Esto quiere decir que hay que aprender a vivir junto con los demás en
una cultura de paz, respetando los derechos de los demás y, sobre todo,
respetando todas las formas de vida sobre el planeta.
Toma de conciencia de la situación: es cuando se evalúa el conflicto que está sucediendo y se quiere
tomar alguna salida de este de manera correcta.
Búsqueda de soluciones: es cuando la persona se da cuenta de la gravedad del caso y buscar ideas
para solucionarlo.
Resultado: en este se puede explicar cómo la solución ya sea pacifica o de manera violenta, en este
caso es más factible tener una solución pacífica.
Causas de un conflicto:
Factores culturales. Representan la suma de todos los mitos, símbolos, valores e ideas
que sirven para justificar la violencia o la paz.
Factores estructurales. Son aquellos condicionantes que perpetúan las desigualdades, la
falta de equidad, la explotación, etc.
Factores de comportamiento. Son producto de los factores culturales y estructurales y se
materializan en conductas agresivas (de tipo físico o verbal) o por el contrario en comportamientos
de diálogo favoreciendo el entendimiento y el respeto.
Existen otros factores que también pueden causar conflictos, tales como:
Falta de comunicación: Se deben a fuertes emociones negativas, a percepciones falsas o
estereotipos, o a la escasa falta comunicación entre las partes.
Falta de información: Se deben a la falta de información necesaria para tomar las decisiones
adecuadas por lo que se interpreta de manera diferente la situación o no se le asume el mismo
grado de importancia.
CONFLICTO SOCIAL
El sociólogo Lewis Coser se refiere a ellos como la lucha por los valores, por estatus,
poder y los recursos, en la cual los oponentes desean neutralizar, dañar o eliminar rivales.
Un conflicto será social cuando trascienda al individuo e impacte la estructura social.
Entendemos por estructura social a todas las maneras de organizase y relacionarse
existentes entre los individuos de una sociedad.
De ello se desprende que la gama de conflictos de tipo social es amplia. Para clasificarlos,
Ralf Dahrendorf toma en cuenta el número de personas u organizaciones involucradas en
la problemática, así como la categoría en la cual se sitúan las partes en conflicto.
CONFLICTOS POLITICOS
En ocasiones los conflictos de esta categoría tienen relación directa con el incremento de
las tensiones antagónicas entre grupos que pretenden desencadenar enfrentamiento y
para lo cual utilizan medidas de presión. Estos conflictos por espacios de poder pueden
manifestarse en forma de enfrentamientos armados como el ocurrido en nuestro país que
involucro al FMLN y al Estado salvadoreño.
Los conflictos personales
Desde muy corta edad el ser humano comienza
a asumir responsabilidades, como ocurre con las
obligaciones escolares de los niños, desde ese
momento se van presentando algunos conflictos
personales, porque hay exigencias, expectativas
y comportamientos diferentes, las cuales se debe
aprender a solucionar.
son aquellos conflictos que tenemos con otras personas por falta
de sociabilidad, empatía o escasa inteligencia emocional. Los
conflictos interpersonales suelen ser debidos a uno mismo y su
falta de Inteligencia interpersonal. A continuación vamos a
analizar y explicar los típicos conflictos interpersonales que dan
lugar, porqué ocurren y en alguna ocasión también te
enseñamos como superar estos conflictos interpersonales.
Este es de los conflictos más típicos y habituales de los conflictos interpersonales. ¿Nunca te has
encontrado con un borde o alguien cabreado? A parte de ser mala persona de por si o ser un
“cantamañanas” es decir, alguien que se queja de todo y de todos es porque esa persona tiene
escasa capacidad empática.
La gente normal cuando interactúa con otras personas solo con verles, por su tono de voz… se
relaja y se muestra agradable y simpático porque empatiza con las personas, se pone en su lugar y
rápidamente ven que no tienen que pagar su mal humor con ellos. Tienen una inteligencia
empática que les hace comprender esto.
En cambio la gente que atiende al público desde hace años muchos suelen inmunizarse
empáticamente pasando olímpicamente de los sentimientos de las personas debido a que su
estado interno de agobio y estrés es tan interno que ignoran casi al completo el exterior y los
sentimientos ajenos. Encontrarse con este tipo de “atención al público” es desesperante porque
parece que te atienda un robot y más desesperante es cuando te encuentras estos anti-empáticos
en el médico. Te suenan las frases monótonas y sin emoción de: “póngase aquí, coja número” , se
lo dicen igual a un pack de cd’s que a una persona con un brazo herido y que muestra síntomas de
dolor.
Los otros que muestran conflictos interpersonales por falta de empatía son las personas
egoístas que son así simplemente porque no se saben poner en el lugar de los demás. Solo se
ven a si mismos como el centro del universo y no harán nada que no les incumba a ellos, pueden
ser altamente fríos y se muestran incómodos ante las emociones empáticas.
La gente no se alegra ante un éxito ajeno por culpa de la falta de empatía, no porque no quiera. Si
tú cuentas los éxitos que estás teniendo es probable que te ganes algunos enemigos pero no por
tu culpa, sino por su falta de empatía que es tan grave en determinadas personas que lejos de
identificarse contigo y alegrarse por ti lo que hacen es comparar tu éxito con el suyo (el suyo es
nulo obviamente) y eso hace que se sientan mal e incluso agredidos por ti. Todo esto es culpa de
no haber desarrollado su capacidad empática y haberse centrado en todo lo contrario: el egoísmo.
Una cosa debes tener clara, el egoísmo solo te creara conflictos interpersonales y jamás de los
jamases te solucionará ningún conflicto interpersonal a no ser que sea un caso muy excepcional.
Cuando una persona ha experimentado poco sus emociones en público es muy reticente a
mostrarlas y se siente violento cuando hay emociones que le provocan incomodidad. Estas
emociones pueden ser la pena, el amor… Cualquier situación un poco emocional estresará a este
tipo de personas. La solución es sencilla pero hay que ponerse, intentar mostrar tus
sentimientos cuando estás conversando con personas.
La mayoría de las veces en las que una persona se vuelve reacia a experimentar sus emociones
en público es porque anteriormente, muy probablemente en la infancia, lo hicieron y los resultados
fueron nefastos o por el contrario se vio involucrado en situaciones con carga emocional que les
resultó muy incómoda. Por ejemplo; salir a la pizarra y que todo el mundo se riera de lo que hizo
pudo hacer que asociara emociones en público a algo que no hay que mostrar. Y de hecho,
sobretodo entre los hombres, hay una muy mala idea generalizada de que no es bueno mostrarse
débil en público y cuando nos referimos a débil nos referimos a las emociones dado que los
hombres asocian mostrarse débil a mostrarse emocional.
¿Qué ocurre entonces cuando alguien tiene problemas para mostrar sus emociones en público?
Que eso le genera muchos conflictos interpersonales debido a que no será capaz de crear
conexiones emocionales con las personas por culpa de su vergüenza emocional, es imprescindible
romper esa barrera.
Otro conflicto ocurre cuando las personas no dominan sus emociones ya sea las propias o la de los
demás. Si queremos no tener conflictos interpersonales y ser unos maestros
interpersonales debemos sin duda desarrollar mucho nuestra capacidad emocional tanto
propia como ajena.
Para eso te recomendamos nuestro súper ebook y éxito de ventas: Como convertirse en un
maestro de las emociones (solo disponible a través de nuestra tienda online).
Esto también es algo bastante común y es por timidez y falta de habilidades sociales. Cuando una
persona es tímida o excesivamente tímida tiende a aislarse mucho del mundo y cortar muchas
posibles relaciones, esta excesiva timidez y falta de habilidades sociales le crea muchos
conflictos interpersonales.
Una persona tímida muchas veces pasa como borde o sosa y eso hace que la gente sea más
reticente a abrirse ante ellos, si a esto le sumamos que a ellos les cuesta mucho relacionarse
tienes un coctel explosivo que crea conflictos interpersonales, además de que las personas con
escasa habilidad social suelen ser reticentes a mostrar sus emociones, no obstante su capacidad
empática no está relacionada con la timidez así que en este punto se salvan.
Cultivar habilidades sociales es tal vez la tarea más difícil para alguien tímido pero hay que luchar
para conseguirlas y solo se conseguirá si luchas contra ello. Muchas personas tímidas asisten a
cursos teóricos, se leen montones de libros pero su vida no cambia un ápice y es porque la timidez
no se supera desde el sofá sino saliendo al mundo real y a la calle.
3. No es intencional
4. No es intencional
Violencia:
1. No es natural
2. Es intencional
3. Es dirigida
4. Va en aumento
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la violencia es un creciente problema de salud pública a
nivel planetario que asume formas de lo más variadas. De acuerdo a los datos de esa organización, cada año
más de dos millones de personas mueren violentamente y muchas más quedan incapacitadas para el resto
de sus vidas. La violencia interpersonal es la tercera causa de muerte entre las personas de 15 a 44 años, el
suicidio es la cuarta, la guerra la sexta y los accidentes automovilísticos la novena. Por el número de víctimas
y las secuelas que produce, la violencia ha adquirido un carácter endémico y además se ha convertido en un
serio problema de salud en numerosos países, dice la OMS. Además de heridas y muerte, la violencia trae
consigo un sinnúmero de problemas sanitarios conexos: profundos disturbios de la salud psicológica,
enfermedades sexualmente transmisibles, embarazos no deseados, problemas de comportamiento como
desórdenes del sueño o del apetito, presiones insoportables sobre los servicios de emergencias hospitalarias
de los sistemas de salud. Ampliando la mira, podríamos decir que es un problema no sólo de salud: es
multifacético (educativo-cultural, político, social). Produce disfunciones sociales, crea modelos de
relacionamiento insostenibles, atrae otras desgracias humanas. La violencia produce más violencia, y ese
círculo vicioso aleja de la convivencia armónica.
En ese marco se inscribe la violencia juvenil, fenómeno que se expande en todo el mundo con cifras
alarmantes. El aumento de la drogadicción y de la delincuencia asociado a las pandillas juveniles son
síntomas que muestran la magnitud y profundidad de un problema de adaptación e inserción de los jóvenes
en el mundo de los adultos. Los indicadores de violencia juvenil, además, se van expandiendo
peligrosamente también al mundo infantil, al punto de convertirse hoy en una de las principales causas de
muerte de la población entre los 5 y 14 años de edad.
La violencia no es nueva en la historia de los seres humanos, ni tampoco la dificultad de atravesar el período
de la adolescencia. De todos modos, lo que resalta como altamente preocupante es la ecuación que se va
estableciendo –cada vez con fuerza más creciente– entre juventud y violencia. Crece el desprecio por la vida,
y las nuevas generaciones absorben cada vez más violencia. ¿Por qué? ¿Qué hacer?
El problema es harto complejo, siendo imposible entenderlo –y menos aún aportarle alternativas de
solución– a partir de un prejuicio criminalizador donde los jóvenes son los culpables. En todo caso debemos
partir de la premisa que crece la violencia, y los jóvenes lo expresan de un modo más trágico, más explosivo
que otros sectores.
Si bien existen cada vez más comodidades materiales, asistimos también a un creciente vacío de valores
solidarios, de desprecio de la vida (si no, no serían causa de muerte tantos hechos violentos como se
mencionaba más arriba, a lo que habría que sumar el crecimiento imparable del consumo de drogas y de
armas). En las complejísimas sociedades urbanas de hoy, moldeadas cada vez más por los medios masivos
de comunicación –que ya avanzaron en la escala y no son más el "cuarto poder"–, crecientes cantidades de
jóvenes se enfrentan a un malestar difuso, ausencia de perspectivas, a un inmediatismo hedonista. Sin caer
en visiones apocalípticas ni en moralismos ramplones, y sin generalizar, vemos que una parte significativa de
la juventud –no toda, por supuesto, pero el fenómeno aumenta– se encuentra a gusto en formas violentas
de relacionamiento.
Hay un estereotipo prejuicioso que liga jóvenes con infractores. Obviamente eso es prejuicio, puro y
descarado prejuicio. Pero lo que efectivamente sí sucede es que cantidades cada vez más numerosas de
adolescentes encuentran normal la violencia. En ese horizonte no es tan quimérico ver la delincuencia –y si
se quiere: la integración de pandillas juveniles– como una consecuencia posible, como una tentación
incluso, siempre a la mano.
Las pandillas son algo muy típico de la adolescencia: son los grupos de semejantes que le brindan identidad
y autoafirmación a los seres humanos en un momento en que se están definiendo las identidades. Siempre
han existido; son, en definitiva, un mecanismo necesario en la construcción psicológica de la adultez. Quizá
el término hoy por hoy goza de mala fama; casi invariablemente se lo asocia a banda delictiva. De grupo
juvenil a pandilla delincuencial hay una gran diferencia. Pero no hay ninguna duda –ahí están los datos
hablando por sí solos– que las pandillas crecen.
El fenómeno se da más en los estratos sociales pobres, pero también puede verse en capas acomodadas. En
su génesis se encuentra una sumatoria de elementos: necesidad de pertenencia a un grupo de sostén,
dificultad/fracaso en su acceso a los códigos del mundo adulto; la pobreza sin dudas, sin que sea eso lo
determinante. Pero en muy buena medida –quizá lo definitorio– se encuentra como causa la falta de
proyecto vital; y por supuesto eso es más fácil encontrarlo en los sectores pobres. Jóvenes que no
encuentran su inserción en el mundo adulto, que no ven perspectivas, que se sienten sin posibilidades a
largo plazo, pueden entrar muy fácilmente en la lógica de la violencia pandilleril. Una vez establecidos en
ella, por distintos motivos, se va tornando cada vez más difícil salir. La sub-cultura atrae (cualquiera que sea,
y con más razón aún durante la adolescencia cuando se está en la búsqueda de definir identidades).
Constituidas las pandillas juveniles –que son justamente eso: poderosas sub-culturas– es difícil trabajar en
su modificación; la "mano dura" policial no sirve. Por eso, con una visión amplia de la problemática juvenil, o
humana en su conjunto, es inconducente plantearse acciones represivas contra esos grupos. De lo que se
trata, por el contrario, es ver cómo integrar cada vez más a los jóvenes en un mundo que no le facilita las
cosas. Es decir: crear un mundo para todos y todas.
La violencia es algo siempre posible en la dinámica humana; en los jóvenes –por su misma situación vital–
ello se potencia. Las sociedades capitalistas modernas, las urbanas en especial, con su invitación/exigencia al
consumo disparatado (¿para qué hay que consumir tanto?), son una bomba de tiempo respecto a la
violencia si no democratizan las posibilidades reales para todos sus miembros. La violencia estructural del
sistema genera violencia interhumana igualmente loca, sin sentido. Si, como dice Eduardo Galeano, "la
televisión te hace agua la boca y la policía te corre a bastonazos"; es decir: si los modelos de desarrollo social
crean esta locamente injusta realidad que es el mundo que vivimos, entonces uno de los síntomas posibles
de esa exclusión fundante es la violencia por la violencia misma tan fácilmente constatable en esos
peculiares clubes que son las pandillas juveniles.
Prevención de violencia
Estas estrategias pueden ayudar a contrarrestar los factores de riesgo de violencia.
Algunos de los factores protectores que pueden contrarrestar el impacto negativo de los factores de riesgo
asociados con la violencia son:
Características individuales
Las relaciones fuertes y positivas con familiares, maestros u otros adultos pueden lograr
que los jóvenes sientan que alguien tiene interés y se preocupa por ellos.
Los adultos pueden servir de modelo y demostrarle al joven que es posible tener éxito en la
vida sin recurrir a la violencia.
Estrategias de la escuela
Para crear un ambiente escolar seguro es necesario que se demuestre respeto, comunicación y responsabilidad
mutua hacia los que nos rodean día a día. Un ambiente escolar positivo le brinda a los jóvenes herramientas
necesarias para manejar los conflictos en formas no violentas. Las siguientes son algunas maneras de facilitar
la creación de este tipo de ambiente:
LA NO VIOLENCIA
EL RESPETO Y LA ACEPTACION
Aceptación significa que puedes encontrar en tu corazón la serenidad que te libere del
pasado con sus errores y pesares, te transporte hacia el futuro con una perspectiva
nueva, y te haga apreciar la oportunidad de una nueva vida.
Aceptación significa que cuando haya momentos difíciles en tu vida, sabrás hallar el
amparo y el consuelo para aliviar tus pesares. Hallarás nuevas aspiraciones y
esperanzas, e indulgencia en tu corazón.
MEDIACION DE CONFLICTOS
En la mediación las partes involucradas deben reflexionar sobre lo que quieren lograr, para tomar
decisiones coherentes y que ayuden a la resoluciòn de conflictos.
Quien ejerce el rol de mediador no influye en la toma de decisiones, mas quien ofrece un
panorama claro y amplio del conflicto de forma imparcial, para que los protagonistas puedan
analiar la situaciòn y el trasfondo del conflicto y elijan el camino correcto.
Las y los adolescentes deben considerar las siguientes recomendaciones para tomar decisiones
adecuadas frente a las situaciones de riesgos:
· Impulsivo. Corresponde a personas que se apresuran para elegir una opción sin analizar sus
efectos; se dejan llevar por la intuición y su acción está basada en la reacción
· Indeciso. Pertenece apersonas que no saben qué hacer y piensan demasiado en las opciones
antes de tomar una decisión importante. si finalmente logran decidirse, lo hacen fuera de tiempo
o, lo es peor, dejan que otra persona decida por ellos.
- La escucha activa que tiene como objetivo entender completa el punto de vista
de la otra persona. Una medida importante para lograr esto es repetir o resumir lo
que el otro dijo para garantizar que se entendió lo que dijo.
- El método del yo-mensajero significa que cada quien debe hablar de sus propios
sentimientos y experiencias sin escudarse en la opinión general o en acusaciones
sin fundamento.
Sin embargo, es importante resaltar que la labor del mediador es poco efectiva si
las partes no están en disposición de cooperar. La mediación de conflictos, pues,
sólo tiene sentido cuando las personas en cuestión tienen deseos e interés en
lograr una buena relación en un futuro.
Sociedad Justa
A veces se puede pensar que la sociedad justa es un imposible, y ciertamente no lo es. Es, sí,
una meta, un sueño, algo por lo que la humanidad sigue luchando y algo por lo que el pueblo
dominicano, muy en concreto, tiene que luchar.
Todos aquellos que sueñan en una justicia social, individual, comunitaria, han de seguirlo
deseando y no deben cansarse de trabajar y luchar por una sociedad justa.
Alo largo de los siglos muchos se han repetido la misma pregunta, ¿qué es una sociedad justa?
La “Posición Original” es un experimento “mental”, ideado por el filosofo norteamericano John
Rawls que propone que la única forma de construir una sociedad realmente justa es que
aquellas personas que escriban las leyes y diseñen las estructuras económicas, sociales y
políticas, estén cubiertas por un “velo de ignorancia”, es decir, que estén libres de prejuicios y
pre-concepciones antes de establecer las leyes. Otra forma de plantear la “Posición Original” es
que aquellos que escriban las leyes, supieran que al finalizar su trabajo, morirían y volverían a
nacer en cualquier posición de la sociedad.
Es decir, lo que obligaría a dichos legisladores a construir leyes justas para todos, es el
conocimiento a priori de que no habría ninguna forma de beneficiarse personalmente de las
leyes establecidas y por lo tanto, beneficiar a alguna segmento social en particular les podría
resultar contraproducente.
Tanto el conocimiento teórico, como la experiencia empírica han demostrado que este
experimento es simplemente un juego de la imaginación, en el sentido de que en el mundo real,
los legisladores, a la hora de diseñar las leyes, tienen varias prioridades previas a la “justicia
social”.
Para poder establecer realmente lo qué sería una sociedad justa, entonces tenemos que ir más
profundo y tratar de definir: qué es una sociedad y qué es la justicia.
Una sociedad, en su definición más básica, es la sumatoria cultural, económica y política de un
grupo de individuos inter-dependientes. El individuo es la unidad indivisible de la sociedad, al
igual que el átomo es la unidad indivisible de la materia.
La justicia por otro lado es mucho más difícil de definir. Es un concepto que si no se supedita a
ciertos absolutos, entonces se desmorona en una infinidad de relativismos que la terminan
convirtiendo un idea etérea y subjetiva. La única forma de diferenciar aquello que es justo de
aquello que no es justo, es aceptando que existe el Bien y el existe el Mal, como dos polos
absolutos y opuestos de la misma moneda.
DEFINICIÓN DEPROYECTO SOCIAL
Un proyecto social, por lo tanto, es aquel que tiene el objetivo de modificar las condiciones de vida
de las personas. La intención es que el proyecto mejore la cotidianeidad de la sociedad en su
conjunto o, al menos, de los grupos sociales más desfavorecidos.
Es importante tener en cuenta que los proyectos sociales pueden ser impulsados por el Estado,
pero también por organizaciones no gubernamentales, asociaciones o incluso por empresas
privadas.
Lo habitual es que un proyecto social apunte a satisfacer una necesidad básica de las personas. La
mayoría de estos proyectos, de este modo, buscan promover mejoras en los campos de la
educación, la vivienda, la salud o el empleo.
El concepto de proyecto social busca mantener el equilibrio entre tres puntos fundamentales que
le dan sentido a su existencia: la fragilidad del individuo, que puede desembocar en una carencia,
la cual debe ser resuelta a través de la responsabilidad del trabajador social. A medida que
aumenta uno de sus extremos, disminuye el otro.
Según la forma en la cual un proyecto social apunte a resolver las carencias de las personas, es
posible clasificarlos en varios tipos, entre los cuales se encuentran los siguientes:
* los que buscan la satisfacción directa de una carencia en particular basada en las convenciones
de su entorno social;
* los que ayudan de manera indirecta a que sea posible satisfacer dicha carencia;
* aquellos que buscan la mejora de ciertas situaciones por medio de la presentación de sistemas
productivos nuevos;
* los que tratan situaciones que no forman parte de la norma de la sociedad en la cual se
manifiestan;
* aquellos que tienen como objetivo el uso de tecnologías de la organización que permitan realizar
cambios en la comunidad.
Un proyecto social, por ejemplo, puede consistir en la construcción de una sala de primeros
auxilios en un barrio carenciado. Los vecinos, reunidos mediante una sociedad de fomento,
realizan una colecta para poder comprar los materiales y luego construyen el recinto.