En ti, dulcísimo amor de mi alma, Te amo con
) Para lograr juntamente
todas las venas de mi pobre corazón, y quisiera
que en mi pecho ardiera el amor de todos los
Serafines. Mírame con ojos de Piedad, mi buen
Jesús, desde este tabernáculo dónde estás
escondido por mi amor. Enséñame, Señor, a
agradecer esa bondad con qué quisiste habitar
entre nosotros, pobres pecadores, para oír
nuestras súplicas, aliviar nuestras miserias y
atender a nuestras necesidades. Y pues eres el
mismo que en Jerusalén lava a los afligidos y
sanaba a los enfermos, ejercita tu piedad con
esta pobre alma que a ti recurre triste y
enferma, sólo contigo, mi Jesús Sacramentado,
quiero desahogar mi pobre corazón, porque Tú
eres mi Padre amoroso mi única esperanza y
todo mi consuelo. Mira, mi Jesús Bendito, que
la memoria de mi vida pasada me aflige, y me
confunde el atrevimiento que tuve en ofender a
tu Majestad Increada.
Obra, mi Jesús, como quién eres, un Dios
infinito en misericordia, concediéndome el
perdón de todos mis pecados y haciéndome la
gracia de que pueda yo ganar la indulgencia de
17
este Santo Jubileo, (1.
la remisión de todas las penas que por ellas
tengo merecidas. Oye benigno, Señor, las
súplicas que hago por todas mis obligaciones,
según las intenciones de tus Vicarios en la
tierra. Te encomiendo mi alma, mi cuerpo, mi
salud espiritual y temporal, y el último instante
de mi vida, para que te dignes concederme una
Santa muerte. Te pido humildemente, oh
Dulcísimo Amor de nuestras almas, por la
Santa Iglesia, tu amadísima Esposa, por todos
los reinos y provincias del mundo donde deseo
que seas conocido, amado, reverenciado y
glorificado; te pido especialmente por esta
ciudad suplicándote que hagas florecer en ella
más y más la Fe y la devoción verdadera y que
te dignes librarla de la peste del hambre, de los
temblores, guerras, incendios y demás
calamidades que pueden ocurrir te ruego mi
Jesús Sacramentado por nuestro santísimo
padre Romano Pontífice, por todas las
necesidades públicas y privadas de la santa
iglesia y del estado por la exaltación de la Santa
Fe católica por la paz y Concordia entre los
príncipes cristianos, extirpación de las herejías
18
conversión de los herejes infieles y pecadores
por los Navegantes y Caminantes Y de modo
especial por los pobres agonizantes que tienen
que morir en este día, finalmente te pido por el
alivio y descanso de tus amadas esposas Las
ánimas benditas del purgatorio y por todos los
demás piadosos fines de nuestra madre la santa
Iglesia. Amén
COLOQUIO Y PETICIÓN
¡Oh amabilísimo Jesús sacramentado, Dios
infinito en misericordia y bondad! Déjame
llegar a tus sagradas plantas como lo hiciste con
Magdalena; Espero que no triunfara menos de
mí tú dulcísimo amor y bondad; déjame que
esté como ella detrás de ti y a tus pies, esto es,
Jesús de mi alma, sin ver ese bellísimo rostro
oculto bajo los vuelos eucarísticos pero
permíteme que adore y bese esos benditos pies,
que con tanta crueldad Fueron taladrados por
mi amor; Déjame que los estreche en mi
corazón que mezcle mis lágrimas con la sangre
de tus divinas llagas, y que llorando de amor
como ella, te diga que te amo con toda mi alma,
con mis potencias y sentidos y con el mayor el
19
todo mundo por tus sacerdotes y tus pueblos.
Allí fue atada con sogas y cordeles, y aquí Está
rodeada de luces y perfumes. Jerusalén te vio
conducir preso de tribunal en tribunal y ahora
vas de templo en templo derramando tus
eternas misericordias. ¡Oh mi Jesús
amabilísimo! cómo has convertido en dulzura
aquel tan amargo cáliz; tu Rostro divino hace ya
la gloria de los Bienaventurados en la patria
celestial, y en este tu inefable Sacramento que
constituyes el verdadero consuelo y la
esperanza cierta de los pobres hijos de Eva en
este Valle de miserias. ¡Ah, mi Dios y Señor
Sacramentado, qué dichoso fuera yo si pudiera
estar siempre a tus plantas sin apartarme de ti
ni un solo momento, cómo están aquellas almas
felices gozando de tu presencia sin intermisión!
Pero ya que esto no es posible, al menos en este
rato quisiera poder manifestarte mi
reconocimiento, mis afectos y mi amor. Sí mi
Jesús bendito, Yo te adoro rendido y deseo
que así te adoren todos los hombres, y con
toda mi alma bendigo mil veces la infinita
caridad qué te motivó a quedarte
sacramentado . Creo
16
Por caminos muy ásperos anduvieron
buscando la oveja descarriada de mi pobre
alma; los que en la calle de la amargura
caminaron con tanta fatiga y dolor, llevando la
Cruz a cuestas; los que en la Cruz fueron
clavados, soportando por tres horas todo el
peso de tu santísima humanidad. Pero estos tan
acervos Dolores que padeciste te ruego, mi
Jesús bendito, me perdones, me fortalezcas, me
apares, me defiendas Y me libres de todos los
instantes de mi vida, especialmente en la hora
terrible de mi Muerte, para que amándote y
sirviéndose hasta ese momento, pueda ir
después al cielo para alabarte y bendecir te por
toda la eternidad. Amén.
TERCERO
¡Oh mi buen Jesús! que júbilo tan grande siente
mi alma al verte expuesto con tanta Gloria en
este adorable Sacramento; cuando me regocijo
de que nuestros cultos pueden reparar, Aunque
en parte los ultrajes que sufriste en tu dolorosa
pasión. En ella fue destrozada por los judíos tu
humanidad sacrosanta y ahora es adorada en
15
rendimiento te suplico me perdones tantos
pecados que he cometido contra tu majestad
increada.
No me digas, Señor, que la Magdalena le
perdonaste mucho, porque mucho amó, pues
¿Por qué amo tanto que si no porque tú le diste
todo ese amor? mi alma vale tanto como la
suya, y así, espero que en esta vez hagas otro
prodigio semejante de bondad y misericordia.
No me retiraré de tus plantas, me saldré de este
templo hasta que abraces mi alma del mismo
amor. Sí, mi Jesús Sacramentado, todos mis
sentimientos y mis deseos que son patentes, y
Los Ángeles y los santos que rodean esa
custodia Sagrada, son testigos de que no muero
aquí de amor porque no está en mi mano el
morir, Pero sí con tu divina gracia puedo
prometer que yo te consagró mi alma con sus
potencias, mi cuerpo con sus sentidos y mi
corazón con todos sus afectos, para que en lo
sucesivo todos mis pensamientos palabras y
Obras sólo se ocupen de tu santo amor y
servicio hasta que el último instante de mi vida
Oh mi Jesús sacramentado! haz este bien a
20

todos los fieles para que te amen y te sirvan
debidamente, a todos los pecadores para que te
reconozcan y obedezcan, y a todos los tibios
para que te sirvan con fervor para que después,
todos te alabemos y glorifiquemos en el cielo
por toda la eternidad. Amén.
PRACTICA FINAL
Ahora se hace intención de ganar la
indulgencia del Santo Jubileo si aún no se
hubiera ganado rezando la estación de seis
padrenuestros, Avemarías y glorias, uno
después de cada acto de reparación al
Santísimo. (como están adelante) También
debe hacerse intención de ganar las que
tienen concedidas la estación, y si ha ganado
la del Santo Jubileo, deben ofrecerse estás por
las ánimas benditas. Ofrézcase en la
estación según la intención de la iglesia.
21
amarte y bendecirte en el cielo por toda la
eternidad. Amén.
SEGUNDO
¡Amorocisimo Jesús Sacramentado! heme aquí
postrado en tu divina presencia; te adoro con
todo mi corazón y con toda mi alma y quiero
unirme adoración con todas aquellas con qué ha
sido, Eres y serás adorado por toda la eternidad.
Yo te adoro y bendigo en ese Augusto y divino
Sacramento, pidiéndote que visites está mi pobre
alma y a la vez, te doy muy reunidas gracias por
este rasgo de tu infinita bondad. ¡Oh mi buen
Jesús! a tus sagrados pies llego como el más
indigno y miserable pecador, a tus pies me
abrazó con todas las venas de mi pobre corazón.
Soy frágil, y tú me harás firme; soy la misma
nada, y tú me lo darás todo; soy el más ingrato a
tu divino amor, pero a tus sagradas plantas
espero hallar en el perdón ¡Oh Dios de infinita
bondad! no me retires de tus pies al verme tan
ruin, déjame que, sobre ellos, cuál otra
Magdalena lloré mis culpas con perfecta
contrición. Esos sagrados pies fueron los que de
ten misericordia de mí ¡Oh Señor Mío
Jesucristo!, verdadero Dios y verdadero
14
Hombre! Yo te adoro realmente presente en
ese Augusto Sacramento: allí te confieso y te
invocó sin la menor duda de la verdad de tu
sagrado cuerpo y sangre de tu alma y divinidad
¡Ojalá pudiera yo conocerte, contemplarte,
amarte, alabarte y glorificarte, cómo te
conocen, te contemplan, te aman, te alaban y
glorifican tantos millares de Ángeles y Santos!
justo es Señor que todas las criaturas del cielo y
de la tierra te alaben, te bendigan y te rindan
infinitas acciones de gracia con el ardentísimo
amor con el que bajaste del cielo hasta
nosotros, y por habernos dejado en prenda de
tu amor, tú mismo Sagrado Cuerpo vivo e
Inmortal.
¡Amantísimo Cordero de Dios que quitas los
pecados del mundo! ten Misericordia de
nosotros, danos tu Santa Paz y alimenta
nuestras almas con esa comida espiritual, para
que ni en la vida ni la muerte nos separemos de
ti antes bien amándote más y más cada día hasta
el último instante de nuestra existencia,
merezcamos de tu infinita misericordia el ir a
13
ACTOS DE REPARACIÓN AL
SANTÍSIMO
PRIMERO
En los cielos y en la tierra sea para siempre
alabado.
El corazón amoroso de mi Jesús
Sacramentado.
Os adoro desde el Abismo de mí nada, Jesús
mío, oculta en el Santísimo Sacramento del
altar; os reconozco en esa Hostia Consagrada
por verdadero Dios y verdadero Hombre y
quisiera, por esta humilde adoración, suplir La
tibieza de tantos cristianos que, pasan delante
de vuestros templos y aún de los sagrados
tabernáculos donde moráis continuamente con
el deseo de comunicarnos a los fieles sin
saludaros y demostrar su respeto. En
reparación de tan repugnante diferencia, os
ofrezco la sangre preciosa que derramasteis de
la llaga de vuestro pie izquierdo, y refugiado en
ella, con toda mi alma repetiré mil veces:
Bendito y Alabado sea en todo momento el
Santísimo Sacramento.
Padre Nuestro Avemaría y Gloria
22
 SEGUNDO
os adoro profundamente, dulcísimo amor de
mi alma, os conozco en ese adorable
Sacramento, y con este acto de adoración me
propongo suplir la ingratitud de tantos
cristianos que, sabiendo que estáis manifestó,
por donde pasan, no son para detenerse,
aunque sea un momento, para poder ofreceros
un afecto de amor ni solicitar de vuestra
clemencia infinita alguna gracia para sí o para
sus semejantes. En reparación de tanta frialdad
os ofrezco la sangre preciosa que derramasteis
de la llaga de vuestro pie derecho, y refugiado
en ella repetiré sin cesar: Bendito etc... Padre
Nuestro, etc…
TERCERO
Os adoro profundamente, mi dulcísimo Jesús
Sacramentado, pan verdadero de vida eterna,
encanto de los cielos y salud de las almas. Con
este acto de adoración me propongo reparar las
heridas de vuestro amorosisimo Corazón sufre
cada día con la profanación de vuestros templos
donde os dignáis recibir bajo las especies
sacramentales, para ser amado y adorado de
23
AL ARRODILLARSE EN EL TEMPLO
Dulcísimo Jesús sacramentado, desde el
Abismo de mí nada te adoro bendigo y alabó
en esa hostia consagrada real y verdaderamente
Cómo estás en el cielo, (se besa el suelo) y en
esa hostia consagrada te reconozco y te adoro
como mi Creador, como mi verdadero y único
Dios y Señor de mi alma, como mi redentor
caritativo y mi Padre Amorosisimo. Ten piedad
y misericordia de mí que soy gran pecador.
ACTOS DE ADORACIÓN AL
SANTÍSIMO
Por la señal de la santa Cruz etc.
PRIMERO.
Yo te adoro, amorosisimo Salvador de
nuestras almas, Eterno Verbo del Padre. Hostia
sacratísima, vida Verdadera, Carne viva,
Deidad eterna, Dios y hombre verdadero
Sacratísimo Cuerpo y Sangre de mi Señor
Jesucristo que naciste de María Virgen,
padeciste y moriste por mí amor una cruz ¡Oh
piadosísimo, ¡Oh mi buen Jesús!
12
víspera o el día mismo en qué hay indulgencias,
(exceptuando las de un jubileo ordinario o
extraordinario) pero en todo caso la última obra
debe cumplirse el mismo día.
No dejaremos de advertir a los fieles que, la
indulgencia plenaria del Santo Jubileo Circular
se gana sólo una vez en cada turno, y el turno
consiste en la exposición del Santísimo por
cuatro días en cada templo y diez horas por día,
pero como hay otras indulgencias plenarias y
parciales, pueden aprovecharse las visitas en los
tres días restantes para ganar esas otras.
VISITAS AL SANTÍSIMO EN EL
SANTO JUBILEO
Para personas que cuentan con tiempo libre.
Al llegar a la puerta de la iglesia dirán: Bendito,
alabado y glorificado sea Eternamente el
Misterio Altísimo de la Santísima Trinidad y la
Purísima e Inmaculada Concepción de María
Santísima Madre de Dios amén.
11
vuestros templos espirituales que son nuestras
pobres almas.
En reparación de tantas irreverencias, os
ofrezco la sangre que derramasteis de la llaga de
vuestra mano izquierda, y refugiado en ella
repetiré a cada instante: Bendito etc… Padre
Nuestro etc…
CUARTO
Os adoro profundamente, mi Jesús
bendito, pan vivo bajado del cielo para
consuelo, sustento y vida de nuestras almas.
Con este acto de adoración me propongo
desagraviaros de tantas irreverencias que todos
los días cometen los cristianos que asisten al
Santo sacrificio de la misa, en el que renováis
de un modo incruento, el mismo sacrificio que
ofrecisteis en la cruz para rescatar nuestras
almas de la muerte, pues por falta de atención
y devoción no logran el fruto infinito de tan
soberana ofrenda. En reparación de esta
ingratitud, os ofrezco la sangre preciosa que
derramaste de la llaga de vuestra mano derecha,
y refugiado en ella uniré mi voz a la de los
24
Ángeles que nos rodean, y con ellos diré
siempre: Bendito etc… Padre Nuestro etc…
QUINTO
Os adoro profundamente, Dulcísimo
Jesús Sacramentado, verdadera víctima de
expiación por nuestros pecados, y que estáis
siempre oculto en la hostia consagrada en aras
de la sumisión a vuestro Eterno Padre. Os
ofrezco este acto de adoración, para
desagraviaros de los ultrajes sacrílegos que
recibís de tantos cristianos ingratos que se
atreven a recibirlos en la sagrada comunión
teniendo mancha del alma con pecado mortal.
En reparación de esto sacrilegios horribles os
ofrezco las últimas gotas de sangre que
derramasteis de la llaga preciosa de vuestro
costado y refugiado en ella, no cesare de repetir
con todo afectó: Bendito etc… Padre Nuestro
etc…
SEXTO
Os adoro desde el profundo abismo de mi
nada, mi Jesús Sacramentado, como nuestro
único y verdadero Dios y Señor, Rey supremo
25
La iglesia exige la confesión. Cuando este
requisito sea necesario, conviene tener
presentes dos cosas
Primera. Las personas que no tienen
costumbre de confesarse cada ocho días, deben
acercarse a recibir este Sacramento la víspera o
el día mismo de la fiesta en la que se concede
la indulgencia, aunque será mejor uno o dos
días antes y cuidar la conciencia para que en
estado de gracia se haga la última práctica y se
pueda ganar, pues las más de las veces a la hora
se dificulta.
Segunda. Los fieles que tienen la santa
costumbre de confesarse cada ocho días
cumplen con la confesión semanal; y con tal
que se conserven en gracia, podrán ganar todas
las indulgencias durante la semana.
Comunión. La Santa Iglesia con el laudable
intento de atraer a los fieles al banquete
eucarístico, impone la comunión como
requisito para ganar las indulgencias, aunque
exceptúa algunas, y por medio de esta
comunión realza sobre manera los actos
indulgenciados y aumenta en las almas la gracia
y la caridad la comunión puede hacerse la
10
con El por medio de una buena confesión, y
que se extiende al aborrecimiento de sus
pecados, graves y leves.
Intención de ganarlas. Para ganar una
indulgencia es menester querer ganarla. Sin
embargo, no se requiere la intención actual o
del momento, pues basta la habitual o que se
hizo antes sin haberse retractado.
Obras prescritas. La tercera condición es el
cumplimiento íntegro de las obras que se
prescriben para ganar la indulgencia.
Las condiciones especiales para ganar las
indulgencias son la confesión y comunión,
aunque no se requiere en todas sino en algunas.
Confesión. Hay indulgencias para las
cuales la iglesia no exige la confesión, y estas se
pueden ganar sin este requisito, pero siempre
que el alma este en gracia de Dios. En estas
condiciones se pueden ganar, por ejemplo: las
indulgencias del santo rosario o corona de la
Santísima Virgen, las de la estación mayor del
Santísimo, las del viacrucis y otras, en las que
hay indulgencias plenarias y parciales; pero en
la mayor parte de los casos
9 26
Del cielo y de la tierra, ante quién doblan la
rodilla todas las criaturas. Yo os ofrezco ese
acto de adoración para desagraviaros de todas
las ofensas que, con el pensamiento palabra y
obra, os hacen tantos cristianos ingratos y los
hombres de todo el mundo. En reparación de
esas ofensas a vuestra majestad Increada, os
ofrezco todos los sufrimientos que tuvisteis en
vuestra vida mortal, todas las heridas que sufrió
vuestro Sagrado Cuerpo en vuestra pasión
dolorosa, y la cruelísima muerte que sufristeis
en la cruz para consumar la obra de nuestra
feliz redención. ¡Oh mi buen Jesús!, esperanza
de los pobres pecadores conceded que yo oiga
vuestra voz llena de piedad y clemencia, de
suavidad y dulzura que la pecadora Magdalena
mereció oír de vuestros benditos labios, para
que, por vuestra divina gracia y sus méritos, me
sean perdonados todos los pecados que
cometió en toda mi vida. Abridme las puertas
de vuestro amorosisimo Corazón, para que
refugiado en él pueda repetir hasta la muerte:
Bendito y alabado sea en todo momento el
Santísimo y Divinisimo Sacramento. Padre
Nuestro etc… Ave María etc… y gloria…
En los cielos y en la tierra sea para siempre
alabado.
El corazón amoroso de mi Jesús Sacramentado.
OFRECIMIENTO
Sirve para ganar la indulgencia del Santo
Jubileo u otras que se intente.
¡Oh adorabilísimo Redentor de nuestras almas!
Oíd nuestras suplicas y venid a nuestro socorro,
pues con las mismas palabras de vuestros
Apóstoles os decimos: salvadnos, Señor, que
parecemos. Vos que calmáis las olas agitadas
del embravecido mar, oponed un dique
poderoso al torrente de impiedad que amenaza
anegarlo todo.
¡Oh Dios omnipotente y Santo!, confundid,
con vuestro poder a los enemigos de vuestro
Santísimo Nombre, destruid ese espíritu de
error y delirio que seduce todos los días a tantas
almas, y consolad a vuestros fieles adoradores
que gimen y lloran en secreto por la corrupción
de costumbres que ha invadido toda la tierra.
Reconocemos, mi buen Dios, que hemos
pecado y que nos castigáis con toda justicia,
pero, Señor, si la justicia os pertenece, también
27
Indulgencia plenaria, pues basta el afecto a
cualquiera falta lo cual impediría su efecto.
Por lo expuesto se cera cuan justo es que
nos esforcemos en poner los medios debidos
para ganar cuantas indulgencias pudiéremos
mientras vivimos en este miserable mundo
donde, como dice el Espíritu Santo, el justo cae
siete veces al día. Tengamos presente que, por
levísimas faltas muchas lamas han padecido
terribles penas en el purgatorio, y tiene que ser
así. Dado que ninguna lama puede entrar al
cielo sin estar del todo purificada.
CONDICIONES PARA GANAR
LAS INDULGENCIAS.
Son tres: estado de gracia, intención de
ganarlas y cumplimiento de las obras prescritas.
Estado de gracia. La indulgencia supone buenas
disposiciones interiores, es decir, la humilde
confesión de las propias faltas, la contrición y
humildad de corazón, pues Dios no puede
perdonar las penas temporales al alma que no
se humilla profundamente ante su infinita
justicia. Por tanto, es preciso que se reconcilie
8
Esto indica también que ninguno puede ganar
dos indulgencias plenarias a un mismo tiempo
para sí, porque si por la primera queda absuelto
de culpa y pena, por la segunda ya no tendría
necesidad de quedar absuelto.
Sin embargo, conviene practicar las
diligencias debidas para ganar cuantas
indulgencias se pueda, porque como depende
de la voluntad divina el aceptarlas o no, lo que
no se consiga con una diligencia se puede
conseguir con otra, y la indulgencia que la
persona no haya menester para sí, puede
aplicarla por alguna alma del purgatorio o por
todas.
Mucho advierta la persona piadosa que,
para ganar una indulgencia plenaria es preciso
detestar todos los pecados mortales y veniales,
con el firme propósito de no cometerlos más.
Al pecado venial también le corresponde su
pena en el purgatorio y así como no se perdona
el pecado mortal si el propósito de no pecar
mortalmente, así también no se perdona ni se
quita el pecado venial sin el propósito
verdadero de no cometer pecado venial. Esta es
la razón porque es tan dificultoso ganar una
7 28
Es atributo vuestra la misericordia, y así, tenedla
de nuestras almas que son obra de vuestras
manos, y asistidnos con una gracia especial para
nuestra efectiva enmienda.
Mirad con ojos de piedad al sumo Pontífice,
vuestro Vicario en la tierra para que dirija con
acierto la Grey que le habéis confiado; proteged
a vuestra inmaculada, esposa la Santa Iglesia
Católica, defendiéndola de sus enemigos y
extendiéndola por todo el universo, apiadaos
de vuestra nación en cuyo favor os rogamos que
a pesar de nuestras repetidas culpas, no nos
abandonéis jamás, antes bien perdonadnos por
vuestra clemencia infinita, y concedednos una
pronta y verdadera reconciliación con vos,
conservad y aumentad con ella el sagrado
depósito de la santa fe Católica, Apostólica
romana, que tan debilitada se haya en nuestros
días; preservadla del error y de la herencia que
quisiera devorarla, y haced que sea siempre
sumisa y obediente a la voz del supremo Pastor
de las almas.

Perdonad, Señor, Perdonad a vuestro pueblo
que, si bien os ha ofendido, también rendido os
pide misericordia.
Concedednos. Oh Dios de bondad, la paz
tan deseada de nuestra nación, dadnos la paz
del corazón y la tranquilidad de conciencia,
para que, con ella, os amemos y sirvamos hasta
el último momento de la vida.
Os lo pedimos, Señor, por los méritos infimitos
del Corazón Divino de Jesús, y los del
inmaculado Corazón de María Santísima.
Amén.
29
Hechas las observaciones anteriores, pasemos
al punto principal
¿Qué cosa es
EL SANTO JUBILEO CIRCULAR?
Este Santo Jubileo Circular consiste en
exposición del Divinísimo Señor Sacramentado
que por turnos de cuarenta horas se le designa
en cada templo, y al que la Santa Iglesia
concede indulgencia plenaria parea que con las
debidas disposiciones practicaren la santa visita.
Indulgencia Plenaria es la remisión total,
delante de Dios, de la pena temporal debida
por los pecados ya perdonados en cuanto la
culpa; remisión de la autoridad eclesiástica
fuera de la confesión, concede del Tesoro de la
Iglesia, en virtud de los méritos infinitos de
Jesucristo, los de la Santísima Virgen y de los
Santos.
De esto se sirve que, si alguno tuviera la
felicidad de morir inmediatamente después de
haber ganado una indulgencia plenaria, pasaría
derecho al cielo sin detenerse en el purgatorio
6
Conforme a esta doctrina, cuando se dice que PRECES AL SANTÍSIMO
se concede indulgencia de cuarentena, no
deben tenderse que se perdonan otros tantos Pan vivo que del cielo descendiste.
T
días de purgatorio, sino que por vía de Dios escondido y salvador. e
indulgencia se concede la remisión de aquella Purísimo grano de los elegidos. n
pera que se perdonaría por el ayuno de p
Vino que engendra vírgenes.
cuarenta días a pan y agua. Y cuando se i
concede la indulgencia de siete años se Pan fecundo y delicias de los Reyes. e
entiende la remisión de la pena que se Sacrificio perpetuo. d
conseguiría por la penitencia antigua de los siete Obración limpia. a
años. Así se debe entender cuando se dice que, d
Cordero sin mancha.
se conceden tantos años y tantas cuarentenas de Mesa Purísima.
las penitencias impuestas, y de alguna manera D
Manjar de los Ángeles. e
de vidas. Esto no quiere decir que cesen y no se
Maná escondido.
cumplan las penitencias medicinales y
sacramentales que imponga el confesor, para Memoria de las maravillas de Dios. N
remedio y satisfacción de tantas culpas que se Pan sobresubtancial. o
cometen en la vida, sino que se le perdonan Verbo hecho carne. s
o
tantos años de las penas según la práctica de los Habitante entre nosotros. t
antiguos cánones. Hostia santa. r
También puede suceder que, ganando Cáliz de bendición. o
alguno, muchas veces las indulgencias de siete s
Misterio de Fe.
años y de muchas cuarentenas, logre conseguir
la plenaria remisión e indulgencia de todos sus
pecados por culpa y pena.
5 30
Encumbrado y Venerable Sacramento.
Sacrificio entre todos santísimo.
Verdaderamente propiciatorio por
los vivos y los difuntos.
Celestial antídoto para el cual
somos preservados de los pecados.
Milagro admirable sobre todas las
cosas.
Recuerdo sacratísimo de la
Pasión del Señor.
Memoria insigne del divino amor.
Abundancia de divina largueza.
Sacrosanto y agustisimo misterio.
Medicamento de inmortalidad.
Terrible y vivificador sacramento.
Pan hecho carne por la
omnipotencia del verbo.
Sacrificio incruento.
31
A los que, previas las condiciones de costumbres,
visitaren en uno de los tres días de carnaval una
T Iglesia donde se celebre el triduo con exposición
e
del Santísimo Sacramento y orasen ahí por las
n
intenciones del Sumo Pontífice.
p
i
Ahora, antes de explicarlo que es el Santo
Jubileo de las Cuarenta horas en nuestros días,
e
d haremos una observación sobre los días, años y
a cuarentenas que los Sumos pontífices conceden
d como indulgencias a determinadas prácticas,
para que bien enterados los fieles, estén seguros
D de poder ganar las indulgencias que se
e proponen.
Las indulgencias se dividen en plenarias y
N
parciales o temporales. De la indulgencia
o plenaria hablaremos adelante.
s Para entender bien lo que es indulgencia
o parcial o temporal, debe advertirse que, según
t los antiguos cánones se imponían graves
r penitencias por algunos pecados. Por unos
o crímenes se imponía la penitencia de siete años,
s por otros la del ayuno de cuarenta días a pan y
agua, y si el delito era mayor o extraordinario, se
imponían ambas penitencias, de la cuarentena y
la de los siete años.
4
 T
El Papa Clemente VIII. En su bula de 25 Comida y comensal. e
n
de noviembre de 1952, prescribe que en todas la Dulcísimo convite al cual asisten p
iglesias de Roma se celebre esta devoción de las los anteles que lo sirven. i
e
cuarenta Horas, teniendo manifiesto día y noche d
a Jesús Sacramentado, sin que pueda reservarse Sacramento de piedad. a

en un templo mientras no se manifieste en otro Vinculo de caridad. d

comenzando el turno por la capilla del Palacio Oferente de oblación. D

Apostólico y concediendo indulgencia plenaria a Dulzura espiritual que se e
todos los que, habiendo confesado y comulgado, gusta en la propia fuente.
orasen por espacio de una hora a los pies del N

Santísimo Sacramento pidiendo según la Reflexión de las almas santas. o

s
intención de la Santa Madre Iglesia. Viatico de los que mueren o

Paulo V. en Breve de 10 de mayo de 1606 en el Señor. t

r
dejo a la voluntad de los fieles lo que referente al Prenda de la futura gloria. o
s
tiempo de oración, y después Benedicto XIV dio
por suficiente la oración vocal, y que, según
acreditados autores bastara con la estación mayor
Sednos propicio. } perdónanos Señor.
del Santísimo. Sednos propicio. } perdónanos Señor.
León XIII. Confirmo la sobredicha
indulgencia plenaria, en fecha 8 de diciembre de De la indigna recepción de
1897, y concedió además diez años y otras tu cuerpo y sangre. l
í
tantas cuarentenas a los que simplemente De la concupiscencia de la carne. b S
r e
visiten al santísimo expuesto. Finalmente, De la concupiscencia de los ojos. a ñ
Clemente XIII. En 23 de julio de 1765, De la soberbia de la vida. n o
o r
concedió indulgencia plenaria De toda ocasión de pecar. s

3 32

Por aquel deseo que tuviste de comer
esta pascua con tus discípulos.
Por la profunda humildad con que
lavaste los pies a tus discípulos.
Por la ardentísima caridad con que
instituiste este divino Sacramento.
Por tu sangre preciosa que en el
altar nos dejaste.
Por las cinco llagas de este tu
cuerpo sacratísimo que por
nosotros recibiste.
Nosotros pecadores.
Que en nosotros te dignes aumentar
y conservar la fe, reverencia y devoción
hacia este admirable Sacramento.
Que te dignes traernos al frecuente
uso de la Santísima. Eucaristía,
mediante la verdadera y humilde
confesión de los pecados.
Que te dignes librarnos de toda
herejía, perfidia y ceguedad de
corazón.
33
L
í en 1531. Otros Franciscanos instituyeron las
b cofradías del Santísimo Sacramento: la
r Adoración Perpetua, la guardia de Honor, la
a Comunión Reparadora y la Hora Santa.
n Las cuarenta horas fueron establecidas con
o
s
el fin de recordar los cuarenta días que el Señor
ayuno y oró en el desierto; las cuarenta horas que
S
el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo estuvo
e
ñ
oculto en el sepulcro, y en memoria de los
cuarenta días que permaneció con sus discípulos
o
r después de la Resurrección. Posteriormente se
practicaron para contrarrestar los perniciosos
T excesos del Carnaval que, desgraciadamente han
e continuado hasta nuestros días.
R Esta devoción fue enriquecida con multitud
o de indulgencias por el Papa Clemente VIII,
g Paulo V, Benedicto XIV y otros Pontífices.
a Pronto se propago y extendió por todo el orbe
m católico, produciendo en todas partes
o maravillosos efectos e inspirando congregaciones
s
tan ilustres como la del Alumbrado, la Vela
Ó Continua, la Vela Nocturna y otras no menos
y edificantes y tan útiles para la sociedad.
e
n
o
s
2
 EL SANTO JUBILEO Que te dignes comunicarnos T
e
los preciosos y celestiales frutos
Nuestro Señor Padre S. Francisco escribió r Ó
de este santísimo Sacramento. y
una carta para todos los hombres del mundo, a o
e
g
fin de que venerasen el divino sacramento, Que en la hora de nuestra muerte a n

oyesen la santa misa con el mayor recogimiento, te dignes confortarnos y m o

s
o
frecuentasen la Sagrada Comunión, adorasen el defendernos con este Viatico celestial. s
tabernáculo y decorasen de la mejor manera los Hijo de Dios.
alares. Este es el modelo que debemos tener
presente en la devoción al Santísimo
Sacramento, como lo hicieron tantos santos Cordero de dios que quitas los pecados del
franciscanos hasta S. Benito Labre, el mendigo mundo. Perdónanos Señor.
de las cuarenta horas, y la criada de Monza,
Cordero de Dios etc… escúchanos Señor.
fundadora de las Sacramentarias.
Cordero de Dios etc… ten misericordia de
Las cuarenta horas las instituyo el venerable
nosotros.
P. Fr. José de Fermo, religioso de la orden
franciscana, en Millán, el año de 1534, como lo Jesucristo, óyenos.
atestigua el Papa Benedicto XIV. De Millán Jesucristo escúchanos.
pasaron a otras ciudades de Italia. En 1548
fueron introducidas en Roma el primer domingo ORACION.
de cada mes, por la archicofradía de los ¡Oh Señor nuestro, Jesucristo Sacramentado!
Peregrinos de la Santísima Trinidad instituida Que dijisteis: pedid y recibiréis; buscad y
por S. Felipe Neri, y el tercer domingo de cada encontrareis; llamad y se os abrirá;
mes por la archicofradía de Santa María de la humildemente os suplicamos derraméis sobre
oración y de la muerte.

1 34
Nosotros la ternura de vuestro amor, a fin de
que, amándoos de corazón con la palabra y la
obra, nunca cesemos de alabaros y bendeciros en
el Santísimo Sacramento del altar. Amen.
DEPRECACIÓN FINAL
Os adoro, mi Jesús, Dios de amor, realmente
presente en la Santísima Eucaristía. Os adoro a
vos que venisteis entre los vuestros y no os
reconocieron mi os recibieron como quien sois.
Os adoro a vos a quien los impíos no cesan de
ultrajar con sacrilegios y blasfemias. Os adoro,
Bondad Infinita que con tantos milagros os
habéis manifestado vuestro tiernísimo amor.
Adoro con todos los Ángeles, con todos los
Santos y con todas las almas de vuestro Padre
Celestial y que abrazan con vos en caridad
ardiente. Os adoro con todos vuestros amigos,
oh mi dulcísimo Jesús, y con ellos vengo al pie
de vuestros altares para tributaros mis homenajes
humildes, recibid vuestras saludables lecciones y
solicitar vuestros favores ¡Oh! ¡Cuánto me
complacen el estar a vuestras sagradas plantas!
35
Señor tu buena intención y humilde oración, no
dudes que su majestad te concederá benigno la
gracia que solicitas. Quinta: por ultimo te
recomiendo que con todo empeño procures
inducir a cuantas personas puedas a esta misma
práctica, seguro de que harás un grande bien a
estas almas y a la tuya, animándolas y
estimulándolas más con tu ejemplo que con tus
palabras, porque el bien de las almas es el asunto
del mayor agrado de Dios.
Réstame solamente suplicarte no eches en olvido
ni veas con indiferencia los consejos que ahora te
doy, porque el día de la muerte tiene que llegar,
tal vez no este lejano, y es conveniente
aprovechar ahora cuanto más se pueda, para salir
bien en las cuentas con el supremo Juez.
Aprovecha hermano mido, y no dejes de pedir a
Dios por este pobre pecador.
Fr. Rufino M. González.
Parte, mira cuanto importan que te esmeres en
ganar indulgencias con las debidas disposiciones,
especialmente esta de la que ahora tratamos.
Por tanto, me permito recomendarte de una
manera especial cinco cosas de suma
importancia para más asegurar el lucro de tan
santo fin.
Primera: una firme y constante resolución de
dedicarte con un verdadero afán a esta tan
piadosa como lucrativa práctica. Segunda: una
recta y sincera intención y de proceder en la
práctica de lo mandado para ganar esta
indulgencia. Tercera: guarde con sumo cuidado
las potencias de tu alma y los sentidos de tu
cuerpo para que por ninguno de esos medios
puedas, no digamos ofender a Dios, pero ni
siquiera desagradarle, porque tratándose de
indulgencia plenaria, el más pequeño afecto al
pecado, aunque sea leve, es motivo más que
suficiente para impedir el fruto que te propones,
privando a tu alma de tan grande bien. Cuarta:
un grande recogimiento y fervor en la practica
de este piadoso ejercicio porque mirando el
¡Cuán dulce me es escuchar la voz de mi amado!
Sobre el Altar como sobre el Calvario, ¡Oh
víctima de amor! Un solo grito sale de nuestro
amorosisimo corazón, y es este un grito de amor:
Tengo sed, decís a vuestros hijos tengo sed de
vuestro amor. Venid todos vosotros a quienes amo
como mi padre me amo, venid a apagar la sed que
me devora. Vedme aquí, Jesús mío, mi corazón
es bien pequeño, pero todo es vuestro, y si el
amor os tiene encadenado en vuestros
tabernáculos, no saliendo de allí, sino para venir
a nuestras almas y reinar en ellas con vuestro
divino amor, haced mi Jesús sacramentado que
yo corresponda debidamente vuestras finezas.
Quitad de mi corazón y de mi alma todo lo que
puede separarme de vos y haced que yo viva en
vos y vos en mí en todos los días de mi vida y
después en el cielo. Amen.
DESPEDIDA.
Me retiro, Jesús, mío, con tu santísima
Bendición. Ahí te dejo mi corazón y mi alma a
tus sagradas plantas, a las de María Santísima y a
las del Santísimo José. No permitas, Señor, que
yo me separe de ti ni un solo momento, pues ahí
36
quiero permanecer en el tiempo y en la
eternidad.
Bendito y Alabado sea el Santísimo Sacramento
del Altar, (se besa el suelo) y la Purísima
Inmaculada Concepción de María Santísima
Madre de Dios. Amen.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu
Santo. Amen.
(aquí termina)
UN CONSEJO AL CRISTIANO PIADOSO
Bueno sería que te propusieras hacer la visita del
Santísimo en cada turno, es decir, en un día de los cuatro que,
por turno esta en cada Templo, pues como has visto antes, solo
una vez se puede ganar la indulgencia del Santo Jubileo. Para el
efecto podrías formar una peregrinación particular con las
personas de tu familia, y con algunos valientes y amigos, si así
fuere de tu agrado, escogiendo una hora oportuna entre 8 y
10:30 porque sigue la misa de 11:00 después la hora Santa y
luego el ejercicio de los claveros y también podría practicarse
entre 2 y 3:30 pm., pero, el mejor tiempo sería el de la
mañana. Bien pudiera suceder que se juntaran varias
peregrinaciones a la vez, en este caso convendría que todas se
unieran, y que una persona de entre ellas se encargara de dirigir
el rezo, mas, si así no se quiere, practíquese separadamente y
elija cada quien el lugar que más le acomode, procurando estar
algo retirados uno de otros para no interrumpirse.
37
PIADOSO LECTOR
Pongo este opúsculo en tus manos con el
fin de darte una sencilla explicación sobre el
Santo Jubileo de las cuarenta horas, pues muchas
veces he tenido ocasión de preguntar a diferentes
personas, aun de las que se tienen por mas
entendidas, y he podido convencerme de que no
están en la inteligencia de lo que realmente es
esta gracia tan singular.
Como esta agracia es tan importante no
solo para los fieles que se proponen ganarla para
si, sino también para las almas de los finados que
están detenidas en el purgatorio, conviene, bajo
todos los aspectos que te des perfecta cuenta de
lo que es en si el Santo Jubileo, y las
disposiciones necesarias para poderlo ganar.
Bien sabes que todo pecado tiene una pena
señalada por Dios Nuestro Señor y estas penas
(por tantos pecados) hay que pagarlas, aquí o allá,
conforme a la voluntad santísima del Señor, y
como las indulgencias son un medio eficaz
para satisfacer a Dios en muy buena parte
EL SANTO JUBILEO
Si practicares esta devoción como es debido. No dudes que será
muy del agrado de Nuestro Jesús
Sacramentado, lucraras muchos bienes para tu alma, tendrás
delante de Dios el mérito de atraer el estimular a otros con tu
ejemplo, y libraras a muchos de sus temporales penas en el
purgatorio, ¿Qué es lo que te detiene? ¿Tus pasiones? Estas no
son indomables con el auxilio de Dios. ¿Te lo impiden tus
negocios, tus ocupaciones, tu trabajo para atender a las
necesidades de la familia? No, nada de esto puede ser motivo
justificado para cumplir con un deber, pues deber y grande, es
el amar y servir a Dios. Atiende a Dios, si quieres que Dios te
atienda. Recuerda lo que Jesucristo nos tiene ofrecido en su
Santo Evangelio: Buscad primero el reino de Dios, y lo demás
se os dará por añadidura. Pues ¿Qué es lo que necesitas?
Fuerza de voluntad y nada más, pídela con fe y confianza al
Señor, y no dudes que te la concederá. Cree y obra.
Las personas que disponen de menos tiempo pueden
hacer su visita desde el Coloquio y Petición que está en la pág.
19, todo corrido hasta la despedida pág. 36. Las que solo
disponen de un breve rato rezaran el ofrecimiento que está en
la pág. 27, en seguida rezar la estación mayor corrida, y después
de esta deprecación final, pág. 35 hasta la despedida, lo que
bastara para poder ganar indulgencia del Sto. Jubileo o algunas
otras. Finalmente, si fuere muy corto el tiempo de que puede
disponer adore a Nuestro Señor Sacramentado, persígnese,
haga intención de ganar indulgencia del S. Jubileo u otra
deseare, rezar la estación mayor, y concluirá, rezar el
ofrecimiento de la pág. 27 y retírese en seguida con la bendición
de Jesús Sacramentado.
Que todo sea para honra y gloria de Nuestro Señor
Sacramentado y bien de nuestras almas. Amen.

38
 EL SANTO JUBILEO

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