FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE HISTORIA
SANTIAGO DE CHILE
2014
© María Belén Meza Báez
Se autoriza la reproducción parcial de esta obra sólo con referencias y/o citas
bibliográficas
2
RESUMEN
3
ABSTRACT
The following research aims to explain the shaping and elaboration of the
housing policies during the military dictatorship, especially in what it has been
determined as “critical conjunction” inside the regime which started in 1983 and ended
in 1986. The mentioned scene is constituted by the Protest Sessions against the
dictatorial government which made the social movement to stand out in Santiago, but
also contributed, by means of repression and fear, the implantation of housing policies
that moved poor people to the city edges.
4
“Los pájaros tienen su nido, las raposas tienen su guarida…
Pero el hijo del hombre de mi patria, no tiene donde reclinar su cabeza”
5
TABLA DE CONTENIDOS
RESUMEN 3
ABSTRACT 4
AGRADECIMIENTOS 8
INTRODUCCION 10
CAPÍTULO 1 33
CONTEXTO HISTORICO: LA DICTADURA MILITAR EN LA COYUNTURA CRÍTICA
DE LA PROTESTA SOCIAL 33
1.1 LA FORMACIÓN DE UN NUEVO ESTADO: ANTECEDENTES POLITICO –
ECONÓMICOS DE LA DICTADURA MILITAR CHILENA 33
1.2 LA DICTADURA Y LA CRISIS ECONOMICA DE 1983 41
1.3 CARACTERIZACIÓN URBANA: LA CIUDAD DE SANTIAGO EN 1980. 48
1.4 REFORMAS URBANAS: PLAN DE DESARROLLO COMUNAL 1981. 53
CAPÍTULO 2 55
LA POLITICA DE VIVIENDA EN LA DICTADURA MILITAR: ¡QUEREMOS
PROPIETARIOS Y NO PROLETARIOS…! 55
2.1 TIPOS DE HABITANTES URBANOS Y SUS FORMAS DE HABITABILIDAD 55
2.2 PLAN DE DESARROLLO URBANO: LA POLITICA NACIONAL DE
DESARROLLO URBANO DE 1979. 65
2.3 EL PRINCIPIO DE LA SUBSIDIARIEDAD: LA POLITICA DEL “SUBSIDIO
HABITACIONAL” 72
2.4 ERRADICACIONES Y RADICACIONES DE CAMPAMENTOS: DE LA
OPERACIÓN “CONFRATERNIDAD II (1982- 1984) A LA “REINGENIERIA SOCIAL”
URBANA 79
CAPÍTULO 3 89
LA OPOSICIÓN A LA POLITICA DE VIVIENDA DE LA DICTADURA 89
3.1 EL COLEGIO DE ARQUITECTOS 91
3.2 LA IGLESIA CATOLICA. 98
3.3 OPOSICION AL REGIMEN: PERSPECTIVAS DE LA PRENSA OPOSITORA107
CAPITULO 4: ORGANIZACIÓN POLITICA DE LOS POBLADORES 116
4.1 LA ORGANIZACIÓN POLITICA DE LOS POBLADORES DE SANTIAGO: “LA
COORDINADORA METROPOLITANA DE POBLADORES” (METRO); “LA
6
COORDINADORA DE AGRUPACIONES POBLACIONALES” (COAPO);
“SOLIDARIDAD” Y “DIGNIDAD”. 122
4.2 LA ACCION POLITICA: LAS TOMAS DE TERRENO E INSTALACIÓN DE LOS
CAMPAMENTOS “RAUL SILVA HENRÍQUEZ” Y “JUAN FRANCISCO FRESNO”
132
4.3 MOVILIZACION SOCIAL EN EL MARCO DE LA REPRESIÓN: PETITORIO
POLITICO Y RESPUESTA INSTITUCIONAL. 139
CONCLUSIONES 145
BIBLIOGRAFÍA 147
7
AGRADECIMIENTOS
Es por eso que parto, en vez de agradeciendo, pidiendo disculpas a cada una
de las personas que les quité el tiempo que se merecían por estar realizando este
trabajo. Ellos sabrán quienes son, y sé que falté en muchas ocasiones, pero créanme
que no fue intencionada y deliberadamente. Aun así les agradezco por su paciencia y
cariño.
8
Mis compañeros de trabajo, quienes me han acompañado estos años y de
quienes he aprendido mucho. Sabemos que nuestro trabajo está lleno de sacrificios,
donde también hemos renunciado a otras cosas por estar convencidos que la labor
del profesor está llena de cariño, pasión, pero por sobre todo de una dignidad que nos
permite irnos a nuestras casas sabiendo que hemos aportado en un mínimo grado a
incentivar el amor y el cariño por el conocimiento. Gracias por las risas, los retos, las
locuras, inclusive a veces los llantos y por todo su apoyo.
Gracias a todos, los que directa o indirectamente, han pasado por mi vida
dejándome importantes enseñanzas. Algunos no están, otros vendrán, pero creo que
de eso se trata un poco el paso por este mundo: el dejar huella.
Muchas gracias.
9
INTRODUCCION
Este espacio temporal, se ha tipificado como “coyuntura crítica” por ser constitutivo
de las primeras manifestaciones en contra de la dictadura, el cual se inicia con el
llamado a paro por parte de la Confederación de Trabajadores del Cobre, (CTC)
presidida por el democratacristiano Rodolfo Seguel. Este llamado a movilización fue la
primera manifestación organizada en contra del régimen de facto. Fue la chispa que
inicio el fuego que incentivó a un número importante de la población a tomar la
iniciativa de la protesta no sólo interpelando las circunstancias políticas vividas desde
hace 10 años, sino que además, para instalar y visibilizar distintas demandas
sociales. Los pobladores, en consecuencia, articulados o no como movimiento,
ocuparon ese escenario para redefinir distintos campos de acción o de oportunidades
políticas1. Termina, en consecuencia, en el año 1986, “el año decisivo para acabar
con la tiranía”2 declarado por el Partido Comunista y su brazo armado, el Frente
1
McAdam, D; McCarty, J;Zald, M. Movimientos sociales, perspectivas comparadas: oportunidades
políticas, estructuras de movilización y marcos interpretativos culturales. Ediciones AKAL, 1999.
2
“Proclama del Partido Comunista a las Fuerzas Armadas”. Citado en Iglesias, Mónica. Rompiendo el
cerco. El movimiento de pobladores durante la dictadura militar. Santiago, Ediciones Radio Universidad
de Chile, 2011. Página. 283
11
Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), año en que además, concluye este primer ciclo
debido al atentado en contra el dictador Augusto Pinochet realizado por este último
grupo armado. Este hecho particular permitió el repliegue (parcial en algunos casos)
de la mayoría de las organizaciones políticas y sociales que luchaban en contra del
régimen debido a la instauración del Estado de Sitio y la agudización de la represión.
3
Confluye como estrategia metodológica la interdisciplinariedad para llegar a este objetivo.
12
relevar el posicionamiento que tuvieron los diversos movimientos poblacionales en el
contexto ya determinado, ya fuera alzando distintos petitorios a la institucionalidad de
la época, dentro de los cuales se explicitaba la denuncia de sus condiciones de vida, y
por la política de vivienda en sí misma, así como también los nexos que tuvo lo
anterior con la determinación de declararse políticamente en contra de la dictadura.
4
De Castro, Sergio. El Ladrillo: Bases de la política económica del gobierno militar chileno. Santiago,
Centro de Estudios Públicos (CEP), 1992. Capítulo I. En
http://www.cepchile.cl/dms/lang_1/cat_794_pag_1.html ; Edwards, Sebastián. Transformación
Económica en Chile, Capitulo II.
13
de un escenario de resistencia a la dictadura encarnado por pobladores. Las
consecuencias directas fueron las distintas formas de acción colectiva, a nivel de
organicidad política, así como de tipo reivindicativo y de interpelación, como lo fueron
por ejemplo, las “tomas de terrenos”.
Como eje analítico hemos establecido en primer lugar a las políticas sociales,
dentro de las cuales se adoptó estratégicamente la “focalización y rol subsidiario del
Estado”. Se entiende por política social todo intento por parte del Estado de dotar a la
población de algún beneficio económico, material o inmaterial. Este puede ser de
primera necesidad, como por ejemplo, la alimentación o puede constituirse como un
beneficio no material relativo al bienestar intelectual de la sociedad 5. Es social, por lo
tanto, cuando estas medidas alcanzan a una parte de la población que por sus
propios medios económicos están dificultados a acceder o que lisa y llanamente, no
pueden hacerlo.
Las políticas sociales proceden desde larga data en nuestro país, y han variado de
acuerdo a los distintos proyectos políticos han ocupado el aparato del Estado. Es
importante reconocer, en consecuencia, cuáles han sido concretamente estas
5
Raczynki, Dagmar. “Focalización de programas sociales: Lecciones de la experiencia chilena”.
CIEPLAN, Pág. 219
6
Olavarría Gambi, Mauricio. “Conceptos básicos de las políticas públicas”. Documento de Trabajo, N°
11. Instituto de asuntos públicos, Departamento de Gobierno y Gestión Pública, Universidad de Chile.
Diciembre, 2007. Pág. 23.
7
Ibid.
14
políticas sociales en el ámbito de la vivienda, la cual siempre ha estado caracterizada
por ir un “paso atrás” en la consecución de otorgar beneficios a la población.
“la focalización es deseable porque con ella es posible concentrar los gastos
destinados a los programas sociales en las personas que más pueden
beneficiarse de ellos. Ello economiza dinero y mejora la eficiencia de los
8
ODEPLAN. Oficina de Planificación Nacional.
9
Grosh, M. “Desde lugares comunes a la práctica: focalización de los programas sociales en América
Latina”. En División de Recursos Humanos, Departamento técnico para el Caribe y América Latina.
Estudios Regionales, N°21. En www.cepchile.cl
10
Raczynski, Óp. Cit Pág. 220
11
Ibidem
15
programas […] así, en la práctica, las decisiones relacionadas con la focalización
dependen de los costos y beneficios relativos de las diferentes opciones”12
12
Grosh, Op. Cit.
13
Raczynski, Op. Cit
14
Dilema que se instaura no sólo en esta época, sino que recorre la problemática durante todo el siglo
XX.
16
donde se instala). La dimensión subjetiva es la más difícil de analizar, aún cuando no
imposible de inferir. Ya por el sólo hecho de obtener un beneficio del Estado en este
ámbito, se instala a nivel simbólico la determinación socio-económica de ese sector.
Todos estos factores se imbrican y establecen los mecanismos de pertenencia y
adscripción a un determinado sector social.
Otro de los ejes analíticos que nos permitirán llevas a cabo nuestra investigación
es la categoría teórica de “movimiento social”, dentro de la cual se enmarca otra, la
cual es el “movimiento de pobladores”. Para analizar la problemática anteriormente
señalada, es importante poder establecer una serie de categorías que nos ayudarán a
comprender el panorama que se constituyó durante el contexto de la dictadura. Si
analizamos las políticas sociales desde una óptica estatal (y por ende, su lógica y
sistematización), es necesario además, poder establecer los parámetros o los “radios
de acción” que tuvieron los posibles beneficiados, los no-beneficiados o la
parcialización de la población que en teoría, recibirían estos beneficios. Pero además,
es de no menor importancia poder establecer que, como una constante, ha sido el
movimiento social de pobladores el que ha tomado la delantera a la hora de
establecer las carencias de la habitación popular, por lo que el accionar del Estado se
ha limitado a siempre responder a esas demandas y en muy casos muy particulares
en el siglo XX chileno, se ha adelantado a la interpelación social.
17
La categoría de movimiento social, ha sido cabalmente utilizada en la historiografía
chilena para estudiar la “movilización de distintos sectores de la sociedad”, los cuales
en su generalidad, han sido parte de lo que se considera como “sectores populares”.
Diversos autores han consignado que si bien es cierto que existía la creencia de que
el único movimiento social existente durante el siglo XX había sido el movimiento
obrero a principios de siglo, el movimiento de pobladores ha logrado cumplir las
características idóneas para ser tipificado de esa manera, básicamente por los grados
de acción alcanzados con las “tomas de terreno” en la década de los ‟50 y ‟60.
15
Pérez Ledesma, Manuel. “Cuando lleguen los días de cólera” (Movimientos sociales, teoría e
historia)”. En Revista Zona Abierta, N° 69, 1999.
16
Salazar, Gabriel. En “Memoria histórica y Capital Social”. En Movimientos sociales en Chile.
Trayectoria histórica y proyección política. Santiago, Uqbar Editores, 2012. Pág. 358
18
parte del movimiento social popular, en donde existe la mayor acumulación de “capital
social”, el cual se define en tanto la “memoria social” y la “memoria popular” hagan
culminar aquel proceso, basados en la acumulación de una “memoria histórica” que
se entienda como la acumulación de experiencias pasadas y su futuro potencial
transformador17.
Los recientes estudios históricos acerca del movimiento de pobladores, nos han
demostrado que la “acumulación de una memoria histórica”, basada en el
compartimiento de un “capital social” (espacios sociales, marginación e incluso de
„conciencia colectiva‟) hicieron que estos en algunos casos pudieran configurarse
como un potente agente movilizador sobre su realidad presente, potenciados por un
ideal transformador futuro: el derecho de habitabilidad y de propiedad que no estuvo
facilitado por las estructuras de poder institucionales. Es por eso, que en algunas
coyunturas, la identidad popular, se mezcla inevitablemente con las demandas
materiales concretas, estructurando estas últimas, una realidad cultural definida
basada en experiencias históricas anteriores que nacen de forma sincrética al tener
conciencia de que las demandas están determinadas por una carencia en común.
Otra de las principales teorías que se han instalado desde las Ciencias Sociales
para explicitar los movimientos sociales, es la “Teoría de la Acción Colectiva” del
sociólogo italiano Alberto Mellucci, la cual explicita que las teorías clásicas no lograron
determinar claramente el cómo y los por qué de la estructuración de los movimientos
sociales. En primer lugar, las teorías sociológicas estructuralistas basadas en el
análisis de sistemas explican claramente por qué un movimiento social se establece,
pero no explica cómo, teniendo en consideración las condicionantes estructurales que
incitan a la configuración de un movimiento social. En cambios, los investigadores que
analizan la movilización de recursos ven lo anterior como un mero dato y no pueden
17
Ibídem.
19
ahondar en su significado, orientación y nacimiento18. En ese sentido, Melucci
establece en síntesis, que los movimientos sociales son construcciones sociales:
18
Melucci, Alberto. Acción Colectiva, vida cotidiana y democracia. Ciudad de México, El Colegio de
México, 1999. Pág. 37
19
Tarrow, Sydney. El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política.
Madrid, Editorial Alianza, 1997, Pág. 19
20
símbolos culturales a través de los cuales reestructuran las relaciones
sociales20
“una acción colectiva no puede ser explicada sin tomar en cuenta cómo
son movilizados los recursos internos y externos, como las estructuras
organizativas son erigidas y mantenidas, cómo las funciones de liderazgo
son garantizadas. Lo que empíricamente se denomina como movimiento
20
Ibídem
21
social es un “sistema de acción” que concreta orientaciones y propósitos
plurales”21
21
Melluci, Óp. Cit. Pág. 38
22
Castells, Manuel. “Movimiento de pobladores y lucha de clases en Chile”, en EURE, Revista
Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales. Vol.3, N° 7, 1973
23
Ibídem
22
“La situación de poblador no define los intereses de clase específicos.
Está claro que no puede considerar al conocimiento de pobladores como
pura organización reivindicativa en torno a la vivienda. Así sería si todas
capas y fracciones de proletariado, pequeña burguesía y subproletariado
que lo componen tuviesen una expresión orgánica efectiva de sus
intereses sociales específicos; pero esto no sólo ocurre con aquella
fracción de “proletariado dinámico”, fuertemente sindicalizado, que son
minoría entre los pobladores…”24
24
Ibíd.
25
Ibíd.
26
Schneider, Cathy. “La movilización de las bases. Poblaciones marginales y resistencia en el Chile
autoritario” en Proposiciones, SUR Ediciones. Santiago, N° 19, 1990. Pág. 225 - 226
23
Vicente Espinoza analiza la movilización de pobladores en la dictadura, en cuanto
a las potencialidades que ofreció la crisis económica del año 1982, y las
consecuentes protestas en contra del régimen. Pero antes de este análisis, el autor
realiza un recorrido histórico atravesando la trayectoria del movimiento en tanto a su
relación con el Estado y los diferentes gobiernos de turno, desde el año 1957 a
198727, además de los niveles de organización que tuvieron los pobladores y la
inserción con la política institucional, que según su planteamiento, sí existió de
manera muy débil, sobre todo cuando se produce interlocución con autoridades de
gobierno:
27
Espinoza, Vicente. “Historia Social de la acción colectiva urbana: Los pobladores de Santiago”. En
EURE, Vol. XXIV, N° 72. Santiago, Pág. 81. Para profundizar aún más en el análisis de Espinoza, ver
Para una historia de los pobres en la ciudad. Santiago, Ediciones Sur, 1988.
28
Espinoza, Óp. Cit.
24
“clasistas” o “identitarias” además de relacionarlos directamente al problema de la
pobreza. ¿No constituye en consecuencia, un reduccionismo este tipo de
observaciones? ¿Cómo podemos ligar lo anterior a la espacialidad del fenómeno?,
considerando además, que poblaciones y campamentos “aparecen como primer
recorte espacial significativo y primer eslabón hacia los problemas de la ciudad, del
espacio urbano y sus relaciones con la estructura y dinámica social29.
29
Gallardo, Bernarda. “Espacio urbano y mundo poblacional” .En Documento de Trabajo FLACSO,
Santiago de Chile, N° 88, 1986.
25
comparativa que se haya dado dentro de la misma etapa dictatorial. Si bien es cierto
que los diecisiete años de régimen autoritarismo no fueron uniformes, si hay rasgos
constitutivos generales que podemos identificar como propios de un proceso extenso,
lo que facilitan la comprensión en su globalidad. Lo anterior, puede ir relacionado con
ciertas coyunturas dentro de esta temporalidad que permiten identificar los grados de
violencia que se ejerció en contra de la población, ya sea por métodos represivos
directos, torturas, amedrentamientos que podían ser selectivos, como también a nivel
masivo, cuestión que ocurrió en las poblaciones de la capital.
30
“Inorganicidad” que en ningún sentido operó como lo manifestaron algunos teóricos en la década de
los ‟80, que planteaban por ejemplo, que los pobladores tuvieron un comportamiento social “anómico”,
o reduciendo a un grupo de ellos – “jóvenes pobladores” - a una categoría analítica de
“subproletariado”. Ver Weinstein, José. Los jóvenes pobladores en las protestas nacionales (1983 -
1984). Una visión sociopolítica. CIDE, Santiago, 1988.
26
dentro de la planificación gubernamental. Lo anterior, permite entender el que por qué
de los intentos institucionales por separar y apartar la pobreza. El contexto autoritario,
claramente, fue el escenario propicio para poder llevarlo a cabo. El fundamente
ideológico, sin más, era lograr “depurar la pobreza” de zonas residenciales, en donde
el valor del suelo permitía la futura construcción de complejos residenciales que
estuvieran acorde con los precios del mercado. Es lo que Miguel Kast, la de Oficina
de Planificación nacional, determinó como la “homologación de áreas”, para ricos,
“clase media” y pobres.
31
Gallardo Óp. Cit. Pág. 17
32
Óp. Cit. Pág. 21.
27
de categorías económicas y espaciales, yuxtaponiéndolas unas con otras para darle
un sentido mayor.
28
fuentes documentales a consultar serán periódicos de la época, además de revistas
semanales y quincenales del período 1983 y 1986. Desde el ámbito oficial, el diario
“El Mercurio” representa la mirada oficial del régimen dictatorial, por haber sido
constitutivo de un discurso aliado con la derecha política y el conservadurismo desde
su génesis, además de su largo alcance de circulación nacional. Por otro lado, para
su contraparte se utilizará lo que se denominó como la “prensa opositora” a la
dictadura, la cual estuvo contenida en revistas de circulación semanal, quincenal y
mensual. “Cauce”, “Análisis” y “Hoy”, fueron el soporte de medios de comunicación
desde donde se articuló la oposición política al régimen de Pinochet. Sin embargo, no
fue solamente desde esta vertiente desde donde la oposición a la dictadura de instaló
para definirse en tanto tal, sino que además, hubo otras publicaciones que
denunciaron sistemáticamente las condiciones de vida de la población, y
específicamente, la relativa a los pobladores en Santiago. La revista “Mensaje”, por lo
tanto, jugó un importante papel al relatar el contexto que circunscribió su realidad
(política, social y territorial), debido a la cercanía de la Iglesia parroquial y pastoral con
la realidad poblacional –urbana, así como también, de fuerte criticidad hacia el
régimen. Dentro de la misma dirección, hubo una publicación que editó la “Acción
Vecinal Comunitaria” (AVEC) denominada “Codo a Codo” que sirvió de base
articuladora para la denuncia de la realidad poblacional, aún cuando tuviera
pretensiones totalizantes con la movilización de los sectores populares en torno a la
vivienda. Los boletines informativos de “Hechos Urbanos” también transitan por esa
senda, debido a la fidedigna descripción que realizaban en el momento de las
protestas además de configurar desde el análisis del Centro de Documentación SUR
una contextualización propia de la época y una posición crítica al actuar del gobierno.
29
Nos interesa, por consiguiente, dilucidar los problemas investigativos que aquí
hemos establecido, dentro de los cuales está en conocer las políticas de vivienda
implantadas por la dictadura, direccionadas hacia los sectores pobres de la capital, las
cuales fueron constituidas para lograr, a través del juego del mercado, poder otorgar
una solución habitacional o vivienda a un amplio porcentaje de la población. Lo
anterior, en consecuencia, se podrá identificar a través de la documentación oficial del
Ministerio de Vivienda y Urbanismo de los años vinculados a la investigación, la cual
corresponde a las Memorias Ministeriales editadas en la década ‟80 – ‟90, lo cual nos
permitirá una aproximación a la trayectoria de las políticas sociales en torno al tema
en cuestión.
30
con la resistencia y en el beneplácito de los pobladores y su organización en tanto
movimiento. En ese sentido, se pudo entrevistar a un ex dirigente poblacional de la
dictadura, perteneciente a la organización de pobladores “Dignidad”, José Hidalgo,
cuyo testimonio nos permite contraponer y a la vez realzar un relato de gran valor
interpretativo. Se quiso entrevistar además al ex dirigente Eduardo Valencia, de la
Coordinadora Metropolitana de Pobladores, quien por distintos medios no quiso
responder nuestra petición de una entrevista, realizada constantemente durante el
transcurso de esta investigación.
31
Desde estas definiciones metodológicas, sin embargo, nos realizamos las
siguientes preguntas: ¿La Historia social significa necesariamente una reconstrucción
desde la memoria de los sujetos, o puede construirse desde otros soportes
investigativos? ¿Puede en consecuencia, articularse prescindiendo de lo
eminentemente “popular”? Para poder destrabar estas interrogantes que surgieron al
realizar esta investigación, nos remitiremos a la sugerencia analítica que hace el
historiador inglés, Eric Hobsbawm al encontrarse con una indefinición sobre la
conceptualización de Historia Social. En ese sentido, planteamos que esta no puede
ser ni convertirse en una hiperespecializacióndisciplinaria como lo pretende la historia
económica, ya que su objeto de estudio no puede ser aislado, aún
metodológicamente. Por lo tanto, la Historia Social como enfoque no puede
constituirse necesaria y solamente en un ejercicio de memoria de los sujetos, en tanto
construyan un relato subjetivo del pasado. Claramente, el concepto atacado no es el
de “objetividad” o “subjetividad”, que nos entramparía en otro problema conceptual,
sino que la Historia social puede reconstruirse desde una “centralidad en las
relaciones sociales”, en tanto permitan explicar un contexto, sean cual sean sus
fuentes33 y el tipo de relaciones sociales, económicas, políticas y culturales34.
33
Hobsbawm, Eric. Marxismo e Historia Social. Instituto de Ciencias de la Universidad Autónoma de
Puebla, México, 1983
34
Ibíd.
32
CAPÍTULO 1
35
De Castro, Óp. Cit.
33
desregulación económica, las cuales estuvieron direccionadas hacia la reforma fiscal
y tributaria, la liberalización de precios (cuya finalidad era controlar el índice
inflacionario) con la tendiente liberalización del mercado financiero, inclusive palpando
tópicos asociados al mundo del trabajo, tal como ocurrió con la flexibilización laboral36.
Los principios de la ortodoxia liberal no hubiesen sido posibles de aplicar, si es que la
Junta Militar no hubiese abandonado su reticencia hacia la aplicación de estas
medidas en extremo liberales para la concepción militar tecnocrática asociada a la
visió de “desarrollo y crecimiento económico nacional”, el cual iba de la mano desde el
ámbito industrial. Patricio Meller en su estudio “Un siglo de política económica
chilena”37 problematiza lo anterior con la siguiente pregunta: ¿Qué elementos
determinaron el alto grado de afinidad entre el poder centralizado de la dictadura
militar y el esquema de descentralización económica de libre mercado? Dentro de la
correlación entre estas dos visiones, el autor plantea que hay 3 grandes coincidencias
entre el mundo militar y los economistas de Chicago que ocupan el aparato del
Estado posterior al Golpe Militar: ambos mundos funcionan y se organizan en base al
aparato tecnocrático, el cual prescinde del mundo político, por lo tanto y
seguidamente con lo anterior, se concretiza una profunda desconfianza hacia el
mundo político y de los políticos (por haber llevado al país hacia el “caos” económico
y social). En tercer lugar, ambos se instalan dentro del discurso público como
“servidores que han llegado a salvar a la patria”38. Según Pinto y Salazar, el temor de
agudizar el “descontento social” en momentos en donde la misión prioritaria era
consolidar el control político, hizo que estas reformas (establecidas y ampliadas en el
mencionado “Ladrillo”) tuvieran que esperar casi dos años para poder aplicarse
debido a los fracasos de estabilización de la economía que se realizaron hasta el año
197539. Según los preceptos propugnados por la economía neoliberal ortodoxa, las
reformas hacia el Estado como institución debía “desestatizarse”, es decir, que este
fuera un ente que sólo que garantizara la libertad de las relaciones económicas. Es
36
Meller, Patricio. Un Siglo de Economía Política Chilena 1890-1990. Santiago, Editorial Andrés Bello,
1998. Ver además, Cavallo, Ascanio [et al] La Historia Oculta del régimen militar. Memoria de una
época. 1973 – 1988. Uqbar Editores, 4ª edición, 2012.
37
Óp. Cit.
38
Óp. Cit. Pág. 193
39
Salazar y Pinto. Óp. Cit. Tomo II. Pág. 50 -51
34
decir, debía establecer las condiciones propicias para que el libremercado pudiera
operar en su máxima expresión, o en palabras de Meller, “el rol del Estado se debe
limitar a la mantención de la ley y el orden”. ¿Cuál es la relación entonces, que se
establece con lo político propiamente tal? Y, ¿Cuáles fueron las condiciones
estructurales que se configuraron para este proceso desestatizador se produjese a
gran escala?
35
sociales42, los que en su conjunto, lograron dar un empuje desde la década de 1940
hasta 1973 al fomento productivo interno, además de lograr industrializar distintas
áreas de la producción. ¿Cómo entonces el empresariado nacional logró comulgar
con las ideas “liberalizadoras” promulgadas por estos nuevos tecnócratas asentados
en las altas esferas del poder? Ambos mundos, el empresarial y el político, lograron
concordar con el ideal de “salvación nacional” propugnado por la Junta Militar, aún
cuando el mundo empresarial nacional sucumbiera prontamente bajo las garras la
liberalización económica. En este sentido, es relevante señalar que la mayoría de los
empresarios nacionales pudieron avizorar que la implementación de las políticas de
liberalización iba en contra del proteccionismo instaurado desde la década de 1930 en
adelante.
42
Salazar y Pinto. Pág. 40. Tomo III
43
“Declaración de principios de la Junta Militar”. Santiago, 11 de Marzo de 1974.
44
Varas, Augusto. “Crisis de legitimidad del autoritarismo y transición democrática en Chile”. En Drake,
Paul y Jaksic, Iván. El difícil camino hacia la democracia en Chile, 1982 -1990. FLACSO.
36
instritucionalidad. Es importante para el autor, por ejemplo, la relación que se da entre
el Alto mando del ejército y la adopción de políticas económicas neoliberales, que
para Varas, están justificadas por el alejamiento – voluntario y obligado, como desliza
– de las otras ramas de las F.F.A.A., lo allanó el camino para la entrada de actores
político – económicos civiles que eran portadores de este nuevo modelo. El autor
dibuja esta cuestión como “refuerzo de hegemonía”45 que va a trascender durante
todo el régimen militar. Otra de las aristas analizadas, tiene que ver con la debilidad
en la construcción de puentes con la sociedad civil, cuestión que desde su génesis
estaría quebrada, y que conllevó a establecer en el imaginario colectivo, la idea de
que los beneficios sociales solo les alcanzó a ellos46, cuestión que impide la
posibilidad, para el autor, de que los militares no pudieran fundar un “nuevo orden
social y político basado en los valores castrenses históricos” 47 Esto puede ser
contrarrestado sin embargo, con la imagen simbólica que se instauró después del
golpe, en donde eran las Fuerzas Armadas las que figuraban como los nuevos
conductores del país, dejando en las sombras, en un primer momento, a todos los
civiles que apoyaron y propiciaron el golpe en 1973, los cuales ya hacia 1976 -1978
alcanzaron un alto nivel de notoriedad pública.
Fue el Estado, bajo la nueva institucionalidad dada por el régimen militar (y sus
civiles a cargo), los que optaron por un nuevo modelo de desarrollo. Como ya lo
hemos mencionado, la actividad política se circunscribió a establecer las condiciones
propicias para el desarrollo económico neoliberal, en donde los distintos agentes
económicos debían definir el rol que les correspondería dentro de este nuevo
escenario, que ya no sólo se estructura como un cambio político, sino como una
“refundación social” ampliada:
45
Óp. Cit. Pág. 157
46
Óp. Cit. Pág. 169
47
Ibídem.
37
instalación del modelo neoliberal en Chile se perpetró a través de una
convulsión histórica de nivel superlativo, sólo comparable con la que
instaló entre 1810 y 1830, el primer Estado Nacional”48
Eduardo Silva nos da las directrices sobre los por qué de la adopción de estas
medidas. Plantea que la “dirigencia chilena debieron enfrentarse simultáneamente a
dos problemas distintos. Por un lado, necesitaban sacar al país de las crisis
económica en la que hallaba sumido y restablecer las condiciones para un
crecimiento viable dentro de los marcos de un modelo neoliberal […] por otra parte
48
Salazar y Pinto. Historia contemporánea de Chile, Tomo I. Santiago, LOM Ediciones, 1999. Pág. 99.
49
Cabe destacar que la Constitución de 1980 fue “consultada” mediante un plebiscito a la ciudadanía
en 1980, durante plena dictadura.
50
Salazar y Pinto Óp. Cit. Pág. 104.
38
necesitaban contener a la oposición al régimen y crear las condiciones políticas que
permitiesen enfrentar con éxito el plebiscito de 1988” 51. Se justificaría de este modo,
la idea que tenían las dirigencias políticas y los militares principalmente de alejarse de
cualquier intento de acercamiento hacia lo que había sido el gobierno de Allende así
como también, a una lógica de cercana a lo que se conoció como el Estado de
Bienestar. Los militares para el autor, en consecuencia lo que trataban de instaurar
era la idea de “refundar la sociedad, a fin de sentar las bases de una nueva
institucionalidad”52, cuestión que “los Chicago Boys” ofrecían como mejor alternativa.
Apelaban a una estrategia de transformar una economía regulada, estatista y basada
en la sustitución de importaciones, en una economía exportadora, de libre mercado.
Lo anterior, para los neoliberales estaría direccionado a poder establecer una
economía sana que combinara un plan de ortodoxia junto con la reestructuración del
aparato productivo, cuestión que duró hasta principios de la década de 1980, debido
a la disminución de los préstamos dados por Estados Unidos, debido a la pretensión
de subir la tasa de de interés interna, junto con otros factores asociados al mercado
especulativo.
51
Silva, Eduardo. “La política económica del régimen chileno durante la transición: del neoliberalismo
radical, al neoliberalismo pragmático”. En Drake, Paul y Jaksic, Iván. El difícil camino hacia la
democracia en Chile, 1982 -1990. FLACSO. Pág. 193
52
Óp. Cit. Pág. 195
53
Óp. Cit. Pág. 109
39
política como praxis, gozó de buena salud durante los primeros años de la dictadura.
Esto, debido a que simbólicamente, la Junta Militar logró instalar en la opinión pública
que uno de los tantos “culpables del quiebre democrático” habían sido elementos
asociados al marxismo propugnado por la izquierda, pero también, por la nula
capacidad de los políticos de superar la crisis política y económica por la que
atravesaba el país.
40
1.2 LA DICTADURA Y LA CRISIS ECONOMICA DE 1983
El “sentido fundacional” que había tenido la toma del poder por parte de la
Junta militar y los civiles que la apoyaban, estaba en crisis. Los preceptos
neoliberales más ortodoxos habían empezado a fracasar debido a que el Estado
había asumido el rol que por correspondencia estaba errado, precisamente porque no
estaba operando el “ajuste automático” que se esperaba del mercado en momentos
de crisis. Pilar Vergara plantea que aun cuando el deterioro de la producción y el
empleo era muy superior a la recesión mundial, las autoridades económicas insistían
54
Meller, Óp. Cit. Pág. 198.
55
Óp. Cit.
41
en que era esta última la responsable de todas las adversidades 56. En ese sentido,
una de las decisiones que quebró la fe pública sobre la economía – principalmente de
sus actores – fue la decisión de la devaluación del peso. La contracción económica
que se produjo desde mediados de 1982, estuvo determinada principalmente porque
un sinnúmero de empresas no pudieron resistir la caída de la demanda de
productos– determinante para el funcionamiento del libremercado – más la
devaluación que aumentó el valor de la moneda nacional de los compromisos
adquiridos en dólares y el alza de la tasa de interés57. Fue esto lo que llevó a que el
gobierno decidiera intervenir la banca nacional, otorgando salvavidas financieros a
numerosas entidades especulativas para que pudieran solventar la crisis.
56
Vergara, Pilar. “Auge y caída del neoliberalismo en Chile: un estudio sobre la evolución ideológica del
régimen militar”. Documento de Trabajo FLACSO, Santiago, 1984. Pág. 235
57
Óp. Cit. Pág. 236
58
Óp. Cit. Pág. 237
42
hegemonizadora del discurso neoliberal.59 Lo que vino con la crisis económica de
1983 fue, tal como Vergara lo plantea, una “crisis ideológica” porque esta misión
“salvadora” con la que se había proyectado la intervención militar contaba con una
base de apoyo que ya no confiaba recalcitrantemente en las decisiones que se
comenzaron a adoptar, aún cuando no fue cuestionado el intervencionismo militar. Lo
que hay, en consecuencia, es una crítica a las decisiones económicas que
abandonan los principales fundamentos neoliberales reflotando el “fantasma”
intervencionista, pero en ningún momento se produjo una reflexión teórica respecto a
la descomposición del neoliberalismo dogmatico que se había estructurado como eje
del gobierno dictatorial a aplicado en la etapa previa a la crisis económica.
Sin embargo, aún cuando muchos autores60 tipifiquen esto como una caída del,
neoliberalismo más recalcitrante, el abandono de la ortodoxia neoliberal no produjo
un repliegue de las privatizaciones a lo largo de la década del ‟80, sino que el
escenario de estabilización vivido desde 1986 -1987 permitió la privatización de la
mayoría de las empresas e industrias del Estado, además de los servicios sociales
que habían estado en manos del Estado. Una de las principales críticas a la
aplicación exacerbada de la economía de mercado aplicada por los Chicago Boys fue
la “forma indiscriminada que asumió apertura de la economía hacia el comercio
internacional; en la permisividad irresponsable frente al endeudamiento externo, sin
ninguna preocupación por el uso que los particulares estaban dando a los recursos;
en el manejo dogmático y obcecado de algunas políticas económicas, de la cual la
59
Ibídem.
60
Vergara, Óp. Cit.; Meller, Op. Cit.
43
fijación y mantención de un cambio fijo de $39 dólares constituiría el ejemplo más
ilustrativo y en la renuncia por parte del Estado, a hacer uso de sus facultades
reguladoras”61. La crisis económica que comenzó el ‟82 y cuyos efectos se afianzaron
y profundizaron el año siguiente, además de generar el fenómeno de contracción
económica, desestabilizó y desequilibró el mercado interno y externo, ante lo cual, las
autoridades de la época decidieron salvaguardar y reducir los desequilibrios externos
para así asegurar el pago de la deuda lo cual, según los expertos, iba a permitir
asegurar en el futuro el acceso a los mercados de capitales internacionales 62. En
consecuencia, era una variable prioritaria por lo que el equipo económico de la época
opto por “una inversión en reputación”.63 El mercado interno, en consecuencia, tuvo
como consecuencia una altísima tasa de desempleo (en torno al 30%), deterioro de
las remuneraciones de los trabajadores, caída del PGB (15%), triplicación del número
de empresas en quiebra, etc. Las consecuencias sociales que los índices
macroeconómicos trajo consigo fue un deterioro sustantivo en las condiciones de vida
de los sectores populares y medios del país.
61
Vergara, Óp. Cit, Pág. 253
62
“Inversión en reputación”. Meller, Op. Cit. Pág. 233.
63
Op. Cit 233.
64
Óp. Cit. 231
44
de partidos políticos, lo que Salazar denomina la „clase política civil‟ 65, así como el
resto de los actores sociales no partidarios) pudiera inaugurar el ciclo de protestas en
contra la dictadura, cuya duración se extendió desde 1983 a 1986.
65
Salazar y Pinto. Óp. Cit. Pág. 115
66
Iglesias, Mónica. Rompiendo el cerco. El movimiento de pobladores durante la dictadura militar.
Santiago, Ediciones Radio Universidad de Chile, 2011. Pág. 220
67
La mayoría de los trabajos encontrados responden a investigaciones realizadas
contemporáneamente a las Jornadas de Protesta, como lo fueron los “Documentos de Trabajo” de
FLACSO, SUR profesionales, con Hechos Urbanos, ECO, Educación y Comunicación. Antonia Garcés,
en su tesis de grado de Licenciatura en Historia de la Universidad de Santiago, realiza un acabado
estudio respecto a identificar los actores sociales y políticos que participaron en la protesta en contra
del régimen. Garcés, Antonia. Los rostros de la protesta. Actores sociales y políticos de las Jornadas
de Protesta en contra de la dictadura militar. Tesis para obtener el grado de Licenciada en Historia,
Universidad de Santiago de Chile. Santiago, Chile, 2011.
45
descontento con la situación económica así como también abogar e interpelar por el
fin de la represión y de la dictadura.
68
“Mapa de la extrema pobreza” Oficina de Planificación Nacional” 1974. Realizado en base al Censo
de Población y Vivienda de 1970.
69
“Programa de Empleo Mínimo”, 1975. Creado por el Ministerio del Interior. La discusión respecto a
que si el PEM fue un programa de empleo es interesante relevando la posición ideológica y política que
existe respecto a las características generales que tuvo la dictadura militar chilena, particularmente en
el carácter definitorio e instrumental que tuvieron estos programas paliativos a la situación de pobreza
de la población. Por una parte, debido a la nueva construcción de Estado, existe una visión sociológica
que plantea que el PEM y el POJH, fueron programas de “explotación económica” hacia los sectores
más pobres del país. Asociada a esta visión, también se ha interpretado que estos programas pro –
empleo, fueron el “elemento fundacional del neoliberalismo chileno […] aparece más bien como un
mecanismo de la dominación social autoritaria donde la negación del derecho al trabajo y una
remuneración justa es impuesta por la amenaza del hambre y la represión” En Ruiz Tagle, Jaime [et
al.]. Los trabajadores del Programa de Empleo Mínimo, Programa de Economía del Trabajo Academia
de Humanismo Cristiano, 1984.
70
Óp. Cit. Pág. 5.
46
en donde la ciudad de Santiago cambiaría morfológica y socialmente hasta nuestros
días. ODEPLAN, además, en un informe recomendaba:
71
Iglesias. Óp. Cit. 219.
47
1.3 CARACTERIZACIÓN URBANA: LA CIUDAD DE SANTIAGO EN 1980.
72
Espinoza, Óp. Cit.
48
comienza a experimentar una de las mayores mutaciones geográficas en relación con
la segregación espacial de sus habitantes. La política de vivienda, en consecuencia,
debía responder a los nuevos preceptos que el Estado neoliberal imprimía en su
organización. Y fue en ese sentido, que dentro del juego mercantil de la transacción de
oferta y demanda, en donde la ciudad como espacio social, también era visualizada
como un espacio económico.
Santiago, según datos del censo realizado en 1982 tenía una superficie total de
2.269.02 de Km², dentro de la cual, tenía una superficie urbana de 420 Km² (estos es,
superficie habitable) y poseía 3.937.277 de habitantes73. Es decir, que la superficie
habitable dentro de la ciudad era aproximadamente de un cuarto del total del suelo, el
cual no era ocupado en su totalidad por condicionantes de tipo geográfica, agrícola o
económica. Según consignan documentos pertenecientes al Ministerio de la Vivienda,
las comunas ubicadas en los márgenes de la ciudad, eran las que mayormente
experimentaban un explosivo crecimiento de la mano de la labor constructiva “del
mundo privado y público”74, entre las que se encontraban comunas denominadas
“emergentes”, tales como La Florida, Maipú y Peñalolén que ofrecían una variada
oferta inmobiliaria propiciada por la labor constructiva de privados, así como otras
comunas ubicadas en la periferia, (incluidas las recién creadas posterior al decreto de
1981) que si bien albergaban una porción de población urbana desde la década de
1970, habían comenzado a recibir habitantes de otras comunas de la capital, ya sea
como población migrante o fruto de las erradicaciones de poblaciones de otros
sectores “liberados de la capital” (por ejemplo, Conchalí, La Pintana, Puente Alto,
Renca y San Bernardo). Lo anterior, en consecuencia, nos permite realizar un nexo
entre lo que fue la aplicación de la política urbana, la cual podemos identificar desde
estos dos planos: el otorgamiento al mundo privado de la construcción de viviendas y
la alineación de las políticas de erradicación de poblaciones pobres en distintos
sectores de la capital, cuya finalidad era proporcionar las condiciones propicias para
que se cumpliera el primer fin.
73
Censo Nacional. Población y superficie del gran Santiago. Instituto Nacional de Estadísticas, División
de Geografía y Censos. Santiago, 1982. Pág. 3
74
Memoria del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 1986.
49
Crecimiento geourbano de la ciudad de Santiago desde la década de 1960 hasta 1985.
Las imágenes tienen un orden corelativo (1960 , 1970 , 1980 y 1985).
En Memoria del Ministerio de la Vivienda, 1986.
50
sus autoridades para dar satisfacción a las peticiones de ella” 75. Esta nueva normativa
fue una de las consecuencias indirectas de la “Política Nacional de Desarrollo Urbano”
de 1979, la cual establecía explícitamente las directrices del actuar gobernante en la
materia:
75
Memoria Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 1983.
76
“Política Nacional de Desarrollo urbano de 1979”. Documento MINVU, Santiago 1979.
77
Trivelli, Pablo. “Reflexiones en torno a la Política de Desarrollo Urbano”. En EURE, Vol. 8, N° 22.
Pág. 45.
51
movilidad espacial de los recursos, además de los problemas que presentan las
externalidades y la especulación de suelo urbano”78. Por lo tanto, las reformas urbanas
apuntaron desde 1980 en adelante, a instaurar la política del “despeje y liberación de
terrenos”, que alcanzaban mayor plusvalía, territorialmente ubicadas en el sector
centro –oriente. El sector inmobiliario, en consecuencia, tendría la labor de construir
viviendas siempre y cuando fueran demandadas por los habitantes de la ciudad. No
recaía en el, según esta declaración de intenciones, la preocupación constructora o
facilitadora de otorgar viviendas a los sectores más pobres de la ciudad. La Política
Nacional, en consecuencia, estaría enfocada en “aplicar un sistema de planificación
flexible con el mínimo de intervención estatal, apoyado solamente en normas técnicas
y procedimientos de tipo genérico”79 lo que encaja perfectamente con la visión de
ciudad de la época: el proceso de desarrollo urbano y de la ciudad se logra como
consecuencia del desarrollo económico80
78
Daher, Antonio. “Neoliberalismo Urbano en Chile”. Revista de Estudios Públicos, Centro de Estudios
Públicos. Santiago. Pág. 284
79
“Política Nacional…” Pág. 7
80
Óp. Cit. Pág. 15
52
1.4 REFORMAS URBANAS: PLAN DE DESARROLLO COMUNAL 1981.
81
Gámez Bastén, Vicente. “Nuevas tendencias en la configuración de (id) entidades locales para el
planeamiento de periferias metropolitanas en Santiago (1981-2008)”. Revista Electrónica DU&P.
Diseño Urbano y Paisaje Volumen V N°14. Centro de Estudios Arquitectónicos, Urbanísticos y del
Paisaje Universidad Central de Chile. Santiago, Chile. Agosto 2008.
53
Limites comunales de Santiago. El primero corresponde a la delimitación antes de 1981 y el
segundo a los nuevos límites con las comunas creadas por el D.F.L..de la CONARA.
82
La antigua demarcación según su división comunal del Área Metropolitana comprendió comprende 15
comunas: Santiago, Las Condes, Providencia, La Reina, Ñuñoa, La Florida, San Miguel, La Granja, La
Cisterna, Maipú, Quinta Normal, Pudahuel, Renca, Quilicura y Conchalí.
54
CAPÍTULO 2
55
En primer lugar, se debe establecer que Santiago desde los albores del siglo
XX fue un centro urbano que atrajo a grandes oleadas migratorias, particularmente
desde la década de 1930 en adelante, cuya población preferentemente provenía del
Norte Grande, cuyo boom salitrero había comenzado a decrecer. Es en ese contexto
en donde el Estado implementa una serie de políticas sociales que estuvieron
dirigidas a dotar de habitación a los sectores más pobres que no podían conseguir
vivienda propia, así como a regular los precios de los arrendamientos, forma que sí
pudo aminorar, mas no solucionar, el déficit de vivienda.83 Durante las décadas
siguientes y producto del fracaso sistemático de la política de vivienda (por no
alcanzar a cubrir el déficit creciente de habitación), la ciudad comienza a ser testigo
de uno de los mayores movimientos sociales que pondría en evidencia la inoperancia
del Estado en esta materia: las tomas de terrenos. Fue así como a mediados de la
década de 1950 (1957 para ser exactos), se inaugura una nueva etapa en cuanto a
las “solución del problema habitacional”. La “toma de la Victoria” será un ejemplo para
miles de personas que no pudieron acceder a la vivienda ofertada tanto por el Estado,
el mercado y las Cajas de Empleados (por ejemplo) cuya participación mixta dejó
fuera a los que no alcanzaron un ingreso mínimo para su adquisición. Los pobladores,
en consecuencia, van a constituirse en el principal actor social dentro de la ciudad
entre los años ‟50 y el gobierno de la Unidad Popular, básicamente porque su rol de
actor activo frente al problema habitacional los llevó a la ocupación de sitios en todo
Santiago asentando con aquello, la reivindicación y solución de sus demandas84, lo
que culmina abruptamente con el golpe de Estado y la dictadura militar.
83
Hay profusa bibliografía sobre el problema de la vivienda y la lucha reivindicativa de los pobladores.
Ver Garcés, Mario. Tomando su sitio. El Movimiento de pobladores de Santiago, 1957 y 1970.
Santiago, LOM Ediciones, 2002.; Iglesias, Op. Cit.; Hidalgo, Rodrigo. La Vivienda Social en Chile y la
construcción del espacio urbano. Santiago, Centro de Investigaciones Barros Arana, 2005.; Cofré,
Boris. El Movimiento de Pobladores del Gran Santiago, 1970 – 1973. Tesis para optar al grado de
Magister en Historia, Universidad de Santiago de Chile. Santiago, 2011.
84
Ver Garcés, Op. Cit.; Cofré, Op. Cit.
56
consideradas de “altos ingresos” en donde ellas además albergaban poblaciones y
campamentos populares, lo que empujó a un desdibujamiento urbano que direccionó
la marginalización de la pobreza. Este desgaste urbano ha producido en la actualidad
que Santiago sea una de las ciudades más desiguales de Latinoamérica,
precisamente por la falta de integración urbana entre sus habitantes85. Por lo tanto,
tenemos por una parte que el fenómeno de la migración campo-ciudad produjo un
explosivo crecimiento de la población urbana, pero cuyo crecimiento no es exclusivo
del desplazamiento desde fuera de la urbe, sino que también es producto del
crecimiento natural o vegetativo86; aún así, y como contraparte, la evidencia demostró
que las políticas sociales de vivienda no pudieron nunca satisfacer las necesidades de
los habitantes más pobres de la ciudad, lo que generó distintos tipos de hábitats
urbano-sociales, así como también condicionó su tipificación.
85
“Memoria…”, 1984
86
Ibíd.
87
Ver Capítulo I, Contexto Histórico.
57
manifestó desde su vertiente más liberal. Pero como han consignado algunos
estudiosos, esto no sólo se configuró desde la planificación de las políticas sociales
del régimen, (que dejaban la acción pública arrinconada y sin curso), sino que se
visualizó a largo plazo como una estrategia para arrebatarle a la izquierda tradicional
la base política que habían adquirido en las décadas precedentes 88, por lo que la
entrega de viviendas que hizo la dictadura militar configuró todo un aparato simbólico
que asentaba la adhesión al régimen neoliberal. En el año 1982, la Oficina de
Planificación Nacional realizó un segundo “Mapa de la extrema pobreza”89, cuyos
datos se tomaron de la aplicación del Censo nacional de población del mismo año, en
donde se identifican claramente los distintos tipos de habitantes según las
características de la vivienda en el Gran Santiago:
88
Ver Álvarez, Rolando. “Las casas de Pinochet: Políticas habitacionales y apoyo popular. 1979 a
1988”. En Valdivia, Verónica [et.al.] La alcaldización de la política. Los Municipios en la dictadura
pinochetista. Santiago, LOM Ediciones, 2011.
89
Se publicó el año 1986.
58
Distribución de la población según características de la vivienda 1970 y
1982
(Miles de personas)90
Tipo de vivienda Año Hacinados No hacinados Total
90
Molina, Sergio [et. al.] Mapa de la extrema pobreza. Oficina Nacional de Planificación Nacional.
Documento de Trabajo N°29. Instituto de Economía de la Universidad Católica.Santiago,1982
59
millones y fracción de habitantes que tenía el país, como ya hemos consignado
anteriormente, Santiago poseía casi 4 millones de habitantes, es decir, un 37% de la
población nacional, dentro de los cuales se estimaban 519 mil pobres rurales y
urbanos según estimaciones oficiales (Censo)91. Probablemente, la caracterización de
la pobreza que se realizó el año 1982 haya sido mucho menor que la realizada en
1974, ya que estos índices solo nos muestran la identificación respecto a criterios
estructurales como la vivienda, pero no analiza factores sociales y culturales que
pueden tipificar la pobreza de otra dimensión. Es decir, había medio millón de
“pobres”, pero su condición solo se basaba en la “posesión o no posesión de
vivienda”92 con sus diferentes tipos. Si bien no es el objetivo principal de esta
investigación indagar en esos factores sociales que determinan la caracterización
socio-económica de los habitantes del país (tales como nivel educacional, acceso a
salud, vestimenta, alimentación, etc.) es fundamental poder reconocer por lo tanto,
que la posesión de casa o habitación no determina su condición, sino que todos estos
factores están relacionados con los ingresos y/o salarios que permiten poder cubrir
esas necesidades, así como también con factores externos, como la ayuda,
subvención o subsidios estatales para que logren revertir esa situación de pobreza.
Como ya hemos documentado, en el Chile de los ‟80 se hizo muy difícil poder
satisfacer esas necesidades mínimas, y no sólo para el 35% de la población cesante
que consignan las cifras oficiales, sino que, tal como lo advirtieron estudios de esa
época, alrededor del 65% no podía o carecía de la satisfacción de alguna necesidad
básica93. La pretensión respondía a lograr parámetros de “objetivización de la
pobreza”94
Los tipos de habitantes urbanos diferían no solo por el lugar físico en el que
habitaban, sino que también por las condicionantes estructurales de las cuales
carecían, puesto que los lugares en donde habitaban contenían y configuraban un
91
Rojas, Alejandro. Extrema pobreza: Conceptos, cuantificación y caracterización. CEP. 1986. Pág. 22.
A nivel nacional, el Censo de 1982 estipulaba que habían 1.572.121 pobres.
92
“Censo…”, 1982
93
Hoy N° 292.
94
Valdés, Teresa. “Poblaciones y pobladores. Notas para una discusión conceptual”. En material de
discusión, FLACSO., N° 33 Santiago, Septiembre de 1983. Pág. 19.
60
aparato simbólico que los definía. En ese sentido, los “pobladores asentados” se
constituyeron tempranamente durante la década de 1950 en las “tomas de terreno”
cuya lucha reivindicativa se va a sobrellevar hasta la década de 1970. Los sitios que
habitaban, en consecuencia, eran terrenos baldíos, desocupados, de diversa
propiedad (estatal y/o privada) los cuales eran ocupados por un número importante de
familias organizadas carentes de vivienda y de soluciones por parte del Estado. Por lo
tanto, eran acciones concertadas previamente, en donde también primó la
asociatividad y conducción política, principalmente de los partidos de izquierda
comunista y socialista. La ocupación del terreno, por lo tanto pasa a constituirse como
una solución definitiva, es decir, asentamientos barriales que poco a poco fueron
consiguiendo mejoras en sus viviendas (luz, alcantarillados, pavimentación, etc.) Es el
caso de “La Legua”, “La Victoria”, cuyas luchas marcan uno de los hitos urbanos y
movimientales más importantes del siglo XX (las cuales perduran hasta la nuestros
días).
95
Hidalgo, Óp. Cit. 289.
61
plantear un tipo de solución intermedia que fuera capaz de proveer de
habitación a la población involucrada en esos eventos, así como también
servir de base para abordar otros programas destinados a grupos de
bajos ingresos”96
Es interesante analizar, por lo tanto, que dentro del coyuntura del gobierno
demócratacristiano y las crecientes teorías sociales que sirvieron para explicar la
realidad económica y social latinoamericana en el contexto de la década del ‟60
(“Teoría de la marginalidad” del belga Roger Vekemans; “Teoría de la dependencia”
de Cardoso y Faletto) la “Operación Sitio” queda imbricada necesariamente con las
reformas sociales implantadas en esa época. Es, por ende, consonante con las
transformaciones urbanas que produjo este tipo de iniciativa pública en la
configuración de la ciudad. La “Operación Sitio”, por lo tanto, fue el brazo constructor
de las miles de organizaciones comunitarias que fueron impulsadas por la “Promoción
Popular” de la DC. Se constituyó, en palabras de Hidalgo, como una de las
respuestas más masivas al déficit de vivienda de los estratos más pobres de la
sociedad y además, ayudó a institucionalizar un tipo de solución de carácter mínimo97.
La importancia de este tipo de ayuda no fue sólo para la coyuntura en donde fue
diseñada, (década de 1960 hasta 1973) sino que la estratificación y tipificación que
96
Hidalgo, Óp. Cit. 290
97
Hidalgo Óp. Cit. 297
62
se realizó para la asignación de terrenos o viviendas sirvió como eje articulador de la
futura revolución en la política urbana de vivienda llevada a cabo por la dictadura: las
erradicaciones de pobladores en el Gran Santiago, cuyos movimientos de población
se justificaron bajo distintos criterios técnicos y sociales, principalmente lo que las
autoridades de la época determinaron como “condiciones miserables de vida”, debido
a las escasas mejoras que los sectores más pobres pudieron realizar en sus
viviendas. Con el advenimiento de la dictadura, las poblaciones de las antiguas
“Operación Sitio” fueron las principales víctimas de la nueva “Política de desarrollo
urbano”.
98
Wilson, Sergio. El drama de las familias sin casa y los allegados. Santiago, Ediciones AVEC, 1984.
Pág. 28
63
caseta sanitaria dentro del terreno de su casa o si él también era arrendatario,
“subarrendaba” una habitación.99
99
Óp. Cit. Pág. 30.
64
2.2 PLAN DE DESARROLLO URBANO: LA POLITICA NACIONAL DE
DESARROLLO URBANO DE 1979.
100
El Mercurio, 14 de Abril de 1984.
101
Hidalgo. Óp. Cit. 366
65
fundamentos sobre los cuales se configuraría la nueva territorialidad urbana y la
planificación de la vivienda. Para establecer una clara diferencia entre la primera
formulación urbana dictada en 1975, en la cual se estableció una “política restrictiva
asociada al control de la expansión urbana como también evitar la ocupación de las
escasas tierras agrícolas disponibles”102, la nueva política de desarrollo estaría
estructurada bajo un precepto completamente opuesto al establecido en los primera
años de la dictadura: “el suelo no es un bien escaso”:
Este cambio fue vital para iniciar una nueva territorialidad en la ciudad, además
de asegurar para el sector privado las condiciones favorables para la inversión en
vivienda. Hay que aclarar, en consecuencia, que esta nueva política estuvo
directamente relacionada con el uso del suelo y no con la planificación urbana. El
suelo, por lo tanto, es visto como un bien rentable por lo que estaba disponible para
ser transable en el mercado, cuyos valores iban a estar asociados a la demanda que
hicieran los ofertantes por área o zonificación de la ciudad. Queda claro que en esta
nueva política no hubo una nueva forma de ver o planificar la ciudad, por lo que el
objetivo del “desarrollo urbano” quedará a la deriva de los criterios que fije el mercado,
por ende, la demanda, el cual va a ser el único factor relevante. Los objetivos
señalados por los “chicago boys” en la década de los setenta, hicieron su entrada
triunfal al momento de organizar la ciudad y a sus habitantes. Se instaura lo que
Sergio de Castro va a denominar como una “política correctiva” 104, prescindiendo de
102
Hidalgo, Óp. Cit. 367
103
“Política Nacional…” Pág. 3
104
De Castro, Óp. Cit. Pág. 21
66
la planificación centralizada del entramado urbano que hiciese el Estado focalizado en
el Ministerio de la Vivienda.
La normativa, por ende, se constituía como una propensión por parte del Estado
a establecer rasgos definitorios en la construcción del entramado urbano, aún cuando
explícitamente determinara el “laisse faire”, ya que, tal como lo plantea Daher, “si bien
en el mercado se manifiestan las preferencias y elasticidades de localización como
demandas individuales e incluso agregadas, en la normativa hacen lo propio las
preferencias y elasticidades sociales, afectando ciertamente a las primeras. Así,
105
“Política…” Pág. 7
106
Óp. Cit. Pág. 8
107
Óp. Cit. Pág. 9
108
Ibíd.
67
también, en tanto en el mercado cada agente intenta maximizar su beneficio o
utilidad, la normativa supuestamente apunta al bien común, aun a costa de restringir
las opciones individuales”109
109
Daher, Óp. Cit. Pág. 286
110
“Política…” Pág. 6
111
Óp. Cit. Pág. 9
68
En primer lugar, en la noción de “bien común”, no queda explicitada cual va a ser
la labor del sector público en la determinación sobre el curso que tomó la “Política de
desarrollo urbano”, ya que sólo establece que “resguardará el medio ambiente en
tanto su desarrollo con las actividades económicas que se den dentro de la ciudad”112,
lo que no posibilita en esencia lo que se entiende por bien común, sino que en
palabras de Pablo Trivelli, “el resguardo del bien común trasciende y es diferente a la
suma de intereses individuales” (en este caso, el mundo privado por ejemplo). La
salvaguarda del bien común exige, por lo tanto, la presencia de una instancia pública
que lo defina y represente.113 En consecuencia, el bien común explicitado en las
políticas de vivienda, pudo visualizarse en la ciudad cuando el mercado explotó y
empujó los límites urbanos establecidos, ocupando nuevos espacios, muchos de
ellos de tipo rural, los cuales no adquirieron las condiciones propicias de habitabilidad.
112
Ibíd.
113
Trivelli, Pablo. “Reflexiones en torno a la Política Nacional de desarrollo urbano”. En EURE,
N° 22, Santiago, Pág. 46.
69
problemas que presentan las externalidades y la especulación de suelo
urbano”114
114
Trivelli, Óp. Cit. Pág. 47.
115
Por “Zonificación y valor variable”. En Trivelli, Óp. Cit.
116
“Política...” Óp. Cit. Pág. 8
70
2) El proceso de desarrollo urbano logrado hasta la fecha y el que se espera a
futuro, como consecuencia del desarrollo económico y social.
3) La economía social de mercado117 como el modelo elegido para la asignación
de los recursos.
4) La consolidación del rol subsidiario del Estado.
117
Es interesante analizar la terminología utilizada en los documentos oficiales de la dictadura, sobre
todo en los escritos de tipo económico en donde se caracteriza al nuevo sistema económico neoliberal
como “economía social de mercado”. De Castro, Óp. Cit.
118
En “Política de Desarrollo Urbano”, 1985.; Morales, Eduardo y Rojas, Sergio. Relocalización socio
espacial de la pobreza. Dcomento de Trabajo FLACSO, N° 280, 1986. Pág. 20.
71
2.3 EL PRINCIPIO DE LA SUBSIDIARIEDAD: LA POLITICA DEL “SUBSIDIO
HABITACIONAL”
La refundación del Estado que se llevó a cabo por la dictadura militar durante la
década de los setenta, como ya hemos estipulado anteriormente, mutó y cambió
diversos aspectos de la vida social y política de país. Entre ellos, las políticas
públicas, cuya condicionante ya no estarían determinadas por la didáctica del
beneficio universal o lo que en su proyecto global se conoció como el “Estado de
Bienestar”. La política del “subsidio habitacional” está, por consiguiente, imbricada
proporcionalmente con la “Política Nacional de Desarrollo Urbano”, en tanto que, una
vez establecido “que el suelo no es un bien escaso”, y que, en consecuencia, será el
mercado quien determinará la plusvalía de este (por la eliminación del control en esta
materia por parte del Estado), clarifica y expone uno de sus principios, que serán
llevado a cabo por la política de vivienda: el Estado asume un rol subsidiario:
“en el ámbito del desarrollo urbano, las leyes del mercado operan
activamente sobre la demanda y oferta de viviendas, equipamiento de todo
tipo y servicios complementarios […] se trata entonces de crear las
condiciones óptimas para que opere un eficiente mercado de la tierra
urbana y por otra parte, definir los procedimientos y normas que contribuyan
a satisfacer las necesidades y aspiraciones de la población en materia de
vivienda, equipamiento y servicios urbanos. Con el propósito de contribuir a
la solución del problema habitacional, el Estado ha establecido el subsidio
habitacional a la demanda…”119
Además de lo anterior, el rol subsidiario es asumido por parte del Estado como
una forma de “dar atención por parte del Ministerio de Vivienda y Urbanismo a los
grupos de población más necesitados cuya capacidad de ahorro no les permite por sí
119
“Política…” Óp. Cit. Pág. 17. Cabe destacar, que el principio de subsidiariedad quedó establecido en
la Constitución Política de la República de Chile, promulgada y ratificada mediante un dudoso plebiscito
en 1980.
72
solos, resolver el problema del financiamiento de su vivienda”120. Se comienza a
aplicar desde 1978 y la intencionalidad de dicha normativa fue focalizar toda ayuda en
los segmentos y sectores de la población que no pudiesen financiar la vivienda por
sus propios medios, o que, tal como lo estipula dicha normativa, “su condición de
pobreza extrema no les permite poder adquirir” 121. Técnicamente, la política del
subsidio habitacional adquiría una dimensión concreta al establecer las directrices
sobre las cuales la población iba a hacer uso del beneficio. En ese sentido, este
precepto necesariamente se emparenta con el ideal de focalización de los beneficios
que entregaba el Estado, cuyo principal objetivo era destinar recursos públicos a un
determinado grupo de la población, en este caso, población pobre que era
considerada como tal por el Estado. Las condicionantes eran determinadas por los
organismos técnicos, tipificado según rangos como el ingreso, la posesión de bienes,
nivel educacional y una serie de aspectos que circunscribían a la población. La
política de focalización, vista desde los ojos del Estado, sirve como el instrumento
para la “optimización de recursos”122
120
Ibíd.
121
Ibíd.
122
Razcynsky, Óp. Cit.
73
3) Se otorga a la demanda y no a quien produce la vivienda. El beneficiario se
encuentra en la libertad de buscar en el mercado la vivienda que más se
acomodase a sus necesidades.
4) La postulación se plantea en forma simple y expedita, a la cual pueden postular
todas las familias que no tuvieran una vivienda en propiedad. La selección de
los beneficiarios es objetiva, impersonal y no discrecional, debido a que se
asignan puntajes, los que se relacionan con el ingreso, ahorro, tamaño del
grupo familiar.123
1) La de Vivienda Social: se definen como tales las viviendas cuya tasación sea
de 400 Unidades de Fomento (UF)124. Se incluye la vivienda básica, que es la
primera etapa de la vivienda social. La superficie es de 26m2 y el terreno de
130m2.
Este tipo de programa fue utilizado para ofrecer una nueva alternativa a las
familias que eran erradicadas, por lo tanto, formaba parte del Programa de
Erradicaciones de Campamentos y Poblaciones marginales. Es el Estado el que
adquiere esas viviendas, otorgándoles un 75% del valor subsidiado, y el 25% restante
se otorga con un crédito a 12 años plazo con un 12% de interés anual.
123
Hidalgo. Óp. Cit. Pág. 393
124
Las Unidades de Fomento fueron el parámetro establecido por el nuevo régimen para la compra de
inmuebles. Es una Unidad de cuenta reajustable de acuerdo a la inflación. Dicho reajuste, se produce
diariamente. Revista Cauce, N° 70, 1986.
74
decreciendo desde las 200 UF para viviendas inferiores a 400 UF, hasta 150
UF para viviendas avaluadas entre 580 y 850 UF. El resto de los recursos
debía provenir de los ahorros de la familia y de un crédito por parte del sistema
financiero.
125
Arellano, José Pablo. “Políticas de vivienda 1975 - 1981: Financiamiento y subsidios”. En EURE,
Vol. X, N°28, Santiago, 1983. Pág. 10 - 16
126
Necochea, Andrés. “Subsidios habitacionales, reactivación económica y distribución del ingreso:
Santiago de Chile, 1983” En EURE, N° 36, 1983. Pág. 6
127
Ibíd.
75
establecimiento del principio de la liberalización del suelo, funcionó desde el mundo
privado, por el establecimiento de nuevas áreas y zonas de la ciudad que podían ser
pobladas, las cuales fueron establecidas por la normativa de ampliación de los límites
comunales, en 1981, y de los Planos Reguladores comunales y regional,
respectivamente. El bajo valor del suelo en comunas nuevas permitió habilitarlas
como zonas edificables, pero desconectadas y maginadas de la ciudad. Además, hay
que sumar a este factor, la presión inmobiliaria en zonas de Santiago altamente
valoradas por el mercado del suelo, en donde se estaba produciendo la expulsión y
erradicación de sus habitantes128. La valoración del suelo y de su plusvalía, fue un
factor que imposibilitó la “libre elección” de la vivienda, aún cuando los principios
neoliberales apuntaran hacia todo lo contrario. Parafraseando a Daher, “oferta y
demanda no necesariamente se correlacionan; los costos y beneficios no
necesariamente son asumidos por quienes los generan. Se trata, pues, de un
fenómeno macroeconómico en manos de un mercado imperfecto por definición”129
128
Importante es señalar, que aunque las mayores presiones inmobiliarias se produjeron en comunas
de la Zona oriente y Centro de Santiago, el proceso de erradicación y expulsión de sus habitantes
también tuvo una lógica intra - comunal. Ver en Capítulo 2, 2.4.
129
Daher, Óp. Cit. Pág. 287
130
Wilson, Óp. Cit. Pág. 41; El Mercurio, 30 de Agosto de 1983.
76
créditos hipotecarios otorgándolos subvencionadamente por el banco central al 8% de
interés anual y a 20 años plazo. Con esto, se logró parcialmente “destrabar” al
mercado, ofreciendo mejores condiciones de compra para sectores de la población.
77
volvió a instalarse en la ciudad de Santiago, pese a la feroz represión que se
configuró con la dictadura. Si las políticas de vivienda no consideraban la realidad de
los sectores pobres para conseguir vivienda, las prácticas reivindicativas como la
“toma” fue la herramienta que tuvieron al alcance los sectores populares privados de
la ayuda estatal. Además de esto, la política de vivienda estructuró las condiciones
propicias para que el mercado operara sobre el suelo urbano y por extensión, en la
configuración del entramado urbano. Desde 1979 hasta 1985, Santiago experimentará
transformaciones asociadas a los grandes movimientos de población, cuya política se
conocerá como “Programas de erradicación y radicación de campamentos”132
132
“Programa Nacional de Erradicación y Radicación de Campamentos” Ver en Molina, Irene. El
programa de erradicación de campamentos en la región metropolitana (1979 – 1984). Implicancias
socio-económicas y espaciales. Memoria para optar al título de Geógrafo. Pontificia Universidad
Católica de Chile, 1985.
78
2.4 ERRADICACIONES Y RADICACIONES DE CAMPAMENTOS: DE LA
OPERACIÓN “CONFRATERNIDAD II (1982- 1984) A LA “REINGENIERIA SOCIAL”
URBANA
133
“Memoria…”, 1984
134
Este indicador es calculado en base al número de familias multiplicado por 5.2, que era el rango
demográfico estimativo que existía en la época del número de personas que constituían el grupo
familiar. Fuente: I.N.E., “Censo nacional de población”, 1982.
135
Molina, Óp. Cit. Pág. 71
79
exitosas en cuanto a reingeniería social urbana, cuyas consecuencias podemos
visualizar hasta el día de hoy en nuestra ciudad. Pero, ¿quiénes iban a ser
constitutivos de esta política pública en la ciudad de Santiago? ¿Cuáles fueron los
argumentos? y finalmente, ¿cuáles fueron sus pretensiones directas e indirectas?
Estas interrogantes, serán tratadas en el siguiente acápite, cuya ligazón con la
política de vivienda se configura desde su origen como política “correctiva” del
accionar del Estado.
136
El Mercurio, 26 de Agosto de 1982.
137
“Memoria…”, Óp. Cit,
80
los campamentos “autorizados” por la Unidad Popular, contenidos en la Operación
Sitio, los cuales no contemplaban la urbanización de los sitios.138
Tanto los erradicados, como los que intentaron optar a una vivienda básica,
tuvieron que atenerse a la tipología habitacional aplicada por el gobierno que estaban
inmersas dentro de este plan. En ese sentido, la tipología que se describe a
continuación, corresponde a las “Viviendas Básicas”, cuyos destinatarios serían los
erradicados de otras comunas de Santiago:
138
Ver Hidalgo, Óp. Cit. Pág. 376; Rojas, Sergio. “Políticas de erradicación y radicación de
campamentos. 1982 – 1984. Discursos, logros y problemas” en Documento de Trabajo FLACSO N°
215. Agosto, 1984.
81
bloques de departamentos, con 35 m2 construidos” Ningún tipo de
solución, puede tener menos de 18m2 construidos.139
“hasta la tarde del Jueves 5 de Abril, tenían una mediagua, sin agua
potable, sin alcantarillado, ni luz. No es lo mismo que tenían en Santiago,
Ñuñoa, La Reina o Las Condes: “claro que no era de este material, el puro
comedor que teníamos antes era el porte de esta casa. Y teníamos
dormitorios independientes para nosotros, los niños y las niñas […] Esta,
como otras mil 989 familias de campamentos resultaron „premiadas‟: se
les asignó una vivienda básica, por la que deberán cancelar entre 300 y
600 pesos mensuales. A otras mil sólo les tocó casetas sanitarias”141
139
Ley N° 18.138 y Bases de Licitación del SERVIU; Ver en Molina, Irene. Óp. Cit. Pág. 66
140
141
Hoy, N° 301, 1983.
82
Como decíamos anteriormente, desde 1982 a 1984 se produjo una explosión de
erradicaciones de campamentos, tal como lo muestra el siguiente gráfico. ¿Qué es lo
que explica esta alza en el número de expulsiones? En primer lugar, una vez dictado
el Decreto con fuerza de ley en 1981 y con la subsecuente creación de 17 nuevas
comunas en el Área Urbana de Santiago, se establecen nuevos espacios territoriales
hacia dónde dirigir a la población erradicada de otras zonas de Santiago, por lo tanto,
los movimientos de población se configuran como intercomunales, dejando de lado la
estrategia del período anterior („79 – ‟81) en donde los habitantes de campamentos
eran trasladados a zonas rurales, en donde estos espacios receptores tuvieron a
población originaria del lugar. Estos datos son confirmados por un Informe de la
Secretaría Regional de Planificación y Coordinación (SERPLAC) del Ministerio de la
Vivienda:
En segundo lugar, creemos que una de las explicaciones frente a este aumento,
fue el desinterés en descentralizar y “descongestionar” a la Región Metropolitana,
básicamente por razones económicas. Los gastos de las erradicaciones corrían por
cuenta de los Municipios expulsores, y estos estaban circunscritos a tareas de
mudanza, instalación, etc. En ese sentido, éstos se vieron altamente limitados
operativamente a la hora de tomar decisiones de planificación, como lo fueron aún
más los municipios receptores, que se limitaban a recibir a los nuevos habitantes con
sus respectivos informes socioeconómicos, fabricados por las Municipalidades
expulsoras. Vemos en consecuencia, que las comunas creadas recientemente
sufrieron el efecto de cobijar en un alto porcentaje a población “en situación de
142
“Memoria… Óp. Cit. 1984. Informe de SERPLAC.
83
pobreza urbana o de exclusión en relación a empleo, vivienda, salud, educación y en
general a todas las variables que apuntan a calidad de vida”143
143
Morales y Rojas, Op. Cit. Pag.35; Molina, Óp. Cit, Pág. 76.
84
Plano:
“Erradicación de pobladores de
campamentos del área metropolitana por
comuna de origen y destino.1979 – 1985”
En Morales y Rojas. Óp. Cit. Pág. 57 – 58
Documento de Trabajo FLACSO,
N° 280, Santiago de Chile, 1986.
85
Durante la década de los ‟80 hubo un sinnúmero de estudios académicos que
estudiaron este fenómeno urbano. Sociólogos, urbanistas, geógrafos, arquitectos e
historiadores que recogieron desde la experiencia misma, las principales
consecuencias que trajo aparejado la política de vivienda144. Las conclusiones
generales establecen algunos rasgos definitorios en común y otros acordes a la
metodología y disciplina sobre la cual se abordó el problema. En general, la mayoría
de ellos llegan a conclusiones disciplinarias que se entrelazan. Primeramente, dentro
de las consecuencias urbanas, hay consenso en establecer que en las comunas
receptoras de habitantes, hubo problemas relacionados con la infraestructura (escasa
dotación de equipamiento urbano, electricidad, recolección de basura, dificultades de
acceso en cuanto a distancia y sobresaturación de servicios por crecimiento
poblacional145. Comunas como La Pintana, La Granja, Renca y Pudahuel son las más
afectadas precisamente por su ubicación territorial periférica (Ver Plano
Erradicaciones). Algunos sociólogos también plantean que uno de los resultados de la
expulsión de habitantes fue la “homogeneidad intracomunal” y la “polarización de la
ciudad”:
144
Ver “Hechos Urbanos”; Documentos FLACSO.
145
Morales y Rojas. Op. Cit. 45
146
Óp. Cit. Pág. 50
147
Iglesias, Óp. Cit. 198.
86
Desde la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), surgieron
numerosos estudios sobre la realidad poblacional de la década de los ‟80. Estos
estudios, presentan la potencialidad que se realizaron en la misma década analizada y
con los mismos actores como locutores validos de su realidad (los pobladores).
Además de esto, estas investigaciones tienen la característica que analizan el impacto
que tuvo la política pública aplicada desde 1982 en adelante, específicamente con las
consecuencias de las erradicaciones y radicaciones de pobladores en el Gran
Santiago148. Metodológicamente, la mayoría de estos estudios se realizan desde una
perspectiva sociológica, tanto para la recolección de muestras empíricas, así como
también desde el análisis teórico de “lo poblacional”.
148
Ver Rojas, Óp. Cit.
149
Morales, Eduardo; Rojas, Sergio. “Relocalización socio-espacial de la pobreza. Política estatal y
presión popular. 1979 – 1985”. En Documento de Trabajo FLACSO N° 280, 1986. Pág. 2
150
Ibídem.
87
Fueron, en consecuencia, 52.322 unidades habitacionales ubicadas en la periferia,
casi 300.000 personas trasladas151
151
Cálculo realizado al multiplicar el número de habitaciones por 5.2, que era la proyección
demográfica por familia entre 1980 y 1987.
152
Ver Capitulo 4: La Organización política de los pobladores.
153
Pozo, Hernán. “La ciudad como espacio de segregación social”. Documento de Trabajo FLACSO N°
47, Santiago, Agosto de 1983. Pág. 3
154
Ibídem.
88
CAPÍTULO 3
89
Por otra parte, la opinión de la Iglesia se releva por su cercanía con el “mundo
poblador” en el contexto de la dictadura, cuya aproximación no sólo responde a esa
coyuntura, sino que viene transitando desde varias décadas anteriores, pero cuyo
trabajo y posicionamiento se constituyó como un manifiesto de compromiso con los
más pobres. Cabe destacar además, que la territorialidad del mundo parroquial
permitió una llegada menos invasiva frente a la realidad poblacional, ya fuera en
poblaciones históricas, en la constitución de nuevas (debido a las erradicaciones) o en
el acompañamiento de la acción reivindicativa organizada en las tomas de terreno.
90
3.1 EL COLEGIO DE ARQUITECTOS
155
El Boletín del Colegio de Arquitectos fue la primera publicación de tipo técnico que emitió la
Asociación de Arquitectos de Chile desde el año 1944 hasta 1961. Posteriormente, comienza la
circulación la Revista del Colegio de Arquitectos, el año 1968.
156
“Memoria…”, 1984, Pág. 7
91
hombres, pasa a tener el privilegio (para sus poseedores) de una
rentabilidad asegurada de antemano (la tasa de interés). Dentro de este
proceso económico y social, el término “vivienda social” ha venido a ser
sinónimo de vivienda barata y transable en el mejor mercado posible.
Henos así de lleno con la vivienda convertida en mercancía”157
92
gestión de recursos en sus grados máximos de eficiencia, no permitía lo anterior.
Debido a esto, la Revista de Arquitectos cedió extensas páginas a profesionales que
participaban en proyectos de ayuda a la vivienda popular, aún cuando su alcance
fuera exiguo. La arquitecta Joan Mc Donald en un documento titulado “El Habitar
Progresivo”, planteaba que sobre la acción habitacional debe existir un cambio a la
hora de enfrentar la política pública, renovando la visión convencional por la de tipo
“progresivo”, la cual consistía en “devolver al cuerpo social” el poder para acceder
directamente a los recursos básicos para el alojamiento, en vez de buscar sólo la
forma de dotarlos de determinados bienes y servicios. 159
93
con trabajos expositivos relativos a lo que caracterizaban como “vivienda social”,
además de intervenciones directas que realizaban en algunas poblaciones de
Santiago161. Si bien es cierto que este trabajo era de tipo circunstancial y no
representaba a la totalidad de los colegiados (debido a su interés de especialidad) es
no menor que una publicación lo explicite y publique debido al efecto que se producía
en la propia academia.
161
Importe es el trabajo realizado por la arquitecta Joan Macdonal en donde explicita las intervenciones
a 4 tipos de viviendas populares, en las cuales se realizó un trabajo colaborativo con las propias
necesidades de los pobladores y sus familias. Ver Revista…, N° 40 Agosto 1984.
162
Revista…, N° 41, Sep. 1985; Óp. Cit. Pág. 3
94
Había un reconocimiento hacia la “multiplicidad de valores” que operó a la hora
de concretizar la política pública, sobre todo cuando existieron muchas visiones que
vislumbraron una solución. Por ejemplo, cuando se produjeron las erradicaciones y se
radicó a muchos habitantes en las comunas de La Pintana y La Granja, la
planificación del MINVU planificó la construcción de edificios colectivos, a los cuales
también se les conoce como “blocks”. Esta idea, muy bien vista por las autoridades de
la época como una solución definitiva, además de que la tipología constructiva
permitía abaratar y reducir costos en la construcción de estos, fue reprochada por
algunos arquitectos y urbanistas por considerarlas como un “atentado a la estética de
la vivienda”, además de no ofrecer una real solución a los problemas de hacinamiento
que arrastran las familias erradicadas:
“La vivienda no sólo contempla la casa propiamente tal, sino que toda
la red de satisfacción de necesidades de sus habitantes. Escuela, salud,
áreas verdes, acceso a transporte, recreación, etc. No podemos, como
pretende el gobierno, limitarnos sólo a la labor constructiva sin tener en
cuenta la organicidad de un cuerpo como lo es la ciudad”163
163
Revista…, N° 42, Octubre 1985.
164
Revista…, N° 41. Sep. 1985. Pág. 62
95
La construcción de lo anterior, según su planteamiento, estaba siendo dejado de
lado en el caso de la vivienda social, debido al escaso valor del suelo en donde se
construían, a la expulsión de sus habitantes de otras zonas de Santiago, y en último
caso, a la “ocupación del espacio” realizado por el mundo privado en zonas de mayor
plusvalía residencial. En una editorial, denominada “Si Don Juan fuera Ministro”, los
arquitectos planteaban que los sectores populares a la hora de implementar
soluciones que tendieran a mejorar su bienestar y que podrían ser rearticulados
dentro de la política urbana. Por ejemplo, para las familias era “prioritario el acceso
generalizado a servicios de saneamiento y energía, entendido como el uso del retrete
conectado al alcantarillado, agua potable y luz eléctrica, como una condición
„intransable‟ de salubridad y confort para una vida digna. En segundo lugar, y en
menor proporción, preocuparía la posibilidad de independencia y
privacidad…”165Existió, en efecto, una preocupación por relevar el sentir de los
beneficiarios de la política pública, cuya ligazón se produce tal como hemos
estipulado anteriormente, gracias a la labor de trabajo de índole social realizado por
un grupo de arquitectos, muchos de los cuales adquirieron compromisos con diversos
grupos de pobladores en el contexto de la dictadura, cuya ayuda se tradujo por
ejemplo, en la elaboración de talleres de ayuda a pobladores, en el “saneamiento” de
las viviendas así como también en la ejecución planificación urbana de las tomas de
terreno efectuadas en el año 1983 en la comuna de La Granja, conocidas
posteriormente como “Campamentos en tránsito”166 Juan Francisco Fresno y Raúl
Silva Henríquez.
165
Revista…, N° 3, Nov. Pág. 10
166
“Campamentos en tránsito” fue la terminología que se utilizó en la época de la Unidad Popular
cuando se institucionalizó la toma de terrenos. Cofré, Op. Cit.
96
también dieron justificación de tipo técnico para que el mercado operara también
sobre la adquisición de vivienda. Es así como Carlos Albertch, Director Nacional del
Colegio de Arquitectos y ex asesor de Arquitectura del Ministerio de la Vivienda
estipulara que el déficit de habitación debía superarse estableciendo un “plan
estratégico de enlace”167 entre el gobierno autoritario y uno futuro de carácter
democrático. Debía estar estructurado en base a un Programa de Vivienda social que
atendiera a los sectores económicos de menores recursos, asignándoles 32.500 sitios
en 50 comunas del país, financiadas con el 2% constitucional (14 mil millones) y que
al segundo año el presupuesto vendría del 3% del PGB, triplicando el actual
presupuesto del Ministerio de Vivienda. Esta propuesta publicada en la revista
“Cauce”, también estructuraba que el sitio se entregaría con 36 m2 de superficie y con
un espacio “crecedor” colindante. El segundo punto de este programa entregado por
los colegiados al Ministerio de la Vivienda, fue la Refundación del Sistema de Ahorros
y Préstamos (SINAP), cuyo objetivo era la „reivindicación del derecho del crédito para
la familia, que poseedora de terrenos o ahorro previo, postule a la construcción o
adquisición de la vivienda propia. Deberían asignarse 10 millones de dólares anuales
para renovar el sistema de 12 asociaciones y crear el Fondo de Prestaciones. El
objetivo es la creación de 10.000 casas anuales. En tercer lugar, los arquitectos
manifestaron su preocupación por el entramado urbano, cuya planificación estaba
direccionada hacia la „Densificación y remodelación urbana”, cuyo objetivo era
considerar que el suelo sí era un bien escaso, por lo que había que direccionar los
“ojos del mercado” hacia zonas más antiguas de la ciudad (Santiago centro, Ñuñoa,
Providencia, por ejemplo) cuyas territorios estaban ocupados. Había que densificar
verticalmente en altura, por lo que “naturalmente” las ventajas comparativas de estas
zonas iban a convocar a la población. Claramente, no a los sectores populares, cuya
capacidad de ahorro y confianza en la prestación de créditos no los incluía ni
insertaba dentro del sistema mercantil.
167
Cauce, N° 44, 1986.
97
3.2 LA IGLESIA CATOLICA.
168
Cavallo, Óp. Cit. Pág.466.
169
Fue convocado en 1959, sus sesiones se iniciaron en 1962 y concluyó en 1967
98
dependencia) fueron un pilar fundamental a la hora de generar una coyuntura propicia
que incentivara los cambios sociales, los cuales estaban relacionados con la profunda
desigualdad social existente en el país. El “Plan de Promoción Popular”, cuyo objetivo
era la inclusión social a través la participación de entidades locales, como las juntas
de vecinos, las cuales tendrían un amplio poder local y barrial 170, se planteó desde la
Democracia Cristiana como una opción de desarrollo que permitiría además, poner
freno a los proyectos revolucionarios que se habían iniciado en América Latina
gracias a la Revolución Cubana en 1959. Esta, claramente, transitaba en la vereda
opuesta de los proyectos de reforma implantados en país con el gobierno
democratacristiano.
170
Garcés. Óp. Cit. Pág. 316
99
grado de compromiso con los pobres de la ciudad, relevando el carácter pastoral de
acción social:
171
Mensaje, N° 352, Sep. 1986.
172
Mensaje, N° 325, Dic. 1983.
100
jesuita Jaime Ruiz Tagle, este argumentaba que “las autoridades esperan que los
ocupantes vayan abandonando las tomas y sus lugares de residencia a medida que
disminuye la ayuda solidaria, aumenta el cansancio y se desarrollan los conflictos
internos […] es posible que el cansancio, el hacinamiento e incluso las enfermedades
provoquen un retiro parcial de los ocupantes, pero ya empiezan a levantarse las
„mediaguas‟ de los que están decididos a quedarse definitivamente”, lo que llevaría a
su juicio al restablecimiento de los métodos tradicionales que las familias más pobres
acceden a la vivienda.
173
Mensaje, N° 326, Enero- Febrero 1984
101
La institución eclesiástica visualizó esta postura como un trayecto natural el cual
nunca debió abandonar, ya que era una obligación moral y espiritual seguir fielmente
la palabra de Cristo. Por lo tanto, no hacía eco a las críticas generadas dentro de la
misma Iglesia que hablaban de una “conversión” o de una “izquierdización” en el
sentido retorico y simbólico. El ser Iglesia de los pobres pertenece a la esencia de la
Iglesia, no se trataba en consecuencia de un accidente. “Esa es la Iglesia que fundó
Jesucristo. Cuando la Iglesia deja de ser la Iglesia de los pobres, deja de ser la Iglesia
de Cristo”174. Había un llamado que se configuraba en torno a los preceptos de unidad
y comunidad, en donde la Iglesia y el sacerdocio se ponían al servicio de los más
pobres, ya que conocen la situación concreta de oprimidos, marginados,
discriminados y explotados”175
174
Castillo, Fernando.”Comunidades cristianas populares: La Iglesia que nace de los pobres”. En La
Iglesia de los pobres en América Latina. ECO en el horizonte latinoamericano (II). Colección 30 años,
ONG ECO, Educación y Comunicaciones. Pág., 36
175
Ibíd.
102
caridad fraterna, tran gráficamente enseñada por Jesús en la parábola del
Buen Samaritano”176
La construcción del relato que identificó a la Iglesia en sintonía con los pobres
de la ciudad, fue precisamente hacer praxis esa realidad visualizada en las
poblaciones, las cuales fueron duramente reprimidas en la coyuntura crítica de
protestas en contra del régimen. Los pobladores manifestaban que “la iglesia es el
único lugar que nos da alero” y acuden a las parroquias y capillas en los sectores
donde viven: “es el único lugar donde nos podemos reunir para organizarnos y ver
alguna forma de solución a nuestros problemas. El Alcalde no permite las ollas
comunes. Aquí los padres nos cooperaron para formar la olla común que salió del
comité de cesantes”177 Lo más relevante de la territorialidad que poseía la Iglesia en
los barrios y poblaciones fue que esta se configuró como un territorio “libre de
violencia” en el sentido que a pesar de que las fuerzas represivas allanaron en
muchas oportunidades parroquias y capillas, de todas formas la representación que
significaba este lugar permitió, según testimonios de pobladores, el establecimiento
de un lugar seguro frente a las amenazas de la represión.178Sin embargo, esta
territorialidad de la Iglesia permitió que muchos pobladores tuvieran encuentros con
grupos de profesionales (psicólogos, sociólogos, arquitectos, asistentes sociales, etc)
quienes a su vez acudían a estos lugares para poder canalizar la ayuda y la
cooperación dentro de la población.
176
“Declaración del Arzobispado de Santiago”, Santiago, 13 de Septiembre de 1983
177
Solidaridad, Julio 1983. Pág. 9
178
Ibíd.
103
los sacerdotes más reconocidos por su activo rol en la defensa de la población La
Victoria de la comuna de Pedro Aguirre Cerda, encarnó un discurso que fue
ampliamente apoyado por el resto de la curia eclesiástica, en donde existió la
pretensión de no responder con violencia a los mismos actos de violencia perpetrados
por las fuerzas militares y civiles:
179
Solidaridad, Agosto 1983. Pág. 17.
104
policías que cercaban el territorio poblacional, aunque en muchas oportunidades, las
jerarquías represivas no reconocieron ni lo uno ni lo otro.
Tenemos por una parte, a un sector de la Iglesia que se alineó junto a los
sectores populares y pobres que carecían de habitación y de vivienda, cuya
materialidad definía su condición de pobreza, ya sea desde un plano simbólico, así
como también en la concretización de las políticas de vivienda y de los planes
relacionados a ellas, cuya mirada del Estado se objetivizó en base a la tipificación de
la “pobreza”, de la cual hubo ciertamente una posición crítica por la puesta en marcha
de estas. Por otra parte, podemos identificar que esta institución no sólo manifestó y
publicitó su visión, sino que además puso en práctica el discurso doctrinario de
constituirse en una institución de y para los pobres. Su cercanía por lo tanto, permitió
la articulación de un discurso en donde estuvo inserta la realidad de los pobladores y
la ineficacia de las políticas de vivienda. No se debe visualizar que los “curas” – como
se les denomina coloquialmente a los sacerdotes- no sólo secundaron las
movilizaciones en las poblaciones, sino que además de lo anterior lograron tener una
180
Codo a codo, Septiembre 1983, Pág. 13
105
posición que quedó explicitada en las publicaciones que realizaban algunas
congregaciones o con documentación oficial de dicha institución.181
181
Wilson, Óp. Cit. Pág. 113.
106
3.3 OPOSICION AL REGIMEN: PERSPECTIVAS DE LA PRENSA OPOSITORA
182
Conceptualización utilizada por urbanistas cuando hablaban de integración social dentro del radio
urbano, propio de los gobiernos y Estados con políticas de tipo desarrollistas y keynesianas. Hidalgo,
Óp. Cit.; Tironi, Manuel. Nueva pobreza urbana. Vivienda y capital social en Santiago de Chile, 1985-
2001. Santiago, RIL Editores, 2003.
107
Aquel tránsito, como todo medio de prensa que se precisa en contra de un
régimen de facto, sufrió los embates represivos cuya intención es salvaguardar el
orden vigente. Lo anterior se precisa por los innumerables allanamientos,
persecuciones a periodistas, prohibición de publicar y censura propiamente tal que
sufrieron estos medios y que a pesar de todo lo anterior lograron visibilizar los
problemas y dificultades cotidianas que aquejaban a los sectores populares, además
de la coyuntura política de la época.
183
Citado en Iglesias, Óp. Cit. Pág. 179
108
características no existe otro tipo de intercambio que la violencia por parte de los que
poseen la hegemonía de las armas. Una editorial de “Análisis” así lo expresaba:
“la vivienda y sus problemas, se define como parte del conflicto social, los
cuales están circunscritos a tres periodos diferentes: „la paz social‟
caracterizado por un dominio claro de los grupos dominantes sobre las
clases explotadas y en las que se refleja su control político; el „periodo de
conflicto potencial‟, cuya característica es que este periodo responde a
nuevas condiciones políticas creadas por el proceso de sensibilización
dirigido que se genera alrededor de la reivindicación de vivienda; y por
último, el „período de conflicto abierto‟, en donde el problema habitacional
adquiere una dimensión política que se corresponde con la situación que
vive el régimen: una crisis de dominación que expresa la incapacidad de
los grupos dominantes para dar solución política a la coyuntura”184
Dentro de las novedades de esta definición, está inmersa la idea del problema de
la habitación, sobre todo en el contexto político dictatorial fue una herramienta
utilizada para poder mantener el control político de los sectores populares, en el
sentido de que los grupos dominantes, en este caso el Estado con la consiguiente
aplicación de políticas públicas, intentaron sistemáticamente mantener el conflicto
dentro de los marcos establecidos, aumentando la participación de los sectores
populares en las soluciones que los afectan, logrando tensionar el accionar político o
reivindicativo de los pobladores. Los estadios de evolución del esquema presentado
en la cita anterior, claramente están supeditados a los grados de represión que pueda
un gobierno aplicar, por lo tanto la coyuntura va a constituirse como uno de los
factores que proporcionará los distintos tipos de conflictividad, así como también, que
el denominado “control político” dependerá de la aplicación de las políticas
públicas.185
184
Revista Análisis, N° 125.
185
Óp. Cit.
109
No era extraño encontrar este tipo de análisis en las publicaciones de oposición,
sobre todo por la participación en ellos de diversos intelectuales y profesionales que
desde su especialidad se definieron en contra de la dictadura. Tal como ocurrió con
otras publicaciones, las revistas y los diarios de oposición alcanzaron una gran
notoriedad por los tipos de denuncias realizadas, pero también por los distintos tipos
de análisis crítico que establecían en sus páginas. Tal como planteábamos con
anterioridad, la realidad poblacional se había constituido como uno de los temas de
sociales que concitó el interés de la prensa debido a que la protesta social se vio
gravemente agudizada en lo que se tipificó como los “cordones marginales”, cuya
territorialidad determinó que los pobladores se sumaran primeramente en contra de
las medidas de tratamiento de la crisis económica, lo que derivó posteriormente en
manifestaciones en contra de la dictadura y la represión, sufrida altamente por los
sectores populares.
186
“Hechos Urbanos”, N° 26, Octubre 1983.
110
de falta de casa y tenían la intención de pagar a la dueña del sitio mil
pesos, lo que les habrían permitido instalar sus casas. Sin embargo, el
violento desalojo fue la respuesta del gobierno ante el intento de
organizarse para formar una Cooperativa destinada a adquirir el
terreno.”187
187
Análisis, N° 80, 1983
188
Análisis, N° 82, 1983
189
Análisis, N° 90, 1983
111
llevábamos. Lo juntaron todos y le prendieron fuego, dígame ¿Dónde estaba la ley
que buscábamos, donde queda la ley que dice el diario? 190 Las tomas de terreno no
solo eran constitutivas de un delito a ojos de las autoridades, sino que además
reproducían “males sociales como la delincuencia y el alcoholismo”191cuestión
claramente tipificada por la situación de pobreza que aquejaba a la población que
reivindicaba los derechos sociales, en este caso la vivienda, de la que habían sido
despojados.
190
Hoy, N°292, 20 de Febrero al 20 de Marzo, 1983.
191
Hoy, Ibíd.
112
la muerte del sacerdote francés André Jarlan en la población La Victoria, quien
recibió un impacto de bala en la cabeza en una de las tantas jornadas de protesta,
cuyo cuerpo fue encontrado por su amigo y párroco de La Victoria, Pierre Dubois. La
noticia impactó por el hecho en sí mismo, porque cada muerte en una población
emblemática significaba infundir el miedo y el terror entre sus habitantes, pero
además se sumó el componente de que el trabajo de los sacerdotes en las
poblaciones había sido protector y mediador, lo que Mónica Iglesias tipifica como una
acción pastoral “paragua”, en tanto resguardaba a los habitantes de aquella: “mataron
a nuestro cura […] cada vez nos sentimos más dejados de lado, más
desprotegidos”192 era uno de los tantos clamores que se escuchó en los sentidos
homenajes realizados en La Victoria. Dubois, decía: “esas mismas balas de 9 mm
que mataron a André, que el señor Jarpa niega, son las que matan a pobladores en
las poblaciones pobres de este país”193. La prensa opositora, tal como lo consignan
diversos autores, se constituyó como el soporte y tribuna de movimientos sociales de
oposición, entre ellos pobladores, que tuvieron como plataforma informativa a este
tipo de publicaciones. En ese sentido, muchos periodistas que trabajaron en estos
medios, y que se definieron ideológicamente en contra del gobierno, lograron
inmiscuirse en las poblaciones para dar cuenta de la realidad represiva y de carestía
que vivían los sectores populares y ocuparon ese espacio informativo para expresar
el sentir poblacional:
192
Análisis, N° 30, 1984
193
Cauce N° 45, 1984
113
quedó absolutamente desierto, salvo naturalmente la fuerza de la
ocupación. Los muchachos no volverían a la plaza, pues comprendieron
que esta vez, la „repre‟ iba en serio”194
194
Cauce, N°30, Págs. 12 a 15
195
Hoy, N° 302, 1983.
196
Hoy, N° 303. Pág. 23 a 25. 1983
197
Hoy, Ibíd.
114
tipo de medidas subsidiarias no permiten la inclusión de ellos en la consecución de la
una vivienda, focalizándose en la venta de casas para los sectores medios y altos.
115
CAPITULO 4: ORGANIZACIÓN POLITICA DE LOS POBLADORES
116
discurso en común. Esto se puede aplicar por ejemplo, a las organizaciones
poblacionales de tipo cristianas, católicas, de cooperativas, ideológico –partidistas,
etc., las cuales lograron aunar un discurso en torno a la precariedad, pero también se
insertaron dentro de la oposición al régimen militar198. Y en segundo lugar, lo político
está determinado y reglado directamente por los partidos políticos definidos como
oposición, cuyas organizaciones de pobladores se adjuntan a una definición
ideológica – partidista, como lo fueron antes del golpe militar, los partidos políticos
institucionales. Para el caso de nuestra investigación, hemos identificado cuatro
grandes organizaciones de pobladores, cuya matriz ideológica estuvo necesariamente
prefijada por los partidos políticos, cuya visibilidad se logró gracias a la fuerza -
inusitada a veces – que alcanzó en el mundo poblacional, además de su divulgación
por la prensa nacional opositora, lo que brindó una vitrina relevante frente a su
realidad. La adscripción de lo político, por lo tanto, estuvo definida desde dos frentes:
por una cultura política “heredada” y por el propio trabajo político de inclusión del
mundo poblador en el discurso público. Resaltaremos y relevaremos la estructuración
de un discurso público y político de las organizaciones de pobladores desde su
posicionamiento frente a dos realidades que siempre se han investigado como
opuestas e incompatibles: la denuncia frente a la carestía de la vida, que se
constituye como una realidad material, en donde la política pública e institucional se
articula como eje y respuesta desde arriba, y por otra parte, la lucha en contra de la
dictadura y la represión. Consideramos que ambas están imbricadas principalmente
por la constitución de una oposición global hacia un régimen que gracias a la
represión pudo precisamente reorganizar, refundar el Estado y sus relaciones
económicas y políticas.
198
Es interesante analizar en perspectiva histórica el rol que jugaron las primeras organizaciones
territoriales que operaron antes del periodo estudiado, pero que nos permiten identificar un
renacimiento de organizaciones. En ese sentido las Organizaciones Económicas Populares, que fueron
propiciadas por el “Programa de Economía del Trabajo”, PET, de la Academia de Humanismo
Cristiano, además de otras entidades como la red de profesionales SUR. Ver en Iglesias, Óp. Cit.
117
fue nula. Por debajo comienzan a surgir las primeras coordinadoras. La
Caro-Ochagavía, la Coordinadora Norte y empezaron con distintos
nombres, por ejemplo, agrupaciones culturales, entonces comenzamos a
conversar con las ONG‟s y a decirles que venía un movimiento fuerte y los
„locos‟ se negaban a asumir eso. Estaba el Brunner, el guatón Correa, los
mismos hueones de ahora [sic]. La oposición a la dictadura en un principio
fueron algunos partidos políticos, los estudiantes y una incipiente camarilla
sindical. Y después, por las consecuencias de la crisis, la organización que
pudo articularse con cimientos claros – y que éramos los más afectados-
fuimos los pobladores”
199
Iglesias, Óp. Cit. 316
200
Ibíd.
118
amedrentar e impedir la cualquier tipo de organización. Las poblaciones, en
consecuencia, fueron territorios ocupados militarmente durante esta etapa.
El segundo período, abarca del año 1976 a 1981. Iglesias lo caracteriza como
el contexto en donde las políticas sociales se reestructuraron, cambiando
radicalmente el foco desde donde el Estado había asumido protagonismo en la
planificación y construcción de viviendas populares. La nueva institucionalidad velada
por el Estado (“Ley General de Urbanismo y Construcciones”, 1975; aplicación del
“Subsidio” en 1976) según la autora, establece un nuevo marco referencial en donde
los pobladores de Santiago a pesar de constituirse como uno de los sectores sociales
más hostigados por el régimen, eran los que posiblemente, se constituirían como
beneficiarios o afectos a la política pública. La represión sin embargo, no dejó de
constituirse en un elemento cotidiano, la cual transitó conjuntamente con la acción del
Estado en materia de vivienda201. En consecuencia, podemos interpretar que esta
doble concepción respecto a la acción del Estado (represión – solución del problema),
condicionó la elaboración de las políticas de vivienda durante esta coyuntura (por
ejemplo, el cambio de la dinámica territorial urbana con la implementación de las
erradicaciones de pobladores, en las conocidas “Operaciones Confraternidad I”, 1978
y Confraternidad II, 1982 a 1984).
119
instalaran las condiciones de la protesta sobre la cual decantaron las demandas de
los pobladores, lo que permitió establecer sectores urbanos – las poblaciones- como
ejes territoriales sobre los cuales la protesta como mecanismo de expresión, pudiera
tener algún efecto. No es menor recordar, tal como Iglesias sí lo demuestra, que uno
de los primeros lugares sobre los cuales se impone el autoritarismo fue sobre las
mismas poblaciones que se habían constituido como un referente de habitabilidad de
los sectores populares de la ciudad de Santiago. Sobre esto, sin embargo, y tal como
lo demuestra la documentación sobre la política de erradicaciones del régimen 202, los
pobladores que se opusieron al régimen de facto no solo estuvieron constituidos por
los habitantes de las ex tomas de terreno del año ‟50 al ‟60, sino que además, se
sumaron estos nuevos focos de tensión en donde la protesta popular se trasladó a
estas nuevas áreas urbanas donde los pobres de los campamentos habían sido
“trasplantados” gracias, precisamente, a la política pública en torno a la vivienda. Sin
embargo, esto no es abordado por el trabajo de la autora, ya que sólo focaliza el
análisis en las “oportunidades de acción” desde donde se consiguió interpelar al
gobierno. La protesta de los pobladores no fue solamente en contra del régimen, sino
que también por las condiciones de vida que la dictadura trajo consigo. Lo anterior
bajo ninguna circunstancia, deja de reconocer que fue también este contexto, el que
permitió que organizaciones en torno al tema, lograran establecer una discursividad
más vinculada en cuanto a las condiciones de vida que tenían, así como un alto nivel
de oposicionismo a las condiciones impuestas desde la dictadura.
Para Iglesias, “se dio en esta etapa, una visibilización y potencialización del
movimiento popular que incluía a los pobladores, los estudiantes, los obreros, los
profesionales, los familiares de detenidos – desaparecidos y las amas de casa de la
clase media; y a sus organizaciones: gremios, sindicatos, comités, partidos políticos
[…] Las vías de lucha abarcaron un amplio espectro que va desde los intentos de
negociación de las formaciones políticas de centro – derecha con la dictadura, hasta
202
“Programa de Erradicaciones y radicaciones en Santiago” en Hidalgo, Óp. Cit. Pág. 375; Molina, Óp.
Cit.
120
la subversión de los pobladores plasmada en las jornadas de protesta nacional en las
poblaciones, verdaderos territorios en guerra”203
203
Iglesias Óp. Cit. Pág. 324
121
4.1 LA ORGANIZACIÓN POLITICA DE LOS POBLADORES DE SANTIAGO: “LA
COORDINADORA METROPOLITANA DE POBLADORES” (METRO); “LA
COORDINADORA DE AGRUPACIONES POBLACIONALES” (COAPO);
“SOLIDARIDAD” Y “DIGNIDAD”.
122
hermanados bajo un mismo fin cuya mayor visibilidad transcurrió en la coyuntura de la
primera mitad de la década de los ‟80204.
Durante la primera parte de la dictadura, desde 1973 a 1980, las organizaciones
sociales y políticas fueron desarticuladas y la persecución a los líderes poblacionales
que militaban a su vez en partidos de izquierda, se hicieron cada vez más agudas.
Según Schneider205, esto provocó la desarticulación de algunos movimientos en
algunas poblaciones que se habían constituido como referentes dentro de la Unidad
Popular. Fue durante el segundo período, dentro del contexto de la década de los ‟80,
en donde la autora establece que este quiebre se revierte y precisamente por el
contexto económico y social en donde se desenvuelve el régimen, en donde los
Partidos políticos, precisamente el Partido Comunista desde la clandestinidad, vuelve
a establecer la vanguardia en la conducción política del movimiento. Al analizar
específicamente el nivel de conflictividad y combatividad de sus habitantes, la autora
concluye que, las poblaciones que habían sido el “foco de resistencia” a la dictadura,
particularmente en las Jornadas de protesta del año 1983, fueron las que estuvieron
formadas por el Partido Comunista:
204
Realización del Congreso Nacional de Pobladores en 1981. Instauró la Comisión Nacional de
Pobladores en donde la METRO y COAPO con 200 de sus dirigentes se juntaron la bajo el lema “La
vivienda es un derecho”. Surge un documento denominado “Pliego de los pobladores de Chile”. Mezcla
de reivindicaciones de tipo habitacional y político.
205
Schneider. Óp. Cit.
206
Schneider Óp. Cit. Pág. 240
207
Óp. Cit. Pág. 241
123
que no fue el único. Las diversas interpretaciones de la realidad social y política de
ese momento, llevaron a que la oposición política del régimen se definiera desde
distintas ópticas, por lo tanto, desde la variedad de organizaciones y partidos políticos.
Y la evidencia empírica ha demostrado claramente, que los grados de conflictividad
en las poblaciones no solamente estuvieron condicionados hacia la acción del Partido
(aún en sus intentos de homogeneización en el establecimiento de la vanguardia de la
conducción política del movimiento de pobladores), sino que también fueron otras
organizaciones políticas o alternas a los partidos que lograron constituirse inclusive
dentro del mismo período dictatorial como articuladores en mayor o menor medida, de
la protesta y resistencia en contra del régimen de Pinochet. La ventaja comparativa
que pudo haber tenido el Partido en ese sentido, es lo que la autora determina como
el contexto anterior a la llegada de la dictadura, y que fue la constitución de las tomas
de terreno durante las décadas anteriores. En ese sentido, poblaciones como “La
Victoria” o “Herminda de la Victoria” gozaban de un historial nutrido en organización
colectiva, en donde los comunistas habían tenido un alto grado de participación.
208
Iglesias, Óp. Cit. 207
209
Ibíd.
124
aunque si hay que reconocer que en poblaciones como La Legua o La
Victoria se siente que la solución de los problemas pasa por un cambio
de sociedad. Nuestra lucha es reivindicativa y hoy es política y por ello los
paliativos económicos que pueda dar el régimen ya no surtirán efecto 210.
[…] El estallido social no es espontáneo, todo el mundo está organizado.
Ya sea en torno a la Iglesia, al Club Deportivo, al taller artesanal y a la
hora de la protesta, aunque no estén ligados a la organización
poblacional están allí en la barricada. Tal vez nunca saquen una
declaración, condenando la represión, pero están allí y adhieren a
nuestras denuncias”211
210
El subrayado es de la autora.
211
Análisis, N° 90, 1983.
212
Campero, Guillermo. Entre la sobrevivencia y la acción política. Las organizaciones de pobladores
en Santiago. Estudios ILET, Santiago de Chile, 1987.
213
Un caso paradigmático lo constituye el dirigente del Movimiento Poblacional Solidaridad, Luis
Becerra, quien además de su labor dirigencial, fue chofer de Eduardo Frei Montalva y posteriormente
de Andrés Zaldivar cuando retorna del exilio. Becerra fue investigado y formalizado por su participación
en el asesinato de Frei Montalva en 1982 como parte de una red de delación con la C. N.I.
125
No es coincidencia entonces, que una vez que comienza la articulación del
movimiento poblacional en contra de la dictadura, una de las peticiones fuera “la real
democratización de las juntas de vecinos con elección libre de directivas” 214.
214
Análisis, N° 91, 1983.
215
Rojas, Óp. Cit.
216
Abreviación utilizada para identificar a la Coordinadora Metropolitana de Pobladores. También se le
conoció con la abreviatura de CMP.
217
Análisis,N° 91
126
la política represiva hacia los pobladores hizo que su lucha se declarara en contra del
sistema imperante.
218
Hoy, N° 333.
219
Codo a codo N° 19 - 20
220
Cauce, N° 86, 1986
127
desmovilizar precisamente a un sector que desde 1983 se convirtió en un actor
importante en todas las acciones destinadas a expresar el repudio a Pinochet. Eso lo
lograron. El miedo es cosa viva cuando se golpea, se destroza y se trata a la gente
peor que animales. Por eso nosotros decimos „DIGNIDAD‟ para el pobre y sus
necesidades inmediatas”221 Los comités de autodefensa en las poblaciones, según
comenta, fueron estructurados en base a resistir el amedrentamiento y a coordinar las
acciones en las Jornadas de Protesta. Cuenta Hidalgo:
221
Cauce, Óp. Cit.
222
Testimonio de José Hidalgo con la autora, realizado el 01/12/14. Ver además Garcés, Antonia. Op.
Cit. La perspectiva planteada por la autora recae en que la lucha social en la protesta se transparentó
en la multidimensionalidad de la resistencia: se luchaba por la democracia, contra la represión, por
rabia, por dignidad.
128
resueltas en tanto se manifestaron contrarios a algunas formas de lucha, además de
su perspectiva política cercana al mundo ideológico demócrata cristiano. Fue formado
bajo el alero de la Iglesia Católica, en una convención realizada por el Arzobispo Juan
Francisco Fresno, en donde se expondrían “las condiciones de extrema miseria en
que viven los pobladores”223, denominada “Movimiento por la Civilización del Amor” en
donde se dio pie a la organización de un movimiento poblacional de inspiración
cristiana, democrática y pluralista”.224El 28 de Noviembre de 1983, Hugo Flores, ex
dirigente de la METRO, fue elegido presidente de “Solidaridad”225 este manifestó:
223
Hoy, N° 330
224
Hoy, N°332
225
La directiva fue conformada por distintos representantes de diversas comunas de la capital. Luis
Muñoz Cárdenas (Vicepresidente) , Carlos León, Luis Becerra (secretario general) e Ignacio Manríquez
(Tesorero)
226
Hoy, N° 332.
227
Cauce N° 70, 1986
228
Entrevista con José Hidalgo.
129
dos fuerzas políticas que tenían más representación en el mundo poblacional. El
Partido Comunista, si bien triplicaba en militantes de base a los de la Izquierda
Cristiana, no menguó el actuar de estos últimos en el trabajo diario que se realizaba,
debido al miedo que existía mayoritariamente entre los pobladores a visibilizar su
postura política. Hidalgo, respecto a esta organizatividad nos aporta:
Los pobladores dentro de los embates sufridos día a día, buscaron siempre tener
representatividad a nivel político. Es por eso, que en esta coyuntura, que les ofreció
replegar todos sus mecanismos de acción – de “oportunidades políticas” – en
conformación del “Movimiento Democrático Popular”, MDP, en el cual los pobladores
se hicieron parte. Este estuvo conformado por el Comando Unitario de Pobladores, ya
que “Solidaridad” había manifestado su adhesión a la “Alianza Democrática”, formada
por radicales, socialistas renovados y democratacristianos. Por lo tanto, apelaban a la
salida política e institucional, que a pesar de constituirse como opositora al régimen,
lograba alcanzar mayores grados de visibilidad dentro de la conformación partidaria
opositora.
229
Entrevista con José Hidalgo.
130
por la Iglesia Católica desde su conformación, y la publicación sistemática de
boletines y periódicos asociados a su actuar (“Codo a Codo”; “Solidaridad” de AVEC,
“Acción Vecinal Comunitaria”) pudieron dar a conocer y evidenciar su postura crítica
frente a la política habitacional misma, que como ya lo hemos establecido,
correspondió a la política subsidiaria y de reformulación urbana, caracterizada por las
erradicaciones de pobladores. Cabe destacar sin embargo, que la opción de este
movimiento fue una vía pacífica más ligada a los acuerdos Esto les dio una ventaja
comparativa a la hora de sistematizar su postura y poder platear soluciones técnicas
respecto a la configuración de la política pública en torno a la vivienda, de la
reestructuración urbana y de un reconocimiento por parte de la institucionalidad de la
época – el Ministerio de Vivienda y Urbanismo- hacia las demandas del mundo
poblador230 Disputó en consecuencia, un lugar dentro del mundo poblacional, que a
pesar de que históricamente se le ha reconocido una sensibilidad de izquierda (por el
rol de los partidos políticos básicamente), también tuvo una expresión política ligada
al centro.
230
Wilson, Óp. Cit.
231
Cauce, N° 75
131
4.2 LA ACCION POLITICA: LAS TOMAS DE TERRENO E INSTALACIÓN DE LOS
CAMPAMENTOS “RAUL SILVA HENRÍQUEZ” Y “JUAN FRANCISCO FRESNO”
232
Garcés, Óp. Cit. Pág. 337. Ver además, Capítulo 1
132
La terminología es interesante de analizar sobre todo en el contexto en el que
surge y también, en cómo se logró instalar para determinar a un nuevo sujeto social
que comenzó a establecerse dentro de la realidad de la ciudad. La terminología
poblador, por tanto, creemos que está supeditada tanto a la espacialidad, así como
también a las proyecciones políticas que tiene (y tuvo) en colectivo. No se puede
hablar de pobladores si no se considera el territorio y como esta condicionó sus
propias dinámicas de acción (que también pueden considerar aspectos culturales
como rasgos definitorios). Garcés, agregaría además, que esto está condicionado a
características definitorias de la identidad propia de los sectores populares. Por tanto,
desde mediados del siglo XX, esta categoría además de ser poseer un significado
identificatorio, se instala dentro del marco de las representaciones sociales, logrando
establecerse como una realidad dentro de los conflictos por la ciudad y su
distribución. La memoria histórica, en consecuencia, serían elementos determinantes
en la construcción de organizaciones de base que no solo actuaron en esta
coyuntura, sino que tuvieron características proyectuales. Debemos entender,
consecuentemente, que poblador, pone en relación sujeto y espacio, pero en lo
fundamental, pone en relación sujeto y modo de vida, apareciendo el espacio como
mediación entre ambos233, lo cual resulta interesante de incluir en el análisis del
movimiento en tanto su relación con otras estructuras políticas y económicas.
Los pobladores, para el autor, lograron imponer al Estado, su propia lógica y sus
propias políticas habitacionales, que en una primera etapa fue pasando lentamente,
para luego acelerar los procesos de interpelación los cuales decantaron en la acción
directa234. Durante el gobierno de Allende, estas dinámicas de acción, gozaron de un
nivel de tolerancia debido a la sintonía que provocaba el gobierno de la U.P. con los
sectores populares en cuanto a la consecución de sus demandas. Sin embargo, aún
dentro de esta coyuntura “favorable”, hubo distintas perspectivas sobre cómo llevar a
cabo el proyecto revolucionario, que con Allende en el poder, se había abierto hacia la
233
Gallardo. Óp. Cit. Pág. 33.
234
Garcés, Óp. Cit.
133
institucionalización. Los pobladores de Santiago, durante este período, se instalaron
desde dos veredas, las cuales si bien no eran distantes, si planteaban distintos
caminos. La primera, que fue precisamente durante este período, en donde se
produce una explosión de “tomas de terreno” en la ciudad (más de 300 según un
estudio235), el gobierno recelaba que la vanguardia que guiara este proceso debía
estar constituida por los partidos políticos de izquierda defensores del actuar
gubernamental. Desde el otro lado, habían comenzado a ser conducidas por partidos
radicales (como el MIR) el cual era suspicaz del actuar del gobierno. Sin embargo, el
autor236, plantea que fue la acción colectiva que los pobladores de la Unidad Popular,
quienes en conjunto con “trabajadores, campesinos y estudiantes registraban similar
proceso de movilización, modificaron las relaciones de clase y lo hicieron de forma
significativa, principalmente por la magnitud y el carácter reivindicativo y político de
dichas acciones237.
Sin embargo, hay otras perspectivas que nos permiten analizar estos radios de
acción de los pobladores en la década de 1980, en tanto que su propia vivencia está
tensionada entre esta experiencia comunitaria (ligada a la solución de las carencias
vitales) una búsqueda identificadora en la acción reivindicativa (“somos nosotros los
235
Cofré, Óp. Cit. Pág. 27
236
Óp. Cit. Pág. 217. El subrayado es mío.
237
Ibídem.
238
Dato cuantificado por el Boletín Hechos Urbanos, N° 26
239
Codo a Codo N° 28
134
pobladores quienes hemos luchado”240) quienes además, dependiendo de los tipos de
lucha, el contexto socioeconómico y de las acciones de agentes externos, ha
desarrollado una “fuerte tendencia hacia el individualismo, que genera
comportamientos degenerativos, estratificados y centrífugos respecto a cualquier
apelación a un identidad colectiva”241Este panorama explicativo nos permite identificar
por ejemplo, que ocurría cuando, indistintamente del tipo de organización política,
habían pobladores afectos a la asistencia del Estado en materia de las políticas de
vivienda, ya que el mundo poblador y popular de Santiago, a pesar de manifestarse
en contra de un régimen dictatorial, tuvo heterogeneidad de “salidas” frente al
problema habitacional. Hubo muchos pobladores de las tomas de terreno que
aceptaron dichas soluciones, insertándose como beneficiarios de la asistencialidad
del Estado.
La crónica relatada por los diarios y revistas de la época nos permite reconocer
la realidad de la toma como un acto colectivo y comunitario, pero a la vez político
debido a las características coyunturales que existieron en la dictadura, además de la
simple consecuencia de la crisis económica:
240
Ibíd.,
241
Campero, Óp. Cit. Pág. 49.
242
Hoy, N° 323
135
perdigones y apaleos. Huyendo de la policía, muchas familias se
trasladaron a otro terreno en calle Puerto Alegre con Camino Lo Blanco a
la altura del paradero 35 de Santa Rosa. Cerca de mil familias ocuparon
este lugar, iniciando ahí el Campamento „Raúl Silva Henríquez” 243. La gran
capacidad organizativa de los pobladores mantuvo a la policía en vilo y
sucedieron durante todo el día desalojos y „retomas‟, hasta que lograron
quedarse, con cientos de pobladores heridos, fracturados.
243
Hechos Urbanos N° 25, Septiembre 1983.
244
Codo a Codo, N°20
245
Análisis, N°109, 1983
136
La pretensión de los pobladores era ser declarados por la autoridad como
“campamento en tránsito”, lo que permitiría que por ultimo fueran visitados por alguna
autoridad, como ocurrió con los alcaldes de La Granja y de La Cisterna.246
246
Hoy, N° 292
247
El Mercurio, 24 de Septiembre de 1983.
137
Masas”248 Siendo esta constitutiva o no de dicha estrategia político –militar, las
dirigencias organizacionales lograron establecer en el Campamento Silva Henríquez
el establecimiento de un sistema democrático en plena dictadura, aún cuando desde
las distintas facciones partidarias se tensionó la relación entre ellos. El “Movimiento
Solidaridad” acusaba a representantes de la Metropolitana de pobladores de instaurar
una “dictadura dentro de otra dictadura”, debido a las distintas condicionantes
impuestas hacia la población que iba a sufragar. Con las elecciones libres, lo que se
aseguraba era evitar la asignación institucional de las dirigencias de la dictadura de
las Juntas de Vecinos, que ya tenían en la mayoría de las poblaciones de Santiago y
del país. Era importante, por tanto, contar con autoridades que aseguraran la real
participación poblacional en el contexto de la toma, además de declarar que el
campamento era “territorio libre de fascismo”249
248
Reyes Soriano, Jaime. “Partido Comunista de Chile y las tomas de terreno bajo la dictadura. “Los
combates por la vivienda”, 1980 -1984”. En Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Vol. 18,
N° 1, Enero – Junio de 2014. Santiago, Universidad de Santiago de Chile, 2014.
249
Hoy, N° 354.
250
Hoy, N° 333.
251
Codo a codo, N° 26
138
4.3 MOVILIZACION SOCIAL EN EL MARCO DE LA REPRESIÓN: PETITORIO
POLITICO Y RESPUESTA INSTITUCIONAL.
252
Ibídem.
253
Óp. Cit. Pág. 248
139
de deteriorar la imagen de Chile […] estamos solucionado los problemas de
radicación y erradicación que concluyen en 1984 y 1985. Si hay más recursos,
comenzaremos entonces a resolver el drama de los allegados, porque abrir una
válvula para solucionar el problema de los allegados significaría que esta situación
no tendría solución en Chile, porque todos seríamos allegados por ser esta la mejor
manera de obtener casas”254. La miopía con que las autoridades visualizaron el
problema, no permitieron una respuesta concreta y objetiva a sus peticiones, ya fuera
estructurada en un petitorio político o en la acción de reivindicación misma. Hubo por
lo tanto dos formas de responder a lo anterior: algunas autoridades municipales
accedieron a la petición de que esos terrenos fueran vendidos por la Universidad de
Chile a los pobladores, cuya personalidad jurídica debía estar configurada como una
“Cooperativa”; por otra parte, desde el gobierno central, la respuesta fue rotunda:
“Ningún poblador que participe en tomas recibirá el subsidio habitacional o cualquier
otro beneficio”.255 Se les ofreció además, que a los pobladores de tomas, como una
forma de deslegitimar su acción y defenestrarlos, se les incluiría en los los programas
de erradicación, en donde Guillard planteaba: “les ofrecemos llevarlos a Colina o
Curacaví. También podría ser a diferentes pueblos del Norte Chico o a la VII región,
lugres en donde podrán trabajar en la agricultura o minería. Se les ofrecerá además,
una vivienda definitiva”256
Esta respuesta fue una forma de encauzar las presiones en un contexto que se
estaba configurando como altamente conflictivo. La idea, según la propuesta de la
Intendencia, era poder ofrecer viviendas, que los sectores críticos estructuraron como
“match box”, ya que iban desde los 6 a 24 metros cuadrados257
254
“Hechos Urbanos”, N° 25º, 1983.
255
La Segunda, 1983
256
Hechos Urbanos N° 35, Agosto 1984, Óp. Cit
257
Ibíd.
140
“Los puntos del pliego son:
258
Análisis, N° 145
259
Solidaridad, N°221, del 18 al 19 de Abril.
141
identitarios que reflejaron su posición frente al Estado, el cual estuvo ligado a buscar
también la inserción dentro del entramado urbano260
260
Nahoum, Benjamín. “El problema de la habitación en los países periféricos: sobre sus reales causas
y posibles soluciones”. En EURE, N° 39 - 40.
261
Wilson. Óp. Cit.
142
Mapa con las tomas de terreno desde 1980 en Santiago de Chile. Los círculos indican
la cantidad de familias movilizadas y asentadas y los puntos ennegrecidos indican la duración
en horas de la toma o de tiempo permanente.
Las formas de lograr una salida por parte de los pobladores, fue la
incorporación dentro de sus demandas de una estrategia habitacional utilizada en
gobiernos anteriores a la dictadura: La Operación Sitio, que significaba urbanizar los
terrenos y dotarlos de infraestructura que permitiese una mejora en torno a la su
condición de pobreza material. Para las autoridades claramente ceder ante esta
presión era legitimar la toma de terrenos. La formación de “Cooperativas de Ahorro”,
143
cuyo objetivo fue el de establecer un fondo común para la adquisición de un terreno,
también se constituyó como alternativa de adquisición de sitio, ya que los pobladores
en muchas oportunidades, y ayudados por la Iglesia y profesionales afines lograban
quedarse en el lugar (previo marco negociador con las autoridades locales, por
ejemplo). Fue, en consecuencia, una alternativa ofrecida desde el mundo poblador
para lograr una salida no violenta, lo que las autoridades de la época muchas veces
permitieron y sirvieron como “mediadores” en caso de que los sitios y terrenos
correspondieran a privados.
144
CONCLUSIONES
Las fuentes de tipo oficial que hemos elegido para esta investigación, nos han
permitido acercarnos a la intencionalidad que tuvo el régimen con la elaboración y
aplicación de las políticas de vivienda, la cual estuvo determinada a desmantelar
cualquier intento de organización territorial, además de configurar un nuevo panorama
urbano, que nace desde la concepción ideológico neoliberal: “el suelo no es un bien
escaso”. Esto, permitió la ejecución de los “Programas de erradicación y radicación de
campamentos” que desdibujó la ciudad de Santiago, asentando en la periferia urbana
a los pobres de la ciudad. Lo que propició, en consecuencia, la organización política
de los pobladores que se venía formando “subterráneamente” después del golpe, fue
el establecimiento de un escenario propicio para hacerlo, como lo fueron las Jornadas
de Protestas en Santiago particularmente. Permitió además, ciertas estrategias de
145
autonomización en las prácticas reivindicativas, dentro de las cuales los partidos
políticos jugaron un rol relevante, sobre todo en las poblaciones “históricas” de
Santiago.
146
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Codo a codo
Solidaridad
Revista del Colegio de Arquitectos
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