Según Irene V. Intebi, 2008, cuando nos enfrentamos a la intervención con una persona que ha
vivido un evento traumático, estamos formando parte de un sistema de contención y apoyo que
se configura para dar respuesta a los efectos que dicha vivencia ha provocado y acoger implica
otorgar protección a alguien que necesita ayuda, estar disponible para una escucha desprovista de
juicios valóricos y que contemple la preparación previa para responder adecuadamente.
Los elementos a considerar y herramientas a desarrollar para una acogida frente a una vivencia
traumática contemplan:
I. Comunicación
1. Encuadre:
Explicar el objetivo de la entrevista.
Darle la oportunidad de hablar sin interrumpir.
Utilizar un lenguaje acorde a la etapa evolutiva.
2. Empatizar:
Reconocer el estado emocional del niño, niña o adolescente o de sus cuidadores.
Crear clima agradable y acogedor.
Proveer de un entorno cálido y adecuado a la etapa evolutiva.
Acoger el estado emocional del otro
3.- Educar:
II. Contexto:
III. Escucha
1. Implica atender y centrarse en el otro, mostrar interés en lo relatado, en los detalles aunque
parezcan poco relevantes.
2. Implica escuchar sin prejuicios.
3. Formular preguntas abiertas (¿cómo lo puedo ayudar? ¿cómo está?)
4. Formular preguntas cerradas respecto de lo que espera que ocurra.
5. Facilitar (permitir los silencios, utilizar frases y gestos sencillos, repetición de palabras claves).
IV. Tiempo
V. Comprensión
1. Proporcionar una respuesta empática (es decir identificar el estado emocional, cuál es la
causa del estado emocional, transmitir una actitud comprensiva, validar los sentimientos y el
estado emocional del otro).
Que NO hacer
Para recordar:
Los consejos “piense en los demás” “no se preocupe” “tiene que ser fuerte”
“no llore”, son ingenuos y no ofrecen ningún apoyo
.
La comunicación no verbal –contacto en el brazo, un ademán, un guiño, una
sonrisa-, transmiten al niño una sensación de tranquilidad y cercanía.