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Seminario de Problemas Latinoamericanos.

Reseña lectura ELEGÍA CRIOLLA. Una reinterpretación de las guerras de independencia


hispanoamericanas.

Edgar Alejandro Anzola Novoa 20141155044

La intención del autor es la de hacer una reinterpretación de las historias de las independencias en la
América hispánica, poniendo en duda conceptos e ideas que ya están inmersas en la idiosincrasia
hispanoamericana desde no hace más de doscientos años dando su punto de vista a lo ocurrido sobre
lo que pasó antes durante y después de las independencias.

Pero primero hay que hablar del mito, y es el que se cuenta que ‘’ las naciones americanas se
liberaron de la opresión española que estuvo por tres siglos gracias a las revoluciones que hubo en el
continente’’ esto es en resumido lo que se conoce comúnmente.
Todo esto legitimado bajo el discurso donde se excluye al enemigo poniéndole etiquetas como podría
ser extranjero, y no tener en cuenta otras cuestiones que más adelante ya nombraré.
Pero hay que decir que lo que hay actualmente acá es una especie de ensalzamiento a los héroes de
las independencias más que a las independencias como tal; se recuerda más a Bolívar, Hidalgo u
O’Higgins más que al acto de las independencias como tal.

Pero para eso hay que señalar que dentro de los mitos de las independencias había una lucha entre
americanos y españoles, ricos y pobres, rebeldes y opresores, y se le agrega que las clases populares
fueron las que lucharon contra la monarquía en el siglo XIX, cuando se puede decir que ellos no
diferenciaban, o más bien no se identificaban de un bando o del otro, porque al igual que la
monarquía, sentían que lo que hoy es España y lo que hoy es la América hispana era una sola cosa, y
las ideas de hacer esa diferenciación ya viene después en las interpretaciones a finales del siglo XIX y
principios del siglo XX.

Otra cuestión que piensa el autor es que se cuenta que hace dos siglos en la independencia se
luchaba por librar una nación que estaba en cierta forma en otra nación, cosa que solo se da es por
interpretaciones posteriores a las independencias que hacen creer que tal cosa. Porque lo que pasó en
verdad es que ni siquiera se podría considerar la idea de Nación en tal contexto, ya que la gente no le
‘’servía a la nación’’ sino que le servía a la figura del rey, donde estaba puesta toda la soberanía, no
había tal cosa como la nación, los criollos no le servían a la nación de España, sino al Rey Fernando II
solo por dar un ejemplo.

Algo que deja ver en autor entre líneas es que el modelo no era de independencias como tal, sino que
era un ‘’desmembramiento de implosión de ese sistema imperial fracasado’’ con eso me atrevería a
afirmar que como tal acá no hubo ninguna lucha significativa para alguna independencia
administrativa (que es de lo único que se puede hablar como independiente en Hispanoamérica, ya
que desde la estructura política hasta la cultura era muy similar hace dos siglos entre lo que hoy es
España y esta zona), y esto lo digo porque justo en el momento de las independencias había un vacío
de poder, que fue con la posesión como Rey de José Bonaparte sacando del poder a Fernando II, y ya
que las cortes no reconocían como monarca al hermano de Napoleón no había en quien recayera la
soberanía al no reconocer a Bonaparte, y con eso es que se comprueba que no había un lealtad a
ninguna nación que además era inexistente, sino que eso nos permite pensar que no es que las ideas
independentistas fueran tan fuertes como para enfrentarse con la monarquía católica, sino que
simplemente no había contra quien luchar a la falta de un rey legítimo.

Un punto más que toca el autor es que se intenta hacer una diferenciación significativa entre los
criollos y los españoles peninsulares, cuando en realidad lo que se pensaba en el momento es que
daba igual haber nacido en la península ibérica que en América, ya que todos se identificaban bajo la
misma corona, y está el ejemplo mexicano, donde como lo dice el autor, puede que un líder
independentista como Miguel Hidalgo y un líder militar nacido en la península como José Antonio
Riaño no hallaban diferencias como tal entre sí, al punto que el autor nos habla que ellos dos pudieron
establecer una amistad, demostrando que no habían en el momento grandes diferencias culturales
entre los nacidos en el nuevo continente y los nacidos en Europa. Lo que pasó es que los criollos se
sentían un poco ‘’discriminados’’ por la corona al designar pocos o casi ningún puesto de alto rango a
hijos de españoles nacidos en América, y solo hasta ese momento se podría decir que nacidos en
américa sentían un poco de resentimiento hacía los nacidos en Europa, y luego de eso empezaron las
ideas donde se decía que la monarquía era despótica, no porque hubiera un pensamiento general de
eso, y mucho menos porque las clases populares pensaran eso, sino por lo deseos de poder por parte
de los criollos , todo esto, ya que no había por nada por lo cual luchar, porque en ese momento no
había tal cosa como patria o nación que defender.

En las dos primeras décadas del siglo XIX se sentía esa supuesta exclusión ya nombrada, pero tal cosas
nunca se llegó a dar, porque como tal no importaba dónde se hubiera nacido, sino más bien de quién
se era hijo. Es más, en algunos casos tampoco importaba eso, sino simplemente lo que importaba era
la lealtad a la monarquía católica, ya que el autor nos pone como ejemplo a Ambrosio O’Higgins, que
durante el reinado de Carlos IV fue virrey del Perú, a sabiendas que ni siquiera era criollo, mucho
menos de la península ibérica, sino que nació en Irlanda. Y varios años después su hijo Bernardo
O’Higgins sería líder de la independencia de Chile.

Esa supuesta exclusión que tuvieron los criollos por parte de los peninsulares lo único que demostraba
era las ansias de poder que tenían los criollos que fueron partícipes de las independencias, entrar a
odiar y a hacer en una sería de críticas hacía la corona (que desde 1808 hasta 18014 no tenía rey
soberano, entonces como tal no se estaban revelando en contra de nadie, porque no sería hasta años
después que la soberanía ya no recaería en una sola persona), demostraba que ellos no luchaban por
ningún ideal popular, que su discurso sobre el pueblo podría ser solo coyuntural, que no había la idea
de independencia antes de que José Bonaparte llegara al poder en Madrid. Y ahí es cuando los criollos
ven la oportunidad de revelarse ante un orden administrativo, pero no para cambiar su forma ni sus
procedimientos, simplemente lo que se hizo fue un cambio de líderes, porque hasta las divisiones
territoriales eran las mismas que tenía la monarquía católica con los virreinatos.

Luego de las independencias el lema era: ‘’ independencia como recuperación de los derechos
perdidos en la conquista’’. De esa forma los criollos que años atrás solo buscaban un puesto político de
alto rango dentro de la monarquía decían, en años de las independencias, que eran reivindicadores de
los pueblos prehispánicos, reclamando esa herencia indígena para llevar a cabo sus ideales.

Para finalizar, y compartiendo muchos puntos de la lectura con el autor, debo decir que es totalmente
cierto que en Hispanoamérica ha habido una especie de tradición victimista, que, en palabras del autor
‘’se ha buscado siempre la respuesta de todos los males en el exterior y en el pasado, cuestión que es
muy común en la actualidad, al escuchar frases como: ‘’Si los españoles no hubieran llegado…’’ O ‘’Si
no fuera por el imperio español, (o cualquiera que fuese) esto sería diferente’’ y esta zona del mundo
no ha podido salir de su situación político-económica en parte por quedarnos todavía en ese tipo de
respuestas para nuestros males, que son basados en mitos nacionales construidos después los
procesos de independencia que no concuerdan con lo sucedido entre el siglo XIX y principios del siglo
XIX.

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