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NANO ROBOTS: UNA CURA CONTRA EL

CÁNCER

Luis Galaz
Nicolas Riquelme
Sergio Sánchez
Cristóbal Toro
Grupo: Los Luchos bn HD
Profesor: Alan García
Asignatura: Tecnología
EL COMIENZO

Todo empezó con dos vídeos en una conferencia sobre biosensores. “Acababa
de terminar el doctorado y fui a ver a nuestro ídolo en el tema. Al final de la
charla, nos puso dos vídeos en los que se veían moverse a unas pequeñas
cosas. Todos nos preguntamos: ‘Y esto que es’. ‘Pues no son bacterias, son
nanorobots”. Así recuerda Samuel Sánchez (Tarrasa, 1980), Premio Fundación
Princesa de Girona a la Investigación Científica 2015, el instante en el que
descubrió qué quería hacer con el resto de su vida. Esos “nanomotores que se
autopropulsión”, que nadan en el plasma se convirtieron en su obsesión.
✕ Visto al microscopio, el nano robot es un pequeño tubo que expulsa burbujas de
oxígeno para propulsarse por el interior de un medio líquido, por ejemplo la sangre
de un ser vivo. La idea es lograr que este nadador pueda administrar de forma
tremendamente precisa un tratamiento farmacológico. Algo que podría resultar clave
para los tratamientos contra el cáncer, porque sería posible dirigir los ingenios a las
células enfermas para realizar el tratamiento. “La ventaja es que los podemos
controlar externamente para ir a un punto concreto y no tener que liberar el fármaco
por todo el cuerpo” explica el científico, que se ha trasladado del Instituto Max Planck
de Stuttgart al Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) sito Barcelona.

✕ No todos los nanorobots son iguales, como explica el científico. “Los hay de tres
tipos. Tubulares, de forma esférica y los que llamamos híbridos. Los más grandes son
del tamaño de una bacteria o de una célula cancerígena. Y los más pequeños del
tamaño de un virus”. Es decir, que estos últimos son del orden de 1.000 veces más
finos que el diámetro de un cabello.
✕ Pero no solo hay que pensar en estos submarinos de microscopio como los
perfectos administradores de fármacos. Su misión puede ser muy variada.
Por ejemplo, eliminar los residuos del agua. “Si juntamos a un gran grupo,
sería posible”, apunta Sánchez, invitando a imaginar a un enjambre de mini
robots que se encargan de purificar un caudal contaminado.

✕ El lema “curar el cáncer” es un arma de doble filo. El deseo final es llegar allí
por la vía más efectiva. Pero Sánchez lamenta que no se asuma lo lento y
tortuoso que es esa senda, la necesidad de que el gran objetivo final venga
precedido de una investigación profunda en ciencia básica. “Hay una
ciencia detrás de la visión final que todos quieren oír y comprar que lleva
mucho trabajo. En mi grupo, llevamos solo cinco años y hemos avanzado
muy rápido, pero aún no hemos dado ese paso que todo el mundo espera”.
✕ Ciencia en Español

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