En 1892 Kuntze desarrolló la teoría del “Gesamtakt” o acto complejo en el cual las
voluntades individuales no sólo son interdependientes y juegan unidas sino que se funden
en una sola y misma voluntad, no habiendo por lo tanto ni siquiera contrato.
Otros autores italianos, Soprano y Salandra, llegaron por esta vía a una solución mixta,
aplicando la teoría del acto complejo a las relaciones de la sociedad con terceros y
sosteniendo el contrato para explicar el vínculo entre los socios. Es decir que la sociedad
sería simultáneamente un acto bilateral contractual y uno unilateral; en palabras de
Ascarelli “un acto doble: contrato y declaración colectiva unilateral hacia terceros".
Entonces decimos que un acto complejo se va dar en voluntades individuales que no solo
son independientes y juegan unidas, sino que se funden en una única voluntad, ya que las
voluntades de los diferentes socios se fusionan y forman una sola voluntad, la que
finalmente dará vida a la sociedad.
Bajo esta teoría se desconoce también cualquier vinculación del acto social que da origen a
la sociedad con los contratos, para esta corriente doctrinaria el acto que da origen a la
sociedad, es una declaración por lo cual los contratantes pierden sus voluntades
individuales para quedar sujetos a la voluntad del ente creado, cabe señalar que esta
declaración solo surte efectos entre los contratantes originales.
La teoría del acto complejo según Alfredo Rocco, Niega que emane de un Contrato y
postula que en la sociedad hay pluralidad de partes en la que se establece un conjunto de
vínculos jurídicos complejos de los socios entre sí, caracterizándose también por las
manifestaciones de voluntad de las partes en forma paralela y coincidentes sus intereses
persiguiendo un mismo fin, además de que incide en la esfera jurídica de terceros.