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Juan Felipe Rozo Daza

Estudios Literarios
Universidad Nacional de Colombia

El hombre moderno - Descartes y Shakespeare

Lo que pretendo en este ensayo es mostrar de qué formas Descartes y Shakespeare, a partir
de dos obras particulares, El Discurso del Método y Macbeth (de estos autores
respectivamente), configuran un tipo de preguntas que permiten comprender un poco la
problemática de la modernidad. Estas cuestiones son, a saber: cómo se conoce, el hombre
como individualidad, el hombre como ser social, la tradición, Dios. A partir de esto pretendo
esbozar la cosmovisión que construyen estos autores de su propia época y ver también cómo
configuran un tipo de sujeto particular en la modernidad.

La modernidad se presenta como una época compleja en donde diferentes acontecimientos


marcan una gran diferencia en relación a la época predecesora. A continuación, voy a esbozar
algunos aspectos que considero fundamentales para abordar a los autores anteriormente
mencionados.
A partir del Renacimiento, y con la aparición del Humanismo, se empezó a tener un interés
gigante por la cultura griega antigua. Lo llamado “pagano” cobró vital importancia respecto
a las ciencias y las artes, además de que comenzó a desarrollarse una nueva visión del
hombre. Esto es un antecedente importante debido a que gracias a la importancia que empezó
a tener la cultura griega antigua, los hombres empezaron a cuestionarse muchas cosas, puedo
destacar dos particularmente: se piensa en el estudio directo de la naturaleza - es decir, se
privilegia a la experiencia propia del hombre- y se cuestiona la Iglesia como institución.
La preocupación del hombre por salvar su alma llega a extremos que no son aceptados por
todos. La Reforma se presenta como una oposición importante a la religión cristiana y marca
un hito importante al postular, siguiendo la idea de Acevedo, que “el hombre es libre en su
interior … y puede interpretar libremente la Biblia, sin sujeción a ninguna autoridad,
conforme al llamado ‘juicio privado’” (Acevedo, p. 444) Postula la libertad del hombre frente
a la interpretación de la Biblia, quitándole el poder a la Iglesia como único ente capaz de
hacerlo. Este hecho es fundamental no sólo por cuestionar a la religión cristiana sino también
porque va configurando la idea de la individualidad del hombre.
Juan Felipe Rozo Daza
Estudios Literarios
Universidad Nacional de Colombia

Un hecho fundamental imposible de ignorar en la época es la expansión europea. No sólo por


los descubrimientos de nuevas regiones -como el más importante de la época que fue el
descubrimiento de América- sino también por el crecimiento del comercio. Europa comienza
a expandirse por los rincones de América, Asia y África, empiezan a existir nuevas rutas
marítimas y se crean nuevas redes comerciales. Empieza a surgir la clase burguesa y
comienzan a existir conflictos sociales debido al enfrentamiento que se da entre esta clase
que surge y la nobleza establecida.
Finalmente un aspecto a destacar fue el creciente interés por el prestigio -sobre todo en los
espacios aristocráticos y en relación a la Iglesia- que proporcionaban los objetos artísticos.
Esto generó con el tiempo la creación en masa de obras, no sólo de pinturas sino también de
obras literarias. Vale decir que en esta época se cambió del paradigma de un arte para una
clase cerrada y se empezaron a abrir brechas para un arte de masas.

Descartes

Descartes rechaza los conocimientos que ha adquirido a través de su vida por medio de la
academia y pretende ir en búsqueda, con su nuevo método, de una verdad de la que él pueda
asegurarse. Este es un gesto que cabe resaltar: Descartes rechaza el conocimiento de la
tradición y resalta la importancia de sujeto capaz de encontrar sus propias respuestas por
medio de la razón.
El dudar de todo lo que hasta ese momento –en el que estaba escribiendo el Discurso del
Método- había recibido como enseñanza en su vida, lo llevo incluso a pensar en su propia
existencia. Su cogito ergo sum lo llevo a considerar que lo más importante del hombre es su
esencia –llamémosla- “pensante”:

…mientras que, con sólo haber / dejado de pensar, aunque todo lo demás que alguna vez
había imaginado existiera realmente, no tenía ninguna razón para creer que yo existiese,
conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia o naturaleza no es sino pensar…
(Descartes, p.47)
Juan Felipe Rozo Daza
Estudios Literarios
Universidad Nacional de Colombia

A partir de esto Descartes también logra identificar un tipo de imperfección del hombre al
dudar, debido a que esto implica no saber algo. Para esto evidentemente la solución es tratar
de hallar una respuesta por medio de su método, sin embargo, esta idea permite inferir tres
elementos importantes: el primero, que el hombre no es perfecto, pero que puede ser
perfectible; el segundo elemento apunta a que esto anterior sólo es posible por medio de la
razón. Y esta última se presenta como lo más importante para él –único vehículo que puede
incluso poner a prueba a los sentidos, y también que puede llegar al conocimiento de la
verdad de las cosas-. Finalmente, se desprende la idea que aquella imperfección no es
gratuita, sino que debe sugerir una idea de perfección, esto implica a su vez que debe existir
un ser más perfecto; un ser que haya depositado aquellas ideas en él –Descartes-, ese ser sería
Dios.
En relación a este último llega a una conclusión importante al mencionar la dualidad del
hombre –cuerpo y alma- y al pensar que al generar esta dualidad una dependencia y está un
defecto no podría ser compatible con Dios. Nos dice Descartes “…juzgaba por ello que en
Dios no podía ser una perfección el estar compuesto de estas dos naturalezas y que, por
consiguiente, no lo estaba…” (Descartes, p. 51), nuestro autor lleva a Dios a una existencia
metafísica. El mismo plano en el que se podría hablar de la existencia del alma.

Finalmente podemos decir que en Descartes se esboza una idea de libertad en el sentido de
que el hombre puede decidir si utilizar su razón para llegar al “conocimiento” de la verdad -
o si decide no ir en busca de ella-; y también en el sentido de que es el hombre el que por
medio de su propia razón se encarga de comprender el mundo. Este autor da luces de uno de
los problemas que me parecen fundamentales que es la interioridad humana.

Lo que sigue no es idea de Descartes pero, puede inferirse, que al poner la razón como medida
de la existencia del propio ser y del mundo, se hace un énfasis en la interioridad del hombre
y podemos decir que este aspecto se presenta como algo complejo. En Shakespeare se
comparte esta complejidad pero con unos matices diferentes. El punto fundamental de
Descartes está en la razón, en Shakespeare se encuentra en la consciencia de la crisis del
hombre: donde se combina una conciencia de la razón frente a una conciencia de las pasiones.
Llegamos a una interioridad conflictiva que explota en Shakespeare.
Juan Felipe Rozo Daza
Estudios Literarios
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Shakespeare

Antes de entrar a considerar Macbeth en relación a las ideas anteriormente mencionadas,


cabe mencionar una diferencia importante entre esta obra y el discurso anteriormente
mencionado: Macbeth se presenta como una tragedia, una obra teatral artística; El Discurso
del Método se presenta precisamente como un discurso de tipo narrativo en el cual se
desarrolla un método de cómo llegar a la verdad de las cosas. La obra de Shakespeare se
presenta como ficción y sin embargo, esto no quiere significar que las ideas planteadas allí
no tengan un contenido importante. Cabe decir que se puede apreciar un gesto moderno en
el hecho de que esta obra estaba abierta a todo público.

Hay que considerar que el problema fundamental en esta tragedia de Shakespeare es de


naturaleza humana –una naturaleza que comprende la razón y las pasiones- por ello, en este
ensayo vamos a enfocarnos en dos conflictos fundamentales de Macbeth: el hombre como
ser individual y el hombre como ser social.

Hombre individual

Al hacer referencia en el hombre y considerar su individualidad hay dos elementos clave que
se presentan en Macbeth y que permiten entrever el problema en la obra, estos elementos son
a saber, la voluntad y la libertad. Para hablar de ellos vamos a elegir a los dos personajes
principales de la obra que son Macbeth y su esposa Lady Macbeth.
Todo inicia cuando Macbeth se encuentra con las “hermana fatales” y ellas le comentan que
va a ser barón de Cawdor y posteriormente rey de Escocia. Al cumplirse la primera sentencia,
Macbeth está completamente convencido de que va a ser Rey y se despierta en el la avaricia.
Todo va tomando forma al comentarle él a su esposa Lady Macbeth lo ocurrido con aquellas
hermanas, pues esta última toma el control de la situación y exhorta a Macbeth a cometer un
crimen que cambia el rumbo del mundo dentro de la obra y que genera el cumplimiento de
la segunda sentencia de las brujas en relación al reinado de Macbeth.
A lo largo de la obra, la avaricia va nublando la razón de estos dos personajes y los lleva a
dejarse caer completamente en las pasiones hasta tal punto que dar muerte a seres queridos
Juan Felipe Rozo Daza
Estudios Literarios
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no es algo tan relevante, como obtener y mantener el título prometido. Los asesinatos de
Duncan, Banquo y posteriormente de la familia de Macduff configuran la interioridad de
estos personajes.
Macbeth, que es presentado al inicio como un caballero honorable y uno puede inferir que
conserva ciertos valores como la lealtad, está a punto de asesinar al rey Duncan. Sin embargo,
antes de hacerlo, un monólogo nos permite caracterizar su estad interior. En este sentido hay
un elemento fundamental que nos puede ayudar a desarrollar este punto.

Bloom menciona un tipo de identificación inevitable con el personaje de Macbeth, con su


imaginación: “La reacción universal ante Macbeth es que nos identificamos con él, o por lo
menos con su imaginación” (Bloom, p. 640) y es que precisamente, en diferentes momentos
de Macbeth es la imaginación de estos personajes, por medio de los monólogos, la que nos
permite conjeturar una individualidad en ellos. Veamos el siguiente ejemplo que nos muestra
a Macbeth unos instantes antes de cometer su primer asesinato:

¿Es acaso un puñal esto que veo, con el mango dirigiéndose a mi mano? Anda, empúñalo.
Aún no te tomo y sin embargo te veo. ¿No eres visión sombría, sensible al sentimiento y a la
vista? ¿O eres sólo una ilusión de la mente, una falsa creación que procede de un cerebro
enfebrecido? ... Me muestras el camino a seguir y el instrumento a ser usado. O mis ojos son
embaucados por mis sentidos o bien valen más que el resto. Aún te veo, con gotas de sangre
en la hoja y en el mango que antes no estaban. No, no es eso. Es la sangrienta empresa que
cobra forma ante mis ojos. Ahora, sobre esta mitad del mundo, la naturaleza parece muerta;
abyectos sueños perturban las cortinas del que duerme. La brujería celebra sus ritos a la pàlida
Hècate, mientras el exhausto asesino … camina hacia sus designios como un espectro.
(Shakespeare, p.50)

En un primer momento podemos ver, en este monólogo, de qué forma la imaginación de


Macbeth, sobre el acto que está a punto de cometer, empieza a generar un estado de turbación.
El protagonista de la obra ve que irremediablemente lo que va a cometer no tiene vuelva
atrás, debido a que su voluntad se vio previamente persuadida por su esposa Lady Macbeth.
Llama la atención sobre este punto que no es necesario que haya cometido el acto aún, pues
Juan Felipe Rozo Daza
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desde este momento empieza a tener una serie de pensamientos generados por la avaricia y
una conciencia de lo que va a hacer, que es inevitable la identificación con Macbeth, no en
el sentido de ser igual a él –en el caso de que sucedieran los mismos acontecimientos- sino
de posibilidad: de que el hombre pueda a llegar a tener cierto tipo de pensamientos
“siniestros” a partir de la avaricia –hablando de este caso particular-.

Cabe decir que la imaginación no sólo la podemos concebir en los monólogos de los
personajes, sino que también se encuentra presente en toda la obra: el ambiente sobrenatural
de las brujas, las premoniciones y los fantasmas, son elementos que configuran un entorno
que permite concebir la crisis1. Sin embargo, cabe resaltar que para este trabajo lo
fundamental es que este mundo creado permite explotar la conciencia de los personajes; se
le da vital importancia al mundo interior.
Cuando Macbeth asesina al rey el mundo entra en caos y pareciera que aquellos valores que
existían en ese mundo creado hubieran desaparecido. Desde este momento el mundo de
Macbeth entra en crisis. Aparece en el protagonista de la obra y su esposa una conciencia de
los actos cometidos y esto desemboca en el miedo y la culpa. Vale la pena mencionar que
desde el inicio –así su razón parezca turbada- los dos personajes tienen libertad de decidir
qué es lo que van a hacer y es su voluntad la que los lleva a un estado casi de locura.

Bloom nos dice que “lo que inventa Shakespeare son maneras de representar los cambios
humanos, alteraciones causadas no sólo por defectos y decaimientos, sino efectuadas también
por la voluntad, y por las vulnerabilidades temporales de la voluntad” (Bloom, pp. 26-27)
Lo que podemos ver en Macbeth es un estado de contradicción interna, una lucha interna
entre su razón, sus pasiones y su voluntad. Tanto en Macbeth como en Lady Macbeth
podemos observan cómo van cambiando a medida que transcurre la obra, no pueden evitar
su propia conciencia y los monólogos llegan hasta tal punto, que se puede entrever esta lucha
interna como un esbozo de la complejidad humana.

1
Con esto me refiero al momento en el que Macbeth asesina al rey y el mundo que parecía estar en
armonía se modifica y cae en una especie de caos.
Juan Felipe Rozo Daza
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En otro monólogo ya casi al final de la obra, encontramos a Lady Macbeth al borde de la


locura, enunciando todos los actos siniestros que cometió con su esposo:

Todavía hay una mancha … ¡Sal de aquí, mancha condenada! Fuera, te digo. Uno, dos…
¿Por qué? Entonces es hora de hacerlo. Tenebroso es el infierno. ¡Avergonzaos , mi señor,
avergonzaos! ¿Un soldado con miedo? ¿Por qué temer que alguien lo sepa si nadie puede
pedir a nuestro poder que rinda cuentas? ¿Quién habría podido creer que el viejo llevaba
consigo tanta sangre? … El barón de Fife tenía una mujer ¿Dónde está ella ahora? ¿Por qué
estas manos nunca estarán limpias? Basta ya, mi señor basta ya. Todo lo estropiaís con esas
vacilaciones … Todavía queda olor a sangre: ni todos los aromas de Arabia podrían perfumar
esta mano. ¡Ay! ¡Ay! … Lo hecho no puede deshacerse… (Shakespeare, pp. 130-132)

La culpa es fundamental en este aspecto y es que hace que se muestre un aspecto muy
importante en el hombre y es la conciencia de sí mismo y de sus actos, de la cual no puede
huir. Esto hace parte del desencadenamiento de la obra, finalmente Lady Macbeth muere y
Macbeth queda sólo con sus pensamientos a la espera de que se cumpla otra premonición que
anuncia su final con hechos que para él son poco probables. Cuando sucede lo que él nunca
se imagina, ya no le queda más salida que resignarse a su destino.
Otro autor nos habla respecto a Shakespeare y nos dice que “sus dramas se nutren de la
desilusión del amor y el odio, de las pasiones y de la razón; en sus obras no se aborda la
realidad inmediata, sino la experiencia de la contradicción existente en todo ser humano y el
carácter imprevisible de la existencia …” (van Dülmen, p.298) lo que quiero resaltar con esta
cita es el carácter universal, en este caso, de Macbeth. No podemos considerar los personajes
de Shakespeare como una individualidad sino como un tipo de “mímesis” –como lo diría
Bloom- del ser humano. A cualquier persona le puede ocurrir lo que a Macbeth, o mejor,
cualquier persona puede experimentar esa crisis pasional que la lleve a cometer actos
inimaginables que turben su razón. Por ello, Bloom no habla de un carácter social en Macbeth
sino universal, ya que así la obra no sea un reflejo de la realidad, si configura un tipo de
posibilidad de la que ningún hombre está exento.
Juan Felipe Rozo Daza
Estudios Literarios
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Hombre social

En este aspecto del conflicto entre el hombre y la sociedad sigue prevaleciendo el aspecto
de una individualidad en relación a otro. Y es que incluso Macbeth y Lady Macbeth tienen
interioridades que no pueden compartir a pesar de tener en sus mentes casi las mismas
culpas. Es decir yo consideraría la problemática social, en primer lugar, enfrentando a estos
dos personajes, ya que a pesar de querer los mismos fines, los dos tienen conciencias
diferentes y es la coacción de uno –de Lady Macbeth- sobre el otro –Macbeth- lo que
genera finalmente aquel desliz de la voluntad de este último que genera todo el caos.

Además, cabe resaltar un aspecto que me parece importante y es que los protagonistas de la
obra ocupan una posición social importante –la más importante-. Estos personajes tienen el
poder de afectar a los demás y en esta medida es más visible, el papel y la responsabilidad
que implica ser un hombre en sociedad. Modifica las otras individualidades y se puede decir
que el protagonista de la obra destruye el mundo –comprendiendo en este apartado también
los valores morales de ese mundo que existía- y lo somete a un caos. Esto se puede evidenciar
en toda la obra. Se podría decir que hay tres momentos, en los siguientes términos: todo es
armonía y tranquilidad hasta que llega Macbeth y asesina al rey, rompiendo con el mundo y
llevándolo al caos, luego, cuando este y su esposa mueren vuelve un tipo de armonía a ese
mundo, se podría decir que se recobran los valores.
El punto está en cómo congeniar una individualidad que es compleja, con un mundo
establecido de reglas y valores morales donde también hay otros sujetos que tienen una
interioridad igual de compleja. Esta es precisamente la crisis que se presenta en Macbeth. Por
ello la armonía del final es aparente puesto que la turbación hizo que todo el mundo de la
perdiera el rumbo y se podía decir que la conciencia, dejándose llevar por las pasiones.

Cabe resaltar que no pretendo en ningún momento -al menos en Macbeth- establecer un tipo
de comparación con la realidad pero, lo que sí quiero decir es que, esta obra configura un
tipo de ideas de la época que pueden ayudar a comprender el pensamiento de la modernidad.
Juan Felipe Rozo Daza
Estudios Literarios
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Descartes y Shakespeare trabajan y se preocupan por el ser individual, un poco alejados de


las ideas cristianas. Lo vemos en el primer autor diciendo que la forma de llegar a Dios es
por medio de la razón humana y del segundo en términos de que, por ejemplo en esta obra,
Dios no está y es el hombre el que tiene que lidiar con sus propios problemas y con su
naturaleza compleja.
Los dos le dan una prelación importante a la individualidad del hombre y ven lo humano
como algo fundamental. Podemos ver la voluntad y la libertad –tratadas de forma diferente-
como un tipo de constante que podríamos adjudicar a un tipo de hombre moderno: este último
tiene la libertad de valerse y decidir por sí mismo.
Los dos autores se volcán hacia el interior tal vez con intenciones un poco diferentes: en
Descartes podemos ver un tipo de “volcarse” hacia el interior con el fin de conocer el mundo,
en cambio en Shakespeare podemos ver este “volcarse” hacia el interior como un intento del
hombre por comprenderse. También puede decirse que los dos autores ven como punto
fundamental la razón pero en grados diferentes. Para Descartes la razón es lo fundamental
para llegar a la verdad de las cosas, por medio de ella –de su pensamiento- llego a la
conclusión de su existencia. En el caso de Shakespeare se puede ver un tipo de conciencia de
la complejidad del hombre en relación a lo que tanto su comportamiento y sus pensamientos
generan en su interior.
Lo fundamental es ver cómo estos autores configuran un tipo de ideas que permiten ver un
tipo de actitud concreta de estos en relación a su época. Podemos ver cómo en ambos se
puede ver un tipo de secularización en sus obras, cómo cuestionan las autoridades y cómo
consideran al hombre y lo humano como algo fundamental y complejo.
Este último aspecto llama la atención sobre todo porque el hombre es considerado por estos
autores, como un ser inteligente, capaz de valerse de su propia razón para acceder a la verdad
de las cosas –en el caso de Descartes- y a la vez, es considerado como un ser pasional –en el
caso de Shakespeare-. Estas dos ideas no se contradicen y resaltan un carácter que no se
puede ignorar, y es la libertad y la voluntad del hombre en la modernidad.
Juan Felipe Rozo Daza
Estudios Literarios
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BIBLIOGRAFÍA

Alvear Acevedo, Carlos. Manual de Historia de la Cultura. Editorial Limusa. México 2002.
Bloom, Harold. Shakespeare, la invención de lo humano. Traducción de Tomás Segovia.
Editorial Norma, Bogotá 2008.
Descartes, René. El Discurso del Método. Editorial Altaya.
Shakespeare, William. Macbeth. Traducción de Armando Roa Vial. Editorial Norma, Bogotá
2001.
Van Dülmen, Richard. Los inicios de la Europa Moderna (1550-1648). Traducciòn de
Maria Luisa Delgado y José Luis Martínez. Siglo Veintiuno Editores, México 2001.

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