Yo padre
Es un estado en el que se actúa, piensa o habla con los patrones
aprendidos de lospadres o alguna figura autoritaria importante en la
niñez.
Nos enseñaron lo que está bien y lo que está mal, cómo se debe vivir,
sentir, en qué debemos creer. Todo eso quedó grabado y dentro de
cada uno hay un “padre interior”.
Dependiendo de cómo nos trataron, esa figura podría ser crítica, como
un padre recto, poco flexible, autoritario, enfadado, serio, rígido,
juzgador, culpabilizador, etc… O también si hemos tenido la suerte de
tener unos padres nutritivos, cuando estemos en el estado del yo padre,
nos comportaremos de una manera flexible, halagadora, cooperadora,
aportando refuerzo positivo, etc.
Todo depende de los patrones que hayamos aprendido en la niñez. Tu
estado del yo padre será como una copia de lo que viste y copiaste en
tu infancia.
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Yo adulto
Es el estado más racional y realista. Un estado desde donde se analiza
información, se ordena y se toma la decisión que se cree más acertada,
sin dejarse influenciar por las emociones ni las normas.
Se centra en “lo que se debe hacer” y no en “lo que se desea hacer”.
Las reacciones del adulto son las ideales para que cualquier
conversación tenga fluidez y sea positiva. Es el estado que aminora
conflictos y devuelve el bienestar a las situaciones.
El adulto es el que piensa y razona de una manera realista. Los otros dos
estados de padre y niño, están más dominados por las emociones y
reacciones automáticas.
Una persona que está actuando desde un estado del yo adulto, se
mostrará sincera, humana, respetuosa, flexible, empática, resolutiva.
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Yo niño
Es la parte más dominada por los deseos, impulsos, sueños,
espontaneidad, creatividad, entusiasmo. Es la parte espontánea y la de
los impulsos naturales. También el yo niño, si está dañado, tiene su
vertiente insegura, vergonzosa, atemorizada, cruel, egoísta.
Responderemos desde este estado como lo hacíamos cuando
éramos niños, con un alto grado de fantasía y poca racionalidad.
No es negativo sacar este estado. Reprimir a nuestro niño interior trae
consecuencias negativas. Hay que dejar que salga, que sienta, se
divierta. Si la cuidas en vez de reprimirla, la parte adulta se desarrollará de
una manera saludable. Todos llevamos dentro el niño que fuimos.
¿Sabes qué según la teoría del análisis transaccional todas las personas nos
relacionamos desde tres estados del “yo”? ¿Alguna vez has reflexionado sobre
las diferentes formas de reaccionar que tenemos las personas? Seguramente, si
nos preguntáramos a nosotras y a nosotros mismos, cuantas formas conocemos
de reaccionar ante un mismo estímulo, se nos ocurrirían infinidad de
posibilidades.
Si bien es cierto que cada persona es única e irrepetible, hay ciertas cuestiones
que repetimos a la hora de relacionarnos. ¿Alguna vez te ha pasado, que después
de una reacción excesiva de rabia, de tristeza o de miedo, pasado el tiempo
reflexiones y llegues a la conclusión de que tampoco era para tanto? La teoría
del análisis transaccional creada por Eric Berne, nos explica este fenómeno.
El estado padre
El estado niño/a
Todas las personas hemos sido niñas y niños. Algunas veces sentimos, pensamos,
hablamos o actuamos como cuando lo éramos. Este grupo está basado en
las reacciones basadas en emociones, sentimientos o fantasías de cuando éramos
pequeñas y pequeños. Al carecer de vocabulario amplio, los y las peques muchas
veces se dejan llevar por las emociones desmesuradas de ira, de tristeza, de
miedo, o de alegría, entre otras, sin poderlas explicar claramente. ¿Tenéis en
mente la expresión de alegría de los y las más peques estas navidades abriendo
los regalos?, ¿Creéis que se parece a la expresión de una persona adulta cuando
aprueba una oposición que lleva preparando mucho tiempo? o, ¿Cuándo
imaginamos que nos toca la lotería? Estas son las reacciones que se engloban en
este apartado.
Concluyendo, ningún estado del “yo” es mejor que otro, todo depende del
contexto en el que nos encontremos. En el ámbito laboral, relacionarme desde el
estado del yo niño/a, quizás pueda generarme dificultades, mientras que en un
entorno de ocio y tiempo libre, puede permitirme disfrutar al máximo, de la
sensación de juego, creatividad y libertad, que tiene una niña o un niño, mientras
explora el entorno que le rodea. Es importante ser consciente de la forma en la
que nos relacionamos con el mundo, para así, poder elegir desde donde
reaccionamos, ser nosotros y nosotras, las que dominemos las emociones y no
tanto vernos dominadas o dominados por ellas, ya que a veces, reaccionar de
forma desmesurada sin ser consciente de ello, puede jugarnos alguna que otra
mala pasada.
¿Qué es el Análisis Transaccional?
En el asesoramiento terapia de TA es muy versátil, ya que puede ser utilizada en una amplia
gama de áreas e incorpora temas clave del humanismo, integración, el enfoque
psicodinámic, e incluso terapias psicoanalíticas. A pesar de que se reconoce comúnmente
como un enfoque breve y centrado en soluciones, el Análisis Transaccional también se
puede aplicar como una solución eficaz a largo plazo, con un tratamiento en profundidad.
Fundada por Eric Berne a finales de 1950, la terapia de TA está basada en la teoría de que
cada persona tiene tres estados del yo: padres, adultos e infantiles. Estos se utilizan junto
con otras claves y conceptos de Análisis Transaccional, con ayuda de herramientas y
modelos para analizar cómo las personas se comunican e identificar lo que necesitan para
que la interacción ofrezca un mejor resultado.
El Análisis Transaccional es una terapia de habla y las sesiones están diseñadas para
explorar la personalidad de un individuo y cómo éste ha sido moldeado por la
experiencia, en especial los derivados de la infancia. Esto se logra a través de preguntas
hábiles y la utilización de diversos modelos, técnicas y herramientas. Las sesiones pueden
ser llevadas a cabo en la forma de uno-a-uno el asesoramiento, o con familias, parejas o
grupos.
El ambiente que apoya el Análisis Transaccional es de no juzgar, seguro y respetuoso,
asegurando que una relación positiva se forje entre el terapeuta y el cliente(s), con el fin de
proporcionar un modelo para posteriores relaciones y la comunicación que se desarrollen
fuera de la terapia.
Estados del ego: Los Estados del ego se refieren a las tres partes principales de la
personalidad de un individuo, y cada uno de ellos reflejan todo un sistema de pensamiento,
sentimiento y comportamiento. Estos determinan cómo los individuos se expresan,
interactúan entre sí y forman relaciones.
Estos son:
Transacciones: Cuando las personas se comunican, sus estados del ego interactúan para
crear “transacciones”. Si los estados del ego interactúan y se mezcla de una manera
saludable, las transacciones tienden a ser más saludables, pero a veces estados del ego
pueden contaminar el uno al otro para crear una visión distorsionada del mundo. La
comprensión de estas transacciones es clave para la resolución de conflictos.