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LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD RESTRINGIDA ES CIERTA

La teoría de la relatividad restringida no es falsa a pesar de lo que digan muchos charlatanes. Ha


sido y sigue siendo a día de hoy una teoría absolutamente confirmada. Contínuamente aparecen
nuevas investigaciones de gente competente que la confirma. De hecho es mucho más natural, y
mucho más real que todo lo anterior, se ajusta mucho más a la realidad (incluye las
transformaciones de Galileo) y es muy lógica y razonable. Otra cosa es que las matemáticas se
compliquen.
La realidad es que hay mucha gente que no la entiende y por eso cree que está mal, y arremete con
la teoría. Hace tiempo lo comentábamos un profesor y yo al margen de una página en la que
arremetían contra la mecánica cuántica (la otra que también algunos atacan sin ton ni son) dando
palos de ciego. Creo que antes de meterse con ella uno debería preguntarse si la ha entendido y
preguntar a gente especializada, y sobretodo, antes de escribir nada, contrastarlo todo y revisarlo
todo. Como ejemplo de las tonterías que dicen algunos “premios nobeles” anónimos, expondré a
continuación algunos comentarios acerca de uno que he encontrado por la red.

Primer párrafo comentado:

“...En cuanto al tiempo, llevó a cabo una drástica simplificación: La variable tiempo limita su
acción a la simultaneidad. "Todos nuestros juicios sobre el tiempo se refieren a acontecimientos
simultáneos". En definitiva, reproduce nuestra conducta habitual de fijar los acontecimientos, en el
tiempo, mediante la hora que señala nuestro reloj.
En otras palabras, ignora que el tiempo dinámico es duración, que el termodinámico es orden,
dirección, y que el multidinámico tiene una dimensionalidad fractal superior a la unidad. Lo que
quiere decir que este último ocupa una superficie.
Es fácil comprobar que, por ejemplo, el tiempo biológico, paradigma del multidinámico, avanza
sobre un área, en lugar de seguir una línea como el dinámico: En la muerte de un ser vivo, no
existe un punto claro final, como ocurre con el tiempo dinámico en el que la llegada de un tren a la
estación es un instante único que puede darse con exactitud.
En el tiempo biológico, en cambio, hay un momento en el que el encefalograma es plano, otro en el
que el corazón deja de latir, otro en el que las células del cabello mueren, etc. Todo va muriendo
según un tiempo propio distinto, cubriendo el tiempo de la vida un área que se detiene contorneada
por la muerte.”

Lo primero que salta a la vista es la aseveración de que existen diferentes tiempos. Tiempo
¿multidinámico?, tiempo biológico, etc. lo cual obviamente es una estupidez que cae por su propio
peso, ya que por poner una pega, ¿cómo es que todos se miden igual si son magnitudes diferentes?.
Además asegura que no existe un instante claro en que se produzca la muerte de un ser vivo. De
nuevo, otra tontería. Imaginemos la forma de vida más simple, una bacteria. Es intuitivo que la
muerte de esta se produce en un instante dado, en el momento en que deja de interaccionar con el
medio que la rodea. Si imaginamos ahora un organismo complejo, formado por unidades de vida
simples, como el ser humano, compuesto de millones de seres vivos diminutos, células, definir la
muerte es más complicado, pero de nuevo, es intuitivo que la muerte ocurre en algún instante dado.
El problema que aparece es definir la muerte, pero esto no tiene nada que ver con el tiempo. Si no
existiese un punto claro para la muerte, podríamos estar vivos y muertos al mismo tiempo, lo cual es
una tontería. Otra cosa, es que se introduzcan diferentes muertes, cerebral, etc. pero cada una de
ellas se produce en un instante dado. Más aún, si se quiere se puede definir la muerte de un ser
complejo en el momento en que pierde su estructura, que es la que le permite a su vez relacionarse
con el medio (de nuevo la idea de interacción con el medio). De nuevo, con esta definición, es claro
que la muerte tiene que darse en un instante dado. En resumen, independientemente de la definición
de muerte, se ha de producir en un instante dado.

Segundo párrafo comentado:

“...En resumen, cada observador ve una cosa distinta. Y aquí surge la cuestión fundamental: ¿es
real lo que ve cada uno de estos observadores?. Porque partimos de una teoría del conocimiento
avalada por la vida diaria que nos asegura que "real es lo que vemos". Entonces, la iluminación
simultanea en todas las caras del cubo es un hecho real para el observador que viaja en el centro
del cubo. En cambio, para el observador situado en tierra, el hecho real es la no-simultaneidad.
Tenemos así un mismo hecho que tiene dos interpretaciones contradictorias.
Para algunos los dos hechos son reales, cada uno para el observador correspondiente. Lo que
justifican diciendo que el tiempo de cada observador es distinto, ya que no existe un tiempo
absoluto, sino que éste es local y ligado a cada sistema de referencia.
Para mí, en cambio, aunque admito el tiempo local en cada referencial en movimiento, no hay mas
hecho real que él que las seis caras se iluminan simultáneamente, mientras que lo que ve el
observador en reposo no es real. Esta afirmación tiene en contra suya, a pesar de ser
evidentemente cierta, que resulta muy chocante decir que lo que veo no es real, porque va en
contra del criterio antes citado y, universalmente, admitido.
Mas adelante explico con detalle las razones, e implicaciones, de este hecho, pero me apresuro a
recordar, ahora, que esta percepción real/no-real debida a la simultaneidad no es un caso exótico
y aislado, sino que la propia física está llena de ejemplos en los que la realidad discrepa de lo
observado. Y por citar, ahora, aunque sólo sea uno: el palo introducido en un cubo de agua se ve
quebrado. Pero, lo que se ve no es cierto, pues en cuanto lo sacamos del agua podemos comprobar
que el palo es recto.”

De nuevo, se han confundido los conceptos, mezclando churras con merinas:


El ejemplo del palo no tiene nada que ver con los observadores, ya que para todos los observadores,
y repito, para todos, todos, todos, a la velocidad que vayan, el palo aparece doblado. No es fruto de
alucinación alguna provocada por la ingesta de alguna droga, ni de ninguna enfermedad, por lo que
necesariamente es real lo que estamos viendo. Y aquí radica la clave. Uno no está viendo el palo,
sino una imagen del mismo, la imagen es la que aparece doblada, el palo no se dobla. Las imágenes
de las cosas en general, no son las cosas mismas, y esto no es filosofía. Pensemos en los espejismos,
los espejismos son imágenes de objetos reales(también puede ser la imagen del agua, aunque no
haya), pero no los objetos de las imágenes. Uno ve a lo lejos una isla, pero esa isla al acercarse
desaparece, sin embargo la isla que s eveía existe. Otro ejemplo, las imágenes que forman una lente
convergente suelen aparecer invertidas, y el objeto no está invertido, es la imagen, no el objeto, la
que está invertida. Y todos los observadores lo vemos así, por lo que obviamente todo esto es real.
Se han confundido los conceptos de imagen y objeto por un lado, y el concepto de realidad por otro.
Para ilustrar esto último, consideremos una situación que todos los días la experimentamos. Cuando
montamos en un ascensor, al comenzar a subir sentimos que nos pegamos al suelo del ascensor,
mientras que al bajar, sentimos lo contrario, como si nos levantáramos del suelo del ascensor, nos
sentimos más ligeros. Esto es totalmente real, y de nuevo, cualquier ser humano en plenas
facultades, sin ningún tipo de deficiencia, puede dar cuenta de ello. Todos los observadores dentro
del ascensor sentirán lo mismo. Y esto para un observador fuera del ascensor en el rellano de
nuestro edificio no existe, si le preguntamos a él si ha sentido algo cuando el ascensor comenzaba a
subir o bajar nos dirá que no. Y por eso no deja de ser real. De hecho las dos situaciones son reales.
La física en cada una de las situaciones es diferente. El observador en el ascensor se encuentra en un
sistema de referencia no inercial, y el del rellano se encuentra en uno inercial.Otro ejemplo
cotidiano, aunque no aplicable en general a la relatividad especial, es que la velocidad de un cuerpo
no es la misma para un observador en reposo que en movimiento. Esto quiere decir que los valores
de la velocidad que medirían los hipotéticos observadores no serían iguales, de ahí que Einstein
diera su definición de tiempo en función de la medida del tiempo, que es lo que nos sirve para saber
si el instante o intervalo de tiempo es el mismo o no. Y quien dice tiempo, dice intensidad de
corriente, aceleración, y toda magnitud física medible.

Tercer párrafo comentado:

“Concepto de observable.
Estamos, ya, en situación de introducir un concepto nuevo que completa lo ya expuesto. Porque
cuando observamos, por ejemplo, una estrella situada a cien mil años luz, podemos decir que lo
que vemos ahora "fue" real hace cien mil años, cuando la estrella estaba allí, con cuya explicación
la mayor parte de los ciudadanos estaría conforme y no sería preciso insistir más. Generalizando
diríamos que todo lo que veo fue real en un cierto momento anterior al tiempo que marca mi reloj.
Pero sucede que no es suficiente, ni cierta, esa afirmación, porque debido al tiempo que tarda la
información en llegar al observador, se modifica la realidad de dicho objeto. En otras palabras, la
estrella que vemos situada a cien mil años no la vemos como era entonces, sino que la vemos
modificada. A esta imagen que vemos del objeto real, antiguo y modificado, llamo "observable".
Este es el fundamento, mas serio, de nuestra discrepancia con la teoría de la Relatividad, ya que
mientras para ella el observable es, o fue, un hecho real. Para nosotros el observable no es, ni ha
sido, un hecho real.
¿Cómo relaciona la Relatividad el hecho real con el observable?. Pues sencillamente, afirmando
que la diferencia entre ambos no es otra que la de que están referidos a distintos sistemas de
coordenadas: són un hecho único visto desde dos referenciales distintos. Entonces para
relacionarlos bastará con establecer un sistema de transformación de coordenadas.
Einstein llevó a cabo este estudio para el caso mas general de sistemas de referencia con ejes
curvilíneos, lo que constituye el ejercicio de matemáticas más aburrido de toda la física. Pero,
además, es un trabajo inútil, ya que al expresar las coordenadas de un punto en función de las
del otro sistema, se presupone que en ambos el punto es el mismo. Sin embargo, veremos en
seguida, que en dos sistemas cualesquiera del universo, obtenemos dos observables distintos sin
puntos comunes. Lo que impide la transformación propuesta. De hecho esa imposibilidad se
manifiesta siempre que alguno de los ejes representa una variable temporal.
Antes de justificar todo lo dicho hasta aquí, quiero añadir que no solo nos vamos a enfrentar a la
norma "real es lo que veo, lo que observo", sino que, a partir de ahora, se hace preciso modificar
la metodología científica. Ya que si la teoría prevé, por ejemplo, que en un cierto punto dos objetos
se iluminan simultáneamente, por ejemplo dos caras del cubo anterior, la experimentación no
confirmará la teoría si el observador exterior comprueba que, en efecto, se iluminan
simultáneamente. Ya que, sabemos que para que realmente sucediera eso, debería observarlas,
iluminadas, una después de otra, como hemos visto al definir el citado ejemplo del cubo.
Por tanto, volviendo al procedimiento metodológico, previamente, he de transformar, si ello es
posible, el hecho observable en real, y este último es el que coincidirá con el presupuesto teórico, si
la teoría es cierta. O sea que volviendo al ejemplo, el hecho observable ha de ser iluminación no-
simultánea que corresponda a un hecho real de iluminación simultánea.
Real distinto de observable.
Como ha quedado dicho, la discrepancia entre real y observable se manifiesta en muchos ámbitos
de la naturaleza. Para Bertrand Russell la observación de la realidad era una cuestión
eminentemente subjetiva: Todo lo observamos a través de nuestros sentidos. De manera que por
esta simple razón, es distinta la realidad de la sinfonía que oye el oído entrenado del conductor de
la orquesta, que la que escucha el simple aficionado, o la que no oye el sordo.
Y a esa diferencia inicial, debida a los sentidos, tenemos que añadir la distinta interpretación de la
realidad que nuestra diferente mente racional da a la información recibida: a la vista de una
catarata, el ingeniero piensa en su explotación energética, el pintor en la belleza de sus luces, y el
filósofo, quizás, en la vitalidad explosiva de la naturaleza. En definitiva, cada uno observa e
interpreta una realidad distinta.
En el ámbito de la física, hemos citado el caso en el que un palo recto, introducido en el cubo de
agua, parece que está quebrado. Pero son numerosos los que pueden añadirse a consecuencia de
los distintos fenómenos de la luz y los observados sobre un referencial en movimiento: Los
transeuntes sedientos que circulan por el desierto están sometidos a espejismos que les hacen ver,
en la lejanía, lagos de agua en los que zambullirse. Para un observador terrestre, el hecho
observable es que el Sol da vueltas alrededor de la Tierra. Pero para un observador solar sería la
Tierra la que gira como una peonza sobre sí misma. Y, por lo que sabemos del universo, el hecho
real no coincide con ninguno de los dos observables.
Con el péndulo de Foucault ocurre lo mismo: Gira la Tierra si el observador se sube al plano de
oscilación, o gira dicho plano si el observador está sentado en la Tierra. Y, en todos los
experimentos tipo Doppler se observan y miden frecuencias que son distintas de las reales.”

A estas alturas se sigue sin tener claro el concepto de realidad, algo que hoy en día está totalmente
superado. De nuevo, quisiera insistir en que si queremos saber si algo es real o no necesitaremos
algún criterio, y ese es el que proporciona el método científico, no hay ningún otro criterio universal
y válido. Cuando uno escucha una melodía, todo el mundo escucha las mismas notas, los mismo
sonidos, que la física de la melodía. Sin embargo, a cada oyente le sugerirá sentimientos, recuerdos
diferentes, pero esto no pertenece al dominio de la física, ni de la ciencia. Seguro que Bertrand
Russell jamás le dijo a Einstein ni a nadie en público y/o privado que su teoría de la relatividad era
falsa argumentando esto.
Cuando uno mide una frecuencia o longitud de onda de una onda que ha sufrido el efecto Doppler,
la medida es real, desde luego, pero la medida no nos da la longitud de onda real de la onda y sin
embargo lo que medimos es real, sino es así ¿qué es? De nuevo sucede como antes, la realidad no
son las cosas en sí mismas. En el caso de que esto fuera así, ¿cómo podríamos estar seguros de ello?
¿podemos conocer las cosas en sí mismas? Yo de momento no he conocido a nadie que lo haga,
pero sí a mucha gente que mide y observa fenómenos. Por otro lado, lo que medimos es real porque
el efecto Doppler es un fenómeno físico real totalmente conocido, como la refracción de la luz.
¿Cómo un fenómeno real puede dar lugar a algo que no lo es?
Creo que con todo esto es suficiente, aún se podría indagar más y darle más vueltas.
De momento concluye esta primera entrega. Probablemente haya más en la que se comenten otros
párrafos. Ahora mismo no tengo más ganas de continuar escribiendo.

Domingo 31 de Julio de 2005. 1 h 51'

Oscar A.V.

Si quieren comentar algo, no duden en ponerse en contacto a través de la siguiente dirección:

chicuelin@ono.com

A continuación se adjunta el artículo original (no tiene desperdicio):


Por qué la teoría de la relatividad es falsa
1. Relatividad restringida
Teoría de la Relatividad
Einstein fundó su teoría en dos principios:
1º En todos los sistemas de referencia galileanos, (que se mueven con velocidad constante y
trayectoria recta) las leyes de la naturaleza tienen una expresión idéntica.
2º La velocidad de la luz es observada constante desde cualquier referencial de esa índole.
Lo que quiere decir que los fenómenos y leyes que se observan en un referencial, son idénticos a los
que se observan desde todos los referenciales, que se mueven en línea recta y velocidad constante,
respecto del primero. O sea, que una persona pesa los mismos kilos cuando está subido a una barca
que cuando pasea por la orilla. Y un trozo de madera sumergido en un cubo de agua, sube con
velocidad igual a la superficie, si realizamos la experiencia en tierra firme, o si estamos subidos en
un tren en marcha.
Y si queremos simplificar la teoría, la Relatividad restringida de Einstein no es otra cosa que la
aplicación del Principio de Relatividad de Newton al fenómeno luz. El que estos principios sean
falsos, como es el caso, es otra cuestión.
Espacio y tiempo
Junto a estos dos axiomas, Einstein precisó lo que significaban, para él, los conceptos de espacio y
tiempo. Así, el espacio es coextensivo con el universo. Puede contraerse y expandirse de acuerdo
con la formulación de Lorentz, e incluso curvarse en presencia de la materia. Lo cual es un hecho
indiscutible porque nadie puede imaginarse qué es lo que esto significa.
En cuanto al tiempo, llevó a cabo una drástica simplificación: La variable tiempo limita su acción a
la simultaneidad. "Todos nuestros juicios sobre el tiempo se refieren a acontecimientos
simultáneos". En definitiva, reproduce nuestra conducta habitual de fijar los acontecimientos, en el
tiempo, mediante la hora que señala nuestro reloj.
En otras palabras, ignora que el tiempo dinámico es duración, que el termodinámico es orden,
dirección, y que el multidinámico tiene una dimensionalidad fractal superior a la unidad. Lo que
quiere decir que este último ocupa una superficie.
Es fácil comprobar que, por ejemplo, el tiempo biológico, paradigma del multidinámico, avanza
sobre un área, en lugar de seguir una línea como el dinámico: En la muerte de un ser vivo, no existe
un punto claro final, como ocurre con el tiempo dinámico en el que la llegada de un tren a la
estación es un instante único que puede darse con exactitud.
En el tiempo biológico, en cambio, hay un momento en el que el encefalograma es plano, otro en el
que el corazón deja de latir, otro en el que las células del cabello mueren, etc. Todo va muriendo
según un tiempo propio distinto, cubriendo el tiempo de la vida un área que se detiene contorneada
por la muerte.
Einstein para probar la relatividad de la simultaneidad, propuso bien conocidos ejemplos de trenes,
reglas que se deslizan, etc. Pero quizás él mas claro y sencillo es el de una habitación con forma de
cubo regular en la que se enciende una luz en el centro. De modo que todas las paredes, junto con el
techo y el suelo se iluminan al mismo tiempo, porque la distancia desde el foco es igual para todas.
Un observador situado en dicho centro, lo verá así. Pero otro que está, separado del centro, por
ejemplo apoyado en una pared, verá que ésta se ilumina antes que la opuesta, ya que el camino
recorrido por la luz es, en este último caso, tres veces mas largo. El hecho deja, por tanto, de ser
simultaneo para el segundo observador.
Si el cubo se desplaza, la iluminación de todas las caras seguirá siendo simultanea para el
observador situado en el centro, suponiendo que éste viaja con el cubo. Pero, si no lo hace porque
está situado en otro referencial, y ve como el cubo se aleja, desaparece la simultaneidad. Porque
aunque realmente todas las caras se iluminan al mismo tiempo, como la distancia desde el
observador a cada una de ellas es distinta, la información le llega con diferentes intervalos de
tiempo.
En resumen, cada observador ve una cosa distinta. Y aquí surge la cuestión fundamental: ¿es real lo
que ve cada uno de estos observadores?. Porque partimos de una teoría del conocimiento avalada
por la vida diaria que nos asegura que "real es lo que vemos". Entonces, la iluminación simultanea
en todas las caras del cubo es un hecho real para el observador que viaja en el centro del cubo. En
cambio, para el observador situado en tierra, el hecho real es la no-simultaneidad. Tenemos así un
mismo hecho que tiene dos interpretaciones contradictorias.
Para algunos los dos hechos son reales, cada uno para el observador correspondiente. Lo que
justifican diciendo que el tiempo de cada observador es distinto, ya que no existe un tiempo
absoluto, sino que éste es local y ligado a cada sistema de referencia.
Para mí, en cambio, aunque admito el tiempo local en cada referencial en movimiento, no hay mas
hecho real que él que las seis caras se iluminan simultáneamente, mientras que lo que ve el
observador en reposo no es real. Esta afirmación tiene en contra suya, a pesar de ser evidentemente
cierta, que resulta muy chocante decir que lo que veo no es real, porque va en contra del criterio
antes citado y, universalmente, admitido.
Mas adelante explico con detalle las razones, e implicaciones, de este hecho, pero me apresuro a
recordar, ahora, que esta percepción real/no-real debida a la simultaneidad no es un caso exótico y
aislado, sino que la propia física está llena de ejemplos en los que la realidad discrepa de lo
observado. Y por citar, ahora, aunque sólo sea uno: el palo introducido en un cubo de agua se ve
quebrado. Pero, lo que se ve no es cierto, pues en cuanto lo sacamos del agua podemos comprobar
que el palo es recto.
Concepto de observable.
Estamos, ya, en situación de introducir un concepto nuevo que completa lo ya expuesto. Porque
cuando observamos, por ejemplo, una estrella situada a cien mil años luz, podemos decir que lo que
vemos ahora "fue" real hace cien mil años, cuando la estrella estaba allí, con cuya explicación la
mayor parte de los ciudadanos estaría conforme y no sería preciso insistir más. Generalizando
diríamos que todo lo que veo fue real en un cierto momento anterior al tiempo que marca mi reloj.
Pero sucede que no es suficiente, ni cierta, esa afirmación, porque debido al tiempo que tarda la
información en llegar al observador, se modifica la realidad de dicho objeto. En otras palabras, la
estrella que vemos situada a cien mil años no la vemos como era entonces, sino que la vemos
modificada. A esta imagen que vemos del objeto real, antiguo y modificado, llamo "observable".
Este es el fundamento, mas serio, de nuestra discrepancia con la teoría de la Relatividad, ya que
mientras para ella el observable es, o fue, un hecho real. Para nosotros el observable no es, ni ha
sido, un hecho real.
¿Cómo relaciona la Relatividad el hecho real con el observable?. Pues sencillamente, afirmando que
la diferencia entre ambos no es otra que la de que están referidos a distintos sistemas de
coordenadas: són un hecho único visto desde dos referenciales distintos. Entonces para relacionarlos
bastará con establecer un sistema de transformación de coordenadas.
Einstein llevó a cabo este estudio para el caso mas general de sistemas de referencia con ejes
curvilíneos, lo que constituye el ejercicio de matemáticas más aburrido de toda la física. Pero,
además, es un trabajo inútil, ya que al expresar las coordenadas de un punto en función de las del
otro sistema, se presupone que en ambos el punto es el mismo. Sin embargo, veremos en seguida,
que en dos sistemas cualesquiera del universo, obtenemos dos observables distintos sin puntos
comunes. Lo que impide la transformación propuesta. De hecho esa imposibilidad se manifiesta
siempre que alguno de los ejes representa una variable temporal.
Antes de justificar todo lo dicho hasta aquí, quiero añadir que no solo nos vamos a enfrentar a la
norma "real es lo que veo, lo que observo", sino que, a partir de ahora, se hace preciso modificar
la metodología científica. Ya que si la teoría prevé, por ejemplo, que en un cierto punto dos objetos
se iluminan simultáneamente, por ejemplo dos caras del cubo anterior, la experimentación no
confirmará la teoría si el observador exterior comprueba que, en efecto, se iluminan
simultáneamente. Ya que, sabemos que para que realmente sucediera eso, debería observarlas,
iluminadas, una después de otra, como hemos visto al definir el citado ejemplo del cubo.
Por tanto, volviendo al procedimiento metodológico, previamente, he de transformar, si ello es
posible, el hecho observable en real, y este último es el que coincidirá con el presupuesto teórico, si
la teoría es cierta. O sea que volviendo al ejemplo, el hecho observable ha de ser iluminación no-
simultánea que corresponda a un hecho real de iluminación simultánea.
Real distinto de observable.
Como ha quedado dicho, la discrepancia entre real y observable se manifiesta en muchos ámbitos de
la naturaleza. Para Bertrand Russell la observación de la realidad era una cuestión eminentemente
subjetiva: Todo lo observamos a través de nuestros sentidos. De manera que por esta simple razón,
es distinta la realidad de la sinfonía que oye el oído entrenado del conductor de la orquesta, que la
que escucha el simple aficionado, o la que no oye el sordo.
Y a esa diferencia inicial, debida a los sentidos, tenemos que añadir la distinta interpretación de la
realidad que nuestra diferente mente racional da a la información recibida: a la vista de una catarata,
el ingeniero piensa en su explotación energética, el pintor en la belleza de sus luces, y el filósofo,
quizás, en la vitalidad explosiva de la naturaleza. En definitiva, cada uno observa e interpreta una
realidad distinta.
En el ámbito de la física, hemos citado el caso en el que un palo recto, introducido en el cubo de
agua, parece que está quebrado. Pero son numerosos los que pueden añadirse a consecuencia de los
distintos fenómenos de la luz y los observados sobre un referencial en movimiento: Los transeuntes
sedientos que circulan por el desierto están sometidos a espejismos que les hacen ver, en la lejanía,
lagos de agua en los que zambullirse. Para un observador terrestre, el hecho observable es que el Sol
da vueltas alrededor de la Tierra. Pero para un observador solar sería la Tierra la que gira como una
peonza sobre sí misma. Y, por lo que sabemos del universo, el hecho real no coincide con ninguno
de los dos observables.
Con el péndulo de Foucault ocurre lo mismo: Gira la Tierra si el observador se sube al plano de
oscilación, o gira dicho plano si el observador está sentado en la Tierra.
Y, en todos los experimentos tipo Doppler se observan y miden frecuencias que son distintas de las
reales.
Desdoblamiento del objeto en real y observable.
A las discrepancias entre real y observable, enunciadas hasta ahora, hay que añadir la que hemos
citado como un hecho nuevo, y es que debido al tiempo que tarda la propagación de la información,
se modifica el valor observable. En realidad, se produce un desdoblamiento, entre el objeto real y el
observable, en el que cada uno de ellos goza de independencia suficiente para moverse a
velocidades distintas.
Divido el estudio en tres fases:
Primera, estamos en presencia de un universo estático en el que observador y universo permanecen
en reposo; segunda, el universo está en expansión/contracción mientras el observador sigue en
reposo; y, tercera, el universo permanece en reposo y es el observador el que se desplaza.
Empezamos con la primera:
Universo y observador están en reposo.
Todo está, donde estuvo siempre. Este universo cabe perfectamente en un único referencial.
Estaríamos en el caso de un espacio absoluto, con un tiempo absoluto.
Materializamos esa observación colocando relojes, perfectamente sincronizados, en los distintos
objetos del universo. Dicho en otras palabras, en todos los puntos del universo los relojes marcan la
misma hora. Este es el hecho real.
Pasamos al observable: Si con un telescopio observo el Sol, veré que el reloj situado allí marca un
retraso de ocho minutos respecto del que tengo a mi lado en la Tierra. Es el tiempo que necesita la
imagen del reloj, situado en el Sol, para recorrer la distancia que nos separa y hacernos accesible su
información.
Algo análogo ocurrirá con todos los relojes situados en otros cuerpos celestes. Señalarán un retraso
respecto del mío que corresponde al tiempo que tarda la luz en recorrer la distancia de cada cuerpo a
la Tierra.
De manera que el universo que veo, universo observable, está rejuvenecido respecto del real. Mas
rejuvenecido cuanto más lejos está la zona que observo. De modo que con el telescopio vería como
eran los objetos hace miles, millones o miles de millones de años.
Hay un desdoblamiento sólo temporal entre objeto real y observable. La mayor parte de los objetos
que veo me muestran como eran a una edad más joven que la que tienen los correspondientes
objetos reales. En cambio, no hay desdoblamiento espacial, ya que las cosas, y el observador, siguen
donde siempre estuvieron.
El universo observable, que se nos muestra en esta hipótesis, no existe, ni ha existido nunca, ya que
está formado por retazos de universo real en distintas épocas de su historia.
El universo se expande o contrae, mientras el observador permanece en reposo.
Nuestro reloj marca un tiempo T. Apuntamos con un telescopio el reloj situado sobre el Sol. Y
vemos que señala una hora T menos ocho minutos, T-8. Imaginamos, ahora, que este último reloj
viene hacia nosotros a una velocidad, que para que sea fácil el razonamiento, la elegimos igual a la
mitad la de la luz: c/2.
Con nuestro telescopio seguimos observando el reloj solar, el cual, a pesar de que ha iniciado su
recorrido hacia la Tierra a la hora T-8 permanecerá estático hasta que hayan transcurrido ocho
minutos desde que partió en su viaje hacia la Tierra, el reloj real. En ese momento, el reloj que
seguimos viendo en el Sol marcará el tiempo T.
Entre tanto, como el reloj real viaja a la velocidad mitad de la de la luz tardará en hacer todo el
recorrido, Sol-Tierra, dieciseis minutos. Como ya han pasado ocho estará "realmente" a mitad de su
camino. Tenemos así que se ha producido un desdoblamiento espacial entre el reloj real y el
observado, ya que ambos ocupan un lugar distinto en el espacio: El real está a mitad de camino,
mientras que el observable acaba de separarse del Sol. Pero, además, se mantiene el desdoblamiento
temporal, puesto que el reloj observable señala la hora T, mientras que en el real, aunque no la
veamos, la hora es T+8. Cada referencial tiene su tiempo local.
En los ocho minutos siguientes el reloj real llegará a la Tierra. Y también lo hará el reloj observable.
De manera que la velocidad con que éste ha hecho el recorrido es c doble de la velocidad del objeto
real, ya que ha recorrido la distancia Sol-Tierra en ocho minutos, mientras que el reloj real ha
tardado dieciseis.
Señalamos que la velocidad "real" c/2, es "observada" con un valor doble c.
Una vez el reloj en la Tierra, desaparecen los desdoblamientos espacial y temporal. El reloj
observable coincide con el real, está a nuestro lado y marca un tiempo T+16, igual que el nuestro. O
sea, que el reloj observable ha recorrido dieciseis minutos desde T a T+16 , en ocho minutos de
nuestro reloj, o sea reales, por lo que ha movido sus agujas a una velocidad distinta. Se confirma,
por tanto, que el tiempo de cualquier referencial en movimiento tiene un tiempo local, cuyos
segundos son de duración distinta que los del reloj real.
Resumimos, por tanto, que mientras todos los relojes reales siguen sincronizados y marchando al
unísono, los observables no sólo no lo están, sino que se aceleran cuando se acercan al observador.
O se atrasan cuando se alejan, como vamos a ver en el viaje de vuelta del reloj al Sol.
Pero antes quiero hacer esta reflexión: Si el reloj real hubiese venido a la velocidad de la luz, no nos
enteraríamos que empezaba su marcha desde el Sol, hasta el momento en que llegaba a la Tierra.
Quiere esto decir que el reloj observable viajaría a una velocidad infinita. De modo que el
observador vería simultáneamente el reloj en el Sol, en la Tierra y en todos los infinitos puntos
intermedios entre ambos objetos celestes, señalando en todos ellos una hora distinta.
Imaginamos, ahora, que empieza el retorno del reloj al Sol, a la hora T . Apuntamos de nuevo el
telescopio al Sol. Como la velocidad real es la misma que antes c/2 el reloj llegará al Sol a los 16
minutos de haber salido de la Tierra. Pero nosotros no podremos constatarlo hasta ocho minutos
después, cuando nuestro reloj marque las T+24. En ese momento veremos que el reloj observable
llega al Sol y marca las T+16. Por consiguiente el reloj observable ha tardado 24 minutos en
recorrer una distancia de ocho minutos luz, por lo tanto la velocidad ha sido de c/3.
De nuevo señalamos que a una velocidad real c/2 en un movimiento de expansión, la velocidad
observable es distinta e igual a c/3.
En cuanto al tiempo local, comprobamos que durante el viaje de vuelta el reloj observable se ha
retrasado ocho minutos, por lo que deducimos de nuevo que sus segundos son distintos, mas lentos,
que los reales.
En resumen, una velocidad "real" se "observa" distinta según el objeto venga o vaya. Y en ambos
casos la velocidad "observable" es distinta del valor "real".
Si la velocidad de propagación de la información fuese infinita no ocurriría nada de esto, veríamos
todos los relojes marcando siempre la misma hora que el nuestro.
El universo permanece estático mientras que el observador se mueve.
Queda por estudiar este tercer caso. Al moverse únicamente el observador, los objetos del universo
real permanecen fijos, como en el caso del universo estático, donde estaban. No hay por tanto
desdoblamiento espacial. Sólo hay un desdoblamiento temporal, cuyo desfase varía al desplazarse el
observador.
Vemos, por ejemplo, un objeto cuyo reloj marca el tiempo T. Este valor será siempre inferior al que
marca el reloj del observador. Pero la hora observada en el reloj de ese objeto puede variar por la
simple aproximación /alejamiento del observador, sin que sea preciso que transcurra tiempo alguno.
Para que el razonamiento quede claro, imaginamos que el observador pega un salto y se aleja a una
velocidad infinita del objeto. El tiempo real transcurrido es cero, sin embargo, el reloj observado en
el objeto habrá pegado otro salto y habrá aumentado su retraso en un tiempo igual al que necesita la
luz para recorrer el salto espacial dado por el observador.
Partimos, ahora, de la posición que ocupa la Tierra realmente. Nuestro reloj señala el tiempo T.
Mientras el del Sol marca T-8.
Si nos alejamos del Sol una distancia igual a la actual Sol-Tierra, el retraso que marcará el reloj
solar respecto del nuestro será de dieciseis minutos, T-16.
Esto si el trayecto lo hemos hecho a una velocidad infinita. Pero si hubiésemos viajado, como en
ejemplos anteriores a la velocidad c/2 , y partido con un tiempo T en nuestro reloj, al llegar a
nuestro destino señalará T+16, ya que tardamos 16 minutos en el traslado. Miramos el reloj del Sol
y por la distancia a la que nos hallamos, forzosamente, debe tener una diferencia con el nuestro de
16 minutos. Por tanto señalará un tiempo T . Esto es, que mientras el reloj del observador ha
recorrido 16 minutos, en el del Sol, solamente han pasado 8 minutos.
En el referencial del observador, para éste, es el Sol el que se ha alejado una distancia Sol-Tierra en
ocho minutos, luego la velocidad con la que ve alejarse el Sol es la de la luz c. O sea, que la
velocidad observada es doble de la real.
A continuación realizamos el trayecto inverso. Nuestro reloj marca el tiempo T, y el del Sol T-16.
Viajamos a la velocidad real c/2. Hasta que lleguemos a la posición habitual de la Tierra habrán
pasado dieciseis minutos, por lo que nuestro reloj señalará el tiempo T+16. Por su posición el del
Sol marca, forzosamente, ocho minutos menos, o sea T+8.
En el referencial del observador es el Sol el que se ha acercado una distancia Sol-Tierra en un
tiempo de 24 minutos. Por tanto la velocidad observada es c/3. De nuevo, a una velocidad real c/2 le
ha correspondido una velocidad observable distinta c/3.
Hacemos un pequeño resumen para señalar que cuando la velocidad real de separación es c/2, si es
el objeto el que se aleja del observador la velocidad observada es c/3, pero si es el observador quien
se aleja del objeto la velocidad observada es c.
Y lo mismo ocurre cuando se acercan a una velocidad real c/2. Si es el objeto el que se acerca la
velocidad observada es c, y si es el observador entonces la velocidad observada es c/3. Finalmente,
en el caso general, en el que observador y objeto, se mueven, como ningún punto real, excepción
hecha del que ocupa el observador, es accesible a éste, en sus coordenadas reales, el observable de
dicho punto, en cada sistema, es único y distinto del observable en otro sistema, ya que los
desdoblamientos espacio-temporales de cada uno son diferentes. Lo que hace que sean puntos en
distinto lugar y época. No cabe relacionarlos con una transformación de coordenadas.
Impugnación del Principio de Relatividad de Newton
Estas simples consideraciones permiten impugnar el principio de Relatividad de Newton. Ya que es
evidente que un cierto fenómeno como el desplazamiento del reloj a la velocidad c/2 se observa de
distinta manera, si el observador va, o viene, y también si es el objeto el que va, o viene.
Por consiguiente, cualquier experimento sobre ese referencial inercial se observará de distinta
manera, según venga, o vaya: En uno de esos casos, por ejemplo, la velocidad observable era doble
de la real, pues bien, todos los fenómenos, que ocurran en el referencial del objeto real, se
reproducirán a una velocidad doble en el observable. Lo que a su vez implica la existencia de
gravitaciones, aceleraciones, temperaturas, etc. mayores que en el referencial del objeto real.
Supongamos, por ejemplo, la caída de un grave en el referencial que se aleja de nosotros a la
velocidad c/2 . Y que el grave tarda un tiempo real de diez segundos en llegar al suelo. Pero como
según nuestra observación la velocidad con que se aleja es c/3 tardará por tanto en llegar al suelo 15
segundos.
Si el referencial en el que experimentamos viene hacia nosotros, a la misma velocidad real c/2, y el
tiempo real de caída es también 10 segundos, ahora observaremos que el tiempo de caída será la
mitad del tiempo real, o sea, cinco segundos, ya que la velocidad a la que observamos el fenómeno
es doble de la real.
En otras palabras, la gravitación observada varía, según venga o vaya el referencial donde se
experimenta. Y, en definitiva, el fenómeno observado es distinto en ambos casos y distinto al valor
real. Si el referencial, que se mueve, es el del observador, llegamos a análogas consecuencias. Lo
que implica la falsedad del Principio de Relatividad de Newton.
Queda así probado que el observable es distinto de cómo "era" el real, cuando este pasó por el punto
en el que ahora vemos al observable.
Muchos de los fenómenos que nos relatan los astrofísicos sobre violentas explosiones, variaciones
de magnitud y temperatura de algunas estrellas, galaxias, QSOs, etc. no son otra cosa que
narraciones sobre el objeto observable. Lo que se nos muestra en unas pocas horas, o incluso
segundos, ocupó en el objeto real miles de años, y, naturalmente, todo fue más pacífico que lo que
contemplamos ahora. Se puede añadir que aquella parte del universo que se observa con un redshift
menor que uno, el observable es más pacífico que el real, en cambio para valores superiores es
mucho más violento. Estos últimos se observan en tiempo invertido, de modo que un día
reproducirán, y nos harán visible, el big bang.
Finalmente, si el principio de Newton es falso, con mayor razón el de Einstein que se apoya
literalmente en aquel.
¿Existe un espacio y tiempo absolutos?
Hemos hecho hincapié en que las velocidades observadas son distintas según sea el objeto, o el
observador, quien se acerque o se aleje, porque ello nos permite obtener otras conclusiones
importantes.
En el caso general de alejamiento, como observador y objeto se mueven, parte del mismo se deberá
al alejamiento del objeto y parte al del observador. Como no sabemos que cantidad de velocidad
debemos atribuir a uno o a otro, podremos descomponer la velocidad de alejamiento observada en
infinitos pares de valores, un sumando correspondiente al alejamiento del objeto y otro al del
observador. Por otra parte, hemos visto que al convertir estas velocidades observables en las
correspondientes reales, las formulas son distintas para cada uno de los sumandos, en consecuencia,
obtendremos tantos valores de velocidad real como descomposiciones hagamos del total de la
velocidad observada.
En resumen, a un valor de velocidad observable pueden corresponder infinitos valores de velocidad
real. Lo que quiere decir que es imposible calcular el valor real a partir de la observación que
hagamos con un espectómetro. A no ser que introduzcamos alguna hipótesis adicional. La más
común es que la Tierra, donde está nuestro observatorio está en reposo. Lo cual también sabemos
que es una hipótesis falsa.
Fenómeno que denomino Principio de Imposibilidad. Y que puede enunciarse diciendo: Si no
existen datos adicionales, es imposible calcular la velocidad real con la simple medición de una
velocidad observable.
Pero de todos esos valores posibles de velocidad real, sólo uno es cierto. Lo cual implica que de
todas las descomposiciones posibles de la velocidad observable, sólo una es la que se lleva a cabo.
Y esto a su vez implica que exista un espacio absoluto y que respecto de ese espacio cualquier
referencial se mueve a una velocidad única. Lo que constituye el Principio de Absolutidad.
Por idéntico razonamiento, cuando medimos la información del tiempo transcurrido en un
fenómeno observable no sabemos qué cantidad de ese tiempo viene afectado por el movimiento de
nuestro referencial y cual por el movimiento del objeto observado. De modo que según la
descomposición que se haga del tiempo observable total tendremos una medida diferente de tiempo
real.(Ver apéndice). Mas, como el tiempo real es uno, forzosamente, debe existir un tiempo
absoluto, que es el que corresponderá a los desplazamientos de los dos referenciales respecto del
espacio absoluto.
Si a estos argumentos añadimos las discrepancias con la teoría que se presentan en las
experimentaciones llevadas a cabo, como el experimento de Fizeau (14%), el de Zeeman
(rechazable por selección arbitraria de los resultados), el de Montilla (100%), y en observaciones
como el adelanto del perihelio de Mercurio (87%), etc. podemos concluir que la teoría de la
Relatividad restringida es falsa.
Apéndice
La formulación que relaciona la velocidad y el tiempo observables, con los del objeto real cuando
ambos pasan por el mismo punto es tan simple que la propongo a continuación. Para ello distingo
los cuatro casos enunciados en el texto anteriormente: primero, el objeto se acerca, o aleja, del
observador; y segundo, el observador se acerca, o se aleja del objeto.
1. El observador está fijo y el objeto se acerca.
OA
El objeto real viene desde el punto A hacia el observador O y tarda un tiempo real T en realizar el
trayecto AO T = AO/V (V velocidad real)
El observador se entera que A viene después de transcurrido un tiempo t´ = AO/c y a partir de
entonces recorre AO en un tiempo observable t
t = AO/ v , (v velocidad observable), de modo que T = t´ + t (I)
Y si queremos conocer la relación entre velocidad real y observable, sustituimos los valores de t en
la relación (I): AO/V = AO/c + AO/v que queda v = cV /(c-V ) (II)
2. El observador está fijo y el objeto se aleja.
OCA
El objeto real va desde O a A en un tiempo real T
En ese instante el observador ve el objeto en C y podemos escribir OA = VT OC= v T
mientras que CA es el espacio que el objeto real tarda en recorrer a la velocidad real, durante el
tiempo que la información recorre la distancia OC:
OC/c = CA/V
Y como OA = OC + CA sustituyendo queda
V T = v T + v T .V /c
v = cV /(c+V) (III)
3. El objeto está fijo y el observador se acerca.
OA
El observador va de O a A en un tiempo real T de modo que OA = V T
En cuanto al tiempo observable t = T + t´ en la que t´ es el tiempo que el reloj de A se adelanta para
el observador al acercarse a A : t´ = OA/c de modo que
OA/v = OA/V + OA/c en consecuencia
v = cV /(c+V ) (IV)
4. El objeto está fijo y el observador se aleja.
OA
El observador ha recorrido OA en un tiempo real T de modo que OA = V T
En cuanto al tiempo observable t ahora hay que restarle el retraso que se observa en el reloj situado
en A al alejarse:
t = T - t´ o sea
OA/v = OA/V - OA/c de donde
v = cV /(c-V ) (V)
Valores del tiempo observable en función del real en los casos anteriores.
En cuanto a las relaciones del tiempo observable con el real, fácilmente deducibles son las
siguientes:
Observador fijo - objeto se acerca : t = (c-V ).T /c
" " " aleja : t = (c+V ).T /c
Objeto fijo - observador se acerca : t = (c+V ).T /c
" " " aleja : t = (c-V ).T /c

Autor: Jesús Mª Munárriz, Fax (91) 597 36 97 astedays@infonegocio.com

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