ARQUITECTURA Y ORDEN:
REPRESENTACION ESPACIAL Y ARQUEOLOGIA
Mike Parker Pearson & Colin Richards
Traducido por Félix A. Acuto
Debería ser ya aparente para los arqueólogos que la estructuración del espacio
incorpora principios cosmológicos y simbólicos en varias situaciones. El problema yace
en su detección y recuperación sin representaciones textuales o iconográficas, o al
menos con solamente fuentes mínimas más allá que los restos materiales solos. Para
algunos, el intento de ir de huellas de postes a órdenes simbólicos es simplemente
demasiado difícil. Indudablemente, la calidad de la evidencia, en cuanto a la variedad de
contextos disponibles y el grado de preservación, es muy importante. Pero la
exploración de las cosmologías de la historia temprana o incluso de la prehistoria no es
para nada tan intimidante. Ha habido ya un número de estudios arqueológicos sobre
arquitectura y clasificación, cosmológicos y sociales. Algunos han utilizado fuentes
escritas y otros se han basado solamente en la evidencia artefactual 1 . El estudio de las
ciudades-estado de la antigüedad, tal como China, Roma y Egipto, se basa en
evidencias escritas que no están disponibles para el prehistoriador. De análisis
integrados sobre la manera en que la cosmología se inscribe en textos religiosos y se
fija en la arquitectura, podemos llegar a recuperar en cierto grado significados
simbólicos. Los ejemplos siguientes presentan algunos indicadores generales de las
cosmologías antiguas. Revisaremos después las dificultades y posibilidades de
interpretar cosmologías prehistóricas, tomando dos casos de estudio, uno del Neolítico
de Orkney y el otro de la Edad de Hierro en el sur de Gran Bretaña.
El simbolismo de los poblados chinos antiguos esta encapsulado en microcosmo
en el tejado de los edificios, tal como aquellos de la dinastía Han (Chang 1983:21). Su
forma cuadrada y sus direcciones cardinales (cada una dirigida a cuatro animales
direccionales) están duplicadas en el trazado del poblado. Un perímetro
aproximadamente cuadrangular estaba delimitado por un muro masivo. Al centro de una
serie de alineamientos y ejes cardinales estaba el palacio, “el pivote de los cuatro
cuartos”.
el oeste. Las calles decumani estaban establecidas en línea con los ejes del sol y las
cardines seguían el eje de la estrella polar. El término cardo significa “eje”, “bisagra” o
“polo” (ibid.:91). Para la ciudad romana, los límites, tradicionalmente marcados por el
surco de un arado, fueron sagrados. Los portales, aunque protegidos por el dios de dos
caras Janus, no tenían la misma sacralidad intocable. Rykwert también consideraba que
el campamento militar romano era una representación diagramática de la ciudad de
Roma (ibid.:68), y la construcción del campamento fue un acto ceremonial. Aunque
idealmente organizada en una grilla cardinal, la orientación de los campamentos y
fuertes fue flexible y generalmente dictada por las características del terreno.
Para los antiguos egipcios del tercer y segundo milenio A.C. el orden social era
parte del orden cósmico, descripto como maat. Dentro de los movimientos recurrentes
de los cielos y del Nilo, los egipcios vivían sus vidas en un orden establecido e
inmutable. En el poco usual paisaje del valle del Nilo el cosmos egipcio fue escrito en la
topografía natural y recibió forma explícita en las pirámides y templos. Fue una
concepción rígidamente simétrica con una bóveda del cielo arriba y un submundo o
contra-cielo por debajo de la tierra. Las direcciones cardinales fueron corporizadas en
arquitectura sagrada, con los lados de las pirámides alineados en cada dirección con
gran exactitud, a menudo desviándose solamente por pequeñas fracciones de grado
(Edwards 1947:208-9). Los muertos reales fueron enterrados en la orilla oeste del Nilo,
la dirección donde el sol muere. La izquierda era el este y la derecha el oeste, debido a
que los egipcios estaban “australizados” (mirando hacia el sur) hacia la fuente del Nilo,
el cual traía fertilidad. El este era el lugar del renacimiento del sol; los templos funerarios
adjuntos a las pirámides estaban localizados sobre sus lados este. Todas las tumbas
pirámides tenían entradas desde el lado norte; sus rampas supuestamente inclinadas
hacia la estrella polar, entorno a las cuales circulaba las estrellas “eternas” (Frankfort et
al. 1946:42-8). Hay evidencia de cosmologías en conflicto dentro de las doctrinas
oficiales. Por ejemplo, la gente del norte de Egipto habría puesto mayor énfasis en el
este que en el sur.
En la cosmología egipcia, en el comienzo, de las aguas del caos se levantó el
montículo primordial. Este “paisaje de los primeros tiempos” fue modelado una y otra
vez en la arquitectura. Las pirámides fueron recreaciones del montículo, y todos los
templos y santuarios incluían laderas o escalones que se dirigían hacia arriba [página
39] hacia sus centros sagrados. Cada templo constituía un montículo primordial de los
“primeros tiempos”. Se consideraba que el lugar más antiguo era Hermópolis, el centro
de todas las ideas acerca del origen del mundo. El loto y el papiro eran partes
esenciales de los invariables “primeros tiempos” y fueron modelados en piedras como
columnas y soportes de techos (Frankfort 1948b:150-6). El diseño de los templos fue
elaborado desde formas relativamente simples con un eje largo que atravesaba una
serie de corredores y salas hasta el punto focal, el santuario que contenía la imagen del
dios (Morenz 1960:86-7). El impacto arquitectónico de estas estructuras es profundo.
De acuerdo a Frankfort, éstas “expresan, con incontestable finalidad, la antigua
convicción egipcia de que su universo fue un mundo sin cambio” (Frankfort 1948a:156).
Yéndonos más hacia el presente, las ideologías que articulaban el espacio
urbano medieval han sido exploradas en alguna medida en el análisis de Redman de el
pueblo fortificado de Qsar es Seghir en Marruecos (Redman 1986). En este caso, un
asentamiento musulmán fue reemplazado por una colonial portuguesa en A.D. 1458.
Aunque el plano general permaneció sin cambios, los portugueses transformaron el
poblado. Enfatizaron en el espacio público, en las áreas mayores dedicadas a las calles
y las plazas, en el pavimentado de los lugares públicos, en la decoración de edificios
públicos y en la decoración de puertas y ventanas. En contraste con las casas
islámicas, los interiores portugueses estaban pobremente decorados y tenían poca
3
Las islas de Orkney se localizan al exterior del cabo más septentrional de la gran isla de
Gran Bretaña. La evidencia arqueológica que caracteriza al período Neolítico de Orkney
es la presencia de un número de edificios y monumentos de piedra bien construidos.
Estos incluyen casas generalmente agrupadas en “villas”, tumbas de pasadizo y
monumentos de tipo henge cercando grandes círculos de piedra. Quizá el aspecto más
extraordinario de estas construcciones es el uso de bloques de arenisca local,
fácilmente laminada, tanto para crear mampostería extremadamente sofisticada, así
como muebles y divisiones dentro de las estructuras: por esto se dio la casi perfecta
supervivencia del más famoso asentamiento Neolítico en Gran Bretaña, Skara Brae.
Las residencias constituyen la más remarcable evidencia arquitectónica debido a
que las casas del Neolítico tardío son virtualmente desconocidas en otras áreas de
Gran Bretaña. Los ejemplos de Orkney despliegan una consistencia en su diseño que
fue mantenido por varios cientos de años. La organización interna de los muebles de
piedra fogón central construido en piedra y de forma cuadrada, una estantería posterior,
conocida como vestidor, y dos cajas rectangulares de piedra, interpretadas como cajas-
camas, situadas de cada lado del fogón. La única entrada está localizada enfrente del
vestidor y por lo tanto formando un patrón cruciforme con la organización espacial del
interior de la casa. Estos elementos estructurales están presentes dentro de todas las
casas. En cada caso la organización interna del espacio, definida por el arreglo
cruciforme del vestidor/puerta – caja-derecha/caja-izquierda, está definida por y
alrededor del fogón central. Existe una sorprendente homogeneidad en la arquitectura
de la casa del Neolítico tardío.
La localización central del fogón crea un punto central dominante que, en las
Islas del Norte, parece haber sido mantenido por varios milenios. En el inhóspito clima
4
[página 50] área posterior de pozos, zanjas y casas (Figura 2.6). La mitad este, limpia
de trazos de haber sido habitada, estuvo atravesada por un sendero con signos de
haber sido bastante usado que va desde la entrada principal a una brecha en el gran
biombo de madera. Después de esta fachada monumental había tres casas redondas;
el interior de cada casa también fue dividido por un biombo de madera en un área este y
otra oeste. Como en Springfield Lyons, la arquitectura de la estructura forma una
homología con la organización del interior de la casa, donde también fue impuesta una
división frente/parte de atrás. En este caso también. La preparación y el consumo de
comida estuvieron espacialmente definidos: la casa redonda del norte estuvo asociada
con los desechos primarios producto del almacenaje y la cocina y la casa del sur con la
vajilla fina para servir comida.
Principios de clasificación diferentes están claramente expresados en la
arquitectura de los sitios de la Edad de Bronce tardía. No obstante, ciertas actividades
cotidianas están consistentemente diferenciadas dentro de las estructuras. Los
basurales y las áreas de cocina están frecuentemente en la parte “trasera” y por lo tanto
están conceptualmente “fuera de la vista”. Por lo tanto, cualquier persona que hubiera
recorrido el camino correcto, es decir llegar a la casa desde el este, no se encontraría
con desechos o actividades culinarias. Si la forma de acercarse y la presentación son
importantes en ocasiones formales, es interesante [página 51] relacionar la graduación
temporal y espacial inherente en el movimiento del sujeto desde el este al oeste en
otros ciclos temporales, tal como el ciclo humano o el pasaje de la comida a través del
cuerpo humano. La localización consistente del basural, un lugar de descomposición y
transformación, en el oeste podría imponer este esquema conceptual.
El mantenimiento de una segregación espacial básica del almacenaje y
preparación de comida y las actividades artesanales de las áreas donde la comida fue
consumida continuó en la Edad de Hierro temprana en la forma de casas de dos
unidades. Esta división culinaria entre las casas redondas se encuentra en la estructura
de la Edad de Hierro temprana de Winnall Down (Fasham 1985). La estructura en forma
de cometa contenía ocho casas redondas reconocibles, no todas contemporáneas. Los
que la excavaron definieron cuatro áreas de actividad: un área de vivienda y de tejido,
una segunda unidad de vivienda con quizá actividades de trozamiento de animales y
procesamiento de cultivos, un área donde se trabajaba el hueso y un área de casas y
actividades no identificables (ibid.:127-30). La estructura fue dividida entre las áreas
norte y sur por un espacio abierto que corría desde la entrada oeste hacia el rincón
noreste (Figura 2.7). La distribución de las finas escudillas peinadas muestra dos
concentraciones: una en la zanja cercana a la Casa E y la otra en el lado este asociada
con la Casa K (ibid.:fig. 84f). La cerámica fina más tardía – escudillas acordonadas – se
encontró en las áreas abiertas de la estructura en el centro y en el ángulo noreste. Los
pozos de almacenamiento más grandes fueron agrupados en dos áreas: en el norte,
adyacentes a las Casas F y G, y en el sur, adyacentes a las Casas I y J. La distribución
de los pesos de telar estuvo también restringida a estas dos áreas (ibid.:fig. 84d).
Finalmente, las densidades más altas de fragmentos de huesos de animales fueron
recuperadas en las cercanías de las Casas F, G, I y J (ibid.:fig. 84a).
Estos ejemplos exhiben patrones de segregación espacial para actividades
particulares dentro de una estructura dualística consistente. En la Edad de Hierro media
en el sur de Gran Bretaña parece haberse descompuesto y tres cambios importantes
ocurrieron. Primero, las casas redondas incrementaron su tamaño y la diferenciación de
actividades notada en los períodos más tempranos adquirió una nueva definición.
Segundo, algunos asentamientos fueron organizados en una secuencia linear de casas
aunque, como veremos, la tradición de asentamientos cerrados continuó. Tercero, un
énfasis más profundo en el nucleamiento del asentamiento (Bradley 1984:140) y la
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definición externa a través del cercamiento, como está demostrado por los hillforts
Wessex, parece haber negado la necesidad por una conformidad direccional de las
entradas de las casas dentro de las hillforts enclosures.
Los límites de los hillforts en esta época estuvieron enfatizados por defensas
elaboradas (Bowden y McOmish 1987) y por depósitos en los caminos de entrada (Hill,
en prensa). Los agrandados porches de las casas y las canaletas (eaves-drip gullies)
alrededor de las casas circulares (Boast y Evans 1986) también servían para aislar y
limitar las estructuras de las unidades domésticas. El cambio hacia “recintos” mejorados
tanto de las casas redondas como en los hillforts puede relacionarse con un énfasis en
las unidades simples, con diferenciación y variación de las actividades internas. Para las
casas redondas individuales, esto podría estar ligado a cambios en [página 52]
parentesco (Barreto 1989). En la organización de los hillforts, podríamos estar siendo
testigos de cambios en los modos de autoridad política (Bradley 1984:139-44). Dentro
de los hillforts, la orientación este de las puertas de las casas redondas fue
reemplazada por una organización donde la mayoría de las entradas se orientan al
centro del hillfort (Cunliffe 1984); el hillfort fue en este momento el referente, el axis
mundi. A ambos niveles, por lo tanto, podemos ver cambios en la clasificación de la
gente, las cosas y el mundo. Esta manipulación intencional de los principios
cosmológicos produjo importantes preocupaciones sobre el “lugar” y el control
localizado del espacio y la gente. La transformación del espacio corporizado en la
construcción de casas redondas de mayor tamaño y más claramente definidas
constituyó un elemento fundamental en este proceso de cambio. Las actividades
relacionadas con la preparación de comida, producción artesanal y consumo, que en la
Edad de Bronce tardía y la Edad de Hierro temprana mantuvieron una segregación
espacial, estaban ahora encapsuladas dentro de un único espacio (Hingley 1990:128-
35). Sólo los contextos de almacenamiento de granos y de deposición de desechos se
mantuvieron afuera de la casa. El espacio podría haber estado ordenado
concéntricamente dentro de la casa redonda (Cunliffe 1978:175; Hingley 1990), siendo
las principales tareas de la unidad doméstica llevadas a cabo en la parte “pública”
central, definida en ciertas casas por un círculo interno de maderos, y otras actividades,
tal como dormir o el almacenaje de comida, localizadas en las áreas exteriores más
“privadas”.
Entre estos cambios, ciertos principios estructurantes permanecieron sin
cambios. Depósitos especiales de carcasas animales dentro de los asentamientos
indican que ofrendas de cerdos estuvieron a menudo restringidas a la mitad oeste del
asentamiento. En contraste, las ofrendas de ganado vacuno y ovejas fueron realizadas
en el área este. Algunas veces las ofrendas de alimentos fueron depositadas con los
muertos. En Wessex, huesos de cerdo estaban asociados con los enterratorios de
mujeres (y sólo con aquellos orientados hacia el norte y el oeste) mientras que los
huesos de ganado vacuno fueron depositados con los cadáveres masculinos. Tales
patrones fueron regionales dentro de Gran Bretaña; en Yorkshire los huesos de cerdos
fueron depositados tanto con los cadáveres de hombres como de mujeres, mientras que
los huesos de ganado vacuno nunca fueron incluidos como comida para los muertos
(Parker Pearson, en prensa).
1 – Pragmático: ensayo y error hasta que una forma emerge. Esto caracteriza [página
55] los asentamientos del Paleolítico; “la tienda de los “cazadores de mamut es un
ejemplo espléndido” (ibid.:140).
2 – Tipológico o icónico: una imagen mental fija de una construcción particular
compartida por miembros de una cultura (tal como un iglú o un tipi). Por “icónico” se
entiende que un artefacto nos recuerda su objeto a través de una clase compleja de
parecidos (tal como un perro caliente se representa a través de un perro caliente
gigante). Este uso del término “icónico” puede estar contrastado con la definición de
icono como una imagen que carga un peso particularmente pesado y conceptual (Horne
1986:67), aunque esta definición es también pertinente para los tipos de edificios
concebidos.
3 – Analógico: una estructura que incluye analogías visuales con otras estructuras o
rasgos naturales. No es claro como esta categoría puede ser separada de la “icónica”.
Por ejemplo, los tipi son considerados por los Sioux analogos a los nidos de los pájaros
y al Poder del Mundo circular que domina la vida Sioux (Niehardt 1961:198).
4 – Canónico o geométrico: el apuntalamiento del diseño a través de sistemas
abstractos proporcionales, el uso de cánones de proporción. Broadbent considera que
el diseño canónico es una innovación Egipcia. Otra vez, podemos sugerir que los
conceptos de proporciones abstractas pueden ser encontrados en un amplio rango de
sociedades prehistóricas.
Yi-Fu Tuan (1977:104) argumenta que las sociedades no-literarias pueden ser
relativamente conservadoras pero tienen un gran conocimiento de su ambiente
construido. Este conocimiento es engendrado por su activa participación en la
14
control efectivo sobre la gente (Markus 1982). Los requisitos de trascendencia son
reemplazados por el culto a la democracia, el mercado y la nación-estado.
El ordenamiento y la experiencia del tiempo también han cambiado. Las
sociedades pre-“domésticas” son caracterizadas como ahistóricas, basadas en mítos
sobre “tiempos de sueño” pasados, un tiempo fundados más allá de la sociedad y sus
orígenes. En contraste, las sociedades “domesticadas” utilizan la historia oral, la
geometría y los diagramas para construir noción de tiempo cíclica y estacional,
existiendo junto a una noción de progresión desde la época de los ancestros hasta el
presente (Wilson 1988:154-5; Criado 1989). El tiempo en el mundo medieval era lineal y
direccional, la historia cristiana sobre la salvación, y también es cíclico el paso práctico
de las estaciones. Hacia el siglo XVIII la visión del mundo moderna se había formado,
en la cual el tiempo es lineal e histórico (Tuan 1978:10-11). Dentro de tal sistema es
raro que los edificios estén alienados en relación a puntos cardinales u otros
marcadores astronómicos. La orientación de la calle principal del nuevo pueblo de
Milton Keynes, fundado en los años ’60, hacia la posición donde amanece durante el
solsticio de verano es una rareza extravagante para el planeamiento urbano
contemporáneo.
Existe una creciente literatura sobre el impacto de la arquitectura occidental sobre las
sociedades del mundo en desarrollo. En muchos casos, el reemplazo de casas
circulares por rectangulares está ligado a un sistema de prestigio con [página 59]
valores “modernos” positivos (Moore 1986:191). Alternativamente, los edificios
rectangulares son incorporados en la organización social original (Hardie 1985). El
estudio de Archer (1971) en los complejos arquitectónicos de Nabdam en el norte de
Ghana muestra que los complejos rectangulares “modernos” proveen una marcada
definición de interior/exterior, en contraste con el rango de ambientes producidos por las
pantallas, muros y ambientes semi-cerrados de los amorfos complejos circulares
tradicionales. El complejo rectangular estaba casi siempre vacío mientras que las
mujeres parecían más identificadas con sus casas tradicionales; Archer notó el uso casi
exclusivo de formas rectangulares en las habitaciones de los hombres. En Botswana la
adopción de la casa moderna ha significado en muchos aspectos cambios negativos
para los pobres y ha cambiado la responsabilidad sobre la casa de la esfera de las
mujeres a la de los hombres, debido a que los materiales para la construcción tienen
ahora que ser comprados (Larrson 1989). En otros casos, los estilos locales y
tradicionales de casas no han declinado sino que han florecido al adaptarse a nuevas
circunstancias, tal como Waterson (1989) notó en Indonesia. El estudio de Rodman
(1985) sobre los cambios en las casas en Vanuatu muestra que se han tomado dos
direcciones opuestas. La casa de los hombres es caracterizada por estilos
conservadores y tradicionales, enfatizando el valor de la comunidad y la equivalencia,
mientras que las casas residenciales se han hecho cada vez más modernas, utilizando
concreto y hierro para crear un nuevo sentido de permanencia, consumo conspicuo y
16
logro individual. Los modos occidentales están asociados con las mujeres, mientras que
los hombres se ven a sí mismo como los que sostienen los valores tradicionales del
grupo. Los significados expresados por cada tipo de edificio existen en relación con el
otro y en las contradicciones expresadas.
El estudio de Rodman está enmarcado dentro de una propuesta general sobre el
status de las moradas dentro de sociedades colectivistas e individualistas (Duncan
1981; 1985). James Duncan ha sostenido que las casas privadas son raramente objetos
empleados para mostrar el status en sociedades colectivistas. Por el contrario, éstas
son los contenedores de las mujeres, moradas funcionales que refuerzan la identidad
del grupo a través de su similitud y simbolismo de identidad corporativa. En contraste, la
casa del grupo comunal es más probable que sea el objeto de elaboración
arquitectónica. En tales sociedades los grupos sociales son cerrados, existe un sistema
de valores compartidos, el excedente es consumido por la colectividad y la ideología
incluye nociones sobre el individuo incorporado y subordinado. Rasgos característicos
son tabúes sobre la polución femenina, segregación entre géneros dentro de la casa,
separación de géneros dentro y fuera de las casas y la existencia de una casa de
hombres. Duncan contrasta esta situación con las sociedades individualistas donde los
lazos de parentesco están debilitados, la movilidad (tanto espacial como social) es alta,
las acciones de los individuos relativamente sin constricciones y donde se desarrollan
modas y sistemas de valores en competencia. Mientras que la vida doméstica es más
privada, la casa residencial se hace más pública. La identidad, en términos de status
personal, es afirmada a través de la casa residencial (y otros objetos), la cual es un
valioso objeto de status y fuente de consumo conspicuo por sí misma.
Un número de investigadores ven que esta polaridad entre sociedades
colectivistas e [página 60] individualistas tiene una dimensión histórica. Glassie (1987;
1990) ha identificado una transformación ideológica y social amplia en la arquitectura
norteamericana de los siglos XVIII y XIX, la cual relaciona con cambios similares, en
diferentes épocas, en Irlanda, Inglaterra, Dinamarca y Turquía. La casa asimétrica y
abierta con sus grandes espacios multifuncionales donde se dan conjuntamente las
actividades recreativas y la cocina (Figura 2.8) es gradualmente reemplazada por
formas cerradas y simétricas (Figura 2.9). Estas últimas emplean barreras (porche,
lobby, vestíbulo, hall) para restringir el acceso al centro, mientras que el interior es
dividido en compartimentos pequeños, con cuartos separados para la cocina, las
actividades recreativas y los dormitorios. Los sirvientes y las mujeres son removidos de
la parte social de la casa. Glassie considera que este cambio es la encarnación del
reemplazo de un modo de trabajo igualitario y cooperativo fundado en los sagrados
mandamientos por un modo jerárquico y competitivo fundado en la ley secular y reglas
de comportamiento decoroso. Cambios similares en los hábitos alimenticios y en la
vajilla, en los diseños de las lápidas y en otras formas de cultura material también
podrían estar ligados a esta transformación (Deetz 1977). [página 61]
El estudio de Doxtater (1990) sobre los cambios en el espacio simbólico de las
comunidades agrícolas noruegas del período Vikingo hasta después de la Reforma
ilustra la continuidad estructural en la ideología arquitectónica a lo largo de la Edad
Media. Desde el comienzo de la Edad de Hierro pre-romana y hasta el período Vikingo
la organización de las casas largas escandinavas no había cambiado sustancialmente
(más allá del incremento en su tamaño) (Parker Pearson 1984). Hasta, y durante la Era
Vikinga las casas estaban organizadas en aldeas y villas. Cada casa tenía una
alineación este-oeste y funcionaba como una unidad de una unidad doméstica con su
área de vivienda sobre el extremo oeste y el espacio para el ganado en el lado este.
Hacia el período Vikingo, algunas casas tuvieron una alineación norte-sur así como
también este-oeste. Noruega se convirtió en una nación cristiana hacia el final del
17
silvestres también fueron llevados al dominio del domus, donde podían ser controlados
y domesticado. Los valores colectivos fueron reafirmados por sobre lo asocial y el
comportamiento individualista. El control social fue ejercido a través del control de lo
salvaje. El domus era ahora una metáfora de la domesticación de la sociedad.
En el sudeste de Europa alrededor del cuarto milenio AC la metáfora y
mnemotécnica del domus como centro cambio hacia el agrios como centro (Figura
2.11). Un incremento en el control del domino externo, particularmente por parte de los
hombres, se hizo evidente a partir de la expansión de la agricultura de arado, el uso de
productos secundarios, la aparición de símbolos de caza y guerra, la incipiente
desigualdad social y el entierro de los muertos lejos de las moradas.
Las casas de la Linear Pottery Cultura en Europa central (quinto milenio AC)
encarnan una nueva variación en el tema del domus según Hodder. Su tamaño
monumental, interiores profundos, gradiente lineal del espacio y de los límites de las
casas y las estructuras comunales están conectados a aspectos del “foris”. En lugar de
los fogones, son los límites y las entradas los que están enfatizados. Hodder interpreta
estos desarrollos como indicadores de la creación de lazos y dependencia con vecinos
y grupos “foráneos”. Después del 4.000 AC, encontramos una nueva transformación del
domus, en los grandes túmulos y tumbas megalíticas de Europa occidental. Estas casas
de los ancestros son estructuras monumentales en contraste con los insustanciales
asentamientos de los vivos. Su construcción y presencia ligaba grupos de parentesco
relativamente dispersos dentro de una comunidad mayor.
Mientras que el acercamiento de Wilson (1988) al tema de la “domesticación”
humana ha sido global y totalizador, el de Hodder ha intentado explorar contextos y
trayectorias de cambio con cierto detalle. El acercamiento de Hodder, que sigue el
trabajo de Cauvin (1972), puede ser criticado por sus presupuestos estructuralistas así
como por varias inconsistencias en el tratamiento de los marcos espaciales a lo largo de
Europa (ver Barreto en este volumen), pero como arqueólogos yendo más allá de las
generalizaciones universales e identificando paradigmas para tiempos y lugares
particulares (tal como la importancia central de la casa y sus transformaciones en las
comunidades agricultoras tempranas), [página 64] entonces sus intentos por enlazar
generalidades y detalles específicos probablemente mejoren.
Esta introducción ha estado especialmente enfocada en aquellas culturas donde
cosmologías muy bien organizadas están articuladas en el orden espacial y
arquitectónico. En parte estas manifestaciones de “orden” podrían relacionarse con un
paradigma históricamente limitado sobre las sociedades agrícolas y con ciudades-
estado y ciertas de sus relaciones con el mundo natural. En parte éstos podrían estar
inclinados hacia las algo fastidiosas comunidades más que hacia “slobs” cosmológicas,
aquellas que no tienen una cosmología formal, o no se preocupan por las
manifestaciones del orden social y simbólico. Hay una gran cantidad de ejemplos
arqueológicos de asentamientos que no exhiben una estructuración formal a partir de la
línea de principios que hemos elucidado. Por supuesto, las dificultades de “leer” los
restos arqueológicos en estos términos no deberían ser subestimadas ya que la
manifestación de tales ideas podría ser muy sutil. Igualmente hay miles de etnografías
que no analizan la cosmología y la arquitectura, ya sea porque estas sociedades no
tenían tales estructuras o porque los antropólogos no estaban interesados en tales
cuestiones. La variación a lo largo del tiempo de la formalidad cambiante en la
cosmología aplicada es algo que los arqueólogos pueden abordar. Además, las
transformaciones en los principios guía [página 65] y paradigmas pueden también ser
examinadas. Los pocos estudios arqueológicos que exploran estas transformaciones,
algunos de los cuales están comentados más arriba, ilustran que estos análisis son
posibles.
19
veces represivas. En otros casos éstos crean un foro para la resistencia a la represión
política impuesta por el gobierno y grupos de afuera. Podemos encontrar tales ideas
extrañas o pintorescas en el mundo postmoderno, pero los contextos de desarraigo,
alienación y degradación ambiental probablemente lleven a la formulación y
reformulación de cosmologías aplicadas.
Notas
1
Algunos estudios notables incluyen a los Pueblo del sudoeste de Norte América (Saile 1977; Fritz 1987;
Doxtater 1991), los Aztecas y Mayas de Mesoamérica (Coe 1965; Fuson 1969; Ingham 1971; Marcus 1973;
Pollard 1991; Sarro 1991; Stone 1992), the Inka and Wanka (Hastorf 1991; Farrington 1992), los kraals de
la Edad de Hierro del sur de Africa (van Waarden 1989), el Mesolítico de Europa central (Handsman 1991),
los agricultores tempranos del Cercano Oriente (Watkins 1990), el Neolítico el la Edad de Cobre en los
Balcanes (Chapman 1991b; Tringham 1991), los santuarios griegos de Micenas (van Leuven 1978), las
villas romanas de Britania (Scott 1990; Hingley 1990), los catedrales medievales germanas (Hause 1992),
las iglesias medievales inglesas (Graves 1989) y los monasterios (Gilchrist 1988; 1989), las sociedades de
palacio de la India medieval (Fritz 1987; Fritz y Michell 1987), y las antiguas ciudades-estado de China, Asia
sudoriental (Wheatley 1971), India (Millar 1985), y Roma (Rykwert 1976).
2
Para una discusión más amplia sobre la arquitectura y la cosmología en el Neolítico tardío de Orkney
véase Richards 1990b; 1991; en prensa.
3
Un examen más detallado de la relación entre prácticas sociales cambiantes y la organización espacial de
las casas y asentamientos, desde la Edad de Bronce tardía y a lo largo de la Edad de Hierro, es provisto
por Parker Pearson en prensa; Hill en prensa y Hingley 1990.
Figura 2.1
Figura 2.2
Figura 2.3
Figura 2.4
Figura 2.5
Figura 2.6
Figura 2.7
Figura 2.8
Figura 2.9
Figura 2.10
Figura 2.11
Figura 2.12