Anda di halaman 1dari 11

9.1. Alfonso XIII y la crisis del sistema político de la Restauración: los partidos dinásticos.

Las
fuerzas políticas de oposición: republicanos, nacionalistas, socialistas y anarcosindicalistas.

Alfonso XIII empieza a reinar en 1902 tras la Regencia de María Cristina y la crisis de 1898. Su
reinado comprende dos etapas: la crisis de la Restauración hasta 1923 y la Dictadura del
general Primo de Rivera en un contexto internacional marcado por la Primera Guerra Mundial
y la Revolución Rusa.

En los comienzos los políticos intentan una reforma del sistema, ya cuestionado ampliamente
por el regeneracionismo, con el objetivo de mantener su supervivencia. Por parte del partido
conservador destaca la figura de Antonio Maura y por el partido liberal la figura de José
Canalejas. Antonio Maura en su “gobierno largo” entre 1907 y 1909 emprende según él mismo
indica, una revolución desde arriba. Dispone medidas a favor de una legislación laboral, a
destacar la creación del Instituto Nacional de Previsión, embrión de la futura Seguridad Social
dando cobertura a los jubilados con unas pensiones. En el ámbito estrictamente político su Ley
de Reforma Electoral pretendía garantizar la limpieza en las elecciones tipificando el delito
electoral. Con su Ley de Administración Local ampliaba las competencias de los
Ayuntamientos.

En el gobierno liberal de Canalejas de 1910 a 1912 se promulgaron algunas leyes de contenido


social y otras como el servicio militar obligatorio sin sustitutos. En la temática territorial hay un
acercamiento a los catalanes como lo habían hecho los conservadores, y realiza un Proyecto de
Mancomunidades que permitirá crear la Mancomunidad de Cataluña en 1914 reuniendo las
cuatro Diputaciones Provinciales.

Las reformas iniciales se debilitaron progresivamente ante la inestabilidad de los gobiernos


provocada por la desaparición de los líderes históricos. Las mayorías fueron cada vez más
precarias y aparece la ruptura del turno pacífico, donde el rey cobra excesivo protagonismo y
no renuncia a su papel interventor. A esto se añade el aumento de la conflictividad social, y el
impacto de la Primera Guerra Mundial dividiendo a la sociedad según tendencias en conflicto.

La crisis de los partidos dinásticos estuvo pareja al desarrollo de la oposición política y social
debido al crecimiento de distintas opciones como las Republicanas. El Partido Republicano
Radical (1908) dirigido por Lerroux presenta un programa demagógico y anticlerical. El Partido
Reformista de Melquíades Álvarez creado en 1913 proponía la participación republicana en el
sistema monárquico. El partido socialista nacido en el siglo anterior va ganando afiliados, y el
sindicato UGT convoca manifestaciones y huelgas contra los patronos. El movimiento
anarquista se recompone y configura en 1910 la organización anarcosindicalista de la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT) dispuesto a encarar los conflictos sociales con
nuevas huelgas. El anticlericalismo crece y se dirige sobre todo contra la enseñanza de la
Iglesia. En el ámbito catalán la Liga Regionalista un partido nacionalista conservador obtiene la
mayoría de escaños en 1901. Los acontecimientos citados de 1906 provocaron la aparición de
una nueva formación política Solidaridad Catalana. En las elecciones de 1907 obtuvo 41 de los
44 escaños del congreso catalán.

La causa que provoca la Semana Trágica en 1909 es la movilización de reservistas a cuenta de


los ataques indígenas del Rif contra trabajadores españoles. Las protestas a estos alistamientos
son significativas en Barcelona y Madrid. El gobierno se ve acosado por el desastre del
Barranco del Lobo y por la huelga general en Barcelona convocada por Solidaridad Obrera y
UGT. Se suceden tres días de altercados, quemas de conventos, enfrentamientos con el
ejército, resultando un centenar de muertos y bastantes más detenidos. La represión llevó a
encarcelamientos y al juicio y ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, fundador de la Escuela
Moderna. También se disuelve el partido catalanista Solidaridad Catalana. La repercusión de
estos acontecimientos provoca la renuncia de Maura y el acuerdo republicano-socialista para
formar un frente común en las siguientes elecciones de 1910. Tras ellas, consigue el primer
escaño un socialista, el fundador Pablo Iglesias.

9.2. La intervención en Marruecos. Repercusiones de la Primera Guerra Mundial en España. La


crisis de 1917 y el trienio bolchevique.

La intervención en Marruecos

España aumenta su presencia en Marruecos desde finales del siglo XIX alrededor de Ceuta y
Melilla. Los franceses ocupan parte del territorio marroquí para reforzar su dominio sobre
Túnez y Argelia. El acuerdo franco-español de 1904 deja el Rif a la administración española y la
Conferencia de Algeciras en 1906 crea un Protectorado conjunto con Francia, deja para España
la zona norte y evita la posible entrada de Alemania en ese escenario africano.

Contribuye este conflicto a complicar el panorama crítico que ya lo encontramos en los


aspectos políticos (sucesión de once gobiernos), en los económicos y sociales.

Desde 1919 existe un intento de expansión territorial por en el Norte de África. Para ello
cuenta con una tropa mal pertrechada, compuesta por: regulares (indígenas) y soldados de
reemplazo (inexpertos) así como la Legión. Dirigen las operaciones el general Dámaso
Berenguer por la parte occidental y el general Fernández Silvestre por la oriental Las
pretensiones se frustran con el Desastre de Annual en el verano de 1921. La acción ha sido mal
planificada y permite el ataque del líder guerrillero Abd-el-Krim. El ejército queda
desprestigiado ante el pueblo por esta sangría inútil. El descrédito de las Juntas militares de
Defensa era evidente. Socialistas y republicanos hacen campaña de las negligencias en el
conflicto pero no pudieron discutirlas en las Cortes, pues previamente, el general Primo de
Rivera da un golpe de estado en septiembre de 1923, que es aceptado por el rey.

Repercusiones de la Primera Guerra Mundial en España.

España publica un Decreto de neutralidad y no intervención a los dos días de iniciarse la


Primera Guerra Mundial en julio de 1914. Este aparente beneficio fue absorbido por la división
social que enfrentó a los españoles en dos bandos según fueran germanófilos o posicionados al
lado de los aliados. A esto se añadió la alteración económica, que provocó secuelas sociales y
la trasformación moral. La España neutral del momento permite el boom económico de
abastecer a los países contendientes, pero a su vez también provoca la reducción de las
importaciones de trigo y la aparición de inflación y escasez de alimentos.

La crisis de 1917 estalla en una coyuntura internacional de guerra, la Primera Guerra Mundial y
de la revolución bolchevique. Ese año coinciden tres conflictos: el del ejército, el de los
parlamentarios y el social. El descontento militar tiene entre otras causas los bajos
presupuestos adjudicados y los rápidos ascensos en la oficialidad por parte de los
“africanistas”. La reacción da lugar a la formación de Juntas de Defensa que piden el ascenso
por antigüedad. El conflicto político concierne a la reunión de una asamblea parlamentaria
paralela compuesta por los partidos de la oposición, fundamentalmente republicanos y
catalanistas para un cambio del sistema de alternancia y una nueva constitución. Esta
Asamblea de Parlamentarios, pretendía suprimir definitivamente el turnismo, consolidar la
separación real de poderes y organizar un Estado descentralizado. La escasa y dividida
asistencia (acudieron 71 de los 760 convocados) termina fácilmente controlada por el
gobierno. Respecto a la crisis social, el levantamiento de los trabajadores de ferroviarios y
tranviarios de Valencia se convierte en una huelga general convocada por CNT y UGT con el fin
de conseguir aumentos salariales y reducción de la jornada laboral. Tiene un seguimiento
generalizado en importantes ciudades. El miedo a un paralelismo ruso. Declarada la ley
marcial, interviene el ejército prontamente con un saldo de dos mil detenciones y cerca de
setenta muertos.

La crisis de 1917 era la manifestación de la crisis del sistema. A falta de liderazgos claros y
resolutivos, se sucedieron gobiernos de concentración desde aquel momento hasta 1923. Esta
debilidad está acompañada por la conflictividad social creciente.Diversos problemas, que
como en el caso de Marruecos no acaban de resolverse, ante los cuales Miguel Primo de Rivera
decide dar un golpe de Estado en 1923

9.3. La dictadura de Primo de Rivera. El final del reinado de Alfonso XIII.

Miguel Primo de Rivera, emite un comunicado el 13 de septiembre de 1923 por el cual se


subleva contra la legalidad constitucional vigente de la Restauración y anuncia el estado de
guerra y el poder a manos de los militares. Dos días después del golpe de Estado, el rey Alfonso
XIII regresa a Madrid de sus vacaciones y a pesar de la oposición de sus ministros, manda
formar gobierno a Primo de Rivera.

Las causas de este golpe son variadas, pero supuso mucho la derrota en Annual (1921) y la
crítica a las estrategias militares en Marruecos y sus consecuentes fallecidos. El expediente
Picasso que iba a debatirse en el Congreso podía sacar a la luz pública este desaguisado. Pero
no menor era el peso de una crisis del sistema político manifestado en los sucesivos gobiernos
de concentración, y en la brevedad de los mismos. Catorce gobiernos se suceden entre 1917 y
1923. No le gustaba el aumento del separatismo ni la propaganda de un Partido Comunista
recién nacido (1921). Quizá no influyeran directamente en su ánimo, pero los tiempos por
Europa asomaban a tendencias totalitarias.

Primo de Rivera establece un sistema autoritario que tiene los apoyos del rey, de un sector
importante del ejército, del empresariado catalán y de la población más conservadora. La
oposición más frontal vino de los anarquistas y de los nacientes comunistas. El partido
Socialista y la UGT, expectantes intentarán colaborar para sacar medidas sociales.

Su personalidad carecía de un carisma popular y de una ideología política clara. Establece una
dictadura que se divide en dos periodos: primeramente, un Directorio Militar, y a partir de sus
éxitos iniciales, lo transforma en un Directorio Civil (1925).

El Directorio Militar iniciado en 1923 consta de un gobierno compuesto exclusivamente por


militares, del cual Primo de Rivera preside y actúa prácticamente como “ministro único”. Sus
objetivos venían definidos por el lema de “menos política y más administración

Al inicio implanta un estado de guerra que dura dos años con el fin de reprimir los
movimientos revolucionarios. Para apoyar su acción de fuerza crea el Somatén, cuerpo armado
contrarrevolucionario. La persecución se centra en los anarquistas y en menor medida en el
Partido Comunista, que pasan a la clandestinidad y sus organizaciones desarticuladas. En
Cataluña quedó disuelta la Mancomunidad y se prohibió la lengua catalana, por lo que se ganó
cierta enemistad con su burguesía.

Si bien Primo de Rivera había pensado con anterioridad abandonar el territorio marroquí, el
ataque del líder rifeño Abd-el-Krim en el protectorado francés alió a España y Francia contra el
rebelde, obteniendo un notorio éxito con el desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925
y la rendición de dicho Abd-el-Krim.

Impulsado y aclamado por estos resultados, en vez de retirarse, decidió renovar su régimen
con un Directorio Civil (1925-1929). Se asesoró con un gabinete más técnico y los reajustes
vinieron en apoyar y apoyarse en el partido que se había creado en 1924, la Unión Patriota,
que funcionó como partido único. También se crea la Asamblea Nacional Consultiva (1927),
sustituto del parlamento, y con poca proyección sino con la intención de elaborar una nueva
Constitución. Hay un periodo de bonanza económica acompañada de un desarrollo de las
obras y servicios públicos, que se aprovecha para realizar la reforma fiscal que introducía por
primera vez el impuesto sobre la renta.

La oposición a Primo de Rivera crecía. A partir de 1928 el PSOE veía que la limitación política
sólo podía tener salida con otro sistema, que era el republicano. La ilegalización de la CNT
dificultó su actuación y decidieron crear en 1927 la Federación Anarquista Ibérica(FAI)
radicalizando el anarcosindicalismo. Pero tres nuevas áreas van a ennegrecer la dictadura: el
ámbito educativo, la propia milicia, incluso la crisis económica desde 1929. Una conspiración
militar, “Sanjuanada” de 1926, se traduce más tarde en la persecución intelectual. La
destitución de Unamuno como rector de la universidad de Salamanca, la huelga de
universitarios y el cierre de la misma universidad indican un clima de tensión muy claro. La
consulta de Primo de Rivera a los generales sólo obtiene su rechazo, por lo que decide
presentar al rey su dimisión, que es aceptada en enero de 1930.

Alfonso XIII encarga al general Berenguer la formación de un nuevo gobierno que restableciese
la normalidad constitucional (etapa conocida como “dictablanda”). Pero ya en agosto de 1930
se había firmado el Pacto de San Sebastián en el que republicanos, socialistas y nacionalistas
aunaban esfuerzos para derrocar la monarquía. Lo mismo hacían pensadores como Ortega y
militares en Jaca o Cuatro Vientos. Sustituyó Aznar a Berenguer en el gobierno, y como medida
liberal convoca elecciones municipales para sustituir a los ayuntamientos de la dictadura el 12
de abril de 1931. Se convirtieron en plebiscito sobre la monarquía, y aunque salieron más
concejales monárquicos los republicanos triunfaron en las principales capitales. El rey salía de
Madrid y el 14 de abril se proclamaba la 2ª República

10.1. La proclamación de la Segunda República. La Constitución de 1931. El bienio reformista


(1931-1933).

La dimisión de Miguel Primo de Rivera dejaba paso a un gobierno provisional de Berenguer y


después de Aznar. En las elecciones municipales de 1931 la victoria moral de los republicanos
superiores en cuarenta y una capitales de provincia y otras grandes poblaciones anima al
Comité Revolucionario para exigir la entrega del poder. El rey abandona España y se proclama
la 2ª República.

Inicia la República el Comité Revolucionario, transformado ahora en gobierno provisional que


lo preside Alcalá Zamora con ministerios de distintas fuerzas de centro e izquierda. Pronto
afloran dos problemas, uno debido a la proclamación de la República catalana independiente
por Esquerra Republicana de Cataluña, el mismo día del inicio de la República. Lo resuelve una
delegación enviada a Barcelona que prometió su autonomía. Y el otro la inoportuna pastoral
del cardenal Segura elogiando la monarquía, haciendo oídos sordos al nuncio que pedía
acatamiento. Terminará con la expulsión del cardenal Segura de España.

La actuación hacia el ejército se dirige a rehacer su cúpula, reducir su número y posibilitar a los
oficiales que lo desearan pasar a reserva. Las elecciones a Cortes se celebraron en junio con la
abstención de los anarquistas, obteniendo un abultado triunfo la alianza republicano-
socialista. La Cámara compuesta de 470 diputados presenta una mayoría del PSOE, con más de
110 diputados, seguido de Lerroux y sus radicales con algo más de 90. La formación Acción
Republicana consigue una treintena de representantes. Las derechas concurrieron
desorganizadas y con escasos votos sus partidos agrarios, monárquicos y derecha republicana.

El anteproyecto de la Constitución de 1931 es elaborado por una comisión parlamentaria


proporcional a la representación en las Cortes. El proyecto tiene en cuenta las constituciones
vigentes en Méjico, Austria y Alemania, y los principios ideológicos de los partidos vencedores.

En el artículo primero se declara que España es una “República de trabajadores de toda clase”,
recuerdo al marxismo pujante que dista de las formulaciones constitucionales decimonónicas,
en las que se hacía hincapié en la capacidad y en la propiedad.

Existe una división de poderes, donde el poder ejecutivo está constituido por el Presidente de
República, que posee unos poderes muy amplios tal como poder disolver las Cortes o nombrar
y cesar al Jefe de Gobierno. La Constitución establece unas Cortes unicamerales, porque el
Senado era un recuerdo de antaño. El texto aporta la importante extensión del derecho a voto
a las mujeres, para alcanzar un sufragio verdaderamente universal por primera vez.

La declaración de derechos es la más amplia hasta entonces, sin limitarse a un simple


enunciado de los mismos se detiene en las normas concretas para su realización práctica.
Recoge los clásicos derechos individuales, y añade los de asociación política y sindical. Indica
también un repertorio de derechos sociales (vacaciones anuales pagadas), de la familia
(divorcio, equiparación hijos legítimos e ilegítimos), culturales (derecho a la educación) y
económicos. En este apartado económico, se subordina el derecho de propiedad privada a los
intereses de la economía nacional, abriendo una amplia posibilidad a la nacionalización. El
estado se declara laico, con reconocimiento de la libertad de credo y conciencia, pero añade
párrafos que se refieren a la disolución de las órdenes religiosas y la nacionalización de sus
bienes. Se prohíbe a cualquier administración pública aportar presupuesto para el culto
religioso y la educación pasa a ser laica. Respecto al tema regional, da un tratamiento
intermedio entre el federalismo y el Estado unitario. Aunque el artículo primero declara a
España como un “Estado integral”, queda atenuada al conceder estatutos de autonomía
política y administrativa a aquellas regiones que lo solicitasen.
Aunque el texto se aprobó unánimemente por los presentes (368 diputados), poseía temas
polémicos que aflorarán al no ser una constitución consensuada.

Se inicia la etapa del bienio reformista (1931-1933) con un gobierno presidido por Manuel
Azaña y formado por las fuerzas ganadoras, republicanos y socialistas y apoyado por los
lerrouxistas. Niceto Alcalá Zamora ocupa la presidencia de la República después de aprobarse
la constitución y apoya la tarea de gobierno que encaró 4 grandes temas: la situación rural, lo
militar, el nacionalismo, y la fricción religiosa.

La Reforma agraria es impulsada por el ministro de Trabajo, Largo Caballero, mediante la Ley
de Bases de la Reforma Agraria (1932) de una larguísima discusión. Permite el reasentamiento
de campesinos sin tierra en los latifundios. Pretende acabar con la concentración de la
propiedad a través de expropiaciones con o sin indemnización, de tierras incultas o
arrendadas. La lentitud de su desarrollo está provocada por las pocas disponibilidades
económicas para financiar su ejecución, cuyo proceso decepciona al campesinado y no
contenta a los sindicatos agrarios revolucionarios, que querían mayor profundidad. En algunas
regiones se ocupan las tierras con el apoyo de la CNT o de la UGT que provocan el pánico de
los propietarios.

La Reforma militar continuó tras la Ley de Retiro, que pretendía la disminución del número de
oficiales, con una serie de medidas tendentes a la supresión de organismos, cargos y funciones
superfluos, para reducir el presupuesto. Pero su programa más incisivo se dirige a someter el
ejército al poder civil, haciendo desaparecer los Tribunales de Honor y especialmente la
polémica Ley de Jurisdicciones de 1906. Hay descontento de algunos sectores del ejército, que
aflora con el levantamiento del general Sanjurjo en Andalucía, que fue un fracaso.

Otro grave problema a resolver era la presión nacionalista. Parece zanjado cuando Cataluña
elabora su estatuto de autonomía que las Cortes aprueban modificado. Sin embargo, en las
provincias vascas y en Navarra pretendían rescatar los derechos históricos perdidos, pero su
discusión se prolonga en las Cortes. Entre las reformas educativas se incluye la supresión de la
obligatoriedad de la enseñanza religiosa y la difusión de una enseñanza pública (6.000 nuevas
escuelas).

El gobierno de la República halla una clara oposición de amplios sectores de la Iglesia que ve
una ola de incendios de conventos en mayo en Madrid, Sevilla y Málaga y que no fueron
atajados. Además, se habían aprobado distintas leyes de incidencia religiosa como la expulsión
de España de los jesuitas. Con todo, no eran el único grupo descontento, una mala coyuntura
económica recorre Europa en los años treinta después del crack de 1929. Al clima de
desconfianza entre la banca y la patronal en las ciudades se unen las revueltas en 1933 del
mundo rural. La dirección de la CNT ha sido ocupada por los sectores más radicales que
impulsan levantamientos en Valencia, Barcelona y Andalucía. En el pueblo gaditano de Casas
Viejas, la represión de la revuelta campesina por guardias civiles y guardias de asalto (el nuevo
cuerpo creado adicto a la República y encargado del orden público) se saldó con veinticinco
muertos. Estos sucesos fueron debatidos en las Cortes, donde la oposición censuró la
incapacidad del gobierno de controlar sus fuerzas y determina la ruptura de la coalición
republicano- socialista. Lerroux ocupa la jefatura de gobierno, pero una moción de censura le
obliga a dimitir y convocar elecciones generales en 1933. Mientras tanto la derecha se aglutina
en torno a la figura de Gil Robles y el partido de la Confederación Española de Derechas
Autónomas(CEDA). En las elecciones de noviembre de ese mismo año la CEDA obtiene la
mayoría.
10.3. La Guerra Civil: la sublevación militar y el estallido de la guerra. La dimensión
internacional del conflicto.

La sublevación militar

Un grupo de militares habían estado preparando diversas conspiraciones desde la victoria del
Frente Popular, especialmente los relacionados con la Unión Militar Española (UME) y no
aceptaban (según escribieron posteriormente- la destrucción de la España tradicional, el
desorden, la anarquía y el avance del comunismo y del separatismo. Hay muchos elementos
que intervienen entre los motivos del alzamiento. El gobierno había dispersado a los militares
sospechosos. El general Mola había sido destinado en Pamplona y fue el organizador de la
rebelión consiguiendo atraerse a los requetés, carlistas armados y disciplinados.

La guarnición de Melilla precipitó el 17 de julio de 1936 la sublevación y de ahí se extiende al


conjunto del protectorado de Marruecos. Incorporado Franco a la insurrección unos días
antes, vuela desde su destino en Canarias a Tetuán para dirigir el ejército africano. El 18 de
julio el golpe se extendió a la península, teniendo importancia Queipo de Llano en Sevilla,
Goded en las islas Baleares, Cabanellas en Zaragoza…con la incapacidad del gobierno de
Casares Quiroga en reaccionar ante los acontecimientos. Así inmediatamente será sustituido
primero por Martínez Barrio que intenta un fracasado acuerdo con los rebeldes y después por
José Giral en la madrugada del día 19 de julio. Este repartió armamento a los sindicatos y
milicias populares.

El golpe fracasó en Madrid, Barcelona (unidos CNT, Guardia Civil y la Guardia de Asalto,) la
zona industrial del País Vasco, Cantabria, Asturias; y así la República mantuvo el control de
Levante, Castilla la Mancha, Murcia y la zona oriental de Andalucía. Defendían la República y
muchos decían luchar contra el fascismo

Los recursos de los combatientes estaban al cabo de varias semanas repartidos con una leve
ventaja para la República: Había 14 millones de habitantes en el territorio republicano frente a
los 11 millones de los sublevados. En la República quedaban las reservas de oro del Banco de
España, la industria del norte, las industrias catalanas, la agricultura levantina y algunas minas
importantes. Los “nacionales” disponían de la región cerealista castellana, carbón leonés y la
ganadería gallega.

La movilización popular y los recursos militares también estaban repartidos. La República


sumaba la mayoría de los generales (22 de 40) y una superioridad en la Marina, en los
carabineros y guardias de asalto, además de la mitad de la Guardia Civil. Alcanzaban un total
de 34.000 efectivos militares frente a los 32.000 nacionales, que incluían a coroneles con
mayor experiencia en infantería de combate. Las milicias de los sublevados agrupaban a
abundantes unidades de marroquíes, las banderas falangistas (70.000 soldados), los tercios de
requetés (22.000) y los militantes de las Juventudes de Acción Popular o Renovación Española.
En los primeros meses de la guerra los voluntarios no llegaron a los 60.000. En las milicias
leales al Gobierno los voluntarios se agruparon según su adscripción partidista o sindical. En
total las unidades agruparon cerca de 200.000 combatientes. Pero el gobierno se vio
desbordado por la iniciativa de los comités obreros que obraban con independencia y
dispersión. Apoyado por aviones italianos y alemanes el ejército marroquí compuesto por más
de 12.000 hombres atraviesa el estrecho al mando de Franco y asciende hacia el norte
ocupado Andalucía occidental hasta superar la tenaz resistencia en Badajoz. Conseguida esta
ciudad enlazaba con el territorio ocupado por Mola. Los nacionales, superado el escollo de
Toledo(septiembre de 1936), se dirigen hacia Madrid, pero se encuentran con una organizada
defensa de las Brigadas Internacionales y del general Miaja. El frente queda estabilizado.
Ningún bando ha sabido controlar la totalidad, y la sublevación se convertirá en una Guerra
Civil larga.

Dimensión internacional

Las potencias europeas están en un contexto de fuertes tensiones entre ellas.

Francia y Gran Bretaña habían promovido un Comité de no Intervención para la guerra civil
española, con sede en Londres, con acuerdos de no proporcionar armas a los beligerantes. A la
vista de los acontecimientos el Comité fue ineficaz en su cometido.

En el bando de los nacionales desempeñan un papel importante el armamento, la aviación y


los cuerpos expedicionarios enviados por Hitler y Mussolini (16.000 soldados alemanes y
40.000 italianos). Franco cuenta con las tropas marroquíes y también con la colaboración
portuguesa y de capitalistas americanos e ingleses. Goza asimismo de buena prensa por parte
de grupos y partidos católicos, especialmente ante la deriva que iban tomando los
acontecimientos.

La República contó con ayuda de Francia solamente cuando el Frente Popular francés accede al
poder . Será especialmente la Unión Soviética la que proporciona cuadros técnicos, víveres y
armamento, en parte costeado con los fondos del Banco de España remitidos a Moscú por
barco en octubre de 1936 (llamados por los nacionales el “oro de Moscú”). Contó también con
unos 60.000 voluntarios de sindicatos y partidos de izquierda extranjeros (sobre todo
franceses, alemanes, italianos y británicos) que acudieron a luchar contra el fascismo: las
Brigadas Internacionales (comunistas en su inmensa mayoría). El presidente mexicano, envió
pertrechos militares movido por su simpatía hacia la República.

El pacto de Munich en septiembre de 1938 entre las potencias europeas evita un conflicto
directo con el nazismo y aleja la posibilidad de ayudas al conflicto español. A partir de
entonces hay una progresiva retirada de los extranjeros en nuestra guerra civil.

10.4. Fases militares de la Guerra Civil. La evolución política y económica en las dos zonas.
Consecuencias económicas y sociales de la guerra. Los costes humanos.

Entre 1936 y 1939 se desarrolla la guerra civil española tras la sublevación de unos militares
encabezados por Mola contra la República presidida por Manuel Azaña y con sucesivos
gobiernos del Frente Popular.

Se puede agrupar el desarrollo de la guerra en tres fases. La primera se extiende desde la


sublevación a la paralización en Madrid, la segunda con batallas por el norte y Aragón y la
tercera con la ofensiva de los sublevados hacia Cataluña y el final de la guerra.
La primera fase (julio de 1936 a marzo de 1937) se caracteriza por el empleo de columnas,
unas fuerzas ligeras motorizadas para ocupar masivamente territorios. Desde el bando
sublevado parten estas columnas desde Pamplona con éxitos en San Sebastián y por el
contrario con frenazo en la Sierra de Somosierra y Guadarrama por la oposición del “Quinto
Regimiento” comunista; el otro punto de partida es Sevilla, de ahí dominó Andalucía
Occidental y Extremadura y avanzaron por el valle del Tajo hacia Madrid. El gobierno encargó a
la Junta de Defensa de Madrid este tema, a cuyo frente el general José Miaja se apoyó en el
teniente coronel Vicente Rojo para las operaciones militares y la llegada de las Brigadas
Internacionales. La resistencia se libró alrededor de la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo
y obtuvo su resultado ante la mala estrategia de los nacionales. En los meses iniciales de 1937
hubo nueva intentona de los rebeldes contra Madrid, y a pesar de contar con la iniciativa de
los italianos fueron derrotados en Jarama y Guadalajara.

La segunda fase (abril de 1937 a noviembre de 1938) es una etapa de desgaste, donde los
sublevados consolidaron sus conquistas realizadas, y Mola emprendió la eliminación de la
bolsa republicana en el Norte. Conquista Bilbao, Asturias y la franja cantábrica, pero las
noticias se detienen en Guernica. La legión Cóndor alemana ensaya allí un bombardeo salvaje
sobre la población civil con la muerte de algo más de 1.600 personas en un día. Mientras tanto
los republicanos realizaron ofensivas de distracción para romper ese frente contra el País
Vasco ( Brunete, Belchite) A continuación las tropas franquistas inician la ofensiva del Bajo
Aragón bajo un riguroso frio de invierno motivada por el avance de “Líster y el Campesino”
sobre Teruel y alrededores. Derrotados estos, en vez de dirigirse hacia Cataluña lo hace hacia
el Mediterráneo rompiendo en dos el territorio republicano y aislando a los catalanes. Los
republicanos toman la iniciativa atacando sobre el Ebro para distraer fuerzas en Valencia. Esta
batalla del Ebro fue larga, cuatro meses del verano de 1938, y la más sangrienta. Si bien
contaban con nuevo material soviético, la superioridad franquista en aviación y artillería llevó
a una final retirada.

La tercera fase (diciembre de 1938 a marzo de 1939) significa el avance de los “nacionales”
hacia Cataluña. Apenas una semana bastó para provocar la desbandada de los republicanos. El
avance de Yagüe acompañado de la actividad de los aviones y buques italianos termina con la
resistencia catalana y el gobierno en el exilio. En el reducto de Madrid el coronel Casado se
apoyó en socialistas y anarquistas para rebelarse contra el gobierno republicano de Negrín, e
intentó negociar con Franco. El Caudillo desoye la oferta y ocupa sin gran dificultad la capital el
28 de marzo de 1939.

Evolución política y económica en el bando republicano

En los comienzos se suceden una serie de cortos gobiernos que emprenden incautaciones y
colectivizaciones que se ven desbordados por las organizaciones revolucionarias. Ante esta
situación intenta un cambio de orientación el gobierno del socialista Largo Caballero que se
prolonga entre septiembre de 1936 a mayo de 1937. Está formado con representantes de
todas las fuerzas del Frente Popular, incluyendo también cuatro ministros anarquistas, entre
ellos Federica Montseny. Crea un ejército ordenado, con mando unificado, que consigue
recuperar la obediencia de las diversas fuerzas políticas y sindicales. La capital de la República
(el gobierno y las Cortes) se había trasladado a Valencia. En esta etapa se concedió la
autonomía al País Vasco y se estudiaron proyectos autonómicos para Valencia y Galicia, que no
llegaron a cuajar.
Uno de los problemas más graves del bando republicano era el enfrentamiento ideológico y
táctico entre las distintas posturas de sus componentes: los comunistas por un lado (el PCE y el
PSUC catalán), y los anarquistas y comunistas-trotskistas (como el POUM) por otro lado. Este
enfrentamiento se trasladó a la calle originando una semana de luchas callejeras en Barcelona,
que fueron liquidadas por intervención de guardias de asalto enviados por el gobierno de
Madrid.

La negativa a ilegalizar a grupos como el POUM, lleva a Largo Caballero a su dimisión, que fue
sustituido por Juan Negrín, el último presidente del gobierno. La presión comunista hará que
desde ese momento los comunistas conquisten el poder, dominen en los mandos de los
ejércitos, en la policía y en los servicios de inteligencia, eliminando a sus adversarios, con
especial atención a los anarquistas para los que proclama su disolución. El pago a la URSS,
permite obtener en estos momentos un buen material militar.

Preside Negrín, con Indalecio Prieto como ministro de Guerra y Vicente Rojo al frente del
Estado Mayor, desarrolla una política de resistencia a ultranza ante el enemigo, confiando en
el inminente estallido de una guerra europea. Como ésta se dilata, los grandes reveses en
Valencia hacen trasladar la capital a Barcelona

La evolución política en el bando nacional

En los comienzos del alzamiento militar se reúnen diversos proyectos conjuntados por la
reacción ante la república. Grupos de tendencia muy diversa, como los carlistas o
tradicionalistas, defensores de una monarquía propia; los falangistas, de ideología fascista; los
monárquicos alfonsinos y los partidos católicos. La muerte de los principales impulsores Mola y
el general Sanjurjo, así como la extensión de la guerra obliga a crear un embrión de Estado,
capitalizado en julio en la ciudad de Burgos con una Junta de Defensa Nacional. Los generales
proclaman en octubre a Francisco Franco generalísimo de los ejércitos y jefe del Estado,
unificando así el poder político y militar y en su apoyo se forma una Junta Técnica del Estado,
que desmantela las propuestas republicanas como la reforma agraria.

Franco decide utilizar el mensaje ideológico de la Falange y servirse de ella, al no contar con su
líder José Antonio, prisionero y después ejecutado en la zona republicana.

El Decreto de Unificación, de abril de 1937, pone a Franco al frente de todas las fuerzas que
secundan el golpe militar y reúne en un nuevo organismo-partido único- denominado Falange
Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista(FET y de las JONS). Se
decreta que todos los oficiales del ejército se conviertan automáticamente en miembros del
nuevo partido, separando al díscolo líder falangista Hedilla que es encarcelado en Canarias. Los
símbolos serán la camisa azul, la boina roja, el saludo fascista y los himnos como el Cara el Sol.

Por otra parte, Franco contará también con el apoyo de la Iglesia cuando la Carta Colectiva del
Episcopado Español de julio de 1937 justificaba su postura de resultas ante la masacre
anticristiana del Frente Popular.

En enero de 1938, Franco forma su primer gobierno en Burgos, con tres generales y ocho
civiles. Serrano Suñer, cuñado de Franco y admirador de Mussolini, es nombrado ministro de
Gobernación. El régimen es claramente personalista, nacionalsindicalista cuyo programa
político se estable en los 27 puntos de la Falange y en el Fuero del Trabajo calcado de la Italia
fascista. Comienza a construirse una nueva legalidad sin pluralidad política.
Consecuencias de la guerra

Los costes materiales : Como toda guerra de cierta duración, la española se cobró un alto
precio en destrucciones materiales: carreteras, ferrocarriles, puentes, edificios y todo tipo de
bienes se perdieron en distintas proporciones. La producción agraria disminuyó en algo más
del 20%; y la Industrial, en más del 30%. La renta per cápita cayó también casí en un 30% y
hasta 1952 no se recuperó el nivel de antes de la guerra. Además habría que añadir el valor
económico de la ayuda militar proporcionada por los países extranjeros a los dos bandos, que
de una forma o de otra tuvo que pagarse.

Los costes humanos. Más importantes que los materiales son los costes humanos de toda
guerra. Las cifras estimadas varían ostensiblemente de unos autores a otros. El número de
muertos durante la guerra podría superar los 300.000, a lo que habría que añadir las víctimas
de la de la represión en las retaguardias, la crueldad fue norma común en los territorios
controlados y afectó a personalidades de la cultura, religiosos…

El exilio de los perdedores hacia Francia y México y en menor medida a la URSS fue una nueva
tragedia que afectó a miles de personas. En paralelo tuvieron que aceptar las consecuencias
los sufridos presos que quedaron retenidos(300.000)

Anda mungkin juga menyukai