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Mario Bogarín
Autonomous University of Baja California
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SEE PROFILE
Sea pues esta la oportunidad de leer y comprender mejor el nivel de análisis que desde la
semiótica han emprendido un grupo de académicos cimarrones y la clase de reflexiones y
críticas que a ellos les ha merecido la relación de este campo disciplinario de la filosofía
con el quehacer artístico a través del hilo conductor de la interdisciplina en la investigación-
creación del arte.
El Instituto Nacional de Bellas Artes, como instancia Federal encargada del cultivo,
fomento, estímulo, creación e investigación de las bellas artes en México, está inmerso en
el marco de las nuevas tendencias educativas del siglo XXI, encarando los escenarios y
desafíos que la sociedad de la información y las nuevas directrices hacia la producción del
conocimiento se desarrollan en el mundo actual.
En este sentido, una de las tareas sustantivas del Instituto a través de sus distintas
instancias, es el desarrollo de procesos de investigación diversificados que impacten la
conservación del patrimonio artístico tangible e intangible, el desarrollo de perspectivas
teóricas y metodológicas que contribuyan al conocimiento de las artes, el desarrollo de la
historiografía artística, la producción, circulación, recepción y consumo artístico, las
políticas culturales, así como los procesos de formación artística en todos sus tipos, niveles
y modalidades educativas.
Desde el ámbito educativo, el INBA trabaja actualmente en la vinculación de los procesos
de investigación-formación, desde diversas perspectivas.
Por ello, la temática que propone este primer “Foro sobre investigación y creación artística
como producción del conocimiento” resulta relevante, dada la necesidad de que se
reconozcan y valoren en su justa dimensión a la producción y a la creación artística como
procesos cognitivos, y como parte de ello a la investigación como elemento generativo.
Desde esta perspectiva el arte no es resultado de la ocurrencia o sólo de la sensibilidad y
maestría del artista; ni de su autobiografía, sino de un conjunto de factores y de procesos en
los que se ponen en juego la experiencia, la reflexión y la intención de construir y proponer
mensajes a través de diferentes medios, materiales y momentos.
Para el INBA es fundamental impulsar un foro dedicado a reflexionar sobre los procesos de
creación, los tipos de investigación que subyacen a ellos, el significado que se da a éstos en
la construcción y generación de conocimientos, entre otros.
Desafortunadamente en el ámbito “académico profesional” de nuestro país, los procesos
de investigación en las artes no cuenta con el mismo peso que se da a la investigación
científica. Por ello resulta relevante para el Instituto promover la reflexión y la discusión de
estas temáticas, abriendo la discusión sobre la investigación dentro del proceso de creación,
así como para la necesaria generación de referentes con los que se pueda justificar que
los resultados de la investigación que se realiza en todo proceso de creación dentro de las
artes, tiene características singulares que no corresponden al tipo de producción de las
ciencias y que por consiguiente los criterios de evaluación para participar en programas o
sistemas no pueden ser los mismos.
Creemos que tener un espacio para discutir sobre los enfoques y los métodos, reflexionar
sobre las epistemes con que se explica el proceso creador, atender la impostergable
generación de un mayor número de líneas de investigación educativa aplicada a las artes, o
apoyar la consolidación de la función de la investigación que ya se realizan sobre el campo,
sobre los autores, sobre los contextos históricos o sobre las estéticas emergentes, resultará
en la construcción de experiencias, en la posibilidad de aglutinar la reflexión y establecer
temas de discusión con los que se puedan generar nuevas propuestas para el campo de la
investigación.
Elaborar una teoría de la percepción inclusiva representa una necesidad, una base
indispensable para poder ubicarse libremente en el mundo y relacionarse con los demás.
El día de hoy retomaré unos elementos de nuestra teoría de la percepción para relacionarlos
con el arte y los estudios artísticos.
Veremos cómo estos elementos constituyen los cimientos del conociemento y de los
espacios intersubjetivos abiertos por el arte.
Asumimos que todos tenemos acceso al mismo mundo. Pensamos que nos enfocamos en lo
mismo y que percibimos lo mismo, así tratamos de coordinar nuestras acciones.
Este significa que cada uno de nosotros actuamos como-si tomaríamos por cierto y
verdadero una entidad2 singular externa, en este caso la nube.
Lo que veo es una nube, estoy seguro que es una nube porque lo que veo lo comparo con la
idea perfecta que tengo de una nube. Al menos que sea un camello o una comadreja o una
ballena.
Una persona o una cosa, aquí la nube, no es el objeto de nuestra visión sino el objeto de
nuestro pensamiento.
Nos aferramos a conceptos como objetos de nuestra percepción sin conocer sus verdaderas
naturalezas. Tomamos los conceptos por unas realidades, o sea tomamos una cosa por otra
– en otras palabras somos supersticiosos-.
Actúo como-si existiría una entidad singular externa perfecta. Idealizo el objeto y luego
todos decimos que observamos lo mismo.
2 Entidad/Entity: del latino entitas: ens y ese (to be) siendo una traducción del griego to on, lo que es (that which
is). Existencia (Existence). Un ente real (a real being).
Actuamos como-si existiría la garantía de un resultado final alegre para todos, como-si
todos nos vamos a entender.
Deberíamos usar la imaginación y el lenguaje para hacer como-si y ser conscientes que esta
actitud nunca lograra revelar una entidad objetiva pre-existente – ni ponernos de acuerdo.
Deberíamos aceptar el riesgo individual y social que representa nuestro argumento. Así el
conocimiento individual y comunitario es una aventura cooperativa.
Emitimos hipótesis del mundo, sin embargo tratamos estas hipótesis como hechos reales
para poder comunicarnos – tenemos un acuerdo que nos sirve de base para comunicar entre
nosotros-.
Aceptamos lo mismo como un hecho, tomamos por sentado que vemos lo mismo, negando
que podría no ser lo mismo para el otro.
Sabemos sin embargo que no existe tal certeza, no existe una sola y única intención, una
sola y única perspectiva sobre el mundo.
Asumimos que todos vemos lo mismo, que todos percibimos lo mismo; de cierta manera
negamos la diferencia de percepción entre los hombres.
En lugar de una hipótesis es una certeza que me permite dialogar. Mejor dicho, prefiero
olvidarme de que se trate de una hipótesis para transformarla en certeza. Las palabras que
uso reflejan esta transformación.
Tenemos la certeza que vemos las mismas manzanas y los mismos detalles de las
manzanas; la certeza es el resultado de varias hipótesis. Nuestras intenciones en las
interpretaciones deben coincidir para establecer una comunicación.
3 En el lenguaje es importante diferenciar el significado de una palabra y el sentido que damos a esta palabra.
Entendemos que un acto de fe implica el riesgo de poner en público nuestras ideas privadas
o sea que el otro puede no entendernos.
Son las sensaciones brutas, posteriormente percibidas e interpretadas que el artista plasma
en sus obras.
En este sentido el arte es un lenguaje que refleja nuestras diferencias. Acercarnos al arte es
también un acto de fe.
El lenguaje es un juego.
Somos actores negociando visiones del mundo. Esta negociación debe ser democrática;
cada actor tiene derecho a la palabra.
El lenguaje no debe romper con el mundo, no debe replegarse sobre sí mismo, no debe
llegar a ser un simple objeto de estudio alejado de nuestras realidades individuales y
colectivas.
En el dialogo debemos escoger entre reaccionar y responder; se trata aquí de una dimensión
ética fundamental.
Con el juego del lenguaje nos enfrentamos al reto de encontrar una forma cooperativa para
actuar en un mundo cada vez más complejo e interconectado.
Así tendremos un mundo social racional, siendo la razón una herramienta que nos indica lo
que podríamos tratar de hacer.
En este contexto el arte se concibe como un postulado, y sus obras como una serie de
hipótesis.
La cultura y las expresiones artísticas son el resultado de las actividades del cerebro. En una
cultura nuestro entorno está constituido de otras mentes.
El arte no está separado de nuestra realidad de la misma manera que no estamos separados
del mundo que estructuramos.
Nuestras vivencias de las experiencias artísticas cambian nuestras relaciones con el mundo
y con los otros. Re-creamos las experiencias de los artistas.
La práctica artística es una institución que emerge de la sociedad en la cual las mentes
individuales se encuentran en una consciencia colectiva.
Deberíamos entonces considerar el arte como una herramienta cognitiva integrada en otros
sistemas de comunicación.
El arte nos libera de la presión de pretender lograr compartir una realidad objetiva pre-
existente.
La obra de arte es una entidad pos existente dinámica que se expresa en un espacio
intersubjetivo.
El objetivo de este espacio debería ser la expresión de los procesos y de las aspiraciones
que puede generar. El arte tiene función de cuento, el cuento siempre actualiza nuestras
percepciones; hacer arte también es contar, declinar las diversas interpretaciones de
nuestras percepciones.
El arte no tiene como propósito la salvación del humano de su condición – lo que implicaría
la pre-existencia de un modelo perfecto a alcanzar – sino que permite el reconocimiento de
esta condición, la cual constituye una base para la construcción de relaciones dinámicas en
una multiplicidad de espacios intersubjetivos para el intercambio de conocimiento.
Las prácticas artísticas tienen bases biológicas; son la expresión de las vivencias humanas.
El aprendizaje del arte deja huellas epigenéticas en las redes nerviosas del individuo a
través de la selección de sinapsis como lo hace su entorno social y cultural desde su
infancia. En el cerebro del adolescente y del adulto hablamos de cambio de eficiencia
sináptica más que de un aumento de conexiones.
Artistas con sus obras y estudiantes de las varias disciplinas artísticas con sus diferentes
trabajos que ofrecen durante sus estudios, participan en la estructuración de un cuerpo
dinámico de conocimiento que beneficia a la sociedad.
El corolario de este proceso es el deseo de formar individuos con una actitud estética, es
decir armonizar nuestras percepciones, nuestros sentimientos y deseos, nuestras actividades
e instituciones en sociedades tolerantes en las cuales no harán ni rivales ni contrincantes.
Una actitud estética se logra también con una consciencia ecológica (Lao Tsé) y un sentido
de la armonía (Confucio) para estabilizar relaciones sociales.
Aquí las escuelas de arte juegan un papel fundamental en la educación de individuos que
vivirán la eclosión progresiva de su subjetividad para luego plasmar sus diferentes facetas
en trabajos realizados a lo largo de sus estudios.
No es necesario transformar el arte en lo que no es, un elemento más para una carrera
neurótica hacia el dominio de un llamado conocimiento objetivo que muchos en el mundo
académico no pueden articular para lograr un bienestar colectivo.
El cambio no debería hacerse al nivel de las escuelas de arte, sino en el seno mismo del
mundo académico.
No hay que sujetar el mundo de la enseñanza del arte al dictado del academismo.
neuronal diríamos, que nos lleva a una comprensión progresiva del proceso de la vida.
4
Véase Delannoy, L. (2010) La Percepción. Ediciones CINNe.
-la transformación del conocimiento generado por la ciencia en sabiduría para el desarrollo
Cuando proponen una escultura, una pintura, una coreografía, la puesta en escena de un
drama, una obra musical o fotográfica, un poema o una prosa, estos trabajos de los
estudiantes constituyen propuestas para lograr una sociedad tolerante.
Son voces que nos recuerdan que el mundo académico no debería replegarse sobre si
mismo sino que debería aprender a articular el conocimiento que tiene a su disposición para
lograr un bienestar colectivo tal como lo propone el arte.
Según el filósofo alemán la percepción del arte es un complemento a la razón para llegar al
conocimiento.
Se intereso al conocimiento perceptivo que podemos tener al contemplar arte. Declaro ars
analogi rationis – el arte es similar a la razón-. Baumgarten buscó como convencer a los
filósofos racionalistas de su época que el arte es tan interesante como los temas abstractos
que les ocupaban.
Hoy las neurociencias han retomado estas ideas de Baumgarten y junto a él declaran que
sin arte no hay razón y sin razón no hay arte.
Cada estudiante de arte participara al bienestar de una generación futura; así, como
miembros de la sociedad civil, cada uno de nosotros deberíamos apoyar hoy la educación
artística y valorar el trabajo de cada estudiante y reconocerlo por lo que es: una promesa de
una existencia más completa.
Arte y ciencia: cómo ponerle orden al caleidoscopio del mundo
Sergio de Régules
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
Hace unos años la directora del museo Universum, donde yo trabajaba, me encargó formar
un equipo para crear una exposición acerca de la relación entre el arte y la ciencia. El tema
me interesaba personalmente porque soy físico y músico, de modo que me siento con un pie
en el arte y el otro en la ciencia. Me pareció que en los museos de ciencia ya se habían
probado hasta el cansancio las fórmulas en que se muestra arte con características o
inspiración científica o ciencia con cualidades plásticas evidentes (ejemplos: los grabados
de Escher y las figuras fractales, respectivamente); quería mostrar una relación más
profunda, la misma que sentía yo en mi fuero interno cuando salía de una clase de mecánica
cuántica con la misma impresión de emoción estética que, digamos, después de escuchar
una sinfonía de Shostakovich. La relación profunda entre el arte y la ciencia debía de estar
en el propio funcionamiento de la mente humana.
La máquina de interpretar
El neurocientífico estadounidense Michael S. Gazzaniga es pionero de los estudios de
personas con “cerebro dividido”. Se trata de enfermos de epilepsia a quienes, para mitigar
el mal, se les había cortado quirúrgicamente el puente que une los dos hemisferios del
cerebro, llamado cuerpo calloso. Como la facultad de hablar reside sólo en el hemisferio
izquierdo, al cortar el cuerpo calloso el otro hemisferio se queda “mudo”, porque, aunque
sigue percibiendo, no puede pasar la información al lado derecho para que éste la verbalice.
Una persona con el cerebro dividido es, en cierta forma, como dos personas, porque el
hemisferio cerebral que queda incomunicado piensa, toma decisiones y actúa sin que el
paciente se entere siquiera de estas operaciones.
Gazzaniga cuenta de un experimento que realizó hace 30 años con su colega Joseph E.
LeDoux. El objetivo era estudiar cómo reaccionaba el hemisferio izquierdo a las acciones
del derecho, cuyos motivos le estaban ocultos. Colocaban una barrera entre los ojos del
paciente para separar el campo visual en izquierdo y derecho. Así cada hemisferio cerebral
recibía un estímulo visual distinto sin saber lo que veía el otro. Cada hemisferio veía una
imagen grande que tenía que relacionar con una de cuatro imágenes pequeñas señalándola
con la mano correspondiente. Al hemisferio derecho se le mostraba un paisaje nevado, el
cual relacionaba con una pala. Al izquierdo se le mostraba una pata de ave, que relacionaba
con una gallina. Luego se le pedía al paciente (o a su hemisferio izquierdo, donde reside el
habla) que explicara, sin ver el paisaje nevado, por qué había elegido la pala con la otra
mano. El hemisferio izquierdo, que no tenía más información que la de su gallina, concluía
que la pala elegida por el hemisferio derecho debía ser para limpiar de excremento el
gallinero. Al parecer, el cerebro tiene una necesidad imperiosa de encontrarle significado a
lo que percibe.
Gazzaniga y LeDoux llamaron a esta capacidad de inventiva del hemisferio izquierdo el
“mecanismo interpretador”. Esta función mental se encarga de encontrar “narrativas”, o
patrones, coherentes en los datos de los sentidos, y al parecer si no los encuentra, ¡los
inventa! Cualquier cosa con tal de no dejar el mundo en desorden. El mecanismo
interpretador de Gazzaniga y LeDoux, por ejemplo, nos lleva a recordar el pasado como
una sucesión de acontecimientos definidos y ordenados en vez del caos multitudinario que
en realidad fue.
Encontrar patrones
Me pregunto si este mecanismo interpretador del hemisferio izquierdo también podría ser el
responsable de nuestra tendencia a asociar mentalmente los acontecimientos que se nos
presentan juntos. Si vemos un rayo y luego oímos un trueno, de inmediato concluimos,
acertadamente, que están relacionados. Pero también asociamos sucesos que ocurren juntos
por casualidad, como –digamos—prender la luz y que al mismo tiempo se produzca un
estallido, como me sucedió una vez (¡qué susto!). Cuando dos sucesos ocurren a la vez
tendemos a pensar que uno es causa del otro, y con más razón si suceden juntos muchas
veces. Ésta es la base del principio de inducción, fundamental para la ciencia, que consiste
en extraer leyes generales (siempre que suceda A, ocurrirá también B) a partir de
observaciones particulares (he visto muchos As seguidos de Bs). Sin el principio de
inducción no podríamos encontrar los patrones y repeticiones que nos permiten formular
“leyes de la naturaleza”. Ni siquiera sabríamos si mañana va a salir el Sol.
El mecanismo de Gazzaniga y LeDoux no es el único módulo cerebral programado para
encontrar patrones y relaciones. Buscar regularidades (o inventarlas) también es
característico de otros departamentos cerebrales que operan sin que intervenga la
conciencia, como la percepción visual. Ésta ocurre en etapas, al pasar la información de las
retinas a distintas regiones del cerebro, cada una de las cuales recoge y pone orden a un
aspecto de la información –diferencias de iluminación entre los puntos que componen la
imagen, orientación de las líneas, forma de los objetos, dirección de movimiento. Nuestros
cerebros son particularmente buenos para encontrar patrones que parecen caras…tanto, que
las vemos hasta donde no las hay. “Si al hombre se le ocurrió crear sus propias imágenes”,
dijo Pablo Picasso, quizá refiriéndose a este fenómeno, “es porque las descubrió en su
entorno, casi formadas y a su alcance. Las vio en un hueso, en la superficie irregular de las
paredes de una caverna, en un trozo de madera”.
De modo que nuestra percepción está programada para encontrar patrones y relaciones en
la información que los sentidos obtienen de la realidad. Con estos patrones construimos
teorías científicas. Pero al mismo tiempo el cerebro es capaz de generar patrones y
relaciones del mismo tipo que los que encuentra en el mundo. Con ellos forma trazos,
historias, danzas, música, objetos… . Son las obras artísticas.
Saber ver
Hay muchas más cosas en el mundo de las que saltan a la vista. Para empezar, está la
profusión de detalles que se nos escapan (o que el cerebro filtra). Pero además hay una
buena parte de la realidad a la que no tienen acceso nuestros sentidos. Hoy sabemos que
existen sonidos que no oímos por ser nuestros sentidos insensibles a sus frecuencias, luz
que no vemos por la misma razón y otros elementos ocultos en el universo: campos
eléctricos y magnéticos, organismos microscópicos y partículas submicroscópicas.
Leonardo da Vinci expresó escuetamente la mejor estrategia para asimilar semejante
universo en forma de obras artísticas y teorías científicas: dijo que era indispensable saber
ver. O sea, aguzar la percepción (aguzar todos los sentidos) y saber interpretar
imaginativamente lo que nos dicen. El artista y el científico no se conforman con la primera
apariencia de las cosas.
Orden y belleza
En una presentación muy divertida que vi una vez, la dramaturga Berta Hiriart, fingiéndose
nerviosa, se lamentaba de tener que explicar el teatro. “Una dramaturga no es la persona
más indicada para hacerlo”, dice, poniendo entre ella y el público una silla a manera de
escudo. “El teatro tendría que explicarlo un personaje”, dice, y al enumerar las
características del personaje idóneo para esa labor, éste se materializa en escena como si la
dramaturga lo hubiera conjurado: es una arqueóloga, o más bien una criptógrafa, “capaz de
leer hasta las huellas de los zapatos”, añade Berta Hiriart.
La doctora Paulus –así se llama el personaje— ayuda a Berta a ilustrar cómo construye el
dramaturgo tramas y personajes a partir de los acontecimientos cotidianos. ¿Que en las
noticias dicen que en Noruega se ha prohibido usar focas en los circos? De inmediato la
mente de la dramaturga empieza a urdir la historia de Thruda, una foca albina, y Balder, el
niño cirquero que la alimenta y la mima. ¿Qué pasará con Thruda y Balder si se aplica la
nueva ley?
Los dramaturgos –dice la doctora Paulus— “toman unos cuantos detalles, los agrandan, los
reordenan, los resignifican”. Una pieza teatral está compuesta de escenas que, representadas
en un orden cuidadosamente calculado, nos van mostrando a los personajes y revelando la
trama en la que están implicados. La vida puede ser caótica, pero la obra artística no (en
general no, aunque desde principios del siglo XX se produce también arte en el que
interviene el azar). Un dramaturgo es una especie de constructor “en busca de exactitud, de
orden, de belleza”.
Exactitud, orden y belleza es precisamente lo que persigue el científico cuando construye
teorías. Johannes Kepler, uno de los más famosos estetas de la ciencia, encontró, a
principios del siglo XVII, el orden oculto detrás de la complicadísima danza de los
planetas. Luego de muchos dolores de cabeza, Kepler consiguió comprimir los
movimientos planetarios en tres enunciados –las leyes de Kepler— que establecen
relaciones matemáticas simples entre la forma de la trayectoria del planeta, la distancia que
lo separa del Sol y el tiempo que tarda en dar una vuelta alrededor de éste. Con eso redujo a
tres simples trazos lo que había sido un horrible enredo.
Jacob Bronowski, matemático y literato británico, dijo: “Cuando el poeta y filósofo Samuel
Taylor Coleridge trataba de definir la belleza, volvía una y otra vez a una profunda
reflexión: la belleza, decía, es la unidad en la variedad. La ciencia no es otra cosa que la
búsqueda de la unidad en la variedad de la naturaleza –o más precisamente, en la variedad
de nuestra experiencia. La poesía, la pintura, las artes son la misma búsqueda de unidad en
la variedad”.
Por cierto, las leyes de Kepler no unifican sólo los movimientos planetarios conocidos. Se
aplican igual de bien a todos los movimientos planetarios posibles. “Las artes, como las
ciencias, empiezan en el mundo real”, dice Edward O. Wilson. “Luego se lanzan a todos los
mundos posibles, y finalmente a todos los mundos concebibles”.
Arrebato y talacha
El arte no es sólo imaginación y arrebato. Construir una novela de 300 mil palabras, o
partitura de una sinfonía para 37 instrumentos que coordinará durante 45 minutos las
acciones de cerca de 100 músicos exige, además de inspiración, una dosis generosa de
laboriosidad, de medición y cálculo. Berta Hiriart no podrá contarnos eficazmente la
historia de Balder y Thruda si no invierte mucho trabajo en pulir sus escenas y ordenarlas
juiciosamente para producir el efecto de movimiento continuo que exige una obra de teatro
si no ha de aburrir a los espectadores. Las obras artísticas no nacen de la pura inspiración.
Las teorías científicas, por su parte, no son sólo medición y cálculo. Cuando los científicos
se topan con lo inexplicado, su reacción es empezar a emitir hipótesis a diestra y siniestra.
Cuantas más hipótesis imaginativas haya, más probable será que alguna dé en el clavo.
Cada cual impulsa su hipótesis y la echa a competir en una arena donde tiene que superar
muchas pruebas. Una de ellas es, desde luego, la de ajustarse a la realidad, pero no basta.
En la historia de la ciencia se han dado muchos casos en que dos o más teorías explicaban
igual de bien el mismo fenómeno. Cuando esto sucede, los científicos se inclinan por la
más sencilla y elegante, es decir, la que explica más con menos elementos. El criterio aquí
ya es estético, no racional.
Estética en la ciencia
Los criterios estéticos no sólo ayudan a discriminar entre teorías rivales. También han
servido para generar nuevas teorías y encontrar nuevos fenómenos.
Albert Einstein publicó en 1905 una nueva teoría del movimiento –la teoría especial de la
relatividad—que permitía explicar ciertas observaciones experimentales que
desarmonizaban con la teoría anterior. Pero luego Einstein extendió la teoría al caso más
general por un afán de completitud, para hacerla más simétrica y redonda. Nada en el
mundo físico le exigía a Einstein crear esa nueva teoría. La motivación fue puramente
estética. Así obtuvo Einstein la teoría general de la relatividad y con ella hizo una
predicción insólita (la luz no viaja en línea recta cuando pasa por un campo gravitacional
intenso), que al poco tiempo se confirmó.
El físico escocés James Clerk Maxwell reunió las cuatro ecuaciones que habían obtenido
otros investigadores en experimentos con electricidad. Maxwell se dio cuenta de que las
ecuaciones formaban un conjunto simétrico y armonioso. Había una ecuación para el
campo eléctrico y otra para el magnético con la misma estructura matemática. Otras dos
ecuaciones mezclaban efectos eléctricos y magnéticos. Pero la simetría entre estas dos no
era perfecta. Para tener la misma estructura matemática había que añadir un término a una
de ellas, lo cual Maxwell hizo sin demora (para ser francos, el propósito no era
exclusivamente estético; el término también resolvía ciertas inconsistencias matemáticas).
Con las ecuaciones modificadas para hacerlas perfectamente simétricas, Maxwell predijo la
existencia de ondas de campos eléctricos y magnéticos. Al poco tiempo el físico alemán
Heinrich Hertz descubrió experimentalmente estas ondas electromagnéticas, que hoy tienen
muchas aplicaciones: radio, televisión, radar, telefonía celular, horno de microondas,
control remoto por rayos infrarrojos y las que se me olvidan.
Convergencia
“El mundo es un caleidoscopio. La lógica la pone el hombre”, decía el escritor español
Miguel de Unamuno. Según algunos biólogos, esa manía de poner lógica –u orden— en el
caleidoscopio del mundo se desarrolló en nuestra especie por ser favorable para la
supervivencia. Como, por lo general, nos gusta hacer lo que es bueno para la especie, no es
de extrañar que ejercer nuestra facultad interpretadora nos produzca placer. Nos deleita
entender e inventar. Nos deleita el trabajo laborioso de dar forma a una teoría científica o a
una obra artística (y el trabajo, a veces también laborioso, de apreciarlas). Ciencia y arte
tienen en común el placer de crear.
Creación y conocimiento
Magali Lara
Universidad Autónoma del Estado de México
Los retos más urgentes son equiparar el trabajo del estudio a la investigación, y determinar
qué tipo de productos pueden equivaler a las publicaciones indexadas, así como qué
actividades comparadas con las tesis de maestría y doctorado pueden darnos el puntaje
requerido para ser calificados en los sistemas de evaluación existentes actualmente en la
SEP, Promep y Conacyt. Cuestiones semejante han sido examinadas en varias instituciones
en Estados Unidos y Europa. James Elkins, profesor del departamento de Historia del Arte
del Art Institute of Chicago, organizó y publicó un libro alrededor de este cambio en la
estructuración de las escuelas de arte dentro de las universidades en los últimos años. En
varios de los artículos se argumenta y discute la necesidad de considerar a la producción
artística como un nuevo conocimiento (new knoweldge)5 para que pueda existir esa
homologación. ¿El arte es un nuevo conocimiento? La razón para llamarlo de esta manera,
nos explican varios autores, es una necesidad administrativa ante el surgimiento de las
maestrías y doctorados en artes, además de la profesionalización de las licenciaturas en las
distintas disciplinas artísticas.
Nuestro plan de estudios pretende incluir esta doble actividad como parte del perfil
profesional. Recomendamos a los maestros compartir la experiencia adquirida en los
proyectos personales y colectivos artísticos con las actividades relacionadas a la enseñanza
y la investigación. Traer esos conocimientos del “campo de batalla” al aula enriquece una
visión práctica y un contacto con la comunidad artística que consideramos muy útil para
consolidar nuestra escuela. La enseñanza puede beneficiarse con dinámicas de trabajo
experimentadas en la producción de la obra personal. Cuando hemos discutido sobre las
posibles equivalencias entre el tipo de investigación que hace el artista con la que pide la
universidad, creemos que es natural que giren alrededor del trabajo creativo y su impacto a
la hora de confrontarse con los estudiantes. Consideramos que el arte nos brinda
experiencias con imágenes y sensaciones que nos permiten reelaborar nuestras
percepciones sobre nosotros y el mundo que nos rodea. Queremos que nuestros maestros
desarrollen las destrezas que ahora debe tener un artista, un investigador y un maestro .
Cada época y cada cultura favorece un tipo de artista y un tipo de objetos o productos.
Sabemos, gracias al estudio sobre el desarrollo en la educación infantil, que el ser humano
establece conexiones cerebrales a partir del trabajo manual. Ya Johann Heinrich Pestalozzi
hablaba de tres centros de conocimiento: la mano, la cabeza y el corazón. En efecto, las
emociones deben de estar incluidas como parte fundamental del crecimiento humano y son
fuentes de conocimiento intelectual y afectivo. La educación artística entonces, tendría que
ser práctica-teórica privilegiando el espacio del taller. La investigación hecha por los
maestros debe incluir su producción artística pero con características y propósitos
diferentes a la académica tradicional. ¿Cuáles serían estas características? En la actualidad
hay muchas maneras de hacer arte y pensarse artista, así que es aventurado proponer un
esquema definitivo. Sin embargo, nuestro equipo ha elaborado una propuesta que describe
las etapas de la producción, influida por la experiencia personal y con las tutorías
realizadas en el programa de Jóvenes Creadores del FONCA. Consideramos que puede
sernos útil para encontrar una mejor manera de evaluar nuestro propio trabajo, ya que
consideramos que somos nosotros, los creativos, los que tenemos que proponer las reglas
de evaluación con las que nos sintamos reconocidos, sin tener que competir con lo ya
establecido.
Producción artística:
Otro problema a resolver trata sobre la metodología que importamos de la historia del arte
para describir un proceso de producción artística. En nuestras investigaciones, la escritura
proviene de la experiencia del taller y tiene una estructura diferente a la de una tesis de
investigación científica o incluso social.
Nos parece importante vincular la emoción a los procesos cognitivos. Modelos exclusiva o
mayormente teóricos producen en los artistas dificultades para describir y analizar sus
objetos o desarrollar sus ideas. Es curioso ver a gente egresada de las ciencias sociales
trabajar con una escritura más armónica con el arte contemporáneo, que maneja incluso
mayores recursos teóricos y que nos pueden ayudar a encontrar formas de escribir más
acorde a nuestras necesidades. La antropología reconoce la creatividad y muchas escuelas
aceptan hoy, que una tesis sea, además de un texto, un video o una película. También la
sociología y hasta la economía valoran las tareas creativas y la intuición en la generación de
conocimientos y modelos teóricos. En general, cuando no hay un trabajo práctico, las
teorías se vuelven un asunto dogmático, por carecer de un entrenamiento de lectura que
implique una verdadera reflexión. Ha sucedido ya en el pasado con los documentos
publicados en los años setenta por los Grupos, que eran copias de ensayos ya hechos por
teóricos de arte reconocidos. Necesitamos pensar una manera de enseñarnos a estudiar que
sea creativa y que la lectura sea una herramienta y no una mala imitación de tesis
académicas.
Una escuela de arte tiene que valorar al doctor tanto como al artista que tiene una
carrera pues cada uno representa distintos saberes.
Recordemos que, en el transcurso de treinta años , hemos visto cómo nuestro sistema de
valorización estético ha sido intervenido de distintas maneras, y que hemos debido
modificar muchos de los criterios de calidad con los que crecimos. No consideramos que
este cambio haya sido negativo pues habíamos quedado atrapados en una vieja y caduca
tradición oficial del arte y su quehacer. Además de obligarnos a mirar los motivos y
problemas que estos nuevos discurso impusieron en la práctica del arte contemporáneo,
tuvimos que leer a autores que no estaban incluidos en el plan de estudios de las carreras
tradicionales: Michel Foucault, Gilles Deleuze y Felix Guattari, Walter Benjamin, Jacques
Lacan, etc. Sin embargo, nos encontramos ahora en una situación en que tenemos
dificultades para dialogar con la práctica de la creación y queremos evaluar a través de
citas de autores y no de la incorporación de ese conocimiento al trabajo personal, tanto
como maestro como artista.
Mieke Bal nos dice: “Si la autoridad del autor/artista, además de la del maestro, no está
fijada, el lugar que ésta deja vacante puede ser ocupada por la teoría. Hace mucho tiempo
Paul de Man definió la teoría como <<una reflexión controlada sobre la formación del
método>>(1982,p.4). Por tanto el maestro ya no tiene la autoridad para imponer método; su
tarea es sólo la de facilitar una reflexión continua e interactiva. El conocimiento consiste en
saber que la reflexión puede terminar….el conocimiento no es aprender acerca de, sino
aprender de.”7
Educar a artistas capaces de generar proyectos para públicos distintos, usando plataformas a
veces poco convencionales para nosotros, los maestros, nos confronta a gran velocidad con
fenómenos que van cambiando nuestras ideas sobre lo que es y puede ser arte. Estos
cambios nos obligan a estar más cerca de los estudios culturales y visuales que de la
historia del arte tradicional. Un artista produce obra, un historiador propone una
interpretación de la obra basada en sus relaciones formales. Usar esa experiencia para
investigar es muy importante puesto que, actualmente, con las características que tenemos
en la evaluación, el trabajo creativo se ve arrinconado. Un artista que es maestro trae al
aula sus propios logros profesionales y puede ayudar a que los alumnos tengan mejores
recursos, tanto técnicos como conceptuales, para hacer su propia obra. No creemos que
deba pedirse que dejemos de ser artistas para poder trabajar en la universidad, y sin
embargo, tenemos muy poco reconocimiento como tales.
Gestión cultural
Es importante que ser maestro (y alumno) incluya una capacidad de gestionar proyectos y
de establecer diálogos con otras áreas de conocimiento. El artista contemporáneo debe tener
la capacidad de preguntarse qué tipo de trabajo quiere hacer y para quién, lo que implica
que debe de tener una postura abierta a los fenómenos de la cultura contemporánea y
enseñarse a transitar entre las diversas maneras de creatividad que ofrece la sociedad actual.
No es sólo una cuestión de formas, sino de situar la obra dentro de su contexto histórico,
social y político. Nuestras escuelas deben de acompañar este cambio en la manera de
entender el arte y el papel del artista dentro de la sociedad. Ya no existe una única manera
de serlo. La idea del artista-genio con el que se nos formó hasta hace unos cuantos años ha
¿Cuáles son las dificultades que plantea describir un perfil artístico que implique producir
obra y tener un diálogo con las instituciones culturales del país o del extranjero tanto como
creador, investigador y gestor?
Yo fui educada en San Carlos aunque jamás terminé la escuela debidamente. Sentía que el
haber trabajado ahí me había dado un territorio para desarrollarme y compañeros con quien
trabajar y dialogar. Pero la escuela no era valorada como ahora. Se suponía que uno tenía
talento y que, con la práctica adquirida en los talleres, se encontraba un estilo personal que
te daba un reconocimiento a partir del cual conseguían galerías y coleccionistas hasta
convertirse en parte de la cultura nacional. Es una manera muy simple de entender el
trabajo creativo, ya que se lo veía como una línea recta y ascendente, que la universalidad
del lenguaje podía romper con todo tipo de fronteras. Una carrera creíble y digna en
México tenía pasos claros que dar: primero como artista joven, se pedía una exposición en
la Casa del Lago, por ejemplo. Luego, ya reconocido como un joven talento, el siguiente
paso era el Museo Carrillo Gil. La consagración sucedía en el Museo de Arte Moderno y,
finalmente, la oficialización en el Palacio de Bellas Artes.
Las cosas han cambiado mucho como consecuencia del debilitamiento de las políticas
culturales del Estado. Pero la cantidad de escuelas integradas al espacio universitario acusa
un proceso interesante en el cual la enseñanza, el trabajo de creadores dentro de una
institución y un reconocimiento de la investigación artística, pueden resultar en una
alternativa al deterioro de ciertas instituciones. Vivimos en un momento en que los artistas
se han vuelto como deportistas de alto rendimiento, educados para ser famosos y entrar a
los circuitos internacionales a la brevedad posible. Las carreras están pensadas para durar
unos cuantos años, para luego ser sustituidos por artistas aún más jóvenes. Las escuelas
tienen el deber de enseñar que hay otras formas de entender el arte y centrar el
reconocimiento en la realización de un trabajo profesional y ético, comprometido con su
sociedad y su lugar de origen. Desmitificar este modelo de artista desechable es muy
importante para fortalecer los públicos locales y armar artistas jóvenes que puedan
controlar su carrera en circuitos nacionales y extranjeros sin someterse al dictado de la
moda, preparados para poder trabajar y generar proyectos de manera independiente.
Creación y conocimiento
Me imagino que podríamos cultivar una doble inteligencia. Acercarnos a una forma de
transitar descrita por Ricardo Piglia en su novela Blanco Nocturno: actuar como
matemático y poeta. Seguir una línea lógica pero al mismo tiempo asociar libremente.
Construir silogismos y metáforas. Un mismo elemento entre dos sistemas de pensamiento.
Una mirada a la investigación cualitativa desde las artes.
1. Introducción
La investigación académica, en particular la que se realiza en torno al paradigma
cualitativo, se ha enriquecido en los últimos años por la interacción con las disciplinas
artísticas. Este cruce disciplinar abre interrogantes sobre las aportaciones del arte no sólo en
el ámbito metodológico, sino que se extiende a todas las fases del proceso de investigación,
incluidas la creación de categorías y estrategias analíticas.
A lo largo de ese texto se plantea cómo la productiva fusión y tensión entre lo cualitativo y
lo literario, lo performativo, lo visual, las media arts, ofrece una manera diferente de
redefinir y representar, a la vez que de comprender el proceso, espíritu, propósito,
subjetividades, emoción, respuesta y dimensiones éticas de la investigación.
El Handbook es un reconocimiento de que las ciencias sociales consideran a las artes un
género de investigación emergente y en plena expansión. Los investigadores que utilizan
esta nueva perspectiva teórico-metodológica ya no erigen una línea divisoria entre pasión e
intelecto, análisis y subjetividad, arte y vida. Sus investigaciones muestran de modo
contundente cómo se puede ligar el arte y la investigación para la producción del
conocimiento.
Entre los positivistas prevalecía la visión platónica del conocimiento que considera que la
ciencia trabaja primordialmente con procedimientos racionales, los cuales excluyen
cualquier intromisión de los sentidos. Pese a la polémica suscitada a lo largo de varios
siglos en que empiristas y fenomenólogos han mostrado la fuerza de la percepción y de la
experiencia en el proceso de conocer, la visión racionalista del conocimiento se robusteció
en la época moderna y convirtió a la razón en el “oráculo al cual apelar en todas las
cuestiones que reclaman alguna suerte de autoridad legítima” (Trías, 1999, p. 428).
Afortunadamente, investigaciones más recientes, entre las que destacan las del psicólogo
alemán Rudolph Arnheim (1998), mostraron que la percepción es cognitiva y que los
sentidos participan de modo sustantivo en el aprendizaje, en virtud de que la mente procesa
los materiales sensoriales e identifica y reconoce los objetos que se presentan en la
experiencia. Susan Langer (1979) caracteriza al sistema sensorial como una extensión de
nuestro “órgano mental” (el sistema nervioso) y subraya que la actividad mental no inicia
cuando las sensaciones llegan al cerebro, sino en el momento mismo en que se reciben los
estímulos, puesto que la acción de los sentidos no es pasiva, no opera como un recipiente de
datos amorfos; por el contrario, entraña un proceso de formulación gradual que permite
comprender el mundo desde que las impresiones llegan a los sentidos.8 Así, nuestra
experiencia del mundo es reflexiva desde el inicio: al ver, oír o sentir, discernimos las
cualidades de lo que vemos, escuchamos o tocamos. Y gracias a ello, “aprendemos a
diferenciar y a discriminar, a reconocer y a recordar” (Eisner, 2004, p. 18).
8 Según Langer, la conexión entre la mente y el sistema sensorial puede describirse de la siguiente
manera: “El sistema nervioso es el órgano de la mente; su centro es el cerebro, sus extremidades los
órganos de los sentidos; y cualquier función característica que pueda poseer debe gobernar el trabajo
de todos los componentes. En otras palabras, la actividad de nuestros sentidos no sólo es mental
cuando llega al cerebro, sino también sus mismos inicios, cuando el extraño mundo exterior incide en el
receptor más lejano y más pequeño. Toda sensibilidad lleva el sello de la mentalidad. Así, ver no
es un proceso pasivo por el que se almacenan unas impresiones sin sentidos, unos datos amorfos con
los que una mente organizadora construye formas para sus propios fines. Ver, en sí mismo, es un
proceso de formulación; la comprensión del mundo visible empieza en los ojos” (citado por Eisner,
2004, p. 18).
siempre provisional, pues entraña un proceso abierto a la dinámica de la experiencia, a la
fuerza del azar y de la incertidumbre, lo que obliga a su permanente contrastación y
reconstrucción. De este modo, Peirce introduce una condición de potencialidad, de
probabilidad, al conocimiento que abre la puerta a la comprensión del cambio, la
incertidumbre, la duda y la potencia de invención, procesos en los que la percepción y la
imaginación tienen un papel primordial.
Pese a la capacidad evocadora de las palabras cuando han sido tratadas artísticamente, hay
expresiones e imágenes con una mayor fuerza para describir aquellas experiencias en que
no tenemos recursos lingüísticos para expresarlas. Todos sabemos de la capacidad de la
fotografía para conmover o de los sonidos para penetrar el cuerpo y sacudir el alma.
La relación entre las artes y el conocimiento no ha sido negada por los estudiosos de la
estética. Langer (1967) argumenta que los trabajos de arte representan la habilidad del
artista para crear una estructura de formas que son análogas en sus relaciones a las formas
del sentimiento de la experiencia humana. Por ello, las creaciones de los artistas ofrecen
significados, estructuras de experiencias, que permiten conocer los sentimientos. Y este
conocimiento no es expresable en un discurso ordinario, sólo puede develarse gracias a las
formas del sentimiento que llamamos a arte. Las artes evocan sentimientos que no podemos
ver directamente. Langer subraya que el lenguaje discursivo es una poderosa herramienta
científica, pero sólo las artes permiten acceder a las cualidades de la vida. La ciencia
declara el significado, pero el arte lo expresa.
Investigar sobre las emociones, dice Eisner (2008), requiere utilizar herramientas capaces
de penetrar la densidad de los entramados del sentimiento que se han plasmado en las obras
de arte. Y una de estas herramientas es sin duda la metáfora.
Resumiendo, según Eisner (2008), el lugar primordial del arte en el conocimiento humano
se debe a las siguientes contribuciones:
1) Las artes se enfocan en los matices cualitativos de los objetos. Se dirigen a las
sutilezas, desarrollan hábitos mentales que permiten ver más allá de las apariencias y notar
profundamente.
2) Los productos artísticos con frecuencia generan un sentimiento de empatía con los
otros, lo cual es un modo privilegiado para comprender el carácter de su experiencia.
3) Las artes ofrecen nuevos modos de percibir e interpretar el mundo, a partir de los
cuales se hacen vívidas realidades que de otra manera pasarían desapercibidas. Las artes
son un modo de distanciarnos, de lograr que lo familiar se vuelva extraño y de hacer lo
extraño familiar, habilidad que es fundamental para mirar los fenómenos tal como se
aparecen.
4) Las artes conectan con la subjetividad, lo que nos lleva a descubrir nuestro territorio
interno. Son un camino que enriquece nuestra conciencia y expande nuestra humanidad.
3. Modalidades de la investigación cualitativa en que intervienen las artes
En el Handbook se identifican al menos dos vertientes metodológicas que aprovechan el
potencial de las artes para la innovación y la búsqueda de nuevas aproximaciones al estudio
de los procesos sociales y humanos: la investigación mediante las artes (arts-informed
research) y la investigación basada en las artes (arts-based research). Revisemos algunas
sus diferencias.
a) Investigación mediante las artes (arts-informed research)
El filósofo norteamericano John Dewey orientó sus estudios a mostrar la fuerza de la
experiencia en el conocimiento humano y mostró que una forma primordial de experiencia
es la artística (Dewey, 2008). Este reconocimiento ha impulsado a los investigadores a
sistematizar las experiencias y prácticas provenientes del arte y proponer un tipo de
investigación cualitativa en las ciencias sociales que está influenciada, pero no basada en
las artes, cuyo objetivo es aumentar la comprensión de la condición humana a través de
procesos alternativos y formas representacionales de indagación dirigida a múltiples
audiencias (Knowles y Cole, 2008, p. 59).
La investigación mediante el arte (arts-informed research) es un camino para redefinir la
forma de investigar y representar, y crear nueva comprensión del proceso, espíritu,
propósito, subjetividades, emoción, recepción y dimensiones de la indagación (Knowles y
Cole, 2008). Liga la cualidad sistemática y rigurosa de las metodologías convencionales
con las de las cualidades artísticas, disciplinarias e imaginativas de las artes; reconoce el
poder de las formas de arte para atraer audiencias diversas y la importancia de la diversidad
de lenguajes para obtener discernimiento de las complejidades de la condición humana. Por
su encuadre fluido y flexible puede articularse y potenciar otras aproximaciones
metodológicas, o bien constituirse por sí misma en una metodología.
De acuerdo con Cole y Knowles (2008), algunos de sus elementos definitorios son:
1. Involucra un compromiso particular con una forma o varias formas de arte, que se
expresan en los elementos del proceso creativo de investigación y en la forma de
representación del texto de la misma.
2. La integridad metodológica de la investigación está determinada por la relación
entre la forma y la sustancia del texto de investigación y el proceso de indagación que se
muestra en el texto. Por ejemplo, las razones para usar la fotografía como una forma de arte
que guía la indagación o la representación, debe plantearse con toda claridad e indicarse
cómo se empleará para alcanzar los propósitos previstos en el protocolo correspondiente.
3. Mantiene una apertura a las posibilidades expansivas de la imaginación humana.
Por ello, más que ceñirse a un conjunto de principios para recolectar información, el
investigador utiliza la metodología para seguir de un modo más natural el flujo de los
eventos y las experiencias que se presentan ante su atención. Aquí la serendipia tiene un
papel tan importante como la vida misma. De ahí que se impulse a los investigadores a
aprender de los artistas.
4. Como en toda la investigación cualitativa, la presencia subjetiva y reflexiva del
investigador es evidente de diversas maneras en el texto de investigación, acordes con el
propósito de la indagación; sin embargo, lo característico es la presencia de la artisticidad
del investigador, que considera no sólo sus habilidades técnicas sino su presencia creativa y
sensible expresada en las formas estéticas. De ahí que la idea de la investigación cualitativa
en que se concibe al investigador como instrumento se amplíe a una concepción del
investigador como artista.
5. Un propósito central de la investigación mediante las artes es la intención de llegar a
audiencias más allá de la academia; por ello, el texto de la investigación aspira a involucrar
a la audiencia en un proceso activo de búsqueda de significado cuyo potencial sea
transformador. Considerando el poder del arte para informar y comprometer, el texto de la
investigación pretende explícitamente provocar emoción, pensamiento y acción.
b) Investigación basada en las artes
Con el auge a finales de los años sesenta del arte terapia muchos artistas se desplazaron al
campo de la terapia y la educación, movimiento que generó un auge de los procedimientos
que permitieran caracterizar los procesos terapéuticos y educativos. De ahí surgió otra
modalidad de investigación cualitativa que recurre a las artes, la investigación basada en las
artes (arts-based research), que Shaun McNiff define como el uso sistemático del proceso
artístico (el actual hacer de las expresiones artísticas en las diferentes formas de arte) como
un camino primario para comprender y examinar la experiencia tanto por el investigador
como por los sujetos involucrados en el estudio (2008, p. 29).
A diferencia de la investigación mediante las artes, en que éstas, a pesar de tener un lugar
significativo, sólo se utilizan como información y no se integran a todo el proceso de
indagación, esta modalidad propone que, en lugar de reflexionar sobre el fenómeno artístico
mediante estudios de caso, entrevistas o algún otra estrategia, los investigadores se
enfoquen en un aspecto particular del proceso artístico o de la imaginación creativa y
describan sus propias expresiones y experiencias. Según los promotores de esta modalidad
de investigación, no hay mejor manera de comprender un aspecto particular de la práctica
creativa que investigarla de modo directo. McNiff expone varios ejemplos, en uno de ellos
relata cómo un artista-investigador crea una serie de pinturas durante un cierto tiempo y
luego elabora un protocolo de investigación para interpretar las imágenes creadas a través
de movimientos corporales espontáneos ante la presencia de un público. Entre las múltiples
posibilidades de plantear la investigación, a este artista-investigador le interesó explorar
cómo las diferentes expresiones sensoriales nos ayudan a relacionarnos mejor con nuestras
producciones artísticas.
Además de las temáticas propias de los procesos artísticos, algunos investigadores han
utilizado la investigación basada en las artes para explorar tópicos referidos a aspectos
fundamentales de la experiencia humana, los cuales no han sido de fácil acceso con las
metodologías convencionales. Entre estos tópicos se encuentran el amor, la muerte, el
poder, la memoria, el miedo, la pérdida, el deseo, la esperanza, el sufrimiento y las visiones
políticas (Sinner, citado por Leavy, 2009, p. 4).
De acuerdo con Patricia Leavy, la investigación basada en las artes busca construir una
indagación holística, comprometida y apasionada, que vincule y no divida al artista del
investigador, al artista del público y al artista del maestro. Para lograrlo, los investigadores
han construido nuevas herramientas con las cuales articular sus intereses mientras crean
conocimiento basado en la resonancia y la comprensión (2009, p. 2). Conviene aclarar que
utilizar las artes como método de investigación no implica rechazar o abstenerse de utilizar
otras estrategias o herramientas metodológicas. Si las preguntas de investigación así lo
demandan, se pueden y deben emplear usos verbales como la entrevista o los grupos de
discusión. Sin embargo, sí se pretende que se basten a sí mismas, es decir, que las artes
convertidas en herramientas se utilicen para cubrir todas las fases de la investigación:
problematización y planteamiento del problema, recolección de información, análisis,
interpretación y representación. De ahí que con el uso de estas herramientas emergentes se
adapten los principios de las artes para orientar las preguntas de investigación de modo que
teoría y práctica se entretejan. También se ha valorado su potencial como un herramienta
para la indagación subjetiva y como una herramienta pedagógica.
McNiff (2008) subraya que una cualidad de los investigadores que utilizan la investigación
basada en las artes es su disposición a comenzar el trabajo con interrogantes y a diseñar
métodos en respuesta a situaciones particulares, pues se trata de crear un método de
indagación y no de tomar prestado algún otro. Esta actitud contrasta con la tendencia, que
se ha generalizado en la investigación social y humana, a adecuar las preguntas a un
método fijo de investigación.
Ahora bien, observemos que Leavy (2009) utiliza el término abarcador prácticas en lugar
del de metodologías, no sólo para romper con una convención, sino fundamentalmente
porque rechaza la idea de que la implementación de las herramientas metodológicas es
neutral. Este cambio de terminología resalta el significado que se le dan a estas prácticas
como una forma metodológica híbrida basada en la práctica, referida tanto a lo social como
a lo individual. Las prácticas que se incluyen, entre otras posibles, son: narraciones cortas,
novelas, formas experimentales de escritura, poemas, collages, pinturas, dibujos, guiones de
actuación (performance), performances de teatro y danza, documentales y canciones. Pero
también se enfatiza que este nuevo género de metodologías tiene sus propias bases teóricas
y metodológicas que potencian y amplían el paradigma cualitativo.
De acuerdo con Leavy (2009), la investigación basada en las artes constituye un nuevo
género metodológico dentro del movimiento continuo que sostiene el paradigma
cualitativo. No obstante las transformaciones de los métodos cualitativos en las
concepciones imperantes acerca del conocimiento social, todavía hay una significativa
resistencia de algunos investigadores para considerar “científicas” estas prácticas de
investigación, debido a que según ellos no cumplen con los requisitos y estándares
establecidos. De ahí que algunos de sus practicantes hayan reflexionado sobre estos
asuntos. Por ejemplo, Sinner y colegas (citado en Leavy, 2009, p. 16) señalan que las
innovaciones que introduce la investigación basada en las artes exigen una modificación de
los estándares tradicionales de evaluación, por lo que es necesario un movimiento que se
aleje del “rigor” y se acerque al “vigor”, dado que el propósito de esta modalidad de la
investigación es lograr resonancia, comprensión, multiplicidad de significaciones,
dimensionalidad y colaboración. Este movimiento subraya la necesidad de abandonar los
parámetros rígidos en el uso de cierto tipo de herramientas, así como la práctica canónica
de presentar los resultados a través de medios escritos con un lenguaje “académico”, y
dirigir la mirada a la búsqueda de otras formas de presentación en que se privilegie la
pertinencia y congruencia entre los objetivos de la investigación, las herramientas
metodológicas, la construcción de categorías analíticas y las conclusiones.
Según Diana Taylor (2001), una de las fundadoras del instituto, los estudios de
performance incluyen prácticas y acontecimientos de danza, teatro, rituales, actos políticos,
etcétera, en los que puedan identificarse comportamientos teatrales predeterminados. Lo
anterior, a partir de considerar que los performances “funcionan como actos vitales de
transferencia”: transmiten saberes sociales, memoria y vínculos identitarios, por medio de
acciones iterativas o como subraya Schechener de conductas dos veces actuadas (twice
behaved- behavior).
No obstante su popularidad, la noción sufre aún de “inestabilidad conceptual” (Díaz Cruz,
1997) y su significación no ha logrado consenso entre los artistas y académicos, por lo que
la emplea en múltiples sentidos y en contextos diversos. En Latinoamérica, por ejemplo, ha
servido para caracterizar el “arte de la acción” en las artes visuales; los artistas más críticos
del sistema la han utilizado para ridiculizar a políticos y religiosos, y recientemente ha dado
lugar a investigaciones del teatro, danza y música de corte histórico, antropológico y
político, además, por supuesto, de servir para la recuperación y análisis de performances
“vivos” y de investigaciones en el terreno educativo del teatro (Taylor, 2011). En otros
contextos, la noción ha sido empleada con gran éxito como lente metodológica para el
estudio de diversos eventos con un carácter similar al del performance (conductas de
sujeción civil, resistencia, ciudadanía, género, etnicidad, e identidad sexual), lo que explica
la gran cantidad de trabajos asociados a esta perspectiva.
A pesar de las divergencias en la concepción y usos del performance, así como de sus
variantes terminológicas, la expresión ha mostrado una peculiar capacidad de innovación y
de recombinación de elementos e ideas dispares. Justo por estas características, posee un
gran potencial para atender problemas e interrogantes desdeñados por otras tradiciones
disciplinarias y abre nuevos horizontes y posibilidades analíticas.
Para valorar sus posibles aportaciones a la investigación cualitativa, a continuación me
propongo indagar, primero, sobre la potencialidad teórica del concepto, para después
ponderar su potencial metodológico.
El renombrado antropólogo escocés, Víctor Turner creó durante su trayecto académico una
red categorial y conceptual con la cual atrapar la dinámica fluida de los procesos sociales;
en esta red destacan las nociones de ritual, drama social, experiencia y performance. Esta
última le sirvió para comprender la necesidad de los humanos de reexperimentar sus
experiencias cristalizadas y confirmar sus vínculos identitarios, pues como él mismo señala
en los performances se revela el carácter más profundo y singular de una cultura.11
10 No obstante la fuerza del trabajo de Turner, conviene mencionar también la importancia del trabajo
pionero de Goffman, quien propuso el término dramaturgia para estudiar la vida social, que entendida
como un escenario, permite estudiar las conductas en el escenario social o detrás de él. La trama
conceptual creada por Goffman, ofrece significativas aportaciones a la comprensión de los
performances individuales en situaciones de interacción cara a cara. Además, es importante considerar
la intensa relación de trabajo de ambos, Goffman y Turner, y de Schechner con los dos.
11 En uno de los primeros escritos en que se refiere a la posibilidad de un encuentro teórico entre el
teatro y la antropología, Turner señala la centralidad de las nociones de drama y performance en esta
empresa. Recupera el sentido etimológico, su raíz francesa parfournir, que tiene un sentido procesual
de “completar” o “llevar a cabo por completo”. De manera que el verbo perform se refiere a completar
un proceso más que a hacer un simple acto, y realizar (perform) una etnografía supondría obtener la
información en su mayor plenitud y riqueza: como acciones-significaciones (Turner, 1982, p. 91).
actuación sea detonadora de la configuración de una nueva estructura de experiencia: 12 el
performance es un instigador de experiencias que transforma “los relieves del mundo”
(Mier, 1999) del o los participantes, al tiempo que favorece la asignación de significado a la
experiencia.
12 Hago referencia a Dilthey, para quien la experiencia es una estructura que articula de modo complejo
tres dimensiones irreductibles una a la otra: conocimientos, afectos y deseos, que al constituirse en un
todo transforman los relieves del mundo del sujeto. La dimensión cognitiva remite a la memoria, al
pasado vivenciado en actos tradicionales, y supone una condición de autorreflexividad; la emotiva
vincula al sujeto con el disfrute del presente, con la aprehensión plena del aquí y ahora; y la volitiva
alude al futuro y a la posibilidad de transformación de las circunstancias vividas, dimensión en que el
deseo y los propósitos se constituyen en los principales motores de la acción. Cuando un objeto
irrumpe ante nuestra conciencia, no todos los conocimientos entran en juego, los afectos no se
movilizan de la misma manera ni con igual intensidad, ni aparecen todos los deseos; sólo algunos
logran enlazarse en una estructura peculiar que deriva de esa experiencia. Se crea, entonces, una
estructura que no existía antes de la aparición del objeto, y de esa creación emerge un valor que
transforma los relieves del mundo del sujeto y le permite valorar diferencialmente los sucesos de la
vida.
13 Otra noción de gran importancia en el trabajo de Turner es precisamente la de communitas (voz
latina para diferenciar un modo de relación social de un ámbito de vida común),13 sostenida en la
existencia de un “esencial nosotros”: una comunión entre los individuos (Buber, citado por Turner,
1988, p. 142). Surge de la experiencia social en la que se produce una consonancia entre individuos
iguales, generalmente, en los periodos de liminaridad social. La communitas no sólo promueve
convergencia en las acciones, sino también un movimiento anímico de los sujetos que los lleva al mismo
tiempo a una intensa experiencia social y a una profunda comunicación consigo mismos.
Según Turner, la actividad performativa del ser humano entraña una dialéctica entre el fluir
de la vida (estado en el cual parece que las acciones poseen una lógica interna, que no
requiere de nuestra intervención consciente) y la reflexividad (que supone la capacidad de
interrumpir la experiencia del fluir y sumergirnos en ‘otra’ para comprendernos y
transformarnos) (Díaz Cruz, 1997, p. 12); ambas experiencias permiten su inteligibilidad
mutua. En sus performances, los grupos reexperimentan los códigos identitarios y ponen en
juego su capacidad autorreflexiva en dos niveles: uno, como actores en cuyo papel pueden
llegar a conocerse mejor; y otro, en el que se comprenden a sí mismos, a partir de la
observación y participación en los performances generados y presentados por otro grupo de
seres humanos. En el primero, la reflexividad es singular, aunque actuada en un contexto
social; en el segundo, la reflexividad es plural y supone la presencia del otro y de la
diferencia (Turner, 1985, p. 187). El performance individual implica la manifestación
pública de que se ha experimentado una transformación de estado y estatus, por lo que el
“yo” puede asumir una diversidad de roles; el ambiente de libertad en el que se genera esta
representación da lugar a la novedad y creatividad del actor.14 Los performances culturales
y sociales son infinitamente más complejos y problemáticos para su comprensión;
responden a la capacidad humana de sostener modos dramáticos de comunicación y sus
mensajes se producen a través de medios verbales y no verbales, los que son variados y
capaces de transmitir una gran riqueza y complejidad de ideas e imágenes (Turner, 1985, p.
189). Estos performances nunca son amorfos, tienen una estructura diacrónica: un
principio, una secuencia de fases superpuestas, pero reconocibles, y un final.
Turner extiende la noción de performance a la de drama social,15 para lo cual cita la manera
14 Sin duda, los estudios de Goffman sobre la Presentación del yo en la vida cotidiana es uno de los
mejores ejemplos en el estudio de este género del performance.
15 El drama social es una categoría analítica creada por Turner para mirar el conflicto y las tensiones
que se producen en la acción social, que atiende los momentos de suspensión temporal de la acción
normativa donde las determinaciones se enrarecen; estos periodos, que obligan al grupo a tomar
conciencia de su conducta y valores para interrogarlos, dan lugar a fases de reflexividad social en las
que el grupo es capaz de descentrarse y observar su proceso. En esta idea, Turner utiliza la metáfora
teatral para “construir una comprensión de los entrelazamientos dinámicos de los sistemas normativos,
su instauración, su plenitud y su disolución” (Mier, 1993, p. 22). La noción de drama es un recurso para
pensar el problema de la discordancia o de las “fases inarmónicas de la sociedad” –como las llama
Turner– y no sólo para identificar las oposiciones de los actores en conflicto; permite reconocer fisuras
en la estructura social, puntos de disolvencia en la normatividad, momentos de dispersión en las
acciones en los eventos, aparentemente espontáneos, donde los actores sociales transforman sus
rostros habituales y tratan de mostrar a los otros qué están haciendo o han hecho (Schechner, citado
en que Schechner lo plantea: “las situaciones de conflicto social son intrínsecamente
dramáticas, porque los participantes no sólo hacen cosas sino que tratan de mostrar a otros
qué están haciendo o qué han hecho” (Geist, 2002, p. 158). A partir de esta idea distingue
entre el perfomance social y el cultural. En el primero la unidad básica es el drama social,
como una forma de asignar significado al conflicto social, y en el segundo incluye los
dramas estéticos y los eventos rituales. 16
¿Cómo podríamos convertir una etnografía en un guión, luego actuar ese guión, luego
reflexionar sobre esta performance, luego regresar plenamente a la etnografía y hacer un nuevo
guión, luego representarlo de nuevo? Esta circulación interpretativa entre datos, praxis, teoría y
más datos nos provee de una crítica de la etnografía. No hay nada como representar la parte de
un nativo en una situación de crisis, propia a tal cultura, para detectar la inautenticidad de los
por Turner, 1985, p. 179). Turner pensaba que durante los periodos de erupción en la vida social,
provocada por una intensa actividad pasional en los grupos, y de suspensión de los roles instituidos,
surge la verdadera unidad espontánea del comportamiento social humano; ésta no brota del
encadenamiento de los roles de un contexto institucionalizado, sino de las pasiones que desdibujan los
perfiles identitarios (Turner, 1985, p. 196).
16 Sin embargo, Schechner no considera que exista esta línea de demarcación y engloba en la noción de
performance el drama social, el drama estético, el ritual sagrado y el secular (o ambos) y otros eventos
performativos como por ejemplo, los deportivos (Schechner y Appel, citado por Geist 2002, p. 158).
reportes que usualmente realizan los occidentales, y para plantearse problemas no discutidos o
sin resolver en las narrativas etnográficas (Turner, citado en Díaz, 2008, p. 47).
Según, Díaz, esta aportación de Turner en la que invita a traducir y transformar la
etnografía en performance, promueve la reflexión sobre una tendencia en la antropología
social a "representar la realidad social como si fuera estable e inmutable, una configuración
armoniosa gobernada por principios mutuamente compatibles y lógicamente
interrelacionados (2008, p. 47). Por ello, Díaz sugiere que una antropología performativa
puede colaborar en la comprensión de los “pulsos” de otros modos de existencia y sus
relieves del mundo, en la medida en que “se interrogue por las formas en que funda
situaciones y representaciones de la alteridad; en que reconozca que no sólo dice cosas,
sino cómo las dice y qué hace al decirlas; qué realidades del otro estatuye” (p. 48).
Por su parte, Richard Schechner, actor y director de teatro estadounidense, quien recupera
en gran medida las aportaciones de Turner, pero también influye en ellas,17 sostiene un
concepto amplio de performance que comprende dramas sociales, prácticas rituales,
interacciones cara a cara, entretenimientos populares, escenificaciones artísticas, carnavales
y eventos deportivos (Geist, 2001, p. 113). Debido a su preocupación por encontrar
vínculos entre la antropología y el teatro y proponer una visión alternativa para la
comprensión de los fenómenos de este último, enfoca sus estudios, por un lado, en la
conducta restaurada, característica primordial del performance, pues constituye la materia
prima para la elaboración y reelaboración de los personajes o situaciones a recrear por el
actor. Y, por otro lado, se interesa en el continuo entrenamiento-ensayo-puesta en escena,
donde encuentra características equiparables a los fenómenos que se producen en los
procesos rituales.
Schechner define la conducta restaurada como aquella conducta viva que es tratada del
mismo modo en que un director de cine trata un filme. Los “fragmentos de conducta”, 18
17En los últimos años de la vida de Turner y a invitación expresa de Schechner, ambos trabajaron en un
proceso de experimentación teatral en el que montaron performances basándose en datos etnográficos
de rituales y dramas sociales, ello a fin de promover una reflexión intercultural. En buena medida esta
experiencia sirvió a ambos para la reflexión teórica, en particular acerca de la interculturalidad.
18 Schechner aclara que su noción está relacionada con el término “fragmento de actividad” que
Goffman utilizó en Frame Analysis, el cual hace referencia “a cualquier corte arbitrario del flujo de la
actividad en curso, incluyendo aquí secuencias de sucesos reales o ficticios, vistas desde la perspectiva
de quienes están interesados en ellos. Un fragmento no intenta reflejar una división natural inherente a
los objetos de estudio ni una división analítica hecha por alumnos que investigan: se usará sólo para
dice Schechner, tienen vida propia y son independientes de los sistemas que las originaron,
en virtud de que pueden reacomodarse y reconstruirse, al punto de contradecir o perder por
completo el vínculo con la fuente original. Estos fragmentos se pueden guardar, transmitir,
manipular y transformar, de ahí que los actores puedan aprenderlos, manipularlos y hasta
inventarlos, para luego representarlos (Schechner, 1985, p. 35). Ello permite que durante el
proceso de elaboración escénica los fragmentos de conducta “originales” se conviertan en
fragmentos de conducta restaurada.
Toda puesta en escena exige una conducta restaurada, gracias a la cual el actor asume un
“yo” distinto,19 que puede variar en grados más no en naturaleza, pues en todos los casos
entraña un “como si”, “una segunda naturaleza” que combina negatividad y subjuntividad;
estos cambios del yo suponen un continuo susceptible de análisis, ya sea para corrección
(cotejando con las versiones “autorizadas”), reconstrucción (a partir del estudio de fuentes
primarias) o recreación (en caso de que los huecos de información sean llenados con el fluir
del “yo” interpretado). El trabajo de restauración tiene lugar durante los ensayos: los
actores ahí preparan los fragmentos de conducta para que cuando los expresen, parezcan
espontáneos, auténticos, no ensayados. Por ello Schechner sugiere investigar el proceso que
ahí ocurre, lo que permitirá relacionar el performance estético y el ritual.
Para Schechner el centro del sistema de restauración de la conducta está en los talleres y
ensayos, que son dos de las fases de un proceso de siete: entrenamiento, taller, ensayo,
calentamiento, performance, enfriamiento, consecuencias.20 En el taller ocurre un proceso
deconstructivo, en el que los usos del cuerpo, textos, sentimientos, etcétera, aceptados por
la cultura se descomponen y quedan listos para ser “inscritos”, lo que entraña el
quebrantamiento de las barreras del actor. El proceso opuesto se produce en los ensayos.
Ahí se elaboran los fragmentos de conducta restaurada y se editan para constituir una
referirse a cualquier serie en bruto de sucesos (cualquiera que sea su nivel de realidad) que uno quiera
marcar como punto de partida para el análisis” (Schechner, 1985, p. 115).
19 Al respecto Schechner afirma: “la conducta restaurada es "yo portándome como si fuera otro" o
"como si estuviera 'fuera de mí'", o "yo 'como si no fuera yo mismo'", como en el trance. Pero ese "otro"
puede también ser "yo sintiéndome o siendo de otro modo", como si hubiera múltiples "yos" en cada
persona” (1985, p. 37).
20 Schechner aclara que cada una de estas fases comprende funciones distintas, cuya denominación
puede variar de cultura a cultura, pero siempre están presentes. La ausencia de una o más de ellas, más
que incompletud puede significar un ajuste al proceso de performance, a fin de satisfacer alguna
necesidad específica (1985, p. 99).
totalidad unificada: un performance.
21 Me refiero a la publicada como Collective Reflexivity: Restoration of Behavior, en Rubin, 1982, pp. 39-
81.
22 La propuesta de Turner es a su vez una reelaboración del esquema de rito de paso o de transición de
Arnold Van Gennep, que involucra un conjunto de acciones destinadas a indicar y establecer cambios
“de lugar, estado, posición social y edad” (Turner, 1988, p. 101). La primera fase (separación) se
caracteriza por toda conducta que hace visible la condición que separa al sujeto del resto del mundo, es
decir, “por una conducta simbólica que signifique la separación” (Turner, 1980, p. 104); la segunda
(margen o limen) refiere un estado de indeterminación, porque el sujeto sometido al proceso de cambio
ha dejado de estar subordinado a la normatividad de su estado social previo, pero aún escapa a la
regulación que su nuevo estado le impondrá, razón por la que es estructuralmente “invisible”; y en la
tercera fase (agregación) el sujeto consuma su transición y se integra plenamente a la nueva
circunstancia, por lo que debe mostrar en su comportamiento las normas que el nuevo estatus le exige.
23 Me refiero a Conducta restaurada, en Schechner, 1995, pp. 35-116.
ritualización; por ejemplo, exige a los actores hagan visible el cambio de estado que supone
el simple hecho de entrar al salón donde se realizará el taller, ello expresado en conductas
como el silencio, la estricta puntualidad, el descalzarse al entrar, el guardar sus pertenencias
en espacios específicos, la señalización del espacio para la observación y el de realización
de los ejercicios, etcétera; inicia los talleres con un calentamiento al estilo de la yoga, que
favorece el desprendimiento del “yo” cotidiano y sensibiliza al actor, lo prepara, para
experimentar los diferentes grados de transformación que suscitará el proceso
deconstructivo.24
Una tercera aproximación teórica es la del antropólogo Rodrigo Díaz Cruz (1997, 2000,
2002, 2008), quien plantea un enfoque complementario a las anteriores propuestas. Él
afirma que la noción de performance más que a textos o guiones,25 alude a acciones, y a la
construcción social de la realidad más que a su simple representación. El performance,
afirma este autor, “no es solamente una representación, sin mediaciones, de lo que se dice,
de lo que está cristalizado en un texto o en un guión preestablecidos, consiste más bien en
una traducción, una transformación y por lo tanto un desplazamiento, una reelaboración,
recreación e interpretación de lo relatado o de lo fijado por medio de la escritura” (2008, p.
34). Por ello, señala, un enfoque centrado en el performance “toma como uno de sus
objetos privilegiados al cuerpo: un cuerpo que dramatiza y experimenta, situado en
24 Notas de campo de Alejandra Ferreiro del seminario Teoría y práctica en la investigación teatral del
nuevo milenio impartido por Richard Schechner en la ciudad de México del 19 al 23 de abril de 2004.
25 Díaz Cruz utiliza el término en femenino, la performance; sin embargo, para mantener una
Para sustentar estas afirmaciones y darles densidad teórica, en un artículo titulado "La
celebración de la contingencia y la forma. Sobre la antropología de la performance" (2008),
Díaz Cruz reconstruye la historia académica del concepto y desarrolla algunas notas sobre
su uso reciente, que a continuación gloso.
Díaz continúa su revisión histórica con un examen a las ideas de John Austin cuya
propuesta se condensa en un libro que ya es un clásico: Cómo hacer cosas con palabras. En
este texto, el filósofo del lenguaje llama performativos a cierta clase de enunciados, que no
se evalúan por su veracidad sino por la adecuación y relevancia institucional y cultural de
su realización: “[existen casos en que] es inútil insistir en decidir en términos simples si el
enunciado es ‘verdadero o falso’ [...] ¿qué pasa con el amplio número de ocasiones en que
un enunciado no es tanto falso (o verdadero) como fuera de lugar o inadecuado” (Austin,
citado por Díaz, 2008, p. 40). Según Austin los enunciados performativos no describen
algo, hacen cosas con las palabras de acuerdo a convenciones culturales o institucionales
aceptadas. Muestra un ejemplo de ello en la expresión “bautizo a este barco con el nombre
de Reina Isabel”, que no describe la acción sino que indica su realización: se está
bautizando al barco. Por ello, Austin elige la palabra performance –del verbo francés
parfournir, que se refiere al proceso de completar, llevar a cabo, cumplir, ejecutar o realizar
algo” (Díaz, 2008, p. 41), para resaltar la fuerza creativa y performativa del lenguaje: la
capacidad de las palabras de hacer, actuar, producir o realizar algo.
De acuerdo con Díaz, los enunciados performativos crean presencia, ya que producen
efectos en una situación dada (“las niñas son mamás de sus muñecas o los niños se
convierten en ladrones y policías”, sólo performativamente); esta característica le permite
afirmar que el performance en general y los enunciados performativos en particular,
ilustran en su ejecución “el orden convencional al que se ajustan –celebran la forma–, pero
también su ejecución establece un orden, que puede ser otro orden, del cual es un ejemplo –
abren la posibilidad de la contingencia” (2008, p. 42).
Esta conclusión la refina al resaltar otra nota constitutiva del performance: que no sólo se
circunscribe a la creación de la presencia, sino también se enfoca en cómo lo hace, para lo
cual recurre a las ideas de Roman Jacobson y Gregory Bateson.
De Jacobson retoma la función poética del lenguaje, orientada al mensaje por el mensaje,
pues en ella encuentra una coincidencia con el performance, “comparten una vocación,
acaso una responsabilidad, doble: no sólo decir y hacer algo, sino mostrar cómo se dice lo
dicho y cómo se hace cuanto se hace, todo ello impregnado de cualidades estéticas; y
simultáneamente exigen del lector o del auditorio la misma doble focalización” (Díaz,
2008, p. 42). A modo de ejemplo, Díaz subraya que los cuenta cuentos o los cantores de
sones huestecos se enfocan de modo simultáneo en la narración y el modo de hacerla, “sea
a través de gestos, estilos y dicción peculiares, sea mediante versos formularios, rítmicos,
cuando no métricos, muchas veces acompañados de palmas, bailes, cantos y un tamborileo
en el corazón, ceñidos a ciertas reglas que posibilitan la improvisación y, gracias a esta
última, la misma transformación de aquéllas” (p. 43). De ahí su afirmación de que tanto la
función poética como la performance inducen a la reflexividad: “mediante diversas
estrategias llaman la atención al conjunto de reglas que organiza su propia representación, y
también hablan, mencionan o aluden a la propia performance” (p. 43).
De Bateson, Díaz recupera la categoría de marco (“frame”), para indicar que todo
performance está “enmarcado”, delimitado, lo que sugiere que la percepción de los
participantes se orienta y focaliza según ciertos criterios de interpretación, gracias a los
cuales comprende lo que sucede en una actividad o situación específica. Así, subraya la
capacidad del performance de generar comportamientos “enmarcados”, que en
determinados eventos sociales contextualizados, intensifican la experiencia social. A partir
de lo anterior, este autor concluye que los performances “gestan una permanente tensión
entre autoridad —convención, tradición, reglas— y propiedades emergentes, entre forma y
contingencia, ya que se refieren a un proceso, al proceso en que los participantes
completan, llevan a cabo, cumplen, ejecutan o realizan algo; en que los ejecutantes
recobran, recuerdan o inventan selectivamente” (p. 44).
Como señala este antropólogo, esta doble condición del performance, de describir acciones
que están transcurriendo, “un hacer que focaliza esa presencia en acto de creación, a la vez
que de retrotraer a lo ya hecho, “a performances completadas, concluidas, olvidadas y
vueltas a recobrar” (p. 44), coincide con la idea de Schechner de que la principal
característica del performance es la conducta restaurada, a la que arriba ya me referí.
Para continuar su argumentación Díaz muestra la posible vinculación entre la idea de
performance como conducta restaurada y la idea aristotélica de mímesis, dado que en
ambas cabe tanto el ámbito de lo posible como de lo 'imposible verosímil', en que se
reconoce un lugar "para la idealización artística y para lo que debería ser" (Trueba, citada
por Díaz, 2008, p. 46). Este vínculo se refuerza al considerar que ambas están dotadas de
cualidades estéticas y de un poder persuasivo que “crea presencias y estatuye realidades”
(Díaz, 2008, p. 46) una y otra generan experiencias que transforman los relieves del mundo.
Ambas nociones producen una vigorosa impresión de realidad: hacen creer, seducen y
afectan la sensibilidad despertando emociones diferentes de las afecciones ordinarias, con
frecuencia más intensas y vívidas que las que nos suscitan las situaciones reales (Trueba,
citada po Díaz, 2008, p. 46).
Díaz finaliza su artículo con una revisión sintética de las aportaciones de Víctor Turner a la
antropología del performance, a quien considera un autor central en su propuesta. En su
recorrido se destacan aspectos convergentes a los arriba señalados; pero en particular, este
antropólogo resalta la idea de que la noción turneriana de performance se liga a la potencia
subjuntiva del “como si” opuesta a la realidad indicativa del “así es”; de donde su
afirmación de que gracias a nuestra capacidad performativa "proyectamos hipótesis, la
imaginación y el pensamiento hacia topografías del antidestino, hacia las condiciones sin
límite de lo desconocido”, lo que George Steiner denomina "el nervio maestro de la acción
humana" (Díaz, 2008, p. 55).
El uso extendido del performance, más allá de la representación, ofrece un nuevo modo de
pensar y conducir la investigación social. Según Gray (2003), esta modalidad de la
investigación basada en las artes desafía y trastoca los modos convencionales de conocer.
Oikarinen-Jabai (2003) sugiere que la metodología basada en el performance permite a los
investigadores traspasar los límites de su participación en la investigación, abre espacios
para el empoderamiento, en los cuales se pueden exponer contradicciones y construir
empatía.
Otra de las razones por las que, según Leavy (2009), en las últimas tres décadas, el uso del
performance como método de investigación se ha diseminado de modo significativo entre
los investigadores sociales, se relaciona con las similitudes en las metas de los
investigadores y de los dramaturgos; sobresale de ellas la intención de crear un texto
comprometido y comprensivo sobre la condición humana. También señala que los
practicantes de ambas actividades desarrollan habilidades similares, de ahí que los
practicantes del teatro y el performance tengan en algún sentido las siguientes ventajas para
realizar investigación cualitativa (Leavy, 2009, pp. 136-137):
Un incremento de la conciencia sensorial y de las habilidades de observación, que
promueve una sensibilidad afinada para el ambiente en que se desarrolla el trabajo de
campo.
La habilidad para analizar personajes y textos dramáticos que puede transferirse al
análisis de las transcripciones de las entrevistas y las notas de campo.
La habilidad para inferir objetivos y subtextos en las acciones verbales y no verbales
de los participantes que enriquece la comprensión de lo social.
Una alfabetización escenográfica que favorece el análisis visual de los escenarios,
espacios, artefactos, vestimenta de los participantes durante el trabajo de campo.
La habilidad para pensar conceptual, simbólica y metafóricamente que sirve de
entrenamiento para el trabajo analítico.
Una peculiar habilidad para contar historias en un amplio sentido, la cual puede
transferirse a la escritura de las narraciones en los reportes finales de la investigación.
Estas habilidades que desarrolla la formación teatral han sido exploradas en diferentes
niveles por los investigadores sociales, a modo de ejercicios y actividades para la formación
de los futuros investigadores. Como señala Leavy, el tránsito hacia lo que Turner (1974)
denomina el paradigma del performance está ligado: al desarrollo de un modo de investigar
en que se integra lo corporal (embodiment) y se procura conectar la mente y el cuerpo; a los
desarrollos de las teorías posmodernas; y al ya reconocido movimiento académico hacia la
interdisciplina y la transdisciplina; por ello, Leavy considera que los métodos del
performance son congruentes con una visión holística del proceso de investigación.
Entre las muchas maneras en que el performance puede ser usado como una metodología
de investigación, Leavy menciona las siguientes: (1) Aquella en que el proceso dramático
se compara con la práctica cualitativa de los grupos focales, pero se diferencia de éstos en
el papel que asume el investigador; (2) en el contexto de la creación colectiva de un drama
no hay división entre el investigador y los participantes, por ello Norris (citado por Leavy,
2009) sugiere que la improvisación es en sí misma un modalidad de la investigación,
durante la cual puede recolectarse información, emplearse como una estrategia analítica o
de presentación de las conclusiones, o bien diseñar un dispositivo en que las tres fases se
realicen mediante improvisaciones.
Los métodos basados en un drama creado colaborativamente pueden servir, de acuerdo con
Leavy, para recoger información asequible de usarse en métodos tradicionales de
investigación cualitativa. Un ejemplo de esta práctica es la presentada por Finley en una
lectura teatral de una pieza creada a partir de las entrevistas realizadas a personas sin hogar
en Nueva Orleans. La presentación dramática de esta información, en la que cada personaje
hablaba en primera persona, permitió crear en los participantes una auténtica experiencia
que no se hubiera podido generar con métodos convencionales. Aquí la información no se
obtuvo de un método conversacional sino de fuentes públicas, pues las escenas fueron
grabadas para un análisis posterior.
Otros métodos se han basado, por ejemplo, en la escritura de guiones para un performance.
Uno de ellos es el performance etnográfico, en que se representa en un texto los resultados
de una investigación. Este proceso puede tener múltiples propósitos: servir de sustento a la
representación final en un escenario o de medio para obtener información adicional, o bien
fungir como una fase intermedia de análisis para refinar el texto final. Variantes de este
procedimiento son: el etnodrama, en que ser escriben las conclusiones de una investigación
en una forma dramática o guión, los que pueden o no ser interpretados y el etnoteatro, en el
que se utiliza información obtenida por otros métodos cualitativos (etnografía, entrevistas,
documentos públicos, etcétera), pero que son analizados, interpretados y representados a
partir de un guión dramático. A diferencia de los resultados de la investigación que sólo se
presentan en textos convencionales, los etnodramas que se interpretan (performed) agregan
una dimensión visual, ya que pueden comunicar los componentes visuales de la vida social
y mostrar en la escenografía y el vestuario algunos rasgos de la época, el lugar, el clima
social, etcétera (Saldaña, 2008).
El etnoteatro, por su capacidad para comunicar las experiencias, permite presentar las voces
subyugadas y así confrontar los estereotipos e incomprensiones, dándole un claro sesgo
educativo a la representación (Mienczakowski, citado por Leavy, 2009). También es bien
conocido el uso del teatro como un método de entrenamiento para los profesores, pues
permite el aprendizaje de ciertas prácticas de enseñanza de un modo vivencial, a la vez que
promueve la autoreflexión durante el proceso.
Como señala Leavy, una de las preocupaciones de la investigación basada en el
performance es la validación y valoración, en particular de la autenticidad del trabajo. A
partir de experiencias de validación como el performance dialógico de Conquergood (en el
que dialogan diferentes textos e investigadores) y las “posibilidades del performance” de
Madison, (en el que se crea un espacio donde las posibilidades del performance pueden
actualizarse), Cho y Trent (citado por Leavy, 2009, p. 156) plantean tres momentos en que
la discusión y reflexión del proceso pueden dar consistencia y validez a una investigación:
(1) antes del performance, la deliberación puede servir para crear o transformar el guión;
(2) durante el performance, el intercambio entre los intérpretes y la audiencia sirve de
validación cuando el performance es exitoso, es decir, cuando los participantes (intérpretes
y audiencia) logran percibir la autenticidad del texto y la fuerza estética del performance
detona una experiencia; (3) después del performance, el investigador puede impulsar el
diálogo para conocer el efecto del mismo en la audiencia.
5. Conclusiones
Las artes son ya un género de la investigación cualitativa en plena expansión y valorado por
su capacidad para producir conocimiento social y humanamente significativo.
Cada vez con mayor fuerza se reconoce la capacidad del arte no sólo para conmover, sino
para generar conocimiento. Esto debido a su enfoque en los matices cualitativos y las
sutilezas, que puede tornar lo familiar extraño y viceversa, habilidad gracias a la cual
podemos observar los fenómenos tal como aparecen, penetrar las apariencias y atrapar desde
una perspectiva privilegiada la experiencia. De ahí que las artes enriquezcan nuestra
conciencia y expandan nuestra humanidad.
El potencial de las artes para la investigación ha sido utilizado de dos maneras: como un
apoyo para incrementar la comprensión de la condición humana (arts-informed research) o
bien para comprender e interrogar la experiencia del investigador y de los sujetos de estudio
(arts-based research), mediante el uso sistemático de los recursos y procedimientos emanados
de los procesos artísticos.
Una de las prácticas más extendidas en la investigación de las artes escénicas es la del
performance, cuya significación es aún inestable y su uso variado. Pese a las divergencias, la
noción muestra una peculiar capacidad para innovar y recombinar elementos e ideas dispares,
por lo que ofrece un gran potencial para atender problemas e interrogantes que otras tradiciones
han desdeñado.
El potencial teórico, en particular antropológico, del concepto lo mostró Víctor Turner, quien lo
introdujo en la arena académica actual y creó una antropología del performance. Este autor lo
utilizó para comprender la necesidad de reexperimentar sus experiencias cristalizadas y
confirmar sus vínculos identitarios. Lo anterior debido a que para este antropólogo la
experiencia y el performance son dos fases de un mismo proceso, en el cual los participantes
resignifican su mundo.
Por su parte, Richard Schechner, quien asume una noción amplia de performance, señala como
su principal característica la conducta restaurada, con la cual los actores y participantes de un
performance pueden guardar, transmitir, manipular y transformar aquellos comportamientos
sociales vivos y representarlos para otros, lo que favorece la comprensión y relación empática
entre quienes observan y actúan. Según este estudioso del performance, la noción y las
prácticas que la sustentan permiten estudiar los efectos que suscita dicha representación tanto
en los actores como en el público.
El antropólogo Rodrigo Díaz subraya la fuerza de la noción para entender cómo durante el
performance se crea la presencia y se estatuyen realidades, gracias a su capacidad de instigar
experiencias que transforman los relieves del mundo de los participantes.
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Ponencias
Resonancias glocales y zonas de creación
De ambos usos, el proyecto se centra en indagar las implicaciones que conlleva el uso de
Internet como base de enunciación y, desde ahí me pregunto: ¿en qué sentido el uso de la
web como soporte narrativo modifica antropológicamente el concepto mismo de artista y el
de espectador? ¿se pueden pensar los nuevos medios y la red de Internet como herramientas
en proceso de crear contextos estéticos distintos en Tijuana? Si es así ¿qué les da el Internet
a los artistas además de ser un medio de expresión? Es decir, ¿cómo se modifica la imagen
del cuerpo, de la identidad, de las subjetividades a partir del uso del software como lugar de
enunciación?
Los presupuestos de este proyecto es que los nuevos medios e Internet, no sólo son una
herramienta en proceso de crear contextos distintos en Tijuana, sino que tienen resonancias
en lo cultural, que detonan la aparición de nuevas formaciones sociales y, dentro de estás,
nuevas subjetividades y sentidos de pertenencia vinculadas con la interactividad, la
colaboración y la co-producción, instaurando la web como un espacio de interlocución en el
campo cultural y artístico. Bajo estás suposiciones este proyecto trata de arrojar luz sobre
diversos modos de producción, difusión y recepción artística que practican algunos artistas
visuales, y la forma cómo incorporan Internet en su proceso creativo, para entender las
resonancias en lo cultural y en la imagen del ser humano, tal y como he señalado
anteriormente.
En ese sentido, uno de los puntos a discutir y, del cual pende está investigación, es el
enfoque desde el cuál se analizarán las transformaciones sociales y mediáticas que conlleva
el uso de a web como red de carácter global en el entorno creativo en contextos locales, a
decir: Lo Glocal y/o la glocalización en los mundos del arte actual.
Así, Internet como red de comunicación global, se presenta como un amplio abanico que
posibilita múltiples elecciones, diferentes movimientos para recorrer, nuevas interacciones
con el espectador, interconexiones entre artistas, redes de retroalimentación, colaboración,
proyección, vinculación, investigación, intercambio y posibilidades de transacciones
culturales varias. Lo cual no es nuevo “…ni transcurre en un presente puro y sin historia”
(Fernández; 2006:48), pues en la década de los sesenta la incorporación de dispositivos
tecnológicos trastocaron y expandieron los límites del arte, volviéndose más interactivo y
simultáneo, aportando nuevas posibilidades de enunciación y relación con el
receptor/consumidor.
Como demuestra el trabajo del artista Yael Bartana (2010), los artistas no sólo están
generando imágenes de cambio en estas áreas, sino que también participan en nuevas
formas de trabajo colectivo y articulan modelos experimentales y utópicos para la
comunidad que viene, en la que el sentido de pertenencia no se basa en la identidad, sino en
la apertura, interacción e intercambio carente de ataduras locales o culturales.
En este contexto, Internet se entiende como una zona que amplia la visibilización de las
actividades gestionadas desde el campo artístico como territorio relacional en donde se
potencian los lazos sociales que se generan en espacios específicos y localizables. De ahí
nuestro interés por partir de un enfoque glocal, que pone en evidencia la relación de
interpenetración entre dinámicas globales y locales; perspectiva que permite analizar la
manera en que, los artistas visuales que viven en Tijuana, se relacionan, piensan, producen,
difunden, interactúan y vinculan con la nuevas tecnologías, así como las implicaciones de
dichas resonancias en la esfera social, concretamente, en la creación de nuevas
subjetividades.
Siguiendo a Kevin Power (2003) volverse visible en el contexto del movimiento moderno,
significo estar incluido en el sistema del arte cuyo funcionamiento al igual que otros
campos sociales está regido por “una dinámica interna compleja en la que intervienen
procesos económicos, estéticos, ideológicos, políticos y culturales” (Méndez,1999; 30), y
en el que actúan diversos actores (artistas, galeristas, críticos, instituciones, políticas,
mercado, industria, gestores, etc.). Según, Power, “La cuestión en juego es la "definición de
prácticas legítimas" y, en última instancia, el derecho a articular la definición "autoritaria" y
vinculante. En otras palabras, quién está fuera y quién está dentro” (2003:66).
No obstante, las historias que no fueron incluidas, que son ignorada y suprimidas
encuentran en “…las cajas de resonancia de la red virtual” (Hopenhayn, 2004: s/p)
posibilidad de participar y dar cuenta de lo que sucede en sus entornos inmediatos y
acercase de otra forma a lo distante, narrado y visto desde muchas perspectivas y
experiencias. “Lo que posibilita que la cultura cotidiana se encuentre en aumento,
determinada por una combinación de signos y conceptos que se extraen tanto de lo local
como de lo global (lo glocal), y el campo simbólico en el cual se forman las identidades
culturales se mezcla cada vez más con símbolos de aquí y de allá, híbridos y globales”
(Power, 2003: 67).
Por otro lado, los cambios tecnológicos en el terreno del arte, redefine el concepto mismo
de artista y de receptor, así como una reestructuración en su organización a través de la
creación de nuevas estrategias de colaboración en red.
Al respecto, autores como Alberich y Roig señalan que el uso de software libre en los
procesos creativos “…ofrecen obras estructuradas para la participación activa del usuario
en su implementación y definición final (…) Que propician prácticas creativas
participativas y colaborativas entendidas a la vez como actividad social y cultural, y como
forma de gestión y producción descentralizada, rompiendo jerarquías y los modelos
dominantes en los sistemas culturales tradicionales y de poder” (2010: 89-90).
Dicho uso de programas de software libre está disponible para su posterior uso, desarrollo o
distribución comercial siempre y cuando se respeten las siguientes cuatro libertades
básicas: “1) la libertad de ejecutar el programa sea cual sea su propósito, 2) la libertad de
estudiar y modificar el programa para ajustarlo a sus necesidades, 3) la libertad de
redistribuir copias, ya sea de forma gratuita, ya sea a cambio del pago de un precio, y 4) la
libertad de mejorar el programa y luego hacerlo público para el bien de toda la comunidad”
(Alberich y Roig, 2010: 92).
Así, el trabajo colaborativo en red implica un proceso en el que varias personas contribuyen
en algún aspecto específico para la consecución de un fin. La producción fruto de este
proceso colaborativo y sus consecuencias, depende de esta manera de la acción de cada uno
de las personas involucradas y comunicadas en red. Además, colaborar implica el
establecimiento de una cierta idea de comunidad en la que las personas establecen
relaciones de producción conscientes de que están realizando una labor conjunta de la que
se deriva uno o varios resultados finales. Implica, por lo tanto, “asumir de forma plena y
coherente una perspectiva comunitaria, una ideología cooperativa y responsable por el bien
común…la apuesta por el software libre conlleva pues trabajar en aras de una sociedad
donde la información esté verdaderamente a disposición de sus ciudadanos, resultando para
estos usable y accesible, facilitando y promocionando el desarrollo de programa que la
gente puede adaptar, mejorar y compartir, y ya no solo ejecutar” (Ibíd.).
Bajo este tenor, se indaga sobre ¿Qué les da el Internet a los artistas además de ser un
medio de expresión? y ¿Cómo se modifica la imagen del cuerpo, de la identidad, de las
subjetividad a partir del uso del software como lugar de enunciación?
En este proceso, autores como George Yúdice (2002), Joan Ganau (s/f) y Eduardo Nivón
(2009), apuntan, muy acertadamente, que el Estado a través de las políticas culturales, es
decir, a través de acciones puntuales en el terreno de la producción de bienes culturales y
simbólicos, como la producción audiovisual, debe regularizar las formas de trabajo que se
establecen entre artistas e industria. Sobre todo, al tomar en cuenta los discursos
emergentes que existen en la actualidad en torno a la creatividad e innovación como la
solución a los modelos económicos actuales que se ha generado desde el interior de la
industria cultural. Discusión que es fomentada por organizaciones de las Naciones Unidas
como la UNESCO, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el Centro Comercial
Internacional (CCI) y la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el
Desarrollo (UNCTAD).
Al respecto, Eduardo Nivón (2009), enfatiza que si la cultura como matriz de identidad y
producción de bienes simbólicos y dentro de ésta, la creatividad vinculada con las prácticas
artísticas, son entonces instrumentos de importancia relevante para atacar los problemas del
desarrollo, entonces sus problemas y formas de atención deben ser considerados con la
misma atención con que se trata el campo de la economía y de la política. Pues, como
señala Yúdice, para que la cultura cumpla las funciones que se le atribuyen como recurso y
factor de desarrollo “…hace falta que mejoren las condiciones de producción, consumo y
disfrute económico local de la cultura” (Yúdice, 2009:29-30), pero también, condiciones
que permitan el desarrollo laboral y creativo del artista que al ser un inquilino de la cultura
no escapa a su contexto socio-cultural.
Todo lo anterior nos permitirá poner en perspectiva, como lo señala el mismo título, una
experiencia local con las resonancias globales y las zonas de creación que se conectan por
los espacios físicos y virtuales.
Así, el uso de dicha gráfica será de gran utilidad para identificar las formas en las que la
tecnología alimenta los procesos creativos en Tijuana, análisis que tras un estudio
cualitativo nos llevará a conocer la perspectiva que tienen sobre sí mismos los artistas y
sobre sus prácticas creativas en relación con el uso de medios y soportes tecnológicos que
permiten su reproducción infinita y simultánea, así como creación de redes y cambios en su
relación con su obra y el receptor.
Por otro lado, es importante señalar que el perfil de la población objeto de estudio será el
siguiente: se recabará información entre 6 artistas y 4 colectivos que en los últimos cinco
años (2006-2011) hayan desarrollado un proyecto en, desde y/o para la ciudad de Tijuana y
que incluye trabajo en y a través de Internet. El primer grupo está conformado por cinco
artistas que se convertirán en informantes principales.
Los siguientes tres artistas actualmente tienen financiamiento por parte del Estado a través
de CONACULTA, dos de ellas trabajan colectivamente y la otra de forma individual. Lo
que nos permitirá ver el apoyo de centros multimedia reales como soportes de creación en
Tijuana, así como las becas dedicadas a apoyar estos proyectos. Finalmente, se trabajará
con tres colectivos que tienen una relación más fuerte con la industria y que también
incluyen en sus procesos creativos Internet y el trabajo colaborativo en red.
Bibliografía
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En el año 2004 les comentaba a mis alumnos en la Facultad de Artes Visuales que el
conocimiento se adquiere de distintas fuentes y a través de distintas maneras, y que en el
área de las artes y en sí de las artes visuales había una gran posibilidad de acrecentarlo. Así
mismo les hablaba de la importancia de la producción como fuente de conocimiento y
como vía de investigación. Concretamente les decía que era importante considerar la
“producción para la investigación” y para el conocimiento en sí, ya que el proceso de la
producción nos colocaba en otro terreno, en otro panorama y en otro punto de convergencia
y divergencia, y nos permitía asistir a distintos encuentros y hallazgos.
En el ámbito del arte podemos afirmar que “La creación estética no se explica ni cobra
sentido de un modo inmanente a una sola conciencia, un acontecimiento estético no puede
tener un solo participante único, que al mismo tiempo experimente la vida y exprese una
vivencia mediante una forma artística significativa” (Bajtin 99), es decir, el sujeto en
encuentro con el otro o los otros, asiste a un descubrimiento que lo lleva posteriormente a la
selección significativa. Bajtin nos plantea que “Existen acontecimientos que por principio
no pueden ser desplegados en el plano de una sola conciencia unificadora, sino que
presupone dos conciencias inconfundibles, cuyo momento constitutivo esencial es la
relación que entabla una conciencia respecto a la otra precisamente en cuanto a otra y tales
son todos los acontecimientos creativos y productivos que aportan lo nuevo, únicos e
irreversibles… la empatía con otra persona no significa la fusión en un solo ser ni la
repetición numérica de la vida sino un enriquecimiento esencial del acontecer, puesto que el
otro experimenta la empatía de una forma nueva, dentro de una categoría axiológica
diferente. La productividad de un acontecimiento no consiste en la fusión de todos en una
sola entidad, sino en intensificar la exotopía y la inconfundibilidad propia, en utilizar los
privilegios inherentes al lugar propio y único fuera de las otras gentes” (99-100). Esa
exotopía es decir ese distanciamiento del sujeto que va fuera de sí, es lo que lleva a una
producción de coparticipación responsable con el otro o con los otros, es una
responsabilidad fundante en la intersubjetividad. Podríamos decir que en el campo del arte
esa exotopía y esa intersubjetividad permiten el diálogo como puente para atar los puntos a
través del proceso de producción que van a dar la configuración al producto,
desencadenando a la vez la reflexión que coloca al individuo en otro modo de ver avalado
por un fundamento que se sustenta en los hallazgos y en la experiencia vivida. “Para Bajtin
siempre la actualidad de un sujeto es la respuesta responsable a la pregunta del otro, no hay
chance de saltear la afirmación del mundo que es siempre co-participación en la
construcción del acontecimiento” (Oropeza). Eso está relacionado con ese concepto de la
alteridad, con lo dialógico, y de cuyo encuentro se desprende o puede desprenderse la
experiencia, y de ese encuentro y de esa experiencia es que tendría lugar la producción
como resultado concreto de la acción dialógica, que a la vez lleva a una reflexión, misma
que al formalizarse nos mantiene en la sintonía del descubrimiento y de la investigación.
Por su parte “La conciencia gnoseológica de la ciencia es una conciencia unificada y única
(sola); todo aquello que trata esta conciencia debe ser definido por ella misma, y todo
determinismo debe ser su propio determinismo activo. Esa conciencia unificada, única, nos
platea la objetividad en la que cualquier definición del objeto ha de ser definición de la
conciencia. En este sentido, la conciencia gnoseológica no puede tolerar a su alrededor otra;
ni puede entablar una relación con otra conciencia autónoma sin fusionarla consigo. Toda
unidad es su unidad, y no puede permitir a su lado otra independiente de ella. Esta
conciencia unitaria crea y da forma a su objeto sólo en su calidad de tal, pero no como
sujeto, y para ella el sujeto no es más que objeto. ..Por su parte la conciencia estética, una
conciencia amante que instaura el valor, es conciencia de la conciencia; tenemos en un
acontecimiento estético el encuentro de dos conciencias por principio inconfundibles (101-
102). Son las conciencias del yo y el otro. Sin embargo ambas conciencias (la estética y la
gnoseológica), son inconclusas (Bajtín 102). Asistimos a una actitud creadora en el primer
caso, donde se establece una relación de amante y amado... es la actitud de una valoración
inmotivada hacia el objeto (“lo amo sin importar su manera de ser”, y solo después sigue su
activa idealización el don de la forma), es la actitud de una aceptación afirmativa hacia lo
afirmado… la actitud del don hacia la necesidad, lo que es semejante a la actitud estética
que el autor contrae hacia su héroe, o la relación que la forma entabla con su héroe y su
vida. El momento esencial que comparten todas estas actitudes es el don por principio
transgrediente… de ahí que el enriquecimiento tenga el carácter de transfiguración
formativa, tranfiriendo a un nuevo plano de la existencia (104). Este es el sentido en el que
nos coloca la producción que además nos ofrece la posibilidad de entrar en el campo de la
investigación a través de todo el proceso al que asistimos, donde “La forma es una frontera
trabajada estéticamente… Se trata tanto de la frontera del cuerpo, como de la del alma y del
espíritu (orientación del sentido). Las fronteras se viven sustancialmente distinto:
intrínsecamente, en la conciencia de sí mismo, extrínsecamente en la conciencia, en la
empatía estética con el otro (104). De ahí la subjetividad pero a la vez intersubjetividad, es
decir la interacción de subjetividades.
Bajtín es claro al decir: “Desde el punto de vista intrínseco a mi conciencia que participa en
el ser, el mundo es el objeto del acto, del acto-pensamiento, acto-sentimiento, acto-palabra,
acto-acción práctica, su centro de gravedad se centra en el futuro, deseado, debido y no en
la dación del objeto centrada en sí misma, en su presencia, integridad y en su ya existencia
(109). La actitud hacia cada uno de los objetos del horizonte nunca aparece como
concluida, sino como planteada, porque el acontecimiento del ser, en su totalidad, se
encuentra abierto, en cada momento la posición ha de cambiar… Esa es la vitalidad estética
y cognoscitiva en un acontecimiento del ser, abierto y todavía pleno de riesgos, cuya
unidad, sentido y valor no me son dados sino planteados (Bajtín 109-110). Dentro de la
obra de arte, el mundo de los objetos se llena de sentido y se corresponde con el héroe en
cuanto su entorno. La peculiaridad del entorno se expresa ante todo en la combinación
formal externa de carácter plástico y pictórico, en sí en combinaciones estéticas, no
referidas al sentido. En tal vitalidad estética y cognoscitiva, indiscutiblemente entran en
juego, el argumento del yo y del otro o de los otros con tonos emocionales y volitivos. Es
un acto en el que la memoria productiva conoce, recuerda y recrea sólo al otro, para que
también el recuerdo del yo hacia el objeto, el mundo y la vida se convierta en artístico...
Sólo en el mundo de los otros es posible el movimiento estético argumental, válido en sí
mismo y para liberar al héroe a un libre movimiento argumental en el mundo, hay que
apartarse de sí mismo (Bajtín 118-119). En este contexto la experimentación y la
creatividad es el proceso que significa un camino hacia el conocimiento. Se descubre se
llega a hallazgos a través de dicho proceso, donde se hace presente la alteridad del lenguaje,
el permanente e inconcluso diálogo, donde también la imaginación toma parte activa.
Ahora bien, por su parte la creación implica al juego incluso la Interdisciplinariedad según
los mundos que se van interrelacionando. Esto se puede dar tanto en el arte como en la
ciencia, solo que cada cual se vive y se explica con sus propias leyes. La creación surge de
una necesidad y se manifiesta o materializa en algo nuevo, en cuyo proceso sabemos que la
imaginación tiene una función vital. Además van inmersos saberes, experiencias,
expectativas y emociones; hagamos referencia a algunos casos, como el de Hamilton con su
método de cuaterniones que surgió cuando caminaba por el puente Dublín. Este ejemplo
ilustra el momento de iluminación de la creatividad donde se encuentra la resolución a la
incógnita. Por otra parte tenemos el caso de Newton quien duró 17 años en sus
experimentaciones, y cuando estableció sus cálculos y descubrimientos, estaba viviendo
una emoción tan fuerte, que tuvo que delegar a otro terminar con la tarea. El caso de
Newton nos ejemplifica que el científico también vive emociones que lo colocan en otro
ángulo. Darwin estudió plantas y animales recogiendo datos, a través de sus viajes y más
tarde la lectura de un libro de Malthus caído casualmente en sus manos le asombró,
situación que lo llevó a ajustar su doctrina. “Ejemplos semejantes pueden encontrarse
también en creaciones literarias y artísticas (Vigoskii 18). Todo esto proviene de la
experiencia del creador, mismo que ha sido un ser social que se construye día a día. Como
dice el autor citado, el antecedente de la creatividad es el conocimiento. Él afirma que la
creatividad no proviene de la nada, su antecedente es el conocimiento y la experiencia
previos. Así afirma: “Si examinamos la historia de los grandes descubrimientos, de los
mayores inventos, podremos comprobar que casi siempre surgieron en base a enormes
experiencias previamente acumuladas (Vigoskii 17). Dichas experiencias con ciertas dosis
de creatividad e imaginación han dado lugar a grandes obras e importantes teorías.
Siguiendo a este mismo autor citado tenemos que “La propia ciencia, por lo menos la
ciencia natural, no es posible sin la imaginación. Con su ayuda atisba Newton el futuro y
Cuvier el pasado, las grandes hipótesis, de donde nacen las grandes teorías son en esencia
hijas de la imaginación (Vigoskii 45). En dicha experiencia la actividad creadora es la que
mantiene la vitalidad para proyectar en pro de transformar el presente tanto en el arte como
en la ciencia.
En el arte un ejemplo que podemos referir es Leonardo Da Vinci que estudió a los seres
vivos anatómicamente y llegó al diseño de máquinas a través de trazos y a la configuración
artística. Y qué decir de los vanguardistas que recurrieron espontáneamente a las secuencias
analógicas. En fin el hombre no puede desligarse con la analogía, ya que ha sido un recurso
que lo ha llevado a conocer el mundo, desde los inicios de la humanidad.
“El más breve estudio del modo en que trabajan y piensan los más
afamados artistas, ingenieros, científicos (diseñadores…), etc., sugiere
que todos tienen algo en común…han encontrado formas de combinar la
imaginación, de ser tanto creativos como prácticos, de saber cuándo es
racional trabajar mediante la experiencia” ( ).
Y consideremos que, tanto en la ciencia como en el arte se hace un recorrido propio del
conocer, de encontrar el error, de poner de manifiesto la nueva realidad. Aumentar la
capacidad en el conocimiento de los fenómenos da más posibilidades de dar soporte al
hecho creativo y ampliar nuestra mirada del mundo, nuestro conocimiento de éste, donde
creación y conocimiento se retroalimentan mutuamente.
Bibliografía
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Por lo tanto, no es de extrañarnos que el valor que la investigación tiene el día de hoy sea
mínima, a pesar de que este probado que los países que más invierten en educación e
investigación son los que mejores resultados de desarrollo obtienen, como son los casos de
los países escandinavos, más cercanos a nuestra realidad, India y Brasil.
En nuestro país, las políticas para el desarrollo del conocimiento y la aplicación de estas a
la vida nacional son restringidas. Aunque es un asunto que afecta a todas las áreas, lo hace
particularmente en las artes, donde el problema es aún mayor, pues si la sociedad está
divorciada del conocimiento sobre todo la investigación, la idea de que las artes son parte
del saber humano serio y consistente para ser investigado es remota, cuando existe, y en
muchas ocasiones se consideran sus manifestaciones ornamentales o poco serias. Ante el
panorama planteado, me pregunto, ¿vale insistir en el tema de la investigación en artes?
¿Para qué investigar en artes?
En esta ocasión comenzaremos con lo que parece una pregunta con respuesta muy obvia:
¿Para qué hacer investigación en arte? La respuesta es simple y contundente: porque es
conocimiento como tal, es una forma de reflexión y aprendizaje sobre el desarrollo e
identidades humanos, y hemos de sistematizar, analizarla y reflexionar sobre las artes como
sobre cualquier otro ámbito del conocimiento o la actividad humana.
Sin embargo, para muchas personas, las artes no tienen el mismo peso social y
circunstancial que las ciencias exactas, la tecnología, las ciencias sociales y las
humanidades. Al menos no, en la aceptación social que este trabajo tiene y las
interpretaciones que se han dado sobre las artes distan mucho de los criterios con los que se
han mirado a las artes. Lo anterior obviamente está vinculado con los lugares que le
conferimos en la vida cotidiana a las artes, el cual a nivel general ha sido de carácter
ornamental o para la distracción y diversión de las comunidades y, no una herramienta de
reflexión, auto conocimiento, y desarrollo de la imaginación y creatividad. Estas
representaciones superficiales, parciales y poco elaboradas que se generan de forma
cotidiana se ven reflejadas en las políticas públicas que nos rigen a nivel nacional.
Comencemos por analizar dónde y cómo caben en las políticas públicas los cuatro
elementos necesarios para el desarrollo de la investigación sistemática y de largo aliento
que generalmente se promueve desde los espacios universitarios: la educación superior, la
cultura, las artes y la investigación. Además de que son tres las instituciones federales
encargadas de velar por los destinos de estas áreas: el Instituto Nacional de Bellas Artes
(INBA), el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), y el Consejo
Nacional para la Ciencia y la Tecnología (CONACYT).
Tanto el INBA como el CONACULTA están regidos por el programa nacional de cultura,
el cual, en su versión 2007-2012, enuncia en el eje 5: Formación e investigación
antropológica, histórica, cultural y artística que: procurará “apoyar el desarrollo y
desempeño de los docentes e investigadores en el campo de las artes a nivel nacional, a
partir de mejores herramientas y estímulos a la docencia” (p. 121) y en apartados
subsecuentes menciona que esto lo realizará mediante la investigación pedagógica en artes,
la capacitación y actualización permanentes y mediante apoyos o becas académicas a
maestros y alumnos. Lo anterior suena bastante bien, sin embargo, no hay claridad de
cuáles son las instancias a desarrollar en este tipo de trabajo, y más aún cuáles son los sus
alcances. Es decir, no se sabe si solo se refieren a las acciones al interior del INBA o han
planteado esquemas para relacionarse con las 144 instituciones de educación superior
registradas por la ANUIES en 2003, las cuales impartían para ese entonces 497 carreras en
artes.
Desde su creación en 1946 el Instituto Nacional de Bellas Artes ha sido el órgano
encargado de impulsar el desarrollo de las expresiones artísticas, tanto en la formación y
creación como en la difusión e investigación. El artículo segundo de su ley de creación
señala los ámbitos de competencia del Instituto, y en la fracción I de ese mismo artículo se
establecen los siguientes: “El cultivo, fomento, estímulo, creación e investigación de las
bellas artes.” La fracción II señala como parte de sus finalidades: “La organización y
desarrollo de la educación profesional en todas las ramas de las Bellas Artes; de la
educación artística y literaria comprendida en la educación general que se imparte en los
establecimientos de Enseñanza Preescolar, Primaria, de Segunda Enseñanza y Normal.”
Cabe observar que dentro de sus competencias no está la educación superior, sea la propia o
de algún otro tipo, aunque hasta el día de hoy estas disposiciones son las encargadas de
normar las instituciones de educación superior del propio INBA: las escuelas nacionales
Teatro, Danza, Música y la de Escultura, Pintura y Grabado “La Esmeralda”, entre las
principales. En las cuales, además, existen algunos posgrados.
Más aún, cabe señalar que en los resultados de la convocatoria 2009 del Programa de
Fomento a Proyectos de Coinversiones Culturales no hay apoyo para ningún proyecto de
investigación. Los recursos se destinan a proyectos de difusión de materiales previamente
elaborados y que están buscando salida a la luz pública, acción que si bien es loable,
también habla de que la producción de investigación en sí, no es la prioridad en este
programa.
Los cuales –como se puede observar- están muy lejos de los campos del arte o siquiera de
la cultura, a pesar de que todos ellos requieren de fuertes procesos creativos y están
apoyados por la innovación y la imaginación, así como en la sensibilidad social para poder
reconocer las necesidades de la población. Sin embargo, no se considera al arte un área
prioritaria y lo mismo sucede con los temas culturales, lo cual es entendible pues ésta se
supone es una de las tareas del CONACULTA, pero éste organismo no está cubriendo la
investigación a nivel superior.
Pero si bien es cierto que las líneas de investigación y evaluaciones del área se realizan bajo
el rubro de humanidades y en ocasiones las ciencias sociales, la cultura y las artes no
aparecen como temas per se a desarrollar.
¿Qué hacer?
Como es posible observar, existe un vacío en la toma de decisiones por parte de los
Consejos responsables de impulsar el desarrollo científico y cultural en nuestro país. El
vació es sobre quién apoya el rubro de la profesionalización de las artes, la investigación y
el posgrado en este campo, asuntos que van de la mano.
En este sentido existe una excusa que en apariencia es muy pertinente para explicar el vacío
señalado: ese espacio de las políticas públicas corresponde al CONACULTA y la
impartición de recursos para la investigación en estos temas al FONCA, organismos que
administrarían los fondos públicos a solicitar, y claro, a través del INBA se apoyarían
además los proyectos de investigación encomendados al CITRU, CENIDIAP, CENIDI-
Danza y CENIDIM. Como es posible observar, el panorama de la investigación y el
posgrado en artes, que impactan directamente en la calidad de la formación artística
profesional así como en la valoración social completa de las artes se ve como una “tierra de
nadie”. Y así podría seguir hasta que no haya un entendimiento mejor del papel que las
artes juegan en la composición social y continúen siendo utilizadas por el fasto del Estado y
la iniciativa privada como espacios de validación de sus acciones y la presentación de sus
dirigentes como personas cercanas a la ‘alta cultura’ o a las expresiones culturales de los
pueblos.
El arte, como las ciencias, es parte inherente y complementaria del conocimiento humano.
Eso, si bien está reflejado en la organización y ejecución de las instituciones y políticas
públicas nacionales, no se ve reflejado en los recursos que las administraciones actuales
destinan a estos rubros, los cuales distan mucho de ser los recomendados por instituciones
internacionales como la UNESCO, para la que el 6% del PIB es destinado a educación es la
propuesta más baja recomendable. En México el presupuesto destinado para ésta actividad
en el 2009 fue del 6.1% del PIB, mientras que la propuesta para el 2010 –aún sin revisión ni
aprobación en las cámaras-, es de 5.9% donde una de las áreas más afectadas es la de
educación superior
Por otra parte, las recomendaciones para el gasto en ciencia y tecnología oscilan entre el 1
y 1.5% del PIB, mientras que México destino en 2007 el 0.35%, en 2008 el 0.34% y en
2009 el 0.33%. Dadas las reducciones que se contemplan para el 2010 este recurso será aún
menor, aunque el CONACYT vislumbra entre sus objetivos para el año 2025 disponer del
2% del presupuesto para impulsar las ciencias y la tecnología, lo cual es posible y
planificable, ya que esta institución cuenta con un presupuesto independiente; mientras
CONACULTA entra en el rubro de Educación Pública.
Para finalizar, es importante señalar que este trabajo no declara que no exista investigación
valiosa en artes. Más bien, llama la atención sobre el hecho de que no se cuenta con un
nicho específico en las instancias gubernamentales que permita condiciones óptimas de
promoción y consolidación para este tipo de investigaciones. Destaca la necesidad de
27 http://www.conacyt.gob.mx/Fondos/Institucional/RedesTematicas/Index_RedesTematicas.html
visibilizar el área, de legitimarla, para que la presencia de las artes en la sociedad tenga el
mismo peso que tienen otras áreas del conocimiento. Además, señala la urgente posibilidad
de participar en el desarrollo del país a través de mayor educación artística, de la creación
de bases para industrias culturales y del sinfín de oportunidades para el desarrollo social
que el arte aporta a la sociedad. Y lo anterior difícilmente podrá darse sin la sistematización
y problematización de estos temas que aporta la investigación en artes.
Bibliografía
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http://www.conacyt.gob.mx/Fondos/Institucional/RedesTematicas/Index_RedesTematicas.
html
Los antecedentes
Para adentrarnos en el tema que aquí nos tiene, quisiera brevemente hacer mención de dos
procesos de creación anteriores al presente, que sirvieron de base para la investigación que
en esta ocasión realizamos.
El segundo proceso de creación al que quiero referirme, tuvo lugar en un museo indígena
de máscaras, a media hora de Papantla, Veracruz, en una casa de madera del siglo XIX que
se encuentra en medio del campo. Colgadas en las paredes de la sala, más de 300 máscaras,
bailadas en distintas fiestas y ceremonias de la zona del Totonacapan, hacen sentir que uno
está en presencia de los ancestros que sostienen la vida espiritual del lugar.
El reto era trabajar con estas máscaras para realizar una serie de videos y fotografías. No
estábamos pensando en hacer una obra escénica, ni en traer público para representar un
personaje ficticio que pareciera real por unos momentos. Tampoco se trataba de construir
un espacio escénico, componiendo con distintos materiales, para crear una atmósfera
específica. Más bien se trataba de habitar un espacio real en el cual se mezcla la vida
cotidiana con el mundo mágico de los ancestros.
Nuevamente nos topamos con la imposibilidad de construir, componer y crear por la vía
positiva, ya que para poder tener acceso a los elementos simbólicos contenidos en la
máscara, teníamos que ser capaces de poner en pausa el contínuum del pensamiento y la
percepción habitual. La máscara hace posible al intérprete acceder a estados en los que,
como en el sueño, el inconsciente colectivo toma la batuta y restablece el vínculo con lo
sagrado. El pasado y el presente nos son dos puntos distantes y separados por la eterna línea
de puntos presentes, sino que se muestran como dos puntos en un mapa que al ser doblado
puede juntarnos con épocas remotas o personajes desaparecidos. El ancestro se hace
presente despojando, con su aparición, la fijeza espacio temporal de nuestro cuerpo.
Nuestro cuerpo, se vuelve ancestro, nuestro cuerpo se vuelve sagrado. No es más el
depósito de memorias arraigadas en un cuenco, ahora es una línea de fuga, un punto de
apertura para nuevas realidades.
Después de hacer estos dos trabajos, pensar en un proceso de creación de obra dancística
como la composición con el movimiento del cuerpo en el espacio, no resulta factible. Por
esto al pensar en comenzar el proceso de creación de la obra: Escindir, desvanecer,
emerger necesariamente iniciamos con la elaboración de ciertas estrategias somato-
perceptuales que nos permitieran tratar simbólicamente el rito de paso hacia la maternidad.
El proyecto
Dicho proceso planteaba exploraciones con los métodos de creación en dos sentidos. El
primero tuvo que ver con el trabajo del intérprete escénico, quien penetra en el rito de paso
o iniciación a la maternidad, al permitirse entrar en la conciencia colectiva de la cual la
máscara que porta es una manifestación concreta. El segundo se refiere al manejo de
distintos lenguajes en escena: el corporal, el plástico, el video y la fotografía que hacen de
la obra un arte interdisciplinario.
La maternidad
La obra la dividimos en cinco partes; cada una de ellas corresponde a los estadios por los
que pasa la mujer embarazada en ese proceso de convertirse en madre.
En un primer momento la madre, que se sabe embarazada, pasa por el proceso de
reconocimiento del ser que ha llegado a su vientre, alguien que a la vez proviene de ella, y
le es ajeno. Es un momento en el cual la madre se funde con el axis mundi, eje del mundo,
usualmente representado por un árbol, por el que desciende el espíritu del feto, y del cual la
placenta es un eco viviente que sostiene y nutre al bebé.
El proceso de creación
El proceso de creación de esta obra fue muy singular, pues una buena parte no se hizo en un
salón de duela con infinitas horas de ensayo, sino en la cama durmiendo y visualizando. El
papel que tuvo el sueño y la creación de imágenes oníricas susceptibles de ser traídas a la
obra, fue central debido al estado no ordinario de conciencia que la gravidez provoca en la
mujer.
Antes de llegar el momento de la filmación, seleccionamos cinco máscaras, una para cada
escena, que funcionaban como detonadores para sacar al intérprete del estado ordinario de
conciencia y permitirle experimentar y convertir en acciones, cada uno de los estadios de
tránsito a la maternidad. Con el mismo método de visualización y sueño guiado, diseñamos
vestuarios que junto con otros objetos como sogas, jarros y elementos de la naturaleza
pudieran ayudar, por un parte a provocar los cambios que buscábamos en el intérprete, y
por otra, a permitir darle presencia escénica a experiencias psíquicas que suelen ser muy
internas y que solo en raras ocasiones se manifiestan visiblemente.
Pongamos algunos ejemplos: para el primer tema escogimos un árbol grueso en el bosque
que ayudara a ubicar el axis mundi, eje del mundo, en asociación con la placenta como
árbol sustentador de la vida. En la segunda escena, que trata de la irrupción de la sombra,
utilizamos una sonaja que hacía audible el movimiento del cuerpo, en el momento en que se
estaba haciendo su aparición la sombra. Para el tercer momento diseñamos un vestuario que
ayudaba a generar acciones físicas relacionadas simbólicamente con la ruptura de las
estructuras fijas de la psique. Para el cuarto tema fue el correr del agua, que con su sonido y
con las sensaciones físicas que provoca, logró llevar a la intérprete a diluir su propia
percepción para penetrar en la conciencia cósmica de la experiencia del feto. En la última
etapa, la caída del agua, en asociación con la sensación física que provoca la caída,
ayudaron a trabajar con el desmembramiento de la madre en el momento del parto.
La presentación de la obra
Se hicieron cinco videos, uno para cada uno de los temas abordados. Para la presentación
escénica se utilizan estos cinco videos proyectados cada uno de manera distinta, sobre telas,
sobre el intérprete, en el agua quieta de una tina o en el agua que corre en caída vertical.
Para la construcción de la obra escénica, partimos del principio de que si bien no todos los
espectadores presentes han experimentado, o pueden experimentar el rito de paso a la
maternidad, todos ellos fueron fetos y nacieron. Por lo tanto, en su experiencia y en su
memoria más profunda, pueden encontrarse ecos de lo que implica el tránsito de paso. Esto
es así porque en un punto la madre y el bebé no son diferentes y sus experiencias son
equiparables.
Con la obra escénica buscamos lograr que el público deje de ser espectador pasivo y
comience él mismo a realizar acciones que lo conduzcan a revivir, el momento de su
nacimiento, como madre o como hijo. Para esto nos valemos de muchos recursos, como las
proyecciones de las cinco filmaciones, textos, algunas acciones escénicas realizadas por
una performer, por ejemplo: la transformación de la madre en feto y el desplazamiento por
el espacio que hace al público que también adquiere sentido simbólico, que habla
directamente al cuerpo que se desplaza, en esta ocasión el cuerpo del espectador. Esta
manera de trabajar la escena nos abre la posibilidad de jugar con la dramaturgia en distintos
niveles. Con la interacción, en escena, de distintos lenguajes que hablan de diversos
tiempos y espacios, creamos una apertura en la cual el espectador penetra en el mundo
mítico. Mundo del imaginario en el que se da sentido a la experiencia del rito de paso a la
maternidad.
Con la respuesta de Saúl Guzmán García, el proyecto inicial tomó forma y nos vimos
comprometidos a continuar con la investigación y traducción de las leyendas,
convirtiéndose en un proceso que nos ha conducido al aprendizaje permanente, a la gestión
de interventores culturales, sociales e históricos.
Marco situacional
Desde hace veintiún años laboro como docente de diversos niveles educativos y he
considerado que la lectura y escritura se desarrollan de forma más eficiente cuando se
utilizan estrategias didácticas innovadoras y se fomenta un ambiente lúdico, lo cual
fortalece el gusto por la lectura.
Durante dieciocho años he desempañado una labor como coordinadora de talleres que
conducen al placer y la creatividad vinculadas a las actividades de la lecto-escritura.
Los docentes tenemos que desarrollar diversos roles sociales como son: tutores, psicólogos,
orientadores y hasta promotores culturales.
Ser docente de telebachillerato nos permite desarrollar una forma de trabajo muy digna que
facilita la intervención en los procesos educativos, culturales de la comunidad y lo más
importante: su transformación.
Bibliotecas,
A mi compañero Saúl y una servidora nos interesó resolver una interrogante: ¿Cómo
rescatar la belleza del idioma náhuatl, sus leyendas y poderlas compartir a nuestros
compañeros?
No contábamos con una antología que nos señalara una ruta, tampoco teníamos la asesoría
de expertos que nos dijeran si la forma de recuperar los conocimientos, experiencias y
leyendas de los pobladores de Mesa de Calcote, eran correctas.
En el año 2009, Saúl me envió una serie de leyendas y anécdotas en náhuatl y en español y
me dijo que ahí estaba el producto de un taller que había realizado con sus alumnos del
“Telebachillerato de Mesa de Calcote”. Ese era el material primigenio que daría como
resultado una antología de leyendas e historias traducidas al náhuatl, español, inglés y
francés.
La coordinación del trabajo está a mi cargo, como primera acción fue pulir la versión en
español y comenzar a buscar colaboradores para revisar la versión en náhuatl y las
traducciones al inglés y francés.
Durante dos años he recurrido a varios colaboradores, a veces logrando con éxito su
participación; es preciso decir que no contamos con apoyo económico, todo es por amor a
la cultura, al arte, a las tradiciones de Veracruz.
En una etapa futura del proyecto el grupo de investigadores queremos ir a Mesa de Calcote
Veracruz para realizar algunas entrevistas, grabaciones, compilación de material con la
finalidad de profundizar en los ámbitos literarios, históricos y sociales de la comunidad.
Traducción al español
3ª Etapa Realizar talleres para fomentar el amor por la lectura y escritura de nuestras
comunidades
Realizar talleres con jóvenes para realizar dibujos que se incluirían en la antología.
Es importante aclarar que en el transcurso de este proyecto se han unido muchas personas,
como es el caso de nuestro compañero Gustavo Fox Rivera, quien tiene veintidós años
trabajando como promotor cultural y su experiencia enriquecerá este proyecto, pues las
etapas siguientes serán más productivas ya que los investigadores y actores sociales
compartiremos experiencias directas que serán de gran valor para futuros proyectos.
Compilación de
leyendas y
tradiciones
Resultados y avances de la experiencia
Después de tres años de haber realizado esta convocatoria y dos años de contar con el
material para procesar la información. Podemos decir que el proyecto está a punto de
concluir la cuarta etapa, que se refiere a la publicación de la antología. Posteriormente serán
otros rubros que guiarán nuestras investigaciones y los involucrados, seguramente serán
otros actores, tanto en la comunidad de Mesa de Calcote como en los proyectos que
realizaremos.
Conclusión
El hecho de estar a cargo de un proyecto de este tipo, marca una etapa muy importante
dentro de mi trayectoria como promotora de lectura, es sin duda, un suceso significativo
que vincula una serie de momentos que van desde la cálida motivación realizada en el taller
de promoción de la lectura, hasta la realización y concreción de historias que muestran la
sabiduría de una comunidad la cual no ha sido tomada en cuenta a pesar de su riqueza
cultural. El hecho de ver a Elissa haciendo múltiples traducciones al inglés y buscar de
forma óptima compartir la belleza de los contenidos de las leyendas y sobre todo escudriñar
sobre los datos históricos que le muestran un panorama inédito de la Revolución Mexicana.
Igual sucede con María, correctora de estilo en el idioma náhuatl, quien celosa del cuidado
de la lengua materna la defiende con tanto énfasis y nos comenta que el significado de esas
leyendas es mucho más rico en su mundo y su universo significativo es más complejo que
en el nuestro. Ella en todo momento ha defendido la perspectiva indígena y atendiendo a
sus consejos, elaboramos un minitaller para darle vida a los textos a través de dibujos y fue
gratificante ver esta interpretación más espontánea y completa que encerró la sabiduría
popular.
Mis colaboradores cercanos David, Xareni, Citlalin, Abraham, Gustavo y Adalberto Fox
Rivera, son los que me han ayudado a concluir este proyecto; participando con la
formulación editorial, talleres para reforzar los contenidos expresados en varios idiomas y
cómo olvidar al principal causante de todo ésto: Saúl García Guzmán que ha hecho de este
sueño un producto tangible que podrá estar en manos de otros alumnos de Telebachillerato
y en pobladores de las comunidades de varios estados que podrán constatar que si es
posible encerrar las historias en un trozo de papel, y luego echarlas a volar nuevamente para
que aniden en otras mentes que aún no valoran sus raíces ancestrales, tan importantes para
enfrentar las catástrofes por la que atraviesa nuestro país.
Las evidencias conceptuales y los efectos que producen los procesos culturales
anteriormente nombrados se reflejan en las obras de diferentes artistas contemporáneos con
matices y diferencias. En este proyecto, es de vital importancia analizar las consecuencias
que tiene, la producción artística como una forma de producción de conocimiento que en
los ámbitos locales no ha sido plenamente reconocida. Sobre todo con el fin de sensibilizar
a quienes institucionalmente desconocen que el trabajo artístico genera formas de pensar y
obrar incidentes en las culturas en general y posibilitan mejoras en la calidad de vida de
comunidades específicas.
Las consecuencias formales y conceptuales que pueden apreciarse a grandes rasgos en las
performances por ejemplo, no siempre pueden definirse con facilidad, esto ocasiona que la
comprensión de algunos trabajos se torne compleja; tal es el caso de las obras del grupo
colombiano Mapa Teatro sobre todo en las performances o el teatro performativo, por
tratarse de un tipo de obras que incluye en su tratamiento conceptual y de gestación, una
suerte de antiestructura formal, a contracorriente de las estructuras con las que trabajan las
demás disciplinas. Este es el caso específico del arte de la performance, un arte que
prefigura las tendencias artísticas en torno al arte de la acción, el desempeño del artista
dentro de la obra, la actuación, el funcionamiento, la fusión del artista con su obra, la
capacidad de improvisación y el desenvolvimiento de la trama en torno a circunstancias que
no estaban previamente concebidas. El mejor ejemplo de ello, son las performances porque
suceden en la difusa frontera entre el sujeto artista y objeto obra de arte, en las que la
materia viva del artista es modelada en la obra por él mismo en la necesidad de integrar la
percepción del público con la suya propia para generar un producto oscilante entre la
realidad y la fantasía, entre el arte y la vida.
En el arte contemporáneo han proliferado los debates sobre la identidad, localizada sobre
todo en el contexto de la comunicación como agente transgresor de la cultura, un agente
constructor de visiones heterogéneas al respecto, sobre lo que el investigador Jesus Martín
Barbero, señala que los medios masivos de comunicación marcan una pauta en el
comportamiento social e intervienen en las modificaciones y evoluciones del sistema
cultural; potenciando las interpretaciones del mundo, sus mitos, rituales, costumbres y
manifestaciones artísticas, acelerando y retrasando el desarrollo de los sistemas sociales en
los procesos de intervención cultural. Por ello el análisis inicial se ha realizado a partir de
los elementos que proporcionan teorías de la comunicación como la semiótica. Aún así
preferimos tomar el camino señalado por los estudiosos de las ontologías relacionales,
adecuado a las investigaciones en ciencias sociales y humanidades, especialmente
hablamos de Nicolás Borriaud en su libro: Estética relacional en el que propone la
necesidad de establecer una serie de dispositivos que sirven como puntos de partida para
determinar el rumbo a segur en la investigación.
Desde esa metodología se propone un dispositivo esencial y efectivo en las propuestas del
grupo Mapa Teatro en obras en las que se muestra la supervivencia de rituales cotidianos y
sus efectos en la construcción de la identidad local. Estos creadores se destacan por ser
productores de experiencias artísticas que borran las fronteras entre el arte, la vida y el
teatro. Estas obras se distinguen por significar la reconstrucción social del espacio y la
acción artística, en un país en el que grandes comunidades de la población estamos
marcados al menos en la memoria, por la historia de la violencia política de los últimos
setenta años. Este fenómeno es común en el arte que trabaja con la noción general de
que la historia individual reflejada en la producción artística, se comprende en el contexto
de las experiencias sociales e históricas comunitarias, en las que se entretejen tópicos de
múltiple identidad derivados de cuestiones sociales, ideológicas, políticas, económicas y
religiosas.
Otra parte de la investigación presenta una visión general de las relaciones entre el teatro y
la performance de Colombia en los últimos años. Consecutivamente se aborda el problema
de la creatividad, la visualidad y el arte corporal como uno de los dispositivos elegidos que
sirven como punto de partida para desarrollar este trabajo, tanto desde el punto de vista del
análisis como de la producción de las obras y para ello es importante destacar los aportes
del Valentín Torrens en su libro sobre pedagogía de la performance en el que además del la
integración de las etapas del proceso creativo para la conformación de producciones
artísticas, ilustra muy claramente los métodos de enseñanza en talleres y seminarios de
performance, por medio de los testimonios directos de artistas del género. Las relaciones
entre el arte de la performance y el ámbito de la visualidad contemporánea, están siendo
tratados desde los aportes de José Luis Brea a los estudios visuales, como un fenómeno
que analiza el comportamiento e interacción entre la producción de las artes, los medios de
legitimación y las repercusiones en los circuitos artísticos con ayuda de los canales
informativos y los medios de comunicación.
La importancia de poner entre el paréntesis conceptual elegido para este trabajo, a las
problemáticas sociales y políticas en relación con la obra da arte contemporáneo en
Colombia, radica en que son cuestiones vivas y presentes en la mente y en los actos de los
latinoamericanos, sobre todo en el momento de hacer arte y en el momento de generar y
recibir las críticas. Positivamente la crítica en este tipo de arte tiende a mostrar los flagelos
sociales que afectan al país, tiende a crear puentes de comunicación que posibiliten,
reflexiones y comportamientos diferentes de parte del público, después de haber
contemplado las obras. Aparte del caso que nos ocupa, El de Mapa Teatro, destaca por
ejemplo la obra de Jaime Barragán, un artista de Bogotá que trabaja con comunidades
marginales en un espacio geográfico marcado por la pobreza y los desplazamientos de
personas hacia las ciudades capitales por causas de las guerras de guerrillas, el narcotráfico
y el paramilitarismo.
Cuando se reconoce el impacto que han tenido estos temas en el arte contemporáneo, se
abren las fronteras del conocimiento sobre el tema. La elección del Grupo Mapa teatro
como estudio de caso para la presente investigación, se constituye en un reconocimiento a
su importancia dentro y a través de esas fronteras. La obra de este grupo constituye una
categoría fincada en la calidad de su trajo artístico teatral y de performance. Hay que
reconocer que esta investigación no constituye para nada, una radiografía completa de su
trabajo sino más bien el punto de partida en la necesidad de entablar los análisis necesarios
para generar discursos más amplios, en la medida en que su trayectoria es tan variada.
Faltarían palabras para realizar una descripción completa de su obra construida en una
experiencia de más de veinte años de trabajo profesional y artístico.
El arte contemporáneo se distingue no solo como la visión de una época, sino como las
diversas formas de pensar y producir, surgidas en este ámbito, relacionadas con la trama
intersubjetiva de conocimientos que vinculan las obras con los entornos socioculturales en
los que se mueven los artistas y los circuitos que a su vez operan como agentes de
Antes de describir la performance debemos aclarar que el público debe ante este tema,
resarcir las carencias de información sobre esta disciplina, porque si bien es cierto que el
artista sigue constantemente estudiando e investigando sobre sus propios procedimientos,
para renovarse como productor de conocimiento, el público perceptor no va a la par en su
formación como observador. Un asunto importante en las relaciones entre el público y el
artista es el problema de la representación. Hoy en día se debe representar menos por medio
de signos, porque el arte es cada vez más directo. El signo tradicionalmente en el sentido de
la comunicación, ha sido entendido como el eje de la representación de algo, de una idea
preconcebida, de una situación previa y de una imagen o un icono. Desde mediados del
siglo pasado se registró en el arte, la idea, de que la representación tiende a ser destruida
por la presentación de la realidad en la obra, por ello se dice que la creación en el arte no
debe referirse a una copia mimética del mundo, sino una manera real de ver el mundo y por
lo tanto a una creación del mundo. En la poesía por ejemplo, los signos no constituyen una
representación sino que se entrelazan de tal manera que crean una realidad. Crean la
autonomía del significante.
Cualquier pintura solo puede entenderse por la forma en que fue pintada, por una suerte de
psicología del artista que la pinta; esto sucede por un fenómeno automático que imprime los
signos que representan los sentimientos del artista. Desde la modernidad ese sentido de
representación se está disolviendo, esa manera de ver el universo y replantearlo
representacionalmente ya no es decisiva, una respuesta está en la filosofía y en la propuesta
de Jacques Derrida que recientemente generó un concepto muy importante para entender el
comportamiento de la época, “la deconstrucción”. Con la idea de la deconstrucción, la
crítica de la filosofía está ligada a una verdad absoluta, algo similar a la fe en Dios de la
cristiandad, es algo que tiene tanta subjetividad como para convertirse en un problema
complejo; la manera más sencilla de explicar el fenómeno de la deconstrucción está en un
ejemplo del lenguaje: El significado de una palabra se busca en el diccionario y su
significado se explica con otras palabras y esas, con otras más y así sucesivamente hasta
llegar nuevamente al principio y no al final como lo podríamos esperar cuando comenzó el
ejercicio de búsqueda. A eso el filósofo le llama significado trascendental en el que, el
conocimiento humano siempre permanece en una cadena de significantes.
El tiempo y el espacio son quizás los entes formales más importantes en el desarrollo de la
performance. En la vida cotidiana, el conocimiento humano puede distinguir las
características generales de los objetos que rodean al sujeto con proximidad en un espacio
determinado y en una realidad extra subjetiva, aunque él nunca llega a tener plena
conciencia y seguridad de su presencia, de no ser por la interrelación directa que ellos
representan para su existencia. Para la aprehensión del espacio de manera antropomórfica,
dentro de las posibilidades humanas y en función de ellas, un sujeto decide generalmente la
comprobación científica y racional de este concepto en el transcurso progresivo de la vida y
el acontecer del mundo. Para acreditar de manera práctica los objetos y el espacio que
ocupan y para comprobar su idoneidad y realismo existe una dimensión lógica en el sujeto
basada en la experiencia, de ahí el nacimiento de la discusión sobre las reflexiones del ser
humano con el espacio y su constatación física por medio de definiciones derivadas del
lenguaje.
En una etapa consciente y pre objetiva, el ser humano comienza a elaborar los conceptos de
tiempo y espacio a partir de las vivencias mismas del cuerpo en las exploraciones del
mundo. La comprensión de la naturaleza está basada en que hay cuerpos físicos, animados
e inanimados y que hay un vacío en el que estos cuerpos tienen su lugar y pueden
desplazarse real o imaginariamente, el primer resultado es la concepción del espacio y
posteriormente se incluye el concepto relativo al tiempo, como valor modulador para
comprender la integridad del espacio y el desarrollo de los demás fenómenos de la
naturaleza. Esto permite que la mente registre su desplazamiento por el mundo, generando
posibles relaciones de una manera amplia e integral. Es ahí donde se define la conjunción
física de los sucesos del hombre en relación con lo que le rodea, el espacio en general y los
espacios que crea, imagina y modula, en tiempos específicos.
La concepción del cuerpo en la performance en relación con el tiempo y espacio cobró un
significado mayor, se salió de los cuadros y las esculturas en los que se representaba un
hieratismo que tenía que ver con existencias y revelaciones virtuales y trataba de mostrar
miméticamente una realidad preexistente. La conformación de la performance ha facilitado
a los artistas, expresiones ágiles y directas sobre el propio acontecimiento del cuerpo
contenedor de la mente. Las exaltadas condiciones comunicacionales del arte de la
performance, ponen en evidencia el proceso de desarrollo y constitución del cuerpo en
relación con el producto artístico. Además de trabajar con el cuerpo, aprovecha el discurso
del cuerpo y pone en conflicto a los lenguajes convencionales debido a que el discurso del
cuerpo en la performance es distinto al de la representación y está en contravía de los
tratados tradicionales sobre el cuerpo a los que está acostumbrado el arte; por ejemplo a su
estetización en la pintura, que lo afea o lo embellece, según como el artista quiere que lo
vean los demás.
Performance política
Como es natural la realidad conlleva preocupaciones por las cosas del mundo que le
conciernen a mucha gente y dentro de ellas está lo político, definido como la acción más
metódica inscrita en modelos intervensionistas y apropiacionistas que plantean
estratégicamente un cambio del estatus social por medio de una doctrina. Uno de los pasos
más importantes que se han registrado en la historia de la performance, es el viraje del
ritual, al de la condición conceptual política y de compromiso social. Un proceso sobre el
que han trabajado muchos artistas de todas las latitudes, que conciben la obra plástica como
una situación de compromiso eminentemente crítico, al estado político del colectivo social.
Entendiendo la política como el manejo de los asuntos que le conciernen al gobierno y al
modo de dirigirlo. La política es la manera directa de conducir un Estado, a través de
dogmas, doctrinas y ejercicios de poder.
El arte performativo desarrolla muchos elementos de la vida cotidiana y por ello artista se
ve en la necesidad de criticar los sistemas en los que está inmerso, entre ellos los más
sentidos son los derivados de la política. Son tantas las variantes que tiene la política, que
en la mayoría de los casos las obras solo proporcionan visiones tan relativas como las
mismas posiciones del aparto político. La política documenta la realidad para presentar otra
versión al público, en ella, las comisiones de verdad están representadas por quienes han
participado en los hechos que aunque hayan estado comprometidos con una posición
política, están emparentados con los hechos de manera directa, al menos por que los
presenciaron. Ese ejemplo lo debe tomar el artista para su obra, debe tratar de llegar a
presentar una visión de la realidad lo más cercana posible sin investirla de condicionantes.
El continuo desplazamiento por las disciplinas implica siempre una postura intelectual y de
producción de conocimiento entorno a la historia local y universal, es decir que para cada
obra o desarrollo de proyectos específicos, implican investigaciones que dan lugar a
desplazamientos que a partir de la literatura y el arte, acometen revisiones de Shakespeare,
Heiner Müller, Sarah Kane y Bernard-Marie Koltes, entre otros, estudiando y reconociendo
los contextos geográficos, las lenguas y las épocas, atesorando una veintena de obras,
algunas producto de la traducción del texto de su lengua original al castellano u obras
reinterpretadas en castellano del inglés, francés o ruso por ejemplo. Se trata de un grupo de
artistas versátiles por su condición de intelectuales y activos creadores que gozan en la
actualidad de un prestigio nacional e internacional inigualable, teniendo en cuanta que el
abanico de artistas contemporáneos es amplio y variado, y que en términos generales, la
calidad artística colombiana está bien ponderada en los escalafones internacionales.
Las condiciones de extrañamiento en las que viven los presos en las cárceles colombianas,
son revertidas en la obra a valores positivos como una muestra de la humanidad de los
creadores, por medio de la puesta en práctica del proceso creativo aplicado sobre una
producción artística. Los artistas en este caso, sobrepasan los costes y características
puramente afectivos referentes a los sentimientos de los reclusos y a la conmoción exterior
que causan, para restablecer los valores humanitarios y de aprovechamiento del potencial
artístico de cada uno de los actores, como una tarea específica de los directores, que logran
en este caso, una obra profundamente conmovedora y con alto contenido artístico a la vez.
Esta práctica artística resulta importante porque de cierta manera, se lleva a la realidad de la
vida, la transposición de los textos bidimensionales a imágenes y voces corporeizadas de
una manera tridimensional y en la mejor disposición de su entendimiento, de manera
polidimensional.
Tanto la prisión psicológica como la prisión física, la falta de libertad real o imaginada
enfrentan al sujeto a un espejo en el que se multiplican las imágenes y aparecen múltiples
posibilidades del ser, con los que muchos seres humanos nos identificamos, porque las
formas más simples de la comunicación humana son las formas de la comunicación entre
mortales, los signos de comunidad entre los menos susceptibles a ser comunidad. El ser
mortales en plural, nos mantiene separados y el estar separados nos une como comunidad,
como dice Jean Luc Nancy, el ser mortales nos mantiene como “La comunidad inoperante”,
Esta puede ser una de las conclusiones más importantes de la investigación: El gran
acontecimiento del arte performativo contemporáneo, el de la concepción de sujetos unidos
por la misma condición que los separa. El problema de la comunicación con el otro, radica
en la comunicación con uno mismo, porque la cara del sujeto está del otro lado del
entendimiento, aunque sea cierto el postulado cartesiano que reza, nada hay en el
entendimiento que no haya pasado por los sentidos, los deseos de la comunicación derivada
de la razón, nunca viajan a la par de las políticas sociales de la comunicación que la analiza
retóricamente y teóricamente. Analiza en que parte de la sociedad está posicionado el sujeto
y en que parte de la sociedad vive.
La crítica al diálogo que genera un nuevo diálogo es el principio por el cual se calla,
generando un diálogo interrumpido, un medio diálogo, nunca un diálogo completo. El tema
de la comunicación colectiva es revertido, porque el punto inicial, que es el de la
comunicación consigo mismo está truncado. Por ello Hans Thies Lehmann, autor del libro:
Teatro posdramático, argumenta que el plan de las vanguardias de unir el arte con la vida,
no se ha podido llevar a cabo, porque el arte es una esfera autónoma de la vida humana y
por lo tanto se critica al arte y no a la vida.
En este caso es posible un análisis crítico de la performance que tiene que ver con la
presencia auto referencial del artista que presenta algo de su vida que en apariencia no tiene
nada que ver con las vidas personales de los observadores. El público, ante las auto
referencias, que presenta el artista en una performance, puede quedar anulado. Aunque
quiera compenetrarse con las ideas del artista y con la presencia del artista, está
imposibilitado porque la obra trata las vivencias de otro sujeto. En este caso, las nociones
de presentación y representación de las que hemos venido hablando en el transcurso del
documento, ayudan a entender las diferencias y similitudes entre el teatro y la performance
pero no pueden convertirlos en cajones cerrados y específicos. La presencia y la
presentación en la obra de arte performativa debe ser tan fuerte en el sentido de la
significación que debe dejar en segundo plano lo que inicialmente significaba.
Entre los elementos formales que también se han tenido en cuenta desde hace tiempo en el
teatro y la performance, están los asuntos del montaje, derivados de una concepción técnica
de organización de los elementos materiales y formales que componen la obra, que no son
exactamente lo que la obra quiere decir. El montaje se refiere a una posición técnica casi
siempre fija, contrapuesta a la idea orgánica de la presentación, la improvisación, el azar y
la indeterminación que imperan en la obra de arte performativo. Aquí es interesante agregar
la concepción del desmontaje, trabajada por la investigadora de teatro contemporáneo
Ileana Diéguez Caballero, que refiere el desmontaje, a la capacidad del performer y del
actor para presentar y dar a entender al público los intersticios de la obra, los espacios
íntimos de percepción que propone el artista cuando aborda cada proceso creativo, los
hilos invisibles de su trabajo: “las motivaciones personales, el proceso de investigación, la
acumulación sensible y el entorno social que lo llevaron a abordar diferentes estrategias de
presentación y representación en las que se entretejen las presencias vivas, personas y
personajes que conforman la obra” (Diéguez, 2010).
Un ejemplo es la obra Horacio de Mapa Teatro, por otro lado están las acciones
performativas que se presentan como espacios de libertad en los que el artista puede hacer
lo que quiera de una manera organizada y crítica frente a la sociedad. En ese espacio de
libertad, como decía el poeta, dramaturgo y filósofo alemán Friedrich Schiller, -una figura
central del dramatismo de Weimar- se experimentan las ideas sin el acoso de los
sentimientos para conocer algo, sin el agobio de la razón y los conceptos. El autor
considera que el ser humano es completamente humano, solo cuando juzga, no cuando
trabaja, ni cuando produce algo, ni siquiera cuando hace el amor con alguien. El arte que le
da al individuo la entera capacidad para juzgar lo hace libre y la libertad le genera al sujeto,
la posibilidad de defender su ideal de igualdad. Eso es lo realmente político en la obra de
arte.
El arte político, en este caso la obra de teatro performativo “Horacio” de Mapa Teatro, es el
que le introduce individuo en su mente, la idea de idea de la libertad y la igualdad. Un ideal
por supuesto complejo en el que la idea de igualdad es fundamental, una la igualdad del
sujeto con los demás individuos, con los animales, con las plantas y con las máquinas. La
idea de igualdad hace al sujeto perder la soberbia. Por ello, aparecen las diferentes formas
del arte que investigan en el individuo mismo como una forma libre para pensar, actuar y
para explorar su propio cuerpo. La danza, el teatro, la performance, y muchas otras formas
de arte performativo se convierten en una discusión, no solo sobre el individuo y su cuerpo
sino sobre su ideal de libertad y por supuesto sobre su acontecimiento político dentro de la
sociedad.
De acuerdo con lo anteriormente dicho, Horacio, la obra de Mapa Teatro fue una pieza
dramática que se generó a partir de la traducción al español, por primera vez, del texto
original Horatius de Heiner Müller, en una concepción también original de los directores
Abderhalden Cortés, de generar un Laboratorio de imaginario social pero esta vez con
presos de la cárcel Picota, de Bogotá. Esta creación inicialmente contó con el apoyo de la
beca de creación del Instituto Colombiano de Cultura, Colcultura del año 1993, y fue
presentada el mismo año, en el Teatro: Camarín del Carmen ubicado en el barrio de la
Candelaria, en el centro de la capital del país. En abril del año 1994 se presentó en el IV
Festival Iberoamericano de teatro de Bogotá.
La reconstrucción de la obra para este documento se logró, gracias a la gestión de Mapa
Teatro para conseguir el material de videos originales contenidos en varias horas de
filmación realizada por el cineasta Luis Ospina29. Los documentos están contenidos en
varios cassetes de VHS, una tecnología de la época en la que fue producida la obra de teatro
y corresponde a las denominaciones DV.26-87286-SJJ9-2B al DV.26-87291-SJJ9-2B de la
nomenclatura utilizada por el Centro Documental del Patrimonio Fílmico Colombiano.
Horacio, realizada en su primera fase en la Penitenciaría Central La Picota de Bogotá 30, es
un trabajo ejecutado básicamente por idea de sus directores, Rolf y Heidi Abderhalden,
pero con la presencia inminente de ocho actores, presidiarios actores naturales del
nombrado reclusorio, uno de los más importantes por su ubicación dentro del mapa de
retención delincuencial a nivel nacional, inmersos en la realidad histórica del país que
desde hace más de sesenta años merodea los primeros lugares en el mundo, en el tema de la
inseguridad y la violencia política.
29Luis Alfonso Ospina (Cali, Colombia, 14 de junio de 1949). Creador de cine colombiano, productor,
montajista y guionista y de documentales y películas de importante nivel artístico. Entre muchas obras,
destaca lareciente producción cimnematográfica: Un tigre de papel, galardonada con el premio especial
del jurado en el festival de cine de Toulouse en Francia 2008.
Bibliografía
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- Deleuze Gilles, Guatari Félix, Mil Mesetas, Capitalismo y esquizofrenia, Tratado de
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Umbelina Larraceleta, editorial Pre-Textos, 4a. edición, Barcelona España 2001
-Diéguez Caballero Ileana, Des/tejiendo escenas, Desmontajes: Procesos de investigación y
creación, editorial Universidad Iberoamericana, México 2009
- Goldberg Roselee, Performance art, traducción de Hugo Mariani, Ediciones destino, Barcelona
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-Molano Alfredo, Et.al. Guerra y Pá, Simposio sobre la situación social y artística en
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-Torrens Valentín, Pedagogía de la performance, Programas de cursos y talleres, editorial
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-Valdés Figueroa Eugenio Et.al. Guerra y Pá, Simposio sobre la situación social y artística
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-Villalobos Herrera Álvaro, Presentación y representación en el arte contemporáneo.
Ambientaciones Instalaciones, Happening y Performance Toluca México, Editorial.
UAEM 2001
Otras Fuentes
http://www.mapateatro.org/mapa.html: la página oficial del grupo Mapa Teatro consultada
el 06 de noviembre de 2010
Los dibujos de mis personajes hipotéticamente muestran la vida mental, las condiciones
psico-socio-económicas del ciudadano promedio registrados en un diario de campo visual,
resultado de cientos de caras observadas.
Antes de dar inicio quisiera trazar una ruta a través de las siguientes palabras. Estas
sugieren un viaje de asociaciones, nunca paradas obligadas: sujeto, registro, recuerdo,
imaginación, representación, obsesión, fantasía, mirada, perversión, morbo, ironía, humor
negro, fetiche, el ojo, libro de artista, boceto, la calle, el camión, los no lugares, racismo,
José Guadalupe Posada, Enrique Guzmán, Julio Galán, raza, frenología, fisionomía,
interior, alma, retrato, gesto, aspecto, naco, clase, popular, etnografía, sociología,
psicoanálisis, mexicanidad.
Las ideas y reflexiones que expongo en este trabajo, se fundamentan en mi experiencia con
la práctica del dibujo, llenando a través del tiempo cuadernos con dibujos por series temas,
temporada, estudio, gusto, ganas, impulso, hallazgos entre otros. En particular la serie de
dibujos que les presento en este foro se titula: “Clamor Callado” 2006-2010.
Los apuntes visuales en mi diario de campo o librito de dibujo emergen como dictados de la
memoria. Kimon Nicolaides en su libro “The Natural Way to Draw” comenta que no hay
dibujo que no sea un dibujo de memoria, no importa cuán breve sea el instante entre la
observación del modelo y la observación del dibujo, uno esta memorizando lo que acaba de
ver.
Desde la propuesta del campo de estudio de la morfosicología del francés Dr. Louis
Corman integro sus conceptos en la descripción, análisis o lectura de mis dibujos, pero me
cuestiono ¿Que fragmentos del rostro puedo estar observando que se almacenen en la
memoria y lleguen a ser piezas intercambiables en el instante de la práctica del dibujo,
configurando un perfil sicológico y socio-económico?. Quizá desde el proyecto de
búsqueda y dirección de la atención, la memoria registre el estado mental del individuo o
sólo sea mi propia construcción de la historia o situación mental del semblante del sujeto.
Expresiones populares como “este tiene cara de pocos amigos”, “ojos de borrego a medio
morir”. Hasta declaraciones atrevidas que les hago a mi estudiantes “tienes cara de que tu
sobrecama es verde, de los 70s y los mosaicos de tu piso son como tablero de ajedrez", a
veces confirman mis conjeturas.
Los apuntes sobre la memoria creadora de Marina suman el total de este conjunto de ideas
con las que termino esta especie de meditación en torno al uso de la memoria en mis
dibujos. Cito a manera de aforismo las siguientes oraciones: “No se trata de saber, sino de
saber utilizar lo que se sabe. Hay que saber gobernar la memoria. Pensar es apelar a la
memoria. Recordar es construir el recuerdo. Hay una memoria inteligente, desde la que
contemplamos la realidad. El que no sabe es como el que no ve. Solo vemos lo que somos
capaces de ver. Inteligencia es la habilidad de aplicar todo el conocimiento que se posee al
servicio de una meta. Conocimiento e inteligencia no son en absoluto la misma cosa”.
El modo particular de percibir los elementos de un rostro me llevan a pensar que con la
mirada construida de mi yo observador, hago selecciones conscientemente, (y a veces no),
dirigidas a registrar fragmentos detallados en recorridos desde un rasgo inicial como los
ojos, hasta una revisión general de la forma del cráneo. Pero también experimento
sensaciones, impresiones, ocurrencias sobre la historia de vida de la persona, lo que en el
instante creo leer en su pensamiento y los objetos que le rodean.
Como poco me interesa el mercado del arte, a veces proyecto estos dibujos en lonas de gran
formato, reproduciendo finamente y en detalle el original con barras de carbón conté.
Las ideas sobre el dibujo de Joseph Beuys han hecho eco en mi trabajo: “el acto de dibujar
se concibe como acto de anotar sismográficamente las formas del pensamiento. El acto de
anotar puede calificarse de proceso de cristalización. Es el instante en el que se formula el
pensamiento antes de que vuelva a disolverse porque los sentimientos y la atención están
formando ya un nuevo pensamiento”.
De tal forma que mis dibujos los defino como apuntes o anotaciones que cristalizan un
diario de campo. Como también una especie de oráculo en el que profetizo las personas que
conoceré en el futuro. Si los rasgos faciales del promedio de los mexicanos son constantes o
existe una pauta, entonces esto confirma algunas anécdotas personales de que cuando me
presentan a alguien les diga: ¡Mucho gusto!, ¡Hace dos años te dibujé”. O reciba
comentarios de mis amigos cuando vamos caminando por la calle y señalan: ¡Mira esa
persona, se parece a uno de tus dibujos!
Después de haber concluido esta serie titulada “Clamor Callado” y distanciarme de ella,
imaginé la idea de aplicar algunos conceptos teóricos del campo de la sicología, que ya
había consultado tiempo atrás, para proponer un análisis y lectura a los rostros de esta serie.
Lewin introduce el concepto de espacio vital para definir la totalidad de los hechos que
determinan la conducta de un individuo dado, en un momento determinado. Por la forma en
que se comporta una persona podemos saber qué es lo que hay presente en su espacio vital,
o sea cómo afecta su conducta el ambiente. Lewin rechaza los intentos de explicar la
conducta presente por las circunstancias pasadas. Para él la conducta en el momento actual
depende del espacio vital en el momento actual. En su libro “Principles of Topological
Psychology”, afirma que, para determinar la estructura del espacio vital de un individuo
debemos observar su conducta e inferir de la misma cómo debe ser esa estructura y a partir
de ella podremos predecir cómo será su conducta en el futuro.
La Morfopsicología es una ciencia clínica, humana, que estudia de manera muy precisa, el
carácter, el modo de conocer y comprender a las personas, sus actitudes y aptitudes por
medio de la observación del rostro y los elementos que lo componen. Se basa en un
paciente trabajo de observación que de manera sintética cubre tres campos: la biología, la
fisiología y la psicología. Es una herramienta rica pero limitada de desarrollo personal, y no
una herramienta de exclusión, no permite nunca conocer nuestros secretos más íntimos.
Habrá que racionalizar nuestros miedos hacia esta disciplina.
La Zona media (afectiva): está constituida por la masa facial (hueso maxilar superior)
pómulos, y por la anchura y profundidad de la nariz. Esta zona, en los mamíferos,
corresponde metafóricamente al desarrollo del sistema límbico (alrededor del precedente, el
cerebro límbico o inframamaliano, vinculado al sistema vegetativo es el centro de las
emociones y afectos). Esta zona comunica a través de sus receptores con el sistema
respiratorio y olfativo que condicionan la expresión de las emociones.
La Zona superior (cerebral): está formada por la frente que es la parte anterior de la caja
craniana. Esta zona nos da información sobre la vida mental.
De esta manera, el rostro es el resumen del cuerpo. Sus tres zonas representan las tres
grandes funciones biológicas de digestión, respiración y cerebralización, que, por
predominancia, nos orientan, a tres tipos de temperamentos (digestivo, respiratorio y
cerebral) y tres formas de inteligencia (concreta, relacional y abstracta).
La dilatación. La dilatación puede definirse como el volumen que el rostro posee. Hay dos
tipos de dilataciones: Rostro dilatado y Rostro retraído. Los de rostro dilatado o redondo,
suelen estar rodeados de amigos, son influenciables y pasivos, necesitan el contacto carnal
y cariño. Los de Rostro retraído son introvertidos, poco sociables, se adaptan mal al
entorno, a menudo tienen mal carácter y suelen vestir ropas oscuras.
El marco. Es el armazón óseo de la cara y su amplitud determina las energías con las que
cuenta la persona. El marco amplio (cara ancha y cuadrada) corresponde a una persona con
muchas reservas vitales, con poder de acción y capaz de realizar trabajos pesados durante
mucho tiempo. El marco estrecho (cara delgada y alargada) corresponde a individuos con
pocas energías, inactivos, con sus reservas de fuerza al límite.
Los receptores. Ojos, nariz y boca, están estrechamente relacionados con el marco. Los
receptores pequeños advierten que la persona gasta pocas energías, por lo que administra
mejor sus reservas y dosifica sus esfuerzos para alcanzar sus metas. Los receptores grandes
señalan que la persona consume mucha energía por lo que deberán saber administrar sus
reservas. Indican necesidad de relacionarse.
“La creatividad artística y pedagógica es, en Chihuahua, un verbo por descubrir y escribir,
un verbo que no tiene libro todavía.”
La conducta antisocial y delictiva de los menores entraña riesgos sociales mucho mayores
que la de los adultos, ya que afecta a un segmento especialmente sensible de la población
en la fase de la construcción de su personalidad, exponiendo a los menores desde edades
muy tempranas al riesgo de la exclusión social y la estigmatización (Parlamento Europeo,
2007). La no escolarización es uno de los factores que acentúan los riesgos de delincuencia
juvenil, la cual ha registrado durante las dos últimas décadas un aumento inquietante en
muchos países del mundo, incluyendo a México. El carácter masivo de la delincuencia
juvenil se relaciona con el descenso de la edad en que se comienza a delinquir, el
incremento del número de delitos perpetrados por menores de 13 años y el hecho de que sus
actos son cada vez más crueles.
En la resolución sobre delincuencia juvenil del Parlamento Europeo, realizada en Chile en
junio de 2007, se reconoce que entre los principales determinantes de la delincuencia
juvenil que se citan en la literatura científica se encuentran, la falta de comunicación y de
modelos adecuados en el seno de la familia, frecuentemente por la ausencia de los
progenitores, las deficiencias de los sistemas educativos en lo que concierne a la
transmisión de valores sociales, la pobreza, el desempleo y la exclusión social, entre otros.
En ese reporte se acuerda que para atender de forma sustancial el fenómeno de la
delincuencia juvenil, se requiere de una estrategia integrada a escala tanto nacional como
local que combine medidas de prevención, judiciales y extrajudiciales, así como medidas de
inclusión social para todos los niños y jóvenes. En estas estrategias debería atribuirse una
importancia decisiva a la participación social directa de todos los actores de la sociedad,
entre ellos, los representantes de la comunidad escolar y la familia. Para atajar de forma
fundamental la delincuencia juvenil, es necesaria una política integrada y eficaz en el plano
escolar, social, familiar y educativo que contribuya a la transmisión de los valores sociales
y cívicos y a la socialización precoz de los niños y jóvenes, es necesario mejorar la
cohesión económica y social con miras a reducir las desigualdades sociales y combatir la
exclusión social y la pobreza, prestando una atención especial a la pobreza infantil. Es
necesario que las familias, los educadores y la sociedad transmitan valores a los jóvenes
desde su infancia, sin dejar de lado las tradiciones pertinentes a su historia cultual, como
señala Dolto (1999) “El ajuste de lenguajes creando objetos nuevos debe pasar por
traducciones sin traiciones de las tradiciones”.
Para lograr esta transmisión de valores es de importancia central que todos los niños y sus
familiares tengan acceso a la educación básica, en particular aquellos que afrontan
dificultades sociales y económicas que les clasifican dentro de los indicadores de
marginación. Este acceso puede asegurar un contexto familiar sano y justo que facilite el
desarrollo y la socialización inicial de los niños y jóvenes. La comunidad escolar juega un
papel especial en el desarrollo de los niños y jóvenes, particularmente como contexto
adecuado para la implementación de estructuras adecuadas de intervención, apoyo y
acercamiento, que permitan prevenir y reducir la violencia que puede surgir de la
diversidad cultural y de la acentuación de las diferencias de clase social.
En la escuela es posible contar con procedimientos modernos de enseñanza de formas
adecuadas de resolución de conflictos, en los que participen los alumnos, los familiares y
los docentes. La prevención basada en una pedagogía que evite la estigmatización y la
marginación y favorezca la solidaridad, tanto de los menores en riesgo de ser infractores,
como de sus condiscípulos que podrían ser sus víctimas.
El arte puede ser ese vehículo pedagógico en el que se puedan generar las competencias
apropiadas para favorecer la inserción exitosa del niño a su grupo social, haciendo así la
diferencia entre el comportamiento socialmente aceptable y el delito. En un estudio en el
que se comparaba el pensamiento creador entre muchachos delincuentes y no delincuentes,
se encontró que los muchachos de 16 y 17 años, con nivel de cuarto grado y que no
presentaban tendencia a ser delincuentes, tenían una calificación mayor, en lo que a
pensamiento creador se refiere, que los otros muchachos que sí tenían inclinación a ser
asociales. Al parecer, el tener la oportunidad de expresarse en forma creadora proporciona
algunos medios para reaccionar frente al medio social en forma aceptable para la sociedad.
Posiblemente, aquellos que descubren que no son capaces de crear, que no encuentran
satisfacción en construir o en producir, pueden reaccionar en forma negativa; incapaces de
contribuir en forma positiva, destruyen lo que otros han construido (Lowenfeld & Lambert,
1990).
El arte como medio de expresión formativa puede desempeñar un papel importante en la
prevención del fenómeno de la delincuencia juvenil, adoptando iniciativas de información y
sensibilización, así como ofreciendo actividades artísticas que destaquen la contribución
positiva de los jóvenes a la sociedad.
Un problema adicional que pudiéramos plantear es que para el educador artístico, aunque
esté especializado en un área específica del arte, las formaciones se han quedado en el
código del arte, que lo pueden hacer competente en el terreno artístico, sin embargo, poco
se han investigado las técnicas y conocimientos que competen a las culturas de su entorno
más inmediato.
Existe una separación enorme entre la formación de nuestros egresados de la licenciatura en
Teatro, sobre todo cuando se desempeñan como docentes y el acercamiento a esas culturas
de los educandos, que pueden integrarse más eficazmente a la comunicación, educación y a
la cultura. Cuando se conocen los códigos artísticos en relación a sus esquemas perceptivos
y bases de su auto-representación y del sistema representativo de sus culturas es posible
encontrar espacios para la expresión creativa y es en este vacío, donde la intervención de
talleristas de arte, cobra un verdadero significado.
El arte puede ser el único terreno, dentro del marco de nuestro sistema escolar, en el que se
reconozca el desarrollo de sentimientos y emociones. Una de las importantes tareas de la
educación artística es proporcionar los medios para que el niño pueda continuar utilizando
el arte y conservar la confianza en sus propios medios de expresión.
En un intento por contribuir a la creación, experimentación y compilación de estrategias
creativas, dentro de la educación primaria en una escuela marginal de nuestra comunidad,
nos aventuramos a la tarea de probar los efectos que el arte teatral puede tener en los niños,
planteándonos como problema el evaluar la posibilidad de transformar el aprendizaje de las
diversas formas de relación interpersonal en este contexto escolar, o mejor dicho, nos
preguntamos ¿podrá la intervención teatral con su pedagogía lúdica, expresiva, creativa,
situacional, no directiva, ser un método que contribuya a modelar los procesos de
transformación personal, enfocándolos a la adquisición de competencias sociales, de una
forma semejante a otros métodos que pueden explorarse en la enseñanza formal?
Esta idea surgió al considerar a la experiencia teatral como un medio de exploración y
ensayo de las diversas formas de interacción social en las que pueden verse inmersos un
niño o una niña. En esta experiencia es posible también el rescate de los valores culturales
propios del grupo social en el que se inserta el niño o la niña, como lo discute Dolto:
“El problema creativo de la educación debe centrarse en investigar los límites genéticos de
la cultura y en situar una eficacia simbólica de los aprendizajes. Entendiendo por límites
genéticos desde el cuerpo cultural de los sujetos del aprendizaje: el cuerpo tiene relación
con la lengua materna, con los sistemas artísticos. La acción de aprender es estabilizar en el
sistema nervioso ciertas potencialidades que tiene el sujeto, esas que responden a las
estimulaciones constituidas por un entorno específico. Así, la inteligencia sensorio-motriz,
la neurobiología de los aprendizajes, la sociología, la antropología, la psicología y la ento-
escenología, hacen que tengamos que admitir que hay que reflexionar e investigar las
relaciones entre el cuerpo humano y los lenguajes artísticos desde códigos culturales que
condicionan la creatividad y los comportamientos humanos. Esas creaciones creativas del
código cultural no pueden remitirse ni a repeticiones folclóricas, ni al aprendizaje de los
repertorios organizados en espectáculos de identidades, pues se trata de una dinámica que
impulsa el sujeto a escoger su tono estético de su propia obra, que es comparable al tejido
neuro-muscular de su cuerpo cultural.” (Dolto, 1999)
Por ello, consideramos pertinente el verificar si la implementación de talleres de teatro
mejora la competencia social de los niños que asisten a una escuela primaria en la que las
familias de los niños y niñas integrantes de la comunidad califican como marginadas con
base a sus ingresos, ocupación y nivel educativo de las madres.
Para implementar los talleres de teatro contamos con la colaboración de estudiantes de la
licenciatura de teatro, que desarrollaron competencia pedagógica, como parte de su
preparación profesional. Estos estudiantes de teatro implementaron los talleres como parte
de las experiencias supervisadas planeadas en su curriculum profesional.
Método
A fin de obtener acceso a la población de interés, esto es, a los niños de una escuela
primaria, pública, se obtuvo la autorización de las autoridades estatales, y del director del
plantel. Sin embargo, fue también necesario convencer a la planta docente de la escuela a
darnos un voto de confianza y aceptar el reto de ceder tres horas a la semana en por lo
menos un grupo de primero a quinto grado para que recibieran talleres de teatro en el aula;
los maestros se convencieron al comprometernos con la misión adicional de vincular el
trabajo en el taller de teatro con los contenidos de aprendizaje de otras asignaturas a lo
largo de los siete meses planeados de trabajo, en el horario escolar regular.
Así, participaron seis estudiantes del séptimo y octavo semestres de la licenciatura en
Teatro y, dentro de la materia “Práctica Docente” cada estudiante diseñó un programa de
trabajo para el taller de teatro escolar a fin de llevarlo a cabo a lo largo de siete meses, dos
veces por semana en el espacio curricular de actividades artísticas, en sesiones de dos horas
de duración cada una, con un grupo escolar que podía corresponder entre primero y quinto
grado, con 30 niños y niñas en promedio por grupo, todos con edades entre 6 y 11 años.
Las actividades propuestas contemplaron contenidos teóricos y prácticos del teatro y
estuvieron enfocadas a la adquisición de competencias sociales, esto es competencia para la
interacción interpersonal, así como a reforzar contenidos académicos de otras asignaturas
tales como: Historia, Español, Literatura y Lenguaje, entre otras. Las tareas planeadas
incluyeron una descripción de las habilidades, los conocimientos y las actitudes que se
pretendió formar. Las sesiones del taller de teatro se llevaron a cabo con un grupo de cada
grado escolar, simultáneamente con otras actividades llevadas a cabo con los otros grupos
de los mismos grados escolares que no participaron en los talleres de teatro.
La profesora titular de la asignatura “Practica Docente” tuvo sesiones semanales de
evaluación y discusión de las actividades con los estudiantes de teatro, con el fin de
compartir problemas, soluciones, visiones y estrategias, así mismo los estudiantes de teatro
recibieron capacitación pedagógica en relación a la enseñanza por competencias.
Resultados y Discusión
Al principio, como suele ocurrir frente a propuestas innovadoras, hubo desconfianza y
resistencia entre los maestros de la escuela primaria (incluso un profesor mencionó que este
programa sería una pérdida de tiempo), pero finalmente se logró el primer objetivo, que era
formalizar el compromiso de facilitar la asistencia de los alumnos al taller de teatro.
Como parte de otro estudio que no se reporta aquí se llevaron a cabo entrevistas con los
padres de familia, a quienes se les informó del estudio y se les solicitó su consentimiento
para que sus hijos asistieran al taller de teatro. La totalidad de los padres de familia
aceptaron que sus hijos participaran en el taller de teatro.
Entre los hallazgos de esta experiencia, está la apertura de espacios escolares con
características de vulnerabilidad que más adelante esperamos reciban con la misma
voluntad e interés que la escuela trabajada en esta ocasión. Como evidencia de esto se
documentó la solicitud de que se llevara a cabo el taller de teatro en otra escuela aledaña a
la intervenida.
Los estudiantes de la licenciatura en Teatro se volcaron de lleno a colaborar no solo en las
tareas encomendadas dentro de los objetivos planteados para su taller, su trabajo también
contribuyó a la preparación y realización de diversos festivales hacia el interior de la
escuela, tales como el evento del día de las madres, la ceremonia de graduación y hacia el
exterior, llevaron una ponencia a manera de relatoría de esta experiencia, al tercer Congreso
de Arte y Diversidad convocado por el Instituto Chihuahuense de Cultura del Estado de
Chihuahua, instancia que además se encarga de enlazar ésta porción de práctica docente y/o
servicio social de los estudiantes universitarios, hacia las comunidades marginales.
Como parte de las tareas realizadas en cada sesión de los talleres, los estudiantes de Teatro
se dieron a la tarea de adentrarse en ese más allá del aprendizaje técnico del arte teatral, e
inventaron estrategias para intentar cambiar la visión catastrófica que les mostraron los
niños. Esto lo realizaron a partir de esa otra realidad más humana que ofrecieron ellos en
función de sus propias matrices culturales y simbólicas, conduciéndolas hacia el desarrollo
integral como concepto, como proyecto, como valor, como potencia. Así, estos niños,
tuvieron en el espacio artístico que era el taller de teatro, alternativas menos traumáticas
para reconstruir una poética de sus historias.
Una de las observaciones de los cambios ocurridos en los niños, fue que por la puerta de
entrada del mundo del arte el niño puede cambiar su realidad en obra y pudimos verificar
como se fueron afinando los lenguajes expresivos para manifestar contenidos emocionales,
que no se quedaron en la sola elaboración formal, sino que la experiencia de la acción
simbólica los hizo pasar de lenguajes ordinarios a lenguajes expresivos, a la adquisición de
nuevos valores como la tolerancia, la acción empática, la libertad expresiva, una mayor
autonomía en su toma de decisiones, fluidez y volumen en su expresión verbal; superación
de lo inverbalizable por una mejor relación con las palabras y formas, apreciación y lectura
de formas artísticas, mayor poder de asociación cognitiva, mayor libertad de expresarse con
su cuerpo, valoración de sus propias experiencias creativas, dominio de miedos y
resistencias ante los cambios, así como la expresión de afecto.
La perspectiva se abordó desde una experiencia de aprendizaje de afinación de los signos
cotidianos o comunes en la búsqueda y exploración de experiencias que pudieran llevar al
niño al descubrimiento de su lenguaje creativo, el cual le ofreció un conocimiento abierto,
no concluido, como una exploración de un proceso que es un saber explorar lenguajes,
formas y contenidos. Como señala Fuenmayor:
“Una pedagogía estética, antropo-ética es la búsqueda del desarrollo óptimo del ser humano
en contacto con los objetos artísticos que afinen la percepción de todos los sentidos, para
organizar una nueva visión de la realidad tanto pedagógica como humana a partir de esa
otra realidad que crean las artes, sin perder la autenticidad que sitúa una problemática social
en una lengua materna, lenguajes y símbolos que logran organizar la sensibilidad de un
cuerpo compartido con todos los que tengan la misma inscripción simbólica cultural. Son
rasgos que están escritos bajo la forma de una maternalidad de la memoria corporal y
vivencial, que remite a una estética social. La cultura nos materna, nos acuna, desde el
cordón umbilical de los lenguajes para otorgarnos no ya una identidad individual, sino una
identidad de la maternidad o génesis cultural” (Fuenmayor, 2001).
De ahí que el propósito de esta experiencia, se deslindó de apostar a los productos
artísticos, no sin antes ponderar los procesos creativos que les dieron sustento, en función
de las bases interpretativas y simbólicas inherentes a los grupos intervenidos, quienes entre
otras cosas confirmaron que el arte es una de las vías que puede conducir a la recuperación
del hombre mismo, ese hombre constructor del lado de la vida.
Conclusión
Como conclusión podemos decir que en este estudio hemos podido constatar que no solo es
posible implementar un taller de teatro escolar en una escuela primaria publica, hemos
también documentado que la experiencia de impartir teatro a niños que se encuentran en
contextos difíciles, es promisoria como forma de intervención que puede mejorar el
desarrollo de la sensibilidad, la empatía y la competencia social en estos niños, facilitando
su sano desarrollo y su capacidad de apreciar el arte.
Referencias
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Fuenmayor, V. (2001). Formación creativa de maestros y profesores de arte. Venezuela:
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Lowenfeld, V., & Lambert, W. (1990). Desarrollo de la capacidad creadora. (3ra ed.).
Buenos Aires, Argentina: Edit. Kapelusz.
Parlamento Europeo. (2007). Delincuencia juvenil – el papel de las mujeres, la familia y la
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Delinquency07_ES.pdf.
Transformación de la noción de “Japonismo” en la creación literaria mexicana y su
contexto de origen en el siglo XX.
Mario Javier Bogarín Quintana
a) Introducción
La historia de la literatura mexicana en el siglo XX muestra algunos elementos que nos
ofrecen información acerca de la voluntad nacional por referirse a sí misma dentro de la
representación de otras culturas. De entrada, la influencia europea marcó el interés por un
acercamiento al cosmopolitismo que, se intuía, reservaba la clave de una nueva literatura
mucho más vital y comprometida con los tiempos modernos y las diversas acepciones que
de este concepto se manejaban a principios de siglo.
La bohemia y los arrebatos del ajenjo, lo mismo que la melancolía como una denominación
de origen común a los compañeros de burdel y cantina eran entonces elementos de
declaraban la no conformidad con la paz porfiriana y, así, la confianza en un espacio
distinto para el desarrollo de fantasías novedosas, excitantes.
Esta es la semilla de una negativa, desde la fundación de la Revista en 1898, a continuar por
el camino del canto a la patria y a los paisajes bucólicos del costumbrismo. Precisamente
por tratarse de caminos ya transitados, estos paisajes parecían tener la autoridad para
decretar cuál era el sentido de la mexicanidad estableciendo así un precedente inexorable
sobre lo que acaso, estos nuevos escritores podrían terminar siendo.
Hay aquí una voluntad fundacional por la alternativa. La visión de sí mismos como
malditos e incorregibles no era de su exclusiva propiedad sino un posicionamiento ante el
mundo que derivaba de sus lecturas.
Pérez Gay intenta, en su capítulo, reseñar todo este escenario como la expresión de una
parábola del tedio. Podemos coincidir en que el ejercicio de aproximación a las culturas
europeas parte de la necesidad de compartir elementos de un realismo que, si bien ocurría
en un contexto muy diferente, podía ser importado para explicar, acaso con mayor
exactitud, las circunstancias, intereses y sentimientos de un momento específico de la
cultura mexicana.
En realidad, el momento resultaba propicio en virtud de la paz porfiriana montada a partir
de un sistema ideológico que apostaba el progreso a la letra de la ciencia positivista
fundada en la visión europea de la razón. Si la fotografía había sustituido a la pintura como
un mero instrumento de representación práctica de la realidad y acaso del cinematógrafo
apuntaba a una sustitución de matices de la imaginación de lector de literatura, entonces la
visión de un mundo regido por dinámicas y realidades distintas se hacía un punto de partida
obligatorio para las propias representaciones de la conciencia poética.
Aparecen en este momento los preceptos de una idea básica alrededor del individuo como
testigo de sus propias condiciones de vida, ya no solamente pensando en términos de la
situación histórica que exija una lectura del mundo y sus acontecimientos.
Propio del Modernismo mexicano será el interés por la búsqueda de índices tanto de a) la
avanzada el progreso como factor determinante de los cambios radicales en la conciencia
humana, con especial énfasis en el campo de las artes, como de b) la preservación de señas
de identidad propias de cada cultura que vuelve única cada experiencia individual de
acercamiento a dichos indicios.
Sin embargo, parte de nuestro análisis incluye el estudio de cuál ha sido el tratamiento de la
visión japonista de nuestros autores justamente desde el prisma conceptual de un exotismo
a la europea del que el Japón literario mexicano parece declararse acreedor. Como sea, en
el trasfondo de esta primera visión adelantamos la herencia de la escuela parnasiana. El
abuso del sentimiento, las portentosas descripciones del impacto emotivo de la vivencia
japonesa e incluso un intento por revivir las transformaciones vitales del individuo en
contacto con “lo japonés”, son elementos que se repetirán en los primeros acercamientos
mexicanos a Japón en su literatura.
Habrá que analizar en qué medida es esto un fenómeno propiciado por Japón y hasta donde,
en contraparte, se trató de una tendencia propia de la escuela inmediata anterior al Ateneo
de la Juventud y a la estilística de los autores europeos como los arriba mencionados, a
manera de influencia fundamental.
Podemos anotar, a guisa de introducción muy general, que una visión central de Japón se
alimentaba de ingredientes comunes al exotismo si mencionamos a) la visión de una tierra
lejana que, por alejada de la tradición occidental (europea), en vez de ser necesariamente
barbárica, se revelaba exquisita y virgen en la coherencia y belleza de sus tradiciones; b) la
percepción de un bagaje histórico en ese Oriente misterioso que aportaba signos específicos
por los que debía leerse el valor de sus tradiciones y de su gente (esto apenas como una
sospecha, que nacía, al final, de una idea eurocentrista); c) el propósito de trasladarse a ese
mundo fantástico no sólo para aprender algunas cosas sino, sobre todo, para trasminarse de
una forma distinta, mística, de entender el mundo e virtud de que, se infiere, se es
merecedor de alcanzar dicha comprensión, más allá del mundo normal (se entiende como el
antónimo de exótico); o incluso d) la posibilidad de proponer un mundo distinto (japonés,
en este caso) para cambiar (mejorándolo, claro) en la sociedad de donde provienen,
añorando la posibilidad de sustituir, literariamente primero, la realidad social y simbólica
mexicana con los valores de la diferencia japonista con la que se han embriagado.
Hemos de advertir, sin embargo, que esta tabla de valoraciones es, en realidad, un orden
intercambiable de posibilidades acerca de la concepción de “lo japonés”. No pertenece a
una época específica. En ese sentido, podemos hablar de una quinta constante que se refiere
a e) la facultad del occidental para enseñarle a los orientales su verdadera autenticidad.
En ese sentido, y a pesar de que este eje pudiera parecer una exageración, debemos recordar
que en la presente investigación nos proponemos estudiar literatura mexicana, y no
tradiciones japonesas. Dicho lo anterior, hemos de prestar especial atención a las distintas
posibilidades de representación como un recurso del imaginario japonés en la literatura
mexicana como un interés por construir un mundo propio, un Japón particularizado por
intereses mexicanos que, como una premisa, no es el mismo que el Japón geográfico.
Como una base de nuestro proyecto y de la clase de objeto con el que nos encontramos,
tenemos que nada de lo que se perfila desde el exotismo-japonismo resulta imparcial.
Entendemos, claro, que uno de los fundamentos de la investigación humanística es la
visualización de muchas realidades posibles, pero en el caso de esta temática la clave del
desequilibrio entre apreciaciones posibles de Japón radica, como una ventaja, en la
estilística particular de su literatura. Los encendidos elogios al Japón misterioso colmado de
belleza escapan de la posibilidad de discernir estas realidades alternativas para entroncar el
discurso literario con la percepción, resumen de todas las mencionadas, de “lo japonés”
como el ambiente de un planeta aparte que pertenece más a una sala de exposiciones que al
mundo de las dinámicas humanas.
Si es posible pensar desde ahora en una constante en la literatura mexicana parecida a una
intervención en el “mundo japonés” para entenderlo mejor desde el análisis de sus propias
contradicciones, estamos ante una construcción imaginal que aparece larvada, con una u
otra estructura, en cada una de las obras de nuestro corpus.
El proceso de nuestro estudio implicará considerar estos factores y buscar una comprensión
todo lo amplia posible de las dimensiones de la construcción literaria por la que la literatura
mexicana ha visto a Japón. Lo que consideramos la pertinencia de esta abordaje es el
conocimiento de un matiz específico de la cultura mexicana en la producción simbólica de
sentidos por los que, en este caso a través de la literatura, el imaginario mexicano se
enfrenta al mundo.
Como ya hemos dicho, desde el principio del interés por el modernismo europeo existió en
México una colectividad de autores cercanos entre sí por la estilística de los “tiempos
modernos” como una forma de comprender las transformaciones sociales y artísticas de su
época. El Ateneo de la Juventud, la Revista Moderna, el estridentismo mexicano y,
también, las lecturas de los primeros orientalistas fueron factores que hoy enmarcamos
dentro del proyecto por sacar a la literatura mexicana de su aislamiento costumbrista (Pérez
Gay, en Fernández Perera, 2008:20).
Como anota Luis Mario Schneider (1997:19), los nuevos ismos literarios de principios del
siglo XX fundarían su antinovecentismo en un rechazo a sus posturas anticientíficas y la
celebración de un mundo lírico unilateral, lo mismo que a su lenguaje rebuscado en el gusto
aristocrático que incluso podemos leer en varios momentos de Efrén Rebolledo.
Debemos seguir con atención la ruta que siguió la pulsión orientalista mexicana en relación
su contexto iberoamericano. Hay, desde luego, una primera visión estética que provendrá
directamente de Francia, y que, por ejemplo, Rubén Darío sintetizaría en su expresión:
“¡Japonerías! ¡Chinerías! por lu o y nada más”. Subyace en la perspectiva modernista,
occidental, un modelo central de valores que se propondrían uniformizar la concepción de
una lejanía definitiva como la del Extremo Oriente japonés para poder comenzar a asirlo
desde la dimensión estética.
De entrada, nos lo recuerda José Luis Ontiveros (1989:14), la mexicana y la japonesa son
culturas conectadas por un origen común: son ajenas a la tradición occidental. Las
evocaciones de la lejanía pueden encontrarse desde la certeza de un pasado ancestral,
milenario y fundacional en la representación de la cultura. Debemos añadir en este punto la
función de las representaciones, en vista de que, como premisa, es notoria la existencia aquí
de esquemas de construcción de una representación de elementos que, se cree, constituyen
a una cultura.
Los intereses por Japón surgen de relaciones de contacto que si bien pueden tener como
ejes reguladores a aquellos mencionados en el apartado introductorio, provienen de la
certeza de que en literatura vemos activarse, en epistemes articulados por el mensaje del
texto, las relaciones entre pensamiento y realidad, las posibilidades de representación de los
símbolos en la realidad activa del texto como marco de actuación de signos específicos que
le dan forma a estas relaciones como espejo de la acción social latente (representacional)
planteada por personajes y escenarios (Ramírez, en Rodríguez Salazar y García Curiel,
2007:18).
Siguiendo este sentido, entramos al terreno del mito como motor de la construcción de
valores alrededor de un objeto. Retomando la apreciación de Umberto Eco (2008:245),
vemos la función de la mitificación como una simbolización inconsciente.
Esta opera en tanto identificación del objeto como una suma de finalidades tras la
proyección de imágenes, tendencias, aspiraciones y temores, sueños, deseos, fobias,
recuerdos o traumas emergidos en un individuo que, necesariamente, inscribe sus
caracterizaciones en una comunidad cuyas dinámicas, a la vez, están enmarcadas en un
periodo histórico.
Así, la creación literaria se presenta como un fenómenos procesual que tiene lugar dentro
de los grupos sociales y que, en consecuencia, ha de impactar en la personalidad e
inquietudes creativas del autor. Estos elementos autorales se activan y ejercen de acuerdo
con pautas y estímulos por parte del público lector, centro de las representaciones literarias
y colectivo al que el escritor mismo pertenece.
Esta relación, que Jauss denomina fenotexto, es el proceso por el cual vamos construyendo
las visiones de contacto con el espacio literario que cumple, niega y transforma
determinados momentos de nuestra percepción temática a partir del tratamiento dado por el
autor. Hay aquí una relación cercana entre el tratamiento del tema, el autor y el lector, en
tanto que este último es destinatario, transformador y potencialmente emisor de una idea.
Este triángulo semiótico funciona desde las condiciones en que entendemos al autor como
un lector transformador de una representación del objeto de nuestro estudio a la vez que de
una serie de posicionamientos ante la lectura practicada por el contexto sociocultural del
que es deudor. Su enfoque parcializa y da orden a los contenidos posibles del objeto de
estudio en tanto que componente de su imaginario personal, que es creador (Acosta,
1989:83-85).
En el caso del interés nacional por la cultura japonesa, regresamos al enfoque modernista
que inaugura la literatura contemporánea en nuestro país para recoger similitudes en ambas
sensibilidades que no se suelen considerar en la actualidad. Debemos de recordar, junto con
José Luis Ontiveros (1989:7), que estamos pensando en dimensiones perceptivas que de
origen no corresponden a la tradición occidental. Son naciones que provienen de
cosmogonías que encajarían con los objetivos de la búsqueda exotista tanto de lo que fue el
Modernismo como el espiritualismo-esoterismo de la segunda mitad del siglo pasado.
Cuando Efrén Rebolledo hablaba de la pasión japonista como la pulsión hacia una
“borrachera de rareza” en torno a los misterios antiquísimos de Japón, estaba apuntando las
baterías de la literatura mexicana hacia otra cosmogonía fuera del margen etnocentrista del
mundo occidental.
Desde luego, como tendremos oportunidad de observar, sus fuentes son también en gran
medida las europeas, pero en su obra habremos de encontrar elementos comprensivos de
una lejanía que se disponía a emparentar perspectivas de “lo raro”, “lo marginal”, y “lo
tradicional”. Estas valoraciones serían entendidas como estímulos esteticistas que
encendían el interés por las afinidades simbólicas, sensibles, entre lo que el autor
hidalguense, pero también Manuel Maples Arce, entendían como fundamento de las
relaciones diplomáticas entre México y Japón.
Recordemos también en este punto la perspectiva desde la cual Japón era leído (y escrito)
en la literatura de las primeras décadas del siglo XX mexicano. Consistía en una mirada
sorprendida por la fantasía exótica en donde el Japón asimilado por nuestros escritores era
una fantasía europeizada alimentada a sí misma desde la tradición literaria occidental.
Sin embargo, ya aparecía aquí la concepción de lo fantástico como una visión amplia que
implicaba la atracción por ejes de la vida tradicional japonesa que, preservados a lo largo de
los siglos, revelaban una prosapia y una pertinencia similares a la que, a final de cuentas,
correspondían al valor de las culturas prehispánicas para la construcción de la identidad
mexicana actual.
Hay además una conciencia, ya desde el momento en que con estos autores abrevan de un
enfoque modernista para fundar la pertinencia del interés por Japón en nuestra literatura, de
que existe en el mundo de su época la tendencia, precisamente, a la modernización
(separemos desde ahora ambos términos) y la globalización.
Con todo, esta visión fáustica se limita a presentar a “Japón” como un entramado de
visiones rápidas de aspectos romantizados relativos a la cultura tradicional: samuráis,
geisha, la dinastía imperial, la ceremonia del té, la peculiar moral doméstica y religiosa de
los japoneses, entre otros factores. Parte de la concepción fáustica, totalizadora, de la
cultura japonesa, atraviesa este proceso de romantización para concebir, con valores
propios por parte de la literatura mexicana, el mythos del “ser” japonés desde un enfoque
específico para “entender” lo japonés.
Esta diferenciación surge desde los esfuerzos por penetrar la conformación de una identidad
tradicional japonesa desde el contexto de su evolución histórica y sociocultural. Si el
esfuerzo por llevar la estructura mítica del conocimiento de lo japonés hacia el corpus
general del logos de lo que es comprensible como cultura japonesa deviene doxa en torno a
lo que se desea comprender como parte de una realidad japonesa, es que estamos frente a
un anhelo fáustico operativo en el estilo y discursividad literarios que practica esta
selección de componentes de realidad para procesarlos como fragmentos de una visión
imaginal.
La idea de Japón presenta entonces el inicio de una evolución lógica cuyos ejes podríamos
rastrear hasta la actualidad:
a) La visión exótica: Japón es la tierra lejana que forma parte de un mundo distinto al
occidental con base en una cosmovisión religiosa distinta desde la cual se genera una
comprensión alternativa, además de muy compleja, del funcionamiento del ser humano, el
mundo y el universo. Esto hace que el país funcione como un reservorio de ideas,
sensibilidades y experiencias que deben preservarse y ser celebradas con el entusiasmo de
un rompimiento como un orden establecido. En dicha perspectiva, cabe anotar que esta
celebración y preservación son parte constituyente de una conciencia respecto al papel que
los propios autores occidentales tienen de su marginalidad en dicho mundo. No pertenecen
a esta dimensión aparte y en la asimilación de esta idea radica la certeza de una posible
suspensión temporal de valores morales y estéticos a los que se ciñen como occidentales
(Weisz, 2007:16).
Un canon literario refiere el corpus de obras de literatura que se deberían leer y enseñar.
Suponemos que una lista de libros importantes debería de cubrir aquellos aspectos más
caros al pensamiento humanista de su tiempo y, en consecuencia, respondería a los valores
y representaciones históricas y sociales que dialécticamente se han conjuntado en los
procesos históricos en relación con los cuales, hasta llegar a la época actual, se genera la
nueva literatura, misma que lleva en sí el germen de nuevos componentes del canon en el
futuro.
Convengamos de una vez en que dicho canon es una suerte de inventario a la manera en
que describíamos este término párrafos arriba: un conjunto de experiencias individuales
conectadas con imágenes literarias recolectadas sincrónicamente durante nuestra vida como
lectores y acumuladas, seleccionadas, clasificadas y reordenadas a partir de un sistema,
también individual, de aquellas asociaciones mentales que nos las vuelven recordables y
acaso entrañables.
En relación con esto, y abordando otra arista, nuestra discusión sobre el canon adquiere
relevancia en la medida en que ayude a explicarnos el lugar que ocupa la referencia a Japón
en la literatura mexicana de los últimos cien años. Esto permite visualizar las condiciones
socioculturales pero también, como es obvio, individuales que hacen necesario hablar de la
cultura japonesa para expresar un discurso y una imaginería interiores.
Harold Bloom (1997:26) se opone a la teoría de que la literatura sea tan sólo un producto de
la temporalidad y presión de las fuerzas de la historia y que, aún si Shakespeare jamás
hubiese existido, alguien más, necesariamente, tarde o temprano habría escrito Hamlet.
Hasta ahí cabría decir algo acerca de la otredad como parte sustancial de la idea de lejanía
evocadora que lo mismo excitaría la imaginación que inspiraría algún desprecio basado en
la poca disposición al conocimiento sobre sutilezas de la cultura japonesa.
Como recurso de la estética, la memoria literaria se vuelve esencial para reconocer el
proceso dialéctico que contiene a otras obras (Bloom, 1997:127) para proyectar, en este
caso, la idea de Japón y sus valores desde la cultura mexicana del momento.
La memoria histórica aparece como una vocación de la experiencia sensible. Ya sea que
nos propongamos estudiar al Ateneo de la Juventud o al Estridentismo o a
Contemporáneos, estaremos practicando acercamientos a manifestaciones estéticas del
contexto y de una época específica.
Tales son los segmentos de un imaginario sostenido en torno a Japón en los diversos
autores de nuestro corpus. Cada abordaje literario del estado de ánimo de una época obliga
a que este sea el factor que evidencia una línea de trabajo sobre la exposición de Japón
como un referente, en la literatura, del mundo mexicano.
Conviene anotar este valor como una constante en la proyección imaginaria de un sistema
de acercamientos a lo japonés en diversos momentos históricos. Esta es la clave de la
aparición de las visiones imbricadas en la creación de obra literaria en los tres segmentos
que hemos explicado al final del apartado anterior.
Por la misma configuración del tipo de estudio que nos proponemos en esta investigación,
resulta improcedente hacer depender a la obra literaria de la historia como única dimensión
comprometida. Se trata de un constituyente asociado al ejercicio de la literatura pero que
estudiaremos a la luz de las condiciones desde las que escribieron los protagonistas.
Todo lo que digamos al respecto tiene que ver con un eje rector claro, como es Japón. No
estudiaremos literatura japonesa ni a su canon, ni fundamentos de la tradición japonesa o su
tratamiento en sus autores; tampoco recurriremos a comparativas con los motivos de la
literatura japonesa para explicar centralmente su interpretación en la tradición occidental.
Estudiaremos literatura mexicana. E inmediatamente, a Japón dentro de la literatura
mexicana.
Esto nos lleva de nuevo a una dimensión literaria que es estética. La lista de libros que
conforman nuestro corpus textual está pensada tomando en cuenta las cuestiones centrales
que anotamos aquí y que presentan las condiciones de manejo de la cultura japonesa dentro
de las sensibilidades que sobre el particular han guardado nuestros escritores.
Esto nos lleva a aplicar un criterio selectivo en donde hacemos notar, analizamos
descomponemos y sopesamos la composición de la conciencia japonista de nuestros autores
para poder generar líneas particulares acerca de la pertinencia de su pertenencia al canon
japonista y su posterior lugar en la literatura mexicana contemporánea.
Este panorama se construye entonces partiendo de las distintas formas en las que se ha
hablado de Japón en la literatura nacional. El canon provisional sobre Japón ha quedado
fijado por aquellos escritores más prominentes: Tablada, Rebolledo, Paz, Bellatin, y ha
resultado inevitable que las formas resultantes de pensar en lo japonés quedasen
establecidas enmarcándose en gran medida dentro de las temáticas más caras a estos
autores.
De esta manera, la influencia ha sido construida así, inscribiendo muchas de sus variables
dentro de la personalidad y discurso de los representantes más notables de la tendencia.
Este último concepto entra en juego con la influencia crear la dinámica operativa del
imaginario: la evolución sincrónica se comunica con la identificación diacrónica para
establecer las reglas del juego de la asociación de |ideas y valores de lo japonés con las
condiciones propias de la cultura mexicana.
No nos resulta posible, entonces, visualizar nuestro canon, antes de abordar nuestro corpus,
desde la trinchera del juicio moral. Es preciso penetrar los textos desde la certeza de la
existencia de valores morales encarnados, ahora sí, en un documento social, que debe su
vigencia o caducidad no al potencial ni a las consecuencias de tiempo en el que la obra fue
escrita sino a la óptica desde la cual, partiendo siempre de la literatura, la hagamos pasar
por el tamiz analítico.
La idea de un canon occidental existe para imponer límites que vuelvan manejable la
operación de la influencia en el autor. La referencia, en nuestro caso, al sustrato al que
pertenece el uso del japonismo sirve para inscribir a los libros de nuestro corpus en una
tradición nacional del acercamiento a lo japonés en nuestras letras.
La influencia nos permitirá detectar siempre las tras premisas axiales que hemos propuesto
como matrices de los motivos japonistas centrales que podremos ver en esta investigación.
Cuando pensamos en la constitución de una legitimidad canónica a este respecto, tenemos
la presencia de dichas premisas transformándose constantemente, como adelantábamos,
haciéndose presentes en distintos momentos de nuestra literatura pero valiéndose de
motivos distintos.
Los motivos son condicionados por la época y las premisas surgen configuradas por la
tradición sobre ¨lo japonés¨. A la vez, cada motivo central se inscribe en un contexto
sociocultural que es traducido a lenguaje literario aportando los matices y relecturas que
hemos de detectar y analizar.
Este punto trae de regreso la cuestión de los valores morales en virtud que, como reflejo de
su tiempo, marcan un espacio donde se desarrollan los vínculos del japonismo mexicano
desde los que se puede entender la configuración del imaginario en distintos momentos.
Es el ejemplo del cuento El circo Coquelín, de Manuel Gutiérrez Nájera, publicado en
1883, y que, aunque no entra exactamente en el periodo que nos proponemos analizar,
marca de manera notable la disposición de ánimo hacia Japón.
Un día llega a un pueblito de provincia un circo cuya principal atracción bizarra es una
familia de japoneses quienes, como es natural, aparecen encerrados en su jaula para
sorpresa y entretenimiento del público. La mirada del narrador se afina para transmitir el
azoro que provocan las gracias y costumbres de estas curiosidades humanas y que hacen
pensar acerca de los misterios salvajes de los rincones más ignotos del mundo.
El cuento remata con la diversión que provoca ver a un niño japonés caminando sobre la
cuerda floja con el alivio de saber que si se cayera, a diferencia de la tragedia que sería en
el caso de un niño blanco o moreno, el japonesito sólo rebotaría. Lo básico en ejemplos
como este es alcanzar a detectar el ingrediente estético que hoy nos sorprendería
negativamente o nos pasaría desapercibido tras la lectura del texto en clave de corrección
política.
Un canon japonista atraviesa las etapas de la fascinación en muchas formas. Es tan sólo un
ejemplo de los alcances del enfoque exotista, que por lo mismo incluye el interés por la
descripción de tradiciones y sensibilidades distintas así como, incluso, una denuncia de las
tradiciones que se exceden su lejanía con un sistema de valores eurocéntrico para juzgar la
diferencia, misma que, en los términos del análisis, ha de servirnos para ofrecer el
planteamiento social y estilístico del contacto con la tradición mexicana.
Sin esta fenomenología, no existiría el canon japonista. Debemos prestar especial atención
al hecho de que nos encontramos ante las diferencias que son juzgadas y presentadas desde
la certeza intrínseca de ver la conciencia mexicana desde su enfrentamiento a sí misma.
Es decir, la comprensión de cómo se entiende desde aquí a Japón, un país al que la voz
popular considera tan profundamente desvinculado de nosotros, los mexicanos, forma parte
del proyecto de construcción de la identidad nacional, lo mismo por sus grandes relatos (a
nivel histórico sincrónico y social) que por la manera por la que un grupo de artistas
mexicanos lo dibuja (a nivel diacrónico estético) valiéndose para ello de los valores
particulares de la sociedad mexicana en donde se formaron.
Así las cosas, las diversas “utilizaciones” de Japón en literatura construyen un sistema
mitológico que genera las diferenciaciones lingüísticas que marcan a su vez los tipos y
estrategias de acercamiento a Japón en su representación literaria.
Las representaciones, si bien sociales ahora centralmente literarias operan como una
sustitución de objetos, seres y ambientes para inscribirlos en un tiempo suspendido por la
representación narrativa que explica la evolución de estos en un largo texto, canónico por
obra de su intemporalidad (Girard, 2006:161).
A los autores franceses de finales del siglo XIX (Loti, Zola, Champfleury y los Goncourt),
que serán contemporáneos de los mexicanos de principios del XX (Gamboa, Rebolledo,
Tablada) les motiva la proliferación de búsquedas bajo la fascinación expresiva de modelos
excepcionales que conjugan lo mismo el salvajismo que la angustia, el refinamiento, el
misterio o la sexualidad.
El caso de Efrén Rebolledo, con el que iniciamos esta investigación, es prototípico de estas
condiciones de aproximación en virtud de su carácter fundacional. Rebolledo es un fiel
funcionario del régimen porfirista que, al ser designado embajador en Japón en 1908, viaja
a esa tierra extraña con la prestancia de ánimo de quien debe conocer las características del
nuevo país para poder interactura con él.
Con esta premisa en mente, el joven diplomático comienza su periplo aislado en su propia
convicción acerca de lo otro, su experiencia le dicta no sólo aquello de “a la tierra que
fueres, haz lo que vieres” sino que además le indica que este dicho debe ser descompuesto
en las diversas expresiones de su propia personalidad sobre la nueva geografía donde se
mueve para lograr ajustarla a su imaginario mexicano en su diario de viajes.
Sus libros Hojas de bambú y Nikko, ambos de 1910, muestran el desarrollo de esta
disposición en torno a una formación identificable con la novela de viajes. Kipling, Verne o
Salgari aparecen ante nosotros como influencias intertextuales en las no pocas referencias a
la cultura modernista europea y los valores aristocráticos de la corte porfiriana de la época
y es de esta manera como el protagonista logra conectar la experiencia exótica japonesa con
su propio contexto. O así es como prefiere entenderlo.
En buena medida, este es el caso de Manuel Maples Arce. Cuando desde mediados de la
segunda década de siglo XX empieza a ensayar su percepción sobre las tradiciones
japonesas, lo hace en clave de antropología de la vida doméstica construible alrededor de
objetos, los ambientes en los que se hallan inscritos y las ritualizaciones posibles que
pueden derivarse de ellos.
Con independencia del tiempo cronológico en que una novela con motivos japoneses sea
publicada, encontramos una tendencia variable al uso de referencias japonesas (¿por qué no
simplificar y llamarlas desde ahora japonemas?) como medio para apuntalar el texto,
legitimándolo.
Por tomar el ejemplo de estos dos autores, consideremos el tratamiento que se le da al tema
de la religión para, al momento de mencionar un templo, se anote por fuerza alguna
mención a una hipotética transformación personal del individuo como prueba, en la prosa,
de la relación con lo japonés percibida en el viaje, cumpliendo un requisito exotista, como
la necesidad del turista de tomar fotografías para atestiguar el paseo. Lo mismo ocurre
muchas veces con las mujeres: es preciso reparar un momento, o varios, en la misteriosa
(un adjetivo muy socorrido para ambientar la narración) belleza de cualquiera que se pueda
describir, como una especie de ornato.
José Juan Tablada, a finales de la década, habrá de mantener viva esa tradición del viaje
fascinante y misterioso. Casi tan conocida como su libro En el país del sol (1919) es la
anécdota de haber suspendido su última estancia en Japón por “no hallarse” y extrañar
mucho a su novia mexicana.
Si bien hay que anotar que el mismo libro no fue muy divulgado ni menos leído, el
precedente que sentó osbre la literatura mexicana en torno a nuestro tema fue suficiente
para divulgar el interés por Japón mucho más allá de la inspiración que habrían producido
las obras de Rebolledo y Maples Arce.
La mayor parte de los textos que conforman al libro aparecen en Revista Moderna, El
mundo ilustrado y Revista de revistas y sus lectores comienzan a asociar el ejercicio de
Tablada con lo que ahora consideraríamos la visión de un especialista fascinado por la
rareza. Podemos afirmar que el tema que abordamos en estainvestigación, aunque
desconocido para la mayor parte del público, acaso tiene mayores probabilidades de salir de
nuevo a la luz cuando se invoca el nombre de Tablada.
La obra de Tablada se interesa en volver sobre los pasos de los libros canónicos europeos
que ya hemos mencionado, acaso en esta ocasión se vuelva necesario abundar en las
condiciones particulares de redacción del libro, concebido no tanto en forma de diario de
viajes (aunque su organización se le parezca) como de ensayos temáticos. Esto es lo que le
confiere una dimensión literaria más amplia que las novelas de Rebolledo que le emparenta
con el libro de Maples Arce.
Las visiones de En el país del sol, que tendremos oportunidad de analizar con holgura más
adelante, también concilian las concepciones chinos=japoneses propias de las sociedades
occidentales y acentuadas durante este periodo de nuestra literatura, y es así como Tablada
aparece realizando el importante papel de presentador de algunas características
particulares de ambas culturas y estableciendo rutas de seguimiento de algunas de sus
diferencias básicas.
En el análisis que dedicaremos a este libro, nos interesará de manera especial la relación de
algunos temas de Tablada con la tradición japonesa del haiku clásico. Tomaremos en
cuenta las relaciones estructurales de sus poemas con los japoneses y estableceremos la
comparación correspondiente con las partículas de significación y actualizadores que
maneja dentro de una organización sintáctica que se asume deudora de la original japonesa.
Esta es la visión poética de Japón desde el mismo soporte lírico. No tendremos muchas
ocasiones, durante el siglo, de percibir un acercamiento japonista desde la poesía. El caso
de Octavio Paz es paradigmático en la medida en que nos permitirá atisbar las
posibilidades, por vez primera, de una traducción de sentidos desde la literatura japonesa.
Con Sendas de Oku, aparecido en 1957, Octavio Paz colabora en la traducción del sentido
poético de la obra de Matsuo Basho, abriendo el espacio para una comprensión integral de
los puntos de contacto con la cultura japonesa a partir de un inventario de temáticas y
motivos (o japonemas) a la manera en que venían haciéndolo los demás escritores, aunque
ahora utilizando también dicha recolección para inventariar el horizonte de significaciones
posibles de lo japonés en la literatura mexicana.
Con su traducción obliga a encaminar los motivos a detectar en cualquier estudio posterior
y, de esta manera, conduce la visión del zen como una tendencia espiritual ya en boga en
Occidente por la época de aparición de la traducción en edición comentada.
A las puertas de la década de los sesenta, esta interpretación marca también las perspectivas
de la cultura mexicana hacia afuera. Así, en 1965 Sergio Mondragón partirá a Japón y se
hará monje zen (Agustín, 2000:150) y escribirá poemas a la Diosa del Sol, Amaterasu
Omikami.
Un poco más tarde, José Vicente Anaya presentará su antología de poesía japonesa clásica
y, para entonces, habrá una serie de movimientos en la llamada Generación del Medio Siglo
que nos dirán que las batería de la literatura mexicana apuntan ya a otras latitudes, más allá
de Europa, dotada de un interés genuino por complementar a las temáticas y estilísticas
occidentales clásicas con los motivos, tradiciones y valoraciones socioculturales y estéticas
del Extremo Oriente.
Como el resto de los autores contemporáneos que tocan el tema de Japón, la presencia de
motivos japoneses como entidades que condicionan la forma y sentido del texto llevan
implícito un fuerte proceso de empatía codificado en el deseo por la vivencia japonesa.
Esta, a su vez, funciona como la manifestación del sentido total de cada pieza literaria. Nos
es más fácil detectar, en las imágenes japonesas de los autores, un interés por experimentar
en carne y literatura propias el funcionamiento de los matices de la tradición.
Esta es una evidencia del tiempo que le toca vivir a la literatura mexicana y su cercanía con
Japón se resuelve también con la discusión de cuál es el lugar de ambas culturas en el
espacio simbólico de la producción de poesía.
Similar al de Asiaín es el caso de Mario Bellatin. Lo que se pretende ya con ambas
literaturas es una representación de la cultura japonesa a través del montaje de un artefacto
de simbolización que, para poder hacer consciente el juego intelectual de simulacro (lo que
coloquialmente significaría “querer escribir como japonés”), ha de volver evidente el
esfuerzo por demostrar la facultad mimética del autor.
Una vez más, recordamos que estamos investigando literatura mexicana, no japonesa, y que
los contenidos japonistas específicos y su tratamiento se deben a la interpretación literaria
de la apropiación de fenómenos tradicionales, históricos e identitarios que componen la
fantasía japonesa.
La obra de Bellatin que hemos de estudiar aquí, aparece seleccionada en nuestro corpus
justamente por cumplir a cabalidad estas premisas y por ser su autor el principal exponente,
creemos, de esa forma de exponer a Japón en nuestra literatura. Hemos de probarlo.
En esta búsqueda heurística de componentes del imaginario hemos de realizar no tanto una
cuantificación de frecuencias como de contextualización de usos de dichos motivos
centrales con motivo de analizar y asimilar las funciones de aquellas representaciones que,
muy libremente, hemos dado en llamar “japonemas” párrafos atrás.
Dichos puntos de contacto habrán de formar la estructura de nuestro análisis. Estos puntos
de contacto los hemos entendido como motivos centrales o, siguiendo el término utilizado
por Vladimir Propp en su útil Morfología del cuento (1989. Publicado originalmente en
1928), motivemas que crean y abarcan el sistema de referencias y argumentos de las obras
literarias seleccionadas en el corpus. En otro momento nos hemos referido a ellos como
“japonemas” en nuestro interés por inscribirlos desde ahora en el tema de investigación y, a
nuestro entender, constituyen el centro del estudio que emprendemos en virtud de que
señalan espacios de realización de un imaginario específico que estamos buscando
caracterizar.
Propp estudió los componentes básicos de los cuentos populares rusos para identificar sus
elementos irreducibles más simples. En los cuentos populares maravillosos del folclor ruso
encontró una serie de puntos recurrentes que creaban una estructura constante en todas las
narraciones.
En la mayoría de los casos, un motivema puede ser especificado por una temática central,
de la que se derivan unidades más simples en donde, alejándonos un poco de los
planteamientos de Dolezel, el centro pasa, en efecto, por el argumento central para luego
devenir estructura significativa intratextual valiéndose de los japonemas antes enlistados
que, si bien en ocasiones aún pueden reducirse más, esta posibilidad de variación dinámica
viene a depender del ámbito estilístico autoral que es también nuestra obligación estudiar
en otro nivel y según el momento del análisis global.
Gramática Obscena del Grito (G.O.G.)
Samuel Beckett
¿Pero qué haría si en lugar de este populacho viera delante suyo un solo espectador, un
elegido?
Frank Wedekind
Introducción
Las conclusiones, lejos de cerrar la investigación, son el relato de una última reflexión que
abre las puertas a la incorporación de nuevas perspectivas para la obra, espacio en el que
comparto las nuevas inquietudes que me han surgido y los planes mediante los cuales
proyecto llevarlas a cabo. Un epílogo cierra el documento, en el que se revela un segundo
hilo conductor surgido a partir del segundo capítulo y que organiza la escritura a partir de
epígrafes.
I. Horizonte teórico
El proceso dialéctico que constituye la práctica escénica y su respectiva reflexión teórica
que, a su vez, provoca nuevas prácticas, se ha consolidado a lo largo del tiempo como el
mecanismo más eficaz para avanzar en la construcción de nuevas tendencias y corrientes de
la escena, sumando en cada nueva postura frente a este fenómeno un conjunto de teóricos y
creadores – roles que en no pocas ocasiones son realizados por una misma persona – que
discuten arriba y abajo del escenario las implicaciones de las propuestas, los excesos en que
incurren, así como sus errores y aciertos, incentivando con ello la evolución de los
discursos estéticos propios del arte escénico.
Sin embargo, la propuesta que mejor ha desarrollado esta postura frente a la búsqueda del
conocimiento, denominado como método científico, ampliamente aceptado y utilizado en
los ámbitos científicos e incluso, con un poco de reticencia, en los sociales y humanísticos,
no ha tenido la misma acogida en los círculos artísticos. Esto debido a que desde tiempos
muy remotos se creó la artificiosa división del conocimiento, primero en artes y oficios,
para luego ser sustituidas por las categorías de ciencias y artes, oponiéndolas y
distinguiéndolas por un conjunto de características simétricamente contrarias32. El ámbito
académico que de natural forma se constituyó como el espacio adecuado para la creación y
reflexión científica, mantuvo durante mucho tiempo prudente distancia de los fenómenos
artísticos, especialmente de las disciplinas que por su naturaleza efímera no son
susceptibles de ser conservadas en un soporte material como lo son la danza y el teatro.
La llegada del pensamiento posmoderno, que ha puesto en crisis muchos de los conceptos
clásicos, ilustrados, románticos y modernos que mantenían la división ciencia-arte, ha
provocado un inesperado florecimiento de ciencias y disciplinas que atienden a fenómenos
artísticos y especialmente escénicos; desde las puramente disciplinares como la teoría de la
danza y del teatro o la teatrología, hasta la incorporación de estas disciplinas artísticas en
otras áreas, como lo serían la antropología, la filosofía, la política o la psicología, pasando
por muchas de las nuevas ciencias con mirada transversales y oblicuas de los fenómenos
como la semiótica, el análisis del discurso, los estudios culturales o la sociología.
Partiendo de esta postura, doy cuenta en esta primera parte de la investigación de todas
aquellas ideas y reflexiones de distintos autores procedentes de múltiples disciplinas con las
cuales he logrado constituir un entramado teórico que sirve como sustento y soporte de la
creación escénica que es materia de análisis en el segundo capítulo. El objetivo de esta
El engranaje más amplio y que abarca en su conjunto al resto de ideas aquí planteadas es la
inclinación por pensar la teoría como una acción metafórica, abandonando la limitada
interpretación trópica o retórica de la metáfora y considerándola como eje fundamental en
la construcción de sentido; postura que muchos teóricos han asumido y que defienden como
programa estructural de su pensamiento, como es el caso de Lakoff y Johnson, quienes
desde la década de los 80´s, han definido a la metáfora como “el principal mecanismo por
el cual entendemos conceptos abstractos y realizamos el razonamiento abstracto. Gran parte
de lo que comprendemos, desde lo muy común hasta las teorías más abstractas de la
ciencia, se puede asimilar solamente por vía metafórica. La metáfora es por naturaleza, más
que lingüística, fundamentalmente conceptual” (2001: 24), y por tanto es necesario acudir a
ella al momento de iniciar la construcción de conceptos encaminados a potenciar la
significación, como es el caso de la puesta en escena objeto de esta investigación.
33La significación que Lotman le otorga el término “texto” va más allá de su referente literario (libro),
abriéndose a cualquier entramado de sentido. La profundización sobre este concepto se realiza en el
momento en que se aborde la intertextualidad, en la página 15.
resto para generar un salto ontológico34, ingresando a un mundo paralelo, construido con
una gramática propia y donde surge la poíesis35; a este fenómeno lo llamaremos
acontecimiento poético, espacio en el que surge el oxímoron propio del teatro, donde se
conjuga la realidad cotidiana y la realidad poética, donde habitan todas las formas por
partida doble, en su naturaleza física y su naturaleza artística: El oxímoron teatral como “la
figura de las contradicciones que hacen avanzar las cosas” (Ubersfeld 1989: 209).
Inmediatamente después de que surge el espacio que presenta la poíesis, el resto del
colectivo que participaba del convivio instaura el tercer acontecimiento, el espectatorial,
destinado a la observación de lo que suceda en el segundo acontecimiento. El espacio de
espectación es considerado como el ámbito donde se toma conciencia de la distancia
ontológica, “no hay teatro sin función expectatorial, sin espacio de veda, sin separación
entre espectáculo y espectador” (Dubatti 2008: 42); la presencia de un observador del
acontecimiento poético se vuelve imprescindible para determinar el surgimiento del teatro.
34 Las consecuencias de pensar la esencia de lo teatral desde su capacidad de saltar a otro nivel y
establecerse de forma paralela y como término complementario del mundo cotidiano provoca la
redefinición epistemológica del teatro, tomando como punto de partida la Filosofía, de la que se
desprendería la Filosofía del Teatro, donde se plantean los problemas más abarcadores y la que refiere
a marcos de totalización. La teatrología, situada como primera disciplina de la Filosofía del Teatro,
recurre a la Ontología, desde donde se pregunta ¿qué es el teatro en tanto ente? Evidenciando con ello
una nueva preocupación por el ser, ya no por el lenguaje, que ha sido el objeto de la Semiótica Teatral.
El estudio de los entes teatrales considerados en su complejidad ontológica supera la restringida visión
semiótica que reduce el fenómeno teatral al estudio de los signos teatrales en tanto lenguaje de
expresión y comunicación, dando con ello cabida a una especificidad del teatro a partir de una
definición como acontecimiento triádico y como zona de experiencia y construcción de subjetividad.
(Dubatti 2008: 26-28).
35 Dentro de esta propuesta teórica se prefiere el término poíesis por su vínculo directo con el uso
restrictivo con que aparece en la Poética de Aristóteles como fabricación, elaboración, creación de
objetos específicos, en su caso perteneciente a la esfera del arte; evitando retomar poesía, término que
en el mundo hispánico hace referencia a una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por
medio de la palabra (Dicc. de la lengua española 2001). Sin embargo, el acontecimiento donde surge la
poíesis es denominado indistintamente acontecimiento poiético o poético. (Dubatti 2008: 30-31) Como
se verá más adelante la poíesis, como uno de los ejes neurálgicos del acontecimiento teatral, suplanta
las noción de ficción, permitiendo la posibilidad de incorporar a la categoría de Teatro manifestaciones
como el Performance o la Danza.
36 Si faltara el convivio estaríamos en el terreno de los discursos artísticos mediatizados, como es el
caso del cine; sin la presencia de la poíesis surgirían fenómenos como el futbol o los toros; sin
acontecimiento de expectación estaríamos en el terreno del ensayo (Dubatti 2008: 44).
el expectatorial no sean siempre establecidos de la misma forma, existiendo una amplia
variedad de posibilidades en la forma de constituir la conciencia del segundo sobre el
primero, “sea en forma intermitente (como en el ‘teatro participativo’), paralela a la fusión
con el mundo cotidiano (como en la ‘performance’) o revelada catafóricamente, a
posteriori (como en el ‘teatro invisible’)” (2008: 41). Además de las distintas posiciones
iniciales de los acontecimientos, a lo largo del espectáculo pueden surgir desplazamientos
de un acontecimiento a otro, los que se denominarán regresión convivial, cuando la poíesis
se suspenda y se retorne al convivio y abducción poética, cuando del espacio de
expectación se transite al acontecimiento poético (Dubatti 2003: 22). Sin embargo es
importante señalar que estos desplazamientos solamente pueden ser temporales, ya que si el
acontecimiento expectatorial o poético deja de producirse de forma permanente el teatro
“deviene otra práctica espectacular, de la parateatralidad o la teatralidad social, porque el
acontecimiento de la poíesis se clausura, se fusiona con la vida y se anula” (Dubatti 2008:
43).
37La distancia que propongo respecto a la necesaria ausencia de la “intermediación tecnológica” surge
por la significación explícita del término, como intermediaria entre los distintos acontecimientos y al
interior de ellos (inevitable en casi la totalidad de los espectáculos), sin embargo en un pie de página
Dubatti menciona la vinculación del término con el sentido que Walter Benjamin le otorga a
“reproductibilidad técnica”, que hace referencia a la irrepetibilidad del fenómeno teatral, ya que no
puede, como sí lo es el caso de la fotografía, reproducirse; la pugna entonces es únicamente por la
inconveniencia de acudir a la idea de intermediación.
Para el caso concreto de esta investigación la intermediación tecnológica jugará un papel
importante dentro de la construcción escénica, razón por la que cuestiono el argumento que
la vuelve incompatible con la naturaleza teatral. Sin embargo, aislando esta última noción,
el alcance que la teoría del “convivio teatral” tiene sobre la creación y reflexión del teatro
es vasto y profundo, pudiendo calificarlo como refundacional, ya que modifica el
paradigma de lo teatral y propone un nuevo conjunto de herramientas teóricas para su
análisis, teniéndolas presentes durante el proceso creativo realizado.
El fenómeno teatral, entendido desde la propuesta convivial de Dubatti extiende una amplia
red que incorpora muchas manifestaciones espectaculares que pueden ser analizadas bajo
una misma categoría, pero no por ello permite la incorporación de cualquier fenómeno que
intervenga en el ámbito de lo social, ya que sus fronteras son claramente delineadas al
momento de requerir el surgimiento de los tres acontecimientos; sin embargo Ileana
Diéguez a partir de la observación y el análisis de un considerable corpus escénico ha
señalado la existencia de manifestaciones que surgen precisamente en el ámbito liminal,
término de la Antropología Social utilizado por Víctor Turner (2002) y que traslada al
marco de los estudios artísticos. La liminalidad de un fenómeno artístico debe entenderse
como el “espacio donde se configuran múltiples arquitectónicas38, como una zona compleja
donde se cruzan la vida y el arte, la condición ética y la creación estética, como acción de la
presencia en un medio de prácticas representacionales” (Diéguez 2007: 17).
La propuesta de la autora surge en el seno del paradigma del teatro convivial, que toma
como punto de partida y cuyas fronteras analiza, espacio en el que busco situar mi
propuesta escénica y por lo que me resulta pertinente la incorporación de sus ideas; la
38 El término de arquitectónica surge dentro de la red conceptual de Diéguez para hacer mención a los
universos individuales de cada artista, señalando que “es un concepto elaborado por Bajtín a partir de
la inversión de la idea Kantiana. Indica un sistema personalizado en el cual se plantean las relaciones
del individuo con su tiempo y espacio” (2007: 32); por su parte se puede establecer un nexo de
similitud con la idea de macropoética propuesta por Dubatti, usada para designar las características y
rasgos comunes de un conjunto de entes poéticos. Aquellos elementos que se vinculan y dialogan entre
una pieza y otra configuran la macropoética de un artista o su arquitectónica; sin embargo Dubatti
extiende la posibilidad del uso de la macropoética más allá de los rasgos comunes de la obra de una
persona, ampliándola a una época, un contexto, etc. A la noción de macropoética la acompañan la
micropoética y la archipoética, siendo la primera la poética de un ente en particular (cada espectáculo
configura una micropoética), y la segunda, también denominada poética abstracta, la abstracción de los
principios que provocan un conjunto de macropoéticas, surgiendo como una preceptiva. (Dubatti,
Cartografía 78-81)
noción “liminal” señala la preferencia de estos fenómenos por surgir como “acciones
callejeras”, donde exista una “convergencia de la instalación plástica con la acción
dramática, involucrando la mirada del espectador y la experiencia del espacio compartido,
propiciando un ‘territorio para mirar y mirarse’. Esta teatralidad desplegada como política
de la mirada” (2007: 83) se establece en el intersticio de las prácticas artísticas y las
prácticas éticas o políticas.
Por otro lado, es usual que los “escenarios liminales” utilicen al actor desde otra
perspectiva, abandonando las responsabilidades interpretativas y ficcionales y prefiriendo el
accionar como “entes liminales” generando performances39 individuales que no buscan
representar sino únicamente presentar. El teatro que se concibe en esta frontera construye
situaciones donde se contaminan y cruzan la teatralidad y la performatividad, la plástica y
la escena, la representación y la presencia, la ficción y la realidad, el arte y la vida. Lo
liminal, como lo fronterizo, es de naturaleza procesual; es una situación de canjes,
mutaciones, tránsitos, préstamos, negociaciones.
El sentido de lo liminal dentro del sistema teórico del teatro convivial conforma uno de los
pilares fundamentales dentro de la construcción estética de la propuesta escénica
desarrollada, al cual se suma la propuesta de Hans-Thies Lehmann al respecto de la
concepción del teatro posdramático, segundo pilar que sostiene la red metafórica que ha
envuelto todo el proceso. Fincado en la observación de los cambios producidos por las
vanguardias teatrales de la segunda mitad del siglo XX, Lehmann propone el surgimiento
de un nuevo eje epistemológico de lo teatral que abandona un conjunto de nociones
heredadas de las tradiciones clásicas y renacentistas, cuya principal tesis sostiene la
desaparición de la supremacía textual frente al fenómeno escénico que desjerarquiza sus
componentes, restándole importancia al texto dramático y le otorga al resto de elementos
una intervención equitativa sin que ninguno imponga su hegemonía; "El adjetivo ‘pos-
39 A pesar de que Dubatti incorpora el performance como una instancia más del teatro, su naturaleza
anárquica y esquiva dificulta su completa adscripción teatral, si bien es cierto que muchos
performances pueden ser asumidos desde lo teatral, existen muchos fenómenos performativos que
escapan a esta posibilidad, situándose precisamente en sus fronteras. Una consideración importante
podría ser el peso ético y político de la práctica escénica, siendo mucho más liminal cuanto más invada
el terreno de lo real, sea desde el discurso o desde lo territorial, como lo pretende la propuesta escénica
materia de esta investigación.
dramático’ designa un teatro que se ve impulsado a operar más allá del drama, en un tiempo
“pos-terior” a la configuración del paradigma del drama en el teatro.” (Lehmann 2007: 33).
El conjunto de ideas que el teatro posdramático configura como paradigma teatral acentúa
la dimensión performativa, misma que “implica la preponderancia de la presencia sobre la
representación, del proceso sobre el resultado, de la manifestación sobre la significación,
por lo que se privilegia el juego con la densidad de signos, la tendencia a la puesta en
música, a la generación de una dramaturgia visual, a la preponderancia de la corporalidad y
a la irrupción de lo real” (Mauro 2004); trayendo consigo un conjunto de factores
estilísticos que particularmente me interesan, ya que es esta específica “forma de hacer”
teatro lo que me ha interesado al momento de abordar el trabajo escénico.
La primera de ellas, ya explicada con anterioridad, es la eliminación del texto dramático
como eje rector de la puesta en escena, a lo que podemos sumar la supresión del sentido
unívoco, e incluso del sentido mismo y de la significación en general; rasgos estilísticos son
también la preponderancia de lo sinestésico que provoca una mixtura sensorial difícil de
desentramar, la simultaneidad de los discursos emitidos en una obra que provoca una
densidad sígnica a través de una superposición del sentido, el carácter fragmentario que
posibilita la desarticulación y la mirada caleidoscópica, la preferencia por destacar la
sensibilidad rítmico-musical por encima de lo verbal y a favor de una textura musical en la
obra, la utilización de la escenografía como una dramaturgia visual que desborda una lógica
propia y proporciona un teatro de imágenes, la revitalización del cuerpo humano como
elemento insustituible a través de una corporalidad autosuficiente que potencia el gesto y la
presencia aurática, la deformación y desarticulación de ese cuerpo reivindicado, la danza
como recurso privilegiado provocada no por el ritmo y la música sino por una corporeidad
erótica y una semántica poética, la incorporación de nuevas tecnología, y por último la
incorporación de lo real a través de las estrategias performáticas, la suspensión de la ficción
y la defensa del teatro como un acontecimiento (Lehmann 2007: 143-174).
40 Existe también la posibilidad de entender este concepto como la trascendencia del texto como unidad
cerrada, una postura sensu largo de los alcances del fenómeno; postura defendida y utilizada por
teóricos como Barthes (1989) y Eco (1984), para quienes la intertextualidad engendra una nueva
“óptica, [donde] todo texto sería una reacción a textos precedentes, y éstos, a su vez, a otros textos, en
un regressus ad infinitum. A una teoría de la intertextualidad debe ser, entonces, concomitante una
nueva teoría de la lectura” (Villalobos 2003). Sin embargo, no desarrollo esta particular mirada del
fenómeno intertextual por no corresponder por la forma en que la utilizo en mi proyecto escénico,
correspondiéndose con una definición más acotada, como vinculación de un texto con otro.
41 El autor que mejor ordena y clasifica las distintas formas de esta posibilidad de la intertextualidad es
Genette, quien en su obra Palimpsestos distingue cinco formas de la transtextualidad, nombre genérico
que le otorga al fenómeno; estas posibilidades son la metatextualidad, la paratextualidad, la
intertextualidad, la hipertextualidad y la architextualidad.
forma de los principios artaudianos, a los que haré referencia en primera instancia para,
entonces, dar paso a las características más destacadas de cada uno de ellos.
Los principios estéticos que comparten estas propuestas teatrales y que me interesaron al
momento de abordar el trabajo actoral provienen de la denominada revolución teatral del
siglo XX. Evitando la revisión histórica del período quiero destacar la característica, a mi
juicio, más relevante en términos de modificación del paradigma: el teatro durante este
período deja de cumplir funciones inherentes hasta ese momento, como el de divertir,
evadir y recrear, recuperando antiguas instancias éticas, políticas y espirituales.
Quien fundó esta nueva tradición y a quien los tres artistas anteriormente mencionados
deben mucho de sus posturas estéticas fue Antonin Artaud, profetizando que “el teatro
deberá perseguir por todos los medios una revisión profunda, no solo de los aspectos del
mundo objetivo y descriptivo externo, sino también del mundo interno, es decir, del
hombre considerado metafísicamente” (Artaud 2003: 90); persecución en la que estos
artistas, desde sus distintas propuestas, participarán de forma muy comprometida, con ideas
no necesariamente concordantes pero siempre con el firme propósito de fundar una escena
“anárquica en tanto ponga en duda las relaciones de objeto a objeto y entre forma y
significado” (Artaud 2003: 42).
El acento ritual y metafísico del acontecimiento teatral como eje rector del nuevo teatro
modifica consecuentemente la naturaleza del actor, “con lo que Artaud realmente sueña es
con un lenguaje que surja directamente en escena, sin pasar por las palabras. El actor, no la
escritura, es el auténtico mediador entre lo visible y lo invisible” (Sánchez 1999: 97),
instalando como uno de sus principales objetivos “la abolición de las distinciones y la
unificación del espectador, el actor y el campo místico más allá del acontecimiento
escénico en una transfiguración o purgación” (1999: 99). Estas ideas, que desgraciadamente
no pudo poner en práctica, fueron llevadas a cabo por la gran mayoría de creadores que le
sucedieron, entre ellos, los tres que a mí me interesan.
El teatro practicado por este creador, denominado teatro pobre, por prescindir de cualquier
elemento accesorio y focalizando sobre su único elemento necesario (el vínculo actor-
espectador), da importancia al intercambio energético y la convivialidad aurática que la
escena significa, “se trata entonces de poner al individuo en condiciones de revivir una
experiencia equivalente al ritual: en primer lugar al actor, y luego, al espectador, a quien se
induce, a partir del trabajo físico y mental del actor, a experimentar un proceso similar [...]
trabajar sobre los centros energéticos del organismo” (Díaz 2009: 411).
La segunda propuesta que me interesa señalar es la que Tadeusz Kantor realizó a lo largo
de sus puestas en escena y sus respetivos manifiestos que las acompañaban, dando lugar a
múltiples ideas de índole éticas y estéticas; en el proceso actoral que he desarrollado tomé
principalmente dos de sus ideas más paradigmáticas. La primera de ellas su noción de
ruptura entre discurso textual y escénico que “consiste en producir dos cursos paralelos que
no se ilustran, explican o interpretan uno al otro, sino que solo se corresponden mutuamente
por las capaces tensiones dinámicas. Uno de ellos es el curso del texto desprovisto de sus
texturas narrativas superficiales, el otro, el paralelo, es el curso de la acción escénica
autónoma, el elemento puro y la materia pura del teatro” (Ceballos 1992: 605).
Junto con esta poderosa imagen de la muerte aferrada a la vida, cercana por otra parte a la
propuesta que Kantor hace respecto a la utilización del maniquí como recordatorio de la
muerte, la danza butoh me ha servido como complemento de la técnica performativa
utilizada, específicamente en el manejo de las denominadas imágenes internas, mecanismo
mediante el cual la manifestación física que el cuerpo realiza en escena proviene de una
imagen, concreta o abstracta, que es atravesada por la subjetividad del performer y que
interpreta en sus propios términos y bajo su particular codificación.
A partir de este ecléctico conjunto de voces y posturas respecto al ámbito teatral, artístico y
cultural he abordado la puesta en práctica de las principales nociones que las componen,
experimentando con los efectos producidos por la confrontación entre ellas, así como con
su reacción frente a la realidad, buscando con esta investigación la concreción de un objeto
estético fruto de estas reflexiones.
En este punto del proceso intervino el curso impartido por Virginia Güarinos sobre la
adaptación de guión, donde me fue posible concretar un guión dramatúrgico que a su vez
me sirvió para evaluar la asignatura. El proceso de adaptación consistió básicamente en la
necesidad de constreñir las más de 500 páginas de las dos novelas en un guión
dramatúrgico de adecuada extensión para un espectáculo escénico, recortando en cada
lectura el material literario que consideraba secundario o prescindible. Como el agua turbia
que pasa por distintos estanques para deshacerse del sedimento, mi adaptación consistió en
la decantación del texto, en el recorte del material que no contenía las ideas que me
interesaban. Una vez determinados los pasajes más atractivos, continué reduciendo su
extensión, eliminando anécdotas, descripciones, elementos contextuales, manteniendo
solamente los juicios emitidos dentro de la ficción por la voz narradora. En el último
decantado (imagen con la que jugué durante este proceso), concentré todas las voces que
permanecían en las narraciones en una única voz, la de Gog, evitando con ello la creación
de múltiples personajes y centrando la emisión del discurso en la construcción de un único
personaje.
El guión que resultó de este proceso fue un monólogo dividido en cuadros que exponían en
cada uno la emisión de un juicio en concreto, no había ninguna acotación que resolviera el
contexto en el que surgía la voz o la descripción de acciones que realiza el personaje
mientras dice el texto. Debido a ello la siguiente consigna fue corporizar el texto,
encontrarle la acción al personaje, resolver la pregunta ¿qué hace Gog mientras dice estos
monólogos? La respuesta que me surgió fue la de evitar la ilustración e incluso la
representación realista, optando por una partitura corporal, ajena al discurso textual, que
“dialogara” con el texto a través de una “danza” que construiría con base en la
interpretación metafórica de los textos.
¿Por qué no hace que sus piezas sean tan interesantes como la vida?
El juego con el espectador me llevó a investigar sobre la complicidad que podía generarse
al momento de la presentación, lo que me sugirió plantear la idea de potenciar el vínculo a
través de la censura del discurso emitido para cualquier otro potencial espectador que
presenciara el espectáculo. El mecanismo para lograr esto fue el de colocar unos audífonos
por los que se transmitiera el texto del monólogo que el espectador-confidente se colocaría,
evitando con ello que otro transeúnte que se acercara pudiera escuchar, enfatizando el
vínculo de confidencialidad con el espectador que posee los audífonos y dando cabida a la
intermediación tecnológica.
Al incluir la convención de decir el texto a través de unos audífonos, surgió la idea de jugar
con la idea de la emisión simultánea de dos discursos, el textual y el corporal, la búsqueda
que me plantee fue la de construir con la partitura corporal la posibilidad de una doble
lectura simultánea, una que acompañara y complementara el texto que el espectador-
confidente oiría, y otra que pudieran interpretar los demás espectadores que se acercaran y
que no estuvieran escuchando el discurso textual. La noción de “discursos paralelos” de
Kantor influyó en esta pate del proceso. Este segundo discurso, plenamente visual, iría
acompañado de una melodía, para enfatizar el movimiento y dotarlo de un ritmo explícito,
buscando acercarme más que a una puesta en escena, a una puesta en música. Por último, la
idea de colocar unos audífonos a un espectador suponía trabajar con la presencia de
abducción poética, que dejaría al confidente en el camino intermedio entre el espacio de
espectación y el poético.
Para la realización de este proceso conté con la colaboración de mi asesor Adrián Huici,
con quien discutí con base en las ideas motoras de los monólogos, los mitos o historias que
mejor se vincularan a ellas, tratando de que al tiempo que funcionen como complemento,
cuenten dos cosas distintas. Muchos de los intertextos seleccionados se correspondieron
con la mitología clásica, mientras que otros surgieron de la literatura, y algunos más
vinculados a alguna leyenda popular o de algún imaginario colectivo.
Si entendiera de teatro más que de lo que se hace sobre un escenario, ¿qué hubiera sido de
mí?
Dictar una rutina es sencillo, dictársela uno mismo, cumplirla y evaluarla es más
complicado; las sesiones de trabajo actoral fueron arduas y muchas veces improductivas, en
la medida en que el bloqueo provocado por el juicio del director y el dramaturgo me
neutralizaba por largos períodos de tiempo sin que pudiera realizar propuesta alguna. Sin
embargo, poco a poco fui encontrando los mecanismos adecuados para liberarme de los
prejuicios que me suponían las convenciones, el texto o el mito, y dejarme fluir a través de
las imágenes internas previamente propuestas.
Con la selección musical realizada y una vez que lograra editar las canciones que lo
requirieran, la puesta en escena de los cuadros, a partir del material elaborado en las sesión
actorales, se sucedió sin grandes dificultades y con considerable velocidad; la melodía y el
ritmo dictaban el tono y el matiz de los movimientos, incluso llegando a modificar las
imágenes y a incluir nuevas ideas en los cuadros. Durante estas sesiones de trabajo, donde
participaban los roles del director y el actor, la dificultad surgía al momento de mantener el
diálogo con ambos discursos, especialmente con el textual, ya que en varias ocasiones
tomaba conciencia de no estarlo teniendo en cuenta, por lo que tenía que retroceder y
reelaborar a fin de incidir con la partitura corporal en ambos textos.
Para concluir el dispositivo fue necesario tomar en cuenta el aspecto visual del personaje
que se corporizó mediante un abrigo de gamuza verde con cuello y puños de felpa,
prescindiendo de camisa y pantalón para enfatizar sobre el abrigo y generar un aspecto
extravagante; con este mismo fin modifiqué el aspecto de mi rostro dejándome crecer la
barba y rapándome el cabello. El elemento más sobresaliente relacionado al aspecto físico
fueron las correas de cuero verde que se sujetaban a la tarima y que engarzadas en cada
muñeca impedían el movimiento libre de los brazos y restringían el desplazamiento, lo que
se buscaba al incorporar estas correas era provocar una calidad de movimiento ajena a la
utilizada por las personas en el mundo cotidiano por un lado y, por otro, provocar la
necesaria estetización del cuerpo y permitir pequeños virtuosismos acrobáticos para
resolver giros, saltos, caídas, sin que se transmitiera incomodidad respecto a las correas,
provocar, en resumidas cuentas, un movimiento extracotidiano ajeno a la realidad.
Por último, me surgió la necesidad de involucrar el resto de los sentidos como parte de la
experiencia que el espectador viviría, enfatizando sobre lo sinestésico; privilegiados el oído
y la vista. Me centré en conseguir en algún momento de cada cuadro un contacto físico con
el espectador que reforzara el vínculo. Respecto al gusto, me ha sido imposible hasta ahora
incluir alguna convención que lo hiciera participar, sin embargo, el olfato me pareció
susceptible de incorporarlo, el mecanismo utilizado fue el de utilizar en mi vestuario y mis
manos una esencia herbal, misma que ungía en el cable de los audífonos, para que algo de
la resina se impregnara, sin que el espectador se percatara, en sus manos; a pesar de ello, la
convención no ha sido del todo exitosa, pasando en muchas ocasiones desapercibido por el
espectador.
Durante la primera etapa del proyecto, que consistió en la creación de las ideas rectoras, la
escritura del libro de dirección, la incorporación de las principales convenciones y la
selección musical, el proceso se fue desarrollando sin grandes contratiempos. Los
acontecimientos se iban sucediendo y complementando, a cada nuevo elemento
incorporado había pequeños ajustes necesarios para engarzar cómodamente con el resto,
pero sin la necesidad de desechar algún elemento importante o reelaborarlo.
El paso firme y constante fue el signo que marcó esta etapa, y debo mencionar que gran
parte de ello se debe a la constante asesoría de distintas personas que fueron aportando,
desde sus especialidades, propuestas encaminadas a consolidar la obra. Jaime Aranda en el
diseño escénico, Cristina Calvo en la asesoría musical, Adrián Huici en la vinculación de
los textos con los mitos y Alejo Medina y Maico Silveira en el trabajo actoral fueron
quienes evitaron que el proceso se viera frenado o revertido por las constantes dudas e
inseguridades que me surgían.
La imagen que mejor ilustraría esta primera parte de la puesta en escena sería la de un
rompecabezas: con un objetivo claro en la mente, provocar en el público esa “excitación
delirante”, una a una se iban incorporando las ideas que ayudaban a lograr este objetivo,
corroborando a cada paso el rumbo elegido y dejando tiempos de espera necesarios para
reflexionar sobre lo planteado y planear el siguiente avance. Los roles de dramaturgo y
director confluyeron de forma armónica durante el tiempo de planificación y organización
de la puesta en escena. Desde la dramaturgia y la dirección la proyección de la pieza resultó
estimulante y prometedora, los distintos componentes se iban anexando adecuadamente y
sin provocar grandes contradicciones o conflictos.
Sumado al laboratorio actoral al que me enfrenté, y que me supuso una verdadera batalla,
otro rol no menos importante se sumó a los problemas que la praxis escénica traía consigo.
Hago referencia a las labores que como realizador de la escenografía me enfrenté, los
diseños elaborados por parte de Jaime Aranda, cuidadosamente pensados para conseguir
una escenografía fácilmente transportable y con la posibilidad de embalarse dentro de una
maleta estándar, me los entregó con puntuales indicaciones en lo referente a la compra de
los materiales e incluso del procedimiento a seguir al momento de la construcción. Sin
embargo mi falta de experiencia en lo referente a la elaboración de elementos
escenográficos significó muchos contratiempos y desavenencias con el diseño, teniendo
que improvisar en muchas ocasiones y rehacer en otras tantas. La fluidez y velocidad con la
que avancé durante la planeación y el diseño de la puesta en escena se contrarrestó con los
conflictos y las limitaciones surgidos durante la corporización de los diseños, tanto en la
parte actoral que consolidaba los presupuestos de dirección, como en la parte de la
construcción que hacía posible el diseño escenográfico.
Todos los trabajos partían de las investigaciones que llevábamos a cabo para los Trabajos
de Fin de Máster; sin embargo, cada uno se encontraba en un nivel distinto de avance:
Bertha, Maico y Bibiana, quienes habían cursado un primer año del máster en otros países
llevaban casi concluido sus procesos, mientras que Alejo y yo nos encontrábamos a mitad
del camino. De los miembros del colectivo, solamente Bibiana no se encontraba en Sevilla,
por lo que resolvimos incorporar un video que registrara sus avances, sin embargo la
propuesta final que ella elaboró fue la creación de un espectáculo de video-danza que fue
proyectado durante las funciones.
El sótano del edificio donde vivíamos fue el espacio que mejor se adaptó a las necesidades
que la presentación de los ejercicio requería, dándonos también el nombre que nos
identificaría: Colectivo “El sótano”. La idea de organizar la presentación como una galería
de arte motivó la elección de diferentes habitaciones del sótano donde se instalarían los
ejercicios que el público visitaría uno a uno, necesitando trasladarse de un lugar a otro para
poder apreciar todos los ejercicios; con ello resolvimos las complicaciones de tener un
único espacio de presentación que tuviéramos que acondicionar a cada presentación,
situación que hubiera alargado mucho la presentación debido a las espera que entre
ejercicio y ejercicio se habrían producido.
Fueron tres presentaciones las realizadas, invitando en la última a los vecinos del edificio
en agradecimiento a las molestias que durante más de un mes ocasionamos con ensayos y
constantes traslados de escenografía; afortunadamente pudimos contar en las funciones con
la presencia de nuestros directores de trabajos, por lo que surgió una fructífera
retroalimentación respecto al rumbo elegido de cada una de las propuestas. Específicamente
pude disipar las dudas que me surgían respecto a la eficacia de mi trabajo, no solamente a
través de lo platicado con mi director, Adrián Huici, sino con la experiencia misma del
contacto con el público, la vivencia de las reacciones de los confidentes elegidos, los
comentarios una vez acabadas las funciones y las discusiones grupales al interior del
colectivo.
El saldo fue más que positivo, el rumbo elegido para llevar a cabo la puesta en escena
parecía haber sido acertado, a pesar de que la obra se encontraba incompleta y que algunas
convenciones no habían sido expuestas (la participación del segundo personaje y la
elección por parte del confidente del cuadro que quiera ver), la positiva respuesta del
público corroboró las hipótesis planteadas en un inicio; concluyendo de estas
presentaciones que, respecto a la pieza, no parecía faltarme mucho, y que debía seguir
avanzando sobre la ruta marcada.
¡De qué se admira, si mi presentación tiene una finalidad superior! Allí abajo ya hay
algunos que hacen seriamente examen de conciencia. Lo siento aunque no lo vea
A partir del contacto que tuve con el público en las funciones del sótano pude extraer
mucha información que intenté incorporar a la presentación, así como desechar los
elementos que no encontraron suficiente aceptación por parte del público o como fruto de
una reflexión personal. Sin afán de relatar cada una de las conversaciones y
acontecimientos que consideré para la construcción de nuevos cuadros, quisiera hacer
referencia a dos situaciones concretas que ejemplifican claramente los inconscientes
aciertos como los errores no planificados.
En el otro extremo de las situaciones vividas durante y después de las funciones del sótano,
se encuentra la ocasión en que presenté un cuadro que partía del mito de Narciso, en
diálogo con un texto de Papini que proponía la creación de una nueva religión para la era
moderna, la Egolatría. El proceso de creación lo desarrollé con base en el erotismo y la
autosatisfacción, incorporando una máscara con mi rostro que colocaría sobre el rostro del
confidente, subiéndolo a la tarima y estimulándolo para imitar mis movimientos de forma
que se proyectara un juego de espejos. El día de la presentación, la chica que participó
como espectador-confidente, presentó resistencias desde el inicio del cuadro, molestándole
la máscara que le impuse, tensando su cuerpo al momento de ser llevada arriba del
escenario y negándose por completo a imitar mis movimientos, muchos de los cuales tenían
connotaciones eróticas y sensuales; el punto culminante fue cuando decididamente negó
con la cabeza y me dio la espalda, a lo que respondí improvisando una secuencia de
acciones para quitarle la máscara y bajarla del escenario.
¿Cómo lo siente?
Ambas experiencias, junto con muchas otras que no relataré por no extenderme demasiado
en la memoria, fueron nutriendo el proceso de puesta en escena en diferentes aspectos y
bajo distintas perspectivas; los ensayos posteriores a las funciones fueron más sólidos
aunque menos intensivos, avanzando con pasos más seguros y con la certeza de haber
probado los puntos indispensables para afianzar las ideas rectoras.
Antes de iniciar funciones en la calle, que es el lugar donde desde un inicio he pensado la
obra, fue necesario hacer algunos ajustes respecto a la parte técnica, mejorar la edición de
los textos y las piezas musicales, modificar ciertos elementos electrónicos (cables,
audífonos, ordenadores), e incorporar la presencia del segundo personaje, el enfermero-
celador, al que caractericé e involucré en la pieza como doble pivote, entre el mundo
cotidiano y el mundo poético y entre un cuadro y otro. La obra se encontraba en este punto
lo suficientemente elaborada para llevarla a un espacio público y averiguar ¿qué provoca?,
preguntarle al transeúnte que se acerque ¿cómo lo siente?, buscando evocar juntos el ritual
laico del convivio teatral.
Tan solo las experiencias vividas durante las presentaciones darían pie a la escritura de una
Memoria sobre lo ocurrido, el fenómeno teatral, vivido desde adentro, provoca una sinfonía
de experiencias difícilmente trasladables a un contexto lingüístico. Para ello sería necesario
acudir a metáforas, imágenes, ensoñaciones, y aún así, la sensación final será de
imposibilidad; siguiendo a Dubatti, el teatro es un ente y como tal no puede ser explicado
sígnicamente, o al menos no en su totalidad.
Los encuentros provocados por el dispositivo escénico provocaron una amplia variedad de
reacciones, calificándolas todas de positivas, ya que hasta las personas que rechazaron o
evitaron involucrarse en el ejercicio, se llevaron consigo una experiencia difícilmente
repetible, en la que se confrontaron con alguna parte oculta y segura de sí mismos y que se
puso en riesgo. También hubieron personas que no escatimaron en su entrega y
compromiso con la vivencia, dejándose absorber por el mundo poético, al grado de buscar
una intervención más tangible, sea hablándole al personaje, con palabras o gestos,
desplazándose alrededor del personaje para apreciar una mejor perspectiva, o incluso
subiéndose al escenario para compartir algún gesto. La abducción poética que suponía
colocar audífonos a un espectador y separarlo del resto de espectadores provocó una
interacción con el confidente mucho más constreñida que con las demás personas que
observaban.
Más allá de las reacciones del público, las hipótesis referentes a la emisión de dos discursos
de manera simultánea, la intervención de un espacio cotidiano y real con un micro-universo
poético, la permanencia del trabajo actoral en la frontera entre el representar y el presentar,
entre algunos otras, pudieron ser comprobadas en su eficacia y positiva reacción.
Conclusiones
Para ello quisiera hacer referencia a la fábula de “La sopa de piedra”, que relata la llegada
de un mendigo a casa de una anciana pidiéndole posada y comida, la anciana le ofrece
hospedaje pero le dice que no tiene nada que ofrecerle para comer, entonces el mendigo le
propone hacer una sopa con la piedra que llevaba; la anciana extrañada acepta y pone agua
a hervir donde luego coloca la piedra, durante la cocción de la piedra el mendigo sugiere a
la anciana agregar algún ingrediente que pueda contribuir al sabor de la sopa de piedra. La
anciana recuerda tener algunas verduras y especias con las cuales condimentar el guiso,
poco a poco va incorporando ingredientes que encuentra en la casa, hasta que al final
ambos, anciana y mendigo, se sientan a comer una deliciosa sopa. Al término de la sopa se
percatan de que ninguno se ha comido la piedra, pero agradecieron que hubiera sido el
perfecto pretexto para animarse a guisar la sopa.
Fue inevitable pensar en esta fábula cuando cierto día me encontré con otro cuento de
Papini, que no estaba en ninguna de las dos novelas que utilicé para la dramaturgia. Las
ideas contenidas en el relato me sedujeron al punto de pensar incorporarla en la obra, sin
llegar a hacerlo; la idea fue evolucionando hasta lograr contemplar la posibilidad de partir
de otros textos, aún de otros autores, e incluso, por qué constreñirlo a la literatura, pudiendo
utilizar notas periodísticas, poemas, correos electrónicos. Como suceso epifánico descubrí
que Gog y El libro negro, motores iniciales de mi obra, eran la piedra de la que podía
prescindir, ya que gracias a ambas novelas logré un dispositivo escénico que empezaba a
reclamar autonomía, y que empezaba a inspirarme nuevas ideas para incorporar a la obra.
El personaje, el espacio escénico, la convención del único confidente y la emisión de dos
discursos de manera simultánea pueden servir como una máquina traductora de discurso
textual, cualquiera que considerara atractivo o significativo, en un discurso escénico.
Epílogo
Decir que Wedekind escribió el diálogo que aquí consigno, pensando en la organización de
la reflexión escrita del proceso creativo del segundo capítulo que yo construiría décadas
después simplemente sonaría delirante, aunque mucho argumentase por defenderlo; mejor
acudir a Peter Brook, quien habla del azar como mecanismo propio de los procesos
creativos. En este caso, el diálogo que dispongo como singulares epígrafes a lo largo de la
escritura del segundo capítulo llegó a mí como hilo de Ariadna:
Lulú.- ¿Por qué no hace que sus piezas sean tan interesantes como la vida?
Lulú.- Si entendiera de teatro más que de lo que se hace sobre un escenario, ¿qué
hubiera sido de mí?
Lulú.- ¡De qué se admira, si mi presentación tiene una finalidad superior! Allí
abajo ya hay algunos que hacen seriamente examen de conciencia. Lo siento
aunque no lo vea.
Bibliografía
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actor II. Del ritual dionisíaco a Tadeusz Kantor. Jorge Dubatti coord. Buenos Aires:
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Yushi-Sha. (1993) Hijikata Tatsumi. Three Decades of Butoh Experiment. Japón: Asbestos-
Kan.
Arte urbano y apropiación simbólica del espacio:
El graffiti es parte del escenario urbano, se encuentra en todas las ciudades, como letras y
figuras que parecen difíciles de descifrar, pero sin embargo están ahí, comunicando.
Curiosamente hay tanta familiaridad con estas expresiones, que algunas veces pasan
desapercibidas, no así para muchos investigadores en las ciencias sociales.
Fue así como se fijó la mirada en el fenómeno de las pegas, práctica entre jóvenes de
Mexicali que a pesar de ser parte del fenómeno graffitero, advierte características propias
que la hacen diferente de otras prácticas gráficas. ¿Cuáles eran estas diferencias? Era un
buen punto de partida para la investigación.
Al hacer las primeras indagaciones sobre el “estado del arte”, fue manifiesto que el
fenómeno de las pegas, aunque ha recibido atención por algunos grupos e instituciones en
la región, no se ha analizado con profundidad.
Cuando se ha abordado ha sido estudiado como parte de otros fenómenos como el graffiti o
las pandillas, pero no existen estudios acerca de las características de la producción, empleo
e interpretación de estas formas simbólicas particulares, que son valoradas y evaluadas
constantemente por aquellos que las producen y reciben en la ciudad de Mexicali. Mucho
más ahora que este fenómeno está tomando cierta notoriedad al convertirse en parte de la
agenda pública, por distintas razones, como son el volumen de publicaciones acerca del
tema, el reflejo en los medios de comunicación, los programas institucionales diseñados
para combatir estas prácticas, las zonas transgredidas por este fenómeno, entre otros
factores.
Por lo tanto este trabajo puede significar un aporte para los estudios sobre la cultura y la
comunicación en Mexicali, porque produce conocimiento sobre procesos y discursos
juveniles específicos de la región. Sus categorías son por separado pertinentes e
interesantes: la ciudad, la gráfica42 y los jóvenes; trabajarlas de manera integrada generará
un trabajo de resultados de gran importancia para entender los procesos discursivos y de
reconfiguración identitaria en esta ciudad fronteriza.
Si bien es cierto que existe toda una corriente de estudios sobre lo urbano, además de una
cantidad considerable de estudios sobre la juventud y sus prácticas, no se tiene
conocimiento de alguno que aborde específicamente la problemática descrita y que articule
todos los elementos presentes en el tema de investigación.
Existen publicaciones como la de Rossana Reguillo, En la calle otra vez (1995) o la de José
Manuel Valenzuela, Vida de Barro duro (1997) que sirven de guía para aproximarse a los
procesos juveniles en barrios de Guadalajara y Tijuana respectivamente, y a la identidad de
estos grupos que es mediada por sus prácticas. Otros textos importantes, ya sea por su
temática similar o su aporte como modelo metodológico para el análisis de la producción de
materiales gráficos de la calle son Social Semiotics de Robert Hodge y Gunther Krees
(1998), La construcción simbólica de la ciudad de Rosanna Reguillo Cruz (2005) y
Graffiteros de Morelia de Margarita Vázquez (2003). Textos como estos son la base para
comprender las distintas aristas del fenómeno a estudiar y buscar a profundidad la
problemática social inscrita en estas prácticas, sin embargo ninguno trata particularmente
del fenómeno de las pegas y propas43. También es importante mencionar otros trabajos
42 Por gráfica se refiere a la elaboración de todo tipo de elementos visuales, utilizando técnicas como el
dibujo, la pintura y el grabado, particularmente aquel que se realiza en la calle y de manera ilegal.
43 Pegas y propas es el término con el que se conoce en la frontera norte de México al stencil art y al
wheatpaste art, corrientes del street art o arte callejero, que utiliza plantillas, pintura en spray, calcomanías y
posters como medios de expresión distinguiéndose de otras prácticas gráficas en la calle como el graffiti.
como el catálogo de la exposición Muros Códigos Restringidos (2005) coordinado por
Paola Ovalle, que es un importante precedente en el estudio de la práctica del graffiti en la
ciudad de Mexicali.
Trabajos como el de Ovalle, y otros que han estudiado el graffiti en esta ciudad fronteriza
fueron fundamentales, pues brindaron elementos sobre los cuales construir esta
investigación, pues permitieron establecer elementos diferenciadores entre estos productos
gráficos particulares y otras formas simbólicas producidas por jóvenes en la ciudad.
Después de una primera aproximación al fenómeno y entrevistas exploratorias con jóvenes
pegadores, se planteó el problema de investigación: Ante una serie de elementos como la
ausencia de espacios sociales44, el descontento hacia las instituciones y la falta de
expectativas a largo plazo, algunos jóvenes recurren a prácticas gráficas en la calle como
estrategia de enunciación, a través de la cual objetivan algunos elementos constitutivos de
sus visiones del mundo y les permite dotar de sentido el espacio público urbano, al mismo
tiempo que se construye una idea de apropiación y transformación de este espacio.
A partir de la revisión del “estado del arte” y de la construcción del marco teórico, se
brindó una posible interpretación a este fenómeno particular: las prácticas de producción de
ciertas formas simbólicas como las pegas o propas, objetivan parcial o totalmente las
visiones del mundo de algunos grupos de jóvenes, además de dotar de sentido al espacio
público urbano en el cual interactúan diariamente con otros actores sociales. A través de
estas formas simbólicas los jóvenes se enuncian respecto del futuro incierto que se les
ofrece y ejercen su capacidad de agencia en el ámbito cultural y de productores de
significaciones en sus prácticas.
Este ejercicio de exploración y observación, tiene como objetivo identificar y registrar las
formas simbólicas, el contexto de su producción y a los productores que conforman el
objeto de estudio. A partir de este registro y ubicación de las formas simbólicas en la
ciudad de Mexicali se realizó un trabajo de hermenéutica, para identificar el sentido que los
jóvenes otorgan a estas formas simbólicas. Con este fin se utilizaron técnicas como la
44 Esta ausencia de espacios sociales pudiera ser consecuencia de la reconfiguración de los espacios físicos en
las ciudades, los cuales parecen estar diseñados para evitar la sana convivencia. Vías rápidas que impiden
disfrutar y explorar el paisaje, complejos habitacionales que fomentan la territorialización, escasez de plazas
públicas y zócalos, puntos de reunión que han sido relegados y sustituidos por los centros comerciales o
malls. Todo esto ha provocado que algunos jóvenes busquen otras vías de expresión y nuevas formas de
sociabilidad, como lo expresa Michel Mafessoli (1990).
entrevista no estructurada, la cual permitió al entrevistador, sensibilizarse respecto a las
preguntas que constituyen problemas importantes y con sentido para el entrevistado
(Schwartz-Jacobs, 1984, p.63). También se utilizó la observación participante como
complemento a la entrevista, lo cual permitió comparar las premisas con la realidad
propuesta por los actores principales de este fenómeno social.
Una primera exploración del “estado de arte” en torno a tres conceptos fundamentales, al
mismo tiempo que se sentaron las bases del marco teórico. Estos tres conceptos son:
juventud, gráfica y espacio, conceptos que son abordados desde una perspectiva particular,
la del fenómeno de las propas y pegas en Mexicali.
De esto deviene que todas las decisiones metodológicas estén encaminadas a lograr
adentrarse en los procesos por los cuales estos jóvenes experimentan la realidad, o al menos
una parte de su realidad, aquella que tiene que ver con la producción de sentido a través de
estas formas simbólicas (pegas o propas) en el espacio público urbano.
Esta construcción sociocultural de espacios a través de expresiones que son producto de las
prácticas juveniles, está presente desde los inicios del fenómeno del graffiti cuando grupos
u organizaciones políticas, utilizaban las paredes para plasmar sus demandas. Después
fueron las pandillas, las que recurrieron a las pintas para marcar cierto territorio e
identificarse como grupo. Autores como Valenzuela (1997, p.54) identifican este uso del
graffiti consecuencia de la redimensión de la juventud como concepto y realidad a partir de
la segunda posguerra.
Actualmente la práctica del graffiti ha tomado diversos significados y sentidos, no solo es
utilizado como marca de identidad de grupo o como vehículo para dar a conocer una
opinión o postura frente a un tema.
De ahí que aparezcan una serie de estudios que abordan el graffiti como una práctica que no
solo afirma el sentimiento de pertenencia entre los jóvenes de la colonia del Fresno en
Guadalajara (Reguillo,1995), sino que también sirve como expresión de la individualidad
mediante la realización de los taggs o placazos. Los cuales, a su vez, marcan y dejan el
rastro del movimiento de los sujetos jóvenes en el territorio urbano, como es el caso de
algunos jóvenes de clase media en Mexicali. (Ovalle,1995)
45Las prácticas son las formas en que los individuos, en este caso los jóvenes, hacen determinadas cosas.
Estas prácticas son hechos y/o acciones que se repiten y que están dotadas de significados.
Los taggs o placazos46 son modos particulares en los que los grupos de jóvenes denominan
el graffiti. En la frontera, para aquellos más a pegados al sentido y la estética del graffiti
estadounidense se refieren al tagg o sign. En estudios realizados en las ciudades como
Guadalajara y el Distrito Federal, especialmente en la práctica del graffiti asociada a las
bandas en los años ochentas se habla de placazos. Paola Ovalle (2005) y Rossana Reguillo
(1995), han explorado la práctica del tagg, y del placazo, respectivamente, como medios de
expresión de lo juvenil consecuencia de la falta de espacios, tanto físicos como sociales,
para los jóvenes en la ciudad.
Un ejemplo de cómo se relaciona el graffiti con la búsqueda de espacios, tanto físicos como
sociales, lo podemos encontrar en el trabajo de Rayport (1995). Aquí la autora nos presenta
la práctica del tusovka, que consiste en reuniones informales que realizan algunos jóvenes
rusos con intereses afines. Estos jóvenes se agrupan en distintos lugares de la ciudad para
platicar y fraternizar, utilizando el graffiti para comunicarse entre sí e inscribir la identidad
del grupo en los distintos lugares en que se reúnen, los cuales pueden ser desde una plaza
pública hasta una bodega abandonada. Estos grupos y sus prácticas son parte de lo que
Rayport (1995) denomina espacios culturales no oficiales, que se distinguen de las
instituciones culturales ideologizadas, como el caso de la iglesia o la escuela.
Estos grupos de jóvenes, aunque informales, tienen una organización y estructura, tienen
códigos particulares y, lo más importante, prácticas que los identifican como miembros de
este grupo. La tusovka no solo es el propósito del grupo sino el medio para construir una
identidad, al mismo tiempo que les permite expresar sus narrativas y compartir sus
experiencias, aspectos que desde su perspectiva no tienen cabida en los espacios
institucionales.
Otros trabajos como Vida de Barro Duro de José Manuel Valenzuela (1997) exploran esta
relación entre espacios y prácticas, pues para el autor “detrás de este fenómeno [el graffiti]
subyace la ausencia de espacios de expresión para los jóvenes en los cuales ellos participen
de manera amplia y libre, sin censuras moralistas.” (p.98)
46Los taggs o placazos son “firmas” o “etiquetas” que utiliza una persona o grupos de personas para
identificarse y/o marcar su tránsito por un espacio. Cada grupo tiene su “firma”, usualmente son las siglas o la
abreviatura del nombre de su grupo y cada miembro del grupo, también tiene su “firma”, por lo general es un
apodo o seudónimo.
La práctica del graffiti parece ser una opción a las formas tradicionales de expresión, y una
forma de objetivar las subjetividades de algunos jóvenes que piensan en la posibilidad de la
ciudad como espacio para la enunciación de sus discursos, que, aunque ciertamente,
muchos de estos son crípticos, maneja un código propio con reglas particulares y solo
pueden ser comprendidos dentro de la lógica del grupo de productores de estas expresiones;
al ser colocados en la vía pública, estas también están dirigidas a aquellos que no manejan
esos códigos, y por lo mismo, también representan y significan para éstos.
Por lo anterior habría que diferenciar la práctica del graffiti entre:
1) Pandillas que operan en barrios de ciudades medias en México y colonias
chicanas en los EEUU cuyo fin es la delimitación de su territorio
(Reguillo,1995. Valenzuela,1997)
2) Grupos de jóvenes en las principales ciudades de Estados Unidos, que
producen un tipo de graffiti con una fuerte carga de sátira política y social.
(Rafferty,1991)
A pesar de estas diferencias, el hecho de realizar graffiti constituye un acto simbólico que
irrumpe el status quo, las reglas y las normas sociales, pues lo que está en juego es la
inclusión del grupo de jóvenes que realiza estas prácticas en el escenario urbano, la
posibilidad de expresión, el poder de enunciación y el uso del espacio.
De Certeau (1996) hace una clara distinción entre espacios y lugares. Los lugares son
configuraciones estables, un orden en el que se distribuyen los elementos. Así cada
elemento tiene su “sitio propio” por lo tanto es imposible que dos elementos estén en el
mismo lugar. Pero al hablar de espacio, se toman en cuenta “ los vectores de dirección, las
cantidades de velocidad y la variable de tiempo. El espacio es un entrecruzamiento de
movilidades […] En suma, el espacio es un lugar practicado.” (p.129)
Esto quiere decir que lo que hacemos en estos lugares, los usos que les damos, el tipo de
relaciones que establecemos dentro de ellos, son elementos que definen los espacios. Una
manera de definirlos a partir de estos usos, es lo que se refiere a lo público y lo privado, lo
cual se construye a partir de una constante negociación entre los actores sociales y entre los
actores y las instituciones.
Espacio público, espacio urbano, espacio social, espacio cívico, son categorías que
denominan, en términos generales, el espacio público urbano. Con esto, Alison Brown
(2006) se refiere a los espacios físicos y las relaciones sociales que determinan el uso de ese
espacio dentro del ámbito público de las ciudades. El espacio público urbano incluye las
plazas, los caminos, las calles, pero también los lotes baldíos, lugares en desuso, las zonas
en las periferias, etc. Lo interesante de esta noción es que la distinción no se basa en la
propiedad del espacio, pues aunque sea propiedad privada si está abandonada se puede
considerar como espacio público urbano, siempre y cuando se utilice este espacio como un
recurso de la comunidad.
Los usos que se le den a este espacio público urbano, son tan diversos como los proyectos
de los distintos grupos que conviven en él. En el caso de los jóvenes, es común que utilicen
este espacio como lugares de reunión o escenario para sus prácticas, una de estas prácticas
asociada al ámbito de lo juvenil es el graffiti.
Los estilos tan variados del actual graffiti hacen difícil definirlo. El graffiti aparece en los
60s como marca colectiva. Ahora puede ser cualquier cosa, un poster, una pintura o un
juguete de plástico pegado a la pared. En su interpretación más sencilla y tradicional,
graffiti se refiere a un estilo de escritura originada en Nueva York a finales de los años 60,
generalmente relacionada con el movimiento del hip hop, o en la mayoría de los casos con
el fenómeno de las pandillas. Para distinguir este graffiti “clásico” de otras expresiones, se
utilizan otros términos para describir las obras gráficas que se producen en la calle, como
street art, término que aparece en la década de los 80 para describir cualquier tipo de arte
en el entorno urbano que no esté dentro del estilo “clásico” predominante. (Manco, 2004)
Una de las expresiones del graffiti que remite a nuevos usos de los espacios públicos, es el
llamado guerrilla art. Este tipo de expresión es una corriente del street art, término con el
que se denomina al arte creado y expuesto en el espacio público. (Sommer, 1975).
Del guerilla art se desprenden técnicas como lo son el stencil art, el sticker art y el
wheatpaste o poster art, que en México se les conoce generalmente como esténcil y
pegas47. Estas expresiones se caracterizan por el uso de la ciudad como soporte con el
objetivo de alterar este espacio con la presencia de materiales gráficos y de provocar "algo"
en el espectador, esté o no familiarizado con los códigos de este tipo de expresión gráfica.
A la par del surgimiento de estas prácticas culturales y con el avance de las tecnologías de
información y comunicación en las últimas décadas del siglo pasado, se ha consolidado una
poderosa industria del tiempo libre en la que la circulación de las imágenes se ha
convertido en el lenguaje principal. Los medios masivos de comunicación junto con la
extensa red de publicidad que envuelve a las ciudades, conforman este circuito de imágenes
con que se interactúa cotidianamente.
Las nuevas generaciones son inminentemente visuales, su mundo se construye alrededor de
la imagen, la marca, el ícono, el símbolo. Los jóvenes comprenden y valoran el poder de la
imagen, y esto lo han incorporado en su vida diaria, desde la manera en que se representan
hasta la forma en que construyen su discurso. Por supuesto que los medios masivos, a
47 El esténcil es una técnica en donde se utiliza papel o cartón para crear una imagen o texto que es de fácil
reproducción y a partir de este diseño se realiza una plantilla para poder transferirla a cualquier superficie con
el uso de pintura. La pega se caracteriza por que el dibujo o mensaje es plasmado en una calcomanía o en un
póster que generalmente es pegado en lugares visibles y de mucho transito. Estas pegas pueden promover una
agenda política, social, ser parte de un movimiento artístico o simplemente ser medios de expresión para
algunos. Esta técnica es muy popular entre los adolescentes por su fácil uso y reproducción. En Mexicali, a
estas técnicas y otras similares se conocen comúnmente como propas o pegas.
través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, han sabido
capitalizar este “culto” a la imagen.48
La publicidad se ha convertido en parte importante de la producción cultural. Su presencia
cotidiana a través de los medios ha colonizado los espacios públicos y privados,
consolidándola como uno de los medios más efectivos para la circulación de discursos y la
producción social de sentido (Margulis,1998).
Ante esta invasión publicitaria en la vida cotidiana, surge un movimiento denominado
propaganda absurda, el cual utiliza técnicas del guerrilla art como el esténcil y la pega,
para tomar objetos de la vía pública como postes, señalamientos, paredes de edificios, y
otros que son intervenidos con estas formas simbólicas crípticas que llaman la atención del
transeúnte, mismo que no siempre puede comprender el significado de la intervención.
Esténciles y pegas podrían ser en este sentido una respuesta que pondría de manifiesto el
descontento de ciertos grupos de jóvenes ante el bombardeo de imágenes al que son
sometidos en la sociedad de consumo.
Este movimiento comenzó a principios de la década de los noventas por un joven estudiante
de la Rhode Island School of Design llamado Shepard Fairey, quien inició una campaña de
pegas con la imagen de un luchador llamado André the Giant y la leyenda "André the
Giant has posse", que podría traducirse como "André el Gigante tiene una pandilla de
seguidores", esto después evolucionaría en la campaña Obey (obedece), la cual, inspirada
en la frase de Marshall Mcluhan "el medio es el mensaje", busca parodiar la propaganda
política y corporativa. Esta propaganda absurda se ha esparcido por el mundo y tomado
distintos matices, aunque conservando las características principales del fenómeno, como
que es realizado por jóvenes generalmente en la clandestinidad y con un carácter
subversivo, utilizando como soporte la ciudad, interviniendo en el ámbito de lo cotidiano. 49
Intervenir en lo cotidiano implica, para algunos artistas de la gráfica urbana, algo que va
más allá de una reacción a la publicidad que incita al consumismo o la mera necesidad de
plasmar una marca personal en su entorno, es la misión de reclamar los espacios públicos
48 Autores como Mario Margulis (1998) hablan del “avance de la cultura de la imagen” como parte del
contexto cultural juvenil, mientras que Roland Barthes (1986) se refiere a la “civilización de la imagen”,
que si bien es un elemento primordial en la época actual, la escritura y la palabra siguen siendo
elementos consistentes en la estructura de la información.
49 Consultar la página web de Shepard Fairley, http://www.obeygiant.com, donde explica el objetivo de este
Aunque no se conoce con exactitud cómo los jóvenes de esta ciudad tienen su primer
contacto con la práctica de las propas y pegas, una de las intenciones de la presente
investigación es corroborar si la condición fronteriza de Mexicali es un factor que
permite la observación y aprendizaje directo de prácticas culturales existentes de uno u
otro lado de la frontera, como el caso de este tipo de expresiones gráficas. En este
proceso también cabe la posibilidad del contacto virtual que ofrecen las nuevas
tecnologías de información y comunicación, especialmente el Internet, para compartir
mensajes y experiencias. Estos elementos, están inscritos en el proceso de
mundialización50, que se caracteriza por la apropiación cultural.
Antes de hablar de esta práctica es necesario describir a quienes la realizan: los jóvenes
pegadores (Cuadro 1). La mayoría son jóvenes entre los 16 y 23 años, generalmente de
clase media o media alta, habitantes de la zona urbana de Mexicali. La mayoría son
estudiantes de nivel medio superior o superior. Algunos combinan los estudios con
trabajos de medio tiempo, pero la gran mayoría dependen económicamente de sus
padres.
Estos jóvenes han crecido en la frontera, por lo tanto están expuestos a la cultura de
Estados Unidos, entienden y hablan su idioma, visitan el país vecino frecuentemente y
50
Por mundialización se entienden los efectos del proceso de globalización en la cultura.
consumen sus productos culturales. Son jóvenes con acceso, conocimiento y manejo de las
nuevas tecnologías. Estas herramientas tecnológicas son utilizadas para la producción de las
pegas (software de dibujo y edición de imágenes) y para la creación de redes locales,
nacionales e internacionales de pegadores (Internet).
Cuadro 1
Estas pegas sirven como marcadores del tránsito de este grupo de jóvenes en la ciudad. Al
transitar por los espacios donde se ha realizado la pega, o al observar el registro fotográfico
o videográfico del proceso de realización de la pega y de las condiciones en que fue
realizada, el pegador recuerda y “re-significa” el espacio, haciéndolo suyo.
Bajo la lógica del pegador, el espacio me pertenece, no solo porque tiene mi marca, sino
porque tiene un significado particular y distintivo. Se crea un vínculo que cumple la
función de detonador de los procesos nemotécnicos, a la vez que refuerza el proceso de
significación de la pega, al convertirse en evidencia de su presencia en el ámbito público.
Internet es un elemento importante dentro de la dinámica de las pegas, pues permite entrar
a otra esfera de lo público. Los trabajos de los jóvenes pegadores no solo son vistos en la
calle por los habitantes de Mexicali. También existe la posibilidad de que cualquier
ciudadano del mundo con acceso a Internet pueda ver y significar estas pegas. Esto resulta
atractivo para el pegador y abre, literalmente, un mundo de posibilidades de intercambio
simbólico con otros individuos.
Todos los elementos anteriores nos presentan a un joven con capacidad de incidir en su
entorno, través de una práctica y unos códigos alternativos a las vías institucionales.
Este tipo de contradicciones son comunes en los pegadores. ¿Es posible que utilicen
esta práctica como estrategia para posicionar una imagen como una marca, cuando busca,
aparentemente, combatir el exceso de publicidad en las calles? ¿Es posible que estos
jóvenes que piden espacios para expresarse, estigmaticen a los grafitteros y a las pandillas
por hacer aparentemente lo mismo?
Esto es posible ya que a pesar del descontento con las instituciones, estos jóvenes fueron
formados dentro de estas instituciones, reproduciendo sus patrones y reglas, pero también
utilizando sus recursos para generar sus propios espacios y poder tener estas expectativas y
aspiraciones que se mencionaban anteriormente. Si bien no están de acuerdo con la
sociedad consumo, deciden utilizar algunos referentes y re significarlos para su beneficio,
ejemplo: la creación de una “marca” y su posicionamiento en el circuito de imágenes de la
ciudad.
Aunque se reconocen como pegadores, incidiendo en el espacio público urbano con ciertas
prácticas gráficas, no se asumen como graffiteros, no en el sentido que lo entiende la
autoridad y las instituciones. Por esto reproducen el discurso oficial en contra de este
“vandalismo”, como una manera de diferenciarse de éstos otros grupos de jóvenes.
Esto nos lleva al siguiente punto, la autoreferencia. Es la opinión del que escribe que la
ubicación geográfica de Mexicali ha sido un elemento primordial en la historia cultural de
la ciudad y sus habitantes. El ser frontera ha permitido, a algunos jóvenes, tener referentes
muy particulares. El contexto de frontera, no como línea que separa sino lugar donde se
confluye, en este caso dos países, ha generado en algunos jóvenes una identificación con el
territorio cultural más que un espacio geográfico determinado. Esto ha permitido crear una
identidad juvenil fronteriza particular, la cual se expresa a través de distintas narrativas.
Estos jóvenes en particular han decido hacerlo a través de las pegas y propas.
El consumo de los productos mediáticos de nuestro vecino del norte, la moda, la música y
ciertos elementos discursivos se repiten y son constantes entre estos jóvenes, sin embargo
es la práctica gráfica en la calle lo que los agrupa y cohesiona.
Aunque existen diferentes maneras de ser joven y de vivir la juventud, y si bien la sociedad
contemporánea permite múltiples dimensiones de la identidad, hay elementos que ayudan a
definir esta faceta del joven como pegador, entre ellos, la práctica misma, el uso de ciertos
códigos y el intercambio simbólico con sus pares e individuos ajenos a la práctica mediante
la puesta en escena de estas expresiones gráficas en la calle.
Para los pegadores, el hacer pegas, representa un estilo de vida. Una posibilidad de cambio.
Una manera de ser diferente a los demás. Al realizar estas prácticas gráficas los jóvenes
salen de lo que ellos llaman “rutina”, que no es más que el seguimiento de las pautas
institucionales.
Las pegas les permiten cambiar la manera en que actúan en su entorno y se relacionan con
los demás. El salir a la calle y exponerse al encuentro de otros, cara a cara o a través de sus
imágenes, es un reto. No solo por la naturaleza ilegal de la práctica sino porque, según su
perspectiva, buscan mejorar la ciudad utilizando un medio que la mayoría de la población
considera contaminación visual o vandalismo. Esto los lleva a la búsqueda de la constante
mejora, pegas más grandes, en lugares más vistosos, con diseños más elaborados. Es una
competencia, pero no contra otros pegadores o grafitteros, sino consigo mismo.
Aunque no podemos hablar de la redención del joven contemporáneo, como un actor social
políticamente activo, si es posible diferenciar a este grupo de jóvenes de otros por sus
formas de organización y acción. Los pegadores no solo incorporan sus procesos de
identificación surgidos de reglas, códigos y maneras de expresarse particulares del grupo,
sino que han sabido construir sus propias redes a partir de sus propios medios
trascendiendo el escenario local (las pegas en Mexicali) para insertarse en una dinámica
sociocultural a nivel global (el movimiento del arte en la calle, la propaganda absurda, las
culturas juveniles, etc.).
Como se puede constatar, tanto desde la perspectiva cultural como desde la perspectiva de
los estudios comunicativos, estas prácticas realizadas por este grupo particular de jóvenes y
otros grupos con características similares, demandan una agenda de investigación que
permita entender cómo se articulan estos procesos de construcción de espacios liderados
por jóvenes.
Referencias
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Brown, A (Ed.) (2006) Contested Space. Street trading, Public Space and Livelihoods in
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Rayport, J. S (1995) Negotiating Identity in a World Turned Upside Down: Russian Youth
Cultural Practice in Leningrad, 1990-1991.Polar, Vol.18, No.1,57-62.
Las nuevas tecnologías son tan importantes que están transformando los usos y costumbres
sociales, cada día hay más cibernautas o internautas, las personas en vez de ir al café a
buscar contacto social lo hacen frente a un monitor de ordenador. Piénsese en las sesiones
en chats como Messenger con los gráficos (emoticones) que indican los estados de ánimo
de quienes participan en la comunicación, o las expresiones tipográficas ya establecidas
como convenciones que indican también estados de ánimo: “XD” (mucha risa),
“O_o”(sorpresa), “:S” (desconcierto), entre muchos otros; o las conversaciones en Twitter o
Facebook, mismas que quedan a la vista de todos, de amigos y voyeuristas, de conocidos y
desconocidos, haciendo cada vez más transparente la barrera entre lo social y lo privado,
desapareciendo entre la masa los estados emocionales del individuo, deseos y ambiciones
anteriormente guardadas para sí mismos, ahora forman parte de la nube1, pierden
importancia, se amalgaman y sucumben. Así tenemos que la realidad virtual y aumentada
están transformando la vida cotidiana, por lo no es extraño que algunos de los actuales
cauces de expresión artística utilicen las nuevas tecnologías como forma de expresión.
En la década de 1940, el ordenador fue una máquina utilizada por los científicos para hacer
complejas soluciones de cálculo, sin embargo en ese entonces nadie se imaginó que pudiera
servir para hacer arte, no fue sino hasta 1960 que los mismos científicos comenzaron a
explorar las capacidades gráficas con los ordenadores; los primeros ejemplos conocidos
fueron el Sketchpad, software escrito en 1963 por Ivan Sutherland durante su doctorado que
aportaba dos novedades. Por un lado, fue el primero en utilizar una interfaz gráfica, y
también podía crear dibujos de forma interactiva utilizando una segunda aportación, un
lightpen; También entre 1960 y 1964, William Fetter se encontraba trabajando en la
optimización del espacio en las cabinas de las aeronaves, como parte de su obra, y diseña
por primera vez un ser humano como modelo en una computadora (ortográficamente), a él
se le atribuye el término gráficos por ordenador.
El profesor alemán Max Bense2 es uno de los pioneros en generar el marco teórico sobre
arte y ordenador; Michael Noll3 fue otro precursor en Estados Unidos y en 1965 realizó su
primera exposición: Computer Generated Pictures en la Howard Wise Gallery en Nueva
York, aunque Georg Nees había estado produciendo gráficos por computadora desde 1964.
Junto con Friedrich Nake y A. Michael Noll organizaron La primera exposición seminal
sobre gráficos por ordenador en 1965, llamándolo Computer Art.
Georg Nees, “Sin título (gráficos basados en 23 puntas”, 1965.
En 1968 se llevó a cabo en Londres una de las exposiciones colectivas más importantes:
Cybernetic Serendipity4, en el Institute of Contemporay Art de Londres, del 2 de agosto al
20 de octubre de 1968. Otro caso digno de mención fueron con el EAT (Experiments in Art
and Technology) fundado en 1966 por los ingenieros Billy Klüver y Fred Waldhauer y los
artistas Robert Rauschenberg y Robert Whitman, la organización sin fines de lucro se
desarrolló a través de la experiencia de 9 tardes: Teatro e ingeniería, este evento reunió a 40
ingenieros y 10 artistas contemporáneos, que trabajaron juntos en performances que
incorporaron nuevas tecnologías, este fue uno de los momentos en donde los artistas
hicieron arte con medios electrónicos no científicos produciendo imágenes.
http://www.fondation-langlois.org/html/e/page.php?NumPage=306
Otro de los artistas que sin duda ha sido un pilar muy importante del arte digital es Charles
Csuri5, quien en 1964 experimentó con la tecnología de gráficos por ordenador y en 1965
empezó a crear películas animadas por ordenador, en 1967 el 4th International
Experimental Film Festival de Bruselas, Bélgica, lo premió por su trabajo en animación, su
trabajo también destacó en la exposición Cybernetic Serendipity; Csuri6 ha sido reconocido
por la revista Smithsonian como el padre del arte digital y la animación por computadora y
como pionero de la animación por computadora por el Museo de Arte Moderno MOMA.
Por otra parte, desde el 2000 se comenzó a crear la base de datos para el Digital Art
Museum (DAM)7, con la finalidad de empezar a documentar el desarrollo del arte digital,
que crece exponencialmente; porque la evolución del Arte Digital no ha cesado, por el
contrario sigue en aumento, donde la imaginación es el límite.
Poster de una de las exposiciones colectivas más importantes de Arte Digital: Cybernetic
Serendipity, llevada a cabo en el Institute of Contemporay Art de Londres, del 2 de agosto
al 20 de octubre de 1968.
Fuente: http://www.mediaartnet.org/exhibitions/serendipity/
rte Digital “ happy time” de Charles Csuri 1996. Fuente: http:// .csuri.com/
rte Digital “Lines in Space” de Charles Csuri 1998. Fuente:
http://www.csuri.com/index.php/category/digital-art/
Actualmente, “…el Arte Digital se ha convertido en una disciplina que agrupa a todas
aquellas manifestaciones artísticas llevadas a cabo con un ordenador. Por definición, estas
obras de arte tienen que haberse elaborado por medios digitales y pueden ser descritas
como una serie electrónica de unos y ceros.”8 De tal manera que, “…un artista digital es
aquel creador que usa medios computacionales en cualquiera de los pasos previos a la
materialización de la obra o en su exhibición. Es decir, aquel artista que trabaja con
ordenadores o computadoras para crear, usando tecnologías digitales, o para mostrar su
obra..”9
Desde mi punto de vista, Arte Digital, es una disciplina emergente y en desarrollo, por lo
que se autodefinirá conforme otras disciplinas artísticas se vayan diferenciando de ésta,
coincido en las definiciones anteriores en que actualmente Arte Digital es un término que
engloba toda la producción de artistas que trabajan con ordenador durante el proceso de la
obra, o dentro de la exhibición de la misma, por lo que debido a lo anterior, video o
animación por ordenador quedan excluidos.
En México, si bien hay pocos espacios de exhibición para el Arte Digital, no muchos
artistas digitales y pocos textos al respecto, estamos frente a un nuevo horizonte en
expansión para el arte mexicano, que ofrece la posibilidad de tener al alcance la tecnología
digital, humanizándola y sensibilizándola al pasar por el tamiz de la conciencia artística e
intención plástica, llevando a la contemplación y reflexión de la misma a artistas, críticos y
espectadores. La posibilidad que ha brindado a los creadores el uso de medios
computacionales en cualquiera de los pasos previos a la materialización de la obra, o en ella
misma, son extensas e infinitas, de tal manera que el proceso y resultado se ve enriquecido
y diversificado, ampliándose también sus posibilidades de estudio, no sólo de la misma
obra sino también de los procesos de producción específicos de este nuevo medio.
Manuel Felguérez es considerado el padre del Arte Digital en México, a principios de los
años setenta fue pionero del Arte Digital a través de la investigación sobre las posibilidades
de la computadora como instrumento en el diseño de la creación artística, inició en la
Academia de San Carlos de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) le
permitieron utilizar una computadora una hora a la semana, pero sus avances fueron pocos
debido a la lenta tecnología a la que tuvo acceso en ese momento, de tal manera que solicitó
una beca (que le fue concedida) al Guggenheim, por lo que se fue a la Universidad de
Harvard que contaba con tecnología de punta en aquellos años, ahí trabajó con un ingeniero
en sistemas en la creación de un programa que permitiera a través de la introducción de
cifras matemáticas generar dibujos en plotter, a partir de los numerosos dibujos que
consiguió hacía una selección y los pasaba a lienzo donde los pintaba al óleo, el resultado
fue una exposición en el Carpenter Center de Harvard y en México editó dos libros al
respecto, uno de ellos relata la experiencia y se llama La Máquina Estética y fue editado
por la UNAM. (Datos extraídos de la entrevista realizada en agosto de 2001, publicada por
el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) a través de su sitio Ciberhábitat
ciudad de la informática, consulta 25 de noviembre, 2010).
A mediados de los años setenta, regresó a México Felipe Erhenberg, quien de acuerdo a
Raquel Tibol en su libro Gráficas y neográficas en México, su prédica y enseñanza
marcaron el inicio de una nueva gráfica en el país, Ehrenberg fue el primero en aplicar el
mimeógrafo como forma de reproducción artística, en 1972 le aceptaron una pieza en
esténcil mimeográfico en la III Bienal Internacional de Gráfica de Bradford, Inglaterra; al
respecto Tibol acota lo siguiente: “Bajo la denominación de neográficas englobamos en
México los impresos artísticos que usan exclusiva o indistintamente la mimeografía, los
sellos y cualquier otro recurso no ortodoxo. Ehrenberg –precursor, maestro, experimentador
y divulgador de las neográficas- las define como aquella técnica de reproducción de
imágenes que recurre a instrumentos, tecnología y métodos no utilizados por la gráfica
convencional y que, al hacerlo, busca estructurar un lenguaje visual nuevo”10. Al trabajo de
Ehrenberg le siguió El Grupo Suma -entre otros-, quienes se plantearon la relación arte,
tecnología y ciencia, Suma utilizó fotocopias, heliográficas, esténciles mimeográficos,
fotografías, como medios de expresión, sus temas se abocaban a aspectos sociales estaban
convencidos el arte tenía el cometido de transformar la realidad. De tal manera que a través
de distintas manifestaciones y medios se fueron forjando los antecedentes de la escena del
Arte Digital mexicano.
Hoy por hoy, dentro de los artistas digitales mexicanos (algunos operando en México, que
recurren en algún momento a prácticas digitales de producción artística están: Rafael
Lozano-Hemmer, Ariel Guzik, Gilberto Esparza, Arcángel Constantini, Alfredo Salomón,
Iván Puig, Gerardo García De la Garza, Fran Ilich, Marcela Armas, Carlos Amorales. En
Arte Sonoro: Antonio Russek, Roberto Morales Manzanares (Profesor en la Escuela de
Música de la Universidad de Guanajuato, quien en 2011 fungirá como director del
importantísimo Festival Internacional de Artes Electrónicas y Video Transitio_MX, en su
tercera edición), Manuel Rocha, Hernani Villaseñor, Ernesto Romero. En Artes Escénicas:
Rebeca Sánchez, Esthel Vogrig. En Arte contemporáneo: Francis Alÿs (belga nacionalizado
mexicano), Gustavo Artigas, César Martínez, Minerva Cuevas, Gonzalo Lebrija, Jaime
Ruiz Otis, Mario García Torres, Ximena Cuevas. Y dentro de los Artistas generados en el
Centro Multimedia: Andrea Di Castro, José Luis García Nava, Tania Aedo, Alfredo
Salomón, Mario Aguirre Arvisu, Amaranta Sánchez, Minerva Hernández, Humberto
Jardón, Marcelo Gaete, Ernesto Romero, Jaime Villarreal, Andrés Villalobos, Laura
Villalobos, Myriam Beutelpacher, Hugo Luis Barroso, Florence Gouvrit, Yurián Zerón,
Alejandra Odgers, Mónica Prieto, Ricardo Cortés, Adriana Calatayud, Rebeca Sánchez,
entre otros.11
Rafael Lozano-Hemmer
Sin embargo, hay artistas digitales actuales, que por su singularidad y proyección al
exterior me gustaría hacer mención, es el caso de Rafael Lozano-Hemmer, nacido en la
Ciudad de México en 1967, que si bien es un artista que ha trascendido nuestras fronteras
(actualmente divide su tiempo entre Montreal y Madrid), cuenta con numerosa obra
realizada en y para el país, a pregunta expresa sobre su nacionalidad Lozano-Hemmer
contestó: “-¿Se considera un artista mexicano? -¡Claro que soy un artista mexicano! En
México nací, ahí vive toda mi familia, y como dice la expresión, ahí ‘tengo a mis muertos’.
México está en todo lo que hago, es algo inevitable, complejo y hermoso. Desde muy joven
fui un emigrante. A los 12 años mi madre se casó con un español y nos fuimos a
Europa…”12 Físico-químico de profesión por la Universidad de Concordia, en Montreal,
con diplomado en Historia del Arte, desde finales de los ochentas Lozano-Hemmer se
dedica a aplicar la tecnología al arte. Y como él mismo destaca “Mi trabajo está en algún
lugar entre la arquitectura y el performance. Desarrollo instalaciones interactivas que
intentan crear experiencias de conexión y de relación. El público es siempre una parte
integral de la obra, y por definición yo intento no preconcebir qué es lo que la gente hará al
participar en una pieza. Me interesan las experiencias que están fuera de control, cuyo
desenlace es incierto. Mis instalaciones de ‘Arquitectura relacional’ son una especie de
intervenciones en espacio público que utilizan nuevas tecnologías para transformar paisajes
urbanos. Con robótica, gráficos por computadora, proyecciones de cine, sonido, redes,
teléfonos, sensores y otros dispositivos, los proyectos proponen lecturas excéntricas de la
ciudad, intentando reconectar la esfera de lo público con una condición urbana cada vez
más alienante. Busco nuevas propuestas de auto-representación y tecnologías que permitan
la toma del espacio cotidiano.”13
Así tenemos que el artista realiza instalaciones interactivas y reactivas, donde cambia la
presencia y actividad del público, el espectador ya no espera llegar y que la obra lo sublime
o encante, sino la obra aguarda la presencia del espectador y que éste actúe para que las
cosas sucedan; por lo que su interés principal está en crear piezas para la participación
pública, donde intervienen tecnologías como la robótica, vigilancia computarizada o las
redes telemáticas14. “Antes el público iba a inspirarse con una pintura. Ahora, es al
contrario: las obras de arte te observan, te sienten, te detectan y reaccionan basándose en lo
que hagas y cómo las inspires.”15
Artista también digno de mención, al igual que el grupo de artistas pioneros del Arte Digital
mexicano del cual forma parte y que sin duda serán objeto de análisis posteriores.
Constantini llama la atención por la heterogeneidad de sus propuestas y reflexiones teóricas
en torno a su trabajo. Originario de la Ciudad de México, donde nació el 24 de febrero de
1970, estudió cursos de Animación Clásica y Fotografía en Krakovia, Polonia, abandona
sus estudios en diseño gráfico para dedicarse a la animación y los medios digitales,
actualmente es artista red; al igual que Lozano-Hemmer Constantini ha traspasado las
fronteras, su proyecto unosunosyunosceros.com17 ha sido expuesto en España, Grecia,
Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda, Canadá, Japón, Brasil, Argentina y México. Dentro
de los premios que se le han otorgado están: Premio Vid@rte en la categoría Multimedia
del Festival de Vídeo y Artes Electrónicas en México y en Japón (1999); Premio Bronce,
que le otorgó el Machida City Museum of Graphic Arts por su proyecto 123456789px.htm
(1999); y beca del FONCA jóvenes creadores, entre otros.18
En relación a la función del artista, Constantini expresa que “…la función del artista más
que generar respuestas es generar preguntas, y debe tener intereses teóricos sobre lo que
está generando.”22 De tal manera que, la creación con medios tecnológicos no se
circunscribe únicamente en alcanzar nuevos logros, ya que ancestralmente los nuevos
descubrimientos siempre han despertado admiración, sino en la reflexión que el artista
pueda hacer en torno a estos, sensibilizar y humanizar la tecnología.
Se pueden observar también, algunos aspectos que son comunes para el arte en
internet, tales como, la existencia de tensión entre aquellos que abogan por una
la filosofía de contenidos gratuitos y aquellos que se promulgan a favor de
contextos comerciales; existen también numerosas formas de arte haciendo uso
de internet, las cuales frecuentemente se traslapan, lo que vuelve compleja su
clasificación; otra característica es la rápida transferencia de archivos e
imágenes, así como la interacción en tiempo real a nivel planetario de lo que ahí
se exhibe. Según Christian Paul autor del libro Digital Art, se distinguen los
siguientes tipos de proyectos:
a) De hipertexto, que experimentan con la narrativa no lineal.
b) De net-activismo, que usan la red y sus posibilidades de distribución
instantánea y copia de información como una plataforma para intervenciones,
mismas que son en apoyo a grupos específicos, o como forma de cuestionar
intereses corporativos y comerciales.
c) Se llevan a cabo performances en un lugar determinado sin un tiempo
específico, durante el cual los visitantes del sitio pueden observar a través de la
red a nivel global lo que ahí suceda; las cámaras para internet o webcams y la
tecnología CUseeME (TEveoME VES, que es un software que permite
conversaciones entre personas uno a uno, o entre grupos con cámara de video e
internet), los cuales han sido usados por artistas como recurso de
experimentación.
d) Para Wolf Lieser, en su libro Arte Digital menciona que pueden ocuparse
también estructuras y símbolos propios del World Wide Web.
Añado las siguientes características:
e) Proyectos donde la creación de un sitio web en sí mismo es con fines
lúdicos, estéticos y de interacción con el usuario.
f) Uso de gramática intervenida, juegos semánticos.
g) Creación de universos paralelos.
h) Interés en el Glitch, o estética del error, El artista digital A. Constantini
comenta: “errar es humano, si las máquinas cometen errores eso las humaniza”.
i) Uso del loop conceptual, la repetición de fragmentos únicos.
j) Uso de la interfaz emulando la pintura (web painting), añadiendo animación,
video o movimiento de algún o algunos elementos.
k) Aquellos donde se observan todas o algunas de las características anteriores.
En este último caso está la obra del artista digital Arcángel Constantini51
(México, D.F. 1970), quien además de artista multimedia es curador
independiente, y según sus propias palabras “…desarrolla obra de carácter
lúdico experimental vinculado a la tecnología, altamente influenciado por los
procesos fortuitos y caóticos de la urbe que se reflejan en el empleo ordenado y
sistemático de la estética del error…” de niño le sorprendió e intrigó la
tecnología, tal vez sea la causa de su gusto por coleccionar tecnologías post-
uso, con las cuales ha experimentado nuevas formas de creación artística. Sus
trabajos en red datan de 1997, desde entonces ha sido constante, produciendo
sitios de un carácter lúdico evidente, con una estética impregnada de color,
movimientos azarosos y que exigen la participación del usuario para que se
activen ligas y se ejecuten acciones; Constantini es también curador del
Cyberlounge “Museo Tamayo” y forma parte del equipo curatorial de la Bienal
de Arte Electrónico “Transitio mx” 2005 y 2009.
51
Director de la galería emergente 1⁄4 y miembro del Consejo de Dorkbot, Ciudad de México. Su trabajo ha sido expuesto
(entre estos, algunas acciones) en destacados festivales y muestras de arte electrónico en Canda, Corea, Italia, Alemania,
Argentina, Holanda, España, Reino Unido, Uruguay, Perú, China, Estados Unidos y Puerto Rico. Obtuvo la beca Jóvenes
Creadores del Fonca 2000, la beca Rockefeller Macarthur 2002, primer lugar en multimedia en el Festival Vidarte 2009,
primer premio en el festival “Interferences” en Francia y tercer premio en Art in the Net del Nachita City Museum de Tokio.
Así mismo fue seleccionado para el Sistema Nacional de Creadores, FONCA en México 2005-2008.
Actualmente es Tutor de Jóvenes Creadores del FONCA, y disfruta del apoyo obtenido en el Certamen de VIDA 0.11 de la
fundación Telefónica 2009.
Proyecto Nanodrizas, http://www.nanodrizas.org/index.php?/info/cv/, consulta: octubre 2010.
Dentro de los proyectos de este prolífico artista mexicano, se encuentra el sitio
en red Unosunosyunosceros52 titulado así como referencia a un medio digital,
que de acuerdo al autor el nombre no dice nada en concreto, habla de
generalidades, cuestiona la estética de la formalidad y los procesos visuales y
sonoros, es un desarrollo muy existencial que vincula el entendimiento de la
percepción desde distintos espacios53 y ciertamente el nombre debió ser elegido
con tal amplitud, pues es una selección de la mayoría de sus trabajos en Net.art,
por lo que circunscribirlo a un solo título hubiera sido un equívoco.
Unosunosyunosceros exhibe una cantidad asombrosa de proyectos e imágenes
animadas, video y algunos textos del artista, que dan cuenta de sus gustos e
intereses (de ahí a que se refiera al mismo, como ‘un desarrollo muy
existencial’), así como también son evidencia de la ocupación del tiempo de
vida del artista en los últimos años; este sitio abre la puerta a la reflexión por
parte del público hacia quiénes somos, nuestros gustos e intereses, las
permanencias de la infancia en la vida adulta, el camino recorrido, los rastros
que dejan a su paso personas y lugares, cuál es nuestra relación con la
tecnología ¿nos invade? o nosotros somos capaces de permearla con nuestra
experiencia de vida y a su vez resistir el contraataque invadiéndola,
humanizándola.
En relación a los procesos de producción artística digital se sabe poco, el artista crea y si
bien las más de las veces lleva a cabo un proceso de reflexión al respecto (cabe mencionar
las “Crit” en universidades norteamericanas donde los estudiantes de arte presentan su
trabajo ex profeso, para una crítica colectiva, donde se reflexiona también en torno a estos
procesos, las conferencias y textos que en ocasiones acompañan a las obras). En la mayoría
de los casos éstos procesos de producción son invisibles a los ojos del espectador, de los
demás artistas, de los críticos e investigadores, es decir, el proceso mismo de creación
continúa siendo un misterio en lo que a artistas digitales mexicanos se refiere, conocer la
génesis de las obras ayudaría mucho a la comprensión de la pieza, ya que en ocasiones el
proceso de realización es la obra en sí misma y no la pieza producida al término del mismo.
En todo proceso de producción artística y/o creativa de cualquier índole, existen fases por
las cuales invariablemente se atraviesa, cabe decir, que estas fases no son lineales, es decir,
54
Bourriaud, Nicolás. Post producción, Buenos Aires-2004-Adiana Hidalgo editora, p.p.32 y 35.
el orden es distinto e incluso varios procesos de distintos proyectos se pueden dar de
manera simultánea en el cerebro humano. Estas fases son las siguientes:
Fases del proceso creativo según Mihaly Csikszentmihalyi. (Realización del Mapa
conceptual: Cynthia Villagómez).
Por lo que indagar y evidenciar el cómo se originó una obra, ayudará a la comprensión del
arte producido digitalmente, ya que en ocasiones no es comprendido, incluso dentro del
ámbito artístico donde los compradores de arte en subastas siguen prefiriendo la escultura y
la pintura, el arte que incluye cables y enchufes sigue ocasionando prurito, incluso el
videoarte ya se ha ido abriendo camino en las propias subastas y ferias desde hace años, no
así el arte digital, que aunque su venta definitivamente no es el objetivo principal, antes
bien una característica, si nos habla de su aceptación en el medio. Sin embargo, la
consideración que es pertinente realizar, es que se trata de producir piezas en las que exista
una exploración crítica de los límites del medio o de una búsqueda honesta de la ampliación
del propio artista o del espectador, luego entonces el arte digital mexicano cumple con estos
preceptos, lo que hace indispensable continuar con la investigación en este nuevo campo,
para difundir su valor, generar más recursos y por tanto más artistas digitales, que apelen a
la comprensión y apreciación por parte del espectador, que es quien finalmente –en la
mayoría de los casos- termina la obra.
Por lo que concluiré lo anterior, con esta frase de Rafael Lozano-Hemmer: “El arte en
México seguirá siendo el motor del país, y en lo digital no nos vamos a quedar atrás”.
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Media hacia una arqueología de los medios y la invención en México, Arcángel
Constantini, 14’44’’, Realización Camper Media, HD, 2009.
Resignificación del espacio urbano a través de la producción artística
“ l espacio es el D de la
convivencia social; es la manera en
que uno puede estar con los demás
y saber que pertenece a algo o a
alguien”
Pablo Fernández Christlieb
El espacio Social
El ser humano es un animal cultural, los comportamientos pueden aprenderse y
modificarse, la variedad relativa del comportamiento de la humanidad es más vasto que
otras especies. El hombre en su convivir crea y refleja el ambiente en el que se
desenvuelve. Si éste ambiente es un espejo del individuo es como un espacio de educación
que influye en la modificación del comportamiento, brinda conocimientos y a la vez
modifica el espacio social. La ciudad puede ser un lienzo en donde se presenta y representa
nuestro pensar y sentir como ciudadanos, es un espacio de aprendizaje colectivo.
Desmond Morris en el Zoo Humano afirma que el ser humano lucha contra los mismos de
sus especie de una manera irracional constituyendo esto desde un punto de vista biológico
una perdida para la especie. En nuestra actualidad lo índices de violencia en nuestro país se
han acrecentado de manera insólita, entre la lucha entre cárteles, mafias y las corrupción de
nuestras autoridades han cambiado nuestra percepción del espacio social; la estética de la
vida cotidiana se convertido en una estética del miedo. Cuando el espacio social era el de
una tribu los integrantes de las misma tenían fines comunes, se conocían entre ellos y tenían
labores bien diferenciadas y estructuradas que aseguraban la supervivencia de la misma. En
la actualidad un hombre sigue siendo un hombre, y una familia es todavía una familia, pero
una tribu ya no es una tribu es una supertribu; sus integrantes ya no se conocen entre si
acaso se interesan un poco en el vecino. Los intereses comunes son cada vez más
individuales y direccionados a cierto nivel socioeconómico. Si queremos llegar a
comprender la barbarie de nuestros conflictos nacionales, debemos examinar, las
condiciones en las cuales ahora se desarrolla la vida cotidiana. La percepción simbólica de
nuestras ciudades ha cambiado y de esta manera la percepción de sus ciudadanos e
individuos. Recuerdo que hace 5 años al preguntar a mis estudiantes como era su
percepción de Monterrey contestaban que era una ciudad industrial, de gente trabajadora,
ahorrativa “algo codos”, alegre y con acento un tanto golpeado; ahora al hacer la misma
pregunta la respuesta es que: “es una ciudad insegura, violenta ya no se puede salir a la
calle, siempre hay bloqueos, balaceras y robos, prefieren ya no salir después de cierta hora
o a ciertos lugares”. Se ha perdido el sentido de pertenencia a la ciudad.
País sin ventanas
Haciendo uso del sentido común se podría atribuir a la pobreza las causas del vandalismo
en el caso del Bronx. Ya que a través de los noticieros y las experiencias de vecinos y
colegas estamos acostumbrados a sectorizar las ciudades por barrios y colonias en base a
sus niveles socioeconómicos y sus índices de delincuencia. Cuando el auto abandonado en
el Bronx ya estaba destruido y el de Califormia llevaba una semana sin incidentes, los
investigadores decidieron aplicar una variable al experimento; romper una ventana del
automóvil de Palo Alto, California. Lo que sucedió fue que el auto fue saqueado y
destruido de manera similar al del Bronx de Nueva York.
¿Cómo es que al romper una ventana en un barrio supuestamente seguro es capaz de activar
los procesos delictivos?
En el primer caso la explicación común sería la pobreza. Pero en el segundo pareciera que
las razones son otras ligadas al comportamiento, las relaciones sociales y un cambio en la
percepción del espacio social. Un vidrio roto en un carro abandonado durante días transmite
una idea de desinterés, de despreocupación y de oportunidad, que va rompiendo códigos de
convivencia normalmente atribuidos a un espacio social configurado por un diseño del
entorno y las cualidades de sus ciudadanos. Al evidenciar la ausencia de ley, normas y
reglas, se rompe el equilibrio. Cada cambio en el auto refuerza la idea de desorden y
anarquía. En pruebas posteriores desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', que desde un
punto de vista criminológico indica que el delito es mayor en las zonas donde el descuido,
la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Si en un espacio social se rompe la norma o regla una vez y se deja en el descuido más
incidentes sucederán. Como en los terrenos baldíos donde basta tirar un bote de plástico, un
pañal, pino de navidad o una llanta de automóvil y se legitima como un basurero. Si una
comunidad muestra signos de deterioro, descuido o abandono y parece no importarle a
nadie, entonces allí se propicia el delito. En una cadena de pequeñas faltas como
estacionarse en lugar prohibido, dar mordidas, exceder el límite de velocidad o pasarse una
luz roja, tirar basura desde el auto, conducir hablando por celular y estas pequeñas faltas no
son sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores cambiando la
percepción del espacio social.
Si de vecinos se pega
Por la diversidad histórica y cultural en las colonias, barrios vecindades o conjuntos
habitacionales no existe una idea universal de buen vecino se puede pensar en
comportamientos individuales y familiares que nos permitan definir un perfil de buen
vecino. Según Agnes Heller algunos factores generales de la vida social son:
La mimesis o imitación. Expresa el consenso social, no se hace buen vecino, sino que se
aprende a serlo en el ejercicio de las práctica sociales. Para esto son necesarias ciertas
reacciones mecánicas que devengan en hábitos o reglas aprendidas y que se van
incorporando a la vida cotidiana.
Ambiente de educación
Desde el campo de la enseñanza de las artes se deben brindar las condiciones materiales y
actividades necesarias que estimulen la curiosidad, capacidad creadora y el dialogo. El
espacio debe estar configurado para propiciar estas dinámicas. La disposición proxémica
entre un facilitador y los estudiantes influye a nivel simbólico en como se desarrolla la
clase, la interacción e integración grupal. En la escuela el ambiente de aprendizaje debe
estar contextualizado en una estética social, es decir no estar separado de la comunidad y
sociedad en la que se encuentra. La escuela es vista como un ambiente en que desarrolla la
sensibilidad afectiva hacia lo aprendido, el aprendizaje es un punto de encuentro entre lo
contextual socialmente y lo académico es decir el conocimiento específico.
La clase para desarrollarse como un aprendizaje significativo debe contar con recursos para
dar sentido a las ideas y construir soluciones para los problemas, éstos recursos pueden ser
tanto físicos como virtuales además de utilizar el juego, las TIC´s, redes sociales y otras
estrategias y plataformas de aprendizaje que conformen un ambiente que fomente la
participación y servir como mediación entre el conocimiento y la aplicación real. El
contenido de una clase sin un ambiente adecuado no lleva a un aprendizaje significativo.
Los elementos para un ambiente de aprendizaje son: los estudiantes, el lugar o espacio
donde se interactúa, las herramientas y artefactos para recoger, interpretar o producir
información, el docente como facilitador y guía, y el ambiente social que es el referente de
lo real con el cuál el docente construye los referentes reales al conocimiento que se está
desarrollando.
La labor del docente no solo compete al desarrollo de un curso, cumplir con unos objetivos
y hacer una evaluación en una aprendizaje participativo la actividad puede llevarse al
exterior de las aulas, en el caso de una Facultad de Artes Visuales donde se producen
egresados competentes en la producción, critica y difusión de la visualidad, el usar el
ambiente social como escenario es primordial. Si el saber hacer consiste en un saber actuar
con respecto a una actividad o problema es necesario en los tiempos que vive nuestra
ciudad de Monterrey hacer de la producción visual que es simbólica, una interacción real
con la comunidad, es decir llevar la práctica de un productor visual a la búsqueda de ésa
reconfiguración de la apreciación estética de la ciudad que en éste momento es una
percepción de violencia e inseguridad. ¿Cómo utilizar esta problemática social para
aprender bajo la acción el dominio de la visualidad?
Estamos en una época de oportunidad donde podemos usar como docentes y productores
los problemas de nuestro ambiente social para reflexionarlos con nuestros estudiantes a
través de la producción de arte público, reconfigurar la percepción del espacio social,
invitar a participar al vecino transeúnte en la obra, a provocar una publicidad diferente
sobre el quehacer cotidiano. Apropiarnos de los espacios que nos pertenecen, limpiarlos y
reparar sus ventanas y mirarnos a través de ellas.
El cáncer de nuestros espacios sociales puede ser abordado desde la producción artística al
indagar y experimentar con las posibilidades de configuración del mismo es decir
emprender una labor de recuperar el territorio perdido, mostrar que nos importa y así hacer
que a los vecinos también les importe, hacer una labor de entornización así como hacemos
de nuestros hogares espacios funcionales y reconfortables hacer de nuestras ciudades y
nuestras calles espacios simbólicamente nuestros. Deshacernos del sentido de deterioro.
Entorno sustentable
El saber tradicionalmente salía de los libros y de la escuela, entendiendo por escuela todo
sistema educativo desde la primaria hasta la universidad, ahora ante un sujeto cuya
autoconciencia es muy problemática, porque el mapa de referencia de su identidad ya no es
uno solo sino un conjunto de referentes de sus modos de pertenencia que son múltiples, y,
por tanto, es un sujeto que se identifica desde diferentes ámbitos, con diferentes espacios,
oficios y roles, los estudiantes se mueven entre el rechazo a la sociedad y su refugio en la
fusión tribal en pequeños grupos con intereses aparentemente comunes educados
visualmente por una cultura muy basta y con muchos canales y medios de distribución.
Desde una visión universitaria comprometida con su entorno, debemos ver y tomar la
ciudad como un ambiente social y por ende un ambiente-laboratorio de aprendizaje, una
propuesta de producción artística en estas directrices no solo vería al estudiante como su
producto sino que al salir a la calle tomaría a todo ciudadano como un producto social con
el cual se debe trabajar; a través de procesos creativos, reflexivos, de discusión y
producción de un entorno donde se provocan situaciones idóneas para ser competente en un
conocimiento y su aplicación. Formular un espacio de cambio en donde podamos aprender
comportamientos y modificarlos y ser cómo menciona Fukuyama animales culturales
competentes en cambiar su entorno a través de un espacio de diálogo-acción-
responsabilidad. La producción artística puede ser ése espacio de diálogo. Necesitamos
cambiar el DNA de nuestro espacio social y evitar que la huella genética se herede a las
siguientes generaciones, hay que reconfigurar el espacio y volver a sentir que pertenecemos
a él.
Bibliografía
Con la presente ponencia, presentaré a ustedes el proceso que se llevó a cabo para la
elaboración de la ficha catalográfica utilizada para ordenar, clasificar y catalogar el archivo
de partituras musicales de la maestra Emiliana de Zubeldía, contenidas en el Fondo que
lleva su nombre, ubicadas en el Archivo Histórico de la Universidad de Sonora, con sede en
la ciudad de Hermosillo, estado de Sonora. Iniciaré este relato, platicándoles quien fue la
mujer cuya obra musical merece todo este proceso de catalogación así como su edición y
difusión a través de los medios impresos a nuestro alcance.
Uno de los pilares más importantes de la Universidad de Sonora, especialmente en el área
musical, fue la actividad artística y docente realizado por la maestra Emiliana de Zubeldía e
Inda, nacida en Salinas de Oro, provincia de Navarra, en España el 6 de diciembre de 1888,
quien dejó este mundo el martes 26 de mayo de 1987, en la ciudad de Hermosillo, Sonora.
Emiliana de Zubeldía, aparte de sus actividades docentes, fue compositora, directora de
coros y orquesta, así como conferencista. Su catálogo musical lo componen 188 partituras
más 53 partituras referidas en programas de mano y notas periodísticas, de las cuales no se
tiene físicamente la partitura.
“La historia del Fondo Emiliana de Zubeldía e Inda (FEZI) tiene su inicio en agosto de
1987, cuando la maestra Esperanza Pulido, musicóloga mexicana y gran amiga de la
maestra Zubeldía en compañía del también musicólogo del Centro Nacional de
Investigación, Documentación e Información Musical “Carlos Chávez” (CENIDIM),
maestro Juan José Escorza, vienen a nuestra ciudad realizando un primer inventario de la
obra musical de Emiliana, resultando un total de 225 obras. A partir de esta fecha y durante
los siguientes 23 años, el acervo musical de Emiliana anduvo de un lugar a otro, incluso en
una bóveda bancaria, hasta que finalmente el 22 de septiembre de 2000, el entonces
Director de la División de Humanidades y Bellas Artes, maestro César Avilés Icedo,
entregó una primera remesa de documentos al Archivo Histórico. El 30 de enero de 2001,
el Jefe del Departamento de Bella Artes, arquitecto Luis Manuel Franco Cárdenas, entregó
una segunda remesa de documentos. En ambas remesas de documentos, se incluían
partituras, documentos personales, cartas, correspondencia variada, informe de actividades,
documentos de trabajo, discos, notas de medios informativos, programas de eventos
culturales, entre otra documentación.
Estas dos remesas fueron ingresadas al Área de Concentración del AHUSON donde el
personal encargado procedió a la limpieza y a la realización de un inventario. Enseguida,
este fondo se remite mediante transferencias segundarias al Área Histórica dividido en
cuatro remesas en septiembre de 2002, septiembre de 2006, enero y marzo de 2008.
Actualmente, este acervo documental se encuentra totalmente organizado en 58 cajas ex
libris, cuyo volumen documental es de 13.5 metros lineales”55.
Dentro del Fondo Emiliana de Zubeldía e Inda (FEZI), se encuentra la sección Música
(SM), de donde la serie 08 (S08) formadas por las cajas 6 a la 37 corresponden a los 194
expedientes de los que se forma el archivo de partituras de Emiliana de Zubeldía. Cabe
resaltar, que en el Fondo no todas las partituras que se tienen son de Emiliana. Existen 6
expedientes con obras de otros autores, que estaban revueltas con las de la maestra
Zubeldía.
El 25 de junio de 2005, recibí autorización de la Subdirectora del Archivo Histórico,
contadora pública Patricia Ríos García, para realizar la ordenación, clasificación y
catalogación de las partituras de Emiliana. Al entrar en contacto con ellas, descubro con
asombro que en las tres cajas de archivo donde estaban las partituras, éstas estaban
distribuidas en carpetas de tamaño carta u oficio, en donde cada carpeta contenía un
número indefinido de partituras, más bien, debería decir, que contenía un número
indefinido de hojas pautadas con escritura musical. En el mejor de los casos, cuando había
algún tipo de descripción en la tapa de la carpeta, aparecía el título de alguna de las
partituras que contenía dicha carpeta.
Cuando pregunté por el inventario que se había realizado, me percaté de que el inventario
estaba mal hecho. Había una lista de títulos que se repetían una y otra vez, sin ningún otro
tipo de especificación en cuanto al tipo de obra u otra información que ayudara a identificar
plenamente una pieza de otra. Desgraciadamente, no debía de tomarlo como una sorpresa,
ya que en el Archivo Histórico no existe personal con una información básica en cuanto a
términos musicales y menos con algún tipo de formación en la música. En consecuencia, el
personal que estuvo a cargo de hacer un inventario de partituras musicales hizo su mejor
esfuerzo, pero sería lo mismo que hacer un inventario de hojas escritas en chino o algo por
el estilo, dada la incomprensión del lenguaje musical. Por ello, tuve que reconocer que no
existía un inventario aunque fuera básico, por lo que aquél trabajo era empezar desde los
niveles básicos, si se quería llegar a una catalogación profesional de las partituras.
55
Información tomada del Inventario del Fondo Emiliana de Zubeldía e Inda (1959; 1888-1989),
(2008), Área Histórica del Archivo Histórico de la Universidad de Sonora, pp. 2-4.
Por estas razones, se tuvo que proceder a la elaboración de un instrumento que permitiera la
identificación plena de las partituras que en el Fondo se encontraban, así como tener un
instrumento de identificación de una de las series del Fondo que cumpliera con las normas
de clasificación archivística que el propio Archivo Histórico había implementado. En otras
palabras, había que diseñar un instrumento donde convergieran los requerimientos de
clasificación de las normas archivísticas así como los requerimientos técnicos de la
clasificación y catalogación musical, usados en los diferentes catálogos temáticos a los
cuales se tuvieron acceso. Este instrumento se diseñó para describir los rasgos más
importantes de la documentación, a partir de normativas generales para la descripción
archivística, así:
“La descripción es la enumeración de los principales elementos formales e
informativos de los documentos, que permite conocer sus rasgos determinantes
y, de manera general, las características estructurales y funcionales de la
institución que les dio origen, o bien las actividades o temas desarrollados por
el personaje que los generó o recopiló. Los objetivos de la descripción son:
proporcionar información acerca de la institución o persona que acumuló
los documentos,
mostrar a los usuarios de manera rápida y sencilla el contenido de un fondo
o de una colección documental, y
auxiliar en el manejo interno de la documentación, por medio de
instrumentos de control”56.
Diseñamos así, los campos necesarios para la descripción archivística de este Fondo. Del
análisis de los campos requeridos en cada una de las áreas, es como se fueron agregando o
renombrando los campos en donde se vertiera la misma información, para así diseñar el
instrumento que se utilizaría con los siguientes objetivos:
1. Ordenar y clasificar el archivo de partituras según las reglas de la archivística
utilizadas para la ordenación y clasificación del Fondo Emiliana de Zubeldía.
2. Ordenar y clasificar las partituras según los campos sugeridos en los catálogos
temáticos que fueran aplicables a la obra musical de Emiliana de Zubeldía.
56Gustavo Villanueva Bazán, et al., Manual de procedimientos técnicos para archivos históricos de
universidades e instituciones de educación superior, México: Archivo Histórico UNAM, CESU,
Archivo Histórico BUAP, 2002, p. 89.
3. Tener un instrumento único que abarcara los elementos de la archivística y de la
música, que sirviera para tener un inventario profesionalmente levantado, así como
la información necesaria para la catalogación de la obra musical de Emiliana de
Zubeldía.
De esta manera definimos la Ficha Catalográfica usada para la sección de partituras del
Fondo Emiliana de Zubeldía. Los campos utilizados son:
Título y subtítulo
Lugar y fecha de composición
Compositor
Tipo de documento
Género
Estado físico
Formato
Documento
Observaciones
Ubicación física
Dedicatoria
Claves
Tonalidad
Compás
Íncipit
A continuación iré desarrollando cada uno de los campos especificados anteriormente, así
como algunas sugerencias en el proceso de catalogación de partituras musicales. Debido a
la longitud del campo de las observaciones, éste se desarrollará al final de la lista.
Título y subtítulo
Se sugiere mantener la información y ortografía del original. En caso de que sea necesario
agregarle alguna o algunas palabras que ayuden a que el título sea más específico y
comprensible, éstas deberán ir entre corchetes [ ]. Para aquellos títulos en otros idiomas, se
sugiere poner el título en el idioma original y por debajo de éste poner la traducción al
español. En caso de haber faltas de ortografía, se deberá hacer la anotación en el campo de
las observaciones.
Lugar y fecha de composición
Definirlas cuando así esté definida por el compositor. En caso de tener fecha y lugar
aproximado, usar el vocablo latino circa (ca.) que significa “hacia” o “aproximadamente
en”.
Compositor
Incluye en este campo el nombre del compositor de la partitura, del libretista, del autor de
los versos (en caso de tener texto), nombre del arreglista, instrumentador o armonizador.
Para ediciones, el nombre del editor o de quien estuvo a cargo de la revisión y edición,
deberá ir en las observaciones.
Tipo de documento
En referencia a los archivos musicales, se refiere a si son partituras y qué tipo de partitura,
partichelas, línea de la voz, cartas, reseñas, monografías, bocetos, apuntes, etc.
Género
Posiblemente no sea el mejor término utilizado para identificar el tipo de grupo
instrumental o solista para la cual se realizó esa composición. Se busca generar la palabra o
palabras en una oración corta que definan el grupo o la obra en sí. Por ejemplo, una
sinfonía puede ser “orquesta” o “sinfónico coral” si la obra lleva coro, o “cuarteto de
cuerdas” o “piano”, “dos pianos”, “coro”, “voz y piano”, etc.
Estado Físico
Estado en que se encuentra la partitura. En términos generales puede ser bueno, regular, o
malo. Se podrán agregar otros calificativos o explicaciones cortas que describan con mayor
precisión el estado de la partitura.
Formato
Define el tipo de papel y las características físicas de éste en cuando a textura, medidas,
tipo de papel, forma, etc. Por ejemplo, papel pautado con rayado a mano, de medidas de
23.18 por 31.27 centímetros.
Documento
Define el tipo del documento que se está trabajando. Si es autógrafo, manuscrito, editado; si
es original, copia fotostática, copia Xerox, reducción, impresión de documentos escaneado,
impresión de fotografías a color o blanco y negro, si es manuscrito escrito a lápiz o en qué
tipo de tinta (china, de pluma, de marcador) y el color de la misma.
Ubicación física
Se refiere a la identificación completa del lugar específico en que la partitura se encuentra
físicamente. Según la norma, deberá empezar con la identificación del archivo, fondo o
institución en que se encuentra la partitura, hasta la ubicación específica de ese expediente.
Existen datos que podrán ser omitidos, si están especificados dentro de la introducción, o se
usarán en bases de datos internas a la misma Institución o lugar del archivo.
Dedicatoria
A quien está dedicada la obra. Se recomienda mantener la redacción completa que aparece
en la partitura original, sin omisiones y manteniendo la ortografía original. Las correcciones
podrán hacerse en una nota al pie o en la sección de observaciones.
Claves
Dependiendo del o de los instrumentos para los que está escrita la pieza, se especifica las
claves utilizadas en la totalidad de la obra.
Tonalidad
Se identifica la tonalidad base de la obra, independientemente de los cambios que pueda
haber en los diferentes movimientos o en el transcurso de la obra.
Compás
Se identifica el compás base de la obra, independientemente de los cambios que pueda
haber en los diferentes movimientos o en el transcurso de la obra.
Íncipit
Significa la escritura musical de los primeros compases de la pieza o de la primera idea
musical. En los catálogos musicales, es sumamente usado para identificar aquellas piezas
de igual nombre, o piezas que varían de nomenclatura de una edición a otra, y que es a
través de la frase musical que se identifica la obra que se desea. Por ejemplo, una sonata
para piano de Mozart, Haydn o Beethoven, que conocemos su tonalidad, pero que de una
edición a otro normalmente cambian de número, es a través del íncipit como se puede
identificar la pieza que deseamos.
Observaciones
Este es el campo más extenso y complejo del documento, ya que en él se encuentran todas
aquellas explicaciones y definiciones que son necesarias, pero que no convendría
especificarlas como un campo obligatorio, dada las particularidades específicas de cada tipo
de composición. Por otro lado, aquí se especificará toda aquella información relevante a
una partitura en específico a través de la fuente o el medio en que se haya obtenido dicha
información.
A continuación defino la lista de la información que se puede contener en este campo. Se
detallarán aquella que amerite explicación específica.
A. Existen campos que serán llenados con fuentes documentales, sean primarias o
secundarias, pero también a través de experiencias personales de diversas personas
con el autor de esa partitura.
B. Estreno, primera audición, presentaciones subsecuentes, especificando lugar y
fecha, además de ser parte de algún festival o serie importantes de presentaciones.
C. Críticas recibidas, apuntes del compositor, monografías, información
complementaria, etc.
D. Ediciones. Nombre de la casa editorial, lugar y fecha, año de la edición, nombre del
responsable, número de edición, páginas e ISBN en caso de tenerlo.
E. Intérpretes en diferentes épocas, ciudades, países, auditorios, etc.
F. Detalles que aparecen en la partitura como notas del autor, apuntes o indicaciones
fuera de la escritura musical o de indicaciones musicales.
G. Todos aquellos detalles que podrán ser relevantes para esa partitura a juicio del
catalogador o responsable del archivo musical.
En cada uno de los géneros o tipos de grupos musicales para los cuales se compusieron las
diversas partituras musicales de un archivo, existen características propias de ese género,
las cuales, al momento de escribir un catálogo, y dependiendo del tipo de catálogo del que
se trate, podrán ordenarse dentro de l ficha de la manera que el autor así lo desee, siempre y
cuando sea consistente a través de la obra. Estas características, dependiendo del género o
tipo de grupo musical son las siguientes:
Orquesta.
Instrumentación, incluyendo solistas o coro, en caso de haberlos.
Autor del texto o de la poesía, si incluye coro.
Voz y piano.
Primer verso, como forma de identificación en aquellas composiciones de igual
nombre, o como título, en caso de que la pieza no lo tenga.
Tipo de voz, cuando el compositor así lo especifique.
Coro.
Identificación del grupo coral, así como el número y qué tipo de voz para la que fue
compuesta. Por ejemple, coro de niños, voces iguales (hombres o mujeres) o coro
mixto.
Música de cámara.
Nombre de los instrumentos participantes en el ensamble.
Ópera.
Reparto completo, incluyendo nombre del personaje, tipo de voz y relación con otro
personaje.
Dotación de la orquesta o ensamble musical que se requiera.
Lugar y época en que se establece la acción.
Autor del libreto, agregando la fuente literaria en que fue basada.
Número de actos. Especificando números musicales, escenas, ensambles, o el tipo
de organización musical utilizada por el compositor.
Índice de los números o principio de partes completas, para su rápida localización.
Con esta metodología de trabajo, se procedió, durante más de tres años, a ir ordenando,
clasificando y catalogando las partituras encontradas. Muchas de ellas en desorden, otras
incompletas o encontradas en diferentes carpetas, hasta que finalmente toda la sección de
partituras del Fondo Emiliana de Zubeldía estuvo profesionalmente clasificado y
resguardado. Con esto se obtuvo como producto, y después de dos años extras de trabajo, el
Catálogo de la Obra Musical de Emiliana de Zubeldía e Inda, libro que espera ver la luz en
fechas próximas, donde se contienen las 188 partituras contenidas en el Fondo, además de
las 53 obras referidas en programas de mano y notas periodísticas. Todas ellas catalogadas
de acuerdo a la ficha catalográfica expuesta en esta ponencia. En este libro se tienen, dentro
de los apéndices, unas biografías onomásticas de las personalidades que trabajaron y
convivieron con Emiliana, a quienes ella les dedicó alguna obra o utilizó sus poemas y
letras para hacer sus canciones. En sus páginas preliminares, se describe con mayor detalle,
la historia del Fondo, y una biografía de Emiliana de Zubeldía.
En conclusión, se presenta una ficha catalográfica donde están contenidos aquellos campos
que las normas de la archivística requiere, además de los campos que el catálogo temático
sugiere para que sea completo por ambas ramas del saber humano. Con este tipo de
trabajos, proponemos ir paso a paso hacia una normalización de los archivos musicales con
la implementación de las normas establecidas para lograr que las partituras sean
profesionalmente catalogadas y conservadas para que los archivos sean las fuentes del
conocimientos musical que cada una de las ciudades y regiones del país necesita en aras de
investigar y escribir la historia musical de esas localidades y en consecuencia de nosotros
mismos.
Para finalizar esta participación, les muestro a ustedes, de manera gráfica, un ejemplo de
una obra catalogada de acuerdo a esta ficha.
Bibliografía
¿Qué hace de una ubicación geográfica un lugar? Además de tener límites entre aquí y allá,
tiene un fin y una extensión fenomenológicamente elástica. Los lugares tienen una forma
material, un cuerpo físico, que consiste de cosas y objetos. Esta materialidad es trabajada
por personas a través de procesos sociales y acción colectiva que transforman la
materialidad anónima en escenarios de vida con significados específicos. En la producción
social de los espacios y lugares las gentes invierten en el significado y en el valor. Las
personas ordinarias, estos constructores anónimos de sus contextos, construyen lugares que
son continuamente interpretados, narrados, percibidos, sentidos e imaginados (Soja) y que
con la materia tangible, intangible y humana acumulada allí, performan historias, utopías y
memorias con un significado y valor transformable y flexible que se moldea con el tiempo
(Gieryn 464, 465).
Rapoport argumenta que el estilo de vida de un grupo, definido como integración de todos
los aspectos culturales, materiales, espirituales y sociales, explica mejor las variaciones en
la forma creando una comunicación no‐verbal a través del arte de construir. Las gentes
manipulan el contexto para que este se adaptara a las necesidades sociales específicas, así
que el contexto construido es una expresión de las estructuras y procesos culturales
compartidos. Como consecuencia, el sistema de atributos físicos frecuentemente imita o
representa el contenido y asociaciones conscientes e inconscientes de la vida social (466);
las formas construidas son como tal, una evidencia tangible para describir y explicar
características intangibles de los procesos culturales expresivos. Como expresiones de la
cultura, las formas construidas juegan un papel comunicativo representando y traspasando
significados entre los grupos o individuos dentro de los grupos, o posiciones de los
individuos dentro del marco de la cultura. Así, los espacios condensan significados y
valores poderosos y comprimen elementos clave en un sistema de comunicación utilizado
para articular relaciones sociales (Lawrence y Low 459‐ 466).
En la formación social del espacio, Pierre Bourdieu formaliza el papel de la acción, de la
praxis, como elemento crucial en la producción y reproducción del significado y de las
estructuras de los órdenes socio‐espaciales. Bourdieu propone una teoría basada en la
práctica, el hecho que proponemos seguir en nuestra investigación, colocando como el
concepto clave el habitus, un principio generativo y organizativo de estrategias colectivas y
prácticas sociales; habitus produce y es producto de la historia. La forma construida,
producto de la praxis y del habitus, es un vehículo para expresar y comunicar significados
culturales y estructuras sociales en un espacio, así que el significado del contexto
construido es dinámico, interactivo y performativo (469‐474).
“[L]os usuarios se reapropian del espacio organizado por las técnicas de la producción
sociocultural […] las operaciones cuasi microbianas que proliferan en el interior de las
estructuras tecnocráticas y de modificar su funcionamiento mediante una multitud de
‘tácticas’ articuladas con base en los ‘detalles’ de lo cotidiano” (XLV). En los espacios
periféricos, la creatividad dispersa, táctica y artesanal de grupos o individuos marginados
construye un ambiente de antidisciplina. Las operaciones multiformes y fragmentarias
relativas a ocasiones y detalles y sus modos de empleo son desprovistos de ideologías o
instituciones, y obedecen a sus propias reglas. Así, esta ‘cultura popular’ se formula
esencialmente a base de ‘artes de hacer’, generando una actividad cultural de los
‘no‐productores’ de la cultura sin firma. Como resultado surgen narrativas heterogéneas de
‘patchworks’ de la imagen urbana en forma de un collage que yuxtapone sin articular las
diferentes prácticas performativas de lo cotidiano: desplazamientos manobreras,
simulaciones polimorfas, hallazgos jubilosos, poéticos y guerreros (XLV‐XLIX, L‐LIV).
La traducción de las normas arquitectónicas como teoría unificada del conocimiento del
espacio depuran la experiencia y las realidades sensibles del lugar en su dimensión
performativa. Esta decantación de los aspectos materiales y geométricos se imponen como
única vía para entender los territorios. Sin embargo, la diferencia perdida en esa traducción
de normas puede ser restituida articulando lo intangible como parte de la esfera de los
signos que constituye el significado de un territorio.
De este modo hablamos de una arquitectura aural, que no sólo atiende a los aspectos
materiales, geométricos y formales, sino a la performatividad, a la dimensión sensible del
espacio, donde los territorios se identifican a través de la experiencia sensible, auditiva,
háptica, olfativa de la vida diaria, en su capacidad de resignificar el lugar y sus límites. Así,
la arquitectura aural de un lugar es pocas veces la obra de un autor claramente identificado.
Nos encontramos más bien ante la desconcertante obra de la “consecuencia incidental de
fuerzas socioculturales aparentemente no relacionadas” (Blesser y Salter 5) Esto no excluye
los lugares donde se han construido espacios físicos intencionales, pero pretende expandir
el concepto de la creación de un espacio a través de la experiencia sensible del lugar, como
Juhani Pallasmaa había ya propuesto con el término “sensory architecture”.
Enfatizamos aquí que no es esto referencia sólo a la escucha auditiva, sino ‘escuchar’ al
espacio a través del cuerpo y los sentidos como una red sensible integral. El entendimiento
del espacio no sólo se da desde el orden intelectual disciplinado e institucionalizado por la
arquitectura, sino que su significado se revela a través de relaciones: las relaciones
sensibles de los sujetos con su espacio, y la conectividad social que estas experiencias
propician.
El arte de aquellos poseedores del conocimiento referencial e ‘inculto’, de las memorias ‘no
autorizadas’, construye espacios en que nada es estable, en que las cosas no son simples
cosas ni los objetos simples objetos, sino partes de una performatividad que es alterado por
cada recuerdo, actividad, desplazamiento o estimulo sensorial. Los conocimientos allí
tampoco son fijos, sino narran las condiciones de cada momento de la vida cotidiana, sus
deseos y sus influencias, transformando significados y produciendo conocimientos que bien
deben ser apropiados para refrescar el arte y para rescatar ideas innovadoras con la
capacidad de renovar la cultura.
Lo que fuimos, lo que somos: Baja California como investigación y creación
Gabriel Trujillo Muñoz
En las películas de Steven Spielberg donde aparece Indiana Jones, este profesor, y
explorador del pasado, hay una escena en que Indiana está frente a la joya que ha ido a
buscar y, como un tahúr consumado, con un rápido juego de manos cambia la joya por un
saco lleno de tierra que él cree es del mismo peso que la joya extraída. Craso error. Lo
único que consigue es poner en marcha un mecanismo para impedirle que escape de las
ruinas en cuyo interior se encuentra.
Esta escena sirve de metáfora para entender que el proceso de sustraer algo valioso del
pasado, cualquier cosa o conocimiento que podamos llamar valioso, no puede ser hecho sin
poner en su lugar no algo de igual peso sino algo de idéntico valor. Me explico: para los
que indagamos en el pasado como forma de saber lo importante no es el hallazgo en sí. Lo
trascendente es lo que nosotros hacemos con ese saber, la manera en que lo difundimos y
divulgamos para que sea conocido y compartido por todos.
Un verdadero historiador no es un Indiana Jones que sólo quiere saquear los tesoros de
otras culturas sino un contador de historias a partir de los documentos que atiende y
escudriña, de las palabras e imágenes que une en un relato para ser escuchado por todos. Y
lo mismo va para un creador, para un literato que busca tomar la historia como punto de
partida de sus ficciones, como telón de fondo de sus tramas narrativas
El gran problema de la historia es que hay relatos con prestigio y relatos ignorados porque
no cuentan con el glamour suficiente para atraer a los arqueólogos al estilo de Indiana
Jones. No es lo mismo dedicarse a estudiar las grandes ciudades del pasado, desde Nínive a
Troya, desde Roma a Teotihuacan, que poner tu atención en lugares desérticos, en ciudades
que apenas tienen cien años de existencia. Pero lo que estos sitios no tienen de prestigio lo
tienen de espacios vírgenes que son mapas en blanco para ser llenados con tus
descubrimientos.
Baja California es uno de estos sitios. Y lo son más sus ciudades (que apenas comienzan a
fundarse en forma de 1880 en adelante), llámense Ensenada, Tijuana, Mexicali o Tecate. Y
si profundizamos en la historia de estas urbes fronterizas veremos que un auténtico
territorio virgen son los estudios sobre el pasado de nuestra entidad como estímulo a la
creación artística. Libros e investigaciones sobre frontera, economía, migración y
maquiladoras, abundan tanto a nivel regional como nacional e internacionalmente. Pero
escasos son los estudios sobre el impacto de la historia peninsular en las artes de nuestra
entidad. Y es que pocos investigadores se fijan en la historiografía bajacaliforniana como
generadora de temas a crear, como incitadora de argumentos a desarrollar.
Durante décadas, desde la fundación del estado libre y soberano de Baja California, a nadie
le pareció importante ponerse a investigar si los episodios de nuestro pasado, los luminosos
y los sombríos, daban pie para construir una realidad alternativa: la de la creación artística.
Entre las obras que destacaron, en el siglo XX, estaban los poemas cívicos, patrióticos, de
alabanza a los héroes, así como los himnos o cantos en honor de nuestro estado. Siguiendo
los pasos del nacionalismo mexicano se honraba a los indios y misioneros (como en el
poema Calafia de Fernando Jordán) o a los constructores del estado en términos de los
esforzados pioneros (como en el Canto a Baja California de Rafael Trujillo), ambos
creados a mediados del siglo anterior.
Y si a esto añadimos que de fuera se nos criticaba por nuestra falta de cultura, pues desde la
ciudad de México, lo fronterizo era sinónimo de pocho, de mezcla abominable. Lo que
implicaba, para nuestros intelectuales defeños generaciones antes de la globalización actual,
que en la cultura bajacaliforniana convivían en igualdad de condiciones Halloween que el
altar de muertos, los tacos y las hamburguesas, el rock y el bolero. Se nos criticaba porque
éramos un crisol que lo aceptaba todo sin prejuicios de por medio, sin sectarismos ni
esnobismos. Éramos, como cultura de frontera, una mezcla de las costumbres mexicanas
mexicana con las novedades de la cultura anglosajona, lo que, en términos del nacionalismo
de aquel entonces, era el peor pecado que podía cometer un artista: olvidar sus raíces, su
mexicanidad, su identidad.
Durante buena parte del siglo XX, desde que el señorito José Vasconcelos lo hiciera, nos
llamaron los bárbaros del norte, pero lo peor es que muchos intelectuales bajacalifornianos
(desde Rubén Vizcaíno Valencia hasta Patricio Bayardo, todos ellos nacidos en el sur del
país y avecindados en su adultez en la entidad) repitieron tal necedad y se rasgaron las
vestiduras por la forma de comportarnos, de vivir e imaginar, que en la frontera se llevaba a
cabo. Según estos preclaros pensadores, los bajacalifornianos éramos norteños y
carecíamos de cultura. Nuestro horizonte artístico era limitado. No teníamos nada de qué
presumir al respecto. ¡Pobres de nosotros, salvajes incultos! Una gran mentira –Noam
Chomsky diría que era una construcción de consenso para mantenernos ajenos a nuestra
herencia cultural- que muchos repitieron sin pruebas, por pura imitación. Y esa falsedad
nos condujo a dejar de lado la búsqueda de nuestro pasado artístico. ¿Para qué hacerlo si no
vamos a encontrar nada?, nos decían los eruditos desde el centro del país o los expertos que
nos visitaban para darnos su sabiduría a nosotros, los norteños. Había tal condescendencia,
tal paternalismo, en sus actitudes que pocos buscaron refutarlos o, al menos, ponerse a
comprobar sus dichos y afirmaciones. A principios de los años ochenta del siglo XX, yo fui
uno de esos pocos bajacalifornianos que estaba seguro que había muchos tesoros artísticos
ocultos en nuestro pasado, que era necesario exhumarlos, ponerlos a la vista de todos,
estudiarlos con respeto y comprensión, convertirlos en obras de creación y, por lo tanto, de
crítica de nuestra realidad, de cuestionamiento de nuestro entorno. Eso creía entonces. Eso
sigo creyendo hoy. Que investigar nuestro pasado nos puede conducir a crear una nueva
literatura de cara al futuro.
Si nos ponemos a pensar con detenimiento veremos que vivir y trabajar como artistas en
Baja California, con tantas historias que no se han contado, con tantos personajes
interesantes que no han llegado a la literatura, a la música, a los medios audiovisuales, es
habitar en una enorme veta de relatos, acontecimientos y conflictos a nuestra entera
disposición. La cuestión fundamental de trabajar con materiales de otros tiempos, aunque
estos tiempos abarquen apenas un poco más de cien años, es la gran ventaja que tenemos de
contar con persona vivas que fueron participantes de acontecimientos ocurridos hace más
de 50 o 60 años en nuestra entidad. Es como si un historiador británico pudiera platicar,
ahora mismo, con testigos de la revolución industrial o que fueran contemporáneos de
William Shakespeare o de la reina Elizabeth I. Por otra parte, consideremos que las
ciudades bajacalifornianas, aun con su destructividad urbana, exhiben una arquitectura de
principios del siglo XX en casas y edificios de sus respectivos centros históricos.
¿A qué voy con eso? A que somos privilegiados en voces y testimonios de nuestro pasado.
Yo mismo tuve el privilegio de platicar con hombres y mujeres que contribuyeron en
mucho a la formación de nuestro estado con sus escritos, investigaciones y creaciones,
personajes que, lamentablemente, ya no están entre nosotros: desde Celso Aguirre hasta
Adalberto Walther Meade, pasando por Eduardo Rubio, Rubén Vizcaíno Valencia, Miguel
de Anda Jacobsen, Peritus, Francisco Dueñas, Salvador Romero, José García Arroyo y
Miguel Maldonado Tapia, entre muchos otros. Eso nos explica, sin duda, la buena fortuna
con que contamos en Baja California para entender cómo era vivir y trabajar en estas
lejanías, pues la mayor parte de esta gente venía del interior del país y tuvieron que
adaptarse a estas tierras magras, a este desierto, y lo hicieron ofreciendo, generosos, sus
habilidades escriturales, sus destrezas artísticas, los tesoros culturales de sus regiones de
origen.
Nuestra historia, tan joven, tan reciente, es una mina de oro, un templo ignorado que hay
que sacar a la luz. Y, a la vez, nuestro arte puede crear una nueva visión de nuestro pasado,
puede ofrecernos una perspectiva inédita de nosotros mismos.
Por eso puedo decir que el conocimiento de lo que fuimos y de lo que somos como
bajacalifornianos no nace ni muere, sólo se transforma.
Como Indiana Jones, tenemos mucho trabajo por hacer, muchas obras de arte por sacar a la
luz y contemplar en todo su valor.
Yo creo que no sólo hay que recuperar nuestro pasado como bajacalifornianos, como
norteños, como fronterizos, sino que hay que reimaginarlo, convirtiéndolo en creación
artística; hay que reinventarlo, transformándolo en pintura, obra conceptual, danza, teatro,
música, poesía, cuento o novela. Eso es lo que he intentado hacer desde la creación
literaria, especialmente por medio de la narrativa policiaca y la poesía cuyo tema es mi
entorno, es decir, mi calle, mi barrio, mi ciudad, mi desierto, mi región y, sobre todo, mi
historia que es la historia de toda una comunidad fronteriza.
dieron con la publicación de mis cuentos “Lucky Strike” y “De sueños y nostalgia” en la
frontera”, fueron seleccionados para una antología especializada en este género: En la línea
de fuego (fondo editorial Tierra Adentro) de Leobardo Saravia Quiroz, donde se incluyeron
textos de autores jóvenes de la frontera norte y que fue la primera antología policiaca de su
tipo en México.
Entre 1992 y 1994 participé en mesas redondas, coordinadas por Paco Ignacio Taibo II,
Planeta), donde actúa, por vez primera, Miguel Ángel Fernández, un abogado nacido en
Mexicali y residente en la ciudad de México, la capital del país, donde trabaja como
defensor de los derechos humanos, pero que, por cuestiones de amistad, se ve precisado a
forma parte del boom de la narrativa policiaca que surge con fuerza a mediados de los años
noventa en México. Junto con autores como Juan Hernández Luna, Hugo Valdez y José
Amparán, busco desde entonces romper con el centralismo dominante y hacer que lo
policiaco tenga a todo el territorio nacional como el escenario de nuestra literatura. De ahí
atención y reflexión, su espacio de narración donde el poder transparenta sus fisuras, sus
los presidentes municipales de mil pueblos distintos que crean sus cuerpos paramilitares
multitud enfurecida que lincha a un vecino por ser el causante del mal de ojo, o el político
que se luce en su discurso pidiendo la pena de muerte, o el narco que se cree ciudadano
ejemplar mientras recibe la bendición del obispo. Todos son México y todos, a la vez, son
protagonistas de esa tragicomedia que tanto nos hipnotiza, que tanto nos arremete o seduce
Y es esta actitud la que domina buena parte de la narrativa policiaca mexicana actual, de la
que formo parte desde el norte lejano. Y como escritores policiacos, como escrutadores de
la realidad, tal es nuestra tarea. Ser los cronistas de una ficción llamada el mundo
contemporáneo, de una realidad que vivimos y nos vive, entre lo indeseable y lo posible,
entre el asalto cotidiano y la razzia a costa de violaciones a los derechos humanos. Tal es la
ínfima virtud de la narrativa que cuenta, que me cuenta, que nos cuenta, el mundo en que
vivimos, el claroscuro de nuestra vida social, la tiniebla al rojo vivo de nuestras pasiones,
esa zona de sombras que compartimos en público, ante el lector que se atreve a verse en
este espejo y no teme descubrir los monstruos que le son propios, la convulsiva faz de una
comunidad que agoniza mientras sigue, a nuestro alrededor, la danza de las balas, el
“mátalo en caliente”. Manifestaciones de un orden que cae y de una vida que nace en pleno
tiroteo.
En 1999 publiqué Tijuana city blues, un libro compuesto por tres novelas cortas, donde el
protagonista es de nuevo Miguel Ángel Morgado. Esta obra está formada por las noveletas:
solución de una desaparición ocurrida medio siglo atrás y una avioneta perdida en pleno
desierto. Mezquite Road, Tijuana city blues y un nuevo texto, Laguna Salada, los reuní en
2002 en el libro El festín de los cuervos, publicado por la editorial colombiana Norma y
El festín de los cuervos narra la saga de Miguel Ángel Morgado, abogado defensor de los derechos
humanos e investigador de crímenes impunes. Estas cinco novelas cortas no responden al estereotipo
de la novela negra, con su clásico detective duro en busca de un remedo de justicia. En el mundo de
Morgado, que va desde el Distrito Federal hasta la frontera entre México y los Estados Unidos de
América, la justicia muchas veces se confunde con la venganza o el linchamiento. Para el propio
Miguel Ángel la búsqueda de la verdad y la nostalgia por un pasado de arenas movedizas, de cuentas
por saldar, se entrelazan en su travesía por ciudades fronterizas, donde lo criminal abarca lo mismo a
las fuerzas policiacas que a contrabandistas de órganos humanos, narcotraficantes, asesinos en serie
y secuestradores de diversa ralea. Pero la frontera es mucho más que alambradas de púas y líos con
la ley: es una zona de nadie de la condición humana, un territorio libre de restricciones donde todo,
lo mejor y lo peor de nosotros mismos, puede suceder a plena luz del día. El festín de los cuervos es,
así, un acercamiento al corazón de las tinieblas de la vida fronteriza, pero un acercamiento que no
abandona la esperanza, la amistad y el humor como formas de supervivencia, como asideros en
plena tempestad.
En conclusión, soy un narrador policiaco que sólo hasta la década de los años noventa logré
circunscribirse a la ciudad de México y sus alrededores. Con autores como yo, lo policiaco
personaje, Miguel Ángel Morgado, que como el Héctor Belascoarán Shayne de Pit II, es un
por eso mismo, busca comprender en sus abusos y discordias, en sus desigualdades y
actitudes. De tal paradoja nace, mi obra policiaca y de intriga política, reunida en El festín
de los cuervos y de la cual ha dicho Sergio González Rodríguez (El Ángel, Reforma, 26-V-
2002):
El ensayista poeta y narrador Gabriel Trujillo Muñoz, que se ha convertido en la figura de mayor
importancia en la literatura del norte del País, ha reunido en un solo volumen titulado El festín de los
cuervos (Grupo Editorial Norma) cinco novelas cortas cuya acción se desarrolla en la frontera entre
México y Estados Unidos. En sus páginas confluyen los temas extremos de un territorio en
disolución, proteico y sujeto a los fenómenos difíciles de una vida en el límite de la supervivencia: el
trayecto de los indocumentados en búsqueda de un horizonte laboral y su drama cotidiano, el tráfico
de órganos, la criminalidad organizada o la individual que linda la psicopatía, el contrabando y el
secuestro, el abuso de los débiles, etcétera. Como personaje conductor de un conjunto de tramas que
unen la imposibilidad de la ley y la justicia, o la fatalidad de un entorno reducido a la violencia más
primaria con la endeblez institucional, aparece Miguel Ángel Morgado, un abogado en derechos
humanos de origen bajacaliforniano que reside en la capital mexicana.
Estas novelas fronterizas de Gabriel Trujillo Muñoz tienen la virtud de su fluidez narrativa, de una
prosa directa y dinámica basada en el diálogo o en el retrato instantáneo que carece de toda retórica
coactiva con presunciones intelectualistas o trucajes especulativos. Reflejo quizás de las claridades
desérticas en las que se inspira, la realidad se transparenta en cada situación anómala que aborda en
sus páginas en cuanto entra la mirada escrutadora del investigador. Todo está a la vista, sólo hay que
saber leerlo. El desierto decanta y permite desafiar las verdades oficiales. Y si el desierto entierra a
los muertos, nunca los sepulta del todo, porque detrás de las osamentas aparecen los rostros de varios
poderes, al final responsables únicos del exterminio individual o colectivo.
Un tema recurrente en las novelas de Gabriel Trujillo Muñoz está en la puesta en duda de la verdad
oficial, de las versiones por conveniencia de la hora, o de la sospecha sobre los intereses que
dictaminan las complicidades institucionales. Gabriel Trujillo Muñoz lleva a sus novelas diversas
obsesiones: la comprensión cultural de ciudades que, como Mexicali, crecieron de cara a la promesa
y al mismo tiempo encarnaron el mal inequitativo de México, la geografía real o imaginaria de un
pasado mitológico o de episodios legendarios que ocultan historias estremecedoras en un territorio
de paso, el entendimiento de la vida como un trueque abrupto en el que escasean las
contemplaciones urbanas, o el sentido de la solidaridad humana ante la inclemencia de la naturaleza.
Allí caben la fantasía, los sueños, las pesadillas, la ternura y la crudeza radical.
diversidad de escenarios y personajes que habitan esta región del país, aquí caben por igual
prosperidad. Un mundo escritural donde todo es un enigma que juega con nuestros
sentidos: como los espejismos del desierto que sólo tienen la consistencia del mito y la
victimarios son los elementos esenciales de la condición humana, donde nada se olvida
impune. Que vivir la frontera es habitar una novela negra (noir) sin final feliz, sin castigos
reales, sin culpas eternas. Espacio donde el mito cotidiano es un disparo a mansalva, un
grito que nadie quiere oír, un cadáver anónimo del que nadie quiere hacerse responsable.
Para escribir estas novelas he tenido la necesidad de buscar, de indagar en nuestra propia
historia para que esta sirva de piedra de toque para la ficción. Así, en Tijuana city blues la
base de la trama es el paso de los escritores beats por Baja California, en Laguna Salada es
el espionaje soviético contra los Estados Unidos por los secretos atómicos durante la guerra
violación de los derechos humanos de los extranjeros en Baja California durante la segunda
guerra mundial. Como se ve, me interesa seguir el consejo dado hace treinta años por el
difunto escritor chihuahuense Carlos Montemayor: Hay que contar las historias del norte
mexicano para que estas historias pasen a la literatura nacional, para que se incorporen al
gran relato del México que entre todos somos. Eso he intentado hacer. Eso intento hacer
ahora mismo. Convertir el relato de mi aldea en el gran relato del mundo. Que una trama
local se convierta en una narración global, que se lea en todas partes. No escribir sólo
pensando en tus vecinos sino pensando en un público internacional. Por eso me leen en
natal, de este Mexicali del que muchos no dan ni un cinco por él, resulta ser un escenario
que interesa a lectores que nunca han puesto un pie aquí, pero que han imaginado este
desierto, este valle, esta ciudad fronteriza en las páginas de mis novelas, poemas y relatos.
Hoy que lo local es global y que lo propio, lo distintivo de cada pueblo o cultura, es la
materia prima para las artes contemporáneas, mi narrativa es parte de esa fuerza: yo escribo
desde Mexicali, ciudad fronteriza con los Estados Unidos de América, específicamente con
California y Arizona: dos entidades que representan, respectivamente, la vanguardia social
del último grito de la moda y el paisaje inmaculado del viejo oeste. Y lo que yo relato es la
épica particular de vivir en la periferia de distintos mundos que aquí colisionan, de distintas
especial.
distintas culturas. Pero lo escribo con los instrumentos de la narrativa actual, con el
lenguaje de mi tiempo y circunstancia. Busco relatar lo no relatado, dar voz a los que no
han tenido voz en nuestra literatura: los inmigrantes de la frontera, los fundadores de las
Hay que escuchar todas las historias que son nuestras, todas las palabras que nos unen
como miembros de un mundo que aún tiene muchos relatos por contar. La creatividad se
cultiva en casa, en las cosas que son muy antiguas y muy modernas, muy locales y muy
globales al mismo tiempo. Es por eso que escribo novela policíaca: para develar los
misterios que son parte de mi comunidad, los nudos que nos aprietan con su sed de justicia
y veracidad. Yo escribo para no olvidar, para que el pasado siga vivo entre nosotros y nada,
ningún abuso, ningún atropello, quede impune para siempre. Mi narrativa es ficción, pero
una ficción nacida de las historias que me pertenecen, de las leyendas que, al apropiarme de
ellas, transformo en literatura, es decir, que convierto en un deseo por cumplir, en una
27-III-1998.
Experimentaciòn y tecnología aplicada a la enseñanza del diseño y a la producción
creativa
Las primeras etapas en la formación del diseñador se basan en la práctica y dominio del
principios, reglas y conceptos que rigen la organización visual de los elementos en el plano
Los productos de diseño deben cumplir con 2 exigencias básicas: la primera, el aspecto
problemas; la segunda, ubicada al otro extremo se encuentra el aspecto visual del diseño, en
elementos textuales.58
57
Cfr. WONG, Wucius: Fundamentos del Diseño. México: Ediciones G. Gili, 1998, p. 41.
58 WONG, Wucius – WONG, Benjamin: Diseño gráfico digital. Barcelona: Gustavo Gili, 2004, p. 14.
“Escarabajo”. Isabel Téllez. Textura creada a partir del escaneo de un escarabajo vivo,
empleando los principios de la reflexión, la repetición y la simetría.
arte de la imagen digital. Gran número de individuos cuenta en casa con una cámara
analógica o digital, con un escáner o una cámara de video y todos sabemos el porqué, la
que la mayoría de las personas tendemos a creer que los aparatos existentes en la
actualidad, poseen un uso exclusivo y rígidamente señalado por sus fabricantes, además
59
ASHFORD, Janet – ODAM, John: El escáner. Edición 2001. Madrid: Anaya Multimedia, 2001.
Este aparente equilibrio con la máquina es muy frágil, ya que sólo hace falta un leve
empujón o, simplemente, abrir los ojos, se tienen muchas posibilidades si nos despojamos
de los absurdos miedos. Liberarnos y atrevernos a experimentar con las herramientas que
escáner plano constituye una herramienta, la cual debido a su bajo costo y funcionalidad
“Fresa”. Isabel Téllez. El modelo para la creación de esta textura fue una fresa suspendida de
un hilo dentro de un cuarto oscuro, obtenida la imagen, se seleccionó el fragmento de mayor
interés y se manipularon algunos parámetros en Photoshop para generar mayor riqueza en su
apariencia, finalmente se construyó mediante la repetición y reflexión de la misma imagen.
cuenta con una serie de dispositivos electrónicos que, al recibir impulsos luminosos,
agrega además, que para realizar el proceso, cuenta con un tubo fluorescente que emite la
luz necesaria y con una lente que realiza la misma función del cristalino en el ojo
humano.61
Estos componentes descansan sobre una barra colocada en sentido horizontal, la cual se
desliza de forma vertical desde los inicios hasta el final de la página, en cada paso efectúa
capturas del original. Este proceso genera una gran cantidad de datos, por lo que el escáner
“La parte que realiza la conversión de luz a electricidad en un escáner es el sensor digitalizador. Estos
dispositivos están formados por una cantidad de celdas individuales que generan un impulso eléctrico más
o menos potente, en función de la intensidad de la luz que incida sobre ellos. De este modo, la luz
generada por el fluorescente rebota en el original, atraviesa la lente de reducción y, por último, llega hasta
la celda donde es convertida en un impulso eléctrico”. 63
61
CABAÑAS HERNÁNDEZ, Jaime: “Imágenes para Recortar”. En: PC Actual. Noviembre 2000, p.
164.
62
Un buffer en informática un espacio de memoria, en el que se almacenan datos.
63 CABAÑAS HERNÁNDEZ, Jaime: “Imágenes... Op.cit., p.166.
“Accidental”. Isabel Téllez. Surgida a partir de un descuido que permitió que mis huellas
digitales quedaran plasmadas en el cristal de la cama del escáner para posteriormente
manipularlas y repetirlas hasta obtener la textura resultante.
Por otro lado, Cabañas Hernández apunta que no debemos olvidar que la luz emitida por un
correcta intensidad de la luz, la estabilidad de la misma o la perfección del color blanco que
imágenes escaneadas.
La imagen digital
La imagen digital, bien sea generada por el ordenador o bien creada a través de algún
instrumento de captura, tal como una cámara o un escáner, supone la traducción de los
“Tortuga”. Isabel Téllez. Para su creación se empleó una tortuga, se realizaron cortes a la
imagen después de su captura y se construyó a partir de los principios básicos del diseño.
tamaño.
Mapa de bits o bitmap. Se construyen describiendo cada uno de los puntos que componen
invariable, por lo que un aumento del tamaño hace que el único recurso posible sea ampliar
el tamaño de cada una de ellas. En relación a la imagen digital Tim Daly reflexiona:
“Las imágenes digitales son el resultado de convertir los datos analógicos en digitales mediante un
proceso denominado muestreo. Una imagen digital es una matriz similar a un mosaico formado por una
serie de elementos de imagen denominados píxels. Cada píxel es una combinación de valores de color
y brillo en una posición determinada que se registra como valor discreto. Este número binario contiene
las instrucciones necesarias para reproducir el píxel con un color y brillo determinados. Cuanto más
alta sea la frecuencia del muestreo, mayor será la calidad de la imagen”. 64
Las señales analógicas provenientes de diversos originales, colocados sobre el cristal del
escáner son iluminadas por la luz procedente de las bombillas instaladas en la unidad de
“Cuando la luz con distintos valores de brillo alcanza el sensor del dispositivo de carga acoplada (CCD),
se generan diversas señales eléctricas. Estos voltajes se convierten en código digital por medio de un
conversor de analógico a digital (ADC)”.65
64
DALY, Tim: Manual de fotografía digital. Barcelona: Evergreen, 2000, p. 32.
65
Ibidem.
“Tallo”. Isabel Téllez. Para su creación se empleo un fragmento del tallo de un clavel, el cual fue
manipulado en photoshop, desaturando y transformando su equilibrio de color.
Entre la gran diversidad de imágenes obtenidas mediante este proceso podríamos establecer
proceso de captura, sin embargo, poseen grandes posibilidades al ser trabajadas mediante
las tres dimensiones y perspectivas básicas, lo cual trae consigo una serie de problemas si
creatividad del investigador, que por un lado, suele contar con un escáner plano, cuya tapa
no puede realizar la función para la que fue diseñada debido a la naturaleza de las fuentes,
captura de este tipo de originales, éstas pueden variar sus características materiales y
refiere al número de píxeles x pulgada: cuantos más puntos tenga una imagen, mejor será su
capacidad de resolución. 66
Tim Daly por su parte, señala que la resolución de una imagen digital, a diferencia de la
número de colores. Además explica los valores en que se expresa la calidad de las imágenes
digitales:
“La calidad de una imagen digital se expresa con dos valores independientes: el primero es el número
de píxels, 640 x 480 píxels (o tamaño de píxels); y el segundo es el número de colores, color 24 bits,
que también se denomina profundidad de color o bit. Las imágenes digitales son el resultado de una
mezcla de un número finito de colores, y la profundidad de color se puede comparar con la paleta de un
pintor, que tiene un determinado número de colores. Se pueden crear imágenes con diferentes tipos de
paletas, que van desde las de blanco y negro (1 bit) a las de 16 millones de colores (24 bits)”.67
66
EVENING, Martin: Photoshop 6 para fotógrafos. Madrid: Anaya Multimedia, 2001, p. 53.
67
DALY, Tim: Manual de fotografía... Op.cit., p. 33.
“Escarabajo cambio formato”. Isabel Téllez. Al elegir una salida de imagen diferente a la
comúnmente empleada podemos lograr también cambios interesantes en nuestras imágenes
de base para la construcción de texturas.
Después de haber escaneado una imagen con la resolución adecuada, se pueden ajustar y
manipular los píxels,68 de varias formas: modificando el color, eliminando áreas de píxels o
uniendo dos matrices de píxels distintas para crear una imagen nueva, todo esto mediante el
68Los píxels son cuadrados y la cuadrícula formada por estas unidades se denomina mapa de bits.
La mayoría de las imágenes digitales son cuadradas o rectangulares. La posición exacta de cada
píxel en la cuadrícula se puede determinar mediante el eje horizontal X y el eje vertical Y, que
especifican una dirección concreta para cada elemento de imagen. Veáse: Ibidem.
“Hámster”. Isabel Téllez. La práctica con mamíferos de pequeño tamaño genera imágenes
distorsionadas en gran medida debido a su rapidez de movimientos.
Una vez obtenida la imagen deseada, se puede reproducir en pantalla, imprimir o filmar.
Las posibilidades son infinitas, todo depende de nuestra disposición y esfuerzo por conocer
del escáner plano. Estas técnicas pueden variar dependiendo de la creatividad e inquietud
del usuario, sólo por mencionar algunas posibilidades, los originales podrían estar
suspendidos mediante hilos en un soporte dentro de una habitación oscura teniendo como
única fuente de luz la del escáner o emplear fuentes de iluminación adicionales, usar cajas
de interior negro, blanco o de espejo que permitan escanear originales con movimiento,
entre otras alternativas. Salir del encasillamiento impuesto por el fabricante estimulará la
El tema que hoy me ocupa es resultado de la observación de tres fenómenos que desde hace
tiempo me resultan notorios y relevantes en el arte contemporáneo, uno es la aparición y
consolidación de la figura del curador, otro es la presencia cada vez mayor de la teoría en la
escena artística, y uno más, es la presencia también cada vez mayor que el arte va teniendo
en la vida cotidiana, sea por la mercantilización de la obra de arte o por la estetización de la
sociedad. En mis reflexiones al respecto, hasta hace poco había colocado en el centro de la
discusión las transformaciones que han presentado los dispositivos de exhibición del arte
contemporáneo, como vía para indagar sobre las lógicas artísticas y extraartística a las que
éstas responden ¿qué les hace cambiar?, y para dilucidar respecto a la situación más general
que vive el arte contemporáneo respecto a su creación-definición-indefinición.
El traslape que distingo parece contener al menos tres fenómenos medulares en el terreno
del arte, un acercamiento entre estas dos prácticas, la teórica y la artística, con el
consecuente o previo desdibujamiento de las fronteras disciplinares, una expansión de los
campos diría Rosalind Krauss; una apertura o desdiferenciación en el uso de medios o
dispositivos de creación-difusión, y una dilución del acto creativo para encontarlo en el
taller, el estudio e incluso en la sala de exposición, así como realizado por el artista y el
curador.
69Pasar un objeto sobre otro o hallarse puesto sobre él oblicuamente. Diccionario de la Lengua
Española, Real Academia Española, 22ª. edición.
Como ya he dicho, mi interés pasa por caracterizar ese momento, al cual prematuramente
llamo “traslape performativo” para denotar el elemento que considero más importante de la
actual actividad artística contemporánea –el accionar-, entiéndase tanto teórica como
práctica. El concepto performativo lo retomo de John Langshaw Austin para aproximarme
a la actividad del curador, la cual es organizar ideas y generar argumentos con ayuda de
elementos artísticos y teóricos para expresar y comunicar, en definitiva hablar –actuar-.
Austin en su libro Cómo hacer cosas con palabras desarrolla una tipología de enunciados
(locutivos, ilocutivos, perlocutivos) y formula la teoría de los actos de habla, concluyendo
que todo acto de habla es actuar, obteniendo efectos en el receptor, diría yo, que también se
obtienen efectos en el emisor y en el mundo que les rodea, pensando que todo ello está
inmerso en una misma condición cognitiva. Así la cualidad performativa de actuar
(accionar) puede entederse como acto creativo.
70 Lippard, Lucy R. Seis años: La desmaterialización del objeto artístico de 1966 a 1972. Madrid: Akal,
2004. 1ª. edición en iglés 1973. Traducción: Ma. Luz Rodríguez Olivares.
71 Vásquez Rocca, Adolfo. Arte Conceptual y Postconceptual.
Para Lippard, la obra conceptual significa una obra en la que la idea tiene importancia
central y la forma material es secundaria, efímera, sin pretensiones (8), “la entidad material
es sólo un producto derivado de la necesidad de dejar registrada la idea” (83), afirmaba que
con la liberación del status del objeto, los artistas conceptuales72 fueron más libres en su
imaginación (7). Este declaración habla no sólo del cambio en la concepción del arte, sino
de las nuevas posibilidades de creación.
Lawrence Weiner73 consideraba que no hay una forma correcta de construir la obra, de la
misma manera como tampoco hay una forma incorrecta, pues el resultado no es el aspecto
final de la obra, sino sólo uno de los posibles (122), al respecto Solomon LeWitt y Joseph
Kosuth opinaban que el arte no tiene forma ni tamaño, aunque que la presentación sí cuente
con algunas características específicas (121), y que la idea es una máquina de hacer arte
(17). En estas declaraciones presenciamos no sólo el “nacimiento conceptual” del arte
conceptual, permitanme la redundancia, sino ya el desplazamiento de la forma visual-
objetual a una forma mental-teórica, aunque ese desplazamiento no quedaría sólo en la
negación de la materia, otra posibilidad podría ser recurrir a la energía y al movimiento
como elementos centrales del arte, Lippard escribió:
Quizás lo más importante es que los artistas conceptuales indicaron que el “arte” más
emocionante podría estar aún dentro de las energías sociales sin que se haya reconocido
como arte. El proceso de ampliar los límites no acabó con el arte conceptual: esas energías
están todavía ahí afuera, esperando que los artistas se conecten a ellas, como un combustible
en potencia para la ampliación del sentido del “arte”. (Lippard, 28)
Pensemos que esta idea fue escrita en 1972, pero que ya reconocía el advenimiento de
nuevos caminos del arte, tengamos en cuenta los plantemientos de la estética relacional, de
Nicolás Bourriaud escritos en 1998, en los que se argumenta que la obra en la actual
situación urbana mundial se presenta como una duración por experimentar, como una
apertura posible. Él la concibe como un intersticio social, un espacio intencional y
heurístico para las relaciones e intercambios humanos distintos a los impuestos por los
sistemas espaciales y relacionales dominantes que limitan las posibilidades de intercambio.
72 Sus más importantes representantes: Joseph Beuys, Joseph Kosuth, Weiner, el grupo inglés Art and
Language, Gilbert and George, Dennis Oppenheim, Walter de Maria, Robert Smithson, Jean Dibbets o
Richard Long. (cfr. Vásquez Rocca, 2010)
73 en la exposición Art in the Mind (1970)
El carácter de la exposición de arte contemporáneo [...] [es]: crear espacios libres,
duraciones cuyo ritmo se contrapone al que impone la vida cotidiana, favorecer un
intercambio humano diferente al de las "zonas de comunicación" impuestas. El contexto
social actual crea espacios específicos y preestablecidos que limitan las posibilidades de
intercambio humano. (16)
El arte para Bourriaud parece no ser más un objeto, aunque verdaderamente nunca para él
lo había sido del todo. Tampoco parecen ser únicamente ideas como lo defendieron los
conceptualistas, existe un nuevo recurso que son las enegías sociales que ya antes
mencionaba. En todo caso sería una suerte de combinación entre todas estas: ideas,
intenciones, tiempo, espacio, espectador, relaciones, fisicalidad, etc.
Ahí donde había obras sólo quedan experiencias. Las obras han sido remplazadas en la
producción artística por dispositivos y procedimientos que funcionan como obras y
producen la experiencia pura del arte, la pureza del efecto estético casi sin ataduras ni
soportes, salvo quizá una configuración, un dispositivo de medios técnicos generadores de
aquellos efectos.(11)
Pasa lo que ya de alguna manera fue sugerido por Duchamp, los conceptualistas y
Bourriaud, una desestetización del objeto artístico, una estetización del mundo y una
desdefinición del arte. Para Michaud el creador es cada vez más un productor de
experiencias, las intenciones, las actitudes, los conceptos se vuelven los sustitutos de las
obras. Sin embargo, para él no es el fin del arte como señaló Arthur Danto, en todo caso
sería el fin de su régimen de objeto, la evaporación del arte y el triunfo de la estética.
En este breve recorrido a saltos irregulares, podemos entrever algunos cambios en el arte,
que podemos resumir como un proceso de desplazamientos que se ha sido de lo material a
lo inmaterial, de la materia única a la multimaterialidad, de la obra aurática a su
desauratización, de lo objetual a lo conceptual, de la importancia del resultado al interés
por el proceso, de la obra completa a la obra abierta, de la obra de un solo autor a la autoría
colectiva, de la obra perdurable a la obra efímera. Además podemos ver como parece sí
desvanecerse tanto el arte como la obra en esencia etérea, más no la estética que parece
estar más presente que nunca.
Para hablar de teoría quiero tomar el caso de la curaduría, pues esta práctica parece
tener un papel preponderante en la crítica, teoría y creación, digamos en la creación de
segundo orden, aquella que utiliza obras de arte para hace otra obra.
Francisco Reyes Palma, director de la revista Curare, quien ha propuesto una arqueología
de término curador en el contexto mexicano, sostiene que durante los años setenta la
actividad ejercida hoy por los curadores aparecía en los créditos de catálogos de
exposiciones ba o el nombre de “coordinación” la cual fue definida posteriormente como
“museografía” y en los años ochenta específicamente en 1985 en la exposición ¿A qué
estamos jugando? (Museo de rte Moderno) se describiría como “director huésped”
siendo hasta 1989 en el catálogo de la exposición Memoria del tiempo: 150 años de
fotografía en México (Museo de Arte Moderno 92) que a Mariana Yampolsky se le llamará
curadora siendo así ella el primer curador propiamente dicho en México (Simposium “ l
malestar en la curaduría”).
La importancia de la curaduría no sólo es porque ha reconsiderado el rol singular de la
obra artística, revalorando su carácter polisémico y las fuerzas semánticas que posee, las
cuales toman forma y significado de acuerdo a las condiciones en las que alcanzan la luz
pública, jugando con esos elementos para reconstruir y reconfigurar una obra,
adecuándola a la intención intelectual del curador.
Una obra sólo tiene sentido en el contexto de una exposición. Un curador es alguien que
contempla una obra desde esta perspectiva, preguntándose cómo utilizarla en una
exposición. Esto significa (…) que los artistas son considerados, cada día más, como los
colaboradores de una exposition à thèse (exposición de tesis). [...] Y ya que, por regla
general, tales curadores disponen de lo que denomino ´agendas activistas´, su ambición no
es simplemente hacer historia del arte, sino hacer historia, en el sentido de que aquellos que
vean sus exposiciones puedan internalizar sus tesis. (cfr. Sauzo 2007 párr. 6)
Respecto al principal quehacer del curador existen muchas opiniones que concuerdan en
su capacidad creadora. En seguida aporto algunas opiniones de críticos y curadores de
diferentes países de América Latina acerca de esta figura, con ellos podremos rastrear
algunas características que ayuden a describir el papel de la curaduría.
Para Cuauhtémoc Medina, curador mexicano, hay una parte de curadores que serían los
independientes, que se definen por reinventar continuamente el dispositivo de producción y
circulación cultural, induciendo nuevos retos de visibilidad artística, imbricándose con
movimientos culturales, cuestionando los espacios, canales y métodos de comunicación, y
apoyando apasionadamente una facción de artistas, lo que hace ver que están
completamente fuera de una lógica de crítica moderna (párr. 9) y de una neutralidad
imposible.
Para José Rocca, crítico y curador colombiano, la curaduría puede definirse como un
práctica que permite que las ideas de diferentes artistas que han tomado forma en sus
obras se sumen para construir un nuevo juego de significados, sea por asociación,
yuxtaposición o acumulación, con el fin de estimular una apertura del campo
significacional de la obra aislada (párr. 21). Apoya su afirmación con palabras del artista
francés Daniel uren quien decía refiriéndose al curador suizo Harald Szeemann que “el
curador de una exposición es el único artista realmente expuesto” que Szeemann había
sido pro ocador pues en una ocasión di o que los artistas eran como “manchas de color”
con las que componía su propia obra. Gesto que significa que el acto curatorial es un acto
de creación, en el sentido que la coexistencia de varias obras en un espacio dado establece
diálogos que tejen nuevas posibilidades de significación (párr. 23).
Para el curador brasileño Ivo Mezquita, el curador es un profesional que colecciona
pedazos, fragmentos de mundos nuevos, reune partes de universos particulares, organiza
conjuntos de significantes desordenados, estableciendo con todas esas partes, direcciones
y marcadores para elaborar los mapas del arte contemporáneo. No revela sentido sino que
la crea (20).
Para Félix Suazo de Venezuela, la curaduría es un género o figura intermedia entre la
museografía, la crítica y la promoción cultural. Es una actividad que reúne diferentes
modalidades de accionar, tanto en el orden teórico como en el práctico, abarcando tres
dimensiones: la axiológica o producción de valor, la expositiva o puesta en escena y la
hermenéutica o interpretación de la obra. Para él estas tres dimensiones constituyen los
aspectos que conforman cualquier programa curatorial (2004 párr. 17).
Para Morales, Toscano y Wolf miembros del colectivo Laboratorio 060 ubicado en New
York, la función curatorial, implica un acto de creación. Creación de sentido bajo el signo
de una producción simbólica reconstituyente. Procesamiento de enlaces, descentramientos,
goznes y derivas, quizá hasta détournements (desvíos) y emplazamientos de zonas
autónomas temporales, dependiendo de capacidades e intereses (párr. 7).
Bibliografía
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posmodernidad. Barcelona: Kairós, 2008, pp. 59-74.
El conocimiento en primera persona: el papel del sujeto en la investigación creación.
Lídice Alejandra Figueroa Lewis
Introducción
Quiero iniciar este texto desde la congruencia, por lo que lo haré desde mi experiencia. Mi
formación inicial en lo que conocemos como “ciencias duras” me enseño el valor de la
objetividad en la construcción del conocimiento sobre la naturaleza. Investigar sobre el
oleaje, los huracanes, las mareas, no provocó en mí conflictos de tipo existencial. Todo eso
cambió cuando, en el noveno semestre de la carrera en Oceanología, escribí un texto sobre
la historia de las ideas científicas. Thomas Kuhn y su pequeño libro, La naturaleza de las
revoluciones científicas, fueron un parte aguas en mi relación con la ciencia y el
conocimiento. Su idea de que cada época ha poseído un paradigma que ha regido el
pensamiento científico y lo que se considera válido estudiar me hizo cuestionarme mi
trabajo. Este fue el principio de una serie de interrogantes que me llevaron a las
humanidades, en particular al arte, la educación y la psicoterapia y que transformaron
profundamente mi visión sobre la investigación.
Otro aspecto que considero esencial en mi aproximación al arte y la creatividad son los
conceptos de interconexión y complejidad. Para comprender a los océanos es necesario
desarrollar la habilidad de relacionar muchos campos del conocimiento, esto es, la biología,
la química, las matemáticas, la física, la geología, por mencionar algunas. Este
entrenamiento en interconexión me ha sido muy útil para comprender fenómenos
relacionados con los seres humanos como la estructura de la psique, la vivencia del cuerpo,
la creatividad.
En ese sentido, la visión de Edgar Morin sobre la complejidad y el método han resultado
prolíficos para mi quehacer como artista, andragoga, indagadora. Para Morin (2006):
El portafolio complementa a la bitácora. El ejercicio que solemos hacer tiene que ver más
con el autoconocerse que con la crítica. Cada estudiante prepara un portafolio de las piezas
más significativas que ha hecho durante la carrera con el objetivo de mostrarlo a sus
compañeros. Es necesario construir una atmósfera psicológica empática, respetuosa, para
que el ejercicio fructifique. Entre todos revisamos las piezas y hacemos preguntas y
observaciones que no tienen que ver con juicios de valor, buscamos juntos,
colaborativamente, temas que se repiten, colores, formas, técnicas. De principio, los
estudiantes suelen mostrarse defensivos y asustados, han tenido malas experiencias con las
rondas de crítica. Como facilitadora del proceso, cuido que estas vivencias sean nutricias y
no dañen emocionalmente a los que se exponen. He visto las heridas psicológicas que dejan
las críticas destructivas en los estudiantes de arte, si fuese posible verlas, serían como
grandes cicatrices que atraviesan los cuerpos. No busco ser paternalista pero insisto, soy
cuidadosa. Pienso que el afecto nunca está demás. Nuestro objetivo juntos es hallar posibles
caminos para la creación y la exploración temática, técnica y matérica.
También busco que en el espacio del seminario haya suficiente espacio para la intuición. A
veces, existen bloqueos que tienen su raíz en poderosos introyectos inconscientes. Miedos
infantiles, mensajes incapacitantes, demasiada racionalización. Cuando eso ocurre,
ponemos anzuelos con carnadas para que los estudiantes sean capaces de descubrir por sí
mismos lo que se hacen para no atreverse a experimentar. Los llevo al cuerpo, a lo que
perciben, a poner atención en el río de pensamientos que corre por su mente. Y se hace la
luz, la experiencia ¡aja! Como un relámpago, surge una verdad profunda y personal que
impulsa el proyecto de nuevo. No impongo, a lo mucho sugiero, no sé qué es lo mejor para
aquel que está en el impasse.
Y entremedio los estudiantes escriben, escriben mucho, buscan en las teorías ideas que les
sirvan, entrevistan a otros, se acercan a las comunidades. Acá también hay trampas, hay
quien queda atrapado en las palabras de otros y deja de crear las propias. Entonces nos
detenemos. Y en el silencio, la voz regresa, al principio puede ser una voz tímida,
cercenada, ahogada por el bullicio externo. Y se es paciente y la voz eleva su tono y su
fuerza y se vuelve imparable. En ese momento no hay lugar para la censura, dejamos que se
abra paso. Luego viene el pulir y editar. Acá es donde muchas veces nos topamos con una
muralla. Los protocolos dicen que hay que escribir en tercera persona, que eso fomenta la
objetividad. Seguramente Buber se reiría a carcajadas de nosotros. ¿Cuál es el mejor
método para comunicar un proceso que integra a los dos hemisferios del cerebro: al
izquierdo, racional, lógico, lineal, parlanchín y al derecho, metafórico, integrador,
rizomático, silencioso? No tengo una respuesta definitiva a eso. Creo que en un texto podría
existir la posibilidad de utilizar la primera y la tercera persona del singular y el plural,
pienso que la lengua tiene que estar al servicio del escritor, si es suficientemente flexible
comunica mejor. La rigidez enferma al cuerpo-mente, nos anquilosa y paraliza. Cierta
estructura es necesaria pero tenemos que encontrar vías que sirvan mejor a los propósitos
de la investigación creación.
Para finalizar, y no porque quiera, sino porque tengo que enviar este documento al comité
organizador del Foro, percibo que estamos en un umbral que se asemeja al de la Psicología
a principios del siglo XX, cuando intentaba validar su existencia en el campo del
conocimiento. El campo del arte todavía ve como modelo lo que se ha hecho en ciencia.
Hay quien duda de que el conocimiento proveniente de la indagación artística sea valioso
para la evolución humana. Nada más lejano. Sabemos que los procesos psíquicos
involucrados en el quehacer artístico, son fundamentales para el descubrimiento de
soluciones nuevas a nuestros viejos problemas. Existen métodos que son efectivos y que
han sido creados en otros ámbitos del hacer humano, pienso que si nos sirven hay que
usarlos correctamente, pero también pienso que es necesario y urgente plantearnos la
posibilidad de construir nuestros propios métodos de investigación, métodos que nos sirvan
como mejores mapas del territorio del arte y la creación.
Bibliografía
En este estudio se presenta el proyecto artístico El Ente Transparente del colectivo C.A.S.I.T.A
desde la perspectiva de la investigación –creación .
C.A.S.I.T.A. es un colectivo artístico activo desde 2004, el grupo se ha conformado con distintas
personas hasta la fecha, siendo desde 2007 sus componentes estables Diego del Pozo, Eduardo
Galvagni y Loreto Alonso.
El nombre se ha compuesto como acrónimo, de manera que la letras “C”. “A”.”S.” “I.” T.” y “A.”,
cambian su sentido de una formulación del proyecto a otra; pueden significar culalquier cosa y sólo
hay un requisito: que una de las “A.” Se destine a la palabra “arte” o “artista”. El colectivo quiere
señalar así, desde su firma el propósito de mantener un lazo con el proceso creativo artístico,
considerando el arte como una herramienta de estrategias lúdicas, de pensamiento, de relación y de
acción, desarrollada no sólo en un ámbito exhibitivo autónomo sino también integrada a la práctica
cotidiana.
Esta interacción es parte importante del trabajo de C.A.S.I.T.A que plantea los elementos estéticos
del proyecto, tratando de implicar a público interlocutor y participante, proponiéndole ser actor en
la investigación y agente de un proceso de construcción de conocimiento en la realidad.
Una metáfora llamada El Ente Transparente
El Ente Transparente evoca la imagen de una sustancia gaseosa, que ocupa todo el espacio, pero que
difícilmente podemos localizar o separar, un ente, capaz de condicionar de forma muy efectiva
nuestras realidades vitales, que nadie sabe que forma tiene, pero por el que todo el mundo se siente
condicionado.
La metáfora trata de sugerir reflexiones sobre le concepto actual de “trabajo”, planteando esta idea
más allá de su dimensión remunerada e intentando visibilizar las implicaciones sobre lo identitario y
lo afectivo, sobre los procesos de subjetivación y de relación con el otro.
La investigación se plantea desde el complejo panorama de los distintos relatos sobre el trabajo que
conviven en la globalización, la dimensión postfordista de las formas de producción
contemporánea pero también su convivencia con formas fordistas o incluso prefordistas, la
importancia de las relaciones y de lo afectivo en las micropolíticas y la perspectiva de la economía
cognitiva, capitalismo del conocimiento, capitalismo cultural y semiocapitalismo, las nuevas
divisiones internacionales del trabajo y sobretodo lo laboral como agente fundamental en la
construcción de subjetividades y también de imaginarios culturales.
El concepto de trabajo se presenta como problema central de esta investigación, más allá de su
perspectiva laboral, como un elemento determinante en el proceso de construcción de nuestras
subjetividades, identidades y sociedades.
La discusión pública sobre los modelos de subjetivación en el trabajo no ha asumido los cambios
del paradigma productivo desde los años ochenta, y habitualmente no son puestas en discusión
socialmente, las consecuencias que determinan la construcción del sujeto desde la perspectiva
neoliberal globalizada74.
Encontramos una falta de canales de reflexión, de espacios comunes donde discutir sobre estos
asuntos que están intrínsecamente ligados a las cuestiones sobre representación y que son
considerados habitualmente desde perspectivas subjetivas exclusivamente individualistas y nunca
colectivas y colaborativas, pero además podría decirse que la información que circula suele servir
para generar una mayor confusión y fragmentación del colectivo social, contribuyendo con esto a
una neutralización de nuevas formas de sensibilización. Especificamente esta problemática se hace
mayor, tal y como enunciara Gayatri Spivak75, en combinación con las realidades postcoloniales
que siguen manteniendo a grandes sectores sin voz.
Entendemos la idea de “Trabajo” como un problema difícil de definir, no sólo debido a nuestra
proximidad vital sino también como consecuencia de la actual situación de los valores económicos,
éticos o vitales. El abordar el problema públicamente, tanto a través de representaciones metafóricas
como de testimonios y sensaciones personales, permite creación de nuevos modos de relación e
identificación con el fin de promover conseguir referencias comunes para futuros posibles.
Como objetivo principal se pretende entender el lugar que ocupan los valores afectivos en los
imaginarios contemporáneos críticos y transformadores.
Reproducir y dar difusión de las alternativas y ejemplos de resistencia que están desarrollando
colectivos y agentes culturales en distintos contextos sociales y disciplinares sobre los procesos de
subjtivación en relacción a nuestra participación en los sistemas productivos.
74Talcomo porblematiza Paolo Virno(2003), la concepción de trabajo del Capitalismo, en la medida que
especula con la productividad de la existencia, ha distorsionado la idea de “trabajo” y como consecuencia las
posibilidades plurales de la existencia.
75 Recordando la pregunta planteada por Gayatri Chakravorty Spivak (1988) “¿Puede hablar el subalterno?
culturales en la construcción de una red que proporcie propuestas de transformación social76
efectivas en relacción con los relatos sobre el trabajo. Aunque la posición del colectivo se
establece para un presente postutópico desligado del cambio radical adscrito a la ideología
revolucionaria, tampoco aspira a mantenerse neutral.
No es neutral y no es militante, pero busca ser productivo a través de acciones y actitudes que de
forma propositiva surgen frente a los problemas que plantean las formas de trabajo en la actualidad.
Se podría decir que se sigue la idea en relación con la investigación participative de Schutter
(1986), cuando afirma que “la visión política partidista del investigador no es el punto central,
sino la promoción de la organización y la capacitación para que los sujetos estén en condiciones
de transformar la realidad social de acuerdo a sus intereses”.
La investigación propone reunir a personas y contextos diversos que reflexionen a partir de sus
situaciones específicas. A través de entrevistas, identificando casos de estudio y creando nuevos
imaginarios, se intenta conseguir una visualización de las coincidencias, las diferencias, las
discontinuidades, las conexiones, los posibles ordenes y nuevas hibridaciones encontradas,
identificadas y/o generadas en la experiencia conjunta.
Métodos de investigación
Se trata de que las diferentes aproximaciones a los temas, de carácter parcial y subjetivo, puedan ser
contrastadas formando parte constituyente de un proceso creativo artístico pero también de un
proceso de investigación-creación. En este proceso, los métodos y las técnicas empleadas, no se
plantean de la misma manera que una investigación científica al uso, primeramente porque el más
relevante de sus productos resultantes no se presenta como una forma escrita resultado de análisis
sino como imagen fundamentalmente audiovisual, experiencial y poética.
Pese a esto, podemos encontrar semejanzas con métodos de investigación propios de las llamadas
ciencias sociales, a partir de un paradigma cualitativo, como son los estudios de casos, las
etnografías y biografías y otros métodos fenomenológicos y hermanéuticos; así como técnicas como
la observación participante, la entrevista, la grabación de determninados indicadores, análisis
semiológicos etc.
76En este sentido el concepto de “ transformación social, que remite a una retórica de los años`60, es
recuperada como una forma que podríamos considerar siguiendo a Hal Foster “traumática, espectral,
asincrónica e incluso incongruente (Foster, 2004)
En cualquier caso los métodos se apartan mucho de los métodos de investigación tradicionalmente
asociados a las ciencias, que destacan el componente hipotético deductivo y se basan en un
paradigma cuantitativo, creyente en la objetividad.
Frente a estos modelos deductivos ortodoxos, se plantea una lógica abductiva fundamentalmente
enraizada en la experiencia y en los conocimientos interdisciplinares compartidos por C.AS.I.T.A
con otros agentes y colectivos.
Es importante destacar en este sentido, la importancia que pueden tener para la investigación las
experiencias generadas por los dispositivos de representación imágenes y materiales artistísticos
creados por C.A.S.I.T.A que ponen en marcha una reflexión crítica como modo de intervención, y a
su vez, desarrollan la intervención como fuente de análisis crítico.
Desarrollo del proyecto (2006-2007).
El Ente Transparente: Ganarse la vida, se constituye pues de forma muy polifacética, como un
espacio de recepción expositiva, un lugar para la reflexión, un espacio de reunión y trabajo, y una
herramienta de investigación. A continuación desgranaremos los diferentes elementos que
componen este proyecto, entre los que distinguiremos tres perspectivas: desde la investigación
estética asociada a una instalación expositiva, desde el la investigación documental como espacio
de consulta y trabajo y desde la investigaión dialógica y social a partir de una agenda de encuentros
y asambleas.
El Ente Transparente, constituye un espacio artístico autónomo pese a ser a su vez de ser un lugar
público de diálogo,
Las películas que rodean el anfiteatro son fruto del trabajo realizado a partir de entrevistas a
personas reales; y de animaciones de cuatro personajes ficticios. Las proyecciones que se pueden
ver son:
_Películas de animación de los cuatro personajes que nos acercan a realidades actuales del
trabajo El atareado serial, El distraído desenfocado, El provecho infinito y los gemelos
Abundancia espontánea y Necesidad programada.
_Una película de 30 minutos que se presenta como síntesis y narración a partir de las
entrevistas realizadas con 60 personas nos acerca a su relación con el Trabajo y al mismo
tiempo nos sirve de diagnóstico contemporáneo sobre sus problemáticas.
_Una pantalla que recoge grabaciones de todas las asambleas realizadas sobre El Ente
Transparente, que se propone como lugar y foro de reunión y debate colectivo. Y puesto que
el carácter de las películas y las proyecciones de dibujos presentan una lógica crítica, ideamos
la realización de una serie de Asambleas sobre el “Traba o” en el Ente Transparente con el
ánimo de reunir a personas de toda índole a hablar y dialogar sobre el concepto de “Traba o”
de forma propositiva.
Cerrando las gradas del anfiteatro se presenta un monitor, donde aparecen recogidas la
documentación de las Asambleas ya realizadas en el Ente Transparente así como una animación
que explica el Decálogo conceptual del proyecto.
El Ente Transparente como forma expositiva cuenta además con un apéndice o espacio abierto de
trabajo, en proceso permanente al que llamamos Obrador en el cual se encuentra a disposición del
público el Decálogo impreso en una lona, una Biblioteca y una Mediateca.
Desde la investigación documental: El Obrador
La función del Obrador es la de integrar, unir, y enlazar discursivamente los elementos del
proyecto, en este caso, el trabajo de documentación, el diseño de la biblioteca/espacio de trabajo, así
como las facetas didáctica y performativa del Ente Transparente.
El Obrador se define primeramente como el lugar de trabajo del equipo de C.A.S.I.T.A durante el
desarrollo previo del proyecto de instalación, es el espacio desde el cual surge y se plantea el resto
del los materiales, una vez construida la instalación, producidos los videos, agendados los
encuentros, etc.
La mediateca del Obrador se sigue actualizando con el paso de tiempo, siendo una
herramienta de consulta permanente desde la propia página web del colectivo
Además que como imagen total del proyecto, el decálogo se presenta impreso sobre una lona de
grandes dimensiones como animación.
La redacción y dibujo del decálogo es el resultado de muchas horas de trabajo y discusión, se trata
de un elemento aglutinador y ordenador de las distintas perspectivas que los miembros del colectivo
se plantean, una síntesis gráfica que se hace visible como elemento unificador de los pensamientos
individuales a la hora de pensar con otros, de manera que lo que representa, aunque no esté
absolutamente definido, si crea un entorno de concreción, que promueve el mejor entendimiento, en
las discusiones conceptuales del grupo.
La explicación textual de este decálogo se elaboró en dos niveles, que reflejan los distintos
entornos de interpretación en los que se presenta. Es necesario tener en cuenta que como
público de arte, algunos de los espectadores no tienen un interés especial en profundizar en los
detalles del discurso, las terminologías y los análisis específicos. Por eso se redactó un texto en
forma más coloquial, planteado como mensaje oral y que intenta acercar al público no
especializado y un escrito más amplio que expusiese tanto el orden conceptual como la
relación entre todos los puntos y las problemáticas tratadas, destinado a las personas que han
conceptualizado en términos teóricos el problema a tratar y con quienes se busca entablar
una discusión intelectual a un nivel más especializado.
La explicación básica del Decálogo, está registrada como componente sonoro en un video en el
que la figura del Decálogo va construyéndose punto por punto77:
La cinta de Moebius nos sirve para hablar de Trabajo. Es una cinta continua de una sola
cara por la que corren los tiempos y los lugares de producción impulsados por el Deseo.
Entendemos el espacio de la producción como espacio total. Las formas de producción han
cambiado, el Trabajo se expande a todos los lugares donde transcurre nuestra vida.
Hoy en día la información y las ideas producen. Cuando adquirimos un coche no solo los
compramos materialmente, conseguimos también la experiencia publicitada de su disfrute.
Aumentamos su valor conduciéndolo por las calles de la ciudad.
77
Este video puede verse, junto con otros materiales del proyecto en www.ganarselavida.net
Al confundirse el tiempo de trabajo con nuestra intimidad, nuestra vida se precariza.
Nuestros problemas laborales son nuestros problemas personales.
La fragmentación y la
conversión de todo en producto han llegado al espacio, al tiempo, a los cuerpos y a las
identidades.
Esta situación más allá del lamento nos provoca el impulso de generar espacios para
acordar entre todos los diferentes, cómo y cuándo trabajar. Y la posibilidad de
construirnos y entendernos sin convertir el afecto en producto.
El Ente Transparente quiere mostrar el malestar gaseoso que a todos nos condiciona. El
Ente transparente propone un lugar de encuentro físico y diálogo directo.
La Reflexión ampliada del decálogo implica un acto de lectura más reflexivo , se trata de un
documento teórico y mucho más extenso que el anterior aunque actúa igual que éste como una
forma de determinación y explicación del dibujo del decálogo. Se plantea dividida en los diez
puntos del decálogo y su redacción nos recuerda la forma de un manifiesto:
Hoy en día la información y las ideas producen y lo hacen en cualquier tipo de espacio.
b) En las relaciones sociales, que son las formas últimas en las que se establecen los
sistemas de valores.
c) En la dicotomía entre recepción y consumo, que genera un abanico de figuras entre las
que encontramos la clientela, el público, el interlocutor, el colaborador, el participante, el
consumidor, etc.
Consideramos que este conflicto se hace intensamente presente en las distorsiones que se
producen entre las experiencias vitales y el desarrollo de nuestro carácter.
6) Reivindicar una discusión social sobre la organización del tiempo vital, especialmente en
las zonas de trabajo productivo menos representadas. Esta discusión tiene como objetivo no
sólo entender el estado actual, sino sobretodo, encontrar propuestas y soluciones a las
formas en las que la globalización se impone a todas las ciudadanías.
10) Estos interrogantes flotan alrededor de la cinta de Moebius, cinta continua y de una sola
cara por la que corren los conceptos de tiempo y lugar de producción desplegados en torno
a la sustancia gaseosa del deseo.
En la Primera Asamblea pública sobre el Trabajo realizada el sábado 2 de junio a las 19:00 horas.
participaron Público en general en el espacio instalativo de El Ente Transparente en el Matadero de
Madrid. En esta asamblea el colectivo C.A.S.I.T.A. articuló un debate público sobre el estado de las
relaciones laborales junto con una variedad de artistas, productores culturales y agentes sociales
invitados.
La Segunda Asamblea que tubo lugar el Sábado 9 de junio a las 11:00 horas. Participaron algunos
antiguos y nuevos trabajadores de Matadero Madrid. Esta asamblea generó una mirada transversal
hacia distintos momentos históricos en las relaciones laborales y modos de producción en el
Matadero de Legazpi. Por un lado, antiguos trabajadores y trabajadoras del Matadero. Por el otro,
productores y mediadores culturales de los nuevos entornos artísticos creados alrededor del
proyecto Intermediae-Matadero. Se reflexionó sobre el cambio de paradigma que está produciendo
la creación de grandes espacios de gestión y producción cultural en las grandes metrópolis.
La Tercera Asamblea pública, se realizó el Miércoles 13 de junio a las 18:00 horas. bajo el nombre
de “ l omando Transparente” más que un debate se propición una forma de uego en la que
participaron Niños de entre 8 y 12 años, junto con un equipo de siete personas asociadas al
colectivo C.A.S.I.T.A (Eduardo Galvagni, Diego del Pozo, Loreto Alonso, María Íñigo, Patricia
Fesser, Rosa San José y Susana Velasco y Rafael Sánchez-Mateos del colectivo ludotek).
La actividad tubo un carácter para-teatral que proponía acercar a los niños a la problemática no
tanto desde un punto de vista racional o pedagógico sino como potencia para articular un
posicionamiento propio a través de su actividad lúdico-productiva.
B) Desarrollo del proyecto: El Ente Transparente: La Caja Negra. 2008-2009
A través de la apariencia de una caja negra de avión (diseñadas para registrar información del vuelo
y para las investigaciones de los accidentes aéreos) se elaboró un objeto que pretende promover
acciones a su alrededor .
El colectivo C.A.S.I.TA. con la colaboración de Rotor Association for Contemporary Art (Graz,
Austria) viajó a tres ciudades centroeuropeas ( Graz, Ljubljana, Viena) donde se reunió con
diferentes artistas, productores culturales y sociales para activar la distribución de estas Cajas
Negras. Se trata de una versión viajera e itinerante de la problemática planteada con “Ganarse la
vida”. En torno a esta pieza múltiple generada por el colectivo se desarrollaron varias actividades
que podemos definir como “conversaciones”, encuentro con agentes autónomos capaces de
proponer una visión productiva ante el problema y una serie de “intervenciones” del espacio
público, donde la pieza es encontrada por diferentes personas y genera diálogos, discusiones,
conversaciones, etc.
La Caja Negra es un objeto pensado como dispositivo para ser infiltrado y distribuído entre
todo tipo de gente en sus contextos de producción. Dentro de la caja se puede encontrar
información sobre los modos de producción y propone al público que la intervenga
contestando a la pregunta : “¿ Qué acción puede cambiar el sentido de nuestra productividad?”
Las conversaciones cumplen una doble misión: Por un lado sirven para activar la distribución de la
Caja Negra a través de los canales más adecuados, por otro gracias a todos estos agentes
contactados, conseguimos profundizar en la investigación acerca de las siguientes problemáticas:
_Sus puntos de vista sobre los procesos que desencadenan las nuevas divisiones del trabajo
y la producción de subjetividad.
Los encuentros se desarrollaban durante aproximadamente dos horas, en los contextos de trabajo de
los entrevistados o en el espacio de Rotor y fueron documentados en video. Para futuros desarrollos
del proyecto e n otras ciudades y contextos, estas conversaciones son un modelo realizable con los
agentes de interés de los nuevos lugares.
David Bohm nos hace recordar que la etimología de la palabra diálogo no nos remite a un “logo” de
dos, sino que el prefijo “dia” significa “a través de” . El diálogo no es pues sólo el resultado de un
proceos de cooperación sino un trabajo conjunto para construir un significado común a los
interlocutores, El diálogo hace posible la presencia de una corriente de significado en el seno de una
"comunidad", a partir de la cual puede emerger una nueva comprensión, algo creativo que no se
hallaba en el momento de partida (1996).
La forma dialógica no es una viá rápida a la verdad, el acercamiento a la realdad se produce muchas
veces a través de opiniones parciales, ideas y pensamientos precarious y muchas veces a través de
los malos entendidos, otra vez citando al físico Bohm, el mundo es demasiado complicado para que
sea conocido de una vez y de forma definitiva y sólo en este diálogo en libre movimiento, podría
surgir una novedad creativa, algo así como un significado común o eslabón entre puntos de vista
muy diferentes.
El asunto de la participación
Si queremos abordar un proyecto como el Ente Transparente no podemos olvidar una mirada
sobre los procesos de recepción que en el o mejor dicho, a través de él, se promovieron. Se podría
decir que en relación con el proyecto de El Ente Transparente, la participación se establece en
varios niveles, desde la decisión de los artistas de trabajar en un grupo, al intento de promover un
público de la obra emancipado y emancipador78.
Los artistas que desarrollan los proyectos de C.A.S.I.T.A trabajan como colectivo, al margen de que
cada uno de ellos siga desarrollando sus propias creaciones de carácter individual. Se trata de una
forma cooperativa, con especial interés en la idea de comunidad experimental entendida como un
constante proceso de intercambio de carácter multidisciplinar, implicando a personas e instituciones
heterogéneas.
Una vez ideado el trabajo artístico se plantea en su recepción adoptando una forma colaborativa,
abriéndose a un número mayor de personas de forma gradual, con diferentes modalidades de
intervención por parte del público participante, generando una reformulación de la dicotomía entre
actividad y pasividad, entre objeto y sujeto, entre espectador y creador.
El arte se configura como espacio de diálogo, donde se desarrollan relaciones horizontales, en las
que el creador-investigador se acepta y se asume también como investigado, comparte sus
conocimientos desarrollados principalmente en medios visuales y aprende en la práctica. Esto
implica una participación activa por parte del público de arte. Se trata de una participación que en
muchas ocasiones, exige interrogarse sobre asuntos que en principio no estaban dentro de las
problemáticas de uno. Esta relación mayéutica que se establece con el público, no se basa en
interrogantes examinadores sino en la intención de incluir puntos de vista y discusiones.
Hoy en día, la participación es celebrada desde las posiciones más alejadas posiciones, por un
lado una se da concepción mercantilista del público, en la que el concepto “participación” se
convierte en una forma más de consumo, se anuncia, se promueve y se cobra, se entiende como
crecimiento productivo, como en la popular máxima de “más es mejor,” Pero por otro lado, desde
una perspectiva más crítica, la participación implica crear un espacio para la diferencia, la
78
Veánse al respecto los interesantes formulaciones de Jacques Rancière respecto al prendizaje en su libro
El Maestro ignorante (2002) y en relación con la experiencia estética El público emancipado (2010)
diversidad, la tolerancia y la discusión, todo espacio democrático, es necesariamente también un
espacio de conflicto como apunta Rancière (2002).
BATAILLE, George. “La noción del gasto” en la parte maldita. Barcelona: Icaria, 1987. Publicado
en francés en 1933
BOHM, David: Sobre el diálogo. Barcelona: Kairos, 1996
DELEUZE, Gilles: “Posdata a la sociedades de control” en DELEUZE, Gilles
Conversaciones 1972-1990. Valencia: Pre-Textos, 1999.
DE SCHUTTER, Anton. Investigación participativa: una opción metodológica para la educación de
adultos. Michoacán: CREFAL, 1986.
ELLIOT, John: La Investigación Acción en la Educación. Madrid: Ed. Moritz, 2000
FOSTER, Hal: “Este funeral es por un cadáver equivocado” en Diseño y delito y otras diatribas.
Madrid: Akal, 2004.
MORIN, Edgar: El método IV Las ideas. Madrid: Cátedra, 1992.
RANCIÈRE, Jacques:
La división de lo sensible. Estética y política. Centro de arte de Salamanca, 2002
El maestro ignorante. Barcelona: Alertes, 2002
El espectador emancipado. Pontevedra: Ellago, 2010
SPIVAK, Gayatri Chakravorty, “¿Puede hablar el subalterno?” en castellano en la Revista
Colombina de Arntropología Volumen 39, enero-diciembre 2003. Instituto Colombiano de
Antropología e Historia.(ICAH). Publicado en inglés en 1988.
VILLASANTE, Tomás Rodríguez: Desbordes creativos. Estilos y estrategias para la
transformación social. Madrid: Catarata, 2006
VIRNO, Paolo: Virtuosismo y revolución. La acción política en la era del desencanto.
Madrid: Traficantes de sueños, 2003
Nota: Todas las imágenes que acompañan el artículo, así como los materiales audiovisuales que pueden
verse en la página web del colectivo, han sido creadas por el colectivo, quien tiene derecho a
reproducirlas como considere.
Poéticas del siglo XXI: Una producción invertebrada.
Loreto Alonso Atienza
Una obra de arte que consiste en hacer correr rumores a los dos lados de una frontera, otra
que presenta de forma documental posibles alternativas de vida, proyectos que se mueven
dentro y fuera de los circuitos artísticos reconocidos, antes y después de las exposiciones,
proyectos sin obras y obras sin artistas, de autores colectivos o desconocidos…. Ante los
heterogéneos procesos que se están produciendo en el contexto de las prácticas de arte hoy
sugieren imaginar otros modelos metodológicos, otras figuras de referencia y otras ópticas,
así como también considerar críticamente el contexto de una forma económica de valores
inmateriales en la que se problematiza el sentido de los fenómenos culturales.
Este interés se corresponde también con una ampliación de las perspectivas en biología, que
ha desplegado en el último cuarto del siglo pasado, su campo de saberes hacia la etología,
las ciencias de la comunicación o la teoría del conocimiento, entrando de lleno en los
dilemas que durante años han dado qué pensar a filósofos y otros investigadores culturales.
Además de los trabajos de campo relacionados con los propios animales, es interesante
destacar dos perspectivas generales en las que la biología está aportando puntos de análisis
muy productivos: la genética y las teorías evolutivas.
Los avances en genética son los protagonistas de muchos de estos nuevos campos del
pensamiento, la posibilidad de convertir en lenguaje los fundamentos orgánicos que se
transmiten en el genoma, el A.D.N y el descubrimiento de la doble hélice (1953), abren
nuevas posibilidades de investigación y con ello importantes controversias, pero no sólo
eso, también favorece que aparezcan ámbitos de estudio hibridados en los que encontrar
distintas reformulaciones del binomio ciencia-humanidades. Por ejemplo, la perspectiva de
considerar la genética como tecnología de la información que acerca las metodologías e
intereses de científicos como Dawkins al trabajo de semióticos y lingüistas.
Otro campo de intensa actividad lo configuran las actuales teorías evolutivas con Darwin de
referencia, que proponen nuevas perspectivas sobre el significado de adaptación y de la
selección natural, reformulando la dimensión teleológica del concepto “evolución” que es
interpretada como un cambio continuo más que como una actividad dirigida a una solución
final.
Los estudios sobre selección natural también abordan la problemática sobre los procesos de
individualización, pues es necesario determinar cuál es el sujeto que es seleccionado, ¿el
individuo? ¿determinados genes del individuo? ¿el colectivo de individuos?.
Las analogías de lo biológico con teorías del conocimiento y fenómenos culturales generan
el riesgo de caer en un determinismo biológico, este estudio no pretende en ningún caso
buscar explicaciones naturales a los fenómenos culturales, ni aplicar las leyes de la
evolución a asuntos culturales, sino dibujar un punto de vista, una perspectiva que ayude a
apreciar las prácticas artísticas y a entender el contexto en el que tienen lugar y al mismo
tiempo al contexto que representan.
En ámbito de lo artístico es cada vez más usual encontrar ejemplos de propuestas efímeras,
prácticas que se presentan más como procedimientos y entornos de acción que como una
pieza definida.
La imposibilidad de acceso a todos los lugares donde estos seres se encuentran o donde
estos procesos se realizan, ya que a veces son espacios impracticables para nuestros cuerpos
y nuestras tecnologías.
79
Eco consideraba que las obras de arte, literatura o música de la modernidad presentan un
carácter abierto y aleatorio que propicia el establecimiento de nuevas relaciones entre el artista y
su público, nuevas mecánicas de percepción estética y un status diferente de la producción
artística en la sociedad contemporánea. En definitiva Eco defiende que los conceptos de
contemplación y utilización de una obra de arte cuyos sentidos son abiertos, han sido redefinidos.
creación y que indistintamente toman la forma de exposición, de intervención pública o de
taller.
El mundo de los animales no está formado por los vertebrados y unos pocos invertebrados,
sino por veintiocho troncos, uno de los cuales compartimos con los restantes cordados.
Los invertebrados constituyen la parte numéricamente más importante del mundo de los
animales, los insectos conocidos hoy suman cien veces más que el total de especies. El
grupo es variadísimo y mayoritario no sólo en cantidad de especies sino también en
cantidad de población. Como ejemplo se puede señalar que hay más especies de hormigas
en un Km. de bosque brasileño que especies de primates existen en todo el mundo y son
más las hormigas obreras en una colonia de hormigas cazadoras que todos los leones y
elefantes de África, Hormigas como la Dorylus wilwerthi vive en comunidades que
alcanzan los 32 millones de individuos (20 Kg. de peso), con columnas de hormigas-
soldado patrullando regularmente un área de 50.000 m.80
De esta misma manera, se debe considerar que las prácticas artísticas invertebradas son
mayoritarias, tanto en número de especies como en número de individuos, frente a la
figura de artistas especializados, reconocida en el circuito oficial del arte contemporáneo.
Por mucho que se insista, no se trata de prácticas alternativas, pues no deben su existencia
a la industria cultural, ni su objetivo principal es oponerse a lo oficial, son modos de hacer
que se legitiman en sus prácticas y no es justo considerarlos como una reserva o una
cantera de los “equipos titulares”.
Además el adjetivo alternativo parece sugerir que es una opción elegida entre otras
opciones, como si se pudiera elegir fuera del catálogo del sistema, pero esto no es así, la
marginalidad es una condición mutante y relativa, y el sistema es perfectamente capaz de
convertirlo todo a sí mismo simplemente en su inclusión.
80
Sólo los artrópodos constituyen el 80% de la fauna terrestre, de 1200.000 especies en el planeta,
1000.000 son insectos.
Así conviene recordar que la noción de que existe un arte oficial y otro que es
“alternati o” parece ni elar dos conceptos que se han demostrado muy inestables y que
se han utilizado en categorías no siempre beneficiosas para los creadores.
Hay que destacar además que al igual que estas mariposas efímeras, las formas de hacer
invertebradas resultan muy beneficiosas como base de una cadena trófica y son
fundamentales para la existencia de muchas otras producciones culturales. Desde esta
concepción de lo invertebrado como producción cultural base, es interesante identificar un
fenómeno contemporáneo de “amateurización masi a” que implica un cambio de escala a
la hora de concebir la producción cultural y especialmente los procesos creativos.
Entre los seres más minúsculos se encuentran algunos capaces de reaccionar al contacto
externo por medio de desplazamientos activos, otros no, como los integrantes del
zooplancton, organismos que en su mayoría son incapaces de moverse por sí mismos así
que se mantienen erráticos y viven a merced de las corrientes y las olas. 81 Las estrategias de
supervivencia son asombrosas en organismos que a veces no son más que un pequeño
aparato digestivo.
Pero el mundo de los invertebrados también proporciona ejemplos de seres enormes como
calamares, pulpos o bivalvos gigantes que suelen encontrarse en las profundidades marinas
así como kilométricas colonias de coral cuyos esqueletos generan territorios extensos con
islas y archipiélagos.
Diferentes intereses generan diferentes escalas, desde micro intervenciones, con un carácter
performático y poético, realizadas ante un público no consensuado, infiltradas en
situaciones cotidianas y en la esfera pública a intervenciones que implican muchas
operaciones con diferentes niveles en las que colaboran numerosas personas y que generan
una difusión muy amplia.
81 El zooplancton está compuesto de animales que con excepciones son microscópicos o escasamente
visibles a simple vista. Está integrado principalmente por protozoos (animales unicelulares) y rotíferos,
junto con gran variedad de pequeños crustáceos, acompañados de medusas, algunos gusanos, moluscos
diminutos y microscópicas fases larvarias de muchos animales que viven en el fondo del mar cuando
son adultos.
así se presentan el pulpo o las babosas que no tienen ninguno, pero una concha externa de
carbonato de calcio es habitual en otros gasterópodos como el caracol o la caracola.
Algunos invertebrados desarrollan una concha interna, que puede ser dura como la de la
sepia o cartilaginosas como la del calamar. Es interesante como los cuerpos reversibles de
las esponjas o la variabilidad y transparencia de las medusas complica una clara distinción
entre estructura interna y estructura externa, entre dentro y fuera.
También un grupo muy significativo como son los artrópodos (insectos, arácnidos,
crustáceos, y miriápodos) presenta un esqueleto externo (exoesqueleto) consistente en unas
placas duras articuladas entre ellas que protegen a un animal blando.
La distinción entre lo duro y los blando en el cuerpo de los invertebrados remite en el caso
de la producción cultural a la problemática de la articulación con las instituciones
culturales, que además de generar cuestiones relacionadas con polémicas concretas y
particulares (aunque bastante repetidas también) constituye un verdadero dilema sobre los
procesos de institucionalización en relación con la experiencia.
Es para todos familiar el caso de los cangrejos ermitaños o paguroides, estos animales
tienen un abdomen más blando que otros crustáceos así que se protegen con un
instrumento externo, reutilizando conchas de caracoles muertos en un fenómeno
denominado tanatocresis, durante su crecimiento este animal se ve obligado a cambiar
repetidamente de concha por lo que es habitual encontrarles inspeccionando detenidamente
con sus pinzas las conchas vacías.
El caso del cangrejo es un ejemplo del uso instrumental de una estructura existente y
propone una forma de hacer que aprovecha los medios dados, en el sentido que le resulta
interesante.
82
Ernesto LACLAU La razón populista. Buenos Aires: FCE, 2005 .
En este libro el autor se acerca al fenómeno del populismo como proceso inverso al proceso de
institucionalización al que relaciona históricamente con el positivismo, y actualmente con los
Estados tecnocráticos que a través de la administración de las instituciones son capaces de
absorber las demandas más o menos particulares que se articulan.
“superproducción de imágenes” que también se continúa en la superproducción de objetos
culturales y lingüísticos, no es de sorprender que algunos artistas hayan optado por trabajar
a partir de imágenes que ya están en circulación, algo que resulta sencillo considerar como
un fenómeno de reciclaje de imágenes ya producidas.
Entre estas prácticas cabe destacar lo que ha sido denominado como arqueología mediática,
productores de imagen que invierten parte de su creatividad en la “pesca” y el estudio de
productos ya facturados y cuyo trabajo consiste en una reformulación de los sentidos y de
las implicaciones de estos materiales.
A partir de la metáfora y la ficción que es el territorio propio del arte, una multitud de
propuestas contemporáneas responden a los que Bourriaud ha definido con el paradigma
de la “postproducción (Bourriaud: 2004) reciclan la información recibida cotidianamente en
búsqueda de una activación que además abra las posibilidades de un cuestionamiento sobre
la “verdad” de este tipo de datos. Estas intersecciones entre los hechos reales y el lenguaje
abren además nuevos cuestionamientos sobre la veracidad de la información de los media y
pueden ayudar a entender algunas de sus estrategias.
A partir del modelo de las colonias de cooperación también se vislumbran los efectos y
peligros que se derivan de las formas y estrategias productivas en la actualidad.
La reina no sabe más que las otras hormigas, la reina no es capaz de tomar decisiones y
mucho menos de comunicarlas y controlar el comportamiento de los miles sino millones de
individuos, llamadas “obreras”83.
Primeramente hay que tener en cuenta que el 60 % de los individuos, pasa la mayor parte
del tiempo, haciendo absolutamente nada, son recursos disponibles que sólo se activan
cuando es necesario implementar alguna de las tareas.
83 La inmensa mayoría de los individuos del hormiguero se dedican a una serie de tareas, tales como
encontrar comida, recolectarla y alimentar y cuidar de las larvas y del nido, es por ello por lo que se las
llamó “obreras”.
El término “obrero” surge con la revolución industrial y la diferenciación de los operarios u obreros
que trabajaban con las máquinas y los empleados, esta diferenciación parece haber sobrevivido
hasta nuestros días a pesar de la evidente transformación de las formas de organización del
trabajo, de las nuevas actividades y ocupaciones.
84La mirmecóloga Deborah Gordon también ha demostrado que un hormiguero joven se muestra más
inestable que uno que ya ha cumplido unos 5 años (un hormiguero y su reina llegan a los 20 años) en el
que la cantidad de individuos en el nido se mantiene constante y la división del trabajo está más
definida, son más homoestáticas que en un nuevo hormiguero, esto es, un hormiguero joven. Si
tenemos en cuenta que una hormiga puede vivir hasta un año esto no puede deberse en un
comportamiento aprendido en la vida de cada individuo de la colonia, que a excepción de la reina, es
mucho más corto.
que implica la consideración del bien general por encima de los intereses particulares de las
partes que han decidido asociarse, es una tensión que se da frecuentemente en los
desarrollos cooperativos tanto de los colectivos artísticos como en las asociaciones entre
productores culturales o en las relaciones con los públicos.
No son sólo los nuevos modelos productivos los que deben valorarse en las formas
colectivas, anónimas y distributivas, es muy importante también considerar reflexivamente
los efectos que provocan estas transformaciones en las condiciones y condicionamientos
que se imponen a los agentes de la producción. Un ejemplo de estos cambios de paradigma
lo constituye la idea de flexibilidad que no representa tan sólo la propiedad liberadora
defendida en los años sesenta del siglo XX, sino un concepto central para entender las
problemáticas actuales derivadas de formas de producción en progreso permanente.
Otro aspecto destacable que resalta la dimensión invertebrada de las prácticas artísticas, es
la distribución, una forma de producción que basan su éxito en la disponibilidad
permanente de los individuos en red.
Para concluir esta intervención, que no pretende tanto explicar como sugerir, es necesario
precisar que estas concepciones de lo invertebrado cultural no conforman sólo un modelo
de organización del poder, sino una reformulación de la idea de comunidad y de autoría, y
sobretodo una idea de la práctica artística en proceso más que en objeto, que siguiendo la
flexibilidad intrínseca de los sistemas naturales, no basan su comportamiento en una
planificación sino que se van adaptando a los cambios del entorno.
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LEVIN, Roger y LEWONTIN, Richard. The dialectical biology. Harvard University Press,
1985
Esta reflexión tuvo origen en una conversación informal sostenida con un alumno, donde se
me preguntó si considero necesaria la práctica del dibujo realista dentro del proceso
formativo de los artistas, o si creo que se trata de una habilidad anacrónica, superada por
las herramientas tecnológicas disponibles y los desarrollos estilísticos acontecidos durante
el pasado siglo. Si bien el alumno deseaba un juicio de valor para sumarlo a una discusión
que tenía pendiente con otro interlocutor, me pareció que en la pregunta estaba dando
muchas cosas por sentado y necesitaba replantearse dentro de un contexto más amplio. Lo
que sigue corresponde, por tanto, a la segunda parte de aquella conversación, por lo que
estará presentado en un tono coloquial, subjetivo y salpicado de comentarios en primera
persona, eludiendo los requisitos de un documento académico. La principal falta que ello
implica es que estaré haciendo uso de información e ideas de autores de diferentes épocas y
disciplinas, sin hacer en todos los casos la debida mención a la fuente.
Debo señalar en primer lugar la incomodidad que el término dibujo realista suscita en mí.
Su uso sugiere la posibilidad de un tránsito sin mediaciones entre la luz que incide en la
retina y la mano que dibuja, de un modo análogo al registro fotográfico. Esto da la espalda
a la extensa labor de investigadores, de diferentes épocas y lugares, por desentrañar el
complejo proceso de la percepción visual y, al mismo tiempo, anula para el dibujo la
posibilidad de constituirse en registro y vehículo de información codificada. Mi opinión es
que no hay nada de natural en el acto de dibujar; se trata fundamentalmente de una
operación mental, a la vez intuitiva y abstracta, que implica un modo de atención poco
común en la vida cotidiana y de la cual el resultado en el papel puede considerarse, en
cierto modo, tan sólo un residuo.
Consideremos en primer lugar, de manera muy sucinta, la percepción visual desde un punto
de vista fisiológico (fig. 1):
diversos rangos del espectro de la luz visible son reflejados por los múltiples objetos a
nuestro alrededor, inciden hacia el interior de nuestros ojos a través de la pupila y se
proyectan hacia la retina en el fondo del globo ocular. La retina está compuesta por
alrededor de 120 millones de células que reaccionan ante la presencia e intensidad de la luz,
desencadenando reacciones electroquímicas que, al final de un proceso en varias etapas, se
convierte en información útil para el individuo en la corteza visual del cerebro. Se han
desarrollado, especialmente durante el último siglo, diversas teorías acerca de cómo ocurre
la transformación de fotones en información, sin embargo ha sido en las tres últimas
décadas cuando, gracias a la interdisciplinariedad posibilitada por el desarrollo de la
informática, que se empieza a abandonar el terreno puramente especulativo. Algo de lo que
se tiene hoy certeza, es que la percepción visual va mucho más allá de ser una operación de
captura de información; es un proceso eminentemente activo, que completa y ajusta los
datos disponibles, para ofrecer a nuestra mente la imagen de un espacio tridimensional con
el que podemos interactuar confiablemente, todo ello ocurre de manera aparentemente
automática, por debajo del umbral de la conciencia. Una sugestiva muestra de la
importancia del elemento activo de la percepción, se puede encontrar en una prueba para
demostrar la existencia del punto ciego de nuestra retina (fig. 2):
Se aplica cubriéndose el ojo derecho, colocando el izquierdo frente a la cruz y alejando
lentamente la cabeza hasta que llega el momento en que el punto de la derecha desaparece
(fig. 3):
En su lugar no tenemos un vacio perceptivo, como debería corresponder a un área que no
presenta datos retinares, sino un espacio del mismo color que su contexto más próximo. En
una segunda versión (fig. 4):
Lo que ahora ocurre es la transformación de la línea segmentada de la izquierda en una
continua (fig. 5):
La percepción en este caso, en lugar de simplemente completar el estímulo con la
información del área próxima, lo presenta como la configuración más simple posible, o la
más probable, dadas las circunstancias.
Sin embargo, lo que es asombroso es el hecho de que una proyección en dos dimensiones
en nuestros ojos, producto de un entorno tridimensional, se presente a nuestra conciencia
como una imagen tridimensional que, en términos prácticos, es análoga al entorno que la
origino. Esto es notable dado el fenómeno conocido como problema inverso (fig. 6):
Esto es, que la proyección de una línea en un espacio bidimensional, puede ser resultado de
un infinito número de posibilidades en uno tridimensional.
Consideremos entonces el enorme volumen de información debe ser procesado por nuestra
visión, infiriendo la solución a las ambigüedades, a través de cálculos probabilísticos que
implican capacidades innatas y aprendidas, y que están aun muy por encima de la
capacidad de procesamiento de las computadoras más potentes. Todo ello sin que siquiera
nos demos cuenta. Está claro entonces que una imagen en la conciencia, a pesar de tener
origen en su contraparte física, es una entidad mental nacida de un complejo proceso de
estructuración que, en ciertos sutiles aspectos, puede ser único para cada individuo. Por si
fuera poco, dicha imagen mental tridimensional deberá ser transformada, nuevamente, en
una imagen bidimensional por el dibujante, lo que, por lo demás, tampoco es una operación
sencilla, dado que debe escoger entre un enorme rango de herramientas gráficas y
posibilidades estructurales para lograr el resultado deseado, al que, ciertamente, se puede
llegar por múltiples caminos. Se trata entonces de un tránsito en varias etapas, alternando
versiones bidimensionales y tridimensionales, donde se descarta, incorpora y codifica
información.
La imagen muestra una Austrocylindropuntia Subulata del género Cactaceae (fig. 7):
Al decir que se trata de una cactacea, estoy aplicándole, a este particular, un concepto
general que, al relacionarlo con otros particulares, implica una operación cognitiva.
Igualmente puedo decir que se trata de un ser vivo, haciendo uso de un concepto mucho
más general, pero igualmente verdadero. El concepto ser vivo tiene una denotación más
amplia pero nos ofrece información menos específica y, por lo tanto, menos útil a la tarea
de comunicar a otros lo qué este particular es. Podría decir entonces que se trata de un
vegetal, reduciendo la amplitud de denotación del concepto y aproximándome a una
descripción algo más precisa, pero todavía estamos en un rango de particulares tan
disímiles que su dimensión puede variar entre apenas unos milímetros hasta más de 100
metros. El decir que se trata de una cactacea es de ayuda, pero existen variedades
suficientes como para ameritar una enciclopedia. En todo caso, Cualquier concepto que
aplique para describirla estará ubicado en una jerarquía que va de lo particular a lo general
y todo el conocimiento humano está construido a partir de este tipo de jerarquías. Aunque
los conceptos parten de características que unifican lo que denotan, son convencionales,
haciendo parecer el campo continuo de la diversidad biológica un campo discreto; se trata
de un parcelamiento convencional de la realidad. Aun así, la jerarquía Reino-filum-clase-
orden-familia-género-especie, se usa en biología desde hace tanto tiempo y de manera tan
general que podría pensarse que es completamente natural, sin embargo, este conocimiento
podría haberse estructurado de manera completamente distinta.
Lo que quiero destacar aquí es que, si bien este parcelamiento conceptual que hacemos de
la realidad es una herramienta indispensable para el desarrollo de cualquier tipo de
conocimiento, en cada generalización va implícita una pérdida de particularidad.
Lo que llamamos ciencia son complejas construcciones conceptuales para dar forma,
sentido y predictibilidad a nuestra existencia; su verdad es contingente y convencional; su
método, mucho más intuitivo y subjetivo de lo generalmente admitimos. Cuando Poincaré
señalaba lo que le llevaba a la elección de una hipótesis relevante entre una infinidad de
posibilidades, usaba categorías de una estética clásica como elegancia, síntesis y orden. El
principio de parsimonia en ciencia, a pesar de ser cuantitativo, parece encerrar el mismo
componente estético: la mesura apolínea. Tengo muy presente un comentario que me hizo
una vez mi hermano, quien es físico, de que elegía una particular solución a una ecuación
porque la juzgaba más sintética y elegante.
Lo que sin embargo quiero hacer notar aquí, es la pérdida de particularidad que toda
operación cognitiva, visual y representacional implica. Cuando dibujo del natural, deseo
lograr la exploración más compleja posible, tratando de encontrar distintos modos de
estructurar la imagen, pero siempre me sorprendo haciendo generalizaciones y deduciendo
en lugar de observar, en la prisa por mantener el control de la imagen total. El adecuado
entrenamiento enseña a postergar las deducciones y a evitar las inferencias buscando la
información que no poseemos, pero al final, las operaciones cognitivas están en la base
misma del aparato perceptivo y representan, al mismo tiempo, la única herramienta y el
límite del contacto con la realidad de que somos capaces.
Cada vez que dibujo tengo esa sensación de ser un explorador en busca del paso ártico,
porque tengo la certeza de que, a pesar de todo, soy la primera persona que tiene un
contacto de este tipo de con este particular y que se trata de un evento irrepetible. Aun así,
se que el realismo en un sentido unívoco esta fuera del alcance de la percepción y la
representación.
Hábeas Corpus
Adán Saénz
Die Grenzen meiner Sprache bedeuten die Grenzen meiner Welt.
Hábeas Corpus es un término latino que significa literalmente tendrás el cuerpo. La frase
completa es habeas corpus ab subjicendum, tendrás el cuerpo para presentar. El término
fue adoptado por el sistema jurídico británico y posteriormente en el estadounidense como
una protección para el individuo contra el encarcelamiento indebido. La figura equivalente
al hábeas corpus en el derecho mexicano es la figura de amparo85.
Al invocar la figura de hábeas corpus, un prisionero solicita ser llevado físicamente ante la
presencia de un juez para que se determine si su detención es lícita. La presencia del cuerpo
le permite a una persona defenderse, da al acusado presencia y voz. La figura de hábeas
corpus defiende la libertad del individuo a través de la presencia física del cuerpo frente al
juez.
85 Este texto fue redactado originalmente durante mi estancia en Stephen F. Austin State
University, en Texas, como alumno de posgrado. El texto hace referencia a la situación jurídica y política
estadounidense, en particular a los eventos posteriores a los ataques del 11 de septiembre. En los días
en que esto se escribió, la base de Guantánamo aún funcionaba como centro de detención donde los
prisioneros era mantenidos incomunicados, sin derecho a juicio. La comparación de la figura de hábeas
corpus con la figura de amparo del derecho mexicano es sólo aproximada. Ambas figuras no son
exactamente equivalentes.
La serie de obra Hábeas Corpus está basada en la noción del cuerpo como un contenedor de
conciencia y el lenguaje como un conector entre individuos, con el potencial de actuar no
sólo como agente de comunicación, sino también de manipulación e incomunicación. La
relación que tenemos como individuos con el lenguaje es similar a la que tenemos con
nuestros cuerpos. Ambas relaciones nos permiten aprehender el mundo e interactuar con él,
mas ambas constriñen el alcance de nuestra praxis y conciencia, y actúan en ocasiones
como instrumentos de abuso y explotación.
En esta serie de obra relaciono al lenguaje con la piel. Tanto la piel como el lenguaje
funcionan como una membrana que nos define como entidades discretas y funciona como
un intermediario entre el individuo y el exterior. La piel es la capa más exterior del cuerpo;
es a través de la piel que interactuamos con el mundo y nos relacionamos con otros. El
lenguaje es la capa más exterior de nuestra conciencia. Usamos el lenguaje para
comunicarnos con otros, para tocarlos con nuestras palabras. El pensamiento humano es
expresado en palabras. Se ha dicho que aquello que uno no puede nombrar no existe para
nosotros. Citando a Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi
mundo86”. El lenguaje da forma a nuestro mapa de la realidad.
La búsqueda del lenguaje perfecto, un sistema de signos que sea capaz de comunicar
perfectamente y nombrar todos los objetos y relaciones posibles, ha sido una constante a
través de la historia humana. La tradición de la Cábala concibe al lenguaje como una
Esta fascinación por la imitación del mecanismo del habla, que muchos años después
culmino con el fonógrafo de Edison, es más que un intento de crear juguetes encantadores
pero en última instancia irrelevantes. Es el reflejo de la creencia, presente en la Cábala y en
otros sistemas de pensamiento mágico, de que el acto de enunciar y nombrar posee poder
creador o destructor. Al nombrar se gana poder sobre la cosa nombrada, de ahí que en
ciertas tribus africanas se enseñara a los niños a no pronunciar su nombre en público. En
una escala mayor, la creación del lenguaje perfecto significaría la obtención del
conocimiento total del universo; un lenguaje que puede nombrar todo, conoce en efecto
todo.
A pesar de estos intentos de crear un lenguaje perfecto, el lenguaje continúa siendo una
construcción humana que desafía la domesticación. El lenguaje es indispensable para la
supervivencia de la sociedad, y sin embargo las complicaciones que surgen de su mal uso
son continuas y en ocasiones muy graves. El lenguaje puede ser utilizado como un
instrumento de opresión o como un arma. Al dar nombre a los objetos, relaciones y
fenómenos, se implican ciertas interpretaciones. El acto de nombrar no es imparcial ni está
libre de prejuicios. El artista chino Xu Bing hace alusión a este hecho en una serie de obra
consistente en pequeñas esculturas de vidrio en las que hay dos palabras grabadas, una en
chino mandarín y la otra en inglés. El significado de ambas palabras es diferente, y la
De manera similar al modo en que el uso del lenguaje hace posible la existencia de la
sociedad, nuestros cuerpos proveen un sustrato físico para la conciencia y así hacen posible
que existamos como individuos. Si embargo, el cuerpo puede también tornarse en agente de
opresión al ser el instrumento o la víctima de explotación, encarcelamientos y represión.
Aún si la represión o la agresión exteriores no están presentes, el cuerpo limita el rango y
alcance de nuestra percepción de la realidad, y por ende, de nuestra acción, por sus
limitaciones físicas. La información que las personas pueden adquirir a través de sus
sentidos -lo que se puede o no se puede ver, oír o sentir- determina el mapa de la realidad
de cada individuo. Hay limitaciones obvias. El ojo humano sólo puede percibir un cierto
espectro de luz. Las frecuencias infrarrojas o ultravioletas están más allá de nuestro
alcance. Lo mismo se aplica a ciertas frecuencias de sonido, a las ondas electromagnéticas,
etc. Otras limitaciones son menos obvias. Nuestra carga genética la información contenida
en nuestro genoma, no sólo determina la estructura física de nuestro cuerpo, también
determina en gran medida nuestro comportamiento. Cuando creemos que estamos eligiendo
libremente nuestras acciones, es posible que estemos siguiendo esquemas de
comportamiento que se han desarrollado como resultado de miles de años de evolución. El
grado en que el cerebro y la mente son idénticos es aún un motivo de discusión. Pero es
indudable de que existen zonas cerebrales dedicadas a procesos y comportamientos
Obra
Cabezas
La cabeza es una constante en esta serie de obra. Como motivo formal constituye un
elemento importante que me permite explorar diversos rangos de expresiones. Dentro de la
serie las cabezas son el elemento más figurativo, donde la referencia al cuerpo es más
explícita. En las obras que se mencionan a continuación se utilizan partes específicas de la
cara, en particular la boca y los ojos, para hacer referencia al lenguaje y a aspectos relativos
a la comunicación.
La cabeza se emplea en Lenguas afiladas como un motivo a partir del cual se desarrollan
variaciones formales. Las dos cabezas son vaciados en yeso hechos a partir de un molde
único. La cabeza original fue modelada en arcilla y posteriormente se realizó un molde de
silicón para obtener vaciados múltiples. El elemento que perfora la lengua está hecho de
cobre, y se usaron clavos para el elemento sujeto a la cabeza de la izquierda.
Mordaza (Ball)
Los ojos de la figura en Mordaza están cubiertos, como una referencia a la ofuscación y la
falta de claridad. Una esfera cubierta con letras caóticas se encuentra a medio camino
afuera dentro de la boca, y actúa como una mordaza temporal. La esfera podría estar en
proceso de ser expulsada o tragada; en cualquier caso bloque toda posibilidad de
comunicación.
Babel
Babel se encuentra formal y conceptualmente entre Mordaza y El Grito. La cara en Babel
aparece torturada y angustiada, y sin embargo hay más calma en ella que en El Grito. La
boca está abierta en un intento de articular sonidos; aún si ese intento fracasa, la expresión
facial no tiene el mismo nivel de frustración que El Grito.
En Babel los rasgos faciales se han reducido al mínimo. Los ojos no están cubiertos, como
en Mordaza; han desaparecido completamente. El conjunto de la cara, carne y piel,
aparenta estar sujeto a una metamorfosis, que intenta dotarlo de una forma definida,
mientras que la boca trata de pronunciar palabras concretas.
Máscara (Mask)
Esta pieza fue inspirada formalmente por las armaduras medievales. Encuentro atractiva la
doble función de una máscara o casco. Una máscara es algo que ponemos entre el exterior y
nuestra persona, un mecanismo de defensa. De hecho, la palabra persona tiene su origen en
la máscara utilizada por los antiguos actores griegos. Así, nuestra persona, nuestra
personalidad, es aquella máscara que ofrecemos al exterior, a los otros. Al mismo tiempo,
una máscara puede constreñir e impedir la comunicación. Así, es al mismo tiempo un
dispositivo de protección y una especie de prisión personal. El cuerpo puede funcionar de la
misma manera que una máscara en la vida cotidiana. Podemos alterar nuestra apariencia
para mandar un mensaje particular, pero al mismo tiempo estamos limitados por nuestras
características físicas.
El cuerpo puede ser simultáneamente un lugar seguro y una prisión, de la misma manera
que el lenguaje puede ser un instrumento de comunicación o una prisión verbal, fuente de
confusión y aislamiento.
Máscara tiene una abertura en el lugar que corresponde ala boca, a través de la cual puede
establecerse algún tipo de comunicación con el exterior. La superficie de barro de la pieza
actúa como un divisor entre el espacio interior y el exterior. Es una persona, en el sentido
griego del término, que colocamos entre nuestro ser privado y el ambiente.
Corazones
En Corazones Colgantes se asocia de nuevo la piel con el lenguaje. Uno de los corazones
está perforado con clavos, otro tiene texto impreso en su superficie. Cada corazón puede
funcionar como una metáfora del cuerpo entero. El corazón tiene cámaras interiores, así
como una superficie exterior separadas por una membrana que conecta y comunica ambos
espacios.
Estoy consciente de la carga de kitsch que está asociada con la representación popular de
corazones como un símbolo de amor. Imágenes tales como el tradicional corazón herido
por una flecha o un corazón de poliestireno usado en un festejo tradicional de quince años
vienen a la mente. Me gusta que mis piezas existan justo en el exterior de estas
asociaciones, lo suficientemente cerca para subvertirías y jugar con ellas. La historia de la
representación popular del corazón introduce un elemento de humor en la serie de obra, y
crea tensión conceptual con los aspectos más serios de las piezas.
Los corazones en Corazones Colgantes, con una excepción, están hechos de terracota.
Disfruto la calidez y el color de la superficie del barro de baja temperatura. Uno de los
corazones fue modelado directamente en cera, otros están cubiertos de cera en varios
grados. La cera da riqueza a la superficie y crea una referencia a la sangre y los fluidos
corporales.
En esta pieza utilizo de nuevo la forma del corazón como una metáfora del flujo de
comunicación, pero también de su fragilidad. Disfruto la combinación del cobre con el
vidrio. Ambos materiales poseen propiedades completamente diferentes, y sin embargo
pueden ser fundidos íntimamente. Me agradan la spropiedades físicas del vidrio. Es muy
duro, pero también muy frágil. Estas propiedades se relacionan en esta pieza con
características del lenguaje y la comunicación, y son también una referencia humorística a
las propiedades que asociamos generalmente con un corazón.
Sin el cuerpo no podemos existir. El cuerpo nos da presencia física en el universo, y nos
permite interactuar con la realidad y los otros. Es la fuente de todo placer, pero también de
todo dolor. El cuerpo nos da vida, pero también es aquello que muere. Como parte de una
sociedad, nuestro cuerpo nos convierte en víctimas potenciales de abusos, de los cuales la
tortura es el caso más extremo. Las obras del siguiente grupo hacen referencia a situaciones
en los que el cuerpo juega un papel de agresor o víctima en un contexto social.
Columpios (Swings)
Los columpios son objetos que asociamos con la diversión y el juego. Para la mayoría de
nosotros evocan recuerdos de la infancia, de momentos felices y despreocupados. Al
perforar los columpios con clavos, transformo un objeto de diversión en una amenaza.
Estos columpios son tanto un peligro como un desafío. Pretenden ser funcionales y nos
invitan a usarlos, sin embargo, su falta de funcionalidad es evidente, así como la falta de
funcionalidad y aún el peligro del lenguaje pueden también ser aparentes.
El clavo como un motivo visua me atrajo por primera vez cuando ví una pieza llamada Mad
Man Suit, un objeto en exhibición en la colección Testigos del Surrealismo del Museo
Menil en Houston, Texas. Me intrigó el traje de piel perforado con clavos. Su falta de
sentido y su extravagancia tienen en mi opinión na fuerte calidad poética.
Incorporé clavos en mi trabajo como una metáfora del uso del lenguaje para la ofuscación u
hostilidad. Ya sea a propósito o por error, nuestras palabras pueden herir, Los clavos actúan
como armas cuando penetran las paredes de los columpios, pero, al mismo tiempo, son
instrumentos de construcción; su función es la de unir objetos. Pueden ser un elemento de
soporte tanto como una amenaza o un arma potenciales. De la misma manera, el lenguaje
construye y soporta nuestra visión de la realidad, pero puede ser peligroso si no se utiliza
adecuadamente.
Riverrun
conciencia surge del modelo linguistico que tenemos del mundo. Esa idea fue el generador
de esta serie de obra.
Lazos es una pieza complementaria de Ich verstehe nicht. Las dos piezas están concebidas
para establecer un diálogo formal. Tanto Ich verstehe nicht como Lazos son referencias al
lenguaje y la counicación, pero mientras Ich verstehe nicht tiene un elemento de agresión,
por los clavos y las protuberancias de la forma, Lazos está cubierto de lazos de cuerda,
aberturas que pueden funcionar como un punto de arranque para establecer comunicación.
La cuerda es muy mportante en Lazos, tanto como en Ich verstehe nicht. Por su escala,
ambas piezas establecen un diálogo muy físico con el espectador. La sección principal de la
pieza está hecha de yeso modelado sobre una estructura de metal. Tanto la cuerda como el
yeso están cubiertas de asfalto.
Crystal Clear
Crystal clear está hecho de vidrio vaciado. En Crystal Clear uso las propiedades físicas del
vidrio como una metáfora de las propiedades del lenguaje. El vidrio del que está hecho es
suficientemente transparente para permitirnos percibir lo que está en el otro lado, pero al
mismo tiempo es demasiado opaco para poder ver claramente. Conduce la luz, pero sólo
hasta cierto punto. De la misma manera, el lenguaje no es nunca completamente
transparente; transmite un mensaje, pero al comunicación nunca es perfecta. La
comunicación implica traducción, e, irremediablemente, malas interpretaciones. El refrán
italiano que dice “traduttore, tradittore”, puede ser aplicado a la comunicación cotidiana.
El vidrio, del mismo modo que el lenguaje, es frágil, y su fragmentación es una experiencia
familiar. El lenguaje puede ser una pared que separa al tiempo que trata de comunicar.
Puede dejar de ser un instrumento de comunicación para transformarse en una barrera casi
física entre dos puntos o dos individuos. El lenguaje, como el vidrio, está siempre en estado
de flujo. Todo vidrio fue originalmente un líquido, y aún después de que se enfría sus
moléculas siguen fluyendo lentamente. Algunos autores de hecho, se refieren al vidrio
como un líquido superenfriado.
El Político trata de la manera en que nuestros cuerpos definen nuestra identidad y el papel
que adoptamos en nuestras interacciones sociales. El título de la pieza es una referencia a la
política en su sentido más elemental, aquel que llevó a Aristóteles a definir al ser humano
como un animal político: la nteracción cotidiana del individuo con la sociedad. Esta
interacción está basada en un sustrato físico y biológico. El género es muy importante al
definir los roles que adoptamos en la sociedad. En El Político usé elementos formales
masculinos y femeninos para crear unconjunto andrógino y ambiguo. Las proyecciones
fálicas se mezclan con pechos y aberturas.
La pieza está hecha de barro, yeso y silicón. Debido a su uso en implantes y prótesis, el
silicón tiene connotaciones de alteración arbitraria del cuerpo para adaptarse a estándares
artificiales de belleza aceptados por nuestra sociedad.
Torso
Torso comenzó como una referencia al deseo sexual y el uso del lenguaje como un
instrumento de seducción. En sus primeras etapas la superficie de la pieza era mucho más
sutil que en su estado final. La pieza evolucionó durante el proceso creativo. Los cambios
se debieron principalmente al tratamiento final de la superficie después de que la cocción
de la pieza. Se aplicó cera a la superficie y a continuación se quemó, creando así una pátina
y manchas que recuerdan moretones y laceraciones. Lo que empezó como una referencia a
la seducción acabó como un memento de abuso del cuerpo, no necesariamente de manera
sexual.
Si el lenguaje funciona como piel, hay momentos en los que su incapacidad para funcionar
como instrumento de comunicación puede ser tan traumatizante como la ausencia física de
un miembro. La falta de comunicación puede ser equivalente a una mutilación física del
cuerpo.
Conclusión
Denn Zweifel kann nur bestehen, wo eine Frage besteht; eine Frage nur, wo eine Antwort besteht, und diese
nur, wo etwas gesagt werden kann.
Pues la duda sólo puede existir donde existe una pregunta, una pregunta sólo donde hay una respuesta, y ésta
sólo donde algo puede ser dicho.
El lenguaje define nuestra concepción y apreciación de los eventos cotidianos. Los nombres
que asignamos a un objeto o fenómeno implican un juicio de valor. Si no disponemos de un
nombre para un evento, esa sección de la realidad es invisible para nosotros. La manera en
la que elegimos hablar acerca de las cosas, los eufemismos que usamos, determinan nuestra
actitud hacia el mundo y definen nuestras acciones cotidianas. Si no somos conscientes de
las limitaciones de nuestro lenguaje y del poder de las palabras para transformarse en
instrumentos de manipulación, corremos el riesgo de convertirnos en sujetos de explotación
y dominación sin siquiera darnos cuenta.
Bibliografía
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Humanistic Press. 1972.
Acercamiento subacuático. La visión animal a través de la ciencia y el arte
Manuel Esperón Rodríguez
Clase Gastrópoda. Constituyen la clase más extensa del filo de los Moluscos, e incluyen
especies como caracoles y babosas marinas, las lapas, las orejas y liebres de mar, entre
otros. Los ojos más primitivos, como los de Patella (figura 5), son simplemente unas
fosetas tapizadas por células fotorreceptoras y células pigmentarias, pero en la mayor parte
de los gasterópodos superiores esas fosetas se han cerrado y desarrollado hasta convertirse
en ojos vesiculares dotados de una lente (Ruppert y Barnes, 1996). Los ojos de la mayoría
de los gasterópodos sólo son capaces de distinguir cambios en la intensidad de la luz
(Ruppert y Barnes, 1996).
Clase Bivalvia. A lo largo de los bordes del manto o en los sifones de algunas especies,
puede haber ocelos. Estos órganos permiten a las almejas superficiales detectar cambios
repentinos en la intensidad de la luz, como por ejemplo la sombra de algún depredador. Los
ojos de la vieira (Pecten) son bastante peculiares ya que poseen dos capas de
fotorreceptores, unos de tipo rabdomérico y los otros de tipo ciliar. Detrás de la retina hay
una capa de pigmento reflectante (tapetum) en la que se refleja la luz para regresar a la capa
ciliar receptora, en donde se forma la imagen. Se desconoce cuál es la función de la capa
receptora de tipo rabdomérico (Ruppert y Barnes, 1996).
Clase Cephalopoda. Los ojos de los cefalópodos están muy desarrollados y son
extraordinariamente parecidos a los de los peces (figura 6) (Ruppert y Barnes, 1996). Es
indudable que el ojo de los cefalópodos es capaz de formar imágenes y las conexiones
ópticas parece que son particularmente adecuadas para captar las líneas verticales y
horizontales de los objetos que hay en el campo visual. Los estudios experimentales
realizados indican que Octopus (pulpo) puede distinguir objetos de apenas 0.5 cm a una
distancia de 1 m, lo que representa una ventaja considerable para la captura de presas. El
poder de acomodación (enfoque) se realiza por movimientos, hacia delante y hacia atrás del
cristalino, como en los peces (Ruppert y Barnes, 1996).
1.4 Phylum Annelida
Clase Polychaeta. Son animales acuáticos, casi exclusivamente marinos, caracterizados por
portar en cada segmento un par de parápodos, con su rama dorsal y su rama ventral,
dotados de
numerosas quetas (lo que da nombre a los poliquetos, literalmente "muchas quetas"). Los
ojos,
mejor desarrollados en los poliquetos errantes. Es probable que los ojos de la mayor parte
de los poliquetos puedan solamente determinar la intensidad y la fuente luminosa, pero los
grandes ojos abultados de los Alciopidae, pelágicos depredadores, son capaces de formas
imágenes
(Ruppert y Barnes, 1996).
Los ojos son de dos tipos: medios y compuestos. El ojo permite que el animal pueda
determinar la dirección de la fuente de luz y así localizar la superficie del agua o la
superficie del sustrato. En los adultos de la mayoría de las especies aparecen dos ojos
compuestos (laterales). Dichos ojos pueden estar al final de un tallo (pedúnculo)
generalmente móvil, o ser sésiles. La superficie total de la córnea suele ser convexa, lo que
da como resultado un campo de visión muy amplio.
Esto ocurre sobre todo en el caso de los ojos compuestos pedunculados, en los que la
córnea puede cubrir un arco de 180 grados o más. Las formas con ojos compuestos bien
desarrollados, como las de gambas y cangrejos, demuestran cierta habilidad para discernir
tamaño y forma (Ruppert y Barnes, 1996).
Clase Merostomata (subclase Xyphosura). Los ojos laterales de los cangrejos cacerola son
peculiares en varios aspectos. Son ojos compuestos, los únicos en quelicerados vivientes
que poseen este tipo de ojos, formados por 8 a 14 células retinulares agrupadas alrededor de
un rabdoma (figura 9) (Ruppert y Barnes, 1996).
Clase Asteridea. También llamadas estrellas de mar. La mancha ocular del extremo de cada
brazo se encuentra bajo el tentáculo del lado oral y está formada por una masa de 8 a 200
ocelos. La reacción ante los estímulos luminosos varía de unas especies a otras, aunque casi
todos los asteroideos muestran un fototactismo positivo (Ruppert y Barnes, 1996).
Clase Ophiuroidea. Llamadas ofiuras. No poseen órganos sensoriales diferenciados; la
mayoría de las ofiuras muestran un fototropismo negativo (Ruppert y Barnes, 1996).
La ciencia, desde la física hasta la biología, puede llegar a ser muy abstracta. Es debido a
esta característica que en ocasiones es demasiado celosa de compartir sus hallazgos y
descubrimientos; sin embargo, cuando llega el momento de compartir sus logros con la
gente, se ayuda del arte, de la estética y de la visualidad para explicar sus hipótesis, teorías
y leyes.
Así como se postuló en el arte, en la ciencia, Horgan escribió el libro “El fin de la ciencia”
(1996), donde fundamenta el título de su libro básicamente con dos tipos de argumentos: 1)
el desarrollo científico ya ha alcanzado la verdad o está muy próximo a lograrlo, quedando
sólo futuras tareas de mejor conocimiento, nuevas aplicaciones y corrección de detalles, y
2) tal desarrollo sólo puede dar en el futuro beneficios cada vez menores, por lo que la
sociedad perderá interés en apoyar la investigación científica. Horgan usa la expresión el fin
de la ciencia en más de una acepción. Por una parte, tal expresión significa que la ciencia
está próxima a su fin en el sentido de que ya ha logrado la verdad o está cercana a lograrlo.
Ello significa que tanto en física como en biología ya se ha alcanzado la versión estructural
final, la “gran versión definitiva”. Tanto la teoría de la relatividad, como la mecánica
cuántica, así como la teoría evolucionista darwiniana proveen los marcos teóricos finales,
los cuales no han de ser cambiados o abandonados porque son básicamente verdaderos
(Horgan, 1996). Lo que se está afirmando es lisa y llanamente el fin del progreso científico,
en el sentido de que no habrá cambios hacia teorías o paradigmas radicalmente nuevos
(Gómez, 2003). Esto último me parece verdaderamente irreal.
Se supone que el conocimiento científico tiene límites, lo cual estamos dispuestos a aceptar,
pero lo que es difícil de entender es que dentro de esos límites no haya lugar para teorías
nuevas y radicales. Podría afirmarse que las actuales teorías pueden dar lugar a preguntas
que no pueden contestar y que otras nuevas y distintas teorías puedan hacerlo. Es esta
postulación de que hemos llegado a una teoría o paradigma final la que carece de
argumentación satisfactoria. La ciencia puede tener límites, en el sentido de no poder
contestar a todo tipo de problema, pero bien puede crecer indefinidamente dentro de dichos
límites (Gómez, 2003).
Wagensber (2004) propone que no hay problema en admitir que la ciencia es una ficción de
la realidad, que hacer ciencia consiste en proponer a la naturaleza una forma por si ésta
tiene a bien ser compatible con tal ficción. Para proveernos de imágenes hay que apelar a la
imaginación. Es la imaginación científica. Hay tantas teorías e hipótesis que por su
naturaleza abstracta sería sumamente difícil imaginarlas o tratar de visualizarlas; sin
embargo, gracias a la representación científica, esta tarea se vuelve mucho más sencilla.
El científico, al igual que cualquier artista, hace uso de su imaginación creativa para
inventar y, a través de ese inventar, descubrir algo que no era manifiesto. Inventamos cierto
modo de representar, de descomponer y recomponer la ciencia, y a través de ello se nos
hacen manifiestos aspectos insospechados de la misma, aspectos que, vistos bajo esa luz
sintetizadora, nos dan una especial sensación de coherencia, que es justamente la base del
llamado “goce estético” (Moulines, 2004).
Entre los que menciona tenemos: 1) verdaderos y falsos. Esta categoría depende de sí la
producción científica es concordante con los hechos o no. Los factores verdadero y falso,
tienen una relación directa con la lógica y los diagramas matemáticos, y según Aristóteles:
“Lo verdadero es percibir y decir lo que se percibe”, y decir no es lo mismo que afirmar; 2)
importantes o banales. En términos generales, la importancia de un trabajo científico
depende de la generalidad de sus teorías, o de sus conclusiones, y también de su poder de
sugestión; 3) claros y precisos o confusos y difusos. Esta categoría se refiere a la
confiabilidad de acuerdo a las mediciones de una variable proporcionadas por el uso y la
comprobación. Un ejemplo sencillo es detectar que tan preciso es un reloj al mostrar la
hora, o bien, que tan confuso seria si estuviera descompuesto e incompleto; 4) complicados
o sencillos. En este caso se deben tomar en cuenta, los fenómenos estudiados y la relación
directa con las hipótesis que se proponga estudiar; 5) buenos o malos. Se les clasifica de
acuerdo a las características deseables en una investigación. Es importante recalcar que un
mal trabajo, puede resultar provechoso para investigaciones posteriores, como punto de
referencia, y 6) elegancia y belleza o fealdad. Aquí Rosenblueth menciona que al comparar
la teoría de la evolución con la segunda ley de la termodinámica, esta última significa una
proposición científica más sólida y bella.
Es decir, la sensibilidad permite detectar que existe armonía entre la naturaleza, con todos
los elementos de la vida que podamos imaginar, así podemos encontrar la relación con un
instrumento musical, una operación aritmética, el funcionamiento del cuerpo, la escritura,
la pintura, entre otras, encontrando en cada relación la magia y la belleza que las unen y las
hacen posibles (Rosenblueth, 1981).
Ahora bien, Rosenblueth (1981) menciona que los criterios que mueven a los hombres de
ciencia a calificar como bellos un experimento, una ley, o una teoría, son esencialmente los
mismos que llevan al crítico de arte a aplicar el mismo adjetivo a sus obras artísticas, y que
incluyen: a) simplicidad y unidad. Debido a que la complicación innecesaria de un
experimento los ‘afea’; b) simetría, armonía y orden. Al igual que las matemáticas, las
investigaciones deben tener una forma simétrica que permita entender, clasificar, ordenar
para llegar más fácil al resultado, como criterio estético; c) concisión, sobriedad, economía.
Recurriendo a un número reducido de elementos, se puede lograr un final sobrio, que
permita analizar el problema preciso.
El ejemplo más grato lo encontramos en una buena novela que lleva al lector a
experimentar un estado emocional agradable debido al entendimiento de la historia, y d)
riqueza, cuerpo o sustancia. Una teoría sencilla, logra ser entendida, aplicada, verificada y
por lo tanto, logra expresar su contenido.
Para Rosenblueth, entre el artista y el científico existen diferencias, pero indudablementeç
tienen un gran número de semejanzas, y una de ellas es el querer interpretar el universo y
expresarse a sí mismos. Aunque esta interpretación debe llevarse a cabo de manera que sea
entendible y estética o que lleve las características que requiere para ser apreciada como el
autor quiere que sea entendida.
La percepción de nuestra realidad como una de tantas posibles, inclusive con frecuencia no
la más probable, resulta de una situación "abierta"; esta noción de que otros posibles
resultados no son simplemente cancelados sino que continúan rondando nuestra verdadera
realidad como un espectro de lo que podría haber sucedido, confieren a nuestra realidad el
estatuto de extrema fragilidad y contingencia. La percepción habitual de estar viviendo en
una verdadera realidad, lejos de contenernos en un universo cerrado, nos alivia de la
insoportable conciencia de la multitud de universos alternativos que podrían rodearnos. Es
decir, el hecho de que sólo hay una realidad, deja espacio abierto para otras posibilidades,
por ejemplo para una elección, esto es, para una opción: podría haber sido diferente… Si,
no obstante, todas estas diferentes posibilidades son, de algún modo, realizadas, tenemos un
universo claustrofóbico en el cual no hay libertad de elección precisamente porque todas las
opciones ya están realizadas (Žižek, 2000).
SERIE I
Comenzaré con los cnidarios, los cuáles pueden presentarse en forma de pólipo (sésiles) y
en forma móvil, es decir, las medusas per se. En la mayoría de los casos, son organismos
arrastrados por las corrientes, aunque los hay nadadores. El tamaño varía desde 1-2 mm
hasta 3 m de diámetro. Son organismos que pueden ser presas o pueden ser depredadores.
En general sólo presentan fotorreceptores, aunque algunas especies presentan ojos
compuestos, los cuales pueden orientarse hacia fuentes de luz. A pesar de su fragilidad y
delicadeza son capaces de discernir sombras, lo que le permite acercarse o alejarse.
Los cubozoos pueden orientarse hacia pequeñas fuentes de luz, y algunos presentan
fototaxia negativa, es decir, se alejan de luz: van hacia la superficie en días nublados, al
anochecer y al amanecer; y profundizan cuando brilla el sol y por la noche. Sin embargo, a
pesar de tener ojos compuesto, su visión no les permite ver formas. Así, mientras que para
nosotros una columna de burbujas no representa nada, para un cubozoo podría significar el
acercamiento de algún depredador.
Los moluscos son un grupo bastante común y bastante extendido, pudiéndolos encontrar en
prácticamente todo el planeta. En este grupo tenemos organismos sésiles que viven en el
fondo del océano, incluso enterrados en el sustrato, hasta grandes nadadores y
depredadores.
Siendo este el caso, tenemos desde organismos que únicamente distinguen entre sombras y
luces, hasta depredadores que forman imágenes más o menos perfectas, tanto de presas
como objetos, capaces de enfocar.
En la clase Gastrópoda, encontramos caracoles marinos, que al igual que Patella (un
habitante del fondo del mar) sólo son capaces de discernir cambios en la intensidad de luz.
La clase Bivalvia (mejillones, almejas y ostras) es capaz de distinguir sombras y luz
provenientes de la superficie. Sin embargo, para el caso de Vieira (Pecten), a pesar de que
sus ojos simples no pueden producir una imagen grande y detallada, son sumamente
sensibles a los movimientos y detectan inmediatamente a un posible depredador, e incluso
pueden formar imágenes pequeñas.
Es importante mencionar que estos animales viven enterrados en el sustrato o sobre la
superficie, lo que cambia la posición en la que perciben el medio que los rodea.
Dentro de los cefalópodos (pulpos, calamares y sepias) encontramos depredadores muy
especializados e inteligentes, con movilidad rápida para cacería o huida; debido a esto
tienen una visión muy parecida a la de los peces. Son capaces de distinguir cambios en la
intensidad de luz, forman imágenes, enfocan presas y objetos; y en esta clase, los pulpos
son capaces de distinguir la polarización de la luz. A pesar de que la visión a color parece
que varía entre las especies, estando presente Octopus aegina y ausente en O. vulgaris
(Kawamura et al., 2001), la calidad de la formación de las imágenes es notable.
Dentro de los anélidos encontramos a los poliquetos (gusanos marinos) los cuales son
organismos que nadan y excavan. Algunos alciópidos pelágicos son depredadores capaces
de identificar distintas intensidades y fuentes de luz, así como formar imágenes.
Los artrópodos son en su mayoría móviles y nadadores, y pueden ser tanto depredadores
como presas. Por lo general viven en el fondo sobre el sustrato; son capaces de distinguir la
intensidad de luz, crear imágenes burdas, menos detalladas que las del ser humano.
Los cordados son el grupo más desarrollado, son nadadores de todo tipo, presas y grandes
depredadores, con múltiples estrategias de caza y escape. Los encontramos desde la
superficie del océano hasta las profundidades abisales. Los hay pelágicos y bénticos, con
muchas adaptaciones para los diferentes medios que habitan. Los condrictios (tiburones y
rayas) tienen un campo de visión de casi 360°, distinguen cambios de intensidad de luz, son
capaces de enfocar presas y objetos, así como distinguir color. Para el caso del tiburón
limón (Negaprion brevirostris), se ha determinado la discriminación de brillo, adaptación a
la oscuridad, fusión crítica del parpadeo, y sensibilidad espectral (color). Las rayas tienen
ojos movibles y buena vista.
Los tiburones son importantes depredadores del océano, por lo que todos sus sentidos, no
sólo la visión, se encuentran desarrollados para actividades de busca, selección y embate de
presas. A grandes distancias, la vista tiene menor importancia en la localización del
alimento, pero ésta tiene un papel muy importante en la aproximación final a la presa, y en
su peculiar modelo de acecho y ataque desde debajo de la misma. En la fotografía 13 trato
de recrear como un tiburón, utiliza su sentido de la vista para localizar a su presa y ubicarla
certeramente, aún incluso si ésta se encuentra en un cardumen o escondida.
Cuando el tiburón se lanza sobre su presa, lo hace a gran velocidad (se ha reportado que el
tiburón azul (Prionace glauca) puede alcanzar los 69 km/h en arranques cortos, aunque el
registro más confiable es de 39,4 km/h). A esta velocidad de ataque, se podría suponer que
la
visión se distorsiona en algún grado; sin embargo, la visión de los tiburones al embestir es
muy eficiente, por lo que en la fotografía 14 propongo como sería la visión de un tiburón
embistiendo a una presa seleccionada previamente, donde ésta permanece fija y enfocada,
mientras el resto se distorsiona.
En las fotografías 15 y 16, primero planteo cómo el tiburón encuentra y selecciona su presa,
y posteriormente cuando la embiste.
Con más de 30,000 especies de peces, viviendo en condiciones ambientales tan diferentes,
es muy difícil hacer generalidades con respecto a algo tan específico como su visión.
Sin embargo, los peces utilizan la vista para encontrar alimento y huir de los depredadores.
La mayoría distingue colores y presentan los ojos situados lateralmente, esto se traduce en
un amplio campo de visión. Los peces de aguas profundas, suelen dirigir la vista hacia
arriba para divisar los perfiles de sus posibles presas o depredadores a contraluz. Tienen
ojos muy grandes para aprovechar la acumulación de luz. A diferencia del cristalino
humano, el del pez es una esfera perfecta, que tal vez reduce la distorsión de la imagen, lo
que les permite formar imágenes casi libres de distorsiones (fotografía 18). A pesar de esto,
los ojos sobresalen para proporcionarle una visión relativamente global, si bien existe una
superposición entre el campo de la visión de cada ojo, de ahí que la visión tridimensional
sea deficiente. Esto les permite tanto cazar eficientemente como huir de depredadores de
manera exitosa.
Y es así como finalizo este capítulo, donde mi intención es llevar al lector y al observador a
un mundo diferente, no sólo por tratarse de una visión subacuática, sino al tratar de poner
su mirada a través de los ojos de otros animales.
Capítulo 5. Del caos a la estética
Desde sus comienzos, en la ciencia predominó la idea de que ésta debía ser estética, y por
lo tanto, bella. De igual manera, se creía que la ciencia debía ser un claro reflejo de la
realidad. Y es quizá, en las ciencias físicas donde más patente es la evolución del concepto
de nuestra relación con lo real, evolución cargada de consecuencias que desbordan
ampliamente el terreno científico propiamente dicho (Prigogine, 1997).
Pero al complejizarse la visión del mundo y en la búsqueda del hombre por entender más el
universo, ya no era posible entender los fenómenos en función de relaciones causales a
través de un orden lógico. Se requerían mejores postulados que explicaran los fenómenos
en modelos que permitieran predecir escenarios y conductas con mejores aproximaciones a
la realidad, los cuales los brindaba la teoría del caos.
Su desarrollo empezó con Ilya Prigogine, ganador del premio Nobel de química en
1977,quien mostró que las estructuras complejas podrían resultar siendo las más simples.
Esto es como si el orden viniese del caos. Henry Adams describió previamente esto con su
frase “El caos frecuentemente cría la vida, cuando el orden cría lo habitual”. La teoría del
caos fue formulada en los años 60´s con el trabajo de Edward Lorenz (Ruelle, 1991).
Alvarado-Planás (2010) menciona que nuestro sentido de la belleza, y nuestra estética por
tanto, nos lo inspira la coexistencia armónica del orden y del desorden, tal como existe en
los objetos físicos, en las nubes, en los árboles, en las montañas y en los cristales de nieve.
Las formas de todas estas cosas son procesos dinámicos que se han realizado en formas
físicas, donde coexisten de modo inmanente, combinaciones concretas de orden y
desorden.
Al final, descubrimos que la teoría del caos tiene mucho más que ver con la estética que
con la ciencia. La teoría del caos no es arte, pero apunta en una dirección similar: la
dirección que encontramos con las consoladoras imágenes de la naturaleza, la dirección
hacia la que apunta nuestro esfuerzo para contactar con ese secreto ingrediente del universo
al que llamamos espíritu.
Muchas percepciones visuales y auditivas van acompañadas por un cierto sentimiento de
valor, claramente diferenciable de las afecciones sensuales, emocionales, morales o
intelectuales. A la estética se le adjudica primariamente este sentimiento “estético”, y los
objetos estéticos que lo producen. Así, las nuevas concepciones científicas sobre el caos,
están llamadas a provocar una verdadera revolución en todos los campos, no sólo
científicos, sino artísticos y del pensamiento en general (Birkhoff, 1956).
Pero, ¿por qué tenemos que ligar a la estética con la belleza? Con el significado
etimológico de la palabra estética, llegamos al verbo griego (áistho), que significa oler (el
olfato es el rey de los sentidos), se forma (aisthánome), que significa “percibir mediante los
sentidos”; y de aquí se forma el sustantivo (aisthesis), con los significados de sensación y
sentimiento; y de éste finalmente se forma el adjetivo (aisthetikós), que en su forma de
plural neutro es “lo referente a las sensaciones”, “las cosas que se perciben por los sentidos
y por los sentimientos” (Arnal, 1998).
Así pues, si vemos el significado etimológico de la palabra, llegamos a una idea nueva y
diferente. Es aquí donde nos damos cuenta de esta palabra griega nos habla de sensaciones
y de sentimientos, no de belleza. Este término prejuzga un alto nivel de subjetividad de la
belleza, pone el acento en las sensaciones que provoca su contemplación. Sin embargo, el
hombre sigue viéndose en la necesidad de justificar su comportamiento a través de teorías
que dicen que nuestras acciones se basan en la búsqueda de la belleza y no de la
satisfacción por sí misma.
Definida fuera de la belleza, la estética encuadra mejor en la psicología que en el arte, del
que pretende ser la filosofía. Y esa es en efecto, la raíz de la estética: la percepción. Porque
al fin y al cabo las cosas son para nosotros como las percibimos, tanto si coincide nuestra
percepción con la realidad, como si no. Pero no se detiene ahí la estética, puesto que se ve
obligada a estudiar y definir qué formas han de tener las cosas para que sean percibidas
como “bellas” por la mayoría. Y aquí tenemos un nuevo elemento distorsionador: la
percepción de la mayoría induce a determinar que la sensación que percibe cada uno, tiene
tanto más altas garantías de objetividad, cuantos más son los que coinciden en una misma
forma de percepción (Arnal, 1998).
En la medida en que la estética tenga éxito en sus aspiraciones científicas, debe proveer
alguna clase racional para realizar comparaciones intuitivas. De hecho, el problema
fundamental de la estética consiste en determinar dentro de cada clase de objetos estéticos,
aquellos atributos específicos de los que el valor estético depende (Birkhoff, 1956).
Mandoki (2006) define la estética como la disciplina que se ocupa del análisis y la
investigación de las relaciones de intercambio o comunicación que establece el hombre con
su contexto social, conceptual y objetual en términos de su facultad de sensibilidad; así la
idea de
una estética bella es inadmisible.
La estética científica no requiere, bajo ningún motivo, un vínculo con la belleza. El que una
teoría sea o no bella, no restará su credibilidad o impedirá que pueda ser difundida. Así
como en el arte, la belleza subjetiva ha quedado de lado para dar lugar a una mayor gama
de propuestas, la ciencia debe imitar este concepto para expandirse, explicar y crear nuevas
hipótesis.
Así como propuse en el capítulo anterior una nueva mirada al mundo subacuático, en este
capítulo propongo una nueva estética científica, la cual quede independizada de conceptos
de belleza, y que al igual que el caos, no responda a preceptos de orden (el cual no es
requisito en la naturaleza), sino una estética que favorezca al descubrimiento de
sensaciones y de relaciones nuevas con el objeto.
SERIE II
Las fotografías (23 a 32) que presento a continuación no tienen que vincularse a la visión
específica de algún tipo de animal marino de los que he tratado. Mas bien, en ellas pongo a
jugar al científico innovador que propone que la visión animal no tiene que ser
necesariamente como ha sido descrita fisiológicamente ó cómo podríamos imaginarla, sino
me extiendo a la creación artística, y mejor dicho, a la creación estética que trate de generar
sensaciones.
Discusión y conclusiones
El filósofo Thomas Nagel, autor del ensayo en el que se pregunta “qué es ser un
murciélago” (2003). En éste, Nagel afirma que aunque las neurociencias logren descifrar
las funciones de su cerebro, nadie podría saber lo que es la conciencia desde el punto de
vista del murciélago. Sin embargo, que no podamos sentir lo que es ser otro animal como si
fuéramos ese animal, no implica que no podamos intentar valorar o medir de algún modo si
existen o no estados de conciencia en otros animales, y para el caso de mi proyecto, tratar
de imaginarnos el cómo ven o perciben el mundo que los rodea.
El argumento y la elección que Nagel trata, no son arbitrarios, un murciélago no está tan
alejado de nosotros, es un mamífero, pero sabemos que su experiencia mental debe estar
muy alejada de la nuestra porque en lugar de visión disponen de un sistema de
ecolocalización por sonar, lo que nos lleva a pensar que su experiencia subjetiva no tiene
nada que ver con la experiencia subjetiva humana tan determinada por los canales
sensoriales conocidos (disponible en:
http://pacotraver.wordpress.com/2010/04/11/%C2%BFque-se-siente-al-ser-un-
murcielago/).
Es necesario aclarar que toda observación surge de un cuestionamiento. Una vez que se
ejecuta la observación, surgen una o más preguntas, generalmente generadas por la
curiosidad del observador. Pero, a pesar de que la pregunta surgida debe ser congruente con
la realidad o el fenómeno observado, y debe adherirse a la lógica, ¿es imposible o incluso
inevitable dejar llevarnos por la imaginación? ¿No es esta imaginación la que ha permitido
lograr avances científicos a lo largo de la historia de la humanidad?
Y para citar algunos beneficios del mundo del arte, a pesar de que el razonamiento
científico nunca genera conclusiones a partir de simples ideas, sino ideas a partir de hechos
observables, y de igual manera, las hipótesis sólo se revelan si surgieron de hechos
observables, el arte puede generarse de la mente misma y con tantas incógnitas como sean
imaginables. En ciencia, cuando una idea se genera a partir de hechos observables y es
verificada como cierta, esa idea se reserva al plano de las teorías, siempre y cuando esa idea
haya sido corroborada empíricamente; el arte es más libre de fluir y de generarse sin
requerir su repetitividad comprobable. Y finalmente, si un argumento generado por el
proceso racional no puede ser sometido a verificación, y si ese argumento no está abierto a
la refutación científica, tal argumento no puede considerarse como razonamiento científico,
lo cual en el arte no es necesario.
Tanto al hacer arte, como al hacer ciencia, es imprescindible una actividad lúdica y
apreciativa, la absorción en el proceso de comprensión con el enorme placer que implica,
una admiración por el orden de las formas y de las estructuras, un goce en la exploración de
incógnitas, la admiración por la elegancia y la simplicidad de soluciones, el dejar volar la
imaginación y permitirnos ser o ver algo que no somos o no vemos.
García-Melgarejo (2008) señala que según las tendencias estéticas posmodernas
predominantes, el desorden y el caos buscan violentar las formas de percepción y de los
sentidos. Con ello, los efectos llaman la atención por su originalidad, novedad o
simplemente por ser transgresores del orden establecido.
Las obras no tienen sentido potencial; el potencial está en el sujeto, quien a través de su
vida ha construido modos de percepción del entorno que permitirán interpretar o disfrutar,
con mayor o menos sutileza e intensidad, las propuestas artísticas, y estas obras pueden
provenir tanto del arte como de la ciencia, o de cualquier otra rama. Toda experiencia es
por definición estética, pero no toda experiencia es artística (Mandoki, 2006).
También debo mencionar que, a pesar de que sólo ha sido un objetivo muy particular, con
este proyecto también trato de alcanzar un reconocimiento y una inserción social para mi
trabajo, tratando de concientizar y acercar al público a un mundo que puede resultar ajeno e
incluso inimaginable para algunos. Como dice Mandoki (2006), aislado de la realidad
social, el arte es nada; ya que nuestra “cultura artística ya no reside en el “arte” sino en los
grandes medios de difusión multitudinaria y en los canales de la industria (Aguilera-Cerni,
1965); esto también podría aplicarlo a mi proyecto: sin una objetivo que tratara de llegar a
la esfera social, y por qué no, también conservacionista, este proyecto quedaría en un vacío
poco propositivo.
La probabilidad de errores está siempre presente, aunque prefiero pensar que me aproximé
a la realidad. De cualquier manera no concibo un mejor instrumento que el enriquecimiento
entre la ciencia y el arte para eliminarlos o minimizarlos.
Quisiera concluir de manera formal mencionando que logré completar exitosamente los
objetivos planteados al iniciar el proyecto: 1) realicé una serie de fotografías alteradas
digitalmente donde recreé un mundo subacuático invitando al observador a mirar con otros
ojos, en algunos casos, ni siquiera ojos per se, de distintos grupos animales; 2) establecí
una marcada interacción entre el arte/estudios visuales y la ciencia de manera exitosa y
favorable para la realización del proyecto; 3) consolidé y me apropié de una visión estética
distinta a la utilizada tradicionalmente en la ciencia, para la apreciación de mi obra, 4)
Realicé la propuesta de una nueva estética científica generadora de sensaciones, que se
aleja de la belleza y se acerca al caos, y 5) finalmente creé un archivo digital para facilitar
el acercamiento y uso de mi proyecto.
Todo esto cambió mi visión, no sólo para adaptarme al mundo subacuático y redescubrirlo,
sino que también cambió mi apreciación tanto de la biología como del arte/estudios
visuales de manera enriquecedora, y espero que este trabajo sea uno de tantos, donde el
trabajo multidisciplinario es la clave para la realización idónea de proyectos y el futuro
de la investigación en todos los ámbitos.
Literatura citada
http://pacotraver.wordpress.com/2010/04/11/%C2%BFque-se-siente-al-ser-un-murcielago/
Aguilera-Cerni, V. 1965. Sobre las posibilidades de comunicación de las artes visivas en las
sociedades actuales, ahora en Posibilidad e imposibilidad del arte, Valencia, Fernando
Torres. 1973:7-32.
Alvarado-Planás, J. 2010. La Estética del Caos. Revista Nueva Acrópolis. España, No. 207.
Disponible en:
http://www.acropolis.org.uy/Investiga_y_Comparte/Articulos/Astronomia%20y%20Fisica/
Laestetica-del-caos.php
Birkhoff, G.D. 1956. Matemáticas de la estética. pp. 13-20. En: The world of mathematics.
Newman, J.R. (comp.). Simon & Schuster. Nueva York.
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En: Arte y conciencia ecológica. Kepes, G. (ed.). Editorial Víctor Lerú. Buenos Aires.
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Žižek, S. 2000. Krzysztof Kieslowski as a Cyber-artist. Publicado como: Corre Lola, Corre.
Acheronta, Revista de Psicoanálisis y Cultura (12).
La investigación histórica como estrategia de contextualización en la interpretación de
la música contemporánea
Varios siglos de música han quedado así catalogados en un esquema en el que se pueden
sostener (con indiscutibles movimientos oscilatorios hacia uno u otro elemento más o
menos significativo, de acuerdo al período, las exigencias y costumbres estéticas) ciertos
elementos básicos que permiten entender las similitudes y diferencias existentes y apreciar,
en un amplio contexto, el arte musical. Está claro que nos referimos a los elementos
esenciales que tradicionalmente componen la música: el ritmo, (ritmo, tempo y
movimiento) la melodía, la armonía y el timbre, insertos en una estructura formal y una
textura musical, complementándose con una relación lineal compositor-intérprete-auditor o,
lo que es lo mismo, la música dirigida al oyente e interpretada por un intermediario.92
Para Copland, al igual que para muchos compositores, componer es algo natural e
inexplicable. Al deconstruir los elementos necesarios en el proceso de creación musical de
91
Aaron Copland, Cómo escuchar la música, Fondo de Cultura Económica, México, 2004, p. 23.
92
En todas las épocas han existido los compositores-intérpretes, categoría que revaloraría muchos
de los conceptos aquí expuestos. Lamentablemente, no podemos escuchar a Bach o a Mozart
tocando sus propias músicas, por lo que las referencias más generales que tenemos (sean en vivo
o en grabaciones) no contemplan ese tipo de situaciones.
una obra, él plantea que, en su conjunto, ésta debe expresarse con fluidez y continuidad.93
Igor Stravinsky, por su parte, expone la necesidad de una disciplina en la que “la función
del creador es pasar por el tamiz los elementos que recibe, porque es necesario que la
acti idad humana se imponga a sí misma sus límites…” y luego añade: “Por lo que mí
toca, siento una especie de terror cuando, al ponerme a trabajar, delante de la infinidad de
posibilidades que se me ofrecen, tengo la sensación de que todo me está permitido. Si todo
me está permitido, lo mejor y lo peor; si ninguna resistencia se me ofrece, todo esfuerzo es
inconcebible; no puedo fundarme sobre nada y toda empresa desde entonces es ana”.94
Respecto a esta manera de llegar a la obra, Pierre Boulez considera que no existe un único
modo. La obra quizás empieza con una idea general y abstracta, que poco a poco encontrará
los medios para manifestarse; es un proyecto adaptable,95 es decir: “ l músico sólo llega a
la idea de música mediante la música misma, medio de comunicación que le es propio;
sólo allí es irrefutable. […] La “no significación” de la música es, irremediablemente,
nuestra fuerza específica; no perderemos nunca de vista que el orden del fenómeno sonoro
es primordial: i ir este orden es la esencia misma de la música…”. 96 En este sentido, es
entendible que la actividad creadora tiene su propio proceso y significación, que no debe
ser explicable o “traducible” a otro lenguaje. La música se da, como debe ser, y se expresa
según el medio sonoro que el compositor considere momentáneamente idóneo para
manifestarse. Pese a ello, en un período relativamente amplio de la historia cultural de la
música europea, puede hablarse tanto del estilo individual del compositor, como del sentido
estilístico general de una época.
93
Copland intenta dar al oyente lego una información elemental sobre el proceso de creación; sin
embargo, él reconoce la diversidad de orientaciones que para este proceso existen y la
particularidad de la manera de componer. En este sentido, véase Aaron Copland, Op. Cit., pp. 36-
46.
94
Igor Strawinsky, Poética musical, Taurus, Madrid, 1981, pp. 66 y 67.
95
Pierre Boulez, Puntos de referencia, Gedisa S. A., Barcelona, 1884. p. 61.
96
Ibidem, p. 65.
ejecutándolo a su manera.97 Es aquí donde radica otra de las problemáticas básicas de la
apreciación y del significado de la interpretación como lenguaje creativo en el ámbito
estético musical. Enrico Fubini propone, que los problemas interpretativos nos reconducen
siempre, al complejo dilema del significado de la temporalidad de la música, la cual “…no
es, pues, medible con ningún instrumento porque, cuanto más exacto sea el instrumento de
audición, más lejos se hallará el flujo concreto de la temporalidad musical”.98
97
Aaron Copland, Op. Cit., pp. 243 y 244 y 246.
98
Enrico Fubini, Música y lenguaje en la estética contemporánea, Alianza Editorial, México, 1994,
p. 115.
99
Aaron Copland, Op. Cit., p. 25.
100
Enrico Fubini, Op. Cit., p. 124.
101
Enrico Fubini, Op. Cit., p. 125.
cumplimiento; que sigue una línea temporal simple que pasa gradualmente de nuestro
futuro, a través de nuestro presente, a nuestro pasado; que su estructura ideal sugiere una
interpretación narrativa de la dinámica de la vida humana; que le permite al oyente
experimentar expectativa y percibir por medio de predicción y retrodicción; que sus
propiedades incluyen la causalidad, las relaciones sintácticas y connotaciones que piden y
premian las referencias cruzadas entre hechos musicales que están separados en el
tiempo”.102 Estos parámetros, serán por él mismo sancionados, una vez que, desde otras
perspectivas filosóficas, es vista la temporalidad en la obra musical.103
No es necesario desarrollar aquí un tema más que conocido acerca del significado de la
partitura musical con una notación inexacta de códigos, y un lenguaje aproximado, y el de
su traducción a la hora de la interpretación, “relativamente libre o tradicionalmente
escolástica”. Sin embargo, este es uno de los procesos inciertos en el análisis y la
comprensión de la música, ya que, al igual que el compositor no debe explicar jamás con
palabras el significado de la llamada “inspiración” y de su “plasmación” en una obra
determinada, tampoco el intérprete puede llevar a un estado de conciencia la experiencia
del momento vivo salir al escenario y hacer brotar el arte musical de la interpretación. Por
muy “estudiada”, “pensada” y “condicionada” que esté la obra musical, carga en el
momento mismo de la interpretación con elementos únicos de “emotividad”, “inspiración”
102
Lewis Rowell, Introducción a la filosofía de la música. Antecedentes y problemas estéticos,
Gedisa, Barcelona, 1966, p. 231.
103
Para un análisis completo del concepto de temporalidad véase Lewis Rowell, Op. Cit., pp. 231-
237.
y “acción-reacción” no previstos en ningún acto precedente. Está claro que la interpretación
no se reduce a estos aspectos, pero la subjetividad de los mismos es el resultado de varios
actos organizados y conscientes en el proceso de aprendizaje, de un estudio minucioso
teórico y práctico que permite, en el momento de la actuación plasmar, en una coherencia
sonora, una creación única e irrepetible en el tiempo.
104
Igor Strawinsky, Op. Cit., p. 74.
para dar mil pretextos a la imaginación, como la nube que ve Hamlet. En el campo de la
interpretación, conviene mantener entonces un alto nivel técnico y al mismo tiempo no
temer las iniciativas y los enfoques nuevos, aunque nos desconcierten porque nunca
pensamos en ellos hasta entonces…”.105
105
Pierre Boulez, Op. Cit., p. 445.
106
Samuel Ramos, Filosofía de la vida artística, Espasa-Calpe, México 1989, p. 57.
107
Igor Strawinsky, Op. Cit., p. 127.
Hay, asimismo, un conocimiento de las sugerencias originales que se transmiten
generacionalmente de maestros y maestros-intérpretes a intérpretes, de partituras
reeditadas y amoldadas, no sólo a la corrección estilística editorial, sino también a las
sugerencias técnicas de los intérpretes-maestros. (Recuérdese las famosas cadencias
escritas por intérpretes para los conciertos solistas del clasicismo y del
romanticismo). Entonces la personalidad de los intérpretes, su disciplina y educación,
forman parte de esta herencia en el arte interpretativo.
Es conocido que, si hablamos de cualquier concierto de Bach, por ejemplo, saldrán a la luz
innumerables versiones de donde tomar referencias y sugerencias para la interpretación del
joven estudiante o para la escucha del melómano y el aficionado. En este sentido, no puede
negarse la presencia de una tradición referencial e histórica, de la obra musical. “La
tradición- según Stravinsky- es cosa distinta del hábito, por excelente que sea éste, puesto
que el hábito es, por definición, una adquisición inconsciente que tiende a convertirse en
una actitud maquinal, mientras que la tradición resulta de una aceptación consciente y
deliberada. Una tradición verdadera no es el testimonio de un pasado muerto; es una
fuerza i a que anima e informa al presente”.108 Es así como la interpretación clásica se
manifiesta en la cultura musical del presente.
108
Igor Strawinsky, Op. Cit., p. 60.
109
Samuel Ramos, Op. Cit., p. 76.
110
Aaron Copland, Op. Cit., p. 27.
espectadores. El ideal, para la comprensión del arte de la interpretación es el plano
propiamente musical. En este sentido, se le “asigna” al espectador una gran
responsabilidad, exigiéndole tener como punto de referencia un concepto más o menos
ideal del estilo del compositor. A ello le suman la necesidad de una capacidad cognitiva,
que le permita al oyente percibir hasta dónde el intérprete es fiel con ello en su ejecución.111
El público referido es, por deducción, un ser que dedica parte de su vida a la apreciación
del arte musical que, a partir de la combinación de ciertas disposiciones naturales y otras
cultivadas, llega a ser un verdadero espectador del arte,112 o, como dijera Stravinsky, el
copartícipe del compositor.113
111
Ibidem, p. 248.
112
Samuel Ramos, Op. Cit., p. 76.
113
Igor Strawinsky, Op. Cit., pp.132 y 133.
114
Juan David García Bacca, Filosofía de la Música, ANTHROPOS, Barcelona, 1990, p. 397.
115
Lewis Rowell, Op. Cit., p. 146.
trayectoria del compositor, sus “influencias”, sus “preferencias” y su evolución estilística,
es decir, existe una pauta introductoria que nos ayuda a disponernos aptos para la escucha.
Igualmente, es importante, luego del concierto, poder constatar mediante la crítica si
nuestras sensaciones son o no coincidentes al tratar de “traducirlas” a un lenguaje común.
Aunque en la actualidad esta labor puede realizarse por diferentes tipos de actores, el
filósofo Samuel Ramos nos delimita el campo entre la actividad del crítico y la del
historiador: “Por cuanto no es posible hacer historia sin alorar el material que ésta
elabora, el historiador del arte es forzosamente un crítico, sólo que esta crítica se refiere
con preferencia al acervo pretérito. En cambio, el crítico de arte tiene que auxiliarse de la
historia para comprender y valorar la obra nueva, y es también historiador cuando llega a
descubrir en ella el sentido histórico que le corresponde.”116 Estas pequeñas sutilezas, que
en un tiempo pudieron delimitar el “contenido” del especialista, han sido hoy transgredidas,
ante la necesidad de un multidisciplinario abordaje del conocimiento artístico, mismo que
obliga al espectador al desarrollo más agudo del intelecto a la hora de apreciar la
interpretación de una obra musical.
116
Samuel Ramos, Op. Cit., pp. 33 y 34.
117
Lewis Rowell, Op. Cit., p. 179.
118
Ibidem, pp. 181 y 182.
aplicables a la música y que permiten ubicar y percibir el arte interpretativo musical en un
sentido histórico.
Pero esta evolución del arte musical, al igual que todas las manifestaciones artísticas
existentes, se tambaleó y se desmoronó en el pasado siglo XX junto al sentido de la propia
historia. Como el resto de las ciencias, la historia se cuestionó a sí misma en cuanto a su
objeto de estudio, sujeto, finalidad y función. Ya no se trataba de un saber monolítico que
se imponía con criterios de verdad, sino que se abría a la incertidumbre y a la subversión de
roles establecidos anteriormente entre, por ejemplo, el sujeto-objeto. De la misma manera,
en el ámbito de las artes, la llegada de los “ismos” va a descomponer la integridad de los
elementos básicos de la creación musical desde finales del siglo XIX. La música, producto
cultural de un estadio civilizatorio determinado, no va a ser ajena a estas exponenciales
transformaciones. También se desajusta, entonces, la relación directa y lineal entre la
composición, la interpretación y el auditorio a quien debe ir dirigida la obra musical. Por
ello, se rompe la comunicación, perdiéndose a la vez el sentido de historicidad que
marcaron otras épocas.
No es intención en este trabajo analizar causas ni consecuencias, ya que en pleno siglo XXI
existen innumerables referencias bibliográficas, estudios críticos, ensayos y documentos
que explican, justifican, analizan, y critican todo el proceder y el pensamiento estético del
siglo XX, la llamada vanguardia y sus peculiaridades, todos los ismos, la neo-vanguardia, e
incluso la propia posmodernidad, como se generaliza al período de finales del siglo XX a la
actualidad. Lo que es importante comprender es cómo y porqué todas esas corrientes van
aportando nuevos enfoques a la evolución del proceso creativo y al arte interpretativo en la
actualidad, obligando a repensar conceptos no sólo en su significación histórica sino
también desde la esencia misma de su contenido. Es así como todos estos puntos
referenciales, que sirvieron metodológicamente para una comprensión de la historia de la
música por parte del espectador, entran en conflicto.
Tal fue el cambio suscitado entre la vieja y la nueva ideología que Fubini prefirió,
analizando la vanguardia, dividir el arte musical en dos eras históricas: “ n el tormentoso
mundo de la vanguardia musical se asiste, desde hace algunos años, a una evolución tan
veloz de los medios técnicos, del lenguaje, de las actitudes asumidas por los compositores,
que éstos se encuentran a menudo desconcertados, privados de guía, de puntos de
referencia a los que puedan remitirse, de aquí que resulte cada vez más difícil para el
crítico poder establecer escalas de valores, si es que, estando todo como está, tiene sentido
todavía pretender llevar a cabo una operación de semejante calibre, da la impresión de
que no se supiera nunca con seguridad dónde situar la frontera entre la novedad ejercitada
a causa del gusto que proporcionan la novedad, el hallazgo brillante, lo extraño, y la
investigación dictada por un auténtico trabajo creativo, y llamémoslo así para emplear un
término tradicional rechazado por la vanguardia. Mas la pregunta fundamental es la
siguiente: ¿tiene algún sentido hoy día plantearse estos interrogantes, plantearse la
elección entre las alternativas existentes, es decir, entre valor y disvalor estético, entre
investigación y obra acabada, entre música como lenguaje expresivo y música como orden
formal? El propósito explícito de la vanguardia postweberniana consiste, precisamente, en
demostrar la insignificancia y la falta de consistencia de tales antítesis, de tales elecciones
tradicionales, al objeto de proponer en su lugar una concepción de la música nueva que se
contraponga a la concepción que de la música tuvo todo el pasado. Con ello, se iniciaría
para la música una nueva era, dividiéndose nítidamente la historia de la música en dos
partes carentes de continuidad por un lado, todo el pasado musical hasta Webern, con su
historia repleta de significados, de implicaciones, de nexos y de vínculos internos; por
otro, el salto, la nueva música, que inaugura una nueva era, una época que no reconoce
ninguna tradición debido a que rechaza el concepto de tradición propiamente dicho, una
época que rechaza el valor estético debido a que no aspira a crear obras de arte en el
sentido que lo hizo el pasado, una época que rechaza la historia debido a que se propone
ol er intrascendente y destruir el sentido que se le ha dado a la historia en sí misma”.119
119
Enrico Fubini, Op. Cit., pp.131 y 132.
recuperación llevó más de un siglo, y apenas hoy el sentido de tradición histórica comienza
a dar muestras de redención.
Lo que sí debemos conocer son los nuevos parámetros, los elementos que esencialmente
cambiaron la manera de acercarse, aprehender, escuchar y disfrutar la música. La
vanguardia musical, transformó definitivamente los conceptos básicos, creando una
revolución no sólo en la disolución de la armonía, el sistema tonal y la primacía de la
melodía, cosa que ya venía ocurriendo desde fines del siglo XIX, sino también en
estructuras formales, en el sentido del ritmo y la métrica, la textura y los timbres (cambios
en la concepción de los medios sonoros) y en la utilización de los instrumentos
120
Tomás Marco, La creación musical en el siglo XXI, Universidad Pública de Navarra, Pamplona,
2007, p. 33.
tradicionales con otras perspectivas, como los pianos preparados, etc., e incluso, en el
cambio de los propios instrumentos y medios musicales empleados.
Al revalorarse el concepto del sonido como tal, la idea sonora de la música en sí, las notas,
las escalas, los temas y cualquier material sonoro era campo abierto para la
experimentación, el descubrimiento y la creación de un nuevo lenguaje sonoro a partir de
cualquier medio audible. “La música se convierte en el arte de los sonidos, sin
discriminar cuáles deban tomar parte de la misma […] ya que el sonido puede ser
ob etualizado (¿formalizado?) por la escucha”.121
Todas estas ideas renovadoras encontraron, sin embargo, una problemática: “Uno de los
debates más traídos y llevados de la segunda mitad del siglo será precisamente el formal,
que sigue lejos de resolverse, pues la forma ha quedado al arbitrio del material, lo que, si
es un buen punto de partida, no es un desideratum de llegada, y además acaba de ser
privativo de cada obra en particular, al menos en teoría, puesto que la práctica muestra no
pocos tics, modelos y plantillas formales en casi todos los autores, por mucho que se
121
Tomás Marco, Op. Cit., p. 19.
122
Rubén López Cano, “La música ya no es lo que era: una aproximación a las posmodernidades
de la música”, en Boletín música, N°. 17, Casa de las Américas, La Habana, 2008, p. 57.
proclame casi mecánicamente que cada obra tiene su propia forma en razón de su material
y que ésta es completamente autónoma y no transferible a otras composiciones”.123
123
Tomás Marco, Op. Cit., p. 17.
124
Enrico Fubini, Op. Cit., p. 133.
Partiendo de la partitura, (cuando ésta existe), podemos constatar que, si bien había
momentos de desubicación total por parte del intérprete con respecto a la obra que se
imponía, el centro del problema consistía fundamentalmente en el desconocimiento de un
código, (exacto o inexacto), para la expresión de un lenguaje. Algunas partituras en las que
podía existir un sistema mixto de escritura entre notación e indicaciones eran menos
desconcertantes a la hora de ser ejecutadas, sobre todo cuando el intérprete tenía la dicha de
relacionarse con el compositor o de estar cerca de una persona entendida que la dirigiera.
Alguna vez nos ha tocado interpretar música aleatoria. Como miembros de un colectivo de
músicos tuvimos una partitura delante, en la que había escrito una serie de motivos
temáticos conexos. Luego de unos ensayos, el momento de la audición pública consistió en
interpretar esa misma obra varias veces, pero, cada vez, había que parar cuando el director,
(en este caso el compositor), hacía la indicación y continuar desde el mismo lugar, cuando
así se requería. Cada instrumento hacía lo mismo pero a partir de indicaciones diferentes,
produciendo una obra totalmente ajena a la que habíamos ensayado. Los propios músicos
quedamos atónitos ante el resultado. La experiencia fue inolvidable, considerando nuestra
formación clásica; pero esta “confabulación” no trascendió al público, porque éste no había
tenido la oportunidad de adaptar su oído a la sonoridad original de la obra interpretada en
su conjunto. Para ellos, la obra sonó por primera vez como si así estuviera escrita y no
como desplazamientos temporales de motivos temáticos aparentemente inconexos. Así, esta
pieza tuvo un doble significado en un mismo tiempo de ejecución.
125
Lewis Rowell, Op. Cit., p. 234.
En algunas ocasiones, sobre todo en la música elaborada como la electroacústica, el
compositor asume el rol del intérprete; en otras, utiliza cintas magnéticas pregrabadas que
en ocasiones se conjugan con uno o varios intérpretes. La variedad creativa y los medios
para la expresión son ahora definitivamente mucho más amplios y diversos. La libertad de
crear ha rebasado los límites que tanto temía Stravinsky. Si bien no todo lo que se compone
puede ser juzgado, sobre todo cuando ni siquiera hay una repetición de la audición, es
definitivo que entre los experimentos y las valoraciones se ha renovado y se ha enriquecido
el arte de componer e interpretar la música.
Es por ello que aquí nos enfrentamos a otro dilema de la interpretación musical respecto a
la validez de estas obras, más allá del contexto en el que fueron creadas. Pongamos por
ejemplo el famoso Cuarteto de cuerda en helicóptero (Helicopter String Quartet)126, de
126
La interpretación tuvo lugar en Roma. La obra es un fragmento perteneciente a la ópera
Miércoles de luz (Mittwoch aus Licht), compuesta en 1993. Para su interpretación, los miembros
de un tradicional cuarteto de cuerdas se distribuyen uno a uno en cuatro respectivos helicópteros
que sobrevuelan la sala de conciertos. Los músicos tocan sus fragmentos y la música, mezclada
con el ruido de los autogiros, es reproducida mediante altavoces y vídeo-cámaras al público
presente en la sala. Para la sincronización del conjunto, los ejecutantes se sirven de la ayuda de
Karlheinz Stokhausen, interpretado por el Arditti String Quartet. Como fenómeno musical
es una obra trascedente, pero hagamos un ejercicio de reflexión: en los tiempos actuales, y
ante las llamadas crisis económicas, (que limitan la actividad artístico-cultural) ¿cuántas
posibilidades, y dónde, tiene esta obra de repetirse? Además, luego de la novedad de estar
cada intérprete en un helicóptero diferente, dirigido desde una cabina en un auditorio,
interpretando cada instrumentista aisladamente su parte, con audífonos puestos y
“metrónomo de inspiración” cual grabación de estudio, en el que se desvirtúa totalmente la
esencia del concepto de la música de cámara, cuyo máximo e ideal exponente de todas las
épocas ha sido, justamente, el cuarteto de cuerdas, ¿qué interés pueda tener el músico
intérprete, formado en las más finas tradiciones del género camerístico, en realizar este tipo
de actividad? Está claro que el fin de esta obra nada tiene que ver con la esencia de la
música de cámara; entonces, sólo alguien “confabulado y fascinado” con la propuesta del
compositor se siente atraído hacia este tipo de interpretación.
Dijo Boulez que una de las características de la música era justamente su capacidad de
adaptación, es decir, la posibilidad de interpretar muchas veces una obra, permitiendo su
sobrevivencia. Esta es una característica que revalorizó la música contemporánea, sólo que
a veces la obra es “tan adaptable”, tan “libre” que se confunde en su “esencia musical” con
argumentaciones filosóficas y esencias sonoras. Si quisiéramos entender qué y cómo
sucedió, sólo podríamos acceder a ella a través de la grabación, ya que una segunda o
tercera interpretación puede no ser “reconocible”. Entonces, para la música contemporánea
hay que considerar otras alternativas que den valor y durabilidad a la obra de arte. Quizás,
si hubiéramos tenido la oportunidad de asistir al evento antes mencionado, bajo la guía del
propio Stockhausen, gozáramos de compartir la experiencia única de disfrutar esta
audición; pero si hoy se repitiera, de seguro escogeríamos la compra del DVD que muestra
su sentido original. Aquí, la obra se valora y trasciende a través de una grabación
(videograbación histórica). Así, podremos asegurarnos que el orden sonoro tendrá, al
menos, en el tiempo real en el que quedó plasmada la grabación, una significación histórica
de trascendencia.
Aunado a esto, ocurre, también, que hay intérpretes famosos del siglo XX, y actuales, a los
que, por su capacidad y trayectoria, se les ha asignado la misión de estrenar obras
contemporáneas de gran significación, (muchas veces dedicadas a ellos). La relación
intérprete-compositor, ambos reconocidos y valorados en su día, junto a orquestas y
directores renombrados, hacen de este estreno una interpretación histórica irrepetible,
quedando, a su vez, documentada en los más modernos medios de grabación y video, como
significante del más alto exponente de la cultura musical del momento.
Pero no todos los intérpretes asimilan la actualidad musical con igual condición. Como
decíamos anteriormente, hay factores inherentes al intérprete que influyen, sobremanera, en
él al enfrentar el repertorio contemporáneo. Ante estas expectativas, algunos compositores
se quejan de la falta de actitud del músico para comprender y apoyar los nuevos preceptos
que la obra exige. Boulez reflexiona sobre el tema: “Sin duda no hay menos reticencias
entre los intérpretes que entre el público frente a las obras nuevas, e incluso frente a una
interpretación “no tradicional”. Quizás la reticencia de los intérpretes condiciona la del
público. Me parece que tiene, en todo caso, el mismo origen: el mismo temor a lo
desconocido, el mismo miedo de perder lo que ha llevado largo tiempo adquirir. Muchos
son los instrumentistas, y aun más los cantantes, que se quejan de que la música
contemporánea destruye su sonoridad o su voz. Es cierto que las obras nuevas exigen
mucho del intérprete, pero, en los mejores casos, ¿exigen mucho más que las obras
aceptadas? Desde el punto de vista de la virtuosidad, las dificultades no son mayores, pues
si el ingenio de los compositores no tiene límites, las facultades humanas, que éstos deben
tener en cuenta, son fisiológicamente limitadas. Se utilizan entonces en forma distinta los
recursos de un intérprete, pero no se los extiende realmente más allá de ciertas normas Se
trata entonces menos de una dificultad “inhumana” que de un enfoque diferente…”.127
Ciertamente, las dificultades técnicas en las obras contemporáneas suelen ser menos
agresivas y quizás por ello, inconscientemente el músico se pueda sentir subvalorado, luego
de tantos años de una rígida formación académica. Entonces, lo que corresponde es cambiar
la relación entre el compositor y el intérprete: En la música tradicional, el músico se
enfrenta al reto de tomar una partitura muy tocada, y montarla para una interpretación
pública, asumiendo la responsabilidad de estudiarla y aprenderla técnicamente, de escuchar
todas las posibles grabaciones y variantes sonoras, de leer todo lo que se sabe de la misma,
del compositor y su época (entiéndase información de fácil acceso en el mundo actual); es
decir, el músico asume el rol de guía de sí mismo, de director de su propia obra, de
“creador”, en el sentido más amplio de la palabra. Pero ¿qué pasa con esta obra
contemporánea que se presenta con un código nuevo, y que, por principio, es incapaz de
traducirse sin la ayuda del compositor? Simplemente, es inicialmente incomprendida y por
ende rechazada. Si además exige un tratamiento novedoso (sea bueno o malo) respecto a la
manera en que por varias décadas se le ha enseñado a tratar el instrumento musical, o se le
manda a realizar alguna ejecución (y entiéndase en el sentido al que se refiere Stravinsky)
aparentemente carente de valores estéticos por la falta de una formación disciplinaria de la
llamada nueva era musical, no puede esperarse nada más que una incomprensión hacia la
obra en sí y hacia el propio compositor.
El rol del compositor y del intérprete se tiene que cambiar en esta relación en el sentido de
que el compositor es ahora el centro, el eje vivo de la creación, y el intérprete debe
motivarse a partir del trabajo colectivo y aprender el significado y la lógica de las nuevas
proposiciones. Así como las herramientas adquiridas en el proceso de formación le
permitieron enfrentarse hoy a la obra de tradición clásica, las nuevas herramientas, el nuevo
127
Pierre Boulez, Op. Cit., pp. 445 y 446.
lenguaje y su significación deben interiorizarse como primer paso para posteriormente ser
expresadas en la interpretación musical. Se trata del sentido de “traducir” los significantes a
través de una comprensión lógica y un conocimiento o entendimiento, una razón de ser y de
sentir, como se hace con la música tradicional, justo porque esa, históricamente, ha sido la
formación del músico: la disciplina, el desarrollo de la individualidad y de su creatividad.
Un análisis somero de las características técnico-sonoras y las innovaciones de la partitura
desde la actitud crítica del compositor y del intérprete, garantiza un punto de partida para
enfrentar metodológicamente la creación en el siglo XXI.
Todavía queda replantearse: ¿Qué hacer con el público, con el auditor desorientado? Si en
otras épocas era preferentemente elegible aquel asiduo con cierta predisposición hacia la
música y con cierta preparación, ¿qué perspectiva queda ahora para la transmisión del
conocimiento? Tomás Marco, al igual que Fubini, ve ventajas en la existencia de la música
128
Pierre Boulez, Op. Cit., p. 450.
contemporánea por cuanto que abre las capacidades de comprensión a partir de escuchar la
obra en sí misma y no en un esquema tradicionalista preestablecido. “Hemos hablado de
aprender a escuchar y posiblemente ésa sea la única razón de la evolución de la música a
lo largo de su historia. La gran labor del arte es precisamente que sirve para educar los
sentidos y que la evolución del mismo va paralela a un proceso de aprendizaje sensorial.
El sentido musical por excelencia es el del oído sin que ello ignore aspectos visuales y
táctiles de la música, por lo que escuchar música contribuye decisivamente al aprendizaje.
Y a medida que el oído aprende, la música puede evolucionar y enriquecer al ser humano
con una variedad y una acuidad que sería imposible sin ese aprendizaje. No es ni siquiera
una cuestión oluntaria…”.129
El auditorio, una vez más, ha aprendido a escuchar, como en algún momento de la vida se
ha aprendido a leer, a observar y a contemplar. Ya desde el año 1967 el compositor cubano
Leo Brouwer nos dio la primera lección sobre la necesidad de aprender a escuchar un
nuevo lenguaje, no a través de un texto, sino a través de la propia obra en La tradición se
rompe, pero cuesta trabajo, donde temas archiconocidos de J. S. Bach, Beethoven,
Mendelssohn, Bartok, Haendel, etc. son descompuestos en un nuevo lenguaje sonoro, que
mezcla los clásicos con sonoridades de la vanguardia, pero no de manera abrupta como
otras obras de vanguardia, que simplemente llegaron para ser escuchadas y no
comprendidas. En esta obra, hay participación del público interactuando activamente
mientras escucha y reflexiona sobre lo conocido y lo desconocido. Una participación activa
del público, que rompa los esquemas de las salas de conciertos tradicionales, ha sido parte
del experimento en el que los compositores ponen al auditorio a intervenir voluntaria o
involuntariamente en sus obras.
129
Tomás Marco, Op. Cit., p. 25.
populares), en el siglo XX, con la universalización de las culturas, adquirió nuevas
dimensiones en forma de espectáculos con las más novedosas tendencias en el uso, tanto de
la técnica como de la tecnología, ideas ya presentes en el arte musical del compositor ruso
Alexander Scriabin.
A modo de conclusión:
El conocimiento y aceptación de la música actual tiene mucho que ver con la redefinición
del rol de los actores en el proceso de recreación y la elaboración del conocimiento. El
papel tanto del compositor, del espectador como del intérprete debe ser flexible e
interactuar. Finalmente, el intérprete tiene la misión de transformarse como músico
ejecutor, analítico, creativo e investigador. Es su responsabilidad transmitir no sólo el arte
de los sonidos en un sistema dado, sino hacerlo mediante todos los medios cognitivos dados
en la época actual.
Se trata de siempre explicar, justificar, emocionar, inducir, ser sensitivo y crear una
ambientación que permita percibir una sensación que pueda ser traducida por el espectador
en conocimiento, en técnica, en materia, o simplemente en un sentimiento, una expresión,
una vivencia y un goce estético. Con ello se puede aceptar o no la obra, como cualquier otra
manifestación artística; pero siempre deben existir códigos referenciales, que justifiquen
aún el por qué hay que escuchar solamente un “sonido puro” sin “estructura” y sin
“contexto” aparente.
Una referencia es aquella en la que se pueda constatar auditivamente (podría ser una
grabación digital, o audiovisual) cada una de estas experiencias, y que a su vez contenga
una información intencionada (motivaciones, inspiración, sentimientos, propósitos), sin
pedir una “traducción” de lo que seguirá siendo el acto de la creación para el compositor.
Al confrontar la obra de esta manera la experiencia suele ser menos agresiva y la
posibilidad de una aceptación o una actitud dudosa es un paso en el conocimiento que evita
un rechazo injustificado por la incomprensión de un lenguaje. No comprender un lenguaje
en un momento dado no significa necesariamente que éste no sea capaz de comunicar, sólo
que en el proceso de aprendizaje hay etapas que no deben ser violentadas.
Las técnicas nuevas las aprendimos (las estamos aprendiendo) a la velocidad que somos
socialmente capaces, según nuestras propias necesidades individuales y colectivas. El
celular, la computadora, los aprendimos a manejar, en mayor o menor medida, como
nuevos medios de comunicación. Los aparatos reproductores de sonido (desde el primer Cd
digital hasta la última tecnología en archivos comprimidos) los hemos ido aceptando y
asimilando a través de un proceso de imposición y una necesidad de socialización. Lo
mismo ocurre con este nuevo lenguaje sonoro. Necesitamos los manuales que nos permitan
crear las coordenadas para un entendimiento formal y una subsecuente valoración emotiva,
una racionalidad del aprendizaje y, como resultado, una aceptación de los códigos. Como
estos lenguajes sonoros no son homogéneos, necesitan tener sus propios códigos (valor
histórico de la interpretación original compositor-intérprete-oyente), grabación primaria y
difusión del conocimiento. Aunque puede ser abrumador, dentro de un tiempo prudente,
estas formas de difusión podrán ser estudiadas y, entonces, se podrán ver, grosso modo, las
características generales que unifican la supuesta división e individualización de la obra.
Hoy en día, hay más posibilidades de información, más medios de difusión y
comunicación, sólo que estos no son las tradicionales salas de concierto. Habrá que
acercarnos a ellos y utilizarlos de manera masiva, puesto que son medios universales que
pueden estandarizar la información musical.
http://leiter.wordpress.com/2009/10/18/helicopter-string-quartet-cuarteto-para-cuerdas-y-
helicoptero-de-karlheinz-stockhausen/
La gramática del viaje
Ya quedaron atrás. Sin embargo habitan el recuerdo como testigos mudos de mi paso por la
tierra. Ahí está el blanco marmóreo de la Acrópolis, ahí también el blanco del Taj Mahal.
Aún está en mí la maravilla y el asombro que nos causó el brillo de los ojos del tigre de
Nepal; ese que nadie creyó que avistásemos en la fría noche del Himalaya.
También en esa esfera de símbolos indescifrables están los gigantes pétreos de Meteora, las
ruinas de Cartago, los laberintos de Benarés, ciudad de la que Mark Twain dijera «es más
antigua que la Historia, más antigua que las tradiciones, más vieja incluso que las
leyendas». (Twain, 2004)
Aún brilla en mi memoria el reflejo de la arena del desierto de Thar, los colores de los
turbantes de Rajasthan, el Fuerte dorado de Jaisalmer, La mezquita de alabastro de El
Cairo. Ahí las pirámides, La esfinge, Los Colosos de Memnón, El Coliseo: Ahí, los
hombres, las miradas… el sabor del vino, el sabor del agua salada del mar mediterráneo.
Guardo en mi cuerpo la tibieza del Mar arábigo y la fascinación por las profundidades del
Mar rojo. La turbulencia del Mar Pacífico continúa ahí, así como la entrañable calidez del
Atlántico. Los ríos se asemejan al viaje y el río de la vida, el Amazonas, da cuenta también
de la vida de los hombres.
El silencio, extraña geología del abismo, me cubre cuando deshago los pasos de tierra
dados en Machu-Picchu, la vieja ciudad de piedra, nido de cóndores, morada de dioses,
obra maestra de la arquitectura: legado de los Incas.
Siento una oleada de aire andino cuando pienso en Colombia, ese territorio que ha
modelado mi carne, esa región a la que le debo la mirada y las manos de arcilla que tejen y
entretejen fábulas. La complejidad que embarga mi vivir viene de allí.
¿Qué nos lleva a viajar? Qué nos lleva a transitar por las laberínticas calles del deseo.
Ávidos de aventura caminamos por las ciudades y nos perdemos en la noche y en el tiempo.
Sedientos también de viaje, leemos historias, cuentos: «alquimia maravillosa -como decía
Cortazar- algo así como un temblor de agua dentro de un cristal, una fugacidad en una
permanencia». (Cortazar, 1970)
Existe para mí una manera de estar en el mundo, una forma si se quiere ideal lo que no
significa perfecta, tal vez en algunos momentos ha representado también lo hermoso e
infame que toda cosa, toda persona, todo ser posee. Esa manera está simbolizada en el
movimiento, en los ires y venires, en algo que se ha dado por llamar viaje.
Si pienso en mis primeros recorridos es indudable que los hice a pie descalzo, sumergida en
las estructuras narrativas. Después, más allá de la infancia, el viaje continuó siendo una
manera de huir. Pero, más allá de todo, ha representado mi forma de hacer, conocer, estar,
crear…
Ahora, como objeto de estudio he encontrado en la gramática del viaje formas que creía
ignorar, o no intuía que se hallaban presentes en ese tejido sinuoso, móvil; a veces grácil, a
veces difícil, muchas veces satisfactorio que es el recorrido.
La gramática del viaje señala una arquitectura con estructuras polisémicas, polifacéticas y
multidimensionales que permiten abordarlo como una experiencia estética ligada a la
concepción del mundo y los espacios; además de una forma de conocimiento metafórico.
Entre los modos de viajar hay dos en los que quiero detenerme: el primero implica que el
pasajero realice un desplazamiento ya sea por aire mar o tierra y el segundo, al cual hace
referencia Deleuze, esta libre de movimiento corporal: «aunque no me mueva, aunque no
viaje hago, como todo el mundo, mis viajes inmóviles que sólo puedo medir con mis
emociones, expresándolos de la manera más oblicua y desviada en mis escritos». (Deleuze,
1996). Este desplazamiento del que habla Deleuze aunque tiene una dimensión de
inmovilidad corpórea, intrínsecamente tiene un movimiento hacia sí mismo y hacia lo otro.
Una búsqueda, una peregrinación que transita por estadios desconocidos de la mente que
pueden llevar a un infinito viajar sin salir de casa.
El azar y la incertidumbre les marcan la distancia espacial de su lugar de origen lo que los
lleva a rediseñar no sólo una nueva cartografía física sino emocional, que a los dos les es
desconocida. Se extravían, se encuentran, se alejan, en el intento de descifrar esa geografía.
La literatura ha estado marcada por el aliento que asume la forma de moverse, un ejemplo
de ello es Rainer María Rilke quien a excepción de unas cortas estancias en París, hizo del
deambular una constante en su vida. El escritor gozaba de una merecida fama que le
hubiera permitido establecerse tranquilamente en cualquier ciudad de Alemania, sin
embargo Rilke eludió tener una residencia fija que le condujera a no buscar más, que le
demandara compromisos distintos a los de descubrir, buscar y cambiar. Esa errancia esta
plasmada en su obra, en su vida y en su extensa comunicación epistolar. En una carta
escrita por el autor y fechada en 1923 reflexiona sobre el viajar:
« ¡Oh los viajes! El impulso de partir pronto, casi sin saber a dónde, ese lo conozco, en ese punto
estaríamos incomparablemente de acuerdo. Cuántas veces mi vida se ha encontrado enteramente
concentrada en ese único sentimiento de la partida; ¡partir lejos, lejos; y ese primer despertar
bajo un cielo nuevo! Y reconocerse en él. Sentir que también allí donde no se estaba nunca, se
continúa algo, y que una parte de nuestro corazón, inconscientemente indígena bajo ese clima
desconocido, nace y se desarrolla desde el instante de nuestra llegada y nos dota de sangre nueva,
inteligente, maravillosamente instruida sobre cosas que es imposible saber». (Rubio, 2006).
Basándose en el recorrido, otros autores han realizado su obra sin aventurarse a moverse de
la casa, tal es el caso de Emilio Salgari y Xavier De Maistre; este último escribió Viaje
alrededor de mi Habitación. Narración en la que plantea un recorrido por su habitación
trazando líneas imaginarias, haciendo zig-zag, dibujando diagonales, desplazándose a lo
largo y ancho de esta geometría harto conocida para él. Mientras describe la latitud a la que
se encuentra la habitación y realiza la descripción del recorrido que parte de la mesa hacía
un cuadro o de un espejo hacia el lecho, Maestre reflexiona sobre el alma y la bestia, sobre
la condición humana. Filosofa sobre Platón y se detiene sobre todo tipo de consideraciones
estéticas.
«Cuando cesó el retumbar de la tierra y la oscuridad dejó de moverse, uno de los tanzanos que se
sentaban a mi lado preguntó:
- ¿Has visto?
La literatura da fe de que el viaje es un camino por donde se hace un largo recorrido que
demanda movimiento. Es aquí, en el movimiento donde hago un punto y retomo el viaje en
cuanto a desplazamiento: de una ciudad a otra, de un país a otro, de un continente a otro;
desplazamiento perpetuo que a sido la constante en mi vida y que ha estado ligado a mi
manera de hacer: fotografiar y viajar, viajar y fotografiar, travesía que demanda
movimiento en la mirada, en el cuerpo, en la mente; movimiento, sin lugar a dudas,
inherente al género humano.
El andar como acto estético es un concepto que aparece en el siglo XX y ya sea de una
manera simbólica o directa a sido trabajado, además de los escritores, por artistas visuales
como la servia Marina Abramovic, quien en los 80s realizó The Lovers. Great Wall Walk –
Los amantes. Recorrido de la gran Muralla- acción que emprendió con su excompañero
Ulay y en la que cada uno hizo el recorrido de la muralla por lados opuestos para
encontrarse después de andar durante 90 días y con un abrazo dar por finalizada su relación
tanto profesional como afectiva y continuar la marcha
El artista Belga Francis Alÿs, también, a finales de la década de los ochenta lleva a cabo
una serie de acciones por las calles del centro de México D.F. Una de sus piezas consistía
en recorrer la ciudad, que apenas conocía, con un perro metálico magnetizado al que se le
iban adhiriendo toda suerte de objetos. Durante la Bienal de La Habana realizada en 1994
presentó otra versión de caminata por la ciudad en la que se puso unos zapatos con suela
magnética que recogieron diversos materiales, con los que después el artista diseñó una
pieza que se parecía a un tablón de recuerdos. Las huellas que dejan las caminatas de Alÿs
están lejos de narrar con precisión sus periplos, empero abren una significación a ámbitos
más amplios que la descripción del lugar.
«No hay inmovilidad en este mundo, sino que su constante es el movimiento; sucediéndose el
día y la noche entre sí, tal y como hacen los pensamientos, los estados y las formas, según su
alternancia…El origen de la existencia es el movimiento. En ella no puede haber inmovilidad,
pues regresaría a su origen, que es la ausencia (´dam) Nunca jamás cesa el viaje, ni en el mundo
superior ni en el inferior». (Arabí, 2008)
En cuanto a su condición de movilidad, fotografía y viaje están en constante ósmosis. El
viaje proporciona la posibilidad de búsqueda de la mirada, cambio de mirada, inestabilidad
de la mirada, un ejemplo de ello es la artista francesa Cécile Hartmann quien para su
trabajo fotográfico escoge diferentes lugares del mundo que ya sea por procesos
productivos, económicos o sociales están en constante transformación. A partir de un
registro del lugar lleva a cabo una reflexión frente a esa fotografía, y busca producir otra
imagen que pueda abrir un campo interno.
Un ejemplo de esto es Walker una imagen realizada en Dubai, un sitio que esta en constante
transformación debido al flujo de capital proveniente de los yacimientos de petróleo, lo que
ha hecho cambiar a la sociedad y el paisaje. El hombre de la imagen se encuentra en el
centro de dos territorios distintos que se están transformando; da la espalda al desierto y
mira a la ciudad en construcción, la fotografía sugiere un ser errante en medio de dos
escenarios disímiles.
«Quiero hacer una inmersión desde esos lugares – aclara la artista- y con mi punto de vista, para
luego desarrollar un trabajo. Una nueva narración de la tierra sería producir imágenes que sean
equívocas, no unívocas, producir imágenes que no cuenten el mundo, sino que por el contrario
permitan observar a esta geografía que habitamos… se trata de una dimensión política de lo
real, porque me desplazo en una realidad muy contemporánea. Yo pienso en algo que podemos
llamar como “la época moderna” porque transforma tanto nuestras condiciones de existencia,
como el planeta y la relación que nosotros podemos tener con el medio ambiente». (Montfumat,
2009)
Cécile Hartmann. Walker, 2008
Para concluir quiero mencionar a un fotógrafo que también hizo del viaje no sólo el medio
para hacer sino su modus vivendi, se trata del artista Checo Josef Koudelka quien en los
sesentas decide emprender su errancia por Europa trabajando un tema que lo apasiona y el
que fotografía durante cerca de quince años: los gitanos. Durante este periodo Koudelka
labora de forma independiente, sin aceptar ningún tipo de encargo y subsistiendo con lo
mínimo necesario: le bastaban un poco de comida, la muda de ropa que llevaba puesta una
camisa, unos calcetines de más y un buen saco de dormir para acampar donde lo cogiera la
noche
En Koudelka esta el pensamiento nómada tal como lo plantea Bruce Chatwin en Los Trazos
de la Canción, como el de «disponer de mucho tiempo libre para dedicarse a la
especulación intelectual, a la exploración de la tierra, a la aventura y a la lúdica». (Careri,
2006). El fotógrafo no se mantuvo en el terreno de las certezas sino que se dejó arrastrar al
terreno en el que habitan las preguntas: on the road.
En Koudelka están presentes casi todos los ítems de la gramática del viaje, ese paraje en el
que se hace: el azar, la incertidumbre, la exploración, el conocimiento la huida, la opción…
Durante el verano de 1968 cuando los rusos invaden Checoslovaquia, Koudelka realiza
fotografías sobre lo que está sucediendo y consigue que las imágenes salgan
clandestinamente del país a través de una amiga suya. El reportaje es publicado sin créditos
de autor por la Agencia Magnum Photos. En 1970 escoge el exilio y abandona
Checoslovaquia para empezar su periplo por Europa el cual continúa durante la mayor parte
de su existencia.
No contesté. Cuando iba a marcharme, repitió la pregunta. No quería responderle, pero insistía.
Finalmente, exclamó: «Ya lo entiendo. No quieres contestar porque todavía no has encontrado
ese lugar. Continúas viajando y sigues tratando de encontrarlo». «Amigo-le contesté-, te
equivocas. Trato desesperadamente de no encontrar ese lugar». (Koudelka, 2006)
Somos pasajeros en tránsito, vamos construyendo la arquitectura del viaje cuando nos
proponemos como decía Borges, la tarea de dibujar el mundo y descubrimos que ese
laberinto de líneas traza la imagen de nuestro rostro. A los viajeros les pertenecen los
amaneceres, los arrabales y una que otra estrella. ¿Qué se busca en el recorrido?, ¿Qué
queda después de años de andar de una ciudad a otra, de un país a otro, de un continente a
otro?, ¿Qué queda de lo que somos o de lo que fuimos?, ¿Somos los mismos?, o quizá
como Ulises, somos otros después de que se deja escapar el Vientos del Oeste, ese que
marca el regreso al hogar. Y, ¿acaso dónde está nuestro hogar? no es la búsqueda, quizá de
ese hogar lo que nos mantiene en el viaje.
La pulsión del camino, esa dulce embriaguez del recorrido, ¿es quizá eso? Mapear un
territorio nómada es difícil porque se basa en el presente, que ocupa algunas regiones
transitoriamente. Un mapa nómada significa recorrer los desiertos, las montañas, descubrir
los espacios vacíos de las ciudades, figura ahondar en el trasfondo espiritual de caminar,
simboliza deconstruir algo que está en constante construcción y que acerca a un lugar
común a todos los viajeros: la pura ansia de andar.
Fuentes de consulta
´Arabí, Ibn (2008), El esplendor de los Frutos del Viaje, Madrid, Siruela. 182 pp.
Careri, Francesco (2006), El andar como práctica estética, Barcelona, Editorial Gustavo
Gili, SA, 204 pp.
Cortazar, Julio (1970), Algunos Aspectos del Cuento, La Habana, Casa de Las Américas, nº
60.
Koudelka, Josef (2006) Grandes fotógrafos. Magnum fotos. Josef Koudelka, Madrid,
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Varios autores (2009), Fotográfica Bogotá 2009- III Encuentro Internacional de Fotografía,
Bogotá, FOTOMUSEO, 122, pp.
La semiótica y la abducción como posibilidad metodológica y discursiva para el
fortalecimiento de competencias interdisciplinares en el campo del arte
[…] pese a todo, hoy en día abundan personas convencidas de que el pintor nace, no se hace […]
un cojo de nacimiento no puede dedicarse a la danza, y tampoco puede dedicarse a la pintura quien
nazca con manos anatómicamente inapropiadas (p. 25)
Por lo tanto se observa que las prácticas de producción y creación dentro del campo
artístico obedecen a una construcción social de la realidad y por tanto de la mirada y con
ello, a una imposición de esquemas de percepción e interpretación de la realidad, los cuales
condicionan la pervivencia de esquemas de producción basados en la tradición y
convención visual (Acha, 1992); por un lado la tradición mantiene referentes icónicos y
simbólicos, mientras que las convenciones visuales retoman y reproducen diversos
interpretantes bajo un marco interpretativo común, lo cual en esencia deriva en una
limitación de los procesos creativos dentro de las instituciones de arte. De acuerdo a Acha
(1992) es pertinente que los artistas transiten entre la tradición y la innovación; la tradición
incide en que la obra artística deba mantener sus elementos formales para seguir siendo lo
que es y permita ser reconocida como ello, más no como otra cosa.
El arte que precede a las vanguardias artísticas y tiene como límite temporal la mitad del
siglo XIX, no admite ni suscita problemas en su lectura o interpretación; dentro de la obra
artística existen los referentes visuales y los criterios formales, para entenderla y apreciarla.
Con el surgimiento y auge de las vanguardias artísticas, las propuestas estéticas transitan de
lo conceptual a lo alternativo, en la que se complejiza no sólo la definición de la obra de
arte, sino también su lectura y status. Prada Oropeza (2009, p. 19) argumenta que: “en el
término “arte”, designado como propiedad de una obra, hay una confusión entre
descripción y evaluación; en el juicio “Esto es una obra de arte” están implícitas normas de
excelencia”. La asignación de una definición apodíctica a la obra de arte contemporánea, no
es pertinente. Se define o clasifica algo que comparte características específicas y
distintivas, pero la obra presenta una gran variedad de parecidos de familia sólo en el
aspecto formal, mientras que su lenguaje y formas de expresión y contenido, tomados como
límites, son fluctuantes.
Un postulado, que se contrapone a la idea del don divino, es la de que el arte cumple una
función social y por lo tanto, el artista debe sujetarse a algunas reglas de lectura o utilidad
de la imagen, produciendo obras accesibles para todos; el artista es un intermediario de las
preocupaciones sociales utilizando como vehículo a la imagen visual. Básicamente, dentro
de la Historia del Arte, se delimitan dos preocupaciones fundamentales en relación a la
apreciación y conceptualización de lo que es el arte y que se mantienen en la actualidad:
una que se consolida a mediados del siglo XIX con el Romanticismo que da prioridad al
espíritu, inspiración y subjetividad del productor y otra que hunde sus raíces en el siglo
XVIII, que se preocupa por la implicación del espectador, del entorno social sobre la obra y
sobre su percepción objetiva.
A mediados del siglo XIX se diversifica el lenguaje artístico y pasa de la representación fiel
de las cosas y la comprensión de sentido común de la naturaleza 130, a una variación
perceptual, sintáctica y representacional sin referentes narrativos, en que no se sabe qué se
presenta o qué se aprecia. No se representan de forma realista las cosas, sino que se abstrae
de ellas su esencia, utilizando formas, colores y composición. Los lenguajes utilizados por
los artistas carecen de un referente convencional y sus prácticas se trasladan al campo de la
ambigüedad y la confusión, legitimadas posteriormente por una institución cultural creada
con este fin, el museo, y avalada por el crítico de arte o la galería.131
Dentro del campo artístico las prácticas de producción giran en torno a la representación,
expresión, interpretación y simbolización, que alejadas de referentes literales o narrativos
(Pereda, 2007), permiten se desarrollen posibilidades de interpretación y con ello el disfrute
de la obra ya no solo a partir del mero reconocimiento temático. Trascender las limitaciones
que impone la tradición artística y dentro de ella las convenciones tanto sintácticas o
semánticas para el desarrollo y fortalecimiento de la creatividad le compete a la semiótica
peirceana y dentro de ella a la abducción, entendida como una forma de razonamiento y a la
vez como metodología.
130
“Hay un sentido literal de las voces léxicas, que es el que encabeza los
diccionarios o el que todo hombre de la calle definiría en primer lugar cuando se le
preguntara por el significado de una palabra determinada. Supongo, pues que lo
primero que diría el hombre de la calle es que un higo es un tipo de fruta así y asá”
(Eco, 1998, p. 14).
131
“[…] el urinario de Duchamp, que se constituye como objeto artístico, a la vez
porque está marcado por un pintor que le ha puesto su firma y porque es enviado
a un lugar consagrado que, al acogerlo, lo convierte en objeto de arte” (Bourdieu,
1984, p. 202).
La semiótica es la disciplina que estudia los procesos de significación y construcción del
signo y como tal, tiene relación con todo aquello que es significante. Encontramos dos
vertientes que procuran el estudio del signo: la semiología (propuesta por Ferdinand de
Saussure) que se basa en la lingüística y la semiótica (propuesta por charles Sanders Peirce)
que prioriza la lógica y la matemática; una continental y otra norteamericana. Procuraremos
abordar los aportes de la semiótica peirceana dentro de los discursos visuales y educativos.
Todo proceso de comunicación lingüístico y visual conlleva una carga creativa y por ello
tiene una relación estrecha con la semiótica al ser partícipe de la construcción de y ser
constituidos por signos. En adelante consideramos siguiendo a Peirce (1974) que el signo
es una relación ontológica triádica entre la primeridad (o posibilidad, cualidad, esencia y
por ello un primero), la segundidad (en relación con la primeridad y por ello una
posibilidad hecha objeto, considerado un segundo) y la terceridad (que implica a la primero
y lo segundo y por ello considerado un tercero). Esta relación triádica proveé los elementos
para considerar dentro del signo al representamen como un primero, al objeto como un
segundo y al interpretante como un tercero. Los tres se interelacionan mutuamente y sólo se
separan con fines analíticos más en la realidad se encuentran integrados relacionalmente; si
se trata de entender uno separado de los demás se interrumpe el proceso de semiosis. Lo
cual de acuerdo a Peirce idealmente continúa al infinito.
Acertadamente Deely (1996) plantea que “en el corazón de la semiótica está la concepción
de que la totalidad de la experiencia humana sin excepción es una estructura interpretativa
mediada y sostenida por signos” (P. 45). Asimismo, Peirce considera (Beristáin, 2008) que
“todo pensamiento se realiza mediante signos, por lo cual el conocimiento se sustenta en
una serie infinita de signos, puesto que cada concepto exige ser explicado por otros que, a
su vez, requieren ser explicados por otros” (p. 463). A partir de lo anterior y siguiendo a
Beristáin (2008) podemos considerar a la semiótica como una:
[…] la interpretación es la comprensión tomada como un proceso […] en el significado del texto
[…] el significado puede partirse en dos: sentido y referencia. Sentido es lo que captamos o
comprendemos cuando escuchamos o leemos una expresión. Referencia es aquello a lo que la
expresión remite, lo que designa, sea cosa o estado de cosas, son los objetos que señala (Beuchot,
2007, p. 22).
Por su parte Umberto Eco propone tres posibilidades interpretativas, ubicando lo que
denomina la intentio auctoris, la intentio operis y la intentio lectoris. La primera busca en el
texto lo que el productor quiere decir, la segunda le da libertad al texto para decir lo que
quiera, independientemente de las intenciones de su autor y, la tercera le da una libertad
interpretativa al receptor. La interpretación consiste en un proceso de conjeturas
contextuadas las cuales pueden ser validadas, más no verificadas, como en las ciencias
naturales. Se acepta una interpretación como válida, más no como verdadera, como
probable o más probable, ya que presenta criterios pragmáticos o de otro tipo que validan la
interpretación y justifican el que no todas las interpretaciones sean iguales o pertinentes.
132
Teoría epistemológica, presentada como una alternativa intermedia entre el
inductivismo y el deductivismo, que sostiene que las hipótesis y teorías científicas
no sólo han de poder ser refutadas sino también aceptadas. Se aceptan aquellas
hipótesis y teorías científicas que supongan la mejor explicación. Los momentos
fundamentales de una ciencia que fuera «abductiva» son: problema, especulación,
adaptación (o aplicación) y explicación. En el fondo de esta concepción de la
inferenciales que conducen a la creación, desarrollo o descubrimiento de una hipótesis. La
abducción, denominada también retroducción o inferencia hipotética, es el proceso
mediante el que generamos hipótesis, para dar cuenta de aquellos hechos que nos
sorprenden y que requieren una explicación. La construcción de la hipótesis abductiva va a
estar validada y controlada por el marco teórico utilizado, ya que dentro del razonamiento
se incluye en forma de premisa.
La metodología abductiva en relación con los procesos creativos dentro de las artes es un
cambio de actitud; es aceptar la presencia de soluciones alternativas. Comprende un trabajo
de revisión de la visión y percepción social, eliminando las convenciones que niegan la
realidad como algo temporal y el pensamiento como algo perfectible. Convive el
pensamiento analítico con la ambigüedad, la falta de claridad y hasta las contradicciones de
todo tipo, sean lógicas, semánticas o epistémicas. La teoría y la obra plástica pretenden ser
un referente semántico de la realidad abordada, hacia su descripción, explicación,
representación o interpretación133. La riqueza formativa e informativa que impregna la
relación entre la obra y el productor permite confrontar los referentes y posibilita elaborar
hipótesis teóricas y prácticas creativas; por medio de la construcción de interpretantes se
refuerzan o descartan. Se reconstruyen las percepciones sociales y las creencias, en la
relación con los otros.
La metodología abductiva descarta un punto de vista lógico deductivo o la noción de
autoridad; para llegar a ella, existen otras formas de obtener el conocimiento, ya sea
133
“El proceso de inferencia abductiva (abductive) ayuda a construir nuevos
conceptos o reglas sobre aquellos eventos que salen de la concepción teórica de
la cual se partió. Se puede decir que se relacionan los eventos empíricos a un
grupo de categorías a través de una operación lógica inductiva de manera que
puedan ser integrados dentro de las explicaciones teóricas de las cuales se partió,
y al tiempo, aquellos eventos que no puedan categorizarse llevan a una
explicación teórica novedosa. La inferencia abstractiva combina de una manera
creativa lo nuevo e interesante de los datos empíricos con el conocimiento teórico
previo” (Álvarez, 2002, p. 50).
intuitivo o alejado de procesos argumentales, lógicos deductivos o silogísticos. La selección
de la interpretación más aceptable va a estar influida por la situación contextual, las
evidencias a favor o en contra, así como su situación pragmática o semántica y, no por un
método estabilizado o estabilizador de puntos de vista o de sentidos del texto. No se busca
una exactitud, sino algo probable. Cuando interpretamos no buscamos un conocimiento
certero y seguro, ya que lo interpretado no permite acceder a los marcos cognitivos y
anímicos del autor y sí, presentarse prejuicios y valores distorsionantes, que alejan al
intérprete de una interpretación subjetiva objetivante y objetivada
134
A la par de la coherencia, pueden existir incoherencias de diversos tipos en el
conocimiento, generado por el agente como parte de una solución o del proceso.
Cuando se dice coherente, puede pensarse en una coherencia semántica, en la
que se puede ver una propuesta plausible que no da lugar a paradojas
semánticas, en la que los términos no incurren en una ambigüedad exacerbada o
estabilicen la creencia y den sustento a la explicación elaborada. La construcción y
selección de la hipótesis abductiva no debe confundirse con un proceso basado en el azar, o
en el ensayo y error, o en un proceso arbitrario; la estructuración de la hipótesis (o
sugerencia en tanto no se ponga a prueba y se convierta en una creencia) se basa en el
instinto, sentido común y en la intuición controlada y razonable, producto de la
organización de los conocimientos previos y la estructura del campo. La totalidad de leyes
que puede integrar un campo, como posibles soluciones congruentes a un problema, sean
éstas un tanto descabelladas, son analizadas para plantear su pertinencia lógica o
metodológica dependiendo de la situación y de los intereses de investigación. Existe el
problema de construir y delimitar los criterios para seleccionar la más pertinente de entre
todas ellas. Por lo tanto la abducción es un buen referente para construir y evaluar las
competencias interdisciplinares al alejarse de conocimientos estabilizados y promover la
creatividad, el pensamiento divergente, original e innovador.
Si un problema no concuerda con las leyes que lo podrían explicar, será necesario construir
una hipótesis abductiva que lo explique; posteriormente convertida en ley, vuelve
convencional la solución. En este proceso de construcción se amalgama la teoría o teorías
que posee el investigador, así como su habitus y sus diversos capitales. A partir de los datos
que aporta la obra y la formación previa del espéctador, se plantean dos procesos para la
obtención de la hipótesis abductiva: Una que se inventa y construye a partir del marco
teórico, la cual Umberto Eco denomina hipótesis creativa, y otra que se selecciona entre
una variedad de posibles, que construye el investigador apoyándose en su trasfondo.
una vaguedad manifiesta; por otro lado, puede hacerse mención de una
coherencia epistémica, que se da cuando entre lo que se propone, no existe algo
sostenido o creído verdadero, y después creído como falso; o finalmente, puede
referirse a una consistencia lógica, coherente en el sentido de admitir P Q como
verdadero y después no aceptar otra.
metodología abductiva no puede considerarse verdadera en un sentido estricto lógico, o sea,
utilizando criterios de verdad, sino al contrario, el criterio de pertinencia es suficiente para
valorar la teoría cualitativa abductiva. No es necesario que posea elementos silogísticos que
la hagan ser o parecer verdadera, ya que existen teorías verdaderas, que no por eso son
pertinentes; la utilización de criterios pragmáticos para la elección y validación de la
hipótesis, por persuasión y no por coerción, diversifica la posibilidad de construir teorías
alternativas pertinentes.
Aunque se pretenda estimular la creatividad del alumno esto no se logra por predominar
criterios formales y técnicos en la producción artística del alumno, principalmente por que
el aspecto pedagógico disciplinario funciona como estrategia de control, desligado de lo
expresivo e intuitivo como pilar de la creatividad y la intersubjetividad. Se considera
factible y viable trascender esta percepción utilizando la abducción como estrategia
metodológica para la construcción de propuestas novedosas e innovadoras, tanto dentro de
la enseñanza y evaluación, como en la producción artística.
Por otra parte se considera que esta postura asumida permite trascender la mera
interpretación que se logra en la terceridad peirceana, al enriquecer el sentido y el misterio
de la creación arribando como punto final a la primeridad. La primeridad es lo lúdico que
los artistas tratan de transmitir pero erróneamente tratan de localizarlo en la interpretación o
recepción de la obra, más no en el origen de sus sensaciones y sentimientos. De acuerdo a
esto nos damos cuenta que los artistas buscan expresar emociones y sentimientos
(primeridad) en su obra (segundidad) aunque los direccionan hacia la interpretación basada
en convenciones (terceridad) permitiendo la lectura de la imagen más no provocando
reacción de gusto, sorpresa o alguna emoción no definida y espontanea. Lo mismo ocurre
cuando se basan en acercamientos iconológicos, retóricos y hermenéuticos. El invertir el
proceso y trabajar a partir de la abducción permitirá a los creadores iniciar su práctica
artística a partir del conocimiento de su realidad y la reflexión de sus problemáticas o
temáticas, para posteriormente decidir desde qué soporte lo llevará a cabo; con estos dos
aspectos definidos puede trabajar y crear, manteniendo las teorías que sustentan su trabajo
un paso atrás, esto es, cuando se comprende la teoría se deja de prestarle atención y se
puede trabajar con total libertad y, en este momento la teoría está atrás del proceso creativo,
validando la libertad al momento de crear. Por ello es importante la lectura como soporte
del proceso creativo y no como algo accesorio que sirve para justificar la obra resultante.
Para incidir en esta propuesta se considera que el ser humano es creativo por naturaleza
pero se enfrenta a una sociedad que construye reglas y las socializa, entre ellas las que
buscan mantener limitada la capacidad de reflexión y crítica y el conocimiento y
comprensión de esa capacidad. Las capacidades creativas del alumno se pueden
potencializar en un contexto de discusión, pero se inhibe por las estrategias de reproducción
y relaciones de poder implementadas en los campos sociales.
Quizás el factor que aparece con más frecuencia, tanto en las explicaciones filosóficas como
psicológicas, es el de novedad. Las acciones creativas del ser humano son aquellas acciones
deliberadas que enriquecen al mundo con algo nuevo. Para que algo sea considerado nuevo en el
sentido de creativo hace falta una diferencia en su inteligibilidad. Sería el caso, por ejemplo, de
una pintura que puede percibirse como de una clase diferente a las anteriores, o de una idea
científica que es distinta a todo lo conocido hasta entonces. Esa novedad aparecería enmarcada
dentro de toda la experiencia anterior, dentro de la tradición, pues lo nuevo sólo puede existir por
referencia a lo antiguo (Barrena, 2008 p.5- 6 ).
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imágenes- Figuración, fantasía e iconicidad. México. Editorial siglo XXI. Primera edición.
En la utilización del proceso artístico los psicólogos han encontrado herramientas para la
terapia y conocimiento de la psique humana. Hoy encuentro las herramientas del
psicoanálisis para uso en la producción de un proyecto artístico multidisciplinario que se
sitúa en el borde entre arte-terapia y creación artística.
El tema central gira alrededor del conocimiento de sí mismo para lo que se utiliza el
autorretrato en diversas formas. Retratarse se convierte en una acción que fija la imagen no
sólo física a través del dibujo y fotografía, sino mental en el uso de la escritura; al verter los
pensamientos en el escrito, se convierten en un retrato más amplio.
Este proyecto enlaza la identidad a una personalidad cambiante en el transcurso de un ciclo
hormonal de 28 días. Los cambios de estado de ánimo se intentan fijar a través de conocer
todo lo que los provocan. Crónica 28 es una búsqueda que en su camino deja huella en
piezas artísticas que retroalimentan los mismos conceptos que la generan. El método de la
investigación-creación permite el diálogo entre la obra de arte y los procesos inconscientes
que la generan. Este proceso es un clavado para explorar la mente humana, un camino
directo a conocerse y realizar un retrato complejo y profundo.
La tecnología nos ha acercado una nueva forma de reconocimiento y proyección de esta
identidad centrada en la imagen. Juzgando por el uso de las redes sociales en Internet, hay
una preocupación generalizada por la autoimagen. Hay una abundancia de fotografías
tomadas ante el espejo o utilizando el ordenador con webcam, en donde uno mismo se
convierte en fotógrafo y modelo al mismo tiempo, posando y disparando la cámara cuando
se consigue la imagen que se quiere proyectar.
En las horas pasadas frente al espejo, reconociéndose uno mismo, tratando de distinguir su
rostro, si un lado es distinto al otro, pensando en si podría reconocerlo si lo encontrara
inesperadamente de frente, surge la pregunta de si somos los mismos todo el tiempo, si no
cambiamos de un año a otro, de un mes a otro, de un día a otro, si el estado de ánimo hace
que nos veamos diferentes.
A medida que cambian las emociones, surge la duda sobre cuales de estos factores son los
que han contribuido al cambio. Esta investigación nace del deseo de registrar todos estos
factores y los cambios que producen y de la ilusión de poder tener control sobre las
emociones para construir un discurso visual que exprese la complejidad de la vida
emocional y las dificultades de autoconocerse.
En el arte hay numerosos ejemplos de los artistas retratándose a sí mismos, que remite al
gesto de verse detenidamente escudriñando su imagen. Por lo que se considera que es el
recurso indicado para este proyecto. En el autorretrato el artista se convierte en sujeto y
objeto de su trabajo, estudiando su propia fisonomía, su postura y sobre todo su expresión.
Puede volverse su propio modelo para poder expresar plenamente su idea. Por ejemplo, en
el “performance”, utiliza su cuerpo como lienzo y materia resumiendo en la acción todo lo
que no podría plasmar en una obra estática. La idea nace de él y surge de él.
Por lo que surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo hacer un registro tangible de los
cambios de estado de ánimo sufridos en un mes a través de una bitácora de artista para
mostrar la práctica del escudriñamiento de uno mismo como fundamento para la
producción artística?
¿Cómo representar a través del autorretrato en pintura, dibujo y video, la identificación de
las transformaciones del rostro provocadas por los cambios de estado de ánimo en el
transcurso de un mes?
¿Cómo expresar por medio de las artes visuales la relación emocional con el rostro como
una entidad externa en la que se centra nuestra identidad?
¿Cuáles son las posibilidades expresivas del texto como un elemento gráfico para
representar el pensamiento autoanalítico como una idea recurrente en la vida cotidiana?
La presente investigación trata un tema complejo, (la vivencia humana), que implica
múltiples factores, difíciles de cuantificar objetivamente, por lo que se utilizará un
paradigma de investigación cualitativo. Este paradigma nos permite tener una visión
holística del objeto de estudio, que en este caso es la misma investigadora. Más que
cuantificar se trata de describir e interpretar de manera subjetiva y dialéctica para resolver
el problema de la representación de experiencias subjetivas y obtener como resultado la
producción de escritos, dibujos y fotografías.
Este proyecto de investigación tiene una naturaleza dialéctica ya que construye un dialogo
entre la teoría y la praxis por un lado, y entre la experiencia y la representación por otro.
El método de investigación fenomenológico es utilizado en este trabajo debido a que
permite un estudio descriptivo de la experiencia personal tal cual se presenta a la
conciencia. Para posteriormente tratar de hacer una presentación plástica de la experiencia
y que pueda ser reinterpretada por el espectador según sus propias concepciones y
parámetros.
La investigación-creación como practica artística sirve, en este caso, para explorar los
procesos de producción, la utilización de materiales, el hallazgo de formas de
representación más adecuadas, y a su vez permite influir directamente sobre el objeto de
estudio que se ve transformado por los mismos descubrimientos de la investigación. Ya que
el fundamento del trabajo es la vivencia de lo cotidiano, es evidente que a medida que se
produce obra, se lleva a cabo una reflexión de la forma de conceptualizar la experiencia
humana, en su complejidad de instintos, deseos y circunstancias, lo que retroalimenta la
producción artística.
El arte es un medio para dar una solución creativa a los conflictos intrapsíquicos del artista.
De esta manera, el psicoanálisis se vale de los medios expresivos del arte para analizar lo
más recóndito de la psique humana, al interpretar su lenguaje no verbal para comprender
los conflictos de los pacientes y ayudarles a resolverlos. En ese sentido, la psicología
misma es un producto creativo. La psicología en sí puede ser vista como un producto de la
creatividad humana. Grinberg, (en De Tavira, 1996) define a la creatividad como la
habilidad de traer algo nuevo al individuo que satisfaga al Yo; de manera general, la
creatividad es una gratificación de carácter emocional., en la medida que interpreta de
manera empírica y crea nuevas soluciones para el individuo en tratamiento.
Según Freud, el artista dirige la energía de sus pulsiones sexuales o agresivas reprimidas
hacia la producción artística de manera que neutraliza su fuerza. La palabra sublimación se
utiliza para “designar una elevación del sentido estético, o bien un más allá de la
conciencia”, (González y Nahoul, 2008). La realización de una obra artística le permite al
artista sumergirse en su realidad interna dejarla plasmada en la obra y regresar a la externa.
Sin embargo, el proceso de producción artístico no sólo depende de las imágenes
producidas en el inconsciente, Vygotsky discute precisamente esto como una reducción
tendenciosa del psicoanálisis, en la que se dejan de tomar en cuenta otros aspectos, entre
ellos el social, como si sólo intervinieran en el hombre los instintos, (Vygotsky, 2006). En
el diálogo que genera comparando teorías de diversas corrientes de teoría del arte, toca
varios puntos pertinentes a este trabajo. Hablando del arte como técnica desde el punto de
vista formalista dice que “los sentimientos no son más que materiales o técnicas”,
(Vygotsky, 2006) para el arte, lo que también continúa discutiendo. Por lo que tomaremos
algo que dice capítulos más adelante en cuanto al arte y la vida, comparándolo con el
milagro evangélico de la transformación del agua en vino: “La verdadera naturaleza del arte
es la transubstanciación, algo que trasciende los sentimientos ordinarios; pues el miedo, el
dolor o la excitación que el arte causa incluyen algo que está por encima y por debajo de su
contenido normal y convencional. Ese algo vence a los sentimientos de miedo y de dolor,
transforma el agua en vino, cumpliendo así el fin más importante del arte”, (Vygotsky,
2006). De acuerdo con este autor, sería demasiado sencillo asumir que el arte tiene esa gran
capacidad de capturar al espectador solo por la exaltación de las pulsiones, como le llaman
los psicoanalistas, o que tan solo contagia sentimientos, sino que por esta transformación de
los sentimientos el arte tiene una función social además de individual.
Este proyecto se define y toma forma al momento de revisar el cuerpo de trabajo producido
antes y durante la carrera. Podemos notar una preocupación por la expresión de la
experiencia personal a través de la obra de arte, como un proceso para comprender la
realidad interna y la relación con el entorno familiar y social. Lo que produce obras con una
cualidad expresiva que van más allá del simple manejo de una técnica o disciplina
particular.
Visualmente, las piezas corresponden a un proceso iniciado anteriormente que reutilizó en
su momento una serie de escritos personales que habían sido recopilados a lo largo de
varios años. En aquel trabajo se utilizaron fragmentos de texto catártico para generar una
pieza de instalación con fotocopias en papel color café claro. Su propósito fue expresar un
pensamiento repetitivo en el que perduraba un sentimiento depresivo y el efecto de este
sentimiento en la construcción de la identidad, a través del uso del autorretrato hecho
directamente en el papel a la manera de un esténcil. El proceso de producción se inició con
la elaboración de una bitácora, a partir de la cual se generaron las otras piezas de la serie. A
partir de los textos y las fotografías de la bitácora se hicieron los bocetos para las pinturas
que incluyeron métodos gráficos como el esténcil, el arte digital y la fotocopia sobre papel
aplicado al lienzo e intervenidas, finalmente, con óleo para poder acentuar ciertos aspectos
de la imagen.
El proceso de producción comienza con la bitácora, un ejercicio bastante personal pensado
para descubrir dentro de la experiencia cotidiana, aquellos factores que afectan y provocan
cambios de estados de ánimo bajo la simple premisa de tomar una foto, hacer un dibujo y
escribir datos sobre el día y registrar pensamientos. Utilicé la escritura automática, un
ejercicio sencillo en el que se intenta escribir sin pensar en los resultados, simplemente se
sigue el impulso de los pensamientos más inmediatos a manera de un diario personal. Esta
es una práctica que permite poner en contexto los pensamientos y las acciones de la vida
cotidiana para poder reflexionar sobre la propia actuación. Es un método por medio del cual
se intenta acceder a los pensamientos de una manera más directa y profunda. Se intenta
conocer los verdaderos deseos e inquietudes. Aun teniendo un limite entre los que me
rodean y mi persona, en sentimiento existe una confusión de esas barreras que delimitan el
pensamiento y la acción, enredando mis motivos con sus motivos, mis deseos con sus
deseos, mis sueños con sus sueños.
En este proyecto la fotografía digital es utilizada como un medio que permite el fácil
registro, almacenamiento, manipulación y reproducción de imágenes realistas. Para los
fines de esta investigación no se requiere de un equipo especial o sofisticado, cualquier
cámara digital se puede utilizar ya que el objetivo es producir una serie de imágenes que se
asemejen a las que comúnmente se comparten en las redes sociales. El propósito es ir
registrando los cambios visibles del rostro en el transcurso del mes y poderlos comparar
con las experiencias del día. Al momento de tomar las fotografías me percaté rápidamente
que durante el transcurso del día mi imagen cambiaba, que no era la misma en la mañana al
despertar que después del baño, mucho menos en la noche después de un día de mucha
actividad, por lo que cambió la idea inicial de una sola foto diaria a que fueran varias fotos
durante el transcurso del día. Todas fueron tomadas en el mismo lugar para tratar de que
tuvieran al menos la misma iluminación y postura.
El dibujo y pintura como representación permite la comunicación no verbal de actitudes y
estados de ánimo. Los dibujos en la bitácora son hechos a partir de la concentración en las
sensaciones del rostro, ya sean de dolor, tensión o felicidad. En cuanto a los dibujos, traté
de concentrarme en una sensación, cerraba los ojos y ubicaba alguna tensión corporal desde
la que pudiera partir: en ocasiones fueron los ojos, otras los dientes y en alguna ocasión lo
único que pude hacer fue rayar.
Una vez completada la bitácora del ciclo, se obtuvo el material para el video y las pinturas.
La idea del video fue hacer evidente los cambios visibles a lo largo de un ciclo de 28 días,
por lo que se decidió hacer el video en tres partes simultáneas: una secuencia de todas las
fotografías tomadas, una secuencia de los dibujos correspondientes y finalmente, un video
donde imitara los dibujos. Se incluyó en la base de las imágenes un contador del número
del día del ciclo para hacer referencia al paso del tiempo. El sonido del video fue pensado
para que transmitiera el acto de dibujar, además de intercalar mi voz balbuceando
incoherencias para que diera a entender la idea del pensamiento y finalizaba con la
campana de reloj que tiene dos objetivos: servir como señal del fin del ciclo y al sonar
como “cucú”, hacer referencia a la locura.
Para realizar las pinturas fue necesario seleccionar un día de la bitácora por cada uno de los
cuadros a realizar. Se escogió un día por semana, tomando en cuenta la cantidad de texto
escrito y la fotografía que mejor expresara el sentir de ese día, tomando en cuenta que la
intención es mostrar los cambios visibles. Una vez seleccionadas las imágenes, se escogió
el detalle a realizar en pintura.
Los primeros bocetos se hicieron con una sola imagen, en este punto se jugó con los
diferentes elementos para conocer las posibilidades de combinar el papel, el dibujo y la
pintura. Se pensó en que la pintura podría salir del papel para romper con la retícula pero al
momento de ver las imágenes juntas como una serie se pensó que no funcionaba como un
todo. También fue aparente que era necesario tomar una decisión respecto a la dirección de
la retícula para que se percibiera cierto ritmo al ver los cuadros de la serie juntos. Por lo que
se produjeron los bocetos finales que se tomarían para hacer la serie.
Cada una de las pinturas hace énfasis en un rasgo diferente del rostro, por lo que se
descubre las cualidades expresivas de cada uno de ellos. La retícula se utilizó sólo en dos
ángulos, tratando de evitar demasiada variación que haría perder la secuencia entre un
cuadro y otro.
La retícula misma crea una barrera entre el espectador y la imagen total que se puede
esconder detrás del papel. Aunque se alcanza a leer el texto, es sólo un fragmento
seleccionado, no la idea completa, lo que agrega un elemento misterioso. Las letras se
alcanzan a leer a través de la pintura y remite a la idea de poder leer los pensamientos por
los gestos que percibimos.
Las credenciales y cualquier certificado tienen la imagen del rostro de frente como medio
para identificar al individuo. Sin embargo, en la investigación de este proyecto me he dado
cuenta de que somos más cuerpo que solo hombros y cabeza. No me identifico con otras
partes de mi como mi pecho, mi abdomen o mis pies. Como se expresa en las piezas
producidas, sólo me percibo como cabeza, esto deja entrever una visión en pedazos de mi
persona. El resto del cuerpo también nos puede diferenciar de los demás, ningún cuerpo es
exactamente igual a otro.
La imagen mental de mi identidad no es completa, mucho menos exacta. Está fragmentada,
entrecortada por los pensamientos que irrumpen en mi conciencia. Por lo que reconozco
que mi identidad no es sólo la imagen de mi rostro, sino la estructura de mi pensamiento.
Es a través de este examen de conciencia plasmado en un proyecto artístico, se hace una
separación entre la persona real y la imagen; extraigo la identidad del espejo para centrarla
en un cuerpo total, no sólo físico sino mental y emocional. Por lo que este proyecto ha
tenido un resultado terapéutico además de plástico. Desde el momento en que usar un
proceso de expresión emocional fue un esfuerzo conciente para la generación de materia
prima para la producción; este proyecto se colocó en un punto intermedio entre el uso
psicológico del arte y la producción artística como un fin en sí mismo.
No solo se produjo conocimiento de utilidad personal o terapéutica, sino que la
documentación el proceso mediante el cual los recursos visuales y plásticos se adaptaron
para someterse a la expresión de un sentimiento y una idea, se adquirió un conocimiento
sobre los mismos métodos utilizados.
Sitio simbólico
Ante esta posibilidad de generar nuevas relaciones, formé junto con dos artistas visuales,
Sandra Ultreras y Laura Medina, en el 2005 un proyecto llamado CazaMovil. Esta
propuesta de carácter independiente tenía como objetivo los siguientes puntos:
+Observar a la localidad como una parte del organismo que integra el todo de la globalidad
y por ser parte de un sistema se considera de vital importancia extenderse a la virtualidad
generando nuevas posibilidades de diálogo con otros puntos del mundo.
+Entender el arte como forma de vida y proceso vivencial, por eso, trabaja en espacios más
comunes a la sociedad que al arte.
Ahora trabajo en este proyecto llamado Sitio Simbólico, el cual tiene como objetivo
desentramar entre estas complejas redes de convivencia aquellos espacios en nuestras urbes
que son importante mencionar, por su capacidad de conjunción, por su habitabilidad o por
su expulsión de masas, por su violencia o por su imposición identitaria, por su historia, por
su posibilidad, por su repulsión, por su atracción, por su excesiva seguridad o por su
carencia de ser visto y un largo etcétera. Los espacios al igual que las costumbres suelen
caer en un uso donde ya no se cuestiona sobre su significado, sólo son. No hay un
cuestionamiento sobre las posibles resignificaciones o implicaciones en el devenir de la
cultura y los ciudadanos. He aquí donde este proyecto centra su visión.
+Condición de frontera
Ante la presencia de estas dinámicas, comencé a identificar algún espacio que pudiera
darme un punto de partida. Retomé el panteón municipal “Pioneros de Mexicali” debido a
su antigüedad, además de ser éste un espacio bardeado con un mural del proyecto de
Desarrollo Urbano Municipal “Mexicali te queremos”, el cual tiene como objetivos: “tener
una ciudad limpia, moderna y sin grafiti”, por lo que ha creado como estrategia elaborar
murales monótonos que se repiten por toda la ciudad como tapices prefabricados, ya sea del
tradicional fondo de atardecer californiano con cáctus, como de paisajes naturales
realizados de la manera más sintetizada posible.
Realicé visitas a este lugar y pude observar que las personas que más transitaban por este
sitio eran mochileros migrantes, personas de origen chino, vagabundos y en realidad muy
pocos “ciudadanos cachanillas”. Es un lugar muy poco transitado, en un lateral se encuentra
un Centro de rehabilitación de drogas, y las pocas personas que alcanzaron a notar mi
presencia ante una cámara fotográfica no despegaban sus ojos de mí o me cerraron la
puerta, como fue el caso del señor que cuida del panteón.
Desarrollo Municipal realizó en este espacio un mural donde se representa un río con
algunas plantas, lo cual me pareció elemento clave en la construcción del proyecto debido a
que dicho mural parecía más una escenografía de obra de teatro infantil. He aquí el punto
de encuentro con el concepto de “ciudad como escenario”. Debido a lo repetido del diseño
que fue utilizado en esta pared, y que igual puedes encontrarlo en otras paredes de
Mexicali, me surge la pregunta si el departamento de Desarrollo Municipal habrá analizado
el contexto donde fue realizado o buscando significados en las dinámicas específicas de ese
espacio; sin embargo si fueron capaces de diseñar una imagen carente de sentido para ese
sitio que nada alcanza eliminar una situación como el grafiti. No hay un diálogo, aquí hay
una imposición de un visión de lo que debe ser lo público. Ante este espacio carente de
conexión con sus habitantes surgió la propuesta de intervenir el lugar de la siguiente forma.
La propuesta es tomar un 70% de la barda, donde se colgará unas bolsitas llenas de agua
con un pez naranja, el cual representa en la cultura china un elemento cotidiano y asociado
a la prosperidad. La bolsa tendrá una notita que tuviera el logo CazaMovil y las
instrucciones de cómo cuidar al pez. Después de varias horas se comenzará a entregar al
transeúnte que quisiera una bolsa con el pez como un regalo. Los significados a partir de
esta acción pueden ser múltiples, la intención es invitar a los ciudadanos a cuidar a un pez
como un acto de ser copartícipes con la manutención de la vida a ser capaces de generar
vida, lo cual funciona como una metáfora en la construcción viva de las ciudades, no sólo
espectando sino creando espacios y relaciones, reinventando la ciudad, haciendo un nuevo
“territorio” que en palabras de Gilberto Jiménez refiere al “espacio apropiado, donde habrá
productores, actores y consumidores, a ese espacio donde se despliegan actividades
productivas, sociales, políticas, culturales y afectivas” (Giménez, G. “Estudios sobre la
cultura y las identidades sociales” p. 151).
*Crimp, Douglas. “La redefinición de la especificidad espacial” en Modos de hacer: arte crítico esfera pública y acción
directa”. Ed. Universidad de Salamanca. España, 2001.
*Giménez, Gilberto. “ studios sobre la cultura y las identidades sociales”. CONACULTA, ITESO. México, 2007.
*Najmanovich, Denise. “ l desafío de la comple idad: redes cartografías dinámicas y mundos implicados”. Artículo
presentado en el Primer Seminario Bienal de Implicaciones Filosóficas de las Ciencias de la Complejidad. La Habana,
Cuba. Enero, 2003.
EXTRAPOLACIÓN DE LOS TÉRMINOS SONOROS A LA
VIDEOINSTALACIÓN:
LA RECEPCIÓN DE LAS SENSACIONES, AFECTACIONES Y MENSAJES, QUE
REVERBERAN EN SUS ESPACIOS
Pawel Franciszek Anaszkiewicz Graczykowski
FACULTAD DE ARTE
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MORELOS
INTRODUCCIÓN
“No sorprende que la escritura crítica sobre la pieza tiende a
interrumpirse en ese momento preciso en que lo que nos interesa
más, apenas empieza. Posiblemente debemos hablar de la
resonancia, de un impulso articulado que resuena entre nosotros,
que continua dentro de nosotros,(…)“1
George Quasha y Charles Stein, Tall Acts of Seeing
(ensayo sobre la vídeoinstalación Tall Ships, de Gary Hill)
La luz de una vela, al igual que la de una pantalla de un ordenador, es una fuente de la señal
lumínica que se despliega en el tiempo. La membrana de un tambor, igual que la de un
altavoz, es una fuente de la señal sonora que se despliega en el tiempo. El presente estudio
intenta fundamentar una analogía entre las funciones de las fuentes de las señales acústicas,
en las instalaciones sonoras y de las funciones de las pantallas, en las cuales se proyectan
las imágenes visuales en movimiento, para mostrar que es viable la aplicación de los
términos acústicos, de manera metafórica, en la descripción y la crítica de las
videoinstalaciones. Todo esto con el fin de enriquecer con los términos sonoros las
herramientas conceptuales que pueden aportar importantes datos sobre las obras de las
instalaciones mediáticas. La cita introductoria a nuestro estudio revela la frustración de sus
autores al leer los textos sobre una videoinstalación. Siendo artistas contemporáneos de los
medios tecnológicos, nuestra práctica lo confirma en el sentido de que la mayoría de los
textos que acompañan las exposiciones mediáticas son intentos de adecuar la terminología
de los medios visuales tradicionales o extrapolar conceptos de un medio específico a otro
multimediático.
2
EXTRAPOLACION METAFÓRICA DE LOS TÉRMINOS SONOROS
Los sonidos cotidianos, como por ejemplo el de una sirena o de una campana, pueden tener
variedad de sentidos sensatos como alarma, aviso del peligro, de luto pero también de
júbilo o simple aviso del paso del tiempo. Así, en el proceso de escuchar estamos tendidos,
atentos a los posibles sentidos de las señales sonoras. Podemos ser atentos hacia un
discurso o incluso a un silencio esperando las señales que surgen de él. Este proceso de ser
atento al silencio puede constituir también una forma intencional de escuchar la música,
para distinguir de la otra: música oída sin prestar atención. En el caso de escuchar la música
su sentido sensible predomina. El sentido sensible como un sentido resonante. Aquí
resonancia tiene sentido habitual si hablamos de los diferentes sonidos en la música, sin
embargo, adquiere un matiz metafórico si se trata de los diferentes sentidos sensatos en los
más amplios términos de las diferencias culturales, sociales, históricas etc. Así, de manera
análoga, comprender nuestro entorno político, social, cultural sería entrar en una
resonancia con su sentido sensato a partir de sus respectivas diferencias y remisiones
culturales, históricas, etc.
Nancy encuentra un espacio común para el sonido y el sentido, con sus dos variantes de
sentido sensible y sentido sensato, en el concepto de remisión. Así un sentido esta
constituido por un sistema de remisiones: de un signo a una cosa, de un estado a un valor,
de un sujeto al otro etc. Los sonidos también están constituidos por las remisiones: sonidos
que rebotan de las paredes de un espacio, en un instrumento, en el cuerpo de los sujetos que
los escuchan. Esta estructura reflexiva de las remisiones podemos encontrarla también en
otros registros sensibles como el de la vista, el tacto y el olfato. Los sonidos resuenan en el
espacio exterior pero también en el interior del que escucha: “Los oídos dan acceso a la
caverna sonora en la que entonces nos convertimos”. Esta función de escuchar dentro de
uno mismo es también la función de sentirse uno mismo creando, entre estas múltiples
remisiones, la identidad tanto sensible como inteligible. Uno se siente, eso quiere decir
tanto que se ve, oye y toca como también que se piensa y se representa. En ese proceso de
acceder a uno mismo se crean los espacios internos: emotivos y racionales donde resuenan
las emociones y los pensamientos.
3
Schelling en su Filosofía del arte7, cuando dice que todo arte, no solamente el arte sonoro,
es una penetración del verbo divino en la finitud del mundo. El carácter transitivo del
sonido, que se extiende, dilata y transfiere, hace que el tiempo del sonido no sea el de la
simple sucesión y su presente no es un punto en el tiempo, en el sentido científico. Se
parece más bien a una ola del mar con sus bucles, ramificaciones, retrocesos y dilataciones
que al mismo tiempo que trascurre también se esparce. Si a esas percepciones móviles de
los sonidos, que surgen de varias fuentes distribuidas en el espacio, añadimos la movilidad
del escucha en el caso de la percepción de la instalación sonora, vamos a obtener un cuadro
de la percepción donde la transitividad de las sensaciones es uno de sus aspectos esenciales.
Hemos presentado arriba los alcances de los usos metafóricos de algunos términos
acústicos como resonar y reverberar para precisar las sensaciones, percepciones y mensajes
que se emiten y perciben en el campo sonoro. Resumiendo, podemos decir que la los
conceptos y términos sonoros tienen en su propio campo acústico una variedad de
aplicaciones: tanto en sus usos habituales como metafóricos.
Videoescultura y videoinstalación
Este objeto es un cello con caja de resonancia formada por tres monitores TV, de varios
tamaños, en las pantallas de las cuales se transmiten las imágenes de la cámara video,
conectada en circuito cerrado, que registra el concierto ejecutado por medio del mismo
instrumento y las imágenes de los vídeos pregrabados, que son interferidos por las señales
sonoras emitidas por el mismo instrumento.
4
Otra obra emblemática: Hors-Champs de Stan Douglas, del 1992 [Fig.2]. La pieza consiste
en dos proyecciones simultáneas, de los dos vídeos distintos, de una misma performance de
free jazz, en ambas caras de una pantalla, suspendida en centro de una sala vacía. El titulo
de la instalación se refiere a la presentación de los acontecimientos fuera del campo de
observación, de la cámara; de los márgenes invisibles del espectáculo. El
espectador/escucha/partícipe de la instalación circulando por la sala puede ver dos caras
diferentes, del mismo acontecimiento, que produce los mismos sonidos para ambas
proyecciones. La videoinstalación esta legible solamente para un observador/escucha que
cambia su punto de vista en el espacio de la exposición, comparando las dos proyecciones.
Los diferentes emplazamientos espaciales de los elementos de una escultura y de una
instalación, por importantes que son, no constituyen sin embargo, la principal diferencia
entre ellos. Ésta, la podemos localizar, según palabras de Claire Bishop, en el tratamiento
del espectador, en la última instancia, como una presencia literal en el espacio y no
solamente como: “un par de ojos incorpóreos” o en su caso un par de orejas o nariz
incorpórea. Las instalaciones en vez de representar espacios, texturas, sonidos, olor, luz
etc., las presentan para ser experimentadas. Esto implica la activación sensorial del
espectador, análoga al compromiso del espectador con el mundo en contraste con el arte
que solamente espera de él, un acto de contemplación.
El espacio que ocupan las instalaciones, tal como cualquier otro espacio real, se conecta
con el espacio interno de su escucha/observador/participe por medio de los dispositivos
sensoriales de las orejas, los ojos y la nariz. En el caso de una exploración táctil, toda la
superficie del cuerpo puede tener la función de un interface sensorial. Estos dispositivos
sensoriales, por más diferencias que tengan en sus tejidos, a nivel fisiológico tienen en
común los transmisores de las señales y su destinatario: las neuronas y el cerebro,
respectivamente. El espacio interno del observador/escucha/participe de las instalaciones se
puede, con el fin de facilitar nuestro análisis, dividir en el espacio mental y el espacio
emocional. El primero sería el espacio de la interpretación racional del sentido inteligible
de las mensajes sonoras y visuales y el otro un espacio de vinculación de las imágenes
sonoras y visuales con las emociones y lossentimientos. Así, podemos decir que los
espacios mentales y emocionales son unas expresiones metafóricas, análogas a los espacios
virtuales de los ordenadores. Esta última analogía esta analizada de manera extensa por
José Antonio Jáuregui. En su libro Cerebro y emociones: el ordenador cerebral presenta
tres ramas del software cerebral: sensorial, mental y emocional.
Y se dejaba de poner cuando volvía a ver otra vez mercado, solamente se distribuía el CD
en una parada del mismo” y más adelante puntualiza “Con la ausencia y presencia del
sonido,m Muntadas consigue transformar la percepción del mismo lugar, permitiendo
reflexionar sobre,aquello que oímos sin escuchar.”
6
Krzysztof Wodiczko es conocido por sus proyecciones a gran escala de las diapositivas y
de los videos cargados de significados sociales y políticos. Al apropiarse de los edificios y
monumentos como pantallas de sus proyecciones Wodiczko centra la atención en las
formas, en que la arquitectura refleja la memoria colectiva y la historia. Proyectando
imágenes de los miembros de la comunidad: sus manos, caras y cuerpos enteros, y
acompañándolas con los testimoniales hablados, Wodiczko cambia nuestra comprensión
tradicional del espacio público, que antes nuestros ojos se transforma en un potente
instrumento, que emite mensajes sociales y políticos, que reverberan entre sus transeúntes.
Ejemplar aquí es su proyecto en Tijuana, México; las proyecciones en vivo de las caras, de
las trabajadoras de la industria maquiladora, en la esfera arquitectónica del teatro
Omnimax, del Centro Cultural de Tijuana, acompañadas por los
testimoniales de los abusos en lugar de trabajo, problemas familiares, abusos sexuales, etc.
Tanto las imágenes sonoras como las imágenes del vídeo se desarrollan en el tiempo.
Paralelamente a estos tiempos de las imágenes emitidas y proyectadas, en las instalaciones
existe el tiempo del espectador/escucha/participante que hace su entrada a la instalación, un
recorrido y la salida, a su propio ritmo, difícil de controlar, al contrario de lo que sucede en
las salas de conciertos y las proyecciones de las películas en las salas del cine. Ese tiempo
esta siempre entrelazado con el espacio, siendo ese último definido por Richard Serra,
citado por Rosalind Krauss, como una coexistencia.
7
En la instalación sonora interactiva Ostinato Blanco-Azul, de José Antonio Orts se crean
varias narrativas temporales de los sonidos que confluyen en su espacio. Su autor comenta:
“Normalmente mis obras se relacionan con el espectador o con el entorno natural o con
ambos a la vez. Cuando se relacionan con el espectador, la obra adquiere ritmos propios del
cuerpo humano y por tanto el resultado está muy cerca de la danza y de la música. Cuando
se relaciona con el entorno adquiere ritmos propios de naturaleza, que son mucho más
lentos.”
La materialidad de las señales acústicas y de sus fuentes sonoras las diferencian de manera
radical de las señales electromagnéticas de la luz y de sus fuentes; tanto las de una pantalla
de computadora como las de una vela. Aquí se pueden considerar las pantallas excitadas
por la luz como una materia, en la mayoría de los casos, solamente de manera metafórica:
su materialidad propia es similar a la materialidad de un foco. El más reconocido artista que
utiliza de esta manera los monitores es Fabrizio Plessi. El artista habla del uso de los vídeos
en sus obras como una materia, una entre muchas, una materia escultórica más: “Yo soy un
artista que utiliza el vídeo, no un vídeo-artista.
Miguel Ángel era un artista que utilizaba el mármol y nadie lo llamaba marmolista”21 Un
ejemplo muy elocuente es su pieza Gli armadi del caos. La obra esta conformada por las
estructuras de hierro con los compartimentos, 160 piedras, 6 monitores, 6 aparatos del
vídeo, 3 grabaciones en videocasete y el sonido grabado. El mero hecho de enumerar las
piedras, igual que los monitores de vídeo, en la ficha técnica de la instalación, las pone al
nivel de igualdad operacional, y de igualdad de sus papeles en la instalación. En la
instalación las estructuras de hierro forman unas cajas de resonancia de las sensaciones y
de los mensajes sobre las relaciones, supuestamente ordenadas y firmes, entre la naturaleza
y la tecnología.
El trabajo de vídeo de Gary Hill Mediations23, nos pude servir como un ejemplo ilustrativo
de la analogía entre la materialidad de una fuente de sonido, de la membrana de altavoz,
que transforma señales eléctricas en las señales acústicas y la membrana de la pantalla
como un dispositivo que transforma señales eléctricas en las señales visuales. El principal
protagonista de este vídeo es un altavoz, que emite el discurso de Hill, cuando su
membrana se cubre con arena. En la pieza se presenta la transformación del sonido, su
atenuación, conforme con las etapas graduales del entierro de la membrana. De esta
manera, ambas membranas: la del altavoz y la de la pantalla, se unen en el plano de la
proyección del vídeo y demuestran sus materialidades por medio de una imagen inmaterial.
Muchas de las videoinstalaciones al mostrar la materialidad de la pantalla nos enseña mirar
en la pantalla y no a través de ella. Cosa análoga sucede con algunas instalaciones sonoras,
donde se pone en evidencia la materialidad de la fuente sonora, mostrando, por ejemplo las
altavoces desnudos, como contrapunto de las señales acústicas - que parecen inmateriales.
Nuestra videoescultura titulada Flores arrodilladas [Fig.10], es una pieza que subraya la
inmaterialidad de la proyección en la pantalla por contrastarla con las imágenes de las
flores naturales. La obra está conformada por la proyección en un monitor puesto en el
plano horizontal, un marco de espejo ovalado y una docena de flores blancas. En el vídeo se
presentan las flores en un proceso reversible de ser aplastadas por los rodillos de madera.
Las flores periódicamente renacen desde los rodillos, para ser aplastados después.
Una de las muchas videoinstalaciones de Gary Hill que utiliza estrategia de falta de sintonía
entre la voz y la imagen es Between Cinema and a Hard Place, [Fig.11] Es una pieza
realizada con 23 monitores video modificados, un reproductor de discos láser y un tablero
de distribución de las señales controlado por un ordenador. Su título transforma un dicho
inglés sobre la roca y un lugar duro (“between rock and a hard place”), como imposibilidad
de situarse cómodo. En la pieza las imágenes irrumpen en los monitores de TV, sin ninguna
coherencia. Al mismo tiempo se escucha una voz leyendo pasajes del texto de Martin
Heidegger El camino hacia el lenguaje. La voz del lector modera frecuencia y rapidez de
las imágenes que aparecen en las pantallas, como si las hiciera un poco más coherentes. La
obra provoca en el espectador la sensación de incomodidad por la falta de sintonía entre las
imágenes y la voz, y por las diferencias entre sus presencias espaciales: la voz suena
cercana y en todo el espacio a la vez y las imágenes se perciben lejanas y en diferentes
puntos del espacio. Para encontrar sentido el espectador intenta en vano sincronizar las
imágenes con la voz. Esta tarea esta condenada al fracaso por la polifonía de las
narrativas visuales que surgen de manera azarosa en los monitores, y que produce un
efecto de ruido visual.
Las obras mediáticas que utilizan la estrategia de disonancias entre las imágenes y sonidos
son difíciles de interpretar, y a veces agresivos para la mirada y el oído de sus
observadores/escuchas/participantes. Sin embargo, esto es el precio de despertar sus
sensaciones y reflexiones.
Jean Baudrillard elaboró, con su concepto del simulacro, una base teórica de la disyuntiva
de los espacios reales y virtuales. En su texto Cultura y simulacro25 muestra el desierto de
lo real, donde la imagen desvinculada de su referente, la sustituye. Para mostrar algunos de
los peligros, diagnosticados por Baudrillard, muchos de los artistas toman como uno de los
temas de sus videoinstalaciones, la confrontación de las espacios y objetos proyectados con
los espacios y objetos reales. Uno de nuestros propios trabajos recientes, la videoinstalación
Silla Blanca remite a la confrontación del espacio y el objeto real, de la galería con el
proyectado espacio virtual. La pieza esta realizada con una proyección de un corte del
vídeo producido con la cámara girada intencionalmente 90 grados y una comercial silla, de
plástico blanco. El proyector de este corte en bucle también esta girado 90 grados, lo que
permite extender la proyección entre el plano de la pared y el piso de la sala de exposición.
El plano frontal del espacio abajo del puente, en la proyección, coincide con el plano de la
pared y el plano horizontal del agua del arroyo con el plano del piso. En la instalación se
intenta recrear la topología espacial del plano del vídeo con la disposición de las
pantallas/planos de la proyección.
La imagen de la silla, volcada en el agua, forma un contrapunto para la silla real. El bucle
visual constituido por la silla real y virtual, unidas ambas por la corriente de agua, produce
en el espectador una reverberación, una insistencia de la imagen más allá del tiempo
necesario para lectura de su significado. Las videoinstalación utiliza el contrapunto de la
imagen virtual y real como una estrategia narrativa pero también como un mensaje de
alerta sobre un mundo sin referentes reales.
CONCLUSIONES
El nuevo abanico de términos que expresan los conceptos transdisciplinares entre el campo
sonoro y del vídeo nos acerca más a los modelos constructivos y fenomenológicos del
medio de la videoinstalación, dejando atrás los conceptos de medios que le son afines
superficialmente como el cine y el video monocanal.
En nuestro estudio se han aplicado los términos sonoros en las descripciones y el análisis de
las obras propias y de los artistas contemporáneos de referencia. Las obras presentadas
aplican una variedad de estrategias artísticas para activar la percepción corporal, mental y
emotiva de sus espectadores/escuchas/participantes. Algunas estrategias de desorientar al
espectador en sus puntos de vista: espaciales, mentales, sensoriales y emocionales no
constituyen un fin en si mismo y al contrario intentan provocar en el
observador/escucha/partícipe la renovada vivencia existencial y unas reflexiones sobre sus
relaciones con el entorno tanto material como social. Los espacios reales y virtuales de las
videoinstalaciones, de los artistas de referencia, sirven como unos portones de entrada hacia
espacios íntimos; racionales y emocionales. En nuestro mundo actual, cada vez más
saturado de medios tecnológicos, este tipo de arte puede contribuir de manera substancial al
desarrollo de nuevas sensibilidades y sentimientos de la individualidad y la identidad, para
que asimilemos las herramientas tecnológicas como extensiones de nuestros cuerpos y de
nuestras mentes, como elementos enriquecedores y potenciadores de nuestra naturaleza,
más que como enemigos. No pensamos aquí en un modelo perfecto de identidad ajustada a
su entorno, tanto tecnológico como natural, pero si en las condiciones que tienen en cuenta
la formulación de la identidad como un campo abierto, caracterizado por una multiplicidad
de voces. En tiempos como hoy nuestra identidad parece amenazada por la
mercantilización de la experiencia, promovida por la industria del entretenimiento. Los
pocos espacios que nos quedan para la libre autorreflexión son los del arte actual, que en
algunas de sus facetas no suspende totalmente su relación con los medios masivos, sino que
entra en una dialéctica crítica con ellos, en lugar de meramente repetir sus
mensajes.
El presente estudio ha mostrado la gran utilidad de los términos sonoros y musicales como
resonancia, reverberación, polifonía, eco, ritmo, ruido, consonancia, disonancia,
contrapunto etc. y de los conceptos de la teoría de los circuitos como: retroacción,
retroalimentación, amplificación, atenuación, excitación etc., aplicados de manera
metafórica, para precisar los mensajes, sensaciones y afectaciones que se generan entre los
espectadores/participantes de las vídeo-instalaciones.
Se evidenció que los conceptos más fértiles para tal análisis son entre otros: resonancia,
reverberación, polifonía y retroalimentación:
- Polifonía como una presencia simultánea, en el mismo espacio exterior y interior del
observador/escucha/participante, de la variedad de las narrativas, voces y ritmos
temporales.
BIBLIOGRAFÍA
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Culture, Barcelona, ACC L´Angelot, 1995
FRIEDBERG, Anne, The Virtual Window. From Alberti to Microsoft, The MIT Press, 2006
HILL, Gary, Imaging the Brain Closer then the Eyes, Basel, Cantz Verlag, 1995
IGES, José, “Territorios artísticos para oír y ver”, catálogo de la exposición El espacio de
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SCHELLING, Friedrich, Wilhelm, Joseph v., Filosofía del arte, Madrid, Tecnos, 1999
SPIELMANN, Yvonne, Video. The Reflexive Médium, Cambridge, Mass.,The MIT Press,
2008
VV AA, Installation Art in the New Millenium, London, Thames & Hudson, 2003
VV AA, catálogo de la exposición Los mundos de Nam June Paik, Bilbao, Museo
Gugenheim, 2001
VV AA, Gary Hill, Zeszyty Artystyczne #14, Poznan, Polonia, Akademia Sztuk Pieknych,
2005
SITIOS INTERNET
Roberto Rosique
El presente trabajo busca: Primero, demostrar que el arte instalacion es una asignatura
indispensable en la currícula de las Escuelas de Arte, por el hecho de ser una
actividad plural e incluyente que favorecen la formación intelectual y procesual del
estudiante. Segundo, explicar su estrecha correlación con la educación constructivista, lo
que permitirá justificar que el abordaje de la enseñanza de la instalacion sea bajo este
enfoque pedagógico y Tercero, en vista de que la elaboración de una pieza de arte
instalacion requiere, necesariamente, de una investigación previa para llegar a conceptos
que den sustento al trabajo final, se propondrá para ello, considerar rutas de investigación
más libres, en donde lo cuantitativo, cualitativo y lo dialéctico se complementen.
Condiciones que harán posible su desempeño como estrategia para la divulgación,
iniciación y porque no, su abordaje desde la investigación-creación.
La ciencia en su transitar acelerado se fue especializando cada día más hasta llevar a la
sociedad a la fragmentación y a la pérdida del sentido de unidad con todo lo existente. Para
bien de la humanidad, el fracaso de la razón como eje único del pensamiento y de la acción
del hombre, es puesto en evidencia por visiones complejas que hicieron ineludible
replantear el valor de la ciencia, restándole poder a su hegemonía como panacea de la
sociedad. El desmitificarla de su verdad absoluta ha permitido que se voltee hacia las
periferias, lo que nos brinda la oportunidad de aprender a mirar al mundo desde una visión
holística o más aún, desde posturas complejas en las que el todo y las partes se imbrican
íntimamente y se vuelven indisociables para comprender una misma realidad, y aquí, se
hace posible también concebir el arte más allá del bien de consumo al que parecía
irremediablemente destinado.
El carácter híbrido del arte instalación, como afirma De Oliveira y colaboradores (1994,
p.36) “configurado por diversas referencias, que incluye arquitectura y performance en su
parentesco, y también contiene diversidad de caminos de las artes visuales
contemporáneas”. Que promueve la colaboración entre diferentes formas artísticas y
procesos mediáticos, que incorpora nuevas y cambiantes estrategias de montaje; incluso, de
apropiación de objetos, que incluye al espectador como parte fundamental de la obra y que
contemplada desde el punto de vista pedagógico favorece el trabajo colaborativo, abandona
la especialización y fomenta, a través de la creación de lazos entre diversas áreas, la inter y
transdisciplinariedad, modelos que llevan al alumno a la generación de un conocimiento
más integrado, multidimensional (Morin, 1998); El artista instalador, además, fortalece su
sentido de pertenencia porque se compromete y establece una relación con el entorno físico
e histórico-social por medio de propuestas ecológicas, políticas y científicas. Condiciones
todas, que hacen imprescindible la investigación para su elaboración, sin que tenga,
necesariamente, que apegarse a un rigor metodológico para llegar a conclusiones.
Partiendo del entendido que el proceso creativo puede explicarse como una acción dual
entre factores intelectual-conceptual y emocional-sensorial, es decir, entre el intelecto y la
imaginación; son pertinentes ciertas consideraciones que puedan, en un momento, llevarnos
a encontrar medios para que estas "aparentes" contraposiciones con el método científico,
encuentren sus correlaciones y diluyan sus divergencias.
Es esencial tener en cuenta que la investigación-creación no debe ser un medio para forzar
al artista a modificar su manera de abordar el proceso creativo, es decir, que tenga,
obligadamente, que partir del contenido a la forma como lo exige el método científico. Para
Paul Valéry (1987) "El filosofo concibe con dificultad que el artista pase de un modo casi
indiferente de la forma al contenido y del contenido a la forma, que cierta frase se le ocurra
y después busque completarla y justificarla con un significado; que la idea de una forma
valga para el artista tanto como la idea que requiere una forma".
Si las formas de producir arte en la actualidad y aquí se incluye a la instalación, fuera de los
procesos retinianos convencionales, se basan en la multiplicidad de caminos y recursos
empleados, en la interdisciplinaridad con otras áreas, en la experimentación con el espacio
e interacción con el espectador. Que buscan generar, además de emociones, nuevos
acontecimientos e interpretaciones diversas. Estos abordajes y objetivos llevan a nuevas
realidades que permiten otras experiencias tanto para el creador como para el espectador y
hacen de las obras artísticas algo más que piezas para ver o disfrutar, provocando que el
arte cambie su sentido y busque, más allá de la tríada creador-obra-espectador propuesta
por Bruce Archer (1995, p.8), generar, entre otras cosas, conocimiento y no únicamente
autoconocimiento, sino conocimiento para otros. Y aquí, encontramos justificaciones
suficientes para la formulación de metodologías que fortalezcan la investigación-creación.
Para que la realización de una pieza de arte instalación se pueda insertar dentro de la
dinámica investigación-creación, requerirá de una postura y compromiso diferente en sus
productores, de eso no hay dudas. Se propone para ello, el ejercicio de la disciplina desde
abordajes investigativos más amplios, en el que pueda incluirse tanto la posibilidad de la
integración de conocimientos como base para sus propuestas, en donde además el sujeto sea
–como propone Daza Cuartas (2009, p.91)- "objeto de estudio y sujeto investigador a la
vez, es decir, arte y parte del problema a investigar y que el producto no sea únicamente lo
relevante, sino también el proceso de transformación que sufre el creador, así como los
sucesos que se presentan a través de la misma investigación".
Para cumplir con las exigencias que la investigación demanda será necesario sí, cumplir
con una sistematización, no obstante, podrá plantearse metodologías en la cual puedan
convivir lo científico con lo intuitivo, en donde lo cuantitativo, cualitativo y lo dialéctico se
complementen. Al igual que fundamentar el proceso del pensamiento como hacer operativo
y la acción (quehacer técnico) como medio de evidencia de la creatividad (Daza Cuartas,
2010). Habrá pues, que registrar la experiencia, tanto de los abrevaderos teóricos, tangibles
e imaginativos, como de los recursos empleados, la información adquirida y el
conocimiento generado; ello hará permisible que estos métodos puedan ser empleados por
otros creadores-investigadores.
Cierto es que son opciones aún poco desarrolladas pero podrían fungir como catalizadores
para futuros métodos de investigación que no estén supeditados a las exigencias de los
criterios científicos o las metodologías sociales convencionales existentes.
Concluiría que la enseñanza del arte instalación en la currícula de las escuelas de arte,
resulta ─como disciplina incluyente─ una experiencia indispensable; de igual manera, su
instrucción desde un enfoque constructivista es una opción viable como puede constatarse,
no únicamente por sus analogías, sino por su correlación en la búsqueda de objetivos dentro
de las alternativas del pensamiento complejo. Esta tríada: instalación-constructivismo-
pensamiento complejo, encuentran en la investigación una ruta confiable para generar
conocimiento. Si bien ni las ciencias sociales ni el método científico han considerado la
imaginación, la intuición, como herramientas fiables de los procesos investigativos, es
tiempo de buscar otros rumbos en que el pensamiento abra su diafragma y que al enfocar
los objetivos en la complejidad, podamos descubrir rutas que consientan la alianza entre la
ciencia y el arte. Por tanto, es admisible que desde las disciplinas artísticas podemos hacer
investigación, que por supuesto habrá de replantear o diseñar métodos que le otorguen
mayor confiabilidad a la imaginación y a la intuición como punto de partida y sustrato para
la producción de conocimiento.
La investigación-creación es el nombre con el que se designa actualmente una de esas rutas,
apostemos por ellas e inspiremos a nuestros alumnos para que se aventuren por estos
senderos que los llevarán a la formulación de objetivos artísticos, sin duda, propositivos e
innovadores, pero comprometidos cada vez más por el bien común.
Referencias:
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Consultado en la Red el 16 de Diciembre de 2010 desde:
http://www.metu.edu.tr/~baykan/arch586/Archer95.pdf
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Rosique, Roberto (2010) La enseñanza del arte instalación en la Escuela de Artes de la UABC, desde un
enfoque constructivista. Tesis para obtener el Grado de Maestría en Docencia, UABC.
Valéry, Paul (1987) Escritos sobre Leonardo Da Vinci. Col. La balsa de la medusa. Machado Libros.adrid.
El arte contemporáneo revisitado en Monterrey
Rocío Cárdenas Pacheco
Inicié mi labor periodítica a principios del verano del año 2001, en la ciudad de México.
Llovía y me acompañaba el murmullo de un pequeño radio. Esa pequeña nota
garrapateada en una libreta y posteriormente transcrita en un cibercafé de la colonia
Nápoles marco el inicio de mi necesidad de expresarme a través de un medio escrito.
La revista Velocidad Critica, fue el primer medio para el que publique, o más bien, el
primero que se animo a publicarme. Posteriormente Edmundo Derbéz y Celso José Garza
me invitaron a escribir en la revista Vida Universitaria de la Universidad Autónoma de
Nuevo León, la cual ha sido mi casa, durante todos estos años.
Esta tónica de complicidad y lateralidad ha acompañado mi labor periodística a lo largo de
casi una década. El tiempo invertido en escribir reseñas, notas de prensa, reportajes y
entrevistas me llevo a reflexionar sobre el cuerpo que ha sustentado mi trabajo: el arte
contemporáneo y su situación de permanente emergencia en nuestro país.
En esta ocasión el verano vuelve a presentarse, precisamente el mes de julio, nueve años
después, aún me acompaña un pequeño radio y la lluvia continua en un nuevo escenario;
el sur de la ciudad de Monterrey hoy semidestruida por el paso del huracán Alex.
El ejercicio de ver, mirar, recordar y describir es fundamental en mi trabajo. Utilizando
como punto de partida mí archivo periodístico a través de las revisiones del material
compilado en esta publicación, me he visto obligada a sumergirme en un mar de notas,
fotocopias, recortes y publicaciones virtuales de diferentes personajes de las artes
visuales nacionales e internacionales publicadas en diferentes revistas locales, nacionales
e internacionales a lo largo de casi diez años. Me ha impactado y debo reconocer que
algunas veces me ha paralizado sobremanera el tomar distancia y hacer un alto en el
camino para editar este proyecto que lleva por título “El arte contemporáneo revisitado en
Monterrey – los mensajes del presente o del futuro llegan demasiado tarde-. Es así como
este proyecto surge finalmente gracias al apoyo del programa FINANCIARTE 2009 y al
CONARTE Consejo para la Cultura de Nuevo León.
El título de este proyecto evidencia esta sensación de visitar diferentes domicilios, desde
los cuales los artistas regiomontanos, han decidido expresar sus visiones sobre el arte
Propuesta de ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación y creación
artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío
Cárdenas Pacheco 5
contemporáneo y sus diferentes formas de comunicación. Por esta razón he decidido
escarbar en el pasado reciente. Revisando de manera intergeneracional lazos específicos
en los procesos de producción de arte contemporáneo joven y emergente en la ciudad de
Monterrey. Reconociendo en este grupo de artistas visuales los conceptos estéticos y de
producción relacionados al campo del arte contemporáneo que he encontrado de manera
continúa en las referencias personales, culturales y artísticas de los personajes que he
entrevistado, reseñado o criticado.
Esta ponencia pretende ser una pequeña introducción a lo que fueron más de 10 años de
trabajo de documentación. Y establecer condiciones y conexiones entre ellos, tomando
como punto de partida la generación de artistas contemporáneos que surgieron durante la
década de los 90´s en la ciudad de Monterrey quienes son a su vez precursores,
maestros o antecedentes directos de un grupo de artistas emergentes en esta primera
década del siglo.
II
“En los últimos diez años (década de los 90´s), la participación cada vez más activa de
América Latina en los procesos de globalización y sus contextos abstractos ha resultado
en un papel protagónico para las Artes Visuales. Una serie de factores asociados con la
solidez de gobiernos más democráticos en el continente, la apertura libre de mercados y
los esfuerzos de poner en marcha pactos interregionales de libre comercio, todo ello ha
propiciado una agilización significativa en las esferas culturales de los respectivos países
dentro de sus contextos muy específicos y concretos. Cada vez más, esto ha venido
situando, a tales esferas, en posición aparente de competir en los circuitos globales del
arte.”1
1 Ramírez Mari Carmen, “Identidad o legitimización. Apuntes sobre la globalización y arte en América Latina”, Encuentro Artelatina, Universidad Federal de Rio de
Janeiro. Noviembre 2000.
Los artistas que surgieron en la escena regiomontana a principios y mediados de la
década de los noventa en la ciudad de Monterrey se distinguieron a través de la búsqueda
de nuevas formas de expresión. Mediante el uso de una extensa variedad de materiales,
estilos y disciplinas ofrecían trabajos bidimensionales y tridimensionales en los cuales
abordaban diferentes propuestas conceptuales sustentadas desde la fotografía, la
Propuesta de ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación y creación
artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío
Cárdenas Pacheco 6
instalación, el arte insitu, el performance, el arte procesual, el videoarte y la intervención.
Los movimientos de autogestión y la colectividad como herramienta de trabajo, fueron
decisivos en la búsqueda de plataformas de producción y/o difusión. Proponiendo
espacios impresos, físicos y de promoción con características emergentes, que ante los
escasos lugares que aceptaban estas nuevas formas de expresión, les ofrecieran la
posibilidad de darse a conocer como artistas.
Hay dos aspectos que me interesan particularmente de esta generación de productores
visuales regiomontanos: su necesidad de insertarse en un entorno más globalizado y
liberado de prejuicios costumbristas y/o locales y la incapacidad de percibirse como
“artistas” en el termino mas académico de este término aun cuando muchos de ellos
egresan de la carrera de Artes de la Facultad de Artes Visuales de la Universidad
Autónoma de Nuevo León.
Esta última década del siglo XX, marca definitivamente a los egresados de las carreras de
artes visuales de las diferentes instituciones educativas como la Universidad de
Montemorelos, la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad de Monterrey y
recientemente el Cedim ya que empiezan a generar profesionales que empiezan a
proponer nuevas estrategias de mercado, de promoción y de generación de nuevos
públicos.
A mediados de la década de los 90´s surgen en la escena de la promoción y difusión de
las artes plásticas nuevas plataformas como lo son la Bienal FEMSA del Museo de
Monterrey, la Reseña de la Plástica Joven y la Reseña Regional de la Plástica Joven,
concursos nacionales y del extranjero en España Francia, Japón, Sudamérica, Canadá,
Argentina y Brasil. Esta nueva generación de artistas visuales empieza a generar
exposiciones nacionales e internacionales en galerías, centros culturales y museos a nivel
nacional e internacional.
Otro aspecto destacado de este grupo de artistas es su participación en decenas de
espacios culturales alternativos e independientes de la localidad, coordinados por algunos
de los mismos expositores, así como en áreas públicas; incursionando en nuevas formas
de expresión artística como lo son el arte sonoro, el performance y el arte publico.
Propuesta de ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación y creación
artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío
Cárdenas Pacheco 7
De esta manera la antigua idea de que el arte tenía que producirse y validarse desde
galerías especializadas, museos o espacios destinados para ello, empieza a transitar
hacia la realización de eventos, fiestas y exposiciones realizadas desde edificios y casas
abandonadas, bares, cafés, restaurantes y discotecas, entre otros.
La Facultad de Artes Visuales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, instituida en el
año de 1980, debido principalmente a sus antecedentes, académicos y tradicionales, será
uno de los espacios clave para la búsqueda y generación de ideas alternas y emergentes
desde plataformas no tradicionales confrontó a los nuevos artistas con la necesidad de
romper sus lazos con el antiguo taller de Artes Plásticas.
Es importante mencionar que algunos de los miembros de esta generación que se unieron
de forma colectiva para integrar grupos como El Inconsciente Colectivo, La Caxa, La
Revista Fobia, compuestos por estudiantes (en ese entonces) de la Facultad de Artes
Visuales de la UANL. Enrique Ruiz, Benjamín Sierra, Alfredo Herrera, Marco Granados,
Elisa María, Gina Arizpe, Marcela Quiroga, Juan Carlos Ramírez, entre otros. Además de
figuras en solitario como Juan José González, Juan Caballero y Juan Alberto Pérez Ponce
quienes de manera interdisciplinaria mediante el performance, la pintura y la gráfica
gestionaron importantes cambios ideológicos y discursivos en las nuevas generaciones de
artistas que surgieron de la Facultad de Artes Visuales. Mención importante merece la
Galería BF+15 dirigida por Pierre Raine espacio que aposto por una visión más
contemporánea, arriesgándose mediante la apertura ante este tipo de manifestaciones en
ella expusieron Santiago Sierra, Marcelaygina, tercerunquinto, Carolina Levy, el colectivo
Los lichis, el colectivo La lucha libre, Adrian Procel, Mayra Silva, Jesica López “La Negra”
y Daniel Lara entre otros.
III.-
Conceptos clave en la generación de artistas de los 90´s en Monterrey
Definiciones
A los efectos de la presente recomendación:
1. Se entiende por “artista” toda persona que crea o que participa por su interpretación en
la creación o en la recreación de obras de arte, que considera su
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artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío
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creación artística como un elemento esencial en su vida, que contribuye así a desarrollar
el arte y la cultura, y que es reconocida o pide que se le reconozca como artista, haya
entrado o no en una relación de trabajo o en otra forma de asociación.
2. La palabra “condición” designa, por una parte, la posición que en el plano moral se
reconoce en la sociedad a los artistas antes definidos, sobre la base de la importancia
atribuida a la función que abran de desempeñar y por otra parte, el reconocimiento de las
libertades y derechos morales, económicos y sociales en especial en materia de ingresos
y de seguridad social de que los artistas deben gozar.2
Recomendación relativa a la condición del artista, texto emitido por la UNESCO, Organización
2 Fragmento de la
de las Naciones Unidas con fecha de 27 de octubre de 1980.
Las siguientes definiciones fundamentales están contenidas en las Recomendaciones
relativas a la condición social del artista de la UNESCO, y fueron realizadas hace casi 3
décadas. Las quiero mencionar en este trabajo de investigación por varios motivos y el
principal es que en nuestro país hay una manera común, casi cotidiana, de enfrentarse a
las Artes Visuales y es desconociendo el arte contemporáneo (producido bajo una tónica
no tradicional). Este aspecto por principio de cuentas provoca que al “artista” se le
identifique con una serie de representaciones y de clichés característicos a otras épocas
principalmente visiones heredadas romántica.
Desde finales del siglo XIX, en el mundo occidental La idea de ser artista en la
modernidad, inicia con una premisa tradicionalmente romántica, que tiene como
antecedente la vida del artista sensible, quien era capaz de morir de amor. Claro morir de
amor no significa lo mismo que morir siendo talentoso, rico o exitoso. No hace mucha falta
mencionar que a más de cien años de distancia la circunstancia inequitativa y subjetiva,
desde la cual se valora el arte contemporáneo situación que desprende variadas
interrogantes fundamentales en este (sobre) dimensionamiento del significado social de
ejercer como artista profesional.
En el caso de esta generación de artistas regiomontanos que surgieron en la escena de
los 90´s en la ciudad de Monterrey el concepto de “talento” se encontraba relacionado a
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un pasado académico y hasta cierto punto conectado con una generación anterior; la de
los 80´s para ser más específicos. El panorama artístico desde el cual surgen estas
generaciones de artistas noventeros, tiene como matriz un espacio de producción visual
saturada de conceptos provenientes de la cultura popular, urbana y tradicional de nuestro
país, desde el cual la pintura figurativa neomexicana tuvo sus momentos de gloria.
Célebres momentos que aún al inicio de los noventa tuvieron un escaparate importante al
activarse, gracias a su inserción exitosa en el mercado del arte internacional
simultáneamente a nuevos mecanismos de difusión cultural; los cuales tenían por objetivo
mejorar la imagen de México en el extranjero. Claro no se trataba de cualquier México,
este nuevo “MEXICO” escrito con mayúsculas era el país neoliberal que le entraba de
lleno a las nuevas estrategias políticas del gobierno salinista. Libertad económica,
Tratados de libre comercio principalmente con nuestros vecinos del norte y con Europa y
los demás etcéteras de abundancia prometida y incumplida ante de la desaceleración
económica de los mercados laborales, el crecimiento de la pobreza, la violencia, la
ingobernabilidad y la migración.
IV
Corpus analizado
Artistas emergentes
Artistas jóvenes regiomontanos
Curadores nacionales
Artistas mexicanos con reconocida trayectoria y/o formadores de nuevas generaciones
de artistas.
Se mostrarán imágenes del trabajo con referencias específicas del contexto según el
momento en el que se realizo la entrevista, crónica, reseña o ensayo. Propuesta de
ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación y creación artística como
producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío Cárdenas Pacheco 10
Anexos
Currículos de artistas mencionados
Daniel Lara
Monterrey Nuevo León 1976
Estudio la Licenciatura en Artes en la Facultad de Artes Visuales de la UANL. Su trabajo
inicio a través de la escultura y construcción de objetos sonoros utilizando tecnología
obsoleta de consolas de sonido, cassettes y desechos electrónicos. Desde el año de 1999
desarrolla proyectos de arte sonoro y experimentación audiovisual a través de diferentes
medios alternativos en las Artes Visuales mediante la instalación, los medios electrónicos,
el net art, el video, la animación, el performance y la música contemporánea. Participo
activamente de colectivos como el “Fabuloso grupo chambelán” y actualmente forma
parte del colectivo multidisciplinario “Fat mariachi”. Su página de internet es www.daniel-
lara.com
Adrian Procel
Monterrey Nuevo León 1974
Estudio la carrera de Artes Visuales en la Facultad de Artes Visuales de la UANL. Sus
inicios como dibujante y rotulista lo encaminaron hacia la técnica del hiperrealismo, la cual
ha sido su forma de comunicación visual más conocida. Ha trabajado con la fotografía y
con la instalación interesándose por el registro de acciones a manera de documentación y
acción de sus procesos artísticos. Ganador en numerosas ocasiones de la Reseña de la
Plástica de Nuevo León, ha destacado a nivel nacional e internacional recibiendo la
distinción del Premio de la Bienal Rufino Tamayo en el año 2008. Actualmente es
representado por la galería Valenciana Luis Adelantado y la galería mexicana Alternativa
Once. Propuesta de ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación y creación
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Jesica López “La negra”
Monterrey, Nuevo León 1979
Egresada de la Facultad de Artes Visuales de la UANL en el 2001. Como productora
visual ha desarrollado propuestas multidisciplinarias que tienen como punto de partida el
dibujo, la pintura, la fotografía, la instalación, la intervención y la acción. Ha expuesto en
diferentes espacios públicos y privados en la ciudad de Monterrey, Tijuana, y Distrito
Federal, destacando sus exposiciones individuales: “Cool kids never have the time”,
Centro de las Artes II, Parque Fundidora. Monterrey, Nuevo León (2009). “101 Mas
Powerful Women (Forbes 2006)”, en la Galería Enrique Guerrero, México, DF (2007) y
“101 formas para no pensar en vos”, en la Galería Alternativa Once, San Pedro Garza
García, Nuevo León (2003). Ha sido merecedora de menciones honoríficas y premios
como Bienal Arte Emergente 2008 y la adquisición en la XXIV Reseña de la Plástica
Nuevoleonesa, Casa de la Cultura de Nuevo León. Becaria por Jóvenes Creadores
FONCA 2009 en la categoría de Pintura. Seleccionada en Pintura, Bienal FEMSA 2001.
Fue maestra en la Facultad de Artes Visuales en la UANL.
Pilar de la Fuente
Ciudad Juárez, Chihuahua, 1972.
Egresada de la Licenciatura en Artes Visuales de la Facultad de Artes Visuales de la
UANL. Es una artista multidisciplinaria que ha desarrollado proyectos visuales a través de
la pintura y el grabado recurriendo además al video y al performance. Ha sido merecedora
de numerosos premios y reconocimientos entre los que destacan el Premio de adquisición
Salón de Arte A.C. Centro Cultural 2006, reconocimiento a la excelencia profesional
Facultad de Artes Visuales UANL y el H. Consejo Universitario 2004. Ha sido becaria
2006-07 del programa de Jóvenes creadores FONCA, Residencia Artística México-
Canadá FONCA The Bank Centre for Arts 2005. Propuesta de ponencia para el Foro
Nacional sobre Investigación y creación artística como producción de conocimiento
Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío Cárdenas Pacheco 12
Abraham Cruzvillegas
Ciudad de México 1968
Vive y trabaja en la Ciudad de México.
Realizo la carrera de Filosofía y letras en la UNAM. Se ha dedicado en la última década a
desarrollar proyectos a través del arte contemporáneo. Sus intereses han oscilado entre
escultura y la instalación. Construye/reconstruye objetos recreando espacios inestables
desde una perspectiva inserta en la realidad de muchos mexicanos que se ven obligados
a emigrar a zonas urbanas. Pertenece a la generación de artistas que surgieron desde el
espacio de experimentación conocido como “Temistocles 44”. Ha realizado residencias
internacionales como la de Capp Street en el Instituto de Arte Contemporáneo de San
Francisco 2009, Residencia de Cove Park en Escocia 2008, Residencia del Smithsonian
Institution Washington 2007. Su trabajo es reconocido a nivel internacional representado
por la Galería mexicana Kurimanzutto
Colectivo Tercerunquinto
Julio Castro (1976), Gabriel Casas (1978) y Rolando Flores (1975)
Originarios de Monterrey, egresados de la carrera de Artes Visuales con acentuación en
Artes Camarograficas. Han trabajado en colectivo durante más de 10 años. La práctica de
este grupo involucra de manera directa al público, el cual pasa de ser espectador a
interactuar y a formar parte importante de la obra. La realización de sus obras, con
referencias directas a la escultura y la arquitectura, conducen a una reflexión sobre la
institucionalización del arte y sobre cómo el contexto en el que éste se presenta,
determina el comportamiento individual y colectivo de las personas. En el desarrollo de
sus obras, in situ requieren de un proceso de negociación con particulares o con
autoridades no relacionadas directamente con el arte.
Guillermo Santamarina
Ciudad de México, 1962
Comunicólogo y curador. Desde 1980 ha facilitado la experimentación artística visual y la
divulgación del arte contemporáneo. Ha realizado más de un centenar de exposiciones,
Propuesta de ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación y creación
artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío
Cárdenas Pacheco 13
tanto en México como en el extranjero. Fue comisario para la representación mexicana en
la 1ª Bienal de Johannesburgo (Sudáfrica, 1995), en la 4ª. Bienal de Estambul (Turquía,
1996) y en la 25ª Bienal de Sao Paulo (Brasil, 2001). De 1998 a 2004 fue director del Ex
Teresa Arte Actual donde organizó más de 70 exposiciones, cinco muestras
internacionales de performance y cuatro festivales internacionales de arte sonoro. Realizó
la tercera selección de la Colección Jumex de Arte Contemporáneo La Colmena que se
llevó a cabo en marzo de 2004, además de Declaraciones, una retrospectiva de videoarte
de México para el Museo Reina Sofía (Madrid, 2004), y la organización del video lounge
de Art Miami-Basel (Miami, 2004). En 2004 coordinó La Ecuación del Sol Negro,
exposición de pintura para el Instituto Cultural de México en París. Es curador del Museo
Laberinto de las Ciencias y las Artes que abrirá sus puertas al público en la ciudad de San
Luis Potosí en 2008, así como co-curador del Festival Radar 2008. Del año 2005 – 2007
fue director del Museo experimental del Eco. Desde enero 2009 es coordinador en jefe del
departamento de curaduría del MUAC Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la
UNAM.
Taiyana Pimentel Paradoa
La Habana, Cuba 1967
Estudió licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de La Habana y la maestría en
la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre 1999 y 2001 se desempeñó como
curadora en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, donde realizó el proyecto Sala 7.
Proyectos contemporáneos, cuyas principales muestras fueron: 465 personas
remuneradas de Santiago Sierra, Mejor vida corp de Minerva Cuevas, Joven entusiasta
de Miguel Calderón y I Am Happy Because Everybody Loves Me de Javier Téllez. A partir
de 2001 se desempeñó como curadora independiente. Entre sus principales proyectos se
encuentran: Extramuros, muestra paralela a la Bienal de La Habana (2000); México
Sensitive Negotiations, Art Basel, Miami Beach (2002); Tijuana Sessions (en coautoría
con Príamo Lozada), Madrid (2005); Puente/Bridge de Francis Alÿs en colaboración con
Cuauhtémoc Medina; Key West-Florida/Santa Fe-La Habana (2006); Investiduras
Institucionales, Colectivo Tercerunquinto, Centro de las Artes, Monterrey; Herida
(Proyecto para Ecatepec), Teresa Margolles, Fundación Colección Jumex (2007); y 1549
crímenes de estado, Centro Cultural Tlatelolco (2007). Recientemente fue designada
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artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío
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curadora de Plataforma 2009, Trienal de Arte Contemporáneo, en Puebla, México.
Actualmente es la directora de la SAPS Sala de Arte Publico David Alfaro Siqueiros,
ubicada en la calle de 3 picos en Polanco en la ciudad de México.
Colectivo marcelaygina
Monterrey Nuevo León
Marcela Quiroga 1970 y Georgina Arizpe 1972
Para el colectivo marcelaygina la crítica social va aunada a su labor estética. Desde los
inicios de su trabajo (finales de la década de los 90´s) la ficción será el detonante para la
realización de sus acciones y performances. Acciones que les permitieron salirse de la
creación establecida del arte tradicional, cuestionando los roles señalados por la sociedad
hacia las mujeres. Instaurando en la negación una estrategia de trabajo que abarca más
de una década. Sus proyectos son trabajados a partir de la incitación y la provocación del
espectador mediante acciones que borran las fronteras entre lo permitido y lo ilegal. Se
han dado a la tarea de enseñar los calzones, de orinarse en una feria de arte, de
implantarse tetas falsas y de utilizar cualquier estrategia que permita generar situaciones
a partir de detonantes inesperados; llevando al límite los procesos de intervención
artística, ejecutando acciones a través de la violencia relacionada con los problemas
migratorios, la agresión callejera, las armas de fuego y la falsificación de identidades.
Artemio Narro
Nace en la ciudad de México, 1977. Vive y trabaja en México, D.F
En la década de los noventa fue uno de los fundadores de La Panadería, un espacio
alternativo al circuito de galerías y museos. Obsesionado con las formas de distribución
ha desarrollado diferentes proyectos a través del video y la manipulación de las imágenes
mediatizadas desde diferentes plataformas. En el año 1998 realiza su primera exposición
individual. En el año 2005 expone individualmente la muestra Hollywodpedia en la Sala de
Arte Publico Siqueiros en la ciudad de México. Creó el colectivo Heroico Honorable
Comité de Reivindicación Humana, HCRH, en donde jugaban a ser una institución de
filantropía que decía haber nacido en 1944 y contar con el apoyo de las Naciones Unidas.
Ofrecían proyectos de renovación urbana gratuitos, como peatonalizar la Avenida
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Insurgentes –la vía que atraviesa el D.F.-, ponerle pasto artificial y soltar animales
salvajes para que la gente conviviera con estos; otra idea buscaba erradicar la pobreza;
escondiendo a los pobres. Todo en su obra gira en torno a la reflexionar sobre los
discursos. Qué decir y cómo decirlo es lo que más le importa. Sabe del poder de los
contenidos, de lo vacíos que a veces resultan, de lo fácil que es armar peroratas sin
sentido pero con seguidores. Ha realizado residencias de producción en el extranjero y ha
sido becario del FONCA en diferentes ediciones.
Teresa Margolles
Nació en Culiacán, en 1963. Fue cofundadora del grupo de arte conceptual Semefo.
Teresa Margolles ha tenido una visión aguda sobre la muerte. La ha hecho parte de su
propuesta artística proyectada en los museos más importantes del mundo. Ella es en la
actualidad una de las artistas mexicanas más destacadas en la escena del arte
contemporáneo. Por más de una década ha explorado la muerte, particularmente la
transformación del cuerpo después de la muerte-vida del cadáver. A través de fotografías,
videos, instalaciones y performance ha incidido en temas tabú, dolor, memoria, violencia y
desigualdad social. El trabajo de Margolles se basa en la instalación, video, fotografía. Ha
estado en Austria, España, Italia, Miami, Berlín, Nueva York. Aunque su trabajo pudiera
parecer crudo, va más allá de ello. En realidad logra una memoria colectiva a través del
dolor que provoca la pérdida de las personas. Avalada con un Diplomado en Medicina
Forense, Margolles ha partido de propuestas excéntricas como la de sábanas que
sirvieron para tapar cuerpos, donde se adhirieron algunos microorganismos que siguen
teniendo vida. En el Museo Experimental El Eco, ofreció Decálogo, en donde hace una
apropiación de los 10 Mandamientos, para convertirlos en el mismo número de sentencias
de muerte. Los cambia por narcomensajes.
Felipe Ehrenberg
Ciudad de México 1943
Desde su primera exposición individual, en 1964, el artista ha preferido mostrar su obra en
espacios institucionales o no lucrativos. Fue galardonado con sendos premios: el Premio
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Femirama (Buenos Aires, 1968) para pintura; y el Premio Perpetua (Inglaterra, 1974) por
el diseño e ilustraciones del libro mimeográfico del escritor inglés Opal L. Nations
intitulado "The Man Who Entered Pictures". Ha presentado más de 60 exhibiciones
individuales y participado en casi 150 muestras colectivas (casi todas de carácter
experimental) realizadas en las principales capitales del mundo. Muy temprano en su
carrera el artista se abocó a la experimentación. Con el paso del tiempo se le reconoce
como uno de los pioneros más provocadores e importantes de la creación visual
contemporánea en el continente iberoamericano desde la década de los 60´s. Su
producción abarca desde el dibujo, la pintura, la escultura y la gráfica, hasta el arte
ambiental y de acción (performance), el arte correo y de medios. Paralelamente a estos
logros, también ha destacado como un teórico, ensayista y columnista especializado.
Mónica Mayer
Ciudad de México 1954
Estudió Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y obtuvo
una maestría en sociología del arte en Goddard College. Participó dos años en el Feminist
Studio Workshop en Los Ángeles, California. Su obra gráfica y performances se presentan
desde los setentas en espacios independientes y oficiales, nacionales e internacionales.
En 1983 fundó con Maris Bustamante el grupo de arte feminista Polvo de Gallina negra,
primero en su tipo en México y cuya documentación se ha presentado en distintos foros,
incluyendo el Museo Reina Sofía en España. En 1989 fundó con Víctor Lerma Pinto mi
Raya, un proyecto de arte conceptual aplicado en el que han desarrollado propuestas en
torno al sistema artístico. Pinto mi Raya ha sido una galería, una serie de televisión para
el Canal 23, un programa de radio, una de las primeras revistas virtuales de arte
contemporáneo mexicano, un libro, un blog, un proyecto de edición de gráfica digital, una
serie de performances, pero uno de sus ejes principales ha sido su archivo hemerográfico
especializado en arte contemporáneo mexicano que iniciaron en 1991 y a la fecha incluye
más de 180 mil artículos. Colaboró como columnista en la sección cultural de El Universal
de 1988 a 2008. Durante los últimos 30 años ha tenido una nutrida actividad como
conferencista, presentándose en diversos congresos nacionales e internacionales (LASA,
Propuesta de ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación y creación
artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío
Cárdenas Pacheco 17
CAAC, Foro Internacional de Arte Contemporáneo), universidades, galerías y espacios
alternativos.
Registro 02
Mario García Torres
Nació en Monclova, Coahuila en 1975. Se tituló en Artes en la Universidad de Monterrey
(1998) y cuenta con una maestría en Artes por parte del California Institute of the Arts
(2005). Actualmente vive y trabaja en Los Ángeles, California.
Rubén Gutiérrez
Nació en Monterrey, México en 1972. Es graduado en Artes Visuales por la Universidad
de Montemorelos y cuenta con una maestría en Artes Visuales de la Academia de San
Carlos de la UNAM. Actualmente vive y trabaja en Monterrey.
Ramiro Martínez Plasencia
Nació en la Ciudad de México en 1963. Cursó la carrera de Arquitectura en el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (1985) y la Maestría en Artes
Visuales en la ENAP de la UNAM (1991). Actualmente radica en Santiago, Nuevo León,
México.
Oswaldo Ruiz
Nació en Monterrey, México en 1977. Es arquitecto por parte de la Universidad Autónoma
de Nuevo León (1999), tiene un posgrado en Arte Contemporáneo de la Universitat
Autónoma de Barcelona (2001) y una maestría en Arte del Central Saint Martins College
of Art and Design de Londres (2007). Actualmente vive en Dublín en donde realiza una
residencia artística. Propuesta de ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación
y creación artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A.
Rocío Cárdenas Pacheco 18
Notas y compilaciones de archivo
Revista Vida Universitaria
1) Revista Velocidad Critica Nombre del articulo “ESO III Festival de arte sonoro”, Revista
No. 23 agosto 2001.
2) Revista Vida Universitaria. Nombre del artículo: “Transformación y resonancia” –Daniel
Lara, egresados de la Facultad de Artes Visuales contribuyen al lenguaje plástico de
México., Año 5 No. 87. Fecha 15 de octubre 2001.
3) Revista Velocidad Critica Articulo “El comedor” Adrian Procel, critica a la obra ganadora
del Salón de la Fotografía de N.L. 2001.
4) Revista Vida Universitaria Nombre del articulo: “Lo efímero del deleite del goce” Jesica
López “la negra” Año 6 No. 96. Fecha 1 de marzo 2002.
5) Revista Vida Universitaria. Nombre del articulo: “Pilar de la Fuente, un hito de
referencia en la plástica regiomontana” Año 6 No. 100. Fecha 15 de mayo 2002.
6) Revista Vida Universitaria. Nombre del articulo: “101 maneras para no pensar en vos”
Jesica López “la negra” Año 7 No. 125, Pág. 25. Fecha 15 de octubre 2003.
7) Suplemento Flama Vida Universitaria. Entrevista con el artista visual contemporáneo
mexicano Abraham Cruzvillegas” Año 8, No. 132. Fecha 1 de marzo 2004.
8) Suplemento Flama Vida Universitaria. Entrevista al colectivo tercerunquinto. Nombre
del articulo “Los tres mosqueteros del arte contemporáneo” Año 8 No. 137, Septiembre
2004.
9) Revista tierra adentro. No. 153 Agosto-septiembre 2008. “La desaparición del mundo”
Ensayo sobre la arquitectura y la obra del colectivo regiomontano tercerunquinto.
10) Suplemento Flama Vida Universitaria. Entrevista al curador Guillermo Santamarina.
Nombre del articulo “El arte contemporáneo esta detrás de los objetos” Año 9 No. 156,
septiembre 2005, visita a la ciudad con motivo de la mesa redonda sobre la exposición
Praga 4600, realizada por el 25 aniversario de la Facultad de Artes Visuales UANL.
Propuesta de ponencia para el Foro Nacional sobre Investigación y creación
artística como producción de conocimiento Febrero 2011 Realizada por: M.A. Rocío
Cárdenas Pacheco 19
11) Suplemento Flama Vida Universitaria. Entrevista a la curadora Taiyana Pimentel
Nombre del Articulo: “Única ciudad norteña con infraestructura artística” Año 9 No.161
Noviembre 2005.
12) Suplemento Flama Vida Universitaria. Entrevista al colectivo marcelaygina con motivo
de una exposición retrospectiva conmemorando 10 años de carrera artística curada por
Aldo Sánchez en San Francisco E.U.A. Nombre del articulo “La estética de la ira o cómo
aniquilar a alguien” Año 8 No. 137. Septiembre 2004.
13) Material inédito Entrevista con Artemio Narro artista contemporáneo mexicano, MACO
Feria de Arte Contemporáneo en México Fecha abril 2006.
14) Material inédito Tengo mas en la cajuela. Volumen 2: rabiosos. Texto de presentación
de la acción venta y registro de la obra de artistas jóvenes y emergentes de la Facultad de
Artes Visuales, Proyecto realizado con marcelaygina & bucoart para la Feria de Arte
Contemporáneo México D.F. Abril 2007.
15) Suplemento Flama Vida Universitaria. Entrevista con el artista mexicano Felipe
Erenbergh, con motivo de la exposición Manchuria centro cultural Universitaria, Año 11
No. 197 Fecha 1 de diciembre 2007.
16) “-¡Muy bonita la fiesta! - Pero pocos se quedaron a cenar-” 5ª Feria México Arte
Contemporáneo FEMACO, México D.F., 23 al 28 de abril 2008. Centro Financiero
Banamex, Publicado en la revista virtual www.blancopop.com. Fragmento
17) Material inédito / reseña de la exposición Nuevos Leones FORUM 2006-2007
b) La poesía visual se presenta como una red conceptual que sostiene un tipo de
producción artística específica, lo que desemboca en que algunas obras de arte, son poesía
visual al ser nombrados como tales, y su lectura y sustentos conceptuales se ven alterados
con esto.
En lo que a este ensayo respecta, se mostrarán sólo algunos argumentos que sostienen las
hipótesis primera y segunda, y algunos ejemplos que apoyen la tercera.
En el mundo de las artes, ahora también llamado el entramado, o el sistema de las artes,
siempre han existido conceptos, disciplinas e incluso actos, cuya definición resulta difícil,
135
Como poesía tradicional, entiendo aquella que sin importar su estructura formal, se presenta al lector en un
texto limitado por los márgenes de un hoja, y su lectura responde en esencia a los establecidos por la
gramática y sintaxis de la lengua en la que fue escrito.
incluso los hay de naturaleza “huidiza” o “inasible”. Los críticos y los teóricos de diversas
áreas han construido complejos sistemas que tratan de abarcar la sustancia esencial de estos
términos, en ocasiones con cierto éxito, pero siempre desde una postura en la que se
construyen una serie de elementos pre-definitorios, y es en la relación de estos, que su
validez se asienta. Como ejemplo de estos conceptos, se pueden mencionar: cadencia,
artista, poesía, poeta, experiencia estética, armonía, etc. La lista es tan larga como
importante es el papel de estas definiciones para consolidar y vislumbrar la evolución que
las artes han sufrido a lo largo de la historia. No existe, a la fecha, una concepción de Arte
que no esté acompañada de subdivisiones categóricas o de un sustento filosófico, que a su
vez involucren una serie de premisas de lo que “debería”, “era”, “es”, “será” o “dejó de ser”
el Arte. Es dentro de esta problemática, que quiero abordar a la poesía visual de nuestro
tiempo.
La concepción del término “poesía” es tan extensa que podría decirse que por cada poeta
que existe y existió en el mundo, hay una idea diferente de lo que es la poesía. Por ejemplo,
nos dice Octavio Paz, que A. Rimbaud en el siglo XIX aseguraba que la finalidad de la
poesía era la de cambiar al mundo136. Para Tristán Tzara un poema era una especie de
espacio caótico en el cual el lenguaje escrito encuentra sorprendentes relaciones que van
más allá del pensamiento. El poeta chileno Nicanor Parra, antecedente de la poesía visual
latinoamericana y uno de los creadores de la poesía conceptual, hizo del acto poético una
imitación de la vida, ya fuese la vida literaria o la vida real. Poetas malditos actuales como
Francisco Hernández, hacen que sus textos se nos presenten como una especie de oasis en
donde la vida ha encontrado un lugar para no perecer; unas “cápsulas aterradoras de ti
mismo”, dijo alguna vez el poeta saltillense Víctor Palomo, amigo del también poeta Julián
Herbert, quien en numerosas ocasiones ha argumentado que los poemas no sirven para
nada, pero que ya que existen, son una peste que no deja en paz a los seres humanos.
136
Octavio Paz, El arco y la lira. La revelación poética, el poema, poesía e historia, ed. FCE. México, p. 56.
Después de revisar varios textos escritos por poetas y críticos literarios, descubrí que, a
pesar de la imposibilidad latente de lograr un acuerdo sobre lo que es la poesía en sí, creo
que, al menos, puedo concluir que este término sólo se puede definir mientras está
sucediendo, mientras es poesía. Esto la coloca entre una de los primeros en la lista de
conceptos indefinibles que se derivan del mundo de la artes.
137
Laura López Fernández; Forma, función y significación en la poesía visual; extracto de tesis doctoral;
University of Canterbury, Christchurch, New Zealand; 2008; pp. 1-21 (edición digital).
138
Ángel Martínez Fernández; Consideraciones generales sobre la poesía visual en la antigua Grecia; Revista
de Filología Universidad de La Laguna, no. 6 y 7; España, 1987-88; 239-257 pp. (edición digital).
139
. “…estrictamente hablando, me imagino la lectura como un ejercicio sin esperanza…” Stéphane
Mallarmé; Variaciones 3sobre un tema; 2ª edición; trad. Jaime Moreno Villareal; ed. Verdehalago; México,
D.F., 1998 p. 104.
140
José Luis Brea; La era postmedia. Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos
neomediales; ed. José Luis Brea; España, 2002; pp. 5-160 (edición digital).
La poesía visual se ha desarrollado a lo largo de la historia del arte occidental, en un
principio como un arte menor, y en fechas recientes como todo un sistema constituido por
artistas, espacios, críticos, galerías e incluso bienales y festivales que validan o muestran tal
o cual propuesta que parta de la premisa de que ese producto artístico es poesía visual;
pero, ¿Qué entendemos por “poesía visual” en la actualidad? ¿Cuáles son las características
básicas de un poeta visual en relación a otros productores de arte? ¿Cómo se reconoce una
obra de arte particular como un poema visual?, ¿Qué elementos formales o conceptuales la
diferencian de otras producciones artísticas? Y no menos importante: Un sujeto que tiene
una experiencia estética en base a la contemplación de un poema visual, ¿puede ser
nombrado como un lector o como un espectador?, y si es ambos ¿cuáles son las
implicaciones preceptúales de esto?
En estudios recientes sobre lo que la poesía visual es o puede llegar a ser, se le menciona en
principio como una “práctica”, un término que extrañamente fue utilizado en los años 80´s
cuando el graffiti hace su aparición en el mundo de las artes. “Práctica” también se le
denominó en los años 50`s a los primeros happenings, que con el tiempo dieron lugar a las
obras performáticas y acciones artísticas tan en boga hoy en las artes visuales. Menciono
esto, porque resulta curioso que en años recientes, la poesía visual no tengan una definición
clara, a pesar de la gran cantidad de obras de arte que son catalogadas bajo este rubro, tal y
como sucedió en algún momentos con otras disciplinas artísticas.
Resulta, en suma, muy interesante el observar como una práctica artística, como lo es la
poesía visual, se encuentra rodeada de una serie de especulaciones en las que todavía no se
han logrado definir ciertos elementos cualitativos que sirvan para englobar sus productos,
más sin embargo la historia de esta es relativamente antigua, y en diferentes momentos de
la historia de arte occidental, sobre todo en lo que respecta a los movimientos surgidos
desde principios del siglo XX y lo que va del XXI, la producción artística catalogada como
poesía visual, abarca obras de arte en las que denota un carácter puramente sensible y
subjetivo, hasta complejos experimentos conceptuales, que se basan en diversas
problemáticas que el arte heredó de la filosofía del lenguaje y otras áreas del conocimiento
de corte humanista.
He analizado una serie de reflexiones sobre este asunto en diversas tesis, ensayos, artículos
académicos y textos escritos por algunos poetas visuales. En todos ellos descubrí que una
constante muy marcada es la de describir a la poesía visual como un arte híbrido, en el cual
se utilizan o se evocan signos y códigos de una lengua particular, pero en lugar de
propiciarse una lectura de estas obras a la manera tradicional, se pretende que el artista haga
uso del espacio “físico” como soporte para la exhibición de estos signos de manera
descontextualizada, con la finalidad de crear una cadencia visual en el poema, o exaltar el
significado de las palabras o imágenes que el artista utilizará. También he encontrado, que
cuando se habla de lo que es un poema visual, se describe vagamente como una imagen que
se lee. Finalmente, puedo aseverar que todas las definiciones que he encontrado sobre el
concepto a estudiar, parten de sus características formales, o la estructura por la cual se
sugiere leer estos poemas.
Mi objetivo al analizar este concepto, va en el sentido de que considero que este término, en
la actualidad, no puede ser descrito solamente por sus elementos formales, pues muchas de
las creaciones que son denominadas como poemas visuales, no reflejan lo anteriormente
descrito. Creo que una manera más adecuada de abordar este asunto es desde el análisis de
los problemas que la poesía visual aborda y experimenta, y desde ahí, vislumbrar una
noción que se base en sus fines conceptuales y sus cualidades operativas, para describir
ciertos elementos, que interrelacionados, permitan un tipo particular de arte experimental.
De esta manera, no propongo la construcción de un concepto por medio del análisis de las
obras de arte que son catalogadas como poemas visuales, pues eso nos llevaría a la ya
existente fragmentación del término “poesía visual” ( acciones poéticas, poesía
performance, el poema sonoro, la poesía web, la sígnica, la poesía abstracta, la concreta, la
minimalista, la video-poesía, la poesía virtual, letrística, etcétera). Lo que pretendo es la
redefinición de este concepto basado en el análisis de algunos momentos históricos en los
que la poesía visual ha evolucionado o cambiado sus objetos de estudio, con el fin de
dilucidar los paradigmas que actualmente atañen a esta práctica artística.
Quiero ser muy claro en este punto, ya que a mi parecer, y como el análisis de algunas
teorías del Arte lo demuestran, el crear nuevos conceptos para cada estadio del Arte que se
nos presenta (anti-arte, objeto meta-artístico, post-arte, arte post humano, anti-monumentos,
etc.) sólo culmina en la fragmentación del conocimiento y por lo tanto la esfumación del
mismo; por no mencionar que con este tipo de meta-lenguajes y subdivisiones de
conceptos, en general no termina por aclararse nada, sino al contrario.
A lo largo de este estudio se están paneado múltiples fuentes en las que se exhiben y se
critican diversas obras de arte consideradas como poemas visuales. Con este material, se
está creando un banco de imágenes, principalmente a partir de catálogos de bienales,
festivales, concursos y antologías en América y España.
c) En otros casos detecté que se hace uso de métodos que permiten la ocultación de
cierta información, con la finalidad de mostrar una atmósfera fragmentaria con diferentes
fines y diversas teorías de la percepción.
d) Por último, se detectaron obras en las que, a la manera clásica de los caligramas
de principios del siglo XX, pero con el aditivo de ciertas imágenes, se busca obtener una
cadencia visual que simple y sencillamente refuerce el significado del texto mostrado.
Es importante el volver a mencionar, que con este ejercicio pretendo obtener las
herramientas conceptuales que en gran medida conciban la práctica de la poesía visual, para
posteriormente, de ser posible, darme a la tarea de la redefinición del término.
Arnheim, Rudolf; El pensamiento visual; 4ta. Edición; trad. Rubén Masera; col. Estética,
no. 7; ed. Paidós; Barcelona, España, 1985; 362 pp.; ISBN 84-7509-377-9.
Brea, José Luis; Las tres eras de la imagen. Imagen-materia, film, e-imagen; col. AKAL/
Estudios Visuales, no. 6; ed. Akal; Madrid, España, 2010; 135 pp.; ISBN 978-84-460-
3139-0.
Chip, Herschel B.; Teorías del arte contemporáneo. Fuentes artísticas y opiniones críticas;
trad. Julio Rodríguez Puértolas; col. Fuentes de Arte, no. 12; ed. Akal; Madrid, España,
1995; 707 pp.; ISBN 84-460-0597-2.
Cohen, Jean; El lenguaje de la poesía. Teoría de la poeticidad; trad. Soledad García
Mouton; col. Biblioteca Románica Hispánica, II. Estudios y Ensayos, no. 322; ed. Gredos;
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Crispolti, Enrico; Cómo estudiar arte contemporáneo; trad. Marisa García Vergara; col.
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ISBN 84-8211-318-6.
Dickie, George; El círculo del arte. Una teoría del arte; trad. Sixto J. Castro; col. Estética,
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García Berrio, Antonio y Hernández Fernández, Teresa; Ut poiesis pictura. Poética del arte
visual; col. Metrópolis; ed. Tecnos; Madrid, España, 1988; 270 pp.; ISBN 84-309-1638-5.
Gomringer, Von Eugen; Konkrete poesie. Deutschsprachige autoren; col. Universal-
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Lotman, Iuri M.; La convencionalidad en el arte; en: La semiosfera II. Semiótica de la
cultura del texto, de la conducta y del espacio; trad. Disiderio Navarro; col. Frónesis
Cátedra Universitat de València; ed. Cátedra; Madrid, España, 1988; 239-243 pp.; ISBN
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Marchán Fiz, Simón; Del arte objetual al arte de concepto; 8va. edición; col. Arte y
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Osborne, Peter (ed.); Conceptual Art; col. Themes and Movements; ed. Phaidon; New
York, E.U.A., 2002; 304 pp.; ISBN 0-7148-3930-2.
Perniola, Mario; La estética del siglo XX; trad. Francisco Campillo; col. La balsa de
Medusa. Léxico de estética, no. 111; ed. Antonio Machado libros; Madrid, España, 2001;
254 pp.; ISBN 84-7774-611-7.
Romero de Solís, Diego; Enoc. Sobre las raíces filosóficas de la poesía contemporánea; col.
Historia del pensamiento y la cultura, no. 50; ed. Akal; Madrid, España, 2000; 125 pp.;
ISBN 84-460-1107-7
Calles virtuales de Guanajuato, resultado de la influencia arquitectónica recibida por
los migrantes a los Estados Unidos de Norteamérica
Salvador Salas Zamudio
Guanajuato encabeza, desde el año 2001 la lista de las entidades con mayor participación relativa en
cuanto a la población migrante que sale del país. Es también una de las principales entidades
receptoras de remesas y en 2006 se consolidó como la única entidad del país cuya captación de
ingresos por el envío de dinero de los paisanos que radican en los Estados Unidos no descendió...
Esta tendencia a mantener o incrementarse la cantidad de las remesas en la entidad se mantendrá, de
acuerdo con distintas estimaciones, al menos hasta el 2010… (Arellano, 2007)
Los municipios se trasforman, los paisajes se modifican, las luces llenan los espacios, lo
natural retrocede y el asfalto cubre el suelo donde antes hubo hierba. El registro del espacio
es la imagen de una realidad construida, es la representación de lo humano a través de
indicios, es una obra resultado de una totalidad de acciones humanas, un conjunto de
señales que muestran la presencia de lo humano, huellas que el tiempo se encarga de
intervenir; el proyecto permitirá evaluar la influencia del “estilo de vida americano” en la
arquitectura de una región, establecida por los migrantes de los municipios de Abasolo,
Acámbaro, Cuerámaro, Huanímaro, Manuel Doblado, Ocampo, Santiago Maravatío y
Tarimoro a los Estados Unidos de Norteamérica.
El paisaje arquitectónico del estado de Guanajuato tiene una gran riqueza histórica y
cultural que conservan los monumentos y edificios que lo componen, como el sitio
arqueológico de Peralta ubicado en Abasolo, el Templo del Hospital construido en el siglo
XVI en Acámbaro, el casco de la hacienda de Tupátaro y la ex-Hacienda de San Gregorio
en Cuerámaro, la arquitectura de Huanímaro que maravilla por su gran contenido de piedra
de cantera, la cual es labrada y utilizada en las construcciones, las vistas de los
asentamientos rurales de los Barrios de Guadalupe, la Clemencia y la Cruz en Santiago
Maravatío, las haciendas de finales del siglo XIX y principios del XX en Ocampo, el centro
de Tarimoro donde se encuentran el Jardín, la Presidencia municipal, el Mercado y la
iglesia edificada en honor de San Miguel Arcángel, o el municipio de Manuel Doblado que
posee espacios arquitectónicos como el jardín principal, la casa Manuel Doblado, la Ermita
Guadalupe, la Ex hacienda de Atotonilquillo, los Portales o el Templo de la virgen de la
merced. No sólo estos espacios arquitectónicos son importantes, las viviendas y todos los
demás edificios “del pueblo”, son resultado de una riqueza cultural y social, de relaciones
con sus contextos ambientales y con los recursos disponibles en cada región, así como el
uso de tecnologías tradicionales; viviendas y espacios que se construyen para satisfacer
necesidades específicas, acomodando los valores, las economías y formas de vida de las
culturas que los producen; que cada día se modifican por la influencia norteamericana, que
se fortalecen con las tendencias migratorias de los habitantes de los diversos municipios,
que impulsan nuevas construcciones con la arquitectura al “estilo americano”.
Método de producción
Cuestionar las relaciones que existen entre los procesos de producción y las imágenes
fotográficas permite introducirnos en una correspondencia específica con los signos, con el
tiempo, con el espacio, con el sujeto, con el ser y con el hacer; nos consiente escrudiñar en
una serie de signos que admiten un gran número de usos y valores –usos y valores
personales, íntimos, amorosos, nostálgicos, de duelo, entre otros–, usos y ritos anclados en
los juegos del deseo y la muerte que tienden a atribuir a las fotos una fuerza particular, más
allá de toda racionalidad, de todo principio de realidad.
Investigación documental
Producción fotográfica de las zonas que reflejen el fenómeno migratorio en los municipios
Abasolo, Acámbaro, Cuerámaro, Huanímaro, Manuel Doblado, Ocampo, Santiago
Maravatío y Tarimoro del estado de Guanajuato.
Armado digital.
Impresión digital en papel de algodón, formato 20”X 32”.
Fuentes de información
ANGUIANO, María Eugenia y Hernández, Miguel (2002), “Migración internacional e
identidades cambiantes”, México: El Colegio de Michoacán
ARELLANO, Saúl (2007), “Guanajuato: Desigualdad y Migración en el siglo XXI”,
Periódico El Correo del Estado de Guanajuato, Suplemento Anual "Hélices", 7 diciembre
de 2007, disponible en http://saularellano.blogspot.com/2008/01/guanajuato-desigualdad-y-
migracin-en-el.html
CAVERI, Claudio (2002), Una Frontera caliente: la arquitectura americana entre el sistema
y el entorno, Argentina: Syntaxis
DELGADO, Raúl (2004), “Nuevas tendencias y desafíos de la migración internacional
México-Estados Unidos”, México: UNAM
GERGEN, Kenneth (1996), “Realidades y relaciones: Aproximaciones a la construcción
social”, España: Paidós.
HUACUZ, María Guadalupe y Barragán, Anabella (2003), “Diluyendo las fronteras:
género, migración internacional y violencia conyugal en Guanajuato”, Guanajuato:
Gobierno del Estado de Guanajuato, Instituto de la Mujer Guanajuatense.
LÓPEZ, Dinoraha y Maldonado, Moisés (17/11/2008), Sombras nada más, en La Jornada
del 17 de noviembre de 2008.
RIBALTA, Jorge (ed.) (2004), “Efecto real. Debates posmodernos sobre la fotografía”,
Barcelona: Gustavo Gili.
TAGG, John (2005), “El peso de la representación. Ensayos sobre fotografía e historias”,
Barcelona: Gustavo Gili.
YATES, Steve (2002), “Poéticas del espacio. Antología crítica sobre la fotografía”,
Barcelona: Gustavo Gili.
Los caminantes de las nubes en la búsqueda de su mundo
Samuel Cepeda Hernández
1. ANTECEDENTES
Monterrey, N.L. Primavera de 1996. Es media mañana, las rayos del sol de las 10:00 horas
entran por las ventanas del salón 203 del edificio de aulas de la Facultad de Artes Visuales
catedrática asignada a impartir la clase de Sociología del Arte, motivaba al grupo para
planear la realización de una pieza de arte público, con tintes performáticos y con una
temática basada en las teorías de Pierre Bourdieu sobre los “Títulos y Cuarteles de la
estudiante de 3er semestre de la Licenciatura en Artes Visuales, el texto fue suficiente para
detonar en mi, muy inocentes, obtusas pero genuinas intenciones de protesta y aguerrida
denuncia socio-cultural por medio del arte. Según mi accidentada memoria decidí en ese
culminación del ya mencionado acto público le declaré una sentencia de encierro en lo más
oscuro del olvido, no puedo, no debo reducir su valor como uno de los detonadores de mis
intereses artísticos.
141 Bourdieu, Pierre. La Distinción, criterios y bases sociales del gusto. Ed. Taurus, México. 2002;
Título del Capítulo 1, Aunque la edición original en francés es de 1979 por Les Éditions de Minuit.
alimentado por mi acentuación profesional de video y fotografía142 (que con el paso del
particular con ninguna de las categorías técnicas de creación que fui probando sino más
bien buscando que la disciplina elegida cubriera una o varias de las capas de contenido en
cada proyecto, lo cuál terminaba por orillarme a la producción de varias piezas por
proyecto.
Así llegue al año 2005, con muchas preguntas sin resolver pero claras aproximaciones a
temas que habían aparecido en repetidas ocasiones a mi paso por la Maestría en Artes
paisajismo143 político y/o socio-cultural, los nuevos medios de comunicación y las formas
de interacción entre una pieza y sus espectadores. El verano del 2005 marco el rumbo
forma de conocimiento.
En las aulas de la Danube Universität del campus Krems en Austria, de la mano del
programa internacional del “Transart Institute” que ofrecía una doble titulación con el
grado de “Master in Fine Arts in New Media”, propuse “The Cloudwalker's Project”, Los
como “Master Thesis” basada en práctica artística144. En la parte escrita proponía como
como director de la película: “Netz, Das” (The Net) del 2004, y por medio de una
analicé la forma en que los artistas trataron con ellos por medio de sus piezas artísticas e
interpreté cada pieza artística seleccionada como medio de investigación que permitiera
atendieron. Y con esos artistas como antecedente mi proyecto procuró aplicar las
El proyecto de “Los caminantes de las nubes” fué dividido en tres etapas: I) Observación.
Tuvo una duración aproximada de seis meses de documentación teórica, cultural, social y
sobre todo visual acerca de las nubes; II) Socialización. Recopilación de la opinión
pública, los ojos ajenos al arte que comenzaran a legitimar la diversificación de la autoría
En la última etapa del proyecto decidí denominar el modelo creado como “pieza abierta”,
exhibición fue percibida por la mayoría de los representantes institucionales, con quienes
“ l traba o exhibido se encuentra en tal extremo del fenómeno artístico que lo peor que le puede
suceder es que se presente como si se tratara de objetos convencionales, pinturas, esculturas,
dibujos. Quiero decir, lo primero que hay que cuestionar es si el material que generan
inter enciones o interacciones de productores del tipo de Cepeda es material “museograble” tal y
como se entiende en estas instituciones. A mí me parece que no, y aunque su falta de adecuación al
espacio del museo sea parte importante de su crítica al “establishment” me parece que no es
suficiente razón como para seguir insistiendo en su exhibición de manera tradicional.
Por el contrario, las instituciones, museos, centros culturales, galerías o lo que sea, tienen que
entender que hay que explorar nuevas formas de dar a conocer estos materiales, así como de
hacerlos inteligibles para un público que no tiene obligación de estar familiarizado con las últimas
tendencias de la producción artística, pero que sí le interesa y gusta de la visita a los museos y
demás instituciones de esta naturaleza.”
La exposición me dejaba claro que lo que es público le pertenece al dominio público y que
amplifiquen su credibilidad como producto de arte, y tanto lo uno como lo otro alimentaron
2. MARCO TEÓRICO
complejo, que por oposición reflejan lo que sería uno simple, y fueron empleadas en mi
proyecto para filtrar la documentación teórica, cultural, social y sobre todo visual acerca
de las nubes -compilada de Agosto 2005 a Febrero 2006 como parte de la primera etapa del
proyecto de ”Los caminantes de las nubes”- bajo la enunciación de que observar las nubes
146 Museo administrado por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, ubicado dentro
del Parque Fundidora.
147 Columna publicada en la sección de “Acentos” del periódico Milenio el 1 de Abril del 2008.
y tratar de encontrar formas analógicas a objetos de la realidad en ellas es un modelo
realidad. En palabras llanas las nubes no pretenden ser un modelo de experimentación para
que la gente encuentre formas en ellas, sin embargo los humanos desde la cultura les hemos
atribuido ese valor, y el alto nivel de aceptación como método de creación simbólico148
estado para poder ser observados; c) incomputables, al no tener muchas propiedades que
puedan traducirse en valores cuantitativos; d) Interconectados, porque todos los agentes que
los conforman están relacionados entre sí y e) emergen, con propiedades que no existían en
el estado inicial del sistema ni en ninguno de los agentes que lo componen de forma
es por eso que a la par de sus observaciones que esbozan, en la totalidad del libro, algunas
ideas sobre la creación de una teoría sobre sistemas complejos, se toma el tiempo de definir
realidad, usado tanto en la vida diaria como en la ciencia para resolver ciertas preguntas, y
maniquí que se utiliza con el propósito de revisar como cae cierta tela sobre el cuerpo),
148 Informacional y no material, porque generalmente decimos lo que vemos en las nubes pero no
siempre accionamos técnicas para su registro material, y si llegásemos a hacerlo no siempre tiene un
propósito definido.
matemáticos (lógico-numéricas como una fórmula universal), computacionales (el software
que compila información en una base de datos para tratar de predecir comportamientos,
como en el caso del pronóstico del clima) y teóricos (mecanismos o procesos que el
científico inventa para tratar de entender un fenómeno, son con frecuencia analogías, por
solar).
Siguiendo a Casti todos los modelos pueden buscar la representación fiel de la realidad o la
que ex profeso es deformada para acentuar el detalle que se desea sea observado con mayor
teórica. En parques, avenidas y otro tipo de espacios públicos se exponía a la gente que
imágenes (fotografías Polaroid que con toda intención fueron tomadas en este ya
descontinuado formato por la fidelidad instantánea del registro). La pregunta obligada era -
La diversidad de respuestas sobre una misma fotografía cerraban cada vez más el abanico
observado y mis expectativas de comportamiento, por más parecida que sea la imagen a un
objeto de la realidad, desde mi criterio, o que una persona haya practicado esa actividad
desde niño, ninguna de las dos cosas asegura que todo mundo verá la misma imagen que yo
vinculé con la realidad; b) Inestables, porque no permanece por mucho tiempo en el mismo
estado para poder ser observado, la gente no estuvo siempre dispuesta a responder a mi
participar en la solicitud de ver e interpretar las fotos; d) Interconectados, porque todos los
agentes que los conforman están relacionados entre sí, todos los seres humanos
predeterminar sus respuestas como masa, sería muy ineficaz y e) emergen, con propiedades
que no existían en el estado inicial del sistema ni en ninguno de los agentes que lo
cambiaba en actitud, cada nueva actitud me obligaba a cambiar la forma de interacción con
ellos.
Al final de esta etapa, la cual se ejecutó desde Febrero de 2006 hasta Junio del mismo año,
me enfrenté con el reto de decidir el medio que usaría para producir las piezas artísticas, y
instantáneas y objetos.
based media”: videos, audios y una extraña categoría que llamé: acciones
acción original.
Del “time based media” específicamente la categoría de acción pública es con la que
expuesta de alguna forma como pieza, hasta que explorando de nuevo a John Casti, di con
pero el modelo perfecto es aquel que captura la esencia de lo que pretende denotar. Los
símbolos u objetos que lo integran nos permiten encontrar las preguntas sobre el segmento
“...good model: such a model captures de essence of its sub ect... this means that the symbols and
objects of the model are sufficiently rich to allow us to express the questions we want to ask about the
slice o reality the model represents...the model pro ides ans ers to these questions.” (Casti. 1997,
p.24)
imágenes era evidentemente útil, pero la única forma de capturar simbólicamente el “acto”
material del “acto” en sí, en un sistema complejo como el de intentar capturar la esencia
experiencia resultante de la exhibición de 2008, me demostró que era más efectivo aplicarlo
como sistema de operación en la creación, que cuestiona el valor de pertenencia del objeto
creado y abre temas sobre la democratización de los procesos artísticos y su posible uso en
Artes, se realizaron visitas guiadas a grupos de niños, principalmente pasando por las
piezas abiertas, como parte del programa de servicios educativos del museo y durante el
verano de 2009, se derivó una exposición del mismo proyecto “Clouds have no nation” en
la “Gray Area Gallery de Korkula, Croacia” que abrió el vínculo con un representante de la
ONU que organiza en ese lugar actividades artístico-didácticas con grupos de niños que han
estado en zonas de guerra, aunque este último es un proyecto que aun no se concreta.
repartieron calcomanías a la gente que se detenía a observar las nubes por un momento, el 5
favor de los migrantes mexicanos en los Estados Unidos: “Las nubes también tienen
¿Es posible aún pensar como frívolo cualquier proyecto por el simple hecho de desplegarse
próximo a los medios de masas?
¿Cuánto se deja fuera y se limita en el espectro cognitivo al ignorar las evidencias en toda
una gama de proyectos que, lejanos a las pretensiones artísticas de galería, funcionan como
respuestas al entramado de nuestras sociedades postcoloniales?
¿Es posible plantear reductos de visibilidad, que a manera de guerrillas de bajo impacto,
minen significativamente a la fábrica de ideología dominante?
¿Es posible pensar en un proyecto desde el imperio mismo, es decir, no desde la potencia
de los individuos sino desde su impotencia, como lo plantea Negri?
¿Hacia dónde se han desplazado los puntos de resistencia ante la omnipresente, mimética y
difusa represión deslizada sutilmente en el mundo del arte?
Siempre, desde el principio de los tiempos, incluso de forma inherente al poder,
dijera Zizek, se han manifestado posiciones que discrepan sustantivamente de
la unificacion discursiva derivada del poder. Sin embargo, y como bien han señalado
importantes estudiosos de nuestras sociedades contemporáneas - José Luis Brea o
Nicolás Bourriaud, los sistemas de disciplina y control mimetizados en las más
insignificantes actividades cotidianas han obligado a un deslizamiento de las intenciones de
resistencia hasta manifestaciones que difícilmente tomadas en cuenta por las artes serias,
actúan liberadas de los compromisos de éstas, presentándose como potentes respuestas.
Esta ponencia intenta poner en evidencia algunos pocos proyectos que indiferentes y
clandestinos, evolucionan dentro de la máquina social menos como oposición tradicional y
más como eficaces alternativas contraculturales.
Hace un poco más de 4 años y como parte de los exámenes que debía presentar para
ingresar en la maestría en estudios de arte moderno y contemporáneo en Querétaro,
solicitaban a los candidatos, presentarse a una entrevista con la coordinadora de la facultad;
hay dos preguntas que recuerdo con claridad, la primera, al final de la entrevista, era si en
verdad estaba dispuesto a hacer el recorrido entre Morelia y Querétaro cada fin de semana
durante dos años -además de las complicaciones que supone una estancia de 3 días ahí-. Y
la otra pregunta, se refería a mencionar algún tema que pudiera servir como línea de
investigación para mi tesis; recuerdo haber mencionado la intención de llevar acabo una
investigación en la cual demostraría la forma en que Radiohead debía
ser considerado como arte conceptual. Menciono lo anterior, 4 años mas tarde, porque el
tema de mi tesis y las pequeñas investigaciones, mis primeros pasos en el terreno de la
investigación teórica, se encuentran muy cercanas a esa ingenua respuesta.
Hoy, después de todo el increíble crecimiento, emocional, intelectual, etc; que suponen los
estudios de posgrado, me llama la atención el origen de aquella nebulosa noción temática;
en otras palabras, los estudios culturales se han cansado de demostrar algunas máximas
del estructuralismo lingüista más básico, desde hace por lo menos un par de décadas, en el
sentido de que, como mencionaba Levi-Strausse, no hay versión buena, ni forma autentica
ni primitiva, y que es necesario tomar en serio todas las versiones. Tomar en serio
manifestaciones culturales como una banda de rock alternativo -Radiohead- o a un proyecto
confusamente pop -María Daniela y su Sonido Laser Drakkar- por ejemplo, solo puede
significar que asumir la generación de conocimiento teórico en relación con la visualidad,
se desprende de los objetos de estudio y de los métodos menos usuales.
En ese sentido, quiero citar como una pequeña muestra de lo anterior, el caso de un
proyecto gestionado por productores visuales casi todos muy cercanos a la universidad:
Nodo (Laboratorio); este proyecto intenta elaborar un ejercicio de complicidades visuales
en la ciudad de Morelia, que jugando con ideas como arte
contemporáneo, desterritorializado, expandido, desplazado, movil, nómada, simulado
o transdisciplinar, ha desarrollado una decena de proyectos con la intención de poner en
marcha, con estrategias artísticas (obras) estas ideas. Tratar de definir con precisión lo que
se lleva acabo en Nodo es un tanto complejo. Complejo por los hábitos, por nuestra
condición de provincia, por la propia reticencia a pensar que las vías en las que se lleva
acabo el fenómeno arte pueden ser tan disímiles y de tan diversas índoles…
Desde esta posición parece lógico que un individuo dedicado a la producción y al estudio
del fenómeno arte intente poner en práctica un modelo de construcción guiado por aquel
supuesto filosófico. ¿Cuál sería el sentido, si en una real preocupación artística no se
ensayara con métodos que se ajustan de mejor forma al complejo universo en que vivimos?
¿Y si se lo tomara en serio?, es decir, si no fuese otro de los discursos con los cuales vender
arte contemporáneo. ¿Qué pasaría si en lugar de un solo individuo fuesen varios? ¿Y si no
fuesen improvisados y contaran con amplia preparación académica? ¿Y si además de todo
fuera un buen pretexto para discutir, teorizar, hacer crítica, echar
desmadre, rolarse información y divertirse bastante? Trato de ponerlo en pocas palabras,
Nodo es un modelo de construcción que intenta montar una funcional
máquina posartística con el mayor número de alternativas posible. Es un laboratorio
inestable, que ramifica simultáneamente en torno a un par de productores de arte, que a la
vez son teóricos, al mismo tiempo que críticos, docentes y que no dudarían
en desempeñarse de lo que fuera para financiar un proyecto.
Esta propuesta, de modificación constante, intenta echar un ojo al problema del Rizoma y
operar bajo un modelo nodal, ejerciendo una resistencia constante a las jerarquías y a
estructuras psicosociales angostas. Por ello, el laboratorio funciona como un extraordinario
pretexto para provocar neuroconexiones con diferentes elementos adicionados según las
mutaciones del proyecto, para beber cerveza, para desarrollar tesis sobre la obsolescencia
de la estética, para organizar simposios, para discutir acaloradamente sobre la Documenta y
en general para disfrutar del invaluable privilegio de vivir cercanos
al extrañísimo fenómeno arte.
Este es nuestro resultado. Esto es lo que nos ha pasado a nosotros. Esto es lo que ha salido
en los meses de trabajo. No somos un grupo, ni un colectivo, ni intentamos dar ejemplos de
nada. Sólo estamos preocupados por distintas cosas que suceden acá, pero en mayor medida
por lo que pasa (y no pasa) en nuestro trabajo. Y estas preocupaciones nos acercaron.
Víctor M. Gruel,
Sin duda alguna, el nombre de Martín Ramírez esta ligado al del psicólogo estadounidense
que lo atendió en calidad de paciente-artista: Tarmo Pasto. Pasto y Ramírez compartieron
una característica: ambos migraron a California y trabajaron construyendo los rieles para el
ferrocarril. Sin embargo, Pasto se doctoró en psicología y trabajó intensamente en la
“terapia ocupacional”. La premisa de esta disciplina clínica, tal y como lo ha demostrado
Cristina
Sacristán para el caso mexicano, surgió de las creencias asociadas al “tratamiento moral”
que los alienistas franceses como Phillipe Pinel procuraron con los orates. Detrás de este
método esta presente la intención de “regenerar” al individuo anormal. Al ocuparse de otras
actividades, las cuales no sólo serían artísticas sino recreativas y deportivas, el enfermo
mental tendría un proceso catártico que lo haría reflexionar en torno a su padecimiento. Es
así como Pasto fungió como mecenas de Ramírez. Desde que estuvo en el psiquiátrico de
Stockton, California, el migrante jalisciense pintaba, pero nunca como lo hizo desde que
Tarmo Pasto tuteló y paradojicamente curó su obra. A partir de este momento, las flemas y
cerillos quemados que Ramírez utilizaba para pintar, también incluyeron materiales como
recortes de revistas.
Las vidas de Martín Ramírez y Tarmo Pasto se cruzaron de un modo definitivo. El afán de
que Ramírez produjera obra estuvo ligado a un interés científico. No hay que confundir una
obra cuya intención fue un proceso curativo de la que surge de un interés estético. Tras
ocupar un escritorio en las universidades de Berkeley y Sacramento, Tarmo Pasto utilizó el
trabajo de Martín Ramírez para explorar las categorías espaciales de los pacientes
psiquiátricos. Llevaba a sus estudiantes al pabellón-taller dónde Ramírez pintaba. Amante
del arte, porqué él mismo pintaba y esculpía, Pasto se convirtió en el primer especialista de
la obra de Martín Ramírez. Durante la década de 1950, dictó conferencias y curó varias
exposiciones. No sólo los estudiantes desearon conocer a Ramírez, sino que los artistas
plásticos del norte de California también lo visitaron y registraron su método de trabajo. A
través de Ramírez, Pasto legitimó el arte terapia en Estados Unidos. No obstante, no debe
descuidarse un hecho: la condición de posibilidad de esta relación de mecenazgo-científico
fue la institución psiquiátrica misma. Aunque no fuera psiquiatra, Tarmo Pasto tuvo acceso
a los pabellones asilares gracias a sus credenciales como especialista de la salud mental.
Años después, con la emergencia de la corriente antipsiquiátrica y la crítica al modelo
cerrado de manicomio, los especialistas de Martín Ramírez fueron otros.
Desde hace 60 años, Martín Ramírez es un pretexto para articular una serie de discursos en
torno a la identidad cultural que una nación como México construye. Los artistas y críticos
de arte de ambos lados de la frontera han fijado su atención en Ramírez. En las formas
inteligibles que la cultura nacional ofrece, los analistas de su obra han encontrado las
explicaciones de los objetos representados en el espacio cultural donde nació. En el texto
más completo realizado hasta la fecha, se comentó lo siguiente:
Además de su profundo catolicismo, el mundo de Martín Ramírez estuvo dominado por la
cultura del ranchero, caracterizada por un obstinado individualismo y unas fuertes raíces
patriarcales. En las pinturas de Ramírez […] existen múltiples referencias a esta sociedad
rural […] Ramírez fue un hombre de a caballo que cargaba pistola. El caballo y la pistola
fueron dos importantes símbolos de masculinidad y estatus social entre los rancheros
pobres (Espinosa y Espinosa, 2007: 20, traducción libre).
Por otro lado, los caballos y las pistolas no sólo remiten a la construcción de masculinidad
alteña, sino a episodios concretos de la historia mexicana del siglo XX. Los eventos
revolucionarios que la historiadora Elisa Cárdenas describió en su tesis doctoral El
derrumbe (2010), están presentes en la obra de Ramírez. El año de 1929 también fue un año
clave
para el desarrollo psíquico de Ramírez, por que a partir de ese año estuvo en apogeo La
Guerra Cristera en el Bajío mexicano. Debido a los acontecimientos bélicos que Plutarco
Elías Calles y Joaquín Amaro encabezaron en contra de feligreses católicos, Ramírez no
quiso volver a México. Todavía para 1950, creyó que la intolerancia religiosa formaba
parte del ideario de la Revolución Mexicana.
En su polémico ensayo The hispanic condition (1996), el crítico cultural Ilan Stavans
(nacido en el Distrito Federal, de padres judíos, naturalizado estadounidense) se remitió a la
vida y obra de Martín Ramírez en varias secciones del libro. Stavans capitalizó el caso para
demostrar las hibridaciones culturales que ocurren en Estados Unidos, mismas que
homologan las culturas mexicanas, centroamericanas y sudamericanas. Como parte del
aparato retórico que montó a propósito del futuro de los ciudadanos mexicoamericanos y
las tradiciones que retoman los grupos de intelectuales cuando hacen arte y cultura, Stavans
se refiere a Martín Ramírez como “chicano”. Después de citar las impresiones que la obra
de Ramírez causó a diferentes intelectuales mexicanos y estadounidenses desde Octavio
Paz hasta Oliver Sacks, el crítico cultural atribuyó al pintor jalisciense frases como: “el
perfecto outsider”, “símbolo de la cultura hispánica”, “artista chicano mudo”, “pintor
chicano esquizofrénico”.
No creo que Martín Ramírez fuese “chicano”. En Política chicana. Realidad y ensueño
(2004), el historiador Juan Gómez-Quiñones describió el itinerario intelectual y educativo
de grupos chicanos como La Alianza Hispano Americana de Arizona. El movimiento
chicano comenzó a partir de causas específicas como los estadounidenses de padres
mexicanos que participaron en la Segunda Guerra Mundial o las peticiones para acceder a
una educación universitaria. La sugerencia de Stavans de que Ramírez fue chicano es,
incluso, hasta un anacronismo. Por otro lado, el hecho de que Ramírez viviera en California
y Estados Unidos no significa que se asimiló e intercambio elementos culturales de ambas
naciones. Dudo que desde los pabellones psiquiátricos donde vivió llegaron los ecos
reivindicativos de la política chicana. En los más de 40 años de su residencia
estadounidense, Martín Ramírez sufrió la barrera lingüística de no poder conversar en un
inglés fluido. De hecho, las dificultades aparecieron incluso para hablar su natal lengua
castellana. La mudez con que Stavans caracterizó al pintor jalisciense parece un poco
cercana a los hechos. Durante los 32 años de internamiento psiquiátrico sólo en una ocasión
fue visitado por un sobrino y conversaron
durante 2 días seguidos, con muchísimas dificultades. La enfermedad mental de Martín
Ramírez afectó sus funciones de habla a tal grado que decía poco y lo poco que decía
desconcertaba a quién lo escuchaba. Por ejemplo, ante la petición de retornar a Jalisco,
entre otras cosas para ver de nuevo a su esposa, Martín Ramírez respondió: “Dile que ya
nos veremos en el Valle de Josafat”. La referencia apocalíptica revela un cierto
conocimiento bíblico que quizás nació en Los Altos de Jalisco, tras sesiones sabatinas de
catequismo.
Hay quienes consideran que los migrantes sufren un proceso de americanización nocivo
para la “identidad nacional” o en su caso una fuerte crisis de identidad por el supuesto
estado de “desarraigo cultural” permanente que puede llegar en casos radicales hasta la
locura (1998: 51).
Siempre fiel al pensamiento de las clases populares que estudia, Espinosa no distinguió un
principio básico: diferenciar “enfermedad mental” de “locura”. El antropólogo quizás se
acercó a la vida y obra de Ramírez con los cuidados y precauciones morbosas de quienes se
acercan al “loco” de un poblado rural. Páginas adelante, cuando Espinosa describió los
perfiles migratorios de una comunidad jalisciense en Estados Unidos, el argumento de la
“locura” vuelve aparecer. Víctor Manuel Espinosa utilizó la entrevista que realizó a
Rogelio Gama para describir como la migración enloquece a ciertas personas que
encontraron “libertinaje” y abuso de drogas en Estados Unidos. No fue el caso de Martín
Ramírez. Tal vez
esta experiencia temprana con Rogelio Gama prefiguró en el discurso antropológico de
Espinosa una cierta disposición para estudiar la “enfermedad mental” del artista jalisciense.
El filósofo francés Gilles Deleuze trabajó en varios momentos el tema del arte y la
enfermedad mental. No sólo estudió el tema de la esquizofrenia y el esquizoanálisis en la
filosofía que construyó con el psiquiatra maoista Félix Guattari, en títulos clave como Anti-
Edipo (1972) y Mil mesetas (1980). En los libros de su propia autoría, Deleuze articuló un
discurso filosófico interesante sobre la enfermedad mental. En Lógica del sentido (1969), el
filósofo desentrañó el pensamiento de un esquizofrénico, "El estudiante de lenguas", al
calor de categorías lógicas como el sentido y el sinsentido. En este libro Deleuze
profundizó en lo que podríamos denominar la semiología deleuzeana, pues describió las
diferencias conceptuales en palabras tales como significado, designación y asignación. De
este modo, es como la ontología deleuzeana pretende describir superficialmente la
experiencia del enfermo mental: a través de las superficies yuxtapuestas de la piel. Siempre
alerta de utilizar la jerga psicoanalítica, Deleuze demuestra como la disciplina fundada por
Freud busca un tipo de explicación de lo "profundo". Por ello, el filósofo francés habló más
bien de la "superficialidad" de la experiencia. Ser y pensar como esquizofrénico supone
sentir los acontecimientos del mundo a través de la piel. Si la "locura" se expresará con
toda su riqueza a través de los fenómenos epidérmicos.
Creo que Martín Ramírez fue un pionero de los fractales, esas representaciones científicas
que no existen más que a través del dispositivo artístico. Antes que aventurar un aparato
hipotético que enfatizará hasta el cansancio los indicios de la identidad nacional, mi
propuesta esta orientada a olvidarse de lo obvio y optar por lo obtuso. Suspender la
certidumbre que los iconos y símbolos mexicanos nos proporciona descifrar los dibujos que
uno de los compatriotas que fue “al otro lado”. A fin de cuentas Martín Ramírez fue uno
entre millones de migrantes mexicanos. Víctor Manuel Espinosa documentó los escritos
que el nobel mexicano de literatura dedicó a Ramírez.
Según Octavio Paz, la “tentación de ver en las obras de Ramírez un ejemplo más del arte de
los psicóticos debe rechazarse inmediatamente”, ya que estos dibujos no hacen pensar en
los cuatro muros en que estaba encerrado, ni en las “galerías de espejos de la paranoia”.
Para Paz, son “resurrecciones del mundo perdido de su pasado y son caminos secretos para
llegar a otro” lugar, desconocido para nosotros (Espinosa, 2008: 68).
En mayo de 1964, Michel Foucault publicó un artículo intitulado: “La locura, la ausencia
de obra”. Tras considerar la frecuencia de las enfermedades mentales en los literatos y
artistas, el filósofo francés concluyó que quizás habrá un momento en que ya no sepamos
que ser loco. Es cierto. Tal y como lo mencionan Paz y Foucault, Martín Ramírez frecuentó
un lugar desconocido para chicanos, mexicanos y estadounidenses. Si en el intersticio de
estas culturas, lo permanente es la metamorfosis, la transformación de los valores, las
costumbres y los significados, Martín Ramírez se anticipó a una época. Quizás la
contraseña de su obra
sólo se revelará en el futuro.