El republicanismo estadounidense (libertad, democracia, autogobierno) y el cristianismo protestante (pueblo
elegido) eran las claves de su carácter distintivo, como también era su repudio hacia las ambiciones imperialista. Esto lo separaba de las potencias europeas como también de los países de aquellas partes del mundo que los norteamericanos llamaban incivilizadas o salvajes. Por otra parte, hay que señalar que antes de 1898 los EE.UU no habían colonizado formalmente ningún territorio de ultramar; pues desarrollaron y defendieron militarmente un imperio de ultramar basado en el comercio y las finanzas; ya que les resulta difícil reconocer su expansión continental como un imperio. Los norteamericanos se sentían tan atraídos por la libertad como con el imperio, sin embargo, estas dos lógicas políticas mantienen una relación inestable, aunque a veces se vinculan entre sí. Los estadounidenses alaban la libertad y aceces procuran extenderla más allá de sus costos. Esta forma de ver la política exterior ya era percibida a mediados del s. XIX por las potencias europeas, las cuales querían realizar ciertos acuerdos políticos económicos para frenar el imperialismo norteamericano. Ahab y el imperio Ahab era el protagonista de la novela creada por Hernán Melville, “Movy Dick”, el cual narra la historia de la caza de ballenas donde el personaje principal pierde una pierna y decide cazar a las ballenas blancas hasta los rincones más inhóspitos hasta el fin de la tierra. Para el autor, la ambición desmedida de Ahab es compatible a la idea de “América”, entendida como oportunidad (material) a configurado en los EE.UU una cultura calienta a huir del pasado, a empezar de nuevo, a expandir los propios horizontes y en última instancia, al imperio. Esos horizontes simbólicos y materiales cambiaban de lugar y se situaban afuera del alcance de aquella persecución a veces violento (significa: el control sobre las rutas marítimas no por medio de la fuerza militar o por la colonización). Los estadounidenses señalan, que salvo por la aberración que los llevó a adueñarse de Puerto Rico, Uam, Filipinas y Cuba, no colonizaron y gobernaron territorios como lo hicieron los europeos. Utilizaron, en cambio, su poderío económico, militar y su peso diplomático para crear un mundo de libre mercado ala alcance de todos. La descripción real, pero engañosa en dos sentidos. Primero, es verdad que el hambre de tierras de los colonos individuales impulsó la extensión hacia el oeste, pero dicha expansión estuvo apoyada por una decisión política nacional y cuando hizo falta por los medios militar. En segundo lugar, el país utilizó la diplomacia, incluso la fuerza para proteger el acceso a los mercados globales y garantizar la libertad de los misioneros destinados al exterior. Ser la ballena Tres ejemplos muestran que el problema está en las interacciones con los otros: la expulsión de los Cherokees, la toma de Texas y una cura misión enviada Corea. En el caso de los nativos norteamericanos, siempre fue una relación paternalista y, en donde, le les proponía dos medios: asimilación o exterminio. Con las esperanzas de conservar sus tierras, sus vidas y su cultura, los Cherokees de Georgia aceptaron la invitación a abandonar su vida de cazadores adaptando el estilo de vida euro-norteamericano. A tal punto que comenzaron a adoptar su escritura y formaron su propia constitución. Todo iba bien hasta que la falta de tierra para la producción de algodón y el descubrimiento de una mina de oro, que puso fin a la vida indígena. La retórica del imperio Los fundamentos ideológicos de los intelectuales norteamericanos fueron variando de misión religiosa a teoría de eficiencia social y a capacidades raciales. 1-En la década de 1830-40, los primeros misioneros eran cristianos y después estadounidenses, en sus planes no habían objetivos nacionalistas ni modernizadores, pero 20 años después comenzaron a propagar un cristianismo estadounidense (la cultura y el libre comercio por igual prometían la modernidad). A fines del s. XIX, el Destino Manifiesto era un concepto tanto racial como político sobre los derechos de las naciones “civilizadas” de gobernar los pueblos menores, incivilizados. Esto se refleja en 1898 con la anexión o no de Filipinas, pues los representantes políticos de EE.UU consideraban a los filipinos como una raza incapaz de autogobernarse y que solo la raza anglosajona tenía ese derecho (autogobierno). Una estrategia global Desde de la presidencia de Thomas Jefferson los líderes estadounidenses han sido consientes de la posición global de su nación y constantemente han procurado expandir su poderío comercial y cultural. Esto se refleja que entre 1787 y 1920 el país intervino 122 veces fuera de su territorio (sin contar las guerras declaradas), 99 de esas intervenciones ocurrieron en el s. XIX y se distribuyen por todos los continentes. Para el autor, hay énfasis en el comercio internacional antes que en la política, lo cual se refleja en la preferencia por establecer en el exterior representantes consulares antes que diplomáticas. Pues, durante todo este periodo los intelectuales señalan que el comercio es la forma más efectiva, sin caer en contra de su constitución republicana, de ser un imperio comercial. 1898 Los acontecimientos de 1898, fueron una continuación de la “expansión hacia el Oeste” de los EE.UU, pues concebían al pacifico y a Asia del oeste como el punto focal de sus ambiciones comerciales oceánicas. De hecho, las aventuras imperiales de 1898 estuvieron impulsadas por el temor a la superproducción de bienes agrícolas e industriales. Por ejemplo: el país producía el 32% de la provisión mundial de alimento. Pero la conquista de nuevos territorios traía un nuevo problema, el de la ciudadanía estadounidense. Por ejemplo, la oposición a adueñarse de filipinas generalmente se basaba en consideraciones una racial y otra constitucional. Tanto los tejanos, cubanos, puertorriqueños y filipinos eran legalmente “nacionales” y debían adhesión a los EE.UU, pero no eran ciudadanos. Revolución e imperio La denominación de la guerra hispano-norteamericana es errónea, pues fueron dos guerras: 1) la guerra hispano- cubano-norteamericana, y 2) la guerra hispano-filipino-norteamericana.