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Minuta Nº2, Luciano Carvajal J.

Desarrollo Político y económico de América Latina. Sección 2. Jueves 19 de abril, 2018.


Lectura: Hartlyn, Jonathan y Arturo Valenzuela. 1990. “La Democracia en América Latina
desde 1930.” En Leslie Bethell (ed.). Historia de América Latina Vol 12: Política y Sociedad
desde 1930. Barcelona: Grijalbo Mondadori-Cambridge University Press, 11- 72.

Hartlyn y Valenzuela comparan ocho casos (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica,
Perú y Venezuela), para caracterizar la democracia Latinoamericana desde 1930. Los autores
inician con una definición de democracia, analizando las dimensiones y factores que posee
esta definición, y su relación con la realidad de los casos de estudio. También, analizan las
particularidades de las democracias constitucionales de la región, así como, su sistema
presidencial, sus sistemas de partidos y los procesos eleccionarios y el sufragio. Finalizando,
con la historia democrática de los ocho casos estudiados.

La democracia latinoamericana se ha visto afectada por la realidad económica y cultural del


periodo de 1930 en adelante. Con el colapso financiero de 1929 muchos países de la región
cayeron en regímenes militares, una vez que la crisis pasó y los gobiernos volvían a la
democracia, las presiones norteamericanas por el miedo al avance del comunismo y los
problemas políticos, sociales, culturales y económicos de Latinoamérica causo que muchos
gobiernos volvieran a caer en mano de los militares, terminando de esta forma la historia
democrática de América Latina.

Los autores se proponen caracterizar la democracia Latinoamericana, por lo que formulan


una definición de democracia con tres dimensiones: i) Competencia (según Dahl), como “la
aceptación de la legitimidad de la oposición política” (pp.12). ii) Constitucionalismo, como
“el respeto al orden constitucional que encarnan unos documentos o unas practicas
constitucionales, lo cual con frecuencia es contrario a la aplicación estricta del principio del
gobierno de mayoría” (pp.12), “definiendo y restringiendo los poderes de las autoridades
gubernamentales” (pp.13). iii) Inclusividad o Participación.

A partir de lo anterior Latinoamérica se caracterizaba en lo general por poseer una


democracia débil (oligárquica), donde existía una competencia restringida, una participación
limitada y un orden constitucional debilitado.
Es por esto, que en el periodo de constitucionalismo presidencial la región busque en la
constitución legitimidad y orden, siguiendo el modelo norteamericano, los principios
republicanos y el derecho francés. En estos gobiernos constitucionales se adoptan legislaturas
bicamerales, en sistemas presidenciales y con separación de poderes.

Con la llegada de los gobiernos autoritarios las constituciones se transformaron en medios


por los cuales los dictadores podían legitimar, consolidar y ampliar su poder. Otorgándole
mayores atribuciones al gobernante de turno, ya sean sobre legislatura, como la posibilidad
de promulgar leyes y decretos sin la aprobación del congreso, o sobre materias que antes no
le competían dígase sociedad, hacienda, entre otros.

Tipos de regímenes presidenciales en América Latina.


Los autores citan a Karl Loewenstein (pp.25), quien distingue tres tipos diferentes de
regímenes presidenciales en América Latina. El primero es el presidencialismo puro, donde
el presidente pude nombrar a su gabinete sin estar sometido al congreso. El segundo es el
presidencialismo atenuado, donde el presidente comparte el poder con el presidente. El
tercero es el Parlamentarismo aproximado, donde el ejecutivo comparte le poder con un
gabinete sometido a la censura del congreso.
Tampoco se debe obviar el experimente uruguayo con un ejecutivo plural y una gobernación
colegiada, es decir, el poder y la toma de decisión pertenece a un grupo de personas.

Partidos y sistemas de partidos.


Estos son esenciales para mantener estables las democracias constitucionales, que demandan
participación y competencia.

En la región los partidos poseían las características de separase entre liberales y


conservadores, lo que permitía la competencia y la participación, sobre todo con la aparición
de partidos sectoriales que volvieron más caótico el debate. Este caos permitió que los
partidos sectoriales populares y los movimientos populistas avanzaran dentro de la sociedad
con su agendas nacionalistas y antimperialista.

Las elecciones y el sufragio.


“Las elecciones competitivas regulares, libres, limpias y abiertas son una condición necesaria
más no suficiente para que haya democracia” (pp.37).
En América Latina fueron por un tiempo, limitadas ya que la competencia y la participación
correspondía a una fracción de la población, hombres, mayores de cierta edad y que posean
propiedad. También no eran limpias, libres, ni abiertas debido al cohecho y la manipulación
de votos en las elecciones. Con el paso del tiempo la participación en la región aumento con
la aparición de partidos y sistemas fuertes e institucionalizadas, permitiendo el sufragio
universal.

La experiencia democrática.
De los ocho casos estudiados el autor los puede dividir en tres caracterizaciones según el tipo
de democracia. i) Democracia más fuerte en América Latina, Chile y Uruguay. ii) Crisis en
los 40 y 50, nuevos sectores y partidos, Venezuela, Costa Rica y Colombia. iii) Países con
regímenes híbridos (autoritarismo- democracia), Argentina, Perú y Brasil.

Hasta los años 60’ y 70’, los regímenes en latino América eran en su mayoría democráticos,
pero con las crisis económicas y los esfuerzos Estado Unidenses por detener el avance del
comunismo, se inicio un proceso de intervención en los gobiernos por parte de los militares,
lo que desestabilizo el progreso de los gobiernos democráticos, ya que los gobiernos militares
acusaban a la democracia de inepta y corrupta denunciándola como el problema que causo
la crisis, todo con la intención de ilegitimar sus acciones e intervenir impunemente en la
sociedad, la política y la economía.

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