AUTOR
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Dedicado a todos los que buscan explicaciones.
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Generalidades sobre la muerte
“La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de
ventaja”
No es sencillo encon-
trar trabajos sobre la muerte.
Es un tema que a nadie gusta;
sin embargo, la muerte es tan
real que vivimos con ella a
cada momento. Como busca-
dores de la luz es un asunto
que no podemos dejar de es-
tudiar y, mucho menos, pode-
mos pasarlo por alto.
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Sogyal Rimpoché es un escritor y maestro del budismo.
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El Bardo Thodol, más conocido en occidente como El libro tibetano de los
muertos, es una guía de instrucciones para los los moribundos y los muertos que, se-
gún la creencia del budismo tántrico del Tíbet, permite alcanzar la iluminación durante
el periodo inmediato posterior a la muerte y por algunos días más, a fin de evitar re-
nacer e ingresar nuevamente al Samsara, pues se considera que la muerte dura 49 días
y después de ello sobreviene un renacimiento en el ciclo de la reencarnación. Así, el
texto da algunas recomendaciones a tener en cuenta durante ese período intermedio
conocido bajo el nombre tibetano de Bardo.
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lista de obras para recomendar ya que trata el tema desde un punto de vista
filosófico moderno y solo recurre al Budismo tibetano cuando no queda más
remedio, como es el caso del análisis del Bardo Thodol.
La muerte en occidente
Los creyentes
puede que se compor-
ten mejor; son más es-
pirituales. Pero si lo ha-
cen es por miedo, por
el temor grabado a
fuego por los dogmas
de sus iglesias a ser
condenado a un tor-
mento eterno si pecan. Son mejores que los materiales pero viven aterroriza-
dos lo que no es vivir, más bien es un no vivir, sino un morir a cada momento.
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“¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
“Y ellos dijeron: unos, Juan el Bautista, y otros Elías; y otros, Jeremías…”
Conclusión
Tenemos que leer los libros sagrados con calma, analizando más allá
de todo dogmatismo y descubriremos todo lo oculto a conveniencia; lo
escrito arriba es prueba de ello en la Santa Biblia. Curiosamente, o no
tanto, esto no ha hecho más que afianzar mis creencias porque, más allá
de todo dogma, todas las religiones dicen lo mismo, afirman lo mismo,
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solo se diferencian por el modo de presentarlo y, lo peor, de ocultar aque-
llo que les interesa mantener oculto.
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Uno de los factores que más contribuyen a este miedo es que no sa-
bemos quién somos en realidad. El mundo moderno nos ha creado un
avatar de lo que somos. Nos ha dado un nombre, un trabajo, una familia,
amigos…nos ha creado una identidad y creemos que eso es lo que somos.
Sin esa identidad prefabricada no somos nada y a eso es a lo que tenemos
miedo: a no ser nada. Sin nuestros documentos de identidad, sin nuestras
tarjetas de crédito, sin nuestros diplomas, no somos nadie; no existimos
para la sociedad y, naturalmente, todo eso lo perdemos al morir. Dejamos
todo atrás, sobre todo nuestro cuerpo material, aquello con lo cual nos
hemos identificado siempre, y pensamos: “es el fin, se acabó”.
Afrontar la muerte
“Cuando estás absorto en
cosas mundanas no piensas en
la venida de la muerte; rápida
llega como un relámpago…”
(Milarepa)
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Desde que nos levantamos hasta el mismo momento en que nos
acostamos a dormir no dejamos de hacer planes a futuro. Damos por su-
puesto que tendremos tiempo de sobra para llegar a realizarlos. Incluso
si son planes a muy largo plazo. Estamos sanos y fuertes, somos jóvenes
y la muerte no nos puede tocar. Sin embargo, puede. No precisamos ser
viejos o estar enfermos para morir. Un día te levantas, sales a la calle y
te atropella un coche o, simplemente, resbalas y te golpeas en la ca-
beza…¡Y se acabó la vida!
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todo cuenta en la suma. Estar preparado para morir nos hace vivir sin
preocupaciones y felices.
Ayudar a morir
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creemos nada de lo que decimos y que solo lo hacemos como una salida ba-
rata. Es preciso que se note que lo que decimos es lo que realmente creemos,
que estamos convencidos de su autenticidad.
Si quiere ayudar comience por tomar la mano del moribundo con cariño,
que note su presencia, que usted está ahí. El simple contacto le permite sen-
tirle a usted cercano, accesible, que no tiene prisa por irse.
Unos le dirán que temen a la muerte porque no saben que hay después;
otros que lamentan el daño causado a otros; otros que tienen miedo a lo que
será de sus familiares… Deje que hable. No interrumpa. Cuando termine dele
su respuesta; pero dígale que es lo que usted piensa o lo que usted haría; no
intente, bajo concepto alguno, convencerle de que eso es lo correcto. Actúa
como un guía, pero no impongas. Es su elección.
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Analice el texto inferior, es un caso real, puede que no sea capaz de
creerlo, pero le aseguro que es totalmente real y muestra claramente todo lo
que hemos hablado.
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