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Los chicos del coro

LOS CHICOS DEL CORO

“Piérre es excepcional y procuraré que se desarrolle al máximo”. Así es como habla Clément
Mathieu, el nuevo profesor del internado para chicos con problemas llamado Fond de l´ Etang,
de uno de los chicos más rebeldes y problemáticos del colegio. Donde todos los demás
profesores ven maldad e indisciplina, él ve a un grupo de niños desorientados, necesitados de
motivos para estudiar y de propósitos en su vida más allá del colegio.

Clément Mathieu es un antiguo profesor de música que llega al internado como nuevo vigilante.
Cuando llega a allí, Mathieu no solo enseñará música, sino que encontrará en los chicos,
especialmente en uno de ellos, Piérre Morhange, una manera de enseñar alejada de los antiguos
métodos y basada en el poder de la música.

Sin darse cuenta, Mathieu actúa como un auténtico tutor, ya que se muestra comprensivo,
empático, motivador, coherente con lo que hace, afectivo, con mentalidad abierta. Es capaz de
captar y entender los problemas de los alumnos. Todas estas cualidades se reflejan en su manera
de comportarse con los alumnos. De este modo, Mathieu se nos presenta:

Comprensivo: Esto se ve especialmente con Piérre. Es el niño protagonista de la película y por


eso la acción tutorial está dirigida fundamentalmente a él, aunque ya veremos que no es el
único. Mathieu se da cuenta, por un lado, de que Piérre actúa por rebeldía básicamente porque
no le gusta el colegio, porque estar allí no es una decisión propia, sino de su madre, con quien
tiene una relación de amor-odio, y porque no le motivan las asignaturas ni cómo se imparten.
Por otro lado, descubre en él un talento: canta muy bien. Por eso, el protagonista del coro que
forma en el colegio es Piérre, porque de esa manera se desarrolla en su talento y porque ha
descubierto lo que realmente motiva al chico. Mathieu y su coro suponen un cambio para Piérre.
En una de las últimas escenas de la película, cuando actúan para la condesa, Piérre está
castigado y no puede cantar. Sin embargo, Mathieu, comprensible, le permite intervenir e
interpretar su solo. Cuando lo hace, el profesor describe la mirada de agradecimiento del chico,
algo nuevo en un niño acostumbrado a los castigos y la falta de oportunidades. El personaje
opuesto a Mathieu es Rachin, el director. Lejos de ver un posible problema detrás de cada niño,
lo que ve es falta de disciplina y rebeldía gratuita. Por eso, su lema es “acción-reacción”, esto
es, cada vez que un niño hace algo malo, se le castiga, bien encerrándolo en los calabozos del
colegio, bien exigiéndole servicios de limpieza o similares para la escuela.

Empático: Cuando el viejo Maxence empeora de su herida provocada por Le Querrec, el niño,
angustiado, pregunta a Mathieu si se va morir. Este, lejos de reprimirle o reprocharle su
comportamiento, le abraza y le asegura que se va a poner bien. Es capaz de comprender que el
niño se siente arrepentido y actúa conforme a eso. Pero no solo en ese caso. Cuando habla con la
madre de Piérre, al conocer el caso de la mujer (una madre soltera superada por un hijo rebelde
al que decide llevar a un internado porque siente que no puede más con él), entiende cómo se
siente, y en lugar de hablarle del mal comportamiento de su hijo o incluso, como hacen algunos
docentes, vaticinar el futuro del chico si no cambia (los tópicos de “así no puede seguir, va a
fracasar irremediablemente en la vida si continúa así…”), le dice que su hijo tiene un don y que
se compromete a que lo desarrolle. Propone soluciones e informa de ellas a la madre de Piérre.

Afectivo: En su forma de actuar con Pépinot se ve muy bien su afectividad. Tanto es así, que
cuando Mathieu es despedido del colegio, Pépinot se escapa para irse con él. De hecho, el niño,
que espera todos los sábados a su padre desaparecido vaya a recogerle, dice que el día que se
marchó del colegio era sábado, aunque en realidad era martes, convirtiendo así a Mathieu, más
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Los chicos del coro

que en un profesor, en un padre para él. Dentro del colegio le protege y vela por él. Cuando
Mondain amenaza a Pépinot, Mathieu actúa para que no haga daño al chico.

Justo: Cuando ocurre el accidente de Maxence, Rachin, el director, castiga a todos los niños sin
recreo y sin visitas hasta que aparezca el culpable. Además, como nadie confiesa, elige al azar a
un culpable y lo lleva a los calabozos. Este comportamiento injusto se opone a la actitud de
Mathieu, quien descubre quién es culpable y pide permiso al director para levantar el castigo
general y castigar al culpable con sus propios métodos (principio de justicia). Así, Le Querrec,
es obligado a cuidar de Maxence hasta que se cure. Por otro lado, Mathieu le dice a Maxence
que Le Querrec se ha presentado voluntario para cuidarlo. De esta manera, Mathieu establece un
vínculo con el niño, guarda su secreto (principio de confidencialidad) y mejora su imagen ante
el resto de docentes (principio de beneficiencia y no maleficencia). El resultado de su castigo es
el arrepentimiento del chico, algo que probablemente no se habría conseguido con los métodos
de Rachin.

Con mentalidad abierta: Cuando Mathieu es consciente de los problemas de comportamiento


que tienen los chicos, prueba con un experimento: un coro. El coro, en sus propias palabras ,“les
llamaba la atención”. Todos los alumnos tienen una función dentro de él, y por tanto, todos son
necesarios para el funcionamiento del mismo. Así, trabaja la autoestima de los chicos, minada
por los continuos descalificativos de los profesores y mejora el clima y convivencia de clase.
Además, los niños hacen algo diferente a lo que, y salen de la monotonía de las clases
magistrales y las asignaturas instrumentales. Además, Mathieu hace ver al resto de profesores
que las instrumentales no son las únicas materias en las que se puede destacar. La música y el
deporte implican otro tipo de talentos que también hay que incentivar y desarrollar. Así
consigue ganarse la afinidad de sus compañeros docentes, al tiempo que proporciona a los niños
una actividad en la que se implican, especialmente Piérre, que incluso prepara las lecciones del
coro por adelantado.

Capta y entiende los problemas de los estudiantes: Mathieu sabe que los chicos son personas
complejas y que detrás de ellos se esconde un problema, y que por tanto, no pueden tratarlos
como a personas sin sentimientos que solo responden ante los castigos. Su figura se ensalza con
una broma que caricaturiza muy bien a Rachin: cuando Mathieu pide permiso al director para
hacerse cargo de lo ocurrido con Maxence, este le dice que acepta, pero que si averigua quién es
el culpable, él es el rey de los idiotas. La broma se repite una y otra vez, de manera que Rachin
queda en evidencia, y con ello, se muestra la evidencia más clara: que Rachin no sabe manejar
el colegio ni a las personas que lo componen.

Sobre si Mathieu tuvo éxito en su propósito como docente hay tres hechos que lo avalan: el
primero es que Piérre aparece en la película como un respetado director de orquesta, ya que
después de sus clases con Mathieu fue al Conservatorio de Lyon, donde continuó formándose.
El segundo es la manera en que Pépinot y Piérre, ya adultos, recuerdan a su profesor (con las
características que señalábamos antes) y recuerdan cómo marcó su infancia para bien. Y el
tercero y último es cómo se despiden los alumnos de su profesor cuando este es despedido (con
aviones de papel donde le dedican notas de despedida). Los niños desarrollan hacia Mathieu lo
que no habían desarrollado hasta ese momento: agradecimiento por lo que este había supuesto
para ellos.

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