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¿Misma mirada en Energía y Minas?

Se debe potenciar el Oleoducto Nor Peruano para que no haya un solo derrame más de petróleo en la
Amazonía, lo que se logra con su modernización y evitando que manos ajenas destruyan el tubo.

4 Abr 2018 | 6:04 h

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El nuevo Ministro de Energía y Minas, Francisco Ismodes, ha estado ligado a Minera Milpo (adquirida por
la brasileña Votorantim en el 2010) desde 1991 hasta el 2013. También ha sido Gerente de la Sociedad
Nacional de Minería, Petróleo y Energía. Tiene, por tanto, conocimiento del sector minero.
En el 2017, las exportaciones mineras llegaron a US$ 27,159 millones, el 60.5% del total. A eso se le suma el
petróleo y gas natural por US$ 3,358 millones, el 7.5%. Así, el 68% de las exportaciones peruanas están en el
MEM.
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Y hay varios proyectos mineros grandes en el tubo. Está Quellaveco, de Anglo American, que la empresa aún
no decide iniciar. Recordemos que Martín Vizcarra, exgobernador de Moquegua, cumplió un rol clave para
la licencia social en el 2012.
También está Michiquillay, en Cajamarca, que acaba de ganar Southern (Grupo México). Ha dicho su CEO,
Oscar Gonzales Rocha, que “más le vale al gobierno acompañarnos en este proyecto porque si no pasará lo
mismo que con Tía María” (El Comercio, 05/03). ¿Cómo es eso de que “más le vale”?
Dice también que esperan reanudar Tía María este año: “solo falta que el gobierno se decida y nos dé el
permiso de construcción”. No piensan así los agricultores del Valle del Tambo. La licencia social es
indispensable: la mayoría de los conflictos sociales viene de la minería y el medio ambiente.
El sector hidrocarburos es complicado. En el Congreso está “casi lista” una nueva Ley que reemplace a la de
1993. Pero no contempla un Plan Energético de mediano plazo que ordene las inversiones, con carácter
vinculante, hacia el desarrollo sostenible, como se ha hecho en Chile para cumplir los compromisos de la
COP 21.
También otorga excesivas facultades a Perupetro cuando, por ejemplo, plantea la ampliación de los contratos
petroleros hasta 40 años, con prórroga por 20 años más (¿para cuando 100 años?). Además, plantea que las
empresas cuyos contratos expiran en los próximos años puedan acogerse a esa prórroga. No es difícil saber a
quién conviene. Así como está, la ley no debe pasar al pleno del Congreso (1).
El fortalecimiento de Petroperú exige la integración vertical: explotación, refinación, transporte y
distribución de combustibles, lo que se logra con la autonomía y la no injerencia política. Lo primero es
terminar Talara (tiene un avance del 70%), cuyas inversiones provienen de la empresa (no del Tesoro) y del
financiamiento internacional y que van a ser reembolsados con “su” rentabilidad. Es falso que ese dinero
pueda ser usado en otros proyectos.
Se debe potenciar el Oleoducto Nor Peruano para que no haya un solo derrame más de petróleo en la
Amazonía –las antípodas de prohibir su funcionamiento-, lo que se logra con su modernización y evitando
que manos ajenas destruyan el tubo. Y se debe concretar el próximo acceso al Lote 192, lo que fue autorizado
por el Congreso. Está pendiente nombrar un nuevo Presidente de Petroperú, con perfil técnico y empresarial
para continuar estas tareas y el Buen Gobierno Corporativo, destacando la gestión del renunciante Luis García
Rosell.
Hay que relanzar el Gasoducto Sur Peruano (no solo le compete al MEM). Tarea difícil pues hay pleitos entre
los exsocios y también pedidos de arbitraje de las empresas (Enagás, Odebrecht) contra el Estado (no hay
acuerdo sobre la valorización de las inversiones). La cereza: la fiscalía acusa de corrupción al proyecto, lo que
no ha sido demostrado. Veremos qué dice Barata en 30 días.
Está también pendiente la exportación del gas del Lote 56 (impulsada por lobby PPK durante Toledo) a precio
vil debido al contrato firmado en el 2007 por Repsol y México, que obliga a vender el 70% del gas exportado
al precio Henry Hub, el más bajo del mercado mundial.
El problema es la ausencia del Estado en la comercialización, lo que permitió, además, ventas “truchas” que
fueron denunciadas al CIADI, donde ganó el Estado peruano. Del 2010 al 2017 se recaudaron US$ 1,246
millones de regalías de gas exportado según Perupetro, las que se hubieran por lo menos triplicado si la venta
del 100% se hubiese realizado a precios de Japón o Europa. PPK prometió renegociar el contrato, pero nada,
El Presidente Vizcarrasabe bien que el gas y la petroquímica deben llegar a Ilo y Mollendo. Veremos qué
pasa.
Hay más temas que quedan para otro artículo, como la masificación del gas (para ello, el Estado debe
recuperar la capacidad de decisión sobre el destino del gas) y la problemática del sector eléctrico y las tarifas.
El fondo del asunto es que no nos conviene depender en un 70% de los precios de las materias primas pues
eso nos hace vulnerables y no permite un crecimiento adecuado, como sí lo hace la diversificación productiva.
Los temas del MEM entonces no se resuelven todos dentro del MEM. Pero un buen enfoque para los roles de
la minería y los hidrocarburos, claro que ayuda. Lo que no ayuda es mantener la misma mirada.

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