Anda di halaman 1dari 19

Suma Psicológica

ISSN: 0121-4381
sumapsi@konradlorenz.edu.co
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Colombia

Aguilar, Guido; Musso, Andrea


LA MEDITACIÓN COMO PROCESO COGNITIVO-CONDUCTUAL
Suma Psicológica, vol. 15, núm. 1, marzo, 2008, pp. 241-258
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=134212604010

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
La meditación como proceso cognitivo-conductual 241

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1


Marzo de 2008, 241-258,
ISSN 0121-4381

LA MEDITACIÓN COMO PROCESO


COGNITIVO-CONDUCTUAL

Guido Aguilar*
Clínicas de Psicología y Biorretroalimentación, Guatemala
Andrea Musso
Universidad Francisco Marroquín, Guatemala

ABSTRACT

It is risky to try to tackle an deeper issue as it is meditation, with a very


pragmatic model, as is the cognitive-behavioral psychology. However, if the
model is correct and flexible enough, and really could be explained by
increasing their explanatory power and generation of hypothesis power
too, would also enhance its credibility. Doing it again put our heads in the
lion’s mouth. But Kanfer and Karoly (1972) went alive trough their
exploration, which makes it possible to take them as models reinforced by
his audacity, and launching again. The work begins with the concept of
meditation, the arrival of cognitive-behavioral psychology to meditation, the
clinical effects of meditation and future prospects.

Key words: Meditation, cognitive-behavioral process, clinical results,


prospects.

* Correspondencia: GUIDO AGUILAR, Clínicas de Psicología y Biorretroalimentación, 6a. Avenida 20-25,


Zona 10, Edificio Plaza Marítima, Oficina 5-6, Guatemala 010010, Guatemala. Fax: (502) 2366-2228.
guidoaguilar@hotmail.com

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


242 Guido Aguilar, Andrea Musso

RESUMEN

Es arriesgado intentar abordar un tema tan profundo, como es la


meditación, con un modelo tan pragmático, como lo es la psicología
conductual-cognoscitiva. Sin embargo, si el modelo es lo suficiente-
mente correcto y flexible, realmente podría explicarse y al aumentar
su poder explicativo y generador de la hipótesis, aumentaría tam-
bién su credibilidad. Hacerlo es meter de nuevo la cabeza en la boca
del león. Pero Kanfer y Karoly (1972) salieron vivos de su explora-
ción, lo que permite tomarlos como modelos reforzados por su atrevi-
miento, y lanzarnos de nuevo. El trabajo se inicia con el concepto de
meditación, el arribo de la psicología cognitivo-conductual a la medita-
ción, los efectos clínicos de la meditación y perspectivas futuras.

Palabras clave: Meditación, proceso cognitivo-conductual, efectos


clínicos, perspectivas.

LA MEDITACIÓN COMO PROCESO comparando la psicología budhista con


COGNITIVO-CONDUCTUAL la terapia conductual. Y Guido Aguilar,

E
n el APA Monitor de septiem- en el mismo congreso, una conferen-
bre, Clay (1997) publicó un ar- cia y un taller acerca de la utilización
tículo señalando que cada vez terapéutica de la meditación.
más psicólogos y médicos están utili-
MEDITACIÓN: CONCEPTUALIZACIÓN
zando la meditación, para tratar una
variedad cada vez mayor de trastornos Para definir la meditación, es im-
físicos y emocionales. Y Coyne (1998) portante empezar diferenciándola de
publicó, en el mes de mayo en la re- lo que no es.
vista New York, un artículo sobre cómo
tener los pensamientos adecuados ¿Qué no es la meditación?
puede curarse la enfermedad, y subra-
Meditación es un término que no siem-
yó la importancia de cinco métodos
pre se usa en el mismo sentido, pues-
para lograrlo: Biorretroalimentación,
to que diversas escuelas filosóficas,
meditación, imaginación guiada, te-
teológicas, espirituales y psicológicas
rapias cognoscitivas y terapia de gru-
han utilizado el término para referir-
po de apoyo. Todo esto implica un
se a procesos distintos. Con frecuencia
reconocimiento y utilización cada vez
se encuentra en la literatura confusión
mayor de la meditación, tanto en el
en relación a los términos y conceptos
área médica, como en la psicología. Y
de introspección, reflexión, pensa-
en Acapulco, en el Congreso Mundial
miento, análisis, discriminación y
de Terapias Cognitivas y Conductuales,
concentración. A continuación se re-
de 1998, G. Alan Marlatt, un recono-
visa brevemente cada uno de ellos.
cido investigador, presentó un taller

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


La meditación como proceso cognitivo-conductual 243

a) Introspección: La meditación no es emocional y que conducen al indi-


un intento de analizarse a uno mis- viduo a una profunda sensación de
mo, puesto que no sólo omite toda paz, que también caracteriza la
forma de análisis intencional y meditación. Sin embargo, el hecho
consciente, sino que además no de ser guiada, dirigida y visualizada,
busca explorar nada en particular, representa algo distinto a la medi-
ni llegar a ninguna conclusión. tación, que justamente se caracte-
riza por la falta de guía racional,
b) Reflexión: la reflexión implica ela-
lógica y secuencial.
borar un tema de manera conscien-
te, analizarlo con fines de aclaración
y aplicación y de obtener conclusio- ¿Qué es la meditación?
nes, fines que son distintos de los
Meditar es un estado acrítico de auto-
de la meditación.
observación. Se observa el pensamien-
c) Pensamiento: Meditar no es pensar, to, pero sin pensar; el sentimiento, sin
por el contrario, no pensar es un re- involucrarse en él; y se observa cual-
quisito para meditar. Cuando se dice quier contenido cognoscitivo, sensorial,
“lo voy a meditar” como sinónimo de emocional, fisiológico o conductual, de
“lo voy a pensar”, no se está hablan- manera pasiva. Puede considerarse
do de meditación, sino de un proceso una técnica mientras el meditador no
lógico, racional y activo. Eso no es a ha logrado el estado de conciencia
lo que se refiere la meditación. meditativo. Cuando se alcanza, puede
inducirse a voluntad, por lo que la téc-
d) Análisis y discriminación: analizar y
nica –que no es la meditación– deja de
discriminar son procesos
ser necesaria.
cognoscitivos que requieren de ob-
servación activa. La meditación es Definición:
un proceso de observación pasiva.
La meditación es un estado de ob-
e) Concentración. La concentración servación acrítica de los contenidos
implica presión y tensión, lo cual cognoscitivos. Es un medio de
es diametralmente opuesto a la descondicionamiento, por lo que los
meditación, que consiste en fluir orientales le conocen como el camino
y dejar ser. hacia la liberación o a la iluminación
(Osho, 1996).
f) Visualización e imaginería: es fre-
cuente que se hable de meditacio-
CÓMO LLEGÓ LA PSICOLOGÍA
nes guiadas, que son en realidad CONDUCTUAL – COGNOSCITIVA A LA
inducciones seudo-hipnóticas, des- MEDITACIÓN
cripción de ambientes encubiertos
El estado meditativo era mayormente
que buscan evocar estados de paz,
desconocido a la sociedad occidental,
tranquilidad, relajación física y
que ha sobrevalorado el pensamiento

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


244 Guido Aguilar, Andrea Musso

racional, lineal, analítico y el espíritu teoría del aprendizaje social de


crítico, todo lo cual es opuesto a la Bandura (1969), las innumerables ex-
meditación. Por ello, sus efectos y be- tensiones de la modificación de con-
neficios eran también poco conocidos. ducta a la psicología conductual
Schwartz y Olson (1995) señalaron que comunitaria, al aprendizaje programa-
la meditación se popularizó en el mun- do, a los estudios de laboratorio con
do occidental, particularmente por la ratas, palomas y monos; de allí, hasta
emigración de maestros del budismo la medicina conductual y las aplicacio-
zen, iniciada en 1940 y maestros del nes clínicas de la psicología conductual
budismo tibetano, a partir de 1950. cognoscitiva, el conductismo ha dado
Fue importante el trabajo de un maes- grandes pasos. En general, se concluyó
tro hindú, Majariji Maheh Yogui quien que lo ideal es estar y vivir relajado, en
occidentalizó y promovió una forma de un ambiente social, laboral y familiar
meditación que actualmente se cono- positivo y reforzante, que le den estabi-
ce como la meditación trascendental lidad y permitan la reciprocidad, de ma-
(Forem, 1974). Poco después se desa- nera que el individuo contribuya
rrollaron otras formas, como la medi- también al bienestar y al moldeamiento
tación clínica estandarizada de de su sociedad. Son principios ecológicos,
Carrington (1977), la respuesta de re- pro-sociales y pro-vida, afines los que
lajación de Benson (1975), el reflejo de proponen grandes meditadores, como
quietud de Stroebel (1982), el foco Gandhi. Un nuevo punto en común en-
abierto de Fermi y Fritz (1980) y el tre conductismo y meditación.
método Silvia de control mental (Sil- La terapia de la conducta y la psi-
va, 1977). cología social experimental fueron las
Desde el punto de vista netamente más necesitadas de incluir las varia-
conductual, los hallazgos de Pavlov bles cognoscitivas, tanto en sus mo-
(1927) y Skinner (1953) permitieron delos explicatorios, como en sus
conocer los principios de la asociación estrategias de intervención. Así, el tra-
entre eventos. Los procesos de bajo de Ellis (1962), Beck (1976) y mu-
condicionamiento y aprendizaje, mol- chos otros, encontró gran acogida en
deados y modelados por la sociedad, el movimiento conductual. Curiosa-
dan un marco de referencia social al mente, buena parte de estos princi-
individuo y condicionan su percepción pios eran los mismos que proponía el
al mundo aceptado por su sociedad budismo tibetano hace miles de años.
como real. Los meditadores hablan de Allí se abrió otra brecha del conductismo
métodos de descondicionamiento, jus- hacia la meditación.
tamente para poder observar libres de Jacobson (1938) introdujo la rela-
condicionamientos. La compatibilidad jación muscular progresiva, Wolpe
entre conductismo y meditación, aquí, (1973, 1982) la popularizó y Bernstein
es evidente. De las extensiones del y Borcovec (1973) la estandarizaron
conductismo radical skinneriano a la para su manejo clínico y la investiga-

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


La meditación como proceso cognitivo-conductual 245

ción. Con la herramienta de la relajación El estado de balance, equilibrio y


profunda, muchos psicólogos homeostasis lograda por los meditadores
conductuales descubrieron la medita- o por quienes recibían entrenamiento
ción. Con estos antecedentes, los en biorretroalimentación, relajación
psicofisiólogos encontraron lo mismo y entrenamiento autógeno era lo que
que los hata yoghis: Que el balance y muchos psicólogos y médicos estaban
el equilibrio del cuerpo y su comunión buscando: Algo que combatiera el
con la “mente”, es la clave de la salud estrés, la tensión y generara estabili-
y el bienestar. La psicofisiología le pro- dad en los sistemas gastrointestinal,
veyó de metodología científica y demos- vascular, cardíaco, muscular, respira-
traciones empíricas al yoga, que torio y nervioso. Así, la meditación
adquirió por ese medio mayor credibili- empezó a prescribirse para el trata-
dad en el mundo occidental. Y a cam- miento de una gran variedad de enfer-
bio, la psicofisiología descubrió, con el medades, y se abrió un extenso campo
yoga, nuevas técnicas; y encontró prue- en el área de la medicina conductual,
bas de muchos de sus postulados sobre que actualmente trasciende las fron-
el control voluntario de respuestas, que teras de la psicología conductual-
hasta entonces eran consideradas cognoscitiva.
involuntarias. Pronto entró también en La visualización y la imaginería
juego la biorretroalimentación, y el tra- habían sido introducidos por Wolpe
bajo de Erick Pepper, Elmer y Alice (1973, 1982) en su desensibilización
Green, Borysenko, Benson y otros (véa- sistemática, y luego por Schultz y
se por ejemplo, Pepper, Ancoli y Quinn, Luthe (1969) en su entrenamiento
1979), estableció un puente entre la autógeno, por Cautela (Upper y Cau-
biorretroalimentación con su metodo- tela, 1979) en su condicionamiento
logía fisiológica científica y su orienta- encubierto, y Meichenbaum (1985) en
ción teórica conductual y la meditación. su entrenamiento de inoculación del
Los yogis y los meditadores tenían estrés, etc. (véase Hernández,
un grado de autocontrol fisiológico, emo- Sánchez-Sosa, González, 1996; Jones
cional y cognoscitivo, del que los inte- y River, 1997). Estas técnicas de visua-
resados en la biorretroalimentación y lización, consideradas complementa-
en el autocontrol querían aprender. Los rias y parte fundamental de ciertos
meditadores producían ritmos EEG tipos de meditación, se estaban usan-
distintos de los grupos de control y equi- do en la psicología conductual desde
libraban su sistema nervioso simpáti- hacía varios años. De esta manera el
co, con todas sus implicaciones intercambio entre la psicología
fisiológicas. Así, la meditación y los cognoscitiva y movimientos de Nueva
estados alterados de consciencia se Era y medicinas alternativas, empezó
convirtieron en objeto de estudios EEG a ser grande (véase por ejemplo
y fisiológicos en general (Green y Brigham, 1994). Aunque actualmen-
Green, 1977). te son muchos los psicólogos que usan

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


246 Guido Aguilar, Andrea Musso

“meditaciones guiadas”, y aunque hay de manera tan efectiva como la rela-


que reconocer técnicas de imagina- jación y otras técnicas cognitivo-
ción ingeniosas, interesantes y posi- conductuales (Benson, 1976; Clay,
blemente útiles, se recomienda 1997, Deberry, Davis y Reinhard,
investigar mejor este tipo de interven- 1989; Delmonte, 1986a; Fling,
ción y sus efectos, que aparentan ser Thomas y Gallear, 1981; Kuna, 1975;
prometedoras y formas prácticas para Schwartz, Davidson y Goleman, 1978;
inducir la generalización. Stoyva y Carlson, 1993); que reduce
La metodología conductual desarro- la frecuencia e intensidad de los pen-
lló interesantes métodos de observa- samientos negativos (Dua y Swinden,
ción, basándose en definiciones 1992); reduce el enojo (Dua y Swinden,
operacionales, diseños intra-sujeto, 1992); contribuye al desarrollo de valo-
prevenciones contra el prejuicio y el res positivos (Gerderloos, Goddard,
sesgo en los registros observacionales, Ahlstrom y Jacoby, 1987), de la
graficación y análisis de datos. Esta autoestima (Delmonte, 1981a a 1984a)
metodología, que entrena en observa- y a la autorrealización (Delmonte,
ción objetiva, es posiblemente el me- 1984a; Delmonte y Kenny, 1985), para
jor equipamiento para la meditación, combatir el insomnio (Delmonte y
pues permite asumir la actitud de ob- Kenny, 1985), la depresión (Delmonte,
servación acrítica, objetiva y pasiva 1984a) y el uso de drogas (Benson, 1976;
que caracteriza la meditación. Clay, 1997; Delmonte y Kenny, 1985).
En la meditación se trata de obser- Se ha reportado también que la medi-
var el funcionamiento del propio apa- tación ayuda a una mejor adaptación
rato cognoscitivo. Esto sólo es accesible al trabajo (Kuna, 1975) y a reducir la
a la persona que medita, al menos du- fatiga (Benson, 1976). Varna (1983) re-
rante la meditación, aunque pueden
comendó el uso de la respiración
posteriormente realizarse registros, ano-
meditativa para lograr la reducción del
taciones anecdóticas y cuestionarios
dolor crónico; y Benson, Klemchuk y
sistemáticos de distintos meditadores
Gram (1974) usaron la meditación
y, conocer así más del proceso subjeti-
trascendental como una forma de ali-
vo y la experiencia de la meditación en
viar la migraña. Se ha señalado tam-
sí misma.
bién que la práctica regular de la
meditación aumenta la memoria y la
LOS EFECTOS CLÍNICOS DE LA
MEDITACIÓN absorción de la información (Pagano y
Warrenburg, 1983).
Adicionalmente, los efectos de la
Efectos psicológicos de la meditación:
meditación sobre la calidad de vida no
Los efectos clínicos de la meditación se restringen a los pacientes, sino
están bien documentados en la lite- también a los terapeutas mismos, que
ratura. Por ejemplo, se ha encontrado son susceptibles al desgaste profesio-
que disminuye la ansiedad y el estrés nal (burnout). Por ejemplo, Shapiro,

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


La meditación como proceso cognitivo-conductual 247

Astin, Bishop y Córdova (2005), encon- metabolismo basal se reducía


traron que el entrenamiento en re- significativamente durante la medita-
ducción del estrés basado en el ción, por lo que sugirió que incluso los
sistema de meditación, produjo cam- niveles de azúcar en sangre podrían
bios significativos en la reducción del controlarse mediante esta técnica.
estrés. Adicionalmente, se sabe que Benson (1976) llamó respuesta de
los casos de desgaste en este tipo de relajación a estos cambios fisiológicos
profesiones, ligadas al contacto direc- colectivos. Esta es una respuesta in-
to con pacientes afecta de manera tegrada de la mente y el cuerpo, que
negativa la calidad del servicio que se incluye la reducción en el consumo
presta al cliente. Este mismo estudio de oxígeno, el decremento de la fre-
indica que la práctica regular de la cuencia cardiaca y respiratoria, pre-
meditación produce cambios favora- sión sanguínea y reducción de los
bles en el nivel de compasión y cali- niveles de ácido láctico, aumento de
dad de vida del profesional, hecho que la resistencia de la piel y alteracio-
repercute en un mejor manejo de sus nes en el torrente sanguíneo. Muchos
pacientes y en el nivel de satisfacción de estos cambios periféricos son com-
percibida por los mismos. patibles con el decremento de la acti-
vación del sistema nervioso simpático,
Efectos psicofisiológicos de la el cual puede deberse al decremento
meditación: de los niveles de norepinefrina. Los
Se ha reportado consistentemente cam- cambios fisiológicos periféricos han
bios psicofisiológicos como resultado de probado ser de un valor primario para
la meditación. Así por ejemplo, se ha el tratamiento de una gran variedad
encontrado decrementos significativos de desórdenes médicos, tales como la
en la activación psicofisiológica en ge- hipertensión, la arritmia cardiaca,
neral (Delmonte, 1984b, c, d) en la como también el alivio del dolor y es-
hipertensión arterial (Benson, 1976; tados de ansiedad.
Delmonte, 1985a, 1986a); en los ritmos Los efectos fisiológicos periféricos
cerebrales alpha (Goleman, 1971, constituyen una evidencia fuerte,
Kasamatusi, Akira e Iría, 1969; aunque indirecta, de las alteraciones
Kasamatsu e Iría, 1969) y el estado de del cerebro durante la meditación, ya
alerta (Benson, 1976), en la tempera- que las respuestas periféricas son co-
tura periférica (Delmonte, 1985a), en ordinadas por centros importantes del
la tensión muscular y el ritmo respi- cerebro. Hay datos fisiológicos direc-
ratorio (Delmonte, 1984); los tos relativos al cerebro humano, limi-
meditadores parecen tener una menor tados primariamente al EEG, que
reacción ante el estrés y una más rá- demuestran el incremento en la
pida recuperación que los grupos de sincronización de la actividad de on-
control (Delmonte, 1984c). Wallace das cerebrales en forma de ritmos alpha
(1970) demostró que el porcentaje de y theta durante estados meditativos y

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


248 Guido Aguilar, Andrea Musso

otros estados alterados de conciencia. mienzo para la búsqueda del cambio


Estos cambios son válidos en las téc- productivo, del bienestar y una buena
nicas que elicitan las respuestas de calidad de vida.
relajación, pero no se encuentran ne-
cesariamente en todas las técnicas, ni Imaginería y visualización
en todas las ocasiones (Benson, 1976).
La utilización de métodos de visuali-
Kuna (1975) encontró que la medi-
zación e imaginería guiada ha sido
tación disminuye la ansiedad, aumen-
exitosa en las terapias cognitivo-
ta los niveles de atención y el proceso
conductuales desde hace décadas, en
de discriminación para la toma de de-
técnicas como la desensibilización sis-
cisiones; da mayor resistencia al
temática, flooding (técnica de inmer-
estrés ambiental y aumenta tanto la
sión), entrenamiento en inoculación
eficiencia al aprendizaje, como a la
del estrés, entrenamiento en manejo
actividad del sistema nervioso.
de la ansiedad, condicionamiento en-
Seeman, Fagan y Seeman (2003)
cubierto, terapia racional emotiva y
hicieron una revisión de la literatura
BASIC ID, relajación, sueños y enso-
comprendida entre 1974 y 2001 y con-
ñación y EMDR, entre otros (véase
cluyeron que la meditación reduce la
Hernández, Sánchez-Sosa y González,
presión sanguínea, niveles de
1996; Jones y River, 1997; Brigham,
colesterol, baja los niveles de hormona
1994).
de estrés, disminuye el estrés oxidante,
regula patrones específicos de actividad Clínicos y teóricos que recomiendan la
cerebral y mejora los indicadores de meditación:
salud general en los pacientes.
Resulta interesante señalar que Varias de las reconocidas autoridades
así como la meditación, en sus diferen- en el área de la terapia conductual
tes modalidades, resulta beneficiosa recomiendan el uso clínico de la me-
para la reducción de determinados sín- ditación, aunque realmente no entran
tomas, tiene también un importante en mayor profundidad acerca de la téc-
uso preventivo. Así, ha sido utilizada nica, la teoría, sus verdaderos efectos,
para prevenir múltiples enfermedades, ni la experiencia que representa. Por
como la hipertensión arterial, el en- ejemplo A. Lazarus (1981), aunque la
durecimiento de arterias, infartos car- recomienda, no la considera una téc-
díacos y como procedimiento para nica de terapia multimodal; sin em-
prevenir recaídas en el tratamiento del bargo Kwee (1993) la incluyó en un
alcoholismo, tabaquismo y otras listado de las 40 técnicas más utiliza-
adicciones. Por otro lado, dados los efec- das en la terapia multimodial. Koerner
tos de regulación psicofisiológica, la y Lineham (1992) la propusieron como
meditación permite desarrollar un una importante técnica integrativa en
estado de equilibrio y autocontrol que el tratamiento de personalidad limí-
son, indudablemente, un buen co- trofe. Selye (1993) la sugirió como una

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


La meditación como proceso cognitivo-conductual 249

técnica que combate el estrés y la ca del empleo de estas modalidades en


enfermedad resultante del mismo; el transcurso de la terapia.
Davis, McKay y Eshelman (1985) se-
ñalaron la meditación como una im- METIENDO LA CABEZA DE NUEVO EN LA
BOCA DEL LEÓN: PERSPECTIVAS HACIA
portante forma de autocontrol para el
EL AÑO 2006
manejo de problemas emocionales. Y
Turner (1993) la recomendó como una
forma de preparar a los pacientes para Meditación y procesos cognoscitivos
la desensibilización sistemática. Y G.
La meditación es un proceso cognoscitivo
Terrence Wilson (1982) señaló que
de atención selectiva, es una técnica
“desvestida de su mística, la medita-
de relajación generalizada, que lleva
ción es ampliamente utilizada por los
la atención de un input externo hacia
conductistas como otra forma de en-
un input interno y genera consisten-
trenamiento en relajación” (pág. 328).
cia (Boals, 1978). Se ha reportado que
En este sentido, se han hecho va-
el contenido de la imaginación en la
liosas contribuciones, recientemente,
meditación contribuye al despertar de
a fin de establecer la utilidad del em-
sistema nervioso autónomo. (Di Gus-
pleo de la meditación, en el aspecto
to, Eros y Wundt, 1979) aunque, al igual
de trabajo terapéutico. Por ejemplo,
que otros procesos cognitivos, parece
Elkins, Marcus, Rajab y Durgman
estar influida por diferencias indivi-
(2005), investigaron acerca del em- duales en el tipo de atención (Di Nar-
pleo de terapias alternativas y com- do y Raymond, 1979). La meditación
plementarias por parte del paciente es una técnica que ayuda a aprender
terapéutico. El objetivo fue compren- a discriminar los pensamientos de
der mejor el papel que las terapias otros eventos internos. La habilidad de
complementarias y alternativas tie- discriminar permite al individuo ma-
nen en el contexto terapéutico. Luego yor libertad de escogencia acerca de
de realizar una encuesta a 262 suje- dónde permanecer en su pensamien-
tos que asistían a psicoterapia, encon- to, o retornar al aquí y ahora
traron que las terapias mente-cuerpo (Hendricks, 1975), lo cual es relevan-
fueron utilizadas en un 44% de los te para el manejo de la ansiedad y la
casos. Entre esta modalidad, destaca- depresión y contribuye al descubri-
ron el empleo de relajación e miento de recuerdos y de emociones
imaginería, autohipnosis y medita- traumáticas (Millar, 1993).
ción. Las mismas fueron escogidas para La práctica de la meditación con-
afrontar el manejo de ansiedad y de- tribuye al incremento de la efectivi-
presión. Y, para estas sintomatologías, dad de habilidades y estilo cognitivo
la más empleada fue la meditación. (Dillbeck, Assimakis, Panayotis,
También es interesante el hallazgo de Raymondi, Orme-Johnson y Coledaas,
un 34% de sujetos que reportaron ha- 1986), y desarrolla en los meditadores
ber conversado con su terapeuta acer- valores más positivos (Gerderloos,

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


250 Guido Aguilar, Andrea Musso

Goddard, Ahlstrom y Jacoby, 1987). ferentes de lo que es observado y eti-


Adicionalmente, los efectos de las ex- quetado. Participar es estar comple-
pectativas sobre la meditación están tamente envuelto en el flujo de
bien documentados en la literatura eventos, emociones y otras respues-
(Delmonte, 1981a, b, 1983, 1984a, tas sin autoconciencia, no con la men-
1985). te en blanco, sino con plena atención
Según Kutz, Bosysenko y Benson y alerta. Los clientes aprenden a ob-
(1985), desde la posición de observa- servar, describir y participar, cultivan-
dor imparcial el meditador es capaz de do el no-juzgar, enfocándose en hacer
examinar pensamientos y sentimien- lo que verdaderamente funciona”
tos, proceso en el cual pueden (Koener y Linehan, 1992, p.448).
experimentarse marcados cambios,
Walsh y Shapiro (2006) señalaron
como estados alterados de conscien-
que la dirección actual de la medita-
cia. Cognitivamente este cambio se
ción debería centrarse en investigar
manifiesta como un uso mayor del pro-
a fondo fenómenos que están ya bien
ceso de pensamiento primario. El pro-
documentados como efectos y
ceso de pensamiento primario es
subproductos de la meditación, como
considerado un modo indispensable de
los cambios en los niveles de atención,
funcionamiento mental, conocido por
sensación de retraimiento, lucidez,
su flexibilidad intuitiva y tratamiento
cambios en el pensamiento y la cog-
multidimensional del contenido
nición, inteligencia emocional, la
cognoscitivo.
ecuanimidad, motivación, madurez
Koerner y Linehan (1992) señala-
moral y capacidades cognitivas únicas
ron características comunes entre la
y especiales (dentro de los cuales los
psicoterapia y la meditación. Indica-
autores identificaron 12).
ron que:

“las habilidades nucleares del primer Teorías de la meditación


año de terapia ayudan al cliente a de-
La meditación, como cualquier técni-
sarrollar control sobre su atención,
ca, adquiere funcionalidad dentro de
puesto que aprende a observar, des-
un contexto teórico y explicativo. Y,
cribir y participar.
como lo señalaron Kutz, Borysenko y
Observar es ponerle atención al flujo Benson (1985), cuando a la meditación
de eventos, emociones y otras respues- se le separa de su aspecto mitológico,
tas, sin tratar de cambiarlas. Describir místico y religioso, debe incorporarse
es cuando uno etiqueta los eventos, a otro contexto explicatorio, a otro sis-
emociones u otras respuestas, identi- tema ideológico, para proveerle de sig-
ficando los pensamientos como pensa- nificado. En la misma línea, Delmonte
mientos, los sentimientos como (1987a) señaló que “existe la necesi-
sentimientos, y notando que las ob- dad de examinar la meditación den-
servaciones y etiquetaciones son di- tro de un contexto teórico, para poder

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


La meditación como proceso cognitivo-conductual 251

formular hipótesis acerca de lo que la atención, de un momento a otro


incluye la experiencia de meditación momento, definición que puede apli-
y cómo su práctica puede ser terapéu- carse a todas las formas de meditación.
tica. La consideración de estas hipóte- En su forma más básica, conocida como
sis y la posibilidad de probarlas empírica, meditación de concentración, este foco
clínica y fenomenológicamente, puede de atención se alcanza restringiendo
conducirnos a un entendimiento más la atención a un único estímulo repe-
profundo de la meditación” (Delmonte, titivo, como una palabra, un sonido,
1987a, pág. 39). una oración, una frase, la concentra-
No hay un modelo único capaz de ción en la respiración, o un objeto vi-
tomar en cuenta toda la complejidad sual. Al mismo tiempo, se mantiene
de las experiencias de la meditación. una actitud pasiva. Cualquier otra
Por esta razón, la meditación suele ser actividad cognitiva es percibida como
examinada desde perspectivas teóri- distractora del objeto de concentración.
cas distintas e incluso divergentes, Cuando el pensamiento divaga, el
enfatizando diferentes modelos expli- meditador pasivamente descalifica la
cativos de la experiencia y conducta invasión, reenfocando su atención a
humana. La explicación teórica del pro- través de la repetición del estímulo
ceso de meditación y sus efectos se ha meditativo. Este campo de atención li-
abordado desde diferentes perspectivas mitado predispone al meditador a
teóricas, como la psicoanalítica abandonar el pensamiento lógico.
(Delmonte, 1987; Epstein, 1995; Kutz, Conforme la habilidad de meditar se
Borysenko y Benson, 1985), la teoría desarrolla, emerge una jerarquía de
constructivista de Nelly y la teoría per- sensaciones que va desde la relajación
sonal (Delmonte, 1987b; Kenny y profunda hasta marcadas alteraciones
Delmonte, 1986, Progoff, 1980), en tér- cognoscitivas y emocionales. El con-
minos de metaterapia y estados altera- junto de cambios psicológicos refleja-
dos de conciencia (Goleman, 1971), de dos en la experiencia de emociones y
la conciencia bimodal (Orstein, 1972), el flujo de conciencia, ha sido deno-
y teorías químico-fisiológicas (Mandell, minado “estado místico”, o estado al-
1980), entre otras; pero analizarlas tras- terado de conciencia. Esto se refiere
ciende los objetivos de este trabajo. a los cambios cualitativos en el esta-
do de conciencia, logrados por medio
Teorías cognitivo-conductuales
de la práctica de la meditación, u otras
Según Kutz, Borysenko y Benson técnicas que inducen tales estados.
(1985), para entender los efectos rea- Aún no se conocen bien los mecanis-
les de la meditación, primero debe mos fisiológicos por los cuales las
conceptualizarse eliminando sus ba- emociones y cogniciones se alteran
ses culturales y religiosas. Esto se lo- por medio de la meditación.
gra mejor si se define la meditación El conocimiento de los efectos de la
como una regulación intencional de meditación en la fisiología del cerebro

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


252 Guido Aguilar, Andrea Musso

es todavía limitado, aún cuando existe autoobservación no evaluativa,


una cantidad considerable de infor- autocontrato y detención de pensa-
mación relativa a los cambios fisioló- miento conductual (Shapiro y Zifferblat,
gicos comunes y, aunque no pueden 1976). De manera similar, Mikulas
diferenciarse por su fisiología, el foco (1978) conceptualizó la meditación
de atención puede variar con cada téc- como una técnica que incluye
nica. autoobservación y análisis funcional
Por otra parte, Gilbert (1978) señaló de conducta manifiesta y encubierta,
que no hay mayor diferencia entre las lo cual permite la relajación, la
técnicas de condicionamiento budhista desensibilización y la desvinculación.
y pavloviano. Goleman (1971) y Otis Carpenter (1977), indicó que el ejerci-
(1974), por ejemplo, teorizaron que la cio meditativo provee tres ganancias
meditación puede ser una forma terapéuticas: (1) introspección hacia
autoguiada de desensibilización siste- patrones repetitivos autoderrotantes,
mática, con exposición a recuerdos de conducta y pensamiento, (2)
displacenteros, estando acompañada de desensibilización de pensamientos do-
la inducción del estado fisiológico de re- lorosos, y (3) condicionamiento del sis-
lajación, que se alcanza a través de la tema nervioso central. Y Boals (1978)
práctica de meditación. Greenwood y teorizó que durante la meditación, la
Benson (1977) argumentaron que las relajación se elicita a través de un pro-
técnicas meditativas, más que formas ceso de condicionamiento clásico, en
de relajación progresiva, funcionan el cual el mantra se convierte en un
como formas de desensibilización sis- estímulo condicionado de relajación.
temática por inhibición recíproca. Con- Podría añadirse que la relajación re-
sideraron la meditación como una sulta tanto física como cognoscitiva, lo
desensibilización autorregulada de te- que cuenta con amplia evidencia em-
mas evocadores de ansiedad, bajo con- pírica (Delmonte, 1979).
diciones de relajación. Walsh y Shapiro (2006) ofrecieron
La sugerencia de la meditación como también tres niveles para intentar
una técnica de contracondicionamiento explicar los efectos de la meditación:
por inhibición recíproca, que favorece (1) En el primero se usan metáforas, a
la desensibilización de pensamientos falta de recursos verbales suficientes
evocadores de ansiedad, ha sido con- para describir y explicar los efectos
siderablemente apoyada en la litera- subjetivos de la meditación; (2) se re-
tura (Ávila y Nummela 1977; Berwick curre también a la interpretación de
y Oziel 1973; Block 1977; Mikulas 1978, los mecanismos involucrados (como
1981; Otis 1974; Shapiro y Zifferblat relajación, desautomatización, auto-
1976). La meditación también se ha monitoreo, autocontrol, etc.); (3) y en
descrito usando para ello términos y el tercero, se explica la meditación en
conceptos conductuales tales como función de los procesos implicados,
control de estímulos, autoinstrucción, como la desidentificación, el refina-

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


La meditación como proceso cognitivo-conductual 253

miento de la atención selectiva y el dad?” Y respondió: “Dudando. Alentan-


nivel de conciencia. Y, de acuerdo con do una duda razonable. Es necesario
Wilber (2000), concluyeron que la verificarlo todo en sí mismo, liberarse
teorización posiblemente requiera de de los prejuicios, los dogmas, los tur-
procesos participativos, metáforas bios conceptos, no aceptando nada a cie-
como guía y una cuidadosa investiga- gas, esforzándose por obtener un
ción de los mecanismos subyacentes, conocimiento superior e independien-
desde una perspectiva evolutiva. te. Se requiere también una purifica-
En resumen, la meditación puede ción en todos los sentidos y, por
conceptualizarse, en términos supuesto, el deseo de aclarar las du-
cognitivo-conductuales, en función de das” (pág. 122). Y más adelante, el mis-
la teorización de la relajación y la in- mo autor enfatizó que el buscador de
hibición recíproca de los contenidos la verdad debe mantener “una actitud
cognoscitivos y sus reacciones conse- interior de investigación, una actitud
cuentes, sin limitarse a los mismos; muy seria. Debe evitar los extremos y
y se constituye, adicionalmente, en una buscar el sendero del equilibrio, de la
técnica de autocontrol, autorregulación, armonía. Debe perfeccionar su discer-
autoobservación, control de estímulos nimiento, que es la llave que abre la
y control del pensamiento. Puede puerta de la verdad y adiestrarse en el
argumentarse que la meditación es un desapego. Es evidente que el aspiran-
proceso de observación pasiva, no- te debe desarrollar sus facultades. La
evaluativa de los condicionamientos búsqueda de la verdad no es un juego,
socio-culturales, que permite liberar- sino, bien al contrario, lo más serio
se de los mismos (Osho, 1996). Con la que el hombre puede hacer” (pág. 123).
práctica regular de la meditación, por Esto podía haber sido escrito por cual-
otra parte, la actitud de observación quier científico conductista, señalan-
pasiva se generaliza a la vida diaria, do la importancia del entrenamiento
con lo cual el individuo se vuelve me- en métodos objetivos de observación
nos reactivo, tanto a los estímulos del y discriminación, con el fin de evitar
medio, como a los procesos el prejuicio y el sesgo, y enfatizando
cognoscitivos y sus concomitantes en la necesidad de la verificación y
emocionales. Las implicaciones fisio- la demostración de los hechos. Es
lógicas, psicológicas, cognoscitivas, este, pues, un punto metodológico
conductuales y sociales de esto, son común, entre las disciplinas del
evidentes. conductismo y la meditación, aún
cuando la primera haya observado tra-
La meditación: una invitación a la dicionalmente hacia afuera la conduc-
autoexploración objetiva y a la investigación ta- y la segunda lo haya hecho hacia
Ramiro Calle (1980), un conocido adentro los procesos cognoscitivos.
maestro de yoga y de meditación, plan- Mahoney (1976) se refirió al cientí-
teó la pregunta: “¿Cómo buscar la ver- fico como sujeto de experimentación.

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


254 Guido Aguilar, Andrea Musso

Y Neuringer (1981) realizó un llamado ditación? ¿Cuáles son los efectos y


poco escuchando hasta ahora hacia la cambios vivenciales? ¿Por qué los
necesidad de la autoexperimentación. meditadores, en general, tienden a vol-
Señaló que “pocos psicólogos pasan verse pacíficos, ecologistas y vegetaria-
mucho tiempo analizando sus propias nos, y por qué tienden a cambiar sus
conductas” (pág. 79); y estableció la hi- conceptos filosóficos de la vida, la muer-
pótesis de que “si los psicólogos ex- te, y de la sociedad, entre otros? Para
perimentales aplicaran el método entender estos fenómenos, es necesa-
científico a sus propias vidas, apren- rio entrar en la meditación de manera
derían más cosas de importancia para personal, como autoexperimentación, lo
todos; y podrían contribuir más a la so- cual a su vez no es incompatible, sino
lución de problemas, que si continúan complementario, con el comparar, regis-
relegando la ciencia exclusivamente trar y analizar las observaciones y los
al estudio de los otros” (pág. 79). cambios de los meditadores en estudios
La filosofía de la ciencia establece intra-sujeto, o bien longitudinales y
que ésta es sólo uno de los posibles transversales. Pero es necesaria la ex-
métodos para conocer la realidad periencia de la meditación, para que el
(Harrison, 1979). La ciencia es un científico y el terapeuta no sólo se bene-
método que ha probado su utilidad, y ficien de ella, sino que además de iden-
que permite abordar fenómenos que tificar sus efectos, investiguen el
pueden observarse, ya sea por medio proceso de cambio y transformación que
de los órganos de los sentidos, o bien ocurre con ella, pues al entender sus me-
por medio de instrumentos que arro- canismos, posiblemente podamos no sólo
descubrir mucho más cerca del ser hu-
jen información que, a su vez, pueda
mano, sino también nuevas estrategias
ser accesible a los órganos de los sen-
de intervención.
tidos. Si algún fenómeno no puede ser
Este es, pues, un llamado para que
abordado por medio de los métodos de
los psicólogos en general, y los
la ciencia, eso no significa que dicho conductistas cognoscitivos en particu-
fenómeno no exista o no sea real, sino lar, investiguemos la meditación, no
que la ciencia, que es un método limi- sólo en otros sino en nosotros mismos
tado, no lo puede abordar. La meditación y nos atrevamos, así, a meter nueva-
se ha estudiado científicamente, anali- mente la cabeza en la boca del león.
zando los efectos o los cambios fisioló-
gicos, conductuales, cognoscitivos, REFERENCIAS
emocionales y/o actitudinales de los
AVILA, D. y NUMMELA, R. (1977). Trascendental medi-
meditadores. Pero para estudiar y en- tación: A psychological interpretation. Journal
tender a fondo el fenómeno de la me- of clinical Psychology, 33, 842-844.

ditación, no es suficiente estudiar sus BANDURA, A. (1969). Principles of behavior modification.


Nueva York: Holt, Rinehart & Winston.
efectos. Hay que estudiarla como
BECK, A.T. (1976). Cognitive therapy and emotional
proceso. ¿Qué es realmente? ¿Qué es disorders. Nueva York: International
lo que se experimenta durante la me- Universities.

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


La meditación como proceso cognitivo-conductual 255

BENSON, H. (1976). The relaxation respose. Nueva York: DELMONTE, M.M. (1981b). Expectation and meditation.
Avon Books. Psychological Reports, 49, 699-709.
BENSON, H.; Klemchuk, H.T.P. y Graham, J.R. (1974). DELMONTE, M.M. (1983). Some cognitive aspects of
The usefulness of the relaxation response meditation practice. Perceptual and Motor
in the therapy of headaches. Headache, 13, Skills, 57, 1160-1162.
49-52.
DELMONTE, M.M. (1984a). Factors influencing the
BERNSTEIN, D.A. y BORCOVEC, T. D. (1973). Progressive regularity of meditation practice in a clinical
relaxation training. Champaign, Ill: Research population. British Journal of Medical
Press. Psychology, 57, (275-278).
BERWICK, P. y OZIEL, L.J. (1973). The use of meditation DELMONTE, M.M. (1984b). Response to meditation in
as a behavioral technique. Behavior Therapy, terms of psychological, behavioral and self-
4, 743-745. report measures. International Journal of
Psycholsomatics, 31, 3-17.
BLOCK, B. (1977). Trascendental meditation as a
reciprocal inhibitor in psychotherapy. Journal DELMONTE, M.M. (1984c). Psychological concomitants
of Psychotherapy, 9, 78-82. of meditation practice, International Journal
of Psychosomatics, 31, 23-36.
B OALS , G.F. (1978). Towards a cognitive
reconceptualization of meditation. Journal of DELMONTE, M.M. (1984c). Meditation: Similarities
Transpersonal Psychology, 10, 143-182. with hypnoidal states and hypnosis.
International Journal of Psychosomatics.
BOUDREAU, L. (1972). Trascendental meditation and
31,24-34.
yoga as reciprocal inhibitors. Journal of
Behavior Therapy and Experimental DELMONTE, M.M. (1984e). Physiological responses
Psychiatry, 3, 97. during meditation and rest. Biofeedback and
Self Regulation, 9, 181-200.
BRIGHAM. (1994). Imagery for getting well: Clinical
applications for behavioral medicine. New York: D ELMONTE , M.M. (1985a). Biochemical indices
Norton. associated with meditation practice. A
literature review. Neuroscience and
CALLE, R.A. (1980). Ananda el yogui errante. Buenos
Biobehavioral Reviews, 9, 557-561.
Aires: Kier.
DELMONTE, M.M. (1985b). Response to meditation in
CARPENTER, J.P. (1977). Meditation, esoteric traditions:
terms of physiological, behavioral and self
Contributions to psychotherapy. American
report measures: A brief summary.
Journal of Psychoterapy, 31, 394-404.
Psychological Reports, 56, 9-10
CARRINGTON, P. (1977). Freedom in meditation. Nueva
DELMONTE, M.M. (1985c). Effects to expectancy on
York: Doubleday/Anchor.
Physiological responsivity in novice
CLAY, R.A. (1977). Meditation is becoming more meditators. Biological Psychology, 21, 107-121.
mainstream. APA Monitor, 28, 12.
DELMONTE, M.M. (1986a). Meditation as a clinical
COYNE, K. (1998, 11 de mayo). Brain power. New Cork, intervention strategy: A brief review.
28-31. International Journal of Psychosomatics, 33
DAVIS, M.; MCKAY, M. y ESHELMAN, E. R. (1985). Técnicas de (9-12).
autocontrol emocional. Barcelona: Martínez Roca. DELMONTE, M. M. (1986b). Expectancy and response
D E BERRY , S.; D AVIS , S.; R EINHARD , K.E. (1989). to meditation. International Journal of
Comparison of meditation-relaxation and Phycosomatics, 33, 28-34.
cognitive/behavioral techniques for reducing DELMONTE, M.M. (1987a). Meditation: Contemporary
anxiety and depression in a geriatric theoretical approaches. En M.A. West (Dir.),
population. Journal of Geriatric Psychiatry, The psychology of meditation (pág. 39-53).
22, 231-247. Oxford: Clarendon Press.
DELMONTE, M.M. (1979). Pilot study of conditioned D ELMONTE , M.M. (1987b). Contructivist view of
relaxation during simulated meditation. meditation. American Journal of
Psychological Reports, 45, 169-170. Psychotherapy, 2, (286-297).
D E L M O N T E , M.M. (1981a). Suggestibility and DELMONTE, M.M. y BRAIDWOOD, M. (1980). Treatment
meditation. Psychological Reports, 48. 727- of retarded ejaculation with psychoterapy
737.

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


256 Guido Aguilar, Andrea Musso

and meditative relaxation: A case report. positive values in advanced participants of


Psychological Reports, 47, 8-10. TM and TM-Sidhi program Perceptual and
Motor Skills, 64, 1003-1012.
DELMONTE, M.M. y KENNY, V. (1985). An overview of
the therapeutic effects of meditation. GILBERT, A.R. (1978). Toward a scientific technique
Psychologia: An International Journal of of mind expansion in the future of mankind.
Psychology in the Orient, 28, 189-202. Psychologia: An International Journal of
Psychology in the Orient, 21, 124-127.
DI GUSTO, E.L.; BOND, N.W. (1979). Imagery and the
autonomic nervous system: Some GOLEMAN, D. (1971). Meditation as metha-therapy:
methodological issues. Perceptual and Motor Hypothesis toward a proposed fifth state of
Skills, 48, 427-438. consciousness. Journal of Transpersonal
Psychology, 3, 1-25.
DILLBECK, M.C.M. (1982) Meditation and flexibility
of visual perception and verbal problem GREEN, E. y GREEN, A. (1977) Beyond biofeedback. Nue-
solving. Memory and Cognition, 10, 207-215. va York: Delta.
D ILLBECK , M.C.; A SSIMAKIS , P.D.; P ANAYOTIS , D.; GREENWOOD, M. y BENSON, H. (1977). The efficacy of
RAIMONDI, D.; ORME-JOHNSON, D. y COLS. (1986). progressive relaxation in systematic
Longitudinal effects on the Trascendental desensitization and proposal for an
Meditation and TM-Sidhi program on alternative competitive response –the
cognitive ability and cognitive style. relaxation response. Behaviour Research and
Perceptual and Motor Skills, 62, 731-738. Therapy, 15, 337-343.
DI NARDO, P.A.; RAYMOND, J.B. (1979). Locus of con- HARRISON, N.S. (1979). Understanding behavioral
trol and attention during meditation. Journal research. Belmont, California: Wadsworth.
of Consulting and Clinical Psychology, 47,
HENDRICKS, C.G. (1975). Meditation as discrimination
1136-1137.
training: A theoretical note. Journal of
DUA, J.K. y SWINDEN, M.L. (1992). Effectiveness of Transpersonal Psychology, 7, 144-146.
negative-thought-reduction, meditation and
HERNÁNDEZ, L.; SÁNCHEZ-SOSA, J.J. y GONZÁLEZ, S. (1996).
placebo training treatment in reducing
La imaginación guiada en la terapia conductual.
anger. Scandinavian Journal of Psychology,
Presentado en el IX Congreso de la Asocia-
33, 135-146.
ción Latinoamericana de Análisis y Modifica-
ELLIS, A. (1962). Reason and emotion in psychotherapy. ción del Comportamiento, Viña del Mar, Chile.
Nueva York: Lyle Stuart. Epstein, M. (1995).
JACOBSON, E. (1938). Progressive relaxation. Chicago:
Thoughts without a thinker. Nueva York:
University of Chicago Press.
Basic Books.
JONES, L. y RIVER E.M. (1997). Current uses of imagery
ELKINS, G.; MARCUS, J. HASAN, M. y DURGAM, S. (2005).
in cognitive and behavioral therapies.
Complementary and alternative therapy use
Innovations in Clinical Practice, 15, 423-440.
by psychotherapy clients. Psychotherapy:
Theory, Research, Practice, Training, 42, 232- KANFER, F.H. y KAROLY, P. (1972). Self control: a
235. behavioristic excursion into the lion´s dent.
Behavior Therapy, 3, 398-416.
F EHMI, L.G. y F RITZ G. (1980). Open focus: The
attentional foundation of health and well KASAMATSU, A. y HIRAI, T. (1969). An electroencephalographic
being. Somatics, 24-30. study on the Zen meditation (Zazen).
Psychologia: An International Journal of
FLING, S.; THOMAS, A. y GALLAHER, M. (1981). Participant
Psychology in the Orient, 12, 205-225.
characteristics and the effects of two types
of meditation vs. quiet sitting. Journal of KENNY, V. y DELMONTE, M.M. (1986). Meditation as viewed
Clinical Psychology, 37, 784-790. through personal construct theory. Journal of
Contemporary Psychotherapy, 16, 4-22.
FOREM, J. (1974). Trascendental meditation. Nueva
York: Dutton. KOERNER , K. y LINEHAN , M.M. (1992). Integrative
therapy for borderline personality disorder:
GABLES, S. y HAIDT, J. (2005). What (and why) is
dialectic behavior therapy. En J.C. Norcross
positive psychology. Review of General
y M.R. Golffried (Dirs.), Handbook of
Psychology, 9, 103-110.
psychotherapy integration (433-459). Nueva
GELDERLOOS, P.; GODDARD, P.H.; ALHSTROM, H.H. y JACOBY York Basic Books.
R. (1987). Cognitive orientation toward

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


La meditación como proceso cognitivo-conductual 257

KUNA, D.J. (1975). Meditation and work. Vocational PAVLOV I.P. (1927). Conditioned reflexes. Nueva York:
Guidance Quartely, 23, 342-346. Liveright.
KUTZ I., BORYSENKO J.Z. Y BENSON H. (1985). Meditation PEPPER, E., ANCOLI, S. Y QUINN, M. (1979). Mind/body
and psychoterapy: A racional for the integration. Nueva York: Plenum.
integration of the dynamic psychoterapy, the
P R O G R O F F , I. (1980). The practice of process
relaxation response and mindfulness
meditation. Nueva York: Dialogue House
meditation. The American Journal of
Library.
Psychiatry, 142, 1-8.
SCHULTZ J.H. Y LUTHE W. (1969). Autogenic training.
KWEE M.G.T. (1993). El estado de la cuestión en la
Nueva York: Grune and Stratton.
terapia multimodal. En V.E. Caballo (Dir.),
Manual de técnicas de terapia y modificación SCHWARTZ G.E., DAVISON R.J. Y GOLEMAN D.J. (1978).
de conducta (712-749). Madrid: Siglo Vein- Patterning of cognitive and somatic processes
tiuno. in the self-regulation of anxiety: Effects of
meditation versus exercise. Psychosomatic
LAZARUS A.A. (1981). The practice of multimodal
Medicine, 40, 321-328.
therapy. Nueva York: McGraw-Hill.
SCHWARTZ M.S. Y OLSON R.P. (1995). A historical
MAHONEY M.J. (1976). Scientist as a subject: The
perspective on the field of biofeedback and
psychological imperative. Cambridge, Mass:
applied psychophysiology. En M.S. Schwartz
Balinger.
(Dir.), Biofeedback: A practicioner´s guide (pág.
MANDELL J.A. (1980). Toward a psychobiology of 3-18).Nueva York: Guilford.
transcendence: God in the brain, in the
SEEMAN T., FAGAN L. Y SEEMAN M. (2003). Religiosity/
psychobiology of consciousness. Nueva York:
Spirituality and health. American
Plenum.
Psychologist, 58, 53-63.
MEICHENBAUM D. (1985). Stress inoculation training.
SELYE H. (1993). History of the stress concept. En L.
Nueva York: Pergamon.
Goldberger y S. Breznitz (Dirs.), Handbook of
MIKULAS W.L. (1978). Four noble truths of Buddhism stress: Theoretical and clinical aspects. Nue-
related to behavior therapy. Psychological va York: The Free Press.
Records, 28, 59-67.
SHAPHIRO D.H. (1992). A preliminary study of long-
M IKULAS W.L. (1981). Buddhism and behavior term meditators: Goals, effects, religious
modification. Psychological Records, 31, 331- orientation, cognitions. Journal of
342. Transpersonal Psychology, 24, 23-39.
M ILLER J.J. (1993). The unveiling of traumatic S HAPHIRO D.H. Y Z IFFERBLATT S.M. (1976). Zen
memories and emotions through meditation and behavioral self-control.
mindfulness and concentration meditation: American Psychologist, 31, 519-532.
Clinical implications and three case reports.
SHAPIRO S., ASTIN J., BISHOP S. Y CORDOVA M. (2005).
Journal of Transpersonal Psychology, 25, 169-
Mindfulness-based stress reduction for
180.
health care professionals: results from a
NEURINGER A. (1981). Self-experimentation: A call randomized trial. International Journal of
for change. Behaviorism, 9, 79-94. Stress Management, 12, 164-176.
O R S T E I N R.E. (1972). The psychology of SHEALY C.N. (1977). Ninety days to self-health. Nue-
consciousness. San Francisco: Freeman. va York: Dial Press.
OSHO, (1996). Meditation: the first and last freedom. SILVA J. (1977). Silva mind control method. Nueva
Nueva York: St. Martin´s Press. York: Simon & Shuster.
O TIS , L. (1974). The facts of transcendental SKINNER B.F. (1953) Science and human behavior.
meditation: If well-integrated but anxious, Nueva York: Macmillan.
try TM. Psychology Today, 7, 45-6.
STOYVA J.M. Y CARLSON J.G. (1993). A doping rest
PAGANO R.R. Y WARRENBURG S. (1983). Meditation: In model of relaxation and stress management.
search of a unique effect. En: R. J. Davidson, En L. Goldberger y S. Brezniz. (Dirs.),
G.E. Schwartz y D. Shaphiro (Dirs.), Handbook of stress (724-756). Nueva York:
Consciousness and self-regulation (pág. 153- The Free Press.
205). Nueva York. Plenum. STROEBEL C. (1982) The quieting reflex. Nueva York:
Putman´s Sons.

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)


258 Guido Aguilar, Andrea Musso

TURNER, R.M. (1993). La desensibilización sistemá- WILBER, K. (2000). The eye of the spirit: An integral
tica. En V.E. Caballo (Dir.), Manual de Técni- visiono for a world goneslighty mad. Vol. 7.
cas de terapia y modificación de conducta The collected works of Ken Wilber. Boston:
(págs. 196-197). Madrid: Siglo Veintiuno. Shambhala.
UPPER, D. y CAUTELA, J.R. (1979). Covert conditioning. WILSON, G.T. (1982). Clinical issues and strategies
Nueva York: Pergamon. in the practice of behavior therapy. Annual
Review of Behavior Therapy, 8, 305-343.
VARNI, J.W. (1983). Clinical behavioral pediatric. Nue-
va York: Pergamon. WOLPE, J. (1973). The practice of behavior therapy
(2a. Ed). Nueva York: Pergamon.
W ALLACE , R.K. (1970). Physiological effects of
transcendental meditation. Science, 167, WOLPE, J. (1982). The practice of behavior therapy
171. (3a. Ed). Nueva York: Pergamon.
W ALSH , R. y SHAPIRO , S. (2006). The meeting of
meditative disciplines and western psychology.
American Psychologist, 61, 227-239.

Fecha de envío: Noviembre 24 de 2007


Fecha de aceptación: Enero 30 de 2008

Suma Psicológica, Vol. 15 N° 1: 241-258, marzo 2008, Bogotá (Col.)

Anda mungkin juga menyukai