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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

ORIGEN DEL CODIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL

DOCENTE : Mg. EDWARD VARGAS VALDERRAMA

CURSO : DERECHO CONSTITUCIONAL

ALUMNO : WILBER RODRIGUEZ PASCAJA

TACNA - 2017
DEDICATORIA

Hay momentos en la vida de estudiante donde


pensamos que no vale la pena tanto esfuerzo. A través
de los años, esta casa madre me está acobijando y
brindando la oportunidad de realizarme no solo como
un estudiante que en un futuro cercano será un
profesional sino como persona integral. Pero, esta
oportunidad no hubiera sido posible si no hubiese
contado con el apoyo incondicional de las personas que
me rodean, que a través de los años me han brindado
fuerza para ir concretando esta etapa tan importante en
la vida de todo universitario que alguna vez soñó con
hacer su sueño realidad, en nuestro caso, convertirnos
en Abogados.

Mi agradecimiento Al Mg. Edward Vargas a quien le


debemos gran parte de nuestros conocimientos, gracias
por su paciencia y enseñanza.
INDICE
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................. 3
CAPITULO I.......................................................................................................................................... 4
Marco Teórico ................................................................................................................................ 4
1.1 EL PRIMER CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL DEL MUNDO. ............................................ 4
1.2 ¿Por qué el primer Código Procesal Constitucional de Iberoamérica y del mundo?............... 5
1.3 EL ITER LEGISLATIVO DEL CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL ............................................ 8
1.4 La etapa de la iniciativa académica. ......................................................................................... 8
1.5 La etapa de la iniciativa legislativa multipartidaria. ............................................................... 10
CAPITULO II ...................................................................................................................................... 12
El Código Procesal Constitucional Peruano Y Su Estructura Normativa ...................................... 12
2.1 VISION PANORAMICA............................................................................................................. 12
2.2 LA JURISDICCION CONSTITUCIONAL. ..................................................................................... 12
2.3 MODELOS. .............................................................................................................................. 13
2.4 EL MODELO DUAL O PARALELO. ............................................................................................ 14
2.4.1 EL MODELO PERUANO. ....................................................................................................... 15
2.5 NECESIDAD DE UN CODIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL .................................................... 15
2.6 Título Preliminar. .................................................................................................................... 19
2.7 Los principios procesales en el Código. .................................................................................. 19
2.8 SU ESTRUCTURA NORMATIVA. .............................................................................................. 21
2.8.1 Estructura de Código Procesal Constitucional .................................................................... 21
CONCLUSIONES ............................................................................................................................ 22
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................................... 23
INTRODUCCIÓN

El Perú transita desde hace tres décadas por gobiernos que han emergido de las urnas,
con la excepción del período correspondiente al autogolpe de Estado de Fujimori del
año 1992. Dichos gobiernos se han caracterizado por respetar, unos más
escrupulosamente que otros, la Constitución en un sentido formal y material. Este
escenario político democrático ha sido propicio para que el Derecho Constitucional
empiece a asentarse en las estructuras institucionales del Estado de Derecho;
particularmente, en los clásicos poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, no sin
tensiones y controversias sobre los alcances de la fuerza normativa constitucional;
así como también, para que la Constitución haya irradiado las relaciones económicas
entre los particulares, como también con las Administraciones Públicas del Estado.

Dado que la razón de ser y consecuentemente, los límites de las organizaciones


públicas y privadas en una democracia constitucional se fundamentan en la
protección de los derechos fundamentales, corresponde al Estado Constitucional
proveer las normas sustantivas y procedimentales que permitan la protección de
dichos derechos y, además, garantizar los límites de los poderes a través de la defensa
de la supremacía jurídica de la Constitución.

Dentro del esquema institucional de la defensa de la Constitución se han creado


instituciones como el Tribunal Constitucional o institutos procesales como el Código
Procesal Constitucional, que han surgido con independencia y autonomía de los
clásicos poderes Legislativo y Judicial. Ello es así en la medida que, ante la falta de
legitimidad y el fracaso de dichos poderes, no había lugar a introducir más reformas,
sino a crear nuevas instituciones, para lo cual se requería una nueva dogmática
constitucional, distinta a la que representa a los tradicionales poderes que están al
servicio de minorías privilegiadas.

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CAPITULO I
Marco Teórico

1.1 EL PRIMER CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL


DEL MUNDO.

Con fecha 31 de mayo del 2004, y luego de un largo proceso en su iter legislativo
que trasciende la sede parlamentaria, conforme veremos en el acápite segundo de
este breve estudio, se aprueba la Ley 28237, Ley llamada a regular el Código Procesal
Constitucional del Perú. El hecho resulta ser hoy todo un hito no sólo en el país, sino
para toda Iberoamérica y, por qué no, del mundo, en tanto resulta ser el primer
Código de esta manufactura que, alambicado desde los predios académicos, tuvo -
vale resaltarlo - éxito en ser acogido por un grupo de parlamentarios, hacerlo suyo y
transitar luego el camino de rigor, hasta convertirse en un conjunto sistemático y
ordenado llamado a desarrollar hoy todos los procesos constitucionales que, a la
fecha, están dispersos en una compleja maraña legislativa asistemática y discordante,
creados en épocas distintas, bajo marcos constitucionales diversos y políticas
legislativas contradictorias.

Se llega así, a un feliz puerto en el Perú y ello, por lo menos hoy en teoría, resulta ser
de trascendental singularidad el que en toda Iberoamérica, el Perú exprese
emblemáticamente ser el país de avanzada en el desarrollo legislativo de lo que,
desde la vieja y clásica polémica en torno a la defensa de la Constitución que
sostuvieran en su momento Kelsen vs. Schmitt1, se arriba a lo que, desde una
perspectiva estrictamente jurídica, acabada y modélica, Héctor Fix-Zamudio
consolida el desarrollo de una de las grandes partes que hoy integran a la “Defensa
de la Constitución” y que son precisamente las garantías constitucionales, hoy
rigorizados en el flamante Código Procesal Constitucional con el nomen iuris más
moderno de “procesos constitucionales”.

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1.2 ¿Por qué el primer Código Procesal Constitucional de
Iberoamérica y del mundo?

Cabe en primer lugar, ubicar los marcos y linderos, así como el contexto en el que se
formula la interrogante arriba enunciada. Y es que, en efecto, no se trata de afirmar
una pretensión chauvinista ni académica, ni hay una pretensión vanidosa en esgrimir
en la vitrina de las políticas legislativas comparadas, una joya legislativa, por cuanto
el que se haya publicado en el Perú un Código Procesal Constitucional no va a
garantizar, como querrían los románticos de la vieja “concepción racionalista de la
Constitución” que por hechizo taumatúrgico, el país cambiaría hacia una inmediata
consolidación de un real Estado Social y Constitucional de Derecho; ello no es así, y
sin embargo, es obvio que el Código Procesal Constitucional peruano, pretende eso:
“garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos
constitucionales”. En realidad el tiempo, gran consejero de la vida, irá dándole lo que
los Jueces, operadores intérpretes de la norma constitucional, imprimirán la andadura
que corresponda.

Si descorremos en perspectiva histórica la evolución de las políticas legislativas,


podemos apreciar que, en lo que respecta al movimiento codificador, éste arranca en
el Siglo XVIII bajo la inspiración de la Escuela del Derecho Natural-Racionalista;
subyace en toda codificación el criterio de unificar en un cuerpo orgánico y
sistemático, una serie de instituciones jurídicas. En lo que respecta a América Latina,
bien es cierto que todos los países cuentan con diversas legislaciones de naturaleza
procesal constitucional; empero, ellas se encuentran dispersas y regulan diversos
procesos constitucionales y no están todas agrupadas en un corpus iuris como son los
alcances y naturaleza de un Código.

También cabe deslindar que, si bien en la Provincia Federal de Tucumán, Argentina,


ya contaba con anterioridad con un Código Procesal Constitucional, éste tiene un
alcance territorial restringido a dicha provincia federal; no rige para toda la República
Argentina, pues si ello fuera así, no cabe duda que el hito histórico lo tendría este
país porteño; de allí que el Código Procesal Constitucional de Tucumán, el mismo
que cuenta con una extraordinaria sistemática de IV Títulos y 111 artículos es un

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Código strictu sensu, pero el ámbito de su aplicación y vigencia no es para toda la
Argentina; en consecuencia, este país no cuenta con un Código aplicable para todo
el Estado, como lo tendrá el Perú, a fines del presente año 2004. Sí en cambio, la
Argentina, tiene con alcances erga omnes, la Ley de Amparo 16.986.

En consecuencia, el Perú como Estado cuenta con un Código Procesal Constitucional


que regirá la vida de toda la República; y ello no ocurre, reiteramos, en Argentina,
pues sus alcances son discretos y referentes sólo y exclusivamente a una provincia
federal, en razón a su propia estructura territorial federal.

En lo que respecta a Costa Rica, esta República centroamericana cuenta, no con un


Código, sino con una Ley Orgánica de Jurisdicción Constitucional, no obstante ello,
no desmerece reconocer que es todo un cuerpo unitario, regulador de las garantías
constitucionales. Esta Ley Orgánica surge, como se recordará, como consecuencia
de las reformas de los artículos 10 y 48 de la Constitución que en mayo de 1989 creó
un órgano especializado en materia de jurisdicción constitucional, nos referimos a la
Sala Constitucional, dentro de la órbita del Poder Judicial. En esta Ley se subsume
el desarrollo de la estructura y funciones de la Sala Constitucional, así como articula
todos los mecanismos de la defensa de la Constitución de Costa Rica.

Para finalizar estos aspectos, en la República de El Salvador, existe igualmente el


anteproyecto de la Ley Procesal Constitucional, cuyo giro sigue la tendencia
paulatina, pero imparable, con miras a unificar la desperdigada legislación procesal
constitucional en un solo cuerpo orgánico.
Bien, mirado así las cosas, no resulta sorprendente, ni mucho menos audaz, afirmar
que estamos ante el primer código procesal de estirpe constitucional en Iberoamérica;
y cabe resaltar que, en puridad, sería el primer código de esta naturaleza en el mundo,
dado que en los países continentales europeos, se cuentan si bien con emblemáticas
judicaturas concentradas en Tribunales o Cortes Constitucionales; su legislación gira
bajo los marcos de una regulación vía leyes orgánicas de estos Tribunales
Constitucionales: así como de legislación específica sobre la jurisdicción
constitucional; incluso algunas editoras y autores consignan a la heterodoxa
legislación dispersa, una concordancia sistemática, y publican dicha legislación,

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como códigos, conforme se aprecia en ediciones italianas, o como es el caso de
México, a través de la extraordinaria edición de Eduardo Ferrer Mac-Gregor. Pero,
en realidad, ubicado desde la pujante presencia de los países de la Ex Europa del
Este, se vienen realizando progresivos esfuerzos, dentro de la consolidación de lo
que viene atalayando el profesor Peter Häberle, con la consolidación de los “Estados
Constitucionales Comunes” de Europa, y en el que se extiende para Latinoamérica y
la entrada de los países como Polonia, Hungría, Croacia, Rumania, Bulgaria,
Eslovenia, Albania, Eslovaquia, Estonia, Lituania, Macedonia, República Checa, lo
que resta de Yugoslavia-Federación, de Servia y Montenegro, República Federativa
Rusa, Moldavia, Bosnia-Herzogovina, Letonia, República de Ucrania; todos estos
países, más algunos excepcionales como de la Corte Constitucional de Sudáfrica, o
las altos Tribunales Constitucionales en Madagascar y Egipto o, como el Tribunal
Constitucional surcoreano; no hacen más que seguir confirmando el desarrollo
pletórico del realismo jurídico que supone la presencia de viejos y pujantes países
con una jurisdicción constitucional bien concentrada, o bajo el modelo americano
difuso; pero, independientemente de estos modelos de jurisdicción constitucional,
existen expresas políticas legislativas vía el desarrollo de las garantías o procesos
constitucionales que vienen progresivamente consolidándose, reiteramos, en
ninguno de los países europeos ni latinoamericanos, fuera de los precedentes
parciales de Tucumán y Costa Rica, el Perú, al menos formalmente, ostenta un
verdadero hito histórico como es el de haber desarrollado un flamante Código
Procesal de esta naturaleza; y que es pionero en el mundo iberoamericano y, por
extensión, del mundo occidental.

Es de esperarse, que la tendencia sea, a partir de este Siglo XXI, la de ir desarrollando


sendas legislaciones que uniformicen todos los procesos constitucionales en un solo
cuerpo unitario. Y en esta perspectiva tenía razón el juristas Eduardo García Maynes,
“La tendencia, siempre creciente, hacia la codificación del derecho es una exigencia
de la seguridad jurídica”. En tal perspectiva, el Código Procesal Constitucional
Peruano, marca una pica en flandes y sin complejos, ni chauvinismo académico
repetimos, superada la vacatio legis de rigor que ha impuesto el propio legislador,
habrá de esperar que éste instrumento moderno, con todas las imperfecciones que

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humanamente puedan tener, empiece la etapa de su aplicación a través de una
creativa jurisprudencia que sintonice con el desideratum de consolidar un Estado que
afirme una plenitud en la vigencia fáctica de los Derechos Humanos, aspiración que
en los últimos tiempos le agobiaría en el esfuerzo académico al reciente desaparecido
maestro Germán Bidart Campos.

1.3 EL ITER LEGISLATIVO DEL CÓDIGO PROCESAL


CONSTITUCIONAL

Si ya se ha sostenido que este cuerpo unitario se promulgó el 31 de mayo del 2004,


resulta de vital importancia para quienes habrán de utilizar esta herramienta como
una espada de la defensa de la Constitución, saber todos los entresijos de su
desarrollo y posterior promulgación del Código. Prácticamente, habría existido dos
grandes momentos o etapas en la gestación y posterior promulgación del Código
Procesal Constitucional.

1.4 La etapa de la iniciativa académica.

Los antecedentes del Código se remontan a una década atrás. En efecto, la iniciativa,
sensu strictu, no salió de los predios del propio Congreso; sino que fue una Comisión
que por propia iniciativa se “autoconvocaron” en 1994 y que luego fue instalado en
1995.

Esta comisión, oficialmente reconocen que la idea original nació de Juan Monroy
Gálvez y que a ella se sumaron Domingo García Belaunde, Francisco Eguiguren
Praeli, Jorge Danós Ordoñez, Samuel Abad Yupanqui y Arsenio Oré Guardia. Hay
que reconocer que la iniciativa, si bien fue de estos profesores, en puridad, fue una
comisión no sólo de académicos, sino que todos, a la vez, son prominentes abogados
con estudios jurídicos abiertos. No obstante, según se aprecia, esta iniciativa, a la
postre, duró muchos años y lo reconocen sus propios integrantes:

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“Nadie pensaba en aquel entonces que se tomase tanto tiempo, en un texto que al
parecer no tenía futuro alguno, viviendo como se vivía, en medio de la autocracia
fujimorista”.

De acuerdo a las versiones actuales y que de por sí se explica esta comisión, al


elaborar el Anteproyecto del Código Procesal Constitucional, tenían los siguientes
objetivos:

“a) Sistematizar una legislación que ya para esa época estaba dispersa, y lo siguió
estando por varios años; y

b) Actualizar la terminología, los conceptos y el enfoque, no sólo teniendo en cuenta


los avances de la moderna doctrina, sino sobre todo, la experiencia jurisprudencial
de los últimos veinte años”.

La estructura y dinámica de esta comisión fue muy sencilla; se estableció un plan


previamente coordinado entre ellos; y luego “se dividieron los temas y se los
repartieron para que cada uno los desarrollase y luego fueron objeto de discusión en
conjunto”.

Con todo, este Anteproyecto, en sus grandes lineamientos, estuvo listo en 1996. Sin
embargo, el original entusiasmo fue ciertamente eclipsado por el clima autoritario e
intemperante del régimen de Fujimori, sumado a una indiferencia; y luego, habría de
venir el periodo de la transición política, lo que supuso que estuviera en invernadero
por otros años.

El Anteproyecto, circuló en copias a una gran cantidad de abogados, Jueces, Fiscales


y a un grueso de profesores integrantes de la Asociación Peruana de Derecho
Constitucional, así como a entidades representativas que hicieron desde sus
perspectivas, aportes que la Comisión iba incorporando. En mérito a ello, el
Anteproyecto seguía depurándose y mejorando; con una versión notablemente
corregida y ampliada se publica en Octubre del 2003 bajo el sugestivo título de:

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“Código Procesal Constitucional. Anteproyecto y Legislación Vigente” por la casa
editora Palestra26. Igualmente y a nivel extranjero, dicho Anteproyecto también se
divulga en la Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional que circuló
en Sevilla en diciembre del 2003. Hasta allí, al menos, tenemos la versión definitiva
del Anteproyecto, cuyas fuentes de divulgación fueron tanto por la editorial Palestra,
como por la Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional que se viene
publicando desde México y que a la fecha tiene ya dos números y a fines del presente
año se editará el tercer número.

1.5 La etapa de la iniciativa legislativa multipartidaria.

A raíz de la publicación del Anteproyecto, éste no pasó desapercibido por un grupo


de parlamentarios que acogieron e hicieron suyo el Anteproyecto elaborado por la
comisión de juristas; y fue así como dicho Anteproyecto se presenta al Congreso. A
partir de este año, que corresponde a fines del 2003, en diciembre, empieza
técnicamente el iter legislativo formal en sede parlamentaria. En efecto, cuando pasa
a las respectivas comisiones del Congreso (Justicia y Derechos Humanos, y
Comisión y Reglamento), el Anteproyecto mantuvo casi el 90% de su versión
original; el otro porcentaje, ciertamente fue cosecha o creación parlamentaria, lo
cual, habrá en su momento que evaluar si lo que se cambió, suprimió o amplió fue o
es positivo frente a la versión original.

La iniciativa del grupo parlamentario multipartidario estaba integrada por los


siguientes congresistas de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos: Alcides
Chamorro Balvín, Walter Alejos Calderón, Carlos Almerí Veramendi, Natalie
Amprimo Plá, Judith De La Mata Fernández, Jorge Del Castillo Gálvez, José
Delgado Núñez Del Arco, Carlos Ferrero Costa, Antero Flores-Aráoz Esparza,
Yonhy Lescano Ancieta, Michel Martínez González, Gerardo Saavedra Mesones
Cruz, Eduardo Salhuana Cavides y Luis Santa María Calderón.

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En sede parlamentaria, la iniciativa fue presentada el 15 de diciembre del 2003 a
través del Proyecto de Ley 09371. Ya en el seno del Congreso, se presentaron los
dictámenes favorables; aun cuando la Comisión de Justicia y Derechos Humanos
propuso diversos cambios al Anteproyecto que, a la larga, no fueron acogidos por el
pleno. Igualmente el Congreso solicitó la opinión del Tribunal Constitucional, siendo
también positiva la opinión de este Colegiado Constitucional y propuso específicos
cambios que fueron tenidos en cuenta.

Fue así como el 6 de mayo del 2004 era aprobado el Proyecto por 72 votos a favor,
ninguno en contra y una abstención. El 28 del mismo mes se promulga por el
Ejecutivo y el 31 de mayo sale publicado en El Peruano el novísimo Código Procesal
Constitucional.

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CAPITULO II

El Código Procesal Constitucional Peruano Y Su Estructura


Normativa

2.1 VISION PANORAMICA.

En la historia y evolución del Derecho Procesal Constitucional aparece la imagen de


Hans KELSEN, como el pionero en haber sentado las bases preliminares de esta
disciplina en abierta polémica con otro no menos descollante jurista y fascinante
teórico político, Carl SCHMITT, seguidos por destacados cultores de esta novísima
disciplina, como Piero CALAMANDREI, Francisco CARNELLUTTI, Mauro
CAPPELLETTI, y Francisco FENANDEZ SEGADO, entre otros.

En el Perú, es asumir el pensamiento del maestro y científico Domingo GARCIA


BELAUNDE y su gran seguidor, el académico Dr. Gerardo ETO CRUZ, de cuyo
Estudio Preliminar de Derecho Procesal Constitucional y otras publicaciones, me
permito tomar algunos conceptos que posibiliten sustentar el presente trabajo.

2.2 LA JURISDICCION CONSTITUCIONAL.

Se acostumbra denominar como "Jurisdicción Constitucional", al conjunto de


mecanismos procesales destinados a defender la Constitución, sea en su aspecto
orgánico o el dogmático. Dentro de ella tiene destacada importancia el control
constitucional de las leyes y la defensa de los derechos humanos.

Por influencia francesa también se suele utilizar el término "Justicia Constitucional",


que en rigor significa prácticamente lo mismo, tanto es así que el gran teórico de la
disciplina, Hans KELSEN, les dio un significado equivalente. Al imponerse el
"Derecho Procesal Constitucional" como una nueva disciplina, el tema sobre la
"Jurisdicción Constitucional", como el de "Justicia Constitucional" serán
considerados como uno de los capítulos de estudio de éste.

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La tendencia contemporánea se orienta a reconocer funciones jurisdiccionales
constitucionales a órganos distintos de los judiciales. Es en este campo que
intervienen principios de técnica jurídica, para lograr la realización del principio de
legalidad que es propio del Estado Constitucional de Derecho, el principio de la
independencia de los órganos constitucionales, como también el principio de la
oportunidad política, atribuyendo mayor amplitud a órganos que parecen ser más
idóneos que la magistratura ordinaria.

2.3 MODELOS.

Los "Modelos" o "Sistemas" de Jurisdicción Constitucional, vienen a ser las formas,


usos, estilos o estructuras existentes para analizar, procesar y resolver los problemas
que plantea la Constitución y su defensa. Esto significa que para llegar al tema de los
"Modelos", no hace falta tomar partido con las disquisiciones teóricas existentes, sino
partir de ellas y seguir adelante.

Al parecer, la caracterización de los modelos como "Concentrado" y "Difuso", se


deben a Carl SCHMITT (El defensor de la Constitución), entendiendo por Difuso el
Norteamericano, y Concentrado el Europeo Continental. Por tanto, en Schmitt se
encuentra in nuce, la caracterización de tales modelos, conjuntamente con el Político.
De esta suerte, los modelos, caminos o vías de ejercer la jurisdicción constitucional,
serían el difuso o americano, concentrado o europeo o mejor aún Kelseniano, y el
Político, que en puridad es europeo.

El Modelo Difuso nace en Norteamérica, como fruto de una larga experiencia


colonial alimentada por la experiencia inglesa, y que se fija en 1803 en el célebre
caso Marbury vrs. Madison. Luego viene un largo silencio hasta después de la Guerra
Civil en donde nuevamente es retomado el problema lentamente, y se reanuda en el
siglo XX, especialmente en la denominada Revolución Constitucional de la Corte
Suprema, a raíz de su enfrentamiento con Rooselvelt, Bajo este Modelo, es el Poder
Judicial el responsable del control constitucional.

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La experiencia Norteamericana, nacida dentro de una familia jurídica distinta cual es
el common law, fue mal vista en Europa. Fue así que nació el llamado Modelo
Kelseniano, plasmado en un proyecto de 1918, sancionado por el Parlamento
Austriaco en 1919 y hecho realidad en la Carta Austriaca de 1920, correspondiendo
al Tribunal Constitucional el control de la Constitución.

Por otro lado, además de estos dos modelos clásicos, se ha colocado el denominado
Modelo Político, creado por la Revolución Francesa, desahuciado desde KELSEN,
pero admitido en cuanto modalidad existente, y que consiste en que la tarea del
control constitucional se adjudica a un órgano político , clásicamente al Parlamento.

Ahora bien, estos tres modelos surgidos en el siglo XIX, tanto en Estados Unidos,
como en Europa, son los que más se han desarrollado y han alcanzado mayor
influencia. Los modelos antes señalados, son los que por comodidad podemos llamar
originarios, pues nacieron con una relativa autonomía, fruto de especiales
circunstancias. Al lado de los originarios existen los derivados, que son los que
partiendo de éstos, han ido más lejos y han creado una nueva realidad. Entre estos
derivados tenemos el Mixto y el Modelo Dual o Paralelo.

2.4 EL MODELO DUAL O PARALELO.

Puede llamársele indistintamente, es aquel que se presenta cuando en un mismo país,


en un mismo ordenamiento jurídico, coexisten el Modelo Americano y el Modelo
Europeo, pero sin mezclarse, deformarse ni desnaturalizarse.

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2.4.1 EL MODELO PERUANO.

Tiene su partida de nacimiento en la Constitución de 1979, reiterada en la vigente


Carta de 1993.

La actual Constitución mantiene en sustancia el modelo Dual o Paralelo, esto es tanto


el Difuso o norteamericano, como el Concentrado o Europeo, con las siguientes
variantes que no alteran su esencia:

 Las Acciones de Hábeas Corpus, Acción de Amparo, Acción de


Cumplimiento, Acción de Hábeas Data y Acción Popular, corresponde
conocer en su inicio al Poder Judicial, con sujeción a normas procesales que
regulan su ejercicio (Modelo Difuso).

 Adopta el nombre de Tribunal Constitucional, más técnico en opinión del Dr.


Domingo GARCIA BELAUNDE, (Modelo Concentrado).

 Sus resoluciones no operan en casación, sino en fallo definitivo para conocer


los instrumentos protectores que ahora son más: Hábeas Corpus y Amparo, y
adicionalmente, el Hábeas Data y la Acción de Cumplimiento, pero sólo para
las sentencias denegatorias que se dan en tales acciones, el resto se mantienen
en sede judicial.

 Resuelve en exclusiva los conflictos de competencia o función que tengan o


se produzcan en los Organos del Estado que señala la ley.

2.5 NECESIDAD DE UN CODIGO PROCESAL


CONSTITUCIONAL

Nadie pone en duda que las normas reguladoras de los Procesos Constitucionales
deben ser estudiadas con independencia de las normas sustantivas; sin embargo,

15
décadas atrás, los estudios de los procesos constitucionales eran asumidos por los
constitucionalistas con evidentes deficiencias de técnica procesal. En la actualidad,
no obstante el reclamo de que su estudio requiere una perspectiva estrictamente
procesal como lo viene propugnando hace ya buen tiempo Jesús GONZALEZ
PEREZ, esta disciplina viene, por lo general, siendo diseñada por los propios
constitucionalistas y quizás el fermento del tiempo ha podido vadear una serie de
dudas y hoy se podría con vigorosa firmeza proclamar que el Derecho Procesal
Constitucional tiene ya un sitial en el conocimiento de las demás ramas del Derecho
Procesal.

Un breve planteamiento demasiado esquemático confirma la existencia de esta rama


procesal cuando se observa que, frente al Código Civil (código sustantivo) le
corresponde su respectivo Código Procesal Civil (código adjetivo), ocurre con igual
fuerza de estudio las disciplinas jurídicas específicas: el Derecho Civil y el Derecho
Procesal Civil. Lo propio ocurre con el Código Penal cuyas disciplinas académicas
llamadas a estudiarlo son el Derecho Penal y el Derecho Procesal Penal. En realidad
podemos afirmar que, en términos del episteme jurídico, las normas jurídicas sean
sustantivas o procesales del derecho civil o penal o de cualquier otra norma
"sustantiva", son simplemente eso: normas de conductas, mandatos, imputaciones
que prescriben algo; en cambio, la ciencia jurídica correspondiente en cada materia,
estudia y describe dichas normas, como objeto de estudio.

Esta descripción también es aplicable al Derecho Constitucional y al Derecho


Procesal Constitucional, en términos de disciplinas científicas. El primero estudia a
la Constitución, sea en su lectura del texto formal o material o todo lo que
ontológicamente se presente como fenómeno constitucional, esté o no normado.

En la realidad, sumado al texto o código fundamental, existe una suerte de Código


Procesal Constitucional que se refleja dispersamente en una serie de instituciones
procesales tendientes a hacer prevalecer la "parte sustantiva" de aquel Código
Constitucional. En definitiva, se trata de que un virtual Código Procesal
Constitucional regule los procesos constitucionales que se reflejan en las diversas

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"Garantías Constitucionales" y, por tanto, traten de afirmar - pues he ahí la ratio legis
de dichas normas procesales - la defensa de la Constitución a través de los diversos
mecanismos procesales que establezca la propia normatividad constitucional. A este
tipo de instituciones de naturaleza procesal constitucional, distintas a las otras
normas, le asiste la respectiva disciplina llamada a cubrir su estudio: el Derecho
Procesal Constitucional.

El Artículo 200º, in fine de la Constitución Política del Perú de 1993, prescribe: "Una
ley orgánica regula el ejercicio de estas garantías y los efectos de la declaración de
inconstitucionalidad o ilegalidad de las normas"; empero, ha transcurrido a la fecha
más de seis años y el Congreso no ha cumplido con este mandato, incurriendo en una
grave omisión constitucional.

En este marco situacional es que se erige la gravitante personalidad de Domingo


GARCIA BELAUNDE quien, a la sazón y sin disputa alguna, es el máximo
representante del movimiento constitucional peruano y uno de los más grandes
interlocutores del pensamiento jurídico- constitucional latinoamericano entrelazado
con Europa y Estados Unidos. Por lo demás GARCIA BELAUNDE presidió la
comisión que elaboró un anteproyecto de Código Procesal Constitucional, cuya
norma procesal enriquecerá el objeto de estudio de nuestra novísima disciplina, el
Derecho Procesal Constitucional Peruano.

El nuevo Código Procesal Constitucional del Perú, por Domingo García


Belaunde.

El debate en el Congreso de la República.


Como se ha mencionado, el 15 de diciembre del 2003, el anteproyecto de Código
Procesal Constitucional fue presentado como proyecto de ley por un grupo
multipartidario de congresistas integrantes de la Comisión de Justicia y Derechos
Humanos del Congreso de la República. Con anterioridad, se habían presentado
varios proyectos de ley por parte de diversos congresistas y del propio Poder

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Ejecutivo, que proponían reformas puntuales a los procesos constitucionales pero
que, ciertamente, carecían de una visión de conjunto.

Dicho proyecto contó con los dictámenes favorables de la Comisión de Constitución


y Reglamento, y de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, las cuales
introdujeron contadas modificaciones. El dictamen que propuso mayores cambios
fue el elaborado por la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, los cuales en su
mayoría no fueron acogidos en la versión final del Código. Además, a través del
Oficio Nº 182-2004-CCYR-CR de 18 de febrero del 2004, la Comisión de
Constitución y Reglamento solicitó la opinión del Tribunal Constitucional. Su
Presidente remitió el Oficio Nº 012-2004-P/TC manifestando que debía aprobarse la
referida iniciativa y a la vez propuso algunos cambios puntuales.

El 6 de mayo del 2004, el Pleno del Congreso inició su discusión y aprobó el proyecto
por 72 votos a favor, ninguno en contra y una abstención, inició su discusión y el 28
del mismo mes fue promulgado por el Presidente de la República. El 31 de mayo se
publicó en el diario oficial la Ley 28237, que aprobó el primer Código Procesal
Constitucional peruano.

Los dos cambios sustanciales que sufrió el anteproyecto en el Congreso de la


República fueron a los artículos 15 y 22, que regulan las medidas cautelares y las
medidas coercitivas. Asimismo, la Comisión de Constitución agregó el artículo 63,
que regula la ejecución anticipada en el proceso de Hábeas Data, y que inicialmente
no había sido previsto en el anteproyecto.

Como se ha indicado, la Comisión de Constitución y Reglamento introdujo un


párrafo al artículo 15, estableciendo un procedimiento especial tratándose de medidas
cautelares contra actos administrativos municipales y regionales. Es decir, el Código
cuenta con dos procedimientos en materia cautelar: uno general, para todo tipo de
acto lesivo y uno especial, aplicable exclusivamente cuando se trate de actos
administrativos municipales y regionales. Se trata de un cambio manifiestamente
injustificado y que generará problemas a los justiciables. De otro lado, la versión

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final del artículo 22 elimina la medida coercitiva de prisión incorporada por el
anteproyecto, que debilita la ejecución de las sentencias.

2.6 Título Preliminar.

El Código incorpora diversas novedades en la regulación de los procesos


constitucionales, con la finalidad de modernizarlos y dotarlos de una mayor eficacia.
En ese sentido, examinaré algunas de las instituciones desarrolladas, comenzando
por las que aparecen en el Título Preliminar.

2.7 Los principios procesales en el Código.

El principio de dirección judicial del proceso se enmarca como la expresión más


evidente de una concepción publicista del proceso. Esto es, la consideración de que
éste tiene por finalidad permitir que el Estado imponga la vigencia del sistema
jurídico que ha propuesto y no, como se consideró en el siglo XIX, un medio para
que los particulares discutan sus derechos privados.

El principio de economía procesal, que intenta enfrentar no sólo el tema de los


costos, sino también de la duración y de la cantidad de actos que deben realizarse en
un proceso. Probablemente, sus expresiones más importantes sean la economía de
tiempo y de esfuerzo.

El principio de socialización del proceso probablemente sea uno de los más


trascendentes del proceso civil, y tal vez sea el menos usado hasta la fecha por el juez
peruano. Sin embargo, se guarda la esperanza de que en sede constitucional el empleo
de la norma sea mayor. Lo que ésta regula es la facultad concedida al Juez de
intervenir en el proceso, a fin de evitar las naturales desigualdades en que concurren
los litigantes.

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Precisamente en la tónica de un proceso adscrito a una tendencia publicista, se regula
también el principio de impulso oficioso, esto es, el deber procesal que tiene el juez
del proceso constitucional de conducirlo a su conclusión, más allá del eventual
desinterés del sujeto en su resultado.

De una manera más genérica a las usadas en algunos procesos constitucionales


presentes en la legislación comparada, se regula el llamado principio de elasticidad,
según el cual las formalidades previstas para los actos procesales, deben ser exigidas
atendiendo a la función que éstas cumplen en el proceso y en la obtención de su
resultado, a criterio del juez.

20
2.8 SU ESTRUCTURA NORMATIVA.

En cuanto a su estructura, el código cuenta con un Título Preliminar y trece títulos,


compuesto por 121 artículos, siete disposiciones finales y dos transitorias. En el
Título Preliminar se fijan algunos principios y criterios generales, existiendo un título
que reúne disposiciones generales comunes para los procesos de hábeas corpus,
amparo, hábeas data y cumplimiento; y otro título para las disposiciones generales
comunes a los procesos de inconstitucionalidad y acción popular. Sin perjuicio de
ello, existen títulos específicos para la regulación detallada de cada uno de estos
procesos, así como para el proceso “competencial”.

2.8.1 Estructura de Código Procesal Constitucional

TÍTULO PRELIMINAR.
 Título I: Disposiciones Generales de los procesos de hábeas corpus, amparo,
hábeas data y cumplimiento.
 Título II: Proceso de Hábeas Corpus.
 Título III: Proceso de Amparo.
 Título IV: Proceso de Hábeas Data.
 Título V: Proceso de cumplimiento.
 Título VI: Disposiciones generales de los procesos de acción popular e
inconstitucionalidad.
 Título VII: Proceso de acción popular.
 Título VIII: Proceso de inconstitucionalidad.
 Título IX: Proceso competencial.
 Título X: Jurisdicción Internacional.
 Título XI: Disposiciones Generales aplicables a los procedimientos ante el
tribunal constitucional.
 Título XII: Disposiciones Finales.
 Título XIII: Disposiciones Transitorias y Derogatorias.

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CONCLUSIONES
.

Ciertamente este Código Procesal Constitucional introduce avances importantes, con


la intención de contribuir a la mejor protección de los derechos fundamentales y a la
preservación de la constitucionalidad. El hecho que la norma tenga como marco lo
dispuesto por la vigente Constitución, sólo ha impuesto algunas limitaciones.

El Código apuesta a fortalecer el rol de la judicatura en el manejo y resolución de


estos procesos constitucionales. Dependerá pues de su capacidad jurídica, y de su
compromiso real con los valores y derechos constitucionales, si los nobles propósitos
de este Código Procesal Constitucional peruano se ven realizados.

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BIBLIOGRAFIA

 García Belaunde, Domingo: La Constitución y su dinámica. Presentación de


Jorge Carpizo, 2ª edición, Palestra, Lima, 2006.

 Fernández Rodríguez, José Julio: Los fundamentos del Derecho


Constitucional (Derecho, Estado y Constitución), Estudio Preliminar de
Gerardo Eto Cruz y Epílogo de Domingo García Belaunde, Centro de
Estudios Constitucionales del Tribunal Constitucional de Perú, Lima, 2008.

 CASTAÑEDA OTSU, Susana: “Derecho Procesal Constitucional”; 2 Vols.;


Edit. El Jurista; Lima; 2004; en prensa y por los autores CASTAÑEDA
OTSU, Susana; CARPIO MARCOS, Edgar y SÁENZ DÁVALOS, Luis:
“Introducción a los procesos constitucionales”; Editorial El jurista, Lima.
Igualmente el trabajo de ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA, Eloy:
“Código Procesal Constitucional. Proceso Contencioso Administrativo y
Derecho del Administrado”; Edit. Palestra, Lima; 2004

 Bidart Campos, Germán: Tratado Elemental de Derecho Constitucional


Argentino, 2 tomos, Ediar, Buenos Aires, 2005.

 Bidart Campos, Germán: Nociones Constitucionales. Las intersecciones


iusnaturalistas de la Constitución, Ediar – Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, Buenos Aires, 2007.

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