sociólogos1 el término estigma ha pasado de referirse a signos físicos que marcan una condición
(traidor, esclavo, etc.) o un mal (lepra, viruela, etc.) a designar preferentemente al mal en sí mismo y
no a sus manifestaciones corporales. Se trataría de una categoría asociada a "desviación" y que incluye
un conjunto de condiciones como delincuencia, criminalidad y vagancia, entre otras. Estos grupos son
diferentes entre sí y los individuos que caen en estas clasificaciones no están unidos por ninguna
característica en común entre sus conductas. La única razón para agruparlos conjuntamente la
constituiría el hecho de que comparten ciertos aspectos de sus situaciones sociales y que están
sentido "desviación" está estrechamente ligada a "estigma", y los procesos sociales a discutir se
solapan con los que afectan a otros grupos sujetos a devaluación y discriminación por sus
conciudadanos, como los miembros de determinadas minorías étnicas, los pobres o los desempleados.
Platón en el Alcibíades II atribuye a Sócrates la siguiente pregunta: "¿Cómo podemos vivir tranquilos
con tanta gente loca?". Aunque no existe constancia gráfica de la obra de Sócrates se puede deducir
que, al menos, en tiempos de Platón los enfermos mentales ya se veían afectados por el fenómeno de la
estigmatización.
Las personas que tienen trato con la persona estigmatizada no logran brindarle el respeto y la
consideración que los aspectos no contaminados de su identidad social habían hecho prever y que ellas
habían previsto recibir. Se hace eco del rechazo cuando descubre que algunos de sus atributos lo
1
E.Goffman,
justifican. Para los profesionales de la Salud Mental, el problema no residiría tanto en las cuestiones
físicas, como en las actitudinales. En la enfermedad mental la cuestión del estigma deviene una parte
importante de las consecuencias de la enfermedad que en muchas ocasiones impide o dificulta una
Las formulaciones psiquiátricas del problema omiten incorporar los procesos sociales a la dinámica del
trastorno mental, las investigaciones en el campo genético, bioquímico, psicológico, buscan diferentes
agentes causales, pero emplean modelos similares: sistemas dinámicos que se localizan en el interior
del individuo e incluso en las teorías no organicistas se relegan los procesos sociales a un lugar
insignificante3. Desde la perspectiva de la teoría de los roles sociales, el etiquetado diagnóstico tendría
El estigma contribuye en gran medida a aumentar la carga percibida por los familiares4, pero no queda
secretismo que mantienen para su entorno acerca de la medicación y las sesiones de terapia familiar.
Pero esta sensación de carga también puede aminorarse mediante técnicas terapéuticas específicas a
largo plazo que incluyan soporte emocional no intrusivo. Los familiares pueden beneficiarse de
Desde una perspectiva sistémica5, se considera que los enfermos mentales constituyen uno de
los grupos más estigmatizados de nuestra sociedad. Gran parte de esto se debe al miedo a la
El uso de diagnósticos psiquiátricos puede conllevar graves prejuicios y perjuicios para las personas a
las que se “etiqueta” 6 debido a que el estatuto epistemológico del diagnóstico psiquiátrico es diferente
al de otras especialidades médicas y además puede tener repercusiones sociales y legales como
2
(R.L.Binder,1999).
3
Scheff, 1966
4
(I.R.H.Falloon y cols. 1984)
5
(C. Anderson y cols. 1988)
6
(Witztum, 1995)
pérdida de libertad, de derechos, de oportunidades. Por su potencialidad para producir estigma el
diagnóstico psiquiátrico plantea problemas éticos en mayor medida que otras especialidades médicas.
El estigma es un elemento que dificulta la mejoría de la calidad de vida del enfermo mental7. Esto no
esquizofrenia no se trata únicamente del nombre de una enfermedad. Al igual que en el caso del
representa lo máximo posible, nada de lo cual es bueno. Entonces la palabra esquizofrenia deviene la
metáfora de una difamación. Se produce un impacto en las situaciones cotidianas en las que pueden
encontrarse las personas que sufren esta enfermedad, las dificultades para relacionarse, para encontrar
trabajo e, incluso, la dificultad que representa para ellas el hecho de encontrar a alguien con el que
identificarse, de quién poder sacar un modelo. Si bien, de acuerdo con las definiciones clásicas, el
estigma es un signo visible, la enfermedad mental no lo es. Por ello consideran que los enfermos
mentales no están directamente desacreditados por su estigma, pese a estar desacreditados. Por esta
administración de esta información puede tener éxito, pero puede tener un mal resultado si la
población 'normal' revela sus prejuicios en presencia de individuos que están escondiendo sus
Angelo Barbato8 (2000), presidente de la World Association for Psychiatric Rehabilitation, define el
estigma como un conjunto de actitudes negativas y de creencias hacia la gente etiquetada como
sociedad que no solamente se da en la comunidad sino también en los servicios de salud mental.
7
(A.Finzen y U.Hoffman-Richter1997)
8
Angelo Barbato
II-INDICADORES Y FACTORES DE RIESGO
proyectos de investigación. Hay una necesidad de determinar indicadores válidos y fiables para la
El conjunto de actitudes y creencias, influenciadas por la cultura, los valores y las normas sociales,
implicados en producción de estigma es muy heterogéneo, lo que supone una amplia gama de
Investigando el papel del etiquetado en un estudio poblacional10 realizado en Alemania para mayores
de 18 años se comprobó que el hecho de explicitar la etiqueta de esquizofrenia contribuía a que las
personas entrevistadas citaran factores biológicos como causa del problema, y la tendencia del paciente
y su familia a sentirse culpable disminuía, pero tenía efectos negativos sobre la visión del pronóstico.
Los autores concluyen que no tienen argumentos a favor o en contra de explicitar el diagnóstico.
indicador de estigma. Se plantea la posibilidad de que las palabras consideradas como políticamente
correctas para designar a los pacientes psiquiátricos (“cliente”, “consumidor”, “usuario”, etc.) puedan
9
(Sartorius, 1997).
10
(Angermeyer, 1996)
11
(Boisvert, 1999),
Hay estudios que muestran que los propios pacientes no tienen preferencias sobre las denominaciones
que prefieren.12
Para estudiar en una muestra de conveniencia, cual es el tipo de información que más ayuda a reducir
reacción afectiva). Los resultados indican que el etiquetado es otro elemento que puede producir mas
etiquetado que la propia conducta de los pacientes; en general, la información en la que se mencionan
los síntomas de la fase aguda es la que tiende a crear mas estigma, más incluso que la palabra
esquizofrenia por sí sola. La gente que no tiene contacto previo con estos pacientes suele asociarlos
más a conductas peligrosas, si es comparada con la gente que tiene, o ha tenido, algún contacto con
la reducción del estigma mediante el incremento de la convivencia en la vida cotidiana con los
reacciones emocionales hacia las personas con trastorno mental y el deseo de distancia social, se
observa también que el tener o haber tenido contacto con personas con enfermedad mental disminuye
el estigma.
En una reciente revisión15 se comprueba las graves consecuencias del estigma sobre la vida de las
adaptación social y la autoestima, como aumentando la depresión, la ansiedad y la carga familiar. Entre
los factores que producen estigma se señalan el etiquetado, características propias de los pacientes,
13
(D.L.Penn et al. 1994),
14
(Angermeyer, 1996)
15
(Penn 1998)
En un estudio cuyo objetivo era evaluar el tipo de información que puede contribuir a disminuir
información correctiva, tal como dar cifras de riesgo de violencia de sujetos con esquizofrenia
comparadas con otros grupos de población, y se comprobó que esto puede disminuir el prejuicio sobre
peligrosidad en la población, mientras que dar información sobre la sintomatología puede carecer de
este efecto. En este estudio se manejaron cifras comparativas de violencia entre diferentes grupos
(entre los que abusan de drogas está en el 34,7% de los pacientes hospitalizados, para los alcohólicos
en el 24,6% mientras que para lo enfermos con esquizofrenia y para los depresivos hospitalizados las
cifras son del 12,7% y del 11,7% respectivamente. Estas cifras son bastante coincidentes con el 11% en
pacientes con esquizofrenia hallado en población española17, lo que refuerza la opinión de que se
cuenta con datos fiables referidos a diferentes poblaciones de personas con esquizofrenia. En
conclusión, se trataría de ofrecer a la población información sobre los datos disponibles procedentes
En una encuesta sobre estigma y discriminación18, realizada entre 1300 usuarios de Estados Unidos,
Canadá e Irlanda se muestra como resultado una gran variedad de fuentes de estigma entre los que se
cuentan las comunidades, las familias, las iglesias e incluso los cuidadores de salud mental. Para los
sentían objeto de un trato despectivo o de menosprecio al ser tratados como menos competentes al
conocerse su enfermedad. También acusaban que se les recomendase disminuir las expectativas sobre
su vida. De todas maneras también los había que aseguraban no haber estado nunca preocupados
porque los demás les contemplasen desfavorablemente y por las consecuencias que ello pudiera tener.
Pero otro dato que también arroja esta encuesta es que un 70% de ellos afirman haber evitado hablar de
sus enfermedades en el momento de buscar, por ejemplo, un trabajo. La encuesta sugiere que las
16
(Penn, 1999)
17
(C.Ballús-Creus y M.García,2000)
18
por O.F.Wahl (1999),
familias y los clínicos tienen que ser conscientes de que entre los consejos y guías que se brindan a los
pacientes existe la posibilidad de dar por sentadas sus incapacidades subestimando sus potencialidades.
Bretaña20 se coincide en que un gran porcentaje la población tiene un conocimiento razonable sobre los
trastornos mentales, su tratamiento y su pronóstico, pero mantiene una opinión estereotipada sobre la
negativas sobre ellas y se expresa un deseo de mantener la distancia social. El conocimiento objetivo,
que se detecta que tiene una amplia proporción de la población, sobre algunos aspectos de la
Los resultados avanzados por Europa Press21 de un estudio poblacional realizado en España muestran
que la situación en nuestro país es diferente a la observada en los estudios citados. Aquí los afectados,
familiares y personal sanitario son los que presentan mayor rechazo, mientras que la población que
desconoce la enfermedad y su tratamiento. Dado que los resultados del estudio español son
estigmatización22, aparecen como los factores más determinantes la percepción de extrañeza que
tienen los participantes en el estudio al observar a las personas con esquizofrenia y la presencia de
19
(Link, 1999),
20
(Crisp, 2000)
21
(recogidos en la Web de Medicinatv, 14 de septiembre del 2000)
22
(Penn, 2000),
En un estudio mediante una encuesta, realizada a partir de seis cortes transversales en muestras
representativas de población alemana23, acerca de la opinión que esta tiene sobre los enfermos
mentales inmediatamente después de dos atentados que en 1990 sufrieron Oskar Lafontaine (Canciller
del Partido Socialdemócrata) y Wolfgang Schäube (Secretario de Interior de aquel país), atentados a
los que ambos sobrevivieron pese a que el Sr.Schäube resultó con una paraplejía como consecuencia
del mismo. El primero fue perpetrado por una mujer de 42 años que estaba diagnosticada de
esquizofrenia y que le atacó blandiendo un gran cuchillo de carnicero. El segundo fue perpetrado por
un drogadicto también diagnosticado de esquizofrenia, que le disparó dos veces con un revólver,
alojándose una de las balas en la espina dorsal. Utilizando como indicador de estigma la distancia
social, los resultados obtenidos fueron: a/ Se produjo un pronunciado incremento de la distancia social
hacia los enfermos de esquizofrenia de forma contingente a ambos intentos de asesinato. b/ En los dos
años posteriores la distancia mantenida por la población general disminuyó. c/ La distancia social
hacia la gente que sufre depresión permaneció inalterable durante el tiempo en el que se realizaron las
distancia social hacia los enfermos con esquizofrenia. Coinciden también con otros estudios en que las
personas que más rechazo presentan a estos enfermos son los que tienen niños pequeños. En todo caso
se concluye que la opinión pública es sensible a los actos de los enfermos mentales, y que en este
los enfermos.
En un artículo en que se analizan los tópicos acerca de los enfermos mentales24: satanizados,
personalidades dobles, personajes como el Freddy Kruegger de Pesadilla en Elm Street o el Norman
Bates de Psicosis, el clásico de Alfred Hitchkock, quien después de recibir el alta de su psiquiatra
comete doce asesinatos a cual más brutal. El autor sugiere mas cuidado con los términos: loco,
maníaco, psicosis, esquizoide, etc. Critica seriamente el lenguaje de muchos periódicos como un titular
23
(Angermeyer, 1996).
24
F.Bowers (1999)
(Angermeyer, 1996).
de The Examiner que rezaba: "Psicópata asesina a un caníbal", refiriéndose a un asesinato perpetrado
por un paciente psiquiátrico contra otro. Un lenguaje como este provoca miedo, discriminación y
rechazo por parte de la población general. Se considera que la desinformación generada por la prensa
en este sentido es realmente dañina y perjudicial para los enfermos mentales y su imagen. En este
sentido cabe citar El Periódico de Catalunya, que el día 17 de Septiembre del 2000 publicó un artículo
de opinión sobre "La esquizofrenia de la arquitectura" firmado por Juli Capella, o un título equivalente
aparecido mucho tiempo atrás en El País: "La esquizofrenia del entrenador" firmado por M.Vázquez-
A partir de los resultados de una encuesta entre usuarios de servicios de salud mental en la que tres
cuartas partes de los que contestaron piensan que los medios ofrecen información no contrastada o
bien muy negativa sobre los enfermos mentales, se remarca la necesidad de colaborar entre los medios
iniciativas heterodoxas de sus prácticas habituales, como participar activamente en los diversos medios
de comunicación26 para ofrecer a la opinión pública información correctiva relacionada con los
trastornos mentales.
intervención comunitaria27 28, llevado a cabo en Londres, se evaluaba la evolución de las actitudes y
conductas de aceptación entre el vecindario de dos pisos asistidos para enfermos mentales sitos en dos
25
(Ferriman, 2000).
26
(Salter & Birnes, 2000)
27
Woltf
28
Woltf
Se administró al vecindario, antes de la inauguración de las casas o pisos protegidos, una encuesta
llamada Inventario de Actitudes hacia los Enfermos Mentales que evalúa Miedo y Exclusión, Control
Social y Buena Voluntad. Miedo y Exclusión incluye ítems como "Es inquietante pensar que hay gente
con problemas mentales en el vecindario", Control Social incluye ítems como "Tan pronto como una
persona da muestras de alteración mental, debería ser hospitalizada", y finalmente Buena Voluntad
incluye ítems como "Necesitamos adoptar una actitud mucho mas tolerante hacia los enfermos
mentales
Algunos de los resultados fueron: un 60% de los encuestados era capaz de nombrar al menos dos o
mas enfermedades mentales, la esquizofrenia era nombrada por el 74%. El 52% era capaz de distinguir
correctamente entre enfermedad mental y discapacidad mental. Un 74% pensaba que los enfermos
mentales no son mas o menos inteligentes que los demás. El 78% pensaba que podía decir si alguien
tenia o no una enfermedad mental. Un 83% de los encuestados atribuía al entorno la causa de las
enfermedades mentales. Un 70% de los encuestados decían que contactarían con el médico de
cabecera si veían a algún amigo o vecino dando signos de enfermedad mental, un 26% recurriría al
trabajador social del barrio. Un 75% piensa que el tratamiento consiste en medicación. Dos tercios de
los encuestados consideran que la otra gente trata mal a estos enfermos. Un 60% de ellos decían tener
amigos con enfermedades psiquiátricas entre el vecindario, sólo un 1% afirmaba no tener ningún
contacto con los pacientes. También eran minoritarios los vecinos que se oponían a la instalación de las
casas protegidas en el vecindario. Los resultados muestran, al igual que otros estudios parecidos, que
quienes muestran mas rechazo hacia estos enfermos son aquellas personas que tienen niños pequeños.
Además de estos también los vecinos pertenecientes a minorías étnicas, los de clases sociales mas
bajas y los que han recibido una menor educación, muestran mas rechazo.
Los resultados tras la intervención muestran que determinados programas educativos pueden
favorecer las actitudes y conductas de aceptación de personas afectadas aún sin mejorar
una serie de actitudes estigmatizantes29 (la posición autoritaria que contempla a los enfermos como
irresponsables y que, por tanto, son los demás los que han de tomar las decisiones por ellos, la posición
benevolente que contempla a los pacientes como niños que necesitan ser cuidados y, finalmente, la
posición miedosa y excluyente que considera que los enfermos han de ser temidos y por ello excluidos
favorablemente las actitudes de benevolencia y deseo de distancia social. Los cambios hallados están
personas enfermas. Los cambios por educación son mayores en personas sin contacto previo.
No se observan cambios en las actitudes autoritarias, aunque en un estudio anterior30, utilizando los
V-ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
semejantes31. Así los grupos formados disponen de una serie de funciones como proveerles de un
medio protegido para que se puedan relacionar, informarles y constituir un soporte emocional
conjunto de ideas para reinterpretar las experiencias de sus miembros, reevaluando su estatus o
excusando su conducta. En este sentido sugiere el modelo de Grupo de Autoayuda como el más
Bajo el punto de vista del derecho2 hay autores que se plantean si el hecho de juzgar a los enfermos
mentales por su posible peligrosidad puede restringir sus libertades civiles. Plantea una reflexión muy
29
(Holmes,1999),
30
Keane (1991,
31
(M.J.Eales, 1993)
2
mental, no sería interesante además de atender a la víctima, tratar de comprender y conocer las causas
y las vivencias por parte del enfermo. Sostiene que cuando existe una firme alianza terapéutica entre el
terapeuta y el paciente, este se comporta de una forma mucho más controlada, la cual es una posición
El nuevo Código Penal español supuso un gran avance en la mejora de las garantías de los enfermos
mentales pero todavía persisten elementos en los que se pueden rastrear los efectos del estigma y la
discriminación32
propuestas de intervenciones de largo alcance33, semejantes a las realizadas por el Rotary club en 1991
y por la Nationalle Alliance for the Mental Ill (NAMI) en 1997, para combatir el estigma y la
discriminación. Una primera estrategia sería aumentar el contacto de la comunidad con los enfermos.
Este método tiene limitaciones porque se desconocen los mecanismos por los que el contacto
disminuye el estigma y además puede resultar poco eficiente, por caro. Segunda estrategia: trabajar
con los medios de comunicación. Tercera: aumentar las habilidades sociales de los pacientes y es aquí
donde los programas asistenciales pueden tener un papel relevante en la disminución del estigma.
V-DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Un elemento que tiende a pasar desapercibido es la relevancia que el comportamiento del mismo
paciente tiene en la generación del estigma. La conducta desarrollada por muchos de los enfermos, con
o sin consciencia de enfermedad, es ya de por sí estigmatizante y les identifica sino como enfermos, sí
como personajes raros o diferentes del resto de la sociedad. La presencia de los síntomas positivos y
sociales, son elementos determinantes a la hora de generar estigma entorno suyo, alimentando la
33
(Komana, 1997)
. El tratamiento y rehabilitación de las personas con esquizofrenia es una vía básica para disminuir
estigma y discriminación. El trabajo con los pacientes puede consistir en el rescate de aquellas partes
enfermedades (personas con esquizofrenia, por ejemplo), más que de enfermos (esquizofrénicos,
siguiendo el ejemplo)
Los familiares no están exentos de una gran responsabilidad en la generación y mantenimiento del
fenómeno. Sus actitudes unas veces sobreprotectoras de la privacidad del paciente, otras
hacia la posibilidad de recibir ayuda tanto de su entorno, como de los medios de comunicación. El
papel de las familias y sus asociaciones, así como las de los propios enfermos, deberá ser
determinante. Algunas asociaciones (NAMI, por ej.) han iniciado el trabajo intentando aprovechar el
diagnóstico en situaciones clínicas. La teoría del etiquetado no se puede confirmar mediante medios
empíricos, los estudios no pueden concluir si es mejor un procedimiento u otro. Por esta razón el
profesional tiende a actuar según las necesidades de cada situación y sus criterios personales, teniendo
pocas veces en cuenta las consecuencias del posible “etiquetado”. Además, en algunas ocasiones son
percibidos por sus pacientes como generadores de estigma. Quizá serían necesarias investigaciones
que intentasen objetivar si hay actitudes o prácticas asistenciales que potencialmente pueden contribuir
a causar estigma.
Los medios de comunicación tienen un papel determinante en formación de las corrientes de opinión
de la sociedad. De esta manera su forma de colaborar en la solución del problema puede consistir en
dos compromisos. Primero, en no usar, de forma gratuita o despectiva, expresiones referentes a las
enfermedades mentales, de la misma manera que por consenso no se utilizan expresiones relacionadas
con otras condiciones clínicas o intelectuales. Segundo, ante las noticias relacionadas con conductas
alarmantes o violentas de las personas con esquizofrenia debería contemplarse un dispositivo que
ponderando la situación, con un mismo grado de protagonismo en los medios como la noticia en sí.
Una de las aportaciones del pensamiento postmoderno, el lenguaje políticamente correcto, que ha
tenido efectos beneficiosos en la disminución de discriminación en algunos colectivos (raza, sexo, etc.)
que han padecido graves consecuencias de la misma, no ha mostrado los mismos resultados en el caso
de la enfermedad mental.
En todo caso, persisten dudas sobre el origen, condiciones y razones del estigma, siendo este
contemplado de muy diferentes maneras según la situación u orientación de quién lo contemple. Así si
bien para los teóricos clásicos el estigma tiene su origen en situaciones de determinadas personas en
tiempos remotos, para los clínicos que trabajan cotidianamente con estos pacientes, sin lugar a dudas,
tiene otras connotaciones y efectos, como así mismo los tienen también para teóricos de la psiquiatría,
autoridades sanitarias en general, los familiares de los enfermos o los propios pacientes. De lo que
existen pocas dudas es de que probablemente en un breve lapso de tiempo aparecerán un sinnúmero
La información es una buena vía de entrada hacia la sensibilización de la sociedad, si bien de algunos
este sentido, como se ha mencionado anteriormente, en la última década diferentes organizaciones han
tenido iniciativas para combatir el fenómeno del estigma. Hasta el momento se desconocen los
resultados de las mismas. El problema persiste, por lo cual en la próxima década va a ser abordado
cada vez con mas medios y con mas propiedad y conocimiento del problema, así la selección de los
mensajes a ofrecer tiene que ser muy cuidadosa. Utilizar información veraz recogida en los estudios
empíricos, combinada con juicios valorativos que incorporen el concepto de protección, asumiendo la
creencia, sustentada por parte de la opinión pública, de que las personas con esquizofrenia son
diferentes, puede ser un criterio a utilizar en las campañas de educación para aumentar su efectividad
Los aparatos legislativo y judicial han sido escasamente evaluados en su relación con el estigma. Los
campos relacionados con los derechos, la imputabilidad, la incapacitación son muy sensibles a la
jurisprudencia puede ser tanto generadora de estigma como consecuencia de los efectos del estigma en
los órganos legislativos y los sistemas judiciales. El desarrollo de conocimientos de ética aplicada al
tratamiento legal de las personas con esquizofrenia es un vector fundamental por su potencial impacto
en su estatuto civil.
validez interna del estudio, pero podría ser discutible la generalizabilidad de los resultados.
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