenos Ai
res.
Yo pregunto, dado que se hiciese Capital de
la República á la Provincia de Buenos Aires;
¿no regirán en ella esos tratados? ¿Los tratados
con la España, por ejemplo, no obligaran en la
Capital de la República?
¿N o es verdaderamente monstruoso que esos
tratados rijan en la República, ménos en su Ca
pital?
Esto solo hace monstruoso al proyecto; á mas
de que si se entra á analizar sus detalles, se ha
llan otras varias razones para calificarlo asi.
Para terminar, voy á ocuparme de un punto
en que creen hallar apoyo los sostenedores del
pacto, respecto á no tener facultad laLejislatura
de Buenos Aires para dar su asentimiento á la
federalizacion de toda la Provincia.
Suponiendo que se apelase á una convencion
provincial, una vez declarado que la Lejislatura
no tiene la facultad de aprobar el proyecto, ¿es
cosa averiguada que esa convencion tenga tal
facultad?
No, Señor.
Y para mi es evidente que ni la convencion
tendria la facultad de -consentir en la federaliza
cion de la Provincia; porque lo que es contrario
á la Constitucion jeneral, no puede hacerlo nin
guna soberania Provincial.
El Señor Ministro nos dice que se reforme la
Constitucion si es preciso—¿Pero no se consi
dera que para ello es indispensable que trans
curran seis ú ocho mes.es por lo ménos?
Tal solucion es imposible¿irrealizable, segun
conviene.
Miéntras que se hace la eleccion de Conven
cionales; miéntras que se reune la Convencion,
miéntras que ella delibera sobre la reforma á la
Constitucion; miéntras que se elijeny reunen los
de la Convencion de la Provincia, dada la refor
ma; ¿dónde reside el Gobierno Nacional?
Es, pues, de todo punto necesario elegir una
Capital aunque sea provisoria.
Ya está plenamente demostrado que la fede
ralizacion de una Provincia, no es permitida por
la ley fundamental, y que ella no conviene á la
Repúbhca. Debemos elejir entónces una ciu
dad, un pueblo. .
Pero creo, Señor, que estamos en el caso de
dar la Capital permanente á la República —¿Qué
se opone á esto? ¿A cuando se espera para ha
cerlo? La República está hoy completa, no falta
ninguno de sus miembros; y está en condiciones
en que hasta hoy no se ha encontrado. Dejémonos
de lo provisorio que es tan malo, y demos el cor
te definitivo á la cuestion Capital. Mucho pue
do estenderme sobre esto, y quisiera hacerlo; pe
ro ya he ocupado bastan te tiempo la atencion do
la Honorable Cámara.
Guardaré silencio hasta oir nuevos argumen
tos en favor del proyecto.
Se nos ha dicho con singular énfasis que esta
 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862.
mos muertos y vencidos, y sin embargo no se dá
una sola razon en apoyo de la federalizacion; no
hacen mas que declamar—Se nos dice que no es
inconstitucional el proyecto, y hasta este momen
to esperamos que nos digan cual es el articulo
de la Constitucion que le tolera.
Nosotros hemos demostrado hasta el fastidio
au inconveniencia y su inconstitucionalidad.
Por el momento no diré mas.
Sr. Mármol —Pido la palabra.
Sr. Presidente—La tiene el Sr. Padilla.
Sr. Mármol—No pensaba hablar mas en esta
cuestion y la he pedido, porque me parece notar
cierta predisposicion que me hacia temer otras
eesenascomo en la sesion anterior y como veo
queno debemos perder la calma, como veo que
este asunto llega á su término ya, y que seria
bien abreviarlo, me anticipo á decir, que si cada
vez que se ataca una doctrina, se ha de traer las
personas por delante, que van á ejecutar la dis
posicion que se trata de dar, imposible seria dis
cutir y se estableceria una verdadera coaccion
moral.
El Señor Diputado por Entre Rios no creo
que ha tenido la mente de comparar el mis/no
lo ha repetido, porque seria absurdo, el Gobier
no actual, con el de Rosas, pero ha combatido
las doctrinas que sirvieron para crear aquel po
der y en eso ha tenido muchisima razon y en
cuentro muchos motivos para comprender la
irritacion que eso ha producido, por la razon
que les ha demostrado, como dos gotas de agua,
la identidad que hay, entre las doctrinas del año
35 y las que sirven para las instituciones del
año 62; para las instituciones, no se habla de las
personas que van á ejecutarlas. Si de las per
sonas se tratara, con mucha facilidad se nos po
dia pedir facultades estraordinarias. Se dice
que las facultades estraordinarias las propuso
Rosas y que ¿Se quiere comparar al General Mi
tro con Rosas? Yo como Diputado de la Nacion,
no sé las personas que pueden sobrevenir y la
modestia del Ministerio debe obligarlo á decir
tambien que no sabe.
Sr. Ministro de Gobierno—Lo he dicho, Se-
ffor, que no hablo sinó á nombre de una persona
moral.
Sr. Mármol—Y entónces si no sabe quien ha
devenir al Gobierno como es. ...
Sr. Ministro de Gobierno—Yo no puedo ha
cer el insulto al Congreso que con la sancion del
proyecto vaya á establecer la tirania.
Sr. Mármol—Yo repetiré al Señor Ministro
unas palabras de Don Juan Segundo de Aguero
47»
en esta misma Cámara, en el mismo lugar del
Señor Ministro. El decia hablando de la Capi
tal, aqui donde jamas puede establecerse una ti
rania, y vino seis años despues, la que el Señor
Ministro y yo conocemos. No tengo tanta fe
en la libertad de la República.
Asi es, Señor, que quise tomar en este sentido
la palabra para evitar un debate acalorado. Voy
á decir ahora lo que pensaba haber dicho con lo
que espero concluir mi mision en este debate.
No quiero volver ya á la parte Constitucional
del proyecto de la mayoria de la Comision, ni
tampoco á las conveniencias, pues, no han sido
contestados ninguno de los argumentos de la
oposicion, especialmente en cuanto á la consti-
tucionalidad del acto. Viéndose desalojados los
sostenedores del proyecto de este terreno, la
Cámara ha sido testigo que ellos han dicho, pa
semos por encima de la Constitucion ....
Sr. Ministro de Gobierno—No se ha dicho se
mejante cosa.
Sr. Mármol—La esplicacion que á cada mo
mento dá el Señor Ministro á sus palabras, hace
imposible el poder seguirle. No entiendo que
quiera decir otra cosa ....
Sr. Ministro de Gobierno—Yo se lo probaré.
Sr. Mármol—Cuando se dice: no nos preocu
pemos de la Constitucion, ella no vale nada, no
sé que quiera decir otra cosa.
Sr. Ministro de Gobierno—Cuando puede re
formarse la Constitucion.
Sr. Mármol—Pero permitame que le diga al
Señor Ministro que lo que propone no se puede
proponer entre gentes de buen sentido. Haga
mos la ley tal y despues reformemos la Consti
tucion.
Sr. Ministro de Gobierno—Lo que digo es,
que si la Constitucion es un obstáculo, y este
proyecto es bueno, sancionémoslo y despues re-
• formemos la Constitucion.
Sr. Mármol—Como la Constitucion ea un
obstáculo pa^ra la federalizacion y esta no es
Constitucional, hagamos la federalizncion y lue
go la reforma; esto dice el Señor Ministro.
Sr. Ministro de Gobierno—Hagamos la re
forma primero, pero antes declaremos que es ne
cesaria la federalizacion. Que antes de reformar
la Constitucion se principie por declarar lo que
se ha de reformar. . . .Permitame el Señor Di
putado yo tengo la palabra.
Sr. Mármol—Pero soy yo el que puedo hacer
callar al Señor Ministro.
Sr. Quintana (D. M.)—El Señor Ministro tie
ne el derecho de interrumpir á todo el inundo.
474 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
Sr. Mármol—Le estoy cediendo la palabra y
irte grita para que me calle.
Sr. Ministro de Gobierno—Voy á dar una
esplicacion.
Se estan sosteniendo doctrinas tan estraordi-
narias que no puedo ménos que protestar.
He dicho esto, si no hay mas razon para no
federalizar la Provincia de Buenos Aires que
el inconveniente de la Constitucion, inconve
niente que niego, reformemos la Constitucion
antes de hacer la federalizacion ....
Sr. Mármol —Muy bien.
Sr. Ministro de Gobierno—Pero para refor
mar la Constitucion, es preciso que se declare
primero cual es lo que se vá á reformar, porque
no puede haber efecto sin causa.
Sr. Mármol—Muy bien.
Voy á tomar sus mismas palabras, porque el
Señor Ministro me dá esplicaciones y se me es
capa luego.
El Señor Ministro quiere lo que yo.
Declaremos inconstitucional el proyecto y va
mos á reformarla Constitucion.
Declaremos que conviene la federalízacion de
Buenos Aires y que se reuna una Convencion
Constituyente en la Nacion, para que esta refor
me lo que á ello se opone. Yo estoy hablando
con las palabras del Señor Ministro; esta federa-
lizacion no se practica hasta que la Constitucion
se reforme . . .
Sr. Ministro de Gobierno- Claro.
Sr. Mármol—Voto entónces por el proyecto.
Sr. Elisalde—Pero es que sostenemos que no
se viola ningun articulo de la Constitucion; es co
mo ha de tomar la cuestion el Señor Diputado.
Sr. Mih mol—Pero el Señor Ministro me pro
pone etra cosa.
Sr. Elizalde—Es dado el caso que se violara
algun articulo de la Constitucion.
Sr. Mármol—No Señor, federalicese la Pro
vincia pero refórmese la Constitucion en lo que
se opone y yo acepto el pensamiento.
Sr. Elizalde—Pero no interrumpa el pensa
miento.
Se ha dicho que si la Constitucion fue/a un
inconveniente, entóiices so podria consultar al
pueblo, pero como Hostenemos que no hay vio
lacion ninguna, no es llegado el caso de hacer
cea convocacion.
Sr. Mármol—Es lo contrario.
Sr. Ministro de Gobierno—Voy á decirle al
Sr. Diputado- ¿Convendria en que la federaliza-
cion de Buenos Air/.s ¡nese buena, sinó estuvie
ra en contra de la Constitucion? Contesteme.
St: Mármol—Yo le contesto: convoque la
Convencion Constituyente y verá como le acep
to hasta la federalizacion de toda la República.
Sr. Ministro de Gobierno-—|F'ero para que?
Sr. Mármol—Para ver si salimos del mal que
el Señor Ministro ni nadie quiere decir, porque
el Gobierno debia venir al Congreso y decirle
una verdad que está en la conciencia de todos
hasta del último proletario, no digo de los hom
bres de letras, y es quo no es posible este sistema
federal ....
Sr. Orofto—Ménos en la mia.
Sr. Ministro de Gobierno—Eu todas las Pro
vincias le contestarán lo contrario.
Sr. Mármol—La verdad es que las dificulta
des que espcrimentamos hoy, los hombres de
una misma opinion, de un mismo credo politico,
es que no sabemos donde meter esta Capital.
Sr. Oroño—¿Cuando ha visto el Señor Dipu
tado funcionar el sistema federal en la Repúbli-
ca, para que diga que el es imposible?
Sr. Mármol—Hé dicho esto accidentalmente.
Ajuicio de unos, puede ser conveniente este
proyecto, á juicio de otros no, pero hay una cosa
en que están conformes y es que este negocio no
es Constitucional, y nuestros propios adversarios
nos han dado la razon.
Pero voy á decir en conclusion Señor Presi
dente, que la minoria de la Comision, á lo mé
nos yo personalmente, al suscribir el proyecto de
coexistencia, lo he hecho bajo la persuaclen que
esta Cámara, como el Senado y como el Gobier
no, no quieren determinar desde ya, el lugar
dondehade residir permanentemente el Gobier
no de la República. Hé seguido con toda atencion
la discusion en el Senado y he visto que ni el Go
bierno ni los Senadores quieren entrar en esa
cuestion. Por consiguiente no habiendo quien
quiera entrar de lleno á determinar el lugar pa
ra la residencia permanente de las autoridades
Nacionales, no estando nosotros por la federa
lizacion de toda la Provincia, claro está que no
tenemos otra cosa que hacer que aceptar la resi
dencia del Gobierno Nacional ea Buenos Aires,
ó lo que se llama coexistencia, i^ta fue la ra
zon porque aceptamos este proye ro mi
opinion individual y que lancea la Cámara, co
mo lo indiqué desde el seguado de mis discursos,
en que dije claramente que la coexistencia era un
medio lleno de inconvenientes, poro que entro
dos males, yo elegia el qs i • , uí-ia menor.
Yo creo, Señor, que esta Cámara debe recha
zar el proyecto de la mayo.ia i!e la Comision.
Sinó quiere rechazarlo por incoaveniente, no lo
 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
haga; Binó quiere rechazarlo por iuconstituciohal, al organizar una Nacion ludan vida pura trt*
no lo haga tampoco, pero rechácelo por una co años?
sa, porque lo provisorio nunca ha curado mal Digo que algunos sintomas del Gobierno ha-
radical en ningun pais de la tierra y entremos de cen creer que su intencion, cuando menos, es
lleno á cumplir nuestra primera mision en 1862, prolongar la tederalizacion, porque he visto al
es decir, á dar la Capital permanente de la Re Gobierno oponerse al único articulo que aunque
pública. Yo por mi parte aceptaria cualquier es una irregularidad monstruosa en su forma»
punto de la República para Capital, con la inti hay en él alguna ¡.;arantia para Buenos Aires y
ma fe que si fracasa este negocio de organizacion, es el relativo á la resurreccion, por su propiu
no ha de ser por el lugar donde haya de residir virtud.
el Gobierno, sinó por otras causas generales. En Sr. Ministro ik Gobierno — Acepto el articu
traria en la discusion con mucho gusto de la fe- lo y lo combato.
tieralizacion de la Capital de Buenos Aires y Sr. Mármol—Es que lo he visto oponerse á él,
desearia oir opiniones á este respecto, porque con muchisima razonen cuanto á la forma, pero
cuando ménos, Señor, este^pensamiento- del año en el fondo no deja de servir da garantia á líi
86, no puede decir que sea irracional. Para el Provincia de Buenos Aires para el cumplimien
sistema unitario no hay Capital posible sino to de esta ley.
Buenos Aires. Creo tambien que se puede hacer Sr. Ministro de Gobierno —Yo le daré la fór
una buena federacion con esta misma base de mula que se usó para la ley de Washingthon, e.»
Gobierno Nacional. Pero es materia de disen decir, que despues delos tres años, las Autorida
sion, y si eso no se quiere, ahi está San Nicolás, des Nacionales tendrán poder.
Mlii está Belgrano. Sr. Márnwl — Pero quien reclama el cumpli
Sr. Oroño- ¿Por qué no vá un poco mas allá miento de esa ley?
el Señor Diputado? Sr. Ministro de Gobierno —Nadie le obedece.
Sr. Mármol—Porque otros han de indicar otro Sr. Mármol—Le obedece todo el mundo —Mi
|wnto. re el Señor Ministro las cosas como se debea ver •
Sr. Oroño—Porque he oido proponer á San —Si de aqui á lc« tres años estamos en paz sí/
to Fé. dirá, ¿Para qué sacar el Gobierno de acá, si mar
Sr. Mármol—Yo creia que el SeDor Diputa cha bion? Si estamos en guerra, dirán lo im.-mo,
do queria nombrar el Rosario. y como un pais no puede estar sinó en pax ó en
No entran en mi ánimo, consideraciones loc¡> guerra, resulta que no vá á h iber oportunidi¡d
les para este asunto, pero si hay alguna Capital de sacar la Capital. No será esta la intencion,
posible y conveniente seria Santa Fé, mas en los pero digo, que el resultado ha de ser, que no sa
momentos actuales no considero conveniente se le de Buenos Aires la Capital, por los medio*-
parar al Gobierno futuro de la República del legales se entiende. Dará el Congreso tu í a lev
«Bntro delos recursos que ofrece la Provincia de diciendo: ú los tres años se irá el Gobierno Na
Buenos Aires. cional de Buenos Aires; pero ¿Si no se vá? ¿Si
Porque no entramos, pues, desde yá á la cues el Congreso hace otra ley contraria? Nosotros np
tion Capital Permanente. Hace pocos momen somos poder constituyente. Tina ley se dt rog»
tos que un Diputado que sin duda tiene conoci por otra ley ,
mientos especiales sobre derecho Constitucional, Sr. Ministro de Gobierno—•Entónces iio de
me decia, con mucha razon ¿Por qué no tocar el mos ninguna.
espediente de dejar en la ciudad de Buenos Ai Sr. Mármol— Seria lo mejor.
res las autoridades Nacionales, poniendo las Sr. Miniülro de Gobierno—¿Si pueden dero
Provinciales fuera ó en cualquier punto inme garse, para que ven á dictarse?
diato á la ciudad, pero con jurisdiccion necesa Sr. Mármol — Pero en fi» / , decia, y sincera
ria? Este es un medio, pero asi mismo no lo mente, deseo no Volver al debate, que mi con
acepto. Preferiria desechar el proyecto de la viccion es que la Cámara no quiere rechazar el
Comision, en general y entrar á determinar don proyecto en general y entrar á la designacion du
de se ha de colocar permanentemente la Capital, la Capital permanente. En tal caso no hay ma*
porque no concibo un Gobierno que ande vivien que la coexistencia, aunque ella efectivamente
do de prestado, buscando casa que alquilar. No tiene muchisimos inconvenientes, pero si recha
comprendo, ni nadie me lo hará comprender este zan el proyecto en general, acepto el del Dr. Ve-
provisoriato. ¿Qué legisladores son eetos que lez, ó cualquiera otro.
476 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 18(32
Sr. Padilla—He pedido la palabra para fun
dar brevemente el voto afirmativo que he de dar
sobre el proyecto de la mayoria de la Comision,
cuando llegue la oportunidad. Pero, como, con
las palabras que voy á decir, pudiera estendersc
mas la cuestion presente y aun agriarse, prefiero
renunciar el derecho á la palabra y hago mocion
á la Cámara, para que se dé el punto por suficien
temente discutido y se vote—Es una cuestion en
que no hemos de adelantar nada, por mas dis
cursos que se pronuncien, no hemos de llevar el
convencimiento al ánimo de los Señores de la
oposicion, ni vice-versa. Asi pues, renuncio al
derecho de la palabra y hago mocion para que
se dé por suficientemente discutido el punto.
Sr. Ministro de Gobierno—Pido la palabra.
Sr. Presidente—Está apoyada la mocion sufi
cientemente.
Sr. Alsina —Pero no se puede coartar el de-
recho de los Señores que han pedido la palabra
y no han hablado.
Sr. Presidente—Pero tma vez apoyada la mo-
cáon, mi deber es hacerla votar.
Sr. Alsina—Ahi está el caso de que yo hablé
cuando la discusion del Reglamento. Entónces
se me dijo que no habia de suceder—Los Seño
res de la oposicion se sienten vencidos y por eso
piden que se cierre el debate: esa es la verdad.
(Aplausos).
Sr. Padilla—Yo renuncié al derecho de ha
blar, no porque me sienta vencido, ni porque te
ma
&•. Alsina— No renuncie, Señor.
Si: Padilla—Yo hubiera deseado entónces
que algunos de los Señores que están en la opo
sicion hubieran hecho la indicacion.
Sr. Oroño—Yo habia pensado, sin embargo
que estoy en contra del proyecte en discusion,
hacer la mocion que acaba de indicar el Señor
Diputado por Tucuman, porque veo que la acep
tacion de este proyecto en jeneral no importa
inhibirse de votar contra la federal izacion de
Buenos Aires—Esto lo que importa ce, que debe
haber una Capital, sea en Buenos Aires ó en
cualquier otra parte.
Sr. Alsina—Que haya una Capital. ¿Sobre
qué base? Sobre la federalizacion de Buenos
Aires, que es la base del proyecto.
Sr. Or&iio—El articulo primero dice que se
daje para el año que viene la designacion de la
Capital y ese articulo puede modificarse, fiján
dose desdo ya la Capital de la República—En
tonces si t¡/J se hiciera, quedaria desechada la
federalizacion—Se vé, pues, que la aceptacion
en jeneral del proyecto, no importa la inhibicion,
para rechazar la federalizacion de Buenos Aires.
Iba á proponer yo tambien que se diese por
discutido, porque, como ha dicho muy bien el
Señor Diputado por Tucuman, no es posible
adelantar nada en la discusion—Se ha apurado
el ingenio de los Señores Diputados, tratando
esta cuestion bajo todos los aspectos posibles,—
citando los antecedentes del pais, aunque, per
mitamelo decirlo el Señor Presidente, con poca
exactitud, saliendo del terreno conatitucional.
Entónces Señor Presidente, ¿A donde vamos?
Vamos á agriar los ánimos del público que nos
escucha, sin que podamos llegar á ningun re
sultado ni en favor de los que combaten ó de
fienden el proyecto —Es completamente inútil
toda discusion; no se puede decir una palabra
mas.
¡ Sr. Alsina—En la discusion en particular.
Sr. Oroño—Pueden decir los Señores Dipn-
dos lo que crean conveniente.
Sr. Alsina—Se dirá lo mismo, se pedirá cer
rar la discusión.
Sr. Oroño—El pensamiento en globo del pro
yecto es la Capital.
Sr. Alsina—No comprendo entónces como se
han pronunciado discursos, en -la discusion en
general, cuando sobre el punto de que ha de ha
ber una Capital no hay duda.
Sr. Presidente—Pero la mocion ha sido su
ficientemente apoyada.
Sr. Bedoya— Yo pediria al Señor Diputado
que ha hecho la mocion que la retire, porque hay
varios Señores que han pedido la palabra y no
han hablado.
Sr. Garda (D. P.)—Ya ha sido hecha por otro
Diputado.
Sr. Padilla—Nosotros hemos presenciado en
estos momentos un hecho, muy desagradable.
Hemos presenciado que la barra ha tomado una
parte decidida y activa en el debate. El mismi*
Sr. Diputado Mármol con el Sr. Ministro lo han
sostenido de un modo poco regular y yo quiero
que la Cámara tenga toda la respetabilidad po
sible, que nos coloquemos en un terreno conve
niente.
Sr. Alsina—Que continúe secreta la sesion.
Hago mosion para que se despeje la barra. Y»
verá un Señor Diputado cumo precisamente en
tonces he de decir coras que no he querilo decir
por su presencia.
Sr. ¿¿i. • dK—Que continúe la discusion....
Sr. Alsitia— En tin, ^ertor Presidente. Yo
estoy enfermo y me rcti/o.
 SESIÓN DEL 11 DE AGOSTO DE 1862
tStr. Presidente—No tiene derecho para reti
rarse el Señor Diputado; la Cámara resolverá.
Sr. Torrcnt—Todo el pueblo es testigo que no
we coarta la libertad de hablar á nadie; que esta
discusion dura ya demasiado; que hemos llevado
la tolerancia hasta lo sumo. Es evidente que es
inútil la discusion, que se pierde tiempo, que
hay muchas cosas que hacer. Las intenciones
no pueden ser acusadas y tan lo es asi que no
tendria inconveniente en que continuara el
debate.
ffr. Mármol—Señor Presidente, es mucho lo
que hay que decir en esta cuestion, pero yo me
hago esta pregunta ¿Para qué ha de continuar
la discusion, para mi, no hemos de llevar el con
vencimiento unos á los otros reciprocamente. No
e^ecte tampoco el Tribunal superior que vá á de-
indir este caso. Asi yo digo, que yo no habria
propuesto la mocion, pero acepto la proposicion
de que se cierre el debate, para acabar con el es
tado de irritabilidad que hay en ciertos ánimos,
uo sé por qué.
Sr. Quintana (D. M.)— Por mi parte, Señor,
propiamente hablando, no tengo interes en que
este debate continúe, pues, nada pienso agregar
& loque he dicho antes. No pienso tampoco que
las nuevas razones que pudieran darse, hubieran
477
de llevar el convencimiento á mi ánimo y hacer
me variar de opinion. Estoy muy lejos de su
poner que la idea de la mocion que se ha hecho
sea coartar la libertad de la discusion, pero
me adhiero á la indicacion del Señor Diputado
por Salta de que, habiendo ayunos Diputados
que no han hablado puedan hacerlo.
Sr. Elizalde—No tengo inconveniente.
Sr. Orono—Ni yo en retirar la indicacion.
Sr. Elizalde—Voy á hacer una observacion.
Creo Señor Presidente, que no habiendo mas que
el Señor Diputado por Santa Fé, que no ha fun
dado su voto en este asunto, seria conveniente
que continuara la discusion, para que manifesta
ra su opinion, si es que él no renuncia á la pala
bra y despues, votar.
Sr. Quintana—Y tambien los demas Señores
que no hayan fundado su voto.
Sr. Presidente—Desde que se reabre la disen
sion, los Señores Diputados pedirán que se cierre
á su tiempo.
Si á la Cámara le parece, podriamos suspender
la sesion por lo avanzado de la hora.
El ¿>r. Padilla—Yo tenia la palabra.
Se levantó la sesion á las 5 de la tarde.
 CAMARA DE DIPUTADOS DE LA JACIOfl

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 13 DE AGOSTO DE 1862

PRESIDENTE En Buenos Aires, á 13 de Se votó y fué acordada la licencia por afirma

Albarello*. Agosto de 1862, reunidos en tiva general.
Agnlrre.
su sala de Sesiones, con asis Sr. Presidente—Continua la órden del dia.
Bedoya. tencia de los Sres. Ministros Sr. Padilla—Sr. Presidente: yo renuncié en
Blanco. de Gobierno y Hacienda, los la sesion anterior al derecho que tenia de usar
Oabral.
Oantllo. Señores Diputados (del már de la palabra, haciendo mocion para que este
< ivlt.
«astro. gen) el Sr. Presidente procla debate se cerrara; pero como mi intencion ha si
Del RJo mó abierta la sesion. Leida, do mal interpretada por el Señor Diputado por
Ellzalde.
García (.1. A.) aprobada y firmada el acta de Buenos Aires, el Señor Alsina," debo declarar,
García (P.) la anterior, se leyó una nota ante todo que mi próposito al hacer esa proposi
Gorostlaga B. del Diputado Ruiz Moreno
Gorostlaga ( I..) cion á la Cámará, fué únicamente desviar la dis
Granel. pidiendo licencia para ausen ension del camino que se habia llevado, y par»
Gutiérrez.
I barril. tarse del pais por el término aprovechar tambien el tiempo que es demasiado
Laprlda de diez dias. precioso para nosotros en las presentes circuns
Lezama. Sr. Presidente— Se vá á tancias.
marmol.
Monte* de Oca. dar cuenta de una solicitud En una cuestion como esta, Señor, tan debati
Ortlz. que ha dejado en la Secreta da y á la que cada uno de nosotros ha dedicado
OMigado, (A. C.)
Ocampo. ria el Señor Diputado Ruiz largas horas de meditacion y de estadio,- logran
Padilla. Moreno. do como punto de este adquirir una conciencia
Quintana (J.)
Quintana - «í.-i (Se Leyó.) propia, mal se puede esperar hacer cambiar á
Torrent. Sr. Alsina—Esta licencia nadie de opinion con argumentaciones que si
1 rUiiiru.
Tillannera. puede considerarse sobre ta bien sirve para alhagar las pasiones populares,
Xavaleta.
blas, como es de práctica. jamás demuestran la verdad que se desea en
Xnvlrla. contrar.
CON AVISO. Sr. Pres-idmte—Si á la Cá Yo no haré, Señor Presidente, un discurso, ni
Ruis moreno. mara le parece se considera haré tampoco una proclama; diré solamente dos
Oroiio. rá sobre tablas.—Está en dis-
palabras para fundar el voto que he de dar por
el proyecto de la mayoria de la Comision á BU
Sr. Zavaleta— Creo que debe proponerse en tiempo.
forma de proyecto. Este negocio, Señor Presidente, ha sido exa
Sr. Elizalde—Es una licencia para la cual no minado estensamente. En la prensa, en el Con-"
es necesario un decreto. greso, en los Clubs, en todas partes, ha sido exa
Sr. Presidente—Creo que debe otorgarse en minado bajo dos puntos de vista principales; ba
los términos que se pide. jo el punto de vista constitucional, ó de IOB
íSV. Elüalde—Cuu una simple votacion de la principios, y bajo el aspecto de las conveniencias
Cámara es suficiente. generales del pais.
480 SESIÓN DEL 13 DE AGOSTO DE 1802
Considerada la cuestion á la luz del derecho
constitucional, yo me parapeto, Señor Presiden
te, con los sostenedores del proyecto de la ma
yoria de la Comision, en los articulos 3.° y 13.°
de la Constitucion, persuadido de que el enemi
go á este proyecto, no ha penetrado hasta nues
tras trincheras. Yo no repetiré los mismos ar
gumentos que en esta Cámara se han escuchado
ya á este respecto; y bastame citar los articulos
constitucionales á que me he referido anterior
mente para llenar el objeto que me he propuesto
al tomar la palabra. Colocado en el terreno de
las conveniencias que hay en que Buenos Aires
sea la Capitalde la República federalizande toda
la Provincia, los fundamentos aducidos por los
sostenedores del proyecto en discusion, corrobo
ran tanto la opinion que á este respecto tenia
formada de antemano, que no considero posible
la felicidad argentina, ó la nacionalidad, sin traer
á este gran centro de civilizacion y de poder la
Capital de la Nacion.
Para mi, Señor, la Capital en Buenos Aires,
coexistiendo las Autoridades Nacionales con las
de la Provincia, es dar el grito de alarma, anun
ciando á los caudillos que la hora de la reaccion
ha llegado; y he aqui esplicado, Señor Presiden
te, sumariamente, cuanto se ha dicho por mis
honorables cólegas por Tucuman, que no ha sido
contestado satisfactoriamente.
Se preguntaba porque el partido vencido ha
hecho alianza con los opositores á la federaliza-
cion de Buenos Aires. Pero la esplicacion es
sencilla, Señor Presidente: con la Capital en
Buenos Airos, se dá al Gobierno Nacional todos
los elementos necesarios para llevar á la Repú
blica Argentina al grado de prosperidad y en
grandecimiento á que está llamada, asegurando
definitivamente la paz, el órden, y la libertad.
La coexistencia, Señor, á mi juicio, á mas de
ser abiertamente contraria al testo espreso de la
Constitucion, en su inciso 27 del articulo 67, es
tambien peligrosa á la armonia que debe existir
entre el poder Nacional y el poder Provincial.
Yo voy a votar, pues, Señor Presidente, por el
proyecto de la mayoria de la Comision, con la
mas profunda conviccion de que ese proyecto,
no sol amente es de alta conveniencia para Bue
nos Aire-' y para las demas Provincias, sinó tam
bien estrictamente ajustado á la Constitucion
que nos rige.
Cuando por primera vez pedi la palabra pen
sé haber traido al debate algunas consideracio
nes nuevas; pero como antes dije, Señor, temo
agriar la cuestion, temo que trayendo nuevos ar
gumentos á esta discusion, hiera alguna suscep
tibilidad,y no quiero ser yo, Señor Presidente,
quien eche mas combustible á la hoguera.
Sr. Ministro de Gobierno—Señor Presidente,
á la altura que ha llegado este debate, despues do
las opiniones que se han vertido en esta Cámara,
despues del movimiento que se ha operado en la
opinion pública, ha llegado el momento en que el
Gobierno tome una aptitud decidida en esta cues
tion.
El Gobierno, Señor, vá á ser consecuente con
todos los antecedentes que ha sentado hasta aho
ra. El Gobierno ha dicho: para mi ante todo es
la Nacion. La Nacion ha sido el norte que ha te
nido el Gobierno en esta cuestion y esto le ha pre
servado siempre de caer en ninguna inconsecuen
cia. El Gobierno ha dicho: yo acepto la federali-
zacion, acepto la coexistencia, acepto aun la Ca
pital fuera de Bs. Aires, siempre que váyamos á
la Nacion. Y ha dicho mas, yo aceptaré aquella
opinion, aquella solucion de este gran problema
que ménos resistencias presente y que mayor nú
mero de voluntades reuna en torno de si. El Go
bierno cree, Sr. Presidente, que ha llegado ya el
momento en que hay una base de opinion bastante
pronunciada para que el proyecto que va á pre
sentar, pueda contar con el apoyo de esa base de
opinion. La idea, Señor Presidente, no es nueva.
El Gobierno vá á presentar un proyecto basado
sobre el proyecto de 1826. viniendo asi átener
lugar una coincidencia muy rara; es decir, que
despues de seis meses de discusion hoy se acaba
por donde principió ese hombre ilustre, D. Ber-
nardino Rivadavia, que puede llamarse el autor
de todos los grandes pensamientos de la Repú
blica Argentina. Bajo estos principiot), Señor,
está basado el proyecto que el Gobierno vá á
presentar á la Cámara; proyecto que declara que
va á sostener como la espresion de su pensa'mien-
to, que ha de llevar á cabo haciendo todos los
esfuerzos posibles para vencer todas las resisten
cias que se opusieran á él; es decir, las resisten
cias que se opongan en el terreno de la discusion
y de la legalidad.
Se leyó el siguiente proyecto:
PROYECTO DE LEY.
Art. 1. ° Declárase Capital de la República
la Ciudad de Buenos Aires, quedando al efecto
fcderalizado el territorio que comprende el mu
nicipio de dicha Ciutlad.
Art. 2 ° lutc"-iii las autoridades provincia-
le se trasladen a) punta que dicha Provincia de
signe para su lesHK'iieia, permanecerán dichas
autoridades en 1¡ (.'iipital de la República.
 SESIÓN DEL 13 DE AGOSTO DE 1862
Art. 3. & El Banco y los establecimientos
públicos radicados en el municipio de Buenos
Aires, y que por su naturaleza pertenecen á la
Provincia, continuarán siendo rejidos y lejislados
por las autoridades de esta.
Art. 4.° Queda garantido el réjimen muni
cipal en el territorio federalizado sobre la base
cie su actual organizacion.
Art. 5. ° Los gastos de instalacion de las
Autoridades Provinciales en el punto que desig
nasen para su residencia, serán costeados por el
Tesoro Nacional.
Art. 6. ° La presente ley será inmediata
mente sometida ála aprobacion de la Lejislatura
de Buenos Aires.
Art. 7. ° Al término de diez años será esta
ley presentada á la revision del Congreso Nacio
nal y de la Lejislatura Provincial de Buenos
Aires.
Art. 8. ° Comuniquese al Poder Ejecutivo
Nacional.
Decia, Señor Presidente, que el proyecto de
que se ha dado lectura ha de reunir en torno de
si, el mayor número de opiniones posibles, y des
de luego ha de contar con la opinion decidida de
todos aquellos que quieran la nacionalidad ar
gentina, ha de tener la opinion de aquellos que
creen que no hay Capital posible para la Repú
blica Argentina sinó en Buenos Aires, ha de te
ner tambien la opinion de aquellos que dicen
que la Capital no debe ser en Buenos Ahes, por
que por un articulo de este proyecto se señala un
término de diez años á fin de poder conocer
prácticamente los inconvenientes de este pensa
miento, él ha de tener tambien la opinion calo
rosa de todos los que han combatido el proyecto
de la fedcralizacion, en el terreno de la Constitu
cion porque nada hay mas Constitucional que el
proyecto de que se ha dado lectura.
Sr. Mármol—Ya tiene mi voto desde ahora el
Señor Ministro.
8r. Ministro de Gobierno—Me felicito, Señor,
do que lo que yo creo que el proyecto de
te entrar ya á la órden del dia, la opinion está
formada despues de seis meses de discusion; ya
todos tenemos nuestra conciencia hecha; se han
visto las dificultades inmensas que existen para
encontrar la solucion de este dificil problema, pe
ro me lisonjea la idea de que el proyecto que se
ha presentado es el que ofrece la solucion mas
conveniente y que satisface un mayor número
de opiniones. Asi es que creo que este proyecto
no ha de ofrecer la menor resistencia.
8r. Ministro de Hacienda—M.ny pocas pala
481
bras, Señor Presidente, agregaré á lasque acaba
de pronunciar el Señor Ministro de Gobierno,
para esplicar la posicion que el Gobierno asume
en esta cuestion.
Señor: el Gobierno ha declarado en diversas
ocasiones, que ha llegado el caso de discutir la
cuestion de la Capital, y ha querido dejar que
por todos los medios se manifestase la opinion
publica de la manera mas libre para adoptar la
decision que la opinion de la mayoria cree deber
adoptarse. El Gobierno se ha abstenido hasta
ahora como es notorio, de usar ninguno de aque
llos medios lejitimos de que se usa en todos los
paises para influenciar la opinion. Como el Gc-
bierno no habia querido tomar ninguna posicion
decidida á este respecto, hasta hoy él no habia for
mulado ningun pensamiento relativo á la Capital;
pero hoy viene á hacerlo, presentando una opi
nion suya, decidido á sostenerla resueltamente,
porque cree que esa idea concilia la opinion di-
verjente de la gran mayoria de los pueblos, de la
gran mayoria de los hombres á quienes se vá á
imponer esa ley. El Gobierno tiene esta intima
conviccion, y es por eso que dice que viene á pre
sentarse á sostener resueltamente el proyecto que
hoy somete ála consideracion del Congreso como
el mas ventajoso para los intereses del pais; como
una solucion que ha de unir todas las opiniones
y armonizar los lejitimos deseos de todos los
miembros de este grande partido de la libertad
que ha triunfado, y que estaba desgraciadamente
dividido en esta cuestion. Esta es la gran con
sideracion que ha guiado al Gobierno para to
mar este temperamento.
Como ha dicho el Señor Ministro de Gobier
no, este proyecto es intachable bajo el punto de
vista constitucional. El proyecto de fedcraliza
cion, que acaso podria no estar contra la Consti
tucion, estaba á lo ménos, fuera de la Constitu
cion; pero á este creo que no hay objecion que
ponerle bajo ese punto de vista. Este proyecto,
Señor, tiene dos grandes primordiales objetos
(no sé cual será mas primordial, lo será la Na
cion, pero no lo es ménos la existencia politica
de la provincia de Buenos Aires) el primero, CB
salvar el punto que yo creo que ha sido induda
blemente la causa de la escision de la opinion
sobre esta cuestion, punto muy cardinal, que ha
traido muchos opositores al proyecto que antes
se discutia, la existencia ó supresion del her poli
tico dela Provincia, el segundo, la nacionalidad
bajo la base de la capital en Buenos Aire?.
Por lo demas, Señor, si necesita otras reco
mendaciones el proyecto, no puede dejar de te
 482 SESIÓN DEL 13 DE AGOSTO DE 1862
nerlas, y muy grandes, en la consideracion de
que este proyecto, no viene á inventar ni á in
vocar nada, como habria sido preciso hacerlo
una vez adoptado el proyecto de la federaliza-
cion, para garantir los intereses de la provincia
cuyo ejercicio politico se suspendia por un tér
mino dado. Este proyecto, pues, no iunova nada
relativo á la existencia de la Provincia ni á la
existencia de la Nacion, al ménos el Gobierno
no cree que ataque en lo minimo la Constitucion
de la Nacion, ni las leyes constitucionales de la
Provincia. Para los hombres prácticos, Señor,
esta es una de las mas grandes recomendaciones
que pudiera tener el proyecto; pero hay mas,
Señor; este proyecto viene desde luego á domi
nar la situacion de una manera permanente,
miéntras que dejando sin definir esta situacion
de una manera permanente, todo lo que se hi
ciese, tanto con la ley de capital como con la fe-
deralizacion que se proyectaba, vendria á traer
aquella instabilidad que es consiguiente á todas
las medidas que dejan la solucion de una cues
tion para los tiempos futuros. Durante los tres
años porque se postergaba la solucion de este
negocio, quedaban pendientes las cuestiones mas
vitales que se relacionan con la capital, y ven
driamos á estar durante ese tiempo en una incer-
tidnmbre tal, que baria imposible la radicacion
de los intereses materiales y de los intereses po
liticos del pais.
Estas breves consideraciones que me he permi
tido hacer, servirán para esplicar las razones que
han guiado al Gobierno á presentar este proyec
to, con el cual están perfectamente de acuerdo
todos los miembros que lo componen.
Sr. Presidente—La Cámara resolverá si ha de
continuar la discusion, ó pasar á Comision el
proyecto que se acaba de presentar.
Sr. Mármol - Hay dos caminos: pasarlo á Co
mision con el proyecto que se discutia, ó votar el
proyecto de la mayoria de la Comision, es decir:
rechazaremos el proyecto de la Comision, y en
traremos á tratar de este.
Sr. Aguirre —Coiio yo fui el primero que pre
senté un proyecto, cuya idea era capitalizar la
ciudad de Buenos Aires, segun el reglamento
tengo derecho á reclamar la preferencia. Asi
^8 que pido que la Cámara se ocupe del pro
yecto que yo he presentado cen preferencia del
que se acaba de presentar ahora.
Sr. Presidente—La Cámara resolverá si ha de
pasar á Comision.
Sr. Ministro de Gobierno—Yo creo que no
es necesario que pase á Comision, porque no se
ha de ilustrar la materia mas de lo que ya está
ilustrada: mejor es votor los proyectos por su
órden con arreglo al reglamento.
Sr. Elizalde—¿Qué necesidad hay de votar!
Estando en discusion un proyecto como está el
de la Comision, cuando se presenta otro proyec
to como lo ha hecho el Señor Ministro á nombre
del Gobierno, la Cámara puede resolver que vuel
va todo á la Comision; yo creo que esto no se opo
ne al reglamento.
Sr. Mármol—El reglamento es terminante,
léalo el Señor Secretario.
Se leyó.
Sr. Elizalde—Presentado un proyecto, la Cá
mara puede resolver que pase á Comision.
Sr. Mármol—El trámite es que cuando está
un proyecto en discusion y se presenta otro se
vota para saber si es desechado ó aceptado el
que está en discusion. Si es desechado, entón
ces la Cámara resuelve si el unevo proyecto ha
de pasar á Comision ó se ha de tratar sobre ta
blas.
Sr. Elizalde—Pero es preciso' tener presente
la naturaleza de este asunto. La votacion de
este proyecto, está relacionada con el otro pro
yecto, y no se puede poner á votacion el proyec
to de la Comision, hasta no saber cual és la opi
nion de la Cámara respecto del nuevo proyecto.
Yo creo, pues, que no hay necesidad de inter
rumpir la discusion con un nuevo proyecto; la
Comision se espedirá sobre el nuevo preyecto
que acaba de presentar el Gobierno, que á mi
juicio, será admitido por la Comision.
Sr. Albarellos—Yo no veo ventaja ninguna
en que se vote el proyecto en discusion, porque
se presenta otro diferente.
Sr. Montes de Oca—Yo pediria que se leyese
el articulo 120 del reglamento.
Sr. Presidente—Se leerá desde el 119 hasta
el 121.
(Se leyeron.)
Sr. Mármol— No hay nada mas claro.
Sr. Ministro de Hacienda—Yo creo que puede
continuar la discusion sobre el antiguo proyecto,
y luego decidir si este nuevo hade pasar á Comi
sion ó nó.
Sr. J>,lizaldf!—Q,ue necesidad hay de votar el
antiguo proyecto, desde que este nuevo viene á
establecer divergencia (!•- ideas en la cuestion.
Lo mejor es que vuelva á la Comision.
Sr. Mármol—No debe complicarse mas esta
cuestion. Lo mejor es desechar el otro proyec
to para dejar i sU solo.
 SESIÓN DEL 13 DE AGOSTO DE 1862
Sr. Elizalde—Es que se puede estar por el
proyecto del Gobierno por otras consideraciones.
Sr. Ministro de Hacienda—Sobre las venta
jas del proyecto, ¿que va á decir la Comision de
nuevo?
Sr. Elizalde—Por eso digo que pase á Comi
sion, y la Comision se espedirá sobre los dos.
Sr. Mármol— Yo pido que estemos á los tér
minos del reglamento.
Si: Elizalde—El Señor Velez, presentó un
proyecto al Senado, y no se votó tal proyecto.
Sr. Mármol— Para salvar un articulo del re
glamento, hay un trámite tambien.
Sr. Elizalde—Sobre esto no hay trámite, por
que la Cámara puede resolver que pase á la Co
mision.
Sr. Garcia— Podemos pasar á cuarto inter
medio.
Sr. Elizalde—Yo he hecho mocion para que
el proyecto vuelva á Comision, junto con el pro
yecto presentado por el Gobierno, áfin de que se
espida sobre los dos.
Sr. Garcia (D. J. A).—Yo me opongo á esa
indicacion que el Señor Diputado hace con
tanto calor, miéntras que el Señor Diputa
do Agnirre presentó un proyecto, que en vez de
pedir el Señor Diputado que se votára para que
fuera rechazado ó aceptado, no se opuso á que
pasára á Comision.
Sr. Mármol—¿Qué inconveniente tenia el Se
ñor Diputado para que se hiciera lo mismo con
el proyecto del Señor Aguirre?
Sr. Gorostiaga—Creo que estas dificultades se
allanarian si la mayoria de la Comision retirase
su proyecto.
Sr. Elizalde—No puede retirarlo. Yo he de
prestar talvez mi voto al proyecto del Gobierno;
pero la Cámara puede resolver que pase todo el
asunto á la Comision, lo cual tengo derecho á
pedir.
Sr. Cantilo—Yo veo que el reglamento no es
tan esplicito como algunos Señores Diputados
lo comprenden. El articulo 12 L dice:
(Leyó).
No quiere decir que es una imposicion el nue
vo proyecto.
Sr. Mármol—Yo hago mocion para que se
vote el proyecto que se está discutiendo.
(Apoyado).
Sr. Elizalde—Yo he hecho una mocion ante
rior para que vuelva á Comision el proyecto del
Gobierno con todos los antecedentes del asunto.
[Apoyado].
Sr. Montes de Oca—El articulo 192 del regla
483
mento, dice: que ninguna disposicion de él, po
drá ser alterada ni derogada por una resolucion
sobre tablas.
Sr. Elizalde— No se trata de eso.
Sr. Alitina—No se pueden alegar prácticas á
este respecto, porque no las hay.
Sr. Torrent—Yo creo que la mocion no se
opone á la disposicion del reglamento, sinó que
por el contrario, está completamente de acuerdo
con el reglamento. Asi es que yo creo que el
asunto debe volver á la Comision.
Sr. Garda (D. J. A.)—Señor Presidente: el
procedimiento que debe seguirse, es muy sencillo.
La discusion sobre el proyecto presentado por la
mayoria de la Comision, no estaba cerrada. Ahc-
ra el Gobierno presenta un proyecto que encierra
una nueva idea, idea que habia sido presentada
anteriormente por un Señor Diputado por Salta,
y sin embargo no se pretendió lo que ahora (e
quiere. Asi es que yo creo que el procedimiento
que debe seguirse, es continuarla discusion sobre
el proyecto principal, con las nuevas considera
ciones á que dará lugar la presentacion de este
proyecto.
Si alguno de los Diputados que han sostenido
hasta ahora el proyecto delafederalizacion, cam
bian de idea con este nuevo proyecto, lo mani
festarán en la discusion que se traerá áun nuevo
terreno.
Que continúe, pues, la discusion y que se vote
el antiguo proyecto de la mayoria de la Comi
sion, pues por mi parte, declaro que, aun que zia
solo, he de dar siempre mi voto por el proyecto
de la federalizacion de la provincia de Buenos
Aires, y no por aquel que decapita la provincia
para hacer de la capital de Buenos Aires la ca
pital de la Nacion. Asi que lo mejor es que el
asunto para el cual la Cámara está constituida
en Comision, por decirlo asi, continúe tomándose
en consideracion.
Sr. Elizalde—Pero vea la gravedad del pro
yecto que presenta el Poder Ejecutivo. Ademas,
durante la discusion, puede hac r-<• indicacion
para que vuelva á la Comision el proyecto que
se discute.
Sr. Montes de Oca—¿Porqué no hace mocion
el Señor Diputado para que se le permita á la
Comision retirar el proyecto?
Sr. Elizalde—Yo no hago mocion para eso,
sinó para que vuelva el asunto á la Comision.
Sr. Olliyado —Tenga la bondad ('e leer, Señor
Secretario, el articulo 89 del regimento.
(Se leyó.)
61
434 SESIÓN DEL 13 DE AGOSTO DE 1862
Sr. Elizalde—Q&Q es sobre el retiro de los
proyectos; pero por una mocion de órden, se pue
de interrumpir el debate.
Sr. Obligado—Era para decir que no hay ob
jeto ninguno en que vuelva el proyecto á la Co
mision, porque de todos modos tiene que votarse.
Sr. Elisalde—iPero que inconveniente hay
en que vuelva un asunto tan grave como este á
la Comision? Yo he hecho mocion, Señor Presi
dente, para que este asunto vuelva á la Comi
sion, mocion que ha sido apoyada.
' Sr. Presidente— Se vá á votar la indicacion
hecha por el Señor Diputado Elizalde, es decir:
si suspendiéndose la discusion del proyecto de
que se trata ha de volver á Comision, junto con
el proyecto que se acaba de presentar para que
dictamine sobre eso.
Sr. Aguirre—Yo reclamo el cumplimiento
del reglamento, y pido que vuelva tambien á la
Comision el proyecto que yo he presentado, por
que el Gobierno no tiene derecho de preferencia
sobre un proyecto presentado por un Diputado.
Sr. Presidente—Entónces se vá á votar si
vuelven á Comision todos los proyectos.
Se votó y resultó afirmativa de veinte vota*
contra once.
Se levantó la sesion á las dos y media de Ja
tarde.
 CAMARA DE DIPUTADOS DE LA JTACM

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 15 DE A G O S-T O- DE 1862.

PRESIDENTE. En Buenos 'Aires, á 15 de Vueltas á la sala los Señores Diputados, diese

Hedoya.
Blanco. Agosto do 1862, reunidos en lectura del dictámen de la Comision de Negocios
Cabral. su Sala de sesiones los Sres. Constitucionales.
CantUo.
Olvlt. Diputados (del márgen) el Sr. Torrent—Señor: es del dominio público
t'nutro- Señor Presidente proclamó que en la Provincia de Catamarca ha estallado
Ellzalde
Garcia (J. A.) abierta la sesion. Leida, apro- una revolucion con motivo de la eleccion de
Garcia (P.) da y firmada el acta de la Gobernador practicada últimamente. La Pro
Cororntiaga I>.
CoroBtlaga K. anterior se dió cuenta de los vincia está en un estado de verdadera guerra
Granel. asuntos entrados que consis
liaprlilu. civil; existen partidos en lucha que sostienen;
IHontecde Oca. tian en el proyecto de ley de uno al Gobierno electo que no se encuentra en
Ortlz.
Oroño. Aduana devuelto modificado posesion del mando, y el otro al Gobernador de
Obligado. por el Senado que se destinó hecho. Los Gobernadores de Santiago y Tucu-
Ocampo. á la Comision de Hacienda
Padilla. man, han ofrecido su mediacion al Gobierno de
Quintana, J. en otro proyecto remitido por Catamarca, segun consta de los documentos que
Torrent' el mismo sobre los sucesos de se han tenido á la vista, y parece que esta me
Urlbnru.
Vlllanncva. Catamarca, en la licencia que diacion participa de las mismas pasiones ó de
Zavaleta.
Znvlrla. solicita el Diputado Ibarra los mismos intereses que se agitaban en Cata
CON AVISO para ausentarse del pais por marca, es decir: se sospecha que el Gobernador
Águirrr. todo el resto del periodo le de Santiago, prestaba ansilio á una de ias dos
Ibarra.
gislativo y en los Diplomas fracciones militantes en la Piovincia de Cata
mármol. presentados por el Señor Ro marca, y el Gobernador de Tucuman á la otra.
CON LICENCIA jo electo Diputado por San Aunque esto no esté suficientemente constatado
Raiz moreno.
Juan. es de indispensable necesidad que el Gobierno
SIN AVISO.
Sr. Presidente—El proyec Nacional adopte medidas suficientes á fin de que
Del Rio. to remitido por el Senado, esta intervencion no se lleve adelante por parte
fintlerrev.
Quintana, D. IK. pasará á la Comision de Ne de los Gobiernos de Santiago y Tucuman. Ade
gocios Constitucionales, á la cual se unirá la Co mas, ambos Gobernadores de Catamarca, es de
mision de guerra. Si á la Cámara le parece podria cir, el Señor Correa que ha sklo Gobernador
espedirse la Comision en un cuarto intermedio, ó electo y el Señor Omill Gobernador actual, han
si se quiere, podrá considerarse tambien sobre requerido oficialmente la intervencion del Go
tablas. bierno Nacional á fin de que pueda dirimir en
Sr. Garcia (D. P)—Pasaremos á cuarto in cnanto sea posible, con los medios de que el
termedio; asi podrá espedirse tambien la Comi Gobierno puede disponer, la cuestion suscitada
sion de Peticiones sobre la licencia del Señor con motivo de la eleccion. Se vé pues, que la
Ibarra. situacion de Catamarca no es normal, ni es cons
Se pasó á cuarto intermedio. titucional, y ella exije que la autoridad nacional
486 SESIÓN DEL 15 DE AGOSTO DE 1862
encargada de garantir á las Provincias su régi
men interior y su paz pública, ponga alli su
atencion, ó haga sentir su accion por los medios
que la Constitucion le permite á efecto de resta
blecer el órden alterado. Este es el pensamien
to que contiene la ley sancionada por el hono-
ble Senado, y la Comision cree que la Honora
ble Cámara de Diputados debe prestarle BU
aprobacion por las razones que acabo de es-
poner.
Sr. Cabral—Parece que los fundamentos es
puestos por el Señor miembro informante son
bien justificados, Señor Presidente, respecto á
la intervencion del Gobierno Nacional en la
Provincia de Catamarca. Por tanto, yo le pres
taré mi voto al proyecto remitido por el Senado.
Omito adelantar mas razones sobre el particular,
porque creo que son suficientes las que ha ma
nifestado el Señor miembro informante.
Sr. Gorostiaga—Seria bueno que se leyese el
proyecto antes de votar.
(Se leyó.)
Sr. Presidente—Se vá á votar si Be aprueba
el proyecto en general.
Se votó y fué aprobado por afirmativa ge
neral.
Pasandose á la discusion en particular se votó
y fué aprobado el articulo 1.°, entrando en dis
cusion en seguida el 2.°
Sr. Ocampo—Yo creo que seria conveniente
suprimir una parte de este articulo, la que dice
que poduau movilizarse las milicias de las Pro
vincias vecinas. Yo no lo creo conveniente, y
ai "mas me parece que será bastante la palabra
autorizada del comisionado, el Señor General
Rojo. Creo que es inconducente porque las an
teriores intervenciones que ha tenido el Gobier
no Nacional en ese sentido, han producido fu
nestas consecuencias, porque la movilizacion, de
las milicias de las Provincias vecinas, trae mu
chas complicaciones y resulta muchas veces la
anarquia, entre las Provincias hermanas. Asi es
que yo creo que bastará con que se diga sola
mente que podrá usar de las milicias de la mis
ma Provincia de Catamarca. Si por desgracia,
lo que no espero, llegara á suceder que el Comi
sionado tuviera que echar mano de las armas,
usará de los mismos soldados del Gobierno Na
cional, que son los que deben ir á imponer la ley
donde quiera que estuviese perturbado el órden
y peligrase la paz pública. Los soldados del Go
bierno Nacional, son verdaderamente los solda
dos de la ley, lo cual es consolador y moraliza
dor para el mismo \ ueblo donde vayan á hacer
sentir su accion. Es en este sentido, pues, que
no creo conveniente todo el articulo.
Sr. Mizalde—¿Como dice el articulo?
(Se leyó.)
Es facultativo no mas.
Sr. Ocampo —Por eso es que digo que no tie
ne objeto.
Sr. Elizaldc—Pero puede tener objeto.
Sr. Ocampo—Si el Comisionado Nacional
tuviera que recurrir á las armas, seria mas es-
péditivo que echara mano de los mismos solda
dos nacionales que el Gobierno tiene: hasta seria
mas económico para el Gobierno Nacional, por
que ya estan listos para marchar mientras que
los de las Provincias tendrian que alistarse pri
mero y hacer muchos gastos. Asi es que yo no
veo objeto en conservar esa parte del articulo.
Sr. Torrent—Muy poco voy á contestar al Sr.
Diputado por Catamarca y lo hago solo por de
ferencia á sus palabras, porque creo que este ar
ticulo no puede ofrecer dificultad alguna. El
articulo dice que movilizará esas milicias en el
caso que lo crea necesario. Asi es que el comi
sionado nacional, dotado de discrecion y de pru
dencia, no usará de la autorizacion sinó en el
caso de ser absolutamente necesaria. Además
el Señor Diputado ha dicho que los soldados
que debian de mandarse, eran los soldados del
Gobierno Nacional, porque esos eran verdadera
mente los soldados de la ley. Yo creo que no
debo dejar pasar esto sin decir que •son sol
dados de la ley todos los soldados de la Nacion
Arjentina.
Sr. Elizalde—Ha querido decir soldados de
linea.
Sr. Ocampo—Al manifestar á la Honorable
Cámara loque he dicho lo he hecho únicamente
porque quisiera dejar borradas las palabras del
decreto que autorizan para intervenir movili
zando las tropas de las Provincias vecinas; no es
porque crea que se vaya á hacer uso de ellas,
porque con la intervencion dol Gobierno Na
cional ha de ser suficiente, y es en ese sentido
que he hecho la observacion.
Sr. Presidente—Se vá á votar si se aprueba el
articulo segundo.
Sr. Ocampo—Puede votarse por partes.
Sr. Presidente—Entónces se votará el primer
periodo.
[Se leyó el primer periodo].
Sr. Gorostiaga— Quisiera observar solamente
al Señor Diputado por Catamarca que tanto se
opone á la movilizacion de las milicias, que es
una medida constitucional; que la Constitucion
 SESIÓN DEL 15 DE AGOSTO DE 1862.
autoriza al Congreso para movilizar las milicias
eu caso de insurreccion interior: porque el Go
bierno del General Urquiza haya usado de este
medio, no por eso deja de ser constitucional.
Sr. Ocarnjio—Yo me opongo porque lo creo
inconstitucional.
Sr. Gorostiaga—Miéntras tan tose dice que se
ria preferible que fueran las tropas de linea. Si
las tropas de linea á las órdenes del Gobierno Na
cional que están en Buenos Aires, hubiesen de
marchar á sofocar la insurreccion en Catamarca,
tal vez la insurreccion ya estaria triunfante y
atrincherada, antes que las tropas de Buenos
Aires hubiesen llegado. Mientras tanto, las mi
licias de Santiago y Tucuman están muy próxi
mas y pueden remediar el mal inmediatamente.
Digo esto para contestar á las observaciones je-
nerales que se han hecho sobre la movilizacion
de las milicias para sofocar las insurrecciones
que pueden tener lugar en las Provincias.
Si: Ocatnpo—Contestaré dos palabras; no me
he opuesto como medio inconstitucional, sino co
mo el medio ménos conducente, ménos conve
niente; me he propuesto solamente manifestar
que hay mas conveniencia en que el Gobierno
Nacional intervenga con sus soldados. En cuan
to á lo que ha dicho el Señor Diputado sobre las
tropas nacionales que están en Buenos Aires,
eso no puede aplicarse al caso presente, porque
todos saben que el Gobierno Nacional tiene tro
pas en el interior que puede usar de ellas; pero
no insistiré, puesto que he querido manifestar
solamente que esa medida es la ménos condu
cente á los objetos que se propone el Gobierno
Nacional.
Sr. Presidente—Se vá á votar si se aprueba
el primer periodo del articulo segundo.
Se votó y resultó aprobado por afirmativa ge
neral. Acto continuo se votó el 2° periodo y re
sultó aprobado por afirmativa de veinte y cuatro
votos contra uno. En seguida se votaron y fue
ron aprobados sucesivamente los articulos 3°, 4°
y 5° quedando sancionado el proyecto del modo
siguiente :
487
El Senado y Cámara de Diputados &a.
Art. 1° Autorizase al Poder Ejecutivo para
intervenir en la Provincia de Catamarca á fin
de restablecer el órden perturbado en ella por
actos de guerra civil y garantir á dicha provincia
el goce y ejercicio de sus instituciones.
2° El Poder Ejecutivo podrá movilizar las
milicias de Catamarca y aun de las Provincias
vecinas si fuere necesario para hacer efectivo el
objeto de la intervencion á que se refiere el pro
cedente articulo.
3° Se le autoriza igualmente para invertir
del tesoro público las sumas necesarias al lleno
de los objetos de la intervencion.
4° Apruábanse las medidas tomadas en este
sentido por el Poder Ejecutivo Nacional en el
decreto de once del corriente que se ha comuni
cado al Congreso.
5° Comuniquese &a.
Se leyó el dictamen de la Comision de Peti
ciones sobre el diploma del Diputado electo por
la provincia de San Juan D. Tadeo Rojo.
La Cámara de Diputados—
DECRETA:
Art. 1° Apruébase el diploma presentado-
por el Diputado D. Tadeo Rojo electo por la
Provincia de San Juan.
2° Comuniquese al Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional á los efectos consiguientes y
al electo para que comparezca á prestar el jura
mento de ley.
Sr. Presidente— Si no hay quien haga uso de
la palabra, se vá á votar si se aprueba ó no en
general el dictámen de la Comision de Peti
ciones.
Se votó y resultó aprobado por afirmativa ge
neral.
Pasándose á la discusion en particular, se vo
taron sucesivamente y fueron aprobados por afir
mativa general los dos articulos del proyecto.
La sesion se levantóá las tres y media.
 CAMARA DE DIPUTADOS DE LA

PRESIDENCIA DEL S* OBLIGADO

SESIÓN DEL 18 DE AGOSTO DE 1862

PRESIDENTE En BuCIlOS Ail'CS, á 18 de

Sr. Presidente—Primero entrará en discusion
Aibareiioa. Agosto de 1862, reunidos en la ley de Aduana, y despues la Cámara resolve
Agnlrre. su sala de Sesiones, con asis rá lo que se ha de hacer.
Bedoya. tencia del Señor Ministro de Se leyó el dictámen de la Comision de Hacien
Blanco. Hacienda, los Señores Dipu
Oabral. da sobre la ley de aduana.
Caatllo. tados (del márgen) el Sr. Pre ^ ¿ir. Ministro de Hacienda—Parece que de
Cantro. sidente proclamó abierta la bian de leerse las enmiendas solamente.
Klizalde. sesion. Leida,aprobada y fir Sr. Mármol-Nada mas que las enmiendas.
Del Rio mada el acta de la anterior, el
Garcia (J. A.) A/: Ministro de Hacienda-^ la Cámara me
Garcia (P.) Sr. Presidente anunció que permite, yo diré cuales son las innovaciones
Gorontlaga B.
Granel. la Comision de Hacienda ha- Sr. Garcia(D. />.)_Eso es mejor.
Gutiérrez. bia despachado el proyecto Sr. Ministro de Hacienda—La primera modi
Laprlda
flCármol. de Ley de Aduana, y laComi- ficacion, es respecto de las tarifas de avaluo, es
Obligado, (A. O.) sion Especial, el relativo á la decir, el Senado optó por las tarifas que hoy ri
Ortlz.
Orofto. cuestion Capital. gen en la Confederacion, por estar en metálico
Padilla. Sr. Mármol—Parece que como la reduccion que se proponia aqui del pa
Quintana (J.)
Quintana (Id.) seria mejor empezar por la pel moneda á metálico, era á razon de 400 nern*
Torrent. ley de Aduana, que induda por onza, y era imposible poder calcular ¡1 pre-
Vrlburu.
Vlllanneva. blemente corre mucha prisa. c.o de plaza, se creyó mas conveniente tomar las
Zavaleta. Que se lean las enmiendas t*r,fas njentes en la Confederacion, tarifique '
Znvlrla.
CON AVISO. que haya hecho la Cámara han regido tambien en Buenos Aires La 9. *
Mfontfs de Oca. de Senadores, y los que ten modificacion, es asignar el tipo de 20 por uno
SIN AVISO. gan que hacer algunas obser para la reduccion del papel á metálico, á efecto
Del Rio. vaciones que las indiquen; de pagar los derechos. Las otras innovaciones
Ibarra.
JLezama. sinó se hace alguna, se vota son enteramente de forma, que no afectan en
Oeampo rá en general, y luego de aca nada la esencia de la lev.
bada esta ley continuaremos la discusion sobre Sr. MárVl^Q hay inconveniente en que
la de Capital. se lean los articulos, tales cuales fueron de la G*
Sr. ZabaletfL—Yo creo, Sr. Presidente, que ya mara, y las reformas que se han hec-ho -
que nos hemos reunido, debemos ocuparnos de Leyóse el articulo 6. o y la refbrma .
la ley de Aduana, tanto mas, cuanto que se ha cida por el Senado.
repartido; pero no de la discusion pendiente de Sr Pre»identc-$e va á votar si se acepta ó
la ley de capital, que no se ha anunciado que se nóel articulo, tal como ha venido enmendado
trataria en esta sesion. por el Senado.
Sr. Mármol—La discusion sobre la ley de Ca Se votó y resultó aprobado por afirmativa ge
pital, está suspendida únicamente. neral, quedando el articulo como se rerá en 1*
490 SESIÓN DEL 18 DE AGOSTO DE 1862
ley. Eu seguida se votaron y fueron aprobados
sucesivamente con las respectivas enmiendas los
articulos 7°, 10, y 26.
Leyóse el articulo 28, con la modificacion.
Sr. Ministro de Hacienda—Aqui no hay in
novacion, es la trasposicion de un articulo, nada
mas.
Sr. <?W-e/—Voy á pedirle al Señor Ministro
tma esplicacion, porque tengo dudas sobre este
articulo. Dice que los derechos se adeudarán
en. el punto de su primer embarque. Inmediato
á Santa-Fé, hay un pueblo donde se permite el
embarque de los articulos que se espertan para
cualquier punto fuera de la Provincia; pero es
tán los comerciantes de aquel punto obligado á
sacar permiso y guia en Santa-Fé. ¿A dónde se
pagan los derechos? Yo desearia saber bi por
este articulo pagarán solamente los derechos en
el pueblo de su embarque.
Sr. Ministro de Hacienda—Ese pueblo no es
puerto habilitado; puede ponerse la palabra "ha
bilitado." Dejando eso al arbitrio de la adminis
tracion, todas esas dificultades podrán remediar
se. Si el pueblo de San Gerónimo, que creo que
es al que se refire el Sr. Diputado, fuera un pun
to de mucha importancia, el Gobierno mandará
un sub-receptor que ccbre alli los derechos.
jSr. Presidente— Se vá á votar si se aprueba
ó nó el articulo 28 con la modificacion.
Se votó y fué aprobado por afirmativa jene-
ral, asi como lo fueron en seguida los articulos
29, 30 y 31 con sus respectivas modificaciones.
Leyóse en seguida al articulo 32 con la modifi
cacion.
Sv. Cantilo—¿Qué quiere decir las tarifas de
avalúos vijentes en la aduana de la Confedera
cion?
Sr. Ministro de Hacienda— Se ha querido de
cir en las Provincias de la Confederacl 3n; es
un error de imprenta.
Sr. Mármol— Solo la necesidad de sancionar
esta ley podia hacer pasar esa redaccion, porque
parece que hubiera dos naciones aqui.
Sr. Ministro de Hacienda —Puede ponerse:
en las que fueron Provincias de la Confedera
cion.
Sr. Mármol—El Señor Ministro comprenderá
que solo por efecto de la precipitacion con que
se sanciona esta ley, puede pasar esa redaccion,
porque parece que hay una Confederacien y una
República.
Sr. Ministro de Hacienda—No sabiamos co
mo designar la tarifa.
Se TOtó eJ articulo con la modificacion y fué
aprobado. En seguida se leyó tambien con la
modificacion el articulo treinta y tres.
Sr. Gorostittga —Aun que he suscrito este pro
yecto como miembro de la Comision de Hacien
da, sin embargo no he estado conforme con la
variacion introducida por el Senado en el arti
culo 33. La Cámara conoce cuales son las ideas
que yo tengo para oponerme á toda fijacion de
precio al papel moneda, que no sea el precio cor
riente. Consiguientemente, yo he de votar con
tra este articulo.
Si: Garda (D. P.)—Pido que se divida el ar
ticulo, porque yo pienso votar en contra de él por
las razones que he dado en la sesion anterior.
Sr. Ministro de Hacienda—Tambien me con
cretaré á decir dos palabras, porque sobre la
cuestion- del tipo hemos hablado mucho ya. El
Gobierno ha manifestado los inconvenientes que
tenia establecer el precio comente, que impor
taba la desmonetizacion del papel moneda. El
Senado lo comprendió asi y se sancionó por una
gran mayoria, no solo que se fijára un tipo, sinó
que ese tipo fuese el veinte por uno, con arreglo
á lo que el Gobierno propuso originariamente.
Alli se le demostró estensamente á los que obje
taban á la fijacion del valor como inconstitucio
nal, que el Gobierno podia hacerlo; en el Senado
hubo tiempo de dilucidar este punto, y se probó
hasta la evidencia que no habia inconstituciona-
lidad ninguna.
Para conocimiento de la Cámara, se mencionó
tambien lo que habia pasado, cuando se hizo la
reforma de ese articulo constitucional, que al
que habla le tocó el honor de proponerlo. Como
la Aduana debia pasar al Gobierno de la Confe
deracion, se estableció la garantia para la Pro
vincia de Buenos Aires y para la de Corrientes,
de poder pagar los derechos de Aduana por su
justo equivalente. Es decir que estas Provincias
tenian ese derecho. Pero ahora la cuestion no es
esa, porque á Buenos Aires no ue le quita ese
derecho, ni puede quitársele con arreglo á la
Constitucion; mas eso no impide que el Congre
so pueda decir: yo quiero que se reciba el papel
en todas partes al precio que se me antoje, sal
vando asi el principio de que los derechos han
de ser iguales en todas partes. Asi es que el
proyecto de ley tiene dos objetos, es decir, la
Provincia de Corrientes, amparada por el artica-
lo constitucional, tiene derecho de pagar por su
justo equivalente; y Buenos Aires, no solo tiene
ese derecho, sinó ei de que se reciba su papel en
todas partes por el mismo precio. Corrientes
tambien tendria el mismo derecho, si el Congreso
 SESIÓN DEL 18 DE AGOSTO DE 1862
hubiera querido decir que el papel de Corrientes
se recibiera en toda la República; pero como eso
no se ha creido conveniente, se ha establecido
únicamente respecto del papel de Buenos Aires.
Estas son las únicas esplicaciones que tengo
que dar.
Sr. Mármol—Y algunos pagos que tienen que
hacerse en metálico. ¿Se hacen al 20 por uno?
Sr. Ministro de Hacienda—En los contratos
con el estrangero no podemos pagar sinó como
esté estipulado.
Sr. Mármol—De manera que el Gobierno vá
á recibir al vemte para dar al veinte y cinco?
Sr. Ministro de Hacienda—No sabemos á co
mo estará la onza.
Sr. Albarellos—Estando la onza á trescientos
pesos, nunca se ha de pagar al veinte, y si la onza
vale mas del veinte por uno, entónces pagarán
en papel.
Sr. Ministro de Hacienda—Eso está haciendo
ahora mismo el Gobierno, es decir, compra las
onzas para pagar el emprestito ingles y todo lo
demas.
Sr. Mármol—Lo práctico es que el Gobierno
recibirá á veinte por uno, y para pagar el em
prestito inglés, tendrá que dar al venticinco.
Sr. Ministro de Hacienda—Los sueldos ten
drá que pagarlos al veinte ¡. or uno.
Sr. Mármol—'¿Entonces los sueldos son nomi
nales?
Sr. Ministro de Hacienda—Asi son los suel
dos en Buenos Aires, que se pusieron al veinte
por uno cuando se arreglaron.
Sr. Mármol—Lo que resulta de- esto es lo si
guiente: que al Presidente de la República, por
ejemplo, que tiene mil duros, al veinte por uno,
se le dá ochocientos duros. Quiere decir que el
sueldo es nominal.
Sr. Ministro de Hacienda—Todos los sueldos
en Buenos Aires son nominales, y hasta el cré
dito público es nominal, porque los que recibie
ron á razon de veinte pesos por uno, están reci
biendo á razon de á veinte y cinco; esdecir que
todos vamos corriendo la suerte del papel.
Sr. Garcia (D. P). Yo he pedido que se di
vida el articulo.
Sr. Zabaleia—Segun las esplicaciones que ha
dado el Señor Ministro de Hacienda, se vé que,
á su juicio, el papel de Buenos Aires puede re-
cibirse, no por ménos del justo equivalente, si
nó por mas, siempre que se consiga el objeto de
que en todas las aduanas se paguen iguales de
rechos. Yo no estoy de acuerdo con esta doc
trina, Señor Presidente, y por otra parte, esta
491
ley importaria la prohibicion de que se paguen
los derechos de aduana en otra moneda que en
papel de Buenos Aires, puesto que se declara
desde ahora que se debe recibir por mas de su
valor. Asi, pues, yo tambien pido que se divi
da el articulo, porque yo estaré tambien contra
la última parte.
Sr. Ministro de Hacienda— Todos los emplea
dos de la República, han estado recibiendo su
sueldo en papeles que tenian el veinte por cien
to de demérito, y la plata cordovesa ¿qué es lo
que vale?
Sr. Zabaleta—El Gobierno tiene en sus manos
el poder de quitarla de la circulacion.
Sr. Ministro de Hacienda—Estamos quitán
dola de la circulacion para hacer valer el papel
que ha de servir á toda la República, y porque
es una plata de mala ley.
Sr. Oroño—Yo he estado en oposicion á la
fijacion del tipo de veinte por uno, y he estado
mucho mas por la fijacion del tipo de cuatrocien
tos pesos por onza; pero desde que se ha hecho
imposible el pago de derechos en otra moneda
que en papel de Buenos Aires, creo que es conve
niente fijar un tipo, porque eu eso reporta venta
jas el comercio de la Confederacion, especial
mente el comercio de Buenos Aires. No se pue
de poner en discusion si es ventajoso ó nó para
el comercio; si algun perjuicio hay, es para el
Gobierno; pero es transitorio.
Sr. Ministro de Hacienda—En realidad no
hay perjucio, porque las franquicias que se dan
al comercio, nunca lo traen.
Sr. Oroño—Yo he dicho eso para demostrar
la razon porque estoy por el articulo, habiendo
estado en contra de la fijacion de 400 pesos por
onza; y muy especialmente por la fijacion de un
tipo.
Sr. Ministro de Hacienda—El, Gobierno no
quiere hacer cuestion de esto; pero sí
esta ley, es preciso hacerlo en la persuacion de
que vamos á quedar sin ley alguna por mucho
tiempo. Adomás esta ley va á ser revisada
dentro de poco, y si hay algun error, que corre
girse en la revisacion que de esta ley se haga.
Sr. Zaoaleta—Puede votarse la 2. " parte del
articulo, porque la 1. «° ya está votada, y parece
que no hay oposicion.
Se votó la 2. » parte del articulo, y fué apro
bada por afirmativa de 20 votos contra nueve.
Entró eu discusion el articulo 36 con la modi
ficacion.
Sr. Ministro de Hacienda—Eu la última
parte de este articulo se ha hecho una escepcion,
492 SESIÓN DEL 18 DE AGOSTO DE 1862
por las circunstancias especiales en que se hallan
esas mercaderias. Es imposible el tránsito de
las mercaderias por el Salto, y entónces se ven
en la obligacion de descargarlas en la Concordia,
de donde se permite que vayan por tierra para
salvar el mal paso. Asi es que parece muy jus
ta la concesion que se ha hecho en esa parte.
Sr. Oroño—La razon porque se ha hecho e>a
variacion, es porque estando prohibido el tránsi
to terrestre por la Concordia para los puntos del
Brasil, resulta que prefieren los comerciantes
descargar en el Salto, donde se permite el trán
sito por tierra. Asi es que el comercio de la
Confederacion con esos puntos del Brasil, va por
el Salto. No puede ir por la Concordia, porque
muy frecuentemente el rio Uruguay no da paso
sinó hasta la Federacion, que es un pueblo que
está á diez leguas de la Concordia. Resulta,
pues, que se hace con la Banda Oriental, el co
mercio que podria hacerse con otros pinitos de
las Provincias del Interior.
Sr. Ministro de Hacienda— No es mas que
dar los justos medios de competencia entre uno
y otro puerto.
Se votó el articulo y fué aprobado, quedando
sancionado asi:—
El Senado y Cámara ¿le Diputados, &a.
CAPITULO PRIMERO.
DE LA ENTRADA MARITIMA.
Art. 1° Son libres de todo derecho á su in
troduccion, el oro y la plata sellada y en pasta,
las piedras preciosas sueltas, las imprentas, sus
útiles y el papel de uso esclusivo de imprimir,
las prensas litográficas, los libros y papeles im
presos, los ganados para cria, las plantas de toda
especie, las frutas frescas, leña, carbon de leña,
ídem de piedra, postes para corral, cal, y todos
los artw*TÍÓiT esclusivamente destinados á la es-
- píotacion de minas y beneficio de sus metales.
Art. 2° Pagarán un cinco por ciento de BU
valor, el oro y la plata labrada ó manufacturada,
con piedras preciosas ó sin ellas, las telas de seda
bordadas de oro y plata, todo instrumento ó
utensilio con cabo ó adornos de los mismos me
tales, y las máquinas para uso y ejercicio de al
guna industria, las lanas para bordar y el hilo y
seda para coser ó bordar, los azogues, sal comun,
sal y ceniza de soda, salitre, yeso, piedra de cons
truccion, ladrillos, anclas y anclotes, duelas y
alfajias, palos para alboladuras, maderas sin lai
brar y preparadas para construccion maritima,
e\ br'once y acero sin labrar, cobre en galápagos
ó planchas, plomo en planchas ó barras, hierro
en barra, lingotes, planchas ó flejes, hoja de lata,
soldaduras de estaño, cera sin labrar, talco oblon,
bejuco para sillas, alambre para cercos, carey, .
alquitran, brea, arados y máquinas para agri
cultura; y en general, toda materia primera para
uso de la industria.
Art. 3° Pagarán un ocho por ciento las telas
de seda de toda especie.
Art. 4° Pagarán un quince por ciento, las
manufacturas y tejidos de lana, hilo ó algodon,
las pieles curtidas, las obras de metales, escepto
las de oro y plata, la ropa hecha y calzado, el
papel de todas clases, escepto el de imprimir,
los instrumentos ó utensilios de artes, las drogas
y todos los demas articulos que no estén com
prendidos en las otras disposiciones de esta ley.
Art. 5° Pagarán un veinte por ciento, el
azúcar, tabaco, yerba mate, cafe, té, cacao, coca,
aceite de oliva, sal de mesa y todo ramo de co
mestibles, y los caldos y bebidas espirituosas en
general.
Art. 6° Se esceptúau del articulo anterior, el
trigo que pagará por fanega doce reales, la harina
que pagará igual suma por quintal, y el maiz un
peso por fanega, siendo libre la importacion por
tierra del maiz y harina de maiz.
Art. 7° El derecho de eslingaje paralos efec
tos de despacho directo será el de cinco centési
mos por cada ocho arrobas de peso, ó su equiva
lente en volúmen segun la clasificacion de bultos
que formará el Poder Ejecutivo.
Art. 8° Los liquidos en cascos, serán medi
dos ó rehenchidos al tiempo de su despacho; sin
acordarse sobre ellos otra merma que la que efec
tivamente resultare. Para los embotellados, si á
los interesados no conviniese inspeccionarlos, se
les acordará un cinco por ciento por rotura.
Art. 9° Se autoriza al Poder Ejecutivo para
que pueda permitir la libre introduccion de semi
llas destinadas á la agricultura, y asi mismo de
aquellos articulos que á su juicio considere esclu
sivamente destinadosal Culto Divino, y sean pe
didos por Curas encargados de las iglesias, ó ma
yordomos de Cofradias; los instrumentos ó uten
silios paralas ciencias, las máquinas para plaii-
teacion de nuevas fábricas ó industrias, los mue
bles y herramientas de los inmigrantes, y las cosas
destinadas esclusivamente á su establecimiento.
CAPITULO SEGUNDO.
DE LA SALIDA MARITIMA Y TERRESTRE.
Art. 10. Pagarán un cinco por ciento de su
valor, á la esportacion, los cueros vacunos y caba
 SESIÓN DEL 18 DE AGOSTO DE 1862
llares de toda especie, los de muia, y de carnero,
las pieles en general, las garras de cueros vacu
nos y lanares, la carne tasajo y salada, las plu
mas de avestruz, los huesos, ceniza de huesos,
astas y chapas de astas, cerdas y lanas sucia y
lavada, aceite animal, sebay grasa derretida y
en rama; y el ganado vacuno, caballar, de cerda
y lanar en pié.
Art. 11. Todo otro producto y artefacto de
las Provincias Argentinas que no va espresado
en el articulo anterior, asi como el oro y la plata
sellada ó en pasta; es libre de derecho á su es-
portacion.
CAPITULO TERCERO.
DEL DEPOSITO Y TRANSITO.
Art. 12. Las aduanas competentemente ha
bilitadas admitirán á depósito todo articulo que
se introduzca sujeto á derecho de importacion.
Art. 13. El depósito se hará á discrecion del
Gobierno en almacenes del Estado ó de particu
lares ó bien á flote en los puertos, bajo la inme
diata dependencia de la Aduana, no siendo res
ponsable el fisco por pérdida ó deterioro de mer
caderias en depósito particular y siendo en este
caso de cuenta del introductor los gastos de al
macenaje y eslingaje.
Art. 14. Corresponde en todo caso al Poder
Ejecutivo la reglamentacion del depósito en al
macenes particulares; quedando él igualmente
facultado para reglamentar el servicio de peones
de Aduana en todo ó en parte por cuenta de los
interesados, en cuyo caso quedarán estos exsntos
del derecho de eslingaje que corresponda.
Art. 15. El término por el cual se admitirán
las mercaderias á depósito, es limitado al plazo
de dos años, contados desde la fecha de la entra
da del buque, siendo aquellas de despacho forzo,
eo para consumo ó tránsito vencido este tiempo;
pudiendo sin embargo renovarse el depósito, pre
vio exámen de las mercaderias y pago de alma
cenaje y eslingaje devengados.
Art. 16. El derecho de almacenaje y eslinga
je, será pagado á las salidas de las mercaderias
del depósito, y se regulará por una tarifa, que
formará y revisará cada año el Poder Ejecutivo,
sobre la base del gasto efectivo del depósito,
escepto para los bultos de telas manufacturadas
en general, que pagarán un octavo por ciento al
mes, sobre su valor en depósito.
Art. 17. El mes empezado de almacenaje se
considerará para cobro del derecho, mes con
cluido.
Art. 18. Las mercancias que se estrajesen en
493
tránsito por el estranjero, quedan exentas del
derecho de almacenaje y eslingaje por los pri
meros doce meses de su depósito.
Art. 19. El fisco es responsable de los efectos
depositados en sus propios almacenes, salvo en
caso fortuito, inculpable de averia, producido
por vicio inherente á los efectos ó á sus envases.
Art. 20. La Aduana permitirá el libre trán
sito de mercaderias en depósito, por agua de
un punto á otro de la República.
Art. 21. La Aduana permitirá igualmente li
bre de derecho, el trasbordo de toda mercancia
dentro del término de noventa dias, contados
desdeel dia dela entrada del buque introductor.
CAPITULO CUARTO
DE LA MANERA DE CALCULAR LOS DERECHOS.
Art. 22. Los derechos se arreglarán por vis
tas acompañados de veedores, y se calcularán en
los articulos de importacion sobre sus valores en
depósito; y en los productos de esportacion sobre
sus valores en plaza, al tiempo de su embarque
con esccpcion de aquellos que por su naturaleza
puedan ser clasificados y aforados previamente,
cuyos derechos se calcularan por una tarifa de
avaluos formada bajo la misma base de precios.
Art. 23. El Poder Ejecutivo hará la designa
cion y fijará cada seis meses los avaluos de las
mercaderias y productos que hayan de incluirse
en la tarifa de que habla el articulo anterior.
Art. 2é. Siempre que una manufactura se
compusiere de dos ó mas materias que tengan
designadas por esta ley diferentes derechos, se
cobrará el correspondiente á la que debe pagar
mayor derecho.
Art. 25. Las mercaderias que resultasen ave
riadas al tiempo de su despacho, serán aforadas
por el precio que produjeran en remate público
con deduccion del derecho correspondiente.
Art. 26. En caso de diferencia entre el Vista
Veedor ó interesado sobre el aforo de alguna
mercaderia ó fruto del pais, no incluido en la
tarifa de avaluos, se suspenderá su despacho has
ta allanar la dificulta 1; y no pudiendo avenirse,
tendrá la Aduana el derecho, y podrá tambien ser
obligada á quedarse con el articulo por el avalúo
que le quiso asignar, pagando su importe en le
tras de Receptoria.
Art. 27. Los comerciantes aceptaran letras
pagaderas á seis meses precisos, si pasare de cin
cuenta pesos el importe del derecho; el que no
pasare de esta suma, será satisfecho al contado.
Art. 28. L./s derechos de esportac.ion se pa
garan en su totalidad de contado y se udeudaian
494 SESIÓN DEL 18 DE AGOSTO DE 1862
en el punto /le su primer embarque, no pudien- Art. 38. Quedan d erogadas todas las leyes
do en consecuencia transitar por agua los que no y disposiciones de Aduana ú otras que estén en
los hubiesen adeudado. contradiccion con la presente.
CAPITULO QUINTO. Art. 39. Comuniquese.
DERECHOS ADICIONALES
Sr. Presidente—Ha terminado la sancion del
proyecto.
Art. 29. Todos los efectos y mercaderias su
Sr. Mármol—Yo haria mocion para que con
jetos á derechos de importacion, pagaran un de
tinuara la sesion. En primer lugar, para saber
recho adicional de dos y medio por ciento con
cual es el despacho de la Comision, porque yo no
escepcion de las grabados, con derecho especi
sé si hay otro proyecto que el que yo he firmado,
fico, los cuales no pagaran mas que este.
ó si la otra parte de la Comision ha presentado
Art. 30. Los productos del pais sujetos á de
rechos de esportacion, pagaran un derecho adi tambien algun otro proyecto escrito.
Sr. TJriburu—Yo haria indicacion para que se
cional de cinco por ciento.
Art. 31. Los derechos adicionales se liqui diera cuenta del despacho de la Comision en las
diversas fracciones en que ella se ha dividido, y
daran y recaudaran separadamente de los ordi
que se fijase la órden del dia para la sesion ve
narios. nidera.
CAPITULO SESTO. Sr. Mármol—Veamos primero si la otra frac
DISPOSICIONES JENEEALES cion de la Comision ha despachado por escrito.
Art. 32. La tarifa de avalúos actualmente Sr. Elizalde—Podia imprimirse todo y repar
vijente en las Aduanas de la Provincia de la tirse.
Confederacion, rejirá en toda la República Jias- Sr. Presidente—Van á leerse los despachos de
ta fin del corriente año. las dos fracciones de la Comision.
Art. 33. El pago de los derechos que se (Se leyeron.)
adeudaren en todas las Aduanas de la Repúbli Sr. Mármol —Aqui no hay mayoria, y no ha
ca, podrá efectuarse en cualesquiera de las mo biendo proyecto en mayoria, ninguno debe im
nedas que determina la Ley Nacional de prime primirse. Ademas, el proyecto que estaba pen
ro de Octubre de 1860, ó bien en papel moneda diente, no hay que repartirlo. Si fuera rechazado
de la Provincia de Buenos Aires, al cambio de el proyecto de la federalizacion, que es el que
veinte por uno, á opcion delosjinteresados, que una parte de la Comision aconseja, entonces pue
dando escluido todo documento de crédito para de repartirse para la sesion venidera el proyecto
el pago de derechos de Aduana. que presenta el Gobierno; pero debe continuarse
Art. 34. Podrán tambien abonarse esos de la discusion del que estaba pendiente, puestoque
rechos en las Aduanas de la República en mo no hay mayoria de la Comision que aconseje otra
neda nacional de cobre por su valor nominal ó cosa.
bien en plata boliviana por su valor en plaza Sr. Elizalde—Yo me adinero, Señor Presiden
con relacion al oro. te, á la indicacion q' se ha hecho para q' se impri
Art. 35. En las Aduanas de la Provincia de man y se repartan todos estos antecedentes, á fin
Corrientes, los derechos podrán ser tambien sa de q' en una cuestion tan grave como esta, todos
tisfechos en papel moneda de dicha Provincia los Señores Diputados puedan formarsu concien
por su justo equivalente en relacion al oro, has cia. En este momento faltan muchos Señores Di
ta que se provea á su amortizacion. putados que han combatido en pro y en contra
Art. 36. Las mercaderias que hubieren adeu de este proyecto, y no creo que pueda entrarse
dado derechos de importacion en una Aduana á un& cuestion de esta naturaleza cuando no se
cualquiera de la República, podrán transitar li ha citado á la Cámara para ocuparse de ella.
bremente en todo el territorio de esta, quedando Creo, pues, que habiendo muchos Señores Dipu
prohibido el tránsito terrestre de aquella que no tados que no tienen conocimiento del dictámen
los hubiesen satisfecho, escepto solo para aque de la Comision, no puede entrar á tratarse este
llas mercaderias que transitaren entre el puerto asunto sobre tablas, sin dar tiempo á que ee
de la Concordia y los puertos del Brasil en el forme la opinion; por consiguiente, yo me adhie
Rio Uruguay. ro á la indicacion para que se impriman y se re
Art. 37. Esta ley empezará á rejir álos quin partan estos antecedentes, áfin de que vengamos
ce dias despues de su publicacion en las respec á ocuparnos de la cuestion en la sesion próxima
tivas localidades de las Aduanas de la República. con conocimiento de causa.
 SESIÓN DEL 18 DE AGOSTO DE 1862
Sr. Mármol—Parece que no se me ha querido
entender. No se trata de la gravisima cuestion
que ha traido el Gobierno; se trata únicamente
de esto: ¿cual ha de ser el trámite que ha de se
guir este negocio? Yo creo que debemos ocupar
nos del proyecto delafederalizacion que está pen
diente.
Sr. Gutierres—No hay mayoria que lo apoye.
Sr. Mármol—Por eso mismo, porque no hay
mayoria, debe continuar la discusion pendiente.
Sr. Elizalde—Este asunto de la cuestion ca
pital, ha pasado á la Comision en conjunto, y la
Comision se ha espedido en la forma que se ve;
es necesario, pues, que los Señores Diputados,
sepan al ménos como se ha espedido esta Co
mision.
Sr. Mármol—Loa Señores Diputados que no
han venido, no tienen porque quejarse.
Sr. Elizalde—Yo creo que una cuestior tan
grave como esta, no se puede tratar sin que todos
los Diputados sepan de que se va á tratar. Yo
creo que hay Diputados que recien ahora saben
como se ha espedido la Comision.
Sr. Mármol—No se va á tratar, Señor, del
proyecto del Gobierno, sinó del proyecto anterior
que se ha discutido hasta el fastidio.
Sr. Mizalde—Es que la opinion de cada Di
putado tiene que formarse en vista de todos los
proyectos.
Sr. Mármol—¿Como puede sostenerse que la
Cámara no se ocupe de esto hasta que no estén
todos los Señores Diputados? Eso es imposible
Señor.
Sr. Oroño—El Señor Diputado recordará que
la Comision tuvo presente esto mismo, es decir,
que todos quedamos de acuerdo en que trataria
mos del proyecto de la federalizacion pendiente.
Sr. Elizalde— Los miembros de la Comision,
6i, Señor, pero yo hablo de todos los Diputados-
Sr. Oroño —Todos los Diputados sabian que
ese era el pensamiento de la Comision.
Sr. Garda (D. P.)—El Señor Diputado por
Buenos Aires que quiere que continue la discu
sion, indica que no se debe tratar sinó del anti
guo proyecto de federalizacion; que este proyec
to presentado por el Gobierno, debe dejarse pa
ra despues. El Señor Diputado olvida que en
la discusion general del proyecto, deben tenerse
presente todas las ideas que acerca del asunto
se han emitido. Ademas, hay un proyecto pre
sentado por el Poder Ejecutivo, que ha aceptado
una parte de la Comision, proyecto que es nece
sario C|U ; los Señores Diputados lo tomen en
consideración, porque asi como algunos Señores
Diputados han modificado sus ideas, abandonan
do el antiguo proyecto de la minoria para adop- -
tar el proyecto del Gobierno, puede haber otros
Señores Diputados que se encuentren en el
mismo caso. Por consiguiente, es preciso que
esos proyectos se impriman y se repartan para
que se tengan á la vista.
Sr. Mármol—Hace cuatro dias que está inv
. preso el proyecto.
Sr. Garda—Yo recien lo conozco.
Sr. Granel—Desde que no hay Comision ni
proyecto en discusion, yo creo que debia fijarse
la órden del dia para la sesion próxima. Desde
que la Comision ha desaparecido, porque hoy
se presenta dividida en dos fracciones, una soste
niendo el proyecto de la federalizacion-y otra el
del Gobierno, parece que lo que corresponde
es mandar imprimir y repartir todos los antece
dentes de esta cuestion.
Sr. Gutierres—Además no está el Señor Mi
nistro de Gobierno, á quien es preciso pasarle
aviso, aunque mas no sea que por cortesia-
Sr. Presidente—Se vá á votar si se acepta ó
nó la mocion del Señor Uriburu, para que se im
priman y repartan oportunamente todos los an
tecedentes de esta cuestion, fijándolos como ór
den del dia para la sesion inmediata.
Se votó y resultó afirmativa contra cuatro.
Sr. Obligado (D. A. C).—La Cámara podria
ocuparse de un proyecto de ley que está pen
diente y que no fes de importancia, es decir, el
de sueldos y gastos de la Secretaria que quedó
pendiente, en razon de que no se había fijado el
tipo y ya está fijado el veinte por uno.
Sr. Presidente—En este proyecto ya se ha
bian sancionado todos los articulos; no faltaba
mas que el articulo sobre la fijacion del tipo.
Léyose el articulo 3.° del proyecto.
Sr. Albarellos—No hay mas que votarlo.
Sr. Granel—Despues de la ley que acaba de
sancionarse, adoptando el tipo de veinte por uno,
yo creo que no hay inconveniente en que se san
cione este articulo; y por otra parte, creo que la
Cámara tiene que ser lójica.
Sr. Quintana—Lo que la Cámara acaba de
sancionar, es que el Gobierno cobre al veinte por
uno, no que pague á los empleados de la Secre
taria asi. Yo voy á votar en contra del articu
lo, y sin embargo creo ser lójico.
Sr. Obligado [Z>. A. C.]—Parece que los mis
mos empleados que van á recibir el sueldo á
veinte por uno, están muy conformes, porque lo
que desean es que cuanto ántes se sancione el,
presupuesto.
 SESIÓN DEL 18 DE AGOSTO DE 1862
.Sr. Presidente—-Se vá á votar si se acepta ó AL UK8 AL AS»

no el articulo tercero de este proyecto que que

dó suspendido. 2 Taquigrafos con 100 .uno 200 " 2400
Se votó el articulo y resultó aprobado por afir Art. 2° Asignanse para gas
mativa de quince votos contra trece, quedando
tos las siguientes partidas :
sancionádo asi:
Impresiones del Diario de Se
EL Senado y Cámara de Diputados de la Na siones 290 34SO
cion Arjentina, han sancionado la siguiente ley. Gastos eventuales i 100 1200
Art. 1° La Secretaria de la Cámara de Di ídem de Escritorio 15 180
putados de la Nacion será servida y dotada en
la forma siguiente:
AL MES Al AF.O 1335 16180
Art. 3° Los sueldos y gastos de los anterio
2 Secretarios con 166f 333$ $f 4000 res articulos, serán pagados en papel moneda de
1 Oficial 1° , 100 « 1200
1 ídem 2a 66f « 800 Buenos Aires, á razon de veinte por uno.
1 ídem 3.° 60 « 720 La sesion se levantó á las tres y cuarto de la
3 ídem de Sala con 50 100 " 1200 tarde.
CAMARA DE DIPUTADOS DE LA KACIOH

PRESIDENCIA DEL SR OBLIGADO

SESIÓN DEL 20 DE AGOSTO DE 186 2.

PRESIDENTE. En Buenos Aires, á 20 de encargada de dictaminar sobre la ley de Capi

Albarellos. Agosto do 1862, reunidos en tal, que suscriben el proyecto que acaba de leer
su Sala de Sesiones con asis se, me han autorizado para manifestar á esta Ho
Ágalrre. norable Cámara las razones que han tenido, para
Bedoya. tencia de los Señores Minis
Blanco. tro de Gobierno y Hacienda, persistir en la adopcion del proyecto remitido
Cabral* por la Honorable Cámara de Senadores de la
Camilo. los Señores Diputados (del
Glvlt. márgen) el Señor Presidente Nacion, y voy á cumplir con ese deber.
Cantro. Señor: á la altura que ha llegado el debate,
Del Rio. proclamó abierta laj sesion.
Ellzalde Leida, aprobada y firmada el creo que no debo ser muy estenso, sinó que de
Carola (J. A.) bemos solamente manifestar las razones jenefa-
Garcia (P.) acta de la anterior, prestó ju
Corontlaga (li.) ramento el Seüor Rojo y tomó les que nos guian, para opinar unos en un senti
Gorontiaga (B.) do y otros en otro, dejando á la mayoria de la
Granel. posesion de su puesto. Se dió
Gutierre*. cuenta de tres proyectos re Cámara el adoptar el temperamento que encuen
Ibarra. tre mas conveniente.
Laprld». mitidos por el Senado y com
Iiczania. Despues de la larguisima discusion, Señor Pre
mármol. plementarios de la Ley de
Monten de Oca. Aduana, sobre distribucion sidente, que todo este pueblo ha presenciado,
Obligado. cuando el asunto estaba ya á punto de resolver
Ortlz. de las rentas' Nacionales, y so
Oroño. bre la manera de pagar la se, cuando podia decirse que era conocida la opi
0011111(10. nion de la Cámara, el Poder Ejecutivo Nacional
Padilla. deuda pública de la Nacion,
Quintana, (J.) que se destinaron á la Comi presentó un proyecto de ley que ha venido á des
Quintana, (D. IK.) virtuar hasta cierto punto al que estaba á la con
Torrent. sion de Hacienda, y de otro
l/rlliurn. proyecto remitido por el mis- sideracion de esta Cámara. Pasando todos los
Vllluiiuovn.
mo,declarando Código Nacio antecedentes á la Comision, para que dictamina
Zavalrta.
Zuvlrla. nal de Comercio el redactado ra sobre el conjunto del asunto, la Comision con
por los Doctores Acevedo y sagró á la consideracion de esta materia, dete
CON LICENCIA.
Bulz Moreno. Velez que pasó á la misma nidas conferencias; y no pudimos arribar, Señor,
Comision . á una uniformidad en todos los miembros de la
Sr. Presidente—Si á la Cámara le parece, se Comision. Asi se vé por el despacho de la Co
le tomará juramento al Senor Diputado por San mision, que no se ha podido obtener una mayo
Juan. ria; porque tres miembros opinan por la adop
Entró el Señor Diputado por San Juan, prestó cion del proyecto del Senado, otroo tres aceptan
juramento, é incorporóse en seguida á la Cá el proyecto del Poder Ejecutivo, y uno de los
mara. miembros de la Comision, que disentia de los dos
Leyéronse los dictámenes de las dos fracciones proyectos, opina por la coexistencia pura j
la Comision sobre el proyecto de Capital. simple.
Sr. Elizalde—Los miembros de la Comision Señor: los miembros de la Comision á cuyo
498 SESIÓN DEL 20 DE AGOSTO DE 1862
nombre hablo, han tenido dos consideraciones
principales que los han guiado en este asunto.
La primera consideracion ha sido que, á su modo
de ver, es de una necesidad vital para la Repú
blica que las autoridades nacionales residan en
Buenos Aires: este ha sido el punto de partida de
los miembros de la Comision, porque ahora co
mo antes, Señor, los miembros de la Comision á
cuyo nombre hablo, han creido que no hay mas
que dos temperamentos que tomar para lograr
ese resultado; el de federalizar la Provincia de
Buenos Aires, para darle al poder nacional an
chas bases para consolidar el órden y la libertad
en la República, ó devidir la Provincia de Bue
nos Aires, como lo propone el Poder Ejecutivo.
La Comision, Señor, en la alternativa de optar
por uno de estos dos temperamentos, ha conside
rado que es mucho mas conveniente la federali-
zacion de toda la Provincia de Buenos Aires, y
ahora, Señor, puedo decir con mas razon que en
la discusion anterior, cuando el Gobierno estaba
de nuestro lado, que no queremos los Gobiernos
fuertes, los Gobiernos arbitrarios y despóticos;
queremos los Gobiernos fuertes en la ley, Go -
biernos que tengan autoridad y que inspiren res
peto. Es por eso, Señor, que nosotros queremos
darle al Gobierno Nacional todos los elementos
de que dispone la Provincia de Buenos Aires,
para que lleve adelante la grande obra de la or
ganizacion Nacional en que está empeñado.
El pensamiento de dividir la Provincia de
Buenos Aires, que se propone en contra-posicion
del que nosotros sostenemos, es, á nuestro modo
de ver, mas inconveniente, y aun mas resistido,
(tal es nuestra opinion) en la Provincia de Bue
nos Aires.
Cuando el Congreso de Santa-Fé, Señor, se
reunió el año 53 y sancionó la Constitucion es
tableciendo por el articulo 3.° la division de la
Provincia de Buenos Aires, ese articulo consti
tucional fué completamente resistido por dicha
Provincia. Asi es que, apesar de que en
el pacto de Noviembre se habia establecido
la integridad del territorio de la Provincia de
Buenos Aires, la Convencion Provincial de es
ta Provincia dando á ese asunto toda la impor
tancia que tenia, no contenta con lo estipulado
en el pacto de Noviembre, acordó que se borra
ra el articulo 3.° de la Constitucion que estable
cia la division de la Provincia de Buenos Aires,
y que se pusiera otro diciendo que, las autori
dades Nacionales residirian donde el Congreso
lo determinara. Es decir, Señor, que la division
del territorio de Buenos Aires, haciendo la Ca
pital de la ciudad, decapitando la Provincia, es
una ley que ha sido combatida siempre en Bue
nos Aires; es una idea que ni siquiera se tuvo en
consideracion en los consejos de las Comisiones
anteriores que se han ocupado de este asunto tan
detenidamente; y aun en los consejos del Gobier
no mismo era resistida la idea de dividir la Pro
vincia de Buenos Aires.
Ahora, Señor, el Gobierno se presenta con un
proyecto que importa el desconocimiento de
todos estos antecedentes respecto de esta cues
tion, y nos encontramos en esta alternativa: ¿que
conviene mas hoy? federalizar la Provincia de
Buenos Aires ó dividir su territorio?
Señor: la opinion de Buenos Aires, que tanto
se ha hecho valer en esta discusion, entendemos
que acepta mas bien el temperamento de la fe-
deralizacion de la Provincia entera no por
que teoricamente no fuera sostenible el pro
yecto de la division de la Provincia, hacien
do de la ciudad de Buenos Aires la Capital de
la República, sinó porque aunque teóricamente
fuera sostenible, seria en la actualidad un pro
yecto de muy diñcil ejecucion. Nosotros consi
deramos que hoy es imposible, dada la actuali
dad de la República, la organizacion de la Pro
vincia de Buenos Aires, en su campaña; cree
mos que es imposible organizar en [la Campaña
los poderes públicos, el legislativo, el Judicial y
el Ejecutivo, porque esto traerá dificultades in
superables, dificultades que no se habian de po
der allanar.
Este proyecto, Señor, no es, como se ha di
cho, el proyecto del Señor Rivadavia, porque
el proyecto del Señor Rivadavia, era federalizar
completamente la ciudad de Buenos Aires, na
cionalizando todos sus establecimientos, esclu-
yendo completamente del territorio nacionali
zado, toda jurisdiccion de las autoridades pro
vinciales; miéntras que por el proyecto del Go
bierno, Señor, se viene á establecer una confu
sion de Poderes Nacionales y Provinciales es de-
cir,á establecer una verdadera coexistencia.
Los miembros de la Comision, á cuyo nombre
hablo, Señor, en vista de estas poderosas razo
nes, considerando que el primer deber, á su jui
cio, de todos los arjentinos, es robustecer la au
toridad del Gobierno General, para que haga
efectiva esta actualidad que se ha conquistado
con tantos sacrificios, aconsejan á la Cámara la
adopcion del proyecto de federalizar temporal
mente toda la Provincia de Buenos Aires. Va
mos á federalizar la Provincia de Buenos Aires,
vamos á darle al Gobierno Nacional todos los
 SESIÓN DEL 20 DE AGOSTO DE 1862
elementos de que ella dispone para llevar ade
lante esta grande obra en que se encuentra em
peñada; y cuando la situacion esté consolidada,
cuando la libertad sea una verdad en toda la
República, entónces, Señor, con conocimiento de
la situacion de la República, decidirá el Congre
so cual debe ser su Capital.
No vemos tampoco, Señor, que la adopcion
de este proyecto de ley federalizando la Provin
cia de Buenos Aires, ofrezca las grandes dificul
tades que se mencionan. Esta ley, Señor, no es
una ley de carácter definitivo y permanente; no
es sinó una proposicion que el Congreso Arjen-
tino hace en favor de la Provincia de Buenos
Aires. El Congreso dice: mi pensamiento es es
te; querémos federalizar la Provincia de Buenos
Aires para consolidar la situacion dela Repúbli
ca, y la Provincia de Buenos Aires, por el órga
no de sus autoridades, dirá si acepta ó no este
pensamiento. Entónces, el Congreso, en vista
de lo ilue la Provincia de Buenos Aires, por el
órgano de BUS autoridades lejitimas resuelva, ve
rá lo que tiene que hacer. No se afecta, por
tanto, en lo minimo los derechos de Buenos Ai
res. Los Señores Diputados de la Nacion no
deben preocuparse de que vamos á herir los in
tereses de la Provincia de Buenos Aires, puesto
que ella es el tribunal supremo que vá á resol
ver en esta cuestion.
En vista de todas estas consideraciones, Se
ñor Presidente, teniendo presentes las largas con
ferencias que ha habido para la confeccion de
este proyecto en la Cámara de Senadores, pro
yecto que fué confeccionado en los consejos del
Gobierno; en vista de las dificultades que trae
ria la adopcion del nuevo proyecto que tampoco
la opinion lo acepta, en vista de que este nuevo
proyecto tiene que volver de nuevo á la otra
Cámara, lo cual traeria nuevas complicaciones,
en vista de todo esto, los miembros de la Comi
sion á cuyo nombre- hablo, con la conciencia
tranquila de que cumplen un deber, y con la
independencia de opiniones que los ha guiado
siempre en este asunto, piden á Vuestra Hono
rabilidad la adopcion del proyecto sancionado
por la Honorable Cámara de Senadores.
Sr. Mármol—Yo quisiera, Señor Presidente.
que se fijara bien el rumbo de esta discusion. El
Señor Diputado que deja la palabra manifestó al
principio de su discurso, que podia decirse que
la disension estaba agotada sobre el proyecto de
federalizacion, y tenia mucha razon. Sin embar
go, en el cuerpo de su discurso, ha vuelto á esa
discusion y ha tomado tambien en consideracion
499
el proyecto del Gobierno. Esto, á mi juicio, com
plica la discusion, porque la vuelve á abrir de
nuevo de una manera interminable. Habia un
proyecto en discusion, el de la federalizacion;
despues se ha presentado otro nuevo; ninguno
de los dos ha tenido mayoria en la Comision
¿cual es el rumbo que debe tomar el debate? A
mi juicio, debemos continuar la discusion del
proyecto anterior, el de la federalizacion—Yo
no entraré á examinar el proyecto del Gobierno,
mientras no se resuelva si vive ó muere el de la
federalizacion.
El Señor Diputado que deja la palabra, con
secuente con las declaraciones que hizo al princi
pio de estas sesiones, considera que la discusion
está terminada sobre el proyecto de federaliza
cion: convengamos entónces en discutirlo y vo
tarlo.
Sr. Elizalde—Es mi idea; pero he tenido que
decir las razones que nos han guiado para acon
sejar este proyecto.
Sr. Mármol—Voy á decirle la razon: á mi
juicio, el Señor miembro informante, no puede
hablar á nombre de la Comision propiamente,
porque la Comision ha despachado en disidencia;
en la Comision eramos siete miembros: tres es
taban de un lado, tres de otro, y uno de otro.
De consiguiente, debe continuarse la discusion
del proyecto de federalizacion, y votarse. Si es
aceptado, ya no hay mas que hacer del proyecto
del Gobierno; si, vice-versa, la mayoria lo recha
za, entónces-entraremos á discutir el proyecto
del Gobierno, pero ahora ¿á qué vamos á com
plicar la discusion con los dos proyectos? Lo que
debe hacerse oir, á mi juicio, es la palabra del
Gobierno, de decir, que diga clara y netamente
si aceptará este proyecto de federalizacioa, si él
lo llevara á ser sancionado por las Cámaras Pro
vinciales; porque si el Gobierno insiste en la de
claracion que hizo en la sesion anterior, de que
sostendria á todo trance, por los medios que la
Constitucion le confiere, el proyecto que ha pre
sentado, esa declaracion importa lo siguiente en
toda buena lógica: que rechazará á todo trance
el proyecto contrario.
Eh bien: si el Gobierno declara ahcra que re
chazará á todo trance el proyecto de la federa
lizacion, entónces, los Señores Diputados que
están por él, verán que trabajan inútilmente, por
que claro está: el Gobierno que ha de ser eje
cutor de la ley, el Gobierno que será, por su ca
rácter de Gobernador, el que ha de presen
tar la ley á la Lejislatura Provincial desde
que él declare que le negará su apoyo ante la
500 SESIÓN DEL 20 DE AGOSTO DE 1862
Legislatura Provincial, desde que declaren que le
dirá a la Legislatura dela Provincia que este pro
yecto no conviene á Buenos Aires, claro es que
el proyecto de federalizacion es perdido.
Sr. Iflizalde—Eso seria ejercer coaccion por
parte del Gobierno.
Sr. Mármol—No, Señor: el Gobierno ha di
cho que sostendrá á todo trance el proyecto que
presenta, y yo digo que esto, en toda buena ló
gica, quiere decir: que rechazará todo otro pro
yecto que se oponga á ese. Si el Gobierno de
clara que rechazará á todo trance cualquier pro
yecto que no sea el suyo, el de la federalizacion
es perdido. Entónces la votacion seria estéril,
y por consiguiente, sin entrar á discutir el pro
yecto del Gobierno, porqite ya he dicho que no
entraré á discutirlo, hasta que no sepa cual es la
resolucion que recae sobre la federalizacion— in
vitaria al Gobierno á que nos espresará franca
mente su opinion.
Sa. Ministro de Gobierno—El curso que debe
llevar la discusion, es el mismo que ha llevado
hasta ahora. El asunto de que se trata, aun
que aparezca y venga dividido en tres proyectos,
es uno solo.
Ninguno de los tres es una verdad absoluta;
son todos relativos. Si el proyecto de la coe
xistencia es malo, es porque hay otro mejor. Si
oí de la federalizacion es malo, es tambien por
que hay otro mejor.
En una palabra, ninguno de ellos es bueno,
absol atamente hablando.
Su bondad resultaria de la comparacion que
se haga de los méritos y de los inconvenientes
de cada uno, con respecto á los otros y con re
lacion á la actualidad de la República.
En las discusiones anteriores de esta Cámara,
habia dos proyectos, coexistencia y federaliza
cion, ambos se discutian á la vez, y ambos vol
vieron justamente á la Comision con el proyecto
presentado por el Gobierno.
El órden de la discusion que debe seguirse,
es, pues, que los tres proyectos se discutan á la
vez, para que se discutan y resalten sus bonda
des ó BUS defectos respectivos, comparando los
unos con los otros.
Ahora, en cuanto á¿la declaracion que quiere
el Señor Diputado que haga el Gobierno, diré
que el Gobierno ha dicho que sostendria el pro
yecto que presentó por los medios legales, que
hará todos los esfuerzos posibles por sostenerlo;
y nada mas; pero no quiere esto decir, ni seria
propio que el Gobierno principiara por decla
rarlo á la Cámare, que ha de usar del veto, ni
de los otros recursos á que el Señor Diputada
quiere que el Gobierno recurra. El Gobierno
hará todo cuanto le sea posible para hacer triun
far su idea; pero, consecuente con lo que ántes
ha dicho, aceptará siempre aquel proyecto que
reuna mayor número de voluntades y ménos re
sistencias ofrezca. Asi es que, si aun despues
de sus esfuerzos, fuese vencido el proyecto que
ha presentado, no se desviará de sus declaracio
nes anteriores.
Sr. Mánnol—Me hasta, Señor, lo que ha dicho
el Señor Ministro, para saber la posicion que he
de asumir en este debate. El Gobierno declaró
al presentar su proyecto, que lo sostendria á
todo trance, porque era él su fundamento,rpero
ahora dice que el Gobierno aceptará lo que le
den. Entónces que el Gobierno defienda su pro
yecto, que yo, aunque lo acepto y votaré por él,
no lo defiendo, porque no me embarco en buque
que se vá á pique.
Sr,. Albarellos—Pero haga al ménos fuerza de
remo.
Sr.Ministro de Gobierno—Pues, Sr, el Gobier
no no tiene embarazo en embarcarse en el bu
que que se vá á pique, cuando el buque es bueno.
Sr. Mármol—Entónces se toma una resolu
cion, definitiva.
Sr. Ministro de Gobierno—¿Quiere el Séñor
Diputado que el Gobierno ejerza coaccion sobre
las Cámaras? No puede ni debe hacerlo. ¿Qué
diria entónces el Señor Diputado?
Sr. Mármol—Que el Gobierno sea sobrio y
circunspecto en sus declaraciones: cuando un
Gobierno, en cualquiera parlamento del mundo,
dice que sostendrá un proyecto á todo trance
por los medios que la Constitucion le dá, quiere
con ello significar que no ha de aceptar proyecto
alguno, contrario al que sostiene, miéntras pue
da rechazarlo por los medios legales.
Sr. Ministro de Gobierno—El Gobierno no
puede ejercer coaccion sobre la Cámara—En
ningun parlamento del mundo habrá visto el Se
ñor Diputado que el Gobierno principie la dis
cusion de un proyecto, declarando, como él quie
re qne declare ahora, que pondrá veto á cual
quiera otro.
No sé si alguno de los Señores de la Comision
quiere usar de la palabra. . . .
Sr. Gorostiaga—Por mi parte 1io Señor. .
Sr. Ministro—Voy entónces á decir algunas
palabras.
"Para esplicar la posicion del Gobierno, dije,
cuando tuve el honor de presentar el proyecto
en cuestion, que él era al presentarlo consecuen
te con sus declaraciones anteriores-..
 SESIÓN DEL 20 DE AGOSTO DE 1862
El Gobierno habia dicho: ante todo es la na
cion; y la nacion debe hacerse, porque Buenos
Aires ha empeñado su palabra, y no puede fal
tar á ella. Dije tambien que el Gobierno habia
dicho: vamos á la nacion por medio de aquel
pensamiento que reuna mayor número de volun
tades y ménos resistencias presente. Y partien
do de esta base, agregué que á la altura á que ha
bia llegado el debate, vista la manifestacion de
la opinion de esta Cámara y del pueblo mismo,
el pensamiento que ménos resistencias parece
presentar, es el que indica el proyecto del Go
bierno.
Para poner de manifiesto ante la Cámara los
antecedentes en que el Gobierno se ha fundado
para abrigar esta opinion, voy á permitirme re
cordar brevemente los de esta misma cuestion,
desde que fué iniciada.
Señor: la esplotaciori que se hizo del. senti
miento de localismo por los que hacian oposicion
al Señor Rivadavia el año 26, vino á concluir
por el desprestigio de su Gobierno. Esta misma
ley que hoy discutimos, fué la bandera que en
aquella época levantaron espiritus inquietos, y
hombres de estrechas vistas, que no supieron
anteponer sus mezquinas pasiones á los grandes
intereses de la patria. Los mismos argumentos
que hoy se hacen valer, se hacian valer entónces.
Se decia en aquella época, como hoy se dice; se
quiere decapitar á la Provincia de Buenos Ai-
reSi se la quiere asesinar. Miéntras tanto, la
Provincia asesinada- tenia entonces, como tendria
hoy, federalizado su territorio todo, mas vida
que despues de aquella pretendida muerte!
La esplotacion que del sentimiento de loca
lismo habilmente se hizo, fué, repito, una de las
principales causas que principitó la Presiden
cia, y preparó el camino á la tirania de Rosas.
Este sentimiento ha ido transmitiendose de
uno á otro, y ha llegado hasta nosotros, casi co
mo un hecho tradicional.
Es un atentado, se deeia, dividir la Provincia
de Buenos Aires, es un crimen traer la capital á
Bttenos Aires. Y esta asercion pasaba como
una verdad que no se pwdia poner en duda; ni
aun discutir, y pocos se tomaban el trabajo de
detenerse á meditar, porque era un atentado di
vidir la Provincia, porque era malo hacer á Bue
nos Aires la capital de la República.
Asi fué que cuando el año próximo pasado sa
trató de traer el Congreso á Buenos Aires, este
sentimiento revivió y encontró su intérprete en
muchos de los principales hombres del pais. El
Señor Mármol,, oí Señor Alsina, el Señor Teje
501
dor y muchos otros, resistieron abiertamente el
pensamiento del Gobierno de traer el Congreso
á esta ciudad, porque decian: si viene el Congre
so, viene en pos de él la capital, y la capital de
be ser una cosa muy mala, cuando todo el mun
do la rechaza.
&r. Mármol—Yo rechazó la capital en Bue
nos Aires, como se proponia, pero dije: que la
capital para mi era Buenos Aires.
Sr. Ministro de Gobierno —El señor diputa
do se opuso á la ley que queria traer el Congre
so, porque decia que traer el Congreso era traer
la capital á Buenos Aires.
Sr. Mármol—Porque se queria federaiizar á
Buenos Aires.
Sr. Ministro de Gobierno—No, Señor, porque
se queria traer la capital. No se trataba entón
ces de federalizacion. El hecho es que la misma
resistencia que hoy se advierte, se sintió entón
ces, y era ella motivada por el simple temor de
que la mera residencia temporaria del Congreso
entre nosotros, pudiera resolver la cuestion ca
pital en favor de Buenos Aires. Y fueron, Señor,
necesarios grandes esfuerzos por parte del Go
bierno, para conseguir que el Congreso pudiera
reunirse en este recinto.
Reunido el Congreso en Buenos Aires, fué
luego puesta esta cuestion de la capital á la ór
den del dia. Naturalmente, la primera cuestion,
la cuestion principal de que se habia de ocupar
el Congreso, era esta famosa cuestion de la ca
pital. ¿Donde y cual es el asiento del Gobierno
Nacional? ¿Con qué elementos ha.de contar? El.
Poder Ejecutivo manifestó en un mensajo, ins
talado apenas el Congreso, su manera de ver en
este grave negocio. Déseme, dijo, lo que corres
ponde á la nacion aun en la Provincia de Buenos
Aires, renunciando Buenos Aires á la posicion
privilegiada que hayan podido crearle los pactos,
si necesario fuere, ó bien al resolverse la cues
tion sobre la capital de la República, resuélvase
en el sentido de que con ella queden al servicio
del Poder Nacional, todos los elementos de Bue
nos Aires, deque él necesita para su, marcha ad
ministrativa.
El Gobierno, no abriendo una opinion decidida
sobre cual de estos dos estremos era preferible
quiso dejar al Congreso entera libertad de ac
cion, para que no pudiera en ningun tiempo
decirse que su influencia habia pesado en sus
deliberaciones..
El asunto, como era natural, pasó áuna Comi
sion. La Comision se espidió fijando la capital
fuera de Buenos Aires. La Ensenada, San Feiv
502 SESIÓN DEL 20 DE AGOSTO DE 1862
nando, San Nicolas, todo era bueno, ménos Bue
nos Aires; porque todavia la idea dominante era
que Buenos Aires no debia ser la Capital de la
República.
Recuerdo perfectamente, señor, que en las dis
cusiones que tuvieron lugar en el seno de la Co
mision á la cual fué llamado el Gobierno, me pre
guntaba un señor Senador, el Señor Carril, ¿por
que no se abordaba francamente la cuestion?
porque no se dice de una vez, sea Buenos Aires
la capital como dijo el Señor Rivadavia en 1826?
Yo contesté entónces lo que cualquiera en mi
lugar hubiera contestado, que la opinion no es
taba preparada, que el pais lo resistia.
Escluido Buenos Aires, aun de la discusion,
puede decirse, la Comision elijió á San Nicolás
de los Arroyos, entre los diversos puntos que se
presentaban como capitales posibles. Por un
incidente que no es del caso recordar, el asunto
volvió á la Comision.
Al volver á la Cámara no vino ya con desig
nacion de punto alguno, sinó con puntos suspen
sivos, que debian llenarse con el lugar que eli-
jiera el Congreso.
Eran estos puntos suspensivos el primer triun
fo de la idea que habia de concluir para demos
trar que no habia mas capital posible que Bue
nos Aires, por el momento al ménos. Si no era
Buenos Aires, la capital, ya la Comision no se
atrevia á decir que fuera otro punto.
La discusión hizo luego ver que sinó era Bue
nos Aires la capital, no habia llegado el momen
to de decidir que punto lo seria, y concluyó por
eliminar los puntos suspensivos de la Comision,
dejando al Congreso de 1863, llenar el articulo
que se echaba de ménos en la ley. Era este el
segundo triunfo de los que pensaban y querian
que fuera Buenos Aires la capital de la Repú
blica. La idea desprestigiada al principio, ibase
haciendo popular.
Pasado el proyecto á esta Cámara, despues de
la sancion del Senado, no era ya cuestion de si
Buenos Aires debia ó no ser la capital. La dis
cusion habia puesto de manifiesto que no habia
mas capital posible que Buenos Aires. Las re
sistencias habian sido vencidas. Si algunos espi
ritus no admitian todavia que Buenos Aires de
biera ser la capital, ninguno negaba ya que, por
ahora y por algunos años, no habia otra resi
dencia posible para las autoridades nacionales.
Fué esta la tercera conquista de esta discusion
ardiente; ardiente, porque debia serlo, porque la
cuestion era grande, y solo las grandes cosas
tienen el derecho de apasionar.
La cuestion parecia, pues, resuelta. Quedaba
sin embargo, todavia algo que hacer. ¿Como,
bajo que condiciones, será Buenos Aires la ca
pital, óla residencia de las autoridades Naciona
les? Será colocada toda la Provincia bajo las ju
risdicciones de estas autoridades, ó residirán ellas
simplemente como huéspedes sin ejercer juris
diccion? ¿Se federalizará la Provincia, ó coe
xistirán una y otra autoridad en la ciudad de
Buenos Aires?
A medida que estas dos ideas se debatian, la
cuestion iba ganando siempre terreno. Cada
vez aparecia mas evidente que si la Capital se
llevaba fuera de Buenos Aires, la nacion ofre
ceria una triste perspectiva de estabilidad.
Ya en las últimas sesiones esta opinion que
estaba en todas las conciencias, tomaba una for
ma real.
Un Señor Diputado por Salta, fué el primero
que rompió la valla que parecian oponer las re
sistencias que se creian existir en el pueblo de
Buenos Aires. Abordemos francamente la cues
tion, dijo él, resolvámosla de una manera radi
cal, cual conviene á la dignidad del Congreso, y
á los intereses de la República, digamos de una
vez lo que está en la conciencia de todos, que
no hay mas capital posible que Buenos Aires,
cual la concibió el Señor Rivadavia el año de
1826.
El pensamiento del Diputado por Salta en
contró éco en esta Cámara, mereciendo el apoyo
de no pocos de sus miembros. La opinion pública
le recibió tambien con favor.
En esta situacion, Señor; llegadas las cosas á
este punto, creyó el Gobierno que habia ya ur.a
base de opinion sobre la que pudiera contar, que
las resistencias habian sido vencidas, y que era
llegada la oportunidad de presentar la solucion
mas racional, sino la única, del difícil problema
de medio siglo.
Esta solucion no podia ser otra que la misma
que encontraron los legisladores del Soberano
Congreso Constituyente de 1826.
Autorizado por los visibles progresos que habia
hecho la opinion, creyó el Gobierno que la discu
sion habia hecho desvanecer esa resistencia tra
dicional, que no tenia razon de ser; y quc habia
llegado en consecuencia el momento de abordar
con franqueza la gran cuestion, dándola aquello
solucion que solo han podido resistir preocupa
ciones hábilmente esplotadas en otro tiempo,
pero que habian de desaparecer ante la discusion
tranquila de los verdaderos y legitimos interese»
de la República y do Buenos Aires mismo.
 SESIÓN DEL 20 DE AGOSTO DE 1862.
Felizmente, Señor, y es ello una singular coin
cidencia,—el pensamiento que el Gobierno ha
presentado á la Cámara, á la vez que es el mas
benéfico, el mas sério, el que mejor consulta los
intereses de todos, es tambien el que ha de reu
nir en su favor mayor número de voluntades.
EL Gobierno es asi consecuente con las decla
raciones que ha hecho desde el principio de esta
discusion. Nacido del pueblo, representante de
su soberania, es su primer deber seguir sus ins
piraciones, y acatar la ley sagrada de las ma
yorias.
Su pensamiento tiene la ventaja de presentar
una base estable y sólida para la organizacion
de la República, poniendo término al estado de
provisorio á que nos conducian todos los demas
proyectos, que han surgido en e&ta gravisima
cuestion.
El ha de merecer el apoyo de aquellos que han
creido y pueden creer aun, que Buenos Aires no
debe ser la Capital definitiva de la República,
porque deja lugar á que llenada una necesidad
imperiosa de la actualidad, la ley sea revisada en
un tiempo dado, y pueda ser reformada.
Ha de merecer tambien el apoyo de aquellos
que quieren ante todo salvar el ser politico de
la Provincia de Buenos Aires. Separada la ciu
dad de Buenos Aires del resto de la Provincia,
le sobran á esta elementos bastantes para orga
nizarse en una Provincia rica y floreciente. Di
go mas. - Aceptado el pensamiento del Gobier
no, la administracion de la Provincia ganará
considerablemente. Desembarazado de las aten
ciones premiosas de la politica, y de las que de
manda esta populosa ciudad, el Gobierno de la
Provincia se contraeria esclusivamente al cuid?.
do y á la administracion de la campaña. No
necesito enumerar las ventajas que de ello ee
reportarian.
Estoy, pues, muy distante de convenir con lo
que el Señor miembro informante ha dicho á es
te respecto. Lejos de Ctfiveniren que no po
dria organizarse un Gobierno en la Provincia
sin loe elementos de ia lj¡ipital, yo sostengo que
podrá, y perfectamente. Sostengo mas, que con
siderad.1 la esteittj on inmensa de territorio que
queda á la Provincia, su fertilidad y su riqueza,
será ella muy pronto mas rica y poderosa que la
misma Capital, una vez que tenga una adminis.
tracion que no se ocupe (Je /,tra cosa que de pro
mover BUS intereses, tan descuidados hasta hoy.
¿Por qué p/egnntu *- , podria establecerse
y organizarse un Gobierno de Provincia en la
Villa de Mercedes, en San Nicolas, en Belgrano,
503
en San Fernando? ¿Cualquiera de estas villas 6
ciudades, no seria un asiento muy digno para un
Gobierno de Provincia?
Se ha dicho, que no habria como formar los
poderes públicos. Tengo Señor demasiada cor-
fianzaenel patriotismo delos habitantes de Bue
nos Aires, para dudar de que ellos harian el sa
crificio voluntario de sus comodidades para ir á
servir los intereses de su Provincia, alejándose
temporalmente de la ciudad. Hemos visto que
la mayor parte de los Señores aqui presentes han
abandonado sus negocios, se han separado de su
familia para reunirse en este recinto á discutir
los grandes intereses de la patria.
¿Y por qué hemos de poner en duda que si la
Villa de Mercedes, por ejemplo, fuera la Capital
de la Provincia, faltarian ciudadanos que fneran
por el periodo necesario á ocuparse de los Nego
cios de la Provincia?
Se exagera, por otra parte, Señor, la situacion
en que quedará colocada la Provincia de Buenos
Aires, y las necesidades de su Gobierno. Esta
mos acostumbrados á ver á esta Provincia con
todo el prestijio y todo el aparato que correspon
de á un Estado que ha tenido una vida indepen
diente.
Una vez que Buenos Aires entregue, como
ha subrogada ya, lo que á la Nacion correspon
de, una vez que se haya hecho la separacion y
la entrega de los objetos nacionales, cuya ad
ministracion ha retenido hasta ahoia, 1» Pro
vincia va á descender considerablemente del al
to rango en que hasta hoy ha jirado. Su Lejia-
latura, que hasta ahora no se ha ocupado sinó
casi esclusivamente de las altas cuestiones de la
politica, quedará reducida á poco mas que una
corporacion municipal. Toda la vida, toda la
actividad, todo el interés de la Nacion, ha de
concentrarse en el Congreso y en las autorida
des nacionales. Hay en la Union Americana,
estados que tienen mas poblacion y mas riqueza
que muchos reinos Europeos, cuyas Legislaturas
solo se reunen cada dos años, para el despacho
de los pocos asuntos que pueden ocurrir. Sus
sesiones rara vez duran mas de tres meses; no
tienen importancia alguna politica, y pasan
completamente inapercibidas. ¿Podrémos por
un momento poner en duda que la Provincia
de Buenos Aires, separada su capital, conserva
rá todavia elementos mab que suficientes para
constituir un Gobierno capaz de llenar los obje
tos de su mision?
El proyecto del Gobierno, adomas Señor, ha
de reunir en torno suyo la voluntad de todoj
504 SESIÓN DEL 20 DE AGOSTO DE 1862
aquellos que quieren la federalizacion de toda
la Provincia, para poner asi al servicio de la Na
cion todos los elementos de crédito, de fuerza y
de poder de Buenos Aires, hasta tanto que el
Gobierno Nacional adquiera elementos propios
de vida para no necesitar de nadie. La federa
lizacion del municipio de la ciudad de Buenos
Aires dá al Gobierno Nacional lo que necesita
para llenar los altos fines de su mision, le dá lo
bastante, y no necesita mas.
No por esto deja, empero, el Gobierno de re
conocer, que la federalizacion de toda la Pro
vincia, que ha sostenido con calor, es tambien
un pensamiento salvador, y que puede sostener
se en todos los terrenos, en el terreno de la Cons
titucion y en el de las verdaderas conveniencias
de la República y de Buenos Aires tambien.
Por último, Señor, este proyecto tiene la ven
taja de que si él es aceptado como cree el Go
bierno que lo será, ha de concluir con la divi
sion del partido de la libertad, division aparen
te que no tiene sinó disidencias del momento,
puede bien decirse, porque los que han comba
tido el proyecto de la federalizacion, son ami
gos del Gobierno, como los que hoy combaten
este nuevo proyecto.
Creo, Señor, que he dicho lo bastante para fun
dar el proyecto del Gobierno.
Si él fuese aceptado, como lo espero, será cu
rioso y digno de observarse para honor del Señor
Rívadavia, que despues de esta agitada discu
sion, habremos concluido nosotros por donde él
principió.
Pero, no ocuparé por mas tiempo la atencion
de la Cámara; cuando llegue la oportunidad, he
de ocupirme mas detenidamente de hacer resal
tar las ventajas del pensamiento del Gobierno so
bre todos los demas que se han presentado y dis
cutido.
Sr. Obligado (A. C.) —Parece que para proce
der con método en el debate, seria bueno que se
votara el proyecto de federalizacion, porque no
puede entrarse á considerarse otro proyecto sin
que la Cámara se pronuncie sobre ese, que es un
proyecto que tiene la aprobacion de otra Cámara,
y que solo ha venido á la revision de esta. Yo
creo, pues, que miéntras que la Cámara no se
pronuncie aceptando ó rechazando el proyecto
de la federalizacion, no es la oportunidad de en
trar á discutir oíro proyecto. Si la Cámara se
pronuncia rechazando el proyecto de la Comi
sion, entónces continuaremos con la discusion del
proyecto dol Gobierno; ai no es rechazado, en
tonces el proyecto del Gobierno ya no tiene lu
gar. Me parece, pues, que este es el modo mas
natural de proceder.
Si: Granel—Habia pedido la palabra con la
intencion de seguir este debate hasta la altura
que pudiera elevarse mi débil pensamiento; pero
cuando la voz de la pasion ha dado la campana
da de alarma á las preocupaciones, creo como
todos, en la conveniencia de que termine. No
ocuparé por tanto, mucho tiempo la atencion de
la Cámara, tanto mas cuanto que, debiendo á su
deferencia el uso que hago en estos momentos de
la palabra, no he de pagar con fastidio su jene-
rosa condescendencia.
Es por esto que voy simplemente á fundar el
voto que he de dar en este asunto.
Mucho he oido á los defensores del proyecto
que SQ discute, hablar de las ventajas que Bue
nos Aires reportará de su sancion; pero desde
este lugar, yo miro la cuestion bajo el punto de
vista de los intereses de la Nacion, y api eciando
las resistencias que la opinion, públicamente ma
nifestada, le opone, no puedo menos que negarle
mi voto á una ley que las desconoce, ó cuando
menos pone en peligro los altos intereses Na
cionales que debemos consultar.
Yo comprendo que esas resistencias pueden
ser vencidas, pero ¿quién nos garante que ellas
no serán mañana otras tantas hostilidades que
dificultando el principio, hagan mas tarde impo
sible la marcha de las autoridades de la Nacion?
Sancionado ese proyecto el Congreso y ei Go
bierno Nacional tendrán aqui su constante resi
dencia, y la opinion, como en todos los Gobiernos
democráticos será la fuente de sus inspiraciones:
ahora bien: esas resistencias que mirarán en ellos
el poder que ha absorvido los derechos politicos
de su soberania local, no tendrán jamás ninguna
influencia pn las (.-onveripuciss de la N^^ÍOI.
¿No ejercerá jamás su accion deletérea en las
desiciones de los altos poderes Nacionales?
No es sensato cuando menos arriesgarlo.
Por otra parte: la historia, ese gran maestro
de las sociedades humanas, nos enseña con sus
terribles lecciones, que el desconocimiento delos
derechos de la soberania Provincial, ha sido casi
siempre el orijen de ese largo y doloroso catálogo
de nuestras luchas, deesa sangrienta cadena que
hace cincuenta años aprisiona los pueblos Argen
tinos en el terreno de la anarquia y de la guerra
civil.
Y será posible, Señor Presidente, que el Con
greso de 1862, no digo desconozca, dé siquiera
el pre-.esto de que puede servirse el espiritu lo
 SESIÓN DEL 20 DE AGOSTÓLE 1862
cal para agregar un nuevo eslabon á esa larga
cadena de nuestros infortunios?
No, la organizacion del pais no necesita nue
vas luchas. Su hora, tantos años contenida por
la mano del destino ha llegado yá, pero iio trae
la exijencia de nuevos sacrificios; es que los pue
blos fatigados con la penosa peregrinacion que
han hecho cargados con el peso de sus preocupa
ciones, buscan hoy el descauso bajo el amparo
de las leyes y de la libertad. Asi pues, ese pe
cado original con que viene la autoridad del
Gobierno Nacional, y cuyo origen es el criminal
abuso que se ha hecho de ella, no necesita hacer
do la Provincia de Buenos Aires el Cristo que
hade darle el bautismo de redencion.
No: la verdadera redencion de la Autoridad
Nacional está en la providad de sus altos ma
gistrados, en la honradez y lealtad de su politi
ca, en la estricta observancia de la Constitucion
y de las leyes de la Nacion. Y por mas que he
oido, Señor Presidente, tratar esta cuestion en el
terreno del derecho Constitucional, diciéndose
en ella mas de lo que parecia posible decirse, no
he llegado á convencerme de quela sancion de ese
proyecto no importa, como creo, una flagrante
violacion de la prerogativasy derechos federa
les que nuestra Constitucion acuerda á cada una
de las Provincias Argentinas.
Estas consideraciones ligeramente enunciadas
son, Señor Presidente, los fundamentos del voto
que he dar en contra del proyecto de federalizar
la Provincia de Buenos Aires.
He dicho.
Sr. Presidente—Se va á votar si el punto está
suficientemente discutido.
Se votó y resultó afirmativa.
En seguida votóse el proyecto en general, y re
sultó aprobado por afirmativa de veinte votos
contra quinco.
Pasándose á la discusion en particular, se vo
taron y fueron aprobados sucesivamente, por afir
mativa de veinte y un votos contra catorce, to
dos los articulos del proyecto sin discusion algu
na, quedando sancionado asi :
ElSenado, &a.
Art. 1° En el próximo periodo legislativo de
1863, el Congreso Nacional determinará el punto
que haya de ser capital permanente de la Repú
blica.
Art. 2° Durante el término de tres años con
tados desde la publicacion de esta ley, las autori
dades nacionales continuarán residiendo en la
ciudad de Buenos Aires, la cual como la provin
505
cia, queda federalizada en toda la ostension de
su territorio.
Art. 3° La provincia de Buenos Aires du
rante el mismo término, queda bajo la inmediata
y esclusiva direccion de las Autoridades Nacio
nales, con las reservas y garantias espresadas en
la presente ley.
Art. 4° Los derechos especiales adquiridos
por los habitantes de la provincia de Buenos Ai
res Aires, por eus leyes vigentes relativamente á
grados militares, pensiones, jubilaciones, retiros
y privilegios industriales, quedan garantidos has
ta que el Congreso sancione las leyes que han de
rejir á toda la República sobre estas materias.
Art. 5Ü ' Los tratados escl nidos por el articulo
31 de la Constitucion Nacional para la provin
cia de Buenos Aires, seguirán escluidos mientras
permanezca fsderalizada.
Art. 6° Las Municipalidades existentes en la
provincia de Buenos Aires y las que se estable
cieren por ley del Congreso, tendrán el dere
cho esclusivo de votar sus presupuestos é impues
tos municipales, nombrar y destituir su presi
dente, enla forma que determine laley,scr elec
tos por voto directo del pueblo del municipio,
garantiéndoseles las propiedades y rentas que
hoy tienen por las leyes vijentes, sin que en nin
gun caso pueda el Congreso dictar una ley sobre
estas materias, desconociendo los derechos enun
ciados en este articulo.
Art. 7° Se crearán los empleados adminis
trativos necesarios, para la mejor espedicion de
los negocios, miéntras la provincia de Buenos
Aires esté federalizada.
Art. 8° Invitase á la provincia de Buenos
Aires á renunciar en bien de la Nacion, las re
servas que hizo ála ley comun porel articulo 104
de la Constitucion.
Art. 9° Todas las propiedades de la Provin
cia de Buenos Aires y sus establecimientos pú
blicos de cualquier clase y jónero que sean, se
guirán correspondiéndole;quedando sujetos aque-
llosque por su naturaleza son nacionales, á la Le-
jislacion Nacional, pero siendo del dominio de la
Provincia.
Art. 10. Durante el término de la federali-
zacion, queda garantido el presupuesto de 1859,
en la parte que es Provincial.
Art. 11. Durante el mismo término, los bie
nes y establecimientos de la Provincia de Bue
nos Aires, serán administrados por las autorida
des nacionales, pero no podrán ser enajenados,
sinó aquellos que es permitido hacerlo por sus
506 SESTON DEL 20 DE AGOSTO DE 1862
leyes vijentes y con sujecion á ellas, cuyas leyes
no podrán ser alteradas.
Art. 12. El Banco y Casa de Moneda que
queda perteneciendo á la Provincia de Buenos
Aires, debiendo ser administrado y lejislado
por las Autoridades Nacionales, durante el tér
mino de la federalizacion sin poder hacerse nue
vas emisiones de papel moneda, ni estender sus
operaciones fuera de la Provincia, vencido el tér
mino de esta, pasará álas Autoridades Provin
ciales.
Art. 13. Todos los deberes y empeños con
traidos por la Provincia de Buenos Aires, que
por su naturaleza son Nacionales, pasan á cargo
de la Nacion, y los que son Provinciales, serán
atendidos por esta, solo miéntras dure la fede
ralizacion, podiendo con este objeto invertir el
producido de los bienes de que puede disponer
por las le; es vijentes.
Art. 14. Cuando las autoridades nacion ules
pasen á residir á la Capital, la actual Lejislatura
de la Provincia Buenos Aires, volverá al ejercicio
desus funciones, prévia convocatoria que hará el
Presidente de la República y si la convocacion
no tuviere lugar por cualquier motivo que fuese,
podrá la Lejislatura reunirse por si misma.
Art. 15. Esta ley será presentada á la Lejis
latura de la Provincia de Buenos Aires para su
aceptacion, á la brevedad posible en la parte
que le es relativa.
Art. 16. Comuniquese al Encargado del Po
der Ejecutivo Nacional.
La sesion se levantó á las tres de la tarde.
40-
 SESIOIES DEL GOIGRESO

Noic. I. Acta de instalacion. III. Recepcion del Presidente y Vice

" II. Escrutinio de la eleccion de Pre de la República.
sidente y Vice de la República. IV. Clausura de las sesiones de 1862.
 's r
.. «. - .•

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Núm. Página Núm. Página
1.a SESIÓN PKEPAKATOEIA—Nom cional continue ejerciendo las
bramiento de Presidente y Se atribuciones anexas á este ... 41
cretarios interinos 1 " 4 Discusion del proyecto apro
Nombramiento de las Comi bando la conducta del Gober
siones revisoras de los diplomas nador de Buenos Aires,—En
de los Señores Diputados .... id. cardo del Poder Ejecutivo Na
Disension y aprobacion del cional 62
proyecto sobre los Poderes de " " Discusion del proyecto orde
los Setteres Diputados y aplaza nando la eleccion del Presi
miento de los presentados por dente y Vico de 1a Nacion. . , 68
los de Córdoba. 3 " " Discusion de la Minuta contes
Nombramiento de Presiden tando el Mensage del Encar-
te, Vices y Secretarios efec < gado del Poder Ejecutivo Na
tivos... . 23 y 24 cional 79
Juramento prestado por el rt 5 Discusion del ^proyecto sobre
Señor Diputado Villanneva y aprobacion de los diplomas de
porjel Secretario Dr. Muñiz . . . 27 los Diputados por Córdoba. . 89
i" 6 Discusion y aprobacion del di
SESIONES
ploma presentado por el Di
N.° 1 Nombramiento de la Comision putado electo por la Provin
que debe proyectar el Regla cia de Mendoza, Don Fran
mento 30 cisco Civit 127
" " Nombramiento de la Comision " " Discusion del proyecto de Re
Examinadora de los Diplomas glamento 130
de los Diputados por Córdoba. 31 " " ídem del proyecto que ordena
" 2 ídem de una Comision Espe acortar el término establecido
cial para el exámen del pro en el articulo 23 de la ley de
yecto referente á la eleccion de 4 de Julio de 1859, para las
Presidente y Vice de la Re elecciones mandadas practi
pública 35 á 38
" 3 Formacion de las Comisiones car en Córdoba 140 á 148
internas de la Cámara 39 " 7 Continua la discusion sobre el
" " Discusion y aprobacion del di Reglamento 141
ploma presentado por el Di " 8 ídem idem 153
putado suplente por la Pro " 9 ídem idem _ 168 á 193
vincia de San Juan Don Ama " 10 ídem y aprobacion de los di- 1
do Laprida 40 plomas de los Diputados •
Ortiz y Zuviria, Dor la Pro- ! -QK , on_
" " Discusion del proyecto de ley vincia de San Luis f & M1
que determina que el Encar " " ídem del presupuesto de la
gado del Poder Ejecutivo Na- Secretaria de la Cámara. ..
 II
Húm. Página Núm. Página.
11 Se dá cuenta de asuntos en " 21 Continua la discusion anterior. 373
trados 209 " 21 ídem idem ................ 409
15 Nombramiento de un a Comi " 22 Sigue la discusion sobre Capital 437
sion especial para dictaminar " 24 Discusion del proyecto que de
sobre el proyecto de federaliza- clara en estado de aitio á la
cion de Buenos Aires 212 Provincia de Corrientes y or
" Discusion de la enmienda in dena la movilizacion desus
troducida por el Senado al pre milicias .................. 461
supuesto de las Secretarias. . . . 213 " " Continua la discusion del pro
" Aplazamiento del anterior pro yecto de federaHzacion ...... 465
yecto 217 " 25 Se concede licencia al Diputa
13 Discusion y aprobacion del di do Ruiz Moreno ............ 479
ploma presentado por el Dipu " " Sigue la discusion sobre el pro
tado D. Dermidio Ocampo . . 220 yecto de federalizacion ...... id
" Nombramiento de Presidente y " " Proyecto de ley sobre laCapital
Vices de esta Cámara para el presentado por el P. E ...... 480
2" periodo, segun lo determina " 26 Discusion y aprobacion del
el Reglamento proyecto facultando al P. E.
" Discusion del proyecto do ley para intervenir en la Provin
de. Aduana 220 cia de Catamarca con motivo
14 Continuacion: de la discusion de la perturbacion de su órden
anterior 235 politico .................. 487
15 Discusion y aprobacion del di " " Aprobacion del diploma del
ploma del Diputado Suplente Diputado Don Tadeo Rojo,
. por Jujuy, D.José de la Quin por San Juan ........... ... 48T
tana 249 " 27 Discusion de las reformas in
" Continua la discusion del pro troducidas por el Senado al
yecto de ley de Aduana id proyecto de ley de Aduana. . 489
16 ídem idem 265 U " Sancion en definitiva del pre- ;
17 ídem idem . , 283 supuesto de las Secretarias del
18 ídem idem 300 Congreso ................. 496
19 Discusion del proyecto de ley i " Ultima discusion y sancion del
de federalizacion de Bs. Aires. 327 proyecto de ley de federaliza
20 ídem idem «- 348 con
 DE LAS SANCIONES ESPEDIDAS POR EL CONGRESO NACIONAL EN LAS SESIONES DE 1862-

Número Fecha de la últíma

déla Cámara Iníciadora Giman en que tecminó
sancíon sancion

N° 1 Ley autorizando al Gobernador de Buenos

Aires para ejercer las atribuciones anexas
al Poder Ejecutivo- Nacional Senado 2 de Junio Cámara de DD.
" 2 Ley ordenando se proceda á la eleccion de
Presidente y Vice-Preaidente de la Repú-
blica Senado 5 de Junio Cámara de SS.
" 3 Ley aprobando la conducta del Encargado
del Poder Ejecutivo Nacional Senado 5 de Junio Cámara de SS.
u 4 Contestacion al Mensaje del Encargado del
Poder Ejecutivo Senado 5 de Junio Cámara de DD.
" 5 Ley autorizando al Poder Ejecutivo para
acortar los términos en la eleccion de Cámara de Di
Diputados por la Producia de Córdoba. putados. 12 de Junio Senadores
" 6 Ley poniendo en posesion al Encargado
del Poder Ejecutivo Nacional de los
objetos que segun la Constitucion son
Nacionales .. Diputados 19 de Julio Senadores
" 7 Ley autorizando al Encargado del Poder
Ejecutivo Nacional para declarar en es Diputados pro 12 de Agosto Senadores
tado de sitio la Provmcia de Corrientes . yecto del P E N
" 8 Ley otorgando igual autorizacion respecto Senado Proyec
de la Provincia de Catamarca to del P. E. N. 15 de Agosto Diputados
" 9 Ley de Aduana Diputados pro
yecto del PE N. 18 de Agosto Diputados
'; 10 Presupuesto de la Secretaria de la Cámara
Diputados 18 de Agosto Diputados
" 11 Presupuesto de la Secretaria del Senado . Senado 18 de Agosto Diputados
" 12 Ley de federalizacion de la Provincia de
Buenos Aires .- Senado 20 de Agosto Diputados
" 13 Ley estableciendo el modo de distribuir las
rentas nacionales Senado 28 de Agosto Senadores
" 14 Ley sobre ferro-carril á Córdoba Senado 2 de Set'bre Senadores
" 15 Ley declarando Código Nacional el Código
de Comercio vigente en Buenos Aires. . Senado 10 1•dé Set'bre Diputados
" 16 Ley sobre tarifas postales Diputados pro
yecto del P E N. 18 de Set'bre Senadores
a 17 Ley sobre navegacion del Rio Salado .... Senado por Men
saje del P. E. N. 26 de Setjbre Diputados
« 18 Ley ordenando se levante el censo de la
República Diputados 27 de Set'bre Senadores
" 19 Ley designando el municipio de la ciudad
de Buenos Aires para residencia de las
autoridades nacionales Senado 1* de Octubre Diputados
" 20 Ley sobre sueldos del Presidente y Vice
presidente, Ministros y miembros del
Congreso ... Diputados 1° de Octubre Diputados
« 21 Ley declarando la eleccion de Presidente y Congreso en
V ice-Presidente de la República Asamblea 5 de Octubre Congreso en
" 22 Ley habilitando el antiguo camino de los Asamblea
Sunchales Diputados 6 de Octubre Diputados
" 23 Subsidio á la Provincia de Santa Fé para
garantir su capital de las invasiones del
rio que la circunda Senado 8 de Octubre Senadores
" 24 Ley votando doscientos ii.il pesos para
subsidio á las Provincias Senado. 8 de Octubre Senadores
 IV

Numero Techa de la ultima

«cia Cámara ln:cladora Cimara en que termino
sancinn i •andnn

" 25 Ley sobre contratos de inmigracion estran-

iera Senado. 8 de Octubré Diputados
" 26 Ley sobre navegacion del Bermejo Senado. 11 de Octubre Senadores
" 27 Ley organizando el Poder Judicial de la
ííacion Senado. 13 de Octubre Senadores
« 28 Ley declarando nacionales los territorios
existentes fuera de los limites ó posesion
de las Provincias Senado. 13 de Octúbre Senadores
" 29 Ley destinando una parte del producido
de los derechos adicionales para el abono
de los intereses y amortizacion de la
deuda consolidada de la Confederacion, y
de los bonos, billetes de Tesoreria y li-
bramiento's anteriores al 1° "de Abril de
de 1861 Senado. 16 de Octubre Diputados
" 30 Ley sobre consolidacion de la deuda flo
tante que dejó pendiente el Gobierno de
la Confederacion desde el 1° de Abril de Diputados pro
1861, hasta el 12 de Diciembre del mis- yecto del Poder
E. Nacional. 18 de Octubre Senadores
" 31 Ley acordando un crédito de cincuenta mil
pesos al Poder Ejecutivo Nacional para
preparar un local adecuado para las Se Senado proyec
siones del Congreso Nacional. ... to del P. E. N. 18 de Octubre Diputados
RESUMEN
91)
" " por la Cámara de Diputados. . . 10
En el Congreso en Asamblea General 1

i ' - 31

Secretaria de la Cámara "de Diputados—Buenos Aires Octubre 21 de 1863.

í :
V.° B.°—RAMOK B. MuSiz,—Secretario. LEANDRO DELGADO— Oficial 1.°

" " BERNABE QUINTANA,—Secretario.

 •r.
sr.