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HISTORIA DE LA FISICOQUÍMICA

No se constituyó como especialidad independiente de química hasta principios


del siglo XX. Se pueden tomar como punto de partida de la nueva especialidad
las fechas de creación de dos de las primeras revistas que incorporaron este
nombre a su título: la alemana Zeitschrift für physikalische Chemie, dirigida
por Wolfgang Ostwald y Jacobus Henricus van 't Hoff, que inició su publicación
en 1887, y la estadounidense Journal of Physical Chemistry A, dirigida por Wilder
Dwight Bancroft desde 1896. A pesar de ello, durante todo el siglo XIX se
realizaron notables aportaciones a algunos de los campos que habitualmente
suelen reunirse como parte de la fisicoquímica, tales como la electroquímica,
la termoquímica o la cinética química.

La obra de Alessandro Volta, especialmente la pila que lleva su nombre, fue el


punto de partida de muchos trabajos en los que se estudió los efectos de la
electricidad sobre los compuestos químicos. A principios del siglo XIX, Humphry
Davy hizo pasar la corriente eléctrica a través de sosa cáustica y potasa fundida,
lo que le permitió estudiar dos nuevos metales: el sodio y el potasio. Su principal
discípulo y su sucesor en la Royal Institution fue Michael Faraday, que continuó
las investigaciones de su maestro. En un artículo publicado en 1834, Faraday
propuso sus dos conocidas leyes sobre la electrólisis. La primera afirma que la
cantidad de sustancia que se deposita en un electrodo es proporcional a la
cantidad de carga eléctrica que atraviesa el circuito. En su segunda ley, Faraday
afirma que la cantidad de carga eléctrica que provoca el desprendimiento de un
gramo de hidrógeno produce el desprendimiento de una cantidad igual
al equivalente electroquímico de otras sustancias.

Los trabajos realizados por Antoine Lavoisier y Pierre-Simon


Laplace habitualmente se consideran el punto de partida de la termoquímica.
Diseñaron un nuevo instrumento, el calorímetro, en el que podía realizar
mediciones sobre la cantidad de "calórico" desprendido durante las reacciones
químicas. Laplace y Lavoisier pensaban que el calórico era uno de los elementos
imponderables y que los gases eran compuestos de calórico y el elemento
correspondiente. En la primera mitad del siglo XIX, se abandonó la idea del
calórico y comenzaron a realizarse las investigaciones que permitieron el
establecimiento de las leyes de la termodinámica. La aplicación de estas
investigaciones a los procesos químicos permitió el surgimiento de
la termoquímica, gracias a la obra de autores como Marcelin Berthelot o Henry
Le Châtelier.

Uno de los primeros trabajos dedicados al estudio de la cinética química fue el


realizado por Ludwig Ferdinand Wilhelmy sobre la velocidad de cambio de
configuración de determinados azúcares en presencia de un ácido. A mediados
del siglo XIX, Wilhelmy llegó a la conclusión de que la velocidad del cambio era
proporcional a la concentración del azúcar y del ácido y que también variaba con
la temperatura. La colaboración entre un químico, George Vernon Harcourt, y un
matemático, William Esson, permitió la introducción de ecuaciones
diferenciales en el estudio de la cinética química. Esson fue el introductor de los
conceptos de reacciones de "primer orden", cuya velocidad es proporcional a la
concentración de un solo reactivo, y de reacciones de "segundo orden", en las
cuales la velocidad es proporcional al producto de dos concentraciones. En los
últimos años del siglo XIX, los trabajos de Jacobus Henricus van't Hoff tuvieron
una gran influencia en este y otros campos de la química. Entre sus
aportaciones, se encuentra la introducción del método diferencial para el estudio
de la velocidad de las reacciones químicas y su famosa ecuación que permite
relacionar la velocidad y la temperatura de la reacción.

El desarrollo de la mecánica cuántica y su aplicación al estudio de los fenómenos


químicos ha sido uno de los cambios más notables que se han producido en la
química del siglo XX. Entre los científicos que más aportaciones han realizado
en este sentido se encuentra Linus Pauling, autor de libros tan significativos
como su Introduction to Quantum Mechanics, With Applications to
Chemistry (1935) o The Nature of the Chemical Bond and the Structure of
Molecules and Crystals (1939). Entre otras muchas aportaciones, Linus
Pauling fue el introductor del moderno concepto de electronegatividad.

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