SISTEMA DE NIVELACIÓN
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y DE LA EDUCACIÓN
La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica, el eje a través del
cual se articula todo su pensamiento. No se encuentra formulada como tal en ninguna
de sus obras, sino tratada, desde diferentes aspectos, en varias de sus obras de
madurez como "La República", "Fedón" y "Fedro". Por lo general se considera que la
teoría de las Ideas es propiamente una teoría platónica, pese a que varios estudiosos
de Platón, como Burnet o Taylor, hayan defendido la tesis de que Platón la había tomado
directamente de Sócrates. Los estudios de D. Ross, entre otros, han puesto de
manifiesto las insuficiencias de dicha atribución, apoyando así la interpretación más
generalmente aceptada.
La formulación tradicional
La primera forma de realidad, constituida por las Ideas, representaría el verdadero ser,
mientras que de la segunda forma de realidad, las realidades materiales o "cosas",
hallándose en un constante devenir, nunca podrá decirse de ellas que verdaderamente
son. Además, sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento o "episteme",
mientras que la realidad sensible, las cosas, sólo son susceptibles de opinión o "doxa".
De la forma en que Platón se refiere a las Ideas en varias de sus obras como en el
"Fedón" (el alma contempla, antes de su unión con el cuerpo, las Ideas) o en el "Timeo"
(el Demiurgo modela la materia ateniéndose al modelo de las Ideas), así como de la
afirmación aristotélica en la "Metafísica" según la cual Platón "separó" las Ideas de las
cosas, suele formar parte de esta presentación tradicional de la teoría de las Ideas la
afirmación de la separación ("khorismós") entre lo sensible y lo inteligible como una
característica propia de ella.
El dualismo sensible/inteligible
Lo inteligible
Las Ideas, por lo demás, está jerarquizadas. El primer rango le corresponde a la Idea
de Bien, tal como nos lo presenta Platón en la "República", aunque en otros diálogos
ocuparán su lugar lo Uno, (en el "Parménides"), la Belleza, (en el "Banquete"), o el Ser,
(en el "Sofista"), que representan el máximo grado de realidad, siendo la causa de todo
lo que existe. A continuación vendrían las Ideas de los objetos éticos y estéticos, seguida
de las Ideas de los objetos matemáticos y finalmente de las Ideas de las cosas. Platón
intenta también establecer una cierta comunicación entre las Ideas y, según Aristóteles,
terminó por identificar las Ideas con los números, identificación de la que sí tenemos
constancia que realizaron los continuadores de la actividad platónica en la Academia.
El saber y la opinión
Otro tema que trató Platón profusamente fue la dicotomía entre el saber y la opinión,
que anticipaba los debates más modernos entre empirismo y racionalismo, y que
posteriormente trataron los postmodernistas y sus oponentes al argüir sobre la distinción
entre objetivo y subjetivo.
Por otra parte, la historia de la ciudad y la isla perdida de la Atlántida nos llegó como
una «historia verdadera» a través de sus obras Timeo y Critias, pues el mismo Platón
usa la expresión griega «alēthinós logos», que en aquellos tiempos se usaba para
denominar a una «historia que era verdadera», y como tal es traducida en todas las
versiones latinas de dichos diálogos, o sea, veram historiam, en contraposición al mito
(del griego μῦθος, mythos, ‘cuento) o cuento fabulado.
Estilo literario
Los términos mitos y logos sufrieron una evolución a lo largo de la historia de Grecia
clásica. Así en los tiempos de Homero y Hesiodo (siglo VIII ADC) se empleaban como
sinónimos, con un significado de narración o historia. Posteriormente llegaron
historiadores, como Herodoto y Tucidides, y también filósofos, como Parménides y los
Presocráticos, que introdujeron una diferenciación entre ambos términos, y así mitos se
identificó con una narración no verificable, y logos con una narración racional.26 Siendo
Platón un discípulo de Sócrates y decidido partidario de la filosofía basada en logos,
parecería lógico que hubiera evitado el uso de los mitos. No obstante hizo un gran uso
de ellos. Este hecho ha producido un abundante trabajo analítico, con el fin de aclarar
las causas y objetivos de tal uso.
Platón distinguía entre tres tipos de mitos. En primer lugar había mitos falsos, como los
que relataban historias de dioses sujetos a pasiones y sufrimientos humanos, puesto
que la razón enseña que Dios es perfecto. Luego consideraba aquellos mitos que se
basaban en un razonamiento verdadero, y por tanto verdaderos. Finalmente estaban los
mitos no verificables por encontrarse fuera del alcance de la razón humana, pero que
contenían alguna parte de verdad. Los mitos de Platón tienen dos tipos de contenido,
por una parte el origen del universo, y por otra la moral y origen y destino del alma.27
Está generalmente aceptado que el propósito de Platón para el uso del mito era
didáctico. Consideraba que sólamente una minoría era capaz, o estaba interesada en
seguir un razonamiento filosófico, y en cambio la mayoría se interesa por las historias y
narraciones. Así pues utilizaba los mitos para vehicular las conclusiones de los
razonamientos filosóficos. Algunos de los mitos usados por Platón eran tradicionales,
otros se basaban en mitos tradicionales modificados. Finalmente también creó nuevos
mitos de su invención.
La filosofía de Aristóteles
Teoría del conocimiento
Al igual que ocurría con Platón tampoco en Aristóteles encontramos una teoría del
conocimiento elaborada, aunque sí numerosos pasajes en varias de sus obras
(Metafísica, Ética a Nicómaco, Tópicos, por ejemplo) que se refieren explícitamente al
conocimiento analizándolo bajo distintos aspectos. El estudio de la demostración, el
análisis de las características de la ciencia y sus divisiones, la determinación de las
virtudes dianoéticas, etc., son algunas de las ocasiones en las que Aristóteles nos habla
de una manera más específica del conocimiento y de sus características. De todo ello
podemos deducir algunas de las características básicas del conocimiento tal como
parece haberlo concebido Aristóteles.
ninguna de las acciones sensibles constituye a nuestros ojos el verdadero saber, bien
que sean el fundamento del conocimiento de las cosas particulares; pero no nos dicen
el porqué de nada; por ejemplo, nos hacen ver que el fuego es caliente, pero sólo que
es caliente.(Aristóteles, Metafísica, libro 1,1).
Por consiguiente, como acabamos de decir, el hombre de experiencia parece ser más
sabio que el que sólo tiene conocimientos sensibles, cualesquiera que ellos sean: el
hombre de arte lo es más que el hombre de experiencia; el operario es sobrepujado por
el director del trabajo, y la especulación es superior a la práctica.(Aristóteles, Metafísica,
libro 1,1).
Las diferencias son, pues, considerables con Platón, tanto respecto al valor atribuido al
conocimiento sensible, como respecto a la actividad misma del entendimiento que ha
de ser necesariamente discursivo, siendo imposible llegar a conocer los universales a
no ser mediante la inducción; además, Aristóteles rechaza explícitamente el innatismo
del conocimiento, y nos lo presenta como el resultado del aprendizaje, es decir, por la
coordinación racional de los elementos procedentes de la sensación, a través de la
experiencia. Coinciden, sin embargo, en la consideración de que el verdadero
conocimiento ha de serlo de lo universal, y no de los objetos singulares.
Bibliografía
ARISTÓTELES (1992), Poética, Ed. trilingüe de V. Garcia Yebra. (2º reimpr. 1º ed.)
Madrid, Gredos.