Hubo una vez un lobo muy rico pero muy avaro. Nunca dio ni un poco de
lo mucho que le sobraba. Sintiéndose viejo, empezó a pensar en su propia
vida, sentado a la puerta de su casa.
¿Podrías prestarme cuatro medidas de trigo, vecino? Le pregunto el
burrito.
Te daré; ocho, si prometes velar por mi sepulcro en las tres noches
siguientes a mi entierro.
Murió el lobo pocos días después y el burrito fue a velar en su sepultura.
Durante la tercera noche se le unió el pato que no tenia casa. Y juntos
estaban cuando, en medio de una espantosa ráfaga de viento, llego el
aguilucho que les dijo:
Si me dejáis apoderarme del lobo os daré una bolsa de oro.
Será suficiente si llenas una de mis botas. Dijo el pato que era muy astuto.
El aguilucho se marcho para regresar en seguida con un gran saco de oro,
que empezó a volcar sobre la bota que el sagaz pato había colocado sobre
una fosa. Como no tenia suela y la fosa estaba vacía no acababa de llenarse.
El aguilucho decidió ir entonces en busca de todo el oro del mundo.
Y cuando intentaba cruzar un precipicio con cien bolsas colgando de su
pico, fue a estrellarse sin remedio.
Amigo burrito, ya somos ricos. Dijo el pato. La maldad del Aguilucho nos
ha beneficiado.
Y todos los pobres de la ciudad. Dijo el borrico, por que con ellos
repartiremos el oro.
FIN
EL NUEVO AMIGO
Erase un crudo día de invierno. Caía la nieve, soplaba el viento y Belinda
jugaba con unos enanitos en el bosque. De pronto se escucho un largo
aullido.
¿Que es eso? Pregunto la niña .
Es el lobo hambriento. No debes salir porque te devoraría le explico el
enano sabio.
Al día siguiente volvió a escucharse el aullido del lobo y Belinda , apenada,
pensó que todos eran injustos con la fiera. En un descuido de los enanos,
salio, de la casita y dejo sobre la nieve un cesto de comida.
Al día siguiente ceso de nevar y se calmo el viento. Salio la muchacha a dar
un paseo y vio acercarse a un cordero blanco, precioso.
¡Hola, hola! Dijo la niña. ¿Quieres venir conmigo?
Entonces el cordero salto sobre Belinda y el lobo, oculto se lanzo sobre el,
alcanzándole una dentellada. La astuta y maligna madrastra, perdió la piel
del animal con que se había disfrazado y escapo lanzando espantosos
gritos de dolor y miedo.
Solo entonces el lobo se volvió al monte y Belinda sintió su corazón
estremecido, de gozo, mas que por haberse salvado, por haber ganado un
amigo.
EL CEDRO VANIDOSO
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa,
pero temiendo siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no
querían salir. Ya fuera de día o de noche este terrible enemigo los tenía
vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una
asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución.
¡No podemos vivir así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento-Atemos un cascabel al
gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda. El sonido nos
pondrá en alerta y podremos escapar a tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre
grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su
campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse
a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una
cuestión importante: ¿Quien de todos le pondrá el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy
callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos
comenzaron a sentir miedo. Y todos, absolutamente todos, corrieron de
nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
En el jardin de la vida
hay una sola verdad,
es aquella flor nacida
que se llama amistad.
BOMBA
3. Del cielo cayo un pañuelo
bordado de mil colores
que en cada esquina decia:
El Salvador de mis amores.