Michell-Banki) fue el ingeniero Australiano A.G.M. Michell, quien obtuvo una patente
para esta máquina en 1903.
A través de una serie de publicaciones especificó que, para obtener la máxima
eficiencia, el ángulo con el cual el chorro golpea al álabe debe ser tan pequeño como
sea posible.
Basado en esta suposición calculó los ángulos de entrada y salida del rotor, ancho del
mismo, la forma del flujo a través de éste, curvatura del álabe, etc.
Consideró todas las pérdidas posibles que ocurren en el inyector y el rotor y expresó
el rendimiento máximo posible como: