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Domingo, 28 de agosto de 2005

EMPRESAS RECUPERADAS, BURGUESIA Y CONTROL OBRERO

Un destino marcado
Pablo Levin sostiene que si las cooperativas de trabajadores no se organizan en base a la
planificación obrera, el desenlace previsible será la “recuperación” de la empresa por la
antigua o una nueva patronal.

Por Pablo Levin *

Sobre las ruinas de unas doscientas empresas de capital quebradas o abandonadas por sus dueños, los obreros
que en ellas trabajaban constituyen sociedades de autogestión para mantener sus puestos de trabajo y algunos
reinician, precariamente, procesos productivos. Ello acontece en la Argentina de comienzos del nuevo siglo,
en un ambiente de solidaridad y firme apoyo popular. Se ven estos emprendimientos como una opción al
desastre social. El nombre con el que se las conoce popularmente, “empresas recuperadas”, evoca un pasado
mítico y abre vislumbres de un futuro posible.

¿Presentan nuevas formas de asociación productiva? De suyo, no. Su figura característica, la cooperativa de
trabajo, lleva dos siglos en Europa, y uno en nuestro país. Esta larga historia la muestra como una forma
empresaria incongruente y lábil. En la época capitalista, el capital subsume todas las “formas de asociación
productiva”, imprimiéndoles el ritmo compulsivo y frenético de la acumulación compulsiva, y la empresa
cooperativa tiene que operar en esa vorágine. Su forma cooperativa tiende a degenerar. La relación trabajo
asalariado/capital se orienta a cobrar el carácter de relación obrero/patronal aun entre los compañeros. Los
trabajadores se ven ante un dilema y la frontera entre las dos clases sociales corta las filas obreras.

Pero si es deletéreo el furor del capital, lo es más su falta de ímpetu. En la Argentina de hoy una circunstancia
adicional conspira contra el proyecto de gestión obrera: la toma original de algunas fábricas por los obreros no
fue la culminación de una larga lucha que tenía como objetivo el control obrero de la producción. Fue, en un
marco de recesión inéditamente profunda y desocupación masiva crónica, en defensa de las “fuentes” de
trabajo. Tal finalidad no es incompatible con la regresión burguesa de la cooperativa. Su desenlace previsible
es la “recuperación” de la empresa... ¡por la patronal!

Las patronales desertoras dejan equipamientos obsoletos y utilizados “a reventar” (sin el debido
mantenimiento), sistemas de gestión (deliberadamente) desarticulados, deudas descomunales. En su huida,
ponen el mayor empeño en ocultar o destruir la información esencial, técnica, comercial. Presionaron a
antiguos proveedores y clientes con amenazas mafiosas, mediante el poder extorsivo del deudor insolvente,
para que se abstengan de toda transacción con sus ex empleados. Los trabajadores, bajo la constante amenaza
de allanamientos y desalojos, restablecen las imprescindibles redes comerciales, financieras y tecnológicas
aviniéndose a exigencias abusivas. Al hostigamiento de la ex patronal y de sus acreedores (cómplices, en
ocasiones, del previo vaciamiento delictivo), se suma el de las autoridades del Poder Ejecutivo, que ponen
obstáculo sobre obstáculo. Sin embargo, el fenómeno captó la imaginación popular, despertó esperanzas. ¿Se
justifican?

La presente ponencia argumenta que las experiencias de control obrero de la producción tienen un potencial
transformativo hic et nunc, con una condición: que se concreten mediante la planificación obrera. Esa
potencialidad resulta de la conjunción entre las transformaciones actuales de la economía internacional y la
realidad argentina de hoy.

La fase expansiva del ciclo de acumulación exacerba las cúpulas dominantes de capital potenciado, arrastra
débilmente sus bases de capital simple y apenas alcanza a propagarse al resto del sistema, en el que una masa
gigantesca y creciente de empresas de capital, y con ella una porción mayoritaria y creciente de la población
laboral del mundo, es condenada a la exclusión, especialmente en aquellos países donde el liderazgo social
quedó vacante. Allí, la gestión obrera transicional no es una opción más: es la única. En la descripción del
escenario local se destaca la defección de la burguesía nacional: su deserción del papel histórico de clase
dirigente, su fracaso como organizadora de la reproducción del capital, su incapacidad definitiva e irreversible
como gestora de la innovación tecnológica y del progreso social, su descrédito social, político, moral.

* Licenciado en Economía Política, UBA.

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