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Sadhana es Dar en el Blanco (1ª Parte de 2)

Por Pedro Kupfer


Traducido del portugués

La palabra sādhana, que habitualmente traducimos como práctica personal, deriva


del arte de la guerra, dhanuśāstra, y quiere decir “ir directamente al blanco”. En su
sentido original, obviamente, el término se refería a una flecha o lanza que acertase
su objetivo. El uso de la palabra se ha extendido a la espiritualidad: en el Ṛg Veda,
sādhana designa, de igual forma, aquello que nos guía hacia un objetivo o, también,
un ritual o propiciación que logra su propósito.
Sādhana significa también hacer algo a la perfección e incluso, librarse de una
enfermedad o hechizo. Este último sentido es especialmente importante para un
practicante de Yoga, ya que la práctica personal nos debería ayudar en el proceso de
deshacernos de nuestros condicionamientos, los que podrían considerarse,
metafóricamente, como hechizos que oscurecen la compresión y el sentido común.
El término sādhana, entonces, designa la práctica personal. En algunos contextos,
este termino se refiere al conjunto de las prácticas de Yoga, incluyendo la
implementación de los yamas y niyamas, las prácticas de āsana, prāṇāyāma, mudrās y
concentración, entre otras. En otros contextos, ella se refiere únicamente a la
meditación. Para efectos de este texto, elegimos el primer significado.
Todo el mundo ha oído hablar de la importancia capital de la práctica personal en el
Yoga. Sin embargo, acontece que, muchas veces, practicamos conscientemente, pero
sin tener muy claro el objetivo al que deberíamos apuntar con esa práctica.

¿Cuál es mi blanco (objetivo)? ¿A dónde debo buscar?


Después de haber aclarado la definición de sādhana, nos queda definir el objetivo. El
error humano básico, innato y congénito, es que la persona se ve a través de sus
propios ojos, como incompleta o deficiente. Eso es lo que debe ser combatido:
mokṣa, entonces, es librarse de ese error. Lo curioso es que esta equivocación, que
podría ser definida como ignorancia existencial, asume muchas formas diferentes y
eso nos confunde.Acertar al blanco en la práctica, entonces, es elegir correctamente
una práctica que en realidad pueda facilitar este proceso llamado mokṣa. La paradoja,
es que las acciones, sean del tipo que fueran, no pueden darnos libertad. Libertad, en
este contexto, no es el fruto de alguna acción, sino el fruto del auto-conocimiento.

La ignorancia es el blanco del yogui, ya que es ella la causa del sufrimiento. El


sufrimiento es el resultado del deseo de ser diferente de lo que se es, que, a su vez,
es el resultado de la ignorancia existencial. El yogui debe aceptar el hecho de que la
ignorancia debe ser removida.
El Haṭha Yoga, la práctica de āsanas, prāṇāyāma y meditación, o el Karma Yoga, visto
como acto desinteresado y conciente, no remueven la ignorancia por si mismos. De
no tener el conocimiento contenido en las acciones, ellas, por si solas, no producirán
libertad. Entonces, para que la práctica de Haṭha Yoga rinda sus debidos frutos, ella
precisa ser fecundada por el auto-conocimiento.
En otras palabras, podríamos definir la práctica como un momento de reflexión en el
cual aplicamos los valores y la enseñanza sobre aquello que somos. Una práctica sin
la debida reflexión, sin duda producirá efectos psicofísicos positivos como mejorar la
calidad del sueño, o el aumento de la capacidad respiratoria, y el bienestar general.
Mas, esos son efectos colaterales insignificantes, comparados con el objeto que es
mokṣa.En las palabras de Swāmi Dayānanda: “No se puede apagar un incendio
usando gasolina, sólo por que la gasolina es líquida como el agua. Concluir que por
ser un líquido, ella puede apagar el fuego, es equivoco. El fuego va a gustar de ese
alimento y el incendio va a continuar, peor que antes.
No podemos ni debemos, entonces, realizar más acciones con la esperanza de que
ellas nos libren de la ignorancia. Eso seria tan tonto como intentar apagar el incendio
arrojando combustible en el. El único factor capaz de remover la ignorancia, por lo
tanto, es el conocimiento.” Conclusión: mi blanco es librarme de la ignorancia. Es para
eso que práctico

¿Quién se libera?
Esta pregunta debe ser igualmente respondida para esclarecer el propósito de la
práctica personal. El Ser, siendo ilimitado, no precisa de libertad: el ya es la libertad
de la ilimitación. El Ser no necesita “alcanzar” la plenitud: el ya es la plenitud. Luego,
no hay mokṣa para el Ser: el ya es mokṣa.

El cuerpo físico, a su vez, es un vehículo. Independientemente que el usuario del


cuerpo tenga o no tenga mokṣa, el cuerpo sigue su propia agenda y se vence
puntualmente con su plazo de caducidad, a pesar de que algunos practicantes tienen
la ilusión de que un cuerpo de yogui es algo especial, diferente de los demás cuerpos
humanos. Al fin de la fecha de expiración, el cuerpo físico se desintegra. Eso significa
que no hay iluminación para el cuerpo material, independientemente del hecho de
que algunos pocos yoguis consiguen una longevidad superior al de la mayoría, como
fueron los casos recientes de los maestros Kṛṣṇamacharya e Indra Devī.

“Mi profesor es joven y bonito”.


Una larga vida en un cuerpo físico, por dilatada que sea, no puede ser confundida con
la eternidad. Si mokṣa es deshacerse de la sensación de estar limitado, en mokṣa nos
conocemos como el Ser, que es intrínsicamente libre de las limitaciones espacio-
temporales. Obviamente, no estamos hablando de eternidad en el sentido físico, ya
que el que es eterno o ilimitado no está condicionado por espacio y el tiempo.
Así como hay gente que cree en el paraíso, también hay practicantes que asumen
como verdadero el mito de que algunos yoguis tienen la capacidad de vivir por
milenios en el mismo cuerpo físico. Una vez, al comentar con alguien que mi maestro,
Swāmi Dayānanda, a sus 80 años de edad es diabético, tiene una cardiopatía y no se
ve muy bien, la persona me respondió: “ah, pero yo no quería un maestro que se
enfermara!”
O sea, esta persona desde aquella ilusión de que los iluminados no se enferman,
incluso tenía la creencia que la salud y la realización personal deben andar
necesariamente juntas. Así, descartó ahí mismo la posibilidad de aprender de un
anciano muy sabio (con una lucidez poco común, y que además hace bromas
buenísimas!), juzgando la calidad del profesor por la salud de su cuerpo físico.
Concluir esto es como caer en aquella vieja trampa de la política brasilera sobre el
candidato joven y bonito. La persona que elige su propio maestro por la salud o
apariencia física corre el riesgo de terminar con sus “Ahorros Espirituales”
confiscados, como sucedió con el dinero de los que votaron (e incluso, con los
ahorros de los que no votamos!) por aquel ex-cazador de marajás.
Entonces, por más que usemos metafóricamente la expresión “iluminar el cuerpo”, la
verdad es que no hay iluminación para él. ¿Qué más nos resta, en la lista de los
candidatos a mokṣa dentro del complejo cuerpo-mente, una vez descartados el Ser y
el cuerpo material? Lo que queda son los cuerpos sutil y causal, sūkṣma y karaṇa
śarīra. Para ellos si hay mokṣa. Entonces, mokṣa es la liberación de esos dos cuerpos,
el sutil y el causal.
El cuerpo sutil es la combinación de inteligencia, ego, mente, vitalidad y órganos
sensoriales y de acción (jñānendriyas y karmendriyas). El cuerpo causal es aquel que
determina los nacimientos y lleva el registro de los prārabdha karmas, los karmas que
deben ser trabajados en cada encarnación. La Libertad es, en este contexto, eliminar
el sentido de limitación que mencionamos anteriormente. Nada más. Es un proceso
gnoseológico, que no implica ningún otro cambio físico o energético.

La práctica es para los cuerpos sutil y causal.


Cada uno de nosotros tiene una combinación diferente de karmas que va a
determinar un tipo diferente de cuerpo y una serie de procesos a los cuales ese
cuerpo estará sujeto. Cada nacimiento, en cada lugar, determina la exposición a
diferentes elementos: nacer o (escoger) vivir en un lugar frío o calido, seco o húmedo,
determina el tipo de relación que iremos a tener con la naturaleza. Cada situación
puntual responde a un tipo específico de karma. Ahora, tú y yo nacemos en estos
cuerpos que llamamos nuestros.
Dice un Śāstra que, entre los muchos nacimientos, lo más difícil de obtenerse es el
humano, pues la conjunción de las diferentes combinaciones que producen este tipo
de nacimiento son raras y preciosas. Esta ya seria una razón para no desperdiciar el
tiempo que nos es dado en esta vida. Otra razón es el sentido común. La idea de no
desperdiciar la vida incluye, evidentemente, la correcta elección de nuestra práctica
personal.
Definido el propósito de la práctica, ya tenemos en las manos elementos suficientes
para percibir que una práctica que esté centrada únicamente en el cuerpo podrá, de
hecho, prolongar nuestra vida y darnos más salud. Si asumimos como correcta la
constatación de que no hay liberación para el cuerpo material, entonces, la práctica
debería incluir bastante más que sólo posturas y relajación, ya que una sādhana
unilateral de ese tipo nunca nos llevará a mokṣa.
Por tanto, necesitamos observar aquello que llamamos práctica personal de Yoga
desde una perspectiva más amplia, si bien esta no es la visión preponderante hoy en
día, en que mucha gente, piensa que Yoga son apenas la práctica de las āsanas y, a lo
más, de relajación.
Entre la multitud de técnicas que componen la aljaba (utensilio utilizado para llevar as
flechas al hombro) de recursos del Yoga, se destaca, para el haṭha yogi, āsana,
prāṇāyāma, las mudrās y las técnicas de concentración y meditación. Un lugar central,
aunque no siempre evidente, es el ocupado por las actitudes, yamas y niyamas, que
son parte del código de conducta de los yoguis.
Técnicas auxiliares a ellas son los mantras invocatorios, que sirven como marcos
inicial y final para la práctica, los bandhas, dṛṣṭis y visualizaciones.
Otros recursos importantes, aplicados fuera de la sala de prácticas, son la dieta
vegetariana y un estilo de vida en que el principio áureo de la no-violencia esté
siempre presente. Esto incluye actitudes como el consumo consciente, la dedicación
de algunos momentos del día a acciones centradas en el bienestar colectivo y otras
que forman parte de la cultura del Yoga.
Los 8 pasos del yoga

El sabio indio Patanjali describió en “Los yoga sutras de Patanjali” el óctuplo sendero
del yoga (ashtanga yoga), los ocho pasos en el camino hacia la visión del alma. Estos
son yama, niyama, asana, pranayama, prathyahara, dharana, dhyana y samadhi.

Yama:
Principios éticos y reglas para vivir en sociedad:
- Ahimsa: no violencia. No desear herir en palabra, pensamiento u obra.
- Satya: veracidad. Ser sincero y honesto. No mentir.
- Asteya: no robar. Ni aprovecharse de una situación que alguien nos ha confiado.
- Brahmacarya: continencia sexual. No implica celibato, sino no desperdiciar la
energía sexual, ya que es inmensamente poderosa.
- Aparigraha: No codicia. Recibir exactamente lo que es justo. No aferrase a bienes
materiales ni a pensamientos o emociones.
.
Niyama:
Disciplinas individuales y actitudes hacia uno mismo.
- Sauca: limpieza. Tanto externa como interna. Una alimentación equilibrada,
pensamientos puros, y la práctica de asanas y pranayamas limpian el cuerpo
internamente.
- Santosa: contento. Desarrollar un sentimiento de contentamiento,
independientemente de los resultados de nuestras acciones.
- Tapas: autodisciplina. Elimina las impurezas del cuerpo y la mente. Asana y
pranayama son una forma de tapas.
- Svadhyaya: autoconocimiento. Reflexión y autoobservación que lleva al desarrollo
espiritual.
- Isvara pranidhara: Entrega y renuncia. Libera al practicante de los deseos mundanos.

Asana:
Asana significa pose o postura. Las asanas son posiciones específicas del cuerpo que
limpian los canales de energía y equilibran el flujo de la misma en el organismo,
generando estabilidad física, mental y emocional. Las asanas deben realizarse con
plena conciencia y sin esfuerzo, buscando la calma y la comodidad, y sosteniendo un
ritmo respiratorio firme y constante. Controlando el cuerpo, se controla la mente; las
asanas son herramientas para acceder a estados mas elevados de conciencia. Actúan
de manera somato-psíquica: del cuerpo hacia la mente. Se logra la perfección en
asana cuando cesa en esfuerzo, y se obtiene la relajación manteniendo la estabilidad
y la conciencia.
Pranayama:
La palabra pranayama está compuesta por las raíces “prana” y “ayama”. “Prana”
significa “energía vital” y está presente en todas las cosas, animadas e inanimadas.
Aunque esta íntimamente relacionada con la respiración, es mucho más sutil que el
aire o el oxígeno. Todo lo que vibra en el universo es prana. “Ayama” significa
extensión, expansión, amplitud, prolongación, estiramiento. Por lo tanto, la palabra
pranayama significa expansión del prana o energía vital.
Las técnicas de pranayama utilizan la respiración para influir en el flujo de prana en
los nadis o canales de energía del pranamaya kosha o cuerpo energético.
La respiración consta de cuatro partes:
1. Puraka: inhalación
2. Rechaka: exhalación
3. Antarana Kumbhaka: Retención de la inhalación.
4. Bahya Kumbhaka: Retencion de la exhalación.
Las retenciones son la parte más importante de los pranayamas. Todos los
movimientos, incluso la respiración, crean fluctuaciones en la mente (vittris). Cuando
cesa la respiración se experimenta un estado de “pausa” y se acceden a niveles más
profundos de conciencia. Se corre el velo que cubre la inteligencia y la luz penetra
vigorosamente en las partes mas profundas del Ser
“Al igual que la brisa dispersa las nubes que cubren el Sol, pranayama apartalas nubes
que ocultan la luz de la inteligencia.”

Pratyahara:
Prayahara es retirar los sentidos, la mente y la conciencia del contacto con los objetos
externos para luego interiorizarlos y dirigirlos hacia el alma. Es la ciencia de restringir
los sentidos privándolos de lo que les alimenta, el mundo objetivo externo. Se los
libera al retirar el suministro de alimento en forma de deseos y su satisfacción. De
esta forma los sentidos pierden interés en sus respectivos objetos (para el ojo, la
forma; para el oído, el sonido; para la nariz, el olor, etc.) y se retiran del mundo
externo para ayudar a la mente en su búsqueda interna.

Dharana:
Dharana significa concentración. Es fijar la conciencia en un punto. Dharana viene de
la raíz “dhr”, que significa “llevar”, es dirigir la mente hacia un punto fijo, y
mantenerla allí por un tiempo determinado. Mediante la concentración se controlan
y enfocan las funciones de la mente. Dharana es atención unidireccional, y es el paso
previo a dhyana, meditación.

Dhyana:
Dhyana significa meditación. Cuando se mantiene firmemente dharana, esta
evoluciona convirtiéndose en dhyana. El flujo de atención se vuelve regular y
continuo. En dhyana el tiempo psicológico y cronológico se detienen y la mente
observa su propio comportamiento. Es un estado contemplativo, en el cual la
atención pasa de unidireccional a no-direccional.

Samadhi:
Samadhi significa absorción total. Cuando el objeto de meditación absorbe al
meditador, se pierde la consciencia de uno mismo. Esta unión de sujeto y objeto es
samadhi. Cesan las fluctuaciones de la mente y se experimenta un flujo uniforme de
conciencia, que impregna los cinco koshas o envolturas, las cuales se ha purificado y
solo reflejan la luz del alma.
La práctica (abhyasa) y el desapego o renuncia (vairagya) son los medios para detener
los movimientos de la conciencia. La práctica es el aspecto positivo del yoga, e implica
yama, niyama, asana y pranayama. El camino involutivo de renuncia implica
pratyahara, dharana, dhyana y samadhi.

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