Arnés
como el ser “más desarrollado” cuya capacidad de natural y social, con el que hoy la conocemos, al abrir-
razón y habilidades relacionadas ―que considera que se de manera interdisiciplinaria en el abordaje de sus
son suyas de manera excluyente― permitiría justificar tópicos centrales también desde nuevos enfoques y
la dominación sobre todo aquello no-humano. Lo no- disciplinas, entre ellas, las ciencias humanas.
humano, es este esquema, es pensado como inferior
y por ello, cosificable e instrumentalizable. De manera Finalmente, se cierra con un análisis relativo a la praxis
complementaria a esta observación, Nuñez da otro ambiental como desafío pendiente. En palabras de la
paso: observa la tendencia histórica a pensar que autora: “[...] la edificación de una praxis ambiental en
lo natural podía desarrollar sus potencialidades de nuestra sociedad occidental, inaugura desafíos por-
manera idónea si un ser racional las dominaba. Allí, que su misma posibilidad toma en consideración a los
entonces, los pueblos no occidentales, los sectores otros: humanos en su diversidad, no-humanos, identi-
económicos desfavorecidos y las mujeres fueron gru- dades intermedias, organismos vivos o paisajes, expo-
pos más ligados en el imaginario y en el discurso social ne y enfrenta los recortes y las limitaciones edificadas
a la idea de naturaleza, y por lo tanto, muchas veces desde la praxis occidental. Por eso entiendo por praxis
fueron “despersonificados” o bien animalizados y, ambiental a las acciones concientes sobre las cuales
entonces, tratados como objetos de uso mediante la edificamos formas de vinculación específicas. Acuerdo
operación ideológica señalada. con Descola en la convergencia de aspectos materiales
y ‘mentales’, pero recupero la propuesta original de
El libro se desarrolla considerando diversas temáti- Marx de que la praxis nos debe llevar necesariamente
cas entrelazadas y puntos de abordaje. En un primer a un compromiso con el cambio. No se trata ya de un
momento analiza el surgimiento de la ecología como cambio asumiendo como única o prioritaria la relación
ciencia neutral subsidiaria del modelo de producción de producción, sino por el contrario del que produce a
capitalista, dentro de la rama de las ciencias bioló- partir de reconocer la bastedad de formas relacionales,
gicas. No obstante, avanza hacia el desarrollo de la donde el afecto y la estética no son aspectos que se
ecología bajo una nueva concepción ―a finales del siglo subsuman o eclipsen por la productividad [...]” (p. 149).
XX―, a partir de la apropiación del término por grupos Esta manera de relacionarse con los otros en el mundo
activistas, que la reivindican como práctica crítica y sobre la que reflexiona Paula Nuñez refiere a una pra-
política. Esta última acepción, con la que estamos más xis de un yo en relación con otros, no aislado ni comple-
familiarizados, es la que conlleva a repensar una ética ta y artificialmente autodeterminado, sino, más bien,
en relación a la complejidad del mundo y a la respon- dentro de una actividad y que repara en las formas
sabilidad social respecto el tejido de la vida, del cual de vinculación que establece con aquellos “otros” a
somos una pequeñísima parte. Aparece como pregun- los que se considera relevantes ―independientemente
ta por el “qué hacer ahora” en paralelo al conocimiento de entrar en una relación de tipo utilitaria―. Esta pro-
disponible ―divulgado y también en desarrollo― sobre puesta no es equivalente a la mera denuncia de las
las formas de vinculación de organismos y microor- problemáticas ambientales ni a la militancia ambien-
ganismos, equilibrio ecosistémico, etc., que derivó en talista per se, muy por el contrario, supone reconocer
una reflexión del impacto negativo de las sociedades la problemática ambiental en un plano más general
humanas sobre las demás comunidades biológicas, y más complejo, referente a la lógica de dominio de
los ciclos naturales, los organismos, su autoregulación, sociedades fuertemente patriarcales y paternalistas,
etc. Así, la ecología comienza a tener un doble carácter, como las nuestras.
del movimiento feminista, hasta el punto de poner en sexual” (Felipe Rivas, Víctor Silva Echeto, Matías
duda la necesidad de su existencia y abrir una brecha, Marambio de la Fuente, Diego Ramírez, Colectivo
todavía mayor, entre práctica y teoría. Pero, además, Garçons) y “Mujeres con comillas” (Cristián Cabe-
la irrupción de los géneros y sexualidades disidentes, llo, Hilda Yáñez, Gatas en Fuga). Consta además de
como categorías relevantes para la reflexión sobre la una “Presentación” en manos de Jorge Díaz y un esti-
cultura, ponen en escena una serie de problemas que mulante “Postfacio” escrito por Nelly Richard que
en América Latina recién cobran fuerza en los años devuelve los signos de pregunta a esa provocativa
de las postdictaduras. afirmación del título que, inevitablemente, se pre-
senta como toma de postura (p. 178):
En este contexto se reconoce Por un feminismo sin muje-
res y, a partir de allí, busca actualizar esos debates que La ambivalencia del sentido figurado es
se vienen dando en América Latina, en general, y en el resorte oblicuo de una crítica político-
Chile, en particular, a lo largo de la última década: sexual que pone en duda las totalizaciones
¿acaso la política feminista requiere de una categoría identitarias. Pero esta oblicuidad de los
“mujer” que tenga significado determinado?; ¿puede la nombres y las categorías no debería impedir
teoría y la praxis feminista abandonar la idea de estabili- el uso táctico-situacional del discurso de
zar (o desestabilizar) al sujeto mujer sin dejar de ser un género, sobre todo cuando este nos sirve para
movimiento emancipatorio?; ¿cuál es la relación entre combatir la borradura perversa que trae el
Feminismos, Estudios de Género y Teoría queer?; ¿se éxtasis neoliberal de los “post”. Acordar este
puede pasar a un feminismo “más allá del género” sin doble gesto sería, para mí, la oportunidad
haber pasado antes por un período de subjetivación y de un “como si” la crítica feminista y la CUDS
afirmación de las mujeres?; a pesar de que “la mujer” sellaran una parcial alianza tácita.
no sea posible, ¿existe algo así como “mujeres”?; al
borrar nombres, al confundir sus objetos de denomi- Díaz relata que el título del libro (y de la actividad que
nación, ¿se borran las diferencias que las miradas ins- lo originó) es cita de un libro de María Luisa Feme-
criben sobre/en los cuerpos?; ¿cómo se da la relación nías sobre Judith Butler, en el que la autora sostiene:
entre sexo, género y deseo?; la famosa afirmación de “… caemos en un feminismo sin mujeres, donde la
Wittig –“las lesbianas no somos mujeres”– ¿tiene algún posición ‘mujer’ (un emplazamiento en el discurso)
potencial desestructurante en las actividades cotidia- es solo (como vimos) el sitio de oposición política y
nas y en las acciones políticas?; ¿qué corpo-realidades resignificación. Este desplazamiento no parece bene-
dan materialidad al movimiento feminista? ficiar los objetivos específicos de las mujeres reales”
(p. 8). Pero Díaz remata: “Nosotros no estamos tan
Por un feminismo sin mujeres es producto del segundo seguros de aquello” (p. 8).
“Circuito de Disidencia Sexual”, proyecto de inter-
vención y reflexión crítica y política, organizado por la Butler, objeto de debate entre dos países sudacas.
Coordinadora Universitaria por la Disidencia Sexual Butler como origen e inspiración. Butler reinterpreta-
(CUDS), que se desarrolló en las Universidades Arcis da, reubicada e incluso, como sostiene Felipe Rivas en
y de Chile en el año 2010 y en el que participaron aca- “Decir queer con la lengua afuera”, Butler violentada.
démicxs de diversas disciplinas, artistas y activistxs. Y es que si bien cualquier discusión (por lo menos en
América Latina) en torno a estos temas se encuen-
Resulta evidente que el mérito de este proyecto es, por tra atravesada por reflexiones de origen extranjero y,
lo menos, doble: nada despreciable resulta el haberse como consecuencia, debe confrontarse al problema
convertido en un proyecto editorial que reúne textos de las culturas dominantes y la circulación de teorías,
de importantes referentes del feminismo local y de la los autores no hacen mera importación y traducción,
disidencia sexual. Pero, además, tal vez por su título sino que intentan problematizar los discursos con los
–cuando menos controversial–, o tal vez por el nivel que trabajan desde una praxis específica y una mira-
de las participaciones a las que dio lugar, alimentó un da que se declara, abiertamente, situada: “He busca-
diálogo de compleja densidad que, como dice Jacques do recordarles los dolores del cuerpo local” (p. 28),
Rancière en “La división de lo sensible”, permite o sostiene Eltit tras reescribir y reinscribir los cuerpos
procura una organización alternativa de lo sensible. disidentes de Gabriela Mistral y de Elena Caffarena.
La compilación se organiza en tres ejes que no resul- La editora propone recorrer circuitos disidentes y
tan ajenos entre sí: “El feminismo no es” (Alejandra sexuales que desordenen los mapeos familiares –ya
Castillo, Diamela Eltit, Francisca Barrientos, Patricia que, como sostiene Marambio, la fuerza emancipa-
Espinosa, Olga Grau), “Territorios de la disidencia toria de una sexualidad disidente se mide en función
190 mora /19 (2013) ISSN 0328-8773 [185-212] Ana María Bach
del contexto transgredido (p. 87)–, insta a seguir los se proponen imágenes (como el cuerpo materno drag
flujos de “deseos de…” sin perder de vista las ins- postmenopáusico que analiza Cabello), se construyen
cripciones espacio-temporales y procura develar nue- narrativas, se develan líneas de acción y se interrum-
vos “territorios de intervención política”, campos de pen o desvían codificaciones de poder.
fuerzas “… atravesados por relaciones de poder que
gobiernan a prácticas, discursos y representaciones, Por un feminismo sin mujeres es una propuesta lúdica
cuerpos e identidades mediante sistemas de imposi- y ambiciosa que activa un acercamiento crítico cele-
ción, subyugación y exclusión de lo que no se ajusta bratorio de lo desviado, lo menor y lo mestizo, de lo
a sus reglas de dominancia” (p. 159). Y los diversos excéntrico y lo aparentemente contradictorio, del error,
artículos obedecen a ese pedido. de lo inter- o de lo múltiple, y lo integra al circuito aca-
démico, desestabilizando lecturas y narrativas canó-
El espacio privilegiado de los debates es Chile y, en lo nicas. Por un feminismo sin mujeres es un diálogo entre
específico, el ámbito académico, pero las reflexiones quienes provienen de diferentes campos de saber y
atraviesan continentes y ciudades, dibujan márgenes, praxis, pero se reconocen en el complejo desafío que
plazas y claustros; diversas lenguas y lenguajes se es el feminismo actual. Por un feminismo sin mujeres es
rozan; los géneros (sexuales y textuales) se hibridan. un intercambio entre quienes reconocen viva y activa
Se delinean fugas, se denuncian ataduras. Múltiples la relación no solo entre práctica intelectual, social y
miradas interrogan, interpretan y tensan, y en el diá- política, sino entre teoría, crítica y ficción.
logo entre campos de saber y experiencias diversas
La reinvención de la vejez
Grin Debert, Guita (2011). Buenos Aires: Siglo XXI, 248 págs.
Traducido del portugués por Marta Inés Aribia de la edición de 1999.