poder llevar adelante nuestra tesina de investigación y poder responder a los
interrogantes planteados en la misma; primeramente asentaremos una base teórica que
refiere directamente a la no linealidad de las formas discursivas. Al razonar el funcionamiento de las mismas, se nos facilitará la comprensión del sistema de conexiones que generan las comunicaciones gráficas alternativas de los colectivos analizados. Al mencionar esta particular modalidad de análisis del discurso e intentar describirla, debemos apoyarnos en los desarrollos del filósofo Michael Foucault; quién en primera instancia realiza una operación negativa. Ésta consiste en poner entre paréntesis aquellas categorías y unidades aceptadas universalmente. A través de ellas se conserva la continuidad histórica y a su vez, valiéndose de la función sintetizante del sujeto, se reduce la discontinuidad. Luego de liberarse de las categorías, Foucault formula cuatro hipótesis de investigación, con la finalidad de definir un grupo de relaciones entre el enunciado, su forma y su tipo de encadenamiento. La primera hipótesis sostiene que: «Los enunciados distintos en su forma, dispersos en el tiempo, constituyen un conjunto, si se refieren a un solo y mismo objeto» (Foucault, 2004:51). Si acercamos esta hipótesis a nuestra investigación y en un ejemplo, colocamos como objeto a la comunicación contrahegemónica; podríamos observar que a lo largo del tiempo, fueron muchos y muy diversos los acontecimientos que se produjeron para conformarla como tal. Si tenemos en cuenta que las comunicaciones contrahegemónicas no son las mismas en la actualidad, que 50 años atrás, es porque el objeto mismo se transforma. Entonces, en lugar de atender a un solo y mismo objeto, Focault entiende que se deben establecer reglas que comprendan ese espacio en el cual los objetos van modificándose. Se distinguen tres niveles para hallar dichas reglas. El primero de ellos es a través de las superficies de emergencia. En nuestro ejemplo, respecto a las comunicaciones contrahegemónicas, podría responder a aquellos lugares o acontecimientos en los que aparecen singularidades de la misma, las cuales se describen y analizan. Una superficie de emergencia de comunicaciones contrahegemónicas podría ser entonces la que aconteció en el período 2001 – 2003 y que dio lugar a asambleas barriales, cacerolazos, manifestaciones piqueteras y artísticas, etc. El segundo nivel se da a través de las instancias de delimitación, es decir de aquellos sectores sociales que establecen, nombran o instauran los objetos. Volviendo a nuestro ejemplo, encontramos aquí los lugares desde donde se valoriza la comunicación contrahegemónica: el periodismo dependiente de sectores hegemónicos como también el independiente, el gobierno, los colectivos de arte, las agrupaciones políticas, etc. El tercer nivel se da a través de las rejillas de especificación. Involucra a los sistemas a partir de los que se separan, se oponen, se reagrupan o se derivan unas de otras las distintas comunicaciones contrahegemónicas. Los sistemas involucrados en el ejemplo planteado podríamos agruparlos en arte y movimientos estudiantiles, comunicación y luchas obreras, sectores subalternos y colectivos de artistas, etc. Estos tres niveles son insuficientes ya que la formación de la comunicación contrahegemónica depende de las relaciones que se establecen entre las superficies de emergencias, las instancias de delimitación y las rejillas de especificación; y estas relaciones conforman el discurso. Estas relaciones explican por qué en un determinado período se ha producido un tipo particular de comunicación contrahegemónica, de qué manera por ejemplo un colectivo de arte pudo haberla hecho evidente. También explica desde que lugar y en base a que referencias se la ha clasificado y nombrado. Además revela las relaciones que se han establecido entre las distintas instancias. En la segunda hipótesis Foucault observa la forma y el tipo de encadenamiento de los enunciados. En este caso proponemos tomar como objeto a la gráfica política alternativa la cual se podría caracterizar más que por sus temas y conceptos por un determinado estilo es decir que la unidad de un discurso proviene de un determinado carácter de la enunciación que no varía. No se trata entonces de un conjunto de tradiciones, de observaciones, de aspectos o de actitudes comunicacionales artísticas. Sino que supone una misma mirada respecto de ellas y como tal se organiza como una serie de enunciados descriptivos, como una manera de estructurar la observación y de transcribirla. De todos modos debemos renunciar a esta hipótesis para tener en cuenta que el discurso que hace posible a la gráfica política alternativa involucra además elecciones políticas, contextos sociales y vivenciales, formaciones educativas, etc como un conjunto de descripciones anexas las cuales no podrían despegarse de las primeras, ni las primeras de estas. A su vez, estas descripciones se van desplazando ya sea por los nuevos recursos tecnológicos, los nuevos sistemas de información y las facilidades de acceso a ella y también quien emite la gráfica política alternativa siguiendo los procedimientos de un determinado “estilo” se convierte ante todo en un sujeto observador que actúa respecto de una puntual situación. Para obtener la unidad entre las distintas formas de enunciados, Foucault sostiene que “lo que habría que caracterizar e individualizar sería la coexistencia de esos enunciados dispersos y heterogéneos; el sistema que rige su repartición, el apoyo de los unos sobre los otros, la manera en que se implican o se excluyen, la transformación que sufren, el juego de su relevo, de su disposición y de su reemplazo”. La tercera hipótesis afirma que la unidad de los discursos se funda en la permanencia y persistencia de determinados conceptos. Por ejemplo, lo que hoy conocemos por hegemonía ¿no reposa en las primeras y clásicas definiciones que describían el objeto de una vez y para siempre? Podríamos referirnos a la dominación entre los estados o a la definición marxista que lo amplió a la dominación entre las clases sociales. Los límites aparecen rápidamente, ya que con el tiempo la sociedad va cambiando, y paralelamente deben desarrollarse nuevas definiciones que abarquen tales transformaciones. Conocemos hoy por ejemplo, conceptualizaciones como las de Antonio Gramcsi o la de Raymond Williams que se han ido adaptando a los nuevos contextos sociales, guardando semejanzas y diferencias con las más clásicas. A pesar de ello, la unidad de los discursos debería buscarse en aquellos lugares donde emergen los conceptos teniendo en cuenta sus distancias, sus desviaciones y sus incompatibilidades. La cuarta hipótesis sostiene que la unidad discursiva proviene de la identidad y persistencia de determinados temas. Si tenemos en cuenta el período de crisis 2001-2003, el cual fue analizado y vivido desde diferentes lugares, podríamos pensar que por ejemplo las marchas piqueteras, los cacerolazos, las asambleas de vecinos, los saqueos, las intervenciones artísticas, entre otros, generaron un conjunto discursivo. Con este ejemplo, se demuestra la inconsistencia de esta hipótesis debido a que cada una de estas manifestaciones ha sido objeto de distintos análisis, estudios, opiniones y valoraciones. Y todas estas últimas conforman diferentes visiones acerca de un mismo elemento. Podemos decir entonces que “sería un error, pues, sin duda, buscar, en la existencia de estos temas, los principios de individualización de un discurso. ¿No habrá que buscarlos mas bien en la dispersión de los puntos de elección que deja libres? ¿No serían las diferentes posibilidades que abre de reanimar unos temas ya existentes, de suscitar estrategias opuestas, de dar lugar a los intereses inconciliables, de permitir, con un juego de conceptos determinados, jugar partidas diferentes?” (Foucault, 2004:60) Foucault rechaza estas cuatro hipótesis al no poder lograr su principal objetivo, el de conformar una unidad discursiva, debido a que en el camino de su investigación se encuentra con irregularidades constituidas por enunciados heterogéneos, utilización de conceptos diferentes, incompatibilidades, entre otros. Será momento entonces, de otorgarle protagonismo a la formación discursiva, conceptualizada por el filósofo como una capacidad de regularización, como una posibilidad estratégica de unificación de los objetos, los tipos de enunciación, las elecciones temáticas, los conceptos, etc. Esta regularidad, la que busca un orden, correlaciones, transformaciones, posiciones en funcionamiento, es la que pretendemos hallar mediante nuestra investigación, con respecto a los colectivos de arte y diseño, como responsables de la comunicación gráfica alternativa.