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El valor de la información

No se puede pensar en una compañía que carezca de información en cualquier


ámbito que plantee desarrollarse. Esta es la principal característica que está en juego
a la hora de definir cualquier política estratégica de cara al futuro.

Los cambios que se producen en el mercado están enmarcados bajo los parámetros
de la información que recibe cada compañía por parte de los clientes, y las acciones
que se toman en consecuencia tienen como eje el procesamiento de esa información.

Muchos autores se animan a hablar de la era de la información como un factor


desencadenante en lo concerniente a los resultados de una empresa en el mercado.
En realidad no están equivocados, pero requiere una concepción mucho más
profunda aún y en la cual la información cumple un papel vital sin dejar de ser
información en sí.

En las viejas economía de chimeneas también se contaba con información, lo que


sucedía es que el uso de esa información era más lento en comparación con los
vertiginosos mercados que vivimos hoy en día.

Durante la época industrial si la información que se obtenía del mercado indicaba


realizar un ajuste en el producto o modificar determinada acción en la línea de
producción los costos y tiempos eran totalmente distintos a lo que son ahora. Sin ir
más lejos modificar un producto implicaba la intervención de herramentistas,
troquelistas, plantilleros y otra decenas de especialistas muy bien retribuidos, además,
una suma importante de tiempo improductivo, ya que las maquinas permanecían sin
producir afectando el capital, sumando intereses y gastos generales. Es por este
motivo que resultaba altamente rentable hacer producciones en escala de productos
ya que lo que se hacia en forma repetitiva no tenia costos variables y permanecía
dentro de lo que seria el control económico de la industria.

Hoy en día la realidad es otra, la información que se obtiene es, en algunas


compañías, exagerada y los ciclos de los productos son extremadamente cortos. Por
ejemplo Philips, la empresa holandesa de electrónica fabricaba en el año 1971 cien
modelos distintos de televisores, hoy en día los modelos son quinientos.
El día de ayer vi una publicidad en televisión donde se daba a conocer el lanzamiento
de un Peugeot 206 a un precio de algo si como U$S 12.000 y la cantidad de autos
disponibles era menor a 5000. Está claro que la realidad imperante hoy en día no es
solamente política y circunstancial, sino mas bien obedece a un cambio en la
conducta social donde han cambiado los imaginarios sociales y culturales de la
sociedad global.

En parte, los cambios que se percibieron a lo largo de la historia tienen foco en el


conocimiento como elemento inobjetable y separado de la características
socioeconómica que se vivió en cada etapa de nuestra historia, pero no hay que
tomar el conocimiento como elemento aislado sino como una consecuencia lógica de
una serie de elementos que lo acompañan y lo hacen posible, uno de ellos es la
tecnología de la información.

Mediante el boom de la tecnología y el crecimiento de las computadoras como


elemento procesadores de información las velocidades han pasado a ser otras. Es por
este motivo que en el mundo empresario de hoy no existen las producciones en gran
escala, ya que los cambios y perfecciones que se requieren hacer en una línea de
productos no lo permiten.

La información que se toma del mercado esta dada por la percepción que tenga el
cliente sobre el producto y asimilada por la compañía (información) para modificar en
tiempo breve el producto con el objetivo de adaptarlo a las necesidades especificas
que presente ese cliente en particular y no en general.

La información sumada al avance de la revolución tecnológica han producido enormes


cambios en las políticas empresarias. Pero no hay que confundirse, hay que centrarse
en la información como base y sostén, colocando y utilizando la tecnología como
medio para procesar la información de una manera eficiente y rápida.

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