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Síndrome de Reye

Es un daño cerebral súbito (agudo) y problemas con la actividad hepática. Esta


afección no tiene una causa conocida.

El síndrome se ha presentado en niños a quienes les han dado ácido


acetilsalicílico (aspirin) cuando tenían varicela o gripe. Este síndrome se ha vuelto
muy raro. Esto es debido a que el ácido acetilsalicílico (aspirin) dejó de
recomendarse para uso rutinario en niños.

No existe una causa conocida del síndrome de Reye. Se observa con más
frecuencia en niños de 4 a 12 años de edad. La mayoría de los casos que ocurre
con varicela se da en niños de 5 a 9 años. Los casos que se presentan con la
gripe con más frecuencia se dan en niños de 10 a 14 años.

El síndrome de Reye, una enfermedad sumamente infrecuente pero grave que


puede repercutir sobre el cerebro y el hígado, suele afectar a niños que se están
recuperando de una infección viral.

Debe su nombre al patólogo australiano R. Douglas Reye, que fue quien lo


identificó como síndrome específico en el año 1963, aunque todavía no se termina
de entender bien en la actualidad. Los estudios han establecido una conexión
entre el uso de medicamentos que contienen salicilatos, (como la aspirina, que
contiene ácido acetilsalicílico) durante una enfermedad viral como factor para que
se desarrolle el síndrome de Reye.

Los casos de esta enfermedad han disminuido de forma muy considerable desde
que se estableció esta asociación y los médicos empezaron a recomendar no
administrar medicamentos que contengan salicilatos (como la aspirina) a niños y
adolecentes, sobre todo en presencia de enfermedades de origen viral.

Sobre el síndrome de Reye

El síndrome de Reye afecta prioritariamente a niños de entre 4 y 14 años y ocurre


en mayor medida durante las epidemias de enfermedades de origen viral, como en
los meses de invierno o tras un brote de varicela o de gripe B.

Su duración varía en función de la gravedad de la enfermedad, que puede oscilar


entre leve y de remisión espontánea y, en muy contadas ocasiones, mortal al cabo
de pocas horas. A pesar de que su gravedad varía, el síndrome de Reye puede
ser un trastorno de riesgo vital que se debe tratar como una urgencia médica.
Síndrome de Reye
La detección y el tratamiento precoces son fundamentales, ya que las
probabilidades de una recuperación satisfactoria son mayores cuando el síndrome
se trata en su fase inicial.

Signos y síntomas

Los signos y los síntomas del síndrome de Reye casi siempre van precedidos de
una enfermedad viral, como una infección de las vías respiratorias (un resfriado,
una gripe, etc.), una enfermedad que cursa con diarrea o varicela. Muchos casos
son leves e incluso pueden no llegarse a detectar, mientras que otros son más
graves y requieren cuidados intensivos.

El síndrome de Reye puede suceder desde el primer día de una infección viral
hasta dos semanas después de este tipo de infección. Las enfermedades virales
que lo preceden son contagiosas pero el síndrome de Reye no lo es.

Entre sus síntomas, se incluyen los siguientes:

vómitos frecuentes

apatía, modorra o somnolencia

en los lactantes, diarrea y aceleración del ritmo respiratorio (taquipnea)

irritabilidad o comportamiento agresivo

En fases posteriores, el niño puede presentar comportamiento irracional,


confusión, debilidad muscular grave, convulsiones y pérdida de la conciencia. No
suele cursar con fiebre.

Entre otros síntomas posibles, se incluyen cambios en la vista, problemas


auditivos y habla anómala.

Hoy en día, el síndrome de Reye es muy poco frecuente: en EE.UU. solo se


registran una cantidad muy reducida de casos al año. De todos modos, sigue
siendo una diagnóstico a tener en cuenta, si un niño vomita con frecuencia y/o
Síndrome de Reye
presenta cambios en su comportamiento o estado mental, sobre todo si esto
ocurre durante o poco después de una enfermedad viral.

Prevención

Nunca se deben administrar medicamentos que contengan salicilatos (como la


Aspirina) para tratar la varicela, la gripe y otras enfermedades de origen viral.
Muchos medicamentos de venta sin receta médica contienen salicilatos, de modo
que lea atentamente los prospectos y hable con el pediatra de su hijo cuando dude
de si un medicamento es o no seguro para su hijo.

Por lo general, los salicilatos (como la aspirina) no se deben administrar a niños ni


a adolecentes salvo en afecciones especiales y bajo la recomendación explícita de
un pediatra.

Tratamiento

Los niños afectados por este síndrome se suelen tratar en el hospital y aquellos
que están gravemente enfermos deben ingresar en una Unidad de Cuidados
Intensivos (UCI).

El tratamiento es de soporte vital, ya que se trata de un síndrome que no tiene


cura. El equipo médico se centra en asegurarse de que el paciente está bien
hidratado y conserva el equilibrio electrolítico, aparte de monitorizar su estado
nutricional y cardio-respiratorio. Las probabilidades de recuperación son mayores
si estos sistemas clave están los más equilibrados posible. Entre las pruebas que
se pueden practicar, se incluyen los análisis de sangre, para controlar las
concentraciones de electrolitos y la función hepática, y las técnicas de diagnóstico
por la imagen (TAC o RM cerebrales).

Puede ser necesario utilizar la ventilación mecánica (a través de respiradores) si la


respiración del niño resulta excesivamente lenta o ineficaz. Se puede monitorizar
la presión intracraneal (la presión del líquido contenido en el cerebro) y la tensión
arterial. Se pueden administrar dosis reducidas de insulina para incrementar el
metabolismo de la glucosa, corticoesteroides para reducir la inflamación cerebral y
diuréticos para eliminar el exceso de líquidos. Si aparecen convulsiones, estas se
tratan con medicación.
Síndrome de Reye
El pronóstico de los niños afectados por un síndrome de Reye ha mejorado de
forma considerable. Gracias al diagnóstico precoz y a las mejoras en su
tratamiento, la tasa de supervivencia se ha incrementado en torno al 80%. Cuanto
antes se detecta, mayores son las probabilidades de supervivencia. Los niños que
avanzan hacia etapas más tardías del síndrome pueden sufrir lesiones cerebrales
y presentar discapacidades.

Cuándo llamar al pediatra

Si su hijo presenta vómitos recurrentes, cambios en el comportamiento y/o


somnolencia extrema, sobre todo si esto ocurre en o después de padecer una
enfermedad de origen viral, como una gripe o un catarro, póngase en contacto con
su pediatra o pida ayuda médica de inmediato.

Por descontado, mucho niños que padecen una enfermedad de origen viral
presentan algunos de estos síntomas y la mayoría no padece un síndrome de
Reye. De todos modos, la detección precoz es clave para tratar con éxito este
síndrome.

https://kidshealth.org/es/parents/reye-esp.html

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