(Primera parte)
(Telón cerrado. Todo oscuro, excepto tres niños que caminan juntos de derecha
a izquierda del escenario, hablando: Pedro, Javi y Rafa. Todos llevan las
mochilas a la espalda y caminan lentamente, cabizbajos).
Pedro: (Con voz lastimera) ¡Jo, cómo se han pasado con los deberes! Claro,
como los profes no tienen que hacerlos...
Javi: Menos mal que mañana no hay clase, que si no...
Rafa: A mí, como mi padre es profesor, me salen enseguida. Si tengo alguna
pregunta se lo digo y ya está.
Javi: Claro, por eso siempre sacas dieces. ¡Así cualquiera!
Pedro: De todas formas a mí no me hace falta estudiar.
Rafa: (Con interés) ¿Por qué? ¿Qué vas a ser tú de mayor?
Pedro: Yo, astronauta.
(No dicen nada más y desaparecen tras las cortinas. Unos segundos después
reaparecen Pedro y Javi, andando esta vez de izquierda a derecha del
escenario).
(Segunda parte)
(Breve pausa)
Rafa: Los pobres. (Señalando hacia la parte izquierda del escenario) Vamos a
ver qué hay por allí.
(Se ponen a andar y desaparecen por la izquierda. Unos segundos más tarde
aparece Ana por la derecha, con una mochila a la espalda. Tiene cara de
susto).
(En ese momento aparece Pedro por la izquierda corriendo, y Ana se muestra
muy asustada).
Rafa: Entonces vamos a buscar mis cosas para esta noche y luego vendré y
me quedaré a dormir. Ya veréis, ¡se lo pienso decir a todos en el colegio
y quedaréis en ridículo!
Javi: (Con retintín) Sí sí, ya verás...
Rafa: ¿Decías algo?
Pedro: No, nada... (Se para mientras los demás siguen andando) ¿Y la
linterna?
Rafa: (Se para) ¿Qué?
Pedro: Nada, seguid vosotros y nos encontramos en tu casa.
Javi: (Se encoge de hombros) No tardes mucho.
(Javi y Rafa se van por la derecha y Pedro se queda solo, con expresión
pensativa, en el centro del escenario muy cerca de las cajas que están más
próximas al público)
Pedro: ¿Dónde habré metido la linterna? (Se gira hasta mirar hacia la izquierda
del escenario, quedando de perfil al público) mira que si la pierdo...
Pedro: Voy a buscarla. (Se va corriendo por la izquierda sin mirar atrás)
(En ese momento el muerto que ha abierto la caja se pone en pie. Es Martín;
lleva una camiseta roja, vaqueros y el pelo muy revuelto, y su piel es blanca
como el mármol. Mira a los lados, sale del ataúd y empieza a estirarse y
bostezar)
Pedro: Sigue sin funcionar. A ver si son las pilas... (Enfrascado con su linterna,
sin levantar la mirada, se va hacia la tercera caja y se sienta en ella sin
darse cuenta de que la de al lado está abierta; saca las pilas y se gira
hacia la derecha del escenario para apoyarlas en la caja)
Fina: Vaya, hombre. Ahora otra vez a llenar el vaso. Y encima no sé dónde he
puesto las gafas...
(Se gira hacia la izquierda del escenario y se va; mientras habla Pedro coloca
las pilas muy concentrado, y cuando ella desaparece él se levanta y avanza
unos pasos hacia el centro del escenario, dejando la caja abierta tras de sí. Se
para, levanta la cabeza, mira a los lados –no detrás– y se encoge de hombros)
Pedro: Vaya, el ruido del aire casi parece como si fueran voces. (Enciende la
linterna y comprueba que ahora funciona) Las pilas estaban puestas al
revés; ¡voy corriendo a llevárselas a Ana!
(Se va corriendo y hace mucho ruido con sus pisadas; justo en el momento en
que desaparece comienza a abrirse la puerta del panteón. Sale Leovigilda, una
muerta muy emperifollada y adornada con joyas)
Leovigilda: ¡Oh, qué alboroto! Esto de estar con la chusma es una lata. (Habla
de una forma muy “repipi” y se mueve con grandes gestos; luego sigue
con voz de falsete, hablando hacia el interior del panteón)
¡Leonaaaaardo! ¡Leonaaaardo, queriiiiiido!
(Sale Leonardo, muy bien peinado y vistiendo con ropas elegantes; tiene el
mismo aire orgulloso que su esposa; lleva una pipa apagada en la mano. Se
acerca a su esposa)
(Aparece de nuevo Fina medio dormida, sin el vaso esta vez, y se dirige a su
ataúd)
mandelrot.com – ¡Aquí no hay quien duerma!
Leonardo: Querida, hay que ser bondadosos con el populacho... (hace una
breve pausa) ...a veces.
(Se abre el tercer ataúd, junto al panteón. Sale Rolando, un muerto con tupé,
gafas oscuras y auriculares, moviendo su cuerpo como llevando el ritmo de la
música que escucha. Va vestido con vaqueros y una camiseta con el nombre
de algún grupo de Rock)
Rolando: (Mirando al público y sin hacer caso de los del panteón) Hay tres
cosas en la vida: Elvis, una cerveza y mi supermoto. ¡Oh yeah! (Se
vuelve hacia la pareja, que lo mira con repugnancia) ¡Qué passssa tíos,
que parecéis muertos! (deja de hacerles caso y se va bailando al son de
su música hacia la izquierda)
Leonardo: (Mientras Martín se va) ¡Qué vergüenza! Si los padres de este chico
se enteraran de lo que hace por las noches...
Leovigilda: Desde luego, si alguno de nuestros hijos se pareciera lo más
mínimo a este gamberro sería... ¡una tragedia! (Se lleva la mano al
pecho en su gesto de sofoco)
(Ahora se levanta la tapa de la primera caja y sale Sofía, otra muerta, vestida y
peinada muy discretamente. Mira a su alrededor y ve a la pareja, y les sonríe)
(Se quedan solos los marqueses. Leonardo se arregla el traje mientras habla
con su esposa)
(Unos segundos más tarde aparece Rafa con una manta y una almohada. Se
acerca hasta el centro del escenario y deja sus cosas en el suelo. No parece
muy tranquilo, y mira continuamente a su alrededor)
Rafa: ¡Vaya sitio! Si no fuera por la apuesta... Pero claro, con esos dos en mi
casa no tengo más remedio que dormir aquí. Si se enteraran los del
colegio que me he asustado (agita una mano)… ¡Uf! Se acabaría mi
reputación científica. Al fin y al cabo (adopta una postura erguida) las
historias de las películas son mentira; (añade en tono confidencial
hablando directamente al público) eso dice mi padre. Bueno, a dormir,
que estoy muy cansado.
(Bosteza, coge sus cosas y se coloca justo entre la cuarta caja –la de Martín– y
el público, quedando oculto para quienes están en el escenario; se acuesta con
la cabeza hacia la izquierda igual que los muertos, cierra los ojos y en seguida
respira profundamente como dormido.
Pasan unos segundos y entran Javi, Pedro y Ana con sábanas por encima,
disfrazados de fantasmas; no se les ve la cara. Avanzan hacia el centro del
escenario, se quitan las sábanas y hablan con susurros)
Javi: ¡No veo nada con esta sábana! Los agujeros están mal puestos y como
está oscuro si no voy con cuidado me tropezaré.
Ana: ¿Dónde está?
Pedro: Se habrá escondido para que no lo descubra ningún muerto. (Ríen los
tres)
Javi: Pues a éste cuando se queda dormido no hay quien lo despierte.
Ana: Sí, una vez se quedó dormido en el lavabo y tuvieron que echar la puerta
abajo...
Pedro: ¡Y lo descubrieron dormido en el váter! (Los tres ríen otra vez)
Javi: ¿Cómo lo encontramos?
Pedro: Ya sé: nos separamos y el primero que lo vea avisa a los demás,
¿vale?
Ana: (Con expresión preocupada) ¿Y si nos perdemos?
Javi: A lo mejor te encuentras con un muerto... (Se lleva las manos al cuello
como si lo ahogaran) ¡Aaaagh!
Ana: No seas tonto. Si nos perdemos nos encontraremos aquí, ¿de acuerdo?
Pedro: De acuerdo. ¡Vamos!
(Se ponen las sábanas. Pedro y Ana se van por la izquierda y Javi por la
derecha, alargando los brazos como tanteando. Nada más desaparecer se
abre la puerta del panteón y aparece Leonardo con un periódico en en una
mano y su pipa en la otra)
(En ese momento entra por la izquierda Sofía, sonriendo como siempre, y se
acerca para hablar con Leonardo)
(Justo cuando empieza a desplegar el diario aparece Javi por la derecha, con
la sábana por encima y tanteando como si no viera nada. Cruza el escenario
hacia la izquierda pasando por detrás de Leonardo –que no se entera de nada
mientras lee– y desaparece por ese lado)
Leonardo: (Cuando ya está solo de nuevo) Oh, ahora me acuerdo de que este
periódico no trae horóscopo. (Suspira, lo cierra, se dirige hacia el
panteón y entra cerrando la puerta)
(Entonces aparece Ana con la sábana por encima: anda hasta el centro del
escenario y se la quita, mirando hacia los lados)
Fina: (Se levanta mirando con los ojos casi cerrados hacia el suelo y los lados
y cierra la tapa de su caja) No sé dónde he metido las gafas. Como no
las encuentre... Deberían enterrarnos con unas de repuesto como a los
conductores... (Sigue buscando, caminando hacia donde está durmiendo
Rafa) Encima, esto de salir siempre de noche es un fastidio.
(Fina tantea en las cajas de Sofía primero, y Martín después. Cuando llega
hasta donde está durmiendo Rafa se para al tocarlo, extrañada)
(Justo cuando se inclina otra vez para comprobar lo que está tocando aparece
Rolando en bicicleta, avanzando hasta pararse en el centro del escenario)
(En ese momento aparece Javi con la sábana, las manos extendidas como
tanteando, y se pone a buscar a ciegas junto a la caja de Fina, que no le ve)
(Cuando ya tiene puestos los auriculares Javi, que había estado paralizado
mirándolos, se pone a chillar y se va corriendo por la izquierda; arma mucho
ruido, y en ese instante se levanta la tapa de Martín, que levanta el tronco
hasta quedarse sentado mirando a los lados sin ver a Rafa)
Rafa: ¡Qué raro! Me ha parecido oír a alguien con ¡una moto en medio del
cementerio! (Se encoje de hombros) Habrá sido un sueño... ¡A dormir
otra vez! (De nuevo se acuesta y se queda dormido)
(Unos segundos más tarde aparece Rolando cojeando y con una rueda en la
mano, y los auriculares arrastrando por el suelo)
(Aparece Ana por la derecha. Anda hacia el centro del escenario y se quita la
sábana)
(En ese momento entra Javi corriendo y va hacia donde está Ana. Llega hasta
ella y empieza a gesticular exageradamente sin poder decir nada porque le
falta el resuello)
Ana: He estado buscando a Rafa y no está aquí. ¿Ha sido una broma o qué?
Javi: (Entrecortado) A... Ana... Dos muertos... bicicleta... yo... gafas...
Ana: (Tranquilizándolo) ¿Qué quieres decir? A ver, despacio...
Javi: Yo... ¡yo estaba aquí y vi un muerto en bicicleta y otro que buscaba unas
gafas!
Ana: ¿Pero qué dices? Estás loco o qué? ¡Yo me voy!
(Justo al decir esto aparece Rolando por la izquierda del escenario con la
sábana por encima tanteando hacia el centro)
Javi: ¡Es verdad! (Mira a Rolando pero lo confunde con Pedro) ¡Pedro! ¡Pedro!
¡He visto dos muertos pero Ana no me cree!
mandelrot.com – ¡Aquí no hay quien duerma!
(Ana se va por la derecha del escenario como enfadada. Javi se pone a hablar
con Rolando, colocado éste a la derecha y mirando hacia la izquierda del
escenario)
Javi: Es verdad. ¡Había un muerto rockero con una bici y una muerta miope!
Tú me crees, ¿verdad?
(En ese momento entra Pedro por la izquierda del escenario y se quita la
sábana. Mira a Javi y a Rolando –que está quieto, sin decir ni hacer nada–)
(Pedro se queda esperando una respuesta, y Javi lo mira con los ojos y la boca
abierta. Se pone entre Pedro y Rolando, mirando alternativamente a uno y a
otro)
Pedro: Ana, ¿sabes lo que le pasa a Javi? ¡Parece que haya visto un muerto!
Lo que pasa es que es un cobardica. Para estas cosas hay que ser
valiente... (Con cara de orgullo)
Fina: (Hablando para sí misma) ¡Al fin las he encontrado! Menos mal que Sofía
me ha ayudado, que si no...
Rolando: ¡Qué passsa tronca! ¿Me ayudas a darle un susto a la Reina de los
Mares?
Fina: (Se acerca al centro del escenario) ¿A la marquesa? No, gracias. Igual le
da un patatús y se nos muere... (Hace una pausa) ...otra vez. Me voy a
mi casa. (Se mete en su caja y cierra la tapa)
Rolando: Pues yo me voy a reír un rato. Voy a cambiar de sábana por que con
ésta no veo nada. (Deja la sábana en el suelo, se pone la que le ha dado
Ana y se dirige hacia la puerta del panteón. La abre y entra)
(Se oye un grito –de Leovigilda– desde dentro del Panteón, y Sofía entra
corriendo a ver qué ha ocurrido, cerrando la puerta. Un segundo después
aparece Pedro por la derecha, con cara de miedo y mirando a todos lados.
Anda despacio hasta el centro del escenario y habla para sí mismo, de cara al
público)
Pedro: (Temblando) Te... Tengo que encontrar a Javi y salir de aquí. ¿Dónde
estará? A lo mejor... ¡lo ha cogido el muerto! Y a Rafa también; y ahora
son dos zombies que vendrán a comerme y me sacarán los ojos. (Muy
asustado) ¡Y saben dónde vivo! Vendrán a por mí...
(Javi aparece corriendo y se dirige hacia Pedro; los dos tienen caras de terror)
Pedro: Los fantasmas no existen, ni los vampiros, y los muertos que andan son
cosas de las películas.
Javi: Claro, tienes razón.
Fina: (Justo tras ellos) ¿Tenéis un pañuelo?
(Javi y Pedro la miran, se ponen a gritar como locos y se van corriendo por la
derecha)
Rafa: ¡Otra vez! ¡He oído una moto en medio del cementerio! (Se pone en pie,
recoge la manta y la almohada y camina hasta colocarse entre las cajas
de Sofía y de Martín; continúa hablando hacia el público) Además, me
ha parecido oír gritos todo el rato; no sabía que los cementerios fueran
tan ruidosos. (Se abre la caja de Martín, a la vez que Rafa da dos pasos
hacia delante y se coloca aún más cerca del público y éste no ve cómo
Martín levanta el torso hasta quedarse de nuevo sentado) Yo sólo digo
una cosa: ¡aquí no hay quien duerma!
Martín: Sí chico, y que lo digas: tienes toda la razón.
FIN