AGRUPACIÓN MUSICAL
TIPOS DE AGRUPACIONES
PEDAGOGÍA
EL ESTUDIO DE LA PARTITURA
EL ESTUDIO GESTUAL
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AGRUPACIÓN MUSICAL
TIPOS DE AGRUPACIONES
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En la música clásica cabe distinguir principalmente:
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En grupos de jazz, se agrupan instrumentos solistas generalmente de
viento (uno o más saxofones, trompetas, flautasincluso clarinetes),
instrumentos acórdicos (guitarra, piano u órgano), un instrumento bajo
(bajo eléctrico o contrabajo), y un instrumento rítmico percusivo
(generalmente la batería). Cuando es una formación con muchos
miembros y cuentan con un director se les denomina orquestas de jazz
o big bands.
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PEDAGOGÍA
1. Introducción.
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docente que en ocasiones “se ve obligado a justificar” con el “festival fin de
curso” para “contentar” a todos los implicados en la educación de los niños.
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En nuestro país solamente se conocen tres formas de aprender estos
“secretos”: matriculándose en un conservatorio con un proyecto a largo plazo,
buscando un profesor particular o asistiendo a cursillos. De las tres, esta última
opción es la más usual, ya que es la más económica en cuanto a tiempo y
dinero, el profesor particular además de ser caro resulta en la mayoría de los
casos innacesible por falta de tiempo o porque vive en un lugar alejado. La
alternativa del Conservatorio significa como hemos dicho un proyecto a largo
plazo ya que al aspirante a director se le exigen muchos cursos: solfeo,
armonía, contrapunto, composición, instrumento, además de muchas otras
asignaturas para poder permitirle matricularse en el primer curso de dirección
de orquesta. Estamos hablando de largos años de estudios para los cuales no
siempre se dispone de los medios suficientes de afición, tiempo y dinero y todo
esto en el caso de que algún conservatorio no muy alejado geográficamente
disponga de un profesor de esta disciplina.
No cabe duda de que la formación del director musical es muy compleja. Que
además hay aspectos de esta profesión que se pueden aprender y otros que
son innatos y por tanto imposibles de enseñar. Chesterman (1970) entrevistó a
grandes directores como Otto Kemplerer quien aseguraba que “en principio no
se puede aprender ni enseñar a dirigir. Yo te puedo explicar en pocos minutos
como mover el brazo en un compás cuaternario y en uno ternario, pero eso es
todo lo que te puedo decir”. George Solti calificaba a la dirección como “un
tema realmente místico”. Eugene Ormandi afirmaba que “el director nace, no se
hace”. Nosotros estamos más de acuerdo con la opinión de Ricardo Muti
cuando establece que la dirección “es una combinación de muchas cosas
misteriosas con algunas que son explicables”. Algunos autores también inciden
en las bases psicológicas de la preparación del director entre las que tienen
especial interés las teorías estéticas de Langer, Reimer y Meyer (Durrant
1994).
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Una forma de enfocar este tema para llegar a unas conclusiones en forma de
objetivos a conseguir por el aspirante a director sería ponernos en el lugar de
los que van a evaluar su labor: Los músicos de la agrupación y el público que
sólo evaluará las características relativas al concierto, sin olvidarnos de la
propia autoevaluación del director.
5. ¿El director planifica el ensayo y pone los medios para que sea
motivante y productivo?
6. ¿La actitud y el gesto del director son los adecuados a la música que
se interpreta en el concierto?
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Si analizamos cada uno de estos items veremos que es imprescindible que el
director seleccione la música de forma adecuada al nivel y a los gustos de los
músicos del grupo. Cooksey (1992) defiende la necesidad de programar no
sólo la música que le gusta al director sino también aquella que sirva para
mejorar el nivel musical y estético de los alumnos. Si la música es de un nivel
técnico superior al de los músicos, los músicos se acomplejaran y se sentirán
incapaces de que la obra suene adecuadamente. Si por el contrario es
demasiado fácil para ellos, se aburrirán. Si es de un nivel técnico adecuado
pero pertenece a una estética con la que la mayoría de los músicos no se
sienten a gusto tampoco funcionará bien. Es decir en cualquiera de los tres
casos el músico perderá motivación y el resultado no será bueno. Sin
olvidarnos de los problemas que puede acarrear el “cambio de voz” de los
niños a la hora de seleccionar repertorio con tesituras adecuadas.
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El punto 2 se analizará en los párrafos donde comentamos el estudio de la
partitura. Acerca del punto 3 podemos decir que la preparación técnica de un
director es muy compleja y podríamos resumirla así:
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mejor forma, si no la única, de desarrollar el oído interno tan valioso para
cualquier músico y en especial para el director. En referencia a la absoluta
necesidad del estudio previo de la partitura Kaplan (1985) establece la
obligación “de conocerla tan a fondo que se convierta en parte de ti” y Aaron
Copland (1963) afirmaba que “nadie tiene derecho a ponerse delante de una
orquesta o coro a menos que tenga un claro concepto de lo que quiere
transmitir”.
Todo este análisis y su consecuente reflexión nos lleva a adoptar unos criterios
de interpretación claramente fundamentados sobre el que basaremos nuestra
actividad como directores musicales de una obra. Antiguamente los autores no
escribían en la partitura tantas indicaciones como modernamente se ha venido
haciendo. Este factor junto a otros como por ejemplo la falta de claridad en un
manuscrito, olvido o negligencia del compositor, transcriptor o arreglista puede
exigirnos que tengamos claro no sólo las notas, sino también los matices, las
articulaciones, y todos los detalles expresivos fundamentales para la música.
Este trabajo previo nos ayudará a este fin. Mientras que esto no esté claro no
debemos ponernos delante de una agrupación con la intención de dirigirla.
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1.3. El estudio gestual.
El sonido de la música debe ser lo más nítido posible, ningún sonido o ruido
que no esté en la partitura debe ser oído, por lo tanto el director debe
permanecer en silencio, nada de hablar, cantar o llevar la pulsación con el pie.
El director debe servirse de su expresividad corporal para transmitir las
indicaciones necesarias para conseguir una interpretación adecuada. Si
realmente siente en lo más profundo de su ser la música que está
interpretando, no será difícil que sus ojos, su rostro y todo su cuerpo expresen
lo que él siente en su interior. Es muy conveniente memorizar la partitura y
mirar a los músicos aunque se tenga en el atril como referencia breve para
casos muy concretos. Hay directores que afirman, exagerando un poco, que se
podría dirigir sin apenas utilizar los brazos ni las manos. Byo (1994) afirma que
“es conveniente no preocuparse sólo de las manos y dar mayor importancia a
la expresión corporal. El contacto visual refuerza los movimientos de los brazos
convirtiéndolos de inexpresivos en expresivos”. Sin embargo hay aspectos de
la interpretación en el que son imprescindibles el correcto uso de las manos.
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conviene siempre marcar el tiempo anterior. Hay que analizar cada caso, como
por ejemplo cuando interesa subdividir por ser el movimiento muy lento o al
contrario agrupar más de una pulsación en un movimiento de brazo como por
ejemplo los compases llevados “a 1”. En cualquier caso para decidirnos
debemos tener claros dos criterios: 1. No hacer más de lo necesario o
imprescindible. 2. Dar la información necesaria o imprescindible para que el
grupo tenga seguridad y sepa con claridad que es lo que debe hacer.
Nos parece necesario decir que no basta con conocer estos principios básicos
de la dirección ni basta con saber en cada caso lo que hay que hacer sino que
además es imprescindible practicar, a ser posible, delante de un espejo (Green
1981) para asegurarnos de que lo que hacemos da la imagen necesaria para
conseguir los objetivos que deseamos. Algunos autores como Arnold (1995) y
Leppla (1989) sugieren lautilización del video para la autoevaluación del
director.
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1.4. El ensayo y la labor pedagógica del director musical.
Hay músicos que opinan que al director donde mejor se le puede valorar es en
el ensayo. Es donde realmente se pueden observar todas las características
que definen el perfil del director musical. Según Marvin (1988) “no hay ningún
otro aspecto más importante que la habilidad de saber ensayar” de forma
parecida otros autores como Decker y Kirk (1988) afirman que “lo que hace
efectivo el ensayo es la capacidad de evaluar lo que se oye en relación a lo
que se quiere oir”. En el concierto hay muchos factores que intervienen y que
no son responsabilidad exclusiva del director: la acústica del local, la actitud de
la orquesta en esa ocasión, a veces debida a factores extramusicales. Si se
utilizan micrófonos, la actuación de los técnicos de sonido se convierte en
decisiva para el resultado de l concierto (Barnide 1994).
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Estamos de acuerdo con Ulrich (1993) cuando dice que “el resultado del
concierto es lo que se ha sudado en el ensayo” entendiendo lo de “sudar” no
solo en el hecho de trabajar duro sino además de trabajar bien. Brunner (1996)
al igual que Durrant (1994) y Ulrich (1993), piensa que la efectividad del ensayo
consiste en “la planificación adecuada, el establecimiento de pbjetivos para
cada ensayo y el diseño de las estrategias para conseguirlos, la evaluación de
los resultados y las conclusiones y toma de decisiones y su puesta en práctica
el próximo ensayo”. Parece que la necesidad de una buena planificación está
fuera de toda discusión. Demorest (1996) asegura que “si no se planifica bien
el ensayo todas las otras técnicas directivas son inutiles”.
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1. Ser responsable del diseño curricular incluyendo los objetivos y los
contenidos: la partitura seleccionada, la metodología y la evaluación: el
ensayo.
2. Conocer los contenidos que enseña: la partitura seleccionada.
3. Ampliar y actualizar sus conocimientos sobre la disciplina que
enseña: la música.
4. Desarrollar sus conocimientos y habilidades pedagógicas para
transmitir y convencer de la adecuación de objetivos y
contenidos: técnicas pedagógicas del director en el ensayo.
5. Secuenciar el aprendizaje y utilizar una metodología motivante: el
ensayo gratificante.
6. La actitud personal y el respeto a la disciplina y a los alumnos en el
caso del director los músicos que integran el grupo musical.
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preguntarnos “¿estamos escuchando o simplemente marcando el compás
durante el ensayo?”.
5. Conclusiones.
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constante del alumno. Insistimos en que cuanto más preparación tenga el
maestro en éste y otros campos mucho mejor. No recomendamos que el
maestro se enfrente al reto de dirigir sin poseer esta preparación previa. No
estamos de acuerdo con los que piensan que el objetivo del “festival de fin de
curso” es sólo complacer a los padres. Creemos que se le debe un gran
respeto desde todos los ambitos implicados: el maestro, la institución, los
padres y los alumnos. Tampoco creemos que sea imprescindible seguir los
largos años de estudios profesionales de la carrera de dirección de orquesta en
un conservatorio para dirigir un grupo escolar. Por varias razones:
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Instrumentos y Agrupaciones Musicales.
2. El coro.
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Un cuarteto, octeto (ochote) son grupos de cuatro u ocho cantantes
respectivamente. A partir de este número se llama coro de cámara siendo
veinte su número máximo de miembros. La gran masa coral puede constar
de entre 40 a 60 cantores. A partir de ahí, se llega al gran coro llamado
también “orfeón” con un número ilimitado de personas que habitualmente llega
a cien.
3. La voz humana.
En el grupo coral la única fuente de producción del sonido son las voces de sus
componentes. La voz humana es el instrumento musical mas portentoso y sutil
que existe además del más fácil de transportar. Al no necesitar de ningún
intermediario artificial (piano, trompeta, clarinete, etc.) ningún otro se le puede
comparar en capacidad expresiva ni en la gama de sonoridades que puede
producir. Este indiscutible hecho ha definido la historia de la creación musical
durante varios siglos, y aún hoy, donde la más sofisticada tecnología está al
servicio de la construcción de nuevos instrumentos, la voz humana mantiene el
privilegio de seguir siendo insustituible. El cuerpo humano posee los medios de
convertir una columna de aire, previamente aspirado, en un sonido modulado y
articulado por cada uno de los elementos que componen dicha maquinaria,
originando el lenguaje hablado o cantado. Casi nadie, salvo los
profesionales de los medios audiovisuales se preocupa de emitir
correctamente la voz en el lenguaje hablado. Sin embargo, el conocimiento
y la utilización adecuada del sistema vocal es una necesidad en el canto.
Aunque las exigencias técnicas para un cantante solista no son las mismas
que para un cantor de coro, si que conviene que el coralista las tenga en
cuenta para mejorar su labor. Una de los aspectos negativos que primero
resaltan de la audición de un coro es la falta de cuidado en la emisión de sus
voces, producto muchas veces del desconocimiento de los recursos naturales
que todo cantor tiene y puede utilizar. Como suele ser habitual, en el canto, no
obtiene mejores resultados el que tiene mejores dones naturales sino el que
mejor los utiliza a través del trabajo constante.
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El instrumento vocal está formado por:
- El aparato respiratorio.
- El aparato de fonación.
- Los resonadores.
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2. La suspensión o bloqueo es un pequeño instante en el cual el aire
permanece retenido en los pulmones.
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inconscientemente durante el sueño, y permite una mayor y mejor entrada de
aire. Cuando se toma el aire, se hincha el abdomen. Una vez que se domine
con naturalidad la respiración diafragmática, se debe utilizar continuamente
mientras se canta. Una excesiva preocupación por hacerlo bien puede dar al
traste con el fin que se persigue. Es mejor tomar el aire por la nariz ya que el
aire inspirado se transforma al pasar por la nariz en aire caliente, húmedo y
limpio. La respiración diafragmal llamada también costo-abdominal produce
beneficiosos efectos para la salud mental y física como lo demuestra el ser la
más utilizada por las técnicas de relajación más conocidas en el mundo como
es, por ejemplo, el Yoga.
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dejando pasar el aire libremente y se cierran en el momento de la emisión. El
glotis es la hendidura que forman las cuerdas vocales. Según sea la
separación de las cuerdas vocales, se producen los sonidos graves (mayor
separación) o agudos (menor). Por esta razón es muy importante dosificar el
aire especialmente en las notas que necesitan mayor cantidad de aire, como
son las graves. Los repliegues vocales son susceptibles de cambiar su
longitud, su tensión, su proximidad, en el momento de la fonación, se acercan.
Estos cambios influyen en el tono de los sonidos y en la intensidad de los
mismos. Según sean graves o agudos los sonidos, la laringe varía su posición.
Desciende en los graves y se eleva en los agudos. Los órganos de la boca
modifican el color y la sonoridad de la voz. También depende de ellos y de su
posición y soltura, la libertad y la facilidad en la articulación. La mandíbula
inferior, libre de toda contracción, debe ascender y descender con soltura, sin
alterar el sonido. La lengua debe ser blanda y pasiva en los sonidos tenidos y
firme y vivaz en la articulación. Debe volver siempre rápidamente a su lugar
habitual, que es el fondo de la mandíbula inferior con la punta apoyada entre
los incisivos inferiores. El paladar blando o velo del paladar tiene una misión
importante en la producción de la voz cantada: al elevarse bloquea las fosas
nasales, deja el fondo de la garganta libre y asegura un sonido “redondo”
opuesto al estridente o áspero. Los labios deben tener toda la firmeza y
soltura requeridas para la pronunciación.
Igual que un violín tiene su caja de resonancia, la voz humana también tiene
las suyas. El sonido producido por la laringe y modulado por las cuerdas
vocales necesita un "amplificador” que lo enriquezca. Aquí es cuando entran en
juego los resonadores. Su función es la de robustecer el sonido. La cavidad
torácica es una caja de resonancia y da origen a lo que se denomina registro
de pecho, cuando se usa como único resonador. Por encima de la laringe hay
una cavidad en forma de embudo llamada faringe que se convierte en el
primer amplificador de la voz y está comunicada directamente con los
principales resonadores, que son la cavidad bucal y la cavidad nasal. Estas
cavidades determinan el volumen y el color de la voz y están separadas por el
velo del paladar, que ha de elevarse ligeramente para que la voz llegue sin
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obstáculo desde la laringe hasta los resonadores faciales, como ocurre
involuntariamente cuando se bosteza, originando así una gran amplitud de la
cavidad bucal. Colocar adecuadamente la voz en los resonadores faciales es lo
que, técnicamente, se denomina impostación. El sonido resultante se conoce
con el nombre de registro de cabeza, y aunque pierde fuerza en relación con el
de pecho, gana en agilidad y sutileza. Existe también el llamado registro de
centro que es el resultante de utilizar, al mismo tiempo, los resonadores
faciales y la cavidad torácica.
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dosificación del aire permite lograr la expresividad y cadencia que cada
frase o grupo de frases necesitan. Es muy importante cuidar con rigor este
aspecto técnico del canto, porque, si no es así, se puede perder el sentido del
texto y la estética de la música. Excepcionalmente se puede respirar en el
transcurso de una frase. Esto puede ocurrir en algunas piezas de polifonía
clásica donde el canto de un “amén” puede ocupar varios compases, pero
siempre vigilando en qué momento se hace para evitar una acentuación
incorrecta. Otro aspecto de gran importancia lo constituye la emisión de las
vocales. Con la entonación de las vocales se consiguen lo que podríamos
llamar sonidos "naturales", y a pesar de que cada una de ellas tiene sus
peculiaridades sonoras, en el canto se debe procurar siempre un sonido
redondo en todas. Con la emisión de la "A" se obtiene la entonación normal por
excelencia, ya que todo el sistema vocal se encuentra en la mejor disposición
para desarrollar al máximo la capacidad sonora de la voz, independientemente
de su timbre y extensión. Para conseguir una emisión similar con el resto de
las vocales, se debe adoptar la posición de “bostezo” que antes citábamos,
evitando deformar su sonido excesivamente. En el idioma castellano, la vocal
cuya emisión varía ostensiblemente en el canto es la “I”, que se debe
pronunciar como la "U" francesa. Las consonantes, sean guturales, labiales o
dentales, son un apoyo que proporciona relieve y agilidad a las vocales y, por
su solidez, actúan como un resorte, proyectándolas hacia adelante. Para
ejercitarse en el uso de las consonantes hay que dotar de una gran
flexibilidad a los labios, lengua y mandíbula, evitando toda rigidez en
cualquiera de estos tres elementos. La afinación es otra de las cuestiones
fundamentales de la técnica vocal. La colocación de una nota, entonada en su
sitio justo, evidencia un sentido musical muy saludable. Es algo natural en
muchos cantantes, y su peor enemigo es la pereza. En muchas ocasiones el
nivel de afinación de un coro no sólo depende de la calidad de sus voces, sino
del grado de tensión con el que se cante. Cualquier mínima distracción influye
negativamente en este sentido. La articulación es la parte mecánica de la
palabra y la dicción es la manera más o menos estética de articular, de
pronunciar las palabras. Una buena articulación permite que el oyente entienda
la letra. Si además está impregnada de una buena dicción se conseguirá un
adecuada interpretación en el sentido de transmisión de sentimientos.
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Algunos grandes profesores de canto como Madaleine Mansion aconsejaban a
sus alumnos claramente que:
Para elevar el velo del paladar, la boca debe estar en la posición de bostezo y
el aire debe estar en contacto con los resonadores.
La correcta emisión vocal cuenta con la ayuda de una buena articulación. Las
consonantes pronunciadas con energía, contribuyen a la precisión del ataque,
y las vocales tienen el poder de colorear la voz y darle relieve.
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ronqueras, afonías etc. Debido todo ello al abuso de la voz hablada, en la
mayoría de los casos forzada por las características de la clase de primaria en
la que la típica algarabía, unida a la falta de experiencia en cómo afrontar estas
situaciones y sobre todo en cómo utilizar la voz para no dañarla, producen en
los maestros efectos lamentables. Todos estos problemas se podrían paliar
utilizando adecuadamente la voz hablada. Por eso este capítulo de esta
asignatura es tan importante para todos los maestros en general y no solo
para los de música. La misma profesora Mansion aconsejaba que al hablar, se
vigilase la “altura” de la voz. Las mujeres, en general, la apoyan demasiado en
las notas graves y la cansan, ocasionándose graves daños. Al hablar como al
cantar, es necesario emplear los resonadores superiores. En la intimidad, es
mejor acostumbrarse a hablar sobre notas un poco más agudas que las que se
emplean habitualmente. No conviene olvidar que son los labios y la lengua los
que articulan: por tanto, deben mantenerse firme y dóciles.
Mantened por medio del ejercicio la flexibilidad de vuestra voz, con el fin de
poder brindar a vuestros alumnos ejemplos cantados (Mansion).
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La mayor parte de los fallos son el resultado de técnicas deficientes de
control de la respiración, ataque y resonancia.
Si cantar es una de tus pasiones es más que probable que juegues con la idea
de escribir tus propias canciones, si no lo haces ya. No es algo
imprescindible, ya que puedes ser un gran intérprete y no autor, pero muchas
veces sí va de la mano y es de lo más natural. De hecho, cada vez creo más
que una de nuestras pulsiones más esenciales como seres humanos es la
de crear, incluso puede que sea la número uno. Crear, no sólo arte o
canciones, sino cualquier cosa (empresas, relaciones, proyectos, sistemas,
aplicaciones, vida…) creo que es parte primordial por la que estamos en esta
vida. O más bien, uno de los medios más importantes para sentirnos
realizados y plenos. De hecho, al final nuestro paso por este mundo puede
que sea justo eso: una creación.
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Para poneros un poco en contexto os resumiré un poco mi historia en cuanto
a este asunto de escribir canciones. Muy jovencito soñaba con ser una estrella
de la música (sí, yo también). Y creo que es un sueño de lo más legítimo a la
par que realizable. Pero como todo objetivo que se quiera lograr, requiere
de una manera de pensar y de actuar para alcanzarlo. Bien, yo no tenía ni
idea de cuál era esa manera. Y di muchos palos de ciego. Mis conocimientos
musicales se limitaban a las clases de solfeo y flauta dulce que recibí en el
colegio, y que no estaban impartidas de una manera muy seductora que
digamos. A mí me gustaba escuchar mucha música y cantar en la ducha
(bueno, y en todos lados). Algo que de primeras tampoco hacía muy bien.
Así que más adelante, mientras estudiaba Arte Dramático, comencé a dar
clases de Piano Moderno y Guitarra. Pero fue una estrategia no muy bien
pensada ni exitosa. Meterte a estudiar jazz con el piano y bossanovas con la
guitarra cuando lo que quieres es componer canciones de rock y poppuede ser
en algunos casos una mala decisión. Por lo menos así lo fue en la mía. No por
los géneros en sí, sino por la complejidad (y por el virtuosismo que estos
profesores querían inculcar en mí). Tardé años en soltarme con la guitarra para
lograr hacer lo más básico. Y con el piano, bueno, si me pones uno delante,
simplemente jugueteo con él (aunque lo bueno es que fue una época en la que
escuché mucho jazz). El caso es que estaba perdiéndome en un mar de
complejidades sin entender ni ver los conceptos más básicos de la música.
¿Por qué os cuento toda esta historia? Sencillamente porque hay que saber
enfocar las cosas con claridad y concreción. Hay que simplificar los
procesos. De hecho hay que simplificarlo todo. Porque si no, te enredas en
muchos caminos y te frustras sin obtener lo que realmente empezaste a
buscar. En este caso, escribir canciones propias. Yo nunca quise ser un
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virtuoso del piano ni de la guitarra. Quería cantar, subirme a un escenario, y
que la gente escuchase unas canciones que fliparan y les hicieran soñar y
emocionarse. Obviamente quería también que esas canciones fuesen buenas
y para ello necesitaba conocimientos extra, pero no podía empezar la casa por
el tejado.
Menos mal que junto a esas estrategias fallidas empecé a desarrollar otras que
sí iban más encaminadas a mi objetivo principal. Lo único, que al no llegar
a ver la sencillez intrínseca de cómo funciona en sus cimientos una
canción popular, mis procedimientos eran un poco ridículos. Alguno fue tan
absurdo como ir nota por nota en el teclado creando una melodía para una
letra que había escrito. Cuando lo pienso, lo veo ridículo, pero también he de
decir que de ahí surgió una de mis canciones preferidas incluso casi quince
años después de aquello.
Estas estrategias, sencillas y simplificadas, son las que quiero compartir hoy
con vosotros. Espero que os resulten útiles. (Por muy simples que os parezcan
no las desestiméis. Estamos hablando de escribir canciones populares -pop,
rock, reggae, rumba, ska, rancheras,…-, no una composición de Beethoven).
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2. Lee. Sobretodo poesía y letras de canciones. Empápate. Estudia
la sonoridad de las palabras. Lee en voz alta. Aprende a disfrutar del sonido
de las p-a-l-a-b-r-a-s. Disfruta de la conjugación de palabras distintas, de las
imágenes que se crean. Fíjate bien qué expresiones o palabras se repiten en
las canciones para constantemente reenganchar al oyente, normalmente en los
estribillos. Y, muy importante, el siguiente punto.
estrofa/s-estribillo-estrofa-estribillo-puente-estribillo
estrofa/s-preestribillo-estribillo-estrofa-preestribillo-estribillo-puente-
estribillo
o simplemente
estrofa-estribillo-estrofa-estribillo
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primero la letra y luego poner la música es como yo me muevo con más
facilidad. Pero a veces también lo hago a la inversa, como describiré en otro
punto. Y otras, de manera casi mágica, música y letra surgen de la mano. Es
algo muy personal.
5. Copia. Sí, copia. No estoy hablando de plagiar una obra, pero copiar, al fin y
al cabo, es lo que hacemos todos constantemente. Cuando alguien empieza a
aprender cualquier disciplina lo normal es que empiece copiando a su maestro
o a su ídolo. Es natural. Son las referencias que tienes y es una buena manera
de simplificar procesos. Luego ya habrá tiempo de fusionar con otras
fuentes, crear nuevas combinaciones e incluir ideas únicas en ti. Por
ejemplo, busca una canción que te guste mucho en internet. Busca los acordes
de dicha canción. Esos mismos acordes tocados a tu manera con una letra
tuya y tu propia melodía son una canción nueva. Así de simple. ¿Sabes la
cantidad de canciones míticas que comparten exactamente la misma
secuencia de acordes? Pero existen muchas más maneras de copiar: formas
de escribir, dejes al cantar, formas de arreglar canciones, ritmos, etc. No digo ni
mucho menos que te quedes ahí, no queremos hacer la guerra de los clones,
pero sí es un muy buen punto de partida.
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7. Graba tus ideas sobre la marcha. Lleva siempre una grabadora contigo.
Ahora con los móviles no suele haber problema. Dice Tom Waitsque las
canciones están en el aire. En cualquier momento llegan a ti. Si no las atrapas
y las utilizas seguirán su camino y otro lo hará por ti. Esto que suena tan
metafísico es una realidad como la copa de un pino. Las canciones y las
ideas en general están flotando en el aire, en esta especie de magma de
conciencia universal o inteligencia infinita. Y a veces llaman a tu puerta.
Depende de ti canalizarlas o no. Si llevas una grabadora siempre a mano,
cuando te asalte la inspiración, puedes grabar siempre ese primer boceto. Tal
cual te salga. No lo juzgues. Puede ser un tarareo, una melodía, una melodía
ya con letra, una secuencia de acordes, un riff, y en algunos casos, puede que
te aparezca la canción al completo. Como siempre, puedes volver después y
empezar a trabajarlo y pulirlo. Pero esos momentos son mágicos. A veces
puede que te interese grabar una melodía en un idioma inventado para más
adelante ponerle letra. Yo muchas veces utilizo una especie de inglés
inventado.
8. Piensa qué quieres contar. No tienes porqué tener siempre claro de qué
quieres hablar en una canción, pero es más fácil hacer una canción redonda si
ya partes de una base, de una idea. Puedes querer comunicar una idea, una
reivindicación, una denuncia, un sentimiento, una emoción, una
preocupación, una confesión, una atmósfera. Lo que quieras. Puede ser
transparente y cristalino o puedes querer utilizar metáforas más crípticas.
También piensa quién cuenta la canción. ¿Eres tú mismo? ¿Una parte de ti?
¿Otra persona? ¿El personaje de un libro o de una noticia? Tener claras estas
cosas dan una dirección a la canción y un objetivo, dos factores que ayudan en
la creación. Si no sabes qué contar, escribe, y lo que te salga.
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cómo se hace eso? Pues pasando de esas voces y aceptando tu mediocridad y
tus torpezas. El trabajo de exigencia, de excelencia y de filtrar lo que te
vale y lo que no ha de venir después. Es un proceso más reflexivo y a
posteriori. Pero cuando estás creando, has de fluir en el caos y sus
imperfecciones. Permítetelo. Es maravilloso. Siéntete un niño, un
principiante. Incluso lo que a veces, durante el proceso de creación te parece
que no tiene mucho nivel, en una posterior revisión te puede parecer un gran
trabajo. Y al contrario, por supuesto.
Recuerda. Todo en esta vida es práctica. Por tu historia personal puedes tener
incorporado más o menos talento y capacidad de hacer mejores o peores
distinciones que otros. Mayores o menores capacidades vocales. Mayor
habilidad al escribir. Etc. Pero al final, lo que cuenta y lo que da resultados en
esta vida, es el trabajo. Acepta el punto en el que estás, adopta una mentalidad
de principiante, cree en ti, y trabaja. Y cree en tu imaginación. Ése es el
camino.
Espero que des a luz canciones hermosas que abran corazones y despierten
conciencias.
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ANEXO
NOMBRE:
(DIRECTOR) MUSICAL?
MUSICALES?
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