Anda di halaman 1dari 4

~1~

 Entonces puede hacer su aparición la risa. La gran risa liberadora de


quién comprende que la alegría llama a la adhesión a la realidad, a la
celebración del cuerpo, al amor a lo vivo inmanente y concreto, a la
pasión por este mundo, el único.

A ristipo de Cirene, el filósofo emblemático del hedonismo. Era


hábil para adaptarse al lugar, a la ocasión y a la persona, y en
cualquier circunstancia recitaba su papel convenientemente.
Gozaba, en efecto el placer del presente; y no perseguía con esfuerzo el
goce de lo no presente.

 A uno que andaba orgulloso de su erudición, le dijo: «De igual modo


que no tienen más salud los que comen muchísimo que los que
ingieren lo necesario, así tampoco son inteligentes los que leen mucho,
sino los que leen cosas útiles»
 Tenía relaciones con la hetera Lais. A quienes lo censuraban les dijo «Yo
la tengo a ella pero no ella a mi. Porque lo mejor es dominar y no ser
sometido en los placeres, no el abstenerse de ellos.»
 A él, que había ganado mucho con sus charlas, le dijo Sócrates: «¿De
dónde sacaste tanto?» y él le dijo: «De dónde tu tan poco»
 Para él, la afectación de la miseria es equivalente a la ostentación de la
riqueza.
 Hacía ver que el fin último de la vida humana es el suave movimiento
que se produce en la sensibilidad.
Sostienen las siguientes Tesis:

 C) El placer es agradable a todos los seres vivos


 D) El dolor es motivo de rechazo.
 El placer particular es elegible por si mismo, mientras que la
felicidad lo es por los placeres particulares.
~2~

 Basta con que cada uno disfrute el placer que se encuentre al paso.
Sacar el mejor provecho de todas las circunstancias.
 Su Método: Rechazar los extremos y encontrar la felicidad en
una práctica mesurada de los placeres. Hombre libre, capaz de
gozar de un momento feliz si no hay que pagarlo con un futuro displacer.
 Lo esencial consiste en pedir al presente lo que puede dar, y nada
más. Kairos: esta densidad en la duración, este momento único y sin
esperanza de regreso.
 ¿Qué sería de un goce no trabajado por la inteligencia? Una descarga
nerviosa que recorre los músculos de una rana descerebrada. El
hedonista no se priva de la conciencia. Utiliza su conciencia para
recalcitrar los placeres.
La filosofía como forma de vida o como el arte de vivir no es un concepto acabado. Es una
reflexión en torno a las condiciones materiales de la práctica de la
filosofía helenística. Antaño se asistía a la escuela en función del modo en que vivía.
Filosofar no era únicamente especular, sino y sobre todo, vivir de conformidad a un ideal de
sabiduría. El gran inspirador de este modo de hacer filosofía es Sócrates. Es famosa la sentencia que
encontramos en la Apología: “una vida sin examen no merece la pena de ser
vivida”. Esta frase podría condensar a lo que su proyecto vital apuntaba: Examinarse a si mismo
y a los demás, sometiendo a crítica la manera en que nos conducimos a lo largo de nuestra vida.
Éste actividad, que Sócrates entendía como una misión vital, le es dictada por el Oráculo de Delfos,
al interrogarle su amigo Querefonte sobre si había en la tierra un hombre más sabio que Sócrates.
El Oráculo respondió que no, que no había en el orbe hombre más sabio (en la versión de Jenofonte,
se añaden además las cualidades de “liberal” y “justo”). Sócrates entra en perplejidad por el enigma
que la divinidad le pone enfrente: Afirmar la más alta sabiduría de un hombre que asegura que sólo
sabe que nada sabe. Por este motivo, se lanza a descubrir el verdadero sentido del misterio oracular,
y decide interrogar a los hombres más sabios de Atenas. Luego de un atento examen, descubre que
los hombres ilustres que ostentan el saber, no sólo son ignorantes respecto de sus quehaceres, sino
que lo son doblemente, por no reconocer su ignorancia. Concluye que el sentido del enigma es que
ningún valor tiene la sabiduría humana en relación con la divinidad y lo más alto es reconocer esto
mismo. Sócrates habla del saber que posee en los siguientes términos: “¿Qué sabiduría es ésa? La
que, tal vez, es sabiduría propia del hombre; pues en realidad es probable que yo sea sabio respecto
a ésta.” Platón, Apología, 20d

La pregunta filosófica que dirige la misión socrática es la interrogación acerca de cuál es el mejor
modo de vivir. Si es cierto como nos recuerda Hadot, que la filosofía antigua es ante todo aspirar a
~3~

una sabiduría práctica, anclada en la existencia y cómo una herramienta contra los embates del
exterior, y si Sócrates es el prototipo del filósofo, entonces vivir filosóficamente es ante todo vivir
en constante examen: someter a crítica nuestro modo de vivir y rendirnos
cuentas. Vivir filosóficamente es preguntarse sin cesar: ¿Cómo podría vivir de un mejor modo?
¿Cómo debería dirigirme? ¿Con qué genero de vida me quedaría más
tranquilo? Si el signo de la infelicidad es la inquietud y la intranquilidad; y si la felicidad o
eudaimonía es el signo de la sabiduría, entonces una vida filosófica tendría que procurarnos un
modo de vivir que nos deje ante todo tranquilos.

Toda Teckné puede juzgarse por su ergón. La vida, como una cierta técnica,
debe juzgarse por sus obras. La filosofía está marcada por una actitud ante la vida. Si somos
deterministas por ejemplo, tendríamos que jamás preocuparnos por nada en absoluto.

Considero que tanto la vida de Sócrates, como las escuelas filosóficas helenísticas que lo sucedieron,
tienen que aparecérsenos más como puntos de partida que como el final del
camino. Hoy en día no hay ni cínicos, ni estoicos ni epicúreos y a Sócrates le tocó vivir una sola
vez. El rescate de la filosofía antigua no implica revivir las escuelas, volver a los mantos y adoptar
dogmáticamente un conjunto de recetas para la vida. Ni siquiera en la antigüedad funcionaba de
esa manera. Si ponemos atención a la formación filosófica de las grandes figuras del período
helenístico, notaremos que el camino de la filosofía no es una línea recta sin quiebres ni tropiezos:
al contrario, es un ir y venir hasta encontrar el modo particular o género de vida que parece
adecuado o ideal para el filósofo. Zenon de Citio, por ejemplo el fundador del estoicismo fue
discípulo de Crates el Cínico y del Platónico Polemón, hasta después de 30 años de búsqueda,
decidió instalarse en el pórtico pintado o stoa poikile. Su filosofía es una increíble muestra de
eclecticismo: Cosmogonía heraclítea, actitud socrática, lógica aristotélica, etc.

Además, la filosofía como forma de vida entraña una cierta práctica, disciplina o askesis. Los así
llamados ejercicios espirituales, que están en la base de las escuelas filosóficas helenísticas, dando
soporte y articulando la filosofía en la que se inscriben, comprenden “las prácticas, que podían ser
de orden físico, como el régimen alimentario, o discursivo, como el diálogo y la meditación o
intuitivo, como la contemplación, pero que estaban todas destinadas a operar una modificación y
una transformación en el sujeto que las practicaba”

Abordemos esta distinción que traza Pierre Hadot. Los cínicos son un buen ejemplo para ilustrar las
prácticas de orden físico. De Diógenes el perro se cuenta que vivía prácticamente a la intemperie
con un cuenco, un manto y un zurrón como sus únicas posesiones. La apuesta por la vida frugal
implica una serie de acciones radicales que comprometen por entero la vida del sujeto que las aplica.
Implica renunciar a las comodidades, el lujo y al confort como condiciones necesarias para una vida
feliz. El diálogo estaría bien encarnado por los Académicos (discípulos de la escuela platónica),
quienes apostaban por éste como norma ética. Prácticas meditativas las hay en todas las escuelas,
un ejemplo de ellas es “la mirada desde lo alto”, ejercicio estoico por el que se pretendía pasar del
plano subjetivo y pasional, al objetivo y universal, imaginando elevar la conciencia por encima de la
esfera humana.
~4~

Desafortunadamente pocos textos nos sobreviven de las escuelas filosóficas helenísticas que nos
refieran su itinerario de ejercicios y prácticas. Del cinismo se discute si fuera realmente una escuela
o si se trataba de una elección vital (hairesis) comprendida por ciertas prácticas pero sin institución
escolar, sin dogmas y por lo tanto sin textos que retraten la vida de un cínico. Son a este respecto
de sumo valor las anécdotas (chrías) que Diógenes Laercio nos regala sobre Diógenes el perro. Por
otro lado son escasos los retratos de la vida al interior del Jardín (kepós) de Epicuro y muchos de
ellos están ensombrecidos por el desprecio que merecieron las prácticas hedonistas para los
cristianos del medioevo. Resultan exageradas sus descripciones y no concuerdan con las enseñanzas
de Epicuro, quien en una epístola combate contra las tergiversaciones que su doctrina podría
engendrar. En el caso de los estoicos, la adopción de su enseñanza como ideología corriente en los
primeros siglos de la cristiandad, más la incorporación de partes de su doctrina y de sus prácticas
por los cristianos primitivos, favorece la preservación tanto de sus ideas, como de su manera de
vivir.

Será un panorama más amplio y justo si atendemos tanto a la doctrina de una escuela como al
conjunto de prácticas que constituían su elección vital particular, su modo “filosófico” de vida.

Anda mungkin juga menyukai