Lo que te voy a decir es algo muy serio y una vez que comprendas como es este
juego, recae en ti toda responsabilidad a la hora de intentarlo o rechazarlo. En
Japón, los jóvenes comentan muchísimo este oscuro ritual para atraer a un
espíritu siniestro.
La historia cuenta que Daruma era una joven que murió ahogada en la bañera. Se
encontraba lavando su cuerpo, cuando resbaló en el agua y se golpeó con el
borde de la tina. Se pegó tan fuerte que se sacó un ojo en el proceso. Inconsciente
y malherida, la muchacha se despertó muerta y desde ese entonces se dedica a
vagar entre nuestro plano y el del más allá a la espera de que alguien la invite a
entrar de nuevo.
Ahora, este es el juego. Recuerda que solo tú serás responsable si eliges formar
parte de él.
Es importante que tengas una bañera en casa y que lo hagas por la noche,
asegurándote de que el baño quede completamente a oscuras.
Quítate la ropa y sumérgete en la tina; el agua debe estar fría para cumplir a la
perfección con el ritual. Enjabona tu cuerpo como lo haces cuando te bañas
normalmente y repite en voz baja las siguientes palabras: Daruma, ven. Daruma,
ven.
En ese momento debes sujetarte muy fuerte y salir del agua, cuidando de no
resbalarte. Ella intentará hacer que suceda, eso te lo aseguro.
Seca tu cuerpo con tranquilidad y camina fuera del baño. En cuanto hayas salido,
el juego habrá dado inicio. Daruma te seguirá las siguientes 24 horas a donde
quiera que vayas, sin darte tregua. Tu objetivo es el de evitar que te alcance.
Era muy tarde cuando Andrea se levantó, alertada por unos extraños ruidos que
se escuchaban en su propia habitación. Tenía al lado de la mesita de noche una
maceta llena de troncos, que le habían regalado para decorar sus interiores. Al
encender la luz y fijarse en ellos, sintió un escalofrío bajando por su espalda.
—Voy a revisar el tronco para confirmar si se trata de una plaga o no —le advirtió.
—¿Usted cree que realmente pueda ser eso? —preguntó Andrea, temblando.
—No estoy seguro, señorita. Pero si lo es, le aviso que tendremos que fumigar el
apartamento completo, pues ese tipo de casos deben tratarse con extremo
cuidado.
Tras echar un vistazo al interior de los troncos, quebró uno y Andrea contuvo un
grito de terror. Cientos de arañas diminutas salieron desperdigadas por la madera,
en tanto el exterminador las apuntaba con un galón de insecticida.
Cuando el fenómeno se extendió como una epidemia por todo el país, las
autoridades de salubridad ordenaron exterminarlos a todos, así como prohibir su
venta en puestos callejeros y tiendas de decoración. Lo peor, fueron los casos de
personas que se reportaron con picaduras de araña una vez que los huevecillos
se rompieron. Síntomas horribles como fiebre y sarpullidos aquejaron a quienes
tuvieron contacto con los diminutos arácnidos; que también se esparcieron por
buena parte de las calles.
Luego de tan brutal experiencia, los troncos quedaron prohibidos y fue más la
gente que optó por poner naturaleza artificial en sus casas, que arriesgarse a
contraer una plaga.
Esta leyenda de terror fue una de las más difundidas en su momento en Brasil,
aunque nunca se ha llegado a confirmar si es verídica o no. Por si las dudas,
nunca está de más recordar que hay cosas que es mejor dejar en su entorno
natural.
El bebé feo
Ocurrió en la sección de maternidad de una clínica, en el estado de Chihuahua,
México. Marlene trabajaba como enfermera en dicha área del hospital, atendiendo
a los bebés recién nacidos y trasladándolos desde los partos hasta los cuneros,
previa revisión médica. Era un trabajo extenuante pero satisfactorio, pues a ella le
gustaban mucho los niños.
Sin embargo, ni ella ni sus compañeras podrían olvidar lo que ocurrió aquella
noche tan extraña, en la que una mujer murió después de dar a luz a su bebé.
La madre había llegado sola hasta las instalaciones de la clínica, aquejada por
fuertes dolores de parto. Se sentía tan mal que era casi un milagro que hubiera
podido llegar por su cuenta hasta la clínica. Rápidamente, el personal médico la
llevó a la sala de partos en donde dio inicio el más doloroso alumbramiento. La
muchacha se retorcía en medio de estertores y lanzaba gemidos anormales;
incluso para una embarazada que estaba dando a luz por primera vez.
Cuando el doctor recibió al bebé, se quedó lívido por un segundo. Era una criatura
horrible. Tanto, que una de las enfermeras estuvo a punto de desmayarse de la
impresión.
Lo peor fue que por más que se esforzaron, no pudieron encontrar a ningún
familiar de la madre, que literalmente parecía haber salido de la nada. Fue
trasladada a una morgue y probablemente, enterrada en una fosa común.
Había algo malo con ese bebé, algo que le ocasionaba un mal presentimiento.
—Jesús, María y José, entonces no sé a que se deberá ese aspecto. Pero una
cosa sí les digo: nunca había visto un niño más feo que este.
En ese momento, Marlene vio como el bebé abría los ojos, los cuales eran de una
oscuridad inconmensurable. Dibujó una macabra sonrisa en su boca diminuta,
detrás de la cual asomaron unos dientes afilados y dijo, con una voz de ultratumba
que hizo temblar a las mujeres:
Este terrorífico suceso mantuvo en vela por varias noches a las enfermeras
presentes, incluyendo a Marlene, que no podía dejar de pensar en el niño.
¿Qué o quién era ese bebé? ¿De dónde había venido y por qué había nacido así?
Ta vez lo mejor era nunca conocer las respuestas.