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Santiago, veintiuno de diciembre de dos mil diecisiete.


A fojas 957, téngase presente.
VISTO:
En estos autos Rol 17.556-2011 seguidos ante el 16 ° Juzgado Civil de
esta ciudad compareció Juan Antonio Peribonio Poduje, director nacional del
Servicio Nacional del Consumidor y dedujo demanda para la defensa del
interés colectivo o difuso de los consumidores por infracci ón a las normas de
la Ley 19.496 en contra de Servicios y Administración de Cr éditos
Comerciales Presto S.A. , luego ampliada respecto de Waltmart Chile S.A.
solicitando se declare la responsabilidad infraccional de las demandadas
conforme a lo que disponen los artículos 3 letra a) y b), 4, 12, 16 letra g) y 23
de la Ley de Protección al Consumidor con la subsecuente condena al pago
del máximo de las multas que correspondan por cada una de las infracciones,
disponiendo asimismo la nulidad absoluta de la cláusulas del contrato
denominado “Reconocimiento de Firma y Compromiso de Pago ” de acuerdo
al artículo 16 A de la ley por resultar abusiva al tenor de la letra G de dicha
norma, ordenando a las demandadas eliminar de los registro de morosidades y
protestos que eventualmente han sido informados a los consumidores que
suscribieron aquel documento, condenándolos además al pago de los perjuicios
generados, determinando para ello los grupos y subgrupos afectados por las
infracciones denunciadas, con costas.
Fundamentando su pretensión y en lo que al presente an álisis interesa,
señala que Servicios y Administración de Créditos Comerciales Presto S.A. en
su calidad de proveedora del servicio de crédito, ha vulnerado los derechos
básicos e irrenunciables de los consumidores referidos a la libre elecci ón del
bien o servicio; la información veraz y oportuna en relaci ón a las condiciones
de contratación y cualquier característica relevante del mismo, existiendo una
deficiente prestación del servicio de crédito al mantener informados en las
bases de morosidades de Dicom a consumidores que han repactado sus
deudas; y por incluir en el documento denominado “Reconocimiento de
Deuda y Compromiso de Pago” cláusulas que son sancionadas por la Ley de
Protección al Consumidor como abusivas.
En efecto, explica que el aludido documento, ofrecido para la firma a
aquellos clientes que presentan morosidades o han cesado en el pago de sus
obligaciones, contiene cuatro cláusulas y un t ítulo preliminar denominado

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“Antecedentes de la Deuda”, impuestas al mero arbitrio de la demandada y


abusivas porque que a diferencia de lo pretendido por los consumidores
-eliminación del registro de Dicom- su suscripción no conllev ó tal efecto, sino
hasta el pago de la última cuota. Se trata de un contrato de adhesi ón
concebido y ejecutado por el proveedor en su beneficio y en perjuicio de los
consumidores, otorgándoles aparentemente facilidades para que reprogramen
sus deudas, puedan pagarlas y saneen sus antecedentes comerciales, lo que en
la práctica no ocurre, debido a que no obstante su suscripci ón y asunci ón del
compromiso de pago son igualmente mantenidos publicados como morosos en
las bases y registros de morosidades, ya sea que se encuentren o no al d ía en
el pago del nuevo calendario de cuotas e incluso con la deuda pagada.
Sostiene la nulidad de las cláusulas del contrato de adhesi ón conforme al
artículo 16 letra g) de la normativa aludida, pues de su texto aparece que los
datos que consigna no son suficientes para poder estimar que se est á dando
cumplimiento a la obligación de entregar información veraz y oportuna al
consumidor en la prestación de un servicio financiero a la luz de los artículos
3 letra b) y 37 de la Ley de Protección al Consumidor, lo que se produce en
atención a que el contrato no informa al consumidor c ómo se encuentra
compuesto el capital, pues solo se consigna una cifra sin detalle. Tampoco se
señala la tasa de interés ni los gastos de cobranza. El documento indica “+ 0 ”
para ambos conceptos. En cuanto al monto de los importes por gastos
notariales, seguros u otros distintos de las tasas de intereses, tambi én
obligatorios de informar por parte del proveedor conforme al citado artículo
37, tampoco se cumple.
Seguidamente refiere que la cláusula primera del contrato de adhesi ón
sobre Reconocimiento de deuda y compromiso de pago indica, en lo
pertinente: “PRIMERO: Reconozco expresamente la totalidad de la deuda
indicada precedentemente determinada con esta fecha y me obligo a pagarla
en cuotas mensuales y sucesivas a partir del vencimiento de la primera cuota,
según las condiciones señaladas en el presente instrumento, con la finalidad de
obtener un descuento al final del pago de la última cuota...". Esta estipulaci ón
-dice- vulnera al artículo 16 letra g) de la ley, dado que queda en evidencia
que el proveedor no ha informado conforme a la ley los elementos que
conforman la obligación que se reconoce. Siendo as í, aparece re ñida con la
buena fe y al justo equilibrio que debe existir entre las partes, causando

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perjuicio al consumidor que consigna en esta cláusula impuesta por el


proveedor una declaración y reconocimiento de deuda atribuida al
consumidor, basada en un supuesto conocimiento previo de cierta informaci ón
que ciertamente desconoce.
La cláusula segunda del contrato señala: “SEGUNDO: Estoy en
conocimiento y acepto que la suscripción de este compromiso no constituye
novación, no pone fin a la deuda existente con Servicios y Administraci ón de
Créditos Comerciales Presto S.A., la cual se extinguir á solamente una vez que
pague la totalidad de las cuotas mencionadas en este instrumento, o la
cantidad que resulte de una liquidación de mi deuda total a la fecha del pago.
Reconozco y acepto que la suscripción de este documento no hace cesar la
mora, por lo que no conlleva la eliminación de mis antecedentes comerciales
en bases de datos comerciales y/o financieros, sino hasta el pago de la última
cuota.”. Su tenor transgrede las exigencias de la buena fe y provoca el tipo de
desequilibrio a que hace referencia la letra g) del art ículo 16 al atribuir al
consumidor declaraciones basadas en supuestas informaciones que no consta
se le hayan proporcionado, no obstante ser de cargo de proveedor hacerlo, lo
que conllevan una renuncia anticipada a sus derechos. Atenta tambi én contra
dicha la norma por cuanto incorpora un texto que da cuenta de que el
consumidor estaría reconociendo y aceptando que el documento que suscribe
no hace cesar la mora y por lo tanto no trae aparejada la eliminaci ón de sus
antecedentes comerciales en bases de datos comerciales y/o financieros, sino
hasta el pago de la última cuota. Tal estipulaci ón transgrede adem ás la Ley
19.628 sobre Protección de Datos de la Vida Privada.
Asimismo, en virtud de lo previsto en el artículo 1634 del C ódigo Civil,
resulta evidente que aun cuando se indique lo contrario en esta misma
cláusula, se trata de una novación por cambio de obligaci ón, en que la nueva
obligación envuelve la extinción de la antigua, lo que se evidencia de la
comprensión de la totalidad de las estipulaciones de este documento.
Entonces, al haberse extinguido la antigua deuda por efecto de la novaci ón,
no corresponde y es contrario a la ley mantener al consumidor publicado
mientras esté al día en el calendario de pagos de la nueva deuda.
Sobre la cláusula tercera del contrato que consigna: “TERCERO: He
sido informado que mientras cumpla en forma íntegra y oportuna con lo
señalado en este instrumento, Servicios y Administraci ón de Créditos

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Comerciales Presto S.A., se abstendrá de iniciar o continuar acciones legales


en mi contra para obtener el pago de la deuda, salvo que ello fuere necesario
para interrumpir los plazos legales de prescripción.”. Nuevamente se evidencia
una infracción a la disposición citada, pues se atenta contra las exigencias de
la buena fe atendiendo a parámetros objetivos, causando en perjuicio del
consumidor, un desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que
para las partes se deriven del contrato.
Explica que la finalidad de este contrato es “reprogramar ”, “refinanciar ”
o “repactar” la antigua deuda, generando una nueva que la reemplaza;
suspender la cobranza; eliminar el estado de morosidad y lograr que se
extinga -la nueva deuda- en razón del pago total de la misma. S ólo as í se
puede comprender que el proveedor se obligue a abstenerse de iniciar o
continuar con acciones legales. Entonces rompe el equilibrio la circunstancia
que el proveedor pueda llevar adelante el mismo tipo de acciones que se ha
comprometido a no ejercer para interrumpir la prescripción.
Por último, la cláusula cuarta prescribe: “CUARTO: Reconozco y acepto
que el presente documento constituye una declaraci ón unilateral y no acredita
el pago de la deuda. En caso de no cumplir con la totalidad de los pagos
acorados en los términos en que me he comprometido. Servicios y
administración de Crédito Comerciales Presto S.A. podrá continuar o iniciar
las acciones legales en mi contra pertinentes.”. A su respecto se infraccionan
las normas citadas, toda vez que si bien es razonable que los proveedores
incorporen al contrato mecanismos de resguardo que les permitan hacer
frente en garantía de sus intereses en caso de incumplimiento del deudor,
estos deben considerar parámetros objetivos y ajustarse a los principios de
equidad y buena fe que se consagran a trav és de las normas de la Ley de
Protección al Consumidor, situación que no ha ocurrido en autos, toda vez
que del solo mérito de las estipulaciones impugnadas se desprende que el
contrato en su integridad genera un evidente desequilibrio en la relaci ón
contractual, dejando al consumidor en una situación de indefensión.
En consecuencia, no resulta ajustado a los principios de la buena fe que
el contratante que ostenta una posición dominante y que monopoliza la
redacción del contrato incorpore en su favor cláusulas que establecen un
régimen más favorable para el emisor de la tarjeta con infracción a las normas
que regulan la materia. Lo mismo ocurre cuando a pesar del evidente efecto

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de novación, se pretende considerar vigente la obligaci ón m ás antigua y ello


con el sólo propósito de tratar de justificar la mantenci ón de la publicaci ón
del consumidor en bases públicas de morosidad. Todo ello contraviene los
términos del contrato de adhesión en virtud del cual apertur ó la l ínea de
crédito y autorizó el uso de la tarjeta por parte del consumidor.
La demandada Servicios y Administración de Cr éditos Comerciales
Presto S.A. contestó la demanda y solicitó su íntegro rechazo, argumentando,
en resumen, que en la especie no resulta aplicable la normativa especial y
restrictiva contemplada en la Ley de Protección al Consumidor, pues no
concurren las infracciones que se denuncian, considerando que en su calidad
de proveedor está sujeto a dos deberes fundamentales: uno para con el
mercado y las reglas que lo rigen; y otro para con los intereses del consumidor
a que atienden. De este modo infringe las obligaciones para con el mercado
quien debiendo proporcionar a los organismos competentes una determinada
información como lo es la morosidad de un deudor, la omite u oculta. Luego,
su parte se encuentra obligada a poner en conocimiento del Boletín de
Informaciones Comerciales los incumplimientos en que incurrieron sus
deudores según lo dispone el Decreto Supremo N° 950 de Hacienda,
normativa que junto a sus modificaciones se encuentra en armon ía con lo
prevenido en la Ley N° 19.628 de 28 de agosto de 1999, modificada por Ley
N° 20.463 de 25 de octubre de 2010 sobre Protección de la Vida Privada. Es
esta legislación además la que estatuye en qué casos los datos registrados
deben eliminarse de la respectiva base.
Seguidamente afirma que todos los deudores implicados en esta
denuncia, morosos en conformidad a la ley, conocían en detalle los créditos
impagos, las fechas de vencimiento y las consecuencias que se segu ían de ello.
Por lo mismo suscribieron la reprogramación de sus deudas con cabal
información de los efectos que sobrevendrían.
Por otro lado, señala que la aplicación de la Ley 19.496 supone la
concurrencia de un requisito básico e ineludible consignado en el inciso 1 ° del
artículo que se limita a las relaciones entre proveedores y consumidores. Por
consiguiente, si el acto o conducta que se reprocha no tiene como
fundamento un perjuicio efectivo derivado de una infracción para el
consumidor, la normativa indicada carece de aplicaci ón. La protecci ón de la
autoridad a quien se supone la parte m ás d ébil de una relaci ón jur ídica s ólo

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se justifica por el daño que la conducta sancionada provoca. Luego, en este


caso los consumidores involucrados -deudores que han incumplido sus
obligaciones de pago por un período superior a 180 d ías y cuyos cr éditos han
debido ser castigados contablemente por Presto- no s ólo no sufrieron perjuicio
alguno sino, por el contrario, experimentaron beneficios importantes. Es así
como el instrumento en cuestión consigna en una primera columna varios
antecedentes que corresponden a hechos objetivos y que se refieren al
"Capital" de la deuda del respectivo cliente; "Intereses"; "Gastos de
Cobranza"; "Deuda Total"; "Descuento"; "Pie"; y "Monto Total Deuda
Reconocida". En columna paralela se señalan los siguientes ítems: "N°
Cuotas"; "Valor Cuota"; "Valor Última Cuota"; "Vencimiento 1a cuota";
"Fechas de pago", y "Vencimiento última cuota". Además tiene un
acápite en que se especifican los antecedentes antes indicados a trav és de
cuatro estipulaciones. Jurídicamente, conforma un acto jur ídico unilateral
(proposición del acreedor) que deviene luego en un "pacto" o convención
(aceptación del deudor) que modifica un contrato de cr édito celebrado con
anterioridad, que no constituye un contrato de cr édito. Ello queda en
evidencia por las siguientes razones: a. El instrumento está referido a una
relación contractual pendiente que se mantiene a trav és del tiempo; b. Su
finalidad es la concesión de un "plazo de gracia" para facilitar la cancelaci ón
de la obligación incumplida; c. La renuncia del acreedor al derecho a exigir
coercitivamente el total adeudado; d. El fraccionamiento de la cantidad
adeudada; y e. La concesión de beneficios adicionales (condonaci ón de los
intereses, y descuento de la última cuota si es que el deudor pag ó todas las
demás, en los términos comprometidos) para estimular el cumplimiento.
En consecuencia se debió comparar la situación del consumidor moroso
antes y después de la aceptación de las condiciones indicadas, pues no es
posible sostener que aquel haya desmejorado su situación.
De este modo la sola circunstancia de conferir un "plazo de gracia" al
deudor para el pago de la misma obligación acompañado de los beneficios
referidos con el propósito de estimular el cumplimiento, constituye un t ípico
enriquecimiento para una de las partes (el deudor) y un empobrecimiento
paralelo para la otra (el acreedor). La concesión de este "plazo de gracia" no
se altera el vínculo contractual que se mantiene intacto, ni se generan
derechos reales ni personales que modifiquen la relación jur ídica existente,

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razón por la que la obligación pendiente es la misma, el "plazo de gracia" se


ofrece y concede a quien decide aceptarlo, lo que no altera la situaci ón
jurídica del deudor que se mantiene en mora, estado jur ídico consignado en
la ley y que no es un elemento de que puedan disponer las partes
contractualmente ni tampoco considera la ley para los efectos de eliminar los
datos registrados en el Boletín de Informaciones Comerciales.
En lo que respecta a las estipulaciones del aludido reconocimiento, se ñala
que la cláusula primera consigna diversos antecedentes, todos de car ácter
objetivo y en provecho del deudor. En primer t érmino, se reconoce el monto
de la deuda y el número de cuotas en que se pagar án. Luego, se menciona
uno de los beneficios que recibirá al cumplir: la condonación de la última
cuota. Se trata de antecedentes objetivos que no merecen reproche.
De la segunda estipulación se deriva que si el acreedor de una obligaci ón
de plazo vencido ofrece condiciones y beneficios especiales y significativos al
deudor, según se detalló, no puede negarle su derecho a fijar las condiciones
en que operarán dichos beneficios, tanto más si ellos pueden aceptarse o
rechazarse libremente por el deudor. No debe perderse de vista que la
novación por disposición expresa de la ley queda entregada a la voluntad de
las partes, la que no ha existido en este caso, m ás si se considera lo dispuesto
por el artículo 1649 del Código Civil.
La tercera estipulación deja en evidencia el contrasentido de la demanda,
pues el acreedor renuncia a ejercer su derecho a exigir el cumplimiento
forzado de la obligación, entretanto el deudor cumple con el compromiso de
pago asumido.
Por último en la cuarta regla el deudor declara estar en conocimiento de
las consecuencias que se seguirán del incumplimiento del compromiso de
pago, agregando su conformidad en orden a que el documento en an álisis no
acredita el pago de la deuda. De lo indicado se desprende que las
consecuencias que acarrea el no pago de las cuotas convenidas no representa
sino el ejercicio de los derechos que la ley confiere al acreedor, cuando el
deudor quebranta el cumplimiento de las obligaciones contraídas. Lo dicho
pone de manifiesto que las estipulaciones analizadas no pueden calificarse
como abusiva, fruto de la desinformaci ón u obra de la mala fe, sino por el
contrario, se trata de una convención que le facilita a los deudores el

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cumplimiento de sus obligaciones, logrando con ello un pago parcializado,


evitando un juicio ejecutivo y la remisión parcial de la obligaci ón.
Por sentencia de treinta y uno de diciembre de dos mil quince, escrita a
fojas 761 y siguientes, se rechazó íntegramente la demanda sin costas.
Se alzó la demandante mediante recursos de casación en la forma y
apelación, y se adhirieron a la apelaci ón las demandadas y una sala de la
Corte de Apelaciones de esta ciudad por determinación de doce de julio de
dos mil dieciséis, después de desestimar la nulidad formal, lo confirmó.
En su contra la perdidosa dedujo recursos de casaci ón en la forma y en
el fondo.
Se ordenó traer los autos en relación.
CONSIDERANDO:
I.- EN CUANTO AL RECURSO DE CASACI ÓN EN LA
FORMA :
PRIMERO: Que el recurrente sostiene que la sentencia cuestionada
incurrió en el defecto que contempla el numeral 5 ° del art ículo 768 del
Código de Procedimiento Civil en relación al art ículo 170 N° 6 del mismo
cuerpo de leyes, atendido que conforme se aprecia de la lectura de la
demanda colectiva de autos, dedujo la acción consagrada en el p árrafo 2 º del
Título IV de la Ley Nº 19.496, utilizando el procedimiento especial para la
protección del interés colectivo o difuso de los consumidores, dado que la
afectación fue un colectivo de consumidores publicados en registros de
morosidades pese haber repactado sus deudas. A pesar de ello, el juez a quo
rechazó la acción intentada al no configurarse las causales de responsabilidad
infraccional dispuestas en la Ley 19.496, lo que evidencia el vicio en cuesti ón
al no decidir en su totalidad el asunto controvertido sometido a su
conocimiento, resolviendo además, de manera contraria a derecho, por cuanto
solo se pronunció sobre la acción infraccional y no respecto de las
correspondientes acciones de nulidad y cesación ejercidas también en la
demanda. Por ello dedujo en estricto apego al inciso segundo del art ículo 50
de la Ley de Protección al Consumidor las acciones de nulidad de las
cláusulas de conformidad a lo dispuesto en el art ículo 16 letra g) y de cesaci ón
tanto del acto de mantener informados a los consumidores en los registros de
morosidades pese a haber suscrito el contrato de adhesi ón como de la
utilización del contrato en cuestión, además de la acciones indemnizatorias a

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fin de resarcir los perjuicios causados al colectivo afectado y la infraccional


con la finalidad de sancionar con multas a beneficio fiscal al proveedor que
vulneró las normas jurídicas demandadas.
Por la naturaleza particular e individual de las distintas acciones, consta
en la demanda colectiva un desarrollo exhaustivo de las normas legales
aplicables a cada caso, las hipótesis infraccionales en las que incurre la
demandada, la nulidad de cláusulas por abusividad y las razones por las cuales
se sostiene que se trata de un contrato de adhesi ón y no un acto jurídico
unilateral. Posteriormente, se desarrollaron todas las clausulas y las razones
por las que estimamos que debe ser declarado nulo el contrato de adhesi ón y
la naturaleza de la responsabilidad de la demandada, haciendo énfasis en que
se trata de una responsabilidad objetiva y que opera el principio de la
responsabilidad profesional o por el riesgo creado. Finalmente, y prueba de las
distintas acciones impetradas en la demanda de autos, en el petitorio se
solicitó en los se acogieran las acciones infraccionales, de nulidad, de cesaci ón
e indemnizatorias, respectivamente.
Pese a la claridad de lo hasta acá expuesto, los sentenciadores de alzada
confirmaron la sentencia de primera instancia que no se pronunci ó sobre la
acción de abusividad deducida, constatándose que en la decisi ón del a quo no
existe referencia al artículo 50 de la Ley de Protección al Consumidor . Luego,
no es efectivo que haya operado un rechazo del conjunto de acciones
deducidas en virtud de la norma citada. Prueba de ello es que en la parte
resolutiva de la sentencia no se menciona el citado art ículo 50. En
consecuencia salta a la vista que el tribunal enfoc ó su decisi ón solo a la arista
infraccional.
Por otro lado, se afirma en el fallo que la resolución de las distintas
acciones que consagra el artículo 50 de la Ley de Protección al Consumidor
requeriría como presupuesto ineludible la previa declaraci ón de la
responsabilidad infraccional de la demandada. Ello, no se condice con lo
expresado por la norma, ni con el espíritu y finalidad de la misma, en la que
el legislador estableció los distintos tipos de acciones sin mandatar en caso
alguno que una condena en lo infraccional fuera presupuesto del ejercicio de
las restantes acciones.
SEGU ND O: Que el vicio formal que alega la demandante consistente
en la omisión de la decisión del asunto controvertido solo concurre cuando la

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sentencia no contiene la mención referida, empero, no tiene lugar si aqu élla


existe, más no se ajusta a la tesis sustentada por la parte reclamante.
En el caso sub judice el fundamento esgrimido por la parte recurrente
para sustentar la causal de nulidad impetrada –referido a la circunstancia de
que la sentencia rebatida omite decidir la acción de nulidad y de cesaci ón de
los actos que indica- no puede sostener el vicio en examen, toda vez que el
reproche mencionado se enmarca dentro del ámbito argumentativo exigible a
los sentenciadores y cuya omisión, de existir, podría configurar una causal
diferente de nulidad formal, pero en ningún caso aquel que se analiza. As í, y
desde esta perspectiva, no puede aseverarse que el fallo carezca de la
resolución que le era obligatoria, enfrentado que sea a la pretensi ón formulada
por el Servicio Nacional del Consumidor y cuya inobservancia har ía
procedente la causal de invalidación perseguida. En efecto, de la simple
lectura de la resolución impugnada, se constata que indica en lo decisorio de
la misma que “se confirma la sentencia”. De lo anterior se desprende, sin
lugar a dudas, que sí existió pronunciamiento del tribunal de alzada sobre el
asunto controvertido y sometido a su conocimiento por la demandante, desde
que expresamente determinó el rechazo de su pretensión a trav és de la
confirmación del fallo apelado, resolución esta última que expresamente
desestimó la "acción intentada al no configurarse las causales de
responsabilidad infraccional, dispuesta en la Ley 19.496".
En este sentido, la crítica de una insatisfactoria argumentaci ón para
sustentar la determinación recurrida no implica que se haya omitido la
“decisión del asunto controvertido”, que no era otro que la pretensi ón del
referido servicio respecto de la vulneración de diversas normas de la aludida
ley, en especial los artículos 3 letra a) y b), 4, 12, 16 letra g) y 23, lo que en
definitiva fue desestimado por el juez a quo y confirmado por la sentencia
recurrida.
TE RCE RO: Que como corolario de lo expresado precedentemente, el
recurso de casación en la forma deberá ser desestimado en todos sus extremos.
II.- EN CUA NTO AL RECURSO DE CASACI ÓN EN EL
FONDO:
CUA RTO : Que la demandante acusa en primer lugar la infracción a lo
dispuesto en el artículo 50 de la Ley 19.496 sobre Protecci ón de los Derechos
de los Consumidores al resolver que se encuentra condicionado el

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conocimiento de las acciones de nulidad de cláusulas por abusividad al


establecimiento previo de una infracción al mismo cuerpo legal, tal como se
explicó a propósito de la nulidad formal, reiterando que se trata de una
acción distinta a la infraccional que en definitiva fue resuelta por los jueces.
Seguidamente se denuncia la vulneraci ón del art ículo 16 de la Ley de
Protección al Consumidor argumentando que la referida disposici ón consagra
con claridad la rigurosidad del sistema de control del contenido contractual
abusivo establecido por el legislador, en que por mandato legal se le resta todo
valor a las cláusulas abusivas. En este sentido, y por tratarse de nulidad
absoluta, pesa sobre el juez la obligación de incluso declararla de plano lo que
se condice con el carácter de orden público que reviste la norma en comento.
En este contexto, resulta inexcusable que una acción colectiva que se
centra en el contenido de un contrato de adhesi ón que deben firmar los
consumidores para la reprogramación de sus deudas morosas haya sido
resuelta sin la aplicación de la norma que precisamente regula el contenido
contractual en los contratos de consumo. En consecuencia la sentencia de
recurrida centró su análisis en un aspecto accesorio de la demanda de autos,
como lo es la existencia de novación en el acto jur ídico de consumo
perfeccionado con los consumidores, discusión que no tendr ía cabida si de
manera previa y ajustada a derecho, se hubiera aplicado el art ículo 16
declarando nula por su abusividad la estipulaci ón en la cual la demandada
impone a los consumidores la condición de que el contrato celebrado no
constituye novación. Se aprecia entonces que el fallo impugnado reconoce la
necesidad de referirse a la nulidad de cláusulas del contrato de adhesi ón, pero
omite aplicar la norma que regula dicha materia y considera las normas
tradicionales del derecho civil que regulan la novaci ón. Ello constituye una
infracción de ley, ya que han dejado sin aplicación al caso en concreto la
norma que el legislador dictó para la resolución de la problem ática por ellos
enunciada.
Asevera que de no haber incurrido en las causales de casaci ón en el
fondo alegadas el sentenciador habría resuelto la acción de nulidad por
abusividad de cláusulas aplicando el artículo 16 de la Ley de Protección al
Consumidor dando lugar a la misma, y consecuencialmente a las dem ás
acciones incoadas, ya que al restársele valor al contenido contractual abusivo
se aprecian con aún más fuerza las infracciones también demandadas.

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Refiere que la normativa sobre Protección de los Derechos de los


Consumidores se funda y justifica por la posición de desigualdad que existe en
las relaciones de consumo entre proveedores y consumidores, en cuanto al
acceso a información, su poder de negociación y la posibilidad de
representación de sus intereses, entre otros. Estas asimetr ías en la relaci ón de
consumo motivan que el legislador disponga de normas de orden p úblico
económico con el objeto de restablecer el equilibrio entre las partes . Es por
ello que en materia de consumo el principio de autonomía de la voluntad y la
interpretación literal de los contratos tiene sus límites en las normas de la Ley
de Protección al Consumidor y que establecen un marco de resguardo para
los intereses y derechos de los consumidores.
En este sentido, la desigualdad entre proveedor y consumidor debe de
alguna manera ser morigerada con las normas de la Ley de Protección al
Consumidor, especialmente si se trata de un proveedor como Presto, empresa
multinacionales, con inconmensurables recursos económicos, estudios jur ídicos
de primera línea, versus un consumidor, no letrado de escasos recursos,
deudor no solo de este retail, sino que de muchos otros, que vive de un sueldo
y de los créditos, y que es capaz de suscribir cualquier documento con la
intención de salir del boletín comercial o institución an áloga para seguir
existiendo en el mercado crediticio.
A continuación aborda la naturaleza jurídica del documento denominado
"Reconocimiento de Deuda y Compromiso de Pago", en tanto constituye un
hecho no debatido que se trata de un contrato de adhesi ón, cuyo contenido
fue impuesto por la demandada a aquellos consumidores que buscaban
regularizar la situación de morosidad en la que se encontraban. Tal
conclusión unida a la circunstancia que existe entre los consumidores y la
demandada Presto una relación jurídica de consumo, es posible concluir del
análisis del documento en cuestión que los consumidores ignoran aquello que
reconocen, pues el contenido de dicho documento es insuficiente para dar
cumplimiento con lo dispuesto en los artículos 3º inciso primero letra b) y 37
de la Ley de Protección al Consumidor. La estipulación es abusiva en
términos del artículo 16 letra g) por cuanto causa un desequilibrio en los
derechos y obligaciones de las partes, ya que entrega al proveedor la facultad
de determinar a discreción el monto total de la deuda, sin tener la

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oportunidad de revisarla, de conocer qué ítem la compone o si se han


aplicado correctamente intereses comisiones o gastos.
Asimismo demandó también la abusividad de la cláusula primera del
contrato de adhesión por vulneración al art ículo 16 letra g) en relaci ón con lo
prevenido en el artículo 3º, inciso primero, letras a) y b) del mismo cuerpo
legal, por cuanto las demandadas no informaron veraz y oportunamente a los
consumidores sobre los elementos que conformaron la obligaci ón que estar ían
reconociendo, siendo por ende reñida con la buena fe y el justo equilibrio que
debe existir entre las partes, causando perjuicio a los consumidores que
reconocen una deuda atribuida por el proveedor, basada en un supuesto
conocimiento previo de cierta información que no es tal.
Por su parte, la estipulación segunda del contrato de adhesi ón
demandado, también es contraria al artículo 16 letra g) por cuanto va en
contra de las exigencias de la buena fe y provoca un desequilibrio importante
en los derechos y obligaciones en perjuicio del consumidor, dado que atribuye
a éste último declaraciones basadas en supuestas informaciones (que no consta
que se le hayan proporcionado, no obstante ser de cargo del proveedor
haberlo hecho), que conllevan a una renuncia anticipada de sus derechos, lo
que además constituye una infracción al artículo 4 de la citada ley. Para llegar
a tal conclusión, debe estarse a la finalidad del contrato y a las disposiciones
especiales o generales que lo rigen. Así las cosas, para determinar la validez de
la cláusula, lo determinante no es que el consumidor la haya suscrito, sino que
el que la cláusula sea razonable, es decir, que se mantengan equilibradas las
posiciones del consumidor y del proveedor, conforme se anunció previamente.
Hace presente que los consumidores son deudores morosos de m ás de
180 días, con sus deudas castigadas e informadas en el registro de
morosidades. Firmaron este contrato y pagaron el pie, s ólo para salir de
Dicom y reinsertarse en el sistema crediticio, por lo que evidentemente
tampoco son letrados y no leyeron sus contratos, tanto as í que s ólo
reaccionaron una vez que se vieron mantenidos en los registros de
morosidades pese haber pagado el pie, con lo que es l ógico pensar que ser ían
eliminados.
En consecuencia, la adhesión del consumidor a las condiciones
propuestas por el oferente, como en el caso de autos, al suscribir el
documento en cuestión no basta para justificar el contenido del contrato, toda

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vez que el consumidor no ha podido discutirlo, más aun si se considera que se


trata de un consumidor no letrado.
En este contexto, será la infracción a la buena fe objetiva manifestada en
la existencia de un desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que
para las partes derivan del contrato, lo que permitirá definir si se est á en
presencia o no de una cláusula abusiva.
En relación con el desequilibrio importante, se advierte por la doctrina
que no hay en la historia de la ley ningún elemento que permitan visualizar u
obtener patrones de análisis que permita precisar el alcance y sentido de la
cláusula abusiva, y en consecuencia, debe determinarse casu ísticamente dicha
circunstancia.
Por lo anterior se ha entendido que se configurar á una situaci ón de
desequilibrio, cuando de la comparación objetiva de los derechos y
obligaciones del proveedor y del consumidor, los derechos del proveedor
aparezcan como excesivos en relación con los derechos del consumidor y las
obligaciones de este último sean desproporcionadas en relaci ón a las
obligaciones del proveedor, atendida la naturaleza, finalidad del contrato y las
expectativas del consumidor, y el respeto a las regulaciones generales o
especiales que rijan al mismo. En consecuencia, será importante o significativa
esta situación de desequilibrio si vulnera las expectativas del consumidor,
impidiendo la obtención del fin perseguido mediante la contrataci ón del bien
o servicio. En estos autos, la cláusula segunda es abusiva puesto que, establece
que pese a haber suscrito el consumidor un reconocimiento de deuda y
compromiso de pago, no se produciría la novaci ón, lo que justificar ía la
mantención de la información ya consignada en los registros de morosidades.
La estipulación resulta abusiva, pues se aplican cada una de las hip ótesis que
repasamos en párrafos anteriores, ya que efectivamente la finalidad del
contrato es regular una situación de morosidad, haciendo desaparecer la
mora, es decir, eliminar la causa que justificó la informaci ón de los
antecedentes del consumidor en los registros de morosidades.
Añade que de los elementos probatorios acompa ñados en el proceso por
su parte se desprende que los suscriptores de los reconocimientos y
compromisos de pago poseían la expectativa de dejar de ser morosos y ser
eliminados de los registros de morosidades, cuestión absolutamente razonable
teniendo en consideración la finalidad de la reprogramaci ón o repactaci ón. De

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lo anteriormente expuesto la situación del consumidor debe ser apreciada


desde la perspectiva de lo que era razonablemente esperar, y en dicho sentido,
es posible advertir que es unánime que los consumidores que suscribieron el
convenio de pago tenían la misma expectativa de ser eliminados de los
boletines comerciales.
Así las cosas, la cláusula segunda debe ser declarada como abusiva, y
consecuencialmente nula, principalmente porque tratándose de un contrato de
adhesión genera un desequilibrio en las prestaciones recíprocas de las partes,
toda vez que mientras que el consumidor asume la obligaci ón de efectuar el
pago de un pie y pactar un nuevo calendario de pagos, el proveedor bajo la
excusa de haber advertido en su contrato que su suscripci ón no constituir ía
novación, se irroga de manera ilegal la prerrogativa de mantener informada la
morosidad del consumidor en los respectivos boletines comerciales, lo que
abiertamente vulnera lo dispuesto en el artículo 16 letra g).
En relación con la novación, afirma que aportó suficientes elementos
como para formar convicción sobre la ocurrencia de dicho modo de extinguir
las obligaciones, toda vez que tal como se ha establecido, la demandada no se
limitó exclusivamente a otorgar un plazo de gracia, sino que gener ó una
nueva operación de crédito, y luego en virtud del pago que debe efectuar el
consumidor, denominado pie inicial, procedió a generar un comprobante de
pago que acredita dicha circunstancia, lo que en consecuencia engendra
nuevas obligaciones estipuladas en el documento ya indicado. Sin dejar de
considerar que la demandada además asume la obligaci ón de condonar parte
de la deuda en caso de que el consumidor pague oportunamente el nuevo
calendario de pagos. Forzoso es concluir que la cláusula antes indicada tiene
el carácter de abusiva, por lo anterior, el documento debe cesar su utilizaci ón,
indicándose cada uno de los conceptos, las sumas de dinero que se exigir án al
momento de suscribir la repactación o reprogramaci ón y debe ordenar la
eliminación inmediata de los registros de morosidades.
En cuanto a la cláusula tercera y cuarta, s ólo cabe reiterar que ambas
incurren en infracción al artículo 16 letra g) por cuanto claramente van en
contra de las exigencias de la buena fe, atendiendo a par ámetros objetivos,
causando perjuicio a los consumidores que suscribieron el contrato de
adhesión. Reitera que la finalidad del referido contrato era reprogramar,
refinanciar o repactar una antigua deuda, generando una nueva que la

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reemplace, suspender la cobranza y principalmente salir de la situaci ón de


morosidad informada en los registros creados al efecto. Sólo as í se puede
comprender que el proveedor se comprometa a abstenerse de iniciar o
continuar con acciones legales. Siendo así, es decir, manteniendo la
posibilidad de seguir cobrando aun cuando sea para interrumpir la
prescripción, se rompe todo el equilibrio entre las partes, pues dado que el
proveedor puede llevar adelante el mismo tipo de acciones, respecto de la cual
se había comprometido a no ejercer evidencia la infracción de los art ículos 3,
inciso primero, letras a) y b) y 4 de la Ley de Protección al Consumidor.
Finalmente, la cláusula cuarta, en la misma línea que la anterior, incurre
en las infracciones demandadas, por cuanto no se ajusta a los principios de
equidad y buena fe que se consagran en la Ley 19.496, ya que genera un
evidente desequilibrio en la relación contractual, dejando al consumidor en
una situación de indefensión, que a todas luces resulta contraria al principio
de la buena fe.
Sin perjuicio de lo dicho a propósito de la concurrencia de los
presupuestos para concluir que en la especie existió novaci ón por cambio de
obligación, señala que incluso aceptando que aquella no ha operado,
igualmente existía la obligación de eliminar de los registros de morosidades a
los consumidores, pues lo que justificó en su oportunidad la informaci ón en
los boletines de morosidades, fue el hecho de encontrarse una obligaci ón
vencida pendiente de pago, ya que se hab ían vencido los plazos dispuestos por
las partes para su pago. Sin embargo cuando el consumidor suscribe el
contrato de adhesión, se le confiere el derecho de efectuar el pago de lo
adeudado en fechas posteriores a las originalmente pactadas. Es decir, se
dejan sin efecto las fechas anteriores establecidas para el pago, acord ándose
otras futuras, las cuales, se verifican en lo futuro y por lo mismo si el
consumidor se mantiene al día en el pago de su nuevo calendario de pagos no
tiene una deuda vencida con la demandada, lo cual hace desaparecer la causa
que originalmente justificó la inclusión de sus antecedentes en el bolet ín de
morosidades.
Por último en cuanto a los perjuicios, señala que acreditada la abusividad
de las cláusulas y las infracciones demandadas, procede en consecuencia el
pronunciamiento de las reparaciones e indemnizaciones solicitadas. Para ello
su parte se valió de prueba que permite ilustrar sobre los grupos y subgrupos

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de consumidores afectados por la conducta de la demandada, y el modelo


compensatorio que sirve para indemnizar a cientos de consumidores que se
encuentran en la misma situación de afección, tal como se desprende de la
propuesta de compensación a los afectados elaborado por la Unidad de
Análisis Financiero del Servicio Nacional del Consumidor.
QUINTO: Que los sentenciadores fijaron como hechos de la causa que
Presto ofreció un “Reconocimiento de deuda y compromiso de pago ” y que
los suscriptores de dicho documento no fueron eliminadas del Bolet ín
Comercial.
SEXTO : Que el fallo recurrido para desestimar la demanda sostuvo
que en el instrumento denominado “Reconocimiento de Deuda y
Compromiso de Pago” aparece un primer acápite que da cuenta de los datos
del deudor, un segundo apartado que consigna los “Antecedentes de la
deuda”, y un tercer rubro que contiene las cláusulas propias del documento.
El primer alcance del instrumento cuestionado se encuentra dado por el
reconocimiento de una deuda, esto es, de una relaci ón previamente
constituida entre las partes, mediante la cual el suscriptor se constituye en
deudor de la demandada Presto S.A. En este sentido, al suscribir dicho
documento, no puede sino concluirse que los consumidores se encontraban en
pleno conocimiento de la deuda anterior contraída, considerando que se trata
de deudores morosos o que han cesado en el pago de sus obligaciones por un
determinado período de tiempo.
Si bien dicho instrumento es de adhesión, al contrario de lo expresado
por el Sernac, en él se informa al deudor la mantención en calidad de moroso
y demás alcances referidos a la eliminación de antecedentes en boletines
comerciales no obstante su suscripción, por lo que no vislumbra que se haya
incurrido en alguna vulneración del artículo 3° letras a) y b) de la Ley 19.496.
Seguidamente en lo que respecta a la información relativa a los datos de
la deuda que se cobraría, útil es señalar que en todos los documentos
acompañados por el demandante se establece el capital adeudado, indic ándose
en lo referido a intereses, gastos de cobranza con el monto "0" y descuento, lo
que lleva a concluir que el acreedor demandado solo pretende el pago del
monto de capital adeudado, dividiéndolo en el número de cuotas y monto de
cada una de ellas, que para cada caso se ha convenido, de tal manera que no

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puede entenderse que haya vulneración al principio de buena fe por parte del
proveedor.
Tampoco -continúan los jueces- se vulneró el principio de buena fe en
alguna de las cláusulas del aludido instrumento, en tanto, por una parte no
puede desconocerse que los documentos tienen su origen en deudas morosas o
vencidas, respecto de las cuales los deudores no pod ían sino estar en
conocimiento, no pudiendo imputarse dicha vulneraci ón solo en el supuesto
de no establecerse en forma exhaustiva la obligación que se reconoce. Por otra
parte la mantención de la deuda en los boletines comerciales no tiene como
origen el documento cuestionado, sino que en las morosidades de las deudas
primitivamente contraídas.
En otro aspecto, tampoco se entiende contraria a la buena fe la cl áusula
tercera desde que constituye una obligación del proveedor la abstenci ón de
ejercer acciones de cobro, pudiendo solo ejercitar aquellas necesarias para
interrumpir los plazos legales de prescripción, lo que no puede sino entenderse
que el sentido principal y propio del documento fue solo el otorgar una
extensión de plazo para servir la deuda, manteniendo ésta su existencia,
incluidos los plazos de exigibilidad. En relaci ón a la cláusula cuarta, ella no
constituye sino solo la escrituración de un derecho que tiene todo acreedor en
nuestra legislación de poder ejercer las acciones para el cobro de sus cr éditos.
Por último, refiriéndose a la institución de la novación, advierten los
sentenciadores que del instrumento en examen se desprende que el suscriptor
reconoce la existencia de una obligación y se obliga a pagarla en cuotas,
según las condiciones señaladas en el documento, lo que permite aseverar que
no constituye novación, por cuanto al suscribir dicho documento el deudor
efectúa tal reconocimiento, además de limitarse dicho documento a dar un
nuevo plazo para cancelar la deuda reconocida, lo que conforme al art ículo
1649 del Código Civil, no constituye novación. En consecuencia la
mantención como morosos de los deudores que suscribieron el documento de
marras, ha sido reclamada por la demandante como consecuencia de la
novación que alega, la que ha sido desestimada, y por ende lleva a concluir
que no ha existido por la demandada vulneración de los art ículos 18 y 19 de
la Ley 19.628.
Sin perjuicio de lo anterior, con la modificación introducida por el
artículo 7 a) de la Ley 20.575 de 17 de febrero de 2012 al art ículo 17 inciso

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primero de la Ley 19.628, quedaron exceptuados de la comunicaci ón en


registros de bancos o datos personales, la informaci ón de obligaciones como la
de autos, en caso que hubieren sido repactadas, renegociadas, novadas o
estuvieren con modalidad pendiente, de manera que la información de las
personas respecto de las cuales ha sido el objeto de la demanda ha tenido una
solución en cuanto a los registros o datos señalados por una norma legal
dictada y que entró a regir con posterioridad a los hechos que han dado
origen a la acción incoada.
S ÉP TIMO : Que de lo expuesto queda en evidencia que el recurso no
ha sido encaminado, como debió serlo, abarcando todos los fundamentos
jurídicos en que se ha sustentado la decisión de rechazar la demanda. En
efecto, la preceptiva legal citada en el motivo cuarto precedente y que
constituye, como se ha visto, aquella en que se asila la estructura normativa
sobre la cual viene construido el alegato de casaci ón de fondo, no ataca las
normas sustantivas que han sido aplicadas tambi én a la resoluci ón de la litis y
que constituyen sustento del fallo de segunda instancia para confirmar el
rechazo de la demandada incoada. En efecto, la recurrente demandó la
abusividad de la cláusula primera del contrato de adhesi ón por vulneraci ón al
artículo 16 letra g) en relación con lo prevenido en el art ículo 3º, inciso
primero, letras a) y b) del mismo cuerpo legal, por cuanto las demandadas no
informaron veraz y oportunamente a los consumidores sobre los elementos
que conformaron la obligación que estarían reconociendo, siendo por ende
reñida con la buena fe y el justo equilibrio que debe existir entre las partes,
causando perjuicio a los consumidores que reconocen una deuda atribuida por
el proveedor, basada en un supuesto conocimiento previo de cierta
información que no es tal. Sin embargo, en su recurso de nulidad sustancial
no se dio por infringida la norma del art ículo 3 letra b), que constituye
decisoria litis, ya que está referida a un punto medular de la discusi ón, cual es,
si la información entregada a los consumidores al suscribir el “Reconocimiento
de deuda y compromiso de pago” fue o no veraz. Igualmente, tampoco dio
por infringidas las normas que regulan la novación, y especialmente el art ículo
1649 del Código Civil, en cuanto la mera ampliaci ón del plazo de una deuda
no constituye novación, por falsa aplicaci ón de la misma. Asimismo, la
recurrente omitió dar por infringidas las normas de los art ículos 18 y 19 de la
Ley 19.628, sobre protección de la vida privada, y que en particular regulan

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los casos en que un deudor tiene derecho a que sus deudas sean eliminados de
los registros de almacenamiento de datos, dentro de los cuales se encuentra el
haber sido extinguida éstas, como ocurriría, por ejemplo, si hubiere operado
la novación de los créditos. Por último, tampoco se dieron por infringidas las
normas reguladoras de la prueba, única hipótesis en que esta Corte podr ía
revisar los hechos establecidos por el tribunal de la instancia.
OCTAVO : Que en este punto de la reflexión vale poner de relieve
que la particularidad que -en cuanto constituye su objetivo directo- define al
recurso de casación en el fondo, es que permite la invalidaci ón de
determinadas sentencias que hayan sido pronunciadas con infracci ón de ley,
siempre que esta haya tenido influencia sustancial en su parte resolutiva o
decisoria. Semejante connotación esencial de este medio de impugnaci ón se
encuentra claramente establecida en el artículo 767 del C ódigo de
Procedimiento Civil, que lo instituye dentro de nuestro ordenamiento positivo
y se traduce en que no cualquier transgresión de ley resulta id ónea para
provocar la nulidad de la sentencia impugnada, la que no se configura en el
mero interés de la ley, sino sólo aquella que haya tenido incidencia
determinante en lo resuelto, esto es, la que recaiga sobre alguna ley que en el
caso concreto ostente la condición de ser decisoria litis.
En tal sentido, esta Corte ha dicho que las normas infringidas en el fallo
para que pueda prosperar un recurso de casación en el fondo han de ser tanto
las que el fallador invocó en su sentencia para resolver la cuesti ón
controvertida, como aquéllas que dejó de aplicar y que tienen el car ácter de
normas decisoria litis, puesto que en caso contrario esta Corte no podr ía
dictar sentencia de reemplazo, dado el hecho que se trata de un recurso de
derecho estricto. (CS, 14 diciembre 1992, RDJ, T. 89, secc. 1ª, pág. 188).
NOVENO: Que no debe perderse de vista que el recurso de casaci ón
en el fondo persigue instar por un examen del juicio conclusivo de la cuesti ón
principal, desplegado en la sustancia misma de la sentencia definitiva o
interlocutoria que se busca anular, cuyos desaciertos jur ídicos s ólo autorizar án
una sanción procesal de esa envergadura en la medida que hayan trascendido
hasta la decisión propiamente tal del asunto, definiéndola en un sentido
distinto a aquel que se imponía según la recta inteligencia y aplicaci ón de la
normativa aplicable.

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De este modo, entonces, aun bajo los parámetros de desformalizaci ón y


simplificación que caracterizan a este arbitrio desde la entrada en vigencia de
la Ley N° 19.374, no se exime a quien lo plantea de indicar las leyes que se
denuncian como vulneradas y que han tenido influencia sustancial en lo
resolutivo de la sentencia cuya anulación se persigue.
D ÉCIMO: Que así, aun en el evento de que esta Corte concordara
con el recurrente en el sentido de haberse producido los yerros que denuncia,
tendría, no obstante, que declarar que los mismos no influyen en lo dispositivo
de la sentencia, desde que la normativa en que se sustenta su nulidad, no
permite revisar y modificar lo que ha sido resuelto en el fallo impugnado.
UND ÉC IMO: Que si bien lo antes explicado sería suficiente para
desechar el arbitrio impetrado, resulta útil consignar que la Ley n úmero
20.575 de Febrero de 2012, que vino a regular la situaci ón discutida en autos,
en cuanto a que las deudas repactadas o renegociadas no deben informarse a
la base de almacenamiento de datos o bolet ín, es de fecha posterior a los
hechos fundantes de la acción impetrada, por lo que no resulta aplicable en la
especie, y sólo viene a corroborar que antes de su vigencia no exist ía dicha
obligación legal, por lo que mal podría sostenerse que frente a una
repactación la empresa acreedora de autos se hubiera encontrado obligado a
no informar, y al no hacerlo según el instrumento fundante de la demanda
habría actuado en forma abusiva.
DUOD ÉCIMO: Que, conforme a lo razonado, el recurso de nulidad
no puede prosperar.
Y visto, además, lo dispuesto en los art ículos 764, 765 y 767 del C ódigo
de Procedimiento Civil, se rechazan, sin costas, los recursos de casaci ón en la
forma y en el fondo deducidos por el Servicio Nacional del Consumidor en lo
principal y primer otrosí de fojas 879, respectivamente, contra la sentencia de
la Corte de Apelaciones de Santiago de doce de julio de dos mil diecis éis,
escrita a fojas 870 y siguientes.
Se previene que el ministro Prado, atendido los defectos formales que
adolece el arbitrio de nulidad sustancial, fue de opini ón casar el fallo recurrido
de oficio y acoger la demanda por abusividad de las cláusulas del denominado
instrumento de “Reconocimiento de deuda y compromiso de pago ”, en virtud
de los siguientes fundamentos:

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1.- Que, como extensamente se ha señalado, el recurso de nulidad


sustancial se fundamenta en la infracción del art ículo 16 letra g) de la Ley N º
19.496 de Protección al consumidor que indica que no producir án efecto
alguno en los contratos de adhesión las cláusulas o estipulaciones que “g) En
contra de las exigencias de la buena fe, atendiendo para estos efectos a
parámetros objetivos, causen en perjuicio del consumidor, un desequilibrio
importante en los derechos y obligaciones que para las partes se deriven del
contrato. Para ello se atenderá a la finalidad del contrato y a las disposiciones
especiales o generales que lo rigen. Se presumirá que dichas cl áusulas se
encuentran ajustadas a exigencias de la buena fe, si los contratos a que
pertenecen han sido revisados y autorizados por un órgano administrativo en
ejecución de sus facultades legales.”.
La referida norma, constituye un parámetro de control de las relaciones
entre consumidores y proveedores en contratos que de manera indiscutida ,
revisten el carácter de contratos de adhesión, como el denominado
“Reconocimiento de Deuda y Compromiso de Pago” que suscribieron los
clientes de la empresa “Presto”, que supone un juicio valórico de su
contenido, con independencia de negocio jurídico que subyace y que las
partes suscriben, facultando al sentenciador a verificar si se ha producido en
cualquiera de sus hipótesis afecciones a los derechos de los consumidores.

Así, corresponde analizar si en el presente caso, el contenido del


contrato cumple alguna de las hipótesis señaladas en la norma y conforme a
ello calificar el carácter de “abusivo” que presenta en cuanto a su contenido y
a sus funciones de acuerdo a la doctrina que se ha ocupado del tema, con
independencia del atributo que las partes otorguen al acto jur ídico substancial
que motiva la presente causa. (En esta dirección, Ricardo Sandoval L ópez, ”
Derecho del Consumidor”, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004;
“Varios Autores, “La Protección de los Derechos de los Consumidores en
Chile”, Cuadernos de Extensión Jurídica N° 12, Universidad de Los Andes
(Santiago, 2006); “El futuro de la protección jurídica de los consumidores ”:
Actas del I Congreso Euroamericano de Derecho del Consumo. Coord. Por
Jorge Tomillo Urbina (Director), Julio Álvarez Rubio (Coordinador) Edit
Civitas (Madrid 2009) ; Jean Calais Auloy- Frank Steinmetz, “Droit de la
Consommation”, 7° Edition, Dalloz (Paris 2006) ; Yves Picod- Helene Davo,
“Droit de la Consommation”, 2° Edition, Sirey, ( Paris 2010).

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2.- Que de las copias del instrumento denominado “Reconocimiento de


Deuda y Compromiso de Pago”, acompañadas por el demandante, es posible
desprender como conclusión que este consigna y entrega formal noticia acerca
de los datos que individualizan al deudor; un segundo extremo da cuenta de
los “antecedentes de la deuda”, dando cuenta de las cl áusulas inherentes a
estos el documentos, siendo la primera de ellas, aquella en cuya virtud el
deudor reconoce expresamente la totalidad de la deuda indicada, la fecha de
suscripción de cada uno de los instrumentos que la contienen y la obligaci ón
de pagarla en cuotas mensuales y sucesivas a partir del vencimiento de la
primera cuota. Lo anterior con la finalidad de obtener un descuento al
terminar el pago de la última cuota únicamente si hubiere pagado todas las
cuotas precedentes en los términos comprometidos. Por su parte en la cl áusula
segunda se indica estar en conocimiento el consumidor y aceptar que la
suscripción de este compromiso no constituye novación ni pone fin a la deuda
existente la cual se extinguirá solamente una vez que queden solucionadas la
totalidad de las cuotas mencionadas en dicho instrumento o la cantidad que
resulte de una liquidación de su deuda total a la fecha del pago, reconociendo
también que la suscripción del instrumento no hace cesar la mora por lo que
no conlleva la eliminación de sus antecedentes comerciales en bases de datos
comerciales y/o financieras sino hasta el pago de la última cuota. Y en la
cláusula cuarta, se reconoce y acepta que el instrumento constituye una
declaración unilateral y no acredita el pago de la deuda.
3.- Al efecto, es tarea primordial dilucidar la naturaleza jur ídica del
documento mencionado, esto es, determinar si estamos en presencia de un
contrato de crédito o de un simple pacto renovatorio. En dicho sentido y
luego de efectuar una revisión de los antecedentes que han sido colacionados
bajo estos autos, se advierte que estamos en presencia indiscutida de un
contrato de prestación de objeto crediticio. Ello a pesar de haber sido rotulado
por la parte demandada bajo el título de “Reconocimiento de Deuda y
Compromiso de Pago”, bastando una simple lectura de sus cl áusulas para
colegir que tanto para los consumidores como para la demandada emergen
nuevos derechos y obligaciones productos de una nueva prestación
Así, dicho acto jurídico bilateral, generador de un nexo obligacional, no
se limita a la mera concesión de un plazo para la soluci ón de una deuda
incumplida o se ajusta al simple fraccionamiento en parcialidades de la

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cantidad adeudada, sino que se constituye en un contrato nuevo de


renegociación de créditos en el que la concesión de un plazo de espera solo
supone una arista de tal vínculo obligacional, y que adem ás se encuentra
subordinada a la aceptación de nuevas condiciones crediticias.
4.- Como segundo tema, es necesario determinar si el referido
instrumento corresponde a los que en técnica jurídica se reconduce hac ía su
naturaleza, como un contrato de adhesión. En este sentido el legislador define
a los contratos de adhesión en el artículo 1 de la Ley N °19.496 como “aquel
cuyas cláusulas han sido propuestas unilateralmente por el proveedor sin que
el consumidor, para celebrarlo, pueda alterar su contenido ”, pudiendo
añadirse a dicha definición un elemento no considerado expresamente por la
disposición consistente en su destino de uso masivo o “la aspiraci ón a una
generalizada aplicación en numerosos casos” (“Los Contratos de Adhesi ón:
Normas de Equidad en las Estipulaciones y en el Cumplimiento ”, Jorge Wahl
Silva, publicado en “La Protección de los Derechos de los Consumidores en
Chile”, Cuadernos de Extensión Jurídica N° 12, Universidad de Los Andes
Santiago, 2006, pág. 59).
De lo anteriormente expuesto, se desprenden como elementos de la
definición legal y doctrinal que; en primer t érmino, corresponde a una
propuesta hecha de forma unilateral por el proveedor en donde el adherente
no ha participado en su elaboración. En segundo t érmino, existe una ausencia
de negociación en la que no se verifica participaci ón sustantiva del
consumidor, quien tiene como única alternativa adherir a un contrato-
generalmente masivo- que se presenta ya redactado por su contraparte. En
tercer término, se precisa que el acto se haya celebrado entre un proveedor
profesional y un consumidor final.
De la lectura y análisis de cada uno de los documentos incorporados en
estos autos, se observa que el vínculo obligacional objeto de este pleito
corresponde a un contrato de adhesión, toda vez que el consumidor es quien
tiene limitado su poder de discusión acerca del contenido del contrato y debe,
por lo tanto, aceptar sus cláusulas como única forma de lograr una
repactación, reprogramación de du deuda o bien convenio de pago con la
demandada, y que en consecuencia, la definición establecida en el art ículo 1 °
de la Ley Nº 19.496, es plenamente aplicable al contrato materia de la
controversia.

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5.- Que en la práctica del ejercicio contractual de esta clase de v ínculos


obligacionales se verifica en el marco de una situaci ón f áctica caracterizada
por una desigualdad entre las partes, la que en muchas ocasiones se traduce
en una inequidad por la presencia de antecedentes culturales o t écnicos que se
traducen en una desproporcionalidad o asimetr ía econ ómica entre los
comparecientes , lo cual puede dar lugar a situaciones a las cuales el legislador
consulta diversos mecanismos para disipar sus efectos más perniciosos, entre
ellas la norma contemplada en el artículo 16 letra g) de la Ley Nº 19.496 que
establece una sanción de ineficacia frente a determinada clase de cl áusulas o
estipulaciones contenidas en estos contratos, las cuales podr án ser calificadas
conceptualmente como abusivas.
En el plano de la dogmática jurídica se han definido a las cl áusulas
abusivas como “estipulaciones contractuales que entra ñan un desequilibrio de
las partes en la convención” (Jorge Wahl Silva op. Cit., pág. 60), o aún m ás
precisamente como aquellas estipulaciones que entrañan un “desequilibrio
entre las prestaciones del consumidor y el proveedor ” (ibid), asoci ándose su
presencia en los contratos de adhesión a una posición monop ólica por parte
del proveedor así como a un mercado que funciona imperfectamente.
Al respecto el citado profesor Wahl advierte que “diversos autores
destacan la importancia del llamado problema de la informaci ón, conforme al
cual la actividad de revisar y comprender un contrato de adhesi ón no resulta
necesariamente racional por parte del consumidor. Acerca de este punto, en la
doctrina nacional es muy esclarecedor un estudio publicado por el profesor
Íñigo De La Maza. Como factores que contribuyen a dicha conducta, el autor
citado menciona, entre otros, la dificultad para comprender el lenguaje e
incluso, entender los caracteres en que está escrito; la poca disponibilidad de
tiempo; la imposibilidad de negociar los términos, incluso porque el agente del
proveedor carece de poderes suficientes al efecto; ( …) y la confianza en que
los tribunales no harán exigibles los eventuales términos injustos del contrato ”
(op cit pág. 60 y 61).
6.- Que en la especie, es posible calificar la operaci ón suscrita y tantas
veces referida como una novación por cambio de objeto o prestaci ón, (Arturo
Alessandri Rodríguez, “Derecho Civil”, Segundo Año, Teor ía de las
Obligaciones, Versión taquigráfica de Ramón Latorre Z úñiga (Librer ía
Zamorano y Caperan, Santiago 1939) págs. 351) la cual conllev ó al

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nacimiento de un vínculo obligacional ex novo y además a la extinci ón del


vínculo obligacional primitivo existente entre las partes.
7.- Del análisis de los antecedentes de autos como del referido
“Reconocimiento de Deuda y Compromiso de Pago” se induce que las partes,
al momento de la suscripción del documento, acordaron un contrato diverso
en el cual se substituyó la primitiva obligaci ón que pesaba sobre el
consumidor -el pago de su deuda-, por una nueva, revestida de distintas
condiciones que dan cuenta que dicha convenci ón trata de una novaci ón por
cuanto la demandada no se limitó exclusivamente a conceder un plazo de
gracia sino que generó una nueva operaci ón de crédito procediendo a la
generación de un comprobante de pago que acredit ó el pago efectuado por el
consumidor, denominado pie inicial, novación cuyo efecto propio es la
extinción de la primitiva deuda y el surgimiento de una nueva.
Que en lo medular resulta evidente que es no aplicable aquella norma
contemplada en el artículo 1649 del Código Civil, por cuanto las condiciones
establecidas en el instrumento lejos de limitarse exclusivamente a conceder un
nuevo plazo o un “plazo de gracia”, crearon una nueva obligaci ón destinada a
reemplazar y extinguir a la antigua, sustancialmente distinta en sus elementos
objetivos para el deudor, advirtiéndose diferencias entre la obligaci ón morosa
primigenia y aquella que emerge de este nuevo v ínculo obligacional, al cual se
incorpora una nueva obligación condicional más intereses y cargos adeudados
a esa fecha por el proveedor.
8.- Que dilucidada la naturaleza jurídica del v ínculo obligacional objeto
de esta litigio como un contrato de adhesi ón, deber á advertirse que en la
especie nos encontramos frente a una relación jurídica de consumo, cuesti ón
de medular relevancia en aras de dilucidar el genuino sentido y alcance de
cada una de las cláusulas de dicho contrato toda vez que a diferencia de lo
que sucede en una relación jurídica civil –en que en teoría, ambas partes se
encuentran en igualdad de condiciones durante todo el íter contractual- es
deber del intérprete -en la especie este magistrado- entender que en dicha
relación la posición que existe entre las partes desde su inicio es objetivamente
asimétrica siendo el consumidor quien se encuentra en una posici ón m ás
desventajosa en relación a su contraparte, siendo precisamente por esta raz ón
que el legislador- para evitar distorsiones- hace surgir la protecci ón de los
consumidores en una sociedad de consumo masivo ( V éase Resultado de la

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Encuesta Financiera de Hogares (EFH del Banco Central de Chile) ,


interviene en dicha técnica contractual a fin de nivelar a la parte m ás d ébil
estableciendo sanciones civiles al proveedor o prestador de servicio para el
supuesto de vulneración de sus derechos, entre ellas la sanci ón de la nulidad
de todas o determinadas cláusulas.
Que por lo anterior es que jamás podrá ser motivo de rechazo de la
demanda que nos ocupa el hecho de “haber contratado libremente las partes ”
en cuanto la fisionomía que subyace en un v ínculo obligacional de la especie
que reseña esta controversia y más que nada, desde el punto de vista dela
buena fe, está aseveración esta en contrapunto con una situaci ón de equilibrio
contractual.
Como ha dicho la doctrina “La buena fe consiste aqu í en que cada
interesado tenga en cuenta no sólo su propio interés, sino el de la contraparte,
pues ambos han servido como motivo determinante para el ajuste del
convenio. La buena fe, en la ejecución de los contratos, es antit ética de toda
especie de dolo o fraude en el cumplimiento de la obligaci ón jur ídica ”. De la
Puente y Lavalle. “La fuerza de la buena fe ”, en Atilio An íbal Alterini, (y
otros), Contratación contemporánea, Temis .S.A, Bogotá, 2000, p. 279
9.- Si descendemos al examen del instrumento denominado
“Reconocimiento de Deuda y Compromiso de Pago” es posible advertir que
su título preliminar referido a los “Antecedentes de la Deuda ”, se hace
referencia a una serie de datos vinculados con la deuda y que estar ían
reconociendo los consumidores, pudiendo apreciarse de su simple lectura que
la información contenida en él es notoriamente insuficiente para satisfacer el
estándar legal de veracidad y oportunidad en la en informaci ón que
regularmente se debe proporcionar a los consumidores, presente en la tantas
veces referida ley, específicamente en lo que dice relaci ón con la forma en que
se encuentra compuesto e integrado el monto de la obligaci ón que los
consumidores se obligan a pagar. Por lo anterior es dable a presumir que la
forma en que se encuentra redactado dicho t ítulo impide que los
consumidores en un nivel cultural promedio hayan comprendido a cabalidad
el alcance y significado de dicha cláusula, ya que desconoc ían las sumas
exactas de dinero adeudadas, debidamente desglosadas en cada uno de los
rubros o conceptos, no siendo posible, desde esta simple valoraci ón ejercer los
derechos establecidos por el ordenamiento jurídico en su favor.

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10.- Por otro lado, del examen de la cláusula segunda del documento se
aprecia que pese a haber suscrito el consumidor el denominado “
reconocimiento de deuda y compromiso de pago”, se alega que no se
produciría el efecto novatorio de la obligación, lo cual justificar ía la
mantención de la información comercial ya consignada en los registros de
morosidades.
Lo anterior nos permite concluir que la voluntad de los consumidores se
limitó a adherir a los términos propuestos por el proveedor como una
condición establecida para acceder a los bienes o servicios ofrecidos por la
demandada, y que las expectativas razonables de los consumidores
coincidieron con lo que un consumidor de nivel promedio, estim ó como un
estado normal para el acto celebrado. En otras palabras, la suscripci ón del
contrato de crédito las eliminaría del Boletín Comercial y lo liberar ía de la
carga de las anotaciones de morosidad, error al cual f ácilmente pudo arribar
el consumidor promedio, que por lo general -es una hip ótesis aceptada- act úa
desprovisto de elementos técnicos, jurídicos o culturales que son propios e
inherentes al ámbito de una práctica comercial cotidiana.
11.- Que así las cosas es posible calificar tanto al título preliminar como
a la cláusula segunda del instrumento denominado “Reconocimiento de
Deuda y Compromiso de Pago” independiente de la nomenclatura que las
partes utilice, n como cláusulas teñidas de abuso o falta de reciprocidad
contractual, (María Victoria Bambach. “Las cláusulas abusivas ”, en
“Contratos”, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1991, p. 51) en los
términos de la letra G del artículo 16 de la Ley de Protección de los Derechos
de los Consumidores. Lo anterior por cuanto se establecen desplegando un
desequilibrio importante en los derechos y obligaciones que para las partes
derivan de tales instrumentos, en cuanto, por un lado, la primera entrega al
proveedor la facultad de determinar a discreción el monto total de la deuda
sin posibilidad de permitir al consumidor conocer por qué ítems se compone o
se desglosa y si acaso se han aplicado a la deuda en forma ajustada y correcta
los intereses, comisiones y gastos correspondientes. De este modo se transgrede
el principio general que inspira dicho estatuto traducido en la obligaci ón y la
carga del proveedor de entregar información veraz y oportuna al consumidor
a modo de salvaguardar del derecho a la libre elecci ón, y en cuanto por otro
lado, la segunda establece que pese a su suscripci ón no se producir ía novaci ón

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alguna manteniéndose la información ya consignada en los registros de


morosidades. De ello se desprende el carácter abusivo de la cláusula en cuanto
de la voluntad de las partes se pone de manifiesto que la finalidad del
contrato reside en la regulación o normalización de una situaci ón de
morosidad, haciendo por lo tanto desaparecer la mora de ra íz con el
cumplimiento , eliminando la causa que a todas luces justifica su interpelaci ón
,desde la del Boletín Comercial de la Cámara de Comercio por Decreto N °
950 del año 1928, y sus sucesivas modificaciones la informaci ón de tales
antecedentes de los consumidores en dicha clase de registros, criterio de
finalidad de la información que demuestra que, en la especie, dicha
cancelación era lo que razonablemente podían esperar los consumidores, con
la previsible expectativa de ser eliminados del Bolet ín al desaparecer la mora
que sustenta este medio de difusión. En otras palabras el carácter
abusivo de dicho contrato, radica, en lo sustancial, en su mecanismo de
repactaciones el cual tiene la virtualidad de generar en los consumidores la
íntima y natural convicción de que la suscripci ón del instrumento podr ía
sanear su calidad de morosos frente a la demandada eliminar á la informaci ón
almacenada en los registros de morosidades, siendo que tal como indica el
documento, el proveedor jamás tuvo tal intención pese a haberse producido la
extinción del vínculo obligacional primitivo conforme al cual subsist ían dichas
morosidades, situación a todas luces atentatoria contra la buena fe objetiva en
cuanto ella transgrede el estándar de oportunidad y veracidad en la
información a que el proveedor se encuentra sujeto de cara a los
consumidores haciendo valer condiciones que en la práctica son demostrativas
de desigualdad cultural, técnica y desde luego , econ ómica que subyacen junto
al vínculo obligacional, con el propósito de obtener la suscripci ón de un
instrumento que bajo estas condiciones es probable que los consumidores
afectados no lo habrían estipulado. En consecuencia, las se ñaladas cl áusulas se
inscriben dentro del rango de abusivas por cuanto, a ún en abstracto, la
desproporción indica una situación exorbitante y contraria a la normalidad de
los contratos, no pudiendo ser aceptadas atendida la leg ítima confianza social
que impera en un consumidor promedio.
12 °.- Que, los razonamientos anteriores, han sido refrendados por esta
Corte en causa Rol N°4903-2015, caratulado “SERNAC y Crédito
Organización y Finanzas S.A.”, en la que refiriéndose al fallo de primera

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instancia pronunciado por el 22° Juzgado Civil de Santiago bajo la causa Rol
C-1746-2002 señala que “el juez en lo civil toma en cuenta, en su fundamento
vigésimo sexto, que el literal g) del artículo 16 de la ley 19.496 otorga el
carácter de abusivas a las cláusulas que contrar íen las exigencias de la buena
fe, atendiendo a parámetros objetivos, y con ello causen un desequilibrio
importante en los derechos y obligaciones que se deriven del contrato en
perjuicio del consumidor(…) Precisa que la buena fe a que alude el precepto
corresponde a su dimensión objetiva, esto es, el deber de actuar leal y
correctamente en el desarrollo de las relaciones contractuales, suponiendo la
confianza en la conducta leal de la otra parte en cuanto no se ver án
defraudadas sus expectativas; de esta manera, la infracci ón de este deber de
buena fe se manifiesta en la existencia de un desequilibrio que es significativo
si con él se vulneran las expectativas del consumidor, impidiendo la obtenci ón
del fin perseguido mediante la contratación del bien o servicio, para lo cual
debe tenerse presente, en el caso concreto, la funci ón del contrato de cr édito
suscrito”, ello para posteriormente proceder a confirmar, en lo sustantivo, la
calificación de las clausulas objeto de la discusión como abusivas, del mismo
modo que en su oportunidad lo efectuó la Corte de Apelaciones de Santiago
bajo el Rol 5992-2014.
13°.- Que, por todos los antecedentes y razonamientos precedentemente
colacionados, es que este previniente es del parecer de casar de oficio la
sentencia en razón de no haber declarado de conformidad al art ículo 16 letra
G de la ley N° 19.496 que el denominado “Reconocimiento de Deuda y
Compromiso de Pago” tiene la tipificación de abusivo, originando un
desequilibrio importante en los derechos y obligaciones en perjuicio de los
consumidores, y en consecuencia revocar la sentencia de primera instancia,
declarando la nulidad de las mencionadas estipulaciones sin afectar la validez
general del instrumento, ello en razón de haberse extinguido el primitivo
vínculo, estimándose que los consumidores dejaron de estar en mora en el
pago de las obligaciones primitivas desde la fecha de la suscripci ón del
referido reconocimiento no pudiendo permanecer anotados bajo dicha
nomenclatura en el Boletín Comercial de la Cámara de Comercio.

Regístrese y devuélvase con todos sus tomos y agregados.

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Redacción del Abogado Integrante señor Juan Eduardo Figueroa Vald és


y del voto en contra, su autor.
N° 62.173-16.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sr.
Patricio Valdés A., Sr. Guillermo Silva G., Sr. Arturo Prado P. y
Abogados Integrantes Sr. Jorge Lagos G. y Sr. Juan Eduardo Figueroa V.

No firman el Ministro Sr. Valdés y el Abogado Integrante Sr. Lagos, no


obstante ambos haber concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo,
por estar en comisión de servicio el primero y ausente el segundo.

GUILLERMO ENRIQUE SILVA ARTURO JOSE PRADO PUGA


GUNDELACH MINISTRO
MINISTRO Fecha: 21/12/2017 14:09:49
Fecha: 21/12/2017 13:05:05

JUAN EDUARDO FIGUEROA VALDES


ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 21/12/2017 13:05:05

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Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema

MARCELO DOERING CARRASCO


MINISTRO DE FE
Fecha: 21/12/2017 14:20:08

En Santiago, a veintiuno de diciembre de dos mil diecisiete, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

MARCELO DOERING CARRASCO


MINISTRO DE FE
Fecha: 21/12/2017 14:20:08

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la
causa.
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