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NULIDAD PROCESAL– Cuando el tribunal se inhibe de pronunciarse sobre

aspectos que definió anteriormente en sentencia de tutela sobre trámite adecuado del
mismo proceso. Improcedencia de nulidad procesal por la causal 3ª del artículo 140
del Código de Procedimiento Civil. Reiteración de las sentencias de 22 de noviembre
de 1999, 18 de septiembre de 2014 y 31 de mayo de 2006. (SC6795-2017; 17/05/2017)

Fuente formal:
Artículos 140 numeral 3º, 362 y 368 numeral 5º del Código de Procedimiento Civil

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 30 de junio de 2006, exp. 2003-00026.
Sentencia de 22 de noviembre de 1999, exp. 5296.
Sentencia de 18 de septiembre de 2014, exp. 2012-02110.
Sentencia de 31 de mayo de 2006, rad. 1997-10152-01.

COMPETENCIA FUNCIONAL–No corresponde a “providencia ejecutoriada del


superior” la que falla el tribunal en acción de tutela cuando define el trámite adecuado
de proceso cuya sentencia revisa con posterioridad, al desatar recurso de apelación.
Sistema de justicia desconcentrada. Jerarquía funcional. Reiteración del auto de 4 de
julio de 2013. (SC6795-2017; 17/05/2017)

Fuente formal:
Artículo 11 de la ley 270 de 1996 modificado por el artículo 4º de la Ley 1285 de
2009.
Artículo 43 de la ley 270 de 1996.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 4 de julio de 2013, rad. 2013-00070-00.

VIOLACIÓN DIRECTA DE LA NORMA CONSTITUCIONAL–Precisiones


sobre el carácter sustancial al ser invocada como infringida en casación, sin necesidad
de desarrollo legal. Artículos 2, 29, 228 y 229 de la Constitución Política de Colombia.
Improcedencia de denunciar normas ajenas al debate. Reiteración del auto de 5 de
agosto de 2009, sentencia de 16 de diciembre de 1997 y de los autos de 22 de
noviembre de 2010, 13 de marzo de 2008 y 10 de abril de 2000. (SC6795-2017;
17/05/2017)

Fuente jurisprudencial:
Auto de 5 de agosto de 2009, exp. 2004-00359.
Sentencia de 16 de diciembre de 1997 exp. 4837.
Sentencia C-596 de 24 de mayo de 2000.
Auto de 22 de noviembre de 2010, exp. 11001-31-03-006-2000-00950-01.
Auto de 13 de marzo de 2008, exp. 11001-3103-034-2000-05547-01.
Auto de 10 de abril de 2000, exp. 0484.

DEMANDA EN FORMA–Facultad oficiosa del juez para revisar el trámite de las


pretensiones que se pretenden acumular cuando el tribunal lo define mediante acción
de tutela. Aplicación del Artículo 6 y 86 del Código de Procedimiento Civil. (SC6795-
2017; 17/05/2017)

Fuente formal:
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Artículos 6 y 86 del Código de Procedimiento Civil.

INDEBIDA ACUMULACIÓN DE PRETENSIONES–De declaración de nulidad


de proyecto de división, reglamento de copropiedad, actas de asamblea general de
propietarios, modificación de estatutos y pago de perjuicios. Estudio en apelación de
las pretensiones que corresponden a trámite diferente. (SC6795-2017; 17/05/2017)

INTERÉS JURÍDICO–De quien pretende en casación debatir asuntos de la


sentencia de primera instancia que no fueron objeto de apelación, al debatir los cargos
por violación directa de la norma sustancial. Reiteración de las sentencias de 7 de
septiembre de 1993, 8 de septiembre de 2009, 28 de junio de 2013, y auto de 16 de
mayo de 2016. (SC6795-2017; 17/05/2017)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia 7 de septiembre de 1993, exp. 3475.
Sentencia de 8 de septiembre de 2009, exp. 2001-00585-01.
Sentencia de 28 de junio de 2013, exp. 1998-05970-01.
Auto de 16 de mayo de 2016, exp. 2011-00571.

ENTREMEZCLAMIENTO DE CAUSALES–Al denunciar la incongruencia citra


petita con sustento en la indebida apreciación de la demanda. Reiteración de las
sentencias de 19 de enero y 16 de diciembre de 2005. (SC6795-2017; 17/05/2017)

Fuente formal:
Artículo 368 numeral 2º del Código de Procedimiento Civil.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 16 de diciembre de 2005, exp. 1993-0232-01.
Sentencia de 19 de enero de 2005, exp. 7854.

TÉCNICA DE CASACIÓN–Análisis conjunto de los cargos por denunciarse bajo la


misma causal de vía indirecta y fundamentarse en idénticos hechos. Defecto por cargo
desenfocado e incompleto al enarbolar la acusación en aspectos diferentes a los
expresados en la sentencia y no atacarse la totalidad de argumentos basilares en que
se soporta. Reiteración de los autos de 30 de agosto de 2010 y 2 de noviembre de 2011.
Ausencia de precisión y claridad en los cargos. Reiteración de la sentencia de 15 de
septiembre de 1994. (SC6795-2017; 17/05/2017)

Fuente jurisprudencial:
Auto de 30 de agosto de 2010, exp. 1999-02099-01.
Auto de 2 de noviembre de 2011, exp. 2003-00428.
Sentencia de 15 de septiembre de 1994, exp 960.

VIOLACIÓN DIRECTA DE LA NORMA SUSTANCIAL–Deber del casacionista


de enunciar las normas de carácter sustancial presuntamente infringidas. Reiteración
de los autos de 18 de diciembre de 2006, 7 de diciembre de 2001, 1º de abril de 2004.
(SC6795-2017; 17/05/2017)

Fuente formal:
Artículos 368 numeral 1º, 374 numeral 3º del Código de Procedimiento Civil.

Fuente jurisprudencial:
Auto de 18 de diciembre de 2006.
Auto 7 de diciembre de 2001, exp. 0482-01.
Auto de 1º de abril de 2004, exp. 08758-31-84-001-1999-00915-01.

Asunto:
Solicita el demandante que se declare, entre otras pretensiones, la nulidad del
proyecto de división y de varios artículos del reglamento de copropiedad del ente

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

demandado contenido en escritura pública y condenar al demandado al pago de


perjuicios materiales y morales. Primera instancia declaró probadas las excepciones
de prescripción extintitiva de la acción e improcedencia de la nulidad del acta de
asamblea y negó las demás reclamaciones. El ad-quem al analizar los presupuestos
procesales, encontró indebida acumulación de las pretensiones, por lo que a fin de
evitar un fallo inhibitorio procedió al estudio de las súplicas que debían tramitarse por
el proceso ordinario, confirmando la decisión apelada. Se propusieron cinco cargos en
casación con fundamento en las causales 1ª, 2ª y 5ª de casación. La Corte NO CASÓ
la sentencia al considerar que los errores endilgados no fueron acreditados.

MARGARITA CABELLO BLANCO

Magistrada Ponente

SC6795-2017

Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

(Aprobado en sesión de diecisiete de agosto de dos mil dieciséis)

Bogotá, D. C., diecisiete (17) de mayo de dos mil diecisiete


(2017).

Decide la Corte el recurso de casación que el


demandante JULIO IGNACIO GUTIÉRREZ SANABRIA
formuló contra la sentencia proferida el 14 de marzo de 2013
por la Sala Civil-Familia-Laboral del Tribunal Superior de
Armenia dentro del proceso ordinario que él promovió contra
el EDIFICIO TERMINAL DE TRANSPORTES DE ARMENIA.

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

ANTECEDENTES

1. La demanda se presentó solicitando como


pretensiones las siguientes:

a.- Declarar la nulidad del proyecto de división, y de


varios artículos del reglamento de copropiedad del ente
acusado, contenido en la escritura pública No 2794 del 15 de
octubre de 1985 de la Notaría Tercera del círculo de la capital
del Quindío.

b.- Declarar la nulidad de las decisiones comprendidas


en el Acta No 001 de 22 de septiembre de 1986 de la
Asamblea General de Propietarios en los puntos alusivos a la
reforma del reglamento vertidas en el instrumento público
antes citado.

c.- Declarar nula la escritura No 3869 de 19 de


noviembre de 1986 de la Notaría Tercera de Armenia,
mediante la cual se modificaron los estatutos de la pasiva.

d.- Dejar sin efecto el Acta No 018 de 15 de julio de 1999


dimanante de la Asamblea de Propietarios del Edificio
Terminal de Transportes de Armenia.

e.- Condenar a la convocada, previa experticia, al pago


de las sumas que el señor GUTIÉRREZ SANABRIA canceló a
título de expensas comunes desde el 26 de noviembre de

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

1991 y desde el 15 de noviembre de 1994, atendiendo la


fecha de tradición de los inmuebles de su propiedad, y hasta
la presentación del libelo, con sus correspondientes intereses
legales.

f.- Conminar a la accionada a pagar al demandante,


previo peritaje, los perjuicios materiales y morales generados,
luego de la decisión de la Administración de reconstruir parte
del Edificio tomada en la Asamblea Extraordinaria de 15 de
julio de 1999, y, finalmente,

g.- Disponer la demolición de las obras realizadas por la


copropiedad después del terremoto ocurrido el 25 de enero
de 1999, tendientes a la reconstrucción de la heredad, al
contravenir las normas estatutarias que debieron atenderse.

2. Las súplicas compiladas se sustentaron en los


hechos que se sintetizan a continuación:

La SOCIEDAD TERMINAL DE TRANSPORTES S.A.,


antes TERMINAL DE TRANSPORTES LTDA, constituyó
propiedad horizontal del EDIFICIO TERMINAL DE
TRANSPORTES, al amparo de la ley 182 de 1994, mediante
escritura pública de 15 de octubre de 1985 otorgada en la
Notaría Tercera del Círculo de Armenia.

El proyecto de división presentado en ese instrumento,


relacionó los bienes comunes y privados existentes, creando
la figura de bienes privados de uso exclusivo de la terminal y
áreas privadas de uso público, categorías que no aparecen

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

enunciadas en la descripción de las unidades contenidas en


el artículo 17 del reglamento de propiedad horizontal, pero
que se hizo “para efectos de la fijación del coeficiente de
copropiedad (Art. 28) y de gastos (Art. 44)”.

Ambas categorías de inmuebles, que no tienen


matricula inmobiliaria independiente acorde con las normas
de propiedad horizontal, pertenecen en copropiedad a los
dueños de fundos exclusivos; la Terminal, en cambio, solo
ostenta sobre ellos un dominio aparente, sin acceso a registro
inmobiliario.

El artículo 6º del reglamento de propiedad horizontal,


se acusa de ilegal, pues viola expresamente el ordenamiento
jurídico, al dar un carácter supletorio a la regulación
existente sobre propiedad horizontal en Colombia.

Del artículo 7º se reclama que faculta al Concejo


Administrativo para dictar un Estatuto interno con el voto
favorable de la demandada, autorización que el Decreto 1365
de 1986, solo concede a la Asamblea General.

Planteó que los preceptos 11, 13, 14, 16 y 17 de la


normativa denunciada, infringen la Constitución y la ley al
otorgar a los promitentes compradores de bienes privados,
los mismos derechos y obligaciones que tienen los
propietarios, definiendo como dueño a quien reúna los
requisitos incluidos en aquellos artículos y no a quienes
aparezcan en el registro.

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Referente a la denominación de bienes privados de uso


público y de uso exclusivo de la Terminal, dijo, crea una
distorsión jurídica en la fijación del coeficiente de
copropiedad establecido en el reglamento, asignándole a la
Sociedad un porcentaje del 48.25% del total de coeficientes y
otorgándole, ilegalmente un poder descomunal sobre bienes
privados de los que no tiene titularidad, pues sumando todas
las modalidades de bienes, asciende a un total de 51.75% de
coeficiente.

Manifestó que son contrarios a derecho los artículos 29,


44, 45, 57, 66 y 67 del reglamento atacado, al tener en cuenta
para la determinación del coeficiente de copropiedad el área
y no el valor económico de los bienes privados; al fijar el
coeficiente de gastos de la copropiedad con base a factores
de ponderación distorsionados por incluirse bienes de uso
público y privado que en realidad son comunes; al calificar
la obligación derivada de expensas como real y no personal a
cargo del propietario; al consagrar como factor para la
participación de los propietarios en la Asamblea, el área del
respectivo bien, cuando lo válido es atender “el valor de cada
piso o departamento de su dominio”; y, al establecer que la
elección de los miembros del Consejo Administrativo debe
tener en cuenta el área de cada bien privado.

Informa, que el 22 de septiembre de 1986 la Asamblea


General de propietarios, según Acta 001 del mismo año,
aprobó las modificaciones de los planos del Edificio del
Terminal, sin mencionar la reforma de los coeficientes, ni
establecer bienes privados, centrándose la decisión en la

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forma estructural del inmueble; desprendiéndose de esa Acta


que la reforma estatutaria se adoptó por el 90.04% de los
coeficientes, cuando de acuerdo con la ley 182 de 1948,
necesita de la aprobación de todos los propietarios de los
bienes privados, lo que no ocurrió así dado que varios de
ellos, a pesar del derecho de dominio que tienen, no
participaron en la decisión.

Mediante instrumento público 3869 de 19 de noviembre


de 1986, el Gerente de la Sociedad Terminal de Transportes,
protocolizó ilegalmente la reforma del reglamento; y tanto en
ella como en la escritura de 9 de febrero de 1987, se advierte
que la modificación involucra puntos no incluidos en el Acta,
vicios estos de forma y fondo que ameritan la nulidad de
todos los actos.

Aduce, que EL EDIFICIO TERMINAL DE TRANSPORTE


sufrió a consecuencia del terremoto de 25 de enero de 1999,
notorios daños que impulsaron a la Asamblea General a
tomar, irregularmente, la decisión de reparar parte del
mismo, sin reconstruirlo en su totalidad; que en Asamblea
extraordinaria del 15 de julio de esa anualidad, figuran
personas naturales y jurídicas que no ostentaban la calidad
de dueños sobre bienes privados; por ende, los coeficientes
que se atendieron en la reunión, están distorsionados, amén
que, en ese día se decidió que el proceso de reconstrucción
estaría a cargo del Consejo Administrativo, circunstancia
indelegable conforme lo previene el canon 15 de la ley 182 de
1948.

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Que a raíz de los perjuicios que generó el terremoto, la


Previsora S.A pagó a la copropiedad la suma de
$600.198.426 producto de la póliza multiriesgos de áreas
comunes, de los cuales $383.323.125 correspondía a la
inversión de áreas construidas en su totalidad, y el resto se
utilizaría para la reparación de los bloques menos afectados,
distribución que no fue atendida, pues el Consejo
Administrativo desprotegió las áreas demolidas en su
totalidad, creando desigualdad y ocasionándole a los
propietarios de los bienes ubicados en los módulos I y II
pérdidas incalculables que deben resarcirse.

3. Luego de que el Juzgado Cuarto Civil del Circuito y


Primero Civil Municipal de Armenia rehusaran el
conocimiento del asunto, y propuesto el conflicto negativo de
competencia, el Tribunal Superior de ese Distrito Judicial lo
envió a la agencia municipal por considerar improcedente la
existencia de la colisión competencial, quien admitió la
demanda mediante proveído de 25 de octubre de 2001, la
tramitó por el cauce del juicio verbal sumario, y dictó
sentencia el 29 de septiembre de 2005 declarando probada
la excepción de caducidad propuesta por la pasiva.

El Tribunal Superior de ese Distrito Judicial, en fallo de


tutela de 9 de diciembre de 2005 (folios 1003-1015), dispuso
la nulidad de todo lo actuado y ordenó imprimir el trámite
del proceso ordinario conforme a las disposiciones legales
vigentes. Subsiguientemente, el órgano de conocimiento
(Juzgado Primero Civil Municipal), al estimar que el asunto
era de mayor cuantía rechazó la demanda, disponiendo

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

enviar la actuación a los Juzgados Civiles del Circuito (folio


1017).

4. Efectuado nuevo reparto, el caso correspondió al


Juzgado Cuarto Civil del Circuito de Armenia, quien
inicialmente, por auto de 2 de marzo de 2006 objetó la
aceptación del libelo por faltar el requisito de procedibilidad
(conciliación); más la decisión la revocó el superior, con auto
de 4 de julio de 2006, y en su lugar se admitió la demanda.

Notificada aquella la parte convocada la contestó


oponiéndose a las pretensiones y formulando las excepciones
de mérito que denominó: inexistencia de la nulidad del
reglamento contenido en la E.P. 2794 del 15 de octubre de
1985, del Acta del 22 de septiembre de 1986 y de la reforma
protocolizada por el instrumento público 3869 de 19 de
noviembre de 1986; ratificación del reglamento contenido en
la escritura 2794 citada y de la reforma inserta en el
documento de 19 de noviembre de 1986; validez de la
determinación de bienes privados de uso público en una
propiedad horizontal, prescripción de la acción; caducidad de
la impugnación de las decisiones de Asamblea y ausencia de
legitimación en la causa por pasiva.

5. A la primera instancia, luego de agotarse las formas


propias del juicio ordinario, puso fin la sentencia de 18 de
mayo de 2012, declarando probada la excepción de
prescripción extintiva de la acción, en relación con las
pretensiones primera, segunda y tercera; encontró
demostrado de oficio el medio exceptivo llamado

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improcedencia de la acción respecto de la súplica de nulidad


del Acta No. 018 de 15 de julio de 1999 emanada de la
Asamblea General de Propietarios del Edificio Terminal de
Transportes de Armenia, y subsecuentemente denegó las
demás reclamaciones.

El funcionario de primer grado aludió al régimen de las


nulidades y, confrontando aquél, con las pretensiones de la
demanda infirió que la causal alegada era un vicio propio de
la nulidad absoluta, además determinó que el término de
prescripción que en el caso resultaba aplicable, de diez años,
estaba vencido.

Cuanto hace a la nulidad del Acta No. 018 de 15 de julio


de 1999 emanada de la Asamblea General de Propietarios, la
encontró improcedente, pues la súplica debía surtirse por el
sendero del proceso abreviado.

Por último señaló que no resultaba posible interpretar


el libelo para analizar la indemnización de perjuicios pedida,
ya que el camino idóneo es el del juicio ordinario de
responsabilidad civil, y como en el asunto, no se discutió la
responsabilidad de los órganos de administración de la
propiedad horizontal, no era factible estudiarla.

6. El promotor del litigio formuló recurso de apelación,


argumentando básicamente que los daños debieron ser
reconocidos por la no reconstrucción de los bienes de
propiedad del actor, sin ser necesario considerar factores de

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responsabilidad, pues ella es objetiva según lo ordena el


artículo 15 de la ley 182 de 1948.

Que el fallador de conocimiento, debió limitarse a acatar


la orden del juez de tutela, sin entrar a valorar si medió un
marco contractual o extracontractual para definir la
contienda, dado que la obligación de reconstrucción era de
tipo objetivo.

Se desconoció el pedimento séptimo de reconocimiento


de perjuicios materiales y morales, pues el juzgador soslayó
su deber de interpretar la demanda conforme al mandato
superior que reclama la prevalencia del derecho sustancial
sobre el formal.

Finalmente expuso que, el Acta No 018 no podía ser


violatoria de reglas imperativas como las contenidas en el
artículo 15 de la ley 182 de 1948, por suerte que la nulidad
era de naturaleza absoluta y no relativa, según lo entendió el
a quo.

LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

Refirió en primer lugar a los presupuestos procesales, y


cuando analizó el relativo a “la demanda en forma” expuso
que, teniendo en cuenta la formulación de las súplicas
habidas en el libelo, “claramente se advierte, que existe
indebida acumulación de pretensiones”, volviendo sobre el
contenido de cada una de ellas.

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Seguidamente anotó:

“Siendo asi, nos encontramos entonces ante pretensiones que


no pueden tramitarse por el mismo procedimiento,
deficiencias que no fueron corregidas por el Juez de conocimiento,
pese a que en un principio fueron alegadas mediante los
mecanismos exceptivos otorgados al demandado para atacar la
validez del libelo genitor”. (Negrilla original del texto).

Si bien es cierto que el canon 228 superior, dijo,


reclama la prevalencia del derecho sustancial sobre el
procesal, recordó que ese mandato no implica, que el juez
haga la demanda,

“ya que ello es una actividad exclusiva del actor, pero en la fase
iniciativa del proceso, el juez, en uso de la facultad de control que
ejerce sobre la forma de la demanda debió inadmitirla para su
corrección y si no fue así, el demandado pudo formular los reparos
pertinentes a través de la proposición de la excepción previa de
inepta demanda fundada en ésta indebida acumulación de
pretensiones, como en efecto lo hizo, pero el a quo, la declaró no
próspera argumentando que tanto el fallo de tutela como al
resolver el recurso de apelación contra el auto que inadmitió la
demanda, el superior ordenó darle el trámite de procedimiento
ordinario, sin entrar a analizar el fondo de la excepción previa
planteada”.

Aludió a la decisión de tutela proferida por el Tribunal


Superior de Armenia de 9 de diciembre de 2005, a través de
la cual se declaró la nulidad de todo lo actuado a partir del
auto admisorio del escrito genitor, y ordenó que al asunto se
le impartiera el rito del juicio ordinario conforme las reglas

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

generales de competencia, trasuntando lo que al respecto


consignó esa sentencia, misma de la que expresó, no obligaba
al a quo a tramitar todas las pretensiones bajo la senda del
proceso ordinario, ni le limitaba sus facultades para
subsanar el proceso, “ni menos lo obligaba a fallar sin
estudiar los presupuestos procesales”.
Se refirió al proveído de 4 de julio de 2006, mediante la
cual la Sala Civil-Familia-Laboral resolvió la apelación del
auto de 2 de marzo del mismo año mediante el cual se
rechazó la demanda por no haberse agotado la conciliación
extrajudicial, y advirtió que en dicho pronunciamiento no se
analizó la indebida acumulación de pretensiones, pues no
fue objeto del recurso, “así que si bien ordenó admitir la
demanda sin exigir el requisito de procedibilidad, ello no le
impedía al Juez de conocimiento analizar y resolver la
excepción previa planteada por la demandada”.

Destacó que no obstante lo expuesto, constituye más


que una simple potestad, un deber del operador judicial
interpretarla y fijar su alcance, por supuesto, dentro de los
límites establecidos por el ordenamiento, vale señalar, sin
alterar el verdadero querer de la parte actora.

Agregó posteriormente: “en el sub examine, y en aras de


evitar un fallo inhibitorio, la Sala limitará su estudio a la
prosperidad o no de las pretensiones que debían tramitarse
por el proceso ordinario, prescindiendo de analizar las
súplicas que tienen un trámite diferente al ordinario”; además,
recalcó, tampoco es procedente que so pretexto de interpretar
el libelo como lo pretende el promotor, se resuelva como

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pretensión principal la contenida en el numeral séptimo,


pues claramente se formuló como consecuencial de la
nulidad del Acta No 018 de 15 de julio de 1999; y que además
alude al pago de perjuicios materiales.

Descendió a la acreditación de la legitimación en la


causa por activa y pasiva dentro del presente proceso y,
recordó que su competencia, en el marco de la alzada, la fija
directamente el recurrente “al determinar los aspectos que no
comparte del proveído impugnado”, correspondiéndole
fundamentar su crítica de manera clara y delimitada; dicho
lo cual analizó uno a uno los puntos de censura contra la
sentencia combatida, destacando que es únicamente sobre
ellos respecto de los que adquiere la habilitación legal para
pronunciarse.

Abordó la réplica atinente a que se estudie la


indemnización de perjuicios solicitada como pretensión
autónoma, y no como derivada de la declaratoria de la
nulidad del Acta No 018 de 15 de julio de 1999 emanada de
la Asamblea General de Propietarios del Edificio Terminal de
Transportes de Armenia, pues en el fondo existe una
responsabilidad objetiva, a pesar de que en el libelo
introductorio no se haya pedido así.

Coligió al respecto, que del escrito impugnativo, sus


argumentos develan la formulación de “pretensiones nuevas
que no fueron pedidas ni debatidas en primera instancia, que
de aceptarse quebrantaría los derechos de defensa y

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

contradicción de la contraparte y transgrediría los principios


de buena fe y lealtad procesal”, pues los daños reclamados
en el primer nivel referían a los derivados de la nulidad del
Acta mencionada, no de una responsabilidad objetiva.

Una hermenéutica diversa, indicó, desconocería el


principio dispositivo que rige el juicio civil, amén de la
congruencia regulada en el artículo 305 del CPC.

A diferencia de lo alegado por el demandante, expresó


que “el hecho de haberse tramitado por un procedimiento
diferente más garantista como el ordinario en manera alguna
sanea dicha irregularidad, que de no existir en este caso
pretensiones que sí debían tramitarse por dicho
procedimiento, generaría una nulidad insubsanable”.

Del ataque relativo a la interpretación de la demanda


echada de menos para que fallara de fondo la solicitud de
nulidad de las Actas de Asamblea y condenar por perjuicios,
reiteró que esa facultad no es absoluta; por el contrario, “es
restringida en casos en los cuales es inevitable atenerse a lo
alegado y pretendido por el actor”; y trajo a colación
jurisprudencia de esta Corte alusiva al tema.

Por último manifestó, que no existiendo más aspectos


de apelación, y dado que no fue atacado lo resuelto por el a
quo respecto a las pretensiones de nulidad del proyecto de
división contenido en la escritura No 2794 del 15 de octubre
de 1985, y la nulidad del instrumento No 3869 de 19 de
noviembre de 1986, mediante el cual se reformaron los

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

estatutos del Edificio Terminal de Transportes de Armenia,


“a la Sala no le queda otro camino que confirmar la decisión
de primer grado en este punto”.

LA DEMANDA DE CASACION

Cinco cargos fueron los aceptados por la Corporación


de los once originalmente propuestos en el libelo casacional,
los cuales se decidirán en su orden lógico, de suerte que, por
referir a vicios de procedimiento, inicialmente se despachará
el tercero (capítulo 11) relativo a la nulidad del procedimiento
invocada; luego se ocupará la Sala de la cuarta acusación
(capítulo 13) relacionada con la inconsonancia del fallo.
Seguidamente se abordarán, de forma conjunta, por
fundarse en idénticos supuestos jurídicos los embates
primero (capítulo 5) y segundo (capítulo 6), ambos trazados
por la vía directa de la ley sustancial. Por último, se
acometerá el estudio del quinto cargo (capítulo 15), alusivo
también al quebranto recto de la Constitución.

CARGO TERCERO. (CAPÍTULO 11)

Con fundamento en el numeral quinto del artículo 368


procesal civil, se acusa “el numeral segundo del fallo del
Tribunal en cuanto se inhibe para resolver las pretensiones
segunda y cuarta de la demanda y por consiguiente hay
nulidad”.

Discurrió así:

17
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

“En fallo de tutela de 9 de diciembre de 2005, el Tribunal Superior


de Armenia declaró la nulidad de todo lo actuado a partir,
inclusive, del auto admisorio de la demanda, `para que se le
imprima a la demanda, el trámite del proceso ORDINARIO
conforme a las reglas generales de competencia`. (sic).

En virtud de la invalidación dispuesta por el Tribunal, el Juzgado


4º Civil del Circuito de Armenia al resolver sobre la demanda, la
rechazó por no haberse agotado el requisito de la conciliación
prejudicial.

Esta decisión fue apelada y el recurso resuelto por la Sala de


Decisión Civil-Familia del Tribunal Superior de Armenia, mediante
providencia de 4 de julio de 2006, obrando `como superior
funcional del Juzgado Cuarto Civil del Circuito de Armenia`, y en
tal carácter, resolvió revocar el auto apelado y en su lugar dispuso:
`admitir la demanda ordinaria presentada por el señor JULIO
IGNACIO GUTIÉRREZ SANABRIA (…) Someter el asunto al trámite
consagrado en los artículos 398 y ss. Del Código de Procedimiento
Civil.

(…).

La anterior providencia se notificó y causó ejecutoria.

El No. 5 del artículo 368 del CPC establece como causal de


casación haberse incurrido en alguna de las causales de nulidad
consagradas en el artículo 140, siempre que no se hubiere
saneado.

El numeral 3 del artículo 140 del CPC establece como causal de


nulidad; `cuando el Juez procede contra providencia ejecutoriada
el superior`”.

18
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Posteriormente, a efectos de cumplir con la debida


“demostración del cargo”, asentó los siguientes
planteamientos:

“El juez constitucional le ordenó al de conocimiento tramitar el


proceso como ordinario.

El superior jerárquico del Juez del conocimiento 2º Civil del Circuito


de Armenia-fue (sic) quien admitió la demanda y ordenó imprimirle
el trámite como ordinaria.

El juez del conocimiento -2º Civil del Circuito de Armenia- acató lo


resuelto por el superior y tramitó el proceso como ordinario.

Si el superior ordenó tramitarlo como ordinario y eso fue lo que


cumplió el juzgador de primera instancia, ¿cómo se puede ahora
reprocharle que no haya inadmitido la demanda, si ésta fue
admitida por su inmediato superior? Cómo se puede reprochar que
se haya tramitado como ordinario, si eso fue lo que le ordenó el
inmediato superior? (sic)”.

En algún momento, este proceso se tramitó como verbal sumario y


se dictó sentencia de única instancia por parte del Juzgado 1º Civil
Municipal de Armenia, en audiencia efectuada el 29 de septiembre
de 2005. El señor GUTIÉRREZ SANABRIA, interpuso tutela y el
Tribunal Superior de Armenia, en fallo de 9 de diciembre de 2005,
EN SU PARTE REOLUTIVA, declaró la nulidad de todo lo actuado
desde el auto admisorio inclusive y ordenó que s ele imprima el
trámite del proceso ORDINARIO.

Debe tenerse presente que la demanda de este proceso se presentó


el 20 de febrero de 2001 (sic).

19
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

En el sub lite, el juzgador de segunda instancia entra en franca


rebeldía contra lo dispuesto por el superior jerárquico del juez de
primera. Estima que la demanda ha debido ser inadmitida porque,
a su juicio, existe indebida acumulación de pretensiones (sic)”.

(Mayúscula y negrilla original del texto).


Por tanto, agrega, olvidó el Tribunal Superior que fue
esa misma Corporación la que ordenó imprimirle a la
demanda el trámite del juicio ordinario conforme a las reglas
generales de competencia; de manera que ante su soslayo se
genera una nulidad “al desconocer que se actuó por orden del
superior y como consecuencia de inhibirse de fallar”.

Finalmente concluyó que, el sentenciador a quo no


podía inadvertir lo dispuesto por ese Colegiado al admitir el
libelo, y tampoco le era posible modificar la decisión de ese
órgano para acatar lo que hoy reprocha el funcionario de
segundo grado.

CONSIDERACIONES

1. Se fundamenta la acusación en la causal quinta del


artículo 368 del Código Procesal Civil referente a “Haberse
incurrido en alguna de las causales de nulidad consagradas en
el artículo 140, siempre que no se hubiere saneado”.

La nulidad surge como uno de los principales


mecanismos que procura la salvaguarda de las formas propias
del juicio, siempre que afecten de modo importante la
eficiencia del mismo, por estar concebida excepcionalmente
para aquellos casos en que el vicio no pueda corregirse de otra

20
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

manera por no alcanzar el acto su finalidad. Es entendida


como “la sanción que produce la ineficacia de lo actuado en un
proceso, cuando éste no se ha ceñido a las prescripciones de la
ley que regula el procedimiento” (Sentencia de 30 de junio de
2006, Rad. No.2003 00026).

Igualmente, es una manifestación del formalismo


moderado que debe respetarse en toda controversia como
resguardo para las partes de la igualdad de armas; hace
referencia a los actos del proceso y sus formas dentro del
mismo; su presencia se relaciona con errores in procedendo,
por existir cuando ocurre “apartamiento de formas”, más no
de cualquiera, sino de aquellas específicamente señaladas
por el autor de las reglas dentro de su libertad de
configuración legislativa; pero además, para que pueda ser
declarada se requiere que cumpla ese vicio con el requisito
de no haber sido saneado.

En el litigio que ocupa la atención de la Sala, expone el


recurrente que se incurrió en la causal contemplada en el
numeral 3º del artículo 140 del C.P.C., de acuerdo con la
cual, el proceso es nulo en todo o en parte, “cuando el Juez
procede contra providencia ejecutoriada del superior, revive un
proceso legalmente concluido o pretermite íntegramente la
respectiva instancia”, pues consideró que, “si el Tribunal
admitió la demanda como ordinaria y sin condicionamientos”,
ese mismo Colegiado debe resolverla acogiendo las
pretensiones, “tal como se indica en el acápite de esta
demanda denominado alegato propio de instancia”.

21
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

2. Aquella se cimienta en la obligación que implica para


el funcionario de inferior jerarquía, acatar los dictados del
superior; así lo dispone el canon 362 del CPC, al señalar que
en el auto de obedecimiento a lo resuelto por el ad quem, el
juez debe disponer todo lo necesario para el cumplimiento del
mandato proferido por aquél.

Al respecto, se ha considerado:

“La causal de nulidad que se produce (…) está destinada a


preservar el orden de los procesos y el acatamiento de las
decisiones judiciales por parte de los jueces que, siendo de grado
inferior dentro de la competencia funcional que se ejerce en
relación con un proceso determinado, deben cumplir con las
decisiones que profieran los jueces de grado superior, cuando
éstos resuelvan los recursos de queja, súplica, apelación, casación
y revisión, o en su caso la consulta”1.

3. De la sustentación del cargo se concluye, que el


cuestionamiento es por el primer aparte del motivo en
mención, esto es, proceder contra decisión en firme del ad
quem; causal aquella que no admite una interpretación
diferente a que el pronunciamiento desconocido provenga de
quien supera en jerarquía funcional a quien dicta la
providencia censurada, siendo producidas ambas en el
mismo trámite.

Por ende, ha destacado la Sala, “los proveídos de


cualquier naturaleza en asuntos diferentes al que es objeto de
estudio por este sendero excepcional, así tengan una relación

1
CSJ SC Sentencia de 22 de noviembre de 1999, rad. 5296

22
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

conceptual o identidad de tema, no encajan en el supuesto que


se indica”2.

Igualmente se ha precisado lo siguiente,

“Con relación a la causal de nulidad procesal consagrada en el


artículo 140 (num 3º) del C. de P. C., modificado por el decreto 2282
de 1989, ha dicho repetida y uniformemente esta Sala, que
cualquiera que constituya el motivo o irregularidad que al
reseñado efecto pueda dar lugar, el mismo ha debido presentarse
dentro de la actuación judicial donde se reclama la declaración de
existencia del aludido vicio procesal y la imposición de las
consecuencias a él inherentes (…) Sobre el particular, sostuvo la
Corte en oportunidad anterior, que según se infiere de la
naturaleza y estructura de los motivos en que se sustenta la
referida causal de nulidad, “sólo cabe considerar los vicios
procesales que dimanen del mismo proceso o actuación procesal
en curso para su configuración; o, lo que es igual, no incluye, para
su estructuración los trámites o las providencias judiciales
surtidas y dictadas en otros procesos preexistentes a aquél en que
se alegan, por significativa que pueda ser la relación o conexidad
entre unos y otros” (sent. de 2 de diciembre de 1999, exp. 5292)”3.
(Subraya fuera de texto).

Ya se sabe, que nuestro sistema de justicia


desconcentrado, está concebido como una estructura
jerarquizada funcionalmente; de tal suerte que las decisiones
adoptadas por los jueces, en principio, son vinculantes para
los funcionarios de inferior escalafón, respetándose por ende
la organización de la rama judicial en sus distintas

2
CSJ SC Sentencia de 18 de Sept. De 2014, rad. 2012-02110
3
CSJ SC Sentencia de 31 de mayo de 2006, rad. 1997-10152-01, reiterada en la
SRC6958-2014

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

jurisdicciones (Art. 11 de la Ley 270 de 1996, modificado por


el 4° de la Ley 1285 de 2009).

4. En el presente caso, el censor se duele porque, el


Tribunal se inhibió para decidir sobre las súplicas segunda y
cuarta, desconociendo que con el fallo de tutela de 9 de
diciembre de 2005, esa misma Corporación declaró nulo todo
lo actuado y ordenó que se imprimiera el trámite del juicio
ordinario.

Agregó que, aunque en virtud de esa decisión


constitucional el Juzgado rechazó la demanda por no
haberse agotado el requisito de la conciliación prejudicial, al
apelarse fue revocado el pronunciamiento por el mismo
fallador plural.

5. La jurisdicción constitucional, es diferente de la


ordinaria; pues la primera la integran, de conformidad con el
artículo 43 de la ley 270 de 1996, a más de la Corte
Constitucional y el Consejo de Estado en virtud de sus
competencias residuales sobre las acciones de nulidad por
inconstitucionalidad “los jueces y corporaciones que deban
proferir las decisiones de tutela o resolver acciones o recursos
previstos para la aplicación de los derechos constitucionales”.
(Subraya fuera de texto).

5.1 Dado que en este asunto, la decisión ejecutoriada


del superior, que dice la censura fue soslayada, se adoptó en
el marco de un procedimiento constitucional (Art. 86),
significa que no fue dictada, en estrictez, dentro de la

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

actuación judicial donde se reclama la declaración de


existencia del vicio procesal, independientemente de la
conexidad que tiene respecto del juicio por donde se
tramitaron las pretensiones incoadas por el demandante
JULIO IGNACIO GUTIÉRREZ SANABRIA.

5.2 En adición de lo dicho, y clarificado que el fallo


presuntamente desconocido, provino de una jurisdicción
diferente de la ordinaria, al recurrirse en casación una
actuación proveniente de la Sala Civil-Familia del Tribunal
de Armenia, no puede perderse de vista que su superior
jerárquico funcional es la Sala Civil de la Corte Suprema de
Justicia, no otra autoridad diferente, mucho menos si
pertenece a la jurisdicción constitucional.

Al efecto, esta Corporación, respecto de la jerarquía


funcional que tiene sobre los Tribunales Superiores de
Distrito Judicial, en AC de 4 de julio de 2013, rad. 2013-
00070-00, señaló que:

“(…) conviene aclarar que el superior al que se refiere la norma es


necesariamente el jerárquico funcional, que en el caso concreto en
el que se profirió la sentencia materia del recurso, por tratarse de
la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá,
de acuerdo con lo preceptuado en los artículos 11 y 15 de la Ley
270 de 1996 (Ley Estatutaria de Administración de Justicia) es la
Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, y no la Corte
Constitucional”.

Por tanto, si bien la decisión que se dice fue


desconocida, la profirió el mismo órgano judicial, esto es, el

25
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Tribunal Superior, en ella, aquél actuó como juez de tutela y


no de la justicia ordinaria, de manera que no fue un superior
funcional quien dictó la orden presuntamente inadvertida,
como lo exige el numeral 3º del motivo de nulidad invocado.

6. Ahora bien, aunque se hiciera abstracción de todo lo


expuesto, entendiendo que por especifidad, la circunstancia
alegada se adecúa a la descripción del motivo de nulidad,
obsérvese que, en el mismo pronunciamiento de tutela, la
Corporación del Distrito Judicial de Armenia manifestó:

“Y si el Juez Cuarto Civil del Circuito de esta ciudad, ordenó


imprimirle a la citada demanda el trámite del proceso VERBAL
SUMARIO, al avocar el Juez Primero Civil Municipal y el
conocimiento de la misma debió imprimirle el trámite
correspondiente, ya que al asumir la competencia, cuenta con
todas las facultades legales para que el proceso no finalice con
una sentencia inhibioria o un proceso viciado de nulidad, es más,
constituye un deber del funcionario.

Pues cuando un Juez de superior categoría se declara


incompetente frente a una determinada demanda, y ordena
enviársela a otro funcionario que por competencia funcional es de
inferior categoría, esto no significa que esté obligado a continuar
con el procedimiento indicado por el de mayor categoría.

Lo anterior significa, que el proceso tramitado en el Juzgado


Primero Civil Municipal de esta ciudad, donde es demandante el
señor JULIO IGNACIO GUTIÉRREZ SANABRIA, y demandado el
EDIFICIO TERMINAL DE TRANSPORTE DE ARMENIA, el cual
concluyó con sentencia fechada 29 de septiembre del presente
año, adolece de un defecto procedimental por habérsele dado el
trámite que no corresponde, lo cual constituye una vía de hecho

26
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

conforme a lo dispuesto por la Corte Constitucional en la sentencia


arriba citada.
Como consecuencia de la vía de hecho por haberse actuado fuera
del procedimiento establecido en la ley para este tipo de procesos,
se hace necesario decretar la nulidad a partir del auto que admitió
la demanda, para que se le imprima el trámite del proceso
ordinario conforme a las prescripciones legales”. (Subraya fuera d
etexto).

6.1 De donde, cual lo consignara la sentencia


combatida, lo dicho en el fallo que resolvió la acción
constitucional no compelía al a quo a tramitar la totalidad de
las pretensiones bajo la senda del juicio ordinario; tampoco
lo privaba de las facultades con que contaba para subsanar
el proceso; y menos aún lo conminaba a resolver la litis sin
estudiar los presupuestos procesales.

6.2 El Tribunal, al examinar la concurrencia de aquellos


presupuestos, encontró colmados todos menos el relacionado
con la demanda en forma, estimando que se produjo la
indebida acumulación de pretensiones —evaluación que
podía hacer de manera oficiosa— no obstante y en su deber
de interpretar su contenido, se pronunció de fondo respecto
de las que debían tramitarse por el cauce del proceso
ordinario.

6.3 Finalmente, la escisión que realizó el sentenciador


al momento de despachar las pretensiones y declarar la
indebida acumulación, no era un asunto de linaje
meramente potestativo; puesto que, las formas procesales,
tiene por establecido el artículo 6º del CPC, son de orden

27
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

público y por consiguiente de obligatorio cumplimiento; “y en


ningún caso, podrán ser derogadas, modificadas o sustituidas
por los funcionarios o particulares”; norma que, en la especie
examinada, se concatena con lo ordenado por el artículo 86
de la misma obra según el cual, el juez, al admitir la demanda
que reúna los requisitos legales, le impartirá el trámite que
legalmente corresponda, aunque el convocante “haya
indicado una vía procesal inadecuada”.

Habida cuenta de lo discurrido en precedencia, el cargo


no se abre paso.

CARGO CUARTO (CAPÍTULO 13)

Con apoyo en la causal segunda del artículo 368 se


acusa la incongruencia de la sentencia, al incurrirse en una
decisión citra petita.

Expuso, que el ad quem estimó que la pretensión


séptima del libelo referente a la indemnización por daños, no
es autónoma sino que estaba subordinada a la declaratoria
de nulidad del Acta 018 de la Asamblea de 15 de julio de
1999.

Plantea que la súplica, contentiva de una reclamación


de perjuicios derivados de la decisión “de la Administración
de reconstruir una parte del edificio” tiene el carácter de
“principal y para ello basta su lectura”.

28
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Finalmente advierte: “si el Tribunal hubiere entendido


que la pretensión 7ª es independiente la hubiere resuelto, por
lo que corresponde casar la sentencia y en sede de instancia
revocar la sentencia apelada y en su lugar despachar
favorablemente la pretensión 7ª”.

CONSIDERACIONES

1. La inconsonancia establecida en el artículo 368 del


Estatuto de Enjuiciamiento Civil corresponde a un error in
procedendo que se presenta,

“cuando el sentenciador, por un lado, quebranta los linderos de la


controversia trazados por las partes en la demanda y en su
contestación, en particular, cuando lo resuelto no guarda completa
armonía con las pretensiones o con las excepciones que han sido
alegadas o que pueden ser reconocidas de oficio y, por el otro,
cuando se despreocupa de los supuestos que integran la causa
petendi o, dicho de otra forma, se aparta de los extremos fácticos
que delimitan el litigio. (…). Por tanto, para establecer la presencia
de esta irregularidad se hace necesario el cotejo objetivo entre lo
pedido por el actor, el fundamento fáctico de las súplicas, las
excepciones aducidas por el demandado y las que, sin requerir ser
invocadas, resulten probadas en el proceso, por una parte, y el
contenido concreto de la decisión del juzgador, por la otra, (…).’
(Sentencia de 7 de marzo de 1997, exp. 4636)” (Cas. Civ.,
sentencia de 16 de diciembre de 2005, Rad. No. 1993-0232-01).

Conviene memorar que, en tratándose de este motivo de


casación, es requisito que la desarmonía denunciada no sea
producto del entendimiento que el sentenciador haya dado a
la demanda, a su contestación o a los medios de convicción,

29
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

pues en tales supuestos el motivo de casación aplicable es el


primero.

Al efecto, ha referido la Corporación que, “al momento


de formular un ataque por esta causal, no puede el recurrente
soportarse en errores de juicio en que hubiere podido incurrir
el sentenciador, los cuales sólo podrían tener acogida bajo la
causal primera, de suerte que ‘si la disonancia proviene del
entendimiento de la demanda o de alguna prueba, la falencia
deja de ser in procedendo para tornarse en in iudicando, la
cual tiene que fundarse necesariamente en la causal primera
de casación, ya que de existir el yerro, éste sería de juicio y no
de procedimiento’ (CCXLIX, Vol. II, 1468)”. (CSJ SC. Sentencia
de 19 de enero de 2005, radicación n. 7854). (Subraya fuera
de texto).

2. Una de las exigencias del recurso de casación


consiste, en que sus causales tienen una configuración
propia y autónoma que las torna inconfundibles, por manera
que le está vedado al recurrente transitar indistintamente
por una u otra alegando falencias que no se avienen al motivo
del ataque.

3. En la argumentación sobre la que el censor basó la


acusación, apuntalada en la inconsonancia del fallo, se
advierte que discurrió por un sendero, reservado al primero
de los motivos que consagra el precepto 368 procesal civil,
alusivo a la violación de la ley sustancial derivada de la
“apreciación de la demanda”.

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Habida cuenta de lo señalado, es ostensible que el cargo


en examen desconoce la regla de técnica en precedencia
advertida, toda vez que su sustentación se circunscribió, en
esencia, a reprocharle al ad quem el entendimiento
dispensado a las súplicas contenidas en el escrito genitor del
litigio.

Obsérvese que el actor, inició por recordar que para el


Tribunal, la pretensión séptima estaba subordinada a la
declaratoria de nulidad del Acta, desconociendo que aquella
era autónoma y principal, por lo que incurrió en una
indebida lectura.

Y finalmente, patentiza aún más el dislate, la


apuntación última que hace al exponer, se itera, en la
lacónica formulación del cargo:

“Si el Tribunal hubiere entendido que la pretensión 7ª es


independiente la hubiere resuelto, por lo que corresponde
casar la sentencia y en sede de instancia revocar la
sentencia apelada y en su lugar despachar favorablemente
la pretensión 7ª”. (Negrilla fuera de texto).

Es decir, más allá de vislumbrarse una acusación a los


linderos del pleito trazados por las partes, el ataque denota
un error de pupila indebidamente canalizado; aspecto vedado
en el marco de esta opugnación excepcional por no poder
transitar promiscuamente el censor por las diversas causales
que viabilizan el recurso casacional.

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

En razón de lo hasta aquí señalado, el cargo no se abre


paso.

CARGO PRIMERO (CAPÍTULO 5)

Con estribo en la causal inicial de casación


contemplada en el artículo 368 procesal civil —vía directa—
se denunció el numeral primero de la sentencia acusada, por
falta de aplicación del artículo 2536 del Código Civil
modificado por el artículo 1º de la ley 50 de 1936, aplicación
indebida del canon 8º de la ley 791 de 2002 e interpretación
errónea del artículo 41 de la ley 153 de 1887.

Tras señalar que el Tribunal confirmó “la declaración de


prescripción en relación con la pretensión primera”, manifestó
que en el tránsito legislativo vinculado con el fenómeno
prescriptivo, ya sea por la vía adquisitiva o extintiva, la ley
permite elegir el “término más favorable para el prescribiente,
pero escogido uno, ese término ha debido transcurrir
íntegramente”, y en el caso analizado, según la legislación
anterior (ley 182 de 1948) reguladora de la propiedad
horizontal, “no existe un término especial de prescripción”, por
lo que resultaba aplicable la norma general del canon 2356
del C.C, donde la prescripción extintiva es veintenaria.

Advirtió, que el artículo 41 de la ley citada no distingue


entre la prescripción extintiva o liberatoria, y además
determina, que escogida una, para que sea aplicable, debe
haber transcurrido íntegramente el respectivo lapso
temporal, de manera que al optarse por el de la ley 791 de

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

2002, “los diez años se habrían consumado el 27 de diciembre


de 2012”.

Más adelante señaló:

“El juzgador de instancia interpreta erróneamente el art. 41 de la


ley 153 de 1887 al restringirle sus efectos únicamente para la
prescripción adquisitiva y por ello le da cabida a la prescripción de
diez años —existe aquí aplicación indebida el (sic) artículo 8º de la
ley 791 de 2002— y no contempla la de veinte años —existe aquí
falta de aplicación del artículo 2536 del Código Civil y del artículo
1º de la ley 50 de 1936, que prevén la prescripción de veinte años.

Si el juzgador de instancia no hubiera cometido los yerros


denunciados, habría concluido que el término prescriptivo
aplicable es el de veinte años, los cuales no habían corrido para la
fecha de presentación de la demanda”.

CARGO SEGUNDO (CAPÍTULO 6)

Por la misma vía directa e invocando idénticas


disposiciones sustanciales, se cuestionó la decisión del
Tribunal, pero, aunque los argumentos fueron trasunto fiel
de los expuestos en el cargo anterior, ésta vez se dolió de la
“falta de aplicación del artículo 41 de la ley 153 de 1887”.

CONSIDERACIONES

1.- La vulneración recta de las normas sustanciales,


que como motivo de casación contempla la causal primera
del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, sólo se
produce cuando, el sentenciador deja de emplear en el caso

33
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

controvertido, la norma a que debía sujetarse y,


consecuencialmente, hace actuar disposiciones materiales
extrañas al litigio, o cuando habiendo acertado en la norma
rectora del asunto yerra en la interpretación que de ella hace.

También ha sido criterio reiterativo de la Sala, que


cuando la denuncia se orienta por esta vía, presupone que el
censor viene aceptando plenamente las conclusiones fácticas
y probatorias deducidas por el Tribunal.

Acorde con lo mismo, ha sostenido la Corporación que,

“cuando el ataque en casación se funda en la causal que se


comenta, compete al recurrente centrar sus juicios exclusivamente
sobre los textos legales que considere inaplicados, indebidamente
aplicados o erróneamente interpretados, prescindiendo de
cualquier consideración que implique discrepancia con las
apreciaciones fácticas del fallador, cuestión esta que sólo puede
abordarse por la vía indirecta de la misma causal”. (CSJ SC Feb.
18 de 2004. Radicación n. 7037, reiterado en CS Oct. 3 de 2013,
radicación n. 2000-00896).

2. Ambos cargos enunciados, se analizarán


conjuntamente puesto que tienen idéntica fundamentación,
al invocar que no se hubiera hecho actuar el canon 2536 del
C.C, y la aplicación indebida del artículo 8º de la ley 791 de
2002. La única diferencia entre los dos es que, mientras el
primero denuncia la interpretación errónea del artículo 41 de
la ley 153 de 1887, el otro reclama su falta de aplicación.

34
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

3. Como aclaración previa, es menester señalar que


ningún interés asiste al demandante para que en casación,
le reprochara al Tribunal haber ratificado el numeral inicial
del fallo de primera instancia que declaró probada la
excepción de fondo de prescripción extintiva de la acción, por
ser el apelante, que en el caso lo fue la parte actora, quien
está llamado a delinear “mediante una protesta explícita
asentada en la sustentación de la alzada, aquellos aspectos
de la sentencia impugnada que piden sean examinados por el
ad quem” (CSJ, SC del 28 de junio de 2013, Rad. nº. 1998-
05970-01), de modo que al exteriorizarse las razones de la
disconformidad, quedan “zonas del litigio por fuera de la
impugnación, a las cuales el juez no puede acceder mediante
una actividad inquisitiva que le permita sustituir al recurrente
en la delimitación del ‘objeto’ del recurso” (CSJ, SC del 8 de
septiembre de 2009, Rad. nº. 2001-00585-01).

Sobre el punto, conviene memorar “que en tanto ‘no es


posible traer al recurso extraordinario asuntos sobre los cuales
no se haya discutido en la segunda instancia por no haber
sido objeto de apelación, y por haber sido aceptada por el
recurrente la decisión sobre ellos tomada por el fallador de la
primera instancia, toda alegación que sobre estos particulares
se produzca en casación queda en el vacío…’ (Casación Civil
de 26 de octubre de 1964 y 29 de abril de 1975)” (CSJ, SC del
7 de septiembre de 1993, Rad. n°. 3475, GJ CCXXV, pág.
434, reiterada en CSJ SC Auto de May. 16 de 2016, Rad.
2011 00571).

35
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Por ende, y al no haber sido el llamado medio exceptivo,


materia de inconformidad al presentar la alzada frente a la
decisión que finiquitó el primer grado, esa parte de la censura
impedía su análisis en el recurso extraordinario de casación.

4. De otro lado, y así se pasara por alto lo anterior, de


todos modos, al acometer el estudio de los dos cargos
conjuntados se observa, que ambos están lejos de guardar la
exigida simetría frente a las razones aducidas por el juzgador
ad quem, por no tener la debida consonancia y armonía con
lo argumentado en la sentencia.

Al efecto:

4.1 La decisión del Tribunal, previo a abordar la


cuestión, señaló los aspectos en que la parte demandante
sustentó el recurso de apelación, describiéndolos uno a uno
y recordando, que su competencia se limitaba a los motivos
de inconformidad del impugnante.

4.2 Seguidamente anotó, que el apelante pretende en el


trámite de la alzada, que se estudie la indemnización de
perjuicios como pretensión autónoma y no como derivada de
la solicitud de nulidad del Acta 018, conforme se solicitó en
el escrito inicial de demanda, deduciéndose súplicas nuevas
que de aceptarse violentaría los derechos de defensa y
contradicción de la contraparte, máxime cuando, dijo, el rito
civil se gobierna por el principio de la congruencia
contemplado en el canon 305 del CPC, reflexiones estas de
las que concluyó, no logran desvirtuar la argumentación

36
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

vertida en la decisión del a quo, “pues ni siquiera la


controvierte, ya que se limita a plantear pretensiones nuevas”.

4.3 Del ataque relativo a la interpretación de la


demanda echada de menos para que fallara de fondo la
solicitud de nulidad de las Actas de Asamblea y condenar por
perjuicios, amén de señalar que esa no es una potestad
irrestricta, por ende restringida a los eventos en que se
dificulta determinar su verdadero sentido, expresó: “como en
este caso en que en todas las actuaciones alegó la nulidad de
las Actas de Asamblea General y la consecuente condenación
en perjuicios”.

4.4 Finalizó, con la siguiente exposición el juzgador de


segundo grado:

“No existiendo más puntos de apelación, y siendo que no fue


atacado lo decidido por el a quo respecto a las pretensiones de
nulidad del proyecto de división contenido en la escritura pública
No 2794 del 15 de octubre de 1985 de la Notaría Tercera de
Armenia, mediante la cual se reformaron los Estatutos del Edificio
Terminal de Transportes de Armenia (Quindío), y la nulidad de la
escritura No 3869 de 19 de noviembre de 1986 de la Notaría
Tercera de Armenia, a la Sala no le queda otro camino que
confirmar la decisión de primer grado en este punto”.

5. Revisado el contenido de las acusaciones (causal


primera-vía directa), se advierte que se vislumbra su
marcada asimetría en tanto que las explicaciones
enarboladas se desvían de la correspondencia necesaria
respecto a lo expresado por la sentencia, como acaba de

37
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

trasuntarse, supuesto en el que, recogiendo las palabras de


la Corte,

“el reproche resulta desenfocado, en la medida en que no guarda


una estricta y adecuada consonancia con lo esencial de la
motivación que se pretende descalificar’ (auto de 18 de diciembre
de 2009, exp. 6800131030012001-00389 01) o que ‘resulta
desenfocado, pues deja de lado la razón toral de la que se valió el
ad quem para negar las pretensiones (…) Ignorado fue, entonces,
el núcleo argumentativo del fallo impugnado, haciendo del cargo
una embestida carente de precisión, pues apenas comprende
algunas de las periferias del asunto, lo cual anticipa su ineficacia
para propiciar el pronunciamiento de la Corte”. (Auto de 30 de
agosto de 2010, 1999-02099-01, reiterado en CSJ CS Auto de 2
de noviembre de 2011, radicación n. 2003-00428)”.

Síguese de lo manifestado, que la argumentación


medular de los cargos conjuntados no combatieron ninguno
de los puntales de la decisión acusada; el tópico del fenómeno
prescriptivo fue extraño a la motivación del juzgador
Colegiado; y el recurrente, en puridad, desdeñó de los temas
torales de la providencia.

Los aspectos reproducidos en precedencia quedan


incólumes, al no ser tachados, siendo aquellos las bases más
importantes de la construcción jurídica tejida por el
Tribunal, develándose la formulación de una crítica
desenfocada que riñe con la técnica casacional máxime
cuando, se itera, la infracción recta de la ley sustancial
invocada en los cargos respecto del proveído combatido,
desmerecen una precisa relación de causalidad.

38
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Por ende, las acusaciones resultan inidóneas y no


prosperan.

CARGO QUINTO (CAPÍTULO 15)

Indicó la crítica que, de acuerdo con la jurisprudencia


de la Corte Constitucional “es posible atacar una sentencia
por violación directa de la Constitución”; y, con la actuación
desplegada en el sub exámine, anota que se conculcaron los
artículos 2º, 29, 228, 229 superiores.

Discurrió sobre los trece años que han transcurrido


desde que se presentó la demanda y el “tortuoso camino
procesal” del asunto, discriminando una por una las etapas
cumplidas.

Seguidamente realizó, apoyado en la jurisprudencia de


la Corte Constitucional, unos comentarios sobre debido
proceso, los fines estatales y el derecho a una pronta y eficaz
administración de justicia, solicitando “que se disponga lo
necesario para que se resuelva el caso sometido a la decisión
del Estado”.

Por último, en el acápite que denominó “alcance de la


impugnación” se refirió a los hechos de la demanda, a la
caducidad propuesta como excepción de fondo junto a su
regulación procesal civil y en el C. de Co., la prescripción de
la acción, la no convalidación de la nulidad por objeto ilícito

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

y, a “la aplicación en el presente proceso del artículo 86 de la


ley 675 de 2001”.

CONSIDERACIONES

1.- Aunque el libelista no lo dice expresamente, se


infiere del contenido del escrito, que la acusación se enmarca
dentro de los contornos de la causal primera que contempla
el artículo 368 de enjuiciamiento civil, por violación de la
normativa sustancial, vía directa.

2.- Decantado se encuentra, que desde los mismos


inicios del recurso extraordinario de casación en Colombia
hasta la fecha, esta Corporación, apoyada en el
ordenamiento superior y legal, y en las atribuciones que le
corresponden como máximo órgano judicial ordinario, ha
fijado claras reglas en torno a los requisitos, tanto de forma
como de técnica, que debe cumplir este excepcional
mecanismo de impugnación.

Por ello, a partir de su naturaleza y características, así


como de lo previsto en el Decreto 2651 de 1991; de leyes
como la 446 de 1998 y, por supuesto, de lo regulado en las
normas de enjuiciamiento que gobiernan la materia, ha
habido una constante línea jurisprudencial sobre la labor
que debe acometer el recurrente para lograr que su reproche
sea considerado en el fondo del asunto; por ende, en su
exigente tarea de sustentación, el promotor debe cumplir un
mínimo de formalidades, mismas respecto de las cuales se

40
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

establecieron diversas pautas encaminadas a puntualizar el


alcance de las disposiciones evocadas.

3. Sin ser necesario acometer el análisis de los motivos


en que se soporta el embate, conviene recordar que,
tratándose de la causal primera de casación, acorde con el
artículo 374, numeral 3º del Código de Procedimiento Civil,
al recurrente le corresponde, entre otras, señalar con
precisión las “normas de derecho sustancial” que estime
infringidas, hipótesis que, como lo ha sostenido la
Corporación, se materializa con, “señalar cualquiera de las
disposiciones de esa naturaleza” (auto de 18 de diciembre de
2006); obviamente, en la medida en que constituya
basamento esencial de la sentencia cuestionada, como así
aparece regulado por la normativa ejusdem.

3.1 La Sala, a propósito de la causal primera de


casación ha expuesto que,

“…en el marco de dicho motivo casacional, es deber del


impugnante precisar las normas sustanciales violadas, cualquiera
que sea la vía que haya escogido para perfilar su acusación: la
directa o la indirecta, sin que, tratándose de esta última, pueda
excusarse su señalamiento a pretexto de la demostración de los
errores de apreciación probatoria que se le endilguen al fallo, o de
la determinación de las normas probatorias supuestamente
quebrantadas –cuando se predique la comisión de un yerro de
derecho-, pues si a esto último se limitare el recurrente, omitiendo
la mencionada exigencia, quedaría trunca la acusación, en la
medida en que no podría la Corte, al analizar el cargo, establecer
oficiosamente cuáles disposiciones materiales habrían sido
quebrantadas a consecuencia de los yerros que se hubieren

41
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

acreditado” (auto de 7 de diciembre de 2001, radicación No.


0482-01).

La sustentación del medio de impugnación, a riesgo de


no abrirse paso con su deserción consecuencial, no puede
sustraerse de reseñar qué reglas de verdadera estirpe
sustantiva considera violentadas, destacando, eso sí, que
como de vieja data lo tiene definido la Corte, tienen esa
naturaleza aquellas que "en razón de una situación fáctica
concreta, declaran, crean, modifican o extinguen relaciones
jurídicas también concretas entre las personas implicadas en
tal situación"4, al tiempo que “constituyen la médula del litigio,
en tanto que en ellas aparece consignado el supuesto de hecho
o la consecuencia jurídica que es objeto de debate…”5 de
manera que “…no cualquier norma de derecho sustancial…
debe denunciarse vulnerada, sino una que sea pertinente a lo
decidido, bien con la pretensión o con la oposición (…)”6.

3.2 No obstante el imperativo prenombrado, el cargo se


encuentra ayuno de tal presupuesto, dado que el recurrente
desdeñó de esa carga invocando los artículos 2º, 29, 228 y
229 superiores; infracción que, dijo, se amparaba en la
jurisprudencia de la Corte Constitucional.

Tradicionalmente, venía enfatizando esta Corporación,


“que sí bien las disposiciones de la Constitución enuncian
verdaderas normas jurídicas, no todas tienen el mismo

4 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Auto de 1º de abril de 2004. Exp. No.
08758-31-84-001-1999-00915-01
5 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Auto de 22 de noviembre de 2010, Exp.

No. 11001-31-03-006-2000-00950-01.
6 Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Auto de 13 de marzo de 2008, Exp. No.

11001-3103-034-2000-05547-01.

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

alcance y significación normativa, de modo que muchas de


ellas por su indeterminación o su contenido supremamente
concentrado, no constituyan regla jurídica conforme a la cual
pueda decidirse directamente un determinado asunto o litigio".
(Auto Abr. 10 de 2000, rad. 0484).

Igualmente, y a propósito de los contenidos


fundamentales que sirven de estribo para apuntalar la causal
primera de casación por motivo de su desconocimiento,
había puntualizado la Sala que,

“es indiscutible que los preceptos de la Constitución Política que


consagran derechos, como es el caso de aquéllos que establecen
las prerrogativas fundamentales inherentes a las personas,
ostentan, ciertamente, naturaleza sustancial, en tanto que de su
aplicación y eficacia pueden surgir, modificarse o terminar
situaciones jurídicas específicas. Empero ello no significa que
el carácter sustancial de las normas constitucionales,
particularmente cuando actúan en el contexto
anteriormente mencionado, deba conducir necesariamente
a que su invocación en un cargo en casación sea suficiente
para colegir la aptitud del mismo, puesto que, por regla
general, las mencionadas disposiciones superiores están
llamadas a desarrollarse mediante la ley, caso en el cual
serán los preceptos de ésta, y no los de la Carta Política, los
que directamente se ocupen o hayan debido ocuparse de la
problemática decidida en la sentencia recurrida, de lo que
se infiere que, por regla de principio, las disposiciones que
el juzgador de instancia pudo infringir son las legales que
hizo actuar, inaplicó o interpretó erróneamente”. (Negrilla
fuera de texto) (CSJ SC Auto de 5 de Agosto de 2009, radicación
n. 2004-00359).

43
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

Tratándose de preceptos superiores, cuando ellos se


denunciaban como infringidos, la Sala venía expresando que
esa queja no resultaba necesariamente suficiente para
colegir la idoneidad de un cargo en un ataque casacional
debido a que, en línea de principio, las mencionadas
disposiciones fundamentales estaban abocadas a
reglamentarse mediante leyes. Pese a ello, conviene precisar
lo siguiente:

3.3 Los mandatos hallados en la Norma Normarum,


atendiendo el carácter vinculante y no simplemente
programático que regentan, amén de tener una aplicación
predominante frente al resto del ordenamiento estatal,
pueden tener vocación de sustancial sin que sea inexorable
su desarrollo legal; incluso, cuando el juzgador aplica las
normas sustantivas “contenidas en la ley sin tomar las
previsiones que se imponen para mantener la correspondencia
entre ésta y la Carta Política, produce un dislocamiento del
andamiaje jurídico en que se asienta el correspondiente
derecho legal”7.

3.4 La Constitución como texto normativo donde


aparecen insertos los principios rectores de la Nación
personificada, por sabido se tiene, no puede entenderse hoy
dada su textura abierta, como un mandato destinado
únicamente al legislativo, que sólo afectará a los demás
órganos estatales en la medida que sus directrices se hayan
reproducido en forma de normas jurídicas; ello sería tanto

7
(CSJ Sent. Dic. 16 de 1997, Rad. 4837).

44
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

como negar el tránsito del Estado Legislativo al


Constitucional.
En esa dirección, el concepto de ley sustancial no
solamente se predica de las normas de rango simplemente
legal; por ende comprende las reglas constitucionales que
reconocen las garantías fundamentales de la persona, así
como toda otra disposición de la Constitución en la medida
en que aquella regule una relación jurídica en lo concerniente
a derechos en los implicados en la misma.

Lo anterior significa, bien se ha dicho, que nada obsta


para fundar “un cargo en casación por violación de normas de
la Constitución”8; máxime cuando, este recurso
extraordinario no está consagrado en interés únicamente de
la ley, sino igual y fundamentalmente, de un escaño superior
dentro de nuestra estructura de fuentes del derecho
concretado en la Constitución Política.

Con todo, es necesario que al menos constituyan,


cuando esas disposiciones resultan denunciadas, las reglas
jurídicas conforme a las cuales “pueda decidirse
directamente un determinado asunto o litigio". (Auto Abr. 10
de 2000, rad. 0484).

3.5 Pues bien, en este asunto, los cánones superiores


aludidos, concernientes respectivamente a los fines
esenciales del Estado, la garantía al proceso debido, la
autonomía de la función judicial y el acceso a la

8
Corte Constitucional C-596 de 24 de mayo de 2000

45
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administración de justicia, cuya aplicación directa, principal


y prevalente son indiscutibles (Art. 4º C.P. Art. 5º Ley 57 de
1887), no son las reglas a partir de las cuáles, concretamente
se resolvió el debate o ha debido hacerse, pues el tema en él
debatido fue la nulidad de instrumentos públicos dentro del
marco de la propiedad horizontal, amén de la
responsabilidad derivada de los órganos de Administración
del demandado EDIFICIO TERMINAL DE TRANSPORTE DE
ARMENIA, aspectos que, en estrictez, se tornan ajenos frente
a las directrices fundamentales denunciadas como
quebrantadas.

De tal suerte, habida consideración que no contemplan


los supuestos hipotéticos y las consecuencias jurídicas que
pudieron ser inadvertidos o inaplicados por el ad-quem, sino
que consagran principios que inspiran la actividad
jurisdiccional, la inconsistencia del libelo, trasluce
diamantina.

4. No obstante ser suficiente lo dicho en precedencia


para desestimar la acusación, el censor también olvidó,
conforme con las exigencias ínsitas del recurso de casación,
que el libelo debe contener la exposición de los fundamentos
de cada embate, en forma clara y precisa esto es, sin
ambigüedad alguna, de suerte que no surja duda sobre la
identificación de la denuncia invocada.

Al efecto, la demanda debe ser perceptible por la


inteligencia sin duda ni confusión, es decir, que sea “fácil de
entender no sólo en su presentación sintáctica, sino también

46
Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

en su construcción lógica”, e igualmente debe ser precisa, lo


que alude a que la recriminación sea exacta, rigurosa, y
“contenga todos los datos que permitan individualizarla dentro
de la esfera propia de la causal que le sirve de sustento” (CSJ
SC Sentencia Sept. 15 de 1994, radicación n. 960).

Tales formalidades, se encuentran inobservadas en el


escrito casacional, bastando recordar, que el amplio libelo en
que se fundamentó el cargo se rotuló “ALEGATO PROPIO DE
INSTANCIA” (Subraya y mayúscula original del texto) (folio
128), discurriendo en conformidad, vale destacar, con una
reproducción de los hechos incorporados en la demanda
genitora y las excepciones propuestas; aspectos estos que
son, en línea de principio, ajenos a la discusión que gobierna
la opugnación extraordinaria, pues la actividad discursiva
está limitada; de ahí que no toda inconformidad sea posible
presentarla ante los estrados de la Corte, por no estarle
autorizado al impugnante exponer una mera alegación que
refleje su discrepancia con el fallo interpelado; mucho menos
lo está para, como lo hizo en su extensa exposición del
embate, formular divagaciones abstractas que en nada
afecten la argumentación cardinal del Tribunal, dado que
tiene la obligación de desvirtuar las presunciones de
legalidad y acierto que acompañan aquella decisión.

Merced a lo explicado en las motivaciones condensadas,


fracasa la acusación.

DECISIÓN

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de la ley

RESUELVE

Primero.- NO CASA la sentencia proferida el 14 de


marzo de 2013 por la Sala Civil-Familia-Laboral del Tribunal
Superior de Armenia dentro del proceso ordinario que él
recurrente promovió contra el EDIFICIO TERMINAL DE
TRANSPORTES DE ARMENIA.

Segundo.- CONDENAR en costas del recurso de


casación al recurrente. Por concepto de agencias en derecho
inclúyase la suma de seis millones de pesos ($6.000.000.oo)
M/cte., por haber sido objeto de réplica.

NOTIFÍQUESE

ALVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO


Presidente de Sala

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Radicación n° 63001 31 03 002 2006 00028 01

MARGARITA CABELLO BLANCO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUÍS ALONSO RICO PUERTA

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUÍS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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